Revista - En Contacto

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abril 2011

Un lugar llamado

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>>Cómo encontrar seguridad en tiempos de incertidumbre

“Tenemos muchas razones para ser optimistas en este tiempo”, no es el mensaje que escuchamos en las noticias, aunque es cierto. Sí, hay crisis económica, el desempleo ha aumentado, y sigue el desasosiego en el Medio Oriente. Pero estas cosas no son realmente nada nuevo. El mundo siempre ha existido con algún tipo de agitación, pero eso no ha impedido que Dios bendiga a su pueblo y nos dé motivos para confiar en Él. Muchos cristianos dicen creer en Dios y en sus promesas, pero se concentran más en el bombardeo continuo de información negativa que ven cada día en la televisión y la Internet. Sus vidas se ven empequeñecidas por sentimientos de duda, preocupación y, sobre todo, por el temor a lo que puede deparar el futuro. Si alguna vez hubo un tiempo en que los cristianos tuvieron una razón para preocuparse, debió ser cuando Cristo fue crucificado. En varias ocasiones, el Señor les había asegurado que Él estaba haciendo la perfecta voluntad del Padre. Él les había prometido que su tristeza se convertiría en gozo (Jn 16.20), pero aun así, la fe de ellos tambaleó. Después de la muerte de Cristo, los temerosos discípulos, seguros de que correrían la misma suerte de su Señor, se escondieron (Jn 20.19). El miedo se apoderó de sus corazones, y trataron de encontrarle sentido a lo que había sucedido. Habían olvidado las palabras de Cristo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Jn 14.27, 28). Algunos sucesos de la vida parecen causar más dolor de lo que podemos soportar. Para los discípulos, la crucifixión fue una ocasión así. En vez de creer que Jesús nunca les dejaría, los discípulos estaban convencidos de que se había marchado para siempre. ¡Pero estaban equivocados! Tres días después, el Salvador resucitado se les presentó, y proclamó: “Paz a vosotros” (Jn 20.19). Él siempre usa las circunstancias de nuestras vidas para sacar algo bueno de ellas. Sea cual sea su situación, Dios está consciente de ella. Y Él tiene un plan en mente especialmente para usted. ¡Sí, hay un buen motivo para confiar en Él!

“El mundo siempre ha existido con algún tipo de agitación, pero eso no ha impedido que Dios nos dé motivos para confiar en Él.

palabras de Charles F. Stanley

Un motivo de confianza


Esta publicación de es para la Gloria de Dios

Dr. Charles F. Stanley P residente y F undador

C. Phillip Bowen

artículos un lugar llamado cielo

p o r c h a r l e s f. s ta n l e y

director e j ecutivo

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¿Qué le espera a su vida después de la muerte?

John E. Courtney, Jr. VICEPRESIDENTE DESARROLLO Y MERCADEO

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Albert E. Anaya D irector de M E D I O S

Martha Alvarez Restrepo

viaje con el mesías

Por Sandy Feit

Vea a Cristo a través de las imágenes del reconocido fotógrafo Belk Michael.

E ditora

Nora T. Hernández C oordinadora de mercadeo

Víctor M. Rodríguez Marianela Da Silva D ise ñ adores gr á ficos

Steve R. Lindsey D I R E C T O R D E M AT E R I A L E S Y DISTRIBUCIÓN

David Blahnik

encuentro con Jesús

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Permita que estos devocionales aumenten su comprensión del sacrificio de Cristo y de su resurrección.

GERENTE DE PRODUCCIÓN

s e c c i o n e s OFICINA EE. UU. P.O. Box 48900 Atlanta, Georgia 30362 1-800-303-0033 770-936-6281

La misión de la revista En Contacto es estimular a todo creyente a cultivar una relación más estrecha con el Señor Jesucristo y apoyar la labor de la iglesia local. Lea la versión digital de esta revista en: www.encontacto.org Comentarios sobre la revista: editor@encontacto.org

cuarto familiar 14 Un hogar libre de deudas

Por Blair Moore

Un joven matrimonio logró ahorrar suficiente dinero para comprar al contado su primera casa. ¿Podrían ustedes hacer lo mismo?

Soluciones Bíblicas 16 La restauración de mi fe

Por Fil Anderson

Un hombre entrega su religión basada en obras, a cambio de una relación con su Salvador.

Poderoso en espíritu 21 Preparando el camino para Dios P o r C a m e r o n L aw r e n c e

Juan el Bautista no se amoldó a las ideas de su sociedad. Y eso era lo que atraía a las personas a él. PRODUCIDO POR IN TOUCH FOUNDATION, UNA ORGANIZACIÓN DE APOYO A MINISTERIOS EN CONTACTO® Revista En Contacto©, abril de 2011. Tomo XI, no7. Reservados todos los derechos. Impresa en los Estados Unidos de América. La revista En Contacto no se hace responsable de la publicación ni EVANGELICAL distribución de ediciones internacionales, ya sea en inglés o traducidas, a no ser que la edición haya sido autorizada por el personal administrativo de la revista In Touch, pu­blicada en los EE.UU. A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera de 1960, Sociedades Bíblicas Unidas. PRESS A SSOCIATION


Un lugar llamado

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Nuestro futuro hogar eterno5 p o r

c h a r l e s

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Si usted preguntara a varias personas

si creen que hay un lugar llamado cielo, la mayoría probablemente le diría que sí. Pero si les pregunta cómo es o cómo se puede llegar allá, sospecho que recibiría diversas respuestas. Aunque muchas personas se aferran a la creencia en el cielo, y esperan ir allá cuando mueran, muy pocas tienen una idea precisa del mismo. Ya que los seres humanos estamos atados a la tierra hasta la muerte, son frecuentes los conceptos errados acerca del cielo. Algunas personas lo imaginan como un lugar donde flotan espíritus amorfos, o donde hay ángeles sentados en nubes tocando arpas. Y las películas presentan su propia versión de lo que nos espera. En medio de todas las opiniones confusas y contradictorias, debemos recordar que la única fuente segura de información precisa sobre el cielo es la Biblia. Dios nos da en sus páginas destellos de escenas celestiales. Aunque podamos anhelar tener más detalles y descripciones, el Señor ha revelado lo que Él quiere que sepamos y, muy probablemente, lo que podemos entender. Nuestras limitaciones humanas nos impiden comprender adecuadamente la gloria inimaginable que hay arriba. No tenemos ningún marco de referencia para entender todo lo que Dios ha preparado para nosotros (1 Co 2. 9). Muchas veces tenemos más preguntas que respuestas. ¿Cómo puedo llegar al cielo? La Biblia dice claramente que después de la muerte solo hay dos posibles destinos para la humanidad: el cielo o el infierno. En una historia que contrasta vívidamente el bienestar del paraíso con el tormento del infierno, Cristo dijo que cambiar de lugar es imposible (Lc 16.19-31). Sabiendo esto, sería una insensatez ignorar la Palabra de Dios, y arriesgarse a confiar en nuestras propias ideas acerca de cómo llegar al cielo. www.encontacto.org

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Muchas personas piensan que su destino eterno depende de la manera en que se comporten. Si son más las buenas obras que las malas, creen que Dios les aceptará. Pero el Señor dice que todas nuestras buenas obras son “como trapo de inmundicia” ante Él (Is 64.6). Ya que todos somos pecadores por naturaleza, no estamos calificados para entrar en la santa morada de Dios. Nuestra entrada en el cielo no depende de lo buenos que seamos; lo que importa es lo bueno que es Cristo, y lo que Él hizo por nosotros. El Señor vivió una vida absoluta-

paración con la eternidad. Siempre que usted lea un pasaje bíblico que describa una escena o actividad celestial, inclúyase en ellas, porque esa será su realidad. Las puertas del cielo y las calles de oro no son un cuento de hadas. Algún día usted pasará por esas puertas, caminará por esas calles, y verá cara a cara al Señor. Esta morada eterna será el hogar de todos los hijos de Dios. Nos encontraremos con los santos de todos los siglos, y nos reuniremos con nuestros seres queridos que fueron salvos. Y esta reunión

ahora estamos viviendo en cuerpos carnales, y luchando con nuestro egocentrismo, pero seremos libres del egoísmo y tendremos

gozo constante al alabar al Señor. mente perfecta y pagó el castigo por nuestros pecados al morir en nuestro lugar. Quienes creen esto y aceptan el pago que Él hizo a su favor, reciben un boleto al cielo que jamás podrá ser invalidado.

¿Por qué debería estar interesado en el cielo? Algunos cristianos se contentan simplemente con saber que estarán seguros por la eternidad. Por supuesto, quieren experimentar las glorias de arriba, pero no ven ninguna conexión inmediata entre sus vidas cotidianas y su destino futuro. Por tanto, no sienten el deseo de saber más sobre el cielo. Pero Cristo quiere que los creyentes sepan cuál es “la esperanza a que él [nos] ha llamado, y… la gloria de su herencia en los santos” (Ef 1.18). El cielo es nuestro hogar futuro. Allí es donde está nuestra ciudadanía; somos solo transeúntes en la tierra. Toda una vida aquí parecerá un simple soplo en com6 |

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En Contacto

será mucho mejor que cualquier otra que hayamos experimentado antes. No habrá conflictos ni malentendidos; solo la comunión ideal y el amor perfecto que todos anhelamos. Pero la razón más importante para saber más acerca del cielo, es porque es la morada de Dios. Finalmente estaremos en presencia de Aquel que murió por nosotros. Durante todos nuestros años terrenales le hemos amado y servido, pero en la eternidad nuestra fe se convertirá en vista. El pecado que nos impedía tener comunión perfecta con el Señor, nunca más nos volverá a estorbar.

¿Cómo es el cielo? Por haber venido Jesús del Padre a la tierra, Él tenía un conocimiento de primera mano de nuestro glorioso hogar futuro. Poco antes de morir, Jesús dijo a sus discípulos que estaba regresando a casa de su Padre a preparar un lugar para ellos, y que regresaría


para llevarlos a su nuevo hogar (Jn 14.1-3). Desde ese día, los cristianos a lo largo de la historia han estado esperando su regreso. Cuando un creyente muere, su alma es llevada de inmediato a la presencia del Señor para experimentar todos los goces y la comodidad del cielo (2 Co 5.6-9). Cristo vendrá con ellos cuando vuelva por su iglesia, y sus almas se unirán con cuerpos resucitados imperecederos (1 Ts 4.13-17). Quienes estemos vivos en ese momento seremos transformados; nuestros cuerpos, antes débiles, mortales y pecaminosos, se volverán gloriosos, inmortales y perfectos. Si usted quiere saber lo que será su nuevo cuerpo, mire el cuerpo de Cristo después de su resurrección. No era un espíritu etéreo, sino carne y huesos; los discípulos pudieron verlo y tocarlo, e incluso comió con ellos (Lc 24.36-43). Pero lo mejor de nuestros nuevos cuerpos, es que estarán libres del pecado y de su maldición. Nunca más experimentaremos lucha interior para obedecer al Señor, ni viviremos con el dolor, el sufrimiento y la muerte como resultado de la caída de la humanidad. Muchos años después de que Juan escuchara la promesa de Cristo de ir a preparar un lugar para los suyos, tuvo una visión del futuro. Vio un cielo nuevo cielo y una tierra nueva que habían sido purificados por completo de todo pecado. De pie sobre una alta montaña, vio a la Nueva Jerusalén descender del cielo. El lugar prometido estaba listo y preparado. Lo que vio estaba más allá de cualquier descripción humana, pero Juan se esmeró por poner esta visión celestial en lenguaje terrenal (Ap 21.1–22.5). El brillo de la gloria de Dios resplandecía de la estructura, y sus fundamentos brillaban con diversos colores de piedras preciosas. Las puertas estaban hechas de perlas, y las calles eran de oro. Esta ciudad había sido diseñada por el Señor como el lugar donde Él y la humanidad compartirían relación estrecha y perfecta para siempre. Aunque podemos tener dificultades para

imaginar la estructura física de esta ciudad, no tenemos ningún problema para entender el significado de las cosas que no estarán en la Nueva Jerusalén. No habrá dolor, ni lágrimas, ni luto, ni muerte. Toda frustración, todo tedio, y todos los problemas desaparecerán. Nadie tendrá discapacidades, y nuestros cuerpos nunca envejecerán, ni se cansarán ni se enfermarán.

¿Qué haré en el cielo? Aunque la mayoría de nosotros entiende que el cielo es un lugar de mucho gozo y regocijo, podemos preguntarnos qué estaremos haciendo allá. Algunos cristianos han llegado a expresar su preocupación de que pudiera ser aburrido. Aunque la alabanza a nuestro Señor y Salvador será una parte esencial de nuestra actividad, debemos tener cuidado de no verla estrictamente desde la perspectiva de nuestra presente experiencia terrenal. Ahora estamos viviendo en cuerpos carnales, y luchamos con nuestro egocentrismo, pero seremos libres del egoísmo y tendremos gozo constante al alabar al Señor. Llegará el día en que veremos las cosas como son en realidad (1 Co 13.12). Al ver plenamente de qué nos salvó Cristo, y ver la gloria que nos tiene preparada, no podremos evitar darle gracias y exaltarlo con gozo. En realidad, todo lo que hagamos será un acto de adoración. El Señor contó una parábola en Lucas 19.12-16, que enseña claramente que recibiremos responsabilidades en el cielo conforme a nuestro grado de fidelidad con lo que Dios nos confió en la tierra. Aun en la eternidad, somos descritos como siervos del Señor (Ap 22.3). Nuestro servicio a Cristo comenzó en el momento que fuimos salvos, y continuará por siempre. La reubicación en el cielo no implicará la terminación del servicio, sino la perfección del mismo; toda frustración, toda derrota, y toda insuficiencia que hayan acompañado a nuestra labor desde la caída de la humanidad, serán eliminadas. www.encontacto.org

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¿Cómo puedo prepararme para el cielo? El estar al tanto de la gloria que nos espera en la eternidad, debe motivarnos a vivir para Cristo durante nuestro tiempo en la tierra. Mantener una perspectiva de lo eterno nos capacita para soportar las adversidades y el sufrimiento sin desanimarnos. Como Pablo, entenderemos que “las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Ro 8.18). Cuando las dificultades de esta vida se vuelvan agobiantes, recuerde que las únicas congojas y sufrimientos que usted experimentará serán durante su vida terrenal, pero que el gozo del cielo será suyo para siempre. Mientras permanezcamos en este mundo, Dios tendrá trabajo para nosotros. Como testigos de Cristo, tenemos la responsabilidad de hablar a otros del Salvador, para que ellos, también, puedan estar con Él para siempre. De hecho, todo lo que hagamos, debemos hacer como para el Señor (Col 3.23, 24). Nuestro propósito debe ser vivir para Él, no para nuestros propios placeres y ambiciones. La conciencia de la eternidad debe motivarnos a vivir en santidad, de modo que seamos dignos de recibir una recompensa. Cuando estemos ante el tribunal de Cristo, no nos preocupará nuestro destino final; pues ya fue resuelto en la cruz. Pero Él evaluará nuestras obras y nos recompensará conforme a las mismas (1 Co 3.10-15). Quienes fueron siervos fieles, serán recompensados con mayores responsabilidades y con el elogio del Señor (Mt 25.20-23). Cada día es una oportunidad que tenemos de prepararnos para nuestro hogar eterno. Es muy fácil desviarse por las preocupaciones de esta vida, pero lo que hagamos hoy determinará lo que experimentaremos en la eternidad. Invirtamos nuestra vida en el servicio fiel a Dios, el elogio de Cristo de “bien, buen siervo y fiel” será digno de cualquier sacrificio terrenal. 8 |

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En Contacto

P r e g u n t a s d e e s t u d i o Descripción del cielo Lea Apocalipsis 21.1–22.5. ¿Qué experimentará en esta ciudad? ¿Qué no experimentará?

Beneficios de tener una convicción de lo eterno ¿Cómo describe Pedro nuestra herencia (1 P 1.3-5)? Sabiendo esto, ¿qué actitud y qué perspectiva podemos tener (vv. 6-9)? Lea 2 Corintios 4.7-18. ¿Qué difíciles condiciones se mencionan en los vv. 7-11? Describa la esperanza presentada en los vv. 14-18. ¿Dónde debe estar nuestro enfoque, para no desanimarnos?

Preparación para el cielo Mientras aguardamos nuestro hogar eterno, ¿qué ambición debe motivarnos? (2 Co 5.6-9)? Lea 2 Pedro 3.10-15. ¿Qué sucederá con la tierra y sus obras? ¿Cómo debe este conocimiento moldear nuestras vidas en el presente? ¿Qué nos pide Cristo que hagamos para prepararnos para la eternidad (Lc 12.15-34)? Lea la parábola de las minas en Lucas 19.1127. ¿Cómo afectó al futuro de los siervos su fidelidad? ¿Qué respondió el amo a cada uno de ellos? ¿Qué le ha confiado Dios a usted? ¿Cómo puede usar lo que Él le ha dado para que le sirva fielmente?

Escuche al Dr. Stanley enseñar sobre la recompensa de la vida eterna para quienes han creído y confiado en Jesucristo como su Señor y Salvador. Mensajes acerca del cielo uSerie en 6 CDs | MACCD $20.00


15-minutos de estudio bíblico

La entrada a la Tierra Prometida

d “

>> Una aventura de fe

Deuteronomio 1.21-46

Dios apartó a la Tierra Prometida como un lugar especial para su pueblo. Allí, Él cumpliría sus propósitos para la nación de Israel. Pero cuando los israelitas tuvieron oportunidad por primera vez de entrar en la tierra, se negaron a creer que el Señor podía vencer los obstáculos que enfrentarían. Su falta de fe los llevó a pasar cuarenta años vagando sin rumbo en el desierto. Como cristianos, nosotros, también, tenemos cierta Tierra Prometida. Cada día tenemos la oportunidad de creerle a Dios y de experimentar una vida victoriosa de confianza y obediencia. Él quiere que nos ocupemos de Él en su Palabra, y vivamos en la riqueza de todo lo que ha prometido hacer en, por medio de, y para, nosotros. Pero, al igual que los antiguos hebreos, tenemos que creer que Él hará lo que ha prometido.

Su falta de fe los llevó a pasar cuarenta años vagando sin rumbo en el desierto”.

El compromiso de Dios: u Él pone a la tierra delante de nosotros, y promete que nos la dará (v. 21). u La tierra que Dios nos da es buena y

fructífera (v. 25). Señor se compromete a ir delante de nosotros, a pelear a favor nuestro, y a mostrarnos el camino por el que debemos seguir (vv. 30-33). u El

Nuestra responsabilidad: u Subir y tomar posesión de lo que Dios ha prometido (v. 21). u No enfocarnos en los obstáculos, ni dejar que nos paralicen (v. 28). u Ser valientes y no temer (v. 29). u Recordar la fidelidad del Señor para con nosotros, y confiar en Él en el presente (vv. 30-32). u Seguirle fielmente (v. 36).

Preguntas para reflexionar: 1. ¿Le resulta difícil creer que Dios puede vencer algún problema en su vida? ¿Dónde está su enfoque? ¿Está mirando los obstáculos o las promesas de Dios? 2. ¿Se caracteriza su vida por una confianza firme en Dios, o por una peregrinación sin rumbo? ¿Qué promesas bíblicas pueden estabilizar su fe y su confianza en el Señor?

Consecuencias de la incredulidad: falta de voluntad es un acto de rebeldía contra el Señor (v. 26). u Desarrollaremos una actitud murmuradora, y creeremos mentiras sobre el carácter e intenciones de Dios (v. 27). u Perderemos la buena tierra que el Señor quería darnos (v. 35). u El resultado será una vida desperdiciada de peregrinación improductiva (v. 40). u Nuestra vida se caracterizará por el esfuerzo propio, tratando de obtener la tierra con nuestras propias fuerzas —y por la derrota (vv. 41-46). u La

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Las imágenes son atrayentes, pero en cierta forma familiares, el Señor Jesús está cargando el equipaje de una familia cuyo coche se averió; Jesús está llevando un rifle y la mochila de un soldado nazi mientras ambos caminan y conversan; un hombre de negocios está tumbado, y con la cabeza descansando en el regazo de Cristo… En la fascinante mezcla del antes y el ahora, uno detecta primero los ecos de las historias del evangelio, y luego una invitación a un

Viaje con el

Mesías

Una exploración de la relevancia en el siglo 21 de los antiquísim os m ensajes de J esús 5 p o r

s ANDY

FEIT


Michael Belk, pensó si yo pudiera hacer que la gente viera a Jesús de la manera que yo he llegado a verlo, no huirían de Él, sino que lo recibirían con entusiasmo. Esta idea se convirtió en la fuerza motivadora detrás de “Viajes con el Mesías”, cuyo libro y exposición están teniendo atención mundial (www.thejourneysproject.com). Michael entiende las barreras que levantan las personas entre ellas y el Salvador, porque hasta hace unos pocos años, él hacía lo mismo. Como prestigioso fotógrafo que trabaja para gigantes de la industria, como Izod/Lacoste, Nautica y J. Crew, tenía una vida llena de “mucha intensidad y enorme éxito, pero muy vacía”. Pudo continuar así durante mucho tiempo, pero al final se encontró agotado física y emocionalmente. “Yo seguía pensando que podía salir de este abismo”, recuerda, “pero no lo estaba logrando”. El desasosiego se convirtió en un patrón hasta que una noche Michael tuvo un visitante: “Recuerdo claramente la presencia absoluta de Dios en mi habitación. Me preguntó si quería seguir haciendo las cosas a mi manera, y le respondí: “Mira el desastre que he hecho con todo lo que me has dado. Me gustaría probar tu camino”. A partir de ese momento, mi vida empezó a cambiar, aunque Dios no tenía, evidentemente, la intención de arreglarlo todo de inmediato”. Durante los meses y años que siguieron, Michael habla de cómo se cruzó en su camino con “personas que me dieron información que le daría nueva forma a mi vida, a la vida que Dios se había propuesto para mí desde el principio”. En 1997, Michael y su esposa se mudaron de Georgia a Santa Rosa Beach, Florida, donde años más tarde abrieron una galería en el centro vacacional WaterColor. Michael comenzó a preguntarse: ¿Y si esto se convirtiera en un lugar de peregrinación, donde la gente pudiera venir, ver fotos y escuchar música? ¿Y si todos las fotos representaran a Cristo…? Así comenzó a tomar forma una idea. La idea tomó forma cuando Michael escuchó hablar de un libro titulado “El Dador de sueños”. Él dice lo siguiente: “Bruce Wilkinson habla de un sueño que Dios pone en el corazón de todos, y que nos mantiene inquietos hasta que lo descubrimos. Eso habló a mi alma, porque yo tenía el sueño de crear una colección de fotografías que presentan mensajes de Cristo. Quería hacerlo porque había llegado a conocer a un Cristo que no era el mismo que estaba viendo en ciertas iglesias o programas de televisión. Además, muchas personas decían que eran cristianas, pero parecían relegar a Cristo a los domingos y a las crisis; lo dejaban fuera de su vida cotidiana, y pensé: Se están perdiendo el gozo de conocerlo cada día. Tenía tanta pasión por crear estas imágenes, que mi esposa Cheryl y yo compramos los boletos para volar a Israel y explorar la posibilidad de tomar las fotografías en Jerusalén”. Sin embargo, el entusiasmo por el plan fue interrumpido por un trabajo y Michael “se fue a buscar al poderoso dólar en vez de buscar al Todopoderoso”. Al mirar atrás y ver lo cerca que estuvo de desbaratar el proyecto, el fotógrafo comenta: “Afortunadamente, Dios tiene una manera de seguir tocando a la puerta. Yo estaba a punto de cumplir sesenta años. Fui donde Cheryl, y le dije: ‘Cariño, ¿y si me muero este año y no he hecho este proyecto? Cuando llegue al cielo, ¿qué voy a decirle a Dios después de que Él me dio la idea, me capacitó durante treinta años para hacerlo, me dio el talento, nos dio los recursos económicos? ‘Pues bien, yo tenía buenas intenciones, pero me morí. Lamento no haberlo hecho’. Cheryl y yo www.encontacto.org

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sentimos que era demasiado peligroso no realizar el proyecto, y por eso tomamos la decisión de seguir adelante”.

Los primeros pasos Dejar en suspenso la carrera para ir tras el sueño dado por Dios, requería un salto de

un mensaje; y con la experiencia que tenía en publicidad, Michael podía crear ambas. Por sus conocimientos que tenía en cuanto al mundo de la moda, Michael sabía también que “todo el juego se reducía a una competencia por el espacio”; ya sea en una valla publicitaria o en una revista, la idea es

A rriba :

“El Salvavidas” “La segunda milla” 1 0 : “ Fe y confianza”

D erecha : p á gina

fe que enseñó a Michael una importante verdad: “Cuando el Señor invita a hacer un viaje con Él, no es Él quien da el primer paso. Después que uno lo da, Él se encargará de los siguientes”. Dios confirmó rápidamente la decisión cuando buscando en la Internet descubrió el lugar perfecto: Sassi di Matera (literalmente, “Piedras de Matera”), una antigua ciudad italiana notable por sus cuevas e impresionantes estructuras rocosas. Los meses siguientes fueron dedicados a planificar las imágenes, para confrontar a las personas con la idea de que Jesucristo es tan relevante hoy como lo fue en la Jerusalén del primer siglo. Las parábolas de Cristo fueron una influencia importante; Michael se dio cuenta de que el Señor utilizaba estas “imágenes mentales” para crear historias que los oyentes pudieran visualizar. También se dio cuenta de que la imagen y las palabras se combinaban poderosamente para transmitir 12 |

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tratar que la gente se detenga lo suficiente para escuchar el mensaje”. Para lograr esto, las fotos tienen que ser convincentes. “Yo sabía que podía crear imágenes excelentes”, dice Michael, “pero quería que fueran más que eso; tenían que ser divinas si el propósito era que tocaran los corazones de las personas. Pero solo Dios podía lograrlo. Así que le dije: ‘Voy a tomar la cámara, pero Tú tienes que, de alguna manera meterte en esas imágenes’”. Michael añade, riéndose: “Hasta tuvimos una silla de director designada con el nombre de ‘DIOS’, que llevábamos de un set a otro, porque queríamos que todo el equipo supiera quién llevaba las riendas”.

Encontrar al Jesús Un factor importantísimo era, por supuesto, encontrar a alguien que fuera el Mesías apropiado. La búsqueda, que nos tomó varias semanas, involucró examinar fotos,


hacer entrevistas, y ver clips de videos, e incluso viajar a Italia, para ver un candidato, lo cual, al final, resultó infructuoso. Mientras tanto, el productor de Journeys, en Roma, recomendó a un modelo y actor de origen español; después de verse con él, Michael supo que había encontrado al que Dios había elegido. “Eran los ojos de Sergio, hermosos, fuertes y tiernos”, dice. Dios, por su gracia, nos dio una confirmación más: justo dos semanas antes de que comenzara la sesión de fotografías, el actor cumplió 33 años. Una profesión de fe no fue un prerrequisito para el reparto o el personal. “Decir: ‘Lo siento, pero si no eres cristiano no puedes ser parte de esto’, habría sido lo contrario a lo que estamos tratando de hacer”, dice Michael. “Nuestra idea es que por medio de este proyecto, la gente vea a Cristo como nosotros los creyentes lo vemos a Él”. Pero resultó que Sergio, después de experimentar con “toda la gama” de religiones, “había caído en cuenta de que solo podía haber una fe, y ésa era Cristo. Así que, en la sesión de fotos, era excelente hablando a los otros miembros del reparto de lo que se trataba el proyecto. Tenía una gran comprensión de lo que iba a retratarse”. Uno de los momentos más impresionantes se produjo aun antes de comenzar la filmación. Las personas encargadas del cabello y del maquillaje estaban probando diversos estilos en Sergio, y le acababan de dar una túnica manchada para que pareciera vieja. Michael, quien abría la puerta en ese momento, recuerda su impresión: “Sergio se dio la vuelta, y yo [sentí como que] estaba mirando el rostro de Jesús. Era el Cristo que yo había imaginado. No pude hablar; entonces regresé a mi habitación y lloré incontrolablemente”. Michael interpreta ese momento como un privilegio, porque “tuvo un destello de lo que experimentaremos cuando veamos en realidad a Cristo cara a cara por primera vez”.

Una nueva dimensión El proyecto tuvo su primer gran tropiezo agosto de 2008, cuando Michael, en su tercer viaje a Italia, se enteró de que los costos de producción habían triplicado el presupuesto inicial. Por no estar seguro de si era prudente continuar, llamó a Cheryl, quien le aconsejó no dar marcha atrás. Puesto que tenían los recursos para hacerlo, ella sintió que no había alternativa, por lo que decidieron continuar. Michael cuenta lo que pasó después: “No teníamos ni idea de que dos meses después, perderíamos todos los ahorros de nuestra vida, debido a la crisis económica. Así que ahora nuestro proyecto tenía una dimensión nueva: iba a ser nuestro viaje con el Mesías —un viaje en el que nosotros tendríamos que aprender a confiar en la provisión de Dios, porque nosotros no teníamos ya nada”. Después del lanzamiento del proyecto en septiembre de 2009, Michael tuvo una entrevista de tres minutos en CNN, después de la cual las imágenes y los mensajes literalmente dieron la vuelta al mundo. “Comenzamos a recibir testimonios de pastores y de personas en otros países contándonos de qué manera estaban siendo impactados”, dice Michael. “Sabíamos que nuestras oraciones habían sido contestadas; sabíamos que Dios estaba en las imágenes”. Michael estaba aún por descubrir algo más en las fotos. Cuando él y su asistente estaban revisando la colección en su oficina, ella tuvo una revelación: “Todas ellas cuentan tu historia; tú eres la gente que está en las fotos”. Asombrado, miró de nuevo las imágenes, y se dio cuenta de que él era el hombre que estaba en los peldaños con la cabeza en el regazo de Jesús; él era el niño que estaba agarrando la mano a Jesús. “Así que, evidentemente”, concluye Michael, “yo estaba contando cómo mis ojos veían a Dios”. www.encontacto.org

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cuartofamiliar

un hogar libre de deudas ¿Podría usted realmente comprar al contado una casa? p o r

B l a i r

¿Se Imagina usted lo

que es estar libre de deudas, y haber pagado la hipoteca de su casa a los 25 años de edad? “¡Si usted vive como nadie más ahora, entonces vivirá como nadie más mañana!” Esta es una frase que Jack y Christie Trace aprendieron del experto financiero, Dave Ramsey, en su curso “Paz Financiera”, y es lo que se mantenían recordándose a sí mismos mientras se proponían alcanzar una meta que pocos matrimonios intentan. “Ahorrar dinero para pagar al contado una casa no fue fácil”, dice Christie, quien siendo una adolescente gastaba en ropa todo el dinero que recibía de sus padres. “Esta es una de las cosas más difíciles que hemos hecho. Sin embargo, el saber el impacto que tendría sobre el resto de nuestras vidas, hizo que valiera la pena el gran esfuerzo”. Jack y Christie se casaron seis meses después de conocerse. Fueron los primeros de sus amigos en casarse, pero los últimos en comprar una casa. Mientras que sus ami14 |

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En Contacto

M o o r e

gos compraban autos, muebles y casas, y salían a comer fuera, los Trace alquilaron un apartamento barato y cenaban con sándwiches de mermelada y mantequilla de maní. “¡Mientras viva, no quiero volver a comer otra vez un sándwich de mermelada y mantequilla de maní!”, dice Jack riéndose. Aunque tuvieron muchas peleas en cuanto al dinero mientras aprendían a ponerse de acuerdo, los dos fueron fieles al estilo de vida libre de deudas. De hecho, Jack tuvo dos trabajos mientras estudiaba, y compró en efectivo el anillo de compromiso de Christie. Salir de la esclavitud “Durante este proceso, nos enteramos de que Proverbios 22.7 (NVI) dice: ‘Los deudores son esclavos de sus acreedores’, y no hay excepción si uno está pagando una casa”, dice Christie. “La esclavitud no nos sonaba nada atractiva”. Así que ahorraron y ahorraron —hasta el último centavo.


“Eso no quiere decir que no tuvimos reveses”, añade Jack. A veces tuvieron que pagar multas por algún descuido, e hicieron varias reparaciones a los autos que resultaron caras. Ocasionalmente sentían el “gusanillo” de endeudarse comprando a crédito una casa, e iban a ver algunas, pero nunca se sentían en paz con la idea de abandonar su objetivo. “Nunca ganamos muchísimo dinero”, dice Jack. “Sobre todo al principio. Nuestros ingresos eran más bajos que los de la mayoría de nuestros amigos”. Sin embargo, gracias a una sólida planificación desde el principio, ambos egresaron de la universidad con algunos miles de dólares ahorrados, y sin tener que pagar ningún préstamo, lo cual les dio una ventaja inicial. Vivir con un presupuesto bajo durante cuatro años y medio les permitió acumular $150.000 en ahorros. Pudieron ahorrar unos $30.000 por año viviendo frugalmente con un solo ingreso y ahorrando el otro. Una pareja que tuviera $60.000 de deuda, podría hacer lo mismo si ahorra durante dos años la misma cantidad.

hecho de entrar cada día en su casa, y saber que es realmente de ellos, no del banco. Si ellos pudieron hacerlo… ¿Pensaron algunos que ellos estaban locos por vivir con un presupuesto más ajustado de lo necesario? Claro que sí. ¿Les importaba eso? En realidad, no. Ellos sabían que para muchos ser “normal” significa estar “endeudado”. Lo siguiente fue lo que esta pareja evitó: Digamos que hubieran dado una inicial del diez por ciento, y pedido prestado el resto del valor de la casa, con una hipoteca de 25 años a una tasa fija del cinco por ciento. Durante la vida del préstamo, habrían pagado $94.296 solo en intereses —¡por lo que el costo final de la casa habría sido de más de $233.000! Además de evitar pagar $94.000 extras, no tuvieron tampoco que estar haciendo todos esos años un pago mensual de $730 por la casa. Hace cinco años, un sabio asesor financiero los retó a considerar Romanos 12.2 a la hora de tomar decisiones monetarias. “No os conforméis a este mundo”. Los Trace decidieron tomar este desafío en serio, y ustedes también pueden hacerlo —no hay nada de “especial” en la situación de ellos. Son personas normales con ingresos regulares que se fijaron una meta que cambió sus vidas. Imaginen lo que serían las suyas si hicieran lo mismo. “El ser fieles a nuestro plan nos puso en condiciones de disfrutar de tranquilidad financiera por el resto de nuestras vidas. Fue difícil, pero sabíamos que eso sería temporal”, dice Jack. Ahora que estamos viviendo en una casa libre de deudas, nuestro mayor ‘gasto’ mensual es nuestro diezmo al Señor, y eso es algo increíblemente maravilloso”.

La esclavitud no nos sonaba nada atractiva.

Hogar, dulce hogar Después de varios meses de búsqueda, los Trace comenzaron a hacer ofertas bajas sobre viviendas. Finalmente pudieron hacer un acuerdo que se ajustaba a su presupuesto, sin tener que tocar sus ahorros para emergencias. “Recuerdo que cuando me dirigía al trabajo le pedía a Dios que nos presentara una casa para la que no tuviéramos que pedir un préstamo, y Él lo hizo en su momento perfecto”, dice Christie. Mientras se dirigían al cierre de la compra con el cheque de $139.000 en mano, todo parecía un sueño. Pero por más emocionante que fuera el cierre, ellos dicen que eso no se compara con el

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La restauraci贸n de mi fe El porqu茅 la esencia de la fe es la relaci贸n, no las obras p o r

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F i l

A n d e r s o n


nunca olvidaré l a n o c h e que me fui a la cama

después de escuchar al evangelista que visitó mi ciudad. Yo tenía diez años de edad, y estaba aterrorizado. Nos había vociferado a todo pulmón a mí (y a todos los otros pecadores) que estábamos sentados en esos duros bancos de madera, con una voz que hervía de desprecio por nuestra absoluta depravación moral, la causa misma de la crucifixión con todos sus detalles sangrientos. Su farisaico discurso llegó a un nivel que me dejó frío: “Si te mueres esta noche, ¿cómo puedes esperar que un Dios santo no te eche en el horno de fuego del infierno?” Yo temblaba bajo las sábanas esa noche, abrumado por un profundo sentido de culpa y de terror. Dios debe estar muy enojado conmigo, me decía a mí mismo. Debo ser su desilusión más grande.

si recuerdo bien,

Me habían asegurado que la religión era mi único boleto para llegar a tener la mejor vida en este mundo. Así que me dispuse a hacer de ella mi único propósito, aprendiendo con diligencia su vocabulario, memorizando sus reglas, e incorporando sus costumbres y sus prácticas a todos los aspectos de mi existencia. Yo creía que estaba logrando algo sin lo cual no podría vivir, pero en realidad lo que la religión hacía todo el tiempo era agotarme la vida. La religión —no Dios— era quien me dirigía con sus reglas, la que me mantenía bajo control y con un sentimiento de culpa cada vez que me salía de la rutina, y la que constantemente me recordaba mi incapacidad para vivir a la altura de sus normas. Mi conciencia culpable me obligaba a afanarme sin parar para mejorar mis obras, a la vez que sentía que nunca estaría a la altura, sin importar todo el empeño que pusiera. Siendo ya adulto, me vi atrapado en una tormenta privada de desánimo y desespe-

ración. Durante años había mantenido mi fidelidad a respetables hábitos y valores morales. Incluso me convertí en un consumado y empeñoso profesional religioso, cuya percepción de mí mismo y reputación estaban basadas en el trabajo arduo y en la apariencia de una vida limpia. Mi estilo de vida me ganó mucha admiración y jerarquía dentro de mi entorno cristiano, que solo estaban causando estragos en mi alma. Nadie sabía, en realidad, que yo estaba sufriendo por dentro, por la vergüenza, la desesperación, e incluso el odio a mí mismo.

comenzar de nuevo Mi religión incluía muchas cosas buenas: verdades y principios importantes que me llevaron a realizar obras dignas. Pero también me llevó a correr y a “ganar” la carrera totalmente equivocada. Había creído equivocadamente que ser un buen cristiano significaba creer y hacer bien las cosas —lo que nunca puede compararse con tener una relación diaria e íntima con Dios. Me perdía en los detalles y, por consiguiente, me desanimaba. Por supuesto, yo no era el primer seguidor de Jesucristo que se doblegaba a la idolatría religiosa. Notemos que cada vez que sus discípulos comenzaban a hacer reglas para sí mismos y para los demás, Él intervenía. El Mensaje parafrasea las palabras que les dirigió Cristo en Mateo 18.2-4 cuando argumentaban sobre su propia importancia espiritual: “Les digo, de una vez por todas, que a menos que vuelvan al punto de partida y comiencen de nuevo como niños, ni siquiera le darán un vistazo al reino, y mucho menos poder entrar en él. Quien se vuelva simple y sencillo otra vez, como este niño, tendrá una elevada jerarquía en el reino de Dios”. El Señor estaba llamando constantemente a los suyos a desaprender sus normas mundanas, para que reaprendieran la vida a www.encontacto.org

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partir de Él, y le siguieran de corazón, no según un sistema hecho por el hombre. Aunque mis decisiones eran mías, a veces me pregunto cuán diferente pudo haber sido mi vida si alguien me hubiera hablado del verdadero evangelio. Para el momento que sabía lo suficiente para decir a otros que Dios los amaba, casi no lo creía para mí. Pensaba que Dios me amaría solamente si vivía a la altura de las normas correctas. Pero, ¿qué tal si alguien me hubiera dicho que la otra parte de nuestro pecado es la gracia incontenible y la bondad de un Padre que quiere traernos de vuelta a una relación con Él? ¿Qué tal si alguien me hubiera dicho que mi verdadera identidad estaba en cómo Él me veía, no en como yo me veía a mí mismo, y que su deseo era que yo aceptara la invitación de pertenecer a Él para siempre? ¡Qué abismal diferencia hubiera marcado eso, de haber entendido que los ritos, las pautas e incluso las reglas, no eran más que una suerte de mapa que podía conducirnos a un tesoro inestimable! En vez de eso, yo había confundido al mapa con el tesoro, y por eso no venía nunca la belleza y la maravilla del tesoro: a Cristo mismo.

Verdaderamente libre

No fue sino hasta que estuve completamente agotado —emocional, física y espiritualmente— que me di cuenta de que ya no podía seguir viviendo de esa manera. Al reconocer que no era libre, fui a un retiro espiritual buscando desesperadamente ayuda por primera vez. Fue allí donde por fin le pregunté al Señor con toda transparencia: “¿Te conocí en verdad alguna vez, o simplemente lo que tuve fue una relación con una religión? Ese fue el comienzo de mi libertad. Nunca olvidaré las palabras de mi consejero en ese retiro: “Fil, debes dejar que la definición de Dios en cuanto a ti, se 18 |

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convierta en tu propia definición acerca ti mismo. ¡Él está loco por ti! Tú eres su amado. A partir de este momento, esta verdad debe ser la verdad más importante que conozcas en cuanto a ti”. Cuando comencé a reconocer decididamente y a renunciar a las falsas y distorsionadas imágenes que tenía de Dios, adquirí una conciencia cada vez mayor del Dios vivo y verdadero, quien supera todos los conceptos y las expectativas humanas, y que está más allá de todo lo que podamos intelectualizar o imaginar. La transformación radical de mi vida, de una opresión religiosa a una segura y gozosa relación con Dios, todavía me asombra. El afán y la inquietud ya no me controlan. El proceso de desaprender y reaprender me han traído la paz, la alegría, y la profunda sanidad interior que jamás imaginé que fueran posibles.

un amor desmedido La vida de Jesús en la tierra fue la revelación de un Dios que siempre es descomedido prodigando su misericordia y su amor. En sus parábolas vemos a Dios en diversas imágenes de tal gracia: a un prestamista que perdona una deuda enorme, impagable; a un pastor que sale de noche a buscar una oveja perdida; a un juez misericordioso que escucha la súplica de un indigno cobrador de impuestos. Según estas historias, la extensión sin límites de su perdón no depende de nuestro arrepentimiento, de nuestra capacidad natural de amar a los demás, o incluso de obras dignas y honrosas. Depende solo del amor infinito que hay en el corazón de Dios por nosotros. Uno de las historias más conocidas de Jesús, es la que se refiere al padre que tenía dos hijos (Lc 15.11-32). En ella encontramos dos imágenes impactantes: al hambriento pródigo, impulsado por la vergüenza y yendo por el camino pensando en el error que ha cometido; y a la vergüenza y el dolor que hizo sufrir a su


Tenga presente esto: Dios no solo ama al mundo; Él le ama a usted, Profundamente. padre. Va ensayando la contrita disculpa que preparó con la esperanza de que su padre considerara la posibilidad de contratarlo como un sirviente. Es posible que no haya una declaración mayor en la Biblia acerca de cómo es Dios, que lo que el padre hace cuando ve a su hijo a lo lejos. Lleno de compasión, corre frenéticamente a su encuentro de una manera indecorosa; agarra al sucio y andrajoso joven y lo abraza con una alegría desbordante. Antes de que el hijo pueda comenzar a recitar el discurso de vergüenza que había preparado cuidadosamente, su padre —sin una pizca de enojo o resentimiento— es vencido por la emoción que solo el amor incondicional podía provocar, y le prodiga un amor y una aceptación irrefrenables. El amor de Dios es diferente a cualquier otro amor. No está basado en algo que hagamos. Si lo estuviera, y ese “algo” flaqueara, ¿no se desintegraría también su amor? Eso es lo más remoto que pudiera suceder. Nada es más fuerte o más profundo que su amor. Como dice 1 Juan 4.16: Dios es amor.

la verdad del evangelio es ésta: Dios le ama a usted de una manera perfecta, total e incondicional. Tenga pre-

sente esto: Dios no solo ama al mundo; Él le ama a usted, profundamente. El Señor Jesucristo le dice que se siente en casa con su amor, y que sepa que la única razón por la que usted será capaz de amarle a Él es porque Él le amó primero. Cuando sus pies estén plantados firmemente sobre el terreno de esta verdad, y usted esté bañado por su desmedido amor, experimentando su anchura, su longitud, su altura y su profundidad, su vida cambiará. Toda su devoción a Él fluirán de esta fuente. El apóstol Juan escribió esta portentosas palabras hacia el final de su vida: “Nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros” (1 Jn 4.16). Posiblemente, la pregunta más importante que tendremos que responder en esta vida sea ésta: ¿Podemos expresar esta verdad con absoluta convicción? Estas palabras convierten a una proposición abstracta en una relación personal; son el corazón y el alma de la fe cristiana, y la decisión fundamental de su vida. Ser cristiano no es el resultado de una elección moral o de una creencia en ideales nobles, sino más bien un encuentro permanente con una persona —Jesús— quien le da a la vida un nuevo horizonte y una dirección definitiva. ¿Creerá usted en Dios y en el amor que Él tiene por usted? www.encontacto.org

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¿Ha aceptado a Jesús? ¿Ha aceptado usted a Jesús como su Salvador personal? Entonces, haga esta oración: “Señor, reconozco que soy un(a) pecador(a). Creo que tu Hijo Jesucristo murió en la Cruz por mis pecados, para salvarme. Me arrepiento de todos mis pecados y te pido que me hagas una persona nueva a partir de este momento. Te entrego hoy mi vida. Amén”

Por favor, comuníquese con nosotros si usted hizo esta oración y le enviaremos de regalo el material titulado “Vida nueva en Cristo” por el Dr. Charles Stanley.

1-800-303-0033 www.encontacto.org

PROGRAMACIóN DE RADIO Y TV PARA a bril DE 2011 RADIO 04/01/11 El costo de hacer concesiones SAT124C 04/04/11 Nuestras experiencias en el valle de lágrimas I S100815C 04/05/11 Nuestras experiencias en el valle de lágrimas II S100815C EFCCD – El firme cimiento: Seis bases para una vida sólida (6 CDs) 04/06/11 La cruz: El puente hacia Dios SMM160C 04/07/11 El bautismo: La voluntad de Dios para todo creyente SMN270C 04/08/11 La iglesia: Sus características distintivas I SMO050C 04/11/11 No hay amor mayor que éste S101114C EFCCD – El firme cimiento: Seis bases para una vida sólida (6 CDs) 04/12/11 La iglesia: Sus características distintivas II SMO050C 04/13/11 Nuestro Ayudador para toda circunstancia I SMO120C 04/14/11 Nuestro Ayudador para toda circunstancia II SMO120C 04/15/11 El privilegio supremo del creyente II SMO190C 04/18/11 El punto de vista correcto a cerca de la resurrección S080323C MSLRCD – Mensajes sobre la resurrección (6 CDs) 04/19/11 ¿Por qué hablar de la sangre de Jesucristo? II SMF017C 04/20/11 La perspectiva divina de la cruz I SMC274C 04/21/11 La perspectiva divina de la cruz II SMC274C 04/22/11 La palabra de la cruz SMD095C 04/25/11 El consuelo de la tumba vacía S090412C SECD – Seguridad eterna: ¿Podemos estar seguros? (6 CDs) 04/26/11 Donde todo se inicia I SMH120C 04/27/11 Donde todo se inicia II SMH120C 04/28/11 ¿En realidad importa? I SRH120C 04/29/11 ¿En realidad importa? II SRH120C

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Preparando el camino para dios Ap r e n d a m o s a c r e c e r m e d i a n t e e l ejemplo de Juan el Bautista

M

p o r

C a m e r o n

Mi retiro al desierto de Texas me tiene caminando al lado de un río. La vida vegetal y los minerales en su fondo difunden un jade brillante por el resplandor del sol de la mañana. Siluetas de bagres permanecen a la sombra de los árboles, y un par de tortugas nadan en la lenta corriente mientras el agua corre hacia el cañón. Esto me hace pensar en el bautismo —en cómo el Hijo de Dios se metió en un río así y fue cubierto bajo su superficie brillante; en las manos que bajaron su cuerpo y luego lo sacaron; y en las manos de un mensajero clamando en un desierto lejano: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”.

L a w r e n c e

Al leer cuidadosamente los evangelios, me doy cuenta de que Juan el Bautista es una figura interesante, pero no fácilmente compatible con el moderno mundo occidental. Sin embargo, a pesar de todo el atractivo de su solitario estilo de vida en el desierto, Juan sigue siendo un enigma. El hombre que, siendo un bebé [aún no nacido], saltó en el vientre de su madre al oír la voz de la embarazada María. Juan, el que al nacer desató la lengua de su mudo padre para que volviera a hablar; el que fue lleno del Espíritu Santo desde el comienzo; el que vivió oculto hasta que comenzó su ministerio público; el profeta que recibió la tarea www.encontacto.org

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de preparar el camino al Salvador. ¿Qué podemos pensar de este Juan? Un puente peatonal de piedras cortadas esparcidas en las aguas poco profundas en el otro lado de la presa me lleva de nuevo a las comodidades del centro de retiro al que he viajado 1.450 km para disfrutarlo. Me dirijo al césped que está frente al dormitorio colectivo, y me relajo en una hamaca que cuelga entre dos árboles. Mientras la brisa dobla sus pequeñas ramas en lo alto, eso me recuerda las palabras de Cristo acerca de su siervo. Después de la decapitación de Juan, el Señor le preguntó a las personas que se habían congregado: “¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?... ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están” (Mt 11.7, 8). Mientras la hamaca se mece levemente y me hundo en ella, tengo la sensación de que mi retiro aquí se parece más al palacio de un rey que al desierto de Juan. Esa corazonada, sospecho, me sirve de ayuda para entender el porqué no me identifico totalmente con Juan el Bautista. No obstante, como lo reconoce el propio Jesucristo, Juan es una de las figuras más importantes de toda la Biblia. “¿Qué salisteis a ver? ¿A un profeta?”, preguntó el Señor. “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista “(vv. 9, 11). Jesús señaló que, en lo que tiene que ver con los profetas del Antiguo Testamento que le precedieron, Juan los superó a todos en importancia. Las Sagradas Escrituras nos dicen que Juan iba a ser apartado desde su nacimiento; su mismo nombre, que significa “el Señor es misericordioso”, le fue dado por Dios. El ángel Gabriel dijo a los padres del futuro profeta que éste no bebería vino o licor, lo que indica que Juan iba a vivir una vida sencilla, privado de las comodidades de que disfrutaban sus contemporáneos de las ciudades. 22 |

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Algunos eruditos han sugerido que es posible que Juan haya vivido como nazareo, un tipo de asceta judío de la antigüedad que no tomaba licor ni se cortaba el cabello ni la barba, y que observaba otras costumbres austeras. Él lo haría con el objetivo de consagrarse por entero a Dios. La Biblia no dice con certeza si Juan hizo o no ese voto, pero sí indica que su enfoque de la vida era inusual para su época. La Biblia no dice mucho sobre su vida antes de bautizar al Señor. Pero el evangelio de Mateo nos cuenta que su mensaje era tan convincente que “salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán” (Mt 3.5, 6). El texto da la impresión de que muchísimas personas venían a Juan, preguntándose si él era el Mesías. Juan no dudó en negarlo, diciendo de Jesús: “Ni siquiera merezco llevarle las sandalias” (Mt 3.11 NVI), una tarea normalmente asignada a los criados de más baja condición. ¿Cómo llegó Juan a tener tal testimonio, al punto de que podía ser confundido con el Cristo? Las descripciones populares de Juan lo presentan como una especie de santo desequilibrado, apasionado por Dios. Considerando las normas de su época, no hay duda de que vivía de manera primitiva, y por eso habría parecido por lo menos un poco extraño, como lo eran a veces los profetas de Dios. Pero pensar de Juan solo en estos términos, es perderse el grandioso testimonio de su estilo de vida. Sí, él predicó y preparó el camino del Señor. Sí, Juan pidió cuentas a Herodes Antipas por su relación ilícita con Herodías, muriendo finalmente por causa de la justicia. Pero la base moral de todo esto era su profunda humildad, su verdadera grandeza que se reveló en una sola declaración que debe taladrar nuestros corazones: “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe” (Jn 3.30). Es importante reconocer que el ministerio de Juan no era un espectáculo de poca monta o un interludio intrascendente.


Antes de su nacimiento, el ángel prometió que sería un gran hombre. Sabemos que su ministerio fue bien recibido e influyente. Según todos los indicios terrenales, Juan estaba en camino al protagonismo y el éxito. La grandeza prometida a Juan se cumplió, pero no con un ministerio cada vez más próspero y creciente. Cuando sus discípulos vinieron a él angustiados por la creciente influencia de Jesús, diciendo: “El que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él”, Juan respondió con una ilustración sorprendente. Describe la escena de una boda, poniéndose él mismo en segundo plano, apoyando al novio. “El que tiene la esposa, es el esposo”, dijo. “Mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido” (Jn 3.29). Como un buen padrino de boda, se desvaneció en el trasfondo para que su amigo pudiera recibir la honra. En esto, Juan ejemplifica el llamado que hace Jesús a todos los que le siguen. Cristo dijo: “Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mt 16.24). A diferencia del joven rico que, por su apego a las cosas terrenales le resultó difícil seguir a Dios sin reservas (Mt 19.16-30), Juan escogió una vida en el desierto, lo que facilitaba su decisión. La austeridad de su existencia fuera de las normas sociales dejó su corazón sin obstáculos para Dios, y sus afectos libres de lealtades irreconciliables. Para el mundo secular, los caminos de Jesús parecen primitivos. Pensemos en los

valores del reino de Dios —el arrepentimiento, el perdón, la humildad, y la mansedumbre, para nombrar unos pocos. A menudo son vistos como ridículos, débiles o ingenuos por una cultura que aprecia mucho el poder y la riqueza. Pero Primera de Pedro 2.11 nos recuerda que vivimos como peregrinos en una tierra extraña. El fruto del Espíritu no se refiere solo a nuestra conducta, sino además a la constitución de nuestro verdadero yo —a quienes somos y a lo que estamos llamados a ser, un pueblo apartado para Dios. Podemos morar ahora en las ciudades de los hombres, pero pertenecemos a la ciudad de Dios. El Señor dijo que donde esté nuestro tesoro, allí estará también nuestro corazón (Mt 6.21). El asunto es de apego, no de cuánto poseamos. El llamado de la vida cristiana, como lo ejemplifica Juan, es encontrar en ese desierto del corazón —en la abundancia o en la necesidad— un paisaje interior despejado donde Dios puede encontrarse con nosotros sin impedimentos por la presencia de amores de segunda categoría. Juan es un recordatorio para nosotros de que nuestra vida como cristianos debe ser diferente y quizás un poco peculiar al mundo. ¿Está claro que, aunque es posible que tengamos mucho o poco, nuestro apego es solo a Cristo? ¿Proclaman nuestras vidas la grandeza de Dios, por medio del amor y la honestidad, como lo hizo Juan para las personas de su tiempo? ¿Somos para nuestros prójimos las voces que claman desde el desierto de la tierra de Dios? Que así sea, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Nuestra vida como cristianos debe ser diferente y quizás un poco peculiar al mundo.

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viernes

El gran libertador de la vida

leer | LUCAS 4.16-21

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La historia de la resurrección de Cristo es tan familiar para la mayoría de los cristianos, que es posible celebrar el día sin maravillarse ante el milagro o sus profundas implicaciones. Este año hemos incluido ocho meditaciones especiales para la semana de la Pasión de Cristo. Esperamos que le ayuden a adentrarse en la narración de Pascua de manera más profunda, y pueda así acercarse más a su Salvador.

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uzgándolas por sus rostros, pensamos que algunas personas son felices. La sonrisa, el maquillaje y la ropa costosa pueden crear una apariencia de paz interior, pero por dentro viven sin disfrutar de libertad. En el pasaje de hoy, el Señor Jesús aclara su propósito: Él ha venido para libertar a los cautivos. Cristo se refería a varios tipos de ataduras que pueden encarcelar a nuestras almas. Primero, el Señor rompe las cadenas del pecado. Todas las personas han violado la ley de Dios, y por eso viven separadas de Él (Ro 3.23). Pero la muerte y la resurrección de Cristo nos hacen libres cuando aceptamos su perdón gratuito y ponemos nuestra fe en Él. Lo que nos permite relacionarnos con el Señor. Segundo, Él nos libera de pecados tales como los celos, la amargura y la gula. Su Espíritu mora en cada creyente, y nos da el poder para vencer las malas decisiones que parecen ser nuestras “dueñas”. Nos capacita para que hagamos lo que Él desea, dando sanidad inmediata o dirección y fortaleza en la batalla permanente que libramos diariamente. El Creador de la humanidad nos hizo con un vacío en el corazón, para que Jesucristo lo llene. Todo lo que pongamos allí, bueno o malo, al final nos dejará vacíos. Y seguiremos esclavizados hasta que Dios nos libere y nos dé la única satisfacción verdadera. ¿Es usted una de esas personas aparentemente felices y satisfechas con su vida, pero que por dentro se sienten inseguras y vacías? Jesucristo es el único que puede redimirle, perdonar sus pecados, y llenar el lugar vacío en su alma. Permita que Él le libere hoy.


fin de semana

La libertad verdadera leer | JUAN 8.31-36

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uando Jesucristo nació, los israelitas estaban experimentando una gran opresión. Esperaban al Mesías prometido que les traería libertad y victoria. Pero en vez de dominar a los romanos, el Señor habló de respetar a las autoridades y amar a los enemigos. En vez de lograr la victoria solo para los judíos, trajo bendición incluso a los despreciados gentiles (Jn 4.4-30; Lc 7.6-10). La gente esperaba que venciera a la nación dominante por medio de una batalla, pero Él dejó que las autoridades lo crucificaran. Entonces los judíos rechazaron a Jesús. Pensaron que no era el Salvador prometido que liberaría al pueblo elegido. No entendieron que a Cristo le preocupaba más la libertad de nuestros corazones. Él vino a liberarnos de la esclavitud del pecado en nuestras vidas, a pesar de que no siempre nos libera de nuestras circunstancias actuales. Recibí una carta que ilustra muy bien esto. Después de estar quince años en la cárcel por varios delitos y adicción a las drogas, el remitente decía que todos lo habían abandonado, y se sentía angustiado, hasta que fue salvo y comenzó a seguir al Señor Jesucristo. Ahora, la amargura y la ira se han ido, y está lleno de paz y gozo. Ha sido liberado. Todavía enfrenta tentaciones y sigue en la cárcel, pero ha experimentado la libertad verdadera. El Señor Jesús vino por usted. Murió para pagar su deuda de pecado. ¿Ha aceptado su regalo de la salvación? Su poder puede resolver el pecado que hay en su vida, y su verdad puede vencer su manera de pensar dañina y equivocada. Caminar con Cristo es andar en libertad; por tanto, apóyese en la fuerza de Él, y elija el camino correcto.

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lunes

Dios tiene el control

LEER | S A L M O 1 0 3 . 1 9 - 2 2

¿A

lguna vez se ha preguntado si es realmente salvo? Muchas personas luchan con esta pregunta, pero mi objetivo es que usted experimente esta seguridad. Salvación es lo que sucede cuando Dios nos rescata de la culpa y del castigo por el pecado, y entablamos una relación con Él. El Señor Jesús dijo que Él es el único camino al Padre (Jn 14.6); merecíamos la separación eterna de Dios por nuestro pecado, pero Cristo tomó nuestro castigo al morir en nuestro lugar. Cuando creemos en Él como Salvador y nos dedicamos a seguirle, somos salvos. La pregunta surge cuando el creyente peca y se pregunta si su relación con Dios está bien. Otros se preguntan si alguna vez entregaron realmente sus vidas a Él y creyeron, o si fue algo fingido. Déjeme asegurarle esto: la Biblia es clara en cuanto a que la salvación no depende de ninguna obra que hagamos (Ef 2.8-9). Es el Espíritu Santo quien nos convence de nuestra necesidad (Jn 16.8). Nuestra redención es un regalo que Dios da a todos los que reconocen a Jesús como Señor y Salvador. Una vez que somos salvos, no hay nada que pueda separarnos eternamente de Él. Nuestro Padre celestial nos adopta, y aunque podamos decidir pecar y no tener comunión con Él, nuestra salvación es siempre segura. ¿Lucha usted con la duda en cuanto a su salvación? No es el único. Dios quiere que sus hijos tengan confianza en cuanto a esto. Por medio del Espíritu Santo, logramos tener el deseo y el entendimiento que hacen posible nuestra redención. Entonces Dios nos salva. Solamente tenemos que aceptarle y obedecerle. www.encontacto.org

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martes

La paz de la sabiduría

leer | PROVERBIOS 3.13-26

L

a sabiduría divina puede ser definida como la capacidad de ver las cosas como las ve el Señor, y responder conforme a sus preceptos. Uno de los grandes beneficios de esta disposición mental es la paz interior y el contentamiento. Cuando todo marcha bien en la vida, y todo está bien con nosotros y con nuestros seres queridos, no tenemos problemas para sentirnos contentos. Pero cuando las situaciones se vuelven difíciles, la perspectiva de Dios nos evade, y nuestra paz es sustituida rápidamente por la tensión nerviosa, la ansiedad y el temor. Para ver una circunstancia difícil desde la perspectiva del Señor, tenemos que verla dentro los límites de su carácter y atributos. Aunque los detalles de la vida están más allá de nuestro control, el Gobernante del universo sigue siendo soberano sobre todas las cosas, hasta los más mínimos detalles. Él nos ama incondicionalmente, y siempre quiere lo mejor para nosotros. Por tanto, si ha permitido una situación, hay un plan y una razón divina, y el resultado será para nuestro bien y para la gloria de Dios. Esta sabia perspectiva llevará a responder de forma agradable a Dios, a tener confianza total en Él, pese a cualquier dolor o adversidad. Por el Espíritu que está en nosotros, tenemos la seguridad de que Él es lo único que necesitamos para todo lo que enfrentemos, lo que significa que somos vencedores en Cristo. Cuando una crisis le golpee, no pierda de vista la sabiduría. Mantenga su mirada en el Señor. Al ver cada situación a través de los ojos de Él, podrá descansar en su sabiduría y sus buenos propósitos. La tensión desaparecerá, la ansiedad será sustituida por paz, y la confianza en Dios silenciará sus temores. 26 |

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miércoles

Una vida reflexiva

leer | SALMO 25.8-15

¿E

stá usted viviendo de una manera reflexiva y con propósito, o solo mecánicamente? Es muy fácil levantarnos cada mañana, hacer nuestro trabajo, disfrutar de descanso o entretenimiento, y caer en la cama cada noche sin pensar para nada en Dios. Pero ignorar cómo Él nos ha bendecido, guiado, protegido y alertado, es una manera poco sabia de vivir. Pensemos en los beneficios de mantener abiertos nuestros ojos y oídos espirituales todo el día. Quienes están conscientes de la presencia del Señor en sus actividades cotidianas, disfrutan de la paz de saber que Él tiene siempre el control, y que está actuando para llevar a cabo sus buenos propósitos. Las experiencias de cada día con Él les enseñan a conocerle y a amarle más. Cuando aprendemos a ver las huellas de Dios en nuestros días, ganamos conciencia de hasta dónde está Él involucrado en nuestras vidas. Quizás Él le ha fortalecido para una tarea, o abierto una puerta de oportunidad. Tal vez guió sus decisiones, o le ayudó a responder de una manera compasiva a una persona difícil. Si nuestros oídos están abiertos a las advertencias y enseñanzas del Señor, no repetiremos los mismos errores una y otra vez. Pero quienes son sordos a su voz, persistirán en su manera de pensar dañina, en sus emociones negativas, y en sus respuestas torpes. Cada noche, antes de irse a dormir, tómese un tiempo para reflexionar en las actividades del día. Dios está siempre con usted, guardándole y guiándole en su camino. El Señor quiere que usted lo vea en todo, y que entienda la vida desde la perspectiva de Él, confiando en su poder y sabiduría para enfrentar cualquier desafío.


7

El paquete de beneficios de la sabiduría

leer | PROVERBIOS 2.1-22

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jueves

uando alguien solicita un empleo, una pregunta frecuente es: “¿Cuál es el paquete de beneficios?” Puesto que el consejo del mundo en cuanto a cómo tener una buena vida está en agudo contraste con lo que recomienda la Biblia, hay que pensar en hacerse una pregunta parecida sobre el valor de vivir de acuerdo con la sabiduría divina. ¿Cuáles son los beneficios? En otras palabras, ¿Por qué debemos tratar de vivir en obediencia a las enseñanzas de las Sagradas Escrituras? Primero, porque al buscar la sabiduría de Dios tendremos una comprensión y un conocimiento más profundos del Señor (Pr 22.4-6). Nuestra percepción de la vida es mucho mejor cuando lo conocemos a Él íntimamente. Dios nos dará la capacidad de vernos a nosotros mismos, y de ver a los demás y a las situaciones, desde su perspectiva. Si los preceptos bíblicos invaden nuestra mente, ellos moldearán nuestra manera de pensar y nuestras respuestas a todas las situaciones y desafíos de la vida. Segundo, porque Dios promete su guía y su protección si andamos sabiamente (vv. 7-10). Nada que esté fuera de su voluntad podrá atravesar el escudo de protección que hay alrededor de quienes buscan obedecerle. Si dejamos que su sabiduría entre en nuestros corazones, la discreción guardará nuestros deseos y emociones, evitándonos caer en relaciones torpes o pecaminosas que nos alejarían de Él (vv. 11-20). Pero la sabiduría y la protección de Dios no son nuestras simplemente por querer tenerlas. Estos beneficios vienen a las personas que buscan con diligencia la sabiduría divina. Si usted recibe las palabras de la Biblia, y deja que ellas llenen su corazón y su mente, el Señor se le revelará y le dará su discernimiento.

viernes

Basar las expectativas en lo verdadero

LEER | M A R C O S 9 . 3 0 - 3 2

F

ormarse expectativas sobre la base de ideas preconcebidas, es una práctica muy común; hasta los discípulos no vieron una verdad importante debido a esto. Cristo les dijo una y otra vez que sería crucificado y que resucitaría después de tres días. Sus oídos físicos oyeron sus palabras, pero el mensaje no pudo penetrar en sus corazones y sus mentes. Aunque estaban convencidos de que Él era el Mesías, sus suposiciones en cuanto a cómo y cuando vendría su reino, les impidieron escuchar “el otro plan” de Cristo. Estaban buscando a un salvador que destronara a Roma y que estableciera su reino en la tierra en el tiempo de ellos. Las palabras de Jesús en cuanto a su muerte y resurrección eran muy contrarias a lo que ellos esperaban, y por eso no podían aceptarlas. Puesto que no habían entendido la promesa de la resurrección, cuando su Mesías murió, sus sueños se desvanecieron. Rápidamente cayeron en la desesperanza y la incredulidad (Lc 24.10, 11). Desde nuestra perspectiva actual, sabiendo el resultado y el propósito de la primera visita de Jesús a la tierra, podríamos preguntarnos: ¿Cómo pudieron ellos ser tan torpes? Pero antes de juzgarlos con demasiada dureza, recordemos que nosotros, también, muchas veces tenemos ideas predeterminadas acerca de cómo debe Dios actuar en nuestras vidas y en el mundo. Los caminos de Dios no siempre coinciden con nuestra manera de pensar, porque Él actúa desde una perspectiva eterna, y nosotros con frecuencia vemos solo lo inmediato. Debemos recordar que sus caminos son mejores. De haber Él seguido los planes de los discípulos, no habría perdón de pecados. Desechemos nuestras expectativas, y confiemos en Él. www.encontacto.org

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fin de semana

El acto de amor más grande leer | ROMANOS 5.6-11

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ué piensa usted cuando ve una imagen de Cristo en la cruz? La mayoría nos sentimos abrumados por el sufrimiento físico y emocional que soportó –los azotes, los golpes, las espinas, los clavos, las burlas, y la vergüenza. Nos horroriza la crueldad de los romanos y la dureza de corazón de los dirigentes judíos. Sin embargo, durante la crucifixión estaba sucediendo más de lo que los ojos podían ver. Dios estaba llevando a cabo su plan para salvar a la humanidad, dando todo lo que necesitamos para la salvación. 1. Redención. Jesús pagó el precio total de la deuda que debíamos por nuestra transgresión: la muerte. El pago que hizo nos hace libres de la esclavitud del pecado. 2. Perdón. Dios podía ahora eximirnos del castigo que merecíamos. 3. Propiciación. El pago que hizo Cristo satisfizo al Padre porque cumplió con su demanda de justicia, y eso le permitió a Él perdonarnos. 4. Justificación. Gracias al sacrificio de Jesús, ahora el Señor declara inocentes a los creyentes. Aunque seguiremos pecando en esta vida terrenal, nuestra posición delante de Dios es de justicia. Es una declaración legal que jamás puede ser revocada. 5. Reconciliación. La barrera de pecado que nos separaba del Padre fue quitada por la muerte de Cristo en beneficio nuestro. Ahora somos hijos de Dios; tenemos libre acceso a Él y comunión con Él. La crucifixión era la única manera de salvar a la humanidad perdida. De haber habido otra manera, la cruz habría sido una horrible exhibición de crueldad. Pero, ya que había tanto en juego, eso puede llamarse en verdad el acto de amor más grande, tanto del Padre como del Hijo. 28 |

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11

lunes

¿Y si no hay resurrección?

leer | 1 CORINTIOS 15.12-19

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na tarde fría de noviembre, estaba yo sentado con el ataúd de mi madre frente a mí. ¿Cuántas veces había yo estado en los cementerios, dando consuelo y la Palabra de Dios a quienes habían perdido a un ser querido? Pero esta era mi primera experiencia de estar al otro lado del ataúd. Mientras estaba allí, me vino de repente a la cabeza un pensamiento aterrador: ¿Y si no hay resurrección? Deseché de inmediato esta idea, por mi fe y mi confianza en Cristo. Pero había durado el tiempo suficiente para mí para sentir el desaliento y la desesperanza que produjo en mí tal idea. Para ayudarnos a valorar la victoria de Cristo sobre la tumba, consideremos qué habría pasado finalmente con la vida y la muerte sin la resurrección. Primero que todo, Jesús estaría muerto todavía. Eso significa que nuestra fe en Él sería inútil, y que nuestro mensaje al mundo sería una mentira. Y no solo eso, sino que el mismo Jesús sería un mentiroso, ya que afirmó que resucitaría de los muertos. No habría perdón de los pecados, ninguna posibilidad de reconciliación con Dios, y ninguna esperanza del cielo. Aun los creyentes que han muerto a lo largo de la historia habrían perecido eternamente, y no tendríamos ninguna esperanza de reencuentro con nuestros seres queridos. Sin la resurrección, el destino de todo el mundo después de la muerte sería el infierno. Pero, gracias a Dios, ninguno de estos escenarios es cierto. Nuestro Salvador vive, nuestros pecados son perdonados, la muerte ha sido derrotada, y los creyentes en Cristo tienen la seguridad de una eternidad en el cielo. Después de considerar lo angustiados que estaríamos sin la resurrección, regocijémonos aun más por la grandeza de nuestra salvación.


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martes

Nuestra esperanza gloriosa

leer | 1 CORINTIOS 15.20-58

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uando escuchamos la palabra resurrección, la mayoría de nosotros piensa en Cristo resucitando de los muertos, pero su victoria sobre la tumba demuestra lo que sucederá con nosotros, también. Un día, cada persona que haya muerto experimentará una resurrección corporal como la de Cristo, y quienes estén vivos cuando Él regrese, serán transformados de mortales a inmortales en un abrir y cerrar de ojos. Una de las primeras preguntas que nos viene a la mente es: ¿Qué aspecto tendré? No puedo responder a eso específicamente, pero lo único que sé es que luciremos lo mejor que el Creador pueda hacernos. Estos humildes cuerpos terrenales serán transformados en cuerpos gloriosos como el de Él. Los escritos del apóstol Pablo ofrecen algunas pistas acerca de sus características: serán imperecederos, gloriosos, poderosos y espirituales. Como tales, serán ideales para vivir en el cielo. Nunca experimentaremos de nuevo el pecado, la enfermedad, el dolor, el sufrimiento, la debilidad, el agotamiento y la muerte. A veces, las personas me preguntan si seremos reconocibles, es decir, si reconoceremos a nuestros seres queridos, y si ellos nos reconocerán a nosotros. Considere lo siguiente: ¿Cómo podrían unos cuerpos tan poderosos y gloriosos estar limitados, si estarán tan avanzados en todo lo demás? Estoy plenamente convencido de que todos nuestros sentidos y capacidades mentales serán mejorados, no disminuidos. Nos espera un futuro glorioso, pero el gozo de un nuevo cuerpo, y el reencuentro con nuestros seres queridos, será sobrepasado por la emoción de ver a Dios. Él es quien hizo todo esto posible. En agradecimiento, amémosle y sirvámosle con fidelidad mientras sigamos estando en esta tierra.

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miércoles

Jesús está vivo y activo

LEER | H E B R E O S 1 0 . 1 0 - 1 4

¿S

e ha preguntado usted alguna vez qué estará haciendo Jesús, ahora que ha ascendido al cielo? Nuestro pasaje bíblico nos dice que después de ofrecerse a sí mismo como sacrificio por nuestros pecados, se sentó a la diestra de Dios. El v. 13 puede llevarnos a creer que Él está simplemente sentado allí esperando el momento de venir de nuevo a gobernar y reinar en la tierra. Pero si consideramos otros pasajes, nos damos cuenta pronto de que Él está muy activo a nuestro favor. En primer lugar, aunque el Hijo está con el Padre en el cielo, Él también vive en cada creyente en la persona del Espíritu Santo, a quien Él envió para estar en nosotros y con nosotros (Jn 15.26; Ro 8. 9, 10). Cristo está trabajando activamente dentro de usted para moldear su carácter y hacerle más obediente. Además, Jesús vive para interceder por quienes creen en Él (He 7.25). Él pide a favor nuestro, y trae nuestras oraciones delante del Padre. Luego, vemos en 1 Juan 2.1, 2 que Jesús es nuestro abogado cuando pecamos. Al ser mediador entre Dios y nosotros, Cristo declara que hemos sido justificados por su sacrificio y nuestra fe en Él. Es más, Cristo está preparando un lugar para nosotros en el cielo (Jn 14.1-3). También está haciendo los preparativos necesarios para su regreso. Jesús está ocupado en el cielo realizando la voluntad del Padre. Y nosotros, como sus seguidores, debemos estar haciendo lo mismo. Él nos salvó con el fin de que seamos un reflejo de su vida en nuestro trabajo, actitudes, palabras y conducta. Somos su cuerpo —sus ojos, sus oídos, su voz, sus pies y sus manos— dirigiendo los demás a Él. www.encontacto.org

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valor de buscar 14 Elal Señor jueves

leer | SALMO 119.1-8

T

odos tenemos ambiciones y deseos. Y aunque ellos no son necesariamente malos, debemos analizar nuestras prioridades. ¿Dónde invierto mi tiempo y mis energías? ¿Qué cosas o quiénes ocupan mis pensamientos? Pero, por más importantes que sean las responsabilidades y las relaciones terrenales que tengamos, no pueden compararse con el valor de una vida dedicada a buscar al Señor. Primero que todo, pensemos en lo que significa buscar algo. La palabra denota un fuerte deseo y una búsqueda enérgica para tenerlo. Suponga que usted descubrió una mina de oro en su propiedad. No daría una tranquila vuelta de vez en cuando para verla. No. Se buscaría un equipo para explotarla, y cada día se afanaría por sacar el precioso metal de las piedras. De igual forma, buscar al Señor no se trata de tener un encuentro fugaz y ocasional con Él, sino esforzarse al máximo por conocerle más íntimamente y seguirlo más de cerca. Quienes buscan sin reservas esta clase de comunión con Dios, están decididos a pasar tiempo con Él; quieren también abandonar todo lo que pueda ser un obstáculo para crecer en su relación con el Señor. Los seguidores fieles de Dios reclaman audazmente sus promesas, y confían en que Él cumplirá su palabra. Sus experiencias con el Señor les dan una satisfacción grandiosa que hacen que tengan más hambre de Él. La vida cristiana ha de ser una búsqueda de Dios. Disfrutar de la salvación y mantenerse inactivo, sin acercase más a Él, es perderse los tesoros que hay a nuestra disposición en Cristo. Quienes le buscan pronto descubren que conocerle es la recompensa más grande de todas. 30 |

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viernes

Cómo buscar al Señor

leer | SALMO 105.1-8

A

unque las Sagradas Escrituras nos dicen que debemos buscar al Señor, muchos cristianos batallan con este mandato. Algunos están tan distraídos por otros intereses y responsabilidades, que Dios es solamente una parte minúscula de sus objetivos y deseos en la vida. Cuando enfrentan su responsabilidad de buscarle, a menudo se sienten culpables, pero no saben cómo comenzar a buscarle de todo corazón. Cuando las ansias de buscar a Dios son mayores que nuestro interés por otras búsquedas, hacerlo se vuelve mucho más fácil. Pero el hambre por el Señor es un gusto que se adquiere. Cuanto más lo busquemos, mayor será nuestra hambre. Sin embargo, si le ignoramos, el poco apetito que tengamos de Él disminuirá aun más. ¿Es ésta su experiencia? Pídale, entonces, al Señor que le agudice su apetito por Él, y siga adelante, haciendo el esfuerzo de buscarle. Comience con la lectura de la Biblia y la oración. Aparte tiempo cada día para meditar en la Palabra de Dios —para escuchar su voz, digerir poco a poco lo que lee, hablar con el Señor, hacerle preguntas, y aplicar a su vida lo que aprenda. Comience a estudiar la Biblia. Algunos podrán decir: “Nunca he hecho eso”. Mi consejo es: “¡Hágalo!” Las cosas profundas de Dios no caen simplemente en nuestro cerebro; son puestas allí por el estudio aplicado. Buscar algo requiere tiempo y esfuerzo. ¿Invertirá usted su vida en la búsqueda del Eterno, la fuente de todo contentamiento, gozo y esperanza? ¿O irá tras lo efímero? Al descuidar al Señor, usted pierde todos los beneficios que Él promete a quienes le buscan con diligencia.


fin de semana

Domingo de Ramos leer | LUCAS 19.28-44

L

a retrospección es siempre clara. Pero cuando estamos en una situación particular, tendemos a verlas como no son, y a sacar conclusiones equivocadas. Y nos reprochamos, pensando: ¡Si hubiera sabido antes lo que sé ahora! La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén debe haber sido uno de esos momentos para sus discípulos. Les parecía que había sido un día maravilloso para ellos —y lo fue, pero por razones distintas a las que ellos creían. Pensaban que el Mesías había venido a restablecer el poder de Israel en el mundo. Pero Dios pensaba otra cosa. Los discípulos no eran los únicos que tenían ideas equivocadas sobre el Mesías. Muchos judíos de ese tiempo esperaban que fuera un rey terrenal. Cuando la multitud oyó que Jesús venía a Jerusalén, gritó: “¡Hosanna!”, que significa “¡salva ahora!” Lo vieron como su nuevo rey que había venido a traer salvación de la opresión política y social. Había resucitado muertos, y sin duda podría también restaurar el reino de David y hacerlos libres del dominio romano. Montado sobre un asno, el Señor Jesús parecía un gobernante que regresaba a su ciudad en tiempo de paz, mientras sus leales súbditos tendían sus capas y palmas en su camino. Incluso los fariseos estaban viendo aquello, y decían indignados: “Mirad, el mundo se va tras él” (Jn 12.19). Piense en esta semana en aquel tiempo cuando las circunstancias se veían de cierta manera, pero se convirtieron totalmente en otra cosa. Recuerde también cuando usted se dio cuenta de que Dios era diferente a lo que imaginaba, y cuando vio cómo revelaba su voluntad de manera sorprendente. Busque la oportunidad de compartir esta percepción con un amigo o un ser querido.

18

lunes

La limpieza del templo

LEER | M A T E O 2 1 . 1 2 - 1 7

P

ara los discípulos, el Domingo de Ramos debió de haberles parecido un sueño. Mientras seguían al Señor en el área del templo, sus voces debieron de haber sido ahogadas por el clamor de las personas. El patio de los gentiles, la única área a la que podían entrar los no judíos, se había convertido en un mercado al aire libre. El Maestro y sus seguidores se abrían paso a duras penas a través de la multitud de clientes que regateaban con los comerciantes, y que gritaban para hacerse oír por sobre el ruido del ganado y de las palomas utilizadas para los sacrificios. Otros peregrinos se apiñaban alrededor de los mercaderes, y protestaban por las tarifas abusivas para adquirir la moneda del templo. Cristo había visto suficiente. Irrumpió en el patio, volcó las mesas y las sillas de los comerciantes, mientras conducía a los animales a la salida en medio de un gentío que luchaba por recoger el dinero tirado al suelo. Por último, cerró el paso para impedir que atravesaran el templo con las mercaderías (Mr 11.16). Los discípulos debieron estar atónitos. Esperaban que el Mesías juzgara a sus opresores, no a su pueblo y su templo. Por último, el Señor alzó su voz por encima del griterío, para recordarles un pasaje que al parecer habían olvidado: “¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” (v. 17). La muchedumbre estaba asombrada. Pero los líderes religiosos se sintieron ofendidos y comenzaron a planear su muerte (v. 18). Las acciones de Jesucristo en el templo enfatizaban cuán desmedida es la oferta de salvación. Él demostró que nadie debe restringir o estorbar a quienes Dios llama para salvación. www.encontacto.org

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19

martes

Ungido para la sepultura

leer | JUAN 12.1-8

I

magine esta escena. Una mujer llega a la iglesia con una hermosa colección de ropa costosa que vale miles de dólares, y dice: “Quiero ofrendar la venta de esta ropa al Señor”. Después, mientras la gente asiente, la deja caer sobre el piso y le prende fuego. Usted pensaría probablemente: ¡Qué desperdicio! Así es como reaccionaron los discípulos cuando María de Betania ungió los pies de Cristo con todo un frasco de perfume. Por casi tres años, los discípulos se habían sostenido económicamente con la ayuda económica de mujeres ricas y de otras personas generosas. Y este frasco valía alrededor del salario de un año de un trabajador del campo. El producto de su venta podría haber suplido las necesidades de Cristo y de sus seguidores durante varias semanas. Judas criticó el aparente desperdicio, y los otros discípulos se sumaron al regaño a María. Pero su uso del perfume no había sido un error. El Señor Jesús dijo: “Al derramar [ella] este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura” (Mt 26.12). Al utilizar todo el contenido del frasco, María liberó una fragancia tan irresistible, que llenó toda la casa (Jn 12.3). Cada respiración que hacían los huéspedes, les recordaba lo extravagante y al parecer lo imprudente que había sido su regalo. Desde el tiempo de María de Betania hasta la actualidad, el llamado de Dios ha inspirado siempre a sus seguidores a actuar de maneras que otros no entienden. Al hacerlo, liberamos la fragancia de Jesucristo para todos los que encontramos (2 Co 2.15). ¿Qué le ha llamado Dios a hacer como expresión de su devoción y amor por Él? 32 |

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para 20 Preparado la traición miércoles

leer | LUCAS 22.1-13

T

odos hemos experimentado o sido testigos, en algún momento, de una traición. Y ningún ejemplo en la Biblia ilustra más claramente que la historia de Judas, el dolor, la culpa y la vergüenza causados por el pecado. Judas tuvo el privilegio de ser escogido como uno de los Doce. Juan 12.6 dice que tenía bajo su responsabilidad el cuidado del dinero de los discípulos. Pero ese mismo versículo revela una verdad importante acerca de Judas: era un ladrón. Juan apunta que la codicia era la debilidad de Judas. Después de que María ungió los pies del Señor, Judas se quejó, diciendo: “¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?” (v. 5). Pero el versículo que sigue aclara que solo quería el dinero para él. Uno puede asumir con seguridad que si Judas había llegado al punto de robar dinero de la provisión de Jesús, es porque su codicia no había sido detectada. Ese pecado oculto era todo lo que Satanás necesitaba para introducirse en su vida. Y una vez que el enemigo entró, el discípulo “buscaba una oportunidad” para traicionar a Jesús (Lc 22.6). Primera de Pedro 5.8 dice que el diablo es como un “león rugiente, buscando a quien devorar”. Y en Judas, Satanás encontró una víctima dispuesta. Y para ser sinceros, todos tenemos la tendencia natural hacia el pecado. La comunión diaria con Dios evita que los pecados ocultos se conviertan en problemas mayores. Si no es resistido, el “león rugiente” vendrá también por nosotros, cualquiera que sea nuestra debilidad. Pídale al Señor que le revele cualquier pecado que necesite reconocer, y enfréntelo hoy; no permita que el pecado lo lleve por el camino de Judas.


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jueves

La Última Cena de Cristo

LEER | É X O D O 1 2 . 1 - 3 9

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a Última Cena, celebrada pocas horas antes de la crucifixión del Señor, era un Seder (rito de la Pascua). Anteriormente, los símbolos de la fiesta habían señalado solo el rescate de los hebreos de Egipto. Pero esa noche del jueves, Jesús reveló el significado mesiánico de dos símbolos: el pan y el vino. En el Seder, una bolsa de tela, con compartimientos separados, contiene tres galletas de matzá, o pan sin levadura. El matzá de en medio es sacado y partido. La mitad se rompe y se distribuye, y la otra mitad es envuelta en una servilleta, escondida, y vuelta a traer tras ser encontrada. Cuando partió el pan, Jesús dijo: “Tomad, comed, esto es mi cuerpo” (Mt 26.26). En la Biblia, la levadura simboliza el pecado; por tanto, el pan no leudado representa al Dios santo. En la bolsa dividida, los matzás se unen, pero siguen siendo distintos — una imagen de la Trinidad. El pan del medio representa al Hijo, quien dejó su posición al lado de su Padre para habitar entre nosotros (Gá 4.4), y fue molido por la humanidad (Is 53.5), envuelto en una sábana (Mt 27.59), puesto en una tumba (v. 60), y resucitado (28.6). De hecho, nuestra redención fue costosa (1 Co 6.20). El vino, el otro símbolo que Jesús resaltó, se vierte cuatro veces en un Seder. Los eruditos creen que fue la tercera copa, conocida como la copa de la redención, lo que Jesús llamó “mi sangre del pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mt 26.27, 28). Cuando hablemos de Cristo, sigamos su ejemplo de recibir a las personas en su nivel de entendimiento, y luego ayudémoslas a crecer. Cuando usted participe de la Cena del Señor, piense en lo que Él hizo por usted, anhele su regreso, y recuerde que Él es nuestra Pascua (1 Co 5.7).

22 El Cordero de Dios viernes santo

LEER | M A T E O 2 6 . 4 7 – 2 7 . 5 6

J

esús es llamado por varios nombres: Mesías, Señor, Cristo, Rabí, Maestro, pero el menos familiar para el mundo de hoy es el de Cordero de Dios. Puesto que la mayoría de nosotros no tenemos antecedentes judíos, nuestra comprensión de este título es limitada. Pero los israelitas de aquel tiempo entendían el significado de este nombre. Los corderos eran para el sacrificio. Dios siempre ha tratado con el pecado por medio de la sangre de sacrificios. Cuando Adán y Eva pecaron, un animal fue sacrificado para cubrir la desnudez y la vergüenza de dos personas (Gn 3.21). En la primera Pascua, cada familia cubrió el umbral de la casa con la sangre de un sacrificio (Éx 12.1-7). Más tarde, un macho cabrío era sacrificado para expiación de toda la nación (Lv 16.15). Ahora, en Juan 1.29, vemos el sacrificio máximo —del Cordero que quita los pecados del mundo. Normalmente, los logros más impresionantes de una persona se realizan mientras ella vive, pero piense en lo que Jesús logró con su muerte. Así como animales inocentes habían muerto en lugar de los culpables, también Cristo dio su vida perfecta por la humanidad pecadora. Asumió la responsabilidad total por todos nuestros pecados, y recibió el castigo que merecíamos. Mientras colgaba en la cruz, el juicio y la ira de Dios se derramaron sobre Él, no sobre nosotros. Puesto que estamos limitados por nuestras mentes y sentidos humanos, no podemos comprender por completo todo lo que el Cordero de Dios soportó para darnos la salvación. Pero sabemos lo suficiente para entender que le debemos nuestras vidas. Él tomó nuestro lugar en la cruz; démosle, entonces, el primer lugar en nuestros corazones. www.encontacto.org

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sabado santo

Un día de reposo sombrío

leer | JUAN 19.31-42

A

sí como Cristo descansó una vez en la popa de una embarcación en medio de una furiosa tormenta, también descansó en la tumba mientras dentro de sus discípulos rugían las tormentas. Un día después de la muerte del Señor, el temor, la duda y tristeza deben haber entrado en un ciclo interminable en sus mentes. Debieron recordar qué sintieron al estar en un mar agitado, alimentar a miles con unos pocos panes, o ver las mortajas de Lázaro apiladas sobre la tierra. Sin duda alguna, tenían sus corazones perplejos al contemplar estas cosas. La débil fe de los discípulos no debería sorprendernos, porque para ser sinceros, vemos esto en nosotros mismos. Los “hombres de poca fe”, como los llamaba a menudo Jesús, no creyeron o no recordaban las cosas que el Señor había dicho de sí mismo: Que pondría su vida y la tomaría otra vez. De haber tenido sus seguidores estas cosas en sus corazones, ese día de reposo habría sido un tiempo de gozosa expectación. A veces, Dios parece ausente en nuestras vidas, pero al final sabemos que Él nunca nos dejará (He 13.5). Y, a diferencia de los discípulos, nunca experimentaremos la sombría perspectiva de un Salvador derrotado. Pero muchas veces olvidamos las promesas de Dios. Frente a la incertidumbre, ¿con qué frecuencia nos volvemos a un cristianismo del “hazlo tú mismo” para solucionar nuestros problemas? Muy a menudo no vemos más allá de nuestras propias soluciones, cuando lo que necesitamos es el maravilloso poder en acción de la resurrección de Cristo, y una actitud de humildad mientras esperamos en Él. Si estamos dispuestos a esperar en la oscuridad de la noche, podemos descansar sabiendo que llegará la mañana. 34 |

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24 Resurrección

domingo de pascua

leer | JUAN 20

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n un lapso de tres días, los seguidores de Cristo pasaron de una tristeza desgarradora a un jubiloso triunfo. La cruz había gritado: “Es el fin”, haciéndolos sentir desesperados e indefensos. Pero la resurrección pregonó: “Es el comienzo”, trayendo confianza y fortaleza. La nube de duda y desesperación que los había envuelto se desvaneció, y fue sustituida por una fe inquebrantable. Cuando los discipulos se dieron cuenta de que Cristo había resucitado su esperanza cobró vida; ahora todo lo que Él dijo se hizo realidad. No habían creído una mentira. Su victoria sobre la muerte fue la prueba de fuego que selló para siempre su firme convicción de que Él era el Mesías. Conmemoramos la muerte de Cristo en la cruz con solemnidad, y la resurrección con alabanza y canto. Todas las bendiciones de la cruz del Salvador son confirmadas por la resurrección. Ésta demostró que el Padre quedó satisfecho con el pago que hizo el Hijo de nuestros pecados. Ahora podemos saber que nuestros pecados son perdonados, y que estamos eternalmente seguros. Además, Jesús promete que nosotros también seremos resucitados, y que recibiremos cuerpos nuevos. La muerte física no pudo retenerlo, ni tampoco triunfará sobre nosotros. Porque Él venció la tumba, nosotros tenemos la misma clase de vida que Él tiene: eterna e indestructible. Como cristianos, podemos celebrar el Domingo de Pascua con gran regocijo. Gracias a este acontecimiento, nuestras vidas han cambiado para siempre. Hemos sido transformados y recibido una vida nueva. Con fe inquebrantable, confiamos en la Biblia, porque el poder de Cristo sobre la tumba demuestra que Él puede cumplir, y cumplirá cada palabra.


para la 25 Requisitos santidad lunes

LEER | 1 C O R I N T I O S 1 . 1 - 9

M

uchas personas tienen un concepto no bíblico sobre la santidad. Su idea acerca de un santo es alguien que tuvo una vida tan ejemplar, que es venerado por la iglesia, pero la Palabra de Dios da una descripción muy diferente. La iglesia de Corinto luchaba con toda clase de conductas impías, pero Pablo los llama “los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos” (1 Co 1.2). Santificar significa apartar del uso común para dar un uso sagrado. En la Biblia, el Señor ha santificado días (como el día de reposo), lugares (el tabernáculo), cosas (el arca de la alianza), y personas. Un santo es simplemente una persona a quien Dios ha apartado para sus propósitos. Eso significa que todo creyente es un santo. Antes de que usted fuera salvo, su posición relativa para con Dios era de enemistad (Ro 5.10). Pero en el momento que puso su fe en Cristo como su Salvador personal, el Señor cambió su posición y le apartó para Él. Usted nació de nuevo y es ahora es su hijo. Dios perdonó sus pecados y le declaró justo. Un santo no es una persona perfecta, sino alguien que tiene una relación correcta con Dios. Aunque nuestra posición de santificación no está fundada en la buena conducta, el Señor espera que vivamos de una manera que le honre a Él. Dios le apartó a usted para un propósito sagrado. Eso significa que usted está aquí, no para vivir como le parezca, sino para traer gloria al Señor. Él nos llama a vivir de acuerdo con nuestra nueva posición en Cristo. Rechazar esta responsabilidad de santidad es un evidente acto de ingratitud, que entristece el corazón del Señor.

plan 26 Elde grandioso Dios martes

LEER | 1 P E D R O 1 . 1 3 - 1 6

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rimera de Pedro 1.16 dice: “Sed santos, porque yo soy santo”. ¡Qué orden tan sobrecogedora! Pero eso es exactamente lo que el Señor se ha comprometido a realizar en nuestras vidas —hacernos santos. Su grandioso plan puede resumirse en una palabra: santificación. Este es un proceso de tres etapas con el que nos aparta para sus propósitos. La primera etapa se produce en el momento que somos salvos. Cuando Dios nos declara justos, nuestra posición es la de santos. La segunda fase es una evolución en el crecimiento, al volvernos más y más en la práctica lo que ya somos, santos. Este proceso continuará toda nuestra vida terrenal. El Padre nos ha predestinado para ser hechos conformes a la imagen de su Hijo, y Él está trabajando continuamente para moldear nuestra conducta, carácter y manera de vivir. Aunque Dios es quien hace la transformación, nosotros tenemos cierta responsabilidad en el proceso. Si no cooperamos con Él, el mundo nos consumirá, y perderemos los grandes planes que Dios tiene para nosotros. La tercera etapa de la santificación es nuestra perfección final, cuando tendremos santidad absoluta. En nuestra muerte física, el alma y el espíritu son liberados del pecado; y en la resurrección, nuestros cuerpos serán hechos perfectos. Seremos perfectos, sin mancha, delante de Cristo. Si pudiéramos echar un vistazo a lo que es la tercera etapa, nunca nos lamentaríamos ni nos quejaríamos por el difícil proceso de santificación que sufrimos ahora. Nuestros ojos estarían fijos en la meta, y nuestra mayor motivación sería glorificar a Dios, sometiéndonos a Él a medida que nos transforma. www.encontacto.org

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miércoles

Cómo escuchar la Palabra de Dios

leer | NEHEMÍAS 8

¿C

ómo es que dos personas pueden sentarse en el mismo banco de la iglesia, escuchar el mismo sermón sobre la misma porción de las Sagradas Escrituras, y marcharse teniendo dos respuestas diferentes? Una está gozosa, y la otra no es tocada. Creo que la razón es que algunas personas no saben cómo escuchar la Palabra de Dios. Nehemías 8 es una escena estupenda del pueblo de Dios reuniéndose para escuchar su Palabra. Recuerde que no tenían ejemplares personales de las Sagradas Escrituras para leerlas. Durante generaciones, los hechos del Génesis hasta Deuteronomio eran transmitidos oralmente de padres a hijos. Además, el pueblo había estado en cautiverio durante muchos años. Esta era la primera vez que la mayoría de ellos escuchaban la Palabra leída. Imaginen su emoción al escuchar con atención lo que el Señor les decía. Los israelitas tenían hambre de la Palabra de Dios. ¿Y usted? ¿Escucha con interés, y con mente y corazón expectantes? La duración del período de atención de una persona está directamente relacionada con la intensidad de su hambre de algo. Si usted tiene ansias de saber más de Dios, entonces su mente se fijará en lo que Él le está diciendo por medio de su pastor o de su lectura personal. La verdad es que nada en el mundo es tan importante como lo que el Señor dice. Son muchas las cosas que claman pidiendo nuestra atención, pero pocas la merecen, en realidad. El Señor es digno de nada menos que toda nuestra atención. Él quiere decir algo a cada persona. Por eso, cualquiera que escuche la Palabra de Dios con un corazón y una mente abiertos, recibirá de Él. 36 |

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En Contacto

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jueves

Escuchar con propósito

leer | 1 SAMUEL 3.1-10

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yer hablamos de escuchar la Palabra con interés y atención. Ahora, pensemos en acercarnos a la Biblia con propósito, expectación y oración. Los cristianos estudian las Sagradas Escrituras no solo individual sino también colectivamente para saber más de Dios y sus caminos. Pero detrás de este sencillo concepto hay un gran desafío. Reunir conocimiento bíblico con propósito significa proponernos de corazón obedecer lo que escuchamos (Sal 119.33). Y hacerlo con expectación significa que creemos que el Señor nos hablará específicamente (Sal 25.4). Los sermones, las clases de la escuela dominical, y los tiempos de recogimiento privados, son cosas que debemos esperar con interés. Dios usa todo esto para edificarnos, fortalecernos y consolarnos; escuchar al Señor realmente vale la pena. Y la obediencia es la única respuesta adecuada a esta clase de atención personal. Acercarnos devotamente a la lectura de la Biblia prepara nuestros corazones para escuchar bien, e introduce una actitud de propósito y deseo vehemente. El pasaje de hoy nos cuenta la historia del primer encuentro del joven Samuel con Dios. El sacerdote Elí le da al muchacho un valioso consejo: que cuando el Señor le llame, diga: “Habla, Jehová, porque tu siervo oye” (v. 9). Diga en oración estas sencillas palabras con convicción antes de abrir su Biblia, y escuchará a Dios más claramente. Si quiere ver cómo trabaja Dios en su vida, venga a la Biblia con una actitud devota, expectante y llena de propósito. El enlutado será consolado. El cansado tendrá fuerzas. Quienes admitan su pecado se arrepentirán y conocerán la paz. Todos sentirán gozo. Reconozca el regalo tan grande que es la Palabra de Dios.


dirección: 29 Buscar El primer paso viernes

leer | 1 JUAN 1.8-10

A

l dejar el camino del mundo, los creyentes han elegido un camino estrecho (Mt 7.13). Pero no deambulamos a ciegas por él. El Espíritu Santo es nuestro guía. Él dirige nuestros pasos hacia nuevas oportunidades, y nos da discernimiento para que podamos tomar decisiones acertadas que nos mantengan en el camino correcto para hacer la voluntad de Dios. Es un viaje en el que tendremos que detenernos con frecuencia y buscar dirección. A Dios le complace responder nuestras peticiones de dirección, ya que quiere mantener a sus seguidores en el centro de su voluntad. Sin embargo, hay muchos cristianos que no saben cómo seguir la dirección divina. Buscar la dirección de Dios involucra un patrón que comienza con la limpieza; en otras palabras, el primer lugar donde debemos mirar, es nosotros mismos. Haga la siguiente pregunta: “Señor, ¿ves algo en mi vida que puede interferir con mi comprensión de lo que dices?” El pecado suspende el proceso de orientación: estrangula el poder que fluye del Espíritu Santo, y eso oscurece nuestro juicio (1 Ts 5.19). Primera de Juan 1.9 nos dice que Dios nos limpia de toda iniquidad cuando confesamos nuestros pecados. La Biblia también contiene una clara advertencia para quienes se niegan a renunciar a un hábito o una actitud de rebeldía: el Señor no los escuchará (Sal 66.18). Cuando Él trae a la mente áreas donde haya problemas, hay que dejarlas delante de la cruz. La limpieza está en todo el proceso de tener la dirección divina. Dios trae el pecado a nuestra atención, ya que estamos equipados para lidiar con él. Por tanto, para recibir su clara dirección, podemos visitar frecuentemente ese “primer” paso, y de ese modo experimentar tiempo de rico crecimiento espiritual y de renovación.

fin de semana

Buscar dirección: El patrón LEER | M A T E O 7 . 7 , 8

C

omo hemos visto, hay un patrón para buscar la dirección de Dios. El primer paso —la limpieza— es realmente importante en todo el proceso. De hecho, casi todos los pasos restantes no tienen ningún orden en particular, y pueden articularse en muchos aspectos. La excepción es la entrega. El Señor no puede compartir sus planes para nuestra vida hasta que nos comprometamos a seguirle, pase lo que pase. Él sabe si estamos buscando su dirección para obedecer, o simplemente para pensar en lo que Él dice. Por tanto, la entrega antecede al momento de pedir. Primera de Juan 5.14, 15 dice que el Señor nos escucha y nos concede nuestras peticiones cuando pedimos conforme a su voluntad. Es posible hacer peticiones que no son de Dios, pero los creyentes que se rinden a Él sabrán cómo pedir correctamente, y recibirán la mejor respuesta posible. La mayoría de las veces, Dios guía a los creyentes a una respuesta por medio de su Palabra; por esta razón animo a las personas a meditar en ella (Sal 119.105). Nuestra lectura puede llevarnos al pasaje que trata nuestra situación, o revelarnos un principio que se aplica. A veces, Dios da un mensaje clarísimo al corazón de una persona, que nadie más encontraría en ese pasaje específico. La clave es creer que el Señor le guiará, y tener esa fe (Mr 11.24). El proceso de buscar dirección suele ser lento, por lo que debemos esperar. Adelantarse y manipular las circunstancias puede ser un error costoso. El omnisciente Soberano del universo actúa a favor de quienes esperan en Él (Is 64.4). Si usted busca su dirección, la recibirá; es su promesa (Mt 7.7, 8). www.encontacto.org

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