15-06-2014

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Consejo Editorial

contenido

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Che Guavara

Mancheta y demás

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El café nuestro de cada hora

Ganjoman y Montecarlo

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La vengadora de la muerte del Che

El lado oscuro del cacao

Alfredo Rajoy

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Fotógrafos

Mis chicos yeyé

Más que latonero, artista

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Jorge Rodríguez Gómez Freddy Ñáñez Felipe Saldivia Gustavo Borges Revilla

Directora

Mercedes Chacín

Editor Jefe

Carlos Cova

DirecTORa de Arte

Edarlys Rodríguez

COORDINADOR DE FOTOGRAFÍA

Asdrúbal Briceño

Asesor Editorial

Reinaldo González

Redacción

Rocío Cazal Mabe Chacín Kay Yam Hung Gustavo Mérida

Diseñadoras

Zonia García Melany Pérez

Ilustrador

Ambrosio Plaza Jonathan Mendoza

CORRECTOR

Rodolfo Castillo

LOGÍSTICA

Idania Bracamonte Daniela Fernández

Colaboran en esta edición

Clodovaldo Hernández, Jessica Dos Santos, Malú Rengifo, Marianny Sánchez, Roberto Malaver, Israel José Quintero, Nathaly Bonilla, Oscar Hernández y Nataly Sanoja. Archivo Ciudad CCS. Fotografía de portada: Jonathan Mendoza

— perfil

— CIUDAD

— MITOS

— sexodiversidad

— GASTRONOMÍA

— EL MENJURJE

— MÚSICA

— MIRADAS

— entrevista

Sibaritas y pelabolas

— crónicas burocráticas

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— novela

Editorial Metrópolis, C.A.

Piedra de mar (X)

— cruci compacto)

epale.ciudadccs@gmail.com/@epaleccs

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Impresión

Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114 Distribución: 0212-3686750 Depósito Legal: pp201202dc4166 Una publicación de la

— cuentos del arañero

— la bitácora de amón-ra

Revista Gratuita Circula los domingos con el Diario Ciudad CCS búscala de lunes a viernes en nuestra sede: esq. san jacinto, edif. gradillas "c", piso 1, al lado de la taquilla única de servicios municipales


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PERFIL


El Che: una querida presencia

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Emblema de la rebeldía universal, el comandante Ernesto Guevara fue definido por el filósofo JeanPaul Sartre como “el hombre más completo de nuestra época”. Fidel Castro fue más allá y dijo que el modelo de ser humano que encarnó el Che no perteneció al tiempo que le tocó vivir, sino al futuro POR Clodovaldo Hernández ILUSTRACIóN ALFREDO RAJOY

Una mirada a la biografía de Ernesto Guevara basta para entender que vivió intensamente y luego se hizo inmortal. Fue médico, motociclista viajero, jugador de rugbi (a pesar de sufrir asma); fue orador legendario en las más encumbradas tribunas; fue ministro de Economía e ideólogo de la diseminación de la idea revolucionaria; fue, sobre todo, guerrillero, guerrillero, guerrillero. Nació argentino, vivió cubano y, en cierto modo, murió boliviano, pero fue latinoamericano en toda la extensión de Patria Grande. Hoy es, como lo ha cantado Silvio Rodríguez, la clara, la entrañable transparencia de una querida presencia. Hoy es, simplemente, el Che. Sus adversarios, que son muchos y muy influyentes, han intentado siempre reducirlo a la categoría de asesino. Para ello, limitan el relato de su historia a la pasantía a los tiempos de la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, donde docenas de adversarios políticos cayeron a manos de la justicia popular cuando la Revolución Cubana comenzaba su andar. “Sí hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando porque nuestra lucha es a muerte”, admitió nada menos que ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Hablaba claro el Che, su franqueza era un arma demoledora que daba y sigue dando escalofrío. Siempre dijo que su patria adoptiva (nació en Rosario, Argentina, pero hasta su acento se volvió cubano) no pretendía exportar su revolución, pero sería solidaria con quien necesitara apoyo para liberarse. Él personalmente, subrayaba, estaba dispuesto a dar la vida por la emancipación de cualquier pueblo del Tercer Mundo. No era retórica: el Che cumplió su palabra, peleó en un montón de lugares hasta que se citó con la muerte en una selva boliviana, en 1967.

No era retórica: el Che cumplió su palabra, peleó en un montón de lugares hasta que se citó con la muerte en una selva boliviana, en 1967 —

se eternizó como símbolo universal de la rebeldía. Ha estado y está en una vasta iconografía, desde murales de dimensión monumental hasta tatuajes en el brazo de algún guerrero real o imaginario. Es tal la fuerza de este ícono que la industria cultural y publicitaria ha intentado robárselo. No son pocos los empresarios que se han hecho millonarios explotando la imagen de quien siempre luchó contra los explotadores. El comandante Fidel Castro también lo retrató a su modo, con palabras cargadas de emoción en un discurso pronunciado luego de su asesinato, disfrazado de caída en combate. “Si queremos expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones, que sean como el Che. Si queremos decir cómo deseamos que se eduquen nuestros niños, que se eduquen con un modelo de hombre que pertenece a los tiempos futuros, y ese modelo, sin una sola mancha en su conducta, en su actitud, en su actuación, ese modelo es el Che”, dijo.

Años antes, luego de entrevistarse con el Che, el filósofo francés Después de su fallecimiento, Guevara se tornó emblema. Gracias a Jean-Paul Sartre lo calificó como “el ser humano más completo de la genialidad del célebre fotógrafo cubano Alberto Korda, su rostro nuestra era”. Caracas, 15 de junio de 2014.

Edición Número Ochenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS


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el menjurJe

Tras el discurso Operación “Memoricidio”. El filme Ope-

Stefania Mosca vuelve

Hasta el 30 de junio está abierta la inscripción para el premio Stefania Mosca. Para esta 5ta edición, a los ganadores se les dará la oportunidad de publicar sus trabajos en la colección Stefania Mosca del Fondo Editorial Fundarte. Además, se otorgarán 25.000 bolívares a los triunfadores en cada género (narrativa, poesía, crónica y ensayo). Envía tu obra inédita en formato físico y digital a la sede de Fundarte, ubicada en Parque Central. Consigue las bases del concurso en el portal www.fundarte.gob.ve/concursos.

Full teatro El teatro Alameda se llena de alegría hoy a la 1 pm al presentar la obra Pequeños cuentos indígenas, tres cortas historias sobre leyendas indígenas venezolanas de las etnias Wayú, Tamarepang y Camaroto, del grupo cultural Pemón. Asimismo, en el Teatro Bolívar, a las 3 pm, pueden disfrutar de Luna lunera, en la que los personajes visitan la noche estrellada para cantarle y hablarle a la Luna, su amor platónico. Pero si prefieres una obra para adultos, visita, a la misma hora, el Teatro Nacional, donde se presentará El día que cambió el señor odio. Todas las entradas tienen un precio de Bs. 30. Edición Número Ochenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

Mancheta

Un mocaccino, por favor

ración Monumento (EEUU, 2014) es un ejemplo más de la tergiversación que pueden llegar a sufrir los hechos “reales”. El título original en inglés, The monuments men (Los hombres monumentos), de entrada asoma la trillada heroicidad del ciudadano de a pie estadounidense. El guión está basado en el libro The monuments men: allied heroes, nazi thieves and the greastest treasure hunt in history (Los hombres monumentos: heroes aliados, ladrones nazis y la caza del más grande tesoro de la historia) y narra cómo un grupo de curadores gringos se abocan al rescate de obras de arte occidentales en manos del Ejército alemán en las postrimerías de la 2da Guerra Mundial y para evitar que aquellas cayeran bajo la égida soviética: todo un “monumento” a la moralidad y a la defensa de la libertad gringas. La diégesis narra este hecho con un humor forzado y un suspenso poco elaborado que hacen de la cinta una propuesta tibia, intrascendente y termina mostrando, en los créditos finales, fotos referenciales del susodicho rescate. Más allá de la veracidad o no de estos hechos en concreto, la conducta caballerosa de los aliados ante una situación de “botín de guerra” no puede producir en el espectador atento otra cosa que no sea suspicacia. No es la primera vez, ni será la última, que la maquinaria ideológica hollywoodense y su capacidad para generar falsa conciencia es utilizada para “lavar la cara” del imperialismo norteamericano. En este respecto, la principal arma consiste en alterar de manera dramática los contenidos simbólicos y patrimoniales del hombre, particularmente la Historia. Por fortuna, una película (como cualquier otro fenómeno cultural) trata de lo que aborda así como de aquello que soslaya. Así, es imposible no pensar en la actual Guerra de Irak y el culturicidio de Bagdad y concluir que Operación Monumento, más que cínica, raya en lo infame. Mientras el Ejército norteamericano solo custodiaba los ministerios del Interior y del Petróleo iraquíes, organizados grupos saqueaban los museos, las bibliotecas y la universidad para luego prenderles fuego y así eliminar las huellas de su latrocinio. En Bagdad, la ausencia de curadores y de heroísmo son sentidos. Rodolfo Castillo rodocastillo81@hotmail.com

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CIUDAD

El café nuestro de cada hora En el remozado casco histórico de la ciudad se han emplazado a lo largo de los últimos años una serie de cafeterías que, con mayor o menor suerte, reivindican el acto de beber café como una tregua en el ajetreo diario de los caraqueños POR gustavo mérida FOTOGRAFÍAs JONATHAN MENDOZA

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Artesano Café: todas las variedades de café, servidas con el mejor estilo

de los caraqueños que nos la pasamos en las “cuadras fundacionales”. Y comprarán artesanías y disfrutarán un café. Ya nos estamos preparando para eso. Arriesgarse tiene sus límites.Visitar todas las cafeterías el mismo día no era conveniente, así que recorrimos el centro dos veces tomando “¿Qué es un café orgánico?”, pregunté una vez. café con todos los beneficios que eso trae. “Es café sin pesticidas”, me respondieron. Según Eduardo Samán, cuando acaparan u ocultan productos, se generan distintas emociones. Con la leche, angustia. El café, rabia. Luego, tomarse un cafecito es sinónimo de bienestar. Lo mejor es compartirlo, así que el café es un “imbricador” de la amistad.

Cafetería San Jacinto

Abre antes de las 7 am. Está entre San Jacinto y Gradillas, al lado de la heladería Coppelia, que tiene un aviso para sus clientes: “No se lleve las copas, por favor”. “Trato chévere, turista que vuelve”, reza en otro aviso de Mintur. José Texeira me cuenta que la cafetería San Jacinto tiene 56 años y él 40 trabajando En un ejercicio característico de la revista, la aquí. Hacen un buen café. “licencia”, definimos tres horarios de tomadores de café, dejando por fuera la radio y El café escondido un montón de cosas más. El de las y los que, de Ciudad CCS por los mejores motivos, no duermen, que no Al frente del edificio Gradillas hay una zapacuentan. El de las y los que se despiertan entre tería, al lado de la Casa del Vínculo. Diagolas 2 y 3 de la mañana hasta Cantar de gallos nal a la Casa del Vínculo, donde vivió Simón (llamemósles “horario mercado de Coche”, Bolívar y que tiempo después fue una zapacon el respeto que se merece toda esa gente tería, hay otra zapatería. De repente, o ni tan que le echa bolas desde esa hora). De Cantar de repente, recorriendo este centro históride gallos a la hora que entran los muchachos a co uno se da cuenta de, otra vez, la increíble la escuela, el “horario todo público”. Y de ahí a cantidad de zapaterías que hay aquí. Pero media mañana, que es el horario que llamare- eso, repito, será tratado en otra crónica. mos arbitrariamente “De Trasnochados” (DT). Caracas tiene ritmo de café. De café para En el centro de Caracas (siempre hay excep- consumo masivo. Resulta que al tomarlo, de ciones), en el horario DT un equipo de Épale algún modo te conectas con la tierra. Café CCS salió a probar cafés. ¿Que por qué a esa como tu propio libro de autoayuda, café hora? Pues porque sí, como dice Calle 13. como esperanza, café del llanero y del pescador, café para soñar un poco, café para atenHay muchas cosas que contar del centro, tar contra la poesía. siempre. Su transformación, los espacios recuperados y la increíble cantidad de za- José Gregorio Morales tiene 35 años en el espaterías que hay, por ejemplo. Pero eso es pacio que queda bajo la escalera que conduce después. Pronto, turistas nacionales y ex- a la sede de Ciudad CCS. Aquí, el café grande tranjeros compartirán el recorrido cotidiano cuesta 18 y el pequeño, 9. Ese precio varía en Edición Número Ochenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

Caracas, 15 de junio de 2014.

todas las cafeterías que visitamos. Como en todas partes, hay una máquina italiana, ora pequeñita, ora impresionante. Estas máquinas trabajan de manera ingeniosa desde principios del siglo XX: el agua caliente, a presión, pasa a través de los granos molidos muy finos. En cuestión de segundos usted tiene su café. Dice un experto que de este modo es imposible obtener un guayoyo, que la única manera es con el colador que se usa en la casa y la ollita con agua caliente y la gravedad y que es mejor cuando está a punto de hervir. El señor Morales abre su negocio a las 6 am. Su máquina es nueva, de menos de dos años. La anterior la tuvo por más de 30 años. La maneja con destreza y saca un buen café, un espresso. Usa vasos plásticos. También vende empanadas y tortas y chucherías. Morales llegó de San Cristóbal, empezó a trabajar como “Mantenimiento” y después aprendió a hacer café. Vende café hasta las 2 pm y luego su hijo lo releva. En el centro, como en casi toda Caracas, también están los cafeteros ambulantes. Hay uno que anda en bicicleta. Los vende a Bs. 5, 10 y 15. Solo por evitar una sobredosis de café, no están incluidos en el recorrido de esta desvelada crónica.

café VENEZUELA

El local de Café Venezuela está en Gradillas. Al lado, Cacao Venezuela. Trabajan de lunes a viernes de 7 am a 5 pm, y fines de semana de 9 a 5. Pero... ¡está en remodelación! “Café Venezuela le informa a nuestra distinguida clientela que por motivos de mantenimiento y restauración del local estaremos cerrados a partir del día lunes 2 de junio hasta nuevo aviso”. Coño. Voy de Gradillas a Monjas mientras cuento las campanadas: 10 am. Pasa un cafetero. La Esquina Caliente, la ausencia de Aniluz. En el recién inaugurado teatro Bo-


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Casa de las Primeras Letras, cultura a sorbos de café

lívar, de Monjas a Principal, hay una cafetería. Pero el segundo café me es esquivo: solo abre los fines de semana o cuando hay función. De todas formas pasamos, ya que una guía muy amable lo permitió y el fotógrafo hizo su trabajo. Hay una gran foto de la Plaza Bolívar en 1900, un par de años antes de que un italiano inventara la máquina a presión.

queño en Artesano y no hay comas ni puntos ni nada de eso en este párrafo para que usted sienta cómo se siente tomar tanto café en tan poco tiempo. Así que Rodolfo Castillo, que es el corrector de Épale CCS, tiene que dejarlo así, y de paso quería más café y así llegamos a la cafetería de Fama de América entre Doctor Paúl y El Chorro.

Artesano Café

Ah, bueno. Hasta aquí todo iba bien. Sin ánimo de culpar a quienes allí trabajan, porque los comprendo, el caso es que no se puede tomar fotos ni entrevistarlos porque está prohibido hacerlo sin una autorización por escrito. La Corporación Venezolana del Café, el Ministerio y los trámites burocráticos impiden, obstaculizan, joden. A menos que la culpa la tenga Beatriz Adrián y todos los periodistas que hacen una cagada con su trabajo y esta decisión tenga que ver con eso, el o la funcionaria que desde su escritorio prohíbe una simple entrevista con unas fotos, impide que la gente sepa qué tan sabroso es el café que venden aquí. Todos las personas en todas las cafeterías nos trataron bien y pudimos hacer el trabajo. No es que nos trataron mal en la cafetería Fama de América, pero no pudimos hacer el trabajo. Nos vamos, entonces, a la Casa de las Primeras Letras.

Fernando Mosquera es más intérprete que compositor y tan venezolano como argentino. Él, su guitarra y su canto suavizan la esquina cerca de Artesano Café. De Principal a La Torre y uno llega. Pido un marrón pequeño. Excelente café; 34 bolos el grande y 22 el pequeño. En la pizarra donde anuncian los tipos de café está escrito: “CP”. Pregunto. “Significa ‘café pendiente’. Eso es un café que paga alguien, por ejemplo usted, y luego otra persona viene y se lo toma”, me dice Leidys, quien trabaja en la caja. De La Torre a Madrices hay un par de sitios que también venden café, una pastelería y un restaurante. Y muchas zapaterías.

Arte París

Pero en Madrices está José Carrero, quien es un barista y un artista. Si alguna vez usted se ha puesto a ver cómo trabaja un DJ o pinchadiscos, se habrá dado cuenta de que toca innumerables botoncitos. Algo así hace este pana en la máquina italiana. Hace café como si pusiera música. Aquí cuestan 10 el pequeño y 18 el grande.

La burocracia

Reconozco que andaba acelerado la cafeína haciendo efecto y yo apurando al fotógrafo y le impuse una multa arbitraria por llegar un poco tarde que pagó sin chistar y con ese dinero pagué nuestros cafés y dejé un CP pe-

Y fue un final feliz. Buen café, buena atención, jardines cuidados y sillas cómodas. Estaba el escritor brasilero Luiz Carlos Neves. Bueno, aquí el café pequeño cuesta 15 y el grande 25. De Veroes bajamos a La Torre y vemos salir de Artesano a Marcos, regente del restaurante del Museo Sacro. Y vuelve la frase de Gregorio Morales, del cafetín escondido en el edificio Gradillas: “Más presión, más sabor”. Los martes, y era martes, no hay suficiente presión de agua y no encienden la máquina italiana del restaurant del Sacro, me explica Marcos. “Y, además, ¡el café de aquí es muy sabroso!”. Es un café sin pesticidas. Caracas, 15 de junio de 2014.

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MÚSICA

Ganjoman y Montecarlo, Reggae hecho en Catia El ritmo jamaiQUINO se ha convertido en un género universal y urbano por excelencia. Desde su origen, a mediados de la década de los 60, ha mutado y ha sido fusionado hasta el cansancio. En Caracas le ponen el ingrediente “criollo” POR mabe chacín FOTOGRAFÍAS jonathan mendoza

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09 En la azotea de una casa en Los Magallanes de Catia, cerca de la farmacia La Fe, detrás del bullicioso liceo La Santísima Trinidad, bien cerquita de La Guaira —de la playa—, existe una guarida musical donde, entre verdores que inspiran, Ganjoman y Montecarlo se resguardan del caos citadino para crear algo que, precisamente, la ciudad les ha dado: el “reggae criollo”. Bajo la etiqueta de “reggae criollo”, Leandro Rojas y Gabriel Navas, Ganjoman y Montecarlo, respectivamente, le dan identidad a un reggae que tiene influencias de su entorno y generación: la calle, el barrio, el hip hop, el new roots, dancehall, la salsa, los toques, la música hecha con máquinas, el sound system, las redes sociales y, sobre todo, una marcada e inevitable identidad caraqueña. Venezuela Ghetto Youth es el nombre del refugio donde Ganjoman y Montecarlo han hecho su vida musical. “Con mucho esfuerzo y trabajo logramos crear un estudio para producir, ensayar y grabar nuestra música y la de nuestros hermanos. También lo usamos para apoyar el talento emergente de la zona”, contó Ganjoman quien, junto a Montecarlo, ayudados por la Venezuela Ghetto Youth Band, lograron grabar su primer disco, próximamente a salir —solo falta el arte—, titulado La real combination. Un disco cien por ciento autogestionado que tardó casi dos años en terminarse. “Fue un disco que tuvo mucho esfuerzo: la producción, la grabación y el proceso de masterización fueron hechos absolutamente por nosotros, apoyados por la banda que nos acompaña: Henry Castro en la guitarra; Julio Barrios, mejor conocido como Sadman, en la batería; Oscar Corsi en el bajo y Andrea Guiñán en las teclas”, explicó Montecarlo quien, realmente, le debe su nombre al clásico modelo de automóvil. La dupla de Ganjoman y Montecarlo no es una casualidad: años atrás, cuando solo tocaban versiones de rock alternativo, compartieron la experiencia de “la primera banda”, pero eso no duró mucho. “Cuando Sitoxic —nombre de su banda inicial— cumplió su tiempo, me quedé solo y me conecté con el reggae: es un género muy completo. Tanto por la musicalización

como por el mensaje y su esencia cultural y artística”, contó Ganjoman, quien se volvió a encontrar con Montecarlo mucho tiempo después gracias a la música y no se han separado desde 2009. Son muy frecuentes sus agradecimientos al universo por esa “conexión”. Aunque ambos tienen las mismas influencias musicales y crecieron en el mismo entorno escuchando a las mismas bandas locales, cada uno tiene un estilo muy diferente que aportar al proyecto. “Por eso el disco se llama La real combination”, dice Montecarlo, de 31 años, cuya voz, en un estilo autóctono, le rinde tributo al R&B, al soul, al blues. Mientras que Ganjoman, de 25 años, hace uso de su falsete grave característico de los cantantes de reggae posteCaracas, 15 de junio de 2014.

riores a Marley. Durante su puesta en escena ambos cantan y tocan la guitarra. A pesar de no haber lanzado aún su primer disco, han logrado llamar la atención a través de lanzamientos de dubplates, remixes y singles por las redes sociales y, además de haber tenido numerosas presentaciones en el territorio nacional, participaron en las ediciones de 2012 y 2013 del festival Reggae Rock Verao Roraima, que se celebra en Pacaraima, Brasil, todos los años. Para quienes quieran acercarse a la nueva generación del reggae, Ganjoman y Montecarlo estarán presentándose el próximo viernes 20 de junio en el bar Salsipuedes, en el Callejón de la Puñalada de Sabana Grande. El cover son 50 bolívares. Edición Número Ochenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS


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MITOS

LA vengadora DE La MUERTE del CHE POR KAY YAM HUNG ILUSTRACIÓN NATHALY BONILLA

La maldición del Che Guevara. Así denominan algunos historiadores los acontecimientos ocurridos poco después de su muerte. Todos los implicados en su asesinato fueron cayendo uno a uno, pero resalta el caso del coronel boliviano Roberto Quintanilla Pereira, responsable directo del ultraje final a Guevara: la amputación de sus manos, luego de su fusilamiento en La Higuera. Con ese acto, firmó su sentencia de muerte a manos de la fiel Imilla.

Idolatraba a Guevara como a un dios. En consecuencia, la relación con su padre se tornó difícil, al punto de que este la echó de la granja. A finales de los 60, después de la muerte del Che, dio un drástico giro en su vida: entró de lleno a la milicia junto con la guerrilla de Ñancahuazú.

LA VENGANZA

Se dice que en Hamburgo, Alemania, a las 9:40 am del 1° de abril de 1971, una bella y elegante mujer de profundos ojos color de Pero, ¿quién es Imilla? En la milicia guevarista cielo entra en la oficina del cónsul de Bohabía una mujer que se hacía llamar así; el sig- livia y espera pacientemente ser atendida. nificado en lengua quechua y aimara es niña o joven indígena. En la actualidad, referirse a Mientras hace antesala, mira indiferente una persona con ese término es considerado los cuadros que adornan la oficina. Roberto un insulto. Su nombre verdadero es Monika Quintanilla, cónsul boliviano, vestido eleErtl, de origen alemán, quien llegó a tierras gantemente de traje oscuro de lana, aparece bolivianas en el año 1950 junto a su padre en la oficina y la saluda impactado por la Hans Ertl, conocido por mucho tiempo como belleza de esa mujer que dice ser austra“el fotógrafo de Hitler”. Monika se crió en un liana y que días antes le había pedido una círculo tan cerrado como racista, en el que entrevista. brillaban su padre y otro siniestro personaje al que ella llamaba tío Klaus Barbie, más co- Por un instante fugaz, ambos se encuentran nocido como “el carnicero de Lyon”. frente a frente. La venganza aparece encar-

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nada en un rostro femenino muy atractivo. La mujer, de belleza exuberante, lo mira fijamente a los ojos y, sin mediar palabras, saca un revólver y dispara tres veces. No hubo resistencia ni forcejeo ni lucha. Los impactos dieron en el blanco. En su huida, dejó atrás una peluca, su bolso, su Colt Cobra 38 Special y un trozo de papel donde se leía “Victoria o muerte. ELN”. Ertl jamás fue sentenciada por estos hechos. La pistola utilizada pertenecía al editor italiano Giangiacomo Feltrinelli, quien en ese momento estaba en la clandestinidad política. El fiscal de Hamburgo la acusó, pero finalmente cerraron el caso, sin poder resolverlo. Sin embargo, Mónica cayó muerta en el año 1973 en una emboscada que, según algunas fuentes, se la tendió su traicionero “tío” Klaus Barbie. Para algunos fue una guerrillera, asesina o quizá terrorista; para otros, como una mujer valiente que cumplió con una misión.


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MIRADAS

EL LADO OSCURO DEL CACAO El árbol del cacao, cuyo nombre científico es Theobroma cacao, crecía de forma natural en las selvas tropicales de nuestro país. Luego, se trasladó a Centroamérica y, posteriormente, los colonizadores españoles se lo llevaron a Europa y ordenaron cultivarlo por toda África para que, finalmente, las transnacionales lo convirtieran en un oscuro negocio POR jessica dos santos Jardim FOTOGRAFÍAS ambrosio plaza

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Chacote pa’ los altares Los grandes cacaos de acá y de allá

Algunos investigadores afirmaban que México fue la cuna del cacao. Sin embargo, con el paso de los años quedó demostrado que la inmensa mayoría de las variedades de este grano tuvieron su origen en tierras venezolanas. De hecho, nuestros indígenas tomaban una bebida medicinal que era preparada con las semillas de ese cacao que ellos llamaban chacote y que, además, utilizaban como moneda para poder realizar trueques con los pueblos aztecas. Estas mismas semillas eran convertidas en una especie de manteca de cacao, tostada en pequeñas parrilleras de barro que, posteriormente, se colocaba en los altares para ofrendarla a los dioses ancestrales. Cuando los colonizadores españoles llegaron a nuestro país, los árboles de cacao abundaban en las regiones costeras del este, en el centro, en el sur de la cuenca del lago de Maracaibo y en las selvas del río Negro y del Alto Orinoco. Hasta que, de repente, a uno de ellos, el señor Hernán Cortés, se le ocurrió llevarse el preciado grano a suelo europeo para dar inicio a un nuevo despojo.

diciones de esclavitud manejando sustancias tóxicas (pesticidas) y objetos sumamente filoPara nuestra desgracia, a los europeos les sos sin ningún tipo de protección. encantó el cacao. De hecho, fueron ellos quienes inventaron el chocolate que consu- Vale acotar que 64% de estos niños son menores de 14 años y algunos fueron comprados mimos hoy en día: con leche y azúcar. y hasta robados en países vecinos, como Mali, La demanda fue tal que, a finales del siglo Burkina Faso y Togo. Pero qué más da, si fiXVIII y comienzos del siglo XIX, el cacao nalmente los consumidores de chocolate ni empezó a representar 75% de las expor- siquiera se preguntan de dónde viene el cacao taciones venezolanas, dejándoles grandes que se usó, ni quién lo cultivó, ¿cierto? ganancias a los mantuanos, los propietarios ricos de todas las grandes haciendas Por eso, aunque alguna vez se propuso codel país, que pasaron a ser denominados locar un sello que garantizara la no utiliza“grandes cacaos”, hasta que un día dejamos ción de niños en la realización del producde darnos abasto, y Europa ordenó sembrar to, bastó con que las empresas chocolateras cacao en toda África. Por eso, actualmente montaran lobby y repartieran billetes a diesÁfrica Occidental produce casi 70% del ca- tra y siniestra para que todo quedara en el olvido. Lo único que se logró fue una especao en el mundo. cie de “acuerdo voluntario” llamado Protocolo Harki-Engel, donde la industria se El África comprometía “de buena fe” a no recurrir al de nuestros suspiros Los principales países productores de Áfri- trabajo infantil. El chiste se cuenta solo. ca son Costa de Marfil con 38%, Ghana con 21%, Camerún con 5% y Nigeria con 5%. Esto La hipocresía pareciera ser una buena noticia hasta que uno internacional descubre que las ganancias obtenidas por la A estas transnacionales no les importa abcosecha de este cacao van a parar a los bolsi- solutamente nada con tal de obtener cada llos de las grandes transnacionales, las mismas vez más ganancias. Sin embargo, al parecer que obligan a miles de niños a trabajar en con- han perdido el sueño tras los anuncios de la

Empresas trasnacionales emplean niños en cosecha del cacao. foto polemicano paradoy

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Al paso de hoy, en 20 años el mundo podría quedarse sin chocolate. foto polemicano paradoy

Organización Internacional del Cacao, que alertó que el gusto de Asia, específicamente de China, por el cacao ha aumentado en exceso, mientras que la producción en África ha disminuido en 2% debido al desgaste de los suelos, por lo cual en aproximadamente 20 años el mundo podría quedarse sin chocolate. Ante esto, el señor John Mason, director ejecutivo y fundador del Consejo de Investigación de la Organización, expresó: “En unos 20 años el chocolate será como el caviar, se convertirá en un producto tan costoso y extraño que no cualquier persona podrá pagarlo”, y agregó que ya están buscando “nuevas zonas donde sembrar y paliar el déficit de 150 mil toneladas de cacao que se prevé, el mayor en más de 50 años”.

Con nombre y apellido

La más grande y explotadora transnacional de cacao en el mundo es Nestlé, una compañía agroalimentaria que tiene su sede central en Vevey, Suiza, aunque también está presente en otros 186 países del mundo, donde vende desde agua embotellada hasta las conocidas y dañinas fórmulas infantiles. La Nestlé es ampliamente reconocida por “sus” chocolates registrados bajos distintas marcas: After Eight, Extrafino, Postres, Caja Roja, Gold, Milkibar, Nesquik, Kik Kat, Sublime, Savoy, Crunch, Sahne Nuss y Butterfinger. Estos chocolates mezclan gran cantidad de grasa con azúcar, una combinación que genera una alta palatabilidad, es decir,

“Nestlé contrata a terceros (tercerización) para que sean otras empresas las que procesen el grano” (édgar Rivas) —

desde hace muchos años y controla la mayoría de nuestro mercado. Para ello debió hacerse hace unos años de la empresa Savoy, que a pesar de ser bandera en Venezuela, terminó siendo adquirida por la transnacional. Claro, Nestlé contrata a terceros (tercerización) para que sean otras empresas las que procesen el grano, pero siguen siendo ellos los que establecen los precios y direccionan el mercado en el país”, explica Édgar Rivas, conocedor y ex presidente de la Corporación Socialista del Cacao Venezolano.

Caso Venezuela

En América del Sur, Brasil, Ecuador y Venezuela son los principales productores y exportadores de cacao. Sin embargo, el cacao de nuestro país posee características distintas. “Los mejores y los más calificados especialistas del mundo han reconocido en el cacao venezolano condiciones organolépticas que no han conseguido en ningún se convierten en extremadamente gratos al otro cacao”, agrega Édgar Rivas. paladar, o sea, adictivos, en especial cuando las variaciones hormonales hacen su agosto Pese a esto, durante mucho tiempo la indusy los seres humanos, sobre todo las mujeres, tria venezolana fue abandonada por un Essienten la necesidad de elevar sus niveles de tado totalmente dependiente de los ingresos petroleros, hasta que en el año 2010 el presiserotonina para mejorar el ánimo. dente Hugo Chávez declaró el cacao como Venezuela no se ha salvado de sus garras. “producto estratégico de la nación” y decidió “Hay un promedio de exportación entre 9.000 otorgar millonarios recursos para tecnificar la y 9.500 toneladas de cacao por año. Todo eso producción del grano, construir y mejorar las va al mercado internacional, y el resto, unas plantas procesadoras, recuperar las tierras y 10.000 o 12.000 toneladas de cacao, se que- desarrollar viveros para lograr producir 54.000 dan aquí en el mercado nacional, pero 90% toneladas por año para 2021. les pertenece a las empresas privadas. Esta multinacional está arraigada en nuestro país Caracas, 15 de junio de 2014.

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Fermentación de cacao en Chuao, edo. Aragua

El país se ha abocado a crear un chocolate que no genere endorfinas a costa del sufrimiento de miles de seres humanos —

El cacao venezolano es único en el mundo

Rivas comenta que “en los últimos 5 o 6 años del Gobierno Bolivariano ha habido un gran repunte en la producción del cacao debido a estas políticas. Hemos pasado de un promedio de 19.000 toneladas por año a las 23.000 toneladas que tenemos actualmente, aunque aún nuestras plantaciones sigan siendo muy viejas. Digamos que lo más relevante tiene que ver con el hecho de haber reconocido el valor que tiene el trabajo de los cacaoteros en el país. Es decir, el productor de cacao lleva el grano al mercado capitalista y es allí donde le establecen el precio; en el período 2003–2004 el precio estaba en Bs. 0,07, pero hoy vemos cómo el precio oscila alrededor de Edición Número Ochenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

Bs. 160 el kilo, y esto no es poca cosa por- Revolucionar que ha permitido mejorar los ingresos de la tragedia nuestros trabajadores”. Venezuela ha decidido impulsar experiencias distintas que jueguen a “ganarles” a las Incluso, el gobierno publicó un decreto pre- grandes transnacionales. Nos hemos abosidencial que fija un precio mínimo para el cado a crear un chocolate que no genere cacao y establece que su incumplimiento endorfinas (“hormonas de la felicidad”) podría provocar la ocupación de plantas a costa del sufrimiento de miles de seres procesadoras. “Hacer valer los derechos de humanos. estos trabajadores fue un proceso paulatino y continuo. Durante estos años, como Es- “Atendiendo a las solicitudes de los mismos tado, tuvimos que aplicar un conjunto de productores de cacao, se impulsó la crealeyes para lograr mejores condiciones para ción de una planta procesadora de cacao y todos los trabajadores en todos los ámbitos varias chocolateras que están funcionando y alejarnos del drama que se vive en los paí- a nivel nacional, entre ellas, Cimarrón Guises productores del África”, agrega. llermo Rivas, que se encuentra ubicada en Caracas, 15 de junio de 2014.


Confieso que he leído UNA LECTORA NADA COMÚN Al mismo tiempo su majestad era muy convencional, y cuando empezó a leer pensó que quizá debería hacerlo, al menos en parte, en el lugar habilitado a tal efecto, es decir, en la biblioteca. Pero aunque la llamasen así y estuviese, de hecho, tapizada de libros, rara vez -si es que hubo algunaalguien leía allí. Allí se lanzaban ultimátum, se trazaban líneas, se recopilaban devocionarios y se decidían matrimonios, pero si alguien quería enfrascarse en un libro, la biblioteca no era el lugar adecuado. Alan Bennett Una lectora nada común

que cada vez tienen más presencia en el país. “Estamos logrando los objetivos. Es un excelente chocolate. Además, nosotros sí respetamos a los consumidores y por eso no introducimos aditivos químicos ni sucedáneos para darle volumen y peso al producto para tener mejores ganancias. Nosotros estamos dándole a nuestra gente un producto de excelente calidad, muy sano, que solamente contiene elementos naturales derivados del cacao. Es el meEste y otros chocolates se encuentran a jor chocolate del mundo y es para nuestro la venta en las conocidas tiendas Oderí pueblo”, finaliza. el estado Miranda. Además, los productores levantaron sus banderas de lucha y reivindicaciones para el campo. Fueron ellos mismos quienes dieron nacimiento incluso a los nombres de los productos, como el Chocolate Cimarrón, que tenemos a la venta en distintos lugares del país y nació precisamente de la discusión, la creatividad y el rescate de elementos propios de la afrovenezolanidad”, agrega Édgar.

Caracas, 15 de junio de 2014.

Alan Bennett nació en Armly in Leeds, Yorkshire, en 1934, y después de escribir unas cuantas obras de teatro, decidió escribir esta novela para darnos un gustazo. Porque esta novela, Una lectora nada común, es una fiesta de la imaginación y el humor. El humor británico se pone de manifiesto desde el primer momento, cuando la Reina, que es la lectora nada común, comienza a preguntar por escritores como Jean Genet, y entonces el presidente de Francia, que era el invitado, tiene que llamar a su Ministra de la Cultura para que le diga quién es ese. Es decir, Alan Bennett nos describe a Su Majestad como una reina preocupada por la lectura, y allí ella comienza a descubrir que en ese mundo de ministros y diplomáticos y gente que siempre está a su lado, son todos, casi sin excepción, un montón de ignorantes. Solo se salva Norman, uno de sus asistentes, que comienza a leer para estar al día justo cuando la Reina le preguntaba qué opinaba de tal novela. En una entrevista en el diario La Vanguardia, ante un periodista que le pregunta cómo se le ocurrió usar a la Reina como personaje, Alan Bennett dijo: “No sé bien. Quise preguntarme qué sucedería si, de repente, la Reina empezara a leer. Normalmente soy un escritor lento, pero una vez tuve esa noción de la Reina como lectora; la historia se escribió por sí misma. No soy muy bueno con las tramas, pero aquí surgió de modo extraño, como si el personaje la llevara dentro de sí y se fuera desplegando automáticamente”. Roberto Malaver robertomalaver@gmail.com

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AUTOR: Israel josé Quintero

ENVíE SU ARTE A epale.ciudadccs@gmail.com (medidas 42cm x 27cm a 300 DPI)


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SOBERANÍAS SEXUALES

Mis chicos yeyé POR marianny sánchez ILUSTRACIÓN nathaly bonilla

Ellos lo saben. Han notado las cajas de antibióticos a medio acabar en la misma gaveta donde se guardan los preservativos. Lo saben. Han escuchado a través de la puerta del baño el llanto lento del dolor punzando en el vientre. Lo saben y enmudecen. En sus cabezas quizá se niegan a despedir la fantasía de mujer siempre deseante, siempre dispuesta, siempre incólume. Fe-mi-nis-ta, diseccionan luego de que mi boca pronuncia la palabra en la primera cita. “Soy feminista”, digo, y la frase viaja del tímpano hasta las retinas donde se funde el cabello flameante y el carácter que da la temprana independencia con sus fetiches y estereotipos de lo que, ¿se supone?, ha aquello de significar. Siempre deseante, siempre dispuesta, siempre incólume. La ignorancia galopa junto al desinterés por conocer las vivencias feministas, sus apuestas, diferencias y puntos de coincidencia. Vence la idea de mujer hiperactiva en la cama, la que se calla su vulnerabilidad —esas pendejadas/sensiblerías/maricadas— que está de sobra en la época de amores líquidos y vínculos con fecha de caducidad, época de la sobreoferta de provocativos perfiles en Facebook: esa vitrina donde todos sonreímos, nos la pasamos bomba, somos políticamente correctos, ese no espacio en donde la parranda sí que es eterna. Ellos lo saben pero lo niegan. De tanto querer verme/poseerme como la feminista de hierro, han construido su propia verdad. Soy eso y no lo otro múltiple, soy, debo ser eso para alimentar el deseo lúdico de follarse a una mujer que no llora. Fe–mi–nis–ta, ¿dijiste? La enfermedad, ese huésped inesperado que se aloja en algún riñón, alguna uretra, alguna arteria —malditamente cómoda—, es también parte de esos procesos vitales/corporales que el feminismo reivindica como constructores de subjetividades menos rígidas, menos preetiquetadas por la genitalidad y los roles de género. Ha sido sobre el desprecio de esos fenómenos que la masculinidad hegemónica se ha erigido en Occidente como sinónimo de fuerza bruta, de carencia de afecto y de voluntad para el cuidado de los otros, esa vacuidad de vínculos y solidaridad afectiva con la que fantasean mis chicos yeyé. “‘Eres fuerte —mis amigos dijeron— como una roca’. Aunque el poder de tal imagen puede ser real, las cualidades míticas que lo acompañan no permiten que me traten como persona y me quitan la posibilidad de realizarme. El tener este ‘poder’ no me hace la lucha para sobrevivir y para comer más fácil. Para soportar el dolor me he cortado el pellejo”, escribió la chicana Gloria Anzaldúa en “La prieta”, vómito de las contradicciones que sorteó, escindida entre el mundo anglo y el latino. Ellos lo saben, pero “no se quieren enterar / yeyé”. Que tenga mucho ritmo y te hable en inglés, que baile con locura y esté siempre de pie, que sea muy bonita y oportuna, ligerita y repita con sensual curvatura fe-mi-nis-ta, como preámbulo de una progre porno. ¿Así, mis chicos yeyé? Edición Número Ochenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

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ENTREVISTA

Más que latonero, artista De sus 59 años de edad, tiene 35 dedicados a la latonería pero, antes de eso, ya se había metido a fondo en la pintura al óleo y la música. Luego se incorporó a la aerografía. Es fabio Orellana, quien se burló de la muerte hace un buen tiempo y siempre le ha dado color a la vida POR rocío cazal Fotografías jonathan mendoza

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21 Si pasas por el bloque 38 de la Zona F del 23 de Enero y preguntas por los hermanos Orellana, todos sabrán quiénes son. Ahí te encontrarás con uno de los latoneros más panas y buenos que escasamente tiene Caracas: Francisco Fabio, aunque todos lo llaman por su segundo nombre. Se trata del tercero de seis hermanos, pero la vida de Fabio está llena de increíbles anécdotas, sin contar que él no solo vive de este oficio: es todo un artista integral que latonea y pinta vehículos, pero también le da con todo al paisajismo al óleo y a la aerografía. También canta, toca varios instrumentos y “baila pegao”, como dicen por ahí. Tantos cuentos tiene que hasta su hermana mayor publicará sus historias de vida en un libro. Sí, es todo un personaje y sus relatos los cuenta con un espíritu tan alegre que nadie cree que tiene casi 60 años de edad... ¡y los que le faltan! —¿Cómo llegaste al oficio de latonero?

—Yo tenía una camionetica Chevrolet, modelo Chevelle, del año 75. Un día estaba en la Francisco Fajardo, me cambié de canal en una cola, estaba distraído, dejé la rueda en dirección hacia la baranda, aceleré y choqué. No sabía cómo se arreglaba ni cómo se llamaban los que reparaban guardafangos y carros en general, entonces un amigo me dijo que en La Vega estaba un pana llamado Ángel, que era experto en eso. Me dio la dirección y lo fui a buscar. Cuando llegué al local, me encontré con que afuera estaba una patrulla de la Policía Metropolitana. A un señor lo tenían recostado sobre un carro y le estaban dando cascazos. Entré, di las buenas tardes y pregunté quién era el señor Ángel. Los policías me dijeron: “Este es el sinvergüenza que nos tiene embarcados. Le mandamos a pintar una patrulla y tiene como tres meses en eso”. Ahí el señor contó que le pagó adelantado a los empleados y se fueron con los reales, que él solo no podía. Entonces le dije: “Vamos a hacer una cosa: yo quiero que me repare el carro y yo lo ayudo. Usted me dice qué hago y listo”. Él respondió: “¡Cómo no!”. Ahí les dije a los PM que le dieran una semana y así fue.

—Te ahorraste esa plata y aprovechaste en aprender...

hasta que llegué a ser gerente. Tenía un mes de vacaciones en ese momento del choque y cuando regresé, había una movida de mata. Se declararon en quiebra. Entonces, el gerente general me dijo: “Esto está mal, no se está vendiendo nada y los japoneses están presionando para que entreguemos los aparatos que están a consignación”. Ahí le dije que nos arreglaran y seguí con el señor Ángel.

—(Risas) Tú sabes, hay que aprovechar la oportunidad. Tuve que comprar transparente, plástico, fondo y yo, ¡coye, vale! Yo le dije que no sabía nada pero que si me decía, aprendía. Total que me puse a ayudar al señor Ángel. Ese hombre tomaba cerveza todos los días, pero me explicó cómo se lijaba, cómo se echaba el plástico, el nombre de los materiales y la cuestión me fue gustando. —¿Desde cuándo estás en esto? —Y te quedaste trabajando —Mira, eso fue en el 79-80. Vi cómo pintaallí... ba el hombre, me lo latoneó bien latoneaíto —Yo trabajé en una empresa de instrumen- y ahí aprendí la cuestión. Lo lijé, lo preparé tos musicales. Allí comencé como vendedor y me dio para que pintara mi guardafango. Caracas, 15 de junio de 2014.

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En Los Teques hacían colas para que Fabio Orellana pintara paisajes en los vehículos. foto jonathan mendoza

frenos en Los Teques y le compró una van a un heladero en los 80. Un día me fue a visitar, me vio pintando cuadros al óleo y me dijo: “¿Tú eres capaz de pintarme una camioneta?”. Le dije: “¡Claro!”, pero era hacerle unas rayas y paisajes. Yo le dije: “Coye, pana, yo nunca he pintado con pistola, yo solo pinto a creyón y en lápiz, pero en acrílico, al aire, lo veo difícil”. Entonces me trajo una revista —¿Qué hiciste después? -Me vine para el 23 de Enero. Mi herma- americana, me mostró el poco de fotografías no Douglas, el menor, me dijo: “¿Por qué no y yo dije: “Bueno, yo pinto paisajes, esto es compramos unos aparatos, un compresor nada pa’ mí. Podemos hacer la prueba”. y los ponemos a trabajar?”. Empezamos a trabajar en la punta del bloque 39. Hice mi “Este ha dejado de meterse buen dinero nada huequito ahí y empecé a pintar desde 1980 más con el paisajismo en automotriz”, comentó en ese momento su hermano Lucas. hasta ahorita. Claro, él me decía: “Lo vas a pintar a esta distancia, aquí está el compresor, esto se llama pistola”, y yo emocionado porque me fascina el olor a nuevo que da la pintura. Duré un año trabajando con él y allí aprendí muchas cosas. Después aprendí a soldar con equipo de oxicorte y, en fin, tengo 35 años en esto.

—Tengo entendido que también eres aerografista

el vaso y empecé a curiosear. Compré el aerógrafo profesional para esa van y empecé a averiguar cómo se trabajaba la aerografía. Cuando terminé, empecé a pintar mis paisajes con más tino y más profesional. Me puse en un taller y eso parecía un foro: la gente se sentaba a tomar solo para verme pintar los carros. Se regó por todos Los Teques que yo hacía eso y me llegaban camionetas a cada rato. ¡Hacían colas! Claro, estaba de moda en los 80, hasta que la fiebre se acabó, en el 92. —¿Sólo hacías aerografías en carros?

—En carros, motos, cascos, murales. El último mural lo hice hace poco en casa de mi hija.

—¿Y en exteriores? —Yo agarré la revista, le saqué la hoja, pe- —En Los Teques pinté cualquier cantidad de —Sí. Fíjate cómo son las cosas de la vida: gué la fotografía para ver el paisaje, la puse al murales en casas, quintas y en la Plaza del tengo un concuñado que tiene un taller de revés, agarré la pistola de gravedad, le quité Estudiante.

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—¿Y cómo te quedó?

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pero al final él se fue por la parte de la mecánica. Ayer, después de tantos años, me visitó. —¿Y qué es lo más loco que te ha pasado en este oficio?

—Me pasó un show. Mira, yo fui winsurfista... Interrumpe su hermano Lucas: “¡Uuuuy! El viento se lo llevó a altamar. Él está vivo porque no le tocaba”. Continuó Fabio.

—También eres músico, ¿no?

—¡Desde que nací! Toco guitarra, piano, cuatro, bajo, mandolina. Somos seis hermanos: Inocencia, que es la mayor; Lucas; Daniel, que en paz descanse; yo; Alejandro y Douglas, que es el menor. Mi papá era músico y nos inculcaron la música desde niños. —Si te preguntaran cuál es tu profesión, ¿qué dirías?

—Músico y pintor. —Si es por ti, ¿solo vivirías del arte?

—Entonces es verdad ese refrán que dice...

—Sí, en casa de herrero, cuchillo de palo (risas). —Así como eres de curioso, ¿no te interesó la mecánica?

—Nooooo, la mecánica se la dejo a mi hermano Lucas. Nada de eso, no me gusta llenarme de grasa (risas). —¿Has ayudado a alguien como lo hizo contigo el señor ángel?

—¡Claaaro! Fíjate, Johnny comenzó conmi—Si es por mí, viviría de la música. ¡Me en- go como ayudante. Éramos jovenciiiitos. Él canta! Pero lo que en realidad me ha dado el era motorizado, pero le gustaba el olor de la pintura, como a mí, y me preguntó si podía sustento ha sido la latonería y pintura. ayudarme porque él estaba desempleado en ese momento. Ahí le enseñé cómo se lija, —¿Tienes carro? cómo se empapela, que si se pinta así y asao, —¡Tuve! Caracas, 15 de junio de 2014.

—Bueno, yo pinté la van de un amigo en el Matadero de Caracas, en la carretera vieja de Los Teques. La esposa me dijo: “Fabio, esto es una belleza”. De verdad que es el mejor trabajo que he hecho, con tres paisajes. Ese último día empezamos a tomar desde temprano. ¡Me rascaron! Yo estaba con mi braga, lleno de pintura, y me acostaron en la van. Entonces ellos fueron a mi casa a buscar el winsurf y lo montaron en la camioneta. Cuando desperté, olía a playa. Pregunté: “¿Qué vaina es esta? ¿Estamos en La Guaira?”. “Nooo, estamos en Puerto La Cruz. Ahí está el ferry”. Les dije: “¿Ustedes son locos, vale?”. Yo lo que pensaba era en el tremendo lío que me habían metido con la mujer. Ahí me respondieron que ya estábamos allí y que me merecía ese regalo: una semana en Margarita. Llegamos. Me preguntaron cómo se montaba el winsurf y les dije cuál era la botavara, el mástil, la vela, la quilla, la tabla y así. Vi que eran las 5 de la tarde en playa El Agua, me monté en mi tabla y arranqué. Cuando quise dar la vuelta, salí como una flecha y caí al mar. Nadé para rescatar el winsurf. Cuando halé la vela, estaba partido el tornillo del mástil. Sin eso no hay vida. Yo estaba en short, sin camisa y descalzo. Cuando me di cuenta, estaba en mar abierto. La isla se veía chiquitica hasta que después no se veía. Ya era de noche y estaba cansado. Hasta vi a los tiburones toro cerca. A las 4 de la mañana me rescató un buque francés que sabía de mí por la voz de alerta que hicieron desde el puerto. Me vieron porque la tabla era blanco fluorescente. Estaba en shock y entumecido. Pensé que moriría ahogado o con hipotermia. —¿Después de eso volviste al winsurf?

—¡Noooooo, más nunca! ¡Me quedo con mi pintura, mi música y la latonería! Edición Número Ochenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS


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GASTRONOMÍA

PICHONES DE SIBARITA

Edif. Metrobera, piso 9, apto. 95: la comida casera POR rodolfo castillo FOTOGRAFÍA ambrosio plaza

Sus coordenadas pertenecen al subconsciente colectivo capitalino: entre las caraqueñísimas esquinas de Santa Teresa y Cruz Verde, diagonal al Palacio de Justicia y justo enfrente de la acera sur de la plaza Diego Ibarra, se encuentra el edificio Metrobera, cuyo pintoresco colorido (guayaba con balcones blancos) destaca sobre el resto de las edificaciones circundantes y da un ligero toque kitsch en medio de la ecléctica arquitectura urbana del centro de la ciudad. El apartamento N° 95 (piso 9), además de domicilio familiar, funge como un modesto restaurante que carece de nombre y es asiduamente visitado por trabajadores del adyacente Palacio de Justicia. Trajeados abogados transitan para almorzar un pequeño “vía crucis”: solo funciona un ascensor con

capacidad para cuatro personas; en la sala del reducido “local” solo caben dos mesas de seis puestos, por lo que hay que esperar un tiempo considerable para tomar asiento; una vez sentado, se tarda otro tanto en hacer el pedido; y entre la orden y el plato en la mesa transcurren otros minutos. Habiendo un sinfín de ofertas culinarias en los alrededores, ¿por qué alguien se sometería a semejante odisea para tan siquiera almorzar? El encanto del lugar radica en que durante esa hora y media que puede tardar el pequeño peregrinaje urbano, el comensal se siente, en pleno ecuador de su jornada laboral, literalmente “en casa”. La larga espera se suaviza por la amena conversa entre los ocupantes de la mesa, por lo general desconocidos entre sí. Esto, aunado a lo bueno de la comida, hace que la

estadía valga la pena. El lugar común “come como en tu casa”, en este caso, recobra su valor semántico: almorzar en el apartamento 95 es, por antonomasia, comer en casa. Los precios son bastante asequibles y oscilan entre Bs. 90 y 220: pabellón criollo, pasta boloña, hígado encebollado y pollo al horno a Bs. 90; bistec y milanesa de res a Bs. 95; pollo a la plancha y milanesa de pollo a Bs. 100; solomo de cuerito y pollo salteado a Bs. 120; chuleta de cochino y ahumada a Bs. 140; rueda de carite y atún a la plancha a Bs. 160; y la rueda de salmón a Bs. 220. Debido a que andaba corto de efectivo, a la sensible ausencia del punto de venta, a que solo aceptaban un cesta ticket por perso-

RECETARIO DEL PELABOLA

El patético caso de la concha de mango POR Malú Rengifo malurengifo@gmail.com

El pelabola iba pa’l mercado, caminando como todo pelabola pensativo: espalomao. Vacilaba una Caracas matutina en la que miles de solcitos amarillos brillaban sobre las copas de las matas de mango y los bucares, mientras las motos le pasaban por los lados, bien veloces, de cerquita, tocando el “pii-pii-pii-piii” que en realidad significa “¡apártese del camino si no quiere que lo espiche!”. No miraba para el piso el pelabola al caminar, ni de chiripa. Había escuchado que pisar un excremento era presagio de la Edición Número Ochenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

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Esq. Santa Teresa

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na y para comprobar la cualidad “casera” del restaurante, me decidí por el plato más representativo de la culinaria nacional: el pabellón criollo. Unas caraotas blanditas y una carne mechada cuyo vehemente sofrito denota especial cariño a la hora de su elaboración. En una pizarra acrílica está la oferta de bebidas, donde destaca la leyenda “papelón con limón. El mejor de Caracas”, que viene con una rodaja de limón buceando en el pequeño océano color caramelo, lo que permite conseguir el ansiado equilibrio cítrico-dulce. Realmente la espera valió la pena.

buena fortuna, y ese día estaba pelando tanto que se había propuesto jugarse el 356 (el saldo actual de su cuenta en el banco) si pisaba un mojoncito callejero por azar, pero aquella mañana las calles de la ciudad parecían despojadas de cualquier tipo de jediondez canina.

ingredientes para prepararle un buen guiso a unas presas de pollo que tenía por ahí.

El mamonazo lo puso gafo y le dolía mucho el pie, así que decidió llevarse unos manguitos para su casa, saltando con el pie que le quedaba bueno y arrancándolos con todo y hojas. Una voz en su Una moto le pasó tan de cerca que hasta le espelucó los pelitos interior se lo decía clarito: “Tu mamá te va a formar un peo”. del brazo. Asustado, saltó dentro de la acera y, justo al aterrizar, sintió bajo la suela de su zapato derecho una cosa blandita y es- El milagro del mango curridiza. “¡Esta es la mía!”, pensó con mucha emoción, pero no Pero la vocecita chalequeadora se equivocó. La madre del pelabola por mucho tiempo: medio segundo después se encontraba con agarró su pollo y lo puso a sofreír con tiritas de cebolla hasta que las nalgas en el piso y un tobillo palpitando de dolor. La cosa que estuvo doradito y la cebolla transparente. Al mismo tiempo prehabía pisado no era un pupú de la suerte, sino un mango traicio- paró un licuado de mango y el jugo de una naranja que quedaba nero y resbaloso. rezagada en la nevera. Aquella mezcla, después, la vació sobre el pollo y dejó todo aquello cocinar a fuego lento por 20 minutos, no Adolorido, quedó mirando hacia la mata cargada ’e mangos, que sin antes sazonarlo bien con sal y un poquito de pimienta. Facilito. ahora lo obligaba a regresar a su casa con un pie torcido que le garantizaría la incondicional sopita ’e pollo de su señora madre, El pelabola tuvo más suerte de la que pensó posible: el pollo quedó o tremendo saperoco, una de dos. Acongojado —y con dolor de sabrosísimo, y las hojas de mango, que son desinflamatorias y alinalgas—, supo que sería lo segundo: el mercado estaba lejos to- vian el dolor, su mamá se las hirvió en agua y le puso a remojar el pie davía y su madre le había dado la orden de volver con vegetales e toda la tarde en una ponchera. Al día siguiente amaneció sanito. Caracas, 15 de junio de 2014.

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CRÓNICAS BUROCRÁTICAS

El ruleteo en una misma clínica POR Rocío Cazal ILUSTRACIóN Nathaly Bonilla

Cuando pregunté cómo se manejaban las citas con el seguro de donde laboro, la respuesta de muchos fue la misma: pide cita en Vidamed o en Integra de la especialidad que necesites y listo. Así hice. Mi chamo tuvo un falso movimiento en karate y el dolor se hacía cada vez más intenso. Llamé entonces a los miles de teléfonos que tiene Vidamed y no me pude comunicar con ninguno. Me metí, entonces, en internet y conseguí su página web, donde maravillosamente hay un link para solicitar citas de manera virtual. Allí te registras como titular, así como a los otros beneficiarios, luego colocas el nombre del seguro, la especialidad que necesitas y hasta el doctor que mejor te parezca (o que te pueda atender en una fecha más cercana). ¡Listo! Te envían la confirmación a tu correo electrónico, confirmas y ya. ¡Fácil! Fui entonces con mi chamo a las 10 de la mañana, mucho antes de la cita que era a la 1 de la tarde, y el lugar estaba inundado de gente. Pregunté a la recepcionista qué debía hacer y me indicó que cruzara la calle, que ahí estaba el seguro para que aprobara la cita. Allí le indiqué al muchacho que tenía la cita con el traumatólogo. “Necesito la referencia del medico internista”, me responde. Obviamente no la tenía. “Bueno, vaya de nuevo a Vidamed a ver si tiene cita con un internista para hoy. Si es así, le doy la clave para las dos especialidades”. Regresé. La chica respondió que no había disponibilidad. Ante esto, le dije la necesidad de que mi chamo sea visto por un traumatólogo. “Ve a Emergencia y di que te den un récipe a ver qué podemos hacer. Igual tienes que agarrar un número acá”. Agarré el ticket, Edición Número Ochenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

era el 664 (la pantalla llamaba al 405 en ese momento) y nos fuimos a Emergencia. La doctora de guardia indicó que lo que había que hacer era esperar que Joel fuera visto en esa área. Ya habían atendido a dos pacientes y él era el 9. Pensé que no sería tanta la espera y lo anoté. “Pero, eso sí, no te quiero aquí cada 20 minutos preguntando cuándo te toca”, dijo muy “amablemente”. Habían pasado casi tres horas cuando fue llamado el número 3 en Emergencia. La desesperación aumentó. Me acerqué de nuevo al lugar del numerito para ver la posibilidad de ser atendida en la otra ala y apenas iban por el 503 pasadas las 3 de la tarde. ¡Tenía a 161 personas por delante! Volví a Emergencia. Eran casi las 5 de la tarde y el paciente 4 no había pasado. Caracas, 15 de junio de 2014.

Si me hubiera quedado, quizá hubieran atendido a mi hijo a las 11 de la noche, siendo optimista. ¡Insólito! Lo peor es que una señora de limpieza me vio desesperada y me dijo: “Bueno, si la gente hace colas por horas para comprar harina, deberían estar acostumbrados”. “¡Ni que la salud fuera mercancía! Acá menos pueden jugar con la gente porque se está pagando”, le respondí. ¿Qué hacer con ese tiempo perdido? Ir otro día a esa Emergencia, anotarte, hacer diligencias y regresar diez horas después. Varios pacientes han reclamado que allí aplican la “operación tortuga”. Si se trata de una emergencia primaria, es mejor ir a un CDI. Seguro te atenderán rápido.

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NOVELA

Piedra de mar (X) POR FRANCISCO MASSIANI Ilustraciones OSCAR HERNÁNDEZ

Caracas, 15 de junio de 2014.

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Qué diablos. Caminé. Vi las vitrinas... ¡Ah!... Y por fin la vi. Quiero decir que vi una negra bellísima. Es la negra más bella que hay en este mundo. Es una negra sencillamente insuperable. Un día te hablé de ella toda la tarde, José. Es la que yo llamaba: “Parapara”, porque tiene los ojos como dos paraparas. Es impresionante. Imagínatela: primero como dos metros de altura. Segundo, unas piernas firmes. Sólidas. Después una carita dulce. Dulcísima, y qué diablos. Es buenísima. Bueno. La negra caminaba delante de mí, y yo la seguí. No es la primera vez que veo a esta mujer. Siempre que la veo termino tristísimo. ¿Por qué no podré yo tener una amiga, una novia como ella? Bueno. La seguí. Recuerdo que la gente se detenía al verla pasar. Y es que es algo realmente maravilloso. Por fin llegó a una esquina, que está frente a no sé qué banco, y cruzó a la otra acera. Los carros estaban parados porque el semáforo estaba en rojo, pero cuando yo fui a cruzar la calle, se me vinieron encima y de casualidad no me mataron. La negra tomó ventaja, y yo apuré el paso hasta que volví a guardar distancia de tres o dos metros cuando mucho. A veces se inclinaba a ver una vitrina con ropa de mujer, o se sonreía por un buen piropo. Un tipo le dijo y que: —Negra bella. Mi amor. Y ella se rio. Yo nunca podré soltar nada simpático a una mujer. No me atrevo. Confieso que soy demasiado tímido para esas cosas. Cuando el tipo le echó el piropo, y ella se rio, me sentí más pequeño y más déEdición Número Ochenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

bil de lo que estaba. Pero de todos modos la seguí. Ella se paraba, sonreía. Miraba hacia la gente. Y hasta me miró. Supongo que me miró porque la seguía o a lo mejor por coincidencia. O quién sabe. Pero me miró y se me hundió la barriga. Bueno. Total que siguió andando y por fin se metió en un café que está muy cerca de la Cervecería Alemana. Es un café que tiene las mesas adentro, José. Un día que estábamos ahí, nos encontramos con Nancy, ¿te acuerdas? Bueno. Yo también me metí en el café y me le senté al frente. La negra abrió la cartera y se miró la cara en un espejito. Después sacó la pintura de labios y se retocó un color rosado pálido que le quedaba muy bien. Y después llamó al mozo y le pidió una Coca-Cola. El mozo se me acercó a mí, ella me miró, y pedí un chocolate. Si hubiera estado solo, no se me hubiera ocurrido jamás pedir una cosa así. Que si chocolate. Pero es que estaba nervioso. En serio. Bueno (supongo que en el caso de que esto fuera una novela había que hacer punto y aparte, ¿no?).

se elevan del agua. Pichones que vuelan y parpadean en tu piel. Y sientes en tus pies las alas tibias. Y cuando los pichones te han mojado, regresan a las lagunas profundas y allí se quedan dormidos.

Es difícil. Es muy difícil hablar de estos ojos. Pero yo quiero hablar de ellos, porque esta tarde, heroicamente, me sentía feliz de solo mirarlos. Y puedes compararlo con lo que más gustes, José, pero en todo caso piensa, trata de sentir esa temperatura mansa. Piensa que no todo el mundo está cargado de ternura en los ojos. Y que es muy difícil hallar ojos parecidos. Tú al verlos te sientes como nuevo. Como si te limpiaran por dentro al mirarlos. Como si te cubrieran las brisas y paños empapados de quietud. Es algo sencillamente maravilloso. Justo cuando salió, pagué volando, y salí disparado, a ver si le hablaba de una vez por todas. Corrí un poco, y después seguí normalmente, paso a paso, un poco a prisa hasta que me le llegué al lado. La negra me miró, y siguió de perfil a mí. Tenía La negra esperó su Coca-Cola y creo que se pánico. Confieso que estaba aterrado, pero fumó un cigarro pero no estoy seguro. Lo cogí aire, lo solté y le dije: que quiero, José, es que te imagines bien esos ojos. Palabra que es algo sencillamente —Señorita —desentonado, aterrado—. Semaravilloso. Son como dos lagunas de miel ñorita por favor. negra. Y no son ganas de hacer frases bonitas. Es verdad. Son como dos profundos Ella ni miró y siguió caminando. Ya no lagos de miel negra, donde tú te sumerges y aguantaba el temblor. Es algo horrible. te sientes feliz. —Señorita, perdón. Un segundo... Lagunas de agua tranquila. Buena gente. Dos lagunas amigas que te lavan el cuerpo Hasta que por fin disminuyó la velocidad, y las manos y los ojos. Y ves pichones que metió cambio a segunda y se frenó: Caracas, 15 de junio de 2014.


29

—¿Qué quiere? —me dijo fríamente. —No. Nada. La hora. —¿Cómo? —La hora. Quiero saber la hora —imagínense. —Son las cinco. Me respondió, ¿no? Por estar cuidando mucho el paso, tropecé con un parquímetro, y me maté. La gente riéndose, una loquita a carcajadas, yo a punto de soltar el llanto... Bueno. Me levanté y me fui al cine Las Palmas. Es algo sumamente desagradable que ocurran estas cosas. Pero también es estúpido que uno tenga que esperar las fiestas o la ayuda de un amigo o amiga para poder conocer a una muchacha. Y eso que ella no es una muchacha, ¿no? Sino una mujer. Y así y todo, fíjate, Lagartija, cómo se portó. Debe estar convencida de que se escapó algún loco por ahí. Lo peor de todo es que, cuando se pela una vez, te convences de que la segunda tentativa será irremediablemente un fracaso. Ahora, José, imagínate que te sientas en tu butaca, y delante de ti ves cabezas y al frente una tela blanca. Miras la tela blanca unos minutos hasta que la sala se oscurece. Te sientes mal todavía, pero cuando comienza el noticiero, te entretienes en un bombardeo o en una foca que salta. Cuando termina el noticiero, comienzan a pasar escenas de las películas que vendrán. Y te dices: Caracas, 15 de junio de 2014.

Edición Número Ochenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS


30

—A esta vengo. O te dices: —Esta debe ser malísima. Y al fin aparece el título de la película que has venido a ver. Luego ves los nombres de los actores y te alegras de reconocer a dos que ya consideras de tu familia. Pero, bueno. Después que pasan los nombres, ves cabezas que pueden taparse, te acomodas, y respiras hondo. Entonces ves una ciudad con edificios viejos y calles por donde caminan hombres, mujeres y niños. Un tipito se encuentra con una mujer y, después de hablar cuatro palabras, pagan y de ahí van directo a la cama. Cuando terminan, la invita a una fiesta y ella acepta. Mientras recorren la ciudad encantada, le dice algo así como: —Te amo, Pierre. Tú lo sabes. Estoy enamorada de ti. Tú lo sabes. Oh, Pierre, no me destruyas. Edición Número Ochenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

Para colmo, llora. Le salen lágrimas. Mira oportunidades. Un río tranquilo. Dulce. hacia el cielo, y te mira. En ese momento Le digo a Paula: te pasas los dedos por tu mostacho, que no sabes en qué momento te ha crecido, y le —Ven. Límpiate los ojos. dices: Y, como siempre, saco un pañuelo muy —Mi pequeño animalito. Mi pequeño blanco de mi traje gris y se lo entrego. Ella amor. Sonríe por favor —y de casualidad se pasa el pañuelo por los ojos, sonríe y no te matas, por estar hablando con Paula, cierra la puerta de mi deportivo blanco. Al porque así se llama tu amiga. Continúa en llegar a la puerta, aprovecho y le doy una nalgada. Después de la nalgada, sin saber el deportivo, y oyes que Paula te dice: cómo ni cuándo, pego un brinco, y de pronto me encuentro pasándome los dedos por —Por favor. No me destruyas. mi mostacho. Hay dos viejos y otra mujer que no se quién es, ni cómo apareció a mi Así mismo: lado. La mujer me mira. Yo sigo pasándome los dedos por mi mostacho. Y, paf, desapa—No me destruyas, Pierre. rezco. Frente a un espejo llora mi pequeña Y al fin llegamos a la fiesta. En realidad, Paula. Como un fantasma, me veo retratano sé si es mi casa o la suya. Pero no tiene do en el espejo. Con la cabeza muy pequeimportancia. Es una casa grande. Con ven- ña, y al lado de mi cabeza la cara de Paula, tanas. Cuadrada. Pesada. Frente a la casa triste, muy triste, que me mira. está la calle. Y en la calle está el deportivo por donde me bajo. Bajándome del deportivo veo el río, un río que he visto en otras Continúa la próxima semana. Caracas, 15 de junio de 2014.


UNIVERSIDADES

2

1

4

Composición poética (inv.) Figura central

3

Soberano, Árbol de Venemandazuela tario

Orientación sexual

Elipse

“EncenProyectil dido” en inglés

Selar, cerrar

Provienen, emanan

Imitado

Seda entretejida con oro

Magia negra (inv.)

Alhaja, prenda

ApaInstrm. cibles, Asiento viento muy mayor al deleita- cómodo bles oboe

Alerón

Dios del Sol Fútbol: clásico

Símb. quím. aluminio

Figura 3

Letra C (inv.)

Molécula genética

TV italiana

Sala de concierto (pl.)

Carcomer, excavar

Premio, homenaje Extraña Figura 4

Voz de la vaca

5

Órgano de la vista (pl.)

Divinas, estrellas Polvo antipirético

Arrojan, lanzan

Detesta Crecido, mayor

Trituré, machaqué

Orugas, larvas Acort. de televisión

Figura 1

Viento, brisa (pl.)

Figura 6

Pimiento, ajiaco

Piedra preciosa País del Guaraní

Fútbol: apellido de defensor español recién retirado

6

Empleo

Carta de la baraja

Artículo neutro

Bolívares

Astro rey

Falló, erró

Lozano, fresco

Papilla

Ajedrez: sistema de pun- Ante metuación rídiem

Brujo, hechicero

“Aceite” en inglés 3ra pers. singular

Río de Italia Punto cardinal Rabia, enojo

Porrazo, azote Figura 5

Cocino, tuesto

Espina Líquido infeccioso amarillento

Renuncie a la primera comida

Abrev. república

Barriga, panza

Sede del Mundial de Fútbol 2014

Símbolo químico del oro (inv.)

Adjetivo, nombre, Saludo califica- coloquial tivo

“Punto” en inglés

Ajedrez: diagonal Web para Ecuador

Figura 2

Existe, está

Continuar, resistir

Amarre, una Culebra cascabel mexicana

Símbolo químico del osmio

LA RANA PLATANERA POR NATALY SANOJA

"Enseñen los niños a ser preguntones, para que, pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, no a la costumbre como los estúpidos". Simón Rodríguez

SOLUCIÓN DEL ANTERIOR

laranaplatanera2012@gmail.com

F A S C I A T E I N R O A E X A C L A V T A O S P E

R A O N I F R I N E E M O V I R E A N E A A A D A N V O C A I T U A T A R R A I U D A O U Ñ A D O L U A

E S A N A B T B A E D I Z I C O V A I N

C A T A N A

E U F X A A C O L O R I D I N O D O

O J A L U R D I R O A R M O E I M I N M E N O U N A S U P I E T U L P O A I R P A R M O D E A A J R O A

S O L A P A R P A S E O O C


32

CUENTOS DEL ARAÑERO

Blindado POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón MELANY PÉREZ

¿Saben qué me gusta a mí? Un cuartel. A mí me hubiese gustado muchísimo ser comandante de la Brigada Blindada porque esa es mi arma, mi arma central. Uno es paracaidista, uno estuvo en los Cazadores, son unidades especiales; en las comunicaciones también estuve un tiempo, pero luego me hice de blindado, los tanques pues. A mí me gusta la guerra rápida, la guerra relámpago, el huracán de los blindados. En los blindados nos las pasábamos con José Luis. Yo vivía en Maracay en un ranchito, no me da pena decirlo. Era subteniente y estaba Nancy embarazada de Rosita, la hija primera. Entonces, José Luis e Isaura estaban recién casados también. Ellos habían conseguido un apartamentito por ahí en Santa Rosa, Maracay, cerca de la plaza España. Estábamos en el Batallón Blindado Bravos de Apure. Un domingo José Luis y yo nos fuimos a jugar pelota y luego le dije: “Vamos para la casa chico, a tomarnos una cervecita”. Fuimos al ranchito que no era mío. Chicho Romero vivía ahí con su esposa, dos hijos. Lo que hice fue poner un cartón y ahí vivíamos en una cama. Entonces él me dijo: “¡¿Oye y tú vives aquí?! Mira, yo estoy en un apartamentico, y hay un cuartico allá vacío, somos dos, Isaura y yo”. Así que nos mudamos para allá, Nancy y yo. Y los dos carajitos nacieron casi el mismo día, cinco días de diferencia. Nació la Rosa primero y después Jorge Luis, que ya es teniente. Hijo mío, ya eres teniente. Sigues los caminos de tu padre que fue un buen soldado, un buen amigo y un gran compañero. Teniente Jorge Luis y el otro es subteniente y otro es sargento técnico, todos se metieron a la Fuerza Armada. Entonces, José Luis Vegas Rodríguez, soldado blindado y de los buenos, buen compañero ha muerto hace unos días en San Cristóbal, que en paz descanse y mi corazón para ti Isaura, para los hijos y este sinfín de recuerdos.

Condorito Yo tenía un soldado que le decíamos Condorito. Era chiquitico, pero muy avispado. En ese tiempo casi ningún soldado tenía ni sexto grado. El analfabetismo arrasaba. Uno tenía que escoger los soldados más buenos, todos eran buenos, o casi todos, pero los más avispados y que aprendían más rápido. Yo nombré a Condorito cabo del depósito cuando era oficial de logística. Llegó la inspectoría y estábamos en una carpa en las afueras del batallón, en Maracay. Y estaban las cocinas de campaña, de aquellas viejas que había que echarles gasolina blanca. Una cocina de campaña pues, con un tanque, un depósito como de 20 litros. Entonces había como diez cocinas y un coronel venía a preguntarle a Condorito. El teniente no podía hablar, el teniente lo que estaba era viendo ahí, tomando nota. “¡Soldado!, ¿cómo se llama usted?”. “Cabo, no sé qué más, me llaman Condorito”. Y yo: “¿Para qué tú le vas a deEdición Número Ochenta y cuatro. Año 02. ÉPALE CCS

cir que te llaman Condorito?”. Pero él era muy salío: “Cabo no sé qué más… y me llaman Condorito, mi coronel”. El coronel era un refunfuñón: “¡Cómo lo van a llamar Condorito!”. “¡Aquí le ponen a los soldados no sé qué!”. “No, mi coronel, eso será entre ellos”, le digo yo. Todo el mundo le llamaba Condorito, uno mismo en el patio: “¡Condorito!”, y para él era un orgullo ser Condorito. “¿Y esa cocina cómo se llama?”, pregunta el coronel. Condorito se la sabía de memoria. “AXB421”. “¿Fabricada en qué año?”. “En 1948”. “¿Y para cuántos soldados se cocina aquí?”. “Para 328 soldados”. “Correcto. ¿Qué gasolina usa?, ¿de esa, la de los carros?” “¡Noooo!, mi coronel, de la blanca”. “¡Ah!, de la blanca. Échele, allá está la gasolina blanca. ¿Cuántos litros de capacidad tiene el tanque de esa cocina?”. “Doscientos litros”, dice Condorito. Se equivocó, él me ve y yo le pelo los ojos. Y el coronel le dice: “¿Cuánto, cuánto?”. “Entre todas, mi coronel, entre todas”.

Caracas, 15 de junio de 2014.




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