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Necesidades Educativas Especiales

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Conclusiones

Conclusiones

Un modelo alternativo centrado en los estilos de afrontamiento es el sugerido por el equipo de Lazarus en términos de proceso (Folkman, 1982). Esta teoría introduce la consideración de los aspectos cognitivos y una definición de estrés como resultado de una valoración del sujeto respecto al equilibrio entre demandas y recursos. Su teoría ha recibido el nombre de "Modelo transaccional del estrés y del afrontamiento" (Lazarus y Folkman, 1984). Desde un punto de vista procesual y dentro del "modelo transaccional del estrés y del afrontamiento", el afrontamiento es definido como los esfuerzos en curso cognitivos y conductuales para manejar las demandas externas o internas, que son evaluadas como algo que agrava o excede los recursos de la persona. Estos esfuerzos pueden ser activos (de aproximación), de evitación o pasivos. Atendiendo al momento en que se dé la situación, pueden ser, además, preventivos (anticipatorios) o restauradores (control de las consecuencias) (Lazarus y Folkman. 1984). Esta consideración de afrontamiento implica: ✓ El afrontamiento puede ser adaptativo o no en función de los factores que intervengan en el proceso. ✓ El afrontamiento es una aproximación orientada al contexto y unas estrategias son más estables que otras. ✓ Existen al menos dos funciones principales del afrontamiento, una centrada en el problema y otra en la emoción. ✓ El afrontamiento depende de la evaluación respecto a que pueda o no hacerse algo para cambiar la situación

El afrontamiento es definido por Everly (1989, p. 44), "como un esfuerzo para reducir o mitigar los efectos aversivos del estrés, estos esfuerzos pueden ser psicológicos o conductuales". Las estrategias de afrontamiento antes que la naturaleza de los estresores puede determinar si un individuo experimenta o no estrés. Cada sujeto tiende a la utilización de los estilos de afrontamiento que domina o por aprendizaje o por hallazgo fortuito en una situación de emergencia. Las estrategias de afrontamiento pueden ser según Girdano y Everly (1986) adaptativas o mal adaptativas, las adaptativas reducen el estrés y promueven la salud a largo plazo, las segundas reducen el estrés a corto plazo, pero sirven para desgastar la salud a largo plazo (Everly, 1989. Citado por Fernández-Abascal 1997). Un estilo de afrontamiento difiere de un rasgo, principalmente en grado y, generalmente, representa formas amplias, generalizadas y abarcadoras de referirse a los tipos particulares de individuos tales como el poderoso o el que carece de poder, el amigable o el hostil, el controlador o el permisivo, o a tipos particulares de situaciones tales como ambiguas o claras, inminentes o alejadas, temporales o crónicas, evaluativos o no evaluativos. Los rasgos, hacen referencias a las propiedades de las que dispone el individuo para aplicar en determinadas clases de situaciones, tienen generalmente un espectro menos amplio. (Lazarus y Folkman, 1991). Así mismo, Endler y Parker (1990), plantearon que existen preferencias en el uso de determinadas estrategias, independientemente del estresor y a través del análisis factorial de las estrategias de afrontamiento, medidas por su "Inventario Multidimensional de Afrontamiento" identificaron tres dimensiones básicas: el "afrontamiento orientado a la tarea", el "afrontamiento orientado a la emoción" y el "afrontamiento orientado a la evitación". Posteriormente en un estudio realizado por Roger, Jarvis y Najarian (1993) al modelo anterior le añadieron una cuarta dimensión, denominada "separación o independencia afectiva respecto al estresor". En relación con las estrategias de afrontamiento, su delimitación conceptual ha sido menos precisa debido a las diferentes etiquetas verbales utilizadas. Esto ha sido porque su definición ha estado unida al desarrollo de instrumentos de medida de estas. Partiendo del modelo de Lazarus y Folkman (1984), sobre estrés y afrontamiento y la reflexión sobre la importancia que tienen ciertos recursos personales utilizados como formas de afrontamiento en padres de familia, por lo que cada repuesta que se de en el sistema familiar afectan a los roles y relaciones de la familia entera, ya que la familia intenta acomodarse a las necesidades educativas del niño y cada uno de sus miembros reaccionará de manera diferente debido a su particular temperamento y personalidad, intereses y habilidades. En algunos casos existen otros elementos importantes que complican más el reconocimiento y la acomodación, como son los factores de género, económicos, y la edad; afectarán en la forma de recibir las NEE en la familia, con aceptación o resentimiento. Cualquier alteración que se produzca en el sistema familiar repercutirá en cada uno de ellos. Ne c esid ad es E du cat i vas Es pe ci al es

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En el ámbito educativo se empezó a emplear el término de necesidades educativas especiales para referirse a los apoyos que algunos niños con o sin discapacidad precisan para acceder al currículo. Surgió en los años sesenta, aunque se popularizo a partir de 1978, con la aparición del reporte Warnock, que describía la situación de la educación especial en Gran Bretaña (García, 2000), y del cual se derivaron muchas normas legales hoy vigentes en ese país. Dicho informe desechaba el modelo tradicional de educación especial, así como la idea de que existieran dos clases de niños diferentes: unos deficientes y otros no deficientes; de la cual se derivará las existencias de dos sistemas de enseñanza diferentes: el de la educación general y el de la educación especial. Ya no son solamente los “deficientes” quienes necesitan una educación especial. Son todos aquellos alumnos que a lo largo de su proceso educativo requieren una mayor atención que el conjunto de compañeros de la misma edad, porque presentan de forma temporal o permanente, problemas de aprendizaje. Una necesidad educativa especial puede tomar formas muy diferentes. Puede haber necesidad de dotación de medios para acceder al currículo, a través, por ejemplo, de equipos o técnicas de 131

enseñanza; o necesidad de modificar el currículum, o puede haber necesidad de una atención particular a la estructura social y al clima emocional en el que se desarrolla la educación” (Warnock, 1978, 3). También el informe Warnock, señala que “...hay una necesidad educativa especial cuando una deficiencia (física, sensorial, intelectual, emocional, social, o cualquier combinación de éstas) afecta al aprendizaje hasta tal punto que son necesarios algunos o todos los accesos especiales al currículo, al currículo especial o modificado, o a unas condiciones de aprendizaje especialmente adaptadas para que el alumno sea educado adecuada y eficazmente”. . El informe Warnock, señala con relación a la educación especial que ningún niño será considerado en lo sucesivo ineducable - La educación es un bien al que todos tienen derecho - Los fines de la educación son los mismos para todos - La Educación Especial consistirá en la satisfacción de las necesidades educativas (NNEE) de un niño con objeto de acercarse al logro de estos fines - Las NNEE son comunes a todos los niños - Ya no existirán dos grupos de alumnos, los deficientes que reciben EE, y los no deficientes que reciben simplemente educación Las prestaciones educativas especiales, donde quiera que se realicen, tendrán un carácter adicional o suplementario y no alternativo o paralelo Actualmente los niños son clasificados de acuerdo con sus deficiencias y no según sus NNEE Si las NNEE forman un continuo, también la EE debe entenderse como un continuo de prestación que va desde la ayuda temporal hasta la adaptación permanente o a largo plazo del currículum ordinario (García, 2000). Al conceptualizar a los alumnos como niños con necesidades educativas especiales, sus dificultades para aprender no dependen solo de ellos, sino que tienen un origen interactivo con el medio. Las NEE aparecen cuando un alumno presenta un ritmo para aprender muy distinto al de sus compañeros y los recursos disponibles en su escuela son insuficientes para apoyarlos en la adquisición de los contenidos establecidos en los planes y programas de estudio; por lo tanto, requiere de recursos mayores o diferentes como: ✓ Profesionales: maestro de apoyo, especialistas; ✓ Materiales: mobiliario específico, prótesis, material didáctico; ✓ Arquitectónicos: construcción de rampas y adaptaciones de distintos espacios escolares; ✓ Curriculares: adecuaciones de las formas de enseñar del profesor, de los contenidos e incluso de los propósitos del grado. Las necesidades educativas especiales son relativas, porque surgen de la dinámica que se establece entre las características personales del alumno y las respuestas que recibe de su entorno educativo. Por esta razón, cualquier niño puede llegar a tener necesidades educativas especiales y no solo aquel con discapacidad (García, 2000). Estrategias de afrontamiento de padres con un hijo con necesidades educativas especiales Cuando los padres reciben por primera vez la noticia de que su hijo presenta una condición particular, la forma en cómo toman esta noticia variará de acuerdo con la situación personal que tenga cada miembro de la pareja y la familia, su historia y experiencias previas, pero sin lugar a dudas es un acontecimiento sorpresivo y asombroso que requiere de acompañamiento. Ante esta noticia los padres experimentan un gran impacto pasando por un bloqueo emocional, posteriormente buscarán corroborar el diagnóstico dado, también en todo este proceso surge la culpa y posteriormente se da la etapa del equilibrio que es donde surgen las estrategias de afrontamiento (Albarracín, A. P.; Rey, L. A. & Jaimes, M. M. (2014). Siguiendo esta línea de ideas, a continuación, se harán conclusiones, y algunas referencias de estrategias de afrontamiento de acuerdo con el tipo de necesidades educativas que presentan los hijos de las familias estudiadas por los diferentes autores: Tener un hijo con alguna necesidad educativa especial representa un reto para los padres y a menudo se convierte en una fuente de estrés. Esto implica que los padres utilicen estrategias para afrontar el estrés, que pueden o no ser convenientes, además es importante señalar que las estrategias pueden ser diferentes entre el padre y la madre (Lyons, A., Leon, S., Roecker, C., y Dunleavy, A. (2010). En un estudio efectuado por Albarracín, A. P.; Rey, L. A. & Jaimes, M. M. (2014). (2014) con padres y madres con un hijo con autismo, los autores encontraron que la mayor estrategia que utilizan ambos padres es la de religión, no obstante, cuando se analizan los resultados por género, encuentran que los padres utilizan menos las estrategias de afrontamiento, en tanto que las madres utilizan mayormente las estrategias centradas en la emoción y en la solución de problemas. La práctica de la religión es una estrategia de afrontamiento mayormente utilizada tal como lo demuestra el estudio de Amireh (2019) con padres con hijos con autismo, síndrome down y sin condición especial. Por su parte Velazco (2017), encontró que las familias con un hijo con trastorno del espectro autista (TEA) experimentan mayores niveles de estrés con respecto a la transición de las etapas de desarrollo del ciclo vital y el afrontamiento a nuevas funciones que exigen una progresiva organización con metas diferentes. De esta forma las familias han buscado apoyos profesionales ante el estrés surgido de la presencia del diagnóstico del Trastorno del Espectro autista (TEA) a uno de sus miembros lo que lleva a considerar que tendrán en un futuro, mejores condiciones de afrontamiento al estrés y a los nuevos retos que se presenten en sus vidas. En un estudio efectuado por Gómez (2008,) respecto a las estrategias que utilizan los padres con hijos con alta capacidad, encontró que las madres utilizan más los estilos de resolver problemas, revaluación positiva, planeación y aceptación; siendo este último el que más sobresale. Por el contrario, los estilos de afrontamiento menos utilizados fueron los de distracción, negación, uso de drogas y desconexión comportamental. Por su parte los padres utilizan más los estilos de afrontamiento de revaluación positiva y aceptación, sobresaliendo más esta última, los estilos menos

utilizados por ellos fueron los de distracción, negación, uso de drogas, apoyo en otras personas y desconexión comportamental, de tal forma que no se encontraron diferencias significativas entre las estrategias utilizadas por ambos padres. Las estrategias de afrontamiento también se han asociado con la calidad de vida (Levinger y Allassad, 2018), en un estudio de metaanálisis efectuado por Fairfax, et al. (2019), con padres con hijos con alguna condición crónica encontraron que cuando las estrategias de afrontamiento que se utilizan son adaptativas estas se asocian a una mejor calidad de vida psicológica. Indudablemente el apoyo social que tengan los padres con hijos con alguna necesidad educativa especial también desempeñará un papel importante en el uso de las estrategias de afrontamiento, tal como lo revela el estudio de Lesar (1998), con padres con hijos con discapacidad donde se observó que estos apoyos estaban asociados con las fortalezas familiares y que la inculpación, el distanciamiento y el autocontrol no favorecían mejores estrategias de afrontamiento. De la misma manera se observó la importancia del apoyo familiar y social en la reducción del estrés que experimentaban los padres con hijos con discapacidad auditivo y pérdida total de la audición (Levinger y Allassad, 2018).

La importancia de contar con herramientas para afrontar el estrés de las familias con hijos con necesidades educativas especiales, en este caso altas capacidades y autismo, se centran en que ambos padres buscar mejores estrategias que les permitan proporcionar a sus hijos en un futuro mejor calidad de vida, y de esta manera brindarles un entorno de bienestar personal, familiar, social, educativo y laboral.

Referencias

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