26-01-2014

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Consejo Editorial

contenido

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Jorge Eliécer Gaitán

Mancheta y demás

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1.100 metros por encima de Caracas

La Noche Caliente venezolana

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El Bogotazo: la insurrección popular

Gimnasio peregrino

Zonia García Melany Pérez

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Ilustrador

Imprudentes al volante

Junior Cordero

Fotógrafos

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Sibaritas y pelabolas

Desde (por) detrás

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Jorge Rodríguez Gómez Freddy Ñáñez Felipe Saldivia Gustavo Borges Revilla

Directora

Mercedes Chacín

Editor Jefe

Carlos Cova

Coordinadora Editorial

Odry Farnetano

DirecTORa de Arte

Edarlys Rodríguez

COORDINADOR DE FOTOGRAFÍA

Asdrúbal Briceño

Asesor Editorial

Reinaldo González

Redacción

Rocío Cazal Mabe Chacín Kay Yam Hung Gustavo Mérida

Diseñadoras

Alfredo Rajoy

Ambrosio Plaza José Rivera

CORRECTOR

Rodolfo Castillo

LOGÍSTICA

Idania Bracamonte Daniela Fernández

Colaboran en esta edición

Clodovaldo Hernández, Ángel Méndez, Malú Rengifo, Marianny Sánchez , Marco Santaniello, Rodolfo Porras, Nathali Gómez, Yessiree Blanco, Nathaly Bonilla y Nataly Sanoja. Archivo Ciudad CCS. Fotografía de portada: José Rivera.

Impresión

Fanarte, C.A.

epale.ciudadccs@gmail.com/@epaleccs Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114 Distribución: 0212-3686750 Depósito Legal: pp201202dc4166

— perfil

— CIUDAD

— mitos

— minicrónicas

— gastronomía

— diario

— EL MENJURJE

— música

— miradas

— entrevista

— sexodiversidad

Días y noches de amor y de guerra (XV)

— cruci compacto

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— cuentos del arañero

Una publicación de la Circula con el Diario Ciudad CCS Revista Gratuita

— la bitácora de amón-ra


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PERFIL


JORGE ELIÉCER GAITÁN:

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El asesinato de la esperanza

Era un orador sobresaliente, de verbo encendido, defensor de los pobres, crítico de las oligarquías, denunciante de la masacre de la United Fruit Company. Su asesinato desató, de manera inmediata, la ola de disturbios conocida como el Bogotazo. A largo plazo, provocó una era íntegra de violencia política y desmadre que aún no ha concluido POR Clodovaldo Hernández ILUSTRACIóN ALFREDO RAJOY

Pocas veces la muerte de un hombre ha desatado tanta y tan duradera furia colectiva. La explicación que dan los vetustos testigos, y que respaldan los historiadores, es que con ese hombre murió la esperanza de un pueblo. Ni más ni menos. El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán fue el detonante de una era de violencia que metió a Colombia en un laberinto del que aún no ha logrado escapar.

Era cuestión de tiempo que Gaitán arribara a la presidencia de Colombia. Pero ni la clase política neogranadina ni los intereses de EeUu estaban dispuestos a permitirlo —

Gaitán, quien tenía 45 años de edad, había nacido en Bogotá y era de pensamiento liberal, es decir, ni siquiera entraba en el espectro de la izquierda dura. Pero tenía un verbo encendido y defendía a los pobres, razones más que suficientes para ser considerado intolerable Hacia finales de la década de los 40 era cuestión de tiempo que Gaipor la recalcitrante oligarquía colombiana y por los factores de po- tán arribara a la presidencia de Colombia, a caballo de sus palabras rebeldes. Pero ni la clase política neogranadina ni los intereses de Esder de Estados Unidos. tados Unidos estaban dispuestos a permitirlo. El 9 de abril de 1948, Abogado graduado en Colombia y postgraduado en Italia, Gaitán un individuo cualquiera le metió varios balazos y torció el rumbo de era un orador sobresaliente, dueño de un discurso pulido, muy apro- la historia, dicho sin metáfora. piado para un país como Colombia, habituado a que la política la hicieran los doctores enjundiosos. Sabía manejar los adjetivos, los El infeliz asesino fue linchado en el acto y su cuerpo, sujeto con corénfasis y las pausas con unas dotes histriónicas que sus enemigos le batas de los transeúntes, arrastrado por las calles de Bogotá, en lo atribuían a su supuesta simpatía con Mussolini y el fascismo. Pero, que apenas fue el preludio de una sacudida histórica. La reacción popor encima de esos recursos oratorios, el hombre conquistaba a la pular tuvo dos magnitudes: en lo inmediato se produjo El Bogotazo, masas porque decía verdades de a puño. Disparaba certeramente una ola de desórdenes muy violentos en la capital, que se extendió contra las élites y así encarnaba el sentir de una mayoría oprimida. a otras regiones y fue reprimida brutalmente. Luego, vendrían décadas enteras de violencia política, una época íntegra de desmadre No por casualidad se le llamó El Tribuno del Pueblo. y guerra que aún hoy sigue succionando sangre joven colombiana. Su figuración política comenzó como alcalde de Bogotá, cargo en el que sufrió la enemistad de los poderosos (cualquier parecido con la Sin embargo, mal puede decirse que el magnicidio haya sido el punto actualidad no es pura coincidencia). También fue ministro de Edu- de partida de dicha violencia. Baste decir que Gaitán había alcanzacación, cargo desde el que intentó combatir el analfabetismo y la de- do el estatus de defensor de los pobres al denunciar la masacre de la serción escolar. Impulsó programas como El Zapato Escolar, para United Fruit Company, un episodio que algunos ingenuos han creído dotar de calzado a los estudiantes que tenían —literalmente— la producto de la fértil imaginación de Gabriel García Márquez, despata en el suelo. Por ello, en los periódicos bogotanos, dirigidos por plegada en Cien años de soledad, pero que es parte auténtica de la gente de rancia alcurnia, comenzaron a acusarlo de populista: así ha cruenta historia de los horrores del capitalismo estadounidense en América Latina. Otra historia, valga subrayarlo, de nunca acabar. sido, es y será siempre la oligarquía. Caracas, 26 de enero de 2014.

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EL MENJURJE

Entrompe al cine 13, BUEN NÚMERO MÁS ALLÁ DE LA SUPERSTICIÓN… El año 2014 arranca con

Prepara tu mochila y sube el cerro

El Guaraira Repano es uno de los sitios de recreación predilectos de los caraqueños, imponente por varios de sus picos: El Ávila (2.250 m), Occidental (2.480 m), Oriental (2.640 m) y Naiguatá (2.765 m). Diversas son sus entradas (caminando o con vehículo rústico): en Cotiza hay un terminal de transporte colectivo que te lleva a Los Venados y Galipán; desde Sebucán puedes subir por Cachimbo (dos veces más larga que la de Sabas Nieves); el Estribo de Duarte, entre Los Chorros y El Marqués, es uno de los senderos más duros. FOTO ASDRÚBAL BRICEÑO

Taller en el Teatro Catia

Mancheta

Hasta el 31 de enero te puedes inscribir en el taller Iniciación al Teatro, a través de la página www.fundarte.gob.ve.

66 años de soledad

Películas de 2013 La sala del Museo de Bellas Artes proyectará Cortometrajes Animados a las 3 pm y Azotes de barrio, de Jackson Gutiérrez y Carlos Malavé, a las 5 pm. El Celarg exhibirá a Los pájaros se van con la muerte, de Thaelman Urgelles, las 4:30 pm, y El Yaque, pueblo de campeones, de Javier Chuecos, a las 6:30 pm. El costo de la entrada es de Bs. 10.

HOY

Si no tienes, te la prestan El plan Caracas Rueda Libre ofrece todos los domingos más de 500 bicicletas para el disfrute de los citadinos. En estos momentos hay cuatro circuitos activos: plaza O'Leary; parque Los Caobos; plaza Los Símbolos y avenida El Cuartel, en la parroquia Sucre. El horario es de 7:30 am a 1:00 pm.

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Caracas, 26 de enero de 2014.

muchas expectativas para la cinematografía nacional, gracias también al gran salto adelante que representó el año anterior para el sector. Tal vez el número de películas venezolanas estrenadas durante 2013 haya sido el más significativo de las últimas dos décadas. Pero esta aseveración, aunque pueda sonar algo estrambótica, no lo es, sobre todo si nos ponemos, en el escenario actual, a avivar la vieja discusión de cantidad versus calidad. Y es que la muestra que ha iluminado el rostro de 2.400.000 espectadores y ha obtenido el reconocimiento de más de 70 galardones en festivales nacionales e internacionales, confirma el esfuerzo de un cine por incrementar la fuerza de sus contenidos. El año pasado nos dejó, además de momentos críticos para la reciente historia nacional, muchos hitos interesantes qué analizar y, por qué no, celebrar con respecto al cine criollo. Por ejemplo: que la película venezolana más taquillera del año haya sido una perteneciente al género de suspenso: La casa del fin de los tiempos, de Alejandro Hidalgo; o el hecho de que el filme que tuvo más permanencia en las salas fuera otra ópera prima: Azul y no tan rosa, de Miguel Ferrari. Por otro lado, el cine histórico, sobre el que hemos discutido en este espacio ampliamente, tuvo un repunte importante con el estreno de Bolívar, el hombre de las dificultades, de Luis Alberto Lamata; un buen regreso, por la puerta grande, de este cineasta-historiador. Voces autorales, como las de los hermanos Rodríguez con su primer filme de ficción, Brecha en el silencio, hicieron incluso arrancar aplausos en las salas comerciales del país. Y ásperas polémicas mediáticas, como la generada por Esclavo de Dios, de Joel Novoa Schneider, confirmaron al cine como un espacio para el debate y la construcción de ideas, necesarios en este momento de la historia de nuestro país. Es así como llegamos a 2014, año lleno de muchas expectativas, y tal vez nuevas e interesantes polémicas, acerca de un cine que está estableciendo un interesante equilibrio entre la significativa cantidad de obras producidas y estrenadas y un interesante e importante nivel de calidad. Marco Santaniello


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CIUDAD

1.100 metros por encima de caracas la montaña es la solución. Subir el ávila o guaraira repano se perfila como uno de los mejores planes para evitar el estrés caraqueño y reconciliarnos con la naturaleza POR mabe chacín gonzález FOTOGRAFÍAs josé rivera

Caracas, 26 de enero de 2014.

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Lejos de las incandescentes luces rojas/azules, de los cornetazos que connotan insultos o de los vicios sintéticos que nos encierran en cuatro paredes, se alza la muralla que confina y protege a Caracas: el cerro, la montaña, el Ávila, el Guaraira. Cuando el betún citadino empieza a mancharnos la cara, la mejor decisión siempre será “pirarse” a la montaña a respirar aire puro. Aunque no hay mejor satisfacción que ver una panorámica de Caracas después de la hazaña de subir el cerro a pie, otra forma, más fácil, de llegar a la cima es usando el “Sistema Teleférico Waraira Repano”. Dicen que estando arriba los problemas se hacen más pequeños, justo igual que la ciudad. La mal llamada montaña El Ávila —bautizada así por las andanzas de un terrateniente español que invadió unas laderas, por allá en el siglo XVIII— funciona a la perfección como un cercado que nos separa de las costas centrales. Por tal razón, en los años 50, el Ejecutivo nacional —que estaba bajo la influencia del general Marcos Pérez Jiménez, para aquel entonces— solicitó la construcción de un teleférico que conectara a Caracas con La Guaira. El 29 de septiembre de 1955 las cinco estaciones del sistema teleférico original empezaron a funcionar: Maripérez, Ávila, El Irón, Loma de Caballo y El Cojo. El paseo se dividía en dos tramos, el segundo comenzaba en la estación Ávila y terminaba en El Cojo, en la población de Macuto, estado Vargas. De este último tramo ya no queda nada, solo las ruinas y reliquias de los caprichos perezjimenistas. Funcionó hasta la década de los 70, cuando sus instalaciones se deterioraron y quedaron vedadas a los pasajeros. Aunque hubo varios intentos de reabrirlo entre 1986 y 1990, el remordimiento atacó al Estado en el año 2000, cuando le dio la concesión a una empresa privada que prometió recuperar las instalaciones del hotel Humboldt y del teleférico. Esto nunca sucedió y el sistema volvió a manos del Estado en el año 2007. Hoy en día ha sido desterrado todo vestigio colonizador de la montaña, tanto así que desde 2011 ha sido renombrado como Guaraira Repano, que en lengua indígena de la Edición Número Sesenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

etnia Caribe significa “sierra grande”. En la actualidad, el teleférico de Caracas puede subir a 1.920 personas por hora, cosa que, a veces, sobre todo los domingos, no es muy favorable: el paseo se ha quedado pequeño para las 7.000 personas que pueden llegar a subir en un día de fin de semana. El imponente ícono natural contiene a otro ícono, arquitectónico: el hotel Humboldt, inaugurado por la misma época como un ambicioso plan turístico. El arquitecto José Tomás Sanabria se encargó de que la edificación tuviera una vista de 360° y se adaptara a los conceptos de la arquitectura moderna e internacional. Hoy en día el hotel se encuentra en recuperación, desde hace mucho tiempo ya, y lo que una vez fue un lujoso salón de baile es ahora un depósito de antigüedades, sin mencionar la piscina, resguardada entre paredes de vidrio, lugar de los muebles que alguna vez estuvieron en el lobby. Caracas, 26 de enero de 2014.

Aunque el destino sea un lugar común, en el que muchos olvidan la contemplación y se suman al consumismo, el paseo es una sensación verdaderamente extrema: un recorrido de más de tres kilómetros y 1.100 metros encima de Caracas, que nos deja ver una perfecta conjugación entre la costa y la montaña. Otra de las aventuras que el Guaraira ofrece es caminar hasta Galipán, el pueblito que vive en silencio entre valles. Otro plan, más extremo todavía, es acampar en Lagunazo —campamento con vista increíble— y, para los que no se conforman, por ese mismo camino pueden seguir a la travesía mayor, a lo que verdaderamente vale la pena: subir hasta los picos Naiguatá y Oriental. Aunque suene agotador, subir el cerro un domingo, después de una caminata por la Cota Mil, pareciera ser uno de los mejores planes para no hundirse en la fatiga caraqueña.


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Aunque el destino sea un lugar común, en el que muchos olvidan la contemplación y se suman al consumismo, el paseo es una sensación verdaderamente extrema: un recorrido de más de tres kilómetros y 1.100 metros encima de Caracas —

El hotel Humboldt, inaugurado en 1956, se encuentra en proceso de restauración

Caracas, 26 de enero de 2014.

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MÚSICA

noche caliente reimpulsó la salsa a principios de los años 80 el merengue había desplazado a la salsa. en ese momento una agrupación ideó retomar éxitos románticos con el ritmo afroantillano de fondo. el tema “todo se derrumbó” hizo furor POR ángel méndez FOTOGRAFÍAS Yessirée Blanco

—Te lo digo, la orquesta Noche Caliente es de Venezuela. —Yo creo que estás equivocado. Que yo sepa, esa agrupación la fundó el timbalero Louie Ramírez en Nueva York. —Que no. Lo que pasa es que en Venezuela fue Pedro Viloria el que la registró, con la anuencia de Ramírez. Luego te echo el cuento… Esa discusión se oye a cada rato en el ambiente salsero, lo que no daña la imagen de la orquesta que, hoy por hoy, es una de las más solicitadas en el medio. No hay sarao donde no se presente la orquesta Noche Caliente, y uno supone que Pedro de Jesús Viloria se debe estar moviendo como un peso pluma para convertirse en omnipresente. Edición Número Sesenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

Al hombre nos lo encontramos en La Silsa, un pedazo de la parroquia 23 de Enero que está al pie de las vueltas de El Atlántico, al oeste de la ciudad, en medio de San Juan, La Vega y Catia. Allí Pedro, mucho antes de emigrar a Nueva York, destruía cueros y baquetas con su compadre Alfredito Cutuflá, quien desde hace más de 20 años se radicó en Francia y montó su arayé musical por esos lados. Los “franchutes” deben gozar de lo lindo, porque la última vez que nos vimos confesó que lo trataban muy bien, y ellos no son ningunos caramelos. —Entonces, number one, ¿qué te trae por la parroquia? Le echamos el cuento. Deseamos aclarar, de una vez por todas, de quién es Noche Caliente. A cuenta de qué él es el director de la orquesta Caracas, 26 de enero de 2014.

y por qué lo permitió Louie Ramírez. Le comentamos que Ray de la Paz nos había dicho que eso ocasionó un lío en su momento… —Verga, Ángel, yo no sé hasta cuando voy a echar ese cuento. Pero bueno… Mira, la idea de Noche Caliente se concretó en 1979. Como recordarás, esa agrupación cambió el estilo de lo que hasta ese momento se venía haciendo a nivel de salsa erótica. Cuando la salsa decayó por culpa del merengue, el género sobrevivió gracias a cantantes como Eddie Santiago, Paquito Guzmán, Lalo Rodríguez y Frankie Ruiz, quienes con ese estilo de erotismo musical pusieron a gozar al bailador. A final de cuentas lo que la gente quería era bailar y hallaron en lo erótico un movimiento distinto, más rápido que el bolero y no tan rápido como el mismísimo me-


09 rengue y la salsa brava, porque allí sí hay que ponerse pa’ las cosas, como dicen los cubanos. Bueno, en medio de esa crisis musical caribeña, porque así podría ser llamada esa época, Louie Ramírez absorbió una idea que le pusieron sobre la mesa. —Soy todo oídos... —Estábamos en el estudio de grabación Tierra Sound el percusionista Papo Pepín, Louie Ramírez y yo. En esas llegó Jenny Figueras con la idea de transformar baladas en salsa. El asunto era simple, meterle salsa a baladas con éxito ya probado. Fue así como se buscó a Isidro Infante, actual director musical de Fania All Star, y fue él quien le montó los arreglos a “Todo se derrumbó”, “O me quieres o me dejas” y “Estar enamorado”. En esa producción yo grabé las congas junto con Papo Pepín. Isidro se montó en el piano y, como te imaginarás, en los timbales estaba Louie Ramírez y en los bongós nada menos que José Mangual Jr.

Agrega Viloria que cuando se dio lo del Poliedro, Venevisión estaba negociando por su cuenta la presentación.

la cabeza. Al final, él me dijo que no iba a seguir con la agrupación porque se sentía muy cansado.

—Ellos llevaron el asunto a la corte por incumplimiento de contrato de Ramírez, pero el caso es que él no podía hacer nada porque el contrato lo había firmado yo. La corte dictaminó que yo era el dueño y director de Noche Caliente, por lo menos en Venezuela. Contratamos con Radio Caracas Televisión y fue así como nos presentamos en el Poliedro, con Louie Ramírez a

—¿Y cómo va la agrupación hoy? —Tocando por todas partes. Nuestra agenda está bastante llena. Tenemos en puerta una gira internacional, solo estamos esperando el visto bueno por parte de los empresarios contratantes. En Venezuela, ya tú ves, estamos en todas partes. Noche Caliente sigue vigente. Es la cosa.

Hacemos un alto en la narración. Una cerveza bien fría se cruza en el camino y la “chercha” prosigue. Pedro, ahora “Pete”, es buen conversador. La gente dice que no puede salir solo a la calle porque se pierde. El hombre es rápido con el verbo y convence a cualquiera. —¿Es cierto que Frankie Vásquez era el cantante escogido? —Eso es correcto. Habían sido escogidos para ese LP Tito y Piro Allen, además de Alberto “El Canario” y Frankie Vásquez, pero este último no llegó a tiempo y Ray de la Paz estaba allí. Total, fue él quien montó los números que debió cantar Frankie. Pero Pedro Viloria no se queda en Nueva York para saborear el éxito de la idea. El frío lo vence y se viene a Venezuela. “‘Todo se derrumbó’ pegó en todas partes. Llamé a Louie y le dije que estaba negociando para traerlo al país. Le comenté que me habían dado cinco mil dólares y, para asegurar el asunto, le informé que iba a registrar la agrupación con el nombre de los dos y él me dijo que lo hiciera por mi cuenta. Mientras, él comenzó a armar la orquesta con los mismos que estaban en la grabación. Me fui a Nueva York con la plata en el bolsillo y así se hizo el contrato para actuar en el Poliedro en abril”.

Pedro Viloria, por años a la cabeza de Noche Caliente

Caracas, 26 de enero de 2014.

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MITOS

El Bogotazo: la insurrección popular POR Rocío Cazal ILUSTRACIÓN NATHALY BONILLA

Esta semana se celebran 111 años del natalicio de Jorge Eliécer Gaitán, ese importante político colombiano y gran defensor de los pobres que murió tras un atentado que dejó indignación en el pueblo y dio origen a una insurrección popular, mejor conocida históricamente como el Bogotazo. Él era un buen candidato para la presidencia, lo cual no era bien recibido por la oligarquía colombiana, pero eso no le quitaba el sueño. Tanta fue la perseverancia en sus ideales que poco menos de dos meses antes del asesinato, el 15 de febrero de 1948, ofreció el discurso “Oración por los humildes”, dedicado a los compañeros caídos en la lucha. Pocos imaginaban el fatal desenlace de este político liberal, lleno de tanta rebeldía, que tenía bajo su manga el “Plan Gaitán”, el cual contemplaba reformas económicas en el país y era mal visto por los congresistas, pero bien recibido por muchos civiles colombianos.

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Revuelta y luto masivo

Ese 9 de abril de 1948, a las dos de la tarde, Gaitán iba a reunirse con un estudiante cubano, para ese entonces desconocido, llamado Fidel Castro, quien esperaba organizar e inaugurar el Congreso Latinoamericano de Estudiantes en la Plaza de Cundinamarca con el político colombiano.

Bolívar y luego abandonado frente al Palacio Presidencial. Esto impidió que se supiera, a ciencia cierta, por qué cometió tal crimen. La reacción no se hizo esperar. Hubo enfrentamientos que comenzaron en Bogotá y luego se extendieron hacia Zipaquirá, así como a Barrancabermeja.

¿Qué iba a pensar Fidel Castro que antes de La represión también arreció por parte de las ese encuentro iba a ocurrir tal magnicidio? fuerzas de seguridad ante los saqueos, quemas, tiroteos y varios días de revueltas que El atentado ocurrió a la 1:05 pm, cuando dejaron la ciudad destruida y un luto masivo. salía del edificio Agustín Nieto, entre la avenida Jiménez con carrera Séptima. Juan Roa Se dice que 146 edificios del centro de BogoSierra sería el autor de los tres disparos que tá fueron destruidos y unas tres mil personas le segaron la vida a Gaitán (dos en la cabeza fueron asesinadas o desaparecidas. y uno en el pecho, aunque otros dicen que El Bogotazo fue el inicio de una ola de viofueron uno en la nuca y dos en la espalda). lencia que persiste en el país neogranadino, “¡Mataron a Gaitán! ¡Mataron a Gaitán!”, pero como dijo Gaitán: “Os habéis ido físieran los gritos que se escuchaban. La furia se camente, pero qué tremendamente vivos apoderó inmediatamente de la gente que, in- estáis entre nosotros. Compañeros: vuestro mediatamente, linchó a Roa Sierra. Su cuer- silencio es grito. Vuestra muerte es vida de po fue amarrado, arrastrado hasta la Plaza nuestro destino final”.

Caracas, 26 de enero de 2014.


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MIRADAS

Gimnasio peregrino El conde es uno de los pocos gimnasios de la capital que cuenta con espacios abiertos, limitados, claro está, a la improvisada construcción que corona la estructura del edificio. La mayoría de los asiduos y de quienes no pasan la prueba de los primeros cien días son personas que no tienen acceso a un club privado. Un lugar de expansión donde la metafísica modorra no sea canalizada mediante los subterfugios destructivos de la caña. POR Héctor Seijas FOTOGRAFÍAS Asdrúbal briceño

Caracas, 26 de enero de 2014.

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12 El gimnasio funciona en el quinto piso del hotel El Conde, ubicado en la histórica esquina que lleva el mismo nombre. Se trata de un gimnasio vetusto donde usted no encontrará bicicletas electrónicas, ni sofisticados aparatos, ni tampoco las sustancias utilizadas para que los músculos adquieran la forma, la textura y el volumen de unas piernas de garota. El gimnasio El Conde es uno de esos lugares públicos que terminan siendo una extensión de nuestras casas. Y para aquellos que no tienen casas, quienes habitan pensiones, el oasis de una casa peregrina. El hecho de encontrarse en pleno centro de la ciudad, al lado de la Casa Amarilla, le otorga al hotel El Conde el privilegio cósmico de ser un ombligo de la urbe. Y es que para mí la ciudad es como el Dios de Nicolás de Cusa: un círculo cuyo centro está en todas partes. El gimnasio, resguardado por un anexo, fue construido en la platabanda, donde destaca una enorme antena parabólica en desuso, de las primeras que llegaron al país hará cuestión de unos 30 años, parecidas a una estación satelital, lo cual le otorga a la platabanda un aspecto de estación planetaria abandonada por los tripulantes de una nave de otra época, perdidos para siempre en medio del barullo y el constante fragor de los alrededores, muy concurridos durante el día, aunque a partir de una hora imprecisa el entorno transmuta. Los asiduos llevan décadas. Algunos han partido para siempre: el viejo Tarzán murió de diabetes. Últimamente le habían cortado una pierna, según se supo. Porque el gimnasio también es un ágora. Un reflujo de opiniones, informaciones y comentarios en paños menores. Los asiduos forman una tribu cuyo territorio se expande en ramificaciones: no pueden vivir sin respirar los vapores de sauna y sus cuerpos sudorosos necesitan una dosis regular de calor inducido para liberar toxinas. Cualquiera habla lo que le venga en gana. Esto forma parte de la terapia. Aunque hay una colección de temas recurrentes. Y hay también quienes son obsesivos monotemáticos. Egos de baja cotización, como el peruano comerciante que se ufana de tener Edición Número Sesenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

Las escaleras son una secuela natural del paseo que se inicia en el lobby

novias a quienes recluta por medio de internet. Él dice que hasta la China ha llegado en su banal desempeño sexual, donde la mujer queda como una mercancía. Mujercitas, las llama el muy tipejo.

veza bajo el sol perpendicular del Caribe. Y hacia el norte, desde un plano que asemeja un gran barrio superpuesto, El Ávila. Salvo las excepciones de rigor, no puede uno afirmar que el gimnasio está consagrado como templo de la estética corporal. Nada más alejado de la realidad. Hay dos clases de asiduos y hay también una población flotante que oscila de acuerdo con la intensidad de los calendarios. Los días de fiesta baja considerablemente la afluencia y es previsible un aumento posterior a las celebraciones que dejan un saldo de riñones estropeados.

Es uno de los pocos gimnasios de la capital que cuenta con espacios abiertos, limitados, claro está, a la improvisada construcción que corona la estructura del edificio. La mayoría de los asiduos y de quienes no pasan la prueba de los primeros cien días son personas que no tienen acceso a un club privado. Un lugar de expansión donde la metafísica modorra no sea canalizada mediante los subterEn la terraza, cuales morsas, reposan echafugios destructivos de la caña. dos en las sillas de extensión, algunos con Quién puede imaginar, caminando de Con- las piernas en ángulo hacia arriba para actide a Principal, que en la azotea del hotel, var la circulación desde la punta de los pies como si fuera el entramado arbóreo de una hasta el cerebro. Embadurnados. Aceite selva multitudinaria, merodea una especie para niños y los más sofisticados Copperde monos en interiores, ya que la terraza tone. Al mediodía el espectáculo se triplica cuenta con sillas de extensión donde los asi- con la llegada de burócratas para quienes duos jubilados exponen sus panzas de cer- el tiempo consiste en ajustarse las corbatas. Caracas, 26 de enero de 2014.


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El ascensor conduce a la azotea

Cualquiera habla lo que le venga en gana. Esto forma parte de la terapia. Aunque hay una colección de temas recurrentes... — El Conde, como un viejo barco que todavía tiene el valor suficiente para enfrentar las mareas, se encuentra en la edad de un otoño iluminado de tenue luz. Poco a poco esa luz se va perdiendo en gradaciones que reducen el crepúsculo. En el hall, el mobiliario remite a una moda cuyo vínculo histórico concuerda con los años de la década de 1940. Una réplica, en formato menor del cuadro: Miranda en la Carraca. Un retrato de Cipriano Castro, un óleo donde el panorama que se ofrece nos remite a los orígenes referenciales del hotel: abría sus puertas a la modernidad y el esnobismo de la década aludida. Automóviles americanos que ya comienzan a desempeñar una función simbólica dentro del moderno mapa de la urbe. También la presencia, como en un guiño, de toldos de un amarillo desleído de postal italiana y un fragmento de bulevar con aire parisino encapsulado.

Dan trotecitos en la otra terraza que está techada con un tinglado donde alguien, debe ser el administrador del hotel, mantiene una siembra de sábilas, plantadas en materos, y albahacas.

sas. Habiendo poca o mucha luz, el ojo no necesita de la razón para ver. Por ello es el principal instrumento -como lo puede ser un instrumento científico- de la fe: ver para creer, ya decía Santo Tomás.

La sala de masajes quedó clausurada a raíz de la muerte del masajista, un boxeador retirado: el señor Peter. Y la enfermería, de la cual se sabe que funcionó alguna vez, por la advertencia de un letrerito, está destinada a guardar los juguetes del hijo del dueño, traspasados recientemente a un nieto suyo. El italiano pareciera ser el típico inmigrante que logra una fortuna a base de esfuerzos y privaciones.

Y los hoteles son como los barcos. La edad no se computa, sino se advierte. Y no todos los barcos ni todos los hoteles tienen el mismo destino, la misma historia; las mismas vicisitudes y las mismas glorias, esplendores y hasta malos ratos. Pero algo sí es común al destino de los hoteles y de los barcos: hubo un día que fue el primer día, el día de la inauguración y el día en que el navío fue echado a la mar. Hubo fiesta, discursos. Champaña.

Y dicen que uno no debe dejarse llevar por las impresiones, pero no se puede negar el hecho de que el ojo resulta ser un instrumento irrefutable, aún en sus registros más extremos, absurdos, aberrantes y delirantes, y en los momentos en que la luz interior prevalece como tacto de los seres y las co-

Y a medida que va pasando el tiempo y la creatura evoluciona, mantiene las características y los signos propios de la edad, pero no se trata de la edad cronológica, sino la edad de los hechos, la edad de las navegaciones, la edad de los encuentros en la pe- Entre la Casa Amarilla y el hotel hay un numbra de las habitaciones y los camarotes. pasaje que parece sacado de una estampiCaracas, 26 de enero de 2014.

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Quien espere conseguir sofisticadas máquinas se quedará con las ganas

lla coleccionada por Walter Benjamin. Son dos los pasajes de este tipo en el perímetro central. El otro es el pasaje Zingg. Pertenecen a un proyecto inconcluso. Una pieza colocada, impuesta a la ciudad fragmentada. Un puzzle solitario. O dos. Y el pasaje que está entre la Casa Amarilla y el hotel El Conde: una vértebra dislocada del túnel del tiempo. El pasaje mide unos 50 metros y tiene dos entradas o puertas de medio arco, una hacia el norte y otra hacia el sur. Siguiendo el ritmo de la cuadrícula inicial. Un inmueble adherido. La arquitectura y la repostería coinciden en esta zona y especialmente en la manzana donde el hotel está encajado. Son recortes de distintas épocas pegados. El edificio La Francia, otrora albergue de joyeros -aunque mejor sería llamarlos comerciantes de joyas e incluso traficantes de joyas-, fue desalojado y se encuentra en un trance. Llama la atención una pesada puerta de dos hojas de puro bronce donde destacan las figuras míticas de Isis y Osiris. El edificio La Francia hace esquina diagonal al Palacio Municipal. La Edición Número Sesenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

entrada sur del pasaje desemboca frente a la Asamblea Nacional, y en la entrada, o salida norte, el edificio donde estuvo el Ministerio de Educación, convertido en biblioteca pública. Como un centro, entre otros centros posibles, ésta es la perspectiva desde la platabanda del hotel. He aquí un mándala del casco histórico. Y la platabanda podría ser una pista de aterrizaje con todos los viejitos de la película Cocoon. Ya tenemos el bosquejo de un croquis. Pero falta la catedral. Recortada en el horizonte oriental, con su baja estatura, sobreviviente de terremotos y temblores, muestra el reloj de Polifemo y encima, la figura de alguien que vigila las horas armado de una guadaña. Supervisa implacable las agujas del reloj y su presencia se atisba desde la sala de vapor como una influencia ineludible, dada la cantidad de señores jubilados y de aquellos que doblan la peligrosa curva del kilómetro 50.

oro. Una barbería donde toda la familia es barbera: la de Carlitos. Y dicen que Carlitos es una de las mejores tijeras de Caracas. Y los hermanos Rojas todavía atienden detrás de un mostrador de sastrería, con una cinta métrica colgada al cuello y unos lentes de carey. El mayor de los Rojas iba mucho al gimnasio y era uno de los principales contertulios del turno de la tarde, cuando acuden Bebesote y el Gordo Carlos Santero y el profesor David acompañados de una rocola en miniatura: un radio de transistores envuelto en una bolsa de plástico donde el Gordo, y quienes le rodean, escuchan los boleros, los danzones y los tangos de la nostalgia que transmite Radio Tiempo.

Carlitos el barbero dejó de acudir al gimnasio por una especie de desencanto con el hijo. Éste lo esquilmaba por las noches, contaba Carlitos en el breve teatro del psicodrama, armado de tablas que soportan el calor seco del baño finlandés. Con una máquina de afeitar se rasuraba los pelitos de El pasaje es un resumen. Tiendas, comer- las orejas al tiempo que recitaba la historia cios que se niegan a morir. A pocos metros del hijo ratero, pillado en sus incursiones la bulla de los llamados tarjeteros: oro, oro, a la barbería, que también funciona como Caracas, 26 de enero de 2014.


15 casa de empeños –el pasaje todo es una casa de empeño-, por los comerciantes vecinos, quienes le contaron de los malos pasos del joven, nocturno saqueador de la cajuela donde Carlitos guardaba prendas y dinero. Luego se lo gastaba en los bares de la zona. Fue la debacle de Carlitos, sentimental y pecuniaria. Y por ese motivo no volvió más al gimnasio. Miguelito, abogado, visitador médico, tenor cuatro, con 80 años encima, afirma que uno ve a los demás cómo han envejecido y uno no se reconoce como viejo porque todos los días nos vemos, diríase que en el mismo espejo. Así la rutina vendría a ser una suerte de harapo de la eternidad. La palabra próstata rebota como un balón medicinal. Y los derivados farmacéuticos: prostatin, prostatinol, etcétera. Los vejestorios nadan a contracorriente y al final expiran como salmones exhaustos, bajo las duchas.

Lila Morillo, El Puma, Jean Carlo Simancas son algunos de los artistas de la farándula, rememorados por la disimulada longevidad, gracias a la cirugía plástica, el bótox y la silicona: reaparecen cada vez, en un eterno “segundo debut”, como aquella marca de cosméticos que prometía una juventud prolongada. Exceptuando a la actriz Chelo Rodríguez, quien aceptó la vejez sin complejos, sin dejar de actuar ante las cámaras de televisión. Y el actor Raúl Amundaray, dice Noya, un jubilado de la Cantv, es como el hijo del Conde Drácula: ni envejece ni muere. Juan Jiménez corre y corre y el mundo nunca se acaba mientras él trota y trota. Hará cuestión de unos cuatro años sufrió un ACV, a raíz de la muerte de su madre. Vino de España como polizón siendo casi un niño. Nacido en Armerías. Amigo de Pablo González, de Sanchorquiz. Ambos

trabajaron juntos en un negocio: La casa del diploma, donde Pablo era calígrafo. A los 80 años el señor Juan participa en cuanto maratón se organiza los fines de semana en Caracas. También ha participado en los principales maratones del mundo: Boston, La Habana, Nueva York. Siendo toda la vida un deportista, la causa del ACV es sentimental. Confiesa que nunca ha fumado marihuana y que el licor lo dejó, sin haber sido nunca un borracho, cuando se dio cuenta de que le hacía daño. Fumó cigarrillos durante tres años y también los abandonó. Sabe boxear con estilo y velocidad. Nadador. Ciclista. Subió a la montaña de El Bachiller cuando la guerrilla. Amigo de Teo Capriles, el campeón de ciclismo. Y de Brigido Iriarte, de quien cuenta que fue cuidador del estadio de atletismo que ahora lleva su nombre...

No es una casa, ni una tienda de sacos, es el gimnasio El Conde

Caracas, 26 de enero de 2014.

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AUTOR: GABRIEL JOSÉ SARABIA APONTE FACEBOOK: gabriel.sarabia8810

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minicrónicas

imprudentes al volante FOTOGRAFÍAs asdrúbal briceño

La prisa pasa

Salí de una reunión en el IND bastante apurado, casi a esa misma hora tenía otra en Altamira. Salgo mirando con apremio el río de carros que viene de Montalbán. ¡Por fin! Un minuto después de la insufrible espera, viene un taxi. Es un carro viejo, de ese color que llaman chinchilla (para no decirle blanco sucio). Luego de la típica negociación subo en el asiento delantero. Me pregunto cuándo habrá taxímetros en Venezuela. El chofer se encamina hacia la principal de El Paraíso.

Encuentro del primer tipo con los motorizados

Después de almorzar, mi gran amigo Daniel y yo decidimos arrancar a bordo de mi carro hacia la avenida Panteón, donde quedaba nuestro trabajo para ese momento. Fue entonces cuando tomé un atajo para llegar lo más rápido posible. Entre las esquinas de Colimodio y Cervecería, en Bellas Artes, decidí pasar del canal lento al del medio, cuando me percaté, por el retrovisor, de que venía un motorizado a una velocidad tal como si estuviera en una autopista. Ante esto decidí parar, pero la trompa de mi carro quedó un poco asomada a ese canal. Por supuesto, el motorizado no logró frenar a tiempo, le dio al carro y cayó dos metros delante de mí. Inmediatamente salí del carro, ayudé al motorizado y le pregunté si estaba bien. “No, mami, no me pasó nada”. “¿Seguro? ¿Estás bien?”, le volví a preguntar. “Solo un raspón”, respondió. Ante esto, me calmé, le dije que tuviera más cuidado y me despedí. Sin embargo, mi sorpresa fue cuando me dijo: “Mira, pero me tienes que pagar la pata de la moto porque la partiste con el choque”. Vuelve mi asombro: “¿Que yo te rompí? Lo siento, pero yo no te atropellé. Tú venías a mucha velocidad y fue por imprudencia tuya”. “Igual me tienes que pagar la pata”, señaló, a lo malo. Edición Número Sesenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

“¿Cuánto vale la pata?”, le pregunté. “50 bolos”, replicó. “Bueno, te pago la pata, no hay problema, pero tú me pagas la taza del carro porque me la rayaste. ¿Quién pierde más?”. Por supuesto, un millón de motorizados se apostaron alrededor de mi carro y uno de ellos, que no tenía nada que ver con el peo, me gritó que le tenía que pagar la pata al pana, mientras le daba golpes al retrovisor de mi carro. Ahí me enfurecí y, de inmediato, mi amigo Daniel me dijo: “Ro, aquí están los 50 bolos. Dáselos”. ¡Pues no! Les dije a los tipos que yo no tenía prisa y que podía quedarme ahí toda la tarde, me metí al carro, puse música a todo volumen y me puse a cantar. No le iba a dar ni un bolívar a un aprovechado y abusador. Otro, entonces, les dijo a los demás: “¡Es una dama, pana, déjenla ir!” Ahí el “supuesto agraviado” decidió irse sin rollo, pero el que manoteó mi retrovisor y no tenía nada que ver con nada me amenazó: “¡Nos vemos en la bajadita!”. A lo que le respondí, con arrechera y a lo malandra: “¡Sí va! ¡Daleeeee!”. Mi amigo Daniel no podía creer lo que pasó hasta que, metros después, me sentí perseguida y comencé a temblar del susto. Sí, fue pura adrenalina y arrechera que, después, se convirtió en paranoia. POR rOCÍO CAZAL

Caracas, 26 de enero de 2014.

—¡Epa! —le increpo con urgencia—. Por favor váyase por la autopista que voy tarde y ya sé que no hay cola. Hace un movimiento un tanto brusco para cambiar de dirección. —Disculpe, pero es que soy nuevo manejando y la autopista me pone nervioso. El hombre vira hacia nuestro destino. Va despacio y me lamento. Con este señor no voy a llegar a tiempo. No tiene edad para ser un primerizo, pero “de todo hay en la viña del Señor”. Rondo alla turca, de Mozart, invade el espacio en forma de pitico. Atiendo el celular. Es mi socio. Que por dónde voy. En camino.


ENVÍE SU MINICRÓNICA A epale.ciudadccs@gmail.com Comenzamos a trazar una especie de estrategia para la reunión. Cuando llegamos a la autopista, el hombre pisa el acelerador de tal forma que el taxi se encabrita. Arranca una frenética travesía. Absorto en mi estrategia, noto el cambio pero mi atención está en el teléfono. El vehículo sigue pasando carros como si estuvieran detenidos. Ya mi interés está más en la vía que en la voz del celular. Contesto con monosílabos. Mi mirada va y viene entre el parabrisas y el rostro reconcentrado del conductor. Nuestro carro vuela hacia la parte trasera de una gandola gigantesca. Mi alternancia de miradas se acelera. Nos aproximamos al monstruo sin asomo de que habrá un cambio de dirección. Ya, muy cerca de lo inminente, a una pregunta de mi socio respondo con un grito ahogado. En el último instante, con gran pericia, el taxista esquivó la muerte. —¡Te asustaste! Ja, ja. Yo tengo más de veinte años manejando —y me cuenta un rosario de locuras durante su vertiginosa carrera. En Altamira me pregunta, orgulloso, si llegamos a tiempo. Afirmo con un gesto tembloroso. Me entrega su tarjeta mientras dice: —Tome, para cuando esté apurado. POR rodolfo porras

LOS PEQUEÑOS AMIGOS DE SANTIAGO

Cuando uno es niño se mueve en un mundo de seres extraños y un poco incomprensibles llamados adultos. Como la realidad de los grandes es inabarcable para los que aún dicen su edad con los dedos de las manos, ahí comienza la recreación y la imaginación como única manera de tener un mundo propio, de talla infantil.

lomas o vimos ratas gigantes que cada tarde le pedían al cotufero que les lanzase alguito.

Después de ese encuentro con la plaza de los años ochenta, si uno seguía por la acera, entre La Cruz y Ferrenquín, se encontraba con un club que ya no existe y que se llamaba “Amigos de Santiago”. Recuerdo que me parecía inmenso, que los domingos la gente jugaba bingo y tomaba cerveza, que podía correr con otros niños y, como solo Las distancias son larguísimas, cinco mi- ocurría en ocasiones especiales, tomarme nutos podrían equivaler a cinco años y los un refresco, bebida prohibida en mi niñez espacios públicos —o privados— son áreas porque “Nathali, eso tiene mucha azúcar”. ilimitadas de juegos donde surgen amiguiUna voz en un micrófono cantaba los nútos o niños que muerden y pegan. meros mientras corríamos entre las meA finales del año pasado la Alcaldía de Cara- sas. La gente gritaba, reía, aplaudía y se le cas comenzó los trabajos de rehabilitación de olvidaba un poco que era mayor y que el la plaza Candelaria, allí, donde está la tumba lunes había que trabajar. Estábamos todos, de José Gregorio Hernández, donde jugaba desde nuestras estaturas, sumidos en una Ana Isabel, una niña decente y donde la es- especie de alegría colectiva, sin límite de tatua de Rafael Urdaneta, muy lejos del calor edad y donde daba igual mudar los dientes marabino, contempla la avenida homónima, o haberlos perdido. que es la encarnación de la Caracas viva. Cada vez que paso por allí pienso en esos doQuienes vivimos en la parroquia La Can- mingos, cuando ese mundo de los grandes delaria alguna vez nos sentamos a esperar a parecía hacer una pequeña tregua con el de alguien en los tubos que rodean la plaza, co- los niños a través del juego. En esas ocasiones mimos churros madrileños, nos montamos dejábamos que “los adultos” pudieran contar sobre el carrito de helados para señalar cuál las bolitas del bingo, e incluso su edad, con los queríamos, la usamos como atajo, le pre- dedos de las manos. guntamos a nuestros papás por qué había señores que dormían ahí, perseguimos paPOR NATHALI GÓMEZ Caracas, 26 de enero de 2014.

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ENTREVISTA

junior cordero

“Hugo chávez me entrevistó” Con 34 años a cuestas y 11 de carrera periodística, ha cubierto los más importantes eventos deportivos nacionales e internacionales. Pasó por la prensa escrita, pero terminó atrapándolo la radio y la televisión. Sin embargo, los nervios aún se asoman, sobre todo cuando se le acerca un personaje como el presidente Chávez, a quien iba a entrevistar, pero él resultó el entrevistado POR rocío cazal Fotografías josé rivera

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No tenía otro sueño más que ser periodista deportivo. Tanto así que cuando su hermano jugaba beisbol, Junior Cordero, estando muy pequeño, narraba lo que pasaba en el campo. Como todos, ha tenido gazapos mientras ha cubierto o narrado algún evento deportivo, pero la suerte siempre le ha jugado bien al colocarlo en los medios donde se ha proyectado, no solo como periodista sino también como comentarista de beisbol y baloncesto, aunque también le ha tocado el turno en uno que otro partido de fútbol. Ahora es uno de los presentadores del programa Rompiendo la liga, que transmite Venezolana de Televisión (VTV), junto con Barry Cartaya, Juan José Sayago y Kenyu Suárez.

—¿Querías ser periodista deportivo en impreso o audiovisual?

—De cualquier manera. De hecho, después de la productora independiente yo hice pasantías en Meridiano, el periódico. El tutor de mi tesis fue José Visconti y la mención de la carrera en la que me gradué fue Impreso. Yo quería escribir, aunque tengo años que no escribo, ¡aaaañoooos! Así que si están buscando una columna por ahí, pues, ¡yo puedo! ¿Zoteranis no es el jefe de Deportes de Ciudad CCS? ¡Wilmeeeer, acuérdate de mí! Él fue mi jefe en Radio Nacional. —Si no hubieras tenido la oportunidad de cubrir deportes, ¿Por cuál rama te habrías inclinado?

—Política. ¿Sabes lo que es contar y vivir de primera mano y con los protagonistas lo que está sucediendo en estos momentos en —¿Cómo comenzaste en el el país? ¿Esta etapa histórica? Nosotros soárea de deportes? —Toda mi vida quise ser periodista depor- mos parte de esa historia y es genial. tivo. Yo estudié Comunicación Social para ser periodista deportivo. De hecho, todos —Ya tienes 11 años cubriendo mis trabajos en la universidad eran sobre esta área. ¿has tenido muese tema. Yo estoy cumpliendo mi sueño. chos gazapos o pelones? Con un compañero de clases de la univer- —¡Uuuuuy, todos los días hay un pelón! sidad nos pusimos a tocar puertas en varias Recuerdo una vez, cuando TVes comenzó, radios y una de ellas nos dio la oportuni- en un programa que se llamaba Beisbol al dad: Radio Fe y Alegría. Formamos una día, estaba buscando a un pelotero imporproductora independiente y un programa tado, no me acuerdo quién era, y lo iba a llamados Locos por el deporte. Además del entrevistar. Carlos González, quien ahorita programa, transmitíamos los juegos de la es una estrella, estaba empezando con las Vinotinto para Radio Capital. Allí fueron Águilas del Zulia y yo lo agarré creyendo mis inicios. Luego, con Harim Rodríguez que era el norteamericano y le pregunté: D’Santiago, en una oportunidad en Radio “¿Cómo se escribe tu apellido?”, y su resNacional de Venezuela, fuimos los pioneros puesta: “Eeeehhh, ¡González!” Gracias a en formar la Coordinación de Deportes, Dios no empecé a entrevistarlo primero que ahorita creo que es una de las mejores creyendo que era el gringo. del Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (Sibci). Son organizados. Allí —Por lo menos no te largaste estuve hasta 2010. sin pedir disculpas, ¿no? —¡No, no, no, nooooo! No me pasó como la chica de Meridiano… (risas). —¿Cómo lograste entrar a Venezolana de Televisión? —Yo soy muy amigo de Lucía Córdova. Ella —¿pero todavía, a estas se había venido de Radio Nacional para el alturas, cometes pelones? canal y escuchó que había un casting. Me —Sí, claro, a veces a uno se le olvida un nomllamó. Mandé el currículum, hice el casting bre. Son tantos datos, tantos números... El y quedamos tres de 20 personas. que te diga que sabe todo eso está mintiendo. Caracas, 26 de enero de 2014.

¡Soy sobrado! —¿Qué recuerdas de tu infancia? —La playa, Carúpano. Yo soy de Caracas pero soy casi carupanero. Toda mi familia es de allá. —¿Cuál es el mejor libro que has leído? —Uno que me marcó y me gusta muchísimo es el Caballo de Troya de J. J. Benítez. Leí hasta el tercero. El tercero es muy denso. —¿Tu poeta y poema preferido? —Mario Benedetti: "Hagamos un trato". —¿Cuál es tu música predilecta? —Todas, aunque me encanta bailar salsa. —¿Cuál es el primer defecto que te quitarías? —(Risas) Si lo preguntas allá en Deportes VTV te dirían que soy sobrado. ¡Pero así soy yo! ¡Yo no me lo quitaría! (risas). —¿Te arrepientes de algo en tu vida? —¡No te arrepientas de lo que hagas sino de lo que dejaste de hacer! —¿Cuál fue el mejor consejo que recibiste? —Siempre sonríele a la vida. De hecho hay una frase de Rubén Blades que dice: "Con los dientes pelados". Así voy yo en la vida. —¿Qué personaje histórico admiras? —¿Tengo que decírtelo? Hugo Chávez, ese es el papá de los helados. —En tres palabras ¿cómo te defines? —Sobrado (risas), jodedor y optimista.

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Había un deporte nacional donde no se le paraba al atleta, no existía un Ministerio del Deporte, el deporte no tenía rango constitucional. Imagínate cómo hemos llegado con el deporte que en Venezolana de Televisión tenemos un gimnasio. Hay que combatir el sedentarismo —

—¿y te chalequean?

—¿Cómo es esta nueva etapa —¡Sí, vale! En estos días, haciendo el pro- del programa Rompiendo grama, dije que el director técnico del De- la liga?

portivo Táchira era Carlos Maldonado, pero él lo había sido hace cuatro años. ¡Bueno, empezaron esos gochos a escribirme por tuiter, a decirme de todo! (risas). —¿todavía sientes miedo cuando estás frente a las cámaras y en vivo?

—¡Claaaro! Cada vez que se prende esa lucecita roja en la cámara uno se pone nervioso. El día que ya no sientas miedo, esa cosquillita, ese temor, ese día tienes que retirarte porque ya no sientes esa pasión por lo que haces.

El sueño logrado

—¿cómo ves al deporte nacional?

Junior Cordero practicó todos los deportes posibles: beisbol, baloncesto, fútbol, karate... ¡hasta pelotica de goma! Sin embargo, para él narrar y comentar es lo que le da swing a su vida.

—El deporte nacional se divide en antes y después de Hugo Chávez. Ahí no hay por dónde agarrar. Había un deporte nacional donde no se le paraba al atleta, no existía un Ministerio del Deporte, el deporte no tenía rango constitucional. Imagínate cómo Piensa que ahora el deporte nacional está hemos llegado con el deporte que en Veneen su mejor momento, al igual que el perio- zolana de Televisión tenemos un gimnasio. dismo deportivo, en el que él está inmerso. Hay que combatir el sedentarismo, no solo del atleta de alto rendimiento sino también llevar el deporte a cualquier persona.

De relaciones industriales a periodismo Nació en Caracas el 12 de diciembre de 1979 bajo el nombre de José Jesús. Cursó la primaria en el colegio Luz y vida, en el centro de Caracas, y la secundaria en el colegio La Salle, en Tienda Honda. Aunque siempre quiso estudiar Comunicación Social para cubrir deportes, se inició en Relaciones Industriales en la Universidad Católica Andrés Bello, carrera que no culminó para estudiar la de sus sueños en la Santa Rosa, donde se graduó en 2004. Ya en 2002 trabajaba como redactor-colaborador de la revista Arrankando, para luego hacer pasantías, en 2003, en el diario Meridiano y en la revista Meridiano Magazine. Tuvo su programa de radio y cubrió eventos deportivos importantes como los Juegos del Alba, la Serie del Caribe, el Suramericano de Baloncesto, el Clásico Mundial de Beisbol y pare de contar. Desde 2004 hasta la fecha ha realizado la cobertura (ininterrumpidamente) de las finales de las ligas profesionales de baloncesto y beisbol en Venezuela.

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—El lunes 20 comenzó la nueva etapa junto a otros compañeros: Barry Cartaya, Juan José Sayago y Kenyu Suárez. Vamos a estar rotándonos, a las 10 de la mañana y a las 4:30 de la tarde. La idea es que sea parte de ese cambio que necesita el Sibci: entretenimiento y darle más frescura a la pantalla de Venezolana de Televisión a través del deporte. No va a ser el típico noticiero sino que veremos la otra cara de los deportistas. Vamos a llevar al deportista a que haga otra cosa. Por ejemplo: vamos a jugar fútbol con Rubén Limardo. Vamos a darle otra visión.

Caracas, 26 de enero de 2014.

—¿aún hace falta promover más el deporte en todas las instancias?

—Yo creo que esto que se está haciendo en VTV hay que hacerlo en todos los ministerios, instituciones y espacios públicos. Promover el deporte en todos los ámbitos. Yo creo que ese era el sueño del comandante Chávez y eso es parte, también, del trabajo de nosotros. —¿Y cómo ves al periodismo deportivo?

—También cambió. Hay un antes y un después. El periodismo deportivo se divide en quienes se dedican a cubrir el deporte profesional y quienes agarramos la parte más


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Júnior Cordero, a pesar de su experiencia, sostiene que el día que no tenga “pelones” habrá perdido pasión por su trabajo

difícil, que es esta: no solo nos dedicamos al deporte profesional, al que patrocinan las grandes marcas, el que busca grandes lucros, no. Nosotros cubrimos desde la persona que utiliza el gimnasio biosaludable hasta los atletas de alto rendimiento. —cuéntanos alguna anécdota mientras cubrías o entrevistabas a algún atleta.

—Rubén Limardo. ¿Quién conocía a Limardo antes de ganarse la medalla de oro? Esa es una de las anécdotas que siempre cuento y que me dio muchísima satisfacción. Yo hacía el programa A toda Venezuela acá, en Venezolana de Televisión, en el segmento de Deportes, y mi productor me

dice: “Mira, hay un chamo de Guayana que hace esgrima y está en Polonia”. Yo le digo: “Sí, son los hermanos Limardo”. Entonces, él me dice que estaban acá. Habíamos entrevistado a la prima la semana anterior y él quería ir al programa. Lo entrevistamos, vino con la novia. Nos intercambiamos teléfonos y me dijo: “Ya yo no vuelvo a Venezuela. Voy a Polonia, luego a Londres y luego vienen los Juegos Olímpicos”. A través del PIN entablamos una amistad. Resulta que el muchacho de Ciudad Bolívar ganó la medalla de oro y ahí me dijo: “Cuando ustedes quieran, en VTV, tienen una entrevista de Rubén Limardo porque ustedes fueron los únicos que me entrevistaron antes de irme a los juegos”. Caracas, 26 de enero de 2014.

—¿Has soñado con entrevistar a algún deportista en especial?

—Mi sueño es lo que estoy haciendo: transmitiendo, entrevistando. ¿A un deportista? Ummmm. Yo me sentí en las nubes, que ni siquiera supe qué preguntarle, cuando entrevisté al presidente Hugo Chávez. Me puse muy nervioso. Yo sabía que tenía que entrevistarlo después del juego, porque estaba jugando softbol y estuve todo el tiempo: “Le voy a preguntar esto, le voy a preguntar lo otro y, si no, aquello”, y así. Llegó el momento, no sé qué le pregunté y él no me escuchó, entonces él me preguntó a mí: “¿Qué te parece a ti el beisbol femenino?”. Al final, él terminó entrevistándome. Edición Número Sesenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS


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GASTRONOMÍA

PICHONES DE SIBARITA

EL MUNICIPAL SE DEFIENDE SOLO POR MERCEDES CHACÍN FOTOGRAFÍA AMBROSIO PLAZA

Manuel Álvarez salió de Galicia, España, en 1962 y en 1974 montó el restaurante El Municipal. Detrás del Teatro Municipal, en pleno centro de Caracas, puede comerse una trucha a la alcaparra, con la que me pasó lo que siempre me pasa con los peces de agua dulce: creo que encontraré un pescado desabrido y siempre me quedo corta con lo bueno que sabe al paladar. Los pescadores de agua salada han extendido la máxima según la cual “los peces de mar tiene mejor gusto”. La truchita tenía buen tamaño, buen sabor y la salsita de alcaparra me devolvió a la reciente época navideña. La decoración de El Municipal es típica de las tascas y restaurantes españoles de Caracas. Madera, vidrios, espejos, divisiones también con madera, amplia barra donde

siempre veo comer a hombres solitarios, bueno (les confieso que dudo en probarlo), de espalda al mundo y de frente a la barra. y lechón al horno los jueves. A las fotos de ciudades españolas, también usuales, se les suma una buena muestra de armería traída de la región de Toledo, España, en barco, en una maleta, según nos contó Mario. A diferencia de otros restaurantes de estos lados del centro, más allá de La Candelaria, tienen una carta de vinos que el año pasado tenía unos precios bastantes justos pero que ya no aguantan el escrutinio de ningún bolsillo.

También tienen peces de mar, además de las truchitas. Mero, carite, curvina y pargo son asiduos en su carta. Al ajillo, frito, a la plancha, al gusto, como se dice, son pescaditos que bien merecen una pasadita por allá si gusta de las “delicias del mar”.

De la atención extrañamos a Mario, que todo el año pasado supo qué recomendar, qué decir, qué comentario hacer, qué mesa es mejor para ver un juego de fútbol (un día casi nos obligó a ver un juego que presumo que le interesaba a él), pero que ya no se ¿Las especialidades de la casa? Cocido ga- cuenta entre los mesoneros del restaurante llego los miércoles, ese plato que es muy El Municipal. No es fácil encontrar un lugar feo a la vista pero que dicen que es muy donde la atención sea, más allá de un traba-

RECETARIO DEL PELABOLA

EL MICROCONUCO URBANO POR MALÚ RENGIFO MALURENGIFO@GMAIL.COM

Cuando el Comandante Chávez sugirió cuidar un huerto miniatura en nuestras casas, pocos le paramos bola. Inmovilizados por la flojera, la comodidad, la soberbia escuálida, el desconocimiento, la falta de espacio o cualquier otra excusa personal, continuamos comprando los aliños y verduras, y botando todo el bagazo, sin saber que muchas cosas de las que hay en el abasto la podemos resembrar y en unas pocas semanas encontrarnos con la sorpresa de que podemos comernos gratiñán algunos alimentos.

PERO NO LLORE

¡Anímese! Por ejemplo: las cebollas pequeñitas mucha gente las desprecia, sin saber que son más tiernas y retoñan facilito. Edición Número Sesenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

Caracas, 26 de enero de 2014.


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jo, eso que llaman vocación. Los cafés negros “envenenados” formaban parte de esa “vocación” de Mario. Se fue porque estaba “cansado”. Y le creemos. Ese día comimos cuatro pichones y una pichona y dos pidieron un mero poche, que es sencillamente un sancocho de mero, generoso en porciones, del que comieron tres que quedaron con el corazón contento. El Municipal abre de lunes a domingo y tiene, también, entre sus especialidades la paella, el fideuá y el asopado. Cuenta con una clientela afianzada, son casi 40 años de experiencia. El restaurante se defiende solo. Resumen: buena comida, buena atención y precios poco amables con los bolsillos.

Cómprela bien pequeñita, la más pequeña que pueda, y cuando llegue a su casa la corta por la mitad. La mitad superior —que es la que no tiene el tocón de raicitas— úsela pa’ hacer comida; la mitad inferior —que es la que sí lo tiene — siémbrela en una maceta, con las raíces pa’bajo y sin tapar demasiado la parte de la cebolla por donde usted la cortó. Échele bastante agua y riéguela cada noche. De día debe pegarle sol: si usted riega con sol, a las plantitas les da calor ese vaporón.

riéguelo. En dos días su cebollín habrá crecido algo así como un centímetro y usted se emocionará. Al cabo de tres semanas de sol y agua ya tendrá suficientes hojas nuevas como para cosechar y hacer un sofrito o revoltillo. Córtele las hojas más externas (porque las más internas son lo más nuevo de la planta y hay que dejarla vivir) y prepare su comida soberana. La planta seguirá creciendo durante mucho tiempo si la cuida.

TOMATE, AJÍ Y PIMENTÓN

Cuando corte pimentones o tomates no les bote las semillas. Échelas a una maceta llena ’e tierra, póngalas donde les pegue el sol y ofrézcales luz y agua con cariño. Cuando empiece a ver los brotes tiernos, como pequeños bebés, deléitese con la idea de que muy pronto esos bebés darán frutos y usted se los comerá (risa malvada).

A los días verá del centro de la cebolla nacer unas hojitas que luego se pondrán largotas, como un ajoporro. Las cebollas llegarán en cuatro meses y sería bueno que dejara de regarlas dos semanas antes de cosecharlas. Si está usted pelando bolas y con hambre, no le pare bolas a las reglas y córtela cuando quiera para hacerse una sopita con cebolla, pan y queso. ¡Ah!, y sal. Si nacen muchas plantitas, transplántelas a otros potes y regálelas (en última instancia, sacrifíquelas, pero no las deje amuñuñadas porque no le darán fruto). Al cabo de pocos meses tendrá tomates, EL CEBOLLÍN Otra cosa facilita es replantar el cebollín: córtele las hojas verdes y co- ajíes y pimentones frescos, sanos y ¡soberanos! cine lo que quiera. Lo de abajo, el tallo blanco —que también tiene un tocón de raicitas—, siémbrelo en una maceta con las raíces pa’bajo y * En la foto, mi conuco personal: menta, yerbabuena, cebolla, cebollín. Caracas, 26 de enero de 2014.

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SOBERANÍAS SEXUALES

Desde (por) detrás POR Marianny Sánchez ILUSTRACIÓN nathaly bonilla

Cuando escuchó la palabra “anal” saliendo por los costados del televisor abrió los ojos ipso facto. De atrás para adelante, así mismo, se levantó la mamá de la cama, medio tocándose el pecho: “¿Qué vainas estas las que pasan una noche de sábado de Navidad por este canal?”. Lo venía diciendo desde hace años, con su particular método de pedagogía sexual: “Eso sirve para que salgan cosas, no para que entren”. Y ni por muy sexólogo de invitado pudo contener la cara de asco —y hasta de dolor— cuando la pantalla mostró cierto juguete en forma de delfín rosado, al tiempo que el experto/autoridad indicaba que aquello servía para comenzar la exploración. Habría sido más pronunciada la mueca de la mamá si hubiese escuchado a la amiga adorada de la hija contar que, cuando la decepción sobrevino ante la primera desnudez del amante, sin mucho preámbulo, le dijo: “Métemelo por detrás”. “Sí, ese ‘mancito’ no tenía la culpa y yo igual quería disfrutar. Por delante estaba claro que no iba a sentir nada, así que mejor fuera derechito por detrás, ¿no?”, nos contó con su desparpajo costeño. Algunas gargantas se obstruyeron con el sorbo de aguardiente, escandalizadas por lo contra natura, duplicado, de la revelación. Ella era abyecta al cuadrado. No solo transgredía, como dice Foucault en su recuento histórico de los discursos que han dado forma a la sexualidad, la economía reproductiva del sexo; también se regocijaba en una sodomía solicitada y preferida, con todo y la irremediable heterosexualidad que le conocíamos; ella, tan poco LGBTI. Pecadora de lujuria en pleno, diría San Agustín. Quizá la mueca de la mamá se quedaría corta ante los ojos desorbitados de sorpresa de esos amigos y amantes que han compartido sus reflexiones sobre el placer en retaguardia. “Mujer que lo da es mujer enamorada”, dijo uno de los más pragmáticos, atravesado por la fantasía de la ofrenda que se hace de espaldas, al hombre que posee ya no solo la carne sino también el secreto, que vale las fichas del dolor y del tabú. La invitación al continente oscuro, la conquista del territorio que se prodiga en cuatro, “por amor”. Realismo mágico. Ellos y la mamá encerrados en un mismo saco, agujereado por la costeña. ¿No opera acaso en ambas fantasías —la de la prohibición y la de la posesión— el discurso dirigido a expulsar de lo normal/real aquellas prácticas sexuales ajenas a las funciones que la ley ha endilgado al sexo: asegurar la población, reproducir la fuerza de trabajo? La mamá repudia la perversión, los amantes la desean como prueba del poder sobre la otra (mujer), transfigurada sumisamente en perversa. La costeña lo tiene claro: “¡Qué sumisión ni qué carajos!, ¿o es que ellos no tienen un hoyo igualitico al de una, para utilizarlo igual?”. Y la epifanía: si en alguna práctica del cuerpo acortamos más distancias es justo allí, cuando festejamos nuestra sodomía contemporánea a pesar de los estrechos orificios. Edición Número Sesenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

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DIARIO

Días y Noches de Amor y de Guerra (XV) POR Eduardo Galeano Ilustraciones ALFREDO RAJOY

Caracas, 26 de enero de 2014.

Edición Número Sesenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS


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LOS HIJOS

Al borde del mar, donde la costa se abre y el río se vuelve mar, fueron hechos mis hijos. Verónica, en la vieja ensenada del Buceo, al amparo de unos troncos caídos. Claudio, en el barrio sur. Florencia, en la playa de Atlántida. Graciela y yo nos habíamos tomado el ómnibus que llevaba al casino de Atlántida. La plata no nos daba para terminar el mes, como siempre pasaba, y esa vez, hartos de pobrezas, resolvimos timbearnos el resto. Sacamos pasaje de ida y vuelta, por las dudas. Si ganábamos, nos pasábamos el fin de semana en un buen hotel y después podíamos llegar a fin de mes sin vender nuestras reservas de libros de arte y botellas usadas. Si perdíamos, dormíamos en la playa. Apostamos varios plenos, 17, 24, 32... Probamos con el cero. Chances. Color, calle, cuadro. No entendíamos nada de todo eso. A la media hora no quedaba más que pelusa en el fondo de los bolsillos. Entonces nos bañamos en el mar y nos dormimos abrazados en las arenas de Atlántida.

LOS HIJOS

Con Verónica nos escribíamos cartas violentas.

—Si vos y yo no fuéramos padre e hija, ya Me contó que su mejor amiga le había dihace tiempo que nos habríamos separado. cho que no la quería. Una noche se fue de farra con Marta y Eric. Lloramos juntos, no sé cuánto tiempo, Verónica llevó a su muñeca de trapo, que se abrazados los dos, ahí en la silla. llama Anónima. Yo sentía las lastimaduras que Florencia Cuando se despertó, pasado el mediodía, iba a sufrir a lo largo de los años y hubiera querido que Dios existiera y no fuera sordo, me contó: para poder rogarle que me diera todo el do—Anduvimos por ahí. Nos fuimos al Bár- lor que le tenía reservado. baro y tomamos cerveza y comimos maní. Estaba linda la noche. Por suerte conse- LOS HIJOS guimos la mesa de la ventana. Había bue- 1. na música. Álvaro, el mejor amigo de Claudio, lo invita —¿Y Anónima? a las funciones de su circo de escarabajos. Claudio me contó cómo es el circo. Hay una —La colgamos de un gancho, en la pared, y pista de pastitos y alrededor una empalizapedimos cerveza para ella también. La cer- da de palillos de colgar ropa. Con alambres, veza le dio sueño. maderitas y piolines, Álvaro inventó una cantidad de juegos de esos que les gustan —¿Se quedaron hasta muy tarde? a los escarabajos. Son torpes los pobres bichos, con sus armaduras de guerreros, pero —Nos estuvimos queriendo —me dijo— Claudio los ha visto, en el circo de Álvaro, hasta las tres de la madrugada. haciendo piruetas en gran forma: se balancean en los trapecios, saltan el salto mortal, dan vueltas en la calesita y saludan al púLOS HIJOS Hace once años, en Montevideo, yo estaba blico. esperando a Florencia en la puerta de casa. Ella era muy chica; caminaba como un osi- 2. to. Yo la veía poco. Me quedaba en el diario hasta cualquier hora y por las mañanas Una noche, Álvaro se quedó en casa de trabajaba en la universidad. Poco sabía de Claudio. A la mañana siguiente, las camas ella. La besaba dormida; a veces le llevaba seguían tendidas y ellos estaban, muertos de sueño y con la ropa puesta. chocolatines o juguetes.

Había silencios largos, a veces. Cada uno se quedaba esperando que el otro se bajara del caballo —y en el fondo cada uno sabía que La madre no estaba, aquella tarde, y yo esperaba en la puerta de casa el ómnibus que el otro no se bajaría. Cuestión de estilo. traía a Florencia de la jardinera. Verónica enciende el pucho a la Humphrey Bogart. Sostiene el fósforo mientras char- Llegó muy triste. No hablaba. En el ascenla de lo que sea, como distraída, mirando sor hacía pucheros. Después dejó que la lepara otro lado, y cuando la llama ya le está che se enfriara en el tazón. Miraba el piso. quemando las uñas la arrima, lenta, al cigarrillo. Alza una ceja, se acaricia la pera, y La senté en mis rodillas y le pedí que me apaga la llamita echando una bocanada de contara. Ella negó con la cabeza. La acaricié, la besé en la frente. Se le escapó alguna humo por el costado de la boca. lágrima. Con el pañuelo le sequé la cara y Cuando estuvo a verme, en Buenos Aires, la soné. Entonces, volví a pedirle: “Andá, decime”. me dijo: Edición Número Sesenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

Caracas, 26 de enero de 2014.

Claudio explicó: —Abrimos la ventana. Había luna llena. Nos pasamos toda la noche cantando y contando cuentos y hablando de novias y eso. 3. Claudio acepta tomar la sopa, pero con tenedor. Le gusta descifrar enigmas y perderse de vista. —¡Lindo parque para perderse! —comenta. Y pregunta:


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—¿Qué hora es, papá? ¿Ya están las Tres Marías en el cielo? ¿Y la Cruz del Sur? ¿No es verdad que todo lo que nosotros inventamos ya estaba inventado de antes por el que nos inventó a nosotros?

BUENOS AIRES, MAYO DE 1976: ¿ESTÁ MUERTO? QUIÉN SABE

1.

Escuchamos el ruido del motor creciendo desde lejos. Estábamos en el muelle, de pie, esperando. Haroldo balanceaba el farol con Cuando tenía tres años, Claudio era débil. un brazo; con el otro envolvía a Marta, que Entonces entró en la muerte y salió. temblaba de frío. 4.

Jadeaba, la cabeza era un incendio; y él se El faro buscahuellas atravesó la neblina y abría paso como podía entre el ahogo y la nos encontró. fiebre y sonreía apretando los dientes: Saltamos a la lancha. —Estoy bien, mamá —balbuceaba—. ¿No ves que estoy bien? Por un instante alcancé a ver el bote destartalado, bien tirante de la cuerda; en seguida Casi no respiraba cuando entró al hospital, se lo tragó la neblina. En ese bote yo había pero resucitó en la carpa de oxígeno. Viajó remado, a la caída de la tarde, hasta la isla hacia la luna en la carpa de oxígeno, a través del almacén. del universo fresco y azul. La neblina brotaba del río oscuro, como un —Los astronautas no usamos chupete —re- hervor. chazó, cuando le ofrecieron. Hacía mucho frío en la lancha. Los pasa—Por el cielo galopan los caballos —mur- jeros cuchicheaban. El frío golpeaba más muraba. porque se estaba acabando la noche. Remontamos un arroyo angosto, luego otro Después lo pasaron a la camilla, para su- más ancho, y desembocamos en el río. birlo a la sala de operaciones. En la camilla, La primera claridad del día irrumpió tras larga, parecía todavía más chiquito. Dijo las siluetas de los álamos. La vaga luz iba adiós y muchas gracias a todos, uno por desnudando las casitas de madera medio comidas por las crecientes, una iglesia uno, y se cerró la puerta del ascensor. blanca, las hileras de árboles. Poquito a Cuando despertó de la anestesia, estaba poco se iluminaban los penachos de las casuarinas. loco de hambre. —Quiero comer dientes —decía, medio mareado. Quiso incorporarse y no pudo. Cuando pudo, dibujó una gallina en la sábana. Pasó un tiempo antes de que recuperara los pulmones. Se ponía un lápiz en la boca y explicaba:

Me alcé en la popa. Se sentía un olor limpio. La brisa fresca me daba en la cara. Me entretuve mirando el tajo de espuma que perseguía a la lancha y el brillo creciente de las ondas del río.

Haroldo se había parado a mi lado. Me hizo —Yo soy un señor chiquito. Fumo y toso. Es volverme y lo vi: un enorme sol de cobre estaba invadiendo la boca del río. por eso que tengo tanta tos y toso. Cuando le dieron el alta, había perdido el Nosotros habíamos pasado unos días en el miedo. Dormía sin chupete y nunca más delta, bien adentro, y volvíamos a Buenos Aires. mojó las sábanas. Caracas, 26 de enero de 2014.

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2. Haroldo Conti conoce como pocos este Los diarios no publicaron una línea mundo del Paraná. Sabe cuáles son los buenos lugares para pescar y cuáles los sobre el secuestro de uno de los mejores atajos y los rincones ignorados de las islas; novelistas argentinos. Las radios no conoce el pulso de las marcas y las vidas dijeron nada. El diario de hoy trae la lista de cada pescador y cada bote, los secretos completa de las víctimas del terremoto de de la comarca y de la gente. Sabe andar por el delta como sabe viajar, cuando escribe, Udine, en Italia por los túneles del tiempo. Vagabundea — por los arroyos o navega días y noches por el río abierto, a la ventura, buscando aquel navío fantasma en el que navegó una vez allá en la infancia, o en los sueños. Mientras persigue lo que perdió, va escuchando Esta noche fui a la casa. Había gente que yo Bebió hasta el fondo del vaso y después dijo: voces y contando historias a los hombres no conocía. que se le parecen. —Así que no se puede hacer nada por él. Hace años que le duele la cabeza. No hay 3. médico que pueda con ese dolor de cabeza. Movió la cabeza. Los demás arrancaron con una milonga a coro. Llegaron hasta la miEse dolor del país: tad. Alfredo me miró, como acusándome: Hoy hace una semana que lo arrancaron de la casa. Le vendaron los ojos y lo gol- —Estoy en curda —me dijo. pearon y se lo llevaron. Tenían armas con —No tengo tu dirección —me dijo. silenciadores. Dejaron la casa vacía. Roba- Hablaba de otras cosas y se interrumpía ron todo, hasta las frazadas. Los diarios no para explicarme: —Nunca estoy en casa —le expliqué. publicaron una línea sobre el secuestro de uno de los mejores novelistas argentinos. —Estoy en curda. Esto me ha ocurrido mu- —No me has dado tu dirección —dijo—. Las radios no dijeron nada. El diario de cho —tres veces me preguntó por Haroldo. Tengo el teléfono de la revista, pero no tenhoy trae la lista completa de las víctimas go tu dirección. No me la diste. del terremoto de Udine, en Italia. —Me enteré el otro día —me dijo—. ¿No se —Te la anoto. puede hacer nada por él? Marta estaba en la casa cuando ocurrió. También a ella le habían vendado los ojos. Me sirvió vino. Cantó sin ganas. En un rin- Me alcanzó una libreta de tapas negras. La dejaron despedirse y se quedó con un cón alguien hacía bromas y se reía solo. Pasé las hojas, buscando el índice y, sin quegusto a sangre en los labios. rer, me encontré con la página de la agenda —Yo no había leído nada de Haroldo —dijo del día anterior. Hoy hace una semana que se lo llevaron y Alfredo—. Compré un libro el otro día. Me yo ya no tengo cómo decirle que lo quiero gusta ese tipo. ¿No hay nada que yo pueda Los demás conversaban en voz baja. y que nunca se lo dije por la vergüenza o hacer por él? la pereza que me daba. Leí en la agenda: Se quedó un buen rato pulsando la guitarra, con los ojos clavados en el piso, y al rato in- “Ensayo. BUENOS AIRES, sistió: MAYO DE 1976: Grabar en Ion. ESA VOZ QUE SE AGUANTA —Me pareció muy buena esa novela, SuLA EMOCIÓN A RIENDA deste. Yo no lo conocía porque he leído Llamar a Eduardo”. CORTA Alfredo Zitarrosa canta sin temblores ni poco, la verdad, y a él tampoco lo conocí firuletes, voz de macho nacida para nom- nunca. Sabía que era tu amigo, pero nun- Decido irme. brar al amor, que es siempre peligroso, y al ca lo conocí. Y ahora... ¿no se puede hacer nada? honor de los hombres. Contiúa la próxima semana. Edición Número Sesenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

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peces de venezuela

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1

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Psicología: Yo Comerciante, vendedor

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Onoma- Partido Relicarios, Plural topeya de entre Receptor una moto amigos universal colgantes letra N

Símbolo químico del radio

Afloje, Merodea, Junto ceda yerra coligo

Tela fuerte

Con el mismo nombre (pl.)

Atendí, escuché

Lisonjeo, exalto

Figura 2

De la ant. Creta Coloq. líder

Figura 1 Figura 6 Caballo pequeño

Risa

Figura 4

Anillo

Pref. tres

Lengua provenzal Ganancias

Postgrado Incita Ahora mismo

Quiera, adore Código ISO para el peso argentino

5

Estirpe, clase Turba, irrita

Divertido, cálido

Bufete, oficina Detienen

Oficioso, servicial

Figura 5 Nota musical

Existo, estoy Auge, éxito

Clase, categoría

Gordos, flácidos

Calvario, suplicio Bromo+ radical(pl.)

Ruby on rails (s.) Figura central

Lujo, suntuosidad

6

Isla peq. junto a otra mayor

Avestruz

Consonante repetida

Andar

Web para Níger

Marcharé (inv.)

Siglas de Caracas

Especie de empanada

Obra literaria en prosa

Porción, puñado Criba para Pref. limpiar el inferiori- Pron. trigo dad pers. 2a pers. sing.

Príncipe árabe Juntabas, asociabas

Arca, caja

Piedras

Camine, ande a pie

Reza, implora Voz para calmar caballerías

Místico indio Letra A (pl.)

Marca de papel para fumar

Época, tiempo

Intente, atreva

Org. Coop. Econ. Simb. quím. osmio

Partido nacional (s.)

Existe, está

Antes de Cristo

Figura 3

Estéril, seco

Letra M

Desastre, ruina

Carta de la baraja

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LA RANA PLATANERA laranaplatanera2012@gmail.com

“La diversidad de peces que viven en los ambientes de agua dulce de Venezuela constituye uno de los patrimonios naturales más importantes que posee nuestro país. La conservación y protección de la extraordinaria riqueza de especies de peces implica una gran responsabilidad para los venezolanos”. ATLAS PECES DE AGUA DULCE DE VENEZUELA

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SOLUCIÓN DEL ANTERIOR

POR NATALY SANOJA

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CUENTOS DEL ARAÑERO

Como pez en el agua POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIÓN MELANY PÉREZ

La geografía tiene mucho que ver con esto. Tú hablas de La Matica. ¿Por qué se llama eso La Matica? Mucha gente a lo mejor no sabe y se van borrando las cosas. Recuerdo por ejemplo El Yopito, cerca de Elorza, saliendo hacia el sur. Uno pasa por ahí a cada rato, por el camino donde está la manga de coleo Mi Luna. En El Yopito hay unos mangales grandísimos, una escuelita y un caserío. A mí me sonaba mucho El Yopito, hasta que me puse a investigar. Ya había leído un poco de las historias del comienzo del siglo XX, hasta que un día, ¡aquí está!, ahí fue la batalla de El Yopito. Ahí fue donde, en 1914, se enfrentaron las fuerzas de Gómez, comandadas por el general coriano León Jurado, contra los generales revolucionarios que invadieron desde Colombia tratando de tomar San Fernando. Allí se enfrentaron León Jurado contra Alfredo Franco, el de Tinaquillo. Por ahí cerca anduvo Pedro Pérez Delgado en las guerrillas de comienzo del siglo. Un día me llevé al escuadrón e hicimos un juego de guerra simulando aquella batalla. Con un mapa, yo les explicaba y ya los soldados sabían, y los habitantes de El Yopito también, por qué el pueblo se llama así. Nadie sabía ni por qué se llama La Mata del Congrio, que quedaba más allá, y por qué la Laguna del Término. Mucha gente no sabe todavía que por ahí pasó la frontera entre Venezuela y Nueva Granada. Pasaba por la mitad del pueblo de Elorza, tocaba por la punta de arriba de La Mata del Congrio, pasaba por la punta de arriba de la Laguna del Término hasta el Meta, allá abajo. Nosotros rehicimos esa línea fronteriza. ¿Sabes qué conseguimos por debajo de los montes? Conseguimos el viejo camino debajo de montes y matas, las viejas posadas. Conseguimos un día unos árboles de mango de gran grosor, árboles muy antiguos. Andábamos con un historiador apureño rehaciendo sobre el territorio hechos históricos y cosas de la geografía. Nos pusimos a limpiar aquella mata, debajo de los mangos, y conseguimos la huella de lo que llamaban El Paso. Ahí paraban las caballerías durante siglos, porque era la frontera. De ahí para allá era Colombia y de ahí para acá, Venezuela. Hubo un tratado, bien entrado el siglo XX, y la frontera se desplazó. Pero Elorza era mitad Venezuela y mitad Colombia, allí en el Arauca. Nadie sabía dónde quedaba el sitio de Mucuritas y cuando llegamos a aquel pequeño monumento que hicieron ahí, cubierto de monte, alguien dueño de aquello tenía trancada la entrada. No aparecía la llave. “No, que hay que ir a El Samán a buscar al dueño”, dijo alguien. “Esto no tiene dueño”, respondí. Es patrimonio nacional, el monumento donde fue la batalla de Mucuritas, donde José Antonio Páez, con sus centauros —entre ellos Farfán— derrotó a las tropas de Pablo Morillo en persona. Edición Número Sesenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

Y decir Apure es decir Barinas. Ustedes ven la biografía de Páez y él dice: “Nací en Curpa, provincia de Barinas”. Es que Barinas era desde los límites de Cojedes hasta más allá del más nunca, como decimos los llaneros. Abarcaba todo lo que hoy es Apure, todo lo que hoy es Barinas, todo lo que hoy es Portuguesa y parte, incluso, de lo que hoy es Cojedes. La gran provincia de Barinas, que luego se llamó estado Zamora; la oligarquía venezolana le quitó el nombre de Zamora y lo dividió. ¿Tú sabes por qué nos llamamos Elorza? Por Andrés Elorza, de los centauros también, invencibles, indómitos de la sabana. Andrés Elorza, capitán de las tropas de Páez. ¡Oye!, ¿tú sabes por qué el río se llama Arauca? ¡Oye!, ¿tú sabes que esto era Colombia aquí? Entonces, empieza la gente a conseguirse como pez en el agua; mientras no sabían eran como peces en el aire, boqueando, respirando artificialmente.

Caracas, 26 de enero de 2014.




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