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Consejos
Criterios ecoambientales en el control de plagas
Por gUstaVo rodrígUez santín
La producción de plantas ornamentales en viveros enfrenta problemas fitosanitarios ocasionados por la incidencia de plagas y enfermedades que pueden ser culpables de disminución de rendimientos y en ciertos casos, pérdidas debido a reclamos en algunos embarques por parte de compradores e importadores. En consecuencia, las plagas constituyen un factor de riesgo muy grande.
El control de plagas en viveros de plantas ornamentales es realizado principalmente mediante aplicaciones calendarizadas de plaguicidas que incrementan los costos muchas veces innecesariamente, favoreciendo además el desarrollo de resistencia de las plagas a los plaguicidas empleados. El incremento de costos reduce las posibilidades de competir en el exterior y el desarrollo de resistencia podría conducir a la imposibilidad de controlar las plagas en el futuro. Hoy en día existe la tendencia hacia un control de insectos y hierbas plaga integrado y amigable con el ambiente. Debido a la diversidad de las plantas ornamentales producidas en viveros y a los sistemas de producción variados, la cantidad de plagas es tan grande que resulta imposible hacer una clasificación específica. Por lo tanto, en este documento se describen las plagas de mayor relevancia para los principales cultivo de plantas ornamentales de exportación producidas en viveros.
Una de las plagas de mayor frecuencia en época de calor son los ácaros de éstos varias especies como Tarsonemus sp., Tetranichus sp. aunque en general no constituyen un serio problema. Los mayores ataques ocurren durante las estaciones cálidas y secas. Se alimentan con su aparato bucal y chupan la savia. Las plantas dañadas muestran deformaciones y decoloraciones afectando su apariencia. Altas canti-
dades de ácaros pueden defoliar severamente las plantas o matarlas. Existen algunas especies de ácaros depredadores que podrían ser utilizados, como Phytoseiulus persimilis y Metaseiulus occidentalis. El control con éstos ha sido exitoso en otros cultivo; sin embargo, su inclusión en programas de manejo debe ser evaluada. Es importante implementar varias prácticas para prevenir el ataque de ácaros.
Estas prácticas incluyen la eliminación de plantas dañadas, la inspección de plantas que se introducen en el jardín, la limpieza de herramienta y ropa, la eliminación de malezas en áreas vecinas, buenos programas de riego y fertilización para mantener plantas sanas, ya que las plantas bajo estrés son más susceptibles a los ácaros. En época de verano, las calles o cualquier otro espacio libre dentro del invernadero deberán mantenerse húmedos. El muestreo de ácaros requiere inspecciones directas en las plantas, para la detección de datos o similares a las que producen las arañas. Los muestreos deben hacerse con mayor frecuencia en las estaciones secas y cálidas. Se recomienda usar lupas. La aplicación de plaguicidas es el método más utilizado, sin embargo siempre hay altas poblaciones.
Otra plaga de importancia que afecta las áreas jardinadas y plantas ornamentales es el trips la especies más comunes es Frankliniella occidentalis. Los thrips tienen un aparato bucal picador–chupador. Los insectos rompen la célula con su estilete y succionan el líquido que brota de la herida, llegando a ocasionar daños muy visibles en los pétalos de las flores. Para hacer un muestreo de trips se recomienda usar trampas pegajosas de color azul, blanco, y amarillo. No se recomienda muestrear tejido dañado, porque el daño fue ocasionado mucho antes de que los Síntomas aparecieran. Las trampas deben ser inspeccionadas semanalmente. Para el control se recomienda el uso de las especies de ácaros depredadores mencionadas. Se recomienda combinar piretroides con fosforados y carbamatos. El piretroide hace al trips más activo incrementando sus movimientos y contactos con el otro insecticida.
La mejor defensa contra las plagas y enfermedades que sufren los sistemas urbanos y periurbanos de producción agrícola es el diseño de ambientes productivos integrados y biodiversos, manteniendo a las plantas bien nutridas y contribuyendo a lograr el equilibrio de los agro ecosistemas urbanos. Por ejemplo, la asociación de ciertas especies de cultivos reduce su riesgo de ser atacados por plagas y enfermedades, generando condiciones no aptas (repelencia) para los insectos en sus distintos estadíos de desarrollo. Asimismo la asociación de cultivos favorece a las poblaciones de organismos benéficos que sirven como control o barrera natural para los organismos nocivos.