Revista Abordajes

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S JE A D R O B

A Reflexiones sobre el racismo No. 1 / Febrero 2021

Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado

La Esmeralda

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ABORDAJES

No. 1 / Febrero 2021

Reflexiones sobre el racismo

Coordinadora General Rosario Nava Román

Editora en Jefe y Corrección Rocio Noblecilla Maldonado

Consejo Editorial Rosario Nava Román Rocio Noblecilla Maldonado Sebastián Mosco Chacón

Diseño y Formación Sebastián Mosco Chacón Rosario Nava Román Rocio Noblecilla Maldonado Leticia García Casco

Arte Sebastián Mosco Chacón

Colaboradores Emma Moreno Pogodina Jesús Hernández Domínguez Julio César Martínez González Luis Eduardo Santiago Cervantes Santiago Díaz Díaz Sebastián Mosco Chacón

Imagen de Portada

Plymouth Chapter of the Society for Effecting the Abolition of the Slave Trade, Public domain, vía Wikimedia Commons.

La revista Abordajes es un producto final del Seminario de Reflexión Histórica Sobre el Fenómeno del Racismo en México, impartido por Rosario Nava Román, en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. Distribución digital en issu.com. Producida en la Ciudad de México, México. Todo el software, hardware, logotipos y patentes son © de sus respectivas marcas. Los textos aquí publicados son responsabilidad de cada autor. Agradecimiento: Esta revista es producto del invaluable interés y trabajo de los alumnos de quinto y sexto semestre de la escuela “La Esmeralda”. Asimismo, el seminario debe mucho en su creación al apoyo de la Directora Karla Villegas Ramírez. A todos y cada uno de ellos, nuestro profundo agradecimiento.

La reproducción total o parcial de los contenidos de esta revista está permitida y aconsejada, siempre y cuando se cite la fuente. Los contenidos son para fines educativos, de difusión y divulgación, y no para fines comerciales. REVISTA # 1, febrero de 2021.

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ABORDAJES

No. 1 / Febrero 2021

Reflexiones sobre el racismo

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rrupciones

Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado

La Esmeralda

N UESTRAS S ECCIONES

Es un espacio creado para que los alumnos puedan presentar sus reflexiones sobre cómo se vive, articula y disemina el racismo en México, a partir de narraciones libres, que pueden ir de relatos autobiográficos, el cuento, la poesía y otros géneros.

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erspectivas

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En esta sección se podrán encontrar exhortaciones académicas, en donde los alumnos llevan a cabo ejercicios de investigación e interpretación de los temas que les interesa exponer como esenciales en el estudio del racismo.

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Marca, sugiere y comenta, desde textos, sitios en línea de investigación y estudio, trabajo de artistas, exposiciones, películas, series y un poco más.

Í NDICE Irrupciones

Sobre el sentimiento de alienación en el concepto del mestizo, Santiago Díaz Díaz p. 7 Narración de un racismo clandestino, Julio César Martínez

p. 12

Invisibilización e hipervisibilización, Emma Moreno Pogodina

p. 23

Concertina. Exclusiones normalizadas desde el racismo, Sebastián Mosco Chacón p. 26

Perspectivas La virtualización del racismo, Jesús Hernández Domínguez Espacios para el racismo, Luis Eduardo Santiago Cervantes

p. 18

p. 34

Rutas Barco esclavista Aurore en 3D, Rosario Nava Román

p. 44


C ARTA E DITORIAL

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omo imagen de nuestra portada se ha seleccionado la ilustración del barco británico de esclavos llamado ‘Brookes’, que a finales del siglo XVIII fue utilizada para exponer el trato inhumano que sufría la población africana al ser trasladada como uno de los principales productos del comercio trasatlántico. La revista Abordajes debe su nombre a esta imagen, ya que el término se construye con las ideas de tomar, saltar por sorpresa, por ataque, un barco. Esto es lo que se propone la revista, irrumpir la normalización del racismo en México, exponiendo las repercusiones de dejar que siga su trayectoria de separar, inferiorizar, usar y abusar de diferentes grupos sociales que se piensan inferiores. La revista es un proyecto que surge como una necesidad de difundir los diversos Abordajes que realizan los alumnos que participan en el Seminario de Reflexión Histórica Sobre el Fenómeno del Racismo en México. Un curso que tiene como objetivo llevar a los alumnos por un recorrido histórico, pero sobre todo interdisciplinario, para responder a: ¿qué es precisamente el racismo y ser racista?, ¿qué significa ser “blanco”, “indígena”, “moreno” o “negro” en México?, ¿cuáles son los símbolos nacionales que promueven en el imaginario social la idealización de ser “blanco”?, ¿qué es ser mestizo y en dónde y para qué surge esta categoría?, ¿qué prácticas sociales e individuales son las que activan los discursos racistas?, ¿cuál es el papel de los medios de comunicación en la generación y activación de estos discursos? Y, ¿existen las razas? En este recorrido histórico, uno de los principales objetivos del curso es presentar distintas posturas de interpretación, para que los alumnos puedan formar su propio criterio en el estudio del tema y, así, dar respuesta a dichas interrogantes, como a sus intereses personales.

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continúa

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CARTA EDITORIAL

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Pero quizás el lector aún se pregunta: ¿porqué un curso de este tipo, en una escuela de artes visuales? Una de las repercusiones más violentas del racismo en México y, en el mundo, ha sido en el campo de la concepción y representación de los cuerpos. Aquí es donde se fraguan todas las elaboraciones discriminatorias que vinculan desde color de piel hasta los estereotipos segregacionistas de comportamiento individual y social, que se creen característico sólo de determinados grupos sociales. Por esta razón, se vuelve fundamental que los alumnos analicen su quehacer artístico, en torno a la producción y reciclaje de ideas que promueven la discriminación de otros, y de sus propios cuerpos.

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Sin embargo, es importante decir que el interés de los alumnos en los temas que abarca el seminario ha rebasado rápidamente los objetivos iniciales del mismo, pues ha partido de ellos el revisar y generar, con gran valor humano y académico, desde reflexiones personales hasta exploraciones interdisciplinarias, que en la mayoría de los casos no estaban planeadas en el curso. En este sentido, la revista Abordajes, presentará en cada edición, temas y secciones que los estudiantes irán marcando a través de sus propios trabajos. z#

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Rosario Nava Román Coordinadora General


Sobre el sentimiento de alienación en el concepto del mestizo Santiago Díaz Díaz

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a alienación, del latín alienare, “sacar fuera” (1), “limitación o condicionamiento de la personalidad, impuestos al individuo o a la colectividad por factores externos sociales, económicos o culturales” (2). Es el sentimiento de lo ajeno, el sentir la falta de una parte de lo propio, de estar fuera, de no pertenecer, de no identificarse, estar excluido, “[...] caracterizado por una pérdida del sentimiento de la propia identidad” (3). Alienación es también un sentimiento que he sentido y visto alrededor de mi vida, muy de la mano con el concepto de mestizaje.

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Mi madre es mexicana y mi padre español, aunque de ascendencia árabe y naturalizado como mexicano, tras haber vivido por más de 30 años en México. Por el lado de mi padre tengo cuatro medios hermanos mayores, de madre española, de los cuales tres nacieron en España y uno en México. De tal forma que el mito del mestizo-criollo-peninsular de tiempos de la colonia, tras ser repetido por parte de terceros, una y otra vez desde mi educación básica hasta mi educación media-superior, siempre resonó en mí, como si mi propia familia fuese una prueba fehaciente de ello y no se tratase de una ideología colonial, como si yo fuera un ejemplo literal del mismo.

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A menudo se escucha que el indígena no es mestizo por naturaleza, producto del sincretismo, de ese proceso cultural en el que se incorporaron partes iguales de la cultura española y la indígena (como si hubiese una sola cultura indígena), para formar la entrañable cultura mexicana. Así también, se suele oír que el racismo en México no existe porque todos somos mestizos, porque todos compartimos el mismo pasado y las mismas raíces indígenas; que seremos clasistas, pero eso sí, jamás racistas. Sin embargo, mis interacciones cercanas con las tres partes me han abierto a entender lo cercano que es España al México hegemónico, y lo distante que es el México hegemónico al indígena u “originario”; evidencia de lo falaz que es el mito del sincretismo y del mestizo en proporciones 50-50, tanto en rasgos étnicos como socioculturales. Salta a mi mente un ejemplo cercano que me ha demostrado el contraste y que se repite como un patrón en la sociedad mexicana: la facilidad que tuvieron al adaptarse mi padre y mis hermanas, emigrados de

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La hipocresía del racismo que se oculta en la ideología del mestizaje, se encuentra en la negación de reconocer grupos humanos enteros y diversos, con derecho a autodefinirse. El mestizaje impone una serie de asunciones cegadas por la hegemonía de los privilegiados, que definen su ideal de lo que debe ser la “otredad”.


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España en 1989, a una cultura y a un país que nunca antes habían pisado, contrapuesto con la realidad de la señora de origen mixe que ayudaba a los quehaceres de nuestra casa durante mi infancia, cuyas dificultades sociales, culturales y laborales al adaptarse a la vida de la ciudad de México eran más que evidentes y el que, lamentablemente, no representa un caso aislado. Si esta mujer comparte la historia común, ancestros y cultura -tal como dicta el mito del mestizaje-, ¿por qué acaba siendo menos favorecida entonces? Si observamos el fenómeno culturalmente, en práctica, el mestizo es pensado como aquel que domina el castellano, tiene estudios, vive en la ciudad, goza de las comodidades de la modernidad y ha adoptado una cultura y un estilo de vida occidental o que, en caso de no poder llevar este estilo de vida por precariedad, aspira a ello.

El mestizo contemporáneo se avergüenza de las raíces y costumbres no europeas, de tener lenguas indígenas como lenguas madre, de no hablar bien el castellano, de no cumplir con la cultura aspiracional y su deber ser. Si hablamos de los rasgos étnicos/físicos, podemos observar lo mismo: se celebran los rasgos de la belleza a través de un lente eurocéntrico y, como opuesto, la omisión, ridiculización, invisibilización y la vergüenza que genera el poseer lo contrario: el ser moreno, prieto, negro y poseer rasgos remitentes a las etnias indígenas. El mestizo moderno, que es una idea retomada del mestizo colonial, resulta ser algo completamente distinto: el mestizo moderno es un aparato ideológico que creó el estado en busca de la occidentalización y el blanqueamiento del indígena (4), y el hecho de que forme parte del relato hegemónico fundacional de la nación, le resta visibilidad y anula a todo aquello que salga del canon; por ejemplo, las comunidades afromexicanas o de descendencia asiática.

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Creo que la idea del mestizo, como auxiliar en la definición de la identidad mexicana contemporánea, debe ser dejada atrás para poder dar visión a los múltiples grupos que encasilla y cobija en uno solo, dándoles oportunidad de nombrarse y reconocerse a sí mismos. Y es que la subjetividad del concepto del mestizo, dentro de la identidad cultural del mexicano, acaba favoreciendo a un grupo cuyas características eurodescendientes gritan todo menos ser mestizo; mientras que el grupo de personas con rasgos no blancos es minimizado e invisibilizado. Finalmente, se trata de encasillar a múltiples grupos bajo el mismo adjetivo para luego volver a dividirlos, dejando borrosa la línea divisora. De igual manera, esto propicia que la misma gente oprimida invisibilice y aminore su situación y sean partícipes de los mismos mecanismos que propician su opresión, como si imprimieran dentro de sí la huella de su opresor.

La hipocresía del racismo que se oculta en la ideología del mestizaje, se encuentra en la negación de reconocer grupos humanos enteros y diversos, con derecho a autodefinirse. El mestizaje impone una serie de asunciones cegadas por la hegemonía de los privilegiados, que definen su ideal de lo que debe ser la “otredad”.


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(1) Diccionario etimológico castellano en línea, s.v “Etimología de alienar”, consultado el 3 de diciembre de 2020. Consultado en http://etimologias.dechile.net/?alienar#:~:text=El%20verbo%20alienar%20viene%20del,de% 20altruista%2C%20altercado%20y%20ultraje (2) Diccionario de la lengua española, s.v “alienación”, consultado el 3 de diciembre de 2020. Consultado en https://dle.rae.es/alienación (3) Diccionario de la lengua española, s.v “alienación”. (4) “estos liberales mestizos, dirigidos por el propio Juárez, [...] pensaban que todos los indígenas debían seguir el camino de ascenso social y cambio cultural e identitario que ellos habían seguido y renunciar a su identidad comunitaria, a su forma de vida tradicional y a su cultura atrasada para adoptar la identidad nacional, la forma de vida moderna y la cultura progresista de occidente”. Federico Navarrete, Las relaciones interétnicas en México. (México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2004), 84.

Bibliografía

Diccionario etimológico castellano en línea, s.v “Etimología de alienar”, http://etimologias.dechile.net/?alienar#: ~:text=El%20verbo%20alienar%20viene%20 del,de%20altruista%2C%20altercado%20y%20ultraje Diccionario de la lengua española, s.v “alienación”, https://dle.rae.es/alienación Navarrete Linares, Federico. Las relaciones interétnicas en México. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2004


​Julio César Martínez

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El primer golpe de razón sobre mis comportamientos raciales proviene de la adolescencia. Durante mucho tiempo me sentí excluido, en la escuela y hasta con mi propia familia, no entendía el porqué. Había demasiados estereotipos, como el color de piel, la vestimenta e incluso ser simpatizante o seguidor de grupos radicales alternativos. Todo era una cuestión de denigración y separación para la mayoría de esa sociedad; ni la música, “ni el color de piel tenía contentas a ciertas personas intolerantes” -decía mi tío, un “punk”, a finales de los años noventa-.

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“ ¡ uestras diferencias somos… no hay pureza!”, sonaba a todo volumen un casete de la Maldita Vecindad (1). A los nueve años, yo aún no concebía el valor de esas palabras, pero sí de su protesta; una emocionante rabia de gritar, una manera de pertenecer, describía el origen y la designación de diferentes castas y etnias, mezclas de sangre que se conjuntaban en mi país, o por lo menos en mi entorno, barrio, escuela y comunidad. Contenía, en sí, el miedo al otro y una gran brecha que diferenciaba a todos, aunque todos fuéramos mexicanos.


A veces, me miraba al espejo y me sentía feo por ser moreno, por no haber nacido del color de mi abuela materna. Asimismo, sentía coraje de que mi abuela paterna trabajara tantas horas como sirvienta, para después llegar a su hogar a servir a sus hijos y a un abuelo que la celaba -por el solo hecho de buscar la manera de subsistir y generar su libertad con su propio dinero, y su desarrollo como individuo-. Gracias a ella conocí la tolerancia, la paciencia, la perseverancia, y a sentir su necesidad de dejar de ser excluida y denigrada por su entorno. Para encajar en la escuela se necesitaba más que un color de piel, se requería tener un estatus monetario que demostrara el poder de adquisición de las cosas. Este tipo

13 Serie Autodestrucción I, dibujo a tinta china, Julio César Martínez.

de pensamiento predominaba y no podía divertirme con libertad con los niños populares y bonitos, ya que algunos eran elitistas y me atemorizaba el compartir y conocer de ese mundo; no era el único que se sentía de esa manera, evidentemente tampoco era el único excluido.

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Las personas con las que conviví tenían rasgos similares, podría decirse que éramos chicas y chicos problemáticos, con parecido color de piel, con padres obreros e incluso campesinos. Teníamos que ser precavidos con nuestra identidad, estar ocultos, y nos daba pena dar referencias de la vida personal. Los problemas, como la falta de dinero, alimentación, la delincuencia -tan cerca de nuestro hogar-, la ignorancia y pérdida de sensibilidad, nos

hacía sentir marginales y brutales; incluso llegué a pensar en convertirme en un criminal. Nadie deseaba ser desplazado, queríamos ser bellos y “güeros”, hablar un idioma europeo, vestir de una manera atractiva, lo que me llevó a ser cruel con mi linaje y conmigo mismo, ignorante de mi propia historia. “La infame reprensión corroe tu mente… Represión…” (2), sonaba Narcosis. Pasó el tiempo

Serie Autodestrucción II, fotocopia e intervención con tinta china, Julio César Martínez.


y al crecer me di cuenta de todos estos comportamientos y que se reproducían en otros espacios; al trabajar con albañiles supe que se decían “indio” cuando algo salía mal, que le gritaban “naco” al que iba con la ropa más rasgada, colorida o diferente. Entonces, me generaba un deseo desesperado de trabajar de traje, ganando un mejor sueldo, ser superior que la gente con la que crecí y que siempre me ayudó. Deseaba ser un “tipo rudo”, no aceptaba a la gente bonita ni a ningún otro tipo de estereotipo que no fuera burdo y salvaje. Así, cínica y burlonamente, practiqué el racismo de mil formas, pues el racismo empieza desde uno mismo, consigo mismo.

Así, he entendido que el racismo se construye de manera sistemática por mantener el poder para un grupo dominante en todos los aspectos, viene de un acto de control, deseo, poder y del miedo a envolverse con las esencias y espíritu del otro; una idea que está plasmada hasta nuestros más recónditos pensamientos. Depende de uno mantener el control de nuestros actos sin afectar a otros; de nuestra fuerza, acción y compromiso de cuestionarnos sobre nuestra educación establecida.

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“Poder aquí es lo que manda, poder aquí es lo que sobra, poder que crea enemigos, poder que impone las reglas, para el presunto experto. Esto es como una empresa, él es quien cuenta la historia, la persona no le interesa, poder que corrompes la razón. ¿Por qué te crees mejor que yo? si sabes que en el fondo eres un vividor …” (3).

Aún sonaba la grabadora; con el paso de los años, identificado con la música jamaiquina y sus derivas ska, ska punk, reggae, etcétera, me acerqué a los problemas raciales y al combate por reunificar las razas -llevaba conmigo mi pulsera en blanco y negro: igualdad para las “razas”-. Relatos de esos viejos casetes, donde las letras denotaban amor y paz, pero también de odio contra la imposición, es una venganza o una acción positiva proveniente de las rebeliones sociales.


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Sin duda, son tiempos nuevos, de rupturas de la comodidad y de la tranquilidad; deberíamos seguir manteniendo la comunidad, descubrir la manera de retomar la vida ritual, la importancia de amar, el sentir del otro como ser. Es más que evidente que no podremos sobrevivir sin un cambio de comportamiento con la otredad. Es un baile de colores, es un ritual reconocerme a mí mismo a través del otro.

“Nada más nacer, empiezan a conocernos, nacemos y envejecemos en absoluta sumisión, no hay amigos, ni enemigos, lucha necia, todos contra todo…” (5), resonaba Eskorbuto en la vieja grabadora…

Citas

(1) Maldita Vecindad, grupo de rock fusión, muy influyente en México durante la década de los 90, que exaltaba las raíces y la cultura mexicana. Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, “Salta pa’tras”, Baile de máscaras. México, 1996. (2) Narcosis, grupo musical autogestivo radical que creó sus propios casetes y cintas en la década de los 80, durante la primera oleada punk en América Latina. Narcosis, “Represión”, Primera dosis. Perú, 1984. (3) Decibelios, grupo español con influencias vascas que se especializaba en tocar ska punk en protesta, con una actitud arrogante; muy influyente en la década de los 90. Decibelios, “El Jueves”, Versión imposible. España, 1998. (4) La Polla Records, grupo emblemático del punk rock vasco de la época de los 80; muy influyente para la cultura punk mundial. La Polla Records, “Vuestra Maldición”, La Revolución. España, 1985. (5) Eskorbuto, grupo importante para la escena punk vasca, que con letras estridentes detonaban una protesta anárquica. Eskorbuto, “Anti-todo”. España, 1986.

Bibliografía musical

Decibelios. “El Jueves”, Versión imposible. España, 1998. Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio. “Salta pa’tras”, Baile de máscaras. México, 1996. Narcosis. “Represión”, Primera dosis. Perú, 1984. La Polla Récords. “Vuestra maldición”, La Revolución. España, 1985. Eskorbuto. “Anti-todo”. España, 1986.

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Todos contra todo, bolígrafo y lápiz de color, Julio César Martínez.


La virtualización del racismo Jesús Hernández Domínguez

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oy en día el racismo, con justa razón, es un tema recurrente debido al auge y la viralización de su impacto en lo social a través de las redes sociales; situación que ha permitido evidenciar los estragos raciales encontrados en cualquier rincón del territorio nacional y mundial. De esta manera, se ha abordado y cuestionado tanto su estructura, formas y lugares desde donde se ejerce. Sin duda, esta atención virtual sobre este fenómeno es algo que se debe tomar con optimismo, en el sentido de que esto permite replantear las reflexiones sobre los problemas sociales de manera masiva, esperando que la realidad sea cada vez más justa y llevadera.

No obstante, también se debe mencionar que con la creación de redes sociales como Facebook en 2008 o el crecimiento de YouTube en los últimos 10 años, el auge tecnológico ha tenido cada vez más influencia en la vida social de lo que se hubiera imaginado, y en varios aspectos ha demostrado ser más negativa que positiva. Aunado a esto, la pandemia COVID-19 ha generado circunstancias excepcionales para la proliferación de tecnología y comunicación virtual, en lo que ya era un terreno fértil para el avance de estos medios y su importante influencia.

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Entre estas plantas con espinas, de este enorme contexto tecnológico, surge con mayor fuerza la “cibercracia”, término usado por el analista Alfredo Jalife (1), en donde señala a ésta como una nueva forma de poder que se ejerce en lo tecnológico/virtual, y la cual es regida por los gigantes tecnológicos de Silicon Valley (Amazon, Google, Apple, Facebook, Microsoft). Diversos intelectuales, tales como Fernando Castro, han coincidido en que estos gigantes tecnológicos están tomando hegemonía y decisión en el carácter social, convirtiéndose poco a poco en una forma de tiranía respaldada por los mismos usuarios; a tal punto de afectar la psicología, lenguaje y gustos de la población, esto como consecuencia ha venido deformando cualquier tipo de tema y, más, los de tipo social. Y, aquí, justamente es donde entra el racismo.

En la masificación de la información en redes sociales, el racismo sufre una deformación, ya que al momento de que las personas protestan y se expresan por este tema, dan la impresión de no entenderlo a profundidad, sino más bien desde una mera reacción de likes, lo que eventualmente se vuelve contraproducente para la protesta en sí misma. En este sentido, la necesidad de una reflexión profunda del racismo, como una construcción social basada en toda una estructura de poder y prácticas de marginación del “otro”, para la magnificación de un solo grupo, parece quedar en un segundo plano.

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(...) la jerarquización y mercantilización sobre temas de carácter social es lo que promueven las redes sociales, contradiciendo totalmente la lucha y protesta (dentro de estas plataformas) en contra del racismo.

Esto sucedió muy claramente ante la muerte de George Floyd (hombre afroamericano asesinado por la brutalidad policíaca de EE. UU.) donde, en las redes sociales, los usuarios reaccionaron compartiendo imágenes con deter­ minadas características como forma de protesta y símbolo de su muerte. Evidentemente, el hecho de que la compartieran no se vuelve necesariamente una forma de empatía o entendimiento por el tema como tal, sino que dentro de las redes sociales muta en un mero acto de interés y beneficio personal (aceptación social por medio de reacciones, aumento de seguidores, visibilidad del perfil, etcétera), convirtiendo al usuario en alguien que mercantiliza con las injusticias sociales; inconsciente o conscientemente en beneficio de la misma red social, ya que estas se benefician del tráfico de datos. Vayamos a otro ejemplo, la cobertura mediática que obtuvo el movimiento Black Lives Matter en redes sociales, jamás fue criticada por los usuarios de gran parte del mundo, más bien fue apoyada de gran manera (incluyendo México),


limitados, así como unidireccionales en favor del medio y no del tema de interés en sí mismo. Con esto vienen las siguientes preguntas. ¿Cómo entender las temáticas dentro del mundo real (físico), a partir de su aprendizaje dentro de lo virtual? Con la instrumentalización y explotación de la libertad, ¿cómo se puede luchar por temas de justicia social dentro de los medios virtuales, sin que se vuelvan en meros actos de compulsión y conveniencia? ¿Hasta qué punto sabemos que el tema del racismo no corre riesgo de una deformación y no se ha visto reducido en uno de los tantos temas de redes sociales, por los cuales sólo se habla cuando son tendencia? Considero que el fenómeno del racismo, en gran parte de sus gamas, ha sido bien estudiado, más no bien divulgado. Si bien es verdad que es mejor que se hable a nivel masivo a que no se haga, diversos aspectos y mecánicas que engloba el racismo son replicados en redes sociales de manera recurrente, sin realmente ser analizados, como por ejemplo la jerarquización de las noticias.

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en comparación con la cobertura mediática mundial y nacional que tuvo el caso de los estudiantes asesinados de Ayotzinapa. Aquí se demuestra que dentro de estas redes también existe la jerarquía, a pesar de que los dos acontecimientos fueron detonados por una represión del estado a minorías históricamente reprimidas, el movimiento de un país como Estados Unidos obtiene más atención e importancia que uno de México. Como vemos, la jerarquización y mercantilización sobre temas de carácter social es lo que fundan y promueven las redes sociales, contradiciendo totalmente la lucha y protesta (dentro de estas plataformas) en contra del racismo. Con esto podemos darnos cuenta de que estas plataformas “explotan e instrumentalizan la libertad”, como bien lo dijo Byung-Chun-Han en una entrevista con Niels Boeing (2). Esto, refiriéndose a que el usuario, a la vez que es impulsado (por la cultura del emprendimiento) en esta idea compulsiva de expresarse y realizarse desde la red, está siendo alienado en su accionar (incluyendo la protesta) por las mecánicas o funciones de los grandes medios, lo cual vuelve a los actos de libertad en

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Más allá de estar en contra de las redes sociales, me gustaría decir que se debe aclarar que sus cualidades son limitadas y que debemos valorar las formas de resistencia más análogas, tales como las conferencias, las marchas, la creación artística, pero sobre todo el libre actuar y pensar fuera de las redes sociales. El tema del racismo sin duda está plagado de datos y evidencia realmente violenta, desde su empleo en lo simbólico hasta sus usos

en la práctica, como los etnocidios; situación que contrasta mucho con el ambiente optimista de las redes sociales. Y es por esta razón que dentro de las redes sociales estas temáticas parecen sólo volverse en posiciones radicalizadas y alejadas de la sustancia del tema en sí, más allá de proponer acciones que podrían dar soluciones verdaderas a largo plazo.

Citas

(1) Alfredo, Jalife Rahme, “Cibercracia impugnada: Twitter, en la picota y Google, enjuiciada por monopolio”, en La Jornada, 21 de octubre de 2020, consultado 20 de noviembre: https://www.jornada.com.mx/2020/10/21/ opinion/018o1pol (2) Byung-Chun Han, “El lenguaje está siendo silenciado”, en Editora Pi9, 1 de noviembre de 2020, consultado 6 de noviembre: https://editorapi9.com.ar/byung-chul-han-el-lenguaje-esta-siendo-silenciado/

Bibliografía

Alfredo, Jalife Rahme. “Cibercracia impugnada: Twitter, en la picota y Google, enjuiciada por monopolio”. En La Jornada, 21 de octubre de 2020, consultado 20 de noviembre: https://www.jornada.com.mx/2020/10/21/ opinion/018o1pol Byung-Chun Han. “El lenguaje está siendo silenciado”. En Editora Pi9, 1 de noviembre de 2020, consultado 6 de noviembre: https://editorapi9.com.ar/byung-chul-han-el-lenguaje-esta-siendo-silenciado/

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Invisibilización e hipervisibilización Emma Moreno Pogodina

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En aquel momento no entendí del todo el porqué de esa acción, pero mucho menos de lo que yo estaba haciendo, que era pretender invisibilizar a una persona por su color de piel. Hoy, con mayor conciencia del problema, analizo la raíz de mi actuar y me encuentro con que a lo largo de toda mi vida se ha ejercido un racismo muy marcado en mi familia, tanto de mi lado materno como paterno. He tenido algunas conversaciones sobre estos temas con mis papás, y ambos tienen historias que han sido afectadas de cierta manera por el racismo y, debido a la diferencia de su color de piel, los ha impactado de distinta manera a lo largo de su vida. Mi mamá, por ejemplo, es moscovita con

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lo largo de mi vida me he cruzado con una gran variedad de situaciones donde el racismo se ha hecho presente, pero fue apenas hace algunos años que empecé a hacerme consciente de la manera en la que éste estaba actuando, tanto en mí como en las personas que me rodean. Si me preguntan cuál es la primera de aquellas situaciones que recuerdo, lo que me viene a la mente es un racismo sumamente violento que llevé a cabo a mis escasos 6-7 años: en primaria, mi hermana se estaba despidiendo de varios compañeros, entre ellos un chico moreno, inmediatamente mi respuesta ante esto fue decirle a mi hermana: –¿Por qué te despides de él?, –A lo que ella me contestó, en tono de ironía–: ¿Porque es mi compañero?, por eso.


Analizando esas constantes situaciones, me he dado cuenta de lo fácil que es para la gente invisibilizar a alguien por su color de piel, e “hipervisibilizar” a quien tenga piel blanca o características europeas.

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descendencia judía por parte de mi abuelo. En Rusia se usa comúnmente un solo apellido y toda su vida hasta los 18 años mi mamá tuvo como apellido Perelmuter, pero para poder entrar a la licenciatura tuvo que tomar el materno, Pogodina, que es uno de los apellidos rusos más comunes. A pesar del marcado antisemitismo en Rusia, mi mamá siempre ha sido de carácter muy fuerte, y en una de nuestras pláticas recientes sobre el racismo aseguró que ella no ocultó su descendencia, sino que incluso se lo recalcó a los antisemitas. Por otro lado, fue a finales de los 80, durante la reforma Perestroika, que se empezaron a formar una gran cantidad de grupos nacistas en Rusia, lo que coincidió por suerte con que en 1991 mi mamá ganó un concurso y se vino a México a formar parte de la Orquesta Sinfónica Nacional. Unos dos años más tarde, en 1993, mis abuelos maternos tuvieron que mudarse a Alemania debido a la complicada situación que se vivía en Rusia -su país natal- con las bandas criminales y los prominentes grupos nacistas que violentaban de distintas maneras a los judíos.


Por el otro lado, tenemos a mi papá, hijo de padre zacatecano y madre yucateca. Cuando tuve una conversación íntima con él, me di cuenta de que nunca había tenido en consideración el concepto y praxis del racismo en su vida, sin significar que no haya sido afectado por ello. Al preguntarle cuál era el

primer recuerdo en relación con el racismo, lo dudó mucho, pero llegó a un escenario interesante: cuando estudiaba en una escuela alemana, en la Ciudad de México, a pesar de su gran talento como violinista, nunca llegó a ser el alumno número 1, porque en su lugar siempre se encontraba un alemán. No nada más

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Ante el ojo invisibilizador, intervención digital, Emma C. Moreno Pogodina.


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eso, sino que los compañeros de padres alemanes nacidos en México, menospreciaban a los que tenían padres mexicanos. Inclusive, quienes tenían padres mexicanos con algún tipo de relación cercana a los alemanes, se colocaban en una posición de superioridad. Siempre notó esta división y hoy se da cuenta de que continuamente lo vieron “inferior” por el simple hecho de no tener “sangre alemana”. Lo que nunca supieron es que mi papá fue siempre tan talentoso que hasta la Escuela Juilliard le ofreció una beca para estudiar en su campus, la cual tuvo que rechazar debido a una situación familiar. Eso, en cuanto a su infancia y adolescencia, pero hoy está cons­ ciente de la cantidad de veces que lo han seguido por las tiendas para cuidar que no se robe nada, las veces que la gente se ha cruzado a la otra banqueta para evitar toparse con él en el mismo lado de la calle, y muchas situaciones similares que ignoró y no relacionó directamente con el racismo. Ahora, ¿de qué manera afecta el racismo en México a mi mamá, mujer europea judía, y a mi papá,

hombre mexicano? Existe, como ejemplo, una situación que ha prevalecido a lo largo del tiempo y que hace apenas unos años pude notar: mis papás trabajan en la misma orquesta como violinistas, en la actualidad se sientan uno al lado del otro en cada concierto, y a pesar de eso han sido incontables las veces que amigos de ambos se les acercan y le dirigen las siguientes palabras a mi mamá: –“¡Señora! ¡La vi tocando en el concierto el otro día! Siempre es un honor”. –Mi papá siempre se queda a un lado pensativo y en silencio, pues él también tocó en aquel concierto y muy pocas veces se lo han mencionado. Analizando esas constantes situaciones, me he dado cuenta de lo fácil que es para la gente invisibilizar a alguien por su color de piel, e “hipervisibilizar” a quien tenga piel blanca o características europeas. Mi papá trabajó como concertino durante muchos años de su vida y menciona que, de igual manera, aunqu e el público sí le aplaudía al terminar el concierto, la realidad es que cuando un extranjero llegaba a

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Si bien ambas situaciones, la de mi mamá y mi papá, son realmente importantes, este ensayo es solamente una introducción para la comprensión de la presencia del racismo en mi familia y las diferentes maneras en las que impacta en la vida diaria de alguien blanco y alguien moreno en México. Mi mamá, en su país natal, también había sido víctima del racismo; sin embargo, al llegar a México cambiaron completamente las cosas para ella, pues se le colocó incluso en una posición de superioridad ante y por el mismo mexicano. Es por ello que mi ensayo se enfoca en el tema de la invisibilización e “hipervisibilización” de los sujetos en situaciones cotidianas de México, de acuerdo con algo tan superficial como lo es el color de piel. Como propuesta inicial de una reflexión visual que me gustaría desar rollar, intervine una fotografía ­ que da inicio a esta representación de manera brusca, tal como funciona la invisibilización.

(...) este ensayo es

solamente una introducción para la comprensión de la presencia del racismo en mi familia y las diferentes maneras en las que impacta en la vida diaria de alguien blanco y alguien moreno en México.

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tocar algo en el mismo puesto, era notable la diferencia de euforia que se le expresaba.

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Concertina.

Exclusiones normalizadas desde el racismo

Sebastián Mosco Chacón

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n México, el fenómeno del racismo se observa como un virus que ha sido aparentemente erradicado, y del cual la vacuna ha sido el discurso de nuestra construcción como nación, al autonombrarse como una nación mestiza, cuyo proceso histórico ha sido la suma de choques culturales que nos han “fortalecido”, dado “identidad” y sobre todo “diversificado”.

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La situación real es que hoy se siguen manteniendo vigentes muchos de los aparatos de segregación raciales que se practicaban en el pasado colonial, como la exclusión, persecución y olvido consciente de las comunidades indígenas, dentro de un sistema político-económico que busca explotar sin mesura los recursos naturales donde viven estas comunidades, dejándolos con escasas opciones de sobrevivencia. Por otro lado, el racismo se encuentra en un territorio menos evidente pero igual de peligroso y destructivo: en el propio campo del llamado mestizaje, donde se despliegan nuestras relaciones inmediatas, con


en una escuela particular, en lo que puede decirse los suburbios de Iztapalapa, una zona más blanqueada. En ese tiempo, así como cuando alguien entiende lo que es posible y lo que no, yo comprendí que había una gran brecha entre mi lugar de origen y el ambiente de mi primaria. Por ejemplo, comprendí que los niños blancos que podía encontrar en el patio de mi escuela no los encontraría nunca por mi casa; y tampoco es que fuera una primaria únicamente de niños blancos, pero sé que fue ahí donde yo me enteré de su existencia real, más allá de las películas. En mi escuela veía cosas que jamás vería en los niños de mi colonia, un estatus económico totalmente distinto.

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nuestras familias, en nuestra cercanía, sin la necesidad de existir una cultura indígena arraigada a la cual mirar como principal factor de otredad. Es la trascendencia del racismo la que nos atraviesa en nuestro actuar diario y, en mi caso, impactó sobre todo mi infancia, como una de las complejidades del mundo que comencé a vivir y a procesar como una característica de mi entorno, a la que no encontraba una explicación. Tengo muchos recuerdos de la infancia en los que me sentía como en una especie de limbo, por sentir que no pertenecía del todo a los ambientes que me rodeaban. Fue en ese entonces que comencé a entender el significado de la palabra “diferencia,” por notar los contrastes que existían entre los niños de mi barrio y los niños de mi escuela. Yo nací y crecí en un barrio del centro de Iztapalapa, que es una mezcla entre área marginada de ciudad y pueblito, en el que aún hay gente que cultiva y tiene animales como vacas y caballos, y hay laberintos de callejones y mototaxis. Mi primaria la cursé

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Yo navegaba entre esos dos mundos: iba a una escuela en la que, por mi forma de hablar, creo, o por otras características que los demás niños veían en mí, me identificaban como un niño cholo, ñero o chaca; era lo que decían. Y al mismo tiempo, en mi colonia era identificado como el único niño a la redonda que iba a una escuela de paga, que tenía un uniforme distinto al de las primarias de gobierno y que regresaba de la escuela en coche particular, y no en transporte colectivo. Los niños de mi colonia me identificaban al pasar por la calle, sabían que era yo, una especie de odioso niño rico para ellos, a pesar de no serlo; yo sabía que me encontraba justo en medio. Usualmente recibía actos de rechazo por su parte, como escupitajos al suelo, apuntados en mi dirección, justo en el momento en que nos cruzábamos, o insultos nada discretos, que comenzaban a sonar como si se los dijeran al viento, pero iban dirigidos a mí.

Estoy seguro que, en parte fue por esa razón que, en comparación con los niños de mi calle -quienes salían a jugar y se conocían entre ellos- yo pasé aquellos años de mi infancia encerrado en mi casa. Sólo jugaba en mi casa; salir a jugar era salir al patio, pero nunca más allá, por desconfianza. Y también, por un sentimiento de muralla que mi familia desarrolló hacia el exterior por extraños pensamientos construidos, que provocaron que sus niños no salieran a jugar más allá del zaguán que marcaba el límite entre su terreno y la calle. Comportamiento un tanto anormal cuando aquí las familias se conocen casi desde siempre y entre todas conviven constantemente. Mi familia vive toda dentro de un mismo terreno: son seis casas y seis familias compartiendo un patio detrás de un mismo zaguán, eso es algo común en Iztapalapa. Mi familia es originaria de aquí, igual que la gran mayoría de familias que viven en el centro de esta ahora llamada alcaldía. Aquí ocurre que, hasta la generación de mi mamá, todos


son algo así como primos de todos, o están a un primo de distancia de cualquier persona desconocida. Sin embargo, mi familia decidió apartarse, o al menos mi madre y sus hermanas, porque a mi abuela sí la conocía todo el mundo por acá y ella a todos les hablaba.

(...) el apartheid que mi familia decidió practicar, surgió de una especie de negación y vergüenza de su origen.

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Podría decir que aquel apartheid que mi familia decidió practicar surgió de una especie de negación y vergüenza de su origen. Ocurre que mi madre y sus hermanas vivieron pobreza en su infancia, mi madre me ha contado de eso, me ha relatado la pena que le causaban sus zapatos en la primaria, de su única bicicleta con llantas ponchadas compartida entre siete hermanas, y de sus tacos con micro porciones de alimento para que todas alcanzaran. Las cosas cambiaron para ese grupo de hermanas en la adultez, su situación económica dio un giro de bastantes grados, al punto de ser ahora de las familias más acomodadas de la zona, sin que esto implique riqueza, pero sí un contraste con muchas personas de por aquí. Mi madre y sus hermanas dejaron atrás aquel pasado, junto con las costum-

bres que mi abuela y mi bisabuela practicaban en su quehacer diario; como los amuletos y las creencias, el molcajete, el metate, el pelo trenzado, los platillos -que mi bisabuela Natalia preparaba- y los remedios caseros. Todo fue cambiado por modernos cortes de pelo, aparatos tecnológicos y por una persecución fija de pretender alcanzar modelos de vida modernos y bien estilizados.


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El objetivo era alcanzar aquellas casas, aquellas comodidades y aquella imagen de familia gringa feliz a partir del estatus económico -que surgió en los años 50- y que apareció en las películas de su juventud en los 70 y 80. Fue dentro de esa persecución que comenzaron a desconocer su entorno. Se levantaron bardas que no existían y las que ya estaban se agrandaron a lo alto. Se comenzó a identificar al barrio como lugar sumamente peligroso, a gente de la colonia como delincuentes en potencia y a los niños de la colonia como un mal ejemplo para sus niños; todo esto bajo un prejuicio terrible que parecía ser casi el resultado de una ecuación: pobres + nativos de Iztapalapa = delincuentes, y por lo tanto un peligro latente para la familia. Una concepción sobre sí mismos que es falsa en esencia, pero verdadera en su forma de relacionarse con el exterior y su entorno, una pretensión de blanquitud.

Fue dentro de un ambiente así que pasé mi infancia, ubicado dentro de dos realidades en constante confrontación, realidades cuya forma de relacionarse entre sí siempre se mantuvo lejos de soltar las ficciones que tenían una de la otra y que siempre tuvieron clara la idea del enemigo. Una, atemorizada por la paranoia dentro de su ficción y búsqueda de blanquitud; y la otra, víctima de la digna rabia al confrontarse con aquellos privilegios con los que sólo podían soñar. Esto que cuento no tiene nada de particular en nuestro tiempo, donde las expresiones de temor y odio por las figuras que representan otredad, sea esto debido al color de piel, clase social, el lugar de origen, la lengua, la religión, las tradiciones o las creencias, han logrado instaurarse en lo más profundo de quienes se encuentran en una posición de mayor privilegio, para así buscar preservar su estatus frente a los demás, frente al exterior y asegurar su continuidad en aquella posición de supremacía y poder.


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Delirio en blanco y negro, Sebastián Mosco Chacón.

CONCERTINA: https://issuu.com/casafantasmas2/docs/casafantasmas2.0

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Espacios

para el racismo

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Eduardo Santiago Cervantes

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n 2007 se implementó un proceso de reacondicionamiento urbano del Centro Histórico de la Ciudad de México, bajo la batuta de Marcelo Ebrard, misma que implicó el violento desalojo de miles de comerciantes “informales” que allí laboraban. Este acto precipitó una serie de campañas anuales cuyo objetivo ha sido evacuar completamente el comercio ambulante del Centro. En su ensayo You cannot be here, Alejandra Leal identifica las motivaciones de estos desplazamientos: los nuevos inquilinos jóvenes del Zócalo,

pertenecientes a las clases privilegiadas, expresaron su ansiedad hacia una pobreza que criminalizaban (1). El paisaje urbano del ambulantaje, frente a una supuesta creencia del colono “progresista”, no tiene lugar en ciudades globales del primer mundo. De acuerdo con Leal es una problemática íntimamente relacionada con el postulado ideológico mestizo, pues hereda sus angustias racializadas (2). La idea de que el “indio” es rezagado, sinónimo de inmundicia y peligroso, se traslada al comerciante de a pie, por fuerza de analogías extendidas, a sus usos


que la inmediata racialización de la pobreza como factor explicativo.

En el siglo XVI, Mexico-Tlateloco monopolizaba el comercio a gran escala del imperio mexica. El gran mercado de Tlatelolco, del que Cortés expresara fuera “dos veces mayor que Salamanca” (3), era en su sentido más formal un tianquiztli, es decir, un mercado cuyos comerciantes participan ambulantemente. En las primeras décadas posteriores a la conquista, Tlatelolco fue el foco de la mayor iniciativa colonial por establecer un puente colaborativo entre indígenas y españoles, así se construyó el imperial Colegio de la Santa Cruz que dio como resultados fundamentales manuscritos, como los realizados Fig. 1. Mujer despojada de su mercancía de yerbas en el Centro Histórico, 2020, fotografía digital, @rosariomelusina. por Fray Bernardino

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y costumbres, su humildad y color de piel (fig. 1). Sin embargo, esta problemática difícilmente se ciñe a las preocupaciones actuales de una clase dominante exclusivamente. En todo caso, se distinguen atisbos reverberantes de un contexto histórico mucho más complejo y genérico

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de Sahagún y coautores indígenas como Antonio Valeriano, Alonso Vegarano, Martín Jacobita, Andrés Leonardo, entre otros.

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A finales del siglo XVI, una rebelión indígena causó que durante la administración de Torquemada se destruyera la “caja de agua”, que privó a la población indígena del acceso al líquido potable (4), mientras el Colegio de la Santa Cruz se encontraba ya en una decadencia permanente gracias a la influencia del clero secular (5). Fue así como, 50 años después de la junta de Valladolid, la actitud de relativa tolerancia hacia el indígena decayó rápidamente. Para 1620, la actividad comercial fue desplazada a la cercanía del control español, por lo que desde entonces y hasta principios de siglo XX habitó la Plaza del Volador. Este tipo de despojos continuó vigente durante el México Independiente, las reformas liberales tuvieron como finalidad crear una imagen europeizada y moderna de México; desde la Guerra de Reforma iniciaron campañas educativas intensivas

por crear un distanciamiento profundo con lo “indígena” (6). La categoría de mestizo fue implantada como un aparato diferenciador del pasado rural y “primitivo”. Fue en este clima ideológico que, hacia 1901, los comerciantes del tianguis del Volador fueron reubicados al actual Tepito, paradójicamente cercano al antiguo Tlatelolco (7). En la actualidad, las políticas de desplazamiento en la Ciudad de México, incorporan fórmulas coloniales para la supresión de una alteridad inferiorizada, pero también las intenciones liberales de superar el pasado originario y aspirar a reinventar la identidad patria. La expresión de “rehabilitar espacios” es un oxímoron simbólico, en un estado-nación que ha sido incapaz de mejorar las condiciones de vida de la gran mayoría de sus habitantes y que simbólicamente busca proyectar la imagen de una estabilidad que no ha podido crear efectivamente. Imputando a las formas de subsistencia más comunes el origen de un supuesto “caos social”, negándose así a reconocer en ellas un ejercicio

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legítimo del uso del espacio. Casi como si por crear una cierta apariencia, pretenciosa de sí, el corolario inmediato fuera la estabilidad social. Pero aún si ello fuera cierto y existieran ingresos dignos que rompieran la brecha de la desigualdad, quizás el ambulantaje seguiría existiendo en México. Existe la posibilidad de que deambular sea un estilo de comercio relacionado con las costumbres más antiguas.

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Fig. 2. El dios de la lluvia caminando por una calzada. Copia de un detalle del Códice Dresde, p. 65, postclásico tardío 1200-1500 d.C.; papel de corteza cubierto con cal y pintado; 20,4 x 90 cm.

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Las imágenes del mercante caminante son comunes en el imaginario de las civilizaciones mesoamericanas. En el sur, Chaac, divinidad pluvial maya (fig. 2), es representado como un comerciante errante que carga un bulto de maíz o tortillas a cuestas y va visitando distintas ciudades circulando por Sacbés (8). Dicha representación estaba firmemente afianzada a la cultura, pues los Olmecas-Xicalancas que habitaron Tlaxcala, hacia el siglo VII, representaron imágenes similares que heredaron la influencia maya. La ciudad antigua de Cacaxtla debe su nombre arqueológico a una representación de una divinidad acuosa

(fig. 3), que carga un cacaxtle a cuestas lleno de mercancías para vender (9). Quizás el gesto de ir y venir permitió establecer una figura simbólica relativa a la naturaleza cíclica de las estaciones lluviosas, estableciendo una asociación que posiciona al comerciante como sinónimo de la abundancia itinerante.


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Fig. 3. Divinidad acuosa. Mural del Templo Rojo. Cacaxtla.

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Se pueden encontrar figuras similares en las expresiones culturales de los poderosos imperios del centro de México. En un mito atribuido a los toltecas, la madre de Quetzalcóatl, hija del gobernante Huémac, visita el mercado de Tollan y en él se encuentra con un huasteco desnudo que ofrecía chiles. Es con este vendedor foráneo que la mujer gesta al hombre-dios (10). Este atributo es especialmente relevante pues pun-

tualiza la condición del comerciante como una persona foránea y agente intercultural universalizador. Aún hoy, en la mayoría de las localidades mexicanas, el tianguis es un crisol de diversidad de orígenes y lenguas. Incluso dentro de la capital, el comercio “informal” suele estar lleno de una pluralidad étnica invisibilizada. Sin embargo, rara vez se describe al mercado en estos términos, en cambio se le asocian adjetivos


Esta distorsión juiciosa es comparable a aquella que toca a los hablantes de lenguas originarias. Por fuerza del racismo se suele pasar por alto que muchos indígenas son bilingües; y, en cambio, se les ve como infrahumanos que en su incapacidad les es imposible hablar “bien” el español (11). En gran medida, el racismo depende de un aparato de calificativos asimétricos contrarios (12), cuya finalidad es validar la superioridad de un grupo humano frente a otro, descrito como distinto e inferior. En su punto gestacional, el racismo otorga a quien lo ejerce el derecho de violentar y segregar, en pos de su propia autodeterminación ontológica. Estas sentencias de valor desproporcionadamente agresivas, soportan la creencia de que el vendedor viaja exclusivamente por fuerza de su pobreza extrema y no por la distancia entre el cliente y el productor. Además, su humildad lo hace necesariamente improductivo y pendenciero, sus características son objeto de demérito e infantili-

zación. En el mejor de los casos, se le arropa con lástima. Raras veces existe un trato interpersonal que no esté mediado por una lejanía insuperable y que, en consecuencia, implique un trato digno e igual entre pares. El historial de desplazamientos acelerados, durante las últimas administraciones, ha trastocado las actividades económicas de los agentes primarios de producción, a quienes de inmediato se les relaciona con la informalidad económica. En un país que se disputa violentamente entre la producción capitalista y las economías de autosustento, se persigue con cuerpos policiales tanto a los vendedores de hierbas como al crimen organizado. La configuración urbana de la Ciudad de México, de nuevo, ha dado un vuelco hacia una occidentalización acelerada que replica sordamente modelos extranjeros en vez de reflexionar sus condiciones intestinas y actuar de manera coordinada en su reconocimiento. (13). No extraña que el ejercicio político de estos grupos “educados”, pertenecientes tanto a

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negativos relacionados al desgobierno y al subdesarrollo.

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las derechas como a las izquierdas, continúe cimentado los candados necesarios para asegurar sus estándares de privilegios.

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Al remodelar los espacios centrales de la metrópoli capitalina se observan constantes innegables. Para el reacondicionamiento de estas áreas se hace necesario invalidar sus usos cotidianos. El comercio que

ahí se desarrolla se vuelve ilegítimo; la inseguridad y el auto sustento se coligan en el ideario general de las clases privilegiadas, a pesar de que no se relacionen intrínsecamente. Sólo entonces se genera la oportunidad de imponer los modelos de autovalidación de las élites, a manera de necesidad pública, extrapolados al uso del espacio y su dimensión visual (fig. 4).

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Fig. 4. Comparativo calle de Madero 2007/2020, 2007/2020, fotografía.


Fig. 5. Comparativo Alameda Central 20011/2013, 2011/2013, fotografía.

Un valor estético que no sólo incorpora los rasgos de distinción y estatus de las clases privilegiadas; sino que satisface ficciones idealizadas para el resto de la población, una nación en la cual la aspiración occidental de la propia identidad se disputa a diario. Los nuevos espacios de la ciudad demandan ser más blancos, vigilados, globales y homogéneos. Una planeación urbanística que administra las condiciones humanas concibiendo una arquitectura de la exclusión, donde las relaciones interpersonales son agenciadas por la disposición y el aspecto del sitio

que ocupan. Además, se pasa del desalojo sistemático al desarraigo simbólico; desarticulando imágenes de cuerpos, actos y costumbres de la conciencia colectiva e histórica. El prejuicio hacia el ambulante se objetualiza en la ingeniería urbana para ser introyectado y subjetivado de nuevo en las ensoñaciones raciales de quien transita esos lugares. Un espacio que promueve el condicionamiento de la población hacia el pensamiento racista mediante la admiración y el deseo de la apariencia urbana de las potencias occidentales (fig. 5).

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Citas

1) Alejandra María Leal Martínez, “You Cannot Be Here: The Urban Poor and the Specter of the Indian in Neoliberal Mexico City”, Journal of Latin American and Caribbean Anthropology, 21(3), (2016), 540. 2) Leal Martínez, “You cannot be here: The Urban Poor and the Specter of the Indian in Neoliberal Mexico City”, 546. 3) Hernán Cortés, Cartas de Relación, (s.f.), 199. 4) Conaculta INAH, La caja de agua de Tlatelolco, dir. Eduardo Herrera (Centro Multimeda del Centro Nacional de las Artes, 2006). 5) Salvador Guilliem, La pintura mural de la caja de agua del Imperial Colegio de la Santa Cruz de Santiago Tlatelolco, (México: Estudios de Cultura Náhuatl: Universidad Nacional Autónoma de México, 2007), 27. 6) Federico Navarrete Linares, Las relaciones interétnicas en México (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2004), 84. 7) Mario Barbos Cruz, “Rumbos de comercio en las calles: fragmentación espacial en la Ciudad de México a comienzos del siglo XX”, Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 218(84), (2006). 8) Markus Eberl, “Procesiones, peregrinos y porteadores: las calzadas ceremoniales”, en Los mayas una civilización milenaria, ed. Nikolai Grube (Köln: Könemann, 2000), 233. 9) María Teresa Uriarte Castañeda y Fernanda Salazar Gil, La pintura mural prehispánica en México V Tomo II, (México: Estéticas UNAM, 2020), 190-191. 10) Miguel León Portilla, La historia del tohuenyo: narración erótica náhuatl, (México: Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1959), 101. 11) Federico Navarrete Linares, México racista. Una denuncia. (México: Grijalbo, 2016), 13. 12) Reinhart Koselleck, Para una semántica de los tiempos históricos: sobre la semántica histórico-política de los conceptos contrarios asimétricos, (Barcelona: Paidós, 1993), 207-215. 13) Utilizando datos del Coneval relativos a la Ciudad de México realicé el siguiente análisis: previo a la crisis por el Covid-19, entre 2008 y el primer trimestre de 2020 hubo un crecimiento del 48.7% en la cantidad de población con ingresos menores a la canasta básica. Considerando que entre 2008 y 2009 dicho índice rebasó aceleradamente el 25% de población de la Ciudad de México, en tanto que los tres años anteriores dicho nivel se mantenía relativamente constante en torno al 20%. A partir de finales de 2009, el índice ha fluctuado dentro de una cota mín. cercana a 28% y máx. del 35% sin desviaciones significativas, ni permanentes, a la par de los aumentos anuales del salario mínimo.

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Bibliografía

Barbos Cruz, Mario. Rumbos de comercio en las calles: fragmentación espacial en la Ciudad de México a comienzos del siglo XX. Barcelona: Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 218(84), 2006. Cortés, Hernán. Cartas de Relación, s.f. Eberl, Markus. “Procesiones, peregrinos y porteadores: las calzadas ceremoniales”. En Los mayas una civilización milenaria, coordinado por Nikolai Grube, pp. 232-233. Colonia, Alemania: Könemann, 2000. Guillien, Salvador. La pintura mural de la caja de agua del Imperial Colegio de la Santa Cruz de Santiago Tlatelolco. México: Estudios de Cultura Náhuatl: Universidad Nacional Autónoma de México, 2007. Koselleck, Reinhart. Para una semántica de los tiempos históricos: sobre la semántica histórico-política de los conceptos contrarios asimétricos. Barcelona: Paidós, 1993. Leal Martínez, Alejandra María. “You cannot be here: The Urban Poor and the Specter of the Indian in Neoliberal Mexico City”. En Journal of Latin American and Caribbean Anthropology, 21(3), 2016. León Portilla, Miguel. La historia del tohuenyo: narración erótica náhuatl. México: Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1959. Navarrete Linares, Federico. México racista. Una denuncia. México: Grijalbo, 2016. Navarrete Linares, Federico. Las relaciones interétnicas en México. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2004. Uriarte Castañeda, María Teresa y Salazar Gil, Fernanda. La pintura mural prehispánica en México V Tomo II. México: Estéticas UNAM, Publicaciones Digitales, 2020.

Referencias de las imágenes

Fig. 1. https://mobile.twitter.com/rosariomelusina/status/1296852970965876736?ref_ src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1296852970965876736%7Ctwgr%5E%7 Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fd-11897534062148420222.ampproject.net%2F2101211748002%2Fframe.html Fig. 2. Par Linear77, artists of pages unknown, ca. 1200 AD — Travail personnel, CC BYSA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=22012122 Fig. 3. By Tim Zaman - Own work, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index. php?curid=20380945 Fig. 4. YoelResidente, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, vía Wikimedia Commons Fig. 5. Von Luisalvaz - Eigenes Werk, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/ index.php?curid=35169203

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R u t a s VIDEO Rosario Nava Román

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a recomendación de este número es visitar en el sitio SlaveVoyages, la primera reproducción virtual en 3D de un barco esclavista, en este caso la nave francesa Aurore, la cual salía de la ciudad portuaria La Rochelle, uno de los principales puertos de la trata trasatlántica en Francia, para dirigirse al continente africano en búsqueda de sus mercancías humanas: https://w w w.slave voyages.org/ voyage/ship#slave-(consultado 29/01/2021).

Cosmografía Universal, 1507, de Martín Waldseemülerhttps://www.loc.gov/resource/g3200.ct000725, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/ index.php?curid=5079907


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