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Seguimos con muchos proyectos y retos con mucho amor y poco a poco se los haremos saber y en los que como siempre nuestro fin principal es poder ayudar a tantas personas como sea posible.
Estamos ante tiempos de muchos cambios y retos, tiempos en los que la creatividad y la fé serán nuestros mejores aliados. Esperamos también continuar con esta hermosa revista que es un vínculo muy hermoso entre ustedes nuestros lectores y la Fundación, seguiremos en la mejora continua para hacerles llegar artículos de interés cotidiano que sea de utilidad y sobre todo compartidos con mucho amor!
Juliette Laure.
Contenido
Leyes de Mendel las leyes de la herencia Emociones y Navidad Papá Noel tiene su biografía Aliméntate sanamente este mes de diciembre
Colaboraciones
Leyes de Mendel
Las leyes de la herencia
Las leyes de Mendel constituyen un hito en la historia de la ciencia. Su autor, Gregorio Mendel, dio forma a un conjunto de ideas que ya habitaban en la cabeza de muchos ¿Cómo es posible que los niños hereden los rasgos de sus padres y no otros aleatorios? Es lógico, los hijos se parecen a sus padres pero… ¡Algo debe haber de por medio!
En el siglo XIX ya se manejaban algunos conceptos de reproducción y genética, pero no había ninguna explicación material al respecto. Las aportaciones de Mendel sobre un material genético que se pasa de generación en generación, va de la mano con las ideas de Darwin, quien postula que los
rasgos humanos exitosos son los que triunfan en la selección natural.
¿Quién fue Gregor Mendel? Gregor Mendel fue un monje agustino nacido en República Checa (Imperio Austrohúngaro) en 1822. Este ilustre sacerdote se educó en la Universidad de Viena, donde estudio historia, botánica, física, química y matemática. Fue en este paso por la universidad donde comenzó a interesarse por las características heredadas en los animales.
Un hombre adelantado a su época Desde niño, adquirió gusto por la jardinería,
aprendiendo de su padre a cómo realizar injertos y otras tareas. Fue en los jardines del convento donde realizó sus minuciosos y sistemáticos estudios con plantas de guisantes.
En 1866, publicó sus estudios hoy conocidos como Leyes de Mendel, pero la comunidad científica no estaba preparada para ello y terminó por ignorarle.
Las leyes de Mendel
A través del estudio con guisantes, Mendel describió los factores fenotípicos (características externas) que se trasmitían entre generaciones. Esta información es la que hoy conocemos como “gen”.
Lo más interesante de sus aportaciones es que descubrió que cuando había dos elementos distintos (progenitores), las características heredadas en la nueva generación se repartían de manera proporcional de 3 a 1.
Para poder entender esta relación, es necesario describir algunos conceptos: Carácter. Conjunto de características visibles heredadas por información genética. Línea base o pura. Cuando dos razas de plantas homocigóticas se cruzaban, su material genético
se mezclaba, pero todas las plantas resultantes heredaban las características de una sola raza ya que sus progenitores eran homocigóticos dominante (AA) y recesivo (aa). Y aunque el resultante era mixto (Aa), expresaba las características del gen dominante (A).
Gen dominante. En la primera generación ya no pura (Aa), las plantas expresaban todas las características de un progenitor. Así, este representaba su gen dominante (A), lo que no quitaba que tuviesen también la información de la otra planta (a).
Gen recesivo. En esa primera generación, las plantas también cargaban con la información de la progenitora recesiva, a pesar de no expresar sus características. A este gen se le llama recesivo, ya que no se expresa en características visibles.
Segunda generación. Lo increíble sucedía cuando dos plantas de la primera generación (Aa) se cruzaban. En la mayoría de las plantas resultantes, las características expresadas eran las del gen dominante, pero en otro grupo, las características expresadas correspondían a las del gen recesivo. De cuatro plantas resultantes, tres tenían las características dominantes y una las del recesivo.
¿Cómo se trasmite esa información?
Cada planta tiene un par de genes que representan una característica, por ejemplo el color, siendo la que se expresa y correspondiendo con el gen dominante.
Así, cuando la información se traspasa, los hijos reciben un gen de cada progenitor. Es por ello, que pueden recibir dos dominantes (AA), un dominante y un recesivo (Aa) o dos recesivos (aa).
Distribución 3 a 1
Esto sucede porque al cruzarse dos plantas que cargan tanto la información dominante como recesiva, un grupo pequeño heredará los genes recesivos de las dos plantas progenitoras.
Al no existir gen dominante, se expresan las características del gen recesivo. Esto explica cómo en ocasiones tenemos rasgos de un abuelo que no se han manifestado en los padres.
Primera ley de Mendel: principio de uniformidad La primera de las leyes de Mendel hace referencia a la primera etapa, cuando existe una raza homocigótica pura, totalmente dominante (AA) o totalmente recesiva (aa).
Los individuos heterocigóticos resultantes serán todos uniformes entre ellos (Aa), expresando las mismas características visibles. El resultado es la primera generación filial.
Segunda ley de Mendel. Principio de segregación Los individuos son capaces de trasmitir un carácter aunque este no se manifieste en ellos. Por ejemplo, si mi madre es rubia, pero yo tengo el pelo marrón de mi padre, eso no quita que yo pueda pasar la información de mi madre a mis hijos y que uno de ellos tenga color de pelo rubio.
El carácter transferido sería el recesivo, y por ello, la ley hace referencia a la segunda etapa del proceso. En esta etapa, la primera generación se cruza entre sí, pudiendo traspasar tanto el gen dominante como el recesivo.
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Tercera Ley de Mendel. Principio de combinación independiente
Los caracteres se trasmiten. ¿Qué quiere decir esto? Que un solo carácter o gen no contiene toda la información. Entonces el color de pelo, tamaño de nariz o tipo de ojos, se trasmite en procesos independientes. Podemos retratar este proceso de la siguiente manera:
Supongamos que he heredado el color de pelo de mi padre, pero el color de ojos de mi madre. Esto quiere decir que el gen dominante del par heredado de padre y madre, correspondiente al pelo, es el de mi padre.
Así también, el de los ojos será el de mi madre. Esto puede traducirse en la expresión AaAa, donde en el primer par “Aa” correspondiente al pelo, la “A” es color de mi padre.
Mendel hacer referencia a la independencia, ya que la probabilidad de que se expresen los genes dominantes ante los recesivos, sigue siendo de 3 a 1 aunque hayan más caracteres. Esto sucede porque al cruzarse la información de los progenitores, solo basta con que haya un gen dominante para que la característica se presente y por ende la expresión “aaaa” (toda recesiva) es menos probable.
Conclusión: la revolución de la genética Las técnicas han evolucionado y hoy en día la genética tiene aplicaciones increíbles para el estudio de enfermedades hereditarias y posibles curas. Así también, el control del material genético nos ha permitido realizar grandes avances en el campo de la clonación y la reproducción asistida. Aunque la famosa proporción de 3 a 1 fue muy discutida posteriormente, los descubrimientos de las leyes de Mendel abrieron un camino. Estos descubrimientos resultan más destacados al tener en cuenta la poca tecnología a su disposición. Tal vez por eso sus ideas no fueron aceptadas de inmediato.
Emociones y Navidad
La Navidad no es una época para obligarnos a ser felices a toda costa. Es un tiempo para entendernos, cuidarnos y buscar la forma de adaptarnos de la mejor manera posible. A continuación te comentamos cómo es el abordaje desde la psicología de las emociones.
A medida que se acercan los días de diciembre, podemos ver cómo se van adornando las calles y cómo comienza a haber un ambiente festivo en ellas. Nos llegan felicitaciones de amigos y seres queridos, comenzamos a planear los detalles que tendremos con ellos y buscaremos formas de expresar nuestro cariño. Esta es una época de reencuentros y, más que de dar y recibir, es un tiempo para compartir.
Pese a que hay quienes consideran que esta es una época feliz, familiar y divertida, hay personas que la viven de forma distinta, con nostalgia, tristeza, frustración, estrés e incluso dolor. Más allá de cómo las vivamos y percibamos, puede
que estas fechas sean el momento del año donde más emociones experimentamos, y estas están directamente relacionadas con las experiencias que hemos vivido.
¿Qué sentimos respecto a la Navidad?
La Navidad no tiene que ser una época de felicidad para todo el mundo. Cada quien va a tener emociones y sensaciones distintas, según los acontecimientos más recientes que hayan ocurrido en su vida y también, cómo fue su experiencia durante la infancia.
En la infancia, la Navidad es un tiempo que se asocia al período vacacional, los regalos y la parte más mágica de estos. También a las actividades lúdicas navideñas, las reuniones familiares, etc. Así, cuando se es niño es más fácil que exista una mayor prevalencia de emociones positivas. No obstante, es cierto que todo esto dependerá de cómo los adultos más cercanos al niño perciban y afronten esta época del año.
La ansiedad es una de las emociones que más experimentamos por estas fechas cuando somos adultos, y aparece por varios motivos, por ejemplo:
El cierre de los temas laborales del año. La asistencia a las reuniones, comidas y cenas de empresa y otros compromisos. Las compras de regalos y víveres para las celebraciones y reuniones en casa, etc.
Por este tipo de cuestiones, es posible que vivamos estas fechas como unos días “de locura”, nos sintamos desbordados por el estrés y terminemos odiando todo. Además, si hemos perdido a alguien recientemente o hemos vivido una ruptura, no nos será fácil albergar el espíritu que se espera de nosotros.
El abordaje navideño desde la psicología de las emociones
Desde la psicología de las emociones es importante que, en estos momentos del año, nos dediquemos un espacio a identificar qué sentimos y podamos reflexionar sobre qué es lo que nos hace sentirnos así. ¿Sentimos alegría? ¿O nos sentimos tristes, melancólicos o enfadados?
Es importante y necesario que comprendamos nuestras emociones, que nos permitamos sentirlas y que hagamos lo que esté en nuestras manos para manejarlas y vivirlas de una manera sana y acorde a lo que ocurre a nuestro alrededor.
No debemos presionarnos con la idea de que durante Navidad todo el mundo debe estar feliz, y que si no lo estamos, debemos esforzarnos para estarlo. En realidad, debemos aceptar nuestro estado de ánimo, a la vez que procuramos adaptarnos a la situación lo mejor que podamos.
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Aprender a relativizar las cosas para abordar mejor la Navidad Cuando no estamos pasando por momentos fáciles a nivel emocional, una de los mejores métodos para abordar esta época del año es aprender relativizar, es decir, a darle a las cosas la importancia justa. Esto quiere decir, que podemos aprender a ver la Navidad como algo que no nos exige “estar bien”, dejar cosas resueltas, asistir obligatoriamente a todo tipo de reuniones, etc.
Al relativizar la ocasión, podemos descubrir que, al igual que el resto del año, debemos sentirnos libres de experimentar y vivir la Navidad a nuestra manera, con nuestras propias emociones.
Cuando la Navidad nos hace sentir emociones negativas, es bueno que atendamos a esta señal para plantearnos hacer un cambio. Entonces, podremos ver esta época del año como un momento oportuno para intentar ver las cosas que nos hacen daño de otra manera, intentar comprendernos mejor y gestionar esas emociones que sentimos, a la vez que nos damos la oportunidad de sentirnos bien.
La Navidad puede ser un momento que puede ayudarnos plantearnos metas y objetivos personales,
a nivel emocional, y a comenzar a trabajar por conseguirlos.
Al plantearnos hacer un cambio, podemos empezar a tener diferentes objetivos, los cuales nos invitan a movilizarnos y dar una serie de pasos. El hecho de tomar acciones contribuirá a que empecemos a experimentar emociones más positivas, como por ejemplo, las ganas y la motivación.
El estado de ánimo no depende de nadie más que de nosotros mismos. Nosotros mismos generamos nuestras emociones, de manera que tenemos un papel activo (y clave) en ellas.
Otro aspecto que nos ayudará también a sentirnos mejor es vigilar y mejorar el tipo de pensamientos que tenemos.
Si asociamos la Navidad a algo triste, nuestros pensamientos irán en esa misma dirección, y ocuparán nuestra mente ideas como: “qué fechas más tristes”, “ojalá pasen pronto”, “no soporto la felicidad de los demás”, etc.
Estaría bien que cuidemos y utilicemos de manera positiva nuestro pensamiento, que no nos dejemos llevar por las ideas que nos hacen daño. Para ello, debemos intentar relativizar la Navidad, convertirla más neutro, que nos ponga las cosas más fáciles a la hora de vivirla.
La psicología de las emociones tiene un rol clave en nuestro bienestar y funcionamiento Las emociones en Navidad pueden ser muy diversas y, a veces, pueden ser ambiguas para una misma persona, llevándola a tener sentimientos encontrados.
Podemos mejorar nuestras habilidades emocionales en Navidad si procuramos entendernos y respetamos nuestras propias emociones. También si tomamos la iniciativa de adoptar una actitud diferente (al menos para ver qué pasa), nos alejamos un poco de la percepción negativa que tenemos y practicamos la relativización para darle la importancia justa las cosas. Podemos disfrutar de la familia y amigos, como en cualquier otra fecha. Sin presionarnos, ni obligarnos a estar felices, ni hacernos daño con pensamientos negativos.
Papá Noel tiene su biografía
La figura de San Nicolás ya no se menciona en muchas partes en donde se celebra la Navidad de la mano de otros personajes como Papá Noel o Santa Claus. Sin embargo, en todos los casos la tradición habla de obsequiar a los niños para celebrar la Navidad.
La leyenda de Papá Noel comenzó con un personaje que no muchos conocen: San Nicolás de Bari para Occidente y San Nicolás de Mira para Oriente. Este fue un personaje que existió realmente y que, como lo dice su nombre, fue declarado santo por su historia de vida y por los milagros que se le atribuían.
En principio, la fiesta de Navidad comenzó a asociarse con la figura de San Nicolás. Con el tiempo, esta figura que daba regalos a los niños y aparecía durante la Nochebuena comenzó a llamarse Papá Noel en algunos países. Luego, tomando su figura y parte de su historia, se creó el personaje llamado Santa Clauss, que poca relación tiene con la conmemoración del nacimiento de Jesús en un pesebre.
“¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar!”
-Charles DickensActualmente ya casi nadie relaciona a San Nicolás con la Navidad, sino que está más presente la figura de Santa Claus. La tradición de dar regalos a los niños en la Nochebuena, en conmemoración de la natividad cristiana, dejó de ser estrictamente católica y se tornó más bien comercial.
¿Quién era San Nicolás?
De San Nicolás se sabe que nació en el año 280 de nuestra era, en la población de Mira, que actualmente forma parte de Turquía.
Eran épocas en las que aún se perseguía a los cristianos, pero sus padres profesaban esa religión. El
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padre era un próspero comerciante que soñaba con que su hijo siguiera sus pasos. La madre, en cambio, deseaba que Nicolás fuera sacerdote como su tío.
De todos modos, desde pequeño fue enseñado a compartir todo lo que tenía con los más necesitados. Sucedió que en aquel lugar hubo una terrible epidemia de peste y los padres, cristianos como eran, atendieron caritativamente a los enfermos. Lamentablemente, ambos se contagiaron de la enfermedad y murieron.
Cuando esto ocurrió, Nicolás, que era heredero de todos los bienes, repartió todo lo que tenía entre los más pobres. Luego fue a buscar a su tío y se convirtió en monje. Para ese entonces tenía tan solo 19 años. Desde entonces, se consagró a la religión.
Un hombre perseguido Se cuenta que hizo un viaje a Tierra Santa y luego regresó a su natal Mira. En ese momento, el obispo, su tío, había muerto. Los sacerdotes discutían quién debía ser el sucesor del prelado, pero no lograban ponerse de acuerdo.
Para dirimir la cuestión, dijeron que el próximo sacerdote que entrara al templo sería nombrado obispo. Y el siguiente en entrar fue San Nicolás, que iba ataviado de rojo.
El nuevo obispo se destacó por su enorme bondad y su desprendimiento. Sin embargo, se expidió un decreto imperial que ordenaba nuevamente perseguir a los cristianos y San Nicolás tuvo que pasar por sus grandes vicisitudes. Se dice que, pese a ello, jamás perdía su sentido del humor y reía sonoramente con frecuencia.
Finalmente, San Nicolás fue apresado y duró encarcelado cerca de 30 años, tiempo en el cual mantuvo su alegría y su bondad. Cuando comenzó a gobernar el emperador Constantino, ordenó que fuera puesto en libertad. Para ese entonces ya era un anciano de barba blanca y al salir de la cárcel fue de inmediato a Mira; llegó justo cuando la comunidad celebraba la Navidad. Todos celebraron su llegada.
La leyenda de Papá Noel Se cuenta que cuando San Nicolás era obispo supo de un hombre pobre que tenía tres hijas, las cuales no podían casarse porque no contaban con dote.
Para remediar esta situación, el santo fue por la noche y sin que nadie lo viera depositó una bolsa de monedas en los calcetines de las chicas, que estaban tendidos, secándose. Así todas lograron casarse.
La leyenda dice también que un grupo de niños fueron apuñalados por unos maleantes. San Nicolás presenció el hecho y oró por los chicos, que de inmediato sanaron. También se dice que era capaz de apacentar los mares y que sentía un especial cariño por los pequeños.
¿Cómo fue que San Nicolás se convirtió en Santa Claus o Papá Noel? En Holanda se celebraba la fiesta de San Nicolás en diciembre, pero su nombre en neerlandés se dice Sinterklaas. Cuando los inmigrantes holandeses llegaron a Estados Unidos, los americanos, a raíz de una mala pronunciación, transformaron el Sinterklaas en Santa Claus.
Entre tanto, en Francia, comenzó a llamársele Papá Noel por el parecido físico que tenía con un personaje de la cultura popular llamado Bonhomme Noël. Así pues, de un mismo personaje se desprendieron varias leyendas que, de todos modos, tienen el común su presencia bondadosa y alegre en Navidad.
Alimentáte sanamente
este mes de diciembre
“No hay alimentos buenos o malos sino dietas sanas y equilibradas o no adecuadas”, según
los expertos. Por eso mismo, en estas fechas tan señaladas en el calendario, donde la comida es parte protagonista de las reuniones, resulta muy útil más que nunca tener presente algunos consejos nutricionales que puedan ayudarnos a abordar las comidas navideñas de manera saludable.
La celebración de las navidades se asocia tradicionalmente a comer copiosamente y como es sabido el consumo de alimentos en grandes
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cantidades provoca, además de la temida ganancia de peso, un sobreesfuerzo del aparato digestivo, que puede suponer secuelas, como es el caso de ardor, acidez, pesadez, flatulencia, hinchazón abdominal y digestiones lentas y en algunos casos indigestión, que puede provocar diarreas, náuseas y vómitos. De hecho, en estas fechas, es frecuente ver los centros médicos saturados como consecuencia de una ingesta excesiva. Además, los nutrientes necesarios no llegan al organismo de forma adecuada, por lo que se produce un decaimiento, fatiga y cansancio de tal modo que el tono vital disminuye.
Para evitar esta situación, Mayte Navarro, técnico del Departamento de Nuevos Productos de ainia y especialista en Nutrición y Salud recomienda preparar el cuerpo el día de antes con infusiones, yogures, caldos, pescados al vapor, pan integral e infusión digestiva, yogur bifidus, cremas de verduras depurativas (cebolla, apio…) y queso fresco.
Asimismo, aconseja tomar precauciones proponiendo 10 sencillos consejos a seguir en estos días:
1. No te saltes ninguna comida. Hazlas ligeras
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(frutas, ensaladas, zumos) de manera que se compensen los excesos. No desayunar es un error, se debería realizar entre cuatro o cinco comidas diarias. Come despacio, masticando bien los alimentos y disfrutando de la conversación.
2. En conveniente que los platos se elaboren con raciones equilibradas, acompañados de ensalada y verdura y evita repetir. Las verduras crudas son ricas en enzimas y facilitan la digestión.
3. Bebe 2 litros de agua al día fuera de las comidas e infusiones.
4. Consume alimentos con grasa insaturada de origen vegetal: aceite de oliva, frutos secos, pescado…y toma con moderación los alimentos
que llevan grasas saturadas como embutidos, quesos grasos, mantequilla… de manera que no superen el 7% del contenido calórico total.
5. La ingesta de fibra ha de estar presente estos días comiendo pan integral, verduras, legumbres y frutas, porque ayudan a eliminar y proporcionan sensación de saciedad.
6. Tomar alcohol con moderación, pues contiene las mismas calorías que la grasa.
7. Procura tomar dulces que tienen una proporción considerable de frutos secos, como es el caso del turrón, con un porcentaje mínimo de un 60% de almendra. A pesar del aporte calórico, tiene un
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perfil lipídico saludable, ya que hay una mayor cantidad de grasas insaturadas (80-90%), las llamadas grasas buenas.
8. En estos días, puedes sustituir el azúcar por edulcorantes.
9. Toma un yogurt probiótico al día, ya que facilita la digestión, reduce la hinchazón y las molestias digestivas.
10. No olvides que la actividad física ayuda a mejorar la digestión. Intenta caminar como mínimo una hora al día.
Si no hay contraindicación médica, se puede comer de todo con moderación, pero hay muchas personas que padecen patologías diversas en las
cuales la dieta debe ser seguida de forma estricta, como es el caso de diabéticos, hipertensos, personas con insuficiencias cardíaca, pulmonar y renal, celíacos, dislipemias (alteración en los niveles normales de lípidos plasmáticos como la hipercolesterolemia etc.). En estos casos, se recomienda que consulten al médico los posibles cambios a realizar en sus dietas, si no, se podrían producir descompensaciones y complicaciones graves de sus enfermedades.
Asimismo, se recomienda prestar atención en niños y ancianos. En el caso de los niños, se debe controlar la ingesta de azúcar, hay que darles los dulces racionados que pueden provocarles indigestiones. Y en el caso de los ancianos es muy importante no descuidar la hidratación, aumentar el consumo de sopas y caldos no calóricos.