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Reconstruir el futuro de la educación especial

Reconstruir el futuro

de la educación especial

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María Leonor Mandujano Rodríguez María de Lourdes Argüello Falcón

Escuela Normal No. 4 de Nezahualcóyotl

Para atender las necesidades de la sociedad actual es necesario que los profesionales de la educación se formen en escenarios incluyentes, enmarcados en prácticas solidarias y colaborativas que promuevan su desarrollo integral. Para intervenir en la educación del futuro es vital que las culturas de la enseñanza analicen las diferentes realidades de un mundo global, cuestionen su actuar y reconstruyan su misión social, porque de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por su sigla en inglés) es tiempo de replantear el conocimiento, la educación y el aprendizaje en un mundo de creciente complejidad, incertidumbre y precariedad, la propuesta consiste en pensar juntos para que podamos actuar juntos para crear los futuros que queremos. La intervención en el futuro se determina a partir de los alcances del presente, establecidos en los ideales del pasado. Cabe destacar que la cuestión educativa es una tarea global en constante transformación, que se modifica en correspondencia con las necesidades sociales e intereses económicos.

En septiembre del año 2000, los líderes mundiales se reunieron en las oficinas centrales de las Naciones Unidas en Nueva York, para adoptar la Declaración del Milenio de la ONU, comprometiéndose a reducir la extrema pobreza y estableciendo objetivos conocidos como Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Estos ODM incluyeron dos metas relacionadas con la educación básica e igualdad de género, reconociendo el rol esencial de la educación en el desarrollo humano (Unesco, 2015, p. 1).

A partir del limitado alcance y logro de estas finalidades, en septiembre del 2015, los líderes mundiales establecieron 17 objetivos globales al 2030, la intención se centró en erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. En particular, el objetivo 4 se orientó al ámbito educativo, al pretender “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante

toda la vida para todos” (ANUIES, 2018, p. 25). De este objetivo se derivaron siete metas para la atención de distintas finalidades, la meta 4.5 expresa:

Para 2030, eliminar las disparidades de género en la educación y garantizar el acceso en condiciones de igualdad de las personas vulnerables, incluidas las personas con discapacidad, los pueblos indígenas y los niños en situaciones de vulnerabilidad a todos los niveles de la enseñanza y la formación profesional (Unesco, 2016, p. 13).

Para atender las necesidades de aprendizaje de las personas con discapacidad en México, la Ley General de Educación en el artículo 41 (18 de enero de 2018) establece que la educación especial forma parte del sistema educativo y tiene como propósito:

identificar, prevenir y eliminar las barreras que limitan el aprendizaje y la participación plena y efectiva en la sociedad de las personas con discapacidad, con dificultades severas de aprendizaje, de conducta o de comunicación, así como de aquellas con aptitudes sobresalientes. Atenderá a los educandos de manera adecuada a sus propias condiciones, estilos y ritmos de aprendizaje, en un contexto educativo incluyente, que se debe basar en los principios de respeto, equidad, no discriminación, igualdad sustantiva y perspectiva de género (citado en INEE, 2019, p. 44).

La educación especial se imparte a partir de la educación inicial, en los tres niveles de la educación básica: preescolar, primaria y secundaria; la educación media superior se ofrece en los centros de Atención para Personas con Discapacidad (Caed). Para la atención de los estudiantes de educación básica se establecieron los centros de Atención Múltiple (CAM) y las unidades de Servicio de Apoyo a la Educación Regular (USAER). Los CAM funcionan de manera escolarizada, los alumnos asisten de forma regular a este espacio educativo. En las USAER la atención es extraescolar, porque son los docentes de educación especial, quienes acuden a las escuelas regulares para brindar el apoyo necesario, de tal forma que se favorezca la inclusión de estos niños y jóvenes en cualquier plantel de educación básica.

En 2018, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) informó: “La población con discapacidad también enfrenta mayores dificultades para ejercer su derecho a la educación. Sólo el porcentaje de población con el antecedente para cursar la educación secundaria aumentó de 2012 a 2016, al pasar de 46.5 a 67.8%” (2019, p. 18). Este avance de 21.3 puntos porcentuales se explica a partir de diferentes factores de tipo económico, social, cultural, entre otros. Para este análisis, el indicador central es la formación de docentes para la educación especial e inclusión educativa, justo en el contexto de los estudiantes que demandan este servicio.

Mediante los datos de información básica de la Secretaría de Educación Pública (SEP) se identifica que en el ciclo escolar 20182019 la matrícula de normalistas incorporados en los diferentes programas educativos se conformó por 90,333 estudiantes; 38.33% de educación primaria, 25.22% educación preescolar, 19.75% de educación secundaria en sus diferentes especialidades, 7.10% de educación física, 5.12% de educación especial, 2.09% de inclusión educativa, 1.82% de telesecundaria, 0.35% de inicial, 0.20% de educación artística, 0.01% de pedagogía y 0.01% de psicología educativa.

Respecto a la educación especial, los datos hacen evidente que ésta tiene menor demanda en comparación con la educación primaria, preescolar, secundaria y educación física(ver gráfica 1); sin embargo, las necesidades de atención para educación especial se incrementaron porque “la tasa de asistencia de la población con discapacidad de 6 a 11 años aumentó 6.5 puntos porcentuales, el mayor crecimiento registrado en ese nivel educativo: de 82.2% en 2012 a 88.7% en el 2016” (INEE, 2019, p. 112). Por lo tanto, es elemental la formación en el área de educación especial.

Asimismo, es importante considerar:

La población en edad de cursar la educación preescolar continúa disminuyendo de forma gradual (casi 500 mil niñas y niños entre el año 2000 y el 2024). Después de varios años de crecimiento (por la obligatoriedad del nivel educativo), la matrícula comienza a decrecer a partir del ciclo escolar 20162017.

Gráfica 1. Matrícula nacional en educación normal del ciclo escolar 20182019

Fuente: datos del Sistema de Información Básica de la Educación Normal (SIBEN) (SEP, s/a).

34,606

22,782

17,842

181 4,631 6,424

1,896 323 15 15 1,648

E. artística E. especial E. físicaInclusión educativa Inicial Pedagogía Preescolar PrimariaPsicología educativa Secundaria Telesecundaria

[…] Después de algunos años de estabilidad, en 2012 la población en edad típica de cursar la educación primaria comenzó a decrecer y los seguirá haciendo a futuro (481 mil niñas y niños entre 2012 y 2024). La matrícula sigue la misma tendencia, con una cobertura que se considera universal (SEP, s/a, pp. 2728).

Otro parámetro a considerar para definir la educación del futuro en relación con la formación de profesionales de la educación es la posición de las escuelas normales en el escenario de las instituciones de educación superior. Según la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), en este nivel:

La expansión y la diversificación del sistema se observó en todos los niveles. Desde el año 2000, la matrícula de TSU y licenciatura creció en poco más de 2.1 millones, alcanzando en el ciclo escolar 20172018 más de 4.2 millones de estudiantes. La tasa media de crecimiento anual en este periodo fue de 4.4, con un incremento anual promedio de 126 mil estudiantes.

Los subsistemas con mayor crecimiento relativo, debido a la creación de nuevas instituciones en el periodo, fueron las universidades politécnicas, las universidades interculturales, las universidades tecnológicas descentralizadas, mientras que en términos absolutos el mayor incremento de matrícula se dio en las IES particulares y en las universidades públicas estatales. Las universidades federales tuvieron un incremento considerable principalmente por la creación de la Universidad Abierta y a Distancia de México (UnADM) […]. Por último, las escuelas normales

Gráfica 2. Evolución de la matrícula y planta docente de las escuelas normales 20092019

Matrícula Alumnos de educación especial Alumnos de inclusión educativa Docentes 2009-2010 2010-2011 2011-2012 2012-2013 2013-2014 2014-2015 2015-2016 2016-2017 2017-2018 2018-2019 127,819 8,421 128,547 8,461

24,518 24,699 130,713 8,297 131,025 8,309 127,240 8,525

24,852 16,391 25,243 115,417 8,125 104,213 7,852 23,856 7,368

16,760 24,784 23,856 87,740 6,672

22,814 90,333 4,631 1,896 22,586

Fuente: datos del SIBEN (SEP, s/a).

públicas son el único grupo de instituciones que presentaron una tendencia a la baja tanto en el número de instituciones como en su matrícula (2018, p. 58).

Las escuelas normales enfrentan grandes desafíos en el escenario de las instituciones de educación superior; no obstante, se aferran a permanecer, lo cual se hace patente en el comportamiento de su matrícula, la evolución de sus programas educativos y la conformación de su planta académica (ver gráfica 2). A pesar de ello, la tendencia es decreciente.

La explicación de la evolución de la matrícula de educación normal también es sexenal. Al inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto, el programa de educación especial alcanzó su máxima demanda, pero al término de éste la disminución fue significativa, se pasó de 8,525 a 4,631 estudiantes, disminuyó 54.32%, independientemente de la creación del programa de inclusión educativa en 2018 con una matrícula de 1,896 estudiantes. Aunado a esto, la evolución de la planta docente también decreció de 2009 a 2019, lapso en el que se perdieron 1,932 plazas; condición que pone en riesgo la calidad del servicio. El comportamiento de la matrícula durante esta década hace evidente la falta de interés por la educación normal al pasar de 127,819 estudiantes a 90,333 (29.32%).

A partir de este escenario surge una nueva posibilidad para la educación normal y, en particular, para la educación especial, en el marco de las demandas actuales y futuras del entorno social. La Nueva Escuela Mexicana considera que la proyección al futuro de las escuelas normales es indispensable para el desarrollo del país:

Su oferta educativa debe responder a las exigencias diferenciadas de formación en el campo de educación: inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior; especial, inclusión educativa, educación física, artística, indígena e intercultural. Los objetivos de este sistema deberán articularse en un proyecto de país humanista, equitativo y democrático, con sustento en el ejercicio de los derechos humanos, responsabilidades y voluntades que atiendan el desarrollo personal y colectivo, y contribuyan a disminuir los índices de pobreza, discriminación y rezago social con el fin de lograr la excelencia educativa (SEP, s/a, p. 60).

Con base en este contexto de permanencia, rezago y supervivencia, las nuevas comunidades normalistas —caracterizadas por la diversidad profesional y constituidas por pensamientos divergentes que actúan en condiciones inestables de grandes retos y desafíos— deben intervenir de manera urgente para perfilar los fines de la educación del futuro. Los datos y las circunstancias demuestran que las comunidades normalistas están en riesgo en un mundo globalizado que alude a la inclusión, calidad y excelencia, pero excluye a las culturas de la enseñanza de manera gradual y en silencio. Un ejemplo fehaciente de esta realidad es la educación especial, su extinción es inminente, la última generación de este programa egresará en 2021. Cabe destacar que el plan de inclusión educativa que inició en 2018 no sustituye a la educación especial, son intenciones diferentes. No obstante, los docentes deberán rendir cuentas a la aldea global en 2030, explicarán si en México se garantizó una educación inclusiva, equitativa y de calidad si fue posible promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.

Por último, es necesario que los diseños curriculares de planes de estudio de las licenciaturas en educación consideren a la inclusión educativa como un eje transversal en la formación de docentes. Asimismo, es tiempo de que el profesorado comience a planear el futuro de la educación especial, para que intervenga de manera efectiva en la formación del ciudadano del futuro. La toma de conciencia es el primer paso para promover el cambio y la transformación de las culturas de la enseñanza; el trabajo colaborativo es el medio para romper con la exclusión educativa.

Referencias

anuies (Asociación Nacional de Universidades e

Instituciones de Educación Superior) (2018), Visión y acción 2030. Propuesta de la ANUIES para renovar la educación superior en México. Diseño y concertación de políticas públicas para impulsar el cambio institucional, México: ANUIES. inee (Instituto Nacional para la Evaluación de la

Educación) (2019), Panorama Educativo de México. Indicadores del Sistema Educativo Nacional 2018. Educación básica y media superior, México: INEE. sep (Secretaría de Educación Pública) (s/a), Estrategia

Nacional de Mejora de las Escuelas Normales. Acuerdo educativo nacional, México: SEP. unesco (Organización de las Naciones Unidas para la

Educación, la Ciencia y la Cultura) (2016), Desglosar el

Objetivo de Desarrollo Sostenible 4. Educación 2030. Guí, México:

UNESCO. (2015), Foro Mundial sobre la Educación 2015, Incheon,

República de Corea, 1922 de mayo de 2015, unesco.

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