REVISTA
HUMOR YUCATECO
Ha llegado septiembre la Península, con sus fervor patrio y sus ondas tropicales que nos han convertido a todos los en metereólogos doctorados. Nos sorprende
la noche con hipótesis guajiras sobre la formación de ciclones, las masas de aire frío y los chorros de aire caliente que serán el siguiente huracán en camino. Vemos con ternura a los primerizos en el tema porque nosotros ya sabemos si debe o no cundir el pánico, medimos la probabilidad de una tormenta que esperamos lo más lejana posible para sólo recibir unas cuantas lluvias que alivien este bochorno que nos deja secas las entendederas. Entramos en el mes del canto del mucuy, del perfume del dzalbay y del xhail trepando las albarradas; entonces nos sabemos tocados de la diosa fortuna por vivir en Yucatán.
Septiembre nos acaricia el alma con el hondo sentimiento de ser mexicano y sobre todo de ser yucateco, porque cuando vemos ondear nuestra bandera nos sentimos parte de una cultura que compartimos con el mundo en la belleza de este lugar mágico bajo el sol donde quienes caen bajo los efectos del agua de pozo se quedan para siempre y quienes no abrevan de ese agua en jícara, quedan condenados a vivir con el anhelo de regresar. Afortunados nosotros los mexicanos que tenemos maravillas de la naturaleza, riquezas gastronómicas que acarician el paladar, colores que deslumbran y te llenan el alma con la alegría de un pueblo que una y otra vez grita con orgullo: ¡Viva México!
Año IV. Septiembre 2016. Número 56lDirector: Javier Covo Torres l Consejo Editorial: Javier Covo Torres, Roger Campos Munguía, Roberto Mac Sweeney Salgado, Ileana Reyes Campos, Nancy Walker Olvera lDirección de diseño: Sara Covo Reyes lDirección administrativa: Ileana Reyes Campos l Ventas: Irene Covo Reyes l Revista mensual, Agosto de 2016. Publicidad y venta en OXXO. Tel: (999)1955843. Email: cobadivulgaciones@gmail.com. Los derechos de reproducción de los textos aquí publicados están reservados por revista way. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo No. 04 - 2012 - 082012144500 - 102. Domicilio de la publicación: Calle 22 entre 21 y 23 #121A, Loma Bonita, Xcumpich. CP 97205. Mérida, Yucatán. Imprenta: Uniprint. Calle 39 No. 501, Col. Centro, Mérida, Yucatán.
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WAY Publicidad + Humor
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Revista Way. Septiembre MARAVILLAS
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Tips para
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Si te sientes bien contigo, eres más feliz, chula.
No procastines
Haz lo que puedes hacer hoy. No es para maniana.
Cómo ser feliz
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(de una vez por todas)
Deja ya de quejarte
Di lo que piensas
Es como si te revolcaras en el lodo, linda hermosa.
La gente que se embucha las cosas, se amarga.
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¡Saluda, ninio!
Agradece por lo que tienes
Y hazlo pelando los dientes, porque una sonrisa te cambia el ánimo, mi boxito.
Maáre, tienes más de lo que crees. ¿Cuándo te vas a dar cuenta, huiro?
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y en momentos únicos e irrepetibles, en algo que de verdad te llene. (No, no son tacos, ninio).
¡Muévete, purux! Mover el esqueleto, (aunque sean treinta minutos de caminata) te pone bien.
X’la Asana del Grito Te pone tu columna como de vibora, tu abdomen como de batea y hace loch a tus riniones.
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Gasta en gustos
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huiros
Siéntete chula
¿alegría? ¡en los pies!
El dinero no da felicidad
Ma’are ¿Cómo vas a ser feliz si te aprietan los zapatos?
Yoga
“Pero ayuda”, dicen. La verdad es que hay mejores vivencias que las de comprarte un collar de perlas.
con donia Way ...y si después no puedes enderezarte, linda hermosa,
...das el grito de dolores.
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Revista Way.DE Septiembre 2 016 AVES YUCATÁN
HUEVOS MOTULEÑOS (de Motul, faltaba más)
Si te digo que desayunes en Yucatán seguro que en lo primero que piensas es en los huevos motuleños, ¿masinó? Y para de contar ninio, porque se te cierra el seso y te olvidas que la creatividad yucateca llega hasta los huevos, porque hay que ver cómo los preparamos para entender lo importante que es tener un par de huevos puestos todos los días en el desayuno. Y no es que lo vengamos consumiendo desde tiempos de los mayas porque los parientes no los conocían; las gallinas de Castilla las trajeron los españoles cuando se tropezaron con este mundo, pero eso no quiere decir que los mayas no comieran huevos. Los comían y con ganas, porque no había nido de tortuga, codorniz, hormiga o cualquier otro insecto que se salvara del asalto maya-hueveril. Este gusto por los huevos lo traemos en las raíces. ¿Cómo explicar si no, esa pasión por un simple huevo tibio medio pasado por agua, el “abotonado” que se consume con la cáscara como recipiente y que hemos elevado a la categoría de manjar? Y eso por no hablarte de los simples huevos fritos que en su versión pura y dura se preparaban en manteca de cerdo conformando una verdadera oda al colesterol, un canto a los triglicéridos. Digo “preparaban” porque hoy con la moda de la comida sana nos hemos inclinado por ponerle chaya hervida picada y frita con ajo y cebolla, o con cebolla y tomate, pero siempre con el sabor insuperable de la chaya, amén de sus propiedades curativas de las que mejor ni te hablo porque ahora el tema es de huevos con longaniza, ¡los mejores del mundo!, siempre y cuando sea longaniza de 10
Valladolid, por supuesto…¡Máre tú!, hasta ganas de desayunar de nuevo me están dando cuando pienso en esos huevitos amarillitos con su frijolito y su habanero…¡Way! hasta con tu francés caliente te lo puedes embutir, linda hermosa. Para especialistas son las versiones del “trapo viejo” con las sobras del chocolomo o con carne de venado y chile verde y los huevos “rabo de mestiza” con tomate, cebolla, chile dulce y hasta queso; todo por no hablar de los legendarios huevos entomatados con cazón, mi p’urux. Y no te hablo aquí de los huevos que acompañan el potaje, los chilaquiles, el relleno negro, los papadzules y el but de pavo, por no presumir que aquí tenemos huevos hasta en la sopa. Pero nada como los huevos motuleños, inventados a la carrera para una visita de Carrillo Puerto, que los vio por primera vez estrellados sobre tortillas fritas con frijol colado, jamón ahumado y salsa de tomate, y mejor me callo boxito, porque ahora mismo voy al puesto de don Remigio a despacharme dos taquitos de huevos revueltos con lomitos de Valladolid acompañados de ibes colados, y consolarme mientras espero el fin de semana para desayunar en Motul y quitarme de la cabeza esos huevos motuleños que se me presentan como una aparición divina cada vez que pienso en un desayuno yucateco, ¿a lo viste, jah?
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¡QUÉ LINDO TERNO, LINDA HERMOSA!
Así como lo oyes, ninio; y es “terno” porque son tres las piezas que forman el traje típico de mi Yucatán; que si fueran dos se llamaría “duplo”, ¿a lo viste, jah? Y eso que no te hablo de los aretes de flor de granada, el rosario de filigrana, el rebozo de Santa María que fue traído de Puebla en los años de don Porfirio y el collar de doble vuelta para lazar novios. No creas que el terno que ves hoy tan coqueto y colorido fue siempre asi… ¡Para nada! Viene de los años de la conquista cuando los franciscanos obligaron a las mujeres mayas a cubrirse con un hipil porque andaban por los viejos
caminos del Mayab a pecho descubierto. Desde ese momento hasta hoy el terno se hizo angosto, largo, ancho y corto, según los vaivenes de la época y los refinados vestidos de las damas españolas, a los que imitaba buscando estatus. Se fue haciendo más sofisticado con bordados y encajes de Bruselas, hasta que empezó a agarrar personalidad propia. Por eso yo, en que salgo a la calle a celebrar “El Grito”, busco entre las flores bordadas de mi terno a ese boxito de ojazos soñadores y cuando lo busco, espero a que en uno de sus arranques de amor me diga : “¡Qué lindo terno, linda hermosa!”
HablalaMayA D ic h o s y e x pr e s i o n e s d e u n i d i om a v i v o
Jach ma’alo’ob México (Muy bien México)
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CRÍMENES EN CHICXULUB (a la manera de Sherlock Holmes)
Esa mañana del 14 de septiembre, Dzon Jolmes, se sentó a tomar su desayuno. Tenía apetito porque no había terminado yo mis huevos motuleños cuando él se estaba poniendo su tercera inyección de extracto de balché en la oreja derecha.
—Donia Way—me dijo después de darle su acechón a su celular— , hoy va a pasar algo grande. —¿Álguien te mandó un Whatsapp, ninio? —Hay algo en el aire…—se paró y fue directo a la ventana para mirar las casas de enfrente y una bandada de gaviotas que volaba sobre el mar de Chicxulub. —Donia Way—me llamó— ¿Qué ves de raro, jah? —Veo al Turix, el poli de la cuadra comiendo su torta de lechón en la tienda de don Ucho. —Límpiate tus chemes, donia, ¿no ves a ese huiro cabezón que trae algo como escondido debajo de su flus azul pavo? El huiro misterioso cruzó la calle y entró un momento en el portal del restaurante donde estábamos para salir de nuevo y perderse al doblar la esquina. —¡Que no escape!— gritó Dzon Jolmes y poniéndose su gorra salió disparado tras el sospechoso. Dos horas después regresó lleno de lodo de pies a cabeza. Se cambió de ropa y me dijo: —Se me ha escapado, donia Way. —¿Y el barro que traías de dónde salió, ninio? —¿Ve esto donia Way? Es una cáscara de plátano. Y fíjese que sospechosa coincidencia: En la casa de enfrente, donde entró primero el cabezón del flus azul vive Don Mario. Su padre se matrimonió con doña Socorro, una dama española que nació en Cuba. Ponte xux: el plátano abunda en esa isla… ¿A viste la relación entre los sucesos? —¡Way!—dije admirada —Y dígame donia, ¿no ve sospechosa la indiferencia 14
del policía? ¿Será que el sospechoso tiene poderosos cómplices en las altas esferas de la justicia? —Pero, ¿y si es inocente?—pregunté inquieta. —No, donia Way, ese hombre no trae nada bueno. Llamemos a la patrona. Cuando llegó la dueña del restaurante la interrogó: —Es un asunto muy delicado: ¿Viste a un boxito cabezón de flus azul pavo que entró al portal de este restaurante? —Claro que sí. Todos los días viene a la misma hora. Jolmes clavó una mirada inquisitiva sobre la patrona que, ateperetada, le dijo: —Es el lechero, ninio. Hace un año que deja aquí su botella de leche, ¿a lo viste? Casi suelto la risa frente a Dzon Jolmes, pero me contuve. —¡Traiga esa leche—ordenó Jolmes. Cuando la trajeron se encerró en su laboratorio hasta altas horas de la noche. Me fui a dormir preocupada por aquel caso, uno de los más intrigantes de los últimos años. Estaba yo en el quinto sueño cuando la mano de Jolmes me zarandeó: —Donia Way, ¿qué le dije yo cuando vimos por primera vez al cabezón de la chamarra azul? —Que no nos iba a traer nada bueno, Jolmes—, respondí medio dormida todavía. —¡Ahistá!, he analizado la leche y descubrí que contiene un treinta y cinco por ciento de agua y un quince por ciento de cal. ¿A viste que tenía yo razón, jah? Me quedé mirando la cara de K’as loco que se manda el personaje. Y una vez más tuve que admitir el portentoso genio de mi amigo Dzon Jolmes.
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Revista Way.WAY Septiembre TEMA
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—LEYENDA MAYA—
EL PECADO DE LA CODORNIZ
Por qué las bechitas no anidan en los árboles
Nuestra codorniz, que conocemos como beech, es tan yucateca que los antiguos mayas cuentan que cuando el mundo estaba recién estrenado eran los pájaros preferidos de los dioses. Con su hermoso plumaje y su copetito coquetón se paseaban altivas por las copa de los árboles donde hacían sus nidos y crecían protegidas de los peligros. Pero, ¿crees que esto era suficiente para la orgullosa codorniz? Llena de soberbia y altanería aspiraba a un mundo donde sólo existieran ella y su prole. En uno de esos días el Espíritu Creador quiso bajar a contemplar el mundo que había creado y le pidió a Yaaxkin, dios sol y Príncipe de la Luz, que lo acompañara. Nunca debió hacerlo porque el chisme de la gira del Creador llegó a oídos de Bolontikú, el Príncipe de las Tinieblas. Saberlo y montar en cólera fue todo uno para este Señor de Xibalbá que de pura envidia echaba fuego hasta por las orejas diciendo que él estaba primero que el Príncipe de la Luz porque antes de la creación él reinaba por sobre todas las cosas. Y como la envidia tiene el sueño ligero, una noche despertó recordando que las sagradas leyes divinas prohibían que un Dios abandonara su lugar para mezclarse con los mortales. “¡Te tengo!”, dijo, y mandó un par de espías para que siguieran de cerca al Creador y al Príncipe de la Luz que, como andaban de turistas visitando pueblos y ciudades, nunca se percataron de la presencia de los malos hasta que entraron a los bosques del Mayab, donde los genios de 18
la selva, cuando vieron a los espías, extendieron las raíces de los árboles para formar puentes, apartaron las aguas de los arroyos y levantaron nubes de polvo para ocultar a sus dioses. Entonces los tinieblos con voz dulce y aflautada preguntaron a los pájaros si habían visto a dos forasteros; pero estos eran astutos y previnieron a todas las aves para proteger al Creador. La codorniz ambiciosa vio su oportunidad de un mundo propio y a una señal todas las bechitas de su prole levantaron vuelo dejando a los dioses al descubierto. Fue la catástrofe: el Creador sintió pesar al conocer la estratagema del Príncipe de las Tinieblas; pero más pesar le dio la traición de la bechita, a quien tanto amaba. Con lágrimas de desengaño le dijo: “De hoy en adelante tú y toda tu descendencia vivirán a merced de las fieras y los cazadores porque estarán siempre cerca de la tierra”. Por eso la bechita anida a ras de suelo y sus crías están expuestas a las fieras y a los cazadores.
CĂłmo encontrar tus raĂces....(yucatecas, por supuesto)
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—LOS ANCESTROS—
LA CEIBA SAGRADA
—Máa, míster, ¿tanto estudiar a los mayas y to’avía no sabes lo importante que era la ceiba? —Oh, oh, donia Way, ¿ser tan sagrada como decir? —Máare. ¡Es el alma de los antiguos mayas! El mundo para ellos había sido creado y destruido tres veces. Para crear el cuarto mundo, éste en que vivimos, el primer padre puso en el centro del universo la Ceiba Madre, el eje de todo lo que existe. —¡Tú saber más que Popol Vuh! Dejar mudo, beautiful donia! —Más mudo te vas a quedar, chiquito, cuando sepas que la ceiba atraviesa tres niveles cósmicos y que el más bajo, el inframundo, es el reino de Xibalbá. —¡Tú querer asustarme! —Es que es pa’ asustarse míster. En el inframundo es donde están los muertos y animales nocturnos como murciélagos, búhos y jaguares. —¡No hablar más de ese inframundo, please! —¡Fó! Ni que los dioses me lo pidieran. Y fí’ate que —Después está el nivel donde vivimos nosotros. para los mayas la vida es la lucha entre los dio-ses Para los mayas era una superficie plana que flotaba benefactores y los dioses malignos. Los buenos reen el agua, como un cocodrilo grandote al que le galan el rayo, la lluvia, el maíz y la abundancia. crecía la vegetación en el lomo. —¡Dejarme ser tu dios benefactor, donia Way! —¿Ellos vivir sobre un cocodrilo? —Máare, si sigues jeringando le vo’a pedir a los —Imagínatelo míster, nada más por mantenerlo dioses malosos que te traigan la hambruna pa’que tranquilo cuidaríamos la ecología, ¿jah? quedes más flaco de lo que estás, ninio, y después —¡I don’t believe, my sweet donia! tengas que hacerles sacrificios pa’que se contenten, —En lo alto de la Ceiba Madre está el cielo con ¿masino? trece niveles, donde viven astros y animales di- —Por tí, donia Way, yo dejar que sacerdote sacar mi urnos y solares como los venados y las guacamayas. corazón in the top of the pirámide de Kukulcán! —¡Querer estar allá contigo forever, donia! —¡A’ te quiero ver, chiquito!
El libro Maya de donia Way Casos y cosas de los antiguos mayas Máare,creo creoque queeste Máare, este no lo ninio noninio lo veía m veía venir, ¿masino?
¿Cuáles eran las armas de los mayas? Se armaban con lo que podían: tenían lanzas, macanas de guerra, lanzadardos, cuchillos de perdernal bien afilados y hondas; hasta piedras usaban los mayas llevándolas a la batalla en una canasta de madera.
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Lomitos
En una olla tapada pones la carne a fuego lento con todos los ingredientes.
de Valladolid
Ahora ya puedes agregarle el chile.
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Cuando el lomo tenga poco caldo, le pones hojas de epazote, cebolla en rebanadas y el resto de los dientes de ajo crudo.
Déjala que se cueza hasta que esté suave.
INGREDIENTES
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Ponle un poco más de agua y sigue cocinándola unos minutos más.
(6 porciones)
1 kg. de lomo de cerdo en trozos pequeños y dejarle la grasita
6 tomates picados en cubitos sin piel y sin semillas
1/2 cebolla 2 cdas. de en juliana manteca (1/2 cebolla extra)
2 dientes de ajo crudos
epazote
1 chile habanero (opcional)
Pimienta 6 huevos cocidos
Sal
El platillo debe quedar ligeramente picante.