Informe Especial
E
stamos seguros de que, una vez que participan en este Curso de Arte Quiteño, lo que el Ecuador está alcanzando y lo que la ciudad de Quito está logrando, es conseguir los mejores embajadores de la ciudad, decía Cristian Espinosa, director Metropolitano de Relaciones Internacionales del Municipio de Quito al dar inicio a la ceremonia inaugural de la XII Edición del Arte Quiteño. Frente al auditorio reunido en la Casa Guillespi, una de las más importantes casas patrimoniales del Centro Histórico, Espinosa planteaba que quienes se convierten en ‘embajadores’ son precisamente quienes tienen la posibilidad de conocer los espacios patrimoniales de cerca y su historia a profundidad; y es, justamente este el objetivo del Curso que cada año el Municipio de Quito ofrece a los Jefes de Misión y miembros de las diferentes embajadas y organismos internacionales que realizan sus actividades o tienen su sede en Quito. Cada sábado cuando se desarrolla el curso, el ambiente distendido, por fuera del protocolo habitual, posibilita el acercamiento e intercambio eficaz de conocimientos; es en las tertulias de los recesos donde los diplomáticos, técnicos de la cooperación y funcionarios internacionales departen sus criterios y, desde aquí, el conocimiento sobre la ciudad de Quito, su historia, su arte y su cultura empieza a diseminarse hacia el exterior. En la Casa Guillespi del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), Cristian Espinosa, director de Relaciones Internacionales del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito dio la bienvenida al cuerpo diplomático que participará en la XII Edición del Arte Quiteño.
Conocer las posturas académicas de las leyendas de Quito es invalorable. La leyenda del ‘Padre Almeida’ que fue una vez más transmitida por el Arq. Alfonso Ortiz Crespo este sábado 10 de junio, a través de esa maravillosa manera popular de compartir conocimientos que es la oralidad e ‘in situ’, en el claustro de San Diego donde está la cruz de piedra donde se arrepiente el padre de sus salidas clandestinas y admirando el ‘modus vivendi’ del padre franciscano de la época que se ha dispuesto en muestra en el viejo Museo; pero también a partir de una contextualización histórica donde la leyenda quizá cobra más vida, trayendo a colación cotidianidad conflictiva y quizá existencial del padre franciscano concreto, de su búsqueda de la embriaguez necesaria, de sus fugas dramáticas de la devoción, y en el posterior papel aleccionador de esta narrativa fantástica. Llevarse consigo las historias de Quito e identificarse en algún punto con ellas, hace de los participantes del Curso verdaderos divulgadores de la riqueza cultural e identitaria de una población andina, que va dejando huellas palpitantes en su música y relatos, en sus rasgos y gestos, mismos que serán transmitidos o mejor aún, contados fuera de nuestras fronteras, con el mismo afán de otras historias y otros cuentos de quien sabe qué localidades alrededor del globo, buscando significar su entorno y contar sus vidas como lecciones para otros.
Alfonso Ortiz Crespo, ex Cronista de la Ciudad, guía las visitas a los sitios patrimoniales en donde narra la historia quiteña que identifica a la ciudad de San Francisco de Quito. La primera visita contó con la participación de 70 participantes de varias embajadas y miembros de organismos internacionales acreditados en Ecuador.
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