La escritura según Pedro Sevylla de Juana

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La escritura segĂşn Pedro Sevylla de Juana

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La escritura según Pedro Sevylla de Juana Tras cincuenta y siete años de ejercicio, voy a hablar de mi manera de entender la escritura. Quise ser espontáneo, y escribí estas páginas sin un orden preestablecido. Comencé a leer a los tres años y a escribir a los doce. Mi primer libro publicado fue un libro de poesía, “El hombre en el Camino”, en 1978. Era un libro escrito a mano con letras mayúsculas y se abría hacia arriba, como una libreta. El primer poema del libro, fechado en París, 1972, comienza así: El agua y la luz, y todo lo demás después; los charcos y los candiles la obscuridad y los desiertos. El hombre tuvo que inventar justicia y paz y tuvo que inventar amor; al llegar no había nada, agua y luz. Y luego dice: Por sus residuos se conoce al hombre, por lo que deja al borde del camino cuando sigue caminado. 2


Del libro se vendieron quinientos ejemplares a 100 pesetas cada uno, el equivalente a 60 céntimos de euro. Lo digo, porque el año pasado Amazon Italia ofrecía un ejemplar único, en buen estado, a 21 euros. Alguien debió de comprarlo, porque y ya no está disponible. El último libro, anterior al que ahora termino, hizo el número veintitrés de los publicados, y fue una novela, “Estela y Lázaro, vertiginosamente”, del año 2014. Esta novela perturba la posición del sujeto contemporáneo, vaciado de verdades absolutas, siempre en búsqueda y en vía; Ulises buscando la única verdad capaz de salvarlo, el amor, de todos los mitos el más bello, y de todas las realidades la más cierta. Dice la doctora y escritora capixaba Renata Bomfim, autora del prólogo. La primera novela data de 1999, ganó el premio Ciudad de Toledo, y recibió el galardón cuando aún no estaba terminada a mi gusto. Después la modifiqué sustancialmente. Desde entonces, o ípsilon forma parte fundamental de mi apellido Sevylla, sustituyendo a la i latina usada hasta entonces. De esa manera firmé diez novelas y libros de relatos, un ensayo y el libro de poesía, que en 2006 se llamó “La deriva del hombre”, y acumulaba cuatro poemarios. Cuatro mil versos que debí rehacer, para ocupar un espacio menor. Exigencia del editor que no quería excepciones en su colección de poesía, formada por libros de sesenta a ochenta páginas. De modo que escribí los versos como si fueran prosa, ocupando la línea completa. La separación entre poemas consistía en un solo espacio en blanco. Aún así, las páginas fueron ciento veinticinco. Existía una rima interna que denunciaba la poesía escondida en la apariencia de 3


prosa. Como ejemplo, unas líneas de la página veintinueve, final del primer poemario: Se fue abriendo en surcos recipientes, la tierra inerte del principio, y con el aliento humano y el sudor de la frente, nació en ellos el austero trigo, amanecer de pan y de simiente. Conmigo empezaron las excepciones para el editor, el siguiente libro de la colección fue Iluminaciones, de Arthur Rimbaud, con 155 páginas. Dijo de La deriva del hombre, Sabas Martín, prolífico escritor y excelente crítico, en Radio Nacional de España: En una primera impresión el libro impacta por la intensidad del pensamiento y el dominio del lenguaje. Aunque nos deslumbra a veces con disparos geniales, el discurso proviene más de la reflexión que del relámpago. El libro no es obra de fácil clasificación. Pertenece al ensayo por el carácter expositivo, diseminado en numerosos fragmentos. A la filosofía, por la visión y enjuiciamiento de la realidad. Y pertenece a la poesía, la clasificación que prefiere el autor- porque muchas de las ideas son poéticas en sí mismas y porque configuran un ente poético, lo exhiben y lo modelan, y porque lo hacen, además, en el lenguaje más original y adecuado: el de las imágenes, nuevas, frescas, audaces. Es, además, todo el libro, una autobiografía y una poética. El hombre, considerado como especie, es mi mayor inquietud, en prosa y en verso. El hombre, animal diferenciado y diferenciándose día tras día. Varón y mujer complementándose, con mayor aportación de la mujer: más adaptable, más entregada. Varón y mujer en su cópula engendraron 4


una ilusión equidistante de la realidad y la utopía, a un lugar propicio dirigieron sus pasos cercano a la miel de las colmenas y a las henchidas ubres del establo. Mi profesión fue la de publicitario, experto en márketing. Jefe del Departamento de Publicidad en una multinacional de coches, sin haber cumplido los cincuenta decidí dedicarme a la escritura por completo. Resultó arduo y doloroso. Responsabilidad frente a la familia sobre todo. Dejé de sufrir, porque escribiendo durante quince horas al día, convertí en escritura mi sufrimiento. El proceso emocional seguido se fue transformando en “El Elevado vuelo del halcón”. Cuatrocientas páginas muy bien recibidas por la crítica. Escribe así en un largo artículo Blanca Vázquez, crítica independiente, en “La república de las letras. Vengo de estar con un libro difícil, tornasolado con intensidad de pensamiento, llagado de realidad y vida, con los altibajos y alegrías, con las historias cotidianas de una familia medioburguesa que se orilla en la cuerda floja. Decía que no es un libro fácil porque no tiene reglas. Porque es una cascada de prosa derramada, (me ha recordado a la densidad metafórica de la Nobel Elfriede Jelinek), aunque déjenme aclarar que nos encontramos ante un caos primorosamente ordenado. Si les gusta romper los mandamientos del lector standard, súbanse a esta montaña rusa. Del elevado vuelo del halcón, supuso toda una gestación y un parto que justificaron mi abandono del trabajo remunerado. 5


Poco después vino El dulce calvario de la señorita Salus, premio internacional de novela Vargas Llosa, entre cerca de cuatrocientas novelas de todo el mundo. Galardón recibido de manos del hoy premio Nobel, en un día de convivencia. Estoy en Brasil cumpliendo un sueño, estou na cidade ilha de Vitória, mi campo de evolución durante los tres últimos años, mi espacio de búsqueda y hallazgos, al que llegué con mi escritura al hombro por la puerta del hispanismo. Ester Abreu hizo de guía en la historia, geografía, costumbres, lengua, literatura y gentes capixabas. El fruto de mi relación con Brasil no se ha limitado, con ser copioso en ese terreno, a lo literario e intelectual. Eu vi como num relance de olhos su historia, y fue como asomarme al cráter de un volcán en ebullición. Un volcán, pues ignoro a qué otro fenómeno puede equipararse el hecho de haber pasado, simple ejemplo tan solo, de los 50 millones de habitantes de 1950 a los 200 millones actuales. Imagino la ebullición social que eso significa y me produce vértigo. Así se entiende, sólo así, la rápida evolución del idioma portugués en esta tierra viva, activa y cambiante. Donde la palabra escrita no logra alcanzar a la palabra hablada. Escribí algunos ensayos críticos sobre la poesía de poetas actuales brasileños, y traduje más de cien poemas, unos pocos de poetas anteriores: Drummond, Freire, Meireles, Bandeira, Hilda Hilst entre ellos; y otros muchos de poetas actuales, Quiero destacar el poema más emotivo de los traducidos, dadas las circunstancias: Em busca da Liberdade, de Beatriz Abaurre, In memoriam. Esta traducción me conmocionó interiormente, porque encontré un poema que parecía recién escrito por ella, y descubrí una sensibilidad extraordinaria y un mensaje dirigido a las personas cercanas, llegando a sentirme parte de ellas. 6


BUSCANDO LA LIBERTAD Poema de Beariz Abaurre Tradução de Pedro Sevylla de Juana Quiero estar segura de ser libre así que no me enseñen códigos. Comprendan mi sigilo en el dolor y en el amor; respeten la herrumbre de mis proyectos arrinconados, mis visitas espontáneas, mis silencios absurdos, mi tristeza infrecuente. Sé que tengo el adiós de todos los dioses, sé que porto conmigo la eterna interrogante en todos mis sueños soñados y olvidados; escalones cubiertos de hojas muertas y resecas, sé que soy un poco de todo, un poco de nada. Así que permitan despuntar la amanecida con mis ojos pegados a la ventana. Consientan que la soledad se derrita como plomo en el ardor vital que escondo en mi interior. No me esperen en un lugar determinado, pues sólo quiero caminar por las calles como camina cualquiera por las calles. Solo quiero estar segura de ser libre... 7


La sombra del hombre gira a su alrededor a lo largo del día; parte de sus pies y se alarga y se encoge según van pasando las horas. La sombra del hombre recorre los mismos senderos que el hombre, vadea los mismos ríos, ve los mismos paisajes, y además ve al hombre que no se ve a sí mismo. De modo que el hombre acaba considerando a la sombra su aliada. Pero la sombra del hombre no es más que la oscuridad que el hombre iluminado proyecta, y cuando la oscuridad envuelve al hombre oscureciéndolo, la sombra abandona al hombre y lo deja solo con sus miedos. La soledad, es una de las razones más dinámicas de la escritura, y lo fue en todas las culturas, en todos los tiempos. Donde está el hombre está la soledad. No está la soledad en cementerios tumbas, flores y proyectos. No está la soledad en los desiertos arema y arena solamente, arena y arena nada más. No está en medio del mar: agua, peces, algas sal. La soledad acompaña al hombre y está donde él está.

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Lo escribí en “Somera investigación sobre una enfermedad muy extendida” poemario dedicado a la soledad en 1980. En mi escritura, el mito de la soledad, quizá se una al mito del mar, muy repetido, acaso por todo lo que representa de reto, de oportunidad y misterio. Imagino la soledad del náufrago en altamar, y la equiparo, salvando las distancias, a la del astronauta perdido en la inmensidad espacial. Dualidad mar y tierra, complementaria de las dualidades tierra y cielo, mar y cielo. La soledad, me llevó a escribir temprano el Canto al Mar, un mar que, nacido yo tierra adentro, no vi hasta los diecisiete años. Primero el aire, el viento, el espíritu, después el agua, el mar, la líquida llanura; en tierra del Océano, pescador de Alotau, el hombre fue papúa. Fuerte, diestro, lúcido, magnánimo, se alineó en tribus enemigas, y vinieron los comerciantes de esclavos. El mar trajo lo bueno, pero también lo malo. Muralla, mar, eres muralla; eres barrera y eres puente, tu unión consumada con la tierra, tan adentro, tan profundo, tantas veces produjo el germen y la esencia, primera raíz de lo viviente. Escondes en tus arcas maravillas, todas las hechuras y colores existentes, cualquier forma de vida. Alaridos hambrientos de amistades, tempestades de amor no compartido, quejas de soledad de soledades, 9


insomne en tu lecho de cuchillos olas altas, brazos de gigante. Te sientes solo, mar, muy solo; te invaden comerciantes y guerreros, a habitarte el hombre no se atreve oro y plata naufragan en tu seno. Sobre ti jamás galoparán potrillos, no verás abejas polinizando flores, ni aves del paraíso adornando remolinos. Darías cien veces la línea horizontal de tu horizonte por tener quebradas montañosas donde se pone el sol rojizo, la mitad de los vientos que te soplan, por curvar meandros como el río, viendo florecer el ñame glauco palmerales de sagú, la mandioca de los campos; incluso la belleza de la vela henchida, llena del soplo que la empuja, entregarías porque una gacela comiera la hierba de tus riscos o por sentir los cantos sencillos de las aves, palabras de las mil lenguas papúas en tu oído. Te prefiero indeciso, mar; titubeante, inestable y movedizo; así te necesitan el viento, la lluvia, la tierra y el inconsistente equilibrio. Es la belleza, otro de los mitos más extendidos, un motor de mi escritura. Si investigo las causas que me alejan de la soledad impulsándome a la acción, la belleza, entendida como equilibrio y armonía, ocupa un lugar primordial. A ella voy una y otra vez, y en ella, me quedo como en casa propia, refugio 10


cálido o fresco según deseos y necesidades. Me rodea un inmenso campo de exploración. ¡La belleza es tanta...! Adonde dirijas la mirada, está: soberbias montañas, valles pronunciados, llanuras extensas, flora y fauna de variedad prolífica, desiertos formados por suaves colinas ricas en matices de un solo color o líquidas profundidades adornadas de peces y escollos coralinos; vastas nocturnas luminarias separadas entre sí por miríadas de kilómetros vacíos, y repletas gusaneras de minúsculos virus invisibles. Se la ve desperezarse en el rocío de las madrugadas, o cerrar los párpados tras las espléndidas puestas de sol. Por si no bastara, la mano del hombre y su ingenio han construido, pieza a pieza, todo un laberinto de hermosura. Pinturas partícipes de la armonía copiada de la naturaleza, floridas de aportaciones personales que diferencian a las unas de las otras; esculturas que siguen los derroteros marcados por la imaginación, responsable del exuberante derroche de formas y volúmenes ganados al aire; edificios insolentes, algo más que habitáculos, idóneos para que el espíritu aspire a alcanzar la estética suprema del arco celeste, de los horizontes huidizos; composiciones de Johan Sebastián Bach y Louis Daniel Armstrong: desde el murmullo del agua en el arroyo hasta el bronco cañón de las tormentas. Y un engarce íntimo de las artes bellas, ajustadas hasta conseguir la máxima perfección que el ojo humano puede apreciar, un entusiasmo que ensancha la capacidad emocional de las personas. Aún sueño un jardín donde la hermosura sea, mi idea hecha planta, tierra, roca y jilguero, 11


de la propia elemental belleza: líneas rectas y curvas conjugadas por mi sentir estético, los tres reinos en mudable convivencia. La luz del alba, el amanecer, la aurora de rosados dedos al decir de Homero; es otro de mis mitos; y mi escritura rebosa de ejemplos. Asperjaban esplendor mis ojos sobre la amanecida, luz y calor en efímera convivencia con el rocío a punto de iniciar la cabalgada, puesto ya un pie en el estribo. La luz como símbolo de verdad, verdad iluminada en todos sus recovecos, en todos sus ángulos oscuros. Conquistó mi reverdecido interés el Universo inconcluso, espacio previsto para que la temperatura del color dibuje el cuadro perfecto, iluminado por soles incandescentes, y su reflejo sobre un enorme mural en el que los seres humanos podemos ser elementos insustituibles empeñados en ser sustituidos. Trazando van las estrellas con voluntad decidida su vía esplendorosa hacia la nada inagotable, estadio final que no es más que el principio de una evolución sin término -sístoles y diástoles, rotación y translación- eternizada por la sublime entrega del general convenio, a la euritmia que origina las conocidas músicas estelares, luz de luces titilando. En los tiempos remotos existía la realidad, y la realidad era la dueña y señora de todo. "Dura realitas, sed realitas", llegué a escribir. El hombre la sufría o la gozaba, con un determinismo que hacía impensable la rebelión. La realidad se medía en tres dimensiones puramente físicas: altura, profundidad y anchura. 12


El hombre vio que esa realidad tridimensional era estática, y para darle movimiento añadió una dimensión cuarta, el tiempo. "Tempus fugit", fue el dicho firme que quedó para demostrarlo. Pero el tiempo no huye, es un espejo inmutable y eternamente estático, donde se refleja todo lo existente y aquello que lo existente origina de una u otra forma. El tiempo no transcurre, somos los seres vivos, animales y plantas los que pasamos, naciendo, creciendo, reproduciéndonos y muriendo. Y los minerales deteriorándose, mezclándose, fundiéndose. Es en los minerales donde albergo mis dudas. Son la excepción en la naturaleza?, poseen algún hálito de vida? Y de minerales entiendo, nací junto a las pedregosas parameras de la Meseta Norte castellana. Vivo sobre el macizo granítico de Guadarrama en El Escorial Piedra, piedra, piedra; cuarzo, feldespato y mica: granito. Sólido Macizo de Guadarrama eternamente disgregándose: Granito: cuarzo, feldespato y mica. 13


Piedra, piedra, piedra piedra, y piedra. Lo que llamamos tiempo es un concepto que nos sirve a los humanos para medir los lapsos cósmicos y los domésticos. La sincronización, imprescindible en nuestra Aldea Global. Ahí está, la disímil percepción humana del Tiempo, esa cuarta dimensión, unida a las otras tres del espacio. Matrimonio inseparable el del Tiempo y el Espacio en nuestro concepto, uno infinito y el otro eterno. Así lo dice uno de mis poemas iniciales. En su propio final inalcanzable se enraíza el imposible principio del tiempo y los bordes del espacio se alejan a la velocidad de la luz siguiendo los treinta y dos rumbos de la rosa de los vientos. La eternidad es el tiempo que tarda la luz en recorrer el espacio infinito, la infinitud es el extremo espacio que la luz alcanza en su eterno recorrido; se explican juntas ambas, la una sin la otra no son nada. Estamos en el siglo XXI, y la técnica facilita la posibilidad de añadir lo virtual, es decir lo imaginario, a lo real, delimitado por el tiempo y el espacio. Se trata de una revolución poco valorada, pero nos permite vivir una vida plena, incorporando a lo que tenemos lo que deseamos. Ese logro equivale a añadir una nueva 14


dimensión, la quinta, a las cuatro anteriores. Se trata de la imaginación. El siglo veintiuno se va a caracterizar por esa incorporación de lo virtual a lo real, por la unión de esas dos realidades. Hablo de una imaginación que quiere y persigue lo imposible. Una imaginación fértil, capaz de viajar a los confines del Universo acompañándolo en su expansión. Voy a leer el poema “O voo do veleiro Nova Era”, Um veleiro que voa, y recorre los espacios inacabables en busca de un lugar donde comenzar de nuevo la vida que en la tierra se extingue. Me refiero a él como Un poème Symphonique Universaliste, se lo envié a varios amigos, y sus reacciones fueron muy distintas. Desde la de aquellos que pidieron plaza en el velero, para ellos o para otros; hasta la de quienes establecían cierto paralelismo con el viaje de Cristóbal Colón. El título procede de un amigo nacido en Nova Era, estado de Minas, al lado de la Itabira del gran Drummond. Aurora, la capitana, nació en Salvador de Bahia de padre castellano y madre mediterránea. Por último, decir que está escrito imaginariamente nas Montanhas Capixabas. Allí surgió de mi mente, y dibuja el rumbo seguido a través de los elípticos campos siderales, y la llegada a la Tierra Deseada.

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O voo do veleiro Nova Era Dedicado a mis nietos Judith, Óscar, Sergio, Adriana María y la pequeña Naia; a los que se suma Elías, que nacerá en enero.

Un barco de vela de tres palos, cuyo nombre es Nova Era, impulsado por el viento cósmico que origina un agujero negro, abandona el Sistema Solar para dejar en unos días muy atrás la Vía Láctea. Resuena “El Universo”, sinfonía imposible compuesta e interpretada por ciento veinte músicos de la familia Bach Los palos Trinquete, Mayor y Mesana, de aleación tan ligera e inalterable como el casco, proporcionan confianza a Aurora Maris, la capitana más intrépida que engendró Naturaleza; indómita mujer, forjada en la aventura marina al circundar La Tierra por los siete mares comerciando en sedas y especias, con ese barco sin remos ni cañones que, al navegar, sencillamente, vuela. Se oye Blue Train, de John Coltrane 16


Olavo Bilac e Florbela Espanca, de língua portuguesa; Odiseo, el esperado, y su amada Penélope; Erik, llamado el Rojo; Virgilio, Confucio, o Rei dom Sebastião, Jules Verne, imaginativo practicante; Maria Skłodowska, científica; la poeta y diplomática Lucila Godoy, Picasso, Galileo, chissà l'uomo più grande del Rinascimento; y el escritor romántico José Ignacio de Espronceda, son algunos de los treinta y dos buscadores de un planeta despoblado, dotado de agua y vida, en el que puedan respirar, alimentarse, reír y soñar; donde la humanidad amenazada consiga comenzar de nuevo, trocando las pistolas y espadas de las panoplias, por flautas, plumas y pinceles. Donde la filosofía, la investigación y la docencia sean ocupaciones aventajadas, los beneficios fabriles y comerciales permanezcan ajustados, se restrinja la herencia, y los salarios mínimo y máximo caminen de la mano. Una sociedad que reciba más del más capaz, y entregue más al más necesitado. Money Jungle, de Duke Ellington Animales y plantas ocupan la parte central de la bodega, bajo 17


la claraboya que tamiza la luz cambiante. Se proponen los viajeros salvar esa vida: huevos, embriones e individuos adultos, de una extinción segura, alimentándose con su crecimiento: retoños, ramas y frutos. Y en la preparación de las personas, a más de conocimientos de navegación y de sicología, hubo lecciones de latín para entenderse, y prácticas de un lenguaje de signos. A Wonderfull World, de Louis Armstrong Viajando a la velocidad del Viento, tercera parte de la que alcanza la Luz, las velas múltiples y diversas, deben resistir el empuje, y son de ese nuevo material que dicen grafeno. Round Midnight, por Ella Fitzgerald Valiéndose de los mapas astronómicos, sin timón que sirva a la derrota, ni previsiones atmosféricas donde no hay atmósfera, la pericia de Aurora gobierna las velas, la nave y el rumbo en las aproximaciones a los planetas de los distintos tonos del color azul. Summertime, por Ella Fitzgerald and Louis Armstrong 18


Entre la constelación de Orión y la estrella Sirius durante un mínimo instante los tripulantes perciben, imagen y semejanza del hombre, al Demiurgo andrógino acostado en suave lecho de nubes, roncando acompasadamente su sueño sin fin. Grandes, muy grandes la cabeza, el cuerpo y las extremidades, dotados de una gran belleza. Ojos límpidos, piel tersa en la desnudez luminosa que muestra. Se escucha Birth of the Cool, de Miles Davis Constatan los tripulantes que el reloj terrestre de la nave marca quince años de navegación, y ellos no envejecen. Piensan que avanzando como avanzan -tiempo y espacio-hacia el momento crítico en que la materia comenzó a expandirse una vez más, los lapsos transcurren de distinta forma. Rhapsody in Blue, de Gershwin and Whiteman Calor o frío insoportables, empujes laterales subidas o bajadas bruscas, tormentas silenciosas tuercen el rumbo cien veces, mil quizá, y al temor a un catastrófico naufragio oponen los tripulantes la firmeza de su voluntad humana y el afán de supervivencia. 19


Cada navegante realiza una tarea acorde con sus capacidades y deseos, de forma que el progreso depende mas de ellos que del azar, grato e ingrato. Benny Goodman, interpretando Sing, Sing, Sing El premio a la resistencia heroica es la placidez entrecortada, la belleza luminosa incomparable vista en las fotografías, miles, que llegan a la pantalla de grandes dimensiones, y a través de los ojos de buey, ventanas y escotillas transparentes. El atractivo de los paisajes sucesivos, la cambiante complejidad cromática y formal, el vértigo de lo que viene de frente escapando por los lados in extremis, no es algo sentido antes por ninguno de los arriesgados tripulantes. Django Reinhardt en Sweet Georgia Brown Armonía, Equilibrio, deslizamientos piruetas lógicas e inesperadas derivaciones, despliegues, hermosura del contraste, líneas puras e impuras sirviéndose, actualizándose, Crepúsculos y Amanecidas destilando emociones Poesía, Pintura y Música creándose y recreándose: OVeleiro vai 20


Darius Milhaud dans La Création du Monde Sueño y despertar, ilusión y desilusión se siguen en los ánimos, el temor y la esperanza. Recoger trapo al llegar a un planeta ligeramente azul para acercarse y recibir fotografías de conjunto y de detalle, proporciona expectativas que se rompen cuando la aridez encontrada obliga a seguir rumbo con todo el trapo desplegado. Ebony Concerto por Igor Stravinsky En un momento de fortuna, después de cien avistamientos infructuosos, en la claridad promiscua de la pantalla puede verse un planeta azul y verde, de una belleza extraordinaria, única. Y desgarra el silencio la voz enérgica de Aurora Maris: Tots als seus llocs! Maniobra d'aproximació! Arriad la mayor -refiriéndose a las velas- la mesana, la trinquete. En la acción, rauda, desencadenada de improviso se oyen términos marineros de oculta belleza: verga, cangreja, bauprés, arboladura, jarcia, botavara; gavia y muchos más: sonoros y contundentes como latigazos. 21


Maurice Ravel, Jazz (pièce ignoré) pour Mme Révelot Un sencillo mecanismo ideado por la capitana en el Mar de China, para que un tifón elevara el velero, permitía a las vergas de distinto mástil alinearse a lo ancho y, a unas velas añadidas, alcanzar la posición horizontal frenando la bajada lo suficiente para conseguir un descenso acompasado. La visión aparecida ante sus ojos, paisaje verde de la superficie firme, y temblorosos azules de los mares, pone a cavilar a los más inquietos acerca de la elipse que su incierta derrota ha ido perfilando. Las fotografías vistas, acercan elementos tranquilizadores: agua en abundancia y vida vegetal exuberante y diversa. Suena The Visitation, por Gunther Schuller Circunvalando el planeta en el descenso, ven montañas elevadas con penachos de nieve, volcanes en erupción, seísmos, vastos lagos, ríos caudalosos; pero no hallan signos que revelen la existencia de vida animal. En las proximidades del suelo descubren árboles vigorosos crecidos sobre escombros, arbustos ocultando a medias material de guerra consumido por el paso del tiempo; troncos retorcidos que superan ruinas pétreas. Y a poca distancia del mar interior elegido para posarse, identificado por la mediterránea 22


Aurora Maris como el Mare Nostrum, ven una torre, firmemente erguida, reconociendo en ella, Aurora y algunos más, la genuina expresión románica de Sant Climent de Tahüll. Estalla la alegría al contacto de la nave con el agua: Ignis fatuus de aparición impredecible y duración muy breve. “Alegría, hermosa llama de los dioses”, había escrito Schiller. Se escucha entonces en todo el Orbe la “Oda a la Alegría”, cuarto movimiento de la Sinfonía Novena de Beethoven. PSdeJ, Montanhas Capixabas, ES 27 fevereiro 2015

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MI ESCRITURA NACE del pensamiento y de la filosofía que se nutren con la experiencia, se sirven de la imaginación y toman la realidad solo como punto de partida. Dúctil y maleable realitas. La constancia, la insistencia, la repetición hasta dar con la palabra justa, el párrafo adecuado, la página terminada. Esa es la tarea diaria. Hay un episodio en la vida de Picasso, que cuento en el ensayo sobre el pintor, titulado “Picasso íntimo”, que me parece una muestra cabal de quien fue un extraordinario trabajador para llegar a ser el genial pintor que fue. Al genio le hace, más allá del punto de partida, el insistente trabajo del trabajador. Max Jacob ve, junto a la musa, como en el frío invierno de 1902, persiguiendo el calor esquivo, la estufa consume ochocientos noventa y seis apuntes, que el español trascendido tomó, del natural y de la memoria a partes iguales, en horas de tumultuosa iluminación. Frío invierno de Paris que se caldea durante un instante con 862 apuntes de Picasso. Qué despilfarro! diríamos; pero qué cantidad de trabajo para llegar a donde quiere llegar. Y utilizados para lograr el trazo que quiere, a él no le sirven. El resto es mercado. La originalidad es una de las componentes más valiosas de la escritura. Originalidad que incluye el fondo y la forma; pues nace al margen de corrientes estéticas establecidas, y lleva bien digeridos los aportes de las abundantes lecturas. Solo se puede sacar del interior personal, lo que con trabajo introdujimos. Uno de los inconvenientes de la escritura publicada, estriba en que lo publicado es inamovible y nuestras ideas 24


cambiantes, por lo que tiempo adelante podemos entrar en desacuerdo con lo que escribimos primero. Me inquietaba el panorama de la primera palabra y adoré a la Tierra fértil hasta saber que era infecunda sin agua. Adoré al Agua, descubriendo que es cosa del Sol la inexplicable magia de la evaporación. Adoré al Sol ignorando que su hoguera arde con llama viva porque el soplo huracanado del aire enciende su calor, la luz y la energía. Y adorando al Viento fugitivo alcancé el frenesí del desvarío. El principio, los principios, la evolución, lenta pero insistente, nos lleva a buscar un momento concreto que nunca se dio. HOMBRE ESENCIAL

En los remotos tiempos, el Dios de las Cosechas, cuando no existía aún la especie humana, de cada región deshabitada de la Tierra recogió el grano cereal que cultivaba. Sumó arroz, trigo y avena maíz y sorgo unió al centeno, simientes de todas procedencias llevó al molino más de ciento; harina tamizada en uniforme mezcla 25


amasada y sometida a vivo fuego hasta tostar por completo la corteza. Del resultante pan recién cocido un pedazo retornó a cada comarca del cual proviene el hombre primitivo: igual composición, distinta estampa. Sea faz el hombre o sea espalda rígido cuscurro o blanda miga el color es lo único que cambia la sustancia humana no varía. Filosofía, en su sentido etimológico de amor al saber; es decir, a la verdad. Cangilón de noria el escritor, la utilidad de la escritura, su objeto, ha de ser la entrega al lector de ese caudal de experiencia, de filosofía y de conocimientos acumulados. La censura, visible o encubierta, ajena o propia, es el inicio de un ataque frontal a la escritura que no quiere ser neutral. Considero personalmente que, una de las funciones de la escritura en momentos de crecientes diferencias sociales, ha de ser la de convertirse en voz de los que no la tienen. Y me vienen a la memoria esos versos de Bandeira, que me indujeron a traducir su Evocación de Recife. Estou farto do lirismo comedido/ Do lirismo bem comportado/ Do lirismo funcionário público.../Estou farto do lirismo namorador/ Político / Raquítico /Sifilítico /De todo lirismo que capitula./ - Não quero mais saber do lirismo/ que não é libertação. 26


Por ese camino va el poema titulado, VENGO A DECIR, que aquí esbozo: No vengo a pedir favor al poderoso, no pretendo llenar la escudilla del hambriento, no busco alargar su sufrimiento estirando la agonía y el oprobio. Vengo a decir lo que deben callar los desnutridos los que juntan unas pocas monedas cada día los que disputan a los perros la comida y beben en los charcos ponzoñosos del camino. En estos tiempos por los que transitamos, se da la confluencia del economicismo como filosofía imperante, y de la ya establecida y asentada globalización. El resultado de tal circunstancia histórica, no parece ser tranquilizador para una parte creciente de la sociedad. Y el escritor debe obrar en conciencia, utilizando la herramienta de su escritura. Me refiero a una escritura crítica y reivindicativa, aldabonazo para las conciencias laxas. LA HUMANIDAD Y SUS COSAS En lo antiguo el hombre se debía a su ralea, y la tribu representaba la patria del hombre, la familia, el amparo y la despensa; la propiedad era común y eran comunes los proyectos, amigos y enemigos, el trabajo y la cosecha. 27


La tribu se fue licuando en las costumbres, la bonanza permitió al hombre mostrar lo verdaderamente suyo; el individuo, separado de los otros, se hizo gente y la gente descubrió, inventó, modificó, puso precio a las cosas. Cuando quitemos el precio a las cosas, la gente sufrirá como si le arrebataran las cosas, porque no sabe separar las cosas del precio de las cosas. Cuando quitemos el precio a las cosas, aparecerán la duda y el recelo, pues la gente aprende en la primera infancia -saber agostador de la inocenciaque antes o después todo le cuesta; y si, en etiqueta colgada o adherida, no se muestra bien visible el monto -escrito en caracteres claros, cercano al número redondosuele deberse a que es muy alto. Cuando quitemos el precio a las cosas y las cosas se muestren desnudas a la gente, la gente no reconocerá las cosas, porque sabe que el precio es para las cosas como la forma, el color, el olor o la textura que deben tener todas las cosas. 28


Cuando quitemos el precio a las cosas, no sabrá el orden que siguen las cosas, equivocará la jerarquía y todo será un caos para la gente que ordena las cosas por el precio que tienen las cosas. Pero si queremos que la gente valore atributos primordiales, como la belleza de líneas, la utilidad práctica, el sonido del viento al abrazar su superficie, la suavidad del tacto, la naturaleza de la sustancia sólida, debemos quitar el precio que un día se puso a las cosas. Verdades a medias y mentiras repetidas una y otra vez, van conformando las cambiantes opiniones del hombre. Y con esas opiniones cambiantes forma lo que llama sus ideas, y en ellas se apoya para decidir y actuar. La poesía sugiere, y en esa faceta estriba su superioridad; pero puede concretar, puede decir, puede narrar. La poesía se ocupa de lo intangible con ventaja, pero puede acercarse a los hechos, a sus causas y consecuencias. Acontecimientos luctuosos como aquel 11 de marzo en Madrid, de infausta memoria sobre el que escribí al día siguiente un relato breve y este poema:

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MADRID, ONCE DE MARZO Ayer, tan sólo ayer, Madrid, once de marzo, el terror escogió trenes repletos de obreros y estudiantes , para exhibir su monstruoso gesto enmascarado. Esperaron ocultos los sicarios a los más madrugadores, a los forzados a vivir lejos del lugar de su trabajo, y cuando los tuvieron hombro con hombro, comprimidos; cuando la densidad de población llegó a su límite más alto, sirviéndose de los últimos avances de la técnica, provocaron violentas explosiones, estruendos, llamaradas, fogonazos. En la apocalíptica escenificación del último desastre, los esbirros del terror atacaron a la sociedad en sus cimientos, estallando bombas repletas de fanatismo y de barbarie. Perseguían el número, la turbamulta, el enjambre, el humano hormiguero; caja de resonancia de su falsa razón inconfesable. En un instante el caos confundió las mentes, los cuerpos fueron acericos agujereados de metralla, lavaron el suelo litros y litros de sangre efervescente; raíles retorcidos y chapas seccionadas arrancaron de los cráneos la esencia inteligente; y un desgarro de gritos huyó por las gargantas abiertas en los vientres. Incapaz la piedra, incapaz el árbol, incapaces el lobo y la serpiente, el tiburón y el leopardo; 30


fueron infrahombres fragmentarios, residuales o cocientes, los únicos capaces de concebir tales estragos. En nombre de qué ofensa inexcusable prepararon los potentes explosivos, en nombre de qué dios o de qué patria colocaron los cables, sabiendo que a esa hora, y en ese concreto espacio, no iban a encontrar culpables. Sin embargo, más allá de la muerte conseguida, fracasaron; más allá de comportamiento tan abstruso y tan cobarde, se mostraron incapaces de impedir que el cuerpo solidario, llevase su mano a taponar la herida inabarcable. Ayer, tan sólo ayer, once de marzo insoslayable, el terror, hijo anónimo de la crueldad humana, reventó trenes repletos de obreros y estudiantes. La sociedad actual considera progreso, casi en exclusiva al progreso tecnológico, un progreso que simplifica el esfuerzo exigido por la sociedad para seguir produciendo máquinas que nos simplifiquen ese esfuerzo. Caótica espiral. Ahí está el ejemplo del colibrí, el ave que más admiro y más me conmueve. Me creo en la obligación caritativa de hablar al colibrí, de explicarle sin ambigüedad ni circunloquios, imprecisos atajos o desdibujadas sutilezas, su esencial contribución al obstinado ciclo dedicado al perfeccionamiento de la Naturaleza. Le desvelaré de manera concluyente y decisiva, 31


que en su ir y venir desazonado -buscando el alimento necesario para las idas y venidasde la antera al estigma poliniza flores; labor imprescindible si se quiere que los frutos se presenten, entreguen la semilla, la transmitan y pueda desarrollarse y extenderse el hilo alargado de la vida. El exceso de trabajo que nos exige la sociedad de consumo, y ese ocio de pago que nos obliga a trabajar con más ahínco, nos llevan a la alienación, al sueño de la lógica, y como consecuencia, al debilitamiento del interés por las causas y las consecuencias y, finalmente, al abandono personal de la Utopía. SI MUERE LA UTOPÍA Hoy, cuando la esperanza es tan efímera y vive en desencanto diluida, ¿quién ofrecerá un futuro codiciado si muere la Utopía? ¿Quién descubrirá la poesía, vedija entre las zarzas, velero de papel a la deriva? ¿Quién pondrá imaginación en las pintadas -ingenio de las frasesque derribe barreras y murallas? ¿Por qué razón edificante la policía hostigará a los jóvenes, qué gestas relatarán los abuelos a los nietos, 32


quién defenderá al pueblo de la acción de los políticos, quién restablecerá el equilibrio descompuesto quién hablará de la persona qué será de la palabra compañero quién osará trazar camino propio quién se opondrá a los intereses de los más interesados qué será de la pluralidad de vías quién estará de nuestro lado, si muere la Utopía? ¿Quién reducirá las insalvables diferencias que separan halcones y palomas, quién amará al hombre por su esencia quebradiza, quién sembrará la paz, el perdón, la valentía; el amor, la libertad, la convivencia, si muere la Utopía? ¿Quién impedirá que den forma a nuestra arcilla en moldes inhumanos, los que hacen herramientas de las vidas; quién acogerá las excepciones, quién será de lo diverso garantía? ¿Quién nos librará de la ortodoxia, quién nos sacará de la estadística, quién sobrevivirá al sistema, si muere la Utopía? +El Amor, junto a la Libertad y la Felicidad; integra el grupo de las grandes Utopías. El Amor, ese deseo de recibir que decimos 33


donación; es otro de los motores de mi escritura. En un sueño reiterado que fue avanzando noche tras noche hasta convertirse en pesadilla; partiendo de la soledad y habiendo conocido la belleza y la poesía alimento de mi escritura, quise profundizar en las personas. Me aproximé al hombre para perforar su impenetrable coraza, y para abrir las mentes cerradas a la mínima emoción, hube de punzar corazones que destilaban fluidos purulentos. Se trataba de un sueño, debe tenerse esa circunstancia en cuenta. Avancé a través de los enormes cementerios en que se habían convertido los campos cultivables, y no fui capaz de volver atrás la mirada. En la última trinchera hallé el amor y ante el amor me detuve, pues en su interior se dan cita los cuatro elementos y de allí parten las directrices fructíferas. El amor es la rama que origina las hojas, es el tronco del que arrancan las ramas, es la raíz que sustenta el tronco, es la tierra que alimenta la raíz, es la vida muerta que da a la tierra los imprescindibles nutrientes; y adonde quiera que vaya, el amor me precede. “Tus ojos ya no me ven como antes”: tenía yo catorce años cuando se lo escribí a Ana María Inmaculada. “Quizá, porque ya no te miran como antes”: me escribió ella a sus quince. Fue mi primer amor, fue mi primer encuentro, fue mi primer desencuentro. Y enamorado del amor, volví a concretarlo, a personificarlo, ya capaz de diferenciar del amor a la persona amada. Tenía yo diecisiete años y ella dieciséis, campo de cosecha en Valdepero, mi paraíso perdido, territorio de saudades.

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LLEGABAS, LLEGASTE Un verano alto, cuajado de cosecha, la cesta de la merienda traías bajo el brazo cuando agonizaba el sol en la era. Te creí el verso que faltaba al poema, la nota musical cierre del canto, la pincelada resuelta que daba fin al cuadro. Yo era el labrador, el filósofo, el esteta, el músico, el pintor y buscaba sin tregua. Campanas, trompetas, sonajeros; de la casa de piedra llegabas, mujer, y llenaste todos mis huecos. Enamorado del amor, lo canté siempre; y en la madurez apasionada, canté a la mujer madura que tenía en casa, madre de mis hijos.

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ODA A LA MUJER MADURA Mi deseada mujer madura, hembra plena y floreciente de carne frutal y entendimiento reflexivo eres la diosa Hera, esposa del gran Zeus; y de tus pechos, ubre generosa, brota a diario en espiral la Vía Láctea, galaxia formada por doscientos mil millones de planetas inquietos. Hijo del padre de los dioses y de la humana Alcmena, yo soy Heracles, el héroe que busca en tus pechos la inmortalidad vedada. Eres Penélope, mujer; yo soy el nuevo Ulises, y regreso a Ítaca cansado de guerras y aventuras engañosas. Todo es hostil, muros de intriga cercan la casa, los enemigos han tomado posesión de lo mío, pero tu agredida fortaleza aún resiste. Tus pechos me reconocen, esposa fidelísima; identifican mi rostro, mis manos y mi voz; tus pechos, sólo ellos, saben quién es este mendigo extranjero antes de verme tensar el arco y pasar la flecha a través de los doce ojos de hacha. ¡Créelos!, tus pechos, mujer madura, conocen la verdad: saben que mi corazón los quiere esféricos y vanidosos. Mi tímida gacela, mi flor del Paraíso, saben que mi corazón los ama impávidos y encumbrados. Eres Helena, mujer, la espartana Helena; 36


tu perturbadora belleza seduce por igual a dioses y a mortales; yo soy tu esposo Menelao, rey consorte, y si perdono tu veleidosa conducta, debes saber que a la memoria de tus hermosos pechos obedezco. Mujer nacida de la tierra fértil y las fragorosas olas, tus pechos son el portentoso acierto de la Naturaleza práctica, un misterio que los siete sabios de Atenas no podrían desvelar, un regalo de Mirón, un obsequio de Fidias. una donación de Polícleto. Eres Esther, la valerosa hebrea, mi alígera corza, mi dulce enamorada, mi señora, mi reina, yo soy Asuero, el Rey, ciento veintisiete provincias se inclinan ante mí, las doncellas más codiciadas pueblan mi harén pero, únicamente, tus pechos estimulante, vivificadora compañera, llenan de fiesta mi vida. Mi adorada mujer madura, mi virginal doncella, mi alumna impúdica, mi deseada hembra sensual y placentera; tus pechos me invitan, me convidan: desde su posición de privilegio me convocan a un banquete carnal inmoderado. Poseen una titilación ictínea cuando los busco, nocturnidad marina de la arena fresca turgentes y altos en su entrega pudorosa pálidos a la luz de la luna turbia perturbados por los luceros esplendentes. 37


Hembra total, mi animosa mujer, mi marinera de imaginarias singladuras, tus hermosos y erguidos pechos, sólidos, firmes, resistentes, obstinados; son el mascarón de proa y la proa intrépida de tu cuerpo navegante. Tus pechos, mujer, saben a dátiles, a papaya jugosa, a palmitos de sagú, a mango maduro, a almendra y a manzana; tus pechos rotundos, mi inteligente e intuitiva compañera, saben a gloria. Son de absenta de noventa grados tus pechos, de mandrágora y belladona, hembra soberana, estrella polar de mi existencia, alucinógenos son, ciertamente adictivos y los bebo para suavizar por dentro antiguas cicatrices aún en carne viva. A jacinto huelen tus pechos, pulquérrima mujer, a laurel, a estoraque, a mirto a eucalipto, a salvia, a madreselva y a magnolia; a los aromas bravíos de la flora silvestre y a la substancia fecunda del tornadizo mar salobre. Los pechos de la mujer madura son tersos y sensuales; de día cubren su timidez desnuda de noche desnudan su temeraria osadía. En la penumbra se hacen fuertes fanfarronean, me desafían, me provocan y los pezones se inflaman pronunciando mi nombre innominado. Nada me atrae tanto como los esféricos, enhiestos orgullosos 38


pechos de la mujer madura, ley de la gravitación universal. Brillantes estrellas que hacen guiños en las noches oscuras, cuando el cielo es transparente y la vista cruza las enormes distancias. Mi desconfianza viene de la primera juventud soy un precavido a prueba de razones, y todo lo fundamento en los pechos de la mujer madura única realidad palpable. Dioses del Olimpo y Monte Olimpo ellos mismos a su cima subo para libar mi diaria ración de ambrosía. Admirable mujer, compendio de mujeres, bajo tus cálidos y esféricos pechos, mi experimentada sagacidad descubre un corazón amante que aprecia el arrojo y la ternura; una voluntad de entrega –hija, madre y esposallevada a desvivirse por los suyos; la grandeza de ánimo de la mujer emancipada, opuesta a las directoras bridas; y el empeño social orientado a la conquista del derecho a expresarse y actuar libremente. Se dan constantes a través de los siglos, en el comportamiento del hombre, me refiero a la búsqueda de explicaciones frente a los misterios, y a la búsqueda de ayuda frente a la necesidad y las dificultades. Quién hizo ese cielo estrellado, poblado por trillones de mundos, estrellas y planetas? No fue el hombre, seguro. El demiurgo de los griegos, el hacedor, ha sido descrito, pensado y definido, además, como el determinante del bien y del mal, el juez que premia o castiga, y la gran solución a sus 39


problemas. Yo me he planteado esa cuestión desde que tengo capacidad de raciocinio. Por ello pedí ayuda a la Imaginación, y este es O DEUS QUE A MINHA IMAGINAÇÃO IMAGINOU Cuando mi desbordante imaginación imaginó a Dios estaba yo muy convencido de su inexistencia, y no lo creía imprescindible ni necesario. Aún así, ante la insoportable terquedad de mi fantasía, consentí que hiciera y deshiciera a su antojo. Hipótesis del Inexistente Eterno e Infinito: escribió en la portada de la carpeta donde guardaba esos apuntes. La relumbrante y deslumbrante Grande Nada opuesta ao Grande Todo era una experiencia antecedente que debía tener en cuenta. No existiendo, había sido imaginado miles de veces, quizá millones, colectivo o individualizado; organizando a su alrededor una parafernalia de grueso calibre en ocasiones. Se lo advertí a la imaginación: iba a resultar difícil imaginarlo original; pidiendo que simplificara: brochazos gruesos; 40


y como exigencia primordial la condición de imaginarlo útil para el Universo expansivo, en la actualidad integrada por el ayer, el hoy y el mañana. Podía ocupar buena parte del espacio huero, por ahí no veía necesario limitarlo: Infinito o casi infinito. Nada de casi: totalmente infinito; ¿es que no pensaba hacerlo todopoderoso y grandilocuente, sublime?, pues entonces: Infinito. Luz, todo él luz, luz todas sus infinitas distancias y dimensiones. Una luz eterna sin límites, faro iluminando el Universo en su avance al margen de los márgenes. La existencia de la oscuridad, esa imperfección nocturna de los planetas infinitos, me frenó. No quería un dios dual, dos dioses repartiéndose –luz y sombra- una única tarea: el gobierno de la Naturaleza y el arreglo de sus desajustes. Esa dualidad 41


acabaría ocasionando desavenencias y disputas: -Usted lo hizo mal. -Tú no sabes arreglarlo. Iba a ser peor el remedio que la necesidad. Más que riguroso el epítome vendrá a ser sencillo: dije; el discurso, deslizante de derecha a izquierda; y la paráfrasis, lírica con algo de épica. Es todo lo que pude exigir. Y la imaginación prometió intentarlo. De arena será el dios imaginado: de arena traída grano a grano de una playa de Vitória: Camburi, quizá: hierro y carbón diluidos; y de los arenales que, en Valdepero, se encuentran detrás del Camposanto y la Ermita. Arena goteando por el orificio central del continente, unión de dos conos opuestos en posición cambiante: aurícula y ventrículo, arriba y abajo continuidad del tiempo medido en un reloj de arena, es el dios que mi imaginación imaginó. 42


Un pozo de sabiduría será; de donde el hombre saque calderadas. Un libro gordo en el que se puedan consultar cualquier asunto, cualquier fecha, cualquier significado que cualquier persona, animal o planta; quizá piedra -de eso no estoy muy convencidonecesiten saber para un fin preciso o impreciso, todos juntos o uno a uno. Un recipiente, una hondonada también. Para que el hombre arroje todos sus desafectos; sumidero de elementos residuales. El espejo espacial del cielo nítido, o un charco de lluvia en cada recodo, será; para que los creyentes, los agnósticos y los ateos se puedan ver como el dios los ve en el momento; de forma que cada uno sepa lo que puede esperar de la divinidad y viva confiado, positiva o negativamente expectante. El dios imaginado debe ser un Laberinto de salida cómoda, 43


si sucede que se acierta con la entrada. El difícil acceso se abre pronunciando o escribiendo a mano tres palabras unidas, de las cuales, una, la más sencilla, el propio dios ignora. Cuando un humano, animal o planta, -desconozco, aún, si piedraacierte las tres palabras, incluida la que el vigente dios olvidó, penetrará en las galerías interpuestas, sobrepuestas o adicionales; y si por añadidura logra alcanzar la salida en un tiempo prudencial; ese humano, animal o planta, -posiblemente piedrase convertirá en el nuevo dios con el olvido de una de las tres palabras, la más simple, que la condición de dios lleva aparejada. Y así, sucesivamente, milenio tras milenio, eternidad de eternidades, según el diseño imaginado, los dioses se irán sucediendo distintos y complementarios, por lo que la cuestión irresoluble del inexistente e innecesario dios de dioses, creador de la Naturaleza y componedor 44


de sus desajustes y descomposiciones, quedará resuelta per secula seculorum. La historia de mi escritura es la historia del afán escritor, propio y ajeno. En el principio fue el verso; y en contacto con la realidad, el verso se hizo prosa. La prosa primera era prosa poética; y la insistente realidad, con su roce constante, la fue haciendo más y más prosaica. Relatos breves, ensayos y, por fin, la gran novela. Pero en la profundidad del fondo, el verso dormitaba soñando. Un buen día afloró, regresó el verso; hijo de una realidad antigua, para tomar posesión del ahora. Sucedió en Brasil y en la lectura de sus grandes poetas, en la traducción de los poemas excelsos. Los poemarios primeros, manuscritos, nacían del compromiso social del hombre con los números, tratando de ampliarlo hasta llegar al hombre con las letras. Las letras, las palabras, explicando y ampliando la concreción estricta de los números. Luego, llegué al hombre como especie; y en el hombre, a su inevitable deriva. Descubrí temprano a la mujer en su complejo universo místico. Más aún, a la hembra de todas las especies en su prodigiosa lucha –fondo y forma- por la supervivencia. Finalmente, espacio y tiempo se hicieron tablero de ajedrez; y en él estoy, subido a mi universalismo poético, tratando de alcanzar los imposibles confines. Entre los treinta mil versos escritos y los diez mil publicados, se da una selección de criterio cambiante. Como la belleza, la poesía es uno de los elementos más abundante: escarbas y aflora. Se descubre tierna, voluptuosa, niña que se va haciendo mujer y camina sin pausa, conquistando 45


habitaciones, la casa en sus dimensiones verdaderas, desde el propileo abierto a brisas cálidas, hasta el elevado palomar de los arrullos afectivos; calles, caminos, recorriendo el mundo, impregnándole de su vaho sutil, perecedero, renovado. Dispongo en los ojos un lugar destinado a la poesía cuando viajo; así, quienes esperan mi llegada, reciben en el relato su correspondiente porción llena aún de frescura. Simetría, orden, simpatía de los contrarios o de los iguales, similitud, contraste; llamada repetida al sometimiento, a la huida, a la norma y a la constante rebelión. Hay poesía para rato; las células y los electrones se organizan una y otra vez en hermosos conjuntos sucesivos, siguiendo al albur la ley de probabilidades. Poesía, nexo de la Naturaleza con el hombre. La poesía adopta a la realidad, la amamanta, la acuna, la desnuda, y la hace suya, recreándola. La poesía es cangilón, es vasija, es vaso; y el poeta es arcaduz que entrega su mirada, su sospecha, sus sueños y quimeras, su saber y entender, su sentir, su deseo de amar. Poesía es belleza y equilibrio, es síntesis y es ritmo. Poesía es búsqueda. Poesía es progreso. Es donación, es aire, es acero, es espuma, es raíz, es vértigo. Y ahora Sé que todos los poemas, míos y de otros, forman...

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EL POEMA INTERMINABLE Buscando una luz que eternos enigmas esclarezca, en el fondo incontable de la Biblioteca Nacional, hallé inconcluso el Poema que escribe sin descanso la vieja humanidad. Hembra o varón emergidos de la bestia, vigorosa mocedad, vejez pausada, cada uno de los múltiples poetas lanza un grito de esplendor incandescente o un vagido de amortiguadas tinieblas, añadiendo al conjunto sus líneas incompletas. Contradictorios versos del hombre confundido: en algunos duerme la madre, los más, liberan breves vuelos de plácidas palomas, otros muestran afilados los cuchillos; mientras que en numerosas excepciones culebrean serpientes de extravío. Hay cantos humanos atribuidos a Whitman, americano del Norte como Eliot y Pound; al sureño Neruda, al español Machado, a un griego llamado Odiseas, a Yeats el irlandés; a Ekelöf el escandinavo, a los franceses Rimbaud y Baudelaire. 47


Hay poemas que dicen todo de los caminos borrados, de los pasos perdidos, firmados por Vallejo, Hierro, Maiakovski, Apollinaire y Darío. Palabras que resuenan en la bóveda del cielo, escritas por Comoões, Freire, Rilke, Aleixandre; Thomas, Hugo, Lorca, Juan Ramón o Montale. He leído en Gilgamesh, Mahabharata y Ramayana, profundos y espléndidos pasajes, que continúan su relato en la Biblia o en los Vedas y en las inmortales epopeyas de Homero, Virgilio y Dante. A esas piezas bendecidas se arriman trozos ilegibles, confusos, sin misterio; alejados de la belleza, a la emoción ajenos. Pero basta examinar con atención el prolongado Poema, de arriba abajo y de izquierda a derecha, para conocer el caminar errante de la tribu, el zigzagueo, la desencantada huída y el esperanzado regreso. Yo añado estos versos a los tuyos, escritos en papel pautado, en los blancos muros, en el agua clara y en la suave arena; para alargar el Poema interminable que escriben los poetas, conocidos y anónimos de todos los tiempos, 48


de todas las razas y creencias. Vive, lee y escribe fue mi máxima vital, mi consejo a quienes lo pedían. El tiempo y mi escritura no siempre avanzaron juntos. Quizá porque, con demasiada frecuencia, puse mi intención en el espacio. Niño imaginativo, joven imaginativo, adulto imaginativo; lo imaginado sustituyó en el recuerdo a la realidad vivida. Las labores del campo, y el ciclo anual de las cosechas, me enseñaron a trabajar para el futuro, permitiéndome absolver al granizo que golpeaba las espigas, tronchándolas. El río Nubis me desveló muchos de los misterios que los estudios de geografía no habían resuelto. Cruzar andando El Río Viejo, ancho cuérnago pantanoso intransitable, destinado a recibir el excedente de las inundaciones; unión de Valdepero con Husillos, mis dos pueblos de origen, constituyó el mayor reto de mi niñez. A los doce años, las culebras escondidas entre el agua y las junqueras, se apartaron al paso veloz de mis fuertes botas de cuero. Mi época de monaguillo no aportó luz al milagro de la transustanciación, producido ante mí dos veces cada domingo. Habitar el infierno eternamente, iba a ser mi castigo; y yo no me arrepentía de casi nada. ¡Oh el Demiurgo!, ¡cuántas cuentas tiene que saldar sobre sus actos fallidos, sobre sus errores descomunales! Huevo, larva, crisálida y mariposa: esa es la metamorfosis que la humanidad no siguió. Y a todo eso quiso hincarle el diente mi escritura. Hubiera escrito veinte novelas de no conformarme con diez, hubiera escrito un millón de versos, de no haberme conformado con el que alcanzó el número treinta mil: 49


“Amar para vivir o vivir para amar: me desgaja la duda”. Cerebro y corazón a partes desiguales, mis poemas son flexibles; maleables y dúctiles, van y vienen agitándose. Sístoles y diástoles en la forma, se fueron conformando a borbotones ordenados. Expansión y contracción, yendo de la prosa al verso y del verso a la prosa, en busca del punto de fusión definitivo, trata de ser mi escritura imagen y expresión del Universo íntegro. El yo poético, sincero como premisa única, persigue expandirse en plena libertad. Sinceridad y Libertad me trajeron donde estoy. Entre mis convencimientos y yo, elijo a mis convencimientos. Filósofo antes y después de todo, mi público objetivo es y será reducido. ¡Ah!, y se encontrará disperso: aquí, allá y acullá. El libro de poesía que será mi próxima publicación, lleva el título definitivo y definitorio de IMAGO UNIVERSI MEI, acumula siete poemarios y suma siete mil versos en cerca de trescientas páginas. Todo lo anterior hizo posible mi poesía actual, la que surge del encuentro con Brasil, procedente yo de Portugal, cuando dediqué un libro À lingua portuguesa, minha segunda patria. Brasil y su complejo entronque de diversidades, la enorme fuerza de la Cultura resultante, el mestizo arrebato logrado por el azar y la necesidad; me llevan a una poética rica, fuerte, amplia, sólida, líquida, etérea; argamasa de lo puro y lo impuro entrelazados. Llamo Universalista a esa conjunción de prosa y verso, de los distintos idiomas, de lo próximo y lo remoto, del pasado inicial y el futuro imposible. En la cultura brasileña me siento escultor renacentista que, pieza a pieza, va 50


construyendo un edificio enorme, de muros coincidentes con el Universo al finalizar su eterna fase expansiva. Voy a dar fin a esta charla con la lectura de un poema que busca el paralelismo entre la tierra donde nací y el Brasil que estoy conociendo, entre mi vida y mis lecturas de aquí. Se trata del poema escrito para presentar la traducción del poema “Bahia de todos os santos” de Gilberto Freire, uno de mis más admirados intelectuales. MORRI Morri, vocês já o sabem, aparece na minha biografia: o dezesseis de abril de dois mil e trinta. Coisa de pouco, um resfriado como desencadeante: madrugo para escrever e, às vezes, não me abrigo de maneira adequada. Já veem, a paixão pela escrita, e mais de vinte doenças que fui acumulando, umas agarradas às outras, nos últimos tempos. Introduzi na mala de além-mundo dez livros -próprios e alheiostrês livros poéticos, três romances, três ensaios, chovia; subi ao trampolim do tobogã, teto do mundo, olhei desde a altura, em círculo, los trigales: mar de primavera en Valdepero; ermita de la Virgen del Consuelo, la tejera romana, la fuente de San Pedro; o lugar histórico de Muqui, as estações de Marechal Floriano y Matilde, os troncos erguidos 51


e firmes da Mata Atlântica capixaba, a reserva natural Rêluz; chovia. Páramo Llano de piedras cereales, Sertão agreste y rigoroso: noche de estrellas, céu azul e branco. Fechei os olhos, deixei de respirar indefinidamente, deslizei-me in crescendo; e a posteridade -um de tantos para ela- me recebeu sem se alterar no ingente cacaual da Bahia. Nasci na senzala de la Casa Grande, propiedad de don Manuel Diezquijada Gallo, en la calle Mayor de mi pueblo, e morri na senzala da Casa-Grande de Gilberto Freyre grossas paredes de taipa ou de pedra e cal a casa ibérica de meu iberismo: aceitação e defesa do legado milenário comum. Gilberto me confirma que vim para cá peninsular, remando balandra, bebendo chuva, pescando, achicando mar, veleiro de papel, vela de páginas escritas à mão; e aqui me fiz, além disso, africano e ameríndio: baiano. Já sou, diz Gilberto de Mello Freyre, a afortunada conjunção 52


de origens miscíveis de miscíveis culturas; e assegura que é a mestiçagem o princípio do progresso progressivo, e a constante dos avanços todos. Síntese de síntese sou, essência de essências destiladas no alambique existencial dos vários centos de milhões de meus antepassados. O primeiro protagonista da história é o decorrer do tempo esse devir ilógico e nostálgico que parece o esperado porvir não sendo mais que o passado posto em contato com o ar impuro, temperatura de árticos, antárticos e trópicos e umidade de aguaceiro intermitente: submetido à inclemência, ao roce permanente de tudo quanto existe. Bahia de todos os santos mãe bojuda de todas as cidades Pernambuco de igrejas magras, onde Gilberto Freyre nasceu um dia antes que eu, quinze de março; e pergunto se isso nos acerca ante Zodíaco e a Eclíptica, 53


deuses dos influxos estelares, da erosão dos sentimentos inconstantes. A dúvida felizmente solúvel chegou com o xis final: Aos teus tabuleiros escancarados em xis. Incógnita que cada um pode decifrar à sua maneira, pensei; e a minha se explica na rubrica da assinatura que levo cem anos repetindo: uma flecha dirigida sem remédio para a cruz. “Luta até o equilíbrio” é minha divisa, e é minha assinatura meu nome lançado numa seta, em procura da cruz da harmonia, vacilante, equilibrada, ativa. Esse xis é o futuro do Brasil. Sim, Gilberto de Melo Freyre teu xis é minha cruz: identificação do equilíbrio harmônico, conjunção ajustada de elementos múltiplos. E o equilíbrio instável e ativo, recomposto depois da cada dispersão, é o futuro que esperamos para o enorme caudal de forças do Brasil. 54


Sabido isto, j谩 pude morrer e MORRI. PSdeJ, Vit贸ria ES 10 de Novembro 2015

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Pedro Sevylla de Juana. Descendiente de agricultores y artesanos de la forja, nací en Valdepero, provincia de Palencia, el día 16 de marzo de 1946. Terminado el bachillerato superior en el colegio de La Salle de la capital palentina, me hice publicitario en la Escuela Oficial de Publicidad de Madrid. Cursando, luego, en ICADE, los estudios de Dirección de Márketing; que pude compaginar con los de sicología, fotografía y diseño gráfico. Aficionado a la lectura, y deseoso de fijar al papel mis hallazgos y contrariedades, escribo desde muy temprano. Me rendí a la poesía sin condiciones, y la prosa poética fue el resquicio por donde entraron los relatos breves. Ellos, y las sorprendentes facilidades del procesador de textos, me llevaron, ya asentado en la madurez, a la novela. El interés por la lengua y la cultura portuguesas, posibilitó mi actividad de traductor y el regreso a la poesía. El descubrimiento de Brasil supuso un impulso para mi trayectoria literaria. Colaboro en diversas revistas literarias digitales de Europa y América, tanto en lengua castellana como portuguesa.

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