Su origen se remonta aproximadamente al año 2.000 a. C. cuando Abraham abandonó la ciudad de Ur de Caldea en el actual país de Irak y obedeciendo a un llamado de Dios (JHWH) se dirigió a Palestina (Canaán), tierra que Dios prometió dar en herencia a sus descendientes. Allí se estableció y hacia la posteridad se constituyó un pueblo de tribus dirigidos por un anciano o patriarca.
La civilización Hebrea se desarrolla al oriente del mar mediterráneo: entre las montañas del Líbano y Siria, la península del Sinaí, el desierto arábigo y el mar mediterráneo. Actuales países de Israel, Siria y Jordania. Después del año 70 d.C. los judíos y su religión se dispersaron por todo el mundo; solamente después de la II guerra mundial en 1948 cuando la ONU creó el nuevo estado de Israel empezó el retorno.
Se consideran como los únicos monoteístas de la antigüedad. Creyeron en Dios Creado, cercano, que actuaba en su historia y que le dieron diversos nombres: Elohim, El poderoso, el Señor de los ejércitos, el Dios de Abraham, etc., pues temían pronunciar su nombre JHWH, el mismo que Dios dio a Moisés en el Sinaí; su doctrina fundamental se halla en la Torá o A. T y se resume en el Decálogo; en cada ciudad había una Sinagoga o Casa de oración y su único centro de culto lo constituyó inicialmente el tabernáculo y luego el templo de Jerusalén en donde estaba el arca del Pacto.
El culto judío se celebraba en el templo o en la sinagoga, que servía asimismo de lugar de reunión y encuentro comunitario, el rezo en público requiere de un mínimo de diez varones. La sinagoga sustituye en tal función al Templo de Jerusalén, destruido en el año 70 y lugar único de oración y peregrinación hasta su desaparición física. Del mismo modo, los sacrificios rituales que allí se efectuaban fueron reemplazados por sendas plegarias, que el judío piadoso eleva tres veces al día: al alba, por la tarde, al anochecer. En días festivos se agrega una cuarta a media mañana y sólo en Yom Kipur se cierra la celebración con una quinta plegaria.
La Torá es la fuente primera de los siete preceptos morales básicos que obligan a todo judío. 613 preceptos religiosos distribuidos así: 365 que imponen abstenerse de acción —uno por cada día del año— y 248 preceptos que obligan positivamente a hacer —uno por cada órgano del cuerpo Los preceptos jurídicos, éticos, morales y religiosos que emanan de la Torá, y que junto a su explicación de la Mishná conforman el corpus jurídico principal del judaísmo y son de obligatorio cumplimiento.
•La familia pontifical: el sumo sacerdote y la casta sacerdotal, que era la clase privilegiada. •El sanedrín: Fariseos, saduceos y maestros de la ley o escribas, presididos por el Sumo Sacerdote, era la máxima autoridad del pueblo y tomaban las decisiones más importantes. •Fariseos: fanáticos de la ley, se consideraban perfectos, puros. Procedían de las clases acomodadas y creían en la resurrección de los muertos. •Saduceos: estudiosos de la ley, abiertos a las teorías griegas y a las novedades. No creían en la resurrección.
•Maestros de la ley o Escribas: procedentes de al clase media; estudiosos de las escrituras y gozaban de mucha autoridad espiritual entre el pueblo. •Zelotes o Zelotas: fanáticos que empuñaban las armas en nombre de Dios para enfrentar a sus enemigos. •Publicanos: cobradores de impuestos y aliados de los extranjeros (Romanos), eran considerados pecadores públicos. •Nazareos: hombres consagrados a Dios de modo absoluto. •Escenas: ermitaños, autores de los escritos de Qumram.
+ Rabino: Se les considera la fuente suprema de sabiduría entre los Jueces + Aj o Aha: Esta palabra puede traducirse como "hermano" y designa al Juez de pleno derecho + Maozzim: "La fuerza". Los Jueces han mostrado desde antaño un particular interés para definirse como Cazadores Sagrados y espirituales + Cabalistas: Estos Jueces son respetados como una división aparte que tiene su propia estructura. Como su nombre indica, los Cabalistas son estudiantes de esa corriente mística y matemática propia del judaísmo.
La corona de la creación, el Hombre, es el ser que más se asemeja a Dios. Ha sido dotado de inteligencia, y tiene libre albedrío para elegir entre el bien y el mal. Su destino depende de su elección. Sin estar restringido por el pecado original o por la predestinación, tiene tres atributos principales: la razón, la libertad y la responsabilidad. Según la Tora, el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. No en su forma externa sino en la posibilidad de imitar los atributos de Dios, y en esto consiste su tarea en la Tierra: mejorar permanentemente sus calidades espirituales e intelectuales para asemejarse cada vez más a Dios y así ser Su colaborador en la permanente renovación de la creación.
El rasgo principal de la fe judía es la creencia en un Dios omnisciente, omnipotente y providente, que habría creado el universo y elegido al pueblo judío para revelarle la ley contenida en los Diez Mandamientos y las prescripciones rituales para agradarle.
En el Estado hebreo, objetivo último del sionismo, se diluye el fenómeno religioso del judaísmo abrahámico como componente esencial de la nacionalidad judía. La nostalgia por la patria, el deseo de retorno a la tierra prometida, ha ardido como una llama inextinguible en el alma de los judíos diseminados por la tierra. La espeluznante experiencia vivida bajo el terror nazi convirtió aquel anhelo en una necesidad existencial, apremiante e irrefrenable. Era indispensable disponer de un territorio propio, gobernado por autoridades judías, con leyes judías, donde guarecerse de las atrocidades, saqueos, humillaciones y matanzas del pasado.