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Segundo Domingo de Adviento

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Segundo Domingo del Tiempo Ordinario

La imagen de Dios en nuestras vidas

Invitación a la oración

El grupo dedica unos minutos para profundizar en silencio y conscientemente entra en la presencia de Dios. Canto: “Daniel 3: Cantico de” Libro: Flor y Canto #249 los Tres Jóvenes” Proclamación del Evangelio: Juan 2,1-11 Las bodas de Caná Al escuchar el evangelio noten de cualquier palabra, frase, pregunta, imagen, o sentimiento que les llame la atención. Reflexionen sobre ésta en silencio o compartan lo reflexionado en voz alta.

Invitación a la reflexión en el Evangelio

Durante las bodas en Caná vemos que Jesús es presionado por María, que con su corazón compasivo le pide que responda a un dilema social. En esos tiempos una boda era el evento social más importante de la comunidad local. El matrimonio unía a la comunidad ya que vinculaba a familias en relaciones perdurables. La red social de la comunidad se fortalecía por la celebración de dichas uniones. Lo apropiado y correcto era que esta celebración se llevara a cabo con todos presentes. ¡Qué vergonzoso haber calculado mal la cantidad de vino que sería necesaria o no haber tenido los medios económicos suficientes para comprar lo necesario para que las personas celebraran esta unión! Cualquiera que haya sido la circunstancia, María notó el problema y fue en busca de la única persona que ella sabía que podría resolverlo. No tenemos idea de lo que ella pensaba que Jesús iba a hacer, pero sí sabemos que no tenía inconveniente en pedir su ayuda. Al principio Jesús se rehúsa, pero como el buen hijo que cede y responde plenamente en la parábola de los dos hijos (Mateo 21,28ss), él honra la petición de María. Esta no es una expresión de control familiar o que Dios está sujeto a las preferencias humanas. Es solamente una historia que describe a Jesús como un hombre que se preocupaba por las necesidades de los demás. En su vida cotidiana, Jesús podía ser motivado a responder y encontrarse con las personas según dónde éstas se encontraban en su jornada de fe. Por esta razón María sabía que Jesús haría algo para responder a esta situación. Claro que él convirtió este milagro en una señal de que su “hora” había llegado, pero María no comprendería lo sucedido hasta más adelante.

Dios se preocupa por los dilemas y las limitaciones humanas y decide responder. Dios escucha y le pone atención a nuestras peticiones cuando las hacemos desde lo más profundo de nuestros corazones arrepentidos y cuando estamos conscientes de que dependemos de su generosidad. Aunque no sabemos la forma exacta en que Dios responderá, podemos estar seguros que las voces que claman siempre son escuchadas.

Invitación a compartir en grupo

1. ¿Estoy suficientemente convencido de que Dios está atento a mi vida cotidiana y que puedo hablarle de mis necesidades por medio de la oración, confiando que Él responderá? 2. ¿Cuándo he sentido en mi vida la efusión de la respuesta generosa de Dios? 3. Cuando recordamos el año que acaba de terminar, ¿en qué forma hemos, como comunidad, sido testigos de la respuesta concreta por parte de Dios a nuestras necesidades? 4. ¿Qué necesidades aún NO hemos, como comunidad, puesto ante

Dios para pedir su ayuda?

Invitación a actuar

Decidan hacer algo en concreto (individualmente o en grupo) a causa de su compartir. Si desean hacer algo ustedes, decidan lo que harán y comuníquenlo al grupo. Si el grupo entero decide hacer algo, decidan lo que cada uno hará, y cómo y cuándo lo harán. Las siguientes son ejemplos adicionales que pueden resultarles útiles.

Algunas ejemplos

1. Como grupo, formulen un sistema de apoyo para los recién casados y/o los nuevos padres para ayudarles a adaptarse al gran cambio que ha habido en sus vidas. 2. Ofrece tu ayuda a parejas jóvenes. Puedes por ejemplo compartir tu historia y escuchar la de ellas, cuidar a sus hijos o ayudar con subsidios financieros o préstamos sin intereses que les ayude a aligerar las tensiones en sus relaciones. 3. Establece un equipo en tu parroquia que ayude a las parejas comprometidas a participar en un Encuentro para Comprometidos (Encuentros Matrimoniales). Envíales cartas de apoyo, tarjetitas de oración y planifica una reunión de bienvenida cuando regresen para platicar sobre sus experiencias.

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