Carlos Marx y la Tecnica

BIBLIOTECA DE MARXISMO

Carlos Marx y la Técnica Desde la perspectiva de la vida [JorgeVeraza]

Digitalizado por René D. J. para la biblioteca virtual de Marxismo | Teoría para la Acción. Copyleft, 2010.

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Índice de contenido 0. Breve advertencia.......................................................................................7 1. El horizonte crítico revolucionario de Marx. Darwin y Vico...........11 0. La subordinación bajo el capital y la libertad. Historia crítica de la tecnología de Carlos Marx.................................................................12 0.1 El lenguaje y el discurso como fuerzas productivas y la forma general del presente artículo..................................................................22

I. La perspectiva critico, revolucionaria actual. ......................27 1. Trabajo productivo capitalista y fuerzas productivas buenas y malas. .........................................................................................................................27 2. La sociedad burguesa coma riqueza teórica y material del sujeto revolucionario. El objeto teórico de El Capital.......................................33 3. Las fuerzas productivas según el definidor proceso teleológico de trabajo y el metabolismo social..................................................................37 4. La historia critica de la tecnología como fundamento críticopráctico...........................................................................................................40 5. El fundamento positivo de la sociedad. La riqueza y el proceso de trabajo. ..........................................................................................................48 6. Realidad igual a fuerza productiva. La tesis I ad Feuerbach ............51 7. Redondeamiento. Base y sobreestructura. Crítica a Manuel Sacristán .........................................................................................................................55 7.1 La religión y la práctica crítica revolucionaria como fuerza productiva ...............................................................................................60 8. Resumen. Carlos Marx y Federico Nietzsche. La esperanza como fuerza productiva..........................................................................................64

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II. Historia crítica de la tecnología, fuerzas productivas y crítica de la economía política. Subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital...........................................................................................................71 II. A. La proposición unitaria de Carlos Marx........................................71 1. La anticipación de la verdadera historia humana................................71 2. El proyecto total de Carlos Marx y la “Fenomenología del Espíritu” la crítica de la economía política y el materialismo histórico como fuerza productiva..........................................................................................73 3. Presentación general de los conceptos de subsución formal y subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital para el análisis de las fuerzas productivas y la crítica a las teorías sobre le imperialismo..................................................................................................78 4. La función crítico científica general y singular de los conceptos de subsunción formal y subsunción real. Los Grundisse y el capítulo xiii de El Capital..................................................................................................84 4.1 La S.F. y la S.R. en los Grundrisse................................................85 5. La génesis de los ingredientes constitutivos de la teoría de la subsunción formal y la subsunción real....................................................92 6. La ley de desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas. El antiprogreso. Fuerzas Productivas perniciosas.......................................94 7. La revolución hoy y lo que nos permite entender la concepción de Marx................................................................................................................99 7.1 La cuestión tecnológica hoy y en el siglo XIX en vista de la revolución comunista...........................................................................102 II.B. Síntesis y conexión con los capítulos III y IV.............................108

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8. La distribución de temas de nuestro ensayo: fuerzas productivas y la revolución del capitalismo y del precapitalismo:...................................108 8.1. Resumen Carlos Marx, la técnica y la historia en occidente y oriente.....................................................................................................111

III. Historia crítica de la tecnología y materialismo histórico. La escasez...........................................................................114 1. ¿Qué es la riqueza?, fuerza productiva, actividades, capacidades, necesidades y transformación de las relaciones sociales y el valor de uso total.......................................................................................................114 2. Relación dialéctica entre fuerzas productivas y relaciones de producción (y necesidades, capacidades, y actividades). ....................118 3. El ámbito de escasez en el que ocurre el trabajo productivo e improductivo...............................................................................................123 4, “Los trabajos y los días” de Hesíodo y el trabajo productivo escaso .......................................................................................................................127 4.1. Productivo, productivista. La parte maldita y las fuerzas productivas malditas.............................................................................130 4.2. Trabajo productivo e improductivo. Moda, transmutación, dogmatismo y fundamentación: fuerzas productivas.....................133 4.3 Fuerzas productivas y destructivas. Trabajo productivo e improductivo.........................................................................................140 4.3.1 Lo socialmente necesario y el trabajo productivo. Lo improductivo radical: fuerza productiva.....................................142 4.3.2. Paradojas del trabajo productivo e improductivo y de la guerra como fuerza productiva.....................................................155 5. Condiciones para que exista historia y fuerzas productivas escasas (1). Ilimitación y limitación.......................................................................160 5.1 Condiciones para que exista historia y fuerzas productivas escasas (II). Las leyes capitalistas de escasez....................................164 3

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5.2 Condiciones para que exista historia (iii). Necesidad de coordinación social. Técnica y libertad.............................................170 5.2.1 Condiciones para que exista historia (IV). Dialéctica general de las fuerzas productivas escasas. Formas del valor y Estado...............................................................................................174 III. A. Carlos Marx. La concepción crítica del progreso.....................179 6. Carlos Marx sobre la decadencia del capitalismo y las teorías sobre el imperialismo coma obstáculo..............................................................179 6. 1 Ernest Mandel: otro enfoque de la decadencia de lo fuerzas productivas (Ecología).........................................................................183 7. La subsunción real del consumo bajo el capital como figura especifica de la decadencia actual de las fuerzas productivas.....................188 8. Periodización del desarrollo general de las fuerzas productivas capitalistas. Progreso como decadencia. ...............................................193 9. La subsunción real del consumo bajo el capital y el contenido radicalizado de la subversión actual del capitalismo y la escasez.

Síntesis de este capítulo.............................................................................199 10. Semblanza de Carlos Marx como resumen de su época...............204 IV. Historia a crítica de la tecnología, fuerzas productivas y la fase actual de la revolución..................................................................209 1. Las interrogantes básicas pare resolver: qué es fuerza productiva y por qué su importancia. Actividad y pasividad.....................................209 1.1. Síntesis de nuestro recorrido interrogante ...............................212 1.2 Los pasos de nuestro argumento: composición orgánica, pasión, revolución del capitalismo y del precapitalimo..................216

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2. La esencia de las fuerzas productivas: la composición orgánica de los factores de proceso de trabajo inmediato y la objetivación de las capacidades humanas.................................................................................220 2.1 La problematicidad de la pregunta esencial acerca dela composición orgánica y la técnica......................................................225 2.2 Técnica y liberación del tiempo de vida. La paradoja de la técnica en Marx.....................................................................................227 3. "La pasión es la fuerza esencial del hombre que tiende enérgicamente hacia su objeto”..............................................................................231 3.1 Resumen. Fuerzas productivas y religiones...............................236 3.2 La pasión como recuerdo y resumen. Capacidades, necesidades, actividades, fuerzas, relaciones y pasiones humanas.......................238 3.3 Reino de la libertad, fuerzas productivas, trabajo productivo y producción material. Síntesis de la apasionada premisa: - la libertad .................................................................................................................243 4. La composición orgánica total como solución y como camino básico de la autoliberación según el camino de la autoenajenación . 253 5. Los individuos como creadores de la revolución comunista; superación de la escasez capitalista y precapitalista .............................261 6. La forma de la revolución (I). El marxismo como fuerzas productiva no escasa y la contracultura..................................................267 6.1 La forma de la revolución (II). la revolución como problema histórico mundial: precapitalismo y capitalismo..............................271 6.2 La forma de la revolución (III). Capitalismo y precapitalismo, contracultura. Las verdaderas necesidades, revolución marxismo y meditación..............................................................................................276 6.2.1 De un reino de la necesidad centrado en el hombre concreto. Meditación......................................................................286 6.2.1.1. Las sociedades primitivas, el capitalismo y la contracultura. Meditación.........................................................291

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6.2.2 La meditación, la actualidad de Marx y los ingredientes tecnológicos de la solución comunista........................................295 6.3 La forma de la revolución (iv). Trasmutación del trabajo productivo e improductivo, excedente y necesario, en la subsunción real del consumo bajo el capital; la nueva fase de la revolución comunista como fuerza productiva histórica...............301 7. Las grandes fases de la revolución comunista. Libertad y necesidad.

Nuevas y viejas fuerzas productivas revolucionarias. Nuevas pasiones recuperantes................................................................................................312

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1983. En casual coincidencia con el homenaje a la muerte de Carlos Marx, las manifestaciones masivas antinucleares y pacifistas afirman radicalmente la vida.

0. Breve advertencia

P

ara Carlos Marx —justa o equivocadamente— la revolución comunista depende o está condicionada necesariamente por el desarrollo de las fuerzas

productivas; y la propia revolución comunista es una fuerza productiva. Pero para que nosotros sepamos qué, cómo y por qué la revolución comunista, debemos saber —en primer lugar— qué son para él las fuerzas productivas. Y no sólo saber lo que de ellas depende, y sobre este endeble conocimiento pasar a afirmarlo dogmáticamente o a embestirlo falazmente, bien por la derecha o bien por la izquierda.

Sin embargo, éstas han sido las dos posturas más comunes que persisten aún en aquellos que intentan rebasar su torpeza sea para aceptar, sea para criticar, o bien para asumir positivamente

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algunos tramos doctrinales. Sobre esta base toda la concepción queda formal, vacía y la revolución comunista impracticable.

Y pues la revolución preocupa tanto a sus propulsores como a sus atacantes, nuestro objeto aquí debe ser, entonces — precisamente para hacerla posible—, el rescate de la perspectiva desde la que Marx piensa las fuerzas productivas, su contenido y su configuración completa, así como los temas correlativos.

Pero advirtamos que el tema de las fuerzas productivas, de suyo, resume todos los temas; y ya para explicarlas —si se pretende a cabalidad— así sea a nivel meramente técnico productivo, es obligada una óptica y un despliegue temático globalizadores, ajenos a la restricción del discurso unilateralizado y coartado, acostumbrado, por tanto nueva forma de discurso hasta hoy para el caso.

Sin embargo, querido lector, nuestra comunicación no es imposible. El medio (de comunicación) es el mensaje, según señalan las milenarias sabidurías orientales y occidentales (no

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sólo Marshal McLuhan1 y antes Walter Benjamin).2 Así que daré lo mejor de mí para hacerme entender en torno a un tema tan esencial, tan total y multifacético y, a la vez, tan lastimosamente fetichizado, desfigurado, por detractores y defensores. No es necesario reflexionarlo de nuevo desde le principio (y, sin embargo, no estamos al principio sino inmersos en el curso de los acontecimientos y acosados por complejas disyuntivas teóricas y prácticas). El sujeto es medio de sí: el medio es ....s-o Recuperemos a Marx cien años después de su muerte y recuperémonos allí, en un acto de libérrima aceptación apartado de toda mezquindad. Hablemos con los muertos: abramos — intentémoslo— de nuevo la conciencia y las venas de la vida.

Pido tu comprensión; forjemos, así, entrambos una fuerza productiva que nos saque de la actual impotencia, nihilización y potenciada enajenación privatizante, aislante. Hagámonos poderosos, felices.

1

McLuhan, Marshal, La comprensión de los medios como extensiones del hombre, México, Diana, 1977.

2 Benjamin, Walter, “Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los hombres”, en Para una crítica de la violencia, México, Premia, 1977, pp. 55 a 85.

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La invitación está formulada... De hecho, es muy pocas ocasiones haré explícitas críticas a autores en lo particular, tanto por falta de espacio como por prioritaria afirmación de lo positivo. El enterado y el aludido notarán de inmediato las diferencias, y aquel que se acerca inicialmente y con buena fe al tema lo agradecerá, pues facilita su entrada. Por lo demás, ocurre que la interpretación aquí presentada —afín a otras— se enfrenta

a

todas

diferencialmente,

en

tanto

busca

el

rescate/desarrollo de la concepción de Marx. Así que el diálogo central es entre él y yo (nosotros); ...evitemos un poco de ruido, para oírle mejor.

Insisto, la invitación está hecha, no el desafío. Pues como te decía al principio, la revolución comunista es fuerza productiva y depende de las fuerzas productivas para ocurrir, y todas las fuerzas productivas se enlazan una con otras, tal es su índole genérico comunicativa, fundamentante, creadora.

Nuestro trabajo irá planteando problemas y a la vez estableciendo sobre su base las definiciones de lo que es y cuáles son las fuerzas productivas (haciendo hincapié en aquellos objetos, 10

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procesos y situaciones que comúnmente no son considerados como tales). De tal manera, el autor quiere compartir con el lector la labor de afilar la capacidad de sorprenderse y a la vez de asentir preliminarmente, sabiendo esperar la fundamentación completa, exigiéndola y exigiéndosela a sí mismo. En otras palabras, inicialmente presentaré los problemas a modo de soluciones de suyo problemáticas, paradójicas para nuestro “sentido común” y más o menos “científico”. El desarrollo histórico de las propias fuerzas productivas transcurre como contestación preliminar a ciertos problemas y como creación de nuevos más amplios, cuya amplitud total se encamina al equilibrio coherente. ¿Qué otra cosa puede hacer el discurso teórico-crítico sino comportarse como lo que es: una singular fuerza productiva parcial?

1. El horizonte crítico revolucionario de Marx. Darwin y Vico

O

bservemos a las fuerzas productivas como fundamento.

Hagamos el recorrido que va de la vida a la esperanza, de la religión a la revolución.

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0. La subordinación bajo el capital y la libertad. Historia crítica de la tecnología de Carlos Marx

I

niciemos con una célebre cita de Carlos Marx y comentémosla luego para dejar claro preliminarmente — esperando posterior profundización y enriquecimiento—

cómo piensa el concepto de fuerzas productivas: “Una historia crítica de la tecnología documentaría en general lo escasamente que ninguna invención del siglo XVIII es cosa de un solo individuo. Por el momento no existe una historia así. Darwin ha orientado el interés de la historia de la tecnología natural, esto es, de la formación de los órganos vegetales y animales es en cuanto instrumentos de producción para la vida de las plantas y los animales. ¿No merece igual atención la historia de la constitución de los órganos productivos del ser humano social, basa material de cada particular organización de la sociedad? ¿Y no sería, además, más fácil de conseguir, puesto que, como dice Vico la historia humana se diferencia de la historia natural en que nosotros hemos hecho la una y no la otra?

La tecnología revela el comportamiento activo de los hombres respecto de la naturaleza, el proceso inmediato de producción de su vida y de las representaciones espirituales que brotan de ellas. La misma historia de la religión que haga abstracción de esa base material es acrítica.

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Efectivamente es más fácil hallar mediante el análisis el núcleo terrenal de las nebulosidades religiosas que desarrollar, a la inversa, de las reales relaciones y circunstancias vitales de cada caso sus formas uranizadas.

Este último es el único método materialista y, por lo tanto, científico. Ya por las ideas abstractas e ideológicas de sus portavoces en cuanto se atreven a rebasar su especialidad se aprecian las deficiencias del materialismo abstractamente científico natural, el cual excluye el proceso histórico”.3 Carlos Marx basa su concepción de las fuerzas productivas humanas en una reflexión sobre las fuerzas productivas vitales en general; de las que aquellas son variedad.

Resalto que esta "historia crítica de la tecnología" es según el materialismo histórico Y de la crítica de la economía política. Por ello tanto la clave o el principio constructivo de su estructura discursiva como la semilla generadora y el hilo conductor de su génesis y desarrollo histórico-teórico: la clave del desarrollo del marxismo desde los Manuscritos de 1844 hasta las “Notas etnológicas” y la investigación de la situación y la revolución mundiales en los últimos días de la vida de Marx (1883). Así la historia crítica de la tecnología 3 Marx, Carlos: El Capital, tomo I, Vol. 2, cap. XIII, pág. 3; OME 41, Barcelona, Ed. Grijalbo, 1976 (traducción de Manuel Sacristán). En lo sucesivo citaremos abreviado; por ejemplo: M.C.: “K”, T. I, cap. XIII, etcétera.

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confiere coherencia a todos los temas marxianos, pero a la vez continuidad radical al proyecto científico crítico de su autor...4 pero se le ha dado poca atención. No es casual que se le inventen “rupturas”.

Por este camino se destruye la coherencia y eficacia de la fuerza productiva revolucionaria que la propia crítica marxista de la sociedad es.

Ahora, en segundo lugar, observemos la afinidad con Darwin; según la cual si “los órganos vegetales y animales” son tratados —a ojos de Marx— “como instrumentos de producción para la vida de plantas y animales”, las propias fuerzas productivas y en particular la tecnología humana es pensada por Marx en clave biológica o desde la perspectiva de la vida y para la vida.5

4 Cfr., el surgente intento de Axelos, Kostas: Carlos Marx. Pensador de la técnica, España, Ed. Fontanella, 1966. Así como el de intención ortodoxa de Radovan Richta Et. Al. La civilización en la encrucijada. SXXI, México, 1979 5 En esta revista encontrará el lector un centralísimo articulo de Anton Pannekoek: “Marxismo y darwinismo”, escrito hacia 1909. Crítico y a la vez retomante de lo que Kautsky ya había aportado. Tema tan central, actualmente, parece casi olvidado.

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Lo cual significa, en primer lugar, que las fuerzas productivas son concebidas como formas orgánicas y de organización humana.

Formas orgánicas o que se interconectan entre sus miembros p}articulares en un todo; en especial, compuestas por la combinación

de

un

factor

subjetivo

u

otro

objetivo

orgánicamente suturados; de suerte que para determinar el valor de tal o cual fuerza productiva y su desarrollo (el llamado incremento de la composición orgánica” de los factores del proceso

laboral),

es

forzoso

ligarla

y

diferenciarla

posicionalmente respecto del resto de las fuerzas: no cabe perspectiva abstracta analiticista frente a las fuerzas productivas y la técnica (la cual es propiamente sólo el factor objetivo) pues sería acrítica no sabría valorar lo que observa, no haríamos historia crítica de la tecnología; de hecho, tal perspectiva no sintética globalizadora falsería lo que es fuerza productiva y falsería incluso a esta fuerza productiva en particular, a la que busca observar y medir, ya que la “rompería” al destruir sus lazos orgánicos con otras fuerzas productivas.

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Pero si es cierto que las F.P. sólo pueden ser concebidas como totalidad y siendo partes integrantes de una totalidad es debido a que su suerte está echada en el seno de la vida y la sirven, son sus instrumentos. Son valores de uso de la vida y contienen un telos; una finalidad, un sentido inminente. Así, al que, las F:P. Sean formas orgánicas significa que son objetivamente teleológicas (adecuadas a fines vitales). De suerte que tampoco haríamos historia crítica de la tecnología si no evaluamos la eficacia de la técnica en referencia a la calidad de la vida humana que suscita, es decir en referencia a la felicidad: tal la medida, crítico concreta de lo que es productividad y su incremento.

En efecto, la productividad no se mide más que. abstracta, acrítica, fetichisadamente si contamos al número de productos arrojados por ella6 y se olvida el para quiten y que son: su función en el conjunto de la reproducción social y de capital, etcétera.

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Sea que para ello se utilicen “sofisticados” coeficientes matemáticos neoclásicos o neoricardianos. Cfr., para una exposición y discusión de los mimos: Herrera Amparán, Ramón: Productividad industrial y cambio tecnológico en México, Tesis de Licenciatura, Fac. Ec., UNAM, 1983 (inédita).

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Así pues: fuerzas productivas, totalidad orgánica enteléquica7 o con finalidad vital, inmanente.

Pero la cosa no queda allí.. Carlos Marx quiere para la construcción de su historia critica de la tecnología y, por tanto, como componente de su concepto de fuerzas productivas, especificarlas con el postulado de Gian Baptista Vico (El verum factum de su Ciencia Nueva; EI Colegio de México, México, 1941) según el cual la historia humana es concebida como autoproducción del hombre.

Así querrá Marx especificarlas suficientemente sacándolas de la básica pero incompleta generalidad limitada de la historia natural darwiniana que transcurre según relaciones de exterioridad y no de autoposición o autoproducción.

Según ello el lazo o relación que suture a la. totalidad orgánica de las fuerzas productivas sociales es más íntimo que el que cohesiona los órganos vegetales y animales, etc.: otro tipo de relación más profunda y rica en posibilidades.

7 Cfr., La recuperación de este concepto de Aristóteles para la interpretación del materialismo en Ernest Bloch: “Proceso y estructura”, en Las nociones de estructura y génesis, t. I.; V.V.A.A.; Ed. Nueva Visión, 1975.

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Ahora bien, el hombre es un ser universal y libre, tanto teórica como prácticamente, y no sólo un animal limitado y necesitado. De modo que si la finalidad inmanente de las F.P. sociales es especificamente humana, y no cualquier otra menor, entonces su tendencia objetiva de desarrollo y funcionalidad es universal y libre, su telos inmanente es universal y libre: Sirven para el desarrollo universal de la humanidad en tanto que sirven a la satisfacción de sus necesidades; o bien, satisfacen sus necesidades de modo que era satisfacción sea condición de la libertad. Lo cual no sólo perfila a la autonomización del proceso de trabajo como realización del concepto de fuerzas productivas técnicas, algo que supieron recuperar los autores de La civilización en la encrucijada —sino que especifica la figura concreta que debe tener la autonomización para ser efectivamente esa realización libertaria y

no su contrario.

Aspecto que los aludi......... de vida. — Esta es la auténtica y completa medida, la medida concreta de lo que es fuerza productiva para Marx; y lo que no llene esas características no 1o es, o lo negativamente en tanto no lo llene, lo será en tanto lo satisface y hasta donde lo satisface, etc.: fuerzas 18

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productivas comunitarias, tendencialmente comunistas, formas orgánicas y la vez formas de organización o de cooperación. Y en fin, sabido es que las sociedades se configuran históricamente de diversos modos. La sociedad capitalista funciona de tal modo que sus F.P. sirven al capital. Carlos Marx construye el concepto crítico — núcleo central de su historia critica de la tecnología— de subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo inmediato y de las fuerzas productivas del capital8 (o en su caso de cualquier otra relación social histórico-determinada). Se trata de conceptos científicos-criticos para analizar las F.P.; hechos con arreglo a lo recién expuesto sobre las fuerzas productivas como totalidad orgánica enteléquica humana o universal y libre, a la vez que para enfrentar situaciones donde diversos aspectos de esta totalidad se ven reprimidos, deformados, sustituidos, o aniquilados parcialmente, etc., y frente a los cuales no podemos permanecer acríticos o sometidos a nuestra vez, so pena de mortificarnos e idiotizarnos cada vez más.

8 Abreviaremos respectivamente Subsunción Formal (SF) y Subsuncón Real (SR) del prodceso de trabajo inmediato bajo el capital (del Pti/K): SF del Pti/K y SR del Pti/K.

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Así, sin teoría de la subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital no hay historia crítica de la tecnología, ni, por tanto, concepción marxista concreta de lo que son las F. P. y por consiguiente de lo que es y a dónde apunta y cómo, etcétera, la revolución comunista. (Y si no apunta hacia allá no lo es, etc.)pues la revolución comunista hija de las contradicciones burguesas, en tanto F. P., se halla sometida bajo el dominio del capital y para liberarse, y en el curso de su liberación como fuerza productiva universal, libera al conjunto de P. P. respecto de la S. F. Operada por el capital y aún las libera de parte de la S. R.; y si no lo hace no es revolución comunista ni fuerza productiva universal y libre, humanista radical.

Por

la

importancia

que

ello

reviste,

más

adelante

abundaremos y matizaremos el significado de estos conceptos críticos nodales de la H. C. T. Y cuyo olvido la ha hecho imposible hasta ahora, a más de 100 años de formulada explícitamente la invitación de Carlos Marx para llevarla a cabo, etcétera.

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Hasta aquí dejaremos el comentario de la cita de Marx; en lo que sigue implícita su continuación cuando presentemos el concepto de fuerza productiva como idéntico al de proceso de trabajo inmediato o unidad orgánica del sujeto y el objeto de trabajo, según indica la cláusula que sigue después de la referencia a Vico; o bien, cuando indiquemos como la técnica, en tanto expresión del "comportamiento activo del hombre respecto a la naturaleza" presupone el comportamiento pasivo, pasional, de éste, como su corazón armonizante, o luego, cuando tratemos de la historia de las religiones, etcétera.

Pero desde ahora debemos prevenirnos respecto de la historia y caracterización acrítica, apologética y falsa de las fuerzas productivas y la tecnología, tal y como Marx la denuncia contra el "materialismo abstracto de las ciencias naturales" por hacer “caso omiso" de la historiedad y con ello de la vitalidad, organicidad y humanidad de la técnica, etcétera.

Por donde el enaltecimiento de las F. P. proveniente de estos apologetas (de los que el stalinismo, el socialdemocratismo el taylorismo, el fordismo son buenos representantes) es de muy otra índole y va dirigido a muy otro objeto que el que Carlos Marx fundamenta y con él a la 21

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revolución comunista. Se trata más bien de un enaltecimiento tecnologicista, productivista, economista, determinista y no libertario, cósico, fetiche y no humanista, sectario no comunitario y comunista.

Y que cuando glorifica la automatización de la producción más desterra al desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas identificándolo con su figura actual.

El marxismo revolucionario debe retomar a su fuente para libertarse de esta subordinación a la ideología y a la técnica capitalistas.

Liberando su comprensión de las F. P se libera a sí mismo y hace la indicación práctica de liberar todas las fuerzas productivas reales de la subordinación capitalista. Da un salto adelante al retomar a Carlos Marx, al recuperar la perspectiva vitalísima, critico revolucionaria de un hombre muerto hace 100 años, pero cuyo poder liberador y universalista, comunitario, ha sido indómito frente a la estructura de dominación cósico fetiche —enajenada del capital.

Por comunitario fuerte, potente, y aún después de muerto, creador, pues, actualizado en nosotros que levantamos al caído en medio de la lucha, porque la vida nos va en ello: ... fuerza productiva.

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0.1 El lenguaje y el discurso como fuerzas productivas y la forma general del presente artículo

P

ara desarrollar el tema de este ensayo pude optar por comentar la recién citada nota de Marx (1867] in extenso debido a su riqueza y precisión. Por lo demás la unidad de

todo el proyecto crítico de Marx (de 1844-a 1883) se hace evidente en la centralidad que en éste le corresponde a la "historia critica de la tecnología". Es redondamente expuesta en la nota de 1867 donde reitera temas, tesis e incluso autores expuestos en sus Manuscritos de 1844. Por ello también pude haber comentado cuatro o cinco luminosos párrafos de los Manuscritos de 1844 pues, ciertamente las proposiciones de entonces son el fundamento teórico, además de la clave personal con la que Marx escribe sus proposiciones ulteriores (1867, etc). Un tercer camino era caracterizar cronologicamente los momentos de la reflexión marxiana en sus distintos escritos, .etc. Opté por otro camino pero refiriendo a los anteriores quiero invitar al lector a tomarlos en cuenta. Incuso podría intentarse una cuarta vía: la de forma de manual..

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En los incisos precedentes ha desarrollado algunos temas conectados con la delimitación del objeto y la finalidad de mi exposición; en que sigue podrá leerse, además de nuevos incisos, una serie de tesis aforísticas sobre el asunto y que quieren abarcar en poco espacio una descripción y sugerencias sobre un tema tan unilateralizado pero poco conocido; también se hallarán algunos remansos que quieren atar algunos cabos problemáticos, etc. Casi en lo único que me extenderé será en la teoría de la objetivación de las capacidades humana como el fundamento esencial de la estructurara y dessarrollo de las fuerzas productivas. Evidentemente, en lo que sigue me veré obligado —por limitaciones de espacio— a deja fuera ciertos importantes temas vinculados estrechamente con el de las fuerzas productivas (tal el caso del de la continuidad histórica y la formación económica de la sociedad a lo largo de los modos de producción); y sobre todo, aludiré sólo brevemente a los temas que presento.

Así, el escrito tendrá forma análoga a la de un proceso de trabajo, con sus elementos dispersos, sus cohesiones parciales, la postulación de sus fines y cierto redondeamiento resultante: la 24

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forja de un pequeño estilete, fuerza productiva textual en un contexto histórico dado.

En efecto, el carácter genérico comunicativo de toda F.P. exige analizarlas desde la perspectiva de la estructura lingüística, comunicativa. Así pues, la forma de manual y gramática que han presentado los textos divulgadores del materialismo histórico no es exterior a su contenido esencial y crítico revolucionario. Si bien en tales manuales esta forma lingüísticasemiótica esencial aparece monstruificada e incluso pasada desapercibida por sus autores, es reaccionaria. Y cabe indicar y subrayar para disolver dogmatismos falaces y falaces mal entendidos que el lenguaje y la estructura son de por sí fuerzas productivas básicas sintetizadoras de lo comunicativo y lo instrumental, de lo productivo y lo improductivo, y que tal fuerza productiva cohesiona, objetiva y prácticamente, al resto de fuerzas productivas objetivas y a la vez es inalienable de la fuerza productiva subjetiva: las individuos sociales.

Haremos, asimismo unos recorridos de ida y vuelta, presentando primero los horizontes que luego matizaremos para después retomarlos más concretamente. Desde el fundamento al 25

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comunismo y de allí a la sociedad burguesa; para luego, de ésta a las sociedades preburguesas y de nuevo a la revolución comunista; finalizaremos poniendo en inmediata conexión el fundamento, la actualidad y la revolución. Cohesionar bien unas partes con otras y entregar al lector, con antelación, las cuestiones a reflexionar es la intención.

El estilo a veces inusual, poco actual, etc., busca zafarse de la tecnocratización del lenguaje; y en este artículo los cambios de estilo tienen sentido en vista de ser oído y que eso oído sea reflexionado pues los torsos ya machacados se han dogmatizado o esclerozado.

En

1843,

al momento de elaborar los principios

estratégicos generales de toda su vida y situando las necesidades urgentes del movimiento revolucionario para poder satisfacerlas, particularmente indicando como necesidad práctica de éste a la necesidad de teoría rigurosa, Carlos Marx señala lo siguiente: “Es cierto, que el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas, que el poder material tiene que 26

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derrocarse por medio del poder material, pero también la teoría se convierte en poder material tan pronto se apodera de las masas. Y la teoría es capaz de apoderarse de las masas cuando, argumenta y demuestra ad hominem, y argumenta y demuestra ad hominem cuando se hace radical.

Ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la raíz, para el hombre, es el hombre mismo".9 Sólo si se percibe el carácter esencial del lenguaje y del discurso como F.P. se capta la importancia de la elaboración crítica, revolucionaria del mismo según una forma rigurosa:

I. La perspectiva critico, revolucionaria actual.

1. Trabajo productivo capitalista y fuerzas productivas buenas y malas.

R

esumamos el contenido esencial de lo dicho hasta aquí para insistir luego en su forma adecuada: Carlos Marx es, por excelencia, el teórico del desarrollo de

9

M.C.: “En torno a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel” (Introducción), (más adelante citada como “En torno, 1853”), en La sagrada familia, México, Ed. Grijalbo, 1970, pp. 9 y 10 (más adelante citada como La SF).

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las fuerzas productivas. ¿Fuerzas Productivas? Sí la revolución comunista10: ésta es la fuerza productiva que más les interesa: la clave del despliegue histórico de las fuerzas productivas.

La función o el trabajo que esta F.P. cumple es transformar toda la historia habida hasta hoy ("prehistoria de la humanidad" o, también, época de escasez y de sociedades limitadas) en verdadera historia humana, cuyo inicio positivo es la sociedad comunista.

Desde esta cumbre es que debemos entender la extensa y variada reflexión marxiana sobre las F.P., 11 y quisiera decir también la más profunda. ¿Por qué, entonces, el tecnicismo, el productivismo; esa supuesta mancha que a ojos de machos la humilla? ¿Quizá no sea tan esencial la técnica y podamos prescindir de ella para salvar el resto de la reflexión marxiana?

Según sabemos Carlos Marx basa su concepción de las fuerzas productivas humanas en una reflexión referida a las F. P. de la 10

Aquí, las masas, el lenguaje y la teoría son fuerzas productivas; pero, precisamente, no fuerzas productivas técnicas sino subjetivas, o mejor, fuerzas productivas procreativas. cfr. Nota 8 11

Así se nos revela claramente en la lectura del célebre Prologo a La contribución a la Crítica de la Economía Política de 1859.

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vida en general. Entenderemos el papel central que juega la técnica en su teoría y en la realidad si la ligamos a la vida, como él lo hace.

Las proposiciones de Carlos Marx formuladas desde esta totalizadora perspectiva han sido captadas desde otras por demás unilaterales, cosificada en el curso de la historia de la sociedad burguesa, etc. Y lo curioso es que desde ellas, la que parece menguada es aquella perfecta y aún como determinista, no totalizadora sino "totalitaria". De suerte que construyen un diablo a su imagen y semejanza, pero que les espanta como si les fuera exterior; ajeno; es así como se van desarrollando

las

"interpretaciones";

y este

desarrollo

particular de F.P. es uno que ilustra la moda de desarrollo (enajenada) de fuerzas productivas dable en las sociedades antagónicas

(“prehistoria

de

la

humanidad”)

y

muy

especialmente en la burguesa.

La primera prevención es no confundir el desarrollo y la índole de las F.P. en su esencia con la configuración que presenten éstas en los diversos modos de existencia, (subsunción al 29

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capital, por ejemplo). Ciertamente, de esta confusión derivan las equivocaciones respecto de lo que es técnica y F.P., así como de lo que ellas son para Marx; pues es él quien organiza su concepción desde esta perspectiva critica, diferenciadora de lo histórico especifico (Karl Korsch) y lo transhistórico, común a todas las épocas.

Nótese, entonces, lo siguiente: El desarrollo de las F. P. habido histórico/empiricamente es un desarrollo imperfecto, contradictorio, enajenado, de suyo insuficiente para agotar las determinaciones de aquellas. Por ello, aquí —a propósito de lo que es técnica y fuentes productivas— el positivismo y el empirismo no harán sino mirar falsamente la empirie y perder lo esencialmente positivo.

Mídase cuán nociva es la positivización cientifista y dogmática del marxismo, desde su figura social demócrata bernsteiniano/kautskyana pasando por la staliniana, hasta la althusseriana actual. Es una "contrafuerza productiva".

En resumen, Carlos Marx debió construir, pues, una racionalidad nueva inédita basada en la perspectiva de la 30

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existencia y despliegue práctico en curso de la revolución comunista,

así

como

su

complemento

consecuente:

la

diferenciación crítica referida entre la estructura básica, común a toda historia, y eficaz en el seno de la configuración histórico especifica de fuerzas productivas.

Así, tenemos par ejemplo, que según su óptica el trabajo productivo capitalista no es idéntico con el trabajo productivo en general (conceptos esenciales pare caracterizar a las fuerzas productivas) sino que en parte lo restringe, en parte lo excede y esencialmente lo contraviene. Ya que los productos del trabajo productivo general son calificados en referencia a la calidad superior de reproducción del sujeto social que posibilitan, mientras que los del trabajo productivo capitalista según la mayor cantidad de plusvalor explotado a los sujetos humanos, deteriorante de su calidad humana de reproducción.

Por donde una consecuencia esencialísima: el desarrollo de las fuerzas productivas actuales no sólo es contradictorio internamente sino dual, exteriorizado, desglosado en dos 31

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vertientes diferentes: unas F.P. —formal, funcional y aún materialmente—

contravenientes

de

la

estructura

transhistórica de socialización y de F. P. y otras acorde con ellas y su desarrollo liberador mediante destrucción de la configuración que las somete. De hecho la contradicción entre relaciones de producción y fuerzas productivas se basa en una contradicción más básica entre modalidades de fuerzas productivas. Y si los revolucionarios les corresponde desarrollar y seguir la veta del desarrollo de fuerzas productivas es debido a la veta y vertiente libertaria que contienen: les corresponde desarrollar y seguir fuerzas productivas de modalidad armónico revolucionaria, libre: valores de uso humanamente adecuados.

"Lo productivo" está, pues, en pugna y suspenso, no definido de una vez y para siempre. Así, cada vez más no sólo en cuanto a su forma externa y su funcionalidad sino aún de su estructura técnico material. La lucha, a propósito de la definición practica de lo que es fuerza productiva, es más álgida, conforme el capitalismo avanza, pues, cada vez 32

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más, este pone como premisa del desarrollo del trabajo necesario para la reproducción humana"12 el trabajo excedente creador del alimento del capital, el plusvalor.

La critica teórica del capitalismo y sus relaciones y sus fuerzas productivas debe acompañarse de la critica práctica y de

la

construcción

positiva

de

fuerzas

productivas

contracapitalistas armónicas. Indaguemos la construcción de una de éstas.

2. La sociedad burguesa coma riqueza teórica y material del sujeto revolucionario. El objeto teórico de El Capital.

N

o podría ser de otra manera: La teoría del

desarrollo de las fuerzas productivas surge de la crítica de Carlos Marx a la teoría de la enajenación

de G.W. Hegel es el núcleo central del materialismo histórico. Así, por ejemplo, qué es la obra de Marx titulada El Capital. Crítica de la economía política sino el estudio de los 12 Cfr. Elementos fundamentales para la Crítica de la Economía Política (borrador), México, Ed. Siglo XXI, 1974, t. I: loc. cit., más adelante. (Grundrisse, en lo sucesivo abreviado como Gr.). y en M. C.: “K”, T. I. Cap. XIV.

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elementos: la revolución comunista y engranajes a partir de los cuales se construye esta inmensa F.P. El desarrollo de la base económica burguesa (otra gran fuerza productiva, constituida por el conjunto de relaciones de producción, distribución, circulación y consumo) va entregando los materiales de construcción; de donde el estudio de la riqueza burguesa es el estudio del medio de producción de la revolución comunista.

Marx teoriza pues al modo de producción burgués como riqueza para el sujeto revolucionario comunista.13 Carlos Marx da cima a su intención de conceptualizar a la sociedad burguesa como fuerza productiva histórica total cuando la considera como sistema de mercado mundial, el nivel más concreto del desarrollo capitalista; allí donde el modo de producción burgués produce la socialidad universal como resultado de su propia dinámica contradictoria; es decir, produce de forma enajenada el punto de partida de la sociedad comunista; lo entrega 13

Cfr., para más abundamiento de esta proposición, así como respecto de la estructura de la Crítica de la Economía política de Marx, la Introducción y el Cap. IV de mi Tesis de Licenciatura: Presentación de las Tesis Principales de la Crítica de la Economía Política. Un ejemplo: Georges Bataille; UNAM, México, 1979 (en lo sucesivo citaremos: V.J.: Tesis Lic.).

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cotidianamente y cotidianamente lo reprime, avivando, así, el fuego de la revolución. Tal es el proceso de trabajo que Marx busca teorizar y donde la fuerza productiva total burguesa produce a la fuerza productiva total comunista, así como ésta produce otra histórica.

De suerte que Carlos Marx no sólo teoriza la base económica burguesa, sino a la vez la estrategia comunista revolucionaria: las condiciones reales de posibilidad de la acción revolucionaria, sus metas, sus obstáculos, sus tendencias, la reproducción simple y ampliada de la revolución comunista. Capta la anatomía de la aventura de la revolución comunista, la aventura consistente, en autorreproducirse, en construir paso a paso su propio cuerpo, bruñirlo, tensarlo mediante todos los detritus (riqueza) de la sociedad burguesa; trabajar su cuerpo cincelarlo en el enfrentamiento

cotidiano...

por

lo demás

el

momento

culminante también se dará un día similar a los demás; la noche del capitalismo.

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Texto de historia, de economía, de filosofía, de antropología, etc. (Henri Lefebvre14), a El Capital no es necesario añadirle: "la política", la implica de suyo y no bajo la unilateral forma burguesa: texto de estrategia comunista; Así, el método mismo de análisis está basado en la dialéctica de su objeto: el método de Marx es el del análisis de las fuerzas productivas.

Así vemos que el concepto de riqueza, que es idéntico con el de condición material de existencia, es imprescindible para caracterizar lo que es fuerza productiva, pues de hecho son conceptos también idénticos, además de diferentes. Si hay “riqueza" es para un sujeto que la valora y vive como tal. Y si las F.P. y por tanto la principal riqueza de la sociedad burguesa preñada de contradicciones, según subraya Carlos Marx en Miseria de la Filosofía contra el socialista francés Proudhon, contra Ricardo y contra Hegel, etc., estriba (y es ya visible desde ahora) en el hecho de que sabe ponerse por encima, no de las contradicciones como si no las hubiera (caso de Hegel), sino por encima de lo que desgarra y explota realmente, y sabe captarlo, 14

Henri Lefebvre;

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dialécticamente como su real condición de vida y por ello mismo de liberación, sabe gozar a la riqueza burguesa como riqueza para si mismo.

Para que este gozo se efectivice, no sólo teóricamente; sólo se trata de que el sujeto revolucionario comunista sepa consumir adecuadamente al conjunto de condiciones materiales de la sociedad burguesa. Y en vista de este proceso de consumo productivo histórico trascendente es que fue escrito El Capital. Ciertamente.

"Veremos entonces como el mundo hace tiempo que tiene un sueño, del cual basta con tener conciencia, pare convertirlo en realidad... Veremos finalmente, que la humanidad no se iniciará en un nuevo trabajo, sino que realizará desde el principio, conscientemente, su trabajo antiguo.

La humanidad, para hacerse perdonar sus culpas, no tiene más que declararlas en cuanto tales". (Marx, carta a Ruge de 1843.)

3. Las fuerzas productivas según el definidor proceso teleológico de trabajo y el metabolismo social.

37

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D

e tal manera la pregunta de Marx acerca de la técnica queda situada en su consideración de las distintas fuerzas productivas calificadas desde la perspectiva de los

distintos procesos de trabajo en los que se insertan.

Así, es el proceso de trabajo singular como un todo adecuado a fines el que las define y no ninguna cualidad material o social tomada aisladamente. Primero el proceso de trabajo histórico, luego el proceso de trabajo económico, artístico, religioso, fabril, distributivo/circulatorio,

médico,

político,

comunicativo,

reproductivo, etc. etc., definen otras tantas F.P. especificas; pero además, el propio proceso de trabajo es, él mismo, una fuerza productiva autodeterminada/autodeterminante; así por ejemplo, y según vimos antes, el amplísimo proceso laboral, creador llamado historia, la F.P. más extensa y determinada. Estos distintos procesos de trabajo se constituyen como una determinada relación de intercambio material y formal entre la sociedad (o en su caso, el individuo, etc.) y la naturaleza (pudiendo ser la propia naturaleza humana, el objeto de transformación) y que mantiene vivo al sujeto del proceso. Mar llama a este conjunto de relaciones 38

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autorreproductivas de intercambio de materia y forma metabolismo social (Cfr. C. Marx; El capital, T.I, Cap. III); y éste no es otra cosa que el conjunto de la estructura total de la sociedad como fuerza productiva, productora de sí misma. Tal la finalidad inmanente del metabolismo social autofundamentante.

Con esto es evidente de nuevo nuestra conocida paradoja: ¿cómo compaginar esta riqueza de proyecto con la aparente reducción tecnologicista que lo centra? (ni que decir con el tecnologicismo, productivismo y economicismo, etc., de los marxistas posteriores casi sin excepción). Pero resalto otra paradoja que contesta parcialmente a la anterior: el teconologicismo, etc., del marxismo vulgar (y que se dice "ortodoxo”) no es debido a que haga valer las fuerzas productivas técnicas como lo esencial, sino, por el contrario, a que no sabe en qué consiste esta esencia y jamás se ha preocupado por captarla en Marx o en la realidad.

En efecto, según decimos, la pregunta de Carlos Marx por las fuerzas productivas se basa en el proceso de trabajo: el proceso de fundamentación práctica de la sociedad. La 39

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pregunta se sustenta en el proceso de trabajo, pues el proceso de trabajo mismo es la pregunta y la respuesta frente a la naturaleza, y él mismo F.P.; al llegar allí la concepción de Marx queda autofundamentada por sus propias premisas y resultados. Pero veamos esto más detenidamente:

4. La historia critica de la tecnología como fundamento crítico-práctico.

V

"Ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la raíz, para el hombre, es el hombre mismo". (Marx, 1843). ayamos al fundamento. El caso es que las fuerzas

productivas para

Marx incluyen

tanto a los

instrumentos técnicos, etc., como a los sujetos y, por

antonomasia, la fuerza productiva más grande de una sociedad es la clase revolucionaria15, según reza la página final de La Miseria de la Filosofía, (1847).

Este doble fundamento unitario constitutivo de las F.P. —y donde la técnica ocupa un lugar al lado de la cooperación 15

He aquí, de un lado, a las fuerzas productivas técnicas, y de otro, a las fuerzas productivas procreativas.

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laborante de los hombres— es lo que confiere desde la base toda su flexibilidad al planteamiento, así como su firmeza: la tecnología es el fundamento objetivo, la cooperación humana el subjetivo El fundamento total de la sociedad humana, el proceso de trabajo (unidad de factor subjetivo y objetivo) es necesariamente doble y procesual renovante: las fuerzas productivas.

Así pues, nada más sencillo que comprender que la crítica de las relaciones sociales debe iniciarse, y fundarse en la crítica de las fuerzas productivas. Pero tal certera obviedad no ha sido consecuentemente desarrollada sino una y otra vez dejada de lado. A veces, con la intención de pasar a 1o ulterior y supuestamente “más importante”; a veces, creyéndola tan obvia y entonces, también, ya realizada,}. Otras, intentando huir del determinismo tecnicista, y economicista que pesa sobre el marxismo y que se cree —falsamente— estriba en el ocuparse de las F.P., así sea críticamente.

Pero observemos, por el contrario, que el tratamiento crítico de la tecnología es logrado sólo en la medida en que 41

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podamos distinguir modalidades distintas de técnica en lugar de creer fatalmente que las técnicas dadas, y más o menos nocivas y deformantes de la actualidad (pues hijas del capital al servicio del acrecentamiento de la ganancia) son la única posibilidad material natural para el progreso y sobrevivencia de los hombres. La crítica de la supuesta y naturalidad de la técnica es posible cuando podemos construir positivamente le concepto de los diversos modos de técnica posibles. Tal es el objeto de la historia crítica de la tecnología, 16 y le es dado técnica en gracia a que pone en relación inmediata y esencial a la técnica y a la cooperación laborante (concepto de fuerzas productivas y de proceso de trabajo, como vimos antes) . De 16

Cfr. el muy interesante artículo de Jorge Juanes: "Crisis de la Metafísica de Occidente. Crisis del Marxismo", en Revista Palos de la Crítica, núm. 4 1/2. México, abril-sept., de 1981. Merece comentario aparte. De momento, me gustaría indicar afectuosamente que según entiendo por la nota 6 (p. 107, op. cit.), allí se reconoce la relación que va de la crítica de la economía política a la determinación de la “forma social” de técnica como su punto de apoyo pero no las consecuencias de ello, en los cuales se implica la relación fundante inversa; es decir, que sólo previa crítica de la técnica y de su racionalidad es posible la construcción de la crítica de la economía política. Indicar, como allí, que “Marx no la hace” (la crítica de la técnica) es no ver que ya la hizo, y aún, que invita expresamente a su desarrollo como algo centralísimo. Sirve esta breve indicación sólo para permitir que reflexionemos amistosamente puntos de vista distintos sobre el objeto de interés común.

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manera que según sea la relación de los componentes tenemos un modo diverso de F.P., el que a su vez está condicionado materialmente por la figura de la técnica: allí, en tercer lugar tenemos la posibilidad de construir el concepto critico de la modalidad de técnica a partir del de la modalidad de fuerzas productivas y proceso de trabajo.

Es por esto, por lo que el encuentro del fundamento real y dinámico (doble y, según veremos circular) de la sociedad es el que permite la fundamentación teórica suficiente de la critica científica y revolucionaria de la economía y la sociedad. Sin ello la "Crítica de la Economía Política" no pasa de ser una ilusión presa en la economía burguesa.

Pero he allí la extraña paradoja, pues la dificultad intrínseca para la construcción de la H.C.T. estriba, precisamente, en que la tecnología es el fundamento material del todo social que se desarrolla, de donde su crítica es la premisa de la crítica global de la sociedad, incluida la crítica de la economía.

Así, dada su importancia, detengámonos en esta paradoja, para efectuar la delimitación del tipo de fundamento que son la 43

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técnica y las fuerzas productivas y según los cuales se organiza la fundamentación teórica del discurso de Marx, según modalidad especifica. Veamos el autentico fundamento, según dijimos, el fundamento primordial procesual circular: El fundamento material del todo que se desarrolla; es decir aquello por donde se inicia todo movimiento social pero que a la vez —subrayémoslo pues es esto lo que se olvida— en lo que redunda, cristaliza o resulta, el conjunto de acciones y efectos. Nada menos, entonces que aquello a la vez no sólo inicial e inmediato sino también globalizador y unificante de toda la dinámica social. En la tecnología quedan resumidos final e inicialmente los trazos básicos, los objetivos propuestos y los medios con los cuales lograrlos. Aún más, no sólo los medios sino que también en ella se resume el contorno material del modo, de la forma social global: su racionalidad específica.

Pero del hecho de que la técnica, las F.P., la producción y aún la economía son el fundamento, se retiene —comúnmente— sólo que están en la base y son el inicio, y se olvida, se pierde la procesualidad circular de todo autentico fundamento. Aquello q u e l o 44

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habilita como tal, pues comprende o engloba a todo el movimiento tanto por iniciarlo pero también por resumirlo.

Ahora bien, la defectuosa concepción de lo que es el “fundamento” proviene del materialismo mecanicista positivista preso del sentido común deformado propio de las relaciones burguesas bien centradas en el fetichismo. De ahí la crítica de Marx en su nota, de 1867 antes citada y comentada sobre la H.C.T. Así, la equivocación sobre el fundamento material la técnica redunda en equivocación, respecto de lo que significa fundamento lógico general, fundamentación argumental. No casualmente poco antes de su muerte Engels recibe varias cartas de los marxistas de entonces, cuyas preguntas van encaminadas a resolver la relación entre la base y la sobreestructura (recuérdese la celebre carta a Bloc). Pero en las que ya se ve el terror que causa la “base” y, en particular, la técnica; de suerte que cuanto antes pueda justificarse la salida a otras esferas (por ejemplo, a la política, a la cultura, etc.) mejor17.

17

Correlato de este movimiento general son las teorías del imperialismo que piensan que no domina más el capital industrial sino el financiero, así que se evaden de la base productiva de la sociedad burguesa. JVU; Para la crítica a las teorías del imperialismo, Itaca, México, 1987.

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La quiebra de la crítica de la economía política se inició, pues, con la quiebra de la H.C.T.; y la salida hacia la sobreestructura con el consiguiente abandono de la técnica y la base, no hizo más que consolidar el economicismo y el productivismo en las posteriores generaciones de marxistas, desde la segunda internacional hasta hoy.

En verdad, jamás se salió de la “base” y la "técnica” sino quo se quedó preso de su fetiche y férreo dominio.

Jamás se adquirió fundamento propio, siempre se dependió del dominio del capital.

Uno de los más deplorables resultados de todo ello es que para muchos marxistas —especialmente economistas, para agudizar la paradoja— ha resultado muy difícil comprender el tantas veces subrayado por Marx vínculo esencial, que la autogestión de la producción por parte de los productores directos guarda con la crítica la economía política y con el proceso revolucionario real. Y ello, al margen, incluso, de consideraciones partidarias —en las que ya osificados los parámetros de acción y pensamiento— pues el

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problema de fondo es que ha pasado desapercibido el fundamento constructivo de la C.E.P.: la H.C.T. Ahora bien, debemos subrayar que para llevar a cabo un estudio de tal naturaleza sobre la tecnología, éste no puede ser hecho al modo de una investigación cuyo horizonte y contenido sea unilateralmente tecnológico o económico.

La tecnología como fundamento y a la vez globalizador, comprensivo de toda la dinámica social, la cual una y otra vez redunda en sedimentarse en la base instrumental, obliga de suyo a un estudio global y aún ya bien centrado, y sabedor de lo esencial.

Sabedor de la temática y método seguido rigurosamente por Carlos Marx en su C.E.P., amén de los desarrollos reales y teóricos ocurridos posteriormente a la obra de Marx.

Ciertamente, no es mero prurito académico lo que se juega en el rescate puntual de la obra de Marx y tampoco que este rescate sea atacado una y otra vez con los más diversos pretextos, sobre todo los pretendidamente revolucionarios y eficaces. No es casual, es connatural al desarrollo del capitalismo.

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He aquí la ventaja de comprender la forma del tipo de fundamentación teórica e histórica práctica concebida por Marx (heredada de Hegel).

Abordaremos ahora brevemente el contenido de esta modalidad de fundamento (Hegel decía que describía un circulo y por ello lo llamaba sistemático [Fenomenología del Espíritu] y según el cual Marx rebasó en toda la línea a Hegel mismo.

5. El fundamento positivo de la sociedad.

La riqueza y el proceso de trabajo.

C

arlos Marx nos lo expone argumentadamente en sus Manuscritos de 1844 según lo extrajo en el proceso de crítica a Hegel a Feuerbach, a los socialistas y a la economía política

burguesa.

EI fundamento positivo, lo llamaremos; pues en Hegel todo se fundamenta negativamente, dependientemente respecto de la Idea Absoluta aunque ella misma queda infundamentada pero realizando su cohesión determinista sobre todos los contenidos y fuerzas reales; toda libertad queda anulada.

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El fundamento positivo es, por el contrario, aquél que depende sólo de sí mismo para existir, pero que ello mismo lo autofundamenta realmente; el fundamento realmente autodeterminante. Marx lo indica puntualmente; se trata de la comunidad de individuos libres ligados y dominadores de sus condiciones materiales de existencia.

Tal el fundamento positivo de la historia: unidad de relaciones sociales

y

fuerzas

productivas.

Según

lo

cual

podemos

preliminarmente que las F.P. sean esencialmente comunitarias (Bolivar Echeverría) y a la sociedad misma como F.P. en despliegue.Podemos entender a la vez que la cooperación laboral humana (Cfr. Capitulo XI “Cooperación”, del Tomo I de El capital) sea considerada por Marx como una F.P. y que los instrumentos objetivos productivos —máquinas incluidas— realicen todas sus potenciales y beneficios sólo cuanto más colectiva y orgánicamente18 funcionen, etc. (socialización de F.P.).

Así, el resultado al que arribamos es que el fundamento positivo de la historia no es sino el propio proceso de trabajo —con su unidad del 18

Hoy habría que subrayar este rasgo ante la destrucción ecológica operada por la industrialización del planeta, en particular, el crecimiento galopante de los transgénicos.

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factor subjetivo y objetivo— libre y extendido; es decir, en el despliegue de su esencia inmanente.19 De tal manera incluye dentro de sí tanto el ser como el saber sociales, tanto la base como la sobreestructura, etc. Y desde su inicio básico; es decir cuando tomamos en cuenta las fuerzas productivas inmediatas tenemos en

ellas

el

fundamento

positivo

procesual-circular

autofundamentado y englobante del todo, según dijimos anteriormente.

Por lo demás, es debido a que el proceso de trabajo, actividad teleológica o adecuada a fines, engloba y él mismo es fuerza productiva, por lo que toda F.P. debe entenderse necesariamente teleológicamente en vista de un sentido y dirección e intencionalidad inmanentes; un para algo, un hacia dónde; y no se las entenderá nunca como mudas y neutrales sino sólo como significativas esenciales y precisamente significativas de la “esencia humana”: como riqueza humana.

19

Para más detalles sobre el concepto de fundamento positivo, Cfr., V.J.: Tesis LIc., Intyroducción y caps. IV y V.

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6. Realidad igual a fuerza productiva.

La tesis I ad Feuerbach

I

ndiquemos

un

problema

y

un

ingrediente

más,

especificante de lo que es fuerza productiva.

Puesto

que

nosotros

debemos

aclararnos

“el

comportamiento activo del hombre” revelado en la técnica, subrayemos la dificultad general al respecto recordando la primera “Tesis ad Feuerbach” donde Marx crítica el modo unilateral de concebir ora el aspecto activo subjetivo de la realidad ora el pasivo objetivo.

Pero justamente la realidad humana es la de las fuerzas productivas; de suerte que no es casual la malísima recepción que ha tenido el argumento revolucionario de Marx. Pues, ciertamente, no hemos superado la pedestre autonomía del pensamiento burgués acorde con su régimen de vida material, donde el factor subjetivo del proceso de trabajo se encuentra escindido respecto del objetivo; nos vemos rechazados desde el

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idealismo al materialismo como en la vida cotidiana del tecnicismo productivista al consumismo idiota.

“El defecto fundamental de todo el materialismo precedente —incluyendo el de Feuerbach— es que sólo concibe el objeto, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto, (objekt) o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, como práctica, no de un modo subjetivo20.

De aquí que el lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal. Feuerbach quiere objetos sensibles, realmente distintos de los objetos conceptuales; pero tampoco él concibe la actividad humana como una actividad objetiva. Por eso, en La esencia del cristianismo sólo considera la actitud teórica como la auténticamente humana, mientras que concibe y plasma la práctica sólo en su forma suciamente judaica de manifestarse. Por tanto, no comprende la importancia de la actuación ‘revolucionaria’, práctico-crítica” 21 (Tesis I ad Feuerbach).

Pero, ¿qué es eso de la “práctica crítico revolucionaria” que resuelve todos los problemas? Tal parece que Marx concibe su 20

No como fuerza productiva, cabría añadir.

Ya más arriba señalamos a la revolución comunista como magna fuerza productiva.

21

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figura lo que es F.P., de manera que el entendimiento de la una supone el de la otra. En verdad la cuestión de las cuestiones de la F.P. no es un problema técnico así como no lo es el de la técnica misma. Sin embargo la realidad actual que pesa y subtiende a todos es aquella que si bien condiciona a la revolución se ocupa sobre todo de reprimirla. Y justamente mediante un aparato técnico fetichizante.

Al ponernos a hablar de la F.P. y de la revolución comunista como su clave, nos vemos movidos a determinar nuestro texto como una F.P. que especifique que cuál es la clave de la F.P. clave. Y circularmente notamos que son las F.P. los V.U. concretos necesarios pare alimentar y hacer posible la revolución. La clave de las F.P. es la revolución comunista y la clave de la revolución comunista como F.P. clave es él conjunto de F.P., de V.U. Y este tener que ver esencial de la revolución comunista con su raíz, material natural, los V.U. cualitativos, es la que la lleva a teorizar profundamente hasta encontrar los enlaces concretos; es el V.U. revolucionario el que obliga vitalmente al llamado “análisis concreto” y al despliegue de la 53

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potente capacidad de abstracción, de generalización, para la determinación de nuevos usos, de nuevo modo de vida. La capacidad de generalización teórica no es sino expresión de la genericidad o comunitariedad basica constitutiva de losindividuos humanos; es un aspecto de la capacidad humana de establecer conexiones, lazos genéricos, comunitarios, de su capacidad

de

generalización,

es

decir,

do

extensión,

procreación, engendramiento; convivencia y goce de todos los géneros o sustancias.

Advierto de una vez que, a propósito de la técnica, sólo trataré de paso el tema del objeto sensible esperando abordarlo en otra ocasión respecto del valor de uso y la riqueza. Pero subrayo: así como en la 1ª. “Tesis ad Feuerbach” todo gira en torno a la realidad, al objeto sensible, y culmina en la “prácticacrítico revolucionaria”, el contenido esencial de las F.P es este objeto sensible pues es a la vez el contenido esencial de la actividad trascendente. Tal es el círculo genérico teórico práctico de la Realidad. (Ver esquema)

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Volvemos a encontrar en el objeto sensible la centralidad que tiene para Marx el concepto de riqueza (valor de uso) según lo vamos comentando y del que aún nos ocuparemos. Desde ya captamos cómo es casi idéntico al concepto de realidad y ambos al de F.P.; eso es lo real para Carlos Marx, las F.P.: realidad para y hacia...

Pero vayamos ahora a “lo trascendente” para atar algunos cabos de lo antedicho y descubrir otros.

7.

Redondeamiento. sobreestructura. Crítica Sacristán

P

odemos

dar

redondeamiento

Base y a Manuel preliminar

a

la

presenta ci ón de las F .P . como fundamento positivo y circular —según dijimos— de la afirmación vital de la

sociedad, volviendo la vista al pasaje de Marx inicialmente citado cuando se ocupa de hablarnos de la historia de las religiones: “La misma historia de la religión que haga abstracción de esa base material es acrítica. Efectivamente es más fácil hallar mediante el

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análisis el núcleo terrenal de las nebulosidades religiosas que desarrollar, a la inversa, de las reales relaciones y circunstancias vitales de cada caso sus formas uranizadas. Este ultimo es el único método materialista y, por tanto, científico". (Carlos Marx: El Capital, Libro primero, vol. 2; OME 41, Barcelona, Ed. Grijalvo, 1976. Traducción: Manuel Sacristán).

Resaltemos la circularidad fundante del análisis propuesto aquí por Marx y asimismo dentro de ella la prioridad contenida a la explicación de la mistificación ideológica religiosa a partir de la base económica y particularmente tecnológica.

Los pasos de Marx: supone, obviamente como ya existente la expresión religiosa. La concibe asimismo como síntesis y totalización mistificada e ideal de la vida material; pero esta tiene prioridad frente a su síntesis ideal, etc, porque es de suyo totalización práctica inclusiva de aquélla y en tanto real (material), algo más y diverso, irreductible y renovador, que lo contenido en las nociones ideales ya dadas.

Esta doble sintetización mutuamente englobante de lo ideal y lo práctico material es propia de todo conjunto social 56

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orgánico donde los momentos se presuponen unos a otros.

Sabemos que lo mismo ocurre a nivel económico objetivo donde la reproducción social sucede sólo por la simultaneidad y sucesión de los momentos productivos, circulatorios, consumtivos, etc., y no obstante, el momento productivo por ser el afirmante diferencial e inicial del todo, así como por ello el renovante (Cfr., “Introducción de 1857”) es el prioritario, “el momento trascendente”, según lo llama Marx.

Cuanto más sentido adquiere respecto del problema de la relación entre la sobreestructura (religiosa en este caso) y la base económica productiva el concepto de Marx: “momento trascendente'”; y asimismo, es el único que permite dar razón de la relación entre la base y la sobreestructura.

Quienes solamente recorren el camino que va de la sobreestructura a la base hacen sólo una parte (vectorial) del camino circular explicativo; logran conectar sólo formalmente dos extremos; pueden pretenderse materialistas si reducen la sobreestructura mecánica, abstractamente, a la base (economicismo, reduccionismo). La tesis 4 ad Feuerbach22 hace la 22

Citar tesis 4 ad. Feuerbach

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misma indicación metódica frente a éste y su tratamiento de la religión; y la Introducción de 1857 contra la economía política burguesa y frente a fenómenos no religiosos. Al contrario, quienes explican la base por la sobreestructura, pues consideran sólo a esta como lo englobante y rico (culturalismo, politicismo) olvidan que el fundamento es tal sólo por ser englobante y por tanto que la base productiva es ella misma sintetizadora permanente del conjunto social. Sólo ven la parte formal y ya dada del círculo de afirmación vital de la sociedad; son ciegos para la realidad renovante de esa afirmación. Ven, en efecto, un todo, pero ya dado y no en la dinámica de su devenir otro ocasionada por la producción material. No pueden pensar el devenir otro, la revolución; su política es limitada y así su cultura. Por ello es necesario preguntar partiendo del fundamento por las condiciones de posibilidad de aquella sobreestructura religiosa como si está aún no existiera, no fuera ya actual y no sólo algo posible, pero sabiendo que existe (Kant23), porque sólo la pregunta por sus condiciones de posibilidad nos entregará la respuesta sobre su modalidad especifica de existencia (fundamentación positiva), y no sólo por su dependencia 23

Emmanuel Kant ; Crítica de la razón pura.

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mera respecto de la base y la materia (fundamentación negativa) en tanto existente. Sólo esta cuestión nos dará de su existencia según ese modo concreto y no otro (pues hay muchas religiones, y hay otras sobreestructuras expresivas de la base que no son religiosas). Tal la pregunta critica (kantiana) de Marx, incrustada en el seno de la fundamentación procesual (Hegel) positiva y circular que busca remitirnos enérgicamente a esa base, condición material de posibilidad de la religión. Pero con ello tenemos igualmente situada a esta última como expresión aquella. Marx subraya que sólo la explicación de la religión como especifica expresión de la base productiva es la completa, la científica y la difícil de lograr, ya que requiere para ser lograda de dar cuenta de cada ingrediente de la mistificación religiosa en su modalidad especifica. Y no sólo en su generalidad ideal, dependiente de la base. Esto último seria lo que el criticado procedimiento de reducción lograría apenas. Hasta hoy no se ha sabido ver que la fundamentación positiva y circular es idéntica con la pregunta por las condiciones de posibilidad de un fenómeno y a la vez de la consideración de éste como la expresión de la actividad de aquellas.

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Por eso en vísperas de la celebración de los 100 años de la muerte de Marx, en una reciente revista, el marxista Manual Sacristán24 pudo retomar el pasaje citado para criticar a M a r x de determinista y productivista, etc. En verdad no le comprendió.

7.1 La religión y la práctica crítica revolucionaria como fuerza productiva

P

ero más importante es preguntar: ¿por qué se interesa Marx por la religión y precisamente en este pasaje tan central de su concepción materialista de la historia donde las F.P. se

afirman como el fundamento y la historia crítica de la tecnología 24

Sacristán Manuel, entrevista en dos partes (en Uno más uno, 25 y 26 de enero de 1983): “Marx, un autor ‘irrenunciable’ como clásico de las ciencias sociales, pero no ‘actual’ en sus detalles. Lo han desbordado las fuerzas productivas de hoy” y “El socialismo radical no debe considerar como bien absoluto ninguna forma de Estado: Manuel Sacristán”, donde esboza su concepción sobre las fuerzas productivas en Marx, así como la crítica a la política socialista actual. En la nota de El Capital (Cap. 13, t.I) comentada por Manuel Sacritán de la edición de esta obra publicada por editorial Grijalbo y a cargo de éste esboza sus dudas criticas a propósito de la conexión base/sobreestructura. Ambos problemas se proponen: el de las F.P. y el de la sobreestructura y la política. Para abundar en la critica a Sacristán, además de lo expuesto en este ensayo sólo puedo remitir a lo expuesto por mí en el curso “Kart Marx y la técnica desde la perspectiva de la vida” (impartido del 14 al 18 de noviembre en postgrado de la Fac. de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM), donde a la vez exalte su postura ecologista y su crítica del socialismo “existente”.

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como la base de la Crítica de la Economía Política y de la Critica Global de la sociedad?

En efecto ¿por qué la religión? No sólo como ya dijimos para resituar teóricamente en dónde está lo verdaderamente trascendente; pero sí, según ello, porque debajo de la r e l i g i ó n — mistificación ideológica religiosa— se encubre una experiencia vívida real; y no sólo se la encubre sino que la subsume y reprime. La religión funciona como la relación o forma ideal mediante la que un contenido, una fuerza productiva centralísima queda subordinada, alienada, a los principios de su racionalidad dominantes.

Esta F.P. es precisamente la de la experiencia comunitaria vivida25, la cual aparece cedida, alienada en Dios, nombrada como experiencia de Dios, y como tal irreconocible. 26 25

Es decir, no sólo experiencia social; sino experiencia perceptiva de energía vital: 26

Evidentemente a este respecto se nos muestra también un desarrollo de fuerzas productivas. Pues las distintas etapas religiosas no pueden diferenciarse unas de otras, básica y esencialmente, sino por el tipo de técnica que han desarrollado para lograr producir la experiencia vívida del ser generito y al mismo tiempo pasar a mistificarla (como si dijéramos metafóricamente: extraer de esta producción un “plusvalor ideológico”). Tal experiencia vívida puede suscitarse directamente mediante la negación parcial de sí mismo, causándose mutilaciones o dolor. O también, mediante el sacrificio parcial o total de otro. Luego, de ciertos animales u objetos simbólicamente cargados de una remisión más o menos manifiesta al sacrificio

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Lo verdaderamente trascendente es la experiencia práctica de la vida y de su producción, la experiencia comunitaria, la experiencia amorosa y la experiencia del propio ser individual como “comunidad individual”, 27 según indican los Manuscritos de 1844. Esta experiencia resume el carácter transformador del trabajo y su carácter natural básico. Pero también concurren técnicas más complejas: desde las chamánicas, basadas directamente en propiedades químicas de ciertos vegetales o “venenos religiosos”, como los hongos, el moho de los cereales, el opio, la coca, la mariguana, etc., el vino y los alcoholes de diversas fermentaciones hasta las refinadas técnicas meditativas de grandes civilizaciones precapitalistas (egipcias, persas, indias, chinas, etc.). Tampoco aquí se verifica un desarrollo lineal de las fuerzas productivas en cuestión. No sólo por la multilateralidad de los puntos de partida históricos y sus ulteriores combinaciones, sino sobre todo por la dualidad del punto de arranque que habrá de desarrollarse: por un lado, la técnica de la producción de la experiencia en cuanto tal, por otro lado, la técnica —orgánicamente unida a la anterior— para mistificar la experiencia producida; así como también debido a la variedad de la experiencia —o mejor, experiencias— provocada(s), pero de filiación común.

Por ejemplo, el caso griego como una religión chamánica primitiva acompañada de una mitología, pero, sobre todo, de una filosofía, la más desarrollada; o el caso del cristianismo, con una gran capacidad de mistificación ideologica y una técnica de experiencia extática muy simple (devocional), debido a heredarla del previo desarrollo hindú; pero donde la fe (inseparable de la mistificación ideológica) funciona como el mecanismo productor de la experiencia extática. O también el extremo caso del budismo zen, donde Dios palidece en un ateismo mistico, pera cuyo poder productor de la experiencia “religiosa o mística” del ser generico presenta un desarrollo tan alto como el de la meditacion hindú, etc. Evidentemente tal experiencia comunitaria inmediata ocurre también espontáneamente desde las primeras agrupaciones humanas, sin necesidad de un estímulo negativo o de un desarrollo cultural; pero es igualmente inmediatamente alienada por el conjunto de condiciones sociales y no puede sino conducir al desarrollo ulterior, y servir de soporte a sus nuevas formas.

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comunitario esencial. Es de suyo una F.P. y constituye la base posibilitante de la práctica crítico revolucionaria, la cual es ni más ni menos que la potenciación de aquella fuerza productiva básica: pero ambas se encuentran mistificadas, reprimidas, subsumidas formalmente bajo la relación de producción dominante. A Marx le interesaba liberarlas: La experiencia vivida de los otros como entes sociales (socialidad); la experiencia vívida del otro como ente material social (amor); la experiencia vivida de si mismo como ente social natural especifico (experiencia interior) se hallan subsumidas no la religión.

Por su parte la experiencia de la transformación/creación de nuevas relaciones del hombre y la naturaleza y de los hombres entre sí y consigo mismos como naturaleza (la práctica crítico revolucionaria) condensa la trascendencia de los individuos sociales; rebasa, por ello, a la religión en tanto mistificación ideal, luego también la puede explicar o dar razón de ella y a la vez rescatar para 27 Un comentario pormenorizado al respecto en V.J.: Tesis Lic., cap. IV, y para una discusión análoga a la aquí presentada, en vista de situar el papel del amor en el Materialismo histórico y en la Crítica de la Economía Política, en el artículo de Ma. de la Concepción Tonda Mazón: “El amor en Karl Marx: relación socialnatural elemental”, y mi “A modo de conclusión” a su artículo, ambos aparecidos en Revista Crítica de la Economía Política, núms. 18-19, enero-junio de 1981.

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sí, la experiencia vivida cotidiana y productiva trascendente que la religión subordina. Puede rescatar la experiencia vivida que tiene el hombre de sí mismo y de las fuerzas naturales en él: de su ser genérico. “...El hombre real, corpóreo, que pisa sobre la tierra firme y respira y que aspira todas las fuerzas de la naturaleza...” (Marx, 1844).

Tal es el contenido específico general que se juega a propósito de la técnica y que así la privilegia dando forma y horizonte a toda la concepción materialista de la historia; lo veremos con más detenimiento en lo que sigue y después del siguiente:

8. Resumen. Carlos Marx y Federico Nietzsche. La esperanza como fuerza productiva

V

imos a la historia crítica de la tecnología de Carlos Marx concebir a las fuerzas productivas como fuerzas biológicas,

vitales;

así

como

específicamente

comunitario libertarias. Así, las podemos entender y analizar

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científico-críticamente en su especificidad; es decir, como organismos totales teleológicos o como dice la “Introducción de 1857” como un “todo orgánico” (composición orgánica)28.

Según ello la pregunta por la práctica crítico revolucionaria y por la técnica no esboza o sitúa un mero problema técnico, sino uno en torno al que se juega la felicidad y —debemos subrayarlo — donde este concepto no sólo es inmanente sino que constituye el principio explicativo que preside todas las paradojas y evidencias.

Tal es el cuestionamiento de Marx sobre las fuerzas productivas. Un cuestionamiento eudemonista/hedonista, pero no por ello complaciente sino crítico revolucionario.

El resultado al que arribamos es que para entender qué es en Marx fuerza productiva la perspectiva analítica debe regularse desde: a) La vida y lo que le es útil (felicidad). Por ello, desde

28

“Composición orgánica de capital” (K.Marx, El capital, TI. Secc. VIII, capítulo XXIII). Lo más en general, composición orgánica entre el factor subjetivo y el objetivo del proceso de trabajo.

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b) el valor de uso y entonces la riqueza o entendiéndola como realidad y a la realidad como producida

y produscente y,

entonces, desde: c) el proceso de trabajo material y socialmente determinado y estructurándose (metabolismo social), pro ello, según modalidades diferentes unas de otras y a la vez conectadas, comunicadas. Por donde d) toda la historia es de suyo la F.P. total en curso de totalización perfeccionante. Y donde los conceptos de e) subsunción formal y real del proceso de trabajo inmediato y por ello de las fuerzas productivas bajo el capital (o en su caso de otra relación dominante de explotación) constituyen el estilete crítico para discernir las modalidades de producción respecto de aquella base comunitaria y práctico transhistórica a la cual deben afirmar y simultáneamente niegan, pero según la cual se interconecta toda la historia y las F.P.; base comunitaria que determina inmanentemente

el

revolucionamiento

de

relaciones

de

producción limitadas, pues no es nada distinto de los sujetos de carne y hueso que producen y reproducen la vida material y 66

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espiritual de la sociedad; por donde las F.P. son comprensibles desde la perspectiva de la clase revolucionaria de la sociedad y sólo dentro de ellas se incluye como fuerza productiva al f) proletariado y a la revolución comunista; según lo cual sólo los concepto de g) actividad trascendente y de práctica crítico revolucionaria dan razón cabal de lo que es F.P. y ellos mismo sólo pueden ser comprendidos a cabalidad como reuniendo el conjunto de determinaciones de lo que es F.P. y que aquí vamos resumiendo.

Por donde la actividad teórico-discursiva basada materialmente en el lenguaje y el lenguaje mismo son F.P., actualizaciones comunicativas de la libertaria comunitareidad práctico vital de la sociedad.

Tal es el contenido general de la Historia Crítica de la Tecnología.

Pero si todo ello está ya en los conceptos de Carlos Marx, además de recordarlo en su homenaje, ¿para qué sirve nuestro texto? Nuestro texto busca constituirse en una F.P. y por tanto en un valor de uso o riqueza encaminado a recuperarse de entre 67

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el “olvido”, el cual no es sino un efecto particular del conjunto de relaciones cosificadas que en el desarrollo histórico del capitalismo soterran una y otra vez los significados crítico revolucionarios. El gesto de su rescate es de suyo un desarrollo de los mismos, pues los rescata aquí y ahora en referencia a los contenidos vitales existentes.

Es obligado recordar a Federico Nietzsche quien hacia 1870 en El origen de la tragedia buscaba concebir a la ciencia desde la perspectiva del arte y a éste desde la perspectiva de la vida. Carlos Marx concibe a la técnica y a las F.P. en general desde la perspectiva de la vida, y de ese modo por lo menos desde 1844.

Actualmente, después de que desde los años 30 (por ejemplo G. Lukács) se denigrara a Nietzsche por parte del estalinismo — con raras excepciones como la de H. Lefebvre— son los nietzscheanos u otros de diversas corrientes políticas y teóricas pero basados en Nietzsche (o lo que ellos creen ser Nietzsche) quienes buscan pisotear a Marx, y particularmente a propósito de la técnica, haciendo alianza con Martin Heidegger, en justa pero dogmática revancha.

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Más allá de este histórico quid pro quo beneficioso al desarrollo del fetichismo de las relaciones burguesas y el predominio del capital mundial, la riqueza vital de la crítica científica de la sociedad construida por Carlos Marx como F.P. revolucionaria —y por ser a la vez la refiguración teórica de lo que son las F.P. y culminantemente la F.P. llamada revolución comunista— está a la mano, es un “ser-a-la-mano” (Heidegger sobre la técnica).

Seguro que Federico Nietzsche no la desdeñaría. Pero quién sabe, pues bajo el capital todo es una mascarada y al mejor le tuerce el cuello. Vale la pena tener paciencia (otra altísima F.P.) y no conformarse sino con el fundamento positivo trascendente.

La esperanza se opone triunfal y a la vez hermana a la angustia (E. Bloch, prólogo de El principio de esperanza), en especial cuando las bombas atómicas (otras F.P.) penden sobre las cabezas de todos. Es el momento de la Comunidad o de nada...

No obstante sigue en pie —desde que el Manifiesto del Partido Comunista en 1848 y el “Prólogo de la Contribución de la Crítica de la Economía Política” en 1859, basados en un manuscrito inédito hasta 1932 pero escrito por un joven de escasos 26 años, 69

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entre junio y agosto de 1844—, sigue en pie, insisto: La anticipación Crítico Científica —hija del libertario Socialismo Utópico— de la Verdadera Historia Humana.

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II. Historia crítica de la tecnología, fuerzas productivas y crítica de la economía política. Subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital.

R

etrocedamos desde la Verdadera Historia Humana a la limitadamente capitalista. Situemos la subsunción formal y real del proceso de trabajo inmediato bajo el

capital.

“El punto de vista del antiguo materialismo es la sociedad ‘civil’; el del nuevo materialismo, la sociedad humana o la humanidad socializada” (Marx, Tesis 10 ad Feuerbach?.

II. A. La proposición unitaria de Carlos Marx 1. La anticipación de la verdadera historia humana

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A

sí como la propia historia entrega adelantos de sus metas futuras, refirámonos a algunos elementos que expondremos más adelante.

Todas las fuerzas productivas limitadas, escasas, a la vez que

sintetizan dialécticamente la escasez, anticipan,29 apuntan significativamente al momento en que se cohesionarán en el fluir ilimitado y perderán su piel limitada; y lo hacen manifiesta o latentemente. Latentemente siguiendo dos caminos: el de dejar ciertos puntos suspensivos a llenar por un a nueva “fase” o negando rígidamente lo por venir pero, así sugiriéndolo. Por ello brotan significaciones sociales tales como el mito, la tragedia, la poesía, al crítica científica (Marx), los sueños, las religiones, la crítica trascendente (jóvenes hegelianos, Nietzsche, Bataille, Foucault, etc.), la utopía, las formas lógicas y artísticas30, etc., todas las cuales son F.P. eficaces que trabajan plásticamente nuestras cabezas y nuestros corazones para que jalemos las cosas y jalemos la vida en dirección de aquella meta comunitaria total.

29

Cfr. los conceptos de síntesis y anticipación dialéctica en E. Bloch: “Proceso y génesis” en Nociones de génesis y estructura, V.V.A.A.; ed. Nueva Visión.

30

Ernest Bloch; El principio esperanza. Aguilar, Madrid,

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Estas instancias —no obstante su apariencia de autonomía— somos nosotros mismo queriéndonos trascender. Y queriendo y no excedernos, sobrepasarnos desde esta historia hasta otra.

Acerquémonos un poco al fuego de la apasionante F.P. forjada por Carlos Marx en un vital intento de sobrepasar la miseria.

2. El proyecto total de Carlos Marx y la “Fenomenología del Espíritu” la crítica de la economía política y el materialismo histórico como fuerza productiva

C

omo a muchos nos sucede con las personas que amamos, Carlos Marx esperó el objeto de su pasión antes de conocerlo.31 Y es que las F.P. que anuncia es, también, él

mismo.

El resulto principal de la Tesis Doctoral de Marx (1839-1841) es haber logrado coordinar formalmente y de raíz —por vez primera en la historia— la lógica coherente y necesaria con la libertad, 31 Cfr. esta interesante sugerencia esperanzadora en R. Bloch “El Marx estudiante”, en el libro de V.V.A.A., en la publicación del Instituto Goethe: “A 100 años de El capital”.

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ciencia y crítica. Marx forja allí su propio discurso como fuerzas productiva revolucionaria.

Como un espejo frente a otro espejo, en 1843 descubre la fuerzas productiva esencial con cabeza y corazón, con manos y pasión: el proletariado revolucionaria (“En torno, 1843”).

En el cuerpo todo de los Manuscritos de 1844 —no sólo en el pasaje dedicado a la “Crítica de la dialéctica hegeliana y la filosofía hegeliana en general”— Marx discute con la Fenomenología del espíritu de Hegel, exponente de la máxima teoría del desarrollo histórico alcanzada por la burguesía; y así, va construyendo —una por otra— una teoría del desarrollo histórico general (materialismo histórico) y una teoría del desarrollo del modo de producción burgués (crítica de la economía política), ambas sostenidas en una teoría del desarrollo de las F.P. y en especial de la técnica (véase su proyecto de “Historia crítica de la tecnología”). La Historia Crítica de la Tecnología es ni más ni menos que la inversión crítica de la Fenomenología del espíritu.

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Otro modo de teorización, con nuevos y viejos temas pero donde será reconocible como forma general de la concepción la tesis principal del desarrollo histórico propuesta por Hegel: “Lo más importante de la Fenomenología de Hegel y de su resultado final —la dialéctica de la negatividad, como principio motor y engendrador— es, por tanto, de una parte, el que Hegel conciba la autogénesis del hombre como un proceso, la objetivación como desobjetivación, como enajenación y como superación de esta enajenación; el que capte, por tanto, la esencia del trabajo y conciba al hombre objetivado y verdadero, por ser el hombre real, como resultado de su propio trabajo. El comportamiento real, activo, del hombre ante sí como ser genérico o la manifestación de sí mismo como la manifestación de un ser genérico real, es decir, como ser humano, sólo es posible por el hecho de que crea y exterioriza realmente todas sus fuerzas genéricas lo que, a su vez, sólo es posible mediante la actuación conjunta de los hombres, solamente como resultado de la historia, y se comporta ante ellas como ante objetos, lo que, a su vez, hace posible solamente ante todo, la forma de la enajenación” (Cfr. Manuscritos de 1844, en C. Marx y F. Engels Escritos económicos varios, Barcelona, Ed. Grijalbo, p. 133 infra y 114).

Marx no sustituye “Idea” por “Técnica” dentro del mismo esquema hiperactivista de Hegel, como tampoco mutatis mutandis no sustituyó “Idea” por “Materia” para construir su concepción materialista de la historia invertidora de Hegel. Pues de hecho 75

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Hegel mismo ha reflexionado profundamente sobre la técnica y el proceso laboral para incluirlos en lo que entiende por Idea. Se trata más bien, de otro modo de teorizar con nuevos y viejos temas pero donde es reconocible la forma hegeliana original...

Una novedad: la sensoriedad, la pasionalidad. Pero ya plantearemos la cuestión de la diferencia y especificidad de Marx frente a Hegel más adelante.

La mayor precisión ulterior no sustituye los alcances de 1844, mejor los completa; y serán las directrices de 1844 las que permanecerán intactas —por enriquecidas— hasta 1883, año de la muerte de Marx. Hacia 1857 Marx comienza a precisar los conceptos de Subsunción Formal y Subsunción Real del Proceso de Trabajo Inmediato bajo el Capital en el seno de una reflexión (los Grundrisse) que busca teorizar rigurosamente al capitalismo como fuerza productiva según proyectaba desde 1844 y según el Manifiesto lo explicitó. Entre 1861 y 1863 (1865) los conceptos de Subsunción formal y Subsunción real se precisan completamente al redondearse una investigación particular iniciada años atrás sobre el trabajo productivo y el trabajo improductivo, etcétera.

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El contenido vital unificante de las F.P. —que son el objeto teorizado— entrega de una vez como fuerza vital revolucionaria la unidad del proyecto crítico de Marx a lo largo de su obra; la unidad de método, objeto y sujeto teórico práctico; así como abrazadas la revolución comunista y la vida. Tal es el corazón vinculante de las fuerzas productivas. ¿Sería excesivo hablar de un “vitalismo comunista”?

La proposición unitaria de Marx brota como Proyecto Crítico Científico en medio de los desgarramientos sociales de la “prehistoria de la humanidad”32.

La Teoría de la Subsunción formal y la Subsunción real del Proceso de Trabajo Inmediato bajo el Capital es la figura decantada, y referida a las relaciones capitalistas, que presenta explícita desde 1857 la teoría y afirmación de la sociedad y de la enajenación histórica de ésta que preside los Manuscritos de 1844.

En 1844 ya se entrega esta precisa concepción, según la cual está construido El capital todo. Veámosla: 32

Esto es, según Marx en el prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política de 1859, el conjunto de formas sociales anteriores a la sociedad emancipada solicalista.

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3. Presentación general de los conceptos de subsución formal y subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital para el análisis de las fuerzas productivas y la crítica a las teorías sobre le imperialismo

U

no de los grandes logros de Marx es su teoría de la subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo inmediato al capital, la cual indica la medida

y el modo en que la relación cósica capitalista va imprimiendo sus determinaciones esenciales en la estructura técnico material de las fuerzas productivas; la activa puesta en escena de esta relación enajenada.

De manera que el fetichismo de la mercancía no sólo avanza hasta el del dinero y el capitalismo en general; y la cosificación mercantil dineraria hasta la enajenación formal presente en la relación capitalista formal. Más allá llegan las cosas. El fetichismo de valor autonomizado se recorre desde la circulación hasta la producción, y

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desde el esqueleto técnico da ésta se extiende al cuerpo social todo, incluidos los objetos de consumo. (Cfr. Cap. 13 y 14; T. I de El capital).

Así, la técnica va constituyéndose a la vez que en el problema (baja de la tasa de ganancia) en la neutralización de su contradicción y se presenta como el objeto/sujeto definitorio y fetiche desde la relación misma que tenemos con la naturaleza salvaje — no sólo con nuestra segunda naturaleza—. Ahora en el capitalismo la ideología dominante y el fetichismo de las relaciones cósicas no sólo se sitúan en los intercambios formales de metabolismo social —circulación/distribución— sino pretende aún en los intercambios reales —producción/consumo— y entonces no sólo los significados comunicativo-lingüísticos intervienen la realidad, sino que los valores de uso en cuanto tales presentan una estructura material nociva, invertidora, destructora, anonadadora de las capacidades humanas.33

33

Cfr. El concepto de subsunción real del consumo al capital en V. J.: Tesis Lic.; caps. Iv y v; y en V.J.: Tesis de Maestría: Para la crítica de las teorías del imperialismo en su aplicación al análisis socioeconómico de México (el caso del capitalismo monopolista de Estado). Inédita. Caps. 1, 3, 5, 6 y 7. Así como más adelante en este artículo.

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De tal manera, el desarrollo de la subsunción real de proceso de trabajo inmediato bajo el capital conlleva de suyo una expresión funcionalmente exterior al proceso de trabajo inmediato calificable de subsunción real del consumo bajo el capital.

En el caso de la S.R. del proceso de trabajo inmediato bajo el capital son las FP técnico productivas inmediatas o que tienen que ver con la transformación de los objetos naturales en objetos útiles para la reproducción social lo que queda subordinado y estructurado

materialmente

según

las

necesidades

de

autovalorización del capital. Mientras que en el caso de la mera subsunción real del consumo bajo el capital son los valores de uso para el consumo, esto es, las F.P. pero no las técnicoproductivas inmediatas lo que se subordina bajo el capital; sino aquellas necesarias para la transformación corporal y espiritual de los individuos humanos (naturaleza humana) en vista de adecuarlos a las necesidades de autovalorización y acumulación o reproducción del capital.

Porque ciertamente es necesario quo el capital produzca valores de uso en vista de autovalorizarse, pero asimismo que 80

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produzca con estos valores de uso y a través de su consumo unos individuos humanos útiles y adecuados a la reproducción del capital social. Lo primero es lo básico, —y el capitalismo lo logra desde sus inicios— lo segundo, la determinación suficiente para que exista capital. Esta determinación lógica, estructural y necesariamente, simultánea de la existencia del capital que lo obliga a subordinar simultáneamente a todas las esferas de afirmación vital de la sociedad (por ejemplo, la del consumo) y conforme subordina, realmente al proceso de trabajo inmediato se desglosa, necesariamente de modo temporal e histórico, ofreciéndonos primero una magra subsunción real del consumo bajo el capital (por ejemplo en los inicios del siglo xix), pero luego, particularmente en la actualidad un proceso monstruificado de subsunción real del consumo bajo el capital, sin el cual la S.R. del proceso de trabajo inmediato bajo eh capital dejaría de funcionar y desarrollarse.

De tal manera, cada vez son más necesarios para la existencia normal del capital, valores de uso nocivos, atrofiados y por consiguiente individuos sociales anormales en cuanto tales, 81

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degradados desgarrados. La medida del tipo de F.P. nos es entregada

por

nociones,

y

también

con

ellas

las

determinaciones esenciales tanto del desarrollo histórico capitalista como de la estrategia política frente al mismo.

Estos conceptos teorizan la subordinación de las fuerzas productivas y la técnica bajo las relaciones de producción (el capital) burguesas tanto en su nivel de forma social (subordinación formal) o de conexión entre el factor objetivo poseído en monopolio por el capital, y el factor subjetivo de la que deriva la determinación esencial de las clases sociales y sus facultades revolucionarias o reaccionarias en el modo de producción burgués, más allá de si son productivas o improductivas, pero también en su nivel de realidad técnico laboral (subsunción real) o de conexión de los distintos componentes del factor objetivo entre si; como también de éstos y el factor subjetivo.

Pero obsérvese que la propia conexión técnico laboral, contenido de la S.R. ocurre al modo de una cooperación social entre trabajadores y por ende de una relación social, la cual el 82

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capital se encarga de regir, y para ello de grabar objetivamente la regla que regirá; por ello, remodela el proceso técnico en el cual queda impresa y cosificada la relación de producción particular que el capital como relación de producción global requiere para autovalorizarse: la fuerzas productivas quedan marcadas.34 Vayamos ahora más despacio a recuperar estos caros conceptos de S.F. y S.R. del proceso de trabajo inmediato balo el capital en los que se asienta la Teoría del Desarrollo Capitalista de Marx, pero que los marxistas posteriores no han tomado en cuenta. O dicho de manera polémica: Como un problema principal de la lucha es la definición del enemigo —y esta definición del enemigo se opera en la lucha misma y constituye una F.P. de ésta— no es casual que, si toda la teoría de Marx sobre el desarrollo histórico está basada en una compleja reflexión sobre las F.P., las teorías sobre el capitalismo 34

Para más detalles, Cfr. el capitulo, “La S.F. y la S.R como contenido nuclear de la Teoría del Desarrollo de Marx", en mi Para la crítica a las teorías del imperialismo. No puedo dar otra referencia que puntualice rigurosamente el campo de acción de la S.F. y la S.R. porque no la hay. Para un acercamiento introductorio y general al tema puede vérse: Napoleoni, Claudio. El capítulo VI inédito de Karl Marx, México, Ed. siglo XXI, 1977. Y en perspectiva cercana a la expuesta, Cfr., de Alberto Carrillo: La noción de desarrollo capitalista en Marx, Tesis de Maestría , Méx., UNAM, 1982.

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actual —que desde principios de siglo apenas si se ocupan del problema de las F.P. capitalistas para determinar el presente— no compaginen con Marx (ni con el presente) y le achaquen limitaciones que sólo a ellas pertenecen.35 La caracterización toda del Imperialismo desde la vuelta del siglo, falla por no asentarla en el núcleo de la Teorçia del Desarrollo de Marx: La subsunción formal y la subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital.

4. La función crítico científica general y singular de los conceptos de subsunción formal y subsunción real. Los Grundisse y el capítulo XIII de El Capital.

L

a función metódico analítica que los conceptos de. S.F. y S.R. buscan cumplir es de crucial importancia pues consiste en posibilitar pensar rigurosamente el desarrollo:

35

Cfr., para más detalles al respecto mi artículo: Sobre la crítica de las Teorías del Imperialismo. “El Capital” y el capitalismo actual (inédito, 63 pp.).

84

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4.1 La S.F. y la S.R. en los Grundrisse.

E

n lo que antecede hemos esbozado en general cómo vemos el asunto.

Para

subrayar

positivamente

nuestro

punto

de

vista

indicaremos brevemente el estado en que hacia 1857-1858 (Grundrisse) se encuentran teorizados los conceptos do S.F. y S.R.36 Por donde se verá que de ninguna manera —como quiere H. Grossmann— hay una mutación decisiva en los posteriores años de 1862-1863; y el cambio de planes habido, ciertamente, deberá atribuirse a otras rezones que las por él avanzadas, e incluso las más matizadas y posteriores de R. Rosdolsky.37 En los Gr. se formula por vez primera el concepto y las determinaciones propias de la S.F. y S.R. explícitamente y a fondo (a veces más detenidamente que en 1861-1863-1865 o 36

M.C.: “Gr” Cfr. pp. 201-205; 481; 585 y 587; passim; 739; 593 a 600, etcétera.

37 Aquí derivaríamos a una discusión sobre los planes de El capital. Especialmente con Grossmann y Rosdolsky, etc. Ya que no es nuestro propósito esencial, invitamos al lector interesado a acercarse al texto más desarrollado al respecto: Moreno Soto, David, La Función del manuscrito de las teorías del plusvalor en la génesis de la estructura de la obra de Marx. El problema de la modificación restructural de “El Capital”, Tesis de licenciatrura, México, F.E., UNAM, 1982. Véase su artículo en esta revista.

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que en El capital). Aunque, ciertamente, las determinaciones del concepto provienen de antes y se enraizan rigurosamente en la teoría del trabajo enajenado (Manuscritos de 1844).

Anotemos a los Gr.38 Sólo lo siguiente: En los Gr. (T. II, p. 88) Marx indaga, en el seno de la discusión sobre la plusvalía absoluta y la plusvalía relativa, las condiciones históricas de surgimiento y luego de desarrollo del capitalismo: la transformación del artesano en trabajador al servicio del capital, etc. Ni más ni menos que la indagación incluida en el concepto de S.F., etc. La misma dialéctica del proceso histórico obliga a presentar ambiguamente al contenido de los conceptos de S.F. y S.R. (digo el contenido pues aquí no son nombrados como tales “S.F.” o “S.R.”, si bien todas sus determinaciones esenciales están presentes). Luego en las pp.

220 y 222. formula Marx por vez primera y única en los Gr, explícitamente el concepto de subsunción y la diferencia según sus dos figuras (formal y-real) y nos presenta estas palabras (formal y real) en medio de la discusión pero sin adscribirlas 38

M.C.: “Gr.”, ed. cit., las páginas a que nos referiremos son del T. II; pp.

88 (481), 220 y 222 (585 y 587), 306 (655) y 429 (739).

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explícitamente como frase conceptual técnica: “S.F.” o “S.R.” (a esta ultima las llama expresamente “Subsunción activa” (T. II, p. 222).

Luego pasa Marx a precisar (T. II, p. 306) estos conceptos (en su contenido, como dije antes) al correlacionarlos con los de plusvalía absoluta y plusvalía relativa explícitamente. Es decir, no por indagar lo genético históricamente en pajes dedicados a la plusvalía absoluta y plusvalía relativa, como era el caso del T. II, p. 88, de los Gr., sino porque ahora explícitamente se trae a colación a la plusvalía absoluta y la plusvalía relativa para precisar las determinaciones genéticas al desarrollo capitalista.

Así, pues, tenemos: primero, una indagación histórica o determinada con arreglo a procedencia histórica; segundo una indagación estructural o con arreglo a la situación presente; y entre ambas, en tercer lugar, la formulación preliminar y explicita de los conceptos S.F. y- S.R., que deberán ser precisados estructuralmente pero pudieron ser forjados sólo en el curso de la indagación de su surgimiento histórico practico. Finalmente, en cuarto lugar, Marx lleva a cabo un balance mínimo correlacionando los tres acercamientos (T. II, p. 429) —casi para 87

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finalizar su extenso manuscrito de 1857-1858— al indicar la dualidad necesaria del concepto de S.F. (ora vista históricamente, ora vista estructuralmente con arreglo a la plusvalía absoluta): Dualidad enraizada en la dualidad del proceso histórico real: Donde el comerciante (el capital comercial) pasa “poco a poco” a ocupar el lugar del anterior maestro y se convierte en capitalista productivo. De suerte que primero compraba a pedido y en monopolio el producto a los artesanos (fase A vaga de S.F.) y luego ya la fuerza de trabajo (fase de S.F. precisa). En ambos momentos hay explotación de plustrabajo, éste aparece incluso en el primer caso hasta cierto grado como explotación de plusvalor absoluto; pero aún no completamente determinado así, ya que la jornada laboral —y los componentes necesarios y excedente de la misma— la pone y determina el artesano en su- taller, etc. Lo decisivo entonces, también para que el plustrabajo aparezca manifiesta y adecuadamente como plusvalía (en este caso plusvalía absoluta) es la compra directa de la fuerza de trabajo; lo que sólo se presenta en el segundo momento histórico referido en el que configura la S.F. precisa.

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Pero con ello no está dicho lo fundamental. Ahora pasemos a indicarlo: El texto de los Gr. como un todo es una reflexión sobre las F.P. y del capitalismo como F.P. histórica que permite la producción, la revolución comunista por cuanto produce y subordina las condiciones de un modo de vida superior, el socialista.

Las Gr. teorizan el conjunto de F.P. particulares que caben en el capitalismo vista como fuerza productiva total. (Nos esclarecen así un célebre y oscuro pasaje del “Prologo de 1859”39.) Desde las F.P. necesarias para el desarrollo de la circulación mercantil y ésta misma como F.P. hasta el Estado y la guerra como F.P., así como las F.P. técnicas (particularmente éstas) del proceso de trabajo inmediato.

De hecho —y aquí lo especifico de los Gr. respecto del resto de intentos de Marx para exponer la C.E.P., desde los Manuscritos a El Capital—,de hecho digo, las F.P. técnicas del proceso de trabajo inmediato son reflexionadas a cada paso, a 39

Citar: todas las fuerzas productivas que caben en unas relaciones de producción etc.

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propósito de cada transición conceptual. Por ello el tema de la S.F. y la S.R. se desglosa en el curso de todo el manuscrito de Marx. Ocurriendo por ejemplo, que temas nucleares de lo que en El capital (1867) contendrá el capitulo de “Maquinaria industria” —en especial el parágrafo 2: transferencia de valor por la maquinaria— son tratados en 1857 en el en el curso de la reflexión sobre la rotación y circulación de capital.

Pero ello nos da la clave de que es críticamente para Marx rotación y circulación de capital (T. II): es el proceso global mediante el cual el capital subordina todos los contenidos sociales, particularmente las fuerzas productivas técnicas inmediatas. La subordinación del ser social y de la historia por el capital —pues de eso se trata en la historia capitalista y por tanto en El Capital— es una subordinación mediante circulación de capital y sólo mediante ella es posible que el capital pase de subordinar formal y realmente al proceso de trabajo inmediato a subordinar también a la sociedad toda; y su política y Estado, etc., como otras tantas fuerzas productivas no técnicas apuntalantes del desarrollo capitalista. (Cfr. T. I, Cap. XIV)

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A contrario senso, cátese la importancia del capitulo XIII de El Capital, el cual no obstante encontrarse en el T. I y en la parte dedicada a la producción de plusvalor, relativo concentra en sí iodos los cabos que estructuran el conjunto de la abra de Marx y contiene latentes perspectivas analíticas que van más allá no sólo de la reproducción simple y ampliada de capital y plusvalor (T. I, sección VII), sino de su circulación (T. II) El capítulo XIII y aún de su distribución y transformación en formas autonomizadas de capital (T. III). Es el crisol de la Teoría del Desarrollo —no sólo de la producción y la

acumulación—

del

capitalismo

construida

científico

críticamente por Carlos Marx.

De ello nos dan la clave los Gr., al presentarse ellos mismos como la reflexión extendida de las fuerzas productivas capitalistas en vista de conceptuar en base a su fundamento —por ello Marx los tituló “Elementos Fundamentales pare la Critica de la Economía Política”— el conjunto de relaciones de producción burguesas desde el valor y el dinero hasta el capital industrial, comercial, etc., y el Estado.

91

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5. La génesis de los ingredientes constitutivos de la teoría de la subsunción formal y la subsunción real

L

a teoría de la S.F. y la S.R. depende en primer lugar de la teoría de la enajenación. Asimismo, el desenvolvimiento de sus figuras como en el caso de las formas del valor

depende de la teoría hegelian a de la representación y expresión que se incluye en la teoría de la enajenación. Ambos tópicos los ha discutido Marx con Hegel. Ya en sus escritos juveniles de 1835-1837 gusta de retomar constantemente ambas teorías e incluso hacerles algunas críticas implícitas. (Cfr. MEGA I.1 El libro del amor y en Versos a mi querido padre en su cumpleaños (1837); especialmente los “Epigramas” sobre Hegel, pp. 643 a 646).

Tanto los poemas a Jenny como los epígrafes sobre Hegel dedicados al-padre y jocosamente el Félix y Scorpio,

se

regodean a este propósito, “jugando” con la teoría de la enajenación y de la expresión hegelianas.

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Luego, desde 1844 la teoría de la explotación centra a la de la enajenación y ésta se encuentra reconducida fuera del terreno hegeliano. No es casual que desde entonces Marx y Engels se interesen en el desarrollo industrial y maquinista en particular.

En 1847 en “Trabajo asalariado y capital”, Marx presenta un esbozo global del desarrollo capitalista preparado ya en 1844 en el primer manuscrito (columnas sobre el salario, la ganancia del capital y la renta del suelo) y en el 3er. manuscrito (pasaje sobre “Propiedad privada y comunismo” y sobre “Necesidad, producción y división del trabajo”, así como sobre “el dinero”, etc.). La ideología alemana y la carta a Annenkov son estancias intermedias bien redondeadas en Miseria de la Filosofía (1847) y que en EI Manifiesto del Partido Comunista tienen la más brillante entrada en escena.

Antes de su partida a Londres, Marx ha consolidado una teoría general del desarrollo capitalista. (a) Cuyo ingrediente central lo constituyo el desarrollo de las fuerzas productivas, de suyo marcadas, subordinadas al capital. (b) De esta teoría general sobre el desarrollo real capitalista depende la exposición teórica de su crítica, el 93

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desarrollo de la C.E.P. (c) Los Gr. —como vimos— vienen a anudar algunos cabos al respecto (Cfr., punto 2) y aprovechan para formular mejor teoremas básicos, logrados ya desde 18441848. Así como enriquecidos entre 1851 a 1856 en los nuevos estudios sobre el Dinero y sobre la Maquinaria y la Ciencia hechos por Marx; y sobre el desarrollo del imperialismo inglés en Irlanda y antes en India y China etcétera.

6. La ley de desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas.

El antiprogreso.

Fuerzas Productivas perniciosas.

S

írvanos de síntesis y cumbre de lo dicho la sumaria explicación del titulo dado por Marx a la sección III del Tomo III de El Capital. Titulo que Engels simplificara

oportunamente —ya que el manuscrito que encuentra no desarrolla redondamente todo lo que el titulo de Marx prometiera— así: “Ley de la tasa de ganancia”.

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Carlos Marx titula originalmente así: “La ley general del hundimiento de la tasa de ganancia en el progreso de la producción capitalista” (subrayados míos).

EI titulo de Marx busca resaltar críticamente la antinomia realmente existente entre “hundimiento” y “progreso”. Es la suya una perspectiva radicalmente superadora de la bandera de la ideología burguesa: la ideología del progreso.

De hecho la afirmación tácita de Marx y demostrada en su sección III del Tomo III, asó como recuperada por H. Grossmann40, para el marxismo contemporáneo es la del necesario derrumbe económico del capitalismo. Pues qué es el progreso del capital sino acumulación de capital creciente, y qué es el hundimiento de la tasa de ganancia sino el hundimiento del capital y su progreso. La afirmación tácita de Marx es que el derrumbe capitalista ocurre dialécticamente en el curso de su progreso, y que éste por tanto es progreso hacia la destrucción del capitalismo, según El Manifiesto del Partido comunista asentara Pero ello va también contra los románticos: el progreso es real y solo 40

Cfr. Su La ely de la acumulación y el derrumbe capitalista; SXXI, México, 1980

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de él derivan las condiciones para una vida mejor y para la consiguiente y previa destrucción revolucionaria del sistema capitalista. Allí de regreso, el papel central de las F.P. Pero veamos con más cuidado la cosa.

La ley de la tendencia decreciente o al hundimiento de la tasa de ganancia no es sino la expresión transfigurada —es decir, entre otras cosas, dicha en términos aparenciales, fenoménicos y mistificados como son el de ganancia y su tasa, etc. del desarrollo de las F.P. base del desarrollo y- "progreso" del capital. De tal manera, se nos ofrece la serie de paradojas siguientes: a) el “progreso” capitalista sólo puede basarse en el desarrollo las fuerzas productivas; pero b) este progreso capitalista y desarrollo de las. F.P. sociales trae consigo el hundimiento del corazón del progreso capitalista: la tasa de ganancia; por donde las F.P. contienen un poder negativo, no solo positivo respecto del capital y su acumulación. No sólo apuntalan sino también socavan su desarrollo y progreso. Por donde, c) necesariamente el capital debe contrarrestar este poder negativo progresista de las F.P. (Cfr. T.III, Cap. 96

XIV,

Sec. III; Causas

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contrarrestantes de la ley) si es que debe seguir existiendo. O en otros términos y desglosado concretamente, ya no sólo funcionalmente d) a la vez que todas, en sus distintos aspectos lo apuntalan y socavan a un tiempo, tenemos que unas F.P. particulares apuntalan al capital mientras que otras lo socavan. Vistas las cosas con más detalle, diremos que unas F.P. apuntalan las condiciones generales de la acumulación y progreso capitalista, mientras que otras —u otros aspectos de las primeras— socavan directamente la tasa de ganancia en tanto condición particular de la acumulación. El capital deberá, pues, pasar a producir fuerzas productivas que contrarresten el poder negativo de las previas concentrado o polarizado espacial y funcionalmente en parte de las F.P. pretéritas. e) Lo cual se expresa en la producción de unas fuerzas productivas cada vez más nocivas para la sociedad; pues de ella deriva el poder negativo que el capital debe deprimir o neutralizar. De tal manera: f ) el desarrollo y progreso del capital y por tanto de las F.P. materiales de la sociedad subordinadas bajo el capital, no sólo conduce al derrumbe del capitalismo mediando el fundamento 97

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de la tasa de ganancia, sino además a la decadencia monstruosamente desarrollada de las propias fuerzas productivas sociales en tanto realmente subordinadas al capital: en tanto valores de uso. Así: g) la disyuntiva Socialismo o Barbarie se presenta cada vez más concretamente ante los individuos sociales que habitamos un modo de producción cuya viciosa dinamica es autodestructiva y nos vicia personal y masivamente del mismo modo; pero donde asimismo no queda anulado sino solo contrarrestado y viciado el poder social básico y sustrato o fundamento: las fuerzas productivas, por donde la esperanza y la posibilidad real de subvertirlo son siempre actuales mientras exista el capital y con él nosotros.

Sin embargo, hasta hoy el Marxismo no ha observado que Carlos Marx construyó la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia como ley del progreso de la S.F. y la S.R. del proceso de trabajo inmediato bajo el capital que sólo la correlación de éstos con aquella nos entrega a cabalidad el significado tan traído y llevado a propósito de las “Crisis” de lo que es la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Actualmente la caracterización del capitalismo —y desde que se inauguraron las 98

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Teorías sobre el Imperialismo— sufre de tal fundamental carencia.

Las F.P., el fundamento, ha sido olvidado, y en el mejor de los casos malversado retomado sólo parcialmente.41 Cabe entonces remover su maltendido que pesa sobre la concepción marxiana de las F.P. y que la tilda de “progresista”, “productivista”, etc., y para removerlo aclaremos un poco la historia del capitalismo.

7. La revolución hoy y lo que nos permite entender la concepción de Marx

Y

ya que nos hemos embarcado en la intención de dejar claras las cosas, a propósito de la subsunción formal y la subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el

capital, la pregunta central a responder y que una y otra vez es confundida es la siguiente: ¿dónde debe aplicar la palanca la revolución socialista? ¿En las fuerzas productivas o en las relaciones de producción? Ya Carlos Marx crítico —no tan “rudamente” como se dice y cree— tanto por detractores anarquistas (Cfr., por ejemplo, Baudrillard: Crítica de la economía política del signo, México, Ed. Siglo 41

Por ejemplo ver del grupo de investigadores coordinado por Radovan Richta: La civilización en la encrucijada, México, Ed. Siglo XXI, 1971.

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Xxi, 1974) como por marxistas de diversa filiación, a los ludistas destructores de máquinas en el T.1, cap. XIII, de El Capital arriba enzalsado por nosotros. Ciertamente, la palanca debe ser aplicada no en las FP. sino en las relaciones de producción; es allí donde la tevolución denota toda su radicalidad y autoconciencia.

Pero obsérvese que según Marx las relaciones de producción no sólo se juegan a nivel circulatorio o a nivel formal del proceso laboral (S.F.) sino que prenden en el contenido real de este proceso, en la técnica, etc. Es esto lo que confunde y no debiera. Pues la S.R. depende de la S.F., así que la prioridad de la transformación corre por el lado de la S.F. de suerte que el proceso social de producción de ser privatizado pase a ser social, y de estar alienado a los productores directos pasea a ser autogestionado libremente por ellos.

Evidentemente es obvio cierto grado de transformación de la S.R. Pero, de ¿qué depende o cómo medir este grado? Aquí es donde ha calado la confusión al momento de confrontar a Marx. Y sin reparo se pasa a tildarlo de acrítico, productivista y tecnologicista, de donde derivan los “economicista”, “determinista”, “logocentrista”, “eurocentrista”, etc., proferidos por corrientes socialistas adversas al 100

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Marxismo contemporáneo —o a veces en la confusión proferidas incluso por éste— o por corrientes liberales y aún reaccionarias.

Pero seguro, hoy Marx enaltecería a actuales luddistas.

Paradójicamente la base para este quid pro quo la consolidaron los marxistas posteriores a Marx al construir una teoría del capitalismo contemporáneo que heredaba nociones preparadas por intelectuales liberales (Hobson, etc.).

Las Teorías sobre el Imperialismo fueron heredadas por la actualidad y desde ellas, quiérase o no, se lee a Marx. Pero con ellas se rompió la continuidad analítica forjada por Marx. Se hizo imposible la confrontación histórica rigurosa con él, porque se olvidó hacerla a partir del desarrollo de las F.P., el fundamento, y por tanto de la S.F. y la S.R. del Pti/K. La continuidad del desarrollo histórico capitalista y por tanto de sus F.P. se vio quebrada idealmente al pretender diferenciar etapas históricas sin remitir la diferencia al desarrollo de la subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital.

Esta mistificación histórica ha funcionado como F.P., apuntalante del capital —y contradictoria de la negatividad de 101

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las F.P. progresistas auténticas— y fue forjada no casualmente durante el periodo en que el capital promovía a su expansión mundial. El período de la primera gran depresión del capitalismo (1873 a 1896) fue así una gran F.P. apuntalante del

a

capital. Tal la pantalla que enturbia la discusión directa con Carlos Marx. Por ello los siguientes tres subincisos buscan aclarar el terreno y, entonces, quitar de en medio el obstáculo constante para la nítida recuperación de Marx por la actualidad: 7.1 La cuestión tecnológica hoy y en el siglo XIX en vista de la

revolución comunista ) Desde fines de la segunda guerra mundial y enmarcado en lo que E. Mandel (El capitalismo tardío, México, Ed. Era, 1980) ha llamado la

tercera revolución tecnológica (introducción gradual de la energía atómica al aparato productivo, basado predominantemente en el petróleo y el motor de combustión interna —segunda revolución tecnológica iniciada a fines del siglo pasado—; pero sobre todo creciente y generalizada introducción de la electrónica a nivel del 102

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control automático de la maquinaria (servomecanismos), ocurrió una potenciación de la competencia. Pues desde entonces la ciencia y la tecnología constituyen un objeto y factor central y sistemático en torno al cual las distintas potencias mundiales juegan sus estrategias de poder, tanto económicas como políticas.

Evidentemente en medio de esta renovada competencia se deciden cuestiones esenciales de la política de desarrollo de los países del “tercer mundo”.42 Ahora bien, una vez que la ciencia y la tecnología (y consecuentemente

las

decisiones

políticas

de

desarrollo

tecnológico y científico) constituyen prácticamente un factor económico sistemático, regulador del conjunto del modo de producción burgués tal y como Marx lo teorizara desde mediados del siglo pasado;43 la cuestión de la decisión sobre la estructura funcional tecnológica y científica de un país, de una región, rama, industrial o del núcleo entero, no se reduce a ser un 42

C f r . , lo s diversos trabajos de Theotonio Dos Santos; pues es de quienes más se han ocupado del caso. Pero, evidentemente, no es el único.

43 Cfr., “Gr.” (1857); Los Manuscritos de 1861-65; "K"', Cap: XIII (1867); y aún "Mansc.44"; así como La miseria de la Filosofía (1847).

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problema de mero desarrollo económico capitalista, por ejemplo en vista del logro de cierta vía de desarrollo para un país atrasado en el concierto del comercio internacional, etc., sino que constituye inmediatamente una cuestión sobre el desarrollo de la revolución proletaria44. b) He aquí una diferencia neta entre la perspectiva revolucionaria objetiva y posible del siglo XIX e inicios del XX y esta segunda mitad del siglo XX. Hoy la cuestión técnica no es una cuestión sólo de ingeniería y aún de política económica, sino inmediatamente un tema de la revolución y de la C.E.P. No es casual que el cuestionamiento sobre la concepción de Marx acerca de las fuerzas productivas haya adquirido actualidad, y sobre todo detractores; críticos de un —supuesto por ellos— productivismo, tecnicismo y economismo marxiano (según decíamos) que, indican, permearía la política y la concepción marxiana toda. En verdad, no observan la gran diferencia de entorno tecnológico y económico entre la época de Marx y la nuestra, no obstante quieran hacer valer "esa" diferencia 44

A partir de este punto, las consecuencias que yo aaco son opuestas a las de Radovan Richta. Op. Cit. Ver el último ensayo del presente libro.

104

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cada vez que buscan: minimizar al siglo XIX y los alcances de Marx.

En efecto, parece evidente que en el siglo

XIX

pudo

construirse el socialismo retomando el parato industrial de entonces y fundamentalmente sólo transformando las relaciones de producción es su aspecto formal (S.F.), así como en menor medida en torno a la sujeción real :y de contenido técnico a que someten al proceso de trabajo (S.R. de Pti/K). Mientras que hoy nos parece cada vez, mil evidente que sólo transformando radicalmente la actual tenología podría existir una sociedad al modo en que Marx y Engels pensaron el Socialismo; pues ya se ve cómo la alienación cotidiana resultante del aparato productivo y culminante en un aparato militar y burocrático de represión y destrucción quizá mundial, se suscita tanto en los países occidentales como en los del bloque soviético45.

Geopolíticamente y en el peso especifico local, las F.P. del siglo, XIX son otras muy distintas que las actuales; la alienación que concentran es menos tupida. Aquellas, ya sea fuera sólo por el 45

Ibid.

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mayor peso específico que en el conjunto mundial tenia la agricultura no muy desarrollada y el precapitalismo, permitía una gestión humana socialista por parte de los productores y consumidores directos.46 Mientras que actualmente la autogestión del aparato productivo consuntivo sólo es viable, de modo generalizado y pleno; si paralelamente (no después) es gestión transformadora de buena parte de la estructura técnico-material del proceso de trabajo existente y completamente deformado. c) Sólo la especificación histórica (Karl Korsch) auténtica, a propósito del desarrollo histórico capitalista (subrayo que no la ha habido) y en especial de sus fuerzas productivas, permite la constitución de una estrategia revolucionaria real y de una crítica eficaz tanto del irracionalismo anticientífico, antitécnico, etc., como del reformismo positivista adorador de unas F.P. que ya destruyen al mundo.

46

Para mayor abundamiento sobre el tema ver el capitulo penúltimo de mi Tesis de Maestría, dedicada al análisis de las fuerzas productivas en la época de la Gran Depresión (1873-1895). (Cuando fue publicado por vez primera el presente ensayo ea tesis de maestria estaba recien concluida; pero aún no la defendía ante un jurado. Poco después en ocación tal sólo defendí como tesis de grado los primeros tres capítulos; pero al que aludo en esta nota era el VI. El cual ha permanecido inédito hasta la fecha.

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La Historia Crítica de la Tecnología apoyada en los conceptos de subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital constituye un componente insoslayable a1 respecto, mediante el cual restituir al realismo revolucionario y la ortodoxia critica de Marx al capitalismo. La actualidad revolucionaria de la transformación de la técnica y la ciencia como cuestiones vitales y centros estructurantes de las determinaciones económicas y sistemáticas actuales nos forzará a reconocerlo.

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II.B. Síntesis y conexión capítulos III y IV.

con

los

8. La distribución de temas de nuestro ensayo: fuerzas productivas y la revolución del capitalismo y del precapitalismo:

A

lo largo de nuestro ensayo hemos querido mostrar sistemáticamente al lazo existente y esencial entre revolución socialista y fuerzas productivas, no nos

admiremos pues de que la discusión sobre la revolución, y por tanto la discusión contemporánea con Marx, gire toda ella en torna a unos malentendidos a propósito de lo que son las fuerzas productivas, el corazón palpitante del ser social; pues las relaciones burguesas de producción habrán de mistificar y subordinar en su desarrollo precisamente ese núcleo fundamental.

Por ello en nuestro capitulo I quisimos mostrar cómo Carlos Marx había puesto el fundamento crítico de su discurso en el fundamento

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prácticamente revolucionario de la realidad, la fuerzas productivas, frente a las que de ningún modo se comporto acrítico; por ello pudo rebasar el horizonte burgués.

En nuestro capitulo II, hemos mostrado cómo si se crítica a Marx, por fallas nucleares que supuestamente más; como pensador del Capitalismo y de la Revolución Comunista, es debido a que no se conoce realmente su Teoría Critica de las Fuerzas Productivas articulada en los conceptos de subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital y según los cuales es posible pensar nuestra unidad y diferencia epocal con él, así como muestra unidad y diferencia respecto a la forma de la revolución sin por ello revocarlo.

Pero asimismo es por no comprender esta decisiva teoría de la S.F. y la S.R del Pti/K como pieza critica clave del desarrollo del capitalismo, y por tanto de las F.P., que se le ha criticado en la actualidad como pensador del precapitalismo (desde Clastres a Marshall Salins,47 etc.) pues ciertamente la teoría de la revolución comunista como revolución mundial total y radical de la sociedad burguesa no podía ser construida 47

Sanlins, Marshall, La economía de la Edad de Piedra, Madrid, Akal, ed., 1977. Clastres, P., Antropología Política, Barcelona, Gedisa, 1980. véase en el último ensayo del presente libro mi discusión con otros autores a propósito de la fundación del socialismo con base en el precapitalismo.

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sin una reflexión sobre las F.P. sociales que el capital hereda y subordina, y que constituyen el elemento de continuidad histórica objetiva entre las sociedades humanas. De donde la crítica de la modalidad de F.P. capita1istas presupone la comparación crítica con los precapitalistas.

La revolución comunista para serlo, lo es del capitalismo y del precapitalismo; una fuerza productiva inédita, erigida sobre las formaciones previas. Es lo que pasamos a abordar en nuestro capitulo III. Iniciamos este capítulo II 1i con un epígrafe sobre el horizonte respectivo de la sociedad burguesa y de la humanidad socializada (1845), seguido de otro sobre el sueño de la humanidad cuya conciencia lo realiza (1843), terminémoslo con la contestación que da Marx en 1844 donde tenemos la clave del problema de las F.P. y por ende de su H.C.T., resume entonces lo que trataremos en los capítulos III y IV. “El Comunismo, como superación positiva, de la propiedad privada, como autoenajenación humana y, por tanto, como real apropiación de la esencia humana por y para el hombre; por tanto, como el retorno total, consciente y logrado dentro de toda la riqueza del desarrollo anterior del hombre para sí como un hombre social, es decir humano. Este comunismo es, como Naturalismo Acabado = Humanismo y como Humanismo 110

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Acabado = Naturalismo; es la verdadera solución del conflicto entre el hombre y 1a Naturaleza y del hombre contra el hombre.

La verdadera solución de la pugna entre la existencia y la esencia, entre la objetivación y La Afirmación de Sí Mismo, entre la Libertad y la Necesidad entre el individuo y la Especie.

Es el secreto revelado de la historia y tiene la conciencia de ser esta solución”.

Debemos preguntar por el fundamento de Marx para querer tal enormidad. Nuestra época pone en cuestión —con razón o sin e l l a — aquello teorizado y querido un siglo atrás, haciéndolo

aparecer

como

carente

de

fundamento

e

internamente contradictorio, incoherente; por lo demás la propia capacidad de preguntar y el hecho de lanzar la pregunta son de por sí fuerzas productivas histórico-concretas.

8.1. Resumen Carlos Marx, la técnica y la historia en occidente y oriente

A

sí se nos permite resumir y replantear nuestra pregunta

básica:

Hasta aquí y según lo visto, Marx se nos muestra como el

principal teórico de las formas de desarrollo histórico y su teoría es la

111

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de las fuerzas que provoca —que son— este desarrollo: las fuerzas productivas. Y así desde su análisis de las formas del valor como de las formas de conciencia social, etc., Marx no hace sino estar analizando aspectos de las fuerzas productivas (vimos el ejemplo de las Gr.), y lo hace teniendo siempre en la mira la vital fuerza productiva actual: cuyo proyecto (fin) comunista está basado en un principio esencial originario, o mejor transhistórico, pero que hoy es posible exteriorizar, objetivar, hacer eficaz. Hoy la modalidad de existencia, de éste es aquella que posibilita su existencia histórica como F.P. eficaz, y que apunta necesaria y dinámicamente a s u realización, y se resume en las condiciones de existencia y despliegue vital del proletariado.

El

comunismo

es

la

superación

de la

contradicción entre la esencia y la existencia sociales, del individuo y de la sociedad, etc., la adecuación y pacificación de las contradicciones; y además, se sabe, tiene conciencia de ser esta potencia: la F.P. histórica donde el fin, la finalidad es el principio (el hombre mismo, el ser comunitario genérico), y el

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principio ha llegado a enriquecerse como resultado histórico universal.

En occidente Hegel y Aristóteles le han antecedido brillantemente como pensadores de las formas de desarrollo.

Reacuérdese la aseveración de Marx en El Capital (T. I Cap. I, parágr. 3) en un conocido pasaje de las formas del valor, es decir, del desarrollo de la forma dinero, etc., en el cual nos remite admirativamente a Aristóteles, etc. Y en oriente —respecto de las F.P. subjetivas orgánico corporales— tenemos a los místicos hindúes, persas, chinos, japoneses, etcétera.

Hoy se ha suscitado desde diversos lados —desde el anarquismo, desde dentro del marxismo, desde el underground, desde Heidegger, desde Nietzsche, etc.— la pregunta: ¿y por qué las F.P. objetivas externas, por qué la técnica es la prioritaria? ¿No será éste un error “metafísico de occidente”, en el que Marx quedó prisionero? Así planteamos de otra :farina la cuestión de por que la técnica; cuestión que como se ve, preocupa múltiplemente a la humanidad, no sólo hoy…

113

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III. Historia crítica de la tecnología y materialismo histórico. La escasez.

V

ayamos desde la historia capitalista a la precapitalista.

Exploremos la conexión entre revolución comunista y época de escasez.

1. ¿Qué es la riqueza?, fuerza productiva, actividades, capacidades, necesidades y transformación de las relaciones sociales y el valor de uso total.

T

odo en el hombre es fuerza productiva, pero todo debe ser diferenciado; particularmente si nos hallamos dentro de la época histórica de las sociedades limitadas,

antagónicas. Si debemos enfrentar peligros urge saber de que disponemos. Por lo demás. ¿no también hay relaciones, necesidades, etc., y no sólo F.P.; y qué, no también hay lo

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improductivo? Pero para ver claro dentro de la limitación hay que rebasarla, sólo así se la sitúa o especifica; cito a Marx: “Pero, in fact, si se despoja a la riqueza de su limitada forma burguesa, ¿qué es la riqueza sino la universalidad de las necesidades, capacidades, goces, fuerzas productivas, etc. de los individuos, creada en el intercambio universal? [¿qué, sino] el desarrollo pleno del dominio humano sobre las fuerzas naturales, tanto sobre las de la así llamada naturalaza como sobre su propia naturaleza? [¿Qué, sino] la elaboración absoluta de sus disposiciones creadoras, sin otro presupuesto que el desarrollo histórico previo, que convierte en objetivo a esta plenitud total del desarrollo es decir al desarrollo de todas las fuerzas humanas en cuanto tales, no medidas con un patrón preestablecido? [¿Qué, sino una elaboración como resultado de la cual el hombre no se reproduce en su, carácter determinado sino que produce su plenitud total?] Como resultado de la cual no busca permanecer como algo devenido sino, que está en el movimiento absoluto del devenir? En la economía burguesa —y en la época de la producción que a ella corresponde— esta elaboración plena de lo interno, aparece como vaciamiento pleno, esta objetivación universal como alienación total, y la destrucción de todos los objetivos unilaterales determinados; como sacrificio del objetivo propio frente a un objetivo completamente externo: Por eso el infantil mundo antiguo aparece, por un lado, coma superior. Por otro lado, lo es en todo aquello en que se busque configuración cerrada, forma y limitación dada. Es satisfacción desde un punto de vista limitado, mientras que el [mundo] moderno no satisface o allí donde aparece satisfecho consigo mismo es vulgar”.

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Comprobamos cómo la ecuación entre el valor de uso (riqueza) y la fuerza productiva equilibra toda la concepción de Marx. Pero sobre todo este pasaje de los Grundrisse nos pone frente a frente con la definición relativa de las F.P. respecto de las capacidades, actividades, necesidades y relaciones humanas.

Primero, Marx nos propone aquí a la transformación material como esencial para la manifestación vital humana; este hecho centra lo que es para él F.P. (Cfr. Nota 11). Segundo, distingue las F.P. objetivadas externamente (donde encontramos a la técnica) de las fuerzas subjetivas orgánico corporales. Tercero, distingue los tres tipos históricamente más generales de F.P. posibles: las precapitalistas, las capitalistas y las ilimitadas, no escasas. Cuarto, además de tratarlas directamente como valores de uso, como riqueza, nos pone frente a frente de la cuestión de la relación de las F.P. con las capacidades, actividades, necesidades

y

relaciones

humanas.

Según

esta

cuarta

proposición queda claro cómo la revolución comunista tiene que ver esencialmente con los valores de uso u objetos sensibles verdaderamente necesarios; por donde ser fuerza productiva es 116

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esencialmente ser poder constructor, descubridor, productor de lo que verdaderamente es necesario, esencial48.

Y sucede que nos encontramos situados de lleno entre el capitalismo y el precapitalismo, pues de hecho, el objetivo fundamental teórico y práctico de Marx al construir su H.C.T. y reflexionar radicalmente a las F.P. es comprender las condiciones de posibilidad necesarias y suficientes para lograr la superación de la época de escasez (más adelante explicaremos este concepto), de la así llamada por él, en su célebre "Prólogo de 1859", "prehistoria de la humanidad" cuya ultima fase es la sociedad burguesa, es decir, busca comprender, a toda la "prehistoria de la humanidad" como fuerza productiva suscitante de otra historia.

A la producción del valor de uso total, a ello apuntan en efecto, las F.P.; y sólo construyéndolo ocurre auténticamente la transformación de las relaciones sociales limitadamente burguesas, etc: Lo presentado en este primer inciso anuncia y prepara todo lo que en este capítulo iremos explorando: 48

Así que ser fuerza productiva es algo esencialmente ecológico; y sólo una distorsión de su dimensión productiva la desvía de esta esencia.

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2. Relación dialéctica entre fuerzas productivas y relaciones de producción (y necesidades, capacidades, y actividades).

R

esolvamos preliminarmente la querella entre las fuerzas

productivas y las relaciones de producción.

Carlos Marx en su inciso 4 y ya para finalizar lo que

conocemos como “Introducción de 1857”, escribe: “Nota bene: no olvidar de tratar también los puntos siguientes: […] 5) Dialéctica de los conceptos de fuerza productiva (medios de producción) y las relaciones de producción, dialéctica cuyos limites habrá que precisar, y que no debe suprimir las diferencias existentes en la realidad", etcétera.

Recordemos que en el inciso 2 abordó la dialéctica entre la producción y el consumo sin “suprimir las diferencias existentes en la realidad”. Según ello, mutatis mutandis, las fuerzas productivas son a las relaciones de producción lo que la producción es al consumo. En primer lugar, son el momento trascendente y a partir del que el todo recomienza y se 118

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reproduce; y en segundo lugar, contienen dentro de sí sus propias premisas distribuidas y relaciones.

Así, las relaciones dialécticas entre F.P. y R.P. —amén de las de cambio de cantidad a calidad; negación de la negación; contradicción y complementariedad— son fundamentalmente las de tres tipos de identidad como en el caso de la producción y el consumo: identidad o unidad inmediata, y que sin embargo no agota sus diferencias reales inmediatas, por donde es necesario pasar al siguiente tipo de identidad o unidad, aquella que se logra mediando las diferencias y donde un extremo mediante sus resultados produce al otro.

Pero siendo idénticas y diversas, y sirviendo una de medio para la recreación de la otra, ocurre que cada una realiza en si a la otra en tanto que otra49, esto es, realiza los fines y determinaciones de la otra cuando se autorrealiza. No solo es inmediata, y parcialmente ni mediata y externamente la otra, sino que es absoluta, es decir inmediata y a la vez mediatamente la otra. Así tenemos: 49

K. Marx; Introducción del 57. § 2

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El despliegue de toda R.P. produce resultados o productos tal y como lo haría una F.P., y aún suscita la producción de éstas.

Por su parte todo medio de producción se correlaciona con otros tantos y las relaciones entre hombres le son constitutivas.

Por lo demás, los medios de producción no se restringen a las técnicas inmediatas, los hay, por ejemplo, culturales, etc., según vimos anteriormente.

Recordemos que en esta triple unidad diferenciada son las F.P. las determinantes en ultima instancia, el contenido de lo que las relaciones son la forma; “el momento trascendente”, etcétera, y lo son precisamente, en gracia al último y concreto tipo de unidad entre ambas: allí donde se realizan los fines y determinaciones del otro extremo, donfde se plasman u objetivan materialmente los fines. Algo propio, sobre todo, de aquello que produce realidad nueva y no sólo la correlaciona, etc.

Así: Las F.P. son desde su origen (relación hombre-naturaleza) la relación de producción básica de la vida humana; incluyen en sí tanto el momento objetivado como el mediado y objetivante; al 120

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enredarse consigo mismas trascienden toda previa estructuración fija. Incluso el paso de lo natural a lo social/natural fue dado por el cambio funcional y de índole de las palancas de desarrollo que la sociedad puso en juego en medio de la corriente de la vida: las fuerzas vitales humanas. Abriéndose un nuevo proceso de trabajo inédito hasta entonces, un nuevo proceso de elaboración de la vida: La historia humana.50 Y tanto esta transformación de lo natural en natural humano como la siguiente gran cota del desarrollo, la del paso de la “prehistoria humana” a la historia verdaderamente humana, se logra mediante F.P. EI desarrollo, el devenir, es la perspectiva propia de las F.P.; las cuales no son otra cosa que puntos de apoyo en la construcción del devenir y el propio devenir la fuerza creadora total. Por lo demás es en el devenir real que las F.P. especifican y resuelven sus ambigüedades.

Las fuerzas productivas son la relación más general y esencial para la reproducción del ser social, son desde su origen la 50

Cfr. M.C. “Mansc. 44”, en Escritos económicos varios, México, Ed. Grijalbo, 1971, p. 117, párrafo 4.

121

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relación de producción básica de la vida humana. La sociedad en su metabolismo total con la naturaleza se comporta, es toda ella, F.P. Resuelta preliminarmente la relación dialéctica fundamental —en el capitulo IV la redondearemos— podemos aclarar las siguientes (Cfr. Nota 16), pues: Notemos, sin embargo, que más allá de las diferencias definitorias entre necesidades, capacidades, actividades y relaciones sociales todos los momentos son F.P. —incluidos los aparentemente pasivos (necesidades, relaciones sociales, riqueza) — puesto que, finalmente, su despliegue crea nuevas necesidades y capacidades. Este es el poder básico de las F.P.: transformar al sujeto social transformando la objetividad: son fuerzas productivas de la vida y su centro es nuestra felicidad.

122

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3. El ámbito de escasez en el que ocurre el trabajo productivo e improductivo.

S

egún sabemos, Marx opina que hasta hoy sólo hemos vivido

la

época

de

sociedades

limitadas51

o

“antagónicas” (“Prólogo 1859”), “la prehistoria de la

humanidad”: época de escasez y contradicciones. El despliegue verdaderamente universal y libre del humano comienza más allá, con la historia humana puesta sobre pies. Es decir, como creación libre de los hombres mismos, autodeterminantes de sus propias relaciones y ya no sólo nacida espontáneamente del seno de la naturaleza (naturwüchsig). Época iniciable con la sociedad comunista, sociedad ilimitada —ni más ni menos— producida por la revolución comunista. La cuestión de las F.P. es la del logro de la felicidad (y ella debe ser su propio sendero). Y es justamente el desarrollo de las F.P. el que por hacer real esta posibilidad; por ello según dijimos más

51

“Gr.” (1857), “Formen”, párrafo citado más arriba.

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atrás, es en vista de tal uso o función que puede definirse lo que es fuerza productiva: superación de la escasez/felicidad.

La revolución comunista es de suyo una potente F.P. para superar toda la época de escasez (tal es su función especifica), así como en el seno de la escasez pudo pasarse del precapitalismo al capitalismo mediante el desarrollo de otras F.P. Es de suyo un proceso total y conjunto de relaciones que es F.P. y donde se incluyen innumerables F.P. parciales y donde la técnica es muy importante, no obstante ser más importante F.P. la clase revolucionaria (Miseria de la Filosofía, 1847); sobre todo, porque determina qué —y cómo—técnica –y cómo es la- importante.

Y es que básicamente la época de escasez se define porque no hay suficiente para todos. La naturaleza se presenta a los hombres, inicialmente y desde entonces, como escasa. Pero, en verdad, ya que se trata de una relación total histórica, lo escaso o lo libérrimo es, cada vez, condiciones

materiales

resultante de los medios o

mediante;

los

que

efectivamente la relación: las fuerzas productivas.

124

tiene

lugar

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Así, la época de escasez es fenoménica e inmediatamente de naturaleza escasa (“8. Los factores naturales representan evidentemente el punto de partida, subjetiva y objetivamente.

Tribus, razas, etc. [clima y suelo]”; dice Marx en el inciso 4 de la Introducción de 1857), pero esencialmente de fuerzas productivas escasas; por ello es su desarrollo el que levanta la maldición.

Ahora bien, “la limitación de fuerzas productivas" (la denominan Marx y Engels) es fundamentalmente de "técnicas".

Veremos más adelante que es allí, en la escasez, donde ocurre el trabajo productivo y donde Marx lo define subrayadamente.

Ciertamente Marx trata la relación entre época de escasez y trabajo productivo e improductivo en El Capital, al definir el producto sui generis de la sociedad limitada o escasa capitalista: “La plusvalía absoluta y relativa” (título del capitulo XIV del T. I de El Capital). Y en La ideología alemana (1845- 1846) basamenta en

“la

escasez”

(nombrada

así

expresamente52),

las

contradicciones sociales antagónicas de lo que en 1857 llama 52

K. Marx; La ideología alemana. Pueblos unidos. Uruguay, 1970.

125

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“sociedades

limitadas”

y

en

1859

“prehistoria

de

la

humanidad”. Teorización preparada en los Manuscritos de 1844 (Cfr., por ejemplo, “El dinero” y “Propiedad privada y comunismo”) y retomada en el capitulo XXIV del T. I de El Capital: “La acumulación originaria”, etcétera.

Corresponde a Jean-Paul Sartre53 el mérito de haber resucitado y tematizado el concepto de escasez; y según él, descubierto.

Debido a haberlos repensado de parte a parte contra el dogmatismo estalinista.

Todavía hay dogmáticos —supuestamente no estalinistas— que sobre todo por falta de información lo niegan. Y aún hay quienes escasos de información pero arrogantes se lo arrebatan al marxismo, y lo sitúan como sólo propio de la teoría económica marginalista.54 Por ello es necesario insistir mínimamente en esta relación que enmarca todas nuestras 53

Cfr. Crítica de la razón dialéctica, t. I, Cap. C, “Rareza y modo de producción”. Pudo darse asimismo una profunda reflexión del hecho y desde una perspectiva distinta en diversas obras de Herbert Marcase. André Gorz y Marco Macio han comentado ampliamente el caso, en V.V.A.A.: Sartre y el marxismo, Cuadernos Pasado y Presente, núm. 9, México, 1976. David Cooper y R.D. Laing, Razón y violencia. Una década de pensamiento sartreano, Buenos Aires; Ed. Losada, 1973.

54 Cfr, por ejemplo en México Juan Castaings.

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empresas y contra la que las F.P. combaten incesantemente reproduciéndola,

ampliándola,

complejizándola

en

sus

productos, en la riqueza, después de que abordemos:

4, “Los trabajos y los días” de Hesíodo y el trabajo productivo escaso

A

sí pues, la necesidad del desarrollo técnico aparece positivamente evidente en el seno de la escasez y por ella. Y en su seno brota también la utopía de una nueva

técnica mágica según se nos muestra en Los trabajos y los días de Hesíodo, cuando nos introducimos al taller del cojo y deforme Hefestos, gran dios humilde e irascible de la tecnocracia, poseedor de bellísimos juguetes automáticos que hacen todo el trabajo. Tal es el pérfido doblez de la escasez.

Ya Aristóteles reflexionó este pasaje. E. Bloch pudo incluirlo en su maravillosa galería de utopías esperanzadoras55, etc. Pero no es en el seno o en referencia a la escasez que la técnica adquiere su valor plano, su centralidad; más bien en su seno ésta se 55

Ernst Bloch; El principio esperanza. Ed. Cit.

127

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encuentra teórica y prácticamente en discusión y jaloneo como lo demuestra el antitecnicismo, antiproductivismo nihilista, o mejor aún el cientificismo tecnócrata productor de FP destructoras de todo, la técnica incluída.

No es como utopía sino como esperanza bien fundada en las determinaciones materiales específicas del ser social y donde la trascendencia libertaria es lo prioritario, que, entonces, la técnica y la

producción

material

retienen,

ocupan,

el

lugar...

“determinante en última instancia”. Pero antes de explotar este terreno digamos algo sobre el trabajo productivo específicamente escaso, dentro del cual el capitalista es sólo una variante.

En efecto, no sólo hay trabajo productivo escaso capitalista o precapitalista, sino también no escaso y que coincide con el concepto básico y general de éste, no obstante pueda realizárselo en toda su plenitud sólo una vez subvertida la sociedad burguesa hacia la sociedad socialista.

El concepto básico de trabajo productivo nos indica simplemente que el proceso de trabajo y cada uno de sus elementos, y allí los medios de trabajo, y particularmente la 128

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técnica, serán observados desde la perspectiva del resultado o producto por donde adquieren la connotación de medios de producción, técnica productiva, objeto productivo, etc., por ello: sujeto productivo o actividad adecuada a afines o trabajo productivo.

Nada ha cambiado, sólo la perspectiva (T. I, Cap. V.).

Pero si el punto de vista analítico va a ser lo que en verdad es: resultado dependiente de los pasos previos reales, sólo puede ser posible si este resultado ha adquirido realmente y de por sí preponderancia. Tal es el caso ejemplar de la plusvalía, producto abstracto, que de suyo parece ser el único contenido y el más importante.

El producto, lo secundario pasa a ocupar el lugar principal que el sujeto del proceso laboral tenía. Todo el proceso de trabajo queda invertido, enajenado o determinado por un fin y un poder ajeno, exteriores al proceso concreto de trabajo, en vista de la producción de un valor de uso x. Todo ha cambiado (T. I., Cap. XIV de El capital).56

56

Tal es el recorrido concretante que va del capítulo V al XII del t. I de “K”.

129

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4.1. Productivo, productivista. La parte maldita y las fuerzas productivas malditas

E

sta enajenación e inversión de todo el proceso no sólo es propia del capitalismo; modo de producción productivista por basarse o girar en torno del producto abstracto y ya no

en torno al verdadero sujeto. Por su lado,las sociedades precapitalistas también se han alienado en el producto, si bien en su configuración concreta de V.U., servidor de la reproducción de la vida humana; por donde el sujeto no ha abandonado definitivamente su puesto central; son modos de producción productivos, por centrados en el producto concreto.57 Y es que todas las sociedades escasas o limitadas giran necesariamente en torno del producto sea concreto o sea abstracto y en incremento explotador y acumulativo como en el caso capitalista; sea como V.U. necesario y excedente para ser gastado festiva, lujosamente para gozo del sujeto social, gloriosa 57

Estas y otras finas diferenciaciones estructurales e históricas del proceso de trabajo son debidas a Bolívar Echeverría, pueden verse en sus apuntes de clase, pues desgraciadamente no las ha publicado. Basándose en apuntas de sus clases Ma. de la Concepción Tonda publicó “El proceso de trabajo en la crítica de la economía política, Itaca, México, 1999.

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o catastróficamente, pacífica o antagónicamente (G. Bataille); o sea como valor que se valoriza explotando trabajo necesario y excedente, etc., en medio de auge acumulativo o en medio de crisis y guerras.

Por ello, esta configuración de producto puede ser llamada con justicia “La parte maldita58 de la sociedad”. Y el trabajo productivo y las FP correspondientes igualmente malditos59.

Ello es forzoso, ya que en el reino de la escasez, la dificultad de conseguir el objeto necesario para la vida se incrementa; de suerte que la vida parece depender del producto y toda la sociedad se orienta en referencia a su prosecución. Y en vista de ello todo otro motivo o ser humano bien puede ser suprimido.

58

Título de la obra de Economía General de Georges Bataille, EDHASA, Madrid, 1976. Bataille se equivoca al calificar como “maldito” ontológicamente a todo trabajo y a todo producto; y, por ende, se equivoca al criticar el supuesto productivismo de C. Marx. Se trata de la mejor crítica que se le ha aenderezado, y todos los demás no hacen sino basarse en él, o bien meros pininos. De ahí su interés básico; además, porque crítica radicalmente —con mucha más razón— al estalinismo y al proceso real de la construcción del “socialismo” en la URSS hasta 1949.

59

No sólo para los humanos sino malditos para la ecología si debe servir –según perspectiva inmediatista, unilateral- a los seres humanos.

131

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A partir de aquí la cosa se juega en términos radicales de vida o muerte, y todo fin y proyecto quedan marcados por la muerte.60 Tenemos que no sólo parecerá que del objeto depende todo; sino que la multitud de intereses, voliciones y prácticas individuales

y

grupales,

finalmente

sociales,

afirmarán

objetivamente la preponderancia del objeto sobre cualquier vida individual o conjunto grupal de ellas... y aún, por qué no, de todas.

Dentro de la escasez todas las FP quedan definidas por el trabajo productivo escaso (de suyo enajenado)61 y a la vez buscan zafarse de esta determinación y rebasar toda la época de escasez.

El proyecto comunista se basa en este aspecto realmente progresivo de las FP enfrentando su otro aspecto, el maldito.

Ambos

están

materialmente

determinados

y

cumplen

n}misiones históricas efectivas. Ninguna utopía, ninguna crítica romántica

podrá

borrarlos;

ningún

60

dogmático

decreto

La reflexión heideggeriana sobre la técnica no ha rebasado el error de concebir al ser humano como ser-para-la-muerte. Pero de ahí su radicalidad para la época de escasez.

61 Cfr. M. C., “Mansc. 44”, primer manuscrito, columna del salario, p. VII.

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tecnocrático, cientificista, tampoco. Ningún poema romántico podría borrarlos, pero paradójicamente los poemas románticos y todo el trabajo improductivo trabajan a la sociedad también en el sentido de prepararla para sus revolucionamientos.

4.2. Trabajo productivo e improductivo. Moda, transmutación, dogmatismo y fundamentación: fuerzas productivas

H

acia 197062 se dio una concurrida discusión que sacó del olvido y rescató algunos puntos nodales de los conceptos de trabajo productivo e improductivo. No

obstante el conjunto de autores, vician la discusión, en primer lugar, por tener la mira puesta en la “aplicación” de estos conceptos al análisis de las clases sociales y la “actualidad”; no viendo los problemas teóricos y prácticos de fondo —también actuales— que implican. Busca aplicar (¿dogmáticamente?) las 62

Cfr, E. Alvater y Preerkheusen: “Sobre el concepto de trabajo productivo e improductivo”; Pierre Salama: “Desarrollo de un tipo de trabajo improductivo y baja tendencial de la tasa de beneficio”; Robert Androche: “Notas críticas sobre el artículo de Pierre Salama”; e Ian Gough: “La teoría del trabajo productivo e improductivo en Marx”, en Revista Críticas de la economía política, núm. 8, julio septiembre de 1978. Para una posición alternativa cfr. Paul Mattick: “Trabajo productivo e improductivo” en...

133

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definiciones que se apresuran a extraer, al comentar citas de Marx, sin ver que la validez del materialismo histórico en cuanto tal está en juego en ellas (Cfr., por ejemplo, p. 88, párr. 2, revista citada).

En segundo lugar, por ejemplo, particularmenteaa Ian Gough urgido de validar a Mandel frente a Baran o Gillmn —y no sin razón— recorta afirmaciones riquísimas de Marx citadas por él al tamaño de otras de Mandel escogidas también por Gough. En éstas condiciones menos podrá pensar la problematicidad del caso. Y es que, en tercer lugar, también derivan sus aciertos —y los de Alvater, por ejemplo, muy preocupado por criticar a Bishoff, Hübner, Habermas, Krahl y a Marcuse (amén a Baran, etc.)— por querer criticar a Baran desde Marx (para validar a Mandel u otros), pues les obliga a indagar bien en los “textos”, aunque los dos procedimientos anteriores recorten su horizonte (por ejemplo, pág. 88, párr. 3). Pero finalmente el juego de las definiciones hechas tiene su límite y casi caricatura en un esquema de Gough que es ejemplar de la concepción de los demás autores también, pero en él por ocuparse directamente de Marx y de sus conceptos resulta evidente; mientras que, por ejemplo, Alvater 134

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puede escamotear caer en el esquema al “retener que el trabajo improductivo en la esfera de la circulación hace bajar la tasa de ganancia, etc.(pág. 39). Con lo que tras la ley más importante de El capital (la de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, etc.) encubre el círculo vicioso que debió romper aclarado por qué y cómo era improductivo el trabajo de la circulación. Cosa que de entrada parece evidente -y mucho más, parecerá casi demostrada- si se adorna con tres citas de Marx bien encontradas. Pero las mismas citas lujosas usa Gough para llegar a construir el esquema de referencia (Cfr. pág. 92), donde llegamos a la enormidad de que el trabajo necesario, útil puede producir valores de uso, pero que hay un trabajo útil que no los produce: el de la circulación, el de información y el trabajo de supervisión y que el bueno de Gough llama “inútil” para resanar la cosa (improductivo → inútil) y que parezca coherente.

Es decir, que si ha quedado “definido” lo que es trabajo productivo e improductivo fue en detrimento de dos conceptos más altos: el de trabajo concreto y el de valor de uso. Y si era obligado ese camino, entonces es que la concepción de Marx es 135

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insostenible, incoherente. En resumen, que antes de pasar a “aplicarla” valdría la pena entender y aclarar cómo se fundamenta o carece de fundamento el materialismo histórico.

En verdad no han podido enfrentarse a la escasez para comprender lo que es trabajo productivo, etc., y lo que en la escasez le ocurre al valor de uso.

Como se verá, esta contradictio in adjecto, donde el V.U. estalla guarda el secreto del problema.

Pero antes de abordarlo, quizá sea el lugar para referirnos al dog matismo (pasión religión) y oponerle la fundamentación, ya que hablamos de los fundamentos materiales de la sociedad, las F.P. Ambos fuerzas productivas.

Por cierto el dogmatismo no estriba en decirse marxista o en citar a Marx o a otro, en pasajes trillados o bien lujosos y Los de unos pocos, sino en no fundamentar lo que se dice. Porque sea qua se repita Marx es siempre uno el que habla y la historia parece comenzar siempre nueva e irrepetiblemente en cada uno, y de uno depende el afirmarse en ella, el autofundamentarse vital y teóricamente. Así, bien puede haber “el dogmático” de sus propias 136

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palabras": Marx puede serlo de sí mismo tanto como Nietzsche, o cualquiera menos leído. Pero sobre todo, obsérvese que la moda actual —la moda es por esencia dogmática pues carece y niega toda raíz— de aterrorizar al hablante tachándolo de dogmático si “habla en Marx", jamás fundamenta lo que dice.

Por donde vemos una solidaridad básica entre los dogmáticos "marxistas", y por ejemplo los "nietszchenianos” o los "cientificistas", y la moda en general: son fuerzas productivas apuntalantes del capital. Y es subrayable lo diversa y aún opuesta modalidad de F.P. que es la fundamentación.

Resalta aquí el fenómeno general de desglosamiento de dos tipos diversos de FP, contenidas en la sociedad burguesa y en toda, sociedad (limitada o escasa del cual ya hicimos referencia en nuestro capitulo: I.1 y II. ó. y 7., etc.).

Pero es evidente que este efecto doble observado a nivel de

un

tipo

de

trabajo

improductivo

como

es

el

“ideológico” , tiene su raíz en la base tecnológica y muy directamente en la subordinación o subsunción creciente de las formas de organización de la clase revolucionaria por el 137

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capital social. Estas F.P. complejas va integrándolas al capital para que sirvan funcionalmente a su reproducción, y un efecto de este fenómeno es el vaciamiento del discurso técnico

fundamentante.

Llegando

a

contener

incluso

aspectos de trabajo productivo, directamente productor de plusvalor como en el caso de los sindicatos charros.

De donde cabe indicar que, las formas d e o r g a n i z a c i ó n y g e s t i ó n social son el l u g a r p r i v i l e g i a d o en toda sociedad en el que ocurre la transmutación del Ti en productivo. Transmutación qua brilla por su ausencia en la discusión del Tp/i de los autores referidos, y más bien parece ser rescatada pero falazmente por aquellos quienes critican: Baran, Gillman, etc. (y no tan falazmente por Marcuse).

Con ello la dialéctica de los conceptos y de lo realidad queda reprimida. Pero ya de entrada ocurría eso, desde que el fundamento de las mismas era cegado a favor de su actualidad aplicativa. Tal es el mecanismo general para refuncionalizar una fuerza productiva libertaria —como la 138

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fundamentación—

en

reaccionaria

y

apuntalante

del

sistema. Y tal el contramecanismo para poner sobre sus pies a la teoría revolucionaria; y a la par; y desde allí, ir combatiendo, ir haciendo de las formas de organización de la clase, zonas liberadas; y creara otras paralelas. Volver al fundamento.

Con ello hemos ilustrado un movimiento general de la época de escasez —no sólo de la sociedad burguesa— y donde se pone en juego tanto la funcionalidad diferencial del Tp/i como su transmutación así como el desglosamiento de F.P. contradictorias entre si.

Por cierto, me he visto arrastrado a discutir cuando me había hecho el propósito de reducir lo más posible la confrontación.

Esta

autocontradicción

es

obligada 63

materialmente al momento de afirmar lo propio en las sociedades escasas, particularmente cuando se trata del Tp y, en especial si se habla de él como productor del exceso: la plusvalía por ejemplo.

63

Sartre la teoriza en la Crítica de la razón dialéctica bajo el rubro de inintencionalidad práctico-inerte interiorizada, etcétera.

139

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4.3 Fuerzas productivas y destructivas. Trabajo productivo e improductivo.

L

os conceptos de trabajo productivo e improductivo sirven para caracterizar lo que son las F.P, Pero no, vaya a creerse que las F.P. son sólo aquellas que

despliegan o emplean trabajo productivo y no las que emplean trabajo improductivo; ya que los conceptos de "productivo" e "improductivo” tienen aquí una función distinta que en el concepto de fuerza "productiva".

En efecto; sirven primero, para indicar —según recién adelantamos— que nos encontramos calificando todo el proceso de trabajo (y así, a las F.P. mismas) desde su perspectiva de su resultado o producto como “proceso productivo", independientemente de la naturaleza de este producto (EI Capital, T. I Cap. V); de suerte que lo califican asé tanto el concepto de trabajo, productivo como el de improductivo.. Esta acepción básica de los mismos es común con la de fuerza productiva". Pero como se ve, en ellos se desglosa en un aspecto negativo: improductivo.

140

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Mientras que las fuerzas productivas sintetizan ambos. Así que, en segundo lugar, son indicativos de que nos encontramos calificando a este producto o resultado —y desde él una vez calificado, al trabajo que lo promueve— de acuerdo al tipo de resultados. Primero, consideramos materialmente 64 ;

segundo,

socialmente 65 ;

y

tercero,

históricamente 66 ;según las configuraciones de los modos de producción. Y, en general, el tipo de resultados o productos del trabajo considerados así —triplemente— son calificados desde una esfera exterior al proceso de trabajo inmediato: la de las necesidades sociales y de las funciones reproductivas de la misma.

Según ello, es de nuevo la perspectiva toda del materialismo histórico la que se pone en juego a propósito del concepto de Tp, etc., no solo un chato “análisis de clase” sociologicista y restringido a una etapa o coyuntura 64

Porque produzca o no resultados materialismo productos; o simplemente porque todo el proceso es visto desde el resultado: productividad material e inmaterial.

65 Porque produzca excedente o no.

66 Porque produzca plusvalor excedente históricamente determinado.

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histórica; de ahí la dificultad habida hasta ahora para comprenderlos, implícita la dificultad que tuvo la economía política burguesa para situarlos, presa como estaba en los estrechos limites históricos de la sociedad burguesa escasa.

4.3.1 Lo socialmente necesario y el trabajo productivo. Lo improductivo radical: fuerza productiva.

M

etámosnos pues de lleno, primero, al problema del Tp: su gran paradoja, se sitúa cuando se aborda el trabajo de la circulación porque al respecto Marx

habla de tiempo de trabajo socialmente necesario negativo, productor del no valor, no obstante tratarle explícitamente también como necesario socialmente y, particularmente, concreto; por tanto productor de V.U, y con ello de valores. Pero de tal naturaleza, que son no V.U, y no valores. El pasaje es centralísimo ya que Marx quiere confirmar en él —-y no sólo asentar o fijar "definiciones hechas"— que el plusvalor no brota de la circulación. Si no lo consigue, toda la teoría del valor y el plusvalor cae por la tierra: todo el edificio de la critica marxiana de la 142

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economía política; pero a la vez el materialismo histórico según dijimos.

Así pues tenemos que el Tp específicamente capitalista es el productor de plusvalía asentado en el despliegue de tiempo de trabajo socialmente necesario y por consiguiente de valores de uso y valores correspondientes a ciertas necesidades sociales El trabajo improductivo específicamente capitalista es aquel que no produce plusvalía; peso no por ello no, produce V.U. y aún valores necesarios a la sociedad. Por ello es que las F.P. no se restringen a lo que es trabajo productivo específicamente .capitalista, en primer lugar, pero tampoco, como dijimos, al productivo en general.

Por su parte el trabajo improductivo de la circulación —pero no solo él— despliega un trabajo necesario y, produce unos V.U. y servicios concretos, así como unos valores, pero que son de tal naturaleza que en referencia al resto de actividades, valores y V.U., y determinaciones sociales, funcionan como no valor uno, y como valor de uso sólo para el capital, el otro, pues necesita positivamente este servicio para realizar el plusvalor producido; y éste es a su vez un no valor de uso para la sociedad, que no 143

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obstante al serlo para el capital y éste configurar a la sociedad, también es V .U. para la sociedad así deformada. El enredo de las necesidades no podría ser mayor.

En el caso de la guerra, tenemos una actividad dedicada no a intercambios formales —como es el caso de la circulación— sino reales, pero que destruye V.U. (hombres) y valores, es necesaria al capital, y de allí, entonces, aunque innecesaria y aún nociva socialmente, también socialmente necesaria: Actualmente, de modo creciente, ocurre que no sólo el trabajo productivo circulatorio despliega una valorización negativa, sino el propio trabajo técnicamente desplegado a nivel de la producción inmediata: cada vez más las fuerzas productivas son nocivas.67 Pero ya estamos frente a frente de la paradoja básica, la de lo que es socialmente necesario (y en la cual encallaron los autores antes criticados):

67

Va aquí implicada una crítica, tanto a los teóricos del “capitalismo monopolista de Estado” como a sus críticos. De hecho tales fuerzas productivas producen valores de uso nocivos –no menos no valores de uso- que integran lo que denomino la subordinación real del consumo bajo el capital.

144

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Hay dos determinaciones de lo que es socialmente necesario, coordinadas y ala vez contrapuestas. Y a las cuales pueda añadirse una tercera. Veamos: lo socialmente necesario significa 1) aquello que necesita la sociedad en cuanto tal o según su forma o modo de ser. Lo socialment necesario significa 2) aquello que necesita la sociedad, pero en referencia a su contenido especifico los individuos concretos y sus necesidades, estas mismas formadas social e históricamente, pero también irreductibles a historia y sociedad; así ancladas en la biología.

Evidentemente puede darse el caso de que lo socialmente necesario (1) coincida con lo socialmente necesario (2), pero puede ser que no. Un caso cotidiano extremo de ello es la muerte de un individuo dictada voluntariamente por la sociedad; otro caso es el de la miseria y muerte proletarias, etc., como ley inintencional de la acumulación de capital; la ley de las F.P. burguesas. Ambas ejemplificaciones son exclusivas de la época de escasez.

Además ocurre que esto socialmente necesario para los individuos sociales concretos es a la vez lo referente a la 145

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sociedad como un todo, considerada transhistóricamnte más allá y subtendiendo todo modo de producción.

Por

ello

la

configuración

capitalista

la

contraviene

particularmente a la hora de que se trata, de la circulación de capital: Por que particularmente aquí y no ya a nivel de la producción de plusvalor?

En efecto, la circulación de capital funciona aquí como representante de toda la forma capitalista de producción y que contraviene a las necesidades sociales en cuanto tales, transhistóricamente

consideradas

y

actualizadas

en

las

necesidades concretas y básicas de los individuos vivientes. ¿Por qué entonces no considerar igualmente improductiva y aún destructiva a la producción de plusvalía en cuanto tai y no sólo su circulación? Nos acercamos al secreto final del asunto y donde las determinaciones burguesas no dan cuenta del hecho por sí solas; pues ellas mismas son representantes de lo socialmente necesario configurado de cierto modo que se opone tanto al contenido concreto de éste, como a la forma transhistórica del mismo.

146

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Así, tenemos el caso 3) de lo socialmente necesario y cuya razón de ser nos lleva a explicarlo necesariamente fuera de sí ya que funciona sólo como doble negación de negación, y parece de suyo insostenible.

Lo socialmente necesario debe ser de suyo contradictorio transhistóricamente, como para posibilitar este fenómeno capitalista. Y lo es. Observemos que la circulación de capital no produce valor no por ser capitalista —esto sólo es el principio del problema—, sino por dedicarse a una actividad formal, de intercambio formal: compraventa mediante la que la sociedad se interconecta: Pero no se cree que esta actividad formal es sólo propia de las sociedades mercantiles y por ende no sólo de la capitalista.

Esta

actividad

formal

de

interconexión

social

puede

determinarse mercantilmente pero es necesaria a toda sociedad (evidentemente no configurada como compra-venta). Es la que da forma a la sociedad pues la interconecta y es formal por ser puramente social.68 68

Cfr., M.C. Fragmento de la versión primitiva de la contribución a la crítica de la economía política (1858). En “Gr.”, T. III, donde se usa en ese

147

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Ocurre que en toda sociedad la actividad formal de interconexión resta tiempo necesario a la sociedad para producir objetos útiles para sus individuos; es improductiva en este sentido

más

radical

(que

cuando

hablamos

de

lo

improductivo capitalista). Y precisamente radical porque se observa allí cómo lo improductivo es altamente honorable y no sólo por cultural, sino por básicamente genérico comunitario y gozoso: comunista. Esto improductivo radical es una fuerza productiva potentísima puesto que dadora de la forma social, corazón de la destrucción transformadora de la forma social burguesa.

Pero otra vez, si nos fijamos, la concepción de Marx al llegar a esta cumbre parece sin embargo no sostenerse. Ya que indica a la conexión social formal como improductiva y restante de cierto tiempo de trabajo a la sociedad, etc. Pero, ¿cuál sociedad si no es que existe mediante y a posteriori de esta actividad formal?, la cual por tanto no resto a la sociedad nada, porque aún, no existía ésta, más bien ella la produjo, no al sentido especifico el concepto de “formal”, etc., de modo reiterado.

148

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producir los bienes necesarios pare su reproducción inmediata pero sí al producirla directamente para que pueda producir colectivamente todo lo que quiera y pueda.

Pareciera que Marx está preso en el productivismo inmediatista porque considera improductiva esta actividad formal y presupone a la sociedad como un todo, respecto del que esta actividad particular resta trabajo, etcétera.

Pero la Pero cosa es al revés: Primero. La producción de objetos tiene necesariamente preeminencia

porque

permite

la

constitución,

la

reproducción del contenido vital, de la sociedad, los individuos concretos. Y la vida es lo primero.

Segundo. Por ello, restar tiempo de trabajo para esta actividad productiva es directamente restar satisfacción de necesidades concretas, etc., no obstante que luego pueda potenciarse la capacidad social de producción al constituirse un proceso laboral colectivo: Ello indica sólo la necesaria participación del trabajo improductivo para el desarrollo de las F. P. Y aún de la contemplación para que la actividad sea más 149

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eficaz. (Pero hasta aquí nada decimos directamente del trabajo de circulación, etcétera.)

Tercero. No es que Marx presuponga una sociedad y la ponga por sobre los individuos concretos interrelacionados (y sus actividades, por ejemplo, la actividad formal de conexión) y por ello les descuente a estos valor si se dedican a cohesionarla, pues le restan a ella tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción, es decir, bienes para la producción inmediata de estos mismos individuos, etc.

Según vimos, priorizar la perspectiva de la reproducción inmediata es a la vez que priorizar la de la vida, la del individuo concreto; y, por consiguiente del contenido social por sobre su forma. Todo lo cual es coherente. Y luego, según también vimos, la conexión social o forma depende del despliegue del contenido y bien puede potenciarlo pero a posteriori; mientras tanto resta al contenido. ¿Será qua ahora Marx buscando enaltecer las necesidades concretas, y aún por sobre todo las de la reproducción inmediata, la vida y el 150

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contenido social, hipostasia , al individuo privado —homo economicus— ya que supone unos individuos solos que por conectarse entre sí pierden?, etc. No, el hecho radical es el siguiente: No hay forma social sin contenido, ni actividad formal de interconexión sin contenido social concreto, vital individual.

Y así como no puede presuponerse una sociedad que aún no existe, tampoco puede presuponerse una actividad formal social desplegada por nadie.

Pero si ese alguien existe vivo es inmediatamente ser social. “El individuo es la verdadera comunidad individual” dice Marx en Los Manuscritos de 1844, y esta afirmación es la clave pare entender su concepción del tiempo de trabajo socialmente necesario. Así que Marx no está presuponiendo una sociedad que no existe y respecto, de la cual resta un tiempo de trabajo socialmente necesario; más bien, de la cual la sociedad

en

general

ya

existe

en

cada

individuo,

genéricamente, como cada uno; por ello básicamente no les puede ser enajenada o exterior. Lo que no existe es una 151

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forma especifica de sociedad, distinta a la que espontáneamente tienen. Pare ello deben desplegar una actividad formal de interconexión social, para la cual tienen la capacidad, ni más ni menos, por ser desde ya, seres sociales.

La

disyuntiva

entre

individuo

y

sociedad

puede

coordinarse, pero ocurre que en mementos de vida o muerte la especie triunfa sólo si los individuos se salvan. El Tp/i reencuentra su raíz explicativa en la necesidad social, formal y real, concreta transhistórica y configurada, etcétera.

El secreto de estos conceptos logra revelarse cuando las necesidades inmediatas son muy subrayadas y, por ello, la época de escasez las apila y remitiéndonos a ella se aclaran; pero al contrario, es la escasez la que nos nubla la mirada (pues pone a la orden del día la cuestión de quién se salva) y nos enreda los conceptos, de suerte que obstaculiza nuestra comprensión de la dialéctica de un discurso coherente hasta la raíz, como es el de Carlos Marx, y a cada paso le vemos incoherencias, etcétera.

152

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Hay una profunda reflexión crítica de Marx sobre El contrato social de Rousseau y la prioridad del individuo.

Hobbes, Locke, Helvecio y los materialistas franceses — incluso el inglés, Bentham—

son asumidos —según

indicación de La sagrada familia— en la comprensión de las necesidades e intereses materiales de los individuos como contenido social básico, etcétera.

Pero sobre todo, que Marx, es profundamente tributario de Kant69 y de su crítica al ser social asocial propio de la sociedad burguesa. Marx hace la pregunta por las condiciones de posibilidad de la existencia de la socialidad y la contesta en su doctrina del trabajo socialmente necesario; por ello es algo, complicada, ya que depende de una teorización más vasta llamada materialismo histórico y que no es otra cosa que la reflexión sobre las fuerzas productivas humanas, o con qué F.P. cuenta la sociedad humana pare hacer la revolución comunista y por tanto llegar a ser feliz (de la vida ¿qué podemos esperar?, preguntaría Kant). 69

Cfr., Goldmann, Lucien, Introducción a Kant, Buenos Aires, Ed. Amorrortu, 1973.

153

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Es tributario también de Hegel y su reflexión sobre la identidad diferencial básica entre libertad y necesidad, crítica superadora de las antinomias kantianas.

Pero, sobre todo, es tributario de su propia reflexión sobre Epicuro y Demócrito en su tesis doctoral (1839), donde la libertad del individuo concreto se afirma en la desviación de la caída del átomo en el vacío. Sobre esta base está reflexionado el zoon politikon de Aristóteles: así nos lo refiere la segunda página de la Introducción de 1857.

Por razones obvias nos hemos alargado aquí: el Tp/i sirve para caracterizar a las F.P., pero sobre todo no por sus determinaciones superficiales, sino porque él mismo esconde el núcleo de las F.P.: la necesidad, lo útil, etc. Según lo cual tenemos la clave de la estructuración no sólo de lo que es Tp/i sino directamente de lo que es F.P.; particularmente se nos muestra la raíz de las F.P. en tanto constituidas con Ti. Pan finalizar y conectar con el siguiente inciso indiquemos algunas:

154

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4.3.2. Paradojas del trabajo productivo e improductivo y de la guerra como fuerza productiva.

O

bservemos que si una forma de trabajo improductivo (el

comercial)

y

el

financiero

70

permite,

coyunturalmente contrarrestar la caída de la tasa de

ganancia (P. Salama), nos ofrece con ello un ejemplo de fuerza productiva apuntalante del sistema —pues contrarresta los efectos nocivos que para el mismo tienen otras F.P. en él incluidas— a la vez que constituida por trabajo improductivo.

Fenómeno ilustrativo del desglosamiento funcional de F.P. contrarias, o también del efecto dual y contradictorio de las F.P. básicas —pues las técnicas son obstáculo para la acumulación y a la vez su motor— que puede neutralizarse sólo mediante una tercera F.P. (y en este caso) improductiva. Y aún más ya que se trata de un tipo de trabajo improductivo que produce, una valorización negativa (Marx) ya que resta tiempo de trabajo socialmente necesario a la sociedad. Produce un V. U. para el capital y un no V. U. para la sociedad, pero 70

De ahí la hipertrofia de las finanzas y la especulación en momentos previos a las crsisi, así como en el capitalismo neoliberal (1981-2004...)

155

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produciéndolo para el capital lo produce también para esa sociedad así configurada. Tal la paradoja del V.U. en las sociedades antagónicas. Que se completa con esta otra sobre las fuerzas destructivas, las fuerzas productivas destructivas; las cuales “no [quiere Marx] olvidar de tratar”: “1) La guerra. Se practica antes que la Paz; ciertas relaciones económicas, tales como el trabajo asalariado, el maquinismo, etc., son desarrolladas en el ejército, antes de desarrollarse en el seno de la sociedad burguesa. Además el ejército ilustra mejor la relación entre las fuerzas productivas y los modos de cambio y distribución” (Introducción de 1857, parágr. 4)71. ¿De dónde esta antelación de desarrollo de fuerzas destructivas y funcionando como tales en el seno de F.P.? ¿De dónde esta facilidad para ilustrar el mecanismo de desarrollo social que muestra el mecanismo para destruir y conquistar hombres, etc.? Y, en fin, ¿de dónde la necesidad de que exista?

En esta necesidad se resuelven las otras cuestiones. Y todas ellas conducen al marco de escasez en el que se han 71

Cfr. Ad Guerra francesa carta de Marx a Engels pidiéndole desarrolle el tema de la relación entre guerra y tecnología

156

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desarrollado las sociedades y sus F.P. hasta hoy, de suyo escasas, contradictorias.

Antes de resolver todos los cabos de la madeja, podemos resolverlos siguientes: Al confrontar a los economistas marxistas que han tratado el trabajo productivo (parágr. 4.2) pudimos ver que lo necesario se les escindía y estallaba en no necesario. Pudimos resolver la cuestión (parágr. 4.3.1) al observar que ese desglosamiento absurdo de lo necesario, tiene su base esencial, primero, en la dimensión doble de las necesidades humanas social e individualmente tensadas, formal y realmente determinadas y correspondiendo además a la correlación entre la necesidad y la libertad como forma particular y culminante de ésta. (Algo que redondearemos en nuestros incisos 5. y 5. 1). Pero tenia su-base fenoménica inmediata en el marco de escasez en el que han vivido hasta ahora las sociedades. Aquí puede ocurrir por recurrencia de prácticas múltiples individuales y grupales que se sostengan verdaderos absurdos y se gaste en ellos tiempo de trabajo socialmente necesario, pero que sólo mediante ellos —mitos, 157

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gastos

suntuarios,

masacres

(G:

Bataille)

y

represión

suplementaria sobrante (Marcuse), etc.— el ser social queda configurado de modo especifico; según ejemplifica Marx con el crecimiento y existencia de la circulación de capital y el sistema crediticio anejo, haciendo la crítica de lo superfluo represor desde su base

económica

misma

siempre

aceptada

acrítica,

naturalizantemente por los agentes económicos.

De ahí las paradojas con que se topan los economistas marxistas al buscar comprender a Marx; sobre todo si de la escasez nada sabían y menos de su concepción de la libertad y la necesidad.

Pero observamos asimismo que el trabajo productivo (en su acepción básica) se desglosaba en Tp/i (inciso 4.3). Primero en sentido de reproductor o no reproductor de las condiciones materiales inmediatas de vide y segundo, en el sentido más específicamente capitalista de reproductor o no de la condición material inmediata de existencia del capital: la plusvalía. De hecho, vimos que las dos acepciones de Tp provenían de una oposición entre la perspectiva del proceso de trabajo y de la 158

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perspectiva de producto, y aún de lo que le es ajeno al proceso.

Vimos que la escasez daba razón de ello.

La explicación de este desglosamiento múltiple y complejo fue la que avanzamos al resolver qué era lo socialmente necesario (4.3 y 4.3.1) y dar la respuesta positiva de lo que los economistas marxistas sólo garabatearon. Esta respuesta es esencial para entender qué es FP y restituir la concepción de Marx en su especificidad frente a sus críticos, o también para restituirla al lado de quienes quieren seguirlo.

Finalmente, hemos subrayado cómo, en tales condiciones de escasez, las F.P. se desglosan en una cuádruple determinación polarmente ordenada por pares: fuerzas productivas y destructivas, por un lado, y por otro, fuerzas productivas apuntalantes del sistema o fuerzas productivas revolucionarias. En ello va incluido el que se desglosen y medien mutuamente F.P. constituidas por Ti y otras por Tp, sea en su acepción primera, material

o

en

su

acepción

especificada.

159

segunda,

capitalistamente

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La regulación de todas estas contradicciones corre por cuenta de la ley de escasez del capitalismo, o dicho de otro modo, de la ley de la tendencia decreciente de la cuota de ganancia; y según ella, también, la transmutación de

trabajo

improductivo

en

productivo, etc. (lo que veremos al final del capítulo IV ).

El valor de uso concreto y el valor de uso social, el productivo y el improductivo, lo útil y lo inútil, lo necesario y lo superfluo, lo sagrado y lo profano, lo bendito y lo maldito de los bienes, la riqueza y la miseria, todo ello queda cuajado en las oposiciones entre lo excesivo y lo escaso que son el juego de la época de escasez. Veámosla, pues las F.P. se determinan así, según estos enredos y calificativos.

5. Condiciones para que exista historia y fuerzas productivas escasas (1).

Ilimitación y limitación.

L

os diversos aspectos desglosados de lo que es socialmente necesario, pueden repartirse en diversos aspectos de la sociedad o adjudicarse a grupos de

160

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individuos sociales relacionados entre si. Pero necesariamente, en tercer lugar, habrá que reconocer que el individuo mismo sintetiza en sí mismo, en su vida concreta, esos aspectos desglosados de las necesidades. El desglosamiento externo de los mismos, tiene en la contradicción interna del individuo, su corazón.

Ese desglosamiento externo permite desarrollo y juego de lo que internamente se contradice, posibilita el desarrollo social e individual, el desarrollo histórico del contenido de la sociedad y de su forma, de las fuerzas productivas y las relaciones de producción e intercambio sociales. La condición primera, para que haya historia es el individuo social combo ser de necesidades como ser vivo y genérico a la vez.

El conjunto de individuos limitados e interrelacionados, rebasan con la asociación sus mutuos limites inmediatos, pero la forma o modo de sociedad y producción en que se constituye, no puede ser de suyo sino determinada, de suerte que los individuos recobran los límites pero ahora remodelados y como

161

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provenientes de fuera de cada uno: son individuos socialmente determinados, no sólo determinantes de la asociación.

.

Ahora bien, si la naturaleza con la que deben llevar a cabo un permanente intercambio metabólico se les presenta como escasa debido a la debilidad o escasez de sus propias F.P., tendremos que este menos, esta escasez permanente como determinación cuantitativa, decide, no obstante, sobre la calidad de sus vidas; y aún decide acerca, de la existencia o no de cada uno de ellos: es inmediatamente una determinación cualitativa.

Y lo es de tal suerte que todo el ser social queda determinado cualitativamente como escaso. Ello significa que sus distintos aspectos entre sí, porque los individuos antagonizan entre sí, consigo mismos o por grupos, en vista de salvar/mejorar la vida de cada uno.

El ser social determinado escasamente es directamente “antagónico” y Marx lo llama asimismo “limitado”, no sólo determinado, como lo está cualquier ente, presentando bordes que lo ligan al resto de seres dentro del universo. Es “limitado” porque en cada punto concreto, en cada individuo, institución, 162

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grupo, herramienta o idea, hay un aferramiento básico, un forzamiento a no soltar la riqueza dada y de la que depende la vida. Hay una “fijación”72 objetiva del ser social que obstaculiza constantemente su despliegue, el desarrollo de sus F.P. Porque ese es el verdadero borde, frontera y determinación de la sociedad y del hombre: su procesual ilimitación, su trascendencia de todo limite dado. Pero en la escasez esa determinación aparece invertida, no solo como determinación interior, sino como franco límite y obstáculo externo pero a la-vez introyectado por todo el ser social en sus determinaciones objetivas (allí la técnica determinada escasamente) y por cada individuo en su conducta vital. (Véase el párrafo de Marx citado sobre la riqueza limitada e ilimitada: en inciso III. 1).

Vayamos ahora más despacio a determinar las relaciones constitutivas del desarrollo histórico hasta hay, inclusivas del capitalismo, el precapitalismo y la posibilidad de rebasarlas:

72

El concepto freudiana de fijación corresponde psicológicamente hablando a una determinación social material de la época de escasez. Es lo que una perspectiva freudomarista podría indicar.

163

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5.1 Condiciones para que exista historia y fuerzas productivas escasas (II). Las leyes capitalistas de escasez.

L

a historia hasta hoy se ha erigido sobre dos relaciones de producción totales y básicas: la relación de inadecuación entre el sujeto humano y la naturaleza, y la

relación de escasez de fuerzas productivas y bienes.

La primera frontera con que se topa el trabajo le confiere a la vez sentido: se trata de adecuar relativamente los objetos naturales a las necesidades humanas materiales y espirituales: adecuar por lo menos cada objeto singular a cada necesidad; se trata de lograr lo necesario: el objeto necesario. Hay, se trata de adecuar lo que hay y de adecuarnos a la que hay. Pero existe otra frontera. quizá no exista eso necesario en cantidad suficiente para todos, o de modo suficiente ésta es la frontera de la escasez —según vimos— en la que el trabajo y sus F.P. y productos son determinados escasamente: objeto escaso. Marx opina, que la relación histórica

de escasez es superable también

históricamente, pero no así la relación de inadecuación; la cual es connatural al ser humano materialmente determinado.

164

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En las sociedades escasas, una necesidad, una F.P., recorta o sustituye represivamente a otra; una fuerza se:. opone a otra, un aspecto objetivo desgarra a otro, etc. Algo sobra y a la vez algo falta; el modo escaso de existencia se contrabalancea descentrado siempre con momentos de exceso. A veces faltan hombres, a veces son superfluos y es necesario suprimirlos; a veces falta alimento, y a veces sobran o faltan maquinas.73 Bajo el capitalismo la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y en general la ley de la acumulación de capital, y su contrapartida, la ley de población específicamente capitalista, determinantes de la existencia permanente de un ejército industrial de reserva, de una miseria creciente relativa, y absoluta, así como de una sobreacumulación de riqueza de capital, son el resumen de la dialéctica de escasez y exceso de las sociedades limitadas. Y todas las F.P. se orientan dualmente hacia la sobreacumulación y hacia la sobrepoblación; y conducen a la destrucción de los excesos mediante crisis y guerras;

73

Cfr. Sartre, Jean Paul, op. cit., t. I, apartado C.

165

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destrucción ecológica, decadencia vital cotidiana; es decir, nuevos excesos, etcétera.

Puede decirse, en general, que el desarrollo histórico habido hasta hoy, caracterizador de la prehistoria de la humanidad; presenta el rasgo especificante según el cual sólo puede darse si el conjunto de fuerzas productivas se escinde y confronta, y a la vez se retotaliza. La. Escisión aparece inmediatamente provocada por la escasez y lo hemos descrito; de la retotalización hemos observado ejemplos aislados, podemos tratarla más adelante.

Así, es de subrayar que la existencia de la relación de escasez, provoca una escisión y represión también, en la más básica relación de inadecuación entre el sujeto y el objeto; es así como se articula con ella, así puede existir.74 Por ello debemos enumerar una tercera relación constitutiva de la historia de las F.P. humanas, que, no es sino una parte de la relación de inadecuación que parece desprendida e independiente de ella 74

En efecto, lo sociedades hasta hoy —aunque el modo de producción burgués de manera encubierta— presentan una escisión en su estructura total y que las divide en esferas profana y sagrada, contrapuestas entre sí.

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en gracia a la inserción escisoria de la relación de escasez: la relación de trascendencia del sujeto frente a sus condiciones objetivas de existencia.

La relación de trascendencia del sujeto por sobre sus condiciones materiales de existencia no es más que el aspecto positivo y subjetivo de lo que la relación de inadecuación entre hombre y naturaleza describe negativa y objetivamente; pues se trata, en efecto, de la postulación realizadora del ámbito, de libertad del ser humano. La relación de inadecuación sitúa a la necesidad humana, la relación de trascendencia a, la libertad. Y es que sólo otro(s) ser(es) humano(s) satisface(n) plenamente; mientras que los objetos dejan un resto sin estimular. Ahora bien, las tres relaciones enumeradas —incluida la de escasez— son resolubles, fundamentalmente mediante el desarrollo de las F.P., en especial las técnicas. Y todos los errores de planteamiento en otros autores provienen de que las confunden y no las unifican ni resuelven en las F.P. Quedan presos en la escisión y en la aparente autonomía, que provoca la relación de escasez. Veamos.

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En gracia a la relación de inadecuación el desarrollo técnico se presenta como necesario para dar forma apropiada, adecuada al consumo, al uso humano, a los diversos objetos: algo común a toda historia humana; si bien no es captable, a partir de aquí, porque las técnicas debieran ir más allá de un cierto umbral mínimo para luego simplemente ser repetidas (reproducción simple de la modalidad de técnica puesto que de todas maneras no depende de ellas lo específicamente humano, que si nos entrega la relación de trascendencia. El modo de producción asiático ha sido el que mejor puede ejemplificar, esta vía histórica de desarrollo neutralizado de fuerzas productivas técnicas (y, a la vez de un hiperdesarrollo de las fuerzas productivas corporales y espirituales). Vive la escasez como si no fuera problema, como algo natural idéntico con la inadecuación75.

Ahora bien, en gracia a la relación de escasez es palpable la necesidad férrea —cuestión de vida o muerte, pues no hay suficiente para todos, etc.— del desarrollo técnico por lo menos 75

Efecto análogo es el que busca Marshall Sahlins en su Economía de la edad de piedra. Ed. Cit. Si bien, entre pueblos cazadores y recolectores.

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hasta rebasar la escasez (reproducción ampliada de la modalidad de técnica, por lo menos hasta cierto limite racional). El modo de producción burgués ejemplifica bien esta necesidad, si bien de modo compulsivo y unilateral no queriendo reconocer límite a su actividad explotadora, porque en efecto es un modo de producción productivista. El capitalismo vive al igual que todos los modos de producción precedentes la escasez, pero la vive como si no hubiera otra relación, otro problema quo superar; y tanto, que tampoco sabe hacia donde superarla.

Finalmente, tal pareciera que en vista de la relación de trascendencia el desarrollo técnico no tuviera nada que ver, pero es al contrario. Es respecto de la relación de trascendencia que el desarrollo técnico crecientemente

ampliado y la técnica

en cuanto tal adquieren su razón total de ser, pues condicionan el desarrollo de la libertad humana abriéndose cada vez mayor espacio y tiempo y aún de otra índole que los anteriormente dados; sobre todo de los escasos76. Por donde la sociedad no escasa, ilimitada y antiproductivista por 76

Citar Karl Marx. T IIII. Capítulo XLVIII, párrafo final de la célebre cita]. Al final de este libro comentaremos ampliamente este célebre pasaje de Marx.

169

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excelencia, se basa en un desarrollo ilimitado y creciente de las

F.P.

racional

y

naturalmente

determinado,

no

productivista77.

Tenemos así el desarrollo de la modalidad de técnica en lo sentido ilimitado. Ojo, no sólo reproducción simple y ampliada sino desarrollo, insisto. Fácilmente este aspecto del comunismo ha sido enajenado por la ideología burguesa dominando la conciencia

de

los

revolucionarios.

Para

diferenciarlo

explicitemos, algo implícito en lo recién dicho: 5.2 Condiciones para que exista historia (III). Necesidad de coordinación social. Técnica y libertad.

D

entro de la relación de inadecuación entre el hombre y la naturaleza, los objetos son trabajados y sufren una transformación que los hace aptos para el

consumo humano, por lo menos uno a uno respecto de cada necesidad dijimos. Pero la labor de adecuación es de hecho más 77

Ni por supuesto, antiecológico. Pues desarrollo de fuerzas productivas técnicas no significa necesariamente contaminación del medio ambiente y dilapidación de energía según es la óptica capitalistasino lo contrario

170

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compleja que eso, ya que las necesidades son múltiples, los objetos producidos varios y nunca completamente adecuados a las mimas; de donde producen nuevas necesidades que requieren nuevos objetos, de suerte que nuestra confrontación con la realidad es básicamente enriquecedora y potencialmente recreativa. De, donde la labor de adecuación debe completarse como labor de coordinación de las necesidades singulares entre sí y con los objetos y nuevas necesidades, así como con las labores inmediatas de producción. La necesidad de Coordinación S o c i a l Técnica brota de las relaciones más intimas entre el hombre y la naturaleza y como un don enriquecedor.

Brota de la vertiente trascendente libertaria capaz de imprimir su voluntad en la naturaleza y de adecuarse a ella que tienen los hombres, y es hija directa de su básica actividad adecuada a fines, pero ahora efectuada en referencia a la coordinación de las necesidades, algo que sólo a la libertad le está permitido.

171

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La

figura

del

cronometrista

verdaderamente miserable s i

taylorista

resulta

la confrontamos con su

fundamento transhistórico.

En efecto, la relación (miserable) de escasez provoca la escisión entre la relate de inadecuación/transformación laboral y la trascendencia. Y la provoca materialmente, dado el tipo de objetos que se producen y dadas las necesidades así creadas en el torso histórico. Sobre todo dado del tipo de técnicas que deberán usarse.

Los hombres deberán trabajar aspectos parciales de la naturaleza y con una perspectiva parcial según un trabado productivo que ha fijado o enredado su esencia en el producto salvador; un trabajo alienado y que desde el producto (el fin posible) se determina y ordena todos sus medios (técnicos) en contraposición latente o manifiesta "frente a otro grupo de individuos y aún otros individuos. De ahí que Marx indique cómo es del trabajo enajenado que ha brotado la propiedad privada, la relación enajenada y el objeto (privado) enajenado.

(Trabajo enajenado,1844).

172

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De ahí, también la necesidad objetiva creciente de coordinar la división del trabajo y el aparato técnico productivo e improductivo, etc. La subrayada y ya deformada necesidad, de dirección cada vez más autoritaria del trabajo. La separación del trabajo manual e intelectual es, según La ideología alemana y capitulo XII de El Capital: “División del trabajo y manufactura”, al estado en que la enajenación se ha consolidado prima facie y a partir de donde los antagonismos de clase pueden hacerse ya presentes.

A la base de todo ello se hallan las técnicas malditas, la escisión de las F.P. y su retotalización parcial mediante renovadas técnicas y actividades de dirección, alienadas. El progreso humano se le presenta, así, a Marx como progreso de la Enajenación (1844, y “Formen”, e Introducción de 1857).78 La decadencia de la sociedad comienza con su “progreso” (Nietzsche); pero –y este es el aporte específico de Marx– es en el curso de ésta que puede superarse la enajenación y constituir un progreso pleno con base en la decadencia social, el desarrollo técnico alcanzado y por darse.

78

Por ejemplo: “No Olvidar tratar...” “6) La relación desigual entre el desarrollo de la producción material y la del arte, por ejemplo. Hay que evitar concebir el progreso bajo la forma abstracta [lineal y apologética] corriente...”

(Introducción de 1857).

173

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“(...la forma más extremas de la alienación, en la cual, la actividad productiva, aparece respecto a sus propias condiciones y su propio producto en la relación del capital con el trabajo asalariado, es un punto de pasaje necesario y por ello contiene en sí, aún cuando en forma invertida, apoyada sobre la cabeza, la disolución de todos los presupuestos limitados de la producción y, más bien produce y crea los presupuestos no condicionados de la producción y, por ello, las condiciones materiales plenas para el desarrollo universal, total, de las fuerzas productivas de los individuos)” (“Formen”, 1857).

La libertad se hace presente por necesidad. La básica descoordinación técnica objetiva y de necesidades y su acompañante la coordinación directiva represiva, provocan la necesidad de libertad creciente de donde surja la posibilidad y la actualización de una capacidad de coordinación social genérica técnico productiva e improductiva. La revolución comunista time aquí su asiento.

174

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5.2.1 Condiciones para que exista historia (IV). Dialéctica general de las fuerzas productivas escasas. Formas del valor y Estado.

L

a coagulación de la libertad, su alienación y su cosificación como voluntad general represora y coordinante aparece anudada en distintos puntos de

la sociedad: en la familia, en el trabajo, en la educación, en el mercado, etc., y finalmente todos se suturan como Estado.

La labor técnica y social, coordinadora, es necesariamente improductiva, por donde se revela la alta y esencial función del trabajo improductivo; lástima que la hagamos valer ahora

que

hablamos

del

Estado,

donde

la

labor

coordinadora adquiere su aspecto más repelente porque se despliega necesariamente enajenada y en último análisis hasta en los casos aparentemente neutrales, clasista. Pero es también sea faz con la que —en la época de escasez— se muestra la coordinación auténticamente genérica; allí, en la “comunidad ilusoria” (Marx, en "La cuestión judía"); y por ello los revolucionarios la mistifican sea en corrientes reformistas, y en general estadólatras, o en corrientes anarquistas que pasan a repeler toda coordinación sólo por 175

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identificarla con la estatal. Y donde incluso el combate contra el Estado mengua; o, a contrario senso, la realización de una coordinación planificada efectiva.

El Estado es una fuerza productiva propia de la escasez.

Y la mistificación le es inherente como F.P. adicional apuntalante de la forma dada de asociación y técnica. Es de hecho una continuación de la mistificación de la técnica alienada de base; su secreto no conduce de regreso a ella: La dialéctica general de las F.P. escasas muestra F.P. que se escinden y contraponen polarmente y cuya contradicción suscita el surgimiento de una tercera F.P. que las cohesiona sin suprimir las contradicciones, haciendo de ellas y reconfirmándolas, etcétera.

La contradicción de base, objetiva y externamente existente en las técnicas contrapuestas, logra neutralizarse mediante

la

nueva

técnica,

que

constituye

una

reexteriorización ahora sintética de aquellas: Esta neutralización es por ello necesariamente explotadora, opera bajo modo alienado, nadie tiene interés de llevarla a cabo sino por 176

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motivos de salvación más o menos privados y frente a la expectativa de salvar mínimamente la escasez mediante un excedente, obtenido en base a la síntesis no neutralizadora de condiciones.

El tiempo de trabajo excedente irá, pues, creciendo con el desarrollo de las F.P. y con ello crecerá la privatización de su apropiación. De suyo constituye un desarrollo decadente, sintetizador de cada vez mayor número de contradicciones.

Del desarrollo de F.P. contradictorias deriva el desarrollo del Estado, él mismo como tercera F.P., neutralizante, alienada, alienante como se ve, el desarrollo de fuerzas productivas escasas —no sólo las capitalistas— tiene su clase en el desarrollo de las formas del valor, tal y como Marx las expone en el T. I, Cap. I, parágr. 3 de El Capital, y según las cuales se estructura mi teoría de la subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital.79

79

Cfr. anotaciones explicitas respecto de esta relación en el Manuscrito de 1861-1863, recientemente publicado en MEGA. II. 3.1.

177

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Así, la automatización del aparato técnico se inicia de hecho como subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital o progreso de la decadencia burguesa. La enajenación en todas sus versiones es pues una F.P. eficiente. Automatización capitalista del proceso de trabajo y desarrollo estatal (burocrático y militar) son uno.

El dominio de la sociedad por la relación capitalista se recorre así desde la S.F. y la S.R. del Pti/K hasta el Estado, según la dialéctica de desarrollo del valor y sus formas La teoría marxista del Estado se asienta en la de la S.F. y S.R. del Pti/K; no debe sorprendemos que se cree incluso que Marx no tiene una teoría de la política, desde el momento en que tampoco la teoría de la S.F. y S.R. del Pti/K, y con ella la de la dialectica de su F.P. capitalistas, según Marx, es tomada en cuenta. Claro, no tiene una Teoría del Estado como la conciben los que creen que no la tiene, sino una enraizada en la Teoría General de las Fuerzas Productivas, es

178

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decir del Materialismo Histórico; particularmente en la “Historia Crítica de la Tecnología”80 .

Discutamos un poco:

III. A. Carlos Marx. La concepción crítica del progreso 6. Carlos Marx sobre la decadencia del capitalismo y las teorías sobre el imperialismo coma obstáculo.

E

n ocasión de analizar 81 el comportamiento del

imperialismo inglés en Asia (“Lord Palmerston”) y otras regiones, -así como el despliegue de Napoleón

III-; Carlos Marx observa, hacia 1853, que el capitalismo inicia un proceso de decadencia social y política.

Una decadencia a nivel cultural, filosófica y sobre todo específicamente científico social, nos es señalada en el Postfacio 80

Amplio esta idea con intenciones demostrativas a través de rastrear en el corpus de la obra de Marx los hitos de su teoría de la política en .............México, 1996.

81

Cfr. Artículos del New York Daily Tribune y cartas de la época.

179

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de la segunda edición de El Capital (1872) como iniciada desde más o menos la primera crisis económica general del sistema en 1825 que cerró el paso al desarrollo ulterior de una economía clásica científica y puso a la orden del día tanto a la economía vulgar coma a la crítica científica de la economía política (particularmente en Alemania). Y desde 1839 Marx apunta críticamente cómo la filosofía entra en decadencia en las escuelas derivadas del sistema hegeliano en descomposición. 82 Pero sobre todo en 1858 establece la observación del inicio de la decadencia global del sistema83, precisamente en el curso de su progresiva expansión alienante a nivel mundial —por ello hace la observación alarmado— y asentada en una decadencia de las relaciones de producción básicas y de las fuerzas productivas. Citemos a Marx:

82

“Del devenir filosofía en mundo y del devenir mundo de la filosofía”, anotaciones preparatorias de su Tesis Doctoral.

83

El tema de la “decadencia cultural” del capitalismo fue tratado magistralmente por Georg Lukács en su célebre ensayo............... no obstante se... de ver errores en el abordaje luckacsiano. De fondo, extraña el hecho de que no registre la decadencia de fuerzas productivas.

180

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“[...] No podemos negar que la sociedad burguesa ha experimentado por segunda vez su siglo XVI, un siglo XVI que, así lo espero, tocará a difuntos para la sociedad burguesa, del mismo modo que el primero la dio a luz. La misión particular de la sociedad burguesa es el establecimiento de un mercado mundial, al menos en esbozo, y de la producción basada en dicho mercado mundial. Como el mundo es redondo, esto parece haber sido completado con la colonización de California y Australia, y con la apertura de China y Japón. Lo difícil para nosotros es esto: en el continente, la revolución es inminente, y asumirá inmediatamente un carácter socialista. ¿No estará destinada a ser aplastada en este pequeño rincón, teniendo en cuenta que en un territorio mucho mayor el movimiento de la sociedad burguesa está todavía en ascenso?”

Las F.P. escasas y las capitalistas particularmente son enajenadas y su desarrollo descompuesto, pero según fases, así que además de enajenado y descompuesto puede llegar a ser aún decadente como forma redoblada de enajenación donde sus efectos nocivos predominan por sobre los benéficos. Así 181

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recién se ha concluido de modo preliminar la S.R. del Pti/K en los principales países europeos, comienza allí la decadencia de las F.P. capitalistas84. Reparemos que en el caso que nos ocupa, las teorías del imperialismo nos han legado una herencia difícil de trascender pero cada vez, se muestran como F.P. inadecuada al desarrollo de la revolución comunista, pues hablan de una decadencia del sistema burgués iniciada apenas con su fase superior imperialista, que de ser cierta deberían pasar a poner en concordancia —si se quiere discrepante pero explícita— con las afirmaciones de Marx. Pero ya digo que los autores posteriores a él, poco o nada se han ocupado de la S.F. y S.R. del Pti/K desde la que él piensa el fenómeno de desarrollo histórico capitalista y su decadencia básica (técnica) y geopolíticamente expresada como decadencia progresivo retrograda. 85 84

Con lo que da inicio la subordinación real del consumo bajo el capital y su inherente producción de valores de uso nocivos.

85

Discuto pormenorizadamente el problema enfrentándolo a las teorías del imperialismo en el últ im o y penúltimo capítulo de mi tesis de maestría.

Aprovecho la oportunidad para criticar la manera falaz de abordar el problema por parte de Raymond Aron —manera reiterada en una reciente entrevista ("Imperialismo, lo que queda del marxismo-leninismo”, en Revista Vuelta 79, núm. 79)—. R. Aron crítica a Lenin y le opone la cuestión de la

182

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Excepcionalmente tenemos un Ernest Mandel —de quien ya hicimos referencia— un esfuerzo por retomar el desarrollo tecnológico como base de una Teoría Critica del desarrollo del sistema; aunque no claramente desde la perspectiva de la S.R. del Pti/K, etc.

6. 1 Ernest Mandel: otro enfoque de la decadencia de lo fuerzas productivas (Ecología).

E

rnest Mandel es, dentro del ámbito marxista, quien más

y mejor se ha preocupado por conectar el desarrollo tecnológico y las formas de relación social de

producción

capitalistas,

vale

la

pena

discutir

con

él

particularmente cuando busca —en un articulo reciente— explotación; pero no vaya a creerse que la de la clase obrera por el capital, definitoria del capitalismo en cuanto tal y obviada como evidente en las Teorías del Imperialismo, sino de la explotación de “unos países por otros”, pues acerca de la de clase obrera opina que ya no es sistemática ni permanente. Así, Aron transforma alquímicamente la pregunta fundamental al desituar al sujeto real del proceso de reproducción social, que según Aron, en este caso, son los “países”. Críticas de este tipo a las Teorías del Imperialismo quedan por debajo de ellas. Y en verdad Aron está preso en Hilferding y en su pseudomarxismo; constituye un perfeccionamiento pero de los aspectos más erróneos de las Teorías del Imperialismo; y precisamente al querer construir una “Teoría Estructural del Imperialismo”.

183

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criticar por ejemplo a Ándre Gorz —sin hacerlo explícito—, quien con base en un supuesto acriticismo de Marx frente a la tecnología dice “Adiós al proletariado” (titulo de un libro, Barcelona, Ed. Viejo Topo, 1981) y abraza al movimiento ecologista.

Ciertamente, no nos confundamos, la disyuntiva es falsa: no adiós al proletariado, sino bienvenida a la lucha por un proletariado ecologista generalizado y por lo tanto, bienvenida del proletariado ecologista que ya se manifiesta en algunos puntos en el curso de generalizar su lucha. Y esta argumentación política puede basarse privilegiadamente en una plataforma teórica marxista.

Así por ejemplo, Mandel sabe resaltar86 que Marx, en su capitulo XIII (“Maquinaria y gran industria”) de E Capital, presenta la doble faz de las F.P.: “alienantes/emancipadoras”.

86

Cfr. Sus ensayos sobre el neocapitalismo, México, Ed. Era, 1975. Y El capitalismo tardío, Ed. Era, 1980. Así como el articulo que comentamos aquí: "Socialismo o barbarie hoy (tesis sobre el marxismo, la ecología y los peligros de guerra mundial)”, texto presentado como ponencia en la IV Jornadas de Ecología en Madrid, los días 19, 20 y 21 de noviembre de 1982, por el Centro de Estudios Socio-Económicos.

184

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Ahora bien, luego pasa consecuentemente a hablar de dos fases generales de las sociedades de clases, en particular de la capitalista: una fase ascendente y otra declinante; en cada una de las cuales predomina ora el rasgo positivo ora el negativo de las F.P: La fase del capitalismo declinante.

Hasta aquí todo va bien, pero la cronología que les adjudica no parece coincidir con la de Carlos Marx, pues “grosso modo esta segunda fase se inicia con la primera guerra mundial, primera ‘implosión’ destructiva del capitalismo, que le costó al género humano 20 millones de humano 20 millones de muertos e incalculables daños materiales. Después vino la crisis de 19291932, el fascismo, la segunda guerra. mundial, Auschwitz, Hiroshima, el hambre en el tercer mundo, la carrera de los armamentos nucleares, ‘la desfoliación’ en Indochina”, etc. etc. (pág: 51)87: En todo caso, cómo entender aquella decadencia de la qua habla Marx en 1858, ¿como mera ilusión?

87

Para una captación alternativa de la historia del siglo XX precisamente desde la perspectiva de la subordinación formal y subordinación real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital. Cfr. mi El siglo de la hegemonía mundial de EU. Itaca, México, 2004.

185

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Mandel reconoce que “Marx y Engels describen en sus obras numerosos casos de destrucción del medio natural por el Raubbau [estructura de explotación excesiva] capitalista, pero [dice] su peso en el balance global del sistema es menor que su efecto emancipador: es la fase del capitalismo ascendente". (Subrayado mío).

Debo insistir otra vez que la cronología no coincide y sobre todo, que no sólo tenemos unos pasajes numerosos que "describen", sino una Teoría del Desarrollo Capitalista completa y fundada en el desarrollo de las F- P.; particularmente en la Teoría de la S.F. y la S.R. del Pti/K y de donde resulta explicable que haya también numerosos pasajes descriptivos.

De hecho Mandel tiene dos grandes parámetros valiosos para no valorar neutralmente a las F.P. Por un lado a) se trata de instrumentos del capital y por tanto de uso es capitalista, (tesis asimilable a la S.F. de Marx), pero también b) la “Forma especifica en que se han desarrollado” técnica e históricamente es nociva: Este doble parámetro inicial es semejante, entonces, a la teoría de Marx sobre las S.F. y las S.R. del Pti/K, pero no 186

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completamente. Pues en Mandel necesita completarse con el segundo lado, el parámetro que indica la fase ascendente y la fase descendente del capitalismo y la índole predominante de sus respectivas F.P.; las que no presentan conexión con la S.R. De tal suerte el abordaje que se hace de la S.R. del Pti/K no es orgánico, sino que se escinde en estos dos parámetros (y el primero en dos subparámetros): Así que estos tres acercamientos codeterminan a la técnica y básicamente a estructuración de las "revoluciones industriales" (primera, segunda y tercera) presentada por Mandel en otras obras. Por su parte el orgánico acercamiento de Marx a la S.R. puede por ello correlacionar esencialmente la S.R. del Pti/K con su expresión y repercusiones geopolíticas, y, pasar a afirmar el inicio de la decadencia global del sistema como ligeramente anterior a 1858, recién redondeada. precisamente la S.R. La cuestión del rescate actual de Carlos Marx para beneficio del marxismo queda así subrayada: Añado una propuesta: 187

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7. La subsunción real del consumo bajo el capital como figura especifica de la decadencia actual de las fuerzas productivas.

L

as FP. técnicas son casi las mismas —también en cuanto a sus efectos nocivos particulares— hoy que a mediados del siglo XIX. Pero son ciertamente más

tupidas y por tanto conforman un conglomerado más antiecológico que en el siglo xix.88 El caso de la bomba atómica y del armamento bélico en general está referido a las fuerzas destructivas del sistema y no directamente a sus técnicas productivas. Y su desarrollo creciente depende precisamente del 88

La diferencia de fuentes de energía y maquinas matrices así como de sus mecanismos no añade nuevas determinaciones esenciales a la tendencial automatización enajena demostrada por Marx en sus descripciones del sistema automático de máquinas, etc. Y la nociva utilización de reactores atómicos con fines “pacíficos” pero poniendo en peligro a poblaciones enteras, es resultado del aparato técnico básico más tupido, y que los ha menester para sostener su dinámica dentro de las contradictorias condiciones actuales.

Radovan Richta (op. Cit.) cree que la revolución industrial del siglo XVIII y XIX y el primer tercio del siglo XX se diferencia cualitativamente de lo que él llama –siguiendo a John D. Bernal- la revolución científico técnica y que automación posterior a 1950 establece una “ruptura con el sistema de maquinas” (dice literalmente) conocido por Marx. Olvida señalar que Marx lo denomina literalmente “sistema”

188

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cada vez más tupido entramado de F.P. técnicas de suyo nocivas y contradictorias, base de las contradicciones internacionales. Ciertamente, pues en la actualidad cada gran potencia y cada país posee un arsenal técnico productivo tupido y que se contradice con los demás. Forzosamente derivan de él unas F.P. destructivas potentísimas que neutralizan la contradicción básica, momentáneamente (guerra fría, etc.). De hecho, las guerras contrarrestan la caída de la tasa de ganancia cuya ley totaliza las antedichas contradicciones del metabolismo económico burgués.

Así, no es en unos recientes efectos nocivos en donde principalmente se muestra la decadencia de las F.P. capitalistas, como los críticos de Marx y actuales marxistas indican. Ya eran decadentes; pero podía diluírselas por el mayor peso específico rural y agrícola, etc., en al entorno productivo (Cfr. capitulo.

III).

La diferencia cualitativa de nuestro tiempo respecto de Marx y sabiendo qua ambos tiempos se sitúan en el seno de una decadencia tecnológica y por ende global del sistema, tanto 189

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funcional como geopolíticamente hablando, estriba sobre todo en la nueva índole de los valores de uso; producidos hoy por unas F.P. tan decadentes como las anteriores pero más tupidas.

Estos valores de uso son de suyo renovadas F.P. decadentes y apuntalantes del sistema así como la refuncionalización metódica y técnica qua los produce, pero ambas son distinguibles del básico aparato técnico, que digo as similar al del siglo XIX. Así pues, es a nivel de los V.U. que hoy se producen que se sitúa la potenciación de la decadencia del sistema y de sus F.P. Es decir, se, trata de un desarrollo de las S.R. del Pti/K según su racionalidad previa, descrita en la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia; por ello es la maximación de la ganancia la que en general puede dar cuenta de la mala calidad de los V.U. producidos, etc. Pero según esto, el caso particular de hoy es explicable según el concepto de subsunción real del consumo bajo el capital89.

89

Desde la publicación original del presente ensayo (1983) he publicado diversos ensayos aclaratorios sobre este concepto. Mismos que he venido mencionando.

190

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La subsunción real del consumo bajo el capital como desarrollo y forma de la S.R. del Pti/K puede dar cuenta del desarrollo y estructura de las F.P. actuales porque precisa el sitio de la potenciada decadencia. Y al hacerlo precisa la meta tendencial del capital y por tanto la estrategia revolucionaria que la puede contestar: Hoy

las

F.P.

no

están

sobre

todo

orientadas

inintencionalmente —según están regidas por la ley general del desarrollo capitalista— a la destrucción ecológica de la naturaleza, ésta es sólo una herencia que no pueden sino acrecentar en referencia a su orientación específicamente actual, la de destruir y subsumir corporalmente al individuo humano, el corazón de toda ecología posible, la fuerza productiva fundante.

El capitalismo podrá retroceder parcialmente de sus destrucciones ecológicas si la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia lo obliga (lo cual se expresará y ya se expresa en movimientos ecologistas masivos más o menos radicales y de creciente eficacia); peso no retrocederá a la necesaria subordinación real del ser humano operada a través de la 191

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subsunción

real

del

consumo

al

capital

según

V.U.

materialmente nocivos y atrofiantes, tanto organizativa y socialmente como urbanística y arquitectónicamente, y aún como psíquica y fisiológicamente. Más bien sólo puede profundizarla.

Y no puede retroceder aquí debido no sólo a que la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia lo detiene, sino sobre todo porque la ley máxima del sistema —es decir, la producción de su propia destrucción mediante la producción de sus propios sepultureros como potentísima F.P. desalienante—, es la cara purificante y oculta de la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, y de la S.R. del Pti/K, la que ya resultaba sobreabundante para las necesidades humanas desde cerca de 1850.

En efecto, la negatividad del proletariado vuelta actual pudo detenerse, neutralizarse, canalizarse mediante las F.P. desde entonces desarrolladas precisamente en el curso de la expansión mundial del capitalismo y de su aparato técnico específico (S.R. del Pti/K) una índole más humana de la profundización de la 192

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subsunción real del consumo bajo el capital depende de la gestión popular respectiva. La revolución no puede dejar este ámbito en un “vacío de poder”.

Una vez que alcanzamos con el precedente esbozo el núcleo del problema, podemos desde allí matizar las cosas.

8. Periodización del desarrollo general de las fuerzas productivas capitalistas.

Progreso como decadencia.

En primer lugar periodicemos: Hacia 1858 la revolución comunista es formalmente actual en gracia a que existe un aparato técnico desarrollado bajo la modalidad de S. R. del Pti/K en los principales países europeos; y con ello el esbozo del mercado mundial, la interconexión de toda la humanidad. Por ende el capitalismo ya muestra globalmente, no sólo en las crisis, la represión global de las fuerzas productivas técnicas, etc. que le es característica.

Las FP. todas comienzan a remodelarse según estas determinaciones

retrógradas

para

193

detener,

canalizar

el

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desarrollo de las fuerzas productivas de la revolución, para hacerla inactual, etc. En este momento pasa a ser lo principal la subordinación del sujeto laboral y particularmente en su función revolucionaria. Tiene inicio la subsunción real del consumo al capital Y, sobre todo, a nivel de una reorganización social y una

refuncionalización

de

las

organizaciones

útiles

al

proletariado (valor de uso político organizativo) y también a nivel de la reurbanización arquitectónica de las ciudades (valor de uso hábitat). Ambas subordinaciones tienen como pivote posibilitante el desarrollo de los medios de comunicación e información y sobre ellos los de circulación, que a su vez son funcionalmente necesarios para la expansión mundial del sistema: Por este lado corre la veta aún progresista del sistema, pero como, se ve es a la vez la posibilitante del dominio ideológico (comunicativo) de la conciencia revolucionaria.

Emerge la psicología de las multitudes90 como de disciplina aparte.

90

Tanto Gustav Le Bon, La psicología de las multitudes, como Gabriel Tardé.

Los aportes funcionales de la misma son reaccionarios y retardatarios.

194

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Desde entonces —y aún antes— se producen valores de uso para el consumo fisiológico humano que son nocivos, pero ésta subsunción del consumo, al capital no es aún sistemática; más bien, con técnica subsumida realmente al capital, se producen valores de uso acordes con un sistema de necesidades inmediatas aún no específicamente capitalistas, sustancial o realmente, en su estructura material, sino sólo formalmente (distribución clasista, modificación, parcial de hábitos de consumo, etc.). La Decadencia Progresivo Retrógrada marcha a paso firme.

De entonces a la fecha se ha desarrollado la subsunción real del consumo bajo el capital llegando a subsumir realmente y de modo sistemático aún a la estructura material de los objetos para el consumo fisiológico y psíquico —no digamos ya los organizativos y arquitectónicos—.

Las

destrucciones

de

hombres,

particularmente

de

proletarios y campesinos, ya ocurrían tiempo atrás de modo, masivo, no es la primera guerra mundial la que las inicia; y además, esas destrucciones y muertes son la expresión del 195

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poder de las fuerzas destructivas, no directamente de la nocividad de las técnicas productivas. Por lo demás, básicamente son un fenómeno general de la “prehistoria de la humanidad": equilibrar descompensaciones económicas (de objetos) mediante destrucciones de hombres. Más bien, con la primera guerra mundial el mercado mundial, esbozado desde 1850, con sus respectivas zonas de influencia pasa a ser repartido. Es un logro del desarrollo tecnológico y sobre todo del desarrollo de los medios de comunicación; de las fuerzas productivas generales de la sociedad, como las llama Marx (La ideología alemana y Grundrisse).

Sobre esa base se inicia el tupimiento industrial de las regiones repartidas.

La segunda guerra mundial estalla en el curso del tupimiento industrial ya casi redondeado a nivel mundial y posibilita un redo blado impulso del mismo. La subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital recorre el mundo91.

A grandes rasgos tenemos el esbozo (1858), el reparto (1914 1918) y el tupimiento industrial y del mercado mundial 91

Para un tratamiento de la historia del siglo XX desde esta perspectiva cfr. mi El siglo de la hegemonía mundial de EU. Ed. Cit.

196

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configurado por el capital: fases de la subsunción real del mundo92 bajo el capital.

En

segundo

lugar

situemos

el

problema

central:

progreso/decadencia del capitalismo. Según Marx el desarrollo ascendente del capitalismo es caracterizable sólo en referencia al papel progresista de sus F.P. y precisamente este papel es medible en tanto conducen a la interconexión mundial formal de la humanidad. Más allá de este umbral y una vez que las propias

relaciones

sociales

y

sus

respectivas

fuerzas

productivas de las regiones no capitalistas Y capitalistas atrasadas así conectadas pasan a ser reconfiguradas en sentido capitalista específico desarrollado, tenemos un desarrollo nocivo, no un progreso, una decadencia progresivo retrógrada temible; efectos francamente decadentes. Pues hubiera s i d o m e j o r q u e l a remodelación mundial real —ya actualizada por la subsunción real del proceso de trabajo bajo el capital y por el mercado mundial— corriera por cuanta de la revolución 92 El “mundo”, es decir, tierra, cielo, hombres y su medios de producción y consumo subsumidos realmente al capital mundial; por tanto subsunción geográfica, económica, técnica y antropológica.

197

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comunista. Son ilustrativas de esta opinión tanto las cartas de Marx a Danielson como a Vera Zasulich, y en general la reflex i ó n marxiana sobre la comuna rural rusa. La decadencia capitalista global es por ello notada por Marx a partir de 1858, y a la vez temida como retraso de la revolución, de la vía no alienada de progreso auténtico de la humanidad.

El papel progresivo global de las fuerzas productivas capitalistas, ulterior al esbozo del mercado mundial al corrió por el lado de las comunicaciones y por el lado de capitalizar al mundo, y allí desarrolla FP que rebalancearán los desequilibrios de l a s p r o p i a s f uerzas productivas capitalistas previas; finalmente también en una población, y de sus condiciones de reproducción, inédita e inimaginable hasta entonces, si bien decadente y contradictoriamente alimentada, etcétera93.

Pero según ello, el fenómeno principal desde entonces ha sido un desarrollo de la subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital conducente a dominar a un sujeto revolucionario mediante la subsunción real del consumo al 93

El siglo de la hegemonía mundial de EU. Ed. Cit

198

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capital, que no es sino la expresión de una matizada subusnción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital94.

9. La subsunción real del consumo bajo el capital y el contenido radicalizado de la subversión actual del capitalismo y la escasez. Síntesis de este capítulo.

A

sí las cosas, todas las contradicciones se han agudizado.

Unas técnicas en propiedad privada se contraponen con las mismas y con otras, pero de modalidad igual,

también, privadamente apropiadas. La propiedad privada las opone, pero ciertamente son ellas las que la posibilitan y soportan.

En efecto, son técnicas parciales o escasas cuyos contenidos necesitan de unas formas de relación social –como de propiedad privada- que las coordinen en su magro poder; estas formas de relación no pueden sino ser escasas y 94

Ibid.

199

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adjudicar limitación contradictoria a las fuerzas productivas con su propia limitación, contradictoria, jugada entre la vida y la muerte, y con ello subrayar la parcialidad básica de las débiles técnicas.

Las formas de coordinación social se basan a su vez materialmente en nuevas fuerzas productivas sintetizadoras de las anteriores. Y el conjunto de contradicciones y respectivas síntesis contradictorias debe suturarse en una coordinación global alienada y clasista: el Estado. Tal es la estructura material general de la enajenación, código del desarrollo de fuerzas productivas escasas.

Más específicamente, la contradicción de la S.R. del Pti/K debió coordinarse o neutralizarse mediante una desarrollada estructura de relaciones sociales y refuncionalización de las estatales y políticas en general existentes. Las cuales, a su vez, debieron soportarse en una sui generis S.R. del Pti/K, matizada según el problema sintético resultante: el desencadenamiento actualizado de la revolución comunista.

Era forzoso subsumir realmente al sujeto social ya no sólo en tanto sujeto, laborante, sino sobre todo en tanto sujeto 200

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revolucionario y por consiguiente total Era necesaria la subsuncion real del consumo al capital. Su curso subtiende el desarrollo social; político, estatal; económico y tecnológico desde 1850 a la fecha.

El desarrollo alcanzado así por la subsunción real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital ha posibilitado la creación de un aparato productivo automatizado rebasante de sus herramientas parciales y contradictorias y en posibilidad de coordinar objetivamente entre si y de modo no contradictorio a sus miembros desglosados empresarialmente: la escasez está rebasada técnicamente y sólo persiste mediante artificios técnicos objetivos basados en contradicciones sociales. Artificios que presentan a la industries pesada y "dura" como única alternativa y a la técnica más sofisticada, y sobre todo a la nuclear95, como la supuestamente resolutiva de las carencias de la anterior, etc. La ideología del progreso apuntala así la eternización material de las contradicciones de un entorno tecnológico decadente y es desde 1850.

95

Esta propuesta entró en receso relativo luego de la catástrofe del reactor atómico de la región rusa de Chernobill en 199...

201

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Pero la coordinación sociopolítica y tecnológico consuntivo comunicativo represiva así desplegada por la subsunción real del consumo bajo el capital, debe operar directamente sobre los individuos concretos a nivel de su reproducción material y espiritual,

fisiológica

e

ideológicamente

deformada;

deformación basada en la estructura técnico material de los valores de uso y "objetos de consumo”. Así ocurre simplemente que se ha agudizado la necesidad de la revolución pues la coordinación represiva es insatisfactoria y contradictoria (tanto a nivel productivo como consuntivo), obliga a la alternativa de una coordinación libertaria.

La relación de inadecuación en medio de la cual se "adecúan" parcialmente los objetos naturales al consumo humano, ha interiorizado totalmente la relación de escasez cualitativa: produce valores de uso malditos. Las necesidades auténticas están actualmente en entredicho. La auténtica coordinación actual de los diversos valores de uso y las diversas técnicas no puede ser ya sólo formal, sino que puede ocurrir formalmente y coordinar un valor de uso con otro, uno a uno, y una técnica 202

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con otra, una a una, y con los valores de uso y todo ello con las necesidades, y cada necesidad con otra, solo: si inmediatamente es transformación radical de índole interna de cada valor de uso y cada técnica.

Sólo si ocurre como relación de inadecuación radicalizada e inmediatamente idéntica con la relación libertaria de trascendencia. Sólo las necesidades radicales salvarán a las necesidades auténticas porque son las únicas necesidades básicas auténticas que aún quedan materialmente y que son reproducidas ampliamente de modo feroz en toda su pureza.96 Tal es la fuerza productiva que se está gestando actualmente.

El punto nodal de la escasez: ¿qué apatrato técnico es aquel no escaso y que posibilite no sólo producir objetos y necesidades coordinadas cuantitativamente y cualitativamente con el conjunto de la sociedad, sino, además, que contenga como ingrediente propio el producir y reproducir ampliadamente 96

Así como sucesivamente han sido intentadas y experimentadas diversas figuras “contraculturales” de vida en E. U. Y Europa principalmente; también ha ocurrido una reflexión teórica y múltiple. Agnes Séller, Henri Lefebvre, Raoul Vannegeim, H. Marcuse, A. Schumucher, Jean Baudrillard, Guy Debord, etc., etc. han buscado teorizar el problema desde perspectivas marxistas y no marxistas. He buscado retomarlos y discutir con ellos desde lo que pienso que es la postura de Marx y lo que en verdad ocurre actualmente.

203

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cada vez una actividad práctico humana y un renovado aparato técnico que no obstaculice la objetivación universal de la sociedad.

Aquí la cuestión de la técnica alcanza su fondo, pues de ella depende la coordinación completa de necesidades, objetos y actividades, etcétera.

La revolución comunista es justamente el proceso en que se experimentan las formas de coordinación total del conjunto de necesidades y capacidades, etc., para trascender la escasez. Y el propio experimento es ya camino de salida: es una fuerza productiva que se forja a sí misma. Recobra con ello su clave originaria: la pasión.

10. Semblanza de Carlos Marx como resumen de su época

P

ermítasenos hablar personalmente de Marx en un rápido recorrido de lo que llevamos dicho. En nuestro capitulo I se nos presentó coordinando

vitalmente un proyecto Teórico Crítico continuo desde su Tesis Doctoral, y sobre todo desde sus Manuscritos de 1844, 204

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hasta su muerte... Un hombre comunitario, anticipatorio del comunismo,

quiso

fundamentarse

vital,

inicialmente

al

fundamentar sus principios negando todas las negaciones que lo

agobiaban

y

lo

constituían

psíquica,

fisiológica,

cotidianamente, históricamente en su sentido más concreto.

Una sublimación teórica no represiva fue construida sobre la base de contradicciones encarnadas. Así, nuestro capitulo II reveló a un hombre anticapitalista y antiprogresista, crítico del desarrollo de la subsunción real y formal del proceso de trabajo inmediato bajo el capital y de las fuerzas productivas burguesas en general. Nuestro capítulo III nos ha entregado a un hombre no sólo antiprogresista anticapitalista, sino a uno atiprecapitalista, pero que en su propia negación total no hace sino confirmar el ser un hombre de la escasez dispuesto y capaz de trascenderla.

“Nada humane me es ajeno" (Lucrecio) quiso ser el íntimo principio de conducta de un hombre que vivió en carne propia la contradicción mundial entre el capitalismo y el precapitalismo. La destrucción de las fuerzas productivas 205

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vitales precapitalistas y la constitución de unas fuerzas productivas capitalistas cada vez más decadentes. Un hombre que vivió radicalmente, entonces, todas las contradicciones de la escasez en un sentido superador tanto como un hombre es capaz.

Si su obra y su época han sido malinterpretadas, cuánto más su vida personal, siempre captada desde las ópticas más contradictorias y limitadas (tanto moralista, cientificista, dogmaticista,

como

“modernistamente”

eclecticista,

también

por

nihilista los

y

ideólogos

posmodernos).97 Evidentemente ninguna de estas negaciones, y como tales, confirmadoras de la positiva escasez y del positivo capitalismo existente, dependientes entonces de ellos podrían haberse suscitado naciendo de la mera dependencia, de la nada.

Necesitaron

un

elemental

cuerpo

y

espíritu,

97 Cfr. En este revista diversos acercamientos al hombre y a la época bastante felices. Particularmente puede ser objeto de reflexión el escrito por O. Rühle, y precisamente no para redundar en un “dogmatismo al revés" y vituperante. [Esta vista alude al hecho de que la revista en la que se publicó originalmente este ensayo, incluía una semblanza psicológica de Marx hecha por Otto Rühle (ver nota siguiente).

206

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básicamente positivos y libertarios, cuya evidencia apodíctica permanente fue la de una básica armonía y felicidad vivenciada permanentemente en remansos nítidos, y otras vivenciada en un pérdida y falseamiento. (Otto Rühle 98 olvida esta radical condición positiva de posibilidad radical).

La pasión, particularmente a amorosa y la revolucionaria no son mera sublimación derivada de contradicciones, sino inmediatamente afirmaciones totales de la raíz ontológica de la vida humana: es la propia evidencia puesta en pie frente a sí misma en el movimiento dialéctico de autoreconocimiento en el curso de la exploración del mundo.

En verdad Marx no sólo sacó fuerzas de flaqueza y una doctrina revolucionaria, radicalmente coherente, de unas meras contradicciones materiales, como nadie saca fuerzas sólo de flaqueza sino de original fortaleza.

La concepción maldita que concibe al rebelde sólo como detritus de la realidad, así sea en fraternidad con él, es aún una 98

Cfr. Otto Rühle; “Apreciación de Carlos Marx: el hombres y su obra”, en Revista críticas de la economía política. Edición latinoamericana No. 22-23; México, 1984 pp 301-318.

207

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concepción autocontradictoria y escasa; no sabe todavía lo que es la verdadera rebeldía y de dónde brota práctica y teóricamente.

El capítulo IV, siguiente y ultimo, nos ayudará a entenderlo y esbozará la caracterización de Marx, resumen vívido de su época, es decir, como fuerza productiva revolucionaria, enderezada a rebasar la "prehistoria de la humanidad" e inconforme con todo lo que sea menos. Esto es, pasaremos a poner en relación inmediata al fundamento del desarrollo humano (fuerza productiva) y a la fundamentación marxiana del mismo con la singular revolución a ocurrir, sintetizadora tanto de la subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo bajo el capital como de la escasez, a la vez que negadora radical y positivamente fundada de las mismas.

208

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IV. Historia a crítica de la tecnología, fuerzas productivas y la fase actual de la revolución

P

ongamos en conexión los fundamentos (capítulo I), los medios

(capítulo

II)

y

el

objeto

general

de

transformación (capitulo III) con la revolución

comunista. Recuperemos nuestro recorrido en la subsunción real del consumo al capital.

1. Las interrogantes básicas pare resolver: qué es fuerza productiva y por qué su importancia. Actividad y pasividad.

C

arlos Marx es de la opinión de que las fuerzas productivas son la manifestación objetiva específica de la vida humana; la exteriorización de vida de los

hombres,

la

objetivación

de

209

las

capacidades

humanas,

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particularmente de la capacidad de autorreproducirse y determinar autónomamente su modo de vida.

En torno a esta cuestión —aparentemente simple y obvia— de la técnica se juega uno de los fetichismos más persistentes de la historia. En efecto, ya sea que se enaltezca servilmente a la técnica como lo hace la ideología burguesa del progreso o ya sea que nihilistamente —contrapartida complementaria de esta ideología— se la descalifique; ambas posturas parten de cierta apariencia contradictoria obvia, de cierto terreno cosificado común y que cada una unilateraliza a su modo (de hecho suscitada por un terreno común escindido en fuerzas productivas contradictorias, y retotalizado enajenadamente). Esforcémonos entonces en plantear y formulemos rigurosamente la cuestión; comencemos con un resumen de lo que es fuerza productiva y que se convierta en nuestro motivo de interrogación: En 1844 habla Marx de esta objetivación, así como en 1867, llamándola "comportamiento activo del hombre con respecto a la naturaleza".

210

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Recordemos las dos vertientes constitutivas de la relación hombre-naturaleza/hombre-obras, idéntica con el concepto de F.P.: Sabemos que la subjetivación de determinaciones naturales acompaña a la objetivación de capacidades humanas; la humanización de la naturaleza es a la vez, naturalización del hombre. ¿Por qué privilegiar el lado activo y productivo del ser humano por sobre su aspecto pasivo radicalmente improductivo, sensible y que o presenta como un ser necesitado y que se apasiona enérgicamente al tener que ver con el mundo?

La cuestión se complica, pues para resolver qué es la objetivación debemos resolver primero qué es la enajenación. Pero a su vez lo que decide si la vida humana se desarrolla en el transcurso de una objetivación plena o enajenada es la cuestión del objeto sensible, cuyo contenido específico nos abre a la pregunta por las modalidades históricas de producción; es decir de riqueza, de fuerzas productivas. Antes de seguir interrogando o de responder directamente a lo problemas formulados, permítame el lector avanzar la siguiente afirmación o contestación general aparentemente infundada pero anticipadora 211

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de la solución que por ello permitirá aguzar nuestra mutua reflexión: Es en este punto, cuando Marx toma al objeto sensible (y su transformación) como el contenido-esencial determinante del tipo de fuerzas productivas, del comportamiento activo, y entonces tanto de la objetivación de la técnica, como de la enajenación, etc., y no como lo secundario y prescindible, es en este punto, digo, que Marx logra distinguirse radicalmente no sólo de la tradición occidental sino aún oriental donde el mundo real es tomado como mundo

aparencial, “mayánico”, opaco y

enajenante de suyo. Marx prepara con ello, teóricamente, el rebasamiento del capitalismo y del precapitalismo que la revolución comunista deberá lograr prácticamente: Resumamos ahora nuestro recorrido interrogante: 1.1. Síntesis de nuestro recorrido interrogante

E

l problemático enlazamiento de preguntas sobre las F.P. es expresivo, en primer lugar, de su básica estructura comunitaria orgánica que las muestra enlazadas como 212

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totalidad orgánica; y en segundo lugar, de los obstáculos y destasamientos prácticos a que están sometidas en la escasez y, con ello, nuestro pensamiento, el cual nunca es otra cosa que pensamiento de las relaciones constitutivas de las fuerzas productivas.

Así pues, ¿por qué la técnica es prioritaria?

Para resolver la cuestión de la prioridad de la técnica (aspecto objetivo de las FP. en general) y aún más de la técnica inmediata y materialmente productiva es necesario, primero, decidir sobre la cuestión de la prioridad del aspecto esencial de las fuerzas productivas para la sociedad, la cuestión de la esencialidad de las fuerzas productivas en general; es decir, según vimos, el de la prioridad de la objetivación de capacidades humanas por sobre la subjetivación

de determinaciones

naturales. Así, sea, es necesario resolver la prioridad de la producción sobre el consumo,99 del "comportamiento activo del hombre" (1859) por sobre el pasivo, etc.; ahora bien, para todo 99

Por ello nos debimos servir de la Introducción de 1857 de Marx para aclararnos cuál era su concepción de las fuerzas productivas; y por ello ese texto contiene cuestiones esencialísimas sobre las fuerzas productivas; y no sólo sobre la relación entre producción y consumo, etcétera.

213

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ello, es necesario resolver primero (o a la vez) la cuestión del ser humano como sujeto objetivo, materialmente existente y no como mero espíritu, es decir: ¿en qué consistió el rebasamiento de Hegel

por Marx?, etc. Y en d e f i n i t i v a , es necesario

resolver la c u e s t i ó n de la relación

entre el hombre y la

naturaleza —la relación estructural básica e idéntica con lo que e s fuerza productiva— como constitutiva del h o m b r e y no incurrir en el error de tomar a éste como e n t e abstracto, exterior a la naturaleza: es decir, entender el rebasamiento de todo el discurso neohegeliano y en general irracionalista y nihilista por cuenta del discurso de Carlos Marx. Con ello va implícito hablar de la importancia del contenido de las FP.: el objeto sensible en tanto tal. Por donde nos abrimos directamente a la pregunta por sus modalidades específicas, pues sólo

entonces,

al

percibir

la

importancia general del objeto sensible en cuanto tal, se hace evidente y necesario hacerla.

Tal y como previene desde un principio (Cfr. capitulo I) me detendré únicamente en esta referida teoría de la objetivación

214

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de las capacidades humanas y sólo indirectamente veremos —y hemos visto— la del objeto sensible en cuanto tal.

E s t e eslabonamiento de preguntas es el que se le mostró a Marx efectivamente y supo formular con rigor, le dio respuesta; constituyendo con ello el materialismo histórico.

No es casual que los tecnócratas y cientificistas se vean rebasados ya por la técnica (su objeto de reflexi6n y manipulación) y evidentemente se les escape la específica concepción de Marx sobre las F.P. Pero no sólo la idolatría de la técnica, también su critica nihilista, pierde pie y rechaza a un Marx inexistente. Y lo mismo es valido pare quienes ven en el consumo el ámbito humano por excelencia pero, también, por ello, a todos los que desdeñan el contenido concreto de los objetos de consumo y trabajo según sus determinaciones específicas; es decir, las creen indiferentes para el desarrollo humano y de la revolución comunista sea porque enzalcen la variedad y multilateralidad caótica de los goces o sea porque su productivismo los frene en el umbral de cualquier gozo, en ambos casos hay indiferencia respecto del contenido concrete 215

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de los objetos sensibles de consumo o trabajo no hay verdadero goce. Pero como la decadencia pude parecer y relativamente ser progreso, y como efectivamente estamos insertos en una época tal, no es de sorprenderse que la autoabstracción remede al goce, y la confirmación el revolucionamiento del sistema.

Ahora espiguemos las estancias del cuestionamiento de Marx sobre la técnica, etcétera: 1.2 Los pasos de nuestro argumento: composición orgánica, pasión, revolución del capitalismo y del precapitalimo.

M

arx prioriza el lado activo subjetivo del hombre heredando el activismo hegeliano, el cual es a la vez refiguración acrítica a nivel filosófico del

productivismo capitalista. El lado pasivo, contemplativo, objetivo mero del ser humano, no es el que lo especifica. Este segundo ingrediente busca enfrentar al materialismo, particular y culminantemente al feuerbachiano. La tesis 1 ad L. Feuerbach resume la radical reflexión de Marx sobre el hombre y las fuerzas productivas, es expresiva del cuestionamiento radical y 216

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de las contestaciones radicales del mismo. Pero finalmente, el tercer ingrediente: de la reflexión marxiana es el que retoma al objeto sensible externo como el determinante esencial del lado activo del hombre.100 Y precisamente en la medida en que el lado subjetivo, él mismo es algo objetivo, real. Estos son los tres pasos fundamentales de su contestación a las cuestiones que se le presentaron y recién reseñamos.

La formulación: “Objetivación de capacidades humanas particularmente bajo la figura de técnica productiva inmediata'' resume el retorcimiento crítico de la reflexión hegeliana y feuerbachiana hecho por Marx y a las tres estancias reflexivo críticas de su argumento donde la técnica bajo la modalidad sensible específica es prioritaria para la trascendencia humana.

Obsérvese el zigzag que primero pone como secundario al objeto y al lado pasivo y luego lo retoma como lo genéricamente especificante una vez rescatado como esencial lo 100 Por ello en primer la división histórica entre una “Prehistoria Humana” y una “Verdadera Historia Humana”, según haya sido superada la escasez y los antagonismos que suscita o no.

217

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subjetivo objetivamente existente. Según esta figura dialéctico retórica ocurre también el desarrollo real de las fuerzas productivas.

Por ello en primer lugar, ocurre que nuestra exposición ulterior iniciará tratando la objetivación de capacidades humanas como técnica al tratar el concepto de composición orgánica de capital pero interrumpirá su curso para observar el aspecto pasivo, pasional del ser humano. Ya que no se encuentra a un lado de las F P. y del lado activo, sino según se verá as su corazón. Luego retomaremos el problema de la composición orgánica de capital. Para desembocar final mente en un tercer problema: el de la caracterización de la revolución comunista.

Porque precisamente ésta se articula con el aspecto activo pasivo del hombre, particularmente con la técnica y el goce sensible, de la práctica critico revolucionaria.

Pero, en segundo lugar, ocurrió que la reflexión de Marx sobre las F.P. y por ello de la revolución comunista tuvo un momento de especificación histórica ulterior a su consolidación básica (1844) ya que el desarrollo de las propias fuerzas productivas burguesas se remodeló —según indicamos en 218

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nuestro capitulo II— a partir de un novedoso campo práctico u objeto sensible global externo abierto en el curso de la expansión mundial del sistema, de donde pasaron a remodelar el objeto sensible que ellas mismas producían inmediatamente: los valores de uso. Este momento se sitúa hacia 1850 y tiene por contenido la destrucción era curso del precapitalismo, por el capital. De hecho solo una vez derrotado al proletariado en la revolución burguesa de 1848, el capital podrá desplegarse a gusto.

Carlos Marx podrá entonces pensar rigurosamente esta relación y especificar con ella su concepción de las F.P. y la revolución, al reflexionar las precapitalistas y las burguesas. Los "Formen" de 1857 redondean la reflexión respectiva iniciada hacia 1852.

De acuerdo a esto, la subsunción real del consumo bajo el capital que lo inició como desarrollo matizado de la S.R. del Pti/K contiene la coordinación enajenada del capitalismo y el precapitalismo sintetizada objetivamente en los valores de uso concretos que el renovado aparato técnico va produciendo o determinando si hablamos de niveles no directamente productivos de la sociedad.

219

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Debemos entonces, finalmente, abocarnos sumariamente a la determinación renovada de la revolución comunista según estas vertientes. Y deberá ser sumario nuestro acercamiento porque su especificación cabal corre como se ve del lado del nuevo objeto sensible capitalista y por tanto del objeto sensible alternativo que la revolución debe enfrentarle. Este problema es, en efecto, un problema técnico pero ya en el límite del consumo; su tratamiento rebasa el de la técnica inmediata pero se incluye en el de las fuerzas productivas en general.

2. La esencia de las fuerzas productivas: la composición orgánica de los factores de proceso de trabajo inmediato y la objetivación de las capacidades humanas

S

egún nosotros hemos argumentado: la enajenación no

supo destasar el discurso de Marx pero sí su recepción; y en lugar de un marxismo integral y

unitario como la vida misma que lo forjó, nos ofrece una destasado

y cuyas fuerzas productivas o aspectos parciales

220

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constitutivos se oponen los unos con los otros y lo que los pone en relación —cierta proposición del intérprete en curso— los enajena.

Así, tenemos, por ejemplo, que la doctrina de la objetivación de las capacidades humanas (1844) es completada y radicalizada por Marx con un afamado concepto, desarrollado para pensar según esta perspectiva a la técnica: el concepto de composición orgánica de los factores del proceso de trabajo inmediato (1857-1867).

Y en efecto, Marx sitúa este concepto como el exponente expresivo del comportamiento activo del hombre (1867). Pero la recepción del mismo he terminado por coagularlo en una especie

de

tecnicismo

economicista

que

olvida

todo

fundamento pero que cree que su chatez y burda reflexión va muy de acuerdo con la investigación "técnico" científica y a la par que con la "ruda" combatividad revolucionaria. Ni siquiera se observe la obvia referencia a la vida y a la totalidad que el concepto de "orgánica" contiene.

Así, por ejemplo, se dice comúnmente . "composición orgánica", así muy rápida sale y técnica, pero presuponiendo 221

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composición de que se trata. Insistiré, entonces, en referirla como composición orgánica de los factores del proceso de trabajo inmediato, relación vital íntima tanto material como social de ambos.

Otras veces se dice economicistamente "composición orgánica del capital”, olvidando que es composición orgánica de los factores del proceso de trabajo inmediato subsumidos formal y/o realmente bajo el capital. Por todo ello, rescatar su esencia más allá de la subordinación del capital ha sido poco menos que imposible. Y con ello la verdadera medida marxista de la técnica. Pero suerte ha corrido aún el rescate de su tendencia una vez subsumida por el capital. Y precisamente la revolución tiene en ella su asiento. Por ello preguntémonos: ¿Qué es la "composición orgánica” de los factores de proceso de trabajo y qué tiene que ver con los Manuscritos de 1844?

“La composición orgánica” (Cfr. “K”; T. I, secc. Vii) señala cuántas y cuáles capacidades humanas han sido objetivadas y con ello entrega un parámetro concreto y eficaz para determinar el grado y tipo de desarrollo de las fuerzas productivas y las 222

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posibilidades históricas que abren, por ejemplo, la posibilidad de la revolución comunista.

Marx teoriza a la composición orgánica del capital como la expresión de la composición técnica (C.T.) del proceso de producción en la composición de valor (C.V.) del mismo.

La composición orgánica observa desde una perspectiva doble a la vez inmediatamente concreta, materialmente útil (C.T.) y puramente social (C.V.), a los dos factores del proceso de trabajo de las fuerzas productivas, el sujeto y el objeto. Para aclarar, en sentido fundamental y pleno, debemos por ello remitirnos a los Manuscritos de 1844 (ed. cit., p. 117, párrf. 4 y 5), donde Marx distingue los dos componentes del ser humano: ser natural y ser genérico social, es decir, a la vez, las dos componentes de las fuerzas productivas, precisamente, según indicamos. A ésta básica distinción remite la de CT y CV, y por consiguiente la de la composición orgánica del proceso de trabajo inmediato (18571867). Así, lo que se expresa en la composición orgánica de los factores del proceso de trabajo inmediato con su vertiente técnico material inmediata (C.T.), por un lado, y su vertiente social distributiva 223

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mediada (C.V.) es una doble determinación de cada elemento productivo tanto por sí como por el todo social. Son parte de un tejido orgánico...

De tal suerte, la composición

orgánica del proceso de trabajo

inmediato expresa, pro un lado, la necesidad (en tiempo de trabajo socialmente necesario objetivado en la composición de valor) que la sociedad como un todo tiene de tal o cual fuerza productiva particular: y, por otro lado, expresa, a la vez, el conjunto de capacidades individuales y sociales objetivadas en el instrumento que funciona en tal proceso de trabajo individual en determinado contexto social, donde el grado de necesidad es correlativo al grado de capacidad, de poder, de desarrollo. Así pues qué tan necesaria es esa modalidad desarrollada de proceso

trabajo es correlativo a

qué tan desarrollada sea.

Como vemos, en la concepción de Marx no se escinden las vertientes de la necesidad y de la capacidad, sino que son las fuerzas las encargadas de coordinarlas objetivamente. Veremos un poco más adelante al hablar de la pasión, el fundamento de esta posibilidad

que

permite concebir no alienadamente, no 224

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contradictoriamente, primero las fuerzas productivas y la técnica, y segundo a los extremos humanos que coordinan y resumen: la necesidad y la capacidad. Todo lo cual Marx lo expresa en la cumbre de la precisión sintética crítico científica al medir a la composición orgánica mediante el tiempo de trabajo socialmente necesario, el cual, a su vez, depende en parte de la composición orgánica dada.

2.1 La problematicidad de la pregunta esencial acerca dela composición orgánica y la técnica

Y

a con estas precisiones mucho de Marx, y que han querido ser tirado a la basura por detractores y por revisionistas cinetificistas (como L. Althusser), es

recuperado.

Sus fuerzas productivas vuelven en verdad a ser poderosas.

Pero para medir su verdadero poder y recobrarlo debe catárselo a propósito de su posibilidad de revolucionar efectivamente a la sociedad burguesa y, con ella, a toda la "Prehistoria de la Humanidad".

225

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Indico, según esto que: el concepto de composición orgánica contiene un problema constitutivo dentro de sí, tanto para ser comprendido como para ser medido en sus realizaciones.

En efecto, todos los conceptos recién recuperados y que lo apuntalan, apuntan a un aparente sin sentido. Pues su interrogante esencial puede plantearse directa y fundamentalmente sólo si observamos a la composición orgánica de toda una sociedad vista como proceso

de

producción

de

si

misma;

es

decir,

como

autoproduciéndose, como organismo vivo, y no sólo si observamos la composición orgánica de un proceso individual. En ese caso, debemos relacionar y comparar a toda esta sociedad con otras sociedades pasadas y por venir para saber de su composición orgánica global? ¿Pero cómo relacionarla y medirla con aquello aún inexistente? ¿Pierde sentido aquí el concepto de composición orgánica y el de ser genérico o recobran toda su plenitud? ¿Qué nos indicaría allí la composición orgánica?

Equivocada o, justa subrayo que es esta perspectiva histórico universal la única que puede especificar la concepción revolucionaria de Marx, autofundada y orgánicamente total, pero es justamente por 226

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ello la que ha quedado coartada en la recepción ulterior de su obra; recepción determinada pro el contexto material e ideológico del capitalismo cuyas F.P. están subsumidas realmente bajo el capital.

Dejemos así expuestos —sin mayor comentario— los pilares centrales referentes a la estructura de las fuerzas productivas (el objeto sensible y el ser genérico trascendente son sus contenidos esenciales) indicando sólo su centralidad; quizá así, hagamos más eficaz la invitación y más fuerte la necesidad de profundizar en el argumento marxiano (18441883) y de combatir el fetichismo reinanante que pesa sobre las fuerzas productivas. Digamos, sí, algo sobre la técnica, pues ello nos acercará a la resolución de la interrogante esencial sobre la composición orgánica según recién la planteamos y dela préyade de preguntas particulares que la ilustran: 2.2 Técnica y liberación del tiempo de vida. La paradoja de la técnica en Marx.

L

a objetivación de capacidades humanas bajo la forma de la técnica productiva es esencial porque reduce et tiempo de trabajo socialmente necesario y aumenta el tiempo libre en

el cual la sociedad puede dedicarse a su desarrollo autónomo, no 227

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determinado por necesidades exteriores, así sean naturales, Así, por ejemplo; el desarrollo capitalista de las fuerzas productivas acerca el momento de la automatización completa del aparato productivo; con ello las contradicciones sociales se hacen superfluas y se abre un proceso de desarrollo ilimitado, sin obstáculos, para la sociedad. Las capacidades humanas hechas objeto —"máquina"— funcionarán de acuerdo a su sentido original genérico que es el de sostener viva a la sociedad y abrir un ámbito de libertad y felicidad para todos (¡!).

La cuestión de la relación entre el trabajo productivo e improductivo entre sí y con lo socialmente necesario, antes tratada, recobra ahora actualidad a propósito del tiempo libre y el tiempo necesario, el trabajo socialmente necesario, el trabajo necesario para la reproducción básica de la sociedad y los productores directos y el trabajo excedente. Recordemos en todo caso que la técnica productiva contiene de suyo y sólo puede ponerse en movimiento mediante trabajo productivo e improductivo. Toda técnica improductiva también los contiene pero es impotente para lograr el acrecentamiento del tiempo libre reduciendo el trabajo necesario. Con ello se nos responde por la preeminencia 228

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de la técnica inmediatamente productiva por sobre la improductiva, y se echa de ver lo adecuado de sus respectivos adjetivos. Además, no debemos olvidar que la práctica que transforma históricamente a las sociedades es cotidianamente global productiva e improductiva, y esencialmente no debemos pasar por alto quo es productiva en el sentido de ser funcional al sistema y en parte apuntalarlo y desarrollarlo. Ahora bien, sin embargo, la práctico critico revolucionaria es específicamente improductiva; no solo en el sentido capitalista, pero puede contener trabajo productivo, el cual queda —por ello mismo— potenciado tanto en sentido general como histórico concreto.

Pero esta potenciación se confirma sólo si el proceso y los resultados son efectivamente revolucionarios.

Dados estos vasos comunicantes y esta dificultosa circularidad que parece decirlo todo y a la vez no conducir a nada, paso inmediatamente a hacer notar —para avivar el fuego— la siguiente paradoja: Carlos Marx para enaltecer a la fuerza productiva y a la técnica dadas en cuanto tales propone como esencial y positiva la 229

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objetivación de capacidades humanas, e igualmente esenciales a los objetos externos y nuestra relación de necesidad con ellos.

Pero por otro lado pare enaltecer el desarrollo de la fuerza productiva y la técnica lo hace en referencia al ámbito de libertad y autonomía que supuestamente posibilitan, y donde la sociedad humana se halla feliz y consigo misma, no determinada heterónomamente por las necesidades objetivas externas y los objetos externos que los soportan sino por su propia libre y lúdica voluntad. Tal parecería que la proposición de Marx a trampea o pierde pie en este punto. Así, ante el desconcierto que ello produce, sólo con pasión podría a ser rescatado, apuntalado y enarbolado, o solo así reencontrada su razón.

Es

debido

a

la

escisión

real

entre

inadecuación/trascendencia etc., presente en la época de escasez y, por tanto en el capitalismo que se hace necesaria la postulación

doble

—y

según

vemos

aparentemente

contradictoria— acerca del desarrollo de las fuerzas productivas por un lado y de la estructura de las mismas por otro, también 230

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por ello se da el efecto de mediación formal: sin meta aparente en los hechos sociales y sus refiguraciones teóricas: el momento de realización al cual guía toda mediación está puesto entre paréntesis, en suspenso. Podremos matizar más adelante.

Sólo con pasión... no es casual qua el dogmatismo haya sostenido con tesón unas tesis que creía eran de Marx y no obstante lo deformara y aún lo ocultara oficiosamente al detener las publicaciones de sus obras, etc., también positivamente lo mantuviera contra viento y marea como prestigiosa bandera de prácticas contrarrevolucionarias y burocráticas. La ideologización del marxismo tiene allí su raíz (Karl Korsch).

Pero evidentemente, no sólo hay pasiones religiosas... hay también otras pasiones.

3. "La pasión es la fuerza esencial del hombre que tiende enérgicamente hacia su objeto”

231

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E

n este título —breve cita de los Manuscritos de 1844—

podría resumirse la riquísima reflexión de Marx sobre las fuerzas productivas, las "fuerzas esenciales del

hombre". Pues si las F.P, son el corazón del metabolismo social, la pasión lo es de las F.P.; el corazón del corazón.

Citemos completo el párrafo de los Manuscritos: .

"El hombre como ser sensible objetivo [ya que no mero espíritu] es, por tanto, un ser paciente [es decir, que sufre las determinaciones objetivas de otros seres] y, por ser sus padecimientos seres sensibles [valores de uso, él es] un ser apasionado. La pasión es la fuerza esencial del hombre que tiende enérgicamente hacia su objeto". (Mans.1844, ed. cit., p 117, párr. 4).

De modo que la pasión es un objeto de doble filo: por un lado constituida por relaciones (fisiológicas y sociales) y "padecimientos" externos; por otro lado, “enérgicamente" constituyente y perseguidor de objetos, procreador de relaciones.

Pero, además, la pasión presenta la siguiente doble característica: es tanto una capacidad y, por tanto algo en 232

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potencia, aún no objetivado, pero también es de suyo algo objetivo, pasivo y actual, pero ya que vivo es entonces a la vez objetivo-pasivo como capacidad y potencia, y entonces, una potencia objetiva no aún por darse, sino que constituye positivamente, enérgicamente nuestro cuerpo, activamente. Real, aquí y ahora; es una fuerza, la más esencial.

Recordemos que "Producktionskräfte". es traducible ya sea por fuerzas productivas, como por capacidades productivas; términos cuyos sentidos parecen oponerse pues una habla de aquello eficaz y manifiesto, mientras que la otra de esto pasivo y latente, aún por darse.

Recordemos otro caso análogo: la doble acepción de "Arbeitskraft" (fuerza o capacidad de trabajo) concepto esencial para la explicación del fenómeno capitalista de la explotación de plusvalía, pero también para la explicación de la "capacidad" revolucionaria del proletariado, la fuerza productiva principal de la sociedad burguesa (Cfr. C. Marx; cap. IV de La sagrada familia, El manifiesto del Partido Comunista y El capital, sección VII, tomo I).

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Paradójicamente esta doble acepción nos conduce a la esencia unitaria del pensamiento de Marx sobre las F.P., bien centrado en la pasión, aquella que no sólo se despliega hacia afuera sino que nos "trabaja", y a través de ella lo de afuera.101 El término "kraft" (capacidad/fuerza/poder) tiene su raíz directa en la teorización kantiana como cuando señala la "capacidad de juicio" (Urteilskraft), etc.; donde al interior del pensamiento las capacidades son inmediatamente fuerzas. Pero, nótese cómo Marx radicaliza la cuestión al llevarla al terreno de la materialidad externa y social: donde las fuerzas productivas y la fuerza de trabajo son piedras claves de la explicación.

Ahora bien, este paso desde el interior del espíritu como mera idea hasta el mundo sensible pasa por en medio del corazón y las pasiones humanas y es el peso crucial de la dialéctica concreta de Marx, de su materialismo no 101

Cfr. respecto del proceso de trabajo "interior" la brillante obra j u v e n i l de J.P. Sartre: Bosquejo para una teoría de las emociones, (A l i a n z a , e d . ) , etc. Por lo demás "Pasión" en Marx n o es lo mismo que "emoción" en Sartre, pero son muy cercanas.

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mecanicista: histórico. L. Feuerbach fue el puente pero conducente a la contemplación y/a pasividad meras. Por ello sólo una activa pasionalidal, una inquietud fundamental y materialmente establecida pudo ser el contenido necesario para la concepción de Marx. El mismo nos ha indicado su fuente en el capitulo VI de La sagrada familia al esbozar una historia del materialismo (no sólo del francés por cierto).

Allí, Helvecio, Locke y otros son fuente pera establecer relaciones sociales

sensiblemente determinadas según

"interés" y necesidad, etc. Pero para hablar directamente de la vibrante pasión la fuente ("Quele") es el zapatero y filósofo místico Jakob Böhme; la Aurora102 que dio luz previamente a la filosofía clásica alemana y en particular, a Hegel por una vereda a sesgo de la kantiana, pero que Hegel no supo sino idealizar.103 Marx querrá retomarlo en todo su poder sensible inminente y podrá cohesionarlo con el materialismo fresco, ingenuo y —dice Marx— mágico de Francis Bacon de 102

Böhme, Jakovv: Aurora, Madrid, Alfaguarda Ed., 1979.

103

Cfr. la propia referencia de Hegel enalteciendo a Böhme en el t. III de sus Lecciones de Historia de las Filosofía, México, FCE, 1979.

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Verulamio104 el clásico pensador de la técnica. Así para nuestra admiración existe prácticamente la relación social como relación con la naturaleza: "la relación natural entre los sexos", "la relación entre, el hombre y la mujer" (Mans. 1844, ed. cit. p. 82); la relación social inmediata naturalmente fundante de la historia.

Las F.P. son, así, esencialmente comunitarias; tanto como las relaciones sociales esencialmente activas, transformantes.

3.1 Resumen. Fuerzas productivas y religiones

E

l hombre no sólo es un ser unilateralmente activo,

productor de su propio proceso de reproducción, y no sólo de los instrumentos de este proceso, sino

que es también con ello y para ello un ser pasivo, un ser necesitado que sufre las determinaciones de los objetos externos, un ser paciente, sensible, y que por tanto se apasiona (1844). Es pasivo, entonces, "enérgicamente" según 104

He encontrado recientemente una interpretación similar —y asentido con ella—, pero más erudita, en Ernest Bloch; s e g ú n la cita, y crítica Alfred Schmidt en El concepto de Naturaleza en Marx, Mexico, Ed. S. XXI, 1976. Evidentemente pienso que Schmidt se equivoca.

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una material inquietud quieta. Es absolutamente activo pues su quietud es vital, apasionada.

La concepción teoísta105 del Wu-wei-wu, del hacer no haciendo, así como la hindú del Baghavad Gita106 no son discrepantes sino afines a estos planteamientos. Son como otras

religiones

precristianas

"materialistamente

espiritualistas", digamos, pues, la "espiritualización", corrió también la suerte de la enajenación, separándose cada vez más del cuerpo y la vida y devino directamente discursivización unilateral. Las religiones más idealizadas posteriores como la protestante y la católica se enredan en un activismo parsimonioso una, y en una servil pasividad la otra; en ambas la renuncia al mundo —también subrayada en el hinduismo — es idealizada sin ningún contenido material positivo que la justifique.

Mientras que el activismo idealista hegeliano —radical heredero del cristianismo—, y en general de toda la filosofía clásica alemana, es vacío pero por ello abstracto y explotador, 105 106

Lao Tsé: Tao Te King, México, Ed. Premia, 1979.

Baghavad Gita, Buenos Aires, Ed. Dédalo, 1973.

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pues no ve límite concreto ni momento de gozo, ya que ha perdido toda determinación interior y real sensible. Es falazmente activo pero con ello refigura bien la loca actividad del capital y su desarrollo, así como de sus unilaterales y nocivas fuerzas productivas.

3.2 La pasión como recuerdo y resumen. Capacidades, necesidades, actividades, fuerzas, relaciones y pasiones humanas.

O

rdenando hagamos explícitas ciertas definiciones que han subtendido nuestras ideas antecedentes:

Las capacidades son aquellas potencias que nos llenan y

podemos, tenemos necesitamos desplegar: poderes activos, objetivantes y aún productivos: Las necesidades son aquellas carencias que padecemos correlativas a la que nos llena, su otra faz: faltas pasivas, consuntivas, subjetivantes, improductivas.

Las actividades, el despliegue dinámico sintético de nuestras capacidades y necesidades.

238

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Las fuerzas productivas son —correspondientemente— la objetivación instrumental —técnica o no— de nuestras capacidades y necesi dades, y median activamente en la prosecusión dinámica de su objeto. Son los exponentes del "comportamiento activo del hombre" (1867).

Las relaciones sociales son la estructura objetiva y sintetiza que enmarca toda acción mediada por fuerzas productivas; se trata del momento objetivo más rico en determinaciones, a su vez mediado y aún subvertido por los demás: Las pasiones humanas son la..., pero antes debo decir: Por ello no debe olvidarse la determinación biológica en la reflexión marxiana de las fuerzas productivas y la técnica. Pues sólo ella permite priorizarlas, fundadamente, materialistamente por sobre las relaciones de producción, por ejemplo. Es aquí, en la vida, donde Marx encuentra la figura concreta que responde a las cuestiones esenciales ¿Cuál es la finalidad de la vida sino la vida misma? No quiere a la muerte, es lo positivo por antonomasia.107 107 Cfr. para el concepto de vida y positividad: Hegel, E n c i c l o p e d ia , " F i l o sofía de la Naturaleza", Buenos Aires, Ed. Claridad. Parágrafos 337, 376, etc. y la conclusión: "De la Metafísica" de Aristóteles, XI, 7.

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Es por ello mediadora de sí misma y sobre todo fin en si. Por este camino no hay abismo entre útiles relativos (fuerzas productivas parciales y el sujeto absoluto [fuerza productiva total, útil de si mismo]); ni entre sujeto y objeto, a la vez que su diferencia es radical; ni entre lo trascendente y lo inmanente, etc.

Tal es la perspectiva de la vida, la que se quiere y busca infinitamente, por todos los caminos.

La pasión sintetiza vital y vibrantemente a las necesidades y a las capacidades; es la actividad de la vida en nosotros. Tal y como, mutatis mutandis, las F.P. sintetizan a las capacidades y necesidades objetiva y externamente y son por ello la ocasión de la actividad objetivante, por ello son la unidad orgánica y externa a la vez del sujeto y el objeto.

En cada arco, flecha, fuelle, palabra, máquina y toda herramienta productiva, más aún, en toda mediación objetiva, no sólo productiva (económica) se guardan multitud de necesidades, capacidades y pasiones que buscan ser satisfechas, desplegadas, realizadas esperanzadoramente.

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Las fuerzas productivas, inscripciones en el mundo bajo forma de objeto externo de ciertas capacidades humanas, etc., en ellas la sociedad plasma sus determinaciones esenciales. De esta suerte las F.P. son objetos esenciales de la vida social.

El hombre es objeto y medio para el hombre y sólo así es, a la vez, fin absoluto del hombre. El hombre se satisface relativamente con objetos pero sólo el hombre mismo le satisface plenamente: sólo la vida infinita y libre, nunca la muerte.

La pasión humana es esta tensión objetivo/subjetiva, social/natural; y es esta cumbre trascendente la que abre la posibilidad a la historia y es la historia misma al dirigirse necesariamente a los objetos sensibles para la realización de su esencia. Y ya que la pasión es la esencia de toda fuerza productiva y la fuerza productiva esencial dediqué este escrito; quiero decir, más bien, que el ensayo que sirvió de base para el presente, redactado hace dos años, lo había yo dedicado;

porque,

¿quién

que

hable

de

las

fuerzas

productivas no se pone allí esencialmente en juego, lo sepa o no?

241

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Para mi Maga, Quien me lleva al Paraíso; Para mi Luna: El lector podía observar que la pasión recordada no es nada distinta de la pasión en cuanto tal sino, su complemento y fin inmanente. Por donde no deberá concebir que ésta es inmediatista sino totalizadora. Podía observar que todo lo que uno recuerda —y aún lo que olvida— forma parte de la misma

pasión,

y

todas

las

pasiones

son

una

comunitariamente coexistentes. Y que la pasión es el motor del recuerdo; éste, sólo su forma completa; y verá entonces, todo lo que va en un homenaje a quien pensó a las F.P. hasta su raíz pasional y buscó plasmar objetivamente sus pasiones multilateral, exhuberantemente conduciéndolas como fuerzas productivas revolucionarias comunitarias. El lector podía tener así todas las cartas y jugarse a sí mismo.

242

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Por qué no aprovechar aquí para recordar que, la cuestión actual inmediata de la revolución comunista es la de la sobrevivencia, la posibilidad de todo, nuestra vida hasta la raíz.

Ahora podemos contestar la paradoja constitutiva de la estructura y del desarrollo de la técnica y las F.P.: 3.3 Reino de la libertad, fuerzas productivas, trabajo productivo y producción material. Síntesis de la apasionada premisa: - la libertad

A

sí pues, ¿qué es lo esencial y prioritario, que es lo importante de "lo humano", o en otras palabras, cuál es el ámbito propio de lo humano y según el

cual la técnica y las F.P. quedarían priorizadas si le son acordes o bien minimizadas, rebasadas, si no? ¿O bien, es el tiempo libre fuera del trabajo o bien el trabajo productivo lo prioritario? ¿Se halla el hombre consigo mismo en la producción o en el consumo, etcétera?

Hemos visto que estos extremos aparentemente discordantes —y en el ámbito de las sociedades limitadas realmente alienados, vueltos ajenos, uno respecto del otro— son básicamente 243

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idénticos tal y como la Introducción de 1857 lo demuestra respecto de la producción y el consumo y la crítica del trabajo productivo burgués a este propósito, etc. Pero sobre todo hemos visto cómo los Manuscritos de 1844 presentan la expresión objetiva y concreta de la unidad o identidad inmediata de todos los extremos, no sólo su discusión teórica. La pasión es esa vital unidad inmediata.

Podemos

entonces,

desde

ella,

hilvanar

unitariamente el conjunto de ideas: En primer lugar, ciertamente Marx prioriza a la producción sobre el consume, etc., al momento mismo de suturarlos unitariamente, o mejor en gracia a unificarlos realmente según su específica relación.

Con ello, en segundo lugar, prioriza al trabajo productivo económico en general por sobre el improductivo.

Pero,

en

tercer

lugar

con

ello,

prioriza

las

F.P.

(particularmente las técnico económicas productivas), pero no sólo a las económico productivas pues no debe olvidarse q u e las fuerzas productivas contienen de suyo trabajo improductivo el cual queda con ellas priorizado por sobre las relaciones de 244

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producción y en general por sobre el lado pasivo del comportamiento humano.

Resulta obvio decirlo, pero ya estas tres determinaciones han confundido la conciencia productivista de los intérpretes en u n sentido productivista. Puntualizando diremos: la esfera de la producción, la actividad productiva y la objetivación orgánica instrumental

(unidad

sujeto-objeto,

trabajo

productivo-

improductivo) son las priorizadas; por ello cada vez pueden ir incluyendo y van priorizando sucesivamente aspectos que previamente fueron rebasados. Tal es la clave de la dinámica funcional de los momentos.

Pero en cuarto lugar, Marx prioriza a la relación de trascendencia libertaria por su base posibilitante, la relación de inadecuación y consiguiente despliegue laboral transformador productivo.

Y aún más, en quinto lugar, prioriza a toda l a esfera exterior a la del trabajo productivo necesario para la reproducción económica inmediata, exterior al reino de la necesidad: el reino de la libertad. A la que sin embargo, de ninguna manera llama "consumo", no obstante que según veremos el 245

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consumo no le sea ajeno, se le incluya o, al contrario, la pueda incluir.

No está por demás indicar que la conciencia consumista de los interpretes se ha confundido aquí en un sentido consumista.

Y que en síntesis l a conciencia general no haya llegado sino a pensar que en verdad Marx es incoherente (por productivista y consumista a la vez) ideología que sobre todo hoy se realiza.

Nada mejor, entonces, que puntualizar.

De estos dos últimos aspectos priorizados deriva a la vez que la faz paradójica de la reflexión crítico científica de Marx, la clave coherente de su estructuración dialéctica.

De inmediato es subrayable que lo que está siendo considerado por él es la totalidad de las formas de afirmación vital humana, incluidas la economía, la política, el arte, la filosofía, la religión, etc. Y que, por ello, si las dos primeras priorizaciones ocurren a nivel de la esfera económica; la tercera, la correspondiente a las fuerzas productivas, se recorre al conjunto social todo. Si bien, a su vez, en su interior sean las fuerzas

productivas

técnico

económicas

246

inmediatas

las

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priorizadas por sobre las demás improductivas o por sobre las improductivo superfluas. Y aún más pueda ocurrir que frente al conjunto dado de F.P. y, por tanto, de sociedad donde la técnica es prioritaria, pueda priorizarse —por sobre todas y en su interior — una tercera distinta: el sujeto revolucionario creador, productor de historia, a la vez productivo e improductivo. Lo cual nos encamina ya con la cuarto priorización, la de la relación de trascendencia, jugada a todos los niveles de actividad y vida social; para, finalmente, llegar a la quinta priorización, la del reino de la libertad y la máxima; la cual ocurre fuera del reino de la necesidad y por consiguiente fuera de la producción económica inmediata, etc. Y según lo cual, todo parece invertirse. Es decir, que por el hecho de querer contemplar el todo; Marx invierte sus proposiciones y determinaciones parciales, las contradiga, haciendo totalmente insostenible todo lo dicho. Esta apariencia guarda, sin embargo, algo muy distinto.

Encontraremos el camino de solución si situamos la esfera correspondiente al reino de la libertad: el reino de la libertad es esfera improductiva pero no —porque no— produzca objetos, 247

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etc., sino porque todos sus resultados no están encaminados y proyectados a servir a la reproducción inmediata del sujeto social y sus condiciones materiales de existencia; así pues, no debe confundirsela tampoco con el consumo. Pero es con lo que constantemente se la confunde. Es de hecho una esfera productiva cuya función es improductiva, Pero esta aclaración sólo nos da una parte del ser social y juntamente la intención de Marx es encontrar la armonía cohesionante de todo el conjunto y situarle según lo específicamente humano: la libertad. Por ello la pone en la cumbre, y por ello se dedicó acuciosamente a construir un medio de producto libertario de la libertad; el discurso científico-crítico de la sociedad burguesa, etc. Por ello se insertó en el proceso real de liberación comunista, en medio de las contradicciones. Pero sobre todo, si está en el proceso y en medio y en la cumbre es porque debe estar ella misma a la base como premisa .

Es decir que el reino de la libertad puede llegar a constiturrse como reino sólo porque es preparado por la producción material, pero —y esto es lo importante— la afirmación de la 248

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producción material como premisa, si bien es cierta, es simplemente el argumento necesario, básico y aún no es suficiente; sin embargo es el que ha sido dogmatizado por todos, incluso por quienes buscan zarandearlo como perros rabiosos antiptoductivistas. Pero —y esto es lo importante, decíamos— para que la producción material posibilite, sea la premisa real para abrir un ámbito, aún más, el reino de la libertad, es decir, donde ella campea absoluta, sin heteronomia ninguna, es forzoso que ya en la producción material germine la determinación libertaria para luego ser redondeada fuera de la producción inmediata.

Aún más, es porque ocurre esta inclusión de la libertad ya en el reino de la necesidad, y aún como y en el proceso productivo, que puede ocurrir, que se le priorice básicamente, necesariamente, en primer lugar. Sin libertad, proyecto elección, actividad adecuada a fines, la producción no existiría.

En efecto, el reino de la libertad tiene su germen en la producción inmediata y es este germen el que la prioriza. Marx la llama relación absoluta o de realización entre la producción y 249

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el consumo en ese luminoso texto que es la Introducción de 1857 (Cfr. Nota 16).

La producción no solo es inmediata y no sólo mediatamente consumo sino que es absolutamente consumo y lo rebasa porque es inmediata y mediatamente consumo al modo de producirlo y solo en tanto que a si misma se afirma y de ser ella misma y ser producido en tanto que sea el consumo el que se afirme. Y es que la producción es esencialmente humana, comunitaria, por eso se realiza en el otro, se "realiza en tanto que otro" dice Marx. Trasciende por tanto más allá de si misma. Es por antonomasia el momento trascendente del hombre, el que lo puede guiar hasta el reino de la libertad donde con plenitud se encuentra en inmanencia. Y es el momento trascendente que conduce al momento inmanente porque rebasa las condiciones dadas o necesarias y produce nuevas, antes inexistentes y las rebasa porque contiene este momento libre realizador comunitario que la unifica absolutamente incluso con su extremo: el consumo; y sin exageración, aún en la esclavitud y la escasez.

250

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Así pues, Marx prioriza dentro del todo social, en primer lugar, no: a un aspecto localizado sido uno que se difumina en el conjunto: la relación de trascendencia, la cual simplemente es la otra cara de la actividad adecuada a fines en general y particularmente la productiva. Y la prioriza porque en ella se contiene la relación de realización o unidad absoluta de la producción y el consumo y todos los momentos.

Porque ciertamente en todos los niveles, aspectos, esferas, etc., reinos y actividades desde las materiales a las espirituales se nos hace presente la relación de realización que prioriza a la producción frente al consumo. Pero ahora indicados no sólo como

producción

y

consumo

económicos

—nivel

argumentativo de la Introducción de 1857 o Introducción a la contribución de la crítica dela economía Política— sino en general todo consumo y toda producción.

De ahí porque es entonces toda producción lo prioritario, porque es comunitario libertario realizante para Marx, en segundo término, a priorizar a la producción material inmediata, etc., y finalmente al reino de la libertad, etc. Evidentemente debt 251

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recordarse que toda producción es lo prioritario por realizante en la medida en que produce renovadas condiciones ¿de qué? de vida; por tanto, es la producción material económica aquello que por antonomasia es prioritario coma momento trascendente; pero lo es porque conduce al momento de inmanencia, el que la redondea y finalmente le da sentido: el reino de la libertad, el cual nunca quiere acabar o consumirse, no es consumo, según dijimos, sino busca ser fin en sí mismo en acuerdo a su vital elan.

En sentido estructural: Las F.P. son prioritarias tanto por producir los objetos necesarios, sensibles y así satisfacer las necesidades de la existencia dada, como por entregar con ello el contenido sensible y vivido objeto sensible y sujeto reproducido) de la libertad y su reino.

A contrario senso en sentido genético desarrollante: Las F.P. son prioritarias tanto por atreverse a negar relativamente los objetos, relaciones y necesidades dados; es decir, por rebelarse vitalmente contra lo que las encadena; como por posibilitar así la ampliación del ámbito humano de 252

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libertad así como a la vez la modificación de índole del tiempo necesario; humanizándolo cada vez más. Este movimiento negativo trascendente de las F.P. en su desarrollo es el dador de forma de todos los contenidos de necesidades y libertades, por tanto el que los trans-forma. Así es como se sostiene en sus altas aspiraciones la teoría revolucionaria de Marx, o dicho de otro modo es así como circula sensiblemente apasionada inspirando y exhalando, respirando y refrescándose cada vez en toda su energía.

Salgamos ahora del corazón de las fuerzas productivas —la pasión y lo que ella correlaciona— y volvamos a la técnica y a las fuerzas mas productivas desplegadas:

4. La composición orgánica total como solución y como camino básico de la autoliberación según el camino de la autoenajenación

253

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R

etornemos aquí la cuestión de la composición orgánica de los factores del proceso de trabajo, el exponente del grado de desarrollo de las fuerzas

productivas y por tanto de las técnicas.

Según dijimos (capitulo IV, inciso 2.1) pero sin poder argumentar por qué, este concepto adquiere toda su profundidad y criticidad revolucionaria cuando se lo toma para lo descripción de toda la sociedad y no sólo de sus procesos de trabajo particulares. Ahora podemos contestar: porque allí se rescata su radical total fondo antropológico natural.

Veamos: ciertamente es posible establecer la relación genérica entre lo ya alcanzado en esta sociedad como un todo y aquello aún por venir en sociedades futuras; es posible establecer una medición entre ambos momentos históricos (uno actual y otro potencial) porque aunque no existía aquello otro con lo cual debemos de comparar lo presente sucede que en el presente mismo existe ya —como determinación esencial y que tensa toda la estructura de fuerzas productivas— la necesidad de libertad creciente y enriquecido, sobre todo, mediante una creciente 254

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capacidad de coordinación social genérica por sobre todo el-conjunto instrumental. (P. Baran, en La economía política del crecimiento; México, ed. FCE, 1959, pudo captar algo similar al propósito del excedente; el caso y la reflexión son no obstante distintos).

Necesidades implícita en la relación material antropológica con la naturaleza toda con su doble vertiente, ya subrayada de inadecuación y trascendencia. Este es el poder negativo y progresista que se suscita y carece en el progreso del capital y lo contraviene, por ello el capital debe neutralizarlo, subsumirlo si quiere existir. Esa dialéctica represiva es la que se resume en la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia según vimos anteriormente.

No podemos dejar de admirar, al respecto, el análisis de Carlos Marx (El capital, tomo II, secc. 3) sobre la tasa de ganancia, cuya fórmula (g’ = pv/c+v) incluye como denominador a la composición orgánica. La tasa de ganancia no es otra cosa que la expresión capitalista de lo que en toda sociedad es la escala de la producción: la proporción entre trabajo objevitado

255

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necesario (c+v) para producir cierta cantidad de trabajo excedente (y bajo el modo de producción burgués impago y explotado).

Pero nótese que la escala de la producción pone en relación los componentes del producto total de una sociedad, toda su riqueza objetiva, ("el volumen de la producción": c+v+pv); es la relación de producción global y más concreta. Trátase de una relación social que ocurre en el interior, primero, del trabajo productivo, sin considerar las necesidades de consuno; y segundo, a nivel de lo producido y ya objetivado, sin considerar al sujeto en cuanto tal. Y si bien esta es una relación esencial en toda sociedad; sucede que bajo el capitalismo, sociedad productivista, domina unilateralmente al resto de relaciones. Por eso dice Marx: “...puesto que el fin del capital no es la satisfacción de las necesidades sino la producción de ganancia, y puesto que sólo logra esta finalidad en virtud de métodos que regulan el volumen de la producción con arreglo a la escala de la producción (g' = pv/c +v) y no a la inversa (con acuerdo a las necesidades cualitativas del sujeto social); debe producirse constantemente una escisión entre las restringidas dimensiones del consumo sobre bases capitalistas y una producción que tiende constantemente a superar esa barrera 256

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que le es inmanente” (C.M., “K”, T. III, Secc. III, Ed. S. XXI, Vol. 6).

Esta inversión real condiciona la desconfianza frente a la técnica y la apariencia diabólica de ésta frente a la humanidad; pues define desde la base el grado y tipo de desarrollo de fuerzas productivas posible y efectiva bajo la sociedad burguesa, las cuales de ningún modo son "neutrales" sino bien marcadas negativamente, enajenadamente: Esta ley general de las relaciones clasistas burguesas distribuye el tiempo necesario y excedente de la jornada laboral del obrero, y distribuye las funciones de explotación de plusvalor y de producción del mismo, así como de sus condiciones de realización en el curso del desarrollo capitalista: Es la ley de vida del sistema en medio de la escasez, la ley de sus fuerzas productivas, de lo productivo e improductivo, y de su mutua trasmutación y de su espacio y tiempos.

La diferencia transhistórica entre el tiempo libre y el tiempo necesario es la base para que las sociedades escasas se escindan cada vez más descoordinadamente en tiempos

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sagrados y profanos; o más generalmente, en tiempos excedentes de trabajo —aptos para ser explotados— y tiempos necesarios para la reproducción social dada. Es decir, que la producción material donde se despliega el tiempo necesario por antonomasia y que es el momento trascendente de la sociedad queda coartada para un grupo de productores directos o para todos según las determinaciones clasistas; de suerte que no se abre completamente al reino de la libertad, al momento humano de inmanencia, sino a aquella clase social que se apropia al excedente. Este excedente es la base de tal apertura.

Tal es el movimiento general de la escasez y 1a enajenación absoluta o capitalista según ley. Y sin embargo, a Marx le parece que “la superación de la autoenajenación sigue el mismo camino que la autoenajenación misma” (Mans. 1844, ed. cit., p. 80). Presentemos el fundamento de esta opción primero en arreglo a la técnica y a la composición orgánica de los factores del proceso de trabajo inmediato; es decir, en

258

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arreglo a su aspecto necesario, y luego le argumentaremos con arreglo a la razón suficiente que la funda: La sociedad humana naturalmente nacida (naturwüchsig) se topa con una primera naturaleza que le es inadecuada a sus necesidades universales y crecientes; debe remodelarla hasta producir una “segunda naturaleza” que posibilite un despliegue y satisfacción universales: una nueva modalidad de objetividad que funcione como proceso objetivo infinito análogo, adecuado, a la forma de ser el sujeto humano. Toda la “prehistoria de la humanidad” tiene por función la creación de esta nueva modalidad de objeto sensible sobre el cual la sociedad podrá erigirse de nuevo modo; el paraíso terrenal como resultado de la práctica humana, ya no como su inicio.

Las

dos

primeras

figuras

autónomas

producidas

históricamente de la nueva objetividad son: a) la circulación mercantil dineraria que es el motor de combustión formal circulatorio —surgido ya en el seno del precapitalismo— de aquello culminante en la b) autonomización real de la producción, el

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esqueleto objetivo del sistema automático de máquinas.

(Crecimiento de la composición orgánica).

Finalmente, como el cambio de índole del objeto sensible es la esencia —el problema y ña solución— del planteamiento de Marx sobre las fuerzas productivas, el desarrollo histórico y la técnica desde 1844108 tenemos, consecuentemente, que la profundización teórica y práctica en lo concreto (el valor de uso total y la totalidad de los valores de uso) es el camino de la revolución comunista; la que justamente se encarga de remodelar al conjunto histórico objetivo sobre el que brota: la revolución comunista fuerza productiva que transforma todas las fuerzas productivas históricas. (Cambio de índole de la composición orgánica y, por tanto, de la objetivación de capacidades humanas en general.) 109

108 Aquí critico implícitamente la interpretación de Marcuse al respecto.

El no ve la superación de Hegel por Marx en este terreno, la novedosa fundamentación de Marx. Para más detalles ver la “Introducción” de mi Tesis Lic., notas 40 Y 41.

109 Me refiero en especial a la diferencia actualmente desarrollada entre tecnología “suave” y “fuerte”; y aún más, a la diferencia esencial entre la técnica precapitalista orgánicamente estructurada en sus partes.

260

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5. Los individuos como creadores de la revolución comunista; superación de la escasez capitalista y precapitalista

R

esaltemos que la revolución comunista se encarga de remodelar no la primera naturaleza (la tierra y la comunidad originaria como punto de partida)

que fue la tarea del precapitalismo cuando produjo los primeros instrumentos y bienes; ni la "segunda naturaleza" de modo parcial y contradictorio como el capitalismo (que partió del instrumento ya producido y la comunidad modificada) cuando subsume al proceso de trabajo inmediato y lo lleva hasta su "sistematización cósica”, mecánica,

sino que se

encarga de remodelar sistemáticamente a toda la "segunda naturaleza" a todo el conjunto de fuerzas productivas existentes: el dinero, el capital, la técnica y los objetos de consumo enajenado capitalistas, etc., así como sus correlativos precapitalistas, etc.: es la fuerza productiva que redetermina a todas las fuerzas

261

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productivas habidas para adecuarlas a las necesidades humanas totales producidas históricamente. Pues donde la verdadera necesidad humana es de suyo producto humano, debe ser producida y determinada humanamente. Por donde la verdadera libertad ilimitada no aparece justamente porque la verdadera necesidad total no ha quedado aún consolidada; en efecto, ambas son hermanas y nos falta mucho aún por necesitar y por saber qué es lo que necesitamos.

Toda la historia humana ha sido la historia del esfuerzo por expresar qué es lo socialmente necesario. Así pues nos adentramos ya en la razón suficiente del argumento de Marx para indicar que la superación de la autoenajenación sigue el mismo camino que la autoenajenación misma; se trata de la revolución comunista como argumento y como realidad. El argumento básico se sitúa a nivel del momento trascendente de la sociedad, de la técnica y el desarrollo de la composición orgánica de los factores del proceso de trabajo; el argumento suficiente a nivel del momento de inmanencia radical: la práctica crítico revolucionaria, corazón del reino de la libertad. Ambos 262

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reinos son completamente contradictorios en la sociedad burguesa y con ello las necesidades y las capacidades, y las necesidades entre sí, etc., así como las técnicas entre sí y los objetos de consumo entre sí, sin olvidar las formas de coordinación de las múltiples contradicciones con éstas y entre sí.

Brota

entonces

enajenaciones,

como

por

enajenación

contradicción

del

conjunto

de

del

conjunto

de

contradicciones, como negación de negaciones, la necesidad radical productiva de coordinar auténticamente al conjunto en arreglo a humana medida y que brota marginal improductiva respecto de las necesidades del capital y aún francamente antiproductiva, pero enraizando en la esfera improductiva del reino de la libertad. En efecto, la revolución comunista es la encargada de tal síntesis total, pero ella no es nada como fuerza productiva si no nos asumimos cada uno como la fuerza productiva práctica y apasionada, fundamento de todo el movimiento. El individuo concreto es el fin de todo el movimiento, el medio y el inicio; el individuo cada vez más enriquecido y con necesidades cada vez más radicales y universales. No aquél que se toma a sí mismo 263

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con culpa, sino que combate cuerpo a cuerpo y colectivamente a esta fuerza negativa del modo de producción burgués y va abriendo cada vez más zonas libara<das de lucha y culpa. Somos nosotros lo fundamental; ninguna ente extraño; despleguemos sin miedo nuestra bondad, nuestra belleza, nuestra verdad; no hay otra bondad, ni belleza, ni verdad que las nuestras brotando sin contradicción. La paz y la felicidad (la verdad suprema son las determinantes esenciales del desarrollo de las fuerzas productivas y la lucha revolucionaria; todas se mecen plenas del lado de lo trascendente y cualitativamente específico: inmanente.

En el individuo se resumen concretamente todas las corrientes y fuerzas productivas y aspersivamente brotan de él renovadas.

La autoconsciente producción histórica de la socialidad o la de la forma de asociación es el contenido específico históricamente posibilitado y urgentemente necesitado que Marx adscribe a la revolución comunista negadora de todas las negatividades capitalistas y, allí, al lado, de las precapitalistas.

264

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Para caracterizar más matizadamente este contenidoa, es que hemos observado primero el aspecto negativo de la misma; el cual se articulaa con el desarrollo de las fuerzas productivas y la composición orgánica en tanto contradictoria del incremento de la ganancia y determinante de la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Este aspecto negativo esboza la figura posible de la forma de asociación por venir. Pero la revolución —en gracia a que no sólo es hija del momento trascendente de la sociedad, la producción material, sino que lo es en tanto ésta apunta a inmanencia plena— contiene un aspecto positivo vital directamente ligado al corazón de las fuerzas productivas, la pasión, y, por consiguiente, referido al objeto sensible. La pasión y el objeto sensible concretos son ni más ni menos que el contenido determinante de la libertad concreta y por tanto de la forma asociación.

Así, con arreglo al aspecto negativo de la revolución comunista el discurso de Marx se organiza críticamente pero se organiza científicamente con arreglo a su aspecto positivo que lo completa como fuerza productiva revolucionaria. Asimismo, en 265

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general, el aspecto negativo de la revolución obliga a subsumir formalmente —o según la forma de coordinación social de los contenidos vitales— el modo de producción burgués bajo el sujeto revolucionario, pero su aspecto positivo obliga a subsumir realmente los contenidos vitales mismos del modo de producción burgués para destruir la forma social burguesa que los impregna. De las fuerzas productivas técnicas a las revolucionarias, del reino de la necesidad como momento trascendente al reino de la libertad como momento de la inmanencia radical, de la pasión al individuo concreto; ese es el recorrido que nos abre a la caracterización de la revolución comunista negativa y positivamente, en su forma y su contenido como creadora de forma social y como remodeladora del conjunto de objetos sensibles —técnicos y consuntivos— si es que debe ocurrir y para ello, como sintetizadora negativa y positiva de las fuerzas productivas del capitalismo y de las fuerzas productivas del precapitalismo es decir, de todas las fuerzas: productivas de la época de escasez o "prehistoria de la humanidad".

266

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6. La forma de la revolución (I). El marxismo como fuerzas productiva no escasa y la contracultura.

H

agamos un esbozo general del recorrido de 1a

revolución comunista; es decir describamos sus contornos en tanto fuerza productiva dadora de

forma y productora de contenidos: La teoría crítica revolucionaria y las contrainstituciones prácticas

revolucionarias

(políticas,

económicas,

sociales,

culturales) van subsumiendo formalmente a las fuerzas productivas (valores de uso, necesidades, capacidades, etc.) capitalistas y precapitalistas. La subsunción real se inicia apenas con la coordinación total recién logrado el triunfo general.

Sin embargo, tenemos un caso curioso y afortunado: la subsunción formal operada por la crítica revolucionaria es idéntica a la subsunción real del discurso buegués como fuerzas productiva, pues a nivel teórico sólo lo genérico y completamente coordinante (A = A) es lo sustancial: la nueva fuerza productiva

267

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libertaria es completamente coherente, y según esta coherencia es reconocible su capacidad revolucionaria (como la de toda práctica). La razón libertaria se identifica con la libertad plena y la capacidad anticipatoria discursiva, aspecto resaltante del centro del proceso de trabajo, la actividad adecuada a fines, germina desde el presente aquella situación vital y colectiva donde la pasión humana se coordina pacifica y felizmente con toda la naturaleza.

Es decir, que la teoría revolucionaria construida por Marx constituyó la primera fuerza productiva no escasa y con arreglo a la cual el resto de valores de uso o fuerzas productivas de la revolución puede ser conformado. Guía tanto más necesaria para la determinación de los valores de uso técnicos y consuntivos inmediatos adecuados a la reproducción de la vida humana, pues nos permite responder fundadamente a la cuestión hoy ya urgente de: ¿cómo debe ser cada valor de uso concreto y cómo reconocer cuáles son intrínsecamente nocivos en tanto formados por el capital; por tanto de suyo generadores de formas antagónicas de convivencia? ¿Cómo debe ser?

268

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Coherente de parte a parte, permanentemente suscitador de la ilimitación a partir del reconocimiento riguroso de los límites sensibles del ser humano, que no unilateralice las capacidades y necesidades humanas, que no las violente y contraponga, que dé centro a la pasionalidad y sólo por ese camino la acreciente, no por el de irritarla, etcétera.

Si observamos bien, casi ningún valor de uso normal capitalista cumple estas generales características y es que, como decimos, desde 1850 está en marcha la subsunción real del consumo bajo el capital; y también ocurre que el movimiento contracultural que desde fines de los 1950's viene tomando fuerza y remodelándose continuamente, no ha sabido determinar nítidamente el sistema de sus necesidades y valores de uso auténticos, no obstante se haya lanzado valientemente a explorarlos y a tal extremo no lo sabe que cree fundado al creer que no puede haber tal autenticidad.

Por ello, a los revolucionarios comunistas (particularmente loa marxistas) todavía no les parece claro que el movimiento contracultural sea un brazo de la revolución comunista Pero 269

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tampoco a los contraculturales les parece no sólo que el movimiento "marxista" sino aún que el marxismo —en tanto supuesta fuerza productiva no escasa— sea efectivamente revolucionario.

-

Ecología, movimiento antinuclear; feminismo, movimiento de gestión comunitaria de la vida, movimiento estudiantil, etc. etc., otras tantas fuerzas productivas revolucionarias que la revolución comunista no podrá integrarse sino hasta que recupere la conciencia radical de lo que es F.P. y por ende libere al propio marxismo como fuerza productiva. Aún más, parece que no tendrá lugar mientras no las integre.

Pero en verdad, todo mundo, sépalo o no necesita radicalmente de la retotalización de la revolución como fuerza productiva total.

270

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6.1 La forma de la revolución (II). la revolución como problema histórico mundial: precapitalismo y capitalismo.

E

l desarrollo enajenado de las fuerzas productivas nos

sirve para caracterizar el de la revolución, según Marx; pues la revolución ocurre en el curso de la acumulación

de capital, se forma como fuerza productiva mientras oconforme se desarrollan las F.P. del capitalismo. Así pues retomemos una descripción ya avanzada, ilustrativa de la creación de fuerzas productivas, es decir, de objetivación de capacidades humanas, etcétera.

Existe una curiosa modalidad de exteriorización y objetivación de capacidades humanas y por ende de subjetivación de determinaciones naturales (consumo): la enajenación. La cual nos entrega fuerzas productivas enajenadas; y

como a la base de la

enajenación se enrosca una contradicción entre —por lo menos dos— fuerzas productivas particulares que ella sintetiza y pone en relación, esta contradicción entre fuerzas productivas permite explorar la estructura de lo que es objetivación de capacidades humanas, pues contrasta y afila las necesidades para que ello 271

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ocurra. Por ello, el fenómeno sintético de la enajenación como figura de fuerza productiva robó la atención de Marx.

Y lo primero que arroja nuestra. exploración es: que la tercera fuerza productiva constituida en la puesta en relación contradictoria de las dos básicas (la enajenación), es la objetivación de una capacidad humana contradictoria de suyo.

El medio o fuerza productiva coordinante se convierte en fin y principio represor; pues sólo reprimiendo "racionalmente" lo que de más agudamente específico tiene las dos fuerzas productivas básicas logra dominarlas bajo su funcionamiento unitario: la tercera fuerza productiva, etcétera.

No continuaremos el argumento pues ya más atrás lo desarrollamos. Pero lo hemos recuperado aquí, porque a partir de él se posibilita comprender el papel de la revolución comunista como "tercera fuerza productiva" o como enajenación sui generis, como enajenación

de

la

enajenación.

Algo

que

nos

interesa

particularmente para observar los contenidos concretos y contradictorios que debe poner en relación, pero ya no reprimiendo sus contradicciones, en vista de explotarlas aunque 272

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de nuevo expresándolas potencialmente (¿no es eso lo que ha ocurrido hasta hoy a la revolución?) sino para afirmarse absolutamente coherente y retomar de cada contenido aquello que lo coordina sin contradicción y libremente con los demás.

Así, la revolución logra autonomía y autenticidad a un tiempo, pues construye su propio curso positivamente creando una serie de fuerzas productivas tanto improductivas como directamente productivas ya no escasas. Logra redondear su aspecto positivo y que la funda suficientemente. Aquel que deriva directamente de su vitalidad y de la pasión, porque sólo entendiendo a la revolución comunista como fuerza productiva y a esta con arreglo a la pasión, es decir, materialista, sensiblemente, se posibilita comprenderla como “fuerza esencial del hombre que tiende enérgicamente hacia su objeto".

Así, la revolución comunista no puede desarrollarse como fuerza productiva histórica: mientras no desarrolle la determinación de la gestión concreta de las necesidades, actividades, y capacidades de la vida cotidiana: el valor de uso cualitativo alternativo a los usos capitalistas; y esto, no sólo en general —organizativa, política y 273

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económicamente, algo necesario desde por lo menos 1850— sino justamente en lo concreto y materialistamente singular (la técnica y el consumo). Actualmente va constituyéndose, un inmenso valor de uso a nivel mundial cuyos ingredientes son el capitalismo y el precapitalismo; cuyo doble motor son la acumulación de capital y la revolución comunista en todos los niveles de la vida social.

La síntesis histórica del capitalismo y del precapitalismo no se distingue de la revolución comunista, son parte de ella.

Ahora bien, tal suceso histórico mundial y de auténtica "historia universal” no sólo es un "gran problema" para la revolución comunista y que la obstaculiza; Marx lo vivió en la fase en que el capitalismo iniciaba en forma la destrucción del precapitalismo, pero supo determinar las premisas del problema — el precapitalismo y el capitalismo— como sus principios de solución, A la pregunta de ¿cómo es posible que la revolución comunista de cuenta de tan enorme tarea?, la respuesta es: debido a que el capitalismo y el precapitalismo —como conjuntos de fuerzas productivas escasas contrapuestas— no son sólo el problema a 274

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resolver como dijimos, el obstáculo, lo negativo y alienado, sino a la vez formas de vida positivamente afirmadas y, por ello, a la vez que el problema "el laboratorio y reservorio" de la revolución comunista, como lo fue para las comunidades primitivas la "tierra" escasa, la naturaleza escasa.

Así ocurre con la "segunda naturaleza" escasa producida en el transcurso histórico: El precapitalismo y el capitalismo son aquellas dos fuerzas productivas globales, contradictorias y enajenadas entre si que la revolución comunista puede y debe sintetizar para desarrollarse como tercera fuerza productiva no enajenadamente.

Muy bien, se dirá, allí esta la solución pero, ¿cómo sacar de ahí la solución? Más adelante expondremos las determinaciones necesarias del caso, pero aquí cabe referir la respuesta general y que constituye la forma y el principio general de la concepción materialista de la historia según la refiere Marx imbuido por la consideración

del

choque

colosal

entre

capitalismo

y

precapitalismo y embarcado en construir una alternativa

275

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proletaria, una fuerza productiva específicamente proletaria y no escasa ale vez:110 “7) Esta concepción nace de un desarrollo necesario. Es preciso justificar el azar. ¿De qué manera? (y, entre otras cosas, la libertad). Influencia de los medios de comunicación. La historia universal no existió siempre: es el resultado de toda la historia anterior" (Intr. 1857, ed. cit., "la libertad", destacado mío);y se supera a sí misma con la necesaria afirmación de la libertad.

6.2 La forma de la revolución (III). Capitalismo y precapitalismo, contracultura. Las verdaderas necesidades, revolución marxismo y meditación

E

n efecto, el desarrollo de las fuerzas productivas revolucionarias no es otra cosa que el proceso de especificación histórica del valor de uso total a partir del valor

de uso precapitalista y capitalista. El proceso histórico revolucionado tomo fuerza de ellos. De la experiencia histórica precapitalista puede aprender a construir un “reino de la 110 Tenemos una carta a Jenny de 1856 donde vívidarnente aparece esta preocupación. Cfr. Mi traducción y comentario a la misma en revista Críticas de la Economía política, núm. 18/19, antes citada.

276

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necesidad” vivible humanamente; del capitalismo el poner como objetivo inmediato de la producción el crecimiento y remodelación constante del tiempo libre del “reino de la libertad”. Y de si misma, la revolución comunista saca la enseñanza de constituir el contenido positivo del tiempo libre bajo tal modalidad que armonicen en despliegue creciente necesidades y libertades sin contradecirse entre sí, etcétera: Una

revolución

mundial

de

contenido

concreto

y

diferencialmente constituido. Vayamos más despacio a desglosar las ideas aquí resumidas. a) Escasez En efecto, recuérdese que la superación del modo escaso o limitado de producir la vida social es a la vez la superación de la escisión que en el prevalece, la de la relación de inadecuación y la de trascendencia entre el hombre y la naturaleza. No es casual que a veces la superación de la escasez, de la propiedad privada y del capitalismo en particular parezca implicar de por si la superación de la estructura humana en cuanto tal, o en otras palabras que sea imposible tal superación si no es como aniquilación 277

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de la humanidad (reacuérdese cómo el Manifiesto del Partido Comunista ironiza esta ilusión). Pero sólo se trata de superar este modo escindido del despliegue de la vida humana basado en fuerzas productivas escasas limitadas, contradictorias.

Ya decíamos (capítulo III) cómo la insuficiencia cuantitativa de ciertos objetos vitales esenciales (escasez en general) está a la base de la descoordinación de las necesidades individuales y sociales por los antagonismos que ello provoca, propios de una dialéctica de salvación objetivamente fundada. De suerte que el sujeto social quedaba determinado enajenadamente como ser limitado, autolimitado, inintencionalmente (escasez cualitativa particular); cierto que cabe la posibilidad de la toma de conciencia de esta limitación inintencional práctico inerte como es el caso de las sociedades precapitalistas limitadas, o no, como es el caso de la capitalista con su despliegue arrogante disolutorio de todo limite.

Aún más, pues de estos dos supuestos derivaba la escasez singularizada o completa al, redondearse en la constitución de las F.P. y unos productos cuya calidad relativa es inarmónica con el resto y con el conjunto de necesidades y capacidades, quedando 278

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contradichas las posibilidades objetivas de relación entre una necesidad y un objeto y otra necesidad y objeto, etcétera.

Por donde el conjunto todo de la escasez se mostraba dependiendo del poder de las F.P. cualitativa y cuantitativamente determinadas: escasez cuantitativa-cualitativa de F. P. En síntesis: La relación de escasez es aquella en donde la coordinación social material del conjunto de necesidades queda desgarrada, el trabajo necesario y el excedente, el productivo y el improductivo, y con ello contradichos el reino de la necesidad y el de la libertad en gracia a una escasez objetiva cuantitativa y cualitativa de F.P., particularmente técnico económicas.

Ahora bien, la producción de la autentica relación de necesidad con la naturaleza construye la superación de la relación de escasez: b) Necesidad positivamente superadora Adecuar los objetos singulares a necesidades singulares es la primera fase de la actividad práctica adecuadora. La segunda y suficiente, es la coordinación total de lo ya adecuado particular y parcialmente. Una vez logradas ambas, la relación de necesidad que 279

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mantenemos con la naturaleza queda bien suturada, fluye sin obstáculos, es ilimitada, “la riqueza corre a chorros llenos” (Marx, Critica del programa de Gotha).111 Una vez consolidado este ámbito puede constituirse uno de libertad.

A Marx le parece que el corazón del problema y de la solución del problema está materialmente fundado en el objeto sensible concreto, pues en él se articula la lucha entre necesidad y libertad, entre capacidades y necesidades, etc., y entre unos individuos, y clases, con otros: es su contenido y mediación.

Particularmente, pero no restrictivamente, en el objeto técnico, en el modo de producción inmediato; en la modalidad de la técnica a operar que bajo el capitalismo ha quedado subsumida realmente bajo el capital.

Veamos ahora cómo so logra la coordinación superadora de la escasez: c) Coordinación de la producción y el consumo

111

Cfr., en esta revista la reseña de Franz Mehring, sobre la postura de Marx frente al Programa de Gotha. Evidentemente Mehring no alcanza la profundidad de lo que está en juego allí.

280

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La coordinación orgánica de la producción y el consumo es la base, pues coordina a la vez las capacidades y las necesidades de la sociedad, las capacidades individuales (trabajo concreto) y las necesidades sociales (expresables en tiempo de trabajo socialmente necesario), las necesidades individuales (valor de uso) y las capacidades sociales (cuantificables según valor). A su vez, esta coordinación se funda en una primera matriz: la coordinación del proceso productivo inmediato, cayo despliegue abarca al tiempo de trabajo necesario y al excedente coordinados. (La contradicción básica del capitalismo que opone el plusvalor a las necesidades sociales ha llegado actualmente a fundarse materialmente en la deformación histórica generalizada del aparato técnico, por ello se hace forzoso remodelarlo parcialmente como premisa de la revolución; algo que como dijimos (capitulo II) no era casi necesario en el siglo XIX.) Ahora podemos matizar éste como: c. 1) Coordinación precapitalista, capitalista y comunista Los modos de producción precapitalistas y en especial el asiático, centran su desarrollo en el volumen de la producción de 281

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valores de uso adecuados cualitativamente a las necesidades comunitarias —donde se implica cierto grado de transgresión represiva para con el individuo— pues quieren lograr la producción renovada de individuos "buenos" ("ciudadanos" en el caso de Roma; etc.). El capitalismo, por su parte, contra su desarrollo en la escala de la producción.(o tasa de ganancia: g’ = pv/c+v) con vistas a acrecentar el plusvalor de acuerdo a las necesidades de valorización acumulativa del capital a costa de la fuerza de trabajo individual y social.

.

Por ello el precapitalismo supo vivir construyendo un tiempo de trabajo necesario adecuado al individuo y a la relación de trascendencia como lo prioritario (religión, fiestas, gastos) centradas en la experiencia comunitaria inmediata cuyo corazón quedó ideologizado —según veíamos (capítulos I y III)— por la religión, de ahí que parezca que la religión es lo determinante en última instancia en las sociedades más primitivas. En verdad, no presentan un autentico reino de la libertad, pero su ámbito de libertad interior al reino de la necesidad es satisfactorio limitadamente, pues sabe cohesionar comunitariamente la relación 282

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de adecuación con la relación de trascendencia que escinde a todo individuo escaso: sabe religarla comunitario-religiosamente mediante la. experiencia estática individual y colectiva suscitada de diversos modos. Es su fuerza productiva especifica.

Por su parte el capitalismo pone como fin inmediatamente necesario el acrecentamiento del trabajo excedente, y hace del proceso del trabajo un infierno, y del trabajo un medio de vida y opuesto a la vida (Manuscritos de 1844 y El capital, sec. III y IV) como efecto tanto de la S.F. como de la S.R. del Pti/K; es su modo de eternizar la relación de inadecuación como relación de escasez.

Pero ciertamente la revolución comunista no puede conformarse con el legado precapitalista de goces limitados y locales, porque la sociedad humana o la humanidad socializada rebasante del horizonte de la sociedad civil burguesa (Tesis 10 ad Feuerbach) se mece tranquila sólo en el estanque de la limitación y el desarrollo infinito y realizador (unidad de realización) rebasando toda forma limitada sólo el desarrollo de la técnica en creciente automatización puede ser su base firme. Pero, ¿qué 283

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técnica, ya que la capitalista es contradictoria y aliena al trabajo, el núcleo trascendente de la vida humana; y con ello contrapone el reino de la libertad y el de la necesidad, etc., pues vacía también de contenido toda libertad? d) De la calidad del tiempo libre. Fourier y Marx Ciertamente, lo mas importante no es la cantidad relativa de trabajo necesario respecto del tiempo de trabajo excedente, como cree el capitalismo. Y los revolucionarios no deben quedar presos de esta, ilusión simplemente invirtiéndola, buscando liberar la mayor cantidad de tiempo excedente de tiempo libre, no importando a costa de qué. Porque el tiempo excedente, el tiempo libre bien puede ser grande pero idiota. Y el “progreso” decadencia.

Por ello, importa sobre todo la calidad absoluta de ambos tiempos, y por ello en especial del correspondiente a trabajo necesario y la técnica que opera, porque es allí donde se pone prácticamente toda cualidad esencial, depende por ello de el, el contenido básico de la libertad humana.

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Queda subrayada, Ali la importancia no solo de esperar más allá de la esfera de la producción y el reino de la necesidad a que se abra el horizonte del reino de la libertad (tal es la vivencia cotidiana en el capitalismo, esperando la salida del "trabajo" y es uno de los indicadores esenciales de que el capitalismo existe realmente). Sino que la propia esfera productiva sea vivible humanamente: cambie de cualidad técnico vital, asó como cooperativa y teleológica autogestiva. Lo que sólo es posible a partir de una radical experiencia comunitaria inmediata que cohesione naturalmente todos los puntos y actividades, etc., tal y como solo las comunidades orgánicas precapitalistas lo supieron hacer.

Queda subrayado, así, que la vida se viva en todos sus extremos

como fin en si, revocando el trabajar para vivir, el

"trabajar como medio de vida", que implica de suyo la confrontación alienada y escasa de los aspectos fundamentales de la vida consigo misma. Para ello es necesario que la propia esfera productiva (reino de la necesidad) posibilite, desde dentro de si que la vida sea en todos sus extraños fin en sí: y no más

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bien que desde dentro los contravenga. Valgan todas las redundancias.

Puede verse a este respecto la fina discusión de Marx con Fourier, quien buscaba hacer del trabajo un juego (de la página 594 en delante de los Grundrisse).112 Aquí cabe subrayar la indicación fourierista de que la sociedad armónica sólo puede ser la agrícola pues la industria es alienante de suyo. Marx sabe retomar esta propuesta —previa crítica de los fisiócratas y de la ilisión fisiocrática utópica que la subtiende— cuando argumenta la necesaria superación de la contradicción entre la ciudad y el campo,113 la cual corre por el mismo camino que la del capitalismo y el

precapitalismo, el trabajo necesario y el

excedente, etcétera.

6.2.1 De un reino de la necesidad centrado en el hombre concreto.

Meditación

112

Cfr., el articulo de la note 16 donde va adjunta una crítica a Marcuse sobre el mismo tema.

113 Cfr. las aportaciones señaladísimas de H. Lefevbre al respecto en De lo rural a lo urbano, Madrid, Ed. Península 1973; y en La revolución urbana,

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S

obre esa base, teniendo efectivamente al hombre como centro del proceso de trabajo y de vida, porque en el curso histórico pudo liberarse como individuo concreto, es

posible desarrollar como factor objetivo del proceso de trabajo una “Tecnología adecuada”114acorde con la experiencia comunitaria inmediata que previamente quedaba encapsulada religiosorepresivamente. Una objetivación de capacidades humanas bajo modalidad técnico económica operada según la apertura — deslimitación, desenajenación

— de las fuerzas productivas

orgánico corporales desarrolladas por el precapitalismo, centradas en la experiencia comunitaria inmediata de l individuo y, entonces su naturaleza íntima, nada dispar con el conjunto de la naturaleza, completa la labor del establecimiento de un reino de la necesidad humanizado, porque pone concordancia absoluta en la relación hombre naturaleza; en las fuerzas productivas; y particularmente en la fuerza productiva más alta: el individuo concreto asiento de la fuerza productiva revolucionario clasista. Así, he podido encontrar recientemente un texto que exalta a la a meditación 114

Ya esboza actualmente (Cfr. Notas previas) y en el libro de E.F. Schumacher, Lo pequeño es hermoso, Madrid, Blume Ed., 1981.

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oriental como fuerza productiva para el proceso revolucionario militante, etc., y que constituye la síntesis doctrinal de las experiencias de élites rebeldes y luego colectivas que fueron generalizándose desde los años 50’s;115 sírvanos de ilustración.

115 Véase el sugerente libro de Konchok Dorje, Marxismos und Meditation, Munich, Trokont Verlag, 1980. (no hay traducción en español), donde aparece una importantísima fuerza productiva forjada por el precapitalismo: La meditación. Dorje profundiza la proposición de David Cooper (La gramática de la vida, ed. Losada, 1980). Sobre la utilidad de esta fuerza productiva técnico orgánica para el proceso revolucionario. Es deudor de Allen Ginsberg y Gary Schneider, etc. Erch Fromm ha sido pionero desde 1960 (con su Budismo zen y psicoanálisis, ed. FCE, 1975, escrito con D.T. Suzuky) en reflexionar la conexión filosófica y de actitud práctica entre meditación y marxismo; asimismo su “Marx y su concepto del hombre”, ed. FCE, 1973, contiene como ingrediente para pensar la personalidad de Marx y su concepto de hombre, la perspectiva del budismo zen, etcétera.

Por otro lado, José Ma. Pérez Gay, en un reciente artículo (“La sombra de Rasputín”, en revista Nexos, asgosto de 1981, núm. 44) hace un análisis sociológico del significado social de las investigaciones soviéticas en el campo de la parapsicología, Fenómenos como la telepatía, o la fotografía del aura mediante la cámara Kirlian, etc., están estrechamente relacionados con la meditación y otras fuerzas productivas orgánico-corporales; así pues, tratarlos en referencia sólo de la función ideológico-social apuntalante del sistema burocrático, da efectivamente un golpe de refilón al dogmatismo burocráticamente fabricado, y cuyas funciones religioso-ideológicas son innegables; pero deja de lado, acríticamente algo central: la función social de estos fenómenos no se agota en la mera ideología, son de suyo fuerzas productivas materiales, y por cierto, no improductivas. Lo rusos han captado el valor militar estratégico que por ello contienen, por eso es que las desarrollan, invirtiendo millones de rublos en su investigación. Con ello las truecan en fuerzas destructivas, o apuntalantes de las mismas. Caso similar es de los EUA, donde la literatura “científica” al respecto —e incluso sólo la referida al fenómeno de la meditación— llenaría una biblioteca entera. Las críticas al uso

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Nosotros lo vamos apuntalando a propósito del desarrollo productivo y particularmente tecnológico, porque sitúa lo social concreto, la socializad con contenido concreto, a producir por el proceso de transformación revolucionaria de la sociedad burguesa. Sitúa a lo social concreto zafándolo de su figura abstractamente capitalista o “puramente social” formal, como lo violento, estratégico y secreto de la parapsicología, denuncian —desde diversos lados— a tal grado la ingerencia de los servicios norteamericanos de inteligencia que han llegado a plasmarse incluso fílmicamente (por ejemplo: Brian de Palma, La furia). De hecho el capitalismo sólo puede asumir al precapitalismo mostruificándolo. Por otra parte, Louis Pauwels y Jacques Bergier —célebres escritores de El retorno de los brujos— saben resaltar la poderosa raíz material de tales fuerzas productivas, y de las investigaciones soviéticas y norteamericanas sin llegar a su crítica (en “Los soviéticos y la parapsicología”, en El planeta de las posibilidades imposibles, Barcelona, ed.

Plaza y Jares, S.A., 1976). Pues busca interesar al público en general a la “gente”, en la recuperación de fenómenos tan esenciales. Cfr. Asimismo de Sheila Ostrander y Lynn Schroeder, La parapsicología en los países socialistas, Argentina, A. Peña Lillo editor S.A., 1975.

Por otro lado, las artes marciales chinas y japonesas, etc., tienen su origen y su sostén en la meditación, su uso deportivo, policiaco, militar y paramilitar, apenas ofrece un contraejemplo en la izquierda: en la estrategia de los radicales Singakuren japoneses durante las grandes manifestaciones populares que desde 1968 fueron sucediéndose en aquel país. Pero sobre todo, cabe resaltar que no sólo el valor intrínseco del conjunto de las fuerzas productivas orgánico-corporales es naturalmente pacífico, sino que es precisamente este aspecto suyo el más valioso también, para la revolución comunista, única capaz de hacer que las cosas revelen su propia esencia, pues sabe tomarlas por la raíz, en toda su mente, según indica Marx en “Trabajo enajenado” (Manus. 1844). Algo tanto más necesario cuando se trata de las técnicas de transformación no sólo de la naturaleza externa, sino de la porpia naturaleza humana.

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llama Marx, propia de la forma valor (“Glosas marginales a Wagner”, en Estudios sobre “El Capital”, V.V.A.A., Buenos Aires, ed. Signos, 1971).

Sitúa a lo social concreto en su seno apropiado, el desarrollo, el devenir ilimitado técnicamente posibilitado.

Así, la síntesis meditación/tecnología posibilita cada vez un tiempo excedente, libre, mayor fuera de la esfera productiva, pero a la vez un tiempo excedente, libre, de mejor calidad renovada, pues tiene como base un nuevo contenido material tecnológico-laboral, corazón de un nuevo reino de la necesidad humanamente adecuado.

Con ello, esta síntesis, libera igualmente de la enajenación religiosa a la que han estado sometidas, hasta ahora, el conjunto de fuerzas productivas orgánico corporales y que las ha presentado como potencias represivas, “ascéticas”, etcétera.

O se responde radicalmente a la pregunta de qué es lo necesario o jamás se responderá a la qué es la libertad, jamás podrá advenir la libertad.

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6.2.1.1. Las sociedades primitivas, el capitalismo y la contracultura. Meditación

D

e hecho las sociedades primitivas han construido no sólo su arte, religión, mitos y magia en acuerdo con la experiencia extática comunitaria; y, en particular, en el caso

de las grandes civilizaciones con arreglo a la experiencia extáctico comunitaria específicamente meditativa que constituye un desarrollo formidable de las fuerzas productivas orgánico corporales, pues las libera de la necesidad de sacrificio, de dolor, o de drogas nocivas para ocurrir; así como de su natural espontaneidad; permite su repetición y desarrollo progresivo. Sin o que también construyendo en acuerdo a ella las FP básicas.

Así, las relaciones sexuales (tantra yoga, taoísmo) y de parentesco y autoridad; y dentro de la esfera doméstica todos los utensilios, formas de mesa, costumbres culinarias y cotidianas en general, incluída la selección de alimentos, medicinas y prácticas médicas (acupuntura, por ejemplo); pero igualmente, dentro de las FP básicas, las destructivas guerreras (artes marciales y los

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propios instrumentos guerreros; y los mismos griegos heredan de persas, hindúes y egipcios sus deportes y maneras de guerras) para llegar finalmente a las FP técnico económicas no sólo productivas artesanales sino circulatorias (cacao); ni hablar de su “ciencia”, y en general del modo de resolver los problemas geométricos, arquitectónicos, urbanísticos, de sobrevivencia, de química, etc. En fin, tales son las FP forjadas por el precapitalismo, ya sean fuerzas productivas orgánico corporales inalienables del sujeto,116 pero no innatas, o ya sean las fuerzas productivas técnicas exteriores tanto productivas como improductivas y aún destructivas. No son de ningún modo desdeñables y la revolución comunista es la única apta para recuperarlas liberándolas de su estrechez; evidentemente reconociendo sus contenidos específicos; no debería dejarlas sólo en manos del capital.

A medidos del siglo pasado se inicia en forma el desarrollo expansivo del capitalismo una vez que tuvo consolidado su 116

Evidentemente, esto es lago que las hace aptas para el uso del obrero capitalista, que no posee sino su fuerza de trabajo. Además de que constituyen la diferencia específica de la tecnología desarrollada por el precapitalismo, además de la clave del resto de sus técnicas.

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corazón específico: la SR de Pti/K. El desarrollo capitalista, para ocurrir, se vio obligado a destruir las formas precapitalistas de asociación y explotar y colonizar a sus miembros, materias primas y territorios. Pero, luego, una vez aclarada la superioridad civilizatoria de las FP capitalistas —con toda la ironía y ambigüedad que ello significa, pero no obstante— demostrando que la producción industrial podía mantener vivas a mayor número de gentes, entonces el precapitalismo comenzó a ser un ingrediente funcionalmente constructivo del capital y su acumulación. Y ano se puede decretar románticamente la abolición de la técnica industrial burguesa (incluso la decadente): ha demostrado también su poder vital. Y no cabe simplemente obviarla porque millones de gentes morirían irremisiblemente: es socialmente necesario no sólo elegible o rechazable. Por lo demás el precapitalismo está casi extinto.

A la manera de los jardines que actualizan en la ciudad a la naturaleza (Lefevbre) la contracultura se nos muestra como el precapitalismo

dentro del

capitalismo

en

tanto

afirmado

positivamente —no sólo explotado y colonizado— y precisamente 293

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por los individuos concretos como alternativa a la vida impuesta por el capital. Deriva de ello tanto su fascinación como su enajenación doble, a la vez capitalista y precapitalista. Pero, también, en el curso de los años ha entregado un sinnúmero de métodos políticos militantes (provos, kaboutiers, situacionistas, hippies, etc.) y de convivencia que constituyen una experiencia acumulada y por ello fuerzas productivas tampoco deleznables si nos ponemos a analizar en serio y sin dogmatismo los obstáculos reales de la revolución comunista.

El capitalismo ha sabido desarrollar el trabajo excedente a costa del necesario pero idiotizando a ambos y al tiempo libre; y lo ha podido desarrollar así mediante el desarrollo unilateral y deformado de la técnica productuvista (SR del Pti/K). El precapitalismo supo hacer visible humanamente el trabajo necesario y todo el reino de la necesidad centrando su estructura en el desarrollo de las FP orgánicas.

Las premisas de problema coinciden con las dela solución. La gran solución coordinante cada vez más necesaria es posible. Los ingredientes de la combinación están presentes: 294

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6.2.2 La meditación, la actualidad de Marx y los ingredientes tecnológicos de la solución comunista.

Los ingredientes: 1) La moderación localizada de la técnica industrial capitalista de alta productividad abstracta y efectos antiecológicos y antiobreros, pero 2) Moderada y localizada precisamente por un proyecto social formal comunista; pero que si era posible casi sin más en el siglo xix debido a la benéfica dilusión natural de las contradicciones funcionales, antiecológicas y antiobreras de la técnica capitalista en un entorno no capitalista, atrasado o salvaje, hoy debe necesariamente integrar en sí —y no como mera suma y a posteriori sino— para hacer posible cuando tal y como ingrediente esencial, en fin, como condición sine qua non, de su propia viabilidad.

3) Una proporción creciente de tecnología adecuada igualmente localizada.

Pero esta combinación tecnológico productivo tripartita mera es insuficiente. De hecho no sólo insuficiente cuantitativamente para

soportar

la

reproducción

de

una

sociedad

sino

cualitativamente insuficiente; es decir, que la combinación en cuanto 295

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tal no puede operarse plausible y orgánicamente sin que el conjunto de necesidades de consumo y convivencialidad,117 el conjunto de todo el reino de la necesidad quede remodelado no a posteriori sino como premisa del proceso de síntesis. De suerte que es forzoso para ello: 4) La recuperación de las formas comunitarias precapitalistas y contraculturales de socialidad, de suyo más económicas y humanas si ocurren sobre la base de 5) Un sistema de necesidades concretas y valores de uso aténtico rebasante de la artificiosa, dilapidatoria, deformante y nociva forma de consumo subordinada realmente bajo el capital y acorde con sus intereses de realización de la ganancia y de manipulación ideológica y corporal masiva.

6) El centro quieto e inofensivo casi indiferente de conjunto es, necesariamente, la experiencia comunitaria inmediata liberada: a) de religiosidad; b) fetichismo preburgués y mercantil simple y complejo; c) de ideología irracionalista, y d) de apoyo en drogas y experiencias violentas (ambos 117

valores

de uso nocivos,

Cfr. Illich Ivan, Convivencialidad, Barcelona, Ed. Seix Barral, 1970.

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intrínsecamente alienados y atrofiantes, desarrollados tanto por el precapitalismo en apoyo de la ideologización religioso represiva de la experiencia comunitaria inmediata, como por le capitalismo en apoyo social e ideológico del fetichismo básico de sus relaciones constitutivas).

Sólo desde allí podrá coordinarse armónicamente el conjunto todo de la esfera productiva y reproductiva del reino de la necesidad; y por ello desarrollarlo ilimitadamente, así como suscitarlo.

“Cierto que también el animal produce. Construye su nido, su morada, como la abeja, el castor. La hormiga, etc. Pero sólo produce aquello que necesita directamente para sí o para su cría; produce de un modo unilateral, mientras que la producción de hombre es universal, [el animal] sólo produce bajo el acicate dela necesidad física inmediata, mientras que el hombre produce también sin la coacción de la necesidad física y cuando se halla libre de ella es cuando verdaderamente produce; el animal sólo se produce a sí mismo, mientras qie el hombre reproduce a toda la naturaleza; el producto del animal forma directamente parte de su cuerpo físico, mientras que el hombre se enfrenta libremente 297

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a su producto. El animal produce solamente a tono con arreglo a la necesidad de la especie que pertenece, mientras que el hombre sabe producir a tono con toda especie y aplicar siempre la medida inherente al objeto; el hombre, por tanto, crea también con arreglo a las leyes de la belleza” (Carlos Marx, Manuscritos de 1844).

El hombre produce según las leyes de la armonía. Y tal es la tarea que hoy amanece para todos.

Muy bien, pero la armonía y la meditación no han podido detener la negativa alienación y de hecho aún debe liberarse de la ideologización que las limita. De ahí el gran poder de la fuerza productiva forjada por Marx: el discurso científico-crítico comunista; única de entre todas las fuerzas productivas enumeradas que es no espontánea sino históricamente desarrollada en el curso de proceso de alienación-progreso en el marco de la escasez de F.P., pero a la vez que no espontánea e históricamente desarrollada no escasa, por ello 7) Sólo su poder negativo crítico y científico positivo puede articular a la serie de fuerzas productivas necesarias al conjunto revolucionario para rebasar la prehistoria d ela humanidad. Debía 298

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ser necesariamente una fuerza productiva improductiva y específicamente discursiva para: Primero: no ser ella la productora de plusvalía.

Segundo: no poder transformarse en cuanto tan ello.

Tercero: poder ser inalienable al individuo libre y desposeído de la sociedad burguesa.

Cuarto: no estar ligada a ninguna figura sensible ya subsumida a la forma de dominio (como es la meditación, por ejemplo, en tanto no discursiva).

Quinto: y a la vez, en tanto discursiva servir de cohesionante del conjunto de la clase revolucionaria formada por organizaciones e individuos exteriores los unos respecto de los otros constituidos e inmersos en medio de la enajenación generalizada y total (Formen). En condiciones de enajenación y lucha sólo un elemento externo y, a la vez, coherente como puede ser el discurso, permite acuerdo solidario.

De suerte que pudo y puede constituirse en cualquier momento de nuevo en el arsenal de la revolución; en el sustrato práctico-inerte a la vez alienado (externo) a inalienable de la clase 299

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proletaria. Por donde a la pregunta por la actualidad del discurso de Carlos Marx la respuesta es inmediata: es actual siempre dentro del capitalismo; y puede ser actual eficazmente sólo si nosotros estamos vivos y aptos para hacerlo actual; y no estamos presos en la SR del Pti/K y la subsunción real del consumo bajo el capital y sus desarrollos fetiches e ideológicos respectivos en tal grado y modo que ya no sepamos rescatar su núcleo crítico revolucionario y positivo científico...

Todo lo cual ocurre o ha ocurrido en épocas de crisis revolucionarias pero de ningún modo les es privativo; los momentos de paz son particularmente aptos para la actualización del marxismo ortodoxo revolucionario, si la libertad germina.

Estos son los ingredientes. Veamos dónde deberán jugarse, dónde ya se juegan...

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6.3 La forma de la revolución (iv). Trasmutación del trabajo productivo e improductivo, excedente y necesario, en la subsunción real del consumo bajo el capital; la nueva fase de la revolución comunista como fuerza productiva histórica.

E

l capitalismo como FP alienada total muestra la siguiente dinámica y tendencias globales:

La transformación del tiempo excedente de la sociedad en

necesario para la reproducción valorizadora y acumulativa del capital y a su vez el impulso permanente a Acrecentarlo, hacen que la sociedad en todos sus niveles de afirmación vaya subordinándose cada vez más realmente bajo el capital y que por tanto toda esfera se transforme en economía a la vez que la población en proletariado.

Así como que toda actividad antes improductiva mute en economía aunque improductiva, o aún directamente en productiva.

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Evidentemente el pivote central de esta trasmutación118 es un aparato técnico acrecido que para funcionar necesite cada vez más esferas y actividades universales antes improductivas para poder ser movido; y no sólo de ciencias naturales y técnicas, sino aún sociales y de la cultura en general. El supuesto y punto de apoyo permanente de este fenómeno en curso —por donde en efecto no se encontrará que toda actividad científica es productiva, pero sí que, cada vez, es más economía y cada vez más se le desglosan miembros que mutan en “técnicos formativos de los trabajadores y funcionales del proceso laboral es, por tanto, la SR del Pti/K tendiente a la automatización. Aquí la paradoja: Pues la automatización global es el límite absoluto del capital, pues anulando la producción de valor y plusvalor acabaría con las bases del sistema (Cfr. Marx, “Gr.”, pp. 592 a 594). De tal suerte ocurre que sólo es posible pensar —y que exista— la total productivización, economización, tecnologización, superfluidad nociva, de la sociedad (y lo mismo cabe decir del consumismo y 118

De la cual los economistas marxistas antes criticados no aprecen saber nada, y e ella sólo quieren mofarse porque la oyen en boca de oponentes.

Ninguno ve que está argumentada puntualmente por Marx, no sólo en los “Gr.”, sino el “K”, T. I, cap. Xiii y xiv.

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la subsunción real del consumo bajo el capital) como límite (Leibnitz). Pero siempre queda un resto no subsumido realmente bajo el capital sino sólo formalmente y aún sólo tangencialmente.119 Esta subsunción tangencial de los diversos contenidos bajo el capital se ofrece al modo de una subsunción formal vaga como en el paso del artesanado al taller capitalista

cooperativo

manufacturero; es decir, sólo mediante y desde la circulación mercantil. Tal y como Marx la expone en los “Gr.” (loc cit), en el capítulo vi Inédito y en los capítulos ix y xiv de El capital. Del mismo modo que a la mera subsunción formal el avance de la subsunción real le va restando espacio, pero a la vez, le procura ampliadamente nuevos ámbitos funcionales al capital, dentro de los cuales puede ocurrir (tales como la supervivencia de comunidades precapitalistas fuentes de fuerza de trabajo fresca; de las maquiladoras y el moderno trabajo a domicilio; así como el pequeño comercio dependiente de préstamos bancarios y realizador de las mercancías de grandes monopolios, muchas veces incrustado en el mercado del consumo de lujo, etcétera).

119

SR, SF y subsunción tangencial del Pti/K y lo mismo del consumo bajo el capital.

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Todo ello nos obliga a considerar dos grandes tendencias.

Primera. La economización productivista-consumista de la sociedad mediante SR del Pti así como del consumo bajo el capital, obliga a que ninguna esfera vital quede fuera del interés social del capital social y que éste sea cada vez más capital social productivo directamente industrial (de ahí, por ejemplo, las transformaciones ocurridas a nivel estatal y de relaciones internacionales).

En particular, la esfera de reproducción familiar cotidiana que por milenios se hubo sustraído a los avatares virulentos de la política, la economía y la historia y sólo recibiera una información tangencial de las relaciones de dominio en el curso de los sucesos políticos, militares, etc., ahora se ve incluida inmediatamente tanto en la subsunción real del consumo como del proceso de trabajo inmediato bajo el capital.

La vida cotidiana queda entonces subordinada y recortada, crecientemente empobrecida; de ahí la necesidad actual de la crítica de la vida cotidiana una vez que fue “construido” prácticamente por la historia su objeto y su necesidad.

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Henri Lefebvre —conformador histórico de la crítica de la vida cotidiana en 1958— sólo ve el recorte de la vida cotidiana operado por el desarrollo capitalista pero no ve que este vaciamiento y recorte implica necesariamente su expansión totalitaria. De hecho, se encuentra muy atareado en delimitar el objeto teórico y la necesidad científica de la sociología de la vida cotidiana y, por tanto, de la crítica de la vida cotidiana buscando salir al paso de las críticas que le enderezaron los dogmáticos estalinistas, etc.

Este fue un obstáculo para que no viera sino parcialmente la expansión totalitaria de la vida cotidiana subsumida al capital.

Así, saca a la política, al arte, etc., fuera de la vida cotidiana y por tanto de su crítica. En términos generales mantiene la frontera y diferencia entre lo sagrado y lo profano, entre tiempo libre y necesario, entre reino de la necesidad y reino de la libertad. Pero esta frontera la abolió formalmente el propio capitalismo desde su inicio y como su principio de vida. Y no podía ser de otra manera, puesto que estas fronteras se coordinan básicamente desde la del tiempo de trabajo necesario y el tiempo de trabajo excedente; y desde el momento en que el 305

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capital se subsume a ambos, comienza la profanación sistemática de todo lo que había sido sagrado (Cfr. El manifiesto del partido comunista) y la reducción del reino de la libertad a ocio imbécil, a lo más “psicodélico” privatizado y nocivo a la vez, etcétera.

Pero más bien los fenómenos a que hacemos referencia significan que ya nada escapa a la economía y por cuanto la vida cotidiana es ya economía, ocurre que ya todo es cotidiano y, por tanto, que la crítica de la vida cotidiana es inmediatamente crítica global de la sociedad o que ésta no puede ser sino a la manera de retrotraerse constantemente, arreglarse y conformarse en acuerdo al fundamento cotidiano productivo y consuntivo. Por ello, y para explicar esta afirmación, el caso es, en resumen: Conforme al capital subordina económicamente todo, todo se convierte inmediatamente en interés social del capital social; por donde todo, a la vez que, se economiza se politiza.

Así, la politicidad básica de la vida cotidiana —y que ameritara que la crítica de la vida cotidiana fuera justificada y desplegada por los socialistas “utópicos” desde alrededor de 1800, etc., y recientemente teorizada por Lefebvre y otros— se ve ahora 306

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sobredeterminada con una politización impuesta o sobrepolitización al

momento

de

ocurrir

la

economización

subordinante:

una

hiperpolitización desnaturalizadora, nociva, pero realmente existente.

La táctica general es evidente: a) despolitizar formalmente y b) politizarla auténticamente, realmente en acuerdo a sus propios y nuevos contenidos genuinos: valores de uso auténticos.

Ciertamente la “política” y ano es una esfera exterior a la vida cotidiana como en 1958 viera Henri Lefebvre. El sólo ve que en tiempos de crisis revolucionaria o quizá bajo el fascismo pueden confundirse

prácticamente

estas

determinaciones

(políticas/cotidianeidad) pero en la “paz” no, por ello las diferencia funcional y conceptualmente. Su diferencia es preliminarmente correcta, pero de ella se deduce su desarrollo y fusión.

Por donde la política, la historia y lo que de todo ello molesta ya no está más allá, afuera o en momentos señalados de efervescencia y tensión: la política se ha hecho cotidiana en la misma medida que la vida cotidiana se ha hiperpolitizado al ser economizada mediante la SR de Pti/K bajo la modalidad de subsunción real

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del consumo bajo el capital; y lo será aún más... por tanto, desde ya debe defendérsela.

Ya no hay lugar para tomar aliento: lugar anterior o posterior a la “política”. Ya todo es problemático y requiere respuesta política capitalistamente impuesta. Y a la vez la política revolucionaria auténtica a seguir es prioritariamente aquella que busca tomar aliento y ampliar los lugares, modos y tiempos para tomar aliento.

Si no hay lugar para tomar aliento hay que crearlo. Nada casual el surgimiento generalizado del yoga, la psicodelia y toda la caterva de fuerzas productivas corporales, etc.; y sobre todo de las comunas, es decir, de una esfera doméstica, familiar, más fuerte, etc., base, entonces, de la contracultura y de la crítica de la vida cotidiana práctica. Tal la necesidad urgente. Ahora veamos la tendencia.

Segunda: La automatización, economización, fascistización, productivización, etc, etc., total de la sociedad no es posible en términos reales. Por tanto, la enajenación total que constituye de hecho la presencia real de la sociedad burguesa es en parte continente de la subsunción real del proceso de trabajo 308

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inmediato y del consumo bajo el capital pero no absolutamente ya que su complemento necesario son —como dijimos— la subsunción formal y la subsunción tangencial bajo la potencia enajenada: el capital.

Son posibles, pues, las islas liberadas interiormente, aunque extremamente subsumidas (pueden serlo sólo tangencialmente) y apuntalantes relativas del sistema. De ahí la necesidad y la vitalidad de la crítica práctica de la vida cotidiana, de la experimentación práctica de nuevo valor de uso y fuerza productiva. Pero, a la vez, la necesidad de que esto se ligue a una lucha de clases global y organizada contra el capital y su Estado.

Por donde las contrainstituciones revolucionarias clásicas, club, célula, sindicato, partido, soviet, no sólo son cada vez más necesario que se amplíen y potencien cualitativamente para poder contener y desarrollar orgánicamente al ecologismo, al feminismo, la actualísima y creciente lucha antinuclear y pacifista en general y dar forma potenciante a unas fuerzas productivas contestatarias acrecidas, complificadas.

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De hecho aquellas contrainstituciones clásicas no fueron originadas sino por el desarrollo (a fines del siglo xviii y principios del xix) de un movimiento social llamado socialismo y comunismo cuyo objeto de transformación era la vida cotidiana.

Hoy reencuentran prácticamente su fuente. Tal y como a nivel teórico reencontramos el camino de Marx. Quien llevara la crítica de lo sagrado a la de la política y ambas hasta su profana raíz cotidiana: la crítica de la sociedad civil y la crítica de la economía, basamentada en una historia crítica de la tecnología como fundamento de la crítica global de la sociedad.

De hecho, la propia contracultura también retoma hoy a su fuente, pues desde mediados de los años cincuenta el malestar de la guerra fría tocó fondo con la generalizada posesión de las bombas nucleares por países desarrollados.120 Hoy, en 1983, las manifestaciones antinucleares y pacifistas son un claro indicio de su vitalidad y afirmación de la vida en general: en casual coincidencia del homenaje de la muerte de Marx.

120

Teodori Massimo, Las nuevas izquierdas europeas, Barcelona, Ed. Blume, 1978, Vol. I, cap. 1 y Vol. II, caps. XII a XVII.

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Así pues, las tendencias constrictoras agobiantes del capitalismo acicatean la necesidad y las tendencias centrípetas que le son inherentes abonan la posibilidad de actualizar una nueva fase de la revolución comunista pues abre una nueva fase de revoluciones sociales: La revolución comunista y la técnica podrán confluir coordinadamente —según quiere Marx— justamente al lograr la coordinada confluencia de los valores de uso y fuerzas productivas capitalistas y precapitalistas. En esta coordinación el papel determinante lo mantiene la FP esencial: el apasionado sujeto revolucionario; el que no sólo retoma sino inventa, el que transforma pero sabe contemplar y respetar las determinaciones sin arrogancia.

En vista de suscitar la redefinición de los valores de uso apropiados a la revolución y a suscitar la revolución comunista como valor de uso para nuestra felicidad es que tiene sentido la presente comunicación: fuerza productiva, objetivación de la capacidad para autogestionar libre y cualitativamente nuestras vidas y, a la vez, relación de reciprocidad, de confrontación de 311

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nuestras experiencias en el recorrido textual. Esta confrontación vívida es una entre otras que puede trabajarnos en vista de decidir los caminos no sólo por necesidad (como el desarrollo o la involución técnicas) sino por voluntad y libertad; no sólo obligados y contestado forzadamente sino previendo y adelantando la iniciativa postulante, creadora. Tal, creo yo, es el sentido vital del discurso crítico como fuerza productiva humana: crear las primeras fuerzas productivas no escasas desde el seno de la escasez.

La nueva fase a la que la revolución comunista se abre si quiere ser posible es la de la libertad.

7. Las grandes fases de la revolución comunista. Libertad y necesidad. Nuevas y viejas fuerzas productivas revolucionarias.

Nuevas pasiones recuperantes.

“La superación de la autoenajenación sigue el mismo camino que la autoenajenación misma” (C. Marx, Manuscritos de 1844).

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La paradoja presente en este epígrafe se resuelve hoy así: La SF y Sr del Pti/K y su desarrollo en subsunción real del consumo bajo el capital, sin olvidar a su acompañante permanente la subsunción tangencial del proceso de trabajo inmediato bajo el capital se desarrollan hasta dar forma exterior e íntima a todo un modo de vida, a todo un mundo. Son los aspectos de la forja del capitalismo como fuerza productiva histórica total. Cuya suma se escinde en fuerzas productivas y valores de uso, a la vez liberadoras y alienadas.

El capitalismo genera así un amplio conjunto de nuevas fuerzas

productivas

reaccionariamente

particulares

—según

que

avanzamos

lo

apuntalan

anteriormente—

centradas en un tipo específico de fuerzas productivas tecnológicas. Así, la técnica capitalista, el fetiche central de todo el sistema, se constituye ambiguamente en una poderosísima fuerza productiva para ponernos radicalmente en cuestión en tanto sujetos práctico teóricos y obligarnos según trabajo forzado a contestar sin balbuceos, a golpes, sin palabras, sin discurso.

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Sobre esta base se posibilitó que el desarrollo del modo de producción burgués posterior a 1850 haya sido, más bien, un caso complejo de retroceso o regresión histórica. Y ello puede explicar que al contrario de hallarnos más adelante nos hallemos detrás del horizonte histórico del siglo XIX; y, entonces, comentar a Marx respecto del tema de las fuerzas productivas se justifique no sólo por tratarse de un “Marx desconocido” como pudiera serlo alguna pieza de museo, sino que eso desconocido es algo “futuro” y que nos lleva adelante poniendo en cuestión desde este “pasado/futuro” nuestro presente. Así pues, hoy: “Marx”, un valor de uso específico trascendente. La relación de escasez se ha agudizado y con ello la conformación de la fuerza productiva revolucionaria se profundiza: Hoy está puesta en cuestión prácticamente toda la esfera de necesidades (tiempo de trabajo y tiempo necesario para el consumo, etc.) no sólo la cantidad de tiempo excedente que el capital se apropia (plusvalor); cada vez más la cualidad absoluta de todos los valores de uso, y no sólo la cantidad de excedente a distribuir causa problema no sólo a la sociedad burguesa, sino 314

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particularmente a los revolucionarios. Con ello, se pone en cuestión directamente el conjunto de fuerzas productivas dadas y su modo de desarrollo.

Estoy indicando, entonces, dos grandes figuras o fases de la revolución comunista: una determinada por la necesidad y la otra por la libertad. La primera figura y fase se inicia con la (sub-) fase socialista utópica subordinada al capital luego de la cual pudo abrirse la (sub-) fase del “socialismo científico” —y con ello una efímera situación de desarrollo libre, autónomo de la organización y la conciencia de clase en contrainstituciones formales (de gestión social formal) por lo menos planteada como posibilidad real en tanto que existente individualmente (Marx, Engels, etc.), pero inmediatamente puesta en entredicho y luego francamente cerrada en gracia al específico desarrollo potenciado de la fuerza productiva total del capitalismo (SR del Pti/K) y subsunción real del consumo bajo el capital), el cual no vio entonces objetivamente cerradas sus posibilidades de existencia, pues nuevas F.P. cupieron dentro de sus relaciones de producción.

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Así, se sigue hasta la fecha la fase del desarrollo de la revolución comunista determinado por la necesidad, es decir, dependiente directamente de los avatares de los esquemas de acumulación de capital y a la zaga del desarrollo de las FP capitalistas; y su desarrollo propio sólo puede darse si es funcional a este desarrollo del capital, pues tales FP son la corriente histórico universal dominante que tuerce en su sentido toda acción e intención, etc. Allí el capital pone el tiempo, los espacios y los modos, incluso de los propios revolucionarios; éstos sólo pueden contestarle y siempre forzosamente actuar — más allá de toda apariencia localizada— a la defensiva.

Pero en el curso de esta fase la revolución comunista va aumentando fuerzas y en su reino de necesidad —que casi la absorbe por completo— va abriendo un ámbito de libertad cada vez más vasto. Incluso en medio de proceso pudo ocurrir la forja de la fuerza productiva revolucionaria no escasa primera: el discurso de Marx. Pero tan fuerte es la cadena de la necesidad escasamente sobredeterminada que queda inmediatamente refuncionalizada por el conjunto de ilusiones fetiches de las relaciones burguesas en 316

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desarrollo expansivo, así que su apropiación por el movimiento revolucionario la falsea inmediatamente (hecho denunciado por Lenin, Rosa Luxemburgo, Trotsky, Gramsci, etc., y todos los marxistas revolucionarios de vuelta de siglo).

No obstante, el movimiento va acumulando fuerzas y busca una y otra vez zafarse los grilletes prácticos y teóricos, y recuperar por ejemplo “la ortodoxia”. La revolución comunista aún no se levanta sobre sus propios pies, aunque prepara ya su propio terreno.

Hay, cuando toda la esfera de las necesidades productivas y consuntivas y domésticas está puesta en cuestión y a la vez de economizarse se ha hiperpolitizado alienadamente, la contestación dependiente y por consiguiente sólo negadora, negativa, llevada a cabo por obligada necesidad —como la que caracteriza a la primera fase—, es insuficiente o sólo se da efectivamente si no espera a que las realizaciones positivas vengan después de la toma del poder y la destrucción del poder burgués en su clave estatal. Es efectiva la negación revolucionaria sólo si se funda positivamente en su propio ámbito de necesidades arrebatado relativamente al del capital.

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Tenemos el inicio forzado de la fase segunda de la revolución comunista: Aquella determinada cada vez más internamente por libertad, por movimiento independiente objetivado y alternativo al del capital —poder dual generalizado— y sólo subordinado tangencialmente por éste. Aquella que no sólo contesta, sino que pone por propia iniciativa y por propia iniciativa y sabiduría recuperadora y acrecida descubre los nuevos pasos que debe dar aún antes de ser forzada a ello. Así, pues ahora: No son las últimas consecuencias del desarrollo material (por ejemplo la destrucción nuclear) lo que abre la posibilidad del triunfo sobre le capital, esto más bien lo obstaculiza y aún lo suprime; sino que es antes de lo peor —en medio— cuando los revolucionarios, acicateados por necesidad, instituyen aquí y allá formas positivas de libertad, y no sólo de lucha; por voluntad y no sólo forzados. Porque obsérvese cómo negativamente ya se escinden funcionalmente ambas fuerzas productivas nacidas juntas: la acumulación de capital y la revolución comunista:

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Efectivamente el capitalismo avanza hacia su derrumbe económico, pero antes debe ser revolucionado. Insisto, antes debe y no sólo “puede”. Debe ser revolucionado, pues no sólo es la política la que lo precipitará a derrumbarse antes del colapso económico sino sobre todo, es la política del capital la que lo afirma. Y aún peor, si el derrumbe económico se acerca, es la política del capital la que deviene directamente en guerra total — hoy termonuclear—; así que el colapso económico es casi directamente colapso total. La alternativa es Socialismo o Barbarie, y este socialismo como alternativa política y social negadora y positiva es, necesariamente, antes del colapso económico, ya que éste es necesariamente barbarie.

Esta desconexión, de la revolución comunista respecto a la acumulación de capital, forzada por el propio derrumbe económico del capitalismo, es la que funda la fase libertaria de la Revolución Comunista; cuando hará crecer su ámbito de libertad cada vez más, no sólo teóricamente fundado en una fuerza productiva discursiva no escasa, sino materialmente enraizado.

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Así, este acto de creación histórica es a la vez que determinado por necesidades materiales —lucha de clases o palanca social del desarrollo del capitalismo y leyes económicas, etc. —, también necesariamente un acto libre y sólo posible como ejercicio de una libertad positiva y que se afirma viviendo, y no sólo que lucha y niega. Ocurre, así, un desarrollo por voluntad y tal voluntad más allá de las necesidades inmediatas —así sean globales del sistema — es ya un acto no escaso producido en el seno de la última sociedad limitada y antagónica. Un acto no escaso fundado en una nueva sensibilidad121 (aún escasa) y que acompaña y da energía al discurso crítico revolucionario no escaso. Es una fuerza productiva no escasa e inicial a la vez material y generalizada, única mediante la cual puede ocurrir la generalización del discurso auténtico de Marx.

Esta nueva voluntad y nuevo acto nace de la conformación de una pasión no escasa cuya marca libertaria se deja ver en el hecho de ser una pasión recuperadora donde la memoria histórica recuperante es 121 Cfr. Marcuse, Herbert, Contrarevolución y revuelta, México, Ed. Joaquín Mortiz, 1974. Y Un ensayo para la liberación, México, ed. cit., 1971. Así como La dimensión estética, España, Materiales, 1980.

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ingrediente vital inmediato; por ello su seña es precisamente el comportarse no dogmática sino comprensiva con lo que recupera y sostenerlo y avivarlo apasionadamente. Su pura positividad no es inmediatista sino inmediatamente recordante y totalizadora, enfrentada directamente con la ahistoricidad pretendida y la ahistorización fetiche de las relaciones históricas burguesas, mediante las que la conciencia de clase queda dominada una y otra vez. Pasión histórico recordante en vías de generalización y desde la que se revela, también, cierta comunidad con la experiencia vivida de Carlos Marx y del conjunto de revolucionarios auténticos sidos, todos aquellos que han rebasado parcial o globalmente el horizonte histórico fetiche y limitado de la actual sociedad. No es vano recordara aquí, para matizar

con

un

ejemplo

indicativo

de

revolucionarios

oficialmente sectarizados (lo cual no va sino en detrimento de la revolución y el desarrollo de autoconciencia), el enjundioso e intempestivo, por ello radicalmente histórico, texto de Federico Nietzsche: “De la utilidad y de las inconvenientes de los estudios históricos para la vida” (1874).

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Mientras que el dogmatismo emana de una pasión religiosa evaporante de las diferencias y la historicidad, es religante sólo porque suprime los enlaces reales en una misma sopa. No obstante, el capital, poder enajenado y el primer dogmático, busca confundir/religar ambas pasiones idelógicamente, en vista de que no prospera, no sepa autodiferenciarse, la libertaria y sea creída y tachada de religiosa y dogmática por comunitaria y recordante.

La cuestión de las fuerzas productivas es la del logro de la felicidad y de ella debe ser su propio sendero (¿ya lo dijimos anteriormente?).

Observemos haciendo un remanso en la corriente de argumentos, pues de remansos deberá estar llena la nueva fase de la revolución, para tomar aliento —ya que más bien es el capital el que se ocupará de forzar las cosas e hiperpolitizar falsamente esferas vitales como vía para precipitar su alienación... Observemos, digo, que sólo la concepción de la revolución comunista como F.P. y de las F.P. como tendencialmente comunistas e iluminadas desde un triunfo humano porvenir pero ya esbozado en las condiciones actuales 322

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es la que permite considerar rigurosamente sus cambios y posibilidades

práctico-instrumentales

como

movimiento

histórico universal primero dependiente del capital y luego liberado y aún triunfante sobre el capitalismo y el precapitalismo.

Marx la llamaba concepción materialista de la historia, y a su corazón dialéctico historia crítica de la tecnología.

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