Produccion ocupacion

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PRODUCCION y OCUPACION DEL HABITAT Este trabajo constituye un intento por delinear una cartografía general de los procesos que configuran, y tal vez determinan, la lógica del hábitat En él se verá al proyecto como instancia funcional en la economía politica de la producción y ocupación del hábitat Empecemos con algunas precisiones terminologicas, probablemente innecesarias, pero que incorporamos al gran conjunto de cosas que hacemos bajo el lema "por las dudas". Digamos entonces, que entenderemos por Hábitat al conjunto de elementos artificiales y naturales que componen el entomo o medio ambiente en que se desarrolla la vida social. Parece conveniente analizar esta totalidad según tres escalas: la objetual, la edilícia y la urbana. Es fundamental para esta caracterización del Hábitat entender que los elementos de estos conjuntos están correlacionados de manera sistemática con los comportamientos, conductas o Prácticas Sociales. Es necesario aclarar que distinguiremos entre Proyecto y Proceso de Diseño. Asignaremos a Proyecto la acepción de ser el resultado objetivo -en términos de dibujos y especificaciones- de una actividad técnica a la que designaremos Proceso de Diseño, actividad que también suele llamarse Proceso Proyectual. Por último, aclaremos que denominamos Circuito de Producción y Ocupación del Hábitat a un modelo teórico que intenta dar cuenta del modo general en se gesta, elabora y transforma el Hábitat en la escala edilicia. Nuestra intención es que este modelo generalizado permita marcar sobre él los rasgos particulares que caracterizan momentos, lugares y operatorias específicas. Por otra parte, el modelo teórico estará manifestado o elaborado como un modelo gráfico porque entendemos que así se harán más evidentes, y tal vez más sintéticas y precisas, las relaciones entre sus elementos. Empecemos, entonces, a delinear nuestro modelo. En el comienzo "hay dos circularidades: una amplia y exterior, la circularidad que circunscribe o engloba y que representa al Sístema Socio-Económico. Otra circularidad interior, inscripta o incluida se corresponde con el Sistema del Habitar -figura 1-. Una primera peculíaridad: las circunferencias que enmarcan ambas circularidades no están completas. En el Sistema Socio-Económico un sector presenta intermitencias, se muestra un hiato o suspensión del trazo, y en el Sistema del Habitar hay dos interrupciones o quiebres puntuales del epitelio.

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No hay nada más decisivo y necesario que estas aperturas: solo hay Circuito, y en consecuencia circulación en la Producción y Ocupación del Hábitat, por la existencia de estas discontinuidades en el trazado de las circunferencias. El espacio entre ambos sistemas está dividido por una vertical que deslinda hacia un lado la Producción del Hábitat o "campo del hacer" y hacia el otro lado la Ocupación del Hábitat o "campo del disponer". El Circuito se ubica entre el borde abarcante del orden Socio-Económico y el núcleo específico del Sistema del Habitar -figura2-. Su función es representar los vínculos o nexos entre ellos; pero la función del Circuito va más allá puesto que es la condición de nexo en la apertura del círculo envolvente, y es también la condición de sentido y actuación del Habitar al ser atravesado por la entrada y salida del Circuito. En la circularidad exterior, en el Sistema Socio-Económico, teníamos una intermitencia o hiato; pero esos puntos del corte no quedan indeterminados o flotantes porque en ellos se instalan respectivamente el Producto Virtual y el Producto Real, representables por dos pequeños triángulos. En rigor, hay apertura en el Sistema Socio-Económico precisamente para instalar estas dos formas del Producto -una la ya existente y otra la anticipada, la predispuesta a ingresar en el mundo a través de la Producción. El enlace de la circunferencia merece llamarse codificación productiva y puede entenderse como el segmento del Circuito que impulsa la incesante recirculación del Hábitat. El lugar simbolizado por el Producto Virtual -el anticipado y todavía inmaterial- es el lugar donde se genera o inicia el Circuito, o más precisamente la rama correspondiente al Subcircuito de la Producción. El semicírculo que contiene al Producto Real -aquél ya socialmente circulado-es el lugar al que arribará la rama que compone el Subcircuito de la Ocupación del Hábitat. Analicemos ahora el Modelo con mayores precisiones. Recordemos que un eje vertical, permeable pero insoslayable, determina dos sectores: el Campo del Hacer y el Campo del Disponer, o también la Producción y la Ocupación. En cada campo se ubican partes simétricas de una línea poligonal que conforma un circuito integral, desplegado en el espacio existente entre el núcleo del Habitar y la envolvente Socio-Económica. Precisamente porque es el necesario nexo entre ambos, nace y culmina en el Sistema Global Socio-Económico pero lo hace atravesando, no sin consecuencias, el Sistema Específico del Habitar. La poligonal, se ve ahora constituida por barras y por puntos o nódulos donde cambian su dirección. Las barras, que en rigor tienen una orientación de recorrido, representan actividades o procesos y los nódulos los resultados, consecuencias u objetivaciones de dichos procesos. 2


Entrando ya en mayores especificaciones, analicemos el primero de los subcircuitos, el que recorre la Producción -figura 3-. Se origina en un Producto Virtual, en una idea o noción general de algún componente del Hábitat. Este Producto Virtual no nace arbitraria ni espontáneamente; se origina desde el Contexto Social haciendo circular la información desde los Productos Reales, recirculando una nueva información al culminar el proceso a través de la Codificación Productiva. Dicho Producto Virtual es procesado hacia una mayor especificación de las condiciones o caracteres que debe asumir. Ese proceso llamado aquí Tematización implica establecer la pertinencia de una determinada gama o particularidad de producción, pertinencia que puede priorizar la necesidad social, el interés comercial, la expresión de símbolos identificatorios, etcétera. El resultado o producto parcial de la Tematización es un Programa. A partir del Programa es posible originar los procesos de Planificación, conjunto de operaciones destinado a que el Programa tenga correlato concreto en el espacio productivo. La Planificación no es tanto un mayor detalle o precisión de objetivos -puesto que muchas veces aparecen y se articulan objetivos y sentidos antes no advertidos o considerados- sino que es esencialmente un cambio de lenguaje, destinado a acercarse al objeto capaz de satisfacer los requerimientos formulados en el Programa. Ese cambio adopta un lenguaje que no solo describe al producto, sino que es capaz de anticipar los comportamientos físicos y sociales del producto; su resultado es el Proyecto. Esta elaboración puede ser considerada como la producción intelectual del objeto, y consiste en su prefiguración. El Proyecto objetiva esa elaboración y será asimismo medio o instrumento para posibilitar y organizar otra etapa del Circuito. Esta nueva instancia originada en el Proyecto, o al menos requerida de un Proyecto más o menos determinado -explícito o implícito-, es el proceso de Construcción. Estamos en el momento de la materialización, de la presencia ostensible del Trabajo que transforma el Hábitat. Ahora su resultado -la Conformación o la Obra- ingresa en la circularidad interior, en el Sistema del Habitar y a través de su codificación indica, posibilita e induce Comportamientos, o en otros términos, la Obra está orientada a satisfacer Necesidades. Tomando ahora el modelo íntegro, es decir completándolo con el sector de la Ocupación, se observa que el Circuito emerge del núcleo interior de la codificación del Habitar para ubicarse otra vez entre ambas circularidades; pero ahora está situado en el Campo del Disponer, en la Ocupación del Hábitat.

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Aquí en el proceso de Utilización, ya el producto ha pasado de las manos de quienes lo hacen a la de quienes disponen de él. Esta efectiva apropiación transforma la Obra en otra entidad: ya es Equipamiento o Ambito, sea individual, grupal o comunitario. Desde el Ambito se genera un nuevo proceso: la Evaluación. La Evaluación al igual que su simétrico en el Campo del Hacer, es decir al igual que la Planificación, es también un cambio de lenguaje respecto de la Utilización. Se pasa de la espacialidad de las acciones y comportamientos, de la corporalidad que recibió agravio, alivio o placer, a la reflexión que pondera y compara. En definitiva se asigna al Ambito un valor, pero para ser más precisos debemos decir que se lo transforma en Valor: en valor de Uso y en valor de Cambio. Por último, se realiza una nueva Tematización, un procesamiento que pone en relación el Valor particular asignado a ese Equipamiento específico con el conjunto de valores que circulan en la sociedad, un proceso que lo articula con la totalidad del Hábitat. Ahí, en ese aparente final de recorrido es cuando se constituye el Producto Real. De cualquier manera, inestable realidad, puesto que nuevos procesos de Producción y Ocupación redefinirán permanentemente el contenido y el sentido de lo Real. El Proceso de Diseño y el Proyecto como su resultado, están ahora puestos en el contexto del hábitat, pero no se trata de un mero marco o escenario donde el Proyecto puede buscar mimetismos, aproximaciones o contrastes. Dichos contextos no son solo escenarios sino también desarrollos argumentales: ahí se definen los personajes, su presencia y sus desapariciones por el foro, los tiempos y ritmos de las secuencias, y consecuentemente, el sentido mismo de la trama. Se trata de cadenas argumentales que circulan con variadas operatorias y le dan funciones, solo entendibles en cadena de hacer y ocupar, a cada componente. Las lógicas del hábitat se concretan de múltiples maneras aunque se estructuran siempre siguiendo las instancias del Circuito de Producción y Ocupación del Hábitat. En algunos casos la etapa de Planificación, y en particular la prefiguración del Producto, resulta fundamental y requiere alto nivel de capacitación y especialjzación, y en otros casos puede ser casi irrelevante o bien orientarse hacia muy particulares fines. Pensemos simplemente en las profundas diferencias entre los modos en que se produce y ocupa una obra con objetivos de alto valor emblemático -digamos el museo Guggenheim de Bilbao- respecto de obras con alta exigencia de comportamiento técnico -digamos centrales eléctricas- y obras impulsadas por los principios comerciales de diferenciación e impacto -digamos centros comerciales-. Es también claro que así como son muy diversos los objetivos y sentidos de la producción del hábitat -que por otra parte son frecuentemente modificados a través de 4


la ocupación del hábitat- son muy diferentes los agentes que participan en cada instancia. Y son muy diferentes tanto en cantidad, como en especialización y objetivos. Para poner casos fuertemente divergentes atendamos por un lado a los grandes emprendimientos de modificación del hábitat, sea a través de planteos desarrollados por organismos estatales o por corporaciones inmobiliarias, y por otros lados, a la actividad que realiza un ciudadano marginal en la construcción de su albergue informal o un arquitecto en el desarrollo de su propia vivienda. En los grandes emprendimientos mencionados suele haber gran cantidad de personas especializadas para cada una de las instancias, desde el reconocimiento y objetivación de la tematización, la meticulosa enunciación del programa, los diversos tipos y grupos de planificadores -que incluyen, arquitectos, ingenieros en infraestructura y economistas, por citar algunos- la detallada documentación del proyecto, la participación de múltiples empresas proveedoras y constructoras, los muy numerosos usuarios u ocupantes de los ámbitos resultantes, los técnicos evaluadores, se titulen éstos técnicos de marketing, de confección y lecturas de encuestas u otros nombres más exóticos, y la compleja trama necesaria para aproximar los valores que asume toda esa elaboración en la transformación del hábitat. Ciertamente, todos estos pasos y actores son distintos o juegan su papel con distintos argumentos si el objetivo central es de carácter especulativo financiero, de promoción emblemática, o de políticas de articulación social. En los otros casos, el del marginal o el arquitecto en la generación de su casa, los agentes se disminuyen notoriamente, en el límite aquél que levanta su albergue precario, resulta ser el agente y el realizar de todos los roles del circuito y el elaborador de cada uno de los productos parciales y del resultado final. En el caso del arquitecto que decide la construcción de su propia vivienda, reúne gran cantidad de funciones; ya le hemos otorgado la condición de tematizador, suele elaborar el programa y el proyecto, participar en la dirección de la construcción, y será él y su grupo de convivencia quien conviertan la obra en ámbito y le asignen valores. Todo esto ha sido descripto con intencionada neutralidad, pero nada de esto es neutro; no es neutro ni política, ni social, ni ética, ni estéticamente. En definitiva, son estos principios o áreas sobre las que inciden -de manera intencional o ideológicamente encubierta- la Producción y Ocupación del Hábitat los que recorren el modelo, y es un objetivo fundamental del modelo hacer/os visibles, mostrando su diversidad y sus consecuencias. En conclusión, la lógica del hábitat, manifestada con acentos y calificaciones diversas en los componentes del Circuito tiene el efecto de especificar, es decir de determinar la naturaleza y la operatoria de cada Proceso de Diseño.






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