La democracia del STUNAM
René D. Jaimez
L
eticia Aguilar permaneció el pasado 26 de abril hasta después de las 11 de la noche en el edificio del Sindicato de Trabajadores de la unam (stunam). Esperaba los resultados de las elecciones que se cerraban ese día y que dejaban a la oposición democrática del sindicato sin lugar en el Comité Ejecutivo por primera vez en su historia. Había dedicado casi 30 años al trabajo sindical en defensa de los derechos de los trabajadores y en contra del charrismo, hoy representado por Agustín Rodríguez y la corriente sindical “Roja, Frente Flores Magón”, que no sólo estaba asegurando otro periodo a la cabeza del stunam (con lo que completará ya los 20 años en el cargo), sino que también estaba consiguiendo, finalmente, dejar completamente fuera a la oposición de un sindicato cada vez más oficialista y patronal. En los setentas el stunam formó parte de esa ola de sindicatos democráticos e independientes que se oponían a las formas tradicionales del sindicalismo mexicano; que se identificaban con el socialismo y que estaban dispuestos a luchar no sólo por concesiones económicas a los trabajadores de su gremio, sino también por la construcción de una sociedad más justa, democrática y con mayores posibilidades de realización para sus integrantes. Pero esos años parecen haber quedado atrás: hoy pasamos por una de las crisis más importantes que ha vivido el sindicalismo en nuestro país; desde el cierre de Luz y Fuerza del Centro hasta el renacido impulso a una reforma laboral que desmantela derechos de los trabajadores. El hecho de que la oposición haya quedado completamente fuera del stunam es otro síntoma de esto mismo. ¿Por qué los trabajadores de la unam han votado una y otra vez, durante 17 años, por el mismo líder que permitió la reforma a la ley del issste, que tiene una muy pobre defensa de los derechos de los trabajadores, que no ha conseguido un solo aumento salarial significativo y que está dispuesto a reelegirse hasta la muerte, sin tener ningún interés en realizar una apertura democrática?
T
16
Internacional
¿Intimidación? Sí. Se amenaza a los trabajadores con no poder recomendar a sus familiares para que ingresen a trabajar a la universidad, o con no poder acceder a reclasificaciones tabulares y otros derechos si no votan por la Roja. Entre otras cosas se les pide que fotografíen con su celular la boleta electoral después de haber tachado su voto; la Roja tiene su padrón de simpatizantes en la misma mesa en que se encuentra el padrón sindical. ¿Fraude? Sí, sin duda hay múltiples prácticas fraudulentas que se generan desde el poder que les da tener el control del sindicato. Como en el resto de la democracia mexicana, aquí también se da el infaltable embarazo de urnas, la resurrección de los muertos y el conocido carrusel. ¿Financiamiento? Sí, indudablemente la planilla Roja recibe importantes financiamientos para la realización de sus campañas, en las que hacen grandes comidas en todas las dependencias, regalan playeras, gorras, imprimen cualquier cantidad de propaganda y organizan eventos lúdicos que cuentan con grupos musicales de la talla (y el costo) de la Sonora Santanera, cuando en las planillas de oposición se sigue aplicando “la vaca” para juntar el dinero de los volantes y la propaganda. Pero el problema no se explica sólo por eso: en realidad si la oposición fuera más fuerte estas estrategias no les serían suficientes a quienes siguen teniendo el sindicato universitario en sus manos. Hay elementos en la cultura del trabajador universitario que permiten no sólo que Agustín Rodríguez pueda volver a ganar, sino que lo mantienen ahí con cierta legitimidad. Desde hace dos años trabajo en un proyecto de investigación antropológica que indaga las actitudes de los empleados de la unam en su proceso de trabajo y en su participación sindical, que explican su parcial aceptación de sus condiciones de explotación y de las formas de organización del sindicato. He vivido como auxiliar de intendencia de la institución y he reflexionado en los elementos culturales cotidianos que legitiman a Agustín Rodríguez. Uno de esos elementos es el sexismo. Debido al sexismo, la mayoría de las secretarias son mujeres, de la misma manera en que sólo hay hombres en los puestos de jardinería y mecánica: la feminización y la masculinización de los puestos de trabajo en la unam sigue siendo casi total, cuando la tendencia mundial es la opuesta. Agustín Rodríguez es un hombre autoritario, de personalidad fuerte, con un constante discurso de protección paternalista de los trabajadores, mientras que su principal opositor, José Castillo, es más bien reflexivo, busca los consensos y tiene un discurso democrático que señala que deben ser los mismos trabajadores los que tomen las riendas del sindicato.
Max Horkheimer analizó la familia autoritaria (que bien podría ser la mexicana) y señaló que la figura del padre autoritario es el mejor entrenamiento para una sociedad autoritaria, ya que puede ser reemplazada por la figura del jefe autoritario y del autoritarismo mismo del Estado. El individuo llega a desear esa autoridad sobre él para poder sentirse seguro y protegido; sin ella se siente vulnerable. He registrado múltiples testimonios de trabajadores en los que dicen no confiar en la oposición debido a que les da una sensación de “debilidad” o que “les falta carácter”, mientras que justifican a Agustín al sostener que él “roba, pero sabe robar”. Agustín representa el papel del padre autoritario, del “hombre de verdad”, encarna las cualidades del “macho”, y ese factor cultural genera confianza en los trabajadores, los motiva a seguir votando por él, aunque esta identificación se haga de manera inconsciente. El sexismo explica en parte la permanencia de líderes charros en la dirección de los sindicatos de tradición democrática. Leticia Aguilar, siete días después de la votación, abandonó el recinto donde se celebraba el Consejo General de Representantes cuando se anunciaba que la oposición aliada bajo el nombre de “Sindical Incluyente” había conseguido sólo 19.80% de la votación de los 22 000 agremiados del sindicato, por lo que habían quedado a dos centésimas (unos cuarenta votos) de alcanzar el porcentaje que les hubiera permitido ocupar cuatro secretarías, porque los estatutos reformados por Agustín Rodríguez no piden 2% —como en el resto del país—, sino 20% de la votación para que puedan obtener algún cargo, de manera que, aunque aproximadamente 37% de los votantes se manifestaron por opciones diferentes a la planilla de Rodríguez, ésta ocupa ahora la totalidad de los cargos. Ésta es la democracia del stunam.
17