Consejo Editorial
contenido
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La Gaita
Mancheta y demás
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Caracas prendida de colores
Navidad y mestizaje en un plato
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Voces Risueñas de Carayaca
12 portadas que no fueron
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El Cañonazo
La memoria de los gatos
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¿Dónde están lxs homo, bi y trans?
Kevin Johansen hace de todo
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Complejo Editorial Alfredo Maneiro Editorial Papirus Impresores 2004, C.A.
Pichón de Oro 2014 y Recetario
“Panchito Mandefuá”, J. R. Pocaterra
epale.ciudadccs@gmail.com/@epaleccs
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Jorge Rodríguez Gómez Freddy Ñáñez Felipe Saldivia Gustavo Borges Revilla
Directora
Mercedes Chacín
Editor Jefe
Carlos Cova
DirecTORa de Arte
Edarlys Rodríguez
COORDINADOR DE FOTOGRAFÍA
Asdrúbal Briceño
Asesor Editorial
Reinaldo González
Redacción
Rocío Cazal Mabe Chacín Kay Yam Hung Gustavo Mérida
Diseñadoras
Zonia García Fátima Rodríguez
Ilustrador
Alfredo Rajoy
Fotógrafos
Ambrosio Plaza Jonathan Mendoza
CORRECTOR
Rodolfo Castillo
LOGÍSTICA
Idania Bracamonte Daniela Fernández Edi Cordero
Colaboran en esta edición
Clodovaldo Hernández, Malú Rengifo, Víctor Fernández, Engler Bracho, Nathalie Sayago, Jessica Mena, Melany Pérez, Kay Fu Hung y Nataly Sanoja. Archivo Ciudad CCS. Fotografía de portada: Ambrosio Plaza.
Impresión
Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114 Distribución: 0212-3686750 Depósito Legal: pp201202dc4166 Una publicación de la
— perfil
— CIUDAD
— música
— mitos
— sexodiversidad
— gastronomía
— cruci compacto
— EL MENJURJE
— miradas
— foto-reportaje
— minicrónicas
— entrevista
— cuento
— cuentos del arañero
FE DE ERRATA Premio Nacional de Periodismo “Simón Bolívar”, 2014. Premio Municipal de Periodismo “Guillermo García Ponce”, 2014.
En la edición anterior se anunció erradamente la publicación del cuento “El llanero solitario tiene la cabeza pelada como un cepillo de dientes”, de Francisco Massiani. Ofrecemos excusas a nuestros lectores.
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PERFIL
La gaita zuliana ahora es de todos
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Las autoridades culturales han ratificado lo que el pueblo hace tiempo decretó: la gaita zuliana, que tiene raíces en los cantos rebeldes de los esclavizados del sur del Lago y en la devoción a San Benito de Palermo y a Santa Lucía, es ya patrimonio de toda Venezuela POR Clodovaldo Hernández ILUSTRACIóN ALFREDO RAJOY
En Maracaibo, la gaita tiene su propio museo. Algunos de sus más destacados cultores han sido inmortalizados en estatuas. Varios musicólogos han dedicado su vida profesional a investigarla. Uno puede oírla, tocarla, cantarla, bailarla y también estudiarla. Quienes se han dedicado a esto último pueden dejar a sus oyentes con los ojos en blanco, hablando de los afluentes maracaiberos, perijaneros, guajiros, de la Costa Oriental y del Sur del Lago; de la gaita de tambora, de furro, tamborera y de Santa Lucía. Te dirán que el furruco es un hijo de la zambomba (un viejo instrumento de los villancicos españoles) y que, en el fondo, hay mucha hispanidad en la gaita zuliana, aunque también una poderosa negritud y, por supuesto, esencia de wayúu, algo de yucpa y hasta de los añú de los palafitos y de los enigmáticos japrería de la serranía. Una mezcla únicamente posible en ese rincón occidental de Venezuela (aunque su influencia se extiende a Falcón y Trujillo) porque, además, sus temas giran alrededor de los principales símbolos de la zulianidad: el lago, la Chinita, la alharaca, el calor, las inconfundibles comidas de esa parte de Venezuela. “Para los venezolanos, en general, la gaita es el sonido de la Navidad, para los zulianos es un ruido interno”, dice Alfonsina Hurtado, maracaibera asentada en Caracas. Los estudios de la métrica, la rima, la estructura musical y la instrumentación de la gaita constituyen toda una ciencia. Demuestran que el género musical no es únicamente cosa de barrigas cerveceras, trajes estrafalarios y una bullaranga con sabor a feria. Por ejemplo: si se analizan los versos de una gaita se encontrará que casi siempre son octosílabos, en estrofas de cuatro para la voz solista y en estrofas de seis u ocho para los estribillos del coro. La cuestión se torna más complicada cuando se profundiza en su base rítmica, algo que solo pueden comprender los músicos de escuela o de guataca, pues para los legos es un misterio inexpugnable. Por supuesto que también hay historiadores de la gaita. Gente que se ha remontado hasta tiempos coloniales para encontrar raíces en cantos rebeldes de los esclavizados del Sur del Lago, en la devoción a San Benito de Palermo y en ciertas manifestaciones católicas para la honra de Santa Lucía. La cantautora zuliana Yolanda Delgado lo expresa magistralmente: “La gaita de furro es palabra, juglaría que logró acentuar su existencia con rasgos inequívocos de las africanías y lo originario, pero que a diferencia de las gaitas del Sur del Lago, o perijanera —más
de lenguaje corporal y danza—, pone su acento en el mensaje social, costumbrista, político, jocoso; y, con actitud triunfante, vence las tragedias cotidianas y les da respuesta”. Los estudios históricos indican que luego de un largo período como género exclusivamente zuliano la gaita tuvo una explosiva expansión hacia el resto del país, desde mediados del siglo XX, con el impulso creativo de sus principales cultores; legendarios nombres como Ricardo “El Monumental” Aguirre, Abdénago “Neguito” Borjas, Astolfo Romero, Betulio Medina, Ricardo Portillo, Ricardo “El Colosal” Cepeda y Daniel Alvarado. Los nombres de los principales grupos gaiteros se han convertido en mitos: Gran Coquivacoa, Cardenales del Éxito, Maracaibo 15, Melody Gaita, Rincón Morales, Guaco, Gaiteros de Pillopo, Pajarito Vola Show. Varias piezas de este género se han hecho verdaderos clásicos: “La grey zuliana”, “El negrito fullero”, “Amparito”, “Sin rencor”, “La florecita”, “La moza”, “Pastelero”, “El barbero”, “Viejo año” y “La gaita onomatopéyica”, entre muchas otras. La expansión a todo el país vino acompañada de una serie de variaciones musicales que algunos cultores califican de evolución y otros de blasfemia. Pianos, teclados electrónicos, guitarras y bajos eléctricos, clarinetes, trompetas, trombones, saxofones, timbales, baterías entraron sin pedir permiso y se sumaron a los tradicionales instrumentos como el cuatro, la charrasca, la tambora, las maracas y el furro. El renovado arsenal y atrevidos arreglos condujeron a fusiones indescriptibles con la salsa, el jazz, la cumbia, el merengue dominicano y otros géneros. Esta tendencia produjo la natural reacción de los puristas, que siguen clamando por el rescate de la gaita tradicional. Este año, la historia de la gaita ha alcanzado uno de sus máximos hitos: en una justa ratificación de lo que ya el pueblo ha decretado, las autoridades culturales han declarado que la gaita es patrimonio cultural de toda Venezuela. Yolanda Delgado vuelve a decirlo, con un párrafo que merecería convertirse en letra de una gaita: “Más allá del fenómeno comercial, es expresión cantora que se gestó en la esquina del barrio más añejo; es palabra en jolgorio, disposición pa’ la conversa zaguanera. Se da por voluntad del pueblo que se reinventa al cantarla y se reencuentra en su verbo, a pesar de la piqueta y la desmemoria”.
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el menjurJe
homenaje a la fania Temas popularizados por Cheo Feliciano, Héctor Lavoe, Ismael Miranda, Adalberto Santiago, Pete "El Conde" Rodríguez, Celia Cruz y Rubén Blades serán interpretados por la Orquesta Latinocaribeña Simón Bolívar hoy en la concha acústica del Parque Generalísimo Francisco de Miranda. 3 pm. Entrada libre. También estarán la Orquesta Infantil Latinocaribeña y la Orquesta Latinocaribeña del núcleo 23 de Enero.
«
Hoy a partir de las 8 am se realizará la 4ta válida de carrera de carruchas del Distrito Capital en la avenida Urdaneta.
Hallaca, bollo, lleve « Voces inocentes, de Luis Mandoki, se exhibe hoy a las 4:30 pm en la sala Cinemateca del Museo de Bellas Artes. Después, a las 6 pm, se proyectará El regreso, de Patricia Ortega.
espacios Hasta el próximo 24 de diciembre estará abierta la Expo Feria Navidad 2014 en el salón Venezuela del Círculo Militar. Además de ropa, calzado, juguetes y bisutería, se ofrecen talleres de gastronomía decembrina, que incluyen la elaboración de bombones, pan de jamón, torta negra, rosca navideña y la infaltable hallaca. Si deseas participar, escribe a navidadenelcirculo@ gmail.com. La Feria está abierta de 11 am a 8 pm.
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música en navidad 150 años cumple la Banda Marcial Caracas. Para celebrarlos, realizarán un gran acto cultural el próximo jueves 18 de diciembre en la Plaza Bolívar.
Que le hagan creer a los niños que los regalos los trae San Nicolás cuando la verdad es que lo hace el Niño Jesús.
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La fiesta continúa el viernes 19 con un concierto de aguinaldos de Francisco Issa y el Cuarteto de Navidad en el Eje del Buen Vivir. A las 8 pm.
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CIUDAD
Caracas prendida de colores No hay tonos grises. La ciudad está llena de luces, colores y de fiesta para que estas navidades no pasen por debajo de la mesa. Instituciones del Estado se unieron para que la alegría inunde cada rincón POR Rocío Cazal FOTOGRAFÍAs Jonathan Mendoza
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Los más pequeños son quienes más disfrutan del colorido navideño
Ella está colorida, llena de luces. La consintieron más que nunca para darle vida y armonía, para que se hiciera sentir en cada recoveco. La alegría se esparce en ella y todos se dan cuenta de eso. De hecho, uno a uno lo comenta: unos la piropean. Otros (los más mezquinos) la menosprecian. Así está nuestra ciudad: bonita, deslumbrante, con olor a Navidad. Caracas está de fiesta, definitivamente, o mejor dicho: está enrumbada. No hay tonos grises y todo está en constante movimiento, tanto así que las veredas de la avenida Bolívar están, hasta hoy, vestidas de celebración.
encendido
Todo comenzó a finales de noviembre con la bienvenida a la Navidad en cada recodo de la ciudad. La Plaza Bolívar se llenó de globos rojos y verdes, flores y full iluminación, al igual que el Teatro Principal, que se prende de colores en varias de sus ventanas. “Está arrechísima la plaza. Hay que tomarse fotos”, comenta una chica mientras pasea con un amigo. La O’Leary es otra de las plazas que también deslumbra, luego de salir del túnel que Punto de Encuentro de la Plaza O’Leary viste de gala a El Silencio Edición Número Ciento nueve. Año 03. ÉPALE CCS
Caracas, 14 de diciembre de 2014.
07 En cada espacio se muestran imágenes de cultores populares, corazones con casas de antaño y los reyes magos —
da hacia los bloques de El Silencio. Un nacimiento alumbrado y una instalación de campanas, como especie de cúpula, además de los árboles y postes adornados con flores lumínicas alrededor, dan la sensación de que no hay que deprimirse sino festejar a todo dar la Navidad. “¡Pana, esto está bellísimo!”, fue el casi grito de una citadina que no había pasado por el lugar.
El Gran Paseo de La Navidad -22 plazas fueron adornadas, además de 10 bulevares, seis parques y edificaciones patrimoniales. La mayoría de las soluciones viales cuentan, al menos, con pendones o vallas con representaciones navideñas. -Seis instituciones del Estado se unieron para ofrecer el concepto "Navidades felices y victorioso año 2015": Minci, Alcaldía del municipio Libertador, Jefatura de Gobierno del Distrito Capital, así como los ministerios para la Cultura, para el Turismo y para la Juventud y el Deporte. -Tres kilómetros de recorrido tiene el Gran Paseo de la Navidad y siete puntos de encuentro que han sido disfrutados por los caraqueños y visitantes hasta hoy a la medianoche. -Entre las novedades que habrá hoy son un grupo de gaitas y otro de parrandas a partir de las 6 pm hasta las 10 pm en el Punto de Encuentro de la Plaza O'Leary; otra tanda igual, incluyendo tambores, desde las 6 pm en la Plaza Los Vientos; más de estos ritmos en el Punto de Encuentro Somos La Ciencia a partir de las 5 pm; y otras tradiciones en el Punto de Encuentro Sonoro con las Voces Risueñas de Carayaca y Serenata Guayanesa, entre tantos talentos, a partir de las 4 pm.
Así están alumbradas también las escalinatas de El Calvario, el Palacio de Miraflores, la avenida Vollmer de San Bernardino y hasta el Mirador Boyacá; además, en cada espacio se muestran las imágenes de cultores populares, corazones con casas de antaño y los Reyes Magos, entre tantos personajes. Pero el pregón fue el que dio inicio a todo este bonche (después de que terminara el Festival Suena Caracas en la Plaza Diego Ibarra, lugar que también se viste de luces). En la actividad, el diputado Earle Herrera fue el pregonero mayor en la Plaza Bolívar, donde también se dio la bienvenida a Pacheco como parte del rescate de las tradiciones. El encendido de la Cruz del Ávila, otra tradición, fue una de las actividades que todos los caraqueños esperaban para apreciarla cada día de diciembre.
La rumba se prendió
Las ferias de Navidad también forman parte de este ambiente de fiesta, al igual que los nacimientos en las estaciones del Metro, musicalizadas con gaitas y aguinaldos. También los próceres contribuyen al ornato decembrino Caracas, 14 de diciembre de 2014.
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Pero la sorpresa de este año fue el Gran Paseo de la Navidad (que inició este jueves 11 de diciembre) en las veredas de toda la avenida Bolívar, la que está adornada de soles, estrellas y figuras temáticas a gran escala como propuesta gráfica del muralista Felipe García (las mismas que están en las plazas, bulevares y parques). Elinor Zamora, responsable de este proyecto de Navidad, señala que tomaron el concepto de este artista por tratarse de una propuesta cromática interesante, esperanzadora, alegre y fresca, que se corresponde con la imagen
En todo el corredor hay, hasta hoy, siete puntos de encuentro con música, danza, ciclovías, teatro, ferias gastronómicas y artesanales, así como atracciones infantiles, set de fotografías, intervenciones artísticas, “El concepto es ‘Navidades felices y victorioso encuentro de DJ, proyección de películas, año 2015’. El Gran Paseo de la Navidad es un actividades recreativas y deportivas. recorrido de tres kilómetros de toda la avenida Bolívar para caminarla en ambos lados, desde Nadie se aburre en esta ciudad, definitivala Plaza Los Vientos (que está entre el Hotel mente, con tantas propuestas culturales y Alba Caracas y Parque Central) hasta la Pla- recreativas. El color, las luces y la rumba za O’Leary. Después, se activará de la O’Leary han estado presentes y seguirán hasta fin hasta Miraflores, que será el 19, 20 y 21 de di- de año, como siempre, con sorpresas por doquier. ciembre”, manifiesta Elinor. que quieren mostrar de estas Navidades. De hecho, García se inspiró en personajes de la vida venezolana y la identidad gráfica es un pesebre criollo.
Dondequiera que se dirija la mirada o por donde se transite la Navidad está presente
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MIRADAS
de allá y de acá: navidad y MESTIZAJE en un plato No es un secreto que la confección de la hallaca resulta ardua y a menudo requiere del auxilio de familiares y amigos. Diseccionado por la mirada acuciosa de tres convidados cronistas, nos adentramos en el ritual culinario de una cercana cocinera y periodista FOTOGRAFÍAS Ambrosio plaza
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Comprar aquí y allá POR ROCÍO CAZAL
Todo estaba pautado a las 10 de la mañana, pero entre el tráfico y la cola para entrar al estacionamiento del mercado Guaicaipuro te puedes demorar diez minutos más. ¡Nada grave porque todo fluye!
siempre serán motivo de encuentro y de sa- do puede ayudar a solapar la resaca y continuar con las compras. bor navideño.
¡Listo! Ya lo del guiso estaba en el carrito de mercado y solo faltaba bajar a adquirir los demás ingredientes. La ascensorista mosYa Meche había hecho un previo recorrido: traba su mejor sonrisa, mientras sonaba “Los precios están cartelizados”, comenta, una gaita en un radiecito. aunque en un lugar se consiguió la carne a un precio un poco más accesible. No había Llegamos directo al puesto de Zoila. “Desde pulpa negra ni ganso, pero sí paletilla a 290 que hago hallacas, en 1994-1995, le compro bolívares el kilo, “ideal para las hallacas”, se- las cebollas a ella: una parte para el guiso y otra para los adornos”, comenta Meche. Y gún el vendedor. no es para menos porque son grandes, boCuatro kilos son suficientes para Meche, pero nitas, al igual que el ají y el ajo, sin contar ella es específica en su compra: “No la quiero que la señora es un amor: todo salió en 530 en pedazos sino en bistecs gruesos porque yo bolívares y como no podíamos irnos vacíos las pico en la casa”. Así se hizo: “Son 1.140, mi nos regaló un ajo macho al fotógrafo, a la compradora y a esta servidora. “Es para la reina”. Ese era el primer golpe al bolsillo. buena suerte. Ténganlo siempre consigo”. Faltaba el pernil sin hueso, que más barato resultaba comprarlo en la carnicería que Hacer esas compras en grupo resulta diverqueda a pocos pasos de allí, donde hay unas tido, aunque no lo es tanto si se está amasillitas y los empleados son más agradables necido, como le ocurrió a Ambrosio y a en el trato: 1.916 bolívares fue el segundo quien escribe. Claro, un gran vaso de jugo golpe, pero sin dolor porque las hallacas de naranja de los que venden en ese merca-
La cebolla presente en el guiso y el adorno
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El ajo macho, amuleto para la buena suerte
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Sin medida exacta
Las hallacas de Meche son al estilo “Victoria”. Sí, así se llama su madre, pero no solo usa su receta sino que hace un híbrido con la de Armando Scannone, siempre tergiversando un poco el tema de las cantidades, pues dobla los gramos, kilos y demás para obtener unas 100 a 150 hallacas. Al final es al estilo Meche porque no hay una medida exacta y tiene puntos de coincidencia, en esencia, con los otros dos grandes de la cocina. Llegamos al puesto de Marina. Allí lo esencial era el cebollín, el ajoporro y los cuatro kilos de pimentón. “¿Por qué no escoges los verdes?”, le pregunto, pensando en que pudiera cambiarle el sabor a la hallaca o algo por el estilo, pero no: “Son cosas de mi mamá y es para que se vea más bonita”. Yo hubiera respondido: “¡Mariqueras mías!”. Allí la compra salió en 880. Luego, el tomate se compra en otro puesto: “Hay gente que
Cebollín y pimentón, indispensables
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no le echa al guiso, pero si le sacas las pepas y la piel no se pone ácida y le da buen sabor”. Tres kilos fueron suficientes por un total de 450 bolívares, además de un pabilo a 100 bolívares que rinde para 100 hallacas, es decir, un bolívar por amarre. Faltan los adornos: un kilo de encurtidos, otro de aceitunas rellenas y otro más de alcaparra dieron 250, mientras que en las pasitas, en el papelón y en el onoto se fueron 500.
En esta versión caraqueña-llanera las carnes se cuecen con antelación
Ya estábamos listos. Solo faltaban la harina de maíz y las cebollitas (que también son estilo Victoria-Meche para adorno), pero ya esas las tenía. Quedaban las hojas, que las compra el mismo día de la hechura por POR RODOLFO CASTILLO aquello de que estarán más frescas.
El guiso: punto álgido de la alquimia
A las 11 y 45 de la mañana habían culminado las compras. Este es el primer paso para hacer las hallacas. Aprendes que no todo tiene una medida exacta y que puedes sobrevivir a la resaca en medio de las compras.
El día anterior, cuando llego adonde vivo en condición de alquilado, me encuentro con la cocina hecha un desmadre: el padre del casero, él y su esposa se encuentran en una de las etapas iniciales de un acontecimiento que ha trascendido la mera realización de un plato. Mientras los observaba picando en cubos pequeños las carnes de res y cochino, al tiempo que descongelan la gallina, pienso acerca de la tarea que me fue encomendada: hacer la crónica de la hechura del guiso de la hallaca. Esta suerte de desmembramiento del proceso se me antoja similar al que se hace cuando se seccionan las partes de un sistema que es autónomo, solo sirve cuando se hace para su estudio. En todo caso, la noche del sábado fue premonitoria. Sería una especie de sinopsis del rito con más carga tribal que identifica a la familia venezolana en tiempos de Navidad. La cita era a las 9 am en San Bernardino, a la que llego tarde. Sutilmente Mercedes me increpa: “Rodo, en vista de que no llegabas empezamos sin ti”. A pesar del retraso arribo a buena hora, la humeante greca sobre la hornilla invitaría a lo que sería una constante el resto del día: un ameno compartir entre amigos y familiares. Ambrosio, el fotógrafo, no obstante la hora, se anima a acompañar el café con un toque de ron. Sobre otra de las hornillas reposa la gigan- El alba del guiso: un sofrito de cebolla y ajo Caracas, 14 de diciembre de 2014.
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12 tesca olla donde ya bullen los ingredientes iniciales de la preparación; a saber, ajo y cebolla y sus sucedáneos: ajoporro y cebollín. Uno de los pares es licuado y el otro picado. Ante este detalle me eximo de preguntar la diferencia y simplemente lo atribuyo a los infinitos misterios que tiene la preparación de la multisápida, solo comparable a las millones de lecturas de Cien años de soledad: tantas como lectores existen y la cantidad de lecturas que haya hecho cada uno de ellos. El contenido del ollón sufrirá una metamorfosis que, ausente la calibración, se apreciará mediante la variación de aromas y colores y a través de ese aparato de medición que posee todo cocinero criollo: el “ojímetro”. Así, lo que inicialmente era de un color denso blanco pasaría a un color fresco ladrillo con la añadidura de pulpa de tomate (sin piel ni semilla), de pimentón rojo, de encurtido (donde el color zanahoria prevalece) y ají dulce (el aliño vital de la culinaria venezolana) finamente picado. Además del cambio de tonalidad, el aroma pasaría del clásico sofrito a uno menos invasivo pero de una sutil densidad: olía a rojo. Mientras Mecha agrega los mencionados aliños y Ambrosio retrata para la posteridad menciono una de las consejas que han trascendido de generación en generación —o, en una acepción más acertada, de matriarca en matriarca—, aquella que reza que solo una única mano ha de ser la que
mueva el guiso. A lo que Mecha dice: “Es un mito. El agregado de los ingredientes sí, pero cualquiera puede menearlo”. No obstante, y como cada quien tiene sus fábulas, sus mitos y sus resabios atávicos, ni siquiera me permito tocar la paleta con que lo menea. Desde niño, siempre me llamó poderosamente la atención cómo carajos un batiburrillo de ingredientes sin aparente concierto podían decantar en el principal añadido de uno de los platos más exquisitos de la mesa venezolana y que describe de manera fehaciente la mixtura de lo que somos como cultura. Más allá de las recetas y tradiciones, semejante causa-efecto tiene que obedecer a un halo mágico, misterioso. Siguen los añadidos: alcaparra, aceitunas, mostaza, salsa inglesa y picante, papelón y, por supuesto, sal y pimienta. Esta última especia se agrega molida. Al probar el producto se duda de su calidad, por lo que se recurre al pimientero: la modalidad recién molida cambia el panorama del sabor. Es en este inmenso océano de sabores donde se han de sumergir las tres carnes: gallina, res y cochino, a razón de 15 minutos cada una. Llegado este punto la coloración del guiso se torna terrosa y la atmósfera del apartamento es invadida por el aroma característico que el venezolano asocia al mes de diciembre y que define con el mote “están haciendo hallacas”.
Un amarre perfecto POR gustavo mérida
Apenas llegó Teresa, Negrito empezó a ladrar otra vez. Los tonos de las voces, cual onda armónica del sentimiento que ustedes prefieran, lectoras y lectores (amor, amistad, solidaridad, querencias), iban y venían. Lo único constante era la buena vibración. Mientras escribo, Carlos se asume, de buena gana, “encargado de logística”: busca y destapa cervezas, escancia vinos de colores, habla güevonadas que jode y echa chistes más o menos. Sandrita me mira, yo la miro. Me interroga con la mirada, yo la miro. Después, sonríe. Rodolfo está concentrado amarrando —desde aquí, pareciera “mal amarrar”. Estaba equivocado: fue un amarre perfecto— las hallacas de esta casa en esta navidad caraqueña. Llegué casi al final de la jornada, asumiéndome como el que siempre llega tarde cuando de estas jornadas se trata. Reinaldo es enfático: “Pon ahí que todo está lleno de masa: uno va a agarrar una cerveza, llena de masa. Un plato, una copa, lo que sea está lleno de masa”. “Lávate las manos, panita”. “¡El lavamanos está lleno de masa!”, responde Reinaldo mientras se va diciendo que no con la cabeza. El proceso continúa llevando y trayendo abrazos. José Leonardo trae la ponchera de vidrio, la rellena, lleva el guiso a la mesa, espera y vuelta a empezar. “¡Pareciera que no se acaba nunca!”. Mercedes, la anfitriona, no explica el acto de magia.
Huele a Navidad
“¿Se acabó la masa? ¡Ya vamos pa’llá!”. Apenas termina de decirlo, Carlos echa otro chiste malo. Pausa, voy al baño. Es cierto lo de la masa en el lavamanos. Reinaldo vuelve a protestar: “La gente no se estrecha las manos porque las tienen llenas de masa”. Vuelve a negar con la cabeza. Ya José Leonardo se siente aliviado: se ve el fondo de la olla. Casi la misma sensación que se tiene cuando se está descargando
Montar la mesa para el armado posee ribetes artísticos
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13 de quedarse en su casa”. Eso lo dice Carlos, el de los chistes no tan malos. Saben a hogar.
un contenedor de 40 pies y se ve el fondo: la alegría de que pronto vamos a terminar. Descanso merecido; aunque, con honestidad, esto no parece un trabajo. Carlos resolvió lo de la masa. “¿Esas hallacas no estarán listas?”. No importa quién hizo la pregunta. Es una pregunta que asusta. Mejor dicho, importa mucho cuando la pregunta surge desde la parte que es responsable de la elaboración de las hallacas. Pero no pasa nada. Todo está controlado, aunque nadie sabe si están listas. Aparece por segunda vez la discusión acerca de si hicieron “guiso” o “picadillo”. “El guiso es un término neutro, tanto que también se usa para nombrar a la corrupción. Aquí hacemos picadillo y punto”, dijo con vehemencia la anfitriona.
la madre. Casi que unánime la sentencia, porque los que no contestaron fue porque no les pregunté. ¿Esa sensación de recoger con la lengua los pedacitos de hallaca regados por entre las encías y los cachetes? Bueno, esa misma. Queriendo más hallaca, pero evitando pedirla por cinco segundos. Cuando me la dieron, a esta segunda, por sugerencia de Leo, la novia de Ambrosio, el fotógrafo, le agregué melao. Otra condenada hallaca inolvidable. Les suplico que lean con atención lo siguiente. Es lo mejor que usted puede hacer en la vida, o antes de que se acabe diciembre: cómase una arepa hecha con masa de hallaca, mantequilla y queso blanco. “Saben a mañana. A mañana tempranito, cuando uno pue-
Sandrita se va con su familia. Ambrosio y su novia se van. Llegan César y María Victoria. Llegan amigos y amigas. Hace calor y alegría. Vuelve a ladrar Negrito, vuelve la concentración a la mesa. La novia de Reinaldo mira absorta a Rodolfo, quien pica con minuciosidad, como debe hacerse, las aceitunas. La masa regada tropieza con Reinaldo a cada rato: “Pon ahí que la gente no se da la mano porque también la tienen llena de masa”. Ya lo puse, pero estamos en Navidad. Otra María, la Betania, llegó con su objetivo claro: “Vengo a comer. Debo trabajar para obtener mi alimento”. Se enfundó un delantal y comió casabe con guiso, digo, con picadillo, antes de ponerse a amarrar bollitos Se acerca el final. Marco se lame los dedos luego de agarrar la última hoja de plátano que lo separaba de su hallaca. Su madre se sienta a verle comer y a comer, como siempre es bueno sentarse a ver comer a los hijos y comer con ellos aunque sean adultos. Esa madre, María del Valle, me explicó con orgullo la forma de elaborar los bollos. Pero eso ya es otra historia. Bebo un trago e Irma me pregunta: “¿Qué escribes?”.
A Reinaldo se le ocurre hacer arepas con masa de hallacas porque las hallacas no están listas y hay hambre. Llegamos de día, se acabó la luz del sol, se están acabando las cervezas, se están acabando los chistes malos de Carlos. Me acerco a la mesa. María del Valle me explica que lo del adorno no es una metáfora: “Es cuestión de color y sabor. Tiene que verse bonita cuando la estén comiendo”. Una juliana de pimentón rojo rojito, una aceituna verde militar, un aro de cebolla traslúcido y brillante y todos los demás adornos que no recuerdo. Unos ingredientes también chavistas por la sencilla razón de que mañana lunes 8 de diciembre se cumplen dos años desde que el Comandante se despidió y dijo lo que dijo y que algunos olvidan.
Como lunas llenas
Condenada hallaca inolvidable la de esta crónica. Es la mejor. Un sabor del coño de En el circuito del armado de la multisápida intervienen familiares y amigos Caracas, 14 de diciembre de 2014.
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MÚSICA
Voces Risueñas de Carayaca Música por devoción hace más de seis décadas la agrupación varguense se centró en el aguinaldo caraqueño como tributo al niño jesús, para luego extenderse a otros ritmos de la música tradicional venezolana, conformando así una genuina escuela del folclor POR mabe chacín FOTOGRAFÍAS jonathan mendoza
“Carayaca es un pueblo de Vargas, pero de montaña, entonces las necesidades son distintas a las de la gente de La Guaira, que es más parrandera”, dice Loreley Pérez —entre ademanes que afincan su aserción— para explicar el porqué de la escogencia del aguinaldo como género musical bandera de Las Voces Risueñas de Carayaca: la devoción. “El origen de las voces fue muy devocional, por el Niño Jesús y por la necesidad de cantar en las misas de aguinaldo”. Las Voces de Carayaca nacieron formalmente el 16 de diciembre de 1950, cuando Luis Pérez Padilla, Tirsa Álvarez Padilla —quien aún, a sus 82 años, sigue siendo soEdición Número Ciento nueve. Año 03. ÉPALE CCS
lista de la agrupación—, José María Álvarez, Jesús Mayora y Mario Ovalles se juntaron con la premura de tocar los aguinaldos de la Navidad en curso. Era una de las primeras agrupaciones que experimentaba el género tradicional con violín y guitarra. El adjetivo “risueñas” pasaría a ser parte del nombre en 1953 gracias a la letra de un aguinaldo llamado “Navidad”, escrito por el maestro Luis Pérez que decía: Vamos a gozar y voces risueñas al cantar, pregonando van, con risas de felicidad. A partir de allí se llamaron Voces Risueñas de Carayaca. Comenzaron cantando aguinaldos caraqueños y después, los mismos fundadores, emprendieron la tarea de hacer sus propios aguinaldos. Así, la agrupación logró conformar un repertoCaracas, 14 de diciembre de 2014.
rio “muy particular, muy propio, exclusivo. En aquel momento se impusieron maneras de tocar instrumentos: el furruco de Vicente Marrero, el pandero de Carmen Silverio y la charrasca de Emilio León”. Loreley nació escuchando aguinaldos y ya a los 6 años se sabía las letras, pero para aquel entonces no se acostumbraba que los niños formaran parte de la agrupación. Finalmente se incorporó a los 12 años y, a principios de los 80, cuando su tía Tirsa siente que ya debería pasar la dirección a otra generación, Loreley asume el reto de dirigir a Las Voces Risueñas de Carayaca. “Nuestra generación, la segunda, entendió que estábamos en un momento histórico
15 distinto al de la fundación, y si bien nosotros intentamos transmitir lo mismo que habíamos aprendido, también quisimos abrir un poco el compás hacia otras celebraciones que no eran solamente la parranda y el aguinaldo. Así empezamos a hacer trabajos de investigación con otros géneros, pero empezando por nuestro sector, luego abrimos más aún el compás hacia la región (Vargas) y después hacia todo el país”.
danza que se toman el grupo como un proyecto de vida y una escuela cuyas tradiciones perduran, donde se aprende de generación en generación. “El proceso de transmisión cultural es con la vivencia permanente. Ellos hicieron exactamente lo mismo que nosotros: escuchar y aprender. Se creó un estilo de canto muy particular, el de mi tía Tirsa, cada quien con su voz y su timbre, pero con el tumba’o que ella impuso”.
Aunque en Navidad solo les gusta cantar aguinaldos —por razones obvias—, el repertorio de Las Voces Risueñas de Carayaca engloba “absolutamente todos los géneros dancísticos y musicales de Venezuela”. “El lunes pasado, en el Pregón de Navidad realizado en la Plaza Bolívar, nos pidieron que hiciéramos tres danzas: el giro de Los Andes, una semblanza de pastores del Niño Jesús y una gaita de tambora del Zulia. Todas esas son danzas del ciclo de la Navidad. A nosotros nos gusta es cantar aguinaldo y parranda, creemos que somos uno de los pocos grupos que todavía mantiene eso. Le cantamos al niño Jesús, principalmente”.
Aunque Las Voces Risueñas es una escuela por la que pasa todo el pueblo de Carayaca, actualmente la agrupación está conformada por Tirsa María Álvarez, Andry Ramón Bello, Juan Carlos Caballero, Luis Guillermo Carapaica, Javier Josué Castro, María Candelaria Díaz, Gracia Margarita Évora, Carlos E. González, Lenys Beatriz Herrera, Jhonny Mora, Lourdes Marival Mujica, Nancy M. Ovalles, Flor Esther Pérez, Loreley L. Pérez, Luis Eduardo Pérez, Luisana de L. Pérez, Veisy M. Rivas, Doris Rodríguez, Juan Vicente Segovia, Antonio Adrián, Andrés Eduardo González, José Manuel Mora, Rafael Padilla Mujica, Ariana Esther Pérez, Sergio Daniel Pérez, Lorel Andrea Rodríguez, Israel Torres, Ramón Pedrón, Doris Rodríguez, Alejandro Ferrer y Pablo Quintero.
Los integrantes de Las Voces Risueñas son profesionales de la música y de la
Caracas, 14 de diciembre de 2014.
Cuando cumplieron 50 años, “el Ministerio de Cultura nos dio un espaldarazo y creó la Escuela Nacional de Música y Artes Voces de Carayaca”. Hoy en día es una escuela técnica en la que se estudia hasta 6to año y existen especializaciones en música, teatro y artes plásticas. “El logro más importante de todo es el fortalecimiento de lo que son las manifestaciones musicales y dancísticas tradicionales venezolanas; la trascendencia con las nuevas generaciones, la enseñanza, la responsabilidad y la conciencia que han adquirido los muchachos con la creencia de que lo más importante no es lo que viene de afuera sino nuestras raíces, en las que debemos profundizar para poder entendernos como pueblo, como nación”. Diciembre es el mes más atiborrado en presentaciones para Las Voces Risueñas, los llaman de todas partes de Caracas y Venezuela para que lleven su canto, pero el compromiso y la devoción que le tienen al Niño Jesús en Carayaca es inamovible: es una obligación pasar las fechas más emblemáticas en Carayaca. El próximo martes 16 Las Voces Risueñas de Carayaca serán nombradas Patrimonio Cultural de la Nación. Ese día habrá un fiestón en Carayaca.
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FOTO-REPORTAJE
12 portadas que no fueron
Matrimonio igualitario. fotografía ambrosio plaza
Libros misteriosos.
fotografía jonathan mendoza
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Cuando hacer turismo no es chévere. fotografía Kay YAM Hung
Centro Uruguayo en Caracas. fotografía JOnathan mendoza
Caracas, 14 de diciembre de 2014.
Festival de Teatro de Caracas. fotografía camille briceño
Un idioma común en la torre.
fotografía ambrosio plaza
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La mujer de Juan Diego. fotografía camille briceño
Trinomio en conflicto. fotografía ambrosio plaza
Contra la cultura carrocéntrica.
fotografía jonathan mendoza
Muros en Revolución.
fotografía jonathan mendoza
Caracas, 14 de diciembre de 2014.
Festival musical en el Waraira Repano. fotografía jonathan mendoza
Ciudad arepa.
fotografía jonathan mendoza
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MITOS
el cañonazo de año nuevo POR reinaldo gonzález d. ILUSTRACIÓN JESSICA MENA
En la Caracas de antier era tradición esperar el cañonazo. No se trataba de una explosión más que se diluía entre cientos de triquitraquis, fosforitos, tumbarranchos, cohetones o fuegos artificiales aún más potentes, según el poder adquisitivo y las ganas de joder del vecino piromaníaco. Era el anuncio oficial del Año Nuevo, que por igual disparaba abrazos y palabras de afecto dentro de las casas y expulsaba a los más fiesteros a las calles. El cañonazo más viejo del que se tiene noticia provenía del cuartel San Carlos. Allí, en el ángulo que mira al sureste, hubo un cañón negro, grande y viejo al que llamaban “La Cochina”, “La Verraca” o “La Casaca”. José García de la Concha, en su libro Reminiscencias, cuenta que todos esperaban ese sonido, que tenía su personalidad. “Al día siguiente eran romerías de muchachos los que nos llegábamos hasta allí, a ver, oler y tocar el consabido monstruo y a preguntarle al centinela cómo la habían cargado, cómo la habían prendido, cuánta gente mató, si se oyó fuerte y tantas cosas que preguntaban los chicos”.
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No hay registros precisos del fin del cañonazo, pero en 1982 Aníbal Nazoa, en su columna “Puerta de Caracas”, daba fe de su extinción. “Hace unos cuarenta años, la llegada del nuevo año era anunciada oficialmente en Caracas por el cañonazo de La Planicie. Ahora es anunciada por la trasmisión del Himno Nacional a través de la radio y la TV”. Se sabe que la razón fue el daño que causaban los disparos de salva a las instalaciones militares, que entre 1941 y 1981 fueron sede ¡Oh nuestras plazas, donde van las gentes, del Ministerio de la Defensa y luego Musin conocerse, con la buena nueva! seo Histórico Militar. Hoy es más conocido Las manos que se buscan con la efusión [unánime como el Cuartel de la Montaña. de ser hormigas de la misma cueva; Con la rehabilitación del espacio para recibir y al hombre que está solo, bajo un árbol, los restos del presidente Chávez —en cuyo le dicen cosas de honda fortaleza: nombre se hacen disparos de salva los días “¡Venid compadre, que las horas pasan; 5 de cada mes a las 4:25 pm, hora oficial de pero aprendamos a pasar con ellas!”. su desaparición física—, el cañonazo de La Y el cañonazo en La Planicie, Planicie podría recobrar su estruendo, auny el Himno Nacional desde la iglesia, que ciertamente se diluya entre cientos de y el amigo que viene a saludarnos: triquitraquis, fosforitos, tumbarranchos, co“Feliz año, señores”, hetones o fuegos artificiales aún más poteny los criados que llegan tes, según el poder adquisitivo y las ganas de a recibir en nuestros brazos joder del vecino piromaníaco. el amor de la casa buena. Con la construcción de la primera Academia Militar de Venezuela en La Planicie, que funcionó como tal a partir de 1910, “La Cochina” cedió su tarea de Año Nuevo a los dos cañones que se instalaron en la nueva edificación. Andrés Eloy Blanco no pudo ignorar el renovado ritual en su poema Las uvas del tiempo, que escribió en España, extrañando, el 31 de diciembre de 1923.
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minicrónicas
La memoria de los gatos La materia prima del tiempo es la memoria, para entender el transcurrir hay que saber que hubo un ayer, el mañana siempre es un invento, cada instante del presente es una hebra del pasado. Aun al olvidar recordamos, el olvido no es la ausencia del recuerdo sino el recuerdo de la ausencia, saber que hubo algo allí donde ahora no queda nada. El instinto sabe recordar: recordamos las calles que evitar, el camino a la panadería que ya no está, el olor de la guayaba, el lugar exacto del lunar más bello del mundo en un cuello lejano.
Por eso encuentro completamente fascinante el aluvión de gatos que reconoce el crujir exacto del caminar de mi abuela. Cada tarde de Caricuao, a lo largo de muchos años, los gatos construyeron su memoria primero a base de hambre, aprendiendo solo el olor de la comida que salía de la bolsa del supermercado y los potes de arroz chino. Más tarde aprendieron el horario, recordaron como ayer y antes de ayer a la misma hora, la misma mujer tras la reja les miraba tiernamente mientras ellos se turnaban para comer los recortes de pollo. Nunca tuvieron una sola mirada, un solo resquicio de Los animales callejeros han olvidado, hace mil tiempo para la calle tras la reja, para los metrogeneraciones, el bosque y la sabana; hace algu- buses y los motorizados, para las ambulancias nas menos han olvidado la fogata y el cariño. desesperadas camino al seguro social. Ahora solo recuerdan el sonido de los carros, el olor del hombre miserable que les pateó Pero los gatos recuerdan más aún, los gatos alguna vez, el camino secreto del estaciona- recuerdan la mujer y asoman la cabeza sommiento que les sirve de guarida. nolienta desde los jardines, tras cualquier reja,
Caracas, 14 de diciembre de 2014.
ENVÍE SU MINICRÓNICA A epale.ciudadccs@gmail.com cuando le escuchan pasar; alguno la acompaña quedamente hasta el ascensor, sin hambre, solo por compartir el calor. Ahora los gatos conocen, como un rasgo genético trasladado por generaciones de felinos hambrientos, heridos, muertos y rescatados, cada falange de las manos de mi abuela, el tono de verde o de violeta que dibujan las venas en sus manos. Y en la memoria de los gatos, reservada para lo terrible y para lo urgente, ausente de Caricuao y su zoológico y sus camionetas y sus borrachos, existe un poco de recuerdo que posee figura, olor, sonido y rostro. POR Engler Bracho
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SOBERANÍAS SEXUALES
¿Dónde están lxs homo, bi y trans? POR Víctor Fernández ILUSTRACIÓN JESSICA MENA
Leía el artículo 15 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida libre de Violencia y me detuve en los conceptos de violencia simbólica y mediática, ambos relativos a la representación social que se hace de la mujer tanto en los medios masivos de difusión como en la calle, y reflexioné sobre cuál es la situación de la sexo-género diversidad en esa área. El imaginario de homosexual que promueven los medios es el de un peluquero. En los dramáticos figura como confidente de la mujer y en el humor suele ser pintoresco y el chiste va en torno a la cacería permanente de los hombres invitados. Fuera de eso, nada. Ni novelas ni series con historias románticas entre dos chicos o dos chicas, ni la posibilidad de que un personaje sienta atracción por una chica y más adelante por un chico. De igual modo, son contadas las canciones comerciales que sugieran una relación homosexual y, con seguridad, ninguna venezolana. Al contrario, muchos cantantes homosexuales (de clóset) interpretan baladas de amor y desamor hacia una mujer o reguetones donde ella es objeto de su fantasía. En el cine, donde Cheila, una casa pa’ maita y Azul y no tan rosa han roto el silencio, sigue siendo la excepción conocer los dramas que vivencian quienes sienten placer, deseo y amor fuera de la imposición hombre-mujer. En cambio, es norma que toda historia de acción, ficción e incluso horror tenga una tensión sexual o una historia de amor entre el héroe y la rescatada. En consecuencia, tanto en la música como en el cine y la televisión, por recomendación de sus productores, las vidas privadas de los artistas homosexuales, que son públicas por exigencia del negocio llamado farándula, deben ajustarse a la ficción de sus interpretaciones. La literatura es quizá el mayor reservorio de representaciones homo y trans. Pero en la venezolana la producción en esta materia es ínfima, y la excepción, que siempre la hay, tiene carácter poético. En la actual lucha, desde la Revolución Bolivariana, por romper con la hegemonía de la industria cultural que reproduce el ideal burgués, donde las telenovelas criollizan las producciones de Hollywood y Disney, aún es débil la visibilización y naturalización de las relaciones homosexuales, bisexuales o las identidades trans. De hecho, pareciera tener eco en lo cultural lo que sucede en el imaginario político-partidista, donde develar, sospechar o insinuar la homosexualidad de alguien implica un descrédito. Entonces, la violencia simbólica y mediática para este caso sería por omisión. Están vetados los productos culturales que sinceren nuestra matizada y cambiante sexualidad humana. Mientras, hay una promoción del romance heterosexual que entre comiquitas, novelas, canciones y películas han de conducir a la aspiración de la vida en pareja, que frustra a quien no la consigue o no la sostiene de manera armónica (es decir, a casi todo el mundo). Para la emancipación real que pretendemos es necesario romper con el yugo del ideal burgués. Hacen falta producciones que nos hablen de esas otras historias de amor y/o deseo, así como de esos relatos cotidianos que no tienen al romance por eje. Caracas, 14 de diciembre de 2014.
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ENTREVISTA
“hago un poco de todo, o de nada” kevin johansen estuvo en la ciudad para participar en el festival suena caracas 2014, que marcó el inicio de la fiesta navideña. latinoamericanista, como se define, cree en la creatividad como señal de libertad y de protesta POR Reinaldo gonzález d. Fotografías jonathan mendoza
El apagón del jueves 4 de diciembre, causado por una falla en la subestación Boyacá, según reportaron los medios, hizo que el lugar establecido por los organizadores del 1er Festival de Música Latinoamericana Suena Caracas 2014 para entrevistar a Kevin Johansen se moviera del salón Neverí del Meliá Caracas a un pasillo contiguo, quizá menos oscuro. Faltaban pocas horas para que el gringo-argentino de 50 años —junto a Rancho y los Elefantes Durmientes y José Alejandro Delgado— se presentara en la sala
Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, pero no hubo presiones con el tiempo, tal vez obra del momentáneo caos eléctrico. Durante 20 minutos de conversa, Johansen, porteñísimo de habla, no se quitó los lentes de sol. —Eres gringo. ¿Te sientes gringo?
—Obviamente tengo metida la cultura gringa y aprecio lo bueno de esa cultura. La música y la autocrítica que tienen cuando son autocríticos. La apertura, cuando son abierCaracas, 14 de diciembre de 2014.
tos, a otras culturas, porque no está bueno cuando una cultura se cierra. Obviamente es un gran imperio, una gran industria, y nuestros oídos han sido atacados por lo que proviene de su cultura, en el buen sentido y en el mal sentido. Hay una dualidad, siempre una lucha. Aprecio lo que hay que apreciar y critico lo que hay que criticar. Por eso mismo veo la parte linda de la Argentina de Buenos Aires y también lo cerrada que puede ser. Pero creo que eso es más humano que otra cosa. Ninguna cultura es dueña de eso. La Edición Número Ciento nueve. Año 03. ÉPALE CCS
22 pequeñez humana está en todos lados, también la grandeza. Aunque soy bicultural, me siento más argentino que el dulce de leche, porque fue donde me crié de mis 11 a mis 26 años. Si bien viví en Nueva York durante 10 años, estaba con amigos latinoamericanos, argentinos. Es el mundo conectado, no es Estados Unidos. El proyecto The Nada nació allí, en Nueva York.
de “profiesta”. Si yo cantara sobre la libertad como lo hacían 40 años atrás Serrat, León Gieco o Charly García, sería un “cansautor”, porque sería un demagogo facilista cantando sobre lo mismo. Y no, se cantan sobre nuevas libertades. Con Liniers y los The Nada estuvimos frente al Congreso de Argentina hace unos años y cerramos la noche cuando se votó la Ley de Matrimonio Igualitario.
—Esa dualidad está presente en tus canciones: el bilingüismo, el doble sentido, el juego de palabras. También el comentario político inteligente…
—¿Cómo te caía Chávez?
— Me parecía un personaje como de película y de comics, con mucha valentía. Eso de decir en la ONU “huele a azufre…”; ahí creo que nos enamoró a todos. Tenía las grandes contradicciones que tienen los grandes líderes. Creo que por momentos tenía una cosa actoral, y era como pará, bajá un poco, pero me parece que fue un personaje muy necesario, una persona muy valiente en el momento que había que serlo. Hubo cariño, con nosotros los argentinos hubo una conexión muy linda. Y con los Kirchner, como con Lula en su momento. Ojalá quede lo mejor de eso. Lo que tengo es el deseo, ahora que no está, de que pueda trascender lo más importante de esa conexión. Creo que el gran logro es ese: encontrar el momento justo para decir que somos uno, que tenemos nuestras diferencias pero celebramos nuestras diferencias. El gran logro de Chávez fue acercarnos.
—Fui educado por una madre soltera, una madre argentinísima que se casó con un gringo porque fue a estudiar becada a Denver, Colorado. Mi viejo era un gringo piola, que no quiso ir a Vietnam; era un gringo democrático, abierto. Mi madre fue la primera bolivariana que conocí, porque era superlatinoamericanista. Y ella decía en broma: “Uy, qué hice yo, que soy socialista, feminista, antiimperialista y me fui a casar con un gringo de Denver”. Era como el chiste en casa. Entonces soy de la generación de una madre con casetes de Violeta Parra, Víctor Jara, toda la música caribeña y revolucionaria de la época. Me crié imbuido en un mundo muy latinoamericanista, muy de juntar y de celebrar las diferencias entre nosotros pero tam- más que porteño bién de encontrar el lenguaje común. Eso lo Kevin Johansen nació en Alaska y salió a tengo muy arraigado. recorrer. Montevideo, Buenos Aires y Nueva York conocieron su propuesta antes de —¿Cómo se le canta a Latino- que grabara, en el año 2000, su primer disco: Kevin Johansen + The Nada. El CBGB's, américa en el siglo XXI? —Somos los herederos de esos grandes can- legendario local alternativo de Manhattan tautores que componían canciones y eran cerrado en 2006, donde se iniciaron bandas amenazados, censurados, maniatados, ase- como The Ramones y Blondie y pasaron sinados. Soy de la generación de los albores otras tantas como The Beatles, The Clash, de la democracia en Argentina, la vuelta Bob Marley & The Wailers, Guns n' Roses, después de la dictadura, soy hijo de los 80, U2 y Sentimiento Muerto, fue su escuela una generación de poder cantar sobre lo que musical. “Cada ciudad tiene su música y sus se nos cante, y eso conlleva una nueva res- sonidos. En Nueva York obviamente se escuponsabilidad, obviamente con mucho más cha más jazz y lenguajes universales, como desparpajo. Se habla mucho ahora de que la el bossa nova, el pop, el rock. Buenos Aires fiesta y la creatividad son la nueva protesta. también tiene el lenguaje universal del rock, El último bastión de “no nos joderán” o “no pero hay tango, folclore… tiene algo más sunos vencerán” es eso, vamos a hacer fiesta, reño. Caracas tiene el sonido de la salsa, más vamos a ser vivos, alegres y libres. La crea- caribeño, y el joropo; esa mezcla geográfica tividad como señal de libertad y de protesta que ustedes tienen. La geografía y el clima es la nueva forma. Llamo a esto canciones marcan las culturas y, por ende, el ritmo muEdición Número Ciento nueve. Año 03. ÉPALE CCS
Caracas, 14 de diciembre de 2014.
lugares o no lugares Alaska: un recuerdo blancuzco. Atahualpa Yupanqui: Simón Díaz. Barrio de Malvín: mi pubertad, mi despertar. Bob Dylan: referente, inspirador. Madrid: un paralelo con la madre patria, mi otra casa. Miranda: mi primera hija, mi primer amor. Buenos Aires: la ciudad de la locura sureña. Víctor Jara: un gran maestro, una influencia ineludible. Instrucción Cívica: mi primer tropezón con la música ochentera, mi primer aprendizaje. Formosa: uno de los primeros lugares donde toqué. No tengo una casa en Formosa. Allá está Daisy.
sical. Ustedes viven un agite. Puse una foto en Instagram llegado a Caracas, anoche, y alguien escribió: ‘Bienvenido a Caracaos’. Soy muy amigo del caos, así que me gusta”. —La cualidad de “desgenerado” supone una renuncia al público masivo
—No, al contrario. Es buscar la posibilidad de conectar con mucha gente. Hoy por hoy creo que uno puede ser masivo de culto, o masivo global, o masivo de culto global, como un director de cine que tiene mil fans en Japón, Río de Janeiro, Caracas o Buenos Aires. Es un poco el fenómeno de los últimos años. Noto que piden las mismas canciones en todas partes, sobre todo en Latinoamérica. Mi sueño no es para nada elitista; al contrario, el sueño de cualquier cancionista, muy básico, es que canten tus melodías la señora que barre la vereda, el kiosquero de la esquina… —¿Y eso ocurre?
—Creo que sí. Empieza a ocurrir. Hace unos años tengo un público más humilde, y de clase media, padres jóvenes con hijos, pero
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Kevin Johansen llenó la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño
también me toca la adolescente punki con piercings, o la “cumbiera intelectual” de 40 años. Creo que en esa amalgama el público es mucho más abierto que antes. Al principio sí era más alternativo, más bicho raro. El nombre gringo también como que despista. “¿Argentino? ¿De dónde es este?”. Creo que con el tiempo se fue consolidando eso, que hago un poco de todo, o de nada. —Sin prejuicios...
—La música y el tiempo son un gran misterio. También los prejuicios musicales. Recuerdo que en la secundaria escuchábamos The Wall de Pink Floyd, y estábamos consustanciados con el mensaje y la música, y “flashando” con el sonido de los helicópteros. Después venía The Police con “Du du du; da, da, da” y decíamos “¿quiénes son esos estúpidos?”. A los seis meses caíamos de rodillas frente a la genialidad de The Police. La música y el tiempo siempre te demuestran que hay que ser lo menos prejuicioso posible y estar abierto hasta a lo que te parece feo. Por ahí un sonido te parece desagradable y después, cuando lo vuelves a escuchar, dices: “Ah, pero estaba bueno”,
porque el arreglo estaba bien hecho, y estaba superbién producido. Me hace acordar un poco de lo que decía el inglés Bryan Eno, que nadie hablaba bien de Abba pero después todos íbamos a casa escuchar Abba porque estaba muy bien hecho.
México y en los países que realmente tienen ese sur o no sur profundizado. Pero sí, obviamente que toca a una clase media latinoamericana tradicional. Soy hijo de esa clase media a la que no alcanzaban los pesos para solventar los gastos, siempre estaba ahí con lo justo, pero teníamos un bagaje cultural muy rico. Eso, por lo menos lenguaje universal A Kevin Johansen + The Nada le han seguido en Argentina, fue muy pronunciado en los otras cuatro producciones discográficas: Sur años 60 y 70. o no sur (2002), City zen (2005), Logo (2007) y el álbum doble Bi (2012), que incluye Jogo —Ya has compartido escey Fogo. En 2010 grabó un CD/DVD en vivo nario con José Alejandro junto al historietista Ricardo Siri, más cono- Delgado. ¿Qué opinas de su cido como Liniers, con varios de sus temas trabajo? más populares. —José Alejandro Delgado es un gran parcero, de los de la nueva camada, que es—“Campo argentino” suena a tán investigando, experimentando, y tiene con qué: autoridad y esa curiosidad que es road movie. “El incomprendifundamental para cualquier creativo, con do” te lleva a un bar. “Desde la riqueza que tiene la música venezolana, que te perdí” ayuda a llevar muchos ritmos tradicionales y, además, el un despecho con dignidad. lenguaje universal del rock, que conoce¿“Sur o no sur” podría ser el mos todos. Está muy bueno lo que anda himno de la llamada clase haciendo. Tiene universalidad y una idenmedia de Latinoamérica? —Y de la trabajadora… Ojo. También tidad muy venezolana. Es un “desgenerapuede ser del proletariado, sobre todo en do” venezolano. Caracas, 14 de diciembre de 2014.
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GASTRONOMÍA
PICHONES DE SIBARITA
Pichón de oro: medallero y “diplomas” sibaritas POR carlos cova FOTOGRAFÍAs archivo épale ccs
Por segundo año consecutivo Épale CCS presenta a sus lectores el Pichón de Oro, selección de los doce mejores lugares para comer en Caracas y sus adyacencias reseñados en nuestra sección de gastronomía, forma sugestiva que hallamos de ordenar y dar funcionalidad a estos “anales” de la cotidianidad citadina, tan esquiva ella, tan porfiadamente desdeñada por los cronistas. La rigurosidad de esta elección, al igual que en el primer año, estuvo sujeta al número de “pichoncitos” recibidos, acuñada fórmula de valoración para medir la calidad, el precio, el ambiente y la atención de los lugares descritos.
mejanza de la hormiga que portando una migaja contribuye a rearmar el bocado más tarde devorado por la progenie, el pichón de sibarita vaga, come y escribe con la intención de sumar a un saber gastronómico caraqueño, peatonal y colectivo. Su labor, por tanto, se distancia de la del gourmet convencional, presuntuoso escarabajo del gusto. Con esa licencia nos adentramos por igual en lugares de prosapia, comederos y cuchitriles para someter sus platos al arbitrio de un estómago, digamos, promedio.
1. Ricuras Vegetarianas (Pichón de Oro)
3. El Rey del Asopado (Pichón de Bronce)
“Más refrescante que un vaso de limonada natural con cuatro cubos de hielo es el carpacho de remolacha de Ricuras Vegetarianas, de lejos, el mejor de los restaurantes de su especie que han aparecido en esta sección, no solo por los sabores que ahí podrá degustar sino porque queda en San Antonio de los Altos” (Reinaldo González, Épale CCS N° 104)
“A Eduardo González se le ocurrió la idea de hacer el carrito y empezar a echarle bolas. Hicieron varias pruebas, ‘de a poquito’, hasta que lograron ‘el punto exacto’. El asopado tiene eso exactamente: un punto que no es fácil describir. La cantidad exacta de sal, de mariscos, sabor, textura, perfección” (Gustavo Mérida, Épale CCS N° 81).
2. Café del Museo (Pichón de Plata)
4. Cachapa Criolla
“Un pequeño paraíso dentro del caos citadino que encierra el centro de Caracas. Al lado del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas se puede escoger entre comida mediterránea, pastas, mariscos, criolla, pescados y postres muy variados” (María Betania Chacín, Épale CCS N° 75).
“De lunes a sábado se compra el queso y se prepara la masa, que no contiene ni una pizca de harina, según explica el dueño del puesto. ‘De mis 15 años acá, tengo cinco trabajando con esta nueva masa’. —¿Y cómo te ha ido? —Estaba solo. Hoy somos cuatro. Sácalo por ahí”. (Reinaldo González, Épale CCS N° 79).
Esta selección, imperfecta como todas, aspira a retratar el súmmun de una actividad urbana, desde nuestro punto de vista la Menos ansiosos de sibaritismo, los pichones se reafirman en su más significativa antropológicamente hablando: cómo matar el “pichonidad” siempre que eso los mantenga a ras de calle. A se- hambre en las calles de Caracas.
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Caracas, 14 de diciembre de 2014.
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9. Arepera Maturín
“No solo quedará satisfecho, más bien se sentirá full con las raciones bien resueltas que le dan de la rica comida que allí hacen. Son bien generosos a la hora de servir el plato y, si lo pide para llevar, no le cobrarán los envases”. (Rocío Cazal, Épale CCS N° 68).
“La esmerada atención y la diligencia en la entrega no desentonan con lo que realmente es el lugar: un acogedor comedero donde un modesto transeúnte pueda saciar el ‘segundo golpe’”. (Rodolfo Castillo, Épale CCS N° 94).
6. Rincón Mexicano
10. Venezuela Nutritiva
“Al Rincón Mexicano nunca se le ha visto vacío: apenas abren, los comensales empiezan a llegar y no paran hasta que el negocio cierra. Muchos almuerzan y vuelven por la cena”. (María Betania Chacín, Épale CCS N° 96).
“En el nuevo restaurante Venezuela Nutritiva Arte Catedral rompieron los esquemas y se fueron por las 4 “S”: sano, seguro, sabroso y soberano”. (Rocío Cazal, Épale CCS N° 87).
7. Nostro Angolo
11. Cota 904
“Gravitando en la sala, el grupo de mesoneros se muestra rápido y servicial. La aparente sencillez del lugar se amplía a una carta italiana más o menos convencional, en la que destacan pastas y risotto, cartoccio, cotoletta y escalopinas, todos de rancia estirpe italiana”. (Carlos Cova, Épale CCS N° 95).
“Estas arepas tienen algo especial. Su tamaño no es mucho más grande que el promedio y el relleno no es de aquellos que se desparraman por todos lados a cada mordisco; sin embargo, y es la tercera sorpresa, uno queda completamente satisfecho al comerse una sola”. (Gustavo Mérida, Épale CCS N° 93)
8. Bar Basque
12. Casa Veroes
“Los pedacitos de angula parecen fideos y tienen un casi aroma, un perfume de picante que se nos antojó perfecto... Una delicia que nos puede hacer creer que el paraíso queda de Alcabala a Peligro, en pleno centro de Caracas”. (Mercedes Chacín, Épale CCS N° 80).
“Todos sus platos tienen un toque venezolano, enfocados en el sabor caraqueño, buscando fundir salado, dulce, ácido y picante”. (Kay Yam Hung, Épale CCS N° 88)
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GASTRONOMÍA
RECETARIO DEL PELABOLA
Pan de jamón instantáneo POR Malú Rengifo malurengifo@gmail.com
Llega la Navidad y, sea del color que sea, usted baila “El negrito fullero” con la misma alegría que el resto de los mortales. Los calcetines gigantes en las puertas de las casas son banderolas que señalan espacios para la tregua entre copeyanos, adecos y pesuvistas, el fieltro y la lentejuela se adueñan de cada esquina, y aunque los pinos canadienses, con su apariencia de película del norte y su olor refrescante a limpiamuebles, sean el artículo más cacheroso y cotizado en algunos hogares bien pudientes, no hay perfume más delicioso en todo el país que la fragancia de la temporada: el “eau de hallaqué”. En Venezuela la Navidad huele a hallaca, y si en las casas donde éstas no se cocinan, se aromatiza la estancia de una manera sencilla: comprando pan de jamón. Hagamos un ejercicio elemental: imagínese usted un país en el que le acaparen la harina de maíz. Ahora imagínese que no le quieren vender la carne a precio regulado sino que se la ponen casi tan cara como la cebolla y el pimentón. Luego agregue a ese panorama que las hojas ahumadas de plátano cuestan como si vinieran con el racimo de topochos adherido, y luego imagínese que un pan de jamón sencillo le vale 300 bolos, como poco. ¿Qué hace?
La inversión variable
En la tecnología de la alimentación pelabola existe algo que se llama receta de inversión variable. Una receta de inversión variable es aquella que se puede preparar con más o menos dinero (y más o menos comida), dependiendo del grado de austeridad en el que se encuentre usted. El pan de jamón instantáneo es el último grito de la moda culinaria-pelabola. Su fácil preparación resulta notable y, si lo hace como es debido, puede que le quede igualitico a un pan de jamón convencional. Los ingredientes que necesita para hacer un pan de jamón de inversión variable son: —Un pan sobao (tiene un leve dulzor que le va muy bien a la receta). —Veinte bolos de pasitas (y le sobran para picar). —Treinta bolos de aceitunas (ídem). Edición Número Ciento nueve. Año 03. ÉPALE CCS
—Jamón planchado al gusto... del bolsillo. Con un cuchillo para pan corte usted su sobao con paciencia, de punta a punta. La idea es cortarlo en espiral, de modo que pueda estirar el pan lo más posible y enrollarlo otra vez, luego de colocar las lonjas de jamón, las pasitas y aceitunas por toda el área, sin mucho orden pero sí con mucho amor. Debe quedar bonito, casi de la misma forma inicial, pero más gordito gracias al relleno. Listo el enrollado, procederá usted a pincelar su pan con clara de huevo y lo colocará en el horno, a fuego bajito, por unos diez minutos, quizá menos, quizá más, dependiendo de cuánto quiera usted aromatizar su hogar. Lo cierto es que al cabo de un rato al calor, su pan de jamón instantáneo de inversión variable estará listo, despidiendo un aroma a Navidad tan delicioso que querrá repetir la receta una y otra vez. Nota: es importante tratar de abrir el pan en espiral para que pueda usted decir que hizo un pan de jamón y no un vulgar sánduche.
Caracas, 14 de diciembre de 2014.
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CUENTO
De cómo Panchito Mandefuá cenó con el Niño Jesús DE José Rafael Pocaterra Ilustraciones KAY FU HUNG
Caracas, 14 de diciembre de 2014.
Edición Número Ciento nueve. Año 03. ÉPALE CCS
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Era un niño alegre, feliz, una flor que creció sobre el asfalto. Corría alegre calle abajo, calle arriba con su fuerza y su energía de nueve años. Vestía con una chaqueta de bolsillos profundos que se encontró por ahí, y cargaba un bolsito pequeño donde metía sus más preciados objetos: trompos, cordeles, chapitas, un carrito de plástico; tonterías que cuando las ponía a jugar con su imaginación lo alejaban de las noches frías y de los días de lluvia, y de hambre y de la soledad de las calles de la gran capital, de la Caracas que nunca se acaba. Hasta cerca de medianoche estuvo dando vueltas por la ciudad, vendiendo sus boletos en las grandes avenidas, frente a las puertas de los hoteles más lujosos y de los cines de moda y en el bulevar de Sabana Grande, gritando todo el tiempo, chillón, desvergonzado, alegre: —Aquí lo cargooo… ¡El boleto que nunca falla ni fallando, el boleto ganador, el archipetaquiremandefuá…! El día fue bueno, pues logró vender todos los boletos, y ahora Panchito se comía feliz una arepa con lo que le tocaba de las ventas. Allí estaba, dándose el gusto, apartado de aquellos que no precisamente andaban pendientes de comer, sino más bien de meterse en los bares y ponerse incluso groseros y peleones. Pero él estaba tranquilo, mientras comía su arepa de carne mechada y le echaba una mirada al periódico del día. Porque sí, Panchito había ido alguna vez a la escuela y había aprendido a leer. Después, cuando su mamá lo sacó a la calle a pedir, él tuvo que dejar de estudiar. Eso sí, como pedir limosna no le gustaba, se dio a la tarea de buscar trabajo. Panchito quiso vender periódicos, pero no le resultó. Los encargados le quitaron la venta porque le ponía la famosa frase “mandefuá” a las más graves noticias de la guerra, a los accidentes de tránsito y a las denuncias de corrupción política: —Mira, hijito —le dijeron—, mejor es que no saques el periódico. Tú eres muy —mandefuá—, y eso es demasiado para nosotros. Edición Número Ciento nueve. Año 03. ÉPALE CCS
Porque así es. Panchito tenía apellido, y este era Mandefuá, apellido original y hermoso que le gustaba más que el verdadero (que nunca usaba) porque era obra de él mismo. Llevaba aquel Mandefuá con tanto orgullo como cualquier príncipe su nombre, apellidos y títulos de nobleza, y así andaba diciéndoles a todos que él era, nada más y nada menos que Panchito Mandefuá. Pero Panchito era menos ambicioso que un príncipe, y se conformaba con su arepa y su trabajo de vendedor de boletos de lotería.
soldados, un automóvil y una bicicleta… Y de paso estuvo un rato contemplando la vidriera de un café llamado La India, a través de la cual se exhibían pirámides de bombones, pastelitos y unos dulces brillantes como estrellas.
Pero volvamos al momento. En medio de aquella rueda de muchachos alborotados, vio a una muchachita sucia que lloraba mientras contemplaba regada en la acera una bandeja de dulces. Como moscas, cinco o seis granujas se habían lanzado sobre los —Este sí es el ganador, un boleto bien man- ponqués y los fragmentos de quesillo llenos de polvo. La niña lloraba desesperada, pues defuá —decía. temía un castigo. Ah, pero también tenía sus gustos. Entre sus placeres más refinados estaba ir a la una de la Panchito estaba de buen humor: había ventarde, siempre por la sombra de los edificios, dido muchos boletos. Con ese dinero había a situarse perfectamente bajo la oreja de un podido comer, y hasta comprar dulces. Y señor gordo, lento y pacífico. Era uno de esos con el dinero que le quedaba había planeaempleados de ministerio que se sentaba en un do ir al circo, puesto que allí sí lo dejaban banquito de la plaza después del almuerzo, a entrar, y hasta comería hallacas y pan de jamón. Con ese dinero iba a pasar una Nover pasar el mundo con toda su paciencia. chebuena excelente. —¡Este es el boleto ganador, un boleto bien Así que con su buen humor a cuestas, Panchimandefuá! —gritaba con todas sus ganas. to se acercó a la pobre muchacha, que lloraba, —¡Muchacho, que siempre me gritas al oído! mientras los granujas seguían comiendo sus dulces y chupándose los dedos… Y Panchito, echando a correr, le volvía a gritar: Llegó un agente de la policía y todos corrie—¡Este es el boleto premiado, me lo debería ron, menos ellos dos. comprar, maestro! —¿Qué fue, qué pasó? ¿Cuál es el desorden? También le gustaba ir al cine, pero hacía tiempo que no lo dejaban entrar aunque tuviera La niña respondió toda desconsolada: la plata, porque ahí mismo le adivinaban que era un niño de la calle y le ponían mala cara. —Que yo llevada esta bandeja para la casa ¡Qué mala suerte la de Panchito Mandefuá! donde sirvo, que hay cena allá esta noche, y que, sin embargo, feliz de la vida, les gritaba me tropecé y se me cayó y me pueden echar… al alejarse: Algunos transeúntes detenidos se encogieron —¡Pues tampoco quería verla! ¡Porque para de hombros y continuaron. que a mí me guste una película debe ser muy —Bueno, bueno, sigan su camino, pues —les crema, muy archipetaquiremandefuá! ordenó el policía. Panchito iba una tarde calle arriba pregonando un número premiado como si lo es- Panchito se fue detrás de la llorosa. tuviese viendo por adelantado, y de pronto se detuvo ante una rueda de niños. Venía —Oye, ¿cómo te llamas tú? distraído contemplando una vidriera donde se exhibían aeroplanos, barcos, una caja de La niña se detuvo a su vez, secándose el llanto. Caracas, 14 de diciembre de 2014.
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—¿Yo?, Margarita.
—¿Qué te enseña?
—¿Y ese dulce era de tu mamá?
—A leer… Yo sé leer, ¿tú no sabes?
—¡Espérate, no te muevas, ya vengo! —y echó a correr.
Un cuarto de hora más tarde volvió: Y Panchito dijo orgulloso, aunque en el fondo aquello de leer no le parecía gran —Mira: esto fue lo que se te cayó, ¿no es así? —¿Y papá? cosa: Los ojitos de la niña brillaron y una sonrisa le —Tampoco. —Uf, claro, sé leer de todo. Leo periódicos, iluminó la carita sucia. Estaba feliz. revistas, los carteles que están pegados en las paredes y hasta libros. También sé vender bi- —¡Sí… eso! —¿Con quién vives tú? lletes de lotería y gano para ir al circo y comer Fue a tomar la bandeja, pero él la detuvo: —Vivía con una tía que me consiguió el traba- las arepas que me gustan. jo en la casa en que estoy. —Está bien, pero yo no tengo dinero, y se —¡No! Yo tengo más fuerza, yo te la llevo. me cayeron todos los dulces de la bandeja —¿Y trabajas? ¿Te pagan? —dijo con tristeza la niña, bajando la cabe- —Es que es lejos —dijo tímida. cita enmarañada. —¿Me pagan qué? —¡No importa! Panchito sonrió con ironía, con superioridad. —¿Y cuánto botaste? Panchito le contó que él tampoco tenía —Gua, tu trabajo. Al que trabaja se le paga, —¡Uy, mucho dinero! —y le alargó un pape- familia, que le encantaba ver películas de lito sucio donde se veía lo que habían costado detectives y que podrían comerse un dulce ¿no lo sabías? los dulces. juntos. Margarita entonces protestó vivamente: En el rostro de Panchito se dibujó una gran —Yo tengo dinero, ¿sabes? —y sacudió el —Me dan la comida, la ropa y una de las niñas sonrisa, le quitó la bandeja a Margarita y bolsillo de su chaqueta, donde sonaron las dijo: monedas. me enseña, pero es muy brava. —Yo no tengo mamá.
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para el día siguiente. Nada más le alcanzaría para la Nochebuena, y es que después de pagar los dulces de la niña… ¡Quién lo mandaba a estar ayudando a nadie!
Y los dos pequeños se echaron a andar. Apenas si se dieron cuenta de que llegaban, de tan entretenidos que iban comiendo dulce.
Sin embargo, a pesar de la tristeza, de que no podría guardar para después, Panchito sentía una loca alegría interior. No olvidaba, en medio de su desastre financiero, los ojos mansos y tristes de Margarita. ¡Qué diablos! El día de gastar se gasta lo que hay que gastar, así de lo más archipetaquimandefuá.
—Aquí es. Dame —dijo la niña. Panchito le entregó la bandeja. Se quedaron viéndose a los ojos: —¿Cómo te pago yo? —preguntó Margarita con tristeza tímida.
A las nueve salió del circo. Iba pensando en el menú: hallacas, un juguito, un café con leche, tostadas de chicharrón, un pan de jamón. ¡Su famosa cena!
Panchito se puso colorado y balbuceó: —Si me das un beso. —¡No, no! ¡Es malo!
Cuando cruzaba en una esquina, se escuchó un cornetazo brusco, un golpe de viento fuerte, y Panchito Mandefuá ya no estaba en la esquina dando un salto vivaz o siquiera en pie. No, Panchito ya no caminaba, ya no estaba ni siquiera en este mundo…
—¿Por qué?... —Gua, porque sí… Pero no era Panchito Mandefuá a quien se convencía con razones como esta; y la sujetó por los hombros y le pegó un par de besos llenos de travesura y del dulce que compartían.
—¿Qué pasó? ¿Qué pasó allí? —preguntaron unos transeúntes. —Que un auto atropelló a un muchacho de la calle…
—¡Mira que grito si me vuelves a besar! —dijo ella, roja como una rosa. De la emoción, por poco tira otra vez la dichosa bandeja llena de dulces.
—¿Quién?, ¿cómo se llama? —¡No sé su nombre! —informó alguien—. Pero yo lo he visto, eso sí. Era un muchacho de esos que venden lotería.
—Ya está, pues, ya está. No te voy volver a besar —dijo Panchito.
En otra parte, lejos de allí, Panchito Mandefuá andaba con su chaqueta, ahora toda brillante, magnífica, como recién salida de la lavandería.
De repente se abrió la puerta de la casa donde vivía Margarita. Un rostro de solterona fea y vieja apareció. —Muy bonito. ¡El par de vagabundos estos! —dijo enojada la doña. El chico echó a correr. A su espalda, la señora regañaba a la niña mientras la metía a la casa.
Se le veía feliz, sonriente. ¡Pero claro! Se había ido a cenar al cielo, invitado por el Niño Jesús.
—Pero, Dios mío, ¡qué criaturas estas que no tienen edad y ya están pensando en darse besos!
Con esta entrega, finalizamos la primera etapa de la serie de cuentos clásicos venezolanos.
Ahora le quedaba el dinero justo para el circo y para la cena. No le sobrarían más monedas Edición Número Ciento nueve. Año 03. ÉPALE CCS
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orquestas de música tropical
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Pela, rasura Dominio web para Argentina
Espacios, intervalos
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Web para Antillas Figura 3 las Neerlandesas
Figura 4
Estiércol, boñiga
Figura 5
Figura 1
3ra pers. singular
Metal, azófar Sist. de puntuación
Nota musical Átomo eléctrico
Nacidos bajo el signo zodiacal de Leo Alfarería: separadores Filosofía oriental
Nota musical Figura central
Figura 2
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Negación
Aventuren, intenten Planta: pie de oso
Tenga
Pelota, bola
Lápidas, piedras Universidad Gabriela Mistral (s.)
Grito, lamento sonoro
Desprovisto de belleza Borde, arista Novísima, moderna
Carcajea, sonríe
Frutos del nogal
Ganso doméstico
Bracear, bucear Art. neutro (pl.) Lima, raspa
Web para Tonga (inv.)
Atada, ligada Remolca (inv.)
Me trasladaré
Título noble inglés
Río de Rusia
Canoa
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Entregan (inv.)
Faena (inv.) Grupo metilo
Escuchar, percibir
Maldad
Voz militar
Documento Nacional de Identidad
Ganado vacuno
1000
Rabia, odio
Nota Raspar, desgastar musical
Multitudes
Bejuco, hiedra, enredadera
Poste
Coloq. tipas, mujeres
Cloruro de sodio
Desagüe, sumidero
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Oleadas, afluencias
1ra consonante del ABC
Carcomí, corroí
Arículo neutro
Estudio Iniciales 24 horas de eleOscar (pl.) mentos de fónicos Urbina Género, variedad
Símb. quím. sodio
Serpiente
Dominio web para Santo Tomé y Príncipe
Local Shared Object (s.)
Símbolo Caldos, Criatura Surco, químico ficticia canal del osmio jugos de la mitología nórdica
Noroeste
Apócope de santo
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Cronológico, correlativo
Voz para calmar caballerías
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"La conformación de las identidades socioculturales ha estado, entre los caribeños, indisolublemente vinculada al desarrollo de nuestras formas de expresión y comunicación sonoras". Ángel G. Quintero Rivera en Salsa, sabor y control: sociología de la música "tropical"
SOLUCIÓN DEL ANTERIOR
POR NATALY SANOJA
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CUENTOS DEL ARAÑERO
31 de diciembre en familia POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACIón MELANY PÉREZ
Tenía varios años que no pasaba el 31 con toda la familia, y especialmente con los viejos, los hermanos, y aquella sobrinera, los hijos, nietos, etcétera. Le llegué de sorpresa a mi hermano Adán a su casa y estaban, como siempre, jugando dominó. Desde hace quince o veinte años es la partida de dominó en la tarde. Yo juego un estilo de dominó que bautizaron allá como “suicida”. Tenía varios años que no jugaba. Me conseguí un viejo amigo, hicimos una buena partida, un match, y lo ganamos aplicando el “suicidismo”. Mis hermanos juegan mucho dominó. Yo no sé jugar. Pero uno de mis hermanos, cuando la mano ya lleva tres o cuatro vueltas, sabe qué piedras tiene este, qué tiene el otro y el otro. Él cuenta cuántas pintas han salido y cuántas no han salido. Luego estuvimos brindando en la noche del 31, por lo que pudo haber sido y no fue; y el brindis del futuro, el brindis de lo que va a ser Venezuela y será. El día primero me fui, con los muchachos también, a visitar una pequeña finquita que tiene mi padre desde hace más de veinte años. Allí echamos una partida de bolas criollas. El gobernador de Lara, mi amigo, nuestro amigo Reyes Reyes y yo, contra dos de mis hermanos, y también les ganamos en bolas criollas. A paso de vencedores les metimos el primer zapatero del siglo, quedó escrito allá. Tenía como cinco años que no jugaba una partida de bolas criollas en ese sitio tan querido. Yo le decía a Rosa Virginia: “¡Mira, mi vida, cómo pasa el tiempo! Yo te vi así, como la nieta, cuando tú aprendías a caminar y andabas por este mismo patio queriendo agarrar el mingo”. Tú sabes, los niños se meten. “¡Epa!, quiten los muchachos, apártenlos”. Jugué unas partidas de chapita también. ¡Fíjate que ahí también ganamos! Tuvimos suerte ese día, ¡pregúntale a Adán! Es más, Adán era el pícher contrario. Éramos tres equipos. Hicimos un tú pides allí, tú pides acá. A mí me tocó jugar con mi hermano Argenis, mi hermano Adelis y mi sobrino Aníbal, un muchacho de quince años que acaba de ir a la selección nacional de beisbol. Claro, teníamos tanto tiempo sin jugar. No había chapitas, mi hijo Hugo y mi sobrino Ernesto las fueron a buscar al pueblo de Camiri. Agarramos el palo de la escoba de la casa. “No me vayan a partir la escoba”, decía mi mamá, como siempre. Por fin, apareció otro palito por allá y empezó la partida. Pregúntale a Adán, para que tú veas. Tres en base y me pongo yo, ¡paf!, triple. Triple era si la chapita caía sobre el techo, si pasaba más allá era jonrón. No hubo jonrones ese día. Ganamos en chapita, ganamos en bolas criollas. Pero perdimos una partida de dominó la noche del 31. En el día fue que ganamos.
y llegamos al río. Ese ya no es el Santo Domingo ni el Boconó. Estamos hablando del Pagüey, ya en la vía hacia San Cristóbal, pero muy cerca de la ciudad de Barinas. Claro que yo andaba tratando de pasar como desapercibido. Había muchos niños bañándose, alguno me vio y empezaron: “¡Chávez! ¡Chávez!”. Bueno, tuve que bajar a saludarlos con la familia. Porque ahí hay una islita muy bella, en el río Pagüey, que desde hace muchos años la gente llama “La Isla de la Fantasía”. Ahí van muchos niños, familias enteras se van en caravanas de camiones, de carros. La gente lleva chinchorros y pasan todo el Año Nuevo a la orilla del río, bañándose en un agua muy fresca, en las aguas del río Pagüey.
Tenía varios años que no me sentía, ¿cómo puedo decirlo?, sí, lejos del mundanal ruido, a la orilla de un río, caminando por un bosque de la mano de mis hijos, de mi nieta, de mis viejos, de mis hermanos, de amigos y de amigas. Como una magia. Yo me olvidé Y fuimos a la orilla del río. Esa orilla de río es un bosque muy tu- de presidente, me olvidé de todo eso y volví a ser el niño aquel, el pido. Nos fuimos a explorarlo por un caminito, unos topochales, muchacho aquel que anda por dentro. Edición Número Ciento nueve. Año 03. ÉPALE CCS
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