3 minute read

Gerson López Cárdenas

FALTAN 5 PARA LAS 12

Ahí están otra vez esas tintineantes luces multicolores y esas artificiales auroras boreales que tiñen el oscuro manto del cielo. Y aquí estoy yo, de nuevo, en un burdel saturado de hedores humanos, humo de cigarrillo barato y prostitutas de dientes cariosos; arrojado en una esquina como un bulto de carbón olvidado, tomando en una copita de plástico el agua hirviente de las festividades decembrinas. El aguardiente quema la garganta, pero es un trago aún más amargo sentir la ausencia de la familia. Y me pregunto ¿cómo es posible sentir algo ausente? Pienso que es un oxímoron, pero no quiero profundizar en esos dilemas retóricos, lingüísticos o metafísicos… qué sé yo.

Advertisement

Solo sé que nada sé. Sólo sé que el calendario ha surcado exactamente 5 años alejado de mi familia, desde que tuve que esconderme en este olvidado rincón del mundo, donde a nadie le importa quién soy y a mí no me importa quienes son ellos. Nos dedicamos a trabajar en la mina y a nadie le interesa el pasado de nadie. No se hacen preguntas, porque solo saben, que nada saben.

El único entretenimiento es este triste burdel que se ha anclado en medio de este oscuro mar de tizne. Es como un agujero negro, dentro de otro agujero negro, iluminado únicamente por la lujuria, el licor y las apuestas. Porque ¿en qué más vamos a gastar el poco dinero que ganamos? El hollín del licor sube a mi cabeza y trae consigo la humareda de un recuerdo olvidado (lo cual, pienso, también es un oxímoron).

Mientras suena El Ausente, mi mirada se nubla con el recuerdo de hace 5 años. Era una fiesta navideña tradicional: licor, música decembrina, baile y ollas desbordantes. En esas celebraciones de barrio donde se reúnen los vecinos para celebrar, también se desborda la felicidad pues se reencuentran los amigos y familiares lejanos, se hacen las paces y se liman las asperezas, se añoran navidades pasadas… y renace la ilusoria esperanza que el próximo año todo va a estar mejor. Fue hace 5 años, pero parece que hubiese sidoayer cuando vi ese lindo esqueleto barrer la pista

de baile. Desde el primer momento en que mi mirada había iluminado su silueta, sentí que mi vientre se encandecía como un cigarrillo en la oscuridad.

Era la primera vez que la veía, pero en seguida supe que debía ser mía. Ahogaba mi cobardía en copas de aguardiente mientras excavaba en mi cuerpo un poco de valentía. Recuerdo que su esqueleto barría las polvorientas calles del barrio al son de El Parrandero de Pastor López. Y yo, fascinado de ese vaivén, escurría la botella como un sucio trapo de cocina.

Con el mundo moviéndose como toro de rodeo, aspiré un poco de cocaína y valentía; entonces cabalgué en dirección a esa yegua bailarina. Aun no comprendo qué pasó. No sé por qué me abalancé sobre su pareja de baile, mi vecino. Quizá por celos, pero ¿qué sé yo? Solo sé que terminé con mis manos en su cabeza mientras la bamboneaba contra el suelo; parecía un martillo golpeando un yunque. No sé qué me pasó… solo sé que nada sé.

Evocar esos recuerdos me produce una ambigua sensación, una especie de claroscuro sentimiento (como cuando se está cerca a la salida de una mina y se alcanza a percibir una tenue iluminación del exterior, pero uno sigue envuelto por la oscuridad). Cada una de estas fechas carga en su lomo recuerdos de felicidad amarga. ¡Otra vez un oxímoron! Y con ellos, llega la idea de suicidarme. Al final me embriago y lo pospongo para el siguiente año. En este momento también pienso en hacerlo, pues considero que no tiene sentido vivir de prófugo y en estas condiciones. Pero quizá el año que viene todo vaya a está mejor… quizá deba esperar hasta el próximo diciembre.

Gerson López Cárdenas

Detodero: porque en la actualidad se dedica a diversos oficios y profesiones. Graduado en Filosofía. Considera que su única virtud es una gran habilidad para la ociosidad y el cinismo. Ha sido publicado repetidas veces en la editorial española Diversidad Literaria. También en la edición 13 y 14 de la revista Coma; en la edición 25 de La Chueca y en Alter Vox Media. Ganador de la convocatoria Dolor, de la editorial ITA-Book Hache Parlante

This article is from: