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INDISPENSABLE, EMPRENDER UNA LUCHA CONTRA EL EDADISMO EN MÉXICO
Dr. Juan Manuel Rivera Rodríguez
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Geriatría-Gerontología UNAM
¿QUÉ ES EL EDADISMO?
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), se le llama así a la discriminación hacia las personas mayores; determinado por estereotipos y prejuicios que los muestran como individuos poco productivos, que siempre padecen enfermedades y no entienden la situación actual.
A pesar de tener un día dedicado al adulto mayor, hay mucho por hacer para lograr un trato igualitario, el respeto a sus derechos humanos y el combate al edadismo.
El término es utilizado en España a pesar de que no aparece en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. En Latinoamérica, generalmente se le llama viejismo y está ligado al simple hecho de vivir más años.
Estas prácticas negativas provocan que los individuos no alcancen un envejecimiento saludable, ya que afectan su salud física y sobre todo mental. Por ejemplo, presentan menor independencia, poca actividad en su vida diaria y mayor estrés cardiovascular.
Adicionalmente al marco constitucional en México que protege a las personas para garantizar el ejercicio de los derechos humanos y establecer mayor igualdad y equidad, es necesario un cambio cultural que modifique las representaciones en torno a este concepto, lo cual también repercutirá de manera positiva en el maltrato que padece este grupo poblacional.
Por ejemplo, la representación de las personas en medios de comunicación ha consolidado las prácticas edadistas y marcado tendencias de discriminación para este grupo etario.
Los principales análisis sobre las imágenes que se generan mediáticamente sobre la vejez se centran en medios como la televisión e internet. Entre los hallazgos mas relevantes y actuales se pueden señalar que es limitada la representación de las personas mayores en comparación con las personas de otros grupos etarios y generalmente se les relaciona con padecimientos, usos de medicamentos o enfermedad.
Las personas mayores aparecen como personas marginales, pocas veces son protagonistas de los mensajes y frecuentemente se describen en términos estereotipados y negativos. Las personas mayores tienden a mostrar valores más negativos que la juventud.
Dr. Juan Manuel Rivera Rodríguez
Geriatría-Gerontología UNAM
La discriminación por edadismo se conforma a partir de estereotipos que se generan entre grupos sociales y son creencias despectivas que operan en un sistema caracterizado por la separación del individuo dentro de roles, clases, posiciones o estatus.
Tienen como característica esencial la inexactitud de la información que contienen o generalizaciones, puesto que permiten inferir cualidades idénticas para todos los miembros de un grupo y a través de estas creencias sociales, los individuos son privados de identidad.
Esto deriva en acciones discriminatorias, las cuales se pueden encontrar en distintos ámbitos de la sociedad y se fortalecen cuando la comunidad las reproduce a través de sus leyes, discursos y actividades cotidianas. Generalmente los grupos dominantes son los que ejercen prácticas excluyentes a minorías o grupos vulnerables, lo cual provoca que éstas se inserten en la realidad social y se normalicen.
Respecto a las brechas de desigualdad en ámbitos de derechos específicos, de acuerdo con información de la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) de 2017, se presentan los siguientes ejemplos:
Las personas mayores (60 años y más) son las que tienen mayores índices en cuanto a la brecha educativa 14.7% de la población masculina y 19.9% en mujeres.
La brecha de acceso y condiciones de trabajo se relaciona con el nivel educativo alcanzado. Las personas mayores (56.6% hombres y 23.5% mujeres) presentan en comparación con otros grupos, menores índices de actividad económica remunerada. 22.5% de ellos enfrentan la problemática de que no encuentran empleo.
Esto es una pequeña muestra de cómo se pone en práctica el edadismo en nuestro país, por lo que tenemos ante nosotros la ardua tarea de desplazar estas concepciones culturales, replicadas a través de usos y costumbres e incluso desde el empleo del lenguaje, además de que es necesario fomentar la intergeneracionalidad que enriquece los códigos, costumbres, conocimientos y valores de una sociedad.