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HISTORIAS DE ÉXITO

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Un escritor con sabor a montaña

Por Milagros Sánchez Pinell

Desde su hotel Selva Negra, el empresario Eddy Kühl se ha inspirado para escribir parte de la historia de Nicaragua.

inicios de 1976 abrió sus puertas el hotel de montaña Selva Negra en la hacienda de café “La Hammonia”, ubicada en el kilómetro 139 de la carretera Matagalpa – Jinotega, en Nicaragua, bajo la dirección del matrimonio de Eddy Kühl y Mausi Hayn, quienes materializaron un sueño al verse rodeado de tanta belleza natural que merecía ser preservada y compartida.

El ingrediente para este exitoso proyecto familiar, donde está prohibido cazar, deforestar, botar basura y realizar quemas, además del trabajo duro, es el amor por la naturaleza. Sentimiento que comparten con sus cuatro hijas: Annegret, Karen, Gretel y Nora, todas graduadas en universidades de Estados Unidos.

Selva Negra, que a lo largo de su historia ha tenido distinguidos visitantes como la Madre Teresa de Calcuta, el ex presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter y diferentes mandatarios del país, fue una perfecta combinación de la experiencia de don Eddy como ingeniero civil, los conocimientos de arquitectura de doña Mausi y la influencia de sus raíces alemanas.

Eddy Kühl es un reconocido historiador y empresario nicaragüense.

El hotel, cuyas edificaciones estuvieron a cargo de su propietario, es su obra más emblemática y amada, donde logra inspiración para ejercer otras de sus grandes pasiones, el de historiador, investigador e incansable escritor.

A la fecha, es miembro de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua y de la Academia Nicaragüense de la Lengua. Ha publicado 20 libros, el primero de ellos fue “Matagalpa y sus gentes” luego le siguieron otros títulos como: Los buenos y los malos en la historia, Rubén Darío, según un paisano de Matagalpa, Nicaragua y su café y ¿Quienes construyeron Nicaragua?.

EDDY KÜHL “ES UNA PERSONA EXCEPCIONAL, DE ENORMES VALORES QUE SE CARACTERIZA POR SER EXTRAORDINARIO”, ROBERTO J. ARGÜELLO

Roberto J. Argüello, chairman en Vida y Éxito, nos compartió con orgullo que en el libro ¿Quiénes construyeron Nicaragua? describe a los principales ingenieros y arquitectos que construyeron la Nicaragua del siglo 20, dentro de los cuales figura su padre, el ingeniero Roberto Argüello – Tefel, fundador de la constructora AISA.

“Eddy es quizás uno de los mejores historiadores de Nicaragua que ha documentado parte de la historia del país en sus libros. Además, es una persona excepcional, de enormes valores que se caracteriza por ser extraordinario hijo, esposo, padre, amigo y un nicaragüense ejemplar”, destacó Argüello.

La vida misma de Eduardo Kühl Araúz, mejor conocido como “Eddy Kühl”, es como un libro lleno de historias y anécdotas curiosas que fue recopilando a lo largo de su existencia, cuyo relato verbal atrapa con su estilo “dicharachero”.

El expresidente de Nicaragua Enrique Bolaños, Mausi Hayn y Eddy Kühl.

Los constantes aportes históricos que publica en sus redes sociales, acompañados de fabulosas fotografías, destacan su incansable labor de constructor del pasado para el deleite de sus seguidores.

Por muchos años se destacó como ingeniero civil. Recién graduado de la Universidad Centroamericana fue inspector de campo en la construcción del Teatro Nacional Rubén Darío. A través de su empresa “Estructuras Kühl” participó en la construcción, específicamente en la parte metálica, del Polideportivo España, el Edificio de Telecomunicaciones en Villa Fontana, las torres de los estadios en todo el país y varios edificios metálicos para compañías como AISA, Sovipe y Lacayo Fiallos, entre otros.

“Mi esposa y yo pusimos una fábrica de estructuras metálicas y nos fue muy bien porque en 1973 con el terremoto compramos máquinas muy grandes para procesar acero y éramos de los más fuertes en ese campo en Nicaragua”, relató.

ESTE CONTADOR DE HISTORIAS JAMÁS SE OLVIDA DE SU FACETA DE DEPORTISTA, POR LO QUE NADA Y CAMINA TODOS LOS DÍAS

Matagalpa, Granada y Estados Unidos

Escudriñando un poco más de la vida de don Eddy, recordó cuando corría por las montañas del norte de Nicaragua, detrás de un monito araña que osó robar su “pacha” (biberón) y su llegada a la ciudad de Matagalpa para estudiar la primaria en la escuela San Luis, según él para “civilizarse”, donde por primera vez en su vida miró maravillado los lápices de colores.

También de sus memorias, extrae el recuerdo del concurso de dibujo que le ganó su compañero de sexto grado de primaria, Leoncio Sáenz, quien años más tarde se convirtió en un reconocido pintor.

Ya adolescente lo enviaron a Granada para estudiar en el Colegio Centroamérica, donde reconoce que fue feliz, aunque le tomó tiempo aprender palabras que para él eran totalmente desconocidas.

“Era gracioso que a los 13 años estuviera aprendiendo el castellano de Granada. Recuerdo que yo miraba que la gente hablaba más sofisticado y diferente, como por ejemplo me decían, pásame la escudilla y yo ignoraba que era el platito o la butaca y yo lo conocía como taburete”, dijo sonriendo.

Una vez bachiller rechazó una beca para estudiar en México porque le desagradaba el machismo de la época y prefirió estudiar arquitectura en Estados Unidos, carrera que dejó tres años después cuando su padre lo mandó a traer porque se vino la crisis de Berlín y comenzaron los malestares en Vietnam.

“Tuve el chance de conocer al ex presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy cuando era candidato en 1960. Él llegó a mi college, donde yo era el único nicaragüense, además era presidente de los estudiantes extranjeros y fui escogido como parte de un grupo selecto de 14 personas para saludarlo personalmente. Yo en broma le dije, soy Eddie Cool de Nicaragua, él se sonrió y me dice, bueno, yo soy John Kennedy de Massachusetts”, narró en un tono jocoso.

En ese andar por la vida, don Eddy también vivió una temporada corta en Costa Rica, donde le solicitaron, tras el triunfo de la Revolución Sandinista que recibiera las embajadas de Nicaragua en Europa.

“Recibí las embajadas de Bruselas, París, Estocolmo, Bonn y Madrid. Al regresar a Nicaragua entregué mi informe y hasta ahí llegó mi misión, eso fue el 12 de agosto de 1979 tres semanas después del 19 de julio. Fue maravilloso, me gustó conocer a los jefes de Estados de muchos países”, relató.

Posteriormente emigró junto a su familia a Estados Unidos. Trabajó como superintendente de construcción de la ciudad de Miami y tuvo bajo su cargo el mantenimiento de edificios públicos como escuelas, parques y estaciones de policías y bomberos.

Ya en 1990 decidieron regresar a Nicaragua y retomar el liderazgo junto a sus hijas de “La Hammonia”, que había quedado en manos de su madre y hermanos.

Actualmente su hija Annegret, de profesión enfermera, está a cargo de la finca de ganado y café, este último se vende en la cafetería “Javavino”, en Atlanta, Estados Unidos, propiedad de su hija Gretel.

En cambio, su hija Karen está al frente del hotel Selva Negra, nombre que el matrimonio Kühl Hayn tomó del lugar donde nació el abuelo de doña Mausi en Alemania, Schwarzwald.

“Selva Negra es un sueño que se hizo realidad y es un buen ejemplo de un lugar autosustentable. El mayor mérito es de mi esposa y mis hijas que son ambientalistas, les encanta sembrar árboles, protegen los animales, hacen muchas cosas. Yo lo que hice fue construir los edificios”, dijo su creador para reconocer la enorme labor que ejercen todos como familia.

Indudablemente el trabajo en equipo ha sido la clave del éxito, al punto que don Eddy considera que Selva Negra es quizás uno de los hoteles de montaña más antiguos de Centroamérica.

Hoy en día, La Hammonia, término en latín que significa Hamburgo, conserva un tercio de la propiedad como bosque virgen, otro tercio como bosque de café de sombra y el último tercio como pastos de rotación intensiva para ganado y agricultura orgánica.

Y mientras todo encaja perfectamente bien, este singular contador de historias, jamás se olvida de otra de sus facetas, la de deportista, por lo que nada y camina todos los días, aunque asegura que por cincuenta años fue un magnífico corredor.

También cuida de su alimentación por recomendación de una de sus hijas y sin dar tregua a su faceta de escritor, sigue investigando para alimentar su enorme satisfacción de escritor acucioso, labor que aprovecha para educar a las nuevas generaciones, mostrándoles parte de la historia de Nicaragua.

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