Consejo Editorial
contenido
Directora
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Ismael Rivera
Mancheta y demás
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En Carmelitas ya no espantan
Kike Torres y “Toño Bicicleta”
María B. Chacín Kay Yam Hung Gustavo Mérida Ander De Tejada Marlon Zambrano
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Diseñadora
La masacre de Cantaura
Cuando el río entra y sale
Ilustrador
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Aquellos días
Sácala a bailar o ella baila sola
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Zulay Aguirre dará la batalla
Pichones de Sibarita
Clodovaldo Hernández, Ángel Méndez, Naile Manjarrés, Domingo Moreno, Andrés Eloy Hernández, Jessica Mena, Fátima Guariota, L. “Razor” Balza y Nataly Sanoja. Archivo Ciudad CCS. Fotografía de portada: Jonathan Mendoza.
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Impresión
Cine y televisión
Historias de la calle Lincoln (X)
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Jorge Rodríguez Gómez Felipe Saldivia Gustavo Borges Revilla Mercedes Chacín
— perfil
Editor Jefe
Carlos Cova
DirecTORa de Arte
Edarlys Rodríguez
COORDINADOR DE FOTOGRAFÍA
Jesús Castillo
Asesor Editorial
— ciudad
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Redacción
— mITOS
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Fotógrafos
Jonathan Mendoza Michael Mata
— minicrónicas
CORRECTOR
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MANEJADORA DE REDES
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LOGÍSTICA
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— entrevista
Colaboran en esta edición
Complejo Editorial Alfredo Maneiro Editorial Papirus Impresores 2004, C.A. epale.ciudadccs@gmail.com
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Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114 Distribución: 0212-8085843 Depósito Legal: pp201202dc4166 Una publicación de la
— crítica y media
— cruci compacto
— EL MENJURJE
— MÚSICA
— mIRADAS
— sexodiversidad
— gastronomía
— novela
— cuentos del arañero
Revista Gratuita Circula los domingos con el Diario Ciudad CCS búscala de lunes a viernes en nuestra sede: esq. san jacinto, edif. gradillas “c”, piso 1, al lado de la taquilla única de servicios municipales y en la librería-Bar el techo de la ballena, edif. Gradillas “A”, planta Baja, Bulevar del Eterno Retorno
Premio Nacional de Periodismo “Simón Bolívar”, 2014 y 2015. Premio Municipal de Periodismo “Guillermo García Ponce”, 2014.
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PERFIL
Ismael Rivera:
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la melaza que ríe, que canta y que llora “El Sonero Mayor” estaría cumpliendo hoy 84 años, pero se marchó a los 55, luego de haber colmado de melodía, belleza y poesía al Caribe y sus alrededores. Según Lil Rodríguez, Maelo “rompió moldes, esquemas, métricas, patrones, cánones y todo lo rígido que en música uno pueda imaginar” POR Clodovaldo Hernández clodoher@yahoo.com ILUSTRACIóN ALFREDO RAJOY
Si pretendiéramos definir a Ismael Rivera con algún verso de sus temas, muchos escogerían esa especie de autobiografía cantada que es “El incomprendido”, pero también podríamos optar por “Las caras lindas” y decir que Maelo, “El Sonero Mayor”, fue la melaza que ríe, la melaza que canta y que llora. Y es que en la manera de sonear de Rivera había mucho de la descripción que el compositor Tite Curet Alonso hizo de la negritud en esa legendaria pieza: Tienen de llanto mucha melodía / tienen belleza y también tienen poesía. Así era Ismael Rivera y así sigue siendo, porque no hay una sola noche en el vasto reino de la música caribeña en que su peculiar voz y su inimitable estilo no retumben en las fiestas familiares, en los ecos de la radio popular, en los audífonos de los salseros impenitentes, en el paso alegre de los bailadores.
inmortalizada por Bobby Capó en un tema que Maelo cantó con la inigualable expresividad que da la vivencia: Las Tumbas son crucifixión, monotonía, cruel dolor/ si sigo así, enloqueceré/ ¿Cuándo yo saldré de esta prisión / que me tortura mi corazón? Fue una etapa de gran depresión, pues como lo dice el melómano Ángel Méndez, quien lo conoció, “Maelo era un amante de la libertad”.
Si uno quiere contar la historia de Maelo, otra cosa que puede hacer es copiarse de Lil Rodríguez, nuestra mejor y más entusiasta investigadora de la música que brota de este mare nostrum. Cada año, por esta época, a propósito de la fecha de nacimiento de Rivera (5 de octubre de 1931), Lil le rinde homenaje al puertorriqueño. En una de sus semblanzas, Lil comparó a la orquesta de Rafael Cortijo con un pequeño ejército rumbero, en el que se dio a conocer “la artillería cantada de Maelo, que rompió moldes, esquemas, métricas, patrones, cánones y todo lo rígido que en música uno pueda imaginar”.
Superada esa mala racha, se dio a la tarea de reconstruirse, y ¡vaya que lo logró!, pues cuando se produjo el gran boom de la salsa, en los años 70, ya Rivera era una de las referencias indiscutibles. En la deslumbrante constelación de ese tiempo, Maelo brillaba por cuenta propia. Al retorno de la cárcel ya no estaba el Combo de Cortijo, así que formó su orquesta, llamada Los Cachimbos. Con ella pegó éxitos sensacionales como “El Nazareno”, el ya mencionado “Las caras lindas” y “De todas maneras rosas”. Ante tanto resplandor, la maquinaria de mercadeo de Las Estrellas de Fania ideó una estrategia para incorporarlo a la orquesta de orquestas. El tránsito por esa galaxia fue breve, pero de él quedaron evidencias eternas como el dúo con Celia Cruz en el tema “Cúcala”. También, por supuesto, permanecen los recuerdos y las grabaciones de míticos conciertos en lugares como el Madison Square Garden, en los que la voz de Maelo alternó con el piano de Pappo Luca, el tres de Yomo Toro y con otros colosos de la voz, como Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Ismael Miranda, Santos Colón, Adalberto Santiago y Pete “Conde” Rodríguez.
Cortijo y Rivera fueron amigos, socios y compadres. El merecido éxito que lograron en los años 50 los había convertido en una referencia de la movida latina. Como en tantas otras historias, entre la fama y la infamia hubo rápidos pasadizos, de manera que en 1962 Rivera fue a dar a la cárcel en Estados Unidos, procesado por posesión de droga. No fue tratado como la estrella musical que ya era, sino como el negro puertorriqueño pobre que había sido antes. La prensa, como también suele suceder, se encargó de demoler su imagen. Ya no era el limpiabotas y albañil que había triunfado gracias a un excepcional talento, sino un latino dañado más. Estuvo en varias prisiones durante casi cuatro años, incluyendo un tiempo en una cárcel de Kentucky que tiene varios pisos subterráneos, razón por la cual se le conoce como “Las Tumbas”. Su pasantía por ese penal fue
La muerte de su compadre Cortijo en 1982 sumió a Maelo en una gran tristeza, pues, según afirma Ángel Méndez, “El Sonero Mayor” era un amigo incondicional. Durante sus últimos años ya no fue la melaza que canta y que ríe, sino la melaza que llora. Volvió a la calle Calma de su Santurce natal, al lado de su madre Margarita, tantas veces mencionada en sus bien templadas improvisaciones. Casi pobre de nuevo, Ismael Rivera murió de un infarto el 13 de mayo de 1987, mientras veía televisión en su casa. Todo Borinquen se hizo presente cuando lo llevaron al cementerio de Villa Palmera. Su funeral fue el acabose, tal como lo predijo al cantar “Entierro a la moda”, muchos años antes: Que vayan tocando mambo, / sones, rumbas y guarachas / pa’ que todas las muchachas / con sus parejos vayan echando/ …y a lo mejor de la caja / yo me levanto y salgo a bailar.
Caracas, 4 de octubre de 2015.
Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
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el menjurJe
Las avenidas cerradas los domingos en Caracas para que la gente camine y ruede libre en bicicleta
sueño uno víctor valera mora
El 27: yo me acuerdo La incansable Liliane Blaser tiene un nuevo proyecto en Cotrain para conmemorar los 27 años del 27 de febrero de 1989, suceso conocido como El Caracazo, entrevistando a la gente que ella contactó para obtener sus testimonios hace la misma cantidad de años. 27F: La herida fecunda, historias revisitadas es el nombre del documental y la idea es volver a vivir para no olvidar. Para saber si eres uno de ellos o los conoces debes visitar la cuenta “El 27: yo me acuerdo” de la red social Facebook. Allí se publicarán las fotos de todas las personas a quienes Liliane entrevistó. Si conoces a alguno que esté en la página, o eres tú mismo, avísale a la gente de Cotrain, para así ir hilvanando realidades, viejas y nuevas. FOTO JOSÉ GRILLO
«
Cantaura aún espera «
Que los comerciantes sigan poniendo precios a ritmo de dólar paralelo aunque lo que vendan sea una pelota de moco.
Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
Pensar la ciudad El 2do simposio “Pensar la ciudad: realidades, procesos y utopías” se realizará desde el martes 6 al viernes 9 de octubre de 2015 en la Sala Rómulo Gallegos de la Fundación Celarg, a partir de las 9 am. Esta iniciativa se emprende con el fin de proporcionar una reflexión necesaria sobre el entorno urbano y la creación artística, convocando un universo amplio de investigadores al debate acerca de lo urbano como tema de estudio. Las personas interesadas pueden inscribirse a través del blog: http://pensar-la-ciudad-2015. blogspot.com/
Caracas, 4 de octubre de 2015.
Sobre el trampolín de los sueños el salto es ilimitado y los cuerdos y los desacuerdos son aptos para encender o apagar la luna y los tuertos son príncipes encantados y los idiotas ingresan a las academias y los muy vivos se hacen místicos y por sobre la espalda de los contrahechos [de la belleza se desplaza como un tren de vidrios rotos y no hay murallas y los prisioneros se vuelan de las cárceles y los traidores los cobardes los evadidos se curan en salud explicando que si los tiempos fueran otros ellos tal vez un día pero no ahora y los deseos son galimatías a veces en los sueños soplan terribles [tempestades y los dioses y los frenéticos como perras [paridas se disputan el reino de la muerte y los hambrientos arman el cielo de su bocas y tomas por asalto el humos de los [restaurantes y los crueles existen y no existen y el cáncer de los poderosos es un ojo que [no duerme y este no es el país de las hadas y las niñas sin muñecas y los niños elevando volantines de sueños y los que nada saben y no poseen nada y los que sueñan por no dejar porque aquí se pone el sol y despierta sobre el fusil de los oprimidos.
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CIUDAD
En Carmelitas ya no espantan La antigua edificación de correos, en pleno centro de Caracas, fue siempre un portal del más allá, repleto de sobresaltos. Desde hace algo más de un año se abrió como espacio cultural, espantando definitivamente los misterios de ultratumba POR MARLON ZAMBRANO @MARLONZAMBRANO FOTOGRAFÍAs Jonathan Mendoza
Caracas, 4 de octubre de 2015.
Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
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También se dictan talleres de cuatro para niños y adultos
Bonnet ha sentido escalofríos en los pasillos de Carmelitas
Hasta que llegó la electricidad, en 1897, Caracas estaba minada de fantasmas. Había de todo: hadas, duendes, La Sayona, El Enano de la Catedral, El Marqueahí, La Carreta del Cólera, La Mula Maneá, un conde sin cabeza, El Viejo, La Mano Peluda, ánimas solas y acompañadas que solo se podían combatir con plegarias, ensalmos y conjuros. Cuenta Rubén Monasterios que no había infante caraqueño que no estuviera signado por el terror, amenazado por sus padres según su comportamiento. Pero tampoco había padre tranquilo si estaba en procura de amante y se internaba en la lúgubre noche, a expensas de verse atrapado bajo el hechizo de un ser aparecido de la nada. La Guerra de Independencia trajo sus espantos, vivos y muertos, y en el fragor de las luchas, cuando se perdía la Segunda República y Bolívar ordenaba la partida hacia oriente en 1814, al menos 20.000 caraqueños, muchos de ellos con inmensas fortunas, dejaron enterrados en sus caserones alijos de joyas, prendas, platería, oro y todo lo propio de los “grandes cacaos”, huyendo de Boves y su terrible sed de sangre. Muy pocos volvieron. Los que no lo lograron y murieron en el camino, o durante la interminable conflagración, regresaron como almas en pena, señalando a través de luces, sonidos o simples sacudidas el sitio donde dejaron sus bienes materiales. Nataly Bonnet se sonríe y se estremece. Aunque no es capaz de testimoniar que ha visto “algo”, aclara que más de una vez ha sentido un espasmo gélido surcar su cuerpo, cuando a las nueve de la noche debe atravesar los pasillos del Correo de Carmelitas al término de su jornada laboral. Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
La Banda Marcial de Caracas al fin encontró su sede ideal
Es menuda y de brazos fornidos. Se podría pensar que no cualquier presencia física o espiritual puede con ella. Preside desde 2011 la Fundación Banda Marcial de Caracas y sentencia algo que suena como un sortilegio: “Cuando nosotros llegamos aquí, sentimos que estos espacios querían volver a la ruina, que buscaba convertirse de nuevo en un espacio fantasma; creo que la música, la poesía y la presencia de los niños han limpiado esa mala vibración”.
tructura pasó a convertirse en Oficina de Correos.
A partir del proceso de recuperación del casco histórico de la ciudad —luego de que Chávez exclamara, en 2010, desde la Plaza Bolívar “exprópiese”, para referirse a la necesidad de rescatar las edificaciones memoriosas en manos de comerciantes privados—, la edificación ubicada en la avenida Urdaneta, decretada Monumento Histórico Nacional en 1984, comenzó a recibir un tratamiento Fue en 1736 cuando se instaló una con- de recuperación de la fachada y de la infraesgregación de Carmelitas Descalzas, en la tructura en general, sumándose al nuevo tracasona que perteneció a doña Melchora mado patrimonial y cultural de Caracas. Josefa de Ponte y Aguirre. El escándalo fue mayúsculo cuando se informó a las El concepto Carmelitas autoridades eclesiásticas que se hacía casi Desde el año pasado vive una agenda frenética imposible la convivencia de las monjas de actividades, entre ensayos, talleres, cursos y por la continua presencia de espantos. Fi- presentaciones, a la que se suma un público nalmente, fue en 1933 cuando la infraes- participativo cada vez mayor. Caracas, 4 de octubre de 2015.
07 El Correo de Carmelitas forma parte del nuevo tramado patrimonial y cultural del centro de Caracas — plaza su retreta al estilo francés. En ella conviven 64 músicos que ensayan y hacen vida laboral.
Cuatros y huesitos
María Auxiliadora Durán es pensionada y tiene todo el tiempo del mundo, que usa para sus cosas. Ella esperaba expectante su turno al cuatro, mientras los chamos ensayaban con el profe Merlyn Briceño, un muchacho de 25 años que podría ser su nieto.
La alegría infantil desterró a los fantasmas
En Carmelitas coexisten, ahora mismo, el tradicional servicio de correos y las actividades que emprende la Fundación Banda Marcial de Caracas, que hasta tuvo que modificar sus estatutos para convertirse en una plataforma cultural. Por un lado, el Instituto Postal Telegráfico de Venezuela, adscrito al Ministerio de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, atiende en taquillas habilitadas los servicios de apartado, cartería, filatelia y hasta telegrafía que ahora se presta por internet. Además, han adecuado el espacio para exposiciones y se pueden adquirir postales, álbumes y sellos de colección de lunes a viernes entre 8 am y 4 pm. La Fundación Banda Marcial, adscrita al Gobierno del Distrito Capital, ocupa parte de la planta baja y el segundo piso de la edi-
Nunca “Compadre Pancho” sonó tan desafinado, pero Merlyn, entre risas, está claro que los niños vienen oxidados de las vacaciones. María Auxiliadora viene de recibir clases de guitarra en la Universidad de la Tercera Edad, pero ahora quiere algo más formal, y me jura que las clases en Carmelitas son excelentes y muy económicas. Merlyn asegura que lo fino de los talleres ficación que alguna vez perteneció al Con- es que los chamos aprenden, se divierten de Martín de Tovar. y trabajan en equipo. María dice que ellos también. A ninguno parece asustarle que la En las instalaciones dictan talleres de yoga leyenda cuente que debajo del edificio hay para adultos y niños, danza africana, expresi- túneles que interconectan con otras edificava y brasileña, tango, teatro, taller infantil de ciones aledañas, como Santa Capilla. Dicen música, guitarra y cuatro a módicos costos que allí se han encontrado huesitos chiquicon un objetivo autogestionario. Por esos de- tos, como de neonatos, por abortos de las rroteros también, organizan presentaciones Carmelitas que oraban durante el día y haartísticas los miércoles y viernes en el trans- cían lo demás en las noches. curso de la tarde-noche, y prevén, en corto tiempo, ofrecer espacio a los nuevos músicos Merlyn me lanza una tarjeta de presentay agrupaciones para ensayar o para presen- ción de la banda con la que mata tigres. tarse bajo el formato del “ventetú”. Bonnet me manda por mensajito de texto el correo y el teléfono para quien quieTambién es el hogar de la Banda Marcial ra más información e incluso inscribirse: de Caracas, agrupación de música clásica produccionbmc@gmail.com y 0212-8086451. que el 17 de diciembre de 2014 arribó a sus primeros 150 años, desde que nació Salgo de ahí y lo único que me espanta es a instancias del presidente Antonio Guz- el bululú de la avenida Urdaneta, siempre mán Blanco, quien quiso montar en la al borde, con sus misterios a flor de piel. Caracas, 4 de octubre de 2015.
Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
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MÚSICA
kike torres y “toño bicicleta” el cantante de cumaná recuerda que alcanzó los primeros lugares en Puerto Rico con un tema compuesto por marvin santiago POR Ángel Méndez @swing_latino FOTOGRAFÍA Jesús Castillo
Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
Caracas, 4 de octubre de 2015.
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Marcan el inicio de la plena tres panderetas que abren paso para que un güiro entre con fuerza y luego el cuatro puertorriqueño le ponga el sabor que tiene esa música tan llena de sabrosura. Difícil que alguien se resista en un arayé. Una cosa es decir y otra participar en el jolgorio. ¡Ay, bendito!, y… Mataron a Toño, lo mataron en Lares, / murió de un escopetazo y el pueblo lo sabe. Irrumpe la voz del cantante que se viene con todo. Una vez lo entrevistaron en La Zeta de Puerto Rico y le preguntaron si era de Carolina, porque tenía un sabor tan de la isla, un bembeteo tan boricua en su cantar… Un 29 de noviembre la noticia se regó / de que mataron a Toño y la bicicleta dejó. Decían: venía armado, por eso se disparó. / El Guardia le dijo alto y Toño dijo que no… El maestro Ramón Guárate, un locutor que vio crecer la radio en nuestro país, coloca el tema en su programa El acetato bailable, que se transmite todos los días por YVKE Mundial. Lo monitoreé y como soy amante de la bomba y la plena, “me pongo pa’ las cosas” para identificar al cantante. Me llevo una sorpresa descomunal: el hombre no es boricua sino de Cumaná… Le sigo escuchando y… Los guardias que dispararon decían a todo pulmón: “Le dimos un tiro a Toño, debajo del cinturón”. / El fiscal que está de turno, así en su investigación, dijo: “El hombre estaba armado, así quedó en su versión”… De Bayamón lo traigo para Venezuela y el mundo entero… Se trata de Enrique Luis Torrealba Quijano, pero todo el mundo lo conoce como “Kike Torres”, quien vio la luz un 16 de agosto de 1948 en esa Cumaná de Andrés Eloy, Salmerón Acosta y Ramos Sucre. Gente que se atreve y por eso pasa a la historia. En esta crónica podría decir que Kike comenzó en la música a los 5 años de edad, porque era ilusión de una tía, María, que
La vida criminal de Toño Bicicleta comenzó en 1968, cuando era agricultor y asesinó a machetazos a su esposa, Gloria Soto. Fue sentenciado a 185 años de prisión —
participara en un concurso en Radio Monagas. Lo hizo y ganó. Por lo entusiasmados que quedaron, lo inscribieron en la escuela de música José Gabriel Núñez Romberg. Allí se ganó las dos becas para venir a estudiar a Caracas en la Academia del profesor Eduardo Lanz. “Eso fue una bendición, porque al poco tiempo me contrató Discomoda y en 1967 me gané el Guaicaipuro de Oro como Revelación del Año. He trabajado con mucha gente. Comencé en firme con el maestro Carlos Guerra Bracho, luego integré el staff de cantantes de Orlando y su Combo y más tarde trabajé con Emilita Dago y el Combo Gigante, donde además estaban Víctor Piñero y Perucho Navarro. Cuando Emilita se fue a Miami, entró mi amiga Verónica Rey y finalmente “Chichí” Caldera. —¿Pero estuviste con Los Torrealberos? —Sí. Con la agrupación del maestro Juan Vicente Torrealba y participé en los programas La Feria de la Alegría, y también con Guillermito González y Carmen Victoria Pérez. —¿Se te hace fácil pasar de la rumba a la música venezolana? —Sí, lo que pasa es que yo soy un crooner. Además, canto en italiano y en yidis, el idioma hebreo, que me ha permitido estar en cuanto sarao se forma en la comunidad judía Caracas, 4 de octubre de 2015.
—¿Eres judío? —No, yo soy venezolano… jejeje
TOÑO BICICLETA
Luego de ingresar a Los Melódicos y, más tarde, a la poderosa agrupación del maestro Porfi Jiménez, Kike salta a Santo Domingo y de allí a Puerto Rico. Pasa tres años en el suelo de Juan Albizu Campos y trabaja con diferentes orquestas. Va de la mano del legendario pianista y compositor Jorge Millet, pero es con Carlos Torres, de Bayamón, que logra colarse en la radio boricua. Un tema del sonero Marvin Santiago que narra las peripecias de un “antihéroe”: Toño Bicicleta, un jíbaro bien castao. Vale la pena indagar en su historia. La vida criminal de Toño Bicicleta comenzó en 1968, cuando era agricultor y asesinó a machetazos a su esposa, Gloria Soto. Fue sentenciado a 185 años de prisión. A los dos años escapó y cuatro años después fue arrestado en el barrio Guaraguao en Bayamón. Estuvo preso en el campamento penal Sabana Hoyos, en Arecibo, hasta 1981, cuando nuevamente escapó. En 1987 secuestró a Dahiana Pérez Lebrón tras asesinar al novio de esta, Luis Rodríguez, y la mantuvo con él por ocho años hasta el momento de su captura y muerte a manos del agente de la policía estatal Luis Rosa Merced. El tema compuesto por Marvin Santiago alcanzó los primeros lugares en Puerto Rico y fue la consolidación de Kike Torres en suelo boricua. A su regreso, Kike decidió dedicarse a la pedagogía y actualmente imparte clases de canto. No deja la música, donde posee un handicap de 300 temas grabados. Se pasea —pero no en bicicleta— por los estudios de grabación. La semana pasada salió a la venta su más reciente producción, donde logró grabar con el maestro Hugo Blanco. Mientras, nosotros nos vamos de pandereta y seguimos en la propia plena: Mataron a Toño, lo mataron en Lares, /murió de un escopetazo y el pueblo lo sabe. Mataron a Toño, lo mataron en Lares, /murió de un escopetazo y el pueblo lo sabe. Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
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MITOS
inti y almeida POR reinaldo gonzález d. @odlanierØØ ILUSTRACIÓN JESSICA MENA
Tenía 14 años cuando ingresó a la guerrilla, en los años 70. “Le enseñamos a leer y a escribir, lo formamos como un combatiente…” (Francisco Javier Jiménez [Comandante Ruperto]). Fue captado en San Mateo, capital del municipio Libertad del estado Anzoátegui, y cumplió diversas misiones para el Frente Antonio José de Sucre, que funcionó en el Oriente del país bajo el mando de Américo Silva, Carlos Betancourt y Gabriel Puerta Aponte, del partido Bandera Roja (BR). Asignado a labores de inteligencia, aportó a la guerrilla información “que ayudó a asestar unos buenos golpes al gobierno” (Efraín Salazar [Lázaro]). Era un hombre de confianza.
La mañana del 3 de octubre de 1982, Inti solicitó permiso al Catire Rincón, comandante del FAS, para retirarse del campamento que habían instalado en Los Changurriales del Morocho Evans, cerca de Cantaura. Tenía que atender unos asuntos familiares, algo que se había vuelto frecuente en los últimos meses. En horas de la tarde, salió desde la base aérea Teniente Luis del Valle García a bordo de un helicóptero de la Disip...
Siguió a Carlos Betancourt tras la primera división de BR, en 1976, y se pacificó en 1979, pero no estaba a gusto con esa decisión y desapareció. En 1981 fue visto en el cuartel San Carlos. Visitaba al prisionero Pedro Véliz [Ringo], uno de los fundadores del Frente Américo Silva (FAS), para volver a la guerrilla. Véliz no dudó en escribirle a Puerta Aponte para que lo incorporara al Frente, aduciendo que era un hombre “con fuertes conocimientos en la parte operativa, en la estrategia militar” (Judith López Guevara).
El primer disparo, a las 5:45 am del 4 de octubre, pega en la cocina, orientado por el humo que sale del fogón. Dos aviones Camberra lanzan sus bombas, mientras dos Bronco ametrallan. Luego de tres pasadas, hay siete guerrilleros heridos. A todos los que intentan escapar por el Crucero de Campo Mata, como había instruido Inti, los esperan efectivos del Grupo de Operaciones Tácticas de la Disip y de la Guardia Nacional. La columna que dirige Alejandro Velásquez Guerra [Camarita] toma la dirección opuesta y corre con mejor suerte. El parte de guerra es harto conocido: 23 guerrilleros asesinados, 11 de ellos con tiros de gracia (sobrevivieron
Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
Caracas, 4 de octubre de 2015.
18); un capitán del Ejército y un funcionario de la Disip muertos. No era la primera vez que Norberto Rebanales [Inti] aportaba información sobre la guerrilla y sus movimientos, ni sería la última. Varios combatientes y simpatizantes del FAS sospechaban de él y su hemano: Alirio Rebanales [Almeida], pero la comandancia desestimó las advertencias. [Lázaro]: “Tres días después de la masacre logro llegar a Querecual a hacerme de pertrechos para regresar a Cantaura a buscar a mi hermano y al resto de los combatientes que quedaron escondidos, de quienes suponía estaban gravemente heridos en algún lugar, pero me detiene la Disip llegando a Querecual. Primero me torturaron por largo tiempo, luego me ofrecieron trabajo. López Sisco en persona me mostró la lista de delatores que estaban en la nómina del gobierno; entre ellos, por supuesto, estaban Inti y Almeida”. Los testimonios citados están recogidos en el libro Cantaura: la masacre anunciada, de Rafael Hurtado Bravo
MIRADAS
Cuando el río entra y sale POR gustavo mérida @gusmerida1 FOTOGRAFÍAS jonathan mendoza
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12 Advertencia: no hay ninguna mención al combustible más barato del planeta por la más sencilla razón: andábamos a pie. No hay ninguna mención a la señora colombiana que habla mal del socialismo, el nuestro, por la razón más sencilla: ella también anda a pie Día 1
Lo “inaceptable” es un concepto que, como todos los de su tipo, navega en un mar de contradicciones. Antes de llegar a la más icónica población de (tropo mediante) la ironía, La Fría, dos asuntos desviaron la atención del verdadero propósito de ir hasta Colombia: el reloj grandísimo con una hora inútil, imposible de no ver, que anuncia la gobernación del estado Vargas y también que en el avión de Conviasa, la línea aérea del Estado venezolano, las diligentes aeromozas ofrezcan, antes de las 10 am, refrescos de distintos sabores. “Ni papelón con limón ni café”, se queja Jonathan Mendoza, mi ordenadísimo compañero de viaje (tiende su cama al levantarse), experto en encontrar cosas que son, casi siempre, “inaceptables”. El calor de Maracay, de Acarigua, de Guarenas y de Valle de La Pascua, juntos pero no revueltos, no llega, pero ni cerca, al de La Fría, pequeño poblado de menos de 50.000 habitantes del municipio García de Hevia, estado Táchira, que forma parte de la Zona 2 en el Decreto de Estado de Excepción implementado por el presidente Nicolás Maduro el 21 de agosto de este año, y ratificado por la AN y el TSJ. El cierre de frontera y el decreto, para ubicarnos bien, fue una decisión que se tomó luego del ataque a traición por parte de paramilitares colombianos a una patrulla formada por militares venezolanos. Desde el principio, el gobierno colombiano ha insistido en denunciar violaciones a los derechos humanos de sus gobernados, aunque en Puerto Santander no vimos ni a un solo uniformado representante de ese gobierno.
2 modificaron el trozo de acera que les corresponde (si el concepto de Derecho de Frente se entiende así) con la extensión de su estética: aceras con granito vaciado, terracota, cerámica, cemento. La Plaza Bolívar es el espacio de los patineteros. ¿Los precios? Igual que aquí: un litro de aceite de oliva cuesta cerca de 4.000. Una cerveza a 60, a 100 en Boca de Grita. El kilo de pollo está por los 400, pero es pollo vivo. “Es para que lo traigan más rápido”, nos cuenta Hilda, la amable camarera del hotel.
Las mujeres de La Fría andan en moto, con sandalias, casco y chaleco. Casi que son mayoría, o por lo menos hay equidad; nunca mejor dicho “los y las motorizadas (póngale usted el calificativo) de La Fría…”. El estigma es nacional. Calles anchas, cuadras cortas; si no fuese por el calor y porque desde el punto de vista del turismo tradicional no hay mucho que ver, La Fría podría recorrerse caminando sin sobresaltos. La mayoría de los negocios de la Calle
No es que por estar un par de días en La Fría ya lo sabes todo. La comida callejera aquí es distinta: consiste en una enorme morcilla acompañada de papitas sancochadas con concha y troceadas a la mitad. 100 bolívares. Sí, las morcillas son enormes y probé una (por lo tanto, ya puede usted sentirse libre, o preso, de chalequear con el “chinazo”). A Virginia Zambrano, la tachirense que vende las morcillas, le mentí. Ella me ofreció “agua de panela” a 50 y la rechacé, no porque no tenía más dinero sino que hay que pedir factura para todo lo que se gasta y hay sitios, como este de las morcillas, que no tienen factura. Igual Virginia me lo sirvió, brindándomelo y echando por tierra las palabras de un maracucho, primo del embajador de Venezuela en Colombia y, como él, nacido en la casa que queda diagonal a aquella donde nació el general Rafael Urdaneta y que no quiso que lo grabara, quien me aseguró que en La Fría nadie brindaba nada. Antes de partir, tropezamos con él mientras desayunábamos pizca andina en La Cotorra de José, un pequeño y bien atendido restaurante. Le contamos la historia con Virginia e insiste: “Seguro que ella no es de aquí”. Pero tenía la carta bajo la manga: “Fue lo primero que le pregunté. Es nacida y criada en La Fría, compadre”. Callar a un maracucho no es cosa fácil. También hablamos con otro que manejó durante 35 años, siete meses y doce días la ambulancia del pueblo. Andaba armado con un cuatro que cedía casi que gentilmente, pero descubrí su ardid: ni Jonathan ni yo pudimos sacar una nota de-
Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
Caracas, 4 de octubre de 2015.
cente. Entonces te retaba a contrapuntear y de bolas que ganaba. Tocaba bien. El maracucho que se equivocó con la amabilidad de toda la gente de La Fría, terminó de comer su pastelito de queso en silencio. Vivir viviendo. Así decía Hugo Chávez. Se supone que estamos en la frontera para ver cómo es la vaina. Aterrizamos en el Aeropuerto Internacional Francisco García de Hevia de La Fría, que para ser internacional es pequeñísimo, si uno se entretiene con el turismo convencional. Desde aquí hasta Boca del Grita, la población más cercana a Puerto Santander, Colombia, un taxi cuesta 2.000 bolívares. En autobús, 70. El viaje dura unos 40 minutos. “La Fría no produce nada”, asegura el primo del embajador. Este señor se divierte dando de comer a los gatos que, de verdad verdad, acuden presurosos a su llamado. Salen gatos de todas partes de La Fría cuando él los llama.
El Queipó, con acento en la o
Frente a la Casa de La Cultura —donde sesionó especialmente la Asamblea Nacional el pasado 2 de septiembre— y el liceo José Félix Ribas están asfaltando la calle. Pareciera que La Fría se quedó a medio camino entre el pueblito y la ciudad. Donde hay siempre una cola segura es frente al cajero automático de Banesco. Este municipio, García de Hevia, comprende tres parroquias: la homónima, Boca de Grita y José Antonio Páez de Orope. Aquí, a la trufa, ese delicioso postre de chocolate con ron, le llaman queipó, le agregan coco y le transforman en algo por lo que, si no se pudiese hacer en Caracas, valdría la pena volver. La Fría tiene un espacio abierto, como una plaza, pero sin bancos ni aspecto de plaza. De nombre indeterminado, entre el terminal y la Casa de la Cultura. De repente se vio invadido por indígenas de la sierra de Perijá, de la comunidad Sheretmu.
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De la Sierra de Perijá a La Fría
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En esta trocha nos rebotaron
“Voy a decir la verdad: allá casi no vendo nada. Por eso nosotros venimos para aquí. La ayuda de ustedes, que van a dar, que sea serio. Porque somos hombres, ya somos adultos. Yo tengo mi familia, tengo cinco niños y niñas, entonces yo quiero que ustedes ayuden a este señor, porque este señor no está así como nosotros: él está enfermo. Entonces yo quiero que ustedes me ayuden con el señor, con el suegro mío. Que me ayuden con seriedad y con la verdad, porque yo por mi parte estoy sufriendo con él, porque yo me gano para la comida no más, yo estoy dándole a él todo. Mira el zapato mío. Ropa mía se está acabando. Pido ayuda, por una parte, para que me alegre el corazón mío. Es lo único que voy a pedir a ustedes”. Quien así habla es el indígena Osvaldo Romero, que está aquí pasando roncha. Así es como se convierte una crónica en un maldito, otro, artículo de opinión: hay mucha gente que se queja por la cantidad de dólares preferenciales para viajar. Se alegrarían, quizá, si pudiesen comprar baratos o caros todos lo que quisieran. La alegría en el corazón de este venezolano la da la cura de la enfermedad de su suegro, viejo ya, en silencio, artesano de barcos y sombreros. Durante el operativo médico, organizado por el Ministerio del Poder Popular para Asuntos Indígenas, una niña tuvo miedo de montarse en el peso. Entre los dedos de sus pies desnudos, la sangre se mezclaba con mosquitos y una que otra mosca. Les tomaron la tensión a los viejos, los pesaron, los midieron y vacunaron a los chiquitos; hicieron exámenes que median
el índice glicémico. Estaban el Saime, la Alcaldía, la Defensoría del Pueblo, el Instituto Autónomo Consejo Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Idena), la policía y la Guardia Nacional Bolivariana. Somos muy malos comunicando lo bueno, dijo también el Comandante. ¿Cuántas personas se habrán enterado de este operativo? Es muy fácil pasar en la noche, viendo a través del aire acondicionado y los vidrios oscuros y decir que este gobierno es una mierda porque no hace nada, luego de todo un día de trabajo. Porque, de paso, no es fácil comunicarse con todos: hay que traducir. Más tarde, en Colombia, pudimos saber por qué no se puede sacar un billete de más alta denominación.
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Día 2
Mediodía pleno. En Orope, el sudor que bajaba por la frente del guardia nacional que revisaba los bolsos dentro del autobús era un sudor grueso y abundante, que salpicaba por todos lados al rebotar en el metal del fusil. “¡Estén pendientes de sus bolsos! —grita el chofer, César—, si no, vamos a estar todo el día aquí”. Es una requisa, como todas, incómoda. Por supuesto que la música durante todo el trayecto fue música colombiana. Otra requisa, la segunda. Fueron cuatro en total. En esta, todas las personas nos bajamos, obedientes. “Aunque ya se reunieron los presidentes, sigue habiendo tensión”, nos dice un guardia. Un espejo cuelga del techo de este puesto de control.
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Colombia
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“Es para revisar el interior de los camiones sin necesidad de montarse”, nos explican. El autobús, completamente lleno (40 puestos), queda con la mitad de pasajeros antes de llegar a Boca de Grita.
Venezuela
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¿De Grita o Del Grita?
La Trocha
Se veía fácil. Pocas personas caminaban con bolsos de viaje de los que se usan para viajar por dos o tres días. En la sombra, media docena de uniformados le huían al calor. “¿Hacia dónde se dirigen?”. “Estamos por ahí, dando vueltas”, respondo, pensando en hablar con la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad. “Por aquí no pueden pasar. Devuélvanse”. Nos devolvimos. ¿Para qué cruzar? “Cruza la frontera”, me aconsejó un periodista especialista en asuntos internacionales cuando le pedí alguna recomendación para esta crónica. ¿Para qué coño cruzar? ¿Solo para decir que cruzamos? Un tipo sin camisa nos ve y levanta la mano derecha haciendo la señal de victoria. El motor se oye más cerca y la canoa más larga y más angosta del mundo se acerca a la ribera venezolana del río Zulia, que entra y sale de Colombia y, en el mapa, la frontera entre Boca de Grita y Puerto Santander parece un autódromo. Antes de entrar a la trocha, un niño en bicicleta llevaba, como si fuese cualquier cosa, una bolsa negra, de esas en las que caben dos potes de jugo de dos litros, llena de billetes de 100. En la trocha, dos pimpinas, a la vera, como olvidadas. Al pisar la canoa, entró agua suficiente para empaparme el zapato izquierdo. Sin mojarme la espalda recuerdo, o imagino, a todos los
Puente Fr
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Puerto Santander
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Guarimito Río Cañ oL
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La Matera
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Si no estábamos a las 5:30 pm, hora de Venezuela, a más tardar, corríamos el riesgo de perder el último autobús de regreso a La Fría. En el puesto de fronteras pedimos apoyo para realizar nuestro trabajo. “Tienes que hablar con el general…”. Justo en ese momento dejé de escuchar. Son las complicaciones de los estados de excepción, pensé.
Táchira
Boca del Grita
Vía
No se sabe. Está escrito en organismos oficiales de las dos formas. Una tachirense me aseguró que es “Del Grita”, porque se refiere a la Boca del río Grita. Pero nadie dice “Boca del Uchire”.
lia Zu
inmigrantes que tienen que cruzar fronteras arriesgando la vida para vivir la vida. Los que no llegan a Europa, los mexicanos, los africanos, los sirios. El precio por cruzar en canoa es de 1.000 por persona. Negociamos, nos sentamos, empezamos a navegar, nos tapamos los rostros al ver al canoero hacerlo con su camisa mientras en el pedacito de tierra venezolana un guardia, y algunos periodistas, observaban. Sin saber los sobresaltos de las fronteras sinuosas, al tomar la canoa en una ribera uno espera estar en Colombia en la otra. Pero este tipo acelera el motor mientras pasamos frente a Venezuela, reduce la marcha y se acerca a tierra del mismo lado en que nos montamos. “Nos entregó. Traidor”, pienso mientras empiezo a planificar una explicación que no existe. Pero estamos en Colombia. Ahí mismito. Con otros carteles, otra estética de campaña electoral, otros candidatos. Una casa de cambio no es una oficina cerrada, es un tarantín tan pequeño que de una mesa de dominó salen cuatro casas de cambio, todas con avisos tipo “Transferencias a Banesco y otros bancos”. Algunas tienen máquinas contadoras de billetes. Las que tienen, tenían tantos billetes de 100 y de 50 que no parecía que eran de verdad. Eran que jode, muchos, demasiados. Billetes y cambistas. Nuestro capital, en la hermana república de Colombia, era de Bs. 350. Caracas, 4 de octubre de 2015.
Es muy difícil ser coherente. Pensar en cuánta cantidad de dinero de la que tiene Lorenzo Mendoza ha salido de mi bolsillo, pesa. Dejar de tomar esa marca, para siempre, es imposible de hacer en La Fría. Aunque no hay mayor ingenio ni creatividad en producir y vender cerveza fría en un clima como el de La Fría, refrescarse el gaznate es una buena sensación. Y el de Puerto Santander es igualito. “¿Cuánto cuesta una Águila?”. “1200 pesos”, dice el que atiende en el billar. Le muestro los billetes, saca una calculadora, calcula. “Son 260. Dame 250”. Nos quedamos con 100, compartimos la cerveza. Caminamos por Puerto Santander casi sin ningún sobresalto. Aquí en Colombia matamos el hambre con unos tostones venezolanos. Imaginar esas pacas de nuestros billetes, pero en billetes de 500, también pesa. Para estos tipos, eso es legal. Mojarse un zapato cruzando una frontera por una trocha no se parece a mojarse la espalda cruzando otras fronteras buscando vivir bien en otro país, porque en el tuyo no puedes y eres un pelabola que no puede irse con Green Card o visa de inversionista. Todo es una maldita trampa: la mejor manera de cerrar una frontera es un maldito muro, pero no se puede hacer porque seríamos una maldita pretensión de imperio y, además, tampoco funciona. Se bendice tanto como lo contrario; igual las fronteras sinuosas están más allá de todo eso. Así es como se convierte una crónica en un maldito, otro, artículo de opinión. Para Osvaldo Romero, y para todos los indígenas, este y otros ríos sinuosos no entran y salen de un país a otro. De La Fría hasta Coloncito una indígena con sus dos hijos pagó 30 bolos. “Pagan lo que quieran”, me dice el otro chofer. Esa indígena venezolana dejó unos piojos en el asiento, pero ahora hay una ministra indígena y Evo es presidente. Con la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad, le respondí las preguntas (“¿Venezolanos?”) al oficial que estaba en el puente que permite entrar a nuestro país: “Sí”. “¿Cuánto tiempo estuvieron fuera?”. “Un día”. “¿De dónde vienen?”. “De Caracas”. “¿Y por dónde pasaron?”. “Por una trocha”. Lo demás, es otra crónica. Hasta El Vigía (para tomar el vuelo de regreso), desde La Fría, fueron casi tres horas, por las requisas. El concepto que tenía de una trocha era, cuando mucho, como aquel cuando se cayó el viaducto. También aquí, en Puerto Santander, hay muchas mujeres en moto, sin casco, sin sandalias y sin chaleco. Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
AUTOR: JEAN PIERO SÁNCHEZ. WEB: WWW.JEANPIEROSANCHEZPHOTOGRAPH.CARBONMADE.COM TWITTER: @JEANPIEROPHOTOGRAPHER
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minicrónicas
aquellos días FOTOgrafías Jesús Castillo
Actúame algo ahí...
En ocasión de una de esas largas veladas de trabajo en los estudios de doblaje Lypsync C.A., ubicado en la plaza de Las Delicias, de las que frecuentemente salíamos tarde en la noche, cuatro o cinco compañeros, entre los que se contaba Salomón Adames, proverbial mimo y extraordinario interprete actoral, decidimos caminar por el bulevar de Sabana Grande aún a riesgo de nuestra integridad, porque esos sí que eran tiempos de barbarie por aquellos caminos, con delincuencia desatada y la represión de la P.M. en todo vigor contra de los descuidados y “sospechosos”, tan solo por aspirar a un cambio en el estado de cosas para aquellos años en los que señoreaba “la cuarta”
otro de los frecuentes “operativos” de la Salomón tomó la palabra. “Somos trabajadotemida policía en mientes. Pero, valientes, res”, “Nos ocupamos de hacer doblaje”, “Somos continuamos rumbo al Gran Café. músicos”, “Somos actores”, “No hay derecho a tenernos aquí”. El oficial, con cara de perro, Nos pararon de inmediato. “¡Cédula y con- pregunta: “¿Y dónde es eso que trabajan hasta tra la pared, ciudadano!”. las dos de la mañana?” Argumentamos, nos presentamos y rogamos, pero nada. El sargento, mal encarado, nos puso efectivamente contra la pared a las dos de la mañana. Otros, menos afortunados, pasaron directo a la jaula. Algunos coñazos en el trayecto por “vagos y maleantes”.
—Mire, oficial... somos actores. —Así que actores. ¿Y cómo sé yo que eso es verdad? ¿Tienen alguna credencial? El oficial, tras una larga pausa, luego de mirarnos, penetrando nuestras psiquis y con ojos de experto, encaró a Salomón;
En fin. Cuatro de la mañana y nada que el sargento se acercaba para devolvernos las —¡A ver tú... actúame una vaina ahí! cédulas o resolver aquello. En la cuarta nos vimos y para allá ni de vaina Lo cierto es que, con la idea de parar por Finalmente otro oficial, al parecer de mayor otra vez. unas frías y comentar el trabajo recién ter- rango, se nos acercó y preguntó qué habíaminado, divisamos como a dos cuadras mos hecho para estar allí. POR DOMINGO MORENO
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El viejo viaje en tren
No ignoraba la belleza del camino, sus lados de verdor y de vientos, los cambios de colores, los frutos que se mostraban. Había muchas aves y cantos. Al atender estos espacios, la palabra faltaba, en el tren la conversación era adjetiva, lo inmediato era el paisaje. Diríamos que no sentía el poco fervor de la rutina. Que los motivos para sus temas próximos no los percibía, pero se reiteraban y le gustaba el lado prolijo de sus apariciones. Sabia, por ejemplo, que el viento de la travesía cambiaba de sonidos. Que cada paisaje cambiaba con las horas. Los colores no eran iguales si un día de sombras dominaba el ambiente. El valor de las colinas era apresado con mayor atención si el sol dominaba los espacios de especial subjetividad a primera vista. El mismo carácter de su disposición para los textos guardaba una relación imperceptible con los claroscuros de la mañana de menor sol. La sorpresa no era cuestión de lógica o
de función impuesta. Pronto comprendió que la repetición de los viajes contribuía al cambio de escritura. Lo compensaba los momentos taciturnos que adquiría la atención, a través de las ventanas, cuando dejaba de escribir. Pero era fascinante porque había aprendido que era casi un “vicio”, se decía, solo ver para escribir. Ver para vivir era su mandamiento de viaje adquirido. Hizo un cuaderno de esbozos, verdaderos cuadros para un suplemento de imágenes, como para folletos de posteridad. Cuando se dio cuenta de los estados anímicos que producía el cambio de la mañana, los verdes mutaban, el contraste con el cielo también, los olores fueron apareciendo cuando el tono azul del mar era más pronunciado. Y los creyones lo ayudaron a persistir sobre un estado anímico que lo inspiraba en la medida que percibía en sus esbozos, no solo los cambios exteriores, sino los propios de su interior. Sin darse cuenta hizo caricaturas propias que Caracas, 4 de octubre de 2015.
resultaron excelentes estados mentales, que como espejos, ayudadas por la sobria belleza de las montañas, lo hipnotizaban con el salitre del mar de la mañana. Se dio cuenta: la sal cambiaba su estado anímico. Aun cuando era un viaje corto, sin palabras, comprendió el valor de la verdadera atención en el lado estético de la naturaleza, que lo cautivó en su repetición. Aprendió que ningún viaje era igual aun cuando lo repitiera, tampoco el olor ni el sabor de su montaña de sal y de silencio. Él había llegado a la conclusión del estado renovador de los pasajeros, de un tren que poco tenía que ver con la rutina. La naturaleza, comprendió, es un excelente motivo visual por las ventanas. El viejo tren de Caracas hacia La Guaira lo llenó de una librería de imágenes imborrables, que no dejó de repetirlas. El abuelo llamó a los domingos Mi Bello Día de Sal. POR Andrés Eloy Hernández
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SOBERANÍAS SEXUALES
Sácala a bailar o ella baila sola POR Naile Manjarrés @nailemanjarres ILUSTRACIÓN JESSICA MENA
Aunque me voltee los ojos quien ve la prepotencia con las mujeres como paranoia y fantasía, hay machismo en la sopa, en la salsa y en la timba. Se percibe por encimita en ciertas letras, y sin buscarlo te encuentra los miércoles por la noche, cuando no cobran cover en el Maní Es Así. Te ponéis cómoda y esperáis, en teoría, a alguien que saque a bailar a la muchacha. En mi práctica, a detectar quién baila mejor e invitarlo a echar uno: un pie, no un polvo, como creen. En el sitio, tu acompañante no baila, pero es un tipo serio y dice que saldrá un rato pues, con él ahí, nadie te sacará a bailar y sufrirás un accidente cerebrovascular. No le creéis, pero se va y suena Sácala tú a bailar, que ella no baila sola. Acto seguido, me invita el pajuato que antes no se acercaba por “respeto”, no a mí, a mi pana. “Ahh, ¿ahora sí? No, gracias”. Resulta que ella sí baila sola. Y cuando tiene precisada a su pareja, ella también decide cuándo dar las vueltas. Se emociona, aprieta y se despega porque quiere drenarlo al ritmo de sus piernas. Rodea al otro, lo bucea y, luego, como ola de mar, vuelve al encuentro, a la sincronía de espaldas sudadas que caracteriza a quienes sienten al bailar y respetan el sentir de los demás. La salsa es música que encapsula a dos en un ritual de libre sensualidad, y cuando se deslastran de ese “el hombre es quien lleva”, se disfruta más. Se pisan y se ríen, son niños que se equivocan y juegan, luego son adultos que se acercan, rozan sus entrepiernas y reciclan el aire, el sudor, la energía. Si no fuera en El Maní, donde bailar no puede ser sino así, la reprocharían. La criticarían a ella porque invita descalza y con movimientos sugerentes, porque se muerde los labios cuando viene el estribillo de trompetas que impulsa las vueltas, porque se agarra el vestido corto y se menea. Dirían “ésta ya está lista”, pero, en la pista, los sincronizados se miran agradecidos de haberse encontrado y se despiden con verdadero respeto. Ni El Maní ni una mujer así parecen ser aptos pa’ losqueselasabentodas, pero se frustran cuando la pauta la marca la parte femenina e, infantiles, exclaman: “Esto no me había pasado en la vida”. Yo, junto a Drexler, les recomiendo: Ir en el ritmo como una nube va en el viento no ESPERAR EN, sino SER el movimiento / cerrar el juicio, cerrar los ojos / oír el CLAC con el que se rompen los cerrojos... Los machistas cerrojos. Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
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ENTREVISTA
Zulay aguirre: les daré la batalla candidata a diputada y madre de robert serra, de sus dos hermanos y parece que de mucha gente más: Habla, luce y siente como si fuera madre de todos los caraqueños POR Ander de tejada @epaleccs Fotografías michael mata
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Somos recibidos como si nos recibieran en su casa, hospitalariamente y con risas. Nada le importa a nadie que haya desconocidos en el comando, la coloquialidad se sale siempre que es natural y suaviza los ambientes. Cómo no sentirnos en confianza, entonces. El comando de campaña está lleno de mujeres. Hay uno que otro hombre, pero lo que más se oyen son los tonos femeninos. Vamos rápidamente a una oficina vacía en donde nos sentamos con ella. Al frente, Zulay Aguirre, candidata a diputada por el Circuito 2 de Distrito Capital; además de eso, y más importante aún, es mamá de Robert Serra, y por serlo es que terminó siendo candidata. Ella lo explica mejor. —¿Este es tu debut en la vida política?
para ser diputada. Lo tomé con mucha fe y mucha valentía, decidiendo ir a las calles a tocar los corazones del pueblo. —¿Y qué esperas? ¿Estás entusiasmada?
—Bueno, emocionada no... Y como que se desinfla tras un suspiro —Tengo esperanza, tengo las ganas y la fuerza para seguir luchando, pero la emoción implica estar alegre o hasta feliz por tu candidatura. Eso sería mentirte. No lo estoy, porque quisiera que aquí estuviera mi hijo, Robert Serra, y que yo estuviera haciendo su campaña, pero no… Zulay deja de hablar, su voz se apaga y me doy cuenta de que llora. Sabemos de frases para apoyar a los que sufren, pero ¿qué puede decir uno en ese momento?, ¿cómo carajo te metes en su piel y tratas de sentir lo que siente?
—No, mi vida política comenzó mucho antes de la aparición del comandante Chávez, pero después, con él, continuó con más fervor y con más amor, porque era el hombre que yo estaba esperando, era el hombre que Michael, sin embargo, es mejor en eso y yo buscaba, y Dios nos lo envió. dice unas palabras perfectas. La hace reír. Ella se excusa y se limpia las lágrimas. Nos —¿Y cómo fue ese debut? —Empecé desde joven, desde el año 89, damos cuenta, entonces, que ser diputada más o menos, cuando los políticos nos es una tarea casi ineludible que le dejó Roengañaban y nos decían que estaban con bert. Ella lo explica mejor. la juventud para que participáramos en la política, pero siempre quedábamos por fue- —…bueno, emocionada no, feliz tampora. Nos callaban. Éramos una juventud en co. Este es un compromiso, es un deber, una especie de compromiso. Estábamos en por lealtad. Lo que yo estoy haciendo es nuestras épocas de rebeldía y éramos más demostrarle eso a Robert, al presidente rebeldes que los jóvenes de ahora, porque Chávez y a Maduro, pero no, no estoy feliz, estos tienen esperanza; nosotros, en cam- y no le voy a mentir a nadie, pero sí es una bio, no teníamos ni siquiera eso. Y seguí, lucha que tengo que dar y tengo que bataaposté a Robert para que guiara, y fue él llar en ella. Y ellos no se merecen ganar la quien tuvo la voz para decir las cosas que Asamblea Nacional, y no lo merecen poryo nunca pude decir. Y ya ustedes vieron: a que no son del pueblo y no nos quieren. los 27 años me le callaron esa voz. Quizás sí Nuestro Comandante luchó mucho por es mi debut en el parlamento, porque nunca nosotros y Robert también. Él entregó su me gustó eso de estarme midiendo con na- juventud por nosotros y no me perdonaría jamás el guardarme porque Robert no está die, ni los cargos políticos tampoco. o porque Chávez tampoco está. No. Nosotros tenemos que seguir luchando, y hoy —¿Y cómo llegaste a ser la más que nunca con más fuerza, con más candidata del PSUV? ¿Cómo ganas, dejando el dolor, dejando la tristefue el proceso? —Bueno, el PSUV tiene su proceso de vin- za, dejando las alegrías en un morral que culación y el Presidente propuso que fuera nos entregó el comandante Chávez. Para yo la que llevara las riendas del circuito 2 atrás nunca. Tendrían que matarnos a toEdición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
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dos, tendrían que matar también a Zulay Aguirre para ellos lograr lo que quieren. En el Circuito 2 les voy a dar la batalla. —¿Cuáles son tus objetivos si llegases a quedar elegida?
—Nosotros tenemos un Plan de la Patria. Eso es lo que voy a seguir. Nuestro Comandante, como máximo líder, lo dejó todo hecho en el plan, y eso lo llevaremos a la Asamblea, continuando con lo que vinieron haciendo los otros camaradas diputados. —¿Qué es para ti el socialismo?
—Para mí es el amor, la juventud, las madres que estamos en la calle, el Plan de la Patria; socialismo es Chávez, socialismo es
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Zulay es candidata por el circuito 2 de Distrito Capital, y afirma que dará la batalla el 6 de diciembre
Maduro y tenemos que seguir fortaleciendo bachillerato y estudió contabilidad. Después se metió a comerciante. Vivió, según nuestro socialismo, el nuestro. nos dice, una niñez muy humilde pero Continuamos hablando y Zulay explica muy bonita y fresca. Tiene 15 hermanos. que la labor del cambio no es únicamente Murieron cinco. Quedan 11. Todo muy de la Asamblea y sus diputados, sino que bonito, dice, la niñez, la juventud y la tiene que haber, al mismo tiempo, y quizás inquietud que, afirma, tenemos también por encima de todo, un pueblo movilizado Michael y yo, que la hizo buscar, desde el y organizado queriendo construir. En eso liceo hasta la universidad, ser escuchada cita al anónimo que dijo que solo el pueblo e incluida en los espacios. Trabajó en una salva al pueblo, y le pido una biografía cor- empresa privada. Fue sindicalista en ella. ta de su vida para que dejemos de hablar Luchó mucho por los trabajadores. La botaron dos veces y las dos veces ganó los de política. juicios. Después fue comerciante por 25 Zulay es maracucha, nacida en el año 65, años. Comerciaba mercancía de todo tipo se le nota que es del pueblo y que lo cono- para mantener a sus hijos. Se casó por sece, además. Llegó a Caracas a los 10 años gunda vez (Robert tenía 8 años). Siguió y con muchos sueños. Terminó aquí su comerciando, le gustó, dice, y le daba Caracas, 4 de octubre de 2015.
buenos dividendos para pagar la carrera de Derecho de Robert. Después él, con el Comandante en el poder, se ganó una beca y terminó de estudiar. Lo más hermoso de la vida, explica, fue ser madre. “Unas nacen con estrellas; yo nací estrellada’’, dice, refiriéndose a su soltería. Tiene tres hijos. Son buenos muchachos. Si Dios le preguntara qué quiere, diría que lo mismo, que sus tres muchachos, porque han sido buenos, y le pediría también mucha fuerza y valentía para continuar en la lucha. Visitó a Chávez cuando estaba detenido en Charallave, después del 4F, y mientras se moneaba por una pared para escapar de los pacos, recibió un peinillazo en la pantorrilla. Otra cicatriz, pero sigue intacta. Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
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GASTRONOMÍA
PICHONES DE SIBARITA
miguel: santo de mi devoción POR gustavo mérida @gusmerida1 FOTOGRAFÍAs michael mata
A todo pichón auténtico, o pichona, le sudece, al menos una vez, que se tropieza con las palabras y cae estrepitosamente en el casi infinito hueco de la retórica. Termina, entonces, dando más vueltas que el hula-hula del señor del semáforo de la esquina de Candilito para decir si comió sabroso, o no.
ir go le de ies e lab r u e u p p s A Im Se Calidad Precio
Comí sabroso.
Ambiente
Fue una zambumbia deliciosa e inesperada.
Atención
El bulevar Panteón tiene un ritmo particular. Cerca de la docena de ajedrecistas y frente a Jorge Rivas (silla de rueda) —así está escrito en el volante que reparte él mismo—, quien mide la tensión, tiene un peso y calcula las prestaciones sociales, firmadas y selladas, se encuentra el restaurante Pa’ Que Miguel, que, con ese nombre y a petición de su suegra, necesariamente tenía que tener la imagen del santo. Miguel fue a buscarlo y el dependiente, coincidiendo con su suegra, la de Miguel, le dio la estatuilla. Allí está, como cuidando que todo marche bien. 12:33 pm, entra una señora, saluda y comienza a tocar la guitarra muy bien y a cantar... bien. “Ernesto Villegas estaba sentado en aquella mesa cuando lo nombraron ministro”, me cuenta el feliz y orgulloso propietario de este acogedor local: un rectángulo perfecto con media docena de mesas al lado de los paralelos (obvio) de mayor longitud. Si uno va por primera vez a Pa’ Que Miguel a comer y no prueba la pasta del mismo nombre, corre el riesgo de ser una persona muy, pero muy intensa. Hay que tener cuidado. Cuando Ana nos recitó, al caletre y rapidísimo, los ingredientes con los que se elabora esa pasta, no da tiempo de pensar. Suena Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
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Restaurante Pa’ Que Miguel
Buleva
Colegio Universitario Francisco de miranda
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Plaza Juan Pedro López
a que está lista a tiempo y que es muy buena. Cuando le pedí que repitiera, pero lento, tuvo que apretar en la memoria. “Lleva tomate, cebolla, pimentón, tocineta, todo fileteado y acompañado con un buen picante casero”. Es bueno. Y pica. Pica... pero es muy bueno. Pero hay otro pero, estimado Miguel: tienes que aumentar la cantidad de tocineta. Ya sé todo lo que pasa: la situación, la inflación, el esfuerzo que haces para mantener los buenos precios para ti y para todas las personas que queremos volver a ir, o conocerlo, o simplemente comer sabroso con poco dinero; pero, necesariamente, así como San Miguel está en tu Caracas, 4 de octubre de 2015.
Buleva
Banco de Venezuela
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Esq. Jesu íta
Banco del Tesoro
casa, igual debes ponerle un poquito más de tocino. Un santo, a veces, es sinónimo de milagro. Entre los contornos que nos aseguró Meme —el otro mesonero quien nos recibió al principio (“Hola, ¿mesa para cuántos?”)— que no había estaban las caraotas y las papas hervidas. Pero Miguel me ofreció caraotas: “Lo que pasa es que tengo pocas y no las doy como contorno”. Lo hizo cuando, ya que faltó tocineta, quedé fallo y pedí una segunda pasta bologna con pesto. Entonces, inesperada y deliciosamente, Miguel trajo la pasta con pesto, bologna, una tajada y caraotas. Tuve que pedir un envase para llevarme mi zambumbia.
EN EL MARCO DEL TERCER ANIVERSARIO DE
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LA FUNDACIÓN PARA LA COMUNICACIÓN POPULAR CCS INVITA A LA PROYECCIÓN DE LA PELÍCULA
DE SEBASTIÁN SCHINDEL
LUGAR: TEATRO NACIONAL FECHA: 8 DE OCTUBRE HORA: 5:00 PM
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crítica y media
A golpe de control
Tras el discurso
La crítica insi-Diosa No hay duda que la reacción a la presentación de Diosa Canales en TVes resultó estridente y despiadada, lo que, teniendo en cuenta los antecedentes de la señal, otorga consistencia a una certeza: aunque casi nadie sabe cómo debería ser la nueva televisión revolucionaria, casi todos saben cómo NO debería ser. El problema con esta crítica reactiva es que se sustrae de la acción propositiva, asemejándose en su rumiadera al cotilleo de cuadra. Entretanto, la idea de una televisión “educativa, cultural, llena de valores y principios” va alcanzando niveles etéreos. Cual santidad, es invocada por los fieles y su presencia vaporosa pende sobre todos con carácter benévolo. Pero el hecho incontrovertible, que pesa como un dogma, es que en materia televisiva la inmortalidad pasa por mantener el rating. Que es un sinsentido hacer televisión educativa, o formativa, o de divulgación de valores, sin gozar del favor de una audiencia significativa. Los esfuerzos de la directiva de TVes se rigen por este axioma, algo que resulta
Educastración. El filme La sociedad de
por demás evidente. La presencia de la artista Diosa Canales es correlato de todo cuanto allí se traza. Resulta una treta argumental ponerse a diferenciar a la mencionada vedette de las animadoras que hoy componen la imagen misma del canal. Resulta desolador que a estas alturas de la vida sea la chica con menos ropa la que incite —como antaño la Tongolele—, el espanto de los censores. Puede que el debate sea de otro tenor y tenga relación con una acendrada resistencia a la “televisión de entretenimiento”, a la noción del espectáculo por el espectáculo, al hecho mismo de recrear y entretener apelando a las arcaicas artes circenses. Un debate, por cierto, tan viejo como las rumberas del cine mexicano. Sí, claro que se puede hacer mejor televisión que la que hoy hace TVes. Pero, mientras terminamos de descubrir el secreto, ¿qué tal estaría deslastrar tanto anacrónico prejuicio? Por Carlos Cova @CarlosCobero
los poetas muertos (EEUU, 1989) de Peter Weir constituye un alegato en contra de la severidad de la educación formal y a favor de disciplinas que hacen que la vida merezca la pena: las humanísticas, el arte, la poesía. El escritor Tom Schulman nos deleita con un guión con escasas fisuras. El contexto es específico, pero la naturaleza del argumento hace del filme una pieza que trasciende los tiempos, que mantiene su vigencia. Corre el año 1959: hegemonía estadounidense de la postguerra en pleno, así como también la perenne tensión de la Guerra Fría; además, el exordio de una época que habría de cambiar el mundo tal como se conocía: la convulsa década de los 60. Se da inicio a otro período escolar en la Welton Academy, la mejor secundaria privada de EEUU, la que forja los futuros integrantes de la Ivy League (conjunto de las ocho universidades privadas del noreste, las más prestigiosas), aquellos que llevarán las riendas de la nación… del mundo; en fin: la dinámica educativa del sistema occidental para perpetuar su hegemonía. La escena inicial da cuenta, mediante una suerte de ritual iniciático de características medievales, de la excusa perfecta, casi irrefutable, para la implementación del ortodoxo sistema: la luz del saber (clara alusión a la ilustración y el enciclopedismo) y el lema de la institución: “Tradición, Honor, Disciplina, Excelencia”. Un nuevo profesor de Literatura, John Keating, rompe con la ortodoxia e inspira a sus adolescentes alumnos a encontrar su voz más allá de los cánones establecidos. Así, la rebeldía inherente a sus edades brotará, teniendo como vehículo la poesía. Por supuesto, si el filme hubiese recurrido al happy end gringo, no hubiese trascendido hasta nuestros días. Ergo, cuando el joven Neil Perry ve frustrado su sueño de ser actor por el carácter convencional de su castrador padre, este toma la vía del suicidio. El sistema se tambalea, prende sus alarmas, necesita del chivo expiatorio para hacer menos evidente su decadencia. “Nuwanda”, el más irreverente integrante de la Sociedad de los Poetas Muertos, y el maestro Keating son expulsados. Todo vuelve a una normalidad aparente, a una frágil coexistencia. En la década siguiente retoñaría la semilla. Rodolfo Castillo rodocastillo81@hotmail.com
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Caracas, 4 de octubre de 2015.
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NOVELA
Historias de la calle Lincoln (X) DE CARLOS NOGUERA Ilustraciones FáTIMA GUARIOTA
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Viene del número anterior Cuando salimos de Las Moras ya yo estaba listo; Guaica se montó encima de un carro para dar un mitin. Afortunadamente, digo por mí, porque yo era el que me iba a joder, el Pasaje La Asunción estaba completamente solo, pero uno nunca sabía, así que en vez alentarlo me alejé discretamente a escuchar su esplendorosa palabra seductora desde el otro lado de la calle, si es que ésta, si es que aquella vaina se podía llamar calle, y me escurrí detrás de un poste. ¡Colombianos!, comenzó; ¡coño!, ya está que nos van a rodar, yo quiero verlo explicándole a la policía que él no es colombiano, y que Bolívar comenzaba así los discursos cuando la Gran Colombia, lo último que oí fue lo de Colombianos porque en ese momento eran Rodrigo, Güido y Argenis quienes venían de los lados de la Casanova y no la policía, y como no me habían visto, pensaron seguro que Guaica las tenía de este tamaño para es-
tar gritando colombianos a esa hora y curdo sobre la capota de un Mustang, púyalo, gritaron y vengan los aplausos y vengan las pitas, y mientras Güido hacía pantomima y decía oh, qué hombre tan seductor, tan valiente, qué aspecto, qué desplante, qué palabra, oh, y se desmayaba y mientras Argenis lo recogía y le decía quédate así gran carajo que se me está ocurriendo una idea, jodiéndolo, por supuesto, porque a esa hora quién iba a tener ideas, quédate así que se me ocurre la gran idea, la gran toma, y saltaba hacia atrás como una ranita, con los dos pulgares pegados de la frente, y el resto de los dedos haciendo un recuadre, como enfocando con una cámara, ya lo tengo, le dijo, mientras era el gordo Güido el que salía corriendo hacia La Hoguera, porque desde allá era una putica, digo yo, era una putica la que lo estaba llamando y gritó, ya vengo fieles aedas, ya vengo, venus me llama, y se fue tratando de correr, pero formando un gran polígono de sustentación con las piernas abiertas, de manera que parecía un carajito
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de 1,70 aprendiendo a caminar. ¡Colombianos!, volvió a gritar Guaica en vista de que nadie le prestaba atención, dado que no os prestáis vuestros vulgares y plebeyos oídos os multo a retribuir en vino la ofensa que habéis, la bofetada que habéis, el escupitajo (y aquí pluch, lanzó un gargajazo) que habéis lanzado a la cara, al rostro inmortal y luminoso de vuestro inmortal conductor, gracias, colombianos, pagad con vino, y vuestro líder pondrá la otra mejilla como recomendaba aquel que tenía varias mejillas, en el vino la perfección, y que la patria y no yo, os lo demande. Aplausos, por favor, aplausos. Güido aplaudía y Argenis, que estaba rarísimo y no sé qué coño hacía andando con ese grupo, comenzó a darle puñetazos a la pared, moviéndose torpemente de un lado a otro, tratando de imitar a un boxeador. Guaica volvió a la carga y desde el Mustang, comenzó a narrar la pelea, sólo que en ese momento, para bendición de Argenis que ya casi se estaba despedazando las manos, apareció corriendo Güido, no joda,
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que algo andaba mal en el silogismo que había intentado, porque cuando estábamos con Luis y Guaica adentro, en Las Moras, ella cargaba la misma bata y ni por un momento se me ocurrió hacer la misma deducción, debe ser que aquí afuera la luna, la animación, la noche, debe ser por eso que la veo distinta. Sólo cuando salí del poste, cerrándome la bragueta sin haber orinado, y aproximándome al carro donde ya la gente se organizaba, fue que me di cuenta que era el Mustang que poseía y no la luna, lo que la había hecho ascender hasta esa altura de la pirámide de prestigio donde yo la miraba ahora, ubicada gloriosamente, adornada con su bata y sus collares y sus sandalias de cocuiza y sus motas goajiras, todo dentro de las motivaciones inconscientes del consumidor.
y yo que me le acerqué creyendo que era la mía, esa lo que es, es un embarque, y yo me acordé de la vaina de García Lorca, que ya me había acordado en El Jarama y le dije, sin salir de detrás del poste en donde estaba: —Y yo que me la llevé creyendo que era y no era. Y Rodrigo: —Y yo me la llevé a lo alto del cielo con una escalera grande y otra chiquita, pero tenía marío. Y Guaica: —Y yo que me la quería clavar y la clavé. Pero lo que sí no esperaba era que la catirita que andaba con Guaica, subiendo por el eterno cordón invisible desde la cultura hispánica del romancero hasta sus primeros y helénicos orígenes, saliendo no sé cómo del interior del Mustang desde donde Guaica había lanzado su perorata, dijera así, helénicamente así como lo dijo:
—No sé qué hacer con las mujeres de mis amigos —dijo Guaica payaseando, haciendo que se me pararan los pelitos por aquello de la clarividencia. Éste hablará muchas pendejadas pero es más inteligente que el carajo, pensé, y me enfundé las manos en los bolsillos, para ver si así se me ocurría una cortadita perspicaz de patas. Lo único que me salió fue preguntar:
—Y yo que la camelaba con mi carroza Ford, confundiéndola con Safo, y ella durazna.
—¿Qué mujeres? —exhibiendo cara y sonrisita de gafo (no dieron resultado los bolsillos).
No me perdono haberla confundido, pensé, para que rimara, y me asusté de la facilidad con que me estaba enamorando últimamente: primero la tal Mari Carmen del Jarama, y ahora este caramelito tropical, me estoy convirtiendo en un puto, qué carajo, una burguesita inquieta, adobadita en cojines mullidos, aficionada al calé, y quién sabe a qué diversos ocultos placeres, razoné estableciendo en cuestión de segundos una muy lógica estructura que conectaba en un solo plan deductivo la posesión del Mustang, la transparencia de la piel de los pómulos y la indudable calidad de la batola jipi usada, digo yo, a destajo, perfectamente delatable sus parentescos con las boutiques y los desfiles de moda. Pero andaba, anda con Guaica y hay que respetarla, decidí, aunque me sonaba un poco a Tablas de la Ley. Y: eres una mierda, me dije, pensando
—Las mías y las de los amigos de Pavese, miocaro, la frasecita le pertenece por entero, yo me limito a celebrarla —dijo Guaica, tomando a la jipita por la cintura para meterla de una vez por todas al Ford, sin hacerlo. —Si lo dices por mí… —dije sin importarme si hacía el ridículo o no. —Los adoradores de Helena —me respondió, haciendo un movimiento de trompeta con la boca hacia donde estaba el resto del grupo. Fue entonces cuando me di cuenta del grotesco cortejo que formaban Güido, Argenis Caracas, 4 de octubre de 2015.
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30 (decidí cambiar mi opinión sobre Argenis, que estaba actuando de una manera totalmente antiargénica) y Rodrigo: —No sé si darle la manzana a Helena o a la máquina —dijo Rodrigo, sosteniendo entre las manos una fruta imaginaria, mientras los otros dos, detrás, le alzaban la chaqueta a manera de cola. —Esta es Graciela, futura de Troya —los cortó Guaica, tratando de abortar un gesto de fastidio, propio de hombre de gran mundo que se sabe acompañado de una mujer codiciada y solícita. No tengo que recordarles que Guaica no tiene un pelo de hombre de gran mundo y que la estructura física del callejón La Asunción se presta para cualquier cochinada menos para gestos de esa envergadura. Estreché la mano de la tal Graciela, pensando que en ese momento tal vez fuera el único espécimen femenino en el callejón que no ejercía el oficio más antiguo. —Tiene usted suerte —le dije, refiriéndome, por supuesto al hecho de que no tuviera que ser puta para vivir. Pero como todos saben, excepto los médicos quizás, las mujeres tienen el lóbulo frontal inmediatamente debajo del monte de Venus; así que: —Oh —chilló como un grillito— no es la primera manzana que me gano, aunque para ser sincera, es la primera que me otorga un tribunal de artistas. Veremos si esta noche me atrevo a morderla —esta vez mirando a Guaica y tratando de penetrar al carro, gesto que aprovechó Güido para: tiene razón, doncella, ninguna manzana tan… apetitosa como la nuestra, agarrándose con toda la mano un bulto de tela y pene, sacudiéndose para que Guaica lo viera sin que Graciela se diera cuenta de nada. Rodrigo y Argenis se apresuraron para abrir la puerta. —Yo puedo hacer el papel de serpiente — dijo Argenis, con un ademán sospechosísimo que insisto que no le había visto nunca. Guaica le había dado la vuelta al carro para entrar por el lado opuesto: Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
—Te vienes con nosotros, amiguito —me dijo —Yo puedo hacer el papel de serpiente. en voz baja, dándome un golpe por la barriga—; éstos tienen un bonchecito y se están ha- —De salamandra quedas más bella, bicha —lo vaciló Guaica poniéndose una mano ciendo los locos, pero ya hice el control. abierta en abanico sobre la nuca. Me di tres coñacitos antes de apoltronarme en el asiento trasero del Mustang: uno con- Y dijo otra cosa que Güido y Rodrigo le tra la pared —ya se sabe que los carros que celebraron pero nosotros no porque ya esestacionan en el callejón tienen que mon- tábamos fastidiados y porque, simultáneatarse sobre la acera— otro contra el techo mente, Graciela pasaba el suiche y los ocho de vinil, cuando entraba, y otro contra el cilindros comenzaban a trabajar y el reproportacartuchos del reproductor que estaba ductor encendía el número dos y la Orquessobre el asiento, tres coñacitos que no pro- ta de Cugat, comprimida, lanzaba sus vioducen dolor sino, ya se sabe, una especie de lines por los canales de salida y los vatios, arrechera refleja que unida a los vapores me y Güido, Rodrigo y Argenis ya quedaban provocaron un odio increíble hacia Arge- atrás, en medio del callejón, enrollándose nis, hacia su cara, mejor, que precisamente de la risa. se asomaba por la ventanilla de Graciela en el momento en que la curda me agudizaba la percepción, fue entonces cuando dijo: Próxima semana: Capítulo 8 Caracas, 4 de octubre de 2015.
Frutas
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1
4 Hospital de para personas con lepra
Agencia Chilena del Príncipe Espacio (s.) ruso
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Fase del Que PermaDominio nezcan, PaQuerido, sueño Amarrad, Afirpuede web Remolcar Símbolo para químico ladines, pretenvivir sin Rumanía con- una nave del osmio Potrero, quijotes diente en que unid mación sitio desoxígeno tinúen soñamos tinado a la cría de caballos
Hombres de pelo blanco Trasgresión de preceptos religiosos
Pronunció Símb. quím. tantalio
Melodrama
Míos
Astro rey
2da pers. sing. Indígenas
Ascenso, subida
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Facilitaré, suministraré
Figura 6
Parte metálica de la rueda
Prevenciones, aprestos
Proporciona, otorga
Benjamín (abrev.) Sumo pontífice
Ojal redondo
Ponga notas Tascas, tabernas
I
Hoyo profundo Estante, anaquel
Adicional, añadidura
Exacta, justa
Extrañas, distintas
Figura 4
Enfermedad pélvica inflamatoria
México: niños
Figura 3
Web para Perú Caliente en inglés
Símbolo químico del helio Nota musical
Figura central
Inacción, omisión de la actividad
19va letra Contracdel ABC ción gra- Infusión (pl.) matical aromática
Repetición de un sonido (pl.)
Tiempo, época Carta de la baraja
Nota musical Mangos, puños Y en inglés
Ud.
Lía, une
Prenda femenina
Informática: memoria
Conjunto de cosas Apócope de mamá
Privada de libertad
Hembra del mono (pl.)
11va consonante del ABC
Saludables (fem.)
Pronunciadas, palabreadas
Contracción gramatical
Mancuernas
Abreviatura de página
Rana: cantar
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Figura 2
Vomitiva
Figura 5
Nombre de la letra Q
Médicos, doctores
Lechos, catres
Dominio web para Ecuador
Símb. quím. calcio
Árbol, cigueñal
Figura 1
Atravesando
Antes de Cristo
“El paraíso terrenal no acabó el día en que Adán y Eva fueron informados por Dios de que en adelante trabajarían con sudor y parirían con dolor. Terminó el día en que repararon en la existencia de un amo que les prohibía comer una manzana”. Oriana Fallaci
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CUENTOS DEL ARAÑERO
A veces rellenas POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón l. “razor” balza
A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. A Fidel lo que es de Fidel. Él me dijo cuando nos despedíamos, después de siete horas, el abrazo y la mirada de águila, parece un águila, y la nariz, tú sabes. Y las dos manos aquí en los hombros míos, y así la mirada, tú sabes: “Chávez, allá está la batalla, ya yo cumplí lo que tenía que hacer. Te queda largo camino por delante, anda a la batalla, une a tu pueblo, que no te lo dividan más, que no te lo confundan más, une a los que están por ahí peleando”. Porque él los ve desde allá y sabe a veces, hasta más que yo, de corrientes internas, y tal. Cada vez que voy me lo repite. Cada vez que voy y vengo es alimentado, como un dinamo. Pero esa mirada a mí nunca se me olvida: “Chávez, anda, hice lo que iba a hacer”. Perdóname Fidel que yo eche estos cuentos. Tú me dijiste un día que todo lo que tú me dijeras, a menos que fuera secreto, por secreto de Estado, yo puedo contarlo: “Haz con eso lo que tú quieras, lo escribes o lo dices, como tú quieras”. Él dice que yo a veces le agrego cosas. Ahorita le dije: “No, yo no le agrego”. Entonces, dijo: “No, no le agregas, sino que a veces rellenas”.
¡Gallo viejo, venceremos! A mí me regalaron dos pollitos, así chiquiticos, hace como tres años. Salieron tremendos gallos, compadre, pero peleaban entre ellos. Uno salió herido, se lo llevaron, no volvió. El otro está allá, es un gallo viejo. Ayer yo estaba peleando con él porque ya noquiere cantar, y le digo: “Gallo viejo, canta”. Cómo cantaba ese gallo, compadre. Ese gallo se llama Fidel. “Fidel, canta”, y no cantó. Entonces, empecé a cantarle kikirikí, y el que respondió fue su hijo, un gallo rojo. ¡Si ustedes vieran mi gallo, compadre! Ese se llama el Gallo Rojo, ese sí estaba cantando, el hijo. Y yo le digo al gallo viejo: “¡Ah, gallo viejo!, ya no sirves para nada”. Entonces, me fui caminando, porque estaba haciendo ejercicios. Cuando voy saliendo del patio, allá arriba en una azotea, cantó el gallo viejo, compadre. Volteo yo y le digo: “¡Ese gallo viejo, venceremos!”. Y ahí se puso a cantar. Edición Número Ciento cuarenta y nueve. Año 03. ÉPALE CCS
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