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Director : René Milla Auger Personalidad Juridica N°893 13/08/2012 Domicilio: Pje. Principal 921, Block 55, dep.51, Independencia Agrupación Amigos del Corazón Presidente: Luis Reyes Fuentes Todos los Derechos Reservados e-mail: pulsoylatido@gmail.com ; www.pulsoylatido.wordpress.com
Quizá aún sin proponérselo, porque ni el contexto social ni su propia experiencia eran favorables, el autor Lovecraft dota a las mujeres protagonistas de sus obras de rasgos más feministas que femeninos, algo que a los críticos de la época no gustaba demasiado. Lovecraft prefirió prescindir de las características comunes con que se disfraza lo femenino, y así como otros autores describen a sus protagonistas como mujeres siempre vulnerables, incapaces de valerse por sí mismas y necesitadas del varón que las rescate y resuelva los problemas, Lovecraft las prefiere independientes y autónomas, incluso temidas y nunca son objeto de deseo. Lovecraft recibió críticas en una época, en que el rol de la mujer también en las novelas debía ser el hogar, el marido y los hijos, todos en feliz armonía, pues él las describía asexuadas y sin los atributos típicos femeninos, y esta característica de su literatura era confundida a menudo con misoginia, algo alejado de la real intención de sus obras. Paradójicamente, los autores que escriben sobre mujeres desvalidas, cuya única función es esperar pacientemente al hombre salvador, y que aún en las situaciones más extremas, aparece siempre perfecta y sensual, esos escritores nunca fueron acusados de misóginos, y sus novelas recibían mejores críticas. Ése es el verdadero misógino, el que falsea a la mujer con atributos de niña y en un rol siempre esclavizante. Lovecraft admitió sus miedos, el mundo de lo femenino nunca terminó de entenderlo, pero fue capaz de mirar de otra forma y no condenar a sus protagonistas femeninas en seres insulsos e histéricos, prefirió la mujer salvaje, la que está en íntimo contacto con su ser y con la naturaleza.
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Amparo. No hay error en el movimiento, ni en el estilo de la forma presente, así sea ofensiva o placentera, la real o imaginaria emoción, siempre me empuja adelante. Ignoro cuál es la narrativa, de las vidas que representaré mañana, no poseo recuerdos expresivos, para transitar por esta madrugada. Mientras, me trago las mentiras, de esta pueril normativa, la que sólo liga la existencia, tanto al amor como a la desdicha, anulando la construcción, de la propia y única valentía. Sólo yo puedo descubrir mi rostro, y sufrir o gozar el fundamento, mientras me envuelvo o despojo mil veces, de las miserias que yo misma invento, novelando a mi gusto la conciencia, dolor y placer reconvenido. Aporto mi propia fantasía, desprendida de ambiciones cotidianas, narrando la caprichosa historia, desde mi ahora subjetivo, la que me robó noches, y lágrimas en las mañanas, la que sólo puedo regalar, justificando la vida en poesía.
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Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino
"Toda conducta, acción u omisión que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, así como también su seguridad personal". Esta definición alcanza a aquellas conductas o acciones "perpetradas desde el Estado o por sus agentes". Lo que distingue la violencia contra las mujeres en la pareja de un simple conflicto de pareja no son los dichos hirientes o los golpes, sino la asimetría de poder, el aplastamiento simbólico y la negación de la identidad de la mujer. ¿Como se expresa esta asimetría? ¿Como una mujer puede darse cuenta que está inmersa en un vínculo con estas características? ¿Porque una mujer “se queda” con alguien que la maltrata? En esta entrada intentaremos puntualizar algunas cuestiones para dar respuestas a estos interrogantes. Como ya hemos referido la violencia contra la mujer está en vínculo directo con el sistema patriarcal, sus creencias y valores. Cuando se expresa en el marco de la pareja, debe comprenderse desde este esquema relacional de dominio-sumisión y no como una conducta esporádica o fortuita: tiene un objetivo y es el mantenimiento de las relaciones de poder y la desigualdad entre varones y mujeres. El modelo de la rueda del poder y del control de Duluth, es un esquema teórico de mucha utilidad para comprender el entramado de la violencia en las relaciones de pareja. Para su elaboración se entrevistaron a sobrevivientes de la violencia doméstica en las sesiones de grupos de apoyo y a hombres en grupo de maltratadores. A ellas se les preguntó sobre como se sentían controladas, y a ellos por las tácticas que usaban para ejercer control. Si bien nosotras adherimos principalmente al modelo ecológico, creemos que este modelo es muy claro para explicitar una parte del mismo. Se parte de la premisa de que la conducta violenta masculina no es una explosión sinsentido, sino que tiene una finalidad: imponerse, dominar y controlar a la mujer - quien es vista por él y por la sociedad como débil o inferior en algún sentido- negándole su voluntad, derechos y necesidades al punto que ella misma no logra reconocerlas. Esta conciencia de hacia quien se dirige la violencia, se ve reflejada en la doble fachada que suelen tener estos varones: mientras que con su mujer tienen actitudes violentas, en el ámbito público se manejan con una conducta aceptable, no abusan de su jefe, de la policía o de otra persona e incluso pueden ser excesivamente amables y simpáticos. Por eso compartimos con quienes sostienen que la violencia machista NO debe verse como simples estallidos de ira y pérdidas de control - si fuera una cuestión de impulsos, lo harían en distintos ámbitos- ya que estas creencias funcionan como justificaciones a la violencia masculina al asociarla a algo “natural”. Para entender este entramado, compartimos la rueda de Duluth… ABUSO FÍSICO: Uso de la fuerza para causar temor y daño físico o emocional. Ejemplos: Tironear, zamarrear, empujar, impedir que se mueva o abandone el lugar en el que está, dar golpes, arrojarle objetos, tapar la boca; amenazar con dañar o usar arma de fuego, punzante o de otro tipo. ABUSO SEXUAL: Intentos de imponer actos sexuales contra la voluntad de la pareja en un continuo que va desde comportamiento coercitivos hasta violación.
Ejemplos: Descalificaciones sexuales, demanda de relaciones sexuales, forzar el acto sexual, violación, realizar actos sexuales violentos, insertar objetos sexuales contra su voluntad; demandar cosas que la pareja no quiere: que vea o imite pornografía, use ropa que no quiere, posar en fotografías realizar videos, etc. Insistir con la “obligación” de tener relaciones sexuales y amenazar con que “sino puedo hacerlo contigo, lo tendré que hacer en otra parte” como elemento coercitivo. Forzar a la pareja a tener relaciones sexuales con otra persona. Forzar o inducir a la práctica de la prostitución. INTIMIDACIÓN: Acciones, gestos, palabras, miradas, actitudes que buscan atemorizar a la pareja. Ejemplos: Miradas de enojo, acercarse a la pareja de manera amenazante; tirar objetos contra la pared y/o golpear paredes, puertas, etc., no dejarle espacio para que circule libremente, gritarle; realizar actos violentos a su alrededor; destruir objetos de la propiedad de la pareja; maltratar animales; mostrar armas. ABUSO EMOCIONAL: Acciones que menoscaban y degradan a la mujer atacando su autoestima. Ejemplos: Descalificar las opiniones, insultar, degradar, desvalorizar. Humillar frente a otros. Echar la culpa de la insatisfacción sexual. Criticar constantemente. Descalificar cualquier intento por mejorar la educación o calidad de vida de la pareja. AISLAMIENTO Y CONTROL: Intento de controlar lo que la pareja ve, hace, piensa y siente. Ejemplos: No tolerar sus amigas, acusarlas de envidiosas y de querer separarlos; poner mala cara y ser desagradable cuando ella habla con sus familiares y amigas; prohibir las salidas, querer saber donde está todo el tiempo; aparecer de improviso en el lugar de trabajo. DESVALORIZAR, NEGAR, CULPAR: Negar los actos violentos, restarle importancia a los efectos de un comportamiento abusivo, hacerla sentir responsable de una conducta abusiva. Ejemplos: “Apenas la toque”, “lo nuestro no es tan violento”, “nunca llegué a pegarle”, “lo único que hice fue pegarle una trompada a la pared”, “solo le tiré del brazo y ella exageró y se cayó a propósito”, “ella se lo buscó”. MANIPULAR A TRAVÉS DE LOS NIÑoS: Intento de controlar a la pareja a través de los niños/as. Ejemplos: Usar a los niños para enviar mensajes; hacer sentir culpable a la pareja acerca de los chicos; usar las visitas legales para manipularla y asediarla; mentir o denigrarla con los niños; amenazar con hacerle daño a los hijos o con "quitárselos" judicialmente. ABUSO ECONÓMICO: Control de los ingresos y/o el acceso al dinero para mantener la dependencia. También puede tomar la forma de gastar todo el dinero familiar o anteponer siempre sus necesidades a las de la familia. Ejemplos: Impedir que la pareja tenga trabajo o hacerle que entregue su salario; sabotearle el trabajo o hacer que renuncie; vivir a expensas ella; no permitir que sepa de las finanzas del hogar; quitarle los ahorros. PRIVILEGIO MASCULINO: Actuar en base a la creencia de los privilegios masculinos. Ejemplos: Tener la última palabra, asumir que es el hombre quien establece las reglas, asumir que es él quien toma las decisiones importantes. COERCIÓN Y AMENAZAS: Realizar actos con el fin de atemorizar e inducir a la pareja para que actúe de determinada manera.
Ejemplos: Amenazar con matarse si ella lo deja o está con otra persona, amenazar con hacer daño a la familia, con pedir la tenencia de los hijas, con llevárselas y no traerlas de regreso; con dejar de pasar la cuota alimentaria si llama a la policía; con no dejarla vivir en paz; con matarla.
Este círculo es dinámico, por lo que todas estas estrategias de poder se dan entrelazadas constituyendo una matriz pegajosa y oscura que hace que la respuesta a la pregunta “¿porque ella se queda?”, sea mucho más compleja de lo que el sentido común -y por tanto patriarcalresponde. Al escuchar los relatos de las mujeres víctimas de violencia en la pareja se evidencia que en los inicios de la relación, estos varones violentos ya tenían actitudes dirigidas a limitar la libertad de actuación de la mujer acorde a su propio deseo. Los celos suele ser la manifestación más visible (sospechan de cualquier cosa, las acusan de pensar o hacer cosas que ellas ni siquiera pensaron en hacer, les dicen que tienen “otro macho”, las acusan de provocar a otros varones al punto de temer que los vecinos o vendedores las saluden, etc). A medida que la relación avanza, aumentan los conflictos y las dinámicas violentas hacia la mujer, reproduciendo un círculo auto-perpetuado de tiempos cada vez menores. Simultáneamente, las estrategias de poder descritas por Duluth siguen funcionando como telón de fondo, y en su repetición produce que la mujer interiorice la sumisión y por ende adopte la inferioridad respecto del agresor. Menoscabada en su autoestima, adopta como mecanismo de defensa, adaptación y sobrevivencia, la identificación con su agresor a quien defiende y protege. Esto puede llegar a un grado de arrasamiento que le impida registrar su propio sufrimiento, lo que provoca que tampoco puedan ver al peligro que están expuestas, ni sus capacidades para salir de la situación. Es por esto que creemos fundamental que se desnaturalicen ciertas actitudes violentas masculinas que se regodean en mitos que los avalan -en otra entrada hablaremos de ellos-. Y también es fundamental, que las mujeres aprendamos a detectar los primeros signos de violencia y los denunciemos. Más allá de que se inicie un proceso judicial, la denuncia anuncia algo distinto, y le permite a la mujer encontrar en ella misma la fuerza para poder salir de la situación de violencia. Solo entendiendo los mecanismos de la violencia y desculpabilizándose, es posible deshacerse del dominio que las paraliza.
El marido estaba en estado de coma. Salió y entró de ese estado durante meses y, aún así, su mujer permaneció a su lado todos los días. Un día despertó, le pidió a su mujer que se acercara y, con lágrimas en los ojos, le dijo:— Siempre has estado a mi lado en cada momento malo. Cuando fui despedido del trabajo, me diste ánimo; cuando mi negocio quebró, estuviste ahí; cuando me dieron aquella paliza, no te separaste de mí; cuando perdimos la casa, seguiste junto a mí; cuando mi salud empezó a decaer, estabas ahí mismo, a mi lado... ¿Sabes qué? Ella con lágrimas en sus ojos respondió:— ¿Qué, querido?— Pa' mí, que usted es la que me trae mala suerte. Jajajaja…
Las mujeres auto-suficientes tenemos una forma de actuar que limita los roles masculinos. Estamos tan acostumbradas a resolverlo todo, sin ayuda masculina, que atraemos ese mismo perfil de hombres que no buscan pareja sino una madre. Y ahí cual ¨madre Teresa¨ queremos resolverle la vida, no darle ni siquiera espacio para que jueguen su rol de hombre y en poco tiempo terminamos dándonos cuenta que más que una pareja estamos conviviendo con un hijo. Esas mujeres a las que me refiero en su mayoría tienen muchos créditos profesionales, un nivel económico ajustado a sus expectativas, una posición laboral buena y no anda buscando un hombre para que la mantenga, pero resulta que esas mismas posiciones hacen que den con un hombre a cual llamaré ¨accesorio¨… El hombre ¨sortija¨ es un hombre que llena la expectativas afectivas de una mujer, no necesariamente tiene que ser profesional, pero si un hombre inteligente, conversador, atento y son esas características la que hacen que negociemos todo lo demás, porque en nuestra búsqueda somos menos exigentes, y así damos con un espécimen que a la larga nos sirve para ser cuestionadas por medio país. Todos incluyendo amigos y familiares se dan cuenta que no elegiste un hombre a tu nivel, sí aunque suene cruel la sociedad no nos permite elegir por amor o simple gusto, nos obliga a usar la razón y nuestros instintos materialistas o realista. Así transcurre la vida de muchas mujeres preparadas y con todo lo que a nivel de expectativa puede desear una mujer, terminan reconociendo que ese hombre accesorio no va a la par con su estilo, con su desarrollo, con sus planes de futuro, se da cuenta que en esos encuentros sociales o profesionales ese señor no encaja. Cuando las mujeres elegimos por amor nos ponemos tercas y nuestras elecciones siempre serán nuestras elecciones aunque le hagan roncha al mundo, pero me pregunto será que las mujeres somos tan torpes que le damos ¨ delete ¨ a la inteligencia cuando algún varón nos enamora, será que nos han hecho creer que las mujeres inteligentes están destinadas a estar solas, nos hemos creído el cuento de que hay que ser sumisas y estúpidas para tener un buen hombre, propongo que evolucionemos, que evaluemos que nos merecemos antes de elegir, dejemos de darles a ellos el valor de elegir nuestro futuro.
Cabalgata a Pelo y Gozo El Rucio era un cincuentón curtido, corpulento y de hablar tosco Que de mucho andar y poco comprender,
Decidió un día aislarse de todos y centrar su vida en el campo, Su querido campo; No había nada que lo hiciese más feliz, Que amanecer con un buen mate amargo Y arrimarse a los cueros que se le doblegaban en montura.
Una vez al mes, el Rucio se tomaba unos tragos en el local de la Doña Rosa, Se jugaba unos trucos con su compadre el Tito, y después de mucho perder, se despedía de los presentes, y como era su costumbre, entre risas entonaba notas graves... "Ya nada me queda, ni mujer , ni críos, ni padres, ni hermanos, ni un perro que me ladre..." Solía sentir la brisa en su cuerpo Con el vibrar acompasado de su compañero pinto y brioso, Recorría su campo, buscando las sombras de sus animales día con día, Era simplemente su destino, solo, casi un ermitaño Y tan arisco como los baguales que tenía a su cuidado. Un día de aquellos, cuando el manto blanco ya se retiraba de las montañas, Y despintaba el alba con más brillo, tropezó sin querer Con una silueta que no le era conocida, Un bulto pequeño y bien parado lucía colores fuertes al final del camino, Un jinete ? un animal ? un vehículo? quiso salir del empacho acercándose al río. A cada paso avanzado, a cada vista más clara, con el río ya en las patas del pinto, Percibió un aroma dulce y penetrante, que estremeció el paisaje y atravesó sus sentidos, Hasta el potro algo nervioso corcoveaba sospechando del peligro. Ahí mismo, la conoció y su mirada no hacía más que recorrerla, Sentía calor en sus entrañas y no entendía que diablos le acontecía. Atinó, finalmente, a sacarse la boina y dirigirle a labio pelado, unos buenos días. Era sin error, una bella mujer, que cansada de ser jinete improvisada, descansaba en el arroyo esperando no sé qué, ni a quién....sola, muy sola. "¡Buen día!"- le replicó ella -, mordizqueando una amplia sonrisa... Sus ojos brillosos, le atravesaron como puntazo de verijero, Y desde ese breve instante, mortalmente herido, el Rucio supo sin saberlo, Que no podría tener otra existencia, que no fuese al lado, muy al lado, de esa mujer. Nunca se supo de donde venía, nunca se supo su pasado, nadie absolutamente nadie, ni la misma Doña Rosa, logró conocer la verdadera historia de ese par de amantes, Sólo se decía que una primavera ardiente, El campo del Rucio lleno de flores tocado por el hechizo de los deshielos, Se transformó una madrugada, en la mujer amante que el cincuentón extrañaba. Y ellos... El Rucio y su Bella, con o sin historias pasadas, disfrutan el campo, baguales y mates... ellos felices cabalgan, simplemente, cabalgan …a pelo y gozo. Jacqueline Cid Salgado