BIBLIOTECA DE MARXISMO
¿Qué hacer? [ V. I. L e n i n ]
Esscrito: Entre finees de 1901 e iniciios de 1902. Prrimera Edición: En forma comp pleta como libro, en marzo de 19002, en Stuttgart, publicado p por la editorial e de Diietz. Trraducción: Instittuto de Marxismo o-Leninismo adjuunto al Comité Central C del Partiddo Comunista de la Unión So oviética. Fu uente: Tomo 6 de d las Obras compleetas de V.I. Lenin n páginas 1 a 203,, Editorial Progreeso, Moscú, 19811. Diigitalización: Ell Argala Taldea de d la Red Vasca Roja. R Essta Edición: Arcchivo de “Teoría para la Acción”
In ndice • • •
•
•
•
•
• • •
Prresentación de La red vasca v roja Prrólogo del aautor I. Dogmatism mo y "libertaad de críticaa" a. ¿Qué significa s la "liibertad de crrítica"? b. Los nuuevos defensores de la "libertad de críítica" c. La crítiica en Rusia d. Engelss sobre la imp portancia de la lucha teórrica III. La espontaneidad de las masas y la concienccia de la so ocialdemocrracia a. Comieenzo del ascen nso espontán neo b. El cultto a la esponttaneidad. "Raabóchaya Myysl" c. El Gruupo de Autoeemancipación n y "Rabóchei Dielo" IIII. Política trradeunionissta y políticaa socialdem mócrata a. La agittación políticca y su restriccción por los economistass b. De cóm mo Martínovv ha profunddizado a Plejáánov c. Las denuncias polítticas y la necesidad de "in nfundir activiidad revoluccionaria" d. ¿Qué hay h de común n entre el eco onomismo y el terrorismo o? e. La classe obrera com mo combatieente de vanguuardia por la democcracia f. Una veez más "calum mniadores", una vez máss "embaucado ores" IV V. El primitiivismo en ell trabajo de los econom mistas y la orrganización de los revollucionarios a. ¿Qué es e el primitivvismo en el trrabajo? b. El prim mitivismo en el trabajo y el e economism mo c. La orgganización dee los obreros y la organizaación de los revoluccionarios d. Amplittud de la labo or de organizzación e. La orgganización "d de conspirado ores" y la "deemocracia" f. El trab bajo a escala local l y a escaala nacional V.. "Plan" de un periódicco político central c para toda Rusia a. A quiéén ha ofendid do el artículo "¿Por dóndee empezar?" b. ¿Puedee un periódicco ser organizzación colecttiva? c. ¿Qué tipo t de organ nización neceesitamos? Co onclusión Anexo. Intentto de fusion nar "Iskra" con "Rabóccheie Dielo" " En nmienda paara "¿Qué hacer?" h
PRESENT P TACIÓN
por p
Justo de d la Cueeva (Miembro ( de la Red d Vasca Ro oja)
n de AKAL dde la primeraa mitad de lo os años seten nta. Hay una Reegalé a alguien mi edición edició ón separada de Editoriall Progreso, M Moscú, 19811, 238 páginaas. En Obraas escogidas Tomo o I, páginaas 115-270. En Obras completas sexto Tom mo. Editoriall Progreso. Mosccú.1981. págiinas 1-203. (E Escrito en ruso entre el otoño de 1901 y febrrero de 1902. Publicado por primerra vez en marzzo de 1902 com mo folleto apartte en Stuttgart). Se trata de otraa obra indiscuutiblemente G GENIAL. c quee hubo una Revolución R de d Octubre en 1917 porrque quince Muucha gente creemos años antes se escrribió este pro ograma y guíía de acción y porque las pocas decen nas de miles de ob breros bolcheeviques que la hicieron een Petrogrado se fueron formando y entrenando duran nte lustros en n una prácticaa guiada por el ¿Qué haccer?. Po or supuesto es e una obra de combate.. Pensada po or tanto paraa una tarea concreta c en una época é concrreta (primer decenio dell siglo XX) para un área concreta (el Imperio zaristta). O sea paara una coyuuntura concrreta de la luucha de clasees. Nada pueede ser más imbéccil que tomaar esa obra como c un RE ECETARIO universal p para ser apliicado en no impo orta qué épocca en no importa qué paíss en no impo orta qué coyuuntura. Imbéécil cosa que desdiichadamente se ha realizaado muchas,, demasiadas veces, por cretinos c que cometen la blasfeemia laica dee tomar el marxismo m porr una religión n y ésta y ottras obra de Lenin y de otros marxistas co omo los patééticos alienaddos por el Isslam o por el e Cristianism mo toman el Corán n o la Biblia. Pero el ser un na obra de combate paara una coyuuntura concrreta NO IM MPIDE que suceddan dos cosass: - que q sea una obra o con una riquísima ap portación teórica nueva o renovadora;;
- que q muchísim mas de sus RECETAS valgan tamb bién para o otras coyuntuuras y otras épocaas o sirvan de punto de partida para reelabo orar RECET TAS nuevass para esas coyun nturas y époccas (por ejem mplo para la E Euskal Herriaa Sur de hoy)). Intteresado com mo estás en n los problem mas de com municación aagitación y propaganda, p tieness una increíb blemente min na de diaman ntes en esas páginas. p Hacce catorce añ ños yo di en Bilbo o una serie de d cursillos y seminarioss en los quee analicé am mpliamente esta obra. Si encueentro el folio o y medio dee citas de tem mas y páginaas (dos por renglón) te lo l adjuntaré (hacee catorce año os no tenía yo o ordenadorr y hace unoss meses le deejé a algún desaprensivo d la carrpeta). En cuualquier caso seguro que tú sólo irás encontrando e en la lecturaa centenares de suugerencias útiiles para la accción de hoy mismo (recuuerda que lo que hay que hacer no es adopttarlas sino adaptarlas). a M sencillam Más mente dicho o: salvo exceepcionalísimaas personas geniaales, nadie puuede ser un buen b propaggandista, un buen b publiciitario, un buen agitador, un buuen dirigentee de acción colectiva c (va de suyo quee un buen reevolucionario o) sin haber leído y estudiado esta obra.
Pró ólogo n el plan in nicial del autor, a el preesente folletto debía co onsagrarse a desarrollar Según minuuciosamente las l ideas exp puestas en el artículo ¿Porr dónde empezaar?(2) (Iskra (3), núm. 4, mayo o de 1901)*. En E primer luugar, debemo os disculparnos ante el lecctor por habeer cumplido con retraso r la prromesa que hicimos en dicho artícuulo (y que reepetimos en respuesta a numeerosos requeerimientos y cartas particculares). Unaa de las causaas de dicha tardanza ha sido la l tentativa, hecha h en juniio del año paasado (1901),, de unificar todas las orgganizaciones socialldemócratas rusas en el extranjero e (4)). Era naturaal que esperase los resultaados de esta tentattiva que, de haber h tenido o éxito, tal veez se hubiese requerido exxponer las co oncepciones de Isk kra en materria de organiización desde un punto de vista algo o distinto; en n todo caso, este éxito prom metía acabarr muy pron nto con la existencia de dos co orrientes la socialldemocracia rusa. El lecctor sabe quue el intento o fracasó y que, q como procuramos p demo ostrar a conttinuación, no o podía term minar de otro o modo desp pués del nuevvo viraje de Rabóccheie Dielo (55), en su núúmero 10, haacia el "economismo". Ha sido abssolutamente necessario empren nder una enéérgica lucha ccontra esta tendencia imp precisa y poco definida, pero, en cambio, tanto más peersistente y ccapaz de resuurgir en form mas diversas. De acuerdo con ello, e ha cam mbiado y se ha h ampliado en grado muy m considerrable en plan n inicial del folletto. Deebían haber sido su temaa principal lo os tres probllemas planteeados en el artículo a ¿Por dónde empezar?, a saber: el carrácter y el co ontenido priincipal de nuuestra agitaciión política, nuesttras tareas dee organizació ón y el plan de crear, sim multáneamen nte y en distiintas partes, una organización o combativa de d toda Rusia. Estos problemas interresan desde hace h mucho al auttor, quien traató ya de plaantarlos en R Rabóchaya Gazzeta (6) duran nte una de laas tentativas infrucctuosas de reanudar suu publicación n (véase el cap. V). D Dos razones han hecho irrealiizable por co ompleto nueestro primer propósito de d circunscrib birnos en este folleto al exam men de los trees problemass mencionaddos y de expo oner nuestras ideas, en laa medida de lo po osible de man nera afirmativva, sin recurrrir o casi sin recurrir r a la polémica. p Po or una parte, el "ecconomismo"" ha resultad do más vivazz de lo que suponíamos (empleamos la palabra "econ nomismo" en n su sentido amplio, com mo se explicó en el número 12 de Iskraa (diciembre de 19901), en el artículo Converrsación con los defensores del economismo, e quue trazó, porr decirlo así,
un essbozo del follleto** que ofrecemos a laa atención deel lector). Haa llegado a seer indudable que las l distintas opiniones so obre el moddo de resolveer estos tress problemas se explican much ho más por una u oposición n radical entrre las dos ten ndencias de la l soicaldemocracia rusa que por p divergencias de detallle. Por otra parte, la perplejidad de llos "economistas" al ver que Iskra I sosten nía de hecho o nuestras cconcepcioness ha eviden nciado que hablamos h a menuudo en lenguuajes literalm mente distinto os; que, debido a ello, noo podemos lleggar a ningún acuerrdo sin comeenzar ab ovo****; que es n necesario inteentar "explicaarnos" sistemátticamente con todoss los "econo omistas" en la forma m más popular posible y baasándonos en e el mayor númeero posible de ejemploss concretos sobre todoss los puntos cardinales de nuestras discreepancias. Y me he deccidido a haccer esta ten ntativa de "eexplicarnos" con plena conciiencia de que ello va a aumentar a muuchísimo el volumen dell folleto y a retardar su aparicción; pero no n he visto ninguna n otra posibilidad de cumplir la promesa hecha en el artícuulo ¿Por dóndee empezar? Asíí pues, a las ddisculpas porr la tardanza he de añadirr las excusas por lo os inmensos defectos dell folleto en lo o que a su forrma literaria se refiere: hee tenido que trabajjar con una pre recipitación extrrema y, ademáás, prestar attención a otraas muchas occupaciones. El examen de los tres pro oblemas indiccados sigue constituyenddo el tema principal p del folletto. Pero he teenido que co omenzar por dos problem mas de carácteer más generral: ¿por qué la co onsigna de "libertad " de crítica", tan "inocente" y "natural",, es para no osotros una verdaadera llamadaa al combatee?; ¿por qué n no podemos llegar a un aacuerdo ni siiquiera en el probllema fundam mental del papel p de laa socialdemo ocracia en rrelación al movimiento m espon ntáneo de masas? Luego expongo lass opiniones acerca a del caarácter y el co ontenido de la agitación políticca, exposición que se ha cconvertido en un esclareccimiento de la l diferencia entre la política tradeunionis t ta y la sociaaldemócrata, en tanto quue la exposiición de los os de vista so obre las tareaas de organizzación se ha transformaddo en un escllarecimiento punto primitivos de de laa diferenciaa entre los métodos p d trabajo, que satisfaacen a los "econ nomistas", y la organizaación de revvolucionarioss, que consiideramos inddispensable. Desp pués insisto en e el "plan" de un perióddico político o para toda R Rusia, tanto más m que las objecciones hechas contra él carecen c de fuundamento y que no se ha h dado una respuesta a fondo o a la preggunta hecha en ¿Por dóónde empezar?? De cómo podríamos emprender simulltáneamente en todas paartes la form mación de la organización n que necesiitamos. Por últim mo, en la partee final del folleto espero demostrar quue hemos heecho cuanto dependía d de nosottros para prrevenir una ruptura deccisiva con lo os "economiistas", ruptuura que, sin embaargo, ha ressultado ineviitable; que Rabócheie Diielo ha adquuirido una significación s particcular, y se quuiere "históricca", por habeer expresado de la manerra más complleta y con el mayo or relieve no o el "econo omismo" con nsecuente, sino s más biien la dispeersión y las
vacilaaciones que han constituuido el rasgo o distintivo de d todo un perríodo de la hiistoria de la socialldemocracia rusa; que po or eso adquieere también importancia la polémica,, demasiado detalllada a primeera vista, co on Rabócheie Dielo, pues no podemos avanzar sin superar definiitivamente esste período. Febrero de 19002 N. Lenin
V V.I. Leenin. Obras Completas, C 5ª eed. en ruso, t.. 5, págis. 1-113. (N. de la Edit.) E * Véase **V Véase V.I. Lenin. L Obrass Completas,, 5ª ed. En ruso, t. 5, p págs. 360-3677. (N. de la Edit.)) ** Ab ovo: desde el princip pio. (N. de la Edit.)
I Dogmatism D mo y "liberttad de crítiica"
¿Qué ¿ signiifica la "libertad de crítica"? La "libertad dee crítica" es hoy, h sin dudaa, la consignaa más en bogga, la que máás se emplea mócratas de todos t los paaíses. A prim mera vista es en las discusiones entre sociaalistas y dem e que esas alusiones solemnes a la libertadd de crítica, difícill imaginarse nada más extraño hechaas por una de d las partes contendiente c es. ¿Es que en e el seno dee los partidoss avanzados se haan levantado o voces en contra c de la ley constituucional que garantiza la libertad de ciencia y de inveestigación cieentífica en laa mayoría de d los países europeos? "¡Aquí pasa algo!"", se dirá toda persona ajeena a la cuesttión que hayaa oído la con nsigna de mo oda, repetida en to odas partes, pero p que no o haya profuundizado aún n en la esenccia de las discrepancias. "Estaa consigna es, e por lo viisto, una de esas palabrrejas convencionales quee, como los apodo os, son legaliizadas por el uso y se con nvierten casi en nombres comunes". En n efecto, paraa nadie es un n secreto quee en el seno de d la socialdeemocracia intternacional* conteemporánea see han formado dos tendeencias cuya lucha l ora se reaviva y levvanta llamas ora se calma y co onsume bajo o las cenizas de impresionantes "reso oluciones de armisticio". q consiste la l "nueva ten ndencia, quee asume una actitud "críttica" frente al a marxismo En qué "viejo o, dogmático o", lo ha dicho Bernstein y lo ha mostrado do Millerand con c suficientee claridad. La socialdemo ocracia debee dejar de ser el parttido de la revolución social para d de reformass sociales. Beernstein ha ap poyado esta transfformarse en un partido democrático reclam mación políttica con todda una bateería de "nueevos" argum mentos y razzonamientos conceertados con bastante arm monía. Se ha negado la posibilidad p dee basar el so ocialismo en argum mentos cientííficos y demo ostrar que ess necesario e inevitable deesde el punto o de vista de la co oncepción materialista m oria; se ha refutado laa miseria creciente, la de la histo proletarización y la l exacerbaciión de las con ntradiccioness capitalistas;; se ha declarrado carente e concepto mismo m de "oobjetivo final" y rechazado o de plano laa idea de la de fuundamento el dictad dura del pro oletariado; see ha denegaado que hayya oposición n de principiios entre el liberaalismo y el socialismo, see ha rebatido o la teoría dee la lucha de clases, afirmaando que es inapliicable a una sociedad esttrictamente ddemocrática,, gobernada conforme a la voluntad de la mayoría, etc.
Assí pues, la exxigencia de que q la socialddemocracia revolucionar r ria dé un virraje decisivo hacia el socialrefo formismo buurgués ha ido o acompañad da de un virraje no men nos decisivo t las ideeas fundameentales del marxismo. m Y como esta hacia la crítica burguesa de todas ma crítica del marxismo se s venía haciiendo ya muucho tiempo o, utilizando para ello la últim tribun na política, laas cátedras universitarias u , numerosos folletos y grran cantidad de tratados cientííficos; como o toda la nuueva generacción de las clases instrruidas ha sid do educada sistem máticamente durante decenios en eesta crítica, no n es de exxtrañar que la "nueva" tendeencia "críticaa" haya saliido de golp pe con acab bada perfeccción en el seno de la socialldemocracia,, como Minerva de la cab beza de Júpiter (15). Por ssu fondo, estta tendencia no ha tenido que desarrollarrse ni formaarse: ha sido o transplantaada directam mente de las p es socialistas. publicaciones burrguesas a las publicacione osigamos. Po or si la críticca teórica dee Bernstein y sus anhelo os políticos estaban e aún Pro poco claros parra ciertas personas, p lo os francesess se han ccuidado de demostrar nuevo métoddo". Francia se ha hecho o una vez máás acreedora palmaariamente lo que es el "n de suu vieja reputtación de "p país en el quue las luchass históricas dde clase se han h llevado siemp pre a su térrmino decisivvo más que en ningún otro sitio" (Engels, fraagmento del prólo ogo a la obrra de Marx Der 18 Brum maire) (16). En E lugar de teorizar, los socialistas franceses han puesto mano os a la obrra; las conddiciones polííticas de Frrancia, más o democráticco, les han n permitido pasar sin demora al desarrrolladas en el aspecto "bern nsteinianismo o práctico" con c todas suus consecuen ncias. Milleran nd ha dado un brillante ejemp plo de estee bernsteiniaanismo prácctico: ¡por algo a Bernsteein y Vollm mar se han apressurado a deefender y ensalzar e con n tanto cello a Milleraand! En effecto, si la socialldemocracia es, en esenciia, ni más ni menos que un partido dde reformas y debe tener el vallor de recono ocerlo con franqueza, f un n socialista no n sólo tiene derecho a entrar e en un minissterio burguéés sino que in ncluso debe siempre asp pirar a ello. Si S la democraacia implica, en el fondo, la sup presión de laa dominación n de las clasees, ¿por qué uun ministro socialista s no ha dee cautivar a todo el mun ndo burgués con discurssos acerca dee la colaboraación de las clasess? ¿Por qué no ha de seeguir en el m ministerio, auun después dde que los assesinatos de obrerros por gend darmes hayaan puesto de manifiesto o por centéssima y miléssima vez el verdaadero carácteer de la collaboración ddemocrática de las clasees? ¿Por quéé no ha de particcipar personaalmente en la l felicitación n al zar, al que q los sociaalistas franceeses no dan ahoraa otro nomb bre que el de héroe de laa horca, del látigo l y de laa deportación n ("knouteur, pendeuur et déportateeur")? ¡Y a caambio de estta infinita huumillación y este autoenvvilecimiento del so ocialismo antte el mundo entero, a cam mbio de
nciencia sociaalista de las masas m obreraas -única basee que pueda asegurarnos perrvertir la con el triuunfo -, a cam mbio de todo o eso ofrecerr unos rimbo ombantes pro oyectos de reeformas tan miserrables que eraan mayores las l que se loggraba obtenerr de los gobiernos burgueeses! Quuien no cierrre deliberadaamente los o ojos debe verr por fuerza que la nuevva tendencia "críticca" surgida en e el socialissmo no es ssino una nueeva variedad de oportunism mo. Y sin o juzgaamos a los ho ombre por el brillo del un niforme que se s han puesto o ellos mismos, ni por el pomp poso sobrenombre que a sí mismos se dan, sino o por sus acctos y por laas ideas que propaagan en realiidad, veremo os claramentte que la "lib bertad de críttica" es la lib bertad de la tendeencia oportuunista en el seno de laa socialdemo ocracia, la liibertad de hacer h de la socialldemocracia un partido demócrata de reformaas, la libertaad de introdducir en el sociallismo ideas burguesas b y elementos e buurgueses. La libertad es una u gran pallabra; pero b bajo la bandeera de la libeertad de induustria se han hecho o las guerras más rapacess, y bajo la baandera de la libertad de trabajo se ha expoliado a los trrabajadores. La misma falsedad inttrínseca llevaa implícito eel empleo actual a de la expreesión "libertaad de crítica"". Personas verdaderamen v nte convenciidas de haberr impulsado la cien ncia no reclaamarían liberttada para las nuevas conccepciones al llado de las viiejas, sino la sustittución de esttas últimas por p las primeras. En cam mbio, los griitos actuales de ¡Viva la liberttad de crítica!! Recuerdan demasiado laa fábula del tonel vacío. Maarchamos en n grupo com mpacto, asiddos con fuerrza de las manos, m por un camino abrup pto e intrinccado. Estamo os rodeados de enemigo os por todass partes, y teenemos que march har casi siem mpre bajo su fuego. Nos h hemos unido o en virtud de una decisió ón adoptada con toda t libertadd, precisamen nte para lucchar contra los l enemigo os y no caerr, dando un traspiiés, en la con ntigua charcaa, cuyos morradores nos reprochan r deesde el primeer momento el hab bernos separrado en un grupo g indepeendiente y eleegido el cam mino de la luccha y nos el de la conciliación n. Y de prontto, algunos dde los nuestrros empiezan n a gritar: "¡vvamos a esa charcca!" Y cuando o se les ponee en vergüenzza, replican: ¡ah, sí, señores, ustedes so on libres no sólo de invitarnos, sino de ir adonde mejor les plazcaa, incluso a la l charca; hasta creemos que su sitio de verrdad se encuuentra precisaamente en ellla, y estamoss dispuestos ayudarles a en Pero, en esee caso, sueltten nuestras lo quue podamos para que see trasladen uustedes allí! ¿P mano os, no se agaarren a noso otros, ni enviilezcan la graan palabra liibertad, porqque también nosottros somos "libres" paraa ir adonde queramos, liibres para luuchar no sóllo contra la charcca, sino incluso contra loss que se desvvían hacia ellaa!
Los nuevo os defensorres de la "libertad " d crítica" de Preecisamente esta e consignaa("libertad dee crítica") ha sido lanzadaa de manera solemne en los últimos ú tiem mpos por Rabócheie R Diielo (número o 19), órgaanos de la Unión de Sociaaldemócratas Rusos en el e Extranjero o (17). Y no o como un postulado teeórico, sino como o una reivinddicación políttica, como reespuesta ala pregunta p de si s "es posible la unión de las orrganizaciones socialdemó ócratas rusass que actúan en el extran njero": "Paraa una unión sólidaa es indispen nsable la liberrtad de críticaa" (pág. 36). Dee esta declaraación se deduucen dos con nclusiones biien claras: 1) Rabócheie Diielo asume la defen nsa de la ten ndencia oporrtunista en la l socialdemocracia interrnacional en general; 2) Rabóccheie Dielo exxige la libertaad del oportunismo en el e seno de laa socialdemo ocracia rusa. Exam minemos estaas conclusion nes. A Rabócheie Dielo D le disguusta, "sobre todo", la "tendencia " d Iskra y Zariá de Z (18) a osticar la ruptura entre la Montañña y la Girronda (19) een la socialldemocracia prono intern nacional**. "E En general -escrribe B. Krichevvski, director dee Rabócheie Dielo D -, las hablladurías sobre la l Montaña y la Girronda en las fiilas de la socialldemocracia noos parecen una analogía históórica superficiall y extraña en la pluuma de un maarxista: la Moontaña y la Gironda no reprresentaban doss temperamentoos o corrientes intelecctuales diferente tes, como puede de parecerles a los historiadorres de la ideollogía, sino disttintas clases o sectorees: por una parrte, la burguesíía media; y porr otra, la pequueña burguesía y el proletariaado. Pero en el movim miento socialistaa contemporáneeo no hay choqques de interés de clase; sustennta en su totalilidad, en todas (subray ayado por B. Kr.) K sus variedades, incluidoos los más decclarados bernstteinianos, la posición p de los interesses de clase del proletariado, p d su lucha de cclase por la libeeración política y económica" (pág. de (p 32-33). ¡Attrevida afirm mación! ¿No ha oído B. Krichevski K hablar h del heecho, observaado hace ya tiemp po, de que precisamente p la amplia participación del sector de los "académ micos" en el movimiento socialista de loss últimos añ ños ha aseguurado una difusión d tan rápida del pal: ¿en qué funda nuestrro autor su juuicio de que incluso "los bernssteinianismo?? Y lo princip más declarados bernsteinian nos" sustentaan la posiciión de la llucha de claases por la ncipación pollítica y econó ómica del prroletariado? Nadie N lo sabee. Esta enérggica defensa eman de loss más declaraados bernsteinianos no see apoya en ningún n argum mento, en nin nguna razón. El auutor cree, porr lo visto, quue con repetiir cuanto diccen de sí missmos los máss declarados bernssteinianos huuelgan las pruuebas de su aafirmación. Pero P ¿es posiible imaginarrse algo más "supeerficial" que este juicio acerca a de todda una tendeencia fundaddo en lo que dicen de sí
mos los representantes de la tal tenden ncia? ¿Es posible imaginaarse algo más superficial mism que la "moraleja" subsiguieente sobre los dos tip pos o caucces distintoss e incluso o de desarrollo del partido (Rabócheie D Dielo, pag. 34-35)? 3 Los diameetralmente opuestos socialldemócratas alemanes, se dice, reconocen la co ompleta liberrtad de críticca; pero los franceses no, y prrecisamente su s ejemplo deemuestra tod do lo "nocivaa que es la inttolerancia". e ejemplo de d B. Kricheevski -respon nderemos a eso - demuuestra que a Preecisamente el vecess se llaman marxistas m gentes que ven lla historia só ólo "a lo Ilovaiski" (22). Para P explicar la uniidad del Parttido Socialistta Alemán y lla desunión del d francés n no hace falta en absoluto escarb bar en las peeculiaridades de la historiaa de tal o cuaal país, comp parar las condiciones del semiaabsolutismo militar y el parlamentaris p smo republiccano, analizarr las consecuuencias de la Comuuna y las dee la Ley de excepción e co ontra los soccialistas (23), confrontar la situación econó ómica y el desarrollo económico, recordar que q "el crecimiento sin par de la socialldemocracia alemana" fuee acompañaddo de una luccha de energgía sin igual en e la historia del socialismo, s n sólo contra los exxtravíos teórricos. (Mülberger, Dührring***, los no sociallistas de cáttedra (26), siino también contra las equivocacion nes en el teerreno de la tácticca (Lassalle), etc. ¡Todo esto está de m más! Los fran nceses riñen p porque son intolerantes; i los allemanes están n unidos porrque son buenos chicos. Y observen quue, mediante esta sin parr profundidaad de pensam miento, se "elimina" un hecho o que rebatee por comp pleto la defeensa de los bernsteinian nos. Sólo la experiencia histórrica puede dar d una respuuesta definiti tiva e irrevoccable a la prregunta de sii sustentan la posicción de la luccha de clase del proletariiado. Por tan nto, en este sentido tienee la máxima impo ortancia preciisamente el ejemplo de Francia porr tratarse deel único paíss donde los bernssteinianos haan intentado actuar de maanera indepeendiente, con n la aprobaciión calurosa de suus colegas aleemanes (y, en n parte, de lo os oportunistas rusos: véaase R. D., núm. 2-3, pág. 83-844). La alusió ón a la "in ntolerancia" de los franceses -adem más de su significación s "histó órica" (en sen ntido "nozdrrioviano ")(277) - no es máás que una teentativa de diisimular con palab bras graves heechos muy desagradables. Taampoco estam mos dispuesttos, en absolluto, a entreggar a los alem manes como o regalo a B. Krich hevski y dem más copiosos defensores dde la "libertaad de crítica"". Si se toleraa todavía en las fillas del partido alemán "a los más decllarados bernssteinianos", ees sólo por cuuanto acatan la ressolución de Hannover H (288), que rechaazó de plano o tanto las "eenmiendas" de d Bernstein como o la de Lübecck (29), conttenedora estaa última (pese a toda su ddiplomacia) de d una clara adverrtencia a Berrnstein. Se puede p discuttir, desde el punto de viista de los in ntereses del
macia era opo ortuna o no, o si, en tal caaso, no valía más un mal partiddo alemán, sii esta diplom ajustee que un bueen pleito; se puede p disenttir, en suma, de si convien ne tal o cual procedimiento de reechazar el beernsteinianism mo; pero lo qque no se puuede hacer ees no ver quue el partido alemáán ha rechazoo dos veces el e bernsteiniianismo. Porr tanto, creerr que el ejem mplo de los alemaanes confirm ma la tesis de que "los máss declarados bernsteinian nos sustentan n la posición de la lucha de claase del proleetariado por su emancipaación políticaa y económicca "significa no co omprender en n absoluto lo o que está pasando delantte de todos n nosotros****. Es más: como o hemos diccho ya, Rabb. Dielo pressenta a la socialdemocracia rusa la reivin ndicación dee "libertad de d crítica" y defiende el bernsteinian nismo. Por lo l visto, ha tenido o que convvencerse de que se ha agravida injustamente a nuestros "críticos" y bernssteinianos. ¿A A cuáles en concreto? ¿A A quién, dón nde y cuándo o? ¿En qué consistió, c ni más ni n menos, la injusticia? ¡R R. Dielo guardda silencio so obre este pun nto, no mencciona ni una sola vez v a ningún crítico o berrnsteiniano ruuso! Sólo nos resta hacer una de las dos d hipótesis posib bles. O bien la parte agravviada injustaamente no ess otra que ell mismo R. Dielo (así lo confirma el que en ambos artíículos de su n número 10 see trate sólo de d agravios in nferidos por Zariáá e Iskra a R. Dielo). En esste caso, ¿cóm mo explicar el e hecho tan extraño de que q R. Dielo, que siempre s ha neegado de maanera tan obsstinada toda solidaridad s con ell Bernstteinianismo, no haaya podido defenderse d siin hablar en pro de los "m más declaraddos bernstein nianos" y de la lib bertad de críítica? O bienn han sido agraviadas a in njustamente unas terceraas personas. Entonces ¿cuáles pueden ser los l motivos que q impidan mencionarlaas? Veemos, pues, que q R. Dielo sigue juganddo al esconddite lo mismo o que venía haciendo (y como o demostrareemos más addelante) desdde que apareeció. Además, observen esta primera aplicaación prácticca de la deccantada "libeertad de crítiica". De heccho, esta lib bertad se ha reduccido en el acto a no sólo o a la falta de toda críttica, sino a la falta de todo juicio indep pendiente en n general. Ese mismo R. Dieloo, que guarrda silencio o sobre el bernssteinianismo ruso, como si fuera una enfermedad d secreta (seggún la feliz expresión de Staro ovier) (31), ¡p propone paraa curarla copiaar lisa y llanam mente la últim ma receta alem mana contra la varriedad aleman na de esta en nfermedad! ¡E En vez de lib bertad de críttica, imitació ón servil... o, peor aún, simiescca! El idénticco contenido o social y político del oportunismo in nternacional conteemporáneo se manifiesta en una y otrras variantes,, según las peeculiaridadess nacionales. En este e país, un n grupo de oportunistass viene actuando desde hace tiempo bajo una bandeera especial; en ése, los oportunistas o h han desdeñaddo, la teoría, siguiendo en n la práctica la po olítica de los l radicales socialistass; en aquéll, algunos miembros del d partido revoluucionario haan desertado al campo dell oportunism mo y pretendeer alcanzar suus objetivos
no co on una luchaa franca en defensa d de lo os principios y de la nuevva táctica, sin no mediante una corrupción c grradual, imperrceptible y, vvalga la expreesión, no pun nible de su partido; en el de más m allá, esoss mismos tráánsfugas emp plean igualess procedimieentos a la so ombra de la esclavvitud política, mantenien ndo una pro oporción de lo más oriiginal entre la actividad "legall" y la "ilegall", etc. pero decir que la libertad de crítica c y el beernsteinianism mo son una condiición para un nir a los sociialdemócrataas rusos, sin haber h analizaado en qué see manifiesta precissamente el bernsteiniani b ismo ruso, nii qué frutos singulares ha h dado, es hablar por hablaar. Inttentemos, puues, decir no osotros, aunqque sea en po ocas palabraas, lo que no ha querido exteriiorizar (o quiizás ni siquieera ha sabido comprenderr) R. Dielo.
La L crítica en e Rusia La peculiaridad d fundamentaal de Rusia een el aspecto o que examin namos consiste en que el comiennzo mismo dell movimiento o obrero espo ontáneo, porr una parte, y del viraje de la opinión pública avanzada al marxismo o, por otra, se distinguió ó por la unió ón de elemen ntos a todas luces heterogéneo os bajo unaa bandera co omún para combatir c a un u enemigo común (la conceepción socio opolítica antticuada del m mundo). No os referimos a la luna de d miel del "marxxismo legal". En generall fue un fenómeno de extraordinaria e a originalidadd que nadie hubieera podido siquiera s creer posible en n la década del d ochenta o primeros años de la siguieente del siglo o pasado. En n un país autocrático, do onde la prensa estaba sojjuzgada por comp pleto, en una época de terrrible reacció ón política, cuuando eran p perseguidos los l mínimos brotees de desconttento político o y protesta,, se abrió de pronto camiino en las puublicaciones visadaas por la censurra la teoría del marxismo revolucionaario expuesta en un lenguuaje esópico, pero comprensible para todo os los "interesados". El gobierno see había acosttumbrado a consiiderar peligro osa únicamen nte la teoría del grupo (reevolucionario os) Libertad del Pueblo, sin veer, como sueelo ocurrir, suu evolución interna y reggocijándose dde toda críticca que fuera contrra ella. Pasó mucho tiemp po (mucho según s contam mos los rusos) hasta que el gobierno se deespertó y hassta que el ap paratoso ejérccito de censo ores y gendaarmes pudo descubrir al nuevo o enemigo y caer sobre él. é Mientras taanto, iba apaareciendo un libro marxissta tras otro; empeezaban a pub blicarse revisttas y periódiicos marxistaas; todo el mundo m se haccía marxista; se haalagaba y liisonjeaba a los marxisttas; los edittores estaban n entusiasm mados de la extrao ordinaria ven nta que teníían los libro os marxistas.. Se compreende perfectaamente que
ntes envuelto os por esa huumareda de éxito hubiera algún que entre los marxistaas principian otro "escritor " envvanecido"... (332) Ho oy puede hab blarse de esee periodo con n calma, com mo de algo yya pasado. Paara nadie es un seecreto que la l efímera prosperidad p alanzada po or el marxism mo en la suuperficie de nuesttras publicacciones fue deebida a la allianza de eleementos extrremistas con n otros muy modeerados. En el fondo, esstos últimoss eran demó ócratas burguueses, y esaa deducción (conffirmada con evidencia por el desarro ollo "crítico"" posterior dde dichos ho ombres) no podíaan menos dee hacerla yaa ciertas personas en los tiempos dde mantenim miento de la "alian nza"*****. Pero si eso ess así, ¿no reecae la mayyor responsaabilidad por la "confusió ón" ulterior precissamente en los socialdem mócratas revvolucionarioss, que pactarron esa alian nza con los futuro os "críticos"? Esta preguunta, seguidaa de una resp puesta afirmativa, se oyee a veces en boca de gente quee enfoca el problema de una u manera demasiado d siimple. Pero esa e gente no tiene la menor raazón. Puede temer alianzas temporaales, aunque sea con perrsonas poco segurras, sólo quieen desconfíaa de sí mism mo, y sin esaas alianzas n no podría exxistir ningún partiddo político. Ahora A bine, la l unión con n los marxistaas legales fuee una especiee de primera alianzza verdaderaamente polítiica concertadda por la so ocialdemocraacia rusa. Grracias a esta alianzza se ha logrrado el triun nfo, de asom mbrosa rapideez, sobre el populismo, así como la granddiosa difusión n de las ideaas del marxismo (si bien n en forma vvulgarizada). Además, la alianzza no fue pactada sin "condición" " alguna, ni mucho m meno os. Pruebas al canto: la recop pilación marxxista Datos sobre s el desaarrollo econó ómico de Russia (33), quem mada por la censuura de 1895. Si el acuerdo o literario con n los marxisttas legales puuede ser com mparado con una alianza a políticca, este libro puede comp pararse con un u pacto políttico. La ruptura no o se debió, desde d luego, al hecho de d que los "aliados" resultaran ser ócratas burguueses. Por el contrario, lo os adeptos de d semejantess tendencias son aliados demó naturrales y deseeables de laa socialdem mocracia, siem mpre que sse trate de las tareas demo ocráticas de esta e última, planteadas p en n primer plaano por la situación actuual de Rusia. Mas, para esta alianza, es condición in ndispensablee que los ssocialistas teengan plena bilidad de revvelar a la classe obrera la o oposición anttagónica exisstente entre sus s intereses posib y los de la burgueesía. Ahora bien, b el bernssteinianismo y la tendenccia "crítica", hacia h la cual mente la mayyoría de los marxistas leegales, descarrtaban esa posibilidad p y evoluucionó totalm corro ompían la co onciencia soccialista, envileeciendo el marxismo, m prredicando la teoría de la atenuuación de lass contradicciiones socialees, declaranddo absurda la idea de laa revolución
e movimien nto obrero y la lucha de sociall y de la dictadura del proletariado, reduciendo el clasess a un tradeeunionismo estrecho y a la lucha "realista" " po or reformas pequeñas y graduuales. Era exaactamente lo mismo que si la democrracia burguessa negara al socialismo el dereccho a la indeependencia, y, por tanto o, su derecho ala existen ncia; en la práctica, p eso signifficaba tratar de convertiir el incipien nte movimieento obrero en un apén ndice de los liberaales. En n tales cond diciones, com mo es naturral, la rupturra se hizo imprescindib i ble. Pero la particcularidad "orriginal" de Ruusia se manifestó en quee esa ruptura sólo significcaba que los socialldemócratas se apartaban n de las publlicaciones "leegales", más accesibles para p todos y muy difundidas. Los L "ex marxxistas" se hiccieron fuetes,, en ellas, collocándose "b bajo el signo de laa crítica" y obteniendo o c el mono casi opolio de "ddemoler" el marxismo". Los gritos: "¡Con ntra la ortoddoxia!" y "¡V Viva la libertaad de críticaa!" (repetidoss ahora por R. Dielo) se pusieeron en el accto muy en boga. Ni siiquiera los censores ni lo os gendarmees pudieron resisttir a esa mo oda, como lo o prueba la aparición dee tres edicio ones rusas del d libro del famoso (famoso a Eróstrato) Bernstein (334) o la recomendación p por Zubátovv (35) de los libross de Bernsstein, del señor Prokkopóvich y otros (Iskra, número 10). Los socialldemócrtas tiienen planteaada ahora un na tarea difíciil de por sí y,, además, com mplicada en grado o increíble po or obstáculoss puramente externos: la tarea de com mbatir la nuevva corriente. Y estta corriente no n se ha limittado al terren no de las pub blicaciones. E El viraje haciaa la "crítica" ha ido o acompañaddo de un mo ovimiento op puesto: la incclinación hacia el "econom mismo" por parte de los socialldemócrtas dedicados d a laa labor práctiica. odría servir de d tema parra un artículo o especial esta interesan nte cuestión: cómo han Po surgiddo y han aumentado a e nexo y lla interdepen el ndencia entrre la críticaa legal y el "econ nomismo" ileegal. A nosottros nos bastta con señalaar aquí la exisstencia incuesstionable de este nexo. n El fam moso Credo ha adquirido tan merecidaa celebridad precisamente por haber formuulado con to oda franquezza ese nexo y haber reveelado, sin pro oponérselo, la l tendencia polítiica fundameental del "ecconomismo"": que los obreros o se encarguen de d la lucha econó ómica (más exacto e sería decir: d de la luucha tradeun nionista, puess esta última comprende tambiién la políticaa específicam mente obrera)), y que la inttelectualidad marxista se fusione con los lib berales para la l "lucha" po olítica. La lab bor tradeunio onista "entre el pueblo" resultó ser la realizzación de la primera p mitaad de dicha tara, t y la crítiica legal, la reealización dee la segunda mitadd. Esta declarración fue un n arma tan eexcelente en contra del "eeconomismo o" que, si no hubieese aparecido o el Credo, valldría la pena hacerlo inven ntado.
blicado sin el e consentimiiento y hastaa en contra, El Credo no fuue inventado,, pero sí pub quizáás, d ella voluuntad de sus autores. Al menos, el auutor de estas líneas, que participó p en sacar a la luz del día el nuevo "programa""******, tuvo o que escuchar lamentos y reproches porquue el resumeen de las opin niones de loss oradores see difundió en n copias, reciibió el mote de Credo Cr y ¡apareció incluso en e la prensaa junto con la l protesta! R Referimos esste episodio porquue revela un rasgo muy curioso c de n nuestro "econ nomismo": eel miedo a laa publicidad. Un raasgo precisam mente del "economismo"" en general -y no sólo dde los autoress del Credo que se s ha manifeestado en Raabóchaya Mysll (38), el adeepto más fraanco y más honrado h del "econ nomismo", en R. Diello (al indign narse contraa la publiccación de documentos d "econ nomistas" en n el Vademécuum (39); en ell comité de Kíev, K que haace cosa de dos d años no quiso o autorizar laa publicación n de su Profe fessión de foi (40) ( junto co on la refutacción* escrita contrra ella, y en muchos, m muchísimos parttidarios del "eeconomismo o". Este miedo quue tienen a la crítica lo os adeptos de la libertaad de críticaa no puede or astucia (si bien algunass veces las co osas no ocurrren, indudabllemente, sin expliccarse sólo po astuciia; ¡no es pruudente dejar al descubiertto ante el em mbate del eneemigo los bro otes, débiles aún, de d la nueva tendencia!). t n la mayoríía de los "eco no, onomistas" ddesaprueba con c absoluta sincerridad (y, por la propia esencia del "ecconomismo",, tiene que desaprobar) to oda clase de contrroversias teórricas, disensiiones fraccionales, grandees problemass políticos, proyectos p de organ nizar a revoluucionarios, ettc. "¡Sería meejor dejar toddo eso a la geente del extraanjero!", me dijo en cierta occasión un "eeconomista", bastante co onsecuente, expresando con ello la siguieente idea, muuy difundida (y también p puramente trradeunionistaa): lo que a nosotros n nos incum mbe es el mo ovimiento obrero, las orgaanizaciones obreras o que ttenemos aquíí, en nuestra localiidad, y el restto no son máás---que invencionees de los docctrinarios, "sobrestimació ón de la ideo ología", como o decían los autorres de la cartaa publicada en e el número o 13 de Iskraa, haciendo coro c al númeero 10 de R. Dielo. Ah hora cabe preguntar: p en n vista de eestas peculiaaridades de la "crítica" rusa y del bernssteinianismo ruso ¿en quué debía conssistir la tareaa de los que de hecho, y no sólo de palab bra, querían ser s adversarios del oporttunismo? Priimero, era neecesario preo ocuparse de reanuudar la labor teórica, apen nas iniciada een la época del d marxismo legal y que había h vuelto a recaaer sobre los militantes cllandestinos; sin esta laborr era imposib ble un increm mento eficaz del movimiento. m S Segundo, eraa preciso emp prender una lucha activa contra la "ccrítica" legal, que correspondía c a a fondo los l espíritus.. Tercero, había h que co ombatir con n energía la
v en el movim miento prácttico, denunciando y refuutando toda dispeersión y las vacilaciones tentattiva de subeestimar, con nsciente o in nconscientem mente, nuesttro programaa y nuestra tácticca. Es sabido que R. R Dielo no hizo h ni lo prim mero, ni lo seegundo, ni lo o tercero; y más m adelante tendrremos que acclarar detalladdamente estaa conocida verdad v en suss más diverso os aspectos. Por ahora, sólo queremos mostrar la flagrante contradicción c n en que se halla la reivin ndicación de "libertad de crítica" con n las peculiariidades de nuuestra crítica patria y del "econ nomismo" ruuso. En efeccto, echen uun vistazo all texto de laa resolución con que la Unión n de Socialdemócratas Rusos R en el E Extranjero haa confirmado o el punto dee vista de R. Dielo:: "E En beneficio del ulterior desarrollo ideológico dee la socialdeemocracia co onsideramos absollutamente necesaria n la libertad de criticar la l teoría so ocialdemócraata, en las publicaciones del partido, es el e grado en qque dicha críttica no esté een pugna con n el carácter clasista y revolucionario de estta teoría" (Dos congresos, pág. 10). Y se exponen los l motivos: la resolución n "coincide en e su primeraa parte con laa resolución del Congreso C dee Lübeck deel partido acerca de Beernstein"... ¡En su simp plicidad, los "aliad dos" ni siquieera notan quué testimonium m paupertais (certificado dee pobreza) see firman a sí mism mos con estaa manera de copiar! ... ""Pero..., en su segunda parte, restriinge más la liberttad de crítica que el Conggreso de Lübeeck". ¿D De modo quee la resolució ón de la Unió ón está diriggida contra lo os bernsteiniianos rusos? ¡Porqque, de otro modo sería un absurdo completo reeferirse a Lüübeck! Pero no n es cierto que "restrinja " la libertad l de crrítica de un modo estrictto". En su reesolución dee Hannover, los alemanes a recchazaron puunto por puunto precisam mente las en nmiendas quue presentó Bernsstein, y en laa de Lübeck hicieron unaa advertenciaa personal a Beernstein, menccionando su nomb bre en el texto. En camb bio, nuestros imitados "lib bres" no haccen la menor alusión a a una sola de d las manifeestaciones dee la "crítica" y del "econ nomismo" especialmente rusos; si se guard da silencio de d esa formaa, la mera aluusión al caráácter clasistaa y revolucio onario de la teoríaa deja muchaa más libertadd para falsas interpretacio ones, sobre todo si la Unión se niega a caliificar de opo ortunismo "eel llamado ecconomismo" (Dos congresoos, pág. 8,pun nto 1). Pero esto lo l decimos de d pasada. Lo L principal consiste en que la posicción de los oportunistas o frentee a los socialldemócratas revolucionarrios es diameetralmente op puesta en Aleemania y en Rusiaa. En Aleman nia, los sociaaldemócratass revolucionaarios, como es sabido, esstán a favor de mantener lo quue existe: el viejo v program ma y la vieja táctica, que ttodo el munddo conoce y
que han h sido exxplicado en todos sus ddetalles a través de la experiencia de muchos decen nios. Los "ccríticos", en cambio, quuieren introd ducir modificcaciones; y como c estos "críticcos" represen ntan una ínfiima minoría, y sus aspiracciones revisio onistas son muy m tímidas, es fácil compren nder los mottivos por los cuales la mayoría m se llimita a rech hazar lisa y llanam mente las "in nnovaciones"". En Rusia, en cambio, son los críticcos y los "ecconomistas" quien nes desean mantener m lo que q existe: lo os "críticos" quieren que se siga conssiderándolos marxiistas y que see les asegure la "libertad de crítica" que q disfrutabaan en todos los sentidos (puess, en el fondo o, jamás han reconocido n ningún vículo o de partido*;; además, enttre nosotros no haabía un órgan no de partido o reconocido o por todos que q pudiera ""restringir" laa libertad de críticaa, aunque só ólo fuera porr medio de un consejo);; los "econom mistas" quieeren que los revoluucionarios reeconozcan "la plenitud dde derechos del movimieento en el prresente" (R. D., número 10, pág. 25), es decir la "legitiimidad" de laa existencia de d lo que exiiste; que los ólogos", no trraten de "dessviar" el movvimiento dell camino "determinado por la acción "ideó recíprroca entre lo os elementoss materiales y el medio material" m (Caarta en el número 12 de Iskra)); que se con nsidere deseaable sostenerr la lucha "quue es posiblee para los ob breros en las circun nstancias preesentes", y see considere p posible la luccha "que maantienen realm mente en el mom mento actual" (Suplemento especial e de "R. Mysl" (41), pág. p 14). En cambio, a nosotros, n los socialldemócratas revolucionarrios, nos disggusta ese cuulto a la espo ontaneidad ess decir, a lo que existe e "en el e momento actual"; recclamamos quue se modiffique la tácttica que ha prevaalecido duran nte los último os años, decllaramos que "antes de un nificarse y parra unificarse es neecesario emp pezar por deeslindar los campos de un modo resulto r y definido" (del anunccio sobre laa publicación n de Iskra)**********. En E pocas pallabras, los alemanes a se confo orman con lo o que existe, rechazando las modificaaciones; noso otros reclamaamos que se modiifique lo existtente, rechazzando el culto o a ello y la resignación co on ello. ¡Prrecisamente esta "pequeñ ña" diferenciia es la que no han advvertido nuesttros "libres" copiaadores de resoluciones aleemanas!
Engels E sob bre la importancia de d la luchaa teórica "D Dogmatismo, doctrinarism mo", "anquilo osamiento del partido, caastigo ineluddible por las trabas impuestas al pensamieento": tales son los eneemigos contrra los cualess arremeten caballlerescamentee en Rab. Dieelo los paladin nes de la "lib bertad de críttica". Nos alegra mucho que se haya suscittado esta cuestión, y sólo propondríam mos complettarla con otraa:
Y quiénes seráán los árbitro os? ¿Y Teenemos a la vista v los anun ncios de dos publicacionees. Uno es ell programa de d "Rabócheie Dielo"", órgano de prrensa de la Unnión de Socialdeemócratas Rusoos (separata ddel núm. 1, de d R. D.). El otro, es el Anuncioo sobre la reannudación de las publicaciones del d grupo Emaancipación del Trabajo T (42). Ambos están fecchados en 18899, cuando la "crisis del marxismo o" estaba plaanteada a la n del día desd de hacía ya mucho m tiemp po. ¿Y bien? En vano buscaríamos en n el primero orden de dicchos documeentos una aluusión a este ffenómeno y una u exposición definida de d la actitud que el e nuevo órgaano piensa ad doptar ante éél. Ni en estee programa n ni en los supleementos del mism mo, aprobado os por el III Congreso C de la Unión en n 1901 (43) (D Dos congresos, pág. 15-18), se dicce una sola palabra de la l labor teórrica ni de suus tareas inm mediatas en el e momento actuaal. Duurante todo este tiempo o, la redacció ón de R. Diielo ha dado de lado loss problemas teóriccos, a pesar de d que preocuupaban a toddos los socialldemócratas del mundo entero. e Po or el contrario o, el otro anuuncio señala, ante todo, que q en los últtimos años ha h decaído el interéés por la teoría, reclama con insisttencia que see preste unaa "atención vigilante al aspeccto teórico del movimiiento revoluucionario dell proletariaddo" y llama a "criticar implaacablemente las tendencias bernsteiniianas y otrass tendencias antirrevoluciionarias" en nuesttro movimien nto. Los núm meros apareecidos de Zaariá muestran n cómo se ha h cumplido este programa. p Veemos, pues, que las frasses altisonan ntes contra el e anquilosam miento de laa idea, etc., encub bren la desprreocupación y la impoten ncia en el deesarrollo del pensamiento p o teórico. El ejemp plo de los socialdemócratas rusos ilustra con particular evidencia e un n fenómeno europ peo general (señalado ( tam mbién hace ya y mucho po or los marxisttas alemaness): la famosa liberttad de críticaa no significaa sustituir un na teoría con n otra, sino liberarse de toda teoría íntegrra y meditadda, significa eclecticismo e y falta de principios. p Q Quien conozcca por poco que sea s el estado efectivo de nuestro n movvimiento, veráá forzosamen nte que la vaasta difusión del marxismo, m ha ido acompañ ñada de ciertto menosprecio del nivel teórico. Son n muchas las perso onas muy po oco preparaddas, e inclusso sin prepaaración teóriica alguna, que se han adherrido al moviimiento por su significacción prácticaa y sus éxitos prácticos. Este hecho perm mite juzgar cuuán grande es e la falta dee tacto de R. R Dielo al lan nzar con airee triunfal la sentencia de Marxx: "cada paso o del movimiiento efectivo o es más imp portante que una docena R estas palabras p en una u época de dispersión teeórica es exaactamente lo de prrogramas". Repetir mism mo que gritar al paso de un u entierro: ""¡Ojalá tengááis siempre un no que llevarr!" Además,
s el Proggrama de Go otha (44), en estas palabras de Marx han siddo tomadas de su carta sobre la cuaal censura duraamente el eclecticismo en qque se incurrrió al formullar los princip pios: si hace falta unirse u -escrib bía Marx a lo os dirigentes del partido - , pactad acuuerdos para alcanzar los objetiivos práctico os del moviimiento, perro no trafiqquéis con los principios,, no hagáis "conccesiones" teó óricas. Tal erra el pensam miento de Maarx, ¡pero ressulta que enttre nosotros hay gente g que en nombre de Marx M trata dee aminorar la importanciaa de la teoría! Sin n teoría revo olucionaria taampoco pueede haber movimiento m revolucionario o. Jamás se insisttirá bastante sobre esta idea i en uno os momentoss en que a lla prédica de moda del oporttunismo se une u la afición n a las formass más estrech has de la activvidad prácticca. Y para la socialldemocracia rusa, la im mportancia de la teoríía es mayo or aún, deb bido a tres circun nstancias quue se olvidaan con frecuuencia. En primer p lugarr, nuestro partido p sólo empieeza a organiizarse, sólo comienza a formar su fisonomía y dista much ho de haber ajustaado sus cueentas con las l otras ten ndencias deel pensamien nto revoluciionario que amen nazan con deesviar el movvimiento del camino justo o. Por el con ntrario, precisamente los últim mos tiempos se han disstinguido (ccomo predijo o hace ya mucho Axeelrod a los "econ nomistas")
por
una
reanimación n
de
las
tendenciass
revolucio onarias
no
socialldemócratas. En estas co ondiciones, uun error "sin importanciaa" a primera vista puede tener las más trisstes consecueencias, y sóllo gente mio ope puede co onsiderar ino oportunas o superrfluas las disscusiones fraaccionales y la delimitacción rigurosaa de los mattices. De la conso olidación de tal o cual "m matiz" puede depender el porvenir de la socialdemocracia rusa duran nte muchísim mos años. En n segundo luggar, el movim miento sociaaldemócrata es e internacional por natuuraleza. Esto no siggnifica únicaamente que debamos d com mbatir el cho ovinismo naccional. Signiffica también que el e movimien nto incipientte en un paaís joven sóllo puede deesarrollarse con c éxito a condiición de quee aplique la experiencia de otros paaíses. Y paraa ello no basta conocer simpllemente esta experiencia o limitarse a copiar las últimas ú resolluciones adop ptadas; para ello es e necesario saber s enfocarr de modo crrítico esta exp periencia y co omprobarla uno u mismo. Quien nes se imagin nen cuán giggantescos son n el crecimien nto y la ramifficación del movimiento m obrerro contempo oráneo com mprenderán ccuántas fuerrzas teóricass y cuánta experiencia polítiica (y revoluccionaria) se necesitan n paraa cumplir estta tarea. En n tercer lugarr, ningún otrro partido so ocialista del mundo m ha ten nido que afrontar tareas nacio onales como o las que tiene t planteadas la soccialdemocraccia rusa. Máás adelante deberremos hablarr de los deberes de índolee política y orrgánica que n nos impone esta e tarea de
mento querem mos señalar liberaar a todo el pueblo del yugo de la autocracia. Por el mom únicaamente que sólo s un partiddo dirigido porr una teoría de vanguardia ppuede cumplir la misión de combaatiente de vanguuardia. Y paraa que el lecto or tenga una idea concretta, por poco que sea, de lo que esto signifiica, que recuerde a precurrsores de la socialdemocr s racia rusa com mo Herzen, Belin nski, Chernysshevski y a la l brillante pléyade p de revolucionari r os de los añ ños 70; que piensse en la impo ortancia univeersal que estáá alcanzando o ahora la liteeratura rusa; que ... ¡pero basta con lo dicho o! Ad duciremos lass observacion nes hechas p por Engels en n 1874 a la ssignificación de la teoría en ell movimiento o socialdemó ócrata. Engeels reconoce tres formas de la gran lucha de la socialldemocracia,, y no dos (laa política y la económicaa) -como es usual entre nosotros -, colocanndo también a su lado la lucha teórica.. Sus recom mendaciones al movimien nto obrero, alemáán, ya robustecido en lo os aspectos p práctico y po olítico, son ttan instructivvas desde el punto o de vista de los problem mas y las discuusiones actuaales que el lector no nos recriminará, r así lo o esperamos, por reproduucir un exten nso fragmentto del prefaccio al folleto Der deutsche Bauerrnkrieg***********, que dessde hace ya mucho m es unaa rareza bibliiográfica: "lo os obreros alemanes a tien nen dos ven ntajas esenciaales sobre lo os obreros del d resto de Europa. La primeera es que peertenecen al pueblo p más teórico t de Euuropa y han conservado en sí ese sentido teórico, cassi completam mente perdido pr las classes llamadas "cultas" de Alem mania. Sin la filosofía f alem mana que le h ha precedido,, sobre todo sin la filosoffía de Hegel, jamáss se habría crreado el sociialismo cienttífico alemán n, el únioc so oiccalismo cieentífico que ha exxistido algunaa vez. De haaber carecido o los obreross de sentido teórico, estee socialismo cientíífico nunca hubiera h sido, en la medida que lo es hoy, h carne dee su carne y sangre s de su sangrre. Y demuesstra cuán inm mensa es diccha ventaja, de un lado, la indiferenccia por toda teoríaa, que es unaa de las causaas principaless de que el movimiento m o obrero inglés avance con tanta lentitud, a pesar de laa excelente o organización n de algunoss oficios, y de otro, el desco oncierto y la confusión seembrados po or el proudho onismo, en su forma prim mitiva, entre los frranceses y lo os belgas, y, en la forma caricaturescaa que le ha dado d Bakuniin, entre los españ ñoles y los itaalianos. "L La segunda ventaja v conssiste en quee los alemanes han siddo casi los últimos en incorrporarse al movimiento m o obrero. Así co omo el sociaalismo teórico o alemán jam más olvidará que se s sostiene so obre los hom mbros de Sain nt-Simon, Fo ourir y Owen n -tres pensaddores que, a pesarr del carácter fantástico y de todo eel utopismo de sus doctrinas, pertenecen a las menttes más gran ndes de todos los tiemp pos, habiénddose anticipado genialm mente a una
mos demostrando ahora de d un modo científico -, infiniidad de verdaades cuya exactitud estam así taambién el movimiento m obrero prááctico alemáán nunca deebe olvidar que se ha desarrrollado sobrre los homb bros del movimiento in nglés y fran ncés, que haa tenido la posib bilidad e sacaar simplemen nte partido dee su experien ncia costosa, de evitar en el presento los errrores que en ntonces no había h sido po osible evitar en la mayorría de los cassos. ¿Dónde estarííamos ahora sin el preced dente de las ttradeunioness inglesas y de la lucha po olítica de los obrerros francesess, sin ese im mpulso colossal que ha dado d particullarmente la Comuna C de París?? "H Hay que haccer justicia a los obrero os alemanes pro haber aprovechad do con rara inteliggencia las veentajas de suu situación. P Por primera vez v desde quue existe el movimiento m obrerro, la lucha se desarrollaa en forma m metódica en n sus tres dirrecciones co oncertadas y relaciionadas entree sí: teórica, política y ecconómico-prráctica (resisttencia a los capitalistas). c En este e ataque concéntrico o, por deciirlo así, resside precisamente la fuerza f y la inven ncibilidad dell movimiento o alemán. "E Esta situación n ventajosa, por su partte, y, por otra, o las pecuuliaridades in nsulares del movimiento ingléés y la repressión violentaa del francés,, hacen que los l obreros alemanes a se encueentren ahoraa a la cabezaa de la luch ha proletaria. No es possible pronostticar cuánto tiemp po les permittirán los acon ntecimientos ocupara estee puesto de h honor. Pero, mientras lo sigan ocupando es e de esperaar que cump plirán como es debido llas obligaciones que les one. Para esto o, tendrán quue redoblar ssus esfuerzoss en todos lo os aspectos de d la lucha y impo de la agitación. So obre todo loss jefes deberáán instruirse cada vez más en todas las cuestiones ología tradicio onal, propia teóriccas, desembaarazarse cadaa vez más de la influenciaa de la fraseo de la vieja concep pción del mun ndo, y tener siempre pressente que el ssocialismo, desde d que se mo tal, es deecir, que se le estudie. Laa conciencia ha heecho ciencia, exige que see le trate com así lograda, y cadaa vez más lúccida, debe serr difundida entre e las masaas obreras co on celo cada vez mayor, m y se debe d cimentaar cada vez más m fuertem mente la organ nización del partido, así como o la de los sin ndicatos ... ".... Si los obreeros alemanes siguen avaanzando de este e modo, n no es que marcharán m al frentee del movim miento -y no le convienee al movimieento que los obreros de una nación cualqquiera marchen al frente del mismo -, - sino que ocuparán o un n puesto de honor h en la línea de combate; y están bien n pertrechado os para ello sii, de pronto duras pruebaas o grandes aconttecimientos reclaman r de ellos e mayor vvalor, mayor decisión y en nergía" (45).
oféticas. Alguunos años máás tarde, al diictarse la ley Estas palabras de Engels reesultaron pro de exxcepción contra los sociallistas, los obrreros alemanes se vieron de improviso o sometidos a durras pruebas. Y, Y en efecto, los obreros alemanes less hicieron freente bien perrtrechados y supieeron salir victtoriosos de esas pruebas. Al proletariado o ruso le esp peran pruebaas inconmenssurablementee más duras; tendrá que m en n comparació ón con el cuaal parece un verdadero piigmeo la ley luchaar contra un monstruo, de exxcepción en un país constitucional. La historia nos ha imp puesto ahora una tarea inmed diata, que ess la más revo olucionaria dde todas las tareas t inmediiatas del proletariado de cualqquier otro paaís. El cumplimiento de esta tarea, la demolicción del máás poderoso baluaarte no sólo de d la reacción n europea, sin no también (podemos ( deecirlo hoy) dee la reacción asiáticca, convertirría al proletaariado ruso een la vanguaardia del pro oletariado revvolucionario intern nacional. Y tenemos t dereecho a esperrar que conquuistaremos eeste título de honor, que se merecieron ya nuestros prredecesores, los revolucionarios de llos años 70, si sabemos ndir a nuestrro movimien nto, mil vecces más vassto y profun ndo, la mism ma decisión infun abneggada y la misma energía que q entonces.
*A A propósito. En la histo oria del socialismo mod derno es quuizá un hech ho único, y extrao ordinariamen nte consoladdor en su gén nero, que un na disputa en ntre distintass tendencias en el seno del soccialismo se haya h convertido, por vez primera, p de n nacional e in nternacional. En otros tiemposs, las discusio ones entre lasssalleanos y eisenacheano e os (7), entre guesdistas y bilistas (8), entre e fabiano os (9) y sociialdemócratas, entre parttidarios de Libertad L del posib Pueblo (10) y so ocialdemócraatas (11) eran n discusionees puramente nacionaless, reflejaban os distintos. peculliaridades nettamente naciionales, se deesarrollaban,, por decirlo así, en plano En laa actualidad (ahora se vee esto bien claro), los fabianos f ingleses, los min nisterialistas franceses (12), lo os bernsteiniianos (13) allemanes y lo os críticos ruusos (14) so on una sola familiia; se elogian n mutuamen nte, aprenden n los unos de d los otros y cierran filaas contra el marxiismo "dogm mático". ¿Seráá en esta priimera contien nda, realmen nte internacio onal, con el oporttunismo sociialista donde la socialdem mocracia revo olucionaria in nternacional se s fortalezca los suuficiente parra acabar con n la reacción n política quue impera en n Europa desde hace ya largo tiempo?
La comparacción de las dos tendenciaas existentes en el proletaariado revoluucionario (la **L revoluucionaria y la l oportunistta) con las dos d corrientees de la burgguesía revoluucionaria del siglo XVIII (la jacobina -la Montaña M - y lla gironda) fuue hecha en el artículo de d fondo del númeero 2 de Iskra I (febrerro de 19011) escrito por p Plejánovv. A los demócratasd consttitucionalistas (20), los "sin título" (221) y los meencheviques les gusta mucho, m hasta ahoraa, hablar del "jacobinismo" en la sociialdemocraciia rusa. Pero hoy prefiereen callar u... olvidaar que Plejáánov lanzó por p primera vez este co oncepto conttra el ala deerecha de la socialldemocracia. (Nota de Leenin para la edición e de 19907. - N. de laa Edit.) ****Cuando Engels E arrem metió contrra Dühringg, muchos representan ntes de la socialldemocracia alemana se inclinación i p por las conceepciones de eeste último y acusaron a Engeels, incluso públicamente p e, en un con ngreso del partido, de brusquedad, intolerancia, i polém mica improp pia de camaaradas, etc. Most y sus compañerros propusieeron (en el Conggreso de 18777)(24) retirar de Vorvärts (25) los artícculos de Engeels por "no tener t interés para la inmensa mayoría m de lo os lectores2, y Vahlteich declaró quee la publicaciión de estos artícuulos había perjudicado mucho al partido, p p que también D Dühring hab bía prestado serviccios a la sociialdemocraciaa: "debemos aprovecharn nos a todos een beneficio del partido, y si lo os catedrático os discuten, Vorwärts en modo alguno es el lugar adecuado paara sostener tales discusiones" (Vorwärts, 1877, número o 65, 6 de jun nio). ¡Como ven, éste es también un plo de defenssa de la "libeertad de críticca", y no estaaría mal que meditaran m en n él nuestros ejemp crítico os legales y oportunistas ilegales, a quienes tan nto place invvocar el ejem mplo de los alemaanes! *****Debe adveertirse que, all hablar del b bernsteinianissmo en el paartido alemán n, R. Dielo se ha lim mitado siemp pre a un meero relato dee los hechoss, "absteniéndose" por completo de calificcarlos. Véasee, pro ejempllo, el númerro 2-3, pág. 66, 6 acerca deel Congreso de Stuttgart (30); todas las disscrepancias se reducen a la "táctica", sólo se hacee constar quee la inmensa oría es fiel a la anterior tááctica revoluucionaria. O el número 4-5, 4 pág. 25 y siguientes, mayo que es e una simplee reptición de d los discursos pronuncciados en el C Congreso dee Hannover, acom mpañado de laa resolución de Bebel; la exposición de d las concep pciones de Beernstein y la críticaa de las missmas quedan n aplazadas dde nuevo (assí como en eel número 2-3) 2 hasta la publicación de un n "artículo especial". Lo curiosos c del caso c es que een la pág. 33 del número 4-5 leeemos: "... lass concepcion nes expuestass por Bebel cuentan c con una u inmensaa mayoría en el con ngreso", y un n poco más adelante: a "... David ha defendido las o opiniones de Bernstein y sus am migos, a pessar de todo (¡sic!), ( susten ntan la posiciión de la luch ha de clases""".. ¡Esto se
bió en diciem mbre de 18999; pero en sseptiembre de d 1901 R. D Dielo no creee ya, por lo escrib visto,, que Bebel tenga razón y repite la opiinión de Davvid como suyya propia! ******Aludimoss al artículo de d K. Tulin contra Struvve (véase V.I. Lenin. Obraas Completas, 5ª ed. en ruso, t. I, pág. 347-5534), basado o en un inforrme que teníía por título El reflejo del marxiismo en las puublicaciones burrguesas. Véasee el Prólogo. (Nota de L Lenin para laa edición de 1907 - N. de la Eddit.) *******Se trata de la Protestta de los 17 ccontra el Credo. El autor de estas líneeas participó en laa redacción de la protessta (fines dee 1899) (36)). La protessta fue publlicada en el extran njero, junto con el Credo o, en la primavera de 19000. Hoy se saabe ya, por ell artículo de la señ ñora Kuskovva (publicado o, creo, en laa revista Bylloe ) (37), quue fue ella laa autora del Credo o y que entrre los "econ nomistas" dee entonces que q se encon ntraban en el e extranjero desem mpeñó un paapel promineente el señor Prokopóvich h. (Nota de Lenin L para laa edición de 1907.. - N. de la Edit.) E ********Por lo que sabemo os, la compo osición del comité c de Kíev K ha camb biado desde enton nces. *********La faltta de vínculo os claros con n el partido y de tradicion nes de partido o constituye por sí sola una diferencia tan cardinal entrre Rusia y Allemania que debería habeer puesto en dia a todo soccialista sensaato contra cuaalquier imitación ciega. P Pero he aquí una u muestra guard de haasta dónde lllega la "libertad de críticaa" en Rusia. Un crítico rruso, el seño or Bulgákov, hace la siguiente reprimenda al crítico auustríaco Hertzz: "Pese a to oda la indepeendencia de sus conclusiones, c , Hertz siguee en este puunto (acerca de las coop perativas), según parece, demaasiado atado por p las opiniiones de su partido p y, al disentir d en los detalles, no o se decide a desprrenderse del principio general" g (El capitalismo y la agricultura ra, t. II, págg. 287). ¡Un súbdiito de un Estado E esclaavizado en eel terreno político p con una poblacción que el servillismo político o y la absoluuta incompreensión del ho onor de partiido y de los vínculos de partiddo tienen corrrompida en el 999 por 1000 1 hace un na reprimendda altiva a un n ciudadano de un n Estado co onstitucional porque "lo atan demasiiado las opin niones del partido"! p Lo único o que les queda q a nueestras organ nizaciones cllandestinas es ponerse a redactar resoluuciones sobrre la libertad de crítica ... **********Véase V.I. Lenin. Obras compleetas, 5ª ed. en ruso, t. 4, páág. 358. (N. de d la Edit.).
***********Drittter Abdruckk. Leipzig, 1875. Verlagg der Genosseenschaftsbuchdrruckerei. (La guerraa campesina enn Alemania, teercer edición n, Leipzig, 18875. Editoriall Cooperativva. - N. de la Edit.))
II. I La L espontaaneidad de las masas y la conciencia de la socialdemo s ocracia Heemos dicho que es preciiso infundir a nuestro pueblo movim miento, mucchísimo más vasto o y profundo que el de loss años 70, la misma decisiión abnegadaa y la misma energía que enton nces. En efecto, parece que q nadie haa puesto en duda hasta ahora que laa fuerza del movimiento conttemporáneo reside en ell despertar de d las masas (y, principaalmente, del proletariado industrial), y su debilidad, d en n la falta de conciencia c y de espíritu de d iniciativa r ios. de loss dirigentes revolucionari Sin n embargo, en los últim mos tiempos se ha hecho un descub brimiento paasmoso que amen naza con trasstrocar todass las opinion nes dominan ntes hasta ah hora sobre el e particular. Este descubrimien nto ha sido hecho h por R.. Dielo, el cuaal, polemizan ndo con Iskraa y Zariá, no o paarciales, sino que ha inten ntado reducirr "el desacuerrdo general" se ha limitado a objeciones de la imporrtancia comp " distinta apreciación a parativa del a su raíz más prrofunda: a "la metódico" consciente". c R. Dielo no os acusa de elemeento espontááneo y del elemento "m "subeestimar la importancia del elemento objetivo o espon ntáneo del desarrollo". Respo ondemos a esto: e si la polémica de Isk kra y Zariá no o hubiera daddo ningún otrro resultado que el e de llevar a R. Dielo a descubrir esse "desacuerdo general", ese solo resultado nos propo orcionaría un na gran satissfacción: hassta tal punto o es significaativa esta tessis, hasta tal punto o ilustra claraamente el fon ndo de las acctuales discreepancias teórricas y políticcas entre los socialldemócratas rusos. Po or eso mismo o, la relación entre lo con nsciente y lo espontáneo e o ofrece un maagno interés generral y debe serr analizado co on todo detaalle.
a. Comienzo del asccenso espo ontáneo En n el capítulo o anterior heemos destaccado el apassionamiento general de la juventud instruuida de Rusiia por la teo oría del marxxismo, a mediados de lo os años 90. Las L huelgas obrerras adquiriero on también por p aquellos años, despuués de la fam mosa guerra industrial de 1896 en San Peteersburgo (46)), un carácterr general. Suu extensión a toda Rusia patentizaba miento popullar que volvíía a renacer; y puestos a hablar del cuán profundo era el movim mento esponttáneo", es naatural que preecisamente ese movimien nto huelguístiico deba ser "elem calificcado, ante to odo, de esp pontáneo. Peero hay diferrentes clasess de espontaaneidad. En Rusiaa hubo ya huuelgas en loss años 70 y 60 (y hasta en la primerra mitad del siglo XIX), acom mpañadas de destrucción n "espontán nea" de máqquinas, etc. comparadass con esos "motiines", las huuelgas de los años 90 puueden incluso o llamarse "cconscientes": tan grande fue ell paso adelan nte que dio el e movimien nto obrero en n aquel perío odo. Eso noss demuestra que, en e el fondo, el "elemento o espontáneo o" no es sino la forma embrrionaria de lo consciente. Ahorra bien, los motines m prim mitivos reflejaaban ya un cierto c desperrtar de la con nciencia: los obrerros perdían la l fe tradicio onal en la in nmutabilidad el orden dee cosas que los l oprimía; empeezaban… no diré que a co omprender, p pero sí a senttir la necesidad de oponer resistencia colectiva y romp pían resueltamente con la sumisión servil a lass autoridadess. Pero, sin ón y de vengaanza. En las embaargo, eso era,, más que luchha, una maniifestación de desesperació huelggas de los años 90 veemos mucho os más desttellos de co onciencia: see presentan reivin ndicaciones concretas, se calcula dee antemano el momentto más convveniente, se discuuten los casos y ejemploss conocidos de otros luggares, etc. si bien es verddad que los motin nes eran sim mples levantam mientos de gente g oprimiida, no lo ess menso que las huelgas sistem máticas repreesentaban yaa embriones de lucha dee clases, pero o embrioness nada más. Aqueellas huelgas eran e en el fondo lucha traadeunionistaa, aún no eran n lucha sociaaldemócrata; señalaaban el desp pertar del anttagonismo en ntre los obreeros y los pattronos; sin em mbargo, los obrerros no teníaan, ni podían n tener, con nciencia de la l oposición inconciliablle entre sus intereeses y todo el e régimen po olítico y sociaal contemporráneo, es deccir, no tenían n conciencia socialldemócrata. En este sen ntido, las huuelgas de los años 90, aunque sign nificaban un progrreso gigantessco en comp paración con n los "motin nes", seguían siendo un movimiento m netam mente esponttáneo. Heemos dicho que q los obrerros no podían tener concien ncia socialdem mócrata. Estaa sólo podía ser trraída desde fuuera. La histo oria de todoss los países demuestra d quue la clase ob brera está en condiiciones de elaborar e exclusivamente con sus prropias fuerzaas sólo unaa conciencia tradeuunionista, ess decir, la co onvicción de que s necessario agruparrse en sindiccatos, luchar
os, reclamar al gobierno lla promulgacción de tales o cuales leyees necesarias contrra los patrono para los obreros, etc.*. En cambio, la doctrina del socialismo ha surgido o de teorías óficas, históriicas y económ micas elaboraadas por inteelectuales, po or hombres in nstruidos de filosó las cllases poseeddoras. Por su s posición social, los propios fun ndadores dell socialismo cientíífico modern no, Marx y Engels, perrtenecían la intelectualiddad burguesaa. De igual modo o, la doctrinaa teórica de la socialdem mocracia ha surgido s en R Rusia indepen ndiente por comp pleto del creccimiento esp pontáneo del movimiento o obrero, ha surgido com mo resultado naturral e ineludib ble del desarrrollo del pen nsamiento en ntre los intellectuales revo olucionarios sociallistas. Hacia la época de que tratam mos es decirr, a mediado os de los añ ños 90, esta doctrrina no sólo era ya el pro ograma, cristtalizado por completo, ddel grupo Em mancipación del Trabajo, T sino que incluso se s había ganaado a la mayoría de la juvventud revoluucionaria de Rusiaa. Assí pues, existíían tanto el despertar esp pontáneo dee las masas obreras, o el deespertar a la vida consciente c y a la lucha co onsciente, com mo una juven ntud revoluccionaria que, pertrechada con la teoría so ocialdemócraata, pugnabaa por acercaarse a los obreros. o Tieene singular ortancia dejarr sentado el hecho, h olvidado a menud do (y relativaamente poco o conocido), impo de quue los primeros socialdemócratas de d aquel perríodo, al ocuuparse con ardor de la agitacción económ mica (y tenien ndo bien pressentes en estte sentido lass indicacionees realmente útiles del folleto o, Acerca dee la agitació ón, entoncess todavía en n manuscrito o), lejos de nica tarea, seeñalaron tam mbién desde el e primer mo omento las más m amplias consiiderarla su ún tareass históricas de d la socialdemocracia ruusa, en generral, y la tareaa de dar al traste t con la autoccracia, en parrticular. Por ejemplo, e el ggrupo de sociialdemócrtas de San Peterrsburgo que fundó ó la Unión de d Lucha porr la Emancip pación de la Clase C Obreraa (47), redacttó ya a fines de 18895 el primerr número dell periódico tiitulado Rabócchei Dielo. Co ompletamentee preparado para la imprenta, fue recogiddo por los geendarmes, all allanar ésto os el domicillio de A. A. d los miemb bros del grup po, en la nocche del 8 de diciembre de d 1895. De Vanéiev**, uno de modo o que el R. Dielo D del prim mer período o no tuvo la suerte de veer la luz. El editorial de aquell número (qque quizá allguna revistaa como Rússskaya Starin na (48) exhuume de los Archiivos del Dep partamento de d Policía dentro de uno os treinta añ ños) esbozab ba las tareas histórricas de la claase obrera dee Rusia, colocando en priimer plano laa conquista de d la libertad polítiica. Luego seeguían el artíículo ¿En quué piensan nuuestros miniistros?***, deedicado a la disoluución de loss Comités dee Primera En nseñanza po or la fuerza dde la policíaa, y diversas inform maciones y comentarios c de correspon nsales no sóllo de San Peetersburgo, siino de otras localiidades de Rusia R (por ejjemplo, sobre la matan nza de obrerros en la provincia p de Yarosslavl) (49). Así pues, si no nos equivocamos, este "p primer ensayyo" de los
mente local, socialldemócratas rusos de los años 90 no era un perióddico de caráccter estrecham y muucho menos "económico o"; tendía a unir la luch ha huelguísttica con el movimiento m revoluucionario co ontra la auto ocracia y logrrar que todo os los oprim midos por la política del oscurrantismo reacccionario apo oyaran a la socialdemocr s racia. Y cuan ntos conozcan n, por poco que sea, s el estado o del movimiiento de aquuella época, no n dudarán qque semejantte periódico habríía sido acogido con todaa simpatía taanto por los obreros de la capital co omo por los inteleectuales revo olucionarios y habría alccanzado la mayor m difusiión. El fracaaso de esta emprresa demostrró únicamen nte que los socialdemóccratas de en ntonces no estaban en condiiciones de saatisfacer la demanda d vitaal del momento debido a la falta de experiencia revoluucionaria y de d preparació ón práctica. L Lo mismo caabe decir de SSankt-Petersbuurgski rabochi Listok k (50) y, so obre todo, de Rabóchaya Gazeta y del Manifiessto del Partiido Obrero e que no se Sociaaldemócrata de d Rusia, fun ndado en la primavera de d 1898. Se sobreentiend s nos ocurre o siquierra imputar essta falta de p preparación a los militaress de entonces. Mas, para aprovvechar la exp periencia dell movimiento o y sacar dee ella enseñaanzas prácticcas, hay que comp prender hastaa el fin las causas c y la siignificación de d tal o cuall defecto. Po or eso es de extrem ma importan ncia hacer constar c que una parte (incluso, quiizá, la mayo oría) de los socialldemócratas que actuaron n de 1895 a 1898 consid deraba posiblle, con sobraada razón ya enton nces, en los albores a del movimiento m "espontáneo o", defender el programaa y la táctica La falta de preparación de co ombate más amplios****. a p de d la mayoríaa de los revo olucionarios, fenóm meno complletamente natural, n no p podía desperrtar grandes recelos. Dado que el planteamiento dee las tareas era e justo y qque había en nergías para repetir los intentos de cump plirlas, los reveses tem mporales eraan una dessgracia a m medida. La experiencia revoluucionaria y laa habilidad de d organizació ón son cosass que se adquuieren con ell tiempo.¡Lo que hace h falta es querer q formaar en uno miismo las cuallidades necessarias! ¡Lo quue hace falta es ten ner concienciia de los defeectos, cosa qque en la labo or revolucion naria equivalee a más de la mitadd de su corrección! Pero la desgraccia a medias se convirtió ó en una verd dadera desgrracia cuando comenzó a nciencia (quee era muy víaa entre los militantes m de los susodich hos grupos), ofusccarse esa con cuanddo aparecieron hombress, y hasta órrganos socialldemócratas,, dispuestos a erigir los defecctos en virtuddes y que inccluso intentarron argumen ntar teóricamennte su servilism mo y su culto a la esppontaneidad. Es E hora ya de d hacer el balance de esta tendenccia, muy ineexactamente definiida con la palabra p "eco onomismo", término dem masiado estrrecho para expresar su conteenido.
b. El culto o a la espon ntaneidad d. "Rabóch haya Mysl" An ntes de pasarr a las maniifestaciones lliterarias de este culto, sseñalaremos el siguiente hecho o típico (com municado en n la fuente an ntes mencion nada), que aarroja cierta luz l sobre la formaa en que suurgió y se ahondó a en el medio dee camaradass que actuab ban en San Peterrsburgo la divergencia entre las que serían n después dos d tendencias de la socialldemocracia rusa. A prin ncipios de 1897, A.A. Vanéiev V y alggunos de suss camaradas asistieeron, antes de d ser deportados, a un na reunión privada p (51) de "viejos" y "jóvenes" miem mbros de la Unión de Lucha L por laa Emancipacción de la Clase C Obreraa. Se habló principalmente dee la organizaación y, en p particular, deel Reglamento de la Caja Obrera, O cuyo texto definitivo fuue publicado en el númerro 9-10 de Liistok "Rabótniika" (52) págg. 46). Entre los "vviejos" ("deccembristas" como c los llam maban enton nces en brom ma los socialldemócratas petersburgueses) y algunos de los "jóven nes" (que máás tarde colab boraron activvamente en Rabócchaya Mysl) se manifestó en el acto una divergen ncia acusadaa y se desencadenó una acalorada polémicca. Los "jóvvenes" defen ndían las bases principalees del Reglam mento tal y como o ha sido puublicado. Lo os "viejos" ddecían que lo l más neceesario no erra eso, sino fortallecer la Unió ón de Lucha transformán ndola en una organización n de revoluciionarios a la que debían d suborrdinarse las distintas cajas obreras, los l círculos de propagan nda entre la juven ntud estudian ntil, etc. Porr supuesto, los contrinccantes estabaan lejos de ver en esta diverggencia el com mienzo de un na disensión, un desacuerrdo; por el co ontrario, la co onsideraban esporrádica y casuual. Pero estee hecho prueeba que, tam mbién en Rusia, el "econo omismo" no surgió ó ni se diffundió sin lucha contraa los "viejoss" socialdem mócratas (co osa que los "econ nomistas" dee hoy olvidan n con frecuen ncia). Y si essta lucha no ha dejado, en e su mayor parte, vestigios "ddocumentaless", se debe únicamente ú a quue la composición de loss círculos en on frecuencia, por lo cual c las divvergencias taampoco ser funcionamiento cambiaba co registtraban en doccumento alguuno. La aparición dee Rab. Mysl sacó s el "econ nomismo" a la luz del díaa, pero tamp poco lo hizo de go olpe. Hay quue tener unaa idea concrreta de las condiciones c de trabajo y de la vida efímeera de numeerosos círculos rusos (yy sólo puedee tenerla quuien la ha vivido) v para comp prender cuán nto hubo de casual c en el ééxito o fracasso de la nuevva tendencia en distintas ciudaades, así com mo del largo período en qque ni los paartidarios ni los adversarrios de estas ideas "nuevas" pudieron p detterminar, ni tuvieron litteralmente laa menor posibilidad de hacerrlo, si era, en e efecto, una u tendenciia especial o un simplee reflejo de la falta de prepaaración de alggunas person nas. Por ejem mplo, los prim meros númerros de Rab. Mysl, M tirados en heectógrafo, no o llegaron en absoluto a lla inmensa mayoría m de lo os socialdemó ócratas. Y si
a editorial de su prim mer número es sólo grracias a su ahoraa podemos referirnos al repro oducción en el e artículo dee V. I.(53) (L Listok "Rabótnnika", nú. 9-110, pag. 47 y siguientes), que, como es naatural, no dejó d de elogiiar con fervvor (un fervvor insensato o) al nuevo periódico, el cuaal se distinguuía tanto de los periódicos y proyeectos de periiódicos que hemo os mencionaddo antes******. Este edito orial expresa con tanto reelieve todo ell espíritu de Rab. Mysl M y del "economismo"" en general que q merece la pena exam minarlo. Deespués de señalar que el brazo co on bocamanga azul (54)) no podrá detener el desarrrollo del mo ovimiento ob brero, el artículo continúúa: "… El m movimiento obrero o debe esa vitalidad v a quue el propio o obrero tom ma, por fin, su destino en sus prop pias manos, arrancándolo de las manos de los dirigentees", y más ad delante se exp plana en detaalle esta tesis fundaamental. En n realidad, la policía arrancó a los dirigen ntes (es deecir, a los socialldemócratas,, a los organiizadores de laas Unión de Lucha), puede decirse, de d las manos de lo os obreros*******, ¡pero las cosas son presentadas como ssi los obrero os hubieran luchaado contra essos dirigentess y se hubieraan emancipaado de su yuggo! En vez de exhortar a march har a volver atrás, a la lucha tradeuunionista excclusiva. Se p proclamó quue "la base econó ómica del movimiento m es velada por el deseo constantes de no olviddar el ideal polítiico", que el leema del movvimiento obrrero debe serr: "lucha por la situación económica" (¡); o mejor aún: "los obreros, para los obreros"; o se declaró quee las cajas dee resistencia n más para el e movimientto que un ceentenar de otras organizaaciones" (com mparen esta "valen afirm mación, hechaa en octubree de 1897, con c la discusión entre lo os "decembrristas" y los "jóveenes" a princcipios de 1897), etc. Fraasecitas como, por ejemp plo, la de que no debe coloccarse en prim mer plano la "flor " y nata" de los obrero os, sino al ob brero "medio o", al obrero de la masa; que la "política siggue siempre dócilmente d a la economíaa"*, etc., etc., se pusieron nfluencia irresistible sobree la masa de la juventud enrolada en de moda y adquirrieron una in ovimiento, laa cual sólo co onocía, en la mayoría de los l casos, rettazos del marxismo tal y el mo como o se exponían n en las publiicaciones leggales. Esto significab ba someter por comp pleto la con nciencia a lla espontaneeidad; a la ntaneidad dee los "socialldemócratas"" que repetíaan las "ideass del señor V.V. , a la espon espon ntaneidad dee los obreross que se dejaban llevar por p el argum mento de quue conseguir aumeentos de un kopek k por ruublo estaba m más cerca y valía v más quee todo socialismo y toda polítiica; de que debían d "luchaar, sabiendo que lo hacíían no para iimprecisas generaciones g futuraas, sino paraa ellos mismo os y para suss hijos" (edittorial de núm m. 1 de R. Mysl)*******. M Las frases f de estte tipo han sido siempree el arma faavorita de lo os burgueses de Europa Occid dental que, en e su odio all socialismo,, se esforzaban (como ell "socialpolítiico" alemán
plantar el traddeunionismo o inglés a su suelo patrio, diciendo a los obreros Hirscch) por trasp que la l lucha exclusivamente sindical********* es una lucha para eellos mismoss y para sus hijos,, y no para imprecisas i g generaciones n un impreciso socialismo futuro. Y futuras con ahoraa, "los V.V. de d la socialdemocracia ruusa" (55) rep piten estas fraases burguessas. Importa señalaar aquí tres circunstancia c as que nos seerán de gran utilidad para seguir exam minando las diverggencias actuaales*********.. En n primer luugar, el som metimiento de la concciencia a laa espontaneidad, antes menccionado, se produjo p tamb bién por víaa espontánea. Parece un juego de pallabras, pero ¡ay!, es e una amargga verdad. Este E hecho n no fue resulttado de una lucha abiertta entre dos conceepciones diam metralmente opuestas y del d triunfo dee una sobre otra, o sino quue se debió a que lo os gendarmees "arrancaron n" un númerro cada vez mayor m de revvolucionarios "viejos" y a que aparecieron a en e escena, tam mbién en núúmero cada vez v mayor, lo os "jóvenes" "V. V. de la socialldemocracia rusa". Todo o el que haaya, no ya participado p een el movim miento ruso conteemporáneo, sino simplem mente respiraado sus airess, sabe de so obra que la situación es como o acabamos de describir. Y si, no ob bstante, insisstimos de maanera especiaal en que el lectorr se expliquee del todo este e hecho n notorio; si, para p mayor cclaridad, por decirlo así, aduciimos datos sobre s Rabócheeie Dielo del p primer perío odo y sobre las l discusion nes entre los "viejo os" y los "jó óvenes" de principios dde 1897 es porque p hom mbres que prresumen de "dem mócratas" esp peculan con el hecho de que el gran público (o los jóvenes) lo ignoran. sobre este puunto más adeelante. Aún insistiremos i En n segundo lugar, ya en la primera maanifestación liiteraria del "economismo o" podemos obserrvar un fen nómeno sum mamente orriginal, y peculiar en extremo, que permite comp prender
toddas
las
diiscrepancias
existentes
entre
loss
socialdem mócratas
y
conteemporáneos. El fenómeeno consisteente en quee los partiddarios del "m movimiento puram mente obrerro", los adm miradores ddel contacto más estreccho y más "orgánico" (exprresión de Rabb. Dielo) con la lucha pro oletaria, los adversarios a de todos los intelectuales i no ob breros (aunquue sean intelectuales sociialistas) se veen obligados a recurrir, paara defender su po osición, a loss argumentoss de los "excclusivamente tradeunioniistas" burguesees. Esto nos prueb ba que R. Myysl comenzó a llevar a la p práctica desde su aparició ón –y sin darsse cuenta de ello el e programaa del Credo. Esto prueb ba (cosa quee R. Dielo en e modo algguno puede comp prender) quee todo lo que sea s rendir cuulto a la espo ontaneidad del d movimieento obrero, todo lo que seea aminorarr el papel del "elemeento conscieente", el papel de la socialldemocracia,, significa –de manera indepeendiente por coompleto de la vvoluntad de quuien lo hace – acrecenntar la influuencia de la ideología bburguesa entree los obreross. Cuantos hablan de
d la ideologgía"+, de exaageración deel papel del elemento e con nsciente++, "sobrrestimación de etc., se imaginan n que el mo ovimiento puuramente ob brero puede elaborar po or sí solo y orará una ideo ología indepeendiente con n tal de que los obreros "arranquen suu destino de elabo mano os de los diriigentes". Perro eso es un craso error. Para compleetar lo que acabamos de expon ner, añadirem mos las siguiientes palabrras, profundamente justaas e importantes, dichas por C. C Kautsky con motivo del d proyecto de nuevo prrograma del Partido P Sociaaldemócrata Austrríaco+++: os de nuestrros críticos rrevisionistas consideran que Marx ha h afirmado "Mucho que el dessarrollo econ nómico y la llucha de classes, además dde crear las condiciones necesariass para la producción p ssocialista, en ngendran diirectamente la conciencia (subrayado por C. K.) de su necesiidad. Y esos críticos objettan que el paaís de mayor o capitalista, Inglaterra, I ess el que más lejos l está de esa concienccia. A juzgar desarrollo por el pro oyecto, podrría creerse quue esta sedicente concepción marxistta ortodoxa, refutada de d la manerra indicada, es compartida por la co omisión quee redactó el programa austríaco. El E proyecto dice: "Cuantto más crecee el proletarriado con el o capitalista, tanto más obligado o se ve a emprender la luch ha contra el desarrollo capitalism mo y tanto más m capacitaddo está para emprenderlaa. El proletarriado llega a adquirir conciencia" de d que el socialismo es po osible y neceesario. En esste orden de onciencia socialista apareece como el resultado r neccesario e inm mediato de la ideas, la co lucha de clase del proletariado. p Eso es falsso a todas lluces. Por supuesto, s el socialismo o, como docctrina, tiene ssus raíces en n las relacion nes económiccas actuales, exactamen nte igual que la lucha de d clase del proletariado o; y lo mism mo que esta última, dim mana de la lucha l contra la pobreza y la miseria de las masass, pobreza y miseria quue el capitalissmo engendrra. Pero el so ocialismo y la lucha de cllases surgen juntos, auunque de premisas difeerentes; no se derivan el uno de la otra. La concienciaa socialista moderna só ólo puede suurgir de pro ofundos con nocimientos científicoss. En efecto o, la cienciaa económicaa contemporránea es preemisa de la producció ón socialista en el mism mo grado quue, pongamo os por caso, la técnica moderna; y el proletarriado, por muucho que lo desee, no puuede crear nii la una ni la e el proletariiado, sino la intelectualidadd burguesa (sub brayado por otra; de laa ciencia no es C. K.): es del cerebro de algunos miembros m dee este sector de donde ha h surgido el o moderno, y han sido eellos quienes lo han transsmitido a loss proletarios socialismo destacado os por su dessarrollo inteleectual, los cuuales lo intro oducen luego o en la lucha de clase del d proletariaado, allí dondde las condicciones lo perrmiten. De modo m que la concienciaa socialista es e algo introdducido desdee fuera (von auBen a Hineinggetragenes) en
la lucha de d clase del proletariado o, y no algo o que ha suurgido espon ntáneamente (urwüchsig) dentro de ella. e De acueerdo con esto o, ya el viejo o programa de d Heinfeld decía, con n toda razó ón, que es tarea de la socialdemocracia introd ducir en el proletariaddo la concienciia (literalmen nte: llenar al proletariado p dde ella) de suu situación y de su misión. m No habría h necesidad de hacerlo si essta concienccia derivara automáticcamente de laa lucha de claases. El nuevvo proyecto, en cambio, ha h transcrito esta tesis del viejo pro ograma y la ha h prendido a la tesis arrriba citada. Pero P esto ha interrump pido por com mpleto el cursso del pensam miento…" Puuesto que ni hablar h se pueede de una iddeología indeependiente, eelaborada porr las propias masas obreras en n el curso mismo de su s movimien nto++++, eel problema se plantea solam mente así: ideeología burgguesa o ideollogía socialissta. No hay término meddio (pues la humaanidad no ha h elaborado o ninguna ""tercera" ideeología, adem más, en gen neral, en la socied dad desgarraada por las contradiccion c nes de clase nunca n puedee existir una ideología al margen de las clases ni por en ncima de las clases). Por eso, todo lo qque sea rebajar la ideología sociallista, todo lo que q sea separaarse de ella siggnifica fortallecer la ideollogía burguesa. Se habla de espontaneida e ad. Pero ell desarrollo espontáneo del movim miento obreero marcha precissamente haciia la subordiinación suya a la ideologíía burguesa, sigue s precisameente el camino trazaddo en el prograama del Credo,, pues el movimiento obrero espontááneo es tradeeunionismo, es Nur-Gewerksch N haftlerei, y el tradeunion nismo no ess otra cosa que el sojjuzgamiento ideoló ógico de loss obreros por la burguuesía. De ahí que nuestrra tarea, la tarea de la socialldemocracia,, consista en combatir la esspontaneidad, en apartar ell movimiento o obrero de este afán a espontán neo del tradeeunionismo, que tiende a cobijarse baajo el ala de la burguesía, y enrrolarlo bajo el e ala de la so ocialdemocraacia revolucionaria. La frrase de los auutores de la carta "economista", publicada en el núm m. 12 de Isk kra, de que ningún esfuerzo de los ideólo ogos más insspirados podrrá desviar el movimiento obrero del ccamino deterrminado pro la interacción de los l elemento os materiales y el medio material m equivvale plenamentee, pro tanto, a renuunciar al sociaalismo. Y si esos e autores fuesen capaaces de penssar en lo quue dicen, de pensaar hasta el fin n con valenttía y coheren ncia –como debe d meditarr sus ideas to oda persona que actúa a en la paalestra literariia y social – n no les quedarría más remeedio que "cruuzar sobre el pecho o vacío los brazos inneecesarios" y… y ceder el terreno a los señorees Struve y Proko opóvich, quee llevan el movimiento m o obrero "por la línea de laa menor resiistencia", es decir,, por la líneaa del tradeuniionismo burggués, o a loss señores Zub bátov, que lo o llevan por la líneea de la "ideo ología" clericcal-policíaca.
e de Alemania. A ¿E En qué conssistió el mériito histórico de Lassalle Reecuerden el ejemplo ante el movimien nto obrero alemán? a En haber apartaado ese moviimiento del camino del ooperativism mo, por ell cual se encauzaba tradeuunionismo progresista y del co espon ntáneamente (con la partiicipación benévvola de los Sccheulze-Delitzssch y sus semej ejantes). Para cump plir esta tarrea fue neccesario algo o muy distinto d ela charlatanería sobre la subesstimación deel elemento espontáneo, sobre la tááctica-proceso o, la interacción de los elemeentos y del medio, m etc. para p ello fue necesario deesplegar una lucha encarnizzada contra la esponttaneidad, y sóllo como resuultado de esaa lucha, que ha h durado larrgos años, se ha logrado, por ejemplo, e que la población n obrera de Berlín haya dejado de seer un puntal del Partido Progrresista para convertirse c en n uno de los mejores baluuartes de la socialdemocr s racia. Y esta luchaa no ha term minado aún, ni mucho m menos (como o podrían crreer quienes estudian la historria del movim miento alem mán en los esscritos de Prrokopóvich, y su filosofíaa, en los de Struvve). También hoy está fraaccionada la clase obrera alemana, si es lícita la exxpresión, en variass ideologías: una parte dee los obreros está agrupad da en los sinddicatos obrerros católicos y mo onárquicos; otra, en lo os sindicatoss de Hirsch h-Duncker (57), fundados por los admirradores burgueses del tradeunionissmo inglés, y una terccera, en loss sindicatos socialldemócratas. Esta últimaa es incomp parable mayo or que las demás, pero la ideología soicalldemócrata ha h podido co onquistar estta supremacíía y podrá m mantenerla só ólo en lucha tenazz contra todas las demás ideologías. i Pero, preguntaará el lector: ¿por qué el movimiento o espontáneo o, el movimiiento por la línea de la men nor resistenccia, conducee precisamen nte al predo ominio de la l ideología n de que la iideología burrguesa es, po or su origen, mucho más burguuesa? Por la sencilla razón antiguua que la ideeología sociallista, porque su elaboraciión es más co ompleta y po orque posee medio os de difussión incompaarablemente m mayores++++ ++. Y cuan nto más jovven sea el movimiento sociaalista en un país, p tanto m más enérgica deberá ser, p por ello, la luucha contra deología no socialista, co on tanta mayyor decisión se habrá de toda tentativa de afianzar la id breros contraa los malos consejeros c q protestan que n de "la exaggeración del preveenir a los ob elemeento consciente", etc. Lo os autores dee la carta "ecconomista", aal unísono co on R. Dielo, fulmiinan la intoleerancia, prop pia del períoddo infantil deel movimientto. Respondemos a eso: sí, nuuestro movim miento se enccuentra, en effecto, en la in nfancia; y paara que lleguee con mayor rapidez a la edad viril debe co ontagiarse preecisamente de d intoleranciia con quienees frenan su nte la esponttaneidad. ¡Naada hay máss ridículo y nocivo que desarrrollo prosterrnándose an dárseelas de viejos militantes que han paasado hace ya y mucho p por todos lo os episodios decisiivos de la luccha!.
En n tercer lugaar, el primer número de R. Mysl no os muestra qque la denom minación de "econ nomismo" (aa la cual, po or supuesto, no pensam mos renunciarr, pues, de uno u otro modo o, es un sob brenombre que q ha arraiggado ya) no expresa con n suficiente exactitud la esenccia de la nueeva corrientee. Rab. Mysl no niega po or completo la lucha po olítica: en el Reglaamento de laas cajas, pub blicado en suu primer núm mero, se hab bla de la luch ha contra el gobieerno. Rabóchaaya Mysl enttiende sólo que "la políítica sigue siiempre dócillmente a la econo omía" (en taanto que Rabbócheie Dielo vvaría esta tessis, asegurando en su pro ograma que "en Rusia, R más quue en ningún n otro país, laa lucha econó ómica está liggada de modo inseparable a la luccha política")). Esta tesis de Rabóchayya Mysl y dee Rabócheie D Dielo son falsos desde el comieenzo hasta ell fin si entenddemos por polítiica la política socialdemócrata s a. Como hem mos visto ya, es muuy frecuente que la luchaa económicaa de los obreeros esté ligada (si bien no n de modo insep parable) a laa política buurguesa, clerrical, etc. laas tesis de R. Dielo so on justas si enten ndemos por política p la po olítica tradeuunionista, es decir, la aspiiración comúún de todos los ob breros de arrrancar al Esttado tales o ccuales medidas contra lass calamidadess propias de su sittuación, perro que no acaban a aún con esa situuación, o seea, que no suprimen s el someetimiento dell trabajo al capital. Estta aspiración n es en verddad común tanto a los tradeuunionistas in ngleses, enem migos del so ocialismo, co omo a los o obreros cató ólicos, a los obrerros "zubatovvistas", etc. Hay H diferentees tipos de política. p Vemos, pues, que Rab. Mysl, tambiién en lo quee respecta a la lucha polítiica, lejos de negarla, n rindee culto a su espontaneidad, e a su falta de con nciencia. Al reconocer r pllenamente laa lucha polítiica que surgge en forma ntánea del prropio movim miento obrerro (o dicho con c más exaactitud: los an nhelos y las espon reivin ndicaciones políticas p de lo os obreros), rrenuncia porr completo a elaborar indeppendientemente una poolítica socialdem mócrata especcífica que corrresponda a los objetivos generales deel socialismo y a laas condicionees actuales de d Rusia. Máss adelante deemostraremo os que Rab. Dielo D incurre en el mismo errorr.
c. c El Grup po de Auto oemancipaación Rabó óchei Diello" (58) Heemos examin nado con tanto detalle el editorial, pocco conocido y casi olvidaado hoy, del primeer número de d Rab. Mysll porque exp presó anntes y con mayo or relieve quue nadie esa corrieente general que saldría después a laa superficie por innumeerables arroyelos. V. I-n tenía plena razón cuando, al elogiar e el prim mer número y el editoriaal de Rab. Myysl, dijo que habíaa sido escrito o "con fogosiidad y vigor"" (Listok "Raabótnika", núúm. 9-10, págg. 49). Toda perso ona de convvicciones firm mes y que ccree decir alggo nuevo esscribe "con vigor" v y de maneera que pone de relieve suus puntos de vista. Sólo quienes q están n acostumbraados a nadar
entre dos aguas carecen de todo "vigorr"; sólo esa gente es caapaz, despuéés de haber elogiaado ayer el vigor v de Rab. Mysl, de attacar hoy a sus adversario os porque deen muestras de "vvigor polémicco". Sin n detenernoss en el Suplem mento especcial de "Rabó óchaya Mysl"" (distintos motivos m nos obligaarán más adelante a refeerirnos a estaa obra, que expresa e con la mayor coherencia las ideas de los "econ nomistas"), comentaremo os sólo brevemente el Llaamamiento deel Grupo de Autoemancipació ón de los Ob breros (marzzo de 1899, reproducido o en Nakanuunie (59) de dres, núm. 7,, julio del miismo año). L Los autores de d este llamaamiento diceen con toda Lond razón n que "la Ruusia obrera sólo empiezaa a despertarr, a mirar en n torno suyo y se aferra instin ntivamente a los medios de lucha que tiene a maano". Pero deducen de ah hí la misma concllusión falsa que q R. Mysl, olvidando quue lo instintivvo es precisaamente lo inccosciente (lo espon ntáneo), en cuya c ayuda deben d acudir los socialistas; que los m medios de lucha "que se tienen n a mano" serán s siemprre, en la sociiedad actual, medios traddeunionistas de lucha, y que laa primera ideeología "que se tiene a m mano" sreá laa ideología buurguesa (traddeunionista). Esos autores tam mpoco "nieggan" la polítiica, sino quue, siguiendo o al señor V. V V., dicen mente (¡solam mente!) que laa política es uuna superesttructura y quue, por ello, "la " agitación solam polítiica debe ser una superstrructura de laa agitación en e pro de la lucha econó ómica, debe nacerr de ella y segguirla". En n cuanto a R. R Dielo, co omenzó su aactiivdad preecisamente p por la "defen nsa" de los "econ nomistas". Después D de haaber afirmado con eviden nte falsedad, ya en su prim mer número (pág. 141-142) quue "ignorabaa a qué camaaradas jóvenees se había referido r Axeelrod" en su ++++++, al hacer una addvertencia a los "econom mistas", R. Diielo tuvo que conocido folleto+ nocer, en la polémica con Axelrod y Plejánov a propósito o de esa fallsedad, que, recon "fingiiendo no sab ber de quién se trataba, qquiso defenderr de esa acusaación injusta a todos los emigrrados sociald demócratas más m jóvenes"" (Axelrod acusaba a de eestrechez de miras a los "econ nomistas") (660). En realid dad, dicha acuusación era completamen c nte justa, y R. R Dielo sabía muy bien que se aludía, entree otros, a V. I-n, miembrro de su redaacción. Señallaré de paso e la polémicca mencionad da, Axelrod tenía t completa razón, y R R. Dielo se equuivocaba de que en medio o a medio en la interrpretación dde mi folletto Las tareaas de los soccialdemócratas rusos+ +++++++. Este folleto o fue escrito o en 1897, antes de quue aparecieraa Rab. Mysl, cuanddo yo considderaba con to odo fundamento que la teendencia iniciial de la Unió ón de Lucha de Saan Petersburrgo, que he definido máás arriba, eraa la predomiinante. Y po or lo menos hasta mediados de d 1898, esa tendencia predominó, en efecto. Po or eso, R. Diielo no tenía p refutar laa existencia y el peligro ddel "econom mismo", a un ningúún derecho a remitirse, para
nía concepciiones desplazzadas en San Petersburgo o en 1897-1898 por las folletto que expon conceepciones "economistas"+ ++++++++ +. Pero R. Dielo no sólo "defendía" a los "econo omistas", sin no que él mismo m caía contin nuamente en n sus equivo ocaciones prrincipales. Esto E se debíaa al modo ambiguo a de interp pretar la siguuiente tesis dee su propio programa: p "E El movimiento oobrero de masaas (la cursiva es dee R. D.) surggido en los últimos ú años es, a juicio nuestro, un fenómeno de d la mayor impo ortancia de la vida rusa y está e llamado principalmen nte a determinnar las tareas (lla cursiva es nuesttra) y el carrácter de laa actividad lliteraria de la Unión". Es indiscuttible que el meno de la mayor movimiento de masas m represeenta un fenóm m imporrtancia. Pero o la cuestión estrib ba en la man nera de conceebir "cómo ddetermina lass tareas" estee movimiento de masas. Puede concebirsee de dos man neras: o bien een el sentido o del culto a la espontaneeidad de ese movimiento, es decir, d reduciendo el papell de la sociald democracia al a de simple servidor del movimiento obrero como tal (así la concib ben Rab. Myysl, el Grupo de Autoemaancipación y los deemás "econo omistas"); o bien b en el sentido de que el e movimiento de masas nos plantea nuevass tareas teóriicas, políticas y orgánicass, mucho máás complejass que las tareeas con que podíaamos contentarnos antes de que aparreciera el movvimiento de masas. Rab. Dielo tendía y tien nde a conceb birla precisam mente en el p primer sentid do, pues no ha dicho nadda concreto acerca de las nueevas tareas y ha razonaddo todo el tiempo t como o si el "movvimiento de omprender con claridad y cumplir lass tareas que masas" nos eximieera de la neccesidad de co ba imposiblee señalar al éste plantea. Serrá suficiente recordar qque R. Dieloo considerab rimera tarea el derrocam miento de la autocracia, movimiento obreero de masaas como pri mbre del m movimiento de d masas) all nivel de laa lucha por rebajaando esta taarea (en nom reivin ndicaciones política p inmeddiatas (Respueestas, pág. 25)). Deejemos a un lado el artícculo La luch ha económicaa y política en el movim miento ruso, publicado por B.. Krichevski, director dee Rab. Dielo,, en el núm. 7 –artículo o en que se mos errores# # -, y pasemo os directamen nte al número o 10 de dicho o periódico. repiteen esos mism Por supuesto, s no o nos deten ndremos a aanalizar objeciones aisladdas de b. Krichevski K y Martíínov contra Zariá e Iskraa. Lo único qque os intereesa aquí es laa posición de principios que ha h adoptado Rabócheie Diielo en su núúmero 10. No N nos deten ndremos, porr ejemplo, a exam minar el caso curioso c de quue R. Dielo veea una "conttradicción flagrante" entree la tesis: "La soccialdemocraccia no se ata las manos, no n circunscrribe sus activvidades a un plano o procedimient p to cualesquieera de luchaa política concebidos dee antemano:
admite to odos los meedios de luch ha con tal de d que correspondan a las fuerzas efectivas del d partido", etc. (núm. 1 de Iskra)## # y laa tesis: o existe unaa organizació ón fuerte co on experienccia de lucha política en "Sin no cualquier situación y en cualquieer período no n se puedee ni hablar de un plan n principios firmes y apliicado rigurossamente, del sistemáticco de actividaad, basado en único plan n que merecee el nombre dde táctica" (n núm. 4 de Isk kra)###. Cuuando se quiiere hablar de d táctica, co onfundir la admisión a en n principio de d todos los medio os de lucha, de todos loss planes y pro ocedimientoss con tal de qque sirvan paara lograr el fin prropuesto, con n la exigencia de guiarse en un momentto político concrreto por un pllan aplicado a rajaatabla equivalle a confundiir que la meddicina admitee todos los siistemas terap péuticos con la exiigencia de que q en el traatamiento dee una enferm medad concrreta se siga siempre un sistem ma determinado. Pero de d lo que se trata, precissamente, es de que Rabb. Dielo, que padecce de una enfermedad quue hemos llam mado culto a la espontan neidad, no quuiere admitir ningúún "sistema terapéutico" para curar esta enferm medad. Por eso ha hecho o el notable descuubrimiento de d que "la tácctica-plan esstá en contraadicción con el espíritu fundamental f del marxismo" m (núm. 10, pág. 18), de que la táctica es "un proceso dee crecimiento dee las tareas del partiddo, las cuales crrecen junto conn éste" (pág. 111; la cursivaa es de R. D.) Esta segun nda máxima tiene todas las probabilidade p es de hacerrse célebre, de convertirrse en un monumento m imperrecedero a laa "tendencia"" de Rab. Diielo. A la preggunta de "¿A A dónde ir?, este órgano dirigeente respondde: El movim miento es un proceso p de cambio c de la distancia en ntre el punto de paartida y el punto p subsiguuiente del m movimiento. Esta incomp parable proffundidad de pensaamiento no sólo es curriosa (si sóllo fuera curriosa no valldría la penaa detenerse especcialmente en ella), sino quue representaa, además, el programa p de to toda una tendenncia, a saber: el miismo program ma que R. M. M Expuso (en ( el Suplem mento especial suyo) s con laas siguientes palab bras: es deseaable la luchaa que es posiible, y es posible la luchaa que se sosstiene en un mom mento dado. Esta es preecisamente laa tendencia del oportun nismo ilimitaado, que se adaptta en forma pasiva p a la espontaneidadd. "¡L La táctica-plaan está en co ontradicción con el espíriitu fundamen ntal del marxxismo!" Eso es un na calumnia contra el maarxismo, eso o equivale a convertirlo c e la caricatuura que nos en opon nían los popuulistas en suu guerra con ntra nosotross. ¡Eso es prrecisamente aminorar la iniciaativa y la en nergía de loss militantes conscientes, mientras quue el marxissmo, por el contrrario, da un impulso i gigaantesco a la iniciativa y a la energía dde los socialddemócratas,
ndo ante ellos las perspectivas más vastas, poniiendo a su disposición d (si ( podemos abrien expreesarnos así) las l fuerzas poderosas de los milloness y millones que constituuyen la clase obrerra, la cual se alza a la lucha "espontáneaamente"! To oda la histtoria de la socialldemocracia internacionaal abunda en n planes, pro opuestos oraa por uno, ora o por otro líder político, quee demuestran n la perspicaacia y la justtedad de las concepcion nes que uno tiene de política y organizació ón o revelan la l miopía y los errores po olíticos de ottro. Cuando Alem mania dio uno o de los mayores virajes históricos h –laa formación del Imperio,, la apertura del Reichtag, R la co oncesión del sufragio uniiversal -, Lieb bknecht teníaa un plan de la política y la accción en geneeral de la so ocialdemocraacia, y Schweeitzer tenía o otro. Cuando sobre los sociallistas aleman nes cayó la Ley L de excep pción, Most y Hasselman n, dispuestoss a exhortar pura y simplemen nte a la violeencia y al terrrorismo, ten nían un plan;; Höchberg, Schramm y (en parte) p Bernsteein tenían ottro plan, y em mpezaron a predicar a lo os socialdemó ócratas que, con su s innsensataa brusquedadd y su revoluucionarismo,, habían provvocado esa ley l y debían ganarrse el perdón n con unna co onducta ejem mplar; tenían un tercer pllan quienes prepararon p y llevarron a la prácctica la publiccación de un n órgano de prensa clanddestino (61). Al mirar al pasaddo, muchos años a despuéss de terminaar la lucha po or la elección n del camino o y de haber pronuunciado la hiistoria su verredicto sobree el acierto deel camino eleegido, no es difícil, claro está, revelar proffundidad de pensamiento o, proclaman ndo la máxim ma de que laas tareas del partiddo crecen co on éste. Pero o limitarse en n un momen nto de confuusión####, cuando los "críticcos" y los "economistass" rusos haceen descendeer a la socialldemocracia al nivel del tradeuuninismo, y los terroristaas propugnan n con empeñ ño la adopció ón de una "ttáctica-plan" que repite r los viejjos errores, a semejante profundidad p de pensamieento significaa extenderse a sí mismo un "certificado o de pobrezza". Decir en e un mom mento en que muchos socialldemócratas rusos padeccen precisam mente de faltaa de iniciativva y energía, de falta de "amp plitud en la propagandaa, agitación y organizaciión políticass"#####, de falta de "plan nes" para orgganizar a mayor escala laa labor revoluucionaria, deecir en un momento m así que "la " táctica-plaan está en contradicción n con el espííritu fundamental del maarxismo" no sólo significa s enviilecer el marxxismo en el ssentido teóricco, sino, en laa práctica, tirrar del partido hacia atrás. "E El socialdemó ócrata revoluucionario –no os alecciona más m adelantee R. Dielo – se s plantea la únicaa tarea de acelerar con suu labor conssciente el desarrollo objeetivo, y no suprimirlo s o sustittuirlo con plaanes subjetivos. Iskra sabe todo esto en e teoría. Perro la magna importancia i que el e marxismo atribuye jusstamente a lla labor revo olucionaria cconsciente laa lleva en la práctiica, debido a su concepciión doctrinarria de la tácticca, a aminorarr la importanciia del elemento objetivvo o espontáneoo del desarrollo"" (pág. 18)
ón teórica, diggna del seño or V. V. y coffradía. Pero desearíamos d Ottra vez la mayor confusió preguuntar a nuesttro filósofo: ¿en qué pueede manifestarse la "amin noración" deel desarrollo objetiivo por partee de un autorr de planes suubjetivos? Evvidentementee, en perder de vista que este desarrollo d ob bjetivo crea a afianza, hun nde o debilitaa a estas o laas otras clasess, sectores y grupo os, a tales o cuales nacio ones, grupos de nacioness, etc., condiccionando asíí una u otra agrup pación polítiica internacional de fuuerzas, una u otra possición de lo os partidos revoluucionarios, etc. e pero el pecado de ttal autor no consistirá entonces en aminorar el elemeento espontááneo, sino en aminorar, por el conttrario, el elem mento conscieente, pues le faltarrá ""concienccia"" para com mprender co on acierto el desarrollo ob bjetivo. Por eso, e el mero hecho o de hablar de d "apreciación de la imp portancia relaativa" (la cursiiva es de Rabbócheie Dielo) de lo o espontáneo o y lo conscciente revelaa una falta absoluta a de "conciencia"". Si ciertos "elem mentos espon ntáneos del desarrollo" d so on accesibless en general a la concienccia humana, su ap preciación errónea e equiivaldrá a "aaminorar el elemento concsciente2. c . Y si son inaccesibles a la conciencia, c no o los conoceemos ni podeemos hablar de ellos. ¿Dee qué habla, pues, B. Krichevsski? Si consid dera erróneoss los "planes subjetivos" de Iskra (y éll los declara errón neos), deberíaa probar quéé hechos objeetivos no son n tenidos en cuenta en essos planes y acusaar a Iskra, po or ello, de falta fa de concienncia, de ""min noración dell elemento consciente"" c usanddo su lenguuaje. Pero si, s desconten nto con loss planes sub bjetivos, no tiene más argum mento que ell de invocar la "aminoración del elem mento espon ntáneo" (¡!) lo o único que demuuestra es quee: 1) en teoríía, comprendde le marxism mo a los Kaaréiev y a lo Mijailovski, suficiientemente ridiculizados r por Béltov (62); 2) en la práctica, sse da por saatisfecho en absolluto con loss "elementoss espontáneo os del desarrrollo", que arrastraron a nuestros marxiistas legales al bernteiniianismo, y a nuestros socialdemócr s ratas, al "eco onomismo", muesstra "gran inddignación" con c quienes han decidido o apartar con ntra viento y marea a la socialldemocracia rusa del cam mino del desarrrollo "espon ntáneo". Y más adelantee siguen ya cosas c divertiddísimas. "Dee la misma m manera que lo os hombres, pese a todos los éxitos de lass ciencias naaturales, seguuirán multipliicándose porr el método n d un nuevo régimen, peese a todos los éxitos de las ciencias de anteddiluviano, el nacimiento socialles y el aum mento del núúmero de luuchadores co onscientes, seeguirá siendo asimismo princippalmente resulltado de exp plosiones espontáneas" (p pág. 19). De la misma maanera que la sabid duría antediluuviana dice que no hacce falta muccha inteligencia para ten ner hijos, la sabid duría de los "socialistas modernos" m (a lo Narciso Tuporílov) T (663) proclama: Cualquiera tendrrá inteligenciia suficiente para participar en el naacimiento esspontáneo dee un nuevo régim men social. Nosotros N tam mbién creemos que cualqquiera tendráá inteligenciaa suficiente. Para participar dee ese modo, basta dejarsee arrastrar po or el "econom mismo" cuan ndo reina el
nomismo", y por el terrrorismo. Assí, en la prim mavera de ssete año, cuuando tanto "econ impo ortancia teníaa prevenir contra c la in nclinación all terrorismo,, Rabócheie Dielo D estaba perpllejo ante estee problema, "nuevo" " paraa él. Y seis meses m más tarrde, cuando el e problema ha deejado de ser actual, a nos offrece a un mismo m tiempo o la declaració ón de que "ccreemos que la tarrea de la soccialdemocraccia no puedee ni debe co onsistir en contrarrestar el auge del espíriitu terroristaa" (R. D. núm m. 10, pág. 23) y la reso olución del congreso: "E El congreso consiidera inoporttuno el terrorismo ofensiivo sistemáticco" (Dos conggresos, pág. 188). ¡Con qué magn nificas clariddad e ilació ón está dich ho! No noss oponemoss, pero lo declaramos inopo ortuno; y lo declaramos d d tal maneraa, que el terrror no sistem de mático y defensivo no va incluiido en la "ressolución". ¡E Es forzoso recconocer que semejante reesolución esttá a cubierto de to odo peligro y queda garaantizada porr completo contra c los errrores, como o lo está un homb bre que hablla por hablarr! Y para reddactar semejante resoluciión sólo haccía falta una cosa: saber manteenerse a la zaaga del moviimiento. Cuaando Iskra see burló de Raab. Dielo por haberr declarado que q el prograama del terrorismo era nuevo#### n ###, R. Dieloo, enfadado, acusó ó a Iskra de d tener "laa pretensión n verdaderam mente increííble, de imp poner a la organ nización del partido p la sollución que haa dado a los problemas de d táctica hace más de 15 años un grupo de d escritoress emigrados" (pág. 24). En efecto ¡qué preten nsión y qué exageeración del ellemento, con nsciente: reso olver de anteemano los prroblemas en teoría, para luego o convencer de d la justedadd e esa soluciión tanto ala organización n como al paartido y a las masas!####### # ¡Otra cosaa es repetir siimplemente cosas c trilladaas y, sin "imp poner" nada e "economiismo", ya sea hacia el a naddie, someterrse a cada "viraje", ya sea hacia el terrorrismo! Rab. Dielo D llega in ncluso a generalizar este gran precep pto de la sab biduría de la vida, acusando a Iskra y Zariáá de "oponerr su program ma al movim miento, como un espíritu que se s cierne sobre un caoss amorfo" (p pág. 29). Pero ¿en qué consiste el papel de la socialldemocracia sino en serr el "espírituu" que no sólo se ciern ne sobre le movimiento m espon ntáneo, sino que eleva a este último all nivel de "su programa"? p Po orque no ha de consistir en seeguir arrastráándose a la zaga z del movvimiento, lo que, en el m mejor de los casos, sería inútil para el pro opio movimiiento y, en eel peor de los casos, no ocivo en exttremo. Pero ócheie Dielo no sólo siguue esta "tácttica-proceso"", sino que lla erige en principio, p de Rabó modo o que sería más m justo, llaamar a esta tendencia t seeguidismo (dee la palabra "seguir a la zaga"") en vez de d oportunismo. Y es o obligado recconocer quee quienes haan decidido firmeemente seguir siempre a la l zaga del m movimiento están e aseguraados, en abso oluto y para siemp pre, contra laa "aminoració ón del elemen nto espontán neo del desarrrollo". Assí pues, hem mos podido convencerno os de que el e error fun ndamental dee la "nueva tendeencia" en la socialdemocr s racia rusa co onsiste en ren ndir culto a lla espontaneeidad, en no
prender que la l espontaneidad e las maasas exige dee nosotros, lo os socialdemó ócratas, una comp elevad da conciencia. Cuanto más crece la luucha espontán nea de las masas, cuanto más amplio se hace el movimiento, tanto mayor, m incom mparablemen nte mayor, ess el imperativvo de elevar con rapidez r la con nciencia en laa labor teóricca, política y orgánica de lla socialdemo ocracia. La activación espontánea e dee las masas een Rusia ha sido (y sigue siendo) s tan rápida que la ntud sociald demócrata ha h resultado poco prep parada paraa cumplir estas e tareas juven gigan ntescas. Esta falta de prep paración es nuestra desggracia común n, una desgraacia de todos los so ocialdemócraatas rusos. La L activación n de las masaas se ha producido y aum mentado de maneera continua y sucesiva, y lejos de ceesar donde había h comenzzado, se ha extendido a nuevaas localidadees y nuevos sectores de la población n (bajo la inffluencia del movimiento m obrerro se ha reaniimado la eferrvescencia en ntre la juventtud estudianttil, entre los intelectuales i en geeneral e incluuso entre loss campesinos). Pero los revolucionarrios se han reezagado de la crecieente actividad de las massas tanto en sus "teorías"" como en suu labor, no han h logrado crear una organizzación permaanente que fuuncione sin interrupcion i es y sea capaaz de dirigir todo el movimien nto. En n el primer capítulo c hem mos consignaddo que R. Dielo D rebaja n nuestras tareaas teóricas y repitee "espontáneeamente" el grito g de modda: "libertad de d crítica"; quuienes lo rep piten no han tenido o "concienccia" suficientte para com mprender quue las posiciiones de lo os "críticos" oporttunistas y laas de los revvolucionarioss en Aleman nia y en Ruusia son diam metralmente opuestas. n los capítullos siguientees examinareemos cómo se ha maniifestado estee culto a la En espon ntaneidad en n el terreno de las tareaas políticas y en la laborr de organizzación de la socialldemocracia.
* El E tradeunionism mo en modo algguno descarta ttoda "política" como se cree a veces. Las trad deuniones han realizaado siempre cieerta agitación y cierta lucha po olítica (pero no o socialdemócrata). En el capítulo siguiente expon ndremos la diferrencia existentee entre política tradeunionista t y política socialldemócrata. ** A.A. A Vanéiev falleción f en 18999, en Siberia Oriental, O a causa de la tubercuulosis que contrrajo cuando se hallabaa incomunicado o en prisión preeventiva. Por esso hemos tenid do a bien publiccar los datos quue figuran en el
texto, cuya autenticiddad garantizamo os, pues procedden de gente quue conocía perssonalmente a Vanéiev V y tenía intimiddad con él. **** Véase V.I. Len nin. Obras Comppletas, 5ª ed. en ruso, r t. 2, pág. 75-80. 7 (N. de laa Edit.) ***** "Al repudiar la actividad de los socialdemó ócratas de fines de los años 90,, Iskra no tiene en cuenta que entoncces faltaban condiciones para toda labor que no fuera la luucha por pequeeñas reivindicaaciones", dicen los "eeconomistas" en e su Carta a los órganos socialdemócraatas rusos (Isk kra, núm. 12).. Los hechos mencio onados en el teexto demuestraan que esta afirrmación sobre la l "falta de con ndiciones" es diametralmente d opuestta a la verdad. No sólo a fin nes, sino incluso a mediados de los años 900 existían de so obra todas las condicciones necesariias para otra labor, ademáss de la lucha por pequeñass reivndicacion nes; todas las condicciones, excepto o una preparació ón suficiente dee los dirigentes. Y en vez de rreconocer con franqueza f esta falta de d preparación por nuestra parte, p por parte de los ideólo ogos, de los ddirigentes, los "economistas2 " quieren achacarlo toddo a la "falta de d condiciones"", a la influenciia del medio m material, el cual determina un camino o del que ninggún ideólogo conseguirá c aparrtar el movimieento. ¿Qué es esto sino servvilismo ante la esponttaneidad, apego o de los "ideólo ogos" a sus prop pios defectos? ****** Digamos de paso que este elogio de d Rabóchaya Mysl, M en novieembre de 18998, cuando el "econo omismo" se haabía definido po or completo, sobre todo en el e extranjero, partía del propio o V. I.-n., que muy pronto p formó parte p del cuerpo o de redactoress de Rab. Dielo,, ¡Y Rab. Dielo todavía continuuó negando la existen ncia de dos tenddencias en la so ocialdemocraciaa rusa, como la sigue negando hoy! ******* El siguientte hecho caractterístico pruebaa que esta comp paración es justa. Después dee ser detenidos los "d decembristas", entre e los obrerros de la carrettera de Shlissellburgo se difun ndió la noticia de que había contrib buido a ello el provocador N. N. Mijáilov (uun dentista), vin nculado a un ggrupo que estab ba en contacto con lo os "decembristaas". Los obreross se indignaron de tal modo quue decidieron m matar a Mijáilovv. ******** Del mism mo editorial del primer número o de Rabóchabaa Mysl. Se puedde juzgar po ressto de cuál era la prep paración teóricaa de esos "V.V V. de la socialdeemocracia rusa"", los cuales rep petían la burdaa vulgarización del "m materialismo eco onómico", en tanto t que los m marxistas hacían n en sus publicaaciones la guerrra al auténtico señor V. V., llamado o desde hacía tiempo "maesstro en asuntoss reaccionarioss" por ese missmo modo de bir la relación entre e la política y la economía. conceb ********* Los alem manes incluso tienen una pallabra especial, Nur-Gewerk-sschaftler, para designar a los partidaarios de la luchaa "exclusivamen nte sindical". ********** Subrayaamos actuales para p quienes se encojan farisaiccamente de hom mbros y digan: ¡ahora es fácil demosstrar a Rabóchaya Mysl cuando no n es más que uun arcaísmo! Mutato M nomine de te fabula narratuur ("cambiando el nom mbre, la fábula habla h de ti". – N. N de la Edit.), ccontestamos no osotros a esos faariseos contemp poráneos cuya complleto sumisión seervil a las ideas de Rab. Mysl seerá demostradaa más adelante. + Carta C de los "ecconomistas" en el núm. 12 de Iskra. I
++ + Rabócheie Dielo, D núm. 100.
++ Neue Zeit,t, 1901-1902, XX, I, núm m. 3, pág. 79. El proyecto de la comisiión a que se ++ refierre C. Kautskyy fue aprobad do por el Co ongreso de Viena V (56) (a fines f del año o pasado) un tanto modificado.. ++ +++ Esto no quiere q decir, naaturalmente, quue los obreros no participen en esa elaboraación. Pero no particiipan como obreeros, sino com mo teóricos del socialismo, com mo los Proudhon y los Weitliing; dicho con otras palabras, p sólo participan en el e momento y en la medida en que logran n, en grado maayor o menor, domin nar la ciencia de d su siglo y hacerla avanzaar. Y para quee lo logren con mayor frecuencia,, es necesario preocuuparse lo más posible p de elevaar el nivel de co onciencia de los obreros en geeneral; es necessario que éstos no se encierren en el marco, artificialmente resstringido, de laas "publicacion nes para obrerros", sino que aprenddan a asimilar más m y más las publicaciones ggenerales. Incluuso sería más justo decir, en vez de "no se encierrren", que "no sean s encerradoss", pues los obrreros leen y quiieren leer cuantto se escribe tam mbién para los intelecctuales, y sólo ciertos c intelectuuales (de ínfim ma categoría) crreen que "para los obreros" basta b relatar lo que occurre en las fábrricas y repetir cosas c conocidass desde hace ya mucho tiempo o. ++ ++++ Se dice a menudo que la clase obreraa tiende esponttáneamente al ssocialismo. Esto o es justo por complleto en el sentid do de que la teeoría socialista determina, con n más profundiidad y exactitudd que ninguna otra, laas causas de laas calamidades que padece la clase obrera, debido d a lo cuall los obreros laa asimilan con tanta facilidad, f siemp pre que esta teo oría no ceda an nte la espontan neidad, siempre que esta teoríaa supedite a la esponttaneidad. Por lo o general, esto se sobreentiendde, pero Rab. Dielo D lo olvida y lo desfigura. La L clase obrera tiende al socialismo de manera esp pontánea; pero la ideología buurguesa, la más difundida (y resucitada sin e las formas más m diversas), ess, sin embargo, la que más se impone espontááneamente a loss obreros. cesar en ++ +++++ En tornno a las tareas actuales a y la táctiica de los socialdeemócratas rusos. Ginebra, 1898,, Dos cartas a Rabóchhaya Gazeta, escrritas en 1897. ++ ++++++ Véasee V.I. Lenin. Obras Completas, 55ª ed. en ruso, t. t 2, pág. 433-4770 (N. de la Editt.) ++ +++++++ Deffendiéndose, Rabócheie R Dielo co ompletó su prim mera falsedad ("ignoramos ( a qué q camaradas jóvenees se ha referid do P.B. Axelrodd") con una seegunda, al escrib bir en su Respuuesta: "Desde que q apareció la reseñaa de Las tareas, entre e algunos socialdemócrataas rusos han surrgido o se han definido con mayor m o menor claridaad tendencias hacia h la unilaterralidad económ mica, que signiffican un paso aatrás en compaaración con el estado o de nuestro mo ovimiento esbo ozado en Las taareas" (pág. 9). Esto lo dice laa Respuesta publiicada en 1900. Pero el e primer númerro de Rabócheie Dielo (con la reeseña) apareció en abril de 18999. ¿Es que el "economismo" " surgió sólo en 1899?? No, en 1899 se oyó por vezz primera la vo oz de protesta dde los socialdemócratas rusos mo" (la protestaa contra el Creddo). (Véase V. I. I Lenin. Obras Completas, 5ª ed d. en ruso, t. 4, contraa el "economism pág. 1663-176. –N. de la Edit.) El "eco onomiso surgió ó en 1897, como sabe muy bieen Rabócheie Diello, pues, V. I-n elogiab ba a Rabóchaya Mysl M ya en noviem mbre de 1898 (Liistok "Rabótnikaa", núm. 9-10). # Por P ejemplo, en n ese artículo see expone con laas siguientes paalabras la "teoría de las fases" o teoría de los "tímiddos zigzags" en n la lucha polítiica: "Las reivin ndicaciones pollíticas que, por su carácter, so on comunes a toda Rusia, R deben, sin embargo durante d los prrimeros tiempo os" (¡esto se eescribe en agosto de 1900!) "correesponder a la exxperiencia adquuirida por el secctor dado (¡sic!)) de obreros en n la lucha econó ómica. Sólo (¡)
toman ndo como base esta experienciia se puede y see debe iniciar la agitación polítiica", etc. (pág. 11). 1 En la pág. 4, indiignado el autor por las acusaaciones de herejía economistaa, carentes de todo fundameento, según él, exclam ma con tono paatético: "Pero ¿qqué socialdemó ócrata ignora quue, según la do octrina de Marxx y Engels, los interesses económicoss de las distintaas clases desem mpeñan un papel decisivo en lla historia y quue, por tanto (la cursivaa es nuestra), en particular laa lucha del prroletariado por sus intereses económicos deebe tener una importancia primordiial para su desaarrollo como cllases y para su lucha l emancipaadora?" Este "p por tanto" está onómicos deseempeñan un pap pel decisivo en complletamente fueraa de lugar. Del hecho de que llos intereses eco modo alguno a se deduce que q la lucha eco onómica (=sinddical) tenga unaa importancia p primordial, puees los intereses más esenciales e y "d decisivos" de las clases puueden satisfacerse en generaal únicamente por p medio de transfo ormaciones pollíticas radicales, en particular, el interés econ nómico fundam mental del pro oletariado sólo puede beneficiarse por p medio de una u revolución política que suustituya la dictaadura de la burguesía con la r d los "V. V. dee la socialdemoccracia rusa" (la de dictaduura del proletarriado. B. Kricheevski repite el razonamiento políticca sigue a la ecconomía, etc.) y de los bernstteinianos de la alemana (por ejemplo, Wolttmann alegaba precisaamente los mismos argumen ntos para tratarr de demostrarr que los obrerros, antes de pensar p de una revoluución política, deben d adquirir una u "fuerza eco onómica"). ## # Véase V. I. Leenin. Obras Comp mpletas, 5ª ed. en n ruso, t. 4, pág. 376 (N. de la Edit.) E
## ## Véase V. I. Lenin. Obbras Completass, 5ª ed. en ruuso, t. 5, pág. 6-7 (N. de laa Edit.) ## ### Ein Jahr deer Verwirrung ("U Un año de con nfusión"): así haa titulado Mehrring el apartado o de su Historia de la soocialdemocracia allemana en que describe d los tituubeos y la indeccisión que maniifestaron los so ocialistas en un princip pio, al elegir la "táctica-plan" que q corresponddía a las nuevas condiciones.
## #### Del editorial e del núm. n 1 de Isskra. (Véase V. I. Lenin. Tareas urgenntes de nuestro movim miento. – N. dee la Edit.) ## ##### Véase V. V I. Lenin. Obrras Completas, 5ªª ed. en ruso, t. 5, pág. 7-8 (N. de la Edit.)
## ###### Tampoco T deb be olvidarse que, al ressolver "en teoría" t el prroblema del terrorrismo, el gruupo Emanciipación del T Trabajo sinteetizó la expeeriencia del movimiento m revoluucionario anterior.
III. I Política P trad deunionistta y políticaa socialdem mócrata
omenzaremos una vez más m haciendo un elogio de d Rabócheie D Dielo. En su número 10 Co publica un artícullo de Martíno ov sobre las discrepanciaas con Iskra, titulado Lass publicaciones de dennuncias y la luccha proletaria. "No podem mos limitarnos a denunciaar el estado de d cosas que entorrpece su desarrollo (el del d partido o obrero). Debemos tambiéén hacernos eco de los intereeses inmediaatos y cotidiianos del proletariado" (pág. ( 63). A Así formula Martínov M la esenccia de esas discrepanciias. "Iskra… … es de hecho el órggano de laa oposición revoluucionaria, quue denuncia el e estado de cosas reinan nte en nuestro o país y, prin ncipalmente, el réggimen políticco… Nosotrros, en camb bio, trabajam mos y seguireemos trabajaando por la causaa obrera en estrecha con nexión orgán nica con la lucha l proletaaria" (ibíd.). Es forzoso agrad decer a Marttínov esta fó órmula. Adqquiere un notable interéss general, po orque, en el fondo o, no abarcaa sólo, ni mucho m meno os, nuestras discrepanciaas con R. Dielo: D abarca tambiién, en generral, todas lass discrepanciaas existentes entre nosottros y los "ecconomistas" respeecto a la luch ha política. Hemos H demo ostrado ya que q los "econ nomistas" no o niegan en absolluto la "políítica", sino que q únicameente se desvvían a cada paso de la concepción socialldemócrata de d la políticaa hacia la con ncepción traddeunionista. De la mismaa manera se desvía Martínov, y por eso esttaremos disp puestos a tom marlo por mo odelo de las aberraciones a econo omistas en esta e cuestión n. Trataremos de demosttrar que naddie podrá ofeenderse con nosottros por estaa elección: nii los autores del Suplemennto especial de "Rabóchaya Mysl", M ni los autorres del Llam mamiento dell Grupo de Autoemanccipación, ni los autores de la carta "econ nomista" pub blicada en el núm. 12 de IIskra.
a. La agitaación políttica y su reestricción p por los economistass To odo el munddo sabe quee la lucha económica* de d los obrerros rusos allcanzó gran exten nsión y se consolidó c a la par con la aparición n de "publiccaciones" dee denuncias econó ómicas (con ncernientes a las fábricass y los oficiios). El con ntenido princcipal de las "octaavillas" consisstía en denun nciar la situación existentte en las fábrricas, y entre los obreros se deesencadenó pronto p una verdadera v passión por estaas denuncias. En cuanto los obreros vieron n que los círrculos socialddemócratas querían q y poddían proporccionarles hojaas de nuevo tipo –que – les deccían toda la verdad sobre su vida miserable, m suu trabajo inccreíblemente penoso y su situacción de pariaas -, comenzaaron a inundarlos, por deecirlo así, de cartas c de las fábriccas y los tallleres. Estas "publicacion nes, de denuuncias" causaaban inmensa sensación tanto en las fábriicas cuyo esttado de cosas fustigaban como en to odas las demás a las que llegab ban noticias de d los hecho os denunciados. Y puesto o que las necesidades y laas desgracias de lo os obreros dee distintas em mpresas y dee diferentes oficios tieneen mucho dee común, la "verddad sobre la vida obreraa" entusiasm maba a todos. Entre los obreros o más atrasados e propaagó una veerdadera passión por "ser publicado o", pasión noble por esta forma embrrionaria de guerra g contraa todo el sisstema social moderno, b basado en ell pillaje y la opressión. Y las "octavillas", en la inmen nsa mayoríaa de los caso os, eran de hecho una declaración de guuerra, pues laa denuncia prroducía un efecto e terribleemente excittante, movía a toddos los obrerros a reclam mar que se puusiera fin a los escándallos más flagrrantes y los dispo onía a defend der sus reiviindicaciones por medio de d huelgas. Los L propios fabricantes tuvierron, en fin de cuentas, quue reconocerr hasta tal pun nto la importancia de esttas octavillas como o declaración n de guerra, que, muy a menudo, ni siquiera querían esp perar a que empeezase la guerrra. Las denun ncias, como ocurre siemp pre, tenían fuuerza por el mero m hecho de suu aparición y adquirían el valor de unaa poderosa presión p moraal. Más de un na vez bastó con que q apareciera una octavvilla para quue las reivinddicaciones fuuesen satisfecchas total o parciaalmente. En n una palabrra, las denun ncias económ micas (fabrilles) han sido o y son un resorte importan nte de la luccha económ mica. Y seguirán conservvando esta importancia i o, que originaa necesariam mente la auto odefensa de los l obreros. mienttras exista ell capitalismo En lo os países euro opeos más ad delantados se puede obseervar, incluso o hoy, que laas denuncias de escándalos en alguna "induustria de oficcio" de un riincón perdiddo o en algun na rama del trabajjo a domiciliio, olvidada de d todas, se convierten en e punto de p partida para despertar la conciiencia de classe, para iniciaar la lucha sin ndical y la diffusión del so ocialismo**. Duurante los úlltimos tiemp pos, la inmen nsa mayoría de los sociaaldemócratass rusos han estado absorbida casi enteram mente por estta labor de organización o de las denuncias de los
os cometidoss en las fábrricas. Basta con c recordarr Rab. Mysl para ver a qué q extremo abuso habíaa llegado esa absorción y cómo se olvvidaba que seemejante acttividad, por síí sola, no era aún, en el fondo, socialdemóccrata, sino só ólo tradeunio onista. En reealidad, las deenuncias no se refferían más quue a las relacciones de loss obreros de un oficio determ minado con sus patronos respeectivos, y lo único que lograban erra que los vendedores v dde la fuerza de trabajo apren ndieran a ven nder a mejorr precio esta "mercancía"" y a luchar contra los co ompradores en ell terreno de las transaacciones purramente com merciales. E Estas denunccias podían conveertirse (siem mpre que laas aprovech hara en cierrto grado laa organizaciión de los revoluucionarios) en e punto de partida p y elem mento integrrante de la acctividad sociaaldemócrata, pero podían cond ducir tambiéén (y, con el culto a la espontaneidadd, debían co onducir) a la mente sindiccal" y a un n movimientto obrero n no socialdem mócrata. La luchaa "exclusivam socialldemocracia dirige la luucha de la clase c obrera no sólo parra conseguirr ventajosas condiiciones de veenta de la fueerza de trabajjo, sino para destruir el réégimen sociaal que obliga a los desposeídoss a venderse a los ricos. L La socialdem mocracia reprresenta a la clase c obrera d patronos, sino con toddas las clases en suus relaciones no sólo con un grupo deeterminado de de laa sociedad contemporán c nea, con el Estado com mo fuerza política orgganizada. Se comp prende, por tanto, quee, lejos de poder limiitarse a la lucha econ nómica, los socialldemócratas no pueden ni admitir que la orgaanización de denuncias económicas consttituya su acctividad preedominante. Debemos emprender una intensaa labor de educaación políticca de la classe obrera, dde desarrollo o de su con nciencia políítica. Ahora, despuués del prim mer embate de d Zariá e IIskra contra el "econom mismo", "todo os están de acuerrdo" con eso (aunque alguunos lo están n sólo de palaabra, como vveremos enseeguida). Caabe preguntaar: ¿en qué debe d consistiir la educación política? ¿Podemos limitarnos l a propaagar la idea de que la clase obrera es e hostil a laa autocracia? Está claro que q no. No basta con explicarr la opresión política de qque son objeeto los obrero os (de la missma manera e insuficien nte explicarles el e antagonism mo entre sus intereses y lo os de los pattronos). Hay que era que hacer h agitació ón con motiivo de cada hecho conccreto de esa opresión (co omo hemos empeezado a hacerrla con motivvo de las maanifestaciones concretas dde opresión económica). e Y puesto que las más diversaas clases de laa sociedad so on víctimas de esta opressión, puesto s manifiesta en los más diferentes d ám mbitos de la vida v y de la aactividad sinddical, cívica, que se perso onal, familiar, religiosa, ciientífica, etc., ¿no es evid dente que inccumpliríamos nuestra n misión de deesarrollar la conciencia c política p de loss obreros si no asumiéram mos la tarea de d organizar una campaña c de denuncias de polítiicas de la auutocracia en todos t los aspecctos? Porque para hacer agitacción con motivo de las manifestacion m nes concretass de la opresiión es preciso denunciar
ones (lo miismo que arpa a hacer agitación a económica eraa necesario esas manifestacio denun nciar los abuusos cometido os en las fábrricas). Po odría creerse que esto esttá claro. Pero o aquí precissamente resuulta que sólo o de palabra están "todos" de acuerdo con n que es neceesario desarro ollar la conciiencia políticca en todos su aspecto tos. Aquí preccisamente resulta que Raab. Dielo, por ejemplo, lejos de asumirr la tarea de organ nizar denunccias políticas en todos lo os aspectos (o o comenzar su organización), se ha puestto a arrastrarr hacia atrás taambién a Isk kra, que habíía iniciado essa labor. Esccuchen: "La luchaa política dee la clase ob brera es sóllo" (precisam mente no es sólo) "la forma más desarrrollada, amp plia y eficaz de la lucha económica"" (programa de Rab. Dieelo: véase su númeero 1, pág. 3). "En la actuualidad, los so ocialdemócraatas tienen pllanteada la taarea de dar a la luccha económicca misma, en n la medida dde lo posiblee, un carácterr político" (M Martinóv en el núm m. 10, pág. 42). 4 "La luch ha económicaa es el medio o que se pueede aplicar co on la mayor ampliitud para inccorporar a laas masas a la lucha políticca activa" (R Resolución deel Congreso de la Unión (64) y "enmiendaas": Dos congrresos, pág. 11 y 17): como o ve el lectorr, Rab. Dielo está impregnado de d todas estaas tesis desdee su aparición n hasta las últimas "instruucciones a la redaccción", y toddas ellas exprresan, eviden ntemente, un n mismo pareecer de la aggitación y la luchaa políticas. Analicen, A puues, este parrecer desde el punto dde vista de la opinión, domiinante entre todos los "economistas " s", de que laa agitación p política debee seguir a la econó ómica. ¿Será cierto que laa lucha econ nómica es, en n general***, "el medio que se puede aplicaar con la mayyor amplitud d" para incorp porar a las masas m a la luch ha política? Es E falso por comp pleto. Medio os "que see pueden aplicar" a con no menoss "amplitudd" para tal "inco orporación" son s todas y caada una de lass manifestaciones de la op presión policcíaca y de la arbitrrariedad auto ocrática, pero o en modo aalguno sólo laas manifestacciones ligadaas a la lucha econó ómica. ¿Por qué los jeffes de los zzemstvos (655) y los casttigos corporrales de los camp pesinos, las concusiones de d los funcio onarios y el trrato que da la l policía a laa "plebe" de las ciuudades, la luucha con los hambrientoss y la persecuución de los deseos de in nstrucción y de saaber que sieente el pueb blo, la exacciión de tribuutos y la peersecución dee las sectas religio osas, el adiesstramiento de los soldado os a baquetaazos y el trato o cuartelero que se da a los esstudiantes y los l intelectuaales liberales; por qué toddas estas man nifestaciones de opresión y milees de otras análogas, a quee no tienen reelación directa con la lucha "económiica", han de ser en n general meedios y motivvos "que se pueden p apliccar" con menoos "amplitud"" para hacer agitacción política,, para incorp porar a las m masas a la lucha política?? Todo lo co ontrarios: es induddable que, en n la suma to otal de casoss cotidianos en que el o obrero (él mismo m o sus allegaados) está faalto de derechos o sufrre de la arbiitrariedad y la violencia , sólo una pequeeña minoría son casos dee opresión po olicíaca en laa lucha sindiccal. ¿Para quéé restringir de
mano la enveergadura de la l agitación p política y decclarar que se "puede apliccar con más antem ampliitud" sólo unoo de los mediios, al lado ddel cual, debeen hallarse, p para un sociaaldemócrata, otros que, habland do en generaal, "pueden aplicarse" con n no menos "amplitud"? " n tiempos muuy, muy remo otos (¡hace uun año!…), Rab. R Dielo deccía: "Las reiviindicaciones En polítiicas inmediattas se hacen asequibles a a las l masas desspués de unaa huelga o, a lo sumo, de variass huelgas", "een cuanto el gobierno em mplea la policía y la gendarrmería" (núm m. 7, pág. 15 de aggosto de 19000). Ahora, essta teoría opo ortunista de las fases ha ssido ya rechaazada por la Unión n, la cual nos hace unaa concesión al declarar que q "no hayy ninguna necesidad de desarrrollar desde el comienzo o mismo la aggitación políítica exclusivvamente sobrre el terreno econó ómico" (Doss congresos, pág. 11). ¡Po or este solo hecho el fu futuro historriador de la socialldemocracia rusa verá mejor m que porr los más larrgos razonam mientos hastaa qué punto han envilecido e el socialismo nuestros n "eco onomistas"! Pero P ¡qué inggenuidad la de d la Unión imagiinarse que, a cambio de esta e renunciaa a una form ma de restriccción de la po olítica, podía llevárrsenos a acep ptar otra form ma de restriccción! ¿No huubiera sido m más lógico decir, también en esste caso, quee se debe dessarrollar con n la mayor am mplitud posiible la lucha económica, que es e preciso utilizarla u siem mpre para laa agitación política, p pero o que "no hay h ninguna necessidad" de verr en la lucha económica el medio que se puede aaplicar con más m amplitud para incorporar i a las masas a la l lucha políttica activa? La Unión atrib buye importaancia al hecho o de haber sustituido s con n las palabraas "el medio s puede apliicar con la mayor m amplituud" la expressión "el mejo or medio", quue figura en que se la ressolución corrrespondientee del IV Con ngreso de la Unión Obreera Hebrea (Bund) ( (66). Nos veríamos, effectivamentee, en un aprrieto si tuviéésemos que decir cuál de d estas dos resoluuciones es mejor: m a nuestro juicio, lass dos son peore res. Tanto la U Unión como o el Bund se desvían en este caso c (en parrte, quizá, haasta inconsciientemente, bajo la influuencia de la tradicción) hacia una u interpretaación econom mista, tradeuunionista, de la política. En E el fondo, las co osas no camb bian en nadaa con que estta interpretacción se hagaa empleando la palabreja "el mejor" m o la expresión, "ell que se pueede aplicar co on la mayorr amplitud". Si la Unión dijeraa que "la agittación políticca sobre el tterreno econ nómico" es ell medio aplicado con la mayo or amplitud (y ( no "aplicaable"), tendríaa razón resp pecto a aciertto período de desarrollo de nuestro n moviimiento soccialdemócrataa. Tendría razón r precissamente resp pecto a los "econ nomistas", reespecto a muchos militantes prácticos (si no a la m mayoría de elllos) de 1898 a 19001, pues esoss prácticos-"economistas" aplicaron, en n efecto, la agitación política (¡en el grado o en que, en general, la aplicaban!) a caasi exclusivam mente en el terrreno económico.. ¡Semejante agitacción política era aceptad da y hasta recomendada, como hemo os visto, tanto por Rab.
Mysl como por el Grupo de d Autoemaancipación! Rab. Dielo ddebería habeer condenado resuelttamente el heccho de que la l obra útil dde la agitació ón económicca fuera acom mpañada de una restricción r no ociva de la luucha política; pero, en vezz de hacer esso, declara quue ¡el medio más aplicado a (porr los "economiistas") es el m medio más ap plicable! No es de extrañaar que estos homb bres, cuando los tildamoss de "econom mistas", no encuentren e o otra salida quue ponernos de vuuelta y media, llamándono os "embaucaddores", "deso organizadorees", "nuncios del papa" y "calum mniadores"*****; no encuuentren otraa salida que llorar l ante to odo el munddo, diciendo que les hemos infferido una attroz afrenta, y declarar casi c bajo juraamento que "ni " una sola organ nización socialdemócrata peca hoy dee "economism mo""*****. ¡A Ah, esos caluumniadores, esos malignos m pollíticos! ¿No habrán h inven ntado aldredee todo el "ecconomismo" para inferir a la gente, g por sim mple odio a laa humanidadd, atroces afreentas? ¿Q Qué sentido concreto, real, tiene en labioss de Martíínov planteaar ante la socialldemocracia la tarea de "dar a la luccha económiica misma un n carácter político"? p La luchaa económica es una luchaa colectiva de d los obrero os contra los patronos po or conseguir ventaajosas condicciones de ventta de la fuerza del trabajo, po or mejorar laas condicionees de trabajo y de vida de los obreros. Essta lucha es,, por necesidad, una luccha sindical, porque las condiiciones de trrabajo son muy m diferentees en los distintos oficio os y, en conssecuencia, la luchaa orientada a mejorar estass condicionees tiene que sostenerse s fo orzosamente por oficios (por los l sindicato os de Occiden nte, por asocciaciones sin ndicales de caarácter provisional y por medio o de octavillaas en Rusia, etc.). Dar a la l "lucha eco onómica mism ma un caráctter político" signiffica, pues, conquistar essas reivindicaaciones proffesionales, esse mejoramiiento de las condiiciones de trabajo en los oficios son ""medidas leggislativas y addministrativas" (como se expreesa Martínovv en la páginaa siguiente, 43, 4 de su artíículo). Y eso o es precisam mente lo que hacen n y han hech ho siempre to odos los sinddicatos obreros. Repasen n la obra de los esposos Webb b, serios erudditos (y "serios" oportuniistas), y verán n que los sin ndicatos obreeros ingleses han comprendido c o y cumplen desde hace ya mucho laa tarea de "dar a la luchaa económica mimaa un carácterr político"; luchan l desdee hace much ho por el derrecho de huuelga, por la supreesión de todo os los obstácculos jurídico os que se opo onen al movi vimiento coop perativista y sindiccal, por la promulgación p n de leyes de d protecció ón de la muujer y del niño, n por el mejorramiento de las condicion nes de trabajo mediante una u legislació ón sanitaria y fabril, etc. ¡Assí pues, trass la pompossa frase de "dar a la luucha económ mica misma un carácter polítiico", que sueena con "terrribles" honduura de pensaamiento y espíritu revoluucionario, se ocultaa, en realidadd, la tendenccia tradicionaal a rebajar laa política soccialdemócrataa al nivel de polítiica tradeunio onista! So prretexto de reectificar la un nilateralidad de Iskra, quue considera
i – –fíjense en esto – "revoluccionar el doggma que revo olucionar la vida"******, v más importante nos ofrecen o como o algo nuevo o la lucha por reformas económ ómicas. En efeecto, el único o contenido, absollutamente el único, de la frase "dar a la lucha eco onómica mism ma un caráctter político" es la lucha por reformas eco onómicas. Y el mismo Martínov M hab bría podido llegar l a esta simplle conclusión n si hubiesee profundizaado como ess debido en la significacción de sus propiias palabras. "Nuestro paartido –dice, enfilando suu artillería máás pesada co ontra Iskra – podríía y debería presentar p al gobierno g reivvindicaciones concretas dde medidas legislativas l y admin nistrativas co ontra la expllotación econ nómica, contra el desem mpleo, contraa el hambre, etc." (R. D., núm m. 10, pág. 422-43). Reivinddicar medidaas concretas, ¿no es, acasso, reclamar reform mas sociales?? Y preguntaamos una vezz más a los lectores l impaarciales: ¿caluumniamos a los raabochediélentsi******** (¡quue me perdo onen esta pallabreja poco o feliz hoy en e boga!) al calificcarlos de berrnsteinianos velados v cuan ndo presentan n, como discrrepancia suya con c Iskra, la tesis de d que es neccesaria la lucha por reform mas económ micas? La socialdemoccracia revoluucionaria siem mpre ha inclluido e incluuye en sus acctividades la luchaa por las refformas. Pero o no utiliza la agitación n "económicca" exclusivaamente para reclam mar del gobierno toda claase de mediddas: la utiliza también (y een primer término) para exigirr que deje dee ser un gob bierno autocrrático. Adem más, considerra su deber presentar al gobieerno esta exiigencia no sóllo en el terreeno de la luccha económiica, sino asim mismo en el terren no de todas las manifesttaciones en ggeneral de laa vida sociop poítica. En una u palabra, suborrdina la lucha por las refo formas como o la parte al todo, t a la luccha revolucio onaria por la liberttad y el sociallismo. En caambio, Martín nov resucita en una form ma distinta la teoría t de las fases,, tratando dee prescribir in nfaliblementee la vía econó ómica, por ddecirlo así, deel desarrollo de la lucha políticca. Al propuugnar en un momento m dee efervescenccia revolucionaria que la luchaa por reformaas es una "taarea" especiall, arrastra al partido haciaa atrás y hacee el juego al oporttunismo "eco onomista" y liberal. l Pro osigamos. Después de occultar púdicaamente la luccha por las reeformas tras la pomposa tesis de "dar a la lucha econó ómica mismaa un carácterr político", M Martínov preesenta como ncluso sólo las reformaas fabriles). algo especial úniicamente las reformas econnómicas (e in ho. ¿Quizá po or descuido?? Pero si hubiiera tenido en cuenta no Ignorramos por quué lo ha hech sólo las reformass "fabriles", perdería p toddo sentido la tesis enteraa suya que accabamos de expon ner. ¿Tal vezz porque esttima posible y probable que q el gobieerno haga "co oncesiones" únicaamente en el terreno econ nómico?********* De serr así, resultarría un error extraño. e Las conceesiones son posibles, p y see hacen a veeces también en el ámbito o de la legisllación sobre castiggos corporalees, pasaportees, pagos de rescate (67), sectas religgiosas, censura, etc., etc.
c "económicass" (o seudoconcesiones), son sin dudda, las más baratas b y las Las concesiones más ventajosas v para el gobierrno, pues esp pera ganarse con ellas la confianza de d las masas obrerras. Mas porr eso mismo o nosotros, llos soicaldem mócratas, en modo alguno debemos dar lugar,, ni absolutaamente con nada, n a la op pinión (o a la l equivocación) de que apreciamos más las l reformas económicas,, de que les cconcedemos una importan ncia singularr, etc. "Estas reivin ndicaciones –dice – Martín nov, refiriénddose a las reiivindicacionees concretas de medidas legislaativas y admiinistrativas fo ormuladas po or él antes –n no serían palabras vanas, puesto que, al pro ometer cierttos resultado os palpables podrían ser apoyadas acctivamente por p la masa obrerra"… No som mos "econom mistas", ¡oh, no! ¡Unicam mente nos hum millamos a lo os pies de la "palp pabilidad" dee resultados concretos co on tanto serrvilismo com mo lo hacen los señores Bernsstein, Prokop póvich, Struvve, R. M. y tutti quanti! ¡U Unicamente damos a en ntender (con Narciiso Tuporílo ov) que cuanto no "prom mete resultaddos palpabless" son "palab bras vanas"! ¡No hacemos sin no expresarn nos como sii la masa obrera o fuera incapaz (y no hubiese demo ostrado su capacidad, c peese a los quue le imputaan su propio o filisteísmo)) de apoyar activaamente todaa protesta co ontra la auto ocracia, incluuso la que noo le promete absolutamente a ningúnn resultado palp lpable! To omemos aunqque sólo sean n los mismoss ejemplos ciitados por el propio Marttínov acerca de las "medidas" contra el deesempleo y el hambre. Mientras M Rabb. Dielo se occupa, según mete, de estud diar y elaboraa "reivindicacciones concreetas (¿en form ma de proyecctos de ley?) prom de medidas m legislaativas y adm ministrativas" que "pometaan resultados palpables",, Iskra, "que consiidera siempre más importante revoluucionar el do ogma que reevolucionar la l vida", ha trataddo de expliccar el nexo indisoluble que une ell desempleo o con todo el régimen capitaalista, advirtiiendo que "eel hambre es inminente", denuncianddo "la lucha de d la policía contrra los hambrrientos", así como c el indiignante Reglaamento provisioonal de trabajoos forzados, y Zariáá ha publicaddo en separatta como folleto de agitacción, la partee de su Cróniica de la vida interioor********* dedicada d al hambre. Perro, Dios mío o, ¡qué "unillaterales" han n sido esos ortoddoxos de inco orregible estrrechez, esos dogmáticos sordos a loss imperativoss de la "vida mism ma"! ¡Ni uno solo de sus artículos a ha contenido c - ¡qqué horror! – ni una sola, ¡imagínense usteddes!, ni siquiera una sola "reivindicació " ón concreta" que "prometa resultadoss palpables"! ¡Desggraciados doggmáticos! ¡H Hay que llevarrlos a aprendder de los Krrichevski y lo os Martínov para que q se conveenzan de quee la táctica ess el proceso del d crecimien nto, de lo quee crece, etc., de quue es necesariio dar a la luccha económiica misma un carácter políítico! "L La lucha econ nómica de loss obreros con ntra los patro onos y el gob bierno (¡¡"luccha económica contrra el gobierno o"!!), ademáss de su signifficado revoluucionario direecto, tiene también otro:
incitaa constantem mente a los obreros a pen nsar en su faalta de derech ho políticos"" (Martínov, pág. 44). 4 Si hemos reproduciddo este pasajee no es para repetir r por ceentésima o milésima m vez lo que hemos dich ha ya antes, sino s para agrradecer de manera especiaal a Martínovv esta nueva y exccelente fórm mula "La luccha económ mica de los obreros con ntra los pattronos y el gobieerno". ¡Qué maravilla! m Co on qué inim mitable talento o, con qué m magistral elim minación de todass las discrepaancias parcialles y diferen ncia de maticces entre los "economistaas" tenemos expreesada aquí, en su postuulado conciso y claro, toda la esenncia del "eco onomismo", comeenzando porr el llamamieento a los obreros a sosstener "la luccha política en aras del interéés general, paara mejorar la l situación dde todos los obreros" [R Rabóchaya Myssl, Suplemento especiaal, pág. 14], siguiendo lueggo con la teo oría de las fasses y terminaado con la ressolución del congrreso sobre el e medio "ap plicable con la mayor am mplitud", etcc. "La lucha económica contrra el gobierno o" es precisaamente políticca tradeunion nista, que esttá muy lejos, lejísima, de la pollítica socialdeemócrata.
b. b De cóm mo Martíno ov ha profu undizado a Plejánovv "¡C Cuántos Sén necas socialddemócratas h han aparecid do últimameente en nueestro país!", obserrvó cierto díía un camaraada, refiriénddose a la asombrosa incliinación de mucha m gente propeensa al "econ nomismo" a alcanzar inddefectiblemeente con "su propia intelligencia" las granddes verdades (por ejemplo o, que la luch ha económicca incita a loss obreros a pensar p en su falta de derechoss), desconocciendo con m magnífico deesdén de genios innatoss cuánto ha orcionado yaa el desarrollo anterior deel pensamien nto revolucio onario y del movimiento m propo revoluucionario. Un U genio innaato de esta ín ndole es preccisamente Sééneca-Martín nov. Den un vistazzo a su artícuulo Problemas inmediatos y vverán cómo llega con "suu propio enteendimiento" a cossas dichas hace h ya much ho por Axeelrod (al quee nuestro Sééneca, como es natural, silenccia por comp pleto); cómo empieza, porr ejemplo, a comprenderr que no poddemos pasar por alto a la oposición de tales o cuales secttores de la buurguesía (Rabbócheie Dielo, núm. n 9, pág. 61, 622, 71; compáárese con la Respuesta R de la l redacción de R. D. a A Axelrod, pág.. 22, 23-24), etc. pero p -¡ay! – sólo "llega" y no pasa de "empezarr", ya que, a pesar de todo, t no ha comp prendido aún n las ideas dee Axelrod haasta el punto o de que hab bla de "luchaa económica contrra los patron nos y el gobieerno". Rab. D Dielo ha venido acumulan ndo fuerzas durante d tres años (de 1898 a 1901) 1 para comprender a Axelrod y, pese a ello ¡no lo ha co omprendido! ¿Quizzás también se s deba esto a que la sociialdemocraciaa, "a semejan nza de la hum manidad", se plantea siempre únicamente ú taareas realizab bles?
has coas (¡esso sería una Pero los Séneccas no se diistinguen sóllo porque iggnoran much desgrracia a mediaas!), sino tam mbién porquee no ven su ignorancia. i E Eso es ya un na verdadera desgrracia, y esta desgracia d loss mueve a em mprender en n el acto la laabor de "pro ofundizar" a Pleján nov. "Desdee que Plejáno ov escribió ell folleto citaddo (Las tareas de los socialisttas en la lucha contra el haambre en Rusiia) ha corrido o mucho aguua bajo los puentes p –cueenta SénecaMartínov -. Los socialldemócratas, que en el traanscurso de diez d años han n dirigido la n tenido aún n tiempo de ofrecer una lucha económica de laa clase obrerra…, no han n teórica dee la táctica del partido. Hoy esta cuestión c ha amplia arrgumentación madurado o, y si quisiééramos ofreccer esa arguumentación tteórica, tenddríamos, sin duda, quee profundizarr considerab blemente los principios táácticos desarrrollados en su tiempo o por Pleján nov… Ahoraa tendríamos que definiir la diferencia entre la propagandda y la agittación de un na manera distinta d a co omo lo hizo o Plejánov" (Martínovv acaba de citar c las palaabras de Plejjánov: "El p propagandista comunica muchas id deas a una so ola o a varias personas, miientras que eel agitador co omunica una sola idea o un pequeñ ño número dde ideas, pero o, en cambio o, a toda unaa multitud"). "Nosotros entenderíam mos por pro opaganda la explicación e reevolucionariaa de todo el a o de suus manifestacciones parciaales, indiferen ntemente de que se haga régimen actual en una forma f accesiible sólo paara algunas personas o para la muultitud. Por agitación, en el sentido estricto dee la palabra (¡sic!), ( entendderíamos el llamamiento l dirigido a las masas para ciertas acciones co oncretas, la ayuda a a la in ntervención revolucion naria directa del proletariaado en la vid da social". Felicitamos a la l socialdemo ocracia rusa –e internaciional – por eesta nueva terminología nda. Hasta ah hora creíamo os (con Plejánov y con martiinoviana, máás estricta y más profun todoss los líderes del d movimien nto obrero in nternacional)) que sin un propagandista trata, por ejemp plo, el probllema del dessempleo, deb be explicar laa naturaleza capitalista de d las crisis, mostrrar la causa que las hacee inevitables en la socieddad actual, eexponer la necesidad n de transfformar la so ociedad capiitalista en so ocialista, etcc. en una paalabra, debe comunicar "mucchas ideas", tantas, t que to odas ellas en n conjunto podrán ser assimiladas en el acto sólo por pocas p (relativvamente) peersonas. En cambio, el agitador, al hablar de este e mismo probllema, tomarrá un ejemp plo, el más destacado y más conoccido de su auditorio – ponggamos por caaso, el de un na familia de parados muuerta de inan nición, el aum mento de la miserria, etc. – y, aprovechand a do ese hecho conocido po or todos y caada uno, orieentará todos sus esfuerzos e a inculcar en la "masa" una sola ideea: la idea dde cuán abssurda es la
mento de la riqueza y ell aumento dde la miseriaa; tratará de contrradicción enttre el increm desperrtar en la massa el desconttento y la inddignación con ntra esta flaggrante injusticia, dejando al pro opagandista la l explicación completa de esta conttradicción. Po or eso, el prropagandista actúaa principalmeente por med dio de la palaabra impresa, mientras quue el agitadorr lo hace de viva voz. v Al propaggandista se lee exigen cuallidades distin ntas que al aggitador. Así, llamaremos propaagandistas a Kautsky y a Lafargue; agitadores, a a Bebel y Guuesde. Pero segregar un tercerr terreno o tercera funcción de actiividad práctiica incluyenddo en esta función "el llamaamiento diriggido a las masas m para ciiertas accion nes concretas", constituyye el mayor desatiino, pues ell "llamamien nto", como acto aislado o, o es un ccomplemento natural e inevittable del trattado teórico,, del folleto de propagan nda y del discurso de agitación, o es una función f netam mente ejecuttiva. En efecto, tomemoss, por ejempllo, la lucha actual a de los socialldemócratas alemanes co ontra los aran nceles cereallistas. Los teó óricos escrib ben estudios sobree la política aduanera a y "lllaman", supongamos, a luchar por laa conclusión de tratados comeerciales y porr libertad de comercio; c el propagandissta hace lo mismo m en unaa revista, y el agitaddor, en discuursos público os. Las "acciiones concreetas" de las masas m consissten en este caso en firmar peeticiones diriggidas al Reich hstag, reclam mando que no o se eleven lo os aranceles ndirectamente de los teeóricos, los cerealistas. El llaamamiento a esta acción parte in propaagandistas y los agitadorees, y directam mente, de loss obreros quue recorren laas fábricas y las viiviendas partticulares reco ogiendo firmas. Según la "terminologgía de Martín nov", resulta que Kautsky K y Bebel B son propagandista p as, y los po ortadores de las listas de adhesión, agitaddores. ¿No ess así? El ejemplo de los l alemaness me ha hech ho recordar laa palabra alem mana Verballlhornung, que traduucida literalm mente significca "ballhornizzación". Juan n Ballhorn ffue un editorr de Leipzig del siiglo XVI; pub blicó un canttón, en el quue, siguiendo la costumbre, incluyó un n dibujo que repreesentaba un gallo, pero, en lugar dee la estampaa habitual del gallo con n espolones, figuraaba uno sin espolones y con dos hueevos al lado. Y en la porrtada del can ntón agregó: "Edicción corregiddo de Juan Ballhorn". B Deesde entoncees, los alemaanes dicen Verballhornung V al refferirse a una "enmienda"" que, de heccho, empeorra el original.. Y no puede menso de recorrdarse a Ballh horn al ver có ómo los Martínov "profuundizan" a Plejánov… ¿Paara qué ha "inventado" nuestro n Séneeca este emb brollo? Para ddemostrar quue Iskra, "lo mism mo que Plejáánov hace yaa unos quincce años, preesta atención n a un solo aspecto del asuntto" (pág. 52). Si traducim mos esta últim ma frase del lenguaje de Martínov a un lenguaje corrieente (pues la humanidad no ha tenido o aún tiempo o de adoptar esta termino ología recién descuubierta), resuultará lo siguiiente: en Iskrra, las tareas de propagan nda y agitaciión políticas
relegaan a segundo o plano la taarea de "pressentar al gob bierno reivin ndicaciones concretas c de medid das legislativvas y adminisstrativas" quee "prometen ciertos resulltados palpab bles" (O, en otros términos, reeivindicacion nes de reform mas sociales,, si se nos permite emplear una vez más la vieja term minología dee la vieja huumanidad, que q no ha lllegado aún al nivel de Martíínov). Proponemos al lecctor que compare con estaa tesis la retaahíla siguientee: mas" (los proggramas de lo os socialdemócratas revo olucionarios) "En esttos program "nos asom mbrará también que colo oquen eternaamente en prrimer plano las ventajas de la activvidad de loss obreros en n el Parlamen nto (que no existe en nuuestro país) dando dee lado por completo (a causa de su nihilissmo revoluccionario) la importanccia de la partticipación dee los obreross en las asam mbleas legislaativas de los fabricantees, asambleass que sí existten en nuesttro país, paraa discutir asuuntos de las fábricas… … o aunque sólo s sea, de lla participaciión de los ob breros en la autogestión urbana…"" El autor de estta retahíla exp presa de unaa manera algo o más directaa, clara y fran nca la idea a que ha h llegado co on su propio o entendimieento Séneca--Martínov. El E autor es R. R M., en le Suplem mento especial de d "Rabóchaya Mysl" (pág.. 15).
c. c Las denuncias políticas y laa necesidad de "infu undir activvidad revollucionariaa" Al lanzar contrra Iskra su "teeoría" de "eleevar la actividad de la maasa obrera", Martínov M ha h declarado puestto al descubiierto ¡de heccho! Su tenddencia a rebajjar esta activiidad, pues ha que el e medio preeferible, de im mportancia singular, s "apllicable con laa mayor amp plitud" para prom moverla y su campo de op peraciones es la misma luucha económ mica, ante la cual se han postrrado todos lo os "economisstas". Este errror es caraccterístico precisamente po orque no es propiio sólo de Martínov, M ni mucho m menos. En realidaad, se puede ""elevar la acttividad de la masa obrera" úniccamente a conddición de quue no nos limiteemos a hacer "agitación po olítica sobre nes esencialees para esaa extensión el teerreno económico". Y una de laas condicion indisp pensable de la l agitación política p consiiste en organ nizar denunciias políticas omnímodas. o Sólo con esas den nuncias puedden infundirsee conciencia política y acctividad revo olucionaria a las masas. m De ahíí que esta actividad sea uuna de las fuunciones máss importantes de toda la socialldemocracia internacionaal, pues ni ssiquiera la liibertad políttica suprime en lo más mínim mo esas den nuncias: lo único ú que hace es modiificar un tan nto su orien ntación. Por ejemp plo, el partiddo alemán afianza a sus p posiciones y extiende su influencia, sobre todo,
pañas de den nuncias polítticas. La concciencia de la graciaas a la persisttente energíaa de sus camp clase obrera no puede ser una u verdadeera concienciia política sii los obrero os no están bitrariedad y dde opresión, de todos los acosttumbrados a hacerse eco de todos los casos de arb abuso os y violenciaas, cualesquierra que sean lass clases afectadas; a hacersse eco, adem más, desde el punto o de vista socialdemócratta, y no desdde algún otro o.. la conciencia de las maasas obreras no puuede ser una verdadera conciencia dee clase si los obreros o no aaprenden –baasándose en hecho os y aconteccimientos pollíticos concrretos y, adem más, actuales sin falta – a observar a cada una u de las otrras clases socciales en todass las manifesttaciones de su s vida intelectual, moral y políítica; si no ap prenden a haacer un análiisis materialista y una aprreciación maaterialista de todos los aspectoss de la activvidad y la viida de todas las clases, sectores s y grrupos de la n orienta la atención, a la capacidad de observació ón y la concciencia de la poblaación. Quien clase obrera de manera m exclussiva –o, aunqque sólo sea con preferencia – hacia ella misma, mócrata, puees el conocim miento de la clase c obrera p por sí mismaa está ligado no ess un socialdem de modo indisoluuble a la com mpleta claridaad no sólo dee los concep ptos teóricos … o mejor o: no tanto dee los concepttos teóricos ccomo de las ideas, basadaas en la experiencia de la dicho vida política, p sobrre las relacion nes entre toddas las clases de la sociedaad actual. Po or eso es tan nocivva y tan reeaccionaria, dada su significación práctica, laa prédica de d nuestros "econ nomistas" dee que la luccha económiica es el meedio que se puede aplicaar con más ampliitud para in ncorporar a las masas al movimien nto político. Para llegaar a ser un soicalldemócrata, el e obrero deb be formarse una idea clarra de la naturraleza económica y de la fisono omía social y política dell terratenientte y del cura,, del dignatarrio y del cam mpesino, del estuddiante y del desclasado, d co onocer sus laados fuertes y sus puntoss flacos; sabeer orientarse entre los múltiplees sofismas y frases en b boga, con loss que cada cllase y cada sector s social encub bre sus apetitos egoístas y su verdadeera "entraña""; saber distin nguir qué insstituciones y leyes reflejan tales o cuales in ntereses y có ómo lo hacen n. Mas esa "idea clara" no n se puede ntrar en ninggún libro: puueden proporrcionarla úniicamente las escenas de la l vida y las encon denun ncias, mientrras los hecho os están recieentes, de cuaanto sucede aalrededor nuuestro en un mom mento dado; de d lo que toddos y cada uuno hablan –o, – por lo meenos, cuchichean – a su maneera; de lo quee revelan detterminados aacontecimien ntos, cifras, seentencias jud diciales, etc., etc., etc. e Estas deenuncias pollíticas omním modas son co ondición inddispensable y fundamental para infundir i activvidad revoluccionaria a lass masas. ¿Po or qué el obrero o ruso muestra to odavía poca actividad rrevolucionariia frente al salvajjismo con quue la policía trata al pueb blo, frente a las persecuciones de lass sectas, los castiggos corporalees impuestoss a los camp pesinos, los abusos a de la censura, las torturas de los so oldados, la persecución p de las iniciaativas culturaales más inofensivas, etcc.? ¿No será
mete" pocos porquue la "lucha económica" no le "incitta a pensar" en ello, porqque le "prom "resuultados palpaables", porquue le ofrecee pocos elem mentos "possitivos"? No; semejante juicio o, repetimos, no es sino una u tentativa de achacar las l culpas pro opias a otross, imputar el filisteeísmo propio o (y también el bernsteiniianismo) a laa masa obreraa. Debemos culparnos a nosottros mismos, a nuestro atraso a con respecto al mo ovimiento dee las masas, de d no haber sabid do aún organiizar denunciaas lo suficien nte amplias, brillantes b y rápidas contra todas esas ignom minias. Si lo o hacemos (y ( debemos y podemoss hacerlo), eel obrero más m atrasado comp prenderá o seentirá que le estudiante y el miembro de una sectta religiosa, el e mujik y el escrittor son vejad dos y atropelllados por essa misma fueerza tenebrossa que tanto le oprime y le sojuzga a él en cada paso de d su vida. All sentirlo, él mismo querrrá reaccionarr, sentirá un o inconteniblle de hacerlo o; y entonces sabrá armaar hoy un esscándalo a lo os censores, deseo maniffestarse mañ ñana ante la casa del go obernador quue haya sofo ocado un levvantamiento camp pesino, dar paasado mañan na una lección n a los gendaarmes con so otana que dessempeñan la función del Santo o Oficio, etc. Hemos hech ho todavía muy m poco, cassi nada, para lanzar entre m obreraas denunciass omnímodaas y actualess. Muchos dde nosotros ni siquiera las masas ente tras la "monótona comp prendemos aún a esta obliggación suya y seguimos espontáneam e luchaa cotidiana" en el estrech ho marco dee la vida fab bril. En taless condicionees decir que "Iskraa tiene la ten ndencia a reb bajar la impo ortancia dela marcha asceendente de laa monótona luchaa cotidiana, en comparaación con laa propagand da de ideas brillantes y acabadas" (Marttínov, pág. 61), 6 significa arrastra al p partido haciaa atrás, defeender y ensallzar nuestra falta de d preparació ón, nuestro atraso. a En n lo que resp pecta al llamaamiento a lass masas para la acción, ésste surgirá po or sí mismo siemp pre que hayaa enérgica aggitación políttica y denun ncias vivas y aleccionado oras. Pillar a alguieen en flagran nte delito y esstigmatizarlo o en el acto ante todo el m mundo y en todas t partes es máás eficaz de cualquier "lllamamiento"" e influye a veces de taal modo que después es inclusso imposiblee decir con exxactitud quién l muchedum mbre y quién propuso tal n "llamó" a la o cuaal plan de maanifestación, etc. Se puedee llamar a un na acción – en el sentido concreto de la pallabra, y no en e el sentido general – só ólo en el lugaar mismo do onde la acció ón se lleve a cabo;; y puede hacerlo únicaamente quien n va a obraar en el acto o. Y nuestraa misión de publicistas soicalddemócratas consiste en ahondar, exxtender e in ntensificar lass denuncias polítiicas y la agitaación política. A propósito dee los "llamam mientos". "Isk kra" fue el úniico órgano quee, antes de loss sucesos de la prrimavera, llam mó a los ob breros a inteervenir de modo m activo o en una cuuestión – el aislam miento forzoso de estudiaantes – que nno prometía ab bsolutamentee ningún resulltado palpable
brero. Nada más publicaarse la dispo osición del 11 de enero o sobre "el aislamiento al ob forzo oso de ciento ochenta y tres estudiiantes para hacer h el servvicio", Iskra insertó un artícuulo sobre estee hecho (núm m. 2, febrero))+ y, antes dee que comenzzara toda maanifestación, llamó ó con claridad d "a los obreeros a acudir en ayuda de los estudianttes", llamó all "pueblo" a conteestar públicam mente al inso olente desafío o del gobiern no. Preguntam mos a todos y cada uno: ¿cóm mo explicar la l notable circunstancia c de que, haablando tantto de "llamaamientos" y destacando los "lllamamientos" incluso com mo una form ma especial dee actividad, Martínov M no haya mencionado o para nada este llamamieento? ¿No será s filisteísm mo, después de todo, la declaración de Martínov M de que q Iskra es uunilateral porrque no "llam ma" suficienttemente a la luchaa por reivindiicaciones quee "prometen resultados palpables"? Nuuestros "econ nomistas", en ntre ello Rabbócheie Dielo, teenían éxito porque p se adaaptaban a la menttalidad de los l obreros atrasados. Pero el obrero o sociaaldemócrata, el obrero revoluucionario (yy el número o de estos obreros auumenta día en día) recchazará con indign nación todoss esos razonamientos sob bre la lucha por reivindiccaciones quee "prometan resulttados palpab bles", etc., pues p compreenderá que no son sino variantes de la vieja cantillena del aumento de un kopek k por ruublo. Este obrero dirá a suus consejeros de R. Mysl y de R. R Dielo: en vano v se afanaan, señores, interviniendo i o con demasiiado celo en asuntos que nosottros mismo os resolvem mos y esquiivando el cumplimientto de sus verdaderas obligaaciones. Porque no es naada inteligen nte decir, com mo lo hacen ustedes, quee la tarea de los so ocialdemócraatas consiste en dar a la llucha económ mica msima un carácter político; p eso es sóllo el comien nzo, y no radiica en ello laa tarea princip pal de los so ocialdemócraatas, pues en el muundo entero, sin exceptuaar a Rusia, ess la policía missma la que co omienza mucchas veces a dar a la lucha ecconómica un n carácter po olítico, y los propios ob breros aprendden a darse cuentta de con quuién está el go obierno++. En efecto, esa e "lucha ecconómica de los obreros contrra los patro onos y el gobierno", g co on que ustedes presum men como si hubieran descuubierto América, la sostiienen en num merosos luggares perdido os de Rusia los propios obrerros, que han oído hablarr de huelgas,, pero que quizá q nada seepan de sociialismo. Esa "activvidad" nuesttra, de los obreros, quue todos usstedes quiereen apoyar presentando p reivin ndicaciones concretas c que prometen resultados palpables, p exiiste ya entre nosotros; y en nuestra n minúúscula laborr cotidiana, sindical, no osotros mism mos presen ntamos esas reivin ndicaciones concretas, a menudo siin ayuda algguna de los intelectuales. Pero esa actividdad no nos baasta; no somos niños a lo os que se pueeda alimentarr sólo con la papilla de la polítiica "económica"; querem mos saber todo lo que saaben los dem más, querem mos conocer detallladamente toodos los aspecctos de la viida política y tomar partee activa en to odos y cada uno de d los aconttecimientos políticos. p Parra ello es neecesario que los intelectuuales repitan
meno os lo que yaa sabemos no osotros mism mos+++ y nos n den máás de lo que todavía no sabem mos, de lo que q jamás podremos p saaber por nossotros mism mos a través de nuestra experriencia fabril y "económicca", o sea: co onocimientoss políticos. U Ustedes, los in ntelectuales, puedeen adquirir estos e conocim mientos y tiennen el deber de proporcionáárnoslos cien n y mil veces más que hasta ahora; además, deben n proporcion nárnoslos no n sólo en forma de razon namientos, fo olletos y artíículos (que a menudo -¡d disculpen al franqueza! – suelen ser algo aburridos), sino indispensablementee en forma de denuncias vivas de cuuanto hacen nuesttro gobierno y nuestras clases c domin nantes en esto os momento os en todos los l aspectos de la vida. Cumpllan con mayo or celo esta o obligación suuya y hablen m menos de "elevaar la actividad de la masa obrera"". ¡Nuestra actividad a es mucho de lo l que usteddes suponen y sabemos sosten ner, por meedio de la luucha abierta en la calle, incluso las rreivindicacio ones que no prom meten ningún n "resultado palpable"! p Y no son usteedes los llam mados a "elevvar" nuestra activiidad, pues usstedes mismos carecen precisamente p de esa activvidad. ¡Póstreense menos ante la l espontaneiidad y pienseen más en eleevar su propiia actividad, sseñores!
d. d ¿Qué haay de común entre el e economiismo y el terrorismo t o? Heemos confron ntado, en un na nota a pie de d página, a un "econom mista" y a un terrorista t no socialldemócrata, que por casuualidad han resultado so olidarios. Perro, hablando en general, entre los unos y los otros exxiste un nexxo no casuall, sino intern no y necesarrio, del cual tendrremos que haablar aún máás adelante y al que es prreciso referirrse precisameente cuando se traata de inculccar la actividdad revoluciionaria. Los "economisttas" y los teerroristas de nuesttros días tien nen una raíz común: c el cullto a la espontaaneidad, del qque hemos haablado en el capítuulo preceden nte como dee un fenómeeno general y que ahoraa examinamos desde el punto o de vista dee su influenciia en la activvidad políticaa y la lucha política. p A prrimera vista, nuesttra afirmació ón puede parrecer paradójica: tan gran nde es, apareentemente, la l diferencia entre quienes haccen hincapié en la "mon nótona luchaa cotidiana" y quienes prreconizan la oja. Los "economistas" y luchaa más abnegaada del indivviduo aislado. Pero no ess una parado los terroristas t riinden culto a dos polo os diferentes de la corrriente espo ontánea: los "econ nomistas", a la espontaneeidad del "mo ovimiento puuramente obrrero", los terrroristas, a la espon ntaneidad de la indignació ón más ardieente de los in ntelectuales qque no saben o no tienen obrero paraa formar un la po osibilidad de vincular la labor revoluucionaria al movimiento m todo. Quienes hayyan perdido la fe en esta posibilidad, o jamás la haayan tenido, difícilmente ntrarán, en efecto, e otra manera de manifestar su s sentimien nto de indign nación y su encon energgía revolucion naria que no sea el terrorrismo. Así puues, el culto a la espontan neidad en las
d indicadas no es sino el comienzo c de laa aplicación deel famoso prrograma del dos direcciones Credo: los obreross sostienen suu "lucha eco onómica conttra los patron nos y el gobiierno" (¡que nos perdone p el autor a del Creedo porque exxpresemos sus s ideas con n palabras de Martínov! Creem mos tener deerecho a haceerlo, pues tam mbién en el Credo C se hablla de que los obreros, en la luccha económicca "chocan con c el régimeen político"),, ¡y los inteleectuales, con sus propias fuerzas, despliegaan su lucha política, com mo es naturral, por meddio del terrorismo! Esta concluusión es comp pletamente lógica e inevitaable, y es forrzoso insistir sobre ella, auunque quienes comieenzan a realiizar dicho programa no haan comprendido do que tal con nclusión es in nevitable. La activiidad política tiene su lóggica, que no o depende de d la concien ncia de quienes con las mejorres intencion nes exhortan n o al terrorissmo o a imp primir un carrácter político a la lucha econó ómica mismaa. De buenass intencioness está emped drado el cam mino del infieerno, y en el caso presente las buenas inten nciones no saalvan aún de la inclinació ón espontáneea a "la línea m esfuerzo", a la líneea del prograama netamentte burgués del Credo. Porquue tampoco del menor tiene nada de cassual que mucchos liberaless rusos –tanto los liberalles declarado os como los s cubren con una caretaa marxista – simpaticen de d todo coraazón con el terrorismo t y que se traten n de manteneer la intensifiicación de lass tendencias terroristas en n el momento o actual. Puues bien, al suurgir el "Gruupo Revoluciionario-Sociaalista Svoboda", que se hab bía señalado precissamente la tarea de ayyudar por to odos los meedios al mo ovimiento ob brero, pero incluyyendo en ell programa el e terrorism mo y emanccipándose, p por decirlo así, de la socialldemocracia,, este hecho vino a conffirmar una vez v más la aadmirable perrspicacia de P.B. Axelrod, quien q predijo o con toda exactitud esttos resultado os de las vacilaciones v y a fines de 1897 1 (en su trrabajo A proppósito de las taareas y de la tááctica actuales) socialldemócratas ya posteriores y trazzó sus famossas "dos perspectivas". Todas T las discusiones y discrepancias d entre los socialdemócratas ruusos están yya, como laa planta en la semilla, en e esas dos persp pectivas++++. Deesde el punto o de vista ind dicado se com mprende tam mbién que R. Dielo, que no o ha podido resisttir a la esp pontaneidad del "econo omismo", tam mpoco hayaa podido resistir a la espon ntaneidad deel terrorismo. Tiene sumo interés señ ñalar aquí la argumentaciión especial que ha h esgrimido o Sbovoda en n defensa del d terrorismo. "Niega p por completo o" el papel intim midador del terrorismo t ( (Renacimiento del revolucionnarismo, pág. 64), pero, en cambio, destaca su "imporrtancia excitaadora". Esto o es característico, en prim mer lugar, co omo una de n y decadenccia del conjuunto tradicion nal (presociaaldemócrata) las faases de la desscomposición de ideas que obliggaba a asirsee al terrorism mo. Reconocer que en la actualidad es e imposible midar" al gob bierno –y, por p consiguieente, desorgaanizarlo –po or medio dell terrorismo "intim
equivvale, en el fon ndo, a condeenar rotundaamente este último ú como sistema de lucha, l como camp po de actividdad consagraado por su p programa. En E segundo lugar, esto es aún más característico com mo ejemplo de d la incomp presión de nuestras n tareaas urgentes de d "infundir activiidad revoluciionaria a las masas". m Sbovoda hace propaganda del terrorismo como c medio de "eexcitar" el mo ovimiento ob brero y darlee un "fuerte impulso". ¡E Es difícil imaaginarse una argum mentación quue se refute a sí misma con mayor evidencia! C Cabe preguntar: ¿es que n inventar "excitantes" existeen en la vidda rusa tan pocos abussos que sea preciso aún especciales? Y, porr otra parte, si hay alguieen que no se excita ni es excitable siqquiera por la arbitrrariedad rusaa, ¿no es eviddente que seguirá contem mplando tam mbién con inddiferencia el duelo o entre el gob bierno y un puñado p de teerroristas? Laa realidad es qque las masaas obreras se excitaan mucho po or las infamiaas de la vida rusa, pero nosotros n no sabemos s reun nir, si puede decirsse así, y con ncentrar todaas las gotas y chorrillos de d la excitación popular que la vida rusa rezuma en cantidad incconmensurab blemente maayor de lo que q todos no osotros nos figuraamos y pensaamos, y que es e preciso fuusionar en un solo torrente gigantesco. Que esto es factib ble lo demuesstran de man nera irrefutab ble la colosal propagación n del movimiento obrero y la avidez, a ya seeñalada, de publicaciones p s políticas, assí como los llamamiento os a dar a la luchaa económica misma un caarácter polítiico, son form mas distintas de esquivar el e deber más imperriosos de lo os revolucion narios rusoss: organizar la agitación n política en n todos sus aspecctos. Sbovoda quiere sustituuir la agitació ón con el terrrorismo, con nfesando sin rodeos que, "en cuanto c empieece una agitación intensa y enérgica entre e las masas, el papel excitador e de éste desaparecerá d á" (Renacimiennto del revoluciionarismo, págg. 68). Esto jjustamente muestra m que tanto los terroristtas como loss "economistas" subestimaan la actividaad revolucio onaria de las dente de los sucesos de la primaveraa+++++; addemás, unos masas, pese al tesstimonio evid se prrecipitan en busca de "excitantes" artificiales y otros hablaan de "reiviindicaciones concrretas". Ni los unos ni los otros presttan suficiente atención aal desarrollo de su propia actividdad de agitacción política y de organizzación de deenuncias pollíticas. Y ni ahora ni en ningúún otro mom mento se puedde sustituir co on nada esta labor. l
e. e La clasee obrera co omo comb batiente dee vanguard dia por la democraci d ia Heemos visto yaa que la agitaación políticaa más ampliaa y, por consiiguiente, la organización o de deenuncias pollíticas de tod do género es e una tarea necesaria en n absoluto, la l tarea más imperiiosamente neccesaria de la actividadd, siempre que esta actividad a seaa de veras socialldemócrata. Pero hemoss llegado a esta conclussión partienddo sólo de laa necesidad aprem miante que laa clase obrerra tiene de cconocimiento os políticos y de educaciión política.
mbargo, estaa manera de plantear la ccuestión seríaa demasiado estrecha y daría d de lado Sin em las taareas democcráticas univversales de toda t la sociialdemocraciia, en generral, y de la socialldemocracia rusa actual, en particularr. Para expliccar esta tesis del modo más m concreto posib ble, intentareemos enfocaar el problem ma desde ell punto de vista más "familiar" " al "econ nomista", o sea, s desde el punto de viista práctico.. "Todos estáán de acuerddo" con que es preeciso desarro ollar la concieencia políticaa de la clase obrera. o Pero ¿cómo haceerlo y qué es necessario para hacerlo? La lucha l económica "hace pensar" a los obreros sólo en las cuestiiones concerrnientes a la actitud del gobierno g antee la clase obrrera; por eso, por más que nos esf sforcemos en "d dar a la luch ha económicaa misma un carácter políítico", jamás podremos, p en los lím mites de estaa tarea, desarrrollar la con nciencia polítiica de los ob breros (hasta el grado de conciiencia políticca socialdem mócrata), puees los propioss límites son eestrechos. La formula de Martíínov es valio osa para noso otros, pero een modo algguno porque ilustre la caapacidad del autorr para embro ollar las cosass. Es valiosa porque pon ne de relieve el error funddamental de todoss los "econo omistas": el convencimie c ento de que ese puede ddesarrollar laa conciencia polítiica de clase de d los obrero os desde dentrro, por decirlo o así, de su lucha l económ mica, o sea, partieendo sólo (o o, al menos, principalmen nte) de esta lucha, basán ndose sólo (o o, al menos, principalmente) en e esta luch ha. Semejantte opinión es e errónea dde raíz; y precisamente porquue los "econo omistas", eno ojados por n nuestra polém mica con elloss, no quieren n reflexionar como o es debido en el origen n de nuestraas discrepancias, acabam mos literalmeente por no comp prendernos, por p hablar len nguas diferen ntes. Al obrero se lee puede dotarr de concienccia política de d clase sólo ddesde fuera, es decir, desde o de las relaaciones entree obreros y fuera de la luchaa económica, desde fuerra del campo onos. La únicca esfera de que q se puedeen extraer essos conocimiientos es la esfera e de las patro relaciiones de todass las clases y sectores socciales con el Estado E y el ggobierno, la esfera e de las relaciiones de todas las clases entre sí. Por eso, a la prregunta de qué q hacen paara dotar de conocimientos po olíticos a los obreros no sse puede darr únicamentee la respuestaa con que se conteentan, en la mayoría de los casos, los l militantess dedicados a la labor práctica, p sin hablaar ya de quien nes, entre loss, son propen nsos al "econ nomismo", a saber: "Hayy que ir a los obrerros". Para ap portar a los obreros o cono ocimientos po olíticos, los ssocialdemócrratas deben ir a todaas las clases de la población, deben d enviar a todas partes destacamenttos de su ejérrcito. Si empleamos adrede estaa fórmula to osca y nos expresamos adrede de una forma e modo algguno por el deseo de deecir paradojas, sino para simpllificada y tajaante, no es en "incittar" a los "economistas " s" a pensar en las tareas que dessdeñan de manera m tan imperrdonable y en e la diferen ncia – que eellos no quieeren comprender – entree la política
e rogamoss al lector que no se tradeuunionista y la política socialdemóccrata. Por eso impacciente y nos escuche con atención hassta el final. To omemos el tipo t del círcculo socialdeemócrata máás difundido en los últim mos años y exam minemos su actividad. a "E Está en conttacto con loss obreros" y se conform ma con eso, editan ndo hojas que q fustigan los abusos cometidos en las fábrricas, la parcialidad del gobieerno con los capitalistas y las violenciaas de la policcía; en las reuuniones con los obreros, los lím mites de esto os mismos teemas; sólo muy m de tarde en tarde se p pronuncian conferencias c y chaarlas acerca de d la historia del movimieento revoluciionario, la po olítica interio or y exterior de nuuestro gobierno, la evoluución económica de Russia y de Eurropa, la situaación de las distin ntas clases en la socieedad contem mporánea, ettc.; nadie p piensa en establecer e y desen nvolver de manera m sistem mática relaciones con otraas clases de laa sociedad. En E el fondo, los co omponente de d un círculo o de este tipo o conciben all militante ideal, en la maayoría de los casoss, mucho máás parecido a un secretariio de tradeun nión que a un n jefe políticco socialista. Porquue el secretaario de cualqquier tradeun nión inglesa., por ejempllo, ayuda sieempre a los obrerros a sosteneer la lucha ecconómica, orrganiza la den nuncia de los abusos en las fábricas, explicca la injusticcia de las leyyes y disposiiciones que restringen r laa libertad de huelga y la liberttad de colocaar piquetes ceerca de las fáábricas (para avisar a todo os que en la fábrica f dada se han n declarado en huelga), explica e la parcialidad de lo os árbitros peertenecientess a las clases burguuesas del pueeblo, etc., ettc. En una palabra, p todo secretario de d tradeunión n sostiene y ayudaa a sostener "la lucha económica e contra los paatrones y el gobierno". Y jamás se insisttirá bastante en que esto no es aún so ocialdemocraacia, que el iddeal del sociaaldemócrata no deebe ser el seccretario de trradeunión, siino el tribun no popular, que q sabe reacccionar ante toda manifestació ón de arbitrarriedad de oprresión, dondeequiera que se s produzca y cualquiera or o la claase social a que afectee; que sabe sintetizar todas estas que sea el secto d la brutalidad policíacca y de la explotación maniffestaciones en un cuaddro único de capitaalista; que sabe aprovecchar el hech ho más pequueño para eexponer antee todos sus conviicciones sociialistas y sus reivindicacio ones democrráticas, para explicar a to odos y cada uno la importan ncia históricca universal de la luch ha emancipaadora del proletariado. p Comp paren, por ejjemplo, a ho ombres como o Roberto Kn night (conoccido secretariio y líder de la Sociedad de Obreros Caldeereros, uno dde los sindicatos más poderosos de Inglaterra) I y Guillermo Liebkn necht e inten nten aplicarlees las contradicciones en n que basa Martínov M sus n Iskra. Verán n que R. Kniight –empiezzo a hojear el e artículo de Martínov – discreepancias con " ha exhortado" e m mucho más "a " las masas a ciertas accciones concreetas" (pág. 39), mientras que G. G Liebknech ht se ha dediicado más a ""explicar dessde un punto o de vista revvolucionario todo el régimen actual a o sus manifestacio ones parcialees" (pág. 38--39); que R. Knight "ha
nes inmediataas del proleetariado e in ndicado los medios de formuulado las reeivindicacion satisffacerlas" (págg. 41), mien ntras que G G. Liebknech ht, sin dejarr de hacer eso, no ha renun nciado a "diirigir al mism mo tiempo la intensa actividad a de los diferenttes sectores oposiicionistas" y "dictarles un n programa positivo de acción"+++ ++++ (pág. 41); que R. Knigh ht ha procuurado precisaamente "imp primir, en laa medida dee lo posible,, a la lucha econó ómica mism ma un carácteer político" (pág. 42) y ha sabido muy m bien "p presentar al gobieerno reivindicaciones con ncretas que p prometen cieertos resultaddos palpabless" (pág. 43), en tanto que G. Liebknecht L se s ha ocupaddo mucho más m de las "ddenuncias" "uunilaterales" (pág. 40); que R. Knight ha concedido m más importancia al "desaarrollo progrresivo de la monó ótona lucha cotidiana" c (p pág. 61), y g. Liebknecht, "a la propagganda de ideas brillantes y acaabadas" (págg. 61); que G. Liebknecht ha heccho del perriódico diriggido por él precissamente "un n órgano de oposición rrevolucionarria de denun ncia nuestro régimen, y sobree todo nuestrro régimen político, por cuanto c chocaa con los inteerese de los más m diversos sectores de la po oblación" (páág. 63), mien ntras que R. Knight "haa trabajado pro p la causa obrerra en estrecho o contacto orgánico o con la lucha prolletaria" (pág. 63) – si se entiende e por "estreecho contactto orgánico" ese culto a laa espontaneidad que hem mos analizado o más arriba en los ejemplos de d Krichevskii y de Martín nov – y "ha reestringido la esfera de su influencia", conveencido, sin duda como Martínov, de que "con n ello se haacía más compleja esta influeencia" (pág.. 63). Es una palabraa, verán quue Martínovv rebaja de d facto la socialldemocracia al nivel del tradeunionism t mo, aunque,, claro está, en e modo alguuno lo hace porquue no quierre el bien de la socialldemocracia,, sino simplemente porrque se ha apressurado un poco p a proffundizar a P Plejánov, en n lugar de ttomarse la molestia m de comp prenderlo. Pero volvamos a nuestra exposición.. Hemos diicho que el socialdemócrata, si es partiddario, no só ólo de palabrra, del desarrrollo polifaccético de la conciencia política del proletariado, debee "ir a todas las clases dee la població ón". Surgen vvarias pregun ntas: ¿Cómo hacerrlo? ¿Tenemo os fuerzas suuficientes parra ello? ¿Existe una base qque permita realizar esta laborr entre todas las demás claases? ¿No im mplicará eso abandonar, a o conducirá a abandonar, el pun nto de vista de d clase? Exaaminemos esstas cuestionees. Deebemos "ir a todas las cllases de la población" co omo teóricoss, como prop pagandistas, como o agitadores y como organizadores. Nadie N pone en duda quee la labor teó órica de los socialldemócratas debe orientaarse a estudiaar todas las peculiaridade p s de la situacción social y polítiica de las diversas d clasees. Pero se hace muy poco, poquíísimo, en esste sentido, desprroporcionadaamente poco o si se com mpara con la labor teendiente a estudiar e las
bril. En los comités y en e los círcullos podemos encontrar peculliaridades dee la vida fab perso onas que inccluso estudian n a fondo eespecialmentee algún ramo o de la siderrurgia; pero apenaas encontraráán ejemplos de miembros de las orgaanizaciones qque (obligado os por una u otra razón, r como sucede a meenudo, a retirrarse de la labor práctica)) se dediquen n de manera especcial a reunir datos sobre algún probllema actual de d nuestra viida social y política que puedaa servir d em motivo para desplegar d unaa labor socialdemócrata en ntre todos seectores de la poblaación. Cuand do se habla de d la poca preeparación de la mayoría dde los actualees dirigentes del movimiento m o obrero, es forrzoso recorddar asimismo la preparació ón en este asspecto, pues está ligada l tambiéén a la conceepción "econ nomista" del "estrecho contacto orgáánico con la luchaa proletaria". Pero lo prin ncipal, por suupuesto, es la propaganda y la agitación entre todos los seectores de laa población. El socialdem mócrata de Europa E Occidente ve faacilitada esta laborr por las reun niones y asam mbleas popullares, a las quue asisten cuaantos lo deseeen, y por la existeencia del Paarlamento, en el cual ell representan nte socialdem mócrata hab bla ante los diputtados de tod das las clases. En nuestro o país no ten nemos ni Paarlamento ni libertad de reunión; pero sab bemos, sin embargo, e orgganizar reun niones con lo os obreros que q quieren escucchar a un so ocialdemócraata. Debemo os saber tam mbién organ nizar reunion nes con los comp ponentes de todas t las clasees de la población que deeseen escuchaar a un demócrrata. Porque no ess socialdemócrata quien olvida o en la práctica p que "los comunistas apoyan por p doquier todo movimiento o revolucionaario" (69); quue, por ello, debemos d exp poner y recallcar ante todo el puueblo los objeetivos democrááticos generaless, sin oculttar en ninggún momentto nuestras conviicciones sociialistas. No es e socialdem mócrata quien n olvida en lla práctica quue su deber consiiste en ser el e primero en n plantear, acentuar a y resolver todo problema democrático d generral. "¡P Pero si no hay nadie quee no esté dee acuerdo co on eso!" –no os interrumpiirá el lector impacciente- , y lass nuevas instrrucciones a la l redacción de d Rab. Dieloo, aprobadas en el último Conggreso de la Unión, U dicen con c claridad:: "Deben serrvir de motivvos para la prropaganda y la agitación políticcas todos loss fenómenos y acontecim mientos de la vvida social y política que b como vanguardia v de afecteen al proletaariado, bien directamentee, como classe especial, bien todas las fuerzas revvolucionarias en e la lucha porr la libertad" (Dos congresoss, pág. 17. La cursiva es nuesttra). En efecto, son paalabras muy justas y muy buenas, y nos conssideraríamos satisffechos por ejjemplo si "R Rabócheie Dieloo" las comprenndiese, si no dijijese, al mismo tiempo, otras que laas contradicen. Pues no baasta con tituularse "vanguuardia", desttacamento avvanzado: es precisso, además, actuar de tal modo quue todos los otros destaacamentos veean y estén obligaados a recon nocer que marchamos m a la cabeza. Y preguntamos al lector: ¿es que los comp ponentes de los demás "ddestacamentos" son tan estúpidos quue van a creeernos como
mos de la "vvanguardia"? Imagínense de manera concreta el artícuulo de fe cuando hablam siguieente cuadro. En el "desttacamento" de d radicales o de constittucionalistas liberios del gobieerno autocráttico. Pero "n nosotros", sii queremos ser s demócrattas avanzado os, debemos preoccuparnos de incitar a quienes están descontentos únicamente ú ddel régimen universitario u o dell zemstvo, etc., e a pensaar que es maalo todo el régimen pollítico. Nosotrros debemos asum mir la tarea de organizar laa lucha políticca, bajo la dirrección de nuuestro partid do, en forma tan múltiple m que todos los seectores de op posición pueedan prestar,, y presten de d verdad, a esta lucha l y a este partido la ayuda que puedan. p Nosottros debemoss hacer de lo os militantes socialldemócratas dedicados a la labor prááctica líderes políticos quue sepan diriggir todas las maniffestaciones de d esta luchaa múltiple, que q sepan, en n el momento necesario, "dictar un progrrama positivo o de acción" a los estudiaantes en eferrvescencia, a los desconteentos de los zemstvos, a los miembros m in ndignados dee las sectas religiosas, r a los l maestross nacionales nados en sus intereses, etcc., etc. Por eso es completaamente falsa la afirmación de d Martínov lesion de que q "con reespecto a ellos sólo podemos desempeñar d el papel negativo n de denun nciadores deel régimen … Sólo poddemos disip par sus espeeranzas en las l distintas comisiones guberrnamentales"" (la cursiva es nuestra). Al decir estto, Martínovv demuestra n comprende nada n en absolutto del verdaddero papel dee la "vanguarrdia" revoluciionaria. Y si que no el lector tiene esto o en cuenta, comprenderrá el verdadeero sentido dde las siguien ntes palabras de co onclusión de Martínov: "IIskra es un órgano ó de op posición revo olucionaria quue denuncia nuesttro régimen, sobre todo el político, por cuanto choca con llos intereses de los más diversos sectores de la poblacción. Nosotros, en cambiio, trabajamo os y trabajareemos por la causaa obrera en estrecho e con ntacto orgánico con la luccha proletariia. Al restringir la esfera de nuuestra influeencia, hacem mos más com mpleja esta influencia" i ( (pág. 63). Ell verdadero sentiddo de semejaante conclusiión es: Iskra quiere elevarr la política trradeunionistaa de la clase obrerra (a la que se limitan co on tanta freccuencia nuestros militanttes prácticos,, ya sea por equivvocación, po or falta dee preparació ón o por convicción) al nivel de política socialldemócrata. En cambio,,, Rab. Dielo qquiere rebajarr la político socialdemócrrata al nivel de po olítica tradeuunionista. Y, por si eso ffuera poco, asegura a a toddo el mundo o que "estas posicciones son peerfectamente compatibless en la obra común" c (pág.. 63). O, sanctta simplicitas! Pro osigamos. ¿T Tenemos baastantes fuerrzas para lleevar nuestra propagandaa y nuestra agitacción a todas laas clases de la l población?? Pues claro que sí. Nuesstros "econom mistas", que a meenudo son propensos p a negarlo, olvvidan el gigaantesco paso o adelante quue ha dado nuesttro movimien nto de 1894 (más o men nos) a 1901. Como "segguidistas" autténticos que son, viven v con frrecuencia aferrado a ideas del período o inicial, pasado hace ya mucho, del movimiento. Enttonces, en efecto, e nuestras fuerzas eran tan pocas p que asombraban, a
nces era natuural y legítim ma la decisión n de consagraarnos por en ntero a la lab bor entre los enton obrerros y conden nar con severridad toda deesviación de esta e línea, en ntonces la tarrea estribaba en affianzarse entrre la clase obrera. o Ahoraa ha sido incorporada all movimiento o una masa gigan ntesca de fuerrzas; vienen a nosotros lo os mejores reepresentantes de la joven n generación de lass clases instrruidas; por todas partes, en todas lass provincias se ven cond denadas a la inactiividad person nas que ya han h tomado o desean to omar parte en e el movim miento y que tienden hacia la so ocialdemocraacia (mientraas que en 18994 los socialddemócratas ruusos podían contaarse con los dedos). d Uno de los defectos fundameentales de nuestro movim miento, tanto desdee el punto dee vista políticco como de organización n, consiste en n que no sabem mos emplear todass estas fuerzaas ni asignarlles el trabajo o adecuado (en ( el capítullo siguiente, hablaremos con más m detalle de esta cuestió ón). La inmensa mayoría de dichas fuerzas carece en absoluto de la posibilidad de d "ir a los obreros"; o porr consiguiente, no pude n ni hablarse deel peligro de orcionar a los l obreros distraaer fuerzas de nuestra labor fundamental. Y para propo conocimientos po olíticos autén nticos, vivos y que abarquuen todos lo os dominios es e necesario t "ggente nuestraa", socialdem mócratas, en todas partee, en todos los l sectores que tengamos socialles, en todass las posiciones que perrmiten conoccer los resorrtes internos de nuestro mecaanismo estataal. Y nos hacce falta esa ggente no sólo para la pro opaganda y la l agitación, sino más m aún paraa la organizacción. ¿E Existe una base que perm mita actuar en ntre todas lass clases de la población? Quienes no ven que q existe, prueban un na vez más que su con nciencia se rezaga r del movimiento m ascen nsional espon ntáneo de lass masas. El movimiento obrero ha ssuscitado y suscita s entre unos el desconten nto; entre otrros, despiertaa la esperanza de lograr ell apoyo de laa posición; a otros les hace co omprender que q el régimeen autocráticco no tiene razón de seer, y que su dimiento es in neludible. Só ólo de palabra seríamos "políticos" y socialdemócratas (como hund ocurrre, en efecto o, muy a meenudo) si no o tuviéramos concienciaa de que nuuestro deber consiiste en aprovvechar todass las manifeestaciones dee descontentto, en reunirr y elaborar todoss los elemen ntos de proteesta, por em mbrionaria quue sea. Y no hablemos ya y de que la masa de millonees de campeesinos trabajadores, artesanos, pequueños producctores, etc., escucchará siempree con avidez la propaganda de un soccialdemócrataa algo hábil. Pero ¿acaso existee una sola clase c de la población p en n la que no haya individduos, gruposs y círculos desco ontentos porr la falta de derechos y la arbitraried dad, y, en co onsecuencia, capaces de comp prender la prropaganda del d socialdem mócrata como o portavoz qque es de las demandas demo ocráticas gen nerales más candentes? c A quienes deseen formarse una idea concreta de esta agitación a pollítica del sociialdemócrataa entre todas las l clases y ssectores de laa población,
ndicaremos las denuncias políticas, p en eel sentido am mplio de la palabra, p com mo el medio les in principal (pero, cllaro está, no único) de estta agitación. Debemos –escribía yo en el artículo ¿P Por dónde emppezar? (Iskra, núm. 4, mayyo de 1901), "D del que q tendrem mos que habllar detenidam mente más adelante – despertar en n todos los sectores del pueb blo con un mínimo m de co onciencia la pasión p por laas denuncias políticas. p No hacen denuncias políticass sean ahora tan débiles, debe desconcertarnos que las voces que h n mucho meenos, una ressignación gen neral con la escasa y tímidas. La causa de ello no es, ni ón está en quue las person nas capaces de denunciar y dispuestas arbitrrariedad policcíaca. La razó a haccerlo no tien nen una tribuuna desde la que puedan n hablar, no tienen un auuditorio que escucche ávidamen nte y anime a los orado ores, no ven por parte alguna a en el pueblo una fuerza a la que merezca m la pena p dirigir una queja contra c el "to odopoderoso o" gobierno … Ahora poddemos y deb bemos crear una u tribuna para p denunciaar ante todo el pueblo al ruso… gobieerno zarista: esa e tribuna tiiene que ser un u periódico o socialdemóccrata"#. Ese auditorio ideal para laas denunciass políticas ess precisamen nte la clase obrera, que necessita, primero y principalm mente, ampliios y vivos conocimienttos políticos y que es la más capaz c de tran nsformar esto os conocimieentos en luch ha activa, aun nque no prom meta ningún "resuultado palpab ble". Ahora bien, b la tribuuna para estaas denunciass ante todo ell pueblo sólo puedee ser un periiódico centraal para toda R Rusia. "Sin un n órgano pollítico es inco oncebible en la Euuropa conteemporánea un u movimieento que merezca el nombre de movimiento m polítiico", y en esste sentido por p Europa contemporáánea hay quee entender también, sin duda alguna, a Ruusia. La prenssa se ha convvertido, en nuuestro país, ddesde hace yaa mucho, en l contrario,, el gobierno o no gastarría decenas de miles dee rublos en una fuerza; de lo s r a los Katlo ov y los Messcherski de toda t laya. Y en la Rusia soborrnarla y en subvencionar autoccrática no es una novedadd que la pren nsa clandestin na rompa loss candados de d la censura y obliggue a hablar públicamente p e de ella a loss órganos leggales y conserrvadores. Assí ocurrió en los añ ños 70 e inclluso a mediados de siglo.. ¡Y cuánto más m extensoss y profundo os son ahora los seectores popuulares dispuesstos a leer la prensa clanddestina y a ap prender en ellla "a vivir y a morir", como see expresaba el obrero auttor de una caarta publicadda en el núm m. 7 de Iskra! (70). Las denunciias políticas son precisam mente una deeclaración dee guerra al goobierno, de la ma manera que q las denun ncias de tipo o económico o son una ddeclaración de d guerra al mism fabriccante. Y la im mportancia moral m de estta declaració ón de guerra es tanto maayor cuanto más amplia a y vigo orosa es la caampaña de denuncias, d cuuanto más nuumerosa y deecidida es la clase social s que declara de la guerrra para empeezarla. En consecuencia,, las denunciias políticas son, ya y de por síí, uno de loss medios máás potentes para p disgregar las filas eneemigas, para
mporales y ssembrar la hostilidad h y apartaar del adverrsario a sus aliados forrtuitos o tem desco onfianza entrre quienes paarticipan de continuo c en el e poder auto ocrático. En n nuestros díías podrá con nvertirse en vanguardia de d las fuerzass revolucionaarias sólo el partiddo que organiice campañas de denunciaas de verdad ante a todo el puueblo. Las pallabras "todo el pueeblo" encierrran un gran contenido. c L La inmensa mayoría m de lo os denunciado ores que no pertenecen a la clase obrera (yy para ser van nguardia es necesario n preecisamente attraer a todas las clases) son po olíticos realisttas y hombrees serenos y prácticos. Saaben muy bieen que si es d un modeesto funcionaario, lo es to odavía más quejarse q del peligrroso "quejarse" incluso de "todo opoderoso" gobierno g russo. Y se quejjarán a nosotrros sólo cuan ndo vean quee sus quejas puedeen surtir efeccto, que som mos una fuerzaa política. Parra lograr que las personass ajenas nos consiideren una fuerza f políticca debemos trabajar mucho y con ttenacidad a fin f de elevar nuesttro grado de conciencia, nuestra iniciiativa y nuesttra energía, p pues no bastta con pegar el maarbete de "vanguardia" a una u teoría y uuna práctica de retaguarddia. Pero los admirradores dem masiado celoso del "estreccho contacto o orgánico con c la lucha proletaria" nos preguntarán p y nos preguuntan ya: si debemos en ncargarnos de d organizar ncias verdadderamente ante a todo ell pueblo so obre los abuusos cometiidos por el denun gobieerno, ¿en qué se manifesstará entonces el carácteer de clase de d nuestro movimiento? m ¡Puess precisamentte en que serremos nosotrros, los sociaaldemócratas, quienes orgganizaremos esas campañas c dee denuncias ante a todo el pueblo; p en quue todos los problemas plantados p en nuesttra agitación serán esclarrecidos desdde un punto de vista soccialdemócrata firme, sin ninguuna indulgenccia para las deformacione d es, intencionaadas o no, deel marxismo; en que esta polifaacética agitacción política será realizadda por un parrtido que un ne en un todo o indivisible la ofeensiva contraa el gobierno o en nombree del pueblo entero, la eeducación revvolucionaria del prroletariado –salvaguardan – ndo al mismo o tiempo su independenc i cia política -, la dirección de la lucha econó ómica de la cllase obrera y la utilización de sus con nflictos espon ntáneos con n pie y atraen n sin cesar a n nuestro camp po a nuevos sus exxplotadores, conflictos que ponen en sectores proletario os! os rasgos más característicos del "economismo" consiste c preciisamente en Pero uno de lo n comprendde esta conexxión; es más, no compren nde que la neecesidad más urgente del que no proletariado (educcación política en todos los aspectos pro medio de d la agitació ón política y p coiincide con laa necesidad del d movimien nto democráttico general. de lass denuncias políticas) Esa incomprensió i ón se maniffiesta tanto een las frasess martinovian nas como en n diferentes alusio ones del mism mo sentido a un supuestto punto de vista v de clasee. He aquí, por p ejemplo,
o se expresan n al respecto los autores dde la carta "eeconomista" publicada en n el núm. 12 cómo de Isk kra##: "Estee mismo deffecto fundam mental de Iskrra (la sobresttimación de la l ideología) es laa causa de su inconseccuencia en los problem mas referenttes a la acttitud de la socialldemocracia ante las diveersas clases y tendencias sociales. Ressolviendo po or medio de deduccciones teóriicas…" (y no o mediante "eel crecimientto de las tareas del partido, las cuales crecen junto con éste…") "la tarea de passar sin demorra a la lucha contra el ab bsolutismo y sintieendo, por lo visto, toda la dificultadd de esta tarrea para los obreros, daddo el actual estado de cosas… …" (y no sólo o sintiendo, ssino sabiendo o muy bien qque esta tareea les parece meno os difícil a lo os obreros que q a los inteelectuales "eeconomistas"" que los tratan como a niñoss pequeños, pues los obrreros están dispuestos d a batirse incluuso por reiviindicaciones que, dicho sea con c palabras de inolvidaable Martíno ov, no prom meten ningún n "resultado palpaable")…, "pero no tenien ndo la pacien ncia de esperaar que los ob breros acumuulen fuerzas para esta e lucha, Isskra empieza a buscar aliaados entre loss liberales y llos intelectuaales…" Sí, sí, se nos haa acabado, en n efecto, todaa la "pacienciia" para "esp perar" los díass felices que nos prometen p dessde hace muucho los "con nciliadores" de d toda clasee, en los cualles nuestros "econ nomistas" deejarán de im mputar su propio p atraso o a los obrreros y de justificar j su insufi ficiente enerrgía con un na pretendidda insuficiencia de fuerzas de lo os obreros. Preguuntamos a nuuestros "econ nomistas": ¿een qué debe consistir la ""acumulación n de fuerzas por lo os obreros para p esta luch ha"? ¿No es eevidente que consiste en dar educació ón política a los ob breros, en deenunciar antee ellos todos lo os aspectos de d nuestra ab byecta autocrracia? ¿Y no está claro c que jusstamente para esta labor neccesitamos ten ner "aliados entre los lib berales y los inteleectuales" disp puestos a co ompartir con n nosotros suus denunciass de la camp paña política contrra la gente de d los zemsttvos, los maaestros, estaddísticos, estuudiantes, etc.? ¿Será, en realiddad, tan difíccil de compreender esta assombrosa "trreta"? ¿No lees viene repiitiendo P.B. Axelrrod, ya desdee 1897, que "el problem ma de que loss socialdemó ócratas rusos conquisten adicto os y aliados directos d o inddirectos entree las clases no n proletariass se resuelve, ante todo y sobree todo, por el carácter de d la propagganda que se s hace en el e seno del proletariado p mism mo"? ¡Pero no o obstante, lo os Martínov y demás "ecconomistas" siguen creyen ndo que los obrerros deben primero, p por medio de ""la lucha económica co ontra los pattronos y el gobieerno", acumuular fuerzas (para la políttica tradeuniionista) y sóllo después "paasar", según parecce, del tradeuunionista "inffundir actividdad" a la activvidad socialddemócrata! "… …En sus búsqquedas –con ntinúan los "eeconomistas"" – Iskra se desvía d con freecuencia del punto o de vista de clase, velanddo las contraadicciones en ntre las clasess y colocando en primer plano o la comuniddad del desco ontento con el e gobierno, aunque las ccausas y el grrado de este
ontento entree los "aliadoss" son muy diferentes. d Taal es, por ejem mplo, la actitud de Iskra desco ante los l zemstvoss" … Iskra, según s dicen llos "econom mistas", "prom mete la ayudaa de la clase obrerra a los nob bles insatisfeechos de las limosnas gubernamenta g ales, sin deccir una sola palab bra del antagonismo de clase c que sep para a estos dos sectoress de la poblaación". Si el lectorr se remite a los artículoss La autocraciaa y los zemstvoos (números 2 y 4 de Iskra ra), a los que probabblemente aludeen los autorees de la carta,, verá que están consagraados### a laa actitud del gobieerno frente a la "agitación n blandenguee del zemstvvo burocrático y estamenttal" y frente a la "iniciativa " que parte hastaa de las clasees poseedoras". El artícullo dice que el e obrero no puedee contemplaar con indifeerencia la luccha del gobiierno contra el zemstvo;; invita a la gentee de los zemsstvos a abanddonar sus disscursos blanddengues y prronunciarse con c palabras firmees y tajantes cuando c la socialdemocraccia revolucionaria se alce con toda suu fuerza ante el gob bierno. ¿Quéé hay en esto o de inaceptable para loss autores de la carta? Naadie lo sabe. ¿Pien nsan que el obrero o "no comprenderá" las palabrras "clases p poseedoras" y "zemstvo buroccrático estam mental"? ¿Crreen que inciitar a la gen nte de los zeemstvos a pasar p de los discuursos blanden ngues a las palabras p tajan ntes es "sobrrestimar la iddeología"? ¿SSe imaginan que lo os obreros pueden p "acum mular fuerzas" para luchaar contra el aabsolutismo si no saben cómo o trata éste taambién a los zemstvos? z N Nadie lo sabe tampoco. L Lo único claro o es que los autorres tienen unaa idea muy vaga v de las tarreas políticass de la socialddemocracia. Que esto es así no os lo dice co on mayor clarridad aún estta frase suya: "Idéntica es la actitud de d Iskra" (es decir,, de nuevo "vela las contradiccio ones entre las l clases") "ante, el movimiento m estuddiantil". En luugar de exho ortar a los ob breros a afirm mar, por meddio de una manifestación pública, que el veerdadero oriigen de la viiolencia, de la l arbitrarieddad y del desenfreno se u m. 2)####, halla en el gobierno ruso, y no en la juventud universitaria (Iskra, núm ¡debeeríamos habeer publicado, por lo vistto, razonamientos en ell espíritu de R. Mysl! Y semejantes ideas son s expresad das por sociaaldemócratas en el otoño de 1901, desspués de los o crecer del movimiento o estudiantil, sucessos de febrerro y marzo, en vísperas de un nuevo revelaador de quee, incluso en n este terren no, la "espon ntaneidad" de d la protestta contra la autoccracia adelanta ta a la dirección conscien nte del moviimiento por la socialdem mocracia. ¡El deseo o espontáneo o de los obreeros de intervvenir en defeensa de los esstudiantes ap paleados por la po olicía y loss cosacos adelanta a la actividad d conscientte de la organización o socialldemócrata! "Siin embargo, en otros arttículos – con ntinúan los autores a de laa carta - , Isk kra condena duram mente todo compromiso o y defiendee, por ejemp plo, la posiciión intransiggente de los guesddistas". Acon nsejamos quee mediten b bien sobre esstas palabras quienes sueelen afirmar con tanta t presuncción ligereza que las discrrepancias entre los socialldemócratas de nuestros
n son esencciales ni justiifican una esscisión. ¿Pueeden actuar ccon éxito en una misma días no organ nización quieenes afirman n que hemo os hecho tod davía muy poco p para denunciar d la hostillidad de la autocracia a las l clases máás diversas y para dar a cconocer a loss obreros la oposiición de los sectores máás diversos de la població ón a la autoccracia, y quieenes ven en esta actividad a un "compromisso", evidentemente un co ompromiso ccon la teoría de la "lucha econó ómica contraa los patrono os y el gobiern no"? Heemos habladdo, al recorrdar el cuaddragésimo an niversario dde la liberacción de los camp pesinos (núm m. 3) #####, de que es e necesario llevar la luccha de clasess al campo; hemo os mostrado, a propósito del informe secreto de Witte W (núm. 44), que la adm ministración autón noma local y la autocraccia son inco onciliables; hemos atacaddo el feudaliismo de los terrattenientes dell gobierno, al comentaar la nueva ley (núm. 8)###### #, y hemos aplauudido el con ngreso ilegal de los zem mstvos##### ###, alentaando a los miembros m y defen nsores de estos últimos a abandonarr las peticiones humillan ntes y pasar a la lucha; hemo os estimulado o a los estudiiantes, que em mpezaban a comprenderr la necesidadd de la lucha polítiica y pasabaan a ella (núúm. 3) y, all mismo tiempo, hemoss fustigado la "bárbara incom mprensión" de d quienes propugnan p eel movimien nto "exclusivvamente univversitario" y exhorrtan a los esstudiantes a no participarr en las man nifestaciones callejeras (n núm. 3, con motivvo del llamam miento del Comité C Ejecuutivo de los Estudiantes E dde Moscú feechado el 25 de feb brero); hemo os denunciad do los "sueño os absurdos" y la "hipocreesía falaz" dee los astutos liberaales del perió ódico Rossía (71) (núm. 5) y, a la vez, hemos h destaccado la furiossa represión del gobierno carccelero "contrra pacíficos lliteratos, con ntra viejos caatedráticos y científicos, 5 Correría pollicíaca contra la literatura); contrra conocidoss liberales dee los zemstvvos" (núm. 5: hemo os revelado el e verdadero sentido del p programa "dee patronato ddel Estado para p mejorar las co ondiciones de d vida de los obreros" y celebrado laa "preciosa cconfesión" de d que "más vale prevenir p con reformas deesde arriba las demandas de reformas desde abajo que esperar a esto o último" (n núm. 6)### ######; h hemos animaado (núm. 7)) a los funccionarios de Estaddística que prrotestan y co ondenado a llos funcionario esquirolees (núm. ). ¡Q Quienes ven en esta táctica una ofuscación n de la concieencia de clasee del proletarriado y un coompromiso con el libeeralismo prueb ban que no comprenden c n en absoluto o el verdaderro sentido deel programa del Credo C y, de factoo, aplican preciisamente este prrograma, por mucho que llo repudien! Porque, P por eso mismo, m arrasttran ala sociaaldemocraciaa a "la lucha económica contra los paatronos y el gobieerno" y se rin nden ante el liberalismo, l renunciando a intervenir de d manera acttiva en cada probllema "liberal" y a fijar frente a él su prropia actitud, su actitud so ocialdemócraata.
f. Una vez más "calu umniadorees", una vvez más "eembaucadores" Co omo recordaará el lector, estas amab bles palabras son de R. Dielo, que replica r así a nuesttra acusación n de "habeer preparado o indirectam mente el terrreno para convertir c el movimiento obreero en un in nstrumento dde la democrracia burgueesa". En su simplicidad, Rab. Dielo D ha decidido que estaa acusación o es otra cosaa que una arggucia polémiica. Como si dijeraa: estos maliggnos dogmátticos han resuelto decirno os toda clasee de cosas deesagradables ¿y quué pude habeer más desagrradable que sser instrumen nto de la dem mocracia burrguesa? Y se publica en negrillla un "men ntís": "una ccalumnia pattente" (Dos congresos, páág. 30), "un embaaucamiento" (pág. 31), "uuna mascaradda" (pág. 33). Como Júpiter, Rab. Dieloo (aunque se parecce poco a Júúpiter) se enffada precisam mente porquue no tiene razón, demosstrando con sus in nsultos preccipitados quee es incapaz de seguir el e hilo de lo os pensamien ntos de sus adverrsarios. Y sin n embargo, no hace falta rreflexionar mucho m para comprender c p qué todo por culto a la espon ntaneidad deel movimien nto de masaas, todo rebajjamiento dee la política a nivel de la l política trradeunionistaa significa precisamente preparar el socialldemócrata al terren no para con nvertir el movimiento m obrero en un instrumeento de la democracia burguuesa. El movimiento obrero o espo ontáneo sólo o puede crrear por sí mismo el tradeuunionismo (y lo crea de manera ineevitables), y la l política traadeunionistaa de la clase obrerra no es otraa cosa que laa política burrguesa de la clase obreraa. La particip pación de la clase obrera en la l lucha política, e incluuso en la reevolución po olítica, en modo alguno u política ssocialdemócrrata. ¿Se le o ocurrirá a R. Dielo negar conviierte aún su política en una esto? ¿Se le ocurrrirá, al fin, exponer an nte todo el mundo, sin ambages nii rodeos, el p caandentes de la socialdem mocracia inteernacional y conceepto que tieene de los problemas rusa? ¡Oh, no! Jam más se le ocuurrirá nada seemejante, puues se aferra al a recurso dee "hacerse el nte": Ni soy quien soy, ni n sé ni quieero saber naada del asuntto. Nosotross no somos ausen "econ nomistas", Rab. R Mysl no es "eco onomismo", en generaal, en Rusiia no hay "econ nomismo". Es un recurso muy hábil y "p político", peero tiene un n pequeño incon nveniente: a los l órganos de d prensa quue lo practican n se les suelee poner el mote de "¿En qué puedo p servirle?" Raab. Dielo cree que, en general, la demo ocracia burguuesa en Rusiaa es una "quuimera" (Dos congreesos, pág. 32)# ######## ##. ¡Qué fellices son! Co omo el avestruz, escondeen la cabeza bajo el ala y se im maginan quee con ello haan hecho desaparecer todo lo que lees rodea. La serie de publicistaas liberales que q anuncian n triunfalmen nte cada mess el desmoro onamiento e m la serie de perriódicos libeerales Sankt-P Petersburgskie inclusso la desapaarición del marxismo; Viédoomosti, Russkiie Viédomosti y otros muuchos) dedicaados a estim mular a los liiberales que
n a los obrreros una co oncepción b brentaniana de la luchaa de clases (72) y una llevan conceepción tradeeunionista de d la políticaa; la pléyadee de críticos del marxiismo, cuyas verdaaderas tendencias han puesto p tan b bien al descuubierto el C Credo y cuyaa mercancía literarria es la únicca que circulaa por Rusia ssin impuesto os ni arancelees; la reanimación de las tendeencias revoluucionarias no o socialdemó ócratas, sobrre todo desp pués de los sucesos de febrero y marzo; ¡todo eso, por p lo visto, es una quimera! ¡Todo eso e no tiene en absoluto nada que ver con la democracia burguesa! Raab. Dielo y lo os autores de d la carta "economista" aparecida een el núm. 12 de Iskra deberrían "pensar en cuál es laa causa de que q estos succesos de la primavera hayya suscitado una reanimación r o socialdemó ócratas, en luugar de fortaalecer la autoridad y el prestigio de la socialldemocracia"". La causa es e que no heemos estado a la altura dee nuestra miisión, que la activiidad de las masas obreeras ha sido superior a la nuestra, que no hem mos tenido dirigeentes y organ nizadores revvolucionarioss preparados en grado suuficiente, quee conocieran a la perfección p el estado de án nimo de todo os sectores oposicionistass y supieran ponerse p a la cabezza del movim miento, transsformar una manifestació ón espontáneea en una manifestación nuestro atrraso seguirá polítiica, ampliar su carácter político, etcc. en estas condiciones, c sienddo aprovechaado de manerra inevitable pro los revollucionarios n no socialdem mócratas más dinám micos y más enérgicos; e y los l obreros, pro grandes que sean su abnegación y su energía en la lucha con laa policía y con n las tropas, por muy revvolucionaria qque sea su acctuación, no pasarrán de ser una fuerza quue apoye a esos revoluccionarios, serrán la retaguuardia de la demo ocracia burgguesa y no la vanguarddia socialdem mócrata. To omemos el caso de la socialldemocracia alemana, de la que nuestros "econom mistas" quierren imitar só ólo los lados débilees. ¿Por qué no se produuce en Alemania ni un sollo suceso pollítico sin quee contribuya aumeentar más y más la autorridad y el prrestigio de laa socialdemo ocracia? Puees porque la socialldemocracia es siempre la primera en la aprecciación más revolucionarria de cada sucesso, en la deffensa de todda protesta ccontra la arb bitrariedad. No N se adorm mece con la consiideración de que la luch ha económicaa incitará a los l obreros a pensar en su falta de derecchos y de quue las condicciones empujjan fatalmen nte el movim miento obrero o al camino revoluucionario. In nterviene en todos los asp pectos y en todos t los pro oblemas de laa vida social y políítica: cuando o Guillermo se s niega a rattificar el nom mbramiento de d un alcaldee progresista burguués (¡nuestros "economistas" no han ttenido tiemp po aún de exp plicar a los allemanes que esto es, e en el fond do, un comprromiso con eel liberalismo o!); cuando see dicta una leey contra las obrass y estampaas "inmoralees"; cuando el gobierno influye p para que seaan elegidos determ minados pro ofesores, etcc., etc. La so ocialdemocraacia está siem mpre en priimera línea, excitaando el desscontento po olítico en to odas las claases, desperttando a loss dormidos,
onando hech hos y datoss de todo género g para espolleando a loss rezagados y proporcio desarrrollar la con nciencia políttica y la activvidad políticaa del proletaariado. Y el resultado r de todo eso es que hasta los enemigos con nscientes dell socialismo sienten resp peto por el luchaador político de vanguarddia, y no es raro que un documento importante, no sólo de los medios m burgueeses, sino inccluso de las esferas e buroccráticas y palaaciegas, vayaa a parar por una especie e de miilagro al desp pacho de la reedacción de Vorwärts. V Ah hí está la claave de la apaarente "contrradicción", la cual rebasa tanto la caapacidad de comp prensión de Rab. R Dielo quue la revista se limita a leevantar las m manos al cielo o clamando: "¡Masscarada!" En n efecto, ¡figúúrense ustedees: nosotros, Rab. Dielo, ccolocamos enn primer plano el mo ovimiento ob brero de masass (¡y lo imprimimos en neegrilla!), prevvenimos a toddos y a cada uno contra c el peliigro de dism minuir la impo ortancia del elemento e esp pontáneo, quueremos dar un caarácter polítiico a la mism ma, a la mism mísima lucha económica, queremos mantener m un contaacto estrecho o y orgánico con la luch ha proletaria! Y después de eso se nos dice que prepaaramos el teerreno para convertir el movimiento o obrero en n un instrum mento de la demo ocracia burguuesa. ¿Y quiéén nos lo dice? ¡Hombress que llegan a un "comprromiso" con el liberalismo, intterviniendo en e todos loss problemas "liberales" (¡qué ( incomp prensión del "conttacto orgánicco con la luch ha proletaria"!) y dedican ndo tanto aten nción a los estudiantes e e inclusso (¡qué horrror!) a la gente g de los zemstvos! ¡Hombres ¡ qque, en geneeral, quieren consaagrar una paarte mayor de d sus fuerzaas (en compaaración con los "econom mistas") a la activiidad entre las l clases no n proletariaas de la po oblación! ¿N No es eso, acaso, una "mascarada"? obre Rab. Dieelo! ¿Llegará alguna a vez a desentrañar el secreto dee esta treta? ¡Po
* Advertimos, A parra evitar equívo ocos, que en laa exposición quue sigue entendemos por luccha económica (según n el uso arraigaado entre noso otros) la "lucha económica práctica" p que E Engels denomiinó, en la cita reprod ducida antes, "rresistencia a loss capitalistas" y que en los paííses libres se llaama lucha grem mial, sindical o tradeuunionista.
** En este capítuulo hablamos únicamente ú dee la lucha políttica, de su con ncepción más amplia o más estrech ha. Por eso señ ñalaremos sólo de paso, como o un simple heecho curioso, laa acusación lan nzada por Rab. Dielo contra c Iskra dee "moderación n excesiva" con n respecto a laa lucha económica (Dos conggresos, pág. 27; acusacción repetida co on machaconeríía por Martínovv en su folleto La L socialdemoccracia y la clase obrera). Si los señorees acusadores midieran m por puds p o por plieegos de impren nta (como gustan de hacerlo) la sección de Iskra dedicada d a la luucha económicaa durante el añ ño y la comparaaran con la misma sección dee R. Dielo y R. Mysl juuntos, verían fáácilmente que, incluso en estee sentido, están n atrasados. Es evidente que el e conocer esta sencillla verdad les obliga o a recurrrir a argumento os que demueestran con clariidad su confusión. "Iskra – escribeen-, quiéralo o no (¡), tiene (¡) que tomar en consideraciión las deman ndas imperiosass de la vida y publicar, por lo menos (¡!), cartas so obre el movimiento obrero" (Dos ( congresos, p pág. 27). ¡Menudo argumento para hacernos h trizas! **** Decimos "en general" porquue en Rab. Dielo lo se trata precissamente de los principios gen nerales y de las tareas generales de todo t el partido o. Es indudablee que en la prááctica se dan casos c en que laa política debe, efectivvamente, seguirr a la economíaa; pero sólo "ecconomistas" puueden decir eso en una resolucción para toda Rusia. Porque hay también t casos en que "desdde el comienzo o mismo" se puede hacer agittación política "únicaamente en el terreno económico", puedee hacer agitacción política "únicamente en e el terreno económ micos", pese a lo cual Rab. Diielo ha llegado, por p fin, a la con nclusión de quee "no hay ninguuna necesidad" de ello o (Dos congresos, pág. 11). En el e capítulo siguiiente probarem mos que la tácticca de los "polítticos" y de los revoluucionarios, lejoss de desconocerr las tareas traddeunionistas dee la socialdemoccracia, es, por el e contrario, la única
quee
assegura
su
cumplimiento
consecuente.
***** Expresiones textuales del fo olleto Dos congreesos, pág. 31,32, 28 y 30.
****** Dos congrresos, pág. 32. ******* Rab. Dielo,, núm. 10, pág.. 60. Así aplica Martínov al esstado caótico de d nuestro movvimiento en la actualiidad la tesis de que "cada paso o de movimien nto real es más importante quee una docena de d programas", cuya aplicación a hemo os analizado yaa antes. En el ffondo, eso no es e sino una tradducción al ruso o de la célebre frase de d Bernstein: "eel movimiento lo l es todo; el ob bjetivo final, naada".
******** Partidaarios de Rabóócheie Dielo. (N N. de la Edit.) ********* Pág. 43: "Desde lueego, si recom mendamos a los l obreros qque presenten determinadas reivinddicaciones econ nómicas al gob bierno, lo haceemos porque el e gobierno auttocrático está dispuesto, d por necesidad, a hacer cieertas concesiones en el terreno económico". e V I. Lenin, Obrras Completas, 5ª ed. en ruso, t. 5, pág. 297-3199 (N. de la Edit.)) ********** Véase V. + Véase V V. I. Len nin. Obras Complletas, 5ª ed. en ruuso, t. 4, pág. 391-396. 3 (N. de la l Edit.) ++ + La exigencia de "dar a la lucha l económiica misma un carácter políticco" es la maniifestación más patentte del culto a la espontaneidad e en la actividad po olítica. La luchaa económica addquiere a menuddo un carácter
políticco de manera espontánea, e es decir, d sin la in ntervención de los "intelecttuales", que so on el "bacilo revoluucionario", sin la l intervención de los socialdeemócratas consccientes. Por ejeemplo, la lucha económica de los ob breros en Inglaaterra adquirió también un caarácter político sin participaciión alguna de los l socialistas. Ahoraa bine, la tarea de los socialdemócratas no see limita a la agiitación política en el terreno económico: e su tarea es e transformar esa e política trad deunionista en lucha política socialdemócrata s a, aprovechar lo os destellos de concieencia política quue la lucha eco onómica ha heccho penetrar en n los obreros p para elevar a ésttos al nivel de concieencia política socialdemócrata. Peero los Martíno ov, en vez de eleevar e impulsarr la conciencia política p que se despieerta de maneraa espontánea, se s prosternan antte la espontaneiddad y repiten ccon machaconeería, hasta dar náuseaas, que la luchaa económica "iincita" a los ob breros a pensaar en su falta dde derechos po olíticos. ¡Es de lamenttar, señores, quue este desperttar espontáneo o de la concien ncia política traadeunionista no o les "incite" a ustedees mismos a pen nsar en sus tareeas socialdemóccratas! ++ ++ Para confirm mar que todo este discurso dde los obreros a los "econom mistas" no es una u invención gratuitta nuestra, nos remitiremos a dos d testigos que, sin duda, con nocen el movim miento obrero directamente d y no se inclinan, ni muucho menos, a ser parciales con c nosotros, los "dogmático os", pues uno de d ellos es un omista" (¡que considera c inclusso a Rabócheie Dielo D un órgano político!) y el otro, o un terroriista. El primer "econo testigo o es el autor de un artículo, no otable por su veeracidad y vivezza, publicado en n el núm. 6 de Rab. D. con el título El E movimiento obbrero de San Peteersburgo y las tare reas prácticas de laa socialdemocraciaa. Divide a los obreros en: 1) revoluucionarios consccientes; 2) secto or intermedio, y 3) el resto dee la masa. Y ressulta que el secttor intermedio "a men nudo se interessa más por los problemas p de laa vida política que q por sus inteerese económiccos inmediatos cuya relación r con lass condiciones sociales s generalles ha sido com mprendida hacee ya mucho"… … Rab. Mysl es "criticaado con durezza": "siempre lo l mismo, hace mucho que lo sabemos, hace h mucho quue lo leímos", "tampoco esta vez haay nada nuevo en la crónica política" (pág. 300-31). Pero inclluso el tercer seector, "la masa m corromp pida por la taberna y por la iiglesia, que cassi nunca tiene obreraa más sensible,, más joven, menos posibillidad de consegguir un libro de d contenido po olítico, habla a diestro y sinieestro de los fen nómenos de la vida política p y reflexxiona sobre lass noticias fragm mentarias acercca de un motíín de estudianttes", etc. Y el terroriista escribe: "… … Leen un par de veces unass líneas dedicad das a minucias de la vida de las l fábricas en ciudaddes que no son las suyas y lueggo dejar de leerr… Les aburre… No hablar een un periódico o obrero sobre el Estaado… significa imaginarse quee el obrero es un u niño pequeñ ño… El obrero no es un niño"" (Svoboda (68), ed. dell Grupo Revoluucionario-Sociaalista, pág. 69-700) ++ +++ Martínov "se imagina otrro dilema más real (¿)" (La soocialdemocracia y la clase obrera, pág. p 19): "O la socialddemocracia sum me la dirección n inmediata dee la lucha econ nómica del proletariado y, con c ello (¡), la transfo orma en lucha revolucionaria r de clase"… "Con ello", es deccir, al parecer, ccon la dirección n inmediata de la luch ha económica. Que nos indiquue Martínov dó ónde se ha vistto que, por el úúnico y solo hech ho de dirigir la lucha sindical, se hayya logrado tran nsformar el movvimiento tradeuunionista en movimiento m revo olucionario de clase. ¿No caerá en la cuenta de que, q para realizaar esta "transfo ormación", deb bemos asumir activamente a la "direccción inmediataa" de la agitació ón política omnnímoda?… "O bien b otra persp pectiva: La soccialdemocracia abando ona la dirección n de la lucha ecconómica de los obreros y, con ello…, se corrta las alas"… Según S el juicio de Rabb. Dielo, antes citado, c es Iskra la que "abando ona". Pero hem mos visto que Isskra hace para dirigir d la lucha económ mica mucho máss que "Rab. Dieloo" y, por añadiddura, no se limiita a eso ni resttringe, en nomb bre de eso, sus tareas políticas.
++ ++++ Se trata de la primaverra de 1901, en la que comenzzaron grandes m manifestacioness en las calles. (Nota de Lenin para la l edición de 19907. –N. de la E Edit.) +++++ Por ejeemplo, durante la guerra francco-prusiana, Lieebknecht dictó un programa de d acción para ++ toda laa democracia, cosa c que Marx y Engels hiciero on en mayor esccala en 1848. # Véase V V. I. Len nin. Obras Complletas, 5ª ed. en ruuso, t. 5, pág. 10-11. (N. de la E Edit.) ## # La falta de esp pacio nos ha im mpedido respon nder circunstan ncialmente en Isskra a esta cartaa, tan típica de los "eeconomistas". Su S aparición nos n causó verddadero júbilo, pues hacía ya mucho que llegaban l hasta nosotrros, desde los laados más diverrsos, dimes y diiretes acerca dee que Iskra careecía de un conseecuente punto de vistta de clase, y sólo esperábamos una ocasión n propicia, o la expresión cristtalizada de estaa acusación en boga, para darle una respuesta. Y teenemos por co ostumbre conteestar a los ataquues no con la defensiva, d sino ontraataques. con co ## ## Y durante el período com mprendido enttre estos artícuulos, se ha pub blicado (Iskra, núm. 3) otro dedicaado especialmen nte a los antago onismos de clase en el campo o. (Véase V. I. L Lenin. Obras Completas, C 5ª ed. en ruso, t. 4, pág. 4299-437. – N. de laa Edit.) ### Véase V. I. I Lenin. Obras Completas, C 5ª ed. en ruso, t. 4, pág. p 391-396. (N N. de la Edit.) ## ## #### Véase V.. I. Lenin. Obrass Completas, 5ª eed. en ruso, t. 4,, pág. 429-437 ((N. de la Edit.) ## ##### Véase V. V I Lenin. Obrras Completas, 5ª ed. en ruso, t. 5, 5 pág. 87-92. (N N. de la Edit.) ## ###### Idem m, pág. 93-94. (N N. de la Edit.) ## ####### Véaase V.I. Lenin. Una preciosa conffesión. (N.. de la Edit.) ## ######## Y a renglón seguuido se alude a "las condicion nes concretas ruusas, que empuujan faltamente el movvimiento obrero o al camino revvolucionario". ¡N No se quiere co omprender que el camino revo olucionario del movim miento obrero puede p no ser aún el camino ssocialdemócrataa! Bajo el absollutismo, toda laa burguesía de Europ pa Occidental "empujaba", em mpujaba conscieentemente a loss obreros al cam mino revolucion nario. Pero los socialddemócratas no podemos con ntentarnos con n eso. Y si rebajamos de un na u otra form ma la política socialddemócrata al nivel n de la pollítica espontán nea, de la políttica tradeunion nista, con ello precisamente harem mos el juego a la democracia buurguesa.
V "Plan" " de un u periódicco político central parra toda Russia
El error más grande de Isskra en este sentido –esccribe B. Kricchevski (R. D., D núm. 10, "E pág. 30), 3 imputándonos la tendencia a "con nvertir la teo oría en doctriina muerta, aislándola a de la prááctica" – es un "plan" de una organiización de to odo el partiddo" (es decirr, el artículo ¿Por dónde empezaar?). Y Martíínov lo secuunda, declaraando que "laa tendencia de Iskra de amino orar la impo ortancia de la marcha progresiva p de d la monóto ono lucha cotidiana c en comp paración con n la propagan nda de ideas brillantes y acabadas…, a ha sido coro onada por el plann nn de organ nización del partido, plaan que se no os ofrece en n el artículo o ¿Por dónde empezzar?, publicad do en el núúmero 4" (lo oc. cit. pág. 61). Finalm mente, hace poco p se ha sumaado a los indiignados con este "plan" (las comillas deben expreesar la ironíaa con que lo acogee) L. Nadiezhdin, que en n su folleto En vísperas de la revoluución, que accabamos de recibiir (edición deel "Grupo Reevolucionario o-Socialista" Svoboda, quee ya conocem mos), declara que "al " hablar ah hora de una organización n cuyos hiloss arranquen de un perióddico central para toda Rusia es dar ideass y hacer trrabajo de gaabinete" (págg. 126), dar pruebas de "literaaturismo", ettc. no o puede sorp prendernos que nuestro o terrorista coincida con n los defensores de la "marccha progresivva de la mon nótona lucha cotidiana", pues p ya hemo os visto las raaíces de esta
organización n. Pero debem mos observaar en el acto afiniddad en los caapítulos sobrre política y o que L. L Nadiezhddin, y sólo él, ha trataddo honradam mente de peenetrar en el e curso del pensaamiento del artículo que le ha disguustado; ha traatado de responder yenddo al grano, mienttras que Rabb. Dielo no haa dicho en essencia nada y ha tratado tan sólo de embrollar e la cuestiión, median nte una sartaa de indeco orosas y dem magógicas saalidas de to ono. Y, por desaggradable de ello sea, hay que q perder tieempo en limp piar antes loss establos de Augías.
a. A quién ha ofendido ell artículo "¿P Por dónde empezar?"* e * Vaamos a citar un ramilletee de las expresiones y exxclamaciones con que haa arremetido contrra nosotros Rabócheie R Dielo lo. "No es un n periódico ell que puede ccrear la organ nización del partiddo, sino a la inversa"… i "U Un periódico o que se encuuentre por enccima del partiido, esté fuera de su control y no dependa d de él por tener su propia reed de agentes"… "¿Por obra o de qué milaggro ha olvidaado Iskra las organizacion nes socialdem mócratas, ya existentes dee hecho, del partiddo a que ellaa misma perttenece?"… ""Personas po oseedoras dee principios firmes f y del plan correspondie c ente son tam mbién los reguuladores supremos de la lucha real deel partido, al que dictan d el cum mplimiento dee su plan"… "El plan rellega a nuestraas organizaciiones, reales y vitaales, al reino de las sombrras y quiere dar d vida a un na red fantásttica de agenttes"… "Si el plan de Iskra fueese llevado a la práctica, borraría po or completo las huellas del Partido mócrata de Rusia R que se vviene forman ndo en nuestro país"… "Un " órgano Obreero Socialdem de prropaganda see sustrae al control c y se cconvierte en legislador ab bsoluto de to oda la lucha revoluucionaria práctica"… "¿Qué actitud debe asumiir nuestro paartido al verrse totalmente someetido a una reedacción autó ónoma?", etcc., etc. Co omo ve el leector por ell contenido y el tono de d estas citaas, Rabócheie Dielo se ha ofend dido. Pero no n por lo quue a él le tocca, sino por lo que tocaa a las organ nizaciones y comittés de nuestrro partido, a los que Iskra ra, según prettende dicho órgano, ó quieere relegar al reino de las somb bras y hasta borrar sus h huellas. ¡Que todos los horrores fueraan así! Pero hay una u cosa exttraña. El arttículo ¿Por ddónde empezar? apareció en mayo de 1901, y los artícuulos de Rabóccheie Dielo en septiembre de 1901; aho ora estamos ya a mediados de enero de 19902. ¡En esttos cinco meses (tanto antes como después de septiembre)), ni un solo comitté, ni una sola s organizaación del paartido ha protestado p fo ormalmente contra ese monsstruo que quuiere desterraar a los comiités y organiizaciones al rreino de las sombras! Y hay que q hacer constar que, duurante este p período, han n aparecido, tanto t en Iskkra como en numeerosas otrass publicacio ones, locales y no lo ocales, deceenas y cen ntenares de
os confines de Rusia. ¿Cómo ha p podido sucedder que las comuunicaciones de todos lo organ nizaciones a las que se quiere q desterrrar al reino de las som mbras no se hayan dado cuentta de ello nii se hayan sentido ofenddidas, y que, en cambio, se haya offendido una tercerra persona? Haa sucedido esto e porque los comités y las demáss organizacio ones están ocupadas o en trabajjar de verdadd, y no en juugar a la "dem mocracia". Los L comités han h leído el artículo a ¿Por dónde empezar?, han h visto en n él una teentativa "de trazar un plan concreeto de esta organ nización a fin fi de que se pueda p emprennder su creacióón desde todaas partes", y, habiéndose percaatado perfecttamente de que q ni una so ola de "todas esas partes" pensará en "emprender su creeación" antes de estar co onvencido dee que es neceesaria y de quue el plan arqquitectónico es certero, no haan pensado, naturalmentee, en "ofendderse" pro laa osadía de los l que han o en Iskra: "D Dada la urgeencia e impo ortancia del asunto, nos decidimos, por nuestra dicho parte, a someterr a la consiideración dee los camaraadas el bosquejo de un n plan que c más detaalle en un fo olleto en prep paración". Paarece mentira que no se desarrrollaremos con comp prenda, de en nfocar este problema p con n honestidad, que si los ccamaradas aceeptan el plan someetido a su consideració ón, no lo ejecutarán por p "suborddinación", siino por el conveencimiento de d que es neecesario paraa nuestra ob bra común, y que, en el caso de no aceptaarlo, el "bosqquejo" (¡qué palabra máás presuntuosa!, ¿verdad??) no pasaráá de ser un simplle bosquejo. ¿¿No es deemagogia arrremeter conttra el bosqueejo de un pllan no sólo "dem moliéndolo" y aconsejanddo a los camaradas que lo rechacen, sino previnienndo a gentes poco expertas en la labor revo olucionaria contra los auttores del bosquejo por el mero m hecho de é se atreeven a "legisslar", a actuaar de "regulaadores supreemos", es deecir, que se que éstos atreveen a proponerr un bosquejo de plan?? ¿Puede nuesstro partido desarrollarsee y marchar adelan nte sin la ten ntativa de ellevar a los ddirigentes locales a ideas, tareas, planes, etc. más ampliios tropieza no sólo con n la objeción n de que estaas ideas son erróneas, sino con una sensaación de "agrravio" pro el e hecho de que se les "quiera" "elevar"? Porque también L. Nadieezhdin ha "ddemolido" nuuestro plan, pero no se ha h rebajado a semejante demagogia, que ya y no puede explicarse siimplemente por candor o por ideas políticas de un carácter primiitivo; ha recchazado resuueltamente y desde el primer mom mento la accusación de "fiscaalizar al partiido". Por esta razón podeemos y debeemos respondder con arguumentos a la críticaa que Nadiezzhdin hace del plan, mien ntras que a Rabócheie R Dielo sólo cabe co ontestar con el dessprecio. Pero el desprecciar a un auto or que se reb baja hasta el punto de griitar sobre "ab bsolutismo" me del deberr de deshaceer el lío en ell que estas geentes meten y "subordinación"" no nos exim
p dem mostrar palm mariamente a todo el muundo de qué jaez son las al lecctor. Y aquí podemos frasess en boga so obre la "ampllia democraccia". Se nos acusa a de haber olvidado los l comités, de quuerer o de in ntentar desterrrarlos al rein no de las som mbras, etc. ¿Cómo ¿ conteestar a estas acusaaciones, cuan ndo, por razo ones de discrreción consp pirativa, no poodemos decir al a lector casi nada en realidad de d nuestras verdaderas v reelaciones con n los comitéés? Quienes lanzan una acusaación zahirien nte que irritaa a la multituud nos llevan n ventaja por su desfachattez y por su desdéén a los debeeres del revollucionario quue oculta cuiidadosamentee de los ojoss del mundo las reelaciones y los l vínculos que tiene, eestablece o trata t de entaablar. Desdee luego, nos negam mos de una vez v para siem mpre a comp petir con gen nte de esa caalaña en el teerreno de la "dem mocracia". En n cuanto al lector no iniciaado en los assuntos del paartido, el únicco medio de cump plir nuestro deber d con él consiste c en h hablarle no de d lo que es o están im Werden**, We sino de un na pequeña apreté a de los que ha sido, ya que se puuede hablar dde ello porquue pertenece al passado. El Bund nos acusa a de "imp postores" co on una alusió ón***; la Uniión en el exttranjero nos acusaa de que trataamos de borrrar las huellaas del partido o. ¡Un momento, señores! Recibirán usteddes plena sattisfacción en n el momentto que expo ongamos al p público cuatrro hechos del pasaddo. Priimer**** heccho. Los miiembros de una de las Uniones U de Lucha que participaron p directtamente en la formación de nuestro partido p y en el envío de uun delegado al congreso que lo l fundó see ponen de acuerdo con n uno de lo os miembros del grupo o Iskra para establecer una bib blioteca obrera especial co on objeto dee atender a laas necesidadees de todo el movimiento. No se consiguee abrir la biiblioteca obrrera; y los ffolletos Las tareas de los socialddemócratas ruusos y La nueva n ley de fábricas******, escritos p para ella, van a parar indireectamente y por mediació ón de terceras personas al extranjero o, donde son n publicados (87). o. Los miem mbros del Co omité Centraal del Bund proponen a uno de los Seggundo hecho miem mbros del gruupo Iskra orgganizar conjuuntamente lo o que entoncces el Bund llamaba l "un laborratorio literaario", indican ndo que si no se lograba realizarr el proyecto, nuestro movimiento podía retroceder mucho. Resuultado de aquuellas negociiaciones fue el e folleto La causa obrera en Rusiia******. Teercer hecho. El Comité Central del Bund por intermedio i dde una pequueña ciudad proviinciana, se dirige d a uno de los mieembros del grupo g Iskra,, proponiénd dole que se encarrgue de redacctar Rabóchayya Gazeta quee ha de reanuudar su publlicación y obtiene, desde
o, su conform midad. Más tarde cambiaa la propuessta: se trata solamente s dee colaborar, luego debiddo a una nuevva composicción de la reddacción. Claro o que tambiéén se da la co onformidad. Se en nvían los arrtículos (quee se ha logrrado conserrvar): Nuestroo programa, protestando p enérggicamente co ontra la cam mpaña bernstteiniana y co ontra el viraaje de las puublicaciones legalees y Rabóchayaa Mysl; Nuesttra tarea urgentte ("la organiización de un n órgano del partido que apareezca regularm mente y esté ligado l estrech hamente a to odos los grup pos locales"; los l defectos del "p primitivismo en el trabajo o" imperantee); Un problem ma vital (analizzando la objeeción de que primeero habría que q desarrollar la actividad de los grrupos localess y luego em mprender la organ nización de un órgano central; inssistiendo en la importaancia primorrdial de "la organ nización revo olucionaria", en la necesiidad de "elevvar la organizzación, la disciplina y la técnicca de la con nspiración all más alto ggrado de perrfección")********. La prropuesta de reanuudar la publiccación de Raabóchaya Gazeeta no llega a ponerse en n práctica, y los l artículos quedaan sin publiccar (89). Cuuarto hecho. Un miemb bro del com mité organizaador del II Congreso ordinario o de nuesttro partido comunica c a un miembro o del grupo o Iskra el prrograma del congreso y preseenta la candidatura de esste grupo paara redactar Rabóchaya Gaazeta, que reeanudaba su publicación. Esta gestión, porr decirlo así, preliminar, es e sancionadda luego por el comité al p diccha persona,, así como po or el Comitéé Central del Bund; al gruupo Iskra se que pertenecía indicaa el lugar y la fecha dee celebración n del congreeso, pero el grupo (que por ciertos motivvos no estaba seguro de poder enviarr un delegado a este conggreso) redactta asimismo un in nforme escrito para éste. En dicho infforme se sosstiene la idea de que eligiééndose sólo el Co omité Centraal, lejos de reesolverse el problema p deel agrupamien nto en un momento m de comp pleta dispersiión como el actual, a se corrre, además el e riesgo de p poner en telaa de juicio la gran idea de la crreación del partido, p caso o de caer nueevamente en n una rápida y completa redadda, cosa más que probablle cuando im mpera la falta de discreció ón conspirativva; que, por ello, debía d empezzarse por inviitar a todos llos comités y a todas las demás organ nizaciones a sosten ner el órgano o central cuaando reanudaara su apariciión, órgano que q realmente vincularía a todoss los comitéss con lazos effectivos y prep pararía realmente un grup po de dirigen ntes de todo el mo ovimiento; quue los comittés y el partiddo podrían ya y fácilmentee transformarr en Comité Centrral este grupo o, creado pro o los primero os, cuando diicho grupo se s hubiera deesarrollado y fortallecido. Pero debido a una serie de deetenciones el congreso no o pudo celeb brarse; y por motivvos de consp piración se deestruyó el infforme que só ólo algunos caamaradas, en ntre ellos los deleggados de un comité, c habíaan podido leeer (90).
e lector por sí s mismo dell carácter de procedimien ntos como laa alusión del Juzzgue ahora el Bundd a una impo ostura o el arggumento de Rabócheie Dieelo acerca de que querem mos desterrar a los comités al reino de las sombras, "sustituir" laa organizació ón del partid do por una organ nización quee difunda lass ideas de un u solo periiódico. Puess precisamen nte ante los comittés, por reiteraadas invitacionnes de ellos, infformamos so obre la necesiidad de adop ptar un plan determ minado de trabajo com mún.. y prrecisamente para la orgganización del partido elabo oramos este plan p en nuestros artículo os enviados a Rabóchaya Gazeta y en n el informe para el congreso del partido, y repetimos que los hicim mos por invvitación de personas que ocupaaban en el partido un na posición tan influyen nte, que tom maban la in niciativa de recon nstruirlo (de hecho). Y sólo cuando o hubieron fracasado las dos tentattivas que la organ nización del partido p hizo con nosotros para reanudarr oficialmente laa publicación n del órgano central del partido o, creímos quue era nuestrro deber inelludible presentar un órgaano no oficial, para que, q en la terrcera tentativva, los camaraadas vieran ya y ciertos resuultados de laa experiencia y no meras m conjetuuras. Ahora todo el mun ndo puede apreciar a ya ciiertos resultaados de esa experriencia, y toddos los camarradas pueden n juzgar si co omprendimoss bien nuestrro deber y la opinión que mereecen las perso onas que, mo olestas por el e hecho de qque demostreemos a unas su faalta de conssecuencia en n el problem ma "nacionall" y a otras lo inadmisible de sus vacilaaciones sin principios, tratan t de eqquivocar a quienes q descconocen el pasado p más recien nte.
b. ¿P Puede un periódico ser organizació o ón colectiva?? La clave del arttículo ¿Por dónde d empezzar? está en que q hace preecisamente essta pregunta y en que q da una respuesta afirrmativa. L. N Nadiezhdin ess, que sepam mos, la única persona p que intenta estudiar essta cuestión a fondo y deemostrar la necesidad de ddarle respuessta negativa. A con ntinuación reeproducimoss íntegramentte sus argumentos: "…Mucho nos placce que planttee Iskra (núúm. 4) la neccesidad de un u periódico e que este central paara toda Russia, pero en modo alguuno podemoss convenir en planteamiiento corresp ponde al títuulo del artícuulo ¿Por dóndde empezar? Es, E sin duda, uno de los asuntos dee suma imporrtancia, pero o no se puedeen colocar lo os cimientos de una orrganización combativa c paara un momeento revoluciionario ni co on esa labor, ni con tod da una serie de hojas po opulares, ni con c una montaña de pro oclamas. Es indispensaable empezarr a formar fuuertes organiizaciones po olíticas locales. Nosotros carecemoss de ellas, nuestra n labo or se ha dessarrollado prrincipalmentte entre los
c mientras que las m masas despleegaron de modo m casi exxclusivo una obreros cultos, lucha económica. Si no n se educan fuertes fu organizaaciones políticaas locales, ¿quéé valor podría tener un periódico central para p toda Russia, aunque estté excelentemennte organizado?? ¡Una llama de fuego que sale dee en medio dde una zarzaa, y la zarzaa está ardien ndo y no se consume! Iskra cree quue el puebloss e reunirá y organizará een torno a ese periódico, en el trabaajo para él. ¡P Pero si le es muucho más fácil reunirse r y organnizarse en tornno a una labor más concretta! Esta labo or puede y ddebe consistiir en organizzar periódico os locales a vasta escaasa, en prepaara inmediataamente las fuuerzas obreraas para maniifestaciones, en hacer que q las organ nizaciones lo ocales trabajeen constantem mente entre los parados (difundien ndo de un modo persiistente entree ellos hojass volantes y octavillas, convocándolos a reun niones, llamándolos a oponer o resisttencia al gob bierno, etc.) ¡Hay que iniciar una labor polítiica activa en n el plano lo ocal, y cuan ndo surja la u no serrá artificiosa, no quedará necesidad de unificarse en este terrreno real, la unión sobre el papel, p porquue no es porr medio de periódicos p como se con nseguirá esta unificación del trabajo o local en un na obra comúún para todaa Rusa!" (En vísperas de la revolución, pág. p 54). e tro ozo los pasajes que perm miten apreciarr con mayor Heemos subrayaado en este elocuente relievve tanto el juicio j equivo ocado del auutor sobre nuestro n plan n como, en general, su errón neo punto de vista, que él opone a Iskra. Si no o se educan n fuertes orgganizaciones polítiicas locales, de d nada valdrrá el mejor periódico centtral para todaa Rusia. Com mpletamente justo.. Pero se tratta precisameente de que nno existe otro medio m de educaar fuertes orgganizaciones polítiicas de un peeriódico centtral para todaa Rusia. Al auutor se le ha escapado la declaración más importante i q Iskra hizzo antes de p que pasar a expon ner su "plan n": la declaracción de que era necesario "exh hortar a form mar una orgaanización revvolucionaria capaz e unirr a todas las fuerzas y de diriggir el movimiiento no sólo nominalmentee sino en reallidad, es deccir, capaz de t protesta y toda explosiónn, aprovechán ndolas para multiplicar m y estar siempre dispueesta a apoyar toda reforzzar los efectiivos que han n de utilizarsee en el comb bate decisivo". Después de d febrero y marzo o, todos estáán ahora en principio dee acuerdo co on eso –conttinúa Iskra-; pero lo que necessitamos es resolver r el prroblema de unna manera práctica, y no o en princip pio; lo que necessitamos es trazar t inmeddiatamente uun plan conccreto de esta obra paraa que todos puedaan ahora miismo empren nder la construcción desdde todas partess. ¡Y he aquíí que, de la solucción práctica del problem ma, nos empujan una vezz más hacia atrás, hacia una verdad justa en principio o, incontestab ble, grande, pero p de todo o punto insuuficiente, inco omprensible ndes masas trabajadoras: hacia la "educación de fuertes por completo para las gran
nizaciones po olíticas"! perro ¡si no se trata ya de eso, respetaable autor, siino de cómo organ precisaamente hay quue educar, y educar e con éxxito! No o es verdad que "nuestraa labor se ha desarrolladdo principalm mente entre los obreros cultos, mientras que q las masass desplegaban n de modo casi c exclusivo o una lucha económica". e Bajo esta forma, la l tesis se deesvía hacia laa tendencia, habitual h en SSvoboda y erró ónea de raíz poner los obrreros cultos a la "masa". Pues tambiéén los obrero os cultos de nuestro n país de op han desplegado d en n estos últim mos años "de modo casi exclusivo unaa lucha econó ómica. Esto, por una u parte. Po or otra, tamp poco las masaas aprenderáán jamás a deesplegar la luucha política mienttras no ayud demos a form marse a los dirigentes d de esta lucha, p procedentes tanto t de los obrerros cultos co omo de los in ntelectuales; y estos diriggentes pueden n formarse exclusivamente e enjuicciando de modo m sistemáático y cotidiiano todos lo os aspectos dde nuestra vida v política, todas las tentativas de d protesta y de lucha dee las distintass clases y porr diversos motivos. m ¡Por eso es e simplemeente ridículo hablar de "educar orgganizaciones políticas" y, y al mismo tiemp po, oponer la "labor sobre el papel" dee un periódicco político a la "labor po olítica activa en el plano local""! ¡Pero si Isk kra adapta prrecisamente su "plan" dee un periódicco central al n" de crear un na "disposiciión para el co ombate" quee pueda apoyyar tanto un movimiento m "plan de ob breros parad dos o un alzaamiento cam mpesino como el desconttento de la gente g de los zemstvos, "la in ndignación de d la poblacción contra los ensorb berbecidos bachibozuks b P lo demáás, toda peersona familliarizada con n el movim miento sabe zaristtas", etc.! Por perfectamente que la inmensaa mayoría de llas organizacciones localess ni siquiera piiensa en ello; que muchas m de las l perspectivas aquí esb bozadas de "una " labor p política viva"" no las ha puestto en prácticca ni una solaa vez ningunaa organizació ón; que, por ejemplo, la tentativa de llamaar la atención n sobre el reecrudecimien nto del desco ontento y dee las protestas entre los inteleectuales de los zemstvoss lleva el desconcierto y la perplejiddad tanto a Nadiezhdin ("¡Dio os mío!, ¿peero será ese órgano ó para los intelectuuales de los zemstvos?", En vísperas, pág. 129), como a los "econo omistas" (véase la carta en el númerro 12 de Iskra), como a much hos militantes dedicados al trabajo práctico. En taales condiciones se puedee "empezar" únicam mente por haccer pensar a laa gente en to odo esto, porr hacerla resuumir y sinteti tizar todos y cada uno de los indicios de effervescencia y de lucha activa. a En los momentos actuales de ncia de las taareas socialddemócratas, la "labor pollítica activa" subesstimación dee la importan puedee iniciarse excllusivamente po or una agitaciión política viva, v cosa imposible sin un u periódico central para toda Rusia R que ap parezca con frecuencia f y que q se difundda con regulaaridad. Lo os que consiideran el "pllan" de Iskra ra una maniffestación de "literaturism mo" no han comp prendido en absoluto el fondo f del plan, tomando o como fin lo o que se pro opone como
o más adecuuado para el momento acctual. Esta geente no se h ha molestado o en meditar medio sobree dos compaaraciones quee ilustran pallmariamente el plan prop puesto. La organización o de un n periódico político cen ntral para to oda Rusia –se – decía en Iskra- debee ser el hilo fundam mental al quee podríamos asirnos paraa desarrollar,, ahondar y ampliar inceesantemente (es decir, la organización esta organización o n revolucionaaria, siempre dispuesta a apoyar toda proteesta y toda explosión). e Hagan H ustedes el favor de decirnos: cuando unos albañiles coloccan en difereentes sitios laas piedras dee una obra grandiosa g y sin s preceden ntes, ¿es una laborr "sobre el paapel" tender el cordel quue les ayuda a encontrar el lugar precciso para las piedrras, que les in ndica la meta final de la obra o común, que les perm mite colocar no n sólo cada piedrra, sino cada trozo de pieedra, el cual,, al sumarse a los preceddentes y a los que sigan, formaará la hiladaa recta y com mpleta? ¿No vivimos acaaso un mom mento de estta índole en nuesttra vida de paartido, cuand do tenemos p piedras y albaañiles, pero n nos falta preccisamente el cordeel, visible parra todos y en n el cual todo os puedan attenerse? No importa quee griten que, al ten nder el corddel, lo que pretendemos p s es mandar: si fuera assí, señores, pondríamos p Rabócchaya Gazeta, núm. 3, en luugar de Iskraa, núm. 1, com mo nos lo haabían propueesto algunos camaaradas y como o tendríamos pleno p derecho a hacer despuéés de los acon ntecimientoss que hemos referiido más arriiba. Pero no o lo hemos hecho: querríamos tenerr al manos sueltas s para desarrrollar una luucha inconciliiable contra toda clase de seudosociaaldmeócratas; queríamos que nuestro n cordeel, si está bien derecho, sea respetado o por su rectiitud y no porrque lo haya tendiddo un órgano o oficial. "L La unificación n de las activvidades localles en órgano os centrales se mueve en n un círculo viciosso –nos alecciona L.N Nadiezhdin–.. La unificcación requiiere homogeeneidad de elemeentos, y esta homogeneiddad no puedee ser creada más que porr algún aglutiinante, pero este aglutinante a só ólo puede ap parecer como o producto de d fuertes orgganizaciones locales que, en el momento acctual, en modo alguno see distinguen por su homo ogeneidad". Verdad V ésta r y tan incon ntestable co omo la de que es neecesario eduucar fuertes tan respetable organ nizaciones po olíticas. Y no o menos esttéril. Cualquieer problema "sse mueve en n un círculo viciosso", pues to oda la vida política p es uuna cadena infinita i compuesta de un u sinfín de eslabo ones. Todo el arte de un u político eestriba justam mente en en ncontrar y afferrarse con nervio al preciso eslaboncito que q menos p pueda ser arraancado de laas manos, que sea el más impo ortante en un momento determinado d y mejor garan ntice a quien n lo sujete la posesión de toda cadena+. Si tuviéramos un destacam mento de albaañiles expertos que trabaajasen de un modo o tan acordee que aun si el cordel puudieran colo ocar las piedrras precisam mente donde hace falta (hablan ndo en abstraacto, esto no es imposiblee, ni mucho menos), m ento onces quizás podrííamos aferrarrnos también n a otro eslab boncito. Pero o la desgraciaa consiste jusstamente en
a carecem mos de albañiiles expertoss que trabajeen tan bien cconcertados,, en que las que aún piedrras se colocan n muy a men nudo al azar,, sin guiarse por el cordeel común, de manera tan desorrdenada que el enemigo las l dispersa dde un soplo como c si fuesen granos dee arena y no piedrras. Ottra comparacción: "El perriódico no ess sólo un prropagandista colectivo y un agitador colectivo, sino tam mbién un orgganizador co olectivo. En ese e último seentido se le puuede comparar con los andamios quue se levantaan alrededor de un edificcio en constrrucción, que señalan sus conto ornos, facilitaan las relacio ones entre lo os distintos albañiles, a les ayudan a diistribuirse la tarea y a observvar los resulttados generaales alcanzaddos por el ttrabajo orgaanizado"++. o se parece mucho a la manera com mo el literato o, hombre de d gabinete, ¿Verddad que esto exageera la importtancia de su función? El andamiaje no n es impresccindible paraa la vivienda mism ma: se hace dee materiales de d peor caliddad, se levantta pro un breeve período, y luego, una vez teerminado el edificio, aun nque sólo seaa en bruto, va v a parar a la l estufa. En cuanto a la edificcación de orrganizacioness revolucion narias, la exp periencia dem muestra que a veces se puedeen construir sin andamio os (recuérdesse la década del 70). Pero o ahora no podemos p ni imagiinarnos la po osibilidad de levantar l sin andamiaje a el edificio que necesitamoss. Naadiezhdin no o está de acueerdo y dice: "Iskra cree que q el pueblo o se reunirá y organizará en to orno a ese periódico p en n el trabajo para él. ¡Perro si le es muucho más fácill reunirse y organ nizarse en torrno a una lab bor más concre reta!" Así, así: "más fácil rreunirse y orgganizarse en torno o a una labo or más concrreta"… Dicee el refrán: "Agua que n no has de beber, b déjala correer". Pero hay gentes que no n sienten reeparo en beb ber agua en laa que ya se ha h escupido. ¡Qué de infamias no habrán dicho d nuestro os excelentess "críticos" leegales "del marxismo" m y admirradores ilegaales de Rabócchaya Mysl en n nombre dee este mayor concretamieento! ¡Hasta qué punto p coartaan todo nuestro movimieento nuestra estrechez dee miras, nuesstra falta de iniciaativa y nuestrra timidez, quue se justificcan con los argumentos a ttradicionales de que "¡es much ho más fácil… … en torno a una labor más concretta¡" ¡Y Nadieezhdin, que se s considera dotaddo de un sentido especiial de la "vidda", que con ndena con ssingular seveeridad a los homb bres de "gabinete", que imputa (con pretensioness de agudezaa) a Iskra la debilidad d de ver en n todas partes "economiismo", que se imagina esstar a cien co odos por enccima de esta divisiión en ortodoxos y críticos, no se da cuenta de que, q con sus argumentos,, favorece la estrecchez de miraas que le inddigna y bebee precisamen nte el agua lllena de escuupitajos! No basta, no, la indiggnación más sincera contrra la estrecheez de miras, ni el deseo más m ardiente de haacer levantar a las gentes que q se prosteernan ante essta estrechez si el que se indigna i va a merceed de las olas o y del viiento y si se s aferra con n tanta "esp pontaneidad"" como los
d la década del 70 al "terror excitan nte", al "terrror agrario", al "toque a revoluucionarios de rebato", etc. Vean n en qué con nsiste ese "alggo más concrreto" en torn no al que – crree él – será paración de "muccho más fáccil" reunirse y organizaarse: 1) periiódicos locaales; 2) prep maniffestaciones; 3) 3 trabajo en ntre los obrerros parados. A simple viista se advierrte que todo eso ha h sido entrresacado tottalmente al azar, por casualidad, c p pro decir alggo, porque, como oquiera que se s mire, será un perfecto desatino ver en ello algo de especial utilidad u para "reun nir y organizzar". Y el mismo m Naideezhdin dice unas u páginass más adelan nte: "Ya va sienddo hora de haacer constar sencillamentte un hecho: en el plano llocal se realizza una labor pequeeña en grado o sumo, los comités c no h hacen ni la déécima parte de lo que po odrían… los centros de unificaación que ten nemos ahoraa son una ficcción, son buurocracia revvolucionaria, m se dedican a ascenderse a m mutuamente a generales, y así seguiráán las cosas sus miembros mienttras no se desarrollen d fuuertes organ nizaciones locales". No ccabe duda de d que estas palab bras encierran n, al mismo tiempo t que exageracione e s, muchas y amargas verd dades. ¿Será posib ble que Nadiiezhdin no vea v el nexo existente enttre la pequeñ ña labor reaalizada en el plano o local y el estrecho horrizonte de lo os dirigentess locales, la escasa ampllitud de sus activiidades, cosass inevitables, dada la po oca preparacción de los mismos, pueesto que se encierran en los marcos m de laas organizacio ones locales?? ¿Será posib ble que Nadieezhdin haya olvidaado, lo mism mo que le auttor del artícuulo sobre orgganización puublicado en Svoboda, S que el paso a una am mplia prensa local (desdee 1898) fue acompañado o de una inttensificación especcial del "econ nomismo" y del "primitivvismo en el trrabajo"? Adeemás, aunquee se pudiera organ nizar de man nera más o menos m satisfaactoria "una abundante p prensa local"" (ya hemos demo ostrado más arriba a que ess imposible, salvo s en caso os muy excep pcionales), nii siquiera en ese caso podrían tampoco los órganos lo ocales "reuniir organizar" todas las fueerzas de los revoluucionarios para p una ofen nsiva general ccontra la auttocracia, paraa dirigir la luucha aunada. No se olvide quee aquí sólo se trata del allcance "colecctivo", organ nizador, del periódico, p y namiento, la misma preguunta irónica podrííamos hacer a Nadiezhdiin, defensor del fraccion que él hace: "¿No habrem mos heredaado de alguuna parte 200.000 orrganizadores revoluucionarios?" Prosigamos. No se puedde contraponerr la "preparacción de maniffestaciones" al pllan de Iskraa por la seencilla razón n de que este e plan diice justamen nte que las maniffestaciones más m extensas son uno de suus fines; pero de lo que se trata es de ellegir el medio práctiico. Nadiezh hdin se ha vuuelto a embro ollar al perdeer de vista quue sólo puedee "preparar" maniffestaciones (que hasta ahora a han sido s espontááneas pro co ompleto en la inmensa mayo oría de los caasos) un ejército ya "reun nido y organ nizado", y lo que nosotro os no sabemos precissamente es reunir y organ nizar. "Trabaajo entre los obreros paraados". Siemp pre la misma confuusión, ya quue esto es también una de las opeeraciones béllicas de uno os efectivos
o un plan paara movilizarr dichos efectivos. El caaso siguientee demuestra movilizados y no también en este sentido hasta qué punto subestima Nadiezhdin, N o, el daño que q produce f de los "200.000 orrganizadores"". Muchos (Nadiezhdin ( nuesttro fraccionaamiento, la falta entre ellos) han reprochado r a Iskra la paarquedad de noticias sob bre el paro forzoso f y la accidentalidad dee las crónicas sobre los fenómenos más habituaales de la vidda rural. El oche es mereecido, pero Isskra aparece como culpab ble sin tenerr culpa alguna. Nosotros repro tratam mos de "tender un corddelito" también pro la aldea, pero en n el campo no hay casi albañ ñiles y se ha de alentar poor fuerza a toddo el que com munique aun n el hecho más m habitual, abrigaando la esperranza de quee esto multipllique el número de colaboradores en este terreno y nos enseñe a todos a elegir, porr fin, los hech hos que resaaltan de verdaad. Pero es tan escaso el menssaje que, sin o lo sintetizaamos a escalla nacional, no n hay absollutamente naada con que apren nder. No cab be duda de que q un homb bre que tengga, aunque seea aproximad damente, las aptituudes de agitaador y el con nocimiento dde la vida de los vagabun ndos que obsservamos en Nadieezhdin podríía prestar al movimiento servicios inestimables, h haciendo agittación entre los obreros paraddos; pero preeocupara de dar a conoccer a todos lo os camaradass rusos cada paso de su actuaación, para que q sirva de enseñanza y ejemplo a quienes, en su inmensa oría, aún no saben s empren nder esta nueeva labor. mayo Dee la importan ncia de unificcar y de la neecesidad de "reunir y orgaanizar" hablaa ahora todo el muundo sin exceepción, pero en la mayoríía de los caso os no se tienee la menor iddea concreta de po or dónde em mpezar y có ómo llevar a cabo esa unificación. u T Todos conveendrán, por segurro, en que si "unificamos", por ejemp plo, los círcullos aislados dde barrio de una ciudad, harán n falta para ello e organism mos de barrio o de una ciuudad, harán falta para elllo organismos comunnes, es decir, no sólo la denominació d ón común dee "unión", siino una labo or realmente comúnn, un intercaambio de publicaciones de experiencia, de fueerzas y distrribución de funciones, no ya sólo por barrrios, sino po or oficios de todos los traabajos urban nos. Todo el n sólido mecaanismo consspirativo no cubrirá sus gastos g (si es munddo convendrrá en que un que puede p empleearse una exp presión comeercial) con lo os "recursos" (se sobreen ntiende que tanto materiales como c person nales) de un barrio; b que en n este reduciido campo de d acción no puedaa explayarse el talento dee un especiallista. Pero lo mismo puedde afirmarse de la unión de distintas ciudaades, porque incluso el caampo de accción de una ccomarca aislaada resulta, y ha reesultado ya en e la historiaa de nuestro movimiento o socialdemó ócrata, de un na estrechez insufi ficiente: lo hemos demosstrado cump plidamente an ntes con el ejemplo de la agitación polítiica y de la lab bor de organ nización. Es de imperiosaa e imposterrgable necesidad ampliar ante todo este campo de acciión, crear un n nexo real entre e las ciuddades respalddado en una laborr regular y com mún, porque el e fraccionam miento deprim me a la gentte que "está en el hoyo"
c dirigidaa a Iskra) sin saber lo quue pasa en el mundo, de (exprresión del auutor de una carta quién n aprender, cómo c consegguir experien ncia y de quéé manera sattisfacer su deeseo de una activiidad amplia. Y yo contin núo insistien ndo en que este nexo reeal sólo puedde empezar a establecerse con un periódico o central quee sea, para to oda Rusia, laa única emp presa regular que haga h el balancce de toda laa actividad en n sus aspecto os más variaddos, impulsanddo con ello a la gen nte a seguir infatigableme i ente hacia deelante, por toodos los num merosos camin nos llevan a la revvolución, lo mismo m que todos t los cam minos llevan a Roma. Si deseamos la unificación no só ólo de palabrra es necesarrio que cada círculo locaal dedique inmeediatamente, por p ejemplo, una cuarta c parte de sus fuerzzas a un trab bajo activo paara la obra ccomún. Y el periódico p le muesstra enseguida+++ los co ontornos gen nerales, las proporciones y el carácterr de la obra; le muuestra qué laagunas son las l que más se dejan sen ntir en toda la actividadd general de Rusiaa; dónde no hay h agitación n, dónde son n débiles los vínculos, v quéé ruedecitas del d inmenso mecaanismo generral podría un n círculo detterminado arrreglar o susttituir por otrras mejores. Un cíírculo que aúún no haya trrabajado y quue sólo busquue trabajo po odría empezar ya, no con los métodos m prim mitivos del artesano a en su pequeño taller aislado o, que no conoce ni el desarrrollo de la "industria" " an nterior a él n ni el estado general de lo os métodos vigentes de produucción indusstrial, sino como c colabo orador de un na vasta emp presa que reffleja todo el empuuje revolucio onario generral contra lla autocraciaa. Y cuanto o más perffecta sea la prepaaración de caada ruedecita, cuanto mayyor cantidad de trabajadores sueltos participen p en la obra común tanto más tupida será nuesstra red y tan nta menos co onfusión pro ovocarán en las fillas comunes inevitables descalabros. d El vínculo efecttivo empezaríía ya a establlecerlo la meera difusión del periódico o (si es que éste merecería m reaalmente el no ombre del peeriódico, es decir, d si apareeciese regularrmente y no una vez v al mes, como las reviistas volumin nosas, sino unas u cuatro vveces). Hoy día d son muy raras las relacionees entre las ciiudades en cuuanto a los asuntos revoluucionarios, en e todo caso u excepción; entonces, estas relacio ones se conveertirían en reegla, y, naturralmente, no son una sólo asegurarían a la difusión deel periódico, sino también n (lo que revvista mayor im mportancia) el intercambio de experiencia,, informacion nes, fuerzas y recursos. L La labor de organización o alcanzaría en el acto a una am mplitud much ho mayor, y el éxito de una localiddad alentaría har la experien ncia ya adquuirida por un consttantemente a seguir perfeeccionándosee, a aprovech camaarada que actúúa en otro co onfín del paíss. El trabajo local sería m mucho más ricco y variado que ahora; a las den nuncias de lo os manejos po olíticos y eco onómicos que se recogiessen por toda Rusiaa servirían paara la nutrició ón intelectuall de los obrerros de todas las profesion nes y de todos los graados de desarroollo, suministrrarían datos y darían mottivos para chaarlas y lecturras sobre los probllemas más distintos, d plan nteados, adem más, por las alusiones dee la prensa legal, l pro lo
s dice en so ociedad y po or los "tímido os" comuniccados del gobierno. Cadaa explosión, que se cada manifestació ón se enjuiciaaría y discutirría en todos sus aspectos y en todos los l confines or que nadie de Ruusia, despertaando el deseo de no quedar a la zagaa, de hacer laas cosas mejo (¡noso otros, los soccialistas, no desechamos d en absoluto toda emulaciión, toda "co ompetencia" en geeneral!), de prreparar conscientemente lo que la priimera vez se hizo en cierrto modo de maneera espontán nea, de ap provechar laas condicion nes favorab bles de unaa localidad determ minada o dee un momen nto determin nado para modificar m el plan de ataqque, etc. Al mism mo tiempo, esta e reanimacción de la laabor local no n acarrearía la desesperada tensión "agón nica" de todaas las fuerzas, ni la movvilización de todos los ho ombres, com mo sucede a menuudo ahora, cuuando hay quue organizarr una manifesstación o puublicar un núúmero de un periódico local: por p una partee, la policía ttropezaría co on dificultadees mucho mayores m para llegarr hasta la "raííz", ya que no se sabría en qué localid dad había quee buscarla; por otra, una laborr regular y co omún enseñ ñaría a los ho ombres a co oncordar, en n cada caso concreto, c la fuerza de un ataquue con el esttado de fuerzzas de tal o cuual destacam mento del ejérrcito común (ahorra casi nadiee piensa en parte algun na en esa coordinación,, pues los ataques a son espon ntáneos en sus s nueve décimas d partees), y facilitaaría el "tran nsporte" no sólo de las publicaciones, sin no también dee las fuerzas revolucionarrias. Ah hora, en la mayor m parte de d los casos estas fuerzaas se desangrran en la esttrecha labor local; en cambio, entonces haabría posibillidad y consttantes ocasio ones para traasladar a un agitaddor u organizador más o menos capaz de un exttremo a otro o del país. Comenzando por un u pequeño viaje para resolver asuuntos del parrtido y a exxpensas del mismo, los militaantes se accostumbrarían n a vivir enteramente a costa ddel partido, a hacerse revoluucionarios prrofesionales,, a formarse como c verdad deros guías políticos. Y si realmentee lográsemoss que todos o una gran n mayoría dee los comitéés, grupos y círcullos locales emprendieseen activamen nte la laborr común, en n un futuro o no lejano estarííamos en condiciones dee publicar un n semanario que se difuundiese regullarmente en decen nas de millares de ejempllares por todda Rusia. Estee periódico sería s una parrtícula de un enorm me fuelle de fragua que avivase a cada chispa de laa lucha de cllases y de la indignación del pueblo, p convvirtiéndola en n un gran in ncendio. En torno a estta labor, de por sí muy anodiina y muy pequeña p aún,, pero regulaar y común en n el pleno sentido de la palabra, se conceentraría sisteemáticamentte y se insstruiría el ejército perm manente de luchadores probaados. No taardaríamos en e ver subir por los an ndamios de eeste edificio común de organ nización y destacarse de entre nuestros revolucionar r rios a los Zheliábov socialldemócratas;; de entre nuestros obrero os, a los Bebel rusos, quee se pondrían n a la cabeza
odo el pueblo o para acabaar con la ign nominia y la del ejjército movillizado y levaantarían a to maldiición de Rusiia. ¡En n esto es en lo l que hay quue soñar! "¡H Hay que soñaar!" He escritto estas palab bras y me hee asustado. M Me he imaginaado sentado en el "Congreso de d unificació ón" frente a llos redactorees y colaboraadores de Raabócheie Dielo. p en pie el e camarada M Martínov y se s encara a m mí con tono amenazador: a Y he aquí que se pone mítame que les pregunte: ¿tiene aún n la redacciión autónom ma derecho a soñar sin "Perm consuultar antes a los comitéés del partiddo?" Tras él se yergue eel camarada Krichevski (proffundizando filosóficamen f nte al camaraada Martínovv, quien hacce mucho tieempo había profuundizado ya al a camarada Pejánov) y prosigue p en tono t más am menazador aúún: "Yo voy más lejos, l si no ollvida que, seggún Marx, la humanidad siempre se p plantea tareass realizables, que laa táctica es un u proceso dee crecimiento o de las tareaas, las cuales ccrecen con el partido". Sólo de pensaar en estas preguntas p am menazadoras me dan esccalofríos y miro m dónde podríía esconderm me. Intentaré hacerlo tras Písarev. "H Hay disparidaades y dispariidades –escriibía Písarev a propósito de la existen nte entre los sueño os y la reaalidad -. Mis M sueños pueden adeelantarse al curso natuural de los aconttecimientos o bien desviaarse hacia do onde el curso o natural de los aconteciimientos no puedeen llegar jam más. En el primer p caso, los sueños no producen n ningún daaño, incluso puedeen sostener y reforzar las energías deel trabajador… En sueño os de esta índdole no hay nada que deformee o paralice laa fuerza de trrabajo. Todo o lo contrario o. Si el homb bre estuviese privado pro comp pleto de la capacidad c dee soñar así, si no pudiesee adelantarse alguna que v y contem mplar con suu imaginación n el cuadro enteramente e otra vez acabado de la obra que empieeza a perfilaarse por su mano, m no po odría figurarm me de ningún n modo quéé móviles lo obligaarían a emprrender y llevaar a cabo vastas y penosas empresas een el terreno de las artes, de las ciencias y de la vida práctica… p L La disparidad d entre los sueños s y la realidad no pre que el ssoñador creaa seriamentee en un sueeño, se fije produuce daño allguno, siemp atentaamente en laa vida, compaare sus obserrvaciones con n sus castillos en el aire y,, en general, trabajje a concienccia por que se s cumplan ssus fantasías. Cuando existe algún con ntacto entre los suueños y la vid da, todo va bien" b (91). Puues bien, loss sueños de esta naturaaleza, por desgracia, d son n rarísimos en nuestro movimiento. Y laa culpa la tieenen, sobre todo, los rep presentantes de la críticaa legal y del men de su seensatez, de suus "proximiddad" a lo "con ncreto". "seguuidismo" ilegaal que presum
c. ¿Qué tipo de d organizacción necesittamos? Po or lo que preccede, puede ver v el lector que q nuestra "táctica-plan " n rechazar el " consiste en llamam miento inmeddiato al asaltto, en exigir que se orgaanice "debiddamente el asedio a de la fortalleza enemigaa" o, dicho en n otros térm minos, en exiggir que todoss los esfuerzo os se dirijan a reun nir, organizaar y movilizarr un ejército regular. Cuaando pusimo os en ridículo o a Rabócheie Dielo por el cambiio que dio, pasando p del "economismo " o" a los grito os sobre la neecesidad del asalto o (gritos quee dio en el número n 6 dee Listok "R. Diela" D (92) een abril de 1901), 1 dicho órgan no nos atacó ó, como es natural, acussándonos dee "doctrinariismo", dicien ndo que no comp prendemos el deber revo olucionario, que q exhortam mos a la pruddencia, etc. desde d luego, en modo m alguno nos ha extraañado esta accusación en boca b de genttes que careccen de todo principio y que saalen del paso o con la sabiihonda "táctiica-proceso";; como tamp poco nos ha extrañ ñado que esta acusaciónn la haya repetido Naadiezhdin, qque en geneeral tiene el desprrecio más olím mpico por laa firmeza de llos principios programátiicos y táctico os. Diicen que la historia h no see repite. Pero o Nadiezhdin n hace los im mposibles po or repetirla e imitarrla con tesón a Tkachovv, denigranddo el "culturaalismo revollucionario", vociferando v sobree "las campaanas al vuelo o del Veche"# #, pregonanddo un "punto o de vista" especial e "de vísperas de la revvolución", etc. Por lo vvisto, olvida la conocida sentencia de d que, si el nal de un aco ontecimiento o histórico ess una tragediia, su copia no n es más quue una farsa origin (93). La tentativa de adueñarsee del poder ––tentativa preparada por la prédica dee Tkachov y " e" y que en realidad ho orripilaba enttonces– era realizzada por el terrorismo "horripilante majesstuosa, y, en cambio, el terrorismo t "eexcitante" deel pequeño T Tkachov es simplemente ridícuulo; sobre to odo, es ridícuulo cuando se complem menta con la idea de organizar a los obrerros medios. "Sii Iskra –escrribe Nadiezh hdin– saliesee de su esfera del literatturismo, verría que esto (hech hos como laa carta de un u obrero een el número 7 de Isk kra, etc.) so on síntomas demo ostrativos de que pronto,, muy pronto o, comenzaráá el "asalto",, y hablar ahora (¡sic!) de una organización o n cuyos hilo os arranquen n de un perriódico centrral para todda Rusia es fomeentar ideas y labor l de gabiinete". Fíjensse en esta co onfusión inim maginable: po or una parte, terrorrismo excitan nte y "organiización de lo os obreros medios" m a la par p con la ideea de que es "más fácil" reunirrse en torno a algo "más concreto", por p ejemplo, de periódico os locales, y, o parte, haablar "ahora"" de una orgganización paara toda Russia significa dar d ideas de por otra gabin nete, es decirr (empleando o un lenguajee más franco o y sencillo), ¡"ahora" ya es tarde! Y
N para "fundar a vassta escala perriódicos locaales" ¿no es tarde, respetaabilísimo L. Nadiezhdin? Comp paren con esso el punto de vista y laa táctica de Iskra: I el terro orismo excittante es una tonteería; hablar de d organizar precisamente p e a los obrerros medios y de fundar a vasta escala periódicos localess significa ab bril de par een par las puuertas al "eco onomismo". Es preciso hablaar de una orgganización dee revolucionaarios única paara toda Rusiia, y no será tarde hablar de ellla hasta el mo omento en que q empiece eel asalto de verdad, v y no ssobre el papeel. "Si –co ontinúa Nadiiezhdin-, en cuanto a la organización n, nuestra sittuación está muy lejos de ser brillaante: sí, Iskra tiene complleta razón cuuando dice quue el grueso de nuestraas fuerzas militares m está construido pro p voluntariios e insurrecctos… Está bien que tengáis una idea lúcida del estado de nuestras fuerzas, perro ¿por qué olvidáis quue la multitud no es en absoluuto nuestra y que q por eso no nos n preguntará cuándo hay que romper las hostiliddades y se lan nzará al "mo otín"?… Cuan ndo la multittud empiece a actuar ellla misma co on su devastaadora fuerza espontánea, ppuede arrollarr y desalojar al "ejército regular"", al que siempre se s pensaba organizar en forma extraordin nariamente sistemática, p pero no huboo tiempo de h hacerlo. (Sub brayado por mí). ¡Exxtraña lógicaa! Precisamentee porque "la m multitud no es nuestra" ess insensato e indecoroso dar gritos g de "asaalto" inmediaato, ya que eel asalto es un ataque de un ejército regular r y no una explosión e esp pontánea de la multitud. Precisamentte porque la multitud pueede arrollar y desalo ojar al ejército regular neecesitamos siin falta que toda nuestraa labor de "o organización extrao ordinariamen nte sistemáttica" del ejéército regulaar marche a la par co on el auge espon ntáneo, porqque cuanto mejor m consigaamos esta orrganización ttanto más prrobable será que el e ejército reggular no sea arrollado po or la multitud d, sino que sse ponga a suu frente y la encab bece. Nadiezzhdin se con nfunde porquue se imaginaa que este ejjército sistem máticamente organ nizado se ocuupa de algo que q lo apartaa de la multituud, mientras que, en realiidad, éste se ocupaa exclusivam mente de una agitación po olítica múltip ple y general,, es decir, jusstamente de la lab bor que aproxxima y funde en e un todo la ffuerza destruuctora esponttánea de la multitud m y la fuerza destructorra conscientee de la orgaanización de revolucionaarios. La verrdad es que usteddes, señores, inculpan i al prójimo p las faaltas propias,, pues precisaamente el gruupo Svoboda, al inttroducir en el e programa ell terrorismo,, exhorta co on ello a creear una organización de terrorristas, y un na organizacción así deesviaría reallmente a n nuestro ejérccito de su aproxximación a laa multitud que, q por desggracia, ni es aún nuestra ni nos preggunta, o nos preguunta poco, cuuándo y cómo hay que ro omper las hosstilidades.
Nos pillará desprevenido d s la propia revolución –continúa – N Nadiezhdin, asustando a a "N Iskra--, como nos ha ocurrido con los acon ntecimientoss actuales, quue nos han caaído encima como o un alud". Esta E frase, relacionada r ccon las que hemos citaddo antes, noss demuestra palmaariamente quue es absurdo o el "punto de vista" esp pecial "de víssperas de la revolución" ideaddo por Svobodda##. Hablan ndo sin ambaages, el "pun nto de vista" especial se reduce a que "ahorra" ya es tarrde para deliiberar y prep pararse. Pero o en este caaso, ¡oh, resp petabilísimo enem migo del "literraturismo"!, ¿para ¿ qué esccribir 132 pááginas impressas "sobre cuuestiones de teoríaa### y táctiica"? ¿No le parece p que ""al punto de vista v de vísperas de la revvolución" le iría mejor m publicar 132.000 occtavillas con uun breve llam mamiento: "¡P Por ellos!"? Preecisamente correr c meno or riesgo de que lo pillee despreveniido la revoluución quien colocca en el ánguulo principal de todo su programa, de d toda su tááctica, de todaa su labor de organiización la agittación políticca entre todo o el pueblo, como c hace Isskra. Los quee se dedican en to oda Rusia a trenzar t los hiilos de la orgganización que q arranque de un periódico central para todo el país, lejos de quue los pillen desprevenidos los sucesos de la prim mavera, nos han ofrecido o la posibilidad p dee pronosticarrlos. Tampocco los han pillado p despreevenidos las maniffestaciones descritas d en los l números 13 y 14 de Iskra; por ell contrario, han h tomado parte en ellas, co on viva con nciencia de qque su debeer era acudirr en ayuda del ascenso ntáneo de la multitud, co ontribuyendo o al mismo tiiempo, por m medio de su periódico, a espon que todos los cam maradas rusoss conozcan eestas manifesstaciones y uttilicen su exp periencia. ¡Y v tampocco dejarán qque los pillee despreveniidos la revo olución, que si conservan la vida, reclam ma de nosottros, ante todo y por en ncima de toddo, que saquuemos experriencia en la agitacción, sepamo os apoyar (ap poyar a la maanera socialdeemócrata) to oda protesta y acertemos a orieentar el movvimiento espo ontáneo, salvvaguardándolo de los errrores de los amigos a y de las ceeladas de los enemigos! Heemos llegado o, pues, a la última ú razón n que nos oblliga a hacer particular p hin ncapié en el plan de una orgganización fo ormada en ttorno a un periódico ceentral para toda Rusia, mediaante la laborr conjunta en e este perió ódico común n. Sólo una organización n semejante aseguuraría la flexxibilidad indiispensable a la organizacción socialdeemócrata co ombativa, es decir,, la capacidaad de adaptaarse en el acto a las co ondiciones de lucha máss variadas y camb biantes con raapidez; saberr, "de un lado, rehuir las batallas en ccampo abiertto contra un enem migo que tienee superioridaad aplastante de fuerzas, cuando c conccentra éstas en e un punto, y parra saber de otro lado, aprovechar a lla torpeza de d movimien ntos de este enemigo y lanzarse sobre él en el sitio y en el mom mento en quee menos esp pere ser atacaado"####. o error monttar la organizzación del paartido cifranddo las esperan nzas sólo en Sería un gravísimo
l de las calles o sólo o en la "marccha progresivva de la luchaa cotidiana y las exxplosiones y luchas monó ótona". Debeemos despleggar siempre n nuestra laborr cotidiana diispuestos a to odo, porque much has veces es casi imposib ble prever p por anticipad do cómo alteernarán los períodos p de explo osiones con los de calm ma y, aun cuando fuerra posible p preverlo, no o se podría aprovvechar la preevisión para reconstruir la organizacción, porque en un país autocrático estos cambios se producen con c asombro osa rapidez, a veces com mo consecuen ncia de una incursión, nocturna de los geenízaros zarisstas (94). Dee la revolució ón misma no debe uno forjarrse la idea de que sea un acto ún nico (como,, por lo vissto, se la im maginan los Nadieezhdin), sino o de que es una sucesión n rápida de explosiones e más o meno os violentas, altern nando con períodos p de calma más o menos profunda. p P tanto, ell contenido Por fundaamental de laas actividadess de la organ nización de nuuestro partiddo, el centro de d gravedad de estas actividad des debe conssistir en una labor que ess posible y neecesaria tanto o durante el plosión más violenta v com mo durante ell de la calmaa más completa, a saber: período de la exp na labor de agitación a pollítica unificadda en toda Rusia R que arrroje luz sobrre todos los en un aspecctos de la vidda y que dirija a las más grandes g masaas. Y esta lab bor es inconccebible en la Rusiaa actual sin un u periódico o central parra toda Rusiia que aparezzca muy a menudo. m La organ nización que se forme po or sí misma een torno a esste periódico o, la organizaación de sus colab boradores (en n la acepción n más ampliaa del término o, es decir, dee todos los que q trabajan en tro ono a él) estaará precisam mente dispuessta a todo, deesde salvar el honor, el prestigio p y la contin nuidad del partido p en los l momento os de mayo or "depresión n" revolucionaria, hasta prepaara la insurreección armadda de todo el pueblo, fijarr fecha para su comienzo o y llevarla a la prááctica. En n efecto, figuurémonos un na redada co ompleta, muyy corriente en ntre nosotro os, en una o variass localidades.. Al no haberr en todas lass organizacio ones locales uuna labor com mún llevada en fo orma regular, estos descaalabros van acompañado os a menudo o de la interrrupción del trabajjo por largoss meses. En cambio, si ttodas tuvieraan una labor común, basttarían, en el caso de la mayor redada, unass cuantas sem manas de trab bajo de dos o tres personas enérgicas ontacto con n el organism mo central común c a loss nuevos círrculos de la para poner en co ntud que, com mo es sabido o, incluso ah hora brotan con c suma rap pidez; y cuan ndo la labor juven comúún que sufree los descalab bros está a la vista de todo t el mun ndo, los nuevvos círculos puedeen surgir y ponerse en co ontacto con dicho d organissmo central más m pronto aún. a Po or otra parte, imagínensee una insurreección popular. Ahora ees probable que q todo el munddo esté de acuerdo a en que q debemo os pensar en n ella y prep pararnos paraa ella. Pero ¿cóm mo prepararno os? ¡No se querrá q que ell Comité Cen ntral, éste no o lograría abssolutamente
l actuales condiciones rusas. Por eel contrario, una red de nada con designaarlos, dadas las agenttes##### que q se formee por sí mism ma en el trabaajo de organiización y diffusión de un periódico central no tendría que "aguarddar con los brazos cruzaados" la con nsigna de la regulaar que le garrantizase, en es de éxito. n caso de inssurrección, laas mayores probabilidad p Esa misma m labor es la que refforzaría los llazos de unió ón tanto con n las más graandes masas obrerras como co on todos lo os sectores descontento os de la auutocracia, lo cual suma impo ortancia para la insurrección. En esa labor precisamente se fo ormaría la caapacidad de enjuicciar con tino la situació ón política ggeneral y, por tanto, la capacidad de d elegir el mom mento adecuado para la in nsurrección. Esa misma labor l es la quue acostumb braría a todas las organizacione o es locales a hacerse uníísono eco de d los probllemas, casoss y sucesos polítiicos que agiitan a toda Rusia, respo onder a esto os "sucesos"" con la maayor energía posib ble, de la maanera más uniforme u y cconveniente posible; y laa insurrecció ón es, en el fondo o, la "respuesta" más enéérgica, más uuniforme y más m convenien nte de todo el pueblo al gobieerno. Esa missma labor ess la que acosttumbraría, po or último, a todas las orgganizaciones revoluucionarias, en e todos los confines de Rusia, a man ntener las rellaciones más constantes, y con nspirativas a la vez, que crearían la unidad u efectivaa del partido o; sin estas reelaciones es impo osible discutiir colectivam mente un p plan de insuurrección n ni adoptar las medidas prepaaratorias inddispensables en vísperas de ésta, medidas m que deben guarddarse en el secretto más riguro oso. En n pocas palab bras, "el plan n de un periiódico políticco central paara toda Rusiia", lejos de ser el e fruto de un u trabajo de d gabinete de personass contaminaddas de docttrinarismo y literatturismo (com mo les ha parecido a geentes que haan meditado poco en él)), es, por el contrrario, el plan n más prácticco de empezzar a preparaarse en el accto y por doquier par la insurrrección, sin olvidar o al missmo tiempo ni por un insstante la labo or corriente de d cada día.
* En E la recopilación En do oce años, Len nin suprimió el apartado "a)" del capíítulo quinto, inserttando la siguuiente nota: "En la presen nte edición see suprime el apartado "a) A quién ha ofend dido el artícuulo ¿Por dón nde empezarr?", pues con ntiene exclussivamente un na polémica con Rabócheie R Diello y el Bund en torno a los intentos de Iskra de "mandar", etc. e En este apartaado se decía,, entre otras coas, que el propio Bundd había invitaado (en 18988-1899) a los miem mbros de Iskrra a reanudarr la publicaciión del órgan no central deel partido y organizar o un "labo oratorio literaario". (N. de la l Edit.) ** En proceso de gestación n, de surgimieento. (N. de la l Edit.)
l Unión Geeneral Obreraa Hebrea de **** Iskra, núm. 8, respuestaa del Comitéé Central de la Rusiaa y de Polonia a nuestro artículo a sobree el problemaa nacional. ***** Enumeram mos deliberadamente esto os hechos en n orden distin nto de cómo ocurrieron. (86) ****** Véase V. V I. Lenin. Obras O Complettas, 5ª Ed. en n ruso, t. 2, p pág. 433-4700 y 263-314. (N. de d la Edit.) ******** Dicho o sea de paso o, el autor dde este folleto me pide que haga saaber que, lo mism mo que sus fo olletos anteriiores, el pressente fue envviado a la Un nión, suponiendo que el grupo o Emancipacción del Trab bajo redactaríía sus publicaciones (circunstancias esspeciales no le peermitían cono ocer entoncees, es decir, en febrero de 1899, ell cambio operado en la redaccción). Lo reeeditará en breeve la Liga. (88) ( ******** Véase V. I. Lenin. Obras Complletas, 5ª ed. en n ruso, t. 4, pág. p 182-1866, 187-192 y 193-1198. (N. de la Edit). + ¡Camarada Krichevski! K ¡C Camarada Martínov! Llam mo la atenció ón de ustedes sobre esta maniffestación
e escandalosa
de
"absollutismo",
d de
"autoridaad
sin
co ontrol",
de
"reglaamentación soberana", etc. Fíjense: ¡quiere posseer toda la cadena! Apresúrense a preseentar querellaa. Ya tienen n tema paraa dos artícullos de fondo o en el núm mero 12 de Rabóccheie Dielo. ++ + Al insertaar en Rabócheie Dielo la p primera frasse de esta ciita (núm. 100, pág. 62), Martíínov ha omitido precisam mente la seguunda frase, como c subrayyando así quue no quiere meterrse en honduuras o que es incapaz de comprender c el fondo de lla cuestión. ++ ++ Con una salvedad: siempre que siimpatice con n la orientaciión de este periódico y consiidere útil a la causa seer su colabo orador, enten ndiendo porr ello no so olamente la colab boración literraria, sino toda t la colab boración revvolucionaria en general. Nota para "Rabóócheie Dielo": esta salvedaad se sobren ntiende para los revolucionarios que aprecian el trabajjo y no el juuego a la dem mocracia, quee no hacen distinción d en ntre ser "simp patizante" y particcipar de la manera más acctiva y real. # Veche: asamb blea popularr en la antiguua Rusia, paara la que se convocaba al toque de camp pana. (N. de laa edit.)
# ##
En
vísperras
de
la
revoluciónn,
págg.
62.
### Dicho sea de d paso, L. Nadiezhdin N no o dice casi nada de los prroblemas de teoría en su ndimos del siguiente s passaje, sumameente curioso "revissta de cuestiones teóricaas", si prescin "desdde el punto de d vista de vísperas v de laa revolución": "La bernssteiniada en su s conjunto pierde para nuesttro momentto su carácteer agudo, co omo lo mism mo nos da que q el señor Adam móvich demuuestre que el e señor Struve debe prresentar la dimisión d o que, por el contrrario, el señorr Struve desm mienta al señ ñor Adamóviich y no conssienta en dim mitir. Nos da absollutamente iguual, porque ha h sonado la hora decisivva de la revollución" (pág. 110). Sería difícill describir con mayor reelieve la desspreocupació ón infinita dee L. Nadiezh hdin por la teoríaa. ¡¡Como heemos proclam mado que estamos en "vísperas de la revolución n", "nos da absollutamente lo mismo" quee los ortodoxxos logren o no desalojarr definitivam mente de sus posicciones a los críticos!! c ¡Y nuestro n sabio o no se perccata de que, precisamentee durante la revoluución, nos harán h falta loss resultados de la lucha teórica contraa los críticos para luchar resueeltamente con ntra sus posicciones prácticcas! ## ### Iskra, núm. 4: ¿Por dónde eempezar? "Un n trabajo largo no assusta a los revoluucionarios culturalistas c que no com mparten el punto de vvista de vísp peras de la revoluución", escrribe Nadiezhdin (pág. 62). Con este e motivo haremos la l siguiente obserrvación: si no n sabemos elaborar un na táctica política p y un n plan de organización o orien ntados sin faltta hacia una labor muy largga y que al miismo tiempo o aseguren, por el propio proceeso de este trrabajo, la disp posición de n nuestro partido a ocupar su puesto y cumplir c con su deber d en cuualquier circunstancia imprevista, pro más qque se preecipiten los aconttecimientos, seremos siimplemente unos deplo orables aven ntureros polííticos. Sólo Nadieezhdin, que ha h empezado o a llamarse socialdemócrrata desde ayyer, puede ollvidar que el objetiivo de la soccialdemocraccia consiste een transformaar de raíz lass condicioness de vida de toda la humanidad, pro lo cuaal es imperdo onable que un socialdemó ócrata se "asuuste" por lo largo del trabajo. #### ¡Ay! ¡SSe me ha esccapado una vvez más la truuculenta palaabra "agentess" que tanto ## hiere el democrátiico oído de los l Martínovv! Me extrañaa que esta pallabra no hayaa molestado a los corifeos de la década deel y0 y, en caambio, molesste a los prim mitivos de laa del 90. Me modo claro y tajante la cauusa común a la que todos gustaa esta palabraa, porque inddica de un m los aggentes subord dinan sus peensamientos y sus actos, y si hubiese qque sustituir esta palabra por otra, o yo sólo o elegiría el término "ccolaborados", si éste no tuviese cierto deje de literatturismo y dee vaguedad. Porque lo qque necesitam mos es una organización n militar de agenttes. A propóssito sea dicho o, los numero osos Martíno ov (sobre toddo, en el extrranjero), que
gustaan de "ascend derse recípro ocamente a ggenerales", podrían decir,, en lugar dee "agente en asunttos de pasapo ortes", "com mandante en jjefe de la un nidad especiall destinada a proveer de pasap portes a los revolucionario os", etc.
Conclusión C n
ocracia rusa se s divide man nifiestamentee en tres perííodos. La historia de la socialdemo odo compren nde cerca de un decenio, de 1884 a 1894 poco máás o menos. El primer perío n la teoría y el progrrama de la Fue el período en que brrotaron y se afianzaron n Rusia se podía p contar socialldemocracia. El número de adeptos de la nueva tendencia en con los dedos de las manos. La L socialdem mocracia existtía sin movim miento obrerro y pasaba, como o partido políítico por el proceso p de deesarrollo intrrauterino. El segundo peeríodo abarcaa tres o cuaatro años, dee 1894 a 18998. La socialldemocracia ovimiento so ocial, como impulso de las masas p populares, co omo partido apareece como mo polítiico. Fue el período p de in nfancia y addolescencia. Con C la rapiddez de una epidemia, e se propaaga el apasio onamiento geeneral de los intelectualess por la luch ha contra el pupulismo p y por laa corriente de d ir hacia lo os obreros, eel apasionamiiento generaal de los obreeros por las huelggas. El movvimiento hacce grandes progresos. p La L mayoría de los diriggentes eran homb bres muy jóvvenes que esstaban lejos de haber alccanzado la ""edad de treiinta y cinco años"", que el señor N. Mijaailovski tenía por algo así como frrontera natuural. Por su juven ntud, no estaaban preparaados par ala labor práctiica y desaparrecían de la escena con
mbrosa rapideez. Pero la magnitud m de su trabajo, en e la mayoríía de los caso os, era muy asom grandde. Muchos de d ellos com menzaron a peensar de un modo revoluucionario como adeptos del grrupo Libertaad del Pueblo o. Casi todos rendían en n sus mocedaades pleitesíaa los héroes del teerrorismo, y les costó mucho m trabaajo sustraersee a la impreesión seducttora de esta tradicción heroica;; hubo que romper r con p personas quee a toda costta querían seeguir siendo fieles a Libertad del d Pueblo y gozaban de gran respeto o entre los jó óvenes socialddemócratas. la luccha obligabaa a estudiar, a leer obraas ilegales de d todas las tendencias, a ocuparse intensamente de los probleemas del po opulismo leggal. Formaddos en esta lucha, los socialldemócratas acudían al movimiento m obrero sin olvidar o "un instante" ni la l teoría del marxiismo que less alumbró co on luz meriddiana ni la taarea de derrrocar a la autocracia. La formaación del parrtido, en la primavera p dee 1898, fue el e acto de maayor relieve, y último a la vez, de d los sociald demócratas de d aquel perío odo. El tercer perío odo despun nta, como accabamos dee ver, en 18897 y viene a sustituir n 1898 (1898-¿). es el perííodo de dispersión, de diisgregación,, definiitivamente all segundo en de vaacilación. Iguual que mudaan la voz loss adolescentees, la socialdeemocracia ruusa de aquel período también la mudó y empezó a darr notas falsass, por una paarte, en las obras o d elos señorres Struve, Prokopóvich, Bulgákov y Berdiáiev, y,, por otra, en n las de V. I.-n, R.M., B. Krich hevski y Marrtínov. Pero iban cada un no por su lad do y retrocedían los diriggentes nada más: el propio movimiento m seguía crecien ndo y hacien ndo progreso os gigantesco os. La lucha proletaria englob baba nuevoss sectores dde obreros y se propaagaba por toda t Rusia, contrribuyendo a la l vez indirecctamente a avvivar el espíriitu democráttico entre loss estudiantes y entrre los otros sectores s de laa población. Pero la concciencia de loss dirigentes cedió c ante la magn nitud y el viggor del crecim miento espon ntáneo. Entre los socialddemócratas predominaba ya ottra clase de gente: los militantes m forrmados casi exclusivameente en el esspíritu de la literattura marxista "legal", co osa tanto máás insuficien nte cuanto más m alto era el nivel de conciiencia que reeclamaba de ellos la espo ontaneidad de d las masas.. Los dirigen ntes no sólo quedaaban rezagaddos tanto en el sentido teórico ("libeertad de críticca") como en n el terreno práctiico ("métoddos primitivo os de trabaajo"), sino que q intentab ban defenderr su atraso recurrriendo a todda clase de argumentos a rimbombanttes. El moviimiento sociaaldemócrata era reebajado al nivel n del trad deunionismo tanto por lo os brentanistas de la liteeratura legal como o por los seeguidistas de la ilegal. El E programa del Credo co omienza a lllevarse a la práctiica, sobre todo, cuando los l "métodos primitivos de trabajo" dde los socialddemócratas, reavivvan las tendeencias revolucionarias no socialdemóccratas.
m reprochaa que me hayya explayado o con exceso o de pormen nores en un Y si el lector me periódico como Rabócheie Dielo, le conteestaré: R. Dielo D ha adquuirido una importancia i órica" por haaber reflejad do con el maayor relieve el e "espíritu" de este terceer período*. "histó No era e el consecuuente R. M.,, sino precisaamente los Krichevski K y Martínov, que q cambian de diirección com mo las veletass a los cuatro o vientos, quuienes podíaan expresar de d verdad la dispeersión, las vacilaciones v y la dispossición a haacer concesio ones a la "crítica", al "econ nomismo" y al terrorism mo. Lo que caracteriza a este perío odo no es el e desprecio olímp pico de algún n admirador de "lo absoluto" por la labor prácticca, sino preccisamente la unión n de un praccticismo mezzquino con lla más comp pleta despreo ocupación po or la teoría. Más que negar abiertamente a e las "grandees palabras",, lo que haccían los héro oes de este na teoría revvolucionaria período era envillecerlas:. El socialismo ccientífico deejó de ser un u mezcolan nza a la quue se añadían n "librementte" líquidos integrral, convirtiééndose en una proceedentes de cualquier c maanual alemán n nuevo; la consigna dee "lucha de clases" no impuulsaba a una actividad a cad da vez más amplia, cada vez v más enérrgica, sino quue servía de amorrtiguador, ya que "la luch ha económica está íntimaamente ligadda a la lucha política"; la idea del d partido no n exhortaba a crear una organización n combativa de revolucio onarios, sino que justificaba j un na especie de d "burocraccia revolucio onaria" y el juego infanttil a formas "dem mocráticas". Ign noramos cuáándo acabarrá el tercer período y empezará e ell cuarto (en todo caso anuncciado ya porr muchos sín ntomas). Del campo de laa historia passamos aquí al a terreno de lo preesente y, en parte, p de lo futuro. f Pero ccreemos con n firmeza quee el cuarto peeríodo ha de conduucir al afian nzamiento deel marxismo o militante, que q la socialldemocracia rusa saldrá fortallecida y arreciada de la crisis, c que laa retaguardia oportunista será "relevaada" por un verdaadero destacaamento de vaanguardia de la clase más revolucionarria. A guisa de exh hortación a este "relevo o", y resumieendo lo que acabamos de d exponer, mos dar estaa escueta resp puesta a la prregunta: ¿quéé hacer?: podem Accabar con el tercer t períod do.
* Podría P contestarr también con un refrán alem mán: "Den Sack schlägt man, den d Esel meint man", lo cual quiere decir: quien a uno castiga, a ciento hostigaa. No sólo Rabb. Dielo, sino laa gran masa de los militantes dedicaados al trabajo práctico y de loos teóricos sentían n entusiasmo por p la "crítica" de moda, se arrmaban un lío con la espontaneidadd, se desviaban de la concepciión socialdemó ócrata de nuestrras tareas polítiica y orgánicas hacia la l concepción tradeunionista
Anexo A Intento I de fusionar "IIskra" con c "Rabócheie Dielooi[95]
os resta esbo ozar la tácticca adoptada y consecueentemente ap plicada por Iskra I en las No relaciiones orgániccas con Rabóócheie Dielo. Esta E táctica ha h sido expueesta ya por completo c en el núúmero 1 de Iskra, I en el artículo a sobrre La escisió ón de la Unió ón de Socialldemócratas Rusos en el Extrranjero*. Addmitimos en seguida el punto p de vissta de que la verdadera Unión n de Socialddemócratas Rusos R en ell Extranjero,, reconocidaa por el I Congreso C de nuesttro partido como su representante r e fuera del país, se haabía escindiido en dos organ nizaciones; que seguía pendiente el prroblema de la l representaación del parttido, puesto que lo l había ressuelto sólo con carácterr provisionaal y convenccional, en el e Congreso intern nacional celeebrado en Paarís, la elecció ón de dos miembros m pro ocedentes dee Rusia, uno por cada c parte de la Unión esccindida, para el Buró Sociialista Intern nacional perm manente (96) hemo os declarado o que, en fo ondo, Rabóccheie Dielo no tenía razón; en cuuanto a los principios, nos co olocamos resuueltamente aal lado del gruupo Emancip pación del Trrabajo, pero nos negamos, n al mismo m tiemp po, a entrar een detalles dee la escisión y señalamos los méritos de la Unión en el terreno de laa labor puram mente prácticca**.
níamos, hastta cierto pun nto, a la exp pectativa: haacíamos una Dee modo que nos manten conceesión al criteerio imperantte entre la m mayoría de lo os socialdemó ócratas rusoss, los cuales sosten nían que inclluso los enem migos más deecididos del "economism mo" podían trrabajar codo con codo c con la Unión, U porquue ésta había declarado más m de una veez que estabaa de acuerdo en prrincipio con el grupo Em mancipación del Trabajo y que no preetendía, segúún afirmaba, tener una posición n independieente en los prroblemas carrdinales de laa teoría y de la l táctica. El aciertto de la posiición que haabíamos ado optado lo corrrobora indirrectamente el e hecho de que, casi en el momento m de aparecer a el primer p númeero de Iskra (diciembre de d 1900), se separraron de la Unión U tres miembros, form mando el llam mado grupo de d iniciadorees, los cuales se diirigieron: 1) a la secció ón de la orrganización de d Iskra en el extranjeero; 2) a la Organización Reevolucionariaa Sotsial-Deemokrat, y 3) a la Un nión, proponiendo sus mediaación para entablar e neggociaciones cconciliadorass. Las dos p primeras orgganizaciones acepttaron en seguuida, la terceraa se negó. Por cierto, cuan ndo en el Con ngreso de "uunificación", celebrado el año pasado, p uno de los orado ores expuso lo os hechos cittados, un miembro de la admin nistración dee la Unión deeclaró que suu negativa se debía exclusiivamente a que q la Unión estaba descontentta de la comp posición del grupo g de inicciadores. Esttimando que es mi deber inserttar esta expliicación, no puedo, p sin em mbargo, dejarr de observarr por mi partte que no la consiidero satisfacctoria: como o la Unión estaba al taanto de la conformidad de las dos organ nizaciones paara entablar negociacionees, podía dirrigirse a ellass por conduucto de otro mediaador o directtamente. En n la primaveera de 1901, tanto Zariiá (núm. 1, abril) como o Iskra (núm m. 4, mayo) entab blaron una po olémica direccta contra Raabócheie Dielo****. Iskra ataacó, sobre toddo, el Viraje históriico de Rabócheie Dielo, quee en su hoja dde abril, esto o es, despuéss de los acon ntecimientos de primavera, diio ya muesttras de pocca firmeza respecto r al apasionamieento por el terrorrismo y por los llamam mientos "sangguinarios". A pesar de eesta polémica, la Unión conteestó que estaaba dispuestaa a reanudar las l negociaciiones de con nciliación porr intermedio de un n nuevo grup po de "conciiliadores". Laa conferenciaa preliminar de representtantes de las tres organizacione o es citadas se celebró enee l mes de juunio y elaborró un proyeccto de pacto basaddo en un dettalladísimo "acuerdo en principio", p p publicado po or la Unión en e el folleto Dos coongresos y porr la Liga en ell folleto Docuumentos del Coongreso de "unifificación". El contenido de d este acuerddo (o, como suele llamárssele, resolucio ones a la Con nferencia de o a los prin ncipios demuuestra con claridad meridiana que junio)) adoptado con arreglo nosottros exigíamos, como co ondición inddispensable para p la unificcación, que se s repudiara del modo m más deecidido toda manifestació ón de oportuunismo en geeneral y de oportunismo o
mos –dice el p primer párraafo- todas lass tentativas de d introducir ruso en particularr. "Rechazam el oportunismo en n la lucha dee clase del prroletariado, tentativas quee se han man nifestado en mado "econo omismo", beernsteinianism mo, milleranddismo, etc.". "La esfera de d actividad el llam de la socialdemoccracia comprrende… la luucha ideológgica contra to odos los advversarios del odas las esfeeras de la laabor de agittación y de marxiismo revoluucionario" (44, c). "En to organ nización, la socialdemocr s racia no deb be olvidar nii un instantee la tarea inmediata del proletariado ruso:: derrocar a la l autocracia"" (5, a); … "lla agitación, no sólo en el e terreno de la luccha diaria del trabajo asalaariado contraa el capital" (5,b); ( … "no reconociend do … la fase de la lucha puram mente económ mica y de la lucha l por reiivindicacionees políticas parciales" p (5, c); … "consideram mos de impo ortancia paraa el movimiento criticar llas corrientess que erigen en prrincipio… lo o elemental… … y lo estrech ho de las formas inferiorres del moviimiento" (5, d). In ncluso una peersona comp pletamente exxtraña, despuués de leer más o menos atentamente a estas resolucioness, ha de ver pro su mism mo enunciado o que se diriggen contra quienes q eran oporttunistas y "eeconomistas"" y han olviidado, aunquue sólo sea un u instante, la tarea de derrib bar la autocrracia, contra quienes han n aceptado laa teoría de las fases, han n erigido en principio la estrecchez de miraas, etc. Y quuien reconozca más o meenos la polémica que el o Emancipacción del Trab bajo, Zariá e Iskra han teenido con R Rabócheie Dieloo, no dudará grupo un in nstante quee estas reso oluciones reechazan, pun nto por puunto, precissamente las aberrraciones en que había caído c Rabóchheie Dielo. Po or eso, cuan ndo en el Congreso C de "unifi ficación" uno o de los miem mbros de la U Unión declarró que los arrtículos publiicados en el númeero 10 de Raabóchie Dielo no n se debían n al nuevo "vviraje históricco" de la Un nión, sino al espíriitu demasiaddo "abstracto o"**** de lass resolucionees, uno de lo os oradores lo l puso con toda razón en ridículo. Las L resolucio ones, contesstó, lejos de d ser absttractas, son increííblemente co oncretas: baasta echarles una ojeadaa para ver que q "se queería cazar a alguieen". Esta expresión n motivó en n el congreso o un episodio caracterísstico. Por un na parte, B. Krich hevski se afeerró a la pallabra "cazar"", creyendo que era un lapsus delattor de mala intención por nuuestra parte ("tener una emboscada"") y exclamó ó en tono paatético: "¿A quién n se iba a caazar?" "Sí, en efecto, ¿a quién?", prreguntó iróniicamente Pleejánov. "Yo ayudaaré al camaraada Plejánov en su perpleejidad –conteestó B. Krich hevski-, yo lee explicaré a quien n se quería caazar era a la redacción r de "R. Dielo". (Hilaridad (H geneeral) ¡Pero no o nos hemos dejaddo cazar!" (E Exclamaciones de la izquierrda: "¡Peor para p vosotro os!") Por otrra parte, un miem mbro del grup po Borbá (grrupo de concciliadores), prronunciándo ose contra lass enmiendas de la Unión a las resolucionees, y en su deeseo de defeender a nuesttro orador, declaró d que,
n querer en el e calor de la evideentemente, laa expresión "se quería cazzar" se había escapado sin polém mica. Po or lo que a mí m se refiere creo c que el o orador que haa empleado lla expresión o se sentirá del to odo satisfech ho de esta "ddefensa". Yo creo que lass palabras "see quería cazaar a alguien" fuero on "dichas en n broma, perro pensadas een serio": no osotros hemo os acusado siempre a R. Dielo de falta de firmeza, f de vacilaciones, v razón por laa cual debíam mos, naturalm mente, tratar de caazarlo para hacer h imposib bles las vacilaciones en lo o sucesivo. No N se podía hablar aquí de mala intención n porque se trataba t de fallta de firmezza en los prin ncipios. Y heemos sabido "cazaar" a la Unió ón procedien ndo lealmentee*****, de manera m que laas resolucion nes de junio fuero on firmadas por p el propio o b. Krichevski y por otro o miembro de la administtración de la Unión n. Lo os artículos publicados p en n el número 10 de R. Dielo D (nuestros camaradas vieron este númeero sólo cuaando hubiero on llegado aal congreso y unos días antes inauggurarse éste) demo ostraban clarramente que del verano al otoño see había prodducido otro viraje en la Unión n: los "economistas" obttuvieron unaa vez más la supremacía,, y la redacciión, dúctil a toda nueva "corrriente", volvvió a defendder a los "más declaraados bernsteinianos", la "liberrtad de críticca" y la "espo ontaneidad" y a predicar por boca dee Martínov la l "teoría de restringir" la esferra de nuestraa influencia p política (con n el propósito o aparente de d complicar esta misma m influencia). Una veez más se haa confirmado o la certera ob bservación de d Parvus de que es e difícil cazaar a un oporrtunista con una simple fórmula, porrque le cuesta tan poco firmaar cualquier fórmula como renegaar de ella, ya que el oportunism mo consiste precissamente en la falta dee principios más o meenos definidos y firmess. Hoy, los oporttunistas rech hazan toda tentativa de d introduciir el oportuunismo, rech hazan toda restricción, prom meten solemn nemente "no o olvidar un n instante eel derrocamiiento de la autoccracia", hacerr "agitación no n sólo en el e terreno de la lucha diarria del trabajo asalariado contrra el capital",, etc. Y mañaana cambian n de tono y vuelven v a las andadas so pretexto de defen nder la espon ntaneidad, dee la marcha p progresiva de la lucha co otidiana y mo onótona, de ensalzzar las reivvindicacioness que prom meten resultaados palpab bles, etc. All continuar afirm mando que en e los artícuulos del núm mero 10 la "Unión " no ha h visto ni ve ninguna abjuración herétiica de los principios p geenerales del proyecto dee la confereencia" (Dos congrresos, pág. 26), 2 la Unión n sólo revela con ello quee es incapaz por completto o que no quiere comprendeer el fondo de d las discrepancias.
nos quedaba por hacer uuna sola tentaativa: iniciar Deespués del núúmero 10 dee R. Diego n una discusión d gen neral para convencernoss de si toda la Unión see solidarizaba con estos artícuulos y con suu redacción. La L Unión, esstá disgustadaa con nosotrros, sobre toddo, por este hecho o y nos acuusa de que intentamos sembrar la discordia en n su seno, de d que nos inmisscuimos en cosas c ajenas, etc. Acusaciiones a todass luces infundadas, porquue, teniendo una redacción r co ompuesta porr elección y dúctil para "girar" " al meenor soplo del d viento, y éramo os nosotros quienes deteerminábamoss esa direcció ón en las sesiiones a puertta cerrada, a las que q sólo asisstían los mieembros de llas organizacciones veniddas para uniificarse. Las enmieendas que see ha introduccido en las reesoluciones de d junio en nombre n de laa Unión nos han quitado q el últtimo asomo de esperanzaa de llegar a un acuerdo. Las enmienddas son una prueb ba documental del nuevvo viraje haccia el "economismo" y de la solidaaridad de la mayo oría de la Unión U con el número 10 de R. Dielo. Se bo orraba del número de maniffestaciones del oportun nismo el ""llamado eco onomismo" (debido alla supuesta "vaguuedad" de esttas palabras, si bien de essta motivació ón no se deduce sino la necesidad n de definiir con mayo or exactitud la esencia dde una aberrración muy extendida); también se borraaba el "millerrandismo" (ssi bien B. Krrichevski lo defendía d en R. Dielo, núm m. 2-3, pág. 83-844, y con mayyor franquezaa aún en Vorrwärts******). A pesar de que las reso oluciones de junio indicaban de d manera terminante que q la tarea de la socialddemocracia consistía c en "diriggir todas las manifestacio ones de luch ha del proleetariado conttra todas lass formas de opressión política, económica y so ocial", exigieendo con ello o que se intro odujera método y unidad en to odas estas maanifestacionees de lucha, la Unión añ ñadía palabras superfluas por demás, dicien ndo que la "llucha económ mica es un poderoso p estíímulo para ell movimiento o de masas" (estass palabras, de pro sí, son n indiscutiblees, pero, exisstiendo un ""economismo o" estrecho, no podían meno os de llevar a interpretaciones falsass). Más aún,, se ha llegaado hasta a restringir con desscaro en las resoluciones r de junio la "política", " ya eliminando las palabras "ni por p un instaante" (no ollvidar el objetivo del derrocamiento d o de la auttocracia), ya añadiiendo las palabras "la lucha económicca es el mediio aplicable ccon la mayor amplitud a para incorrporar a las masas m a la luccha política acctiva". Es naatural que, un na vez introd ducidas estas enmieendas, todoss los oradores de nuestrra parte fuerran renunciaando uno traas otro a la palab bra, pues veían la completa inutilidadd de seguir negociando con gente que q volvía a girar hacia el "eco onomismo" y se reservabaa la libertad de d vacilar. nión ha teniddo por condicción sine quaa non para laa solidez del "Precisamente lo que la Un o acuerdo, o sea, el manttenimiento dde la fisonom mía de R. Dieelo y de su auutonomía, es futuro lo que Iskra consiideraba un ob bstáculo paraa el acuerdo"" (Dos congresoos, pág. 25). Esto E es muy inexaacto. Nunca hemos h atenttado contra lla autonomíaa de R. Dielo*******. Efeectivamente,
hemoss rechazado en forma categórrica su fisono omía propia si se entiendde por tal la "fisonomía propiia" en los pro oblemas de principio p de la teoría y dee la táctica: las l resolucion nes de junio contienen precisaamente la neegación categgórica de essta fisonomíaa propia, po orque, en la práctiica, esta "fiso onomía prop pia" ha signifi ficado siemprre, lo repetim mos, vacilacio ones de toda clase y el apoyo que q prestabaan a la disperrsión imperante en nuesttro ambientee, dispersión insop portable desd de el punto de d vista del paartido. Con sus s artículos del número 10 y con las "enm miendas", R. Dielo D ha man nifestado clarramente su deseo d de man ntener precisamente esta fisono omía propiaa, y semejantte deseo ha conducido de d manera natural n e ineevitable a la de guerra. Pero todos nosotros eestábamos dispuestos ruptuura y a la declaración d d a recon nocer la "fiso onomía prop pia" de R. D Dielo en el seentido de quue debe conccentrarse en determ minadas fun nciones literaarias. La distrribución acerrtada de estaas funciones se imponía por sí s misma: 1) revista cienttífica, 2) perriódico polítiico y 3) reco opilaciones y folletos de divulggación. Sólo la conformiidad de R. D Dielo con estaa distribución n demostraríaa su sincero deseo o de acabar de una veez para siem mpre con lass aberracion nes combatiddas por las resoluuciones de junio; sólo esta e distribucción eliminarría toda posiibilidad de rozamientos r aseguuraría efectivaamente la firrmeza del acuuerdo, sirvien ndo a la vez de base par que nuestro movimiento crezcca más y alcaance nuevos éxitos. é Ah hora ningún socialdemócr s rata ruso pueede poner yaa en duda quee la ruptura definitiva d de la ten ndencia revo olucionaria con la oportuunista no haa sido origin nada por cueestiones "de organ nización", sin no precisameente por el deeseo de los oportunistas o de afianzar la l fisonomía propiia del oportuunismo y dee seguir ofusscando las mentes m con las disquisicio ones de los Krich hevski y los Martínov. M
Esscrito
entre
el
y
febreroo
puublicado
por
maarzo
de
otoño
de
de 1902
1901 1902.
prrimera
vez
en
en
folleto
aparte
en Stuttgart.
* Véase V V. I. Lenin. Obraas Completaas, 5ª ed. en ruso, t. 4, ppág. 384-3855. (N. de la Edit.))
** Este juicioo sobre la escisión noo sólo se basaba en ell conocimieento de las os recogidoss en el extrranjero por algunos miiembros de publiicaciones, siino en dato nuesttra organizacción que habbían estado aallí. *** Véase V. I. Lenin. Obras O Complletas, 5ª ed. en ruso, t. 5, pág. 1-13 (N. de la Edit.)) **** Esta afirm mación se reepite en Dos congresos, pág. p 25. mos que la ***** A sabeer: en la inntroducción a las resolluciones de junio dijim sociaaldemocraciaa rusa manttuvo siempre en conjunnto la posicción de fidelidad a los princcipios del grrupo Emanccipación del Trabajo y que el mériito de la Un nión estaba sobree todo en su u actividad en e el terreno de las publlicaciones y de la organnización. En otros términos, dijimos d que estábamos e completamennte dispuestoos a olvidar el pasado y a recconocer que la labor dee nuestros camaradas c d la Unión era útil a la causa, a de condiición de quee acabaran por completoo con las vaccilaciones, obbjeto de nuestra "caza". Todaa persona im mparcial que lea las resolluciones de junio j las com s en este mprenderá sólo sentiddo. Pero si ahora la Un nión nos acuusa solemneemente de ffaltar a la verdad (Dos congrresos, pág. 30) 3 por estaas palabras ssobre sus mééritos, despuués de haberr provocado ella misma m con su s nuevo viraaje hacia el "economism mo" (en los aartículos del número 10 y en las enmienddas) la ruptuura, esta acuusación, com mo es naturaal, no puedee menos de ocar una sonnrisa. provo ****** En Vorwärts se iniició una poléémica a estee respecto enntre su redacción actual, mos de dar a conocer estaa polémica a los lectoress rusos. Kautsky y Zariá. No dejarem ******* Si no n contamoss como restrricción de la l autonomía las reunioones de las redaccciones, relaacionadas coon la formaación de unn consejo suupremo com mún de las organnizaciones unidas, cosa que q R. Dieloo aceptó tamb bién en junioo.
Enmienda E a
El "grupo de inniciadores", al que me hhe referido enn el folleto ¿Qué ¿ hacer??, pág. 141, p que haga la siguientte enmiendaa al pasaje do onde se expoone su particcipación en me pide el inttento de concciliar las orgganizaciones socialdemóócratas en el extranjero: "Sólo uno de los l tres miem mbros de estte grupo se retiró de la Unión a finees de 1900; los reestantes no lo hicieron hasta 1901, cuando see hubieron cconvencido de que era impoosible consegguir que la Unión U aceptaar celebrar una u conferencia con la orrganización de Iskra en el ex xtranjero y con la Organnización Revvolucionaria Sotsial-Dem mokrat, a lo s constreñíaa la propuestta del grupoo de iniciado ores. La adm ministración de d la Unión que se rechaazó al prinncipio esta propuesta, achacando su negativva a participar en la confeerencia a la "incompeten " ncia" de los iintegrantes del d grupo de iniciadores mediador y expreesando su deeseo de entaablar relacionnes directas con la orgaanización de Iskra en el extraanjero. Sin embargo, la l administrración de la l Unión no n tardó enn poner en conoccimiento dell grupo de in niciadores que, q después de apareciddo el primer número de Iskraa, en el cual se s publicabaa la nota sobrre la escisiónn de la Unióón, cambiabaa de parecer
y no o quería ponerse en coontacto conn Iskra. ¿Cómo expliccar después de eso la declaaración de un n miembro de d la administración de la l Unión de que la negaativa de ésta a parrticipar en laa conferenciia se debía eexclusivamen nte a que esstaba desconntenta de la compposición dell grupo de iniciadores?? Por cierto o, tampoco se compren nde que la administración de d la Uniónn aceptara participar enn la Confereencia de junnio del año pasaddo: la nota que q apareció en el primeer número dee Iskra siguee en vigor, y la repudia de la Unión por Iskra I cobró mayor realce en el prim mer volumen de Zariá y en e el cuarto númeero de Iskra,, que apareciieron antes dde la Confereencia de Junnio". N. Lenin 1 del 1 de abril de 19002 "Isskra", núm. 19,