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LA VIDA DE VIAJE - CICLOTURISMO
En esta nota, Jimena Sánchez de La Vida de Viaje cuenta su experiencia y comparte reflexiones sobre lo que sintió cuando decidió dejar de ser una chica citadina para convertirse en nómade y viajar en bicicleta por Argentina. Además, comparte tips para quienes estén pensando planificar su propio viaje.
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Ser mujer y animarse a viajar, a ser nómade, a quebrar un poco las reglas que dicen cómo una chica debe ser en la vida o lo que tiene que lograr. Viajar es apto para los dos sexos, pero bien sabemos que los miedos y el qué dirán son totalmente distintos en mujeres que en hombres. Que nos vaya “bien” o “mal” en una travesía de meses o años dependerá de muchos factores: de si estamos seguras de la decisión que tomamos, de si nos sentimos cómodas con el medio de transporte que elegimos para viajar y de si estamos a gusto con esa versión aventurera de nosotras mismas. Sin embargo, una de las cosas con las que más tenemos que lidiar es con las opiniones ajenas: “que vos sos mujer, que qué miedo, que cómo vas a hacer un viaje en bicicleta, que las mujeres son débiles, que a ver si tenés problemas mecánicos con la bici y no los sabés resolver, etc, etc, etc”. Todos estos juicios los viví en carne propia hace 10 años cuando decidí cambiar mi estilo de vida y viajar. Y tuvieron un costo alto: me debilitaron hasta el punto de poner en duda lo que quería hacer. Tenía dos voces en mi cabeza que me hablaban y me mareaban. Mi “sí, quiero viajar” tan real y sincero iba perdiendo cada vez más fuerza.
Por eso quiero ser tajante: tu sueño de viajar, de conocer el mundo, de cruzar la puerta y salir, no puede ser menoscabado por nadie, ni siquiera por vos misma. Creo que todas podemos lograr lo que sea si nos animamos, si dejamos de lado los manuales de cómo deberíamos ser, si nos volvemos sinceras con nosotras mismas y de una buena vez por todas nos miramos al espejo y decidimos ser quienes queremos ser, sin vueltas ni pretextos. Jamás pensé que mi vida iba a cambiar tanto: de trabajar en una agencia de publicidad, a viajar en bicicleta y trabajar como
nómade digital de lo que más me gusta: la escritura. Pero claro, no fue nada fácil al principio. Los días de viento en la desolada estepa patagónica eran todo un desafío. Pensé muchas veces “qué hago acá”, pero nunca corrí la mirada del sueño de escribir mi propia historia. Algunos familiares, amigas y amigos creían que iba a decaer, pero ¿cómo podían opinar si ni siquiera ellos conocían sus propios límites? Una tarde la Ruta 40 me vio llorar: pensaba que el viento me iba a volver loca. Me sentía sola, a pesar de que el viaje lo hacíamos de a dos: mi pareja y yo. Me sentía demasiado frágil, quizá por la sencilla razón de ser mujer. Pero esa mujer, después de unos cuantos días, cuando entendió que la ruta era como la vida misma, tan sube y baja, sonrió. Bajó sus defensas para entregarse al camino donde iba a crecer más de lo que ella alguna vez imaginó. Ser cicloviajera es todo un desafío físico y emocional, pero en el momento en el que una fluye con el movimiento de las ruedas, ya está. Tuve que bajarme de la bicicleta para caminar muchísimas veces, tuve que frenar para recuperar el aire, tuve que pasar por mis propios procesos y decir: sí, seré más débil pero puedo, porque en ese sentido, soy fuerte.
Somos fuertes.
Tips para planificar tu viaje Cuerpo
- Llevá una crema hidratante. Sí, lo sé: ponerse crema todos los días es algo que no muchas mujeres hacen, pero es un hábito de autocuidado que sería muy importante implementar en nuestra rutina como cicloviajeras. Pasamos tanto tiempo al aire libre que la piel necesita una buena dosis de hidratación. A la hora de comprar una es importante que tenga vitamina C (mejora la elasticidad de la piel) y E (la protege y colabora con la regeneración celular). – Tomá agua, mucha agua. Antes que cualquier crema, lo fundamental es hidratarse.
- No puede faltar en la alforja el protector solar. Ponete un poco en cada parada que hagas para descansar o cuando frenes a comer. Antes de comprarlo es importante que leas en la etiqueta para qué tipo de piel es, de esta manera vas a evitar sarpullidos o efectos adversos que podrían lastimar tu piel. Elegí uno de protección solar 50 y aplicalo en todas las partes del cuerpo que estén expuestas al sol: cara, cuello, pecho, brazos, piernas. Lugares sensibles donde sí o sí nos tenemos que poner y que solemos olvidar son las orejas, nuca, rodillas y empeine (en el caso de que estemos usando ojotas para pedalear). – Crema de cacao: cuidemos los labios porque es lo primero que se seca y agrieta. – Una de las cosas que puede suceder es que te paspes (y sí, pasando tanto tiempo arriba de la bicicleta es algo probable). Yo uso Macril, una pomada que es antibacteriana, antimicótica y antiinflamatoria. Antes de comprarla, consultalo con tu medica o médico (solo se consigue con receta). – Visitá al oftalmólogo y preguntale por el uso de lágrimas para lubricar y humectar los ojos: con unas gotitas diarias vas a evitar que se te sequen por la exposición al viento y al sol.
Higiene
– Para esos días donde no tenés un lugar donde bañarte, las toallitas húmedas de bebé son salvadoras. Es aconsejable que sean inodoras. También las podés usar durante los días de menstruación cuando estás en la ruta (solo para uso externo). – Durante la menstruación, cambiá con frecuencia las toallitas y/o los tampones. Esto es fundamental para la higiene porque si los dejamos más tiempo, impedimos la salida de las bacterias y el desecho del cuerpo. Una opción más sustentable y práctica es la copita menstrual (que la súper recomiendo). – Esto es una obviedad, pero lo aclaro igual: compro shampoo y crema de enjuague en los mercados de los pueblos o de las ciudades donde paro (prefiero el 2 en 1 porque ocupa menos espacio). Sobre jabones, elijo el blanco: funciona para bañarnos y para lavar la ropa (algunas chicas también se lavan el pelo con este jabón, pero a mí me lo seca un montón). Hace poco empecé a usar jabón sólido y me gustó mucho, me parece más práctico y ecológico. – Uso desodorante natural. Ya no compro los que se venden en el supermercado sino los que se consiguen en casas naturistas o dietéticas.
Indumentaria y accesorios
– ¿Qué ropa llevar? Va a depender del destino, del clima y de la duración de tu viaje. Si querés leer un listado de la indumentaria que llevo en mis viajes, en lavidadeviaje.com comparto muchos artículos sobre el tema y hasta facilito un curso de cicloturismo donde cuento todo con más detalle. – El secreto para la ruta: vestirse como una cebolla (es decir, en capas). El secreto para guardar la ropa: adentro de bolsas ziploc o bolsas estancas (todo queda más ordenado, ocupa menos espacio y si se llega a filtrar agua por la alforja o los bolsos bikepacking, nada se moja).
– A veces hace mucho calor en la ruta y dan ganas de sacarse las zapatillas. Otras veces quizá haya que cruzar arroyos o ríos. Para esos casos, llevá unas crocs o unas sandalias con abrojo. – Si tenés problemas de vista como miopía o astigmatismo (como yo), te aconsejo que visites a un oculista y que te hagas unos anteojos de sol con la graduación que estás necesitando (tiene que incluir filtros UVA y UVB). En mi caso, como no me gustan los lentes de ciclista, me compré los más ruteros que encontré y que vienen cerrados en los costados para que no me entre tierra ni polvo en los ojos. – Usá siempre el casco y una pechera reflectiva durante los días de mucho tráfico o niebla.
Animarse es más simple de lo que parece. Si tenés alguna duda o querés compartirme tus reflexiones, escribime a hola@lavidadeviaje.com ¡Buenas rutas, muchachas! .
TEXTO: Jime Sánchez FOTOS: Andrés Calla WEB: lavidadeviaje.com INSTAGRAM: @lavidadeviaje