Revista diez 236

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23 de junio de 2014. Comitán de Domínguez, Chiapas Editor responsable: Alejandro Molinari

60 años de “Historia de O” David Tovilla

Lectura de una fotografía donde está un pitero

60 años de “Historia de O”

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Fotogramas parlantes 27 Entrevista con Antonio Ponce Muñoz

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Cuando alguien emplea la palabra Par do puede referirse a un grupo polí co o a un encuentro depor vo o a algo que está fragmentado.

Ahora medio México otea la posibilidad del “quinto par do” de la selección. Esa mitad sueña con ir más allá hasta llegar a “ser campeones. ¿Qué gana México cuando gana México? ¿Qué gana la patria cuando la selección de fútbol gana?

México ya obtuvo la medalla de oro en juegos olímpicos y ya ganó la Copa América. ¿Qué ganó México con ello? ¿Qué ganará México si la selección de fútbol ob ene el “anhelado quinto par do”? La respuesta no es simple, pero si se trata de manera simplista puede decirse que el país con nuará fragmentándose, porque un quinto par do significará más horas laborales perdidas, más borracheras y más excesos propiciados por el desborde social.

En este empo, los par dos aprovechan los par dos para seguir par endo México.

DONDE

ESTÁ UN PITERO Su oficio es construir flautas de carrizo. A los flau stas también les dicen “piteros”, porque en estas regiones del mundo a las flautas también les llaman pitos.

Su oficio es sencillo pero prodigioso. ¡Cómo no va a ser prodigioso hacer música con el aire! El hombre sopla y cubre y descubre los huecos que hizo en el carrizo. Un carrizo de no más de treinta cen metros logra la bendición de ahuyentar a los malos espíritus en las entradas de velas y flores. Mientras cientos de peregrinos cargan flores y velas, los piteros y tamboreros van a la vanguardia de la manifestación para exorcizar a las sombras, al tedio y a los fantasmas chocarreros. La música de piteros y tamboreros es como el agua de las primeras lluvias, la que lava el cauce lleno de erra.

Basta ver los zapatos de este hombre para descubrir que viene del monte, de las calles llenas de lodo, de ahí viene. Como venado baja de la montaña, con sus manos corta los carrizos como si cortara espigas llenas de luz. Baja trastabillando, porque Mariana, cuando nos acercamos y sen mos el tufo de trago le dijo: “Ya está bolo, temprano estás bolo”. Él dijo que no, abrió su bolso azul turquesa y dijo: “pechuga” y de un pedazo de papel periódico mostró una pechuga de pollo a medio comer. “Pechuguita, con caldito de jitomate”, dijo. “Te lo vendo”, le dijo a Mariana y le extendió el pito (sin albur, por favor, sean serios).

De un empo para acá, este hombre es parte del imaginario colec vo de Comitán. Se aparece de vez en vez, por los corredores del Centro Cultural o por los corredores del parque central. Siempre lleva el pito en la boca (por favor). Sus dedos son hábiles, le ponen melodía al aire. Se sabe que el aire, mientras corre libre no hace ruido. Es necesario que se tope con algo, con un árbol, con una pared, con una oquedad, para que hable. Este hombre hace hablar al aire con su flauta. El carrizo está acostumbrado a oír el murmullo del aire, por esto no es casual que su vocación sea ser instrumento musical.

“Te lo vendo, en cien pesos, es de madera chingona”. No, dice Mariana. No, porque es muy caro. ¿De veras es muy caro? Sí, me dice Mariana, es muy caro, porque el dinero sólo lo quiere para tomar trago. Él dice que el dinero lo usa para comprar comida, su “pechuguita”, pero nosotros sabemos que el aire no sólo tumba árboles bien enhiestos, el aire también tumba hombres que dan tumbos por la calle, los que beben su traguito.

Al final, Mariana le compró una flauta de carrizo. Al darle el dinero le preguntó: “¿cómo se toca?”, y el hombre se puso la flauta en su boca, sopló y con los dedos abrió y destapó los huecos y el aire se volvió música y todo el entorno se volvió como una manifestación de vida. Mariana palmeó sobre sus muslos como si éstos fuesen tambores y yo, alelado, cerré tan to los ojos e imaginé que iba por una calle empedrada y me dirigía a una cruz del milagro a esperar la mul tud que venerará a la San sima Trinidad.

Su oficio es simple y humilde. Le basta una flauta de carrizo para transformar el aire. Tal vez Dios no necesitó otra cosa para hacer el prodigio del Universo: aire y una flauta de carrizo, un pito.

60 años de “Historia de O” David Tovilla

En el verano de 1954, se publicó “Historia de O”. La novela de Pauline Réage, con los años, se consolida como una de los trabajos más representativos de la literatura erótica. Frente a la diversidad de títulos que han surgido con un supuesto bum a partir del exitoso fenómeno de ventas de la horrenda “Cincuenta sombras de Grey”, su relectura es obligatoria y esclarecedora. A partir de ella puede establecerse qué es y no la narrativa de la pasión. Hace sesenta años, Anne Desclos con el seudónimo de Réage, elaboró un perfil de personaje caracterizado por el ejercicio de la libertad. La entrega y la participación en cada una de las pruebas sexuales es voluntaria. Cada paso, práctica, implica una decisión o la ratificación de la misma. Es la sagacidad para estar en el juego de la sumisión-dominación. No siempre el sometedor es quien detenta el poder porque depende de la voluntad del otro. El poder de decir: “sí”, “más”, “todo” y otras definiciones entrega el control a quien lo realiza. Es la transgresión de toda linealidad, orden, modelo.

Pauline Réage realizó un impecable trabajo de aproximación al mundo que ahora se conoce como BDSM: “Práctica sexual o relación de poder interpersonal no habitual en la que intervienen elementos relacionados con los ámbitos englobados en tres siglas encadenadas: (BD 'bondage y disciplina', DS 'dominación-sumisión' y SM 'sadomasoquismo')” según el “Diccionario del sexo y el erotismo” de Félix Rodríguez González. En “Historia de O” no hay exageraciones, fantasías. Lo que Réage ha escrito

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puede tocarse, vivirse, porque conjuga veracidad e imaginación. Todo genera elementos para atraparnos en una atmósfera exclusiva, reservada, íntima, selecta. Es una característica hasta de la denominación del principal personaje. Nadie sabrá nunca el nombre real de una joven a quien se nombra sólo con una vocal: O. Una inicial que puede completarse con la connotación erótica que se desee: obsceno, odalisca, orificio, orgasmo.

Es círculo, sociedad secreta, encierro, argolla. Es una letra pero encierra a todos los nombres que empiezan con ella. Es una oquedad, una cavidad para llenarse, asomarse, introducirse, acomodarse. Lo que se decida, al final “O” es una referencia universal.

La Historia de O es el reconocimiento de los límites del propio cuerpo y de la construcción de una nueva perspectiva, diferente, alterna, de dignidad y conciencia: “A fuerza de ser ultrajada, podía parecer que había de acostumbrarse a los ultrajes; a fuerza de ser acariciada, a las caricias, y a los latigazos, a fuerza de ser azotada. Una horrible saciedad de dolor y de voluptuosidad hubiera debido empujarla poco a poco hacia las riberas de la insensibilidad, próximas al sueño o al sonambulismo. Todo lo contrario. El corsé que la mantenía erguida, las cadenas que la sometían el silencio, su refugio, seguramente contribuían a ello, como también el constante espectáculo de las jóvenes entregadas como ella, e incluso cuando no se entregaban, de su cuerpo constantemente accesible. El espectáculo, pero también la conciencia de su propio cuerpo.

Todos los días mancillada por así

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decirlo ritualmente de saliva y esperma, de sudor mezclado con su propio sudor (…) Y no obstante, las partes de su cuerpo más ofendidas, dotadas ahora de mayor sensibilidad, le parecían embellecidas y hasta ennoblecidas”.

“Historia de O” tiene un complemento llamado “Retorno a Roissy” que es, en realidad, el capítulo final. Ésta sí es una literatura erótica que hace revisar los términos de las relaciones; obliga a pensar; educa y plantea una filosofía libertaria. Nada que ver con los cuentos cursis con utilería fetichista. Distante de varios volúmenes l l e n o s d e p a l a b re ría y va cío s d e contenido. Ante la abundancia de la mediocridad, a sus sesenta años, las letras de Pauline Réage crecen hasta la monumentalidad.

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FOTOGRAMAS

PARLANTES

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¡Dios mío! Y ahora que pierda México ¿qué hacemos con nuestras vidas?

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ยกPonte la verde o ponte el bigote!

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Levanten la mano quienes quieran clase en lugar de ver el partido.

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Parecen croatas, ยกles estรก temblando la rodilla!

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Siempre han existido Ochoas que luego se deshacen a la primera lluvia.

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Antonio Ponce Mu単oz

Antonio Ponce Muñoz, mejor conocido como Waco Ponce, es originario de Tuxtla Gu érrez. Estudió la licenciatura de Artes visuales. Actualmente radica en Comitán. Imparte la técnica de grabado en el Taller de Grabado San Caralampio, en el Museo de Arte Hermila Domínguez de Castellanos. A con nuación, responde las siguientes preguntas: ¿Cuándo empezó con el grabado?

Prác camente es en la Unicach que me topo con la técnica del grabado. Fue una cues ón chistosa. Entro a la Unicach y comienzan a generar talleres inter-semestrales y como me apasiona mucho lo que es la cues ón ar s ca, me me a casi todos los talleres que había. Me llamó mucho la atención el grabado porque es una cues ón román ca, esto de estar tallando la madera, hacer un dibujo y una impresión. Me gusta mucho y me gustó la historia del grabado tanto en Chiapas como en México. Eso fue la raíz, digamos. Si no me hubiera topado con el grabado no me hubiera interesado sino hasta final de la licenciatura, porque se lleva los tres úl mos semestres de la licenciatura en artes. Yo empiezo a hacer grabado a principios de la carrera que fue en el 2007. ¿Cómo y cuándo llega a Comitán?

En octubre. Fue por azares del des no. Vengo a Comitán por un asunto familiar. Nada ar s co, ningún proyecto, nada. Y me topo con el fes val Rosario Castellanos. Fue como un empujoncito. Maestros de la Unicach (que son amigos míos) me mandan con Luis Armando Suárez, el director de la Casa de la Cultura. Me dice que tenía planeado hacer una demostración de lo que es el grabado y me dice que quiere que yo esté ahí.

Y me topo con que hay espacio y todo pero no hay con qué trabajar. Entonces la Unicah con el Cesa, que es el Centro de Estudios Superiores de Artes, me mandan un tórculo de Tuxtla y empezamos a trabajar lo que son las cues ones de impresión. Trabajamos nueve días haciendo una placa diario. Trabajando al rojo vivo. La gente veía y llegaba a preguntar. ¿Cuándo inicio el taller de grabado San Caralampio?

A finales de diciembre. A par r de eso tuvimos nuestra exposición en marzo, con cinco integrantes del taller.

Fueron alrededor de diecisiete piezas que se montaron en la sala Rufino Tamayo, del Museo Hermila Domínguez. La verdad hay muchas propuestas. Fue muy sa sfactorio.

Mis maestros me enseñaron que no hay que encerrarte en lo que haces. Hay que enseñar a la gente a crear. Claro, estoy acá para enseñarte la técnica, pero no te puedo obligar a hacer esto o aquello, cada quien se desenvuelve diferente en la técnica. Cada uno va a desarrollar su propia crea vidad. La técnica se aprende fácil, lo di cil es pensar. Crear una obra de arte. Pero con que me salga un chavo que le encante el grabado, que le apasione, con eso me doy por bien servido. El grabado es una técnica no muy celosa, pero disciplinada. No se trata de llegar y hacer. Es un proceso. Generar la imagen. Pensar el resultado que quieres obtener.

En términos generales, ¿en qué consiste el grabado?

Existen tres tendencias del grabado, que serían las técnicas directas del grabado en hueco y el grabado en

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relieve. Se trabaja con lo que son maderas, el macosel, el triplay, el linóleo, maderita de pino. La cues ón del dibujo ya depende de cómo se acomoden. Puede ser el pincel directo, nta china, crayolas, lápices, plumones. Lo que no queremos que se genere es una textura en la placa. Lo di cil de esto es que hay que dibujar al revés, porque estamos generando un sello. Al momento de imprimir ese sello debe quedar al derecho. Esa es la cues ón más tediosa. Pero hay técnicas alterna vas. Existe una técnica que se llama transfer. Alguien dibuja algo en un papel y ya no sale el mismo dibujo en otro papel. Lo que se puede hacer es sacarle una fotocopia al dibujo.

Hay que quitar la madera que sobra. Nosotros le llamamos “hacer luces”. En el momento de escarbar la placa se genera un blanco y el relieve que nos queda es nuestra línea, porque terminando la placa, la cues ón de luces o sombras y todo esto, se en nta con unos rodillos que son de caucho. Y lo único que va a agarrar la nta es donde hay relieve. El grabado es muy amplio. Porque hay técnicas de impresión directas que se trabajan en la pla na, que nosotros le llamamos mono pos. Que prác camente es una impresión. No puede generarse otra igual porque no va a ser la mista textura, la misma línea, la misma presión de la prensa.

Están las técnicas del relieve, donde generamos un relieve a par r de escarbar una placa. Lo que mencionaba antes. Y está el grabado en hueco, porque es una cues ón mucho más alquimista todavía. Se puede trabajar en metal. Nosotros usamos unos barnices que fabricamos, se le llaman agua fuertes, agua ntas, meso ntas.

Son para trabajar en metal. Se genera desde una imagen que es totalmente directa en una placa, se barniza la placa, se dibuja con una punta (en este caso) se salva todo lo que es la parte de la línea. El barniz donde ponemos línea se quita. Metemos la placa al ácido nítrico y se comienza a corroer el metal en lo que es línea y se genera el hueco. Ese hueco va a ser nuestra línea y va a ser nuestro resultado en el papel. Es una cues ón mucho más laboriosa, pero muy padre. Interesante. ¿Cuál es la función del tórculo?

Nos sirve para imprimir los grabados. Es como una prensa. Hacemos nuestra placa, puede ser de cualquier derivado de materiales: metal, madera, linóleo, acrílico. La cues ón de la prensa es la presión que nos genera del papel y la placa para que se genere este sello o estampado del papel. El tórculo ene un espacio que se le llama pla na. La pla na es como un planchón de metal que se transporta de lado a lado, pasa entre los cilindros que generan la presión. Siempre que se ene la placa se hace un registro sobre el papel que se va a imprimir para que todas las impresiones queden uniformes, para que no se hagan en el mismo lugar y se vea bien definida. Se checa la presión del tórculo, se sacan varias pruebas hasta que queda una buena impresión.

Se pone la placa en la pla na, el papel encima y es donde se empieza a sacar lo que le llamamos la bona ré.

El tórculo que ahora usan en el taller ene su historia.

Así es. Me topo con el tórculo en la bodega. Casi al final de todo. Lo rescatamos. Lo pusimos en funcionamiento. Llevamos como cien piezas impresas de este tórculo. Un tórculo que se estaba desaprovechando, se rescató y ahora está dando resultados.

Para el grabado se requiere de un papel especial, ¿cierto?

Sí. Es un papel de algodón, especialmente para grabado. El papel de algodón es muy resistente, libre de

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ácidos. Es un papel que te puede durar infinidad de empo. Hay un registro de cosas que se devalúan, hay bas dores que enen un cierto empo de resistencia. ¡Imagínese, todavía existe el papel pergamino! El papel algodón es similar. Antes los grabados se imprimían en eso, eran papeles libres de ácidos, no como los de ahora que a los dos años está bien amarillo.

Para los interesados en el taller de grabado, ¿dónde pueden adquirir información?

Las clases son de lunes a viernes de cuatro a siete de la noche. Incluso podemos abrir horarios alternos que son de once de la mañana a dos de la tarde. O los sábados de once a dos. Estamos abiertos a cualquier expecta va de horarios. Ahí me encuentran, yo puedo darles informes. Los esperamos. Lleguen a ver. Ojalá les guste.

Waco Ponce disfruta su trabajo, porque le gusta, le apasiona, así que considera que no ene que trabajar. Es su placer. Igual que compar r, mo var a experimentar y crear.

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Programa del Martes 17 de junio de 2014

Invitado de honor: Luis Javier Flores Cancino En la fotografĂ­a: Luis y Paty.

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