El cin e y el acto de mirar ¿Podría existir una película donde la estructura narrativa fílmica: encuadre, emplazamientos, movimientos de cámara, no se identificara con la mirada del cineasta? Esto sería evidentemente imposible. Se puede hablar de la pobreza de un film en cuanto a su apuesta visual, pero aún ahí habría, dentro de las posibilidades técnicas a disposición, una mirada del cineasta. En estas líneas pretendo especificar las coordenadas de la construcción de una categoría: “cine del mirar”, o más específicamente, de un mirar “efectual”, que encuadraría el análisis de “El castillo de la pureza”, y en el que se insertarían también otras cintas que harán parte de este estudio. Es decir, esta categoría ni es universal al cine, ni es exclusiva de esta película. Al discutir el asunto de la mirada desde los estudios cinematográficos, donde ha imperado un punto de vista psicológico, se suele poner el énfasis en dos asuntos que en el caso de esta propuesta se pueden considerar secundarios. Por una parte en la identificación del espectador de la mirada del cineasta, y por otra se identifica la manera de mirar con un aparato ideológico que es, en cierta medida, exterior al film. Ambas situaciones están presentes en la generalidad del cine y no se podrían esgrimir como argumento de esta especificidad. El tema fundamental del “punto de vista” de la cámara, no haría parte de esta discusión. La cámara subjetiva o el campo – contracampo, son elementos
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