/18

Page 1

COMUNICACION y PODER Para quienes venimos colaborando en el Comité de Redacción de Día-logos, FELAFACS es producto de la participación de 1) profesores, investigadores y estudiantes de nuestras Escuelas y Facultades de Comunicación Social. Es por esto que nos sentimos muy comprometidos debido a la enorme cantidad de cartas con aportes y felicitaciones que hemos recibido durante la circulación de nuestro anterior número, que como nuestros lectores deben recordar dedicamos especialmente al tema de Comunicación y Cultura. Al irrumpir nuevamente con la edición de esta Revista No. 18, DIA-LOGOS se reafirma en la convicción de promover un lugar de encuentro para la reflexión sobre la comunicación en América Latina. Es así como nuestra aparente heterogeneidad se funde en razón de problemas y demandas que urgen desde la necesidad del cambio y el desarrollo. La crítica de las operaciones del Poder y su realización en los procesos de comunicación es el eje de este conjunto de ensayos que en su diversidad concuerdan en una sola actitud. Desde diferentes perspectivas y matrices, sean el análisis de procesos de producción, el estudio sociocultural, la economía política, la evaluación tecnológica o el análisis crítico, la pregunta es la misma: ¿Cómo opera el Poder? Nuestros colaboradores proponen aproximaciones de una calidad metodológica que trasciende la denuncia de la dominación para develar el Poder que se instala en la práctica simbólica, en la complicidad desde el imaginario, en los procesos (de socialización e interacción cotidiana o en la estructura de los sistemas de producción. El poder se construye a través de la radio y la telenovela, los nuevos mitos y la informatización, está en el discurso político y dentro de nosotros mismos, es el texto y los actores, la objetividad y e1 sueño. El Comité de Redacción


ALGO MAS SOBRE LOS ORÍGENES DE TELEVISIÓN LATINOAMERICANA Fátima Fernández Un acercamiento histórico social a la incorporación de la televisión en América Latina necesariamente concluirá que nos encontramos ante uno de los procesos de penetración transnacional más importante de éste siglo. Fátima Fernández narra la historia de presiones políticas e intereses económicos que llevan a constituir las redes privadas de radiodifusión en nuestros países. Demuestra que los aislados Estados Nacionales se enfrentaron a un esfuerzo orgánico de las grandes networks norteamericanas, donde ya existía conciencia respecto a la función política de los media mucho antes que los gobiernos latinoamericanos se lo plantearan. La penetración dependió del grado de industrialización de los países y de la peculiaridad de las formas de gobierno. Estas variables son pertinentes aun para los nuevos estadios del colonialismo cultural. Fátima Fernández se pregunta sobre las proyecciones del capital norteamericano en los servicios de PANAMSAT. Estamos completamente de acuerdo con los autores que sostienen que llegó la hora de abandonar las historiografías sobre los medios de difusión para pasar a analizar la historia social de la comunicación en América Latina. Es enormemente importante conocer qué hacen los pobladores de nuestros países con los mensajes que reciben, cómo los procesan, los usan, los transforman y eventualmente cómo generan sus propios discursos y prácticas comunicacionales. Hay, sin embargo, algunas cuestiones que ahora, a finales de los años ochenta, no pueden ser cabalmente comprendidas más que desempolvando los registros de las primeras décadas de la radio y la televisión latinoamericanas, Son cuestiones que si bien inciden directamente en los medios de difusión, también son importantes para comprender algunos aspectos poco visibles de las mediaciones de los mismos. Nos referimos a decisiones políticas que sólo se explican si tenemos presente que detrás de la industria de televisión latinoamericana estuvo, durante varias décadas, una sólida organización política cuyos vestigios antiestatales podrían damos luz sobre acontecimientos recientes. Pensamos, por ejemplo, en una noticia que desde los primeros meses de 1986 apareció en diversas publicaciones periódicas y que un año después no ha sido explicada satisfactoriamente. Me refiero a aquélla nota de circulación internacional que daba cuenta de la entrada de Perú al sistema de satélites Panamsat. (1) (*) Este sistema privado es un proyecto de la empresa Pan American Satellites Corporation, propiedad de la familia Azcárraga, la cual instaló en México las primeras cadenas de radio y televisión (2). Desde el 27 de abril de 1987 esta empresa forma parte de Univisa Satellite Communications, corporación que preside John Gavin, ex-embajador de Estados Unidos en México y ahora accionista central del consorcio de Azcárraga Milmo. Para quienes hemos seguido de cerca la trayectoria de Televisa en México y de Univisa en Estados Unidos (ambas del grupo Azcárraga vinculado a la Cadena Panamericana de los Delgado Parker en Perú), la reorganización de estos consorcios rebasa con mucho el ámbito de los medios de comunicación social y se inscribe en un terreno estratégico para las relaciones de Estados Unidos con América Latina. ¿Qué significa que un conspicuo representante del grupo Reagan, como lo es John Gavin, se encargue de la coordinación de los satélites de comunicación de una cadena de televisión hispanoamericana? Las preguntas y las hipótesis se multiplican. Creemos, por lo pronto que fue la mano de Gavin lo que decidió que Reagan emitiera, el 28 de noviembre de 1984, una determinación presidencial para autorizar la operación del sistema de satélites Panamsat en posición orbital norteamericana, pese a las protestas de Intelsat y Comsat. Esta última empresa ejerce la gerencia de Intelsat, organismo internacional en el que participan más de cien países a través de sus gobiernos. En esta hora de privatizaciones aceleradas, la cúpula del poder norteamericano prefiere beneficiar a capitales como el de Azcárraga, en vez de negociar con organismos gubernamentales que por su naturaleza están sujetos a las exigencias de los servicios públicos de telecomunicaciones. La privatización de estos servicios no puede analizarse desde la óptica de un sólo país sino desde un ángulo hemisférico, sin perderle la pista a los proyectos nacionales y regionales que se esfuerzan por mantener la capacidad de decidir sobre los servicios de telecomunicaciones. En este sentido es necesario preguntarnos qué ocurrió con el proyecto regional de satélites llamado "Condor", el cual se inició por sugerencia de Colombia, bajo la presidencia de Belisario Betancur y fue impulsado también durante los primeros meses del liberal Virgilio Barco (3). Muchas son las interrogantes que surgen en tomo a los nuevos proyectos satelitales para América Latina. Enormes son los vacíos de información y la falta de relación entre los investigadores que quisiéramos armar un diagnóstico regional con base en informaciones precisas y sobre todo a partir de una discusión teórica en la que puedan inscribirse los fenómenos que van surgiendo. En lo personal no puedo enunciar siquiera una hipótesis sobre las razones que tuvo el gobierno de Alan García para asociarse a un proyecto aparentemente contrario a los intereses de Perú. Ojalá pudiéramos unir esfuerzos para esclarecer situaciones como ésta.


Por lo pronto, el hecho mencionado me llevó a revisar la organización política de los empresarios privados de radiodifusión en América Latina durante los años cuarenta, época en la que deciden entrar a la televisión y operar en ella con las mismas bases que les habían servido para mantener a la radio como un próspero negocio fuera de la jurisdicción de los estados nacionales. A este ensayo que intenta mostrar los nexos y similitudes entre las empresas de radio y televisión latinoamericanas de los años cuarenta, habría que agregar todas aquellas diferencias y particularidades propias de cada país y de cada cultura de la región, mismas que ya han sido analizadas por numerosos investigadores latinoamericanos. Si pongo el énfasis en la privatización que se dio hace más de cuarenta años y en la relación con los capitales norteamericanos es porque ahora, a finales de siglo, vuelve a hacerse presente el mismo fenómeno con una nueva tecnología: los satélites, que como bien sabemos son a su vez una tecnología también de guerra. Con esta preocupación en mente, propongo aquí recordar un aspecto muy concreto de la historia de la televisión en nuestros países: el de la organización política del capital privado de la industria de radio y televisión de la primera mitad del siglo. Paso, pues a recordar aquello de la adopción del modelo comercial en nuestra región. AMÉRICA LATINA Y LA ADOPCIÓN DEL MODELO DE TELEVISIÓN COMERCIAL En 1950 surge la televisión en América Latina. En los tres países pioneros: México, Brasil y Cuba se adopta el modelo comercial norteamericano. En los tres países se hace presente alguna de las tres cadenas televisivas estadounidenses. En los tres surge bajo la supervisión del Estado más no bajo su control. No obstante que América Latina es una excepción en los sistemas de televisión mundial, dada su comercialización y privatización generalizada, no en todos los países opera bajo los mismos principios. Hay diferencias importantes de una nación a otra. Diferencias notables según el grado de industrialización, según el momento en que se produjo la consolidación del sistema político y según las características que va adquiriendo el Estado en cada país. Dejamos para más tarde las especificidades nacionales en el uso de la televisión, para analizar primero el común denominador: la adopción del sistema comercial de libre empresa imperante en los Estados Unidos. Característica que en algunos países será permanente y predominante y en otros no. Este sistema comercial alimentado por los consorcios que tienen acceso a las altas tarifas publicitarias para venta de tiempo de emisión, fue, en las tres primeras décadas de la televisión, marcadamente minoritario en el mundo. Constituyó un modelo privado de las necesidades de expansión del capitalismo norteamericano de la postguerra. Es el modelo que Estados Unidos pudo imponer abierta y directamente en América Latina. Antes de la aparición de la televisión, en los años treinta operaba en América Latina el modelo radiofónico norteamericano basado en una programación musical e informativa financiada por anuncios comerciales. La radio, utilizada en gran escala durante la primera guerra mundial, fue explotada comercialmente al terminar la conflagración e introducida bajo el mismo modelo en las áreas de influencia de los Estados Unidos. Con ello las corporaciones del ramo eléctrico y electrónico contribuyeron en la satisfacción de dos necesidades básicas del momento: la creación de nuevos mercados que absorbieran la producción de bienes de consumo y la reducción del ciclo de circulación del capital. El modelo radiofónico norteamericano resultó un mecanismo idóneo: al instalarse en mercados nuevos como el latinoamericano, el capital norteamericano tenía nuevas salidas para la producción de mayor cantidad de mercancía; y a través de la publicidad estaba garantizada su circulación en el mercado y su consumo. De este modo, el capital circulaba más rápido, lo cual aceleraba su re producción. Existen múltiples testimonios de las necesidades expansivas del capital norteamericano durante la primera guerra mundial, acontecimiento que acelera la integración de la industria radiofónica. Uno de ellos -significativo por venir de un representante del capital Morgan- establecía en 1915 que para que los Estados Unidos se convirtiera en centro monetario, reemplazando a la Gran Bretaña, debía transformarse en centro comercial del mundo y para ello era indispensable el establecimiento de nuevos mercados (4). Durante la segunda guerra mundial América Latina cuenta en todos los países con cadenas radiofónicas afiliadas a las dos principales corporaciones radiales norteamericanas: NBC y CBS (5). Poco tiempo antes de la consolidación comercial de la televisión, surgen evidencias de la importancia de estos medios informativos para la dinámica del capitalismo en Estados Unidos: "De la eficacia de las comunicaciones internacionales controladas por el país, al igual que la expansión británica en el pasado, depende el destino de nuestro país, como centro del pensamiento y del comercio mundiales... Gran Bretaña nos proporciona un ejemplo inigualable de lo que significa un sistema de comunicaciones para una gran nación situada a lo largo y a lo ancho del globo". (6)


Si los proyectos expansionistas de los Estados Unidos tuvieron una rápida instrumentación en América Latina, fue porque las condiciones internas de nuestros países lo permitieron, y porque la proximidad física de dos de sus agentes difusores lo facilitó. México y Cuba como vecinos próximos jugaron un papel principal en la expansión del modelo norteamericano de radiodifusión como veremos más adelante. En el terreno de los medios de difusión masiva y en especial en lo que se refiere a radio y televisión, América Latina es reflejo vivo de lo que sucede en los Estados Unidos. Esto no ocurre en el resto del mundo, ni aún en países capitalistas dependientes. Puede decirse que en el resto del tercer mundo el modelo europeo de televisión pública, asiáticos, o africanos quedó como una herencia más de las potencias coloniales del viejo continente. Pasquali señala que los servicios regulares de televisión pueden agruparse en tres categorías: "1º Los que poseen un servicio público de televisión (monopolio de Estado o en concesión a corporaciones públicas). 2º Los de servicio mixto. 3º Los de libre empresa" (7). Dentro de la segunda categoría únicamente coloca, a los de régimen auténticamente mixtos vigentes en sólo diez países: Canadá, Jamaica, Trinidad, Hong Kong, Japón, Tailandia, Finlandia, Portugal e Inglaterra. Excluye a los países que manifiestan tener un régimen mixto, cuando en realidad poseen un monopolio privado a la sombra del cual ha surgido tímidamente uno o dos canales gubernamentales cuya programación y forma de financiamiento no se diferencia en nada a la televisión privada. Son los casos de Venezuela y México. Las estadísticas (8) sobre la distribución de los sistemas de televisión en el mundo son elocuentes: SERVICIO PÚBLICO DE TELEVISIÓN POR REGIONES

Africa 92.8 %, Europa 77.4 %, Asia 71.4 %, Oceanía 71.4 %, Caribe 34.6 %, América del Norte 25.0 %, América Latina 15.0 %. Como puede apreciarse, la forma de servicio público que implica la subordinación de la programación a los requerimientos mercantiles de los anunciantes, es prácticamente inexistente en América Latina. Menos utilizada aún es la modalidad de pago de licencias dentro de este tipo de servicio. SERVICIO PÚBLICO DE TELEVISIÓN MEDIANTE PAGO DE LICENCIAS AL ESTADO O A UNA CORPORACIÓN PÚBLICA Europa 83.3 %, África 42.5 %, Asia 32.5 %, Caribe 19.2 %, Oceanía 15.2 %, América Latina 10.0 %, América del Norte 0%. ¿Por qué América Latina adopta el modelo comercial norteamericano y no el estatal europeo? En primer lugar, porque en los momentos de formación de las cadenas radiofónicas en América latina el capital europeo había sido desplazado por el norteamericano. El primero se mantuvo después de la primera guerra mundial en un plano secundario. Esto explica la fugacidad de la experiencia francesa de la radiodifusión mexicana: en 1923 se funda la estación JH, posteriormente llamada CYB y después XEB, con capital francés representado en México por la Societé Finaniére pour l´industrie au Mexique que en los años treinta llegó a controlar veinte estaciones de radio distribuidas en toda la república. Al iniciarse la década de los cuarenta se reducen a siete, y posteriormente cambian de dueño. A partir de 1930 se inicia la proliferación de estaciones radiofónicas para dar lugar a las dos grandes cadenas "mexicanas": la XEW, respaldada por la NBC, y la XEQ, respaldada por la CBS (9). La segunda razón por la que el modelo europeo no prospera, se debe a que América Latina se convierte en una importante área de influencia de los Estados Unidos a partir de la consolidación del capitalismo monopólico. Su riqueza en materias primas y la proximidad de sus mercados, aunada a las condiciones internas que permitieron la penetración del capital norteamericano, hacía inevitable la presencia de corporaciones electrónicas que para finales de la década de los veinte monopolizaban la naciente industria radiofónica. La aparición de la radiodifusión en América Latina señala claramente la inevitable injerencia del capital estadounidense. El caso de México además de ser ilustrador es insoslayable, puesto que desde este país se hizo la vinculación de las cadenas norteamericanas con once países latinoamericanos. En 1922 el gobierno de Estados Unidos había concedido 254 permisos para la operación de estaciones radiofónicas comerciales, mientras en México existían apenas tres estaciones experimentales. Dos años más tarde, el gobierno del general Obregón firmó mediante los "Tratados de Bucareli" la reconciliación con los inversionistas norteamericanos afectados por la Constitución de 1917. Sin embargo, este mismo documento señala en la fracción VI de su artículo 42 que el espacio situado sobre territorio mexicano es propiedad de la nación, por lo que la Ley de Comunicaciones Eléctricas promulgada en 1926 prohibió el otorgamiento de concesiones a extranjeros. Esto puso en dificultades a las corporaciones norteamericanas ya instaladas en México, pero dedicadas únicamente a la venta de discos y fonógrafos.


Desde ese momento la RCA y su filial radiofónica y televisiva la NBC y las demás empresas del ramo, sabían que para entrar a América Latina debía respetar las reglas del juego establecidas por los Estados nacionales: participación en la infraestructura y en el contenido pero no en el control directo de las empresas, ya que éste corresponde sólo a las burguesías criollas. En México se encontró una solución fácil: el representante de los intereses de la NBC y de la CBS sería un empleado de la RCA en México: Azcárraga Vidaurreta, quien trabaja en The Mexico Musico Co. (empresa accionista mayoritaria de la XEW radio, según consta en el Registro Público de la Propiedad de la Ciudad de México). Este personaje reunía además otras dos ventajas: conocía el negocio de la radio, puesto que su hermano Raúl tenía una emisora experimental y, además estaba casado con una hija del inglés Patricio Milmo, próspero industrial radicado en el norte y accionista de Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, vinculada a la estación XEH, pionera en la Ciudad de Monterrey (10). El desarrollo de la televisión no puede separarse del de la radio, entre otras razones porque son las mismas corporaciones electrónicas las que controlan uno y otro medio y porque en la mayoría de los países latinoamericanos son los mismos grupos industriales, comerciales o financieros quienes obtienen tanto las concesiones para la explotación de la radio como para la televisión. CONDICIONES INTERNAS QUE PERMITEN LA INSTAURACIÓN DEL MODELO DE TELEVISIÓN NORTEAMERICANO EN AMÉRICA LATINA Nos preguntamos anteriormente por qué América Latina adopta el modelo norteamericano de televisión y no el europeo. Creemos que los términos de la pregunta son correctos. Es preciso hablar de adopción y no de imposición. Esto último ha quedado descartado con los viejos estudios sobre la teoría de la dependencia elaborados en la década de los setenta. Anteriormente se culpaba a los países imperiales del subdesarrollo de América Latina. Hoy, si bien se considera obvio que la economía capitalista tiende a la internacionalización creciente, se atiende relevantemente a las condiciones particulares de las clases antagónicas en cada uno de los países latinoamericanos para analizar su grado de condicionamiento particular a las necesidades del capitalismo mundial y sus posibilidades de la liberación. De no tomar en cuenta las condiciones internas y la dinámica propia de los países latinoamericanos, tendríamos que concluir que nuestros pueblos se hallarían condenados por mucho más tiempo a padecer la misma televisión de siempre. La historia reciente de este medio de difusión señala que en momentos de madurez y política se han abierto alternativas de expresión colectiva con un sentido muy distinto al imperante. En la primera mitad de este siglo, la adecuación del proyecto nacional al de los países avanzados y la subordinación de la burguesía criolla a las necesidades expansivas del capital transnacional se hicieron visibles con toda claridad en los orígenes de la industria de radio y televisión. América Latina se vinculó estrechamente a la economía norteamericana afiliando sus estaciones radiofónicas a las cadenas estadounidenses y constituyendo junto con ellas un grupo de presión internacional, a través de un organismo sólidamente cohesionado. La afiliación se hizo a través de las cadenas radiales nacionales que agrupan a las emisoras que iban surgiendo, y que se fueron organizando en un organismo vinculado a los radiodifusores norteamericanos: la Asociación Interamericana de Radiodifusión (AIR). Para el año de 1945 las principales estaciones radiofónicas de todos los países latinoamericanos se encontraban afiliadas a la National Broadcasting Corporation o a la Columbia Broadcasting System (11). En muchos casos no sólo se dió la afiliación para efectos de programación, publicidad y tecnología, sino que las cadenas norteamericanas fungen como accionistas de las cadenas latinoamericanas. Tal es el caso de la Cadena XEW de México en la que México Musico Co., propiedad de la RCA, aparece como depositaria de 3,500 de las 4,000 acciones que constituyen el capital social de la emisora, representado en 1931 por 320,000 pesos oro nacional. El año 1946 es de suma importancia en la historia de la radio y la televisión latinoamericana por dos razones. La primera, en el Primer Congreso de Radioemisoras de las Américas celebrado en México, en el que participan radiodifusores de todos los países latinoamericanos y de Estados Unidos y Canadá, los delegados acuerdan centralizar sus esfuerzos para instalar emisoras de televisión y suspender la instalación de nuevas estaciones de radio. En México, Brasil y Cuba esto sería factible poco después del mencionado Congreso. En otros países fue un intento frustrado de los concesionarios que monopolizaban la radio, originado por razones diversas, unas de tipo político como en el caso de Argentina y otras debido al precario estado de industrialización de algunos países, como los centroamericanos. La segunda razón es que en 1946 sobreviene la fundación de la Asociación Interamericana de Radiodifusión (AIR), organismo impulsado por dos representantes latinoamericanos del capital RCA-NBC y CBS: Emilio Azcárraga Vidaurreta y Goar Mestre, respectivamente. El capital NBC entra en América Latina vía México a través de Azcárraga y el capital CBS lo hace vía Cuba a través de Mestre aunque ambos capitales operan conjuntamente luego en los dos países. En el caso de México, NBC entra en 1930 y CBS en 108. En los dos países la televisión se inaugura en 1950. Sus fundadores e impulsadores serán las cabezas visibles de la AIR. Mestre como su primer presidente, Azcárraga como el segundo y a la vez como agente organizador de los radiodifusores privados en


once países. La presencia directiva de los industriales norteamericanos en la AIR es tan evidente como en su organización gemela: la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa). Esta última fue fundada dos años después de la AIR, en Nueva York, para agrupar a los principales propietarios de diarios norteamericanos y latinoamericanos. Al igual que en la NBC y la CBS cuenta con el respaldo del capital Rockefeller. La AIR y la SIP trabajan en estrecha vinculación y se oponen a cualquier intento de participación estatal en las áreas de difusión masiva por ellos controlada. Esto se encuentra estipulado en la Doctrina de Panamá", acuerdo firmado por ambas sociedades para unificar sus actividades. Como un ejemplo de las actividades que desarrollan juntas, cabe citar su oposición a la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas de Comunicación en América Latina y el Caribe convocada por la UNESCO y celebrada en San José, Costa Rica del 12 al 21 de julio de 1976. "La AIR y la SIP identificadas en todo cuando representa su lucha común por mantener sin tachas la libertad de expresión del pensamiento, llaman la atención a los gobiernos invitados a esta conferencia, hacia el hecho de que los propósitos que determinaron su convocatoria son contrarios a los principios básicos de la carta constitutiva de la UNESCO y a los de las constituciones americanas, entre cuyos fines está claramente definido el derecho a la libre información y opinión. En consecuencia, la AIR y la SIP han concertado un acuerdo para combatir cualquier tipo de iniciativa o resolución que conduzca al establecimiento por parte de gobiernos, o quien sea, de políticas tendientes a la intervención de los Estados en el campo de la comunicación. social". (12) El comunicado aparece firmado por el brasileño José de Almeida Castro, presidente de AIR y el norteamericano Raymond E. Dix, presidente de la SIP. La AIR cumplió eficientemente su papel de impulsor de grupos de presión privados en el interior de los Estados Nacionales, durante sus primeros treinta años de vida. Es decir, de 1946 a 1976, lapso en que comenzó a recoger lo sembrado sin necesidad de hacerse presente. En cada uno de los países de América Latina es más visible y recordada la actuación del organismo local miembro de la AIR que este organismo -madre. En México, por ejemplo, es más fuerte la imagen de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión que la de AIR. El Primer presidente de la Cámara mexicana fue, Azcárraga Vidaurreta, anfitrión de los radiodifusores latinoamericanos, en el Congreso de fundación de AIR. "Por muchos años, asociaciones de radioemisoras se habían organizado en muchos países del hemisferio occidental, pero esas asociaciones no tenían así un cuerpo internacional, que no sólo coordinara el trabajo realizado por aquellas asociaciones individualmente, sino que, además, pudiera presentar un frente unido de mayores proporciones y mayores fuerzas: un cuerpo que pudiera ser utilizado en la legítima defensa de la industria radial, no sólo en un país, sino en todos aquellos países donde existieran problemas, necesidades e ideales comunes... Los principios y objetivos que establecimos en México ese año, y por los cuales se ha guiado nuestra asociación, son muchos, pero creo que en unas pocas palabras puedo darles a conocer la esencia de los mismos. En primer lugar, creemos que nuestros países respectivos pueden servirse mejor por una industria radial y de televisión en manos de entidades privadas que operen con un mínimo de control y supervisión gubernamental. No nos oponemos a que el gobierno posea estaciones, siempre y cuando no compitan comercialmente con la industria privada y sólo se especialicen en programas culturales y educacionales... Queremos legislación adecuada para la radio y la televisión en todos los países... queremos protección legal y queremos desenvolvemos lo más apartados de los altibajos políticos, manteniendo a nuestros gobiernos respectivos tan alejados de la radio como sea posible. Esto es: libre empresa y propiedad privada con un mínimo de interferencia gubernamental, injerencia ésta, que en nuestros países se escribe: "interferencia política" (13). Goar Mestre señaló en este discurso los objetivos de la AIR. A más de cuarenta años de distancia es preciso reconocer que lo que entonces fueron objetivos, son hoy realizaciones. Las Asociaciones y cámaras de los países latinoamericanos han actuado repetidamente como grupo de presión ante sus gobiernos, con la asesoría de AIR. El Estado ha cedido el terreno a la empresa privada para que ella determine el contenido de las transmisiones radiales y televisivas. La legislación radiofónica y televisiva latinoamericana tiene similitudes no casuales. Las alteraciones al modelo de la AIR se han dado en momentos de fuertes sacudidas sociales o de cambios severos en los regímenes políticos. Si los objetivos anteriores pudieron realizarse a partir de 1946 fue porque desde principios de la década anterior existió una sólida organización radiofónica de concesionarios privados en América Latina con idénticas finalidades de la AIR. A la consolidación de esta organización contribuyeron de manera determinante los concesionarios mexicanos a través de Radio Programas de México (RPM), red de estaciones en la que participan tanto las 50 estaciones respaldadas por la NBC como las 48 afiliadas a la CBS. (14). En los años treinta ya existía incluso una marcada uniformidad en la legislación radiofónica. La comparación de las medidas jurídicas vigentes en esta época permite establecer relaciones de identidad en las que no cabe el factor coincidencia. Encontramos por ejemplo que la clasificación de las estaciones es prácticamente igual, en todos los países se habla de estaciones comerciales,


culturales, de experimentación científica y de aficionados. En ningún país aparecen los propietarios de las estaciones como concesionarios sino que en su lugar se encuentra el nombre de una sociedad anónima o de algún empleado de la empresa. Todos los documentos legislativos analizados permiten la publicidad comercial en alta proporción respecto al resto del contenido de la programación. En Brasil está señalado lo anterior en el artículo 94 del Decreto-Ley número 1949 del año de 1939; en México, en el artículo 30 del Reglamento de estaciones comerciales, culturales, de experimentación científica y de aficionados del 6 de febrero de 1942; en Cuba, en el artículo 27 del Decreto número 141 del 24 de enero de 1942; en Bolivia en el artículo 32 del Reglamento General de Radiodifusión del año de 1939; en Perú, en el artículo 22 del Reglamento General de Radiocomunicación del 28 de mayo de 1932; en Costa Rica en el artículo 22 del Reglamento de Estaciones Inalámbricas para aficionados y de radiodifusión de 1931; en Venezuela en el artículo 47 del Reglamento de Radiocomunicación vigente en el año de 1945 y en Ecuador en el artículo 32 del Reglamento de Instalaciones Radioeléctricas del 28 de marzo de 1941. Lo que estos datos señalan es que previamente a la fundación del organismo que asesorará e impulsará al nuevo invento de la televisión, existía ya en la industria radiofónica latinoamericana una organización eficiente y una uniformidad de criterios. Sólo hacían falta organizaciones nacionales para ser integradas en la Asociación Interamericana. De esto se encargarán los empresarios mexicanos, según testimonio del primer ideólogo de los radiodifusores privados: "Es conveniente recordar que hombres como el Lic. José Luis Fernández, el Dr. Luis de la Rosa, Clemente Serna Martínez y el Lic. Guillermo Salas, figuras prominentes de la radiodifusión mexicana, sembraron la semilla que habría de lograr la realización de la radiodifusión organizada en el continente. Con noble empeño y gran sacrificio, viajando por toda la América española, recorriendo país por país en un verdadero apostolado fueron fundando asociaciones de radio y ayudando eficazmente al establecimiento de un sistema interamericano de la industria. Junto con ellos, con su valioso apoyo, con su gran visión del problema, con su fe, en otro hombre: Emilio Azcárraga". (15) Si tenemos en cuenta los proyectos que para esta época ya tenían instrumentados las grandes corporaciones norteamericanas en América Latina, resulta entendible la premura por organizar a los concesionarios en cada país latinoamericano e integrarlos a un organismo interamericano. Siete años antes de la fundación de AIR, es decir, en 1939, la NBC inauguró en América Latina -con el auspicio y financiamiento de la United Fruit Company- la primera transmisión internacional de noticias diarias. En 1941, año en que la Comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos autorizó la plena explotación comercial de la TV, la NBC acordó crear el Pan American Network, compuesto por 92 estaciones, para la retransmisión de programas hacia América Latina. Y esto sin contar las acciones coordinadas en las divisiones eléctricas y electrónicas de la corporación madre RCA que pronto se apoderó junto a la General Electric de la fabricación de los receptores de radio, tocadiscos y televisores en Argentina, Brasil, Chile, México y Venezuela. La CBS también contribuyó a la prefiguración de esta red de dependencia creando en 1940 la Latin American Network, integrada por 64 estaciones radiodifusoras en 18 países. Si recordamos lo señalado sobre la necesidad que tuvieron los consorcios norteamericanos de contar con aliados criollos en los países donde comenzaban a operar para la obtención de las concesiones y para la legitimación del negocio, resulta evidente que la organización de los mismos era inaplazable. Contar con un grupo de presión nacional, respaldado por una organización interamericana que hiciera frente a la oposición que podían representar los gobiernos latinoamericanos fue una necesidad apremiante para los consorcios radiofónicos norteamericanos. De su primera experiencia en este enfrentamiento a los proyectos gubernamentales, la AIR salió fortalecida aunque momentáneamente derrotada. Nos referimos a los acontecimientos en Argentina en 1948. Cuando el primer gobierno peronista cumplía cinco años de vida la AIR realizó una de sus primeras asambleas generales en Buenos Aires. Uno de los propósitos centrales de la reunión era lograr la uniformidad de la legislación radiofónica de todo el continente. La delegación argentina no se mostró decidida a apoyar los proyectos de la AIR por ser contrapuestos a la política gubernamental de comunicación sostenida en esos momentos por Perón. La prensa argentina dio amplia difusión al hecho desacreditando con ello a la recién fundada asociación de radiodifusión. Años después, en 1953, Ecuador fue escenario de una eficiente presión de la AIR, sin intermediación de la Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión. Y señalamos que la presión fue eficiente porque al igual que en la Argentina, gobernaba un caudillo Populista: José María Velasco Ibarra, que fue llevado al poder con el apoyo popular. En noviembre del año mencionado, este gobernante decidió cerrar el edificio donde operaba el diario El Comercio y la estación radiofónica "Radio Quito", filial de la CBS. El motivo de la clausura fue una negativa a difundir un comunicado oficial. Al conocer los hechos, Emilio Azcárraga, en su carácter de presidente de la AIR y como representante de los intereses de la CBS en "Radio Quito", afiliada a RPM, envió una atenta protesta a Velasco Ibarra, que motivó la reapertura de la estación. En esta ocasión a Azcárraga le bastó hacer mención de la "Doctrina Panamá" y del respaldo que a ella daban todos los radiodifusores del continente. (16) Casos similares de presión los tenemos en casi todos los países latinoamericanos, sobre todo en aquellos donde la clase dominante no pudo darse una representación política única y aceptable para todos los grupos sociales y donde surge un régimen populista. El caso de México es en este sentido representativo. Aquí, la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, miembro de la AIR, ha sido actor fundamental en reiteradas presiones sobre el Estado. En 1960, año en que por primera vez el Estado Mexicano decidió regular el contenido de las transmisiones radiofónicas y televisivas, se dio la primera actuación de la Cámara como grupo de presión


logrando modificar el proyecto de Ley Federal de Radio y Televisión aprobado por la Cámara de Diputados y que contenía restricciones de la publicidad comercial. La vía de presión se ejerció a través del Senado de la República, mismo que enmendó la ley en beneficio de los empresarios. En 1969 lograron establecer una forma de pago de impuestos alternativa a la propuesta por el gobierno de Díaz Ordaz; éste planteaba que el Estado participara en la industria controlando el 49% de las acciones de canales y estaciones, que serían depositadas en fideicomiso en un banco estatal. De lo contrario exigía de los concesionarios el 25% de sus ingresos brutos. La Cámara, a través de seis meses de negociaciones con funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, logró que el impuesto se pagara con espacio de transmisión, que los concesionarios cederían al Estado sabiendo de antemano que en aquella época el Estado no contaba con la infraestructura indispensable para utilizarlo. En 1973 y en 1975 los concesionarios organizados evitan la promulgación de una nueva Ley Federal de Radio y Televisión que según había sido anunciado por el Presidente Luis Echeverría, modificaría sustancialmente el régimen de concesiones a que estaba sujeta la industria de radio y televisión. En este período los dos grupos económicos que manejaban la televisión comercial: Azcárraga-Alemán y Monterrey se fusionaron en una misma sociedad anónima dando lugar al consorcio Televisa, S.A. que se encargó de ejercer la presión. En el lugar de la ley anunciada se publicó en el Diario Oficial del 4 de abril de 1973 un Reglamento que amplía aún mas las facilidades que la Ley de 1960 concede a los industriales privados. Otra presión de este grupo, que no requirió más de la Cámara de Radio y de TV ni de la AIR para su trabajo político, se dio en 1979. En presión directa ante el Presidente de la República frenó el proyecto de la fracción progresista de la burocracia política que intentaba legislar en materia de radio y televisión para dar participación en la emisión de programas a distintos sectores sociales. Ante la presión de los industriales privados el Presidente López Portillo prometió no legislar al respecto, pese a que la Constitución se había modificado en 1977 para dar cabida al proyecto en cuestión. (17) Creemos que en los años ochenta el capital transnacional no necesita más de organismos como la AIR. Esta fue útil en los momentos de gestación y desarrollo de la industria televisiva. Ahora en los países donde se ha dado una modernización del Estado capitalista, éste ha hecho suyo el modelo televisivo comercial y lo instrumenta en colaboración directa o indirecta con las empresas privadas de televisión. Un cuarto de siglo, después de la aprobación de las Bases para la legislación uniforme sobre radiodifusión, que se hiciera en la Ciudad de México en 1959, puede decirse que los objetivos ahí esbozados se cumplieron sobradamente: se consideró a la radiodifusión como una actividad de interés público y, no como un servicio público como proponían algunos gobiernos, (punto lo de las Bases); las emisoras quedaron principalmente en manos privadas y de manera secundaria bajo control estatal (punto 2º de las Bases); las emisoras son las únicas que deciden sobre el contenido de su programación (punto 8º de las Bases); las concesiones se otorgan por tiempo ilimitado o son renovadas automáticamente (punto 10º de las Bases) (18). Durante la década de los años sesenta y buena parte de los setenta la AIR fue organismo encargado de defender estas Bases, mientras los grupos de presión nacional hacían suyo el procedimiento. En México, desde los años setenta, son los dirigentes del monopolio televisivo quienes presionan directamente al Presidente de la República, para la realización de sus proyectos. En la presión de 1969 todavía se utilizó la intermediación de la Cámara de Radio y Televisión, organismo miembro de la AIR. Lo mismo sucedió por ejemplo en Uruguay en 1967 cuando el Servicio Oficial de Radiodifusión del Estado (SODRE) intentó poner su canal 5 en competencia con los canales privados. Encontró la oposición de la Asociación Nacional de Broadcasters Uruguayos, miembro de la AIR, que tras una campaña en la prensa obligó al Canal 5 a transmitir en la forma en que siempre lo había hecho. Lo mismo sucedió en 1975 en Venezuela cuando el gobierno quiso comprar un canal privado en quiebra, el Canal 8 de "Venezolana de Televisión" para difundir el mismo tipo de programación que los canales privados y competir con ellos. No pudo. La Asociación Nacional de Radiodifusores Privados y la Asociación Nacional de Anunciantes le advirtieron que esa labor correspondía a la empresa privada. Canal 8 quedó con publicidad gubernamental. (19) Lo que era válido en 1955 cuando AIR contaba con 4,000 radiodifusoras-miembros, ya no lo es ahora cuando los consorcios informativos realizan una labor política producto de una experiencia de 40 años. La AIR había recomendado, desde su fundación, que sus agremiados no habían de apartarse de la legalidad instaurada por los Estados Nacionales. Sobre esta base, ideólogos del organismo pudieron afirmar lo siguiente sobre sus primeros años de actividad: 'Trabaja, y su labor es fructífera en todos los casos en que interviene como órgano conciliatorio y orientador. Sabe resolver los conflictos dentro de la dinámica de nuestro tiempo. Sus actuaciones, a veces múltiples y difíciles, encuentran siempre la fórmula básica de la convivencia. Sin recurrir a extremadas estridencias, sabe mover sus tácticas y obtener, los resultados más satisfactorios" (20). Pudo, en efecto, realizar una labor fructífera durante treinta años. Pero al cabo de estos, cuando se opone la actividad que en materia de comunicación despliega la UNESCO, organismo internacional de reconocido prestigio, la eficiencia de la AIR decrece a gran velocidad.


A partir de 1946, año en que la UNESCO preparó un informe sobre las necesidades de los medios de información en los países devastados por la guerra, la posición de este organismo ha variado considerablemente en favor de los países débiles. En el caso de América Latina ha apoyado el fortalecimiento de los sistemas gubernamentales de comunicación para contrarrestar la influencia de los consorcios privados (21). La AIR no ha dejado de oponer a la acción de la UNESCO en este campo. Un ejemplo muy claro fue lo acontecido después de la Reunión Latinoamericana de Expertos en Políticas Nacionales de Comunicación, celebrada en Bogotá, Colombia, en julio de 1974, con el patrocinio de UNESCO. La AIR reunió a su Comisión de Acción Cultural y la encargó evaluar la Reunión de Bogotá, cuyo documento final propone formas alternas de propiedad. El informe de AIR dice que "el documento en cuestión es con una línea política que, por hacer una peligrosísima supervaloración del poder del Estado tiende a construir 'un hombre para el desarrollo' en vez de construir las bases de una política de desarrollo para hombres libres". ... "La conclusión es inequívoca: débese totalizar todo, débese estatizar todo, para que el mito 'desarrollo integral' y del 'cambio social', que no se dice en qué consiste, pueda realizarse plenamente... Las posiciones de tal reunión de expertos nos parecen de tal gravedad para la supervivencia en América Latina, de todos los medios libres de comunicación social, que en el Acta de nuestras deliberaciones propusimos una serie de acciones que deben contrapesar su influencia en la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas de Comunicación en Latinoamérica, convocada para el presente año". (22) Y en efecto, en San José de Costa Rica, en julio de 1976, intentarán contrarrestar la influencia de la Reunión de Bogotá desplegando una abierta oposición y una campaña de desprestigio contra la UNESCO, que provocó las siguientes palabras del Director General de este organismo en el discurso inaugural: "Nunca se había dado el caso de que una conferencia fuera objeto de controversias antes de haber tenido la ocasión de expresarse, que haya sido impugnada por determinados grupos antes de celebrarse o que haya avivado las pasiones antes de que la opinión pública tenga la posibilidad de enterarse de la naturaleza de sus labores o de las conclusiones de sus debates". (23) La AIR desplegó tal fuerza para desacreditar a la UNESCO, que logró arrastrar en su objetivo a las agencias de noticias AP y a la UPI, quienes dieron mucho más difusión los ataques contra M'Bow, director de la UNESCO, que a su discurso. Esta acción no es de extrañar si tenemos presentes los objetivos que tenían en mente los consorcios NBC y CBS cuando le dieron vida a la AIR y si se toma en cuenta que esta conferencia de la UNESCO buscaba intercambiar experiencias sobre sistemas de comunicación en relación con el desarrollo económico y social y estudiar el establecimiento, tanto en el nivel nacional como regional, de infraestructura gubemamental de carácter administrativo, técnico, de investigación y de formación para formular, aplicar y evaluar las políticas de comunicación". (24) La ofensiva de la AIR en contra de UNESCO y su evidente labor como grupo de presión internacional ante los gobiernos latinoamericanos durante treinta años, le han traído un fuerte desprestigio que ha obligado a los máximos representantes del capitalismo mundial a redefinir su estrategia para el control de la televisión. La penetración se realiza ahora por conducto de las burguesías criollas detentadoras de los concesionarios, quienes se han encargado de vincularse a los gobiernos y a los centros académicos en búsqueda de legitimidad. CONDICIONES PARTICULARES DE LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS QUE PERMITIERON EL DESARROLLO DE LA TELEVISIÓN TRANSNACIONAL

En los años ochenta, cuando el "modelo europeo" está comercializado y cuando las parabólicas proliferan, no puede hablarse más de "modelo norteamericano": ha comenzado la era de la televisión transnacional. De la televisión que no conoce fronteras entre los Estados nacionales porque sus gobiernos han establecido vínculos e trechos con el capital financiero internacional y porque la señal de los satélites es captada por antenas que prescinden de las infraestructuras estatales ¿Cómo comenzaron los países de América latina, a abrir sus puertas a la televisión transnacional? Si bien podemos hacer generalizaciones sobre el Estado en América Latina, no podemos, a partir de ellas explicar por qué en algunos países como Chile no son los consorcios radiofónicos los concesionarios de la televisión. Sería indispensable, entrar en las notas características de cada formación social. Respecto al momento en que surge la televisión hay países pioneros como México, Brasil y Argentina y países retardados como Paraguay y Bolivia. Entre la aparición de la televisión en el primero y en el último transcurren 19 años. La diferencia está marcada por el grado de industrialización. Sin embargo, éste no nos explica por qué si en México y Argentina encontramos entonces el mismo grado de industrialización, en el primero no hay ninguna injerencia estatal en los primeros diez años y en el segundo, en este mismo período se desarrolla con fuerza las emisoras estatales. Las razones se encuentran en el ejercicio del poder político. Ambos


factores: grado de industrialización y peculiaridad de las formas de gobierno serán determinantes en la mayor o menor penetración del modelo de televisión norteamericano y de sus consorcios impulsores. El surgimiento temprano o tardío de la televisión está en relación con la capacidad que desarrolló cada país para sustituir importaciones y con el grado de expansión que alcanzó su sector industrial. Ante la imposibilidad de tratar monográficamente el surgimiento y desarrollo de la televisión en cada uno de los países latinoamericanos los agruparemos según su grado de industrialización, haciendo referencia específica sólo en caso en que sus particulares circunstancias lo ameriten. (25) En un primer grupo están los países cuya industrialización se dio antes de la segunda guerra mundial (en algunos casos desde finales del siglo XX) y fue resultado de la expansión y transformación de su sector primario exportador. Quedan comprendidos aquí: México, Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Uruguay. En un segundo grupo están los países cuya industrialización fue producto de la integración monopólica mundial y se da bajo control directo de capital, extranjero. Entre estos podemos distinguir los que se industrializan inmediatamente después de la segunda guerra, como son Perú y Venezuela. Y los que lo harán hasta finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, como: Ecuador, Costa Rica, Guatemala, Bolivia, El Salvador, Panamá, Nicaragua, Honduras, República Dominicana. Cuba entra en este grupo, con la salvedad de que su proceso de industrialización comienza con la Revolución, a partir de 1959. Por último están los países de estructura agro-exportadora sin diversificación industrial, como Paraguay y Haití. En los países del primer grupo, a diferencia de los del segundo, cuando aparece la televisión cuentan ya con un mercado nacional estructurado y con un sector industrial cuyo proceso productivo estaba organizado en base a relaciones capitalistas. Esto hace que estén abiertos para adaptarse a las necesidades de expansión del capitalismo mundial. Si para esos momentos los consorcios norteamericanos requerían dar salida al mercado a una gran cantidad de mercancías elaboradas al aumentar el grado de productividad, y esto se lograba con la circulación y el consumo aumentados por la publicidad en la televisión, era difícil que las estructuras productivas de los países avanzados de América Latina no se adecuaran a esta necesidad. Sin embargo, no en todos los países de este primer grupo la adecuación se hace al mismo tiempo. En dos de ellos, Argentina y Chile, el proceso es más lento debido a la posición nacionalista del Estado en esos momentos. En Brasil y México, los antiguos concesionarios de radio se aprestaban a modernizarse para dar cabida al nuevo invento de la televisión, y para expandir aceleradamente la cobertura de las emisoras, hecho que se da sin objeción alguna por parte de los grupos gobernantes. En Colombia y Uruguay, la televisión aparece cuatro y seis años, respectivamente, más tarde que en México y Brasil, debido a que poseen un ritmo de industrialización menos rápido, y a diferencia de Argentina y Chile no encuentra la televisión obstáculo alguno para expandirse, por parte del gobernante, puesto que las burguesías colombiana y uruguaya puede decirse que se encuentran en el poder. Dada la trayectoria comercial de la radiodifusión argentina, que llegó a contar en 1945 con 14 estaciones afiliadas a la NBC (26), y con 12 estaciones afiliadas a la CBS (27), era previsible que estos consorcios impulsaran también el desarrollo de la televisión pero se encontraron con un obstáculo: la política del Gral. Juan Domingo Perón en materia de difusión masiva que formulaba el control estatal para los medios informativos. Es así que la televisión surgida en movimientos de apogeo peronista queda en manos del Estado. El Canal 7 de la televisión nace bajo el auspicio estatal y la dirección de J. Yankelevich, concesionario de Radio Belgrano. Estación radiofónica afiliada a la CBS. Sin embargo al término del régimen peronista, Aramburú abandona la política de su antecesor sobre comunicaciones y las tres grandes cadenas norteamericanas entran a los canales de la televisión argentina. La NBC en el Canal 9 vinculado a la productora Telecenter, la CBS al Canal 13-Proartel y la ABC al Canal 11 -Teleinterior. Cabe mencionar la vía de entrada del capital CBS es Goar Mestre, cubano casado con argentina, primer presidente de la AIR. (28) El freno momentáneo al capital transnacional no es privativo de Argentina. Se da en varios países en los momentos de hegemonía de un gobierno populista o de un cambio cualitativo en la cúspide del poder político, como durante el régimen de la Unidad Popular en Chile. La televisión en este país sigue una trayectoria que hasta 1973 parece distinta a la del resto de América Latina. La legislación de 1959, año en que surge la televisión, reserva su uso al Estado. Siendo esto así, las concesiones se otorgan a las universidades y corporaciones públicas. El Canal 7 constituirá la red nacional de la televisión chilena, los canales 13 y 4 serán operados por la Universidad Católica, en Santiago y en Valparaíso, y el Canal 9 por la Universidad de Chile. La televisión nace en este país sin publicidad comercial, pero problemas de financiamiento obligan a aceptar anuncios con los que los canales universitarios se convierten paulatinamente en estaciones comerciales. Esto va muy acorde con la política general de gobierno de Jorge Alessandri, caracterizado por restaurar el sistema de libre empresa afectado por el gobierno del Frente Popular, influido por partidos de izquierda. Durante el régimen del demócrata-cristiano Eduardo Frei se fortalece la dependencia de las cadenas norteamericanas, al grado de que para 1968 el 46% de la programación del Canal 13 es de origen extranjero (29). La dependencia que en los años cuarenta llegaron a tener las estaciones radiofónicas hacia la programación de la NBC y de la CBS


vuelve a hacerse presente. En estos años hubo 6 estaciones afiliadas a la NBC (Radio el Mercurio, Radio Cristóbal Colón, Radio La Frontera, Radio Simón Bolívar, Radio La Serna, Radio El Loa y 3 afiliadas a la CBS cuyo concesionario era la Sociedad Nacional de Agricultura. (30) Bajo el gobierno de Freim Edwars, dueño del Mercurio, representantes del capital Rockefeller y concesionarios de Radio Recreo y Radio Corporación, llega a ser presidente de la SIP, organización que tiene los mismos fines que la AIR. Bajo el gobierno de la Unidad Popular la trayectoria comercial de la televisión no se alteró sustancialmente: 'Los canales adscritos a la línea gubernamental pasaron a la defensiva, limitándose a tratar de desmentir las afirmaciones de la reacción. La falta de una política comunicacional impedía sin embargo el desarrollo de formas elementales de defensa... no se produjeron modificaciones en la temática de los programas y se mantuvo, inclusive, un porcentaje considerable de las clásicas series extranjeras". (31 ) Si bien hubo un freno momentáneo a la expansión del capital transnacional, como dijimos anteriormente, éste continuó su avance en el terreno de la televisión. Tras el golpe militar, la AIR propuso nuevos proyectos de programación al régimen de Pinochet. Brasil y México son dos casos en los que el desarrollo de la radiodifusión y posteriormente de la televisión se dan de manera muy similar, sin relación entre uno y otro. Ni el varguismo, ni los regímenes de la Revolución Mexicana impidieron en ningún momento la implantación del modelo norteamericano de radiodifusión. Marinho y Azcárraga cumplen con eficacia su papel de agentes criollos, el primero a través de la Red Globo y el segundo con la cadena EW, para mencionar las más importantes. Los mismos concesionarios de la radio, pasarán después a operar la televisión. Radio Tupu, por ejemplo, que en 1945 opera con las siglas PRG3 con sede en Río de Janeiro, se convertirá más tarde en una de las más grandes cadenas de televisión junto con la Globo. (32) Colombia es un país donde se advierte con mayor claridad que la burguesía como clase influye directamente en el Estado. Si bien esto sucede en términos generales en los países latinoamericanos, no se da una identificación tan directa entre la clase gobernante y los concesionarios de radio y televisión como en este caso. El representante local del capital norteamericano en Colombia es el mismo gobierno, por lo que no parece justa la afirmación de algunos investigadores como Pasquali, de que este país posee televisión estatal, y que por lo tanto es distinto a los países con televisión privada. No hay tal diferencia. Colombia es un país dependiente completamente de los consorcios estadounidenses. Sus primeras estaciones fueron fundadas por ellos: en 1940, la Voz de Bogotá (HJCC) dependía de la NBC, Radio Manizales (HJFD) establecidas en 1931 dependerá después de la CBS y La Voz de la Víctor (HJCI), posteriormente llamada la Voz de la Victoria, era capital de la NBC-RCA Víctor, que entró a Colombia a través de Radio Programas de México. En el año en que aparece la televisión es declarada servicio público, porque su surgimiento coincide con un breve espacio de populismo militar encabezado por Rojas Pinilla. La cadena de televisión Caracol está en manos de López Michelsen, expresidente de la República, e hijo de López Pumarejo cuyo primer gobierno comenzó en 1934. (33) Uruguay es un país donde se da sin ninguna particularidad la fórmula típica: dependencia de las cadenas norteamericanas, mismos concesionarios principales en radio que en televisión, anuencia de los gobiernos para el desarrollo comercial de ambos medios. Las cadenas radiofónicas afiliadas a la NBC fueron: Radio Libertad y la Cadena El Espectador con diez estaciones afiliadas en las principales ciudades. Las afiliadas a CBS fueron CX16, Radio Carve de Montevideo y CXAB Radio Real de San Carlos en Colonia. (33) El concesionario de radio, Raúl Fontanina, cuarto presidente de la AIR; controlará después el Canal 10 de televisión. El batllismo en la cúspide del poder político facilitará la instalación de las emisoras. El padre, Batlle Ordóñez consolida los intereses de la burguesía industrial nacional y el hijo, Batlle Barres, bajo cuyo segundo gobierno surge la televisión continúa la misma línea. En Venezuela a y Perú los gobiernos de aquella época abren el camino a la televisión comercial privada. En el primer país la dictadura militar-policial, a través de Televisora Nacional, instala el primer canal, dando facilidades después el capital foráneo, que en el caso de Proventel llega a ocupar un 40 % correspondiendo las acciones de Goar Mestre representante en Venezuela del Capital CBS. En el Perú, el gobierno de Manuel Prado, a través del Ministerio de Educación y por un convenio con la UNESCO instala el Canal 7 y se reserva el Canal 5. El Canal 2 se otorga en concesión al industrial Cavero, -enlace con la AIR-, quien controlaba 26 emisoras de radio, organizadas en la Federación Peruana de Radiodifusión afiliada tanto a NBC como a CBS. El Canal 13 lo manejará la familia Delgado Parker asociada al capital CBS a través de Goar Mestre. En 1968 con la entrada del gobierno militar nacionalista y antioligárquico, la televisión comienza a ser fuertemente criticada hasta que en 1971 se promulga la Uy General de Telecomunicaciones que reserva al Estado la explotación de la televisión. En 1975 con la destitución de Velasco Alvarado comienza el retroceso manifiesto por la actual transmisión de las series extranjeras comerciales, con la modalidad de que el Estado es el depositario del 51% de las acciones. (35) El resto de los países con la industrialización tardía no presenta ninguna particularidad digna de ser resaltada, al menos en las primeras décadas de la radio y la televisión. En todos ellos la radiodifusión nace afiliada a los consorcios norteamericanos y en siete de ellos: Ecuador, Panamá, República Dominicana, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Costa Rica, se da también una dependencia


de Radio Programas de México. El único caso que merece mención aparte es Cuba, ya que siendo un país cuya industrialización se da con la Revolución a partir de 1959, posee una infraestructura televisiva importante desde 1950. Es decir, junto con México y Brasil, es país pionero en esta industria. En Cuba, al igual que en México, se da el caso de un agente del gran capital que consigue concesiones para las dos cadenas norteamericanas: el multicitado Goar Mestre. El Primer Congreso de Educación y Cultura tras de señalar que los medios de difusión constituyen poderosos instrumentos de conformación ideológica, lleva a la toma de las siguientes medidas: "1. Racionalización de instalaciones y equipos y concentración de los recursos para mejorar plantas y canales. 2. Extensión de las señales de radio y televisión. 3. Formación del departamento de controles remotos. 4. Fundación de Telerebelde. 5. Creación de la programación educacional universitaria". A partir de 1971, el gobierno cubano intenta modificar los hábitos estéticos heredados de la penetración ideológica anterior a la Revolución y anteponerles un proyecto alternativo de comunicación colectiva. EPÍLOGO Esperamos que este ensayo haya mostrado que detrás de decisiones como la recientemente tomada por el gobierno peruano en materia de satélites de comunicación, no está solamente la asesoría de la experimentada familia televisiva de los Delgado Parker, sino los resabios de un viejo modelo comercial de televisión y de una organización política del capital privado de los empresarios latinoamericanos. Para éstos, tal parece que los tiempos no han cambiado; hoy quieren configurar un sistema de satélites llamado Panamsat, así como hace medio siglo integraron la Panamerican Network de Radio con capital de la NBC. No resta más que preguntamos si ante este panorama podemos concentrar todas nuestras energías en aquéllos que están delante del receptor de radio y de la pantalla de televisión, o si conviene mantener un pie en esa ya larga lucha por lograr que sean muchas plurales las voces de quienes hablen desde la radio y la televisión de nuestros países. Notas 1. Satellite News. Vol 9, No. 15. April 14, 1986. Washington, D.C. Y TAMBIEN EN: Communication Week nota de Leonard Heymann "Panamsat, Perú Pair; Intelsat Imperiled? April 14, 1986. 2. Para mayores datos sobre el Sistema Panamsat consultar: "La nueva tarea de Azcárraga: consolidar su empresa de satélites en Estados Unidos". En: revista Proceso, 18 agosto 1986, No. 511 pág. 23 a 25. México, D.F. 3. "Pacto Andino: Tendrá su satélite propio en 1990" Notas de la agencia de noticias Alasei, fechada el 17 de diciembre de 1984 en Lima. La continuidad de este proyecto bajo el gobierno de V. Barco fue anunciada por el Ministro de Comunicaciones de Colombia ante la Comisi6n Sexta del Senado el 8 de octubre de 1986. (Ver: El espectador pág. 13-A y El tiempo pág 6-A, ambos del 9 de octubre de 1986, Bogotá, Colombia). 4. Thomas W. Lamont, "The effect of the War on Americas Financial Position" En Academia Norteamericana de Ciencias Políticas y Social. The Annals. Julio de 1915. pp. 106 - 112. Citado por: Paul M. Sweezy y Harry Magdoff, Dinámica del capitalismo norteamericano. Editorial Nuestro Tiempo 1972. México. P. 229. 5. NBC: National Broadcasting Corporation, filial radiofónica y televisiva de la Radio Corporation of America. CBS: Columbia Broadeasting System. 6. Citado por Herbert I. Schiller, en: Comunicación de masas e imperialismo yankee. Editorial Gustavo Gil¡. Barcelona, España 1976. En el capítulo "Las comunicaciones internas norteamericanas". p. 11. 7. Pasquali, Antonio. Comunicación y Cultura de Masas. Monte Avila Editores. Caracas, Venezuela, 1963. 8. Pasquali, Antonio. Datos presentados en los Cursos de Invierno 1978 "Comunicación y Dependencia en América Latina", organizador por el Centro de Estudios de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Febrero de 1978. 9. Para mayores datos sobre el surgimiento de la industria radiofónica en México consultar: Mejía Barquera, Fernando. La industria de radio y televisión y la política del Estado Mexicano (Orígenes y desarrollo). Tesis de licenciatura. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM, 1981. México. 10. Fuentes; Escritura No. 258 en libro de T. Crescencio Pacheco, notario Público de Monterrey, N.L. y Registro Público de la Propiedad de la Ciudad de Monterrey: Inscripción No. 25 del Libro de Tercero, Volumen I, Folio 121 a 125. Edo. de Nuevo León, México. 11. Los datos sobre afiliación de estaciones radiofónicas en este año, fueron tomados de: Anuario Radiofónico Panamericano 1945 1946. No. 1 Año 1. Publicaciones Montaño. 1946. México. 12. Publicado en "El Heraldo de México- el 27 de abril de 1976. Este es uno de los seis diarios mexicanos que pertenecen a la SIP como asociados.


13. El subrayado es nuestro. Tomado del discurso que pronunció Goar Mestre ante los directores y miembros de la Asociación de Radiodifusores Canadienses. Citado por Vicente Vemi; en: El Quinto Poder. Editora Ibero Americana. 1955. México. p. 168. 14. Las estaciones latinoamericanas que pertenecen a la red radiof6nica de RPM en el año de 1945 son: HJCI y HJCS de Bogotá, Colombia; HJDQ y HJDA de Medellín, Colombia; AJAH y HJAN de Barranquilla, Colombia, HJEB y HJER de Cali, Colombia; HJFL y HJFE de Pereira, Colombia; HJFM de Armenia, Colombia; HJOE de Bucaramanga, Colombia; HJBC de Cúcuta, Colombia; HJAR de Cartagena, Colombia; TIGPH-1, TIGPH-2 y TIEP de San José, Costa Rica; HCQR de Quito, Ecuador, HC2AJ de Guayaquil, Ecuador; YSR de San Salvador, El Salvador; OAX4F de Lima, Perú; HRN de Tegucigalpa, Hondura, YNOW de Managua, Nicaragua; HOK de Panamá, Panamá; HOC de Colón, Panamá, HIN de Ciudad Trujillo, República Dominicana; CX14 de Montevideo Uruguay. Fuente : Anuario Panamericano. p. 169. 15. Verni, Vicente. Ob. cit. p. 177. 16. El texto de la carta aparece en V. Verni. Ob. cit. p. 204 17. Para mayores detalles sobre la presión de Televisa en 1979, consultar: Fernández Christlieb, Fátima. "El derecho a la informaci6n y los medios de difusión masiva" En: México, hoy Siglo XXI Editores, 1979. México Los casos de las presiones efectuadas en 1960, 1969 y 1973 encuentran en: Fernánde Christileb, Fátima. Los Medios de difusión masiva en México Juan Pablos Editor. México 1982. 18. Estos puntos para la formulación de las Bases fueron revisé dos en las Asambleas General de la AIR celebradas en Puerto Rico en 1953 y Punta del Este Uruguay en 1957. Los 14 puntos básicos para la legislación d la radio pueden consultarse en Fernández, José Luis. Derechos de la Radiodifusión. Edición de Autor. Impreso en Editora Olimpo, 1960. México. p. 114 19. Citado por Barros Lemez, Alvaro En: La televisión en América Latina. Cuadernos ININCO Núm 3 Instituto de Investigaciones d la Comunicación. Facultad d Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela Caracas. 1977. p. 4. 20. Verni, Vicente. ob. cit. p. 180 21. Para un análisis de la posición de la UNESCO sobre los medios de información masiva, consúltese: Seiser, Gregorio y Roncagliolo, Rafael. Trampas de la información y neocolonialismo Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales. 1979. México. 22. El informe de la Comisión Cultural de la AIR sobre la reunión Latinoamericana de Expertos en Políticas Nacionales de Comunicación celebrada en Bogotá, Colombia, en julio de 1974 aparece comentado en el texto titulado Políticas Nacionales de Comunicación en América Latina: los primeros pasos, de Luis Ramiro Beltrán, preparado por la Conferencia Internacional sobre Política y Planificación de Comunicaci6n para el Desarrollo, abril 5 - 10, East West Center, East - West Comunication Institute, University of Hawaii, Honolulu, Hawaii. 23. Discurso inaugural en la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas de Comunicación en América Latina y el Caribe, Proyecto de Informe Final, UNESCO, San José, Anexo H, 12 de julio de 1976. Citado en: Seiser y Roncagliolo. ob. cit. p.63. 24. Documento Central de la Conferencia (COM-76/LACCOM/3) citado en: Díaz Rangel, Eleazar, Pueblos sub-informados Monte Avila Editores, Caracas, Venezuela, 1976. p. 17. 25. Para el agrupamiento utilizare mos la tipología de Bambirra, Vania. El capitalismo depen diente latinoamericano. Siglo = Editores. Primera Edición México 1974. 26. (LR4, LR5, LRS1, LW1 LT2, LU3, LU6, LT4, LW7 LU5, LW8, LU4 y LU12). 27. (LR3, LU7, LV3, LV14 LV10, LT1, LV1, LV13, LV4, LV11, y LV12). 28. Para ampliar la información sobre el surgimiento y desarrollo de la televisión argentina, consultar: Schmucler Héctor. "Los medios masivos de comunicación en la Argentina". En: Cuadernos del Centro de Estudios de la Comunicación Núm. 4. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Nacional Autónoma de México. 1979. México. Muraro, Heriberto, ob. cit. y Muraro. H. El caso de Argentina, en: El Estado y la Televisión. Nueva Política. Núm, 3 vol. 1 julio septiembre 1976. México. 29. Citado por Rodríguez, Abelardina. En: El Estado y la Televisi6n Nueva Política. Núm. 3.3 julio-setiembre 1976 México. p.113. 30. Fuente: Anuario Panamericano. ob. cit. p. 161. 31. Rodríguez, Abelardina, ob. cit. P.115. 32. Para mayores datos sobre la televisión en Brasil consultar: Caparelli, Sergio. Televisao e capitalismo no Brasil L&PM Editor. Porto Alegre, Rio Grande do Sul, Brasil 1982. 33. Mayores datos sobre la televisi6n en Colombia en: Las políticas de comunicación en Colombia. Estudio realizado por el Departamento Técnico de Causa Común bajo la dirección del Dr. Carrizosa Alajino. Editorial de la UNESCO. 1976. París. 34. Fuente: Anuario Radiofónico Panamericano 1945 - 1946. Más datos sobre la televisión en Uruguay, en: 1.O.J. Uruguay and mass media today, Journalist´s; Affairs. Prague 1974. 35. Para ampliar la información sobre la televisión en Venezuela, consultar, Capriles, Oswaldo. En: El Estado y la Televisión ob. cit. Pasqualli, Antonio, ob. cit. El Caso de Perú: Ortega, Carlos y Romero, Carlos. Las políticas de comunicación en el Perú. Editorial de la UNESCO, 1976. París. Gargurevich Regal, Juan. El Estado y la televisión ob. cit. 35. Recientes declaraciones del Director General de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones 36. ENTEL-PERU, Dr. Jorge Fermi aparecidas en el diario El Comercio de Lima el día 14-06-87, varias Santana, Joaquín., Análisis del Caso de la televisión cubana En: El Estado y la televisión. ob. cit. p. 109 y sigs. semanas después de elaborado el Trabajo que expone a continuación Fátima Fernández permiten constatar que el Perú no ha firmado ninguna decisión de ingreso en PANAMSAT por el contrario, en esa entrevista el Dr. Fermi señala que el Perú no sólo seguirá siendo miembro de INTELSAT sino que además


profundizará su presencia en ese Organismo aprovechando las posibilidades que le brindará el nuevo Programa de Renovación Tecnológica de Satélites denominado F-15, en el cual este país está especialmente interesado.


EL DERECHO IMAGINACIÓN El poder atraviesa la sociedad hablando a través de sus órdenes que ejercen una violencia simbólica en un sistema de dolor. Son peligro las consignas, las opiniones colectivas, las corrientes de pensamiento hecho a medida. Debemos insistir en el derecho a la Imaginación. Daniel Prieto incide en la relación que establece el niño con este imaginario de muerte a través de los medios de comunicación y diferentes instituciones. la TV propone un mundo de violencia donde se destruyen los seres humanos, y el medio ambiente en un contexto donde lo grotesco y la fealdad se absolutizan y se posterga la capacidad expresiva de los niños. El aporte de¡ artículo comprende una novedosa reflexión sobre las últimas series de dibujos animados: Mazzinger y Los Transformers, quienes se suman a Cobra y Rambo, Los Profesionales y Miami Vice en el discurso de la muerte. Por respuesta Prieto propone rescatar el amor, la creatividad y la solidaridad, retomar estos valores que constituirían el resquicio a través del cual se anuncian formas de relación diferentes. Esta ponencia fue presentada durante la 2a. Reunión de la Asociación Latinoamericana contra el maltrato del menor en noviembre de 1986 en la ciudad de Guayaquil.


Una orden, afirma Canetti, es como un aguijón que queda clavado, intacto, en lo más hondo del ser de quien lo recibe. Basta que asome una oportunidad, para que a su vez éste use el aguijón recibido. Y así sucesivamente. Órdenes y violencia marchan juntas. Una orden es una forma de violencia simbólica capaz, a menudo, de golpear más que la violencia física. Y es que, a fuerza de órdenes, se va entretejiendo la trama íntima de nuestro ser. "Tanto aguijón clavado termina por volverse natural, como masticar y hablar. Uno acaba por identificarse con los aguijones, con esos símbolos violentos que llegan desde múltiples bocas, Y como nadie es sino su historia, y como la propia identidad se conforma por lo que vamos viviendo, y como nadie salta graciosamente por encima de su pasado, terminarnos siendo también nuestros aguijones. Hay un sostenido aprendizaje de la violencia que arranca en la más lejana infancia, hay una acumulación de órdenes, de símbolos a menudo feroces, que adquieren tanta consistencia como nuestros huesos. Existe gente, suele afirmarse, capaz de matar por defender un prejuicio. Falso. No es un prejuicio lo defendido. Es el propio ser en el cual ese prejuicio, o ese ámbito de prejuicios, constituyen una parte imposible de arrancar sin herir, sin desgarrar. Y es que los aguijones echan raíces, se hacen uno con nosotros, hasta que terminamos por ser ellos. Cuanto más largo ese proceso de acumulación, cuanto más intensa y prolongada haya sido la corriente de órdenes, más constituido estará el ser de multiformes aguijones. Y más difícil será arrancarlos, y más fácil será lanzarlos en todas direcciones. ¿Por qué las órdenes? El poder habla, a través de ellas. Y no solo el inmenso, el sin márgenes, sin frenos. Está también el otro, el que alcanza apenas un espacio miserable, el que se practica entre dos seres, con un gesto, con una mirada, un movimiento apenas perceptible de la cabeza. El poder atraviesa de parte a parte la sociedad, y con él van las órdenes. No hay poder posible sin un orden; sin un ser, una situación, una sociedad literalmente ordenadas. Por eso la infinita multiplicación de las bocas, por eso tantos canales por donde se precipitan feroces torrentes de aguijones. El ordenamiento social a escala gigantesca y escala de lo más íntimo de cada uno de nosotros. Simetría perfecta, si se lograra, sistema perpetuado por todos los siglos, organismo inmutable. Pero ¿puede amar alguien semejante perfección? ¿Puede alguien anhelar el equilibrio total de la violencia? Duelen los aguijones, abren heridas. Un sistema perfecto, fundado en la violencia simbólica, es un sistema de dolor, de la muerte, de la entrega de una parte del propio ser, la mejor que tenemos o que podríamos tener, la que busca formas distintas de relación, la que piensa en que no solo el poder organiza y recorre todos los rincones de la sociedad; la que prefiere una imperfección en la que entren la creatividad, el amor, la solidaridad, a la helada perfección de la violencia. Esa parte nuestra capaz el imaginar la vida de una manera distinta, de crear y recrear, de indagar, de criticar, de percibir y proyectar belleza. Esa parte por la que tantos han luchado a lo largo de los tiempos. Lo digo con palabras de Piaget:


“La principal meta de la educaci6n es crear hombres capaces de hacer cosas nuevas y no simplemente de repetir lo que han hecho otras generaciones: hombres creadores, inventores y descubridores; La segunda meta de la educación es formar mentes que puedan ser críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece. El gran peligro de hoy son las consignas, las opiniones colectivas, las corrientes de pensamiento hecho de medida. Debemos estar en condiciones de resistir individualmente, de criticar de distinguir entre lo probado y lo que no ha sido probado.” (Conferencia dictada en la Universidad de Cornell, Estados Unidos, 1964. Subrayado mío). El gran peligro de hoy y de siempre, añadimos, nosotros. Consignas, opiniones colectivas, pensamiento de medida, son otras formas de, violencia simbólica, son también órdenes, Jugadas a veces, muchas veces, a través de rostros sonrientes, de reverencias y de incitaciones a entrar en un mundo feliz. Claro que hay formas más explícitas. Recuerdo la consigna de aquel militar del ejército de Franco, la más infame que ser humano alguno haya podido proferir “Viva la muerte”. Junto con los otros derechos niño, los que hablan con toda justicia de la alimentación, del abrigo, de la familia, de la ausencia de maltrato físico, es tiempo de insistir en uno, que no siempre aparece en las declaraciones y en los documentos dedicados a defender a los pequeños: el derecho a la imaginación. Entiendo por imaginación la capacidad de proyectar situaciones distintas a las vividas, la capacidad de prever cosas nuevas y no simplemente lo que han hecho otras generaciones, la capacidad de inventar, de descubrir, de soñar, de poetizar, de jugar con el lenguaje de manera diferente a la que proponen las consignas, las opiniones colectivas, las corrientes de pensamiento y de expresión de medida. El poder es enemigo de la imaginación, al menos de ésta, sus órdenes buscan mutilar cualquiera de esas capacidades y en todo caso buscan imponer formas enfermas de imaginación. Porque hay una imaginación abierta a la vida y otra volcada hacia la muerte; una a la belleza y otra a la fealdad, a lo grotesco; una a la creación y otra hacia el conformismo, una creadora y otra domesticada. Hablemos de esa imaginación enferma, de cómo se la alimenta, se la conforma desde los primeros tiempos de la vida. Recuerdo una experiencia, para mí decisiva en la opción profesional que he mantenido a lo largo de años: fui en una oportunidad a visitar a una familia que tenía un niño de unos diez meses de edad. Eran los tiempos de la llegada de la televisión en blanco y negro a mi ciudad, Mendoza, en la República Argentina. Charlamos más de dos horas y en no pocas oportunidades pregunté por el pequeño. Está bien, era la respuesta, es que ahora se entretiene mucho. Alguien abrió una puerta y me dejó ver el entretenimiento: el chico estaba sujeto con una correa a una silla alta, la cual había sido ubicada frente a un aparato de televisión encendido. Y las imágenes, la música, los sonidos, se abalanzaban sin tregua sobre esa criatura


indefensa. Pues bien, la imaginación enferma comienza a ser alimentada desde los primeros tiempos de la vida, en especial cuando se puede contar con criaturas incapaces de la más mínima defensa. Por que hay defensas, hay maneras de enfrentar esa corriente de la muerte, de la fealdad, del conformismo, como veremos más adelante. Una imaginación volcada hacia la muerte propone como natural un mundo donde la violencia es la única forma posible de relación. Si son ciertas algunas cifras, en los Estados Unidos un niño ve al año alrededor de 10,000 muertes violentas por televisión. Y digo muertes, no situaciones de violencia (golpes, autos destrozados, insultos) que son muchas más; así, series como “Los profesionales" o “Miami vice”, traen más de 50 situaciones de violencia por capítulo. Sabemos ya algunas cosas con relación a la contemplación de tales estímulos por un período prolongado (me baso en un informe de AIN y UNICEF, publicado en la revista ecuatoriana Cine Ojo, No. 5, julio del 84): 1. Imitación: los niños de corta edad tienden a reproducir en sus juegos acciones y actitudes que encuentran en los mensajes; 2. cuando se observan ciertas escenas en la TV aumenta la tensión emocional del individuo, lo que implica una baja del umbral para dominar los sentimientos; 3. formación de patrones: el niño termina por concebir la violencia como un medio efectivo para resolver problemas, incluso llega a emplearla en situaciones semejantes a las percibidas; 4. refuerzo: la violencia en la pantalla tiende a perpetuar la violencia en la sociedad; 5. embotamiento: aplanamiento o falta de reacción a los estímulos violentos; se llega a reacción reducida contra la violencia como instrumento, reacción reducida contra la persona que la emplea, preocupación reducida hacia la víctima llevado esto a la indiferencia total, estamos ante un proceso de deshumanización. Por ese camino se van poblando juegos y mentes de personajes monstruosos, de máquinas de golpear y de matar y hasta se hace natural que el protagonista de Mazzinger persiga a un enemigo en un sofisticado avioncito y lo asesine por la espalda. Pero no solo a la televisión me refiero cuando hablo de una imaginación de la violencia y de la muerte. Esta se nutre también de prejuicios, de odios acumulados entre sectores sociales, de aguijones clavados en la relación interpersonal, del aprendizaje de modos de percibir a los demás a través de férreos estereotipos. Pienso en los odios raciales y nacionales, en la descalificación sin más de enormes grupos, en la propaganda de la guerra, que a menudo se filtra hasta en la escuela pública. Y hay otra vertiente de esta imaginación: la que presenta a la naturaleza como algo que puede ser destruido sin límites.


Otra vez la televisión: los Transformer para atacar al enemigo, abren un enorme camino en la selva, mediante el salvaje procedimiento de destrozar árboles con toda suerte de rayos; los enemigos de Mazzinger provocan terribles explosiones en el mar, y así sucesivamente. La naturaleza es un simple marco de acciones de guerra, se le destruye al antojo de cualquier guionista, y la imaginación se va sembrando de falsas maneras de comprender los límites de la vida de nuestro planeta. Una imaginación de la muerte que iguala, en su licencia para destruir, a los seres humanos y al medio ambiente natural, los elementos más sagrados de esta Tierra. Una imaginación volcada hacia la fealdad, hacia lo grotesco, propone como normales toda suerte de monstruosidades, tanto en la forma como en las conductas. Pienso otra vez en Mazzinger, en la dureza de los rostros de todos los personajes, sean niños o mayores; en un eterno enemigo, mitad hombre y mitad mujer, en los monstruos mecánicos lanzados a destruir y destruir. Pienso en una escena, no la olvidaré nunca, en la que el protagonista come sin control alguno, le cuelgan trozos de alimento de los labios y cuando la muchacha le critica sus modales él le arroja, desde su boca, la comida en la cara. Pienso en los burdos mensajes producidos por no pocas instituciones educativas de nuestros países, en diseños carentes de la más mínima calidad estética, como si ciertos grupos no tuvieran que ser más que objetos de la fealdad. Pienso, en fin, en la postergación de la capacidad expresiva de la inmensa mayoría de nuestros niños. Me refiero a la capacidad de crear con recursos plásticos, con la palabra, con el cuerpo, con los sonidos. Una objeción he escuchado varias veces a este punto: ¿a quién se le ocurre hablar de cuestiones estéticas frente a millones de niños que trabajan en nuestros países latinoamericanos? ¿A quien se le ocurre meter poesía en la miseria? Verdad es, lo primero es primero. Pero también hay que plantear estas cuestiones. Porque la postergación de la capacidad creativa atraviesa en gran medida a todos los niños de los diferentes grupos sociales. Y si no, veamos en qué ha quedado esa capacidad en los sectores medios de la población, dónde están las obras, las experiencias de esos pequeños librados a la televisión o a una escuela que niega casi toda forma de expresión. Esta postergación, esa negación de la creatividad estética, deja a lo niños a merced de cuanto mensaje les llega, carente de la más mínima herramienta como para poder juzgar o enfrentar un torrente continuo de imágenes y de sonidos. Se hace necesaria aquí una precisión. Los mensajes dedicados a sembrar la imaginación de la violencia y de la muerte, los que proponen modelos grotescos cuentan con una enorme gama de recursos expresivos. Los niños no los buscan simplemente porque son la única oferta; sucede que, desde el punto de vista de los formatos, de la trama argumental, de la presentación de personajes y situaciones, están bien hechos, nos guste o no. No podemos discutir la calidad técnica de estos productos. Es más, tenemos que reconocer que buena parte de su eficacia les viene de esa calidad.


Frente a esa enorme capacidad expresiva nuestros chicos reciben, como toda preparación, una incesante corriente de mensajes dedicada a domesticar la imaginación. Llamo imaginación domesticada a aquella que no va más allá de los modelos propuestos por la sociedad, que es llenada de contenidos, que se convierte en mero receptáculo de productos, que, con los años, se vuelve incapaz de proyectar, de descubrir, de inventar, de soñar. Una imaginación de tal naturaleza viene a ser el resultado de un discurso domesticador. Veamos algunas características de éste: 1. Un discurso domesticador presenta la realidad, la sociedad, como algo terminado, monolítico, sin ningún tipo de resquicios para el cambio, la pregunta, la crítica; ya nadie tiene nada que aportar a las cosas que son como son. 2. Un discurso domesticador se vuelca constantemente hacia el pasado, enseña a pensar hacia atrás, cierra el camino a la mirada ansiosa de futuro. 3. Un discurso domesticador carece de riqueza expresiva, se funda en una insoportable sobriedad, apela en todo caso a metáforas gastadas o a frases altisonantes, pero no palpita, nada está vivo en él. 4. Un discurso domesticador es ajeno a una de las formas más hermosas de humanización: la fiesta del lenguaje. Es incapaz del juego de palabras, de la alegría del canto vivido en grupo, de la explosión de una imagen verbal que provoca la risa o que trae el recuerdo. El discurso domesticador reina en no pocas instituciones. Menciono una: la escuela. Y menciono dentro de ella, un espacio donde aparece de manera constante: el libro de lectura. Nos ha tocado trabajar ese material en algunos países latinoamericanos. Salvo excepciones, y éstas cuentan sin duda, nos hemos encontrado con mensajes que excluyen la expresividad, la fiesta del lenguaje, que solo hablan del pasado, y de manera trivial; que muestran la ciencia, la técnica, el arte, como obras de seres inalcanzables, y como productos que ya nos vienen dados. Estos libros, al menos los que hemos trabajado, no incitan a forma alguna de creatividad. Hagamos un alto a través de órdenes, de esos aguijones que van constituyendo nuestro ser, del poder que busca el equilibrio de una sociedad anclada en la violencia; hemos citado al querido Piaget cuando nos alerta sobre el peligro de las consignas, las opiniones colectivas y las corrientes de pensamiento hecho de medida; hemos hablado de la imaginación como la capacidad de inventar, de descubrir, de soñar, de poetizar, de jugar con el lenguaje; hemos denunciado formas enfermas de imaginación, las que se orientan hacia la muerte, la fealdad y lo grotesco, las que se cierran en el conformismo, las domesticadas.


Llamo maltrato infantil a todas las variantes de violencia simbólica aplicada a los niños, a todas las acciones humanas que tienden a conformar una imaginación enferma. Llamo maltrato infantil a los aguijones que van siendo clavados desde la más temprana infancia, a las consignas, las opiniones colectivas y las corrientes de pensamiento hecho de medida, a todo lo que pone frenos, mutila, destruye la capacidad e inventar, de descubrir, de soñar, de poetizar, de jugar con el lenguaje. Maltrato practicado con la gran mayoría de los niños de todos los sectores, ya que el autoritarismo impregna a la sociedad en su conjunto. Pero sin duda esa práctica adquiere la máxima virulencia entre los pequeños de las grandes mayorías de la población latinoamericana, porque viene a sumarse a condiciones mínimas de nutrición, al trabajo infantil, a carencias de estimulación temprana, de espacios para desarrollar las actividades motrices; en fin, al abandono y la miseria. Nuestra percepción de todos estos problemas puede aparecer como extrema. ¿No queda un solo resquicio para formas de relación diferentes? ¿Todo lo que se orienta a los niños está fatalmente impregnado de órdenes, consignas, aguijones? No somos amigos de idealizaciones. Basta asomar a las calles de cualquier ciudad latinoamericana, a buena parte de los programas televisivos, a la cartelera del cine, a muchos materiales escolares, para inclinarse hacia una percepción extrema. Sin embargo ninguna sociedad se ha cerrado del todo, ninguno ha llegado al equilibrio del autoritarismo y de la violencia, a pesar de que muchos han soñado con conseguirlo. Estas líneas que hemos denunciado marcan tendencias generales, pero no han logrado penetrar todas las conciencias, todas las conductas, todos los corazones. Junto a ellas, contra ellas mejor, luchan formas de relación distintas. El amor, la solidaridad, la creatividad, no son palabras huecas, señalan modos de vida, de encuentro tan reales y presentes como los aguijones, la violencia simbólica, la imaginación enferma; modos poco representados en los medios de difusión colectiva, en cuyos mensajes campea un individualismo atroz; poco tomados en cuenta en la escuela, a pesar de una reiterada retórica, pero vivos en las relaciones inmediatas, de padres e hijos, de pareja, de grupos. Lucha desigual, entonces. Basta comparar el espacio dedicado a películas como "Cobra" y "Rambo" y otras por el estilo, con el que se destina a mensajes que promueven, relaciones solidarias. Basta evaluar las oportunidades culturales existentes en cualquiera de nuestras ciudades, los lugares de recreo, de encuentro para los niños. Basta estimar los recursos dedicados a abrir caminos a la creatividad infantil frente a los absorbidos por la industria de la guerra, en la cual han entrado hace ya años los juguetes. Lucha desigual. Las relaciones que podrían significar una alternativa a las corrientes sociales más generalizadas pocas veces tienen el apoyo de los Estados o de organizaciones internacionales. La defensa del derecho a la imaginación queda confiada a declaraciones, a experiencias casi siempre Aisladas o a lo que pueden hacer algunos padres de familia o algunos educadores. Y en todo caso, cuanto estos logran algo llegan a unos pocos niños. ¿Qué hacer entonces? El derecho que nos ocupa queda casi siempre para lo último entre otras urgencias. Sin embargo, en él se juega en gran medida la cultura de nuestros países. Los niños colonizados hoy por la violencia simbólica poco tendrán que ofrecer mañana, carecerán de libertad, como lo señala Elías Canett:


Seamos realistas, no existe sociedad alguna sin violencia simbólica; el concepto de niño es algo muy reciente en la historia de la humanidad (apenas en ese siglo hemos comenzado a reivindicar ciertos derechos), millones de pequeños son forzados a la supervivencia, a una precaria adultez, sin que nadie se ocupe de su imaginación ni de su hambre. Sin embargo, hay espacios en los que podría intentarse algo, el mero reconocimiento de los problemas no asegura las soluciones. El derecho a la imaginación abarca por lo menos tres de esos espacios: 1. Los medios de difusión colectiva; 2. La escuela; 3. Las relaciones familiares; Si bien la oferta de los medios no es uniforme, su corriente de mensajes, en especial la televisiva, se orienta hacia la imaginación de la violencia y de la muerte. Una permisividad absoluta, una apertura sin límites a cuanto mensaje llega desde los grandes centros mundiales de producción constituyen una suerte de suicidio cultural. Muchos de nuestros países latinoamericanos se han lanzado en esa dirección. La ausencia de evaluación de los materiales, de criterios para juzgar los programas, ha llevado a una introducción irracional de producciones en las que campean la violencia y la muerte; los modelos individualistas, las relaciones sociales rayanas en el salvajismo. No buscamos una descalificación sin más de los medios de difusión. Pero para asegurar en ellos un respeto al derecho a la imaginación, no podemos dejar de evaluar, de juzgar los programas. Porque también hay programas orientados a la vida, a las relaciones sociales, al amor y también estos son producidos en grandes centros mundiales, si es que un país opta por continuar de eterno cliente de mensajes ajenos. La tarea de juzgar y evaluar entronca necesariamente con una política nacional de comunicación. La irracional entrada de mensajes para niños suele ser un claro indicio de una irracianolidad en todo lo que atañe a la comunicación social. La defensa del derecho a la imaginación en este ámbito lleva a revisar el modo en que en una sociedad se promueven y defienden relaciones diferentes a la que difunden los ideólogos de la violencia y de la muerte. Y no se trata aquí de caer en el viejo y siempre actual tema de la censura. Cuando la decisión sobre los productos comunicacionales se deja en unas pocas manos, el control puede amenazar a cualquier tipo de oposición. Pero en cambio el defender a los niños de los embater de formas enfermas de imaginación, es una tarea de la sociedad toda, de sus instancias organizativas más grandes y más humildes. Lo que viene a implicar la necesaria apertura de canales de expresión y


de opinión para que la decisión sobre los productos comunicacionales, la defensa del derecho a la imaginación, sean una responsabilidad compartida por diferentes sectores de un país. En pocas palabras, no hay manera de proteger a nuestros niños sin una democratización de la comunicación, y esta última va ligada necesariamente a una democratización de la sociedad. Pasemos al segundo de los espacios propuestos: la escuela. Ya mencionamos a esta como uno de los ámbitos privilegiados de la práctica del discurso domesticador. Queda claro: aludimos a la escuela como institución, a sus reglamentos, a su percepción del mundo infantil, y no al esfuerzo que muchos maestros hacen, a veces en contra o a espaldas del sistema, para abrir cauces a la creatividad de los niños. El discurso domesticador ha sido denunciado por no pocos pensadores. Pienso en Rousseau, con su Emilio, en Simón Rodríguez, con sus riquísimas propuestas educativas; en Celestine Freinet, en Paulo Freire, en Piaget. Y junto a esa denuncia ha habido y hay vigorosas experiencias. Sion embargo, las líneas generales de la enseñanza formal se orientan a frenar y muchas veces a mutilar, la capacidad creadora de los pequeños. No es el caso de insistir aquí en un análisis que muchos han hecho. Intentemos más bien algunas propuestas: 1. La toma de conciencia por parte de docentes y padres de familia del alcance del derecho a la imaginación. Podrían emplearse aquí recursos como circulares pedagógicas, encuentros, campañas institucionales y masivas. Muchas reformas que han buscado ampliar los márgenes de actividad infantiles se han estrellado con esa falta de conciencia. 2. La elaboración de guías didácticas de análisis de mensajes, destinadas a los maestros y, mediante ellos, a niños y padres. Un modo de enfrentar la imaginación de la violencia, de la muerte y de la fealdad es a través de recursos de lectura crítica de mensajes. Estos últimos existen, pero están muy lejos de ser socializados. Se abre aquí la necesidad de un urgente diálogo entre comunicadores y educadores. 3. Una revisión del discurso (entendido como recursos expresivos y temas tratados) de los libros de texto escolar. 4. La recuperación y difusión de experiencias llevadas adelante por docentes sin más apoyo y recursos que su empuje y creatividad. Quienes han defendido el derecho a la imaginación en la escuela han sido casi siempre los maestros, algunos de ellos, en realidad. Pero sus iniciativas o se desconocen por aisladas, o se pierden por falta de incentivos, o son combatidas por ciertas instancias del poder escolar. Una recuperación sistemática de esas formas innovadoras, nacidas al calor del entusiasmo y la práctica permitiría una corriente de mensajes destinada a promover el conocimiento y el intercambio de experiencias. Estas propuestas apenas si abren un sendero en el camino a recorrer para ransformar la educación en nuestro países. No entraremos a consideraciones más radicales; porque ya otros lo


han hecho y porque buscamos movernos en el campo de lo posible, dentro de las actuales condiciones de los sistemas escolares. El tercer espacio, el de las relaciones familiares, es sin duda el más complejo de todos. Digámoslo de entrada: la toma de conciencia del derecho a la imaginación y la práctica para que éste se ejerza están ligadas directamente a una reducción del cotidiano torrente de aguijones que denunciamos al comienzo. Por este camino nos abrimos a la utopía: en una sociedad sin aguijones el pleno respeto al derecho a la imaginación está asegurado. Todo lo cual desborda lo comunicacional: una sociedad sin los aguijones del hambre y la miseria, de la dignidad y la explotación. La utopía es el ideal al que no podemos renunciar. En camino a ella van algunas propuestas. 1. La vigencia sin restricciones del derecho a la comunicación como un horizonte necesario para ejercer el derecho a la imaginación; 2. el apoyo a formas democráticas de análisis de lo comunicacional: asociaciones en general, sindicatos, organizaciones campesinas; apoyo que lleve los resultados del análisis al plano de las decisiones sobre las políticas comunicacionales y los mensajes difundidos masivamente; 3. el apoyo, por todos los canales posibles y con los mejores recursos, a las actividades infantiles que permitan un desarrollo de la capacidad de proyectar situaciones distintas de las vividas, de inventar, de descubrir, de soñar, de poetizar, de jugar con el lenguaje; 4. el apoyo a los mensajes y experiencias que alienten la solidaridad y la paz; que excluyan las incitaciones de las ideologías de la violencia y de la muerte; 5. la difusión de guías de lectura crítica de mensajes entre la población, a fin de generalizar una actitud activa, analítica, frente a los productos que llegan a través de los medios masivos. Todo camino a la utopía es difícil. Las múltiples formas de maltrato infantil son una fracción de condiciones sociales más amplias. Ni éstas ni aquellas tienen por qué desaparecer mágicamente. El derecho a la imaginación, como todos los otros, se irá ganando palmo a palmo, a través de largos procesos históricos. Muchos siglos le ha costado a la humanidad llegar a la formulación (en más de una sociedad no se ha pasado de ahí) de los derechos de la mujer, de las minorías indígenas, del derecho a la alimentación, a una vivienda digna, a la intimidad, a laseguirdad física y psicológica, a la comunicación. Quiero ofrecer, para terminar, un ejemplo de todo lo que he venido denunciando. Mazzinger, el robot, tiene una compañera mecánica llamada Afrodita. Es alta como una torre y tan violenta como él. Cuando quien la maneja ataca al grito de ¿Cohetes atómicos!, los pechos de Afrodita se agitan y salen disparados, convertidos en bombas; en su lugar quedan dos huecos humeantes. He aquí una inversión total del origen de la vida. He aquí una muestra de hasta dónde las ideologías de la violencia y de la muerte se apropian de los símbolos más antiguos y hermosos de la vida para volcarlos al espectáculo de la muerte. Quien amamanta su imaginación con monstruosidades


semejantes, bien puede terminar por aceptar como v谩lida y necesaria la destrucci贸n de la humanidad.


El INCIERTO DESTINO DE LA PRENSA INFORMATIZADA Héctor Schmucler Patricia Terrero

¿Cual es el porvenir de los medios gráficos impresos frente a la expansión de las nuevas tecnologías informáticas y de telecomunicaciones? ¿Estamos viviendo el amanecer de una nueva historia de la prensa escrita, o estamos presenciando su ocaso definitivo arrastrada por un movimiento que parece terminar con la escritura material (huella ejemplar de la cultura humana) en favor de los puros impulsos lumínico-electrónicos? Cualquiera sea el pronóstico -y ninguno es sólidamente demostrable lo cierto es que se están imponiendo cambios sustantivos- que seguirán en aumento y que afectan desde el. proceso de trabajo en la redacción e impresión hasta el papel sociopolítico que tradicionalmente se le asignó a la prensa en occidente. Las alteraciones previsibles reasignan lugares en las jerarquías internas del periódico y también reubican la concepción misma del periodismo y el periodista: la cultura del oficio tiende a redefinirse. De la transformación no es difícil imaginar consecuencias derivadas: las entidades propietarias modificarán sus parámetros de inversión y de actividad, con fuerte tendencia a la diversificación de funciones y a la concentración empresaria; por u parte, las organizaciones gremiales que agrupan a los trabajadores de prensa deberán enfrentar realidades sensiblemente novedosas que puede incluir un brusco cambio en el número y la clasificación de los componentes del gremio. Las líneas que siguen pretenden señalar algunos aspectos que no deberían dejarse a un lado cuando se reflexione sobre estos temas. EL TIEMPO DE LA INFORMATIZACIÓN La actual reconversión tecnológica de la prensa se verifica en el contexto de profundos cambios en la estructura económica de la industria de las comunicaciones, de proceso de redefinición de las formas sociales de acceso a la información, de transformaciones en el papel de cada medio en la construcción de los flujos informativos y en el horizonte más amplio de innovaciones culturales que acompañan al proceso global de mutación socio-técnica. Algunos aspectos particulares que rodean la transformación de la industria periodística adquieren especial importancia*: a) el estancamiento o descenso de la circulación de la prensa diaria (1). Este fenómeno, que en parte es atribuible a la competencia de los otros medios en el mercado informativo (radio y televisión) (2), da cuenta más bien de alteraciones en los viejos hábitos de lectura así como en las formas de organización, adquisición y circulación de la información y el conocimiento.


b) La respuesta económica de la industria frente a la reducción de la demanda y el aumento de los costos operativos (mano de obra, papel y otras materias primas). Por una parte, se produce una concentración del sector en tomo a las empresas líderes con la consiguiente crisis y desaparición de las medianas; por otra, aquellas empresas diversifican las inversiones orientándolas hacia otros sectores de la industria de las comunicaciones con lo que se busca mantener o expandir los índices de ganancia (3), finalmente, inician un proceso de fuerte cambio tecnológico en el que nos detendremos con algún detalle más adelante. c) el cambio en las relaciones entre los medios y en las funciones de cada uno de ellos y de las agencias de noticias en la producción y circulación de la información periodística. La transformación del periodismo radial y televisivo recompone considerablemente los procesos de génesis, difusión y consumo de la noticia (4) y el creciente papel de las agencias nacionales como fuentes de información, permite a los diarios reducir el personal (corresponsales, reporteros, redactores) y ampliar la cobertura del acontecimiento cotidiano (5). Este marco redefine, por otra parte, el perfil del periodismo gráfico: un sector se orienta hacia un periodismo especializado y de opinión no cubierto por los otros medios. El diario, en otro nivel, responde a la segmentación del público consumidor con una oferta variada de suplementos sectoriales que invaden zonas antes cubiertas por las revistas (suplementos económicos, culturales, de ciencia y técnica, de arquitectura, de la industria, agropecuarios, para la mujer, la juventud, zonales y regionales, revistas semanales). La informática en la prensa tiende a resolver algunos problemas del sector empresario mediante la reducción de costos , el ahorro de mano de obra el incremento de la productividad y la eficacia y rapidez de la producción. Pero las nuevas tecnologías en la redacción y en el taller gráfico producen también cambios en la organización y en los procesos de trabajo, provocan el desplazamiento o recalificación de ciertas profesiones, determinan una previsible reestructuración de la labor y los lenguajes periodísticos. La reconversión transita entre dispares reacciones sociales (6). En Argentina, hasta ahora, el fenómeno tecnológico ha provocado un limitado interés en los gremios vinculados a la industria de prensa y una notable indiferencia por parte de estudiosos de problemas sociales y culturales (7). RACIONALIZACIÓN Y RENTABILIDAD El cambio tecnológico en la prensa gráfica afecta tanto el proceso de composición, e impresión, como el de recepción y elaboración de las noticias. El taller gráfico tiene una larga historia de transformaciones, que se acelera en el siglo XIX, en estrecha relación con la configuración y expansión de la prensa masiva. La introducción de la rotativa (1846) que automatiza el proceso de impresión suplantando la intervención humana de la prensa anterior, y del linotipo (1886), que suprime la composición manual de tipos móviles,


genera algunos de los impactos sociales típicos del pasaje de la manufactura a la industria: multiplicación de la fuerza productiva; desplazamiento, descalificación y desvalorización de la mano de obra; posibilidad de que mujeres o trabajadores no calificados reemplacen a obreros de oficio en el trabajo con las nuevas máquinas. Los logros en la empresa también fueron los esperados: ahorro de tiempo, reducción del costo del producto, crecimiento de la productividad (la rotativa permitía imprimir 96 mil ejemplares por hora frente a los 1.000 de la etapa anterior y el linotipo componía en ese tiempo más de 10.000 letras contra 1 .500). La incorporación de las primeras linotipias en Argentina, por ejemplo, muestra el impacto del cambio en el sector obrero: “la máquina representa el trabajo de 5 Obreros” (La Nación, 25/12/1898) y “los tipógrafos exigían el mismo precio que se les pagaba por línea cuando lo hacían a mano, sin tener en cuenta los gastos de personal. técnico, gas, amortización, etcétera”, por lo que algo más tarde, “los obreros fueron reemplazados por las estudiantes de la Escuela Continental que iban acompañadas de sus respectivas madres...”(8). A partir de 1946 la composición “en caliente” sobre plomo comienza a ser reemplazada por la composición en frío y la fotocomposición. Se obtienen textos directamente en películas y en el papel fotográfico para la insolación de planchas con destino a la impresión por offset. En la actualidad existen máquinas informáticas que, sin intermediación elaboran la plana para la rotativa y, en consecuencia, también puede eliminarse la fotocomposición. Cada cambio modifica el proceso de trabajo: desaparecen categorías profesionales (linotipistas, formadores de planas fundidores). Junto con la cultura laboral se altera la estructura del sector obrero correspondiente:


segmentación, polarización de las calificaciones, exclusión de algunas profesiones. Los movimientos tecnológicos implican el desplazamiento de oficios que requerían largos períodos de aprendizaje. Un linotipista era tal, luego de cinco años de experiencia; un operador de pantalla se capacita en una semana. Los “nuevos oficios”, al exigir menos tiempo y costo en la formación, facilitan la sustitución del personal con la consiguiente pérdida del poder de negociación de los trabajadores frente a la empresa. Las estructuras gremiales tienden a debilitarse: los operadores de computadoras que reemplazan a los linotipistas, por ejemplo, suelen ser incluidos en la categoría de empleados administrativos, y quedan al margen del gremio gráfico. Los cambios en la etapa “gráfica” del proceso de producción periodística, se acompañan de otros no menos importantes en la etapa “redaccional”. Más aún: el rasgo fundamental de la transformación tecnológica radica en el hecho de que comienzan a perderse los límites entra una y otra etapa. El redactor, desde su pantalla, puede no sólo escribir y corregir, sino también diagramar, indicar formatos tipográficos y pasar su producto a impresión. Al borrar los límites ha ensanchado su espacio y ocupado el que anteriormente correspondía al oficio gráfico. ¿Qué ha quedado? ¿Un periodista omnipotente o su fantasma, puesto que también él arriesga perder su especificidad para ser sólo un momento de un programa que le es ajeno? Gracias a la transmisión electrónica, se elimina el teletipo en la fase de recepción de la información. Las “señales” provenientes de agencias de noticias (nacionales e internacionales), corresponsalías o receptorías de avisos, se almacenan en la memoria de un procesador central para luego ser distribuidas hacia el departamento de redacción o, en su caso, al de avisos. Normalmente la incorporación de videoterminales permite al periodista manipular la memoria donde se almacena la información y simultáneamente las bases de datos donde radican los archivos. En la misma fase de trabajo redacta, corrige y compone los textos. Correctores y componedores pueden ser eliminados. El jefe de redacción y el director, desde sus pantallas, pueden revisar la nota, otorgar la medida e indicar el diseño que la computadora se encargará de realizar. La racionalización del trabajo significa desplazamiento de mano de obra y mayor rentabilidad. La rentabilidad ha constituido siempre una variable fundamental en las empresas periodísticas, pero los cambios tecnológicos le otorgan un lugar decisorio: la magnitud de las inversiones y la lógica productiva que impone la automatización transforma el concepto de rentabilidad en factor organizacional y no sólo en la consecuencia esperable de la actividad de la empresa. Un dato importante es el creciente papel del personal “no productivo”, que contribuye al funcionamiento (empleados, vinculados a la organización y la administración) pero que no actúa en la confección del producto. Grandes inversiones, aumentos relativos en los costos organizacionales, obligan a una racionalización de la gestión que no siempre es compatible con la “lógica de la información” y a la cual ésta debe subordinarse. Los técnicos (en informática, en organización, en gestión) van construyendo la matriz de la nueva empresa periodística en la que la información es un insumo y no un objetivo a lograr.


En síntesis, la informatización penetra todos los intersticios de la trama del periodismo gráfico: la administración (que incluye el manejo interno de la empresa, la publicidad, la distribución y la venta), la redacción y la fabricación. Un cuarto aspecto del uso de las nuevas tecnologías puede ser decisivo para el porvenir de la prensa: el teletexto y las bases de datos. El usuario, a través de un teclado y una pantalla (que puede ser la de su televisor) podrá tener acceso directo e inmediato a zonas de la información que hasta ahora la prensa escrita había mantenido como casi exclusiva: desde los horarios de espectáculos hasta un aviso inmobiliario; las cotizaciones actualizadas de la bolsa o la receta de cocina adecuada para la nochebuena. El medio “prensa gráfica” bien puede estar en estado de metamorfosis de donde surgirá en forma de “redes de información”. No una suma, como es el caso de las empresas que poseen diarios, canales de televisión, emisoras de radio. Se trata de una red interactuante cuyo centro está constituido por un complejo tecnológico informático y cuyos puntos de acción los forman el medio gráfico junto al teletexto, a videodiscos, a base de datos, a satélites de transmisión directa. Concentración productiva que diversifica los productos. U lógica de la capacidad técnica se adhiere a la lógica de la rentabilidad y el producto puede ser un mayor poder en manos de menos: los que estén en condiciones económicas (o políticas) de montar la nada económica infraestructura que requiere es la multiconstrucción informativa. La buscada democratización de la información enfrenta, pues, un nuevo desafío: la irrefrenable tendencia al monopolio que estimula la acelerada sofisticación tecnológica. UNA TRADICIÓN QUE SE DESVANECE Alguna vez Borges indicó que su desentusiasmo por las noticias periodísticas provenía del hecho que éstas eran como el último capítulo de una novela de la que se desconocen las páginas anteriores. El tiempo fue consolidando la metáfora y las tecnologías que acuden a multiplicar el número y la velocidad de transmisión de informaciones, acumulan desconcierto en los seres humanos que cada día entienden menos de más cosas. Karl-Gunter von Hase, que fuera Ministro de Informaciones de Alemania Federal hace dos décadas, escribía, perplejo, en 1964: “La agitación trepidamente que posee a nuestros contemporáneos no les permite ir al fondo de las cosas. Tampoco el tiempo que nos hace ganar la técnica moderna de la información se emplea en una pausa fecunda o en un estudio más profundo: el interesado lo aprovecha, simplemente, para aumentar el número de sus actividades. Y, como un boomerang, este aumento repercute sobre nuestro empleo del tiempo. Cada vez somos más prisioneros de una especie de ley de Parkinson sobre la interdependencia de las actividades. Este aflujo de informaciones difundidas con rapidez creciente tiene igualmente por efecto prohibimos estudiar a fondo e interpretar en consecuencia cada noticia que nos llega. Así vamos, incluso en este terreno, hacia una especialización cada vez mayor. El individuo aislado no está ya en condiciones -y no podría estarlo- de hacer frente a la complejidad de los problemas con la ayuda de sus solos conocimientos, ni de forjarse un juicio personal. De este modo, para todas las cosas que no caen dentro de su especialidad, busca refugio en slogans más o menos vagos.”


La tradición de la prensa escrita, sin embargo, se construyó con otras esperanzas. Alrededor de ella se elaboraron las ilusiones de la democracia occidental que el iluminismo imaginó como señorío de la razón y del bien entre los hombres. Desde que John Milton, en su Aeropagítica de 1644, hiciera el primer razonamiento sistemático en favor de la “libertad de expresión” ante el parlamento de Inglaterra, la prensa escrita fue instrumento privilegiado de todo racionalismo. Mirabeau, elocuente, se dirigía a sus pares en los días de la Revolución Francesa: “que la primera de vuestras leyes consagre para siempre la libertad de prensa, sin la cual jamás serán adquiridas las libertades del hombre”. Con otros fines, pero igualmente iluminista, Lenin imponía un papel a la prensa escrita que luego repetirían casi todas las izquierdas: “Un periódico no es sólo un propagandista colectivo y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo. En ese sentido puede comparárselo con el andamiaje levantado alrededor de un edificio en construcción; señala los contornos de la estructura y facilita la comunicación entre los albañiles, permitiéndoles distribuir el trabajo y examinar los resultados comunes alcanzados por el trabajo organizado” (Qué hacer?). Stalin refuerza: “La prensa es el instrumento más poderoso con el que, día por día, hora por hora, el partido habla a las masas en su propio lenguaje esencial. No existe otro medio tan flexible para establecer vínculos espirituales entre el partido y la clase trabajadora”. (Obras completas). Entre nosotros, por paradójico que resulta, sin duda una misma fe racionalista inspiró a Bartolomé Mitre para proclamar a su diario, La Nación, como “tribuna de doctrina” y a Juan Domingo Perón cuando exponía su doctrina en la prensa bajo el seudónimo nada casual de ”Descartes”. El privilegio de la inteligencia humana para discernir entre el bien y el mal en el que Milton sustentaba su argumentación en favor de la libertad de prensa, la capacidad pedagógica del periódico que defendía Lenin y la confianza en la acción doctrinaria del discurso que movía a Perón -presidente y líder indiscutido en ese momento- a escribir sus artículos, tienen en común la expectativa de un tiempo para la reflexión. Distinto al de la “agitación trepidante que posee a nuestros contemporáneos”. La llamada “civilización de la imagen” que domina en nuestros días no es sólo consecuencia del imperio de la televisión. Es producto de un mundo sin tiempo para el rnoroso recorrer de las páginas y las letras, un mundo sin tiempo para el discurrir sorprendente, para el no-hacer. La ideología de la eficacia reemplaza crecientemente al acto creativo del contemplar, en el mismo espacio en que la programación limita los caminos en oposición al descubrimiento azaroso que los abre, Jerome Lettvin, profesor de Comunicación, Fisiología y Bioingeniería en el Departamento de Ciencias de la Computación, Biología e Ingeniería Eléctrica del Instituto Tecnológico de Massachusetts, nos lo recuerda en su defensa del libro: “... si estuviera al mando de una biblioteca electrónica como la Biblioteca del Congreso, en la que pudiera con sólo oprimir unas teclas ver tal y cual libro que me enviaría a otros libros o artículos con los que tuviera relación, etc., la usaría sólo muy de vez en cuando. En cambio, recurriría con


mucha mayor frecuencia a una biblioteca en la que un libro me llevara a toparme con otro en el estante del al lado, inesperadamente, y que en realidad me interesa mil veces más. Hay en esto la idea de un contexto ambiental cuyo valor informativo es riquísimo pero que se define muy vagamente. Ahora, sin embargo, con la aplicación usual de las computadoras, ese contexto ambiental ha sido expulsado del sistema. En otras palabras: se supone que somos como las máquinas que manejamos, orientados hacia un objetivo específico según una lógica específica y, de una manera muy particular, con una idea perfectamente clara de los datos que tendremos. Hojear un libro se parece muy poco a mirar una pantalla en la que un texto pasa rápidamente. Tengo desde hace mucho tiempo la convicción de que percibir es una cosa activa y no pasiva. Porque movemos los ojos para percibir, movemos las manos para seguir adelante y nos movemos, nadie lo ignora, para mirar. No quiero parecerme a ninguna de las cosas que me gustaría tener sometidas a mí...” (10). LA PRENSA SIN PERIODISTAS Es sabido que las noticias no son los hechos, sino el relato de los hechos. Si la democracia entraña alguna virtud, es la de aceptar relatos diversos para acontecimientos que ilusoriamente son los mismos. En realidad, lo único existente son esos relatos y son innumerables los argumentos para descartar la pretendida objetividad de la cámara televisiva o de la lente fotográfica. Hasta ahora los periodistas cumplían el papel de relatamos lo que habían buscado y su destreza se valoraba en esa capacidad de búsqueda. Esto los emparentaba al artista y lo aproximaba a la vida. “La informática, los bancos de datos -dicen Lenigeon y Wolton- hacen correr el riesgo de multiplicar la raza de los periodistas sentados que ya no ven con sus propios ojos, que no escuchan con sus propias orejas, sino que se conforman con interpretar lo que dice el hombre que vio al hombre...” (11). El periodista se transforma, cada vez más, en un especialista en mezclar la información que él “recupera” en la pantalla. Recupera, no escribe. Diagrama para incluir textos que le son ajenos. Actividad única que borra las huellas materiales de la escritura y el devenir del tiempo. Los relatos no son posibles porque se ha alejado del mundo de los hechos. El periodista del diario está a punto de ser prescindible. Las noticias provenientes de las agencias pueden ser incorporadas en el programa de composición del periódico y así como él, desde su teclado, puede cumplir el papel que antes tenía el diagramador, el periodista también puede ser subsumido en la lógica invisible de un programa. El retroceso de los periodistas que daban cuenta de lo imprevisible -es decir, del mundo- da lugar al aumento del número de columnistas, editorialistas y comentaristas. Asfixiado, o al menos saturado por la acumulación: de datos, el lector se refugia en la opinión de quien ahora escribe menos como periodista que como especialista (economistas, sociólogos, políticos). El mundo ha dejado de pertenecerle al hombre común puesto que se ha fragmentado y la mirada política (a cuya construcción se plegaba el esfuerzo de los periodistas durante los dos siglos anteriores) ya no legitima la información. La legitimación, cada vez más, proviene del conocimiento que se refugia


en algunos pocos que detentan el derecho “técnico” a decir la verdad. El mundo del conocer se distancia del mundo de la vida. La arbitrariedad de lo político es reconocida como tal y, por lo tanto, ofrecida sólo como opción. El conocimiento, en cambio, simula ser verdad y, en consecuencia, tolera mal el cuestionamiento. La pluralidad del mirar político es reemplazada por la unidimensionalidad del saber aparente. Como se ha percibido, reflexionar sobre la técnica informática y la prensa nos ha exigido salir del mero espacio de la técnica. Lo importante, nos parece, es observar el juego de poderes, de ideas, creencias y valores que se establecen en una época para que determinadas tecnologías sean posibles. Las técnicas no son neutras puesto que llevan la impronta de la sociedad en que nacen. No pueden utilizarse inocentemente. Su simple abolición tampoco garantiza que desaparezca el sentido moral que estimuló su existencia. Por todo esto, hablar de la técnica adquiere una irremplazable urgencia pues lo que está en cuestión -más allá da la prensa- es la manera de vivir de los seres humanos. La técnica -ya se ha visto- es una manera de ser en el mundo. Notas * Los datos que se consignan corresponden a la Argentina, pero la tendencia es común para América Latina. 1. La circulación de los tres grandes diarios de Buenos Aires, Clarín, La Nación y el vespertino La Razón se mantienen estancadas o, en el último caso, en franco descenso. 2. Para el análisis del discurso informativo televisivo y de las formas de consumo del telediario Cfr LANDI, Oscar: “Mirando las noticias” trabajo en prensa en la Editorial Hacette, Argentina, incluido en el libro El discurso político (Lenguajes y acontecimientos). 3. Esta tendencia mundial en la industria de las comunicaciones en el capitalismo avanzado es analizado por MURDOCK, G. y GOLDING, R. “Capitalismo comunicaciones y relaciones de clase” en CURRAN , J. y otros: Sociedad y Comunicación de Masas, F.C.E., México, 1977. En la Argentina los diarios líderes (Clarín y La Nación) conservan sus lectores frente a la desaparición de otros diarios (La Opinión, La voz, Tiempo Argentino) y sobre todo concentran altos porcentajes de la inversión publicitaria en medios gráficos. Por otra parte, en la década de 1970, Clarín, La Nación y La Razón, asociados con el Estado, constituyeron la empresa Papel Prensa e invirtieron en la agencia noticiosa Diarios y Noticias. Clarín, en la actualidad (1986), es propietaria de Radio Mitre y auspicia, junto a otros medios gráficos, la supresión del Artículo V de la Ley de Radiodifusión vigente que prohibe a las empresas periodísticas controlar otros medios de difusión. 4. Un ejemplo puede ilustrar sobre estos procesos de recomposición: los programas periodísticos radiales de la mañana incorporan la lectura de los diarios, comentarios, reportajes telefónicos y


enriquecen el papel informativo del medio generando un nuevo flujo informativo que alimenta a las agencias de noticias y a los otros medios. 5. “Las agencias privadas, Noticias argentinas (controlada por diarios de Buenos Aires y del interior) y Diarios y Noticias (...) controlan el abastecimiento de una enorme masa de información hacia los diarios del interior y matutinos porteños. (...) Esta concentración monopólica redujo el número de profesionales que trabajan en los medios, que son reemplazados por los servicios de las agencias...”, Seminario: “Crisis y reformulación del periodismo a partir de la experiencia democrática”, ILET, Buenos Aires, 20-21 de marzo, 1986. 6. La introducción de la informática en la industria periodística en muchos países occidentales ha suscitado conflictos relevantes, negociaciones y acuerdos sobre las condiciones en que la transformación tecnológica debía llevarse a cabo: en Francia, Huelgas en la Agencia France Press (1987); en Gran Bretaña, graves conflictos frente al despido de 6.000 obreros gráficos del Times (1986); en Estados Unidos, huelgas de periodistas y gráficos del New York Times, el Daily News y el New York Post; en España, las negociaciones en El País. En América Latina, la acelerada incorporación de nuevas tecnologías en este sector ha generado algunos estudios sobre sus previsibles impactos socioculturales: CASALET, Mónica: “El cambio tecnológico y sus efectos en la organización del trabajo en la industria periodística en México”, México, 1983; FESTA, Regina: “Computadores revolucionan a Folha de Sao Paulo e o jornalismo brasileiro”, IPAL, Sao Paulo, 1986; AMORIN, J. Saomao; “Constituinte e automacao do trabalho do jornalismo", Brasilia, 1986; ECHEVERRIA, Magdalena: “Tecnología y trabajo: proposiciones a partir de la industria gráfica chilena” Santiago, 1986. 7. En el Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales (ILET), se ha iniciado una investigación sobre el tema “Nuevas tecnologías y organización de los procesos de trabajo en la industria periodística argentina”. 8. Entrevista al Sr. W. Wilson que instaló en 1900 dos linotipias en el Buenos Aires Herald citada en “las primeras máquinas de componer introducidas en la Argentina”, Artes Gráficas, Año II, No. 6, Buenos Aires, enero. marzo de 1943. 9. Revista de cuestiones alemanas, mayo de 1964 (citado en Jean Schwoebel, La Prensa, el poder y el dinero, Ed. Dopesa, Barcelona, 1971) 10. Citado en Daniel Ball, “Gutemberg y la computadora” Vuelta, No. 111, México, febrero dé 1986. 11. Jean-Louis Lepigeon et Dominique Wolton, L'information demain, La Documantotion. Francaise, Paris. 1971.


¿ES POSIBLE HABLAR DE UNA RECEPCION CRITICA DE TELEVISION? LOGROS Y DIFICULTADES EN LA EXPERIENCIA DE RECEPCION CRITICA CON ESCOLARES Y MAESTROS PERUANOS TERESA QUIROZ El informe que a continuación ofrezco como avance de investigación, es producto del trabajo colectivo de un equipo que viene desarrollando los temas de comunicación y educación desde el año 1983. Integrado en sus diferentes etapas por profesores, jefes de práctica, alumnos y asistentes de investigación, asoció su labor directamente a la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Lima, a las preocupaciones que en el desarrollo de la enseñanza se fueron planteando y al Centro de Investigación en Comunicación Social -CICOSUL-, al interior del cual nació como proyecto y se mantiene. Dados estos antecedentes, es motivo de gran satisfacción, constatar la continuidad que este proyecto guarda a través de los años transcurridos y la posibilidad de realizar investigación en las Facultades, aprender a través de ella de la cambiante y rica realidad, recrear con sus avances el trabajo académico en el aula. El equipo de investigación se encuentra integrado por Jesús Astorga, Jenny Canales, Milagros Renjifo, Rosario Nájar y Claudia Velasco. Su reflexivo, disciplinado y efectivo trabajo, y su espíritu contestatario, han garantizado una dinámica basada en la crítica permanente. Nuestra experiencia se inicia con un diagnóstico sobre la disponibilidad, acceso y consumo de medios masivos por parte de los escolares de Lima Metropolitana. Con este fin fue aplicado un cuestionario a 1,600 niños de 40 colegios de Lima, cuyos resultados aparecieron en el No. 1 de Cuadernos CICOSUL, titulado: "Los medios: una escuela paralela' (1985). La interpretación de los datos referida muy directamente al consumo de los productos de los medios como actividad homogénea en todos los escolares, no consideraba las significativas diferencias que se manifiestan en su uso, de acuerdo a los espacios sociales y culturales desde los cuales son consumidos. Más adelante se realizó una investigación para la Asociación Latinoamericana de Teleducación Universitaria (ALATU) con el fin de experimentar con niños de centros escolares diversos, la recepción que tenían de los programas producidos por las Universidades, cuyo trabajo había consistido en adaptar cuentos latinoamericanos a la televisión. Se detectó la importante demanda de material audiovisual por parte de los escolares, sobre todo de centros estatales, pero que contrastaba con sus hábitos por los tradicionales formatos narrativos e impactantes de los programas comerciales. Se planteó allí la necesidad de iniciar una educación para la recepción. A lo largo de todos estos años, el trabajo con los estudiantes del curso de Educación y Medios del 6to. ciclo de la Facultad de Ciencias de la Comunicación ha sido el espacio de experimentación y planteamiento de nuevos problemas y preocupaciones. A su interior se avanzó en diagnosticar la relación entre televisión, educación formal, familia y vida cotidiana, frente a lo cual se examinaron las diversas alternativas propuestas, desde la posición tremendista que denuncia el poder ¡limitado de la televisión y propone su consiguiente negación, hasta la necesidad de educar a los receptores en una actitud crítica y selectiva frente a los productos televisivos. De igual modo, la problemática de la responsabilidad social y comunitaria frente al poder de informar, entretener y transmitir cultura que ofrece la televisión y la propuesta de una serie de políticas destinadas a impedir que las funciones sociales que cumple la televisión descansen sólo en manos privadas, o en intereses meramente comerciales.


Habría que mencionar como antecedente además, la evaluación que desarrollamos referente al estado actual de la educación escolar, restringida a la enseñanza del lenguaje verbal y que no considera la educación en el lenguaje audiovisual, el cual cobra una creciente importancia. Finalmente, es indispensable destacar el conocimiento de otros proyectos de recepción activa que se vienen difundiendo en América Latina, específicamente el del CENECA de Chile, el cual ha inspirado de manera decisiva la propuesta que viene siendo desarrollada. El año 1985 se diseñó el proyecto de educación para la recepción televisiva con escolares. Fué durante el año escolar de 1986 que pusimos en práctica los primeros talleres de recepción crítica en cuatro colegios de la ciudad de Lima dentro del propio horario escolar. La evaluación de la experiencia está contenida en el No. 8 de Cuadernos CICOSUL, titulado: recepción crítica de televisión. A partir de ella se inicia el trabajo con los maestros, como potenciales reproductores de la recepción crítica en el aula. Durante 1987 se llevó a cabo el primer taller en la Universidad de Lima con maestros de diversos centros educativos. En febrero de 1988, a solicitud de los Equipos Docentes (asociación religiosa de maestros), que realizaron un Taller de Educación Popular se desarrolló una segunda experiencia y a fines del mismo año con los maestros de "Fe y Alegría". (1) 1. ¿DE QUE ESTAMOS HABLÁNDO CUANDO SE PLANTEA LA RECEPCION CRITICA? El debate sobre la influencia de la televisión, sus efectos, la problemática de la educación, las políticas más adecuadas para enfrentar a los medios ha estado centrado durante largo tiempo en una posición que, reduciendo las relaciones de comunicación a los efectos de los mensajes, denunciaba el carácter alienante de éstos, sosteniendo una actitud defensiva y de alerta frente a su influencia. Interpretaciones que desde una concepción funcionalista pretendían una explicación de causa-efecto de lo que venía ocurriendo con la conducta de los receptores o que desde la vertiente marxista, proponían descomponer ideológicamente el mensaje para sancionarlo y evitar la alienación de los receptores. El tema se convierte en un problema gravitante porque en él se condensan alternativas específicas de lo que se debe plantear frente a la televisión, al público, a las familias, en las escuelas, etc., pero lo que nos corresponde es la reflexión en tomo a los presupuestos que subyacen y que pueden conducirnos al planteamiento de políticas adecuadas a nivel comunal y social. Trato de poner de relieve, que el pensar estos problemas, más allá de la mera especulación teórica constituye un compromiso con la realidad de hoy, frente a la cual es indispensable ofrecer propuestas creativas. Se ha pensado que para formar receptores críticos de la televisión se debe, fundamentalmente, denunciar al medio como instrumento comercial develando las estructuras empresariales, dependientes a su vez de las grandes transnacionales de la comunicación; poner en alerta al público sobre el contenido manifiesto y oculto de los mensajes y facilitar un conocimiento técnico y formal sobre el proceso de producción de éstos. Es decir, la actitud crítica demandaría un conocimiento técnico e ideológico de los mecanismos que operan en el emisor. No se trata de reducir la recepción crítica a una denuncia moralista de los "males" de la televisión, porque ésta se limita a establecer un juicio desde fuera, prevaleciendo el ideologismo que sanciona a este medio de comunicación como negativo. Esta constituye una actitud intelectualista, incapaz de entender los mecanismos reales que atan al televidente al "mundo televisivo". De otro lado, tampoco se puede simplificar el problema y suponer que si el receptor conociera todos los mecanismos de producción televisiva y el lenguaje que se emplea, se "desencantaría" de ésta automáticamente. En uno y en otro caso se omite un problema esencial, y es el lugar que ocupa la televisión y la forma en que se integra a la vida social cotidiana. Considero que no es posible negar al medio televisivo por su función alienante con el fin de alejar a sus consumidores de este mal que "destruye las conciencias".


Asimismo, sujetar la recepción crítica al hecho intelectual o al acto cognoscitivo de develar los contenidos ocultos presentes en los programas televisivos (todo lo cual conduciría a desarrollar programas de análisis de mensajes o extremando, de semiótica elemental), supone que la relación del televidente con el medio es puramente racional y que estudiando el lenguaje televisivo y analizando sus contenidos sería posible cambiar o transformar la naturaleza de la relación, a fin de propiciar una actitud crítica. Nada más cerca de la propuesta, heredera de la educación tradicional, que separa los mecanismos espontáneos y afectivos de la actitud cognoscitiva. Si la relación del televidente con el medio es fundamentalmente afectiva, de lo que se trata es de indagar no sólo en lo que siempre ha venido haciéndose, es decir, en "qué transmite la televisión", sino en por qué gusta, por qué logra éxito y audiencia, trasponer la mera referencia inmediata de en qué medida ve el televidente su vida reflejada en los programas, para explicar cuánto de lo que ve tiene relación con lo que imagina, desea, quiere. Durante largo tiempo el esfuerzo central de educadores, científicos, estudiosos de la comunicación y políticos ha sido planteado desde un optimismo de tipo iluminista "... una fe ciega en el poder del contenido del mensaje. Confían en poder operar una transformación de las conciencias transformando las transmisiones televisivas, la cuota de verdad en el anuncio publicitario, la exactitud de la noticia en la columna periodística".(2) En esa misma línea, e invirtiendo el planteamiento, algunos han tratado de incentivar la recepción activa a través del análisis de cada una de las transmisiones televisivas. Esta postura no considera, por un lado, que los televidentes son distintos, que la heterogeneidad del público es expresión del diferente capital socio-cultural que cada uno posee, muestra de la desigual distribución de bienes materiales y simbólicos y específicamente del diferente modo de usarlos, (3) como indican M. y A. Mattelart, "... los géneros hablan a receptores que habitan en una formación social y cultura¡ particular, que están insertos dentro de una formación discursiva determinada. Y que descodifican, semantizan y resemantizan en función de su libertad individual, de su propia historia personal, de su personalidad propia, de acuerdo; pero también, al mismo tiempo, en función de su inscripción en un espacio social global, que envuelve simbologías, lenguaje, géneros y formas expresivas comunes". (4) Por lo tanto, y siguiendo la reflexión de Umberto Eco, "... deberemos ser capaces de imaginar unos sistemas de comunicación complementarios que nos permitan llegar a cada grupo humano en particular, a cada miembro en particular, de la audiencia universal, para discutir el mensaje en su punto de llegada, a la luz de los códigos de llegada, confrontándolos con los códigos de partida". (5) Valerio Fuenzalida, desde la experiencia del CENECA de Chile, sintetiza las propuestas vigentes, indicando que, "... mientras algunas experiencias intentan usar críticamente la televisión para mejorar las relaciones familiares en el hogar, otras se interesan prioritariamente por la contribución de la recepción crítica a las necesidades de liberación del hombre latinoamericano. Mientras algunas acentúan los aspectos valóricos denunciando la alienación que provocaría la TV, otras experiencias presentan un enfoque más fenomenológico apreciando la diversidad cultural de los propios televidentes. Otras experiencias intentan conjugar el fortalecimiento de las mediaciones culturales del grupo con la constitución de un receptor-actor social capaz de demandar e influir en la orientación del medio. En algunos proyectos está ausente la aspiración a una orientación activa de la programación televisiva y tampoco vincula la recepción activa de la TV con una transformación sociocultural. (6) Muchas de las alternativas se han encaminado por la llamada educación participativa, que enfatiza la capacitación de las audiencias para los procesos de comunicación social, entendida básicamente como una capacitación para ser nuevos emisores o emisores alternativos. Esto ligado a una propuesta de democratización de la comunicación, pero donde, como lo sostiene Mario Kaplún, "ha habido una subestimación de la capacidad de la industria cultural para ganar un considerable grado de adhesión de las masas consumidoras". (7) Y añade, "el movimiento democratizador apunta a un modelo comunicacional centrado en la producción de mensajes por parte de las mayorías; en tanto el cultural masivo está construido sobre el mero consumo de los mismos. (8)


Tal como lo hemos venido sosteniendo, los productos simbólicos que la industria cultural ofrece, atienden reales necesidades de las personas: "emocionales, lúdicas, estéticas, de afimentaci6n de la fantasía, de construcción del imaginario, de reconocimiento existencial y social, de comunicación, de búsqueda de identidad, de adaptación sociocultural, de identificación y proyección", (9) necesidades naturales de entretenimiento y de rutina cotidiana, que no pueden ser ignoradas, y que tienen que ver con la distracción y mucho menos o nada con la adquisición sistemática de conocimientos. Por lo tanto, la estrategia alternativa a la de los medios masivos ha ignorado las ligazones naturales que tiene la audiencia con la televisión y ha pretendido sustituirla con mensajes diferentes. Toda propuesta de una recepción crítica deberá volver al punto nodal la relación con el medio mismo. Incluso, llevando más allá esta preocupación, se sostiene que "... a la luz de este nuevo paradigma del placer, el investigador debe preguntarse si una parte de este placer no involucraría finalmente una adhesión a la ideología de estos productos de la cultura de masas. Es decir, que retomaría la lectura ideológica y la rescataría a la luz de este nuevo dato del placer. ¿Este placer, conlleva una adhesión a la ideología reaccionaria que articula los mensajes de la cultura de masas? ... Yo creo que es preciso puntualizar que un efecto perverso de este paradigma centrado en el consumidor puede ser el de hacer olvidar la importancia de seguir teniendo una preocupación por el producto" (10) A partir de la evidencia de que existen diferencias socioculturales desde las cuales se procesa la recepción televisiva, es importante entender, en primer lugar, que es imposible transformar en receptores críticos de la televisión a individuos que no son en primer término críticos de su propia vida cotidiana, es decir de las relaciones de comunicación en las cuales están inmersos, de tipo familiar, escolar, de barrio, etc. Por lo tanto, la recepción crítica deberá incentivar, en primer lugar, la confrontación entre los gustos y preferencias espontáneos, que obedecen a patrones culturales y el develamiento de lo que los medios proponen, explicitando las diferencias que existen entre unos y otros. Al mismo tiempo generar trabajos que le permitan al grupo descubrir y hacer evidente el lugar que ocupa la televisión en su vida diaria y el valor simbólico que ésta representa. Confrontar a la televisión con otras formas de entretenimiento, información y cultura con el fin de ayudar a sacar a luz los mecanismos a través de los cuales se da el reconocimiento con actores, situaciones, historias o personajes de la televisión. Descubrir los ejes narrativos en las series y producciones, abriendo espacios experimentales, donde los receptores puedan construir sus propias historias, confrontándolas con las otras que vienen de los medios masivos. 2.

¿COMO NACE EL PROYECTO DE RECEPCION CRITICA? PRIMERA EXPERIENCIA CON LOS NIÑOS DE LIMA

Un primer acercamiento al universo socio-cultural de los niños peruanos, permite apreciar las significativas diferencias que existen entre unos niños y otros, y por consiguiente, que el peso que presumiblemente tienen los medios, como la televisión y que habría desplazado a la familia y la escuela, es difícil de determinar. Es decir, es necesario caracterizar el conjunto de relaciones de comunicación que conforman los referentes de los niños, justamente porque el vínculo con la televisión no se agota en el que se establece con el medio como instrumento técnico. Esto nos enfrenta al hecho de que los diversos planteamientos que se han esgrimido sobre la relación entre educación formal y medios masivos, son insuficientes para explicar el problema. Es el caso de las interpretaciones que postulan la "escuela paralela", (11) y en esa línea, que Ios medios han adquirido una eficacia socializadora relevante, desplazando en parte la hegemonía funcional de la escuela y que ello resulta, entre otros factores, de la penetración que los medios de comunicación han logrado en la vida privada, de la ilusión de libertad que producen, de la variedad de sus programas, de las fuerzas psicológicas que logran movilizar, de su sustento lúdico antes que pedagógico, y de su carácter permanente. (12) Por otro lado, aquellas que sostienen que la escuela ha sido definitivamente desplazada por los medios electrónicos en la formación del consenso social, que Ia tarea de directriz cultural que ejerce el sistema de enseñanza ha sido sustituida por las nuevas funciones ideológicas de los aparatos de difusión de masas y las nuevas tecnologías de comunicación. (13) Ni unas ni otras dan cuenta del modo diferente como esta relación se articula, de acuerdo a las formas de comunicación específicas de cada sociedad.


Es decir, en la formación de las actitudes, hábitos, valores, en la internalización de pautas de socialización, participan diversas instituciones: la familia, la escuela (los maestros), los medios masivos, los grupos de barrio, y otros. El mayor o menor peso de estas instituciones y específicamente el del aparato escolar o el de la cultura masiva, es explicado por Michele Mattelart, desde el punto de vista de la socialización del niño, de la formación de la sociedad nacional y desde la hegemonía, indicando que: Ias ponderaciones de este equilibrio se definen en la complejidad del juego de los mecanismos de la hegemonía particular de cada formación histórico nacional". (14) Esta otra versión recoge, a nuestro criterio, de forma más adecuada la dinámica real de cada sociedad, y específicamente nos acerca a entender ese complejo de relaciones en el Perú. Por consiguiente, ha sido vital para nosotros entender qué es lo que ocurre con la educación escolar, qué lugar ocupa dentro de la transmisión de saberes y actitudes, para relacionarlo con lo que la televisión ofrece. De allí además, el por qué desarrollarnos una experiencia de educación para la recepción crítica desde la escuela. Sin ánimo de realizar una larga exposición sobre lo que es la educación escolar en el Perú, (15) es necesario indicar que pese a las pretensiones integradoras y homogeneizantes de la educación, coexisten en nuestra nación expresiones culturales diversas, que presentan en la práctica un panorama de gran heterogeneidad. Por ejemplo, existe una jerarquía de lenguas que da preeminencia al castellano en la formación escolar, lo que no permite una educación en igualdad de condiciones en las lenguas de origen de las diversas regiones. La educación literaria no favorece la creatividad de los alumnos, que se reducen a repetir datos sobre biografías de autores o listas de obras. La creación colectiva de las etnias y grupos está ausente, produciéndose un conflicto cultural en los sectores que no participan de la cultura oficial, pues la mayor parte de la enseñanza literaria les habla de valores ajenos a su medio ambiente y la posibilidad de una experiencia literaria, emotiva y estética, les es negada. Los estudiantes terminan siendo meros receptores pasivos de textos, estando ausente la práctica del relato, de la poesía, del ensayo y de la crítica. Grave es entonces el hecho de que el estudiante peruano de zonas rurales y marginales no posea confianza en su herencia cultural, (16) y de que no sean recogidas las experiencias vitales, emotivas y cargadas de afecto que los escolares poseen en su vida cotidiana, sino que por el contrario, se produce una ruptura entre éstas, y la formalización del conocimiento que se convierte en ajeno. La enseñanza de las ciencias sociales y la historia constituyen un pretendido acercamiento a las instituciones y la historia peruana, que es ofrecida como mera suma de hechos convencionales, personajes y fechas, que son presentados corno ajenos a la realidad y a la vida y no permiten afianzar sentimientos de identidad nacional, al queda reducida a ciertos símbolos, carentes de contenido y emoción para el educando. La educación artística es considerada como secundaria y en muchos casos optativa. Se descuida e incluso ignora la formación en el campo del lenguaje no verbal y no se favorecen las potencialidades expresivas y creativas del niño. Su acceso es, sin embargo, un factor importante de diferenciación social, en la medida en que los colegios donde asisten niños de un mayor nivel socio-económico y que deben a su medio social la competencia adquirida a través de una permanente familiarización, se produce una apropiación de la cultura o de la competencia artística, sobre la base del monopolio de los bienes culturales y de los signos institucionales, lo cual legitima las agudas diferencias. La educación escolar peruana se preocupa insistentemente por capacitar al educando en las normas gramaticales de la lengua castellana, es decir circunscribe sus contenidos a aquellos referidos al lenguaje verbalizado, postergando todo el campo del lenguaje no verbal. A la par de esto, se imparte una educación profundamente desafectivizada, que separa drásticamente el aprendizaje del entretenimiento, del gusto, del placer, escindiendo la vida privada y personal, de la escolar social. Pero por otro lado, la escuela continúa siendo el espacio más importante donde los niños pasan 10 años de su vida, durante 8 horas diarias, y que proporciona esos referentes mencionados que continúan siendo parámetros de conducta y de actitudes. El


otro tiempo social de los niños es el que transcurre principalmente al interior de la familia, en relación con la televisión. Su presencia es definitivamente importante, pero su importancia está mediada por las diversas características de las familias, que le otorgan a ésta valores simbólicos diferentes. Bajo estas preocupaciones diseñamos en el año 1986 un conjunto de talleres de recepción crítica para niños de cuatro sectores socio-económicos diferentes, en la ciudad de Lima. Estos se dieron al interior del horario escolar regular y desarrollaron dinámicas grupales en el tratamiento de temas como la publicidad, la telenovela, la teleserie, los programas de concurso, etc. La experiencia desarrollada constituye hoy una de las fuentes más importantes para formular nuestra reflexión. Así, al evaluar el trabajo desarrollado (17) saltan a la vista las características tan diversas de los niños que llegan a las escuelas, producto del origen socio-económico de sus familias, de su universo cultural y las expectativas que poseen. Por consiguiente, cuando llegamos a los colegios inspirados en un modelo educativo ideal, horizontal, con los mejores propósitos para realizar un proyecto que facilitase la formación de niños críticos, descubrimos realidades internas sumamente distintas y diversas tensiones y frustraciones en los niños. La dificultad que enfrentamos fue convocar a los escolares en torno a la realización de determinadas dinámicas en el aula, basadas en juegos, en la medida en que el juego es concebido por los niños como una instancia propia de los momentos extraescolares, y su práctica como la posibilidad del desorden o indisciplina. Por este motivo, les era difícil entender el sentido de las dinámicas, de la relación que los monitores querían establecer con ellos, de la posibilidad de jugar y aprender, de jugar con orden. Por consiguiente, requerían y demandaban directamente el grito y la sanción. Es decir, se ha internalizado de tal modo la ruptura entre el entretenimiento y el conocimiento, que fue necesario proponer formas transitorias que, por medio de fórmulas evaluativas, facilitasen que el niño comprendiera y valorara al taller como un espacio de trabajo colectivo ordenado, sistemático y eficaz. Las dinámicas difícilmente constituyen la instancia expresiva y participativa que se pretende. El temor al resto de los niños, al error o la simple espontaneidad, manifiestan que a nivel escolar la educación se ha caracterizado por una relación unidireccional del profesor hacia el alumno. En la escuela no se fomenta la vinculación entre los niños, y éstos se inhiben de exteriorizarse. Si no se estimulan las relaciones horizontales en el aula desde etapas muy tempranas, que vayan propiciando la tolerancia, regulación y aceptación necesarias, difícilmente un proyecto de talleres podrá tener éxito. Por consiguiente, es indispensable fomentar en los niños la actitud de expresarse y comunicarse, el sentimiento de seguridad en lo que hacen y el reconocimiento de que el error es parte del camino en el trabajo. De este modo las dinámicas grupales deberán poner a prueba y desarrollar las habilidades y destrezas de los niños, crear y recrear situaciones y evaluar el nivel o el grado de participación de sus integrantes. Las motivaciones de los jóvenes escolares para el esfuerzo de interpretación, de crítica, de develamiento de ciertos contenidos es mayor cuando tienen la posibilidad de producir formas de comunicación. Este aspecto adquiere una gran importancia porque imprime un sentido de responsabilidad individual y colectiva al trabajo en el taller. Es posible diseñar, a propuesta de los propios participantes, diversas actividades que se puedan proyectar en el colegio o hacia la comunidad, sean éstos periódicos murales, cartillas educativas, guiones, representaciones, etc. Los niños, a pesar de su necesidad de intervenir, no poseen las herramientas para desenvolver su creatividad y se sienten cohibidos y temerosos de sus propias capacidades, frente a sus compañeros y maestros. Esta situación demanda la urgencia de proponer y diseñar un conjunto de juegos y estímulos variados y alternativos, de acuerdo a cada tipo de centro educativo, con actividades para cada uno de los educandos. Esta actitud y sentimiento de confianza en el valor de su propio esfuerzo deberá facilitarse desde los primeros años, vinculado a cursos como los de lenguaje, a través de la lectura crítica, colectiva y hasta la representación de las obras literarias y la producción propia; en ciencias sociales, proponiendo


acciones comunales y en formación artística sugiriendo el desarrollo de la expresión gestual, corporal y en general, de naturaleza no verbal. El objetivo de propiciar la crítica en los escolares tiene como punto inicial lograr que los niños desarrollen y den cuenta de su percepción, de lo que sus sentidos les indican y manifestar sus sentimientos. Así se tratará de enfrentar el abismo que se ha establecido en la escuela entre el pensar y el sentir. Tanto a su interior, como en la vida familiar y social en general, se descalifica la expresividad, la exteriorización de sentimientos y afectos. Nuestra "cultura" (oficial) pone el énfasis en el pensar y en la razón, ocupando un segundo lugar las experiencias y situación emotivas que puedan vivir o expresar los niños. Se pudo constatar que es posible desarrollar la temática de los medios de comunicación al interior de ciertos cursos básicos en la escuela, considerándolos no como meros instrumentos técnicos, sino como socializadores, confrontándolos con las diferentes experiencias de recepción de los propios escolares. Se trataría así de evitar la permanente fragmentación que se vive entre lo oficial y consagrado y lo coyuntural y lúdico. En ese sentido, el campo del lenguaje de la imagen pasaría a formar parte también de los contenidos escolares. De igual modo, se evaluó que este trabajo podría ser realizado de forma más efectiva por los propios maestros. Por ese motivo, sugerimos la ejecución de talleres integrados por maestros que más adelante pudiesen reproducir esta experiencia con sus estudiantes. 3.

EL MAESTRO PERUANO: SANCIONA LOS CONTENIDOS DE LA TELEVISION PERO SE MARAVILLA FRENTE A SU PODER COMO TECNOLOGIA

La evaluación de la educación en el Perú (no sólo en relación a los contenidos que ofrece, sino en torno a la función social que desempeña) nos permite afirmar que la escuela, representada principalmente por el maestro, continúa siendo una institución de amplio respeto y reconocimiento. El maestro como fuente de credibilidad, de ejemplo, encarna un valor de suma importancia, para el niño y la familia en general, la cual deposita en él muchas expectativas. Cabe señalar sin embargo, que ésta es una constante en la mayor parte de los colegios estatales y de recursos económicos escasos, situación que difiere de la de los centros educativos privados y de mayores recursos, donde la intervención de otros medios educativos (llámese videos, computadoras, etc.) relativizan la función de éste. Por lo tanto, el rol del maestro en el sistema educativo está en correlación directa al estado del desarrollo de la educación y a los medios que se emplean. Considerando que en el Perú la educación tiene grandes carencias, el maestro continúa siendo capital, porque es la figura alrededor de la cual se concentran los objetivos del sistema, es el portador directo de la forma como se entiende el saber socialmente acumulado, y transmite a través de su discurso y su práctica las ideas básicas de lo que "debe" ser el hombre-ciudadano más adelante. Más aún, a través del maestro se movilizan y jerarquizan los conocimientos y los valores. El maestro, desde su formación universitaria o en las normales (centros de formación pedagógica) es capacitado para ponerse siempre en el lugar de quien tiene que dar cuenta de lo que fueron, son y deben ser las "cosas importantes" del mundo, nunca de lo aparentemente banal. En esa medida, debe transmitir el debe ser de las cosas, las normas, lo correcto vs. lo incorrecto, lo bueno vs. lo malo, detrás de lo cual siempre hay un mundo carente de matiz, sin contradicciones, donde las cosas son positivas o negativas, morales o inmorales, científicas o acientíficas, racionales o irracionales. En otras palabras, la vida que transcurre bajo líneas mucho menos fijas y más complejas, no es tomada en consideración, está ausente, porque la norma y el DEBER SER se imponen como características predominantes. Por este motivo, en lugar de que la educación le proporcione herramientas al joven escolar para "mirar" con ojos "más sabios" el mundo que lo rodea, lo Ilena de fórmulas que poco lo ayudan a dar cuenta del conocimiento espontáneo que posee. El maestro, no por responsabilidad personal, sino por formación y por la función que se le asigna, facilita el distanciamiento entre la vida y los conocimientos que proporciona. Sobre el tema y precisamente en torno a cómo se enseña a leer en las escuelas, Paulo Freire afirma la necesidad de acercar la educación a las experiencias espontáneas del educando: Ia lectura del mundo precede a la lectura de la palabra, de allí


que la posterior lectura de ésta no pueda prescindir de la continuidad de la lectura de aquel. Lenguaje y realidad se vinculan dinámicamente. La comprensión del texto a ser alcanzada por su lectura crítica implican la percepción de relaciones entre el texto y el contexto." (18) La televisión implica para el maestro, una fuente de competencia, pero sobre todo se ve obligado a sancionarla porque su acceso significa para los educandos la posibilidad del desorden, del entretenimiento banal, del no-estudio, de la ausencia de valores positivos, de los malos ejemplos, del mal empleo del lenguaje, de la falta de cultura, de temas que no se debieran conocer a edades tan tempranas, etc. El maestro sostiene además que, mientras en la escuela se sientan pautas para una vida social solidaria, positiva, patriota, la televisión inculca el individualismo, la admiración por lo extranjero, la frivolidad. De aquí se desprende, necesariamente, una actitud que tiende a evitar la "mala influencia" de la televisión, o en su defecto de amortiguarla estableciendo medidas de control: ver televisión sólo a ciertas horas o sólo cierto tipo de programas que sean educativos. Pero por otro lado, el maestro no puede sancionar totalmente a la televisión, porque siempre está buscando medios para modernizar su enseñanza y tiene una actitud, especialmente frente a la tecnología, de maravillarse ante las posibilidades de transformación que ésta posee. Pareciera como si ésta última pudiera cambiar por ella misma la vida, hacerla mejor, ser portadora de desarrollo. Se trataría, por lo tanto, de utilizarla como un medio más moderno, es decir de cambiar sus movimientos dentro de un terreno en el que les demandamos que ellos mismos "descubran" lo que pasa, sin proporcionarles una variedad de alternativas. La actitud contraria al autoritarismo lleva a un equivocado espontaneismo, que expresa un peligroso temor a conducir y que soslaya la importancia de dirigir (sin imponer), pero de dirigir con objetivos precisos. De alguna forma, muchas de las técnicas están orientadas a "poner carnadas", para que, en este caso los maestros, se den cuenta de las cosas de las cuales nosotros ya nos dimos cuenta. No se llega a proporcionar conocimientos técnicos, teóricos y prácticos, que los maestros reclaman permanentemente, más aún en el caso de una realidad como la peruana, dramática, porque los maestros carecen de mecanismos de actualización académica, lecturas mínimas, etc. La puesta en práctica de un taller requiere de un conocimiento preciso de las características y experiencias de los convocados, para adaptarlo y responder de una manera mejor y más eficaz a las necesidades de éstos. Es indispensable a su vez, preparar un material, que naturalmente podrá ser mejorado o ampliado por los propios usuarios, pero que pueda más adelante ser utilizado por éstos, por ejemplo en el aula. Es importante abandonar el temor a proporcionar ciertos conocimientos sistemáticos sobre lo que ocurre en el ámbito de la televisión, justamente para desvirtuar una serie de prejuicios. Otro aspecto central radica en no caer en la tentación de que el Taller sea el espacio en el cual se "desmonta" el contenido oculto en los mensajes, porque estaríamos reeditando prácticas anteriores. Hemos podido apreciar la importancia que tiene para el participante de un taller como éste entender el proceso de producción de un programa, llámese éste informativo, serie, telenovela, la publicidad, porque a través de su conocimiento se torna mucho más real lo que se ve. Más aún, este conocimiento no aleja al televidente del "goce" o el disfrute que le pueda producir un programa, sino que le facilita un mejor nivel de integración con el mundo de la ficción o de la representación de la realidad. Un problema, que a todas luces considero el más relevante en la evaluación de la experiencia es el que se refiere al hecho substancial de que todo proceso educativo tiene que afianzarse en las referencias, la comparación, la observación de la realidad concreta. Es decir, educar es facilitar la integración entre el conocimiento espontáneo, la experiencia vital y la teoría que da cuenta de ella. De otro modo es un ritual, pero falso al fin, pasajero. En otras palabras, creo que un taller de educación para la recepción televisiva deberá en primer lugar centrar al maestro en su realidad educativa, en sus dificultades, sacar a luz sus ideas, concepciones, apreciaciones, sin prejuicios, en segundo lugar tratar todo aquello que viene de la televisión, sean historias, en series, telenovelas; programas cómicos, de concurso, informativos, etc., buscando la o las relaciones con lo que ocurre en la vida cotidiana y/o con lo que se "quisiera" o "desearía"


que ocurriera y en tercer lugar, someterlos a la posibilidad de producir, pero pensando en el medio como medio masivo. Todas estas reflexiones sobre experiencias diversas no hacen sino redoblar nuestra actitud de búsqueda de nuevas formas para facilitar la educación en la comunicación. Tenemos prevista una ampliación del proyecto de investigación al interior del país, con el objeto de recoger de realidades escolares evidentemente distintas, diversos casos de recepción televisiva, y poder crear propuestas diferenciadas a nivel local o regional. Referencias 1. Institución católica jesuita fundada en 1966 que tiene a su cargo centros educativos bajo un régimen no-estatal, pero depende económicamente del Estado para el pago del personal docente. Trabaja en zonas marginales y diversas provincias del Perú. 2. Eco, Umberto. La estrategia de la ilusión. Ed. Lumen, Barcelona, 1986, pag. 180. 3. García Canclini, Néstor. Desigualdad cuburaly poder simbólico. Mimeo, México, 1988. Instituto Nacional de Antropología e Historia. 4. Mattelart, Michele y Armand. Entre la continuidad y La ruptura. Entrevista de Mario Kaplún. Revista DIA-LOGOS No. 2 1, Lima, junio de 1988. 5. Eco, Uniberto. Op. cit., pág. 190. 6. Fuenzalida, Valerio. Editor. Educación para la comunicación televisiva. Ed. CENECA/UNESCO, Santiago de Chile, pág. 221. 7. Kaplún, Mario. Comunicación, democratización y hegemonía en la perspectiva del año 2000. Elfactor cultural. 8. Ibid. 9. Ibid. 10.Mattelart, Michele y Armand. Op. cit. 11. UNESCO. Un solo mundo. Voces múltiples. Ed. F.C.E., México, 1980, pág. 56 - 63. 12. Roncagliolo,Rafael y Janus Z., Noreen. Publicidad transnacional y educación en los países en desarrollo. En La educación en materia de comunicación. UNESCO, París 1984. 13. Esteinou Madrid, Javier. Los medios de comunicación y la transformación de la sociedad civil. Cuadernos del TICOM. Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco, México, 1985. 14. Mattelart, Michele. Educación, televisión y cultura masiva. Revista Comunicación y Cultura No. 12, publicada por la Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco, México, octubre de 1984. 15. Tema más desarrollado en "La recepción crítica de televisión", por María Teresa Quiroz. Cuadernos CICOSUL No. 8, Universidad de Lima, enero de 1989, pero que a su vez merecerá un trabajo de investigación en el presente año.


EN BUSCA DE UN PROYECTO INTEGRAL EN LA FORMACIÓN DE COMUNICADORES Javier Mier En 1985 el Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana inició un proceso de revisión curricular que reporta Luis Javier Mier en este artículo. Entre los objetivos trazados para la investigación se propuso el diseño de una estrategia y una metodología de planeación curricular de la licenciatura en comunicación, aplicar la estrategia y la metodología, y elaborar un plan de operación del plan de estudios resultante. Las personas, tareas y administración, son elementos interrelacionados en esta labor, la administración tiene valor estratégico puesto que coordina personas y tareas. El autor dice que los diseños curriculares que existen son en su mayoría pretenciosos y carecen de coherencia en cuanto a la teoría y los objetivos. De 1960 a 1980 la orientación para las mejoras curriculares era buscar universalidad y validez en todas las escuelas con un enfoque social ajustable al mercado de trabajo, pero se ha caído en el abuso de lo puramente retórico. En la estrategia se plantea la necesidad de olvidar un curriculum universal y buscar medidas que aporten soluciones satisfactorias para proponer objetivos y encontrar soluciones de acuerdo a las realidades y perspectivas específicas de las Facultades y Escuelas de Comunicación. A principios de 1985 el Departamento de Comunicación del a Universidad Iberoamericana inició el proceso formal de revisión de su curriculum de licenciatura. Como punto de partida se realizó la investigación que aquí se reporta. Su tema es la planeación curricular de la enseñanza de la comunicación; su objetivo coadyuvar a mejorar el curriculum de la licenciatura mediante la aplicación de la planeación estratégica. 1. OBJETIVOS ESPECÍFICOS Los objetivos específicos que se propuso lograr la investigación fueron: 1.1 Diseñar una estrategia y una metodología de planeación curricular aplicable a la formación profesional de comunicadores sociales en la Universidad Iberoamericana. 1.2 Elaborar un marco de reflexión que guía la revisión del curriculum de la licenciatura en comunicación de acuerdo a las características, tendencias y limitaciones de: 1) la profesión, 2) la disciplina c) la Universidad Iberoamericana d) su Departamento de Comunicación. 1.3 Realizar un diagnóstico de la situación actual a partir del marco de referencia. 1.4 Aplicar la estrategia y la metodología trazadas en la elaboración de un plan de estudios (propuesta académica) tomando en cuenta tanto el marco de referencia elaborado como los resultados del diagnóstico. 1.5 Elaborar un plan de operación de estudios resultante (propuesta administrativa). 2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 2.1 Importancia del curriculum La lectura de la antología sobre planeación curricular que en 1985 editó el Centro de Didáctica de la Universidad Iberoamericana (1) permitió comprender que el curriculum, aplicado a la educación, es un término complejo que no puede definirse por uno de sus elementos, como generalmente se hizo durante más de la mitad del siglo. En efecto, un análisis de la antología mencionada permite identificar al menos tres tendencias que enfatizan un aspecto del problema educativo: los contenidos a enseñar (tradicional), las experiencias de aprendizaje (empírica) y los objetivos (pragmática)(2). Aunque cada una de ellas aporta un elemento que debe tomarse en cuenta, ninguna resulta satisfactoria más por lo que excluye que por lo que incluye. De ahí que los especialistas contemporáneos hayan abordado el problema de manera global, de modo que la definición no solamente considere un gran número de elementos, sino que también subraye la relación que debe haber entre ellos (3). Para algunos de esos especialistas el curriculum es un plan; para otros se trata de un sistema. Sin embargo –y aunque no se puede negar la importancia del plan de estudios o las ventajas del enfoque sistemático-, las definiciones encontradas ignoran la participación primordial que tienen los alumnos y profesores, quienes a fin de cuentas son los verdaderos actores del curriculum (4). Por esa razón y apoyándonos en la acepción etimológica del término (“carrera”, “caminata”, “jornada”), definimos


operacionalmente curriculum como un proceso de enseñanza-aprendizaje que forma a los estudiantes mediante la transmisión de valores, conocimientos y habilidades, de modo que estos se acerquen a los objetivos propuestos. Fundamentamos dicha definición en las siguientes razones: a) Subraya que se trata de algo dinámico b) Toma en cuenta a los estudiantes y profesores como los actores principales de la educación, entendiendo a ésta en su acepción original de “reformación”(5). c) Indica que se trata de educación formal. d) Señala que tras el término hay una filosofía educativa, una teoría de la educación, una visión del mundo, un propósito de transformación valoral (enseñar a ser) y otro eficiente (enseñar a hacer). e) Incluye los objetivos, contenidos y experiencias de aprendizaje, pero sobre todo las relaciones. f) Conlleva la idea de progreso y etapas (plan). g) Enfatiza su carácter imperfecto. Definido de esta manera, resulta evidente la importancia que el curriculum tiene en la enseñanza de la comunicación. Se trata de una organización en la que convergen numerosos problemas que es necesario intentar resolver de manera integral, no solamente para formar los profesionales que las necesidades comunicacionales demanda, sino también para impulsar la investigación y la difusión de la disciplina. Así las cosas, mejorar el curriculum de la licenciatura en comunicación cobra una importancia capital para las escuelas, sobre todo si se consideran los cambios que el avance tecnológico está provocando en este campo y la agudización de los problemas sociales, culturales, económicos y políticos, causa de la crisis. 2.2 Importancia del plan de estudios Mejorar el curriculum, sin embargo, es una tarea compleja, por lo que es necesario formular el problema con claridad y precisión, antes de adelantar soluciones. Como hemos visto, en el curriculum intervienen una gran cantidad de elementos relacionados. Estos elementos los podemos agrupan en tres grandes tipos: personas (los alumnos y profesores, fundamentalmente) tareas (las oportunidades de aprendizaje organizadas en áreas, materias, proyectos...), y administración (la planeación, organización, dirección y control del desempleo de las personas que realizan las tareas) (4). Ahora bien, dado que no es posible comprender a un tiempo acciones que mejores significativamente estos tres tipos de elementos, es necesario encontrar cuál de ellos tiene, en este momento, un valor estratégico o, en otras palabras, capacidad para lograr efectos en cascada. En nuestra opinión, este tipo de elemento es el administrativo. Fundamentamos esta hipótesis en dos razones principales: 1.Al tener como función principal la coordinación de las personas y de las tareas, la administración tiene una incidencia directa en cada uno de los elementos que intervienen en el proceso educativo, por lo que mejorarla tendrá un efecto positivo en cada uno de ellos. 2. Diagnósticos como el auspiciado por la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS) hacen evidente la debilidad administrativa de la mayoría de las escuelas. Esta debilidad puede constatarse por el simple hecho que casi todas ellas carecen de información suficiente sobre su propio curriculum (7). Ahora bien, dentro del proceso administrativo juega un papel principal la planeación, en tanto que esta permite relacionar todos los elementos intervinientes en el curriculum, de modo que puedan alcanzarse resultados satisfactorios. De ahí que definamos el problema del mejoramiento del curriculum de la licenciatura en comunicación como un problema de planeación o, lo que es lo mismo, de diseño del plan de estudios. En otras palabras, el curriculum es el proceso de mejorar y el plan de estudios el instrumento elegido para lograrlo.


2.3 Definición del problema Los resultados de la investigación auspiciado por FELAFACS, así como otros estudios y la propia experiencia, permiten suponer que, en la mayoría de los casos, los planes de estudio han sido el producto de un proceso de toma de decisiones. Idealmente, dicen los expertos en administración, este proceso se compone de cuatro etapas: a) Definición del problema; b) Recopilación de toda la información pertinente; c) Formulación de las distintas opciones que se presentan; d) Evaluación de las opciones y toma de decisiones (8). Sin embargo, en la realidad rara vez este proceso de lleva a cabo de esta manera. Más bien lo común, sobre todo tratándose del diseño de planes de estudios, es que las decisiones sean producto de la improvisación y el voluntarismo. Expliquémonos: En términos generales puede afirmarse que muchos de los planes de estudios han sido el producto de un proceso de toma de decisiones –llamado pomposamente investigación curricular- que se limita a considerar tres elementos: 1. Los objetivos de la carrera y el perfil del egresado (usualmente expresados retóricamente) 2. Las materias que hay que incluir 3. Los temas de dichas materias.

En el mejor de los casos las decisiones se toman en grupo, a partir de un diagnóstico que incluye: un análisis de las necesidades sociales (que pocas veces logra relacionarse con la carrera), una serie de supuestos sobre la profesión y la disciplina (más o menos afortunados) y una revisión de otros planes de estudio (obligadamente superficial)(9). En ocasiones se definen áreas, objetivos específicos de aprendizaje, aunque rara vez se hace de manera rigurosa y sistemática. Todo esto aunado a la falta de seguimiento y de procedimientos administrativos da por resultado planes de estudios en los que generalmente no es probable encontrar coherencia entre los objetivos yl a forma de lograrlos, independientemente que el perfil del egresado y las materias sean acertados (lo que tampoco es frecuente). Así, resulta común encontrar diseños curriculares que se proponen formar planificadores de la comunicación en los que no se incluye una sola materia de planeación; perfiles que pretenden formar asesores de algo nivel de 22 años; científicos con grado de licenciatura; estrategas que tracen las políticas nacionales; comunicólogos que dirijan los medios; y, ¿por qué no? Revolucionarios que transforman la realidad toda. Común es también toparse con materias que fueron incluidas por seguir la moda (ya se habla de nuevas tecnologías, computación y telemáticas), o que solamente pueden dar quienes las diseñaron (dejamos que el lector liste sus propios ejemplos). Sin embargo, sería un error pensar que la improvisación y el voluntarismo son una mera consecuencia de la irresponsabilidad y la falta de seriedad. Obedecen a causas más profundas. Veamos: En los setentas la preocupación por mejorar los planes de estudios de las carreras de comunicación se centró en buscar la mejor alternativa o, en otras palabras, el curriculum ideal cuya universalidad lo hiciera válido para toas las escuelas. En los setentas se agregó a esta orientación curricular –que Eisner y Vallance denominan “racionalismo académico”(10)- la necesidad de enfocar ese curriculum universal a la satisfacción de las necesidades sociales (ya fueran las del mercado de trabajo tradicional o las de las mayorías pauperizadas). La primer orientación centraba el diseño en lo que debía enseñarse en una carrera de comunicación; la segunda (llamada por los autores citados “relevancia de la reconstrucción social”) (11) subordinaba ese saber al perfil del egresado. De ahí surgieron las dos preguntas básicas que han guiado el diseño curricular hasta la fecha:


1. ¿Cuál es el perfil del egresado que las escuelas deben proponerse formar para satisfacer las necesidades sociales? 2. ¿Cuáles son las materias que deben incluirse en el curriculum y en qué orden deben cursarse, para lograr los propósitos enunciados en el perfil? En nuestra opinión, ambas preguntas –surgidas de la crítica de la conformación social y del afán por hacer de la comunicación una disciplina científica, respectivamente- coadyuvaron a conformar la base social y teórica de la carrera. Sin embargo, su abuso ha provocado que las decisiones sobre el curriculum hayan abandonado casi completamente el campo empírico para situarse en el meramente retórico. Este desprendimiento de la realidad ha sido el detonante, a nuestro juicio, de la improvisación y el voluntarismo que mencionamos anteriormente o, en palabras de Daniel Prieto, del verbalismo, la verborrea, el teoricismo y el tecnicismo que tanto daño han hecho en la enseñanza e investigación de la comunicación (12). 3. ESTRATEGIA Y METODOLOGÍA 3.1 Estrategia Preguntarse cuál debe ser el perfil del egresado y qué es lo que debe enseñarse sigue siendo, desde luego, pertinente; pero insistir en ello como estrategia del diseño curricular parece inadecuado para superar los problemas que plantea la situación actual. En otras palabras, equivale a recetar las mismas medicinas cuando la enfermedad es otra. Hoy en día la crisis, que es también crisis de las escuelas, ha hecho evidente que mejorar el plan de estudios de la carrera de comunicación es un problema complejo que no obedece a una sola causa ni admite una solución única y perdurable. Por el contrario, requiere de un nuevo tratamiento que enfoque la búsqueda de encontrar soluciones satisfactorias aunque no ideales. Lo anterior significa que existe un curriculum universal para centrar los esfuerzos en trazar un curso de acción que sea satisfactorio o “suficientemente bueno”, como diría Herbert A. Simon, premio Nobel por su trabajo sobre la teoría de las decisiones.(13) Ahora bien, para trazar este curso de ación consideramos necesario recurrir a la planeación estratégica (14) como el instrumento que permita: a) proponer objetivos fundamentados que orienten efectivamente la acción y que acorten la distancia entre lo deseado y lo posible: b) encontrar soluciones que permitan lograr un cumplimiento satisfactorio de dichos objetivos. Todo esto mediante una estrategia que: 1. Analice la realidad comunicacional (que incluiría las necesidades y la situación de la disciplina y de la profesión) con el objeto de prevenir problemas y aprovechar oportunidades. 2. Analice la realidad de la propia escuela para identificar características, políticas, debilidades y puntos fuertes. 3. Contemple las perspectivas futuras. 4. Señale metas a corto, mediano y largo plazos. 5. Solucione los problemas por etapas. 3.2 Metodología Para diseñar un plan de estudios no basta con trazar una estrategia sino que es necesario encontrar una metodología de planeación que guía la toma de decisiones. Como tal se propone, adaptándola, la que han elaborado Díaz Barriga, Lule, Pacheco, Rojas y Saad.(15). De acuerdo con la metodología resultante, el plan de estudios debe contemplar y relacionar los siguientes elementos: 1. Fundamentación de la carrera 2. Objetivos generales y específicos 3. Perfil del egresado (qué es y qué sabe hacer) 4. Estructura académica 5. Organización


6. Programas de estudio 7. Procedimientos de operación, evaluación y control, incluyendo los recursos necesarios y la utilización de los mismos. 8. Las tareas a corto, mediano y largo plazo que habrá que realizar como resultado de lo planeado. Todo esto mediante la consideración de cuatro criterios curriculares que necesariamente se tienen que tomar en cuenta y que deben atravesar todo el diseño: a) la profesional, las necesidades sociales que satisfacen y las que debería satisfacer, y el campo de trabajo (que incluye el mercado pero que no se limita a este último); b) la disciplina de la comunicación, su enseñanza, investigación y difusión; c) las características de la institución en la que el curriculum se desarrolla (filosofía educativa, estructura académica, etc.) d) La unidad que administra el plan. En consecuencia, no se trata de realizar un plan de estudios único y válido para todas las escuelas y todos los tiempos, sino de elaborar un curso de ación satisfactorio que sirva de guía para la tarea educativa. Notas.1. Alvarado, Francisco y otros. “Antología sobre planeación curricular” (dos carpetas). Elaborada por el Centro de didáctica de la UIA para el Seminario sobre análisis y evaluación curricular, celebrado en esa institución en julio de 1985. 2. Especialmente el ensayo de Nelly Moulin, “Concepto de curriculum, incluido en la antología mencionada. 3. Entre las tendencias modernas se encuentran las que definen el curriculum como un plan y como un sistema, dada la preocupación por relacionar los elementos. 4. Entre las definiciones encontradas ninguna hace referencia a los estudiantes y profesores. 5. Cfr. Meneses, Ernesto. “La Universidad Iberoamericana en el contexto de la educación superior contemporánea”. Capítulo 12. UIA. México. 6. Cfr. Hampton, David. “Administración contemporánea”. Capítulo 1. McGraw-Hill, 2ª edición, México, 1986. 7. Cfr. Sánchez, Joaquín y otros. “La formación profesional de comunicadores sociales en América Latina” FELAFACS, Bogotá, Colombia, 1985. 8. Cfr. Hampton, David...capítulo 7. 9. En tanto que las propias escuelas carecen de información detallada de su propio curriculum. 10. Cfr. Eisner, Elliot y Vallance, Elisabeth. “Cinco concepciones del curriculum, sus raíces e implicaciones para la planeación curricular”. En la antología citada. 11. Ibidem. 12. Cfr. Prieto, Daniel. “Educación y comunicación”. En Monografías Ciespal 2. Editorial Belén, Quito, Ecuador, 1983. 13. Citado por Hampton, David... Capítulo 7. 14. Cfr. Hampton, David... Capítulo 6. 15. Cfr. Díaz Barriga, Arceo y otros. “Metodología de diseño curricular para la enseñanza superior”. En la antología citada


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.