05-03-2017

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contenido Consejo Editorial

02. el arañero

Directora

03. pompeyo davalillo

Jorge Rodríguez Gómez Felipe Saldivia Gustavo Borges Revilla Mercedes Chacín

Editor Jefe

04. quiquiriquí, me toca a mí

Carlos Cova

DirecTORa de Arte

Edarlys Rodríguez

05. enguayabado

COORDINADOR DE FOTOGRAFÍA

Jesús Castillo

06. guardapelo

Asesor Editorial

Reinaldo González

07. eliézer otaiza castillo

Coordinadora 2.0

Yanira Albornoz

Web y redeS

08. me iban a matar

Joseph Castellanos Gaizka Orta

Redacción

Nathali Gómez Moscoso Gustavo Mérida Ander De Tejada Marlon Zambrano

09. el patrullero 10. las catacumbas del pueblo

DiseñO

Lisbeth Montell Carlos Hernández Vicmairis Aguilera

11. apuro presidencial

Ilustrador

Alfredo Rajoy

12. esto no termina hoy

FotOGRAFÍA

Michael Mata Enrique Hernández Maryori Cabrita

CORRECTOR

Rodolfo Castillo

LOGÍSTICA

Idania Bracamonte Daniela Fernández Edi Cordero

Colaboran en esta edición

Hugo Chávez Frías, Jorge Legañoa Alonso, Felipe García. Ilustración de portada: Felipe García.

Impresión

Complejo Editorial Alfredo Maneiro Imprenta Nacional. www.epaleccs.info epale.ciudadccs@gmail.com

Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114 Distribución: 0212-8085843 Depósito Legal: pp201202dc4166 Una publicación de la

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Mirada de arañero Jorge Legañoa Alonso

Los ojos inconfundibles de Chávez aparecieron entre la multitud que asistía a la recién concluida 26ta Feria Internacional del Libro de La Habana. Desde el pecho de una joven cubana, la mirada del llanero devolvía la épica de la última campaña presidencial del líder bolivariano en 2012, cuando la enfermedad arreciaba, pero el espíritu luchador de Hugo desbordaba fe en la vida. Aquella muchacha sin nombre, en medio del gentío, en la fortaleza San Carlos de La Cabaña, en la capital cubana, cargaba toda una historia; pero lo que devolvió a este periodista la sensación de un Chávez más vivo que nunca —cuatro años después de su siembra— fue traer en sus manos un libro de carátula marrón, roja y negra, que vio la luz en medio del alboroto electoral del 7-O: Cuentos del Arañero. Ese grande de Cuba que fue José Martí escribió, en su época, que un hombre solo podrá sentirse realizado cuando haya plantado un árbol, nacido un hijo y publicado un libro; sin embargo, le agregaría que solo se es feliz si esa obra da frutos, se convierte en un ser de bien, o el libro camine de mano en mano —incluso si va todo raído— a ser leído por otros. Reconforta intuir que los cuentos de Chávez, la leyenda de ese hombre de bien, sus anécdotas, contradicciones y amores, continúan habitando en los corazones de millones. A Chávez llegamos a través de los sentidos, ya sea porque lo tocamos, lo abrazamos, pero más que nada, porque le escuchamos, como es el caso del colega Orlando Oramas y este servidor, quienes repasamos cientos de horas de los más de trecientos Aló, Presidente para extraer de allí lo que luego creció como Cuentos del Arañero: una vida contada en primera persona por el Comandante del 4-F. Ahora les llega una queridísima selección a través de Épale CCS, revista a la que agradecemos desde nuestros corazones caribeños por retomar los cuentos de Chávez, en esta nueva entrega en la que disfrutarán de un llanero de pura cepa, orgulloso de sus raíces, que fabula y nos lleva de la mano a conocer las leyendas del Arauca, porque todos conocimos a ese Hugo que, como decía Fidel, no exagera cuando narra pero “rellena” sus anécdotas con el pincel de los grandes escritores. Cuentos del Arañero es como montarse en un tren que te lleva a conocer las raíces del presidente Hugo Chávez, en Sabaneta de Barinas, en aquella casita de palma y piso de tierra; recorre los llanos venezolanos, sube a los cerros de Caracas y te hace suspirar con cada corrío que entona su protagonista, pero más que nada es el reflejo de la Venezuela profunda que llevamos dentro. Estas son confidencias muy del alma de un hombre que no le habla al pueblo como una masa amorfa, le habla a cada corazón, mirando a los ojos, con la confianza del amigo que deja una huella en nuestra alma con su mirada de arañero.


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Cap. 1 Asuntos de familia

El arañero POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón FELIPE GARCÍA

Ustedes saben que yo vendía arañas. Desde niño, más o menos, tengo noción de lo que es la economía productiva y cómo vender algo, cómo colocarlo en un mercado. Mi abuela terminaba las arañas y yo salía disparado. ¿Pa’ dónde iba a coger? ¿Pa’l cementerio? Estaría loco. Allá estaba a lo mejor una señora acomodando una tumba, a lo mejor un entierro. Si había un entierro entonces yo aprovecharía, ¿verdad? Pero no, ¿pa’ dónde? Pa’l bolo. Más de una vez mi papá me regañó: “¿Qué haces tú por aquí?”. “Vendiendo arañas, papá”. Todas las tardes, a las 5, se veían allá los hombres del pueblo. Mi papá jugaba bolos porque él es zurdo y lanzaba bien. En el bolo yo vendía la mitad, y después pa’l cine. La concentración, pues, en la Plaza Bolívar. A la salida de la misa estaba yo, mire, con mi bichito aquí: “Arañas calientes”, no sé qué más. Y le agregaba coplas: “Arañas calientes pa’ las viejas que no tienen dientes”, “arañas sabrosas, pa’ las muchachas buenamozas”, cosas así. Arañas calientes, araña dulce, pa’ no sé qué. Yo inventaba, ya casi se me olvidaron las coplas. A las muchachas yo les cantaba. Dígame si salía por ahí Ernestina Sanetti, ¡ah!, yo le cantaba. Ernestina Sanetti, Telma González, de las bonitas del pueblo. Entonces vendía mis arañas ahí, donde estaba el mercado y la concentración. ¡Cómo olvidar las fiestas de Sabaneta! Yo era monaguillo, tocaba las campanas y había que tocarlas duro los días de fiesta. Y la abuela: “¡Huguito, hay que buscar más lechosa!”. Porque en los días normales yo vendía no más de 20 arañas dulces; eran 2 bolívares con 1 real. En cambio, en las fiestas se vendían hasta 100 arañas diarias. Mi abuela se levantaba muy temprano. Yo la ayudaba, le comía las paticas a las arañas. Y le regalaba una a Hilda, que me gustaba aquella muchachita. Me quedaban, por lo menos, 2 lochas todos los días para montarme en la montaña rusa y la vuelta a la luna aquella. Me gustaba ir al circo y ver a las trapecistas bonitas que se lanzaban. De cuando en cuando iba un elefante, un tigre en una jaula y uno vivía las ilusiones del mes de octubre. Dígame en las fiestas patronales. ¡No! Estábamos en emergencia, había que buscar lechosa no sé, hasta allá en el río, porque se vendía mucho y, además, no teníamos competencia. La única casa donde se hacían arañas en este pueblo era la casa de Rosa Inés Chávez. Sí, un monopolio. Edición Número Doscientos dieciocho. Año 05. ÉPALE CCS

Caracas, 5 de marzo de 2017.


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Cap. 2 Crónicas de pelota

Pompeyo Davalillo POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón FELIPE GARCÍA

Recuerdo a Pompeyo Davalillo, impresionante pelotero. Era el líder ahí en el dogout, sabía cómo motivar a un equipo a dar la batalla, cómo trascender lo individual. Nunca olvido a Pompeyo y sus jugadas, su maestría. Me tocó la maravillosa oportunidad de ser su coach y asistente. Y él me decía: “Chávez, si el juego es a las 10 de la mañana, deben tenerme el equipo a las 7 en el terreno. Uno se acostumbró siempre a una hora antes, dos horas antes, pero ¡¿tres horas?! Y era para conversar, mirando al adversario. “Mira, aquel que va allá es el center field, tiene buen brazo”; “aquel es el primer bate, batea la recta de afuera”. Y hablando con el pícher y con el cácher. En una ocasión nos enfrentamos a un equipo que era mucho mejor que el nuestro. Mejor picheo, bateo, mejor defensa; así que era una batalla muy dura.

Entonces me dijo Pompeyo: “Así no se puede ganar. Más no puedo”. Y perdimos el juego 3 a 2. Hicimos después 2 carreras a punto de toque de bola, robo de bases, un hit and run, un squeeze play suicida, bueno, casi ganamos el juego.

¿Jugar contra Pompeyo? Miren, ¡hay que ponerse las pilas! Fue mánager del equipo de beisbol de la UCV durante muchos años, y en la Academia Militar nos tocó jugar contra ellos. Cualquier jugada era posible. De repente con dos outs, ¡pum!, toque de bola y todo el mundo quedaba sorprendido. Doble robo, hombres en segunda y primera, robo retardado. Pompeyo Davalillo hacía eso, mandaba a hacer el robo retardado y se volvía loco todo el mundo. Un día mandó triple robo retardado. Tres en base, sin out, triple robo, toque de bola; ¡terror!, el otro equipo se aterrorizaba. Con Era el juego final de un campeonato militar. Y Pompeyo me dijo: un estratega como ese, ya el otro equipo está temeroso; cuidado, “Vamos a ganar este juego así, chiquitico, con jugadas. Y el cácher, que cualquier cosa puede ocurrir. A veces, incluso, rompiendo las en cada lanzamiento miraba a Pompeyo y era él quien le decía: reglas. “Curva”. Y señas: “Afuera”. Se ponía la mano en la rodilla, aquí era adentro, allá afuera; una mano aquí, otra mano por el otro lado. Pompeyo Davalillo no quiso ir a la fiesta después del juego de softEra impresionante, aquel hombre dirigía el equipo lanzamien- bol. Quedamos empatados contra la Unellez de Barinas, y me dijo: to por lanzamiento, y comiendo caramelos. Llegamos al séptimo “Mira, Chávez, yo lo que quiero es jugar dominó, chico. ¿Aquí jueininng cero a cero. Se nos cayó la defensa, rolling al short, tiro malo gan dominó también?”. Y se fue por allá a jugar dominó y perdió a primera. Un toque de bola, el pícher agarra, tira mal a segunda. hasta la cartera.

Caracas, 5 de marzo de 2017.

Edición Número Doscientos dieciocho. Año 05. ÉPALE CCS


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Cap. 3 Del Cuartel

quiquiriquí, me toca a mí POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón FELIPE GARCÍA

En Venezuela se acabó definitivamente la era de la trampa y del fraude. Convénzanse dirigentes adecos, copeyanos y sus derivados. Aquella época en la que ustedes hacían lo que les venía en gana. Lo vi con estos ojos. Era 1978. Yo era el teniente Hugo Chávez, comandante del Tercer Pelotón de Tanques de la Tercera Compañía del Batallón Blindado Bravos de Apure. Nos fuimos al Plan República en el estado Cojedes. Al teniente Hugo Chávez le dieron varias responsabilidades, una de ellas: era responsable de la logística, de la alimentación y alojamiento de las tropas del Batallón Blindado. Pero también tenía a mi cargo varias mesas de votación. Y fue de las pocas que uno podía ver, porque a los oficiales no les dejaban ni siquiera asomarse. Nos ponían como gafos a cargar el fraude, unas cajas ahí, llenas de embuste. Pero yo vi, y eso me valió una reprimenda y casi una sanción, porque siempre fui contestatario. Y le decía a un superior que yo no podía quedarme callado ante lo que vi. Una mesa, por allá en una escuelita en las afueras de San Carlos. Estaba lloviendo mucho, así que quizás por eso amanecí en la escuelita con los soldados ahí, en un rincón.

Edición Número Doscientos dieciocho. Año 05. ÉPALE CCS

Los únicos testigos que había allí eran adecos y copeyanos. Los partidos de izquierda no tenían dinero, si acaso tenían testigos aquí en Caracas, en algunas partes, pero a nivel nacional, nada, ¡qué testigos iban a tener! El adeco, el copeyano, el llamado Consejo Supremo Electoral todo era adeco y copeyano, el Pacto de Punto Fijo. Ellos abrían la caja y sacaban la tarjeta, era voto por tarjetas. Aquí estaba una. Entonces, iba alguien anotando en una pizarra, y ellos anotando en el acta que mataba los votos: AD, Copei, AD, Copei. De repente salió, por allá, un gallo rojo, algunos votos del Partido Comunista salían. A mí me indignó porque hasta se burlaban. Uno de ellos decía: “Quiquiriquí, un gallo”. Sí, se reían, lo cantaban, así como el bingo. Y entonces yo, teniente, que había tomado en serio mi Constitución, mis responsabilidades de la Patria, ya me sentía bolivariano, yo decía: “No, pero esto es una burla, vale, esto es una verdadera burla”. Entonces decían: “Quiquiriquí te toca a ti”. ¡Ah! ¡El triple gallo! El comodín. Entonces el gallo terminaba siendo adeco. Y al rato salía otro gallo, ¿no?: “Quiquiriquí, me toca a mí”.

Caracas, 5 de marzo de 2017.


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Cap. 3 Del Cuartel

Enguayabado POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón felipe garcía

Yo no estoy en contra de la cerveza. Nunca me gustó el licor pero, bueno, uno iba a un lugar y se tomaba una cerveza, dos cervezas, un traguito, sobre todo uno que andaba en la conspiración. El coronel Hugo Trejo, mi general Trejo —lo ascendió la Revolución— me enseñó mucho a conspirar, me enseñó a ser soldado patriota. Ya yo lo era, pero él me amasó, ayudó en amasarme. Tuve la dicha de conocerlo cuando yo era muy joven, subteniente. Me le paré firme una vez y pasé a formar parte de su ejército. Una vez me dijo: “Mira, Hugo, con los militares no vas a poder evitarlo, y si lo evitaras sería sospechoso. Así que tienes que actuar como la mayoría”. Fiestas, sobre todo en esa época. Cada vez que había un cambio de jefe, una parranda, güisqui, música, un gasto. Y eso se acabó. La orden es, eso se acabó. La otra entrega de mando la hice en El Pao, de campaña, quemándonos por el sol, con la tropa al frente. Y para qué fiesta pues, qué es eso. Ah, esas son las viejas costumbres, ¿ves? Rómulo Betancourt decía que “a los militares había que tenerlos contentos con caña, cobre y la otra c”, esa que no se puede nombrar. Y a la Fuerza Armada la pudrieron. Gracias a Dios mantuvo ciertos es-

pacios, como la patria toda los mantuvo siempre sanos, que fueron capaces de brotar de entre el excremento y dar la batalla junto al pueblo, como la estamos dando. Entonces el coronel Trejo decía: “Hugo, tú tienes que ir campaneando, y ponle cuidado. Oficial que no beba es sospechoso, porque ese puede andar esperando, te puede andar cazando, puede ser de inteligencia, pues, y anda haciendo alguna tarea. Y el que beba mucho y se rasque, cuidado, porque ese, si lo metes a la Revolución, va a empezar a hablar, va a delatar y, además, bueno, moralmente es un borracho”. Bueno, entonces la cerveza. Yo no soy contrario a eso, yo no soy musulmán, pues, pero ¿para qué cerveza?, ¿verdad? Pregúntense ustedes, ¿para qué caña? El que esté despechado, bueno, un clavo saca otro clavo, compadre. “No, que estoy despechado”. Hay gente que toma eso como excusa y se la pasan es despechados. “Estoy enguayabado”. Después inventaron el doble guayabo, eso es peor. Imagínate tú, guayabo negro, ese es otro que así lo llaman.

Caracas, 5 de marzo de 2017.

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Cap. 4 Próceres

Guardapelo POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón FELIPE GARCÍA

Miranda era muy mujeriego. Recorrió el mundo y escribía de sus amoríos: “Conocí una mujer”, así, asao, a veces erótico. Somos humanos. Miranda era un humano. Hasta Catalina, la rusa, como que se enamoró de él o él de ella, los dos de ellos. Bolívar era también muy mujeriego. Ustedes no saben. Cuando Manuela Sáenz consiguió, creo que fue un arete de mujer en la cama y no era de ella, le brincó encima y lo arañó. Bolívar tuvo que pasar como una semana sin salir del cuarto, porque le daba pena, estaba todo arañado. Manuela era de armas tomar. ¡Já!, la Manuela y sus cartas a Bolívar, algunas muy eróticas. Seguramente, ellos no pensaban que eso iba a trascender, eran cosas muy privadas, pues: “Vente pronto para que nos fundamos como un volcán”. En ese tiempo no había celulares, pero hay conversaciones muy eróticas. Uno escribe cualquier cosa o le es-

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criben a uno. Me escribieron hace poco por aquí: “Chávez, ¡qué labios carnosos!”. ¡Claro, de carne y hueso compadre! ¡Igualito! El pobre Bolívar no tenía estos aparaticos, tenía que escribir y mandar a caballo. Más de una de esas cartas las agarró el enemigo y Manuela le escribía: “¿Por qué no vienes?”. “¿Con quién andas?”.¡Ajá!, ¡celosa! Ella sabía, conocía su ganado, ¿verdad? Bueno aquí va: Miranda guardaba vellos de pubis. Y eso lo hace humano, ¿no les parece? Guardapelo, guardapelo. Mi abuela tenía un guardapelo. No, pero... ¡ya va!, ¡ya va! Mi abuela tenía un guardapelo y ahí tenía guardadas las mechas mías y las de Adán de cuando éramos niños. Yo era bachaquito, porque tenía el pelo enreda’o, así como melcocha. ¡Enreda’íto y amarillito! Adán no. Adán tenía el pelo liso y negro.

Caracas, 5 de marzo de 2017.


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Cap. 5 Hombres en revoluciÓn

Eliécer Otaiza Castillo* POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón FELIPE GARCÍA

Otaiza Castillo, este muchacho que está vivo gracias a Dios. ¡Ese muchacho es un soldado! El 4 de febrero no pudo hacer nada porque no le avisamos. Estaba lejos, en un curso. Regresó al país, al Ejército y se puso a trabajar. Se metió una vez en la cárcel de Yare disfrazado de mujer, y se veía muy fea, por cierto. “¿Quién es esta negra grandota que entró aquí?”. Otaiza disfrazado de mujer, en Yare, en una celda allá, y tuve que entrar yo y le dije: “¿Pero tú eres loco?”. Era teniente activo, chico, y tenía un plan para sacarnos. Le dije: “No, ya va, un momentico”, porque es un soldado combatiente y andaba encendido: “Mi comandante, lo vamos a sacar. Tenemos tres helicópteros”. Y le dije: “No, no te pongas a inventar, que la cosa va bien. Aquí estamos tranquilos, sigan ustedes allá afuera”. Al tiempo, me entero que andan formando los grupos. ¿Quién podía parar eso? Era una ría que se venía encima. El pueblo estaba encendido y los militares también. Nadie podía parar el 27 de noviembre. Otaiza es un soldado que, con su sangre, regó las calles de Caracas el 27 de noviembre. Fíjate lo que hizo junto a otro muchacho, que sí perdió la vida entrando allá, al Palacio. Ellos estaban en las inmediaciones de Fuerte Tiuna en la madrugada, esperando. No tenían comando de tropa porque andaban rebeldes y los tenían muy vigilados. Unas tropas del Fuerte Tiuna que iban a salir hacia Miraflores no salieron, porque algunos oficiales develaron el plan. Estos muchachos ven que sale el Sol y no había tropas, estaban solos, solos con sus fusiles y una pistola. Decidieron, cual locos patriotas, irse al Palacio de Miraflores. Y le han entrado a plomo a las puertas de Miraflores. A Otaiza le dieron cuatro tiros de fusil en el pecho. Pero es un atleta, un hombre muy joven, con gran vitalidad. Lo dejaron por muerto. Él confiesa que sintió que se moría. Los médicos del Hospital Militar dicen que llegó clínicamente muerto. Pero le vieron alguna señal, tú sabes, de posible vida y lo metieron al quirófano, y allí está Otaiza, chico. Él pasó todos estos años estudiando, es doctor en Ciencias Políticas, un hombre muy inteligente. Después se recuperó, tanto que fue a un mundial de natación y ganó, trajo su trofeo. Y ahora resulta que una madrugada de estas me dijo: “Mi comandante, quiero hablar con usted”. Porque él estaba en mi caravana, fíjate tú, él estaba en seguridad, había hecho cursos especiales de seguridad y es comando. Me dijo: “Mi comandante, yo me quiero ir para la Constituyente”. *(07/01/1965-26/04/2014)

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Cap. 5 Hombres en revolución

Me iban a matar POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón felipe garcía

Los pobres viejos estuvieron en Palacio esa noche y mi madre me dio un mensaje de fortaleza pocos minutos antes de salir prisionero. Le dije a Marisabel: “Vete a Barquisimeto”, cuando la cosa estaba ya calentándose al rojo vivo. Salió con Rosinés, Raulito, su mamá. Y mis hijos más grandes, Rosa, María y Hugo, con un grupo de oficiales amigos. Los llevaron también a esconderlos en otro sitio, y yo a esas alturas no sabía nada de ellos. Entonces, me prestaron un celular, no me sabía los números. Le dije: “Mira, hazme el favor completo, consígueme los números de la familia”. “Pero, ¿dónde?”. “Bueno, llámate a alguien allá en Palacio”, y la central telefónica. El coronel me da el celular prestado por un minuto, dos minutos. Ahí, medio guilla’o, y empiezo a marcar. No me cayó Marisabel ni mi mamá ni mi papá. Los celulares andaban muy mal. Gobernación de Barinas y el número era equivocado, era una casa de familia en Barinas, que deben recordar mi llamada. A lo mejor no me creyeron. Yo le dije: “Soy el Presidente preso; ¿con quién hablo?”. No, no, no sé qué. Me atendieron realmente, pero creo que no creyeron que era yo. Luego cayó María Gabriela. Estaban en casa de unos amigos, en una playa por aquí, escondidos. Y le digo: “Dios te bendiga. ¿Cómo estás? Otra vez preso”. María tiene mucho temple y me dijo: “Bueno, que Dios te cuide papá. Mucho juicio. Estamos bien. ¿Qué puedo hacer?”. Le dije: “María, solo te pido algo: cuídate primero que nada y, segundo: mija, llama al mundo, a quien tú quieras, no sé a quién; a un periodista, dile al mundo, o si llega a pasarme algo, incluso, si no puedo hablar contigo más nunca, diles que nunca renuncié al poder que el pueblo me dio. Diles que soy un Presidente prisionero”. Y la pipiolita empezó a llamar gente y eso corrió por el mundo. A los pocos minutos Marisabel cayó por allá, estaba en Barquisimeto, escondida en casa de unos amigos, en las afueras. Y los muchachos descansando. “Estamos bien, no te preocupes, aquí, preocupados por ti”, y qué sé yo, un beso. Le dije: “Marisabel, cuídate, cuida a los niños, ten la calma, yo estoy bien, pero no tengo garantías de nada. No sé qué va a pasar esta noche”. Yo tenía la sensación y la certeza de que esa noche me iban a mover a otro sitio y no sabía para qué, porque estaban sueltas todas las fuerzas de los diablos. Yo llegué a confesarme ante Dios, porque estaba seguro de que me iban a matar. Edición Número Doscientos dieciocho. Año 05. ÉPALE CCS

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Cap. 6 Del Llano

El Patrullero POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón felipe garcía

Hay gente que no quiere creerlo. La otra vez lo comenté y me dijeron que yo estaba mamando gallo cuando dije lo del Patrullero de ahí, de Elorza. Yo lo vi. Cuarenta y cinco metros de largo conté yo a pepa de ojo. Veníamos una noche de Puerto Infante, en la lancha, con los soldados. ¿Quién ha visto piedra en el Arauca? ¿Tú has visto piedra en el

Arauca? No hay piedras, y parecía una piedra. Es más, la propela tocó el lomo del caimán y se dobló. Eso no me lo cree a mí nadie pero, bueno, qué culpa tengo. Yo vi al Patrullero por aquí, entre Puerto Infante y Elorza, era como la medianoche. Hay gente que cree que es una isla. Es un caimán que tiene una palmera en el lomo.

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Cap. 7 Abrazado a la masa

Las catacumbas del pueblo POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón felipe garcía

Recuerdo muy claramente el día que salí de prisión: 26 de marzo de 1994. Era Semana Santa del 94 y allá, en Los Próceres, en los monolitos, una de las primeras preguntas que me hizo algún periodista fue algo así como esto: “¿Y ahora usted adónde va?”. Recuerdo haber dicho: “Me voy a las catacumbas del pueblo”. Y desde entonces nos fuimos. No es que me voy, porque en verdad uno nunca anda solo, aunque a veces el desierto aprieta, el Sol encandila y la arena se recalienta. Jamás uno anda solo, aunque a veces lo pareciera. Pero nos fuimos por las catacumbas del pueblo. Recorrimos soledades, recorrimos caseríos, de día, de noche, bajo la lluvia, bajo el Sol, con poca gente o con mucha gente, no importa, pero con una bandera en alto, con un proyecto largo, con un camino abierto y abriéndose hacia el horizonte. Y ese camino aquí nos lleva. Es el mismo rumbo para que salgamos de las catacumbas, para que salgamos de los abismos, para que hagamos una Venezuela verdaderamente nueva. Dicen en el llano: “¿Pa’ dónde vas a coger tú con esa pata hinchada?”. ¿Pa’ dónde voy a coger yo, pues? Lo entendí el día que salí de la cárcel. Yo estaba muy nervioso ese día, se los confieso, nervioso. ¿Qué será de mí ahora, Dios? Habíamos planificado una rueda de prensa en Los Próceres, y un grupo de amigos puso una mesita allá, un micrófono y unos periodistas. Venía yo muy asustado, se los confieso. Me quité el uniforme. Lloré allá en el samán y el roble, en mi querida alma máter. Me puse un liquiliqui claro y salí. Los compañeros militares me trajeron en una camioneta y me soltaron ahí; “Bueno, comandante, suerte”, me dijo un capitán de la Policía Militar, quien era el jefe de la escolta de aquel preso que era yo. Él me permitió, incluso, caminar, porque yo estaba como que no quería salir. “Déjame bajarme aquí”, en el gimnasio de la Academia me bajé. “¿Y qué va a hacer, mi comandante?”. “No, déjame caminar por aquí”. Y me fui pa’l campo de beisbol. Recordé muchas cosas. Ya como a la media hora me dijo: “Mi comandante, vámonos. Me está llamando mi general”. “Bueno, vámonos”, pa’ evitarle problemas al capitán. Pero yo quería como merodear por ahí no sé cuánto tiempo. Me monto y enfilamos por Los Próceres rumbo a la alcabala que está ahí, y ahí me bajé. Un capitán, un soldado, el otro soldado, un abrazo. Y cuando volteo, lo que viene es una avalancha sobre mí, una avalancha, compadre. Lo vi clarito. Dije: “Dios mío, y ahora qué hago yo”. Tumbaron la mesa, el micrófono; ahí había una moto, se cayó; un soldado se atravesó diciéndoles que se pararan, lo tumbaron; el fusil rodó por allá. Yo rodé, me rompieron el liquiliqui. Ahí entendí mi destino. Edición Número Doscientos dieciocho. Año 05. ÉPALE CCS

Caracas, 5 de marzo de 2017.


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Cap 7. Abrazado a la masa

Apuro presidencial POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón felipe garcía

Ustedes no se acuerdan de la última voladura, en el túnel aquel del ferrocarril Caracas-Tuy. A mí me llevaron a dar el último golpe con una máquina para tumbar una pared. “Eso usted lo tumba en 5 minutos”. Tú te ríes, ¿eh? ¿Saben lo peor, lo que nadie supo en ese momento? Ahora lo digo y me río. Yo andaba con un cólico, compadre. Es decir, tenía diarrea. Soy un ser humano como cualquiera de ustedes. A veces la gente se olvida de eso. Yo me monto en la máquina y empiezo a sudar frío, y dale, pum, pum, pum con la máquina. Yo no le daba donde era. Y dale, dale y yo sudando y apreta’o, apreta’o aquí abajo, y me volteaba en la silla para allá, para acá y aquel sudor que me corría, Dios mío, ¡en cadena nacional de radio y televisión! A alguien se le ocurrió mandar cadena, sin yo saber. Imagínese usted, una cadena por radio donde lo que se oye es una máquina: pum, pum, pegando contra una pared de rocas y alguien tratando de narrar. Y yo pariendo, porque de verdad estaba pariendo. El sudor me nublaba los ojos, no veía con el polvero aquel que lo tapaba todo. No podía tumbar la piedra, hasta que por fin le dije al señor de la máquina: “Compadre, túmbela usted que yo voy a pasarme aquí todo el día”. ¡Y él la tumbó en 5 minutos! Salgo yo caminando apretadito y paso por el orificio que se abrió en la pared que dividía aún el túnel. Imagínense ustedes, uno con esas características fisiológicas, en la mitad de un túnel y en cadena nacional de radio y televisión. ¡El pobre Chávez! ¡Solo le pasa eso a Chávez! Paso toda aquella polvareda a ver qué consigo, aunque fuera una mata de monte por ahí cerca. Y lo que consigo al frente es como a cien periodistas enfocándome, preguntándome. Yo con aquel casco puesto, me decía: “¡Dios mío, trágame tierra, llévame de aquí Dios mío!”. Y les dije: “Señores he concluido, por favor, estoy apurado, abran paso”. Lo único que había era una carretera interna en el túnel, no estaban ni los rieles y lo único que veo es un autobús. Me monto al autobús. Dejé la seguridad atrás, ¡qué seguridad ni qué cipote! Le digo al chofer: “Compadre, prenda y arranque”. Y el hombre sorprendido. “¡Arranque!, o le dejo aquí...”, no les voy a decir lo que le dije. ¡Y las cámaras detrás de mí! Claro, los camarógrafos inocentes, ellos no sabían el drama que yo estaba viviendo. Ellos pensaban que se la estaban comiendo. El ministro de Infraestructura, el general Hurtado, venía tras de mí y me gritaba: “¡Espéreme, presidente!”. Y yo le decía: “¡No espero a nadie, compadre. Me voy!”. El chofer prendió el autobús bajo amenaza mía y arrancamos los dos solitos por el túnel. Un muchacho de seguridad, corriendo duro, alcanzó a engancharse y se subió. Y yo: “¡Dale duro, compadre!”. Porque, ¿dónde me paro yo en un túnel a hacer lo que tenía que hacer? Y rueda y rueda, ra, ra, ra. ¡Eran varios kilómetros! Y por fin veo, allá, la salida del túnel. “¡Dios mío, me salvé!”. Cuando por fin el autobús salió del túnel, le digo: “ ¡Párate aquí!”, y me bajo apurado. “¡Gracias compadre, hasta la vista!”, le grité. Y en eso vienen como cuarenta trabajadores que estaban allí, esperándome y gritando: “¡Chávez, Chávez, Chávez!”. “¡Dios mío, ten piedad de mí!”. Los saludé. No sé de dónde saqué fuerzas para aguantar aquello. Y les digo: “Compadre, ¿dónde hay un baño por ahí?”. “Mira, allá hay un tráiler de los ingenieros”. Había que subir. Además, era una subida por una carreterita. “Ya vengo, chicos, voy al baño un segundo, espérenme aquí”. Ya las cámaras se habían quedado atrás, me salvé de ellas. Cuando voy llegando al tráiler, compadre, salen cuatro perros de esos grandotes, gigantescos, bulldog, una cosa de esa. Bueno. Es que los perros no conocen a Chávez y menos en una situación como esa. Por fin los llamaron, tuve que pararme a esperar que los amarraran. Y llegué, ¡ahh, la salvación! Después yo me dije: “¡Esto le pasa solo a Chávez, a más nadie en este mundo!”. Caracas, 5 de marzo de 2017.

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Cap. 8 Fidel

Esto no termina hoy POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón felipe garcía

Yo no sé cómo hizo Fidel el 11 de abril para lograr romper el cerco comunicacional cuando el golpe. Habían tumbado casi todas las líneas telefónicas del Palacio, era casi imposible llamar por teléfono a nadie. Pero Fidel, guerrillero al fin, logró conectarse y pudimos hablar el 11 de abril, antes de yo ir a Fuerte Tiuna y ser hecho prisionero. Recuerdo las palabras de Fidel. Él no nombró a Allende en sus palabras, pero yo sabía que me estaba hablando de Allende porque Fidel vivió el drama de Chile y el golpe, y el dolor de saber y de ver muerto a Allende, y perseguido y dominado el pueblo chileno, la Revolución chilena. Entonces me dijo: “Chávez, no te vayas a inmolar”. Recuerdo clarito que me dijo: “Una última cosa Chávez, porque no hay mucho tiempo de seguir hablando”. Porque ustedes saben que cuando él y yo nos pegamos a hablar, hablamos a veces horas y horas.

vino cubano, dos sillitas y nos sentamos los dos solos. Y los compañeros por allá, unos duermen un rato, se levantan otra vez, van, caminan, nos traen papeles. Yo aterricé como a las 2; él, como siempre, estaba esperándome en el aeropuerto. Nos fuimos a Palacio y empezamos a las 3. ¿Ustedes saben a qué hora nos paramos, pero sin interrupciones?, no nos paramos a nada, a las 12 del mediodía nos paramos. Recuerdo que me puso la mano aquí y me dijo: “Chávez, nos moriremos de cualquier cosa, menos de la próstata”. Porque no nos paramos, a pesar de que nos tomamos varias copitas del buen vino cubano ese.

Entonces, esa noche del 11 de abril, cuando el golpe, me dijo: “No hay mucho tiempo de hablar, Chávez”. Me preguntó varias cosas, “¿Cuántas tropas tienes?”, “¿cuántas armas tienes?”, dónde esto, dónde está aquello, bueno, y él pensando allá, con su experiencia. Un día, en La Habana, hablamos desde las tres de la mañana —no Y me dijo: “Una última cosa te voy a decir: no te inmoles que esto vayan ustedes a pensar que estoy exagerando—: una mesita, un no termina hoy”. No le faltó razón. Edición Número Doscientos dieciocho. Año 05. ÉPALE CCS

Caracas, 5 de marzo de 2017.





contenido

Consejo Editorial

Jorge Rodríguez Gómez Felipe Saldivia Gustavo Borges Revilla

02. tormenta de mentiras Mercedes Chacín

Directora

03. la renuncia

Mercedes Chacín

Marlon Zambrano

Editor Jefe

Carlos Cova

04. la venezuela desnuda

DirecTORa de Arte

Edarlys Rodríguez

José Roberto Duque

COORDINADOR DE FOTOGRAFÍA

05. la mujer más allá de las palabras

Jesús Castillo

Asesor Editorial

Nathali Gómez Moscoso

Reinaldo González

06. lo cuerdo que no recuerdo

Coordinadora 2.0

Yanira Albornoz

Rubén Wisotzki

Web y redeS

07. “...no puede luchar por la justicia”

Joseph Castellanos Gaizka Orta

Redacción

Gustavo Mérida

Nathali Gómez Moscoso Gustavo Mérida Ander De Tejada Marlon Zambrano

08. la culpa del papelón quemao Clodovaldo Hernández

DiseñO

Lisbeth Montell Carlos Hernández Vicmairis Aguilera

09. ¡a 4 dólares el barril!

Ilustrador

10. ese hombre es un dictador o por qué mienten

Jessica Dos Santos Jardim

Alfredo Rajoy

FotOGRAFÍA

Michael Mata Enrique Hernández Maryori Cabrita

Rodolfo Porras

11. supuestos variados

CORRECTOR

Rodolfo Castillo

Ander De Tejada

LOGÍSTICA

12. CHávez y el ñangarismo

Idania Bracamonte Daniela Fernández Edi Cordero

Freddy Fernández

Colaboran en esta edición

José Roberto Duque, Rubén Wisotzki, Clodovaldo Hernández, Jessica Dos Santos Jardim, Rodolfo Porras, Freddy Fernández, Ángel Corao, Ernesto Morgado, Américo Morillo, Prensa Presidencial. Archivo Ciudad CCS. Fotografía de portada: Américo Morillo

Impresión

Complejo Editorial Alfredo Maneiro Imprenta Nacional. www.epaleccs.info epale.ciudadccs@gmail.com

Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114 Distribución: 0212-8085843 Depósito Legal: pp201202dc4166 Una publicación de la

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Revista Gratuita Circula los domingos con el Diario Ciudad CCS búscala de lunes a viernes en nuestra sede: esq. san jacinto, edif. gradillas “c”, piso 1, al lado de la taquilla única de servicios municipales.

el comandante Por partida doble Mercedes Chacín

Cada vez que se acerca marzo, después de aquel marzo de ediciones urgentes, surge la interrogante: ¿qué no hemos dicho —qué no se ha dicho— de Chávez? Libros, canciones, poemas, cuentos, retratos, fotografías, ilustraciones... con la buena vibra del amor. Y hay otro Chávez construido desde el invento, la patraña, la mentira, el odio de clase, la envidia, el egoísmo, la traición... Dos Chávez opuestos, dos Chávez distintos. Tan distintos que parecieras obligado a optar por uno. A uno tan malo que parece irreal y otro tan bueno que parece lo mismo. Pero hay un Chávez verdadero. Ese que habla por sus hechos. El de carne y hueso que cuenta, sin rubor, los apuros de un malestar estomacal en cadena y el que reconoce la grandeza y la valentía de un soldado como Eliézer Otaiza. Es Chávez contado desde su intimidad, desde sí mismo. Desde el ser humano, extraordinario sí, que era. Los Chávez de mentira son muchos y son poderosos. Tienen un soporte que descansa en millones de dólares, en reservas de petróleo perdidas y añoradas, en el Poder que se les escapó de las manos por obra y gracia de una práctica política llena de inmundicia e insensibilidad. Llena de muerte. Reunimos algunas mentiras, no por morbo sino como una forma de rendirle homenaje a quien fue todo verdad, no porque lo digan nuestros escribidores sino porque los hechos lo demuestran. Algunas mentiras son muy tontas, otras muy “creíbles”, las más llenas de desvergüenza, porque las mentiras son parte importante de la ignominia fabricada alrededor de un ser humano. La revista que está por el otro lado —en esta única edición hay dos revistas que se pueden leer por separado— está escrita por Chávez y es la otra parte de nuestro homenaje al arañero de Sabaneta. Por segunda vez los Cuentos del Arañero se publican en Épale CCS presentados en esta oportunidad por uno de sus compiladores, Jorge Legañoa Alonso, un periodista cubano que junto a su compatriota Orlando Oramas hicieron posible este hermoso legado lleno amor y de historia patria. De Chávez siempre habrá que decir, que hablar. Por siempre.


02

Tormenta de mentiras POR MERCEDES CHACÍN @mercedeschacin

Se encontraban en una mesa, en una tormenta de ideas (brainstorming) varios publicistas en las postrimerías de 1998, año de campaña electoral presidencial en Venezuela, con el candidato de la derecha sin mucho chance y el líder que se hizo responsable de la intentona quien se lanzó con su propio partido, y contra todo pronóstico, a conquistar el poder por la vía del voto. Imaginemos que la conversa de donde surgió el guión, en la que participó un chaparrón de lumbreras, fue más o menos así: “¿Y si dice que les cortará las cabezas con una guillotina?”. “No, eso no, es muy francés, muy Revolución Francesa”. “¿Y si dice que los fusilará?”. “No, eso es muy español, muy falangista”. “¿Y si dice que los electrocutará?”. “No, eso es muy gringo. Ahí todavía matan a la gente así. ¡Qué bolas!, ¿no?”.

ta resultó ser chavista y, cuando se armó el escándalo, salió a la palestra diciendo que yo le había dicho que era para grabar una canción”.

O sea, qué bolas tiene Rolando Salazar, “resultó ser chavista”. Y solo por eso nos enteramos de que la mentira no era verdad y valga el absurdo. Pero volvamos a la mesa. A la tormenta de ideas falsas, de mentiras: “¿Y cómo lo haremos?”. “Buscamos un doble, obvio. Lo grabamos”. “En el interior del país, de bolas. No puede ser Pero dejemos que la verdad la diga el autor en Caracas”. Listo. Luces, sonido, cámara... de la misma, Chelique Sarabia, venezola- ¿acción? no, músico, publicista, adeco, quien trabajaba para el candidato de AD en 1998, Luis Contó alguna vez el siempre presidente Alfaro Ucero: “Reclamaron y que Chávez Chávez: “En una visita que hicimos a una no había dicho que iba a freír a los ade- comunidad indígena, un compañero se me cos y a los copeyanos. Pero dijo textual- acercó temblando de miedo. Yo le pregunmente: ‘Voy a freírles la cabeza en aceite té por qué estaba así y me dijo que a él le y echarles ácido de batería a los adecos y a habían dicho que si Chávez ganaba a los los copeyanos’. Como la calidad de la gra- indígenas los iban a picar, les iban a abrir bación no era buena, busqué a Muñecote, la barriga”. Y así, en adelante, cualquier un humorista de Radio Rochela, para que mentira se hizo verdad. ¿Alguien puede imitara la voz de Chávez. Pero el humoris- decir que miento?

Foto prensa de miraflores

Y así fue como llegaron a la “verdad” los primeros fabricantes de la primera mentira, de cientos que se hicieron, como chorizos en fábrica; una “verdad” que habría dicho Hugo Chávez en un mitin, por allá

en octubre de 1998: “Freiremos las cabezas de los adecos en aceite”. “¡Adecos fritos! Eso es perfecto! Eso sí que es venezolano, a quien le gusta tanto un cochino frito, una empanada grasienta. Que cuando vean la comida frita, se acuerden de los adecos, pobrecitos”. “¿Y qué les parece si decimos que después de fritas las cabezas, Chávez las paseará (las cabezas) por la Plaza Bolívar? ¿O será muy fuerte esa imagen? Se hacía en la Guerra de Independencia”. Listo. A grabar. Y la grabación se hizo.

Edición Número Doscientos dieciocho. Año 05. ÉPALE CCS

Caracas, 5 de marzo de 2017.


03

La renuncia POR MARLON ZAMBRANO @marlonzambrano

“La cual aceptó” es una de esas operaciones verbales emblemáticas de la gesta chavista. Como el manoseado “por ahora”, que hasta dicen que elevó el puntaje de valoración pública del teniente coronel que todos desconocían hasta esa madrugada de 1992, cuando cambió definitivamente el rumbo del país. Aunque de distintos emisores y antagónicas consecuencias, también tiene el sino de las sentencias cruciales de la historia reciente y a punto estuvo de torcerle el cuello al camino trazado por la Revolución Bolivariana en sus primeras horas. Su enunciador, para entonces Inspector General de la FAN, general en jefe Lucas Rincón, la pronunció sin inocencia alguna pero desconociendo la “pava” que se echaría encima. Unos y otros, desde entonces y creo que hasta ahora, no han dejado de verlo virao por sospechoso, intrínsecamente dudoso, a pesar del espaldarazo del presidente Hugo Chávez, quien inmediatamente después lo nombró ministro de Defensa y luego de Interior y Justicia. Y aunque el mismísimo Chávez lo excusó amablemente en las ruedas de prensa posteriores al golpe opositor de 2002, algún prurito estanco debió permanecer en el enrarecido ambiente de su inocencia, pues se largó, a instancias del Comandante, a un conveniente retiro diplomático en Portugal, donde se desempeña como embajador desde mayo de 2006. Marta Harnecker le preguntó a Chávez, tiempo después, la razón de su decisión de nombrar a Rincón ministro de Defensa: “Hay muchas versiones, pero yo sí sé la verdad. Quizá solo yo la sé exactamente. Yo sé qué fue lo que lo llevó a decir eso. Él no es culpable sino víctima de una situación en la que yo estoy implicado. Y por eso quizá soy yo el que lo entiende. A lo mejor más nadie lo entiende”. Así lo recoge Ernesto Villegas en su libro Abril Golpe Adentro, pero las dudas tintinean alegremente ante la frase de Lucas Rincón, que abrió las puertas a la justificación del “vacío de poder” durante el gobierno mínimo de Pedro Carmona Estanga. Más adelante, en el libro, Villegas ensaya otros acercamientos a la verdad, o a algo que se le parezca: parece ser que un desacuerdo sorpresivo y profundo echó por tierra las negociaciones iniciales que preveían la renuncia de Chávez la madrugada del 12 de abril, cuando ya habían ocurrido los hechos sangrientos de puente Llaguno y varios altos mandos de la FAN se habían pronunciado en contra del Gobierno.

gre innecesario luego de algunas recomendaciones desde La Habana. El trato era simple y digno: respeto a la vida y a la integridad de las personas. Respeto a la Constitución. Hablar por TV para explicar su decisión. Salir del país, muy probablemente hacia Cuba. A las 2:45 de la madrugada del viernes 12 de abril, el presidente en funciones se quedó con un modelo de renuncia que llegó vía fax, esperando el cumplimiento de las condiciones que nunca se dieron, por lo que se autodefinió como un presidente preso, pero sin renunciar, en manos de unos insubordinados.

Lucas Rincón, quien fue testigo de la primera fase de las conversaciones y emisario entre Miraflores y Fuerte Tiuna en esas confusas horas de la madrugada, declaró ante los medios a las 3:45, desconociendo el fracaso final y la determinación de Chávez, lo que abrió la caja de Pandora para todas las especulaciones y argumentos de la oposición y situó en bandeja de plata para el imaginario escuálido el pensamiento mágico que erigió, desde entonces, la renuncia como epílogo de la La negociación, confirmada por Chávez y Fidel en primera persona, Revolución. Más de pinga como letra de bolero o ranchera que como tenía que ver con la necesidad de evitar un derramamiento de san- verdad. Caracas, 5 de marzo de 2017.

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04

La Venezuela desunida POR José Roberto Duque @jrobertoduque

FOTO PRENSA PRESIDENCIAL

Una de las paradojas más crueles, entre las muchas que convierten al antichavista promedio en un interlocutor exasperante es aquella que los lleva a creer que se diferencian de nosotros en que ellos sí son demócratas. Que ellos sí creen en la democracia o que, al menos, saben qué cosa es esa. Algunos, después de establecer esa distinción, son capaces de repetir al caletre la consabida fábula o leyenda mediática: “Chávez dividió al país”, como si el ideal de democracia fuera un país caminando derechito y de manera unánime en una sola dirección y sin desacuerdo alguno entre sus ciudadanos. A ver: tienes derecho a creer en esto último y también tienes derecho a llamarte demócrata, pero no puedes defender los dos ejercicios retóricos.

Apartando las ganas de ponerse sarcástico, quedan los recursos de la memoria y la investigación. Indagar, con métodos estrictos o mediante la simple recordación, con cuáles códigos se convivía y se discutía de política antes del arribo de Chávez a la presidencia de la República. La Venezuela pobre, esclavizada, sometida, amoldada a los esquemas sociales hegemónicos, entendía por “polarización” un estado de cosas en el cual eras adeco o copeyano, y ¿qué ardorosas o graves iban a ser las discusiones entre seguidores de partidos políticos idénticos en todo? Discutir a favor de AD o Copei era lo mismo que declararse del Magallanes o del Caracas, fanático de Toddy o de Ovomaltina, la Polar o la Zulia: usted podía enardecerse defendiendo a su bando, pero al final no había razones para andar discutiendo porque Venezuela Edición Número Doscientos dieciocho. Año 05. ÉPALE CCS

FOTO AMÉRICO MORILLO

Según ese dictamen o conclusión, Chávez fue el culpable de que los venezolanos ahora miremos y analicemos el mundo desde perspectivas distintas, pero también fue (otro interesante mito digno de estudio) promotor del “pensamiento único”. Nos unificó y nos desunió. Nos encallejonó y, por lo tanto, ahora somos capaces de verlo todo desde ópticas múltiples.

iba por un solo rumbo: galopando hacia la de rico victorioso, se llamaba “convivencia derecha aunque con el caballito queriendo pacífica”. correr en sentido contrario. Hasta que uno de los nuestros pudo llegar a Los comunistas, socialistas y afines eran una la presidencia. Y ya los domingos no fueron curiosidad, un simpático fenómeno mar- de Monitor Hípico para mantenernos uniginal que no representaba peligro alguno dos y unánimemente agüevoniaos, sino de para el estatus, así que de vez en cuando se Aló, Presidente para despertarnos y converles podía escuchar y burlarse de su histórico tirnos, otra vez, en pueblo entregado con 10% electoral. El pueblo pobre aplaudía a vigor a la democracia: peleón, analítico, disus ricos explotadores y eso, en lenguaje verso y multipolar. Caracas, 5 de marzo de 2017.


05

la mujer más allá de las palabras POR NATHALI GÓMEZ @laespergesia FOTOGRAFÍAS Américo morillo

“¡Marisabel, prepárate, que esta noche te voy a dar lo tuyo!”, fue la flor que soltó Hugo Chávez un 14 de febrero de 2000 en el Aló, Presidente y que aún sirve de argumento casi único para decir que fue un misógino. La corrección política de este comentario es cuestionable y su verdadero significado solo pudieron conocerlo él y Marisabel, su esposa en ese momento. Vale no ir tan rápido y preguntarse: ¿cuántas veces no rompió Chávez el protocolo y dijo cosas que espantarían a cualquier asesor de imagen?, ¿eso repercutió en algún plan para la nación?, ¿cuántas veces intelectuales y gobernantes han pronunciado los discursos más políticamente adecuados solo para ocultar el profundo desprecio que sienten por nosotros? Si la palabra no es acción, queda hueca, se convierte en un cascarón de letras. Aferrarse a una frase sin vida es naufragar. Muchos se basan en la cobertura mediática para expresar sus afirmaciones sobre Chávez, “el machista”: cuando le dijo a la diputada María Corina Machado que estaba fuera de ranking y que “águila no caza mosca”, cuando le pidió rigurosidad periodística a Patricia Janiot y tantos otros videos descontextualizados en Youtube. Sin embargo, quedan los hechos recogidos en años de discursos: el llamado a que las mujeres se formaran y se organizaran para que, a través de los mecanismos que facilitaba el Estado, lograran su independencia, más que del hombre, del sistema, a través de la socioproductividad. “Sin la verdadera liberación de la mujer sería imposible la liberación plena de los pueblos, y soy un convencido de que un auténtico socialista debe ser también un auténtico feminista”, escribió en su columna “Las líneas de Chávez” publicada el 8 de marzo de 2009.

tra la Constitución, la Ley de Igualdad de Oportunidades para la Mujer, la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y Ley para la Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad. En cuanto a las instituciones, se creó el Banco de la Mujer, la Misión Madres del Barrio, el Ministerio del Poder Popular para la Mujer e Igualdad de Género. Una muestra de la coheAnte la duda de quienes no entienden la or- rencia del verbo y de la acción. ganización colectiva, llegan nuevamente los hechos. Durante su gobierno, además del “Yo, como parte de ese proceso en el que uno discurso, se crearon instituciones y leyes con va desarrollándose, madurando, he declaraclara vocación a la protección de los dere- do mi feminismo. Soy feminista y lucho y lucharé sin tregua porque la mujer venezolana chos de la mujer: ocupe el espacio que tiene que ocupar en el En 1999, comenzando la presidencia, se creó corazón, en el alma de la patria nueva, de la por Ley Habilitante el Instituto Nacional de la revolución socialista, de la construcción de Mujer. Entre el fundamento legal se encuen- una patria de amor”. Esa liberación, más allá del brasier, del maquillaje, de la minifalda y de las labores domésticas, se refería a la toma de conciencia de la fuerza que somos las mujeres en la organización familiar, comunal y estatal. El mensaje no iba dirigido a esa mujer individual, que la publicidad nos pinta como “libre e independiente”, sino al colectivo unido como un puño.

Caracas, 5 de marzo de 2017.

Edición Número Doscientos dieciocho. Año 05. ÉPALE CCS


06

Lo cuerdo que no recuerdo POR Rubén Wisotzki FOTOGRAFÍA américo morillo

Nos sugirieron que escribiéramos acerca de la acusación, de parte de unos supuestos cuerdos, en torno a la supuesta insania que padecía Hugo Rafael Chávez Frías. Obviamente, y porque estamos hablando de este lado del río, nuestro lado, el enfoque implícito de la pauta periodística debía estar enfilado hacia la demostración clara, contundente y, si se puede, brillante de la negación de un estado de locura de parte del mentor y ejecutor de la Revolución Bolivariana. En el ánimo de hallar dicho brillo, siempre creemos que ese hallazgo es posible en una incursión en la erudición. Recurrimos a Michel Foucault, quien en Historia de la locura en la época clásica cita a unos estudiosos de entre 1600 y 1700 como Jonston, Plater, Boissier de Sauvages, Linneo y Weickard, quienes encuentran unos estados bastantes llamativos en aquellos que pueden ser considerados, permítase el desafuero, locos. Vigilia, inquietud, espasmo, frenesí, rabia, delirio, dolores, vivacidad de la imaginación, desasosiego, excitación, orgullo y desesperación son algunas de las palabras (condiciones, estados, situaciones) con las que eran identificados, junto a otras, como determinantes al momento de definir a un loco. Muchas de estas palabras han sobrevivido a las épocas y aún siguen vivas para que comúnmente se describa a alguien que no está en sus cabales. Pero los dioses, así como le pidieron en su momento a Luis Manuel Briceño Guerrero, nuestro filósofo, que no los traicionara, así nosotros no podemos traicionar a los nuestros, por más pequeños que estos sean. Y desde ese situarse ante la circunstancia, y bajo el riesgo de interpretarse como una boutade, como una ocurrencia, porque estamos empecinados en sacarnos un brillo dentro de la opacidad que somos, debemos Edición Número Doscientos dieciocho. Año 05. ÉPALE CCS

aquí, sin titubeos, ser fieles a nuestra mira- patria gracias a una revolución que aún deletrea sus primeros vocablos, y hasta da y sentimiento: el último instante debió desesperarse por Ciertamente, Hugo Rafael Chávez Frías es- no poder estar de pie físicamente, acompañando a su espíritu erguido, ese espíritu taba loco. que hoy nos sacude, nos reclama, nos leLo vimos en permanente vigilia, lo senti- vanta, nos empuja, nos abraza. mos y vivimos inquieto, siempre inquieto, debió padecer ante más de un dolor in- Se sabe que el cerebro y el corazón, cuando aguantable del Otro, víctima de su profun- salen de paseo juntos, juegan con nuestros da sensibilidad, más de un espasmo, fue deseos y nuestras emociones. Imaginamos frenesí, fue rabia que nace de la impotencia que pasó lo que en realidad no pasó porante la desigualdad y la injusticia, deliró, que queríamos que pasase. ¿O es que sí hay que ver cuánto deliró apasionadamen- pasó? En todo caso, juraríamos, y lo jurate junto a los delirios del pueblo, conoció mos, que él le dio la razón por primera vez en muy contadas ocasiones el sosiego, se a los imbéciles para asegurar que sí, que de excitaba y excitaba, era desbordado por cuerdo nada y que de locura todo. Loco, el orgullo de pertenecer a una patria que total y absolutamente loco de amor por el volvió a hacer patria, que sigue haciendo pueblo, por su pueblo. Caracas, 5 de marzo de 2017.


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“...no puede luchar por la justicia” POR GUSTAVO MÉRIDA @gusmerida1

Diosdado Cabello, quien llevaba serenatas solamente a Marleny Contreras —según Diosdado—, afirma que nuestra desmemoria es producto, entre otras cosas, de los cuentos chimbos que nos contaron y también dice que por algo nos los contaron así. Por eso es que la imagen de Miranda, siempre según Diosdado, la recordamos viéndole acostado en un catre de una cárcel en la que murió. Se nos olvida la grandeza. Cuando Diosdado dice eso también pone como ejemplo la historia, novelada por Eduardo Blanco, de Negro Primero despidiéndose del amigo antes de morir, herido en combate, y ahí me distancio del discurso de Diosdado, amigo del Comandante, porque aquella amistad novelada se forjó en un campo de batalla y allí las amistades son de verdad, aunque después haya traiciones y a pesar de que el mismo Diosdado también las ha sufrido, esa parte de la historia de nuestra Guerra de Independen-

cia, que costó tantos muertos, también está ejemplo que Miranda dio, si eso fuere cierto. Cuando al Comandante se le quebró la llena de amor y de amistad. voz en Apure, mostró todo su amor por todos nosotros y, a la vez, todo su sufrimienLa traición Zamora tampoco le hizo caso a una mujer — to, porque también estaba preso por culpa igual que Bolívar cuando desoyó a Manuelita de todos nosotros. Uno entiende entonces, Sáenz y le perdonó la vida a Santander para oyéndole allá en la sabana, que Chávez solo que después Santander hiciera lo que hizo— podía ser libre esos breves momentos en los y, aunque Paéz después hizo lo que hizo, hay que sudaba encima (o debajo, o...) de una cosas en la historia del poder que nunca se mujer. Ella y él, con todo el respeto que hay sabrán porque pasan entre un hombre y una que tener con todas las mujeres, las que hamujer. Nunca sabremos si hubo una mujer yan sudado con él o a las que les salpica un que le dijera a Chávez algo que Chávez desoyó sudor que nunca fue. Entonces no importa y después (ponga aquí usted el nombre de su si es verdad que ellas, mujeres nacionales o internacionales, se acostaron con el Cotraidor “preferido”) hizo lo que hizo. mandante o que el Comandante se acostó Me siento representado por Miranda, entre con todas ellas. Sobre todo con ella, que si otras cosas, por coleccionar vellos púbicos de uno se la imagina, sobre todo a ella, uno pubis femeninos nacionales e internacionales. quiere y admira más al Comandante. Hay verdades que parecen mentiras. Hombre casado, dicen, no puede luchar por También me siento representado por la justicia. El presidente Nicolás Maduro dice Chávez, entre otras cosas, por seguir el que eso es mentira.

Caracas, 5 de marzo de 2017.

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FOTO Ángel corao

FOTO prensa presidencial

08

La culpa del papelón quemao POR CLODOVALDO HERNÁNDEZ clodoher@yahoo.com

no logró heredar todo lo del Comandante, ficó la educación, lo acusaron de prostituirla pero de que heredó la culpabilidad a ultran- con fines populistas. za, no queda duda. Con Chávez se instauró la práctica del mundo A Chávez lo culparon de todo, incluso de aque- al revés y, por ello, a él se le atribuyó la culpa llos fenómenos sociales, económicos y polí- de las rubieras opositoras. La expresión excelticos que habían sido identificados muchos sa de este fenómeno estuvo en los años 2002 años antes como males endémicos de nuestra y 2003. Los golpistas contrataron francotirasociedad y que fueron, muy por el contrario, dores para matar manifestantes y echarle la una de las causas de que él se haya converti- culpa al “dictador”, en abril. Y entre diciembre do en un fenómeno político. Pongamos por y enero pararon la industria petrolera y culpacaso el enorme abismo entre ricos y pobres, ron a Chávez de que no hubiese gasolina. generador de grandes rencores y deseos de desquite. Los opositores, especialmente los Hijo de gato, al fin y al cabo, Nicolás Maduro de clase media, prefirieron aferrarse a la tesis, ha heredado esta característica de ser culpaclaramente antihistórica, de que hasta 1998 los do por los ratones de eventos que ellos misAna G., pese a ser tan opositora como Do- pobres estaban muy conformes con su miseria mos causan: la calentera caprilista de 2013, rothy, le preguntó: “¿Y qué culpa tiene ese tipo, y que fue a partir de entonces —y por culpa de la guarimba de 2014 y la guerra económica nuestra de cada día. chica... será que lo dejaste cuidando la cocina? Chávez— que se pusieron respondones. Mira que te vas a meter en un lío con la Primera Combatiente...”. Entonces, Dorothy expuso Una vez que al Comandante se le endilgó esa Lo único que, a veces, salva a Maduro de carun razonamiento inequívocamente escuálido: especie de culpa basal, todas las otras vinie- gar con todas las culpas es el hecho de que la “Si en este país hubiese azúcar normal, yo no ron por añadidura. Se le acusó de los errores maña de apuntar con el dedo al comandante tendría que estar derritiendo papelón”. que cometió, lo cual es natural, pero también Chávez resultó ser más fuerte que la muerte. de las consecuencias supuestamente negati- Pregúntele usted a su opositor más cercano o Esta historia de locura corriente demuestra vas de sus políticas exitosas. La oposición y a su chavista disidente favorito y le explicacuán profundo se ha instalado en el cerebro sus medios hicieron enormes esfuerzos por rán que la culpa de todo lo que nos está paopositor un tipo de argumento ya clásico, y presentar como perversiones los avances sando —incluyendo el papelón quemao de que comenzó con aquella socorrida frase: sociales alcanzados por la Revolución. Por Dorothy— no es del ciego Maduro, sino de “¡Esto es culpa ’e Chiave!”. Nicolás Maduro ejemplo: en lugar de decir que Chávez masi- Chávez porque le dio el garrote. Aquella mañana, a Dorothy se le había quemado el papelón. Estaba en lo de todos los días, alistando a la niña para el colegio, acicalándose y hablando por teléfono con su mamá. Mientras tanto, puso a derretir una panela. La mamá se puso intensa (¡qué raro!), sobre todo con sus temas de abuela moderna, y a Dorothy se le enredó la agenda de la mañana (bicicleta fija, meditación, secado de pelo, etc.). Así que, de repente, el apartamento comenzó a oler a melaza. Corrió velozmente y encontró su fabulosa cocina de vitrocerámica bañada de una lava melcochosa. “¡El coño ’e su verga, Maduro!”, exclamó, según lo contó ella misma al llegar —tarde— a su oficina.

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¡A 4 dólares el barril! POR Jessica Dos Santos Jardim @Jessidossantos

Chávez fue atacado, una y mil veces, por “regalar” el petróleo venezolano. Incluso, él mismo, en el año 2012, le hizo frente a la ya trillada acusación mientras derramaba crudo pesado en una tapita: “Ellos tienen hasta una lista: a Argentina Chávez le regaló tanto, a Cuba tanto, pero eso es una gran mentira, empezando porque a Argentina, por ejemplo, se envía es fuel oil. Además, esto es parte de la nueva y gran política internacional de Venezuela, de los muy pensados mecanismos de cooperación”. ¿De qué se trataba esa política internacional? Según el actual mandatario Nicolás Maduro, “Chávez diseñó un plan estratégico basado en las teorías de Juan Pablo Pérez Alfonzo, autor del libro Hundiéndonos en el excremento del diablo y uno de los propulsores de la OPEP”. Pero, todo indica que las raíces son aún más profundas. “La política de la OPEP, rescatada por Chávez, no está únicamente basada en las teorías de Pérez Alfonzo, pues la idea de la OPEP es anterior a él. Surgió en los años

de Medina y López Contreras y uno de sus primeros arquitectos fue Manuel Egaña Barroeta. Solo que cuando se funda la OPEP, el que asiste por Venezuela, porque en ese tiempo era el ministro de Minas e Hidrocarburos, fue Pérez Alfonzo”, explica el sociólogo y director del CEEP de la UBV, Luis Salas Rodríguez. En efecto, Chávez rescató esta política y destacó en varias oportunidades: “Cuando yo llegué se vendía como a 4 dólares el barril”. “Pero, además, Chávez reflexionó que había muchos países consumidores de petróleo, pero de los llamados ‘tercer o segundo mundo’. Entonces, era necesaria una política de solidaridad, que no implicaba regalarles el petróleo sino vendérselo en condiciones especiales. Por ejemplo: en Petrocaribe se vende a crédito, pero al mismo precio del mercado. En cambio, Venezuela le daba descuentos a los EEUU, en los años 90, aunque se tratase de la primera potencia del mundo. En el caso de Petrocaribe también había otros intereses, más profundos, como evitar que el Caribe se convirtiera

Caracas, 5 de marzo de 2017.

en un nuevo Mediterráneo de migraciones forzadas como consecuencia de la crisis desatada por una eventual subida de los precios del petróleo”, explica Salas. Al recuperarse la política de precios, también se recuperó el ingreso nacional. “Se calcula que ingresaron al país 800.000 millones de dólares. Esto ha traído una discusión bastante grotesca con la oposición y con algunos sectores de izquierda, quienes afirman que se trata de la bonanza más grande recibida por gobernante alguno. Pero cuando se revisan los números, la bonanza es relativa, pues lo que recibió Chávez, en efecto, es superior a lo que recibió el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez; pero cuando se descuenta la inflación, la depreciación de la moneda, el aumento de la población (160% más), entonces te das cuenta que un dólar de la década de los 70 tenía más poder de compra que uno en la época de Chávez”, finaliza Salas. Y, de todas todas, esto hace aún más gigante a un Comandante que se movió, siempre airoso, entre mitos y realidades.

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Ese hombre es un dictador o por qué mienten POR Rodolfo Porras

Artesanos, marineros, menesterosos y delincuentes conformaron el grueso de viajeros que se prestaron para lanzarse a la aventura de invadir unas tierras allende los mares. De ellos, por bula real y por la práctica diaria, surgió la clase gobernante en Venezuela. Sus herederos, sin embargo, siempre han tenido ínfulas de nobleza. Amparados por las leyes y la tradición, se dedicaron a explotar a los descendientes de indios, negros y pardos que, por causa del orden colonial, fueron sentenciados a ser peones. Esta clase gobernante, desde sus orígenes, ha cargado sobre sus hombros el desprecio que la nobleza europea les profesaba. Sentimiento de humillación que trocaron por adoración a las culturas foráneas y un odio estructural a las clases bajas. Esto lo han disimulado con una actitud campechana hacia el pueblo, que siempre han querido vender como si fuera igualdad.

que la que habían ejercido bajo la máscara de la representatividad, con la que saquearon al país y asesinaron miles de personas. Pero esta les duró un día, a lo sumo día y medio. En tan poco tiempo persiguieron, asesinaron, desconocieron todos los poderes. El dictadorzuelo autojuramentado huyó con sus secuaces. Chávez apostó a la paz y perdonó. La clase esa de la que venimos hablando volvió a decir que era un dictador. Diecisiete elecciones después, repitieron su conseja.

Otro reventón histórico tiene su marca en el mítico “por ahora” que abrió un camino cierto de justicia social, y que puso a temblar a esa clase cuando vio amenazado el poder que cree poseer por derecho histórico y divino. Y de ese temblor nació la conseja: “Ese hombre es un Chávez murió. Millones de personas lo dictador”. acompañamos, no lo olvidamos y lo enEnfatizaban, convenciendo fundamentalmen- tendemos como una referencia de libertad. te a la clase media aspirante e ignorantona, que Pero ellos insisten en que fue un dictador. el “teniente coronel” era un dictador. Primero, Perdieron la siguiente elección y ahora el la Constituyente era la estrategia para instau- dictador es Maduro. rar su dictadura. Ganó y sus decretos, la ley de tierra, de pesca, de trabajo. ¡Horror!, un paso El verdadero peligro no es que mientan, es a la dictadura. Su forma de caminar, saludar, el porqué mienten. hablar, eran indicios más que certeros. ¡Abajo Les importa un coño Venezuela. No son el dictador! ¡Con mis hijos no te metas! malos ni buenos ni mentirosos, solo son Para salvar el país de esa catástrofe monta- lacayos del dinero. Y van a hacer más que ron, ellos sí, una dictadura de facto, peor mentir porque así lo dicta su amo.

foto ernesto morgado

Mantuvieron su poder con artimañas como La Cosiata, el Tratado de Coche, la desaparición histórica de Zamora.

El reventón de Zumaque 1, en 1914, les cambió el foco de su insaciable sed de dinero y poder. Abandonaron los campos, dejaron a su suerte a los campesinos (ya que tampoco les cedieron las tierras) y se dedicaron a venderle el país a las petroleras.

Edición Número Doscientos dieciocho. Año 05. ÉPALE CCS

Caracas, 5 de marzo de 2017.


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supuestos variados POR ANDER de TEJADA

Chávez, muchas veces, sobre todo a raíz de los sucesos acaecidos en Palestina a manos del Ejército israelí, explicó la diferencia entre el pueblo judío y el Estado de Israel. Si uno hace una búsqueda en internet, en la que se inserten las palabras “Chávez’’ e “Israel’’, se encontrará con una serie de videos del tipo teoría de la conspiración, solo que producidos por religiosos, que le achacan la muerte del Presidente a aquel discurso público de 2010 en el que, específicamente, maldice al Estado de Israel. Pero no me quiero meter en esos terrenos. Lo cierto es que Hugo Chávez, desde antes, había mantenido una postura firme, desde el punto de vista discursivo, en contra del Estado y el Gobierno israelí. Todo esto por una razón: la continua masacre al pueblo palestino por parte de sus fuerzas altamente sofisticadas, en terrenos de inteligencia y de labor militar. Al final, el Estado, como institución social, como poder dentro del ordenamiento burgués, queda ejemplificado por esa diferenciación que él mismo hizo: el misil de fósforo que salía de Jerusalén estaba enviado por el Estado de Israel, mas no por el pueblo judío, e iba dirigido, esta vez sí, hacia el pueblo palestino.

la política exterior de terceros, que no sancionara el suceso? ¿Por qué?, se preguntaba, si ese era uno de los objetivos de la administración del recién salido Barack. Cosas que su fanaticada, consolidada sobre todo en las Las declaraciones a las que nos referimos grandes urbes estadounidenses durante las siguieron, esta vez causadas por un suceso últimas elecciones, tiende a olvidar. específico: el ataque de las fuerzas del Estado israelí a la Flotilla de la Libertad, que En fin, las acusaciones de antijudaísmo se dirigía a Gaza con un cargamento de in- venían desde antes, por cosas tan simples sumos de primera necesidad. La condena, como el uso de la figura del judío errante entonces, tenía asidero en una masacre que, en discursos públicos de Chávez. Otro ardesde el argumento religioso de aquellos vi- gumento, que supuestamente sostiene este, deos, se deja fuera de la ecuación. La recla- también supuesto, fenómeno de segregamación siguiente de Chávez, en el discurso, ción, fue la necesidad de huir de más de la fue al presidente Obama: ¿cómo era posible, mitad de judíos que vivían en Venezuela en tomando en cuenta su postura de policía en el año 1999. Eran 22.000. Supuestamente, Caracas, 5 de marzo de 2017.

para 2015 solo quedaban 7.000. Sin embargo, no sé qué podrá haber sentido Chávez, dentro de sí, por los judíos. Si los amaba o los odiaba. La verdad es que sus sentimientos no importaron entonces ni importarán jamás. Es irrelevante. Lo que sí es pertinente son los hechos que movieron a Hugo Chávez. Por una necesidad histórica, el expresidente tuvo que cuadrarse geopolítica e, incluso, ideológicamente, con los musulmanes oprimidos. Ni siquiera con todos, sino con los oprimidos. Esto indica que el problema, el meollo del asunto, estaba en el carácter político de los conflictos, donde generalmente suele estar, no en el carácter religioso. Edición Número Doscientos dieciocho. Año 05. ÉPALE CCS


foto prensa presidencial

foto enrique hernández

foto prensa presidencial

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Chávez y el ñangarismo POR Freddy Fernández @filoyborde

Seguro que usted se ha encontrado con esos especímenes que vociferan que hay que salir de “este gobierno comunista” o “comunistoide”. Pensará que son pacientes de una sobredosis de Schwarzenegger y Rambo. En medio de todo ello está la acusación de que Chávez es un comunista y Maduro su pupilo. Viene del sector más gorila de la oposición y de la ultraderecha del continente. Lo más curioso, créame, es que nadie sabe cómo es una sociedad comunista. Pregunte a un comunista. No lo sabe ni Marx. Pero ¿cómo le explica uno a un orangután cualquiera, a un pinochetista, a un militante de los partidos montados por la Usaid que el hecho de que el Partido Comunista gobierne no indica que el país que gobierna sea un país comunista porque, en términos estrictos, en una sociedad comunista no debe haber gobierno? No hay manera de explicárselo.

Edición Número Doscientos dieciocho. Año 05. ÉPALE CCS

Sé un poco de esto porque, a diferencia de Como me confesó una vez una de las figuras de Chávez, yo sí soy comunista y lo era ya an- la antigua plantilla de Globovisión, la ventaja de acusar a Chávez de comunista consiste en que tes de hacerme también chavista. la propaganda anticomunista tiene muchísimos Quizá fuera mi formación (con limitaciones años impuesta. A ese colega no le inmutó el que y lagunas) la que me permitiera disfrutar y le recordara que las campañas anticomunistas acompañar la evolución del pensamiento habían justificado el asesinato de decenas de mipolítico de Hugo Chávez, desde sus discur- les de jóvenes latinoamericanos. sos innegablemente bolivarianos, robinsonianos, zamoranos y patrióticos, pasan- Los elementos de la propaganda anticomudo por una etapa de defensa de la Tercera nista son los mismos miedos que explotó la Vía a finales de los años 90, para después Iglesia europea a finales de la Edad Media, es avanzar hacia la convicción de que el mo- decir, “te van a quitar tus hijos”, “viene una delo de desarrollo que nos convenía era la plaga y no tendrás protección”, “te van a quiconstrucción del socialismo del siglo XXI, tar tu casa” y “vivirás en medio de la hambrucon sus componentes cristiano, bolivariano na”. Remasterizados, son los mismos componentes básicos de hoy. y ecológico. Sin embargo, el gorilaje nunca dejó de señalar a Chávez como comunista. Quiero dejar claro que se trata del gorilaje, porque la gente de oposición que alguna vez militó en el Partido Comunista de Venezuela (como Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez, Pedro León Zapata, entre otros) jamás dijo que Chávez era comunista.

Caracas, 5 de marzo de 2017.

Con Fidel, creo que se puede ser revolucionario sin ser comunista, pero no se puede ser revolucionario siendo anticomunista. Desde mi innegada ortodoxia creo que todo revolucionario consecuente debe terminar siendo comunista. Chávez no llegó a ese punto y no sé si lo hubiera hecho. Yo empecé por allí y ya no tengo remedio.


AUTOR: Vicmairis Aguilera "VK" INSTAGRAM: @viickyaguilera TWITTER: @Viickyaguilera'


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