Revista Gracia
¿Necesita a alguien más para llegar a Cristo? Cristo es el Señor.
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Revista Gracia Revista
Gracia Sr Sergio González Editor y Fundador
Nuestro Objetivo: Enseñar que Cristo es El Señor
Ministerio Cristiano
Gracia
Email: revistagracia@live .com
Dirección de la Iglesia.
Contenido
Abril 2011
3 Lectura Bíblica sin comentario
Evangelio de San Juan 10.
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Estudio Bíblico
Un lugar llamado Cielo
12 Del escritorio del editor
¿Necesita a alguien más para llegar a Cristo?
19 Articulo del mes. La Restauración de mi fe
El porque la esencia de la Fe es relación con Dios, no las obras
9309 60 St North Pinellas Park Fl 33782 60 Street Baptist Church
Cristo es el Señor.
Nuestra Misión Traer personas a Cristo para que sean miembros de Su Iglesia, ayudarles a madurar en la fe para que ministren en la iglesia y cumplan con su misión de vida en el mundo, a fin de magnificar a Dios. Pag 2
Revista Gracia Reflexión
Los tres últimos deseos de Alejandro El Grande Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro convocó a sus generales y les comunicó sus tres últimos deseos: 1 - Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los mejores médicos de la época. 2 - Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y... 3 - Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos. Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones. Alejandro le explicó: 1 - Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos NO tienen, ante la muerte, el poder de curar. 2 - Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes
materiales aquí conquistados, aquí permanecen. 3 - Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos, cuando se nos termina el más valioso tesoro que es el tiempo. Al morir nada material te llevas, > "EL TIEMPO" es el tesoro más valioso que tenemos porque Es Limitado. Podemos producir más dinero, pero no más tiempo... Cuando le dedicamos tiempo a Dios, y a una persona, le estamos entregando una porción de nuestra vida que nunca podremos recuperar, nuestro tiempo es nuestra vida EL MEJOR REGALO que le puedes dar a alguien es tu tiempo y SIEMPRE se da primero al Señor, después a la familia y a un buen amigo.
El primer mandamiento es:
“Amaras al Señor tu Dios, con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” Mateo 22:37 Jesús Cristo es el Señor.
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Revista Gracia Lectura Bíblica sin comentario
Juan 10 Parábola del redil 1 De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. 2 Más el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. 3 A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. 4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. 5 Más al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. 6 Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
Jesús, el buen pastor 7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo:
Yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.
9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. 12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. 13 Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.
10 El ladrón no viene sino para
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Revista Gracia Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, 14
15 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. 17 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. 18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. 19 Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras. 20 Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís? 21 Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos? Los judíos rechazan a Jesús 22 Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, 23 y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. 24 Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.
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25 Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; 26 pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. 27 Mis
ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. 30 Yo y el Padre uno somos. 28
31 Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. 32 Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? 33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.
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Revista Gracia 34 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? 35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), 36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.
Más si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre. 38
39 Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos. 40 Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan; y se quedó allí. 41 Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad. 42 Y muchos creyeron en él
allí.
Tenga presente estos tres principios en Palabras de Jesús: 9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. 11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
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Un lugar llamado cielo Nuestro futuro hogar eterno Por Charles F Stanley. Ministerios en Contacto
Si usted preguntara a varias personas si creen que hay un lugar llamado cielo, la mayoría probablemente le diría que sí. Pero si les pregunta cómo es o cómo se puede llegar allá, sospecho que recibiría diversas respuestas. Aunque muchas personas se aferran a la creencia en el cielo, y esperan ir allá cuando mueran, muy pocas tienen una idea precisa del mismo. Ya que los seres humanos estamos atados a la tierra hasta la muerte, son frecuentes los conceptos errados acerca del cielo. Algunas personas lo imaginan como un lugar donde flotan espíritus amorfos, o donde hay ángeles sentados en nubes tocando arpas. Y las películas presentan su propia versión de lo que nos espera. En medio de todas las opiniones
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confusas y contradictorias, debemos recordar que la única fuente segura de información precisa sobre el cielo es la Biblia. Dios nos da en sus páginas destellos de escenas celestiales. Aunque podamos anhelar tener más detalles y descripciones, el Señor ha revelado lo que Él quiere que sepamos y, muy probablemente, lo que podemos entender. Nuestras limitaciones humanas nos impiden comprender adecuadamente la
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Revista Gracia gloria inimaginable que hay arriba. No tenemos ningún marco de referencia para entender todo lo que Dios ha preparado para nosotros (1 Co 2. 9). Muchas veces tenemos más preguntas que respuestas.
¿CÓMO PUEDO LLEGAR AL CIELO? La Biblia dice claramente que después de la muerte solo hay dos posibles destinos para la humanidad: el cielo o el infierno. En una historia que contrasta vívidamente el bienestar del paraíso con el tormento del infierno, Cristo dijo que cambiar de lugar es imposible (Lc 16.19-31). Sabiendo esto, sería una insensatez ignorar la Palabra de Dios, y arriesgarse a confiar en nuestras propias ideas acerca de cómo llegar al cielo. Muchas personas piensan que su destino eterno depende de la manera en que se comporten. Si son más las buenas obras que las malas, creen que Dios les aceptará. Pero el Señor dice que todas nuestras buenas obras son “como trapo de inmundicia” ante Él (Isaías 64.6). Ya que todos somos pecadores por naturaleza, no estamos calificados para entrar en la santa morada de Dios. Nuestra entrada en el cielo no depende de lo buenos que seamos;
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lo que importa es lo bueno que es Cristo, y lo que Él hizo por nosotros. El Señor vivió una vida absolutamente perfecta y pagó el castigo por nuestros pecados al morir en nuestro lugar. Quienes creen esto y aceptan el pago que Él hizo a su favor, reciben un boleto al cielo que jamás podrá ser invalidado.
¿POR QUÉ DEBERÍA ESTAR INTERESADO EN EL CIELO? Algunos cristianos se contentan simplemente con saber que estarán seguros por la eternidad. Por supuesto, quieren experimentar las glorias de arriba, pero no ven ninguna conexión inmediata entre sus vidas cotidianas y su destino futuro. Por tanto, no sienten el deseo de saber más sobre el cielo. Pero Cristo quiere que los creyentes sepan cuál es “la esperanza a que él [nos] ha llamado, y… la gloria de su herencia en los santos” (Ef. 1.18). El cielo es nuestro hogar futuro. Allí es donde está nuestra ciudadanía; somos solo transeúntes en la tierra. Toda una vida aquí parecerá un simple soplo en comparación con la eternidad. Siempre que usted lea un pasaje bíblico que describa una escena o actividad celestial, inclúyase en ellas, porque esa será su realidad. Las puertas del cielo y
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Revista Gracia las calles de oro no son un cuento de hadas. Algún día usted pasará por esas puertas, caminará por esas calles, y verá cara a cara al Señor. Esta morada eterna será el hogar de todos los hijos de Dios. Nos encontraremos con los santos de todos los siglos, y nos reuniremos con nuestros seres queridos que fueron salvos. Y esta reunión será mucho mejor que cualquier otra que hayamos experimentado antes. No habrá conflictos ni malentendidos; solo la comunión ideal y el amor perfecto que todos anhelamos. Pero la razón más importante para saber más acerca del cielo, es porque es la morada de Dios. Finalmente estaremos en presencia de Aquel que murió por nosotros. Durante todos nuestros años terrenales le hemos amado y servido, pero en la eternidad nuestra fe se convertirá en vista. El pecado que nos impedía tener comunión perfecta con el Señor, nunca más nos volverá a estorbar.
¿CÓMO ES EL CIELO? Por haber venido Jesús del Padre a la tierra, Él tenía un conocimiento de primera mano de nuestro glorioso hogar futuro. Poco antes de morir, Jesús dijo a sus discípulos que estaba regresando a casa de su Padre a preparar un lugar para ellos, y que regresaría para llevarlos a su nuevo hogar (Jn 14.1-3). Desde ese día, los cristianos a lo largo de la historia han estado esperando su regreso.
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Cuando un creyente muere, su alma es llevada de inmediato a la presencia del Señor para experimentar todos los goces y la comodidad del cielo (2 Co 5.6-9). Cristo vendrá con ellos cuando vuelva por su iglesia, y sus almas se unirán con cuerpos resucitados imperecederos (1 Ts 4.13-17). Quienes estemos vivos en ese momento seremos transformados; nuestros cuerpos, antes débiles, mortales y pecaminosos, se volverán gloriosos, inmortales y perfectos.
S
i usted quiere saber lo que será su nuevo cuerpo, mire el cuerpo de Cristo después de su resurrección. No era un espíritu etéreo, sino carne y huesos; los discípulos pudieron verlo y tocarlo, e incluso comió con ellos (Lc 24.3643). Pero lo mejor de nuestros nuevos cuerpos, es que estarán libres del pecado y de su maldición. Nunca más experimentaremos lucha interior para obedecer al Señor, ni viviremos con el dolor, el sufrimiento y la muerte como resultado de la caída de la humanidad. Muchos años después de que Juan escuchara la promesa de Cristo de ir a preparar un lugar para los suyos, tuvo una visión del futuro. Vio un cielo nuevo cielo y una tierra nueva que habían sido purificados por completo de todo pecado. De pie sobre una alta montaña, vio a la Nueva Jerusalén descender del cielo. El lugar prometido estaba listo y preparado. Lo que vio estaba más allá de cualquier descripción
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Revista Gracia humana, pero Juan se esmeró por poner esta visión celestial en lenguaje terrenal (Ap. 21.1–22.5). El brillo de la gloria de Dios resplandecía de la estructura, y sus fundamentos brillaban con diversos colores de piedras preciosas. Las puertas estaban hechas de perlas, y las calles eran de oro. Esta ciudad había sido diseñada por el Señor como el lugar donde Él y la humanidad compartirían relación estrecha y perfecta para siempre. Aunque podemos tener dificultades para imaginar la estructura física de esta ciudad, no tenemos ningún problema para entender el significado de las cosas que no estarán en la Nueva Jerusalén. No habrá dolor, ni lágrimas, ni luto, ni muerte. Toda frustración, todo tedio, y todos los problemas desaparecerán. Nadie tendrá discapacidades, y nuestros cuerpos nunca envejecerán, ni se cansarán ni se enfermarán.
¿QUÉ HARÉ EN EL CIELO? Aunque la mayoría de nosotros entiende que el cielo es un lugar de mucho gozo y regocijo, podemos preguntarnos qué estaremos haciendo allá. Algunos cristianos han llegado a expresar su preocupación de que pudiera ser aburrido.
desde la perspectiva de nuestra presente experiencia terrenal. Ahora estamos viviendo en cuerpos carnales, y luchamos con nuestro egocentrismo, pero seremos libres del egoísmo y tendremos gozo constante al alabar al Señor. Llegará el día en que veremos las cosas como son en realidad (1 Co 13.12). Al ver plenamente de qué nos salvó Cristo, y ver la gloria que nos tiene preparada, no podremos evitar darle gracias y exaltarlo con gozo.
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n realidad, todo lo que hagamos será un acto de adoración. El Señor contó una parábola en Lucas 19.12-16, que enseña claramente que recibiremos responsabilidades en el cielo conforme a nuestro grado de fidelidad con lo que Dios nos confió en la tierra. Aun en la eternidad, somos descritos como siervos del Señor (Ap. 22.3). Nuestro servicio a Cristo comenzó en el momento que fuimos salvos, y continuará por siempre. La reubicación en el cielo no implicará la terminación del servicio, sino la perfección del mismo; toda frustración, toda derrota, y toda insuficiencia que hayan acompañado a nuestra labor desde la caída de la humanidad, serán eliminadas.
Aunque la alabanza a nuestro Señor y Salvador será una parte esencial de nuestra actividad, debemos tener cuidado de no verla estrictamente
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¿CÓMO PUEDO PREPARARME PARA EL CIELO? El estar al tanto de la gloria que nos espera en la eternidad, debe motivarnos a vivir para Cristo durante nuestro tiempo en la tierra. Mantener una perspectiva de lo eterno nos capacita para soportar las adversidades y el sufrimiento sin desanimarnos. Como Pablo, entenderemos que “las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Ro 8.18). Cuando las dificultades de esta vida se vuelvan agobiantes, recuerde que las únicas congojas y sufrimientos que usted experimentará serán durante su vida terrenal, pero que el gozo del cielo será suyo para siempre. Mientras permanezcamos en este mundo, Dios tendrá trabajo para nosotros. Como testigos de Cristo, tenemos la responsabilidad de hablar a otros del Salvador, para que ellos, también, puedan estar con Él para siempre. De hecho, todo lo que hagamos, debemos hacer como para el Señor (Col 3.23, 24). Nuestro propósito debe ser vivir para Él, no para nuestros propios placeres y ambiciones. La conciencia de la eternidad debe motivarnos a vivir en santidad, de modo que seamos dignos de recibir una recompensa. Cuando estemos
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ante el tribunal de Cristo, no nos preocupará nuestro destino final; pues ya fue resuelto en la cruz. Pero Él evaluará nuestras obras y nos recompensará conforme a las mismas (1 Co 3.10-15). Quienes fueron siervos fieles, serán recompensados con mayores responsabilidades y con el elogio del Señor (Mt 25.20-23). Cada día es una oportunidad que tenemos de prepararnos para nuestro hogar eterno. Es muy fácil desviarse por las preocupaciones de esta vida, pero lo que hagamos hoy determinará lo que experimentaremos en la eternidad. Invirtamos nuestra vida en el servicio fiel a Dios, el elogio de Cristo de “bien, buen siervo y fiel” será digno de cualquier sacrificio terrenal.
Preguntas para más estudio 1. Descripción del cielo Lea Apocalipsis 21.1–22.5. ¿Qué experimentará en esta ciudad? ¿Qué no experimentará? 2. Beneficios de tener una convicción de lo eterno ¿Cómo describe Pedro nuestra herencia (1 P 1.35)? Sabiendo esto, ¿qué actitud y qué perspectiva podemos tener (vv. 6-9)? Lea 2 Corintios 4.7-18. ¿Qué difíciles condiciones se mencionan en los vv. 711? Describa la esperanza presentada en los vv. 14-
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Revista Gracia 18. ¿Dónde debe estar nuestro enfoque, para no desanimarnos? Preparación para el cielo Mientras aguardamos nuestro hogar eterno, ¿qué ambición debe motivarnos? (2 Co 5.6-9)? Lea 2 Pedro 3.10-15. ¿Qué sucederá con la tierra y sus obras? ¿Cómo debe este conocimiento moldear nuestras vidas en el
presente? ¿Qué nos pide Cristo que hagamos para prepararnos para la eternidad (Lc 12.15-34)? Lea la parábola de las minas en Lucas 19.11-27. ¿Cómo afectó al futuro de los siervos su fidelidad? ¿Qué respondió el amo a cada uno de ellos? ¿Qué le ha confiado Dios a usted? ¿Cómo puede usar lo que Él le ha dado para que le sirva fielmente?
¿Qué nos pide Cristo que hagamos para prepararnos para la eternidad?
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¿Quienes fueron los guardaespaldas de Jesús, tomando en cuenta su agitada vida publica?
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ay dos hechos en la biblia que muestran a los apóstoles interponerse entre Jesús y la gente que le buscaba, el primero esta, cuando unos niños quisieron buscar a Jesús y los apóstoles se lo impedían, a lo que Jesús los reprendió. Mateo 19: 13 y 14. Después fue el caso de una mujer que no cesaba de gritar y los apóstoles le pidieron a Jesús que la despidiera, es decir, atiéndela para que se vaya, porque ya estamos sordos de sus gritos. (Mateo 15: 21 al 28). Y Jesús les explico su razón por la cual no la atendía. Aquí había una enseñanza implícita para el pueblo de Israel. ¿Como podemos entender esta situación, con respecto a los tiempos de hoy y la verdadera relación de Cristo y su iglesia? Estamos en una sociedad en donde los preceptos de fe, descansan en lo que hemos oído de aquellos que
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se suponen tienen el conocimiento y el estudio apropiado de la Palabra de Dios. Muchas personas asisten a sus reuniones semanales y confían plenamente en las palabras y las enseñanzas de las personas que se supone han sido encomendadas para guiarles en asuntos de la fe. Para poder entender como es la relación de Dios con sus hijos, vamos a ilustrarlo por medio de los políticos, ¿suena extraño, verdad?, pero siga leyendo que se pone interesante. Cuando estas personas están buscando los votos del ciudadano, usted los ve por los medios de comunicación, abrazándose con los ancianos, alzando a los niños en sus regazos y sonriendo en todo momento, pues si, es parte de la imagen que quieren proyectar y así convencer al ciudadano común que le apoye. No obstante, cuando logran alcanzar el puesto político de mayor nivel al que estaban
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Revista Gracia ostentando, acudir a ellos directamente es literalmente imposible, mas aun en la medida de la importancia del puesto que ocupan en la sociedad. La mayoría son rodeados por un grupo de guardaespaldas que son contratados para no permitir que nadie se les acerque, a fin de proteger su integridad física. Además de esas barreras humanas, hay otras propias del sistema burocrático que los rodea, secretarias, asistentes, y toda una pirámide que es necesario subir antes de llegar a tener comunicación con aquel político que ayer fue un ciudadano común y corriente y que hoy ocupa un puesto de confianza dentro de la estructura gubernamental. Pues si, la vida lo cambio y ahora es parte de todo un sistema muy propio del mundo y la forma en que se ha organizado. El error que se ha cometido en asuntos de la fe y la vida espiritual, es creer que así es como funciona también las relaciones de la iglesia con su Hacedor. Es decir, para llegar al Santo Trono de Dios en oración, es necesario acudir a todo un sistema de “divinidades” y de maestros que por su intercesión es posible ser escuchados ante la autoridad mal alta de sobre el universo. La religión de nuestros padres nos enseñó que necesitamos una ayudita de alguien, para poder
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tener acceso directo al Señor y Salvador de nuestras vidas. Entonces las oraciones están cargadas de personas y “divinidades” que están intercediendo por usted, a fin de que el Rey de Reyes, los escuche a ellos y ellos a usted y así obtengamos el favor deseado. Entonces hoy nos encontramos toda una pirámide que es necesario subir para poder tener acceso al trono Celestial. Es decir, necesitas pedir ayuda a una “tercera persona para que interceda por ti” que por decirlo así, seria la cuarta persona de la Trinidad. Esta practica es tan común, como en los políticos cuando piden los votos y después no quieren dar la cara al pueblo, que lo damos como normal y aceptable. Pero no quiere decir que sea lo correcto. Puede ser que haya personas que se ofendan cuando leen o escuchan algo así, porque es un asunto de fe. Si es cierto, tiene razón, pero eso no quiere decir que lo que se hace sea correcto a la luz de las Escrituras, que es la guía infalible para el cristiano. Hay un principio legal que dice que los reglamentos no pueden estar por encima de la ley. Los reglamentos regulan el como ejecutar la ley, pero no están sobre la ley. Con esto entendemos entonces que si la ley divina expresada por Dios en su Palabra es concreta, no puede haber
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Revista Gracia enseñanzas dentro de su Iglesia que regulen su aplicación de tal forma que la contradigan expresamente. Entonces la pregunta es ¿Es necesario un intercesor entre Cristo y el hombre? ¿Necesita el hombre buscar a alguien que le ayude para convencer a Cristo de que actué a su favor? Bueno para saber la respuesta correcta, debemos ir a la fuente correcta, la Palabra de Dios.
La evidencia Bíblica Cristo Jesús, el autor y consumador de la fe, vino al mundo y hay muchos relatos bíblicos que muestran que el camino sin guardaespaldas que lo cuidaran. Los apóstoles eran sus discípulos, no su primera línea de defensa. Tanto es así, que cuando Cristo fue a la cruz, fueron los primeros en salir huyendo a esconderse. Quizás el segundo grupo al cual había que pedir ayuda para tener acceso a El, era su círculo familiar más cercano, como por ejemplo su madre o sus hermanos o sus primos etc. Jesús lo dejo claro en una oportunidad en que su familia mas cercana quiso tener acceso a el y el exclamo a gran voz, que su madre y sus hermanos eran todos los que hicieran la voluntad del
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Padre. Mateo 12:50 dice. “Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que esta en los cielos, ese es mi hermano, hermana y madre. “ Aquí el no dio ningún trato especial ni estableció un mecanismo especial de adoración. Se dice que cuando María, su madre le dijo a los siervos, en las bodas de Canaán, que hicieran todo lo que Jesús les dijera, se estaba estableciendo todo una doctrina mediante la cual ella entonces ocuparía un lugar de mucha influencia en las decisiones de su hijo, con respeto a las peticiones de la iglesia. Es decir, ella ocuparía el papel de intercesora entre la iglesia y su hijo. Bueno las palabras de Jesús fueron muy concretas y el que haya decidido convertir el agua en vino, no quiere decir que lo haya hecho porque fuere influenciado para hacerlo. De ser así, este caso debía estar sustentado con todas las demás enseñanzas que el mismo impartiría a lo largo de todo su ministerio y precisamente no hay en las Escrituras ningún otro evento e instrucción que respalde esa creencia. Jesús decidió convertir el agua en vino porque El es el Señor solamente. (Juan 2:11 dice: “este principio de señales hizo Jesús en Cana de Galilea, y manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.”
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Revista Gracia . Los milagros de Cristo durante su ministerio tenían como propósito, mostrar y dar testimonio a los judíos de quien era el, el Hijo del Dios viviente, Juan 11:27 dice:
“Si, Señor, yo he creído que tu eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo” Juan 6: 68 al 69 que dice:
“Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quien iremos? Tu tienes palabras de vida eterna, y nosotros hemos creído y conocemos que tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” Las doctrinas bíblicas no están sustentadas en ejemplos aislados sino en textos de enseñanza completos que cubren diversos tratados desde el Génesis hasta el apocalipsis. Ahora siguiendo con el tema, sino eran sus apóstoles, ni su familia, quizás podemos pensar que quizás sus amigos mas cercanos podrían ejercer un circulo de influencia y de
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protección a su alrededor para evitar que las multitudes tuvieran acceso a el. Tal vez lo vigilaron celosamente para que solo a través de ellos fuera posible tener comunión con Cristo. Bueno no parece ser así, a Jesús lo apretaban las multitudes, tanto así que tenia que procurar estar a solas para estar con su Padre Celestial y de igual forma que sus discípulos, también lo abandonaron cuando fue tomado preso. Entonces si no era sus discípulos, ni su “familia” ni sus amigos, a quienes se les pidiera ayuda para tener un dialogo con Jesús en forma directa, entonces quien podía interceder entre El y la multitud. Sencillamente nadie sino solo el mismo, por medio del Espíritu Santo en todos aquellos que le conocen Romanos 8: 26 dice:
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Pag 17
Revista Gracia No hay ninguna persona ni ninguna autoridad que pudiese interponerse entre Cristo y el hombre.
Jesús dijo, venid a mi, todos los trabajados y cargados, y yo os hare descansar.” Mateo 11:28. También declaro que el es el camino al Padre, y el intercesor entre Dios y los hombres. I Timoteo 2: 5 dice con toda claridad:
“Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. No hay un camino entre Jesús y el hombre, mas bien hay una senda despejada gracias a su obra redentora en la Cruz, para que todo aquel que en el crea se acerque a el con toda confianza. La Escritura dice en Hebreos 4:16 lo siguiente:
“Acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar Cristo es el Señor.
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” Alguien podría decir, que esta bien, que quizás ayude un poquito el tener a “alguien divino” que también nos ayude en esta vida de tanto penuria y dolor y que eso no ofende a nadie. Pues lamentablemente es ahí donde esta el gran error y gran pecado delante de Dios., porque desde el momento en que una persona se humilla rogando por algo a alguien, que no sea Dios, le esta reconociendo autoridad y derecho de pleitesía y adoración, lo que contraviene en todo sentido el primer mandamiento de Dios y reiterado por Cristo en su ministerio.
“No tendrás dioses ajenos delante de mi. No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que esta arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinaras a ellas, ni las servirás, porque Yo soy Jehová Dios, fuerte y celoso” Deuteronomio 5:7 al 9.
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Revista Gracia “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, este es el primero y grande mandamiento” Mateo 22: 37 38. Aquí no has espacio para nadie ni nada más. Entonces en conclusión. ¿Existe realmente la necesidad de tener a un intercesor o intercesora entre Cristo y el Hombre? La respuesta es un No concreto y determinante. Jesús dijo Yo soy el buen Pastor, (Juan 10:11) y entre un pastor y sus ovejas no hay intermediarios de ninguna naturaleza. Es una relación directa entre su oveja y su pastor. Y si esto no queda claro Jesús exclamo en el mismo capitulo:
“Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre.” Juan 10:14, 15.
“Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz” Juan 10:4 Cristo es el Señor.
Si usted ha escuchado durante toda su vida que necesita una ayudita para tener la ayuda de Cristo y su comunión con El, le invito a que medite en la vida de Jesús y encuentre una buena razón bíblica que sustente esa enseñanza. Yo se que la religión de nuestros padres lo enseñan aun en este tiempo, ¿pero es realmente cierto? Haga la prueba, tómese un tiempo y en su cuarto de oración, a solas con Jesús, cuéntele al Señor que en este día usted se “atrevió” ir directamente a su presencia, porque tiene una duda. Pregunte si realmente necesita un o una intercesora ante su presencia. Vaya con toda confianza, y tenga fe. Dígale a El que usted lo quiere saber es lo correcto. Pídale que le guie para encontrar la verdad. Cristo Jesús te ama, y como el declaro una vez, “la verdad os hará libres”. Sea igual a los creyentes de la iglesia de Berea en el primer siglo: Hechos 17: 11 dice de estos creyentes lo siguiente:
“Y estos eran mas nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la Palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Pag 19
Revista Gracia Escrituras, para ver si estas cosas eran así”
Estimado amigo (a), se que usted es un hombre o una mujer de fe, que esta buscando sinceramente la bendición de Dios en su vida, y de ahí que necesita saber las verdad tal y como esta escrita. Este artículo no tiene el propósito de atacar su fe o sus creencias. Cada uno es responsable de lo que ha elegido creer. Al fin y al cabo el juicio divino es individual y no colectivo. Lo único que persigue es que usted este realmente en la verdad de Dios y para saberlo tiene
que buscarlo en el lugar correcto. Busque por usted mismo la verdad. Compruebe si lo que ha escuchado por años esta de acuerdo con las enseñanzas de Cristo en su Palabra. Pídale al Señor de todo corazón que usted quiere estar totalmente seguro (a) de que lo que hace y cree esta de acuerdo con sus preceptos divinos. La Palabra de Dios es la única que tiene la autoridad final sobre cualquier asunto de la fe. Recuerde, lo que esta en juego es su destino eterno, no el de los demás, sino el suyo. Mejor pregunte y deseche todo aquello que pueda estar estorbando para que usted pueda ver la verdad de Dios.
Domingos: 1:30 Clases para niños, mujeres y hombres por separado. 2:20 Culto de Predicación Miércoles Discipulado 6:30pm Oración 7:20pm
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Revista Gracia Articulo del mes.
La Restauración de mi fe
El porque la esencia de la Fe es relación con Dios, no las obras. Por Fil Anderson
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UNCA OLVIDARÉ LA NOCHE que me fui a la cama después de escuchar al evangelista que visitó mi ciudad. Yo tenía diez años de edad, y estaba aterrorizado. Nos había vociferado a todo pulmón a mí (y a todos los otros pecadores) que estábamos sentados en esos duros bancos de madera, con una voz que hervía de desprecio por nuestra absoluta depravación moral, la causa misma de la crucifixión con todos sus detalles sangrientos. Su farisaico discurso llegó a un nivel que me dejó frío: "Si te mueres esta noche, ¿cómo puedes esperar que un Dios santo no te eche en el horno de fuego del infierno?" Yo temblaba bajo las sábanas esa noche, abrumado por un profundo sentido de culpa y de terror. Dios
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debe estar muy enojado conmigo, me decía a mí mismo. Debo ser su desilusión más grande. I RECUERDO BIEN, Me habían asegurado que la religión era mi único boleto para llegar a tener la mejor vida en este mundo. Así que me dispuse a hacer de ella mi único propósito, aprendiendo con diligencia su vocabulario, memorizando sus reglas, e incorporando sus costumbres y sus prácticas a todos los aspectos de mi existencia. Yo creía que estaba logrando algo sin lo cual no podría vivir, pero en realidad lo que la religión hacía todo el tiempo era agotarme la vida. La religión —no Dios— era quien me dirigía con sus reglas, la que me mantenía bajo control y con un sentimiento de culpa cada vez que me salía de la rutina, y la que
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Revista Gracia constantemente me recordaba mi incapacidad para vivir a la altura de sus normas. Mi conciencia culpable me obligaba a afanarme sin parar para mejorar mis obras, a la vez que sentía que nunca estaría a la altura, sin importar todo el empeño que pusiera. Siendo ya adulto, me vi atrapado en una tormenta privada de desánimo y desesperación. Durante años había mantenido mi fidelidad a respetables hábitos y valores morales. Incluso me convertí en un consumado y empeñoso profesional religioso, cuya percepción de mí mismo y reputación estaban basadas en el trabajo arduo y en la apariencia de una vida limpia. Mi estilo de vida me ganó mucha admiración y jerarquía dentro de mi entorno cristiano, que solo estaban causando estragos en mi alma. Nadie sabía, en realidad, que yo estaba sufriendo por dentro, por la vergüenza, la desesperación, e incluso el odio a mí mismo.
COMENZAR DE NUEVO Mi religión incluía muchas cosas buenas: verdades y principios importantes que me llevaron a realizar obras dignas. Pero también me llevó a correr y a "ganar" la carrera totalmente equivocada. Había creído equivocadamente que ser un buen cristiano significaba creer y hacer bien las cosas —lo que nunca puede compararse con
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tener una relación diaria e íntima con Dios. Me perdía en los detalles y, por consiguiente, me desanimaba. Por supuesto, yo no era el primer seguidor de Jesucristo que se doblegaba a la idolatría religiosa. Notemos que cada vez que sus discípulos comenzaban a hacer reglas para sí mismos y para los demás, Él intervenía. El Mensaje parafrasea las palabras que les dirigió Cristo en Mateo 18.2-4 cuando argumentaban sobre su propia importancia espiritual: "Les digo, de una vez por todas, que a menos que vuelvan al punto de partida y comiencen de nuevo como niños, ni siquiera le darán un vistazo al reino, y mucho menos poder entrar en él. Quien se vuelva simple y sencillo otra vez, como este niño, tendrá una elevada jerarquía en el reino de Dios". El Señor estaba llamando constantemente a los suyos a desaprender sus normas mundanas, para que reaprendieran la vida a partir de Él, y le siguieran de corazón, no según un sistema hecho por el hombre. Aunque mis decisiones eran mías, a veces me pregunto cuán diferente pudo haber sido mi vida si alguien me hubiera hablado del verdadero evangelio. Para el momento que sabía lo suficiente para decir a otros que Dios los amaba, casi no lo creía para mí. Pensaba que Dios me amaría solamente si vivía a la altura de las normas correctas. Pero, ¿qué tal si alguien me hubiera dicho que la otra parte de
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Revista Gracia nuestro pecado es la gracia incontenible y la bondad de un Padre que quiere traernos de vuelta a una relación con Él? ¿Qué tal si alguien me hubiera dicho que mi verdadera identidad estaba en cómo Él me veía, no en como yo me veía a mí mismo, y que su deseo era que yo aceptara la invitación de pertenecer a Él para siempre? ¡Qué abismal diferencia hubiera marcado eso, de haber entendido que los ritos, las pautas e incluso las reglas, no eran más que una suerte de mapa que podía conducirnos a un tesoro inestimable! En vez de eso, yo había confundido al mapa con el tesoro, y por eso no venía nunca la belleza y la maravilla del tesoro: a Cristo mismo.
VERDADERAMENTE
LIBRE No fue sino hasta que estuve completamente agotado — emocional, física y espiritualmente— que me di cuenta de que ya no podía seguir viviendo de esa manera. Al reconocer que no era libre, fui a un retiro espiritual buscando desesperadamente ayuda por primera vez. Fue allí donde por fin le pregunté al Señor con toda transparencia: "¿Te conocí en verdad alguna vez, o simplemente lo que tuve fue una relación con una religión? Ese fue el comienzo de mi libertad. Nunca olvidaré las palabras de mi consejero en ese retiro: "Fil, debes
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dejar que la definición de Dios en cuanto a ti, se convierta en tu propia definición acerca ti mismo. ¡Él está loco por ti! Tú eres su amado. A partir de este momento, esta verdad debe ser la verdad más importante que conozcas en cuanto a ti". Cuando comencé a reconocer decididamente y a renunciar a las falsas y distorsionadas imágenes que tenía de Dios, adquirí una conciencia cada vez mayor del Dios vivo y verdadero, quien supera todos los conceptos y las expectativas humanas, y que está más allá de todo lo que podamos intelectualizar o imaginar. La transformación radical de mi vida, de una opresión religiosa a una segura y gozosa relación con Dios, todavía me asombra. El afán y la inquietud ya no me controlan. El proceso de desaprender y reaprender me han traído la paz, la alegría, y la profunda sanidad interior que jamás imaginé que fueran posibles.
UN AMOR DESMEDIDO La vida de Jesús en la tierra fue la revelación de un Dios que siempre es descomedido prodigando su misericordia y su amor. En sus parábolas vemos a Dios en diversas imágenes de tal gracia: a un prestamista que perdona una deuda enorme, impagable; a un pastor que sale de noche a buscar una oveja perdida; a un juez
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Revista Gracia misericordioso que escucha la súplica de un indigno cobrador de impuestos. Según estas historias, la extensión sin límites de su perdón no depende de nuestro arrepentimiento, de nuestra capacidad natural de amar a los demás, o incluso de obras dignas y honrosas. Depende solo del amor infinito que hay en el corazón de Dios por nosotros. Uno de las historias más conocidas de Jesús, es la que se refiere al padre que tenía dos hijos (Lc 15.1132). En ella encontramos dos imágenes impactantes: al hambriento pródigo, impulsado por la vergüenza y yendo por el camino pensando en el error que ha cometido; y a la vergüenza y el dolor que hizo sufrir a su padre. Va ensayando la contrita disculpa que preparó con la esperanza de que su padre considerara la posibilidad de contratarlo como un sirviente. Es posible que no haya una declaración mayor en la Biblia acerca de cómo es Dios, que lo que el padre hace cuando ve a su hijo a lo lejos. Lleno de compasión, corre frenéticamente a su encuentro de una manera indecorosa; agarra al sucio y andrajoso joven y lo abraza con una alegría desbordante. Antes de que el hijo pueda comenzar a recitar el discurso de vergüenza que había preparado cuidadosamente, su padre —sin una pizca de enojo o resentimiento— es vencido por la emoción que solo el amor incondicional podía provocar, y le prodiga un amor y una aceptación
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irrefrenables. El amor de Dios es diferente a cualquier otro amor. No está basado en algo que hagamos. Si lo estuviera, y ese "algo" flaqueara, ¿no se desintegraría también su amor? Eso es lo más remoto que pudiera suceder. Nada es más fuerte o más profundo que su amor. Como dice 1 Juan 4.16: Dios es amor.
LA VERDAD DEL EVANGELIO ES ÉSTA: Dios le ama a usted de una manera perfecta, total e incondicional. Tenga presente esto: Dios no solo ama al mundo; Él le ama a usted, profundamente. El Señor Jesucristo le dice que se siente en casa con su amor, y que sepa que la única razón por la que usted será capaz de amarle a Él es porque Él le amó primero. Cuando sus pies estén plantados firmemente sobre el terreno de esta verdad, y usted esté bañado por su desmedido amor, experimentando su anchura, su longitud, su altura y su profundidad, su vida cambiará. Toda su devoción a Él fluirán de esta fuente. El apóstol Juan escribió esta portentosas palabras hacia el final
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Revista Gracia de su vida: "Nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros" (1 Jn 4.16). Posiblemente, la pregunta más importante que tendremos que responder en esta vida sea ésta: ¿Podemos expresar esta verdad con absoluta convicción? Estas palabras convierten a una proposición abstracta en una relación personal; son el corazón y el alma de la fe cristiana, y la decisión fundamental de su vida.
Ser cristiano no es el resultado de una elección moral o de una creencia en ideales nobles, sino más bien un encuentro permanente con una persona —Jesús— quien le da a la vida un nuevo horizonte y una dirección definitiva. ¿Creerá usted en Dios y en el amor que Él tiene por usted?
El Señor Jesucristo le dice que se siente en casa con su amor, y que sepa que la única razón por la que usted será capaz de amarle a Él es porque Él le amó primero.
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Revista Gracia Reflexión
¿Eres aficionado a los rompecabezas?
Si alguna vez has tratado de armar un rompecabezas complicado, sabes tres cosas sobre ellos:
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rimero, toman tiempo. Muy pocas personas pueden armar varios cientos de piezas de un rompecabezas con rapidez. Casi todos los rompecabezas grandes toman varios días, Cristo es el Señor.
aun semanas, para terminarlos. La diversión está en el proceso, la satisfacción en el resultado. Segundo, el punto de partida de un rompecabezas es identificar las esquinas y los Pag 26
Revista Gracia bordes, las piezas que tienen un lado recto. Tercero, es divertido armar un rompecabezas solo, pero es más divertido armarlo con otros. Cuando se encuentra una pieza que «cabe justo» entre dos o más piezas, todos los participantes comparten la emoción. Considera el día que tienes por delante como una pieza en el rompecabezas de tu vida. Es más, su forma es probable que sea muy dentada y sus colores muy difícil de identificar. El significado de hoy quizá no vaya en secuencia con el ayer. Lo que experimentas hoy tal vez encaje con algo que experimentaste hace varios meses o algo que experimentarás en el futuro. No es probable que veas el cuadro completo de tu vida observando un solo día. Aun así, puedes confiar que hay un plan y un propósito. Todas las piezas se van a unir según el designio de Dios y su
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tiempo. Algunos días, nosotros encontramos piezas de nuestras vidas con bordes rectos, verdades que se convierten en parte con bordes rectos, verdades que se convierten en parte de nuestra razón de ser. Otros días encontramos piezas que encajan juntas, así que entendemos más sobre nosotros mismos y la obra de Dios en nuestra vida. Y todos los días podemos conocer el gozo de compartir nuestra vida con otros e invitarlos a que sean parte del proceso de descubrir quién somos. Lo principal que debemos recordar es disfrutar el proceso. Vive hoy hasta la plenitud, sabiendo que un día verás el cuadro en su totalidad. Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. —Hebreos 12:2
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La respuesta es Si
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ace poco alguien llamó a nuestra oficina. Yo fui quien cogió el auricular. “¿Es la oficina de la Akamba (una compañía de ómnibus)?” preguntó una voz. ! No, es la oficina de Lámparas y Luz”, contesté. “Lo siento, marqué el número equivocado”, se disculpó la persona y colgó. En la Biblia, encontramos que había personas que llamaron a su dios, pero sus oraciones no fueron contestadas. En 1 Reyes 18, cuatrocientos profetas de Baal le invocaron desde el amanecer hasta el anochecer, pero no recibieron respuesta alguna. Simón el mago, en lugar de invocar a Dios, trató de comprar al Espíritu Santo con dinero. En cambio, los hombres de Dios, y Dios
le s respondió, incluso por encima de sus expectativas. ¿Su secreto? Ellos no se equivocaron de número. No importa quien seas, lo que seas, lo que tengas, o dónde vivas. Cualquiera puede llamar a la mayor oficina, al perfecto y más grande hogar, al mayor negocio, y al mayor poder que el mundo jamás haya conocido. El señor Jesucristo, Rey de reyes, y Señor de señores es su nombre. Él hizo el primer llamado. Los hombres sólo tienen que responder a su llamado. Los servicios de llamadas están disponibles a cualquier hora en todo el mundo por medio de la sangre de Cristo. Fuente: Collins Okonth, Junto a Aguas de Reposo.
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Dirección: 9309 60St Pinellas Park Horarios: Domingo. 1:30 pm Miércoles 6:30 pm
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Una vida reflexiva
SALMO 25.8-15
¿E
stá usted viviendo de una manera reflexiva y con propósito, o solo mecánicamente? Es muy fácil levantarnos cada mañana, hacer nuestro trabajo, disfrutar de descanso o entretenimiento, y caer en la cama cada noche sin pensar para nada en Dios. Pero ignorar cómo Él nos ha bendecido, guiado, protegido y alertado, es una manera poco sabia de vivir. Pensemos en los beneficios de mantener abiertos nuestros ojos y oídos espirituales todo el día. Quienes están conscientes de la presencia del Señor en sus actividades cotidianas, disfrutan de
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la paz de saber que Él tiene siempre el control, y que está actuando para llevar a cabo sus buenos propósitos. Las experiencias de cada día con Él les enseñan a conocerle y a amarle
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Revista Gracia más. Cuando aprendemos a ver las huellas de Dios en nuestros días, ganamos conciencia de hasta dónde está Él involucrado en nuestras vidas. Quizás Él le ha fortalecido para una tarea, o abierto una puerta de oportunidad. Tal vez guió sus decisiones, o le ayudó a responder de una manera
Compasiva a una persona difícil. Si nuestros oídos están abiertos a las advertencias y enseñanzas del
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Señor, no repetiremos los mismos errores una y otra vez. Pero quienes son sordos a su voz, persistirán en su manera de pensar dañina, en sus emociones negativas, y en sus respuestas torpes. Cada noche, antes de irse a dormir, tómese un tiempo para reflexionar en las actividades del día. Dios está siempre con usted, guardándole y guiándole en su camino. El Señor quiere que usted lo vea en todo, y que entienda la vida desde la perspectiva de Él, confiando en su poder y sabiduría para enfrentar cualquier desafío.
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El gran libertador de la vida LUCAS 4.16-21
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uzgándolas por sus rostros, pensamos que algunas personas son felices. La sonrisa, el maquillaje y la ropa costosa pueden crear una apariencia de paz interior, pero por dentro viven sin disfrutar de libertad. En el pasaje de hoy, el Señor Jesús aclara su propósito: Él ha venido para libertar a los cautivos. Cristo se refería a varios tipos de ataduras que pueden encarcelar a nuestras almas. Primero, el Señor rompe las cadenas del pecado. Todas las personas han violado la ley de Dios, y por eso viven separadas de Él (Ro 3.23). Pero la muerte y la resurrección de Cristo nos hacen libres cuando aceptamos su perdón gratuito y ponemos nuestra fe en Él. Lo que nos permite relacionarnos con el Señor. Segundo, Él nos libera de pecados tales como los celos, la amargura y la gula. Su Espíritu mora en cada creyente, y nos da el poder para vencer las malas decisiones que parecen ser nuestras "dueñas". Nos
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capacita para que hagamos lo que Él desea, dando sanidad inmediata o dirección y fortaleza en la batalla permanente que libramos diariamente. El Creador de la humanidad nos hizo con un vacío en el corazón, para que Jesucristo lo llene. Todo lo que pongamos allí, bueno o malo, al final nos dejará vacíos. Y seguiremos esclavizados hasta que Dios nos libere y nos dé la única satisfacción verdadera. ¿Es usted una de esas personas aparentemente felices y satisfechas con su vida, pero que por dentro se sienten inseguras y vacías? Jesucristo es el único que puede redimirle, perdonar sus pecados, y llenar el lugar vacío en su alma. Permita que Él le libere hoy.
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