contenido Consejo Editorial
Jorge Rodríguez Gómez Freddy Ñáñez Felipe Saldivia Gustavo Borges Revilla
Directora
Mercedes Chacín
Editor Jefe
02. PERFIL
Yulimar Reyes: combatiente y titiritera
04. MIRADAS A 25 años, los días del¡nunca más!
Carlos Cova
DirecTORa de Arte
Edarlys Rodríguez
18. FOTO-REPORTAJE
COORDINADOR DE FOTOGRAFÍA
Cuando la paz es la protagonista
Asesor Editorial
24. GASTRONOMÍA
Asdrúbal Briceño
Reinaldo González
Sibaritas y pelabolas
Redacción
Rocío Cazal Mabe Chacín Kay Yam Hung Gustavo Mérida
Diseñadoras
Zonia García Melany Pérez
Ilustrador
Alfredo Rajoy
Fotógrafos
Ambrosio Plaza Jonathan Mendoza
CORRECTOR
Rodolfo Castillo
LOGÍSTICA
Idania Bracamonte Daniela Fernández
26. mitos
Alfredo Sadel sigue siendo el favorito de la lírica
27. soberanías sexuales Mina
28. diario
Días y noches de amor y de guerra (XIX)
31. crucicompacto 32. cuentos del arañero
Colaboran en esta edición
Clodovaldo Hernández, Malú Rengifo, Yosjuan Piña, Nelson González Leal, Hindu Anderi, Germán Villegas, Lizardo Chacín, Liliane Blaser, Oscar Sotillo, Leoncio Barrios, Juvenal Rodríguez, Asalia Venegas, Peli, Luis Duno, Eloísa Lagonell, Cristóbal Alva, Pablo Bayley, Mauricio Sánchez, Nathaly Bonilla, L. “Razor” Balza y Nataly Sanoja. Archivo Ciudad CCS. Fotografía de portada: Ambrosio Plaza
El Caracazo Mercedes Chacín
33. la bitácora de amón-ra
Impresión
Fanarte, C.A.
epale.ciudadccs@gmail.com/@epaleccs Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114 Distribución: 0212-3686750 Depósito Legal: pp201202dc4166 Una publicación de la Circula con el Diario Ciudad CCS Revista Gratuita
Voces. Quisimos registrar las voces de quienes hace 25 años fueron protagonistas o espectadores de una rebelión popular el 27 y 28 de febrero y el 1 de marzo de 1989. Dieciséis personas respondieron a las preguntas “¿dónde estabas?”, “¿qué hacías?” y ¿“qué viste?” en los días de El Caracazo. Valga recordar que el saldo sangriento de aquellos días nunca se ha tenido claro. Para las autoridades los muertos no llegaron a 400, pero los testimonios recogidos y la aparición de fosas comunes en el sector La Peste del Cementerio General del Sur ubican la cifra de asesinatos y desaparecidos en más de tres mil. Ser testigo de aquellos días y al mismo tiempo víctima de la brutal represión de la Cuarta República nos trae de vuelta los recuerdos como en flashes, como fogonazos de “fotomatones” de plaza en blanco y negro, como un documental inconcluso, archivado en una cinemateca o en algún lugar de nuestra memoria. En estos días las comparaciones surgen inevitables. Eran los años en los que Gobierno y empresarios en comandita aparecían y desaparecían los productos de primera necesidad. Eran años de escasez y de paquetes económicos neoliberales. Eran los años de la democracia representativa, años en los que la voz del pueblo era murmullo. En aquellos años el pueblo andaba de su cuenta, como lo confirman los testimonios que aquí recogimos. El pueblo andaba de su cuenta y el gobierno de Carlos Andrés Pérez le cobró con sangre su “independencia”. El Poder Popular era una ficción que solo se hacía realidad para acallarlo a fuerza de fuego y metralla. Hoy, la voz del pueblo es Poder Popular que está regado por todos los rincones del país. Hoy, la voz del pueblo nos dice que la paz es la fuerza necesaria para defender la patria. Hoy la voz del pueblo nos dice que las desigualdades terribles de aquellos años no son las mismas aguas que mueven estos molinos de violencia que hoy intentan torcer el destino de Venezuela. Hoy, la voz del pueblo nos dice que estemos alertas, alertas contra el fascismo que ha ganado las mentes de algunos compatriotas de oposición. Hoy, cuando anuncian rebeliones multicolores y explosiones sociales tenemos que decirlo con Chávez: “Explosión la de El Caracazo: aquí los únicos que pueden lograr una explosión son las clases populares”.
02
PERFIL
Yulimar Reyes: combatiente y titiritera
03
Tenía solo 22 años y era una guerrera y a la vez una activista cultural implantada en uno de los barrios más pobres de la urbe. Por ambas características la tenían en la mira. Su asesinato, uno de los primeros de los que se tuvo noticia el 27 de febrero de 1989, marcó el comienzo del gigantesco baño de sangre que fue el Caracazo POR Clodovaldo Hernández ILUSTRACIóN ALFREDO RAJOY
restablecer el orden público sin tener la más mínima preparación para ello. “Quienes conocimos a Yulimar Reyes sentimos que la sola mención de su nombre expresa todo el horror y el desgarro que nos dejó la semana que comenzó el 27 de febrero de 1989”, expresó Raquel Pereira, una ex compañera de clases, en un artículo publicado hace dos años en Aporrea. “Quizás hoy a muchos jóveYulimar tenía 22 años y era la típica estudiante de Letras de la Uni- nes les resulte difícil comprender la brutalidad, el dolor y la rupversidad Central de Venezuela de aquellos tiempos: irreverente, tura que implicó ese episodio de nuestra historia reciente”, añadió. desenfadada, peleona, soñadora, poeta. Siempre estaba metida en alguna lucha utópica. Era echada pa’lante para las protestas calle- En el libro Mujeres en Revolución se le dedica un merecido espacio jeras como parte del movimiento Desobediencia, pero al mismo a esta mártir de rasgos achinados a quien algunos bromistas llatiempo era titiritera y participaba de un hermoso proyecto para los maban “Yoko Como”, porque se parecía a Yoko Ono, la pareja de niños de Nueva Tacagua. Por ambas características -por guerrera John Lennon, pero además tenía fama de buen diente. “Yulimar y por activista cultural- los cuerpos represivos del Estado la te- era poesía solidaria hecha realidad (…) estudiaba, soñaba, luchaba y construía con su ejemplo el ideal bolivariano. Cotidianamente nían en la mira, dicho sea literalmente. convertía desechos en hermosos personajes fabulosos que habitaPara Yulimar siempre había alguien por quien luchar. Poco tiempo ban el taller de títeres que dirigía en Nueva Tacagua, en la carretera antes de aquel día final de su breve vida, había perdido su empleo en Caracas-La Guaira. Hoy, las mujeres de esa comunidad han creado la sala de cine Margot Benacerraf por intervenir en una controversia en su honor, y para preservar el ejemplo de la joven combatiente, a favor de uno de sus compañeros de trabajo. Y en el momento de un punto de encuentro que lleva por nombre ‘Yulimar Reyes’”. su cita con la muerte, estaba tratando de defender y organizar a un grupo de personas, principalmente vecinos de San Agustín, que co- Morella Barreto, ex militante de Desobediencia, la describió así: “No tenía nada de común, su arrojo y valentía en las luchas estumenzaban a ser reprimidos por la Policía Metropolitana. diantiles, su compromiso con los niños de los barrios, específicaLa respuesta no fue con peinilla ni perdigones de goma. El ploma- mente de Tacagua, la hicieron merecedora de un sitial de honor zo que le segó la vida a esta luchadora social fue apenas un preludio que trasciende su muerte”. de lo que vendría. En esos días -que ahora tantos quieren borrar de nuestro pasado como nación- miles de personas fueron ase- En otras palabras: ¡Honor y gloria a Yulimar Reyes, combatiente y sinadas o heridas por la policía y por tropas militares enviadas a titiritera! Cuando Yulimar Reyes cayó muerta de un balazo, allí frente a Parque Central, había comenzado oficialmente la masacre del 27 de febrero de 1989. Esa ruta ya no tendría retorno, la democracia del Pacto de Punto Fijo había entrado -a sangre y fuego- en una caída en barrena y no tardaría mucho en estrellarse.
Caracas, 23 de febrero de 2014.
Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
04
MIRADAS
A 25 AÑOS, LOS DÍAS DEL ¡NUNCA MÁS! FOTOGRAFÍAS frasso
Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
Caracas, 23 de febrero de 2014.
05 dieciséis VOCES, dieciséis MIRADAS, dieciséis TESTIMONIOS DE eL cARACAZO QUE ATESTIGUAN LA FEROCIDAD DE LOS GOBERNANTES DE LA iv REPÚBLICA. dieciséis tESTIMONIOS DE PROTAGONISTAS O ESPECTADORES QUE COINCIDEN EN QUE FUERON DÍAS QUE NO QUIEREN VOLVER A VIVIR. dieciséis HISTORIAS QUE RECONSTRUYEN LA REBELIÓN POPULAR DEL 27 DE FEBRERO, “EL DÍA QUE BAJARON LOS CERROS”
Nelson González Leal Las rondas del miedo La muerte no ronda, llega y punto. Lo que sí ronda, a veces con sigilo, a veces con absoluto descaro, es el miedo. El 27F me dejó esa enseñanza junto a la convicción de que con los temores del pueblo no se juega, porque son, al fin y al cabo, el alma latente de su desbordada valentía.
figura de un PM que descargó dos disparos de escopeta sobre un hombre descamisado que, quizás porque el miedo lo rondaba desde hacía rato, decidió enfrentarlo colocándose en nuestro camino.
de tomar lo que costaba tanto. Un policía metropolitano me disparó al pecho. Los perdigones estaban malos o llegaron fríos, me dijo el novio de una de las compañeras. No me pasó nada. Recuerdo cuando un vecino le gritó a un corpulento joven que llevaba un mueble en hombros: “¡Chamo, véndeme esa poltrona!”. “¡No, vale, esta es pa’ mi negra que nunca se ha sentado en una vaina buena!”. Otro se asombraba de llevar un TV “con una máquina de escribir pegada” y yo de ver a una señora rodar una nevera.
Yo lloré de ira y de miedo, y le pedí a Jorge continuar corriendo, llegar a nuestro refugio y guardar nuestras almas para las rondas que vendrían después, entre absolutos descaros y no pocos sigilos, cuando decidí formar parte del equipo que participó en las excavaciones de las fosas comunes del Cementerio General del Sur. En la noche los guardias subieron a la azotea a disparar hacia el cerro. Afortunadamente no entraron a averiguar quiénes éramos: todas muchachas del interior que compartimos la película, que no fue de ficción.
Yo viví el miedo aquel día y conseguí evitar la muerte porque me había instalado en Caracas apenas un año antes y decidí refugiarme en casa de una familia amiga. Tampoco cultivaba la rabia ni el temor que precedieron los Hindu Anderi hechos. Estaba en Caracas con el objetivo de No fue ficción conquistar un territorio que se me antojaba aún de oportunidades, a pesar de la debacle La noche del 27 fue lenta, cual monstruo que económica de 1983. se acercaba. Estaba en la residencia de Los Rosales con otras estudiantes. Tenía poco tiempo Los hechos me sorprendieron en Coche, en Caracas pero me sentía confiada. ¡Claro!, mientras me preparaba junto a mi amigo chi- era una jovencita salida del cascarón de la leno Jorge Valenzuela para iniciar nuestra fae- familia que esperaba ansiosa entrar a la U U na de vendedores de cachapas en el Mercado UCV. Llegó la noticia: “¡Mataron a Yoko!” (Yude Mayoristas, único trabajo que habíamos limar Reyes). encontrado para sostenernos en esta ciudad de la furia. De Coche nos dirigimos hasta las El 28 en el día un tipo quería meterle candela inmediaciones del hospital Vargas. El miedo al tanque de gasolina de una camioneta, frennos rondó durante todo el trayecto. La muerte te a un depósito de comida. Se me mezclaron nos amenazó por primera vez poco antes de el árabe, el guariqueño y el oriental: “¡Aquí cruzar la Lecuna, cuando tuvimos que tirar- nadie va a quemar nada!”. Persuadí a los chinos al piso para evitar una ráfaga de balas que nos y abrimos el local. Vi cómo sacaban pesurgió desde la ventana de un jeep azul oscuro, dazos gigantes de queso; la gente resbalaba que atravesaba la calle a alta velocidad. Noso- por la mantequilla regada en el piso. En la tros corrimos desde ese momento hasta el fi- tarde abrimos otro y con ayuda de la Guarnal de la Fuerzas Armadas, donde la muerte dia Nacional organizamos una cola. Sólo se mostró de nuevo, esta vez sin tregua, en la queríamos evitar la locura que se desprendía Caracas, 23 de febrero de 2014.
Germán Villegas Cabrera 25 años no son nada… ¿o sí? Esa tarde, en la Ciudad Universitaria, mi hermano y yo oímos el rumor: “Hay disturbios”. Salimos a ver qué pasa en la ciudad de verdad. El Metro, cerrado. Cero transporte. A caminar, pues, a nuestra residencia, en Artigas, mientras cubrimos los sucesos. En Bellas Artes, el Caracazo se nos presenta: los toldos de la arepera volteados cual quitasoles gigantes; semáforos descuajados; basura y trozos de pavimento esparcidos como por un descomunal manotazo. Después leeríamos que esa tarde la PM le arrebató, a quemarropa, la vida a Yulimar Reyes. Seguimos caminando, sin entender. Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
06 En La Hoyada la tienda de bluyines cuya “W” no se pronuncia, se incendia; un humo espeso oscurece el cielo. Vemos gente medio asfixiada salir con ropa en sus manos; algunos no logran salir. En el Nuevo Circo, el bus de la PM se quema y varios tombos disparan chorreados. Un transeúnte nos ofrece, gentil, un juego de cubiertos que rechazamos con perplejidad... En lo sucesivo fue una repetición anonadante de comercios con santamarías rotas y escombros en las calles. Por única vez vi la avenida Baralt sin un vehículo, solo basura y fogatas. Igual la avenida San Martín, en donde se acaba la parsimonia y a correr patitas: la Guardia Nacional da planazos a quienes nos pensábamos ajenos a lo que ocurría. Después, en casa, supimos de la represión contra varios amigos. Y mucho después entendimos que el primer estallido popular que se opuso en el mundo al paquetazo neoliberal, nos tuvo como casuales testigos de su poder.
Lizardo Chacín
Compras nerviosas. Parque Central
“Gracias, doctor” La noche del 27 de febrero aprendí a tomar una vía con una Yelcot 14 mejor que una enfermera. Es una aguja gruesa y es difícil. Eran tantas las personas heridas que llegaban que establecimos una “metodología” de trabajo: teníamos a un colega en la puerta de la emergencia solo para comprobar si quienes llegaban estaban muertos o vivos. Si estaban muertos, los poníamos a un lado. Ahí los dejábamos. A los vivos les tomábamos la vía, les dábamos los primeros auxilios y para pabellón. En el hospital Ricardo Barquero González, mejor conocido como Periférico de Catia o “El Pepo”, hice el posgrado de medicina interna. Era estudiante o residente del primer año esos días. En ese momento había solo tres pabellones. La cola nunca acababa. Muchos murieron en la cola del pabellón. Un anestesiólogo amigo contó que estuvo en 22 intervenciones quirúrgicas esa noche. Como el director no se encontraba, el jefe de servicio estaba casi siempre en el quirófano operando y yo era el jefe de los residentes de primer año, hubo unas horas Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
en las que quedé de jefe del hospital. Un capitán llegó buscando al jefe y un compañero me señaló. “¿Yo?”, dije. “Sí, tú”, me dijo mi compañero. Era jefe de un hospital de guerra. El capitán quería buscar un sobrino muerto. Fuimos a un sitio habilitado como morgue. No sé cuántos había, pero eran muchos cadáveres, unos encima de otros, unos cincuenta tal vez. Ahí iban a parar los que no les tomábamos la vía. El capitán y yo nos vimos las caras con espanto. Trató de buscar a su sobrino y no pudo. “Vámonos de aquí. Gracias, doctor”. Cuando al fin me relevaron el día 28, traté de ir a mi casa, en el edificio Fonvica de la Calle 1 de la parroquia El Valle. Estaba tomado por militares. “No puede subir, doctor, este edificio está tomado”. Vi a la conserje muerta en la planta baja. Cuando me dirigía al carro, empezó un tiroteo. El soldado me gritó: “Métase debajo del carro y no salga hasta que yo le diga”. No sé cómo hice pero me metí. Era un Montecarlo. Al aviso de “váyase, doctor” del militar, salí huyendo de allí. No sabía adónde ir. Caracas, 23 de febrero de 2014.
Liliane Blaser Febrero detrás de una cámara Mi 27 de febrero no presagiaba nada. Quizás porque no suelo ver TV y en ese tiempo tampoco escuchaba radio. Me llamó una amiga en la mañana a decirme que en Guarenas había disturbios, pero pensé que era una de las muchas manifestaciones que el descontento general producía como hongos. Pasé por la Cinemateca y efectivamente había disturbios también por allí. Pero regresé a Cotrain a dar mi clase. Hay lugares, en la ciudad, donde no se ven otros lugares. Lugares de paz en medio de una guerra. En la noche salí a un festival de cine y atravesé una ciudad devastada. Me di cuenta de que algo fuerte estaba pasando... Realmente, mi 27 comenzó el 28. Aún subí al Ávila, porque todos los martes subía al Ávila.. (Todavía el Ávila no era Guaraira Repano). Bajando me encontré con Lucía, sin saber,
07 ambas, que comenzaba, ese día, nuestro primer documental en conjunto. Recuerdo haberle dicho: “Hay que filmar, grabar, tomar fotos... es increíble lo que está pasando”. De allí en adelante, semanas de trabajo diurno y televisión nocturna por el toque de queda, y la indignación de ver tantas mentiras en la pantalla, en contraste con lo vivido antes de las 6 pm. La compañía de a veces Lucía, a veces Arileida, a veces Curro. Luego los testimonios terribles de asesinatos, los foros en todas partes, y tratar de entender a dónde iba todo eso. Las subidas de cerros, manifestaciones con los familiares de asesinados y desaparecidos, y una, dos, tres versiones del documental, que en un momento inolvidable (apuntando con mi cámara a una señora que buscaba a su hijo en la lista de una morgue) me exigió nacer, cuando pensé y decidí que no podía no devolver esas imágenes cuya recolección a veces era una culpa, por grabar tanto dolor. Y nació Venezuela, febrero 27 (de la concertación al des-concierto) dirigida por mí, y por la realidad, y correalizada con Lucía Lamanna, y con la gente. Y toda una vida, después, ambas, persiguiendo la vida, construyendo memoria, homenajeando y acompañando las luchas.
Oscar Sotillo Meneses Fuego, metralla y chocolate Desde un radio mal sintonizado que tenía el vigilante comenzamos a escuchar que en Guarenas habían sacado las tanquetas. La vaina está jodida. De Caricuao hasta Plaza Venezuela la gente en el metro intercambiaba miradas. No paró en Capitolio porque hay disturbios. Había que llegar a la casa y la gente caminaba sin rumbo por las calles, no había autobuses ni camioneticas. Nos toca caminar. Cruzamos el puente de los Estadios y la gente andaba por la autopista al lado de María Lionza. La vaina está rara. En la puerta de la UCV, en Los Ilustres, todavía echaban humo los basureros. Ya no había encapuchados y caía la noche. Había que llegar a Santa Mónica con la ciudad ardiendo. El aire era espeso. Caracas, 23 de febrero de 2014.
Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
08 Todo estaba cerrado y la gente caminaba en el olor a humo. En la Intercomunal de El Valle varios carros se consumen en llamas en medio de la noche. La luz del fuego ilumina a unos muchachos que corren. Suena la metralla y no sabemos de dónde viene ni a dónde va. Corre, métete en el edificio. El camión lleno de chocolate se quema y la calle se baña de una pasta marrón, chamuscada. Viene la vecina con un carrito lleno de cajas de galleta y ron. Están saqueando el automercado. El Valle es un solo huracán en la historia. Es 27 de febrero de 1989. Las esquinas están llenas de gente que sabe y que no sabe lo que está pasando. Desde la ventana del cuarto nos preguntábamos para qué sirve el arte cuando revienta la historia. La respuesta flotaba en el aire.
Leoncio Barrios Aquel 27-2 Los 27 de febrero están cerca de mi cumpleaños y ese día del año 89, por la mañana, me di a asuntos ordinarios a pesar de las noticias sobre disturbios en algunos sitios. Todo lejos de donde estaba. Por la tarde me ocuparía de un asunto extraordinario: consulta con mi astrólogo para ver qué me deparaban los astros con motivo de mi cumple.
Caía la tarde del 27 cerca de Sabana Grande. La cita fue en una zona muy alta de la Mucha gente apurada a la salida del bulevar, ciudad, bien cerca del firmamento para iba como asustada. ¿Cerrarían el Metro? ¿Qué que la comunicación con los astros fuese estará pasando? Esto no es normal.
Paz a fuerza de cañón. Avenida Intercomunal de El Valle Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
efectiva. Mientras tanto, abajo, en las calles caraqueñas y sus alrededores, la gente estaba ardiendo de arrechera. El astrólogo y yo lo ignorábamos. En la rara y lenta cola de carros durante el regreso a casa iba pensando en lo que los astros me deparaban, sobre todo porque el próximo 7, mi día, el sol estaría en la casa del trabajo y mi trabajo en la UCV me gustaba mucho, aunque Marte, el astro de la guerra, estaba retrógrado y podría haber conmociones. ¡Madre mía!
Caracas, 23 de febrero de 2014.
09
“Las garantías estaban suspendidas, VTV era la única emisora al aire. Todos los ojos del país puestos allí. Mucha responsabilidad, pero media hora después estaba sentado frente a las cámaras” —
Bajé de mi nebulosa, me acordé de que tenía radio en el carro y escuché las noticias. Entonces, quise llegar pronto a mi casa pero el tráfico y la tribulación de la gente no me lo permitían.
necesidad de respetarnos, de los peligros de la represión, de la urgencia de volver a la calma...
Fueron 30 minutos de gloria pública que me cambiaron la vida profesional y eso que todavía faltaba para el día de mi cumple y la Esa noche en casa se escucharon muchos llegada del sol a la casa que tenía que llegar. tiros. Lejos y cerca. No era usual por allí. ¿Dónde serían? Pero lo que sí sabía es que eran contra la gente de los barrios, contra los que siempre se ensañó la represión. Lloré, no de miedo sino de tristeza al imaginar Rocío Cazal Piedras, disparos, lo que les estaba pasando. Al día siguiente, después de presenciar saqueos desde la terraza del edificio, de organizar a los vecinos en las compras nerviosas y tratar de calmarlos en sus angustias, mi almuerzo fue interrumpido por una llamada telefónica: “Necesitamos un psicólogo para una entrevista en VTV y pensé en ti”, me dijo una exalumna, entonces productora. Las garantías estaban suspendidas, VTV era la única emisora al aire. Todos los ojos del país puestos allí. Mucha responsabilidad, pero media hora después estaba sentado frente a las cámaras. “La gente tiene rabia, está muy arrecha”, recuerdo que comencé diciendo —obvio, pero había que recalcarlo— y después hablé del riesgo de los estereotipos: de pensar que porque uno vive en tal sitio es de tal manera, del clasismo, del racismo que nos intoxicaba, de la Caracas, 23 de febrero de 2014.
saqueos y lágrimas
Era un día turbio, gris. Apenas contaba con 16 años de edad, pero ya sabía que algo ocurriría. Se podía sentir en el ambiente. Al mediodía me tocaba buscar a mi hermanita Mariana a la Escuela Francisco Pimentel, en Quinta Crespo. La gente mostraba susto en sus rostros. Muchos corrían, otros gritaban. Era muy extraño. Llegamos a casa y un par de horas después fui con mi amiga Sol Mara, que vivía con nosotros, al Fermín Toro a buscar unas anotaciones. Estudiábamos allí. No contábamos con que quedaríamos atrapadas en todos los puntos justo minutos después de llegar: en una esquina la gente se amontonaba a saquear una zapatería que, como todos los negocios, había bajado la santamaría. Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
10 Había mucha sangre, pues partieron los vidrios y todos querían llevarse, por lo menos, un par de zapatos. Nos pareció gracioso y hasta pensamos que podíamos meternos en ese rollo, pero no, decidimos que mejor no. Hacia la otra esquina tampoco podíamos salir. Estudiantes del liceo y muchos civiles se dedicaban a tirar piedras a los comercios y a los policías, quienes estaban en los otros dos puntos disparando. Nos acechaban. No sabíamos por dónde escapar. Parecía una película de acción. Ya nada nos parecía gracioso. Surgió el temor, el miedo. Después de correr para acá y para allá, agacharnos y escudarnos en kioscos, logramos salir del lugar. Casi tres horas después logré llegar a mi casa, que quedaba a una cuadra y media del liceo. Fue toda una odisea. Mi madre, por supuesto, se encontraba abajo del bloque, envuelta en desespero, esperando que a Sol y a mí no nos hubiera pasado nada. Calle Primero de Mayo, El Cementerio La verdad, salimos caballo blanco: presos, heridos y hasta muertos se registraron en esa esquina ese 27 de febrero. Nosotras lo que recibimos fue solo un regaño en medio de las lágrimas y la impotencia. Nunca olvidaré ese terrible día.
Juvenal Rodríguez
Con el rabo entre las piernas
Ese día 27 de febrero nos llamamos varios de los que para ese momento militábamos en la Liga Socialista: Carol, Aníbal, Rosana, Rosauro y otros más, y recuerdo que salimos a Petare y que a ayudar a organizar la vaina. Salimos llenos de optimismo, más contentos que mono con hojilla pero a la vez con un poco de miedo, y llegamos a los cerros de Petare. Me acuerdo de que nos bajamos de mi carro a hablar con la gente y les decíamos: “Compañeros, vamos a hacer unas barricadas por aquí, ordenemos esto”, pero la verdad es que nadie nos paraba bolas. Todos querían algo de los negocios que estaban saqueando. De pronto llegaron varias radiopatrullas y empezaron a disparar. Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
Salimos apretando cachete hacia donde había dejado el carro, a unas pocas cuadras por si acaso pasaba lo que pasó, nos montamos y fuimos a Mariches y la misma vaina: plomo parejo. No pudimos bajarnos. De allí salimos hacia Guaicoco y ni siquiera pudimos llegar. Nos paramos en lo alto de una calle petareña para replantearnos qué se podía hacer, pero la verdad es que nos mirábamos y nos decíamos: “¡Qué vaina tan pelúa, nadie coge línea, esto es la propia anarquía, chamos!”. ¿Saben qué nos dijimos casi como si nos pusiéramos de acuerdo, al unísono? “Mejor nos vamos pa’l carajo antes de que nos maten por güevones, esto no tiene dirección política y no la tendrá...”. Esto es una caimanera y la gente lo que está pendiente es de llevarse lo que pueda. Así que nos fuimos y los repartí a cada uno a su casa, con los rabos entre las piernas.
disturbios crecientes: el tsunami popular que durante dos días saturó la avenida con gente cargando toda clase de mercancías y la mortífera arremetida represora estatal.
Después de una noche en la que fueron saqueados la mayoría de los comercios, conduje entre una multitud pintosalinista preparando el asalto de la tienda VAM. En el periódico formamos un corro preocupado frente a un pequeño televisor. El tercer día amaneció con una línea de efectivos militares desplegada en la acera sur de la avenida, con tanquetas y ametralladoras punto 30 apuntando hacia las empinadas callejuelas del lado norte. Un capitán me dijo que estaban ahí para proteger la Cantv. Abordé un grupo de soldados en la esquina y uno dijo que jamás dispararía contra el pueblo. Pero desde la mañana siguiente otros lo hicieron contra pobladas que intentaban llegar a la avenida. Yo lo vi. Subieron francotiradores a todas las azoteas colindantes y durante la noche resonó Peli el tableteo de armas de guerra. Pinto Sa27F linas lo iluminaban con unos reflectores. Trabajaba para El Diario de Caracas y vivía Luego vi cómo el ministro Izaguirre no en la avenida Andrés Bello,urbanización pudo mentir en cadena nacional acerca de Guaicaipuro. Seguí en vivo y directo los la masacre perpetrada. Un par de días desCaracas, 23 de febrero de 2014.
11 pués soldados hurgaron en mi apartamento buscando productos saqueados y Lares dijo por RCTV las mentiras que no pudo decir Izaguirre. En 1989 fui testigo del alzamiento popular que acabó con la cuarta república.
Asalia Venegas En la avenida San Martín Con 39 años y dos chamos que iban a clases, nos turnábamos para llevarlos al colegio. Teníamos que atravesar buena parte de la ciudad. De San Martín a Chuao. Ese día era yo la del transporte. En verdad, el día anterior había habido pequeños focos de disturbios, pero -experiencia no vividael día amaneció y me preparé y arreglé a mis chamos para ir al Colegio y luego, yo a mi trabajo en la UCV. Al bajar del piso 13 una vecina me dijo que para dónde iba yo, que si estaba loca, que si no veía lo que estaba pasando. Nunca pensé que ocurriría lo que al pasar de las horas cobró cuerpo. Realmente, no iba a poder rodar por la avenida, cauchos y basura quemados, todavía humeaban; obstáculos por doquier en la vía. Regresamos al apartamento y comenzamos a ver lo que al principio el régimen de Pérez permitió que se transmitiera, antes de la suspensión de las garantías. Era el Caracazo en pleno desarrollo. Para mi hijo mayor, Argimiro, un recuerdo imborrable. El menor, Simón, recuerda fugazmente lo que vio pero lo sabe a ciencia cierta de leer todo lo que se ha escrito sobre “el día que bajaron los cerros”. La avenida San Martín, igual que la Baralt, la Fuerzas Armadas, la Lecuna, fueron objeto de aquel saqueo masivo que canalizó tantas necesidades, tanta rabia reprimidas, aunque fuese irracional. Nunca entendí por qué algunos de nuestros vecinos metieron tanta carne en los maleteros, que por supuesto no sirvió de nada, porque enseguida se dañó. Caracas, 23 de febrero de 2014.
Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
12 Luis Duno-Gottberg ¿Qué vanguardia? ¡Es rebelión popular! ¿Cómo reconstruir con justicia un Evento (aquella fuerza irreductible que rompe el curso de la historia) cuando el lenguaje se queda corto? Y el lenguaje se queda corto no por falta de licencias poéticas, sino porque no logramos imaginar otra política. ¿Cuántos riesgos existen en una operación de la memoria que reconstruye y trata de dar sentido a un despliegue autónomo y poderoso del cuerpo social más marginado y oprimido; ese que era descrito (y todavía lo es) como pre-político, atávico, salvaje, criminal? Y el riesgo existe, nuevamente, porque no logramos imaginar otra política. ¿Cómo resistir la tentación de apropiarse de esa fuerza popular (constituyente) que el 27 de febrero de 1989 cambió el curso de la historia venezolana? No es tarea fácil, pero se inicia con el reconocimiento de su carácter de auténtica rebelión popular. Este es el comienzo de otra política, donde la supuesta ‘turbamulta’ deviene en motor de la historia nacional.
aquella oportunidad me dirigía a visitar a mi padre en Parque Central. Desde el edificio Catuche se veían ya humaredas y desplazamientos de motorizados que trancaban la avenida México. Llegué consternado por la muerte de mi compañera de la escuela de Letras y preguntándome quiénes dirigían aquella revuelta. La respuesta del viejo fue contundente: “Aquí no hay vanguardia. Esta es una auténtica rebelión popular”. No olvido estas palabras porque me revelaron de modo inmediato mis propias limitaciones para comprender el Evento.
Ahí paramos, exactamente entre la clínica David Lobo y el Cuartel de Bomberos, pegaditas al muro que da hacia la avenida Fuerzas Armadas pues nos tropezamos con una multitud de personas que iba y venía corriendo. Cantaban el Himno Nacional y con toda su fuerza destrozaban cuanto artefacto se encontraban en el camino.
Tal vez la única manera de restituir al Ca- Lo que más nos impresionó fue el asalto al racazo su justo valor de acontecimiento burdel y a la licorería. El primero fue todo un que partió aguas en la historia moderna de espectáculo, los vecinos como cansados por nuestro país, sea evocando y resignificando ese carácter espontáneo, esa ausencia de vanguardia. No capitalizan allí los líderes ilustrados, sino una multitud que se coloca a la cabeza de una indignación legítima. Los verbosos vendremos después.
Eloísa Lagonell
En la avenida Lecuna
Lo que en su momento fue percibido como “marejada”, “erupción”, “turbamulta irracional”, fue más bien una respuesta política de los más oprimidos frente a las transformaciones de un país que se plegaba a las directrices del Fondo Monetario Internacional. O, mejor dicho, frente a un gobierno que entregaba a un país a las apetencias infinitas y obscenas del modelo neoliberal. En este sentido, hay que rechazar las metáforas que describen la rebelión como un fenómeno de la naturaleza. Que esta haya sido espontánea no significa que no haya sido política y que no haya respondido a una racionalidad profunda que rechazaba las triquiñuelas de quienes le robaban la libertad y el sustento al pueblo. Y no quiero entrar aquí en el debate aburridísimo de quién es el “pueblo”, pues resulta claro. El 27F fue encabezado por los que estaban, en verdad, jodidos.
Ese día en la mañana estaba en la redacción de la revista Élite, donde me desempeñaba como redactora de planta. Teníamos reunión de equipo para revisar las pautas de la semana y estar pendientes de las reacciones por el paquete de medidas económicas que días antes había anunciado el presidente Carlos Andrés Pérez.
Todo esto, tal vez abstracto, lo entendí perfectamente frente a una gran mancha de sangre, después de caminar por aquel pasillo donde había caído asesinada Yulimar Reyes a manos de un agente de la Policía Metropolitana. En
Me dieron instrucción de salir a la calle y hago equipo con mi colega Desirée Santos Amaral, de Últimas Noticias. Ya listas, nos indican en la Cadena Capriles que no hay vehículos. Decidimos caminar y bajar por el Bulevar Panteón,
Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
atravesar la Plaza Bolívar hasta la avenida Universidad y luego hacia la Lecuna, a la altura de La Hoyada.
Entonces recibimos noticias sobre manifestaciones en Guarenas, una cosa normal en esa época. Poco a poco, llegaban más y más noticias. Ya al mediodía la conflictividad se había instalado en Petare, en el centro de Caracas, 23 de Enero, Catia, Cementerio, Plaza Venezuela, El Valle, Coche, en fin, cuando tomamos conciencia de lo que estaba ocurriendo, entendimos que el asunto había pasado a mayores. Una revuelta, una insurrección, la revolución.
Caracas, 23 de febrero de 2014.
El día que subieron los cerros a plomo limpio
13 los escándalos del lugar y la presencia de las prostitutas, aupaban a los saqueadores: “¡Fuego!, ¡fuego! ¡quemen los colchones!”, y estos, obedientes, sacaban los sucios colchones hasta que las columnas de humo silenciaron a los vecinos… que ahora llamaron a los bomberos para que subieran a rescatar a los vecinos que no podían ni respirar. Las putas lloraban asustadas; los saqueadores, quién sabe si asiduos visitantes, habían acabado con su fuente de trabajo. Cuando ya caía la tarde, unos muchachos que habían participado en la mudanza de la licorería se nos acercaron para preguntarnos si queríamos unas botellitas. ¡Nooooo!, no, señor, ¿cómo cree?, les dijo Desirée. Al final, bajo la mirada escrutadora de mi comadre, yo acepté una botellita de caña blanca, algo imbebible, claro, no sin remordimiento. A los días se la obsequié como un recuerdo de lo vivido a mi profe, Eleazar Díaz Rangel (quien también me vio feo). No sé si aún la conserva.
Pidiendo tregua. Barrio 19 de Abril, Petare
Cristóbal J. Alva Ramírez El 27F como videoclip Soy avance en la redacción de Últimas Noticias. No me han requerido hoy. Trabajo en San José con un primo carpintero preparando un mueble que servirá para guardar lencería de mi bebé pronta a nacer. Vamos a buscar unas tablas en El Cementerio. El camino es intransitable. Enfrentamientos en Nuevo Circo se perciben desde la cima del puente de la Fuerzas Armadas. Vuelta en U. Ante la tele, mi primo Nelson indica que no había visto algo así desde el 23 de enero del 58. Yo soy del 63. La madre de mi hija fue al odontólogo sin saber. Intento buscarla en Chacaíto pero la cola no me deja avanzar y dejo el carro cerca de la Casanova. Al saber que regresó segura a casa, camino hacia Sabana Grande. Me encuentro a mi futura comai, Miñañi, y a Juan Carlos, artesano, hoy próspero empresario. Él lleva un walkman y me lo presta. Una manada motorizada desfila en el Gran Café al ritmo de Os Paralamas. Recuperamos el carro y le doy la cola a MiCaracas, 23 de febrero de 2014.
Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
14
Coñazo a la represión. Secuencia esquina de Angelitos
Avenida Sucre, Catia Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
Caracas, 23 de febrero de 2014.
15 “Mi accionar, mi poco sentido de comprensión de las cosas en esa época, me recuerda a lo que hoy pasa con el sifrinaje que anda protestando por las calles y destruyendo todo a su paso” —
Dolor y muerte. Morgue de Bello Monte
ñañi hasta Caricuao. Barricadas y vidrios rotos traban la autopista. Nos lanzan objetos desde la pasarela de San Agustín. De regreso a casa busco El Cementerio, para evitar San Agustín. Abastos en la avenida Roosevelt muestran santamarías desgarradas. En la Gran Colombia unos pacos me detienen, se escuchan tiros. “Periodista”. “Está bien, pero no se puede garantizar su seguridad”. De vuelta a las barricadas de San Agustín y a esquivar botellazos. Después vendrían guardias nocturnas sin salir de redacción. Orden de censura oficial. Muertos en las calles. Amigos perseguidos. Al ritmo de Os Paralamas.
Pablo Bayley
Como gallina mirando sal
Muy temprano en la mañana, en El Valle todavía hacía frío. Luego veríamos cómo se calentaba el clima, pero a esa hora, en el kilómetro 0 de la Panamericana, no sabíamos que la vaina daría para tanto. Apenas unas cuantas personas se medio arrechaban cuando les decían el nuevo precio del transporte. Cuando subo al microbús (como se le llamaba a los autobuses antes de que desaparecieran los verdaderos autobuses), el tipo me dice que son cinco bolos. Yo era un carajito de 11 años y madre soltera y ñángara exiliada. Además estudiaba en Carrizal y vivía en Longaray. Cuando me dicen que
de una debo dejar hasta la merienda en el primer bus del día, sencillamente me cagué y le expliqué al conductor que su decisión significaba un grave problema para mí y las financias familiares. El hombre, de pueblo también, escuchó lo que dije y puso cara de gallina mirando sal. Yo no hablé muy duro porque esa vaina de quejarse por dos bolos y medio ya en el 89 era una raya. Pero cuando vi que estaba por quedarme sin clases, medio levanté la voz y me escucharon. Sin darme cuenta, el chofer me jaló para dentro de la buseta y dejé atrás la bomba del kilómetro 0 llena de voces. En mi inocencia pensé que se había armado un peo y que yo era el motivo. Después supe que esas voces pertenecían a este pueblo, a esta puebla.
secuencia trágica de lo que ocurría en las zonas pobres. Eso no era con nosotros. Si bien nuestros padres se las ingeniaron para buscar alimentos, pues ahí, de verdad, escaseó todo, nosotros nos la ingeniábamos para buscar caña y pasar las noches y días del toque de queda de la mejor manera posible. De hecho, me divertí bastante y los días fueron pasando hasta que, ¡por fin! levantaron las restricciones. Para mí, el Caracazo fue una sola rumba y televisión. Fueron días de aplauso para Ítalo del Valle Alliegro, el héroe que acababa con los “malandros” del país.
Mi accionar, mi poco sentido de comprensión de las cosas en esa época, me recuerda a lo que hoy pasa con el sifrinaje que anda protestando por las calles y destruyendo todo a su paso. Esa falta de contenido y sentido histórico -que llena la mentalidad mantuana del país, que la hace incapaz de mirar al otro, al distinto, que no hace nada por comprenderlo, ver sus luchas, sus demandas o su futuro- ha servido de gerMauricio men que derivó en la arrechera más granSánchez Díaz de que se haya vivido en el país. Arrechera, Caracas de rumba que aún se mantiene y que, cada vez que Para esa época, tenía la edad de 19 años. Vivía la derecha acecha y muestra sus ansias de despreocupado, jamás me faltó nada y me poder, se manifiesta, se hace presente. dedicaba, en las horas de ocio, que eran muchas, al deporte y, por la noche, a la Ante la amenaza de la derecha, no está de más rumba. No tenía otra responsabilidad. Era recordar que los pelucones jamás podrán realizar un Caracazo, por que no les pertenece, un nalguita blanca, pues. pertenece al pueblo. Pero el Caracazo vendrá Recuerdo poco de lo acontecido para la nuevamente, cuando los fachos empiecen de época; los jóvenes de Santa Fe Norte, la nuevo con su rumba, y esta vez los nalguitas pasamos bien. No vivimos ninguna con- blancan lo sentirán. Caracas, 23 de febrero de 2014.
Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
AUTOR: COMANDO CREATIVO WEB: comandocreativo.wordpress.com TWITTER: @comandocreativo
ENVÃE SU ARTE A epale.ciudadccs@gmail.com (Medidas 42cm x 27cm a 300 DPI)
18
foto-reportaje
Cuando la paz es la protagonista el sábado 15 de febrero de 2014 caraqueñas y caraqueños tomaron la avenida bolívar para darle un para’o a la violencia. La paz tiene dueño y espacio para su disfrute, como lo muestra este fotorreportaje en el que la alegría brilla
FOTO ASDRÚBAL BRICEÑO
19
Bolivar y Chávez fueron los estandartes de la paz. FOTO ASDRÚBAL BRICEÑO
20
A las once de la mañana la avenida Bolívar de Caracas, territorio de paz, ya era un hervidero. Miles de personas llegaban a solas, con su familia o en grupos. A la altura del Museo de los Niños todo estaba dispuesto para ejercitarse. Básquet, tenis de mesa, fútbol y una tarima desde la que más tarde se harían algunos ejercicios, ocupaban todos los metros cuadrados hasta el semáforo de la avenida Sur 21. La palabra “paz” y su tradicional símbolo fueron los protagonistas del día. El ambiente de fiesta arropó la avenida de punta a punta, como suele ser en las actividades públicas del chavismo. El símbolo de la paz o simplemente las tres letras adornaban gorras, franelas, banderas, carteles, pendones y pancartas. Los vendedores ambulantes (de “raspaítos”, agua, helados y refrescos) eran vigilados por efectivos de la la Policía Nacional Bolivariana, cuidando que no se quedaran estacionados entre la multitud. Curiosamente, no hubo venta ilegal de cerveza, que tanto refresca a los marchistas. Además de alegre fue una marcha sin caña, sin la caña esa que a la gente de oposición tanto le gusta mostrar en sus fotos de “feisbuk”para echarles paja a los chavistas, como si ellos fueran abstemios militantes. La organización del acto fue impecable y tuvo para mí una novedad: había unas cornetas donde pudimos oír a Nicolás Maduro sin tener que irnos a sentar frente a un televisor, algo que hice mil veces en las concentraciones de mi Comandante Chávez. Fue una jornada en la que quedó demostrado que el chavismo goza de buena salud, que al llamado de movilización responde presto y combativo y que la fuerza de la paz, tan necesaria en estos días, cuenta con miles de hombres y mujeres dispuestos a defenderla y a consolidarla. MERCEDES CHACÍN
Deporte y recreación a ras de calle. FOTO ASDRÚBAL BRICEÑO
"La mayor derrota de la oposición es la paz". FOTO AMBROSIO PLAZA
No hizo falta el tabloncillo. FOTO ASDRÚBAL BRICEÑO
21
Midiendo el potencial de los espacios recuperados. FOTO AMBROSIO PLAZA
Una concentraciรณn celebrada con bombos y sin platillos. FOTO AMBROSIO PLAZA
22
La calle se abrió para todos, sin excepción. FOTO ASDRÚBAL BRICEÑO
Ellos con su arte tuvieron. FOTO ASDRÚBAL BRICEÑO
Una actividad plena de colores. FOTO ASDRÚBAL BRICEÑO
Paz, alegría y futuro. FOTO ASDRÚBAL BRICEÑO
23
La semilla del Comandante Eterno. FOTO ASDRÚBAL BRICEÑO
24
GASTRONOMÍA
PICHONES DE SIBARITA
Lo árabe se combina con lo criollo en el centro POR Rocío Cazal FOTOGRAFÍA Ambrosio Plaza
Si llegara a estar en el centro de Caracas, quiere comer rico y a un precio realmente accesible, uno de los mejores lugares que puede visitar es el Yvoire Rotisserie, título en francés que significa “variedades en comida”. Queda entre las esquinas de Madrices y Marrón y, aunque no cuenta con un cartel grande que lo identifique, rápidamente sabrá que ese es el restaurante, pues en plena entrada está el señor que prepara los shawarmas y hacia adentro verá variedad de banderas: la primera y más grande es la de Venezuela, por supuesto, seguida de la del Líbano. El resto de los pabellones corresponden a España, Portugal, Argentina, Italia, Turquía, Argelia y demás. Una decoración bien agradable que quedó luego del Mundial 2010.
no estará el señor del shawarma. Igual, allí puede comerse un exquisito cachito o pastelito, pero solo de pavo y queso crema, más nada, pues la religión de los socios no les permite hacer comida que contenga cochino.
Con sopa y tabule
La especialidad de la casa son los shawarmas y el plato mixto árabe, que tienen un costo de 100 y 150 bolívares, respectivamente. Sin embargo, las opciones son muchas: el comensal puede escoger el menú ejecutivo criollo que tiene un costo de Bs. 95, o Bs.120 si lo quiere con sopa. ¡Bien solidario!
Se trata de un negocio familiar, cuenta uno de los socios, Alí Abdul Hadi, hijo de liba- Por supuesto, puede combinar cualquiera nés nacido en Brasil y criado en Venezuela. de los menús, bien sea carne, pollo o pasticho con arroz, papas, ensalada mixta y Diez años ha estado abierto el local, que hasta le pueden poner una buena porción cuenta con 20 mesas y donde unas 100 de tabule, si es de su preferencia. personas pueden comer cómodamente en las mesas de madera, que se encuentran al No pida pan de panadería. Allí con la cofondo del local o en la barra con butacas mida le darán una buena rodaja grande del Sin embargo, si pasa en la mañana por el que está en pleno pasillo, frente a la vitrina árabe. Sí, ese mismo redondo que le alcanzará para todo. lugar, pensará que es una panadería, pues de comida.
RECETARIO DEL PELABOLA
Si no sirven las ovejas, use cayenas POR Malú Rengifo malurengifo@gmail.com
El día a día de un pelabola está lleno de alegrías diminutas, pero también de apuros, malabares y tropiezos. Hacer la mayor cantidad de cosas posible, en el mínimo tiempo y gastando la mínima cantidad de dinero, se dice fácil, pero puede convertirse en tarea complicada, sobre todo si el entorno confabula para cambiarnos los planes o hacer surgir de repente obligaciones de última hora, imposibles de postergar, u obstáculos imposibles de sortear en el momento. Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
Caracas, 23 de febrero de 2014.
25
Calidad Precio Esq. Ibarras
Ambiente
Av. Urd a
neta
Ministerio del Poder Popular para Industrias
Esq. La Pelota
Atención Esq. Madrices
Eso sí, no solo quedará satisfecho, más bien se sentirá full con las raciones bien resueltas que le dan de la rica comida que allí hacen. Son bien generosos a la hora de servir el plato y, si lo pide para llevar, no le cobrarán los envases... Bueno, por lo menos hasta ahora es así.
Yvoire Rotisserie
Esq. Marrón
El local abre desde las 7:30 de la mañana hasta las 6:30 de la tarde. Tiene muy buen ambiente y la atención es grata. Por supuesto, no debe dejar de probar la dulcería que está en el mostrador: tienen desde tartaletas, Selva Negra, Ópera, Tres Leches, Fressier y pare de contar por Bs. 40 hasta los dulces árabes como el Nido, el Baclawa y el Dedo en Bs. 45. Son bien calóricos pero deliciosos y no se arrepentirá de probarlos.
Hay algunos pelabolas que tienen carro. Un cacharrito tembloroso y noble que no aguantaría mucho rato encendido en una cola, pero que rueda. Para no forzarlo mucho, el pelabola con carro le toma el pulso a la ciudad y conduce el carrito por las rutas más livianas, prometiéndole que en cuanto haya unos churupos le arreglará el ruidito de por aquí o la correíta de por allá.
Tras múltiples peripecias, empujones y súplicas al Creador, la carcacha, que es muy noble, agarró aliento y prendió. El pelabola se fue a su casa indignado. Lo único que deseaba, como usted y como yo, era pasar un día tranquilo y trabajar en paz, llegar a la casa y descansar, echarse un baño, abrazar a su gente y dormir, como es justo para todos.
Pero como todo el que transita por nuestra hermosa ciudad, a veces el pelabola cae en la desgracia de quedar atrapado en una manifestación de esas que convocan quienes no piensan en el bienestar ajeno, y ahí es cuando la cosa se pone fea.
Dio vueltas como una salchicha en esa cama, contó millones de ovejas y el insomnio no se iba. Preocupado, fatigado, pensando en qué iba a pasar con nuestro hermoso país azotado por intereses malsanos con avidez de poder, casi se resigna a no dormir, y, finalmente, se acordó de una receta para conciliar el sueño Apenas entrada la noche, hace tan solo unos días, nuestro amigo facilito. el pelabola se quedó atrapado en Chacao, cuando unos muchachos con capuchas drenaron una arrechera incomprensible de Se calzó con sus chancletas, puso a hervir dos tazas de agua y una manera muy poco justificable: se dieron a la tarea de rega- salió a la calle, donde hay unas matas de cayena bien bonitas. Eslarles a miles de transeúntes y habitantes de la zona unas cuan- cogió tres florecitas y se regresó a la casa, donde el agua ya estaba tas horas de violencia, caos y congestionamiento vehicular, a las en su punto de ebullición. Apagó la candela y echó las flores en el cuales no sobrevivió nadie con los nervios intactos, y que lleva- agua caliente, las tapó y a los diez minutos endulzó su infusión y ron a su límite al carrito del pelabola, que agarró una calentera se la bebió. Se fue a su cama más relajado, todavía pensaba en lo y se apagó. duro que fue el día, cuando de prontzzZZZZzzz... (u_u) Caracas, 23 de febrero de 2014.
Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
26
MITOS
Alfredo Sadel sigue siendo el favorito de la lírica POR Rocío Cazal ILUSTRACIÓN NATHALY BONILLA
Era el “tenor favorito de Venezuela” y hasta ahora no ha habido otro criollo en ese ramo con igual o mayor proyección en nuestro país y en el exterior, aunque Aquiles Machado se destaca actualmente, sobre todo en otras tierras.
otros señalan que se dio a conocer realmente en una presentación que realizó en la Catedral de Caracas con la interpretación del “Ave María”; algunos dicen que debutó en Radio Caracas Radio y otros que su primera presentación en público fue en el Nuevo Circo de Caracas. Sin orden específico, todas Si preguntas quién era, la mayoría, por no de- esas presentaciones ocurrieron. cir todos, te dirán de quién se trataba: Alfredo Sadel, nombre artístico de Alfredo Sánchez Ese mismo año, en 1947, promovió la funLuna, que se dedicó no sólo a la interpretación dación de la Asociación Venezolana de Arde la música lírica sino también a la popular. tistas de la Escena. Claro, la lucha sindical también lo movía en defensa de los dereA los 14 años tuvo que abandonar un colegio chos de sus colegas. salesiano, pues sus padres no contaban con recursos para poder costearlo. Sin embargo, esto Sin desesperanza no amilanó las ganas de Alfredo de ser artista: Alfredo Sánchez era fan de Carlos Gardel y, aunque se dice que era muy bueno en el arte por ende, fusionó las dos primeras letras de del dibujo y la pintura, su sueño era ser can- su apellido con las dos últimas del cantante tante y, con la ayuda de dos sacerdotes, apren- de tangos. Así nació “Sadel”. dió todo lo que tiene que ver con la música. Ya para 1948 tenía grabados dos discos. Tres años después comenzaría a impactar Con el segundo, Diamante Negro, tuvo un a quienes lo escuchaban: unos dicen que se éxito inesperado al vender 20.000 copias. inició en el programa Caravana Camel, que Dos años después se inició como actor en la se transmitía en la Radiodifusora Venezuela; pantalla grande en La Habana, Cuba, para
Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
Caracas, 23 de febrero de 2014.
luego debutar en la televisión. Allí se hizo gran amigo de Benny Moré. También probó suerte en Estados Unidos, donde actuó con Aldemaro Romero en Nueva York hasta que en 1958 firmó contrato con la Metro Goldwyn Mayer. Iba a ser el primer venezolano en actuar en Hollywood, pero renunció por las cláusulas contractuales. México sería su próximo destino, donde grabaría varias películas. A los 31 años de edad ya estaba haciendo giras musicales en América y Europa, que resultaron ser un éxito rotundo. Su carrera iba en ascenso, tanto que se convirtió en un artista internacional reconocido. Ayer hubiera cumplido 84 años de edad. Hace 25 se despidió de esta vida, pero a cambio dejó más de 2.000 canciones en 200 discos. Granada, Desesperanza, Madrigal y Aquellos ojos verdes, por nombrar algunas, quedan en el recuerdo del gran colectivo venezolano y latinoamericano que siempre admirará su vozarrón.
27
SOBERANÍAS SEXUALES
Mina POR Yosjuan Piña Narváez @erchos ILUSTRACIÓN NATHALY BONILLA
Ella tiene 40 años. La he visto en varias oportunidades en concentraciones ondeando una bandera con un tacón y un martillo. Brazos velludos, lleva tacones de plataforma y no pierde el equilibrio. Ella es Mina, desecha la masculinidad cuando le da la gana. Gobierna su cuerpo como ella quiere, o como él quiere. Trasciende el “ideal regulatorio” de la sexualidad. Subjetividad abyecta que me concedió una entrevista. —¿Cuándo nace Mina? —Cuando yo escuchaba pasar la última llave y mi mamá me dejaba solo, se abría un mundo maravilloso. Tenía 11 años y jugaba con la ropa de ella. El maquillaje era pintar en mi cara como en un lienzo. Yo viví mi orientación sexual y mi expresión de género desde los 14 hasta los 18 años. Mina al principio se mantuvo oculta. En mi familia, cuando se hablaba de sexo, los colores se subían al rostro. Mina nace en el año 99. Yo había estudiado ballet clásico y una de mis profesoras, Irina Ivanova, una trans, me influenció. Entonces me proponen hacer una obra de teatro basada en su vida. Yo tenía miedo porque tenemos una sociedad que criminaliza. Fue su primera aparición. Mina pasa por un proceso de politización. No tenía conciencia de que travestirme podría ser una opción frente a la normatividad del sistema capitalista a través del sistema patriarcal. Un día puedo ser mujer y otro día puedo ser Edwin. Mina ni Edwin me limitan el ser mujer. ¿Por qué no se puede ser una mujer con pene o un hombre con vagina? Me considero varón homosexual travesti. El travestismo es toda una herramienta para politizar los espacios. Sirve para quitarle esa visión de plumas y peluqueras a las travestis. —¿Cuándo sale al ruedo políticamente Mina? —En la marcha mal llamada del “orgullo gay” (2011). Mina ya militaba en la Alianza Sexogénero Diversa Revolucionaria (Asgdre). Mina sale con un martillo a marchar porque reivindica la clase trabajadora. —¿Te han rechazado? —Por travestirme, en algunos momentos. Me decían: “Cómo es posible que uses tacones, maquillaje, que te rebajes a ser mujer”. Comprendí que la militancia no solo es racional sino que va con el cuerpo; cuando comprendes que el cuerpo es un instrumento para la plástica, para utilizar simbología, te das cuenta de que la transexualidad es un todo, la transexualidad sirve como instrumento político. —¿Para dónde camina Mina? —Está trabajando por la “ley semilla”, está entendiendo las lógicas de opresión. Ha cambiado la puesta en escena, cantado “La Internacional”. Busca politizar más espacios. Quiere sensibilizar espacios de la territorialidad: comuna, consejos comunales, espacios campesinos. No es fácil. —Si te tocara decirle algo a alguien del gobierno, ¿a quién le hablarías? —A Pedro Carreño. Lo llamaría a él y a toda la Asamblea Nacional a un debate público. Caracas, 23 de febrero de 2014.
Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
28
DIARIO
Días y Noches de Amor y de Guerra (XIX) POR Eduardo Galeano Ilustraciones ALFREDO RAJOY
Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
Caracas, 23 de febrero de 2014.
29 BUENOS AIRES, JUNIO DE 1976: MEDIODÍA
Me llamó Carlitos. Él tenía un par de horas libres. Nos encontramos en una esquina. Compramos un vino que no conocíamos, el borgoña Santa Isabel: nos cayó simpático el viejo que lo recomendó, chasqueando la lengua, en el almacén. Subimos a comer a un apartamento prestado. Era un apartamento de un solo ambiente. Las sábanas estaban revueltas en el suelo y había un lindo desorden general. Me gustó el olor. -Aquí vive una mujer -dije-. Y es una buena mujer. -Sí -dijo Carlitos-. Ella es muy mágica. Me contó que el médico había dicho que ella no podía nacer. Una madrugada la madre hizo un pacto con las estrellas. Ella nació sana y el día que vino al mundo se murieron las vacas.
personas, y eran cultura, para nosotros, todos los símbolos de la identidad y la memoria colectivas: los testimonios de lo que somos, las profecías de la imaginación, las denuncias de lo que nos impide ser. Por eso Crisis publicaba, entre los poemas y los cuentos y los dibujos, informes sobre la enseñanza mentirosa de la historia en las escuelas o sobre los tejes y manejes de las grandes empresas multinacionales que venden automóviles y también ideología. Por eso la revista denunciaba un sistema de valores que sacraliza las cosas y desprecia a la gente, y el juego siniestro de la competencia y el consumo que induce a las personas a usarse entre sí y a aplastarse las unas a las otras. Por eso nos ocupábamos de todo: las fuentes del poder político de los dueños de la tierra, el cartel petrolero, los medios de comunicación... 2.
Queríamos conversar con la gente, devolverle la palabra: la cultura es comunicación o no es nada. Para llegar a no ser muda, creíamos, una cultura nueva tenía El vino resultó excelente. Fuerte, bueno que empezar por no ser sorda. Publicábamos textos sobre la realidad, pero también, para demorarlo en el paladar. en igual o mayor medida, textos desde ella. Palabras recogidas en la calle, en los camCharlamos y comimos. pos, en los socavones, historias de vida, Después Carlitos se fue a trabajar. Queda- coplas populares: mos en vernos el fin de semana en la quinta Los indígenas del Alto Paraná cantan a su de Fico. propia agonía, acorralados por la civilizaMe sobraba algo de tiempo y me dejé estar, ción que los convierte en esclavos de las caminando por ahí. En un prado me dormí, plantaciones o que los mata para arrebatarles las tierras: con el sol del otoño en la cara. Guando me desperté, había dos elefantes Tú vigilarás la fuente de la neblina que engendra las palabras inspiradas. Aquecomiendo pasto a mi lado. llo que yo concebí en mi soledad, haz que lo vigilen tus hijos, los Jakaira de corazón ESCRITO EN UN MURO, grande. Haz que se llamen: “Dueños de la DICHO EN LA CALLE, CANTADO EN LOS CAMPOS neblina de tus palabras inspiradas”. 1. Los presos políticos escriben cartas: La cultura no terminaba, para nosotros, en la producción y el consumo de libros, Voy a contarte cosas de las gaviotas para que cuadros, sinfonías, películas y obras de no vuelvas a asociarlas con la tristeza. teatro. Ni siquiera empezaba allí. Entendíamos por cultura la creación de Manos anónimas escriben en un muro de cualquier espacio de encuentro entre las los muelles de Mar del Plata: Caracas, 23 de febrero de 2014.
Busco a Cristo y no lo encuentro. Me busco a mí mismo y no me encuentro. Pero encuentro a mi prójimo y juntos nos vamos los tres. Desde el manicomio, viaja el poeta a las regiones secretas: Estaba acostado en el mar. Yo caminaba sobre las aguas y lo llamé: Lautréamont, Lautréamont, le dije. Y él me contestó que me quería. Que seríamos amigos ahora en el mar, porque los dos habíamos sufrido en la tierra. Los niños de las escuelas suburbanas de Montevideo relatan la conquista de América: -Vengo a civilizar. Mira qué barco más lindo que tengo. -Yo no querer: Yo tener casa, familia y ganar bien. -Pero si es mejor como yo te digo, así vos podes hablar como yo. -Dejar de joder y dejarme tranquilo. El obrero de una fábrica explica su relación con el sol: Cuando entras a trabajar es de noche y cuando te vas, ya el sol se va yendo. Y por eso al medio-día todo el mundo se consigue cinco minutos para ver el solcito en la calle, o en un patio de la fábrica, porque no ves el sol en el galpón. Entra la luz pero al sol no lo ves nunca. Poco después del golpe de estado, el gobierno militar dictó nuevas normas para los medios de comunicación. Según el nuevo código de la censura, quedaba prohibido publicar reportajes callejeros y opiniones no especializadas sobre cualquier tema. Apoteosis de la propiedad privada. No sólo tenían dueño las tierras, las fábricas, las casas y la gente: también tenían propietario los temas. El monopolio del poder y la palabra condenaba al silencio al hombre común. Era el fin de Crisis. Poco podíamos hacer, y lo sabíamos. Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
30 CANTA EL HORNERO, CONTENTO PORQUE HAY BARRO PARA EL NIDO
1.
Después hubo barajas, y ella apostó hasta el último garbanzo. Ganó. Entonces empujó todo lo que tenía hacia el centro de la mesa. Y perdió. No se le movió un músculo.
Caminamos juntos, en el buen frío de la noche. La luna, borrosa, dejaba ver los movimientos de marea de las copas de los Masticaba un tallo de trébol. árboles, oleajes lentos, y estaban vivos los Estábamos tendidos en el pasto, lejos de los árboles, estaban cómplices, y el mundo circulaba suave bajo los pies. demás. El sol blanco calentaba apenas. -Uno es ciego -dijo Carlitos.
Matías nos había ayudado a preparar las -Esto es bueno y limpio -dije, o dijo. costillas a las brasas. Habíamos comido y la A la noche siguiente llovió fuerte en Buenos gente charlaba en grupos. Aires. No estábamos juntos. Pasamos la noche Carlitos se había pasado la vida, me contó, en vela, bajo techos diferentes, en distintos bahuyendo de los suyos. Cuando descubrió rrios, escuchando llover la misma lluvia. Y desa su madre, cuando supo verla por prime- cubrimos que no podíamos dormir separados. ra vez, ella era una gurisita tumbada en la cama y sólo decía retazos de cosas cómicas La melodía se encontró con nosotros. La melodía haragana por las perezas del amor o locas y ya no iba a levantarse nunca. se estiró y se deslizó por el aire, de cuarto -Uno es ciego -dijo Carlitos-. A veces en cuarto, y se encontró con nosotros, vuelo lánguido de la flecha en el aire, melodía uno adivina. A veces, nomás. de Asa branca: Eric tocaba la armónica para su hijito Felipe en algún lugar de la casa y 2. la melodía llegó hasta donde estábamos en Por la noche, gran raviolada. Sarlanga, autor el momento justo en que yo te decía, o me de la maravilla, contó sus desventuras en la decías, que sobrevivir había valido la pena. cancha de Boca, el domingo pasado. La multitud le había tragado un zapato y él había El cuerpo mío había crecido para enconvuelto a casa, en el subte, con un pie descalzo trarte, después de tanto caminar y caer y y cara de serio. Achával recordaba historias perderse por ahí. No el puerto, el mar: el del viejo Jauretche, sabio y socarrón, que ha- lugar adonde van a parar todos los ríos y bía sabido recomendar un lutito a cierto se- donde navegan los buques y los barquitos. ñor de ropas brillosas y chillonas de colores. 4. Dos por tres se me cruzaban la risa y la miEstado de sitio, guerra de exterminio, ciurada con una muchacha llamada Helena. dad ocupada. Dormíamos en una cama disMe gustó su manera de comer disfrutando. tinta cada vez. Nos cuidábamos, medíamos los pasos y las palabras. Ella había estado con nosotros todo el fin de semana, pero fue a la hora de cenar que yo Pero una noche, todavía no sé cómo, nos endescubrí ese rostro de india que Siqueiros hu- contramos cantando y bailando en plena cabiera querido pintar. Vi la mucha luz de esos rretera, frente al cuartel más grande de Bueojos verdosos, también sus llantos secos, la nos Aires. Eric, campeón de tenis que perdía dignidad de los pómulos, la boca muy hembra siempre, giraba como un trompo; Acha y el marcada por la cicatriz: una mujer así debería Gordo brincaban abrazados y proclamaban estar prohibida, pensé, con asombro. Yo toda- la candidatura de Vicente al gobierno de tovía no sabía que había sido un tiro el que le dos los imperios, monarquías y repúblicas; había rozado la cara, pero quizás ya me daba Vicente se revolcaba y saltaba y se rompía cuenta de que ningún arañazo de la garra de una pata gritando qué bella es la vida. Helena y yo nos celebrábamos como un cumpleaños. la muerte podía ser capaz de desfigurarla. Edición Número Sesenta y ocho. Año 02. ÉPALE CCS
Caracas, 23 de febrero de 2014.
Los reflectores nos ubicaron desde la torre del cuartel. El centinela alzó el arma y parpadeó: ¿Quiénes son esos locos disfrazados que bailan en la calle? Y no disparó.
SUEÑOS
Te despertaste, agitada, en medio de la noche: -Tuve un sueño horrible. Te lo cuento mañana, cuando estemos vivos. Quiero que ya sea mañana. ¿Por qué no haces que ahora sea mañana? Cómo me gustaría que ya fuera mañana.
¿NOS DARÁ PERMISO LA MEMORIA PARA SER FELICES?
Hubo un momento en que el dolor comenzó y desde entonces no se detuvo nunca, venía aunque no lo llamaras, sombra de ala de cuervo repitiéndote al oído: “Ninguno quedará. Ninguno quedará vivo. Son muchos los errores y las esperanzas que habrá que pagar”. La Sarracena arrancó el trapo que cubría el cuerpo de tu hermano Tin, en Córdoba, y mientras ella se quejaba del calor y del mucho trabajo le torció la cara para que vieras el agujero del tiro. No te diste cuenta de las lágrimas hasta que te tocaste la piel mojada. Cuando acribillaron a Rodolfo, el primer balazo te alcanzó la boca. Te inclinaste sobre su cuerpo y no tenías labios para besarlo. Después... Iban cayendo, uno tras otro, los seres queridos, culpables de actuar o de pensar o de dudar o de nada. Aquel muchacho de barba y mirada melancólica llegó al velorio de Silvio Frondizi muy tempranito, cuando no había nadie. Dejó sobre el cajón una manzana roja y brillante. Lo viste dejar la manzana y él se alejó caminando. Después supiste que aquel muchacho era el hijo de Silvio. El padre le había pedido la manzana. Estaban comiendo, al mediodía, y él se levantó para alcanzarle la manzana cuando irrumpieron, de golpe, los asesinos. Continúa la próxima semana.
Batallas de venezuela
2
1
4
Venere, exalte Figura 1
3
de Letra R InstruCuba. Lanchas, Desalen- Dep. AdmiDismiDistrimento Adjetivo Guat.: (sonido de embarcatar, des- volcán bución, nuyen, Persona nistro, Casa de- Río musical posesivo Rusia Digo sistema reducen bisexual gestiono reunión ciones suave) animar de viento Jumay indecente Pieza de groserías ajedrez y vulgaridades
Prescribir remedios
Figura 4
Recorrer, andar
Barco malayo Cavo, ahondo
Web para Uruguay Plural de la A
Prohíba, impida
De moda
Letra N
Figura 2 Personaje mítico escandinavo
Figura 5 Símbolo químico del arsénico
Punto cardinal Elem. compos. Significa “tierra”
5
Fruto de la vid (pl) Osa, intenta
Señora
Traidor, infiel
Figura 3 Profeta del libro mormón
Cegato Voz militar
Dios en árabe Vuestra señoría
Baraja
De esa manera
Dar al piso Figura central
Palma indonesia para hacer sillas
Lamenté, deploré Símbolo químico de la plata Inic. del autor del libro “La palabra estéril”
6
Web para Ecuador Tonto, incauto
Pisote, cusumbo
Nombre de mujer (inv.)
Casuali- Rata en dad, albur inglés
Poner las frutas en colgajos
Pron. pers. 2ª pers. del sing.
Productivo, fructuoso
Grupo separatista vasco
Vocal repetida Voz de caballería
Letra C San, santo Unidad genética
Ganado vacuno
Nivel, altura
Tiempo, época
Poner huevos
Olimpíada Mat. Argentina (s)
Insaciable, hambriento
Arbusto familia de las oenoteráceas
Nota musical
Aflojaba, cedía
Moviento convulsivo
Bebida de frutas (inv.)
Deglución Sociedad Anónima
Soberano de Bulgaria
Web para España
Figura 6
Letra W Salsa de tomate frito en conserva
Carta de la baraja
O
LA RANA PLATANERA
E
L
I
V
A
R
E
S
A
S
P
E
R
A
S
A
J
A
R
A
C
A
H
E
R
R
E
R
A
P
I
T
E
T
O
A
I
R
A
R
E
C
I
N O C
E
N
T
E
O V
N
I
C
A
S
U
E
N A
I
C
A
I
L
E
O N A
A
C
A
R
E
T
R
A
O U
X
S
POR NATALY SANOJA
laranaplatanera2012@gmail.com
“Carabobo no es solo una batalla, sino, ante todo, una expresión de unidad. Se trata de un grupo de hombres y mujeres, de pueblo unido, que luchó por una misma causa”. Carlos Leal Tellerías
SOLUCIÓN DEL ANTERIOR
T
E
A
T
B
A
A
R
N
N L T
T
G A
L
A
O
T
A
R
O
Z
R
A
R
E
T
O
R
E
N
R
O R
I
G
L
E
V
E
L
I
L
U
D
S
V
E
A
A
S
O M A
E U
A O
N O
U
R O
L
E
S
V
E
G
U
X
A N D
E
R
E
J
O N
E
I
B
S
R
R D
E
A N O V
I
I
V O
D
N D O C S
U
O N
Batallas de venezuela
2
1
4
Venere, exalte Figura 1
3
de Letra R InstruCuba. Lanchas, Desalen- Dep. AdmiDismiDistrimento Adjetivo Guat.: (sonido de embarcatar, des- volcán bución, nuyen, Persona nistro, Casa de- Río musical posesivo Rusia Digo sistema reducen bisexual gestiono reunión ciones suave) animar de viento Jumay indecente Pieza de groserías ajedrez y vulgaridades
Prescribir remedios
Figura 4
Recorrer, andar
Barco malayo Cavo, ahondo
Web para Uruguay Plural de la A
Prohíba, impida
De moda
Letra N
Figura 2 Personaje mítico escandinavo
Figura 5 Símbolo químico del arsénico
Punto cardinal Elem. compos. Significa “tierra”
5
Fruto de la vid (pl) Osa, intenta
Señora
Traidor, infiel
Figura 3 Profeta del libro mormón
Cegato Voz militar
Dios en árabe Vuestra señoría
Baraja
De esa manera
Dar al piso Figura central
Palma indonesia para hacer sillas
Lamenté, deploré Símbolo químico de la plata Inic. del autor del libro “La palabra estéril”
6
Web para Ecuador Tonto, incauto
Pisote, cusumbo
Nombre de mujer (inv.)
Casuali- Rata en dad, albur inglés
Poner las frutas en colgajos
Pron. pers. 2ª pers. del sing.
Productivo, fructuoso
Grupo separatista vasco
Vocal repetida Voz de caballería
Letra C San, santo Unidad genética
Ganado vacuno
Nivel, altura
Tiempo, época
Poner huevos
Olimpíada Mat. Argentina (s)
Insaciable, hambriento
Arbusto familia de las oenoteráceas
Nota musical
Aflojaba, cedía
Moviento convulsivo
Bebida de frutas (inv.)
Deglución Sociedad Anónima
Soberano de Bulgaria
Web para España
Figura 6
Letra W Salsa de tomate frito en conserva
Carta de la baraja
O
LA RANA PLATANERA
E
L
I
V
A
R
E
S
A
S
P
E
R
A
S
A
J
A
R
A
C
A
H
E
R
R
E
R
A
P
I
T
E
T
O
A
I
R
A
R
E
C
I
N O C
E
N
T
E
O V
N
I
C
A
S
U
E
N A
I
C
A
I
L
E
O N A
A
C
A
R
E
T
R
A
O U
X
S
POR NATALY SANOJA
laranaplatanera2012@gmail.com
“Carabobo no es solo una batalla, sino, ante todo, una expresión de unidad. Se trata de un grupo de hombres y mujeres, de pueblo unido, que luchó por una misma causa”. Carlos Leal Tellerías
SOLUCIÓN DEL ANTERIOR
T
E
A
T
B
A
A
R
N
N L T
T
G A
L
A
O
T
A
R
O
Z
R
A
R
E
T
O
R
E
N
R
O R
I
G
L
E
V
E
L
I
L
U
D
S
V
E
A
A
S
O M A
E U
A O
N O
U
R O
L
E
S
V
E
G
U
X
A N D
E
R
E
J
O N
E
I
B
S
R
R D
E
A N O V
I
I
V O
D
N D O C S
U
O N