6 minute read
Del tiempo y la política, por Abel Moreno López
Dice la conseja popular que hay tiempo para todo… Hay tiempo de tirar cuetes y tiempo de recoger varas… Hay tiempo de vacas flacas y tiempo de vacas gordas… Tiempos para sembrar y tiempos para cosechar… Hay tiempos para la guerra y tiempos para la paz… Hay tiempos para llorar y tiempos para danzar… Tiempos de labor y prosa, la hora feliz, la era de la paz y con los trolls, la hora de abrazar…
Hay quien dice que el tiempo lo cura todo y quien replica diciendo que el tiempo de los bueyes se acabó…
Advertisement
Algunos presumen la sabia virtud de conocerlo y otros en cambio añoran perderlo “tan acremente como en otro tiempo”.
En política –y sobre todo en materia electoral– observar los tiempos es tarea fundamental…
En otro tiempo el reloj político era un símbolo y era una expresión recurrente de los políticos de viejo cuño que tenían como prototipo a Martínez Domínguez. Se hablaba entonces de respetar y no adelantar el reloj político, casi como una referencia sacrosanta a la sucesión ya presidencial, ya gubernamental.
No faltaba el elegante que anunciaba los prolegómenos de la sucesión y el combativo que arengaba señalando: “Ya es la hora…”
Cuando se trata del cronos electoral, el término se pluraliza y ya no es el tiempo, sino los tiempos. Revisar los tiempos, observar los tiempos, respetar los tiempos, los tiempos, los tiempos, los tiempos…
Desde luego, hay que distinguir entre el calendario político y el calendario electoral… Mientras uno es permanente, el otro se circunscribe al espacio temporal reservado para las actividades comiciales.
Los tiempos electorales son fuente de permanente agitación y controversia; si una materia destaca por su dinamismo esa es la electoral. Reformas van, reformas vienen y como ahora, aún no se empiezan a aplicar las reformas recientes y ya en los órganos legislativos aguardan nuevas iniciativas en esta temática. Diría Chava Flores: “Hay que reformar la reforma”…
Ya hace casi seis años de la incorporación de conceptos como precampaña y actos anticipados de campaña y precampaña; se discutieron sus términos y se debatieron los alcances y por momentos hasta pareció que la cosa iba en serio y que en lo sucesivo habría una nueva actitud de los actores políticos, cuidando no caer en hipótesis de violación a los tiempos de promoción.
Vista a la distancia, esa reforma ha tenido pocos actores dispuestos a cumplir puntualmente los plazos legales, más bien parece que el enfoque favorito de los políticos de uno y otro color, es retar a la autoridad a dar cumplimiento a las disposiciones en la materia y mientras no haya sanciones específicas, continuará la competencia para ver quién puede violar con mayor éxito las normas electorales respectivas.
En todos los partidos, con mayor o menor intensidad se aprecia a los actores políticos desatados ya no sólo en el antiguo futurismo, propio de pitonisos y oraculeros, sino en el presente precampañismo, sólo comparable con la histórica proclividad al madruguete y el destape de los viejos protagonistas de la política.
Si en otros tiempos la movilidad era impedimento, hoy el inmovilismo es fatal y al diablo con don Fidel y la legislación electoral. Hay que moverse para salir en la foto y en el video, sobre todo en formato de webflyer en las redes, de pendón o spot y con su justa dosis de photoshop… (y venga el botox para lograr los votos).
Desde que la ley regula los tiempos de campaña y precampaña, todo mundo se promociona abiertamente, utilizando las justificaciones más diversas para evadir el exacto cumplimiento de la ley… Algunos dicen que no hay violación porque no usan recursos públicos y otros porque su promoción se hace fuera de los horarios laborales, y hay quienes en el colmo del cinismo realizan su promoción al tiempo que denuncian al adversario por lo mismo.
Por si fuera poco la autoridad dice que ahora sí irá en serio y presume reglas duras y piso parejo, pero descarta sancionar a los adelantados, porque no ha iniciado el proceso electoral…
Estos son los tiempos que corren y se viven y aunque sería de esperarse que todos fueran puntuales, resulta que el único atrasado es el árbitro.
Y el timing? tan importante en política como en otras artes marciales, ya lo abordaremos en otro instante, lapso o momento…
El tiempo es uno de los inventos fundamentales que ha hecho el hombre para organizar su existencia y así lo mismo se mide en segundos que en minutos, horas, días, lustros, décadas y un interminable etcétera… Para algunos se mide en trienios o sexenios, mientras que para otros, quizás los más, quisieran reducirlos a quincenas y porqué no mejor a catorcenas…
El tiempo pasado se refiere a acontecimientos que “influyen” en nosotros, pero no viceversa. En el tiempo presente los acontecimientos se ligan a nosotros por relaciones de reciprocidad por así decirlo, nos influyen y los podemos influir. El tiempo futuro se refiere a acontecimientos en los que si bien nosotros podemos “influir”, ellos ya no pueden influir sobre nosotros.
Pero más allá de la filosofía cronológica, no hay que olvidar que en política, sobre todo en nuestra política, “el futuro existe y el pasado insiste”…
Desde luego, no se trata de la simple referencia a que el año entrante habrá renovación presidencial y que ello ha generado primero expectativas y ahora ya casi acciones abiertas de algunos personajes interesados en mostrar que este “es su tiempo”.
Ellos han dado a entender que quieren, que suenan, que sueñan…
Pero no son los únicos… Hay otros que también respiran y por tanto, aspiran y suspiran… La “comodidad” de las curules suelen generar esos efectos… Las secretarías del ejecutivo, las dirigencias y hasta la simple imaginación, mueven las ansias, despiertan los apetitos y construyen las expectativas…
Y yo, ¿por qué no?, se autopregunta el que no es capaz de autocontestarse ¿y por qué sí?
Así, construyendo candidaturas y palacios en el aire, transcurre el inexorable tiempo hasta que finalmente llega el momento, ahora sí, de la verdad… Y suele ocurrir que alguien que quería, no podía ser por culpa de un impedimiento, un insalvable requisito, un candado y de pronto, aparece el cerrajero presidencial, tomando la forma de asamblea y dice el consabido conjuro electoral: “abréte sésamo”…
Y mientras el futurismo se convierte en pasatiempo favorito de los que suenan y sueñan, de los que aspiran y suspiran, y de todo su entorno, el tiempo, ese implacable, se acerca con su cauda de expectativa y realidad…
Y así, los que sólo apostaron al futuro y no respondieron al presente, tendrán como losa su pasado…
Los que se entregaron con exceso a su presente y no atendieron la planeación que siempre es futuro, quedarán reducidos a vivir las glorias de su ayer…
Estamos a días de iniciar un nuevo proceso electoral … Ha llegado la hora de sumar, hacer balance y apostar… Jueguen su juego…
El futuro aguarda y cada quien sabrá cómo lo toma; para unos inalcanzable, para otros desconocido, pero para todos oportunidad.
La máxima indica aprovechar el tiempo, creyendo como Cervantes que éste, suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades. Sin olvidar que Chaplin alguna vez dijo: “El tiempo es el mejor autor, pues siempre encuentra un final perfecto”.
En fin, la conjuncion del tiempo político con los tiempos electorales ya está aquí, la carrera inicia… Cuidado con las zancadillas… ¡Y el lodo!...
Hasta la próxima…