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NUEVAS DEMANDAS DE SEGURIDAD PARA EL SIGLO XXI.
Por: Julio A. Millán Bojalil Presidente Fundador de Consultores Internacionales S.C. Presidente Fundador World Future Society, Capítulo Mexicano A.C. Presidente del Consejo Editorial de la Revista Armas Profesor del Colegio de Defensa Nacional.
Alo largo de su historia, las Fuerzas Armadas de México han sido sumamente institucionales y garantes de la estabilidad del país, y son la última línea de defensa de la soberanía en un contexto de incertidumbre sobre las amenazas que México podría enfrentar en el futuro. Mantener la integridad y la confiabilidad de las Fuerzas Armadas debe estar por encima de otras consideraciones, tanto para el liderazgo civil como para los militares mismos, quienes deben obtener recursos suficientes, para cumplir las responsabilidades constitucionales.
Las próximas décadas plantearán exigencias sin precedentes al valor, la imaginación, la innovación y el liderazgo políticos; exigirán una alta competencia al gobierno y serán exigencias que vendrán tanto del exterior como del interior. Las amenazas futuras a la seguridad de la comunidad internacional y a la seguridad nacional de los países, no serán el uso de armas de destrucción masiva, ni el estallido de hostilidades en el marco de conflictos armados, civiles, interestatales o internacionales. Más bien existen nuevos grandes retos, no porque estemos entrando en una etapa de catástrofes, sino porque las acciones realizadas hasta el día de hoy tendrán consecuencias en el futuro.
En efecto, de acuerdo al último Informe Global de Riesgos, elaborado por el Foro Económico Mundial, entre los riesgos más factibles de los próximos diez años se encuentran, el fracaso en las acciones de ajustarse al irreversible cambio climático y el daño ambiental causado por el ser humano, así como, a los problemas sociales a una población creciente, manteniendo el uso adecuado de recursos naturales, el equilibrio en la economía y su operación financiera, además de la seguridad cibernética.
En este sentido, se debe salir de la teoría militar clásica que señalaba que la profesión militar se centra en la preparación para la guerra, sea esta defensiva u ofensiva, para defender el territorio, proteger los intereses nacionales y a la población, ampliar el poder de un país o participar en misiones internacionales para mantener la estabilidad del sistema global; porque estamos en la tercera década del siglo XXI, las necesidades de las funciones militares han cambiado.
Las Fuerzas Armadas requieren ser modernizadas y profesionalizadas, para enfrentar un contexto global potencialmente adverso. Este forta-
lecimiento de las tareas de seguridad pública para mantener sus capacidades, dejar atrás la idea de que deben permanecer separadas de los civiles para no politizarlas, y fortalecer la colaboración entre civiles y militares para que cada uno contribuya con sus propias habilidades, para defender y promover los intereses nacionales de manera más eficiente.
Por ejemplo, no es un problema de ciencia ficción: los riesgos relacionados con la ciberdelincuencia que se encuentran, hoy en día, tan es así, que ocupan el séptimo lugar entre la lista de las 10 amenazas que representan
mayor impacto para las economías, y ya son considerados por las empresas globales como los principales retos para las actividades económicas, en todas la regiones del mundo.
La ciberseguridad está costando pérdidas de hasta 3 trillones de dólares anuales a nivel mundial. Aunque podría pensarse que es un problema exclusivo de los países altamente desarrollados, la realidad es que México se ubica en el tercer lugar de los países con más ciberataques (sólo por detrás de Estados Unidos y el Reino Unido) dejando, como consecuencia, una pérdida de 7 mil 700 millones de dólares.
Los riesgos relacionados con las nuevas tecnologías de la información van en aumento, pues las principales tendencias indican una creciente dependencia digital, la rápida aceleración de la automatización, la supresión y manipulación de la información y las brechas tanto en la regulación tecnológica como en las capacidades y habilidades tecnológicas. Por esta razón, es necesario que las Fuerzas Armadas tengan como prioridad invertir en el fortalecimiento de sus redes de ciberseguridad para poder adaptarse mejor a la era digital, a través de la capacitación de la fuerza laboral, con objeto de cumplir las responsabilidades en materia de seguridad y privacidad. Hacer una defensa inteligente, de las múltiples amenazas locales y mundiales, es fundamental y estratégico.
Dada la gravedad de los efectos del cambio climático, las Fuerzas Armadas deben estar preparadas para afrontar los acontecimientos que podrían ocurrir como consecuencia, lo que implica disponer de la capacidad de adaptación y resiliencia a la nueva situación, así como del adiestramiento y los medios y tecnologías adecuadas para poder servir de ayuda ante posibles desastres.
Las instrucciones y tareas que últimamente se le han dado a las Fuerzas Armadas en México por parte del Ejecutivo Federal, tendrán que ser revisadas y analizadas a la luz de los riesgos que representan las amenazas, a las que hoy estamos sometidos.
Por ello, El diseño de escenarios, el desarrollo de inteligencia en todos los campos, tanto sociales, como económicos, la capacitación y adiestramiento, a los integrantes de las Fuerzas Armadas, en cada nivel de responsabilidad y sobre todo, el mantener la diSiplina, lealtad y valores, son una tarea fundamental, para lograr mantener la cohesión, liderazgo dentro y fuera de las Fuerzas Armadas.
En definitiva, México necesita unas Fuerzas Armadas modernas, bien entrenadas, física e intelectualmente, para cumplir con eficacia la grave responsabilidad de preservar y defender la integridad territorial, independencia y soberanía de la nación; y para hacer frente a las nuevas amenazas que se mantendrán en las próximas décadas y tienen en reto histórico.