Historia de Tripulantes en las Huaitecas

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Historias de Tripulantes en las Huaitecas


Dedicado a Andrea, mi hija, en día de su cumpleaños…

Autor: René Julio Milla Auger N° registro, 261.105 c derechos reservados

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INDICE 4

Introducción

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I.

El Caleuche

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II.

El Chalupero

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III.

Las Nieves

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IV.

Pato, El Chilote de Maullìn

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V.

La Carta que Encontré

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VI.

Las Mareas

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VII.

Un Ermitaño de la mar

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VIII.

El Marino

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IX.

Tripulación

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Introducción

La tradición muchas veces se pierde y el idioma indígena (mapudungun) se desvanece, cuando va de boca en boca, sin embargo, al rescatarlos escrituralmente, nos podemos encontrar con personas, que muchas veces guardan silencio a hechos, porque a menudo, se les trata de embusteros y mentirosos, sin embargo cuando relatan esas vivencias te encuentras con la realidad que se escapa a la imaginación y te mantienen expectantes a sus acontecimientos los cuales están sumergidos en sus recuerdos.

Estos son

hombres y mujeres que viven nuestra tierra, en las aguas de la Patagonia Chilena… Un agradecimiento a las personas que colaboraron con su experiencia Helena, Canales del Archipiélago de las Huaitecas, Región de Aysén….

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I

El Caleuche

Era una mañana (liwen) de hermoso otoño, me preguntaba, ¿como sería el mas allá?, mientras que mis pies me dirigían a la playa cercana, en donde las olas golpeaban las suaves arenas, se veían flotar las gaviotas en el aire y hacer piruetas, las cuales se clavaban en las aguas (futalafkenko) del Océano Pacifico, recogiendo su diario sustento. Las horas pasaban y el cielo se arrebolaba, con un color rojizo anaranjado, el cual me indicaba que se acercaba el atardecer, que bello, mirar el sol cuando se esconde en la mar, parece que el agua bulle al penetrar el astro en el horizonte, que nos ilumina a todos, con su fulgor, sentía que no debía regresar a mi casa, la noche comenzaba a caer, lo primero que vi un Lucero distinto, al de los demás días y sentí en mi interior, una voz que me decía ¡pide un deseo! y así lo hice, extrañamente, al encender mi cigarrillo, quede estupefacto, porque nunca un lucero desaparece, con la brillantez que tenía ese, mire por doquier, largo rato lo busque, ¿haber si estaba equivocado?, pero nada, las estrellas comenzaron a desparramarse en el cielo y del lucero anterior no quedaba rastro… De pronto sentí una alegre tonada, que provenía desde el mar, en el silencio de la noche con el suave oleaje y las perladas olas bañadas por la hermosa luna (küyen) es posible escuchar, los astros cantar. En el horizonte vi unas luces y pensé, debe de ser un crucero con sus pasajeros divirtiéndose, pero el navío se comenzó a acercar, sus luces, reflejaban en su velamen, colores, verdosos, celestes y plateados, ¿Qué barco será ese me pregunte?, y aquella carabela se comenzó a rodear de bruma y empezó hacer frio, en un instante la barca estuvo frente a mi y un largo tablón dio un bote frente a mis pies, invitándome a subir, con música y algarabía, bellas mujeres que cantaba tonadas y tocaban instrumentos, 5


mientras otros varones y sus parejas bailaban al son de las notas musicales, quede embelesado con aquel espectáculo, no sé, si puedo decir ilusión o verdad, pero lo estaba viviendo y para mí en ese instante era realidad, se acerco el capitán y me dijo ¡tu pediste un deseo y se te cumplirá!.

Así que debes divertirte hasta

más no poder, “sube”, mientras el barco se alejaba de la orilla, todo fue jolgorio esa noche, mujeres (wé domo) música y demás, sin embargo al amanecer, me di cuenta que estaba en alta mar, no reconocía esas profundidades pero estaba encantado, tal cual, un niño pequeño con juguete nuevo, no tenía nada más que hacer, muchas mujeres que su belleza no tenía descripción, las cuales me besaban y amaban y cada vez que me daba cuenta, estaba con una mujer nueva y más bella que la anterior, la brisa de la mar rozaba mi rostro, besando al viajero, que se había embarcado la noche anterior. Apareció el capitán en cubierta , no sé cuánto tiempo pasaría en realidad, con todo lo que ya había vivido, me hubiese costado años en tierra, el capitán me hizo una venía pidiéndome que me acercara y así lo hice el me dijo: “nada es gratis en este barco”, y ¿que navío es este? pregunte, “El Caleuche”, dijo él, quede con la boca abierta, admirado, no sabía que decir, sin embargo el me tranquilizó y me dijo: “no te preocupes, solo debes casarte con mi hija (ñawe) Verónica,(mujer de poco conocimiento, en algunas lenguas), pensé que tenía que ser así, mirando a mi alrededor, donde todos sonreían y eran amables, le pregunte al capitán ¿cuando conocería a mi mujer? Y él me dijo que en la noche cuando la desposara, mientras tanto llamo a dos mozas y les dijo que me bañaran y me complacieran en todo, de esta manera pase los momentos más gratos, despidiéndome de mi vida de soltero, llego el atardecer en el barco y la música comenzó a brotar, estaba dispuesto a encontrarme con la que iba a ser mi esposa (kure), para siempre, las melodías se detuvieron y sobre cubierta bajando del puente apareció una hermosa morena, de cabellos ondulados, brillantes como el ébano y una figura esculpida por el ejercicio de las aguas desconocidas en las que nadaba, esta hembra era la que siempre había soñado, se acerco el capitán nos dio su bendición, y la fiesta en ese momento si que comenzó, hasta las sirenas llegaron a ofrecernos presentes, jamás en la vida

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había visto una de ellas y menos a tantas y tan bellas, subieron al barco y mi esposa palidecía frente a estas mujeres, de largos cabellos y cortos también…

Diademas

de

naturaleza,

vestimentas

cubrían

sus

sus cuerpos

envueltos en sedas, dejando ver toda su figura y con la briza del viento esos tules se elevaban, se podían apreciar sus encantos, que habían cautivado a tanto marinero,

nunca

vi

tanto

lucero

encenderse al lado mío, una de las sirenas, Adele, perturbadora trigueña, me dijo “este es el regalo que te vengo a entregar”,

tomándome

de

la

mano

(ungúltripan) y susurrando al oído “ trae a tu mujer”, que podía hacer en esos instantes solo entregarme a mi noche de bodas…

La fiesta termino y al otro día la resaca, no la aguantaba se sucedieron los días y yo solo para mi esposa y ella para mí, ¡que estupendo vivir casado de esta manera!… Un día Verónica se había tomado el pelo y parecía una corsaria, aquí comenzó el día que entre al infierno, ordenaba:

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“Lava la cubierta y cuando termines me haces la cena, cose las velas y lava la cubierta nuevamente que te quedo toda grasienta, después vas a mi alcoba y me das masaje, porque se me place, eres mi marido y necesito toda tu atención”, se había vuelto una bruja del mar…

Logre sostenerme con ese ritmo algún tiempo y cada día se ponía más exigente, me humillaba a tal manera

que

después

que

la

complacía como mi mujer, me gritaba: “Anda a dormir al sillón, que no me aguanto que ronques en mi cama”. Se daba vuelta, a hablar con otra persona del barco sonriente y al mirarme, enojada me decía: “Eres un flojo (chofün) y no haces nada”. No sé cuánto tiempo ha pasado, desde que estoy en este barco endemoniado, me preguntaba ¿en qué momento había pedido, conocer la eternidad?, seguimos recogiendo marinos muchas veces, los llevaban las sirenas y Adele me miraba, como diciendo “en que te metiste tripulante”, paso el tiempo y no podía mas, tampoco podía desembarcar, era la hija del capitán… Un día el Capitán Choleque me llamo y me dijo: Llego la hora de darte un desembarco, esto solo se logra una vez en la vida… Lo mire extrañado y él como si supiera lo que estaba pensando, me dijo: “Anda tranquilo, mi hija ya se ha aburrido de ti” 8


Y pregunte ¿Por qué es así ella?... El capitán se puso serio y me dijo: un secreto te voy a revelar, mi hija siempre ha sido de esa manera, hay veces que me enfurece con su tiranía y egoísmo que demuestra a gritos y peleas sin importar a quien dañe y a quien la quiera realmente, un año entero estuvo sin hablarme, por una olla de mariscos, imagínese en la misma nave, pasaba por el lado mío, sin siquiera mirarme y soy su padre... Sucedió que hace cientos de años atrás, subió a este barco un Ángel que había ascendido desde el infierno hacia el cielo, vino desposar a mi hija, se hacía llamar Espid Cat, cuando estuvo aquí , ese ser de luz (pelo) le enseño todo lo que ella sabe, tanto en la alcoba, como en el manejo de la gente, lo humillo hasta más no poder, más que a ti y le hizo pasar penurias que tú te hubieses colgado infinitas veces en ese mástil y el bondadoso aguanto, tuvieron dos hijas una que anda todo el día por ahí, como florerito de mesa y la otra más pequeña, esa que la dejo manejar el timón de mi nave cuando hay tormentas, por las cualidades que él puso sobre ella y cuando sangro su corazón de dolor, se sintió en el cielo, ahí bajo Gabriel el Ángel, y le dijo, mi hermano (lamnguen): “Y esto no fue hecho sin juramento, juro el señor, y no se arrepentirá. Tu eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec, por tanto Jesús es hecho fiador de un mejor pacto, mas este, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable”…

Ya has sufrido bastante, dijo Gabriel, deja a esta mujer aunque tu corazón se lleve un pesar, al partir de este navío, que las trompetas del cielo canten para ti.

Las

hermosas mujeres del reino de Dios te esperan para bañarte con agua miel y especias, fuiste albergado por la diestra de nuestro creador”. En ese instante Espid Cat se ilumino, miro a mi hija y le dijo: “Creí que podías cambiar, pero fue tu esencia lo que desperté, al haberte enseñado, lo que te entregue”…

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Después se elevaron dos luces blancas, desde cubierta de este navio y jamás volvimos a saber de aquel par de Ángeles… Le Pregunte al capitán por que me revelaba esto y él me contesto: Mi hija siempre cambia de marido, cuando se aburre y el gusto del varón ha pasado.

Por lo que le dijo el Ángel esa vez, ella se despecho y ahora lo único

que busca es divertirse con la hombría de hombre, lo que pienso, agrego el capitán, es que ella nunca comprenderá lo que es el verdadero amor y va a quedar sola por la eternidad, porque esta siempre detrás del amor de su vida, Espid Cat. El Ángel cuándo se elevo sus últimas palabras fueron, con voz muy clara mirándola a los ojos le dijo: “Te quito mi amistad, Verónica, para toda tu vida y por mi eternidad” Y si a un Ángel lo vinieron a buscar a esta nave, para que nunca más regrese, es que Verónica es una rebelde desde el alma y me apena que nada pueda hacer, solo conducirte a una tregua hacia el resto de tus días, además no te distes cuenta y ella te engaño y ahora está embarazada y te quería cargar el muerto a ti (culpar a alguien, de lo que no hizo), me miro y dijo es hora de desembarcar, sin decir nada mas… Llegue a la misma playa en la cual embarque el primer día (antü), de la que era mi nueva vida, al volver la mirada hacia atrás, no estaba el barco solamente un inmenso tronco, en ese instante paso un hombre por mi lado con su hacha en mano y comenzó a cortar la madera, y cada vez que lo astillaba, el tronco recuperaba todo lo que había perdido con el hacha y no quedaba marca del leñador, el hombre gritaba por que le habían dado una bendición, con ese tronco pasaría el invierno entero, lo mire y le dije, “Buen señor no haga eso y él enojado me grito: ¡Que se mete usted, iñor, este tronco (mutrung) es mío, lo encontré yo!, ¡es Mío!

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Le dije: No le parece extraño ¿que este tronco se renueve cada vez que usted lo destroza?, me dijo, Que sí, y agrego: En esta Isla de las Huaitecas, puede suceder cualquier cosa, entonces lo mire y le respondi: Es verdad, pero ese es el Caleuche, Y el me dijo ¿Usted como lo sabe?. Le conteste.. Yo pertenezco a la tripulación de los colgados. El hombre salió despavorido gritando “Están penando, Están penando”… Al poco rato había llegado al que recordaba como mi hogar, antes de que me embarcara en la aventura de mi vida, la casa estaba cambiada llame y nadie me contesto, así es que entre y otra señora me dijo que quiere joven, le pregunte por la gente ¿que ahí vivía antes? Y me dijo: Después que su único hijo despareciera, lo esperaron por años que volviera, y el, nunca regreso, así es que se mudaron de acá, vendiéndome la casa y sin decir adonde se irían… Sentí en mi corazón pena y nostalgia y comprendí las claras palabras, de la conversación que tuve con el capitán: ¡ya no eres nada en la vida, estás muerto, para todos los que te conocieron, así que esta es tu familia ahora”, mas para que no tengas mas pesares, te libero (meñaltun) de tu esposa, rompiendo el matrimonio entre ambos, a tu regreso te espera una sorpresa. Esa tarde antes de embarcar, puse la historia que acabo de relatar en una botella arrojándola a la Mar para que el que la encuentre, aprenda y

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sepa contar a los demás “Que uno no se debe encandilar, con las bellas luces, ni con las melodías intensas que provienen desde La Mar”… El oleaje trajo al Caleuche, pero en vez de desembarcar Verónica, se bajaba Adele… Los capitanes siempre cumplen su promesa, dijo, la hermosa sirena, abrazándome, con su rostro sonriente, tal cual supiera algo que iba a suceder y yo ignoraba, de pronto las velas de la misteriosa nave se inflaron, le pregunte a mi acompañante: ¿Qué sucede? Y ella me respondió ¡El capitán te libero!... Sobre cubierta se veía la mujer que había sido mi consorte, llevando en su vientre el bebe de otro hombre, mirándome desde la lejanía, a sabiendas que jamás me volvería a ver.

La hermosa Adele, tomo mi mano con suavidad y me beso,

mirándome dijo: “No temas, seré tuya por la eternidad” sumergiéndome junto a ella en las olas del mar, fue mi obsequio, por sostenerme en la adversidad…

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“El hombre (wentru) que fue liberado de la prisión Fantasmal, un tripulante del Caleuche”

El mar es infinito en su sabiduría

Juan Carlos…

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II

El Chalupero

En realidad lo que debo contar es un acierto que tuve al venir a la Región de Aysén, a trabajar. En la isla de Puerto Aguirre, ahí me desembarque por primera vez, había venido en el barco Calbuco un viejo vapor que se demoraba 48 hrs en llegar a estos lejanos canales, primera vez también que me subía a una embarcacion y venia mareado hasta los mazos, era imposible sostenerme en cubierta y menos aguantar el estomago en mi interior, le di gracias a Dios, que había podido desembarcar en esta isla, pero estaba sin dinero, sin conocer a nadie y menos entender lo que es la pesca (challwan) o sus faenas, necesitaba, urgentemente laborar, en lo primero que encontrara, así que una amable señora me dio un dato: “Hay un trabajo recogiendo pelillos, en un estero que se llama Atracadero y el dueño de la embarcación es Chimango y el capitán se llamaba Huaqueo y vive en la casa azul que se ve al final de la cuadra”… Fui a conversar (nütramyen) con ellos y me dieron trabajo de inmediato, comenzaron las labores y yo venía con un amigo (wenüi) de Santiago al cual había invitado, llamado Marcos, así que extasiados con la belleza del lugar en el cual estábamos, trabajábamos desde que comenzaba el día hasta la noche, en el pelillo, recogiéndolo como a las siete de la mañana, extendiéndolo sobre la playa para darle vuelta, a las doce (medio día) aproximadamente. No era una tarea difícil (küdaunguen) había que esperar la marea baja , recoger y secar. Dormíamos en unas ranchas de nylon y cocinábamos en un fogón hecho por dos trocos grandes, al medio, el fuego y arriba las ollas y teteras para tomar el mate, después del puchero y hacer conversaciones, mientras nuestra carga se secaba para después recogerla, enviarla a destino y comenzar nuevamente con nuestra faena, para entretenernos en la noche (punkëlen) jugábamos brisca y truco 14


(juegos de naipes) a la luz de un chonchón, (lámpara hecha a mano, su combustible es el aceite de lobo), estuvimos por esos parajes aproximadamente treinta días en los cuales nunca olvidare como se formaban los arcoíris sobre el estero y mas allá en las aguas del mar, volvimos a Puerto Aguirre (Isla del Archipiélago de las Huaitecas) y comencé a conocer pescadores y artesanos del mar, los cuales se juntaban en las noches a conversar y reírse (ayekan) de sus travesuras en alta mar, al lado de una fogata a orillas de la playa o en una casa compartiendo un mate con punta (con licor) y en la madrugada, se salía a navegar, me preguntaron a caso andaba falto de trabajo, le dije que sí y me contrataron para sacar cholgas, las cuales se debían extraer a unos veinte metros de profundidad y como no sabía bucear , tenía la tarea de estar sobre la panga y levantar con una pangareta (chinguillo que tenía en un extremo un rastrillo) el cargamento, de esa manera se subía a la embarcación, habían veces que la carga era tan pesada, que había que usar un cachero (cuerda amarrada en un extremo, ancho, del bote y con la otra hacer palanca para el levante), esta no era la tarea realmente mas laboriosa, sino el momento de desconchar, el molusco, en el cual las manos se destrozan, por lo filoso de las conchas y había que ponerle empeño, porque sino el pago era mínimo, para concluir la labor había que dejar los moluscos encima de una red (ñeweñ) fina y prender un fuego debajo, que a los pocos minutos había que ahogar (dejar que el humo salga), de esta manera se comenzaría a ahumar la cholga (molusco, costas de Chile) después ensartarlo en un junquillo de a diez y hacer patas (colgajas) de a trece y con las manos agrietadas, no era de lo más fácil esta labor, un día ya se habían acabado las cholgas en ese sector donde recolectábamos y me mandaron a un islote que estaba al frente de donde estábamos extrayendo, aproximadamente a una milla náutica (1800mt), relativamente cerca para las diez horas de embarcación, que habíamos tenido, hasta ese lugar, tome el bote a remos y comencé la trayectoria, sin ningún problema desembarque, sin darme cuenta, se comenzó a levantar un viento norte que hacia tiritar a cualquiera, intente dos veces devolverme y atravesar ese canal pero sin embargo la tormenta no me dejaba, con una mano

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sosteniendo mi bote y la otra en el alma, me acordaba de todo lo que había hecho, estando lejos de este lugar y pensaba ¿en dónde me vine a morir?. Desesperado clame a Dios (nguënëchën) y una voz escuche entre las aguas “Porque Dios es justo, y ama, la justicia; el hombre recto mirara su rostro” Salmo 11;7. Mi corazón (piukentëkun) resucito y sentí una paz interior en medio de un temporal que en cualquier momento me cobraba la vida, el viento seguía azotando y silbando y yo varado en la orilla con plena certeza, de lo que había escuchado era realidad y que vería el amanecer, pero ese momento de vida, llego a ser tan intenso que el solo describirlo me hace entender, lo que ahora realmente valoro, mi vida. Al otro día la claridad de la mañana (pu liwen) me alumbraba, para que me hiciera hacia las aguas y atravesara el mar que la noche anterior, me refresco la conciencia, que: “La Mar tal como una hembra enfurecida, en instantes, es hija de la naturaleza y con ella no se juega, no hay que temerle, pero si respetarla, hasta que entienda uno, que la vida, se puede perder en un instante y para siempre, entre su mal genio”. De regreso, mis compañeros se alegraron al verme y me dijeron que habían tratado de zarpar, dos veces y la alta marea no los dejo, así que había que esperar, lo que sucediera al otro día. Coincidencias extrañas nos conducen por la vida y nos da la razón de querer vivir aún mas, muchas veces pienso que fue la lucha contra un banco de tiburones, la que viví esa noche… 16


De vuelta en Puerto Aguirre , mi primordial tarea era aprender a bucear y me hice amigo de dos hermanos, el Chalo y el Lelo y ellos la primera vez que me pusieron el traje de hombre rana, se mataban de la risa, con el traje flotaba y volvía a flotar y no me hundía nunca, ahora entiendo las carcajadas de aquellas tardes de compartir unos mates, me dijeron que me afirmara de la cuerda del ancla y me fuera hasta abajo y recogiera algo para saber que había llegado al fondo, entre todo esto, no sabía respirar, debajo del agua, toda la máscara empañada y la manguera de aire por cualquier parte, así es que estaba ciego en las profundidades, tome lo primero que encontré y llegue arriba con la máscara en mi cuello y en la mano libre un erizo, que me había clavado sus espinas, por quebrárseles al tomarlo, “que dolor sentía y como me dolía”, realmente ese día fue uno de los peores que he tenido, porque al dia siguiente, mi mano estaba tan hinchada igual que una empanada (masa rellena de carne o mariscos, horneada o frita; Chile), me ardió una quincena, entre tanto las espinas del molusco me punzaban, mas al no poder sacarlas y yo como era el novato tenía que aguantar las burlas de mis camaradas y sus intensas jornadas de carcajadas cada vez que se acordaban, ahora me rio de todo esto y como ha sido mi vida en alta mar. De lo que tengo claridad, es que en el mar no voy a morir (lalen) porque ya hubiese descansado en paz, a mis hijos los amo demasiado, para perder el respeto por las aguas y la profundidades en donde el dia de hoy puedo bucear…

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Los quiere, Su padre JosĂŠ Luis

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III

Las nieves

En la hacienda Rupanco, en el sector las Nieves (Pire), en un lugar rodeado de un bosque de Cipreses, Mañios y una gran cantidad de Laureles, con un rio que hace una media luna, circundando la casa de mi tío.

Una casa patronal de

tejuelas desteñidas por el paso de los años, sus corredores inmensos, cual si fuese un castillo medieval, que te conduce, a un bosque cercano y a la tranquilidad de lograr nuevas aventuras.

Sus piezas altas, me dicen que cuando

no se pueda salir afuera por las lluvias intensas de esta zona se podrá jugar, dentro de ellas, a las escondidas y muchas travesuras mas, entre sus paredes de adobe se esconde una diversidad de animalejos, para poder crecer con la ingenuidad que trae la infancia, y aprender de las formas de vida que rodean la casa… Estaba jugando, (wé) en un pasillo y de pronto “estaba frente a mí: “pequeño, con una manta (makuñ) deshilachada en sus extremos, a pata pelada, con su cabellera suelta llegándole hasta los hombros, de unos cincuenta centímetros de altura” , me miro y quede clavado con mis pies al suelo, el comenzó hablarme en un idioma (dëngun) el cual no entendía y me palmoteaba el pecho, parece que me invitaba a jugar, ¡No le podía entender!, hasta que sentí el liquido de mi interior escurriéndose por mi pantalón, llegaba hasta mis zapatos y en ese preciso instante reaccione y arranque tan fuerte, hasta mi pieza, que aquel pequeño hombrecillo, se largo a reír a carcajadas, me sumergí en mis sabanas, tapándome hasta las orejas (pilun) y mis dientes, que no querían dejar de moverse y tiritando como cuando le echamos agua fría, al perrito nuevo que teníamos afuera… Al otro día, no sabía, si lo que había visto en la noche anterior, era verdad, al ver que mis pantalones estaban mojados, me di cuenta que si había sucedido ese encuentro, me levante y cambie de ropa para que nadie se diera cuenta, llegue a 19


la cocina donde mi tía estaba preparando el desayuno, con unos huevitos fritos, una leche caliente y pan recién salido del horno, pero no tenia apetito, y además estaba mudo, “los ratones (dewü) me habían comido la lengua, la noche anterior” había sido espeluznantemente espantosa, así es que no quería contar a nadie lo sucedido, por miedo a que me retaran, porque tal vez había sido solo un sueño de un niño (pichiche). En el transcurso del día nos invitaron a ver a mi otro tío, que vive a la vuelta del cerro, partimos hacia ese sector a unas dos horas de nuestra casa,

cuando

llegamos, comenzamos a tomar unos mates y antes que nos devolviéramos por que ya había obscurecido, se sintió un fuerte golpe en la cocina, “muy fuerte”, mi tío se levanto y fue a mirar, nosotros estábamos de invitados y “a la casa que fuere, hace lo que vieres”, mi tío (mallewen) salió de la cocina con un palo en la mano, ¡me asuste!, iba con su rostro distinto y le dijo a su señora que lo acompañara y a nosotros también nos invito, entramos en un bosque muy obscuro

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se sentían nuestros pasos, al caminar sobre la hojarasca resbalosa y seca del pino y el cipres que ahí se encontraba, al rato de andar en silencio, se sintieron unas vocecillas y cantos, pero no se veía nada, ¿esto es muy extraño? pensaba y al tanto de caminar divisamos a mi primo que estaba conversando con alguien, pero no se veía nadie a su alrededor, ¡me asombre muchísimo! , de pronto mi tío grito “salgan de aquí bribones” y como si fueran pajaritos (chucau), que los hubiesen espantado, se sintieron pasos pequeños correr e ir quebrando ramitas en su huida, pero solo se escuchaban y seguía sin ver nada… ¿Qué será lo que sucede en este lugar? me pregunte… Pensaba que era sonámbulo mi primo, “en el internado tengo compañeros que les sucede esto” ya que solamente venia para vacaciones, vivo en un hogar de curas y ahí la vida es muy distinta… De pronto como si mi primo hubiese salido de un sueño se desmayo, cayendo en los brazos de mi tío Samuel. Volvimos a nuestra casa, en el silencio de la noche se efectuó nuestra caminata. La noche siguiente sentí risillas nuevamente y por una hendija que había en mi pieza, me puse a mirar y de pronto uno de esos hombrecillos estaba saltando frente a mi puerta husmeando y fisgoneando buscando con que divertirse y de pronto nuestras vistas se cruzaron y pegue un grito que mis tíos llegaron inmediatamente a verme, me dieron un vaso de agua con azúcar, para que me calmara y me dijeron lo que sucedía hacia varios años en ese lugar, ¡aparecían hombrecillos!, así es que menos me calme… Una mañana mis tíos fueron a lechear (sacar la leche de las vacas a las cuatro de la mañana en el campo) y mi primo se levanto tarde y apurado y dejo la puerta abierta de la casa y una orden que había donde mis tíos, es que nadie dejara la puerta abierta ¡“Jamás”!, no lograba entender ¿Por qué?, así como me acostaba con mi prima María estábamos acurrucados durmiendo, nuestra pieza daba al corredor y la cama en que reposábamos estaba frente a la puerta, de pronto, sentimos saltos sobre nosotros (nguëtantu) y me levante asustado y a mi prima los 21


pequeños hombrecillos ¡la golpeaban!, a mi me arrinconaron en una esquina de la pieza y me detenían con sus manos de niños pequeños y alargados dedos aguzados, me sostenían desde el pecho para que no me moviera mientras que a María le daban golpes sin cesar.

Hasta el bullicio que había, llego mi prima

grande la Nana y tiro un manojo (këchüng) de Chaura (arbusto que ahuyenta a los hombrecillos) sobre la cama y se escucho un crujido, ¡tan fuerte!, como si hubiesen quebrado un madero grueso, arranco con su pandilla de la pieza, mi primo Checho, también sabia esto por que le había pegado una patada en el trasero, en una oportunidad que pillo al hombrecillo, husmeando por los pasillos de la casa, arrancando con seis bribones hacia la puerta trasera, dirigiéndose hacia el bosque (lemu) cercano,

que estaba detrás del rio, después me contaron que golpeaban a María porque habían veces que ella no les hacía caso, cuando la llamaban a jugar y los duendes 22


al parecer le juntaban las veces que ella no iba con ellos y después, aparecían y la golpeaban frecuentemente… Lo malo de todo esto, es que había un duende que se enamoro de mi prima María, llamado Shechü (duende) y cuando mi prima creció, se enamoro y se puso en cinta, el duende le decía todas las noches que se iba a robar su bebe cuando naciera y además la golpeaba y la arañaba, fue un maltrato que le propino Shechü que María estaba trastornada, y cuando María tuvo su hijo varón, el duende le robo al pequeño, desde ahí María espera desconsolada la vuelta de su pequeño Nicolás, muchas veces dice que escucha las voces del duende burlón que juega con un pequeño, María espera sola en su alcoba con las cortinas cerradas para que no le entre luz a su pieza, me da pena que su vida se extinga de esa manera, porque ella es muy hermosa y que se muera una flor así es una tristeza, “No vale la pena haber jugado con pequeños hombrecillos, (duendes) cuando era pequeña, dice María”…

Tu Primo Alberto

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Pato “El Chilote de Maullìn”

IV

Era solamente un jovencito, en Toto (isla de las Huaitecas), comenzó a llegar mucha gente anciana en el día, algunos con bastones y otros con muletas, un amigo me dijo iba a ver una gran reunión de brujos, sería una ceremonia importante, no le creí, por que hasta ese momento no había visto nunca uno y pensaba que no era cierto, “Puros cuentos”… Esa noche estaba en el barco en cual trabajaba y salí a ver luz de la luna nueva y de pronto comenzaron a emerger unas linternas, raras, a mi me parecían mas bien gaviotas iluminadas por la luz de un farol… ¿pero cuál?

Estas

iban

y

venían

por

doquier, era increíble este espectáculo cuando fui a buscar a don Isidoro el patrón de la lancha, me dijo que me entrara inmediatamente y “ojala ,que no me hayan notado esas luces, ¡porque eran brujos (kalku)!”, pero lo que había visto no se me ha podido olvidar, ¡las linternas brincaban! y las que estaban al final saltaban delante, una de la otra, pero realmente eran muchas, unas dos docenas de farolillos, así que le hice caso al capitán y me entre a la embarcación, desde una claraboya miramos y de pronto bajo una, en una casa, en la cual nosotros le 24


cambiábamos congrio por papas o lo que nos faltara para vivir en el mar y nos dio un susto, don Isidro me dijo que el finado Humberto, ese era el brujo, pero ¿a quien le había dado el poder? (pepiwn) para que siguiera su camino, ¿volar?, nadie sabía, si había sido a su hija o a su señora era un misterio, a si es que nos hicimos a la mar y no volvimos mas a la isla. La verdad es que no creo mucho en estas cosas, por la sencilla razón, que vivo en los caminos del señor (evangélico), al poco tiempo me case y tenía una hermosa (tremo) familia, dos hijas bellas y una esposa magnifica, la vida transcurría pero me daba cuenta que no surgía, los años pasaban (rupan) y cada vez que estaba en los caminos de Dios, me venía una ruina que realmente no entendía por que me sucedía esto, habían ocasiones, ¡que no tenía ni una papa cocida para darle a los niños! estaba desesperado, transcurría el tiempo y mi esposa comenzó a sentirse mal, con una extraña enfermedad, los médicos no sabían qué hacer, era todo tragedia a mi alrededor, estaba realmente abatido, cada día la veía más desmejorada y me daba mucha pena, rabia e impotencia porque pasaba el tiempo y nadie podía solucionar la enfermedad (kutran) de mi compañera, a pesar que íbamos a la iglesia, ni los pastores tenían la solución

y de pronto mi señora

fallece, me amargué, me tire al trago y me apesadumbre de una manera, que no tenia conformismo, además de eso tenía a mis hijos, que tiempos más malos fueron esos años, aunque me puse en campaña, por que mis hijos crecían y debía cumplir mi función como padre y madre, tenía un desconcierto en mi interior, tan inmenso que el día palidecía cuando salía el Sol (antü) y la noche se hacía eterna, mis hijos ya pasaban de la niñez a la adolescencia y decidí irme de esa isla, a probar suerte en otra, ya habían pasado ocho años de la muerte de mi señora, así que con el consejo de un anciano que me dijo “rehaga su vida nuevamente, porque si no se arruina”, encontré a mi esposa actual con la que tenemos un pequeño, pero esto no fue tan simple, la vida seguía dándome golpes y cada vez que trate de encontrar los caminos de Dios, me trababan y no podía salir adelante, una vez, llege a mi hogar tarde, parándome en el puentecito que llevaba a mi hogar por haber una acequia profunda en ese lugar, sentí ruidos extraños en el interior de mi casa, sentí llorar a mi nueva esposa junto a mi hijo y 25


me dio una corazonada como si algo anduviera mal, tome un palo y de debajo (minche) de la casa apareció un perro (trewa) tan feo, que parecía un murciélago, además cojeaba, me dio la impresión de que no era un animal, que era un brujo, ya que estos se pueden transformar en diversos animales, pájaros, perros, chanchos, caballos, ¡hasta en una vaca!, así que me fui detrás del el, armado, porque uno conoce a los animales de su vecindario, lo corretee a piedrazo limpio y le di unos cuantos palos en el lomo, en un callejón doblo y se metió a una casa, decían que vivía un brujo malo en ese lugar y le eche tanto garabato hasta que me canse (ürküln), el hombre no salió por días a la calle (dicen que cuando pillan a un brujo se esconde por semanas, en su madriguera) y luego supe que se había cambiado de isla y andaba todo machucado, eso me hizo comprender que si existen los malvados…

El hombre que ha mirado, los brujos de frente

26


V

La carta que encontré

Una pequeña ratoncita:

Estaba jugando (ukantun) en la playa y me encontré una botella ! jamás me había encontrado una¡ era una botella verde, con un corcho de tapa, antes de abrirla pensé:

¡“a lo mejor

contenía un mapa, un tesoro de algún pirata y tendría aventuras para ir a rescatarlo o tal vez iba a encontrar un crustáceo dentro ,que otro niño, podía haber puesto para que viajara”!, era una

experiencia

siempre

buscaba

increíble, y

nunca

llegaba a obtener una de estas y ahora que la tengo en la mano, estoy nerviosa, después de tanto tiempo… Miraba (lilinien) la botella y no sabía qué hacer, hasta que me decidí abrirla, eran unas hojas, para mi asombro, que estaban amarradas, por un listón rojo y otro azul, el papel se veía viejo, como si hubiesen pasado años en el mar, ¡más nerviosa me puse!, solté los nudos (përon) que eran dos rosas y frente a mi apareció un texto, el cual estaba escrito con letra manuscrita y tinta negra, ¿Qué

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extraño?, el extremo de abajo algo borroso, pero se entendía, no sabía si leer o quedarme con la duda, sin embargo me atreví y decía así…

29/10/1845

Estimada esposa, Estefanía, en el momento que se levantan las olas y el viento no amaina, te quiero pedir disculpas, porque no he estado ahí para ser tu hombre, aquel que siempre ha estado ausente, porque he vivido en alta mar, de la inmensidad del Océano te escribo estas letras, con un corazón dolido y consternado, por el tiempo que he desperdiciado, al no poder sostenerte en mis brazos y no haber sido parte de tu vida físicamente. Me vienen a la mente los momentos felices que pasábamos juntos y me ibas a buscar, cuando llegaba a tierra, han sido los más gratos recuerdos que tengo, sin embargo en la soledad de la lejanía, te debo ser honesto, en este último instante, porque no sé, si pueda volver a verte… Atravesamos el estrecho de Magallanes y a nuestra embarcación se le ha cortado el velamen, no tiene arreglo con esta tempestad, ya se han perdido ocho hombres en el intento y no hemos sido capaces de gobernar la nave en el mar, el capitán hace su mejor esfuerzo, mas la tormenta ruge sin piedad a nuestro alrededor, creo que moriré en este lugar, no sin antes decirte, lo que siento por ti, Estefanía… Pepina se tapaba la boca, al parecer se iba a revelar un secreto guardado (elkaln) por largo tiempo, en este envase que había sobrevivido a la tempestad…

28


Esposa mìa, en todo este navegar, de marea en marea, me he dado cuenta, que el inmenso amor que siento hacia ti, es tan profundo, que las palabras se hacen pocas, pero soy tu esposo y como tal te debo revelar, para que no creas, que no he sido leal contigo, tengo otras hijas a parte de las

nuestras, a ellas nunca les ha faltado nada,

siempre he querido ser un buen padre, aunque ausente, he sabido llevar el pan a mi hogar y porque te digo esto con tanta soltura, no deseo, que te lleguen con historias baratas, desde alta mar, es mejor que lo sepas por mi puño y letra. Al estar lejos, me fui enredando en diferentes puertos y lo único que hacía, era pensar en ti y de pronto, me di cuenta que tenía otra mujer entre mis brazos, pero no quería romperte el corazón, ya que nuestra familia es lo más importante para mí y no creas que esto, que te confieso, es porque estoy en las horas de mi muerte... Siempre quise decirte la verdad, de lo que estaba sucediendo, pero al mirar tu rostro esperando en el atracadero, cada vez que llegaba mi velero, se me hacia un nudo en la garganta y en las noches cuando me preguntabas ¿que te pasa? al momento que me veías llorando, no te puedo describir el dolor intenso que padecía mi alma, sin poder revelar este secreto que he llevado por años dentro, contártelo hubiese sido perder todo el esplendor de mi corazón, que son Ustedes… Ha amainado el temporal, pero hemos quedado en el ojo del huracán, no hay tiempo para pedirte perdón, no hay lapso de vida para decirte que te amo, desde lo más profundo de mi ser, en esta calma que esta antecediendo a nuestro final, he decidido darme un 29


tiempo contigo, aunque sea en la letra, desde estas penosas aguas de mi alma, no pido que me sigas amando, solamente que me entiendas, porque la soledad del mar que tanto he querido y las diversas cosas que he visto y he vivido, me han llevado a recordarte, a cada instante que mi nave cruza el ancho y azul mar... Esa figura que hace palidecer a las

bellas musas, que he podido

encontrar en mis viajes, Tú. Que no olvido, ni olvidare, tus suaves manos que he sentido en mi cuerpo, cuando nos acariciamos al amar, son un recuerdo de tu existir, en mi vida, tu boca besándome, ha sido infinitamente imborrable, por que tus labios de carmín, han sabido llenar los espacios vacios que he tenido. Solamente esta mar, ha

escuchado

gritar

el

amor

que

te

profeso,

con

angelitud

esplendorosa de vida y vivencias, que me hacen recordarte. En este instante de espera, te quiero relatar, el amor constante que he tenido hacia nuestras hijas, sin dejar de pensar cada segundo en ellas, siento sin embargo, que les he fallado como progenitor y que debes darles un mensaje, del hombre que es su padre y decirles que las amo con todo el corazón y pase lo que pase, estaré desde donde este, mirándolas, el lugar en el cual me encuentre, cuidándolas, ha comenzado nuevamente la tempestad, sabemos que zozobraremos, sorbo mi último trago de ron y me despido para meter tu carta, solo sé que te puedo decir :

30


Te amare por siempre Estefanía, amor de mi vida Tuyo por la eternidad Felipe, tu esposo

Pepina lloraba (ngüman) a raudales y sin decir nada, llevo la carta a su hogar y hoy la guarda en secreto, en un pequeño cajón de madera, que había encontrado junto a la botella…

31


VI

Las Mareas

Cuando las mareas comienzan su vaivén, nadie sabe, dónde van a parar, solo se logra entender, algunas de sus corrientes (wichor), por ese paso marino y algunas veces obligatorio, que los marineros y su capitán toman las precauciones necesarias para que no tengan una tragedia, en alta mar… El capitán que sabe gobernar su nave, se fondea al distinguir avecinarse la tormenta, pero cuando vas en alta mar la cosa es desigual, al juntarse dos aguas o mares es imposible atajarlas, porque en su duro fluir, son inexpresables en su bravura (Nowü), las mareas… En una ocasión, atravesando el Fiordo de Aysén: Comenzamos a clavar los espineles, en ese lugar había buena pesca, continuo así la jornada, un claro día de sol, en mares tranquilos y de eterna belleza, montañas nevadas a nuestras espaldas (pailalen), principiamos a recoger las redes, era una lancha pequeña con cabina de popa, nuestra carga la fuimos subiendo en proa y de pronto, sin saber de dónde, se levantaron las olas del mar y comenzaron a golpearnos, una y otra vez, incrementándose a nuestro avance y de pronto estábamos con el agua, ¡que había llenado la mitad de nuestra embarcación!, nos dimos cuenta que perderíamos (llangkün) todo y tal vez la vida, en un segundo, la frágil nave se azoto contra el fuerte oleaje y se fue a pique, alcanzamos los chalecos salvavidas y “al agua pato”(expresión usada cuando uno se tira al agua sin pensarlo dos veces) y ahí tuvimos que permanecer en las gélidas aguas de Aysén, nuestra lancha no tenia radio, así que nadie sabía dónde estábamos 32


cuando zozobramos y mas encima sin permiso de zarpe, estábamos muy complicados, solo nos restaba aguardar, no teníamos cerca ningún islote que nos pudiese cobijar, estábamos a merced del mar y las olas embravecidas, nos levantaban con cada ondeo que se hacía más intenso, ahí estábamos tomados de las manos y con nuestras extremidades helándose, algunos compañeros pensaban en sus familias, Roberto que era el más joven (weche): Decía, “pensar que me vine a trabajar acá, para llevar el sustento a mi hogar (kütralwe), por mi Clara (esposa) y por mi pequeño Nicolás (hijo) y voy a morir acá”, lloraba desconsoladamente, sin poder hacer nada, más que esperar, mientras el intenso oleaje golpeaba nuestros rostros y llevándose sus lagrimas a las inmensidades del mar, solamente nos dejábamos estar, en este gran océano esperando una luz de esperanza, sin saber en qué momento se pudiese vislumbrar, por que esta inmensidad es implacable y a la luz del día, ya comenzaba a obscurecer y lo único que veíamos eran los rostros iluminados, por las luces de flotación, de nuestros chalecos salvavidas, nuestras caras reflejaban la desesperanza de no saber si llegaríamos a unos instantes más con vida… De pronto distinguimos una embarcación, que se acercaba y venía (tëlpan) en nuestro auxilio, ¡fue el rayo de vida que nos hizo levantar nuestras manos entumecidas, a favor del cielo y de nuestros rescatistas!, cuando nos levantaron a cubierta y nos sirvieron un café, nos dijeron que habían pasado por casualidad, venían capeando el temporal, el cual había hundido nuestra embarcación, sabíamos que la providencia no quiso que pereciéramos en ese lugar, cuando 33


llegamos a Capitanía de Puerto y preguntaron por los papeles de zarpe y al no tenerlos restringieron mi matricula al igual que la de mis compañeros y al capitán un gran parte le sacaron. Llegando empapado a mi casa, mi señora me dijo: “Es tiempo (wenu) de que te preocupes de nosotros, tu hija y yo, no quiero que salgas mas al mar”. ¿Y porque me dijo esto ella?, primero tu familia y después la navegación… les relatare: Anteriormente a esto del naufragio sucedido, íbamos en una lancha en el mismo Fiordo de Aysén y se sintió un estrepitoso golpe, los tripulantes para allá y para acá, sin decir nada a nadie, con sus caras pálidas, cuando le pregunte a uno ¿por que el nerviosismo?, me respondió, el tripulante encargado de la mantención de la embarcación, (Moto) “Se rompió una de las hélices con un madero que flotaba en dirección contraria y esta doblada hacia a dentro, abrió un agujero en el casco de la nave y hacemos agua rápidamente, colóquese el chaleco salvavidas, nos hundimos”, me nos mal que paso un barco de faenas en ese instante y nos rescato… Y la vez anterior veníamos en una barcaza, que zarpo desde Puerto Aguirre a Puerto Chacabuco y nuevamente en el Fiordo de Aysén, llevábamos un camión tanque de combustible y se le cortaron los amarres con el temporal que nos azotaba, se escoro y ¡se dio vuelta la barcaza!, “naufragio, chalecos salvavidas”. Grito el capitán y además logro dar la señal de aviso a Capitanía de Puerto, nos salvamos gracias a que el tanque de combustible iba vació y floto, nos subimos encima de él, pero no dejaron de pasar horas esa noche, antes que la guardia costera nos pudiese encontrar…

34


Son los avisos que nos presenta el mar, antes de llevarnos a su tumba bajo las aguas, con todo esto mi señora tenía razón…

Atte. Teno

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VII

Un Ermitaño de La Mar

Mi tío Coliboro, era un marinero avezado, siempre buscando nuevos objetivos y lugares en donde ir a pescar (challwan) en el mar, este hombre, siempre le gustaba, no tener tripulación y solitario se abalanzaba sobre las aguas mas furiosas que existían. Cuentan que mi tío Coliboro, era tan audaz, que cruzo el Estrecho de Magallanes, solo con una chalupa y una vela inflada, ahí fue donde encontró su vocación de marinero, tenía 16 años cuando logro la travesía, su punto de partida Isla Gaviota (Archipiélago de Las Huaitecas), ida y vuelta a Punta Arenas (Chile). Un mar embravecido lo esperaba por su osadía, de no temer a la mar, ni tener la prudencia necesaria, para saber donde se encuentra el peligro, para que uno se pueda alejar, a cada paso entre las aguas frías antes que se avecine el vendaval. Al fin del mundo, era lo que relataba, cuando estaba con sus amigos de adolescencia, que había podido sortear olas de veinte y mas metros, de altura (alüpëram) y profundidad, decía que su chalupa , era una hoja minúscula en esas aguas desordenadas (reifütun) y tempestuosas, que lo hacían descender hasta las profundidades del Oceano y levantarse hasta la cima de los cielos, entre esos rizos de espuma, que se hacen en alta mar, subir y bajar, elevarse y descender, lluvia que caía con una fuerza que le dolían los huesos cada vez que una gota de la tormenta lo tocaba (taln) su cuerpo, porque el agua de mar, lo golpeaba con fiereza, no dejándole sentir lo dulce del agua que caía, que era derramada desde los cielos hacia su cuerpo. Nadie sabía si esto fue realmente cierto, lo que si cuentan los navegantes es que en varias ocasiones, vieron una chalupa navegando a sotavento, burlando las olas de la mar, con un cordaje que ya se desprendía de su mástil y un pequeño navegante gobernando la frágil nave, 36


decían que era “El Duende de la Mar” por su valor, coraje y locura. ¿Por qué, quien se atrevería a pasar un estrecho tan peligroso, en donde solo los marinos más experimentados lo hacen, con el respeto (shakinguen) que merece el océano en esta parte de nuestro globo azul?

Solo un desequilibrado mental podía

hacerlo, porque no está en sus cabales, es por esta razón que la historia, de mi tío concuerda con la cual, el decía, había sido su mayor Azaña. Muchos marineros lo quisieron librar de las tempestuosas aguas, pero como el viento que soplaba su frágil embarcación, lo conducía con el viento a favor, tal cual, una pluma desprendida de un albatros en las alturas, se complicaba la maniobra, además en una tormenta de magnitudes, hay que verificar que la nave este en perfectas condiciones, de otro modo la tripulación que está a cargo del capitán de un barco, puede naufragar por un solo hombre y muchos rescates se transforman en tragedias más grandes de lo que uno espera… Mi tío Coliboro (por lo que cuentan)

quería probarse a si mismo, que si los

indígenas, Yaganes, Onas, Alacalufes, podían atravesar esas aguas sin tener brújula, ni dirección, nada más que su conocimiento de las estrellas (wanguelen), el también lo podría hacer, porque desde niño había aprendido el oficio de marino, había dado a luz su madre en una lancha, a Coliboro, mientras viajaba a la isla que lo recibió nacido, el no era, un hombre de tanta palabra, sus hechos se han ido perdiendo en el tiempo, los ancianos (kushe) cuentan que los locos(moluscos Chilenos) mas grandes, los traía el.

Locos de más de un kilo de peso, 18

centímetros, de diámetro, era para no creerlo en ese tiempo de la fiebre del loco en Las Huaitecas, eran muy bien tasados, ganaba mucho dinero, pero a nadie le decía donde estaba su loquera, muchas veces lo siguieron en alta mar, para ver donde se encontraban sus escondrijos, sin embargo el los burlaba con la habilidad de un delfín, entre las aguas de las mareas, que conocía como la palma de sus mano, el hombre fue un experto siempre en escabullirse, tanto que lo llegaron a apodar “El Pirata Coliboro” por lo escurridizo , era un hombre respetado entre los viejos marineros, por que no había hombre en tierra, ni en el mar que igualara sus proezas, “Ni tan terco tampoco” solo se comparaban sus viajes a la mente brillante 37


de los escritores en sus cuentos de corsarios de mareas largas, mas el no creía aquello, decía que Dios le había dado un don y tenía que aprovecharlo, el ser navegante, nunca lo vieron casarse, no tenia pareja, ni mujer y fue un viejo gruñón, mal humorado, cuando le preguntaban ¿don Coliboro cuando se casa?, el respondía: “Que tenía el amor (poyewn) de su vida, la mujer más grande que podía existir y que solamente ella lo comprendía, porque conocía todo y como era él en realidad y con un orgullo tan grande que salía desde su pecho decía: “ Mi Mar, esa es mi poetisa, mi pasión, mi realidad, en donde el hombre pide y se le da, donde se cosechan los mejores frutos y no existe envidia, ni odio, ni nada que se pueda comprar, estas solo con ella, en noches infernales de fuertes vientos y tormentas interminables y cielos llenos de destellos cuando desgrana sus astros sobre tu cabeza (longko) y tus ojos se embriagan con su luminosidad, sin que nadie los moleste, ni que hayan cuatro paredes que puedan escucharte amarla”…

.

38


El tenia un poema que solía recitar: “Mar, Mar, señora mía, con la cual me case para nunca defraudar, te he amado cada noche intensamente y cuando me deba ir, antes la muerte me avisara, para que tome mi lancha y salga (tripan) por última vez sobre tus aguas a navegar”… El pirata Coliboro era el más solitario de todos los marineros que conozco y mas encima, un ermitaño, tenía mucho dinero por que el sustento se lo daba la mar y en realidad como dice el dicho “no se comía un huevo por no botar la cascara”, un día antes de que lo vieran por última vez, se le escucho decir:

“Ya estoy anciano, me marcho con mi amor”…

39


Tomo su embarcación alejándose rumbo al horizonte, algunos cuentan que volvió a las aguas del Estrecho de Magallanes, para que su embarcación se hundiera con el adentro, quedándose con su amor La Mar, hay otros que cuentan que incendio su lancha, desembarcando en una isla perdida, dicen que fue para que nadie le preguntara nunca, sobre todo el dinero que obtuvo en su vida y del cual no se sabe nada, hasta el día de hoy, de lo que realmente tengo conocimiento, es de la historia de un hombre que tenia de todo para su subsistencia, en una de las Islas del Archipiélago de Las Huaitecas que se encuentra frente al canal Utarupa y este anciano pasaba en edad a mas de cien años, pienso que pudo haber sido mi tío Coliboro, mas no lo sé, porque cuando lo fui a buscar el ya se había marchado con el amor de su vida, que fue La Mar ,descansando (ürkütulen) entre sus aguas…

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VIII

El Marino

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En otra isla del Archipiélago de las Huaitecas, Un capitán hacia su trabajo, iba y venía atravesando el mar, se demoraba dos horas en llegar a su sitio de labores, todos los días el capitán como buen oficial de la marina, cumplía sus funciones, un día un sub alterno le dijo: “Con su permiso mi capitán sería bueno se dé una vuelta (waichëfwn) a la casa, de vez en cuando, en horario en trabajo”… Capitán: está loco, primero, estas son mis obligaciones y debo cumplirlas a cabalidad, así que olvídese de esas cosas, retirese… El marino pasaba todo el día, cumpliendo lo que sabía hacer mejor, ser marinero… Un día un capitán de su misma clase lo llamo: -mi capitán quédese en tierra y devuélvase para su casa, hoy 42


-pero ¿Por qué? Pregunto el otro capitán -quédate nada mas amigo y devuélvete a tu hogar, hazme caso El capitán así lo hizo y al devolverse a su casa y entrar en ella, sintió unos quejidos, le pareció extraño que a esa hora de la mañana alguien se estuviese quejando en su hogar, fue a ver a su señora y se encontró (kanguen) con la sorpresa que su esposa estaba con un hombre en la cama, ¡desnudos! (tritra), haciendo el amor, mas encima, el capitán impecablemente vestido y con su armamento regular de servicio, desenfundo sin apuntar. Su señora se deshacía en explicaciones… “No mi amor, no es lo que tú crees, te lo prometo, te lo juro, te quiero solamente a ti”… El marinero al ver las circunstancias, le dijo: Capitán: no te preocupes no he visto nada, todavía… El hombre, más que asustado al ver al uniformado en la pieza se había orinado y estaba callado… El marino con voz militar le espeto: ¡Muéstrame todo el dinero que andas trayendo en el bolsillo!, le dijo… El hombre se lo mostro y el capitán solamente saco un billete de quinientos pesos, de la mano del acompañante de la infiel, su señora todavía tremendamente alterada por que la habían pillado con su amante, lloraba desconsolada, pidiendo disculpas, el capitán le dijo al hombre: “Márchate y que no te vuelva a ver nunca, mas”… El hombre arranco despavorido, con los pantalones a medio poner y la camisa en una mano y los zapatos en la otra. El uniformado, abrazo a su mujer y le dijo: “Disculpa por haberte tenido tanto tiempo sola”…

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Le seco las lagrimas, que rodaban por el rostro de ella, le dio un beso en la mejilla y se marcho (trekan), dejando a su mujer sentada en la cama, regresando a la calle… La mujer en su casa pensaba que iba a hacer Miguel, ¿tal vez se dispare? Y todo por mi culpa o ¿Quizá cometa una locura?, de la cual me arrepentire toda la vida, lloraba sin saber que hacer porque su hombre, se había visto muy tranquilo para la situación que la había encontrado y esto la inquietaba, aun mas… Mientras que el marinero, pensativo caminaba por las calles polvorientas de la ciudad… No puedo cometer una locura, se decía… Porque su vida era la marina y el sabía que no se podía separar, porque lo iban a dar de baja y toda su carrera quedaría en nada, así que muy gallardo fue a una feria que estaba al otro lado de la ciudad, encontrando una señora que hacia cuadros y le dijo: Capitán: señora quiero que me haga el cuadro más lindo que pueda pintar… Eso es lo que hago, pintar hermosos cuadros, le respondió la mujer… Capitán: pero quiero, que me haga un favor, que el centro del cuadro sea este billete de quinientos pesos… ¿Por qué? El interior va costar más caro, que el cuadro que va a pagar, dijo la mujer al capitán Capitán: es algo que he querido hacer hace tiempo, respondió el, así despreocúpese

que

por ese detalle, ¿Cuándo lo puedo venir a buscar?, pregunto

amablemente el uniformado… Señora: Déme un par de horas y se lo tengo listo, oficial… El capitán se fue y a media tarde, regreso a buscar su cuadro, lo llevo a su hogar y lo colgó en el living, su mujer sin decir nada, ni preguntar, todavía se secaba las 44


lagrimas y ese fin de semana, el marino organizo una fiesta entre tragos y comida, ya avanzada la noche no falto el que pregunto… ¿Y este cuadro, como se te ocurrió poner ese billete de quinientos pesos, ahí? Y el marino respondió… -eso es lo que vale mi señora, contándoles la historia que sucedió, así todas las semanas, organizaba fiestas (kawiñ) en su casa y no faltaba el que preguntaba, cada tertulia que tenían en su hogar, ¿Qué significa el billete de quinientos pesos colgado en la pared?... Y la mujer no podía hacer otra cosa que guardar silencio y al hacer esto, otorgaba, pasaron tres años y la mujer se trastornó, ahora está internada en un psiquiátrico y el marinero, es lo que es, Marino en la Región de Aysén…

En otra oportunidad, un capitán de navío engreído, que muy mal trataba a su tripulación: “Hace esto o hace aquello, marinero, limpia la cubierta donde me pueda ver”, se le ocurrió llegar curado y sobre esa escena, llega un jeep y se baja su esposa, lo subió y bajo a improperios… El capitán no sabía que responder, hombre de mar que fue malo con sus subordinados y le hizo la vida imposible a sus subalternos, estaba recibiendo un escarmiento de su propia mujer, porque lo había pillado con otra hembra, lo subió al auto y se lo llevo, sin antes decirle el rosario completo (tratarlo con bajeza, como se merecía ) frente a toda su tripulación y nosotros todos mudos por la escena que acontecía en ese instante, después que la mujer saco al capitán del muelle y lo condujo, no se sabe dónde, nos largamos todos a reír y unos dijeron “Como pecas, pagas” y ese fue el fin de la tiranía del capitán, del navío en que trabajaba…

45


IX

TRIPULACION

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Estábamos en Isla Toto pertenecíamos a la embarcación

Rodeso, una vieja

lancha de madera, pero era fiel y veloz como el viento, navegaba entre los Fiordos y canales de Aysén, tal crucero que mostraba su esplendor, claro que arriba habían partes que el capitán había pintado, usando círculos, me preguntaba ¿para que servirían? Y un día quise salir de la duda así es que pregunte al Kuky. ¿Para qué sirven esos círculos (chüngked)? Kuky: para que no se pise muy fuerte en ese lugar, porque si no pasas de largo hacia el fondo de la nave y se alejo riéndose… En tormentas se comportaba como una maravillosa diosa, emblemática entre los marineros de la zona, su tripulación eran solo parientes y el kuky un marinero de cocinería vieja. Nos dedicábamos a trabajar a terceros y lo que sobraba, lo repartíamos entre nosotros, mangueras cabos etc., antes de todo había que reducirlo a dinero, lo más importante, éramos amigos y todo lo compartíamos, je, je, je, excepto las mujeres… En una ocasión nos enviaron un tripulante de una empresa externa para que nos vigilara, haber si desempeñábamos bien nuestras labores y este llego agallado tirando veinte mil pesos chilenos sobre la mesa del comedor del barco y dijo: “Vayan a comprar todo ese dinero en Copete (alcohol), para ponernos a beber (pütun)”, y así lo hicieron mis compañeros. Comenzamos a tomar en el barco entre carcajadas, el nuevo tripulante comenzó a hacer tallas baratas y de grueso calibre (pesadas)

entre tanto el capitán andaba sacando el permiso de

navegación, para poder hacernos a la mar, mientras esperaba en la Gobernación Marítima, llegaron los carabineros cuadrándose con los uniformados de la marina, entre saludos, el sargento le pregunto al oficial de guardia:: ¿Quién era el capitán del navío Rodeso? El oficial de capitanía de puerto le dijo:

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“Ahí detrás de usted esta, sentado (anülen)” Y nuestro capitán más que raudo se levanto y el carabinero le dijo: “Vaya a arreglar el problema que tiene, con su tripulación” Partió el capitán del Rodeso, a su embarcación y se encontró con la sorpresa, ¿quien le pego a este cabrón?, pregunto el capitán El tripulante había quedado, medio muerto (alwe) por sus bromas, por que no aguanto las bromas de la tripulación, que le hicieron y se enojo, así que de esta manera nuestro buen Kuky le propino una paliza, que lo dejo quebrado y desfigurado, hasta con el extintor de incendios le dio por las costillas, el hombre fue a dar al hospital, como si le hubiese pasado una manada de elefantes por encima… Cuando el capitán fue a buscar su zarpe, le dijeron los marinos… -¿Se hizo cargo de su en tuerto (problema)? El capitán respondió, este problema es de tierra, soy responsable de mi embarcación y la tripulación cuando mi nave haya dejado puerto… Los marinos le dieron la tarjeta de zarpe y el capitán esperando a que llegara su relevo, se dedico arreglar la Rodeso. A los tres (küla) días llego el otro capitán, este venia a su turno, hombre fornido y de tez obscura, tomo la nave, zarpo con la proa al sur, sin escuchar a nadie se dirigió a alta mar donde habían tares que cumplir, el experimentado capitán le dijo a su tripulación: Vamos a buen horario, para que vean algo con lo que muchos hemos sufrido, mando detener las maquinas y comenzó a bajar la marea y se dejo ver entre el oleaje una serpiente de roca, que empezó a emerger, era tan larga como una cuadra, los ojos de los marinos, no podían creer lo que estaban viendo, tenían conocimiento sobre este paso, pero nunca le habían dado la importancia necesaria…

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Capitán: Con este arrecife no se juega (kudewe), hay que tener precaución extra, he visto encallar marinos experimentados en este lugar y sus embarcaciones partirse a la mitad, ¿ven ese islote y la punta de la cola de la serpiente?, los hombres asintieron positivamente… Es por ahí donde se debe atravesar, comenzamos a navegar y aunque el capitán estaba realizando su maniobra con experticia sin igual, se sentían como las rocas de aquel conjunto de sobresalientes curvaturas que se asomaban y se escondían, rozaban el casco, por esta razón cuando hay marea alta esta serpiente no se logra divisar y las naves encallan, decía el capitán… Después de salir de ese desfiladero de rocas submarinas, seguimos nuestra trayectoria y el Rodeso se portaba como la gran navegante que era, de pronto el capitán tomo su catalejo y diviso una veloz embarcación que venía a sotavento (viento a favor), el capitán informo a la tripulación, Esconderse todos y callarse…

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En el mas absoluto silencio los marineros hicieron caso, nadie sabia porque, en un segundo la veloz lancha, paso sin vernos, (estábamos detrás de un islote) su destino era otro, un barco de carga mas allá, vimos que los tripulantes de la embarcación pequeña, saltaron al abordaje con perros (trewa) y sin temor los azuzaban en contra de los tripulantes de la embarcación mayor,

a punta de

escopetas gritaban realizando rápidamente la faena, les quitaron todos los pertrechos al otro barco y después, huyeron veloz como las velas que se inflan, buscando el ventarrón, que hará que su nave rose el agua, para avanzar más rauda sobre la superficie marina… Al tiempo supimos que ese pirata había sido muerto de un par de balazos en el pecho, en un bar de una isla de Chiloé, fue en venganza por robarse a las mujeres, después de violarlas, las acuchillaba y las tiraba en el mar, a los hombres sin piedad les disparaba y las niñas las vendía en las casas de remolienda, murió en la propia ley que el creo… Continuamos hacia nuestro destino, entre islotes pareados llegamos a una ensenada, debíamos fondear un pontón (casa flotante, dependiendo su envergadura, se considera embarcación mayor).

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Comenzamos a atar los muertos de cien toneladas,(peso para fijarlo al suelo marino) con los cabos de acero y perlón, pero el área donde estábamos, era muy peligrosa (kuniunguën) que no nos dimos cuenta que el

viento, sur-este se

levanto y como estábamos trabajando bajo el agua, la tormenta nos azoto repentinamente, el pontón se dio vuelta en las aguas, quedo invertido y dos de los mejores buzos eran arrastrados hacia la profundidad, ¡se hundían en ese lugar!, ciento y fracción, metros de profundidad, donde se realizaba la maniobra, un barranco marino el cual conducía a un abismo… Viví para contarlo, porque la gracia de Dios y San Pedro me ayudaron a llegar a la superficie, pero nunca voy a olvidar ese momento de angustia en el cual los buzos, se fueron perdiendo en la cuenca, sus mangueras había quedado atoradas por la mole de cemento que los arrastraba y los iba hundiendo, mas y mas entre las aguas, una mirada de desgarro por vivir y yo ¡sin poder hacer nada!, mi manguera de aire se había cortado y sin este elemento en mis pulmones, me estaba quedando el suspiro para salvarme, lo último que alcance a divisar, sus brazos (lipang) estirados pidiendo llegar a la superficie para salvarse, sus ojos descarnándose de sus órbitas, nunca me había tocado vivir una experiencia tan terrorífica… Cuanto he lamentado lo de mis compañeros, aun en las noches me despierto, sintiendo sus gritos ahogados perdiéndose en las profundidades oceánicas, no sé si podre olvidar algún día ese instante, que fue el peor de mi vida, hubiese sido mas fácil luchar contra una serpiente (kaikaifilu) marina…

51


Fin

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