Editorial ¡Hola holita vecinitos y vecinitas! Lo sé, es muy cursi. Empezaré de nuevo: Ya estamos aquíiii *interferencias en tu pantalla del ordenador* Qué bien, qué bien, época veraniega, calor...y más calor...no me gusta. En fin, ¿qué decir? Aquí estamos otro número más después de sangre, sudor, lágrimas y unos cuantos sacrificios humanos. ¿Cómo va la cosa? Espero que estéis disfrutando de nuestra revista porque de lo contrario vosotros seréis el próximo sacrificio humano. ¿Yo he dicho eso? Qué va. Eso lo habéis soñado. A lo que iba, que este número viene cargado de cositas bonitas e interesantes (en realidad como todos, o eso espero). Andamos más cortos de personal pero no más cortos de ganas. Así que aquí llega el 4º número de Prohibido Spoilers interfiriendo en las ondas de la red. ¡Disfrutadlo! Kurisu.
Índice
4 Kurisu 7 Loivatar 10 Raki 13 Colaboraciones 16 Zona de relatos 19 Tira cómica
Maquetación realizada por: Emma F.M
Kurisu • Matsuyama Teru. Sakura Tree • Aniki
Loviatar • Injustice • Mawloc
Raki • Charlie • El beso de Klimt
Colaboraciones Sara Isabel Ramos Bono Sarabel • Dragón en el abismo • Gypsy
Zona de relatos
Un mundo que ahora existe Fanfic de Kingdom Hearts Por Loviatar Lo último que vi en vida fue aquel mocoso y su dichosa llave espada abalanzándose sobre mí. Si, fui derrotado, no tengo por qué negarlo, pero ya que todo hay que decirlo, fue por poco. Bueno, os preguntareis donde van los incorpóreos cuando mueren, puesto que viven en la nada y lo mismo son, es decir, inexistentes, al igual que su mundo. Pues bien, después de estar vagando en una luz cegadora durante días (o al menos eso me pareció a mi) llegué a un lugar situado entre la luz y la oscuridad. ¡No podía creerlo! al principio pensé que no había desaparecido, que volvía a estar vivo, ¡que quizás algún tipo de Dios en el que nunca había creído me había dado una segunda oportunidad! Pero toda esa confusión, esa esperanza, desapareció cuando a lo lejos divise la figura borrosa pero inconfundible de Saïx. El también pareció verme, porque dirigió su paso hacia donde yo me encontraba, y también yo me dirigí hacia él. —¡Xemnas!—dijo Saïx alzando la voz cuando ya casi podía tocarlo. — Saïx ¿qué es esto? ¿Tú también has vuelto a la vida? — ¿Vida? ¿Cuando hemos estado vivos realmente?—respondió con tono burlesco—Aunque te parezca imposible que un mundo inexistente como en el que vivíamos pueda tener un paralelo... es ahí mismo donde estamos ahora. Me quede atónito al escucharlo decir eso con tanta seguridad. Sin duda no podía ser mentira, Saïx era una “persona” seria, no podría tratarse de una broma. — Pero hay algunas diferencias respecto al verdadero “yo” de este mundo—dijo Saïx sacándome de mi ensimismamiento. — En este mundo podemos tener todo lo que deseamos en nuestra anterior “existencia”. — ¿Cómo es eso?—dije al mismo tiempo que en mi rostro se dibujaba una expresión de duda y repugnancia a la vez. Saïx sonrió, nunca le había visto hacer algo así. — Dime Xemnas, ¿qué es lo que más deseabas cuando estabas “vivo”? Esa pregunta hizo que se me encogiera el corazón o donde debería haber estado. Espera ¿corazón? nunca había sentido algo que no fuera odio ni rabia, nunca había sentido algo como esto. ¿No sería que realmente? Giré rápidamente la cabeza hacia un lado y dirigí la mirada al suelo. No sé porque, pero no podía soportar más la mirada de Saïx sobre mis ojos... — Xemnas.—dijo Saïx alzando de nuevo la voz para sacarme mi repentino ensimismamiento.—Están todos aquí, bueno, menos Roxas, supongo que al haber encontrado a su verdadero yo, se salvó de desaparecer, al igual que Namine. En fin, ven, te llevare con ellos. Saïx se dio media vuelta y emprendió un paso lento pero seguro, como de costumbre en él. Yo le seguí largo rato por el camino que el marcaba con su presencia. Al final llegamos a un castillo. Era extraño, no debería ser así pero poca me importaba la verdad. Saïx se giró para mirarme nuevamente y dijo: — Ya hemos llegado. Se volvió hacia la puerta y yo me coloqué a su lado. Al instante la puerta se abrió en toda su grandeza y dirigimos nuestro paso hacia el interior del castillo. Dentro todo era hermoso, todo parecía irradiar luz con su color blanco tan puro y los colores claros que se repartían entre la decoración. Saïx hizo un gesto con la cabeza para que le siguiera escaleras arriba y así hice. Llegamos a una habitación amplia con trece grandes y resplandecientes tronos colocados en círculo. Y allí estaban todos, ocupando su asiento. Saïx se dirigió a su trono y se sentó, al momento yo hice lo mismo y ocupé instintivamente mi trono. 16
— Vaya, vaya.—dijo medio riendo un joven con el pelo rojo.—Tienes instintos de líder, ¿eh, Xemnas? has ocupado correctamente tu asiento sin confundirte con el de Roxas. — Eso solo podría pasarte a ti, Axel.—respondí poniéndome a la defensiva. Todos rieron al notar que llamaba estúpido a Axel. —Tienes razón Xemnas, yo al llegar aquí me equivoqué de trono y sin querer ocupe el tuyo. Debo de tener yo también espíritu de “gran jefe”—Axel dijo las últimas palabras en un tono más alto al que había usado hasta ahora. —... para permitirme ocuparlo primero, ¿no será porque opte por mi derrota mientras que la tuya fue porque ya no podías mas con Sora? Todo rieron de nuevo, pero esta vez con más fuerza. Todos menos Saïx. — Bueno solo sabemos de tu derrota porque estas aquí con nosotros.—dijo otro joven. Este tenía el pelo rosáceo y su expresión era totalmente burlesca.—Cuéntanos, ¿cómo fue de patética tú derrota? De nuevo las risas. —Cállate Marluxia—dijo Saïx defendiéndome.—a ti también te derrotaron, ¿hace falta que te recuerde cuan patético resulto el resultado de tu pelea contra Sora, por no hablar del también patético resultado de tu traición? Marluxia hizo una mueca de dolor mezclada con el odio que sintió en esos momentos por Saïx. — ¡Cállate tu, Saïx! — Mira quien salta ahora, Larxene, la otra traidora. — Tú no te metas en esto, Demyx.—dijo Larxene dirigiéndose al joven que acababa de llamarla traidora y que ahora reía a más no poder. A mi toda esta discusión no me sorprendía para nada, nunca nos habíamos llevado demasiado bien entre los mismos componentes de la Organización XIII antes, ¿por que deberíamos hacerlo ahora? — Callaros ya, por favor.—dijo el que parecía el más mayor de todos levantando la vista de un libro que sujetaba entre sus manos.—Y que no se le ocurra a nadie discutirme cuando pido que seáis vosotros quienes paréis de discutir.—dijo al ver a Axel abrir la boca para replicarle. — Gracias, Vexen.—dijo aliviado Saïx. El resto, los que no habían tomado parte en la discusión emitió un leve suspiro de alivio al ver que todos estaban callados de nuevo. Vexen dirigió de nuevo la mirada a su libro. Estuvimos largo rato en silencio hasta que Vexen acabo su libro. Lo cerró con un golpe sordo y dirigió la mirada a los presentes. — Soís todos unos idiotas.—dijo elevando la voz y sonriendo con superioridad. — ¡¡ Viejo capullo!!—dijo Axel levantándose rápidamente de su trono y riendo. A los instantes todos comenzaron a discutir de nuevo, no sé porque tontería se les habría ocurrido ahora, pero cada uno gritaba por su desaprobación hacia cosas que no lograba entender. Ya no soportaba mas todo aquel ruido sin sentido, discutir por discutir. Me puse en pie y alzando mi voz por encima de la de todos ellos grité: — Ya no os aguanto más.—me di la vuelta y me dirigí hacia afuera. — ¡¡ Vaya líder de mierda !! ¡Si no sabes imponer orden, a lo mejor te derrotaron por eso! O no... creo que fue porque ni siquiera sabes luchar.—eso fue lo último que escuche al salir de la sala de los tronos. Bajé las escaleras y salí fuera del castillo. Me senté en algún lugar lejos de la entrada y me quede mirando al vacio. Sentía nauseas, ganas de vomitar, me sentía tan... patético. Quizás por todo lo que me habían dicho ahí dentro. De repente se me nublo la vista y note algo cálido deslizándose por mi cara. Desenfunde una mano de su guante y me la lleve hacia aquella sustancia liquida que hacía que me estremeciera. No podía ser, estaba ¿llorando? — Xemnas—dirigí mi húmeda mirada hacia quien invocaba mi nombre con tal tono de pena y vi a Saïx. Él se quedo atónito al ver las lagrimas cayendo libremente por mi rostro y suicidarse lanzándose al vacío de mi abrigo negro típico de la Organización XIII al llegar al borde mi cara. Saïx se puso frente a mí y se arrodillo. Se quito los guantes y dirigió sus manos hacia mis lágrimas, las acarició suavemente y todo mi cuerpo se estremeció. Nunca había sentido algo así.
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Zona de relatos — ¿Por qué?—la confusión que sentía era tan grande que no cabía en mi cuerpo. Me puse en pie y eche a correr hacia ningún lugar en concreto, solo donde pudiera estar alejado de Saïx ¿¡ porqué !? Cuando deje de correr me di cuenta de que estaba donde había empezado todo, la luz cegadora volvía a rodearme. —¡¡ No sigas!!—gritó una voz jadeante seguía de unos pasos apresurados. Era Saïx.—Si sigues desaparecerás para siempre. Me quede quieto y en silencio hasta que por fin me decidí a dirigirle la palabra a mi perseguidor. — Antes que vivir eternamente con ellos, prefiero desaparecer.—entonces bajé un poco la voz y dije en un tono más seguro: — Antes que vivir sintiendo. Me llevé la mano al corazón y de nuevo ese flujo cálido derramándose por mi rostro. Caí de rodillas al suelo y me entregué por completo al llanto. Saïx se acerco a mí y se colocó nuevamente frente a mí de rodillas. Me estuvo mirando largo rato en silencia hasta que se dio cuenta de que mi pena no disminuía y se unió a mí en el único abrazo que había recibido hasta ahora. Me gustó sentir su calor y no quise que se separara de mi por nada del mundo asique respondí a su abrazo estrechándolo aun mas contra mí. Oí una tierna risa y seguidamente su voz: —¿Quieres saber qué es lo que más deseaba mientras aun “vivía”? Asentí mientras aun continuábamos abrazados. —Un corazón.—dijo Saïx apartando un brazo de nuestra unión para levantarme la mirada y dirigirla hacia la suya.—Y lo he estrenado contigo. Saïx acercó sus labios a los míos y nos fundimos en los más cálidos de los besos que se pueda recibir. Cuando se aparto de mí para mirarme de nuevo volvió a hablar con voz serena: — No sé si es esto a lo que llaman amor. Sonreí, por primera vez sonreí sinceramente y fue la más tierna sonrisa que mi rostro podría haber dibujado nunca. ¿A quien quería engañar? yo también había deseado más que nada un corazón y ahora que lo tenia podía usarlo con Saïx, ahora yo podía amar, y es lo que haría con él. Me acerqué a él y ni hicieron falta palabras para expresarle lo que quería decir. Le besé y con la mirada ambos nos dijimos “Te amo, viviré siempre contigo y por ti”.
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