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Edición número Trescientos veintidós. Año 07. Caracas, 5 de mayo de 2019 REVISTA GRATUITA

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VIERNES 10 DE AGOSTO DE 2018

MEMORIAS QUE SON PUENTES — PÁG. 07

EL SEMANARIO CCS| 1

02. Golpe interruptus 03. Códigos del tambor africano 10. Criar sin culpas 12. Catia a la antigua


contenido Consejo Editorial

Idania Bracamonte Daniela Fernández Edi Cordero

Director

Colaboran en esta edición

Carlos Cova

DirecTORA de Arte

Edarlys Rodríguez María Isabel Guerrero (E)

COORDINADOR DE FOTOGRAFÍA

Jesús Castillo

Coordinadora 2.0

Yanira Albornoz (†)

Web y redeS

Enyeli González

Redacción

Marlon Zambrano María Eugenia Acero Colomine

FotOGRAFÍA

Michael Mata Enrique Hernández

02. CIUDAD

LOGÍSTICA

Erika Farías Roberto Malaver Gustavo Borges Revilla Mercedes Chacín

Crónica de un golpe chiquito o golpecito

05. mitos

Equanil no es un lugar

Clodovaldo Hernández, Jessica Dos Santos, Natchaieving Méndez, Humberto Márquez, Niedlinger Briceño, Elvia Tinedo, Malú Rengifo, Indira Carpio, Nathali Gómez Moscoso, Forastero LPA, Henry Rojas, Justo Blanco y Neptalí Segovia. Archivo Ciudad CCS. Fotografía de portada: Enrique Hernández.

05. trota ccs

Trota y escribe, que algo queda

06. música

Afrocódigos retumba los cueros de la identidad venezolana

06. boleros que curan el alma redes

“Aquellos ojos verdes”

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07. miradas

Sobre ríos y quebradas: memorias que son puentes

epale.ciudadccs@gmail.com

10. soberanías sexuales

@epaleccs

¿Y si rompemos los patrones de crianza?

@epaleccs

11. diversos pero no dispersos

Marielle Franco: ícono del lesbianismo político en Latinoamérica

Épale CCS

12. crónica Patear recuerdos

CORRECTOR Rodolfo Castillo

13. recetario de malú

Aceitunada de papas (o papada de aceitunas)

Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114 Distribución: 0212-8085843

13. poesía o nada Luz Machado

Depósito Legal: pp201202dc4166

14. el rumor de las bolas Una publicación de la

Minimanual para esperar que cese la usurpación

Premio Nacional de Periodismo “Simón Bolívar”, 2014, 2015 y 2017. Premio Municipal de Periodismo “Guillermo García Ponce”, 2014. Premio de Periodismo Aníbal Nazoa, 2018.

Tras el éxito obtenido durante su presentación en el más reciente Festival Internacional de Teatro de Caracas, Popol Vuh, el montaje de la Compañía Nacional de Teatro, continuará exhibiéndose en el Municipal. Un espectáculo emotivo y multidisciplinario con música, danza, teatro, títeres y tecnología multimedia para seducir al más heterogéneo y exigente público de la ciudad.

EL MENJURJE

Una ciudad colorida, exótica y florida se exhibe en los espacios de El Cuchitril Café Bar, de Gradillas a San Jacinto. Se trata de la exposición individual del artista plástico Felipe García, quien presenta, desde el viernes pasado, su “Imaginario Caribe”, a diferencia de la selva gris y de concreto en la que pensamos cuando hablamos de la capital. Felipe dice que cada vez que piensa en Caracas la piensa en colores. No es para menos, frente al especáculo del Waraira Repano y su verdores, un prodigio para una urbe que se caracteriza por el caos.

«

caracas de colores

¡Ni golpe de ala! «

Que el Metro de Caracas vaya muriendo de a poquito.

Que llegan mayo, las lluvias y el calendario festivo de nuestras tradiciones culturales.


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CIUDAD

CRÓNICA DE UN GOLPE CHIQUITO o golpecito El intento fallido de golpe de estado del martes 30 de abril fue tan efímero, que puede ser incluido en los récords guinness de la brevedad y la estupidez. Una torpeza más que, sin embargo, parece esconder algo más peligroso: los gringos y su plan B POR marlon zambrano • @marlonzambrano Fotografías enrique hernández

Cuando pasan estas cosas me pregunto qué diría Sasha López, la presentadora de farándula de Globovisión que asesinó al maestro “José de Abreu” (José Antonio Abreu) “porque —casi obvio— se murió”. Sasha, como el precio ascendente del queso, La Esfera de Soto de la autopista Francisco Fajardo, los selfies debajo de la nube de paraguas del Pasaje Linares y los ceñudos rostros heroicos de Avengers: Endgame, forma parte de un puñado de señales del metabolismo social que, sin ponerse de acuerdo, al juntarse han parido un acontecimiento que debe ser traducido en dos palabras para ser comprendido, con el tiempo, en el inventario de nuesEdición Número Trescientos veintidós. Año 07. ÉPALE CCS

tra historia, que por chistoso no es que no deba ser temido: golpe chiquito. Fue una exhalación artificial, una eyaculación precoz o, más bien, un coitus interruptus que amaneció ese martes oloroso a quincena anunciándose con el ostentoso mote de Operación Libertad, para acabar al día siguiente como el pobre titular a dos renglones en la portada de un diario de provincia, leído por la caterva de presentadores decepcionados de la televisión privada: “Leopoldo se refugió en la embajada de España”. Esa mañana, casualmente, desperté inmenso, pletórico, feliz. Había hecho el

Como en el filme 300, Luis Florido ni se despeinó en “su batalla” de Las Termópilas

amor en mis sueños y en los lances de Morfeo me habían amado, como pocas veces, sin arrepentimientos. Qué me iba a imaginar yo que al revisar el teléfono —para comprobar que desde hace tiempo ya nadie me escribe pidiendo besos extemporáneos entre las emanaciones de una pea— me iba a saludar el mismo video siete veces, enviado por distintos emisarios a través de Whatsapp, del diputado Edgard Zambrano, primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, arribando como un condenado a muerte huido de la Isla del Diablo, saludando entre emocionado y cagado a Leopoldo López (¿Leopoldo López?) —al que suponíamos preso en casa—, a una ristra de soldados y oficiales al borde del beso con lengua, para converger en el estrujón lujurioso de dos bailarines de tango con el

Caracas, 5 de mayo de 2019.

presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó en un yermo distribuidor Altamira, recordando más a los prolegómenos administrativos del velorio de un muerto rural que a la estocada final de las revueltas populares para acabar con la “sanguinaria dictadura”. Podría decir que me temblaron las piernas, pero acostumbrados como estamos al perpetuo martirio desde la autoproclamación del 23 de enero, me desayuné pacíficamente con el repetido canto de un gallo que, desde el apagón nacional del 7 de marzo pasado, le agarró el gusto a desgañitarse por los alrededores de Santa Rosalía entre las 5 y 45 y las 7 y 23 minutos exactos de cada mañana, cual si se hubiera autoproclamado como el mitológico Crono, por encima de las campanadas de la basílica de Santa Teresa. www.epaleccs.info


03 Enseguida, dos o tres llamadas telefónicas pretendieron hundirme en la desesperanza; la mamá de mis chamos, igual los llevó al colegio con la certeza de que sería un día más (uno de ellos tenía ensayo por los actos del Día de las Madres); las voces de la TV y la radio encendidas como acompañantes sonaban emocionadas, pero confusas, en la trasiega de llamar a Guaidó, de una vez por todas, “ciudadano presidente de la República de Venezuela”; y el pueblo chavista ya concurría animoso y con el puño alzado a Puente Llaguno y los alrededores de Miraflores, donde Diosdado Cabello y la alcaldesa de Caracas, Érika Farías, arengaban a la gente desde una improvisada tarima donde florecieron, como siempre, las banderas y los oradores. Me puse a pensar: el universo no tiene centro ni bordes, entonces qué carajo importa si los Cuatro Jinetes del Apocalipsis invocan para hoy el final de los tiempos si andan en el mismo asunto desde el 3 de febrero de 1999, cuando le hicieron la cruz al hijo de Elena y de Hugo de los Reyes un día después de juramentarse presidente, por zambo, marrón, verrugoso, mestizo, criollo, veguero, menesteroso, pueblerino, inculto, ordinario. No esperé la apoteosis ni nada parecido y decidí hacer lo de siempre, y hasta peor; así que asomé la mirada desde el balcón de un piso 13 de cara al majestuoso Waraira Repano, como buscando alguna señal del más allá, y terminé encontrando lo mismo del más acá: aparte del escándalo del gallo alzado y la silueta voluptuosa de nuestra montaña protectora, hallé las cantigas del muchacho que anuncia el agua potable, de portal en portal, con su voz de trueno; la señora que llama “coñoetumadre” con afectuosa inquina a su hijo, dos pisos más abajo, porque no apura el desayuno; los cornetazos vagabundos de las camioneticas que atraviesan la avenida Lecuna; y el griterío deslenguado de las guacamayas, que trenzan los primeros rayos de sol de la ciudad más bonita y desquiciada que nadie haya querido horadar jamás entre las marismas tropicales, atravesada por esa obstinada Edad Media que, oportunamente, nos diagnosticó el Libertador.

sentos—, la encontré en la entrada de su casa batiendo cemento para erigir un caminito empedrado en su jardín. No sé si fue Diosdado, Mario Silva o la señora que vende café recién molido con granos de Biscucuy en la entrada del bloque quien formuló un cálculo preliminar de los acontecimientos, con todos los pormenores, de una puesta en escena más cantada que los cantos de ballena anunciados en su oportunidad por uno de los fundadores de la dialéctica críptica del pensamiento opositor: el maestro Manuel Rosales. Y se cumplió a rajatabla. El programa incluía escenografía en el distribuidor Altamira, provocación frente al enrejado de la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda en La Carlota, muchos corresponsales de medios nacionales y extranjeros con casco protector y transmisión en vivo desde el sitio de los acontecimientos, los heridos forzados para sumar víctimas al expediente de alegatos del lobby internacional contra la Revolución Bolivariana (y las cubana y nicaragüense) y un escándalo más próximo al introito del Camina Burana de Carl Off que al inicio sosegado y estratégico del golpe final a la “tiranía”. Ya uno no sabe si fue el principio del fin o el fin del principio, pero el “golpecito” logró lo que nadie creía posible: hizo que la intentona de 2002, encabezada por Carmona Estanga (llamado El Breve), pareciera un acontecimiento heroico y legendario frente a la bufonada minúscula de Guaidó quien, a las 2 de la tarde, amenazaba con arrasar, cual Atilas, los pastizales del Centro y tomar Miraflores con todo y motorizados, pero no llegó ni a la Pizzería Don Corleone en Chacao (donde se come la mejor putanesca de toda Caracas), terminando simplemente en la organización de otra guarimba en Plaza Francia mientras su tutor, Leopoldo Ló-

“Cara de síndrome de abstinencia” Bolton profetiza una inminente invasión. Peeero...

Pertrechos para la muerte

pez, saltaba de embajada en embajada —como una abeja colectando néctar de flor en flor— para cerrar su ciclo memorable apoltronado junto a su mujer, Lilian Tintori, en un cómodo saloncito con muebles de cuero, pinturas abstractas y silla giratoria en la residencia del embajador español en Venezuela, cual

huésped de honor, para envidia del malogrado Julian Assange. Hay que escuchar la conseja popular: cuentan las abuelas rezanderas de los pueblos y los veteranos de las tres históricas guarimbas anteriores que la Operación Libertad no era la tal ambiciosa cru-

EL FIN DEL PRINCIPIO

Lo que supe luego me vino por una alegoría: la foto de un huacal de cambures al lado de una metralleta monstruosa, de esas dispuestas para la guerra, sobre un lecho de municiones abandonados, como excremento de perro, sobre el asfalto de Altamira me hizo recordar, con vergüenza, la vez en que quise ser peón de fábrica en una explotación bananera en Tenerife, España, y al cargar un racimo sobre mis hombros, desde las profundidades de la plantación, sentí cómo se desgarraban mis cartílagos con sus huesos, mientras una abuela a mi lado hacía calistenia con dos a la vez mientras encendía un cigarrillo y, más tarde —al intentar regresar gateando a mis apowww.epaleccs.info

Aparte de los mínimos focos donde se perturbó la paz, el resto del país estuvo como esta estampa: en completa normalidad Caracas, 5 de mayo de 2019.

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04 zada, sino una batida sifrina para abrirle paso a “Leo” para que pudiera reunirse con su papi en Madrid, aprovechando que se acercan las vacaciones de verano. Entretanto, los amigos migrados del país por la causa que fuera y residenciados como han podido en ciudades desperdigadas del mundo, me juraban por las vías electrónicas que ahora sí, por fin, saldría “el hombre”, a lo que no tuve más remedio que responder con un turbio “a lo mejor”, para no adelantarles, al borde del espejismo, una nueva decepción. Y es que uno se pregunta: ¿hasta cuándo aguanta el universo opositor (el válido, el legítimo, el que no apuesta por la destrucción criminal y suicida) tanto tormento al lado de sus líderes, más escurridizos que homéricos? ¿Cuándo entenderán que hay un gobierno, unas instituciones y un pueblo militante que cree en esta causa y que no podrá ser borrado del mapa por fórmulas asombrosas de nigromantes advenedizos? ¿Es posible que algún día entiendan que esta patria que defiende la Revolución Bolivariana, con sus torpezas y sobresaltos, con sus milagros y dignas glorias, es también su patria? Pero vivir en el ombligo del pecado implica temores más profundos: más allá del nuevo anuncio de paros escalonados que blandió Guaidó —para justificar su sueldo y ganarle tiempo a la postración— se asoman, cada vez con más descaro, las amenazas gringas de pisotear con sus botas militares esta tierra contrariada por el sello maldito de estar minada de tesoros sibilinos como el petróleo y el coltán. John Bolton, ese abuelo malhumorado con cara de borracho apremiado por las agonías del síndrome de abstinencia, quien funge de asesor de seguridad de la

Fuera de La Carlota, fuera de la Constitución, fuera de la legalidad, fuera de todo

Casa Blanca, no ha tenido empachos en anunciar con enjundia la inminente invasión, aunque se ha topado con el rostro inconmovible del canciller ruso, Serguéi Lavrov, guiñándole un ojo desde el otro lado de los poderes del mundo, como retándolo: “¡A que no le das!”. “El golpe más torpe de la historia”, lo bautizó Carlos Cova, el jefe, al decidir lo que debía escribir para la próxima pauta de una revista que, como todo en el país, se nos ha vuelto azarosa ante los designios extraordinarios del día a día. “El plomo me nutre”, decía en un mal chiste el Conde del Guácharo. Y fue lo que pensé antes de escribir. Y escribí.

El soberano atendió al llamado y pleno los alrededores de Miraflores / ENRIQUE HERNÁDEZ Edición Número Trescientos veintidós. Año 07. ÉPALE CCS

La dirigencia oficialista también se apersonó para defender la Patria/ ENRIQUE HERNÁDEZ

Caracas, 5 de mayo de 2019.

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MITOS

EQUANIL NO ES UN LUGAR

POR marlon zambrano @marlonzambrano ILUSTRACIÓN justo blanco

Al sur del Equanil es una novela extraña, de un escritor más raro aún: Renato Rodríguez (Premio Nacional de Literatura 2006). Un margariteño que nació el mismo año que el Gabo (1927) pero que, al contrario del novelista colombiano, murió prácticamente en la infamia a la venerable edad de 83 años en junio de 2011, al mejor estilo de los autores malditos: autoexiliado en un intrincando pueblito aragüeño. Él mismo se quejaba de haber sido desterrado del círculo de los exquisitos del “olimpo venezolano” por Salvador Garmendia y Adriano González León. El primero, según el anecdotario bohemio caraqueño, fue el responsable por carambola del título de la novela en medio de una pea, cuando coincidieron una noche de parrandas en un bar de Bello Monte y confundieron su título original —Al sur del Ecuador— con el famoso y desaparecido ansiolítico (Equanil), muy solicitado entonces en algunos círculos creativos para activar la sedación narcótica. Carpintero apuñalado en Nueva York, marino de ocasión en las aguas del Caribe, cercano a varios de los escritores del boom latinoamericano en París, inquili-

Pero no hablamos de un advenedizo que recibió, por azar, el reconocimiento nacional. El novelista mexicano Juan Rulfo, renovador de las letras latinoamericanas con sus celebradas Pedro Páramo y El llano en llamas, dijo de Al sur... que se trataba de una muestra a nivel hispanoamericano de la mejor narrativa venezolana.

no de un burdel de Lima, actor de cine y cortos en Caracas y Mérida, Rodríguez desempeñó los más extravagantes y contradictorios oficios antes de su verdadera pasión: la de escritor. Con esta mantuvo una relación traumática impulsada, de un lado, por las opiniones lapidarias que decían que su obra no era la de un artista

(como las del propio Garmendia); y, del otro, por esa necesidad natural de escribir, gracias a la cual compuso una obra mediana y poderosa, con títulos como El bonche y La noche escuece, títulos difíciles de conseguir, a diferencia de Al sur..., el que tuvo una digna reedición en 2004 por Monte Ávila Editores Latinoamericana.

trota ccs

Trota y escribe, que algo queda La columna periodística del gran humorista Francisco “Kotepa” Delgado se titulaba “Escribe que algo queda”. Cuando dejas por escrito tus experiencias como trotador, este aserto cobra aún más sentido porque te quedan los beneficios del trote y dejas plasmada tu vivencia a través de la palabra, ya sea para compartirla con otros o para rememorarla más adelante. Escribir lo que a uno le ocurre en las lides del trote puede ser algo muy distinto, según cada individuo. Por ejemplo: si eres místico lo más seguro es que llegues de correr y entres en trance poético, dando como resultado un soneto, una égloga o algo por el estilo. En cambio, si eres del tipo prosaico te saldrá algo más parecido a un informe que a una obra literaria. Hay corredores que llevan un diario en el que anotan sus distancias, tiempos y también sus estados de ánimo o alguna incidencia especial. Por ejemplo: “Hoy me topé con el idiota del perro negro, el que lo lleva sin correa, aunque sabe que acostumbra ladrarle y tirarle dentelladas a los trotadores. Lo peor es que a este, al igual que a todos los idiotas dueños de perro, lo que el animal www.epaleccs.info

hace le parece sumamente gracioso. Pone cara de: ¡‘Pero qué travieso eres, Pupy!’”. Lo que parece que no se puede hacer es planificar la cuestión, o sea, decirse a uno mismo que hoy voy a trotar media hora y luego vendré a escribir 2.000 caracteres al respecto. No funciona así. Es más caprichoso el asunto: un día estás en pleno trote y ya tu cabeza está escribiendo fluidamente. Pero otro día llegas a tu casa y no te sale nada.

Una vez leí el testimonio de un corredor que durante años llevó un diario muy detallado, con narraciones y descripciones de sus carreras. Pero, al parecer, la mina de palabras empezó a declinar y terminó llenando una fría hoja Excel con las distancias, los tiempos y algún escueto comentario, como “Dolor en el dedo gordo izquierdo”. Le pido a Dios que yo no me seque de ese modo. Sería un castigo horrible.

Caracas, 5 de mayo de 2019.

Su relación con el cine, sin embargo, es uno de los capítulos más insólitos de su intensa experiencia vital. Llegó a intervenir en 11 películas venezolanas, entre ellas —como el bebedor anónimo al fondo de una tasca— Se solicita muchacha de buena presencia y motorizado con moto propia de Alfredo Anzola; y el rol protagónico en el cortometraje Struthio mobildotone de Andrés Agustí. Lo cierto es que fue un autor atípico que prefirió alejarse de los estereotipos, como lo evidencian sus respuestas en las entrevistas que concedió a la prensa criolla, donde no actuaba impostando la actitud del literato encumbrado, sino como un desdichado dado a la espontaneidad pragmática y a la “frescura coloquial”, según Orlando Araujo; oscilando siempre —hasta hoy— entre el negligente olvido y la admiración obscura de una minúscula cofradía de seguidores, quienes aún se asombran de su insolente veta artística. POR clodovaldo hernández @clodoher ilustración Henry Rojas

Dos historias de una carrera. También en materia de grandes competencias, cada día tiene una historia diferente. Es más, una misma carrera tiene muchas narraciones posibles. Por ejemplo: en el Maratón de Boston, de abril pasado, la competencia de hombres tuvo un electrizante final entre el keniano Lawrence Cherono y el etíope Lelisa Desisa, un match que se resolvió en los últimos metros. En cambio, la etíope Worknesh Degefa triunfó, como se dice en hipismo, de punta a punta, pues ya en el kilómetro 10 llevaba 14 segundos de ventaja.

Próxima entrega: “Trotar para que te den like” Edición Número Trescientos veintidós. Año 07. ÉPALE CCS


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MÚSICA

Swing Latino

BOLEROS QUE CURAN EL ALMA

Afrocódigos retumba los cueros de la identidad venezolana Con más de diez años en la movida musical, esta agrupación ha consolidado una sonoridad que resalta la riqueza de la percusión afrocaribeña POR NATCHAIEVING MÉNDEZ ⁄ FOTOGRAFÍA archivo

Mayo, mes que suena a golpe de fulía rindiéndole honores al Santo Madero. Época de tradición y de plegarias ancestrales a la naturaleza para una buena cosecha, la segura prosperidad y la ansiada fertilidad. El tan-tan-tan tan-tan no es solo cuestión de ritmo, es asunto de identidad, sudor, lamento, la expresión del negro esclavizado que buscaba en los árboles de esta nueva geografía, a la que fue traído, los sonidos que le recordaran su tierra y que lo comunicaran con otros del mismo color de piel, pero de diferente idioma y cultura sonora. Todo eso, y más, dice el tambor en su percusión; y eso Afrocódigos lo tiene muy claro. En una entrevista concedida a Ángel Méndez, Marcos Elías Espinoza Arellano, director de la mencionada agrupación, expresó que en cada pieza musical buscan “crear una identidad” que no suene a salsa ni a merengue ni a ningún otro género. “No es en forma despectiva, sino es con la intención de poder crear, aportar, con el respeto a los otros géneros. Es como decir ‘vamos a crear nosotros una sonoridad’. Nosotros nacemos de Herencia y, por respeto, no íbamos a hacer lo mismo que Herencia o que Guaco; ellos tienen su sonido, que también es venezolano”, destacó. Esta intención de crear una fusión de ritmos, que resalten la identidad venezolana, ha estado presente desde la concepción de Afrocódigos. Con una fuerte influencia musical, proveniente de su tío Álvaro Bahamonde (†), luego de estudiar percusión con Alexander Gil e integrar agrupaciones como La Redonda y Herencia, en 2005 Espinoza Arellano le propone a Manuel Lara y Norman Miranda la creación de un grupo orientado a la investigación y difusión de la música popular tradicional de los pueblos de Venezuela. De allí que el colchón rítmico de Afrocódigos sean los tambores, en los que suenan los toques aprendidos en la tierra donde surgieron; en algunos casos son fusionados con golpes similares a los de otras culturas afrocaribeñas. Tal vez ese sonido ancestral, que permanece en el inconsciente colectivo de estos territorios, sea la razón por la que la música de esta agrupación ha tenido gran aceptación por el público amante de la salsa, el merengue, el son, la rumba y los géneros de proyección tradicional venezolana. Su música produce la sensación de mover, espontáneamente, las caderas y los pies al ritmo que marca la percusión del cuero o la madera. Es como si se cambiara el tiempo rítmico al sístole y diástole de quienes habitan en estas tierras. Para Espinoza Arellano estos más de diez años de trayectoria de Afrocódigos se resumen en una palabra: aprendizaje. Pues el contacto con otros músicos venezolanos, especialmente con aquellos que habitan en los pueblos de la costa venezolana, no solo les ha permitido navegar en un océano rítmico infinito, también les ha dado la oportunidad de contar con recursos musicales con los cuales crear una identidad sonora con tambores, quitiplás, culo e puya, cumacos y campanas de Carabobo unidos al bajo, el cuatro, el violín, el saxo y la trompeta. Edición Número Trescientos veintidos. Año 07. ÉPALE CCS

“Aquellos ojos verdes” POR Humberto Márquez ILUSTRACIÓN FORASTERO LPA

“Aquellos ojos verdes” es un bolero escrito en 1929 por los músicos cubanos Adolfo Utrera y Nilo Menéndez. Cuenta la leyenda que, estando en Nueva York un día, Nilo se echó una buena enamorada de una muchacha cubana y esa misma noche escribió la melodía. Lo chistoso es que los ojos no eran verdes, sino azules grisáseos. “Pero ¿qué hay detrás de esta hermosa canción?”, pregunta “Kike” Perdomo en la revista Cubanos Gurú. Se dice que el matancero Nilo Menéndez, pianista y arreglista, viajó a Nueva York contratado por Columbia. Allí se enamoró de “Conchita” Utrera, a quien las crónicas de la época la describen como “rubia y de ojos claros.” Lo mal echado del cuento es que Nilo no escribió la letra, sino Alfredo, hermano de Conchita y tenor reconocido. Como decimos en Maracaibo, ¿quién baila boleros con una hermana?, y menos escribírselo. Pero, bueno, así es la historia. Corría el año1931 en Estados Unidos. Dos años después, Alfredo murió a causa de una enfermedad incurable.

Como en familia

Con destreza y profesionalismo, Afrocódigos ha llevado nuestra música a otros países como Estados Unidos (Namm Show, 2013, en Los Ángeles), Irán (Festival Cultural de la Resistencia Indígena, 2013) e Inglaterra (en el Bolívar Hall de Londres, 2015).

Difundir la música venezolana es su premisa

Uno de los principios que Espinoza Arellano ha mantenido, junto a sus compañeros en Afrocódigos, es la difusión de la música con sello auténticamente venezolano. Confiesa que aunque le gusta el rap, el rock, el hip hop y muchos otros géneros, incluyendo el regüetón, la agrupación ha orientado sus esfuerzos por acercar a los jóvenes a los ritmos autóctonos de los pueblos de Venezuela a través de talleres y muestras en escuelas, comunidades y centros culturales. El caraqueño resalta que para que su tarea sea completa es importante que se escolarice la música popular tradicional, de esta manera las niñas y los niños venezolanos crecerán conociendo los valses, pasajes, joropos, jota margariteña, la diversidad de tambores y los tantos ritmos que conforman la riqueza musical del país.

La periodista Leticia Guerra Quesada, por su parte, cita en la bitácora Havana Inside unas declaraciones de Nilo: “Como creo en el amor a primera vista me enamoré de ella ese mismo día y, por la noche, compuse la música; fueron sus ojos los que me dieron el tema dulce de mi canción”. Concepción Utrera, “Conchita”, nació en La Habana el 18 de octubre de 1912 y se destacó por su formación literaria. Se dice que estudió idiomas, música y declamación; grabó discos para Columbia Records y publicó Ave Lira, un libro de versos. La canción se considera el primer gran éxito mundial de un bolero cubano y llamó la atención por la influencia del jazz y el impresionismo musical francés en la música tradicional cubana. La otra cosa chimba de esta crónica es que Nilo y la bella dama jamás estuvieron juntos. Se perdieron esos versos, aunque posteriormente a más de uno nos hayan servido. Jajajá.

En este sentido, Afrocódigos tiene entre sus proyectos más próximos el estreno de su documental Identidad, en el que relatarán más de una década en la aventura de conocer, investigar y difundir la inmensidad de la música afrovenezolana. En esta producción participaron grandes exponentes de la música venezolana, entre los que se encuentran Ismael Querales, Gustavo Aranguren, Rafael Rey, Víctor Morles, Carlos Talez, Herencia, Tw Technicals, Vasallos de Venezuela, Los Sopranos, Latin Cumaco y muchos más. También para este año la agrupación lanzará su segunda producción, titulada Códigos, en la que realzan la belleza y riqueza de la sonoridad venezolana. Caracas, 5 de mayo de 2019.

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MIRADAS

Michel Mata

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Sobre ríos y quebradas: memorias que son puentes Construir puentes para esquivar precipicios, ríos o riachuelos no fue una necesidad urgente en la Caracas de antaño. De hecho, en el año 1772 la ciudad contaba con tan solo dos puentes; 30 años después (específicamente en 1801) la cifra apenas había aumentado a siete. mientras que para 1889 llevábamos 33. Sin embargo, cada uno de estos elevados posee una historia mejor que la otra POR Jessica Dos Santos Jardim

¿Cuál fue el primero?

Se dice que el primer elevado construido en Caracas fue el Puente Catuche, el cual posteriormente se llamó La Candelaria y luego Puente Real; hasta que finalmente, durante el siglo pasado, recibió el nombre de Doña Romualda, o Romualda a secas. Romualda Rubí fue una famosa matrona quien, al parecer, preparaba unas delicias gastronómicas inolvidables y vivía justo en ese lugar. Actualmente, al cruzar la esquina de Romualda, casi nadie sabe que está transitando por aquel famoso y renomwww.epaleccs.info

brado primer puente de la ciudad, pues se encuentra totalmente oculto por el embaulamiento y las construcciones de concreto. No obstante, según el plano de Caracas de Enrique Mendoza Solar, este puente data del año 1735 y sería, en efecto, el más antiguo de la ciudad. “Enrique Mendoza Solar reconstruyó el plano de Caracas para el año de 1810. Se sirvió de las noticias del obispo don Mariano Martí, los planos de Francisco de Pons, Ángel Jesurum y otros ingenieros e historiadores. Su plano nos permite reconocer fácilmente los sitios más impor-

tantes”, afirmó el cronista venezolano Enrique Bernardo Núñez.

avenida Fuerzas Armadas, al norte de la Plaza España.

Pero…

Al respecto, se indica que la población usaba regularmente la edificación, incluyendo a los arrieros con sus cargas y recuas. Ergo, el Puente de Puncel también pudo haber sido la primera construcción sólida y perdurable que tuvo Caracas. En este sentido, la hoy esquina de Punceres lleva su nombre en homenaje a él.

Puncel le había pedido al ayuntamiento un terreno en la otra banda del río Catuche para establecer su vivienda y una industria de corambre (conjunto de cueros o pieles). Por ese sitio pasa hoy la

No el primero pero sí el más polémico

Sin embargo, algunos estudiosos afirman que, 30 años antes, el sargento Nicolás Puncel Montillas ya había construido, por sus propios medios, un puente de ladrillo y cal para comunicar la que sería su estancia con el Centro de la capital.

Caracas, 5 de mayo de 2019.

Mientras tanto, otro elevado de Caracas ostenta una macabra contabilidad: al menos Edición Número Trescientos veintidos. Año 07. ÉPALE CCS


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Puente Miraflores, comunica a la palacio de gobierno con la parroquia La Pastora / Michel Mata

2.000 personas decidieron usarlo para acabar con sus propias vidas.

mediato para luego hacer una construcción mucho más sólida.

Se trata del Puente El Guanábano, frente al Tribunal Supremo de Justicia, en la avenida Baralt.

Antes de este elevado, el único puente que unía la parte alta de La Pastora con el Centro de la ciudad era el Puente Carlos III (en honor del entonces monarca Carlos III de Borbón), fabricado en el siglo XVII por disposición del entonces gobernador José Carlos de Agüero. Hoy, por razones históricas y arquitectónicas, es considerado patrimonio de la ciudad (según Gaceta Oficial Nº 31.139, de fecha 27 de diciembre de 1976).

“Muchas historias trágicas conoció el Puente del Guanábano (…) El puente sirvió, como dice el pueblo en su lenguaje criollo, de ‘revólver del pobre’. Y bajo sus arcadas de hierro se estrellaron más de dos mil personas locas o desesperadas, que creyeron encontrar en el suicidio el remedio a todos sus males”, relató la escritora Carmen Clemente Travieso en su famoso libro Las esquinas de Caracas. El puente fue construido cuando el presidente Antonio Guzmán Blanco decidió edificarse una lujosa mansión en los altos de La Pastora. “Cuando el viejo Guzmán se fue a vivir a su lujosa quinta, no existía ninguna calle que uniera el sitio con el resto de la ciudad, por lo que se hizo urgente echar un puente sobre el abismo donde se encontraba un hermoso árbol de guanábano”, agregó Travieso. Este elevado fue realizado por el ingeniero Jesús Muñoz Tébar, quien fue ministro de Obras Públicas en cinco ocasiones durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco. No obstante, se cuenta que el día de la inauguración el peso de la gente lo hizo estremecer, razón por la cual fue clausurado de inEdición Número Trescientos veintidos. Año 07. ÉPALE CCS

De hecho, a Guzmán Blanco se le atribuyen, al menos, cuatro famosos puentes construidos entre 1870 y 1877: Caño Amarillo y Curamichate (al oeste), Puente Hierro (al sur) y El Guanábano (al norte).

No era el único suicida…

No obstante, los suicidios no sucedían únicamente en el Puente El Guanábano. Por ejemplo: se suele recordar mucho el caso de María de Lourdes Cimeña. Cimeña estaba despechada por un boticario que no correspondía a su amor. En medio del dolor, decidió quitarse la vida lanzándose desde el Puente El Guanábano. El infortunio fue doble, pues sobrevivió a la caída con fracturas en ambas piernas, por lo cual fue apodada como “la mocha de la ciudad”. Entonces, la mujer decidió intentarlo nuevamente. Pero esta vez desde el Puen-

Puente Carlos III, uno de los más antiguos de la ciudad / Enrique Hernádez

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09 te El Viaducto. Y ¿adivinen?... también sobrevivió. “Había en Caracas puentes fatídicos: El Viaducto y El Guanábano. Ambos eran muy útiles para aquellos que deseaban quitarse la vida y no tenían con qué comprarse un revólver; especialmente el segundo, ya que el primero fracasó pues muchos suicidas se salvaron al enredarse en los cables del alumbrado público. También era muy adecuado para el suicidio el puente de Miraflores; pero algunos lo desdeñaban porque le tenían más confianza al de El Guanábano”, relató el cronista Luis A. Narváez Vaz.

Puentes metálicos

Años después, muchos puentes nuevos empezaron a cruzar el río Guaire. Pero con una novedad: eran metálicos. El primero fue el denominado Puente Regeneración, aunque en realidad fue rebautizado como Puente Hierro. Esta construcción se terminó en el año 1875. Años después, en 1882, vino el Puente Constitución, el cual, tras una crecida del río, fue sustituido por uno nuevo llamado Puente Sucre, al final de calle Sur 7, en lo que hoy es la avenida Fuerzas Armadas. Al igual que el conocido Puente El Paraíso, también derribado por una crecida. Finalmente llegó Puente Dolores, llamado así por su cercanía a esa esquina. Fue construido en 1897 y cierra el circuito de puentes metálicos de finales del siglo XIX.

Puente El Guanábano, viaducto predilecto de los suicidas

Muchos de estos elevados ya no existen. No obstante, en sus lugares aún se conserva algún rastro del ayer. “Puente Hierro, Dolores y Paraíso se sustituyeron por estructuras de concreto armado, hiperestáticas, y luego se dio la aparición de nuevos puentes tales como el arco y pórtico doble a la entrada de la Ciudad Universitaria, los pórticos del Puente Lincoln, Puente Roosevelt, Puente Las Mercedes, los arcos múltiples en esviaje del puente de la

Autopista del Este sobre el río Guaire, las separaciones de rasante en la avenida Fuerzas Armadas, avenida Sucre, Los Caobos y tantos otros que han marcado la superación”, explicó el ingeniero Eduardo Arnal.

¿Qué tal si entre todos nos proponemos revivir sus historias? Al fin y al cabo estos tiempos nos requieren un poco puentes, como dice el poema del español Manuel Benítez Carrasco:

Asimismo, los informes actuales señalan que en toda Venezuela hay unos 6.125 puentes en servicio, con una longitud total de 93,3 kilómetros; 66% de los puentes tienen más de 40 años de servicio y 22 % más de 50 años.

El puente es como clavar voluntad y fundamento; ser piedra en vilo en el viento, ver pasar y no pasar. El puente es como cruzar aguas que van de vencida; es darle la despedida a la vida y a la muerte y quedarse firme y fuerte sobre la muerte y la vida.

Puente Páez, entre las esquinas de Santa Bárbara y La Fe / Enrique Hernádez www.epaleccs.info

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Soberania sexuales

¿Y si rompemos los patrones de crianza? POR Niedlinger Briceño Perdomo ILUSTRACIÓN JUSTO BLANCO

El 25 de abril se celebró el Día de Internacional de la Lucha Contra el Maltrato Infantil y fue curioso ver en varios portales web venezolanos cómo se reivindicaba esta lucha desde el ámbito legislativo. Y es que la Ley Orgánica para la Protección del Niño y Adolescente (Lopna) concibe “al niño y a la niña como sujeto social de derecho, son personas, ciudadanos, por lo tanto, se les debe reconocer sus derechos y deberes en cada etapa de su desarrollo”. Sin duda alguna, un logro de la Revolución Bolivariana. Sin embargo, más allá de lo que puede garantizar el Estado a nuestrxs niñxs, hoy quiero plasmar en estas líneas la responsabilidad e influencia que tenemos las madres y padres en las decisiones que toman esxs niñxs siendo ya adultxs. Una de esas decisiones, para resaltar, es la elección de la parejx con quien deciden formar familia. Detrás de la elección de una pareja existen aspectos muy influyentes. Por ejemplo: haber vivido un amor condicionado y violentado por parte de quienes nos trajeron al mundo. Sí, es cierto, no es fácil asumir la tarea de guiar a nuestrxs hijxs en la elección de un amor pleno y equitativo, pues nosotros mismos fuimos humilladxs cuando pequeños. Señalamientos van y vienen cuando presenciamos violencia machista hacia la vecina, la prima, la hermana, o aquella que se logre visibilizar en los medios. “Hay mujeres que les gusta que las golpeen, les gustan los drogadictos, alcohólicos y el más malandro del barrio”, expresa una por Facebook. Dentro de todo ese cuestionamiento nos cuesta preguntarnos el porqué, nos cuesta reflexionar lo que estamos reproduciendo de nuestra crianza, porque en todo ese antecedente puede haber historias dolorosas de nuestra ascendencia y… ¿estamos preparadxs para aceptarlo y desaprenderlo? Es real la inexistencia de un manual para criar, mas no por eso vamos a darle la razón a esos “opinólogos” sabelotodo quienes, muchas veces, no ayudan en nada con consejos como “déjalo llorar que solo te está manipulando” o “la teta no se la puedes dar cada vez que llore, solo la quiere de chupón”. Bebé llora porque necesita atención y quiere teta porque necesita oler, sentir y amar desde el acto de la succión de ese fluido milagroso que brota de mamá. Carlos González es un pediatra español y especialista en lactancia materna, quien en su libro titulado Bésame mucho dice: “El verdadero amor se demuestra con respeto, contacto y comprensión, no con regalos ni golosinas”. Decirles “si recoges tus juguetes te doy una chupeta” es aberrante. Este artículo no lo escribo con la intención de culpar a nadie por la conducta de sus hijxs; lo escribo solo con la idea de intentar cuestionarnos la manera en que criamos, acompañamos y guiamos, pues esos patrones que nos aplicaron no están haciendo del mundo un espacio mejor para habitarlo; y esto no es un secreto. ¿Serán estas las bases sobre las cuales forjaremos a la mujer y al hombre nuevo? Edición Número Trescientos veintidós. Año 07. ÉPALE CCS

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diversos pero no dispersos

Marielle franco: ícono del lesbianismo político en latinoamérica POR elvia tinedo Activista por los derechos de la comunidad LGBTI ILUSTRACIÓN JUSTO BLANCO

Aquel 14 de marzo, hace un año, las mujeres de Latinoamérica perdimos, a mano de sicarios pagados por los opresores de siempre, a una de las más grandes lideresas. Era brasileña, de origen humilde, que logró consagrarse en la confianza del pueblo de las favelas por su trabajo en favor de los más humildes. Con el apoyo popular logró ganar un espacio en el Estado brasileño como concejala en el Ayuntamiento de Río de Janeiro por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Marielle Franco fue la quinta más votada en las elecciones municipales de Río de Janeiro, con 46.502 votos, y en enero de 2017 inició su mandato formando parte de la coalición Cambio es Posible, integrada por el PSOL y el Partido Comunista Brasileño (PCB). Fue una ferviente activista de los derechos humanos, así como una de las voces más combatientes contra la ocupación militar de las favelas de Río de Janeiro. Se definía como “mujer feminista, negra e hija de la favela”, y era abiertamente lesbiana. Durante sus años de activismo defendió los derechos de la población afrodescendiente, de las mujeres, del colectivo LGBTI y de las clases sociales más bajas. Ser sincera sobre su sexualidad fue una de las características que la convirtieron en una dirigente única en la política brasileña, y un modelo a seguir para las personas que no se ven representadas en un sistema dominado por los hombres blancos. “Escuchar de una mujer negra y favelada que yo la represento, esa es mi mayor motivación para candidatearme”, expresaría Marielle en su campaña electoral. En un país como Brasil, donde solo 10,5 % del Congreso son mujeres, la llegada a un cargo público de Marielle Franco fue toda una hazaña, que ha inspirado a muchas más: en 2018 1.237 mujeres negras fueron candidatas en las elecciones generales o regionales. Durante su año y medio de mandato Marielle consiguió aprobar un proyecto para crear Casas de Parto en Río de Janeiro, las cuales mejoraron las condiciones de atención, tanto a las madres como a los recién nacidos. Propuso crear guarderías nocturnas para las familias que trabajan de noche, defendió derechos de los colectivos LGBTI, denunció la violación sistemática de derechos de la población que vive en las favelas y creó campañas contra el acoso sexual, como No es No, que se hizo masiva durante el Carnaval de 2017. Un día antes de su muerte denunció el asesinato —uno más— de un joven de una favela (Matheus Melo) y cuestionó en un tuit: “¿Cuántos más van a tener que morir para que esta guerra acabe?”. Elvia Tinedo. Activista por los derechos de la comunidad LGBTI. I.G: elvia.tinedo. www.epaleccs.info

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CRÓNICA

Patear recuerdos POR pedro Delgado

Calles de Catia: ingente actividad comercial, sin buhoneros ni bachaqueros

Teatro Catia, en los tiempos en los que la entrada de Balcón era más costosa que la de Patio

Te vas por ahí, por esas calles de Dios a patear recuerdos. Vivencias revueltas desde hace una bola de años en la sartén de tu memoria. Te dejas chorrear por la avenida Sucre y te topas con La Pescara, la barbería más vieja de la comarca, según Alfonso, su dueño. En el arte de podar cabezas empezó con dos sillas, hace como 50 ruedas, a precio de 2 bolívares de plata; ahora, un largo salón con 18, a manos alquiladas y con tarifa de 3.000 soberanos. Miras al frente, donde está el restaurante El Campanario, al que prefieres llamar arepera La Criollita desde cuando ibas a matar el filo con un mondongo y par de arepas

bre. Al comienzo del hoy bulevar observas la tintorería Asturias, con sus años cataplúm en el sitio, y te viene a la mente: fluxes a 5 bolívares la lavada al seco, camisas a 1,50, corbatas a 0,50 y dele que son pasteles.

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luego de salir, a punta de 6 am, de La Caneca bien bebido y bien rumbeado, a lo Juan Pachanga. Sigues hacia plaza Sucre. Al doblar ves la fachada del teatro Catia y comienzas a evocar (bolívares 1 patio y 1,50 balcón) a Tony Curtis y Gina Lollobrigida en Trapecio. Rememoras a Marlon Brandon en Nido de ratas; a Los Siete Magníficos y su patota de actores de primera línea: Yul Brinner, Lee Marvin, Robert Vaughn... Más adelante, la entrada de la Clínica Panamerican te recuerda cuando esta quedaba unas cuadras más allá, en la ex avenida España, en edificio de igual nom-

Continúas tu camino extrañando las noches en el Lisboa, el Madeira, el Mundo con la media jarra a 2 bolívares. El hotel Oriempalace sí continúa allí —a precio solidario el rapidito—, con su fachada de travertinos y sus balcones de barandas rococó contrastando con los vidrios rotos y demás. De reojo, volteas hacia la calle Colombia evocando los velorios en la funeraria La Fe, con el charleo

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compartido a punta de chiste y joda; y cuando la ladilla invadía te ibas por un par de birras al Río Valencia, unos 50 metros adelante. No te da nota seguir la ruta tan atiborrada de bachaquero y, relajao, te lanzas hacia la calle Bolívar a buscar una pastillita que te reavive la sangre para poder, aunque sea, echar uno sin sacarlo. Llegas a la económica farmacia La Fe, en la esquina de Los Magallanes. ¡Sorpresa! La encuentras vacía de medicamentos, solo con el farmacéutico y su hija vendiendo plátanos y huevos. “¿Quéee?”, exclamas, y das media vuelta conteniendo el ahogo de la nostalgia. www.epaleccs.info


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VERSO A VERSO

GASTRONOMÍA

RECETARIO DE MALÚ

POR Malú Rengifo @malurengifo Ilustración tatun gois

Aceitunada de papas (o papada de aceitunas)

Poesía o Nada

POR INDIRA CARPIO @indira_carpio

“Poesía o Nada” presenta a Luz Machado, abogada, filósofa, diplomática, periodista, ensayista, poeta y escritora venezolana nacida en Ciudad Bolívar durante un eclipse solar el 3 de febrero de 1916. Autora de los libros Ronda (1941), Variaciones en tono de amor (1943), Vaso de resplandor (1946), Poemas (1948), La espiga amarga (1950), Poemas (1951), Canto al Orinoco (1953), Sonetos nobles y sentimentales (1956), Cartas al señor Tiempo (1959), La casa por dentro (1965), Poemas sueltos (1965), Sonetos a la sombra de Sor Juana Inés de la Cruz (1966), La ciudad instantánea (1969), Retratos y tormentos (1973), Soneterío (1973), Palabra de honor (1974), Poesía de Luz Machado. Antología (1980), A sol y a sombra (1992) y Libro del abuelazgo (1997). Defensora y activista por el derecho de las mujeres, muere el 11 de agosto de 1999, en Caracas, Venezuela, un día en que hubo un eclipse total de sol.

MIRO LA CASA DESDE UN RETRATO

Ya habrá notado usted que con el paso de los días se va acabando el mercado y en la nevera van quedando rezagados, solitarios, temerosos del olvido y la futura putrefacción ingredientes que, enumerados aisladamente, suenan peor que una gallera: tres papas, una bandejita minúscula de aceitunas negras —que a usted se le olvidó que había comprado hace como un mes, cuando dijeron que no volvería la luz más nunca y que no traerían más comida para la capital—, un triste dientico de ajo solitario, el fondito de un tarro de margarina que compró por sifrinería —y al que ahora no haya qué oficio darle pues no tiene pan ni arepa— y un cebollín marchito, o más bien medio. ¡Qué desastre! Pero el todo es más que la suma de sus partes y las papas nunca sobran al final de la quincena: son las aliadas perfectas para sortear los embates de la pelazón de bolas, y ellas lo saben. Llegan mustias pero todavía buenas hasta esos últimos días, esperando su turno para ser devoradas. Como ya debe saber, yo soy una defensora de la creatividad culinaria. Es un superpoder saber preparar algo rico con poquitos ingredientes y mucha imaginación. Así que si usted no tiene todos los ingredientes que mencioné más arriba agarre los que tenga y, si le suena parecido, prepárelos poniéndole su intuición y su cariño, que sazonan tan sabroso como la más exótica de las especias. www.epaleccs.info

Las papas a la olivada

El nombre de esta receta lo inventé mientras escribía este texto y horneaba mis papitas. Está perfectamente probada y le puedo garantizar que, si la sirve en una reunión, a nadie se le pasará por la cabeza que usté está pelando bolas y que preparó los pasapalos con el repele del repele de lo que quedaba en la nevera. Fíjese: las papas las picará, sin mucha preocupación, en trozos que no queden ni muy grandes ni muy flaquitos. Los pondrá en una bandeja y les pondrá mantequilla por encima y la ramita de cebollín marchito bien picadita, espolvoreada por encima. Luego, meterá todo a hornear no sé a qué temperatura, digamos que una media. No se detenga a preocuparse por temperaturas, ¡yo no tengo horno!, jajajá. Todo lo preparo en un artesanal hornito asador de arepas comprado por el compa José Roberto Duque en una carretera por Carora, y la comida me queda, cuando no deliciosa, decente.

Estoy en paz. El polvo de la casa levanta sus praderas sin color ni alarido y en la noche desprende sus trigos desolados. Estoy en paz, al fin, y no hago nada. Ni el vestido se arruga ni el collar debo quitármelo ni los zarcillos para dormir. Soy feliz poseyendo este rostro, en un cuello sin latido y si la sangre existe por la casa debe andar regada, sin espanto. El marco me defiende y no me canso de mirar lo mismo. Nadie sabe que por las noches mueren envenenadas cerca de mis oídos las palabras debajo de esta mesa. Saben, sí, que este es el único sitio del mundo en donde ni remiendo ni lloro ni paseo la tarde ni envejezco. Pero ignoran igualmente que los colores borrados por la luz están dentro de mi cerebro, debajo de mis cabellos, dándome todos los paisajes antiguos como nuevos y todo el mundo detenido en esta hora del retrato como antiguo. Mis amigas desde que me han visto, hablan a sus maridos del suicidio para que les permitan vivir como a las convalecientes. Pero sabed, dulces señoras mías, que este retrato fue hecho fuera de la ciudad y sus ventanas. Y es piedra de David.

Entonces, usted hornee sus papas con mantequilla y cuando las tenga listas, pues apague el horno. A las aceitunas les va a quitar el huesito y las pondrá en la licuadora con un chorrazo de aceite y otro chorrito pequeñito de vinagre, un toquín de sal y pimienta, el dientecito de ajo aquel que quedaba en la nevera, rrrruiiiiiiii, licuadora un ratico y, ¡juas!, ya está lista la olivada: una cremita sabrosa que acompañará sus papas en un plato muy digno y muy, pero muy sabroso. Caracas, 5 de mayo de 2019.

Luz Machado Edición Número Trescientos veintidós. Año 07. ÉPALE CCS


EL RUMOR DE LAS BOLAS

CRUCICULTURA

Minimanual para esperar que cese la usurpación

Ya tiene tres meses esperando que ocurra el milagro. Hace todo lo que está a su alcance para que la usurpación cese, pero nada. Dentro de ese lienzo en blanco que son sus intenciones ha pintado toda clase de delitos e ilegalidades que hacen que piense que el fin está más cerca. Sin embargo, tal vez por su ansiedad, la usurpación, así como Godot, no termina de llegar. 1. Dé varios golpes de Estado con suma torpeza. No contar con el apoyo de un amplio sector militar es de poca importancia. 2. Háblele al espejo como si fuera una multitud que lo aclama. No se abochorne cuando llame a todos a la calle y nadie vaya. 3. Acelere la llegada del fin de la usurpación con acciones que afecten a

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POR NATHALI GÓMEZ @laespergesia

su país. Así, cuando eso ocurra, solo le quedarán las ruinas. 4. Evite los caminos largos y establecidos. Lo suyo siempre es la trocha. 5. Cometa infinidad de delitos, pero convenza a su público que son las acciones necesarias y liberadoras para que cese la usurpación. 6. Rodéese de amigos que evitarán decirle que está equivocado y que la cosa podría terminar mal. 7. Saque a presos de sus celdas y explique que es un libertador. 8. Sea carismático, aun cuando no tenga madera para eso. 9. Llene las horas con discursos vacíos y tuits. 10. No pierda el entusiasmo si lo detienen las autoridades: también puede esperar a que cese la usurpación en su celda.

TUIT DE Sundandem dercide viduci ipiendelitem quatus, eniue estota voloria volor ad que remque quo est eum, tota nonci qui ut omnis debitaturis vo Abuso: 1. Acción negativa que generalmente lleva a cabo una tercera persona. Bitas num estibeate simet eat molent doluptaqui estibeate simet eat molent doluptaqui adaehfhgAtur, ne pro quisqui quholuptaquiehfhgAtur, ne pro quisqui quholuptaquiehfhgAtro quisqui quholuptaqui

1. Príncipe o jefe tártaro. 3. Reynaldo..., cantautor venezolano. 6. Uno de los sonidos del reloj. 8. Siglas de universidad venezolana. 10. Monte..., pico más elevado de Creta. 12. Apócope de tuyo. 14. Plural de vocal. 16. Abreviatura de Oestenoroeste. 17. Contracción gramatical. 18. Porción continua de una curva. 20. Río..., río sudamericano. 22. Aposento de grandes dimensiones. 24. Buque, nave, embarcación. 25. Lección que da el maestro. 27. Combate, pugna, pelea. 28. Caverna, cueva, gruta. 30. Península del..., península del Oriente Próximo. 32. Conocida organización internacional. 33. Igualdad de nivel. 34. Diodo emisor de luz. 37. Pedazo desgarrado de una tela. 39. “...” Andrógino, una estatua romana. 41. Código FIA de Estados Unidos. 43. El que es causa de alguna cosa. 45. Yunque de platero. 46. Pared o tapia. 48. Hipocorístico de Manuel. 49. La más joven de las tres Parcas. 50. Dominio de internet de Brasil. 51. Necesidad y ganas de beber. 53. Dios tahitiano supremo del cielo. 55. Anno Domini. 56. Miembro de la Cámara de los Lores. 58. Hanga..., localidad chilena en la isla de Pascua. 60. Cifra romana que vale cincuenta. 61. Ruedo de la plaza de toros. 62. Larva de las mosca de caballería.

1. Espada artesanal japonesa. 2. Dominio de internet de Niue. 3. Vertebrado con alas. 4. Tercera voz de la escala musical. 5. Dios-Luna entre los asirios. 6. Símbolo del tantalio. 7. Una de las espadas del Cid Campeador. 9. Prefijo con significado de vida. 11. Raíz cuadrada del número cuatro. 13. Séptimo planeta más próximo al Sol. 15. Cloruro de sodio. 16. Paraje de un desierto con agua y vegetación. 17. El cantor del pueblo. 19. Comparar, compulsar, confrontar. 21. Ayudante de un abogado. 23. Aire expulsado al respirar. 25. Dominio de internet de Colombia. 26. Cargo político en Sumeria. 29. Raspé, limé, rallé. 31. Cerveza ligera inglesa. 33. Asalto de un combate de boxeo. 35. Diosa romana de la caza. 36. Materia combustible encendida. 38. Dios solar de la mitología egipcia. 39. Símbolo del gramo. 40. Atrevimiento, audacia, imprudencia. 42. Punto cardinal. 44. Oleaje, maretazo, oleada. 47. Sufijo de los azúcares. 49. Prefijo con significado de nuevo. 52. Época, etapa, período. 54. Enfado muy violento. 56. Decimoséptima letra del abecedario español. 57. Virtud teologal. 59. Voltereta lateral en capoeira. SOLUCIÓN DEL ANTERIOR

mentilibros El Príncipe Cuanta la historia de un hombre, hijo de acaudalados empresarios, que pasaba el tiempo de su arresto domiciliario leyendo El príncipe, de Nicolás Maquiavelo, para ver cómo acababa con otro Nicolás. Edición Número Trescientos veintidós. Año 07. ÉPALE CCS

Caracas, 5 de mayo de 2019.

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Parque Simón Bolívar Municipio Chacao

ENRIQUE HERNÁDEZ


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