El libro de la Red - Veinte años de música viva

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El libro de la Red

VEINTE AÑOS DE

MÚSICA VIVA



ALCALDÍA DE MEDELLÍN

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

Aníbal Gaviria Correa Alcalde de Medellín

Mauricio Alviar Ramírez Rector

Alexandra Peláez Botero Vicealcaldesa de Educación, Cultura, Participación, Recreación y Deporte

Francisco Londoño Osorno Decano Facultad de Artes

María del Rosario Escobar Pareja Secretaria de Cultura Ciudadana Carlos Mario Guisao Bustamante Subsecretario de Arte y Cultura Mabel Patricia Herrera Marín Líder de Proyecto Secretaría de Cultura Ciudadana Elizabeth Berrío Bedoya Luz Enidia Largo Arteaga María Paulina Robledo Hernández Comunicaciones Secretaría de Cultura Ciudadana

Blanca Miriam Valencia Echeverri Jefe de Extensión Facultad de Artes Jairo Cuervo Tafur Administrador Facultad de Artes RED DE ESCUELAS DE MÚSICA DE MEDELLÍN Ana Cecilia Restrepo Espinosa Directora General Edward Villa Herrera Coordinador Administrativo Rocío Jiménez Betancur Coordinadora Psicosocial Sandra Liliana González Betancourt Coordinadora Pedagógica

© Municipio de Medellín 2015 ISBN:

Nataly Gómez García Coordinadora de Comunicaciones Andrés Camilo Agudelo Cano Asistente Administrativo

EL LIBRO DE LA RED. VEINTE AÑOS DE MÚSICA VIVA María Andrea Kronfly Velásquez Coordinación editorial / Wilson Javier Berrío Arango Asesoría temática Red de Escuelas de Música / Lina Rada Betancur Diseño e ilustración / Ana María Gil Barrientos Producción e investigación / Mónica Palacios Chamat Corrección de estilo / Sergio González Álvarez Fotografía / Apotema Fábrica de Impresos Impresión / Archivo fotográfico: Red de Escuelas de Música de Medellín, Orquesta Filarmónica de Medellín, Museo de Antioquia, Familia Rojas Gallego, Carlos Miguel Palacio, Juan Pablo Areiza, Ángela Suárez, Carlos Palacio “Pala”. Foto Concierto Gustavo Santaolalla: Yojan Valencia. Fotos Concierto Pala: Camilo Monsalve. Fotos Concierto Andrés Orozco-Estrada: Juan Carlos Mazo (Cortesía Teatro Metropolitano). AGRADECIMIENTOS: Equipos de trabajo, ​estudiantes y familia​s​de ​la Red de Escuelas de Música de Medellín / Ángela Suárez / Carlos Miguel Palacio / Carlos Palacio “Pala” / Juan Pablo Areiza / Juan Carlos Mazo / Yuliana Quiceno / Gilberto Alzate / Mónica Arbeláez / Paola Velásquez / Familia Rojas ​Gallego​ / Museo de Antioquia / Orquesta ​​Filarmónica de Medellín / Teatro Metropolitano​de Medellín​/ A todas las personas que participaron e hicieron posible esta publicación.

Contenido 7 9

Presentación Escena I: Las primeras escuelas

12

Tras escena

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La casa que suena

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La música que transforma

29

Escena II: La gira de la esperanza

32

Tras escena

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Música viva

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Medellín... con causa y afecto

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Escena III: Eventos académicos

52

Tras escena

58

Detrás de la música

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La madera de Felipe

73

Escena IV: Eventos de ciudad

76

Tras escena

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Eventos acádemicos de la Red

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Mapa de las Escuelas de Música

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Corazón de barrio

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Escena V: De país en país

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Tras escena

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Vidas tocadas por la música

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Hay música en el aire

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Modelo organizacional

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Los días en la Red Diario de música


A quienes desde el pasado, en el presente y hacia el futuro, sueñan, sienten y creen en la música. Hacer música juntos es hacer ciudad. Somos música, somos Red.


En la música, la vida. Medellín ha sido siempre una ciudad que sueña, una ciudad que vive. Incluso en los momentos más difíciles de nuestra historia, como hace veinte años cuando las noticias eran tan desalentadoras, hemos sido capaces de crear proyectos que hacen latir la esperanza, que nos permiten creer en un futuro mejor. En 1996, una firme unión de voluntades dio vida a la Red de Escuelas de Música de Medellín, uno de los programas emblemáticos de la ciudad, que ha logrado, a través de la enseñanza de la música, transformar vidas y brindar oportunidades de crecimiento personal y profesional a miles de jóvenes que han pasado por sus Escuelas y Agrupaciones. Desde entonces, la formación humana y musical, la promoción de los valores, la práctica colectiva y la vinculación de las familias han sido estrategias que la Red ha implementado para alcanzar su objetivo fundamental de fortalecer procesos de convivencia y cultura ciudadana. Este libro, publicado por la Red de Escuelas de Música de Medellín, es un acercamiento a los momentos más notables de su historia y también a su cotidianidad; a todo aquello que ocurre tras la escena y que hace de éste un programa en permanente movimiento. En sus páginas hay un recorrido por las últimas dos décadas y junto a éste la mirada de cinco periodistas que se acercan al presente de la Red para descubrir cómo ocurren allí los pequeños milagros de la enseñanza y el aprendizaje; cómo los sueños se convierten en proyectos de vida inspirados por la música; cómo las escuelas son lugares vivos donde la comunidad se encuentra. Cómo la Red, con sus miles de músicos en formación, ha sido protagonista de la transformación cultural de Medellín. Cómo en la música está la vida. En estos veinte años la ciudad ha ido cambiando y el campo de la música ha ido encontrando también poco a poco un escenario propicio para su evolución. Facultades de Música cada vez más calificadas, festivales con proyección internacional, un mercado musical en crecimiento, agrupaciones de géneros diversos y escuelas públicas de música en toda la ciudad, son sólo algunas de las razones por las que podemos decir que hoy Medellín vive la música. Ésta es pues una invitación a conocer la Red de Escuelas de Música de Medellín y a comprender su poder transformador. María del Rosario Escobar Pareja Secretaria de Cultura Ciudadana Municipio de Medellín

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I Las primeras escuelas El nacimiento de un proyecto de ciudad Lo primero fueron los Acuerdos Municipales. El 03 y 04 de 1996 contienen las firmas que se necesitaron para empezar a dar vida a la que hoy es la Red de Escuelas de Música de Medellín. El objetivo entonces era la creación de las Escuelas para la formación musical de niños, niñas y jóvenes de toda la ciudad. Así comenzó, hace veinte años, un programa social por el que han pasado miles de personas.

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Inauguraci贸n del Museo de Antioquia. Octubre, 2000.


1997 Se crearon las primeras

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San Cristóbal San Antonio de Prado Santa Elena Belén Rincón Alfonso López Aranjuez

Ecuador

Periódico El Tiempo. Julio de 2002.

En los dos años sig uientes se crearon catorce m ás.

2000

1.

lio de 200

dencial. Ju

Revista Cre

Se realizó el primer concierto internacional de la Red en Ecuador.

A la par que se abrieron las Escuelas, se fueron creando también las Agrupaciones. Escuela Belén Rincón. Comuna 16 - Belén.

Hermanos Ro jas de Música M Gallego. Escuela anrique Las Nieves. Comuna 3 Manrique.

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El Acuerdo Municipal 072 de 1998 propició la creación de coros y orquestas sinfónicas infantiles y juveniles.

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00. biano. Octubre, 20 Periódico El Colom

Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil

Programao académic

Inauguración Museo de Antioquia. Octubre, 2000.

El Museo de Antioquia abrió las puertas de su nueva sede y fue la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil, como se llamaba en ese momento, la encargada del concierto del acto inaugural, con la presencia del maestro Fernando Botero.

No existía todavía un programa académico unificado, así que cada director —uno por cada dos Escuelas en ese momento— enseñaba de acuerdo con sus saberes y experiencia. Así se hizo hasta el año 2001.

Métodos de enseñanza Se establecieron unos contenidos comunes, aunq ue seguían siendo los mism os docentes quienes definían los métodos de enseñanza. 16

La donación de instrumentos que luego hizo el artista, emocionado por el impacto que podría traer un proyecto como éste a la ciudad, fue un impulso importante para la consolidación de la Red.

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Al principio no imaginamos que la Red fuera a llegar hasta acá. Es un programa tan bello que ha inspirado a diferentes ciudades del país. También, muchos de los jóvenes que han pasado por el programa se han vuelto gestores y líderes de otros proyectos. Wilson Berrío Asesor curricular

El crecimiento fue rápido. Un año después de firmados los acuerdos que dieron vida a la entonces llamada Red de Bandas y Escuelas de Música de Medellín, se crearon las primeras seis Escuelas: San Cristóbal, San Antonio de Prado, Santa Elena, Belén Rincón, Alfonso López y Aranjuez. En los dos años siguientes se crearon catorce más, para dar cumplimiento a los compromisos establecidos. Sin embargo, no existía todavía un programa académico unificado, así que cada director —uno por cada dos Escuelas en ese momento— enseñaba de acuerdo con sus saberes y experiencia. Así se hizo hasta el año 2001, cuando se establecieron unos contenidos comunes, aunque seguían siendo los mismos docentes quienes definían los métodos de enseñanza.

La Red, en medio de todo su proceso, ha tenido muchos cambios. Pero siempre se ha mantenido la esencia que vivimos en las escuelas: la música como medio para hacer una transformación social. Norha Elcy Cano Profesora de expresión corporal

A la par que se abrieron las Escuelas, se fueron creando también las Agrupaciones. El Acuerdo Municipal 072 de 1998 propició la creación de coros y orquestas sinfónicas infantiles y juveniles; con estas Agrupaciones se realizó el primer concierto internacional de la Red en Ecuador. En el año 2000, el Museo de Antioquia abrió las puertas de su nueva sede, y fue la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil, como se llamaba en ese momento, la encargada del concierto del acto inaugural, con la presencia del maestro Fernando Botero. La donación de instrumentos que luego hizo el artista, emocionado por el impacto que podría traer un proyecto como éste a la ciudad, fue un impulso importante para la consolidación de la Red. 18

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la casa que suena

Algunas personas piensan que exagero cuando les digo que la música cambió a mi familia. Puede ser porque no conocen a mi abuela. Ella fue por primera vez a un concierto el día que toqué, también por primera vez, con la orquesta de mi Escuela. Desde entonces siempre llega temprano para sentarse en la primera fila y sólo ha faltado una vez: una noche que tenía mucha tos. O no han visto nunca a mi papá, que ya no tiene que cantar solo en la ducha porque ahora es parte del coro de familias. Me gusta porque su voz suena como un trombón en medio de tantas mujeres. A veces ensayamos juntos para sus presentaciones. También puede ser porque no saben que mi mamá, de tanto llevarme a las clases y participar en las actividades de la escuela, terminó

conociéndola mejor que todos y ahora es su secretaria. De todas las mamás que conozco, la mía es la más feliz con su trabajo. O porque no conocen a mi hermana mayor, que es profesora de trompeta, ni a mi hermanito menor que está aprendiendo a tocar el violín, como yo, y hace poco entró a la orquesta inicial. En mi familia las navidades son diferentes: los villancicos no se acompañan con maracas y panderetas, sino con violines. Los fines de semana madrugamos para ir a los ensayos, y hasta los vecinos han empezado a ir a los conciertos para vernos. Desde que conocimos la música, en mi familia todos somos un poco diferentes. Hasta Pipo, mi perro, que aprendió a mover la cola al ritmo de las canciones que nosotros tocamos. 21


ÚSICA LA MQUE TRANSFORMA Por: Juan Carlos Garay Acevedo*

La Red de Escuelas de Música de Medellín es, en esencia, un programa social en el cual el aprendizaje de los valores para la convivencia es tan importante como la formación en los instrumentos. En la Red, la música es inspiración para la vida. Vanessa Uribe tiene nueve años y es tan bajita que no alcanza el timbre. Cuando llega puntual a sus clases de los miércoles, jueves y viernes en la Escuela de Música del barrio Aranjuez, si no hay nadie cerca, tiene que saltar para timbrar y que le abran la puerta. Pero una vez dentro, se apropia de su instrumento (que no es nada fácil: el contrabajo) y se transforma en una chica grande. Lleva apenas un año en la escuela, ya ha aprendido las escalas y la melodía de Estrellita, y se imagina su vida dedicada a la música. “Quiero avanzar más”, me explica, antes de salir corriendo a su siguiente clase.

Una de las cosas admirables de ver a todos estos niños y adolescentes concentrados en su instrumento, estudiando cada pieza, es pensar que sacrifican parte de su tiempo de juego y de ocio en aras de la música. Por lo general cumplen un horario escolar en la mañana y luego, en horas de la tarde, se desplazan a la Escuela de Música. Y sin embargo, no hay signos de cansancio sino todo lo contrario. Las historias de estos chicos, entrelazadas con las de sus maestros, están regidas por el entusiasmo y terminan por confirmar aquella frase atribuida al filósofo Friedrich Nietzsche según la cual “la vida sin música sería un error”.

* Periodista, escritor y traductor. Ha sido miembro del consejo editorial de la revista Rolling Stone y encargado de la sección de música de la revista Semana. En 2008 ganó el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar por sus escritos sobre música.

22 Vanessa Uribe. Escuela de Música Aranjuez. Comuna 4 - Aranjuez.

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Alexander Restrepo, de dieciocho años, ya pasó del colegio a la universidad pero sigue asistiendo a la Escuela del barrio El Popular, donde se entrena como trombonista. Hace una pausa en sus ensayos y se reúne conmigo en el patio de la escuela, mientras de la ventana de uno de los salones sale, repetidas veces, la melodía de Libertango de Astor Piazzolla. Alexander me cuenta, precisamente, acerca de

Las historias de estos chicos, entrelazadas con las de sus maestros, están regidas por el entusiasmo y terminan por confirmar aquella frase atribuida al filósofo Friedrich Nietzsche según la cual “la vida sin música sería un error”.

las complicaciones al combinar los estudios musicales con el bachillerato: “Era difícil porque yo terminaba clase a las once, debía desplazarme a mi casa, cambiarme, almorzar y salir de inmediato para la Escuela de Música. A veces tocaba sacrificar el ensayo por hacer tareas, como otras veces lo que tocaba sacrificar era la tarea: si había un concierto pendiente, era inaplazable el ensa24

yo. Entonces copiaba la tarea en un momentico en el salón”. ¿Y ahora que entró a la universidad? Puede ser incluso más difícil, pero ya está acostumbrado. Quiere graduarse en ingeniería electrónica, la cual estudia gracias al programa “Ser pilo paga” del Ministerio de Educación, pero ve en el trombón una seria posibilidad de sustento. Admira a Willie Colón y a Joseph Alessi, y a nivel local ya ha hablado con los trombonistas de las orquestas Galé y Siguarajazz. No es difícil imaginarlo, en un futuro cercano, integrando alguna de las orquestas profesionales de la ciudad. O incluso liderando su propia formación. Otros estudiantes de la Red de Escuelas de Música de Medellín, al graduarse del colegio, eligen directamente los estudios musicales. Es el caso de Gales Daian Avendaño, estudiante de saxofón en la Universidad de Antioquia. No se ha desvinculado de la Escuela de Música porque intuye que puede asesorar a los más pequeños. Y aunque formalmente no lo sea, algunos de ellos le dicen profe. Cuando le pregunto por su opción de vida, me explica: “Yo estudio música gracias a la Red. Comencé pequeña con la música y me llamaban de la Escuela para dar algunos talleres cuando no venía un profesor. Después, a los catorce años, me llamaban de orquestas para hacer un toque, me pagaban, viajaba. Entonces mi prioridad terminó siendo la música”.

Gales Daian se siente por demás orgullosa de su barrio, y para ella es claro que el ambiente cambió a cabalidad hace unos cuantos años, cuando llegó la Escuela de Música. Según ella, “mucha gente tiene la imagen de Moravia como un barrio malo, pero es bien, yo me amaño. Y el barrio cambió mucho desde la construcción de este edificio”. Se refiere al Centro de Desarrollo Cultural, diseñado por el arquitecto Rogelio Salmona e inaugurado en 2008. Se trata de uno de los capítulos más recientes del proceso de transformación de un sector marginal de Medellín. Moravia comenzó su historia más estremecedora en 1974, cuando la municipalidad autorizó que en ese lote se instalara un botadero de basuras. Con el tiempo, la montaña de residuos alcanzó entre 36 y 40 metros de altura. Y llegaron también los recicladores, algunos de los cuales fueron armando sus casas sobre la montaña misma. Hoy, a quienes crecieron en este barrio y sienten orgullo de pertenencia, les gusta decir que no hubo invasión sino colonización. Pese a que muchos vecinos han sido reubicados, dados los altos índices de insalubridad, hay entre los que se quedaron un empuje vital por mejorar la zona alta, que se ha convertido en una especie de vivero al que se llega pasando por un camino de jardines. En ese particular ambiente crecieron Henry Sepúlveda y sus cinco

hermanos. Aunque solamente tres se decantaron por la música, todos pasaron por la Red. Henry recuerda la llegada de la Escuela de Música en 2004, y cómo se enteró a través de unos volantes. Así comenzó su relación con el oboe, que hoy interpreta como integrante de la banda de la Universidad de Antioquia, pero también en un proyecto personal: el quinteto Somnus, dedicado a explorar la nueva música andina colombiana. Para él, la Red le cambió la vida al barrio. Paola Andrea Álvarez, profesora de canto de la Escuela de Música de Moravia, reflexiona sobre ese cambio en los muchachos: “En el barrio hay chicos con dificultades familiares, o su contexto los está dañando, entonces uno ve que esto les brinda otra posibilidad. Es bonito darles el espacio, mostrarles una cosa diferente, y que vean que la vida de ellos se puede ir por otro lado”. Es evidente que el esfuerzo no consiste sólo en brindar una formación estética, sino que al mismo tiempo hay un componente afectivo. Entre los integrantes de la Red circula un Manual de Acuerdos para la Convivencia cuyos principios básicos incluyen el reconocimiento de la autoridad o la prevalencia del interés colectivo sobre lo individual, pero también el diálogo y la resolución pacífica de conflictos. Un equipo psicológico se reúne todas las semanas para evaluar casos concretos y reportar inquietudes o 25


sugerencias que salen de los mismos alumnos y de sus familias. La dinámica me recordó una frase de Charles Rosen en su libro Music and Sentiment, según la cual la música “actúa sobre los sentidos para despertar el sentimiento”. Aprender música va más allá de adquirir destrezas con un instrumento. En el proceso se aprende a escuchar, a respetar, a construir una identidad y a establecer vínculos con el entorno.

Aprender música va más allá de adquirir destrezas con un instrumento. En el proceso se aprende a escuchar, a respetar, a construir una identidad y a establecer vínculos con el entorno.

Muchos de los formadores de la Red tienen su propia visión sobre los resultados sociales de una educación musical. Cuando visité la Escuela del barrio El Popular, el ensamble de vientos del semillero (los muchachos de nivel más básico) estaba ensayando Danza negra de Lucho Bermúdez. En el receso le pregunté al profesor Alejandro Escobar acerca de la elección de repertorio para estos primeros ejer26

cicios de interpretación. “La cultura de muchos jóvenes está sesgada a lo que muestran los medios”, me dijo muy categórico. “Y los medios hoy día no les van a hablar de Lucho Bermúdez. Aquí nos ocupamos de eso. O de que sepan quién era Carlos Gardel, que estamos trabajando con el quinteto de bronces, para que el tango siga siendo un himno aquí en Medellín, para que se lo apropien”. El profesor Escobar considera, además, que a la par con una educación musical se aprenden cualidades que llevan a los estudiantes a ser mejores ciudadanos: “Los chicos llegan, conocen, van experimentando, y nosotros de entrada les enseñamos cuatro valores: disciplina, respeto, responsabilidad y orden. Eso se va volviendo parte de su mecánica musical. Y una persona con esos valores tiene ya las herramientas para salir adelante”. Por su parte, el profesor Pablo Meneses, de la escuela de Aranjuez, reflexiona sobre otro aspecto importante: “Yo me centro en el arte de escuchar. Escuchar no solamente la música, sino escuchar al otro. El aprendizaje ahí es la tolerancia”. Enmarcándose en esos valores, se van conformando las Agrupaciones de proyección, que son la cara visible de la Red. Primero están los semilleros. Luego, quienes llevan más de tres años en la Escuela de Música pueden pasar a la Orquesta Sinfónica Inicial. De ahí a

Barrio Moravia. Comuna 4 - Aranjuez.

la Orquesta Intermedia y finalmente, cuando ya se ha alcanzado un grado interpretativo superior, a la Sinfónica Juvenil. Existen también la Banda Sinfónica Juvenil, la Orquesta de Tango y el Ensamble de Músicas Populares. Estos últimos, junto con la Orquesta Intermedia, fueron los que se presentaron en octubre de 2014, en el marco del Festival Medellín Vive la Música, acompañando al músico argentino Gustavo Santaolalla en melodías de su repertorio. La velada musical fue reseñada en su momento por la revista Arcadia, anotando que “muy pocos sospechaban el grado de calidez que tendría la presentación” y que al final a Santaolalla se

le vio “genuinamente complacido por tener una escolta de 350 niños y jóvenes muy talentosos”. Al momento de elaboración de esta crónica, un nuevo proyecto acapara todo el entusiasmo de los integrantes de la Orquesta Sinfónica Juvenil: fueron la orquesta elegida para presentarse en el marco del X Festival Internacional de Música de Cartagena, interpretando la Sinfonía del Nuevo Mundo de Anton Dvorak, bajo la batuta del maestro ruso Maxim Vengerov. El momento en que les fue comunicada la noticia fue especialmente emocionante: la posibilidad de viajar (y, para algunos de ellos, de conocer el mar 27


Hoy, Cristian estudia música en la Universidad de Antioquia y cuenta entre sus experiencias más entrañables el haber participado en dos ediciones de Festicámara, el evento anual que Medellín dedica a la música clásica para pequeños ensambles. “Es otro nivel, porque tienes que responder como un músico profesional”, recuerda. “Nos llevaban a un hotel en Santa Elena y nos encerrábamos a ensayar una semana. La primera vez toqué la Serenata No. 2 de Brahms y al año siguiente el Septeto de Beethoven. Me acuerdo que trajeron una contrabajista de la Sinfónica de Colorado y estaba impactada con nosotros, con el repertorio que manejábamos por el aprendizaje en la Red”.

Ensayo Orquesta Sinfónica Juvenil. Escuela Manrique Montecarlo. Comuna 3 - Manrique.

o volar por primera vez en avión) gracias a su talento interpretativo es una recompensa inimaginable al esfuerzo de años. La experiencia de conocer y trabajar con Vengerov, de estar inmersos en uno de los festivales musicales más importantes de Latinoamérica, de entrar en una dinámica de orquesta profesional, serán sin duda episodios determinantes de la vocación musical de estos jóvenes. Uno de los integrantes de la orquesta es Cristian Camilo Jara-

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millo. Su historia con la música parte de un episodio fortuito: desesperada porque su hijo era hiperactivo en la casa, la mamá de Cristian lo metió a clases en la Escuela de Música de Aranjuez. Allí, a sus ocho años, vio por primera vez un contrabajo. Ni siquiera sabía qué era, lo llamaba “la guitarrota”, pero se enamoró de su sonoridad. Y con el paso de los años y esa hiperactividad encaminada hacia la música, se convirtió en uno de los alumnos más destacados de la Red.

¿Y la perspectiva de tocar la Sinfonía del Nuevo Mundo en Cartagena? “Uno no se la cree”, me contesta. “Lógicamente es una emoción ir con los compañeros, porque uno ha crecido con ellos, ¡y la oportunidad de encontrarse a semejante maestro!” Para llegar a ese concierto ya hay una estrategia trazada: los muchachos van a montar la obra con el maestro Juan Pablo Noreña, quien es su director titular. Y luego, una semana antes del estreno, será él quien le pase la batuta a Vengerov en Cartagena. Por eso era imperativo hablar con Noreña para este recuento de historias del día a día en la Red. Lo encontré una mañana

de jueves, justo antes de salir para una clase, y estuvo dispuesto a compartir incluso algunos detalles de su metodología como director. La conciencia de estar trabajando con gente joven es el punto de partida. Para Noreña, quien cursó estudios profesionales de música

La experiencia de conocer y trabajar con Vengerov, de estar inmersos en uno de los festivales musicales más importantes de Latinoamérica, de entrar en una dinámica de orquesta profesional, serán sin duda episodios determinantes de la vocación musical de estos jóvenes.

en Manizales y Medellín, y trabaja con la Red desde hace cinco años, un buen director orquestal debe ser además pedagogo y amigo: “No sólo es una formación musical de

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altísima calidad la que requiere un director, sino otro componente que dinamiza su quehacer, y es la parte metodológica y pedagógica. Lo dinámico del trabajo con jóvenes es que estamos en un proceso de formación y nuestro propósito es brindarles las mejores herramientas. Entramos en una dinámica de buscar estrategias, valga la pena decirlo, joviales. Entonces hay momen-

La sinfonía de Anton Dvorak que van a interpretar llega en un momento muy propicio, cuando la Red de Escuelas de Música de Medellín conmemora sus veinte años.

tos en un ensayo en que me bajo del podio, o hago una broma… Claro, en el momento en que necesite la seriedad, estaré usándola. Pero existen unos lazos de amistad que se trazan en el programa”. La sinfonía de Anton Dvorak que van a interpretar llega en un momento muy propicio, cuando la Red de Escuelas de Música de Medellín conmemora sus veinte años. “El 30

hecho de que sea una obra tan conocida por la audiencia nos permite que el acercamiento y montaje sea más efectivo”, dice el director. Y reflexiona, de paso, sobre sus requisitos técnicos: “Su instrumentación no tiene necesidades desbordadas, como sucedería con una sinfonía de Mahler. En ese sentido, el formato de nuestra Orquesta Sinfónica Juvenil se adecúa perfectamente”. Pero además habría que observar que la historia detrás de esta sinfonía parece una metáfora de las labores de la Red. Dvorak, nacido en Europa Central, la compuso cuando conoció América, y se deslumbró frente a un mundo de posibilidades nuevas que le ofrecía ese otro continente. De ahí la referencia a un nuevo mundo. Para todos los que trabajan de lleno en las orquestas, la música parece haberles abierto un nuevo mundo, un abanico de posibilidades que seguramente en su paisaje de origen no estaban contempladas. Y agrega Noreña que el haber sido convocados a interpretar la Sinfonía del Nuevo Mundo resulta “muy emotivo para todos, para el programa y para los integrantes de la orquesta. No sólo es un reto sino una motivación muy grande. Un proyecto que nos llena de energía”. Sin quererlo, ha acertado a definir la materia prima de esta labor de veinte años: la energía bien encauzada, como sólo puede encauzarla la música.

II La gira de la esperanza La Red se hace visible ante el mundo Recorrer el mundo con la música es un sueño difícil de cumplir. Pero en el año 2003, los integrantes de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil viajaron a Europa para realizar la Gira de la esperanza. El destino era la ciudad de El Vaticano y el propósito, ofrecer un concierto ante el Papa Juan Pablo II. Una trayectoria musical que apenas comenzaba y un sueño cumplido para este grupo de jóvenes que, en su mayoría, tenían menos de veinte años. Muchos de ellos no habían salido nunca de su ciudad.


Orquesta Sinf贸nica Infantil y Juvenil. Concierto Plaza de San Pedro. El Vaticano. Abril, 2003.


Ecuador fue el primer destino internacional y El Vaticano fue el segundo con la

Gira de la esperanza.

Modelo pedagógico consolidado Continuaba en la Red el interés por conseguir un modelo pedagógico consolidado, por lo cual se crearon equipos conformados por profesionales de distintas disciplinas, con el fin de revisar y actualizar los proyectos académicos.

El Vaticano Milán Trieste

llín

En Mede

se abrían

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2003

2004

Moravia El Popular Villatina

Villa Laura Escuela de Música Villatina. Comuna 8 - Villa Hermosa.

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Boston

Periódico El Colombiano. Abril, 2003.

La recién conformada Banda Integrada ofreció conciertos en varias ciudades de Italia.

nuevas escuelas:

Blanquizal (hoy

Bagnacavallo

Robledo)

La Banda Integrada hizo su segundo viaje, es ta vez a Estados Unidos, pa ra hacer conciertos en varias ciudades. Esta era la quinta gira internacional de la Red.

Periódico El Colombiano. Octubre, 2002.

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La Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil fue protagonista del programa de televisión española El Conciertazo.

ton. Escuela de Música Bos ria. Comuna 10 - La Candela

2005

La Universidad de Antioquia, a través del Centro de Extensión de la Facultad de Artes, asumió la administració n y operación de las escuelas.

Wilson Berrío (izquierda), actual asesor curricu lar, con Fernando Argenta, director del programa El Concie

10

años después de la firma del acuerdo, en el 2006

A.I.

Las Agrupaciones Integradas 36

Continuaron siendo dirigidas por la Fundación Amadeus, que había estado a cargo de la Red desde su creación.

2006

rtazo.

la Universidad de Antioquia hizo el primer diagnóstico general de la Red, llamado Presente y futuro de la Red: bases para el redireccionamiento, a partir del cual se definieron ajustes al modelo curricular, se acordó el manual de convivencia y se estableció la estructura organizacional actual del programa.

Se celebraron

los diez años de la Red.

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Conocer otras culturas te permite formar criterios, no sólo frente a la música sino a las diversas formas de vida y costumbres en otros países. Uno mira con nuevas perspectivas y con el deseo de seguir investigando y aprendiendo. Ha sido maravilloso ser parte de este proceso. Jhon David Pérez Profesor de trompeta

Ecuador fue el primer destino internacional y El Vaticano fue el segundo con la Gira de la esperanza. En el año 2003, la recién conformada Banda Integrada ofreció conciertos en Milán, Trieste y Bagnacavallo, Italia. Un año después, la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil viajó a España donde fue protagonista del programa de televisión El Conciertazo. Por su parte, la Banda Integrada hizo su segundo viaje, esta vez a Estados Unidos, para hacer conciertos en varias ciudades. Esta era la quinta gira internacional de la Red. Mientras las agrupaciones viajaban y se hacían visibles por el mundo, en Medellín se abrían seis nuevas Escuelas: Moravia, El Popular, Blanquizal (hoy Robledo), Villatina, Villa Laura y Boston. Continuaba en la Red el interés por conseguir un modelo pedagógico consolidado, por lo cual se crearon equipos conformados por profesionales de distintas disciplinas, con el fin de revisar y actualizar los proyectos académicos.

La Red es el semillero musical para la orquesta nuestra y otras del país. Es allí donde niños y jóvenes se familiarizan con un instrumento y pierden el temor a la música. También hemos logrado, en una tarea conjunta del sector, dignificar el trabajo del músico y reconocerlo como un profesional calificado y valioso para la sociedad. Alfonso Arias Gerente de la Orquesta Filarmónica de Medellín

En el año 2005 la Universidad de Antioquia, a través del Centro de Extensión de la Facultad de Artes, asumió la administración y operación de las Escuelas. Las Agrupaciones Integradas continuaron siendo dirigidas por la Fundación Amadeus, que había estado a cargo de la Red desde su creación. Diez años después de la firma del acuerdo, en el 2006, la Universidad de Antioquia hizo el primer diagnóstico general de la Red, llamado Presente y futuro de la Red: bases para el redireccionamiento, a partir del cual se definieron ajustes al modelo curricular, se acordó el manual de convivencia y se estableció la estructura organizacional actual del programa. 38

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Música viva La Red de Escuelas de Música de Medellín cuenta con once Agrupaciones Integradas en las cuales los estudiantes encuentran un incentivo para llevar su práctica musical a los más altos niveles de desempeño. Los integrantes de las veintisiete Escuelas tienen la oportunidad de ingresar a éstas mediante selección de sus directores y maestros, de acuerdo con el nivel de formación en el que se encuentren. Gracias a sus conciertos abiertos, las Agrupaciones se convierten también en la oportunidad de dar a conocer a la ciudad los avances que en lo musical el programa logra, además de servir como espacio de formación de públicos en música orquestal sinfónica y popular.

cuatro Ensamble y Semillero de Músicas Populares Es probablemente la agrupación más versátil de la Red. Su trabajo se ha centrado en el estudio de las diferentes expresiones del jazz, además de otros formatos como el bolero, la balada pop, y las músicas tradicionales, urbanas y populares de Colombia. Está integrada anualmente por un promedio de cincuenta estudiantes. 40

Agrupaciones populares Orquesta y Semillero de Tango Dada la importancia que el tango tiene para la cultura tradicional de Medellín, en el 2008 la Red de Escuelas creó su Orquesta de Tango por convenio de cooperación con la ciudad de Buenos Aires. Su objetivo, adicional al de explorar nuevas estéticas musicales en el campo de la música popular, es el de contribuir a la preservación de este género como patrimonio cultural de la humanidad. Por su parte, el Semillero de Tango busca motivar a los niños, niñas y jóvenes estudiantes a un primer acercamiento y exploración de este género.

cuatro

Agrupaciones sinfónicas

Orquesta Sinfónica Inicial Es el primer espacio de acercamiento orquestal sinfónico para los estudiantes, así como el primer filtro antes de pasar a las demás agrupaciones, para las cuales los mejores intérpretes son seleccionados según su dedicación, disciplina, buen comportamiento y desempeño. Orquesta Sinfónica Intermedia Dentro del esquema pedagógico de la Red, la intermedia es el siguiente paso en el proceso para quienes deseen ser promovidos a las orquestas, bandas o ensambles en niveles superiores. Orquesta Sinfónica Juvenil Es la orquesta de más alto nivel dentro de las agrupaciones de la Red. La alta calidad de su desempeño la ha llevado a prestigiosos escenarios in-

tres

ternacionales. De igual forma, en el país ha tenido destacadas participaciones y, como parte del programa de orquestas infantiles y juveniles de la ciudad, fue declarada por la Unesco como “La nueva imagen de Medellín ante el mundo” en 1999. Banda Sinfónica Juvenil Se destaca por la alta calidad de los repertorios nacionales e internacionales que interpreta, con los cuales realizó una gira por Europa y participó en destacados certámenes internacionales. A nivel nacional ha sido invitada a importantes eventos, además de compartir escenario con reconocidos artistas, e interpretar bajo la batuta de los mejores directores. Por esta trayectoria, hoy es considerada un referente en los procesos de formación tipo banda.

Agrupaciones corales

Coro Inicial. Se divide por cuerdas en dos voces blandas y una voz cambiante. Participan en promedio cincuenta coristas entre los diez y catorce años de edad, quienes al cumplir los quince tienen la opción de avanzar, seleccionados por audiciones, al coro juvenil. Coro Juvenil. Tiene un formato de voces mixtas y hacen parte de él, en promedio, unos sesenta coristas

al año. Desde su creación ha participado en destacados eventos a nivel nacional y local. Coro de familias. Este espacio fue creado como una forma de integración familiar para motivar el acompañamiento del proceso musical de los estudiantes de la Red por parte de sus padres, acudientes u otros familiares. Su propósito es el esparcimiento y el disfrute de la práctica coral.

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LLÍN... MEDECON CAUSA Y AFECTO Por Juan Carlos Piedrahíta Betancourt*

Hablar de pedagogía en la Red es hablar de afecto, de aprendizaje colectivo, de educación emocional. En el día a día de las Escuelas es posible ver cómo se tejen, entre formadores y aprendices, relaciones que van más allá de la enseñanza. En la Red, la música suena con amor. La matemática es el número en estado puro, mientras que la música es el número en movimiento. La Red de Escuelas de Música de Medellín reivindica esta idea al abordar su actividad artística como un laboratorio en el que se multiplican los talentos de los jóvenes de la ciudad, sin desconocer su contexto social y afectivo. La matemática se evidencia no en la cantidad de estudiantes, que en este momento rebasa la cifra de los 4.600, ni en el monto de instrumentos al servicio de las habilidades tempranas, sino en la opción de sumarse a los beneficios que otorga un estilo de vida con altos volúmenes de pasión y exigencia. El movimiento,

por su parte, hace presencia en la construcción permanente de los programas educativos que evolucionan motivados por el estímulo, la creatividad, la disciplina y el deleite mismo. La música, como es obvio, aquí es el engranaje que le da vida a la matemática, que le suministra el combustible al movimiento y que es capaz de modificar la cotidianidad de cualquier niño o joven que se deje tentar por el encanto manifiesto de una partitura. En la Red de Escuelas de Música de Medellín la bienvenida es por lo alto. Sus veintisiete sedes, repartidas entre el territorio urbano y algunos alrededores rura-

* Periodista y profesor universitario. Tiene a su cargo los contenidos musicales del diario El Espectador. Es docente en la facultad de Comunicación y Lenguaje de la Universidad Javeriana, en Bogotá.

42 Escuela de Música Doce de Octubre. Comuna 6 - Doce de Octubre.

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les de la capital del departamento de Antioquia, se transforman en cápsulas mágicas que modifican comportamientos, aceleran procesos humanos y ayudan a establecer prioridades. Observar el currículo de la institución es una tarea sencilla. Entenderlo requiere más de una sonata. Toda la información cabe en una hoja tamaño oficio, en la que resaltan palabras de uso cotidiano para sus formadores y muestra cómo el currículo se divide entre ciclos, niveles y áreas, que se combinan con las dimensiones administrativa, psicosocial, estético-musical y pedagógica. La comunión de estos aspectos, sin embargo, sólo se puede confirmar cuando los chicos desempacan los instrumentos de las Escuelas, acomodan los estuches en un lugar del aula donde no estorban y empiezan a conectarse con sus expectativas futuras. “Esta página no fue diseñada por una persona, sino que está a cargo de un colectivo integrado en gran medida por músicos que pasaron por la Red. Los profesores nuevos lo sienten como una camisa de fuerza, pero cuando lo conocen, lo aprenden a manejar y hacen sus propios aportes”, asegura Juan Guillermo Garcés, asesor del Ciclo No. 1, el primero dentro del currículo. En la formación tradicional de la música existe una barrera que envía por un lado el aprendizaje técnico de las notas y por otro la enseñan44

za de los elementos socioafectivos. En la Red, el énfasis es distinto porque los profesores deben superar los paradigmas involucrando todos los componentes del currículo, así que su metodología está obligada a caracterizarse por la novedad. Aunque pocos docentes de las Escuelas tienen su acervo en la pedagogía, muchos han aprendido a asumir sus potencialidades como herramientas aptas para compartir conocimientos, darle un valor destacado a la reflexión y comprender la disciplina como una aliada incondicional. “La actividad musical puede volverse una cárcel cuando me obligan y me presionan a estudiar. En la Red de Escuelas de Música de Medellín no pasa eso porque los alumnos logran encontrarle otro sentido al hábito de tener el arte en sus vidas. Aquí es un tema de integración y no de fragmentación del ser humano, porque un músico es un poeta, un actor, un pintor y un escritor, cuya misión es contarle al público una historia. Por ese entendimiento es que nosotros no somos un conservatorio tradicional”, dice Sandra Liliana González, coordinadora pedagógica de la Red, quien visita con frecuencia las Escuelas para motivar a los estudiantes a la exploración y para que los docentes no pierdan su espíritu curioso. En la Escuela de Miraflores, por ejemplo, los profesores conquistan a los discípulos de todas las edades desde los ejercicios de calenta-

miento. En plena clase de clarinete los protagonistas y antagonistas son los dedos gordos de las manos. A ellos se les destinan varios minutos porque en etapa de formación se pueden sufrir lesiones graves. Los estudiantes se paran frente a los espejos que adornan las aulas y que tienen la misión de evidenciar malas posturas, sobre todo en intérpretes de instrumentos de cuerda y viento. Los músicos en curso estiran los brazos, sacuden las manos como quien se asombra con una situación y ponen a rotar el dedo rey, que parece estar aprobando los contenidos de las asignaturas. “Al gordito hay que calentarlo muy bien para que no nos duela”, es la expresión que se escucha antes de que los clarinetes empiecen a pitar. El salón contiguo es dominio de los saxofones. El color dorado impone su presencia y su sonido, incluso por encima de la pista emitida por una grabadora con cd cuya potencia no alcanza a opacar el ímpetu de ocho adolescentes (seis mujeres, dos hombres) que ya han consolidado una relación amor-odio con su instrumento. “El vibrato es el primer maquillaje que debemos aprender. Yo hoy les quiero enseñar a vibrar con las notas”, dice el docente antes de sumarse a la banda por un lapso generoso y olvidarse de marcar el tiempo con su índice. La sesión culmina con un aplauso sentido, unísono y uniforme. Luego vienen las reflexiones y los consejos para hacerlo mejor en el próximo jam.

Clase de iniciación musical. Escuela de Música Aranjuez. Comuna 4 - Aranjuez.

Yamid Andrés López tiene veintidós años, nueve de ellos dedicados a la música. Es intérprete de la tuba y, como la mayoría de los tubistas en el mundo, llegó al instrumento por descarte. Además de su rol artístico, él asume de vez en cuando la labor de guía en la Escuela de Miraflores. Se pasea con autoridad, entra a los salones sin invitación previa y el hecho de ser prácticamente solista en todas las agrupaciones le ha otorgado la potestad para impartirles lecciones a los novatos. “La música le enseña a uno a respetar a los demás y uno aprende que si las decisiones personales afectan un conjunto, dejan de ser individuales. Todo lo que uno adquiere a partir de la música, lo puede aplicar en la cotidianidad. La música es más intensa 45


que la práctica de un deporte porque la relación es más progresiva”, afirma con categoría. “En la Red se ha implementado una nuevo currículo y puedo decir que me gusta la construcción de un nuevo tejido social a partir del aprendizaje de la música. Eso es algo que no tiene comparación”.

Encontrarse de frente con una clave de sol es sinónimo de aventura, conocimiento y reto, es la posibilidad de superarse cada día y la oportunidad de imaginarse sobre un escenario conjugando de manera vivencial la expresión “soy un artista”.

Como él, muchos estudiantes le sacan provecho al tiempo libre repasando mentalmente sus ejercicios. Sus lecturas no hacen parte del catálogo de la literatura universal, ni están enfocados en la ficción, ni en el realismo mágico; ellos encuentran emoción en las partituras. Encontrarse de frente con una clave de sol es sinónimo de aventura, conocimiento y reto, es la posibilidad de superarse cada día y la 46

oportunidad de imaginarse sobre un escenario conjugando de manera vivencial la expresión “soy un artista”. “Nuestra función se cumple cuando los alumnos salen de la Red y se van a la casa diciendo: ‘Qué rico. Me voy a tocar un poco el instrumento o voy a ver un video de mi músico favorito’. Queremos que los estudiantes tengan una motivación interna porque todo debe estar mediado por el disfrute”, cuenta Juana Eslava, asesora del componente socioafectivo. El panorama en la Escuela Alfonso López, en la comuna cinco, es similar. Tan pronto se abre la puerta de la bodega, un cuarto de diez metros de largo por seis de ancho, los instrumentos desaparecen de sus estantes y el sonido encuentra eco en todas sus paredes. Cualquier lugar es oportuno para el ensayo. Las escaleras son plazas ocupadas por los violines; mientras que los corredores son pistas de obstáculos en las que se hace indispensable sortear violonchelos para llegar hasta los salones. La dinámica en una Escuela de Música es clara y el silencio es un milagro tan escaso como las obras clásicas compuestas para ukelele. Asignaturas como Lenguaje musical, Semillero, Preorquesta y Orquesta se desarrollan en esta especie de balcón de Medellín donde el horizonte tiene su propia banda sonora. “Los formadores en Alfonso López y en las demás Escuelas de la Red

tenemos una responsabilidad inmensa, porque si los chicos ven que el docente llega puntal, que es apasionado y les ayuda a acercarse al proceso musical, ellos se van a sentir importantes y queridos. Nuestro deber es motivar la pasión”, dice Maritza Serna González, directora de esta Escuela. Ella guía los Semilleros, con los que hace gala de su paciencia; coordina la Preorquesta, en donde resuelve todo el tiempo preguntas como que si ahí va una corchea o una negra; y está al frente de la Orquesta, etapa en la que, después de que la docente levanta los brazos y dice “un, dos, tres, un…”, los estudiantes se apropian de versiones sinfónicas de canciones populares como El grito vagabundo, Traicionera, La cartera y El preso. La postal que se repite en todas las aulas muestra a formadores y alumnos repasando partituras. El docente interpreta la melodía, nota por nota, mientras los estudiantes le siguen la pista señalando con el dedo el punto en el que van en la hoja para no desubicarse ni desentonar. Para ellos, el índice es como una batuta todopoderosa, es su gps y la prueba de que la música se puede sentir, se puede ver. “Tienen que mantener el tempo, muchachos. No le pueden robar ni un sol a esa canción”, enfatiza Andrés Felipe Laverde, quien marca el compás golpeando sus nudillos con los dedos de la otra mano. Los alumnos, sentados en dos o tres

sillas plásticas en pila, de acuerdo con la dimensión del instrumento y la comodidad del intérprete, están listos para volver a empezar. “La propuesta curricular que tenemos ahora en la Red de Escuelas de Música de Medellín intenta poner en sintonía el estudio del arte musical y la creatividad. Nos interesa mucho lo sensorial, no se trata de algo conceptual y no se basa en aprenderse escalas simplemente”, asegura Wilson Berrío, asesor del Ciclo No. 3 del currículo y quien tiene el reto de condensar en la práctica las ideas de todos los docentes del sistema. Lizeth Alexandra Arrieta, de diecisiete años, lleva casi una década, más de la mitad de su vida, disfrutando de esta iniciativa artística. Su mamá, Patricia Piedrahíta, le descubrió el talento muy temprano cuando la dejaba en la cuna, le ponía música mientras ella realizaba las labores domésticas, y la niña respondía moviendo sus brazos como si estuviera parada en frente de una orquesta sinfónica y de espalda al público expectante. “A mí me hicieron escuchar música clásica desde muy pequeña y me metieron a estudiar piano en una fundación cristiana. Luego mi mamá me inscribió en la Red y yo presenté la audición con una canción que nos tocaba aprendernos, aunque cambié de instrumento porque mis dedos son muy pequeños y no me dan para deslizarlos 47


sobre las teclas”, comenta Lizeth, quien hizo el tránsito del piano al violonchelo y del violonchelo al violín. Ponerse a su altura es difícil, aunque ella se hace sentir por todos los rincones del plantel. No es casualidad el hecho de que le digan “Parlante viejo” y tampoco lo es que sea el centro de muchos de los comentarios de sus compañeros de la orquesta durante los ensayos. “Lizeth tiene muy buen oído y muy buena memoria, pero le falta ritmo”, dicen entre risas sus colegas de la sección de cuerdas. Ella les responde con más de tres horas de estudio diarias y con largas sesiones de escucha de obras de Dmitri Shostakóvich (1906 1975), su compositor favorito por su condición de guerrero musical. “Cuando estoy en el colegio, estudio mi instrumento utilizando el brazo derecho como diapasón. Ese es mi violín mental. No tengo uno propio en este momento porque mi mamá con su liquidación me lo compró y ya no me sirve”, relata sin dejar de pulsar su antebrazo y sin olvidar que la Red es una familia que la cuidó durante su única salida artística desde Medellín hacia Tunja, donde no se pudo presentar porque fue víctima de una mala jugada de la altura, su eterna enemiga. A pesar de llegar en 2016 a la mayoría edad, su apariencia revela menos de trece años. “Lo que me atrae es saber que la Red es más que una iniciativa so48

cial en la que no hay que pagar nada para estar aquí. Es un regalo muy grande que tenemos en Medellín, incluida su área rural”, sugiere Julián Zapata, asesor del Ciclo No. 2 del currículo al referirse al caso específico de la Escuela de Santa Elena. El plantel con entorno campestre tiene un mérito adicional: haber logrado que este corregimiento, a menos de una hora del centro de la ciudad, no se caracterice sólo por la elaboración de las vistosas silletas. Ahora es una potencia sonora en crecimiento y un referente en el país por despertar la curiosidad artística de niños y jóvenes. La constante es ver el desfile de los chicos con sus instrumentos a la espalda recorriendo largas distancias rurales hasta llegar a la puerta del lugar. José Guillermo Toro es trombonista y mientras camina desde su hogar hasta la Escuela va repasando la partitura de turno. Lo hace siendo consciente de las limitantes virtuosas de su cobre y enfocado en el sueño de ser director de orquesta, desde que vio en acción al colombiano Andrés Orozco-Estrada. “Fue muy natural la transición que hice de instrumentos de percusión al trombón. Hace dos años tengo uno propio y eso me ha ayudado a avanzar muy rápido en el aprendizaje. En mi casa puedo estudiar tranquilo porque vivo en una finca en Santa Elena y no tengo vecinos, entonces nadie protesta por la des-

Clase de iniciación musical. Escuela de Música Aranjuez. Comuna 4 - Aranjuez.

carga de vientos. Al comienzo a mis papás no les gustaba que yo me dedicara a la música, pero han visto mis adelantos y eso los tiene un poco más tranquilos”, confiesa este estudiante, integrante de la Orquesta Juvenil de la Red, que pasó previamente por las orquestas Inicial e Intermedia. Juan Diego Jaramillo es profesor de iniciación en esta Escuela. Él tiene un pentagrama dibujado en su mano izquierda y con este recurso hace que sus estudiantes, muchos de ellos en plena adolescencia, no se desliguen del arte. “El ritmo no da espera. Si uno duda se lo lleva el ritmo”, dice en repetidas ocasiones musicalizando su intervención

con el sonido de un güiro, instrumento musical fabricado con una calabaza de su mismo nombre. En niveles superiores están María López, clarinete; y Sara Valentina Pulgarín, trompeta. Son amigas, cómplices y compañeras de largas tertulias intelectuales. Ambas son confesas seguidoras de la música como estilo de vida. “Vivía en Pereira y cuando llegué a Santa Elena mi mamá me sugirió esta Escuela. Yo no quería porque era sacrificar todas mis tardes. Luego me dio la posibilidad de retirarme pero ya estaba muy enamorada de la música y no quería dejarla por nada del mundo”, dice María López para quien tocar un 49


instrumento es como tener una relación sentimental que se fortalece resolviendo los conflictos. Por eso, ella ha tenido grandes diferencias con su clarinete pero no ha sido capaz de separarse de él en siete años de mutuo conocimiento. A Sara Valentina Pulgarín hay muchas carreras que le llaman la atención, pero quiere ser música graduada de alguna universidad nacional. Se ha presentado dos veces en la de Antioquia pero no ha pasado. En este momento realiza una pasantía en la Fundación Salvi, entidad organizadora del Cartagena Festival Internacional de Música, y esa experiencia la ha ayudado a fortalecer sus criterios. “Hay muy pocas niñas tocando trompeta porque es un escenario para hombres, pero yo me obsesioné con el instrumento. Las trompetas todo el tiempo quieren estar tocando y pitando. En la actualidad sigue existiendo la creencia de que las maderas son para las mujeres y los cobres para los hombres. Yo no estoy de acuerdo con eso”, dice, antes de empezar su ensayo sabatino en la Escuela Montecarlo, donde se reúnen los integrantes de la Orquesta Sinfónica Juvenil, para transformar en sonido todo lo aprendido durante la semana. Esta institución queda en un punto elevado de Medellín. Para ingresar al aula hay tres requisitos: tener la lección aprendida, entrar con el instrumento afinado y despojarse

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de los zapatos, así que la frontera que separa a los que están en clase y a los que no es una muralla amorfa de calzado cuyas medidas oscilan entre las tallas 34 y 42. Las jornadas son tan rigurosas como extenuantes y mientras en la Escuela de Montecarlo la Orquesta se apropia de obras de compositores clásicos, en la Casa de la Música la Preorquesta repasa una y otra vez el himno antioqueño. “Ahora que he tomado distancia, siento que este programa es muy potente y que tiene mucha inversión y múltiples apuestas. Hay mucho que esta iniciativa le puede aportar a los procesos de ciudad en todo el territorio nacional. El principal reto ha sido realizar la sinergia entre el componente psicoafectivo y la enseñanza técnica de la música. El fruto de este trabajo tiene que verse dentro de algunos años y debe escucharse cada vez que una de sus agrupaciones salga a escena”, concluye Natalia Juliana Puerta, quien en 2011 participó en el diseño de una propuesta para el Programa de Iniciación Musical de la Red.

III

Eventos académicos Un continuo crecimiento: aprender y compartir las experiencias. En el año 2007 la Red de Escuelas de Música de Medellín creó el Seminario nacional de pedagogías y didácticas de la música, con el propósito de reflexionar y enriquecer la labor de los docentes. Más adelante se creó también el Congreso internacional de música para banda con la participación de músicos, compositores y directores de distintos países. Desde entonces, estos eventos trascendieron los propósitos de la Red y se consolidaron como espacios de encuentro anual en torno a la enseñanza y aprendizaje de la música en Colombia.

La Red de Escuelas de Música de Medellín lleva dos décadas afinándose en torno a su labor social. Su currículo, en permanente evolución, pretende aumentar la oferta de actividades para niños y jóvenes de Medellín. De ahí que su gestión sea una iniciativa con causa y también con afecto.

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52 Banda Sinf贸nica Juvenil y Coro Juvenil. III Congreso internacional de m煤sica para banda. Junio, 2012.

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México

a Miraflores. Escuela de Músic s Aires. eno Bu 9 na mu Co

D.F.

La sexta gira internacional de la Red estuvo en manos de la banda de la Escuela de Música de Miraflores, que viajó para ofrecer un concierto en la ciudad de México D.F.

Gran concierto naciona l 2009. Medellín Carabobo Nor te.

2007+2008

La Red estructuró su programa

en cinco dimensiones: Pedagógica Estético musical Administrativa Sociocultural Comunicativa

Banda Sinfónica Juvenil.

2008

Se creó la primera agrupación tipo banda de alto nivel: la Banda Sinfónica Juvenil, bajo la dirección artística del maestro belga Frank De Vuyst, integrada por estudiantes de los instrumentos de vientos y percusión, seleccionados mediante audición.

bre de 2014.

undo. Septiem

Periódico El M

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2009

Se crearon el Ensamble de Músicas Populares y la Orquesta Escuela de Tango.

Ensamble de Músicas Popu lares.

En 2010 se realizó el primer Congreso internacional de música para banda, con la participación de más de mil asistentes, talleristas, directores y compositores de talla internacional.

2010 La Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia asumió la operación total del programa, es decir, Escuelas y Agrupaciones.

o se creó En este mismo añ o la escuela númer

27 en La Loma, vere da del corregimiento de San Cristóbal, en el oc cidente de Medellín.

La Universidad de Antioquia encargó al compositor colombiano Victoriano Valencia el segundo estudio diagnóstico de la Red que, bajo el nombre Una mirada al proyecto pedagógico, estableció los lineamientos para el Plan de Acción 2010 - 2020. A partir de allí, la Red emprendió la creación de su currículo actual, que tiene como objetivo organizar los procesos formativos por ciclos y niveles, y definir metodologías unificadas con dos ejes transversales: el repertorio y el componente socioafectivo.

Orquesta de Tango.

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En el año 2007 la Red estructuró su programa en cuatro dimensiones: pedagógica, estético musical, administrativa y sociocultural. Un año después incluyó también la dimensión comunicativa, para consolidar así un esquema de formación que permite generar en la población estudiantil procesos de convivencia y cultura ciudadana, mediante el disfrute y el aprendizaje de la música. En este mismo año, la Red fortaleció su equipo de coordinación con el diseño de una estrategia de acompañamiento por áreas, que organizó las Escuelas según el tipo de instrumentos que allí se enseñan: cuerdas frotadas, vientos y percusión. En el año 2008 se creó la primera agrupación tipo banda de alto nivel: la Banda Sinfónica Juvenil, bajo la dirección artística del maestro belga Frank De Vuyst, integrada por estudiantes de los instrumentos de vientos y percusión, seleccionados mediante audición. La sexta gira internacional de la Red estuvo en manos de la banda de la escuela de música de Miraflores, que viajó para ofrecer un concierto en la ciudad de México D.F. Un año después, como parte del fortalecimiento a los procesos estético musicales, se crearon el Ensamble de Músicas Populares y la Orquesta Escuela de Tango. En 2009, se creó el convenio de cooperación con la Fundación Kreanta, que permitió la realización de varios intercambios académicos entre Medellín y Barcelona. La Universidad de Antioquia encargó al compositor colombiano Victoriano Valencia el segundo estudio diagnóstico de la Red que, bajo el nombre Una mirada al proyecto pedagógico, estableció los lineamientos para el Plan de Acción 2010 - 2020. A partir de allí, la Red emprendió la creación de su currículo actual, que tiene como objetivo organizar los procesos formativos por ciclos y niveles, y definir metodologías unificadas con dos ejes transversales: el repertorio y el componente socioafectivo.

Los seminarios nacen de la necesidad de compartir con otros profesores y así poder enriquecer los conocimientos. Esto impulsó en Medellín y otras ciudades la consolidación de redes de teatro, pintura, deportes, etcétera. Luis Alfonso Escobar Profesor de violín

Hay una alegría cuando este evento aparece cada año. Los seminarios son una maravilla porque son un espacio donde venimos a retroalimentar nuestra experiencia con la de otros tantos. María Cristina Chaverra Profesora de expresión corporal

A partir del año 2010 la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia asumió la operación total del programa, es decir, Escuelas y Agrupaciones. En este mismo año se creó la Escuela número veintisiete en La Loma, vereda del corregimiento de San Cristóbal, en el occidente de Medellín, y se realizó la primera versión del Congreso internacional de música para banda, con la participación de más de mil asistentes, talleristas, directores y compositores de talla internacional.

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Apoyos administrativos

La música es el componente vital de la Red de Escuelas de Música de Medellín. Es el corazón de este organismo vivo, que para su funcionamiento requiere de otros órganos que le permitan articularse a los fines sociales que persigue el programa. Todo el equipo de trabajo de la Red, además del compromiso de realizar con responsabilidad y honestidad las funciones propias de cada cargo, está comprometido con el cumplimiento y respeto a los lineamientos del Manual de Acuerdos para la Convivencia.

Personal de formación Para los estudiantes, sus profesores son la puerta de entrada al mundo de la música; y es también tarea suya hacer que la metodología de formación colectiva que practica la Red sirva para crear lazos de interacción duradera entre quienes pasan por ella. Por la larga trayectoria de la Red, algunos de sus actuales formadores recibieron a la vez su iniciación musical cuando eran niños en el mismo programa.

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Adicional a las funciones de secretariado regulares, ellas conocen uno a uno a cada integrante de su Escuela, son la mano derecha del personal de formación y directivos, un punto de apoyo para estudiantes, y un canal de comunicación para las familias. Dominan palmo a palmo tanto el espacio en el que las Escuelas operan, como la comunidad dentro de la que funcionan, y son por lo tanto la primera fuente de consulta de las actividades rutinarias de la Escuela.

Personal administrativo En sus manos está el detalle del funcionamiento de la Red. Aunque sus tareas están más distantes de la música y el arte, sin la ejecución de la organización, la logística y el control, la creación y la interacción social que se da en cada Escuela no sería posible. Sus tareas van desde el seguimiento a cada insumo que se requiere, hasta la coordinación de las estadísticas del programa.

Área de comunicaciones Todo el trabajo social y artístico que se desarrolla en la Red perdería gran parte de su sentido si no está en contacto con la comunidad, si no es visible para la ciudad; por eso la tarea del equipo de comunicaciones es tanto la de ayudar a articular de manera externa el programa con los públicos, con Medellín, como la de crear, apoyar o fortalecer vías de comunicación hacia el interior de la organización.

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Direcciones de Escuela

Asesorías psicosociales

Llevar la batuta de una Escuela de Música significa asumir la responsabilidad de las decisiones que allí se toman, además de definir el perfil que la misma tenga en su comunidad. Ya que su principal función es velar por el cumplimiento de los objetivos de la Red, cada dirección tiene la tarea de acompañar a docentes y asesorar a estudiantes. Son quienes, además, seleccionan los repertorios musicales de las Agrupaciones.

Dado que la Red es un programa que promueve la convivencia a través de la música, cuenta dentro de su organización con un equipo de profesionales en áreas sociales que se encargan de acompañar y asesorar a todo el componente humano que hace parte de ella para fortalecer así los vínculos entre todos, cumplir con los propósitos de formación ciudadana y construcción de tejido social, y en últimas, promover su bienestar general y su salud mental.

Asesorías zonales Como componentes de un programa social, las Escuelas de la Red se integran a las dinámicas de las comunidades en las que se ubican, y para facilitar este acoplamiento, las Asesorías zonales cumplen con la tarea de orientar la planeación de las actividades desde lo pedagógico, lo administrativo y lo social, así como la de acompañar tanto al personal vinculado, como a estudiantes y sus familias. Asesorías curriculares Tanto las Escuelas como las Agrupaciones Integradas trabajan acorde con el plan curricular trazado por la Red. Para acompañarlas en el cumplimiento de éste, el área de asesorías curriculares trabaja en equipo con los comités pedagógico y curricular en el diseño de las estrategias de formación, a la vez que capacita y orienta las áreas de dirección y formación en la implementación del currículo. 62

Dirección de las Agrupaciones Integradas Es un cargo complementario a la dirección de las Escuelas, con un enfoque específico a las Agrupaciones Integradas; en esta medida, acompaña todo el proceso formativo de sus integrantes y cumple con la tarea de cualificar los procesos musicales y articular las metodologías de trabajo.

Área de producción y programación Para que la música, como componente fundamental de este programa, pueda hacerse oír, detrás de la formación, la dirección y la interpretación está un equipo de trabajo pendiente de que todos los ingredientes que se requieren estén disponibles, desde las locaciones y horarios para los ensayos, hasta la logística necesaria para un concierto. Dentro de este equipo, la función de utilería en particular es la que hace que cada detalle, sea un instrumento, un atril, una silla, esté todas las veces a tiempo y en el lugar que le corresponde. 63


D E RA LA MA DE FELIPE Por Ana Cristina Restrepo Jiménez*

Conocer la música es conocer también una manera de encauzar la vida. En la Red hay jóvenes que se hacen músicos profesionales y otros que optan por campos diferentes. Sin embargo, la música crece y se queda con ellos como le ocurrió a Felipe. Aquí su historia, aquí su vida. Ellos sabían bien quién era. Cómo se llamaba, cuántos años tenía, dónde vivía, a qué se dedicaba.

cualquier pupilo de la Red, decían lo mismo: “A lo bien, ese pelao es músico. Déjenlo pasar”.

Felipe. Dieciséis años. Caunces de Oriente, arribita en Buenos Aires. Estudiante de la Institución Educativa La Milagrosa y contrabajista de la Red de Escuelas de Música de Medellín.

En el año 2001, en plena guerra de pandillas, Felipe regresaba de temperar con unos parientes en San Rafael. En la terminal de transporte, cuando todavía no descargaba el morral para abrazar a su padre, recibió la noticia de que no vivirían más bajo el mismo techo. Los combos habían pasado por su casa reclutando jóvenes y, puesto que sus hermanos menores no eran aptos todavía, él había sido elegido. Sólo esperaban a que llegara de las vacaciones.

Felipe Giraldo Daza apenas reconocía de vista a los muchachos de los combos del barrio La Sierra, de la comuna ocho, y La Pastora, de la nueve. Ignoraba sus nombres y jerarquías, sólo estaba seguro de que cada vez que veían pasar a

* Periodista y profesora universitaria. Autora del libro Página en blanco y directora del programa radial del mismo nombre. Columnista de El Espectador y El Colombiano. En 2015 recibió el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría Entrevista.

64 Felipe Giraldo Daza en el taller del lutier Luis Fernando Posada.

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Su papá no podía permitir que eso sucediera. Sin consultar con su hijo mayor, empacó sus pertenencias y lo dejó instalado donde la abuela Carmen, detrás de la sede original de la Escuela de Música de La Milagrosa, en la comuna nueve, al oriente del Valle de Aburrá. Felipe interrumpe el viaje de su memoria. Descansa el peso del cuerpo sobre un butaco del taller de lutería

Felipe tiene la madera para construir un instrumento y para interpretarlo. Para pulir el puente de un chelo y cambiar sus cuerdas. Para exorcizar un violín… extraer de su interior el alma suelta.

donde trabaja. Coge un instrumento de cuerdas parecido a una viola y lo sostiene entre sus rodillas, sin que toque el suelo. No tiene pica (puntal o pivote) de apoyo. Toma el arco con la palma de la mano hacia arriba y frota las cuerdas. El sonido es hondo, nostálgico, lejano. Desconocido. El tiempo se detiene.

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La música de la viola da gamba (de piernas) difumina la figura del joven artesano del siglo XXI: tenis, bluyines, camiseta roja, delantal de trabajo y boina tipo español, que en la calle le da un aire más de poeta que de músico… Más de Pablo Neruda que de Marin Marais. Los brazos lampiños de Felipe, su piel mestiza, ojos rasgados y marcadas facciones indígenas, convierten un improvisado –precioso– concierto barroco en una escena que evoca el arte colonial, enmarcada por los útiles propios de un taller de lutería. Felipe tiene la madera para construir un instrumento y para interpretarlo. Para pulir el puente de un chelo y cambiar sus cuerdas. Para exorcizar un violín… extraer de su interior el alma suelta. La música nace del espíritu creador del hombre. Y también del bosque. La penetrante esencia del aserrín del taller de lutería alguna vez tuvo el aroma del pino y el abeto, del cedro rojo del Pacífico, el ébano, el ciprés y el palosanto. Del bosque, el que los cuentos infantiles nos enseñaron a temer –lugar “peligroso”, por desconocido–, proviene buena parte de los instrumentos que construyen los lutiers. Durante veinte años, la Red de Escuelas de Música de Medellín ha penetrado en una especie de bosque, parajes urbanos por donde la mirada de la cultura pasaba de soslayo.

“La cultura es el único lugar donde las personas se pueden encontrar en pie de igualdad e intercambiar ideas libremente; se convierte en la voz principal de los oprimidos y ocupa el lugar de la política como fuerza motora del cambio”, escribió el director Daniel Barenboim en el ensayo El sonido es vida. El poder de la música.

Hijo de José Luis Giraldo y Rubiela Daza, nació en Medellín y creció en Cartagena. Es el mayor de cuatro hermanos: Felipe, Daniel, Tomás y María. Cuando tenía diez años, su madre enfermó de cáncer, la ausencia de familia en la costa los obligó a regresar. Un año después, ella falleció y decidieron permanecer en Medellín.

En los barrios, la Red ha encontrado madera para construir una mejor ciudadanía.

Felipe empezó a estudiar música rasgueando una guitarra, cantando música colombiana e interpretando el tiple y la bandola. A veces piensa que su vocación musical desciende de sus tíos-abuelos. En otras ocasiones cree que el responsable es su padrino, Juan Reinaldo Saldarriaga, profesor de música, con formación académica. Pero hay una persona que influyó de manera definitiva: el papá de Felipe era el portero del colegio Nuestra Señora del Rosario, en Miraflores, y el profesor Juan Ignacio, que enseñaba educación física, estudiaba tiple; cuando supo que el hijo de José Luis era un apasionado del instrumento se lo prestó para que pudiera estudiar en la casa. Luego se lo regaló.

♫♩♪♬ Tulio y José Duque eran dos niños del campo que siempre quisieron ser músicos. De sol a sol le insistían a su mamá para que les regalara un tiple. Con mucho esfuerzo, ella lo consiguió, pero en un descuido de los hermanitos, el instrumento quedó arruinado. No existía la más mínima posibilidad de conseguir otro. Con los pedazos del tiple quebrado, los niños tomaron las medidas y construyeron uno nuevo. Tulio y José, tíos-abuelos de Felipe Giraldo, viven en Cali: “Ya están muy viejitos, siempre tocaron música colombiana, tiple y bandola. Eran merenderos [serenateros de la calle], músicos empíricos bravísimos”, dice el joven lutier, cuyo ADN musical es difícil de descifrar.

En pleno cambio de siglo, Felipe tenía catorce años. Conocía varios niños de su institución educativa que asistían a clases en la Red. Su compañero Edwin Amariles lo invitó a inscribirse. Pasó una entrevista muy básica para observar sus aptitudes rítmi-

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cas. Ingresó a solfeo y, después de seis meses, eligió el violín como primera opción de instrumento. La segunda era el chelo. No obstante, eligió el contrabajo por la alta demanda de los otros dos instrumentos: “Lo bueno del contrabajo es que, como pocos se animan a tocarlo, no había congestión para acceder al instrumento –recuerda Felipe–. Cuando llegaba el profesor a la Red, uno le mostraba el cuaderno de registro con sus horas de estudio. Si uno no había repasado, no le daban clase. Después de tres veces seguidas, nos jalaban las orejas”. Felipe estudiaba en la jornada de la tarde de la Institución Educativa La Milagrosa, ubicada en el parque del barrio. Bajar desde Caunces de Oriente le demoraba media hora. Subir de regreso, 45 minutos. Salía

muy temprano con el almuerzo en el morral. Cuando se mudó con la abuela Carmen, la situación mejoró: “Ya no tenía que caminar media hora sino que le daba la vuelta a la cuadra”. Vivió un año en La Milagrosa, cursaba el noveno grado. A pesar de que entraba a estudiar a la una de la tarde, llegaba media hora antes a esperar en el parque a que el portero abriera la reja. En varias oportunidades le tocaron balaceras: “Se prendían las bandas del barrio Pablo Escobar con los de La Milagrosa”. Sólo una vez ingresaron a la institución educativa y “sacaron a uno de los suyos”, pero jamás han entrado a la Escuela de Música, considerada territorio neutral, de paz. “Todos los compañeros que no se dañaron estaban en la Red”, afirma Felipe. -¿Qué querés decir con “dañarse”?, pregunto.

En el año 2008, ya decidido a ser músico de academia, se retiró de la Red. Se presentó a la carrera de Música en la Universidad de Antioquia, cuya audición preparó durante cuatro meses.

-Eran pelados hijos de sus padres, de sus madres, que se iban para las esquinas y empezaban a hablar con esta gente [bandas delincuenciales]. Empezaban a tener participación en las bandas y vainas de esas. Y eventualmente los mataban por ahí. Con la Red, Felipe Giraldo viajó a Zipaquirá, Bogotá, Neiva, Bucaramanga, Cartagena y Barrancabermeja. Durante esos años, hizo

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catarsis al dolor por la pérdida de su madre, y vio cómo su padre reconstruyó su vida sentimental. En el año 2008, ya decidido a ser músico de academia, se retiró de la Red. Se presentó a la carrera de Música en la Universidad de Antioquia, cuya audición preparó durante cuatro meses. Media hora antes de su turno, la cuerda de sujeción de su contrabajo se reventó y no pudo repararla. Interpretó con un instrumento prestado y fracasó. Un mes después, empezó a estudiar en el Sena el curso de Técnico en construcción de violines. “Mi papá nunca ha sido de mucho modo, cuando le dije que había pasado al Sena todo fue alegría, pero apenas supo que era en Calatrava [Itagüí, en el extremo sur del Valle de Aburrá]…”, Felipe se cubre los ojos con la mano. Con catorce mil pesos arregló una bicicleta vieja que había colgada en el patio de la casa. Conquistó su nuevo mundo emparamado, cansado: “Los primeros días de pedaleo fueron horribles, de mucho dolor en las piernas. Me mamaba los aguaceros más verracos. Así empecé con la lutería, mi meta era construir un instrumento. Me enamoré de esto y me quedé”. ♫♩♪♬ No existe una Medellín más bonita que aquella que se divisa desde el

Felipe Giraldo con la viola da gamba que construyó.

descanso de las escalas de la Casa de la Cultura Ávila, sede de la Red de Escuelas de Música en La Milagrosa. Todos los azules, verdes y grises posibles se confunden en el horizonte, allí donde el “anaranjado progreso” parece agazaparse. La Escuela de La Milagrosa, cuna musical de jóvenes como Felipe Giraldo Daza, fue fundada el 18 de abril de 1998. Diana Patricia Pa69


lacio, actual integrante del equipo de apoyo administrativo, comenzó a asistir a la Red hace trece años como madre de un grupo de solidaridad. Desde el barrio Villatina iba a la comuna nueve para que su hija aprendiera a tocar el violonchelo. Entre los deberes de esta gestora cultural se cuenta la supervisión del estado de los instrumentos: “Hemos recibido cursos de lutería. Sabemos cuándo un instrumento está desafinado, si el puente está torcido, cuándo una clavija tiene problemas”. Recuerda a Felipe Giraldo por su dedicación y curiosidad: regresaba a la vida útil los instrumentos que estaban a punto de ser descartados. Si bien la Casa de la Cultura Ávila cuenta con unas instalaciones propias, otras sedes de la Red son alquiladas. Los primeros alumnos de

En la época más dura de la violencia entre combos, los niños se retiraban porque no vivían cerca de La Milagrosa y debían cruzar fronteras riesgosas. En los barrios de Medellín donde la Red ha hecho presencia, los instrumentos obran como escudo.

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La Milagrosa estudiaron música en un caserón al que todos llamaban “El sótano”, a la vuelta de la casa de la abuela Carmen.

ningún cuento raro –comenta Diana Patricia–. Quienes estudian música son diferentes: son pelados disciplinados, enfocados en progresar”.

Puesto que en aquel entonces los recursos eran muy reducidos, las familias buscaron formas de recolectar fondos para subsidiar transportes y refrigerios, y dotar la misma escuela. El grupo de solidaridad continúa con propósitos recreativos. Cada vez con menos frecuencia debe solucionar situaciones como la de los niños que llegan a clase sin desayunar.

La Red hace más un trabajo social que de formación de músicos, explica Felipe Londoño, egresado de la Universidad Eafit, profesor de violín de la Escuela de Música de El Poblado, a la cual asistió desde que era un niño: “En la Red nos enseñan a vivir la música desde un punto de vista emocional, la presión en la universidad es vivirla desde lo intelectual. La música de la Red es para formar mejores personas”.

La Casa de la Cultura Ávila recibe recursos de la Secretaría de Cultura Ciudadana para su funcionamiento, y allí acoge a los 179 alumnos de la Red que asisten a esta Escuela. El promedio de niños que se matricula cada año en esta sede oscila entre 250 y 300 (todos deben estar escolarizados). El motivo más frecuente de deserción es la carga académica, las entregas de notas son cruciales: si no hay buenos resultados, los padres retiran a sus hijos o los mismos alumnos toman la decisión de partir. En la época más dura de la violencia entre combos, los niños se retiraban porque no vivían cerca de La Milagrosa y debían cruzar fronteras riesgosas. En los barrios de Medellín donde la Red ha hecho presencia, los instrumentos obran como escudo: “Los muchachos no quieren estar en la guerra ni metidos en

♫♩♪♬ “Este apasionado arte [la lutería] es el de transformar la madera, que es algo que forma parte de nuestra pachita, de nuestra madre natura, en sublimes sonidos musicales”, dice Federico Cosentino, maestro de la Escuela de música y lutería de Cafayate (Salta, Argentina). Cosentino participó en el XIII Encuentro nacional de tiple, celebrado en el año 2009, en calidad de tallerista y expositor de instrumentos de cuerda latinoamericanos. Como alumno del Sena, Felipe Giraldo exhibía los violines construidos con sus compañeros. Con curiosidad, se acercó al argentino para consultarle sobre la construcción de violas da gamba. Una vez regresó a su país, Cosentino le envió la copia de

un plano que data del año 1625, del lutier inglés Henry Jaye. La primera dificultad para la construcción del instrumento fue la adquisición de la madera de pino. Felipe se enteró de que los guacales de los carros de la fábrica automotriz Sofasa eran fabricados con esa madera y vendidos a una sola persona, en Itagüí. Encontró el depósito y eligió el pino de mejor calidad. Armó la tapa. Un compañero con el que había estudiado talla ornamental en el Sena le regaló la espalda, el mástil y los aros. Trabajó con herramientas de la institución. Felipe busca las palabras precisas: “Describir la viola da gamba es muy difícil, ¡uff!, no te puedo explicar, simplemente hay que escucharla”. Hurga entre los trebejos del taller

“En la Red nos enseñan a vivir la música desde un punto de vista emocional, la presión en la universidad es vivirla desde lo intelectual. La música de la Red es para formar mejores personas”.

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hasta encontrar un disco compacto del violagambista catalán Jordi Savall. Escucha la Suite en Mi menor: fantasía, de Marin Marais. El artesano recuerda la película El Rey Sol, de Gérard Corbiau (2000), la historia de Luis XIV y el compositor italiano Jean-Baptiste Lully; también evoca Todas las mañanas del mundo, de Alain Corneau (1991), sobre la vida de Monsieur de Sainte-Colombe y su relación con el joven Marin Marais. La viola da gamba es la protagonista. “[La viola da gamba] Tiene todas las voces de las edades del hombre –explica Felipe–, es dulce y aguda. Esa música es muy nostálgica. Simplemente ese sonido fue el que me motivó a construir una. ¡Y qué encarte conseguir las cuerdas!”.

como la viola da gamba. Las violas eran una familia también, como la del violín. Los compositores son los que determinan qué se pierde y qué no se pierde. -¿Por qué un joven como vos se dedica a hacer un “dinosaurio” y no un clon, un nuevo híbrido, por ejemplo? -Me encanta la música antigua, me transporta, me hace vibrar, me hace sentir. La viola da gamba tiene un atractivo que no tienen los otros instrumentos: no todo el mundo lo tiene, ni lo conoce.

-¿Qué sabías de la viola da gamba antes de construir una?

Hace siete años, una estudiante de violonchelo le comentó al lutier Luis Fernando Posada que sabía de un joven que había construido una viola da gamba pequeñita (la primera que hizo Felipe). El lutier, también egresado del Sena, con un taller en el barrio Prado, conoció al muchacho y le propuso compartir el plano del instrumento. Él respondió que lo había construido sin plano. “Ve, más verraco todavía”, exclamó Posada.

-Es un instrumento extinto. Y extinto no quiere decir que ya no se toque: un instrumento se considera extinto cuando se deja de componer para él. Este instrumento perdió la guerra con el chelo. Es como ver la evolución del mundo: los dinosaurios se quedaron atrás, lo mismo les pasó a muchos instrumentos

Cerca de las vacaciones de diciembre de 2008, el taller en Prado estaba atestado de instrumentos para reparar, el lutier quería viajar y parecía no tener tiempo de cumplir con sus obligaciones, por eso le pidió a Felipe que fuera su asistente para terminar a tiempo. Desde entonces, trabajan juntos.

-¿Cómo las conseguiste? -Me las pidió Luis, por Amazon.

Felipe Giraldo Daza en el taller del lutier Luis Fernando Posada.

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-¿Te sirvieron los conocimientos del Sena? -En el Sena aprendimos cómo hacer un violín, pero cómo repararlo o restaurarlo lo aprendimos en el taller, juntos. Hay amigos de otras partes que nos comparten sus secretos. La lutería es en un 80% la experiencia. Uno aprende dañando mucho. -Tenés bastantes cicatrices chiquitas, ¿te cortás con mucha frecuencia? -Me he cortado muchas veces. Hay que saber muy bien cuál dedo apoya y cuáles jalan. Cuando me corto la carne queda blanca y antes de que brote la sangre, me echo pegaloca [de carpintería]. Hay pegaloca quirúrgica, pero esta me detiene la sangre. Yo cojo, me cierro la herida, me pongo microporo, y sigo trabajando. Felipe pule el alma de un violín, no se perturba con el chirrido de la fricción de la navaja sobre la madera. Conversa con Luis Fernando mientras oyen jazz y salsa. En su apartamento, en Bello, tiene las herramientas básicas: un calibrador de espesores para las tapas, el arqueador para doblar las fajas de los instrumentos, un juego de cinco gubias para vaciar las tapas, dos cepillos pequeños (uno curvo y uno plano), cuchillas, una piedra de afilar, un cepillo garlopa

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para piezas grandes, un cepillo mediano, un garlopín, serrucho, un metro. Sin embargo, no cuenta con un espacio suficientemente amplio para convertirlo en taller, ni con la que considera la herramienta fundamental de un lutier: el banco o mesón de trabajo. Felipe Giraldo espera, sin los afanes del diario, retomar la tercera viola da gamba que dejó empezada en el taller del lutier Mario Donadío. La segunda, construida con el plano inglés, la vendió a un contrabajista. Un momento de necesidad lo dejó sin alternativa: “Muy a mi pesar, pues era en la que estudiaba”. Todas las mañanas, después de despedirse de su esposa, el joven lutier asiste a una sinagoga y sale a trabajar en su bicicleta al taller. Nunca sabe con certeza a qué horas regresará. En sus escasos ratos libres, se reúne con excompañeros de la Red en la Escuela Amadeus, para interpretar un repertorio de orquesta de cámara. Por el momento, ensayan un concierto de W.A. Mozart, algunos de Antonio Vivaldi y de música colombiana.

IV Eventos de ciudad Proyección artística y nuevos sonidos para la ciudad. En el año 2011 la Red de Escuelas de Música de Medellín, en compañía de la Fundación Salvi, impulsó la realización del primer Festival de música de cámara, Festicámara. Este evento, que ha continuado anualmente, se ha consolidado como un espacio de circulación y proyección artística, de cualificación de la práctica musical y de formación de públicos en la ciudad. Actualmente hace parte de la agenda cultural de Medellín, junto a eventos como el Festival Internacional de Tango, Festival Medellín Vive la Música, la Feria de las Flores y la Fiesta de Libro y la Cultura.

Lutier, intérprete de música de cámara y andina, cantante de tonadas colombianas, ciudadano luchador, responsable y crítico con su entorno, hombre de familia. La Red de Escuelas de Música de Medellín ha sabido tocar madera.

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76 Festic谩mara 2014. Teatro Pablo Tob贸n Uribe.

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Clase de iniciación musical. Escuela de Música San Javier. Comuna 13 - San Javier.

Orquesta Escuela Boston. Sinfonía en el Museo. Iniciativa en asocio con el Museo de Antioquia.

la Red

Reafirmó su compromiso con el fortalecimiento de los procesos de convivencia y cultura ciudadana.

Estableció como principios y apuestas metodológicas el aprendizaje colectivo de la música, el trabajo en equipo y la responsabilidad compartida.

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2011 Se vincularon al equipo docentes especializados en iniciación musical para las veintisiete escuelas del programa.

El equipo de la Red se disponía a implementar el Ciclo No. 1 del nuevo currículo.

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2011 + 2012 Fueron años para el fortalecimiento académico de la Red de Escuelas de Música de Medellín.

je sinfónico. de 2012. Pala en un via Juvenil. Junio ica fón Sin Banda

+

Los enfoques de

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La Red es una oportunidad que inicia como espacio de formación musical y termina siendo una gran familia donde se aprende a ser persona, se forma la disciplina. Se transforma la vida de muchos y todos aprendemos a ver el mundo con mayor sensibilidad humana. Juliana Mejía Violinista egresada de la Red

Ésta fue una época para el fortalecimiento académico de la Red de Escuelas de Música de Medellín. A la par que se continuaban realizando eventos como el Seminario nacional de pedagogías y didácticas de la música, la segunda versión del Congreso internacional de música para banda, que se consolidaba como un espacio de intercambio de experiencias y conocimientos, y las primeras versiones de Festicámara, el equipo de la Red se disponía a implementar el Ciclo No. 1 del nuevo currículo, para lo cual se vincularon al equipo docentes especializados en iniciación musical para las veintisiete Escuelas del programa.

Festicámara nació para dar a los jóvenes una oportunidad de trabajar con los mejores músicos y mejorar su nivel académico e interpretativo. Juntos trabajan en un encuentro que dura aproximadamente un mes, del cual logran, como resultado, presentarse en una serie de conciertos en diferentes lugares de la ciudad. Julia Salvi Presidenta de la Fundación Víctor Salvi

En este momento la Red reafirmó su compromiso con el fortalecimiento de los procesos de convivencia y cultura ciudadana, para lo cual estableció como principios y apuestas metodológicas el aprendizaje colectivo de la música, el trabajo en equipo y la responsabilidad compartida. Los enfoques de derechos, territorial, poblacional, de género y desarrollo humano fueron asumidos como bases para la ejecución de la metodología del programa. 82

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FESTICÁMARA

Eventos académicos de la Red: espacios abiertos para el aprendizaje

SEMINARIO NACIONAL DE PEDAGOGÍAS Y DIDÁCTICAS DE LA MÚSICA

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Como programa social de convivencia a través de la música, la Red complementa sus actividades de formación con eventos de ciudad que se han institucionalizado poco a poco en Medellín. Desde el año 2007, Medellín tiene la oportunidad de disfrutar del Seminario nacional de pedagogías y didácticas de la música. De él pueden participar no sólo los integrantes de la Red de Escuelas de Música, sino el público externo interesado en conocer o ampliar sus conocimientos relacionados con la enseñanza de la música.

El Congreso internacional de música para banda, que se realiza en Medellín desde el 2010, representa para la ciudad un espacio para el aprendizaje y el intercambio de experiencias locales, nacionales e internacionales. En él participan músicos, compositores y directores de bandas sinfónicas de diferentes países. Dentro de la constante actividad musical que vive Medellín en todos los géneros, para todos los gustos, el Festival de música de cámara -Festicámara- representa, desde el 2011, ese espacio en el que el público que disfruta la música de cámara puede asistir a conciertos con intérpretes de alta calidad, y además complementar con actividades académicas que enriquecen ese disfrute.

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Santa Elena

CORREGIMIENTO DE SANTA ELENA

MAPA

EN PROYECTO

ZONA NORORIENTAL

CASAS DE MÚSICA

ZONA NOROCCIDENTAL ZONA CENTRO ORIENTAL

Villatina

ZONA CENTRO OCCIDENTAL ZONA SURORIENTAL

ESCUELAS

ZONA SUROCCIDENTAL

DE

MÚSICA Villahermosa

Miraflores

Montecarlo Las Nieves La Milagrosa

Popular Manrique Montecarlo Manrique Las Nieves Aranjuez Moravia Alfonso López Doce de Octubre Robledo Villatina Villa Hermosa La Milagrosa Miraflores Boston Estadio Las Independencias San Javier Villa Laura El Poblado Santa Fe Benjamín Herrera Belén Rincón Belén Parque Biblioteca La Loma San Cristóbal El Limonar San Antonio de Prado Santa Elena

Popular

El Poblado Aranjuez Moravia

Boston

Alfonso López

Santa Fe

Benjamín Herrera

Doce de Octubre Estadio Belén Rincón Robledo Belén Parque Biblioteca

San Cristóbal San Javier

CORREGIMIENTO DE SAN CRISTÓBAL

Las Independencias

CORREGIMIENTO DE SAN ANTONIO DE PRADO El Limonar

Villa Laura La Loma

San Antionio de Prado


C OR A Z Ó N DE

BARRIO Por María Andrea Kronfly Velásquez *

Hablar de las Escuelas de Música de Medellín es hablar también de los territorios que habitan. De la vida de los barrios, de las tradiciones de los corregimientos, de las personas que les dan vida. Este es un acercamiento a la Red más allá de lo que alcanza a verse en el mapa. Las ciudades tienen mapas. Están los de geografía y también los que hablan de economía, de números de habitantes, de niveles de ingresos o de condiciones climáticas. Los mapas, por lo general, entregan respuestas y a veces también son el origen de muchas preguntas. En ellos se dibujan, por ejemplo, las líneas que indican en qué barrio nació una persona, dónde queda el parque principal o qué ruta tomar para llegar a un sitio por conocer. Imagino entonces un mapa de Medellín y en él algunos puntos señalados —alfileres azules, pueden ser— ubicados exactamente en los lugares donde existen escuelas de

88 Comuna 60 - Corregimiento de San Cristóbal.

la Red de Escuelas de Música. Veintisiete puntos azules dispuestos en catorce de las dieciséis comunas y en tres de los cinco corregimientos de la ciudad, algunos formando pequeños grupos y otros más alejados, como en los extremos donde se dibujan los bordes de la ciudad. Imagino luego posibles combinaciones. Puntos verdes para las Escuelas de Música más antiguas, y rojos para las que reciben más estudiantes; alfileres amarillos para las de cuerdas y violeta para las de vientos. El plano va tomando vida, empiezan a asomar preguntas. ¿Qué pasaría si ubicáramos un punto más por cada una de las his-

* Periodista. Ha trabajado en proyectos sociales y organizaciones como la Corporación Región. Escribió Tú también has visto volar mariposas. Relatos de noviolencia en Medellín, publicado por la Secretaría de Cultura Ciudadana. Actualmente se dedica a la escritura y edición de publicaciones.

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torias que pueden contar estos lugares? Los mapas hablan, sí, pero a veces callan más de lo que dicen. Habría que intentar tal vez levantar la superficie y mirar dentro de ellos para escuchar la vida que se esconde bajo esa cómoda piel de las convenciones y las cifras.

las, como los cronistas de Indias, que narraban las costumbres de esa tierra conquistada a la par que la iban dibujando los cartógrafos. Para iniciar esta expedición, tres alfileres clavados al azar en lugares habitados por la Red de Escuelas de Música de Medellín.

Santiago Morales era un niño de diez años cuando llegó a Medellín. Nació en Irra, Risaralda, y se instaló en el barrio Villatina, donde vive desde entonces con su papá. Al preguntarle por su barrio —en la comuna ocho, centro oriente de Medellín, a los pies del Cerro Pan de Azúcar—, responde que es uno como todos, “con cosas buenas y malas. La gente dice que es un barrio muy peligroso, pero para mí no lo es. Usted puede venir y encontrar que hay cosas muy buenas”.

“En Villatina vive gente de mucha valentía”, dice Myriam Luz Escobar, que trabaja hace seis años como apoyo administrativo de la Escuela de Música. Valentía para superar tragedias como el deslizamiento de una ladera del Cerro Pan de Azúcar, en 1987, que destruyó cien casas, causó la muerte de más de quinientas personas y dejó más de dos mil damnificados, y valentía también para resistir épocas fuertes de violencia, como lo recuerda don Pablo Serna, habitante de Villatina desde 1981: “Esto ha tenido unos problemas gravísimos, pero ahora es de los barriecitos buenos de Medellín. Hace tres años estuvo miedoso, uno tenía que esconderse. Pero gracias al Señor que esos muchachitos se calmaron”.

La de Villatina es una historia similar a la de muchos otros barrios de Medellín. Poblado inicialmente de manera informal por personas que llegaban de municipios antioqueños, con tradiciones rurales, que trataban de adaptarse a una ciudad de imparable crecimiento. Las cifras indican, por ejemplo, que a comienzos de la década de los cincuenta, cuando recibía las primeras oleadas de pobladores que llegaban a las laderas, la ciudad tenía alrededor de trescientos cincuenta mil habitantes y ahora, seis déca-

Lo que no cuentan los mapas, por ejemplo, es que don Pablo nació en Santuario, en el oriente de Antioquia. Que durante muchos años de su vida manejó un camión y ahora, retirado de ese oficio, tiene una panadería a tres casas de distancia de la Escuela de Música de Villatina. Que la nombró Panadería La Serna para diferenciarla de otra que ya existía con su apellido y que los horarios de su negocio dependen de la Escuela, “yo abro cuando ellos entran y cierro cuando ellos se van”, dice. Que él es como el abue-

Un barrio de gente valiente

La Red, como la ciudad, también tiene un mapa. Una síntesis, hecha con líneas, de un territorio que ha visto crecer escuelas, músicos, agrupaciones. Para comprenderlo hay que adentrarse en él, caminarlo, recorrerlo; aventurarse a explorar los barrios, las vidas, las escuelas.

La Red, como la ciudad, también tiene un mapa. Una síntesis, hecha con líneas, de un territorio que ha visto crecer escuelas, músicos, agrupaciones. Para comprenderlo hay que adentrarse en él, caminarlo, recorrerlo; aventurarse a explorar los barrios, las vidas, las escue90

das después, según la Encuesta de Calidad de Vida 2014, la cifra está llegando a dos millones quinientas mil personas.

lo de estos pelaos que mecatean allá todos los días, y que nunca ha estado en un concierto de ellos porque se mantiene, dice, “pegado de las vitrinas”. La Escuela de Música de Villatina existe desde el año 2003, cuando se crearon también las de Moravia, El Popular, Blanquizal, Villa Laura y Boston, para completar hasta ese momento veintiséis Escuelas. El día que Santiago conoció la de su barrio tenía diez años, había un bingo organizado por el grupo de apoyo de la Escuela y le faltó sólo un número para ganarse una vajilla. “Unos vecinos me invitaron porque veían que yo casi no salía de la casa”. Desde entonces Santiago empezó a estudiar violín y luego pasó a la viola que le gusta más, “tiene un sonido más oscuro, más interpretativo”, dice. Ahora, a sus dieciocho años, con un piercing en la boca, vestido de camiseta negra y camisa de cuadros como si fuera una chaqueta, dice que en la Red encontró su lugar. Por eso, a pesar de que su papá lo imaginaba en el ejército y su mamá como estudiante de medicina, él se decidió por la Licenciatura en Música de la Universidad de Antioquia y ahora está en tercer semestre. Además, hace parte de la Orquesta de Tango de la Red, que se reúne los sábados para ensayar en la Escuela de Belén Parque Biblioteca, uno más de los alfileres azules del mapa, ubicado 91


en la comuna dieciséis, en el suroccidente de Medellín. “Es como abrirse nuevas perspectivas —dice Santiago—. Al conocer gente distinta, uno se da cuenta de que el mundo tiene muchas cosas para ofrecer y las personas también”.

Aranjuez, Alfonso López y los corregimientos de San Antonio de Prado, Santa Elena y San Cristóbal. Desde entonces, por la Escuela de Belén Rincón han pasado anualmente un promedio de ciento cuarenta estudiantes de instrumentos de vientos, con edades entre los siete y los veintidós años.

La música no se rinde “Belén Rincón, sin la escuela de música, sería como un barrio triste —dice Ángela María Vallejo, que vive allí hace veintitrés años y nunca ha pensado en vivir en otro lugar—. El solo hecho de pasar por la Escuela y escuchar los instrumentos, dice que hay algo diferente aquí”. Belén Rincón, ese barrio “amañador”, como dice Ángela, está ubicado en el suroccidente de Medellín, en la comuna dieciséis, Belén, la más poblada de la ciudad con un poco más de ciento noventa y seis mil habitantes. Entre estos, el diez por ciento son niños y niñas entre cinco y catorce años, y el diecisiete por ciento son jóvenes entre quince y veinticuatro años. El punto azul que corresponde en el mapa a la Escuela de Música de Belén Rincón está fijado dentro de la Institución Educativa Alcaldía de Medellín, un colegio público y tradicional de la ciudad. Existe allí desde 1997, año en que se fundaron las primeras seis Escuelas de la Red. Las otras cinco se abrieron en 92

Allí está, todos los días, Andrés Felipe Hernández, el director de esta Escuela. Músico desde los siete años, formado en la banda musical de su pueblo, Cisneros, clarinetista y licenciado en Educación Musical con énfasis en dirección de bandas. Desde que llegó a la Red en el 2009 su papel, además de la enseñanza de la música, ha sido el de idear estrategias para que la Escuela permanezca activa y vital aún en momentos en los que podría haberse pensado que la mejor opción era cerrarla. “Tuvimos un año donde se buscó la reubicación de la Escuela — cuenta Andrés Felipe—. No por una amenaza directa, la Escuela nunca la ha tenido, pero la violencia sí nos afectaba directamente por estar tan cerca al conflicto entre cuatro o cinco bandos de Belén Rincón. Dentro de la Escuela los estudiantes estaban seguros, pero llegar era peligroso, estábamos en el epicentro del conflicto”. Cuenta Andrés que en esa época, entre 2010 y 2011, la Escuela llegó a tener menos de cuarenta

Escuela de Música Villatina. Comuna 8 - Villa Hermosa.

estudiantes. “El semillero era de tres niños, el coro de cuatro y la banda de diez, fue casi la extinción total”. “Los papás dejaron de traer a los niños —dice Ángela—, pero yo siempre venía con mi hijo y me quedaba esperándolo. Yo veía en la Escuela la oportunidad de que el barrio sonara por otras cosas más que por la violencia”. Sin embargo, entre los que se quedaron, no faltaron las alternativas. “Fue en 2012 cuando decidimos llenar la Escuela en medio de la violencia —cuenta Andrés—. Íbamos a la iglesia, a las unidades residenciales cercanas a entregar información, y la Escuela de Música hizo una toma cultural, un desfile por todo Belén Rincón. En cierta manera era una protesta contra la

violencia, aunque no lo dijéramos explícitamente. Ese fue el punto de partida para decir que la Escuela estaba viva y funcionó muy bien”. Y así en 2013 y 2014 la Escuela de Belén Rincón se unió a otras entidades del sector y junto a la Fundación Las Américas lideraron Festivida, un festival de dos días en los que hubo actividades culturales, lúdicas, deportivas y de promoción de la salud. “Se vincularon empresas y pequeños mercados y tiendas del barrio —dice Andrés—, tuvimos las cinco unidades móviles de la Alcaldía, que no se cómo hicimos para meterlas en estas callecitas de Belén Rincón, hubo vacunación, pinta caritas, teatro, bazar, películas y conciertos. Esos dos años fueron increíbles”, dice. 93


“Aquí se cultiva mucho la flor y la legumbre”, cuenta Omaira Hidalgo, la mamá de Laura Otálvaro, estudiante de flauta traversa en la Escuela de Música de San Cristóbal. Ella, que vive hace treinta años en el corregimiento, cuenta que la población ha crecido mucho: “Más que todo en la zona rural todavía está la gente de toda la vida, pero en la parte centro ya se notan las diferencias. Antes vos salías y conocías a Fulano, Perano y Zutano, ahora no”.

Escuela de Música Villatina. Comuna 8 - Villa Hermosa.

Hoy en la Escuela de Belén Rincón hay alrededor de ciento treinta estudiantes. De ella han salido músicos como Gabriel Betancur, uno de los mejores cornistas del país; Jhonatan Saldarriaga, profesor de fagot; Natalia Ramírez, flautista; Juan Diego Arteaga, trombonista y estudiante de Música de la Universidad Eafit; Juan Esteban Piedrahita, profesor de trombón, y una lista que sería más larga si Ángela lograra recordar todos los nombres. Belén Rincón, como Villatina, también ha sido un barrio de valientes. Como Andrés y sus estudiantes, como Ángela María que nunca ha dejado de acompañar a sus hijos a la Escuela. “Quedarse en la casa es como dejar que la violencia gane”, dice.

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En lugar de barrios, veredas. En San Cristóbal el viento sopla fuerte. Desde la puerta de la Escuela de Música se pueden ver más de diez tonos de verde, casas de colores y una carretera grande, y nueva, que obliga a recordar que éste, aunque parezca el campo, aún es la ciudad. San Cristóbal es, según el Departamento Administrativo de Planeación, la comuna noventa de Medellín, un corregimiento situado en el noroccidente de la ciudad. En las diecisiete veredas que lo conforman viven más de setenta y cinco mil personas, de las cuales, según la Alcaldía de Medellín, el cuarenta y siete por ciento son menores de veinticuatro años.

Así como el corregimiento, la Escuela también ha cambiado, ha crecido. En 2012, cuando se inauguró el Parque Biblioteca Fernando Botero, se abrió también allí la nueva sede de la Escuela, una de las mejor dotadas de la Red, con salones para clases colectivas y ensayos de las agrupaciones, y cubículos insonorizados para las clases y ensayos individuales. “Antes la Escuela estaba en una sede junto a la Casa de Gobierno y era muy pequeña —cuenta Omaira—. Imaginate esos chicos estudiando en dos salones, en esa estrechura. Para ensayar era una odisea: en el mismo saloncito se hacían en un extremo los de tuba, en otro los de flauta y en otro las trompetas. Era un mercado persa”. En San Cristóbal también está la Escuela de Música de La Loma, la número veintisiete, creada en 2010 en un sector con una fuerte tradición musical bandística, donde se

realiza desde el año 2013 el Festival de Bandas y Chirimías. “Aquí hay jóvenes, niñas y niños hijos de músicos —cuenta Nelson Suárez, director de la Escuela de San Cristóbal—. La mayoría de los de La Loma han tenido esa herencia, por ejemplo de la familia Paniagua, que tiene reconocimiento en la ciudad por el legado musical que han conservado durante décadas”. En la Red de Escuelas de Música de Medellín hay trece Escuelas de cuerdas frotadas y catorce de vientos y percusión. En las de cuerdas, dicen, los chicos tienen personalidades más tranquilas, y en las de vientos, en cambio, hay más algarabía. “Un pelao al que le guste la

Así como el corregimiento, la Escuela también ha cambiado, ha crecido. En 2012, cuando se inauguró el Parque Biblioteca Fernando Botero, se abrió también allí la nueva sede de la Escuela, una de las mejor dotadas de la Red.

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rumba no va a escoger un violín”, dice Willington Ospina, profesor de oboe. Sin embargo, cuando se juntan en las orquestas, bandas y coros integrados las diferencias no existen. En ellas los mapas, que suelen trazar líneas divisorias, pierden sus fronteras. “Es difícil que un chico de doce años que vive en El Limonar —dice Sebastián Montoya, director de la Orquesta de Tango— se conozca con uno que vive en Manrique, son polos opuestos. Lo común a esa

“Cuando un chico está en la integrada —dice Álvaro Acosta, director de la Escuela de Música de Villatina— tiene que involucrarse con compañeros de todos los estratos sociales y económicos. Entonces no importa cómo vengas vestido, lo único importante es que hagamos música”.

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edad es relacionarse sólo con los compañeros del colegio, entonces las Agrupaciones de la Red son una forma de interactuar con personas de contextos sociales y culturales diferentes. En la Orquesta de Tango, por ejemplo, hay chicos de El Poblado, Manrique, Aranjuez, Villatina, El Limonar, Boston, es como una representación de toda la ciudad”. Las Agrupaciones Integradas de la Red, además de ser espacios para la proyección musical, son espacios de socialización. En ellas la clave es el respeto. “Cuando un chico está en la Integrada —dice Álvaro Acosta, director de la Escuela de Música de Villatina— tiene que involucrarse con compañeros de todos los estratos sociales y económicos. Entonces no importa cómo vengas vestido, lo único importante es que hagamos música. Son chicos que tienen una mente completamente diferente, más espontáneos y abiertos, porque también escuchan historias y saben, por ejemplo, que si Fulanito no trajo almuerzo porque no había en la casa, pues hay que compartir”. Lo que no dice el mapa, con sus alfileres azules, es que en Medellín hay miles de jóvenes haciendo música, traspasando límites, rompiendo fronteras, venciendo temores. Que en esta ciudad puede trazarse una cartografía sonora a través de líneas que unen en vez de separar. Que la Red de Escuelas de Música de Medellín tiene corazón de barrio.

V De país en país En Europa, la Red es Latinoamérica. En el año 2013 la Banda Sinfónica Juvenil fue invitada a participar, como representante de América Latina, en el World Music Contest. Allí, tras la realización de conciertos en Alemania, Bélgica y Holanda, el programa fue reconocido por su impacto social. Durante esta misma gira, la séptima de su historia, la Red participó en el Festival de bandas de Barcelona, en España. Ahora, como sucedía también en las primeras giras fuera del país, los integrantes de estas Agrupaciones juveniles amplían su mirada y expanden los límites de sus capacidades.

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98 Banda Sinf贸nica Juvenil. Concierto Festival de bandas de Barcelona. 2013.

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Con un equipo psicosocial enriquecido, la Red ha continuado la implementación del nuevo currículo en las veintisiete Escuelas.

Juvenil. Banda Sinfónica a. ernacional. Europ Séptima gira int

Ha renovado el manual de convivencia mediante un proceso participativo.

Buenos Aires

En el año 2014 la Orquesta de Tango participó en el Festival internacional de tango en Buenos Aires, Argentina, y realizó conciertos en cuatro ciudades más de este país.

Orqu Ciudad de Có esta de Tango. rdoba, Arge ntina.

2014

rmar La Red entra a fo ma ra og parte del pr úsica. M la Medellín Vive

ca de Eafit. Orquesta Sinfónica Juvenil y Orquesta Sinfóni Dirección: Maestro Andrés Orozco-Estrada.

La Orquesta Sinfónica Juvenil se enfrentó a uno de los montajes musicales más exigentes de su trayectoria: la Sexta Sinfonía de Mahler, en compañía de la Orquesta Sinfónica de Eafit, bajo la dirección del maestro Andrés Orozco-Estrada. Primer Festival Medellín Vive la Música. Orquesta Intermedia, Ensamble de Músicas Populares y Orquesta de Tango con Gustavo Santaolal la. Parque de los Pies Descalzos, 2014.

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Periódico Gente El Poblado Noviembre de 20 . 14.

2015 Orquesta de Tango. entina. Buenos Aires, Arg

La Red de Escuelas de Música de Medellín cuenta con veintisiete Escuelas distribuidas en todas las zonas de la ciudad, y once Agrupaciones, entre orquestas, bandas, ensambles y semilleros.

La Red ha asumido un modelo conjunto de operación entre la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín y la Universidad de Antioquia a través del cual busca, además de consolidar los alcances pedagógicos, fortalecer el acompañamiento integral a las comunidades que impacta el programa.

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os. 2014. Revista V , agosto de Argentina

La Red de Escuelas de Música de Medellín se ha ratificado en su objetivo: “Generar y fortalecer procesos de convivencia y cultura ciudadana mediante la formación de niñas, niños y jóvenes a través del disfrute y aprendizaje de la música”.

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La gira del 2013 nos permitió representar al país a través de la Red, ampliar la visión de mundo e interactuar con músicos de diversos países y culturas. Tocamos con la Banda Sinfónica de Edimburgo y en España con la Banda de la Federación Valenciana. Llevamos nuestro folclor y música colombiana a Europa. Juliana Andrea Ávila Saxofonista, Escuela de Miraflores.

A punto de cumplir veinte años, La Red de Escuelas de Música de Medellín se ha ratificado en su objetivo: “Generar y fortalecer procesos de convivencia y cultura ciudadana mediante la formación de niñas, niños y jóvenes a través del disfrute y aprendizaje de la música”. En esta etapa la Red ha asumido un modelo conjunto de operación entre la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín y la Universidad de Antioquia, a través del cual busca, además de consolidar los alcances pedagógicos, fortalecer el acompañamiento integral a las comunidades que impacta el programa. Así, con un equipo psicosocial enriquecido, la Red ha continuado la implementación del nuevo currículo en las veintisiete Escuelas, ha renovado el manual de convivencia mediante un proceso participativo, y ha mantenido la realización de los eventos como Festicámara, el Seminario nacional de pedagogías y didácticas, y el Congreso internacional de música para banda.

El hecho de que colegas de gran trayectoria como Leopoldo Federico, Raúl Garello o Néstor Marconi se asombren al escuchar esta orquesta de jóvenes, que desde Colombia tocan tango a ese nivel, que nos feliciten y quieran tocar con nosotros, es un claro signo de que vamos por buen camino, que nos llena de energías para seguir creciendo. Pablo Jaurena Director artístico de la Orquesta de Tango

En el año 2014, la Orquesta de Tango participó en el Festival internacional de tango en Buenos Aires, Argentina, y realizó conciertos en cuatro ciudades más de este país. En este mismo año la Orquesta Sinfónica Juvenil se enfrentó a uno de los montajes musicales más exigentes de su trayectoria: la Sexta Sinfonía de Mahler, en compañía de la Orquesta Sinfónica de Eafit, bajo la dirección del maestro Andrés Orozco-Estrada. En el año 2015, la Red de Escuelas de Música de Medellín cuenta con veintisiete Escuelas distribuidas en todas las zonas de la ciudad, y once Agrupaciones, entre orquestas, bandas, ensambles y semilleros. 104

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El aprendizaje de la música es, sin duda, una experiencia para la vida. Entre los miles de jóvenes que han pasado por la Red de Escuelas de Música de Medellín en estos veinte años, algunos han optado por continuar una carrera musical profesional y otros han decidido vincularse a campos diferentes. Pero todos, podría decirse que sin excepción, han ido construyendo proyectos de vida inspirados en los valores aprendidos en la Red: la disciplina, la escucha, el trabajo en equipo, el respeto por el otro, la confianza en sí mismos para convertirse en los adultos que han soñado ser desde su infancia.

Nathaly Ossa La primera vez que Nathaly vio un violín fue en la televisión. Desde ese día se enamoró de su sonido, dice, y comenzó a estudiar para convertirse en violinista. Después de pasar por las Escuelas de Alfonso López y Santa Fe, e integrar la Orquesta Sinfónica de Eafit, se graduó como abogada y posteriormente estudió Gestión Cultural en España. Actualmente, junto a Carolina Castro, también violinista egresada de la Red, dirige le empresa Gestar Cultural, con el objetivo de abrir espacios laborales para sus colegas y dinamizar el creciente mercado musical de la ciudad.

Sebastián Montoya

Ha vivido toda su vida en La Milagrosa y a los once años ingresó a la Escuela de su barrio, donde combinó durante poco tiempo sus estudios de violín con las clases de karate. Desde entonces, dice, se encarretó con la música que luego asumió como su profesión. Después de ser músico graduado de la Universidad de Antioquia, regresó a la Red como docente de violín y actualmente, a sus veintiséis años, es el director de la Orquesta de Tango, en la cual participa también como intérprete. “No me imagino la vida sin música”, dice.

Aquí una pequeñísima muestra de esas vidas enriquecidas por la música. Como las suyas, en la Red hay miles de historias por contar.

Gabriel Jaime Betancur

Después de “chulear” sus sueños de estudiar con maestros como Will Sanders y Hermann Baumann —“el papá del corno en la música mundial”—, destacarse en concursos internacionales, e integrar algunas de las orquestas más importantes de Europa; Gabriel regresó a Colombia para compartir con otros lo que ha aprendido de la música. Actualmente es profesor en la Universidad Eafit y la Universidad Autónoma de Bucaramanga, y se desempeña como cornista principal de la Orquesta Filarmónica de Medellín.

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William Esteban Chiquito

“Lo que hizo la música conmigo fue enseñarme a vivir”, dice este violinista, hoy consagrado, que comenzó sus estudios a los once años en la Escuela de Alfonso López. A los dieciocho, gracias a una beca otorgada por el pintor Fernando Botero, continuó su formación en Italia, donde ahora es profesor de la Scuola di Musica di Fiesole e integrante de la Orquesta Sinfónica de la Accademia Nazionale di Santa Cecilia en Roma. La suya ha sido una historia de crecimiento y disciplina: “En la música no existen milagros —dice—. Si no estudias, no tocas”. 107


HAY MENÚSICA EL AIRE Por Jaime Andrés Monsalve Buriticá*

Los veinte años de la Red han sido también veinte años de crecimiento musical en la ciudad. Facultades fortalecidas, agrupaciones que nacen y se mantienen, una escena que crece en su oferta, son evidencia de esta evolución. En Medellín la música vive. Hace ya unos años, una nueva “tribu urbana” empezó a tomarse las calles de Medellín. Sus integrantes fueron apareciendo con discreción, en medio de la mirada de soslayo que se proferían entre sí metaleros, punkeros y raperos. Frente a sus narices y sin que pudieran generar en ellos cosa diferente a la curiosidad, el respeto y la tregua, empezaron a pasearse, desde hace dos décadas, niños y jóvenes llevando a la espalda algún estuche, en cuya forma se podía adivinar el contenido: un violín, una trompeta, un oboe. Las cifras hablan de los buenos oficios de la Red de Escuelas de Músi-

ca de Medellín. Lo que los números no cuentan es esa especie de sensación que empezó a recorrer primero las casas y con ellas las calles, luego los barrios, el metro y la ciudad entera, cuando cada vez más niños iban siendo reconocidos por esa señal. De repente la música estaba cambiando entornos, y luego, vidas. Pero había algo más: la música estaba empezando a cambiar la propia música. El periodista Diego Londoño ha descrito en su libro Medellín en canciones la creciente calidad de los proyectos sonoros de la ciudad en

* Periodista y comentarista de música. Jefe musical y cultural de Radio Nacional de Colombia. Autor de El tango en sus propias palabras y dos libros más sobre tango. En 2011 recibió el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría Artículo Cultural para Prensa. Ha sido editor cultural de Revista Cambio, jefe de redacción de SoHo y miembro del comité editorial de Arcadia y El Malpensante.

108 Pala en un viaje sinfónico. Banda Sinfónica Juvenil. Junio de 2012.

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los últimos años: “Los sonidos han adquirido otros matices e intenciones, tanto sonoras como líricas. La preocupación por las producciones de alta calidad se han hecho evidentes (…), lejos de la violencia y más cerca de la educación, el arte y la cultura” (pág. 30). En ese proceso han intervenido varios factores, incluidos los intere-

mundo. Pero junto con esos factores, hay uno que sólo se explica a la luz de la educación musical temprana: la aparición de una sólida generación de músicos con conocimiento y academia, muchos de los cuales tomaron por primera vez un instrumento en alguna de las Escuelas de la Red, y que están interviniendo activamente en la actual escena. ♫♩♪♬

Han intervenido varios factores, incluidos los intereses cada vez más abiertos de los músicos por géneros variados, la consolidación con altibajos de una escena independiente, el cada vez menos extraño contacto con la música de todas las latitudes, y la aparición de mercados musicales y culturales que abren caminos al mundo.

ses cada vez más abiertos de los músicos por géneros variados, la consolidación con altibajos de una escena independiente, el cada vez menos extraño contacto con la música de todas las latitudes, y la aparición de mercados musicales y culturales que abren caminos al 110

Hacía siete años que Esteban Rojas Gallego no visitaba la Institución Educativa Las Nieves, del barrio Manrique. De pequeño se la pasaba del colegio a la casa cural, donde tomaba sus lecciones de violín. “Antes de la Red, este barrio era una zona conflictiva –recuerda–. Si alguien prendía pólvora había que resguardarse, porque era la manera en que se cubría el ruido de las balas”. A sus veintiséis años, Esteban es miembro de una de esas dinastías que nacieron para la música en la Red de Escuelas. Seis de sus siete hermanos aprendieron a tocar algún instrumento allí, y cinco continuaron profesionalmente. Hacia abril de 1998, cuando su abuelo llegó con la noticia de que estaban convocando a niños y jóvenes a las Escuelas recién fundadas, él y una de sus hermanas se decidieron de inmediato por el violín. Otra más optó por los vientos en la Escuela de Las Granjas, hoy Montecarlo. Pasaron pocos meses antes de convencer a una más, la alta de la

casa, a que se decantara por el contrabajo, instrumento que le calzaba bien a su complexión. Esteban se tomó en serio la vocación. Pasó por la Orquesta Infantil y por la Sinfónica Juvenil de la Red de Escuelas, y decidió continuar sus estudios en la Universidad de Antioquia. Hoy tiene un cuarteto de cuerdas con dos de sus hermanas y trabaja en proyectos de jazz y salsa. “Aunque a mediano plazo un alumno de la Red puede descubrir que lo suyo no es la música –dice–, también sabrá que haber aprendido a tocar un instrumento lo ayudará a alcanzar un grado de conciencia distinto sobre la vida en sociedad”. Uno de esos muchachos medianamente convencido de un futuro en la música era César Felipe Restrepo. Luego de trasegar ocho años por la Banda de la Escuela de Moravia, en su interior se debatía seguir o no con el fagot, instrumento en el que se perfeccionó de tal manera que Jaume Vilaseca, pianista español de jazz, gestionó para él un ejemplar de primera línea, mismo que para su sorpresa le fue entregado en público después de un concierto de la Banda en el Parque de los Deseos. La misma experiencia con la Red se encargó de despejar cualquier duda: sucedió en mayo de 2009, cuando la agrupación ChocQuibTown hizo un concierto con alumnos de Moravia. Ver en escena a Goyo, Tostao y Slow, los integrantes

del grupo de hip-hop chocoano, le voló a César la cabeza, y enfundó el fagot para dedicarse a cantar. Así comenzó su verdadera carrera en la música, convocando a siete colegas, cuatro de ellos compañeros de la Red, para crear la agrupación Estación Caribe. Un trabajo discográfico y el reconocimiento de su música como una de las propuestas más llamativas y modernas de la actual escena medellinense, dan cuenta de la relevancia de una formación en música que él agradece, a pesar de no haber seguido con el instrumento primigenio, que donó a un emprendimiento similar al que lo vio crecer: la Escuela de Música Mochila Cantora de Bucaramanga. “La Red me dejó amigos pero, sobre todo, aprendizaje; y a la hora de crear mi grupo me resultó importante la experiencia”, explica. ♫♩♪♬ Hasta hace algunos años, el único requisito que se necesitaba para entrar al programa de Música de la Universidad de Antioquia era un examen de aptitud musical. Hoy, dados los múltiples niveles de penetración de los estudios tempranos gracias a la Red de Escuelas, es necesario saber tocar un instrumento. Pocas facultades se arrogarían una condición de esas si no confiaran ciegamente en la evolución de la música de su región. Desde 2005, la Universidad de Antioquia se ha encargado de adminis111


trar y de poner en práctica las políticas de estudio de la Red de Escuelas de Música. “Muchos cambios se han hecho desde ese momento –explica Francisco Londoño Osorno, decano de la Facultad de Artes de la institución–. Todo el modelo administrativo fue revisado, se introdujeron correctivos en ciertos procesos y se estandarizaron los niveles metodológicos en todas las Escuelas”. Dentro de las posibilidades generadas por la Red, ha sido esencial el interés por acercar a sus estudiantes a las fuentes directas. Tal vez uno de sus mayores logros ha sido que músicos de talla mundial dentro de sus géneros se interesen por conocer los procesos y decidan entrar en contacto. “Pocas experiencias tan enriquecedoras para un estudiante que empieza como alternar con artistas reconocidos”, cuenta Londoño. La Red de Escuelas de Música de Medellín realiza seiscientos conciertos al año. De ellos, unos diez han sido en escenarios compartidos con artistas populares de renombre como Totó la Momposina, Calle 13, Estados Alterados, entre otros. Esos encuentros, conocidos como “hermanamientos” tienen como punto de partida talleres previos para que los estudiantes se familiaricen con la música de los invitados. En los conciertos suele haber un director itinerante y un arreglista que se encarga de la difícil tarea

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de trasvasar con visos sinfónicos lo que nació como música popular. En algunos casos el hermanamiento surge por interés de los grupos. Fue lo que sucedió con la banda de hip hop Crew Peligrosos, de Aranjuez, una de las más importantes de Medellín y de Colombia, cuyos integrantes decidieron a finales de 2012 poner dos temas en manos del arreglista de la Red, Victoriano Valencia. “Ante todo buscábamos romperles el esquema a los pelados del barrio con cosas que no se habían tocado de esa manera”, cuenta Henry Arteaga, El JKE, líder del colectivo. El experimento resultó tan oportuno que se realizaron dos conciertos: uno en el Teatro Pablo Tobón Uribe con la Banda Sinfónica Juvenil y otro, un tiempo después, en la sede Boston del Instituto Metropolitano de Medellín (ITM) con la fusión de las Escuelas de Miraflores, Boston y La Milagrosa. Al otro lado de la ciudad trabaja la Corporación Son Batá, iniciativa que busca la inserción social de niños y jóvenes de la comuna trece de Medellín por medio de la danza y la música. Si esas manifestaciones les han permitido mantener un espacio neutral en medio del conflicto de pandillas y fronteras invisibles, los logros artísticos también son elocuentes: en 2011 se hicieron al premio a Mejor Chirimía en el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, de Cali,

Banda Sinfónica Juvenil y Coro Juvenil con Miranda y Estación Caribe. Noviembre, 2014.

un palmarés casi exclusivo para agrupaciones del Chocó. Sólo un enclave más del territorio gozaba de respeto en medio del conflicto, la Escuela de la Red en Las Independencias, zona de influencia de Son Batá. Sus intereses eran similares: la corporación hoy tiene presencia en ocho instituciones educativas y más de mil trescientos niños se benefician de lecciones de percusión y danza en sus Esquinas Son Batá. Pero hacía falta un nivel de experticia aún mayor para complementar esa enseñanza. Por eso, en su momento, Sánchez tocó la puerta de la Escuela de vientos de Las Independencias, y así logró conformar una planilla de intérpretes de saxofón, clarine-

te y bombardino que, a la postre, encabezaron la gesta del Petronio y que hoy siguen participando de las agrupaciones que nacen en la Corporación como Bantú, Son Batá Hip Hop y Batá Orquesta. “Quienes tocan los vientos en el grupo son más jóvenes que los demás integrantes, porque vienen de la Red –explica el director de la corporación, John Jaime Sánchez–. Eso habla del proceso de calidad que vienen realizando”. ♫♩♪♬ En su libro 15 años de canciones contadas, el periodista Santiago Arango pone de manifiesto una hipótesis, esgrimida en “pequeños circuitos de discusión”, acerca de

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cómo la violencia llegó también a ser una enemiga de la creación. Dice Arango que antaño esa situación “obligaba a los muchachos de Medellín a estar encerrados en las casas sin poder expresarse, ir a conciertos o a un baile”. Hoy, como en una explosión de desfogue, la siguiente generación se ve contagiada de “unas agallas para empezar a hacer música, es decir lo que no se pudo, revolotear y hacer travesuras en la cabeza como no fue posible hacerlo antes en las calles” (pág. 81). El JKE, de Crew Peligrosos, no tiene asomo de rubor en decir que lo único que podía oír en vivo en su barrio, Aranjuez, “eran las balaceras”. La música que se hacía en aquel momento obedecía a ese

Los 4600 estudiantes anuales de la Red garantizan, entre otras, una mayor oferta de músicos entrenados en elementos académicos, lo que redunda en calidad y exigencia.

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mismo espíritu: los movimientos conocidos como Metal Medallo y Punk Medallo fueron originalísimos por haber nacido de la intuición, alejados de cualquier desarrollo académico posible. La escena se fue sopesando con la aparición posterior de propuestas desde el jazz, el blues y el reggae. Era apenas el comienzo de una de las situaciones que Francisco Londoño pone de relieve en esta nueva Medellín sonora: que hoy tener unas bases musicales, además de ser algo cada vez más notorio, es un asunto bien visto. “Gran parte del público de los conciertos de la Red está conformado por familiares de los alumnos, que siempre dejan ver un gran orgullo –explica el decano–. Eso cambió el imaginario del oficio del músico, y hoy profesionalizarse en ello en Medellín implica reconocimiento social”. Los 4600 estudiantes anuales de la Red garantizan, entre otras, una mayor oferta de músicos entrenados en elementos académicos, lo que redunda en calidad y exigencia. “Digamos que antes vos sólo podías trabajar con un buen contrabajista si tenías suerte. Hoy no es raro que te lleguen quince”, dice alguien que también ha trabajado con músicos de la Red, el cantautor Carlos Palacio, Pala, quien vivió cerca de quince años por fuera de Medellín y hoy, dice, no podría pensar en otra ciudad como eje de su labor: “Hoy, simplemente debo decir que esta

ciudad me ofrece lo que ningún otro lugar de América Latina”.

diferentes estilos orquestales de la música ciudadana.

Y si antes esos mismos músicos podían acercarse al jazz, la canción de autor o el rock con una mirada casi que exclusivamente sinfónica, desde finales de la década del 2000 muchos de ellos han logrado perfeccionarse en aquellos géneros gracias a los Semilleros y Ensambles de Músicas Populares. “Sabemos que ésa es la arista en donde la Red tendrá unos crecimientos importantes en poco tiempo”, explica el decano Francisco Londoño.

La Orquesta de Tango de la Red de Escuelas de Música de Medellín pudo visitar Buenos Aires y Córdoba, en Argentina, para realizar conciertos al lado de grandes del género como el bandoneonista Julio Pane, el violinista Ramiro Gallo y el guitarrista y cantor Jesús Hidalgo. Profesores de la Red especializados en el género, como el bandoneonista Marco Blandón, el contrabajista Paulo Parra, la pianista Carolina Granda y el violinista Sebastián Montoya dan ejemplo, no sólo mediante la docencia, sino a través de su propia agrupación, F-31 Quinteto (así bautizado por el modelo de avión en el que murió Gardel en

A partir de una primera mirada sobre el reconocimiento de los sonidos autóctonos colombianos, el ciclo correspondiente a Músicas Populares revisa los géneros tradicionales latinoamericanos, con estudios transversales de los elementos del jazz. “Para los estudiantes, es como abrir las puertas hacia un mundo desconocido y maravilloso –asegura Jonny Pasos, director del Ensamble de Músicas Populares de la Red– porque a diferencia de la especialidad sinfónica, en este ciclo son más importantes las notas que hay que intuir que las que vienen escritas”. Uno de los experimentos más exitosos en este sentido tiene que ver con el Semillero y Ensamble de Tango, género popular por antonomasia en Medellín, que desde 2009 hasta la fecha ha dado la posibilidad a la ciudad de contar con una Orquesta-Escuela propia, que enseña los

“Llevar hasta los barrios un instrumento de élite como el violín, en una ciudad que ha sido cruel, es un ejercicio de equidad que impacta”.

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Medellín). Y en junio de 2014, invitado por la Red, otra leyenda del bandoneón, la composición y los arreglos, el argentino Raúl Garello, fungió como estrella principal de un concierto con la Orquesta de Tango de la Red en el que oficializó el obsequio de su tema inédito, El gorrión en la cornisa, a los componentes de la que en ese mismo concierto calificó como “soberbia orquesta”. ♫♩♪♬ “Sin duda la iniciativa de la Red de Escuelas de Música de Medellín ha tenido un papel en el desarrollo de la música local. Llevar hasta los barrios un instrumento de élite como el violín, en una ciudad que ha sido cruel, es un ejercicio de equidad que impacta”. Palabras de Sara Melguizo, directora de la revista Música y de la Unión del Sector de la Música (USM), dedicada a la exploración e información de la escena independiente. Para ella, uno de los más positivos indicadores del trabajo de la Red es la participación de las familias dentro de su esquema de funcionamiento. Son sus miembros los primeros que verifican el destino de los recursos, el cumplimiento de las tareas y el transcurrir de un cronograma que puede verse entorpecido sin el acuso de esa veeduría. “En un lugar donde los referentes históricos han estado tan distorsionados, vale mucho que un niño hoy vea a otro con un violín y diga ‘quiero ser como él’”, redondea Sara. 116

Pala, que es de ese mismo opinar, tiene además una prueba a la cual remitirse: su propia experiencia conjunta con la Red. Gracias a una beca de creación de la Secretaría de Cultura de Medellín, entre 2011 y 2012, en conciertos efectuados en el Teatro Metropolitano, se estrenó Pala en un viaje sinfónico, espectáculo escénico con la participación de la Banda Sinfónica de la Red, arreglos de Victoriano Valencia y dirección orquestal de Hugo Andrés Riaño, lanzado en DVD poco tiempo después. Hoy, a la luz del tiempo, el cantautor revisa la experiencia en dos niveles, el de su obra propia al destacar “el gran hallazgo que significa evaluar la brecha entre la música tal como uno la escribe y como la reinterpretan los pelados”; y el del privilegio que constituye para cada uno de ellos su paso por la Red de Escuelas de Música: “Desde lo social, el proyecto de la Red es tan poderoso que podría sobrar la pretensión artística. Pero por fortuna por ahí también la cosa va marchando”.

La gira por Argentina es una de las mejores experiencias que he tenido en la vida. Fue muy emocionante, me gustó demasiado. Nunca imaginé que pudiera salir del país a otros escenarios, con otros públicos a quienes transmitirles mi arte y mi pasión por el violín. David Arturo Serna Villa Violinista de la Orquesta de Tango

Hermanamientos, contacto temprano con músicos de relevancia y con géneros populares del mundo, y el cimiento de unas bases en música importantes desde la infancia son asuntos que explican que la Red de Escuelas de Música de Medellín haya afectado positivamente el desarrollo sonoro de una ciudad que, más que nunca, deja percibir una sensación más que notable de música en el ambiente. 117


Alcaldía de Medellín

Modelo organizacional

Coordinación Pedagógica

Coordinación Psicosocial

Zona Oriente

Zona Occidente

Zona Sur

Zona A.I.

Asesorías Zonales

Dirección Escuelas

Dirección Escuelas

Dirección Escuelas

Dirección Agrupaciones Integradas

Asesorías Curriculares

Formadores

Formadores

Formadores

Formadores

Apoyos Administrativos

Apoyos Administrativos

Apoyos Administrativos

Apoyos Administrativos

Agrupaciones Integradas

Asesorías psicosociales

Dirección

Universidad de Antioquia

Asistencia Administrativa

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Área Mantenimiento Área Compras Coordinación Administrativa

Área Comunicaciones Área Producción y programación

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LOS DÍAS EN

LA RED


Escuela de Música San Javier. Comuna 13 - San Javier.

Escuela de Música Aranjuez. Comuna 4 - Aranjuez.

Escuela de Música Boston. Comuna 10 - La Candelaria.


Escuela de MĂşsica Aranjuez. Comuna 4 - Aranjuez.


Concierto formaci贸n de p煤blicos. Parque de los Deseos. 2015.

Concierto formaci贸n de p煤blicos. Parque de los Deseos. 2015.


Escuela de Música San Cristóbal. Comuna 60 - Corregimiento de San Cristóbal.

Ensayo Orquesta de Tango. Escuela de Música Belén Parque Biblioteca. Comuna 16 - Belén.

Escuela de Música Estadio. Comuna 11 - Laureles-Estadio.


Escuela de MĂşsica Manrique Las Nieves. Comuna 3 - Manrique.


Escuela de M煤sica San Crist贸bal. Comuna 60 - Corregimiento de San Crist贸bal.

Escuela de M煤sica Moravia. Comuna 4 - Aranjuez.


Escuela de MĂşsica Moravia. Comuna 4 - Aranjuez.















Este libro se imprimi贸 en la ciudad de Medell铆n, en el mes de noviembre de 2015. Se usaron tipograf铆as: Din y News Gotihc. Papel: Earth Pact 295 gr. Ivory 60 gr.

La portada de este libro contiene realidad aumentada. Descarga la App gratuita Layar, luego abre el aplicativo, ubica el m贸vil delante de la imagen y disfruta el contenido audiovisual.



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