Género y ámbito educativo: la no violencia para la igualdad social Jonathan Ojeda Gutiérrez Escuela Normal No. 4 de Nezahualcóyotl
Introducción El feminismo representa una de las mayores conmociones sociales del siglo xx. Su emergencia revitaliza la esperanza para construir una sociedad en la que prevalezca una democracia real en pro de la igualdad social. Se trata de una crítica feroz a los sistemas de dominación que justifican la desigualdad social por razones de género. La apuesta feminista, desde cualquiera de sus manifestaciones, involucra potencializar el respeto y la autonomía de las personas, para que mujeres, hombres y cualquier otro grupo minoritario sean reconocidos como verdaderos sujetos de derechos. Su sentido filosófico-político-ético es el resultado de una lucha histórica que ha tenido como principal protagonista a las mujeres de todo el mundo. El movimiento feminista expone que la violencia contra las mujeres es justificada por el patriarcado —sistema de organización social androcéntrico—. El objetivo de estas páginas es disertar sobre el papel de la educación y la práctica docente como una acción para frenar el despliegue de la violencia de género, a partir de los aportes del feminismo, en específico desde la perspectiva de género. Esto implica incluir la ética en la formación de docentes de las escuelas normales, para contribuir a afirmar la equidad, igualdad y libertad de los sujetos. Se ve a la educación como un acto político para transformar lo establecido. Por lo tanto, se debe situar a la educación como una práctica de la no violencia (Butler, 2010 y 2021) y un espacio de resistencia y lucha para la reivindicación de la vida. Dado que la violencia no determina lo humano, sólo lo condiciona, el ámbito educativo es una trinchera para cuestionar y abrir la posibilidad para la emergencia de nuevos sujetos políticos.