discurso

Page 1

UNIVERSIDAD YACAMBÚ VICERRECTORADO ACADÉMICO FACULTAD DE HUMANIDADES

ACTIVIDAD VI DISCURSO

Estudiante: Sofía Narváez Docente: Prof. Yasmin Faneite Catedra: Semiología y Análisis del Discurso HCO-181-00498 Cabudare, Agosto de 2021

1


Durante mucho tiempo, se nos educó para asimilar la educación como un deber implícito dentro de nuestras responsabilidades como jóvenes, como ciudadanos, y como parte del futuro de una nación. Se nos formó como niños con infancias proyectadas a nuestro mejor potencial, con educaciones estables, programas educativos detalladamente analizados, y un país fructífero, cuyo único posible futuro, era el de un estallido brillante de evolución, crecimiento y productividad en vías del primer mundo. Sin embargo, nunca se nos educó para vaticinar una situación que excedía los precedentes de un desastre natural; en la cual nos hemos visto afectados durante los últimos dos años de nuestra vida académica. Nos vimos afectados emocionalmente al interrumpir todas las actividades diarias que desarrollábamos con normalidad, para limitarnos a ver como sucedía la vida a través de nuestros teléfonos o computadoras. Hoy en día, el estudiante del nuevo siglo, no sólo estudia, sino que también trabaja para poder costear sus estudios; lo cual hizo que muchos de nosotros perdiéramos nuestros empleos; y quedáramos en una completa angustia,

cuando,

así

como

nosotros,

miles

de

empresarios

y

emprendedores vieron fenecer sus proyectos debido a una pandemia mundial. Miles de estudiantes de todas las etapas de su educación, perdieron o pausaron sus estudios, debido a que, particularmente en Venezuela, solo una de todas las universidades a nivel nacional, contaba con una plataforma y una metodología robusta de estudios a distancia, sin hacer mención a colegios, institutos, escuelas públicas y otros espacios de enseñanza. Dejamos de ver a nuestros familiares con regularidad, y fuimos privados de la calidez de fechas especiales, y de momentos de júbilo, como graduaciones, bodas, cumpleaños, memoriales, navidades, vacaciones, y cualquier acto que implicara el más mínimo contacto. Nuestras memorias se vieron afectadas, por el sombrío velo de una enfermedad desconocida, que parecía arropar desde Asia, una oscuridad en el mundo, incluso más

2


desesperanzadora, que la peste negra de Europa; y con angustia, observamos colapsar hospitales y clínicas del primer mundo, que nunca podrían ser comparables con nuestro precario y casi inexistente sistema de salud. Vimos entonces con horror, como a su vez, colapsaban crematorios y funerarias, y sobre nuestros ojos, como granos tiene la arena, aún hoy sigue el conteo nefasto de decesos dolorosos que deja a su paso una enfermedad violenta, agresiva, silenciosa, que no discrimina a ninguna criatura sobre la tierra. Fuimos testigos de la mayor ola de muerte y devastación, que nuestra generación ha presenciado, y probablemente presenciará. Como venezolanos, perdimos tiempo valioso que no compartimos con familiares y amigos, que a duras penas lograron irse del país, así como también la maravillosa sensación de libertad que nos generaba el darle el rostro al sol, temprano por la mañana, para cambiarla por una legión de hombres y mujeres de plástico, detrás de mascarillas médicas, protectores faciales, guantes y material quirúrgico. Como estudiantes de la Universidad Yacambú, fuimos modelo de ejemplo, al ser la única universidad capaz de completar el trimestre en totalidad, acogiendo a sus estudiantes bajo una plataforma virtual creada con una misión visionaria; garantizando luego de aquel proceso de adaptación, el que pudiéramos finalizar nuestras carreras sin importar la gravedad de la situación, pues con orgullo cabe destacar, que enseñamos al resto de las universidades del país << como se debe hacer la virtualidad en Venezuela.>> Michael Melamed dice; “Que lo que no cambia está muerto, o a punto de morir”. Y así mismo, la sociedad venezolana que no se adaptó a esta forma de vida, feneció. Se popularizaron nuevos campos de trabajo, como los call centers, el delivery, y el teletrabajo, los cuales fueron rezagados en Venezuela, desde hacía más de diez años, cuando Europa, América y Asia ya contaban con décadas de desarrollo hacia estos.

3


De la misma manera, la educación virtual probó su valía, y poco a poco, aquellos que lograron sobrevivir al cambio, se volvieron resistentes a la gran desmotivación que trajo esta pandemia, afianzándose al compromiso de continuar sus estudios. Este, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, ha sido contabilizado como el año con más casos de depresión, ansiedad y estrés en el mundo. No podemos esperar menos para nuestro país, golpeado por más de 20 años por una pésima prestación de servicios públicos que cada día nos dificulta un poco más el poder estudiar como cualquier otro estudiante del mundo. Y aquí cuando reitero una muy invisible realidad para nosotros, los estudiantes venezolanos de la actualidad. “Nosotros no somos cualquier estudiante en el mundo”. Somos una legión. Somos los gladiadores de la nueva era; aquellos que mueven al país desde sus sueños y sus pequeños deseos. Somos aquellos quienes sin importar la lluvia, no se apaga nuestra llama. Somos la generación de hierro, cuya antorcha pasamos entre nosotros cada vez que algún compañero no tiene luz o internet y ayudamos a entregar sus tareas o revisar sus materiales. Somos aquellos que estudiamos a oscuras, en la penumbra de un apagón. Aquellos que vemos clases, sin servicio de internet, desde un pequeño teléfono viejo, con poca memoria. Somos aquellos que nos sentamos a leer, luego de cargar una media de 20 botellones de agua por cuestas, escaleras o cuadras; porque hay que cumplir con nuestros profesores. Somos esos que podemos trabajar hasta la 1 am en espacios laborales nefastos, o atender a dos trabajos a la vez, para poder inscribir una materia

más.

Somos esos, que fuimos bendecidos con la tenacidad de Hércules, o de Odiseo, para no perder la paciencia ante las vicisitudes de nuestra

4


condición, y aun enfermos, deprimidos, o estresados, pensamos en la panacea de graduarnos, y ser dignos de llevar una medalla de nuestra alma mater sobre el pecho. Nosotros somos parte de lo que hace valioso a este país. Y nuestro consuelo nace, de que en algún lugar del tiempo, así como se cantaban las epopeyas de los héroes de Atenas, así mismo, se canten los honores de haber sido una generación rota, solitaria y oprimida que conquistó la grandeza académica, en base a los sacrificios que “un estudiante normal” no debería hacer. Estudiar entonces, en 2021 no es un deber, sino un preciado y envidiable lujo, que solo los tenaces se pueden dar. Es un premio a las virtudes y la creatividad; y un trofeo valioso, ya que, llamarse estudiante, es de por sí, símbolo de distinción. Estudiar hoy en día, es motivo de orgullo, y trae un honor inconmensurable no solo a familias, sino también a nuestros profesores, quienes depositan en nosotros, las más tibias esperanzas de un gremio mejor, con sus valiosos conocimientos. Para aquellos quienes empiezan sus estudios; compañeros, vaticino que han tomado una de las mejores decisiones de sus vidas, pues no hay un lugar como la academia. Para aquellos quienes aún estamos en el tránsito de nuestras carreras, les pido cultiven el valor de la paciencia, pues Dios concede

la

victoria

a

la

constancia.

Para aquellos que egresan, dedico mis más grandes deseos de felicitación, pues conquistaron la panacea del éxito aun siendo amarga. Y aun cuando nos graduemos, probablemente sea un plausible secreto entre nuestros docentes, autoridades, y compañeros, pues no veremos el rostro de nuestros familiares debido a las restricciones o a la lejanía; sobre todo para

5


aquellos, como es mi caso, a los cuales no verán la sonrisa amada de padres, madres, hermanos, abuelos, amigos, esposos o hijos fallecidos, víctimas de esta terrible enfermedad. Que sea el enorme deseo de mejorar esta sociedad, y ser ciudadanos del mundo, la luz que toque las almas de aquellos que ya no están, y logre la calidez en sus corazones para continuar este difícil camino, pues estoy segura, que una vez estudiantes; nunca se deja de aprender. “ La Educación es nuestro pasaporte para el futuro; por que el mañana pertenece a la gente que se prepara para el hoy”. Malcom X.

En memoria de la Prof. Elsa Ramirez Depablos, y de Blanca Valeria Olmos de Márquez; pilares fundamentales de la motivación hacia mi formación académica. LINK: https://youtu.be/sl6mU5TxNk0

6


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.