7 minute read

Capítulo V. Bienestar Psicológico y Autoestima en Adolescentes

Next Article
Conclusiones

Conclusiones

Capítulo V. Bienestar Psicológico y Autoestima en Adolescentes.

RESUMEN

Advertisement

El bienestar psicológico desde el Modelo Integrado de Desarrollo Personal de Ryff (1989) se define como el proceso y consecución de aquellos valores que hacen a las personas sentirse vivas y auténticas, y que les permiten crecer como personas. La autoestima alude a la valoración positiva o negativa del sí mismo. El presente estudio tuvo como objetivos establecer la relación entre el bienestar psicológico y la autoestima en adolescentes y las diferencias por sexo y escolaridad. Participaron 1322 alumnos, seleccionados mediante un muestro no probabilístico por cuota de secundarias (702) y preparatorias (620) públicas de la Ciudad de Mérida, 644 hombres y 678 mujeres, con una M = 14.64 años (D.E. = 1.88). Se les administró la Escala de Autoestima de Rosenberg (1965) validada en México por Jurado, Jurado, López y Querevalú (2015) y la Escala de Bienestar Psicológico para Adolescentes (GonzálezFuentes & Andrade, 2016). Los resultados indican que los hombres muestran un mayor nivel de autoestima positiva que las mujeres, al igual que los estudiantes de secundaria. Respecto al bienestar psicológico, las adolescentes mujeres puntuaron más alto en las dimensiones de planes a futuro y proyecto de vida, y los hombres en relaciones con otros, auto aceptación y control personal, resultados iguales se obtienen para los adolescentes de secundaria; los estudiantes de preparatoria puntuaron más alto en planes a futuro. Se observan correlaciones positivas entre las dimensiones positivas de la autoestima y el bienestar psicológico que son consistentes con la literatura.

Palabras claves: Bienestar psicológico, adolescentes, autoestima

Psychological Wellbeing and Self-esteem in adolescents. ABSTRACT

The subjective well-being, according to the Integrated Model of Personal Development proposed by Ryff (1989), is defined as the process and achievement of those values that make people feel alive and authentic and allow them to grow as persons. Different studies had demonstrated the positive relationship between self-stem and psychological adjustment and well-being in adolescents. The aim of the present study was to determine the relation between selfstem and psychological well-being in middle and high adolescents from Mérida, Yucatán, Mexico. 1322 students from public schools of the City of Mérida were selected through a non-probabilistic sample by quota, 702 from middle-school and 620 from high-school, 644 men and 678 women, with a M = 14.64 years and E.D. = 1.88. The Rosenberg Self-Stem Scale (1965) validated in Mexico by Jurado, Jurado, López and Querevalú (2015) and the Psychological Well-being Scale for Adolescents (BP-A) elaborated by González Forteza and Andrade (2015). The results shown high levels of positive self-stem, men showed higher levels of positive self-stem than women, and in the same way the secondary school were higher than high-school students. In the case of well-being, the higher scores were in the factor of future planning and personal growth. Differences by sex indicate that women obtained higher scores in future planning and life project, in the other hand, men were higher in the dimension of relation to others, self-acceptance and personal control. The results were similar for middle school teens, and high school students scored higher on future planning. Finally, positive correlations were found between self-stem and psychological well-being, revealing a better psychosocial adjustment.

Keywords: Psychological well-being, adolescents, self-esteem

Capítulo V. Bienestar Psicológico y Autoestima en Adolescentes.

En las últimas décadas, el bienestar psicológico ha sido abordado para su estudio desde dos perspectivas, de acuerdo con Ryan y Deci (2001), la primera es la perspectiva hedónica, desde la cual el bienestar está relacionado con el placer y la felicidad y supone el balance entre las emociones placenteras y displacenteras e incluye la satisfacción con la vida. La segunda perspectiva es la eudamónica, para la cual el bienestar consiste en el grado en el que una persona está funcionando plenamente, y se enfoca en el significado y la autorrealización. Keyes, Shmotkin y Ryff (2002) afirman que, a pesar de las diferencias expuestas, ambas perspectivas son consideradas no excluyentes. El bienestar subjetivo, desde el Modelo Integrado de Desarrollo Personal desarrollado por Ryff en (1989) se basa en una visión más reciente y alternativa para este constructo en la cual se define el bienestar como el proceso y consecución de aquellos valores que hacen a las personas sentirse vivas y auténticas, y que les permiten crecer como personas. Este modelo propone seis dimensiones (autoaceptación, dominio del ambiente, sentimiento de realización en la vida, compromiso vital, autonomía y vínculos), que constituyen la referencia teórica a este constructo (Ryff & Keyes, 1995). A partir de los años 80 se inicia el estudio de las variables personales que podían moderar la sensación de bienestar, tales como los rasgos de personalidad y los objetivos vitales. Sin embargo, la mayoría de los trabajos iniciales fueron realizados con población adulta y más recientemente surgen los estudios con adolescentes (Suldo & Huebner, 2004; Casas, 2011; Tian et al., 2015). Parte del interés posterior en los adolescentes deviene de un cambio en la visión teórica predominante ya que durante muchos años se conceptualizó a la adolescencia como un período problemático, de confusión normativa, tormenta y estrés. Sin embargo, en las últimas décadas, ha surgido una perspectiva diferente en la que la adolescencia se considera como un período de evolución con demandas, conflictos y oportunidades diversas (Arnett, 1999; Compas et al., 1995; Musitu & Evaristo, 2017). También con el surgimiento de la psicología positiva (Seligman & Csikszentmihalyi, 2000), se ha generado un movimiento que va desde el interés en el déficit del desarrollo hacia un nuevo paradigma basado en el funcionamiento óptimo del adolescente (Positive Youth Devellopment, PYD), enfoque desde el cual la atención se centra en determinar los factores que promueven un desarrollo saludable en el período de la adolescencia (Lerner et al., 2009; Masten, 2014). Desde la perspectiva del desarrollo juvenil positivo (PYD) de Lerner y colaboradores (2009) se afirma, con base en la literatura sobre desarrollo adolescente, que, si los jóvenes tienen relaciones mutuamente beneficiosas con las personas y las instituciones de su mundo social, estarán en el camino hacia un futuro esperanzador marcado por contribuciones positivas hacia uno mismo, la familia, la comunidad y la sociedad civil. Desde este enfoque la adolescencia ofrece oportunidades para crecer, no sólo en relación con las dimensiones físicas sino también en la competencia cognoscitiva y social, la autonomía, la autoestima, la intimidad y por tanto experimentar bienestar psicológico. Las investigaciones sugieren que las personas en la etapa adolescente usualmente reportan un nivel de bienestar psicológico cercano a la media e incluso por encima de la misma (Kjell et al., 2013; Robles et al., 2011). Sin embargo, hay que considerar a aquellos adolescentes que crecen en ciertas situaciones que pueden ser consideradas desfavorables, por ejemplo, bajo nivel socio económico con las conductas de riesgo que puede acarrear (Figueroa et al., 2005), circunstancias de vulnerabilidad en salud que posibilitan estados de ansiedad, depresión o melancolía, podrían afectar su percepción de bienestar psicológico (Casullo & Castro, 2002). Compas y colaboradores (1995) afirman que respecto al desarrollo del bienestar en los adolescentes es necesario identificar dos tipos de factores: los protectores que operan como barreras sobre los eventos o situaciones estresantes, que contribuyen a un mejor bienestar psicológico, y en consecuencia a una mejor adaptación al entorno, a los desafíos y oportunidades que tienen que enfrentar; y los factores que potencian aquellas variables que promueven el aumento del bienestar psicológico (Jessor et al., 1998). Respecto a los factores protectores, estudios recientes han mostrado que el bienestar psicológico en los adolescentes se relaciona con factores psicosociales como el apoyo social percibido, los sucesos de vida (Lugo et al., 2018) y con las prácticas parentales positivas (Méndez & Madrigal, 2017) y con recursos personales como la autoestima, autoeficacia, afrontamiento, asertividad, resiliencia, entre otros (Barra, 2012; Rodríguez-Fernández et al., 2016; Samanez et al., 2016; Álvarez et al., 2019; Maganto et al., 2019). Variables como el malestar psicológico y la depresión se han explorado como medidas relacionadas negativamente con el bienestar psicológico (Ojeda, Velasco & Moyeda, 2011; Álvarez et al., 2019). El interés de este trabajo es respecto a la autoestima como recurso personal protector. La autoestima se refiere a la evaluación positiva o negativa, global, que las personas hacen sobre sí mismas; es una actitud hacia el sí mismo y se relaciona con las creencias respecto a las propias habilidades, relaciones sociales y futuro (Heatherton & Wyland, 2003). La autoestima constituye un indicador de cómo afrontar con éxito las tareas y desafíos del desarrollo a lo largo de la vida (Craven & Marsh, 2008). Diversos estudios han mostrado que la autoestima tiende a disminuir durante la transición a la adolescencia y luego a aumentar durante la siguiente transición a la edad adulta (Huang, 2010; Orth et al., 2010). Otros estudios que se centran específicamente en los años de la adolescencia informan pequeños aumentos en la autoestima (Greene & Way, 2005; Steiger et al., 2014), pequeñas disminuciones (Diseth et al., 2014; Way et al., 2007), pequeñas tendencias no lineales (Birkeland et al., 2012) o niveles estables de autoestima (Morin et al., 2011).

This article is from: