En esta edición, ¡comics con páginas a color!
Los ojos del Gato One Shot Por: Abraham Lugo
No te pierdas de nuestra nueva sección de Novelas Ligeras
Félix Fénix Cap. 01 Por: Cesar Cervantes
Nº 5 Oct 2016
Necromancer Cap. 01 Por: Luis Alberto Castro
Le-kroo
Cap. 05 Por: Omar Alberto Guevara
Aureus Graphers Cap. 03 Por: Suzaku
Reizu Comics Vol. 5
No parece que vayamos a frenar Ya tenemos cinco ediciones. Y Reizu Comics cada vez mejora y se innova para traerles a ustedes lo mejor del talento latino para que puedan verlo y apoyar a estos artistas. Esta es una edición especial celebrando fiestas. Reizu Comics EDICION Halloween con las continuación de las series Lekroo y Aureus Graphers por Omar Alberto Guevara y Shu Suzaku. Nueva Serie, Félix Fénix por Cesar Enrique Cervantes y un nuevo Oneshot, Los ojos del gato por Abraham Lugo. Reizu abre una
nueva sección de Novelas ligeras y la primera a estrenar es Necromancer por Luis Alberto Castro May. Con la celebración de octubre hubo un concurso para elegir la portada halloween para esta edición el ganador es Tharos Abel y su ilustración de calabaza en llamas. Buen contenido extra con tematica de estas fechas. Que disfruten esta Edicion especial
Equipo Editorial Editor en Jefe Shiro Rantaro Editor Asistente: Akuro Oruka Colaboradores en esta edición: Norman Leguizamón Andy Ryam Sebastian Giraldo (Suzaku) Redacción Shiro rantaro Imagen de portada: Tharos Abel Diagramación Andy Ryam
Bienvenido a Reizu Nº 5
Diseño de Mascota Sebastian Giraldo (Suzaku) Fecha de publicación Mensual Octubre de 2016 Reizu Comics Nº5
Contenido
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Ganador de la Portada
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Los ojos del Gato
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Félix Fénix
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Aureus Graphers
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Le-kroo
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Concurso por la portada de Halloween One Shot Por: Abraham Lugo
Cap. 01 Por: Cesar Cervantes Prol/Cap. 03 Por: Suzaku
Cap. 05 Por: Omar Alberto Guevara.
Necromancer Novela gráfica C.1
Por: Luis Alberto Castro
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Extras Corto e Ilustraciónes
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ONE SHOT
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El ojo del gato - End 20
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ILUSIÓN continúa en el Nº 5 de Reizu
SERIES
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Félix Fénix- End
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Aureus Graphers - End
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Le Kroo - End
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NOVELAS GRÁFICAS
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Capitulo 1. ¡Necro Homus! «Luz, Naturaleza y Oscuridad este es el ciclo que gobierna a la vida desde los inicios del tiempo. Luz es la creadora, la que nos brinda la vida y le da el alma a todas las cosas, a los hombres , a los animales y las plantas. Sin ella el ciclo jamás comenzaría. Naturaleza donde la vida, crece, aprende y florece. Agua, viento, tierra y fuego, los elementos donde gira y se extingue la vida.
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Oscuridad donde todos llegaremos. Si importan que raza, clase o edad tengamos. Este es el ciclo, sin fin y sin interrupción que ha continuado por toda la eternidad, conocido como Ciclo Mágico Perpetúo.» —Esto es literatura para niños de 6 años, ¿Qué esta haciendo este libro en el estante de magia avanzada? — cerró con fuerza aquel libro, el bibliotecario Fouron. La biblioteca de la cuidad de Noya Cram era la más grande el continente Edinfor, sublime en su tamaño era igual o un poco más grande que la Catedral de la Luz, alberga a más de 13,898 libros, en todas su variantes, desde libros básicos hasta los más avanzados. Fouron se había ganado el puesto de recepcionista desde hace 4 años. Un trabajo aburrido y monótono que le permitía, leer los mejores libros de manera gratuita y en un horario cómodo. Un grito de grifo anunció la salida a comer. Solo cruzó la calle a un puesto de comida rápida. —Fouron, mi cliente favorito— le dio la bienvenida el Anciano del puesto — Hoy tenemos carne de sapo del pantano recién tostada. «Siempre dices lo mismo y termino con carne dura entre mis dientes» —pensó. El sueldo no era exuberante para comer comida de calidad diariamente, al menos la carne de sapo y serpiente era barata y tenía alto contenido de nutrientes. —Dame el especial. —Por supuesto, sopa de serpiente del pantano Corium con Sapo de Groiu. Le daré un descuento por ser la décima vez en pedirlo. —
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le dijo mientras tomaba una plato hondo y le servía de la caldera más grande. El humo de la fogata se levantó cuando derramó un poco de caldo en la leña que alimentaba el fuego. El cielo era claro pero unas nubes negras y espesas amenazaban con ocultar los rayos penetrantes de sol. —Los magos del clima, nunca aciertan, ayer pronosticaron que el Sol brillaría toda la mañana y tarde, pero, ¡mira esas nubes de lluvia! —Sí, son unos idiotas, deberían leer al menos la colección «Equilibrio Tierra Agua de Hiros Jume», para predecir las lluvias. ¡Son unos idiotas iletrados que les pagan mejor que a mí por decir sandeces para el pueblo!— grito antes de dar su primera cucharada de sopa. Los estruendos del cielo lo apresuraron a terminar su plato. El Anciano cobró dándole el escandaloso descuento del 3% en la tarifa habitual. Su cambio eran unas cuentas monedas de cobre que las recogió y las metió a su bolso de cuero. Tenía que volver o arriesgarse a mojarse, eran muchos relámpagos pero no sentía ni una gota de agua caer. Cruzó la calle se dispuso a subir las escaleras, siempre le había molestado la forma en que fueron construidas, escaleras de granito largas y amplias como si fuera un estadio de duelos y diario entraran miles de personas. Cada día tenia de subir escaleras, primer plataforma, subir escaleras otra plataforma, subir escaleras entrada. Muy monótono y cansado según él Llegó a la entra y miró esas estatuas de dos grifos que adornaban la entrada de su lugar de trabajo. Al fin terminó de subir todo ese camino, se detuvo frente a la puerta grande de caoba dura y sólida. Se limpió la túnica larga y azul, llamada alba, que tenía puesta, afortunadamente la sopa de color verde no manchó las franjas gruesas blancas adornaban su uniforme de trabajo. Fouron era algo bajo así que tenía su túnica recordada para no aplastarla, un recepcionista no podía lucir como un aldeano desalineado a pesar de su presupuesto. Su túnica de mangas largas y amplias permitía ocultar el grafito y papel que usaba para apuntar en sus pequeñas notas los libros que debería leer por gusto al terminar su turno. La única diferencia entre apariencia de monje y él, era que no era calvo.
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Su cabello negro lo cortaba el mismo y le gustaba tenerlo corto, algunos detalles estéticos menores, pero no quería tener las cabelleras largas llenas de liendres. Su ojos cafés claros eran resaltados por la pulcritud de su cara igual blanca, pero como todo un intelectual su cuerpo era algo escuálido, sus brazos era lo poco que ejercitaba de tanto cargar las inmensos libros de estante a estante, le molestaba que los usuarios siempre confundieran donde colocar los libros. Se aseguró de estar limpio para pasar por las puertas de la biblioteca. Saludó mecánicamente a su Jefe que apuntaba la hora de entrada de cada uno de los bibliotecarios. Jamás se atrasaba siempre era puntual a la hora de entrada del receso para comer. Hoy le tocaba el turno de tarde, se sentó en la recepción de la puerta principal, era el turno del mes que más le gustaba podía ver quien entraba y registrarlos en los papiros, no tendría que regañar a nadie ni cargar los gruesos libros de estante en estante. —Buenas tardes —saludaba a una aldeana que venía frecuentemente. Ella sonrió fríamente y firmó con 3 S, se dirigía a los banales libros de romance. Algo que le disgustaba pero no podía evitar mirar sus caderas contonearse al momento de alejarse de su estación de trabajo. Sonrió sin que ella lo vea. Las horas pasaron lentas pero él no tenía que moverse dentro de la enorme biblioteca, solo veía pasar a la gente y asegurarse de que firmaran el papiro de entrada. Miraba como Caballeros con sus armaduras, sacerdotes, aldeanos sucios y sirvientes de nobles que copiaban los libros para evitar que sus amos salieran de sus mansiones, entraban y salían du-
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rante todo lo que le quedaba de su turno. Las horas pasaron y era tiempo de cerrar. Una de sus principales tareas hoy era echar el cerrojo a las puertas principales, verificar los sellos mágicos de las puertas y asegurarse que nadie se quedara adentro, ni el Jefe. —Adiós. —dijo con ligero sarcasmo al cerrar al Jefe. Al momento de cerrar las puertas. Gritó lleno de alegría. —¡Al fin! ¡Solo! ¡Solo!. Sacó de sus mangas su notas las leyó rápidamente y luego corrió apresurado a la zona de magia avanzada de la luz. —Si....Hoy terminaré este volumen. «Golum Spectrum Vitae » el último hechizo de este libro. Por fin conoceré lo necesario para invocarlo. Tomó el grueso tomo y lo puso en la pila de libros de su carrito, este era un modelo algo antiguo pero lo bastante largo y de solo 2 plataformas, ideal para llevar muchos cosas. Siguió tomando libro tras libro y acomodándolo estéticamente en su carrito. Alegre de que nadie lo molestara. Bailó entre las secciones sin ser visto por nadie. ¡Crash!... sonó en alguna parte de la enorme biblioteca. — ¿Qué? — volteó a todos lados buscando el origen del sonido. «¿Ladrones?» Pensó. «¿Quien quería robar libros?» Debía de haber otra razón, pero nada le venía a la cabeza. —«Source Sanis »— invocó un hechizo natural de tipo viento, era algo básico para un estudiado como él. El viento se volvió verde y lo condujo a través de los corredores. Al llegar el destello verde se disipo, Fouron quedó perplejo de lo que vio. —¿De dónde cayó esto? Unos cristales de rojo y verde era lo único que quedaba del mosaico que adornaba la ventana circular y enfrente de él se hallaba una chica pelirroja. Su cabello largo, rojo y lacio se desbordaba por todos los libros que amortiguaron su caída, su piel era aún más clara que la suya, brillaba con la luz de la luna , lo único que no podía ver eran sus
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ojos porque estaban cerrados. A lado de ella se encontraba un arco de madera blanca y con grecas tallas siguiendo el flujo de la estructura. Sus ropas estaban finamente adornadas con tela gruesa pero no era tosca, ambos manguitos de antebrazos eran grises uniformes y lisos, parecía tener una ligera armadura que la protegía de busto a la cintura. Un hombro estaba resguardado por una protección pero el otro no, a Fouron , juraría que antes vio un destello azul brillante en las grecas que estaban talladas en esa pequeña armadura —Fallé...—fue el débil murmullo que escuchó antes de verla desplomarse. Parecía que toda su energía mágica se gastó al preparar su cuerpo para la caída. Veía como una gota de sangre corría en su frente, temeroso se acercó para tratar de despertarla. Tocó su cachetes se sentían cálidos al tacto, no estaba muerta solo desmayada. La perdida de energía mágica era peligrosa, dependiendo de la afinidad del usuario. —Eres luz —afirmó mientras la inspeccionaba con la mirada. Era la primera vez en su vida que veía una mujer tan clara, hermosa y esbelta. En sus manos sintió como la temperatura de la chica subía repentinamente. Reconocía los síntomas era fatiga del cuerpo por exceso de flujo mágico. Le dio una bofetada para ver si reaccionada. —«Ter...ti...um» — susurró débilmente aquella chica pelirroja. —¿Qué? — le grito desesperado. No entendió la importancia de esas palabras. Sus débiles brazos intentaron cárgala, con mucho esfuerzo pudo levantarla y la aventó al carrito algunos libros se desbordaron. Cayó aquel libro que tenía el conjuro avanzado que estaba estudiando, lo recogió y se lo puso en el pecho de la pelirroja, se sonrojó al rosar la suavidad de esta. Tomó sus dos manos he hizo que abrazara ese libro, casi se olvidaba de su arco blanco, caminó apresuradamente donde vio que ella lo dejó caer, lo recogió y se lo puso en sus manos, inconscientemente ella lo apretó con firmeza. —El Curandero de la calle doce, ese nos podrá ayudar. La joven respondió de nuevo con la misma frase
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—«Ter...ti...» —Vamos, no morirás. Yo te ayudaré. — la interrumpió. Tomó el carrito y lo impulsó lo más rápido que podía hacia la entrada. Las ruedas sonaban amenazantes a romperse, mas en las curvas de las esquinas donde tenía que girar a la máxima velocidad que sus pies podían dar. Su calzado hacía eco por toda la biblioteca donde no había nadie que lo pudiera ayudar. Después de unos eternos instantes al fin estaba en la puerta enorme de caoba. Nervioso tomó las llaves y abrió. La pesada puerta pero bien lubricada se movió fácilmente. Vio niebla y fuego levantándose cerca del perímetro de la biblioteca y el puesto donde siempre comía se consumía por llamas azules. Eso no era lo peor, varias fuentes de humo se veían a lo lejos la ciudad, el caos era visible a lo lejos y gritos desesperados emergían de todas partes. Una figura se le acercó corriendo, lo tomó desprevenido por la túnica. —¡Hay cientos! Quizás miles... Era el Anciano del puesto, tenía una enorme herida en el cuello sus ropas estaban manchadas de carmesí. —¡Anciano! ¿Qué pasó? Fouron tocó su hombro, sintió muy húmedas sus ropas, al ver su mano comprendió todo, se estaba desangrando el Anciano, lo recostó y presionó la herida de su cuello. —Déjalo... ya es su hora— dijo tumbada la joven, que miraba la escena sin poder moverse.
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Fouron trataba de parar la hemorragia pero no podía, además de esa herida sus pies y sus antebrazos esta también estaban sangrando, las marcas eran semicirculares en la confusión no podía reconocer ese patrón. Sus ojos se nublaron. —Vamos, mañana iré a tu puesto a comer de nuevo. Pero levántate. El Anciano respondió con una sonrisa. —Te daré... un descuento... del 10%...—dijo con dificultad. Fouron dejó de presionar la herida. Rompió una manga y vendó las heridas de los brazos y piernas. Lo dejó en el suelo y presionó su pecho. La chica aún inmóvil veía como presionaba su corazón una y otra vez, la sangre se esparcía por el suelo brotaba desde el cuello. Dar una muerte digna y rápida era parte de sus creencias que le inculcaban desde niña, recordaba las palabras de su Maestra. «Todas las cosas son parte del Ciclo Pertetuo, morir es natural» Ella era una guerrera preparada para hacer lo necesario para el bien mayor, pero aquel pequeño hombre estaba derramando lágrimas, mientras sus músculos trabajaban para terminar la vida de aquel anciano. Era obvio que se conocían, ella nunca había estado en un predicamento similar, cumplir su misión o lastimar a alguien cercano. Sus creencias decían que era lo correcto, aun así no podía evitar sentir pena por aquel chico. Se requería de mucho valor para tomar una acción que muchos entenderían como asesinado y no como misericordia. Terminar con una vida de esta manera era algo nuevo que veía. Su cuerpo no le respondía quería hablar decir una palabras de confort exclamar la cita de su Maestra, pero no podía. «Dale paz» Pensó la chica, veía como a pesar de su debilidad física aquel desconocido le estaba dando una muerte lo más pronto posible a ese viejo. Una muerte digna y rápida. La calzada se volvía roja. Él estaba haciendo lo justo, el ciclo ya había terminado para aquel viejo, aquella chica estaba cansaba he iba a cerrar los ojos, pero algo le llamó la atención. El bibliotecario remojó sus manos con la sangre que estaba en el suelo, corrió dibujando un par de curvas que se dirigían a la una de las dos estatuas de grifos que adornaban la entrada.
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Se agitó buscando entre sus ropas una tiza y dibujo una serie de símbolos en la piedra caliza. —«Golum Spectrum Vitae» Escuchó y vio como ese enclenque desconocido usaba un hechizo de magia de la luz alto nivel, algo que ella no podía hacer. Sorprendida de alguien que no sea de su Orden pudiera invocarlo, sabía que la magia de ese nivel no solo eran necesario tener la afinidad mágica y el conocimiento, el Ciclo debía de favorécelo. El cuerpo del anciano se volvió cenizas y el polvo se levantó, jamás había escuchado que pasaría cuando algo de ese nivel se conjurara, así que no sabía si era algo malo o bueno, pero no podía ser peor que el error que había cometido hace unas pocas horas. El polvo negro se arremolinó formando un pequeño tornado que ascendía vertiginosamente a las estrellas. El ritual, ¿fracasó? El ascenso paró. Comenzó a girar en sentido contrario, en cada giro el color cambiaba de gris a blanco, cuando tocó la senda de sangre rápidamente la siguió hasta el grifo de piedra, la destrozó y el polvo cubrió al bibliotecario. Un quejido de ave sonó. Un pequeño grifo salió de la nada y voló torpemente hacia su amo, al llegar a él trató de posarse en su hombro. — ¡No!— grito. Había funcionado, sin embargo la cara del invocador era de decepción y seguía llorando. — ¿Por qué?, Anciano. —Vio como seguía lagrimeando— ¿Por qué te fuiste...?— Le dio un golpe, al pequeño grifo. Este se cayó al suelo, comenzó a saltar e ir rumbo a la chica, cuando llegó al carrito salto sobre ella, sus garras eran pequeñas pero bastante afiladas, debía de haber rasgado su ropa pero no lo hizo, estas se conservaron integras. El grifo giró su cabeza unos 50 grados miró sus ojos verdes claros. De repente la mezcla de ave y león lanzó el vuelo y emitió un chillido con desesperación. En el aire seguía haciendo ese molesto sonido, llegó con su amo, este le iba a volver a pegar de nuevo, pero lo esquivó el puño girando a la derecha y alejándose de su alcance. Giró y volvió para a insistir. Quería llamar su atención. Tomó un poco de altura y descendió en picada apuntando a la cabeza de su amo. Justo antes de estrellarse con él se alzó y solo le rozó el pelo con las garras.
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—¡Maldita cosa!— recogió un pedazo de piedra y se la lanzó. La roca dio en una de sus jóvenes alas causándole que perdiera el equilibrio y cayera en el piso recibiendo un duro golpe, el impacto hizo que se deslizara sobre la entrada, un poco mas y rodaría escaleras abajo. Todavía en el frío suelo continuaba chillando lo más fuerte que podía. —¿Por qué no te callas? Fouron estaba harto de ese animal no sabía que iba a hacer con el apenas era un polluelo, técnicamente no era un ave así que no estaba seguro de como referirse a él. Tenía una mezcla de sentimientos de enojo, frustración y tristeza. Su hechizo no funcionó como el predijo había creado a ese animalejo pequeño e irritante. Los sonidos de esa cosa lo tenían irritando se iba a dejar llevar por la furia, tomó una piedra más grande y lo iba a callar para siempre. Alzó la piedra lo más alto que le permitían sus brazos para darle el golpe final a su creación. — ¡Lear...emmm! —escuchó unas extrañas palabras al inicio de las escaleras. Sabía que no eran parte de encantamiento, eran más unas palabras mal dichas, como si el que las pronunciara tuviera problemas con su lengua. —¡Fp..diuir! Volvió escuchar algo, esta vez juraría que ese intento de palabra fue pronunciado por una mujer. Esto no podía ser una casualidad, el enojo no le dejó pensar con claridad, se tomó un instante para deducir. Algo estaba pasando abajo de la entrada, la oscuridad le impedía ver, pero sabía cómo solucionarlo. Apretó la piedra y le susurró. —«Fulgore Nubis »—Invocó. La chica vio como la exhalación de aquella persona se volvía fuego. Confundida pensó. «Luz, Naturaleza, ¿Dos afinidades? ¿Quién es este tipo?» La piedra fue rodeada por su aliento, la arrojó hacia el cielo para ver que estaba pasando, en el trayecto la piedra se incendió y estalló iluminando con fuego toda la entrada. «¡Hay cientos! Quizás miles...» recordó. —¿¡Necro Homus!? ¡Imposible! —
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Las extrañas palabras o gruñidos o intento de conjuros provenían de ese grupo, asustado corrió para volver a la biblioteca. —Maldita cosa... avisa...—detuvo su carrera para regresar y recoger al grifo —luego pensaré que hacer contigo. Al menos no dejaré que te... Una de esa cosas ya había subido, casi lo atrapaba de la mano. —«Fulgore Nubis» Invocó sobre su atacante, este al tocar su aliento se envolvío de fuego para ser consumido y estallar igual que la piedra. Algunos trozos de lo que quedaba golpearon a Fouron, el fuego apenas tocó su pelo y le dejó un llama en sus patillas, rápidamente se escupió un poco de saliva en la mano y la apagó, se quemó un poco la oreja pero la apagó. Había pedazos de carbón candentes regados por la entrada, esas flamas le daba mas luz para ver que se encontraba a punto de subir a la entrada principal. Esas escaleras largas y amplias ya no le parecían tan molestas. Tomó a su grifo y lo envolvió con sus ropas, su olor calmó a la mítica bestia que se quedó tranquila y callada por fin. Llego al carrito lo giró para entrar de nuevo en la biblioteca, puso al grifo encima de la chica para no tener que cargarlo y empujó a toda velocidad. —Cuídame a este o esta. No hay tiempo de hablar ¡Regresemos! Le dijo a la chica no estaba seguro si estaba consciente, tampoco le importaba mucho. Volteó para ver que estaba pasando en las escaleras, veía las cabezas de algunos que estaban subiendo. Le entró mas nervio y miedo, pero ya estaba frente a la gran puerta. «Llaves, ¿Dónde están?» Se revisaba por todo el cuerpo, volteó y vio como uno de ellos estaba al principio de la entrada. Sus ropas manchadas de rojo sus manos igual. Ese Necro Homus trataba de emular algún sonido, pero ya no le funcionaba el habla, su razonamiento estaba en estado primario. Le salía humo purpura de su boca y oídos, su ojos eran verdes su piel era pálida y despigmentada. Era un recién maldecido. Fouron no podía encontrar sus llaves, estaba seguro que las traía guardadas en sus ropas. Comenzaba a dudar si en el ajetreo se la habían caído, revisó con la mirada el piso de la entrada. No había nada que brillara.
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—Es uno, puedo con él. — le dijo a la chica y el pequeño grifo. Se tomó un breve momento para agarrar valor. Mala idea varios Necro Homus ya había completado la subida. —Estem... Mejor no, ¿Dónde dejé las llaves? Escuchó un sonido de metal, provenía de la chica. Al inspeccionar con más detalle vio que el pequeño grifo estaba mordiendo las llaves. —Dame eso maldita cosa. — le reclamó. El grifo las apretó con mas fuerza. —Cosa no las deformes, ¿Moriré aquí? Al oír el grito o grifa rompió una llave del enojo. — ¡No! Espera Cos...— vio al grifo con ojos de enojo, corrigió— ya entendí tu mensaje, perdona la pedrada. Vamos te pondré un bonito nombre y serás mi mascota. Los ojos del grifo seguían molestos pero no continuó triturando las llaves. —Te llamaré Zankyo. El grifo respondió con agitado su cabeza en negación. — ¿Von?—le seguía respondiendo no— ¿Ergo? ¿? ¿Julek? ¿Shoger? Nada ninguno parecía gustarle a su futura mascota. « ¿Voy a morir por no saber nombrar a un maldito grifo?, ¿Grifo?» —Eres chica ¿verdad? La grifa agitó sus alas en respuesta afirmativa. —Lo tengo... ¡Silia! Agitó las alas y la cabeza estaba muy alegre, Silia soltó las llaves y se echó a dormir. Rápidamente Fouron tomó las llaves. —Espero que no hayas roto algo que sea importante. 5Z nunca he oído de esa puerta. Tiró la parte de la ranura de la llave al piso y dio un vistazo rápido a las demás para asegurarse que estaban enteras. No había tiempo que perder, todos los Necro Homus se habian juntado, eran los que habia visto abajo de las escaleras subian lento pero con determinación. Eran 17 ansiosos de ir por ellos.Uno en particular salió de la multitud la niebla purpura se esparcía por su oidos, corrío directo a Fouron con anhelo de comérselo, sus manos se convirtieron en
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garras. Fouran estaba de espaldas buscando la llave correcta ya la había encontrado estaba a punto de abrir la puerta cuando un ruido lo alertó, voltio para ver que era y se sorprendió de ver un Necro Homus difente a lo que sus libros le habia enseñado. Sus uñas eran largas circulares y de un blanco brillante, su melena se había caído, solo tenía escasos cabellos muy largos que lo hacían lucir más tétrico, sus ojos también cambiaron eran rojos. Asustado Fouran movió sus manos para lanzar un encantamiento pero ese extraño Necro Homus salto con las garrras por delante y lo dejó sin tiempo de reacción. — ¡Wo...kiiii a!— gritó aquel ser. —¡Wy..oh! Intentaba emular alguna clase de palabra. Era algo confuso e incoherente. Fouron intentó lo más rápido invocar algo, hacer algún hechizo, no tenía pociones nada para tirar o arrojar estaban a un palmo de ser apuñalado brutalmente y que lo muerdan hasta desgarrarlo y morir, a lo mejor le atinaban al corazón y sería una muera algo rápida. El Necro Homus alzó sus garras y las dirigío a los ojos. Los pensamientos de Fouron era diversos. « ¿Me sacará los ojos y me los comerá vivo?, ¿Me abrirá el craneo y se comerá mis sesos? Moriré a los 20 y sin esposa...» Una flecha blanca golpeó al Necro Homus, lo derrumbó ha varios codos de Fouron, la flecha lo estaba quemando. «Que poder» —Pensó asombrado de lo que vio. En ese incomodo ángulo la chica había sacado un tiro directo al blanco. —¡Acabalo!—le gritaron. Corrió y en el suelo le lanzó el hechizo Fulgore Nubis. Su cuerpo comenzó a envolverse en llamas. —¿Eres una Sacerdotisa de la Luz?—le preguntó a su salvadora. —¿Y tú quién eres?—lo interrogo la chica. — ¡Comida!— gritó de manera tosca pero clara. Ambos voltearon a ver era ese extraño Necro Homus que se levantó envueltó en llamas y los estaba señalando con el dedo antes de explorar de manera mas violenta que los anteriores. Los otros Necro Homus se aceleraron y comenzaron a correr para ir por ellos. —Dejemos las presentaciones para después. Corre a la puerta.
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—Ya no puedo levantarme...— dijo y se volvió a desmayar. — ¿Por qué ahora?— se lamentó. Corrió de nuevo al carrito de libros, lo jaló con una mano mientras con la otra abría la puerta, metió el carrito de un fuerte empujón usando sus últimas fuerzas, esas cosas estaban llegando a la puerta, quiso cerrarla pero una mano entró y trató de evitar que cierre la puerta de caoba. Un fuerte golpe y un crujido cerró por completo la puerta, Fouron se alejó un poco y vio como se activaba el sello mágico amarillo de protección. Volteó para ver quien lo había ayudado, elevó su mirada y dijo sorprendido. — ¿Tú? Se tiró al suelo a descansar y se detuvo a analizar todo lo que había pasado solo pudo sacar una conclusión: «Los aldeanos se había convertido en «Necro Homus» o como la lengua Kikongo también los llamaban: zombi, el retornado de la muerte.»
Necromancer - End
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EXTRAS
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Abraham A. MartĂnez
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Norman Leguizamรณn 120
Alexis Gรณmez 121
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Abraham A. MartĂnez
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Zaipatyy
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Zaipatyy
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ESTAMOS RECIBIENDO HISTORIAS
¡Tú también puedes enviar tus comics
• El trabajo no puede estar siendo publicado en otro sitio • Se aceptan obras como Series, Oneshot, Cortos, 4komas e ilustraciones. • La temática es libre, dejamos a decisión del autor el Tema a utilizar. • Todos los géneros son permitidos, aparte del Yaoi, Yuri o Hentai. • Los Proyectos deben ser entregados al correo ReizuComic@gmail.com • En caso de ser narrativa gráfica, enumerar las páginas en orden para evitar confusión, nombrando cada imagen con dos dígitos, ej: 00, 01, 02... 10, 11... junto al logotipo del mismo (si loposee), un archivo txt o word con el género y resumen de la historia (solo en caso de que sea serie) todo en una carpeta ZIP o RAR con su respectivo nombre. • La serie NO debe contener la numeración escrita dentro de las páginas pues desencajaría con la paginación de la revista. Esto debe evitarse. • La narrativa gráfica debe tener la orientación de lectura de izquierda a derecha. • Las páginas son de tamaño carta con una resolución de 300 DPI con un margen mínimo de 1 cm. • La tipografía para diálogos es Lafayette comics Pro. • El máximo de páginas es de 45, para oneshot y primer capituló, 30 páginas para capítulo 2 en adelante. • La Fecha tope de entrega es 7 días antes de la edición mas cercana sin excepción (de entregar después será publicadoen el número siguiente a esa).
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Gracias por leernos, te esperamos en la prรณxima ediciรณn
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