La computadora mágica

Imagínate lo que harías si tuvieras una computadora que, al iniciar tu día, la programas con todo lo que quieres realizar y esa máquina se encargará de direccionarte derechito al logro de tus metas…

Pues, adivina, esa maravillosa máquina es tu mente. Veamos con un ejemplo:

Te invito a pensar en lo siguiente: te ha pasado o conoces a alguien que ha estado en el proceso de compra de un carro y, como por arte de magia, empieza a ver este mismo carro (igual marca, incluso mismo color) ¿en todos los semáforos?… pensamos, “¡wow, me persigue este carro!”; lo que sucede es que hay un lugar de nuestro cerebro (SRAA-Sistema Reticular Activador Ascendente) que, por cierto, tiene un nombre muy largo, por eso le llamaremos “filtro” y que, precisamente, funciona como el filtro de la mente.

De todos los estímulos que recibimos del exterior –nuestra mente capta varios millones de bits de información por segundo-, la mente enfoca nuestra atención únicamente en aquello que nos interesa (en lo que más pensamos todo el tiempo). Volvamos al ejemplo del carro. Si estás emocionado por la compra del vehículo y tu mente no hace sino, pensar en eso, te sueñas manejándolo, poniendo la música que te gusta camino al trabajo o tomando carretera para un viaje, ¡tarán!, no es que ahora hay más carros iguales al que quieres y que por eso lo ves en todas partes, sino que, el filtro de tu mente está enfocando toda tu atención en lo que es importante para ti.

Ahora que sabes esto, imagínate si todos los días al levantarte programas a tu mente con todo lo bueno que quieres que te pase: ganar el examen de la universidad, cerrar un gran negocio, mejorar las ventas de la empresa, aprender otro idioma… tu mente enfocará toda tu atención en esas maravillosas metas y empezará a trabajar en función de ellas.

Asume el reto de elegir cada día enfocarte en lo que SÍ quieres para tu vida y esa maravillosa “computadora mágica” que tienes en medio de las dos orejas (tu mente), se encargará de dirigir tu potencial en aquello que quieres lograr, CRÉEME NO ES MAGIA, ES CUESTIÓN DE ENFOQUE.