Edición No. 24 - Junio de 2018
DUELO Y PERSONAL MÉDICO
LA FÁBRICA de personas buenas LA MIRADA DE RUBY RUMIÉ
entre el duelo y la dignidad
REVISTA REMANSO No. 24 Código ISSN 2357-5832
Contenido
Corporación Nacional e Internacional de Empresas de Servicios Funerarios, Remanso
Página La mirada de Ruby Rumié: entre el duelo y la dignidad Proceso de duelo y personal médico
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Aplicación de los principios de la terapia de aceptación y compromiso para apoyar personas en duelo
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Aproximación teórica a la muerte y su procesamiento emocional
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Frases “solo frases”
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Arte y duelo
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Aforismos de un psiquiatra
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Reacciones psíquicas ante el duelo por ideación suicida
66
Notas de duelo
70
Duelo perinatal, los nidos vacíos
78
La psicología positiva y el duelo
82
El duelo
86
Celebra la vida
88
Transición
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La fábrica de personas buenas
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El tiempo y el lugar como acompañantes del proceso de duelo
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Vulnerabilidad, construcción y sentido de vida, un año después de la tragedia invernal
98
Las ausencias desde los afectos, lecciones de vida
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La muerte de mamá desde la perspectiva de una familia del ramo funerario
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Un abrazo de alivio en el momento mas difícil de la vida
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Agenda de la memoria
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Carrera 13A No. 34 - 55 o cina 304 Bogotá - Colombia Teléfonos (1) 3383604 - 2851618 Móvil 3106663565 remanso@corporacionremanso.co.co www.corporacionremanso.com.co DIRECCION GENERAL María del Pilar Rojas Bustamante direccion@corporacionremanso.com.co mariadelpilar.remanso@gmail.com JUNTA DIRECTIVA Luis Fernando Arango Madrid Jorge Iván Ospina Isaza Néstor Tabares Hernández Alberto Lorduy Tarón Siervo Tulio Molano Bautista Juan Camilo Tavera Arcila Juan Manuel Herrera Muñoz Freddy Guerrero Zapata Trinidad Henao Romerín Néstor Alonso Gaviria Grisales COLABORADORES María Antonia Ruiz Espinal Andrés Camilo García Castrillón Paulo Daniel Acero Rodríguez Edit Oleiva Salazar Gómez Alejandra María Mejía Mejía. Diana Gisela Ríos Fernández Carolina Ospina Urrego Sergio Pérez Barrero Daniela Alejandra Londoño Bustamante Alejandro Águila Tejeda Fanny Bernal Orozco Yaneth Rubio Pinilla Maria Eugenia Salazar Rodríguez Alejandra Siordia Alcaraz Juan Carlos Tavera Álvarez Angelucci Nicola Lida Milena Beltrán Zambrano Jenniffer Aristizabal Campos Katherine Gómez Daza Itziar Fernández Sedano Mtra Sarai Juárez Hernández DISEÑO Y DIAGRAMACION Francisco Camacho elmismofranco@yahoo.es PORTADA Ceremonia en el Bodegón de La Candelaria, Ciudad antigua de Cartagena. Tejiendo Calle. Ruby Rumié.
Editorial Por: Luis Fernando Arango Madrid
Porque somos humanos, humanicemos nuestros actos “He sido testigo del extraño alivio, de las elaciones, y la acción de dar gracias al oír que los perdidos se encuentran y se devolverán. He estado al pie de los padres de niños que murieron en accidentes y otros percances, cuando ven el cuerpo que no se puede restaurar a cualquier parecido que se aproxime a su antigua apariencia. Y les he escuchado dar gracias por las partes reconocibles que no desaparecieron; por las heridas que, por horribles que fueron, no los desmembraron. Recobrar algo, cualquier cosa suya, para despedirse, decir adiós y prometer recordarlos siempre…” Thomas Linch, Humanidad. Esta experiencia, como muchas otras que documenta Thomas Linch en “UN BUEN FUNERAL” y que son comunes a todos los profesionales funerarios, a quienes de paso invito a contarlas como memoria oral o escrita, es un reconocimiento a la labor sigilosa y vocacional de quienes tenemos como misión de vida “llevar a los muertos donde tienen que ir y a los vivos donde tienen que estar” pero también se convierte en un llamado de atención a quienes han vuelto mecánicos y protocolizados los servicios. Es hora de “sentir”, es hora de trabajar por la humanización de nuestro día a día, es imperiosa la necesidad de abordar a las familias de una manera distinta, que ellos sean LO PRIMERO, dejar en segundo plano el diligenciamiento de documentos y la agenda de ceremonias religiosas. Tener la capacidad de hablar para ser escuchados, escribir para ser leídos, quejarse y dolerse para ser atendidos es inherente a la condición humana, hombres y mujeres que transpiran el recuerdo de lo vivido y la nostalgia por lo que les faltó vivir. Lo “humano” en el servicio funerario -el que va más allá del destino final del cuerpo- no es exclusivo de psicólogos o del equipo de trabajo de las empresas dedicadas a estos menesteres, es un compromiso que se asume desde la esencia de cada quien, ojala acompañada de una formación profesional en áreas de la salud o las humanidades, la palabra DUELO –de dolor- ha trascendido y su significado y puesta en práctica pasó la frontera. La necesidad de ver el cuerpo de su difunto -lo más parecido a su apariencia natural- habla de la importancia del trabajo del tanatopractor, en sus manos está la última imagen que las familias tendrán de él. Lo ideal sería que pudiera validar con la familia los detalles del maquillaje -si lo usaban- los colores de su preferencia, para el caso de los hombres, si usaba bigote o barba. Estos detalles sumados al estudio del “arte” de embalsamar que hoy por hoy incluye el uso de fluidos cosméticos se convierte en un buen inicio del proceso de duelo. La importancia de la comunicación y los comunicadores en la forma, el tono, la palabra y la construcción de discursos que consoliden relaciones. A propósito de esto, en Alemania, donde se forman Directores Funerarios, se ofrece una especialización para comunicadores de la empresa funeraria. Su formación, actitud y aptitud contribuyen en los procesos de duelo. Las redes sociales como medio de desahogo, como el papel en blanco, invitan a “contarle al mundo”, a compartir con conocidos y extraños el sentimiento, el vacío, los recuerdos… seguramente en su soledad frente a una pantalla las lágrimas saldrán a granel y al otro lado habrá alguien leyendo y redactando un saludo de condolencia, quizá sea la compañía virtual, los que están lejos pero conectados en el dolor. Los profesionales de la salud: enfermería, terapeutas, intensivistas, médicos de cuidados paliativos, psicólogos y psiquiatras entre otros… en sus manos sí que está el equilibrio mental de los dolientes. “Seres Humanos” que además de cargar con la lucha diaria de su familiar enfermo tienen que lidiar con la indolencia del sistema de salud, tratos fríos, secos, soledades sumadas a la espera del desenlace. Celebro la participación de profesionales que aportan en el contenido de esta Revista, celebro ver cómo el tema y trabajo de duelo se ha multiplicado en las funerarias, cada vez somos más los comprometidos con la filosofía de la responsabilidad empresarial. ¡Disfrútenlo!
Saludo de la Directora Ejecutiva Por: María del Pilar Rojas Bustamante
Zurcir memoria y tejer sociedad Por aquella época en que cada cosa, cada escena, cada comida –que además era elaborada y con recetas de antaño-, cada viaje y cada amigo se valoraba, no solo por la escasez sino porque “costaba mucho trabajo” conseguirlo, se leía en las puertas de algunas casas “se zurcen medias y se tejen paños”. ¡Se ZURCEN medias! y eran medias veladas. Para ello utilizaban un bombillo, de esos de antes, redondos, de vidrio tan delgado como el papel, de esos bombillos que salieron de circulación comercial por no estar alineados con el ambiente. Servía para estirar el nailon, identificar las microfibras y con una aguja muy delicada agarrar la cadeneta… seguían tejiendo las puntadas con precisión de cirujano para que fueran imperceptibles y se pudieran usar nuevamente.
Los sacos de paño, telas formadas por hilos entrecruzados en perfecta combinación, también se deshilaban y era necesario “mandarlos a tejer”, eran sacos heredados de padres a hijos, a sobrinos y primos que tenían su primera entrevista de trabajo, eran sacos que estaban en la memoria de muchos, con historias, esos hilos de colores habían recibido mil perfumes y habían viajado en múltiples maletas, paños que valía la pena recuperar. Haciendo analogía del “zurcir y tejer”, la ONU invitó a cientos de mujeres colombianas, con dolores incrustados por el desplazamiento, la muerte, la pobreza y la desigualdad, por nombrar algunos, a participar del Costurero de la Memoria, un ejercicio que invitó a ilustrar, con hilos y telas los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, desde sus recuerdos y sueños –retrospectiva y prospectiva- cómo quieren VER su mañana. Acudieron mujeres de todos los rincones de Colombia y de las zonas marginales de Bogotá, allí se encontraron las razas, las culturas, las idiosincrasias y sus sentidos de lo “espiritual”, las múltiples justificaciones del por qué Dios permitió que “eso o aquello sucediera”. El resultado no solo fue un libro de tela, con paisajes, sentimientos, recuerdos y nostalgias zurcidos con hilos y retazos - que les invito a conocer y degustar en http://nacionesunidas.org.co/zurciendo-memorias/ - sino un “sanar” heridas y duelos no superados a través de las historias que se cuentan mientras tejen kilómetros de colores. Un ejercicio que además les permitió identificar que pueden SER parte de la reconstrucción de sociedad. Espacios de narrativa musicalizada, canciones que traen al recuerdo épocas y situaciones precisas, espacios donde participan seres de “carne y hueso” con la capacidad de agarrar la cadeneta, iluminada por la luz de un bombillo y la más fina aguja para hacer tejidos individuales y colectivos. Los recuerdos son riquezas que se deben reciclar como se hace con los paños, las telas y los hilos que pueden dar forma a nuevas estructuras de vida y para la vida. Bendiciones,
Por: María Antonia Ruiz Espinal Estudiante de Comunicación Social de la Universidad EAFIT mruizes1@ea t.edu.co
Ruby Rumié con las palenqueras en la entrada del Bodegón de La Candelaria, Cartagena.
LA MIRADA DE RUBY RUMIÉ: entre el duelo y la dignidad Vasijas que guardan el dolor, palenqueras sin sus trajes de colores y vestidas de blanco, empleadas de servicio sin uniforme y empleadoras despojadas de sus carteras Louis Vuitton mirándose de frente. Así es el trabajo de Ruby Rumié, la artista cartagenera que en 2017 ganó el premio Women Together de la ONU por sus trabajos relacionados con la violencia de género, el racismo y la inequidad social. Su arte pretende dar sentido con lo visible: una escultura que puede ser duelo y una foto, dignidad.*
Ruby Rumié en el estudio.
ellas compartía los ritmos del Caribe y las historias y sus formas desparpajadas, ajenas a su deber ser, a su estrato social regido por lo que en Colombia entendemos como “las buenas costumbres”.
Cuando veía a sus nanas comer pescado con las manos, ella tenía 5 años y también quería hacerlo. En la Cartagena de los años 60, eso no estaba bien visto. Hoy tampoco. A la hora del almuerzo, quería entender por qué sus nanas no se sentaban también en el comedor familiar. Por qué la señora que lavaba, la cocinera, la que planchaba las camisas de su padre, la de la limpieza y la que corría detrás suyo todo el día comían en otro cuarto. Por qué sus tías y sus abuelas usaban el tenedor y el cuchillo, si se veía más sabroso comer con las manos.
Hoy, Ruby Rumié se ríe a carcajadas, como las nanas que la criaron. Como esas matronas cartageneras, guardianas de la herencia negra, que se pasean por las calles de Getsemaní con palanganas rebosantes de frutas y la patria en un vestido. Esas que, como sus nanas, se han convertido en parte del paisaje y mueren a diario en las postales turísticas: esclavas de la pose. Gastadas por los flashes.
Cuando creció, mantuvo el vínculo con todas esas mujeres, esas nanas negras, viejas y canosas que la habían criado. Con
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fue a un basurero. Recogió objetos y empezó a hacer un ensamble sobre lo femenino: la menstruación, la rabia, el erotismo, el dolor y la inocencia.
Su arte es preguntar El trabajo de esta artista cartagenera es, como los niños, cuestionar la realidad. Todo el tiempo. Y también como ellos, no quedarse con las respuestas flojas de los adultos. Insiste: pregunta de las formas más originales y no calla. Y a esas respuestas que encuentra, las que hablan de la injusticia, el dolor o las jerarquías innecesarias, les da voz a través de su arte.
“Empecé a modificar mi visión porque quise hacerme un exorcismo. Sentía que tenía mucho por dentro y que se quedaba traspapelado en la pintura y no lograba expresar todo lo que quería contar. Entonces corté. Me pregunté por el compromiso del artista con la sociedad y decidí enfocarme en recoger la herencia social y territorial de mi ciudad”.
Para Rumié, se trata de una función social. Permite ver las cosas como por primera vez, o como si nunca las hubiéramos visto. Y eso no es instrumentalizar el arte. Es servirse de él para aprender a ver. Para ver de nuevo, desde otros ángulos que ayudan a entender qué es lo que pasa.
El suyo es un trabajo empático que hace propio el dolor ajeno. Parece periodista, pero de los buenos: se nutre de información veraz, de datos y muchos detalles, pero se cuida del exceso. Se deshace de todo lo que no es esencial para transmitir algo nuevo. Nunca espera a la musa pues, como dijo una vez Chuck Close –uno de los referentes de su etapa hiperrealista–, la inspiración es para a cionados, los profesionales trabajan por la mañana.
Pero ella no decidió ser artista. Fue una necesidad. Y eso, luego, se convirtió en compromiso. Como el buen cronista, siempre está con los ojos abiertos: con la actitud de un cazador que todo lo escucha y lo ve. Ese estado de alerta es el que le permite desenmascarar lo cotidiano. Busca lo que le incomoda a la sociedad, lo que nadie quiere ver. Y lo cuenta, lo pinta, lo fotografía o lo esculpe.
Ella concibe la idea, la gesta durante dos años y la pare de un sacudón. Y así consigue lo importante: no explica el mundo, sino que le da una vuelta. Y no hace ficción porque sus historias son las cotidianas. Es experta en resignificar. “Entender es una palabra muy poco valorada”, dijo una vez Martín Caparrós. Ella sabe cómo hablar con imágenes: en cada pieza de su trabajo esculpe una cara del mundo.
Adiós a la Academia En 1996, Rumié hacía retratos hiperrealistas. Era lo que había aprendido en la Academia. Pero ese fue un año de quiebre. Le dio la espalda a Vermeer, a Caravaggio y a Velázquez. Se
Nohra Haime Gallery de Nueva York. 8
Empleadas y empleadoras mirándose de frente.
LUGAR COMÚN: LATINOAMÉRICA Así, de frente, de perfil y de espalda las fotografió para encontrar puntos en común, a pesar de las diferencias culturales y económicas entre ellas.
En cualquier lugar, la relación entre una empleada doméstica y su patrona es en exceso jerárquica. Una por debajo de la otra. Casi por lo general, la “muchacha”, “la niña que ayuda”, “la empleada”, se comporta sumisa, como si existiera una guía de comportamiento para nanas.
“Me pregunté qué podía suceder si descontextualizaba a las mujeres de su espacio cotidiano: si le quitaba el Louis Vuitton y el arito Gucci a la empleadora y el uniforme a la empleada. El resultado fue que ambas pasaron a ser dos seres humanos iguales, y eso dejó en evidencia el juego jerárquico que hemos manejado desde la Colonia hasta hoy”.
Las convenciones sociales son la máxima expresión de la pose, y no hay nada que le guste más a Rumié que desordenar esos códigos establecidos. “Para mí el cuerpo expresa lo que las palabras no pueden. Por eso, retratar el cuerpo es contar una historia. En Lugar común (2010), un trabajo que realicé con mi colega Justine Graham, quisimos explicar eso que se repite en Latinoamérica, en especial en Colombia, Chile y Argentina, donde la nana es casi un miembro de la familia, pero nunca llega a serlo verdaderamente”, explica.
También hizo un cuestionario. Les preguntó a Elena y a Margarita, a Ana y a Claudia, a Soledad y a Elcira, y a las 47 parejas restantes, no solo sus datos personales, sino también sus lugares favoritos, anhelos, en qué año habían perdido la virginidad, cuál era el libro que estaba en su mesa de noche. Luego, todos esos datos los convirtió en una visualización que publicó en las páginas de El Malpensante y en la revista chilena Paula.
Rumié eliminó la jerarquía y vistió a cincuenta parejas de mujeres –empleada y empleadora– de blanco. Les quitó el maquillaje. Las sentó a la misma altura. Mirándose a los ojos.
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Ceremonia de exhalación del dolor.
EL DOLOR HECHO SUSPIROS Cuatro años después, la artista reapareció con Hálito divino, un trabajo que llegó tras comprender su vocación social. Ahora quería contar la violencia doméstica, pero sin revictimizar a las mujeres y, más bien, empoderarlas. Fue una suma de catarsis, metáfora y abstracción. Una obra que hizo visible en objetos el dolor ante los ojos de una sociedad que prefiere no mirar la violencia.
“Las mujeres protagonistas convirtieron su tragedia en una pieza artística. Contaron su lucha metafóricamente, más allá de la parte obscena y cruda de su drama. El dolor se hizo soportable, gracias a la poesía, la pintura y el arte.”
“Uno sabe cómo empieza un trabajo, pero no tiene ni idea de cómo lo va a terminar. Ni qué va a pasar en el camino. Yo pensaba hacer un muro. En un principio se llamaba Muro de suspiros, como el muro judío de los lamentos. Después, me imaginé a las mujeres soplando en un globo para que el dolor quedara atrapado adentro”.
Esta obra permitió visibilizar de un modo nuevo una realidad social que afecta a más de 1300 mujeres al año en Colombia, según denuncias presentadas en la Fiscalía. Rumié sacó la violencia de los periódicos y de los chismes de barrio para llevarla al museo.
Pensó en convertir el globo en negativo para hacerlo en cerámica, pero la idea no cuajó. Decidió, mejor, moldear cien vasijas selladas con lacre de diferentes formas, tan diversas como los tipos de mujeres que había entrevistado, tallas únicas como sus cuerpos. Así, cada mujer se identificó con una vasija, en ella sopló su dolor y lo encapsuló. Después coronaron el recipiente con la estatuilla de su propio cuerpo.
Volvió coyuntura la violencia estructural y no confirmó lo obvio: no habló de cifras ni de víctimas, sino de historias. Le puso rostro al concepto y voz al dolor.
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Primera etapa de la exposiciĂłn: las cien vasijas re ejadas en un espejo al in nito para mostrar a las otras vĂctimas que no participaron del proyecto.
Segunda etapa: las vasijas negras que representan la etapa del duelo.
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Lavatorio de pies.
TEJIENDO CALLE esos peinados como parte de la herencia cultural. Y eso Rumié quería rescatarlo.
Y es que a Ruby Rumié le gustan los bombardeos: de música, poesía, literatura y teatro. Para ella, esa es la forma de acabar con las murallas de indiferencia que hemos construido.
“Mi trabajo consistió en reunir a casi cincuenta palenqueras de Cartagena para sacarlas de la postal turística y digni car su trabajo ancestral, con tanta historia como la ciudad misma. Decidí fotografiarlas de frente y de espalda, no con el típico vestido de la bandera de Colombia, sino con uno blanco de tiro largo y boleros. Yo tuve que desaparecer de la escena para que ellas se mostraran como verdaderamente eran. Hasta dejé de respirar pues, mi trabajo, más que tomar la foto, era ayudar a tumbar esa pose falsa; turística”.
“Pienso que la sensibilidad es como un músculo: hay que utilizarlo para que no se atrofie. Si fuéramos más sensibles no sufriríamos de esa anestesia general que nos impide ver otras formas de lo cotidiano.” Por ejemplo, todo el mundo ha visto a una palenquera, pero nunca su peinado, siempre fuera de vista bajo las pañoletas y palanganas que hacen equilibrio en sus cabezas. Pero ahí debajo, algunas llevan canas trenzadas, otras, un moño recogido y hasta amuletos.
Además de retratarlas, la artista imprimió tres álbumes de estilo victoriano donde compiló las fotografías. Hizo un libro con estampillas de filatelia de los amuletos que las palenqueras guardaban en su pelo y ropa interior. En un mapa dibujó los recorridos que hacen a diario para vender sus frutas, pescados y dulces. Y, para honrarlas todavía más, organizó un encuentro ceremonial en el Bodegón de la Candelaria, una casa de alcurnia roída por el tiempo, ubicada en la ciudad antigua.
Durante la Colonia, las trenzas de las esclavas indicaban las rutas de escape. En sus peinados escondían monedas de oro para sobrevivir en su fuga. Hoy las palenqueras, si bien no trazan mapas para escaparse en su cabello, sí conservan
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Como Hรกlito divino, Tejiendo calle fue exhibido en la Nohra Haime Gallery de Nueva York.
“Durante la ceremonia de Tejiendo calle, la parte más significante fue cuando les lavamos los pies a estas mujeres en sus palanganas. Y les arreglamos las uñas. Además, la mayoría eran iletradas. Entonces les escribimos también un poema en esos pies dignos, pero hinchados, cansados, callosos y sucios como un gesto poético. Fue como decirles: estoy a tus pies”, explica.
El de Ruby Rumié, en suma, es un trabajo casi dactilar: como el pescado que comían sus nanas de niña, se puede coger con las manos. Y también como ellas, carga la pena y el dolor, lleva asimismo el Caribe en sus costados, y si lo miramos de cerca volvemos a ver todo eso de lo que preferimos no hablar, que hemos hecho invisible, pero que puede cobrar siempre nuevos significados.
Ceremonia en el Bodegón de La Candelaria, Ciudad antigua de Cartagena.
* Esta entrevista se realizó en el marco de SENSE IV, un espacio temporal que aparece y desaparece en diferentes puntos de la ciudad para vivir experiencias irrepetibles durante un mes, alrededor de un tema de interés común y abordado desde varias disciplinas. Esta edición fue inspirada en el arte autodidacta, feminista y social de Niki de Saint Phalle, artista francesa considerada como la primera gran artista feminista del siglo XX. Así, durante un mes se exploró el tema de lo femenino y su poder mediador en la sociedad. Y los participantes reflexionaron, crearon y se movilizaron a partir de la pregunta sobre el papel de la mujer en la sociedad actual y la posibilidad de reinventar el feminismo. SENSE es un proyecto de Humanese, un centro de recursos donde se co-crea, se recrea y se evoluciona a partir del arte, la cultura y la sostenibilidad.
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PROCESO DE DUELO Y PERSONAL MÉDICO: Comprensión, in uencia y posibilidades
Por: Andrés Camilo García Castrillón Psicólogo, egresado de la Universidad de Antioquia, con amplia experiencia en acompañamiento de procesos de elaboración de duelo de manera individual y grupal. Actualmente se desempeña como psicólogo clínico de la Unidad de Duelo de la Funeraria San Vicente, donde facilita los grupos de apoyo en duelo: “Padres que han perdido hijos”, “Pérdida perinatal” y “Sobrevivir tras la pérdida de un ser querido: niños”.
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Estadística En el Valle de Aburrá del departamento de Antioquia, territorio compuesto por 10 municipios, murieron en 2016 alrededor de 19.135 personas, lo que genera unas tasas de mortalidad que van desde el 3.7 por cada mil habitantes en el municipio de Girardota, hasta el 6.0 por cada mil habitantes en el municipio de Sabaneta .La Unidad de Duelo de la Funeraria San Vicente, única I.P.S en el territorio dedicada específicamente a la atención en duelo, asignó durante el 2016, 4.890 citas para iniciar procesos psicológicos de acompañamiento en duelo y, durante el mismo año recibió en su Conferencia Institucional sobre Generalidades del Duelo a 4.221 personas, de las cuales hicieron parte 589 niños. Estas cifras señalan que en Medellín alrededor del 25% de las personas que sufrieron una pérdida durante el año solicitaron asistencia profesional para su experiencia de duelo. Estos datos pueden servir como orientadores de la necesidad de acompañamiento profesional que en nuestro contexto se le atribuye al proceso de duelo y a los elementos que con él se conectan. Según Payás , quien cita el griefindex de Lathamn y Prigerson, Barry y otros, hay un promedio de 6 personas afectadas por cada muerte y aproximadamente entre un 8 y 10% requiere atención profesional por duelo complicado, esto significa que, de mantenerse la tendencia, sólo en el Valle de Aburrá podrían surgir cada año 11.481 casos de duelo complicado. Estas cifras, sumadas a las condiciones sociales, políticas y de seguridad de nuestro contexto, hacen que la pregunta por la experiencia del tratamiento del duelo sea, no sólo necesaria, sino fundamental para crear políticas de salud pública y diseñar programas de intervención eficaces que eviten lo meramente asistencial y comprendan el fenómeno a la luz de la singularidad del contexto y del individuo.
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Duelo: De nición Según Freud : “el duelo es, por lo general, la reacción a la pérdida de un ser amado o de una abstracción equivalente: la patria, la libertad, el ideal, etc.”, abarcando un amplio rango de sentimientos y conductas, entre los que se destacan “la pérdida del interés por el mundo exterior –en todo lo que no recuerde al muerto-, la pérdida de la capacidad de escoger algún nuevo objeto de amor –en reemplazo, se diría, del llorado-, el extrañamiento de cualquier trabajo productivo que no tenga relación con la memoria del muerto”.
312 481 1696 labasilica orencia@gmail.com Florencia - Caquetá, sede principal Calle 16 No. 7 - 35 / Tel (8) 435 4786 - 434 1021 - 312 481 1696
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Esto obliga a la persona a realizar un proceso mediante el cual buscará elaborar la pérdida. Dentro de éste proceso, señala Freud: “... No nos es fácil indicar en términos de la economía por qué la transacción que supone esta lenta y paulatina realización del mandato de la realidad ha de ser tan dolorosa. Tampoco deja de ser singular que el doloroso displacer que trae consigo nos parezca natural y lógico. Al nal de la labor del duelo vuelve a quedar el yo libre y exento de toda inhibición” . Respecto al proceso de duelo, Robert Neimeyer señala que: “Lejos de constituir un proceso pasivo en el que se «espera» una serie de transiciones emocionales predecibles, una visión más realista del duelo lo entendería como un período de toma acelerada de decisiones (a nivel práctico y existencial), hasta el punto de que la persona afectada puede sentirse en ocasiones desbordada por los desafíos que se encuentra”. Agregando que “la experiencia del duelo es el intento de reconstruir el propio mundo de signi cados” . A pesar de que el duelo representa una desviación en el estado de salud y bienestar de los dolientes, rara vez es considerado como un estado patológico y menos remitido al médico para un tratamiento. Se confía que con el paso de cierto tiempo se lo superará, pasando por alto que también es necesario curarse en la esfera de lo fisiológico para devolver al cuerpo su equilibrio psicológico .
¿Es el duelo una enfermedad? Worden citando a Engel, expone que la pérdida de un ser querido sería tan traumática psicológicamente, como lo sería sufrir una herida o quemarse gravemente en el plano fisiológico. Realizando, además, un paralelo entre la necesidad de curación en el plano fisiológico con el fin de que el cuerpo recupere su equilibrio homeostático, y la necesidad de elaboración del proceso de duelo como una búsqueda para recuperar el equilibrio emocional: “Engel ve el proceso de duelo similar al proceso de curación. Al igual que en la curación física, se puede restaurar el funcionamiento total o casi total, pero también hay casos de funcionamiento y de curación inadecuados. De la misma manera que los términos sano y patológico se aplican a los distintos cursos en el proceso de curación siológica, también se pueden aplicar al curso que toma el proceso del duelo. Él lo ve como un proceso que lleva tiempo, hasta que tiene lugar la restauración del funcionamiento”. Además de la evidente movilización en el plano emocional que se genera en el duelo, también se presentan reacciones en planos como el cognitivo, marcado por muchos patrones de pensamiento que, al ser persistentes y estar correlacionados con la emocionalidad, pueden producir una depresión o problemas de ansiedad. Respuestas en el plano conductual, que varían desde trastornos del sueño y del apetito a distracciones y aislamiento social, las cuales deben ser comprendidas como conductas normales en el proceso de duelo, a menos que se presenten de forma persistente, ya que se convertirían en indicadores de un duelo complicado. Y, debido a que el duelo es un período de crisis, puede dar lugar a respuestas fisiológicas y complicaciones psiquiátricas, a través de la aparición o desmejoramiento de alteraciones somáticas, o de la descompensación de una enfermedad crónica previa . Ver tabla 1.
Manifestaciones Fisiológicas
Conductuales
Afectivas
Aumento de la Morbimortalidad Vacío en el estómago Opresión en el pecho y garganta Hipersensibilidad al ruido Sensación de despersonalización Falta de aire Palpitaciones Debilidad muscular Falta de energía Dolor de cabeza y sequedad de boca
Trastornos del sueño y alimentarios Conducta distraída Aislamiento social Soñar con el fallecido Evitar recordatorios del fallecido Llorar y/o suspirar Buscar y llamar en voz alta Llevar y atesorar objetos Visitar lugares que frecuentaba el fallecido Hiper-hipo actividad
Tristeza, apatía, abatimiento, angustia Ira, frustración y enfado Culpa y autoreproche Ansiedad Soledad, abandono Emancipación y/o alivio Fatiga Impotencia e indefensión Shock Anhelo Insensibilidad
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Cognitivas Incredulidad/Irrealidad Confusión Preocupación Sentido de presencia Alucinaciones (visuales y/o auditivas) fugaces y breves Dificultades de concentración, atención y memoria Pensamientos e imágenes recurrentes Obsesión por recuperar la pérdida Distorsiones cognitivas
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Guillem, Romero y Oliete señalan en su trabajo que: “… tras una pérdida mayor, las dos terceras partes de las personas en duelo evolucionan con normalidad y el resto padece alteraciones en su salud física, mental o ambas. El duelo puede aumentar el riesgo de enfermedades psicosomáticas, cardiovasculares y de suicidio y una cuarta parte de los viudos o viudas padecen depresión o ansiedad en el primer año tras la pérdida” . A su vez, en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) encontramos las siguientes especificaciones referentes al duelo: Otro trastorno relacionado con traumas y factores de estrés especi cado 309.89 (F43.8) Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas característicos de un trastorno relacionado con traumas y factores de estrés que causan malestar clínicamente signi cativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento pero que no cumplen todos los criterios de ninguno de los trastornos de la categoría diagnóstica de los trastornos relacionados con traumas y factores de estrés. La categoría de otro trastorno relacionado con traumas y factores de estrés especi cado se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por comunicar el motivo especí co por el que la presentación no cumple los criterios de ningún trastorno relacionado con traumas y factores de estrés especí co. Esto se hace registrando “otro trastorno relacionado con traumas y factores de estrés especi cado” seguido del motivo especí co (p. ej., “trastorno de duelo complejo persistente”). Algunos ejemplos de presentaciones que se pueden especi car utilizando la designación “otro especi cado” son los siguientes: 1. Trastornos del tipo de adaptación con inicio retardado de los síntomas que se producen más de tres meses después del factor de estrés. 2. Trastornos del tipo de adaptación con duración prolongada de más de seis meses sin duración prolongada del factor de estrés. 3. Ataque de nervios: Véase el “Glosario de conceptos culturales de malestar” en el Apéndice del DSM-5. 4. Otros síndromes culturales Véase el “Glosario de conceptos culturales de malestar” en el DSM-5. 5. Trastorno de duelo complejo persistente: Este trastorno se caracteriza por la pena intensa y persistente y por reacciones de luto (véase el capítulo “Afecciones para continuar el estudio” en la Sección III del DSM-5). Otros problemas relacionados con el grupo de apoyo primario V62.82 (Z63.4) Duelo no complicado Esta categoría se aplica cuando el objeto de la atención clínica es una reacción normal ante la muerte de un ser querido. Como parte de su reacción ante una pérdida así, algunos individuos en duelo presentan síntomas característicos de un episodio de depresión mayor, como por ejemplo sentimientos de tristeza con otros síntomas asociados, como insomnio, falta de apetito y pérdida de peso. El individuo en duelo suele considerar su ánimo deprimido como “normal”, si bien el individuo puede buscar ayuda profesional para aliviar otros síntomas que lleva asociados, tales como insomnio o anorexia. La duración y la expresión de un duelo “normal” varían considerablemente entre los distintos grupos culturales. En los criterios de un episodio depresivo mayor se ofrece más información para distinguirlo del duelo.
Duelo complicado Se denomina duelo complicado a la intensificación del duelo normal a un nivel en el cual el doliente se encuentra desbordado, recurriendo así a conductas desadaptativas y/o permaneciendo inacabablemente en dicho estado sin avanzar en el desarrollo del trabajo de duelo en busca de una resolución. La patologización del duelo está entonces más relacionada con la intensidad o duración de una reacción que con la presencia o ausencia de una conducta especifica. Una de las tipologías de duelo complicado que más trabajo conlleva al personal médico es el duelo enmascarado o reprimido . En este tipo de duelo las personas pueden presentar síntomas físicos o algún tipo de conducta desadaptativa. Señalándose que las personas que no se permiten experimentar el duelo de una forma directa pueden desarrollar síntomas médicos similares a los exhibidos por el ser querido fallecido, o algún tipo de queja psicosomática.
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Papel del personal médico En nuestra cultura los médicos son vistos como el intermediario natural entre la vida y la muerte, evidenciándose el impacto emocional que tiene sobre éste el conocimiento de la cercanía o la ocurrencia de la muerte en el enfermo y el manejo de la información hacia el paciente y su familia, como aspectos destacables en la relación entre el médico y la muerte. El personal médico no sólo tiene una responsabilidad en cuanto al acompañamiento del paciente en su parte fisiológica, sino que también tiene una responsabilidad, desde la comunicación, hacia la emocionalidad del paciente, ya que esta puede jugar un papel determinante en la salud del mismo. Fraguas señala en su trabajo que la palabra del médico hipocrático es dirigida habitualmente al enfermo y a sus allegados, siendo ésta palabra vista como diagnóstico, prescripción, pronóstico y consuelo, y funcionando como ayuda, facilitadora o complementaria . Acarín hace hincapié en que el médico no sólo debe ayudar a conocer las enfermedades, a actuar contra ellas, a prevenirlas y aliviarlas, sino también a aceptarlas, a convivir con ellas y a vivir la muerte, tanto en referencia a su proximidad como a su ocurrencia (pérdida). Además, señala que el acompañamiento que brinda el personal médico se facilita si éste puede asumir la muerte con naturalidad, sin olvidar que la relación entre médico y paciente siempre debe ser bidireccional, así las palabras del médico siempre irán precedidas de lo que dice, comenta, se queja o pregunta el paciente.
Antes El primer problema al que debe enfrentarse el personal médico al momento de acompañar el proceso de muerte del paciente es el manejo de la información. Es frecuente que en nuestra cultura no se comparta la información pronostica directamente con el paciente sino que ésta se maneje a través de la familia, siendo la familia un modulador de la relación médico-enfermo, es decir que aunque el médico se debe a su paciente está coercido por la familia. A pesar de esto, y en el caso en el que la familia prefiera negar la información al paciente, sería prudente dejar abierta la posibilidad de un abordaje transparente de la información, esto con el fin de tener algunas posibles explicaciones a las preguntas, que pueden ser incomodas, del paciente, evitando que éste intuya la gravedad de su situación y la posibilidad de la muerte sin la oportunidad de compartir sus miedos . Es conveniente que, ante la certeza de un diagnóstico negativo, se establezca el grado de sinceridad que desea el paciente (o el que permita su familia). Una relación médico-paciente transparente y responsable puede facilitar el proceso de acompañamiento. Se puede hablar acerca del curso evolutivo, de las complicaciones, los plazos y el significado de las medicaciones, permitiendo esto el paso por las distintas fases descritas por Kubler-Ross : negación y aislamiento, ira, pacto, depresión y, finalmente, aceptación. Se podrá dar orden a un proceso de despedida en el que paciente y familia tengan una oportunidad de elaboración y reconciliación, desencadenando un suave y tranquilo acercamiento a la muerte. Respecto a la familia del paciente, el primer trabajo del médico es el de intentar que se acerquen a la comprensión de la gravedad de la situación y, dentro de lo posible, que comiencen a aceptar que la muerte es una opción natural al final de la vida. A partir de esto se comprende cómo lo más importante en el acompañamiento, aunque en ocasiones pueda generarle incomodidad al médico, es la comunicación, permitiendo la expresión de frustraciones, temores y esperanzas, y dando pie incluso a la expresión de la rabia generada por la imposibilidad de la curación.
Al momento de la muerte El papel del personal médico, respecto al momento en que ocurre la muerte, radicará, básicamente, en la atención y el acompañamiento de las reacciones inmediatas, y en la comunicación de malas noticias. La pérdida de un ser querido representa, sin duda, la confrontación de un periodo de crisis, la cual, según Slaikeu es “un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado principalmente, por la incapacidad del individuo para abordar situaciones particulares utilizando métodos acostumbrados para la solución de problemas, y por el potencial para obtener un resultado radicalmente positivo o negativo”. Por ende, las personas, a través de las crisis, perciben cambios en su mundo, tanto externo, al observarse este como extraño, amenazante, incierto o sin sentido; como interno, ya que el modo subjetivo en el que se perciben las cosas se verá modificado. La consecuencia de esto será una reacción de estrés al evento que se interpreta como crítico, evocando reacciones fisiológicas, psicológicas y de conducta, al igual que variables genéticas, de salud y personalidad.
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En cuanto a la comunicación de malas noticias, el estilo de comunicación que se establece es fundamental debido al impacto psicológico que la información puede generar en la persona, pudiendo este facilitar u obstaculizar la adaptación a la nueva situación .
En el proceso de duelo Además de prestar atención a las características descritas anteriormente del duelo, el personal médico debe acompañar al paciente en el llamado “trabajo de duelo” , éste último debe realizar una serie de tareas descritas por Worden , a saber: 1. Aceptar la realidad de la pérdida 2. Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida 3. Adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente y 4. Recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo. Teniendo en cuenta que el desarrollo de estas tareas no se presenta en un orden especifico, sino que hace referencia a la reconstrucción oscilante del mundo sin el otro, lo cual requerirá de un gran esfuerzo por parte del paciente. Es extensa la discusión acerca del uso de medicación en el control del duelo normal, presentándose un consenso referente a que la medicación debe ser implementada con moderación y, básicamente, para el alivio de la ansiedad o el control del insomnio, no para mitigar síntomas depresivos. En el estudio realizado por Thomas Hackett, citado por Worden , se señala la importancia de “mantener fuera de alcance” cualquier medicamento potencialmente letal ante un paciente que se encuentre en una fase aguda de su duelo. Para concluir, vale la pena reafirmar que una visión de la relación médico-paciente, que contemple las diferentes posibilidades asociadas a los procesos de muerte y duelo, no solo hará de la vivencia del paciente una experiencia con mayor posibilidad de desarrollarse sanamente sino que, sin ninguna duda, consolidará ejercicios médicos más humanizados, éticos e integrales que tendrán impacto no solo en procesos particulares sino en esferas tan amplias como la salud pública y la salud mental de quienes acuden en busca de asistencia profesional ante aquello que deviene en enfermedad o sufrimiento.
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Aplicación de los principios de
LA TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO para apoyar a personas en duelo Ps. Paulo Daniel Acero Rodríguez 1
“La gente sufre. No se trata solo de que sienta dolor físico; el sufrimiento es mucho más que eso… Al mismo tiempo, los seres humanos demuestran un enorme valor, una profunda compasión y una notable capacidad para salir adelante incluso con la más complicada de las historias personales. Aún a sabiendas de que pueden salir heridos, los seres humanos son capaces de amar a otras personas. Aun sabiendo que han de morirse, los seres humanos se preocupan por el presente y por el futuro. Aun enfrentándose al sinsentido, los seres humanos son capaces de abrazar ideales. A veces, da la sensación de que los humanos son capaces de estar totalmente vivos, presentes y comprometidos. (Steven Hayes. “Sal de tu mente, entra en tu vida”) 26
valores actuales debido a los controles ambientales. El lenguaje humano nos proporciona una conciencia continua de conexiones verbales y bloques de construcción cognitivos que pueden ser a la vez inspiradores y problemáticos.
¿Qué es la Terapia de Aceptación y Compromiso? La terapia de aceptación y compromiso (ACT, Hayes, Strosahl y Wilson, 2014) a menudo se conoce como una de las terapias conductuales de la tercera ola. Se deriva en última instancia del conductismo radical de Skinner (1953) y sus raíces conductistas a menudo son vistas como desagradables por los terapeutas de una orientación más centrada en la persona. Skinner demostró que los humanos podían construir estímulos lingüísticos que luego ganarían control sobre su comportamiento de la misma manera que los estímulos externos. Esta postura significaba que la probabilidad de que el refuerzo produjera el mismo efecto en el comportamiento humano que en los animales era leve. Steven Hayes y sus colegas, que desarrollaron la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), desarrollaron por primera vez una teoría del aprendizaje humano llamada Teoría de los Marcos Relacionales (RFT) que pretende proporcionar un modelo para el desarrollo del lenguaje humano, y para explicar el lenguaje de poder, incluidos los pensamientos verbales, debe obtener respuestas emocionales (Hayes, Barnes-Holmes y Roche, 2001a). ACT se basa directamente en RFT y, por lo tanto, proporciona un modelo que es a la vez teórica y filosóficamente coherente y empíricamente compatible.
ACT reconoce los sentimientos, estados mentales e introspección como existentes y científicamente tratables, y los ve como no dualistas; no acepta que los sentimientos sean, de manera exclusiva, la causa del comportamiento, por lo que, en este sentido, este enfoque estaría en oposición directa a la terapia cognitiva conductual (TCC). Por ejemplo, algunas investigaciones han encontrado que buscar alejarse de los pensamientos, emociones y creencias (una estrategia de TCC influenciada por Aarón Beck, 1976) los exacerbaba en algunos clientes (Hayes & Melancon, 1989). De hecho, esta terapia argumenta que enfocar el esfuerzo terapéutico en tratar de controlar los pensamientos y las sensaciones físicas (por ejemplo, hiperventilación), desde un enfoque típico de TCC, puede estar ocultando la etiología del pánico en pacientes con ansiedad. Culturalmente, especialmente en nuestro contexto occidental pone el énfasis en "sentirse bien" y en evitar las emociones negativas o el dolor, enviando un mensaje equivocado acerca de que es dolor y el sufrimiento son necesariamente malos y que lo que hay que hacer es evitarlos (lo cual es uno de los aspectos que más se evidencian en quienes buscan acompañar a personas enfrentadas a duelos). Por el contrario, ACT se mueve contra el modelo dominante de la psicología occidental al desviar el enfoque de la búsqueda de la reducción de los síntomas, para, en su lugar, promover una postura de aceptación de lo inevitable haciéndola parte del reconocimiento de nuestro ser. La literatura de ACT argumenta que intentar evitar los estímulos internos aversivos, como las emociones indeseables, puede aumentar la importancia funcional de tales emociones, por lo tanto, el comportamiento se restringe para evitar evocar eventos privados incómodos (Hayes, Luoma, Bond, Masuda y Lillis, 2006). En otras palabras, a pesar de decirnos a nosotros mismos que no es bueno centrarse en pensamientos dañinos y que provocan ansiedad, lo que en realidad ocurre es que, al establecer una lucha para no sentirlos y esforzamos mucho para tratar de evitar las verdades inevitables, estas se hacen más patentes y presentes en la vida cotidiana.
ACT se basa en los conceptos de acciones impulsadas hacia lo valioso, que se utilizan para guiar e inspirar un cambio consciente. Si bien acepta el dolor que inexorablemente es parte de la vida (Acero 2018), ACT promueve la búsqueda de significado y realización existencial. ACT estipula que la mayoría de los problemas psicológicos caen en una de las siguientes categorías: evitación experiencial, fusión cognitiva, control contextual y en la dificultad en comprender que la solución es parte del problema; por lo anterior, el objetivo de este enfoque terapéutico es llevar a las personas a que orienten sus conductas en dirección de lo que consideran valioso. ACT busca alentar las acciones en las direcciones valiosas para cada individuo, en el contexto de los eventos privados negativos. Los autores de este enfoque sostienen que el significado verbal de la evaluación de un individuo, tanto en un contexto literal como social, puede llevar a una inflexibilidad psicológica (Luoma, Hayes y Walser, 2007) y como resultado el comportamiento es inconsistente con los objetivos y
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Psicólogo Universidad Nacional de Colombia. Máster en Integración de personas con discapacidad, Universidad de Salamanca. Tercer año Doctorado en Psicología, Universidad Nacional de Córdoba Argentina. Tanatólogo Certificado Instituto Superior de Teología Pastoral, Puerto Rico. Formación en Trauma y Resiliencia Universidad Hebrea de Jerusalem. Docente Universidades El Bosque y Javeriana. Director Proyecto Experiencia Krisálida para Atención personas en duelo y trauma en Bogotá. Consultor Funerario para diseño y desarrollo de Unidades de Manejo de Duelo. Escritor, conferencista Internacional sobre Duelo, Trauma, Resiliencia y Crecimiento Postraumático. Email: paulodanielacero@gmail.com
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culpa miedo, Acero 2018) es improbable que tenga éxito cuando el evento en sí no se puede modificar. Ninguna cantidad de control emocional puede deshacer la pérdida o cambiar un evento (Hayes, Strosahl y Wilson, 2014). Se ha demostrado que el intento de ocultar, reprimir o no sentir pensamientos y sentimientos, aumenta su frecuencia e intensidad ( Wegner y Zanakos, 1994). Centrarse excesivamente en controlar las experiencias negativas eventualmente se vuelve emocional y físicamente agotador y deja poca energía y autocontrol para otras tareas exigentes y que aportan a al bienestar y a la vida con sentido. Stroebe y Schut (2010) también hablan del gran esfuerzo que implica tratar de negar o evitar el dolor asociado con el dolor.
Aunque ACT es un enfoque psicoterapéutico relativamente nuevo, su desarrollo surgió de un sólido marco empírico. Los primeros ensayos sobre distanciamiento integral (Zettle y Hayes, 1986) y la teoría del marco relacional (Hayes, BarnesHolmes, y Roche, 2001) se han utilizado para dar forma al desarrollo de ACT. Con sus orígenes surgiendo desde el punto de vista de que el lenguaje humano está en la raíz del sufrimiento humano, es decir, que sufrimos mucho por no distanciarnos de las palabras sino por actuar como si fuéramos uno con lo que decimos, pensamos y sentimos, el modelo ACT considera que la "mente" es un conjunto complejo de procesos cognitivos relacionados que se basan en el lenguaje que actúa sobre nosotros desde fuentes internas y externas. Esta 'mente' o cognición puede ser tanto útil como destructiva y a menudo se la llama bendición y maldición (Harris, 2009). A pesar del dolor que los humanos inevitablemente sufren a lo largo de su vida, la 'mente' en sí misma tiene el poder de producir sentimientos dolorosos, reproducir memorias dolorosas y predecir futuros inciertos. El objetivo de ACT es enseñar una nueva forma de afrontar este dolor a través de la Atención Plena, que significa darse el espacio para sentir sin huir de las experiencias y, finalmente reconocer que una cosa es lo que somos y otra lo que sentimos.
Como la aflicción es un proceso natural, parece lógico utilizar un enfoque que facilite experimentar esta emoción en lugar de evitarla. Si no se aborda correctamente, evitar situaciones que provocan recuerdos angustiosos sobre el fallecido podría llevar a un estilo de vida restringido y dificultar la recuperación total. Muchas culturas colocan ciertas expectativas sobre los dolientes para que se esfuercen en mantener las emociones bajo control, incluso cuando están en compañía de su propia familia: En nuestro contexto se considera que experimentar las emociones propias del duelo es “ponerse mal”, entonces, quienes no saben acompañar en duelo instigan a los dolientes a “ser fuertes”, lo que lleva a que las expresiones del duelo tenga lugar solo en privado o se repriman aumentando más el dolor al no sentirse ni validados ni comprendidos (Acero, 2015, 2018). Tales creencias, de que expresar las emociones y pensamientos del duelo no está bien, fuertemente arraigadas podrían obstaculizar las formas tradicionales de trabajo de duelo que se centran en las exploraciones del pensamiento, las emociones y los recuerdos para abandonar el apego del difunto, al no alentar activamente la experiencia completa de la emoción. Bonanno (2009) sostiene que el trabajo de duelo tradicional ignora el papel de las emociones positivas y el poder de fenómenos como la risa en la recuperación. Hayes et al. (2014) reconocen que moverse en una nueva dirección es difícil debido a la angustia psicológica que implica permitirse contactar con las experiencias privadas, pero estar dispuestos a experimentar el dolor, dejar de resistirlo y permitir que venga y se vaya por su propia cuenta, permite una comprensión real de lo que en verdad nos sucede, en lugar de que nuestras mentes nos digan lo que dice la experiencia. Experimentar el dolor del duelo es crucial para salir realmente fortalecido de la experiencia. La reflexión, "permanecer en el aquí y ahora" y "dar permiso para sentir" puede facilitar esto alentando lo opuesto a la evitación experiencial. Mientras se reflexiona, se observa y se comparten emociones en un ambiente seguro, de acogida y validación del "aquí y ahora", si se anima a las personas en duelo a tener contacto psicológico completo sin prevenciones con sus experiencias privadas, el proceso de
Terapia en duelo y Flexibilidad psicológica De acuerdo a lo propuesto por los teóricos, en la Terapia de Aceptación y Compromiso, la flexibilidad psicológica surge de seis procesos centrales. Es importante tener en cuenta que estos no son entidades separadas, sino que trabajan uno junto al otro para lograr un objetivo común. Un terapeuta puede optar por trabajar en cualquier número de procesos centrales, entrelazándolos a medida que se activan por el material del cliente (Luoma, Hayes y Walser, 2007). Los primeros cuatro procesos básicos muestran cómo el enfoque ACT utiliza el principio de la Atención Plena.
Aceptación Este proceso, desde la propuesta de ACT, implica una voluntad de permitirse experimentar por completo sentimientos, sensaciones y sensaciones perturbadoras e incómodas. La intervención en duelo basada en ACT alentaría al cliente a no evitar el contacto con el dolor de la pérdida (que es la reacción más natural del doliente y es el objetivo que – desde la buena intención- buscan los acompañantes del duelo que no conocen lo que efectivamente le hace bien al doliente- . El enfoque argumentaría que la lucha por la evitación consciente y deliberada de los eventos privados (Por ej. tristeza, rabia 28
La naturaleza de la relación de apego con el difunto ha sido propuesta como un posible predictor del estilo de resultado y aflicción después del duelo (Bowlby 1980). Las teorías de apego postulan que aquellos individuos que están más entrelazados psicológicamente con el difunto, es decir aquellos que, debido a su creencia de que no pueden arreglárselas sin esa persona porque han dependido de ellos para la seguridad emocional, corren un mayor riesgo de problemas asociado con el dolor. MacCallum y Bryant (2008) observaron recuerdos autodefinidos en personas en duelo (N = 40) con y sin duelo complicado, y encontraron que los par ticipantes con duelo complicados proporcionaron más recuerdos autodefinidos que involucraban al difunto, lo que sugiere una asociación entre autobiografía memoria e identidad propia. Esos autores ofrecen este ejemplo como una explicación cognitiva de por qué la dependencia y el apego constantes ocurren en las personas afligidas que experimentan un anhelo continuo por su ser querido cuando consideran que su identidad propia está más estrechamente relacionada con el difunto.
duelo será realmente sanador. Animar a los dolientes a darse permiso para ser y sentir como son y sienten en el momento, facilita una experiencia activa, positiva, no pasiva y envía el mensaje de que no se trata de sucumbir a las emociones angustiantes sino de la voluntad de experimentarlas, aceptarlas y procesarlas al llevar un papel activo en la realización de las tareas del duelo, tal y como lo hacemos desde el Modelo Experiencia Krisálida.
Defusión Cognitiva La defusión se usa, en la propuesta de la Terapia de Aceptación y Compromiso, para significar la anulación de la "fusión". Se refiere a la forma en que el lenguaje a menudo se puede ver como algo más que una palabra y un significado dado que nos sentimos impulsados a actuar. ACT fomenta el reconocimiento de pensamientos perturbadores sin la necesidad de tomarlos como una descripción de la realidad a la perfección. ACT usa ejercicios experienciales y metáforas ocurridos, y busca hacer un desapego creciente de un mundo de palabras y sus significados implícitos. ACT usa la atención plena como una forma metacognitiva de conciencia, lo que permite un cambio de conjuntos cognitivos que abren la posibilidad de evaluaciones alternativas de eventos de la vida.
Un terapeuta de ACT puede abordar este problema mediante el uso de técnicas de defusión, como repetir palabras hasta que su significado literal se desvanezca (Hayes y Smith, 2013). Los dolientes a menudo usan contenido psicológico perturbador como una excusa para
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expresión y aceptación de emociones negativas. Aunque ACT no se propone eliminar el dolor, al permitir una comprensión y acercamiento y contacto “suave” con el dolor y el sufrimiento, puede guiar la capacidad de recuperación y fomentar el crecimiento postraumático (Siegel, 2007b) mediante el uso de técnicas de atención plena. Russ Harris (2009,) utiliza la cita de Leon Tolstoy para explicarlo "Solo hay un momento que es importante, ¡AHORA MISMO! Es el momento más importante porque es el único momento en que tenemos algún poder".
no actuar de una manera impulsada por los valores o por evasión. Los terapeutas fomentan el uso de la palabra 'y' para reemplazar palabras como 'pero' y 'porque', esto le brinda al doliente más opciones para una acción significativa en comparación con eventos privados que se toman como razones válidas para no actuar (Eifert & Forsyth, 2005). Particularmente relevante para el trabajo de duelo es observar y abordar la forma en que los clientes pueden fusionarse con las historias de su pasado, lo cual les deja estancados o les hace sentir en incapacidad de avanzar (Zettle, 2004). Se ha descubierto que el anhelo por el difunto está asociado con memorias dolorosas (Raphael & Martinek, 1997); tales recuerdos pueden desempeñar un papel en el mantenimiento del duelo complicado o prolongado. El terapeuta de ACT no cuestionaría los hechos de la historia de vida de un cliente, sino que se centraría en explorar para qué sirve esta historia ahora y como puede usarse como insumo para fortalecerse. Se sugiere que esto puede reducir el control que tales historias pueden tener sobre el comportamiento del cliente (Hayes y Smith 2013).
Sentido del Ser (yo como contexto) En términos de ACT, hay tres sentidos del yo; el yo como contenido (el yo conceptualizado), el yo como conciencia (notar / observar) y yo como contexto (la perspectiva / locus / espacio desde donde ocurre la observación, el "tú" que observa). Debido a que el término yo como contexto puede ser confuso, también se lo conoce como el yo observador o el yo como perspectiva. Mientras que nuestro yo conceptualizado (el yo como contenido) está dominado por nuestras creencias, pensamientos, ideas, imágenes, juicios y recuerdos, y nuestro ser como conciencia es nuestro ser físico, el yo como contexto más allá de estos y es un lugar desde donde nuestros otros yo se puede observar. Como tal, el yo como contexto es un yo estable, duradero y seguro que no está definido por ningún pensamiento, sentimiento, emoción, memoria o experiencia y es menos propenso a los significados adjuntos verbalmente. Por ejemplo, sentimientos de remordimiento o culpa que pueden llevar a una persona a definirse a sí misma como "mala" o "egoísta" que a menudo puede aumentar la angustia (Harris, 2009).
Estar presente o Conciencia Plena ACT postula que cuando somos plenamente conscientes de lo que estamos experimentando en el momento presente, somos más flexibles y nos abrimos a posibilidades más amplias, en lugar de quedar atrapados en el pasado. La atención plena se usa como una forma de desarrollar esta conciencia. La rumia, la preocupación por el pasado y los pensamientos sobre el futuro pueden alejar la conciencia de lo que está sucediendo en el momento presente. La atención plena puede ser inhibida por la preocupación por múltiples tareas o preocupaciones que disminuyen la calidad de la conciencia de la experiencia presente que a menudo se encuentran en el dolor. ACT emplea métodos como los ejercicios respiratorios profundos para aumentar la atención plena y para que los dolientes tomen conciencia del momento presente, el "aquí y ahora", con una conciencia de su mundo psicológico interno y de su entorno.
La investigación ha descubierto que las personas que experimentan un anhelo continuo por su ser querido tienden a ver su propia identidad de una manera más estrechamente vinculada con el fallecido (MacCallum y Bryant, 2008). Los recuerdos autodefinidos son un factor esencial en el desarrollo de una historia de vida internalizada y el grado en que un individuo puede ajustar su identidad después del duelo, está relacionado con la recuperación después de una pérdida (Parkes y Weiss , 1983). Este ajuste implica cambios en los roles de vida y la interrupción de las relaciones de apego. Se ha descubierto que la autorrepresentación influye en las memorias autobiográficas recordadas por los afligidos (Conway, Singer y Tagini, 2004). Las personas con síntomas de duelo complicados exhiben más recuerdos autodefinidos que contienen referencias al fallecido; parece que definen al difunto como parte de sí mismos y tienen dificultades para definirse a sí mismos como individuos.
La mayoría de las terapias de duelo se basan en el enfoque centrado en la persona (Rogers, 1951) y la integración de modelos de duelo, que fomentan la autoexploración y la reflexión. Tanto Parkes & Weiss (1983) como Worden (1997) sugieren que la terapia de duelo implica un movimiento hacia la capacidad de "estar" con la persona en lugar de ser capaz de "hacer" algo para aliviar la angustia. Aunque esto se ha considerado apropiado debido a la naturaleza idiosincrásica de las reacciones de duelo (Barbato e Irwin, 1992), se ha argumentado que el enfoque no tiene una técnica observable para mover a los clientes más allá de la
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Una vez que un cliente puede observar y conectarse con este sentido continuo de sí mismo, puede responder de una manera más flexible y no está atascado o fusionado con memorias o evaluaciones pasadas problemáticas.
Por lo general, los dolientes no suelen ser conscientes de que sus historias sobre ellos mismos no son las mismas que sus experiencias reales (Luoma, Hayes y Walser, 2007). El trabajo de apoyo o acompañamiento en duelo podría enfocarse en ayudar al doliente a ver el contenido dentro de su concepto de sí mismo, y las funciones que esto puede tener. Esto podría ser útil cuando las personas en duelo sientan que deben expresar su dolor de cierta manera para que coincida con su yo conceptual. Los ejercicios experienciales también pueden fomentar la comprensión de que, aunque los que sienten que la experiencia cambia constantemente, el sentido de la conciencia en sí no lo hace. Metáforas como "El cielo y el clima" (que se presenta a continuación) tomada de Harris, (2009) o el Tablero de ajedrez (Hayes, 2013), también pueden ayudar a explicar el concepto a los clientes.
Los dos últimos procesos definen el enfoque ACT para la activación del comportamiento.
Valores Sentir que la vida no tiene sentido, y la tendencia al asilamiento o evitación social, son síntomas que se encuentran comúnmente en el duelo, y también se identifican como aspectos característicos dentro de un duelo complicado (Prigerson et al., 2009). Se ha sugerido que las terapias que promueven un sentido de capacidad, que se enfocan en los recursos y la esperanza de un futuro satisfactorio y productivo son más beneficiosas para tales problemas centrales en aquellos con duelo complicado (Prigerson, 2009). ACT tiene como objetivo fomentar un sentido de conciencia continua a través de la identificación de valores que son personalmente importantes. Esto es esencial para crear significado en la vida. Hayes (2013) definió los valores como "consecuencias de vida deseadas globales interpretadas verbalmente", que son las que definen que es lo que consideramos valioso en nuestra vida. Los valores se ven como formas de comportamiento y no son variables de resultado. Los terapeutas trabajan para aclarar formas de comportamiento que son deseables dentro del contexto de valores y promueven el deseo de actuar en lugar de la necesidad de hacerlo. Dichos valores deben ser individuales y no estar culturalmente definidos, lo que garantiza un sentido real de propósito y significado dentro del cliente. Hayes (2013) ofrecen un ejemplo de cómo los valores difieren de los objetivos al comparar
“Tu ser observador es como el cielo. Los pensamientos y los sentimientos son como el clima. El clima cambia continuamente, pero no importa cuán malo sea, no puede dañar el cielo de ninguna manera. La tormenta con truenos más poderosa, el huracán más turbulento, la ventisca de invierno más severa: estas cosas no pueden alterar ni dañar el cielo. Y no importa cuán malo este el clima, el cielo siempre tiene un espacio despejado, y tarde o temprano el clima siempre cambia. Ahora, a veces olvidamos que el cielo está allí, pero todavía está allí. Y a veces no podemos ver el cielo, porque está oscurecido o tapado por las nubes. Pero si nos elevamos bastante por encima de esas nubes, incluso las nubes de tormenta más densas y más oscuras, tarde o temprano veremos el cielo despejado que se extiende en todas las direcciones, ilimitado y puro. Cada vez más, puedes aprender a acceder a esta parte de ti: un lugar seguro desde el cual observar y dar lugar a pensamientos y sentimientos difíciles”.
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"casarse" y "ser amado". El deseo de ser "amoroso y afectuoso" es un valor permanente sobre el que se puede continuar actuando a lo largo de su vida; Sin embargo, casarse es un objetivo, algo que se puede lograr incluso si descuidas tus valores. De esta manera, los valores son más fortalecedores, ya que son más que simples objetivos, ofrecen una opción que siempre está disponible para nosotros en el aquí y ahora. Cuando un doliente pierde a un ser querido, puede perder la presencia física de ese compañero y obtener una nueva etiqueta, pero al permitirles ver que no han perdido los valores que solían tener, podría ser una fuente de consuelo para ellos. Esto corresponde a lo que en nuestro Modelo Experiencia Krisálida de duelo (Acero 2015, 2018) trabajamos en la tarea No 4 que hemos denominado “Lecciones aprendidas” en la cual llevamos a los dolientes a identificar las virtudes del ser amado y trabajar en el sentido de hacerlas nuestras con la comprensión de que no todo ha cambiado, que lo importante aún puede existir dentro de ellos. Esta comprensión permite ver el significado y la esperanza emerger de momentos dolorosos y alentar el reenganche con la vida. Los terapeutas también pueden usar el dolor experimentado para explorar los valores fundamentales,
por ejemplo, preguntando qué dice el dolor sobre lo que realmente importa, quién es lo valioso, con qué se relaciona, como puede este dolor convertirse en un aliado, ¿qué puede enseñarnos? Una vez más, las respuestas nos dan pistas sobre los valores que una vez llevaron al doliente a la acción, y una vez reconocidos, pueden ser clave para la acción comprometida, que nosotros denominados orientar la energía emocional en nuestro modelo.
Acción comprometida Un compromiso de acción para ponernos en dirección de los valores personales identificados. En esta etapa, un terapeuta puede emplear métodos más tradicionales para lograr los objetivos definidos por los valores del cliente, por ejemplo, la programación de actividades, la exposición y las tareas asignadas. Nosotros, desde el Modelo Experiencia Krisálida, lo hacemos intentando que los dolientes retomen los proyectos o anhelos que se habían construido con el ser amado, se busca que se dé espacio al concepto de legado y solemos reiterar a los dolientes que el mejor homenaje a los
seres queridos somos nosotros mismos. Por su parte, ACT alienta a los consultantes a perseguir comportamientos valiosos al tiempo que usa la atención plena y las habilidades de aceptación para hacer frente a los eventos privados difíciles que pueden experimentar. En este punto, los objetivos se pueden seleccionar con el objetivo de mover al cliente en una dirección valiosa, incluso si esto implica la obtención de pensamientos y sentimientos indeseables. Lo importante es que las personas en duelo rastreen o puedan hacer consciencia de su progreso en un formato que los involucre. Los dolientes, sin duda, encontrarán barreras externas y psicológicas que pueden amenazar la vida valiosa, pero ACT ve esto como otra oportunidad para la exploración y el desarrollo posterior. Para las personas en duelo las presiones pueden venir de la falta de habilidades, dinero, otros miembros de la familia, círculos sociales e influencias culturales, con suposiciones sobre cómo debe comportarse el duelo. No olvidemos que en gran manera los sentimientos de culpa pueden estar presentes si el doliente realiza cualquier actividad que pueda traerle placer. ACT consideraría esto como un espacio para acercarse a cosas nuevas sin dejar de ser fiel a los valores personales.
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Conclusión
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A partir de mi propia búsqueda en la literatura, puedo señalar que se ha escrito muy poco sobre el duelo desde el punto de vista de ACT, pero sin embargo, la evitación, la falta de contacto con el momento presente, la fusión con historias sobre el fallecido y el yo, la pérdida de una dirección valiosa y la falta de acciones comprometidas son experiencias comunes para personas que están experimentando el duelo, lo cual permitiría prever duelos complicados.
Hayes, S.C., Luoma, J., Bond, F., Masuda, A., & Lillis, J. (2006). “Acceptance and commitment therapy: Model, process, and outcomes”. Behaviour Research and Therapy,44(1), 1-25. Hayes, S.C. & Melancon, S.M. (1989). Comprehensive distancing, paradox and the treatment of emotional avoidance. In M. Ascher. (Ed.), Paradoxical Procedures in Psychotherapy (pp.184-218). New York: Guildford.
Parece haber un buen grado de ajuste entre el modelo terapéutico ACT y las necesidades y objetivos del trabajo de duelo que aplicamos específicamente desde nuestro Modelo Experiencia Krisálida. Este documento ha intentado proporcionar un marco teórico para optimizar las intervenciones en duelo y tiene como objetivo ayudar a los profesionales a adoptar ACT en su práctica.
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Los psicólogos que usan enfoques ACT en su trabajo general tienden a emplear métodos ACT en el trabajo de duelo dentro de sus prácticas, pero no ha habido estudios publicados que examinen la efectividad de ACT para estos fines, a pesar de su aparente idoneidad. Por lo tanto, sería beneficioso investigar cómo se están empleando estos métodos, explorar sistemáticamente las experiencias clínicas de su efectividad y descubrir cualquier aspecto particular del modelo ACT que sea útil. Mientras tanto, los terapeutas de duelo pueden desear aprender sobre el modelo ACT y comenzar a integrar algunas de sus técnicas y enfoques en su práctica actual.
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APROXIMACIÓN TEÓRICA
a la muerte y su procesamiento emocional Edit Oleiva Salazar Gómez Magister en Psicología y Salud Mental, 17 años de experiencia en el campo clínico, promotora de proyectos educativos, sociales y comunitarios, Especialista en Psicología Organizacional, siendo líder en la gestión administrativa de empresas, artífice de programas y proyectos nacionales e internacionales en el sector funerario, autora de publicaciones en diferentes campos de la psicología, gestora de acciones socialmente responsables, con dominio en el apoyo psicosocial, logístico y legal de emergencias y desastres, consultora en temas de muerte, duelo, cuidado paliativo, aborto, familia, bienestar laboral, talento humano, servicio al cliente, salud y seguridad en el trabajo, entre otros.
La muerte como fenómeno cultural implica acepciones psicológicas, sociales y culturales que llevan a una exploración teórica de los fenómenos que se presentan a diario. Por tanto, la muerte como el último hecho de la vida en el que participa el hombre, es a su vez el suceso que pone fin a la existencia; morirse es una experiencia individual y única que depende de la historia, trayectoria, formación y condiciones de vida; así como el contexto social en que este se desenvuelve, que trae consigo diferentes comportamientos y percepciones para la familia y cultura que le rodea. Este artículo ilustra un rastreo bibliográfico del tema de la muerte y el consecuente proceso emocional de las personas frente a las percepciones y modos de actuar en la cultura; si bien, es una necesidad imperiosa comprender la muerte para el ser vivo, se hace necesario reconocer el concepto de muerte como un hecho inevitable en la existencia humana. El tipo de investigación es teórica, basada en la observación documental, mediante un método intencional de fuentes de datos primarios y secundarios, en las que se tuvieron en cuenta las concepciones principales de la muerte para conducir a un análisis del lector frente a la forma de entender el funcionamiento emocional de un tema trascendente, con el objetivo de realizar una aproximación a las diferentes posturas sobre la muerte y así, generar una reflexión respecto a su afrontamiento, aceptación y por ende a una comprensión de su procesamiento emocional. 38
En consecuencia con lo anterior, surge el siguiente interrogante de investigación:
Introducción El hecho de estar vivos inevitablemente conlleva a la muerte, la cual es un acontecimiento universal en el que hay ausencia total de la vitalidad y ningún ser vivo está exento de ella. La muerte y la vida están ligadas; la vida está encaminada al fin último que es la muerte y ésta sin la vida no podría existir.
¿Cuáles han sido las principales concepciones de la muerte y el procesamiento emocional que se lleva a cabo?. A continuación, se presenta una aproximación teórica a las diferentes concepciones de la muerte y el procesamiento emocional desde diferentes autores y posturas. Es importante resaltar que el procesamiento emocional al que se hace referencia a lo largo del artículo está asociado a la experiencia personal y de las personas que hacen parte de mi contexto de vida.
La muerte como fenómeno cultural evoca acepciones: biológicas, psicológicas, antropológicas, socio-culturales, religiosas, ideológicas y dogmáticas que conllevan a una exploración teórica de los fenómenos que se presentan a diario. Por tanto, la muerte es uno de los momentos más importantes en la vida del hombre, es el último hecho en que participa, pero es a su vez el suceso que pone fin a la existencia; entonces, morirse es una experiencia individual y única que depende de: la historia, trayectoria, formación y condiciones de vida; así como del contexto social en el que la persona se desenvuelve. La muerte trae consigo comportamientos y rituales para la familia y la cultura, debido a que cada persona pertenece a un contexto socio-cultural que condiciona la manera de asumirla.
La muerte La sociedad ha querido comprender la muerte como fenómeno y ha procurado adjudicarle un significado, no obstante, la ciencia ha intentado descifrarla biológica y culturalmente debido a su relación con: la vida, las formas de vivir, las creencias y la cultura. Sin embargo, ser conscientes de su significado es un asunto complejo debido a las preconcepciones e ideas que se poseen de la misma.
La muerte puede presentarse de manera repentina y en momentos inesperados, también puede preverse en situaciones donde acaece alguna enfermedad. Ésta como algo desconocido e incierto puede ser concebida desde fundamentos: biológicos, antropológicos, sociológicos, culturales, espirituales, religiosos, entre otros. Por tal motivo, es fundamental que el ser humano comprenda la muerte y realice el proceso de duelo en correspondencia con sus principios una vez que experimenta la muerte de un ser amado o de alguien de su entorno.
Por consiguiente, es importante que la muerte sea concebida como un aspecto inherente a la existencia misma debido a la brecha inexplicable entre el sentido de existir y no existir, tal como lo plantea Hernández (2006): “La fatalidad de la muerte se hace más evidente si se concibe como una característica intrínseca al propio ser vivo desde su origen” (p. 3). En relación con lo anterior Metchnikoff (2002) afirma que: La angustia que genera la muerte se debe a que muy poca gente alcanza el fin normal de su existencia, tras “el cumplimiento de un ciclo completo y fisiológico de la vida con una vejez normal, que desemboca en la pérdida del instinto de vida y la aparición del instinto de muerte natural” Klarsfeld y Revah, 2002 (p. 3).
Describir teóricamente la muerte es referir conceptos que dejan claro en la academia las acepciones; pero, una vez se traslada el conocimiento al sentimiento surge la paradoja del actuar del ser humano ante la muerte de otros; allí emergen reacciones emocionales y comportamentales que vislumbran la esencia de esta paradoja “vivir para morir o morir para vivir” (Salazar, 2018).
Toda muerte implica una pérdida que genera una experiencia para quien la padece. Ésta experiencia se puede tornar muy dolorosa e interponerse al desarrollo del transcurso normal de la vida. Al respecto, Borda, Perez y Avaruges (2011) afirman que: “la muerte y el proceso de morir es una experiencia que genera cierto malestar, miedo y ansiedad y que puede interferir en el funcionamiento cotidiano” (p.92). Es decir, a pesar de que la muerte es inherente a la existencia del ser humano, no se puede escapar de la molestia que ocasiona, puesto que los seres humanos son sensibles y temen a la separación terrenal de los seres amados o cercanos.
Por lo tanto, reconocer que la muerte es un hecho doloroso y complejo, pero fundamentalmente inevitable, es una tarea delicada. Por esta razón, el presente artículo pretende ilustrar un rastreo bibliográfico de las diferentes posturas respecto al tema, las cuales están en correspondencia con las creencias y reflexiones que cada cultura ostenta. Por tal motivo, se requiere de una reflexión profunda y un entendimiento científico y espiritual para poder aceptarla, más allá de comprenderla.
Concerniente a lo anterior, si la muerte explica la vida, no ocurre lo mismo a la inversa, y de este modo la muerte permanece como un problema o si se quiere, como una realidad problemática para lo cual no parece encontrarse ninguna fundamentación adecuada” (Maza, Merino & Zavala, 2009. p. 40).
Al respecto, Gala et al., (2003) afirman que: La muerte siempre ha sido objeto de profundas reflexiones filosóficas, religiosas y, actualmente, científicas; sin embargo en las sociedades postindustriales es difícil aceptar su idea, de modo que las actitudes hacia ella han sufrido una evolución desadaptativa, retrocediendo de la mano del "progreso" de las actitudes saludables del afrontamiento y la aceptación a las prefóbicas del sinvivir por su temor y a las fóbicas de su negación (p. 39).
Por otra parte, Erickson (2012) plantea en el desarrollo de su teoría psicosocial, un esquema vital en el que sólo puede existir una resolución positiva si se ha aclarado satisfactoriamente los
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Todo organismo vivo está predispuesto a un cambio biológico acorde con su naturaleza. Adicionalmente, a partir del nacimiento, los tejidos humanos se encuentran en constante mutación llegando a un resultado final conocido comúnmente como muerte natural. No obstante, es primordial resaltar que existe tanto la muerte natural como la muerte violenta; ambas irrumpen el proceso de vida y juegan un papel esencial en las reacciones de cada ser humano ante la vivencia y pérdida de un ser cercano.
conflictos propios de las fases precedentes; es un ciclo de confrontación continua desde el nacimiento a la senectud, atravesado por varias etapas en las que se enfrenta lo que el autor llama crisis, las cuales pondrán a prueba su grado de madurez para enfrentar y superar los problemas propios de cada una de las etapas de la vida, es en este caso, al final de la vida, donde se debe enfrentar a la muerte inevitable como condición que incluye un sentimiento de plenitud, paz e integridad en lugar de sentimientos de fracasos horror y desesperación.
De acuerdo con Hernández (2006) desde los planteamientos anteriores emergen dos posturas: por un lado la muerte que se asume como una fatalidad arbitraria, impuesta contra la voluntad; por otro, la reflexión científica que plantea una utilidad o función oculta de la muerte, en ocasiones se expresa en términos de ventaja selectiva basada en mecanismos de evolución, entendiendo que se traduce en una experiencia intransferible para las personas.
Desde siempre la muerte ha constituido un enigma para el hombre, creándose su alrededor un conjunto de instituciones y rituales para acompañar a los dolientes y al difunto. En la actualidad, en la sociedad de masas, sociedad narcisista y hedonista, el ser humano no está preparado para enfrentar la muerte, huye de ella como un enemigo (Maza, Merino & Zavala, 2009).
Desde la postura biológica se ha tratado de explicar la muerte desde su ocurrencia inesperada o desde su proceso biológico. Sin embargo, aún se continúa con aspectos incomprensibles y asombrosos asociados al proceso biológico y psicológico que de ella emerge.
Por ende, cuando se pretende dar a conocer alguna fundamentación teórica y psicológica sobre la muerte, es necesario reconocer la multiplicidad de factores que hacen parte de una postura crítica y reflexiva. Es decir, para definir la muerte es necesario comprenderla desde diversos ámbitos, tales como: biológico, antropológico, socio-cultural, psicológico, entre otros, sin dejar de resaltar la interrelación que puede existir entre ellos.
Los seres humanos se transforman desde el punto de vista biológico desde que nacen hasta que mueren, por ende, la muerte puede ser visualizada a priori como un cese de las funciones biológicas del ser; no obstante, desde un punto de vista científico, los restos biológicos continúan en interacción y transformación que no está asociado a las funciones biológicas. En este sentido, surge gran complejidad al establecer la definición de muerte desde una postura biológica.
Concepción biológica La vida orgánica, tal como la estudia la biología, considera que los seres vivos están organizados y todos los organismos están formados por una o más células, las cuales se conforman la unidad fundamental de la vida. Desde una perspectiva biológica, la vida y muerte están íntimamente ligadas, la muerte se puede considerar como un evento de homeostasis; allí, la autorregulación respecto a la composición y propiedades de las células de cada organismo entran en una fase de descomposición que impiden la regularización del proceso biológico.
Concepción antropológica Así como la Antropología se encarga de estudiar los aspectos físicos y las manifestaciones sociales y culturales en torno al ambiente en que se desarrolla el hombre; existe también una postura antropológica de la muerte, la cual evoca al ser humano desde sus orígenes y manifestaciones sociales y culturales en las comunidades que han hecho parte de su desarrollo.
Bernard (1878) afirma que “los organismos viven a la vez de su entorno y contra él; y éste es para ellos al mismo tiempo oportunidad y amenaza”. La existencia no es más que una perpetua alternancia de vida y muerte, de composición y descomposición. No hay vida sin muerte, ni muerte sin vida. Esto significa que todo inicio implica un fin, específicamente, desde una postura biológica, estamos predestinados a una descomposición de nuestra materia, la cual puede ser transformada en algo que se desconoce a nivel espiritual.
Es así como Duche (2012) señala que: El estudio de la muerte siempre ha estado ligado a la antropología desde sus inicios. La relación entre hombres, dioses y espíritus fue entendida inicialmente desde el plano de lo sobrenatural, en la relación que existe entre el mundo en que vivimos y el que se encuentra más allá de las estrellas. De esta forma, entender qué es lo que el hombre hace en vida, es a la vez entender también el proceso de su muerte (p. 207).
De otro lado, Weismann (1914) hace una distinción entre causas externas e internas de muerte, señalando que: Con la edad ciertos cambios en los tejidos minan su funcionamiento y acaban por conducir directamente a lo que llamamos una muer te normal, o bien conducen indirectamente a la muerte, al hacerlo incapaz de resistir ante influencias perjudiciales externas de poca importancia (Hernández, 2006, p. 4).
Por tal motivo, se encuentran algunas explicaciones sobrehumanas de la muerte a lo largo de la historia ya que el ser humano no ha podido descifrar a plenitud, teniendo que recurrir a explicaciones divinas y celestiales. Duche (2012) señala que el estudio antropológico de la muerte inicia prácticamente con los primeros análisis de las llamadas 40
en todo momento
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De acuerdo con González (2000): El desafío en la investigación acerca de la muerte requerirá también de la interdisciplina para profundizar en el estudio de un objeto de conocimiento que ha empezado a deshacerse de las ataduras demográficas, demandando elementos de análisis que permitan estudiar la complejidad de su representación y comportamiento social. Pareciera ser ésta la nueva forma de hacer la reflexión acerca de la muerte como expresión social. Mediante el planteamiento de nuevas formas teóricas y propuestas metodológicas, la muerte-mortalidad deja su condición de variable para convertirse en referencia conceptual que permite conocer nuevas variantes de conocimiento de la realidad social, hasta convertirse en un referente de las formas que asume la desigualdad social (p. 691).
sociedades primitivas, poniendo énfasis inicialmente en su relación con el alma o espíritu. Posteriormente, se otorga una importancia al significado social que ésta tiene dentro de la organización y la estructura social. Luego, se le observa desde sus aspectos dentro de la ecología y demografía, dentro del mundo de los significados y la relación entre vivos y muertos. Seguidamente, se incluye el tema de las emociones, la modernidad como elemento transformador, y finalmente, se le observa desde el plano de la memoria y el olvido (p. 214). Es así como las preconcepciones sobre la muerte, se remontan a los inicios de la existencia humana donde se daba gran valor a lo mitológico y religioso. Después, estas posturas fueron evolucionando atribuyendo un significado social y finalmente un significado psicológico. Para Hernández (2008), resulta complicado pensar en la antropología de la muerte, como un campo autónomo de reflexión, desde el que hombres y mujeres revisan sus posiciones seculares respecto a la de ellos en un mundo cambiante, puesto que, existe un matiz subjetivo sobre la concepción de la muerte en torno al hombre y su desarrollo a través de la historia.
Concepción psicológica Según Borda, Pérez y Avargues (2011): “La muerte y el proceso de morir es una experiencia natural que genera miedo y ansiedad con frecuencia, pudiendo inter ferir el funcionamiento cotidiano” (p. 92). Cada persona posee una percepción sobre la muer te que condiciona su comportamiento ante la pérdida de otro ser.
Concepción socio-cultural Desde una postura psicológica, la tanatología, disciplina enfocada en el entendimiento de las vivencias de las personas ante el fenómeno muerte, juega un rol esencial en el proceso de comprensión de las pérdidas. Adicionalmente, el apoyo que desde esta línea emerge, permite un acercamiento a la aflicción de las personas y las dinámicas de vida ante la eventualidad de la muerte.
No se puede separar la estrecha relación entre el componente social y cultural de la sociedad. Cada cultura exterioriza un comportamiento social en correspondencia con sus creencias y hábitos de vida. Específicamente, cuando hablamos de muerte, cada entorno posee rituales y comportamientos asociados a ella.
Al respecto, Díaz (2012) afirma que: Las pérdidas en la persona siempre implican un dolor, de aquí se desprende la palabra duelo, que representa la aflicción por la pérdida de un ser querido, de un sistema de vida, de un objeto, inclusive de aquello que se imaginó tener y no se tiene (p. 8).
La muerte puede ser nombrada como un hecho social, según Caycedo (2007) se reconoce en el contexto con un significado especial, dando importancia a la naturaleza de los rituales, el duelo y el luto. La muerte es un espacio para comprender las tensiones dentro de cada grupo, puesto que la causa de la muerte tiene una importancia crítica en las ceremonias (Pérez & Brian, 2012) porque en este escenario se entiende según este autor que las ceremonias finales son un elemento que compete no sólo a la familia sino a todo el grupo en el que se está inserto. Por lo tanto el ser humano es el reflejo de la pasión que invoca a la muerte es como un tránsito que alcanza su plenitud, según Martínez (1998).
Para Meza et al., (2008): La muerte es un precipitante a reacciones de dolor, lleva a un duelo referido a la reacción natural ante la pérdida de una persona, objeto o evento significativo; es la reacción emocional y de comportamiento en forma de sufrimiento y aflicción cuando un vínculo afectivo se rompe; la intensidad y duración son proporcionales a la dimensión y significado de la pérdida (p. 2).
Cada cultura genera una percepción ante la muerte y es inherente a las preconcepciones de los seres humanos. De esta forma, no sólo es un ritual que hay que seguir como algo tradicional, sino más bien, conlleva a simbolizar las acciones de los individuos, muertos o no, de cómo se convierte en un elemento de reconocimiento frente a los grandes dilemas de la vida social y de cómo los más mínimos detalles y sentimientos traen consigo la valoración de los individuos frente a su grupo (Perez & Brian, 2012). La muerte, conlleva implícita los símbolos tradicionales que tienden a endurecer a los individuos frente a la pérdida social y también a recordarles sus diferencias, tienden a poner énfasis en los grandes temas humanos de la mortalidad y del sufrimiento inmerecido y refieren que la muerte trae unión y memoria, no separación y olvido (Geertz, 2003).
El dolor ante la pérdida se debe a la separación no mortal. Allí el procesamiento emocional se agudiza y se produce una sintomatología que abarca dimensiones: psicológica, física y social, en correspondencia con el grado de dolor ante la muerte. Según Freud (1955): Si nos es lícito admitir como experiencia sin excepciones que todo lo vivo muere, regresa a lo inorgánico, por razones internas, no podemos decir otra cosa que esto: La meta de toda vida es la muerte; y, retrospectivamente: Lo inanimado estuvo ahí antes que lo vivo. En algún momento (p. 38).
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Ante las diferentes respuestas en la emoción, se activa el aparato psíquico y se detectan cambios significativos, los cuales están regidos por la plasticidad, la evolución y maduración, en tanto son procesos dinámicos que reclutan procesos psicológicos (la percepción, la atención, la memoria, el pensamiento, la comunicación verbal y no verbal) como experiencias afectivas agradables o desagradables, que suponen una cualidad fenomenológica.
Freud (1955) afirma: “Si uno mismo está destinado a morir, y antes debe perder por la muerte a sus seres más queridos, preferirá estar sometido a una ley natural incontrastable, y no a una contingencia que tal vez habría podido evitarse”. Además plantea que esta creencia en la legalidad interna del morir es una de las ilusiones que hemos engendrado para soportar las penas de la existencia (p.44), pues los seres humanos prefieren en repetidas ocasiones dejar de vivir que estar sometidos a la contingencia y dolor por la muerte de un ser amado.
El sistema de análisis emocional que actúa como un primer filtro, discrimina lo que tiene relevancia emocional de lo que no la tiene, posee doble sentido, por una parte realiza una evaluación de la situación en función de características afectivas y, por otra, realiza una valoración de la situación en función de su significado personal. Mora & Velasco (2011), consideran que el estado subjetivo afectivo es regulado por el sistema de registro y el proceso de valoración cognitiva para producir el sistema de información.
Hacer soportable el sufrimiento por la vivencia de la muerte o pérdida del ser amado, conlleva factores emocionales que predisponen el actuar en el entorno, por tanto, se hace necesario detallar el procesamiento emocional a fin de llegar más a la comprensión de la muerte como tal.
Procesamiento emocional de la muerte
El enunciado anterior está enmarcado en una evaluación de la situación que se realiza mediante procesos automáticos y con bajo nivel de conciencia, por lo tanto, realizar este análisis mediante procesamiento automático permite procesar simultáneamente muchos canales sensoriales sin pérdida de eficiencia.
“Casi todo el mundo piensa que sabe que es una emoción, hasta que intenta de nirla. En ese momento prácticamente nadie a rma poder entenderla” (Wenger, Jones & Jones, 1962). Para referirse al proceso emocional, es necesario entender el concepto de emoción como una experiencia multidimensional en la que Choliz, (2005) sostiene que para el desarrollo de habilidades en el plano emocional, es necesario la comprensión en tres sistemas de respuesta: cognitivo/subjetivo; conductual/expresivo y fisiológico/adaptativo, que toman importancia en una persona en particular, o ante una situación determinada.
Entonces, para valorar la situación, es relevante tener presente la significación, analizar las metas importantes de la persona, es decir, tener presente la “ley de lo concerniente”, esta valoración de la relevancia se detecta a través de las personas, cuando tienen esquemas que rápidamente reconocen acontecimientos que merecen más atención y análisis de la situación. La relevancia dependerá del número de metas, de la supervivencia y la integridad corporal que tiene una localización preferente en la jerarquía de necesidades relevantes (Pérez & Olivares 2016).
Estos sistemas de respuesta permiten la adaptación y armonía en el entorno, por ello la emoción se utiliza en la psicología para describir y explicar los efectos producidos y se encarga de analizar situaciones significativas, interpretarlas y facilitar la comunicación mediante la movilización del comportamiento.
Smith & Lazarus (1993) señalan que la valoración de la situación está formada por una valoración cognitiva y proponen tres niveles de análisis: el molecular que incluye relevancia o congruencia motivacional, el segundo nivel que recoge el núcleo de temas relacionados y combina los componentes de la valoración individual denominándolos núcleo de tema relacionado, este nivel se forma por responsabilidad y potencial de afrontamiento, para obtener expectativas futuras y por último, el tercer nivel explica los sesgos en las valoraciones, son las actitudes cognitivas emocionales que preparan a una persona en particular para dar preferentemente una respuesta emocional en concreto.
Entre las funciones principales de la emoción esta la organización de las actividades, que se encarga de reclutar los procesos psicológicos y desarrollar el sistema de valoración que lo configura, se presentan aspectos comunes con relación a la respuesta emocional, la cual es movilizada por un patrón distinto del sistema de análisis. Dicho sistema de análisis se suma a las diferencias individuales y temporales en el momento de definir la respuesta emocional y movilizarla hasta convertirse en un procesamiento de la información que va a predecir qué respuestas emocionales específicas van a conseguir una mayor capacidad adaptativa y así comprender el desarrollo emocional futuro del sistema de valoración (Piqueras & Oblitas 2009).
Dado lo anterior, emerge el afrontamiento que determina la causalidad de lo sucedido, según Nieto & Delgado (2006) los procesos de valoración y emoción presentan una capacidad proactiva que permite evaluar las probabilidades futuras teniendo en cuenta las habilidades para cambiar la situación y sus posibles consecuencias. La función principal es determinar la respuesta apropiada para un acontecimiento, dada su naturaleza y los recursos disponibles, es lo correspondiente a la teoría atribucional de Weiner (1985), quien sugiere que las expectativas de éxito y fracaso, además de generar afecto
Dar lugar a la valoración, corresponde al significado del proceso y rasgo, lo cual según Goleman (2012) se debe diferenciar, el proceso emocional es un cambio puntual que se produce en determinado momento y tiempo, a diferencia del rasgo emocional, es el correspondiente a las formas habituales de responder emocionalmente de una determinada manera.
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positivo y negativo (emoción primaria) generan emociones distintas en función del resultado de la atribución de causalidad. Existen entonces, en la atribución causal tres dimensiones fundamentales según Weiner (1986): interna- externa, controlable-incontrolable y estable-inestable, que son percibidas por las personas en resultados de logros y las consecuencias de esas atribuciones en el ámbito cognitivo y afectivo surgen como secuencia motivacional que inician cuando una persona obtiene un resultado que puede ser positivo/éxito (cuando se alcanza un objetivo) o negativo/fracaso (cuando no se alcanza un objetivo), y como consecuencia experimenta sentimientos genéricos de felicidad o frustración e inician un proceso de búsqueda causal para determinar el resultado (Navas & Castejón, 1995). Una vez se puede determinar la atribución, las emociones flexibilizan la interpretación de los acontecimientos como la elección de la respuesta más adecuada, constituyendo así las del primer sistema motivacional para la conducta humana. Frijda, (1995) hace referencia a las leyes de la emoción desde los aspectos cognitivos y sociales que se convierten en
desencadenantes emocionales como: el significado situacional, lo concerniente, la realidad aparente, el cambio, la habituación, el sentimiento comparativo, la asimetría hedónica y la conservación del momento emocional que retienen la capacidad para elicitar las emociones indefinidamente y que están sujetas a juicio sobre el impacto en las metas. Obtener las metas forma parte de los tipos de emociones, según Redorta, (2006), plantea dos enfoques: un estudio dimensional centrado en las diferencias individuales en las emociones (valencia afectiva, eje de activación y control) y las emociones discretas que poseen características distintivas en varios de sus elementos (afrontamiento, expresión facial, relación con instintos, contenido proposicional, adaptación biológica y descarga nerviosa). Según Fernández, (2010) el procesamiento emocional tiene repercusiones en las emociones primarias, las que son primitiva, de carácter universal y a partir de ellas, se desarrollan las emociones secundarias como sistema de valoración que tienen aspectos comunes, como la respuesta emocional que moviliza el patrón del sistema de análisis, las diferencias individuales y temporales en el momento de definir la respuesta emocional.
En dicho proceso de participación en la sociedad, emergen actitudes desde pequeños que se instauran como esquemas ante la muerte y con el tiempo se van transformando en reactividad, la cual se evidencia en la ansiedad ante la muerte; esta hace parte de la historia personal y cultural y los estilos de afrontamiento ante las separaciones y los cambios.
En este proceso, el soporte fisiológico alude a los cambios y alteraciones que se producen en el sistema nervioso central, periférico y endocrino. Los cambios más estudiados se refieren a los sistemas somático y autónomo para la activación emocional, ya que la mente humana se encuentra configurada por una larga serie de programas desarrollados para dominios específicos. Si fueran activados simultáneamente podrían entrar en conflicto unos con otros; por esta razón son necesarios programas de orden superior, que coordinen estos componentes con la configuración correcta de respuesta para cada momento, situación y exigencia concreta.
Si bien la ansiedad es una reacción emocional ante la muerte; existen procesos cognitivos que intervienen desde el input hasta la respuesta, ya que los estímulos se valoran como emocionalmente significativos o no, y en la respuesta, las emociones facilitan o sesgan el funcionamiento de procesos como la percepción, la atención o la memoria (García, Fusari & Ellgring, 2008).
De acuerdo con Fernández (2010) el procesamiento emocional conlleva programas superiores, por tanto, la activación emocional es un programa de orden superior cuya función es dirigir las actividades e interacciones de los subprogramas que rigen la percepción, atención, aprendizaje, memoria y elección de metas; parte del proceso de socialización y maduración inclusive la adquisición de autocontrol, por tanto, ciertos efectos emocionales producen un incremento en la manifestación emocional, o un déficit en determinados componentes de la respuesta emocional.
Respecto a la valoración emocional que se hace de determinados estímulos, la psicología experimental se ha interesado por determinar qué características del estímulo hacen que éste tenga un significado emocional, es el caso de la novedad o la valencia; hay condiciones que precipitan esta reactividad, es el caso de la muerte que conlleva en si misma su complejidad social y afectiva, específicamente cuando se refiere a seres que representan una valencia emocional (Simón, 1997).
Esta lectura de expresión corporal o conducta motora forman parte del sistema nervioso autónomo; según Navarro (2002) este patrón de conducta permite el desarrollo de estilos de afrontamiento a nivel fisiológico como un patrón de respuesta propio de cada persona. Además, en la dinámica emocional, se presenta un desarrollo temporal de dos procesos secuenciales y diferenciados, el proceso emocional primario y el proceso oponente, ambos consideran un papel homeostático hasta la adaptación.
El ser humano responde de forma distinta ante el dolor una vez que experimenta la muerte de un ser querido o de un contexto cercano, en algunos casos se realizan ritos colectivos influenciados por sus raíces, representando en la pérdida un significado de dolor; es allí donde emerge el duelo como la reacción natural ante la pérdida de una persona, objeto o evento significativo; o, también, la reacción emocional y de comportamiento en forma de sufrimiento y aflicción cuando un vínculo afectivo se rompe (Kübler, 2009).
Es así, como la psicología científica ha intentado analizar la emoción permitiendo tanto su clasificación, como la distinción entre las mismas; la más conocida es la teoría tridimensional del sentimiento de Wundt (1896) que defiende que éstos se pueden analizar en función de tres dimensiones: agradodesagrado; tensión-relajación y excitación-calma, que llevan a la independencia de la cualidad hedónica que generen. Incluso las emociones más desagradables tienen funciones importantes en la adaptación social y el ajuste personal que se refiere (Reeve, 1994). Por tanto, comprender las sensaciones placenteras o displacenteras en las emociones, conduce a una mirada crítica en la comprensión evolutiva del ser; puesto que su desarrollo está mediatizado por actividades funcionales al inicio de los primeros días de vida.
Este proceso incluye componentes psicológicos, físicos y sociales, con una intensidad y duración proporcional a la dimensión y significado de la pérdida, es un proceso normal, por lo que no se requieren situaciones especiales para su resolución (Meza et al., 2008, p. 28). Existen diferentes tipos de duelo: patológico, anticipado, preduelo, inhibido o negado y crónico (Meza et al., 2008, p. 30). Sea cual fuere la relación de los deudos con el difunto, sólo puede lograrse una recuperación si aquéllos llevan a cabo el trabajo de duelo. Esto exige que un deudo se desprenda de la relación e interacción con el difunto, con el fin de liberarse de ellas para desarrollar relaciones por otro lado.
Milla, (2006), refiere que los recién nacidos son seres activos, capaces de percibir y organizar las sensaciones que les proporcionan los sistemas sensoriales, produciendo el despertar de la inteligencia y el inicio del aprendizaje motriz, cognitivo, lingüístico, emocional y social, procesos que se instauran y producen transformaciones biológicas y neuroevolutivas que permiten el crecimiento y la maduración, con el fin de que los niños puedan adquirir las capacidades necesarias para interactuar con el entorno.
La salud mental puede verse afectada ante el manejo inadecuado de una pérdida, por consiguiente, es fundamental hacer un alto en el camino cuando se está descompensado y elaborar aquellos duelos que aún pesan en el alma. Las perdidas pueden modificar la estructura de la vida, incluso muchos pueden llegar a nombrar el dolor, porque se convierte en algo insoportable, así lo refiere Montoya (2011), para este
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autor el duelo va más allá del dolor, es, algo con lo que no se puede vivir, llevando, en algunas ocasiones a considerar el fin de la vida propia. El duelo no sólo se presenta por la muerte como pérdida, sino también tras una ruptura amorosa, el término de un contrato, el cambio de establecimiento, un hijo que se va de casa, la perdida de la libertad, entre otros. Cada uno de los aspectos mencionados influye en las dinámicas inherentes a cada ser humano, movilizando sus emociones y acciones. Por consiguiente, es fundamental el reconocimiento y asimilación del mismo, de tal forma que las personas no queden sumergidas en el dolor de la pérdida y puedan continuar con su vida. Además, existen situaciones de carácter complejo donde el ser humano queda inmerso en una gran tristeza y carece de sentido de vida. Según Díaz (2012): “la pérdida en estas personas se manifiesta entre otras formas en: llanto, negación, ira, resentimiento, temor y depresión” (p. 4). Los estados emocionales, varían de acuerdo a las percepciones y condiciones estimulares tanto externas como internas al organismo y las vías de acceso sensorial como la vista, el oído, olfato, gusto, tacto; adicionalmente dichos estados se instauran en la actividad mental que surge a partir de la atención que es detectada por los procesos automáticos y generan una respuesta emocional que lleva a la persona a presentar conductas socialmente adaptativas. En el duelo la respuesta emocional ante la percepción de la muerte, genera incertidumbre y existe una valoración según el sistema cultural de acuerdo a los rasgos de personalidad. L a s re a c c i o n e s e m o c i o n a l e s a n te e l d u e l o p u e d e n esquematizarse en cinco puntos: mejorar la calidad de vida del sufriente, disminuir el aislamiento social, aumentar la autoestima, disminuir el estrés y mejorar la salud mental (Meza et al., 2008, p. 30). Aceptar la muerte, implica aprender a manejar el duelo y reconocer la realidad desde una perspectiva propositiva, permite a las personas generar nuevos aprendizajes que conlleven a la disminución del estrés y al mejoramiento de la salud mental. Finalmente, el dolor ante la muerte implica la separación mortal y por consiguiente el procesamiento emocional se agudiza, es decir, la muerte genera el mayor de los cambios y conlleva cinco etapas: la negación, definida por la sensación de incredulidad; la ira, reacción natural ante el cambio y que permite la regulación del organismo; la negociación, donde se entiende que la perdida es irreversible pero se propone estar bien; la depresión, entendida como la sensación de vacío; y la aceptación o rechazo; referida a la resolución de la perdida; es decir la forma en que se asume la misma . Dado lo anterior, vivir para partir o morir para vivir en el recuerdo, entreteje un sofisma de distracción a merced de quien desea reconocer categorías conceptuales de alta complejidad; porque, realmente solo se puede sentir la muerte en la vivencia particular de la situación, lo que significa procesar emocionalmente el enigma de la muerte.
Caycedo Bustos, M. L. (2007). La muerte en la cultura occidental: antropología de la muerte. Revista colombiana de psiquiatría, 36(2)
Comentarios nales La muerte juega un rol esencial en la percepción de vida, por tal motivo, es importante entenderla desde el ámbito, biológico, antropológico, socio- cultural, psicológico, es un proceso inherente a la vida misma que lleva una carga emocional y genera impacto en los seres que rodean el cuerpo ausente.
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El procesamiento emocional de la muerte es un tema complejo y se debe abordar desde diferentes enfoques, entendiendo que la teoría aproxima al concepto como referente histórico de la humanidad y sus efectos en el discurso social generan temor y ansiedad, mientras que en el discurso académico es una puerta de entrada al conocimiento desde la realidad tangible.
Díaz, E. (2012). El duelo y su proceso para superarlo (Tesis de pregrado). Asociación Mexicana de Tanatología, México, D. F. Duche, B. (2012). La antropología de la muerte: Autores, enfoques y períodos. Sociedad y Religión: Sociología, Antropología e Historia de la Religión en el Cono Sur, 37 (22): 206-215 Erikson, E. H. (2012). El ciclo vital completado: Edición revisada y ampliada. Grupo Planeta Spain.
En los proceso cognitivos de fuerte impacto como es la muerte, aparece la amenaza como fuente de valoración primaria y ausencia de estrategias de afrontamiento apropiadas como valoración secundaria, ante la posibilidad de entender el proceso emocional al perder los seres amados.
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Existe la posibilidad de continuar estudiando la muerte desde otras posturas y ampliar el panorama a los efectos que se generan en dolientes ante la pérdida de seres amados, es el duelo que impera según las condiciones en que se presenta el siniestro (muerte natural o violenta).
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El análisis de las emociones es relevante, en cuanto que procesos psicológicos complejos como la atención, memoria, percepción y aprendizaje, que son características implícitas y convergen en la modulación del comportamiento humano.
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En el ámbito de investigación y formación emerge la posibilidad de fundamentar el estudio de la muerte y el procesamiento emocional como mecanismos pedagógicos que trabajen sinérgicamente en el hecho de vivir y morir.
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Finalmente, queda por resaltar que se posee un reto sobre las implicaciones de la muerte a nivel social. Cada sociedad genera estadísticas y concibe la muerte según su cultura y principios, los cuales, podrían ser referente claro en mecanismos y políticas de impacto a nivel de salud mental.
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“Las emociones auspician sensaciones proclives a lágrimas que son bálsamo para tu alma, la palabra es el arte maestro de la historia que sigues…”
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FRASES… “SÓLO FRASES” Por: Alejandra María Mejía Mejía. Psicóloga, Especialista en Terapia Cognitiva. Especialista en Gerencia de Servicios Sociales. Diana Gisela Ríos Fernández. Psicóloga, Especialista en Psicología Clínica: Énfasis Salud Mental. empresasoloser@gmail.com
“A lo largo del escrito retomaremos algunas creencias que el medio fomenta y cómo éstas repercuten para quienes están en Proceso de Elaboración de Duelo”.
miremos la situación desde allí miramos la experiencia puede en muchos casos ser real o distorsionada.
Las creencias son el sustento, la base de todas las perspectivas, cargadas de significados del ser humano, son tan necesarias como el aire mismo, porque cada creencia da una dirección en el pensamiento, en el acto y en la existencia.
Duelo es una reacción ante una pérdida significativa y en este, generalmente se pueden utilizar creencias culturales o familiares que generan en la persona tendencias a duelos patológicos.
Cada creencia es un constructo que se hace con la experiencia y las convicciones, en muchas ocasiones reforzadas por la cultura, pero generalmente utilizan caminos cortos cognitivos “Es más fácil confirmar que desconfirmar”, principio de economía cognitiva y en ocasiones pueden repercutir en la negación y posiblemente en la evitación del proceso de duelo.
En ocasiones, las creencias pueden ser un apoyo a las angustias mismas de la vida y en otras pueden generar conflictos consigo mismo y su entorno. Aristóteles expresa: “El hombre por naturaleza es un ser social”, construye creencias, desde diferentes áreas, aporta constructos que le permiten entrelazar conocimientos a lo largo de la historia.
A este principio, se le conoce como economía cognitiva, postula que el sistema está diseñado de modo que obtiene el máximo de información acerca del medio, empleando la menor cantidad posible de recursos cognitivos .
Expresiones como estas escuchamos constantemente en consulta, invitamos a analizarlas y preguntarnos: Si nosotros estuviéramos en los zapatos de las personas en situación de duelo, ¿Qué nos puede generar?:
“El modelo cognitivo sostiene que más que la situación es la interpretación de la misma es decir, con el lente que 50
Frases
Realidad de quien está en Duelo
Signi cado de la frase
Consecuencias
"La vida sigue".
La vida con el dolor se detiene. Siente que la vida se parte en dos, un antes con el vivo y un después con el fallecido.
Es referenciar que la vida no se detiene. Es negar el dolor y la angustia de quien está afligido.
Aislamiento social. Resentimiento con quien lo verbaliza. Más dolor ante la indolencia del otro. Enojo. Sentirse incomprendido.
"El llorar no los deja descansar".
¿Eso sí es verdad?...me da miedo que no lo deje descansar. Me tengo que aguantar mis lágrimas.
No puedes llorar, para dejar descansar al fallecido.
Culpa por llorar. Se siente que es egoísta por permitirse llorar. Represión del llanto que a largo plazo puede generar enfermedades psíquicas o físicas por la represión.
"Lo siento mucho".
¿Quién puede sentir lo que uno siente?
Siento lo que usted siente.
Enojo. Reclamos. Quejas. Distancia con quien lo expresa.
"Se nos adelantó…".
¿Cómo así?, nos dejó, ya no lo tendremos más.
El murió primero, luego seguiremos...
Temores respecto a la muerte. Molestia hacia quien verbaliza tan fríamente el hecho.
"El muerto al hoyo y el vivo al baile”
¿Cómo seguir en un baile con este dolor?
Los muertos se inhuman y los vivos quedan bailando.
Ira y dolor por indiferencia ante el dolor y la angustia que se afronta en el Duelo.
"Para morirse primero hay que estar vivo".
Y ahora quién sigue? muchos estamos vivos, quién va a morir?
Polaridades en la vida: Vida y muerte, confrontación con diferentes situaciones.
Se pueden detonar síntomas paranoicos con respecto a la muerte, angustia, indiferencia, ira.
"Siquiera no murió de algo grave".
Y entonces quien si está enfermo va a seguir? Y lo que pasó llevó a la muerte, ¿qué más terrible puede pasar?
Expresión para minimizar el fallecimiento.
Ira porque cada duelo es particular. Se pueden detonar síntomas paranoicos. Indolencia. Omitir la realidad de lo que ellos están viviendo.
"Ya por n descanso".
La muerte es un descanso, ¡me quiero morir!
Ante un sufrimiento, se expresa para minimizar el hecho y dar palmaditas de agua tibia, por su descanso.
Se promueve el suicidio. Se minimiza el Duelo.
"El tiempo cura las heridas"
Cree que el tiempo cura, que el tiempo lo hará todo por él.
Se promueve el aplazar el afrontamiento de la situación en Duelo.
Genera pasividad frente al trabajo del duelo.
“Cuénteme cómo murió…"
Inquietudes constantes sobre el fallecimiento.
Preguntas e intereses por conocer e incluirse. Importa más la forma de cómo murió el ser querido que su dolencia ante la pérdida
Obsesión con la situación. Dolor ante la indiferencia, se percibe como "chisme". Distanciamiento y evitación.
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Para ello podemos tener en cuenta: Lugar: Adecuado, que permita la interacción con quién se quiere expresar lo que se siente o piensa. ¿Cómo lo digo?: El tono, las palabras, el no generalizar, la actitud corporal, transmiten el mensaje. Es importante tener la lucidez y equilibrio emocional para transmitir el mensaje sin generar más conflictos a la situación. ¿Qué digo?: Entre más claro se tenga el mensaje que se quiere transmitir, permitirá tener una comunicación más transparente y acertada. En ocasiones, se sugiere no preocuparse tanto, por el que decir; muchas veces lo que se requiere es escuchar. ¿A quién se lo digo?: Hablar de forma directa y concreta con quien fue la dificultad para no generar más malentendidos. Estos son algunos aportes para el acompañamiento en el proceso de elaboración del duelo, esperamos les permitan construcciones de crecimiento humano que fortalezcan al Ser, promoviendo ser más sensible ante el dolor y la angustia, esto permite tener más tacto al momento de hablar, abrazando y escuchando más, teniendo en cuenta la Terapia del Oído, el hombro y el abrazo , como estrategias para estar ACOMPAÑANDO EN EL DUELO.
El cuadro anterior, permite hacer el ejercicio de análisis de algunas expresiones de personas en situación de duelo, lo hacemos con la finalidad de confrontar expresiones que obstaculizan el acompañamiento en el proceso de elaboración del duelo. Para quién está en duelo, pretendemos aportar algunas recomendaciones: Tomar conciencia de lo que escucha: Es necesario que la persona analice lo que está escuchando, evaluando, “no tragando entero”, haciendo consciente las creencias que el otro le está transmitiendo para su proceso de duelo.
Bibliografía Anónimo. (15 de Mayo de 2018). http://sicolog.com/?a=152. Obtenido de http://sicolog.com/?a=152.
Consultar: Invitamos al deudo a informarse sobre el duelo para comprender lo que le ocurre. Establecer límites: Cuando el otro se sobrepasa con sus verbalizaciones y actos, hacerle ver de forma clara que se excedió. Este mecanismo permite al deudo auto-protegerse y dejarle claro al otro hasta dónde puede llegar.
Aristóteles. (2007). La política. México: Ed. Gredos. B eck, A., Freeman, A., D., D., & DavisBeck. (2004). Terapia cognitiva de los trastornos de la personalidad. Barcelona: Paidós.
Re-a anzar su postura de lo que le sirve o no en su duelo: Acoger lo que le sirve y desechar lo que no le sirve, con una posición crítica buscando el crecimiento para su proceso de Elaboración del Duelo.
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En el desarrollo del artículo intentamos darle claridad a la importancia de tener una actitud asertiva tanto del deudo como de quienes lo rodean.
Riso, W. (2002). Cuestión de dignidad. Colombia: Ed. Norma.
Hablando de Asertividad, es: “La capacidad que tenemos de expresar lo que sentimos y pensamos, sin irrespetar al otro y sin dejarse manipular”
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ARTE y
Duelo
Perspectivas del arte como herramienta para la construcción de paz.
Por: Carolina Ospina Urrego Funeraria y Maestra en Arte con opción en filosofía de la Universidad de los Andes. carolina.ospiu@gmail.com
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habido algún objeto, algún artista, alguna acción específica interfiriendo en el momento sino porque cada ser humano trae consigo, con su misma existencia, el potencial de usar como herramienta el arte para la elaboración de su duelo y la construcción de la memoria de una nación.
El arte ha sido fundamental para el ser humano como herramienta para la construcción de la historia y la memoria. El arte cuenta, desde una perspectiva subjetiva, particular y en la mayoría de los casos personal, la interpretación de las circunstancias de un momento, un lugar y una experiencia de una persona o de una comunidad. El arte y el ritual funerario han sido parte de aquellas prácticas técnicas y culturales que han acompañado la existencia de la humanidad desde su misma evolución como especie, y, por ello, le son esenciales aún a pesar del progreso, la tecnología y la evolución de su consciencia.
Ahora bien, ¿no hay acaso artistas profesionales dedicando su vida y su trabajo a usar el arte como herramienta para la construcción de la memoria y la elaboración del duelo colectivo? Sí, por supuesto, hay artistas dedicados a la investigación tanto en la teoría como en la práctica cuyo propósito es el de facilitar la elaboración de un duelo colectivo, la construcción de la memoria y la visibilización del dolor sufrido por nuestro país. Sin embargo, es de suma importancia que tanto los artistas, como los diferentes agentes que pueden jugar un rol en esta escena -como por ejemplo el sector funerario o el sector de la salud- y el público en general sean conscientes de una línea muy delgada y divisoria que existe entre lo que es el duelo como tema para los proyectos artísticos y el uso del arte como herramienta para la elaboración del duelo y la construcción de la memoria.
Es por esto que estas dos prácticas culturales siguen siendo sumamente importantes en la construcción de la historia de la humanidad y por lo tanto se han hecho patentes desde los lugares más recónditos de la tierra, desde las personas más solitarias hasta las plazas públicas más transitadas y los personajes históricos más importantes. El uso de estas prácticas -el arte y el ritual funerario- se hace aún más necesarios e imprescindibles cuando las sociedades atraviesan cambios drásticos y acontecimientos dramáticos o dolorosos a lo largo de su historia como le sucede hoy a Colombia.
En el primer caso -el arte que usa el duelo como tema- debe ser entendido casi como un producto para mercadear,2 como lo es en su mayoría el arte de galería y de museo; en el segundo caso el arte es una herramienta que se usa para diferentes propósitos como lo es la sanación, la elaboración del duelo, la construcción de la memoria, la visibilización de la historia, etc., y en este sentido es solamente un medio y no un fin. Esta línea que divide las posibles formas de usar el arte no lo imposibilita de ser ambas, pero en muchos aspectos se hace inminente un asunto ético de carácter excluyente entre sí, es decir, en muchos casos -por no decir en casi todos-, el propósito de una de esas formas viola la sacralidad de la otra.
Colombia en este momento se encuentra en una situación crítica, sumida en una polarización venenosa marcada por un tormentoso encuentro entre dos partes que discuten un acuerdo entre la guerra y el compromiso de la paz. Dicha polarización se alimenta de un profundo dolor y vivo miedo de regresar a un lugar de la historia donde la guerra fue la vida, la cotidianidad. El miedo y el terror frente a la posibilidad de regresar a tiempos de guerra obliga a que la Colombia de hoy se vea en la absoluta necesidad de tener por ley el deber de la construcción de la memoria y el de propiciar los espacios adecuados para dicho fin.1 El arte siempre ha estado presente en esta historia, al igual que el periodismo, el militarismo, la religión y la política. El arte ha sido y siempre será un agente fundamental en la construcción de la historia ya que responde y representa los más profundos deseos y miedos de una sociedad.
La anterior idea puede ser controversial e incluso invalidada por muchas razones y una de ellas, la principal, es que el arte no tiene medidas, es inherente a la subjetividad de cada ser y por lo tanto a la infinitud en sus posibilidades. A pesar de ello, cuando se trata de un asunto de ética el arte puede invalidarse por ciertos sectores de una comunidad aludiendo a una necesidad de respeto por el dolor ajeno. Por ejemplo, la obra en general de Doris Salcedo (Bogotá, 1958) es bastante controversial ya que, según la crítica,3 la artista usa el dolor ajeno para sus intereses profesionales y es ese el mayor riesgo que corre el artista a la hora de usar el duelo como tema en sus proyectos artísticos.
El caso de la Colombia de hoy es un caso de esos en los que el arte y el ritual funerario se hacen imprescindibles para la construcción de la memoria y por tanto, la elaboración del duelo de forma individual y colectiva. Como se mencionó anteriormente, al igual que muchas otras prácticas el arte ha estado presente a lo largo de cada historia de desplazamiento, cada secuestro, cada bomba, cada asesinato, cada mina, cada violación que ha sufrido este país. El arte ha estado presente en cada uno de esos acontecimientos porque en cada uno de ellos ha estado presente una persona, un colombiano cumpliendo un rol: el de víctima o el de victimario. El arte ha estado presente en cada acontecimiento no porque haya
Salcedo ha desarrollado a lo largo de su carrera artística obras de suma importancia para el arte contemporáneo Colombiano ya que, gracias a su ambición, minuciosidad y brillantez ha llegado a los más grandes e importantes lugares de exhibición
Artículo 143 (Ley Noº 1448, 2011). No porque se hable del arte como un producto para mercadear se le quita su importancia humana y cultural. (Dicho adjetivo es tan controversial que puede dar para escribir un libro entero, por ello, para efectos de brevedad, se hace esta pequeña aclaración.) 3 Arcos-Palma, R. Sumando ausencias de Doris Salcedo: ¿oportuna u oportunista? (16 de octubre de 2016) [Artículo en línea] consultado el 13 de mayo de 2018. Recuperado de https://www.razonpublica.com/index.php/cultura/9788-sumando-ausencias-de-doris-salcedo-%C2%BFoportunau-oportunista.html 1 2
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sufrido por nuestro país y, sobre todo, le han dado el megáfono a aquellos que han sufrido de primera mano esta guerra y que sí tienen voz pero no saben cómo usarla o no se les ha permitido el espacio. Es entonces ese, desde mi punto de vista, el verdadero rol de los artistas en este reto: el de proveer y facilitar las procesos necesarios al público, usando el arte como herramienta, para una construcción de paz desde los diferentes puntos de vista de los actores del conflicto; fomentando las capacidades necesarias para la misma como la receptividad, la creatividad, la imaginación, la compasión, la habilidad de aceptar las paradojas de la violencia, la visibilización del dolor de aquellos que han sido abusados y contraatacar la demonización del enemigo con respeto y dignidad por su integridad. 7
del arte en el mundo dando a conocer su sed de elaborar un duelo por los demás. Salcedo propone elaborar el duelo por los que “no pueden hacerlo”, por quienes no tienen voz,4 pero lo paradójico de su obra es que ella como artista en su proceso de construcción de las obras se entrevista con víctimas del conflicto para que le cuenten sus historias y, posterior a ello, sentir ese dolor -si es que acaso es mínimamente posible- para llevarlo a la materialidad de una escultura o una instalación. El trabajo técnico e investigativo de Salcedo es admirable ya que el proceso de la elaboración de sus proyectos se hace de una forma monumental con equipos de trabajo de más de 30 personas que se disponen a trabajar en obras como Palimpsesto (2013-2017) que llevó más de 5 años en su realización,5 por lo que hace que sus obras sean dignas del reconocimiento que ha adquirido, no solo nacional sino internacionalmente tanto en los ámbitos académicos como no académicos. Pero, es importante preguntarse: -además de los impresionantes recursos económicos con los que debe contar para soportar equipos de trabajo de dicha magnitud¿cuáles son sus recursos históricos de dolor que plasma en sus obras?, ¿tiene ella derecho o validez ética en usar el dolor de la gente, que, según ella, no tiene voz?, ¿no es acaso usar nuevamente una víctima que ya ha sido usada para los propósitos de poder de otros?
Como se mencionó anteriormente, cada ser humano trae consigo, con su misma existencia, el potencial de usar como herramienta el arte para la elaboración de su duelo y la construcción de la memoria de una nación, y es por esa razón que todos los sectores de esta sociedad tienen la posibilidad de facilitar esos procesos que ofrece el arte para la construcción de paz. Uno de los primeros de esos sectores debe ser el funerario, pues tiene en las puntas de sus dedos a su comunidad y se relaciona con ella por un canal de extrema cercanía y sensibilidad. Un canal que puede marcar la diferencia entre un duelo bien o mal elaborado y por tanto afectar de manera directa positiva o negativamente la población, a la cual le urge una construcción de esta paz que tanto se discute el país desde la política.
A pesar de que Salcedo ha tenido obras en las que usa los nombres de las víctimas como parte de la obra,6 no ha sido de su costumbre dar créditos a las víctimas como principales inversionistas de sus obras -ya que son ellas las que invierten su dolor-, pues finalmente sus obras son valoradas en altísimas sumas de dinero y comercializadas en diferentes lugares del mundo. Es decir, ¿en qué momento el insumo fundamental que es el dolor de las víctimas pasa a ser de Salcedo y hasta qué punto verdaderamente puede esto ayudar las víctimas?
Creo que el sector funerario apenas se está dando cuenta de la absoluta e inmensa importancia que tiene su labor en la construcción de esta nueva historia y es menester que tomen las riendas de sus comunidades aportandoles nuevas formas de conmemorar sus seres queridos, de perdonar, de contar la historia, de construir la memoria a nivel individual, local, regional y nacional, para que, como dicen por ahí, no nos condenemos a repetir una historia que no queremos repetir.
Hay muchos artistas con obras igualmente admirables como la de Salcedo que caben en esta misma vasija de la incertidumbre de si sí son éticamente correctas y responsables con las víctimas y con su dolor como lo son por ejemplo Oscar Muñoz, Beatriz Gonzalez, Erika Diettes y muchos que intentan narrar la historia de nuestro país a través de sus obras. Sin embargo y a pesar de esta aparatosa condición del arte de museo de ser un objeto de comercio con tanta importancia por el nombre del autor, también hay artistas, sobre todo fotógrafos y dramaturgos, que logran mantenerse en esa delgada línea entre el arte que usa el duelo como tema y como herramienta a la vez.
Carta abierta a quien pueda interesar: Yo como artista y funeraria extiendo la invitación a todo aquel al que pueda llegar a reflexionar al respecto de las posibilidades que tenemos como sector, como grupos empresariales, como profesionales de la salud y las humanidades, como colombianos para construir esta nueva historia, ya no con armas sino con procesos artísticos que construyan en lugar de destruir. Por la misma razón, estoy en la disposición de colaborar en cualquier proyecto -con cualquier entidad- en el que crean pueda yo aportar desde mi pasión y mi misión: el arte y la labor funeraria
Artistas como Jesús Abad Colorado (fotoperiodista) o Alejandra Borrero (dramaturga) han logrado a lo largo de su carrera y su lucha por la construcción de paz visibilizar ese dolor
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. [museonacionalcentrodeartereinasofia] (2017, octubre 11) Exposición. Doris Salcedo. Palipsesto [Archivo de video] Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=L8vlSkmqtoE Ibidem 6 Palimpsesto (2013-2017), Sumando Ausencias (2016) 7 Brandeis University (International Center for Ethics, Justice and public life: Peacebuilding and the Arts) Why do we need creative approaches to peacebuilding? (s.f ) consultado el 15 de mayo de 2018. Recuperado de http://www.brandeis.edu/ethics/peacebuildingarts/about_us/whycreative.html 4 5
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AFORISMOS DE UN PSIQUIATRA Prof. Dr. Sergio Pérez Barrero
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les ofrecieran pero no es lo real para esta persona. Lo real es que sus consejos no son tenidos en cuenta y debería preguntarse cuáles son las razones para que estas cosas ocurran, como por ejemplo que los consejos sean ofrecidos sin pedir permiso al hijo para ofrecerlos, que sean ofrecidos en un momento no idóneo, que no existan buenas relaciones entre el hijo y quien ofrece los consejos sea el padre o la madre, que el hijo necesite algo más que consejos pues puede tener dificultades en la comprensión, padecer de alguna condición que se caracterice por trastornos del comportamiento entre otros posibles motivos.
La práctica de una profesión durante muchos años puede tomar dos derroteros: la rutina o la creatividad. Tanto la una como la otra dependen en gran medida del profesional que la realiza y de las circunstancias en las que la ejerce. Existen profesionales rutinarios que trabajan en excelentes circunstancias y otros que las circunstancias muy desfavorables le han desarrollado la creatividad para en cierta medida contrarrestarlas. Han sido las circunstancias desfavorables las que permitieron el surgimiento de un libro de aforismos, pues necesitaba, como comunicador especializado en salud mental, contribuir al desarrollo del pensamiento de las personas que requieren de la ayuda del psiquiatra.
“Yo le he dicho más de mil veces que debemos terminar la relación pero el siempre vuelve a insistir que no lo abandone”. Lo ideal sería que solamente una vez se le deba decir a una pareja que ya la otra parte no desea continuar la relación. Pero no es lo real y esta expresión lo refrenda. Entonces debe preguntarse si lo que le ha dicho a su pareja lo ha formulado de manera convincente a los oídos de quien escucha, si el mensaje ha sido preciso y no deja lugar a dudas de sus deseos de realmente concluir la relación, pues si ello no sucede esa persona continuará insistiendo. Si usted ya está convencida de la decisión que desea tomar es más probable que la otra persona se convenza de que usted no va a incumplir con la decisión tomada. Es probable que la persona que no desea que la relación termine persista durante unos días en sus propósitos de reconciliación, que la propia persistencia de su decisión llevará a la extinción de esa insistencia.
El incremento de las necesidades de asistencia psiquiátrica en la población por diversos motivos requiere del profesional de la salud mental, un cuerpo de habilidades diagnosticas que le permitan diferenciar las enfermedades mentales propias de la especialidad de aquellas condiciones que simulando enfermedades mentales son el resultado de afectaciones de otros órganos y sistemas. Requiere además, del dominio de los psicofármacos, para indicar el medicamento de elección para tratar la condición específica, a la dosis necesaria y por el tiempo requerido. Finalmente necesita poseer habilidades psicoterapéuticas, independientemente de la modalidad de su preferencia, para poder eliminar o disminuir aquellos mecanismos de afrontamiento ineficaces y detectar aquellas fortalezas existentes en el propio sujeto para ayudarle a que sea capaz de ayudarse a sí mismo de la manera más eficiente. Es en esta parte del tratamiento donde quedan incluidos los aforismos, en forma de sentencias breves que se le expresan al sujeto según la situación específica que le ha traído en la búsqueda de ayuda y que contribuyen al desarrollo de su pensamiento para enfrentar la situación actual, otras similares en el futuro o sortearlas para evitarlas siempre que ello sea posible.
“Con lo que me pagan en el trabajo que hago no puedo satisfacer mis necesidades” Lo ideal sería que a cada persona se le remunerara de acuerdo al trabajo que realiza y la calidad con que lo realiza y la profesionalidad que ha tenido que lograr para realizarlo. Pero eso no es lo real pues muchas personas por diversos motivos no reciben el salario que se suponen deben recibir y con el que también se supone, deban satisfacer sus necesidades. Se impone entonces pensar que quizás debería buscarse otro empleo mejor remunerado, o lograr otra entrada económica además de la que recibe por realizar la labor que realiza. La otra opción es determinar si las necesidades que aspira a satisfacer están por encima de las posibilidades reales de satisfacerlas con el salario que percibe, pues quizás esté trazándose metas muy por encima de sus posibilidades reales.
Tener la oportunidad que me brinda la Revista “Remanso” de publicar en sus páginas, deseo que estos aforismos permita a los lectores obtener alguna enseñanza de ellos. Ojala sea posible lograrlo. Buena lectura.
Lo ideal es una cosa y lo real otra. No cometa el error de trabajar con lo ideal. Actúe sobre lo real para que llegue a ser el ideal perseguido.
“La gente no me corresponde a mi manera de tratarlos. No soy correspondido en ese sentido”. Lo ideal sería que hubiera correspondencia entre el trato que ofrecemos a las personas y la manera en que somos tratados por ellas. Sin embargo eso no es lo real para esta persona. Sería conveniente que se detuviera a pensar si está tratando de la misma manera a personas diferentes pues ello puede conllevar problemas en las relaciones interpersonales o también si está tratando de pedir que la persona responda de una manera que no está acostumbrado a hacerlo, o ha elegido a la persona equivocada para recibir la correspondencia deseada. O simplemente se ha trazado una aspiración que aunque pudiera parecer adecuada puede no serlo para muchas personas, que es establecer relaciones mercantiles en vez de relaciones amistosas, en las que lo que se hace, se realiza por el placer de haberlo hecho sin la pretensión de recibir el pago correspondiente.
Con mucha frecuencia asisten a mi consulta personas que me expresan situaciones como las siguientes: “Yo soy maestro y no se dan cuenta que necesito tiempo para mi auto preparación” En este caso el maestro está a la espera que sus superiores se cercioren de sus necesidades de auto preparación que sería lo ideal, pero lo real es que se está quejando de que ello no sucede. En tales casos es conveniente que no siga cometiendo el error de dejar su saber en manos de otra persona que no sea él mismo. “Le he dado muchos consejos a mi hijo y parece que le entran por un oído y le salen por el otro pues cada vez se porta más mal”. Lo ideal sería que los consejos de los padres y las madres fueran tenidos en cuenta por los hijos y las hijas cada vez que se 61
buena voluntad de cada uno de sus miembros mediante la introspección y no a través de reclamos al otro, pues ello puede generar más tensiones y complicar la crisis. Sin embargo, cuando la crisis es ocasionada por serios problemas de relación entre los integrantes de la pareja en los que prima el irrespeto, la agresividad verbal o física, los celos infundados con movilización de las emociones y repercusión en el comportamiento de quien los experimenta, como es la vejación, la posesividad, el control permanente, la persecución para sorprender in fraganti a la pareja, las discusiones frecuentes en presencia de los hijos y otras manifestaciones de deterioro de la relación, en el que cada uno saca sus peores características, lo más sensato es concluirla pues de no ponerle fin a esa relación, las consecuencias pueden ser fatales y esas desavenencias pueden ocasionar el homicidio o asesinato de uno de los cónyuges u ocurrir un homicidio-suicidio.
Mientras a usted le interese la opinión de una mayor cantidad de personas, menos libre será.
Una relación conyugal que saque lo peor de usted es preferible concluirla.
A muchas personas les interesa sobremanera que los familiares, los amigos, los compañeros de estudio o trabajo, los vecinos y hasta sus conocidos, tengan una buena opinión de ellos. Y se esfuerzan en intentar quedar bien con todos, ser aceptados por todos y lograr que los demás no tengan posibilidad alguna de emitir una opinión desfavorable sobre ellos. De suceder se sienten emocionalmente muy afectados al no ser capaces de lograrlo. Y el error consiste precisamente en los propósitos que se ha trazado.
Las relaciones amorosas generalmente se establecen entre personas que muestran afectos mutuos que se corresponden y desean sostener una relación duradera. No pienso que las personas contraigan matrimonio a sabiendas que terminará en un divorcio, pero diversas investigaciones arrojan que en nuestra sociedad, una gran parte de los matrimonios terminan en divorcio antes de cumplir los cinco años la relación conyugal. Y el matrimonio tradicional ha cedido ante las parejas heterosexuales que deciden formar una familia sin firmar documento alguno que los declare casados y que se les conoce como unión consensual y a ello se añaden nuevas formas de relaciones conyugales entre personas del mismo sexo o matrimonios igualitarios que aunque no están legalmente aprobados en nuestra sociedad, no son pocas las lesbianas y los homosexuales que conviven con sus parejas como lo hace un matrimonio heterosexual con las lógicas diferencias entre ellas siendo la peor de todas las dificultades para su aceptación social. Otra forma de relación conyugal es la de una mujer heterosexual con un hombre bisexual o aunque menos frecuente entre un hombre heterosexual y una mujer lesbiana. Son nuevas formas de relaciones conyugales en estos nuevos tiempos. Y ello sin tener en cuenta el matrimonio abierto y otras variantes que no son el objeto de este aforismo.
Las opiniones acerca de una persona pueden ser muy buenas, buenas, regulares y muy malas opiniones. Y es que las personas tienen derecho a tener de cada quien la opinión que consideren. Lo que sucede con estas personas que les interesa mucho la opinión ajena, es que no han establecido los filtros correspondientes que les permitan tamizar en orden de importancia las personas cuyas opiniones son muy importantes para ellas. Y esa falta de filtros condiciona que no exista diferencia alguna entre los familiares, los amigos, los compañeros de estudio o trabajo, los vecinos y los conocidos. Y deben existir diferencias para no convertirnos en esclavos de las opiniones ajenas. Para los niños y las niñas las opiniones de las madres y los padres, los hermanos y hermanas mayores y algunos maestros o maestras son muy importantes y se tienen muy en cuenta. Incluso puede suceder que los criterios del maestro o la maestra no sean los más acertados y pueden defenderlos con mucha pasión al ser contrarrestados por los progenitores.
En una relación de pareja suelen existir las dificultades propias de cualquier relación interpersonal teniendo en cuenta que se trata de personas que provienen de familias diferentes, con costumbres diferentes y personalidades diferentes. Cuando esas diferencias son resueltas mediante el dialogo, cediendo ambos en sus respectivas posiciones, buscando un arreglo aceptable para ambos, la relación sale fortalecida de ese desencuentro. Incluso pueden estar en situación de crisis matrimonial lo cual no es sinónimo de ruptura matrimonial. La crisis es la consecuencia de un funcionamiento matrimonial que requiere cambios, los cuales deben producirse con la
En el caso de los adolescentes y las adolescentes, las opiniones de los amigos y las amigas del grupo al que ellos han decidido pertenecer tienen mayor importancia para ellos que la de los padres, las madres y los maestros. En tal sentido, su libertad de pensamiento está subordinada a dicho grupo y por tanto es muy limitada, pues está sesgada por los intereses de sus pares.
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Este aforismo se refiere a la capacidad que debe desarrollar una persona adulta para escuchar diversas opiniones favorables o desfavorables sobre su persona o su desempeño laboral pero solamente otorgar la debida importancia a aquellas que provienen de personas con las cuales se está muy vinculado afectivamente. Y escuchar esas opiniones provenientes de p e r s o n a s m u y s i gn i fi c a t i v a s n o q u i e re d e c i r q u e necesariamente debamos guiarnos por ellas o aceptarlas sin el debido juicio de realidad que se impone realizar. Entre esas personas se encuentran los padres y las madres si aún están en condiciones de brindar consejos acertados, la pareja si se tienen relaciones duraderas y armónicas, un buen amigo o un hijo sensato. Como se puede observar, no es lo mismo tener en cuenta la opinión de cinco personas que la de cincuenta, pues es más difícil satisfacer a cincuenta personas que a cinco. Finalmente, la opinión que debe interesarle más a usted es su propia opinión.
Los demás tienen el derecho de tener una mala opinión de usted y usted tiene el derecho de no importarle esa opinión y los que la tienen.
Este aforismo está muy relacionado con el aforismo anterior. Y es que muchas personas consideran que los demás solamente deben tener buenas opiniones de nosotros, como si fuéramos “moneditas de oro para caer bien a todos” al estilo de la popular canción mexicana. Y no se tienen en cuenta que las personas con las cuales nos relacionamos tienen la libertad de formarse su juicio de valor con respecto a nosotros, incluyendo la posibilidad que ese juicio sea muy desfavorable e irrespetuoso. Y a esas personas le asiste ese derecho. Pero, usted al igual que yo, también tenemos el derecho de tener o no tener en cuenta esas opiniones, incluyendo las buenas opiniones, pues así como hay personas muy vulnerables a las opiniones que les son desfavorables, hay personas muy necesitadas de las buenas opiniones, sus oídos están ávidos de escucharlas, lo cual también los hace muy vulnerables pues pueden ser manipulados mediante los elogios. Además de tener el derecho a no importarnos la mala opinión que tienen los demás de nosotros, nos asiste también el derecho a que no nos importen quienes las expresan, pues por lo general, las personas a las que les interesamos, aparte de darnos muestras de su amor, es muy poco probable que
Habitualmente los adultos se refieren a la adolescencia como una etapa difícil del desarrollo de los seres humanos, en su camino hacia la juventud y la adultez. Y se califica la adolescencia de diversas maneras, pero la mayor parte de estos calificativos se refieren a esa supuesta dificultad. Y los adultos o ancianos que se refieren a la adolescencia de esa manera no tienen en cuenta que ellos también la pasaron, pues no se puede saltar de la infancia a la juventud sin pasar por la adolescencia. Y quienes hacen este tipo de análisis se olvidaron que fueron adolescentes y les parecen ajenos, extraños, inusuales, “difíciles” los compartimientos que ellos también ellos asumieron cuando lo fueron. Es cierto que la adolescencia tiene sus características propias al igual que el resto de las etapas de la vida. Pudiéramos calificar la niñez como una etapa “difícil” pues el recién nacido es muy vulnerable y tiene que ser objeto de cuidados esmerados por parte de sus progenitores para garantizar su supervivencia, pues si ello no sucede, puede morir durante el primer año. De hecho, hay países con elevadísimas tasas de mortalidad infantil, principalmente ocasionadas por enfermedades infecciosas. Los accidentes en el hogar son una de las primeras causas de muerte en la infancia. La adultez también es una etapa “difícil” pues por lo general es en la que se asumen la mayor cantidad de roles en la familia y la sociedad. El matrimonio, la paternidad o maternidad, el trabajo, las amistades, los padres ancianos que requieren algún tipo de cuidados, son algunas de las exigencias que se presentan en la adultez que lógicamente, no se asumen en la niñez o la adolescencia, cuando estas tienen un desarrollo normal. En la adultez hacen eclosión muchas enfermedades que de no ocasionar la muerte del sujeto se prolongan hasta la vejez, como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la insuficiencia renal, las adicciones que pueden provenir de la adolescencia o contraerse en esta etapa de la vida. La vejez es una etapa “muy difícil” pues de manera similar a la niñez, el individuo es muy vulnerable. La disminución de las habilidades para la locomoción, pues los movimientos se hacen más lentos, temblorosos e imprecisos, la disminución de la agudeza visual y auditiva, la notable disminución de la fuerza muscular y la reducción del vigor físico, la piel pierde elasticidad y se arruga, el pelo cae o se decolora, la estatura disminuye debido a malformaciones esqueléticas, la respiración se hace más pesada y existe una evidente disminución de la tolerancia para los esfuerzos físicos. Se modifican los placeres sensuales y se padecen diversas condiciones como la patología artrítica, que afecta la locomoción, las enfermedades cardiovasculares, que limitan el ejercicio físico, las enfermedades neurológicas, que comprometen la función intelectual y las neoplasias que ocasionan dolor, dependencia y notable pérdida de la calidad de vida que termina en la muerte.
tengan una mala opinión sobre quiénes son sus seres queridos. Es muy importante que tengamos una opinión acerca de nosotros mismos que refleje verazmente nuestras cualidades humanas principales, aquellas que nos distinguen. Y también es importante que reconozcamos nuestras imperfecciones, aquellas debilidades que tenemos en nuestra personalidad. Si esas malas opiniones que tienen los demás acerca de nosotros no coinciden con nuestras cualidades, no es sensato darnos por aludidos, porque no se están refiriendo a nosotros. Por ejemplo si dicen que una persona es un impuntual y realmente no lo es, pues no debe ponerle atención a esa mala opinión porque no se está refiriéndose a ella. Si por el contrario, la persona es impuntual, pues no tiene que sentirse irrespetado, pues lo que están haciendo es describiéndolo, no levantando falsos testimonios acerca de ella. Como se puede observar, la actitud del sujeto hacia las opiniones ajenas, principalmente las desfavorables, revierte una enorme importancia para su salud mental. Hay que tenerlas en consideración si provienen, como ya he referido en el aforismo anterior, de figuras muy significativas, no así cuando son expresadas por personas a las que no nos une lazo afectivo alguno ni nos interesa fomentarlos. Cuando una persona tiene una elevada autoestima, las malas opiniones no las tiene en cuenta, no así cuando se tiene una baja autoestima, pues esas opiniones se pueden considerar como reales aunque no reflejen las verdaderas características de la persona.
La adolescencia es una edad difícil que los adultos saltamos. La adolescencia es definida como una etapa del ciclo vital entre la niñez y la adultez, que se inicia por los cambios puberales y se caracteriza por profundas transformaciones biológicas, psicológicas y sociales, muchas de ellas generadoras de crisis, conflictos y contradicciones, pero esencialmente positivos. La adolescencia, con independencia de las influencias sociales, culturales y étnicas, se caracteriza por eventos universales entre los que se destacan: el crecimiento corporal evidente en el aumento de peso, estatura y los cambios en las formas y dimensiones corporales, aumento de la masa muscular y de la fuerza muscular, más marcada en el varón. Es común que presenten torpeza motora e incoordinación, fatiga fácil, trastornos del sueño, los que pueden generar trastornos emocionales y conductuales transitorios. También estarán presentes durante esta etapa la búsqueda de sí mismo y de su identidad, la necesidad de independencia, la tendencia grupal y las relaciones conflictivas con los padres que fluctúan entre la dependencia y la necesidad de separación de los mismos y asumir un nuevo rol social como partícipe de una cultura o subcultura específica.
Pero es muy frecuente que los adultos consideren a la adolescencia como una etapa difícil pues han olvidado determinados principios que deben considerarse para mantener relaciones armónicas con los adolescentes y las adolescentes. 64
El primero de estos principios es que los adultos cuando “matan al adolescente que llevamos dentro”, cuando no lo recuerdan les resultará muy difícil, sino imposible, lograr entenderlos. Y es que muchas madres y padres de hijos e hijas adolescentes asumen la postura de adultos infalibles, perfectos, jueces para juzgar lo que está correcto de lo que no lo está, haciendo caso omiso de los estados anímicos, de las circunstancias, como por ejemplo, no saber distinguir entre un acto de agresividad ofensiva de otro acto de agresividad de defensa, aunque ambos comportamientos reflejen hostilidad. Y es que olvidaron que ellos también tuvieron actitudes muy similares a las que critican. El segundo principio es el respeto al adolescente o a la adolescente, en su individualidad, en su manera de pensar, en sus preferencias (sexuales, amistosas, vocacionales, etc.). Si no compartimos alguna de ellas, pues lo más acertado es pedirles permiso para expresarles nuestros puntos de vista, buscar un lugar privado para hacerlo, decir lo que consideramos deba ser dicho y no volver a insistir sobre el tema, para que sea el adolescente o la adolescente quien medite sobre lo que se le ha pretendido hacer entender. Es conveniente que estas conversaciones privadas culminen con muestras de afectos al
adolescente o la adolescente, de manera que se sienta amado a pesar de nuestras diferencias en torno a algún asunto en específico. El tercer principio ya empezó a esbozarse en el párrafo anterior, y es brindarle muestras de afecto a los hijos e hijas en esta etapa de la vida. “Lo afectivo es lo efectivo” se dice y es un error considerar que los adolescentes y las adolescentes, por el hecho de ya no ser niños y niñas no necesitan sentir que se les ama. Para ellos lo más importante es sentir que las figuras significativas están a su lado, incondicionalmente cuando las necesitan. Y el cuarto principio es que si usted considera la adolescencia como una etapa difícil de la vida, lo será pues así usted lo ha considerado. Y quien tiene esa opinión acerca de esta etapa de la vida, asumirá, consciente o inconscientemente, actitudes que harán cumplir esa profecía. Entonces, calificar la adolescencia como una etapa “difícil” es no tener en cuenta “lo difícil” de las otras etapas por las cuales no siempre tienen el privilegio de pasar todos los seres humanos.
REACCIONES
PSÍQUICAS ante el duelo por ideación suicida
Por: Daniela Alejandra Londoño Bustamante Psicóloga, con experiencia clínica de 3 años en duelo, líder en proyec tos psicosociales con niños y adolescentes, charlas grupales y talleres vivenciales con énfasis en rituales a nivel de familia e individual. Funeraria la Esperanza S.A.
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El suicidio es “la acción de quitarse la vida de forma voluntaria y predeterminada” Algunos autores lo definen además como la preocupación, intento o acto en el cual la persona busca intencionalmente causarse daño, y en este sentido, incluye la ideación suicida y los intentos suicidas, que son aquellas conductas sin resultado de muerte (2). Esta última definición hace referencia no solo al suicidio como el acto de causarse la muerte, sino también a la ideación, la cual constituye el primer nivel de menor gravedad, y donde se presentan las amenazas o tentativas de suicidio (3). La conducta suicida implica tres componentes básicos: a nivel emocional se presenta un sufrimiento intenso, a nivel conductual se genera una carencia de recursos psicológicos ante la solución de una situación, y por último, a nivel cognitivo se manifiesta una desesperanza profunda ante el futuro, acompañada de la percepción de la muerte como única salida (4). En relación con lo anterior, se podría afirmar que en la persona con ideación suicida se produce una ruptura del sentido de la vida, que a su vez afecta la robustez psicosocial y genera una fragilidad importante en el sistema de creencias, facilitando la aparición de nuevos factores de riesgo respecto al suicidio. . El suicidio como fenómeno global, con significado existencial e impactante, afecta todas las esferas de la sociedad y ha acompañado al hombre durante toda su existencia (6). En la actualidad, este fenómeno constituye un problema de salud pública, con alta prevalencia e incidencia en niños y adolescentes (2). Anualmente, más de 800.000 personas se quitan la vida, considerando el suicidio como una tragedia que afecta a familias, comunidades y países. Sus efectos son duraderos para los allegados al suicida; este se puede producir a cualquier edad y es la segunda causa de muerte en personas entre los 15 a 29 años (7). A nivel mundial, es la tercera causa de muerte en personas entre 15 y 44 años y la segunda en personas entre 10 y 24 años (8). Resultados de investigaciones anteriores han evidenciado factores que incrementan la posibilidad de la ideación y la conducta suicida. Rodríguez (2007) considera, entre otros, que los estados depresivos, situaciones delirantes, desintegraciones de las familias, dificultades en las relaciones afectivas, situaciones de abandono y otros factores (8) inciden en el desarrollo de las mismas, debido a que el hombre es la interrelación entre aspectos neurobiológicos, sociales y psicológicos indivisibles, que influyen de manera directa en la forma como interpretan su realidad y dan respuesta a las presiones internas y externas. En un modelo biopsicosocial expuesto por Oquendo (2004) se presentan los estresores externos (eventos vitales como pérdidas afectivas y enfermedad depresiva), que se constituyen como factores precipitantes del acto suicida. La diátesis o vulnerabilidad general se caracteriza por la tendencia a la desesperanza y pesimismo, síntoma que
aparece de manera conjunta con la agresividad o impulsividad. Dicha manifestación emocional es posible en el proceso del duelo, en tanto se compone de un gran dolor y de una ambivalencia emocional.
ser humano toca fondo en la depresión y en el anhelo, para que posteriormente emerja de sí mismo la sanación y el poder de recuperar la vida con base al amor construido, sin ahogo en la desolación y pérdida del sentido de vida.
El duelo es una condición emocional que se desencadena a partir de la pérdida de un ser amado como figura representativa en la existencia y genera niveles elevados de ansiedad, melancolía y angustia, con riesgo a la pérdida del sentido de vida, por ser un estado de vulnerabilidad y desequilibrio emocional, que no permite un raciocinio completo de la realidad, y podría ocasionar que se contemple la muerte como mitigación o fin al dolor y padecimiento. Quienes lo experimentan se encuentran en un conflicto psicológico que les impide ver otro tipo de solución a su divergencia interna, por las conductas desajustadas y rasgos patológicos.
De acuerdo a lo anterior, es posible que se presente el estado de depresión en el proceso del duelo, incluso cuando a nivel social se permea el dolor como una etapa de tiempo limitado, reflejado por la ausencia de redes de apoyo, mitigación del llanto y falta de reconocimiento ante la melancolía. Se expone, con frecuencia, que el hombre debe asumir un estado de bienestar y tranquilidad para afrontar el duelo, cuando la necesidad está en llegar a lo más profundo del sentir y desencadenar los sentimientos más arraigados. En este sentido se debe hacer un acompañamiento oportuno donde se haga manifiesto un desgarre emocional, un quebrantamiento y la exposición de la sensibilidad como mecanismo ante el reconocimiento de la pérdida, y dar espacio a una nueva esperanza, esperanza de que se transforme la vida y se construya una nueva realidad, una luz en medio de la desolación y una oportunidad ante el cambio. El vacío y la angustia aparecen como resultado del amor y la felicidad que en vida fue posible cultivar junto a aquel ser querido. El amor no desvanece, este es la fuente de que en el duelo se resalte la vida.
Es necesario afirmar que el duelo no es una enfermedad, es una reacción natural ante la pérdida, pero con riesgo a convertirse en un estado patológico, Acero (2011) afirma que las personas que tienen mayor riesgo de suicidarse son los que padecen una enfermedad mental, principalmente depresión y psicosis, pues estos están en mayor riesgo de vivir un duelo crónico. Se detecta por la distinción en sus síntomas: un anhelo doloroso por el ser amado, vacío inminente, falta de interés ante las actividades cotidianas, activación emocional intensa y pensamientos intrusivos. Así como se expone la condición del duelo y sus estados manifiestos, también es importante resaltar el evento que lo produce, es decir, la muerte como una condición inherente al ser humano y cuyo significado se construye mediante la cultura, es posible inferir que muchos la asumen con temor y angustia por el miedo ante lo desconocido; pero en las personas con ideación e intentos suicidas, el significado de la muerte se modifica, pues se considerada la búsqueda de la figura perdida, el medio para reencontrarse con el ser amado, recuperar el vínculo y estar nuevamente juntos.
Bibliografía 1. Mansilla Izquierdo F. Suicidio y prevención. Palma de Mallorca: InterSalud; 2010. 2. Cañón Buitrago SC. Factores de riesgos asociados a conductas suicidas en niños y adolescentes. Achivos Med. 2011;11(1):62–7. 3. Poch F, Ballabriga MCJ, Domènech-Llaberia E. Evaluación de la severidad de la ideación suicida autoinformada en escolares de 8 a 12 años. Psicothema. 2000;12(4):594–8. 4. Echeburúa E. Las múltiples caras del suicidio en la clínica psicológica. Ter Psicol. 2015;33(2):117–26. 5. Blandón Cuesta OM, Andrade Salazar JA, Quintero Núñez H, García Peña JJ, Layne Bernal B. El suicidio: cuatro perspectivas. Medellín: Fundación Universitaria Luis Amigó; 2015. 6. Cifuentes Osorio SL. Comportamiento del suicidio, Colombia, 2013. Forensis Datos para la Vida. Bogotá: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses; 2014;15(1):127–56. 7. Organización Mundial de la Salud. Suicidio [Internet]. 2016. Available from: https://goo.gl/gN4h50 8. Colombia. Ministerio de Salud y Protección Social. Protocolo de Vigilancia en Salud Pública: intento de suicidio. Bogotá: Ministerio de Salud; 2016. 9. Rodríguez Gama A. El suicidio y su prevención. Forensis Datos para la Vida. 2007;275–312.
Por tanto, la confrontación del duelo podría llevar a algunas personas al afrontamiento de ideaciones suicidas. Dado el caso, se debe reconocer el repertorio psíquico para dar respuesta inminente antes de que el individuo afectado llegue a acciones que determinan el hecho “terminar la vida”. Precisamente, el duelo constituye el fenómeno que está anclado a las características propias de la depresión, como estado de melancolía profundo con un abatimiento donde la realidad del ser humano está cubierta de soledad, vacío, llanto y angustia, sin sentido de vida y posibilidad de actitudes que permitan emerger de este estado de desolación. Además, durante el duelo se hacen manifiestas muchas emociones y se desencadena la evocación del significado afectivo otorgado al ser amado que ha fallecido. Este proceso da paso a la resignificación de la vida mediante el reconocimiento del dolor y la aceptación de la pérdida, y el 68
Notas DE DUELO
Psic. Alejandro Águila Tejeda Psicoterapéuta y Suicidólogo Representante de la Red Mundial de Suicidólogos para México, Centroamérica y el Caribe, fundador del INSTITUTO HISPANOAMERICANO DE SUICIDOLOGIA A.C.
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Duelo
por ausencia de cadáver desvalimiento pues se fractura la omnipotencia del “desaparecedor” y se moviliza la construcción de una salida para su pérdida.
El caso de las desapariciones abre una importante pregunta a la teoría que el psicoanálisis tiene sobre el duelo, pues es un fenómeno que rompe la lógica interna que este proceso implica.
Con base en esto, proponemos que es posible para un sujeto a quien le han desaparecido un ser querido, ingresar, elaborar y concluir un proceso de duelo durante el cual varía su relación con el objeto perdido y se construye una posición de renuncia frente al goce. El "no más" que un sujeto enuncia con respecto al anhelo y al dolor frente a la pérdida implica para él una modificación en la que ya no soporta seguir sufriendo de la misma manera y le impone un acto creador a partir de la falta en que la desaparición lo deja inmerso
Si decíamos que el trabajo del duelo requiere una prueba de realidad que testifique que el objeto amado ya no existe, en los casos de las desapariciones esta prueba pareciera ausente ante la falta de un cadáver o de algún elemento que confronte al sujeto con la pérdida real. La respuesta psíquica en este primer momento del duelo no es la misma ante eventos diferentes como la muerte del ser amado o la desaparición forzada. La muerte violenta trae efectos para los dolientes distintos a los de la muerte natural; que la pérdida del otro por enfermedad implica circunstancias diferentes que la muerte accidental, y que el duelo por una muerte anunciada tiene singularidades con relación al proceso posterior a una muerte súbita.
Bibliografía Complementaria ALLOUCH, Jean. Erótica del duelo en el tiempo de la muerte seca. París: Escuela lacaniana de Psicoanálisis, 1995;
En el plano latente el dolor emerge y se perpetúa como única posibilidad de satisfacción pues permite al sujeto sostener el vínculo con el objeto y no confrontarse con la renuncia y la falta en ser que la pérdida implica.
BETTELHEIM, Bruno. "Niños del holocausto". En: El peso de una vida. Barcelona: Crítica, 1991; CEPEDA, Ivan y Claudia Girón. "Olvido y memoria en las condiciones de solución de conflictos políticos" En: Ko´aga Roñe´eta se iii (1997) www.derechos.org/koaga/iii/ cepeda.html;
El antropólogo Louis-Vincent Thomas define los ritos funerarios como "los comportamientos variados que reflejan los afectos más profundos y supuestamente guían al difunto en su destino post mor tem, tienen como objetivo fundamental superar la angustia de muerte de los sobrevivientes".
FREUD, Sigmund "Los dos principios del funcionamiento mental". En: Obras Completas. Madrid: Biblioteca Nueva, 1981 T. II; "Duelo y melancolía" T. II; "Más allá del principio del placer" T. III; "Inhibición, síntoma y angustia" T. III; "La negación" T. III; LACAN. Jacques El seminario, Libro 6. El deseo y su interpretación. Argentina: Xavier Bóveda, 1983; El seminario, Libro 15. El acto psicoanalítico. Versión electrónica;
Sugerencias para ayudar en este proceso de duelo complicado. Ritual simbólica que movilice el duelo; Acudir a fotografías o a diferentes objetos que representan al ser desaparecido; Re-signar la desaparición (cambia psíquicamente su estatuto de desaparecido); Crear un sentido simbólico a su alrededor; Apoyo de redes sociales; Búsqueda pero en función de la justicia.
MESA, Clara Cecilia. "La prueba de realidad" En: La desaparición, su lógica y sus consecuencias. Medellín: Asociación de Foros del Campo Lacaniano de Colombia, 2000; PECAUT, Daniel. "Colombia, un desastre anunciado" En: Le Monde. Mayo 22 de SAUVAL. Michel. "Comentario a La Verneinung". En: La lógica del fantasma http://psiconet.com/ seminarios/fantasma; SKRIABINE. Pierre. "Sobre las faltas morales llamadas depresión". En: El síntoma charlatán. Buenos Aires: Paidós, 1998;
La justicia contribuye a movilizar el estatuto del objeto psíquico que pasó de tener el lugar de objeto desaparecido a tener la dimensión de objeto asesinado. Podemos afirmar, que cuando una acción simbólica, tal como la justicia, logra develar la verdad y genera una división del Otro de la desaparición, permite a las familias una transformación del sentimiento de
THOMAS, Louis Vincent. Antropología de la muerte. México: Fondo de cultura económica, 1982; WEINSTEIN, Eugenia. "Notas acerca del tratamiento psicoterapéutico de familiares de detenidos desaparecidos: Una propuesta alternativa". En: Psicoterapia y represión política. México: Siglo XXI, 1984. P. 85
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Duelo
y depresión
"El duelo es considerado un síndrome, porque la persona presenta determinadas manifestaciones o síntomas” Se asocia mucho estas dos palabras pensando que son sinónimos o que una lleve por fuerza a la otra. Se espera que siempre que exista un proceso de duelo se presente un estado depresivo y esto no es así en todos los casos. Partiremos del conocimiento de que una situación depresiva es parte de la elaboración del duelo como lo incluyen algunos autores entre los que se destaca Elizabeth Kubler Ross, pero como veremos adelante no en todos los duelos hay depresión.
El duelo además puede ser la respuesta a la pérdida de estatus, de un rol, separación de los hijos en la edad adulta, pérdida real o subjetiva de algo o alguien.
Sin embargo hay que partir de algunas definiciones para entender sus diferencias.
l duelo es considerado un síndrome, porque la persona presenta determinadas manifestaciones y síntomas. También este se inicia inmediatamente después, o en los meses siguientes a la muerte de un ser querido y está limitado a un periodo de tiempo que varía de persona en persona, ya que idealmente no debería extenderse a lo largo de toda la vida. La mayoría de los autores dicen que este periodo se debe atravesar en un tiempo de 6 meses a dos años aproximadamente.
DUELO. Es un sentimiento subjetivo que aparece tras la muerte de un ser querido y proviene del latín dolos que significa dolor. DEPRESIÓN. Es un Trastorno Mental que se caracteriza por fuerte decaimiento en el estado de ánimo. En 1915 Sigmund Freud en su trabajo titulado “Duelo y melancolía” definía el duelo como la reacción a la pérdida de un ser amado o abstracción equivalente (Patria, libertad, ideal etc.)
El trabajo de duelo es un proceso psicológico complejo de deshacer los lazos y enfrentar el dolor a la pérdida. Hay que remarcar que el duelo y por consiguiente dentro de este proceso la depresión no se considera una conducta patológica.
Del 5% al 9% de la población general sufre la pérdida de un familiar cercano cada año; cerca de un 25% de las consultas de Medicina general son personas que han sufrido una pérdida; un tercio de las personas que experimentan un duelo presentan trastornos físicos y/o mentales; alrededor de un 25,5% de los viudos experimentan depresión clínica y ansiedad durante el primer año luego de la pérdida y el 31% de los pacientes admitidos en una unidad psiquiatrita para ancianos, han sufrido pérdidas recientes.
La melancolía sería el equivalente a un duelo patológico. En este caso el duelo se produce ante una pérdida que puede o no ser real, se provoca un estado de ánimo deprimido, desinterés por el mundo externo, auto reproches, auto denigración, insomnio, la persona siente un vacío interno y hay desgano. El melancólico rechaza la idea de la pérdida, se identifica con el objeto y retira su deseo del mundo. Intensificándose emocionalmente en la tristeza, la nostalgia, persistiendo el llanto y el recuerdo doloroso. Existen algunos autores que dentro del proceso de duelo NO han incluido la Depresión.
Cuando sufrimos pérdidas durante el transcurso de la vida es inevitable ante estas situaciones atravesar por el proceso del duelo y dentro de este, se puede pasar por un estado depresivo como parte del proceso.
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Liderman
1944
1.- Shock / Incredulidad. 2.- Aflicción aguda 3.-Reanudación de la vida diaria. 4.- Disminución de la imagen de estar muerto.
Engel
1954
1.- Negación 2.- Aceptación Creciente 3.- Restitución
Kubler-Ross
1969
1.- Negación 2.- Depresión 3.- Cólera 4.- Reajuste 5.- Aceptación
Horowitz
1976
1.- Protesta / Negación 2.- Intrusión 3.- Obtención 4.- Conclusión.
Shuls
1978
1.- Inicial 2.- Intermedia 3.- Recuperación
Davidson
1979
1.-Shock e insensibilidad 2.- Búsqueda y Ansiedad 3.- Desorientación 4.- Reorganización.
Bowly
1980
1.-Embotamiento 2.- Anhelo y Búsqueda 3.- Desorganización y Desesperanza 4.- Reorganización.
Baker
1982
1.-Ansiedad 2.- Ira y Culpabilidad 3.- Desorientación.
Martochio
1985
1.- Shock e Incredulidad 2.- Anhelo y Protesta 3.- Angustia, Desorganización y Desesperación 4.- Identificación 5.- Reorganización y Restitución.
Delisle-Lapierre
1984
1.- Crítica 2.- Crucial 3.- Creadora.
Clarck
1984
1.- Negación e Incredulidad 2.- Aceptación creciente de la pérdida 3.- Restitución y Recuperación.
Dángelico
1990
1.- Shock / Negación 2.- Ira / Depresión 3.- Comprensión / Aceptación.
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Pudiendo llegar a lo que señala la Asociación Psiquiátrica americana (APA) como “TRASTRONO DEPRESIVO MAYOR “ en donde los síntomas deben persistir por más de dos meses posterior al fallecimiento.
Determinantes del Duelo: 1. ESTADO BIOLÒGICO. 2. PERSONALIDAD. 3. MADURACIÒN. 4. RED DE APOYO. 5. ROL SOCIAL. 6. CAUSA DE MUERTE.
Factores Predictores del Duelo “Patológico” La falta de salud física o mental previa. La ambivalencia afectiva con agresividad. Duelos repetidos. Mayor fragilidad en el Varón. La muerte repentina.
Factores que In uyen en el Curso de la Reacción del Duelo:
Síntomas de Alarma en el “Duelo Patológico”
La personalidad del deudo. La naturaleza del vínculo de relación. El tipo de muerte. Los antecedentes personales del deudo. Las características del entorno.
1. Ideas de suicidio en el primer mes. 2. Retardo psicomotor. 3. Culpabilidad morbosa. 4. Síntomas prolongados de duelo. 5. Familia ausente. 6. Depresión clínica. 7. Trastornos de ansiedad. 8. Toxicomanías. 9. Desordenes psicosomáticos.
Observando estos elementos entenderemos porque en algunos casos la depresión se presenta muy intensamente y en otros solo parcialmente y en algunos más no hay tal. Cuando se presenta un “duelo anticipado” es más probable que la depresión sea muy leve o no aparezca ya que gradualmente a nivel psíquico se elaboró la pérdida. Por el contrario si se presenta un “duelo complicado” observaremos mucha culpa, pensamientos de muerte en los dolientes e ideas suicidas, sentimientos de inutilidad, lentitud motora, deterioro funcional prolongado e intenso, hasta experiencias alucinatorias y persistente.
La intensidad, duración y frecuencia de la depresión es lo que va a marcar la diferencia de si la persona se encuentra dentro del proceso normal de duelo o se estancó en la etapa de depresión, prolongando e intensificando sus síntomas lo cual hablaría ya de un cuadro de depresión, que en la mayoría de los casos es probable que exista un estrés Postraumático. 74
Duelo Vs. Depresión Identificación normal con el difunto, poca ambivalencia.
Sobre identificación con el difunto ambivalencia aumentada
Idea suicida esporádica.
Idea suicida frecuente.
Autoculpabilidad en relación al difunto
Autoculpabilidad, la persona se siente mala gente.
Síntomas disminuyen con el tiempo
Síntomas no disminuyen y empeoran
Evoca empatía y simpatía
Evoca fastidio e irritabilidad.
Responde a afectos.
No responde a afectos.
Síntomas de duelo No responden a fármacos antidepresivos.
Síntomas depresivos responden a fármacos antidepresivos, responde a fármacos
de pérdida y los sentimientos hacia la persona fallecida. Es muy importante que se le proporcione apoyo emocional, se le sugiera alguna bibliografía específica tanto a él como a familiares y amigos.
Como podemos observar no todas las personas en proceso de duelo pasan por un estado depresivo y cuando se presenta la depresión sí se puede diferenciar claramente cuando se trata como parte del proceso de duelo y cuando este se torna algo patológico que deberá ser atendido en forma multi e interdisciplinariamente.
La integración a grupos de autoayuda también beneficios para la superación del duelo.
dará
Duelo y Apoyo Tanatológico Bibliografía y Referencias 1. Mark S. Gold. “BUENAS NOTICIAS SOBRE LA DEPRESIÓN”. EAD. Jorge Vergara. 1988. 2. Macías. “REACCION DE DUELO”. Apuntes de Tanatología. 2205 3. S. Ariete y J. Bemporad.- “PSICOTERAPIA DE LA DEPRESIÓN”. Ed. Paidos.1990.
No todo proceso de duelo implica la indicación de una terapia. Se puede ayudar a los familiares o allegados recomendándoles un tratamiento si se observa que el duelo que atraviesa no es “normal” y que presenta reacciones marcadamente depresivas (como intentos de suicidio). Especialistas consideran que no es recomendable que se le receten a la persona solamente somnífera o sedante para inducir el sueño, debido a que es necesario que la persona viva el duelo para poder superarlo positivamente.
www.latinoseguridad.com www.herreros.com.arg www.meb.uni-bonn.de/cancernet www.tanatologia.org
Dentro del apoyo tanatológico se intentará animar a la persona que sufre el duelo a que exprese sus sentimientos
El adolescente
y el duelo que si bien pueden ser naturales, no se les prepara e informa sobre la necesidad de elaboración y adaptación que debe atravesar y realizar los niños, en donde la negación, depresión y agresión serían los factores y etapas a los cuales se deberán enfrentar para posteriormente y, dependiendo del equipo biológico de cada uno, la alimentación, el ambiente y la estimulación, pasarán a la resignación y elaboración llegando a la adaptación libre y sana de ese nuevo cuerpo, nuevas funciones y distintos roles que representan la etapa de la adolescencia que hoy en DIA se empieza a más temprana edad y también se alarga a mas años porque la juventud sigue siendo el tesoro más anhelado.
La adolescencia es quizá la etapa que más nos marca a lo largo de nuestra vida y por ello cobra especial importancia en nuestro desarrollo físico, emocional e intelectual. Muchos autores han hablado acerca de los diversos cambios que se viven pero poco se ha hablado acerca del duelo del adolescente, esto implica que al inicio de esta etapa se pierden el cuerpo que se tenía de niño(a), la posición de infante en la familia teniendo que fungir en otro rol y el status social en donde existen demandas que pueden ser muy amenazantes. Por todo esto se debe entender que son muchos cambios internos y externos a los cuales tiene que adaptarse el adolescente y el proceso representa una serie de duelos 76
DUELO PERINATAL
Los nidos
VACIOS Fanny Bernal Orozco -Psicóloga, Coordinadora Centro de Intervención y Aprendizaje en Duelo (CIAD). La Aurora Funerales y Capillas. Manizales. -Profesora Titular Universidad de Manizales
“Los padres se habían preguntado muchas veces cómo sería su bebé, anticipando muchos acontecimientos de la infancia: su primera sonrisa, su primer diente…Cuando el bebé muere, como no tuvieron la oportunidad de conocerse, muchas de estas fantasías se idealizan y quedan grabadas en la memoria; entonces se fantaseará con dar a luz a aquel bebé que crecerá sano, inteligente, creativo, valiente…Se pierde así no sólo al bebé real sino al de los sueños. Así decía Thomas Lynch “Los bebés muertos no nos dejan recuerdos; nos dejan sueños” (Sancho, 2007. P, 187)
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Muchos hombres y mujeres alimentan con ilusión el deseo de tener un hijo, llegan incluso a hacer inmensos sacrificios con el fin de alcanzar sus sueños. A algunas parejas, su ilusión se les hace realidad, tiene un final feliz, mientras que para otras esta aspiración está llena de incertidumbre y desesperanza y a fin de ver cumplido su deseo, van de un especialista a otro, pagan costosos tratamientos y se someten a exámenes, pruebas y seguimientos estresantes y dolorosos; y soportan de manera estoica todo lo que haya que hacer con tal de cumplir con la aspiración de ser padres.
Así entonces, es este un duelo que comienza con mucha soledad y silencio, pocas personas quieren hablar de ello, no hay rituales religiosos, no hay despedidas, la familia no se reúne a expresar el dolor, y los amigos no llegan a acompañar, no sabrían qué decir, para ellos es mejor quedarse callados y no importunar, y creen que esta es la mejor solución, no piensan que tal vez haciendo una llamada, regalando un libro, o unas flores, puedan paliar en algo el dolor, no, ellos simplemente huyen del encuentro, porque también le temen al dolor.
Sin embargo, son muchas las parejas e incluso mujeres solas, que no alcanzan ese ideal, a veces porque no logran quedar embarazadas, y otras, porque tal gestación se ve interrumpida, dando lugar a un aborto indeseado. Ante una pérdida de esta naturaleza, la vida de los dolientes sufre un intempestivo y dramático cambio; esta vivencia implica asumir un doloroso duelo, pocas personas quieren hablar de ello, es un tema vedado ya sea por miedo, ya por indiferencia o por aparentar un coraje que está lejos de ser real.
Y mientras tanto, la pena sigue su camino acompañada de preguntas, que no tienen respuestas, complejos de culpa, es un dolor lleno de renuncias, tanto físicas, como emocionales; el cuerpo ya no abriga un hijo, en casa ya no habrá un sublime desorden, ni a quien amamantar, ni a quien cuidar, y aunque haya un nombre para decir en voz alta o en silencio, ya no será para llamar, será para extrañar, será un nombre envuelto en una queja. “Después de la pérdida de mi bebé, cuando la gente me pregunta por él, yo pronuncio su nombre lo hago porque considero que así me apropio mejor de lo que está sucediendo y las personas se extrañan, pero si no lo conociste y yo ni contesto. Cómo no iba a saber de él, cuatro meses lo tuve dentro de mí y estuvimos conectados por el ansia y por el amor”.
Tanto mujeres como hombres, ven frustrados sus anhelos no obstante en estos casos, es en la mujer en quien recaen todos los interrogantes, a ella le preguntan que cómo está, que cómo se siente, mientras al hombre se le hace a un lado cómo si él fuera lejano a esta experiencia, sin tener en cuenta que también él, está afectado y por lo mismo, necesita consuelo.
Para las madres y padres que pasan por esta experiencia, no es el conocer al hijo, tener fotos, videos o historias para contar y recordar, es el amor que han ido tejiendo con diversos hilos desde mucho antes de buscar quedar en embarazo. Es una conexión distinta que no es fácil de entender para las personas que observan desde fuera.
Lo anterior implica que es necesario informar de manera clara y respetuosa, lo que está sucediendo en cuanto se tenga certeza de ello, tanto a mujeres solas como a parejas, el saber que esperar y que sigue luego de conocer la noticia, es de gran ayuda. Dejarles solos, es darle lugar a especulaciones que van aumentar la ansiedad y el sufrimiento.
Es cierto que no todo el mundo tiene que saber de todo, pero lo que si se podría aprender es a ser prudentes y discretos ante el dolor de los demás. El amor puede ser diferente para todas las personas y esto hay que considerarlo, cuando una mujer o una pareja están pasando por estos episodios tan dramáticos; la ayuda no consiste en minimizar, ni racionalizar ni mucho menos expresar que se puede volver a intentar. El apoyo real es permitir la expresión de las emociones y los sentimientos, evitando el juzgar, el poner ejemplos o hacer comparaciones que aumentan considerablemente la pena y además ocasionan rabia y aislamiento.
“Mi marido estaba de viaje cuando yo comencé a sentir dolores fuertes, tenía tres meses de embarazo y hasta ese momento todo iba muy bien, estábamos felices, era nuestro primer hijo y yo me había cuidado y me sentía cuidada con responsabilidad y calidez, me fui a la clínica y el médico dijo: 'Yo lo que veo es un saco vacío, hagamos otros exámenes', me quedé sola durante dos eternas horas, nadie se acercó a explicarme nada y yo pensaba que a lo mejor iba a salir de allí, sin esperar más a mi bebé, y así fue”.
“Cuando un niño ha nacido muerto, no queda nada. El mundo no recuerda nada y el vacío en el vientre es reemplazado por el vacío en tus brazos…Tú no estás recordando ni un nacimiento ni una muerte, sino ambos a la vez. Es la contradicción extrema…Yo sentí que había creado la muerte”. (Fabricant & Linn, 1986. P, 22).
Es posible que ante las múltiples tareas que se llevan a cabo en un centro asistencial, no quede mucho tiempo para bridar consuelo a una mujer que está perdiendo no solo la posibilidad de tener un hijo, sino también ilusión de ser madre. Algunos profesionales con tantos y tan variados adelantos tecnológicos y en su afán de seguir y cumplir protocolos invierten muchas de sus horas de trabajo en la lectura y comprensión de estos, y dejan de lado la comunicación emocional.
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volver a retomar la rutina, lo cual por supuesto, demora tiempo, por ello el apoyo inicial que se reciba, es fundamental para que cuando se esté mejor se puedan ir reorganizando paso a paso las tareas del diario vivir.
De pronto un suceso inesperado rompe la rutina originando reacciones tanto físicas, como emocionales, dolores de cabeza, náuseas, fuertes dolores en el vientre, negación, agotamiento, estrés, confusión, miedo, rabia, culpa, vergüenza, aflicción, es sentir como si estuviera viviendo una pesadilla de horror, creer que se agotan las fuerzas, la soledad es infinita, pero muy dentro de sí se hace fuerte la necesidad de contemplar todavía la esperanza.
Así como los seres humanos no reciben preparación para vivir la vida, tampoco lo están para asumir las pérdidas. El duelo por muerte perinatal, requiere de un acompañamiento profesional y sensible y que sean explicados de manera respetuosa los pasos a seguir. Estas claridades generan seguridad y son de gran apoyo en estos cruciales momentos. De igual manera, la familia y una buena red de apoyo emocional son fundamentales para cobijar emocionalmente a la pareja o madre que ha perdido la posibilidad de tener un hijo.
Una mamá decía; -“Y cómo se acaba el vínculo con la muerte, hay una fórmula, yo la quisiera para mí, lo que siento es un sufrimiento desgarrador, siento que he sido despojada de vivir la mejor experiencia de mi vida, la de ser madre y no quiero ver la vida en los demás, por eso me encierro, no lo soporto”. Así entonces, aferrarse a los hechos, al recuerdo, a la necesidad y al deseo de mantener en presente todo lo que ha pasado es una manera de congelar lo sucedido de quedarse en una trampa difícil de desanudar.
En muchos casos, es necesaria la ayuda de un profesional que acompañe y oriente a la pareja, madre, o familia; es muy importante además no dejar de lado a los abuelos, pues ellos igualmente se pueden sentir afectados de manera especial y por ello el acompañamiento debe hacerse extensivo también a ellos; del mismo modo si hay otros hijos hay que invertir tiempo cálido para conversar de la experiencia, puesto que ellos quedan expectantes ante la
Las frases: 'No puedo', 'No soy capaz', 'No me provoca', aunque son válidas y ciertas, no deben pronunciarse de manera indefinida, llega un momento en el que hay que ponerle la cara a la vida. Aceptar la realidad de la pérdida y
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llegada de su nuevo hermanito, ellos requieren que se les tenga en cuenta y se les explique de manera adecuada y oportuna lo que ha sucedido. Por otra parte, se pueden realizar algunas tareas para ayudarse en el camino del duelo. Hay que procurar estar pendientes del sueño y la alimentación, cuidar los síntomas físicos y las respuestas emocionales, de igual manera es de gran importancia atender la salud mental y emocional, a través de algunas acciones cómo: llevar un diario y escribir las emociones y los sentimientos más frecuentes en esta experiencia, narrar el dolor y los hechos más significativos, dibujar simbólicamente lo que ha pasado, conversar con personas cercanas y dejarse arropar y cuidar por ellas, buscar momentos para la lectura, para el descanso, para el sosiego, hacer ejercicio, escuchar música relajante, tejer, coser, hacerse masajes, hacer meditación, orar, crear rituales para homenajear la memoria, realizar siembras de árboles o jardines. Estos rituales son el mejor pretexto para provocar la expresión de emociones y sentimientos y para recibir el afecto de otras personas, es fundamental por ello involucrar a familiares y amigos.
El duelo por aborto no puede ser un duelo en silencio, los profesionales de la salud deben aprender acerca de cómo acompañar a mujeres y parejas, para que estas experiencias sean atendidas de manera humana, teniendo en cuenta, que no basta con ayudar en todo lo que pasa dentro del cuerpo de la mujer sino también en lo que ella siente respecto a todo lo que está sucediendo, así como también escuchar a la pareja, para ello la calidez, la compasión y el respeto son de gran trascendencia en estas horas de incertidumbre: “El médico me cogió las manos y me explicó con dulzura y sin prisa todo los procedimientos, y dijo que afuera mi marido estaba recibiendo apoyo, recuerdo estos gestos con gratitud, para mí fueron de gran consuelo”.
Referencias bibliográ cas Fabricant, S., & Linn, D. L. (1986). Sanando las relaciones con bebés nacidos muertos y abortados. México: Libreria Parroquial de Clavería. Sancho, M. G. (2007). La pérdida de un ser querido. Madrid: Arán.
La Psicología Positiva y el Duelo: una postura que va tomando forma. Yaneth Rubio Pinilla Psicóloga Social – Tanatóloga
La debilidad humana, sus emociones negativas, lo patológico, hacen que la Psicología haya centrado su quehacer en la curación y reparación de daños en el individuo, desarrollando modelos de intervención que dan lugar a un marco disciplinar sesgado hacia lo patogénico. Antes de la segunda guerra mundial, los objetivos de la Psicología estaban orientados hacia la curación de los trastornos mentales y sus acciones debían contribuir a que la vida de las personas fuera más productiva y plena, lo que implicaba identificar y desarrollar el talento y la inteligencia de las personas. Hoy en cambio, las nuevas investigaciones abordan las variables positivas y preventivas a cambio de los aspectos negativos y patológicos que tradicionalmente se estudian, enfatizando aquellos factores que permiten prosperar a los seres humanos, sus comunidades y sociedad, para mejorar la calidad de vida y prevenir las patologías que surgen de condiciones de vida adversas (Seligman & Csikszentmihalyi, 2000). 82
El objetivo de lo que se ha llamado Psicología Positiva es justamente catalizar este cambio de la psicología tradicional, hacia el desarrollo de las fortalezas de las personas. (Seligman & Christopher, 2000). El término psicología positiva fue propuesto por Martin Seligman, quien, tras el estudio de la indefensión aprendida y la psicopatología, dio un giro radical hacia el estudio de lo que él llamó fortalezas y virtudes humanas. Su propuesta fue presentada en la conferencia inaugural de su período como presidente de la American Psychological Association. Sin embargo, a finales de los años 20, Watson había presentado las primeras aproximaciones, donde destacaba que el cuidado psicológico asertivo de los niños y adolescentes mejoraba el ambiente académico y fortalecía sus talentos, llegando a relacionarlos incluso con la felicidad marital. Ya en 1999, Seligman, considerado el padre de la Psicología Positiva por ser uno de los primeros en explorar la felicidad desde un punto de vista probado, la definió como el estudio científico de las experiencias positivas y de las fortalezas y virtudes humanas, las cuales permiten adoptar una perspectiva más abierta respecto al potencial humano, sus motivaciones y capacidades; incluye también virtudes cívicas e institucionales que guían a los individuos a tomar responsabilidades sobre su comunidad y promueve características para ser un mejor ciudadano (Seligman & Csikszentmihalyi, 2000). Se vale advertir, que en ocasiones se subestima la Psicología Positiva porque se entiende como un método de autoayuda, argumentando que no trata los problemas reales de las personas; por el contrario, se aclara que se preocupa tanto de las fortalezas como de las debilidades del ser humano, orientando la construcción de una vida mejor, reparando lo que no esté bien y buscando la vida satisfactoria de las personas. No se trata de ofrecer soluciones universales de felicidad, cada quien es diferente, la felicidad pasa por aceptar que en la vida surgen eventos que traen consigo intensa tristeza y desesperanza. Ante la muerte de un ser querido, las vivencias de separación, enfermedades, migración, cambios de estatus, desempleo, pérdidas, el dolor inunda alma y cuerpo. Resulta normal sentirse abatidos, pero esto no puede durar por siempre, vida y muerte van de la mano. El crecimiento de los seres humanos está acompañado de dolor y sufrimiento, quedarse en este dolor no resulta útil, está mejor aceptar la realidad, vivir los momentos de tristeza, vivir los duelos sanamente con un compromiso fuerte hacia la vida y hacia quienes nos aman. La Psicología Positiva considera que desde la base de la psicoterapia se debe estimular al doliente en la construcción de fuerzas internas, coraje, habilidades interpersonales, racionalidad, insight, optimismo inteligente, honestidad, perseverancia, realismo, capacidad
son personas frías y emocionalmente distantes, o que la persona fallecida no importaba demasiado, también que están negando la pérdida e inhibiendo sus emociones. No necesariamente cierto, un reciente estudio prospectivo realizado con 205 participantes que habían sufrido la muerte de su pareja, con medición 6 y 18 meses después, demostraron que el 45% de ellos siguieron una pauta de afrontamiento resiliente, la angustia y el dolor fueron transitorios y no interfirieron en la habilidad de continuar funcionando en otras áreas de la vida ni de experimentar afectos positivos. Si bien es cierto que los síntomas del duelo y del trauma son cualitativamente distintos, también es cierto que los procesos de afrontamiento y recuperación de ambos eventos adoptan pautas equiparables (Bonanno, 2004).
para el placer y para poner los problemas en perspectiva, encontrando propósito y orientación hacia el futuro. La Psicología Positiva enmarca que el ser humano tiene una gran capacidad para adaptarse y encontrar sentido a las experiencias traumáticas más difíciles, capacidad que ha sido ignorada por la Psicología tradicional durante muchos años (Park, 1998; Gillham y Seligman, 1999; Davidson, 2002). Ante al fallecimiento de un ser querido, el proceso de duelo presenta la opción de que sea elaborado de forma positiva, enfrentando la pérdida y aceptando el suceso, o quedarse en el dolor sin hacer ningún esfuerzo por salir del mismo y reinventarse. Es una actitud ante la vida que permite encontrar nuevas oportunidades, reorganizar la escala de valores y el sentido de la vida. La sana vivencia del duelo puede ser una oportunidad para crecer como personas.
La reacción de los individuos que se enfrentan a una experiencia traumática puede adoptar diferentes formas, algunos experimentan en los primeros momentos síntomas postraumáticos o reacciones disfuncionales de estrés, que no deben ser considerados como patológicos, son reacciones normales ante situaciones anormales, que a su vez presentan una recuperación natural. En la mano del hombre esta elegir su opción, que o bien puede convertir su experiencia negativa en victorias, la vida en un triunfo interno, o bien puede ignorar el desafío y limitarse a vegetar y a derrumbarse (Víctor Frankl, 1946). Investigaciones actuales han demostrado que las emociones positivas coexisten con las negativas durante circunstancias estresantes y adversas, y además pueden ayudar a reducir los niveles de angustia y aflicción que siguen a la experimentación de dichas circunstancias (Fredrickson, 1998). Los resultados demuestran que la experiencia de emociones positivas se da desde los primeros días tras el evento traumático, siendo estos sentimientos positivos más frecuentes que los negativos a partir de la tercera semana (Wortman y Silver, 1987).
Focalizarse en los efectos patológicos de las vivencias traumáticas contribuye al desarrollo de la cultura del victimismo, asumiendo una visión pesimista de la naturaleza humana. La Psicología Positiva más bien nos ofrece una remarcable capacidad de adaptación, de encontrar sentido, reconceptualizar la experiencia traumática desde un modelo salutogénico, basado en métodos positivos de prevención que desarrollen en el doliente la habilidad natural para individuos de afrontar, resistir e incluso aprender y crecer en las situaciones más adversas (Calhoun y Tedeschi, 1999; Pérez-Sales y Vázquez, 2003). La presencia de ideas esquemáticas de cómo los seres humanos reaccionamos ante determinadas situaciones, ignora las diferencias individuales en la respuesta a situaciones estresantes (Everstine y Everstine, 1993; Peñacoba y Moreno, 1998); la literatura científica sobre duelo, trauma, crisis, asume que existe una respuesta unidimensional y de muy escasa variabilidad en las personas que sufren pérdidas o experimentan sucesos traumáticos (Bonanno, 2004). Señalan la idea de que la depresión o desesperación intensa son inevitables ante la muerte, por tanto, el doliente se deprimirá, negará la ausencia, presentará evitación y otras patologías. Desde los postulados de la Psicología Positiva esto no es necesariamente cierto, puesto que la mayoría de la gente que sufre una pérdida irreparable no se deprime, las reacciones de duelo y sufrimiento no son necesarias y su ausencia no significa necesariamente que exista o vaya a existir un trastorno, pues la mayoría de las personas suele resistir con fortaleza los embates de la vida, e incluso ante sucesos extremos hay un elevado porcentaje que sale psicológicamente ileso de la situación vivida.
Resistir y rehacerse de la experiencia traumática tiene que ver con la aceptación, el perdón, la gratitud, el inventario positivo de lo que queda después de. La Psicoterapia Positiva aporta herramientas prácticas válidas (Duckworth, A. Steen, T. & Seligman. M.; 2005) y es efectiva en el tratamiento de episodios depresivos, disminuyendo de forma significativa sus síntomas e incrementado la felicidad (Seligman, Steen, y Peterson, 2005). También se encontraron efectos positivos en la salud cardiovascular en la medida en se encuentra un significado, un para qué, a las situaciones vividas. (Tugade y Fredrickson, 2004). De otra parte, en relación al agradecimiento, Emmons y McCullough (2003) encontraron que fomentarlo con ejercicios específicos influye de forma positiva en el estado de ánimo, el optimismo y una mayor conexión con otras personas.
El ser humano interpreta el suceso de muerte desde sus creencias y expectativas, la idea de que la ausencia de sufrimiento tras una pérdida es patológica, se sustenta en la también creencia de la sociedad occidental de que las personas que no expresan su dolor o muestran su angustia
La Psicología estudia la mente humana, no exclusivamente sus debilidades y trastornos, la respuesta humana ante el dolor y el sufrimiento invita a que se desarrollen nuevas 84
formas de intervención basado en un modelo más positivo, centrado en la salud y la prevención, facilitando la recuperación y el crecimiento personal; reorientar a los dolientes para que encuentren una mejor manera de aprender y crecer desde su experiencia de pérdida; promover el cambiar las creencias culturales y la terminología arraigada en nuestra sociedad, modificando la creencia de que a una experiencia traumática sólo sigue el dolor y la angustia y aceptando el hecho de que emociones positivas, aprendizaje y beneficio son también consecuencias de este tipo de experiencias (Park, 1998).
Referencias bibliográ cas Csikszentmihalyi, M., Creatividad. El fluir y la psicología del descubrimiento y la intención, Paidós, Barcelona, 1998. Cuadra, H. y florenzano, R. El bienestar subjetivo: hacia una psicología positiva, en revista de Psicología de la Universidad de Chile, n. 12(1), 2003, pp 83-96.
Cyrulnik, B., El realismo de la esperanza, Gedisa, Barcelona, 2004. Frankl, V., El hombre en busca de sentido, Herder, Barcelona, 1979 Goleman, D., Inteligencia emocional, Vergara, buenos Aires, 1996. Peñacoba, C. y Moreno,B.(1998) El concepto de personalidad resistente: consideraciones teóricas y repercusiones prácticas. Boletín de Psicología, vol.58:61- 96 Pérez-Sales, P. Y Vázquez, C. (2003) Emociones positivas, trauma y resistencia. Ansiedad y Estrés, 9(2-3):235-254 Seligman, M.E.P. y Csikszentmihalyi, M. (2000) Positive Psychology: An Introduction. American Psychologist, vol.55 (1):5-14 Vanistendael, S. (2001) La resiliencia en lo cotidiano. En: Manciaux, M. (comp.) La resiliencia: resistir y rehacerse. Madrid: Gedisa, 2003
El Duelo Lic. Maria Eugenia Salazar Rodríguez Trabajadora Social – Tanatóloga Directora Unidad de Duelo Contigo Celaya – Guanajuato - México
Las muertes violentas (suicidios u homicidios) son tan complejas, dejando un vacío muy grande, pero sobre todo un mundo de dudas, un océano de culpas, remordimientos y miedos.
En la vida diaria de cada persona, existen experiencias vividas que, si las tomamos como lecciones de vida y áreas de oportunidad nos llevan a un crecimiento , pero que pasa cuando esa historia de vida ha dejado secuelas por afectos no vividos, falta de atención y amor , tal vez peor aún violencia física o psicológica y por diversos factores como desconocimiento, el no reconocer o saber que requiero de atención profesional , falta de redes de apoyo , por miedo o ignorancia, sin duda seguimos caminando a oscuras , tristes, con duelos no resueltos, autoestima baja, y sin fin de enfermedades psicológicas y sociales que no solo dañan como individuos, dañan a la familia y a la sociedad en la que vivimos.
Hay duelos silentes generados por la desaparición de nuestros seres queridos, y aun genera una profundidad más grande al vacío que mencione, pues él no tomar conciencia de la perdida nos lleva a una falsa esperanza, entre que mi mente me dice que ya no esta ni estará, pero mi corazón guarda aun una esperanza. La mayoría de los sobrevivientes, son considerados como victimas secundarios en donde algunas veces no son atendidos o bien son atendidos de manera inadecuada pese al daño emocional que atraviesan, siguiendo con el proceso judicial que la perdida conlleva por lo que se llama segunda victimización.
En ocasiones tenemos acontecimientos en nuestras vidas que parecen excederse de nuestras capacidades para afrontarlas y muchas de las ocasiones lamentablemente no sabemos afrontar y nos refugiamos en la puerta falsa dejando a los sobrevivientes con un duelo muy complicado ante tantas emociones como son la culpa, dudas, enojo, decepción e impotencia.
Uno de los duelos con los que a diario nos enfrentamos son por la perdida de salud, en donde no solo el paciente vive el duelo, también la familia y personas a su alrededor que, ante el deterioro, avance la enfermedad presentan una sobre carga del cuidador primario, y a esto le llamamos duelo anticipado.
Principalmente por estas razones me permito escribir este artículo, con el fin de concientizar, sensibilizar e informar a la población, que, ante esta telaraña social, a diario se presenta con varios faltantes y nulas respuestas.
El duelo por la muerte de mascotas, por ver los años pasar y perder la jovialidad, belleza o estatus que antes teníamos y ahora se va terminando. Duelo por cambio de domicilio, perdida de trabajo, duelo migratorio, por jubilación, por amputación ante un miembro.
Iniciare describiendo al duelo como un proceso ante la pérdida significativa de alguien o algo, inclusive aquello que se imagino tener y no se tiene. Es una vivencia de dolor y sufrimiento, una reacción del ser humano ante las perdidas. Los duelos son significativos y no solo nos duele lo que la sociedad nos ha enseñado que debe doler como son las muertes, ah y solo pueden vivir este proceso la familia.
Ante todas estas pérdidas nos enfrentamos a un cumulo de emociones como es la negociación, negación, shock, depresión, tristeza…. Pero en este ultimo y trabajando las etapas anteriores nos llevara a resignificar la perdida, marcando una línea del tiempo en el antes y el después, lográndose así la transcendencia.
Es un concepto equivocado, las perdidas son significativas y es ahí en donde duele perder un familiar, un amigo, un vecino, un amigo, un objeto, una mascota, un apego y entender que es, de acuerdo con el valor que uno le dé.
Es normal que ante fechas y eventos significativos lleguemos a sentir un retroceso, debemos ser pacientes con nosotros y reconocer el avance, esto es normal y debemos seguir caminando.
¡Y algo que me gustaría resaltar es que en muchas de las pérdidas de vida muere una persona, no! Muchas de las veces se van con esa muerte otras perdidas, ante la falta de cuidados y cariño que el doliente deja de expresar a los suyos.
No hay duelo más patológico que el que no se elabora. ¿Cuánto dura el Duelo? El tiempo que cada uno requiera, es un tiempo sin tiempo.
La muerte de los hijos es una de las pérdidas de vida más complejas, ya que se va con esto un pasado, un presente y un futuro.
Es de estas carencias, emociones, sensaciones, manifestaciones físicas y psicológicas que nace la necesidad de brindar a la población atención Integral ante todo proceso de duelo, trabajando ante diferentes niveles de atención mediante la psicoeducación, sensibilización, orientación, acompañamiento empático y escucha activa. El Corporativo San Rafael a través de su Unidad de Duelo “Contigo” ante una responsabilidad social, un acto de fidelización con sus clientes genera este beneficio abierto al público en general, de forma gratuita.
Culturalmente hemos crecido con la creencia de que mueren los viejos, por lo tanto, yo moriré primero, al romperse esa creencia complica la resignificación del duelo. Otra perdida muy común en nuestros días son los divorcios, en donde no nada más se divorcia con su pareja, se divorcia con la familia de él, con su círculo social y familia política. Sin olvidar por supuesto los señalamientos, criticas y comentarios que en muchas de las ocasiones hace tal difícil este proceso.
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Celebra LA VIDA Sólo hay un momento en la vida en el que te vuelves tan frágil que no hay receta mágica que pueda controlarlo, duele el corazón, los recuerdos, los momentos que no regresarán... Sólo cuando recuerdas que somos seres nitos y que la muerte llega así, de repente y sin avisar, intentar controlar tus sentimientos es en vano, el dolor no se controla... Sólo entonces, te das cuenta de que lo único por hacer es agradecer, recordar y hacer una hermosa despedida en honor a lo que fue su compañía, cada minuto cuenta y lo más valioso es empezar a celebrar lo que por siempre será una vida memorable...
L. A. Alejandra Siordia Alcaraz Corporativo FG Colima, Col. México
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física, él nos entregó su conocimiento y como resultado de ello su legado permanece, hoy en día reconocemos que llevó al mundo a una revolución científica como pocas en la historia de la humanidad.
Nací y crecí en un entorno poco convencional, hace más de dos décadas mis padres decidieron arriesgarse, emprender y revolucionar su vida incursionando en un sector muy peculiar, el sector funerario. Hoy sé, que esa decisión no sólo les cambio la vida a ellos sino además a un colectivo que gritaba en silencio preguntas sin respuestas, pidiendo ayuda, acompañamiento, comprensión y respeto.
Cada aprendizaje es consecuencia de nuestras acciones, y la vida nos demuestra que lo que recibimos es resultado de los compromisos que realizamos y cumplimos, somos seres humanos llenos de energía, y cuando actúas con probidad, rectitud y gratitud el éxito, o en caso contario el fracaso, está asegurado.
El sector funerario, no es un simple negocio, requiere pasión, respeto, compromiso y un alto nivel de calidez humana, demostrarlo y sentirse orgulloso de pertenecer a él es el gran reto.
Cuando una persona se enfrenta a la irreparable despedida, no hay palabras suficientes, ni tampoco hay respuestas, sin embargo y a pesar de todas esas emociones acumuladas, siempre aparece en algún sentido la gratitud. Desde mi percepción, y con dos generaciones enfocada en acompañar a las familias cuando el final de la vida se presenta en su camino, estoy convencida de que lo más valioso que puedes recibir es un agradecimiento sincero, es la confianza de quién depositó en ti la última oportunidad para decir adiós, y despedir con respeto y solemnidad a quién para él es la joya más preciada.
Desde mi percepción y a lo largo de la vida he descubierto que existen tres pilares fundamentales que todo ser humano apasionado con la labor que desempeña debe tener claro:
Lo que das Encontrar un sentido de vida te permite construir día a día un futuro más radiante, esta afirmación puede parecer idealista pero es necesario recordar que el lugar más importante es "aquí" y el momento más valioso es "ahora", la vida se va formando con base a las decisiones que tomas y las decisiones que dejas de tomar también te forjan.
Sea cual sea tu labor, enfoca tus esfuerzos, tu tiempo y tus pasiones en realizarla con dedicación y con la seguridad de saber que con paciencia y trabajo el resultado será lo más satisfactorio.
Cuando el duelo se hace presente, esta realidad cobra mayor sentido, encontrar respuestas parece imposible cuando lo único que se quiere es recuperar la vida de quien sabes que irremediablemente no regresará, es momento de despedir el cuerpo físico y aunque dentro de ti, sabes que una parte no muere con él sino que permanecerá en tu recuerdo, en ese momento no es suficiente, y es necesario hacer consiente al inconsciente: agradecer por los momentos compartidos, perdonar o sentirse perdonado.
Lo que compartes con tu entorno El sentido de pertenencia se refiere a la afinidad que generas con lo que haces y con quien te relacionas, en sentido estricto, filia, es un término proveniente del griego "philos" que significa "amor" y del sufijo "ia" que quiere decir "cualidad", la filia es la atracción, afición o amor, y se traduce como la admiración o el gusto intenso por un algo determinado.
Una persona que inicia un proceso de duelo requiere confrontar la negación, no es una labor sencilla pero la misión de quien lo acompaña es, respetar sus emociones, su espacio o su silencio, estar con él y ser un guía para ayudarle a elaborar una nueva realidad a partir de la pérdida.
Cuándo algo te apasiona luchas por ello, te comprometes y consigues que los resultados o el reconocimiento que se obtenga como consecuencia de ello sea lo más favorable posible. Todo ser humano necesita encontrar pertenencia y reconocimiento, cuando te sientes protegido y respaldado te involucras tanto que deja de ser un trabajo y se convierte en una misión de vida, dentro del sector exequial es necesario generar ésta afinidad de forma permanente, que te sientas parte fundamental del acompañamiento en el proceso de duelo de la familia y te comprometas a brindarle las soluciones que necesita en el momento más difícil de su vida.
Decide dar con convicción y certeza, en todo proyecto es imprescindible creer para crear, la familia, el trabajo y la sociedad, te presentan a diario situaciones en las cuales la solución está en ti mismo, en tu experiencia, tu criterio, tus conocimientos y en la forma como brindas seguridad ante la incertidumbre. Cada día puedes elegir y perfeccionar tu proyecto de vida, entrega tu intelecto y tu tiempo a aquello que te apasione y, si este proyecto se relaciona con la vida a partir de la muerte, decide dar y generar una relación de ayuda con respeto, para que quien sufre por la pérdida pueda transformar, poco a poco, el dolor en un aprendizaje de amor.
Estas aquí para vivir, para agradecer, para ayudar y para acompañar, deja una huella que trascienda más allá de la vida misma. Permítete dar, recibir y compartir amor y gratitud, permítete sentir, pensar, recordar y despedir, permítete #CelebrarLaVida
Lo que recibes A toda acción se opone siempre una reacción igual, esto fue demostrado por las Leyes de Newton hace más de 400 años, físico, filósofo, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés, quien realizó grandiosas aportaciones a la ciencia y a la
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TRANSICIÓN Por: Juan Carlos Tavera Álvarez Gerente FUNERARIA NAZARENO
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Me encantaría que los recuerdos se mantuvieran intactos, que la memoria se convirtiera en un aliado perfecto para combatir con alegría estos momentos de DUELO; han sido tantas las alegrías, enseñanzas, risas y carcajadas que estoy seguro que superan con creces la tristeza y el dolor que me embargan en este momento, me dueles, lloro y soy vulnerable, te extraño, quiero abrazarte como no lo hice cuando hasta ayer estabas a mi lado, recuerdo que temía estar demasiado cerca y quizá me cohibí muchas veces por temor a incomodarte, quisiera hacerlo de nuevo, más fuerte, más expresivo, con las mismas ganas con las que ahora golpeo este teclado inerte que recibe lo que yo expreso en la escritura porque no salió a tiempo de mi cuerpo y de mi boca. Sé que estás ahí, te lo aseguro, no estoy loco, siento que nos comunicamos, cómo te expresas y cuánto me apoyas, estás presente en las constantes frases de mi madre y mis hermanos, en la mirada fuerte, firme, pura y convincente de mis hijas, en el agua que limpia mi cuerpo todos los días, en ese algo que me inspira a seguir adelante con todas mis fuerzas a pesar de las dificultades, en cada salto del gato, en la cola inquieta de los perros, en cada ser humano que al conocerlo expone con su humildad todos los atributos que en esta tierra me dejaste, estas ahí, aquí y allá, silencioso, taciturno, respetuoso, analítico, prudente, infinitamente generoso, pletórico de sabiduría, ejemplo y bondad, por eso y por más me DUELES, me haces falta, te imagino y quiero volar a tu lado, por eso lloro otra vez, por eso les pido que me dejen llorar, porque así mi homenaje póstumo se hace alegría, música y canciones, poemas de la vida que jamás terminarán, porque lo que se hace con el cuerpo y procede desde el alma jamás pasará. “Con mi amor profundo a María Sierra Tavera y Miguel Antonio Tavera Luna -QEPD-”
Sin proponerlo termino concluyendo que entre la vida y la muerte solo hay una transición, tan amable y luminosa, tan oscura y dolorosa como hayan sido nuestras interacciones, un estadio que nos conduce al círculo magnifico que resume las historias propias y ajenas de los caminantes universales, en momentos llamado vida, en otros llamado muerte, que seguirá dando la vuelta, por ser un circulo interminable que se nutre de etapas, que arranca desde la niñez, pasa por la adolescencia, se ilumina en la adultez y llega hasta la vejez, a veces no se cubren las etapas, en ocasiones hay cortes que frenan el camino, inexplicables, sorprendentes y también dolorosos, pero sin duda con sus sobresaltos, con sus frenos abruptos y sus cambios repentinos la vida y la muerte son lo mismo con diferente disfraz, son dos caras de la misma moneda, los que creemos en Dios nos regocijamos en la confianza de que la vida, en esencia continúa .
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LA FÁBRICA DE PERSONAS BUENAS
Angelucci Nicola Programa Supéralo – San Salvador
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hacer el bien nos llena de satisfacción, motivación, paz interior, y le da sentido a nuestras vidas.
El entorno comunicacional y social que vemos hoy en los medios, y en nuestras propias relaciones humanas, lejos de enseñarnos a pensar en los demás, nos enseñan principalmente a cómo ganarles, a imponerle nuestras ideas, a convencerles de que lo que decimos es la verdad.
La felicidad de sentirnos bienhechores se convierte entonces en un poderoso incentivo para profundizar en nuestras habilidades de sanación interior porque, así como el ordeño o extracción de veneno a una serpiente venenosa es posiblemente una de las actividades laborales más peligrosas que existen, requieren del contacto directo con estos animales de manera cotidiana y esta desde luego no es una actividad libre de riesgos, así la “extracción” del dolor del interior de las personas que sufren requiere de técnicas y metodología.
Nuestra sociedad probablemente sufre una galopante “epidemia” de narcisismo. La obsesiva preocupación por la apariencia física, la propagación de clínicas de cirugía plástica, el fanatismo y endiosamiento de las celebridades, el deseo de ser “especial”, de poseer el último modelo de aparato electrónico, serían síntomas de un creciente narcisismo que va engullendo a las sociedades ricas y pobres casi por igual.
Es por eso que En El Salvador, recientemente se lanzó el Programa SUPERALO, una iniciativa que invita a los empresarios y profesionales de todos los sectores productivos del país —con especial énfasis en el sector educativo y de la salud— al Gobierno, a la cooperación internacional y a la sociedad civil para que, dentro de sus áreas de responsabilidad social empresarial y sus planes de acción, adopten la metodología del manejo del duelo por muerte aplicado en el servicio post venta de las funerarias, pero ampliándola a cualquier pérdida significativa de los dolientes en sus grupos de interés y comunidades; y complementándola con la aplicación de la psicología positiva para transformar los factores de riesgo emocional en oportunidades de cambio y mejora.
Este comportamiento parece expandirse como una plaga en la sociedad contemporánea, tanto a nivel individual como colectivo. Y no solo entre los adolescentes y jóvenes que inundan las redes sociales. “El desorden narcisista de la personalidad —un patrón general de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía— sigue siendo un diagnóstico bastante raro, pero las cualidades narcisistas están ciertamente en alza”, explica la psicóloga Pat MacDonald, autora del trabajo Narcisismo en el mundo moderno. “Basta con observar el consumismo rampante, la autopromoción en las redes sociales, la búsqueda de fama a cualquier precio y el uso de la cirugía para frenar el envejecimiento”, añade.
En el Programa SUPERALO, creemos que el dolor del alma es una epidemia que desgarra este mundo desde y para siempre. Sin embargo, representa también una gran oportunidad para tomar conciencia que tenemos un alma y para empoderar la para ser mejores personas y comunidades. El dolor de nuestras gentes y el llamado de Dios para aliviarlo es lo que nos une y motiva.
Sin embargo, el narcisismo es una trampa que, tarde o temprano, sume a todos en la infelicidad: a nivel individual, la aversión a asumir responsabilidades y la excesiva autoconfianza suelen ser recetas infalibles para el fracaso en el largo plazo; por otro lado, a nivel colectivo también produce un notable perjuicio social pues el narcisista suele obtener sus ventajas a expensas de otros, y la falta de empatía se vuelve la norma en que reina la indiferencia ante el sufrimiento ajeno.
Nuestra misión es crear una “fábrica de personas buenas”, personas con empatía y capacidad para servir como recipientes del dolor que las personas necesitan sacar de su sistema, personas que puedan llenar con amor ese vacío que deja el dolor que ha salido.
Un antídoto a esta epidemia de indiferencia es la empatía; y la buena noticia es que debería de estar al alcance de cualquier persona con deseos de hacer el bien.
Somos soldados de la brigada de paramédicos del alma. Y como soldados iremos donde nuestro General Dios nos pida que marchemos.
Con empatía, podemos hacer muchísimo bien sin necesidad de hacer “nada”. Simplemente con estar ahí, conectando con el que lo necesita, estaremos haciendo mucho, porque es a través de esa conexión que el que sufre logra sacar el dolor de su sistema y consigue alivio, indiferentemente que podamos o no ayudarle a arreglar sus problemas. Es importante que las personas sean conscientes del mucho bien que puede causar solo con aprender a escuchar al prójimo, porque esta consciencia de
Como el dolor es una epidemia universal, tenemos mucho que hacer aquí en El Salvador, en Colombia, y en todo el mundo.
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EL TIEMPO Y EL LUGAR como acompañantes del proceso de duelo “Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conozco yo - dijo el Sombrerero -, no hablarías de matarlo. ¡El Tiempo es todo un personaje!” Alicia en el País de las Maravillas
Por: Lida Milena Beltrán Zambrano Psicóloga – especialista en Psicología Clínica. Directora Unidad de Duelo Acompáñame, Organización San Francisco
El ser humano es desafiado constantemente por un mundo que según su percepción gira con mayor rapidez; el tiempo, invención hecha por el hombre para marcar sus propios ciclos ha colapsado a partir de la hiperconectividad y la soledad que esta origina. Para Stephen Hawking el concepto de tiempo se divide en termodinámico, cosmológico y psicológico, éste último es el tiempo que nos es dictado a los seres humanos desde las emociones y el sentido de historia presente, pasada y futura que apunta siempre hacia adelante. Los eventos de este tiempo psicológico quedan grabados en el cerebro, aumentando las conexiones neuronales, en una sinapsis que nos lleva a guardar recuerdos, bloquear otros, olvidar algunos, todo esto de acuerdo al grado de sentimientos involucrados. Los tiempos dictados por las pautas sociales colectivas durante la última mitad del siglo XX han dejado pocos instantes para indagar sobre el entorno y buscar respuestas; en la antigua Grecia los momentos de tranquilidad servían para hacerse preguntas sobre el universo, observar la naturaleza detenidamente, estudiar el entorno social y analizar los comportamientos, hoy en día esos pequeños instantes son interrumpidos por una horda de compromisos que llevan a perder el sentido de soledad, pensamiento, acción y reflexión. En medio de estos cambios estructurales los sentimientos humanos se han visto envueltos entre la fugacidad de las emociones, la tecnología, las innovaciones, la historia y las responsabilidades, donde los espacios para racionalizar son cada vez menos y se ha sucumbido a dar todo por hecho sin indagar los razones por las que se presentan tales o cuales situaciones, sin tomar un lapso de reposición en la constante carrera por el éxito, la felicidad y la armonía. La modernidad occidental nos ha llevado a una era tecnológica avanzada y llena de momentos para recordar a quienes están lejos, acercándonos entre bytes y ondas de sonido y en medio de estos agigantados cambios el desprendimiento ocasionado por la muerte se ha convertido en un evento social más, configurado por rituales dentro del ritual asignado, incomodo, lúgubre, solemne y en otras realmente necesario, dependiendo el grado de afecto entre quien parte y quien despide. En nuestra cultura los simbolismos marcan el ritmo del ritual, vestir de determinada manera, acercarse, ofrecer un saludo de pésame, apoyar a la familia según la cercanía, entre otras, son acciones parte que dan sentido al encuentro y hacen de este un espacio de acercamiento y de conexión emotiva. En algún momento este ritualismo da paso a la reflexión y por algunos segundos los asistentes se confrontan ante sus sistemas de creencias, haciendo preguntas tales como: qué sentido tiene la existencia, qué sucede cuando la materia
Para el caso de la Organización San Francisco la velación se realiza en un aproximado de dos días, lapso en el que se generan encuentros, conversaciones, ceremonias que hacen par te del rito, por eso se dispone de acompañamiento psicológico y espiritual cuando es requerido y apoyo constante en detalles mínimos pero que son significativos según la carga emocional del momento.
deja de funcionar, existe un alma, un espíritu, etc., pese a ello una vez se pasa del tiempo ritual al tiempo moderno se prosigue sin importar si llegaron las respuestas. En ese vaivén de emociones, cualquier palabra, cualquier actitud se realiza mecánicamente, se requiere entonces que nos eduquemos para el rito, para el manejo de las emociones, para entender cómo actuar ante la pérdida, cómo comprender las emociones propias y las del otro al tener que enfrentar el desprendimiento.
Como destino final, el lugar Parque Memorial Jardines de Santa Isabel cuenta con un conjunto natural de fuentes de agua, caminos naturales, árboles y jardines que hacen que el día del desprendimiento y el tiempo posterior de visitas según lo que la familia desea, se desarrolle en medio de elementos que coadyuvan al duelo, haciendo que la experiencia brinde un lugar de desconexión con el tiempo real y se convierta en un espacio para la memoria, construyendo así un recuerdo perdurable de un momento doloroso acompañado por la tranquilidad que desde la profesionalización del servicio se puede lograr.
Los rituales sobre la muer te como actividad de conmemoración colectiva se pueden comprender como un espacio-tiempo que beneficia a los individuos en un ambiente social, que cumple la función de compartir emociones, afianzar lazos familiares, de amistad, de encuentro, donde las emociones se vitalizan en un sentido de solidaridad y de contacto. Por lo tanto, las empresas que prestan apoyo para la realización de los rituales de desprendimiento también están llamadas a hacer que dicho ritual y los mecanismos que lo conforman brinden educación ante el manejo de este momento que es parte del tiempo psicológico, donde pareciera que el mundo se detiene para los deudos mientras que el resto sigue girando en torno a preocupaciones del día a día.
Acompáñame es un servicio que presta la Organización San Francisco a quienes así lo desean, como una unidad de profesionales en psicología que comprende el tiempo de duelo, como un tiempo emocional que requiere de la mayor atención posible. Bibliografía:
Brindar un espacio para la devoción, el encuentro y el duelo, es una tarea para la que se debe estar capacitado. En dicho proceso confluyen el lenguaje corporal, una mirada, una sonrisa, un apretón de manos, y el lenguaje verbal, la entonación, palabras expresadas, frases concretas, pero también incide el lugar en que se encuentra, una sala cómoda, iluminada, aseada y dispuesta de acuerdo a las creencias de los deudos e ideales de armonía que se tenga.
Alicia en el País de las Maravillas. Lewis Carroll. La muerte y sus símbolos. Muerte, tecnocracia y posmodernidad. Orlando Mejía Rivera. Breve Historia del Tiempo. Stephen Hawkin.
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VULNERABILIDAD, CONSTRUCCIÓN
Y SENTIDO DE VIDA un año después de la tragedia invernal “Un homenaje a los sobrevivientes de la tragedia invernal, no es sólo las lágrimas derramadas por aquellos que no están, son también las lágrimas de la indiferencia y soledad que están viviendo, un año después de lo ocurrido”.
Por: Âme psicología (Asesoría psicológica en los proceso de Duelo, enfermedad y sentido de vida)
Jenniffer Aristizabal Campos Katherine Gómez Daza Psicólogas.
El día 19 de abril del 2018 la comunidad del barrio Aranjuez en la ciudad de Manizales, realizó una conmemoración a la memoria congelada y dolida por todo lo que vivieron el día de la tragedia, en sus rostros se percibía el miedo y el dolor como si todo aquello se tratará de una pesadilla, como si un año no hubiera pasado; en donde sus verbalizaciones eran de rabia, de indignación, de sensación de olvido por parte de la sociedad y de “estorbo” para las entidades públicas; se describen invisivilizados y atropellados. En esta situación se vive el duelo ante el proceso después de una pérdida, en donde el tiempo para la adaptación posiblemente no existe o no ha llegado aún, debido a que pasaron de tener una vida con “seguridad” según las expectativas de cada uno, a verse desprotegidos y vulnerados tanto por la tragedia como por el impacto de ¿ahora qué hacer? Al escuchar las narraciones de los sobrevivientes surge el siguiente interrogante ¿qué proceso de duelo se puede hacer cuando día a día hay una pérdida nueva? En donde construirse dentro de este contexto social vulnerable y vulnerado no ha favorecido estos procesos, sino que por el contrario ha generado un círculo vicioso entre el dolor, la muerte y la rabia. Estar rodeado del recuerdo de la muerte de seres significativos, pérdida de lo construido física y simbólicamente durante años, pérdida de la casa o de la tranquilidad para estar allí, y como si fuera poco pérdida de la dignidad desde el inicio con promesas de ayudas que se desaparecieron o jamás llegaron y en la actualidad esperando el apoyo de entidades públicas o la vulneración de derechos con situaciones específicas como el cobro de servicios públicos de casas que están abandonadas desde esa noche fría y lluviosa de abril del 2017, evidencia la falta de compasión, y quizás sensibilidad para escuchar desde la responsabilidad ciudadana. “Las tragedias masivas son una de las pocas situaciones en las que los adultos dejamos caer las máscaras. Los desastres obligan a las personas a llorar en público, a mostrar un miedo inocultable, a ofrecer consuelo porque la necesidad es muy palpable.” . Se percibe que nacen otras necesidades en los diferentes procesos de duelo, como el narrar una y otra vez lo sucedido, quizás buscando una forma de ser reconocidos como sobrevivientes, y porque no héroes anónimos; seres humanos que luchan para poder retomar sus vidas, no como el antes, porque eso no volverá sino como aquellos que han aprendido a vivir nuevamente, con una historia de vida marcada por el dolor y aprendiendo a convivir con las imágenes y olores que se han quedado dentro de su memoria emocional, aquella que vuelven a surgir cada vez que llueve.
Es necesario fortalecer el reconocimiento, la expresión y la aceptación de emociones frente al dolor; se llega a la construcción de recursos o aprendizajes a los que se les conoce como los nuevos comienzos y hacen parte de la etapa final de la elaboración de un duelo, antes de llegar a dicha etapa es fundamental apostarle al proceso de la elaboración de éste paso a paso, identificando y gestionando las emociones que se experimentan cada día, ya que para hablar de lecciones de vida se requiere el tiempo y permiso para sentir el dolor, pues este tipo de pérdidas desgarran y desbaratan el proyecto de vida que se había construido y soñado hasta ese momento, se requiere compasión frente al dolor propio o el de otros seres humanos, para garantizar un nuevo sentido de vida.
Como comunidad han aprendido a convivir con el dolor propio y con el ajeno, sobre todo de aquel que lo perdió todo, y que cada noche que escucha llover sale corriendo de su casa que fue desalojada pero como él lo expresa “No tengo para donde irme”, y como si fuera poco este dolor, todas las mañanas le recuerda a su comunidad qué es vivir sin amparo, sin techo sin comida e indigno al tener que salir a bañarse con un balde al lado de una quebrada donde lavan las busetas, sin intimidad al ojo de los vecinos, una enseñanza y una marca diaria que les recuerda qué fue lo que vivieron. Estas experiencias de vida, han permitido que se genere “hermandad” se escuchan, se abrazan constantemente, y se preocupen por el bienestar del otro. “El entorno influye en las decisiones sin embargo siempre se tiene la capacidad de decir que actitud tomar”
“Cuando se invierte más tiempo en la queja y no en la búsqueda de cambios que permiten salir de esa oscura realidad, es posible que el duelo se acreciente y se aplace la limpieza emocional y sanación” (Bernal, 2004, P. 80).
Paulo Daniel Acero expresa que en medio de la tragedia emergen héroes, que son personas como cualquiera de nosotras, a quienes, en algún momento de la vida, les correspondió mirar al frente al dolor y determinaron no quedarse mirando hacia el pasado, sino hacer de esa experiencia un peldaño hacia el crecimiento como seres humanos y con ello vieron la otra cara de la tragedia, la cara de las posibilidades, la cara de los recursos personales. .
Ante la expresión de las emociones se debe estar atento a las veces que se deja de trabajar en la sanación del dolor y aparece un apego al pasado que no volverá a ser parte del presente y futuro. A pesar del dolor cada ser humano está en la capacidad de decidir, y estas decisiones son tomadas de acuerdo con la situación presente e historicidad de cada ser humano “vivir es sufrir, sobrevivir es hallarle sentido al sufrimiento.” (Frankl, 1991, p.6) la aceptación de una vida con nuevos retos, con nuevos sueños y nuevas relaciones simbólicas con los seres fallecidos, y con el contexto al que se enfrentan significa sobrevivir de una manera consciente y activa a la vida diaria.
Las estrategias que utiliza el ser humano para no quedarse en el pasado y apostarle a enfrentarse al reto de la vida, aún en medio del dolor y del recuerdo, permite volver a mirar al otro no como la víctima individual sino como aquel que de a poco utiliza a la comunidad para poder surgir, encontrarse y resinificarse en medio de las diferentes pérdidas. En el transcurso de la vida el ser humano atraviesa diferentes tipos de cambios que intentan enseñar recursos de afrontamiento preparando para uno mayor, como es vivir de cerca la muerte y presenciar la muerte de otros en medio de la tragedia y diferentes pérdidas; cada ser tiene la capacidad de elegir su actitud frente a dichos acontecimientos, actuando según como lo requiera en cada situación; existen mecanismos de defensa que duran algunos segundos para sobreponerse a situaciones de máximo dolor como lo es la muerte en medio de catástrofes, la pérdida de lo que significa la seguridad y el verse vulnerable.
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Ross, E. K. (2006). La rueda de la vida. Barcelona : ZETA BOLSILLO.
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Las ausencias desde los afectos Lecciones de vida
Por Itziar Fernández Sedano Doctora en Psicología Social, Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED- Madrid, España)
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La muerte de mi mamá, que sobrevivió 3 años y medio a su esposo, ha sido mi último desenlace, el cual me ha dejado huérfana. Ella siempre fue una mujer muy positiva y como diría su nieto más pequeño “muy sabía”. Cuando tuvo lugar su funeral en el pueblo que la vio nacer, acompañada espiritualmente de todos sus seres queridos, tenía un semblante de paz y serenidad que nos ha permitido a mi hermano, hermana y a mí mantener una imagen muy entrañable de toda su existencia.
En algo más de una década he tenido que despedirme de tres seres queridos, primero mi hermano mayor y después mis padres. La última muerte ha sido la de mi mama, el 20 de enero de 2018, y es por ello que todavía la tengo muy presente. Hace apenas 11 años vivencié cómo mi hermano, una persona joven, se consumía a pasos agigantados tras un cáncer terminal. Con su muerte anunciada sentía que algo de mí se iba con él y que ya nada volvería a ser igual. Mis padres no concebían el orden ilógico que a veces nos depara la vida y a pesar del dolor que les desgarraba por dentro tuvieron la entereza de acompañar a su hijo en este tránsito. Él en su última carta escribía estas palabras: “Durante este curso me he sentido especialmente querido por Dios. Siempre he leído estos acontecimientos con ojos de fe. También he sentido la cercanía de las personas y la fuerza de la oración de tanta gente que rezaba con esperanza.”
Al haber transcurrido sólo unos meses tengo recuerdos muy nítidos de todo lo acontecido, si bien deseo compartir con vosotros lo que escribí cuando sabía que nos dejaba: “A lo largo de estos dos últimos meses el devenir de la enfermedad de mi madre me ha hecho afrontar la vida con otra perspectiva. Los acontecimientos adquieren un valor y jerarquía muy diferentes. Su saber estar, palabras, gestos y sonrisas me han ayudado a centrarme en lo que realmente es importante y que, a pesar de su fragilidad, viviera cada minuto junto a ella como un regalo.”
Ninguna despedida es igual, mi papá se fue apagando poco a poco y él sabiendo que se le acercaba su día quería estar rodeado de toda su familia, tener una muerte “natural” y no medicalizada. Sin embargo, yo no veía que se nos iba, pensaba que se podía recuperar y continuar con nosotros mucho tiempo. Si bien, me queda la satisfacción de que se valió por sí mismo hasta su último adiós, que murió en la casa como él quería, que no tuvo que permanecer entubado en ninguna cama hospitalaria y que dos días antes de su fallecimiento pude pasear con él muy despacio, asiéndome a su brazo, y contemplar las flores y la gente, al igual que otras muchas tardes de aquella primavera.
Y a modo de conclusión, también quiero transcribiros una de las muchas condolencias que he recibido y que me dan ánimos y fuerzas para continuar sobreponiéndome a estas experiencias vitales: “Siento mucho la pérdida de tu madre, tan importante para ti. Por otra parte, creo que ha sido bueno para ella que el final haya sido todo lo suave que se podía esperar. Me han emocionado mucho tus palabras, pues, como puedes imaginar, veo un claro paralelo con mi experiencia. Ya verás cómo te resultará muy reconfortante el recordar todo tu esfuerzo por cuidarla, que verás como una de las mejores cosas que has hecho en tu vida. Además de todo lo que has aprendido de ella.”
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La muerte de mamá desde la perspectiva de una familia
DEL RAMO FUNERARIO
“Basta, basta de llamarme así, ya voy a ir, voy a subir cuando me toque a mí, mientras te canto esta canción en tu voz, en tu honor, en la voz de los que estén durmiendo aquí. Y juro, que la cara voy a dar cada vez, cada vez que alguien te nombre aquí o allá…” Fabulosos Cadillacs Con esta canción despedimos a mamá en su velorio, que para nosotros no fue un velorio, fue una despedida a la medida del gusto de mi madre, con música y mariachis tal cual a ella le gustaba vivir su vida, a pesar de sus miedos. Llevamos a cabo de esta manera sus últimos momentos en esta Tierra, pese a las críticas de su familia de origen, la cual profesan la religión cristiana.
Mtra Sarai Juárez Hernández Lic. Desarrollo Humano Danzaterapeuta - Tanatóloga Funeraria Pedregales del Sur – Cd. De México
Somos una familia dedicada desde hace más de 45 años al ramo funerario, hemos sido testigos de miles y miles de despedidas, el tema de la muerte ha sido para nosotros el diario de la vida, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, y durante estos años hemos vivido pérdidas significativas como nuestras abuelas (las mamas de nuestros padres), pero para nosotros , hablar de sepultar a nuestra madre y pilar de nuestra empresa, pareciera que esas miles de despedidas nunca pasaron por nuestros ojos ni por nuestra experiencia, sentíamos ser unos usuarios primerizos que llegan a la recepción de una casa funeraria, incluso hubo detalle que se pasaron de largo, como si no supiéramos que debíamos hacer. Todavía tengo muy fresco el momento que escuche a mi padre y hermanos poniéndose de acuerdo en que ataúd pondríamos para mi madre, después de que ella dio su última exhalación. Escuchar esa conversación de en qué ataúd pondríamos a mi madre, a que embalsamador llamaríamos, que sala de velación utilizaríamos, quien haría la gestión de tramites funerarios, que ropa le pondríamos, que tipo de homenaje tanatológico le haríamos en fin, todo lo que conlleva designar y decidir cuándo un ser amado muere, todo esto para nosotros era un momento inexististe y un mal sueño. 104
Mi madre era la gestora de la empresa, ella levantaba las actas de defunción, hacia los trámites correspondientes de los servicios funerarios, pero resulta que ahora ella ya no estaría para realizar su propia gestoría funeraria. Fue un golpe bajo la muerte de ella, empezó a enfermar de cáncer a principios de este año 2018, en mi experiencia profesional de dedicarme al ámbito tanatológico, y después de ver decenas de personas oncológicos, despedir pacientes y acompañar familias en duelo, no cabía en mi cabeza la mínima idea de que mi madre tuviera cáncer y mucho menos estar realizando su homenaje de despedida. Me parece que la muerte vino a tocarnos como seres humanos, como esposo, hijos, nietos, sobrinos y hermanas, nos tocó y se llevó a mi madre para recordarnos que ni los que trabajamos para adornarla, nos perdona el viaje inevitable que tenemos seguro en esta vida. La muerte vino para que nosotros fuéramos los cobijados, por amistades, familias, empleados e incluso clientes de la empresa, vino para cimbrarnos en nuestro pensamiento, misión y visión de vida. ¿Realmente llevamos a cabo de manera empática nuestro trabajo como prestadores de ser vicios funerarios? ¿Somos cuidadosos con la vulnerabilidad del otro, ante su dolor y al mismo tiempo tener que obtener una ganancia monetaria? Estas y algunos otros cuestionamientos nos hacemos ante tal experiencia de vivir la muerte de nuestro pilar familiar y laboral. Como tanatóloga con una carrera de 12 años de acompañamiento, jamás imagine que el corazón se pudiera sentir roto, literalmente roto. Mucha dudas surgieron y siguen surgiendo en mi cabeza, en cómo estamos llevando el duelo de mi madre. ¿Es correcto seguir con nuestras actividades normales? ¿Es correcto que no llevamos un mes de su muerte, y hemos llorado y reído fuerte? ¿Qué expectativas las personas esperan que cubramos? Creo que en el recorrido de esta ausencia algunas dudas se irán contestando y otras seguirán buscando la manera de ser resueltas, como dice aquella canción “el camino se hace al andar”, y he aquí la responsabilidad de ser prestadores de servicios funerarios, siempre estar sensibilizados, saber que cada muerte es única e irrepetible para cada clientes, podemos sepultar o cremar 5 mujeres madres de familia, pero cada una es una ausencia irreparable y única para sus familiares, en lo cotidiano de lo laboral creímos ser empáticos ante nuestro trabajo, pero como lo mencione anteriormente, la muerte vino a recordarnos que nosotros tampoco nos salvamos de ella aunque seamos su mejor investidura.
UN ABRAZO DE ALIVIO EN EL MOMENTO MÁS DIFÍCIL DE LA VIDA
Desde hace 5 años, La Aurora apoya a los dolientes en sus procesos de duelo desde su Centro de Intervención y Aprendizaje en Duelo. individuos y las familias que atraviesan un proceso de duelo por fallecimiento u otro tipo de pérdidas.
Este 2018, La Aurora Funerales y Capillas está celebrando por par tida doble. Por un lado, conmemora sus 25 años de exitosa evolución y, por otro, se enorgullece de cumplir 5 años realizando labor social a través de su Centro de Intervención y Aprendizaje en Duelo (CIAD).
El CIAD, único en Caldas, está ubicado en las instalaciones de La Aurora Funerales y Capillas de Manizales. Brinda apoyo psicosocial y educativo, pero fundamentalmente acompañamiento y consuelo a personas que atraviesan el inmenso dolor que implica la pérdida de un ser querido.
A esta empresa manizaleña no le ha bastado con ser líder en el sector funerario, ofreciendo Planes de Previsión Exequial y Servicios Funerarios Directos, a nivel nacional e internacional, posibilitando que los colombianos accedan a servicios funerarios dignos, de alta categoría y a un bajo costo. Dentro de sus prioridades, también ha estado presente su firme compromiso de contribuir a la sociedad.
Desde su fundación, ha asistido a más de 1600 personas. Entre las acciones que realiza con los afiliados y la comunidad están: Apoyo psicosocial durante el servicio funerario Asesorías presenciales, telefónicas y domiciliarias Conversatorios presenciales y virtuales Sostén emocional para mujeres mayores del grupo “Tejer y sanar”
Por ello, desde noviembre del 2012, con el apoyo de la psicóloga especialista en duelo, Fanny Bernal, y la colaboración de la Universidad de Manizales, fundó su Centro de Intervención y Aprendizaje del Duelo, incorporando a su misión y su quehacer la coresponsabilidad de ofrecer apoyo profesional para los 106
Psic. Fanny Bernal
Psic. Mariana Posada
TIPS DEL CIAD PARA AFRONTAR EL PROCESO DE DUELO:
Desarrollo del proyecto “Sanando Corazones”, dirigido a adolescentes en situación vulnerable Impartición de conferencias y talleres para promover la salud mental y educar en temas relacionados con el duelo Enseñanza y experiencia para practicantes de la carrera de psicología de la Universidad de Manizales
Permita el llanto como recurso para la expresión y liberación emocional. Sea compasivo consigo mismo y no cargue culpas innecesarias. Cuide su salud; no deje de comer, aunque tenga poco apetito. No tome medicamentos sin prescripción médica porque cada cuerpo reacciona diferente ante éstos. Sea paciente con su vida sexual. Es normal que se vea alterada por un estado emocional deprimido relacionado con el duelo. No tome decisiones importantes durante el duelo. Dese tiempo para adaptarse. Recuerde que su ser querido vivió en casa y que ahí se encuentran los mejores recuerdos. Pasado un tiempo, después del fallecimiento, organice una reunión para conmemorar al ausente. No establezca un tiempo jo para superar el duelo. Cada persona tiene su proceso, su tiempo y su cierre. Consulte a un psicólogo especialista en duelo. que le pueda ayudar a resolver la pérdida y adaptarse. Cuente con el CIAD.
La atención considerada del personal del CIAD marca una gran diferencia en la experiencia traumática que pueden implicar las pérdidas. La crisis, angustia y aflicción, que suelen trastornar la vida de las personas en duelo, disminuyen significativamente cuando éstas tienen la oportunidad de recibir el respaldo emocional y la guía de un equipo experimentado y sensible. El Centro de Intervención y Aprendizaje en Duelo sigue bajo la coordinación de su fundadora, pero también es liderado por la Psic. Mariana Posada, quien permanentemente ofrece a los beneficiarios asistencia especializada, empática y cálida, con la colaboración de su equipo de practicantes universitarios.
Le invitamos a permanecer muy pendiente de los eventos educativos, culturales y sociales de La Aurora y del CIAD, siguiéndoles en sus redes sociales.
Desde hace 5 años, gracias a este proyecto social, La Aurora ha logrado renovar su Certi cación de Responsabilidad Social Empresarial, otorgada por la Corporación FENALCO SOLIDARIO de Colombia. 107
AGENDA
DE LA MEMORIA Un compromiso con la Memoria Debemos reconocer que la pérdida de un ser querido es un evento que impacta a todos de diferente forma, Funeraria Campos de Paz es consciente de la importancia que tiene para cada familia y amigo la elaboración de duelo, dando origen a la Agenda de la Memoria como un espacio de encuentro espiritual y emocional que define fechas específicas para cada pérdida. Nuestro compromiso es un aporte con la memoria de quienes han partido y la manera de como los recordaremos, es una apuesta a la generación de valor. “Quien hace un ritual de memorialización, está haciendo un acto de amor pleno y fe por la memoria de los que partieron”
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AGOSTO: Mes de las Flores, una tradicion de nuestros Abuelos.
ENERO: Mes de la Familia La familia está llamada a ser templo, es decir casa de oración, una oración permanente y sencilla, llena de esfuerzo y ternura.
En todo el mundo, las flores para velatorios o funerarias han tomado un protagonismo importante dentro de las tradiciones fúnebres. Esto se debe a su belleza natural y sus características aromáticas.
Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración.
En la antigüedad, se acostumbraba a que los seres queridos utilizarán hierbas aromáticas y flores para cubrir el cuerpo de la persona fallecida, mientras que las plantas con flor las utilizaban para ornamentar el lugar del entierro.
FEBRERO: Mes del Hijo que ha Partido E s t e d í a e s p i o n e ro e n C o l o m b i a y s e b u s c a institucionalizar en la memoria como un sentido homenaje a los hijos y a quienes han sido padres y sufren la innombrable tragedia de perder un hijo.
SEPTIEMBRE, Mes del Amigo que no se Olvida Existen amigos que pueden llegar a ser más cercanos que los propios hermanos, existen amistades tan fuertes que ni la muerte puede romper esos lazos que se trenzaron en la tierra, recordar a los amigos fallecidos es convocar la memoria afectuosa de quienes nos acompañaron en nuestro recorrido y dejaron huellas imborrables.
MARZO: Semana Santa Esta semana de reflexión nos invita a estar en comunión con Dios y a enrutar nuestra vida hacia el camino del bien.
No te olvides de homenajear a esas mujeres que son tan importantes en la vida de todos, ya sea con tu visita, una tierna frase o recordándola para siempre.
Al igual que otros duelos, el de los amigos genera afectaciones en la mente de los sobrevivientes, que hacen necesarios procesos de sanación para seguir adelante, recordando que es tan grande el sentimiento de esta pérdida que no existen palabras para nombrarlo.
MAYO: Mes de las Madres
OCTUBRE: Bendición para todos los niños.
La madre es un símbolo de vital importancia en nuestro grupo social, en los contextos urbanos representa una institución y su pérdida genera un vacío que llega a generar un sinnúmero de trastornos en los hijos sobrevivientes.
Un homenaje a todos nuestros niños, donde nos contagiamos de su alegría y nos permitimos estar a su lado, es un momento de reflexión, donde profundizamos sobre los valores y ejemplos que les estamos dando a nuestros niños y donde determinados el futuro que queremos para ellos.
ABRIL: Mes de la Mujer Ausente
Abrir un espacio para las madres fallecidas y uno para las madres vivas es generar la posibilidad de crear espacios simbólicos de esperanza y recuperación; es un aporte de Campos de Paz a la comunidad.
NOVIEMBRE: Fieles Difuntos De todo el calendario de la funeraria latinoamericana, el 2 de noviembre es la fecha culminante por ser el encuentro intercultural de los pueblos para honrar a sus muertos, el significado de los jardines cementerios se magnifica dado que la tierra es un componente simbólico de vital importancia en la relación vivo - muerto y porque el jardín se convierte en la tierra de mis muertos y la visita se hace de una forma tan única que la ofrenda toma todas las reales connotaciones de lo que sé ofrece al otro para agradarlo.
JUNIO: Mes del Padre Homenajear a los padres vivos y honrar la memoria de los fallecidos es abrir espacios para la reconciliación en una sociedad que necesita hablar de diálogo y perdón. JULIO: Mes del Héroe Toda sociedad busca individuos que sirvan como ejemplo para mantener valores como el honor, valor, lealtad, nobleza y patriotismo; en el Cementerio Campos de Paz existe en el Panteón Militar, un espacio propicio para mantener la memoria de los caídos en combate, espacio que a la vez sirve para reflexionar sobre temas como la guerra, la violencia y lo que producen en una sociedad.
DICIEMBRE: Mes de Navidad La navidad es época de amor y paz, donde se brindan espacios para la reconciliación; El nacimiento de Jesús llena nuestros corazones de alegría y nos brinda esperanza y luz en nuestro espíritu.
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LA CAPILLA DE LA ASUNCIÓN
Funeraria Campos de Paz no es solamente un cementerio, es un espacio dotado de simbolismo propio de un lugar, para el eterno descanso, la memoria y el recogimiento; pero también es el espacio pensado para entregar un mensaje de tranquilidad, paz y esperanza.
Obra monumental de la Arquitectura Colombiana, construida en concreto blanco por el arquitecto LAUREANO FORERO, se constituye en una pieza maestra que agrupa en su estructura de manera simultánea tres figuras geométricas (cuadrado, triángulo y pirámide) las cuales representan de manera general aspectos de la vida espiritual, los cuales se deben fortalecer en el tránsito de la vida a la muerte y de la muerte a la vida eterna. Asi, el cuadrado como base, representa el paso del caos al orden, el triángulo simboliza, la Divina Trinidad (Padre - Hijo y Espíritu Santo) que son una sola persona, y la pirámide representa la proyección del Hombre hacia la vida eterna a través del amor a Dios.
Cada uno de sus espacios posee un simbolismo que comunica mensajes de reflexión e interiorización, enmarcados en la fe y la experiencia espiritual del ser humano, teniendo siempre presente que cada uno de los espacios y momentos que componen el servicio funerario se constituyen en una posibilidad de ritualizar y memorializar. Estos espacios están divididos así:
Al estar implícitos estos elementos, la Capilla es un escenario para empezar a comprender el tránsito de la muerte hacia la vida eterna.
LA RESURECCIÓN
Al salir de la capilla, la Ruta de la Memoria continúa su trayecto hacia el Campo Santo en caso de inhumación o hacia el Templo de las Cenizas en caso de cremación.
“HOMBRE EN BUSCA DE PAZ” Obra del Maestro JORGE MARÍN VIECO 1972. Altura 15 mts, peso 4 toneladas.
EL CAMPO SANTO
Una de las esculturas públicas más Representativas de la ciudad de Medellín, con un mensaje de transformación desde la representación del alma que trasciende y se eleva a los cielos libre de toda atadura terrenal; una visión de la muerte como encuentro gozoso y de transformación.
Hallazgos de fragmentos cerámicos plantean que ya fue utilizado como sitio de enterramiento en épocas anteriores a la llegada de los españoles. Su ubicación en un montículo tiene el significado mundialmente difundido de la proximidad de Dios. La montaña se eleva por encima del nivel cotidiano de la humanidad y llega a la proximidad del cielo.
Esta obra completa un ciclo, empezado por el maestro BERNARDO VIECO ORTIZ, que inicia con el cristo crucificado de la Catedral metropolitana de Medellín, ubicado en el costado derecho del altar mayor y luego con la Piedad del Cementerio de San Pedro.
TEMPLO DE LAS CENIZAS Se trata de otra monumental obra en la FUNERARIA CAMPOS DE PAZ, premiada nacional e internacionalmente, que inaugura toda una línea de arquitectura de transformación en la ciudad, a él le siguen el parque de los pies descalzos, parque de los deseos y biblioteca temática.
SALAS DE VELACIÓN Nuestras salas se constituyen en un espacio único para el E NCUENTRO y ACOMPAÑAMIENTO de todas aquellas personas que no solo vienen a rendir un culto de admiración y tributo a los seres queridos que partieron, sino también a aquellos que continúan entre nosotros y empiezan una nueva vida sin LA PRESENCIA FISICA DEL SER AMADO, las salas de velación de La Funeraria Campos de Paz están especialmente diseñadas para brindar un ambiente cálido, propicio para iniciar el ritual de despedida y el tránsito que posibilite una mayor elaboración y aceptación de la muerte.
Representa una gran arca que protege las cenizas de los fallecidos. Con gruesos muros asume las veces de fortaleza, significado respaldado por sus inmensas puertas metálicas. El barquero, obra del Maestro ALEJANDRO CASTAÑO, abre el camino de la inmensa nave. Tierra, aire, agua y fuego, están presentes en un edificio solemne, representativo y simbólico. Cuenta con dos niveles que representan la tierra y el cielo, por esta razón el segundo piso tiene zona de circulación en cristal, por esto el vitral mismo, da un sentido al edificio como espacio de rito, de recogimiento y plenitud, dignificándolo para ser custodio de las cenizas de los fieles que allí reposan.
BARQUERO Obra del escultor ALEJANDRO CASTAÑO, rememora aquel que protege y transporta las almas de los difuntos a un estado superior luego de su deceso en la vida terrenal, transitando hacia nuevos horizontes, y dentro del ritual de la memoria simboliza para los deudos la confianza de saber que el ser querido tiene quien lo custodie hacia su destino final, en este caso el Templo de las Cenizas o el Campos Santo.
ROTONDA Representa al círculo, símbolo de la divinidad misma, en este caso del centro brota una fuente (la vida que se encuentra en Dios) y luego un corredor es iluminado por la luz que entra por la rotonda (símbolo de la luz de salvación).
Simboliza la transformación del Funerario y su papel como servidor y guardián de la memoria.
Esta rotonda da acceso a dos espacios, uno para la ceremonia de despedida y otro es un oratorio. 110
1. La juventud: representada por un niño y una niña, que sostienen unos globos (representación de lo efímero de la vida).
LOS CORREDORES DE LA MEMORIA En las bibliotecas se guardan los libros que son la sabiduría y el conocimiento de los pueblos, en África se dice que cuando un anciano muere, es como una biblioteca que se incendia; en el templo de las cenizas los espacios para guardarlas, cenizarios, es donde se deposita lo más preciado para quienes acuden a nosotros.
2. La edad adulta: Los dos niños se han trasformado en una pareja de adultos, al ir tomados de la mano nos señalan que se han unido para toda la vida. 3. La vejez: La pareja carece de fuerza, la vida terrenal ha llegado a su última etapa.
Por eso puede decirse que no están guardadas las cenizas, están custodiadas como parte de la memoria de todos. .
4. Las ropas en el umbral: Representa que en la vida solo nos llevamos las obras que realicemos, nunca nada material.
VITRAL
5. El ascenso: Representa la transformación del hombre.,
Cuenta con un vitral de 5 mts de altura, representa el paso del hombre por la tierra hacia lo espiritual, dividido en seis paneles que simbolizan desde abajo, de izquierda a derecha:
6. La espiral: Representación antigua de muerte y transformación.
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