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COLUMNA

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MAQUILLAJE de verano

Paso a paso de maquillaje para sobrevivir perfectas al calor

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Por Cristina Vives Make-up artist & Beauty Vlogger @cristinavivesj Citas de maquillaje: @makeupbycristinavives Talleres/Cursos de automaquillaje Contacto: (+57) 3008800977

Cristina Vives

¿Maquillaje derretido? Dile adiós al maquillaje arruinado por el calor con el siguiente paso a paso, de la maquilladora Cristina Vives. Cuando la temperatura ambiental y las condiciones climatológicas rozan sus valores máximos, condicionan muchas de nuestras actividades, pues la sensación de calor agobiante, y la mayor facilidad para sudar, nos pueden hacer cualquier labor imposible. En el caso del maquillaje no va a ser distinto. Si bien en algunas ocasiones decidimos no maquillarnos, en otras, podemos tener el deseo o la necesidad de hacerlo. Por ejemplo, si tenemos un desayuno de trabajo en una terraza, o debemos asistir a un evento especial, como un matrimonio en horas de la tarde. En esas circunstancias, no seguir unas mínimas pautas ocasionará que, transcurridas unas pocas horas, el maquillaje aplicado produzca sensación de pesadez en la piel, brillo, taponamiento e irritación; además de terminar por degradarse, desapareciendo esa imagen que se había obtenido justo al terminar de maquillarnos, a causa de la sudoración y al constante roce de las manos con el rostro. Para adaptar nuestro maquillaje a estas condiciones, debemos seguir una serie de sencillos consejos que harán que este permanezca intacto durante más tiempo, y nos ayudará a que se vea mucho más profesional, sea en nuestro día a día, o en una ocasión especial.

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Limpia la piel muy bien con agua micelar y aplica un tónico, como agua de rosas. Aplica una crema hidratante a base de agua (es importante que sea así porque no queremos añadir más grasa a la piel, sino que se absorba y no tengamos una textura pegajosa). Aplica ácido hialurónico, lo cual nos ayudará con la textura, ya que es ligero y la piel lo absorbe fácilmente. Sigue con el protector solar y finalmente con el primer, que nos ayudará a minimizar la apariencia de los poros abiertos, además de crear una capa protectora entre la piel y los productos de maquillaje.

2

Aplica una BB cream para emparejar el tono de la piel sin el efecto pesado de una base de maquillaje. Aplica corrector en las ojeras para neutralizarlas, y también en las pequeñas imperfecciones que no se corrigieron con la BB cream. También puedes aplicar un corrector más claro en las zonas donde consideres necesario tanto para difuminar imperfecciones, como para iluminar la piel.

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Aplica un “blush” o rubor en crema. La razón de aplicar los productos en crema antes de sellarlos con los productos en polvo, es para lograr una mayor duración del maquillaje, ya que lo construimos por capas.

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Define las cejas con una técnica suave y definida para lograr un efecto muy orgánico. Utiliza productos cremosos como una pomada, que permanecerá intacta a pesar de la humedad y el sudor. Sella con un producto para cejas en polvo del mismo color de la pomada, y fija con mascara para cejas en un tono más claro para aportar una textura más natural. Define los borden superior e inferior de las puntas externas de las cejas.

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Aplica un corrector dos o tres tonos más oscuro que tu piel para broncear el rostro. La idea no es hacer un contorno, sino darle un aspecto bronceado a la piel.

5

Después de aplicados los productos en crema, séllalos con sus respectivos productos en polvo. Encima del corrector aplica una capa ligera de polvo traslúcido para lograr un efecto suave. Donde aplicamos el rubor en crema sellamos con rubor en polvo; es importante que los tonos sean lo más parecidos posible. De igual manera con el bronzer, aplicamos uno en polvo, de tono neutral, arriba del que aplicamos en crema.

7

Ilumina las partes altas del rostro como los pómulos, el punto alto de la nariz, encima del arco de Cupido y el hueso debajo la ceja. También da luz en con el iluminador en el lagrimal de los ojos.

8

Para el look de los ojos utiliza principalmente bronzer e iluminador. Aplica el bronzer en todo el párpado móvil para dar color y dimensión al ojo. Luego aplica iluminador en el centro del párpado móvil y detalla el lagrimal. Con una brocha angular, delinea el ojo con una sombra café arriba y abajo, alargando un poco la línea en la esquina externa del ojo y conectando el delineado superior y el inferior. Riza bien las pestañas y aplica pestañina a prueba de agua (ayudará a que el rizo dure mucho más tiempo estilizado), teniendo en cuenta de trabajarlas bien desde la raíz hasta la punta y con movimiento en forma de zigzag; aplica en pestañas superiores e inferiores, mínimo dos capas. En la línea de agua del ojo, utiliza un delineador en tono beige, nude o blanco.

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Delinea los labios con un delineador en color carne; antes de hacerlo, aplica en los labios un poco de vaselina o hidratante para lograr un look menos cargado. Da color con una tinta de labios, la cual tiene una textura mucho más ligera que un labial líquido o cremoso, además de ser bastante duradera. Termina con un poco de brillo en el centro de los labios.

¡Listo!

Sella el maquillaje con un fijador como el agua de rosas. Para que te dure todavía más, utiliza uno a base de alcohol.

La historia de Sebastián Viera, el arquero del Junior, de Barranquilla, está plagada de retos y desafíos a los cuales tuvo que enfrentarse siendo apenas un niño. Uno de los más trascendentales fue dejar atrás su hogar en el interior de Uruguay, y renunciar a la vida segura y sencilla a la que estaba acostumbrado, todo para labrarse un futuro en el competido mundo del fútbol. Hoy, todas esas experiencias las ha capitalizado como sabiduría de vida para convertirse en un hombre de familia feliz, y criar a sus hijos con el propósito de hacer de ellos personas de bien. En esta entrevista Sebastián revela su faceta más privada, y cuenta lo que para él significa ser papá.

Traje de Dunor Boutique @dunorboutique

Vestido de KLEID @kleidofficial

Pantaloneta y enterizo de niños de Dolce Bimbi @dolcebimbi

Sebastián Viera, su esposa Sara Correa y sus hijos Stephano y Santino

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Nadie diría que Sebastián Viera es un hombre tímido, cualquiera pensaría que por ser un personaje que suscita el interés público se le facilita dar entrevistas. Pero no, si bien es un tipo amable, de sonrisa espontánea y bondad en la mirada, es claro que le resulta incómodo abrirse. Al principio sus ojos se enfocan en un punto fuera de mi alcance que impide la conexión que me permitiría abordarlo sin rodeos, es como si no quisiera estar bajo un “reflector” diseñado para descifrar lo indescifrable. Al fin y al cabo, encarno la pregunta inesperada para la que no existen respuestas premeditadas, el tema aquí no es el fútbol.

Me voy entonces “por la orilla”, lo incito a hablar de generalidades, a contar una historia que probablemente ha contado infinidad de veces: llegó a Colombia en el 2011, quería hacerse una carrera en Latinoamérica, y aceptó la propuesta del Junior sin tener mucha idea de a dónde llegaba. Pronto se enamoró de Barranquilla, la Costa, su equipo, y de Sara (Correa), su esposa, con quien ha construido una familia encantadora, fotogénica, pero, sobre todo, sólida, conformada por Stephano, de 4 años; Santino, de 2; más otro niño que viene en camino. También está Máximo, su hijo mayor (11 años), quien vive en Chile.

Casi sin darnos cuenta vamos entablando una conversación más fluida en la que relata que a los doce años se fue de su casa, localizada en el interior del país, para establecerse en la capital, Montevideo. “Vivía en una pensión con los demás jugadores del interior. Y veía a mis papás los fines de semana. A los 20, me fui a vivir a España para jugar en el Villareal, mis papás iban a visitarme cada dos o tres meses, así que la mayoría del tiempo estaba solo. Desde niño tuve que aprender a valerme por mí mismo, me tocó madurar muy rápido, pero me sirvió para independizarme, para asumir retos grandes, y tomar decisiones importantes que le hacen a uno ver la vida de una forma diferente”.

Gracias a su trabajo, conoció otros países y culturas. Recuerda que cuando estuvo en Grecia le fue muy difícil adaptarse al idioma y a un estilo de vida totalmente ajeno. “Pero al final esos retos me vinieron bárbaro, porque conocí otras cosas y estoy muy agradecido por eso”, manifiesta.

Sebastian proviene de un hogar en el que siempre le inculcaron el valor de la familia, por eso no le fue difícil formar la suya. Según él, es un verdadero disfrute cuidar de sus hijos y pasar tiempo con ellos y con su esposa.

El mayor reto que ha tenido que asumir como padre fue cuando llegó Máximo, fue algo no planeado “Yo tenía 26 años, y no estaba preparado, pero indudablemente me cambió la manera de ver y vivir la vida. Empecé a vivir con un nuevo sentido de responsabilidad, el de vivir para mi hijo. Y después, cuando me casé con Sara, y tuvimos a Stephano, experimenté algo completamente diferente. Con Máximo yo era un papá soltero, vivía en Europa y él en el otro lado del mundo. No podíamos vernos con la frecuencia que se esperaba; por más que viajara para verlo, no compartía con él el día a día. Con Stephano todo fue nuevo, y lo disfruté muchísimo, como hubiera querido disfrutar con Máximo. Pude aprender a ser padre, y la verdad, lo llevo muy bien. Me gusta ser papá. Vivo esta experiencia linda con mucho amor, y muy agradecido de la vida”, expresa visiblemente emocionado.

“Con mis hijos comparto todo: bañarme con ellos, darles de comer, hacerlos reír, jugar a la par como un niño de su misma edad, desde que se levantan hasta que se acuestan. En el Junior hacemos muchísimas concentraciones, así que cuando estamos en casa quiero recuperar ese tiempo que paso en el hotel. Además, ellos (los niños) lo piden, me buscan, y yo trato de darles esa calidad de tiempo que necesitan. Pienso que por más que un niño tenga a su mamá y a su papá, es importante darle calidad de tiempo, los hijos necesitan que estemos con ellos, que no seamos padres ausentes. A mí me gusta estar presente en la vida de mis hijos, disfrutarlos y verlos crecer”.

Sebastián comenta que entre las cosas que les gusta hacer en familia, “obviamente está ver partidos de futbol. También ir a la playa, a la piscina, a los centros comerciales… siempre andamos en combo familiar”.

Es inevitable no referirnos a la pandemia y a la manera en que nos cambió la vida.

Sebastián, Stephano y Santino Viera

P.C. ¿Cómo ha afectado la pandemia la dinámica familiar? S.V. Sinceramente, durante la pandemia disfruté la cuarentena. Cuando Santino nació, yo estaba en pleno campeonato y no podía compartir tanto con él. Pero vino la cuarentena, y el hecho de poder compartir tanto tiempo con los niños fue muy bueno, porque aprendí a conocerlos, y por eso somos tan apegados. Estar 24 horas juntos y buscar qué hacer para entretenernos nos ha unido más, incluso como familia. A pesar de la parte negativa, del virus, tratamos de ver lo positivo y el beneficio que ha sido para nuestra familia. También es inevitable preguntarle si le gustaría que sus hijos siguieran sus pasos en el deporte. P.C. ¿Qué harías si alguno de tus hijos quisiera ser futbolista? S.V. Si a un hijo mío le gusta el fútbol y decide dedicarse a él profesionalmente, yo lo apoyo. Lo bueno es que como pasé por eso, lo puedo guiar y aconsejar, pero sé que va a ser muy duro para él. Obviamente me gustaría que fuera futbolista, pero más me gustaría que fuera un buen profesional y que se destaque en otras cosas. En el fútbol uno puede tener disciplina, profesionalismo, amor por el deporte… pero también se necesita mucha suerte. Imagínate cuántos niños quieren ser jugadores de fútbol, y al final son muy pocos los que llegan a cumplir su sueño. En Inferiores tuve más de mil compañeros y apenas llegamos tres o cuatro. Además, la carrera en el fútbol es muy corta, y la vida de uno es muy larga (sonríe). Y si no te va tan bien, después te toca defenderte el resto de tu vida con otras “armas”. Si fuiste a la universidad, si hiciste una carrera y te formaste como profesional, eso te sirve de por vida. Si estudiaste para ser médico o abogado, eres médico o abogado toda la vida; pero el jugador de fútbol es jugador por 15 años. Si te va bien, durante 10 años ganas dinero como para aguantar y sostener a tu familia. Pero por más que te haya ido bien tienes que proyectarte al futuro, y la preocupación está. Tu vida es una mientras estás en el fútbol, cuando te retiras, tu vida es otra cosa totalmente diferente. Son cambios bruscos para los cuales tienes que estar preparado. P.C. ¿Cómo eres como papá? S.V. Soy muy protector, soy el compinche de ellos, le digo a todo que sí. Sara tiene un hijo más conmigo, ella es la “dura”, es quien pone las reglas, y yo las sigo (risas). P.C. ¿Cuál de tus hijos se parece más a ti? S.V. Máximo es el que más se parece a mí, es un niño muy dulce, muy tierno, pero se guarda mucho las emociones. Stephano es un niño muy tímido, muy inteligente y le encanta el fútbol. Bueno, a Máximo también le gusta, ellos de alguna manera, son parecidos, pero Santino es una persona completamente diferente, él es totalmente extrovertido, saluda a todo el mundo, no tiene pena de nada. Va con su rabieta y no hay quien le hable. A sus hermanos mayores les hablas y te escuchan, pero Santino es totalmente independiente, y es súper vivo, ¡es un avión! P.C. ¿Cómo haces para tener un equilibrio en tu vida? S.V. Yo soy jugador de fútbol profesional, y padre de familia. De la puerta de mi casa para afuera, me concentro en el fútbol, dejo los problemas o las preocupaciones relacionadas con mi familia, en mi casa, y así me dedico de lleno a mi profesión. De puertas para adentro dejo todos los problemas y preocupaciones relacionadas con el deporte afuera, y me concentro en ser padre de familia. Antes tenía la mala costumbre de llevar los problemas de la familia al fútbol y los problemas del fútbol los traía a la casa, y siempre terminaba por embarrarla, porque no estás ni en un lado ni en el otro y haces las cosas mal. Pero por más difícil que me resultaba, aprendí a separar las cosas. Entendí que cuando llego a mi casa los problemas del fútbol tienen que quedarse afuera porque mi familia no tiene la culpa de lo que pase allí, y viceversa. Ahora me siento bastante bien, estoy feliz con lo que hago. Uno se equivoca, como todo el mundo. pero trato de hacer las cosas lo más coherente y noble posible.

Me gusta ser papá. Vivo esta experiencia linda con mucho amor, y muy agradecido de la vida”.

Sara tiene un hijo más conmigo, ella es la ‘dura’, es quien pone las reglas, y yo las sigo”.

Conjunto de Sara de DREME @dreme_co

P.C. ¿Cuál es el mayor reto que enfrenta un papá hoy en día? En especial un papá con niños pequeños, como es tu caso. S.V. Yo miro mi niñez y la comparo con la niñez de mis hijos y son dos cosas completamente diferentes, y eso me da miedo, porque mi niñez fue mucho más sana: no teníamos celulares, ni redes sociales, jugábamos en la calle, éramos completamente independientes en la casa porque se podía. Recuerdo que mi madre se iba temprano a trabajar, al igual que mi padre, y mi hermano y yo limpiábamos toda la casa, hacíamos las tareas del colegio; mi madre venía, nos daba de comer, íbamos y volvíamos de la escuela solos, íbamos a los entrenamientos de fútbol solos, hacíamos todas las actividades solos, y nos volvíamos a ver con nuestros padres en la noche. También agarrábamos la bicicleta y llegábamos a todas partes: a los entrenamientos, a la piscina, al básquet… hacíamos todo sin problemas, éramos felices y no nos preocupábamos por nada. Hoy en día existe el bullying, las redes sociales, parece como si existiera todo lo malo. Está el play station, la computadora, la vida sedentaria de los niños. Nosotros éramos muy fuertes, y los niños de ahora no lo son porque nosotros como padres cometemos el error de sobreprotegerlos. Si yo tenía un problema en el colegio lo resolvía, mis padres no tenían que ir a solucionar, porque tampoco tenían el tiempo, tenían que trabajar para sostenernos. También está el corre corre de los padres de ahora, siempre pegados a un teléfono; también cometemos el error de estar demasiado pendientes de las redes sociales y nos salimos del camino de lo real, hay muchas cosas que no son reales… Estamos en un mundo muy diferente al que nosotros conocimos, y lo que queda es enseñarles a nuestros hijos verdaderos valores, que aprendan a diferenciar lo que está bien de lo que está mal, y que se hagan fuertes, porque la vida cada día es mucho más difícil. P.C. Un consejo para los hombres que en este momento se están estrenando como papás… S.V. ¡Que duerman!, porque en adelante las vacaciones tuyas quedan en un segundo plano, dormir ocho horas queda en un segundo plano, y las preocupaciones que tienes cuando un hijo se te enferma es como si te apuñalaran con un cuchillo. Y para quienes aún no han sido padres les aconsejo que disfruten la vida, y ¡que duerman! (risas). Cuando tengan sus hijos ya nunca más lo van a poder hacer bien. Cuando ellos están chiquitos no duermes porque se despiertan, cuando están adolescentes no duermes porque salen a bailar… Vas a dormir si acaso, cuando tengan 30 años, y sus propias preocupaciones. P.C. Con cuatro varones, pregunto, ¿vas por la nena? S.V. ¡Nooo! Si no, me va a tocar jugar hasta los 50 años para pagar la universidad de todos (risas). Ya estamos por terminar la entrevista, justo en el momento en que Sebastián está relajado, fresco, incluso divertido. “Sé que esta te va a parecer una pregunta rebuscada, pero igual te la voy a hacer”, le digo: ¿Si tuvieras que equiparar la paternidad a estar en un campo de fútbol tapando goles, ¿qué dirías? “Diría que, tanto para ser buen papá como para ser un buen jugador, tienes que ser muy dedicado y hacerlo de lleno, no puedes hacerlo a medias. Como te dije, de la puerta de mi casa hacia adentro trato de ser papá al cien por ciento, de estar pendiente de mis hijos y saber qué sienten, qué no sienten, que necesitan… Y de la puerta de mi casa para afuera, trato de estar enfocado en mi equipo. Diría que lo que hagas, hazlo de lleno. Y amar: amar ser padre, amar la profesión que tengas, porque con amor, siempre las cosas te van a ir mejor”.

Estamos en un mundo muy diferente al que nosotros conocimos, y lo que queda es enseñarles a nuestros hijos verdaderos valores, que aprendan a diferenciar lo que está bien de lo que está mal, y que se hagan fuertes, porque la vida cada día es mucho más difícil”.

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Tanto para ser buen papá como para ser un buen jugador, tienes que ser muy dedicado y hacerlo de lleno, no puedes hacerlo a medias.Y amar: amar ser padre, amar la profesión que tengas, porque con amor, siempre las cosas te van a ir mejor”.

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