Consejo Editorial
contenido
Directora
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Desiree Santos Amaral
Mancheta y demás
Jesús Castillo
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Asesor Editorial
El cine que sobrevivirá los 100 años
Constancia y pasión: Gerry Weil
Mabe Chacín Kay Yam Hung Gustavo Mérida Ander De Tejada
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Diseñadoras
La mínima blancura de la noche
Entre bares y cantinas
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Un viaje... de coñazos
Serendipia
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Malú: 100 recetas con guaguancó
Sibaritas y pelabolas
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Cine y teatro
Rajatabla (XIX)
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Jorge Rodríguez Gómez Freddy Ñáñez Felipe Saldivia Gustavo Borges Revilla Mercedes Chacín
Editor Jefe
Carlos Cova
DirecTORa de Arte
Edarlys Rodríguez
COORDINADOR DE FOTOGRAFÍA
Reinaldo González
Redacción
Zonia García Lisbeth Montell
Ilustrador
Alfredo Rajoy
Fotógrafos
Jonathan Mendoza Michael Mata
CORRECTOR
Rodolfo Castillo
MANEJADOR DE REDES
Engerbeth Ramos
LOGÍSTICA
Idania Bracamonte Daniela Fernández Edi Cordero
Colaboran en esta edición
Clodovaldo Hernández, Francisco Aguana, Malú Rengifo, María Gabriela Blanco, Rodolfo Porras, Mauricio Sánchez, Freddy Fernández, Nathali Gómez, Pedro Velasco, Jessica Mena, L. “Razor” Balza y Nataly Sanoja. Archivo Ciudad CCS. Fotografía de portada: Jesús Castillo.
Impresión
Complejo Editorial Alfredo Maneiro Editorial Papirus Impresores 2004, C.A. epale.ciudadccs@gmail.com/@epaleccs Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114 Distribución: 0212-8085843 Depósito Legal: pp201202dc4166
— perfil
— CIUDAD
— MITOS
— MINICRÓNICAS
— entrevista
— crítica y media
— cruci compacto
— EL MENJURJE
— MÚSICA
— MIRADAS
— sexodiversidad
— GASTRONOMÍA
— cuentos
— cuentos del arañero
Una publicación de la Revista Gratuita Circula los domingos con el Diario Ciudad CCS búscala de lunes a viernes en nuestra sede: esq. san jacinto, edif. gradillas “c”, piso 1, al lado de la taquilla única de servicios municipales y en la librería-Bar el techo de la ballena, edif. Gradillas “A”, planta Baja, Bulevar del Eterno Retorno
Premio Nacional de Periodismo “Simón Bolívar”, 2014. Premio Municipal de Periodismo “Guillermo García Ponce”, 2014.
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PERFIL
Desiree Santos Amaral: periodista cuatri-ovariada
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La nueva ministra del Poder Popular para la Comunicación e Información ha tenido una vida llena de momentos divertidos y, al mismo tiempo, de intensas luchas sociales. Al trabajar en un diario y una emisora muy populares llegó a ser una de las periodistas más apreciadas por la gente del pueblo. Claro que no es monedita de oro, pero ¿acaso hay alguien que lo sea? POR Clodovaldo Hernández clodoher@yahoo.com ILUSTRACIóN ALFREDO RAJOY
Si algún día se decide a escribir sus anécdotas, habrá coro de carca- dades y convicciones, fue gremialista, buena compañera y luchadora jadas porque Desiree Santos Amaral, la nueva ministra del Poder social”, dice otro de sus excompañeros, Ernesto Vegas. Popular para la Comunicación e Información, ha tenido una vida Una de las características de la radio de entonces eran los sobrenommuy divertida. bres. En “Noti-Rumbos” había un Zorro, una Culebra, un Ñemo y dos Pasar unas horas de plantón (así le dicen los reporteros a las largas Perros (uno locutor y otro periodista)… En cuanto al apodo de Desiesperas por una noticia) era un fastidio, pero no si a uno le tocaba ree, en vista de que ha sido designada ministra, queda amparado por el compartir con Desiree. Y si también estaba presente Mary Wilson secreto de Estado. —comadre de Desiree— la gozadera estaba garantizada, era como comprar boletos para un stand up comedy. Hasta tenían sus nume- Aspectos un poco más serios, en cambio, no pueden ser tapados. Por ritos preparados. Por ejemplo, Desiree le decía a Mary: “Comadre, ejemplo: hay que decir que tampoco es monedita de oro dentro de en la próxima vida vamos a ser putas”; Mary respondía: “¿Otra vez, la Revolución (nadie lo es, en verdad). Una antigua compañera de comai?”; y Desiree replicaba: “¡Sí, comadre, pero esta vez cobrando!”. luchas, de los tiempos del Movimiento Prensa Libre (MPL), prefirió morderse la lengua (cosa muy peligrosa para un periodista) antes de Claro que no todo en la vida de la ministra ha sido broma. Ella se hablar mal de ella. “Sin comentarios”, dijo. Otra persona, que prefirió fajó, muy en serio, como delegada sindical en Últimas Noticias y fue no morderse nada, soltó: “Cuando llegó a la Radio del Sur botó a un por varios años secretaria general de la seccional capitalina del Cole- gentío. Parece que se olvidó de sus tiempos de sindicalista”. gio Nacional de Periodistas. En estas lides gremiales era una guerrePor supuesto que los principales detractores no están en el bando ra, una cuatri-ovariada, para decirlo en lenguaje de género. revolucionario sino en el opositor, incluso en la vecindad. Días antes Además, el humor fue clave para sobrellevar una responsabilidad pro- del referendo presidencial de agosto de 2004, Santos Amaral tuvo fesional muy pesada: ser la periodista más cercana al pueblo de Ca- que viajar a Nueva Esparta. Cuando salió con una maleta, unas hiperacas, pues laboraba simultáneamente en dos medios que acaparaban rescuálidas del edificio le gritaron desde los balcones: “¡Qué bueno al público de los barrios: el matutino ya nombrado y Radio Rumbos. que te llevas tu maleta, porque para acá no vuelves, perra!”. Días más tarde, se hizo una fiesta para celebrar la victoria del Comandante. Cuando llegó a “Noti-Rumbos”, este legendario noticiero era territo- Ella salió ataviada con un vestido escarlata y se topó con las vecinas rio casi exclusivo de los hombres. Cuenta uno de ellos, Luis Alfredo en la planta baja. Haciendo de tripas corazones, una de las señoGómez, que incluso hubo resistencia a darle unas vacaciones. Sin ras quiso hacer las paces: “¡Ay, Desiree, pero qué bella estás!, ¿para embargo, hicieron la prueba y ella la pasó. Al principio se le percibía dónde vas?”. Desiree, con una amplia sonrisa, respondió: “¡Para Mialgo nerviosa, pero rápidamente entró en confianza. La ayudaron los raflores!”. La vecina tragó grueso y siguió cordializando: “Y hueles locutores (también meros machos) quienes, cada vez que le daban el divino, ¿qué perfume usas?”. Y ella, sin perder la espléndida sonrisa, pase, la piropeaban por sus ojazos verdes. “Se destacó por sus habili- contestó: “¡Hugo!”. Caracas, 24 de mayo de 2015.
Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
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el menjurJe
ACTIVOS EN EL JUNQUITO Desde la semana pasada, la parroquia El Junquito luce un polideportivo para recreación y disfrute de sus habitantes. Su inauguración contó con la presencia del alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, quien entregó bicicletas y balones a los pequeños presentes. "Parece un sueño. Cuando vinimos aquí, hace un año y medio, había una colina completamente abandonada. Ahora es este flamante polideportivo: tiene su campo de beisbol, un espacio para jugar fútbol, sus tribunas techadas, un gimnasio al aire libre, una batería de parques, una pista de trote y una ciclovía". En total serán 4.500 metros con los que contará este recinto deportivo, ubicado en el sector Colina Suave del Km 9.
TALLERES en el casco
Taller de yoga: lunes y miércoles a las 5 pm. Taller de capoeira: lunes, miércoles y viernes a las 6 pm. Martes y jueves a las 8 am. Taller de pilates: martes y jueves a las 6 pm.
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El GDC ha programado para este mes de mayo una serie de talleres que te ayudarán a estar en forma, tanto en cuerpo como en mente. Acércate a la sala de ensayo ubicada en el piso 2 del Teatro Bolívar y anótate en alguno de ellos.
Que un hombre o una mujer le revise el teléfono a un hombre o a una mujer.
Muestra haitiana “Descubre Haití” es el nombre de la exposición fotográfica y artesanal que cierra la Semana Cultural Haití 2015. Su concepto se basa en tres elementos fundamentales: el aire, el agua y la tierra. Esta exposición se podrá disfrutar hasta el 29 de mayo en el sótano tres de la Biblioteca Los Palos Grandes.
Taller de expresión corporal: martes y jueves a las 5 pm. Si lo que quieres es menear el cuerpo, dirígete a la Casa de las Primeras Letras Simón Rodríguez, en el bulevar Panteón, donde se estará dictando un taller de salsa casino los días miércoles y viernes a las 5 pm. Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
Recetario impelable «
Caracas, 24 de mayo de 2015.
El jonrón 400 de Miguel Cabrera.
Si quieres conocer la tradición cultural afrodescendiente que ofrece el pueblo de Chirimena mientras recorres sus calles y su gente, entonces busca tu cupo en Fundhea, ingresando en su página de Facebook. Se realizará los días sábado 30 y domingo 31 y el costo es de Bs. 4500. ¡Epa!, después nos cuentas cómo te fue por nuestra cuenta de Twitter @epaleccs.
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CIUDAD
El cine que sobrevivirá los 100 años de lo que fue su esplendor de antaño solo queda la fachada y algunos retazos en la estructura interna. pudo más la voracidad comercial —propia de una cuadra céntrica— que las atribuciones patrimoniales que le adjudicaron al otrora teatro de las élites POR Mabe Chacín FOTOGRAFÍAs Michael mata Caracas, 24 de mayo de 2015.
Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
06 Dentro de una década cumplirá 100 años el segundo cine de Venezuela y —dicen— el primero en fungir también como teatro en toda América del Sur. Aunque su fachada y su esqueleto arquitectónico permanecen intactos, de su esencia original el Teatro Ayacucho ya casi no conserva nada.
cronismo: cubículos de cosméticos y extensiones de cabello de colores, de películas blue ray y sex shops con luces de neón ubicados en lo que antes fue la tramoya del teatro, lugar donde se colocaban los músicos de orquesta “matatigres” cuando les tocaba amenizar una película silente.
El lugar cuya inauguración representó, en 1925, el “evento del año” y que fue, junto al cine Rialto —antes cine Princesa, el primero del país—, un epicentro de encuentro para la aristocracia y élite cultural caraqueña de la época, sufre ahora los vestigios que esa misma clase dejó: el abandono y el consumismo. Una drástica remodelación, que duró desde principios de la década de los 90 hasta su final, despojó al balcón de su vista al escenario y de sus 1.300 butacas para darle espacio a restaurantes de comida rápida, peluquerías, sex shops, joyerías y tiendas de ropa y cosméticos que hoy invaden todo su interior. Los únicos rastros de arte que hoy se conservan en el teatro son las tres pequeñas salas de cine que aún sobreviven en su último piso, a pesar de tener que luchar con las grandes cadenas que alberga, una cuadra más abajo, el centro comercial Metrocenter.
El Centro Comercial Teatro Ayacucho tiene cinco niveles. El nivel Patio comprende la entrada y una vil mezcla del pasado con el presente: el antiguo y original candelabro, convertido ahora en una lámpara repleta de bombillos ahorradores. El nivel Balcón comprende una zona tupida de peluquerías y ventas de comida rápida; el nivel Orquesta está ocupado, casi en tu totalidad, por la corporación que se ha encargado de matarnos durante años: “McDrogas”; al nivel Terraza no se tiene acceso y el nivel Tramoya contiene el último recuerdo de lo que hace casi 100 años le daba vida al recinto: el cine.
* María Eugenia Prendes trabaja en el Cine Ayacucho desde su remodelación a principio de los 90 y, junto a sus tres hermanos, lleva la administración y la programación de las tres salas del cine que aún sobreviven en el teatro. “Mi papá tenía 55 años trabajando en el mundo del cine venezolano, su nombre era Alfredo Prendes. Murió hace dos años. Él trabajó para este cine y para el Principal. Él fue quien me indujo a mí y a mis hermanos a seguir con este trabajo”, contó Prendes mientras daba sala para ver Dauna, lo que lleva el río en la sala 3. Las proyecciones de las tres salas se ven en perfecto estado, las butacas no tienen nada que envidiarle a ninguna gran cadena. “Este es un negocio familiar, somos independientes. Queremos seguir acá, queremos mejorar. Nuestra meta es ser un cine familiar, por eso
* Es viernes de quincena y la cuadra de Padre Sierra a La Bolsa está atiborrada. Imposible no caer en las ansias de comprarse aunque sea un par de medias en los apiñados “minicentros comerciales” que funden el recorrido de esquina a esquina: Plaza Capitolio y Edificio 22, sin mencionar las tiendas de artefactos electrónicos de la esquina de Padre Sierra donde, por cierto, según algunos historiadores, nació Francisco de Miranda, pero, irónicamente, exhibe una estatua de Billo Frómeta. Entre tantos comercios, se mantienen dos edificaciones que luchan contra los trastornos del tiempo: el antiguo Cine Continental y el Teatro Ayacucho. Del primero no se tienen muchas noticias, solo que no sube su santamaría desde hace muchos años; el segundo entregó su alma a las garras modernas de los centros de consumo. En la entrada del teatro, un desvencijado McDonald’s y una hilera de maniquíes sin cabeza dan la bienvenida a un lugar que en todas sus particularidades presenta un ana- El Teatro Ayacucho tuvo su apogeo en los años 30. Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de mayo de 2015.
07 tratamos de programar películas clase A. Lo más difícil es que la gente crea en un cine que no sea una cadena comercial”. Las tres pequeñas salas abren desde el mediodía. La cartelera actual ofrece la película venezolana Dauna, lo que lleva el río en tres horarios: 2:10 pm, 4:30 pm y 6:45 pm; y dos películas comerciales de Disney. Según Prendes, el cine ha sido condecorado por el CNAC por ser fiel en la proyección de películas venezolanas. *
Contra la vorágine reformista, su función inicial aún persiste en tres pequeñas salas
Según los archivos del Instituto de Patrimonio Cultural, la realización del Teatro Ayacucho fue decretada por Juan Vicente Gómez en 1921 y encargada al arquitecto Alejandro Chataing, el también favorito del presidente antecesor, Cipriano Castro, quien, tratando de emular el derroche de academicismo arquitectónico francés de Guzmán Blanco y Joaquín Crespo, mandó a construir el Teatro Nacional y reformar otras cuantas obras bajo el estilo eurocéntrico. Los archivos del Registro del Patrimonio Cultural de Venezuela dicen que funcionó como cine y teatro a la vez hasta los años 40. A partir de los años 50 solo serviría para proyectar películas. En 1988, época del neoliberalismo pleno y salvaje, se propuso el proyecto de “modernización” que lo convertiría en centro comercial. Aunque el gobernador Ávila Vivas lo decretó patrimonio cultural y ordenó la paralización del proyecto y aunque, igualmente, se declinó a favor de la remodelación, en 1993 se paralizó la demolición del teatro por no contar con la permisología necesaria. En 1994 es declarado Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico Nacional. Todavía se mantiene el piso original —granito verde— en las escaleras, las ruinas del mecanismo que subía el telón y los pasamanos de madera. El Teatro Ayacucho, que en sus días de auge fue uno de los sitios de mayor transcendencia en la vida social, artística y cultural de Caracas, y el cine con las películas mexicanas y norteamericanas de moda, está hoy sucumbiendo a los trastornos del tiempo. Su fachada, por lo menos, sigue intacta. Caracas, 24 de mayo de 2015.
Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
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MÚSICA
Gerry Weil: constancia y pasión Con 75 años de edad, el pianista de jazz y música experimental está más activo que nunca y prepara tres discos. En una de estas producciones, Canciones viejas, corazón joven, presenta otra faceta: la de cantante POR Mercedes Sanz @JazzMercedes FOTOGRAFÍAS JONATHAN MENDOZA
“Cultura es idiomas, capacidad, es el alimento de tu pueblo; no solo es teatro, cine, es el nivel de conciencia que tiene un ser humano. Y he encontrado en mi vida un camino que me hace sentir útil a mis semejantes, quienes me nutren y me oyen. He encontrado un camino en la conexión con la música, como la máxima bendición que puede sentir un ser humano. La música es mi religión, la música es amor convertido en gesto sonoro de belleza, Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
gracia y alegría. Por lo tanto, quien te está hablando ha conseguido una forma de nutrirse por ser un melómano desde los cinco años, donde no había comida, techo, pero había música. Desde niño he tenido esta conexión con la música en un país donde todo estaba destruido y el único aliciente que le quedaba a un niño era la música”. Así comienza a hablar, de forma espontánea, con su acento extranjero y pausadamente, el pianista y compositor Caracas, 24 de mayo de 2015.
nacido en Austria pero con corazón venezolano, como él mismo afirma, Gerry Weil. Sin esperar la primera pregunta, el maestro sigue hablando sobre su gusto por la música: “En Austria escuchaba jazz, música clásica, pero aquí encontré lo que buscaba, en cada esquina”, dice mientras golpea la mesa cual tambor. “Llegué en un barco, en el 57. Y todavía me preguntan: ‘¿Qué haces tú aquí?, ¿Por
09 qué no estás en Viena?’. Yo les respondo: ‘No hay playas’ (risas). Vi las playas por primera vez en La Guaira”, comenta sentado frente a la mesa en una amplia habitación que funge de escuela. Hay una biblioteca con libros de música, historia, textos en japonés... ¡Ah!, Weil también está estudiando este idioma, otra de sus pasiones. No podía faltar el equipo de sonido y los discos de jazz, música académica, rarezas y demás. Y al lado de su discoteca está su aliciente, su salvavidas, uno de sus grandes amores: el piano. En ese espacio de su apartamento, Gerhard Weilheim, su nombre de pila, ha construido su mundo dando clases, estudiando idiomas, componiendo, cuadrando eventos porque, si hay alguien solicitado, ese es Gerry Weil.
Su llegada al piano
Desde los nueve años, Weil comenzó su periplo musical estudiando piano con un profesor privado y luego de forma autodidacta. “El primer y único instrumento que he tocado en mi vida ha sido el piano. El jazz es la primera música que oí desde niño en grupos austríacos y bandas militares, las tropas de ocupación. Cuando yo tenía 5 o 6 años lo escuché por pri-
“Llegué en un barco, en el 57. Y todavía me preguntan: ‘¿qué haces tú aquí?, ¿por qué no estás en Viena?’. Yo les respondo: ‘no hay playas’. Vi las playas por primera vez en La Guaira” — mera vez -camina hacia el piano e interpreta un swing- y dije: ‘¿Qué es esto?’. Descubro el piano por ser un instrumento completo que no necesita más nada, porque en sus siete octavas cubre el rango completo de la escala general. Es como tener una orquesta frente a tus dedos. Puedes tocar blues, bossa nova, música portuguesa, peruana, salsa, rock, puedes tocar lo que quieras. El piano tiene una sonoridad sui géneris, no suena ni a clarinete ni a flautas ni a trombones”, dice mientras toca la intro de “Vámonos pa’l monte” de Eddie Palmieri.
Caracas, 24 de mayo de 2015.
Weil es una referencia indiscutible en materia de jazz y música experimental en nuestro país. Sus numerosas entrevistas dan cuenta de esa dilatada trayectoria que va desde sus comienzos en su tierra natal, pasando por Venezuela, a través de sus grupos de jazz, el Núcleo X, hasta llegar a la Banda Municipal, entre las pioneras en combinar jazz, rock y música venezolana, logrando en esa amalgama sonora un estilo vanguardista y único para la época (años 70). “Ningún sello se interesó por la banda porque era muy avanzada, era para melómanos y músicos. Grabamos un solo disco”. Un álbum que quedó para la historia de nuestra música y un grupo que es y será influyente en generaciones de músicos. Actualmente el maestro está grabando tres discos. Tiene dúos, tríos, cuartetos y quintetos de jazz, además de su nuevo proyecto personal, en el que se atreve a mostrar una faceta poco conocida: la de cantante. Así que hay Gerry Weil pa’ rato. “Quisiera vivir más de cien años, no porque le tenga miedo a la muerte sino porque hay mucha música que todavía no he escuchado”.
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MITOS
La mínima blancura de la noche POR Ander De tejada @EPALECCS ILUSTRACIÓN JESSICA MENA
La noche, para este ser silencioso que solo le pertenece a la oscuridad, no consiste en caminatas nocturnas revisando basureros ni en paseos de tobogán por entre las alcantarillas ni, mucho menos, en guerras eternas en los callejones buscando la humillación de los felinos. Para este mínimo pedazo de carne blanca, la noche es de trabajo puro, dedicado a la recolección y, por eso, cuando sus pares buscan pan seco y madera que roer, él carga su bolsa por entre las calles mientras revisa sus mapas.
Por otro lado, los niños saben que tras extraerse el cuadradito lácteo les espera los primeros dividendos de su vida. El ser silencioso, el blanco de la noche emprende la sutil marcha hacia donde el niño sueña. Camina como una pluma paseando por el suelo, se monta en la cama, mete su pequeño cuerpo entre la almohada y ve el diente blanco acostado como un tesoro de marfil o una perla; entonces saca su moneda del bolso y la pone donde antes se posaba el colmillo, canjeando así tu futura obsesión, niño, por mi actual obsesión.
Cuando, efectivamente, sabe en qué casa se tiene que meter y tiene ubicada la calle, la cuadra y la esquina, solo le queda evadir los obstáculos que se le pueden presentar, generalmente representados por gatos y su insaciable apetito, por mujeres y hombres armados con artillería pesada de escobas y zapatos inmensos y por las tan temidas trampas, donde tantos hermanos han caído seducidos por el pedazo amarillo de queso que engaña y tortura.
Se presume que la historia del Ratón Pérez proviene del cuento francés “La Bonne Petite Souris” (“El buen ratoncito”) de la baronesa d’Aulnoy. Para España, en cambio, fue Luis Coloma quien lo introdujo en el imaginario infantil, como regalo al rey Alfonso XIII cuando este perdió su primer diente, a los 8 años. En el cuento se presenta a un rey generoso, con eso que llaman conciencia social, y que tras compartir una jornada con el ratón se preocupa por el estado en
Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de mayo de 2015.
que viven los niños pobres de Madrid. El relato puede considerarse como un documento propagandístico para el rey Alfonso, o Buby, como se le apoda en el cuento. Pero, poco a poco, la historia fue tomando diferentes direcciones —en la medida en que el contenido se escurría— y hoy en día los niños de los países hispanoparlantes esperan ansiosos a que, después del terror y la sangre, el ratón les lleve su billete o su moneda. Diversa cantidad de fines se le acreditan al empeño del ratón por poseer la dentadura de los niños. Generalmente, las mamás se encargan de la tarea de inventar una razón para los niños abatidos de curiosidad: “Es para hacerse collares, hijo”, “Es para canjearlo por comida”, “Es para construirse una casa”. Sin embargo a uno, un poco más grande, pero curioso al fin, también se siente abatido por las dudas y se pregunta de qué lugar, de qué fábrica, producto de cuál explotación saca el ratón tanta plata para destinarla a sus misteriosos caprichos.
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MIRADAS
una laguna ENTRE BARES Y CANTINAS En 1940 comenzó en catia una historia escrita con caña, con tinta caña del corazón. Las caricias, la mercancÍa y alcohol se dieron la mano. Entérese aquí DE LOS DETALLES POR FRANCISCO AGUANA MARTíNEZ fcoaguana@gmail.com FOTOGRAFÍAS JESÚS CASTILLO
Caracas, 24 de mayo de 2015.
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Cuando se inaugura la avenida Sucre, en 1922, el trayecto serpenteado de la estrecha vía comenzó a ser transitado por las damas de la noche, mujeres de la vida alegre o mujeres de la mala vida, que eran tres de los apelativos con que se designaban a las féminas que se dedicaban a la prostitución. Sus figuras espectrales le hacían compañía a los fantasmas y aparecidos, paridos por la imaginación de una población aún en penumbras por las deficiencias del alumbrado público. Así, envueltas entre las sombras, las chicas ofrecían su cárnica mercancía con su menú de tres platos y su típico ¡psss¡, ¡psss¡ para atraer clientes. Ya para 1931 dos bares marcan el principio y el fin de la vía: el bar Florido en Pagüita y el Tres Lunas, cerca de la plaza Juancho Gómez (hoy, plaza Sucre), donde se encontraban Los Cosacos y el Bar de Amigos. Hacia arriba, por la incipiente urbanización Nueva Caracas, estaba El Tabarán con su extraña promoción de cenas, jazz y boxeo. Cerca se hallaban los bares La Laguna y el Pulmonía. Estos son los de la primera época, o bares de ambiente familiar, de los que se hacía mención hasta en los avisos de la entrada de cada uno. Estos negocios eran complementados por lugares de recreación familiar esparcidos por la ciudad y que constituían una moda para la época: los clubes sociales. En Catia hubo tres de estos: el Altavista, La Rochela (en la carretera vieja a La Guaira) y El Moro (entre calles Bolívar y Washington). A este bar de tipo familiar van agregándose otras ofertas de diversión nocturna como los night clubs, cabarés y dancings dispersos por toda la ciudad de Caracas; y bares de borrachitos o tugurios a los que llamaban despectivamente botiquines y a sus usuarios los descalificaban como botiquineros. En los años 40 se inauguran los cabarés Tropicalia y el Charlemos. Los dancings eran sitios para presentar artistas en vivo y tenían pistas de baile. En Catia se inauguran El Gran Botellón en 1951 (Av. Sucre) y El Canario en 1952 (La Cortada). Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
Laguna de Catia. Aproximadamente 1920. Colección Museo Jacobo Borges.
EL INVENTARIO DEL NEGOCIO
Cuando llega la década de los 40, Catia es una zona industrial y comercial de relevancia, donde circula mucho dinero pero en la que, en contraste, hay bastante pobreza. La población aumenta enormemente con la llegada de gente venida de todo el país, y parte de su componente femenino se dedica al ejercicio de la prostitución utilizando sus gentilicios como nombres de batalla (La Maracucha, La Llanera, etcétera). Le hacen compañía un contingente de damas europeas llegadas, aventadas por la tragedia de la guerra y sus consecuencias. Más adelante se incorporan al negocio cubanas y dominicanas camufladas como bailarinas exóticas del teatro burlesque, o mamboletes cuando se pone de moda el cine de rumberas y el Caracas, 24 de mayo de 2015.
país se prende en la fiebre del mambo. De Colombia nos llega una gran cantidad de mujeres que van a asumir como suyo el oficio de mesoneras. En 1941 se inauguran en Catia el principal cuartel de la ciudad (el Urdaneta) y la principal cárcel (la Modelo); se impone como una necesidad darle a los muchachos su complemento alimentario, así como proporcionar consuelo a los presos. Para completar este inventario hay que agregar a las muchachas provenientes de los 24 burdeles derribados en El Silencio.
EL ARCHIPIÉLAGO DE LA PUTERÍA
Con criterios estrictamente capitalistas, había que darle acomodo a quienes ejercían el oficio de la prostitución. Es así como va creciendo exponencialmente la cantidad de bares, bur-
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clandestina (disfrazados de pensiones y casas de vecindad). Cuando el lenocinio funcionaba en el mismo bar, las habitaciones para el connubio se situaban, generalmente, al fondo: “Allá, detrás de las cajas de cerveza”. La Cueva del Humo, El Mantecón, El Mundial, El 17, El Canario, Villa Lourdes, La Mata de Plátano, El Caricari, El Puente, Costa Azul y La Casa de la Gata (burdel al que Salvador Garmendia en su cuento “El Inquieto Anacobero” llama Tibiritábara, y ubica como amo y señor al mismo a Daniel Santos) son unos pocos nombres de los numerosos burdeles regados por toda la parroquia.
deles y botiquines, quedando inaugurada la etapa del bar-burdel: mampara del negocio de las caricias, el alcohol y el novedoso vicio del consumo y tráfico de drogas que comienza a registrarse en esa cuarta década. Este tipo de bar, además de servir de refugio a los despechados y solitarios que buscaban compañía y consuelo en la semioscuridad maloliente, envueltos en el humo de esos establecimientos estéticamente uniformados con cortinas de pepitas, puertecitas de “película vaquera” y rocolas con su ración de guarachas, porros y boleros —alegría y tristeza, concupiscencia y dolor a ocho canciones por un “bolivita”—; servían también de centro de recepción y distribución de los clientes que traían de la calle las caminadoras para “fichar”, para luego distribuirlos en los numerosos burdeles que llegaron a crearse en Catia de manera legal o
Junto con el bar y el burdel se fueron los chulos, cabrones, vividores, mesoneras, madamas, policías y jefes civiles matraqueros, borrachitos, prostitutas y el señor cura a su misa —
Caracas, 24 de mayo de 2015.
Fue tal el impacto social de los bares y el negocio de la prostitución que, para 1941, las autoridades reconocen que había en la ciudad de Caracas más de 2.000 prostitutas: 90% infectadas y 45% menores de edad. Cifra que aumenta a 10.000 en 1966. Era de tal persistencia el negocio de los bares que las mismas autoridades se vieron en la obligación de crear una polícia especial, en 1952, para protegerlo de los borrachitos. Para 1956 ya existían más de 80 bares (legales) en la parroquia que, de acuerdo a una decisión de la Prefectura, debían pagar un servicio de vigilancia especial. La parroquia quedaba dividida en varias zonas de tolerancia: calles México, Perú, Bolivia; La Cortada, la urbanización Colón y La Laguna.
THE GUARRAPITAU IS MADE IN CATIA
A finales de los 50, enmascarado bajo el pseudónimo de un popular luchador (El Médico Asesino), emerge desde Catia el alquimista de la pea nacional: Ricardo Carvajal. Su elixir, sin pago de patente alguna ni registro de derecho de autor, va a ser incorporado a la curda del país entero: la Guarapita que, junto a un coctel del mismo autor (el Zamurito), preparaba en el bar Canaima. Guarapita es diminutivo de guarapo, pero no eran diminutas, para nada, las peas, rascas o curdas que provocaba su consumo. Sobre todo el primero, el del bautizo, que quedó asociado a ritos iniciáticos que marcaban el paso de la niñez a la adolescencia, que difería de épocas anteriores, cuando para dar Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
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el mismo salto había que “echarse los largos” —alargarse los pantalones. En esta ocasión se trataba de “echarse los palos”. Ambas bebidas se sumaron al aporte que hacían los catienses, con su laboriosidad, al paladar de los venezo- En la calle Monserrat de la urbanización Colón funcionaba una casa de citas lanos, puesto que en sus predios se producían varios productos para la degustación: las mejores marcas de café, el chocolate más popular —La India—, los helados EFE, los caramelos Fruna y la leche Silsa. Porque no crea, lector, que todo era caña y mujeres.
“TE VAS PORQUE YO QUIERO QUE TE VAYAS”
Lentamente se fue extinguiendo el negocio de los bares. Los descendientes de los portugueses —que monopolizaban ese tipo de comercio— montaron bebederos de caña al aire libre que dieron en llamar licorerías. La “pulitura de hebillas” y el rascabuche sexual, al son de la guaracha y el porro, se mudaron para otros lugares: cervecerías en el Centro Comercial Propatria; tascas como La Caneca, en la avenida Sucre; fuentes de soda, discotecas, etc. El dolor y la desesperanza de los despechados quedaron para la casa, porque quien prodigaba consuelo a los que padecían el mal de amores, la Frente a la plaza El Cristo Catia estaba el Villa Lourdes rocola, dejó de sonar y ha sido sustituida por el DJ y aparatos más, mucho más ruidosos. Ya ni el nombre de bar se usa. Son como cinco los locales que aún utilizan en Catia esa denominación. Las prostitutas ya no salen de las sombras: en su lugar están los malandros que, pistola en mano, salen para atracar a sus víctimas, no para ofrecerles placer. Además, ya no necesitan —las prostitutas— de la clandestinidad: pueden anunciarse en las páginas de cualquier periódico. Burdeles quedan alredecor de dos. A nadie le aplican la Ley de Vagos y Maleantes por andar con zoquetes —ahora les dicen transformistas. Desde los años 80 comenzó el desmantelamiento del vil negocio que reportó grandes ganancias a sus manejadores y nada para las mujeres que lo ejercían. Junto con el bar y el burdel se fueron los chulos, cabrones, vividores, mesoneras, madamas, policías y jefes civiles matraqueros, borrachitos, prostitutas y el señor cura a su misa. Definitivamente las cosas cambiaron: ahora se sigue bebiendo caña. ¡Saaalud¡, ¡jip¡ Un burdel conocido como Caricari, en la calle Bolívar Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de mayo de 2015.
Tres Lunas alumbraban plaza Catia
El Faro Rojo, cerca de la plaza Catia
Antigua casa de citas, en la calle Monserrat, en la urbanización Colón
El Mantecón, en la avenida Ayacucho
Caracas, 24 de mayo de 2015.
Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
AUTOR: MANUELA CORTINA CORREO: manuela.c.t@hotmail.com
ENVÃE SU ARTE A epale.ciudadccs@gmail.com (medidas 42 x 27cm a 300 DPI)
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minicrónicas
FOTO JONATHAN MENDOZA
un viaje... de coñazos
Los hilos de La Indiecita
Tres mujeres, en La Indiecita, se balanceaban sobre la tela de una araña aquella noche. Llegaron ahí con más hambre que dinero, se sentaron, pidieron arepas con queso y birras y comenzaron a desanudar lo que estaba tan bien atado.
La fantasía erótica, tantas veces recreada, de un enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre dos mujeres, se deshizo con la primera botella que voló. Los hombres, que miraban atónitos, parecían no tener ni la tijera ni las agujas para desenmarañar o reparar aquellos tentáculos que se confundían cada vez más.
Envueltas en su madeja de palabras, trataban de encontrar el principio de un hilo que, en esa oportunidad, no les fue otorgado. Sin embargo, avanzaron en su tarea de penélopes sin Ulises, sin caballo.
Las tres mujeres, al sentir las gotas de la cerveza derramada por las gladiadoras, corrieron a protegerse detrás de una columna. Los hombres seguían paralizados sin saber cuáles eran sus líneas en esa historia tan llena de retazos.
En una mesa frente a ellas, otros ovillos comenzaban a enredarse. Un animado grupo, compuesto en su mayoría por mujeres, que tal vez había empezado a beber horas antes, celebraba el cumpleaños de alguien desconocido para las tres (des)tejedoras.
Una figura femenina corpulenta, que posiblemente minutos antes había aplaudido o había tomado una foto de la cumpleañera soplando las velas, dijo con voz de cuchillo, mientras seguían los golpes en la mesacuadrilátero: “Yo no me voy a meter en eso. Que se den sus coñazos”.
Con la rapidez con la que se apagan las velas y con la irreversibilidad con la que se corta un hilo, los besos y abrazos de felicitaciones mutaron en golpes, arañazos y jalones de pelo. Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
Los hombres, presos en ese mundo de amazonas, finalmente se atrevieron a hablar: contaban, entre el asombro y la risa, lo que estaban haciendo cuando habían recibido un baño de cerveza, proveniente de la botella de una de las contrincantes. Las tres amigas pagaron la cuenta, pensando que habían descifrado el origen de muchos nudos, pero que otros ajenos se les habían atravesado, a los golpes. El mensaje era claro: había que irse de La Indiecita por esa noche, en la que quizás no habría más respuestas. Una voz masculina se quejaba: “Es que estas peleas ya no son reales, hasta los pelos son de mentira”.
En el suelo sucio yacía huérfano un mechón de cabellos sintéticos, que había sido despegado de la cabeza de alguna de las luchadoSin saber cómo, se separaron. La mesa se ras durante la pelea. Y es que sí, la maraña limpió y las tres ariadnas volvieron a sus nunca termina. puestos para recoger las cosas que quedaron abandonadas tras la huida. POR nathali gómez Caracas, 24 de mayo de 2015.
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Sabana Grande
El paisaje de Sabana Grande es un privilegio que la naturaleza ha brindado a las personas que hemos tenido el honor de nacer ahí.
Por sus apellidos, las familias que se han radicado allí deben ser de origen colombiano: Apolinar, Camargo, Ceballos, Guerrero, Herrera, Montoya, Núñez, Omaña, Orozco, Pineda, Rujano, entre otros. Según hemos podido confirmar, estos núcleos familiares se fueron estableciendo desde los tiempos de la Independencia, cuando Bolívar iba y venía hacia y desde Nueva Granada y, más recientemente, en los años de la incursión de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, quienes iniciaron su campaña para avanzar hacia Caracas por el estado Táchira con tropas, en su mayoría, de la frontera, y más allá también. En las costumbres de esta comarca no solamente ha influido Colombia; también hay rasgos de Mérida y aun de la región zuliana. Los habitantes de Sabana Grande, en gran parte, se han dedicado a la agricultura y la ganadería en menor escala. Se producen algu-
FOTO MICHAEL MATA
Se conforma este terruño, geográficamente, por tres villas o caseríos: Llano Largo, La Mesa y Osorio, ubicados de norte a sur entre dos montañas denominadas El Batallón (hacia el este) y San Telmo (hacia el oeste). Las zonas aledañas son Pueblo Hondo, Las Porqueras, El Tesoro y Venegara.
nos rubros que constituyen parte de la dieta diaria como papa, cebolla, ajo, apio, cilantro, perejil, frijoles y otros de menor consumo. Del ganado lechero se consume y se vende en La Grita leche, queso, carne, cueros. La gente de allí es muy católica: veneran al Santo Cristo de La Grita, a la Virgen de Los Dolores (su patrona) y a José Gregorio Hernández. Las paraduras del Niño Jesús son muy emocionantes y concurridas, aunque la tradición familiar ha ido desapareciendo a medida que fallecen las personas mayores. Hay dos iglesias, dos escuelas y dos dispensarios.
Caracas, 24 de mayo de 2015.
Las vías de comunicación y el clima son excelentes; aunque es una región muy fría, también hace calor cuando el sol está en su apogeo. El pesebre de Antonio Velasco es uno de los más importantes del estado y de Venezuela; además de su creación artística y religiosa, también se pueden apreciar en él elementos de historia y geografía. Otra razón para conocer Sabana Grande, parroquia Monseñor Miguel A. Salas, en el estado Táchira. POR Pedro C. Velasco
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SOBERANÍAS SEXUALES
Serendipia POR mARÍA gABRIELA bLANCO @EPALECCS ILUSTRACIÓN JESSICA MENA
Karibai y La Simpática comenzaron a salir. Son amigas con derecho porque La Simpática no quiere tener novia. La verdad, le tiene miedo al compromiso. Ya una vez lo intentó y, después de todo un período presidencial vivido, le cortaron el agua y la luz. Le he dicho que debe arriesgarse pero sin dormirse, que lleve la relación relajada porque Kari puede parecerse a ella, un alma libre que desconfía de todas y por eso no se empata, y si se empata las estafa cuando los celos se avivan. Ella, La Simpática, me entendió. Sin embargo, llevan como dos meses en un merequetengue que ni mi amiga Paola, “La Que Pao”, aprueba. En estos días, conversando las tres, la interrogamos: Gaby: “Bueno, chica, ¿y cómo te va con la muchacha? ¿Desde cuándo que no la ves?”. La Simpática: “Ahí vamos, nos hemos visto todos los días desde hace dos semanas, excepto los fines porque se va a Higuerote a la casa de su mamá. La Que Pao: “¿Y más o menos cuándo piensas cambiar al ‘Zapatito Roto’? Esa chama no te conviene, tú sabes que puede estar poniéndote pa’ llevar. G: “O como diría Carlitos, ¿hasta cuándo Rocky lleva coñazos, pues?”. LS: “No sé qué significa lo del zapato roto porque no escucho reguetón, Pao, pero no sé, hasta ahora las cosas van bien y creo que el otro fin iré a tu pueblo, Gaby. No tengo expectativas ni intenciones de avanzar en algo que desconozco, quizás solo estoy esperando que ella sea quien dé el primer paso. De cualquier forma, siempre contaré con ustedes, ¿o no?”. LQP: ¿Pa’ ir a Dos Barras a emborracharnos? Todo el año, tú sabes. ¿Con quién más vas a pasar tu despecho? Conozco a La Simpática, ella le va a contar todo a Karibai, por eso comparto con ustedes. Está nerviosa por ir a Higuerote, pero también está sintiendo, y eso es bueno. Leí en Cartas desde mi celda, de Bécquer, lo que sigue: “La primera sensación que se experimenta al arrancar un tren, es siempre insoportable. Aquel confuso rechinar de ejes, aquel crujir de vidrios estremecidos, aquel fragor de ferretería ambulante igual, aunque en grado máximo, al que produce un simón desvencijado al rodar por una calle mal empedrada, crispa los nervios, marea y aturde. Verdad que en ese mismo aturdimiento hay algo de la embriaguez de la carrera, algo de lo vertiginoso, que tiene todo lo grande; pero como quiera que, aunque mezclado con algo que place, hay mucho que incomoda, también es cierto que hasta que pasan algunos minutos y la continuación de las impresiones embota la sensibilidad, no se puede decir que se pertenece uno a sí mismo por completo”. Quizás ellas no están buscando ser novias y lo de amigas con derecho sea también una excusa. Lo que han experimentando hasta ahora no tiene nombre; podría decirse que están de serendipia. Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de mayo de 2015.
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ENTREVISTA
malú : más de 100 Recetas con guaguancó POR gustavo mérida @gusmerida1 Fotografías michael mata Caracas, 24 de mayo de 2015.
Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
22 Todo empezó en un cumpleaños pelabola porque el sueldo se le iba en alquiler. Con lo que le quedó de lo que llevaron hizo el mejor desayuno y vaticinó: “voy a hacer un recetario que será un éxito a nivel mundial”. ¿Exageración? un poco. solo dijo: “voy a hacer un recetario y seré millonaria”
Ella llegó tarde. “Lo voy a poner”. No fue una amenaza, ni siquiera una advertencia. Fue, e imaginen el tono, casi una súplica. “Ponlo”. Casi que se encoge de hombros. La frase con la que casi supliqué (lo voy a poner) la repetí un par de veces, hasta que lo conseguí: “Eso no lo pongas”. No lo puse. Tengo un secreto de Malú.
Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
Ella llegó tarde. Más de diez minutos, menos de quince. Para ser coherentes, o fidedignos, o por ganas de joder, retrasaré el principio de la entrevista unos minuticos, más de dos, menos de tres. Ella siempre, o casi siempre, entrega en la raya, la rayita del cierre, cuando ya pensamos que no va a llegar su “Recetario del pelabola”. Lo último que hace es la ilustración.
Caracas, 24 de mayo de 2015.
Quedamos en la plaza La Concordia. Casi al mediodía. Mata, el fotógrafo, mordisquea una empanada. Esquina de Hospital, parada de mototaxis, recostados de la pared, ensuciándola con el zapato derecho. Hay, como es normal en Caracas, mujeres caminando. Las miro, las admiro, no digo nada. Bueno, sí digo, pero no a ellas. A Malú le disgustan
Filo y borde los piropos. Lo anoto mentalmente como pregunta. Aquí viene la parte de retrasar la entrevista: la zona norte de la plaza está cercada. Es simple casualidad (no quedamos en encontrarnos aquí para decir que la plaza La Concordia está en remodelación), casualidad que tiene que ver con realidad, con gestión. Como la remodelación de Parque Carabobo, que tuvo que hacerse por culpa del “mostro” de Ramo Verde.
transcribo todas las onomatopeyas que ella usa con comodidad, se perderían, porque no es lo mismo leerlas que verla en acción. De risa fácil y mirada serena, Malú acepta terminar la entrevista en El Techo de la Ballena. No toma café y es exagerada. Exageradísima. Tanto que me contagió. Es tan exagerada que, cuando su verbo onomatopéyico ataca a la grabadora, las y los transeúntes me miran con conmiseración.
Malú llegó tarde (¿ya lo dije?), entró en una tienda para artistas plásticos y con la tarjeta de alimentación pagó dos pinturas, una negra y una blanca, a 420 bolos. Me explicó que los que venden baratos los aguacates no los aceptan. “En mi edificio hay un abasto donde el kilo de aguacate cuesta 300 bolos y aceptan tarjeta, pero resulta que cerca de Quinta Crespo están los señores que venden aguacaticos criollos a cien pero no aceptan la tarjeta, entonces prefiero dejar la plata para comprar la comida”.
Se mantiene ocupada creando. A veces cose ropa para gente (Tusa quedó por fuera), hace Comunicalle, escribe en la raya (¿ya lo dije?) el “Recetario del pelabola” y una columna para Correo del Orinoco (“La canalla mediática”). Malú es María Lucía y yo no lo sabía. Su rostro se llena de orgullo hablando de su padre, José Enrique Rengifo. “Él nació en Caracas pero es mitad paraguanero, se la pasaba montando caballo...”.
Mi interrupción, permítanme explicarme, fue porque pensé en los traqueos debido al —No joda, ¡sí! Un pelabola siempre está re- reciente trabajo del hipódromo (ver Épale CCS N° 128). Pero eso Malú no lo supo. solviendo un peo. Estás claro, ¿no? —¿Eres realmente una pelabola?
—Llegaste a 100 recetas. ¿Se va a acabar el “Recetario del pelabola”?
—¿Cómo “montando caballo”?
—Montando caballo, con una pata de un lado, una pata del otro y tucutún, tucutún, tucutún —No, no se va a acabar, va a mutar. Te ha- —dos o tres transeúntes me miraron como blo claro: a mí se me está acabando la ima- les dije—. Me pasé buena parte de la infancia ginación para tanta receta. Estaba pensando, montando caballo. Lo extraño un poquito. chico, ponerme a hacer un manual; porque yo hago ropa, hago muñecos, hago vainas, —¿Tu mamá? coso, estoy arreglando el piso del baño de —Mi mamá vive en Estados Unidos y es mi casa. Lo que pasa es que el apartamen- escualidísima. to se está cayendo. Un día estaba en la playa y dije: “¡Ay, qué bonitas las piedras!”, y aga- Otra vez le dije para ponerlo, otra vez dijo que rré la cava y recogí las más bonitas, de co- sí. “Pon también: ‘Te quiero mucho, mamá’”. lores, lisitas, chun, chun, chun. Llegué a la casa, vi un cemento, abrí una bolsa de arena —¿Cómo visualizas a las —para ese entonces yo usaba arena de fe- y los lectores de Épale CCS? rretería para el gato, que costaba 25, mien- ¿Quiénes son? tras que la de gato cuesta como mil bolos el —Ay, es todo el mundo, creo. No es que yo saco—, agarré la ponchera de remojar los diga que esto lo lee todo el mundo ni nada, trapos, el cucharón de la sopa y mezclé chan, sino que lo hace cualquier persona honesta, chan, chan y está quedando bien bonito. que no ande mojoneada. La gente mojoneada que lea el “Recetario del pelabola” dice: “Esto Malú llegó de una actividad de Comunicalle es una mierdaaaaa”. No digo que ser pelabola en Barinas y dejó solo a Tusa, su gato que no es bueno. Digo que si te tocó, pues échale bola está capado. Esa es la razón por la que no pu- y vive con alegría, resuelve, tripea. Una resueldimos hacer la entrevista en su casa. Ella es, ve. Lo que es bueno es vivir con alegría, ser para decirlo de algún modo, muy gráfica. Si feliz, sortear las adversidades y pasarla bien. Caracas, 24 de mayo de 2015.
La victoria soviética. La bandera roja, con el martillo y la hoz, izada sobre el Reichstag y con un fondo de Berlín en ruinas, simbolizó el triunfo del humanismo sobre la propuesta esclavista que la Alemania de Hitler intentó imponer por las armas al mundo. Así lo entendieron los amantes de la paz en 1945, antes de que la política de “guerra fría”, impulsada por Estados Unidos, impusiera su curiosa narrativa a la cultura occidental, en la que construyeron una similitud entre fascismo y comunismo que aspira a ser incuestionable. Curiosa porque cuenta como decisiva la participación estadounidense en la derrota de Alemania, a pesar de que todos los datos militares y políticos lo desmienten. Cínica porque deja creer que Estados Unidos fue a una batalla decisiva contra un país racista, cuando en realidad los gringos tenían una normativa legal segregacionista de tal magnitud que, terminada la II Guerra Mundial, al regreso las tropas tenían dos puertas de entrada: una para los blancos y otra para los afroamericanos. Si faltara algún detalle de la cultura racista en los Estados Unidos de la época, observe las películas tradicionales dedicadas a este hecho histórico y verá que los soldados negros eran choferes, mecánicos y cocineros, y prácticamente nunca protagonistas de una acción heroica. En contrapartida, el Ejército rojo era el bastión armado de una unión de repúblicas en las que se había dado una constitución que consideraba la igualdad de todos los seres humanos sin distingos de religión, nacionalidad, sexo ni clases sociales. Era, además, la expresión armada de una sociedad que había socializado la propiedad sobre los medios de producción y que confrontaba, a la vez, las dos peores condiciones del capitalismo: el fascismo, en la esfera política, y el reparto imperialista del mundo, en el ámbito económico. La victoria soviética fue también, en lo político, un triunfo de las fuerzas democráticas del mundo orientadas por la política del Frente Popular Anfifascista, diseñada por la III Internacional Comunista, que permitió la unidad de una amplia gama de fuerzas en todo el planeta para conjurar el peligro nazi. Freddy Fernández @filoyborde
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GASTRONOMÍA
PICHONES DE SIBARITA
LO IMPORTANTE ES LA SALSA POR ANDER DE TEJADA @EPALECCS FOTOGRAFÍAS MICHAEL MATA
Nos vimos parados frente a esa estructura que es imposible no conocer de vista cuando se camina constantemente por La Candelaria. El edificio, de nombre Casa de Italia, diseñado por Doménico Fillippone, es un lugar que recuerda al hotel donde se filmó El resplandor. Por dentro es una edificación amplia, con pisos de granito y decoraciones de los años 50, con escaleras en espiral y un ascensor que, como todo ascensor viejo, te hace dudar de su funcionamiento. Afortunadamente, el elevador subió los tres pisos con total normalidad y, al salir de él, entramos en un salón de fiestas de típico estilo de las residencias de la parroquia en cuestión: con su piso de granito, su amplitud característica y sus inmensos ventanales.
una más. Hicimos nuestra acostumbrada presentación: mira, pana, que si podemos tomar unas fotos. Sí-sí-sí, ragazzo. Mentira, no vimos un solo italiano en nuestro almuerzo. Tampoco lo exigimos, verlo no tiene ninguna importancia para nosotros. Los mesoneros nos atendieron amablemente y, cuando no había trabajo, se paraban uno al lado del otro mientras cantaban Abba, agrupación que, ese día, musicalizaba la hora de almuerzo.
Tras recibir la carta, preguntamos si había pasticho de berenjena, que estaba señalado como plato del día, y nos dijeron que no. En su lugar, nos recomendaron una pasta al El restaurante estaba casi vacío. Además de gratén: tornillitos bañados en salsa bechanosotros, solo había otra familia. Al rato llegó mel y salsa boloñesa, presentados en una
cacerola blanca. Michael optó por ese plato; yo, que siempre elijo la peor opción del menú, me decidí por una pasta cuatro quesos. Por cuestiones famélicas, casi se nos olvida tomar las fotos; por poco le echamos diente a aquel plato adornado antes de retratarlo. “¡Mierda, espérate! ¡Las fotos!”, sonó en todo el salón de fiesta/restaurante, mientras dirigía mi tenedor hacia el equilibrio estético del plato. Como tardamos varios minutos en la labor fotográfica, lo que supuestamente era una salsa cuatro quesos terminó siendo una natilla un poco tiesa que tuve que revolver para que recuperara su consistencia. Generalmente esta salsa tiene un sabor fuerte
RECETARIO DEL PELABOLA
JALEA DE MANGO CASI GRATIS POR MALÚ RENGIFO MALURENGIFO@GMAIL.COM
De niños nos enseñaron, a todos los pelabolas, que el ser humano se encuentra en lo más alto de la pirámide alimenticia o, al menos, casi. Cualquiera que apele a sus borrosos recuerdos de la escuela sabe que la cosa se resume en que las plantas, llamadas “los productores”, ubicadas en la base de la pirámide, son comida para los “consumidores primarios”: conejos, vacas, chivos y esas cosas; los conejos, las vacas, los chivos y esas cosas son comida para los consumidores secundarios, como los humanos y los tigres. Y luego vienen los zamuros y otros carroñeros llamados los consumidores terciarios, que se comen hasta el último bagazo que queda de lo que queda del repele de todos los demás. Esos tienen la comida asegurada. Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de mayo de 2015.
Elevado Av .
UrdanetaAv. Andres
Paseo Anauco
Bello Esq. Campo Elias
Casa de Italia
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Esq. Puente Anauco
o ir e sg bl de ir e e la u e p p su A Im Se Calidad Precio Ambiente Atención
debido al tipo de queso que se utiliza para hacerla. Esta no tenía ese sabor, me pregunto si siquiera le habrán echado los cuatro tipos de queso. Más bien, sabía como una bechamel cualquiera. La de Michael tenía mejor aspecto y mejor sabor, aunque de ninguna manera llegó a la espectacularidad. Los precios en Casa Italia oscilan entre 300 y 400 bolívares por plato. Los jugos están en 100 y los refrescos en 90. No venden alcohol, a pesar de tener la placa de expendio. Al postre no lo conocimos. Se puede ir, aunque lo más rescatable del lugar no es la comida sino el lugar en sí mismo, por la arquitectura que te devuelve, si es que alguna vez estuviste ahí, a los años 50.
Como yo estaba chiquita, se me ocurría que si quería comer un día y no tenía dinero, lo que tenía que hacer era salir a matar un bicho comestible y listo el pollo, pero resulta que en Caracas ya no quedan animales que se coman, a menos que sea uno capaz de despescuezar a una guacharaca de las que viven en la entrada de la UCV que da hacia Plaza Venezuela, o posea la habilidad para matar una guacamaya azul con una china. Sí, Luis. Aferrados, por honor, a la idea de no comer perros ni gatos — aunque en los chinos siempre hacemos chistecitos—, nos queda una sola opción: las plantas, y es en una incesante búsqueda de alimento vegetal en las calles de Caracas que puede usted encontrar el secreto para mantener en su nevera siempre alguna comidita gratuita, sabrosa y de temporada como, por ejemplo, una jalea de mango.
mangos. Así que barata-barata no le va a salir, a menos que se vaya a recorrer la ciudad en busca de la mata e’ mango que necesita, o tenga la osadía de irse bien tempranito a caerle a pedradas a las matas de mango del parque Miranda, cosa que no le recomiendo, porque todos los pelabolas de la ciudad hacen lo mismo y al final ni siquiera dejan crecer los manguitos. Entonces supongamos que usted consiguió en la Cota Mil, o en el Ávila, o en la UCV, o creo que hasta en la UBV una mata e’ mango que le regalara una buena docena de mangos pintones. Lo que tiene que hacer a continuación es simplemente irse a su casa cargando ese poco e’ mangos y ponerlos a hervir sumergidos en una perola llena de agua.
Cuando los mangos estén cocidos, se hincharán y se les romperá un poco la concha. Entonces, luego de enfriarlos un poquito, pélelos y ponga la pulpa en una perolita aparte, écheles azúcar al gusto (por Si no es callejero, prepare el bolsillo… lo general necesita bastaaaante, pero eso no es bueno para la salud y En el Central Madeirense de La Concordia, el kilo de mango está a además está difícil encontrar azúcar) y cocine removiendo hasta que 84 bolívares. Para preparar una buena jalea de mango que le alcan- tenga consistencia de jalea. Si le queda aguaíta como una mermelada, ce para merendar varios días, usted necesita, al menos, unos diez cómasela, que igualito es bien sabrosa. Caracas, 24 de mayo de 2015.
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CRÍTICA Y MEDIA
Cinenrollos
LA TRAMA COTIDIANA
TEATRO Y REALIDAD (I) Estoy convencido de que es imposible que el teatro, el arte en general y cualquier otra actividad humana no parta de la realidad y la refleje. Entendiendo que “la realidad” es una categoría, una parcela perceptual de un universo que hasta a los científicos les cuesta definir. Cuando decimos realidad, nos estamos refiriendo a una entelequia que asumimos como fáctica. Y ningún artista puede realizar su obra saliéndose de esa realidad. La refleja en el tema, en la técnica, en la descripción, en el tratamiento, en el lenguaje. Bertold Brecht, cuando quería tocar su inmediata realidad política, solía utilizar una circunstancia lejana, como un cuento desarrollado en China, por decir algo. Los modernistas, que trabajaron a conciencia la evasión y el exotismo, lograron dibujar su momento histórico mejor que nadie. Así sabemos del contexto y los conflictos políticos, sociales y culturales de Nicaragua y de la región a finales del siglo XIX y principios de XX, cuando Rubén Darío nos habla de elefantes, de Venus, Eros, Cleopatra, princesas y otros exotismos. Dos fenómenos provocan la imposibilidad de la evasión: el artista solamente puede expresarse a partir de sus referentes, entre otras cosas, porque el lenguaje, tanto el idioma como el entramado de
BIG HERO 6 Y SONG OF THE SEA. He tenido
un oficio artístico, están construidos a partir de referentes. Los trágicos griegos hablan de dioses y reyes legendarios, pero las ambiciones, los sentimientos, las motivaciones son incuestionablemente de la cotidianidad humana. La especificidad de cómo influye la realidad en determinado creador cobra un interés capital a la hora de acercarnos a un dramaturgo u otro. Pongamos como ejemplos a César Rengifo y a José Ignacio Cabrujas, dos dramaturgos emblemáticos de nuestro teatro. Ambos se identificaron con la izquierda, ambos generaron una obra que se suste nt ab a con el referente político y social de la Venezuela que les tocó vivir. Podemos comprender cómo esa realidad provocó visiones distintas y, por ende, preocupaciones y expresiones distintas. El petróleo, por ejemplo, en Rengifo provoca su Tetralogía del petróleo; en Cabrujas resulta en Profundo. El primero habla de los efectos nefastos en la clase desposeída y el segundo en la clase media urbana. La lucha de clases establece la línea argumental de Rengifo, mientras que Cabrujas construye su imaginario a partir de los efectos psicosociales de la Venezuela que abandona lo rural y se casa con la riqueza fácil. Esta historia continuará. Por Rodolfo Porras
la oportunidad esta semana de ver dos películas animadas excelentes: Big Hero 6 (Gran héroe 6), producida por Disney y ganadora del Oscar el año pasado, y Song of the sea (Canción del mar), irlandesa de producción independiente y también nominada al mismo premio el pasado año. Big Hero 6 es un buen filme de gran despliegue visual, donde un niño genio se topa con un robot creado por su hermano mayor y que luego se encuentra inmerso en la búsqueda, con unos amigos, del posible asesino de este último, creando una nueva cofradía de superhéroes. Lo más interesante, además de la complejidad visual de la animación, que deslumbra, es la comprensión del personaje principal de que la venganza puede destruir no solo al vengador sino a todos alrededor. Canción del mar basa su historia en una leyenda celta que cuenta cómo algunos humanos pueden transformarse en focas: son los llamados “selkies”. Esta película, a diferencia de la anterior, es realizada en animación tradicional 2D, en la que el diseño y los dibujos son realizados a mano. El resultado es impresionante, mágico. Tenía muchísimo tiempo que no veía una película que me emocionara tanto, con marcadas influencias del movimiento cubista y con una historia más afín a las que se realizan en el Studio Ghibli japonés (El viaje de Chihiro, Mi vecino Totoro) que a las realizadas por los estudios gringos. Con esto me aventuro a decir que Canción del mar se acerca más a una pieza única, a una obra de arte. Gran Héroe 6, si bien impecable, recuerda mucho a animados como Los Increíbles, Cómo entrenar a tu dragón e, incluso, a Spider Man. Pero al igual que E.T. El extraterrestre, en Gran Héroe 6 las tristezas y conflictos de un niño son superados solamente por algo que no es humano; mientras que en Canción del mar toda la trama, a pesar de que se trata de una leyenda, nos conecta con lo más profundo de nuestra humanidad, que no es otra cosa sino las historias contadas por los pueblos ancestrales y mantenidas por la tradición oral. Si bien ambas son disfrutables, una está llena de explosiones y artefactos para que el ser humano sea mejor (¿les suena la premisa quizá a capitalismo?); la otra está llena de emociones y alto contenido humano. Me quedo, sin pensarlo dos veces, con Canción del mar. Mauricio Sánchez Díaz diaz.mauricio@gmail.com
Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de mayo de 2015.
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CUENTOS
RAJATABLA (XIX) POR LUIS BRITTO GARCÍA ILUSTRACIONES ALFREDO RAJOY
Caracas, 24 de mayo de 2015.
Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
28 RELACIÓN
inocultable siendo indefinible siendo indemostrable debo estoy obligado no me queda otro camino no puedo actuar de otra manera específicamente particularmente antes que todo antes que nada por ningún motivo por ningún concepto terminantemente no nos está permitida otra opción por el contrario desde luego como no a como de lugar por idénticos motivos por similares causas por razones que son de su conocimiento en contestación de su amable por lo visto a juzgar por si nos atenemos siendo público y notorio por
cuanto es violatorio por cuanto no se ajusta siendo así que cumple con los requisitos examinados cuidadosamente los argumentos paralelamente adjunto a la presente no cabe la menor duda resulta inexplicable resulta sorprendente es contrario a toda lógica se debe apreciar es necesario tomar en cuenta resulta de impostergable necesidad es curioso en honor a la verdad ahorrando los preliminares por ser del dominio público en atención a la brevedad en el mismo sentido y en medio de todo esto tú soplándote la nariz en el pañuelo.
EL PASEO
blusa nylon-falda de no sé qué coño —ojos encharcados de maquillaje— me olvidaré de esa cara, se me ocurre. Nos situamos tras el camión de una vidriería, a mí me molesta el traqueteo del carro y tanto acelera-freno, freno-acelera, yo creo que es la debilidad general, de todos modos, a la derecha, muchachas con maquillaje y cuadernos a la altura del pecho-sostén-teticas, Mecanografía Taquigrafía English School, pienso la primera de ellas, qué piernas, si yo estuviera en la acera decirle buenos días y estarle hablando tres cuartos de hora de sus piernas; seguidamente vendedor de chicha-fotógrafo ambulante-vendedor de
espejitos-policía (tantos policías, y cómo uno nunca los nota); la cara de éste es achinada; tiene un barrito en la nariz y es imposible distinguir más nada. Es mediodía o no es mediodía o será mediodía las once de la mañana la una de la tarde la once y media las doce y cuarto, pero si mirando el reloj del que está al lado se puede saber, no, preferible no mirar. Deben estar saliendo las escuelas, sí, pasaremos junto a alguna escuela que sale, habrá muchos niños mentando madres muchas caras de niñas que verlas es como grabar iniciales en un árbol y pensar: no durará, en vez de eso, señoras muy gordas con
Para esto para aquello para lo otro por lo tanto por lo visto por consiguiente en virtud de que en atención a que en consideración a que debido a que siendo así si tomamos en cuenta que siendo inevitable que gratuitamente indiscutiblemente necesariamente impostergablemente contrariamente negativamente simultáneamente en relación a en por cuanto de resultas en consecuencia en resumidas cuentas en breve siendo obvio siendo claro siendo irrebatible siendo inconfundible siendo
En el carro me toca el asiento de atrás, en el medio, como es natural y casi inevitable y yo estoy un rato parpadeando porque hará unas cuatro o cinco horas que ha llovido y el cielo está nublado pero muy luminoso y en las calles hay, cuando no barro amarillo polvaredas rojas y el tráfico está muy trancado. Así, uno se fija muy bien en las cosas: motociclista a la derecha con camisa a cuadros y moto que hace popopopopprooo cuando cambia el semáforo; secretaria o ama de casa o lo que fuere, muy joven, que va a cruzar la calle y se detiene de repente pero en un instante que se la ve Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
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29 PUNCTAE
dos o tres preescolares niñas y niños que las circundan como sistemas planetarios y oyen muy indiferentes el regaño en italiano o en vasco o reciben las dos o tres cachetadas necesarias antes de cada semáforo Pare-pase-cuidado-peatones. Heladeros tin tirín tin tirintín, árboles en una calle que antes era residencial pero que ahora es pura moto de reparto puro camión de lavandería puro negocio Hotel Cádiz Repuestos Di Stefano y el tierrero, semáforo colgado alto alto rojo amarillo verde, coño el arte pop, pienso, museos del mundo que no veré (todos) galerías famosas donde no expondré un carajo (todas), no, todavía es muy temprano, no debe haber en las calles una sola puta. Un cine anuncia El Robo del Siglo. Tengo tiempo que no voy al cine. El pasajero de al lado enciende un cigarro y desde luego no me ofrece, todo se va poniendo gris y no sé si es el nublado o el cansancio, avenida, postes, viaducto de concreto, por fin una larga recta a toda velocidad, entonces veo el motociclista que ha pasado delante, la camisa naranja, abombada por el aire, tiembla como una llamarada con un efecto de lo más arrecho velocidad–curva–flameo–distancia–subida–bajada–curva–perderse por una salida lateral de la avenida y entonces opacos camiones o carros libres o un Mercedes con chofer y viejo atrás que lee un periódico con titulares: 2 jonrones anoche. Una morena espera a que cambie el semáforo para cruzar. No se fija en mí a pesar de que me la imagino en un bidé y pienso el eterno femenino nacer morir el hospital de maternidad el hospital traumatológico el cambio de semáforos. En ese momento reconozco la vía del aeropuerto, con mucho tráfico debido a la hora pero no totalmente trancada. En el asiento trasero del carro de adelante, está acodado un niñito que nos mira. Hay mucho brillo en las platinas. Esta tarde me llevan al campamento antiguerrillero para matarme, como el viaje es por aire subirán mucho me tirarán al vacío desde el aparato. La cara de la mujer se me había olvidado, tras la autopista veo las avionetas del aeropuerto, una está aterrizando, muy bonita, y a lo lejos se ven las siluetas de los helicópteros, muy nítidas a pesar del camuflaje militar. Aunque esfuerzo la vista, no puedo distinguir a esa distancia cuál de ellos es el que espera.
Caso desagradable que ocurre al final de una persecución en una tarde del sábado muy tranquila con nubecitas demasiado muelles en un cielo demasiado claro. El perseguido, acorralado al final del pasillo de un edificio y con la última bala de la browning, de repente se encuentra metido dentro del cuerpo dentro de los zapatos de dos tonos dentro del casco color de cieno dentro de la guayabera del perseguidor que avanza munido de credenciales y de la thompson olorosa a aceitera y seguido por otras demasiadas thompson y colts olorosas a azufre. Con rápida inteligencia el perseguido —ahora perseguidor— supone que el cambio ha sido mutuo y que dentro de su cuerpo acorralado al final del pasillo debe estar el perseguidor, ahora comprobando la única bala ahora sintiendo los múltiples pasos de tantas thompson tantos colts tantos cascos; por lo tanto, se le plantea la necesidad de aniquilar a su anterior cuerpo antes de que el perseguidor que ahora lo habita explique, señale, acaso convenza. En ese instante, el perseguido vuelve al cuerpo del perseguido, a su irremediable pasillo sin salida, a su irremediable bala única, a oír confundirse con el golpe de su corazón el golpe de los pasos acelerados que le dicen que el perseguidor, consciente de la inseguridad que crea este cambio de cuerpos, se apresura decidido a matar antes de que el cambio se produzca de nuevo y los papeles se inviertan de una manera casi irrevocable. El perseguido mecánicamente monta el percutor y en ese instante, con un desfallecimiento, verifica que de nuevo ocupa el cuerpo zapatos guayabera casco thompson credenciales del perseguidor que sube velozmente escaleras; y aprieta más aún el paso para balacear el que fuera su propio cuerpo, antes de que un nuevo aterrador espantoso inexplicable cambio lo haga habitarlo. A punto de doblar el recodo que conduce a la ratonera final, el perseguido vuelve a ocupar el cuerpo del perseguido, y por los oídos de éste oye la prisa final del perseguidor que corre para aniquilar a su presa antes de que acaezca otra transmutación. En ese instante sucede otro cambio y luego otro, y así, a medida que las dos bocas de fuego se acercan y antes de que estalle el llamear de la pólvora y sin que se sepa en cuál momento preciso de éste, perseguidor perseguido perseguidor perseguido perseguidor perseguido perseguidor perseguido. Caracas, 24 de mayo de 2015.
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30 EL HOMBRE EN PIEZAS
Admitida la longevidad interviene el azar que secciona y aplasta miembros y se crea la necesidad de reponerlos, manos de indestructible acero pies aluminio articulaciones de fulgurante titanio, intercambiables, desmontables, autopropulsadas y mejor que todo perfectibles, así, manos de cincuenta o sesenta dedos capaces de pianificar lo impianificable, piernas con ruedas o tracción de oruga o incidentalmente hélices, antebrazos retráctiles ojos telescópicos capaces de ver los rayos cósmicos riñones capaces de
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filtrar el lactato del cansancio la toxina del sueño el ácido de la vejez corazones capaces de resistir la radiación y el fuego, luego recuerdos conectables y desconectables al cabo entre amigos préstame tu mano taladro pásame tu ojo sensible a los neutrinos te cambio este oído que escucha el calor por el que oye la luz te devuelvo tu oxigenador sanguíneo oh y las memorias las memorias también enchufables y desenchufables, recuerdos de una mañana de juventud nociones sobre cálculo tensial una cierta noche de orgía clasificación de las dermatofitosis así
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poder ser a la vez varias personas a lo mejor contradictorias al final socialización de tanta ferretería desde entonces colectivas y distribuibles antenas experiencias místicas dedos sopletes recuerdos de desfloración giróscopos palabras de mamá martinetes orgasmos músculos hidráulicos melancolías árboles de leva emociones estéticas transistores yo, pequeño, iba por el bosque y respiraba un cierto olor de pinos. Próxima semana: Rajatabla (XX).
SANTOS DE VENEZUELA
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En este lugar Figura 5
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Cojo por Antigua Trabajar letra del Figura 4 Mira (inv.) lesión de las la tierra ABC caderas
Llaga, herida Figura 1
Mecate, cuerda Símb. quím. sodio 14ta letra del ABC
Dar al piso
Meza al niño Subcultura
Web de Rumanía
Figura 6
Ennegreced, negread Siglas de OVNI en inglés
País cuya capital es Mascate
Última parte del intestino grueso
5
Empuñadura Caucásica
Figura central
Pilotar, tripular Carcomeré
Jacte, glorie
Ego
Desenganchan, destraban
Anomalía (inv.) Temática, tema Golondrina: canto, chillo
Sujetapapeles
Reseco, sediento Litigar, demandar
Escuchaba Aeronave
Onomatopeya de un golpe
Rompecabeza 3ra persona del singular (inv.) Consonante repetida
6
Nacido en alta mar
Leña o carbón encendidos
Lloriqueaba Canoa, bote
Bueno, fino
Voz para abuchear
Bebida Marítimo: Apuntar, alcohóvela cua- Vocales insinuar drada o abiertas lica redonda
Andar
Nivel, altura
Código de signos convenidos
Átomo con carga
Espantarían las aves domésticas
Figura 2 Máquina Exponente del rock argentino Domésticos filipinos
Inform. De forma archivo Grade óvalo de com- matica: presión contracción
Perciba, percate
Planta, de tronco leñoso y elevado
Manojo de mies cortadas Pus
Título de nobleza
Textual
Río de Perú
Punto cardinal Expresión
Acudes, concurres
Retorna, regresa Empresa de videojuegos
Fatuo, simple y como pasmado
Símbolo químico del molibdeno
Ins. Nac. de Indus. Voz para ahuyentar
Figura 3
Gotea, escurre
Apócope de uno
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POR NATALY SANOJA
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www.sinapsispasatiempos.com epale@sinapsispasatiempos.com @SPasatiempos
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“Cada pueblo venezolano tiene un santo tutelar y anualmente celebra sus fiestas como ceremonias eclesiásticas, procesiones, juegos para niños y adultos, ferias y bailes populares en lugares públicos”. Fabiola Mendoza Fernández
SOLUCIÓN DEL ANTERIOR
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CUENTOS DEL ARAÑERO
La solidaridad POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón l. "razor" balza
En cada viejita que veo también recuerdo a Rosa Inés, que Dios tenga en su gloria, porque es la misma cara, son los mismos ojos pícaros, las mismas arrugas, es el mismo cabello largo y blanco. Es la misma bondad. Aquella anciana con un problema renal: “Se me tranca la orina”, me dijo. ¡Ay!, se le tranca la orina, ¡Dios mío! La operaron, se le reprodujo no sé qué cosa, pero entonces la tienen acostada en una camilla que no tiene ni colchón. La camilla pelada, frío aquello, la pobre viejita. Entonces está de medio lado porque no puede estar acostada de frente, de medio lado con una sonda y una bolsita, para que vaya drenando. Imagínese que usted quiera orinar y no pueda. Uno a veces anda por ahí corriendo a ver dónde orina, porque no aguanta. Imagínate que eso sea todos los días. ¡Qué sufrimiento para una viejita! Entonces ahí la tienen de medio lado y con la cabeza doblada porque no hay una almohada, una bendita almohada no hay. Ahora, yo le pregunto a los médicos, ok, el hospital no tiene almohadas. Pero, ¿no hay un vecino en la esquina que pueda prestar una almohada a esta hora? Se supone que a esta hora todo el mundo está trabajando, no está la gente durmiendo. No todo el mundo puede estar acostado con una almohada. Vayan a buscar una almohada. Apareció una almohada a los cinco minutos, o a los tres minutos. Y le pusimos su almohada. Si hubieran visto cómo le cambió la cara cuando le pusimos su almohada. Esas son las cosas, esos son los detalles que hacen a los grandes pueblos. La solidaridad, el amor, sea quien sea.
Arturo Uslar Pietri La vida, decía alguien, es como una obra de teatro. Yo recuerdo mucho al escritor Arturo Uslar Pietri. La vez que lo visité en su casa, lo conocí y le saludé. En esos días se había retirado de una columna que tenía en el diario El Nacional, y le pregunté: “Doctor, ¿por qué usted se retiró?”. “Mire, antes que me echen —algo así me dijo—, porque la vida es como una obra de teatro, y yo me retiré a tiempo”. “Hay dos momentos muy importantes para un actor en una obra de teatro. ¿Cómo se entra en la obra? El momento en que el actor entra a la obra, ¿cómo entra? Y el momento en que el actor sale de la obra”. Entonces él me decía: “Yo salí. Usted entró. Vaya a ver cómo va a salir de esta obra”. Edición Número Ciento treinta. Año 03. ÉPALE CCS
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