Revista Kantō número 10

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Revista virtual | Año IV

Número 10 | Julio 2016 | Japón

The Ravens Los Cuervos por Dante Nishio

Sitio web: www.kantod.com

Facebook: facebook.com/kantojp


Publicación trimestral - Año 4 - Número 10

Julio - septiembre 2016 Editado en Japón Edición general: Kike Saiki Diseño: iSocialMedia Japan

Sitio web: www.kantod.com Facebook: facebook.com/kantojp Correo de contacto: redaccion@kantod.com kikesaiki@gmail.com

Colaboran en este número: Con Dios y con el Diablo, Cristina Bayes, Dante Nishio, Gustavo Yonamine Nakasa, Javier García Wong-Kit, Javier Omar Ipanaqué Castro, Javier Takara, José Rommel De la Colina Calvo, Juan Fujimoto, Julio Ysa, Kimiko Yamasato, Luis Tokumori, Milagros Aguirre, Rafael Hirose. © El contenido publicado es de propiedad de cada uno de los autores.


CONTENIDO 4

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Foto Laboratorio

Cultura / Perfil de Autor

Nocturnas

Un poeta en tránsito detenido

Milagros Aguirre

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Excursionismo

Monte Nantai Cristina Bayes

Fotografía/Portada

The Ravens Los Cuervos

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Dante Nishio

Relato

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Una temporada en el hospital

Javier Takara

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Sociedad

La Yakuza

Violencia y extorsión en el corazón de la sociedad japonesa

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Fotografía

Sanja Matsuri

Julio Ysa Moromisato

Federico Pérez

Cultura

José De la Colina

48

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Sociedad / Deportes

Historia del Gojyu Ryu

Fotografía

uno de los estilos más difundidos de Karate

Flores

Kimiko Yamasato

Con Dios y con el Diablo

Relato

Javier García Wong-Kit

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62

72 Conócelo un poco más...

Rafael Hirose

Aprendiendo con Juan

Las preguntas grises

«veo otra realidad, otra cultura, otro pensamiento y me nutro de ello en mis creaciones»

Kanto-Redacción

Acerca de la basura en Japón

Gustavo Yonamine Nakasa

Juan Fujimoto

74

Poemas

80

"El pintor" / "Al filo de un cuchillo"

Fotografía

Viajes

Flower Park

Un viaje relámpago a la antigua capital de Japón

Ashikaga

Rafael Hirose

Fotografía

Macro

"Chegua" - Javier Ipanaqué

Kioto

88 Luis Tokumori

86

Cristina Bayes

92 Cuento Ilustrado bilingüe

Chutaro, El ratón rojo

あかねずみチュータロウ José De la Colina


Foto / Laboratorio

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Título: "Nagatoro Nocturnas" Autor: Milagros Aguirre Técnica: Paiting, "pintar" con la luz de una linterna, toda la superficie que se desea exponer en la foto. Apertura: f4 Velocidad: 20s ISO: 200 Lente: 24 - 70 mm Cámara: Nikon / D700 © Milagros Aguirre 5


Foto / Laboratorio

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Título: "Nagatoro Nocturnas" Autor: Milagros Aguirre Técnica: Exposición larga. Sin uso de flash ni de otro tipo de iluminación. Luz natural de noche. Apertura: f2.8 Velocidad: 30s ISO: 200 Lente: 24 - 70 mm Cámara: Nikon / D700 © Milagros Aguirre 7


Cultura

Un poeta en tránsito detenido

Un poeta en tránsito detenido Javier García Wong-Kit publicación original para Discover Nikkei

"Un poeta en tránsito detenido" es el perfil que hace Javier García Wonk-Kit del poeta peruano Juan Carlos De la Fuente Umetsu, quien lleva publicado tres poemarios: "Declaración de ausencia" en 1999, "Las barcas que se despiden del sol" en 2008 y "La belleza no es un lugar" en 2010. Está próximo a publicar su cuarta creación poética. “Desde hace más de 20 años, Juan Carlos de la Fuente transita por este mundo con la poesía, como una forma particular de vivir, de sentir, de respirar”, señala la contraportada de su último libro, “un armonioso conjunto de versos que estructura una poesía reflexiva, de bellísimas imágenes y signos lingüísticos y visuales que desarrolla al interior de la insularidad metafísica”. Hace poco fue parte de la muestra Escritores Nikkei Peruanos: Perfiles literarios e ilustraciones sobre nueve autores nikkei, incluida en el Tercer Festival Cultural Nikkei del Centro Cultural Peruano Japonés.

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Javier Garcia Wong-Kit

◄ El poeta Juan Carlos de la Fuente ha publicado tres

poemarios y espera este año la aparición del cuarto. (Crédito: Archivo personal del autor).

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l lenguaje es la patria de cualquier poeta. Quizá por eso Juan Carlos de la Fuente Umetsu (Lima, 1963) tiene tanto qué decir cuando escribe y conversa. Sus apellidos de por sí guardan un sentido y una historia que caben en sus versos y diálogo, que de inmediato remiten a los misterios de su escritura y a un hombre encantador por su sabia sencillez. Empezó a escribir muy joven (a los ocho años) y aún repite que la poesía es para él una necesidad, aunque no sepa si le gusta más escribir o leer. Ambos lados de la moneda salen a relucir en su biografía oficial: estudió Derecho en la Universidad Mayor de San Marcos, aunque se la pasaba en la facultad de Letras; fue periodista, editó revistas de poesía y ha ganado y sido finalista en varios concursos con sus versos. Pero Juan Carlos sostiene que el poeta está al margen de premios, modas y corrientes. Mientras se edita su cuarto poemario, el cual verá la luz este año, el actual jefe de Relacionamiento y Comunicación Digital de la empresa Telefónica del Perú, y que acaba de ser incluido en la muestra Escritores Nikkei Peruanos: Perfiles literarios e ilustraciones sobre nueve autores nikkei, incluida en el Tercer Festival Cultural Nikkei del Centro Cultural Peruano Japonés, vuelve sobre sus recuerdos y palabras.

Origen japonés “Quizás lo más literario de mi vida sea mi apellido japonés. Quizá por este motivo soy escritor y más precisamente poeta”. Con motivo de la exposición antes mencionada, Juan Carlos ha escrito un texto sobre su abuelo Makiso Umetsu, ese hombre misterioso que se hizo llamar Vicente en el Perú, que trabajó con el empresario japonés Seguma Kitsutani en Lima, y que fue deportado por la Segunda Guerra Mundial. Umetsu, dice el escritor, significa ‘puerto de ciruelos’, ‘puerto del templo rodeado por ciruelos’ o ‘el hombre que vivía cerca del mar y cultivaba ciruelos’. A su abuelo le ha escrito el poema Apología del héroe (hoy extraviado) y de esa herencia oriental que, dice, “se manifiesta de manera inconsciente” y que está presente en su vida y obra, es de la que no se puede desligar. “Mi abuela Amalia Lostaunau, nacida en Piscobamba, Ancash, me enseñó a leer la hora en un reloj que al mediodía tocaba el himno de Japón”. “De hecho, yo me empecé a interesar más por lo japonés por un libro del poeta peruano Javier Sologuren”. Aquel libro es la antología “El rumor del origen”, una muestra de lo más significativo de la literatura japonesa en todos sus géneros y épocas, que introdujo a De la Fuen-

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Cultura

Un poeta en tránsito detenido

◄ De

la Fuente Umetsu fue incluido en la muestra Escritores Nikkei Peruanos exhibida en el Centro Cultural Peruano Japonés. Crédito: Javier García Wong Kit.

te en el haiku y en otras formas poéticas japonesas. La brevedad y lo aforístico son influjos orientales que van a tener sus poemas, por donde transita de manera detenida un espíritu reflexivo y contemplativo. Tiempo de poesía Aunque en 1981, con menos de 20 años, ya se había dado a conocer cuando fue premiado en el concurso de poesía de la Municipalidad de Lima (y en 1985 al ganar el concurso Manuel González Prada y obtener un reconocimiento en El Poeta Joven del Perú), su primer poemario se editó recién en 1999. De Declaración de ausencia (Asalto al Cielo Editores) seguro que hay mucho qué decir pero hay algo que le viene a la mente al escritor: su timidez y ese sentido de aislamiento que tuvo hasta que se adentró en el mundo del periodismo. Fue primero en El Observador y luego en el suplemento El Cultural, del diario El Peruano, a inicios de los noventa, donde compartió redacción con grandes periodistas como Willy Pinto Gamboa, Fernando Obregón y Paul Nakamurakare. “Recuerdo que le pagábamos a los poetas a los que incluíamos en las antologías, fue algo que nunca se ha hecho”, cuenta quien también editara la revista literaria Fin de Siglo y colaborara con otros diarios del país. 10

De aquellos años, y de su paso por la universidad, Juan Carlos guarda amistades, tertulias y muchas lecturas que fueron formando su bagaje literario, ese por donde transitan Matsuo Bashō pero también Garcilaso de la Vega y Constantino Cavafis. Lo japonés, nuevamente, se revela con Las barcas que se despiden del sol (The Latino Press/Tranvías Editores, 2008), un libro-objeto numerado en cuya cubierta aparece una de las 33 vistas del Monte Fuji de Katsushika Hokusai, y cuyo preludio reza: La nave viaja en sí misma, el viento seduce los caminos, los héroes yacen en la playa de un sueño, suave como una espada abandonada en el cielo. tránsfugas celestes que callan la primera palabra. el hombre en su bajío, siente. reman sus ideas con la luz de un río. la piedra canta, el ave despierta y cruza la noche con su mirada. no hacen falta atajos. el hombre está de pie, junto a tu puerta y grita eternamente que le abras. hay peces sujetando los colores del agua La margen oriental “Un gran aporte de la cultura oriental es la opción del vacío”, dice Juan Carlos. Mientras en occidente el vacío es carencia, pérdida y depresión, en la visión asiática el vacío es plenitud,


Javier Garcia Wong-Kit encuentro e iluminación. “La función del arte es curar”, dice con sosiego antes de proponer que se desmitifique la poesía nikkei, la cual en el Perú hace referencia inmediata al gran José Watanabe pero que también debería conducir a otros nombres. Jorge Eduardo Eielson, Alberto Hildago y el propio Sologuren han hecho mucho también por la poesía japonesa y nikkei del Perú, opina, haciendo una lista que bien podría tener su nombre hacia el final. Su tercer poemario, La belleza no es un lugar (Carpe Diem Editora, 2010) llegó a imprenta tras haber sido elegido entre las menciones honrosas del prestigioso Premio Copé de Poesía en 2007; un reconocimiento que ya había obtenido en 1991 y que se acaba de adjudicar nuevamente en 2015, por un libro aún inédito. “Desde hace más de 20 años, Juan Carlos de la Fuente transita por este mundo con la poesía, como una forma particular de vivir, de sentir, de respirar”, señala la contraportada de su último libro, “un armonioso conjunto de versos que estructura una poesía reflexiva, de bellísimas imágenes y signos lingüísticos y visuales que desarrolla al interior de la insularidad metafísica”. Uno de los poemas de esta publicación, dedicada a su hijo Mario Sebastián, se llama “Extravíos” y tiene el aire del haiku:

reflexión. “El futuro de cualquier empresa está en tener una mirada humanista”, afirma con convicción. Hacer propuestas que no sean solo de consumo, sino también para realizarnos como seres humanos es el mensaje que deberían dar, dice Juan Carlos de la Fuente Umetsu, quien también está convencido de que las nuevas tecnologías de la información y comunicación son la herramienta para lograrlo. De hecho, añade, tiene un blog (Noticias del interior) en el que presenta a poetas de distintas partes del mundo, compra muchos libros por internet y ha escrito su último libro con la aplicación de notas de su smartphone. ¿Hay lugar para poetas y filósofos en las grandes compañías? Él está de acuerdo en que sí por el aporte distinto que pueden dar. En un mundo cada vez más horizontal, donde todos quieren ser únicos y terminan siendo iguales, el intelectual trae esa voz discordante, de la misma manera en que un libro como Las barcas que se despiden del sol, de tapas de cartón prensado y atado con una cuerda, es una pieza singular en el mercado editorial que pronto tendrá nuevas noticias de este poeta que viaja por distintas lecturas para detenerse a escribir.▲ © 2016 Javier Garcia Wong-Kit

Caminé hacia ti Con la certeza De una lágrima La lágrima se secó No sé como encontrarte. El lugar del poeta El poeta en tránsito abre su maletín y saca un par de libros del filósofo coreano Byung-Chul Han, quien es considerado el próximo Jürgen Habermas, y me habla del presente, que no lo ha alejado del periodismo, aunque ahora se encuentre en una posición más institucional en la que no deja de hallar un espacio para la

Periodista, licenciado en Ciencias de la Comunicación y docente en la Universidad de San Martín de Porres, en Lima. Actualmente escribe de gastronomía en el diario Gestión y publica crónicas y perfiles en la revista Kaikan de la Asociación Peruano Japonesa. Tiene un blog en https://viajesdeescritorio. lamula.pe/ Este artículo fue publicado en Discover Nikkei, "DiscoverNikkei.org, un proyecto del Japanese American National Museum", quienes accedieron generosamente a ceder los derechos de publicación por medio de Javier García Wong-Kit. Enlace al artículo original en la web: http://www.discovernikkei.org/es/journal/2016/5/25/ poeta/

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The Ravens Los Cuervos Fotografía ©Dante Nishio

Es un tributo visual de Dante Nishio al fotógrafo japonés Masahisa Fukase (1934 - 2012), quien es reconocido internacionalmente por su obra Karasu (Cuervos), que fue expuesta por primera vez en 1979. El álbum publicado en 1986 con el mismo título, bajo el formato de un libro fotográfico, fue elegido en 2010 como el mejor libro de fotografía de los últimos 25 años, es considerado por varios autores como una obra maestra.

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Dante Nishio

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Kioto

Viajes - Cultura

MONTE NANTAI TOCHIGI KEN

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Cristina Bayés

Japón País Misterioso

Foto: Cristina Bayes

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Kioto Nantai - Tochigi Ken Monte

Viajes - Cultura

MONTE NANTAI TOCHIGI KEN Viajes / Excursionismo Cristina Bayes www.japonpaismisterioso.com

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l Lago Chuzenji 中禅寺湖 y el Monte Nantai 男 体 山 se encuentran ubicados en Parque Nacional de Nikko 日光国立公園 en la Prefectura de Tochigi 栃木県 y se dice que el Lago representa la luz del sol por la belleza inconfundible de sus alrededores . El Monte Nantai también llamado Futara-san 二荒山 de 2.486 m de altura es un emblema de la ciudad que se puede ver en los días claros desde tan lejos como la costa del Pacífico, a unos 100 km. de distancia. La montaña es popular entre los excursionistas y está en el ranking de las 100 más famosas de Japón.

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Cristina Bayés

Japón País Misterioso

▲ Cristina Bayes en la cima del Monte Nantai, con la bandera argentina.

E

n el 2012 intenté llegar a la cima del monte, pero me fue imposible por el grado de dificultad que tiene. Desde el principio es completamente empinada, luego con más altura comienzan las grandes rocas esparcidas por todo el sendero haciendo más difícil el ascenso como también el descenso. Cada vez que la tenía al frente me juraba que algún día llegaría a su cima y este año por fin lo logré. Me preparé fisicamente tomando todas las precauciones debidas, llevando el equipo adecuado y luego de caminar por más de tres horas por fin pude lucir la bandera de mi país, Argentina, en su cumbre... Subir montañas, para mí es un gran pasatiempo que me permite tener un contacto directo con la naturaleza y llenarme de energía, pero también tiene sus riesgos y es necesario tener presente algunos puntos importantes:

1. Hacer una investigacion, antes de salir a escalar, leer todo lo que se pueda acerca de las habilidades necesarias y las experiencias de otras personas. 2. Evaluar la fuerza mental, ya que es necesario para hacer un juicio rápido acerca de las condiciones, las direcciones y la seguridad. 3. Ponerse en forma, porque el montañismo requiere de una buena condicion fisica y habilidades de resistencia. 4. Adquirir el equipo adecuado, ya que es especifico y absolutamente esencial. 5. Aprender acerca de la ética del alpinismo, porque muchas montañas están situadas en zona remotas y puede tener un impacto en el medio ambiente local.

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Monte Kioto Nantai - Tochigi Ken 6. Obtener capacitacion y planificar la subida con tiempo, ya que las montañas se clasifican de fácil a muy difícil sin dejar de tomar las precauciones necesarias porque una montaña sigue siendo una montaña, por más facil que se considere. 7. Sube en grupos, es mejor volver a casa y luego intentarlo de nuevo que ir demasiado lejos y no regresar jamás. 8. Mantenerse hidratado y conocer los síntomas de falta de oxigeno, el agotamiento y la hipotermia y no olvidar de que se trata de un deporte de por vida, que se puede disfrutar mucho siempre y cuando permanezcas en forma toma la decisión correcta antes de actuar precipitadamente porque puede tener un desenlace fatal. Y por último, después de seguir estos consejos toma tu mochila y disfruta de la belleza que nos brinda la madre naturaleza, y luego luce con orgullo tu gran triunfo por más pequeño que sea, porque ese momento es único y no se olvida jamás... © Cristina Bayes

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Viajes - Cultura


Japón País Misterioso

Cristina Bayés

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La Yakuza. Violencia y extorsión en el corazón de la sociedad japonesa

La Yakuza Violencia y extorsión en el corazón de la sociedad japonesa Sociedad Federico Pérez

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Sociedad


Federico Pérez

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n Japón, a pesar de ser uno de los lugares más seguros del mundo, opera una de las mayores bandas criminales a nivel global: la Yakuza. Al hablar de la Yakuza nos referimos a una serie de grupos de delictivos cortados bajo un mismo patrón. Este es un modelo originario de Japón y su tradición se extiende en el tiempo y el espacio, hasta contar en la actualidad con unos 110.000 miembros activos divididos en 2.500 familias. Su influencia llega más allá de las fronteras japonesas alcanzando otros países de Asia y llegando incluso a los Estados Unidos o Europa. La ascendencia de la Yakuza en la sociedad japonesa es mayor y se encuentra más enraizada que cualquier otro tipo de delincuencia organizada en el resto del mundo. Según diversos observadores internacionales, a la Yakuza puede atribuírsele una alianza firme e histórica con diferentes políticos del espectro ultraconservador o de corte nacionalista en Japón. Además de los crímenes y fechorías que pueden atribuirse a cualquier grupo criminal de esta envergadura, la Yakuza se encuentra instalada de forma cómoda y significativa en el mundo corporativo nipón. NOMBRE

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l nombre del modelo mafioso que compone el hampa japonés, o Yakuza (ヤクザ), tiene un origen incierto y controvertido. Sin embargo, una de las teorías que más calado ha adquirido dice que dicho nombre proviene del apelativo de la mano perdedora en el juego de cartas Hanafuda (花札). Dependiendo el tipo de lectura que se aplique a los kanijs, ya significa 8, ku significa 9, y za significa 3, números que el total suman 20.

Los yakuza están orgullosos de su posición marginados, y la palabra yakuza refleja esa auto-imagen que la sociedad rechaza. Los yakuza son las malas manos de la sociedad; esta es una caracterización que abrazan gustosos, de la misma manera que los moteros norteamericanos lo hacen al tatuarse el lema Born to Lose en sus bíceps. En este contexto, dichas organizaciones criminales también se conocen como gokudō (极道), sin embargo la policía japonesa ha extendido la denominación bōryokudan (暴力団), literalmente grupo de la violencia, para abandonar la mística que en un principio los acompañaba. Por último, estos criminales tienen del mismo modo un apelativo para autodenominarse, llamándose a sí mismos ninkyodantai (任侠団体 o 仁侠団体). HISTORIA

C

omo ya hemos comentado con anterioridad, hay un misticismo innato que acompaña a estos individuos; por ello, su origen no se libra de igual modo, de multitud de versiones y especulaciones. En sus primeros momentos, siempre teniendo en cuenta la parte que la exponga, se relaciona el origen a este grupo criminal con el cambio social ocurrido durante la era Tokugawa. Este periodo de paz vivido en Japón, condujo al florecimiento de las artes y costumbres más singulares de las islas a la vez que dejó a multitud de samuráis sin una ocupación definida, empujándolos a una vida ociosa y en la que debían buscarse la manera de subsistir. Así, la Yakuza puede remontar sus orígenes al 1612, cuando un grupo de ronin comenzó a atraer la atención de los funcionarios locales por sus ropas extrañas, cortes de pelo y comportamiento errático. Al mismo tiempo, acompañaban estas características con el uso de espadas largas a los lados.

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La Yakuza. Violencia y extorsión en el corazón de la sociedad japonesa

Sociedad

Estas personas eran oficinistas, comerciantes, hosteleros, trabajadores, guerreros sin hogar y otros ronin que tomaron las armas para defender las aldeas y pueblos de los Kabuki-Mono.

SI SE PRESTA ATENCIÓN AL ORIGEN SOCIAL DE TODOS LOS INTEGRANTES SE ENCUENTRA UN PUNTO DE UNIÓN: JÓVENES PROBLEMÁTICOS, NIÑOS DESAMPARADOS, DELINCUENTES, POBRES E INADAPTADOS.

A estos individuos se les llamó kabukimono ("los locos"), recibiendo también el nombre de hatamoto-yakko ("Siervos del Shogun"). Los kabuki-mono eran samuráis excéntricos, que usaban nombres extravagantes para sus grupos y hablaban en una jerga propia (claramente identificable con la jerga entre malhechores nacida en la España del siglo de Oro, la llamada Germanía). La lealtad que se profesaban entre ellos era notable, protegiéndose mutuamente de cualquier amenaza incluso de sus propias familias y allegados. Estos tenían el hábito de aterrorizar a cualquier persona en su tiempo libre, hasta el punto de practicar con sus espadas y asesinar por placer. De este modo, muchos acabaron convertido en bandidos, y saqueadores de ciudades y pueblos. Sin embargo, la Yakuza ve a sus antepasados en otro grupo de la época, el Machi-Yokko ("Funcionarios de la ciudad").

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Los Machi-Yakko pronto se convirtieron en héroes populares, alabados por el pueblo por sus acciones y llegando algunos de ellos a protagonizar cuentos y obras teatrales. ORGANIZACIÓN

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pesar de estas historias, realmente la Yakuza (tal como la organización criminal que concebimos hoy) no se puede identificar hasta finales de 1700. Es en este tiempo cuando se distinguen organizaciones integradas por los bakuto (jugadores tradicionales) y los tekiya (vendedores ambulantes), términos que aún hoy son utilizados en diversos ambientes para describir a los miembros de las diferentes familias. A ellos, se añadió un tercer en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial, los gurentai (matones). Si se presta atención al origen social de todos los integrantes se encuentra un punto de unión: jóvenes problemáticos, niños desamparados, delincuentes, pobres e inadaptados. Es en este punto donde cabe hacer mención especial al grupo de los Burakumin, un estrato social que aún hoy es discriminado dentro de la sociedad japonesa; estas familias son descendientes de la casta de los marginados o parias de la época feudal (sobre todo quienes tenían ocupaciones que se consideren contaminadas por la muerte o impureza ritual: carniceros, verdugos, enterradores o trabajadores del cuero). Estas personas vivían de forma tradicional en sus propias aldeas y guetos; hoy en día, aún se distinguen familias y ubicaciones marcadas por este estigma y sus activistas son férreos defensores de una inclusión e igualdad de oportunidades que no se ha llegado a producir. Esta situación anacrónica en pleno siglo XXI


Federico Pérez vo de características familiares, basándose en la relación conocida como oyabun-kobun (father-role/chiled-role).

EN LA YAKUZA PERDURA UN MODELO ORGANIZATIVO DE CARACTERÍSTICAS FAMILIARES, BASÁNDOSE EN LA RELACIÓN CONOCIDA COMO OYABUN-KOBUN (FATHER-ROLE/CHILED-ROLE).

produce un caldo de cultivo basado en margnizalidad y segregación idóneo para la delincuencia. Es por ello que, según Mitsuhiro Suganuma (ex-funcionario de la Agencia de Inteligencia de Seguridad Pública), los burakumin suponen alrededor del 60 por ciento de los miembros de toda la Yakuza. Al igual que la Camorra, la Mafia siciliana u otras organizaciones de la misma índole, en los últimos años la Yakuza se ha visto obligada a reducir sus normas para integrar nuevos miembros. Como resultado, hay quien afirman que no son ni tan organizados ni tan poderosos como antes. Esta laxitud en las normas ha llevado a la Agencia de Policía Nacional a usar el término boryokudan agrupando con ellos a otros grupos delictivos. La Yakuza, que defiende sus lazos ancestrales con los samuráis, rechaza el término y lo considera un insulto. En la Yakuza perdura un modelo organizati-

La Yakuza actúa como el "padre", prestando asesoramiento, protección y ayuda, por lo que el "niño", jura lealtad inquebrantable y está dispuesto cada vez que el oyabun lo necesita. En la ceremonia de iniciación de la Yakuza en lugar del derramamiento de sangre que es practicado por la mafia y las triadas, se intercambian tazas de sake para simbolizar la entrada y la aceptación de la relación oyabun-kobun. La cantidades de sake vertido en cada taza depende de la propia situación y el vínculo que se adopta: si los participantes pasan a ser padre e hijo, hermano-hermano mayor-menor, etc. La ceremonia se lleva a cabo generalmente frente a un altar sintoísta, dándole un significado religioso. Al igual que otras organizaciones criminales, la estructura de poder Yakuza se asemeja a una pirámide: con un patriarca y sus leales subordinados por debajo de él. El principio rector de la estructura yakuza es, tal como hemos dicho, la relación oyabun-kobun; cuando un hombre es aceptado en la yakuza, tiene que aceptar esta relación prometiendo lealtad incondicional y obediencia a su jefe. El oyabun, como cualquier buen padre, tiene la obligación de ofrecer protección y buenos consejos a sus hijos. RITUALES & TRADICIONES

H

an corrido ríos de tinta explicando, estereotipando y mitificando la rutina de esta organización; en este periplo de difusión internacional, lo más peligroso es olvidar que pese a la atracción que pueda despertar nos encontramos ante un grupo de delincuentes. Sin embargo, este proceso tiene su base en rituales tan especiales y propios como el yubitsume. Si un miembro de la yakuza desagrada a su jefe o pretende abandonar la organización, el casti23


La Yakuza. Violencia y extorsión en el corazón de la sociedad japonesa

Sociedad

del bushido y de los samuráis.

SU APARICIÓN Y PERMANENCIA EN PRIMER PLANO SE DEBE, AL IGUAL QUE OTROS GRUPOS (EN EUROPA O EE.UU.), A LA CONCURRENCIA DE FACTORES COMO LA POBREZA, FALTA DE OPORTUNIDADES, CORRUPCIÓN, TRÁFICO DE PERSONAS, ETC.

Aún hoy, es fácil para cualquier aficionado al kendo reflexionar sobre la importancia que la última falange del meñique tiene para manejar la espada de bambú, o shinai (竹刀). La desaparición de esta porción de los dedos más pequeños debilita la mano y no permitía a los samuráis imprimir la fuerza necesaria a su espada en la lucha. Cuando una katana se agarra correctamente, el meñique es el dedo más importante y el que imprime más fuerza al movimiento; con una mano dañada, el mutilado quedaba excluido de las labores de lucha y debía acudir al amo para su protección. Hoy en día este ritual de mutilación es totalmente simbólico. Este ritual provoca que los afectados queden estigmatizados socialmente de por vida; incluso dentro de una sociedad donde la Yakuza es un ente natural, sus miembros causan rechazo y miedo a partes iguales. Por ello, se está generalizando el uso de prótesis que permiten una inclusión real dentro de una sociedad en la que ser señalado como Yakuza puede acarrear una segregación perpetua.

go es el yubitsume, la amputación de la última articulación del dedo meñique. Una segunda infracción hará necesario el corte de la segunda articulación de dicho dedo, y otros delitos pueden requerir de pasar al siguiente dedo. Para llevar a cabo el yubitsume, se entrega a la persona que realiza el ritual un paño limpio, blanco y pequeño; el protagonista pone su mano sobre la tela y usando un cuchillo afilado corta la falange de su meñique izquierdo por encima de la articulación superior del dedo. Acto seguido, envuelve la parte cortada en la tela y presenta el "paquete" de forma ritual y sumisa a su oyabun. El origen de esta práctica se remonta a la época 24

TATUAJES

O

tro de los puntos calientes al hablar de la Yakuza, tanto en Japón como en el extranjero, son los tatuajes que decoran sus cuerpos a modo de lienzo. Los miembros de la Yakuza usan los tatuajes como forma de representar estatus y pertenencia al grupo; estas obras son elaborados murales que suelen cubrir todo el torso, espalda, así como los brazos hasta el codo y las piernas hasta la mitad de la pantorrilla. Haciendo una comparación poco ortodoxa pero que facilita el entendimiento de todos, un Yakuza completamente tatuado y desnudo parece estar usando ropa interior larga. Dragones, flores, paisajes de montaña, elemen-


Federico Pérez sus tatuajes a los demás, ya que normalmente los mantienen ocultos. Es importante tener en cuenta este dato para entender del mismo modo el tabú que el tatuaje supone, aún hoy en día, en Japón. CONCLUSIÓN

P

ese a que este es un tema amplio y con gran cantidad de variables, como conclusión no nos convendría olvidar la influencia que este conjunto de personas ejerce en los bajos fondos de Japón y de parte de Asia. Su aparición y permanencia en primer plano se debe, al igual que otros grupos en Europa o EE.UU.), a la concurrencia de factores como la pobreza, falta de oportunidades, corrupción, tráfico de personas, etc.

▲ Foto: ©Dante Nishio

tos mitológicos paisajes turbulentos, insignias de las pandillas y diseños abstractos son imágenes típicas utilizadas para el tatuaje de un Yakuza. La técnica usada para la realización de estos tatuajes es dolorosa y puede tomar cientos de horas, pero el proceso se considera una prueba de la entereza de un hombre. Estos tatuajes, conocido como Irezumi (入墨), se siguen realizando de forma tradicional: la tinta se inserta debajo de la piel utilizando herramientas manuales, con agujas de bambú afiladas o de acero. Este es un procedimiento caro y doloroso que puede llevar años en completarse.

Si bien es cierto que las implicaciones sociológicas de la Yakuza van mucho más allá de lo que podemos imaginar, este punto hemos de reservarlo para realizar una aproximación más en profundidad a temas que impliquen su estatus dentro del grupo, su ayuda a los damnificados de terremotos o su negativa al tráfico de drogas a gran escala dentro de las islas. La Yakuza, no es sino una parte más del fabuloso entramado sociocultural al que conocemos como Japón y que hemos de estudiar paso a paso y sin prejuicios para llegar a comprenderlo de forma seria y rigurosa.▲ © Federico Pérez. Graduado por la Universidad de Salamanca Línea de investigación: Sociología y antropología japonesa. Profesor en el Instituto Cervantes de Tokio y docente universitario.

Cuando los miembros de la Yakuza participan en festivales se les permite mostrar su cuerpo lleno de tatuajes. Estas son unas de las pocas veces que los miembros de la yakuza muestran 25


Fotos

Sanja Matsuri

SANJA MATSURI Por Julio Ysa Moromisato

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Julio Ysa Moromisato

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Sanja Matsuri

Fotos

UN DÍA ENTRE LA MULTITUD DEL

SANJA MATSURI

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Julio Ysa Moromisato

Š Julio Ysa Moromisato Fotos

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Sanja Matsuri

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l festival de Sanja o Sanja Matsuri, es una de las celebraciones más grandes y concurridas de Tokio, en el barrio de Asakusa, que dura tres días y en donde se calcula la asistencia de 2 millones de personas entre vecinos y turistas. Cuenta la historia que en el año 628 los hermanos Hamanari y Takenari Hinokuma se encontraban pescando en el río que hoy se llama Sumida y atraparon en sus redes una estatuilla. Se la llevaron a Hajino Nakamoto, jefe de la villa Asakusa y este reconoció la imagen de la diosa Bodhisattva Kannon. Nakamoto se convirtió en monje budista y su casa lo transformó en el templo Senso-ji, quien junto a los hermanos Hinokuma, también convertidos al budismo por Nakamoto, se dedica-

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Fotos

ron a rendir culto a la diosa Bodhisattva Kannon. En el perído Edo se estableció la forma actual del festival. En el shogunato de Tokugawa Iemitsu, se inició la construcción del templo en Asakusa (1649) y un santuario sintoísta dedicado a los tres kamis, la trinidad o Sanja: los hermanos Hinokuma y Nakamoto. Durante el festival se pasea el mikoshi (santuario portátil) que lleva el espíritu de Sanja por los 44 barrios que conforman la zona de Asakusa. El festival comienza el tercer viernes de mayo y se prolonga hasta el domingo, que es el día en que se pasea a los 3 mikoshi principales. ▲


Julio Ysa Moromisato

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Sanja Matsuri

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Fotos


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Sanja Matsuri

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Fotos


Julio Ysa Moromisato

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Cuento

Una temporada en el hospital

Una temporada

en el hospital Relato Javier Takara

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n quirófano en penumbra, varios cirujanos afanándose alrededor de una mesa de operaciones alumbrados por potentes luces, el sonido del pulso en un monitor de señales vitales, mientras una voz en off dice:

«Javier Takara, operario de prensa, su vida está en peligro: lo reconstruiremos. Poseemos la tecnología para convertirlo en un organismo cibernético, poderoso, superdotado...». EL HOMBRE NUCLEAR (El hombre de los 6 millones... de yenes). (♫ ta-ta ta-tá ♫ ta-ta ta-tá ♫ ta-ta ta-tá ♫)

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Javier Takara

SÓLO CUANDO BUSQUÉ MI MANO EN LA MANGA VACÍA Y NO LA ENCONTRÉ, COMPRENDÍ QUE LA LEYENDA ERA CIERTA: HABÍA PERDIDO LA MANO.

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omo la mayoría de las personas que me conoce sabe, que hace poco más de un año sufrí un accidente en el que perdí la mano izquierda. ¿Que cómo ocurrió? Fue por meter la mano donde no debía. Estaba con mi chica de vacaciones en Roma (que es justamente como se tituló en español la película “Roman Holiday”, con Gregory Peck y Audrey Hepburn, mi actriz favorita), cuando, después de las visitas obligadas al Colosseo y al Foro Romano, y de comer un penne alla puttanesca y un calzone en una trattoria de barrio llamada “La morte lenta”, donde un grupo de musculosos, hirsutos y sudorosos camioneros, haciendo gala de la proverbial galantería italiana, se dedicaron durante toda la comida a piropear a mi chica (no pudiendo renegar de mi savoir faire, yo los dejé hacer, condescendiente, sabedor de que la inclinación a rendir homenaje a la belleza femenina es un rasgo congénito en los macarronis y también alertado por mi instinto de supervivencia ya que todos los camioneros eran más o menos como Luca Brasi o Bud Spencer y yo en cambio soy como Charles Atlas pero antes de que inventara su método “Tensión Dinámica”, cuando todavía era un alfeñique de 44 kilos), y de donde salimos algo achispados después de beber unas copas de Chianti y muy perfumados por el sutil aroma del Parmigiano Reggiano, llegamos casi sin querer a la basílica

de Santa María in Cosmedin, donde se encuentra la famosa Bocca de la Verità (La Boca de la Verdad). Como todos saben, la leyenda dice que si un mentiroso mete su mano en ella, la boca se cierra cercenándosela. Quise emular la broma que Gregory Peck le hace a Audrey en la película y, aunque debo reconocer que no todo lo que digo lo podría afirmar con la misma seguridad si lo hiciera con la mano puesta sobre los Santos Evangelios pero que, al mismo tiempo, tampoco-tampoco soy Alan García, metí la mano con confianza y, cuando la volví a sacar —es decir, cuando volví a sacar el brazo, porque mano ya no tenía—, mi chica, que también había visto la película, fingió asustarse y luego se mató de la risa —los demás turistas que esperaban detrás de nosotros también rieron— celebrando mi supuesta broma. Hasta yo me reí. Sólo cuando busqué mi mano en la manga vacía y no la encontré, comprendí que la leyenda era cierta: había perdido la mano. Me desmayé de la impresión y ya no recuperé el conocimiento hasta que regresamos a Japón. Lo peor de todo fue que no disfruté del vuelo en primera que la JAL, debido a mi estado, había tenido la gentileza de canjearnos por nuestros pasajes económicos.

D

espués de más de un año de paciente espera, durante el cual he hecho todo lo posible por rescatar el lado positivo de mi situación (entre otras cosas, por ejemplo, la de no verme obligado a aplaudir ciertos espectáculos por cortesía o que el filo del cortaúñas me dure más que antes) y de más de dos meses de arduo entrenamiento en el hospital, durante el cual me he visto obligado a hacer cosas tan absurdas como conseguir agarrar un huevo sin romperlo después de más de 1500 intentos (motivo por el cual todos los pacientes del hospital —hasta los que tenían el colesterol alto— comimos omelette en el desayuno, el almuerzo y la comida durante tres días) o lograr hacerme el nudo de la corbata después de haber estado varias veces a punto de ahorcarme con ella durante las tentativas (algo que nunca había hecho ni cuando tenía dos manos en mis 49 37


Una temporada en el hospital años de vida, ni siquiera las tres únicas veces que me puse terno: el baile de graduación del colegio, el quinceañero de mi sobrina y el velorio de un compañero de promoción, ocasiones en que mi hermana o mi chica lo hicieron por mí), por fin tengo mi mano biónica. No ha sido fácil. Especialmente, estas nueve semanas de entrenamiento. Aparte de vivir separado de mi chica, a la cual, hasta ese momento, yo había vivido pegado como una lapa (lo cual me había permitido —al menos, eso creía yo— superar mi miedo a la oscuridad-miedo que volvería recrudecido durante los días de mi internamiento obligándome a dormir con la lámpara de cabecera encendida con la excusa de que me quedaba leyendo hasta tarde), de verme obligado a levantarme a las seis de la mañana y tener que acostarme a las nueve de la noche (¡en pleno prime time!) y sin tener de consuelo siquiera la posibilidad de chequear mi Facebook (estaba tan aburrido que, para matar el tiempo, acometí una empresa equivalente a escalar el Everest por segunda vez: releí los 7 tomos de À la recherche du temps perdu); mi mayor sufrimiento lo causó la comida.

E

l primer mes aguanté estoicamente la espartana dieta del hospital: verduras hervidas, pechuga de pollo sancochada, okayu (arroz aguachento que en Japón les dan de comer a los enfermos equivalente a nuestra sopa de pollo) y un líquido incoloro, inodoro e insípido que, por su aspecto, al principio, pensando que era agua caliente, utilicé para enjuagarme los dedos después de comer pero que resultó ser consomé. Hasta que no pude más y un día, desesperado, bajé a la tienda del primer piso del hospital y, después de esperar que no hubiera ningún cliente por los alrededores, le pregunté solapadamente a la viejecilla que atendía si por casualidad no tenía un poco de sal. Contra toda esperanza, la vieja, después de mirar a uno y otro lado para cerciorarse de que no había nadie a la vista, me hizo una seña con la cabeza para que la siguiera y me llevó a la trastienda, donde luego de sacar dos maletas de un clóset, las puso sobre un camastro y las abrió. No lo podía creer: estaban 38

Cuento llenas de frascos de especias, condimentos y saborizantes. Me pareció estar viviendo la escena del vendedor de armas de Taxi Driver. «¿Qué le parece esto?», dijo alargándome un frasco. Era nada menos que sal de Uyuni. Y, como yo le había comentado en una ocasión que mis abuelos eran de Okinawa, me ofreció: «¿O quizás prefiere algo de la tierra de sus abuelos?», al mismo tiempo que me entregaba otro frasco: era sal marina de Kumejima. «Si nació en sudamérica, es más que seguro que le gusta el picante», especuló mostrándome un frasquito de una salsa de color rojo infierno hecha con habanero que picaba con sólo mirarla. Separando uno de los frascos de sal, uno de pimienta, un shouyu (salsa de soya), una mayonesa, una mostaza, un ketchup, una salsa de tabasco y una bolsita defurikake, (mezcla de algas, pescado seco, huevo y vegetales deshidratados y triturados con que los japoneses espolvorean el arroz blanco), le pregunté: «¿Cuánto por todo?». Me pidió un precio exhorbitante, por lo menos diez veces más de lo que valía afuera, y, como pagué sin regatear, a la vieja pareció despertársele la codicia y, acordándose de que yo era peruano, me ofreció: «También puedo conseguirle rocoto molido, huacatay, ají amarillo, ají panca, ají limo congelado, culantro fresco, limones peruanos, siyau Kikko...». Pero yo ya tenía suficiente por el momento y armado con esos condimentos y sazonadores, subí contento a mi cuarto por las escaleras, porque no quería que me pescaran las enfermeras, dispuesto a enfrentarme a las comidas más insípidas y desabridas que me pusieran por delante. Pero no había contado con que aquella mañana había entrado a nuestro cuarto un nuevo paciente: Unchi-san (como lo apodaríamos después), hecho que se trajo abajo mis buenos propósitos. Yo no le había prestado atención hasta que a medio día trajeron el almuerzo y en el preciso momento en el que me estaba llevando el tenedor a la boca y me disponía a dar el primer bocado —mi plato parecía la colorinche paleta de un pintor por la cantidad de mayonesa, mostaza, ketchup y tabasco que me había echado—, mi nuevo vecino de cama, apretó el intercomunicador para llamar a las enfermeras y gritó: —¡Unchi! —mientras un mal olor inconfundible


Javier Takara empezaba a difundirse por toda la habitación. Abatido, regresé el tenedor al plato y ya no pude comer. Es más, tuve que hacer un gran esfuerzo para no devolver lo que había desayunado. Pero Unchi-san sólo había empezado. Pronto nos dimos cuenta de que, aunque tenía como 100 años y apenas si comía, Unchi-san cagaba puntualmente cada media hora. Apenas resonaba su grito: «¡Unchi!» (¡Caca!), yo, el burro por delante, y los otros dos pacientes —apoyándose en sus muletas uno y subiéndose a toda prisa a su silla de ruedas el otro—, huíamos despavoridos a la sala de visitas en donde pronto llegamos a pasar más tiempo que en nuestro cuarto por la frecuencia con la que Unchi-san aliviaba sus intestinos. Y esto se repetía tanto de día como de noche. Hasta las enfermeras estaban hartas de tener que cambiarle el pañal y limpiarle el poto cada media hora. Vivir en este constante estado de alarma nos produjo una psicosis de guerra que nos quitó el apetito y que nos impedía dormir, pero el hospital sólo tomó cartas en el asunto (trasladando a Unchi-san a una habitación individual) cuando flacos, demacrados, pálidos y ojerosos, los otros dos pacientes y yo parecíamos ya sobrevivientes de Auschwitz. Pero no todo fue sufrimiento y, aunque no pude vivir un romance con una de las enfermeras —al estilo de “Adiós a las armas”, una de mis fantasías más recurrentes—, sí llegué a tener un breve affaire con una de las pacientes, una perturbadora fuerza de la naturaleza que respondía al nombre de guerra de Shakira (su verdadero nombre nunca lo supe), y que, al igual que la cantante, era culombiana... perdón, quise decir, colombiana, pero estoy seguro de que comprenderan mi lapsus clavis si les digo que Shakira tenía un respingado trasero —indudablemente importado de África por sus ancestros —que, a pesar de lo aparatoso de su tamaño, parecía gritar: «Arriba, siempre arriba, hasta las estrellas...», desafiando la fuerza de la gravedad y, al mismo tiempo, confirmando uno de los postulados de la ley de la gravitación universal (“a mayor masa mayor fuerza de atracción”), porque todos los hombres se sentían irremisiblemente atraídos por él. Era tan potona que, tomando como modelo el soneto del maestro Don Francisco de Quevedo y Villegas “A un hombre

de gran nariz”, me provocó ensayar algunos versos: Érase una mujer a un poto pegada Érase una cola superlativa Érase una altiva pera viva Érase una rabadilla muy pronunciada Érase un rompecalzón despiadado Érase una apertura de interrogación Érase una hipérbole de melocotón Érase un pan francés muy hinchado Érase de carne y hueso un polisson Érase un trasero por Botero pintado Érase una hembra toda jamón Érase un final de espalda muy inflamado Érase de una centaura la reencarnación Érase un rabo infinito, exagerado Por otro lado, no había que ser Sherlock Holmes —bastaba ver el provocativo desparpajo con el que se contoneaba por la vida, con su enmarañada melena rubia de oscuras raíces, su maquillaje exagerado y su descarada manera de vestirse— para deducir que cuando Shakira hablaba de su trabajo se refería sin duda al oficio más antiguo del mundo. Tampoco ella hacía nada por ocultarlo y se diría que hasta se enorgullecía de ello. El accidente laboral por el cual había ido a dar al hospital lo había sufrido al intentar independizarse trabajando por su cuenta. Su patrón, que legalmente era también su esposo —un yakuza de lentes oscuros y eterno cigarrillo en la comisura de los labios que venía a visitarla de vez en cuando—, para escarmentarla le había roto las piernas, pero cuando yo entré al hospital ya estaba terminando su terapia. Cuando con paso sensualmente indolente avanzaba por el largo corredor acompañada por el eco de sus tacones de aguja, más que un ejercicio de rehabilitación parecía que estaba “haciendo la calle” y a mí se me venía a la memoria la letra de “Pedro Navaja”: “Como a tres cuadras de aquella esquina una mujer va recorriendo la acera entera por quinta vez y en un zaguán entra y se da un trago para olvidar que el día está flojo y no hay clientes pa’ trabajar” 39


Una temporada en el hospital

Cuento muerte sino por la expresión de embobada felicidad que se le quedó grabada en el rostro al perder el conocimiento), le fue terminantemente prohibido a Shakira continuar con sus caminatas de rehabilitación en el corredor.

NO SE PREOCUPE: YA TERMINÉ DE SECAR MI ROPA, DIJO SONRIENDO CON COQUETERÍA. Y LUEGO AGREGÓ GUIÑÁNDOME UN OJO: “META RÁPIDO MIENTRAS ESTÁ CALIENTE”.

Apenas resonaban sus pasos en el pasillo, todos los varones entre los 15 y los 80 años que estuvieran en condiciones de caminar o de subir a una silla de ruedas salíamos en tropel para verla pasar desde la puerta de nuestros respectivos cuartos. En una ocasión quise poner a prueba mi fuerza de voluntad resistiéndome voluntariamente a volverme para verle el trasero y, cuando Shakira pasó y creí que ya lo había conseguido, de pronto, sin que pudiera evitarlo, mi cabeza giró de golpe 45 grados produciéndome una lesión en el esternocleidomastoideo que me tuvo observando el mundo en escorzo durante más de una semana. Como yo no fuí el único caso de tortícolis fulminante ocasionada por el desbloqueo súbito e involuntario de la ansiedad visual reprimida y como la visión de su insinuante contoneo hacía que la presión arterial de muchos de nosotros sobrepasara los 200 (sobre todo, la mañana que salió a caminar vestida con lo que ella llamaba su pijama: un babydoll de gasa transparente a través del cual se traslucían hasta sus más íntimos pensamientos y que casi acaba felizmente con la vida de Unchi-san por infarto agudo de miocardio y eso que Unchi-san ya casi no veía-quiero aclarar que digo “felizmente” no porque deseara su 40

Solíamos encontrarnos muy temprano en el ventanal oriental de nuestro piso para ver la salida del sol y en las tardes en el ventanal occidental para ver el sunset al lado del monte Fuji. No éramos los únicos ni nos habíamos puesto de acuerdo y yo ni siquiera me atrevía a dirigirle la palabra. Gracias a mi cara de japonés —aunque mi chica dice que parezco filipino—, pude observarla solapadamente los primeros días. Empezamos a saludarnos y a conversar porque también nos encontrábamos en la lavandería automática del piso. Lavábamos nuestra ropa a la misma hora y yo siempre le cedía el turno —sólo había tres secadoras— para que ella secara su ropa primero. Apenas supo que yo era peruano, empezó a hacerme muchas preguntas sobre Machu Picchu y las Líneas de Nazca que yo respondía como podía. A veces nos quedádamos conversando hasta que ella acababa de secar su ropa y yo podía meter la mía. Lo que más la molestaba de estar internada era que apagaran las luces tan temprano: —A esta hora yo recién empiezo a trabajar — se quejaba—. Y mira ahora: a las 9 en la cama, como una monja. A pesar de que hablaba bastante bien el japonés, no veía televisión, tampoco le gustaba leer (le ofrecí prestarle libros) y parece que sus únicos pasatiempos eran chatear con sus compañeras de trabajo y escuchar música en su iPhone. Algo que sí extrañaba mucho eran sus traguitos: —A veces tengo tanta sed que me dan ganas de tomarme mi colonia— bromeaba dejando escapar un suspiro. Una tarde, en la que lavé mi ropa un poco más tarde de lo habitual, calculando que ya habían pasado los 40 minutos del lavado, con paso apresurado estaba yendo a pasar mi ropa a la secadora, cuando en la puerta de la lavandería me crucé con Shakira:


Javier Takara —No se preocupe: ya terminé de secar mi ropa—dijo sonriendo con coquetería. Y luego agregó guiñándome un ojo: “Meta rápido mientras está caliente”.

del sol, pero, aunque bromeó coquetamente con todos los presentes como siempre, no me dedicó una mirada especial ni me hizo ningún gesto cómplice, lo cual me dejó algo desconcertado.

No vayan a creer que soy de aquellos que piensan que —como proclamaba un amigo del colegio—, «En tiempo de guerra, todo hueco es trinchera», pero, por otra parte, tampoco soy de hielo y, debido seguramente al prolongado celibato, yo me encontraba en un estado que en mi adolescencia describíamos como “estar carretón” —expresión que usábamos en mi infancia para referirnos a un trompo que al bailar saltara mucho por tener la punta demasiado puntiaguda y que era todo lo contrario de "estar sedita", que se decía cuando bailaba sin vibraciones por tener la punta bien roma— y aquella frase: “Meta rápido mientras está caliente” me enardeció más todavía. ¿La habría dicho con doble sentido? Y más aún cuando descubrí en la secadora todavía caliente que había dejado olvidado su calzón. ¿Olvidado? ¿No sería aquello más bien una señal? ¿Una insinuación? ¡Dios mío!, pensé. ¡Cómo cambian los tiempos! En la antigüedad, las doncellas dejaban caer un pañuelo perfumado para hacer saber a su pretendiente que aceptaban el cortejo. En cambio, ahora: ¡su calzón! ¿Estaría perfumado? Sin detenerme a pensar en lo que hacía, como un autómata, me lo llevé a la nariz, pero sólo olía al limpio olor del detergente. A pesar de la irresistible sensualidad que derramaba a su paso y de dárselas de femme fatale, a juzgar por el modelo y el tamaño de su calzón, Shakira debía ser en el fondo una muchacha muy pudorosa, porque, que su calzón fuera largo —debía llegarle casi hasta las rodillas— pasaba, pero que encima fuera bombacho, era algo increíble: nadie hubiera imaginado que una mujer como ella que, por su aspecto y ocupación, todo invitaba a pensar que usaba reducidos bikinis, diminutas tangas o milimétricos “hilos dentales”, se pusiera semejante calzón matapasión. Aún así, pasé la noche desvelado, sin poder conciliar el sueño, perturbado por el retintín de aquella frase invitadora (“Meta rápido mientras está caliente”) y por la presencia de aquel calzón junto a mi almohada. A pesar de no haber dormido casi nada, acudí puntual a nuestra tácita cita para ver la salida

El misterio se desveló unos minutos después, cuando por la megafonía del quinto piso, en el que estaba mi cuarto, rogaron encarecidamente devolver, a la persona que por error se lo hubiera llevado, el calzón de la señora Yamamoto, una viejita de más de 80 años que —me contaron luego las enfermeras cuando devolví el calzón— era la versión femenina de Unchi-san y que como, además, no le gustaba usar pañales, las enfermeras tenían que estar lavando constantemente sus calzones. Recién ahora me explicaba el tamaño y el anticuado modelo del calzón. “¡Y yo que lo había olido y casi puesto de funda de mi almohada!”, pensé con horror. Lo peor de todo fue que a partir de entonces las enfermeras empezaron a referirse jocosamente a mí como “El ladrón de ropa interior”. La voz corrió por el piso y todas las personas del sexo femenino (enfermas, enfermeras y hasta visitas) empezaron a rehuir mi presencia. Por supuesto que Shakira no volvió a acercarse más a mí ni a dirigirme la palabra.

E

n cuanto al entrenamiento mioeléctrico en si, los primeros días fueron especialmente tediosos y aburridos. Con sendos electrodos adheridos a los músculos extensores y flexores de la muñeca en lo que me queda del antebrazo, se trataba de comprobar en una computadora si la electricidad irradiada por mis músculos residuales era suficiente para abrir y cerrar la mano mioeléctrica. El ejercicio consistía en imaginarme que aún tenía la mano que había perdido y doblar la muñeca que ya no tenía hacia afuera o hacia adentro para abrir o cerrar la mano respectivamente. El problema es que, a veces, uno tensa los dos músculos al mismo tiempo y la mano no responde y se queda abierta o permanece cerrada. La terapeuta ocupacional que me tocó era especialmente estricta y no me perdonaba una. 41


Cuento

Una temporada en el hospital Cuando por fín, unos días después de que me hicieran un molde del muñón, me trajeron la prótesis provisional para el entrenamiento, armada de su cronómetro evaluaba cada una de mis acciones. La primera vez que, muy emocionado, me puse la prótesis, la terapeuta, para mostrarme el grado de habilidad que se esperaba debía llegar a alcanzar, me entregó un delantal y me ordenó que me lo pusiera. Tenía que atarlo a la espalda y, naturalmente, no pude; en cambio, conseguí atrapar mi dedo índice derecho y por la desesperación se me trabó la mano y ya no pude volver a abrirla hasta que el técnico protésico me rescató. Recién entonces la terapeuta me advirtió que el principal objetivo del entrenamiento era llegar a controlar la fuerza del agarre y que debía tener mucho cuidado y no jugar irresponsablemente con la mano o hacer bromas pesadas con ella, como dar apretones de mano o pellizcos pues podía ser peligroso, cosa que comprendí muy bien pues acababa de experimentarlo en carne propia (más de dos meses después, todavía tengo el dedo morado). No quiero aburrirlos con la larga lista de las cosas que me vi obligado a hacer, pero, para que se hagan una idea, mencionaré algunas: tendí camas, colgué ropa a secar, la descolgué, planché, doblé y metí en un cajón, cocí el botón de una camisa (después de ensartar el hilo en la aguja), barrí, pasé la aspiradora, trapeé, lavé ollas, platos y cubiertos, repujé el colibrí de la Líneas de Nazca en una cartera de cuero, hice origami (y no una simple grulla sino una pelota de fútbol con 12 papelitos), jugué al Jenga (y le gané a la terapeuta), inflé la llanta de una bicicleta y la monté y el enfermero aprovechó para que también inflara las llantas de las 120 sillas de ruedas del hospital, y un sinfín de cosas que sería muy largo enumerar. La única prueba que me negué rotundamente a realizar bajo ningún concepto, por el alto riesgo que implicaba, fue orinar. Cómo se notaba en la insistencia de la terapeuta para que hiciera la prueba que era mujer y por lo tanto incapaz de comprender que hasta el menos falocéntrico de los hombres prefería mil veces, aunque fuera para salvar su vida, que le extirparan primero el cerebro o el corazón antes que arriesgarse a sufrir algún daño en la parte de su cuerpo que 42

TENÍA QUE PREPARARLES COMIDA PERUANA Y NO TENÍA LOS INGREDIENTES NECESARIOS, PERO, ¿ACASO ESTOS JAPONESES TENÍAN LA MÁS MÍNIMA IDEA DE LO QUE ERA LA COCINA PERUANA O HABÍAN PROBADO JAMÁS EN SU VIDA ALGÚN PLATO PERUANO? SÓLO ERA CUESTIÓN DE IMPROVISAR Y PREPARARLES ALGO QUE PARECIERA COMIDA PERUANA

lo define como tal. ¿No sería la famosa envidia del pene? Felizmente, pude resistir la presión de la terapeuta porque era una prueba opcional. Recordando que yo había alardeado de ser un buen cocinero, la terapeuta me propuso como última actividad, antes de abandonar el hospital, que preparase algún plato típico del Perú. Recurriendo a la vieja de la tienda, le encargué que me consiguiera culantro molido, ají panca, ají amarillo, ají limo y queso fresco, y, para beber, una caja de Inca Kola. Había pensado ofrecerles un pequeño banquete con algunos de los platos más representativos de la gastronomía peruana: arroz con pollo, lomo saltado, papa a la huancaína, cebiche, papas rellenas y anticuchos, pero el día señalado la vieja me dijo que no había podido conseguir las cosas que le había encargado. ¿Y ahora? ¿Qué hacía? Agarrán-


Javier Takara dola del pescuezo con la mano biónica, casi la ahorco. Con su último aliento, la vieja logró zafarse y me señaló una caja tratando de aplacar mi cólera. Era una caja de latas de Inca Kola, “La bebida de sabor nacional”, aunque estas las habían envasado en Estados Unidos. Bueno, al menos, tenía la bebida. Pero, ¿y la comida? No tenía los condimentos necesarios, pero ¿acaso no había sido yo uno de los mejores cocineros del Perú? ¿Acaso no era yo quien le había enseñado a Gustón a hacer su primer huevo frito? Calma, no pasaba nada, simplemente se trataba de adaptarse a las circunstancias y de reemplazar unos ingredientes por otros. Fui donde la terapeuta y le dije que saldría a comprar los ingredientes por la puerta falsa de la cocina del pabellón de rehabilitación y que no deseaba ser molestado ni quería miradas indiscretas merodeando por allí porque no deseaba que se divulgaran mis secretos culinarios celosamente guardados y transmitidos de generación en generación a lo largo de los años. Sin embargo, una vez que llegué al supermercado más cercano al hospital, quedé desolado: lo único que encontré fue un diminuto atadito de culantro fresco que, a duras penas, si me alcanzaría para adornar el lomo saltado. ¿Qué hacer? Me dió un ataque de pánico y ya estaba a punto de salir corriendo y de darme a la fuga, cuando, en la sección de comidas preparadas, vi unas fuentecitas de doraikarē (dry curry, arroz amarillo verdoso sazonado con curry) y —como bien dicen los Nosequién y los Nosecuántos en su "Rap del chicle choncholí": "pero tú sabes amiga cómo somos los peruanos si nos suena la barriga alguna cosa inventamos..."— se me prendió el foco de la viveza criolla. Tenía que prepararles comida peruana y no tenía los ingredientes necesarios, pero ¿acaso estos japoneses tenían la más mínima idea de lo que era la cocina peruana o habían probado jamás en su vida algún plato peruano? Sólo era cuestión de improvisar y prepararles algo que pareciera comida peruana, y, viendo la variedad de platos preparados que me rodeaban, se me ocurrió algo mejor. Tal vez, hasta me ahorraría el trabajo de cocinar. Compré doraikarē, korokke (croquetas de papa), un plato supuestamente alemán llamado jāmanpoteto (german potato, compuesto por

papas sancochadas y tocino), shogayaki (plato japonés consistente en carne de chancho y cebolla aderezados con kión), sashimi (plato japonés hecho con pescado crudo), yakitori (las brochetas japonesas) de corazón de pollo, ensalada de lechuga, cebolla y tomate, huevos duros, un chisguete de pesto, una botellita de tabasco y otra de jugo de limón, un frasco de ajos molidos, una bolsa de pasas, un frasco de aceitunas, un camote asado, un choclo sancochado, un pimiento rojo y un tōfu, además de una botellita de vinagre, aceite, leche, sal, pimienta, comino y pimiento en polvo, y, en un Kentucky Fried Chicken que había no muy lejos de allí, varias presas de pollo y en el McDonald’s de al lado, unas hamburguesas y papas fritas. Volví a entrar con mi olorosa y apetitosa carga por la puerta falsa de la cocina y rápidamente me puse a la obra. Primero vacié en una gran fuente los envases de arroz al curry y puse encima las presas de pollo del Kentucky después de haberles quitado la costra del rebozado y haberlas embadurnado con pesto (como dicen que “ta bien culantro pero no tanto”, mejor un poco de albahaca), lo adorné con unas tiritas de pimiento rojo y en menos de cinco minutos ya estaba listo el arroz con pollo. El lomo saltado lo hice mezclando el shogayaki con las papas fritas del McDonald’s más el tomate de la ensalada y lo adorné con las escasas hojitas de culantro fresco de que disponía (fresco es un decir, porque estaban ya medio marchitas). Luego, desmenucé las hamburguesas, les agregué pasas y aceitunas y huevo duro en trocitos y con esto rellené las croquetas de papa que se convirtieron automáticamente en unas deliciosas papas rellenas. El cebiche lo hice cortando en trozos más pequeños el pescado crudo del sashimi y agregándole la cebolla de la ensalada y rociándolo todo con jugo de limón, una pizca de ajos molidos y un chorrito de salsa tabasco y sirviéndolo sobre unas hojas de lechuga de la ensalada y acompañándolo con el choclo sancochado y el camote asado. Los yakitoris de corazón los enjuagué para quitarles el sabor dulzón del teriyaki y los dejé macerando durante una hora en una mezcla de ajos molidos, sal, pimienta, comino, vinagre y, a falta de ají panca, pimiento rojo en polvo; luego de lo cual los 43


Una temporada en el hospital

Cuento

calenté directamente en la hornilla de la cocina eléctrica, provocando mucho humo y un amago de incendio y llenando los 9 pisos del hospital con el provocativo olor de los anticuchos. Las papas para la papa a la huancaína las saqué del german potato, pero la salsa sí la tuve que hacer, aunque, como no había conseguido queso fresco, no tuve más remedio que hacerla con tōfu (queso de soya) y, como tampoco tenía ají amarillo, utilicé salsa tabasco y adorné la fuente con las últimas hojas de lechuga de la ensalada, los huevos duros que quedaban cortados en rodajas y el resto de las aceitunas (a pesar del tabasco, la salsa me había quedado bastante paliducha y, como no tenía a la mano un poco de palillo para solucionarlo, me traje un pomito de témpera del taller de artesanía y manualidades y, echándome el alma a la espalda, lo vacié en la licuadora: el color quedó perfecto y apenas si se sentía el sabor de la pintura al probarla; eso sí, la lengua te quedaba de color amarillo patito).

gún me han dicho —parece que juegan a la comidita) y que, aunque los nombres de los platos que allí había probado coincidían con los de los que yo les había ofrecido, los sabores diferían completamente. No me quedó más remedio que darle una clase magistral de lo que es la cocina fusión, para luego pasar a describirle la actual tendencia a la estilización de los platos tradicionales perpetrada por los grandes chefs de moda y finalmente explicarle cómo todos los restaurantes peruanos en el extranjero por razones comerciales trataban de adaptarse al paladar nativo pervirtiendo el auténtico, el verídico, autóctono y salvaje sabor de nuestros ancestrales platos y que sólo perpetuaban los cocineros como yo que respetábamos y seguíamos al pie de la letra las recetas de la abuela, explicación con la cual el doctor pareció quedar satisfecho y tal vez, al mismo tiempo, con la sensación de haber sido estafado y haber pagado de más en el mencionado restaurante.

Debo decir, no sin cierto orgullo, que el banquete fue todo un éxito. Todos quedaron impresionados por la diversidad de sabores, la variedad de texturas y el delicioso exotismo de la cocina peruana. La Inca Kola que, al principio, habían mirado con desconfianza y que probaron con cierta reticencia por ser una bebida gaseosa — en un ambiente en el cual todos estaban acostumbrados a beber sólo bebidas sanas como jugos de fruta o infusiones— tuvo luego una gran acogida cuando les expliqué que estaba hecha de hierba luisa, aunque también pudo haber contribuido a su rápida aceptación el hecho de que, habiéndoseme pasado un poco la mano con el tabasco, después de probar el cebiche, todos parecieran tragafuegos. El único incidente que puso en peligro el éxito del ágape ocurrió cuando uno de los pacientes, un claro caso de demencia senil, al que felizmente nadie prestó atención, afirmó: “Todo esto se parece a las comidas preparadas que venden en cualquier supermercado”. Sin embargo, el mayor apuro lo pasé al final de la comida cuando el médico jefe, a quienes todos veneraban como si fuera el chamán de la tribu y que se las daba de gourmet, me dijo que el fin de semana pasado había ido a comer a un restaurante peruano en Tokio llamado “¡Qué poca!” (donde, efectivamente —se-

El último día, el doctor se me acercó sonriente y, tendiéndome la mano (algo inusual en un japonés), me dijo:

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—Ha pasado usted todas las pruebas: ¡lo felicito! Y estaba a punto de darme el apretón de manos cuando apareció la aguafiestas de mi terapeuta agitando un papel: —¡Nos habíamos olvidado de la prueba del delantal! Tragando saliva, maldije para mis adentros. De aquella prueba dependía que el seguro de accidentes laborales aprobara o no el pago de mi prótesis; si fallaba, no recibiría la mano biónica. Pero después de una tensa espera mientras me concentraba y contra todo pronóstico, logré hacer el nudo y todos los que me rodeaban me aplaudieron y me abrazaron y yo me sentí como si hubiera ganado la Champions y estuviera levantando “la orejona” bajo una lluvia de confeti mientras sonaba “We are the champions”. Entre tanto, la terapeuta que, después de todo, también tenía su corazoncito, había logrado


Javier Takara contactarse con mi chica —que no había podido ir al hospital —y, al descubrir su rostro sonriente en la tableta, me pareció que estaba viviendo la escena final de Rocky 2 y creo que hasta podía oír la banda sonora. Levantando mi mano biónica y mostrándole el nudo del delantal a mi espalda, grité eufórico: —¡Mira, Chica! ¡Lo he conseguido! Ella, muy emocionada y con lágrimas de felicidad en los ojos, me respondió: —¡Te quiero! ¡Te quiero! La mayoría de mis conocidos no se explica por qué he estado internado tanto tiempo. “¡Más de dos meses para ponerte una prótesis!”, se extrañan cuando se los cuento. La verdad es que el entrenamiento duraba apenas un par de semanas, pero tuve un pequeño contratiempo que prolongó mi estadía en el hospital más allá de lo previsto: al término de la segunda semana, cuando ya me iban a dar de alta, estaba ya tan acostumbrado a la prótesis que, una mañana, aún soñoliento, irreflexibamente, me llevé la mano biónica allá abajo para acomodármela y, aunque después de los 1500 huevos rotos ya me consideraba todo un experto agarrahuevos —a veces, como creo haber mencionado ya, uno no mide bien la fuerza del agarre—, y, para no entrar en detalles escabrosos, diré solamente que se me pasó un poco la mano y por eso ahora la mano izquierda no es lo único biónico que poseo. Bueno, supongo que ahora comprenderán por qué aquello de “superdotado”. ▲ ©Javier Takara

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Macro

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Foto / Laboratorio

Fotos


Luis Tokumori

Título: "Jump" Autor: Luis Tokumori Apertura: f8 Velocidad: 1/250s ISO: 200 Longitud focal: 24 mm Cámara: Canon / 7 D © MichuTokumori 47


Historia del GOJYU RYU, uno de los estilos más difundidos de karate

Historia del GOJYU RYU, uno de los estilos más difundidos de Karate Sociedad / Deportes Con Dios y con el Diablo

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l karate, arte marcial convertido en deporte hace unos 60 años, tendría su debut en las Olimpiadas de Tokio 2020¹. Uno de los estilos de karate más difundido y populares es el Gojyu Ryu que tiene como origen el Naha-te².

Analizando los deportes olímpicos, algunos tienen una similitud al karaté. La lucha libre, lucha grecorromana, la esgrima, el tiro, tiro con arco, entre otros, empezaron como actividades de guerra. Con el tiempo, aunque nos cueste aceptarlo, nos hemos ido civilizando, y hemos convertido éstas en deportes. La historia del karate tiene muchas versiones, tantas como variedades y estilos de karate existen. Esta nota está basada en la investigación de Iken Tokashiki, un abogado cuya afición al karaté, lo incentivó a viajar a China para averiguar las raíces del estilo Gojyu ryu, publicado en la revista “Raíces del Karate Okinawense” de enero del 2007. (¹) El karate, junto al béisbol, softball y sumó, figuran entre los deportes que esperan la decisión final a fines de setiembre de 2016. (²) Junto al Naha-te, el Shuri-te y el Tomari-te son los 3 precursores del karate moderno. Naha, Shuri y Tomari eran los 3 principales pueblos de Okinawa, donde se desarrollaron estos 3 diferentes estilos de karate.

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Con dios y con el diablo ticaba artes marciales. A los 38 años, recibe el permiso de su maestro para que pueda enseñar artes marciales, regresando a Okinawa. Durante todos esos años, no se sabe de algún otro maestro que haya enseñado a Higaonna”. Es muy probable que esta información haya sido transmitida oralmente. No hay más detalles cuando viajó, ni cuánto tiempo practicó Higaonna bajo Ruruko. Algunos dicen que 10 años, otros dicen 15 años. Ni tampoco hay información de quien fue Ruruko. Kanryo va a China

K ▲ Revista “Raíces del Karate Okinawense” de enero del 2007

El hombre que enseño karate a Kanryo Higaonna

EN BUSCA DE RURUKO Historia de Kanryo Higaonna

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n los inicios del karate, las prácticas se hacían en secreto, y con pocos discípulos, razón por la cual, no hay muchos documentos escritos que confirmen su historia. No existe casi ningún registro de la historia de los destacados karatecas, solamente la información pasada de boca en boca. El padre del karate de Naha, Naha-te, Kanryo Higaonna³ (東恩納寛量 1853-1925), no es la excepción. Algunos libros mencionan que “a la edad de 24 años, en el año 1877, viajó a la provincia de Fukien, China y fue discípulo del maestro Ruruko⁴. Por las mañanas, trabajaba haciendo cestas de bambú y en las noches prac-

anryo Higaonna nació un 10 de marzo de 1853, en Nishi-cho, de la actual capital de Okinawa, Naha. Empieza a practicar karate bajo las órdenes de Seisho Arakaki (18401920), un descendiente de los llamados “36 familias de Kume” que llegaron de China a Okinawa a difundir la cultura china en el Siglo XIV. Kanryo se hace conocido en Naha por sus habilidades en las artes marciales, pero en su afán de seguir superándose, viaja a Fuchow/福 州(⁵), actual capital de la provincia de Fujian/ 福建 al sureste de China, frente a Taiwán. Allí, se especializa en los estilos del sur de China de artes marciales bajo la dirección de Ruruko, un maestro de gran reputación en la zona. Al regresar a Okinawa, sigue con el negocio familiar, pero no hablaba mucho de sus días en Fuchow. Sin embargo, muchos le solicitaron que les enseñara artes marciales, por lo que empieza con la enseñanza de lo que se convertiría luego en “Gojyu-ryu” karaté.

(³) Antiguamente el apellido era Higashionna. En la actualidad, los caracteres son leídos como Higaonna. (⁴) Ruruko es la pronunciación en el dialecto de Okinawa de la época (fines del siglo XIX). Es muy probable que el verdadero nombre sea otro, como “Luluko” o “Zhuzhuko” o “Ryuryuko”. (⁵) Fuchow en la actualidad es conocido como Fuzhou, pero a través de los años, ha sido transcrito como Foochow, Fuh-Chow y también como Hock Chew o Hokchew.

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Historia del GOJYU RYU, uno de los estilos más difundidos de karate cidió empezar una profunda investigación sobre Kanryo Higaonna: El creador de la escuela Gohaku-kai 剛泊会, cuyas raíces se encuentran en el Gojyu-ryu y el Tomari-te, el profesor Iken Tokashiki.

▲ Kanryo Higaonna

Kanryo Higaonna tuvo muchos alumnos, dentro de los cuales destacaron Jyuhatsu Kyoda (1887-1968), Chojun Miyagi (1888-1953) quien fue el que difundió el estilo Gojyu-ryu, Kenwa Mabuni (1889-1952) fundador del estilo Shito-ryu, Seiko Higa (1893-1966), entre otros. La influencia de Kanryo Higaonna en el karate moderno⁶ es fácil de percibir, siendo conocido como el representante del Naha-te⁷. En busca de las raíces del karate

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al y como mencionamos al principio, lo poco que sabíamos de Kanryo Higaonna era lo que sus discípulos contaron, y nadie había hecho alguna investigación al respecto. Con el objetivo de buscar las raíces del karaté, y resolver algunos misterios, un karateca de-

Iken Tokashiki, heredó de Seiyu Nakasone (1893-1983) los secretos del Tomari-te; y fue alumno del discípulo principal de Seiko Higa, Seiko Fukuchi (1919-1975). Luego, fusiona estos dos estilos, fundando la escuela “Gohaku-kai”, cuyo centro principal está en Okinawa con sedes en otros países. Impulsado por su espíritu investigador, Tokashiki decide empezar la búsqueda de información sobre Kanryo Higaonna, a quien considera como “el padre del karate”. “Conociendo más sobre la historia de Kanryo, podremos reforzar nuestra identidad como karatekas” comentó a sus discípulos al inicio de su investigación. Iken empezó su investigación con los familiares y amigos cercanos a Kanryo, viajando personalmente por toda la isla de Okinawa, incluyendo la isla de Yaeyama. Encontró valiosa información, pero nada referente a los años que Kanryo pasó en China. Solo confirmó que en Fuzhou, su maestro fue Ruruko, y en el año 1915 (Taisho 4), Chojun Miyagi, discípulo de Kanryo, viajó a China, aunque no había ninguna prueba de ello Iken se contacta con la “Asociación de Artes Marciales de Fuzhou/福 州市武術協会”, a quienes solicita información sobre el maestro Ruruko, quien tuvo como alumno a Kanryo Higaonna alrededor del año Meiji 10 (1877). En Octubre de 1987, 3 meses después del contacto con la asociación, viaja a Fuzhou para encontrarse con sus representantes, quienes informaron que habían encontrado a la persona que buscaba. Segundo hogar, Fuzhou-Fukien

(⁶) Dentro del karate moderno (donde existe competi ción), podemos encontrar la influencia del Gojyu-ryu en las escuelas más difundidas hoy en día como el “Kyokushin” (caracterizado por sus competencias full-contact). . (⁷) Naha-te, junto al Shuri-te y al Tomari-te, son los 3 estilos reconocidos de “Te” o “Ti”, como era llamado al arte marcial que posteriormente se convertiría en karaté.

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agamos un paréntesis para revisar la historia. El entonces de Reino de Ryu-Kyu tenía lazos comerciales con Fuzhou desde el siglo XIV. Representantes del rey permanecían en Fuzhou, en el Ryukyukan (琉球館), edificio especialmente construido con este fin, mientras


Con dios y con el diablo los barcos eran descargados y cargados durante las transacciones comerciales. A fines del siglo XIV, un grupo seleccionado de Fukien se establece en Kume, Naha, siendo llamados “Las 36 familias de Kume”. Estas familias se dedicaron a difundir conocimientos de navegación, construcción de barcos, comercio exterior, etc. Este intercambio, no solo comercial, sino también de cultura, siguió intacto por siglos hasta la creación de la Prefectura de Okinawa a fines del Siglo XIX. Las artes marciales no fueron la excepción. El arte marcial proveniente de China, se fusionó con el practicado en Ryu-Kyu, naciendo el “Té” (también llamado “Tí”), sobretodo en la zona de Naha, donde los descendientes de “las 36 familias de Kume” practicaban las artes marciales del sur de China. Para estos, Fuzhou era su segundo hogar. Volviendo a la investigación, Iken Tokashiki recorre Fukien y sus alrededores, pero no pudo encontrar ningún indicio sobre Ruruko. La asociación dio por finalizada su colaboración por la falta de información. Kanryo habría viajado a Fuzhou hace casi 130 años, cuando China se encontraba dominada por las potencias del Occidente, pasando momentos difíciles. Además de esto, el número de escuelas de artes marciales existentes en ese entonces continuaba multiplicándose, siendo difícil ubicar al misterioso Ruruko. El joven Ruruko

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n enero de 1988, Iken Tokashiki recibe buenas noticias. La asociación de artes marciales de Fuzhou informa que han identificado a Ruruko. Inmediatamente vuela a Fuzhou para conocer los detalles. En realidad, la asociación ya había recibido anteriormente otra solicitud de ayuda para identificar a Ruruko de parte de un grupo de japoneses. La pronunciación de Ruruko en japonés es con seguridad diferente a la pronunciación china, por lo que la investigación se inició con

nombres fonéticamente similares. Empezaron con nombres que contengan caracteres como 摎龍公 (Kyu-Ryu-Kou en japonés), 良興 (RyoKou en japonés), etc. Dentro de las muchas opciones, la asociación encontró un nombre que podría ser la que estaban buscando 劉祥京. (cuya lectura en nuestros días sería Liu-JyouKou). Según la investigación de la asociación, la lectura de esos caracteres en el dialecto de Fuzhou, sería equivalente a Ruruko). LiuJyou-Kou habría nacido alrededor de 1852, y mientras hacía trabajos de artesanía, enseñaba artes marciales teniendo como discípulo a un extranjero quien trabajaba mientras aprendía artes marciales, quien probablemente era Kanryo Higaonna. La asociación informó que los siguientes pasos de la investigación sería contactar a los descendientes, y más detalles de las artes marciales que practicaba. La asociación confiaba en que podría concluir la investigación pronto. En mayo de 1988, Iken Tokashiki viaja por tercera vez a Fuzhou para recibir más información. Lamentablemente, la respuesta que recibió Iken Tokashiki fue decepcionante, la persona que investigaban no era Ruruko. El grito de la grulla

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espués de la decepcionante noticia, Iken Tokashiki solicita ayuda a uno de los organismos gubernamentales de la Provincia de Fujian⁸. Este organismo pide ayuda al señor Lee quien anteriormente había encabezado una investigación sobre las “36 familias de Kume”, y poseía valiosa información sobre la historia entre las relaciones entre Fuzhou y el reino de Ryu-Kyu. Después de 2 años de su primera visita, en Octubre de 1988, el señor Lee informa a Iken Tokashiki que su investigación había concluido (⁸) Antiguamente conocida como Fukien.

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Historia del GOJYU RYU, uno de los estilos más difundidos de karate ya que había encontrado lo que le habían solicitado. “Ruruko fue el maestro que inició la escuela denominada 'el grito de la grulla/鳴鶴拳', y su nombre se escribía 謝崇祥” (en el chino moderno, se leería Xie Zhongxiang) resumió Lee en su investigación. Él no hizo ninguna indagación acerca de la pronunciación en chino o japonés, se concentró en rastrear a los maestros de artes marciales que tenía similitud con el Naha-té practicado por Kanryo Higaonna, siendo el “puño de la grulla” el estilo referido. Dentro de las artes marciales del sur de China, el estilo que imita movimientos de la grulla tiene cuatro diferentes escuelas, pero las similitudes de la forma de respirar, caminar, golpear, etc. el maestro creador del “grito de la grulla” era Ruruko. Al investigar este estilo de arte marcial, el representante más destacado fue 如如 (cuya lectura actual sería Ryuryu) a quien Kanryo menciona como “Ruru”, registrado con fecha de nacimiento el 13 de Junio de 1852. En aquel entonces, era costumbre llamar a los jóvenes por

su nombre y añadirle la sílaba “哥/ko” que significaba algo así como hermano. Recordemos que Kanryo viajó alrededor del año 1877, cuando Ruru tenía 25 años, por lo que “Ruruko” sería “如如哥”, el maestro de Kanryo Higaonna. ¿Quién fue Ruruko?

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l señor Lee logra contactar al nieto de Ruruko, quien comentó que su abuelo fue conocido por la fortaleza en sus piernas, cuyas patadas eran mortales. De joven, laboró haciendo trabajos en bambú, para luego dedicarse a la confección de zapatos, labores que realiza durante el día. Durante la noche, se dedicaba a practicar y enseñar artes marciales. Kanryo también trabajaba durante el día haciendo trabajos de bambú, y en la noche a aprender y practicar con Ruruko. Iken Tokashiki visitó la casa donde vivió Ruruko, además del lugar donde confeccionaba zapatos y el dojo, lugar donde practicaban artes marciales. Entrevistando a varios veteranos practicantes del “grito de la grulla”, muchos coincidieron que Ruruko era de baja estatura, y sus músculos eran tan duros como el acero. Su fama de invencible era conocida en toda la provincia de Fuzhou, teniendo muchos discípulos. También encontró a un veterano que también practicaba una versión similar al sanchin, el kata principal del Gojyu-ryu desarrollado por Kanryo. El nieto confirmó lo que Iken Tokashiki estuvo buscando todo este tiempo. El nieto sabía que la fama de su abuelo había traspasado fronteras y que tuvo un discípulo okinawense, ese, sin duda, fue Kanryo Higaonna.

▲ Ruruko 如如哥, Xie Zhongxiang 謝崇祥

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En Diciembre de 1988, Iken Tokashiki publicó un artículo, relatando todos los detalles de su investigación en el diario Okinawa Times. Pero todavía quedaba otra pregunta: ¿Cuánto tiempo estuvo Kanryo en China? ¿Cuánto tiempo estuvo aprendiendo con Ruruko? Según cuentan algunas personas cercanas a Kanryo, estuvo alrededor de 10 años, regresando a Okinawa a los 35-36 años, sin embargo, sus principales discípulos comentaban que su maestro solo es-


Con dios y con el diablo

Kanryo Higaonna, descendiente de la clase samurái de bajo rango, empezó la práctica del karate desde muy pequeño, mientras ayudaba a su padre en el transporte marítimo de mercadería, desde Naha hasta la zona de Yambaru, al norte de la isla de Okinawa. Gracias a este trabajo, muestra interés en lugares más alejados como China, a la que decide viajar para perfeccionarse en artes marciales, donde practica con Ruruko. Luego de 3 años, regresa a Okinawa, y continúa con el negocio de su padre, mientras se dedica a difundir el Naha-te con influencia de artes marciales del sur de China. Después de su muerte, sus alumnos difundirían el karate a todo el mundo. ▲

© Con Dios y con el Diablo ▲ Sensei Iken Tokashiki Imagen: © Taka Karate School

tuvo 3 años. Iken encontró un documento que probaría que Kanryo regresó de China en el año 1877, cuando cumplía 24 años. Revisando documentos de la Universidad de Fujian, el nombre de Kanryo aparece entre los registros del Ryukyukan (琉 球館), lugar donde permanecían los visitantes de Okinawa durante las operaciones comerciales. Esos registros confirman que Kanryo, junto con otras 10 personas, entre estudiantes y funcionarios del gobierno, regresan a Okinawa en el año 1877. El Ryukyukan sería cerrado luego, y el número de viajeros entre Okinawa y Fukien se reduce al mínimo debido a las tensas relaciones entre China y Japón. El gigante karateca

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racias al esfuerzo de Iken Tokashiki y su escuela, Gohaku-kai, la historia del karateca que más influyó en el desarrollo del karate moderno ha sido revelada.

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Fotos

Flores

flores © Kimiko Yamasato «Cuando ha escampado un perfume de flores enciende el aire». Kyoshi

(Haiku, traducción del poeta mexicano José Emilio Pacheco).

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Kimiko Yamasato

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Flores

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Fotos


Kimiko Yamasato

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José De la Colina

José De la Colina Como inmigrante «veo otra realidad, otra cultura, otro pensamiento y me nutro de ello en mis creaciones».

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Cultura

◄ "Andes" (Archivo personal del artista)

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osé Rommel De la Colina Calvo (1958) a la edad de seis años tenía un compañero de escuela que copiaba los pequeños dibujos de un diccionario y los hacía en mayor tamaño y los pintaba. Él también dibujaba y pintaba y quería hacerlo mejor que su amigo de infancia. Consiguió superarlo porque combinaba mejor los colores. A partir de ese momento supo que pintar era lo suyo. Comenzó como un pasatiempo, haciendo los trabajos de pintura de sus hermanos y amigos para ganarse algunas golosinas Casi al mismo tiempo, un suceso extraño lo convirtió en un secreto escribidor de historias fantásticas. Cuenta que cuando tenía alrededor de ocho años mientras esperaba a su padre que volviera a casa, quien era profesor en la única escuela de su pueblo, en Phara, Puno, y había ido a reunirse con sus colegas cerca de ahí; él y su madre salieron a ver el camino. Era casi la una de la madrugada, luego de un rato, José siguió afuera, «levanté la cabeza hacia el lado contrario de la casa y vi algo brillante, como

una construcción nueva, pensé que alguien habría construido una nueva casa con calaminas porque brillaba a la luz de las estrellas, algo pasó corriendo entre los matorrales emitiendo un sonido extraño, en eso mi madre que también se percataría de esa cosa brillante me conminó a ingresar a la casa. Al día siguiente salí eufórico donde mis amigos junto a mi hermano menor dando la noticia de la nueva construcción. Fuimos corriendo hasta la falda del cerro y no había nada de nada, solo unas extrañas marcas como tierra removida, fui objeto de burlas y con el paso del tiempo quise guardar ese acontecimiento en unos apuntes que solo yo sabía, pasaron otras cosas extrañas que también las apuntaba y poco a poco salió ese gustito de escribir, pero todo en absoluto secreto». Dice que mantuvo el secreto por muchos motivos: incomprensión, temor a las burlas y el no entender muchas cosas a esa edad. Cuando llegó a Japón, hace 24 años, empezó a dibujar y pintar en sus ratos libres a aquellos animales que imaginaba cuando empezó a

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José De la Colina escribir, a los doce años, su primera narración sobre un mundo extraño: "el mundo de tessh", que tituló "De los Andes hacia otros Mundos". Las pinturas y dibujos de De la Colina, llenos de coloridos y creaturas fantásticas, están construídas por los recuerdos y vida en la selva puneña, las alturas de Juliaca y su estancia en la capital peruana, que se mezclan con su condición de inmigrante, que influye bastante en su trabajo, «veo otra realidad, otra cultura, otro pensamiento y me nutro de ello en mis creaciones». La oportunidad de exponer sus obras al público llegó paradójicamente con la crisis financiera en 2008 por la que su esposa perdió el trabajo. Ella comenzó a estudiar el idioma japonés en la municipalidad donde vive (Aisho, prefectura de Shiga) y una de las profesoras le dijo que su esposo era pintor. Todo comenzó así. «Fui invitado a participar en una exposición colectiva de los miembros del club de arte en el día de la cultura, de ahí una exposición individual justo cuando había perdido el trabajo, fue una locura, salí en prensa, televisión, revistas. Increíble experiencia, ahora sigo haciendo arte y dando todo de mí para publicar mi primera obra (es-

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crita), es difícil pero sigo en la lucha». Confiesa que la pintura es una parte muy importante a estas alturas de su vida. Pero tiene que realizar otros trabajos para poder seguir pintando. Sobre el proceso de creación de sus obras dice: «es casi natural que sueñe despierto y me sienta un loco cuerdo, dejo a mi imaginación crear, inventar cosas y situaciones, mientras corro a la orilla de un río por un pequeño sendero para peatones y ciclistas, casi todas las semanas por dos horas en todas las estaciones del año. Es como un vicio sano que me persigue, si no corro me enfermo, la fatiga, el cansancio lo paso por alto mientras mi mente trabaja en nuevas aventuras». De la Colina admira a escritores como Julio Ramón Ribeyro, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Haruki Murakami; y a pintores como Guayasamín, Dalí, Picasso, entre otros muchos artistas, así como el arte y el manga japonés. ▲ José De la Colina, pintor, escritor, trabajador inmigrante, profesor voluntario de español y miembro en la Asociación Internacional de Aisho cho, Shiga ken.


Cultura

"KOI"

"AMAZONAS"

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Relato

Las preguntas grises

LAS PREGUNTAS GRISES RELATO Gustavo Yonamine Nakasa

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o tengo costumbre de llevar un diario o de escribir esas cosas que se te ocurren y que encierran la idea del millón; pero, esta vez, creo que sí necesito ordenar la azotea, necesito tener la película completa, antes de que se esfume; necesito poner en blanco y negro esta algaraza de sentires, este vértigo, que como una melaza caliente me recorre el pecho, me embota y me agita.

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Gustavo Yonamine Nakasa

QUIEN ME RECIBIÓ NO FUE LA TÍA MASA, LA TÍA LOCA QUE TODA LA VIDA ME HIZO SENTIR UNO MÁS DE ENTRE SUS HIJOS, NO FUE LA MÁS JODIDAMENTE ALEGRE DE TODAS LAS HERMANAS DEL VIEJO. NO, ME RECIBIÓ UNA TÍA MASA PÁLIDA Y MUDA, MÁS ASUSTADA QUE SORPRENDIDA, COMO SI EN LUGAR DE VERME HUBIESE VISTO ALGÚN ALMA EN PENA.

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apón. No estaba en mis planes. Gracias al Viejo, no tuve que dejar una carrera inconclusa. Pude acabar la universidad, porque la carga pesada se la puso al hombro él, porque él jaló el carro para adelante, porque él dijo siempre sí, pero al costo de tanta ausencia. Por eso, tuve que venir. Japón se tragó a mi Viejo, y tenía que venirlo a buscar. Porque no entendía qué oscuras razones pudieron arrastrar hasta la indiferencia al padre más amoroso y alegre, que aún en sus sermones más severos, que aún en sus arranques de justificada cólera, no podía ocultar su sabia ternura de viejo entrañable. No entendía qué retorcidas causas y azares pudieron haber extraviado ese corazón noble y generoso, que me nutrió de cosas sencillas, de cosas buenas y verdaderas. Nunca lo pude entender.

Estas preguntas grises siempre acompañaron las puntuales remesas que llegaban desde aquí, desde este, en aquel entonces, lejano Japón, que se llevó a mi padre, a mi más querido cómplice, y me lo devolvía —mutilado, parcial— en un fajo de billetes que, infaltable, nos ayudaba todos los meses. Estas preguntas grises siempre me acosaron, a pesar de lo que me decía Hiroko, mi madre, la Negra, que con su proverbial sentido práctico trataba de tranquilizarme con aquello de "no te preocupes por el Viejo, estará ocupado, pues; no te olvides que trabaja duro para enviarnos ese dinero ¿no?". Pero yo no entendía por qué de las cálidas, de las invariablemente efusivas primeras cartas habíamos pasado, sin saber cómo, a unas misivas avaras, telegráficas, cada vez más esporádicas y teñidas del mismo cariño, pero mustio, triste. Fueron tal vez esas preguntas las que me empujaron a venir; preguntas que sólo en Japón iba a poder resolver, buscando a ese Viejo por donde quiera diablos se hubiera metido y exigiéndole respuestas por ese silencio que ni él ni yo merecíamos. Sólo tenía una por dónde empezar. Sólo tenía la dirección de la tía Masa, quien era la única que podía saber algo de él. Cuando abrió la puerta de su pequeño departamento, allí me di cuenta de que las cosas no andaban funcionando bien. Quien me recibió no fue la tía Masa, la tía loca que toda la vida me hizo sentir uno más de entre sus hijos, no fue la más jodidamente alegre de todas las hermanas del Viejo. No, me recibió una tía Masa pálida y muda, más asustada que sorprendida, como si en lugar de verme hubiese visto algún alma en pena. «Tía, ¿no me reconoces?», le dije, y ella me abrazó y en sollozos me respondió: «Sí, hijito, perdóname, es la emoción de verte, muchacho». Después de explicarle que no estaba por aquí por motivos de trabajo —«si sabemos que tú estás mejor que toditos nosotros, hijito, para qué Japón»—, la abordé con la pregunta que, desde que pisé el umbral de la entrada de su casa, quería rogarle: «¿Dónde está?». Me dio muchas vueltas y evasivas —que no hablaba con él desde hace tiempo, que no sabía bien dónde estaba, que yo entendía que nunca

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Las preguntas grises

Gustavo Yonamine Nakasa

se había llevado muy bien con mi mamá y que tal vez por eso ya había rehecho su vida— pero, finalmente, le arranqué su paradero convenciéndola de que ella no podía ser una más, de que era injusto que ella, mi querida tía loca, sea —como mi madre, la Negra— otra de las personas que de forma tan tranquila asumieron que todo esto se acabó. Al despedirme, le di las gracias por todo lo que recibí de ella y por todo lo que iba a venir, no sabía si bueno o malo, pero igual se lo agradecí. La dejé sumida en llanto cuando salí casi corriendo para alcanzar el tren que me iba a llevar a la verdad. Yokohama, Tsurumi. El taxi que tomé en la estación me dejó frente a un gastado edificio de dos plantas, en el que las lavadoras y los cachivaches amontonados en el pasadizo hacían penosa la tarea de llegar al fondo del corredor. Era un manojo de nervios, un amasijo de sentimientos encontrados: tenía miedo, rabia, ansias de verlo y, en el pecho, un tum tum desbocado que hubiera hecho innecesario el timbrazo con el que llamé a la puerta. Me recibió una dama, relativamente joven, que no llegaba a los cuarenta, y que sin demora me invitó a pasar. Estuve esperando de pie en la pequeña cocina-comedor, cuando se abrió una puerta corrediza y apareció frente a mí. No fue nada más verlo para que toda la bronca y el rencor que me habían envenenado estos últimos años, se fueran, y dieran paso a una sensación de alivio y de paz que sólo se interrumpió al fundirnos en un abrazo que vencía todas las distancias, todos los silencios y que restañaba todas las heridas que provocó una ausencia demasiado parecida al olvido. Después de varias cervezas y estando muy avanzada la noche, solamente atiné a decirle: «¿Qué pasó, Viejo? ¿Por qué? Y no me vengas con que la vida es así, con que los sentimientos se enfrían, con aquello de que la distancia lo corrompe todo. No me vengas con esas cojudeces porque tú no eres así, porque tú eres mi viejo, el que me enseñó lo mejor, lo correcto, lo bueno. El que siempre se dio tiempo para mostrarme lo bello de tener un cómplice. El mejor amigo. 64

Relato

No me vengas con esas cojudeces. No me decepciones. Dime sólo la verdad, la que sea». Lloró. Me dijo que lo perdonara y me pidió que lo comprendiera. Que el golpe fue destructor, atroz, la peor broma que le jugó la vida. Que la pena fue casi de muerte. Que fue por Tamiko, su actual compañera, y por sus deseos de ser madre, que se enteró de que había vivido tantos años en la mentira y la traición. Que fue porque pasaba el tiempo y Tamiko no concebía. Que los exámenes arrojaron el resultado menos esperado. Que ella no era la del problema. Era él, desde siempre, no sobrevenido, congénito. Dentro de algunos minutos, estaré volando de regreso a Lima. Y ya no queda mucho que decir en estos apuntes, que se han alargado demasiado. Dejé al Viejo en Yokohama, y le pedí a Tamiko que me lo cuidara. Porque, por encima de todo, porque a pesar de todo, él siempre será mi padre. Ahora, más que nunca, mi Viejo, mi más querido cómplice. Llegué, vine hasta el Japón, pero las preguntas grises no desaparecieron. Mutantes, robustas, se han hecho terribles. Sólo espero que alguien, con algún proverbial sentido práctico, me ayude a enterrarlas uno de estos días. Malditas preguntas grises que se han hecho dueñas de mi pasado. Malditas preguntas grises que me han cambiado la vida. ▲ © Gustavo Yonamine Nakasa


Gustavo Yonamine Nakasa

Crónicas Nikkei #5: Nikkei-go: El idioma de la familia, la comunidad y la cultura Convocatoria de Discover Nikkei, un proyecto del Japanese American National Museum

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rigato, baka, sushi, benjo y shoyu. ¿Con qué frecuencia has usado estas palabras? En una encuesta informal realizada en el 2010, descubrimos que estas palabras en japonés eran las que usaban con mayor frecuencia los japoneses-estadounidenses que residen en California del Sur. En las comunidades nikkei de todo el mundo, el idioma simboliza la cultura de nuestros ancestros o la cultura que hemos dejado atrás. Incluso, aprender un poco el idioma japonés se convierte en una manera de seguir en contacto con nuestras propias raíces. Las palabras japonesas, como las anteriormente mencionadas, se mezclan con frecuencia con el idioma o los idiomas del país de adopción, creando una forma híbrida de comunicación. Algunos nikkei pueden llegar incluso a tener fluidez en varios idiomas a una edad temprana. Para esta edición de Crónicas Nikkei, queremos saber de tus experiencias con el idioma. ¿Hablas varios idiomas? ¿Te comunicas mejor en un idioma que en el otro? ¿Relacionas tu idioma con tu identidad cultural? ¿Hay algunas cosas que solo se pueden expresar en un idioma? Nos gustaría publicar una amplia variedad de textos que exploren estas y muchas otras preguntas y temas relacionados con el idioma.

Te invitamos a enviar historias y ensayos personales, memorias, artículos académicos, reseñas de libros y otros trabajos en prosa que compartan tus puntos de vista y experiencias con el idioma. (Ten en cuenta que para esta serie no se aceptan poemas). Esperamos que al compartir diversas historias nikkei mejoremos nuestra capacidad de comprender mejor quiénes son los nikkei. Como parte de la serie Crónicas Nikkei 5, Nikkei-go: El idioma de la familia, la comunidad y la cultura, de forma periódica se publicarán en la sección Artículos de Descubra a los Nikkei todas las historias enviadas para esta serie que cumplan con los lineamientos y criterios del proyecto. Los autores pueden enviar múltiples entradas. Se aceptarán los artículos a partir del 1.º de mayo hasta el 30 de septiembre de 2016 a las 6 p.m. (PDT). Lee y revisa todas las condiciones de escritura y de envío de trabajos en la web de Discover Nikkei: http://www.discovernikkei.org/es/journal/ chronicles/nikkeigo/

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La basura en Japón

Aprendiendo con Juan

Acerca de la basura en Japón Juan "Nikkei" Fujimoto Autor del sitio web Contacto Nikkei

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or la misma razón de que Japón es un país sobrepoblado y escaso de materias primas, existe lo que se llama el もった いない mottainai.

もったいない mottainai es una palabra y una idea totalmente japonesa y no tiene un equivalente (en una sola palabra) en nuestro idioma, pero podríamos interpretarlo como “Es una lástima el no aprovecharlo, es lamentable no poderlo usar correctamente, es demasiado bueno para desperdiciarlo”. Por ejemplo, conocí a unas personas que siempre preparaban comida por demás y luego ti-

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Juan Fujimoto raban a la basura todo lo que sobraba, no eran capaces de guardar en la refrigeradora lo que quedaba para comerlo al día siguiente, un desperdicio inútil... もったいない mottainai. O por ejemplo, algunos productos que eliminan en el supermercado simplemente porque el empaque esta aplastado... もったいない, si el empaque no afecta al contenido, aunque sea deberían venderlo rebajado. Siempre paso frente a una chatarrería y a veces veo entre los carros aplastados algún Mercedes Benz y pienso: もったいないな!... En otras partes del mundo seguro que lo arreglan y lo usan 20 años más. Pero regresemos a lo que hablaba de Japón, un país escaso en materias primas. En épocas antiguas (siglo 16 ~ 18), era de lo más normal ver a los 直しや naoshiya o "reparadores" que

arreglaban de todo, desde platos o vajilla rotas, ropa dañada, paraguas o hasta los tacos del 下駄 geta (sandalia de madera) o las escobas viejas y esto, por razones muy simples, もった いない… y porque era muy caro comprar uno nuevo. En épocas "no tan antiguas" existía (o debería decir, todavía existe, hasta hoy) la costumbre del お下がり osagari: el hermano mayor le "hereda" a los hermanos menores la ropa que ya no le queda Y es que a veces los chicos crecen tan rápido que cuando le compran ropa lo usa solo una vez (o no la usa) pero después ya no, así que もったいない y el más pequeño lo puede aprovechar. Actualmente no es nada raro encontrar リサイ クル店 risaikuruten o tiendas de reciclaje (中古 品 chuukohin, productos usados, セコハン se-

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Aprendiendo con Juan kohan, del inglés second-hand o segunda mano y hasta un フリーマーケット furii maaketto, tambien del inglés flea market o mercado de pulgas), hay que reconocer que muchas veces uno encuentra lo que necesita a buen precio. Pero estaba hablando de la falta de materias primas y el もったいない, aunque eso ya es una costumbre que se esta olvidando en este país. Aquí existe una fiebre de consumismo en donde la mayoría de las personas solo quiere productos nuevos y por supuesto, los más modernos. Ves a muchas personas que cambian sus artefactos eléctricos solamente porque ya salió un modelo nuevo. Cambian el teléfono móvil por el smartphone 5 o 6, 7, 8 o 9 aunque no sepan utilizarlo. Uno de los ejemplos que más me gusta usar es aquel en que la gente que se preocupa por su salud: siempre dice que los médicos y especialistas recomiendan beber 2 litros de agua al

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La basura en Japón día. Eso está muy bien, a mí también me parece que beber 2 litros de agua todos los días es muy saludable, pero ¿en qué parte dice que debes comprar botellas de plástico contaminante a cada momento? もったいない ¿No creen? Sería mejor el tener マイボトル mai botoru (del inglés my bottle, mi propia botella) y volverla a usar, de esa manera bebes todo el agua que quieras y salvas el planeta. Hablando de salvar el planeta, ¿conocen la "Regla de las 3 R"? En Japón, por un lado se habla de スリーアール Surii aaru (del inglés Three R): リデュース (Ridyuusu= Reduce= Reducir), リユース (Riyuusu= Reuse= Reutilizar), リサ イクル (Risaikuru= Recycle= Reciclar). Y si le preguntamos a cualquier japonés, lo más probable es que conteste: リデュース Reducir= 廃棄物の発生抑制 Haikibutsu no hassei yokusei= Reducir la generación de residuos. Comprar un producto sin caja


Juan Fujimoto y sin bolsa si igual lo voy a tirar a la basura al llegar a casa. リユース Reutilizar= 再使用 Saishiyou= Volver a utilizar. Llevar la bolsa que me dieron la vez pasada. Usar el mismo frasco y solo comprar el contenido. リサイクル Reciclar= 再生利用、再資源化 Saisei riyou, saishigenka= Renovar para volver a utilizar. Utilizar como materia prima. Utilizar el envase viejo como maceta o convertir las cajas y cartones en materia prima para papel higiénico. Y por otro lado, lo único es que la sociedad japonesa, la política japonesa o en todo caso el 日本人の国民性 Nihonjin no kokuminsei (idiosincracia japonesa), es a mi parecer un poco hipócrita respecto a todo esto. Siempre hablan de ecología, reciclaje y salvar el planeta, pero fíjate bien y vas a ver que el papel para impresión es totalmente blanco (¿Cuántos químicos

se habrán utilizado en blanquearlo?), te dan 50 bolsas plásticas por las compras de la semana (muchas veces ni siquiera te preguntan si la quieres o no). Es más, se habrán dado cuenta de que nadie reduce y tampoco reutiliza y directamente han saltado hasta el reciclaje y esto por una simple razón: Reducir y reutilizar no produce dinero, en cambio, el reciclaje es una mina de oro. Al fin de cuentas, todo esfuerzo, por pequeño que sea, sirve. Es costumbre en Japón, más que costumbre, es OBLIGACIÓN el ごみ分別 Gomi bunbetsu: seleccionar la basura para botarla el día establecido, en la bolsa establecida, en el lugar establecido; esto es muy loable y aplaudido por todo el mundo (aunque he visto documentales de que en Alemania o Noruega es aun más estricto). Sin embargo, muchas veces es solo "presenta-

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Aprendiendo con Juan ción", es solo formalidad. Cuantas veces he visto tachos de basura, por ejemplo, en la estación del tren o en algún supermercado con carteles bien claros que dice: Botellas por aquí, latas por acá… pero miramos dentro del tacho y todo cae dentro de la misma bolsa. Eso también lo vi en el trabajo: papeles, plásticos, otra basura... y la encargada de la limpieza lo junta todo en la misma bolsa y se lo lleva. Vale la intención, aunque el mundo esta hecho de buenas intenciones: ¿conocen el movimiento "ECOCAP"? En japonés エコキャップ運動 Eko kyappu undou. Lo más seguro es que lo conozcan indirectamente: se botan las botellas de plástico y las tapas por separado (las tapas van a contenedores especiales). Esas tapas son donadas a una NPO y a su vez, esta dona a la UNICEF, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, vacunas para los niños en países en desarrollo.

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La basura en Japón La basura se transforma en ayuda solidaria, ¡qué linda iniciativa…! Pero, no es así de simple: el problema es que si botamos la botella con la tapa puesta, por ser de plásticos diferentes, es más difícil de reciclar, se necesitaría contratar a personal para que separe las tapas y las botellas, en vez de eso, hacemos que el público participe… pero para que lo haga tenemos que darle una razón lo suficientemente motivadora: vacunas para la UNICEF Japón es un país con tan pocos recursos naturales y con tan pocas materias primas que a veces uno se pone a pensar que de dónde los obtienen... y a veces la respuesta es obvia: lo compra en el extranjero, la reciclan o lo sacan de las minas. En japonés existe la expresión 都市鉱山 Toshi kouzan que significa algo como "Mina citadina", mina de la ciudad: Las empresas de telé-


Juan Fujimoto fonos celulares reciclan los aparatos en desuso y de ahí extraen oro y otros materiales difíciles de conseguir. Lo mismo sucede con otros artefactos eléctricos que utilizan circuitos integrados en los cuales, por lo general, se encuentra oro, platino, etc. (y otros metales raros como Litio, Cobalto, Niquel, etc.). Al fin de cuentas, sea por necesidad u obligación, sea por ayudar al prójimo o salvar el planeta, hay muchas cosas en las que deberíamos detenernos a pensar un segundo. Hace algunos años (y lamentablemente no tomé una foto como prueba), necesitaba detergente, así que salí a comprarlo, pero al pasar por el lugar donde se deja la basura para su recolección, me encontré con 3 cajas de detergente con una nota pegada que decía: 不要なので 誰か使ってください Fuyou nanode Dareka tsukatte kudasai «Ya no lo necesito. Si alguien lo quiere úselo por favor». (Y yo lo necesitaba). ▲ © Juan Fujimoto

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Rafael Hirose

RAFAEL HIROSE

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Conócelo un poco más...

«Cada momento es único, no se repite. Por ejemplo, puedes regresar al mismo lugar cien veces y las cien veces será una fotografía diferente».

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afael Hirose, peruano, lleva en Japón 26 años y tiene una pasión que comenzó al otro del océano: la fotografía. «Sí —dice—, es algo que vengo practicando más o menos ya 30 años. La primera cámara que usé fue la de mi papá, una réflex Pentax totalmente manual, ni fotómetro tenía». Se inició con la fotografía analógica, aquella de rollos de película en blanco y negro que él mismo revelaba. Las de color las mandaba a un estudio porque los equipos eran costosos.

grafían paisajes y naturaleza, aunque nadie en especial. Es asiduo a las imágenes que publica National Geographic, debido a su gusto por la fotografía de paisajes, fauna y flora.

Considera que solo es un aficionado porque no pretende dedicarse a la fotografía de manera profesional. Es un escape de la rutina diaria, de las largas horas de trabajo: lo relaja y lo divierte. «Comenzó como un pasatiempo, pero se volvió algo más. Nunca salgo sin mi cámara en los días de descanso y las fotos que tomo se vuelven una clase práctica de procesado o revelado digital, al volver a casa».

Su gran reto es aprender un poco más la técnica de retratos.

Además, sabe que ir a hacer fotos, es la excusa para aventurarse a conocer nuevos lugares o retornar a los ya visitados, y para pasar el día juntos con su hija y su esposa. Hay un fotógrafo que es una gran influencia para él: su hermano Edi, reconocido artista peruano. También le interesan aquellos que foto-

Cuenta que lo que intenta expresar con sus imágenes es que «cada momento es único, no se repite. Por ejemplo, puedes regresar al mismo lugar cien veces y las cien veces será una fotografía diferente». Quiere compartir lugares, momentos, experiencias.

Una anécdota: «En mis inicios en la fotografía, con un amigo abrimos nuestro pequeño estudio, por esas épocas estaba muy solicitada una fotografía en B&N de un tamaño especial de 5x5 cm. para postular a un sorteo para la visa americana. Nos fue muy bien, ya que mucha gente envió sus papeles para esa visa. Sacábamos para nuestro fin de semana y para los gastos de utensilios fotográficos. Hasta que se acabó el dichoso sorteo y al poco tiempo tuvimos que cerrar. Fue la única vez que gané dinero con la fotografía».▲

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Fotos

Ashikaga Flower Park

Great Wisteria por Rafael Hirose

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Fotos

Ashikaga Flower Park

Ashikaga Flower Park あしかがフラワーパーク El parque de las flores de Ashikaga Fotografía © Rafael Hirose

El Parque de las Flores de Ashikaga, Ashikaga Flower Park, se ubica en la prefectura de Tochigi. Es famoso por las flores de glicina (wisteria), o llamadas en japonés "fuji" (藤), pero con diferente escritura que el Monte Fuji (富士山). Es un momumento natural de árboles de wisteria que cubre un área de 1.000 m², el más antiguo tiene 150 años, así como también tiene el atractivo de un largo túnel natural de 80 metros. El parque está dividido en ocho temporadas, donde se puede apreciar y disfrutar de la gran variendad y cantidad de flores: 1. Anuncio de la Primavera (inicios de enero a fines de febrero). 2. Festival Floral de Primavera (inicios de marzo a mediados de abril). 3. Historia de Wisteria (mediados de abril a mediados de mayo). 4. Jardín de Arco Iris (mediados de mayo a inicios de junio). 5. Jardín Blanco y Azul (inicios de junio a inicios de julio). 6. Nenúfares (inicios de julio a fines de setiembre). 7. Jardín Púrpura (inicios de octubre a fines de noviembre). 8. Jardín Iluminado (fines de octubre a fines de enero) . Ubicación: 607 Hasama cho, Ashikaga shi, Tochigi ken. 〒329-4216 TEL: 0284-91-4939 FAX: 0284-91-4587 76


Rafael Hirose

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Ashikaga Flower Park

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Kioto

Viajes - Cultura

KIOTO

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Cristina Bayés

Japón País Misterioso

Fushimi Inari-Taisha - Cristina Bayes

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Kioto

Viajes - Cultura

Kioto Un viaje relámpago a la antigua capital de Japón Viajes Cristina Bayes www.japonpaismisterioso.com

K

ioto 京都, fue la capital de Japón durante más de mil años entre el 794 y 1868, hasta cuando el emperador Meiji dictaminó el traslado de la sede imperial a Tokio. Kioto es considerada una de las cunas del arte, la cultura, la religión y la literatura del país asiático. Monumentos históricos de la antiguo Kioto (ciudades de Kioto, Uji y Otsu), fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en 1994, entre ellos el Templo Kinkaku-ji y otros 16 templos y santuarios. 82

Kinkaku-ji 金閣寺 Templo Pabellón de Oro es el nombre informal que se le da al Kinkaku-ji 金閣寺. Fue construido originalmente en 1397 como villa de descanso del shōgun Ashikaga Yoshimitsu 足利 義満 (25 de septiembre de 1358 - 31 de mayo de 1408, fue el tercer shōgun del shogunato Ashikaga).

Kinkaku-ji 金閣寺 Templo Pabellón de Oro ►


Japón País Misterioso

Cristina Bayés

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Kioto

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Viajes - Cultura


Cristina Bayés

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Templo Kiyomizu-dera Kiyomizu-dera o Kiyomizudera, 清水寺, templo del agua pura,que denomina a varios templos budistas, y más comúnmente se refiere al templo Otowasan Kiyomizudera 音羽山清 水寺, fue fundado a comienzos del Periodo Heian. El templo data del año 778, aunque los edificios actuales fueron construidos en 1633. El templo toma su nombre de las cascadas que existen en el complejo, las cuales bajan de las colinas cercanas. Kiyomizu 清水 literalmente significa agua pura, agua clara o agua limpia.

Fushimi Inari-Taisha Fushimi Inari-Taisha 伏見稲荷大社 fundado en 711, es el principal santuario sintoísta de-

dicado al espíritu de Inari, se encuentra situado en la base de una montaña también conocida como Inari, que incluye varios senderos para llegar a otros santuarios más pequeños. Desde las épocas más antiguas de Japón, Inari era vista como patrona de los negocios (en tanto que cada Torii existente en el santuario ha sido donado por algún hombre de negocios japonés), aunque Inari en primer lugar fuera diosa del arroz. Los comerciantes y artesanos ofrecían culto a Inari a cambio de obtener riqueza en sus negocios, por lo que donaban numerosos torii que actualmente forman parte de la vista panorámica del templo.▲ © Cristina Bayes

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Poemas

Del poemario "Una historia Viva"

EL PINTOR Pintaré los pastos con el sabor de tus labios, como el cielo gris por la noche. El silencio profundo, muriendo en tus brazos, la reencarnación ha llegado, imaginar cuál será el destino. Pintare tus labios de mil colores para que tus besos sean la maravilla de mi existir. Imaginar el tiempo y buscarte en otra vida esperando que llegue ese día, como la promesa por cumplir. Caminaré por el mundo, predicando tu nombre, en busca de tu destino.

Chegua

© Javier Omar Ipanaqué Castro, quien también firma como "Chegua", es natural de Catacaos, Piura, del norte peruano. "Chegua", su seudónimo, está formado —dice el autor— por dos piuranismos: "Che" y "Gua". Escribe desde los diez años, en algún tiempo sus poemas fueron publicados en la Industria de Trujillo. Cuando llegó a Japón hace 8 años y comenzó a trabajar en una fábrica sus amigos le dijeron que se olvidara de la escritura, que aquí sería imposible, un sueño. Pero él, nunca se dio por vencido. Estos poemas pertenecen al poemario inédito "Una historia viva".

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Javier Omar Ipanaqué Castro "Chegua"

AL FILO DE UN CUCHILLO Al filo de un cuchillo descubro las láminas infinitas de cada cebolla incrustada. Lágrimas puras como al nacer, pureza de vida, mágica divina, misterio escondido en cada lágrima. Razón de vida. Infinita lámina describiendo cada camino, lágrimas caídas sin razón alguna. Misterio de vida, tristeza injusta al filo del cuchillo. Descubriendo cada hoja de vida en cada lágrima caída. Lágrimas de amanecer, viva la vida sin lágrimas injustas, lágrimas de vida al filo del cuchillo.

Chegua

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Macro

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Fotos


Luis Tokumori

MACRO

Por Luis Tokumori

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Fotos

Macro

MACRO FOTOGRAFÍA © Luis

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Chutaro, el ratón rojo あかねずみチュータロウ

Cuento

あかねずみチュータロウ Chutaro el Ratón Rojo Cuento ilustrado bilingüe (ilustraciones del autor)

José Rommel De la Colina Calvo

© José Rommel De la Colina Calvo, cuento inédito, ilustraciones del autor.

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José De la Colina Calvo

1- 林の中の小さな家に、母さんネズミと小さな小さなネズミの子、チュータロウが 住んでいました。 1- Dentro del bosque, en una pequeña casa vivía una mamá ratona con su pequeño hijo ratoncito Chutaro.

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Chutaro, el ratón rojo あかねずみチュータロウ

Cuento

2- 林には、怖いのら猫がたくさんいるから、気をつけなくっちゃ。 でも、 母さんネズミは、チュータロウのため、毎日、食べ物を探しに出かけていまし た。 2- En el bosque había que tener mucho cuidado, porque habían muchos gatos techeros que daban mucho miedo, pero la mamá ratona todos los días salía a buscar comida para Chutaro.

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José De la Colina Calvo

3-「ニャーオー!」 大変! ある日、母さんネズミは、黄色い、しま模様の「ドラ猫」 に捕まってしまったのです! 3- De pronto se escuchó un maullido: —¡Miauuuu! —. ¡Qué terrible!, aquel día la mamá ratona fue cogida por un gato techero de color amarillo con rayas negras.

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Chutaro, el ratón rojo あかねずみチュータロウ

Cuento

4- チュータロウはお母さんの帰りを待っていました。「お母さん、まだかなあ? ぼく、 お腹がすいたよ!」 ちょうど落ちていた赤い葉っぱを食べてみました。「ムシャ、ムシャ・・」 4- Chutaro, esperó mucho tiempo el regreso de su mamá llamando: —Mamá, todavía no vienes tengo mucha hambre —en ese momento, de hambre cogió una hoja de color rojo que cayó de un árbol y empezó a comer: —Crunch crunch.

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José De la Colina Calvo

5- それからも、毎日、毎日、母さんを待っていました。 「おかあさ~ん、お腹すいたよ~」「これしか食べるものがないよ~ ムシャ・ムシャ」 赤い葉っぱばかり食べていたら、チュータロウはピンク色になってきました。 5- Y así, desde ese momento esperó día a día el regreso de su mamá llamando: —Mamaaaaaaaá, tengo mucha hambre —solo había hojas rojas para comer. —Crunch crunch —por comer solo hojas rojas, Chutaro se puso de color rosado.

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Chutaro, el ratón rojo あかねずみチュータロウ

Cuento

6-「ムシャ・ムシャ・モグモグ」そして、どんどん食べて、チュータロウは だんだん大き く、だんだん赤くなっていきました。 6- —Crunch crunch, ñam ñam —comía solo hojas rojas, así que poco a poco fue creciendo y poco a poco se puso de color rojo.

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José De la Colina Calvo

7- チュータロウは、泣きながらお母さんを呼びつづけました。 「おかあさ~ん!」 「帰ってきて~!」 7- Chutaro, llamaba llorando a su mamá: —¡Mamaaaaaaaá, regresa!

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Chutaro, el ratón rojo あかねずみチュータロウ

8- 泣いたらお腹がすいて、また赤い葉っぱを食べました。 「おかあさん~ エ~ン・・・ムシャムシャ・・・おかあさ~ん!」 8- Llorando, de hambre otra vez comía hojas rojas llamando a su mamá: —¡Mamaaaaaaaá, buaaaaaaa... Crunch crunch, mamaaaaaaaá!

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Cuento


José De la Colina Calvo

9- ある日、家から出てみたチュータロウ。灰色ネズミたちに出会って、びっくり。 「ぼく、ひとりぼっち。あのネズミさんたち、友達になってくれないかなあ。」 でも灰色ネズミたちは、「赤色で変なヤツ!」チュータロウを仲間に入れてくれませ ん。 9- Un día Chutaro salió de su casa, se llevó un gran susto al ver otros ratones grises, dijo: —Yo estoy solo, a ver si me hago amigo de aquellos ratones. Pero los ratones grises al verlo dijeron: —Qué raro ratón de color rojo —no quisieron ser amigos de Chutaro.

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Cuento

10- チュータロウがとぼとぼ歩いていくと泉がありました。 のぞいてみると・・・ 「あれ、ぼくって赤色・・・!」

10- Chutaro, caminando con calma por la orilla de un pequeño manantial, al verse reflejado en el agua dijo: —¡Oh! soy de color rojo.

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11-「しかたないや。ぼくだけ違うんだから・・・」 11- —Soy el único ratón rojo, ni modo —, dijo para sí.

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Cuento

12- それからもチュータロウは赤い葉っぱを食べて一人で暮らしました。 そして、空色の目と黒いしっぽを持った強くて賢い赤色ねずみになりました。 12- Entonces, desde ese momento Chutaro vivía solo comiendo hojas rojas, así llegó a tener ojos celestes y cola negra. También se puso fuerte y muy inteligente ratón rojo.

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13- ある日、赤ねずみチュータロウは、大きな木の枝にこしかけて、赤い葉っぱを 食 べていました。景色をながめていると ・・・ 13- Un día, el ratón rojo Chutaro estaba sentado en la rama de un gran árbol, comiendo hojas rojas y mirando el paisaje.

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Cuento

14- と、その時、ドラ猫が楽しく遊んでいた灰色ネズミたちをねらっているのが 見えました。チュータロウは立ち上がり、叫びました。「みんな、気をつけろ!」 「ニャオ~~~~、フギャ~! 」 灰色ネズミたちは、うまく逃げたけど・・・ 14- Y..., de pronto vio un gato techero, se paró y empezó a gritar alertando a los ratones grises que jugaban tranquilamente, de pronto el gato maulló: —¡Miaaaauuuu marramiaaaáu! —, los ratones grises lograron escapar.

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15- でも今度は、チュータロウめがけて、おそいかかってきました。「赤色ねずみだ! こいつを食べちゃえ!」 15- Pero entonces, el gato techero trató de coger a Chutaro diciendo: —¡Oh! Un ratón rojo, a él me lo comeré.

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Cuento

16- チュータロウは勇気を出して戦いました。「チューー!!!エイ、ヤー、 チュー!!」 木の実を投げつけ大暴れ!! ついにドラ猫は逃げていきました。 16- Chutaro se defendía con valentía, haciendo mucho alboroto y gritando: —¡Ñiiiiiiii ñiiiiiiii, chuik chuik, ñiiiiiii ñiiiiiii! —, lanzándole semillas secas con fuerza, logrando poner en fuga al gato techero.

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17- 隠れていた灰色ネズミたち。みんな出てきて、赤ねずみチュータロウに拍手喝 采! 「やったー!」「ありがとう、チュータロウ!」

17- Los ratones grises salieron de sus escondites, agradeciendo al ratón rojo Chutaro, aplaudiendo y dando vivas: —¡Viva! ¡Gracias Chutaro!

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Chutaro, el ratón rojo あかねずみチュータロウ

Cuento

18- そしてみんなが言いました。「赤ねずみくん、君は僕たちのヒーローさ。 一緒に住 もうよ 。」 18- Todos le dijeron: —Ratón rojo eres nuestro héroe, puedes quedarte a vivir con nosotros.

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19- チュータロウはとてもうれしくなりました。あんまりうれしくて、何度も飛び上がって、 そして、とてもとても高く飛び上がりました。ピョン・ピョン・ピョ~ン! 19- Chutaro estaba muy feliz, saltó de alegría, saltó varias veces hasta llegar a saltar muy alto: —¡Boing boing, boiiiiiing!

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Chutaro, el ratón rojo あかねずみチュータロウ

Cuento

20- あんまり高く飛び上がったので、空を飛んでいきました。そして下を見ると、 「あっ、 ドラ猫!」 20- De tanto saltar muy alto, empezó a volar, volaba y volaba hasta que divisó al gato techero.

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José De la Colina Calvo

21- チュータロウは空からおりて、ドラ猫に強烈なパンチをおみまいしました。 「もう二度とぼくたちに手を出すな! わかったな!」 21- Chutaro bajo volando desde el cielo, cayó encima del gato techero dándole tremenda paliza diciendo: —¡No vuelvas más, donde los ratones grises! ¡¿Entendiste, no?!

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Chutaro, el ratón rojo あかねずみチュータロウ

Cuento

22- 勇敢で強いチュータロウ! その日から、スーパー赤ねずみチュータロウは、 灰 色ネズミたちと一緒に暮らしました。 22- Chutaro retornó donde los ratones grises, era valiente y tenía mucha fuerza. Desde ese día el súper ratón rojo Chutaro, vivió junto a los ratones grises.

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José De la Colina Calvo

© José Rommel De la Colina Calvo

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Revista virtual | Año IV

Número 10 | Julio - Septiembre 2016 | Japón

LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... Yo no sé! Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las caídas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido Se empoza, como charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé! (1917) César Vallejo (1892 - 1938)


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