Revista 1995 - Escalera hacia el ascenso

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legamos a nuestro tercer número de 1995 con la misma ilusión de compartir los recuerdos, las ilusiones y las emociones que nos llevaron a ponerla en marcha. Con el dolor, eso sí, de continuar en el destierro de la Segunda División y de tener que apelar a un zaragocismo que sigue vivo pero que se desgarra con cada fracaso deportivo. Seguimos con la esperanza de cerrar un ciclo que dura ya una década y que significara un relanzamiento a la élite del fútbol español de ascender esta temporada. La humillación de Palamós debía tener un hueco en nuestra publicación porque no podemos olvidar una afrenta tan dolorosa como la goleada encajada contra el Llagostera, descendido de categoría y que destrozó a un puñado de futbolistas sin alma dirigidos por un entrenador tan soberbio como incompetente. Junto a esos momentos recordaremos otros como la consecución, hace treinta años, de la tercera Copa en el Vicente Calderón. Un gol que nos recordará Rubén Sosa en una entrevista donde sigue latente ese joven tímido que llegó al Real Zaragoza con dieciocho años y que luego recorrió gran parte del mundo regalando su talento. El once histórico del Real Zaragoza, elegido por nuestros lectores, también tendrá su lugar, como la historia de los cuarenta años en la profesión de Ortiz Remacha, director de 1995, que ya forma parte de la leyenda de los grandes comunicadores de nuestro país. Aunque nos haya asegurado que jamás se retirará del periodismo mientras "el cuerpo aguante". Como le ocurre a Jorge Valdano, reinventándose a sí mismo desde su llegada a Zaragoza en 1978 y con recuerdos permanentes de sus años en la capital aragonesa. Con el campeón del mundo, escritor, comentarista y empresario, también hemos tenido la oportunidad de conversar para nuestra publicación. Roberto "El Toro" Acuña, Luciano Martín Galletti y diferentes artículos de los periodistas invitados a este tercer número, componen este suspiro futbolístico que deseamos sea del agrado de todos aquellos que se asoman a nuestro balón zaragocista. Que lo disfrutéis, amigos.

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retratos: del ocaso al amanecer



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ESCALERA HACIA EL ASCENSO Ortiz Remacha

Son cuarenta y dos escalones, llenos de ilusión, esperanza y dificultades. Se puede tropezar y volver al primero, como también subir de dos en dos. Lo más importante será abandonar con decisión el olor a húmedo del sótano y ver la luz, todavía muy lejos, que nos lleve al ascenso. Habrá momentos que nos lleven al optimismo gracias a marcadores favorables y de total desilusión, por culpa de resultados negativos. Ya conocemos lo difícil de una meta tan imprescindible como deseada, que esta temporada será más complicada por la fortaleza de otros clubes que competirán en mejores condiciones que nosotros. Pero sabemos que solamente la constancia, la tenacidad, el compromiso, nos servirán de ayuda para subir una escalera tan larga como llena de problemas. El premio que se obtenga será formidable y todo cambiará con el regreso a Primera División. Las expectativas económicas, el crecimiento como club, la satisfacción de formar parte de una de las tres mejores ligas del planeta y, con casi toda seguridad, la remodelación del campo de la Romareda. El proyecto del estadio no es solamente un lavado de cara de una estructura vetusta e inaceptable para esta ciudad, sino la creación de un espacio deportivo, comercial y de encuentro a la altura de las ciudades más importantes del mundo. Deben ponerse de acuerdo los partidos políticos y los administradores de la sociedad anónima deportiva para ello, dejando a un lado sus diferencias y la

actitud soberbia y egoísta de algunos. Que muestran, sin duda alguna, sus escasas miras sustentadas en actitudes cerriles y populistas que no conducen a ningún progreso. El retorno a la Liga obligaría a cambiar esta actitud porque la mayoría de los seguidores zaragocistas, que también son ciudadanos y de todo el arco político posible, impulsarían con su estímulo a un cambio de posicionamiento. Por eso hay que luchar como nunca para convertirse en un candidato serio y contundente al ascenso, cimentando esa aspiración en victorias en el estadio municipal. Convertir la Romareda en un escenario imbatible es condición "sine qua non" para ello. Ganarlo todo, con ambición y entusiasmo, con las gradas enardecidas. Como en tardes y noches históricas de ochenta y cuatro años de éxitos colosales. Como antaño, cuando no llegamos a entender lo que significaba estar fuera de la élite porque no le dimos la importancia debida en esos momentos a disfrutar de temporadas inolvidables siendo un equipo grande, referencia de quienes no podremos jamás combatir en igualdad de condiciones como los clubes históricos, política y mediáticamente apoyados en una competición cada vez más desigual. Es nuestra escalera hacia el ascenso. Nuestra penitencia. Nuestro futuro. Nuestro objetivo. Y también nuestra obligación a través del apoyo y de la exigencia a quienes forman parte del Real Zaragoza.

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El 4 de junio de 2016 el zaragocismo sufrió la mayor derrota en segunda división de la reciente historia del club. El Llagostera, ya descendido, destrozó las ilusiones de miles de seguidores zaragocistas y la posibilidad de disputar la promoción. Con un solo punto el Real Zaragoza hubiera conseguido su objetivo. Pero una actuación indignante de los jugadores y el cuerpo técnico, una rendición humillante, significó arrojar por el sumidero la esperanza del regreso a la primera división.





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JORGE VALDANO EL DESAFร O PERMANENTE

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Ha sabido recrearse como persona a través del fútbol donde triunfó como jugador, alcanzó la meta de ser entrenador y llegó a ser director deportivo y director general en el Real Madrid. Comentarista de radio y televisión, articulista y escritor, empresario y consultor, ha sido capaz de adornar con la palabra el sentido de lo que dice con un estilo peculiar y profundo, tan ingenioso como ambiguo dentro de una sencillez que a veces cuesta entender y enseñando casi todo lo que sabe mientras insiste en que su vocación es aprender. Llegó al Real Zaragoza después de aprender lo que era el fútbol de la España profunda en el Deportivo Alavés el día que el Hotel Corona de Aragón se convirtió en cementerio. Con los blanquillos se destapó como una estrella y acudió a la selección en el Mundial ’82 donde se lesionó y apenas pudo intervenir con la selección argentina. Luego jugó en el Real Madrid, fue campeón del Mundo con Argentina, tuvo que retirarse de la práctica deportiva por una hepatitis y tras su recuperación, devoró una fugaz carrera como entrenador en el Tenerife, Real Madrid y Valencia. Pero lo suyo era comunicar y los grandes medios le abrieron al mundo al mismo tiempo que comenzaba a impartir docencia y compartía empresarialmente sus experiencias. Casi pierde la vida hace una década en un accidente de helicóptero en México y lo último que ha hecho es escribir el libro “Futbol: el juego infinito” donde asegura que, a causa de los medios de comunicación, se ha convertido en un negocio planetario, que explota la emoción, que necesita de héroes y al que ya no le alcanza el resultado para seducir. Jorge Valdano, un desafío permanente al éxito bajo la duda de un fracaso subyacente que le obliga a la evolución meditada.

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EL FÚTBOL HA PERDIDO ESE PUNTO DE IDENTIDAD QUE ANTES ENTUSIASMABA A LOS AFICIONADOS MÁS ALLÁ DEL RESULTADO

Cuando la gente piensa en Jorge Valdano siempre piensa en el Real Madrid y en la selección argentina, en un cultivador de la palabra o en un empresario. Pero solamente quienes le conocimos en el Real Zaragoza le vinculamos al club aragonés. Yo me siento parte de Zaragoza, sin ninguna duda. Mi hijo mayor nació allí y no hay semana, yo diría que no hay día, que no me encuentre con algún zaragozano o zaragocista que me recuerde aquellos tiempos. Lo que sucede es que aquellos que me encuentro y me recuerdan esos tiempos cada día son más mayores. Pero tengo recuerdos imborrables muy nítidos en la memoria.

un vistazo a la Premier, que tiene fama de ser una liga de primer nivel, vemos que al Arsenal lo mueve Cazorla, que al Chelsea lo mueve Cesc Fábregas, que al City lo mueve Silva. En todos los equipos hay algún jugador español que se encarga, nada menos, de la creatividad. Eso a mi me hace sentir esperanzado. Pero ser esperanzado no significa creer que se va a ser campeón de Europa y del mundo todos los años, pero si que me da la sensación de que España va a mantener un nivel competitivo muy alto. De todas maneras entiendo la decepción, ya que soy argentino y hace 30 años que no levantamos una copa del mundo.

España sigue en una situación de crisis que no escapa al fútbol y después de ser descabalgada de su título mundial, también lo ha sido recientemente del continental. Sí, se ha producido una transición de ejecutores pero no hay transición de estilos. Y eso en principio me parece una buena noticia. Es muy complicado sustituir a jugadores con la fuerza espiritual de Puyol, con el protagonismo devastador que tenía Xavi en el juego, o de la inteligencia táctica de Alonso y eso no se cambia de un día para otro. Los jugadores de ese nivel no son intercambiables. Lo positivo es que en España hay muy buenos jugadores. De hecho, si echamos

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Cuatro temporadas consecutivas significan un sufrimiento cruel para el zaragocismo. Cuando llegaste al Real Zaragoza el club estaba en un momento de indefinición y con una afición distante pero no tan agotada como ahora. Por supuesto. Una vez le preguntaron a Puskas por qué la afición del Madrid no gritaba y respondió “porque tienen la boca llena”. Cuando se gana demasiado, cuando se ha visto fútbol de muy buen nivel, es muy difícil convencer al hincha en los momentos de crisis. De todas maneras, recordemos que el fútbol ha perdido ese punto de identidad que antes entusiasmaba a los aficionados más allá del resultado. La búsqueda de nuevos objetivos económicos, la formación de futbolistas de casa y la continuidad de los proyectos favorece el entusiasmo de la gente. Yo cuento en este último libro que un

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presidente de un equipo de Segunda División que tuvo la mala suerte de bajar, me dijo que él hizo todo lo posible para no perder la categoría, que se desvivió por el equipo, y terminó diciéndome que hasta cambió a cinco entrenadores en una temporada como si eso lo considerase un mérito. Lo único que se me ocurrió decirle fue que la próxima vez intente no cesar a ninguno y que, a lo mejor, no fracasaba. De todas formas, la afición de Zaragoza es muy futbolera y muy exigente, eso es indudable. Pero la exigencia me parece siempre una virtud de los aficionados porque ejerce una presión sobre los jugadores, sobre los técnicos y dirigentes, que se encuentra en la naturaleza del fútbol. Desafiar al público, sobre todo a la propia afición, es lo que le da a un jugador estatura o no. Hablas en tu último libro del fútbol moderno. Uno de los rasgos que distinguen al balompié español, posiblemente a raíz de la crisis, de los


excesos del mercado, de los derechos de televisión, es un adelgazamiento muy acusado de lo que era la clase media de la liga, equipos que podían en un momento ganar una Copa del Rey, ganar un título. Pero ahora esto es absolutamente imposible excepto para el Atlético de Madrid.

antes de jugar contra el Madrid o el Barcelona. Y el ejemplo del Atlético yo creo que ha sido muy potente en ese sentido. Nos ha demostrado que contra el poder económico también tiene su recompensa el sacrificio, el esfuerzo o el orden. Cuestiones que quizás no hagan más hermoso el juego pero que sí favorecen la competitividad.

ºEs verdad, pero yo creo que más que el adelgazamiento de la clase media de lo que hay que hablar es de lo que han engordado los grandes. El gigantismo del Madrid y del Barcelona ha provocado una desproporción que no le ha hecho bien a la liga.

Se te atribuyen muchas frases ocurrentes a lo largo de estos últimos años. Por ejemplo la de “el fútbol es un estado de ánimo”.

Yo pensaba que con el tiempo eso solo podía empeorar, pero el Atlético de Madrid nos ha dado una lección. Se ha metido ahí en medio de los dos grandes, dándoles guerra. Y yo creo que también se encuentran en una línea ascendente el Valencia, el Sevilla, o el Villarreal; por lo menos esos equipos ya no dan el partido por perdido

Es verdad, incluso estoy pensando en escribir un libro sobre lo que nunca he dicho. En este caso es cierto que expresé algo parecido, pero mi idea era destacar que el equipo, era un sentimiento, un estado de ánimo, no el fútbol en sí. Por eso cambia tanto de un partido a otro por motivos inexplicables un equipo. El componente emocional es decisivo de cara al éxito o a su fracaso y su gestión acertada es fundamental.

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Alfonso Soláns se dejó llevar por la estela de la última Copa del Rey recuperando a Chechu Rojo después de su fallido regreso a San Mamés y fracasó con estrépito. El formidable desembolso por Goran Drulic, 13 millones de euros, fue como arrojar por la borda el mayor dispendio del Real Zaragoza en su historia. El futbolista balcánico se lesionó en Benasque, en verano de 2001 y allí terminó su prometedora carrera aunque permaneciese un lustro decadente en la plantilla. También llegó Luciano Martín Galletti que venía como un futbolista emergente y que con 21 años marcó solamente dos goles, cuatro menos que “El Toro” Acuña, en veintisiete partidos disputados cada uno de ellos. El ocaso del centrocampista paraguayo, con un triste final de liga en Villarreal tras consumarse el descenso de categoría, coincidió con la tímida llegada del “Hueso”. Galletti tuvo la gran fortuna de no jugar en el Madrigal cuando Acuña y Laínez descargaron su rabia contra los seguidores levantinos que provocaron a un Real Zaragoza humillado y que por primera vez en un cuarto de siglo se hundían en Segunda División. Marcos Alonso contó muy poco con el joven futbolista argentino desde su llegada a Zaragoza, sustituyendo a un desesperanzado Luis Costa que intentó superar la crisis popular a la que fue sometido Chechu Rojo sin éxito. Muy pocos llegaron a imaginar que, muy poco después, un formidable gol en Montjuich ante el Real Madrid de los “Galácticos” le envolviese de un éxito que le convirtió, como antes Acuña, también en historia.

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EL TORO ACUÑA

“Cuando pierdes la ilusión de acudir a entrenar, a jugar un partido, es mejor que te retires. Aún siento el deseo de levantarme todos los días para practicar con mis compañeros sobre el campo, tocar el balón, correr, enseñar a los más jóvenes”. -Roberto Acuña-

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1995 Roberto, “El Toro Acuña”, después de tanto tiempo, de tantos equipos donde ha jugado, sigue conservando un buen recuerdo del Real Zaragoza. Si, por supuesto. Siempre que me preguntan dónde me ha ido bien a nivel futbolístico y en qué lugar he sentido el cariño de la gente, siempre está presente la afición zaragocista. De cómo me trató el tiempo que estuve allá y que recuerdo con agrado. Eso también significa que intenté hacer siempre bien las cosas y que se trata de un reconocimiento mutuo. Cuando echo la vista atrás aparecen muchas imágenes gratificantes de mi paso por Zaragoza. Y hablando ya del momento presente, aunque parezca mentira, has sucumbido al fútbol playa… Si, si. Gracias a Dios me siento muy bien todavía físicamente y con ganas de seguir dentro del mundo del deporte. Este año terminé de jugar al fútbol de campo en un equipo de la Cuarta División alcanzando el título de campeones y ascendimos de categoría en el club Deportivo Recoleta. Y ahora estoy metido en el fútbol playa… He vestido también la camiseta de la selección con Paraguay representando esta modalidad futbolística. Así que, muy contento, porque el físico me sigue respondiendo y porque todavía tengo ganas de entrenar y de competir en el ámbito deportivo. Pues podrías venirte para aquí, porque siempre podrías jugar al fútbol playa y echarnos una mano en el centro del campo, que no ha llegado al Real Zaragoza desde tu marcha un futbolista de tus formidables condiciones físicas. Ganas no me faltan, es cierto, pero esas son palabras mayores y mi tiempo competitivo a gran nivel terminó. Eso sí, seguiré practicando deporte mientras tenga ilusión. Mi físico me ayuda y mientras me respeten las lesiones, allí estaré. Gracias a Dios nunca tuve una lesión grave como para detener mi carrera futbolística y voy a seguir haciendo lo que me gusta, lo que amo realmente, que es el fútbol. En este caso me tocó quitarme los

botines para jugar al fútbol de playa descalzo pero soy feliz porque es un deporte que me atrajo mucho desde siempre, que me está llamando la atención y que le estoy metiendo ganas. Estoy en el Garden Club, el último campeón de Paraguay, disputando otra vez el título. Roberto, decías antes que mientras te aguante el físico vas a seguir jugando. ¿No te has planteado en ningún momento la posibilidad de pasar al mundo del fútbol como entrenador o directivo? ¿Te lo has llegado a plantear? La verdad es que no queda tan lejos porque hoy en día estoy colaborando a niveles de gestión deportiva con el club Rubio Ñu, en Asunción, donde me tocó jugar también allí en Paraguay. Ayudando un poquito con el tema de contrataciones para la próxima temporada. Este año sufrimos con el equipo porque hemos peleado el descenso y nos salvamos en las últimas fechas ganando los últimos partidos. Y ahora están haciendo una renovación del plantel con nuevos fichajes para ver si se puede salir de este mal momento que atraviesa el Rubio Ñu. Así que yo creo que el tema o de dirigir, o de estar ligado al fútbol a nivel de directivo, o incluso ser entrenador está muy cercano. La verdad es que echamos de menos jugadores del otro lado porque los futbolistas paraguayos y argentinos siempre han dado muy buen resultado aquí, desde la época de Ocampos, Diarte, Arrúa o Raúl Amarilla. Si, en el Real Zaragoza el futbolista paraguayo es muy querido y el argentino también, por los últimos tiempos. Triunfaron los hermanos Gaby y Diego Milito, Luciano Galletti, Delio Toledo o Pablo da Silva. Sería un placer colaborar con el Real Zaragoza si alguna vez solicitan mis servicios para proporcionar información sobre futbolistas con posibilidades de jugar en el club en un futuro. Supongo, Roberto, que no te habrás olvidado de ese partido con Chechu Rojo en el banquillo contra el Villarreal en la Romareda, en época navideña, cuando la gente pedía que fallases el lanzamiento de un penalti y se organizó un tumulto considerable.

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1995 ¡Ya lo creo que me acuerdo! Empatábamos a dos y el árbitro marcó un penal sobre la hora para nosotros. La gente me decía que lo tirara fuera porque no estaban contentos con Chechu. Pero uno es profesional y tenía que marcarlo. Además llevaba un mensaje de “feliz Navidad” debajo de la camiseta preparado para dedicárselo a la afición de la cancha. ¡Qué cosas! Ahora te da risa pero en ese momento era muy duro porque estábamos pasando un mal momento, la gente pedía resultados y no estaban contentos con el técnico. Pero como te dije, me tocó patear a mí y lo quería marcar, por supuesto. También recuerdo una falta de las muchas que lanzaste y convertiste en gol. Fue en Vitoria contra el Deportivo Alavés y la colocaste rasa, por debajo de la barrera, cuando saltaron. Tenías especial habilidad en ese tipo de golpeo. Si, era una manera de engañar al portero, porque los jugadores que se colocan en la barrera tienen tendencia lógica a saltar. Ese fue un buen gol, como el libre directo que pateé en Barcelona y lo sacó el arquero, marcando en el rechace Jamelli cuando empatamos a cuatro en un partidazo. Yo creo que son virtudes que uno va tomando con los años y te permiten a sacar provecho en esos momentos. Pero quizás, el tanto que recuerdes con más afecto fue el que le marcaste al Real Madrid, ¿no? Por supuesto, habíamos superado el minuto 90 y el Real Madrid nos ganaba 2-1. Es una sensación que no se puede olvidar por la importancia del tanto, el momento en el que lo marqué y el rival. También acá, en Paraguay, lo recuerdan y todos están de acuerdo que quizás fuera el mejor de los que he marcado y yo soy de la misma opinión. Una de las cosas que más sorprendían de tu manera de ser era la capacidad de soportar el dolor. Aunque estuvieras lesionado, ibas y venías a disputar los partidos con la selección de tu país y sin apenas descansar o con molestias, rendías a un alto nivel en el partido siguiente.

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Bueno, la gente podía pensar que no sentía los golpes y que mi umbral del dolor era muy alto, pero no era así. Yo creo que el futbolista profesional tiene que aprender a convivir con el dolor y que las pequeñas molestias no te deben impedir jugar un partido. Yo aprendí a responder a mis obligaciones, me debía al Real Zaragoza por lo que había invertido en mí y me debía a mi selección porque es un orgullo y una satisfacción vestir la camiseta de tu país y representarlo en un mundial. Trataba de jugar y de rendir en los partidos que me tocaba disputar con Paraguay y no me podía permitir traicionar la confianza de mi club y descansar después de un largo viaje o de haber sufrido molestias en un encuentro internacional. No forma parte de mi carácter, no es mi manera de ser y además, lo que más he amado en mi vida es jugar al fútbol. Una ilusión que demostrabas al comienzo de tu carrera deportiva y que ahora, con más de cuarenta y cuatro años, sigues teniendo. Cuando pierdes la ilusión de acudir a entrenar, a jugar un partido, es mejor que te retires. Aún siento el deseo de levantarme todos los días para practicar con mis compañeros sobre el campo, tocar el balón, correr, enseñar a los más jóvenes. Trato siempre de ser un ejemplo, el primero en llegar y el último en salir. Como te dije antes me ha tocado jugar en una categoría muy difícil, acá en La Fe, donde las canchas son muy feas, donde termina el partido y parece que tienes que ponerte en guardia porque la gente se mete a la cancha y quiere pelea. Como en mis comienzos, en Argentina o en Paraguay y tuve que asumirlo me gustase o no. Tuve la satisfacción de salir campeón en una categoría, mi primer título logrado en Paraguay lo conseguí en un equipo de la C, y para mi a los cuarenta y tres años alcanzar esa meta es un orgullo y una satisfacción, me sentí realizado como futbolista y como persona. Por eso te dije, que mientras yo tenga esas ilusiones y esas ganas de jugar voy a seguir hasta donde llegue. Es obvio que no voy a correr como quince o veinte años atrás, pero sí con la misma convicción. Como decías antes, has vuelto al principio y has recuperado el sabor de lo que era el fútbol en el comienzo de tu carrera.


Sí, es algo totalmente diferente. Entrenar en un club donde no tienes agua para beber, con vestuarios muy precarios, canchas muy feas al lado del río y muchas dificultades, pero me encantó. Fui feliz en ese vestuario, fui feliz en las canchas a las que fui a jugar. Donde algunas personas me recibían de buenas maneras y otras, por ser un futbolista conocido, me insultaban desde el calentamiento hasta que terminaba el partido. Pero eso es el fútbol. A mi estas cosas me motivaban más para seguir luchando y para cumplir esa meta que me puse de subir con este equipo a la serie B después de quince años. Así que me sentí realizado y volví a mis principios, era como regresar a mi infancia cuando jugaba los torneos relámpago que se les llaman en los barrios y que terminaban en un fin de semana. Con dos mil personas que tenía el club de hinchada, nada más, y la verdad es que me sentí muy a gusto y muy feliz de haber jugado en esa institución. Y eso que me fui a ese club con la oposición de mi gente. Pero al final, en el último partido que jugamos la final contra Emiliano acá, estaba toda mi familia, mis amigos, mi mamá que apenas camina, mi hermana… estaban todos

alentándome y con lágrimas en los ojos después de haber conseguido el título. ¿Los jugadores de antes eran más profesionales que los de ahora? Yo no se si llamarlo profesional o no profesional, lo que si es cierto es que antes la humildad del futbolista estaba por encima de todo. Hoy en día están más preocupados de los celulares, las redes sociales, los tatuajes, los peinados, la ropa… A mi me tocó entrar a un vestuario acá de un equipo de fútbol que acababa de perder 4-1, saludé a unos compañeros y cuatro o cinco futbolistas estaban con el teléfono mirando el Facebook, el twitter o lo que sea. Y es como si no les hubiera dolido haber perdido, esto antes no sucedía. Quizás entonces, hace años, se era un poquito más profesional, se tenía más necesidad de la que puede tener hoy en día el futbolista; hoy en día los precios que manejan los futbolistas con una transferencia o con un contrato no tienen nada que ver con mis comienzos.

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EL HUESO GALLETTI

“Yo sentí cuando golpeé el esférico que algo iba a pasar, porque uno sabe cuando le pega a la pelota, cómo la agarra, cómo la siente en el pie. Fue un momento donde no sabía qué hacer, no sabía la manera de festejarlo”. -Luciano Martín Galletti-

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1995 Luciano, estás viajando siempre de un lado para otro, de Grecia a Argentina y allí, por todo el país. No paras un solo día… No, es cierto. La verdad es que estoy viajando mucho, viendo mucho fútbol, y de paso visitando a amigos y excompañeros míos que son técnicos, representantes, directores deportivos y gente que quiero. No puedo quejarme porque me gusta esta vida. ¿Y qué haces en estos momentos? Estoy en club Olimpiakos, viendo mucho fútbol, analizando los jugadores para la próxima temporada, y esta circunstancia me obliga a viajar constantemente para observar partidos y también para analizar las cosas que tengo que hacer la próxima temporada. Nos interesa saber mucho también a los zaragocistas que te recordamos con tanto cariño cómo te encuentras, ¿qué tal estás de salud? Estoy muy muy bien, me siento muy bien. He pasado momentos difíciles en un periodo muy bueno de mi carrera, pero las cosas más adversas están para afrontarlas. La verdad que mi enfermedad me la tomé de la mejor manera posible para superarla, pero estoy disfrutando nuevamente. Pasó mi etapa como jugador, en la actualidad estoy cerca del fútbol que es lo que más me gusta, desde otra posición, pero contento por afrontar con éxito el problema y con alegría porque todo haya terminado bien. En Atenas te hicíste un ídolo, te identificaste totalmente con el club y la afición del Olimpiakos contigo, y la demostración es que sigues trabajando para ellos. Sí, la verdad que fue una experiencia muy positiva. Después de seis años en España surgió la posibilidad de ir a jugar a Grecia. Yo no lo veía muy claro pero me hablaron muy bien del club. Tuvimos la suerte de jugar la Liga de Campeones, de conseguir muchos títulos y una gran parte de mi carrera futbolística la consolidé allí. Hay dos clubes que han marcado mi trayectoria deportiva:

uno es el Olimpiakos y otro es el Real Zaragoza. Fureron cuatro años formidables y no solamente a nivel profesional, sino también en el plano familiar. Siempre que puedo tengo enormes deseos de regresar y ver a tanta buena gente que me ayudó a progresar en el mundo del futbol. Nombras a Olimpiakos y al Real Zaragoza incluso por delante de Estudiantes, de quien sentías sus colores mucho antes de ser futbolista porque de niño acompañaba a tu padre a las concentraciones de aquel equipo magnífico de entonces. Sí, por supuesto, yo soy hincha de Estudiantes, de eso no hay ninguna duda. Crecí dentro de un campo de fútbol con mi padre jugando, viviendo las entrañas del club. Pero jugué poco en Primera División, menos de dos años. Es lo que tiene el fútbol argentino, cuando un jugador llega a la máxima categoría y ofrece un buen rendimiento, enseguida el club busca un beneficio económico para poder seguir manteniendo a los futbolistas que vienen por debajo. El Real Zaragoza es el equipo donde más años estuve y por eso le tengo tanto el cariño al club, a la ciudad y también la gente, porque me acuerdo que llegué con 21 años recién cumplidos y me trataron muy bien, tanto a mí como a mi familia y, sin duda, eso permanece indeleble en la memoria. Ha pasado ya mucho tiempo pero se te han abierto expectativas formidables de trabajar en cosas diferentes, de analizar el fútbol, de colaborar en conseguir que futbolistas se vayan acoplando a equipos, de formar parte en este cambio tan importante que ha dado el fútbol a nivel internacional. Sí, es un asunto del que yo siempre hablo con los jugadores. La ventaja de tener un padre que ha sido jugador, que ha pasado por estos momentos tan difíciles de llegar al retiro, hacen que estés preparado porque el tiempo del adiós a las canchas como futbolista va llegar. Sin duda que llegó unos años antes y de forma inesperada, pero todas esas charlas que tenía, los intereses de empezar a mirar otras cosas, otras funciones dentro del fútbol siempre me inquietaron. Y eso hace que hoy lo esté disfrutando, trabajando

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1995 como te digo en otro lugar, pero siempre cerca del fútbol que es lo que me apasiona.

títulos del Real Zaragoza y uno se siente parte de la historia de una institución tan grande.

¿Qué es el fútbol para ti, Luciano?, ¿Cómo podrías definirlo? ¿Es un deporte, es un espectáculo, es una emoción, es un sentimiento?

La última Copa del Rey que ganó el Real Zaragoza va a ser siempre recordada como la sexta, la que se ganó a los galácticos. Se acudió a Montjuic como al matadero frente a un Real Madrid que parecía lo iba a ganar absolutamente todo con unos futbolistas formidables y, sin embargo, emergió la raza zaragocista sobre el terreno de juego. En el momento del impacto del balón, ¿qué sentiste?

Depende de la etapa que atravieses. Creo que por momentos es deporte, que por momentos te proporciona felicidad, que por momentos es un trabajo… son todas esas cosas juntas. Para mi fue lo que siempre soñé hacer desde que tengo uso de razón. Me contaban mi madre y mi padre que para los cumpleaños lo único que me interesaba era una pelota y los regalos se los dejaba a mis hermanos. Y esa sensación fue creciendo a medida que pasaba el tiempo. Creo que el jugador tiene que disfrutar jugando al fútbol porque es una carrera muy corta, pasa el tiempo muy rápido y ese es el consejo que yo les doy a los jugadores: que lo disfruten, que sean profesionales, que lo den todo, que traten de crecer día a día porque dura muy poquito. Llegaste, como decías antes,con 21 años al Real Zaragoza y además en un momento muy incierto porque el mismo año de tu llegada el equipo desciende a Segunda después de un cuarto de siglo sin hacerlo y con el trauma que aquello supuso. Pero al año siguiente asciende, al otro gana la Copa del Rey y pocos meses después, obtiene la Supercopa. Debió ser un carrusel de emociones impresionante. Sí, por eso le tengo tanto cariño al club porque, como tú dices, pasaron todos los momentos que le pueden ocurrir a un futbolista: llegar a un equipo europeo, descender, ascender, salir campeón. Yo creo que lo más duro fue el primer año, sobre todo porque yo jugaba de una manera y al llegar a Europa tuve que aprender a jugar en otra posición que era totalmente diferente a la que estaba acostumbrado, a la que jugué en los juveniles de Argentina o en la primera división de mi país, pero eso me hizo crecer. Todos esos momentos me hicieron crecer y le vas tomando cariño al club, te vas integrando sintiéndote parte de la entidad. Es cierto que no arrancó bien la primera temporada pero después, el equipo fue creciendo, se entendió, se ganaron los dos últimos

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Yo sentí cuando golpeé el esférico que algo iba a pasar, porque uno sabe cuando le pega a la pelota, cómo la agarra, cómo la siente en el pie. Y la verdad es que cuando rematé percibí que algo importante iba a pasar; después observas la trayectoria desde atrás y ves el efecto que hace el balón al lado del palo y, enseguida, ves a la gente por detrás de la portería que empieza a saltar. Fue un momento donde no sabía qué hacer, la verdad es que se me puso todo negro, no sabía la manera de festejarlo, desconocía lo que se hacía en ese momento. La verdad es que, al margen del gol, fue un partido extraordinario. Recuerdo el partido que hizo Gabi Milito, el que hizo Movilla, el que hizo Álvaro, Savio, el “Guaje”… creo que la única manera que podíamos ganar ese partido era jugando así, con el nivel que todos ofrecimos esa noche. Cani jugó ese partido siendo muy joven, saliendo de la cantera. En fin, todos jugamos al máximo para ganar una final de esas características. Debe ser maravilloso poder recordarlo desde abajo, con esas ilusiones compartidas por gente que no conocerás nunca aunque estuvieran en las gradas, o lo vieran por la televisión, o lo escucharon por la radio. Esa sensación de felicidad colectiva que se produjo en ese momento. El fútbol también es eso, un chispazo de emoción espontánea. Sí, sobre todo para los que estábamos en el club desde el año del descenso y que parecía en esos momentos que todo se venia abajo. El hecho de ir pasando de eliminatoria y seguir adelante, de poder jugar una final contra el Madrid de los “Galácticos” donde nadie daba dos centavos por


nosotros. Si hubieseis estado con nosotros en los días previos a la final, sabríais del convencimiento que teníamos nosotros de la victoria. Cómo vivíamos el último entrenamiento, el momento antes de subir al autobús para ir al campo… Se veía en los ojos de los jugadores que estábamos confiados, que sabíamos que era una oportunidad que teníamos que aprovechar porque no sabíamos si se iba a volver a repetir. Eso es lo que uno más recuerda y lo que más me emociona. Es posible que el sufrimiento de estos últimos años, la cercanía de la desaparición, estos tres años consecutivos en Segunda División, nos hayan hecho cambiar a todos los que estamos cercanos al Real Zaragoza: los aficionados, los medios de comunicación, exjugadores y valoremos muchísimo más nuestro presente. El zaragocismo ha estado acostumbrado en el último medio siglo a disputar dieciocho finales nacionales e internacionales. Y nos volvimos muy exigentes, seguramente con motivos, pero quizás no apreciábamos lo que teníamos en

ese momento y éste caminar por el desierto puede hacer que valoremos más los pequeños detalles del día a día. Estoy totalmente de acuerdo, seguro que será así. Pero no solo la gente, el periodismo, la afición, sino los propios jugadores a veces no nos damos cuenta de lo que tenemos, no valoramos el momento, no lo disfrutamos. Cuando pasa el tiempo nos damos cuenta de aquello que conseguimos o que logramos. Pero en el momento es muy difícil, hay una dinámica muy grande donde todo te lleva a pensar en que es justo y normal lo que disfrutas. Pero estoy convencido que después de estos años donde el equipo tuvo tantas dudas, y la afición sufrió tan amargamente, será el momento de empezar a juntarse para soñar con lo que viene. Y que el futuro puede ser igual a lo anterior o mucho mejor, porque las metas siempre se pueden superar. A veces hay que tocar fondo para empezar a levantarse de nuevo y el momento de renacer de las cenizas, llegará.

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EL LEGADO DE LAS LEYENDAS ANDONI CEDRÚN 1984-1996 327 partidos 2 Copas del Rey (85/86, 93/94) 1 Recopa de Europa (94/95)

ALBERTO BELSUÉ 1988-1999 316 partidos 8 goles 1 Copa del Rey (93/94) 1 Recopa de Europa (94/95)

JUAN SEÑOR 1981-1990 321 partidos 59 goles 1 Copa del Rey (85/86)

XAVI AGUADO 1990-2003 448 partidos 29 goles 2 Copas del Rey (93/94, 00/01) 1 Recopa de Europa (94/95)

SANTIAGO ARAGÓN 1992-2003 349 partidos 39 goles 2 Copas del Rey (93/94, 00/01) 1 Recopa de Europa (94/95)

JUAN EDUARDO ESNÁIDER 1993-1995, 2000/2001 94 partidos 39 goles 2 Copas del Rey (93/94, 00/01) 1 Recopa de Europa (94/95)

GABRIEL MILITO 2003-2007 174 partidos 5 goles 1 Copa del Rey (03/04) 1 Supercopa (04/05)

SATURNINO ARRÚA 1973-1979 148 partidos 71 goles

DIEGO MILITO 2005-2008 126 partidos 61 goles

JESÚS SOLANA 1991-2000 268 partidos 4 goles 1 Copa del Rey (93/94) 1 Recopa de Europa (94/95)

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DAVID VILLA 2003-2005 94 partidos 39 goles 1 Copa del Rey (03/04) 1 Supercopa (04/05)


1995

DESDE EL BANQUILLO

LÁINEZ

CAFÚ

POYET

SOSA

JUANMI

CÁCERES

VIOLETA

ACUÑA

MARCELINO

BARBAS

LAPETRA

NAYIM

MILOSEVIC 31



Más de 14.000 programas de radio presentados, 2000 transmisiones de fútbol y baloncesto en Radio Zaragoza, Radiocadena Española, Radio Intereconomía, Punto Radio y Aragón Radio. Donde se han mezclado dolorosos episodios como tres descensos del Real Zaragoza con seis finales de Copa transmitidas, una Recopa de Europa, una Supercopa de Europa, dos Supercopas de España, decenas de partidos de Copa de la UEFA y Recopa, centenares de encuentros de Primera y Segunda División. Con otra final de la Recopa de Europa en baloncesto y decenas de partidos de Recopa, Copa Korac y Eurocup, Liga ACB y Liga Leb Oro. La salida del Club Baloncesto Zaragoza de la élite después de radiar dos finales de Copa y un épico y triste partido en Ginebra. Los ascensos a la ACB, el descenso, partidos de Mundobasket y Preolímpico. Un Mundial, unos Juegos Olímpicos, dos finales de Eurocopa de Fútbol, tres Vueltas Ciclistas a España, dos maratones de radio deportiva récord en la radio española, desplazamientos inolvidables por todo el continente con anécdotas maravillosas. Ha sido locutor, redactor, redactor jefe, director de antena, director de emisora y administrador de una empresa de comunicación. Y siempre desde abajo, desde la humildad, el respeto y el riesgo, jugándoselo al “todo o nada”. Y al mismo tiempo, creando revistas en papel, colaborando en prensa escrita, con tres agencias de publicidad en diferentes épocas, poniendo en marcha cuatro revistas digitales, dos blogs y publicando cinco libros. Poniendo en marcha un curso de Experto en Periodismo Deportivo, presidiendo durante once años en dos etapas la asociación de la prensa deportiva de Zaragoza. Y un camino en la pequeña pantalla que comenzó con el cable a finales de los ochenta y con televisiones locales y la Autonómica ya en este siglo.


19 ¿Por qué te decidiste a trabajar en los medios de comunicación? ¿Fue algo vocacional? No lo sé, la verdad es que siempre mi vida estuvo orientada a trabajar en la radio porque es lo que mi padre deseaba. Desde niño le acompañaba los domingos a la grabación de las entrevistas con los jugadores y después, a la Romareda. Todo el mundo daba por hecho que iba a ser su sucesor y enseguida comencé a vivir en las entrañas de la radio, familiarizándome con el ambiente y conociendo su esencia desde dentro. De todas formas, a mi lo que de verad me gustaba era jugar al fútbol pero lamentablemente no tenía ni el talento, ni la condición física necesaria para plantearme una carrera profesional como jugador.

Desde muy joven ya tuviste contacto con el micrófono. Es verdad, a los cuatro años intervine por primera vez en un programa. Se trataba de una campaña de tráfico para evitar los accidentes de carretera y yo tenía que interpretar a un niño que estaba herido en el hospital y que preguntaba por sus padres, que habían muerto. Trajo mi padre un magnetofón de cinta abierta, de los que se enchufaban a la corriente eléctrica, y lo grabamos a la primera. Y después, interpretando “cara al público” los goles del Real Zaragoza en el colegio. Es verdad, don Mariano García me hacía salir al encerado para narrar los goles que la noche de antes había cantado mi padre en la Copa de Ferias. Eran los años sesenta y me resultaba muy divertido porque mis compañeros me prestaban mucha atención y superé con facilidad el miedo escénico, lo que me vino muy bien posteriormente tanto en mi vida escolar como en mi faceta profesional, sobre todo al principio.

¿Cuándo transmitiste tu primer partido de fútbol? Debía tener diecisiete años y se trató de los cuartos de final o de las semifinales de la Copa del Rey de fútbol juvenil, donde jugaban futbolistas que más tarde tendrían

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995 su relevancia en la cantera aragonesa. Por ejemplo, el padre de Ángel Lafita. Me desplacé con la expedición a Santander y desde una línea microfónica comencé a radiar el partido con la asistencia de un técnico y de un locutor de allí que fueron muy amables conmigo. En Zaragoza escucharon lo que les llegaba y mi padre iba dando el visto bueno por tramos, un cuarto de hora más tarde de cuando se desarrollaban los acontecimientos. Estoy seguro que debió ser una retransmisión espantosa pero era el sábado por la tarde y no creo que se escuchase especialmente esa narración, afortunadamente.

Pero ya escuchabas la radio en el vientre de tu madre desde que fuiste concebido. Es verdad, la radio llegó a mi antes de ponerme delante de un micrófono en un estudio maravilloso porque nací en ella y estaba destinado a formar parte de ese milagro de las ondas sin tener capacidad de decisión. Escuchaba sin saberlo junto a mi madre "El Quinto Programa", una emisión de madrugada que desde los estudios de Casablanca, al lado de la antena de Radio Zaragoza, realizaba mi padre para todo el mundo en Onda Media porque no había radio a esas horas y los 20 kilovatios de potencia llegaban a sitios inverosímiles, de donde le enviaban postales los oyentes muy lejos de Zaragoza. Y cuando él regresaba tenía que subirme al tranvía para poder conciliar el sueño...

Y a los seis o siete años ya pisabas la Romareda... Sí, por entonces ya acudía regularmente a la Romareda mientras mi padre compartía una minúscula cabina con Luis Nápoles, el jefe técnico de la radio, para contar lo que pasaba en el campo con Vicente Marco, Joaquín Prat y Juan de Toro en Carrusel Deportivo. No le gustaba que yo me sentase en el palco de prensa pero Manolo Muñoz, jefe de emisiones y gran compañero suyo de viajes, me llevaba de la mano y me iba explicando los entresijos del fútbol. El primer partido que recuerdo haber visto fue en el año 1967, con la imagen imborrable de un

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penalti transformado por Eleuterio Santos. Todo a cámara lenta, en blanco y negro, como se veía nates en el NODO.

Y ya en el bachillerato la guionización y la interpretación radiofónica en los entonces novedosos magnetofones de casete. Con doce años me puse a escribir guiones de radionovela en mi casa, acercando el micrófono del grabador a los altavoces del tocadiscos mientras leíamos el texto mi madre, que siempre me ayudó con su comprensión, ánimo y cariño, y mis hermanos Pedro y Alfonso, a los que casi obligaba a interpretar pequeños papeles.

Fue gracias a una formidable serie de guiones radiofónicos que ganaron un Premio Ondas ese año, tuviste tu gran oportunidad. Así es, el 28 de febrero de 1976, mi ilusión se hizo realidad y gracias a Manolo Serrano, amigo de mi padre y director del cuadro de actores de Radio Zaragoza, tuve la oportunidad de ser uno más y comenzar un aprendizaje que hoy en día continúa. Nervios, agitación, repetición de las frases que tenía que decir en voz baja... Todo terminó felizmente, temblando, con la garganta seca de los nervios pero con una satisfacción interior formidable.

Y luego te incorporaste enseguida a la redacción deportiva. Muy pocos días más más tarde llegarían las colaboraciones con Daniel Barajas en el fútbol regional, la cobertura informativa de los entrenamientos del Real Zaragoza y el resto de pequeñas cosas que iba haciendo mientras estudiaba COU y suspiraba por transmitir partidos de fútbol, presentar programas y viajar por todo el mundo. Junto a un puñado de comunicadores formidable como José María Ferrer, Lisardo de Felipe, José Juan Chicón, Luis del Val, Enrique Calvo, Conchita Carrillo, Joaquín Melic, Armando Jarana y otros tantos compañeros que tanto me ayudaron al comienzo de mi carrera y la convirtieron en una aventura.

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La radio es emoción, comunicación, compartir momentos inolvidables con los oyentes, pero los grandes números de tu trayectoria son espectaculares. En total an sido más de 14.000 programas presentados, 2.000 transmisiones en Radio Zaragoza, Radiocadena Española, Radio Intereconomía, Punto Radio y Aragón Radio. Donde se han entremezclado dolorosos episodios como tres descensos del Real Zaragoza con seis finales de Copa del Rey transmitidas, una Recopa de Europa, una Supercopa de Europa, dos Supercopas de España, decenas de partidos de Copa de la UEFA y Recopa de Europa, centenares de encuentros de Primera y Segunda División. Con otra final de la Recopa de Europa en baloncesto y decenas de partidos de Recopa, Copa Korac y Eurocup, Liga ACB, Liga Leb Oro. La salida del Club Baloncesto Zaragoza de la élite después de radiar dos finales de Copa y un épico y triste partido en Ginebra. Los ascensos a la ACB, el descenso, partidos de Mundobasket y Preolímpico. Un Mundial, unos Juegos Olímpicos, dos finales de Eurocopa de Fútbol, tres Vueltas Ciclistas a España, desplazamientos inolvidables por todo el continente con anécdotas maravillosas.

Y comenzando desde muy abajo para ir subiendo a lo más alto. La de comunicador es una profesión que se aprende tocando todos los palos, un oficio que tardas años en aprender. He sido locutor, redactor, redactor jefe, director de antena, director de emisora y director general de una empresa de comunicación. Todo desde abajo, desde la humildad, el respeto y el riesgo, jugándomelo al todo o nada. Y al mismo tiempo, creando revistas en papel, colaborando en prensa escrita, con tres agencias de publicidad en diferentes épocas, poniendo en marcha cuatro revistas digitales, un blog y publicando cinco libros. Colaborando en poner en marcha un curso universitario de Experto en Periodismo Deportivo, dando clases en la Universidad de locución y dicción, presidiendo durante


1995 once años en dos etapas la asociación de la prensa deportiva de Zaragoza. Y un camino en televisión que comenzó con el cable a finales de los ochenta y con televisiones locales y la Autonómica ya en este siglo.

Con varios premios y reconocimientos en tu trayectoria profesional. No creo en los premios, no me he presentado a ninguno a título personal ni he formado parte del círculo endogámico que se reparten las distinciones. Eso sí, tengo en el despacho de mí casa el diploma de se maravilloso Ondas al cuadro de actores de Radio Zaragoza cuando empecé, o el premio de guiones de radio del Consejo Superior de Deportes, o los galardones de federaciones, asociaciones deportivas y peñas futbolísticas. Las dos nominaciones de la Academia de la Radio como mejor narrador de eventos deportivos. Los cinco pregones en distritos de la ciudad de Zaragoza y municipios aragoneses. Y otras cosas que también me han hecho muy dichoso, como encontrar gracias a la radio a Nuria en Ejea de los Caballeros, con quien llevo 29 años casado y con la que tengo un hijo, David, que es lo que más quiero en este mundo.

¿Sigues teniendo la misma ilusión que al principio? Eso es completamente imposible porque la juventud conlleva pasión, intensidad y un entusiasmo formidable. Cada etapa de la vida me ha conducido a un compromiso y a una exigencia y debes de empezar a bajar el listón, que siempre he tenido muy alto. Ahora estoy en un momento donde puede más la profunda nostalgia que la ilusión y la decepción que los proyectos. Pero si algo he aprendido en cuarenta años de radio es que el mejor programa, la mejor transmisión, aún está por llegar. De esta manera, y acostumbrado a superar las dificultades que siempre emergen cuando más cosas intentas hacer, espero llegar a los cincuenta años en activo y con mejores sensaciones y proyectos todavía.

¿Qué es lo más entrañable o emotivo que has transmitido? Lo más grandioso fue la final de la Recopa de Europa en el Parque de los Príncipes de París. Seguramente no lo viví con la intensidad que lo hubiera hecho ahora porque estaba acostumbrado a transmitir finales y a realizar programas con una gran audiencia. Cuanto más importante es lo que cuentas, cuanto más ilusionada están los oyentes, más sencillo es todo lo que haces y menos importancia le das. También ocurre que nunca la satisfacción es absoluta porque un error técnico significó que se escapase en antena una conversación intrascendente antes del comienzo del partido desde la cabina donde algunos no quedaron muy bien parados... Junto a este gran momento también la narración de la presentación a la afición del trofeo en la plaza del Pilar ante cien mil aragoneses un día después, o explicar cómo levantaban los diferentes títulos de Copa los respectivos capitanes del Real Zaragoza desde 1986 hasta 2004 en el Vicente Calderón, La Cartuja o Montjuich. Ha sido un auténtico privilegio expresar

con palabras unas imágenes que no podían ver miles de aficionados al otro lado de la radio. ¿Cuál ha sido tu mejor programa?

Como antes he comentado espero que esté por llegar, pero el que más me ha llenado de satisfacción ha sido “Tiempo Extra”, que estuvo casi seis años en antena y significó mi regreso a la noche con un espacio propio de reflexión y con la posibilidad de contar con unos colaboradores excelentes y de realizar unas entrevistas entrañables. Era muy agradable dirigirme a los oyentes, al principio y al final de cada programa con la frase “Buenas noches, buena gente”, que se hizo muy popular entre la audiencia. Quizás por eso no me despidiera al finalizar esa etapa tan interesante de mi camino en la radio. Pero solo significó un segundo de tristeza, puesto que la necesidad de hacer cosas diferentes cubre siempre mi nostalgia al finalizar una etapa de mi vida.

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E STA D I O V I C E N T E C A L D E R Ó N En la misma orilla del Río Manzanares y por encima de la M-30 se erige un estadio al que le quedan pocos meses de vida pero en el que todavía resuenan ecos zaragocistas. Estamos hablando del “Vicente Calderón”. A finales de la década de los 50 del siglo pasado, el Atlético de Madrid decide comprar unos terrenos sobre los que levantar un nuevo estadio al que mudarse desde el Metropolitano, propiedad del Patronato de Huérfanos del Ejército del Aire, donde jugaba sus partidos desde antes de la Guerra Civil Española. Las obras se iniciaron el 3 de agosto de 1959, se paralizaron en el 61 por falta de financiación y por problemas con el Ayuntamiento, al estar proyectada la M30 debajo de la grada de preferencia. La construcción se reanudó en 1965 y los costes fueron sufragados por los socios del conjunto rojiblanco. Las obras finalizaron en 1966 y el 2 de octubre de ese mismo año se jugó el primer partido oficial en el nuevo Estadio del Manzanares: Atlético de Madrid 1 - Valencia 1. Como dato curioso cabe resaltar que el nuevo coliseo colchonero era el primer estadio de Europa en tener asientos para todos los espectadores. El Estadio del Manzanares pasó a denominarse, cinco años después de su inauguración, Estadio Vicente Calderón en honor al entonces presidente, un empresario cántabro afincado en Madrid y uno de los más laureados de la historia del club. El Calderón es remodelado en 1972 y también en 1980, en este caso para albergar los encuentros del grupo IV del Mundial de España.

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Pero la memoria histórica zaragocista nos lleva hasta el Vicente Calderón para acabar con una sequía de 20 años en las vitrinas del equipo aragonés, nos lleva a la final de Copa del año 1986. La primera que ganaría el equipo aragonés con la denominación de Copa de SM el Rey. Quizá no fue la final más brillante de cuantas ha jugado el equipo zaragozano, pero sí la más efectiva, ya que el equipo dirigido por Luis Costa supo aprovechar, con el principito Rubén Sosa, una de las pocas oportunidades de que dispuso ante el imponente Barcelona de Terry Venables. Fue la primera vez que el estadio Vicente Calderón albergó una final de Copa con tintes zaragocistas pero no la única, porque todos recordamos las imágenes de Andoni Cedrún, Alejo y el “Paquete” Higuera el año 1994 y en ese mismo escenario. Pero ese recuerdo lo dejaremos para otro capítulo.

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1995

La crónica del partido

La fortuna sonrió al Zaragoza Rubén Sosa marcó el tanto que significó el tercer título de Copa después de veinte años

El sábado 26 de abril de 1986 la historia cambió para el equipo aragonés, que volvería a celebrar un éxito importante en su trayectoria deportiva en para el Real Zaragoza. Acudía como víctima ante un Barcelona que parecía iba a vencer con facilidad a los aragoneses aunque estos ya habían dado un aviso importante al eliminar días antes al Real MaYa en el estadio Vicente Calderón, con más seguidores catalanes que aragoneses, el equipo asumió su condición de víctima ante un Barcelona que seos de resolver por la vía

ALINEACIÓN REAL ZARAGOZA ALINEACIÓN FC BARCELONA Cedrún Casuco Juan Carlos Juliá García Cortés Señor (C) Güerri Herrera Pardeza (Cordacho 90’) Rubén Sosa (Casajús 85’) Pineda

Urruti Tente Sánchez Migueli Alexanco (C) Julio Alberto Schuster Víctor Calderé Esteban (Marcos 70’) Carrasco (Clos 70’) Pichi Alonso

rápida el partido, tras haCopa tres veces en los últimos cuatro años. Pero su dominio territorial chocaba con una ordenada defensa blanquilla que impedía a los azulgrana superar a Andoni Cedrún en las ocasiones creadas por sus delanteros. En una de las escasas oportunidades zaragocistas, a diez minutos de la conclusión del primer

GOLES 35’ Rubén Sosa ÁRBITRO Sánchez Arminio (España) Amonestó a Güerri y Sánchez ASISTENCIA 45.000 espectadores

tiempo, llegó el tanto de Rubén Sosa. El “Príncipe” botó una falta sobre la meta de Urruti que rozó con la bota Pichi Alonso la trayectoria del balón y que entrase en el marco del Barcelona. La fortuna se puso del lado del más débil ante la sorpresa de un “Goliat” que no supo canalizar su rabia ni su ansiedad por remontar ante un “David” bien armado en la zaga.

La segunda parte fue un continuo acoso sin premio a la portería blanquilla ción catalana, cuyo silencio contrastaba con los ánimos zaragocistas. Juan Señor levantó el trofeo ante Juan Carlos I, recibiendo el homenaje pasado y futuro del fútbol español al capitán de un equipo que regresaba por sus fueros después de dos décadas de altibajos y cambios en sus directivas. Además del monarca español estuvieron presentes Felipe González y el presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, así como Ángel Aznar y José Luis Núñez como presidentes de ambos clubes.

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1995

EL GOL DE

RUB É N SOSA Rubén Sosa está en mi memoria de manera permanente porque tengo colgada una fotografía en mi despacho de casa con el futbolista uruguayo y mi padre en el hotel de concentración del Real Zaragoza en Madrid, la víspera de la final de Copa, durante un programa de radio. Y representa el cambio de ciclo del equipo blanquillo que retornó a las competiciones internacionales una vez se adjudicó contra pronóstico el deseado y anhelado título. De ahí mi confesada debilidad por un jugador que comenzó a escribir su propia historia en la capital aragonesa. 42


Hice goles muy buenos en mi carrera y el marcado en el Vicente Calderón no fue uno de los mejores, sin duda, pero fue de los más sentidos por lo que representaba para mí y para el club en esos momentos.

¿Qué significó, tan joven cruzar el charco y viajar recién casado al interior de España desde Uruguay? Yo tenía una pasión, que era jugar al fútbol y triunfar. Me fui para Zaragoza con dieciocho años siendo un niño acompañado de mi mujer, un año más joven que yo, y con ganas de comernos el mundo. Y acerté llegando a esta hermosa ciudad donde nació mi hija y que jamás olvidaré porque fue mi balcón hacia el futuro. Recuerdo la Romareda, con la hinchada muy cerca, con las dificultades que tuve al principio para adaptarme al fútbol europeo hasta que llegaron los goles y que siempre me animó, incluso cuando parecía que se torcían las cosas. Nunca olvidaré el cariño de la gente que conocí y a los aficionados anónimos que siempre estuvieron a mi lado en el campo.

Uno de los momentos más importantes es cuando marcaste el solitario gol que convirtió al Real Zaragoza en campeón de la Copa del Rey ante un soberbio adversario como era el FC Barcelona. Un gol casi de rebote, que llegó a la red después de un desvío de la barrera. ¡Anda que no se hicieron chistes de ello! Hice goles muy buenos en mi carrera y ese no fue uno de los mejores, sin duda, pero fue de los más sentidos por lo que representaba para mí y para el club en esos momentos. Me

pongo sentimental cuando lo recuerdo porque tengo presente las caras de los aficionados en el estadio, las imágenes del día después en la televisión, lo felices que hicimos a muchas personas en ese momento. Es más lo que sientes después que en el mismo escenario parque en esos momentos estás pensando solamente en el partido y en ganar. Por eso, cuando lo recuerdo con mi hijo, cuando respondo a vuestras preguntas treinta años después de conseguir una victoria histórica, me emociono tanto o más como entonces.

La persona clave para la llegada de Rubén Sosa a Zaragoza, como tantos futbolistas del continente sudamericano en aquellos años, fue Avelino Chaves.

Una persona formidable y que sabía más de los futbolistas que veía que nosotros mismos. Él sabía si teníamos posibilidades o no, cuál podía ser nuestro futuro, un sabio del fútbol. Siempre atento a lo que podías necesitar, sobre todo al principio. Que te tranquilizaba cuando tenías un problema y no sabías cómo resolverlo. Siempre discreto y cercano, una gran persona que recuerdo con mucho cariño, lo tengo siempre en mi corazón porque fue como un padre para mi mujer y para mi sobre todo los primeros meses de nuestra estancia en Zaragoza.

Lo que pasa es que Rubén es también un tipo encantador que siempre se ha manifestado como es, sin dobleces. Con

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1995 una sonrisa tímida, siempre intentando agradar y aproximarse a los demás, generoso con sus compañeros en el terreno de juego. Y esa actitud la percibió el zaragocismo. Yo creo mi vida era el fútbol, lo entendía como una diversión. Y disfrutaba aunque no marcase goles, solamente con pisar la hierba y tocar el balón. Tuve además unos excelentes compañeros como el capitán, Juan Señor. Con Pedro Herrera que parecía mi hermano mayor y que me aconsejaba a tomar decisiones con calma, despacito, asegurándome que iba a llegar lejos en mi profesión. Este puñado de jugadores me hicieron sentirme tan bien como en mi propia casa. Después consistía en vivir lo mejor posible, me gustaba el fútbol y deseaba jugar para la hinchada, quería gritar los goles que marcaba. Hoy en día estoy en el Nacional de Montevideo ayudando a los técnicos y les digo a los atacantes que no miren el gol que consigan, sino que observen cómo se levanta la gente para disfrutar ese tanto. Y así fue toda mi carrera, jugar para aquellos que pagan el billete y que dijeran, “¡cómo corre este uruguayo!, ¡qué gol hizo!, ¡qué bien juega!”.

Eres un viajero empedernido y siempre listo para dejar tu país y abrir fronteras en Europa, Asia y también Estados Unidos, donde acudes últimamente con frecuencia. Sí, el fútbol en Estados Unidos está creciendo muchísimo y pronto se convertirá en una potencia mundial. Hace cinco años que organizo diferentes actividades con niños en Miami, unos campamentos de verano, en Nueva York y también en una localidad pequeñita de Carolina del Norte. Estuve allí recientemente con casi un centenar de chavales de todas las edades, noventa niños en cada sesión. Les enseño lo que es para mí el fútbol, cómo lo he disfrutado, qué pueden aprovechar en su vida gracias a él. No tengo planteado todavía ser entrenador profesional porque

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me gusta mucho trabajar con la espontaneidad de los más jóvenes porque se entregan de corazón. Pero no solamente en Uruguay u en Norteamérica, también acudo a Italia porque sigo teniendo las puertas abiertas en el “calcio”, tanto en el Lazio como en el Milán. Tengo un chico de diez años que adora el fútbol y es un placer acompañarle para enseñarle el mundo. Estoy dispuesto también, si el club lo cree interesante, en viajar a Zaragoza para colaborar en la medida de mis posibilidades y aportar mi experiencia e ilusión con los niños.

Ya por último, Rubén ¿Cómo se te ocurrió marcharte a un país tan lejano como China al final de tu carrera? Regresé a mi país después de terminar mi contrato con el Logroñés. Quería jugar en el Nacional de Montevideo como colofón a mi carrera porque desde pequeño siempre fui hincha de este club. En mi segunda temporada allí, con treinta y tres años, capitán del equipo y encaminados al título, me vino a ver un chino al entrenamiento y empezó a decir en alto: “Sosa, Sosa”. Yo estaba disfrutando pegándole al balón y colocando la pelota en el ángulo de la portería desde casi el centro del campo cuando bajó, me tomó del brazo y me dijo: “¿quieres ir a China?”. Y no me pareció descabellado. Yo creo que en el fútbol tienes que aprovechar tus oportunidades y cuando te llaman tienes que acudir donde te reclamen. Y de repente me ofrecen una temporada al otro lado del mundo. Y fue como ganar una Champions o una copa de la UEFA. Fui a una ciudad como Shangai, hermosa y futbolera para darles lo que me pedían y yo podía ofrecerles. Y aunque no estaba físicamente en mi mejor momento por una lesión de rodilla que me había provocado varias operaciones, trabajé como profesor y me encargaba de los lanzamientos a balón parado. Fue un premio a mi larga carrera como futbolista y una experiencia formidable.


EL GOL DE

RUB É N SOSA


equipo_ director_

Francisco Ortiz Remacha

diseno_original_ David Ortiz Abadía

contenidos_ F O R C o m u n i c a c i ó n S. L.

colaboraciones_ J u a n G ó m e z Pe l e g r í n José Carlos Franco Ke v i n S a n d o v a l Nicolás Darrícal

fotografias_ Colecciones fotográficas de Real Z a r a g o z a , A n t o n i o C a l v o Pe d r ó s, O r t i z R e m a c h a y D a v i d O r t i z.

1995

Fotografías Estadio Vicente Calderón ( M a d r i d ) : F D V, B r u c e W. , R a s t r o j o, J u a n Ra m ó n Ro d r í g u e z S o s a, Le a n d r o N e u m a n n Ciuffo (Creative Commons). Wikipedia (CC BY 2.0)




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