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CONSEJO DIRECTIVO DE FELAFACS

Presidente: Luis Núñez Gornés Universidad Iberoamericana Intercambio y Cooperación Académica Prolongación Paseo de la Reforma 880, Colonia Lomas de Santa Fe 01210 México D.F., México Teléfono: (525) 2674122 Fax: (525) 2674265 E-mail: luis.nunez@uia.mx Presidente Honorario: Joaquín Sánchez, S.J. Pontificia Universidad Javeriana-Seccional Cali Carrera 18 Nº 118-250 Avenida Cañasgordas Apartado Aéreo 26239, Santiago de Cali, Colombia Teléfono: (572) 5552595 / 5552826 Fax: (572) 5552180 E-mail: joaco@puj.edu.co Secretario Ejecutivo: Walter Neira Bronttis Calle Bernstein 261, San Borja, Lima 41, Apartado aéreo 180097, Lima 18, Perú Teléfono: (511) 4754487 / 2252403 Fax: (511) 4754487 E-mail: wneira@felafacs.org. Directores: Alicia Entel Gorriti 3951 172 Buenos Aires, Argentina Teléfono: (5411) 48617559 / 48655773 Fax: (5411) 48655773 E-mail: entel@ciudad.com.ar Alvaro Rojas Guzmán Corporación Universitaria Autónoma de Occidente División de Comunicación Social Valle del Lili. Carretera Vía a Jamundí Apartado aéreo 2790, Santiago de Cali, Colombia Teléfono: (572) 5553746 Fax: (572) 5581233 E-mail: arojas@verne.cuao.edu.co José Carlos Lozano ITESM - Campus Monterrey Departamento de Comunicación Av. Eugenio Garza Sada 2501 Sucursal de Correo “J” 64849 Monterrey, Nueva León, México Teléfono (528) 3582000 ext. 4552 y 4558 Fax: (528) 3284198 E-mail: jlozano@campus.mty.itesm.mx Erasmo de Freitas Nuzzi Facultad de Comunicación Cásper Líbero Av. Paulista, 900 - 5º andar 01310-940 São Paulo, Brasil Telf.: (5511) 31705883 Fax: (5511) 31705891 E-mail: erasmo@facasper.com.br Federico Iglesias G1 Almacigo, Arbolada, Caguas Puerto Rico 00725 Teléfono: (725) 7240409 / 7442167 Fax: (787) 7457093 E-mail: iglesias@coqui.net


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La revista diálogos se publica gracias al aporte de la Fundación Konrad Adenauer de Alemania, que coopera igualmente con los programas regulares que nuestra Federación auspicia en cada una de las Asociaciones

C O N S E J O C O N S U LTO R

Nacionales y Facultades de Comunicación de América Latina.

Alicia Entel Heriberto Muraro Daniel Prieto Héctor Schmucler Mauricio Antezana Muñiz Sodré Jesús Martín Barbero Valerio Fuenzalida Josep Rota Federico Varona Miquel de Moragas Manuel Martín Serrano Armand Mattelart Robert A. White Giuseppe Richeri Raúl Fuentes Cristina Romo Beatriz Solis Desiderio Blanco Javier Protzel Teresa Quiroz Rafael Roncagliolo Max Tello Marcelino Bisbal José Mayobre

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CONSEJO EDITORIAL DE LA REVISTA diálogos Dirección: Walter Neira Bronttis Edición: Ana María Cano Diseño: Miguel Bernal Q. Impresión: Grafic ASPA Oficina de redacción: Secretaría Ejecutiva de FELAFACS. Apartado aéreo 18-0097, Lima 18, Perú. Telf.: (511) 2252403 Telefax: (511) 4754487 Correo electrónico: dialogos@felafacs.org http://www.felafacs.org Hecho el depósito legal Nº 95-0456

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índice

Revista teórica de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social. Integrante de la Red Iberoamericana de Revistas de Comunicación y Cultura. Números 59-60 octubre 2000

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EDITORIAL

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LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA DE PROFESIONALES DE LA COMUNICACIÓN Y SU RENOVACIÓN COMO PROYECTO SOCIAL Raúl Fuentes Navarro

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ESPACIOS UNIVERSITARIOS: ¿LA REALIDAD DE UN PÁRAMO O LA ILUSIÓN DE UN ESPEJISMO? Cristina Baccin

33

LAS PELIGROSAS RELACIONES DE LOS PERIODISTAS CON EL PODER José Marques de Melo

43

MEDIACIÓN DEL EMISOR ESPECIALIZADO EN LA CULTURA DE LA PAZ Francisco Esteve Ramírez

53

PRÁCTICAS TEÓRICAS Y TEORÍAS PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN PUERTO RICO Héctor Sepúlveda

67

COMUNICACIÓN, UNIVERSIDAD Y CULTURA DE PAZ Ma. Eugenia García Raya / José Miguel Pereira G.

75

IDENTIDADES CULTURALES Y ESPACIO PÚBLICO. UN MAPA DE LOS SILENCIOS Rossana Reguillo

87

ESPACIOS DE CONVIVENCIA Y DE REENCUENTRO Ma. de la Luz Casas Pérez

97

CONFLICTOS INDÍGENAS, GLOBALIZACIÓN, PRENSA Y ESTADOS NACIONALES. EL CASO DE CHILE Gustavo González Rodríguez

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TELEVISIÓN E IDENTIDAD CULTURAL Veneza Mayora Ronsini

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IDENTIFICACIÓN DESDE EL AFUERA. LA RECEPCIÓN DE INMIGRANTES EN LA CIUDAD DE LA PLATA Sergio Caggiano

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DE DIABLOS NEGROS A DIABLOS BLANCOS Carlos A. Galeano

137

EDUCOMUNICACIÓN: COMUNICACIÓN Y TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN EN LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA AMERICANA Ismar de Oliveira Soares

153

LA CIUDADANÍA EN TIEMPOS AUTORITARIOS Ma.Teresa Quiróz Velasco

167

DE LA PRESENCIA A LA EXCLUSIÓN. Ma. Cristina Mata

175

COMUNICACIÓN Y DERECHOS EN LA CONSTITUCIÓN DE LA CIUDADANÍA Susana Frutos

183

LA COMUNICACIÓN EN LA RECONSTRUCCIÓN DEL TEJIDO SOCIAL Lucía Azuaje

193

EL CATÁLOGO DE LOS ERRORES. ESTRATEGIAS Y NEXOS ENTRE COMUNICACIÓN Y POLÍTICA Eduardo Gutiérrez

201

EL G-8, OKINAWA Y LA “DIGITAL DIVIDE” O LA UTOPÍA COMUNICACIONAL COMO SISTEMA DE DOMINIO Aníbal Ford

209

COMUNIDADES VIRTUALES ¿ESPACIOS DE CONVIVENCIA PACÍFICA? Claudia Benassini

225

CONVERGENCIA MULTIMEDIA: MÁS ALLÁ DE LA INTERNET Eduardo Villanueva Mansilla

233

PENSAR LAS DISCURSIVIDADES Eliseo Colón


255

PROYECTO PERFORUM: DISEÑANDO FLUJOS DE INFORMACIÓN Y CONECTANDO CULTURAS Artur Matuck

265

PARADIGMAS DE LA COMUNICACIÓN: NUEVOS ENFOQUES TEÓRICO-METODOLÓGICOS Migdalia Pineda de Alcázar

273

ESCUELA DE FRANKFURT: REINVENTAR LA CULTURA CRÍTICA Alicia Entel

281

HACIA UNA HERMENÉUTICA DE LA COMUNICACIÓN: Hermann Herlinghaus

293

PERIODISMO INFORMATIVO Y COMUNICACIÓN DEL CONFLICTO ARMADO Y DEL PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA Fabio López de la Roche

307

EL DISCURSO DELA CULTURA DEL MALANDRO Roseli Fígaro

317

GRITAR EN SUEÑOS. VIOLENCIAS, COMUNICACIÓN Y PAZ Germán Rey

333

REPRESENTACIONES DE VIOLENCIA Y JUSTICIA EN LA CONSTRUCCIÓN MEDIÁTICA DE ACTUALIDAD Silvia Tabachnik

339

EL MENSAJE PUBLICITARIO O LAS FORMAS OCULTAS DE LA VIOLENCIA Daniel A. Hernández López

349

PROGRAMACIÓN TELEVISIVA ORIENTADA A LA VIOLENCIA Y ESTUDIOS DE RECEPCIÓN Marcia Perencin Tondato / Maria Marta Jacob

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PREGUNTAS SANGRANTES: PERIÓDICOS SENSACIONALISTAS EN COCHABAMBA Marcelo Guardia Crespo

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COMUNICACIÓN Y CULTURA DE PAZ

editorial diálogos

Ponemos a disposición de nuestros lectores una edición doble de nuestra revista Diá-logos de la Comunicación. La ocasión no puede ser más propicia. Se trata de presentar un conjunto de ensayos que serán debatidos en el marco del X Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social, certamen central de nuestra Federación que se realiza del 23 al 26 de octubre del presente año en sociedad con la Universidad de São Paulo y ABECOM. El tema central alrededor del cual giran los ensayos aquí reunidos es “Comunicación y Cultura de Paz”. Al elegirlo nuestra Federación tuvo en consideración la importancia que este eje tiene, o debe tener, no sólo en la formación sino también en el ejercicio profesional de los comunicadores de América Latina. Las diversas formas de la violencia que conmueven hoy a nuestras sociedades, y en particular a la comunicación, demandan de una sintonía mucho más notoria de nuestros profesionales con la esencia misma de la comunicación. Nuevas miradas, nuevas


actitudes pero, fundamentalmente, nuevos compromisos resultan ser –cada vez más- una prioridad y un reto que no podemos postergar. Los diversos discursos culturales, entre ellos el de la paz, movilizan reflexiones, dinámicas de aprendizaje y experiencias pragmáticas que acentúan la importancia del saber plural para formar diagnósticos y pronósticos y, al mismo tiempo, destacan el significado de los diálogos interdisciplinarios. Tratándose del recurrente esfuerzo humano orientado a la convivencia pacífica, teniendo por realidad el conflicto y las asimetrías de los diferentes, el lugar de la comunicación gana una importancia que trasciende las disciplinas. Los ensayos aquí reunidos abarcan distintos aspectos desde los cuales se realiza una lectura interdisciplinar de las complejas relaciones que se dan entre Comunicación y Cultura de Paz. Estos aspectos se instalan también en las preocupaciones de diversos investigadores de la región. El énfasis con que cada uno de ellos distingue su trabajo nos ha conducido a una articulación –únicamente metodológica- que se expresa en los segmentos eje que operan como ordenadores de las ponencias:

2. 3. 4. 5. 6.

La formación del profesional de la comunicación para una cultura de paz Comunicación, paz e identidades culturales Comunicación, ethos y construcción de ciudadanía Comunicación y espacio virtual Reconstrucción disciplinar de la comunicación Medios y violencia

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Wa l t e r N e i r a B r o n t t i s

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editorial


S. Frutos

Susana Frutos

Comunicación y derechos en la constitución de la ciudadanía Profesora-investigadora de la Escuela de Comunicación Social y Directora del Centro de Estudios e Investigaciones en Comunicación y Cultura de la Universidad Nacional de Rosario. E-mail: imago@citynet.net.ar

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-1Asistimos en la actualidad a cambios producidos en los modos de acción colectiva, en especial a una crisis de los movimientos sociales (o la existencia de nuevas expresiones) y también crisis de representación, enmarcadas en la consolidación del proyecto liberal en sus expresiones económica y política. En particular, las sociedades actuales presentan una crisis manifiesta de las corporaciones más ligadas a la expresión de demandas y canalización de intereses, crisis de legitimidad que atraviesa también a las corporaciones vinculadas a la representación política (manifiesta en la cambiante composición de las identidades).

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En este marco, se puede constatar una fuerte relevancia asignada en los estudios sociales a los procesos comunicacionales -en la constitución de los sujetos- así como la incorporación de la dimensión cultural a los estudios políticos. Desde esta perspectiva, es posible afirmar que la importancia de la cultura mediática (acceso a mayor información, globalización, mayor segmentación de públicos, video política) potencia la complejidad y heterogeneidad del material simbólico que circula en la sociedad. La formulación de demandas por parte de los sujetos reviste en la actualidad nuevas expresiones: algunas enmarcadas en límites reivindicativos estrechos, de corto plazo, y con características grupales (clientes, usuarios de servicios); otras planteadas en tematizaciones ligadas a los derechos desde lo individual (derechos del consumidor, intereses difusos, derechos frente al abuso estatal). Relacionado con este segundo tipo de demandas, se ha dado el surgimiento de ámbitos, en la esfera pública y privada, especialmente dedicados a funciones de contralor, fiscalización y regulación. Atendiendo a estos hechos y vinculándolos con los procesos de consolidación democrática en Argentina, le atribuyo relevancia a estas instituciones de control entendiendo que ocupan un lugar importante en la consolidación señalada anteriormente.

Los resultados obtenidos en abordajes empíricos que he realizado sobre este tipo de procesos ponen de manifiesto que el estudio de la especificidad comunicacional de estas demandas propicia el conocimiento de lo que, en realidad, resulta opaco: las condiciones en que lo simbólico se articula con lo socioeconómico y lo político. Hoy, los nuevos modos de constitución de las identidades, instauran una reorganización en las modalidades de diferenciación de los sujetos, de tal manera que la mayor parte de las prácticas ligadas a la cotidianeidad, son difíciles de tipificar. Las demandas presentadas en instituciones habilitadas específicamente para la recepción de las mismas (oficinas para la atención del consumidor, defensorías, centros de asistencia al ciudadano, etc.) donde los actores se presentan a «reclamar» por sus derechos son, con frecuencia, demandas ligadas a algún tipo de consumo (ya sea de productos materiales, bienes culturales o servicios). De tal manera, llevan, casi por efecto de contigüidad la impronta de la práctica de consumir, de las disposiciones que se ponen en juego en este tipo de actos y de la significación que conllevan. Asimismo, suelen exponerse en estos ámbitos problemas vinculados a las consecuencias de procesos de victimización o de conflictos comunitarios. Me interesan las distintas formas de interacción social vin-


-2Sobre esta problemática, existen dos cuestiones que, en el conjunto de la producción teórica sobre la misma, pueden considerarse relevantes: En primer lugar, los aportes de autores que se plantean el estudio de los nuevos movimientos y la pluralidad de elementos que confluyen en la constitución de los mismos. Melucci (1990) plantea que lo que está puesto en discusión es la coexistencia de (a) un agotamiento de los universos teóricos; (b) una transición que va de los viejos modelos de acción colectiva a un cambio de los mismos y (c) una creciente posibilidad de control por parte de la acción individual. Es interesante la apertura de su propuesta por

cuanto lo liga con la cotidianeidad y resalta los procesos de individualización, en tanto que atribución de un sentido de acción a todo individuo, potencialmente. Este tipo de enfoque se diferencia de las perspectivas que vinculan la constitución de la ciudadanía a las características de las sociedades que están entrando en la etapa post-industrial: la constatación empírica de la importancia que adquiere la información y la interdependencia forma parte de la mayoría de estos estudios. (Benjamin, 1991). En general, son trabajos que atribuyen relevancia a la opinión pública, sobre todo en cuanto refleja la desconfianza y apatía de la población frente a las instituciones políticas tradicionales. Estos enfoques sistémicos que pretenden dar cuenta de las demandas sobre la calidad de los servicios, una vez alcanzado un cierto umbral económico por parte de los individuos, enfrentan -desde nuestra perspectiva- el escollo teórico de presentar los aspectos culturales y comunicacionales como una dimensión inabordable o -simplemente- no planteársela como interviniente en la formulación de estos problemas. En segundo término, dos aportes teóricos que dentro de la amplia gama de enfoques sobre esta problemática de los intereses y demandas de los sujetos, muestran el estado de desarrollo teórico en relación con este pro-

blema y le asignan al estudio de la comunicación y la cultura un lugar preponderante. La perspectiva de Habermas acerca de la construcción de la ciudadanía, de acuerdo a cuya perspectiva, la ciudadanía tiene (además de la pertenencia a un Estado) un estatuto vinculado a derechos y deberes. Habermas ubica su enfoque en la tradición republicana (en oposición a la tradición liberal), según la cual la ciudadanía es un proceso activo, especialmente caracterizado por la participación y la comunicación. En estos procesos, los diálogos y sus lógicas pertinentes están en la base de la constitución ciudadana. Además de la necesidad de una visión histórica de los diferentes procesos constitutivos de los derechos ciudadanos, en esta perspectiva ocupa un importante lugar el conocimiento de los factores que favorecen la plasmación en el sistema jurídico de las nuevas relaciones de inclusión. (Habermas, 1992 y 1998). Este enfoque es relevante ya que, en este modelo de participación al que alude Habermas, intervienen redes de discursos entrelazados que configuran un marco general para la ciudadanía. Los aportes de Walzer, que desde la teoría de las esferas de la justicia, indaga acerca de las causas que influyen en el hecho de que los ciudadanos se preocupen más por lo económico que por lo político. En el marco del carácter actual de la vida asociativa de los suje-

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culadas a estas nuevas instituciones establecidas como ámbitos facilitadores de la gestión y contralor por parte de los individuos; el lugar de encuentro en el marco del espacio público en que la comunicación, entendida como interacción, participa en el desarrollo de nuevas modalidades constitutivas de los sujetos en tanto que ciudadanos. La necesidad de dar cuenta de la complejidad de estos procesos se refiere a las relaciones entre Estado y sociedad que se instalan hoy en el marco de las transformaciones políticas, sociales, culturales, económicas y tecnológicas.

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tos (relaciones con el trabajo, vínculos frente al mercado, relaciones generales en la precarización laboral, etc.), Walzer señala que, aunque estemos en presencia de una fuerte potenciación de las asociaciones civiles, no podemos prescindir del Estado. (Walzer, 1992 y 1997). Plantea así la necesidad de que los ciudadanos se responsabilicen de otras actividades, aprovechando la multiplicidad de estrategias de organización en la sociedad civil y las nuevas formas de acción estatal. En este aprovechamiento surgiría buena parte de la revalorización de los pequeños detalles de la cotidianeidad y con ella de la interacción comunicativa.

-3Por otra parte, es importante señalar que, desde hace tiempo dentro del campo de los estudios sociales, suele enunciarse insistentemente la insuficiencia de los análisis. Específicamente los temas de la constitución de la ciudadanía en relación con la discursividad y la democracia participativa reúnen a su alrededor aportes teóricos en el sentido de la necesidad de revisión de las categorías que hasta hace pocos años se consideraban para dar cuenta de estos procesos. Es verdad que los distintos actores sociales y su recomposición identitaria no pueden ser concebidos como grupos homogéneos o sectores de población claramente delimitados.

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En su lugar, encontramos individuos en situaciones no tan fácilmente clasificables. La insuficiencia de las categorías y enfoques estadísticos frente a los casos y problemas que se presentan hoy, está planteando la necesidad de buscar variables explicativas que excedan el marco de los tradicionales indicadores sociológicos. Se hace necesaria la comprensión de los procesos en un nivel más individualizado y junto a las características objetivas (socio-demográficas) hace falta el análisis de aspectos más directamente biográficos como las experiencias anteriores de los sujetos, la evolución de la estructura familiar, la historia psicológica personal, etc. Concomitantemente con estos problemas teórico-metodológicos, el conocimiento de la comunicación parece cada vez más difuso, y este déficit tiene su explicación en la insuficiencia de los modelos teóricos. Las categorías ligadas los estudios cuantitativos están organizadas para dar cuenta de procesos más compartimentados. De allí la necesidad de abordar este tipo de estudios, otorgando un sentido protagónico a la historia individual, sobre todo teniendo en cuenta el modo en que los procesos actuales de recomposición social, cultural y económica transforman la cotidianeidad de los sujetos en algo problemático. Estos procesos de demandas por derechos, entendidos como estructura social y es-

tructura de significados favorecen la comprensión teóricometodológica que podemos denominar “perspectiva del sujeto de la comunicación como problematización de la estructura social”. Esto implicaría la existencia de estructuras sociales y estructuras de significación producidas por los mismos sujetos, que remitirían a determinadas condiciones de desigualdad, diferencia y heterogeneidad. Lo que quiero plantear es que el sujeto demandante de derechos es un sujeto de comunicación que opera como tal en ambas estructuras (estructuraciones, en realidad) y que ambas deberían ser incluidas en el análisis para no caer en la tendencia repetida en los estudios sociales de secundarizar una de las dos, según el marco conceptual. Pero, al hablar de sujetos demandantes de derechos, ¿a qué sujetos nos referimos? En realidad, lo que no se supone en esta propuesta que hacemos es la individualidad o la díada aisladas sino también la necesidad de la descripción y el análisis de todos los sujetos que intervienen en la situación comunicativa. Esta recuperación de la multiplicidad de voces (Bajtin,Todorov) puede poner de relieve las situaciones conflictivas al interior del espacio bajo estudio y complejizar el analisis que, de otro modo, podría pensarse como el estudio de un fenómeno homogéneo.


Los procesos políticos en la esfera de lo público en la Argentina actual muestran una acción estatal sin aciertos en la elección de los mecanismos institucionales que garanticen la preservación de umbrales de integración social, tanto en su dimensión material como simbólica. Se corre así el riesgo de permanecer en un tipo de interpelación exclusivamente política de la ciudadanía, relegando la dimensión social de la misma, situación que ya se expresa en el crecimiento de la exclusión social, para citar sólo un aspecto de los derechos sociales que hoy no están garantizados. La ciudadanía ya no se limita a los términos en que fue pensada hasta hace poco tiempo (derechos cívicos, económicos o sociales). Hoy, puede proyectarse hacia cualquier instancia de la vida social en que surjan relaciones de poder. Tal concepción de la ciudadanía -que aquí proponemos- remite a los derechos del sujeto frente a un determinado poder (Garretón, 1995). Esta expansión de la ciudadanía plantea la necesidad de definir: (a) las actividades en torno a ella y (b) las nuevas instituciones que se hagan cargo de la misma. El papel de estas instituciones gira en torno al facilitamiento de los modos de acción individual o colectiva por parte de los sujetos, contribuyendo a la expresión de gran parte de las demandas sociales. En

este contexto, la acción individual puede revestir un carácter electivo, como señala Melucci, en tanto que se posibilita el control y la definición de las condiciones de la experiencia personal y social por parte de los sujetos. Tomando de Quiroga la propuesta de distinguir una «esfera pública política» y una «esfera pública civil» y, entendiendo por esta última, un espacio de gestión del ciudadano, es posible pensar un proceso de repolitización en el que el sujeto es el ciudadano constituido por una integración política y social. (Quiroga, 1995). En este modo de concebir la articulación entre lo político y lo social, la libertad y las necesidades no están tan separadas como han sido formuladas desde el pensamiento griego, lo que contribuye a la instauración de espacios nuevos de constitución de la ciudadanía. En consonancia con ese lugar de cruce entre ambos órdenes que es el espacio público -espacio eminentemente comunicativo- y, dada la propuesta de pensar la construcción de la ciudadanía desde la perspectiva del sujeto de comunicación en la formulación de demandas vinculadas al acceso a la justicia, esbozaré algunas proposiciones que pretenden direccionar una lectura sobre el estado del debate bibliográfico actual sobre la concepción de los fenómenos aludidos.

-5El liberalismo se puede señalar como el horizonte más abarcativo que, a través de las políticas de ajuste, introduce un nuevo marco referencial para las nuevas identidades sociales, políticas y culturales. Las políticas de ajuste, la centralidad del mercado y la inmediatez de la lógica del consumo, conllevan un quiebre en las significaciones atribuidas por los distintos sectores sociales a los valores sobre los que se asentaban sus identidades sociales, culturales y políticas. (Tenzer, 1991; Borón, 1996). Estas situaciones son concomitantes con la existencia de nuevos modos de conformación y de organización de esas identidades. La presencia (individual o colectiva) en la esfera pública, se encuentra sostenida por nuevas redes institucionales y comunicacionales. Existe una mayor tendencia a la acción individual. En esta medida, los procesos de individualización operan como deconstructores de las entidades sociales tradicionales en Argentina, presentando a los sujetos en el marco de su particularidad. La relación de los sujetos con las instituciones del orden social y público aparece marcada por una referencia a la cotidianeidad. La aparición de lo cotidiano en el espacio público representa una experiencia nueva en la historia de la participación en Argentina. Existen cambios significati-

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vos en las tradicionales interpelaciones desde las corporaciones, lo que participa en otro tipo de instauración subjetiva. De esta manera, se produce un corrimiento de las relaciones constitutivas de la identidad política y social desde sistemas más abarcativos a otros más particulares, desde formas más abstractas a formas concretas, más ligadas a la experiencia (García Delgado, 1994). Estas modificaciones en el orden del sentido operan atravesados por una producción mediática que tematiza en torno al mercado y a los efectos de las políticas de ajuste, contribuyendo a fortalecer la disposición a la acción individual antes señalada.

-6Sin embargo, asignarle una relevancia tal a la comunicación no implica que la articulación entre ciudadanía, poder y cultura sea, en realidad, sólo un problema del orden de lo simbólico. De lo que se trata es de dar cuenta, además, de las condiciones de las prácticas y representaciones vinculadas e inscriptas en la intervención ciudadana. En el caso del acceso a la justicia, ocupa un lugar destacado la opacidad de los procesos simbólicos que le otorgan un estatuto de práctica ciudadana. El análisis de la comunicación de las demandas de justicia deberá hacerse en un marco de arti-

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culación con la dimensión socioeconómica y la dimensión política. La opacidad del Derecho, como ha sido enunciada por Cárcova, puede ser dilucidada teórica y empíricamente sólo a partir de los condicionamientos en que es producida. En la interacción comunicativa, en tanto que simbolización de específicas condiciones de existencia, los sujetos que demandan por derechos ponen en juego prácticas y significaciones compartidas. Esta especificidad de las condiciones da lugar a la configuración de una especificidad de lo que se denomina “justo”. De ese modo, lo justo es así otro dispositivo coadyuvante de la situación social. En estas instituciones, los individuos devienen ciudadanos no sólo planteando sus demandas sobre lo que aspiran en términos de justicia sino también articulando su propia historia en tanto que perteneciente a un determinado colectivo. La individualización en la demanda por los derechos –naturalizada como la existencia de personas “iguales ante la ley”- se corresponde con la construcción institucional y mediática de sujetos aislados que reclaman en un marco de compartimentación frente al Estado. Lo que no está presente en esta visión de las demandas por derechos es la dimensión participativa que supone comunicar, enunciar un reclamo de derechos.

Para finalizar, podemos decir que los sujetos sociales se constituyen en un marco variado de procesos entre los cuales la especificidad de la comunicación ocupa un lugar destacado. Y los sujetos mismos interpretan esa comunicación para situarse en un sistema de aseveraciones, explicativo de su propia existencia. Es decir que, más allá de los significados presentes en estas formulaciones de demandas por derechos, ellos conllevan uno o varios significados que, además, refieren a diferentes zonas de la realidad. Así pensados, como procesos de comunicación, las demandas se convierten en realidades aptas para la problematización acerca de las condiciones macrosociales a partir de constituirse como objeto de estudio del campo de la comunicación independientemente de la temática específica de la demanda de derechos de que se trate.


Tenzer, N., 1992, La sociedad

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

despolitizada, Paidós, Buenos Aires. Bajtin, M., 1974, La cultu-

Walzer, M., La idea de la Sociedad Ci-

ra popular en la Edad

vil, en Debats Nº 39, Marzo 1992, Va-

Media y el Renacimiento,

lencia.

Barral, Barcelona. Benjamin, R., 1991, Los límites de la política, Alianza, México. Borón, A, 1996, Democracia y Ciudadanía, en

Gaveglio y Manero (comps) Desarrollos de la teoría política contemporánea, Homo Sapiens, Rosario. Cárcova, C. M. , 1992, Teorías jurídicas alternativas, CEAL, Buenos Aires. García Delgado, 1994, Estado y Socie-

Garretón, M.,1995, Expansión de la ciudadanía y fortalecimiento democrático. Mimeo. Habermas, J., 1998, Facticidad y validez, Trotta, Madrid. 1988, La lógica de las ciencias sociales, Tecnos, Madrid. 1992, Ciudadanía e Identidad Nacional: consideraciones sobre el futuro europeo, Debats Nº 39; Tres modelos de democracia. Sobre el concepto de una política deliberativa, Debats Nº 39. Melucci, A., 1990, Los movimientos sociales y la democratización de la vida cotidiana (Traducción de Gabriela Adelstein), Mimeo. Miller, D., Walzer, M. (comps.) 1997, Pluralismo, justicia e igualdad. FCE, Buenos Aires. Quiroga, H., 1995, La democracia que tenemos, Homo Sapiens, Rosario.

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dad, FLACSO, Buenos Aires.

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comunicación y tecnologías de la información en la reforma de la enseñanza americana

I.O. Soares

Ismar de Oliveira Soares

Educomunicación:

Profesor de la Escola de Comunicações e Artes, Universidade de São Paulo. Coordinador del Núcleo de Comunicación y Educación de la ECA/USP. Dirección: ismar@usp.br

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Ismar de Oliveira Soares

Educomunicación

Por lo que pudimos observar, en nuestra reciente investigación, la interrelación “Comunicación/Tecnologías/Educación” pasa, en Estados Unidos por dos áreas de intervención socio-político-cultural a saber: la gestión de las mediaciones tecnológicas en los espacios educativos (information literacy);

La simple introducción de los medios y de las tecnologías en la escuela puede ser la forma más engañosa de ocultar sus problemas de fondo bajo la égida de la modernización tecnológica. Jesús Martín Barbero

El objetivo del presente paper es el de tratar de entender cómo, en los Estados Unidos las políticas públicas, las opciones de inversión y las prácticas pedagógicas han llevado la interrelación Comunicación/Tecnologías de la Información/Educación a la constitución de una nueva área interdisciplinar de intervención social profundamente vinculada a los proyectos

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de defensa de la ciudadanía. Por último, identificamos un desafío que se presenta como consecuencia del hecho: a quién correspondería en los Estados Unidos o en América Latina la formación de profesionales para atender las demandas laborales en el área: ¿a las Facultades de Comunicación o a las de Educación?

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la alfabetización de los estudiantes para el consumo de los medios de comunicación (media literacy). En otras palabras, cuando se habla de la relación entre Comunicación, Tecnologías de la información y Educación, dos órdenes de cosas afloran de inmediato: 1. Una de naturaleza cultural, sobre el impacto del sistema de medios en el imaginario y en la conducta de niños y jóvenes; 2. Otra, de naturaleza operacional, con profundas implicancias económicas, sobre los modos como las políticas públicas, las prácticas empresariales y los diversos mode-

los pedagógicos vienen incorporando las tecnologías en los espacios educativos. La primera cuestión es reconocida, internacionalmente, bajo la denominación de Media Education- educación para los medios-, y en los Estados Unidos, como Media Literacy (literatura sobre los medios o alfabetización mediática). La segunda se encuentra en el ámbito conocido en los Estados Unidos como Information Literacy (literatura sobre cómo se produce y distribuye la información). Las dos cuestiones han sido examinadas tradicionalmente bajo el ángulo de la Educación, cuando lo que se tiene a la vista es el proceso de aprendizaje. O también, desde el ángulo de la comunicación, cuando lo que se tiene en proyección es la difusión masiva de informaciones, la persuasión de las masas de consumidores o la movilización político-ideológica de los grandes contingentes poblacionales. Estamos considerando que las dos cuestiones podrían ser tratadas en el ámbito de un campo interdisciplinar e interdiscursivo de conocimiento, al cual denominamos “Educomunicación”. En ese sentido definimos Educomunicación como el campo de planeamiento y ejecución de políticas de comunicación educativa, teniendo


1. LA MEDIACIÓN TECNOLÓGICA EN LA EDUCACIÓN O LA LUCHA POR EL CONTROL DE LAS TECNOLOGÍAS EDUCATIVAS EN ESTADOS UNIDOS

La Educomunicación busca también facilitar la producción y difusión de la información, promueve la interactividad en los procesos de enseñanza-aprendizaje y ofrece los referentes teóricos y metodológicos necesarios para el análisis de la producción cultural para efecto de una adecuada formación en la relación con el sistema masivo de medios de información.

La educación escolar corre un serio riesgo de escapar de las manos de los padres, de los educadores y de los propios educandos. El fenómeno se muestra en su forma más clara y para algunos, irreversible, en territorio americano, donde los negocios en torno de la enseñanza movilizan una suma que supera los 200 billones de dólares anuales.

La Educomunicación absorve sus fundamentos de los tradicionales campos de la Educación y de la Comunicación, superando las barreras epistemológicas impuestas por la visión funcionalista de relaciones sociales, que las mantenía aisladas e incomunicables. Se trata de un campo en permanente construcción, teniendo en cuenta el contínuo proceso de cambios sociales y de avances tecnológicos. Para entender mejor cómo el campo de la Educomunicación se viene construyendo en una determinada sociedad, tomaremos para el análisis la experiencia americana en torno de la gestión de la mediación tecnológica en la educación (information literacy) y de la alfabetización para el consumo de los medios (media literacy) tratando de contextualizarla en el escenario de los embates culturales en que vive el país.

La pérdida de control sobre la educación por parte de sus principales agentes –los profesores y los alumnos- quedó evidenciada en las recientes investigaciones que constataron que, en este país, la llamada “industria de la educación” (representada por los productores de materiales didácticos impresos y electrónicos, por las controladoras de los sistemas de educación a distancia –las llamadas universidades virtuales- así como el propio sistema masivo de medios) decidió invertir fuertemente, no sólo para suplir al área sino para ejercer absoluto control sobre ella. Invertir en educación pasó también a ser prioridad gubernamental. Se trata del único punto de consenso entre los dos mayores partidos políticos. La administración Clinton-Al Gore definió como meta para el año 2000 propor-

cionar un computador para cada ocho alumnos en todas las escuelas públicas del país. La meta fue alcanzada: aproximadamente ocho millones de aparatos fueron distribuidos, verificándose casos de la existencia de un equipo para cada cuatro alumnos. La meta para el año 2001 es conectar todas las aulas a Internet. Las tecnologías sirven, en verdad, como metáfora fundamental del ideario americano, corporizando la racionalidad de su sistema de vida, cuyo resultado final es la expectativa de dominio sobre la naturaleza y la efectiva supremacía de su sistema político y económico. Una supremacía que se ve reflejada en acciones de búsqueda de control absoluto sobre informaciones que circulan en todos los cuadrantes de la tierra1. Por su lado, el ciudadano común se siente particularmente afectado: Las tecnologías influyen en nuestras vidas y nosotros pasamos a evaluarnos y a valorizarnos por el número y complejidad de aparatos que usamos, afirma el investigador norteamericano Steven Hodas (HODAS:7). Por otro lado, las investigaciones revelan una total renovación de los conocimientos tecnológicos cada tres años. En el momento, por ejemplo, ya se habla de una nuevageneración de Internet. En ese sentido la revista Syllabus informa en su edición de abril del 2000 que más de 170 universidades

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como objetivo la planificación, creación y desarrollo de ecosistemas comunicativos mediados por el uso de las tecnologías de la información y de los procesos de comunicación.

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norteamericanas habían formado alianza con 60 grandes corporaciones para poner en funcionamiento Internet 2 –o NGI, Next Generation Interneten un esfuerzo colaborativo para desarrollar la infraestructura, las herramientas y las aplicaciones necesarias destinadas específicamente a la industria de la educación on line. Es importante recordar que las universidades no serán sólo las compradoras o las usuarias del nuevo sistema, sino que se están convirtiendo en sus autores, controlando el proceso de su creación a través de la UCAID – University Corporation for Advanced Internet Development. 1.1. Educación: una industria con baja productividad El uso de las tecnologías en la educación viene creciendo, ciertamente, de forma exponencial, en los Estados Unidos. En 1995 eran cien las instituciones acreditadas para ofrecer algún tipo de educación a distancia, usando los tradicionales medios de comunicación, como la radio y la televisión. En 1999, 850 organizaciones ya estaban acreditadas, todas usando Internet como su principal recurso de distribución de información. Según noticia que circuló durante la National Conference on Distance Education, (Madison, junio de 1999), más del 50% de las universidades americanas disponían, en aquel momento, de algún tipo de servicio de formación a distancia.

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Los analistas no se muestran del todo satisfechos con el desempeño americano en el sector. De acuerdo con Arthur Levin, la universidad es un tipo de industria que pierde billones de dólares anualmente por no seguir las normas de una buena administración: tiene fama de presentar baja productividad, alto costo, mala gerencia y casi ningún uso de tecnologías (LEVIN:25). Levin recuerda, como ya mencionamos, que la enseñanza universitaria presenta, en su conjunto, un rendimiento anual de 225 billones de dólares, siendo reconocido como uno de los negocios más ambiciosos por los inversionistas del país. Pero no es en la universidad tradicional en la que están pensando los inversionistas, sino en un nuevo tipo de institución totalmente restaurada, a partir de la aplicación de las tecnologías de la información. Tal como en el comercio de los productos de consumo, los inversionistas están atrás de una marca que simbolice la nueva realidad americana: la virtualidad de su sistema de producción simbólica. En ese sentido, buscan crear nuevas instituciones, desvinculadas de la pesada burocracia de las escuelas tradicionales, dirigidas más a la difusión de información (delivery of information), que a la investigación, utilizando, para tal fin, la misma mano de obra que garantiza legitimidad a grandes instituciones americanas e internacionales como

la Columbia University, la University of Oxford o la Tokio University. En caso de que eso ocurra, como sospecha Levin, las escuelas tradicionales serán de tal forma afectadas en su estructura y en su prestigio que se verán obligadas a promover profundas reformas institucionales y pedagógicas. La universidad con que sueñan los inversionistas y tecnólogos se denomina knowledge-producing organizations, un concepto que no se aplicaría sólo a las escuelas sino a todo esfuerzo por hacer del “conocimiento” un producto económicamente rentable. En ese particular, Levin comenta que ejecutivos de áreas orientadas a la producción cultural están, también ellos, repensando su papel y su identidad social. Un librero comentaba recientemente: No estoy en la industria del libro, estoy en la industria del conocimiento. Por eso estamos en la televisión, usamos computadoras, y estamos en millares de aulas. Se trata de la concepción de la educación multimediática que va donde el cliente (alumno) está. Las expectativas de los alumnos también parecen haber cambiado. Hoy buena parte de ellos no ve a la escuela como un espacio de reflexión, sino como una asesoría fiscalizada. La relación con una universidad, para estos alumnos, no sería diferente de la relación que mantienen con las empresas de prestación


En este contexto, el recurso didáctico es entendido como la variable mágica, que, aplicada a toda enseñanza, a todo alumno, en cualquier grado, para cualquier materia y con cualquier objetivo, dará los resultados deseados. A partir de esta concepción se intenta determinar cuál es el “medio” más eficaz. No se espera, pues, otra conducta de las universidades que la adopción de un cierto conductivismo. Obviamente, en el medio académico no se habla de “conductivismo”, por ser éste un concepto demasiado cargado de significado peyorativo, prefiriéndose trabajar con un concepto más blando, de una cierta ‘economía pedagógica” a través de las tecnologías, entendidas como “generadoras de aprendizaje”. Se trata de una perspectiva descalificada por investigaciones académicas como la que realizó el ILCE –Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa- en 1993, que constató que, al menos en América Latina, no se realizó una mejoría automática del sistema educacional por la inclusión del empleo de las tecnologías. Es interesante observar, por otro lado, que

la falta de espacios para la efectiva construcción del conocimiento original fue el punto central de la crítica de Paulo Freire a las propuestas pedagógicas centradas en las Tecnologías Educacionales (GÓMEZ, 1998). La avalancha tecnológica ha provocado reacciones contradictorias, que van de la euforia a la indiferencia, así como a la resistencia. No más del 5% de los docentes de la enseñanza superior hacen uso de los recursos de la información en sus actividades didácticas. En cuanto a los profesores de enseñanza básica y media, lo que se sabe es que se resisten. En verdad, la escuela se resiste. Según Hodas, la escuela ha sido identificada, en sí misma, como una tecnología cerrada. Su estructura administrativa fue moldeada a lo largo de los últimos cien años teniendo como objetivo su propia autopreservación en tanto institución, y no como una mediación entre sus clientes, los alumnos, y la sociedad. En ese sentido, ella siempre resistirá a las embestidas de otras tecnologías que la coloquen en el camino de perder el control sobre los procesos de producción y difusión de conocimientos. (HODAS:1993). Se trata de una resistencia no sólo a las tecnologías de la información, sino a todo y cualquier procedimiento organizadamente concebido, que se aparte de la concepción funcionalista y vertical de relación de poder y man-

do en la estructura escolar. En síntesis, cualquier proyecto en el área de la comunicación que busque, por ejemplo, democratizar los flujos de la información y crear ecosistemas más libres, creativos y alejados de la línea de la comunicación dialógica de Paulo Freire, será inmediatamente obstaculizado como inoportuno. En este último caso, lo que ocurre con mayor frecuencia es lo que muchos denominan la “domesticación de las tecnologías” o su confinamiento en laboratorios mantenidos bajo absoluto control de los administradores o especialistas. En el caso americano, no es propiamente de la concepción freiriana de lo que nos ocupamos, sino del simple acto de la incorporación de las tecnologías para suplir las demandas tradicionales de difusión de conocimientos. Así mismo, la escuela tradicional se mantiene reticente. Frente a esta resistencia, especialmente de la enseñanza superior, los inversionistas amenazan con desestructurarla por la base económica. A título de ejemplo: una maestría en la llamada universidad virtual cuesta, para un americano, no más de 6 mil dólares, en tanto en una universidad tradicional como Harvard, el mismo servicio le estaría costando más de 22 mil dólares anuales. Las universidades virtuales iniciaron también el sistema de desmontaje de la estructura académica tradicional al crear,

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de servicios, supermercados o bancos: el énfasis estaría en la calidad del producto, en la utilidad y facilidad de su uso y en su aplicación práctica inmediata. Y todo camina en dirección a la educación on line, dirigida al alumno en su casa o ambiente de trabajo, en el país o en el exterior.

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sin cuerpo docente propio, cursos estructurados a partir del préstamo de disciplinas provenientes de los más diversos orígenes, dirigidos a atender las demandas puntuales específicas. La lucha por el control del sistema educativo, que en su totalidad envuelve a alrededor de cien millones de estudiantes, llevó al Estado a dar prioridad absoluta al área, en un intento de negociar la absorción de las nuevas máquinas a partir de parámetros educacionales – los academic standards- negociados entre los Distritos Educacionales y los propios educadores. 1.2. Las tecnologías de la información en los Model Academic Standards Desde 1996 el Departamento de Educación de los Estados Unidos solicitó a todos los Estados de la confederación que elaborasen una profunda revisión de sus parámetros curriculares, integrando el uso de las nuevas tecnologías entre las metas prioritarias de la educación americana4, con los siguientes objetivos: 1. Todos los estudiantes y profesores deben tener acceso a las computadoras. 2. Todas las aulas deben estar conectadas a Internet. 3. Todos los profesores deben tener acceso a una formación que los habilite para trabajar con las tecnologías.

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4. Todas las aulas deben disponer de softwares interactivos, adecuados a las necesidades de enseñanza. El Estado de Wisconsin ha sido reconocido como uno de los líderes en la discusión y en la conducción de la reforma educacional americana. Ha aprobado, en 1998, los Model Academic Standards, para las áreas de conocimiento que componen los currículos de las sucesivas series escolares5. La importancia dada al tema puede ser medida por la presencia de la interrelación Comunicación/Información/Tecnología en ocho de los 17 parámetros curriculares adoptados por el Estado6. Los standards sirven como parámetros para el trabajo de planeamiento de los 420 Distritos Educacionales del Estado. Su aplicación “debe llevar siempre” a la perspectiva de la formación de un alumno seguro de sí mismo y de sus posibilidades en cuanto ciudadano y en tanto trabajador, lo que se cumpliría por la atención del cuadro de metas pedagógicas claramente definidas: a) La conquista de la habilidad de pensar (lo que incluye la formación del pensamiento creativo, creativo y analítico y la capacidad de resolver problemas y de transferir el conocimiento adquirido para nuevas situaciones). b) El desarrollo de la habilidad de comunicarse (lo que

significa llevar al alumno a construir y a defender un argumento; a trabajar en grupos, a relacionarse usando una variedad de herramientas y finalmente, la disposición de recibir instrucciones y de actuar de acuerdo con planes y modelos pre-establecidos. c) La conquista de patrones de disciplina interior que pongan al futuro trabajador en disposición de búsqueda permanente de la calidad (lo que significa garantizar las habilidades relacionadas con la investigación y el manejo de informaciones, dando al alumno el sentido de responsabilidad para crear productos de calidad, desarrollar y perseguir metas positivas. d) La disposición de servir a la comunidad (llevando al alumno a actuar responsablemente en tanto ciudadano, preparándolo para trabajar y aprender a lo largo de la vida, contribuyendo, por otro lado, al desarrollo cultural, estético y artístico de la comunidad). Es interesante observar que: a) Los standards incorporan, de forma directa y transparente la misión que la Educación viene atribuyéndose a sí misma desde la época del Iluminismo, entendiéndose como institución socializadora del conocimiento, formadora de opinión y proveedora de patrones de comportamiento. Ella debe enseñar tanto a ser creativo, como a


literacy, es rica en detalles reveladores de los embates culturales en que vivió el país en los últimos treinta años. Si recorremos este período, para no irnos mucho más lejos en la historia, verificaremos tres grandes momentos o fases del desarrollo de esta área específica de la interrelación Comunicación/Educación:

b) Los standards reconocen que, definitivamente, ya no es posible educar sin tener en cuenta los procesos comunicativos. En verdad, la comunicación –de forma clara y sin rodeos- se convierte en el nuevo eje central del “hacer pedagógico”.

• la fase defensiva, de carácter psico-moralista (o deficit model); • la fase de embotamiento y desautorización; • la fase de recuperación, de carácter socio-constructivista (o acquisition model).

Lo que efectivamente representa un avance con relación a las concepciones más tradicionales es el hecho de que la Comunicación/Información pasa a ser entendida en los standards de Wisconsin, como un conjunto de recursos tecnológicos que deben ser conocidos e incorporados, y como postura filosófico-pragmática frente al sistema de medios y frente a las interrelaciones de los individuos y grupos en sociedad. 2. LA ALFABETIZACIÓN PARA EL CONSUMO DE LOS MEDIOS (MEDIA LITERACY) El área de los estudios de recepción y uso socio-psicológico de los medios de comunicación por parte de sus audiencias, identificada en los Estados Unidos como media

2.1 La fase defensiva (deficit model) La fase defensiva, de carácter psico-moralista, dominó en los años 70. Se caracterizó por adoptar un modelo de protección de los receptores contra los “efectos funestos” de los medios. El modelo, aún presente y actuante, se centra en la relación educación/televisión, justificándose en asertivas como: “La televisión es responsable por el bloqueo de las habilidades relativas a la lectura, reduciendo la capacidad de atención de los estudiantes” o “El acto de ver TV causa aumento de la agresividad de los telespectadores”. Un grupo significativo de proyectos fue implementado por el gobierno federal, y en las escuelas públicas se implan-

tó el Critical Viewing Skills Curricula (CVS) con el uso de materiales producidos por centros de investigación, como los manuales preparados por la Ohio University. Según Kathleen Tyner, el motivo de desarrollo del sistema educacional en proyectos de esta naturaleza fue el resultado de investigaciones que señalaban el aumento de la violencia en la sociedad, supuestamente causado por los medios de comunicación. Pero las investigaciones junto a los telespectadores no tenían en cuenta otros aspectos peculiares a la “cultura de la violencia” en América, tales como el fácil acceso a las armas, el racismo y el sexismo institucionalizados, entre otros. Por otro lado, los textos y otros materiales patrocinados por el U.S. Office of Education (USOE) centrados sólo en la TV excluían el contexto histórico, cultural y económico de las representaciones de los media (TYNER:136). Tales perspectivas ya habían sido cuestionadas desde finales de los años 60, por especialistas de países como Inglaterra, Australia y Canadá, habiendo sido sustituidas, en el caso de Inglaterra, por las reflexiones en torno de los “Estudios Culturales”7. 2.2. La desautorización Robert Kubey apunta justamente esta cuestión como el más serio de los motivos que llevó al fracaso el movimiento de la media literacy, a lo largo de los años 80: la des-

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obedecer. A romper patrones, como a actuar con autonomía, y especialmente, a “actuar de acuerdo con planes y modelos pre-establecidos”. Se trata de una postura teórica conservadora, pero suficientemente abierta para permitir iniciativas más progresistas y constructivistas por parte de profesores y alumnos.

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autorización política, provocada especialmente por la campaña contra el movimiento desarrollada por el Partido Republicano, que dominó la vida americana en los años 80. Como consecuencia fueron eliminados los voluminosos presupuestos destinados a las investigaciones y a los programas educativos en el área, en todo el país. Durante la época Reagan la obsesión por la violencia en la TV perdió impacto en la sociedad. Otros temas se convirtieron en banderas, como el del combate a las drogas y el control de la criminalidad juvenil. El movimiento de la educación para los medios retrocedió, siendo sustituido, en muchos colegios, por la introducción de la práctica de la videoproducción. Durante este período ocurrió una ligera aproximación entre intelectuales americanos y europeos, sobre los temas de la comunicación y de la educación para los medios, como recuerda Mattelart en su libro Pensar sobre los medios8. 2.3 La reconquista del movimiento En los años 90, con la popularización del video y el advenimiento de Internet, el análisis de los medios de comunicación como práctica educativa ganó nuevo aliento, ya bajo el paradigma más abierto de exploración, análisis y producción de mensajes por parte de los estudiantes. Otra causa de la revigorización del movimiento fue la reforma

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educacional americana que dio mayor flexibilidad e independencia a los profesores, permitiendo a los más creativos desarrollar experiencias en el área. No se puede negar, con todo, que el aumento de la violencia, involucrando a niños y adolescentes en el espacio de los propios establecimientos educativos acabó por reforzar las sospechas de que los medios de comunicación, y ahora la Internet, mantienen su posición como el más importante factor inductivo de comportamientos inadecuados. De acuerdo con David Considine, de la Appalachian State University, los años 90 fueron de un verdadero renacer del movimiento en torno del estudio de los medios. Renée Hobbs de la Clark University, Massachusetts, recuerda a su vez, que fue en los inicios de los años 90 que especialistas de todo el país, reunidos en el Aspen Institute, Colorado, definieron la media literacy como la habilidad de acceder, analizar, evaluar y comunicar mensajes en una amplia variedad de formas, ampliando, por la introducción de la perspectiva del uso de los recursos de la información, el ámbito de acción de los programas en el área (HOBBS, 1997:457). En noviembre de 1998 el tema ganaba visibilidad en la prensa, habiendo informado el periódico The New York Times que más de doce estados americanos ya desarrollaban

en aquel momento, algún tipo de programa relacionado con la educación para la recepción de los mensajes masivos. Varios especialistas atribuyen el florecimiento del movimiento de la media literacy en los Estados Unidos al impacto de las investigaciones en torno al multiculturalismo y al constructivismo en la educación. Se pasó, en consecuencia, a refrendar un modelo de “adquisición de habilidades” (acquisition model) defendiéndose una postura pedagógica destinada a superar el impasse de la visión envilecida y restrictiva del modelo anterior. Su objetivo fue el de proporcionar una plataforma de cuestiones que movilicen a los estudiantes y faciliten el desarrollo de sus habilidades en el área de la comunicación y de la expresión. Según Kathleen Tyner, el conflicto entre el déficit model y el acquisition model persistirá también por largos años. Para ella, los promotores de la educación para los medios enseñan a los estudiantes a ser críticos con relación a los medios, pero están en desacuerdo entre ellos respecto de lo que significa exactamente “ser crítico” o incluso, discrepan de los objetivos de una “educación para la crítica”. La cuestión pues, para Tyner, está más en la concepción de lo que es la Educación, que propiamente en la concepción de lo que son los Medios9.


La materia del periódico The New York Times a que nos referimos será refutada por la investigación de la Rutgers University, de New Jersey, que constatará que no sólo 12 sino 48 de los 50 Estados existentes, desarrollan a finales de los años 90, algún tipo de trabajo pedagógico en el área.10 En el Estado de North Carolina son los siguientes objetivos los que se trata de lograr: a) que los alumnos reconozcan el poder de la influencia de los medios b) que los alumnos descubran cómo la presentación de la información por los medios depende de los factores socio-políticos en que los hechos se dan; c) que los alumnos sean capaces de usar los recursos de la comunicación, produciendo sus propios mensajes; Y en Minnesota, se espera que los estudiantes: a) reconozcan la diferencia entre las coberturas que los diferentes medios dan a los acontecimientos; b) sepan sacar conclusiones respecto de la relación de causa-efecto entre la acción de los medios y la respuesta de los usuarios; c) reconozcan, interpreten y creen imágenes visuales; d) identifiquen los efectos de la violencia transmitidos por los medios y reconozcan las

tentativas de manipulación y los estereotipos con que los medios de comunicación trabajan. La media literacy ha servido como plataforma para la educación política y cívica de los alumnos, como ocurre en los standards para los Estudios Sociales del 8º al 12º grado, en el Estado de California, donde la media literacy es entendida como “un conjunto de actividades destinadas a llevar a los estudiantes a evaluar, tomar y defender posición respecto de la influencia de los medios en la vida política americana, teniendo como puntos de análisis: 1) el significado y la importancia de la libertad de prensa en el país; 2) el papel de los medios electrónicos y de Internet como vehículos de comunicación en América; 3) la manera como los hombres públicos usan los medios para comunicarse con los ciudadanos. En varios Estados el análisis de los medios es recomendado para que los alumnos identifiquen cómo los medios de comunicación contribuyen a la formación de malos hábitos de consumo en la población (standards para el área de los “Estudios de la Salud”). Los focos son, en este caso, el combate a las drogas, al alcoholismo y la mala alimentación, así como a problemas de naturaleza psicológica, como la depresión y la ansiedad.

Según los investigadores el reconocimiento de la importancia de la media education en los programas curriculares establecidos o recomendados por los Estados fue una conquista muy grande en relación al pasado, no representando, con todo, ninguna garantía de que las agendas relacionadas al área sean o no efectivamente implementadas. 2.3.2. El papel de los centros de asesoría A pesar de que se constata una revigorización de la media literacy, las actividades en torno de la educación para los medios en los Estados Unidos no traslucen el mismo compromiso institucional que se da en países como Inglaterra, donde el tema está perfectamente integrado al currículo escolar, contando con el apoyo tanto del mundo académico como del poder político. Como observa Marieli Rowe, directora del National Telemedia Council, con sede en Madison, Wisconsin, en entrevista al autor del artículo, el movimiento no es más que un conjunto de acciones aisladas que tienen la duración del entusiasmo de sus promotores locales. Sin embargo, nos fue posible identificar más de 120 instituciones operando vía Internet en un serio y comprometido servicio de asesoría a educadores en todo el país. En una rápida sistematización nos fue posible agrupar

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2.3.1 Media literacy en los parámetros curriculares

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las instituciones de acuerdo con su origen y finalidad en iniciativas gubernamentales, asociativas, académicas, o empresariales. En todas estas iniciativas la interrelación comunicación/tecnología/ educación es asumida de una forma interdisciplinar prevaleciendo un alto coeficiente de acciones dirigidas a la promoción de la ciudadanía. El Gobierno viene actuando en el ámbito del Departamento de Justicia, especialmente de la National Drug Control Strategy y del Office for Victims of Crime. La Federal Communications Commission promulgó en 1996 la Television Act, por la cual los canales de televisión son obligados a exhibir tres horas semanales de programación especialmente dedicada a niños y adolescentes. Son los denominados programas E/I (to Educate and Inform). Entre los centros de asesoría e investigación destacan el Center for Media Education, de Washington, DC. El CME es una organización sin fines de lucro, responsable por la firma de la Children’s Online Privacy Protection Act (COPPA) para la que desarrolló el web site www.KidsPrivacy.org. Otro grupo que merece mención es el Center for Media Literacy, de Los Angeles, CA (www.medialit.org/faq.htm). En Boston funciona el Media Literacy Project que mantiene cursos para atender a los sistemas estatales de educación en la implementación de

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sus programas de educación para los medios. Últimamente celebró un acuerdo con el Channel One, una emisora de televisión responsable de un noticiero de 15 minutos asistido diariamente en el aula por ocho millones de estudiantes. El noticiero incluye la inserción de dos minutos de publicidad, hecho que viene generando controversias. Renée Hobbs, su directora, explica por qué su grupo aceptó el desafío de producir una serie de programas sobre “educación para los medios”: A todo mi grupo le llevaría más de cien años atender a estos ocho millones de alumnos, aun trabajando 24 horas diarias, desarrollando nuestros tradicionales talleres. En el sur del país gana importancia nacional el proyecto The New Mexico Media Literacy Project. En abril de 1999 organizó la Teen Media Conference, destinada exclusivamente a adolescentes. Para los directores del proyecto Bob McCannon y Rob Williams, América vive un proceso de autocensura muy fuerte, especialmente en lo que respecta a las informaciones de naturaleza económica, y este hecho es motivo suficiente para legitimar el campo de la educación para los medios en todo el país. El más creativo de los programas, sin embargo, es el Just Think Foundation, de San Francisco, CA, coordinado por Elana Yonah Rosen. Fue desarrollado a partir de un viejo ómnibus escolar (año

1978) todo reformado y equipado con los recursos necesarios para la producción audiovisual (cinco salas de producción con computadoras, cámaras de TV y cámaras fotográficas digitales), presentándose como un “móvil classroom of media”. Está destinado a ofrecer actividades para los niños en toda la denominada Bay Area en San Francisco. Mantiene un programa didáctico educativo denominado Developing Minds, que enseña a los niños la construcción de páginas Web, la producción de anuncios de interés público, CD ROMs, y documentales en video. Mantiene en su site el boletín Wired News. El ómnibus escolar circula por toda la ciudad con un letrero pintado en sus dos laterales: “¿Su mundo está siendo representado en los medios de comunicación?” 2.3.3 La presencia de las empresas de comunicación Las empresas de comunicación están entrando en el área de la educación para los medios de forma intensa, a través especialmente de la asociación de los periódicos (destacando la revista Time y el periódico The New York Times) y de algunas de las más fuertes corporaciones de comunicación como la CNN (Con el proyecto Newsroom y CNN Student Bureau) o el Discovery Channel, la Disney Lear ning Par tnership, la Viacom International Inc. responsable por el programa televisivo Nickelodeon desti-


La presencia de empresas en el campo de la media literacy generó polémica en el contexto de la evaluación realizada después del Summit 2000, seminario sobre el tema organizado por un pool de entidades lideradas por la Ontario Association for Media Education, en Toronto, en mayo de 2000. Participantes provenientes de España, Inglaterra, Argentina, México, Brasil y de los propios Estados Unidos, se preguntaban por la oportunidad de protagonismo dada a estas asociaciones en un seminario destinado justamente a discutir y revisar los nuevos rumbos de la Media literacy en todo el mundo. Según los canadienses, la nueva educación para los medios pasa, necesariamente, por las empresas de comunicación, en tanto para muchos intelectuales esta intromisión significa precisamente la muerte del movimiento, siendo impensable que empresas de comunicación tengan interés en el desarrollo del pensamiento crítico respecto a sí mismos, dentro de una población de estudiantes. 2.3.4 Las políticas de comunicación en la pauta del movimiento Uno de los objetivos de la educación para los medios en todo el mundo ha sido el de discutir las políticas de comunicación del gobierno y de las empresas, así como el dere-

cho a la comunicación inherente a los “derechos fundamentales” de toda persona. Con intereses dirigidos a esta cuestión encontramos trece organizaciones de expresión nacional. Destacamos tres de ellas: Adbusters Media Foundation.- Se trata de una organización no gubernamental que discute y desarrolla estrategias en torno de un nuevo orden de la información, propugnando el compromiso del sistema de medios con la ciudadanía y el medio ambiente. Produce programas en video, como parodias de anuncios publicitarios y otros materiales para el análisis crítico de la cultura y del consumismo11. La CML – Citizens for Media Literacy – Asheville, NC, trabaja uniendo el concepto de educación para los medios con los conceptos y las prácticas de la ciudadanía. En ese sentido ofrece asistencia a ciudadanos y periodistas en todo lo que respecta a la libertad de información, publicando periódicamente análisis sobre el comportamiento de los medios, promoviendo, por otro lado, el acceso al ambiente mediático, especialmente a las TV por cable. Encontramos en verdad, por el interior del país, una significativa cantidad de periodistas dispuestos a ofrecer su contribución al debate en torno de las políticas de comunicación, como Don Hazen y Julie Winokur, coordinadores de la obra We the Media, a

Citizen’s Guide to Fighting for Media Democracy (New York, the New Press, 1997, 222 páginas). El trabajo es fruto de los debates promovidos por la organización no gubernamental denominada Media and Democracy que mantiene el Institute for Alternative Journalism. Fue escrito a partir de la contribución de más de 150 profesionales de la prensa de todo el país y de varios países del mundo, para los cuales la prensa, con los compromisos que asume y con los vicios que presenta hoy, viene constituyéndose en uno de los mayores enemigos de la democracia. 2.3.5. Iniciativas comunitarias Comienza a ganar terreno por el país la formación de grupos alternativos cuyo objetivo es la capacitación de jóvenes de las periferias urbanas para el entendimiento y uso de los recursos de la comunicación. Destacamos el trabajo de los CTCs –Community Technology Centers. La coordinación nacional de la iniciativa corresponde a Hilly Levitz, residente en Florida. Además de entrenamiento, los jóvenes son motivados a identificar las necesidades de sus barrios y comunidades y producir informaciones en defensa de sus intereses. Entre los varios grupos afiliados al CTC destaca el Street Level Youth Media de Chicago, Illinois, que desarrolla una acción educativa con jóvenes negros y latinos. El trabajo, coordinado por videomakers, se inició en 1993 con 15 adolescen-

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nado exclusivamente a los niños y asistido por pedagogos y psicólogos.

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tes en West Town, en el centro de la ciudad. Hoy reúne a más de mil jóvenes, en tres núcleos del perímetro urbano, denominados “Afterschools Labs”. La iniciativa, que hoy cuenta con el apoyo de doce patrocinadores, administra un presupuesto anual de 500 mil dólares, lo que permite remunerar la producción artística de los aprendices. Muchos de los trabajos son encomendados por empresas y buena parte del resultado ha sido mostrado en congresos y en museos de imagen y sonido, en Chicago y en otras ciudades del país. El fundador y coordinador general del proyecto es el artista y productor de video Paul Teruel. En octubre de 1998 el proyecto recibió en la Casa Blanca en Washington, de las manos de la Primera Dama, Hillary Rodhan Clinton, el premio “Annual Coming Up Taller Award”. El premio fue creado por el “President’s Committee on the Art and the Humanities” para valorar la aproximación entre arte, comunicación y derechos humanos”. 3. EL FUTURO DE LA EDUCACIÓN PASA POR LA COMUNICACIÓN Y POR LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Al inicio de este artículo definimos Educomunicación como el campo del planeamiento y ejecución de políticas de comunicación educativa, teniendo como objetivo general la planificación, creación y desarrollo de ecosis-

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temas comunicativos mediados por el uso de las tecnologías de la información y de los procesos de comunicación, con objetivos específicos, entre otros, facilitar el acceso de los ciudadanos a la producción y difusión de la información, promover la interactividad en los procesos de enseñanza-aprendizaje y desarrollar prácticas de educación para la recepción activa y crítica de los mensajes de los medios. Analizando los datos sistematizados por nosotros en los items anteriores, ¿alcanzaríamos a identificar señales que podrían dar soporte a la hipótesis de la existencia de un campo interdisciplinar autónomo dirigido a dar respuestas a las cuestiones relacionadas con los problemas inherentes al binomio Comunicación/Educación? En otras palabras, la incorporación del concepto de la Educomunicación ¿se reviste de utilidad práctica para el entendimiento de las relaciones entre las tradicionales áreas de Comunicación, Tecnologías de la Información y Educación? y, especialmente, ¿ayudaría a encaminar soluciones para las cuestiones pendientes, especialmente las referentes a la gestión de la comunicación/tecnología en los espacios educativos? No tenemos dudas. Por lo que examinamos, el futuro de la educación tradicional pasa por la comunicación y por las tecnologías de la información. Pasa por el juego de los

intereses económicos, comandados por grandes corporaciones, para las cuales interesa sobremanera el mantenimiento de una perspectiva conductivista para las prácticas de la enseñanza y una perspectiva persuasiva para las prácticas comunicacionales. En ese sentido, o los profesionales de la comunicación/educación encuentran sus propias referencias y metodologías, para incorporar las tecnologías en su cotidianeidad de acuerdo con intereses negociados con la sociedad a la cual prestan servicios, o se verán sometidos a las embestidas de un mercado cuyos intereses no pueden ser considerados propiamente como “educativos”. El concepto de la Educomunicación permitirá sobre todo, que los educadores comprometidos con una perspectiva constructivista de trabajo didáctico y sus aliados comunicadores, defensores de una visión democrático-participativa de los procesos comunicativos, puedan aproximarse y complementarse en la práctica profesional cotidiana. En ese sentido, recordemos algunos datos levantados a lo largo de nuestro artículo: 1. Quedó evidente que en los Estados Unidos la educación pasó a ser una de las prioridades del sistema de medios de comunicación y uno de los destinos favoritos de inversiones en el área de las tecnologías de la información.


2. Las posturas de las empresas interesadas en invertir en educación divergen. Encontramos inversionistas que niegan la educación tradicional, su misión, su autonomía de investigación y de docencia, propugnando formas más eficientes, baratas y directas de distribución de informaciones. Al mismo tiempo, otras empresas y organizaciones no gubernamentales buscan caminos interactivos y colaborativos de procedimientos solicitando, para ello, la asesoría y el compromiso de especialistas en el manejo de procesos creativos de comunicación educativa. 3. El Gobierno a través de academic standards reconoce que, definitivamente, ya no es posible educar sin tener en cuenta los procesos comunicativos. En verdad, la comunicación –de forma clara y sin rodeos- se convierte en nuevo eje central del “hacer pedagógico”. 4. En ese sentido, la Comunicación /Información pasa a ser entendida, especialmente en los standards de Wisconsin, como un conjunto de recursos tecnológicos que deben ser conocidos e incorporados, y como una postura filosófico-

pragmática frente al sistema de medios y frente a las interrelaciones de los individuos y los grupos en sociedad. Se trata de un espacio donde la Educomunicación encuentra fértil terreno para el ejercicio de la creatividad, envolviendo colaborativamente a productores culturales, docentes y estudiantes en compromisos de producción cutlural y de aprendizaje, con promesas de excelentes resultados. 5. Si las tecnologías educacionales no consiguieron en el pasado modificar el día-a-día de las prácticas de los profesores, administradores y estudiantes, las investigaciones indican que está emergiendo una nueva generación de educomunicadores profundamente articulada y familiarizada con los nuevos recursos de la información, inconforme con las políticas de comunicación vigentes y dispuesta a discutir las políticas que rigen el sistema de comunicación y de información del país. 6. Constatamos que la educación para los medios ha servido como plataforma para la educación política de los alumnos, como dejan transparentar los standards para los Estudios Sociales del 8º al 12º grados, en el Estado de California. Tal disposición, difundida y aplicada en otras instancias, apunta a la formación de ciudadanos conscientes de su relación con el sistema de medios, en la perspectiva del derecho universal a la comunicación.

7. La polémica en torno de la presencia de empresas de comunicación en el área de la media literacy generada en competencia con la fuerte hegemonía conquistada por estas instituciones en el Congreso Internacional sobre Media Literacy en Toronto, Canadá, apunta a la necesidad de un rigor epistemológico en el tratamiento de la cuestión, reforzando la necesidad de disponer de un campo específico de investigación y sistematización de informaciones sobre el tema, lo que constituye uno de los objetivos de la Educomunicación.

4. ¿LE INTERESA A LA UNIVERSIDAD EL NUEVO CAMPO? La Universidad sigue, no anticipa a la sociedad. Es reticente en asumir nuevas empresas, especialmente cuando no es expresamente solicitada por el mercado. En ese sentido, la Universidad se queda aguardando señales más evidentes de que la relación Comunicación/Educación merezca su atención. Si este es el caso, el momento llegó. Las Universidades están siendo iniciadas en el tema, no por las Facultades de Educación o de Comunicación sino a manos de las Facultades de Ingeniería, como si todo el proceso en discusión se resumiese a cuestiones de naturaleza técnica y operacional. En ese sentido, se podría hacer algunas preguntas: ¿Por

I.O. Soares

Por otro lado, verificamos también que la moderna pedagogía pasa por las tecnologías de la información y por los sistemas de comunicación. Tales constataciones nos señalan, por lo menos, la relevancia de la discusión del tema de la Educomunicación.

149

148

149


La presente investigación no recogió ningún dato que pudiese aclarar estas preguntas, toda vez que no fueron objeto de investigación. Se trata pues de una cuestión abierta. De mi parte he defendido, para el caso del Brasil y de América Latina, que dada la naturaleza interdisciplinar y amplitud del nuevo campo, no cabría hegemonías en los proyectos orientados a la formación de especialistas, sino sólo acciones de colaboración, que involucren tanto a ingenieros, como a comunicadores y educadores.

Mi última certeza, basada en investigaciones anteriores, es que “con” o “sin” la adhesión de la Universidad, el campo de la Educomunicación ya viene encontrando sus propios medios para munirse de especialistas altamente calificados para el desarrollo de proyectos en el área, tanto en los medios de comunicación, como en organizaciones no gubernamentales, en secretarías de gobierno como en centros culturales o en escuelas. La mayoría se presenta con gran potencial creativo.

le ministre portugais de l’intérieur, M. Fernando Gomes, affirme qu’il n’a “pas de doute sur l’existence d’un système

d’interception

des

télécommunications”. Difficile en effect de continuer à se voiler la face quand l’ex-directeur de la CIA, James Woolsey,

lui´même,

confirme

l’”honnêteté intellectuelle” du rapport sur le système Echelon présenté au parlement européen par le journaliste britannique Duncan Campbell. Echelon est le produit du pacte Ukusa, signé au tout début de la guerre froide par les Etats-Unis et le

Royaume-Uni-

qui

furent

rapidement rejoints par le Canada, l’Australie et la Nouvelle-Zélande.

En ese sentido, el nuevo campo no nace en la Universidad o por la Universidad, sino en la sociedad y atendiendo sus exigencias y necesidades. Interesarse por el campo representaría tan sólo una oportunidad más para la enseñanza superior de mantenerse sintonizada con los signos de los tiempos.

L’écoute et l’analyse routinières des conversations teléphoniques, fax et courriers électroniques permettent de rapporter vers la National Security Agency (NSA) américaine quantité d’informations, secrétes ou non, concernant l’ensemble des domaines d’interêt stratégique: données économiques, stratégies des décideurs, milieux concernés par tel ou tel enjeu, etc. Fuente: http:// w w w. m o n d e - d i p l o m a t i q u e . f r / dossieres/echelon 2. www.internet2.edu/ucaid. Ver tam-

Tengo, con todo, absoluta certeza que las Facultades de Comunicación, encontrarán al menos en el Brasil, un alto grado de resistencia caso pretendan ingresar en este campo, en nivel de grado, especialmente debido a los rígidos presupuestos que todavía con mantenidos como soportes teóricos de los programas didácticos vigentes en el país, a pesar de toda la flexibilidad ofrecida hoy por la legislación referida a currículos escolares.

diálogos de la

comunicación

bién sobre el mismo tema los siguientes web sites: The Next Generation Internet Initiative site (www.ngi.gov); El periódico Le Monde

National Coordination Office for

Diplomatique, de Paris, distri-

Computing,

buyó una nota informativa en

Communications (www.ccic.gov);

su edición electrónica de la

Advanced Technology Demons-

primera quincena de abril de

tration Network (www.atd.net);

2000, sobre las denuncias que se ha-

Defense Research (hpcm.dren.net/

cían en el Parlamento Europeo de que

Htdocs/DREN); www.hpcm.dren.net/

una formidable “máquina de control”

Htdocs/DREN); NASA Research &

de todas las comunicaciones que cir-

Education

culan en el medio oficial europeo ha-

nasa.gov); The very high performance

bía sido montada por los Estados Uni-

Backbone Network Service (www.

dos. Dice la nota: S’exprimant à

vbns.net); Energy Sciences Network

Bruxelles alors que son gouver-

(www.es.net); National Lab for

nement préside l’Union européenne,

Applied

NOTAS

Educomunicación

qué las áreas de la Comunicación y la Pedagogía se muestran tan inseguras cuando se aproximan al tema? ¿Cuál podría ser la relación de las Facultades de Comunicación y de Educación con los desafíos presentados por el nuevo campo, tanto en el área de la investigación como en la intervención social?

Information

Network

Networking

and

(www.nren.

Research


Internet2

6. La Comunicación/Información es

do con las contribuciones ofrecidas

(www.internet2.edu/); The Abilene

refrendada como contenido a ser tra-

por Barthes y Foucault. Sobre el he-

Network (ww.internet2.edu/abilene);

bajado en el aula en los “standards”

cho comentan Armand y Michéle

Corporation for Research and

determinados para las siguientes

Mattelart: “No nos dejemos engañar.

Education Networking (www.cren.org)

áreas interdisciplinares: “English

Aunque sea verdad que ciertos sec-

The

Language

and

tores minoritarios de los Estados

Consumer Education”, “Information

Unidos se nutren hoy de las tradicio-

Coalition

for

Networked

Information (www.cni.org).

Arts”,

“Family

and Technlogy Literacy”, “Marketing

nes filosóficas y de la historia de la

3. Terr y Dugas, Director del

Education”,

Studies”,

ciencia crítica europea, otros –no tan

Multimedia Service de la Florida Gulf

“Technology Education”, “Theatre”, y

minoritarios- acogen los nuevos

Coast University retoma el artículo de

“Visual Arts”.

paradigmas para revigorizar sus an-

“Social

Arthur Levin e intenta trazar el perfil

tiguas teorías.” In Pensar los medios,

de lo que sería el “alma” de la nueva

7. Los Estudios Culturales fueron apli-

Madrid, Fundesco, 1987 (traducción

universidad

http://

cados al campo de la media literacy

de Gilles Multinger), pg. 75.

www.nytimes.com/yr/mo/day/oped/

por autores británicos como Len

(ver:

Masteman (Teaching in Media, 1985)

9. When different assumptions about

y David Buckingham (Watching media

the purpose of education remain

4. La opción del gobierno por la inte-

Learning, 1990). Como resultado se

hidden, they become formidable

gración de las tecnologías en el aula

obtuvo un programa pedagógico cen-

obstacles that stymie understanding

ha sido contestada por muchos pa-

trado en el alumno, teniendo como

about the aims or purposes of media

dres de alumnos, como revela

base los estudios de la recepción y

education (Tyner:139).

Claudia Deutsch, al relatar la reclama-

de las representaciones sociales, di-

ción de Jim Ivya que temía que su

rigido a la investigación y a la produc-

10. Ver Boletin del Center for Media

hijo, que acababa de ingresar en la

ción cultural por parte de los estu-

Literacy, Los Angeles, 6/10/99:

Pennsylvania State University termi-

diantes (modelo constructivista)

www.med.sc.edu:81/medialit.

nase sus estudios universitarios sin

evitándose, por otro lado, las prácti-

jamás haber estudiado ni una sola

cas de imposición de valores, propia

lección de química. La materia, que

del modelo defensivo norteamerica-

www.abdusters.org: We are a loose

tiene como título: The digital Brain

no.

global network artists, activists,

13levi.html)

Drain: so many computers, so little

11. Anuncia la AMF en su site

writers, students, educators and

interest in hard science” advierte del

8. En 1985 la más importante asocia-

entepreneurs who want to launch the

peligro que el país corre de tener, den-

ción de investigadores de la comuni-

new social activist movement of the

tro de poco, una superpblación de es-

cación de los Estados Unidos promo-

information age. Our aim is to topple

pecialistas en lenguaje HTML y nin-

vió un congreso para discutir los re-

existing power structures and forge

gún cientista para cuidar de las cien-

ferentes teóricos que sustentaban las

a major shift in the way we will live in

cias exactas y biológicas (The New

prácticas de la comunicación en

the 21st century. We believe culture

York Times, 02/09/99).

aquel momento, en su país, dándole

jamming will become to our era what

el título de “Para além das polêmicas,

civil rights was to the ‘60s, what

5. Fueron producidos 17 documentos

o diálogo entre os paradigmas”. El

feminism was to the ‘70s, what

titulados: “Agricultural Education”,

empirismo norteamericano se orien-

environmental activism was to the

“Business, Dance”, “Environmental

taba a descubrir a la Escuela de

‘80s. It will alter the way we live and

Education”, “English Language Arts”,

Frankfurt, tomaba ciencia del

think. It will change the way informa-

“Family and Consumer Education”,

estructuralismo lingüístico francés,

tion flows, the way institutions wield

“Foreign Languages”, “Information

invitaba a los marxistas ingleses a

power, the way TV stations are run,

and Technology Literacy”, “Marke-

discutir sus contribuciones a las teo-

the way the food, fashion, auto-

ting Education”, “Mathematics”,

rías semióticas contemporáneas so-

mobile, sports, music and culture

“Music”, “Physical Education”,

bre el tema de la representación,

industries set their agendas. Above

“Science”,

Studies”,

aceptaba confrontar la concepción

all, it will change the way we interact

“Technology Education”, “Theatre” y

“Social

de lenguaje que subyace a las formas

with the mass media and the way

“Visual Arts”.

tradicionales del análisis de conteni-

meaning is produced in our society.

I.O. Soares

(www.nlanr.net);

151

150

151


LEVIN, Arthur “The soul of a new

Dama: We know what we have to do

university” in The New York Time, 13/

to give kids a chance to make good

03/00, p. A-25.

decisions for themselves. Arts programs like the ones today give

MATTELART, Armand & Michéle. Pen-

children something to say “yes” to.

sar los medios, Madrid, Fundesco,

They help them find their voices and

1987 (traducción de Gilles Multigner),

discover their dreams. (Live Wire, a

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diálogos de la

comunicación


C.Benassini

Claudia Benassini

Comunidades virtuales, ¿espacios de convivencia pacífica?

Investigadora en la Universidad Iberoamericana de Santa Fé, Ciudad de México E-mail: claudia.benassini@uia.mx

209

diálogos de la

comunicación

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Claudia Benassini

Comunidades virtuales

PRESENTACIÓN: CRONOLOGÍA DE UN CIBERPLEITO1 Miércoles 30 de septiembre de 1998; Buenos Aires, 11:12 de la mañana. Tras haber encendido su computadora, Leticia va directamente a Rincón Latino, el sitio sobre telenovelas que desde 1996 administra Yolete Nicholson. Selecciona el “Foro principal”, espacio destinado para los comentarios que sobre el tema colocan y consultan cotidianamente los visitantes y una de las primeras comunidades virtuales sobre el tema. Deja el mensaje titulado “El final de Mi pequeña traviesa en Buenos Aires”; al abrirlo, hace referencia a una nota de El Clarín, que narra los pormenores de la telenovela que concluirá su ciclo en

diálogos de la

67

comunicación

un par de semanas más. Noventa minutos después aparece el mensaje de Jewel preguntando a Leticia algunos detalles, pues en la ciudad en la que vive la telenovela va más o menos a la mitad. A las 14:32 Robyn, en su mal español, suplica a Leticia que no cuente el final de la telenovela pues ella la está viendo en Philadelphia y no quiere saber detalles. Durante los siguientes días la tranquilidad del foro se ve alterada: mientras unos están a favor de Leticia, otros concuerdan con Robyn, quien en su momento ofrece disculpas a Leticia y le sugiere utilizar la palabra “Cuidado” para evitar confusiones. El domingo 2 de octubre a las 9:39 de la mañana, Leticia vuelve a su ritual cotidiano de visitar el sitio y encuentra un mensaje dirigido a ella. Lo abre y Nena le ordena USE FUCKING CAUTION BITCH!!!! El tono de la sugerencia provoca el disgusto de los visitantes y de la propia Yolette, quien se suma a los que piden una disculpa pública y vuelve a sugerir el uso de la palabra “Cuidado”. La propuesta provoca nuevos enojos y el foro se califica de cerrado, rígido y como un espacio en el que se ejerce la censura. Mientras esto sucede, la discusión sobre telenovelas sigue fluyendo proveniente de diversos puntos de Latinoamérica, Estados Unidos, Roma, Florencia, Moscú, Croacia Israel y Chipre. El martes 4 de octubre a las 14:25 Kathy propone una tre-

gua. A las 20:45, Yolette interviene: no utilizará la palabra “Cuidado” pues sería una medida represiva que iría en contra del foro. Agradece a los visitantes su presencia y sus colaboraciones, pues se siente orgullosa de que gracias a ellos el foro es lo que es. A las 21:20 Leticia se despide de sus amigos de Rincón Latino; les recuerda todos los temas que discutieron juntos, pero nunca se impuso como regla el no relatar el final de una telenovela. Leticia se despide del foro mientras continúan las discusiones sobre la censura, las diferencias, el clamor para que todo regrese a la normalidad y la discusión sobre las telenovelas. A fines de octubre Leticia reanuda su participación en el foro que seguramente no dejó de visitar, aunque no colocó sus mensajes cotidianos, pues su principal argumento para volver fue la petición que recibió de sus amigos, la mayoría virtuales y desconocidos para ella. Hasta aquí, una síntesis apretada del primer pleito que se suscitó en Rincón Latino, entonces uno de los sitios más populares sobre telenovelas latinoamericanas, que daría lugar a otros sitios similares y que eventualmente ha vuelto a convertirse en el ring de lucha por diferencias entre sus visitantes. Pero más allá de lo que puede ser una narración trivial, este relato pretende introducir a la pregunta que origina este trabajo: ¿son las comunidades virtuales un espacio de convivencia


I.- DE LOS MEDIOS “TRADICIONALES” A LOS “NUEVOS” MEDIOS DE COMUNICACIÓN: TRES MOMENTOS DE CONFLUENCIA2 . Desde principios del siglo XX las audiencias han atestiguado no sólo el auge de los ahora llamados “medios tradicionales de comunicación”, sobre todo la radio y la televisión, sino también el desarrollo de tecnologías tendientes a perfeccionar la recepción de sus señales y a consolidar su expansión planetaria. Asimismo, a partir de las dos últimas décadas del siglo XX hemos seguido la evolución de los “nuevos medios de comunicación, como las computadoras, el disco compacto y los teléfonos celulares, así como de la importancia creciente que han cobrado en la

vida cotidiana de los usuarios. En materia de su gradual aceptación y adopción por parte de la sociedad, ambos medios han seguido un proceso similar. En sus primeros momentos, comprar un radio o una televisión era muy costoso, además del riesgo de que los aparatos resultaran obsoletos un año después de haber sido adquiridos3. La evolución tecnológica y la producción en serie propiciaron su gradual adquisición, hasta el punto de volverse accesibles para las clases populares. La adopción de los “nuevos” medios ha pasado por un proceso similar. Hasta principios de la década pasada, adquirir una computadora implicaba un riesgo similar al ya descrito para las radios y los televisores; pero sus costos podían elevarse notablemente ya que los programas se vendían por separado, de manera que su adquisición estaba en función del presupuesto y de las necesidades de los compradores. Como en el caso de los medios “tradicionales”, las computadoras rápidamente se volvían obsoletas4, tanto por la capacidad de memoria como por el tipo de programas5. De esta manera, la actualización y evolución del software y el hardware, así como la inclusión de los programas en el costo de las computadoras, acompañada de diversas modalidades de compra, han facilitado su acceso a públicos crecientes. Asimismo, los avances tecno-

lógicos han propiciado la funcionalidad del equipo, de tal forma que con mayor frecuencia podemos trasladarnos de un lugar a otro con todos los requerimientos necesarios instalados en una computadora portátil o lap top6 . 1.- Primera confluencia: la vinculación entre televisión y nuevas tecnologías de comunicación.La década que acaba de concluir fue particularmente significativa para el desarrollo y consolidación de la vinculación entre medios de comunicación “tradicionales” y “nuevos”. En el caso de la televisión, el proceso se inició a principios de la década de 1980 a través de la irrupción y difusión de las nuevas tecnologías de comunicación como los sistemas locales de televisión por cable, los satélites de difusión directa y las diversas modalidades de sistemas de televisión de paga, que constituyeron un primer paso hacia la globalización del medio. Un segundo factor fueron las alianzas estratégicas que han conducido a la conformación de megagrupos en el campo de la televisión7. Sin embargo, según Manuel Castells, el contenido real de la mayoría de la programación no se diferencia mucho de un canal a otro, si se consideran las fórmulas semánticas subyacentes en la mayor parte de los programas más populares. No obstante, añade, “el hecho de que todo el mundo no vea la mis-

C.Benassini

pacífica? Esta respuesta puede ser parcial, pues parte de la formación de comunidades virtuales a propósito de la telenovela; sin embargo, puede ser ilustrativa del tema que nos ocupa. Para ello será necesario establecer tres momentos de confluencia entre los medios de comunicación “tradicionales” y los “nuevos, con especial énfasis en la televisión. En un segundo momento describiré la formación de comunidades virtuales a propósito de la telenovela. Posteriormente narraré el Epílogo de la historia que inicié hace un momento, para posteriormente pasar a las conclusiones finales y a la respuesta a la pregunta inicial.

211

210

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Comunidades virtuales

ma cosa en el mismo momento y que cada cultura y grupo social tenga una relación específica con el sistema de medios, constituye una diferencia fundamental frente al antiguo sistema de medios de comunicación estandarizados. Además, la práctica tan extendida del ‘zapping’ (ver de forma simultánea varios programas) introduce la creación por parte de la audiencia de sus propios mosaicos visuales” (Castells, 1996:373374, comillas del autor). 2.- Segunda confluencia: televisión y computadoras.En suma, el aprovechamiento de las nuevas tecnologías de comunicación, aunado al establecimiento de alianzas estratégicas constituyeron dos factores relevantes en el proceso de globalización de la televisión, así como un primer momento de confluencia entre medios de comunicación “nuevos” y “tradicionales”. Sin embargo, estos procesos no transformaron lógica unidireccional del mensaje ni permitieron la retroalimentación de la audiencia. Es decir, no propiciaron la interacción. “La televisión necesitaba al ordenador para liberarse de la pantalla. Pero su emparejamiento, con importantes consecuencias potenciales sobre la sociedad en general, sólo llegó tras la larga desviación tomada por los ordenadores para poder hablar con la televisión una vez que aprendieron a hacerlo entre sí. Sólo entonces pudo la audiencia hablar con voz

diálogos de la

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comunicación

propia” (Castells, 1996:374). Este proceso se inició en 1973 con el proyecto ARPANET8 por parte del gobierno norteamericano, más adelante puesto al servicio de las universidades y, finalmente, utilizado para fines comerciales. A principios de la década de 1990 se crea la World Wide Web (WWW), una red flexible dentro de Internet que permite a instituciones, empresas, asociaciones e individuos crear sus propias páginas mediante diversas modalidades9 y acceder a diversos sitios de su interés. La WWW también ha permitido el agrupamiento de intereses y de proyectos en la red, así como nuevas modalidades de interactividad entre los individuos que se conectan entre sí10 (Castells, 1996: 386 y ss; Malvido, 1999:24 y ss). 3.- Tercera confluencia: Televisión y World Wide Web.De lo anterior se desprende que la interrelación medios de comunicación “tradicionales” y “nuevos” ha propiciado una oferta programática y una audiencia global en términos de posibilidades de acceso11 . Cabe añadir que las posibilidades abiertas por la World Wide Web han acarreado una presencia creciente de materiales provenientes de los medios “tradicionales”, lo cual constituye un tercer punto de confluencia. Para el caso de la televisión, es creciente el número de canales que están en la red, tanto para dar a conocer su oferta

programática, como para ponerla a disposición del usuario vía Internet a través de programas a los que puede accederse gratuitamente como Real Player o Quick Time, entre otros. Por lo tanto, a las modalidades abiertas por las nuevas tecnologías de comunicación, que multiplican el número de canales a disposición del usuario, se añaden las posibilidades abiertas por la red de redes en lo que se refiere al acceso a la oferta programática de radiodifusoras y televisoras ubicadas en diversas partes del mundo.

II.- LA FORMACIÓN DE COMUNIDADES VIRTUALES Del apartado anterior se desprende que la confluencia entre televisión e Internet ha propiciado una explosión de usos por parte de los interesados: la consulta de la programación cotidiana, semanal o mensual: el contacto con los servicios que proporcionan las televisoras, el acceso a la programación por medio de la señal digital y un intercambio de opiniones que reviste diversas modalidades. La primera, con la misma televisora o con los programas de interés por parte del visitante, vía correo electrónico. La segunda, los salones de charla o chat rooms, puestos a disposición del visitante en días y horas determinadas, o en los horarios de transmisión de ciertos programas. La tercera, la participación en foros de discusión


Sin embargo, sea cual sea la modalidad de participación en los foros, la manera más corriente de organizarlos es a través de los sistemas de tableros de anuncios o BBS, siglas de Bulletin Board Systems. Su principal característica es que no requieren de redes informáticas complicadas, sólo de computadoras personales, módems y la línea telefónica (en Castells, 1996:387). Edgar Gómez Cruz (1998:2) añade que, por estas características, los BBS se introdujeron rápidamente en el gusto de los usuarios, además de que puede combinar elementos de otros sistemas: tiene foros temáticos – newsgroups- en los que se envía un mensaje grupal discutiendo sobre el tema que da cabida al foro; tiene IRC13, que permite la plática entre dos usuarios conectados al mismo tiempo aunque existen sistemas de BBS que no

incluyen esta modalidad. De cualquier manera, el sistema de tableros de anuncios ha propiciado la formación de “comunidades virtuales”; una modalidad de organización que, a partir de ciertos elementos comunes, encuentra en el ciberespacio su centro de reunión, ya sea simultáneo –vía los salones de charla- o a través del BBS. Por otra parte, el término “comunidad virtual” se ha utilizado por diversos autores (Rheingold, 1994, Queau, 1996, Castells, 1996, Gubern, 2000). Román Gubern proporciona la descripción más acabada: “Internet constituye un gigantesco árbol de subculturas muy diversificadas, formadas por las llamadas ‘comunidades virtuales’, unas comunidades on-line que constituyen foros de debate o grupos de discusión, monográficos o no, que pueden ser abiertos y cerrados (endógamos), y que se corresponden en nuestra tradición cultural con la función de las tertulias o los clubs de discusión, y hasta de las peñas y las pandillas (la denominación inglesa chat [charla] se corresponde bien con la acepción española). Sus panegiristas han querido relacionarlas con la tradición utopista de las comunidades libertarias del siglo XIX, pero su concepción es más cercana al modelo del ágora y del ateneo, dos instituciones que se remontan a la Grecia clásica, aunque hayan sido despojadas de sus formalidades y

ritos” (Gubern, 2000, 138, comillas y cursivas del autor). Un elemento que contribuye a relacionar a las comunidades virtuales con las comunidades libertarias del siglo XIX es su modalidad de organización. Gubern añade que “Una comunidad (a escala telemática) es un subgrupo social que comparte intereses temáticos comunes y que está cohesionado por la mutua empatía de sus miembros, creando entre ellos una proximidad virtual. Tales miembros pueden no llegar a conocerse personalmente ni verse nunca, por lo que puede afirmarse que son, de hecho, comunidades invisibles, incluso para sus participantes, unidos solamente por la comunicación escritural. Por eso el espacio o territorio de la comunidad virtual es más conceptual que perceptual. Y en unos momentos en que las sociedades occidentales están viviendo una acelerada segmentación calificada de ‘multicultural’, las comunidades virtuales contribuyen a la tribalización de la sociedad postindustrial, parcelándola en tribus electrónicas diferenciadas por sus gustos y aficiones y basadas en el refuerzo mutuo de una identidad específica. No pocas veces tales tribus conocen una jerarquización acentuada, con sus gurús, hechiceros y caudillos” (Gubern, 2000:138-139, cursivas del autor). Otro aspecto que cabe destacar sobre las comunidades

C.Benassini

administrados por empleados de las televisoras que, más allá del intercambio y la retroalimentación tradicional, ponen en contacto a las audiencias interesadas en un determinado género televisivo o programa en particular12. Sin embargo, las posibilidades de participación en los foros de discusión se dan también a través de la modalidad descrita en el apartado anterior: que el interesado elabore y administre su propia página –ya sea él mismo o a través de los servicios de Webhosting- en la que se incluya la invitación al visitante a participar en los foros.

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Comunidades virtuales

virtuales es que, si bien se organizan en torno a intereses comunes, la iniciativa y la promoción14 van por cuenta de uno o varios líderes que asumen estas tareas como parte de su rutina diaria, ya sea estudiantil, laboral o por mero entretenimiento y normalmente de forma gratuita. Asimismo, a pesar de la horizontalidad que caracteriza a Internet, existen normas que, según Flores Olea y Gaspar de Alba, se definen “por una serie de ‘convenciones’ que han de respetar los usuarios, reglas no escritas y ‘tradiciones’ o hasta ‘manías’ que se afianzan y representan el ‘signo distintivo’ de los mismos. Estas características peculiares comprenden desde ciertas formas de expresión y escritura hasta, por supuesto, disposición al auxilio de los participantes recién llegados. Dentro de Internet, y de las ‘comunidades de interés’ que se constituyen en su interior, han ido formalizándose ciertas normas o patrones de conducta que proponen y apoyan las asociaciones que existen prácticamente en todos los países para impulsar el desarrollo de Internet, y también para “normar” relativamente el comportamiento de los internautas” (Flores Olea y Gaspar de Alba, 1997:33, comillas de los autores). Una de estas convenciones es la escritura, con sus características e implicaciones, pues no hay posibilidades de entonación o de gesticulación

diálogos de la

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comunicación

como sucede en la comunicación cara a cara. También hay diferencia con las cartas manuscritas, a las que el autor confiere un sello personal a través del tipo de papel, el color de la tinta y el la escritura a utilizar, según el destinatario y los propósitos del mensaje. “Para ‘caldear’ el texto escrito con cierta temperatura emocional se han inventado las emoticons (de emotions + icons), que son figuras ideográficas alfanuméricas formadas con signos de puntuación del teclado, para expresar estados de ánimo y otras características de los interlocutores como J (sonrisa): L (infelicidad) 8- (personaje que lleva gafas), :-& (personaje con los labios sellados) etc. El repertorio semiótico que configuran los emoticons ilustra acerca de la expresión dialectal formalizada en los chats anglosajones, en los que al lenguaje airado, insultante o provocativo se le llama flaming (llameante), a los novatos se les califica de newbies (de new y el sufijo de babies) y que ha creado todo un sistema completo de netiquette (network + etiquette), que debe ser respetado por los participantes. Tal sistema de comunicación plantea dudas acerca de cómo deben designarse sus participantes. A palabra ‘operador’ es demasiado fría e impersonal, ‘interlocutor’ debiera reservarse para quienes intercambian comunicaciones orales o locuciones, por lo que ‘corresponsal’ parece

la más ajustada, aunque apenas se use” (Gubern, 2000: 137-138, comillas y cursivas del autor15). Por otra parte, a reserva de ampliarlo en las conclusiones, cabe adelantar que, a la manera de las comunidades tradicionales, entrar a una comunidad virtual forma parte de un ritual. Los “nuevos” son recibidos por los administradores, los líderes –por sus comentarios- y los miembros más antiguos, quienes lo guiarán y orientarán en caso necesario. Al respecto, Flores Olea y Gaspar de Alba (1997: 34) añaden que los miembros de los “grupos de interés” requieren establecer determinados acuerdos, como precisar los objetivos del grupo y atenerse a ellos, reconocer las limitaciones de la comunicación a través del texto escrito para evitar malentendidos, recordar que del otro lado de la línea hay siempre seres humanos, crear en sus comunicaciones una base de datos con la mención de ‘preguntas frecuentes’ 16 para quienes se incorporen al grupo a fin de evitar explicaciones redundantes. Finalmente, a la caracterización y rasgos más sobresalientes de las comunidades virtuales cabe añadir el hecho de que, salvo excepciones, sus miembros no llegarán a conocerse físicamente: Por lo tanto, su modalidad comunicativa será a través de la interactividad, muy diferente a la interacción cara a cara. Como se verá en la últi-


IV.- RINCON LATINO Y SUS DERIVACIONES Siguiendo con la lógica de vincular los medios de comunicación “tradicionales” y “nuevos”, este apartado da cuenta de los avances de una investigación sobre la formación de comunidades virtuales a propósito de la telenovela y reflexionar acerca de los espacios de convivencia pacífica. La selección de esta interrelación está orientada por el hecho de que desde mediados de la década de 1980 la investigación sobre telenovelas ha cobrado un mayor interés, que coincide con la apertura de las fronteras nacionales y la transmisión de melodramas hacia diversas partes del globo. El hecho coincide con la caída del Muro de Berlín y la entrada de la televisión comercial a Europa oriental. A este hecho se suma otro: en noviembre de 1989 se iniciaron en Rusia las transmisiones de La esclava Isaura. A partir de ese momento, los televidentes de la entonces Unión Soviética se convirtieron en seguidores del género. Lo mismo sucedió con otros países como Croacia, Ser via, Ucrania, Eslovenia, Polonia y la República Checa, además de España, Grecia e Italia en Europa;

Israel y Turquía en Medio Oriente, además de Estados Unidos y la mayoría de los países latinoamericanos, que décadas antes habían iniciado convenios para intercambio de telenovelas. 1.- Rincón Latino17.- A mediados de 1990, la expansión de Internet trajo consigo que los directorios de búsqueda incluyeran información sobre las telenovelas procedente de las televisoras y de algunos aficionados. Una de las primeras fue Yolette Nicholson, nacida en Chicago, con una lejana ascendencia de Curaçao que alcanza a perci-birse en las facciones de su cara. Hace un par de décadas, muy niña aun, comenzó a ver con su madre las telenovelas portorriqueñas que llegaban a los canales de su ciudad. Gracias a Angelitos negros, Cristina Bazán y Angela María, Yolettte se convirtió rápidamente en una telenovelera, afición que abandonó temporalmente debido a sus estudios de periodismo que le permitieron encontrar un trabajo en el Chicago Tribune. En 1995, en pleno crecimiento de Internet en Estados Unidos, recurrió infructuosamente a los directorios de búsqueda para localizar algunas páginas relacionadas con su género favorito. Esto la motivó a pensar en la posibilidad de tener su propia página, originalmente sobre Corazón salvaje, la telenovela que más la impactó durante su segunda etapa de contacto con el género. De ahí se extendió para incluir las teleno-

velas que en ese momento se transmitían en Estados Unidos a través de Univisión y Galavisión -filiales de Televisa- y Telemundo. Cuando Yolette visitó a sus primos en Puerto Rico videograbó las telenovelas que entonces se estaban transmitiendo e incluyó parte de estos materiales en su página. Antes de lo previsto comenzó a recibir propuestas de apoyo provenientes de diversas partes del mundo. Esto la motivó a diseñar una página más grande; pronto el sitio creció tanto que empezó a tener dificultades para mantenerlo. En febrero de 1996, Yolette comenzó a rentar espacio en Xcite Net, compañía que proporcionaba servicios de mantenimiento de Internet a los interesados en Chicago. Le ofrecieron un buen contrato que incluía la adquisición de su cuenta de correo electrónico y su propia página con cinco MB de espacio en la red de redes, todo por $24.95 dólares. La oferta era tan tentadora que decidió subir su página de telenovelas, el único tema de su interés que hasta entonces nadie había abordado en Internet. En agosto de 1997 Yolette entró en contacto con Alexander Zhukov, responsable de un servidor en un Instituto de Moscú y adicto a las telenovelas, quien le hizo sugerencias para la organización de la página que propiciarían una mayor interactividad entre los visitantes y se ofreció a enlazar su servidor a Xcite para insertar un espa-

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ma parte de este trabajo, esta peculiaridad tiene sus implicaciones en las maneras en las que los miembros de estas comunidades llevan a cabo sus encuentros y desencuentros en el ciberespacio.

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Comunidades virtuales

cio para que los cibertelenoveleros votaran por sus favoritas y un tablero de avisos, cada uno de los cuales podría recibir tantas respuestas como los interesados quisieran insertar, a la vez que permitiría subir información procedente de periódicos y revistas principalmente latinoamericanos que publicaran información sobre el género. Los cambios originaron una gran cantidad de comentarios, felicitándola por su trabajo. Las únicas quejas eran por la falta de actualización de la página, particularmente la información sobre telenovelas en diversas partes del mundo, con los que ella estaba enlazada. Lamentablemente, la prioridad era su trabajo en el periódico, que entre otras cosas le permitía pagar la renta de Xcite. La actualización sería en el tiempo libre y entre los espacios abiertos por la recuperación de una operación y un intempestivo viaje a Nueva York. Fue cuando se hizo patente el apoyo de visitantes voluntarios, pues enviaban información a Yolette o a Zhukov o bien, como Leticia, la colocaban desde su computadora. A principios de mayo de 1998 comenzaron los problemas técnicos con el tablero de avisos enlazado desde Moscú. Un desperfecto en la recepción y envío de las señales satelitales impidió el enlace a Internet entre América y Europa. Todo indicaba que el problema se arreglaría en las dos siguientes semanas, pero no sucedió así. La pági-

diálogos de la

comunicación

na comenzó a perder vida. El 30 de mayo los visitantes se encontraron con los ojos tristes de un niño y un escueto mensaje en el que Yolette informaba que su página ya no estaría en Xcite y que pronto informaría la nueva dirección. Los cibertelenoveleros esperaron pacientemente hasta el 15 de junio, cuando apareció un enlace a Rincón Latino. Ahí, Yolette se disculpaba por su salida intempestiva de Chicago. Había recibido una buena oportunidad para trabajar en las oficinas de Univisión en Nueva York y decidió mudarse con todo y página. Las cosas habían vuelto a la normalidad. En agosto de 1998 Rincón Latino recibía más de mil visitantes a la semana; con un promedio diario de cien mensajes colocados en su tablero electrónico18. Las cosas marchaban bien, pues los visitantes asiduos eran cada vez más frecuentes; se saludaban entre sí, lamentaban la ausencia de alguno e intercambiaban información en el tablero y vía correo electrónico. Rincón Latino se había constituido en una comunidad virtual. El 30 de septiembre de 1998 se inició el problema que se reseña al principio de este trabajo. Leticia, una de las colaboradoras más activas, reconoció haber cometido un error que desencadenó una bola de nieve. A la narración del final de una telenovela se siguieron discusiones sobre si advertir o no a los visitantes que abrir el mensaje colocado en el ta-

blero, sobre las reglas de cortesía que se habían violado al no advertir el contenido del mensaje y el lenguaje ofensivo. Se discutió sobre la censura y sobre las implicaciones de que los mensajes se colocaran en español, pues quienes no lo hablaban fluidamente podían provocar problemas. Los nuevos visitantes no sabían lo que sucedía y algunos no volvieron; lo mismo sucedió con otros que también lo frecuentaban, pues sentían que sus ideas no eran tomadas en cuenta para la discusión. Leticia regresó casi un mes más tarde; sus amigos le dieron la bienvenida y aparentemente el foro volvió a la normalidad. El suceso es importante pues puso en peligro a la comunidad, que se mantuvo por la vía de la negociación, el interés en solucionar el conflicto y la coincidencia de que su punto en común eran las telenovelas. 2.- Los nuevos sitios.- La iniciativa de Yolette tardó en encontrar seguidores, pero los encontró. Las razones pueden resumirse en dos: la primera, el interés por tener una página propia sobre telenovelas en el ciberespacio con todo y tablero de avisos, imitando el modelo de su precursora; para ello cada quien tomó su camino recurriendo a su página personal o a Webhosters y se ubicó en los directorios de búsqueda. La segunda razón, construir una página especializada en el género, aunque con un énfasis más local, hubiese o no una previa con un tema simi-


Conforme fueron apareciendo, los visitantes y Webhosters saltan de un foro a otro, se encuentran con gusto en los nuevos lugares, dan la bienvenida a los recién llegados y agradecen a Yolette sus esfuerzos por propiciar la convivencia en otros sitios. Contrario a lo que podía pensarse, las temáticas se multiplicaron, aunque muy pocos –únicamente los líderes de opinión- pueden abordar todos los temas, que surgen por su iniciativa o por dudas de los aficionados. El sitio de Yolette se ha convertido en una “gran ciudad virtual” en la que todos encuentran foros y temas a su gusto, además de establecer sus propios itinerarios de visita20. Incluso, a los aficionados y líderes se han sumado guionistas, productores y expertos en la materia que eventualmente

dejan sus comentarios para orgullo de líderes, administradores y visitantes. Cabe añadir que si bien las telenovelas han sido el punto de reunión, también se discuten otros temas relacionados con la televisión. Pero también se consuela a los amigos cuando pasan por un problema y en algunos casos establecen contacto personal a través de la dirección electrónica personal para platicarse intimidades. Sin embargo, el paso de comunidad virtual a ciudad virtual acarreó también la multiplicación de problemas que se iniciaron en el foro argentino para continuar en el chileno, el digital y el boricua. En los tres casos, el origen es similar: diferencias entre puntos de vista que culminan en demostración de los egos y van desde las críticas que provocan discrepancias, así como el insulto y la ventilación de las confidencias hechas en privado, ahora colocadas en el tablero de avisos y a la vista de todo el que quiera conocerlas. Curiosamente, los líderes suelen ser los principales protagonistas de los conflictos y la lucha es por demostrar al resto de la comunidad quién tiene más información y, a la postre, quién tiene la razón. Las consecuencias han sido diversas, pero siempre han dañado a la comunidad: los partidarios de uno u otro líder son reprimidos por el bando contrario, mediante el silencio, la descortesía o la franca agresión. Los líderes imponen veto

abierto a los contrarios en sus foros, de manera abierta, borrando los mensajes, principalmente si ellos son además los Webhosters, o bien, pasándolos a la segunda página para que no sean leídos por los buscadores de novedades. Cuando los recién llegados o los visitantes esporádicos preguntan qué sucede las respuestas son parciales y cortantes. Incluso se ha optado por el exilio temporal a otros foros y, en casos drásticos, el definitivo.

V.- EPÍLOGO PROVISIONAL: ¿SON LAS COMUNIDADES VIRTUALES UN ESPACIO DE CONVIVENCIA PACÍFICA? Entrar por primera vez una comunidad virtual provoca la sensación de que uno es un extraño entre docenas de visitantes que se conocen entre sí, se tratan con cierta cordialidad, discuten sobre el tema de su elección e intentan dirimir sus diferencias. Una vez iniciada la participación, el recién llegado recibe la bienvenida por parte de líderes y Webhosters. Se trata de un ritual que incita al visitante a iniciar un recorrido cotidiano, sobre todo en los sitios en los que se siente como en casa y entre amigos, no sólo por el trato que recibe, sino por las posibilidades que tiene de aportar desde datos solicitados por otros visitantes hasta elementos para discusiones más profundas sobre la telenovela, sus orígenes, sus relaciones con

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lar; en este caso, podían recurrir a los mismos procedimientos que en el primero. Adicionalmente, Yolette modificó la entrada a su sitio para convertirlo en enlace de quienes quisieran acceder a los nuevos tableros de avisos a través de Rincón Latino, pues las iniciativas habían surgido en su foro. Así, el 19 de marzo de 1999 el foro argentino dio la bienvenida a sus visitantes, el 12 de mayo se inició el ruso y quince días después el chileno; el 7 de diciembre el Digital desde España y dos días después el boricua; el 24 febrero el de escritores y, finalmente, el colombiano el 16 de mayo de este año19.

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Comunidades virtuales

otros géneros, sus modalidades etc. Una vez que el nuevo miembro es aceptado en la comunidad, el ritual se inicia al encender la computadora, conectarse a Netscape o a Explorer, entrar al sitio de Yolette y de ahí a los foros. Revisar si los mensajes colocados han tenido respuesta y colocar otros, con la confianza de que habrá respuestas a favor o en contra de la posición asumida por el visitante, ya sea por sus partidarios o por sus adversarios. Al respecto, Roger Silverstone (1996:167 y ss) ha propuesto la necesidad de realizar una biografía de los medios, es decir, de cómo se fueron arraigando en la sociedad. La computadora se presta a múltiples biografías que se entrecruzan por sus múltiples usos y por la función que van ocupando en la vida cotidiana, por las modalidades en que el trabajo se entrecruza con el entretenimiento. Como ya se indicó, la participación en las comunidades virtuales sobre telenovelas en principio es voluntaria y, como se verá, tiene que ver con al menos con varios de estos usos. Aun cuando cada uno de los foros colocados en el sitio de Yolette amerita un estudio aparte y un análisis más detallado de los problemas, es necesario abordarlos de manera global, porque de otra manera no se comprenden estos problemas, que forman parte de la biografía de Internet. En este sentido, la observación participante ha sido una metodología eficaz

diálogos de la

comunicación

para acercarse al estudio de estas comunidades y para reunir datos para elaborar una parte de su biografía, en lo que se refiere a efectuar un recorrido virtual por las diversas comunidades, seleccionar aquellas que, bajo diversos criterios, son susceptibles de ser estudiadas y, finalmente, introducirse en ellas en calidad de observador participante21. Desde esta experiencia personal puedo hacer el siguiente análisis: 1. Inicialmente, la telenovela se dirigía a públicos populares en América Latina. Esta tendencia se ha modificado, sobre todo en los últimos quince años, con los horarios nocturnos y al menos con la visualización de un público diferente que tiende a ser a la vez incluyente y excluyente por temáticas, canales y otras estrategias de lógica industrial. Fuera de la región, la telenovela se recibe bajo diversas modalidades de televisión de paga como el cable, la antena parabólica y los modernos sistemas producto de alianzas internacionales. Estos públicos conforman a su vez las comunidades virtuales a propósito de la telenovela y suelen ser compatibles con el nivel socioeconómico del televidente que tiene acceso a la computadora y a Internet. Sin embargo, hay un número creciente de estudiantes y empleados que participan en los foros de discusión desde su trabajo y desde sus instituciones de enseñanza, ya sea preparatoria o universidad. Este

hecho se constata a través de las direcciones electrónicas que marcan algunos usuarios, algunas de las cuales provienen de estos sitios. Asimismo, cabe destacar que la formación de comunidades virtuales a propósito de la telenovela latinoamericana constituye un punto de confluencia entre medios de comunicación “tradicionales” y “nuevos”, cuyo estudio –que rebasa los objetivos de este trabajo-, debe tomar en cuenta las modalidades de apropiación y resignificación del género que se hace palpable en las discusiones cotidianas que se entrelazan en los tableros de avisos colocados por los visitantes. 2. Las comunidades virtuales en torno al género funcionan como tales en ciertos sentidos: el liderazgo reconocido por sus miembros, el lenguaje compartido, las modalidades de organización, las reglas y los conflictos propiciados por las diferencias entre sus líderes, que generan censura, envidias y otras reacciones ya descritas en el apartado anterior. Sin embargo, estas reacciones propician también “pequeñas bromas” hacia los demás que generan verdaderos conflictos, como el robo de los ISP’S22, con lo que pueden cambiarse los nombres de los usuarios. Así en el mes de marzo, a iniciativa de los Webhosters del foro boricua, salió la página del Foro Parodia, una burla del chileno, sobre todo de su Webhoster y de algunos de sus líderes, particularmente


3. Como toda comunidad virtual, las que se organizan en torno a la telenovela tienen diversos visitantes. En primer lugar, están aquellos que navegan por el ciberespacio utilizando su identidad real, sobre la que suelen proporcionar diversos datos según el caso: género, edad, estudios, trabajo, intereses, aficiones y hasta metas en la vida. A su vez, estos datos proporcionan elementos que conducen a una parte de las razones por las que los usuarios o Webhosters visitan estas páginas: su interés por ingresar al mundo de la telenovela, particularmente como guionistas; sin embargo, también hay periodistas e investigadores que manifiestan abiertamente su profesión y su interés por obtener información para escribir un artículo o un reportaje. Un segundo tipo de visitantes lo hace encubierto en el anonimato, ya sea no marcando su nombre y, en

consecuencia su correo electrónico, con lo que la comunicación será posible únicamente a través de los foros. El anonimato suele ser propiciado por las modalidades para obtener una cuenta de correo electrónico a través de Yahoo, Hotmail y otros portales que proporcionan gratuitamente este servicio. Así, un solo usuario podrá tener tantas cuentas e identidades como quiera y/o le sea funcional para efectos personales, de trabajo o de mero entretenimiento y, en consecuencia, tendrá la posibilidad de navegar a través del ciberespacio a través de diversas identidades anónimas23. Según Román Gubern, en la comunicación interpersonal en la red, la invisibilidad física de los comunicantes aporta una ventaja y un inconveniente a la vez: “1) protege a los corresponsales con un anonimato de facto y ello les permite o una mayor franqueza comunicativa o, por el contrario, una ocultación de defectos propios, o una simulación ventajosa; 2) pero esta invisibilidad hace también que la comunicación sea menos completa (y a veces menos gratificadora) que si fuera cara a cara” (Gubern, 2000:143). 4. Esta primera caracterización de los visitantes de las comunidades virtuales conduce a otra, más estrechamente vinculada con las telenovelas y que responde a la pregunta: ¿Quiénes participan en estas comunidades, más allá de ser adictos al género? Un primer grupo está

constituido por jóvenes, pues su edad confesa oscila entre los 16 y los 30 años. Son estudiantes de preparatoria o de universidad que se interesan en el género por diversas razones y que andan de foro en foro buscando información sobre sus artistas predilectos y sobre la telenovela en general. Un segundo grupo lo conforman unos cuantos expertos que, junto con los Webhosters, se transforman en líderes: guionistas, productores, críticos y especialistas en el género; otros pocos trabajan en el medio o son especialistas en el género, y circulan información de primera mano entre la comunidad, a sabiendas de lo que hacen. Este segundo grupo participa por diversos motivos, pues hay desde quienes tienen su propio espacio hasta quienes hacen gala de sus conocimientos un poco por ego y otro poco por ver si logran vincularse al medio, la mayoría –como ya se indicóen calidad de guionistas. Otros andan de foro en foro, recogiendo esta información de primera mano y colocándola como suya en otros foros. Sin embargo, el recorrido por estos espacios en los que el visitantes deja sus huellas corrobora las afirmaciones de Manuel Castells al respecto: “Estas redes son efímeras en lo que respecta a los participantes. Aunque una conferencia o un tablón de anuncios determinados pueden mantenerse durante largo tiempo en torno a un núcleo de usua-

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los que tenían diferencias con los boricuas. El Foro Parodia funcionó durante casi dos meses hasta que se suscitó un hecho inusitado: la muerte de Ana Mar, asidua visitante de nacionalidad española que vivía en el sur de Francia. El hecho fue notificado por otros miembros de su comunidad real que también participaban en los foros. Los visitantes de los foros asistieron a un verdadero velorio virtual que culminó en un pequeño homenaje en el foro chileno y que convirtió al Foro Parodia en la tumba virtual de Ana Mar.

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rios informáticos devotos, la mayoría de las contribuciones y la interacción son esporádicas, ya que la mayor parte de la gente entra y sale de las redes según cambian sus intereses o siguen sin cumplirse sus expectativas. Avanzaría la hipótesis de que en esas comunidades virtuales ‘viven’ dos tipos muy diferentes de poblaciones: una diminuta minoría de aldeanos electrónicos ‘que se han asentado en la frontera electrónica’ y una multitud transeúnte para la cual las incursiones ocasionales dentro de varias redes equivale a explorar existencias bajo el modo de lo efímero” (Castells, 1996:395, comillas del autor). En este sentido, los visitantes que visitan las comunidades virtuales ubicadas en el sitio de Yolette coinciden con esta caracterización de Castells. No obstante, es necesario indagar las razones por las que los “aldeanos” y los “transeúntes” se ubican como tales. De acuerdo con los testimonios de los visitantes, al sitio se accede por lo menos mediante dos posibilidades: la recomendación de algún visitante previo o los directorios de búsqueda. El primer contacto será en calidad de “transeúnte”; de ahí se pasará a “aldeano” si los intereses van de acuerdo con lo que ahí encuentra, si es bienvenido y si los comentarios tienen respuesta. Pero la permanencia está determinada por múltiples factores, ligados a su desempeño posterior en la comunidad, a los miembros

diálogos de la

comunicación

con los que interactúa de manera preferencial y a su posición frente a un conflicto en el que el “aldeano” y su grupo de referencia salgan afectados. Esta situación definirá su permanencia en la comunidad o la búsqueda de otras en las que iniciará el mismo ciclo 24. Es frecuente que quienes se encuentran en este caso sean “llamados” nuevamente a través del foro. También hay “transeúntes” que deambulan de un sitio a otro sin permanecer en ninguno y sin que se les extrañe en la comunidad. 5. Asimismo, conviene ahondar en las razones, más allá de las ya señaladas, por las que se visitan los foros. Algunos Webhosters, a los que pueden sumarse otros visitantes, propician las discusiones con el interés de obtener más información que les será de utilidad para múltiples fines, argumentando que así se “da nivel a un foro”. Como ya se indicó en otros apartados estos foros reciben visitantes de diversas partes del mundo, que a su vez se convierten en informantes de lo que sucede en la televisión de su país. Rastrear esas primeras pistas para fines de toma de decisión por parte de las televisoras, de periodistas o de investigadores se convierte en oro molido para quien la posee. El informante suele actuar de buena fe, aunque no tiene idea de la finalidad que tendrán los datos proporcionados y en pocos casos suele ser descubierto. Un mínimo código de ética obliga-

ría a quienes utilizan esta información a mencionar las fuentes de donde las obtuvo (sitio, informante etc.). Pero también puede suceder que, en el mejor de los casos, simplemente se diga que la información se bajó de Internet sin especificar detalles no sólo foros similares y puede publicarse como propia en la prensa escrita25, o en otros portales especializados en televisión. Si a este hecho le aunamos las ya señaladas restricciones que los Webhosters pueden aplicar a visitantes inconvenientes, que van desde pasar sus mensajes a la siguiente página hasta su eventual eliminación, podemos estar de acuerdo en que los foros de discusión a propósito de la telenovela pueden convertirse en cotos de poder manejados por unos cuantos para sus propios fines: obtención de información para propósitos no claros, privilegio de un punto de vista sobre los demás, propiciar el enfrentamiento más que mediar ante el conflicto etc. Esta situación de incertidumbre es la que priva actualmente en el foro chileno. 6. Sin embargo, no todos los Webhosters se conducen de la misma manera, lo cual conduce a reflexionar sobre su papel al interior de la comunidad. Como ya se adelantó, son líderes en dos sentidos: tienen los conocimientos para administrar un sitio de Internet y tienen mucha más información sobre el tema que el resto de su comunidad, o saben dónde obtenerla. En


zado de manera diferente y con fines distintos, tantos como la gama de variación social y contextual que existe entre sus usuarios. Lo que es común es que, según los escasos estudios sobre el tema, no sustituye a los otros medios de comunicación, ni crea nuevas redes: refuerza los modelos sociales ya existentes (...) Como el acceso a la comunicación a través del ordenador es restrictivo cultural, educacional y económicamente, y lo será durante mucho tiempo, su efecto cultural más importante podría ser en potencia el reforzamiento de las redes sociales culturalmente dominantes, así como el aumento de su cosmopolitismo y globalización” (Castells, 1996:396; las negritas son nuestras).

7. Los comentarios hasta aquí presentados acercan a responder la pregunta ¿Son las comunidades virtuales un espacio de convivencia pacífica? Después del análisis de su formación a propósito de la telenovela, la respuesta es negativa. Manuel Castells proporciona una primera razón:

Esta afirmación queda constatada a través de la descripción sobre el comportamiento que durante los últimos 18 meses han mantenido las comunidades virtuales ligadas al sitio de Yolette mismas que, lejos de ser una excepción, constituyen una constante28. Un recorrido por sitios similares sobre el mismo tema muestra que el comportamiento de los participantes no difiere del ya descrito, sean de estas características o administrados por las propias televisoras29. Sin embargo, el propio Castells deja abierta una puerta al cambio a largo plazo, una vez que el acceso a la computadora y a Internet esté en manos de grupos sociales cada vez ma-

“En general, al valorar los efectos sociales y culturales de la comunicación a través del ordenador, debemos tener presente la investigación sociológica acumulada sobre los usos sociales de la tecnología (...) El modo de comunicación electrónica de muchos con muchos que representa la comunicación a través del ordenador se ha utili-

yores y en la medida en que se vaya angostando la dualidad entre ricos y pobres, a la que Román Gubern (2000: 136) añade la de ricos y pobres en conocimiento: inforricos e infopobres. Un panorama que todavía se vislumbra lejano. Por el momento, prevalece lo que Jean Baudrillard, con cierto pesimismo, ha llamado “la precesión de los simulacros”: “Lo real no tendrá nunca más ocasión de producirse –tal es la función vital del modelo en un sistema de muerte, o, mejor, de resurrección anticipada que no concede posibilidad alguna ni al fenómeno mismo de la muerte. Hiperreal en adelante al abrigo de lo imaginario, y de toda distinción entre lo real y lo imaginario, no dando lugar más que a la recurrencia orbital de modelos y a la generación simulada de diferencias. Disimular es fingir no tener lo que se tiene. Simular es fingir tener lo que no se tiene. Lo uno remite a una presencia, lo otro a una ausencia. Pero la cuestión es más complicada, puesto que simular no es fingir (...) Así pues, fingir o disimular, dejan intacto el principio de realidad: hay una diferencia clara, sólo que enmascarada. Por su parte, la simulación vuelve a cuestionar la diferencia de los ‘verdadero’ y de lo ‘falso’, de lo ‘real’ y de lo ‘imaginario’” (Baudrillard, 1998:11-12, comillas del autor).

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este sentido, aun cuando su trabajo es gratuito, el Webhoster debe estar cotidianamente presente en su comunidad y visitarla con la periodicidad que considere conveniente, al menos una vez al día 26. Pero también debe tener la suficiente capacidad para mediar entre los conflictos que se suscitan al interior de su comunidad, de tal forma que sus integrantes salgan bien librados y no se vean obligados a emigrar a otros sitios en los que sientan que son mejor recibidos o bien, que la visiten sin participar en las discusiones. En esa medida, tendrá que tomar decisiones drásticas por el bien de la mayoría, ya sea de manera individual o consultando con algunos miembros de la comunidad, según sea el caso27.

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NOTAS

Comunidades virtuales

6. Sin embargo, no debemos ser opti-

9. A través de las distintas propues-

mistas. Sobre todo en los países del

tas de webhosting (almacenamiento)

Tercer Mundo, el acceso a los equi-

de los llamados Proveedores de Ser-

1. La información que narra

pos de cómputo sigue enfrentando

vicio de Internet (ISP), los usuarios

a grandes rasgos este episo-

problemas de costo que limitan su

pueden tener acceso a páginas de

dio y la de apartados poste-

adquisición y consecuente expansión

Internet gratuitas o por un costo fijo

riores fue obtenida mediante

hacia esferas más populares.

para los interesados, que en México oscila entre los $35 y los $85 dólares

un protocolo de observación

etnográfica realizado en el sitio

7. Manuel Castells (1996:373) señala

mensuales, dependiendo de los ser-

(www.rinconlatino.com). Se modifi-

algunos ejemplos. Entre 1980 y 1995

vicios solicitados. Por lo que se re-

can algunos nombres para mantener

las tres principales cadenas de tele-

fiere a las páginas gratuitas, por ejem-

el anonimato de los informantes.

visión estadounidense han cambiado

plo Yahoo, a través de Geocities, ofre-

de propietario al menos una vez.; en

ce espacio en disco duro, para la di-

2. Estos conceptos se desarrollan

1995, la fusión de Disney y ABC fue

fusión de páginas en Internet, siem-

más ampliamente en Benassini,

crucial para la integración de la tele-

pre y cuando permitan a la empresa

Claudia (2000).

visión en el negocio emergente de los

insertar publicidad en las páginas.

multimedia. Durante este periodo la 3. De hecho, la historia de la televi-

televisión europea también registró

10. Interactividad se distingue de

sión mexicana documenta el excesi-

cambios importantes: el principal

Interacción en que mientras en el pri-

vo optimismo por parte de los prime-

canal francés, TF1 fue privatizado. En

mer caso la comunicación está me-

ros concesionarios, quienes pensa-

Italia, Silvio Berlusconi se allegó el

diada por la computadora, en el se-

ron que la adquisición de televisores

control de todos los canales de tele-

gundo la relación se establece cara a

por parte de las clases populares se-

visión y los organizó en tres cadenas

cara.

ría mucho más rápida. Incluso, está

privadas. En España floreció la tele-

documentado que durante sus prime-

visión privada con el desarrollo de

11. Este acceso será posible siempre

ros cinco años de vida, los concesio-

tres cadenas, entre ellas Antena 3.

y cuando el usuario cuente con los

narios operaron con números rojos,

También se realizaron avances signi-

dispositivos que le permitan ver esta

pues la audiencia era muy reducida

ficativos en Alemania y el Reino Uni-

programación.

y local, pues un factor adicional fue

do, siempre bajo el control de pode-

que la instalación de la tecnología

rosos grupos financieros nacionales

12. Uno de los ejemplos más

para su recepción en todo el país tar-

e internacionales. La televisión rusa

ilustrativos es la cadena Univisión

dó mucho más tiempo del que se cal-

se diversificó e incluyó canales pri-

(www.Univision.net/), que administra

culó inicialmente.

vados independientes. Por su parte,

foros con temáticas que van desde la

la televisión latinoamericana experi-

situación de los latinoamericanos

4. En otros medios de comunicación,

mentó un proceso de concentración

que viven en Estados Unidos hasta

a la obsolescencia se suma la susti-

en torno a unos cuantos actores. El

géneros televisivos y programación

tución por otra tecnología. Así, en

Pacífico asiático se convirtió en un

transmitida por la cadena.

videocaseteras hemos transitado del

terreno disputado por los nuevos

formato Beta al VHS y al Super Ocho.

innovadores, como el canal Star de

El DVD es todavía un lujo que

Rupert Murdoch y por los veteranos,

previsiblemente se irá popularizan-

como la nueva y global BBC que com-

14. Por promoción me refiero al tra-

do.

petía con la CNN. En Japón, a la NHK

bajo de colocar la página en los prin-

gubernamental se unieron en la com-

cipales directorios de Internet, de

5. Por ejemplo, en este momento ya

petencia cadenas privadas como Fuji

manera que pueda ser conocida por

nadie se acuerda del “Wordstar”, uno

TV, TV Asahi, TV Tokio y las emisio-

los usuarios.

de los primeros procesadores de pa-

nes por cable y directas por satélite.

labras que logró gran popularidad

13. Siglas de Internet Relay Chat

15. Cabe añadir que cuando todo el

durante la década de 1980 y princi-

8. Para más información sobre la evo-

texto está escrito en mayúsculas sig-

pios de la siguiente.

lución del Proyecto Internet véase

nifica que la persona grita.

por ejemplo Malvido, 1999, 24 y ss.

diálogos de la

comunicación


16. Es lo que se conoce como FAQ,

he visitado primero como observado-

con hostilidad por el Webhoster y por

siglas de (Frecquently Asked

ra y después como participante. Para

parte de los líderes que quedaron,

Questions).

más información sobre cuestiones

pues afirmaban que ella tenía un ISP

metodológicas véase Benassini, 2000

falsificado. Por más que ella compro-

17. Parte de la información conteni-

(b). No obstante, conviene adelantar

bó su identidad fue rechazada y se

da en este apartado se presentó en

que la observación participante im-

mudó al foro boricua, en el que parti-

un trabajo previo (Benassini, 1998).

plica cierto grado de compromiso

cipa eventualmente. Asimismo, cuan-

con la comunidad, que no concluye

do los “transeúntes” llegan a un sitio

18. Para más información sobre la

una vez que se ha obtenido la infor-

en el que hay problemas suelen reti-

página de Yolette véase Benassini

mación, sin que se prolonga durante

rarse y buscar otros espacios de par-

(2000b).

el tiempo que el investigador consi-

ticipación.

dere conveniente. 19. En el caso de Argentina, el foro 22. Siglas de Proveedor de Servicios

este tipo –cuyo anonimato se respe-

sin embargo, el enlace de Yolette es

de Internet, que asigna los números

ta-,- se ha encontrado en la prensa de

únicamente al foro, en el que se pro-

de la cuenta de correo electrónico,

su país artículos firmados por visitan-

porciona la dirección para ir a la pá-

así como la procedencia geográfica

tes anónimos u observadores que

gina principal. Por otra parte, una

del destinatario desde el servidor al

han tomado sus datos y tiene prue-

visita a otros sitios de telenovelas que

que se conecta. A decisión del

bas de que fueron sustraídos de los

incluyen foros de visitantes muestra

Webhoster, el ISP puede o no hacerse

foros.

que los vinculados al sitio de Yolette

público; en el primer caso, los visi-

son los más visitados y los que, por

tantes sabrán cuándo los usuarios

26. Volviendo al caso del Webhoster

lo tanto, fueron seleccionados como

cambian de nombre, pues aparece in-

del foro chileno, una vez desencade-

parte de este estudio.

dependientemente de que se subra-

nado el pleito a raíz de la obra de

ye el nombre y la correspondiente

Cabrujas y las consecuencias ya des-

dirección electrónica.

critas, se alejó del sitio por dos se-

20. A principios de junio de este año, Yolette anunció que próximamente

manas provocando el caos. El

Rincón Latino pasaría a formar parte

23. Ciertamente, un visitante de este

liderazgo fue asumido por otro líder

de Univisión. “El nuevo Rincón Lati-

tipo daría muestras de una patología

de opinión y protagonista del pleito,

no cubrirá todas las áreas de entre-

cuyo diagnóstico escapa a los propó-

quien durante ese tiempo se dedicó

tenimiento: música, cine y televisión.

sitos de este trabajo. Sin embargo,

a colocar cadenas interminables de

Tendremos noticias, entrevistas ex-

también hay usuarios que bajo la mis-

mensajes de su autoría, firmados con

clusivas con tus artistas favoritos y

ma identidad tienen varias cuentas

distintos nombres aunque con el mis-

la última información sobre las

de correo electrónico que utilizan

mo IPS y retando a la contraparte y

telenovelas que te interesan. Los fo-

para diversos fines.

sus seguidores a volver al sitio. Esto

ros de discusión seguirán ocupando

provocó la salida de un grupo impor-

un lugar especial en Rincón Latino,

24. Por ejemplo, la discusión origina-

tante de “aldeanos”, algunos de ellos

ya que las opiniones que allí se dan

da en el foro chileno a propósito de

líderes y el caos en el sitio. Cuando

son muy importantes para nosotros”.

la obra de José Ignacio Cabrujas pro-

el Webhoster regresó argumentó ha-

Esto implicará ciertos cambios, ya que

pició un fuerte enfrentamiento entre

ber pasado por una profunda depre-

los visitantes tendrán que registrarse

líderes que sacó a flote cuestiones de

sión a raíz de la muerte de Ana Mar,

en Univisión o bien continuar visitan-

la vida privada de los participantes.

con quien tenía profundas diferen-

do la misma página que cambiará su

A su vez, esto propició la salida de

cias. Algunos miembros de la comu-

dirección

algunos “aldeanos” que discreparon

nidad le dieron la bienvenida, mien-

tanto por el tono de la discusión

tras otros cuestionaron su irrespon-

como porque tomaron partido por

sabilidad y lo culparon de tomar par-

21. En mayo de 1997, la realización

una de las partes, o por considerar

tido por una de las partes en conflic-

de un trabajo sobre Internet e inves-

que ahí ya no eran bien recibidos. En

to, así como de la situación por la que

tigación sobre televisión me llevó al

medio de esta discusión llegó la ar-

atravesaba el foro que, a la fecha (ju-

sitio de Yolette, que desde entonces

gentina “Marina”, quien fue recibida

nio), no ha recuperado su estabilidad.

a

www.Telenovelas-

Internet.com

C.Benassini

25. Según testimonio de un líder de

forma parte de una página completa;

223

222

223


GOMEZ CRUZ, Edgar, “La CMC: Comu-

el Webhoster ha mostrado sus habi-

nicación Mediada por Computadora,

lidades para mediar entre pequeños

Caso BBS”, en Razón y Palabra núm.

conflictos que han amenazado con llegar a mayores mientras que en el boricua, una vez advertida la presencia de algún visitante conflictivo, se le advierte que no convertirá su foro en un ring de lucha estéril. Incluso se ha llegado al extremo de declararlo visitante indeseable y se le amenaza

10, Revista Electrónica del Tecnoló-

BIBLIOGRAFÍA

Comunidades virtuales

27. Por ejemplo, en el foro argentino

AUGE, Marc (1998) Hacia una

gico de Monterrey Campus Estado de

antroplogía de los mundos

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GUBERN, Román (2000) El eros electrónico, Madrid, Edit. Taurus.

BENASSINI, Claudia (a) “Cultura digital, una forma de

KERCKHOVE, Derrick de (1999) La

acceso a las nuevas tecnolo-

piel de la cultura, investigando la nue-

tamente, ésta es una muestra de ejer-

gías”, Conferencia Magistral presen-

va realidad electrónica, Barcelona,

cicio del poder, que se ejerce en be-

tada en el 11º. Encuentro de la Aso-

Edit. Gedisa.

neficio de la comunidad, pues la de-

ciación Binacional de Escuelas de

cisión se hace saber en el foro y es

Comunicación (BINACOM), San Diego,

MALVIDO, Adriana (1999) Por la ve-

aprobada por la mayoría. La persona

California, 31 de marzo de 2000.

reda digital, México CONACULTA.

a condición de participar sin menos-

BENASSINI, Claudia “La telenovela

QUEAU, Phillipe (1996) Lo virtual,

cabo del mismo o bien, lo visitará sin

latinoamericana en el ciberespacio”,

Barcelona, Edit. Paidós.

dejar mensajes.

ponencia presentada en el Encuentro

con borrar sus participaciones. Cier-

en esta situación podrá visitar el foro

Latinoamericano de Investigadores

RHEINGOLD, Howard (1994) Las co-

28. No deja de ser sintomático el he-

de la Comunicación, Recife, Brasil,

munidades virtuales, Barcelona, Edit.

cho de que al menos parte de los prin-

septiembre de 1998. La ponencia no

Gedisa.

cipales actores de las disputas anali-

fue presentada pero se incluirá en el

zadas en este trabajo han tenido la

CD de la memoria del Encuentro.

oportunidad de interactuar física-

sión y vida cotidiana, Buenos Aires,

mente y han tenido diferencias sobre

BENASSINI, Claudia(b) “El papel de la

todo de índole profesional, que han

telenovela latinoamericana en la for-

trasladado a los foros de discusión

mación de comunidades virtuales:

con las repercusiones descritas.

propuestas para su abordaje”, a publicarse en el número 36 de Signo

29. Por ejemplo, Telenovelas 2000 y

y Pensamiento, 2000, Facultad de Co-

los foros que administra Univisión so-

municación y Lenguaje, Pontificia

bre el tema. Incluso, a manera explo-

Universidad Javeriana, Santa Fe de

ratoria se visitaron otros foros edu-

Bogotá.

cativos y gubernamentales, que permitieran constatar normas de con-

BAUDRILLARD, Jean (1998) Cultura y

ducta similares y, lejos de ello, las

simulacro, Barcelona, Edit. Kairós.

afirmaciones de Castells adquieren mayor relevancia.

CASTELLS, Manuel (1996) La era de la información; economía sociedad y cultura, Vol. 1: “La sociedad red” Madrid, Edit Alianza. FLORES OLEA, Víctor y Rosa Elena GASPAR DE ALBA (1997) Internet y la revolución cibernética, México, Edit. Océano.

diálogos de la

comunicación

SILVERSTONE, Roger (1996) TeleviEditorial Amorrortu.


E.Villanueva

Eduardo Villanueva

Convergencia multimedia: más allá de la Internet

Profesor del Departamento de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

225

diálogos de la

comunicación

224

225


Eduardo Villanueva

Convergencia multimedia

A través de este trabajo se busca proponer una nueva manera de aproximarse a la Internet y más específicamente a la World Wide Web: no por ella misma, sino como catalizadora de una renovación casi revolucionaria en la industria de las telecomunicaciones y los medios masivos. Esta renovación se puede caracterizar como la aparición de medios digitales de banda ancha orientados a públicos disimiles, mediante computadoras o dispositivos programables en general, pero usando una tecnología de señales plenamente compatibles con prácticamente todas las redes físicas existentes, y al mismo tiempo

diálogos de la

67

comunicación

demandante de un significativo aumento de capacidad de transporte de datos, así como de la asimilación de los medios mencionados por los públicos varios a los que se orientan estos nuevos servicios. Esta renovación o tendencia puede ser llamada convergencia multimedia. Implica varios aspectos importantes de destacar: a) A nivel de las señales: todo sistema de comunicación requiere de mecanismos de transmisión de señales habilitados en base a los requerimientos específicos de los contenidos que se quieren enviar; la digitalización de las señales es una de las manifestaciones de la convergencia, puesto que las señales digitales son inherentemente más flexibles y mucho más potentes para la transmisión de contenidos que las señales analógicas. b) A nivel de redes físicas: diseñadas para el tipo de señales a ser enviadas a través suyo, las redes físicas están siendo transformadas para contar con la capacidad de manejar tanto bandas anchas como señales digitales, lo que hace muy posible que se compartan para servicios disímiles. Este cambio se da tanto en las las conexiones interregionales o internacionales, en las troncales metropolitanas, y en los enlaces institucionales; la falta de digitalización del “kilometro final”, es decir del tramo que

va de las troncales a los domicilios, es el principal desafío que la digitalización de redes físicas ofrece a las empresas que las habilitan y mantienen. c) A nivel de los servicios: la gran diferenciación entre medios masivos y servicios de comunicación sigue en pie, aunque las fronteras industriales (sino técnicas) están siendo difuminadas por el avance de la consolidación empresarial y la multiplicidad de acuerdos comerciales entre empresas de los distintos sectores de las telecomunicaciones, más la creciente presencia de las empresas de informática. Internet es el gran igualador, al ser un mecanismo de entrega de señales que aprovecha todo tipo de redes que al mismo tiempo cuenta con servicios sumamente flexibles como la World Wide Web, sobre los cuales se puede sin mayores inconvenientes implementar interfaces a los servicios tradicionales. d) A nivel de las aplicaciones y de los dispositivos terminales: la percepción esencial de la existencia de servicios o medios separados, o de su convergencia final, es resultado de los dispositivos o aplicaciones mediante los cuales se usan estos; un televisor, más allá de su tecnología, es esencialmente el dispositivo terminal de un medio que no tiene nada en común con la telefonía, a pesar que las señales, las redes, los servicios y las empresas que ofrezcan televisión y telefonía sean


e) A nivel de la industria: el área de mayor manifestación de convergencia es la industria de las telecomunicaciones, donde los conglomerados transnacionales mezclan en su interior todo tipo de servicio y medio tradicionalmente separado, hasta por cuestiones legales y de regulación que también han cambiado. Sin embargo, la convergencia industrial ha llevado a cierta convergencia comercial (paquetes integrados de servicios y medios) pero no a una clara convergencia de uso. f) A nivel del consumo: la posibilidad real de cambios en los usos y consumos de medios y servicios, que hagan uso de los dispositivos y aplicaciones convergentes, de manera de adquirir en un solo paquete y de un solo proveedor todas las experiencias mediáticas posibles. Esto va más allá de la simple convergencia de dispositivos terminales para acercarse a un cambio en los usos comunicacionales del público. Esta subdivisión puede contrastarse con otras, como la que propone Garnham (1996, p.106), pero lo que debe quedar claramente establecido es que la convergencia

multimedia no es el resultado de una tecnología, industria o práctica de comercialización que arrastra a todos los demás aspectos de las telecomunicaciones tras suyo, sino que es el resultado de una combinación favorable en el contexto de la longue duree de esta industria y esta tecnología. De la lista anterior, podemos rescatar una serie de tramas que articulan la totalidad de los frentes convergentes, que pueden ser vistos como los tres aspectos centrales de la convergencia, cada uno con dinámicas propias: la convergencia hacia las señales digitales; la convergencia hacia un mecanismo intermediario de aprovechamiento de las redes disimiles, que es Internet, usando una interfaz universal, como la World Wide Web; y la convergencia industrial. Para comenzar, es importante definir a la renovación digital, que si bien es de naturaleza global se ha desarrollado fundamentalmente desde los Estados Unidos y una serie de países europeos, con una energía singular y con efectos aún indeterminables. Esta renovación no es producto de Internet, sino que la antecede por rutas sumamente dispares (Mansell 1992). Internet aprovecha la digitalización de las redes para llegar a más usuarios, y se convierte en presión para cambiar las redes físicas, las prácticas de negocios y los planes de expansión de servicios.

Asimismo, la enorme expansión de Internet ha sido concurrente con el crecimiento masivo de las industrias de la telecomunicación, resultado del proceso desregulatorio iniciado en EEUU con la ruptura de AT&T y en el Reino Unido con la privatización de British Telecom (Baer 1996, Crandall 1995). La competencia resultado de las desregulación ha producido avances que son tan importantes como la misma expansión de la tecnología. No debe dejarse de lado las muy validas atingencias a la aplicación del concepto de convergencia a la situación actual, la que Nicholas Garnham (op.cit.) califica de “híbrido”, antes que propiamente convergencia en las redes o en la industria. Los acontecimientos recientes como la fusión AOL / Time Warner podrían indicar que el segundo plano (la industria) esta orientándose a una convergencia que puede ser matizada como menos premeditada o clara de lo que otros autores quisieran entender esta pasando. En el caso de la primera situación (las redes físicas) hay aspectos técnicos irresueltos sobre el modelo mismo de transmisión y conexión de datos que justificarían calificar más bien con cautela el potencial de convergencia, pero que no necesariamente lo niegan. Asumiendo lo anterior, debe centrarse el tema de Internet, que ha comenzado a tomar un lugar central en la discu-

E.Villanueva

esencialmente similares. El esfuerzo por permitir el acceso telefónico por cable o a la Internet por el televisor muestra una intención de combinar dispositivos terminales y servicios antiguamente disímiles.

227

226

227


Convergencia multimedia

sión de los estudios de comunicaciones o las áreas afines. Más allá de las manifestaciones estudiadas en las profesiones de la comunicación1 , hay que caracterizar dos tensiones y cuatro ejes del estudio de Internet: LA TENSIÓN TECNOLOGÍA/ COMUNICACIÓN a) El eje técnico: Internet como nueva forma de transmisión de señales y de contenidos de telecomunicación, basada en una aproximación novedosa a la entrega de información y al manejo de señales. Entre los aspectos complementarios aparecen la divergencia clara entre el modelo de conectividad y señalización de Internet y las necesidades de seguridad y estabilidad que ciertos modelos informáticos (pero no los derivados de los medios) requieren. b) El eje humano: Internet en cuanto forma nueva de comunicación humana, sea vista como medio masivo o simple alternativa de individualización de experiencias masivas de comunicación. Debe quedar claramente establecido que Internet es una tecnología inherentemente flexible, a diferencia de los medios y servicios tradicionales que obligaban a una opción definida de comunicación interpersonal o masiva, de múltiples emisores / receptores en rutas relativamente individuales vs. pocos emisores con muchos receptores en rutas relativamente masivas.

diálogos de la

69

comunicación

LA TENSIÓN NOVEDAD/ CONTINUIDAD a) El eje novedad: Internet como la manifestación de una transformación radical en la manera como los humanos nos comunicamos, abriendo o cerrando puertas y permitiendo una revolución positiva dentro del capitalismo, más allá de ciertas preocupaciones totalmente válidas sobre las consecuencias en la vida cotidiana, social o cultural que estos desarrollos pueden llegar a tener.

motor de cambios sumamente radicales en la forma que se envían señales de comunicación por el mundo eterno.

b) El eje continuidad: Internet como una variante más del componente telecomunicaciones del complejo industrial capitalista, con las limitaciones inherentes a una tecnología que puede como no ser interesante pero que esencialmente esta orientada al avance del capital por encima de las visiones individuales o sociales.

La dicotomía técnica o sociedad, o la dicotomía apocalipsis o integración, apenas arañan un espacio que requiere dos cuestiones previas, a saber: dominio de los aspectos técnicos de Internet en cuanto experticia alejada de la práctica misma de usar y dominar la Red como usuario, pero imprescindible para entender realmente que pasa cuando alguien dice que “la red no funciona”; este tema se relaciona directamente con lo que he calificado como la inherente alta complejidad tecnológica de la Internet, que hace que la Red sea más dificil de aprehender en todo su potencial que otros medios completamente integrados en el panorama de usos y costumbres de la comunicación social (Villanueva 1999).

Ambas tensiones y sus ejes, si bien no agotan la plétora de posibilidades analíticas alrededor de la Red, muestran la complejidad que ofrece Internet para el estudio desde las ciencias de la comunicación. Por un lado, la indiscutible renovación técnica, y por otro la posibilidad de modificar radicalmente la experiencia humana de comunicación. Si bien sobre lo segundo es posible ser más bien escépticos (o al menos optar por una visión más prudente que aquella que muchos acogen), la primera es indiscutible en cuanto Internet es reflejo y

Otra temática a incorporar en la discusión habrá de ser la comprensión de la multilateralidad mediática, es decir de la existencia concurrente (en cuanto simultánea y competitiva entre sí) de canales tradicionales de comunicación con canales Internet, que pueden como no superponerse, desplazar o complementar – de acuerdo a la experiencia individual o de pequeños colectivos— a las formas más habituales de ser mediado o de usar intermediaciones de información. Este tema no puede ser simplemente dejado de lado porque si bien los


Finalmente, existe el problema de la definición de los usuarios de la Internet y la WWW. No es una mera cuestión estadística, de por sí dificil de trabajar. El tema de fondo es cómo se usa la Red y de qué manera los contextos de acceso condicionan el uso. Dicho de otra forma: con una significativa cantidad de usuarios accediendo a través de redes institucionales (en empresas, universidades, organizaciones varias), pero teniendo la posibilidad de darle uso individualizado (portales, tiendas, etcétera), somos testigos de una tecnología que rompe la tradicional separación organización/domicilio que ha condicionado el uso de las telecomunicaciones. La demografía de la Red, calculada tradicionalmente en base a la cantidad de conexiones y usuarios, se hace menos interesante que la etnografía, en el buen sentido. Pero la mera descripción de prácticas no nos permitirá tener nociones más comprehensivas de la ruta que la tecnología seguirá, ni de la penetración real que tendrá en los ámbitos domiciliarios a través de las redes institucionales. La máxima paradoja potencial de Internet es que, surgi-

da como lo fue en ámbitos estrictamente institucionales y con supuestos fines institucionales, siempre ha sido explotada para usos y fines individuales; aún hoy, la evidencia anécdotica nos indica que el grueso del uso de las amplísimas y rapidísimas conexiones universitarias a la Red es esencialmente desinstitucionalizado, es decir no para fines propios de la institución que pone la conectividad en manos de sus usuarios. Esta paradoja, reforzada por la expansión de servicios definidos por y para el comercio con individuos, hace claro que la Red, si bien se transforma cada dia, parece mantener ciertas prácticas desde sus orígenes y hasta reforzarlas. De ser esto cierto, la cuestión de usos y de usuarios requiere una cuidadosa atención para elucidar las rutas de aprovechamiento de la Red. Otra tensión que estudiar. Centrar la discusión sobre Internet en uno solo de las tensiones, obviando las tres atingencias que se acaban de plantear, será incompleto, dado que por una parte la Red es esencialmente una cuestión técnica que ofrece un alejamiento radical de los patrones tradicionales de las industrias de telecomunicaciones; y por otro el aspecto humano o social es sin duda clave para entender la difusión actual de la Red y su potencial real de convertirse en algo más que un mero adlatere de los medios y servicios que actualmente pue-

den considerarse tradicionales. Además, optar por una visión revolucionaria se prestará siempre a pecar de ingenuos y obviar las evidentes preocupaciones que el abismo informático ofrece para las naciones y las comunidades y personas, junto con el pecado del determinismo tecnológico que suele ser inevitable cuando se opta por insistir en esta visión; pero la visión continuista cae con facilidad en cierta paranoia, con un capitalismo que cada vez deja menos espacios para el desarrollo de alternativas de cambio y renovación, dejando sin piso las alternativas que efectivamente pueden hacer uso de la tecnología para defender el potencial humano de creación por encima del mero lucro. Dado que se tiene que ver el problema como un conjunto integrado de desarrollos y no meramente como la maravilla tecnológica que es Internet, cualquier visión parcial que carezca de cierto marco conceptual podrá lentamente deslizarse a la elegía o al anatema. Por ello, es importante no dejar de lado ciertas pistas: el contexto técnico de Internet nace –como se ha mencionado- de una realidad cambiante de las telecomunicaciones que existía antes de su expansión desde mediados de los años noventa, y que definitivamente ha configurado dicha expansión más allá del potencial inherente que podría haber teni-

E.Villanueva

mensajes son similares en los distintos medios, la diferente relación con la tecnología (por sus distintas complejidades) nos propone la posibilidad de una apropiación e interpretación distinta de los mensajes.

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229


Convergencia multimedia

do Internet como herramienta de comunicación académica, el ámbito en donde surgió. Y no olvidar que las transformaciones no son unicamente técnicas, sino sobre todo regulatorias y políticas. Otrosi: Internet no tendría sentido sin la amplia difusión de computadoras originada por la “revolución de los microprocesadores” y el significativo abaratamiento del hardware, unido con el espíritu descentralizado y carente de propiedad que hizo posible el desarrollo académico de la Red hasta 1995. Este substrato todavía existe e impulsa buena parte del desarrollo de Internet hasta el día de hoy, más allá de los .com del mundo que dan la impresión de una Internet mall-izada, hogar de la crasa comercialización antes que de la creatividad. Y también cabe incorporar la noción de “agente que puede conocer” (knowledgeable agent) de Anthony Giddens (1984, cap. 1) para explicar la capacidad de las instituciones para apropiarse de situaciones que parecen ser amenazadoras pero que terminan siendo oportunidades de reproducción institucional; la capacidad autoreflexiva de un knowledgeable agent permite incorporar lo que es en realidad parte de la dinámica general de la sociedad pero que se puede ignorar en el momento y lugar específico a la dinámica propia de la reproducción institucional, sirviendo como refuerzo a la es-

diálogos de la

71

comunicación

tabilidad a largo plazo expresada en prácticas institucionales en amplios rangos de tiempo y espacio. Internet no es pues foránea sino en un sentido muy limitado a las corporaciones en las que no nació, pero que han logrado desarrollarla hasta los niveles actuales. Sin embargo, y siguiendo a Giddens, las consecuencias no deseadas de las acciones que las instituciones emprenden incluyen a los desarrollos que la Internet y en general la convergencia multimedia pueden ofrecer: amplios casos de esforzadas transformaciones de la Red hacia plataformas más sencillas (WebTV) o más integradas con los sistemas computacionales de escritorio (Windows 98 y su Active Desktop, el fallido Netscape Constellation) o la “televisación” de la World Wide Web (los canales prediseñados en los navegadores Netscape Communicator o Microsoft Internet Explorer 4 en adelante, que tienen poco cuando algún uso), son algunos de los casos en donde la acogida por los usuarios de las innovaciones diseñadas para aumentar el control comercial de Internet ha sido pobrísimo. El panorama de riqueza confusa de la Red sigue en pie, y no parece haber limitaciones de fondo al potencial de error desde las grandes empresas que intentan rutas de dominio sobre la Internet sin que haya garantía alguna que los

usuarios finales, como agentes que pueden conocer, cedan el espacio ganado como “dueños de su propia navegación” a herramientas creadas para conquistar el mindshare a cambio del control de uso de la experiencia comunicacional. La riqueza de la Internet es pues contrapeso a las iniciativas concentradoras, provienientes de agentes económicos que no buscan otra cosa que el control de mercados y el beneficio propio aprovechando a la red como una oportunidad de negocios; sin embargo, en la misma tecnología reside el potencial para que otros agentes opten por rutas que contradigan las acciones de los grandes conglomerados, y que aprovechen los avances y desarrollos provenientes de esos conglomerados en su beneficio, con propósitos sistémicos (al estilo de Linux) o anómicos (como el virus Iloveyou). En otras palabras, si bien los knowledgeable agents se apropian de la Internet y la incorporan en su propia dinámica autoreflexiva de reproducción, no son capaces per se de captar o discernir las acciones que otros agentes igualmente capaces emprenden en espacios distintos de la sociedad. Aunque es impredecible la marcha de la tecnología, lo que si se puede postular es que la apropiación tecnológica será consecuencia de actos conscientes con consecuencias imprevisibles, que afectaran el tejido completo de relaciones socia-


Esta brevísima reflexión inspirada en Giddens sirve para plantear de nuevo el problema de fondo: resolver las tensiones entre el análisis técnico vs. el análisis comunicacional, entre el cambio y la continuidad, entre el marketing, la política y la técnica, requiere establecer con claridad las coordenadas técnicas, económicas y políticas del desarrollo de Internet, las pistas posibles de continuidad de este desarrollo, y las consecuencias de este desarrollo en países como el nuestro; estos son pasos previos indispensables para proponerse el tema del estudio de la experiencia humana de comunicación, a menos que queramos la descripción o la etnografía como unicas alternativas. Y es indispensable

encontrar un marco conceptual mayor que permita integrar bajo su égida a la reflexión institucional, social y socio económica de la tecnología de la información en general, y de los tres aspectos mencionados en este trabajo en particular2 . Así, estudiar la Internet requiere entenderla como un conjunto correlacionado de tecnologías que explosionan en el contexto de una gran desregulación de las telecomunicaciones y de una fuerte tendencia –casi completamente independiente de la Red– hacia la digitalización de las telecomunicaciones, que en conjunto han producido lo que ahora vemos como una gran expansión de Internet pero que en realidad es la cresta de la ola de la convergencia multimediática. Esto tratando además de proponer cierto contexto teórico que oriente el análisis, buscando lo que Dominic Wolton considera la más crítica tarea teórica de : faire entrer enfin la communication dans le domaine des grandes questions politiques, sociales et culturelles (1999, p.25). Internet es pues una oportunidad teórica tanto o más que analítica, descriptiva o elegiática. Vista así, la convergencia multimediática no es la aparición de una serie de servicios que combinan texto, voz, imagen en movimiento y sonido; es en realidad la desaparición de las fronteras firmes entre medios masivos y ser-

vicios de comunicación, y la convergencia de estos en un único mecanismo de transporte de datos digital, de banda ancha, conmutado (Internet), mediante una interfaz o envoltorio totalizador (la World Wide Web); tanto el mecanismo como la interfaz son accesibles desde una multitud de dispositivos, mediante muchos tipos de redes, y usando los servicios que una gran cantidad de empresas proveedoras de productos y servicios tradicionalmente disímiles ofrecen. La manifestación puntual de una serie de mezclas de lenguajes habitualmente separados es apenas una de las muchas razones por las que podemos hablar fronteras en proceso de difuminación; proceso no meramente técnico, sino el reflejo de varias dinámicas en ámbitos financieros, industriales y políticos, y ciertamente tambien culturales, que están permitiendo que lo que normalmente existía por separado como servicio en la medida que era parte de una industria y de un conjunto de tecnologías claramente diferenciadas a las demás de dominio de las comunicaciones, comience a manifestarse como complemento o parte de servicios que son ofertas de conglomerados montados a caballo entre dominios industriales distintos a los tradicionales, que usan tecnologías esencialmente similares entre sí. Y el desafío final: ¿es la convergencia multimedia la res-

E.Villanueva

les y que a su vez crearan condiciones para un aprovechamiento distinto de Internet que el que todos los actuales stakeholders postulan desde sus propias esquinas. Porque los usuarios complejos de una tecnología altamente compleja traerán usos y prácticas que alteraran la Red aún para aquellos que opten por usar “mediatizadamente”; y la actividad para simplificar y descomplejizar la Red producirá respuestas que defiendan zonas “liberadas” de alta complejidad, o que de frente escojan el abandono de la vieja Internet por alternativas que (como la Internet II) son exclusivas y excluyentes hacia las prácticas dominables por los agentes comercialmente orientados.

231

230

231


network evolution / Robin Mansell.

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NOTAS

Convergencia multimedia

puesta a las necesidades comunicacionales de grandes sectores de la población de países como los nuestros? O más bien, ¿es tan sólo otra raya más del tigre dominador central? Semejantes preguntas no pueden ser ni siquiera planteadas antes de haber propuesto con claridad qué y cómo se manifiesta la citada convergencia. Sólo el esclarecimiento inicial permitirá discernir si tenemos delante otro espejismo determinista (para bien o para mal, según nuestra apocalipsis o nuestra integración) o un panorama realmente nuevo, un brave new world comunicacional hacia el que podemos dirigirnos con dudas y temores, pero con la confianza que el cambio y sus poli potencias siempre nos ofrece.

1. Algunos libros dirigidos al

Gates (1995) The road ahead / Bill

público amplio sobre el tema

Gates. New York: Prentice Hall, 1996.

incluyen los de Gates (1996,

Villanueva (2000) El mercado global de las telecomunicaciones: revision

1999) y los de Negroponte

Gates (1999) Business @ the speed of

de tendencias / Eduardo Villanueva

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Mansilla. En: http://macareo.pucp.

Dertouzos (1997) en una visión opti-

edu.pe/~evillan/telcoma.html

mista desde la actividad académica

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y los de Wolton (1999), Loader (1996)

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2. Esta preocupación está impecable-

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diálogos de la

comunicación

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/Dominique Wolton. Paris: Flamma-

nications: a political economy of

rion, 1999. 240 p.


(o acerca del “distanciamiento”)

A. Entel

Alicia Entel

Escuela de Frankfurt: reinventar la cultura crítica

Profesora-investigadora en la Universidad de Buenos Aires. E-mail:aentel@ciudad.com.ar

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diálogos de la

comunicación

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Alicia Entel

Reinventar la cultura crítica

1. INTRODUCCIÓN

Nadie puede decir lo que serán los valores de una nueva sociedad o crearlos en su lugar. Pero nosotros debemos contemplar con sobriedad de los sentidos lo que es perseguir las ilusiones, proclamar con firmeza lo que queremos: salir de los circuitos de fabricación y difusión de los tranquilizantes en espera de poder romperlos.

Herbert Marcuse

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comunicación

La elaboración de conocimientos presupone un proceso dialéctico -o por lo menos complejo- con un eje central que parece desdibujarse en las perspectivas actuales. Nos referimos al distanciamiento, la posibilidad de discernir entre nuestra tarea de investigadores y el objeto de estudio, así como entre las tradiciones de nuestro propio razonar y la coyuntura del fenómeno estudiado en un aquí y un ahora. Discernir, como parte del trabajo intelectual de distanciamiento, presupone reconocer también: las dudas sobre las que se asientan las aseveraciones teóricas, los vacíos y la incertidumbre cuando no se halla el cierre edificante, así como mantener la distancia cuando el objeto nos seduce y atrapa. Casi como en una operación similar a la que proponía el teatro reflexivo de Bertold Brecht, la investigación necesita que la mirada hacia el objeto de estudio no sea meramente complaciente ni tautológica, es decir que la reflexión no esté ya contenida en el propio objeto de estudio sino que, desde otra densidad, se pueda aportar a la elaboración de conocimientos. Brecht hablaba de vermfrendung (distanciamiento), Walter Benjamin veía «ruinas» adonde la mirada ingenua sólo advertía modernidad, Einstein no permaneció en la ya naturalizada teoría

newtoniana de la velocidad. La invención estuvo signada, en gran medida, por el movimiento desde la desestructuración de una afirmación naturalizada y tranquilizadora hasta un nuevo descubrimiento no sin pasar por el estado de negatividad, duda y hasta angustia. En el campo de la Comunicación esta tarea es ardua. Trabajamos con materiales estratégicos como los Medios de Comunicación y las configuraciones simbólicas, materiales que seducen. Nuestra vida está atravesada por ellos y por esa seducción. Sin embargo, la adopción de una perspectiva crítica es lo que nos puede diferenciar de la lógica del sentido común. Cuando decimos crítica no nos referimos a la actitud de denuncia solamente sino a aquel modo que permite historizar -o devolverle historia- a lo naturalizado, pensar el pensamiento y tener capacidad de prospectiva, es decir de imaginar futuro. Fueron precisamente los integrantes de la Escuela de Frankfurt quienes acuñaron con más solidez en el siglo XX la importancia de una cultura crítica de la sociedad. De ahí que revisitemos algunas nociones acuñadas por esta corriente en el entendido de su alta capacidad para incorporarse a nuevas perspectivas críticas. El trabajo que aquí sintetizamos forma parte del proyecto de investigación Comunicación y Cultu-


2. POR QUÉ TEORÍA CRÍTICA? En un extenso reportaje a uno de los últimos sobrevivientes de la corriente crítica de Frankfurt, Leo Lowenthal, el investigador Helmut Dubiel le preguntó qué entendía por teoría crítica y el viejo intelectual respondió irónicamente que se lo preguntaran a Martin Jay -investigador estadounidense que ya por entonces había publicado bastantes estudios sobre dicha escuela. De lo que sí estaban seguros estos intelectuales era que los males que les había tocado vivir -totalitarismo, guerra, exilio- no eran obra de la casualidad sino de la marcha y cristalización del proyecto político del iluminismo, y que tanto la filosofía idealista, como la mirada celebratoria populista eran cómplices de haber sometido la praxis social al olvido (M.Horkheimer, 1974; H. Marcuse, 1967). En América Latina estas ideas tuvieron una recepción pionera en la figura del investigador Antonio Pasquali y fueron tratadas por valiosos intelectuales -Gabriel Cohn, Barbara Freitag, por sólo mencionar algunos-. Específicamente en Argentina se difundieron a través de históricas traducciones de la obra

de Marcuse, Horkheimer y Adorno hechas por la editorial Sur en la década de los 60. Sin embargo, durante los últimos 20 años, y tal vez con el intento de cuestionar cierto elitismo político de las vanguardias intelectuales de los años 70, el campo académico, especialmente de Comunicación, parece haber olvidado el vínculo entre crítica social y crítica cultural. Ha solido oscilar entre la descripción asombrada de los nuevos fenómenos comunicativos y el diluirse de una posible crítica a través de un exceso de «identificación» con los objetos de estudio, sus narrativas, la sensibilidad de los públicos, el elogio de las mixturas, que, por otra parte, son propias de todas las culturas2. La mirada intelectual abandonó el campus universitario tradicional y se puso en tiempo de salsa, tango, cumbia o melodrama, cuando no casi de ilusión infantil frente a los softwares recién llegados. Y en ese movimiento, de excelentes intenciones en principio, fue ganada por la enorme fascinación de los sones del objeto. La operación difícil, por cierto, -pero necesaria- del campo intelectual consistiría no en abandonar el baile popular pero sí ponerlo en tensión con nuevas o renovadas utopías. El pensar crítico, lejos de paralizar, abre la imaginación utópica ya que , ejerciendo la libertad de cuestionar lo existente, habilita a idear futuro. En estas perspectivas analizaremos a: Walter Benjamin y

las ciudades, Theodor Adorno o la invención del antimétodo. Nuestra investigación también se remite a Horkheimer o la creación de subjetividades, Marcuse o la utopía en la cultura, pero sólo desarrollaremos algunos aspectos de los dos primeros.

3. WALTER BENJAMIN: MIRAR LAS CIUDADES Un punto inicial para cualquier desarrollo metodológico que incluya trabajo de campo consiste en valorar la magnitud e importancia del observar. Walter Benjamin no era etnógrafo ni urbanista, tampoco tenía el reconocimiento del mundo académico. Sin embargo, como crítico cultural, desarrolló un particular método de observación. Indagaba en las ciudades aquel rasgo que, como una llave maestra, abriría la comprensión del conjunto. En Paris, capital del siglo XIX, las barricadas, por ejemplo, son una clave, evocan una historia de rebeldías. Las transformaciones urbanas que modernizaron París a fines del siglo XIX, impidieron precisamente que las barricadas se volvieran a producir. La ciudad se había reconstruido sin margen para las rebeldías. ¿Y qué decir del flanêur? Aquel personaje urbano entre las multitudes que Benjamin evoca en el capítulo II de El París del Segundo Imperio en Baudelaire? El flaneur pasea por la ciudad como per-

A. Entel

ra Crítica: estudio de los modos de conocer a partir de la Escuela de Frankfurt1 y su necesaria recreación en el nuevo milenio.

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Reinventar la cultura crítica

dido y distraído entre los objetos. Mira vidrieras, se introduce en los pasajes y recala finalmente en el bazar como último reducto de su boyeurismo donde merodea por los anaqueles, mira todo, pero no compra nada. Por el camino del flanêur es fácil, y hasta didáctico, acceder a la comprensión del «fetichismo de la mercancía». A tal punto la experiencia del obser var le interesa a Benjamin que, como es sabido, también estudia los dispositivos tecnológicos vinculados con la mirada: la reproductibilidad técnica, la fotografía, el cine. Tal vez como ninguno de sus amigos de la corriente de Frankfurt advierte el protagonismo de la imagen en el siglo XX y hasta reconoce la historicidad de la percepción sensorial. Reflexiona no sólo sobre los otros ya sean seres humanos u objetos, también lo hace sobre la propia experiencia del mirar. Benjamin ejercita sin palabras lo que los antropólogos llamarían reflexividad (volverse sobre uno mismo y pensar cómo se ha pensado). Ahora bien, por el camino de reflexionar sobre la mirada y los dispositivos tecnológicos tomados como indicios, Benjamin llega a presentir la evanescencia de lo real. En efecto, ve ruinas donde la hegemonía cree celebrar magnificencias. Ve que, con el tiempo, la representación iba a tener más peso que la realidad. Y que se buscarían sustitutos del aura perdida a través de protago-

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comunicación

nismos artificiosos: como el star system, o lo que hoy llamaríamos «la producción de sí mismos» por parte de los individuos. Benjamin también anticipa la experiencia del mirar anestesiado cuando, en La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica cuestiona a los poetas que ven en la guerra sólo un espectáculo bello 3 y estetizan fríamente los dolores de la humanidad. La alegoría es el recurso gracias al cual no sólo Benjamin, sino también Adorno, vivifican y animizan la reflexión. En este caso, en vez de la abstracción reflexiva sobre el fascismo, aparece una puesta en escena contundente: escritores fascistas que poetizan una suerte de elogio de la muerte. La reflexión fnal de Benjamin en ese artículo y su crítica a la estatización de la política obran ya como corolario de lo presentado. Pero quizás adonde más significativamente aparecen los objetos como camino a la comprensión social de la época sea en La obra de los pasajes, trabajo momumental de Benjamin, pero no terminado -del que recientemente se han traducido al inglés más de mil páginas. Según el escritor, «Estos pasajes, una nueva invención del lujo industrial, son senderos tapizados en mármol y techados de vidrio, que atraviesan manzanas enteras de edificios cuyos propietarios se han unido para llevar adelante tal empresa. Alineadas a ambos la-

dos del sendero, que recibe su luz desde arriba, se encuentran las tiendas más elegantes, de modo tal que un Pasaje es una ciudad, un mundo en miniatura» (citado en S.Buck-Morss, 1995 :19). Una gran atracción de esos Pasajes eran los Panoramas, antecedentes del cine adonde cada paseante podía observar hermosas imágenes sentado en semicírculo con otros a través de un dispositivo especialmente construido. Salvando distancias no muy grandes, los Pasajes han sido el antecedente más claro de las galerías y, a su vez, de los actuales shopping center, donde también podemos obtener comprando desde alimentos hasta cine o acceso a Internet. Ahora bien, no se trata sólo de un Benjamin fascinado por la ciudad, ni su actitud es la de quien agota su pensamiento en la descripción. Es más bien alguien que, con la memoria del coleccionista, rehila críticamente el camino del capitalismo, reconoce sus operaciones, las observa en la vida cotidiana y también las astucias de la gente o su alienación. Por eso, como homenaje al décimo aniversario de la muerte de Benjamin, Theodor Adorno escribe: «No le preocupaba tanto reconstruir la totalidad de la sociedad burguesa como ponerla bajo la lupa como algo deslumbrado, natural, difuso... Lo que le importaba (a


Este juego plural de tensiones, de hecho y aunque no estuviera en la conciencia del autor, producen distanciamiento, un proceso similar al de Brecht en sus obras. Por

algo los unía una profunda amistad4 y por algo también, un ideario común de transformación social.

4. THEODOR ADORNO O EL ANTIMÉTODO Tanto la negación a generalizar y definir como gesto implacable ante la cosificación del pensamiento propuesta por la cultura de masas, han signado a Adorno como uno de los intelectuales más crípticos y de lectura difícil de la Escuela de Frankfurt. En la introducción a la Dialéctica Negativa enfatiza esta postura recuperando la idea de dialéctica como movimiento que contiene la contradicción. Dice «Dialéctica es la conciencia consecuente de la diferencia. La dialéctica no ocupa de antemano un punto de vista... Mientras la conciencia tenga que tender por su forma a la unidad, es decir, mientras mida lo que no le es idéntico con su pretensión de totalidad, lo distinto tendrá que parecer divergente, disonante, negativo...» (T.W. Adorno, 1975,:14). En una cultura donde lo valioso es lo idéntico, lo igual, la diferencia o es expulsada o encaminada a perspectivas teóricas y sociales que la ubican como un elemento más y no como contradictoria de lo que se supone idéntico. De este modo, Adorno advierte los mecanismos para aplanar las contradicciones. Tales mecanismos consisten en ubicar cada elemento no en

tensión sino en una suerte de sumatoria de partes eliminando aquellas que podrían afectar la armonía del sistema. Este razonamiento sería válido para las ciencias, para la política, para el pensamiento. Adorno junto con Horkheimer, en Dialéctica del Iluminismo, ya habían realizado una interesante genealogía de estos modos de pensar para explicar cómo se había producido un traslado de los procesos de abstracción a los de sustitución por generalización (A. Entel, 2000). Incluso marcan las etapas de este proceso en la historia de las representaciones. En las comunidades tradicionales o en la Antigüedad griega se invocaba a los fenómenos naturales con el nombre de una divinidad, o con el desarrollo de rituales. La sustituibilidad encontraba sus límites en los propios límites corporales o imaginarios del particular aludido. La sustitución era específica. En cambio, la Modernidad consideró un avance el nombrar abarcando con la misma fórmula a una pluralidad de individuos o casos particulares aunque en tal proceso sometiera a muerte a las peculiaridades, el cuerpo, las resistencias, lo inigualable. Cobró cada vez más éxito la sustitución por generalización en concomitancia con la industrialización y la producción en serie para consumo masivo que también apuntaba a la elaboración de lo mismo para muchos consumidores. Estos modos de pensar y de obrar también vaciaron, al

A. Entel

Benjamin) era interpretar los fenómenos de forma materialista, no tanto explicarlos a partir de un todo social como referirlos directamente, en su singularidad a tendencias materiales y luchas sociales» (T.W. Adorno, 1995:21). Como señalábamos en otro trabajo (A.Entel, 2000) Benjamin descubría un mundo en un detalle. No se trata entonces de la mera «descripción densa» como definió a su trabajo Clifford Geertz, ni de ponerse «en el punto de vista del nativo» como señalara el mismo antropólogo. Es el Benjamin, crítico cultural, que con su peculiar dialéctica micrológica descubre en cada objeto el proceso de producción y los indicios de una totalidad concreta. En este sentido parece confluir en la mirada de Benjamin un juego de tensiones: por un lado la del curioso, ingenuo y coleccionista seducido por los artefactos de las urbes, en tensión con la adhesión al materialismo dialéctico, y por otro el distanciamiento literario provocado por una mirada que utiliza como recurso el exceso de cercanía que deforma-o ve lo que otros no venen tensión con la necesidad permanente de validar su tarea intelectual según cánones establecidos para la descripción y narración académicas.

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Reinventar la cultura crítica

parecer, el pensamiento abstracto, sobre todo en su búsqueda -tal vez infructuosa- de verdad y de nuevos significados valiosos para la condición humana. Asimismo, en este campo, se produjo una suerte de sustitución ya que se trocó el razonar como producto de múltiples determinaciones por lo que Adorno llamaría «jerga de la autenticidad», una especie de consumación de la fórmula pero en el campo de la filosofía. En efecto, en la década de los 60 y pocos años antes de su muerte, Theodor Adorno escribió un extenso ensayo La ideología como lenguaje con el subtítulo «La jerga de la autenticidad» que iba a integrar el volumen de la Dialéctica Negativa pero se consolidó como un libro en sí mismo. En clara alusión a los textos de Heidegger y Jaspers Adorno intenta desenmascarar hasta qué punto la filosofía existencialista de estos autores y su apelación a la «existencia auténtica», en verdad, abrieron el camino hacia el pensar doctrinario, cosificado y proveedor de argumentaciones para aislar un concepto tanto de la masa o cuerpo social, como de sus matrices teóricas. Adorno lo señala sintéticamente: «Las palabras se convierten en palabras de jerga sólo por la constelación que niegan, por el porte de unicidad de cada una de ellas». «...la jerga simula, como un modo de comunicación ‘a mano’, que estaría vacunada contra una deshumanizada

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comunicación

comunicación de masas; esto es lo que precisamente le granjea el acuerdo entusiasta de todos» (T. Adorno, 1982: 16). El que habla desde una jerga cree estar a salvo de lo superficial aunque su discurso lo sea. La jerga otorga una sacralidad y una autoridad a sus palabras que, despojadas de historicidad, suenan a una imitación de lo absoluto, o sea de la verdad, aunque estén vacías de sentido. Por eso expresa irónicamente Adorno: «Quien domine la jerga no necesita decir lo que piensa, ni siquiera pensarlo rectamente: de esto le exonera la jerga, que al mismo tiempo, desvaloriza el pensamiento» (op.cit. :13). No es casual agregaríamos- cierta postura irónica y de descompromiso con el acontecer que suele afectar a muchos intelectuales de las ciencias del lenguaje que, a su vez, son validados socialmente a través de su jerga. No es extraño entonces que Adorno, en un rapto tal vez exagerado, use como modalidad de distanciamiento la negación a cristalizar su pensamiento en alguna frase cerrada o edificante. Si el aporte de Benjamin a una nueva metodología tiene que ver con la dialéctica de la mirada, en Adorno el núcleo metodológico apuntaba a la deconstrucción de lo que creía cosificado en el campo de la reflexión social, un movimiento tal vez donde la angustia como pasión estaba en juego, pero también la bús-

queda de sentido en un mundo desencantado.

4. PEQUEÑO EPÍLOGO Cuando la naturalización se extiende en el campo intelectual, es bueno retomar la búsqueda de preguntas básicas. Si el Continente Latinoamericano está tan atravesado de internet como de pobreza, ¿por qué se produce el exceso de tematización de una y el descuido voluntario hacia la otra? ¿ por qué los discursos académicos en Comunicación se han superpoblado de palabras como «imaginarios», «culturas» y aquella denominada «ideologías» pareció caer en el olvido? Si ya ha pasado suficiente tiempo de los años 60 adonde se creía que la «imaginación iría al poder» y, en verdad se desencadenaron nuevos modos de barbarie dictatorial -al menos para el Cono Sur-, lo cual acalló muchas esperanzas, ¿qué miedo existe aún a pensar si ha sido válido lo pensado en los últimos veinte años en Comunicación en América Latina? Parafraseando a lo que Agnes Heller señalara para la Modernidad (A.Heller, 1989) la investigación en Comunicación de los 80 a esta parte ha contribuido a nuestro autoconocimiento, el autoconocimiento de un Continente con sus culturas y mezclas, sus narrativas y resistencias. Pero, a nuestro entender, a la tarea intelectual le corresponde un plus de responsabilidad que, como señalábamos antes, tiene que ver con el dis-


tanciamiento, la reflexión sobre qué se ha pensado y la capacidad de prospectiva. En este sentido el pensamiento de Frankfurt estimula, abre caminos, habilita utopías, sin que dejemos por ello de bailar según nuestro son y nuestros ritmos.

fuego los perfumes y olores de la

conversación autobiográfica, ed.

descomposición...»(WB, 1982, :56) La

Alfons el Magnanim, Barcelona.

guerra se ha tornado un espectáculo. Benjamin cuestiona profundamen-

Entel, A. et. alt. (1999) Escuela de

te esa actitud con una respuesta:

Frankfurt. Razón, arte y libertad,

«Rste es el esteticismo de la política

Eudeba, Buenos Aires.

que el fascismo propugna. El comunismo le contesta con la politización

Entel, A. (2000) «El mundo en un deta-

del arte» (op. cit. :57).

lle. Notas para una Antropología Dialéctica» para Constelaciones de la

4. En uno de los curriculum vitae

Comunicación, año 1, nº 1, julio, 2000.

redacato por Benjamin para pedir sosten al Comité Danés para la ayu-

Heller, A. (1989) Políticas de la postmo-

da a refugiados se reconoce amigo de

dernidad, Península, Buenos Aires.

trámite y dice «por otro lado no ten-

Lenarduzzi, V. (1999) «La recepción de

go fortuna alguna; mi única propie-

la Escuela de Frankfurt en América

1. El trabajo de investigación

dad es una pequeña biblioteca de tra-

Latina» en Escuela de Frankfurt...

se denomina: «Comunicación

bajo que se halla ahora en casa de

Eudeba, Buenos Aires, 1999.

y Cultura Crítica. La produc-

Brecht» (W. Benjamin, 1982:1999).

ción y valoración del cono-

Marcuse, H. (1984) El hombre unidi-

cimiento según la Escuela de

mensional, Ariel, Barcelona.

Frankfurt

(Adorno,

Benjamin,

Marcuse, Horkheimer). Si bien gran

Rüdiger, F.(1999) Comunicação e

parte de estos autores se negaban a

Teoria Crítica da Sociedade, EDIPUCS,

hablar de «método» porque ello sig-

Porto Alegre.

to que tendía, especialmente en Theodor Adorno, a no cerrarse en «definiciones», es posible reconocer lo que literalmente se llama «método» -esto es, un camino hacia el conocimiento- explicitado en muchas de las argumentaciones de los intelectuales de esta Escuela. 2. Resulta interesante el debate que realiza Renato Ortiz al concepto de

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

nificaba contradecir su razonamienAdorno, T.W. (1975) Dia-

Weigel, S. (1999) Cuerpo, imagen y

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3. Recordemos la cita que Walter Benjamin hace de un texto de

Benjamin, W. (1988) Poesía y

Marinetti en La obra de arte en la

Capitalismo.Iluminaciones II, Altea-

época de su reproductibidad técni-

Taurus, Madrid.

ca el poeta sostiene que «la guerra es bella porque inaugura la metalización

Buck-Morss, S. (1995) Dialéctica de la

del cuerpo humano... La guerra es

Mirada, Visor, Madrid.

bella ya que reúne en una sinfonía los tiroteos, los cañonazos, los altos el

A. Entel

NOTAS

Brecht quien lo ha ayudado en este

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Dubiel, H. (1993) Leo Löwenthal.Una

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C.A.Galeano

Carlos A. Galeano

De diablos negros a diablos blancos Fundaci贸n Universitaria Luis Amig贸 E-mail:cgaleano@sembrador.amigomed.edu.co

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di谩logos de la

comunicaci贸n

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Carlos A. Galeano

De diablos negros a diablos blancos

‘Los Negros creen que el diablo es Blanco’ Spencer

I. La paz, para felicidad de unos y para despecho de otros, tiene múltiples matices. Personalmente no creo en una paz de leche azucarada, en la que todos se visten de blanco y se toman de sus manos mientras sonríen y cantan al unísono. Creo, sí, en una paz multicolor, en una paz en la que la diferencia es celebrada como una afortunada variación. Mi paz, así como la de blanca leche azucarada, es utópica.

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comunicación

Y agrego, es aún más utópica que aquella. La razón para que piense esto no tiene que ver con que la paz en la que creo sea más soñada e idealizada que aquella otra, pues pienso que la paz en la que creo es más concreta. Mi paz es más utópica simplemente porque aquella otra paz, la blanca, ha sido la que a fuerza de lucha se nos ha impuesto desde tiempos muy anteriores al de nuestros bisabuelos, muy anteriores al de los bisabuelos caribeños, y africanos, y europeos.

concluido de identidad cultural latinoamericana. Un proceso que se caracteriza por una tensión continua, a veces álgida, otras veces olvidada, pero siempre caracterizado por la presencia de fuerzas que pugnan hacia extremos diversos.

La presente ponencia pretende mostrar como la paz multicolor, multiétnica, multicultural, ha sido brutalmente asediada por la monocroma, uniétnica y unicultural del hombre blanco. Es una ponencia que describe la forma en que el Europeo se ha concebido a sí mismo y ha concebido al no Europeo. Expone, de manera bastante general, reflexiones sobre el pensamiento político, simbólico y racial de la civilización que ha sido dominante durante los últimos siglos de la historia de la humanidad.

Hacia un extremo apuntan quienes tienen una concepción indigenista del ser Latinoamericano. Hacia otro apuntan quienes consideran que el paradigma a seguir es el de la cultura venida en principio de Europa y que ahora ha adquirido su ‘mejor’ forma en los Estados Unidos de Norte América. Hacia otro extremo se dirigen las propuestas de quienes presienten que el futuro de nuestro Sur está fundamentado y determinado por la unión de las razas bronce, negra y blanca que finalmente consolidarán la Raza Cósmica Latino Americana. Un cuarto extremo, aunque no el que agote las alternativas, lo constituye aquel hacia el cual tienden las propuestas de quienes ven el futuro en términos de unión y fusión global de razas y culturas.

La ponencia nació tiempo atrás en un doble sentido. De un lado obedece a las ideas que han rondado y rondan por la cabeza del autor, una búsqueda para encontrar y celebrar la diferencia. Del otro lado, y quizás esto sea lo más importante, obedece al sistema de ideas que desde tiempos, que a veces parecen innominables, buscan dar forma al experimento nunca

La ponencia es bastante general, no tan sólo por las limitantes obvias de cualquier tarea escrita sobre un tema de tal magnitud, sino también porque su desarrollo estará centrado en un momento corto y no amplio de esta historia: poco más de dos siglos; y porque trata de revisar la mirada que del asunto ha tenido una sola de las partes: la del hombre blanco.


Algunas imágenes fotográficas acompañan la ponencia. Las primeras son testimonio de las formas con las que el hombre blanco ha querido ilustrar y concretar su concepción sobre el otro. Las segundas muestran ejemplos de la actual incorporación al interior de la cultura occidental de las mismas características y costumbres ‘bárbaras’ que en principio eran rechazadas.

II. Sabemos que el término ‘Bárbaro’ se remonta en sus orígenes a la ininteligibilidad que el dialecto de las tribus invasoras suscitaba al oído de los pueblos de la Europa central de los siglos II a V de nuestra era. De los padecimientos que tales invasiones produjeron sobre la población quedó marcado de manera indeleble la concepción de que esos pueblos, además de su incomprensible lenguaje, se caracterizaban por su rusticidad, su falta de cultura, su grosería y tosquedad. Estas últimas características se constituyeron en referen-

te, no sólo sobre las tribus invasoras, sino además sobre cualquier otro pueblo que poseyera un lenguaje incomprensible para los Europeos. El número de los pueblos bárbaros se amplió enormemente con el descubrimiento y conquista de América y con la consecuente demanda de esclavos para suplir las necesidades que los países colonizadores tenían en nuestros y en otros territorios. Esa amplitud en su número suscitó un fenómeno bastante peculiar: los pueblos bárbaros eran tantos, y el número de sus individuos era de tal magnitud, que resultó bastante práctico al Europeo denominar de tal manera a todo aquel que no fuera como él. Uno de los capítulos más documentados e interesantes de esta historia de racismo puede ser rastreado al dedillo en el desarrollo de la antropología del siglo XIX, una historia que ha sido justificada, no sólo desde el proyecto de civilización más ambicioso que occidente haya emprendido, sino también desde otras manifestaciones culturales, cómo es el caso de la religión católica misma. Efectivamente, ciencia y religión se fundieron durante largos años para dar prueba de la superioridad de la raza blanca sobre las otras pobladoras del planeta. Es así como hacia 1770, desde las teorías antropológicas de la Monogénesis, el Alemán Johan Blumenbach y el francés Georges Louis Leclerc, Conde de Buffon, defendían la

tesis de que Adán y Eva habían sido creados blancos, a imagen y semejanza de Dios, y que las otras razas no constituían nada distinto que formas ‘degeneradas’ de la raza blanca (Harris,1969:84). Esta tesis parece estar confirmada en las ilustraciones bíblicas, así como también en las pinturas de temas religiosos en las cuales personajes como Adán y Eva, o como Jesús de Nazareth, son representados como pertenecientes a dicha raza. Unos años mas adelante, hacia 1799, las teorías de la Monogénesis fueron debatidas y desplazadas por las de la Poligénesis. De acuerdo con estas, la humanidad no se habría originado de una única raza, sino que más bien se consideraba la existencia de cuatro bloques fundamentales correspondientes a cuatro grandes razas situadas respectivamente en Europa, Asia, América y África. Esta nueva concepción quitó el piso al discurso racista que se atrincheraba en la Biblia y dejó abierta la opción de que nuestros padres originales hubieran podido pertenecer a cualquiera de las cuatro razas asociadas a cada continente. Una de las teorías que se barajó con mayor fuerza durante la época fue la que dio paso a uno de los más curiosos giros de esta historia. Luego de que la Poligénesis propusiera la ‘descabellada’ idea de que probablemente no hubiera sido la raza blanca la que hubiera dado su sangre a

C.A.Galeano

La ponencia pretende no ser crítica, al menos en relación con la forma tradicional en que se ha entendido la crítica latinoamericana sobre temas relacionados. Puede decirse, más bien, que es descriptiva y paradójica, pues trata de enunciar y mostrar las contradicciones del imaginario racista de la cultura europea en el período reseñado.

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De diablos negros a diablos blancos

Adán y Eva, James Cowed Prichard, ‘el más prominente antropólogo Británico de la primera mitad del siglo XIX’ (Harris,1969:94), introdujo la aún más descabellada idea de que Adán y Eva habían sido negros. Descabellada, por supuesto, para los blancos, en el sentido en que para ellos resultaba absurdo considerarse a sí mismo como descendiente de un negro. El germen de equilibrio racial que pudo haberse desprendido de esta tesis fue hábilmente sustituido por un argumento que de nuevo situó a la raza blanca en una posición privilegiada respecto de las otras. Charles White, un físico Inglés, sostuvo, a partir de evidencias anatómicas, que los cuatro continentes arriba mencionados habían dado lugar a cuatro especies separadas que se clasificaban en un orden decreciente de excelencia. Insistía White en que ‘los negros ocupaban un lugar en la “gran cadena de los seres” más cercano a los simios que a los Caucasianos…’, y que ‘…tenían cerebros más pequeños, órganos sexuales más grandes, olor a simios y una inmunidad animal al dolor’ (White,1799. Citado por Harris,1969:89). De esta manera, la valoración de cercanía a lo divino otorgada a la raza blanca por ser el origen de las otras razas, fue sustituída por una subvaloración de la raza negra por su cercanía a lo animal. Esta tesis complementa las ideas en las que Prichard

diálogos de la

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apunta a considerar que ‘bajo la influencia de la civilización el hombre se convirtió gradualmente en blanco: “…se debe concluir que el proceso de la Naturaleza en las especies humanas es el de la transmutación de los rasgos negros en aquellos de los Europeos, o la evolución de las características blancas de las razas negras del hombre” (Prichard,1813. Citado por Harris,1969:95). De esta manera entró a corregir el error de Blumenbach y Lecrerc, quienes consideraban a las razas de segunda línea como degeneración de la raza original. Entonces quedó claro que las razas no degeneraban sino que evolucionaban. En palabras crudas esto quiere decir que la teoría anterior de que las otras razas eran una degeneración de la raza blanca original fue reemplazada por la de que la raza blanca es el producto natural de la evolución de las razas inferiores. En una línea similar, pero desde la perspectiva de la Escuela Antropológica Norteamericana, se sitúan las concepciones de profesor de anatomía Samuel George Morton. Fundamentado en sus trece tipos de mediciones sobre los cráneos de doscientos setenta y seis muestras representativas de los tipos Caucasianos, Malasianos, Americanos y Etiopes, Morton llegó a la conclusión de que las razas no hacían parte de una única, sino de cuatro especies de humanos diferentes. Nunca pudo, sin embargo, explicar

cómo es que los híbridos de estos cruces eran fértiles (Morton,1849. Citado por Harris,1969:90). A pesar de esta incongruencia, el distinguido profesor de biología y además presidente de la Sociedad Etnográfica de la Gran Bretaña, Thomas H. Huxley, se tomó muy a pecho las ideas de Morton y bajo el encargo de la Oficina para las Colonias diseñó un registro fotográfico que permitiera llegar al establecimiento de ‘una serie sistemática de fotografías de las varias razas de hombres comprendidas en los territorios del imperio Británico’ (Pultz,1995:24). En las fotografías obtenidas los sujetos fotografiados -que obviamente no incluyeron especímenes de la raza blanca-, aparecen despojados de sus vestiduras y puestos en relación con varas métricas, con lo que no sólo les es negada la dignidad moral y humana (para la época la imagen de un blanco completamente desnudo hubiera sido moralmente inaceptable), sino que además son convertidos en objetos para ser medidos y analizados.

III. Continuar con la lista de los prominentes científicos, filósofos, políticos, ecónomos y teólogos Europeos y Norteamericanos que han hecho manifiesta y han dado continuidad a su ideología racista y su clara diferenciación y ca-


Esta vez la afirmación proviene del filósofo, historiador y esteta italiano Guillo Dorfles. No ha terminado el segundo párrafo de la introducción de su libro Nuevos Ritos, Nuevos Mitos (1965), por cierto bastante apreciado en nuestro medio, cuando ya hace manifiesta la concepción ampliamente difundida, no solo en la antropología, sino también en la estética, en la psicología e incluso en la pedagogía, de que los actuales pueblos aborígenes son retrasados: ‘…tenemos los numerosos estudios en torno a las poblaciones todavía bárbaras1 , aunque por poco tiempo (de Australia, Nueva Guinea, África, Amazonia)’(Dorfles,1965:13). Resulta obvio en su concepción que las citadas poblaciones no dejarán de ser bárbaras precisamente por que occidente esté dispuesta a cambiar su punto de referencia para valorar lo que sea o no sea ‘civilizado’, sino por que occidente guarda la esperanza de que pronto estos pueblos se integren al mundo civilizado.

La idea europea de los pueblos bárbaros como atrasados también aparece implícitamente desarrollada en las ilustraciones y respectivos comentarios en que Dorfles compara de igual a igual dibujos de adultos prehistóricos, adultos primitivos y niños preescolares (Dorfles, 1965:il.24). El mensaje que allí se desarrolla es que la capacidad representativa y el desarrollo motriz e intelectual de un adulto prehistórico o de un adulto primitivo, plenamente desarrollados, es equivalente a la de un niño preescolar -que debe ser concebido como un niño blancoapenas en proceso de formación. Tal vez la forma más brutal que ha tomado este intento de descalificar los pueblos y culturas no occidentales tuvo su explosión a mediados del siglo XX. Efectivamente, durante esos años el hombre blanco ideó y desarrolló una nueva estrategia de clasificación en la que se muestra al hombre blanco como el ideal a ser seguido. Lo brutal de esta versión es que, a diferencia de las anteriores, tiene implícito y hace explícito su interés de borrar cualquier manifestación racial o cultural diferente de la blanca. El nombre de esta versión es bien conocido por ustedes: el desarrollo; o si prefieren, usamos la versión más familiar: el subdesarrollo. El sentido de erradicación de las formas culturales y sociales de Asia, Africa y América

Latina puede parecer el producto de una paranoia exaltada, sin embargo, hay razones y pruebas para creer en su autenticidad. Luego de que de la noche a la mañana tres continentes hubieran dejado de ser salvajes para ser convertidos en subdesarrollados, las Naciones Unidas firmaron un documento en el que afirman que ‘… hay un sentido en el que el progreso económico acelerado es impensable sin ajustes dolorosos. Las filosofías ancestrales deben ser erradicadas; las viejas instituciones sociales tienen que desintegrarse; los lazos de raza, casta y credo deben romperse…’ (United Nations, 1951; citada por Escobar, 1996:20) Estos dos últimos ejemplos tienen su estructura original en la categorización que el antropólogo Lewis Henry Morgán hubiera hecho hacia mediados del siglo XIX, en la que definió tres estadios fundamentales del desarrollo humano: Salvaje, Bárbaro y Civilizado; el primero correspondiente al hombre prehistórico, el segundo a los primitivos aborígenes (negros, indígenas, australianos, etc.), y el tercero al hombre blanco. De una manera que bien sabemos nada tiene de inocente, Morgan situó a la raza blanca en un extremo de la triada y señaló lo ‘otro’ como todo lo que estuviera por fuera de lo ‘civilizado’. Una opción que jamás da lugar a plantear la posibilidad del ‘ser otro’ como una vía posi-

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tegoría por sobre los que no son blancos, tomaría varias páginas. Un par de ejemplos permitirá entender cómo esta concepción continúa vigente en nuestros días, no propiamente en el mismo tono y vestido que tuviera hace cien o hace ciento cincuenta años, pero sí con el mismo espíritu que busca y encuentra la forma de probar científica u ontológicamente la verdad de tal concepción.

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ble o aceptable, mucho menos bajo el actual esquema dominante del desarrollo. El hombre blanco se ha asegurado de que sus concepciones acerca de sí mismo y acerca de los ‘otros’ sean efectivamente transmitidas y preservadas. Ya se ha mencionado cómo a través de diferentes manifestaciones de su cultura se ha encargado de ello. Una forma menos oculta y más abierta es la que tomó forma durante largos años en la fotografía etnográfica. Lo que se puede observar en las pocas imágenes que su cuidadoso celo ha dejado publicar no es más que una ilustración de las ideas que en su momento han circulado por la cabeza de sus científicos y pensadores. Si bien el propósito explícito de realizar tales imágenes consistía en formar un catálogo de todos los pueblos que habitaban el planeta, para así lograr conocerlos y valorarlos, en lo implícito de las imágenes se escondieron muchas formas de la política de dominación. Las imágenes muestran los aborígenes, sus vestidos, sus objetos y acciones cotidianas, su ambiente natural, sus jerarquías sociales, sus prácticas religiosas. Pero también muestran la desnudez de las jóvenes, pornografía que se comerciaba discretamente. Establecen un ángulo de toma que usualmente coloca al fotógrafo por encima del aborigen, relación que diversos autores han se-

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ñalado como una clara muestra de la concepción de superioridad Europea. Evidencian la construcción forzada de las poses, con lo que se establecían dos discursos: bien el del salvaje que adoptaba -por finla compostura europea, o bien el del salvaje, que a pedido y bajo instrucciones del fotografo, adopta la pose de salvaje, con la que se muestra cada vez más alejado de la civilización. Cuando las estrategias anteriores no eran suficientes o no se evidenciaba su ideología en la imagen, se complementaba la imagen con un texto que hacía énfasis en características de lo ‘grotesco’, lo ‘burdo’, lo ‘extraño’ y todo aquello que pudiera diferenciar al hombre blanco de tales salvajes.

IV. Estas ideas han sido ampliamente debatidas, criticadas y defendidas en los círculos de la antropología visual y en la historia, específicamente de la fotografía. No son ellas todas las ideas que se puedan abordar en relación con el asunto. Otra, poco elaborada hasta el momento, es la de que el Europeo diferencia al no Europeo por que este le produce un profundo miedo. Probablemente el Europeo no estará dispuesto a aceptar esta afirmación, pues, entre otras razones, evidenciaría una debilidad que se niega a aceptar como inherente a su raza. A ese miedo profundo del europeo le debemos la actual

imagen del demonio con cuernos, una imagen que tuvo su origen en la satanización hecha a los ‘Bárbaros’: aquel que me ataca, que me agrede y pretende sustraerme mis bienes es enviado del demonio, él mismo un demonio, y como lo evidencia en su cuerpo, huele mal y tiene un par de cuernos -dirían los europeos ante la horripilante visión de los invasores con cascos adornados-. Esa imagen del demonio se consolidó y propagó en el Medioevo gracias a la Divina Comedia de Dante Aliguieri, tomó un segundo aire con las bestias y monstruos descubiertos en las nuevas tierras de América, y se re-editó con algunas de las imágenes de los primeros fotógrafos etnográficos. Demonios, Bárbaros, monstruos y aborígenes han sido uno en la mente del europeo. A la par del miedo, no obstante, también ha estado presente la fascinación por el otro. Miedo y fascinación le han permitido tener un viaje en sentido opuesto al que hasta ahora hemos relatado. Si el deseo de diferenciarse y dominar le ha permitido mirar hacia afuera, hacia el otro, el miedo y la fascinación le han permitido mirar hacia adentro, hacia el sí mismo. En esa mirada de retorno el Europeo ha hecho un hallazgo abominable, que aún no ha podido aceptar plenamente: aquel demonio, aquel monstruo, aquel bárbaro que rechaza, hace parte de su esencia íntima, está en sí mismo.


Teniendo como referencia y punto de partida uno de los peores momentos de la cultura occidental, los surrealistas quisieron crear un mundo libre de sus propios paradigmas. Con la evidencia de la Primera Guerra Mundial, comprendieron que su civilización no era precisamente el epítome de la alta cultura. En contra de las actitudes nacionalistas y racistas que tomaban a occidente como modelo por encima y aparte de los demás, los surrealistas se declararon detractores de Europa y la condenaron a la muerte. ‘La civilización Latina ha pasado su cenit, y por mi parte demando que evitemos, desanimadamente, cualquier intento de salvarla’, declaraba André Breton (Citado por Stich, 1990:15). Los surrealistas reclamaron las manifestaciones prohibidas de la expresión humana y acogieron la contradicción, la diferencia, la ruptura, la

multiplicidad, la violencia, la disyunción y la incongruencia como parte de sus principios filosóficos. Su actitud no fue, sin embargo, la de un mero pensamiento reaccionario que rechazara las virtudes de la cultura y acogiera sus defectos. Buscaban, en cambio, defender alternativas del ser distintas de las promocionadas por la decadente sociedad occidental. Este pensamiento estético, caracterizado por su crítica ácida a la cultura representativa del blanco, acompañó a su vez a otra corriente de pensamiento que buscaba revalorar lo que antes había sido despreciado. Esta corriente tuvo su desarrollo y mayor florecimiento en las décadas de los sesentas y setentas en los Estados Unidos, pero en realidad sus orígenes se remontan un siglo atrás, cuando el poeta Walt Whitman escribiera en sus Hojas de Hierba (1855): ‘No dudo que la majestad y la belleza del mundo esté latente en cada partícula del mundo… No dudo que lo esté, incluso más de lo que había supuesto, en las trivialidades, los insectos, las personas comunes, los esclavos, los enanos, las semillas o en la basura rechazada…’ (Whitman,1855. Citado por Sontag,1977:29). Estas palabras de Whitman fueron reimpresas como epígrafe de un libro del fotógrafo Walker Evans. Evans, así como Dorothea Lange, Lisette Model, Robert Frank, y Diane

Arbus, son considerados como los más grandes exponentes de la Fotografía Documental Norteamericana. Sus propuestas se caracterizan por combinar tanto la crítica a los valores de la cultura occidental como la valoración de formas de ser diferentes a la de dicha cultura. Sus propuestas fueron recibidas de dos maneras diametralmente opuestas. De un lado, el gobierno Norteamericano, en cabeza del senador Joshep P. McCarthy, inició una paranoica persecución a lo que consideraba como una latente amenaza del comunismo al capitalismo de su país. El mundo estaba en plena guerra fría, y no se hizo esperar la persecución a los virtuales enemigos, entre ellos estos, así como otros menos afortunados fotógrafos que tuvieron que afrontar la destrucción de su trabajo, la cárcel e incluso el destierro. A los ojos de los norteamericanos, este período, con justa razón, se constituye en ‘uno de los más vergonzosos de la historia de la humanidad’ (Gee,1980:2). De otro lado, muchas personas al interior de la cultura empezaron a revalorar y adoptar para sí costumbres y formas de vida que previamente habían sido rechazadas. Los fotógrafos registraron las costumbres de estas personas en imágenes que reflejaban desde aspectos tan sencillos como el portar un tocado indígena como prueba de la autenticidad de ser

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La búsqueda del abominable yo del Europeo ha tenido varios actores. Quizás los más reconocidos han sido los literatos malditos. El Marques de Sade, el Barón Von Masoch, el Conde Lautreamont, Nietzsche y los otros miembros de la constelación de estrellas negras han hecho propuestas en el sentido que el Europeo indague y reconozca como suyos los más oscuros rincones del ser. En las artes también se ha hecho explícita esta búsqueda, fundamentalmente desde el terreno del Surrealismo.

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Estas últimas personas han venido a conformar lo que en su momento se denominó como Corriente Contracultural Norteamericana, pero que a partir de la década de los ochenta también se ha convertido en parte integral de la vida de los países europeos. El hipismo, los ocupas, las comunidades gay, lesbianas y bisexuales, los grupos de religiones alternativas y tradicionales, los nudistas y naturistas, los destechados, los primitivistas, las nuevas tribus, así como otros grupos han consolidado una serie de formas de vida que riñen con, y cuestionan duramente, los estándares de vida y cultura occidentales. En ellos ha encontrado terreno propicio y abonado una propuesta estética, cada vez con mayor cobertura poblacional, que busca dar valor al adorno corporal usado por los pueblos aborígenes, el mismo adorno corporal que años atrás era duramente cuestionado por incivilizado y ajeno a los patrones del blanco. De allí vienen las bien conocidas prácticas del tatuaje y más recientemente las del piercing (perforaciones corporales), así como otras menos conocidas como la cicatrización y el branding (marcación del cuerpo con cautiles).

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Si el asunto fuera meramente estético, el blanco no tendría problema alguno. Pero la verdad es que en ello se esconde más que mera estética: cada vez es más frecuente la reflexión y la ritualización de estas acciones, lo que demuestra que en realidad es un asunto que se está permeando en la estructura profunda de su cultura. Para las generaciones jóvenes el tatuaje, la perforación corporal, la cicatrización inducida, la vida en condiciones elementales y por fuera de la civilización, son asuntos naturales del ser y no actitudes salvajes de pueblos bárbaros. Para ellos, la paz blanca de sus padres se está tornando multicolor.

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES

De diablos negros a diablos blancos

‘Americano’, hasta otros más complejos que incluyen el hacer explícitas sus prácticas de drogradicción o prácticas sexuales de grupo.

Arbus, D. (1972). Diane Arbus:

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Monograph. Aperture Foundation, New York. Dorfles, G. (1965). Nuevos Ritos, Nuevos Mitos. Lumen, Barcelona, 1969.

Escobar, A. (1996). La Invención del Tercer Mundo. Construcción y deconstr ucción del desar rollo. Norma, Santafé de Bogotá, 1996. Ewing, W. A. (1994). El Cuerpo. Siruela, Madrid, 1996. Gee, H. (1989). «Photography in Transition: 1950-1960». En: Decade by Decade. Bulfinch Press, Boston.

El que hace unos años era el demonio a ser temido, rechazado y desprestigiado, el otro,ahora hace parte integral del ser del blanco. Ya el hombre blanco no podrá denigrar del ‘otro’, ni criticar su cultura, ni calificarlo de bárbaro por que ahora es su igual. Pero, ¡prestad atención!, ahora hay que estar atentos a descubrir cual será la próxima estrategia de la elite blanca para justificarse como raza superior, porque el discurso hasta ahora defendido ha quedado sin piso, pues, como en su momento bien lo había anotado Spencer acerca de la creencia de los negros, ahora también nosotros podemos decir que el diablo es blanco.

Harris, M.

(1969). The Rise of

Anthropological Theory. Routledge & Keagan Paul, London. Pultz, J. (1995). Photography and the Body. Every Amn Art Library, London. Sinclair, N. (1996). The Chamaleon Body. Humphires Publishers, London. Sontag, S. (1977). On Photography. Billing & Sons, London. Stich, S. (1990). Anxious Visions: Surrealist Art. Abbeville Press, New York. The Secret Museum of Man-kind. Mannhatan House, New York.


La obliteración del conflicto y el poder en la escena mediática

M.C. Mata

María Cristina Mata

De la presencia a la exclusión.

Investigadora del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina E-mail:mmata@mail.agora.com.ar

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María Cristina Mata

De la presencia a la exclusión

En un texto escrito hace muchos años que titulé “Comunicación Popular, de la Exclusión a la Presencia”, trataba de reflexionar acerca de la monocorde voz que ahogaba, desde los medios masivos, la polifonía que una comunicación y una sociedad democrática requerían. Postulaba entonces que esa polifonía no era equivalente a la mera “aparición” o “inclusión mediada” de hablantes y defendí aquel texto de las críticas que podrían formulársele –y se le formularon desde perspectivas relativistas- argumentando que la pluralidad de sentidos que se construyen en las interacciones cotidianas no puede contraponerse a la unicidad del discurso masivo, coincidiendo anticipadamente con lo que Ien Ang formularía al plantear que “los públicos pueden ser

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muy activos de muy diversas maneras al utilizar e interpretar los medios, pero sería ingenuamente optimista confundir su actividad con un poder efectivo”.1 Hoy, cuando la presencia de lo individual y lo particular y la sobreexposición de protagonistas satura los impresos, las ondas y las pantallas, me parece pertinente continuar aquella reflexión asociándola a la consideración de ciertos modos de representación y acción política para, como entonces, contribuir a pensar cauces de acción en el campo comunicativo. El advenimiento de la institucionalidad democrática tras largos años de dictadura militar representó entre otras cosas, en países como Argentina, la vigencia de normas consensuadas para dirimir los conflictos lo que, se suponía, contribuiría a conjurar la violencia social y política. Pasados más de 15 años de aquel advenimiento, debemos reconocer que una de las cuestiones más perturbadoras de la vida democrática es, justamente, la fragilidad de los cauces para el procesamiento de los conflictos sociales. Esa fragilidad, que puede llevar tanto a la reaparición de formas de violencia destructora como a la resignada aceptación de un orden hecho de exclusiones se asocia, a nuestro entender, con la creciente caducidad de formas antes legitimadas de representación de los ciudadanos y con la difuminación de los lugares y modos de ejer-

cicio del poder reconocido como autoridad y, consecuentemente, consentido por el conjunto de la ciudadanía más allá de las desigualdades y diferencias existentes. Es sabido que, ante lo que se suele nominar como “crisis de las democracias representativas” la democracia mediática, o de participación mediada técnicamente, aparece alternativamente como causa de aquella crisis o instrumento de su superación. Numerosos estudios y ensayos que versan acerca de la “mediatización de la política” -esto es, la transformación de los modos de pensar y hacer la política debido a la existencia de medios- dan cuenta de al menos tres cambios sustanciales: uno, la sustitución de las instituciones jurídicamente consagradas como lugares para la representación ciudadana -parlamentos, juzgados, partidos- por los medios masivos de comunicación; otro, la sustitución de los sujetosactores clásicos de la política -políticos, gobernantes, ciudadanos, militantes- por nuevos sujetos mediáticos: periodistas, conductores de programas, público, entrevistados; el tercero, la sustitución de escenarios de la acción política: del partido al set televisivo, de la plaza a la platea, como suele afirmarse2 . Este modo de abordaje de los cambios que enfrentamos tiene un sustento empírico incuestionable, al menos para el caso argentino. En un artículo publicado en 1996 en la


medios -o un reconocimiento de ellos por parte de la población- como alternativas eficientes; y esa alternativa produciría la mentada mediatización de la política, es decir, su transformación. En realidad, esa lógica está impregnada ella misma de un efecto mediático: es como si la noción de “nicho” publicitario, noción fundamental en las estrategias de mercado, se colara en los planteos. Los medios brindarían a la sociedad lo que ella necesita y de lo que carece mediante una operación de ocupación del espacio vacío. Pero más allá de este señalamiento, lo que me interesa destacar es que esa lógica sigue siendo deudora de una concepción determinista que, por ello, no es capaz de dar cuenta de la índole de los dispositivos que obran como sustrato de las transformaciones que se operan tanto a nivel político como a nivel de los medios de comunicación, entendidos como espacio de producción de sentidos, y a nivel de las interacciones entre ambas prácticas. Justamente, considerando que lo que debemos enfrentar hoy en el terreno cultural no son lógicas ineludibles ni efectos prediseñados, sino más bien dispositivos modeladores, tendencias y potencialidades cuya realización hegemónica sólo puede y podrá revelarse como parte de configuraciones sociales específicas, voy a compartir con ustedes un conjunto de apreciaciones acerca del lugar y la

expresividad que adquieren los sujetos y conflictos sociales y las decisiones políticas en el marco de nuestras sociedades o culturas mediatizadas. Y lo haré analizando lo que, en términos genéricos, podríamos llamar recursos de individuación y colectivización, refiriéndome a algunas situaciones específicas para tratar luego de extraer algunas consideraciones de naturaleza más general. En Argentina acabamos de transitar diversas contiendas electorales tanto de índole nacional como local. En ocasión de elegirse las autoridades de la ciudad de Córdoba, una de las fuerzas políticas que intervinieron en la elección lanzó su campaña de manera oblicua: en lugar de formular proposiciones acerca de la obra de gobierno o las políticas públicas a desarrollar, anunció a la población la puesta en marcha de una “encuesta ciudadana” destinada a recoger de cada elector sus propuestas, basadas en las necesidades y problemas que experimentaban. Mientras parejas de jóvenes encuestadores perfectamente identificables realizaban en la vía pública su labor y mientras los correspondientes cuestionarios también llegaban a los vecinos con la edición de uno de los diarios de la ciudad, otra fuerza política mayoritaria respondía a dicha estrategia con una anticipación. Tras proclamar a manera de slogan “Los vecinos ya nos dijeron lo que quieren”, diversas personas entrevista-

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revista Contribuciones dedicada a los “medios de comunicación en tiempos de cambio”, se difunden datos de una investigación realizada en Capital Federal y Gran Buenos Aires según los cuales, por ejemplo, ante la necesidad de formular reclamos o demandas, el 41% de la población acudiría a los medios de comunicación en busca de soluciones mientras sólo un 37.5% recurriría a la justicia. En el mismo artículo, y en base a datos de esa naturaleza y a otros similares -la cantidad de llamadas telefónicas a programas de radio y televisión o las cartas de lectores dirigidas a periódicos con el fin de canalizar problemas- se postula la transformación de los medios en “mesa de entradas” del Poder Judicial y, en un estadio posterior, su conversión en fiscales públicos. Del mismo modo, abundan los estudios y ensayos que dan cuenta del nuevo papel asumido por los medios masivos como auxiliares de la justicia, facilitando la entrega de delincuentes que confían en la protección física y jurídica que les proveen las cámaras-testigo; o como árbitros de contiendas electorales organizando y regulando los debates entre candidatos. De algún modo, y aunque la calidad de los estudios de ese tipo puede variar, todos ellos se articulan bajo una lógica que cuestionamos: la de la causalidad en cadena. Esto es, a una crisis de representatividad y legitimidad de lo político -espacios y actoressucedería una acción de los

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das formulaban en spots radiofónicos y televisivos sus demandas sobre diversos tópicos; inmediatamente, el candidato a intendente respondía a ellas con iniciativas concretas que constituían su plataforma de acción. Más allá de la eficacia electoral de ambas estrategias publicitarias, lo que resulta digno de consideración son las representaciones sobre el saber acerca de lo social y sobre el hacer político que ellas presuponen, cuando colocan la consulta individual a los vecinos como fuente central de las decisiones de gobierno. En ese sentido, podemos leer en esas campañas partidarias una doble negación. Por un lado la puesta entre paréntesis de la existencia de organizaciones y grupos como espacios de expresión de necesidades y problemas y ámbitos de conformación de opiniones legitimadas. Por otro, la autoexclusión de los políticos como formuladores de diagnósticos y proyectos derivados de particulares comprensiones de lo real y de diferenciables modelos de sociedad a construir. En ambos casos, por el contrario, la figura del individuo -con necesidades e intereses subjetivamente vividos- ocupa el centro de la escena desdibujando la trama constituida por intereses y vivencias socializadas y la existencia de proyectos ideológicos más o menos afines o antagónicos. En ambos casos, además, las verbalizaciones indi-

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viduales transformadas en información –la que resulta del procesamiento de una encuesta o la que se exhibe en los medios- se erige en incuestionable saber social en tanto se objetiva gracias a procedimientos estadísticos y se distancia de lo inmediato adquiriendo estatuto de representatividad gracias a procedimientos mediáticos. María Emma Wills Obregón señala que los diagnósticos que asocian las crisis partidarias con crisis de representación política y ellas con el surgimiento de nuevos movimientos sociales, se fundamentan implícitamente sobre una concepción según la cual “lo social antecede a la política y una vez que se encuentra constituido se convierte en la materia prima de la representación. La política refleja, como si fuese un espejo, un ‘algo’ o ‘alguien’ que emerge de las relaciones sociales existentes y a través de esa función se convierte en mediadora entre la sociedad y el Estado. Sin ese algo o alguien la política se vacía: sin sociedad civil, la política no tiene a quien representar; y sin relaciones de producción no hay conflicto ni resistencia y por tanto no hay política”3. En el mismo sentido, podríamos afirmar que los diagnósticos que hacen un uso fetichista de la noción de mediatización, asociando el “reemplazo” liso y llano por parte de los medios masivos de otras instancias de construcción de acuerdos en torno a

las problemáticas centrales que afectan a la población, llevan en sí una correlativa concepción de lo comunicativo respecto de lo social. En este caso, la comunicación pública “reflejaría” lo existente, mostraría -simplemente potenciando- aquellos datos empíricos que constituirían lo real. Wills Obregón refuta tales concepciones:“…lo social no viene primero y la política después…la política –señalano refleja el mundo social sino que lo constituye. Así no existe un ‘algo’ o ‘alguien’ anterior a la política, ya sean intereses individuales o resistencias populares; tanto los unos como las otras son construcciones históricas mediadas por un lenguaje inscrito en instituciones de tipo formal como informal”4. Si acordamos con esas afirmaciones, que nos instalan en el campo del discurso como instancia no sobrepuesta o resultante sino constitutiva de las relaciones sociales y políticas -y que en el campo comunicativo remiten al papel configurador de lo real por parte de los medios y técnicas de simbolización- es necesario reconocer que la estrategia enunciativa que coloca a los individuos particulares y aislados en el centro de la formulación de lo que se convertirá en “acción política”, es deudora de una de las tecnologías que, como señala Loïs Wacquant, modela hoy con mayor pregnancia la idea de colectividad y de saber: la encuesta de opinión5.


Al mismo tiempo, esa estrategia enunciativa presupone el efecto de igualación: cada individuo sometido a encuesta, interpelado con un instrumento común tiene, imaginariamente, las mismas posibilidades y oportunidades de respuesta. Al igual que ocurre con la oferta constante de líneas telefónicas para comunicarse con programas radiofónicos y televisivos, del mismo modo en que se promociona el acceso generalizado a través del satélite o las redes electrónicas a la información que está disponible, lo que encubre la reivindicación del habla particular

normalizada por un cuestionario es su modelación histórica, sus constricciones de clase, de género, de raza, de localización geográfica, de edad… En suma, lo que se encubre, es la regulación política de lo social, el lento pero marcadamente férreo diseño de un orden hecho de jerarquías y distinciones, la naturaleza de los conflictos que, en razón de los modos de obtención de la información y de su procesamiento, se disuelven en un sistema de diferencias. Por otra parte, la encuesta es propuesta y asumida como un sistema experto que reduce la incertidumbre y que, en consecuencia, tendría la capacidad de definir per se los cursos de la intervención estatal que, de tal suerte, quedaría exenta de toda responsabilidad intrínseca, de todo riesgo, bajo el amparo de la representatividad estadística. La centralidad de los hablantes particulares, la centralidad de su decir como fuente de la acción política, remite a la indeferenciación de los saberes o, si se quiere, a la igualación de la doxa con el conocimiento técnico-científico (incluído el conocimiento que supone el quehacer periodístico y el quehacer político-partidario). Esa igualación diluye imaginariamente el diferencial de poder que se concentra en sitios estratégicos y permite encubrir la racionalidad de decisiones ideológicamente orientadas cuya comprensión se ve dificultada crecientemente, se-

gún plantean algunos analistas, en tanto y en cuanto existe una “publicidad de lo político” que “termina siendo de valor básicamente ritual y políticamente de escasas consecuencias, ya que remite a asuntos que, por su complejidad y características técnicas son materia excluyente de iniciados” 6 . Paradojalmente, podríamos decir, cuanto más extremadamente especializados resultan los asuntos acerca de los cuales se habla políticamente, la formulación de los problemas vividos por la población se hacen visibles en su dimensión más personal, más cotidiana e inmediatamente vivida. Para precisar esas afirmaciones, refiero otro caso paradigmático: la provincia de Buenos Aires, y más especialmente el conourbano bonaerense, es decir, las poblaciones que rodean a la Capital Federal, viven hoy graves situaciones de violencia y delincuencia. Legislaciones inapropiadas, déficits operativos del poder judicial, el creciente desempleo y marginalidad de la población del sector, las redes del narcotráfico, la inoperancia y corrupción policial son, entre otras, las causas que pueden, conjugadamente, explicar la situación y a partir de cuya evaluación pueden tomarse decisiones gubernamentales que, sin duda, comprometerán a sus protagonistas a favor o en desmedro de sectores damnificados o beneficiados por tales decisiones. En medio de la campaña electoral que debía definir el

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La encuesta se propone, en estos y en muchos otros casos, como un procedimiento inclusivo y aglutinador: todos quienes intervienen en él son enfrentados a problemasinterrogantes comunes; además, en el procesamiento de los datos, ese amplio conjunto de individuos es agrupado según categorías que identifican y diferencian. De ese modo, los resultados finalmente obtenidos y difundidos revelan colectivos abstractos pero distinguibles por rasgos que reenvían a la materialidad de lo que se es: mujer u hombre, habitantes de tal o cual sector, jóvenes o viejos. La “población encuestada” -que en ciertos casos presenta rostros particulares en sus apariciones gráficas o televisivas- constituye un nuevo modo de ser colectivo en el que cada sujeto se reuniría, en ausencia, con sus pares.

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nuevo gobierno provincial, ya no los candidatos, sino los medios masivos de comunicación, apelaron a sondeos y encuestas para sopesar la aceptación o el rechazo de la posible implantación de un “sistema de tolerancia cero” contra el delito7. Como en el caso anterior, una palabra que aparece como pre-política, una palabra que sólo se fundaría en la inmediatez de la experiencia individual, se transformó para algunos candidatos en fundamento suficiente de la razón de Estado. Poco tiempo después, habilitada por los reclamos políticos de “una bala para cada delincuente” fundados en las demandas de rigor construidas estadísticamente, la policía de la provincia de Buenos Aires producía un hecho represivo que los mismos políticos y la misma población encuestada calificaban como “masacre”. En ese caso, aislado en su propia manifestación horrorosa y espectacular, se hacía patente el borramiento de los juicios y decisiones tras la expresividad inmediata de las subjetividades transformadas, mediante la objetividad irrefutable del dato estadístico,en sustento racional de la acción. Muchos estudiosos de esta problemática han advertido, justamente, el papel que en este proceso de individuación de los conflictos sociales ha jugado y juega la entronización del “caso” como narrativa predominante de nuestra época. Despojado de sus articulaciones, el caso -

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aun cuando se refiera a un grupo humano- queda preso en la misma particularidad que el hablante singular. “Por definición individual y dramático, organizador de un siempre, inevitablemente microrrelato -señala Sergio Caletti- la lógica del caso es, claro está, opuesta a la lógica de la regla. La lógica del caso rehuye a la abstracción, a la clasificación de lo común, a cualquier intento primario de organización de las superficies en que se inscribe. Pero, al mismo tiempo y por lo mismo, se carga implícitamente de las resonancias de la metáfora, de la capacidad de condensación de sentidos que se encuentran diseminados en otros microrrelatos, en otros casos”8. Homologados a relatos de diversa índole, los conflictos sociales desbordarán su propia serie, habilitarán lecturas disímiles en los receptores -es pensable que incluso habiliten lecturas políticas- pero, como bien fundan en el análisis conceptual y empírico del tema Aníbal Ford y Fernanda Longo para la realidad cultural argentina, “el caso no reemplaza a la discusión pública estructural, macro, que obliga a cierto tipo de respuesta de la ciudadanía…como el caso se produce de manera aleatoria y se amplía a través del newsmaking, puede generar cualquier discusión en cualquier momento”9. Dueños de la escena, centralmente convocados para exponer las marcas que dejan en los rostros y las voces los conflictos lacerantes que atravie-

san nuestra sociedad, los casos y los individuos dejan en los márgenes las causas globales y las estrategias de poder. Dejan en los márgenes los modos colectivos de procesar los conflictos; dejan en los márgenes los lentos y costosos procesos de agregación de intereses que sólo adquieren la fugaz visibilidad del estallido, del momento de emergencia. Pero también dejan en los márgenes las figuras del poder o, más precisamente, la responsabilidad que toda forma de poder conlleva. Las estrategias de igualación, de dilución de conflictos, de reposición de lo individual como fuente del saber y el actuar, no sólo deberían ser analizadas como fruto de las intenciones mercantiles de los medios masivos o como mero recurso populista en épocas electorales. Deben vincularse al movimiento de masificación de la sociedad – “las masas […] carecen de esa clase específica de diferenciación que se expresa en objetivos limitados y ostensibles”, sostenía Hanna Arednt10- por el cual las personas son puro número y los colectivos mera agregación, y a la preeminencia de nuevos dispositivos de intelección -y por tanto de construcción- de lo social: los que aseguran imaginariamente que por medios técnicos pueden gestionarse complejas realidades satisfaciendo todas las necesidades e intereses, y los que, también imaginariamente, otorgan a la exhibición la potencialidad de conferir existencia.


• Por otro lado, así como se diluyen los propósitos hegemónicos, esa colectivización diluye “el único factor material indispensable para la generación de poder”, según lo plantea Hanna Arendt: “el vivir unido del pueblo”, condición necesaria para que persistan “las potencialidades de la acción”11. • Por último, en lo que respecta a los conflictos sociales, la

2. Hemos reflexionado sobre ese modelo de comprensión sustitutorio en María C. Mata, “Entre la Plaza y la Platea” en Schmucler y Mata (coords.) Política y comunicación, ¿hay un lugar para la política en la cultura mediática?, Catálogos, Buenos Aires, 1992. 3. “Feminismo y democracia: más allá

Tal vez la primera y fundamental misión de la tarea democrática en el campo de la comunicación consistiría en rescatarlos de ese lugar marginal rescatando, al mismo tiempo, a quienes desde el poder de decir y hacer –políticos, periodistas, gestores de medios- también se corren del centro de la escena y a quienes la individuación confina en el aislamiento masificante y deprivador de poder. En suma, se trataría de repolitizar la comunicación de los problemas y conflictos sociales, convertidos hoy cada vez más en relatos y exhibiciones que, a fuerza de ser narrados y mostradas, pierden visibilidad y ocultan tras bambalinas el verdadero rostro de la hegemonía.

de las viejas fronteras”, en Análisis político, N° 37, mayo-agosto 1999, Universidad Nacional de Colombia, Santafé de Bogotá, p. 24 4. Idem. 5. En Las cárceles de la miseria (Manantial, Buenos Aires, 2000), desentrañando la vinculación entre el “menos Estado social” y el “más Estado policial y penal” característico de las sociedades neoliberales, Wacquant resalta el lugar ocupado entre los dispositivos que naturalizan esa creciente sustitución por lo que denomina la configuración científica. Una operación en la que convergen de manera sistemática intelectuales, representantes del poder político y medios masivos de comunicación y uno de cuyos recursos emblemáticos para justiciar el incremento de la represión es un particular manejo de los datos estadísticos. 6. Sergio Caletti, “Repensar el espacio de lo público”, ponencia presentada al Seminario Internacional “Tendencias y retos de la investigación en Comunicación en América Latina”, FELAFACS-PUC del Perú, Lima, julio de 1999, p.17.

1. “Culture e communication. Por un critique étnogra-

7. Ver, en el Prefacio y el Cap. I del

phique de la consommation

citado libro de Wacquant, las

des médias dans le système

implicancias de la diseminación de

médiatique trasnational” en

dicho sistema en Europa y América

Hermès N° 11-12, Centre National de

Latina.

M.C. Mata

• Por un lado subvierten la antigua función de representación política, asociada a la idea de coparticipación en un ideario común y a la figura de sujetos capaces de resumir en sí y defender un conjunto homogéneo de intereses opuestos a otros. Si el representante político hacía suyas voces particulares y las articulaba en un discurso con pretensión de liderazgo y validez nunca universal -porque se enunciaba frente a otros como palabra adversativa- el político mediático se convierte en un operador que sopesa posibles estrategias de acción en base a la valoración de datos que se presentan como previamente no manipulados. No hay proyectos: la realidad particular, colectivizada mediante su exhibición mediática, es la que manda.

oclusión de la mirada reconocedora que se produce al diluir los poderes en pugna, puede depararnos dos males igualmente condenables: su banalización o su estigmatización. En ambos casos los conflictos son depositados en los márgenes de la escena.

NOTAS

Ambos dispositivos, que operan crecientemente en la comunicación de los conflictos sociales y en la construcción de la política producen, como he tratado de plantear, un conjunto de efectos que ahora quisiera precisar:

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la Recherche Scientifique, París, 1993.

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Aníbal Ford, La marca de la bestia. Identificación, desigualdades e info-

9. En La marca de la bestia. Identifica-

entretenimiento en la sociedad con-

ción, desigualdades e infoentreteni-

temporánea, Grupo Editorial Norma,

miento en la sociedad contemporánea,

Buenos Aires, 1999.

Grupo Ed. Norma, Buenos Aires, 1999. Aludiendo a un caso concreto, el ase-

Hanna Arendt, Los orígenes del totali-

sinato de una jovencita en el que es-

tarismo, Taurus, Madrid, 1974.

tuvieron involucrados personas y sectores políticos de la provincia de

Hanna Arent, La condición humana,

Catamarca, dirán: “destapó tantas

Paidós, Barcelona, 1993.

ollas, puso tantas irregularidades en evidencia, cruzó tantos debates e his-

María Cristina Mata, “De la cultura

torias que no terminó acotando

masiva a la cultura mediática”, po-

ninguno…El caso se instaló en el ima-

nencia presentada al Seminario Inter-

ginario social y esta continuidad pue-

nacional “Tendencias y retos de la

de o no implicar su procesamiento

investigación en Comunicación en

posterior como acción pública concre-

América Latina”, FELAFACS-PUC del

ta… Lo cierto es que mostró muchas

Perú, Lima, julio de 1999.

cosas pero cambió pocas. Y que muchas de las cosas que tocó todavía no

Héctor Schmucler y María C. Mata

han sido formalizadas en debates o

(coords.), Política y Comunicación

discusiones públicas que permitan rei-

¿hay un lugar para la política en la

vindicaciones puntuales”, pp. 218-282.

cultura mediática?, Catálogos, Buenos Aires, 1992.

10. Los orígenes del totalitarismo, Taurus, Madrid, 1974, p. 392.

Loïs Wacquant, Las cárceles de la miseria, Manantial, Buenos Aires, 2000.

11. La condición humana, Paidós, Barcelona 1993, p. 224.

María Emma Wills Obregón, “Feminismo y democracia: más allá de las viejas fronteras” en Análisis Político N° 37, Mayo/agosto 1999, Universidad Nacional de Colombia, Santafé de Bogotá.

BIBLIOGRAFÍA

De la presencia a la exclusión

8. Art. Cit, p. 21.

Carolina Barros, “Medios de comunicación en Argentina: de espectadores a protagonistas del cambio”, en Contribuciones, N°2/1996, Fundación Konrad AdenauerCIEDLA, Buenos Aires.

Sergio Caletti, “Repensar el espacio de lo público”, ponencia presentada al Seminario Internacional “Tendencias y retos de la investigación en Comunicación en América Latina”, FELAFACS-PUC del Perú, Lima, julio de 1999.

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R. Fígaro

Roseli Fígaro

El discurso de la cultura del malandro

Profesora en la Faculdade de Comunicação da FAAP-SP y del Instituto Municipal de Ensino Superior de S. Caetano do SUl/SP. Editora de la revista Comunicação & Educação de la ECA-USP. E-mail:figaro@uol.com.br

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F í g a ro R o s e l i

El discurso del malandro

Resumen: Este trabajo analiza la formación del discurso de la cultura del malandro y del jeitinho brasileño a partir de textos de la literatura, a lo largo de la historia brasileña. Tiene como objetivo demostrar la formación de estereotipos y prejuicios con relación a la mayoría de la población, pobre mulata o negra. Es el primer ensayo que se inserta en el objetivo de desarrollo de un proyecto de estudio sobre la imagen del brasileño en el discurso de los medios.

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INTRODUCCIÓN El objetivo de este artículo es discutir críticamente el proceso de formación del concepto de cultura del malandro como cultura del brasileño. Ese concepto es retomado frecuentemente por intelectuales, historiadores y por la gran prensa en diferentes momentos de la vida nacional. El periódico O Estado de S. Paulo trató el tema de la conquista del tetra campeonato mundial de fútbol en 1994, en el editorial A imagem positiva do brasileiro, afirmando que: “parecen superados los tiempos del ‘héroe sem caráter’. El brasileño ahora se valoriza”; nítida referencia a la obra Macunaíma, o herói sem caráter, de Mário de Andrade. Reiteradamente los titulares de los periódicos presentan denuncias de corrupción en la administración pública municipal, federal así como en sectores de la Justicia, propiciando la reflexión acerca de la ética, la falta de discernimiento entre lo público y lo privado y la constante naturalización de comportamientos como los denunciados, tal como si esos actos fuesen parte del perfil y de la cultura del pueblo brasileño. También las manifestaciones populares contrarias al tipo de festejo que se organizó al conmemorar los 500 años del Brasil llaman nuestra atención hacia la necesidad de discutir sobre algunos aspectos de la formación de la cultura brasileña, principalmen-

te de aquellos que se refieren a la formación de la llamada cultura del malandro y del jeitinho brasileño. Este trabajo es el primer ensayo de un estudio que proyectamos desarrollar sobre la imagen del brasileño en el discurso de los medios. En esta primera etapa nos vamos a guiar por una lectura particular de la literatura brasileña, orientándonos principalmente por las obras de Alfredo Bosi, Antônio Cândido y Mário de Andrade. EL DESCUBRIMIENTO A lo largo de nuestra historia se han hecho comunes los cuestionamientos sobre cuál es la identidad nacional, cuál es en última instancia la cultura del brasileño. En estas cuestiones están presentes concepciones de lo que es cultura, de cómo se da el proceso cultural, y también un profundo y camuflado complejo de inferioridad. Para introducir el problema retomamos a Alfredo Bosi que va a buscar en el verbo latino colo, y su participio pasado cultus y en el participio futuro culturus la raíz de los significados de cultura. En una simplificación: colo significa “yo ocupo la tierra, yo vivo, y por extensión, yo trabajo, yo cultivo el campo”; como tal colo es raíz de colonizar; y colonus es el que cultiva una propiedad en lugar del dueño. En cultus y culturus están registradas la noción de tiempo -pasado y futuro.


Cultura también supone plan para el futuro, control de la naturaleza –mito de Prometeo, que arrebató el fuego de los cielos- de donde proviene el concepto moderno que nutre las teorías de la evolución social, para las cuales cultura se opone a naturaleza, y aprehende el sentido de progreso, control de las técnicas, productividad, dominio del hombre sobre el trabajo y de un hombre sobre otros hombres. Por extensión se puede afirmar que: aculturar un pueblo se traduce en sujetarlo o adaptarlo a un cierto conjunto de tecnologías que se juzga superior. Al analizar la colonización del

nuevo mundo se puede afirmar que ella se dio como un proceso de avance en el desarrollo de las técnicas de navegación, del comercio, de la acumulación de riquezas, de la industrialización y, al mismo tiempo, como instauración de un sistema arcaico de dominación que subyugó, esclavizó y expropió a los nativos, inaugurando en el nuevo mundo, sistemas despóticos y destructores de culturas. Es desigual el enfrentamiento entre la culturus de la tierra y la culturus de los que llegan a ella con ojos de descubridores. Para estos es en el acto de su llegada que nace la tierra –antes no existía- y así se da el descubrimiento y la colonización. Pero Vaz de Caminha en su Carta da la partida de nacimiento de la nueva tierra (Orlandi, 1990:13). Y es a través de su verbo que se hace la difusión del descubrimiento, traducido como conquista. Cuando se conquista se toma, se apropia, se impone una definición y una utilidad. De esta manera, el nativo de la tierra nueva se volvió –a los ojos del descubridor- dócil, ingenuo, salvaje, sin afición por el trabajo. El nativo adquirió el perfil de un ser cultural despojado del trascendente significado histórico del cultivo. Eni Orlandi afirma: “el principio tal vez más fuerte de constitución del discurso colonial, que es el producto más eficaz del discurso de los descubrido-

res, es reconocer sólo el ser cultural y desconocer (apagar) el histórico, el político. Los efectos de sentido que hasta hoy nos someten al espíritu de la colonia son los que nos niegan historicidad y nos señalan como seres culturales (singulares), a-históricos.” (Orlandi, 1990:15). El nativo será el estereotipo del dócil y romántico Peri de José de Alencar o el indomable salvaje que no quiere trabajar. Es esta la historia oficial que descaracteriza al nativo, rotulándolo como ser cultural sui generis, a ser civilizado, negando la posibilidad de ser histórico. La lengua es el instrumento instaurador de la dominación. A través de ella José de Anchieta y las Misiones Jesuitas van a catequizar al nativo. Anchieta aprende el tupi para adaptarlo a los conceptos de la Misión. Él hace cantar y rezar al nativo, en su propia lengua, a los santos y creencias del catolicismo. Bosi resalta que “Anchieta inventa un imaginario extraño y sincrético ni católico ni puramente tupi-guaraní, cuando forja figuras míticas llamadas Karaibebé, literalmente profetas que vuelan, en las cuales el nativo identificaba, tal vez, a los anunciadores de la tierra sin mal, y los cristianos reconocían a los ángeles mensajeros de la Biblia. O a Tupansy, madre de Tupã, para atribuirle las cualidades de Nuestra Señora. De la mano caminaban la cultu-

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Cultus trae la idea base de colo, pero también incorpora el sentido de trabajo sucesivo, a través del tiempo, que deviene en calidad incrementada a la tierra que se trabajó. Trae también la noción de cultuar pues la misma tierra labrada de donde se extrae los medios para la vida abriga el cuerpo del hombre en su muerte. Es el culto. En cuanto a culturus – “lo que se va a trabajar, lo que se quiere cultivar” –la palabra incorpora el sentido tanto del trabajo que se hace en la tierra –el cultivar- como la idea del trabajo hecho al ser humano”. De ahí tenemos el significado más general de Cultura: “el conjunto de prácticas, técnicas, símbolos y los valores que se deben transmitir a las nuevas generaciones para garantizar la reproducción de un estado de coexistencia social” (Bosi, 1994:16).

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ra reflejo y la cultura creación”. (Bosi, 1994:31). Anchieta compone poemas en tupi para aproximarse al imaginario nativo. Podemos citar como ejemplo la siguiente oración: Jandré rubeté, Iesú, Jandré rekobó meengára, Oimoboreausukatú. Jandré amotareymbáa. (Jesús nuestro verdadero padre, señor de nuestra existencia aniquiló a nuestro enemigo.) Poesías. Manuscritos del Siglo XVI. In: Bosi, 1994:64. El proyecto de los jesuitas dio inicio a la intervención cultural en la comunidad. Intervención pacífica pero que transformó radicalmente el modo de vida del nativo. En sus autos y poesías están el bien y el mal. El mal la mayor parte de las veces fue estereotipado en la figura de los guerreros nativos, que se rebelaban contra las misiones y la catequesis. Las ceremonias indígenas también eran condenadas como expresión del mal, porque los cantos, los bailes, la pintura del cuerpo y el licor representarían la presencia del demonio. De la misma manera, el aventurero blanco, asimiló las diversidades de la Colonia. El territorio desconocido, el follaje y los animales fueron desafíos enfrentados cotidianamente, que pasaron al imaginario como figuraciones místicas, confundiendo lo natural y lo sobrenatural.

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A pesar de la didáctica rígida y autoritaria, del moralismo, de la catequesis y del terror de las Misiones, no fue el ideal de aculturación de los jesuitas el que prevaleció en la Colonia. Las riñas entre las Misiones, los colonos y los bandeirantes llegaron al límite en el siglo XVII en los conflictos de Graõ-Pará, del Maranhão, en São Paulo y en las Misiones de los Siete Pueblos de Uruguay. La disputa fue ganada por los colonos. En toda América la masacre de nativos fue bárbara. La cuestión del nativo es dramática aún hoy. En los últimos años fueron varias las denuncias de masacre de indígenas, y la lucha por la demarcación de sus tierras aún genera polémica. Eni Orlandi dice que hay una violencia más insidiosa que la violencia física, o de la sumisión por la creencia o religión: es la del silencio. El indio sufrió y sufre un proceso de sofocamiento de nuestra historia. Ese sofocamiento al que se refiere Orlandi se hace sentir en la lengua. De las innumerables lenguas nativas no quedan más que denominaciones para el follaje o la flora, sufijos o algunos términos folclóricos. En la Historia los indios se reducen a dispersas referencias e ilustraciones en los libros didácticos. El nativo quedó como sinónimo de salvaje, inferior, tonto e impúdico.

LA COLONIZACIÓN El tráfico iniciado a mediados del siglo XVI trajo mano de obra negra para sustituir al indio. La idea de la indolencia selvática estuvo muy propagada hasta llegar a justificar la presencia del esclavo negro. Aunque, como afirma Fernando Novaes (1986), la esclavización del nativo permitía la acumulación primitiva de capitales en la Colonia, lo que no era de gran interés para los portugueses. El tráfico intensificaba una línea de comercio ya existente y posibilitaba la acumulación de capitales en la sede de la Corona. Novoas defiende, también, que el tráfico de negros rinde más a Portugal que el propio comercio azucarero. Celso Furtado (1979) hace mención al control del transporte del azúcar y de su refinación por los holandeses, quedando para ellos la parte lucrativa del negocio. La acumulación capitalista europea impuso a las colonias el trabajo compulsivo esclavista, servil y semi-servil (encomienda, mita, intendencia). “En aquel momento de la Historia de Occidente- afirma Novaes- se trataba de colonizar hacia el capitalismo, esto es, según los mecanismos del sistema colonial, y esto imponía el trabajo compulsivo. La colonización de la época mercantilista se adecua al sentido profundo inscrito en los impulsos de la expansión, o sea, el elemento ‘mercantilista’ – quiere decir, mercantilesclavista- que demanda todo


Es solamente dentro de este contexto iniciático de la civilización brasileña que podemos comprender el perfil cultural de la nación. Sin la contextualización económica de la colonia sirviendo como base de acumulación capitalista a Europa, principalmente a Inglaterra, no se puede comprender lo que pasa hoy en Brasil y en toda América Latina. La religión será, una vez más, el instrumento de aculturación. El Padre Antônio Vieira, jesuita compenetrado en la misión de salvar y proteger las almas selváticas, también se dedicó a salvar el alma esclava. Son varios los sermones en que compara la vida de penuria de los negros de los ingenios con la vida de Jesucristo en la tierra. “En un ingenio sois imitadores de Cristo crucificado: porque padecéis en un modo muy semejante lo que el mismo Señor padeció en la cruz, y en toda su pasión. Su cruz estaba compuesta de maderos y la vuestra en un ingenio es de tres (…) Sermões v. IV. apud Bosi, 1994:144). En el sermón XXXVII del Rosario, Vieira es radical y demuestra su incapacidad para dilucidar el por qué de la violencia social: “¿Estos hombres no son hijos del mismo Adán y de la misma Eva? ¿Estas almas no fueron rescatadas con la sangre del mismo

Cristo? ¿Estos cuerpos no nacen y mueren como los nuestros? ¿No respiran el mismo aire? ¿No los cubre el mismo cielo? ¿No los calienta el mismo sol? ¿Qué estrella es aquella que los domina, tan triste, tan enemiga, tan cruel?” (apud Bosi, 1994:145). El Padre Antônio Vieira es el intelectual creyente en la igualdad de los hombres; asegura que toda la gracia divina comienza con la acción concreta de los hombres sobre las cosas y la naturaleza: “Cada uno es sus acciones y no otra cosa” (…) “La verdadera hidalguía es la acción”. (apud, Bosi, 1994: 146). El discurso radical del creyente inmolado con el sufrimiento de negros o indios da también lugar a la palabra contradictoria del miembro de la Iglesia Católica que separa cuerpo y alma al predicar que los sufrimientos del cuerpo darán felicidad y vida eterna al alma, al lado del Señor. Vieira es progresista en su prédica igualitaria, pero al mismo tiempo cede a las presiones mercantilistas al aceptar la esclavitud del negro y del indio resguardando, por tanto, el sufrimiento del cuerpo en beneficio de la purificación del alma. A pesar del conflicto, Vieira tiene una formación humanista que coloca al esclavo –indio o negro- como sujeto de sus sermones y por tanto, de su acción jesuítica e intelectual. Y es su ex-secretario y

futuro oponente de las Misiones en la Colonia, el italiano Johanes Antonius Andreonius –o Antonil Andreoni- el más destacado defensor del trabajo del esclavo en los ingenios de los colonos y en los de la Iglesia, inclusive. En la obra Cultura e opulência do Brasil, la cual firma con el seudónimo de Joâo Antônio Andreoni, Antonil desarrolla una detallada descripción del ingenio y de la transformación de la caña desde materia prima hasta convertirse en mercancía. Para él el sujeto no es el hombre. El sujeto es la cosa – o sea el sujeto es el azúcar. El sincretismo religioso pregonado por Anchieta y el discurso reformista y conformista de Vieira, al destacar el sufrimiento del cuerpo para la salvación del alma, sumados al pragmatismo de Antonil, que no titubea en defender el sistema esclavista para mantener los intereses económicos de la Corona y de la Iglesia, corroboran la formación de una mentalidad servil en la naciente nación brasileña. El pecado fue instalado en la cultura de los nativos con el sincretismo. El indio inconforme, aquel que no acepta el dogma cristiano y el trabajo forzado, es el demonio, insolente y perezoso. El negro, secuestrado de su tierra, que no se somete y fuga en busca de libertad, es cazado como animal, los quilombos aplastados e incendiados. No queda al negro sino el espacio del galpón para manifestar sus tristezas y saludar a sus dio-

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el movimiento colonizador” (Novaes, 1986: 102).

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ses. Pero hasta ahí entra el blanco defensor de la palabra divina para exorcizarlo, quemar los tambores y los timbales y persuadir a los pecadores de que penarán en el fuego del infierno si se rebelan. Nace, de esta manera, la mentalidad y el sentimiento de inferioridad, de incapacidad y de miedo entre el pueblo – esclavos negros, indios y trabajadores libertos. La idea del indolente, holgazán e irresponsable, fue acuñada por la clase dominante para estigmatizar a los que se negaban, consciente o inconscientemente, a someterse a la explotación servil y esclavista de los señores representantes de la Corona. LA FORMACIÓN DE LA IDENTIDAD A través de las obras de Gregório de Matos, José de Alencar y Gonçalves Dias podemos analizar en los primeros tiempos, la formación de la mentalidad que va a contribuir a dar cuerpo a la llamada identidad nacional: ora dócil y ordenado, ora indolente y sin carácter. Gregório de Matos –boca de infierno- hace duras críticas a la clase que ascendió económicamente en Bahía, debido a la crisis del comercio del azúcar. Sin embargo, la misma hiel que destiló sobre las compañías de comercio inglesas la usó para caracterizar al negro, al mulato, y principalmente, a la mujer negra, vista como objeto de los place-

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res sexuales más recónditos, en tanto la musa blanca era cantada, como en los sonetos, a la moda caballeresca.

anhelan el retorno del antiguo régimen. Para él el esclavo es indolente y no merece más de lo que se da a un perro.

“Soy un sucio y un necio perverso, de mala propensión porque si gasto el tostón es sólo con negras de Angola, un sátiro salvaje a quien la Universidad no mejoró de calidad ni de juicio mejoró y si acaso estudió fue locura y necedad.” (apud, Bosi, 1994:112).

En la obra de José de Alencar también tenemos indicios que contribuirán a la formación del estereotipo del nativo robusto, bello, dócil, educado y servil, pronto a cualquier sacrificio para estar al lado de su señor o señora. O Guaraní e iracema construye el mito del siervo orgulloso de servir. Así también trata a la naturaleza grandiosa, acogedora y deslumbrante, puesta al servicio del noble conquistador.

Gregório de Matos embiste también contra la Relación, esto es, contra los tribunales de Justicia, porque estos intentaban procesar, con la debida multa, al señor blanco que asesinaba a sus esclavos, a los cuales Gregório llamó perros en sus versos. “Los blancos aquí no pueden más que sufrir y callar y si un negro van a matar le llueven gastos. No le valen las defensas del atrevimiento de un perro, porque acude a la Relación siempre hambriento.” (apud Bosi, 1994:107). Gregório en su afán de defender la parte que perderá con la apertura del comercio del azúcar a los ingleses y demás naciones, irrumpe en prejuicios contra la población libre mulata que ya se formaba en Bahia. Él padece el saudosismo retrógrado de aquellos que perderán posiciones y dinero con la crisis del azúcar y

En El Guaraní Peri es el héroe, prototipo del buen indio, mientras que los aimorés guerreros, enemigos de los señores del solar de Mariz, ansiosos por vengar a la india asesinada por el hijo del señor blanco, son caracterizados como bárbaros, violentos y odiosos salvajes. La relación predominante de dominación entre el señor Mariz y Peri queda sobreentendida por la valoración de virtudes y sentimientos como el coraje, altivez, abnegación y lealtad. Gonçálves Dias va a manifestar en su producción literaria la voz y el sentimiento de los explotados que ven que sus riquezas son apropiadas por el conquistador. La epopeya de los Timbiras es un ejemplo: Llámale progreso quien del exterminio secular se ufana yo modesto cantor de pueblo extinto


Caio Prado Jr. en el capítulo As raças de su Formação do Brasil Contemporâneo destaca el proceso de mestizaje como una consecuencia económica y política del tipo de colonización llevada a efecto por la Corona portuguesa. El autor destaca la excepcional capacidad del portugués para cruzarse con otras razas (Prado Jr., 1979:107). Esta aptitud la atribuye a la historia del Portugal, que, incrustado en el extremo europeo, tuvo desde tiempos remotos, contactos con otras razas tanto de Europa como de África y más tarde, con los árabes. A la par de esta tendencia histórica Prado Jr. destaca la cualidad de la emigración portuguesa a la Colonia. La mayoría preponderante de sexo masculino venía en busca de aventuras y riquezas y dejaba a la familia en Portugal. Los colonos, buscando satisfacción sexual, se cruzaban con mujeres de otras razas. Tales uniones, señala el autor, “eran al margen del matrimonio –contra las uniones legales con negras e indias, sobre todo con las primeras, había fuertes prejuicios- tales uniones irregulares de tan frecuentes que eran pasaron a la categoría de situaciones perfectamente permitidas y aprobadas sin restricciones por la

moral dominante” (Prado Jr., 1979:109). Lo que, es claro es que esto no significó igualdad económica, social y política entre el blanco y las demás etnias. Además, el componente de ascenso social está profundamente vinculado al poder económico, lo que lleva a Prado Jr. a afirmar que: “la clasificación étnica del individuo se hace en Brasil mucho más por su posición social” (Prado Jr., 1979:109).

del fin de la esclavitud y de la supremacía del trabajo asalariado.

En los periodos siguientes a los primeros de la colonización existe cierta preocupación por la selección sexual para el blanqueamiento, que pasa a configurar el ideal de Nación.

Así mismo, después del tratado de 1826, en el cual el Brasil se compromete frente a Inglaterra a no comerciar y traficar con mano de obra negra, la defensa de la esclavitud por los liberales fue constante y proclamada como prédica nacionalista. Más allá de los sermones, dado el poco cumplimiento del acuerdo, el periodo de 1830 a 1850 se constituye en el de mayor ingreso de negros en el país, haciendo de la piratería de negros la más activa de la historia.

Por tanto, el mestizaje aparentemente instituidor de la democracia racial, como analizó Gilberto Freire, imbuido de los ideales humanistas y culturalistas de Franz Boas y Maison, da lugar a un profundo complejo de inferioridad que busca el blanqueamiento a cualquier costo. El propio Prado Jr. pone como ejemplo la preocupación de las familias negras por limpiar la sangre promoviendo casamientos con aventureros europeos, proporcionándoles vida nababesca (de nabab). En el campo político prevaleció durante todo el periodo de la regencia, del primero y segundo reinado, el liberalismo conservador. En el periodo pre y pos abolicionista los mismos ideales liberales permanecerán, pero con la sutil introducción de la defensa

Volviendo al siglo XIX, tenemos en los ideales liberales de la Colonia una clara diferenciación del liberalismo inglés pos-revolución industrial. Aquí va a prevalecer el liberalismo fuertemente conservador, defensor del trabajo esclavo y de las organizaciones mercantilistas.

Por otra parte, el no-respeto a la ley fue y es, la mayoría de las veces, atributo del poder dominante. Desde los ejemplos de violación a la ley pombalina, de mediados de siglo XVII, que prohibía la caza y esclavitud del indio, hasta todas las violaciones de las leyes antiesclavistas, la acción privilegiada de las clases dominantes salta a la vista. De ahí tal vez el origen de la desconfianza del pueblo en relación a las leyes. Pues su experiencia viene demostrando, a lo largo de más de cuatro siglos, que siempre hay un

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lloraré en los vastísimos sepulcros que van del mar a los Andes y del Plata al largo y dulce mar del Amazonas (apud Bosi, 1994:186).

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El discurso del malandro

jeitinho para no cumplir las reglas de juego, principalmente si esas reglas son leyes que afectan los intereses de aquellos que detentan el poder económico y político. En las últimas décadas del siglo será Quintino Bocayuva el mayor representante del liberalismo conservador, defendiendo el fin de la esclavitud y, juntamente con Joaquím Nabuco, propulsores de la República a través del derrumbe pacífico y progresivo de la monarquía.

dor. “Vivimos en la dependencia de la hechicería, de esa caterva de negros y negras, de babaloxós e iauô, somos nosotros quienes les aseguramos la existencia como el cariño de un negociante por una amante actriz. La hechicería es nuestro vicio, nuestro gozo, la degeneración. Exige, le damos, explota, nos dejamos explotar, y aunque el maitre-chanteur sea asesino o ladrón, queda siempre impune y fuerte por la vida que le presta nuestro dinero.”(João do Rio, 1976:35) LAS REFORMAS

Más adelante las ideas del blanqueamiento del Brasil serán retomadas por medio del incentivo de sustitución de la mano de obra de ex-esclavos por la de inmigrantes europeos. Están en ebullición las ideas positivistas y social darwinistas. La supremacía de la raza blanca en detrimento de las demás. La intelectualidad local está fuertemente influenciada por tales conceptos y sus interpretaciones del Brasil son hechas bajo tales auspicios. Después de la abolición el negro se verá relegado no más a los galpones, sino al completo abandono: sin trabajo, escolaridad o profesión, marcado por el brutal prejuicio racial. Este prejuicio puede ser sentido inclusive en la serie de reportajes del periodista João do Rio –Paulo Barreto- quien en Religiões no Rio (1904) trazó el perfil del negro como holgazán, hechicero y aprovecha-

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Es en el cuadro de reformas de final del siglo XIX –abolición de la esclavitud y república- que se intensificará un conjunto de movimientos sociales que no conseguirán la plenitud de la expresión de su radicalidad. Tanto la abolición como la república serán amparadas por una hegemonía liberal conservadora, que disgustó a líderes republicanos como Silva Jardim, Luis Gama y Raul Pompéia. En el escenario de las ideas, como ya fue dicho, Augusto Comte, Spencer y Darwin influenciaron el momento histórico y esta influencia perduró durante un amplio periodo de inicios del siglo XX. En cuanto a esto, señala Bosi: “Aún no fue explotado en toda su potencialidad el fundamento reformista social del positivismo (que se vigorizó entre nosotros). Él fluirá, entre los oficiales jóvenes del Ejército, de los jacobinos a los tenientes, en su áspera

lucha antioligárquica de la que la Coluna Prestes y la Revolución del 30 serán los momentos más complejos. En otra vertiente, los esquemas políticos comtianos prestarían moldes organizativos a inquietudes sociales modernas que irían a codificarse en la ‘laboriosidad gaúcha’ de un Lindolfo Collor, a quien el positivista Getúlio Vargas nombró primer ministro de trabajo en 1931(…)”(Bosi,1994:236/ 37). Cuestión relevante a destacar son las disputas interimperialistas por la redivisión de las colonias que abren el siglo XX con la Primera Gran Guerra Mundial. Es un momento de cambios en el escenario económico nacional. Las grandes corrientes migratorias de colonos y obreros italianos se establecen. La clase obrera paulista aparece en el escenario histórico y con la experiencia de los migrantes va construyendo su retrato de coraje y lucha por derechos laborales y sociales. Una estirpe democrática se forja en los cuarteles contra la continuidad de la pos-abolición y de la pos-república. Las mismas oligarquías se mantienen en el poder y contra ellas se levanta en São Paulo, dos veces, el movimiento de los tenientes. Existen dos Brasil: uno marcado por la voracidad de las oligarquías incrustadas en el poder; el otro está formado por la masa de ex-esclavos, analfabetos, labradores, pe-


El poder económico e intelectual se mantiene en las manos del primer Brasil, que trata a la masa de brasileños desamparados como contingencia de la mala formación de la raza brasileña. Brasil es como es, según la ideología dominante, debido a su formación no hegemónica de blancos europeos, a la indolencia del indio y a la pereza del negro. Estas son las bases ideológicas que llevarán al estereotipo del malandro. La figura del malandro estigmatiza al negro, al mulato, y al mestizo pobre. Su primera representación literaria tal vez haya sido el malandro de Manoel Antônio de Almeida, caracterizado por el mulato que tuvo suerte y de pobre pasó a recibir una gran herencia. Como obra sin igual en su periodo histórico, Memórias de um sargento de milicias fue redescubierta en los años 30 y nunca más dejó de ser reeditada. Como obra vanguardista, contribuyó al análisis del perfil de la sociedad de la época y a distinguir nuestra primera imagen del malandro. Tratando de la representación de la realidad de Rio de Janeiro en el periodo de D. João VI, Antônio Cândido comenta que la obra de Manoel Antônio de Almeida se circunscribe a la pequeña bur-

guesía (comerciantes, funcionarios) y en ella no aparece la gente de trabajo, o sea los esclavos. La trama se sitúa en el juego entre el bien y el mal, lo que está abajo de la moral social y lo que es el orden establecido. El malandro Leonardo Filho y todos los demás personajes inclusive el padre y el policía Vidigal, tienen sus momentos de trasgresión. En su análisis, Antônio Cândido afirma que Memórias manifiesta las oscilaciones e incongruencias de su tiempo. “Es burlona y es seria, porque la sociedad que aparece en Memórias es sugestiva, no tanto por las descripciones de festejos o indicaciones de usos y lugares, sino porque manifiesta en un plano más profundo y eficiente el referido juego dialéctico del orden y del desorden, funcionando como correlato de lo que se manifestaba en la sociedad de aquel tiempo. Orden difícilmente impuesto y mantenido, cercado por todos lados por un desorden vivaz (…) Sociedad en la cual unos pocos libres trabajaban y los otros holgazaneaban a la buena de Dios, cogiendo las sobras del parasitismo, de los expedientes, de la generosidad, de la suerte o del robo menudo.” (Cândido, 1993:44). En la década del 20 el movimiento modernista nace cimentado en el marco de las reformas del inicio de siglo, de la primera guerra mundial, de la Revolución Bolchevique, del naciente movimiento obrero y del espíritu nacio-

nalista que despierta en las repúblicas latinoamericanas y ex-colonias africanas. Es un periodo de fuerte movimiento literario en Europa que, al descubrir la cultura de las excolonias, pasa a exaltar lo primitivo, lo exótico, lo mítico y lo psicológico. La búsqueda de las raíces nacionales y la crítica a la copia simple y pura de lo extranjero a pesar de no negarlo buscando la interacción de las culturas, se verá expresada en las obras de Mário y Oswald de Andrade, de Tarsila de Amaral y Anita Mafaldi. El movimiento modernista niega el academicismo parnasiano y la pedantería europea de la escuela francesa de la Belle epoque, y pasa a valorizar lo regional, lo popular, lo folclórico. En los Manifiestos Pau Brasil y Antropofágico, el movimiento propone la creación de la verdadera cultura brasileña a través de la deglución de la cultura europea y no la mera copia o aceptación pasiva. El modernismo es la expresión de la industrialización naciente y de la burguesía paulista. Para el modernista “El Brasil es una leyenda que siempre se está haciendo (…)”(Bosi, 1989b:137). Así llegamos a nuestro polémico héroe Makunaima, el Grande Mau. Macunaima es la rapsodia que Mário de Andrade construyó para hablar de sus aflicciones sobre el Brasil y expre-

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queños comerciantes y obreros. Ellos buscan tierra para trabajar, formación escolar, profesional y empleo en las fábricas.

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Macunaima es humano y mítico, pasa por desafíos y transmutaciones, su astucia lo lleva a victorias y a derrotas. Oprimido entre la máquina de la ciudad y la imposibilidad de retorno a la selva, debido al abandono de sus protectores, sube al cielo y se convierte en estrella, para “brillar con un brillo inútil”. (Bosi, 1989b:140). Mário de Andrade tal vez haya querido representar la nostalgia del negro, que no se encuadra en el orden capitalista pero tampoco puede volver a la madre África; o la languidez del indio, que no se adapta al modo de vida del colonizador, pero tampoco consigue vivir como antes.

Estas interpretaciones dieron del malandro imágenes diferenciadas a lo largo de nuestra historia reciente. Fue el sambista de terno blanco y camisa listada –Zé Carioca, de W. Disney. Leído por Adoniran Barbosa como el obrero inmigrante sin techo, de Saudosa maloca, Ernesto, etc. por Chico Buarque como el barón de la gentuza, y tantos otros malandros. CONCLUSIÓN Los discursos de la literatura y de la historia nos permiten trazar ese cuadro de interpretación de los orígenes de la cultura del malandro; propuesta que tiene el compromiso de continuar ese análisis teniendo como objeto de estudio los productos culturales de las radios, de los canales de televisión, de los periódicos y revistas.

al mismo tiempo fuertemente realistas de Leonardo Filho, Macunaíma, Ze Carioca, malandros sambistas y tantos otros, estén representados grandes sectores de la población brasileña todavía hoy mantenidos al margen, excluidos de los derechos básicos de la ciudadanía.

BIBLIOGRAFÍA

El discurso del malandro

sar su sentimiento positivo y, al mismo tiempo negativo sobre la formación de la identidad nacional.

ANDRADE, Mário. Macunaíma – o héroi sem nenhum caráter. 17 ed. São Paulo: Martins Fontes, 1979. BOSI, Alfredo. Dialética da colonização. 2ª ed. São Paulo: Companhia das Letras, 1994. ——— Moderno e modernista

na cultura brasileira. In: Céu, inferno. ————— Situação de Macuníma. In: Céu, inferno. São Paulo: Ática, 1989b. CÁNDIDO, Antônio. Dialética da malandragem. In: O discurso e a cida-

Macunaíma representa la preocupación del autor con los destinos del pueblo brasileño dividido entre el pesimismo y el optimismo. Macunaíma es el brasileño desterrado en su propia tierra. Tanto el malandrismo (malandragem) de Leonardo Filho en Memórias como el malandrismo de Macunaíma serán releídos por la crítica literaria y retrabajados en interpretaciones ideológicas diferenciadas. Ora representarán la expresión que se quiere exorcizar de la cultura brasileña, ora serán los irreverentes que responden a las heridas de las élites, siempre esquivando.

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Es importante destacar finalmente, que en este periodo de producción y reflexión sobre los 500 años de descubrimiento, hallazgo o invasión del Brasil (conforme la lectura que se tenga de la Historia) es necesario dedicar especial atención a la formación de la identidad brasileña –multiculturalista en su esencia- para tratar de entender por qué, aún hoy, ella se mantiene marcada por lo arcaico y lo moderno, por el sentimiento de inferioridad en relación al extranjero (al otro), buscando la afirmación fuera de sí misma, siempre humillada. Tal vez en los personajes folclóricos, arquetípicos, estereotipados y

de. São Paulo: Duas Cidades, 1993. FURTADO, Celso. Formação econômica do Brasil. 16 ed., São Paulo: Nacional, 1979. NOVAES, Fernando A. Portugal e Brasil na crise do antigo sistema colonial. 4 ed. São Paulo: Hucitec, 1986. ORLANDI, Eni P. Terra à vista. Discurso do confronto: velho e novo mundo. São Paulo: Unicampo/Cortez, 1990. PRADO Jr., Caio. Formação do Brasil contemporâneo. 22ª ed. São Paulo: Brasiliense, 1992. RIO, João do. As religiões no Rio. Rio de Janeiro: Nova Aguilar, 1976.


Ma. L. Casas

Ma. de la Luz Casas

Espacios de convivencia y de reencuentro.

Nuevas formas de entender a las identidades desde la cultura tecnol贸gica Profesora-investigadora del ITESM Campus Cuernavaca, M茅xico E-mail:mcasas@campus.mor.itesm.mx

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La historia del hombre en sociedad es el relato de la eterna adaptación de la persona con su entorno y de seres humanos en su interacción con otros seres humanos. También es el recuento de su devenir en el mundo, buscando imprimir en todo lo que hace la huella de su sentir, de su articulación sobre la realidad y de su cultura. Todo lo que hace distintivas las relaciones que emprendemos, se encuentra predeterminado por una constante negociación entre lo que somos, los valores que poseemos y la importancia relativa que le damos a esta presencia social y cultural frente a la presencia social y cultural de otros. Buscamos reafirmar nuestra existencia por comparación con la identidad de los demás y, en ocasiones, por franca oposición a ella. Somos, inde-

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pendientemente de nuestras personalidades individuales, identidades colectivas vivas y cambiantes que se definen en una dinámica cotidiana, día a día, palmo a palmo por las interacciones que sostenemos. Las relaciones, privadas o públicas, ya sean de carácter social, políticas, culturales o económicas, dentro de un contexto social, regional o nacional dan sentido a lo que somos, y al mismo tiempo definen nuestro futuro. Sin embargo, pocas veces reflexionamos sobre las facetas varias de nuestras identidades cambiantes. Frecuentemente sólo las vivimos, como la piel o el aire que respiramos y es que, “la identidad [ ] es una realidad histórica cultural que ofrece múltiples desafíos para su aprehensión y comprensión”1. Pensarnos en términos identitarios, nos obliga a cuestionarnos no solamente quiénes somos, y qué misión hemos venido a cumplir a este mundo, sino también reconocernos como parte de la raza humana, y como contribuyentes sociales al destino que habrá de tener el hábitat que ocupamos. Por ello es que, preguntarse qué es la identidad, y lo que es más, plantearla como un problema de estudio político y cultural es un reto, pero además, es una tarea metodológicamente difícil aunque sumamente reveladora y es que confluyen en ella nuevos paradigmas, no sólo los que desentrañan el proceso de construcción de

la identidad misma, sino también los que lo articulan dentro de otros ambientes mucho más abiertos como puede ser la sociedad, las naciones-Estado y los nacionalismos, o bien la muy preconizada “globalidad”o “globalización”. La cuestión de la “prescindibilidad-imprescindibilidad de la nación” o bien términos como lo nacional o lo internacional, que en un tiempo dieron paso a la noción de trasnacional, han sido dejados de lado para abrir el camino a nuevas las realidades interconectadas de lo global; de tal suerte que la abstracción de lo nacional como concepto revelador de un territorio, una raza, una costumbre o un pueblo, es ahora confrontada directamente con la presencia inminente de otras identidades culturales y nacionales en contextos de internacionalización, mundialización y globalización. Hoy en día, el propio concepto de la globalización ha de ser revalorado, ya que como diría García Canclini, la globalización como destino ineludible de la modernidad se oculta y se desdobla, ya en palabras, ya en contradicciones mediáticas, para atender a una realidad que es tangible en los círculos del empresariado, pero no en la ciudadanía mundial. Ese es el verdadero sentido social de los lugares de convivencia y de reencuentro, de integración y desintegración.


Así como los nacionalismos de Ernest Gellner, fueron en algún momento el mejor recurso para explicar la formación de los Estados-nación; las comunidades imaginadas de Benedict Anderson se tornaron en la articulación más atinada para explicar los movimientos migratorios que se dieron en los intersticios de la Primera y la Segunda Guerra Mundial y el choque de civilizaciones de Samuel Huntington se convirtió en la justificación más atinada que explicaba el desplazamiento de estamentos completos desde de la Guerra Fría hasta la Guerra del Golfo, de la misma manera hoy en día necesitamos paradigmas que expliquen el desplazamiento de las identidades virtuales desde los nacionalismos hasta la multiculturalidad. El mundo no es ya solamente un conjunto de naciones o territorios que pugnan por establecer áreas de dominio. Los brazos de la tecnología se han ampliado para proyectar a comunidades extendidas que representan, auténticamente a una nueva versión de la comunidad auténticamente imaginada en los espacios de la virtualidad. Las características que dieron origen a las identidades

culturales o nacionales, la autoconciencia a partir de la conciencia del otro, los lenguajes particulares, los valores compartidos, los artefactos culturales creados, la conciencia de grupo, los intereses económicos y políticos, y muchos otros elementos que fueron los factores de desarrollo de las comunidades identitarias que dieron paso a las naciones y los pueblos, se expresan hoy día de igual manera, pero en diferentes espacios de realidad. Espacios que en síntesis trascienden a las condiciones físicas y temporales de las sociedades ancladas en un territorio y nos lanzan a la posibilidad de encontrar nuevos espacios virtuales de convivencia y de diálogo. Si el público fantasma de Walter Lippmann y la auténtica participación democrática de la ciudadanía en la prensa fue la preocupación de los sociólogos de principios de este siglo, entonces la creación de comunidades virtuales, reales, que no imaginadas, debe ser la preocupación de los investigadores sociales de inicios del siguiente milenio. La esfera pública como espacio para la construcción de las identidades, para la democratización, para la conciencia mediática y para la paz deben ser los ejes del nuevo paradigma de evaluación de nuestra calidad como sociedades humanas. Por lo pronto, el debate sobre las identidades, sobre la globalidad y sobre la tecnología, que nos ha ocupado

durante varios lustros muy probablemente oscurezca temporalmente el panorama que sigue, no obstante, los resultados de dicha conversación teórica, desde la territorialidad de los nacionalismos hasta la virtualidad de las comunidades imaginadas en el ciberespacio nos guíe para encontrar un paradigma que lejos de ser nuevo, es el mismo que debe guiar la reflexión de la comunicación. La tecnología al servicio del hombre en el sentido de ofrecer los nuevos espacios para la convivencia y el reencuentro. Ese debe el motivo de la reflexión que nos ocupe de aquí en adelante. En fin, pemítaseme por lo pronto, ir guiando parte de la reflexión en el sentido que apunto, y para acotar la desmesura de los problemas teóricos que hasta la fecha hemos reconocido, pero que resultan incompletos para afrontar lo que sigue, y dentro de ellos, me permito recordar por lo pronto los siguientes: “1] la cuestión teórica general de la contradictoriedad múltiple de la forma nacional, de su continuidad y discontinuidad, su unidad y fragmentariedad y de la lógica inescindible que articula, desde su propia conformación, la dinámica nacional a la dinámica intertrasnacional; 2] el examen de la rearticulación de los tejidos nacionales y de la trama mundial, que involucra el actual proceso de transnacionalización capitalista; 3] la cuestión de la especificidad de

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Esos son los retos que nos trae el siglo XXI, donde nuevos espacios mediáticos se articulan y se despliegan para poder entender a las identidades desde la nueva cultura tecnológica.

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la forma nacional (trasnacional) hoy, que comporta una analítica de los nuevos sistemas hegemónicos que la constituyen, de las luchas actuales por la conformación de lo nacional y del modo como estas luchas resignifican la consistencia de la nación, y la construcción de las identidades nacionales”2. Como se sabe, la noción de uno o unos, versus la noción de los otros, estuvo en principio determinado por raza, lengua y territorio. El Estado servía, en todo caso, como esa articulación conceptual que permitía concatenar las nociones de lo político con lo económico, garantizar la supervivencia y generar en todo caso la convivencia a través de movimientos alternativos de guerra-paz que definían a las identidades más fuertes por sobre las más débiles. ¿Qué es lo que sucede ahora? El Estado ha devenido corto, inservible a las necesidades de los grupos, incapaz de integrar la pluralidad de identidades que lo componen, impotente frente a las posibilidades de convivencia fuera de su territorio. El Estado, arrancado de la historia moderna y enfrentado a la crisis de la posmodernidad, pervive por ser una de las raíces esenciales de nuestra historia, pero ya no responde a los mecanismos de identificación necesarios para mantener dinámicas y libres a identidades que finalmente han logrado destruir las cadenas de su espacio físico y de su temporalidad. Lo que sí es un he-

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cho, es que el concepto de Estado-nación, por contraposición a la noción de lo global o de lo cibercultural, ha quedado absolutamente corto y desbalanceado para explicar una realidad distinta que nos desborda y que parece apuntar hacia un ajuste dialéctico, asincrónico, desigual, estratégico pero no homogéneo en el cual se transita desde lo nacional y lo internacional hacia lo global virtual. “El Estado-nación, entendido como construcción social e histórica, había sido hasta hace pocos años, el referente dominante que le daba sentido a los procesos de producción y reproducción social. Muchos de nosotros crecimos en un mundo de estados nacionales configurado a par tir de una geopolítica bipolar que funcionaba como un marco explicativo de la historia contemporánea. Hoy, en el umbral de un nuevo milenio de la era cristiana, donde las nuevas realidades se expresan con las palabras global, posmoderno e informático, no es exagerado decir que tenemos menos esquemas y seguridades”. Hay que recordar además, que para una construcción de lo identitario nacional, “la vida y el despliegue de las naciones son siempre procesos específicos»3. En ese sentido por ejemplo, aún cuando reconocemos que no podemos escapar a la política como única posibilidad de legitimar nuestra identidad nacional, pero además, como única

posibilidad de trazarnos un modo de vida, tenemos que aceptar que durante un buen tiempo, y mientras no logremos desprendernos completamente de nuestro cuerpo para crear “naciones virtuales” el problema de la identidad nacional estará precisamente anclado al modelo político que hayamos decidido adoptar. Así, en la particularidad de cada una de nuestras naciones, la historia de nuestros devenires y conflictos para el establecimiento de una identidad, ha sido producto precisamente de nuestras fluctuaciones filosóficopolíticas en el proceso de darnos a nosotros mismos un sistema político que nos contenga y que nos permita lograr espacios de convivencia y de paz. La mayoría de las naciones, han pensado que optando por el sistema democrático, pueden garantizar la convivencia pacífica, el reconocimiento a la voluntad y a las libertades del otro como materia prima básica indiscutibles para la civilidad. Sin embargo, se nos olvida que la eterna búsqueda por la democracia no es suficiente para la supervivencia social, y que la democracia como sistema, al categorizar los márgenes de la participación ciudadana, puede traer en sí misma, el germen de la desintegración comunitaria. “En suma, bajo el mero principio de igualdad de derechos la democracia liberal tiende a limitar la identidad nacional a


En oposición al modelo democrático liberal, el republicano no afirma como principio fundamental la igualdad, sino el reconocimiento de las identidades culturales diversas. Este principio pone el énfasis en la igualdad de valor y de respeto en las comunidades y, de modo secundario, en el individuo. Esta prioridad se debe precisamente a que la tradición republicana concibe al individuo como miembro de una comunidad, de una cultura que le precede y dentro de la cual define su curso de vida, sus valores fundamentales, sus derechos básicos como persona. (...) Desde la perspectiva republicana los derechos, la legislación y el ámbito de competencia del poder político se adecuan a las identidades culturales, y no al revés, como sucede en la democracia autoritaria y en la liberal, con diferencia de grados”4. La historia de cada una de nuestras naciones ha estado plagada de intentos por definir un sistema democrático, bajo modelos autoritarios, republicanos y liberales que pugnan por establecer un esquema que aglutine a la colectividad junto con sus diferen-

cias. En este siglo, como en el pasado, y seguramente en el que está por venir, habremos de encontrar que los cuestionamientos filosóficopolíticos esenciales seguirán siendo los mismos. Quizás el concepto rector que aglutine ya no sea la figura del Estado-nación, pero es un hecho que seguiremos buscando el reconocimiento de la pluralidad fundamental de la sociedad mexicana dentro de un nuevo pacto social incluyente y con ello una redefinición de nuestra identidad o, dicho de otra manera, de la identidad nacional. “El Estado soberano se entiende como una formación histórica capaz de tomar sus propias decisiones políticas, con exclusión de fuerzas externas –estados, bloques, potestadesy de fuerzas internas –iglesias, estamentos, corporaciones”5. Lo anterior implica que el Estado puede darse a sí mismo el marco legal capaz de permitir la convivencia pacífica, pero ello implica la voluntad mayoritaria de la población y el respeto al marco legal. Ahora bien, dentro del marco de naciones y pluriétnicas y pluriculturales las cosas se complican. La demanda de reconocimiento a los usos y costumbres, formas de gobierno y prácticas legales de las distintas comunidades culturales que son parte integral de nuestra nación, no es suficiente para asegurar la convivencia pacífica, ni constituye una reivindicación en el ámbito técnico jurídico por

parte del Estado; simplemente es la expresión de una demanda política que, aunada a otras cuestiones que pueblan el panorama de nuestra identidad nacional, o de la pluralidad de identidades nacionales que habitan en nuestro país, simplemente no hemos podido, sabido o querido resolver. Ahora bien, qué son los medios de comunicación sino “el espacio en donde se configuran y actúan las identidades es el del imaginario colectivo”6 y en ese sentido, confluyen dentro de ese imaginario todas las formas de percepción posibles, tanto la autopercepción, como las percepciones del otro. Ahí se encuentran, conjuntamente, las muchas y variadas percepciones de lo que significa ser indígena, ser ciudadano, habitante de lo rural o de lo urbano, ser hombre o ser mujer. “Las identidades particulares, personales y colectivas son también, y no sólo, el resultado de la asignación de lugares efectuada por el orden simbólico, de modo que la percepción de un sujeto o un colectivo, pertenecientes a cierto género, se produce como el efecto secundario de una labor ordinal que le precede. Los elementos simbólicos que llevan a asociar a cierta persona con un género u otro son culturalmente específicos. (…) Estos referentes simbólicos de la identidad de género se construyen y se reproducen en el interior de las diversas instancias de socialización: la familia,

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una cultura homogeneizante y excluyente, semejante a la que produce la democracia autoritaria. Esta homoge-neización excluyente constituye un factor que merma las bases mismas de la democracia: la pluralidad de intereses, tradiciones y opiniones que debaten en el espacio público y conforman el legítimo poder político.

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la(s) iglesia(s), las instancias educativas, las tradiciones orales y literarias…”7 y, por supuesto yo añadiría, los medios de comunicación. A partir de ahí, elaboramos otra serie de dicotomías, cada vez más precisas y más sutiles, que van conformando la multiplicidad de identidades que ahora reconocemos y que cada vez con más frecuencia, nos impiden encontrarnos en él elementos comunes. Los procesos de aculturación respecto del yo y de los otros, añaden, como en todo orden simbólico, patrones, parámetros o referencias, frente a los cuales interpretar el yo, el ahora y el después; el referente de las identidades permite así, determinar los límites de la cultura, la alteridad y el afuera, la inclusión y la exclusión, el reconocimiento del otro para la convivencia pacífica o para la guerra. Las concepciones modernas sobre el nacionalismo, que aglutinaban la consolidación de los Estados nacionales del siglo XVIII y XIX, el aprecio por lo propio y la desconfianza hacia lo extranjero, son en síntesis, inoperantes en un mundo en que se fomenta la globalidad y de culturas diferentes, en donde además, paradójicamente se acepta la existencia de los nacionalismos junto con la de los movimientos de nacionalidad excluyente. Paralelamente, a los sujetos se les pide desaprender los patrones de adscripción nacional anteriormente

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aprendidos en aras de un reconocimiento a una nacionalidad múltiple. “En el umbral de otro milenio, observamos la definición de nuevos límites de adscripción identitaria e inéditas formas de resistencia y disputa por las representaciones sociales”8. Cuestiones como la nacionalidad múltiple y el reconocimiento a las identidades indígenas o autóctonas se encuentran sumamente presentes en el debate sobre la identidad nacional de finales del siglo XX. “Estos cambios incluyen transformaciones tanto en la definición de los estados nacionales, la relación entre los procesos de globalización y las culturas nacionales, como en la relación entre soberanía e identidades nacionales9”. El concepto de nación como comunidad política imaginada, inherentemente limitada, donde el Estado simboliza y garantiza la soberanía, debe ser interpretado nuevamente a la luz de la posibilidad de que los ciudadanos que radican fuera de su país mantengan su nacionalidad. Esto anuncia nuevas condiciones de definición social y cultural de la nación que rebasan las fronteras del territorio, de la misma manera en que posiciones multiculturalistas reclaman los derechos de adscripción étnica y de reconocimiento de la multiplicidad de naciones que habitan en nuestro territorio. Estos dere-

chos incluyen derechos políticos, ciudadanía, derechos de propiedad y derechos a las prácticas sociales y culturales que dan sentido de pertenencia. Así, estamos ante la gestación de nuevas normatividades que inciden en las relaciones sociales y que reconocen como relativo a la identidad nacional, mucho más que una comunidad de lengua y de territorio, pero al mismo tiempo, están comenzando a convivir con procesos que incorporan la existencia de comunidades extranacionales, que están unidas por afectos, intereses, modas, religiones y otros valores que comienzan a interferirse unos con otros, pero que conviven, en apariencia pacíficamente en el ciberespacio. Por otro lado, pese a que en términos generales los Estados-nación lograron conformar comunidades nacionales imaginadas, no han podido borrar antiguas contradicciones presentes en nuestra diversidad cultural. Desde ese punto de vista, tenemos que reconocer que, inherente a la conformación del nuevo Estado, y si es que dicha figura quiere sobrevivir y ser política, económica y socialmente funcional durante el próximo milenio, tendrá que reconocer que a su interior participen diversos proyectos de nación que incidan en la definición de los sentidos colectivos diversos. Sólo en esos términos seguirá siendo el Estado una figura que pueda ser acequible para las exigencias de convivencia y reen-


Ahora bien, ¿cómo aceptar que los antiguos esquemas de identificación propia se han desvanecido? ¿cómo reconocer que ya no somos un grupo étnico, lingüístico, religioso o cultural único sino que existen otros? ¿cómo entender que la integración y la convivencia dependen del reconocimiento de los derechos y libertades ineludibles de los demás? ¿cómo entender que el territorio físico es uno, pero que las posibilidades de expresión nacional y cultural han trascendido, finalmente, nuestra corporeidad, nuestras limitaciones físicas y temporales? El historiador Luis González se ha referido al concepto de matria en contraposición a patria no para declarar la tierra o el territorio que nos dieron nuestros padres o nuestros ancestros, sino para denominar a nuestros orígenes, a lo que verdaderamente nos une. El concepto de patria, asociado a la herencia de un pueblo, se refiere a los recursos con los que éste cuenta para subsistir como identidad única, reconocible y distinguible a la luz de todos. Sin embargo, hoy en día no hay más una unidad étnica y cultural en una población homogénea dentro de un territorio concreto y con un Estado propio. Tenemos una Patria, entendida como el legado de nuestros antepasados, que se desmorona bajo nuestros pies; más que nun-

ca situada en la ambigüedad entre lo comprensible y lo inasequible. “La patria es el espacio donde se pueden depositar los sentimientos más profundos; emociones que, si bien son construidas socialmente por la clase de amor que la sociedad nacional ha producido hacia su imagen íntima”10. Paradójicamente, en un mundo tendiente cada vez más a la globalización, donde se asume que los Estados-nación son obsoletos, siguen presentándose casos en que los individuos deliberadamente acentúan sus diferencias, reelaboran y resignifican continuamente sus identidades, y remarcan su sentimiento de pertenencia a una comunidad. La nación sigue siendo un referente crucial en el complicado proceso de construcción de la identidad, pero en opinión de la autora, más lo es la Patria que permite interiorizar las maneras de sentir, actuar y de pensar, interpretar y reconocer los hechos y acontecimientos, y finalmente dotar de significado a las acciones humanas. Si no es la Patria, ¿dónde estará entonces la matria? ¿Dónde estará el origen de tantas y tantas comunidades imaginadas virtuales a las que los internautas se asocian buscando un resquicio de su identidad perdida? No es en balde entonces, que frente a todas estas complejidades, frente a todas estas paradojas, nos encontremos,

asomados a una realidad ante la que nos encontramos con ausencia de metodologías explícitas que nos permitan una discusión razonada de alternativas analíticas para abordar la investigación sobre las identidades. La manera de ver la globalidad o la cibercultura, de la misma forma que la manera de ver las identidades, ha ido variando y variará dependiendo de quiénes queremos ser, cómo nos asumimos, y cómo entendemos la presencia del otro, ya sea dentro de un territorio, de una nación, de una globalidad o de un espacio virtual. Todo depende la perspectiva epistemológica de cada uno y del proyecto político-económico en turno. El problema es que cada cual mira desde su propia perspectiva, asumiendo que puede penetrar en las claves míticas de nuestras identidades, apropiarse del presente y reconocerse como el verdadero depositario de la historia. Y es que: “Reflexionar sobre la identidad propia es sin duda la más filosófica de las preguntas que nos podemos hacer. Ese quién soy y para qué soy que inaugura toda inquisición sobre el hombre en general o sobre cualquier tipo histórico particular de hombres, no es asunto menor, y debe encararse con el más alto grado de honestidad intelectual posible, …”11. Por lo tanto, en un ejercicio mayor de intelectualidad y conciencia, tenemos que

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cuentro que todos necesitamos tan desesperadamente.

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aprender a mirar desde la perspectiva del otro y reconocer que: “En la época de la globalización todas las culturas, especialmente las dominantes, irrumpen en nuestros hogares a través de los medios de comunicación. (… )[ que] en todos los puntos del orbe, cada ser humano se enfrenta a costumbres, tradiciones y concepciones ajenas a la propia [lo cual] impacta directamente en la toma de conciencia de nuestras diferencias, o sea de nuestra identidad. (…) En esta época podemos tener varias identidades en función de varios ámbitos socio-culturales; todo hombre o mujer es, al mismo tiempo, miembro de una familia, de una colonia, de una ciudad, de un estado, de un país, de una región, y ciudadano del mundo. (…) Se es gracias al grupo al cual se pertenece; éste es el sentido de la vida, tanto en el ser como en el quehacer; por ello la identidad se determina a partir de grupos étnicos, idiomas, religión, ideología y creencias; en una palabra, de valores compartidos. (…) No decidimos por nosotros mismos quiénes somos, lo hacemos a través de la interacción social, de la lucha y del reconocimiento de nuestra existencia por parte de los otros”12. Somos el resultado de colapsos políticos, y al mismo tiempo de reacciones de defensa, de revancha, de pactos económicos, de ajustes de cuentas históricos, de la toma de conciencia de los pueblos, de

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quiénes son y de su identidad. Y así llegamos a preguntarnos si realmente somos lo que sentimos o mejor dicho, si lo que decimos que sentimos es congruente con la forma como actuamos. Y como para muestra basta un botón, y hacer simple lo complejo implica después de todo complejizar lo simple, habría que recordar la sentencia de Daniel Manrique: “Para ser universales, primero se debe ser locales. El ARTE es la base esencial de conocimiento para los humanos. CULTURA es saber todo lo que es “necesario” para el vivir humano, pero saberlo hacer con nuestras propias manos. El ARTE es lo único que nos da dignidad de humanos a toda la humanidad. Tener IDENTIDAD es tener dignidad en las relaciones humanas”13. Para terminar estableceríamos lo siguiente, por supuesto que existen nuevas formas de ver a las identidades desde las culturas tecnológicas, y desde luego que el objetivo es lograr los encuentros que no los desencuentros que nos permitan un mundo de convivencia y de supervivencia futura, sin embargo, el problema de las identidades reviste numerosas facetas: puede constituirse en un problema teórico, político y cultural, del cual forma parte de un entramado conceptual que incluye al Estado, la nación, la diversidad cultural, los nacionalismos, la globalidad; o bien, puede formar parte de

una vivencia específica, articulándose en actores sociales concretos que llevan a sus prácticas cotidianas las distintas apropiaciones de lo cultural y los diferentes sentidos de lo que es ser ciudadano de un espacio físico o virtual hoy a fin de siglo y de milenio. La identidad cultural es ambas cosas y muchas más. Después de trabajar con estos conceptos, y mirar a la comunicación y a la globalidad desde la perspectiva de la identidad personal y de las identidades colectivas y culturales, uno se queda con la impresión, de que la identidad es como aquellos caleidoscopios con los que jugábamos cuando éramos niños: contienen elementos básicos constitutivos, pero conforme uno los juega, conforme entran en contacto con uno y con sus aspiraciones de vida, cambian de forma desplegando una variedad de facetas multicolores. Lo mejor de todo es que, como en el caleidoscopio, el juego nunca termina, sino que se transforma en arte y la identidad se revela única, cambiante, sorprendente y maravillosa cada vez que la intentamos apreciar. Esto último es quizás y como de costumbre, lo más rico de la reflexión, porque es ahí donde precisamente el investigador teórico, el intelectual, se compromete con su tarea de vida. Es el momento en donde se compromete la subjetividad con la construcción de


mexicana como problema político y

9. Ibid., pág. 277.

cultural”. Colección Umbrales de México. Cultura y Sociedad. Siglo XXI

10. Tomado de Manuel Gutiérrez

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11. José del Val. “El balcón vacío”. (Notas sobre la identidad nacional a

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fin de siglo). en: Raúl Béjar y Héctor

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Raúl Béjar y Héctor Rosales (Coordi-

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mexicana como problema político y

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Contraportada.

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1999, pág. 329.

(Coordinadores). “La identidad nacio-

cias y Humanidades, México, 1999,

nal mexicana como problema políti-

pág.242.

co y cultural”. Colección Umbrales de México. Cultura y Sociedad. Siglo XXI

12. Enrique Alduncín. “Perspectivas de la identidad nacional en la época

7. Ibid. págs. 244-245.

Editores, Universidad Nacional Autó-

de la globalización”. en: Raúl Béjar y Héctor Rosales (Coordinadores). “La

noma de México, Centro de Investi-

8. José Manuel Valenzuela Arce. “Diás-

identidad nacional mexicana como

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pora social y doble nacionalidad” en:

problema político y cultural”. Colec-

cias y Humanidades, México, 1999,

Raúl Béjar y Héctor Rosales (Coordi-

ción Umbrales de México. Cultura y

pág. 165.

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mexicana como problema político y

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cultural”. Colección Umbrales de

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4. Ambrosio Velasco Gómez. “¿Qué

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noma de México, Centro de Investi-

flexiones desde la filosofía política.

gaciones Multidisciplinarias en Cien-

en: Raúl Béjar y Héctor Rosales (Coor-

cias y Humanidades, México, 1999,

dinadores). “La identidad nacional

pág. 276.

3. Ibid, pág. 184.

13. Ibid. pág. 396.

Ma. L. Casas

NOTAS

lo social, con nuestra voluntad de convivir, de los encuentros y los desencuen-tros, de aprender de los demás, porque finalmente lo que está en juego es nuevamente la capacidad de adaptación, la convivencia pacífica, la conservación de la raza humana y del medio ambiente, la posibilidad de seguir viviendo para hacer la historia.

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Holeton, Richard. Composing CyberKnowledge in the Electronic Age. McGraw-Hill, New York, 1998.

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diálogos de la

comunicación


C. Baccin

Cristina Baccin

Espacios universitarios: ¿la realidad de un páramo o la ilusión de un espejismo?

Decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Dirección: Av. del Valle 5737 (7400) Olavarría, Provincia de Buenos Aires, Argentina. E-mail:cbaccin@soc.unicen.edu.ar

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Cristina Baccin

Espacios universitarios

Desde qué rol plantear esta ponencia? ¿Como docente? ¿Como investigadora? ¿O como responsable de la gestión de un ámbito universitario? Los espacios institucionales universitarios, ¿se constituyen como un espacio de convergencia entre los propios procesos educativos y la industria de las comunicaciones? ¿Incorpora las nuevas alfabetizaciones tecnológicas en sus propios procesos educativos? Pretendo compartir con ustedes la reflexión desde la responsabilidad de gestionar un espacio universitario de las Ciencias Sociales. En principio, el espacio académico universitario debería ser el más abierto a la CONVERGENCIA de los nuevos

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comunicación

desafíos que plantea la industria de las comunicaciones en cuanto a áreas de formación profesional, de investigación y de producción de prácticas profesionales que permitan desarrollar y abordar las nuevas tendencias, adelantándose a la prospección de los cambios posibles que ello implique. Sin embargo, el espacio universitario es quizá un espacio de más desarrollo de las DIVERGENCIAS que de las CONVERGENCIAS, pero creo que cabe reflexionar qué es lo que esas divergencias dicen y qué es lo que ocultan. Es preciso diferenciar en el escenario educativo universitario la ausencias no de respuestas sino de propuestas, como ineficacia de las ciencias sociales de hacer prospectiva (A. Puiggrós: 28)1.

dez desde instituciones acostumbradas a vivir su propio ritmo académico, negligentemente, cuando los jóvenes reclaman un espacio crítico pero útil? ¿Cómo orientar la investigación de convergencia entre comunicación y educación de modo que trabaje con real intencionalidad de producción de conocimiento y no de depósito de saberes? No escindir la enseñanza de la investigación cuando de producción de conocimientos se trate: el espacio de la cátedra como lugar de producción de conocimientos para que se desdibujen las fronteras de cátedras, de incumbencias profesionales. Pareciera que responden con más rapidez los institutos terciarios particularmente por la capacitación de carácter eminentemente instrumental que ofrecen a las industrias de la información.

DESAFÍOS AL ÁMBITO UNIVERSITARIO ¿Es comprensible sintonizar las demandas de mercado en cuanto a la capacitación de profesionales de la comunicación con nuestros propios objetivos de profundización de nuestra calidad académica? ¿Cómo trabajar sobre un curriculum que no cristalice aún más las minorías alfabetizadas en las nuevas tecnologías y que replantee estrategias de ampliación de la democratización de la comunicación en épocas de crisis? ¿Cómo responder con rapi-

UTILIDAD Y CALIDAD: ¿CONVERGENCIAS O DIVERGENCIAS? ¿Pensamos las respuestas desde tipos de gestión cogobernadas, desafiando la defensa de intereses corporativos cortoplacistas? En respuestas desde la academia a instituciones que no pagan impuestos pero exigen que les capaciten el personal gratis y sin pagarle la capacitación: como por ejemplo, el caso de los periodistas electrónicos que informara la Agencia Nacional de Comunicación y UTPBA2:


América On Line (AOL), Universo On Line (UOL), Yahoo, Ciudad Digital, El Sitio, Terra y Patagom.com entre muchos otros como los especializados en temas deportivos Sports Ya, Golxgol, Supergol y Latingames incorporaron a lo largo de los últimos meses editores, redactores, cronistas y diseñadores gráficos, aunque en la mayoría de los casos no les reconocen su entidad profesional en abierta violación de la ley 12.908, Estatuto del Periodista Profesional.

un promedio salarial inferior a los mil pesos y una jornada de entre siete y ocho horas, los más jóvenes trabajadores de prensa se fueron hacia las compañías digitales para percibir un promedio de mil pesos para lo cual mantendrán una jornada laboral no menor a las diez horas. Las empresas de Internet también suelen buscar en los diarios y agencias de noticias a los periodistas que se desempeñan como jefes o subeditores para ponerlos a cargo de las ediciones informativas y también en estos casos se reproduce la búsqueda de los profesionales de menor edad.

Redactores y editores de muchos de los diarios y de las agencias de noticias de la Capital Federal dijeron a ANC que una cantidad de los cronistas más jóvenes emigraron hacia las empresas de Internet seducidos por un salario apenas mayor al que recibían en aquellos medios, pero con la premisa de que su jornada de trabajo carecería virtualmente de horarios.

«... los argumentos utilizados por las empresas de Intenet para contratar personal, basado en que quienes allí se desempeñan son protagonistas de una revolución cultural, la vanguardia de una nueva era en las comunicaciones y que al ingresar en esos lugares han abandonado las formas de trabajo de un sistema “sin destino en el futuro». Claro que la revolución cultural de esta supuesta vanguardia futurista se asienta sobre una modalidad de explotación física e intelectual que no sólo mantiene sino que profundiza los peores mecanismos de un sistema de trabajo periodístico al que consideran “sin destino ni futuro” (ANCUtpba).

De acuerdo con un informe de la Unión de Trabajadores de Prensa de Bs As. (Utpba) con

¿Desde dónde se plantean las demandas? El lugar en el que “arden” las demandas es des-

de los estudiantes, quienes reclaman ser capacitados en competencias “válidas” en el mercado: desde la Universidad es nuestra responsabilidad que dicha “validez” no sea sinónimo de instrumentalidad industrial. Es nuestra responsabilidad que esos comunicadores sociales que estamos formando puedan situar su práctica dentro de las posiciones de poder y de emisión privilegiada, dentro de una práctica profesional ética. ¿A través de los graduados? No hemos sistematizado el relevamiento de dicha demanda pero sabemos que explotan en las aulas de nuestras facultades. ¿Cuándo se produce conocimiento en nuestras carreras? ¿Abandonamos esa responsabilidad insoslayable de las universidades? REFLEXIONANDO SOBRE LOS OBJETIVOS DEL IV IBERCOM: “Satisfacer las demandas de la academia y de la industria de las comunicaciones que necesitan de nuevas propuestas que respondan al fenómeno de la convergencia”. “El nuevo orden en las comunicaciones y la información repercute en las actuales y futuras generaciones”. Me planteo: ¿de qué modo asumimos desde las universidades el rol de adelantarnos en la proyección? En realidad a veces pareciera que reina la asincronía de las respuestas de formación de profesionales, docentes e investigadores del campo de la comunicación ante la aceleración de la utili-

C. Baccin

La sistemática aparición de sitios y portales de Internet en Argentina significó para los periodistas y trabajadores de prensa de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires la apertura de una importante cantidad de puestos de trabajo, pero en los cuales se observa la reiteración y profundización de las regresivas condiciones de trabajo y salariales que se producen en los medios de comunicación tradicionales.

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Espacios universitarios

zación de nuevas tecnologías, modificaciones en las prácticas de la vida cotidiana, nuevas exclusiones sociales, nuevos modos de afectar a derechos humanos que se nos hacen invisibles si no incorporamos esos escenarios a nuestros lugares de investigación. Aunque los clásicos discursos críticos circulan en nuestras universidades luego se presentan serias dificultades para que se plasmen en transformaciones profundas de los procesos educativos universitarios. ¿Cuáles son los principales obstáculos, resistencias, límites, debilidades? TIEMPO: serias dificultades para generar respuestas rápidas, para poner en ensayos de alternativas de acción frente a desafíos que nos superan en los ritmos académicos. SEDENTARISMO UNIVERSITARIO Y CULTO A LA LENTITUD: Tendencia a creer que podremos “preservarnos en nuestro ser”. Aparentemente la Universidad puede subsistir sin conexión con el medio, sin mudar. Friedrich Kittler, profesor de la Universidad de Humboldt de Berlin, sostiene que las universidades se volvieron sedentarias. Lo único que les quedó fueron sus bibliotecas y sostiene que “se cierne sobre nosotros una oscuridad casi medieval que separará la élite monacal de selectos programadores (o adiestrados en la escritura) de las masas de laicos o analfabetos informáticos…” 3 .

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comunicación

¿Hasta cuándo la población académica podrá concentrarse en sus propias luchas internas sin conectarse con los tiempos y espacios en los que está inserta? Pareciera que en nuestros ámbitos universitarios hacemos un culto a la lentitud que, a largo plazo, perjudicará la propia subsistencia. Las universidades son, pues, el mejor reaseguro para la libre investigación. Si en cambio, sostiene Kittler, “los estados logran imponer a las universidades un concepto que se limite a la mera transmisión del saber se habrán perdido los siete siglos que median entre Bologna y Stanford”. Vinculado con este punto: DIFICULTAD PARA INCORPORAR CURRICULARMENTE MODIFICACIONES QUE REQUIEREN SER VERTIGINOSAS: nuestros ámbitos universitarios tienen dificultades para trabajar con lo instituyente cuando, por su autonomía, tienen ventajas comparativas sustanciales frente a otros niveles educativos, en lo que a se refiere a modificaciones curriculares. La razón de la lentitud en la incorporación de cambios es intrainstitucional, de nuestras propias burocracias y no necesariamente de organismos externos. Aún así, las carreras de comunicación son las que más han modificado sus currículas, en comparación con otras currículas del campo de las ciencias sociales (sociología, ciencias de la educación, antropología).

¿Cuáles son las potencialidades, fortalezas del desafío de estas convergencias? Una GENERACIÓN DE JÓVENES demandantes: con derecho al futuro, a la utopía, a imaginar. El espacio de los jóvenes formado desde el campo de la comunicación, particularmente en los ámbitos de investigación, es el que deberíamos potenciar. Los jóvenes profesionales y los jóvenes estudiantes son el factor de mayor potencia para trabajar sobre los nuevos desafíos de la industria de la información, el espacio de las nuevas alfabetizaciones tecnológicas: ellos son sujetos y objetos de su propia práctica. Hasta ahora es el lugar por donde «se filtra» el vértigo de los avances tecnológicos, las modificaciones en las prácticas de la vida cotidiana, los nuevos usos y rutinas. Una POBLACIÓN DE ACADÉMICOS capacitados pero en el espacio de las ciencias sociales que, como sostiene Adriana Puiggrós, son “ineficaces para hacer prospectiva” pero responsables de diseñar formas pedagógicas que den respuesta a los nuevos desafíos. Dar respuesta implica repensar el lugar de la industria de la comunicación desde la generación de nuevas prácticas, nuevas exclusiones, las disrupciones, las rupturas, las diversas y nuevas construcciones y deconstrucciones de cultura que se crean y recrean en el marco de una creciente complejidad


- las currículas de profesiones modernas liberales que se caracterizan por un rígido orden de sus contenidos - las currículas cuyos contenidos se ordenan o se yuxtaponen dependiendo de las luchas o intereses corporativos internos. Las currículas de origen más reciente (no más de diez años) se caracterizan por su desorden, como el caso de las carreras de comunicación cuyas currículas se modifican casi en modo permanente, internamente, en sus plazos, en sus orientaciones. El desorden es una ventaja de nuestras carreras aunque con serias dificultades para trabajar sus currículas desde un enfoque de los procesos porque resulta más fácil trabajar con énfasis en los productos. Aunque se puede decir que no es una vuelta a las viejas escuelas de periodismo que se multiplicaron en América Latina porque se intenta incorporar nuevos campos de convergencia como los que se mencionan en las bases de este Encuentro. La posibilidad, desde nuestras universidades públicas y autónomas, de desarrollar el espacio teórico como la base para formar universitarios con una profunda comprensión de los cambios sociales, con un solvente conocimien-

to de los procesos de crisis y con la mayor capacitación en la incorporación de la diversidad como el punto clave de la defensa de los derechos humanos y de nuevos derechos; y, particularmente, con capacidad para PENSAR EN FUTURO. Cuando estamos hablando de una comprensión diferente del tiempo, estamos pensando en cómo se valora la lentitud y el vértigo de los nuevos desafíos tecnológicos y su adaptación a usos y rutinas de la vida cotidiana. “NOMADISMO” UNIVERSITARIO: la posibilidad de abogar por cierto “nomadismo” a través de - la institucionalización de espacios curriculares de recorridos abiertos para la rápida incorporación de nuevos conocimientos; - la creación de espacios de investigación abiertos para dar lugar a las miradas abiertas y no a la concentración y monopolio de miradas; - la capacitación de trabajadores de los medios de comunicación que permitan un contacto directo entre sus necesidades y las perspectivas de los jóvenes estudiantes.

¿CUÁL ES EL CAMINO? ENSAYO DE RESPUESTAS Si bien podemos ser críticos del páramo en el que estamos instalados en repetidas oportunidades (del latín: paramus: terreno desierto, elevado y sin vegetación) ese lugar del

monopolio del saber en que se erigen nuestras universidades, si no se sincronizan nuestros relojes en conexión con el medio, de ese páramo sólo subsistirá la ilusión del espejismo de la altura… Debemos iniciar el proceso deconstrucción que nos lleve a una nueva construcción y superar el “desierto del deseo producido electrónicamente” (McLaren: 17). Por ello hemos elaborado algunos ensayos de respuestas institucionales que deseamos compartir en este Encuentro: Una propuesta pedagógica flexible: “se trata de avanzar desde el currículo homogeneizador, la enseñanza disciplinadora… a un tipo de planeamiento curricular que sea el producto de la articulación de las diferencias” (A. Puiggrós, op.cit.:37); en otras palabras, flexibilizar enormemente la relación entre demanda del mercado de trabajo, proyectos de la sociedad y el Estado, investigación y planeamiento curricular”. Una propuesta pedagógica que articule las demandas del mercado con una fuerte base de conocimiento teórico, aun en las carreras cortas cuyas competencias aparecen como instrumentales strictu sensu: en ningún caso deberá faltar el desarrollo de4: • la capacidad crítica y reflexiva de interpretación y elaboración de la información de acuerdo a la ética profesional.

C. Baccin

de los sistemas de producción y circulación de sentido. Un espacio curricular NO ENCORSETADO por ser un espacio no tradicional frente a:

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Tecnicaturas en áreas de convergencia: - Comunicación massmediática, con competencias vinculadas a: • la elaboración de criterios sobre las dimensiones que adquiere la información de acuerdo a diferentes soportes y contextos • el desempeño en niveles intermedios de los medios periodísticos • la producción de información diferencial, de acuerdo a formatos y lenguajes, de material audiovisual, radiofónico y gráfico - Comunicación e instituciones con competencias relacionadas con: • la elaboración de criterios sobre la textualidad que construye la identidad institucional • la producción de formatos institucionales según diferentes soportes tecnológicos • la producción para micromedios o medios de soporte tecnológico de corto y mediano alcance • la elaboración e implementación de métodos de validación y testeo de materiales institucionales. Creación de áreas de convergencia curricular en niveles de grado de profesorados, licenciaturas con énfasis en áreas de especialidad, y de investigación: comunicación y educación (es la de más reciente creación), comunicación e instituciones, nuevas tecnologías y comunicación massmediática, comunica-

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ción y ciudadanía, que obliguen a trabajar desde la concepción curricular del trabajo en ÁREA, por ejemplo, desde la obligación de concursar como profesor de área, con énfasis en alguna de las áreas curriculares, pero que nos obligue a pensar en producir, enseñar, investigar en colectivos. Reconocimiento de circuitos de aprendizaje y capacitación cuyo requisito sea que deben contar con la base en formación en ciencias sociales y en ética profesional, para que no se conviertan sólo en competencias instrumentales. En estos casos, ofrecer el espacio universitario para la capacitación profesional del personal que trabaja en medios locales, comunitarios, regionales de modo de crear las condiciones para la circulación fluida entre idóneos, graduados, profesores y estudiantes. Generar espacios de investigación que contemplen la propia práctica como objeto de estudio. En nuestro caso estamos ensayando el desarrollo de un espacio de articulación entre la investigación y la extensión para la producción de conocimiento (un centro de investigación, el EEDUCOM, cuyo escenario de trabajo son escuelas marginales, con metodologías básicamente orientadas por la investigación-acción) y un fuerte componente de extensión universitaria: la Re.D.I., un proyecto que trabaja un espacio universitario como lugar de constitución de do-

centes de diferentes niveles en docentes-investigadores en su propia aula, a través de una metodología de investigación-acción. Las Áreas Pedagógicas de nuestros planes de estudio (en nuestro caso el Profesorado en Comunicación), con los primeros egresados de ese Plan de Estudios, son los iniciadores e impulsores de este modo de articulación entre el campo pedagógico y el campo de la comunicación. Sólo se produce conocimiento en la medida que se produzca una dialéctica entre los actores concretos y las vivencias de sus problemáticas, constituyendo a los docentes en investigadores de su propia práctica y posibles protagonistas de proyectos institucionales con lectura del contexto. Propiciar que las Universidades sean el espacio de capacitación para los maestros y profesores que requieren nuevas orientaciones: desde el asesoramiento al diseño de las modalidades que se abren a la incorporación de la comunicación y las nuevas tecnologías, a la articulación con los niveles terciario y la capacitación de los circuitos de profesores. Instalar en nuestras instituciones universitarias el cuestionamiento de la propia práctica pedagógica: Uno de los aspectos más difíciles de instalar: sólo es fac-


Como dice Mario Benedetti:

1. Puiggrós. A. Universidad, proyecto generacional y el imaginario pedagógico, Paidós, Bs. As. 1993.

2. Despacho Nº 96 de la Agencia Nacional de Comunicación y UTPBA, 12 de abril de 2000. 3. Kittler, F. Universidad= democracia, Radar, Supl. De Página 12, 2 de abril

“¿Qué les queda a los jóvenes? … ser jóvenes sin prisa y con memoria situarse en una historia que es la suya no convertirse en viejos prematuros…

de 2000, Bs. As. 4. Plan de estudios de la Carrera de Comunicación Social 1997, Facultad de Ciencias Sociales, UNCPBA. 5. McLaren, P. Pedagogía crítica, resistencia cultural y producción del

¿Qué les queda por probar? … sobre todo les queda hacer futuro a pesar de los ruines del pasado y los sabios granujas del presente.” Seremos sabios granujas si no movilizamos nuestras instituciones en vinculación a los nuevos desafíos, a las convergencias y a las disrupciones, a las rupturas, a las diversas y nuevas construcciones de la cultura que se crean y recrean desde la creciente complejidad de los sistemas de producción y circulación de sentido.

deseo, Aique, Bs. As. 1993.

C. Baccin

La única forma de poner en cuestionamiento nuestras prácticas debe plantearse en aspectos como: a) si estamos creando una ciudadanía alfabetizada en relación con los medios de comunicación (como plantea Mclaren5); b) si estamos teniendo en cuenta al “otro” en nuestras propias aulas universitarias -en este caso a los jóvenes que ingresan a nuestras facultades con su propia alfabetización tecnológica que han incorporado, aunque sea mínimamente por la “naturalidad” de su exposición televisivacuando aún dividimos nuestras clases en teóricas y prácticas, y las teóricas siguen desarrollándose básicamente sobre la comunicación oral y son “digestos” de los textos que, luego de fotocopiados, esperamos que en los exámenes los estudiantes repitan también fotocopiadamente, pocas veces son requisitos de desarrollar competencias discursivas, en sentido amplio.

Desde la responsabilidad de gestionar instituciones académicas universitarias, la principal es la de no estafar a los jóvenes que se están formando con nosotros. Sólo trabajando el presente con el futuro, no malgastaremos el erario público y su tiempo convirtiéndolos en viejos prematuros.

NOTAS

tible la operatividad de modificaciones curriculares si se conciben, no como el acomodamiento de espacios docentes sino como formas de aprendizaje radicalmente diferentes al enciclopedismo del que somos tan caros en el espacio académico. Y también la existencia de su contracara: la negación del pragmatismo en nuestras carreras que, cuando incorporan cierto énfasis en la producción son inmediatamente acusadas de propuestas “profesionalizantes”.

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A. Matuck

Artur Matuck

Proyecto Perforum: Diseñando flujos de información y conectando culturas

Profesor de la Escola de Comunicações e Artes de la Universidade de São Paulo. E-mail:armatuck@dialdata.com.br

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M a t u c k A r t u r

Proyecto perforum

2.ESCRITURAS MEDIÁTICAS

1.INTRODUCCIÓN El Proyecto Perforum fue concebido y presentado por Artur Matuck y el equipo de São Paulo de la Escuela de Comunicaciones y Artes de la Universidad de São Paulo en colaboración con Yara Guasque y el equipo Perforum Desterro, del Departamento de Artes Plásticas del Centro de Artes de la Universidad Estatal de Santa Catarina, Florianópolis, Santa Catarina. Perforum fue aprobado por la Pro-Rectoría de Cultura y Extensión Universitaria para participar oficialmente en las conmemoraciones en la USP de los 500 años del Brasil y por la Secretaría de Estado de Cultura del Estado de São Paulo, mereciendo el sello de la Comisión Paulista de los 500 años.

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El equipo del proyecto en São Paulo incluye a Artur Matuck, Cesar Barros, Otávio Donasci, Edgardo Arenas, Thais Siqueira de Andrade, Teresa Labarèrre, Ana Luiza Anker, Christina Janstein, Suzana de Moraes, Fabio Prata, Denise de Moura, Paula Perissinoto, Ricardo Barreto y Deborah Diksha. Perforum-Desterro en Florianópolis era formado por Yara Guasque, Daniel Izidoro, Verseles Amancio, Leonardo Roão, entre otros.

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La fundamentación teórica del Proyecto Perforum sigue un concepto de autoría en creación mediática desarrollado en obras contemporáneas de arte y tecnología. Este concepto desdobla el proceso de creación en estadios distintos y sucesivos: el primero, llamado meta-texto (o pre-texto) actúa como generador, determinante del segundo, el texto propiamente dicho, que enuncia el metatexto. En el tercer estadio, el pos-texto, el texto enunciado es editado, re-escrito, comentado y preparado para su divulgación y publicación. Según este protocolo, los trabajos a ser realizados seguirán directrices predeterminadas de orden procesal, conceptual, tecnológico y computacional, que constituyen el metatexto. El metatexto tiene por tanto la función de orientar actos performativos de expresión estética, proce-

dimientos de organización de informaciones, procesos generativos de secuencias significantes o sistemas de producción co-autorada. Esta conceptualización del proceso creativo busca evidenciar un estadio implícito del pensamiento, el esquema estructurador de una obra, haciéndolo explícito. Al mismo tiempo, el metatexto se constituye en un texto autónomo con lenguaje, estilo, grafía y estética propios y de este modo podrá ser considerado como un elemento del discurso en su totalidad, pudiendo o no ser incluido en la versión final editada, conceptualizada como el postexto. En este proceso autoral el creador actúa como meta-autor, concibiendo y escribiendo el metatexto en su forma definitiva. Posteriormente, como artista procedimental, el mismo autor o los co-autores producen el trabajo, esto es, escriben el texto, según el proyecto metatextual. Las directrices de este proyecto, no obstante, no deben imponer restricciones imperativas: cada procedimiento sugiere, propone, diseña las estrategias procesales que orientan o modifican los flujos creativos, pero sólo parcialmente pre-determinan contenidos. Es probable sin embargo, que durante el proceso de producirse el trabajo, de actualizarse las directrices previstas en el metatexto, la práctica ac-


Además de eso, se puede identificar diversos niveles: metatextos, textos y pos-textos que se desdoblan en niveles jerárquicos. Son escrituras que determinan nuevas escrituras, planeamientos que orientan planeamientos más detallados, procesos que sugieren procedimientos de creación individual o colectiva, que son al final editados, revisados, preparados para ser divulgados, sea en conferencias, en publicaciones impresas o en sitios computacionales. Esta ha sido la experiencia de actualizar el Proyecto Perforum. Dada la amplitud del metatexto original, la textualización del Perforum ha exigido un trabajo continuo de planeamiento, producción y orientación realizado interactivamente entre los terminales participantes en las transmisiones. Este ha sido un proceso inédito así como imprevisible. El planeamiento interactivo de eventos de teletransmisión no tiene todavía un canon establecido de reglas y procedimientos. Por tanto la experiencia de Perforum en este campo abre perspectivas para el establecimiento de este lenguaje metatextual interactivo en el cual dos grupos distantes conducen, pre-

viamente a las teletransmisiones, reuniones presenciales preparatorias, previendo el planeamiento y dirección de las conexiones. En este sentido, la documentación resultante de la experiencia del Proyecto Perforum revelará también la emergencia de este lenguaje metatextual interactivo, los rasgos de esta experiencia, de este desafío de planear interactivamente. 3. PROYECTO PERFORUM: UN METATEXTO 3.1. Conceptualización El proyecto Perforum se propone integrar telecomunicación, diseño, educación, artes plásticas y performance, en la realización de un evento telemático intercultural de larga duración congregando individuos, artistas, escritores, teóricos y humanistas brasileños, indios, europeos, africanos y americanos. Su concepto fundamental es el de la interacción dialógica entre creadores, individuos, intelectuales, representantes de países, regiones, etnias y culturas distantes que participaron del movimiento de Navegaciones, de la Constitución Étnica y Cultural de las Américas y especialmente del Brasil. Perforum propone que la reflexión constructiva y estética acerca del entrecruzamiento cultural de la Conquista se manifieste también en el descubrimiento del ciberespacio. La celebración del proceso histórico de las Navega-

ciones se dará, por tanto, a través de la interacción cultural, marcada por la telecomunicación, por la teleprensa, por el arte interactivo, por los procesos de autoría colectiva. De este modo, los individuos creadores serán invitados no sólo a reflexionar sobre la historia de la conquista de las Américas en el siglo XVI sino también sobre la civilización emergente del siglo venidero, sobre las posibilidades del ser humano frente a la revolución tecnológica. Estos individuos serán por lo tanto desafiados a pensar la interacción entre el hombre y la máquina, entre la expresión individual y la coproducción humano-digital, entre la escala individual y planetaria, a reflexionar acerca de la emergencia de lo multi o inter lingüístico en los procesos telemáticos, a iniciar otra colonización, la invención del ciberespacio. 3.2 Estructura Perforum se estructura a partir de acciones virtuales, pedagógicas, telemáticas, combinadas entre sí, buscando integrar procesos digitales con eventos localizados en el contexto físico y geográfico. Perforum Virtual se instaura a partir de un sitio computacional que implanta, organiza y divulga el Proyecto en su totalidad. El sitio contendrá una descripción del Proyecto, documentación de los eventos realizados, un informati-

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túe reflexivamente, provocando una posible reelaboración del metatexto. En este caso ocurre un proceso de realimentación que enriquece y perfecciona el proceso.

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vo actualizado, además de un espacio interactivo, con un foro de debates, un banco de proposiciones estéticas sugeridas y un mapa de las conexiones actuantes. Perfor um Pedagógico se instaura a partir de un proyecto de enseñanza presencial, virtual y telemática, que busca ofrecer talleres, instrucción programada, encuentros y eventos para comunidades e individuos interesados en vivenciar el telearte y motivados a reescribir la historia del Brasil a partir de una perspectiva contemporánea. Estos talleres tratan de proporcionar tanto una formación histórica y teórica en arte contemporáneo, telecomunicación y ciberespacio, como una práctica artística experimental a través de teleperformances, videoconferencias y telecomunicación digital. Perforum Telemático proyecta una serie de contactos videotelemáticos posibilitando el intercambio de textos, imágenes, conferencias, performances y otras manifestaciones. Para la realización de estos eventos se formará una red internacional de artistas e instituciones. Estaciones de teletransmisión especialmente equipadas serán utilizadas en estos proyectos y eventos. Perforum telemático prevé tres modalidades de utilización creativa de los sistemas de video-comunicación: video-conferencias, teleperforman-ces y eventos de teleprensa.

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Perforum Documental prevé también la documentación de estos eventos y obras, la reflexión y evaluación, y posteriormente, la edición de un catálogo en un sitio computacional, en CR-Rom y en medio impreso. 3.3 Objetivos Reflexionar acerca del movimiento de las Navegaciones en el Siglo XVI de manera crítica e innovadora enfatizando la creación artística colaborativa, a través del ciberespacio. Valorizar al ser humano como creador y transmisor de ideas, información y manifestaciones teóricas y artísticas, integrándolo en la red internacional de telecomunicación. Crear enlaces/conexiones entre individuos, artistas, escritores, teóricos y humanistas de varias partes del mundo, buscando valorizar la colaboración, la interacción y la cocreación. Proporcionar el intercambio de ideas, conceptos y posicionamientos, buscando la difusión cultural, el conocimiento mutuo, y la valorización del Otro. Manifestar lenguajes del arte que investigan la interacción dinámica entre agentes humanos, procesos computacionales y tecnologías de telecomunicación. Desarrollar el metalenguaje de los procesos cooperativos del ciberespacio, de los sistemas interactivos, de los pro-

yectos de comunicación y de la reingeniería social. Ampliar el campo de expresión de lo político, de lo estético, de lo literario, buscando confrontaciones y diálogos entre conceptos poco explorados, en campos inusitados, en experiencias y en procesos de aprehensión. Establecer la interacción entre la comunidad virtual y el territorio geográfico buscando posibilidades de interacción y de acción combinada entre individuos distantes buscando el desarrollo planetario. 3.4 Proposición La llegada del europeo a América, marcada por conflictos étnicos, políticos y religiosos dio como resultado la coexistencia y diversidad cultural, propagándose un proceso histórico actuante que también fue experimentado e interpretado. Actualmente la telemática posibilita la implementación de sistemas de inter-grafía video-interacción y co-educación entre agentes distantes, propiciando la confrontación de diferencias culturales y la emergencia de nuevas situaciones socio-político-culturales en escala planetaria. Las estructuras tecnológicas de las telecomunicaciones pueden proporcionar a los integrantes de cada cultura la oportunidad de experimentar procesos de co-creación y de tele-transmisión artística, in-


Formas inéditas de creación cultural, podrán de este modo ser establecidas en el emergente universo del ciberespacio con reflejos consecuentes en proyectos culturales de individuos y de poblaciones aun en territorios distantes entre sí. De este modo Perforum se propone como objetivo favorecer este proceso actual de sincretismo cultural, de interacción telemática, de creación conjunta de textos, performances, celebraciones y telebraciones, proponiendo como concepto esencial el encuentro creativo y multimediático entre agentes culturales de continentes distantes. Este complejo proceso de agenciamiento e interacción multicultural busca mimetizar, cuestionar, transcrear el sincretismo cultural resultante de las Navegaciones a partir de la tecnología contemporánea de las telecomunicaciones.

4. PERFORUM DOCUMENTAL: RELATOS Y REFLEXIONES 4.1 Perforum Pedagógico Oficina de Integración Interracial. Coordinación: Hipahindi Toptiro, Líder de la Nación Xavante. Participación: Oahu Toptiro, artista plástico xavante

Reserva Xavante del Mato Grosso do Sul Producción y participación del Equipo del Proyecto Perforum, São Paulo, Igaratá, São Paulo, Agosto 1999. Relato: “Enamorar en xavante”. Texto de Artur Matuck nos encontramos en una casa de campo en igaratá. al atardecer una fogata y danzas xavantes alrededor. las mujeres se resistían a bailar como indias, pies y manos juntos, saltando para adelante y para atrás. podemos bailar como hombres dijeron desobedeciendo el fuego creó un círculo místico recreado por el video de luces trazos amarillos y rápidos. oímos a hipahandi hablar sobre la cultura xavante conversar y cantar en xavante, asumía un poder que le habíamos concedido y nos hablaba de espacios inexplorados del cuerpo, del baile, del movimiento. un cencerro de cuerdas y de plumas amarrado en la pierna de suzana denunciaba un mestizaje, una sexualidad lasciva. ella se dice descendiente de una india que la familia quiso esconder. algunos slides relatan la fundación de la nueva aldea, creada según la arquitectura tradicional, al lado del río, las casas en círculo, muy lejos de la acción de los misioneros que insistían en que no se hablase xavante. para ellos y ellas de la reserva xavante de sangradouro la sexualidad estaba en todo lugar, en el

cercado, en la comunidad. como se enamora en xavante. una seducción ordenada, una danza simétrica, los sexos opuestos de cada lado se aproximan y se apartan, por instantes, las manos en los cabellos, de los otros, de todas las otras, aventuras adolescentes que nos hacer sonreír llenos de celos y excitación, tocando en el rostro, en la nuca, en los cabellos de otras mujeres que también nos sonríen. fuimos a dormir contentos como niños llenos de caricias. pintura corporal, cuidar del otro, diseñar, pintar, rojo del achiote y de la casa del artista, en el rostro, en la pierna, en el brazo. oahu, joão, un todavía pequeño xavante, contador de mitos, artista e ingenuo tenía mucha paciencia para mirar y pintar a la paula que quedó descansando casi todo su cuerpo pintado de rojo vivo. todos riendo. un collar de una sola pluma estirado hacia atrás del cuello nos dejaba ver extravagantes imágenes en el video como también a las mujeres hechas indias pintadas de rojo y negro imágenes de una alegría llena de sol. el masaje xavante. en la aldea los guerreros y cazadores extenuados son recibidos con manos mucho más densas que llegan profundas dentro del cuerpo y de los músculos. un guerrero xavante se propone masajearnos. seremos también guerreros en una escena íntima, hombres o mujeres delante de él, insinuación, poder y conocimiento, osadía, toques por todo el

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telectual, performativa y comportamental.

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cuerpo, solo una terapia. relajarse en sus manos, él es un líder y merece todo, nosotros somos inocentes, sin saber de la naturaleza, de los ríos, de los árboles y de los pájaros, sin saber de una virilidad salvaje que apenas vislumbramos. pero son nuestras mujeres, son mujeres blancas. mucho tiempo después, cuando muchos ya habían tomado el rumbo de la capital, cuando el cansancio invitaba a conversaciones amenas, a palabras inocentes o sorprendentes, pero que nunca deberían haber sido pronunciadas y ahora son escritas. hubo un abuso, un asedio, y un silencio. una situación en la cual las manos avanzaron más por territorios corporales prohibidos, por los senos, las mujeres blancas masajeadas o seducidas. un cuerpo estremecido. esta voz de mujer protestaba frente a nosotros, de una cierta infidelidad del sentimiento y de la emoción, decía algo así como que los gestos no deberían anteceder al habla, el habla es una marca de la sinceridad y debe siempre surgir antes en un proceso de seducción que sólo así se hace legítimo, de otro modo, si los gestos vienen antes, no. se tiene que hablar con una mujer. todos en círculo, cansados, después de dibujar la mañana entera y revelar la experiencia de dos días reunidos con lápices coloridos en un papel muy blanco, aprendiendo a sentir de aquellos indios que parecen haber resistido

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a una larga historia de violencia que no conocemos, que permanece oculta, dispersa. Nosotros les habíamos ofrecido nuestra frontera de humanidad, una señal del otro lado, del otro margen, diciendo para nosotros mismos que sería posible, como fue realmente posible este encuentro, pero ahora surge otra versión, la versión que rechaza, que juzga inconveniente, que lo devuelve a salvaje. esta conversación, esta sensación de incomodidad, de incomprensión, ante la sexualidad, del hombre y de la mujer, del encuentro de estas energías psíquicas, se prolongaría por mucho más tiempo, a través de otros circuitos, transbordando por las palabras en las pantallas de las computadoras, distribuidas para muchos de nosotros por la red. “yo me sentí ofendida como mujer y como hembra”. delante de este desconocido, cómo reconocer el asedio o la sexualidad. cómo juzgar, ahora que nuestros valores se han diluido en una frontera mestiza. teresas, paulas, suzanas, beatrizes, cristinas, yaras, teníamos que defenderlas de estas manos masculinas que se disfrazaban de curadoras. este sería el papel que deberíamos desempeñar. rechazar la sexualidad, defender la moral, un espacio construido para la privacidad, o una cura por las manos. una de ellas dice exactamente lo contrario. no hubiera perdido esta oportunidad única. este hombre indígena sería bien recibido por su

cuerpo de mujer blanca. todas estas mujeres hablaron mucho durante este círculo abierto llevando sus voces al centro, respirando sus palabras por la boca, haciendo surgir sus imágenes, llenando el aire de sus presencias, dejando a todo momento surgir la fuerza de una sexualidad propia brasileña. la cuestión permanece, aún, resonando en nuestras memorias, buscando respuestas que no tenemos. algún tiempo después nos dicen que él mismo ya había oído todo que las narrativas habían llegado a los oídos xavantes pero él dice que no, nada antiético, nada de asedio, la seducción había venido en la dirección contraria. los circuitos masculinos pasando por los edsones, artures, ripas, joãos, ramiros, cesares, edgardos, sylvios, construyeron nuevas narrativas que aún se seguirán construyendo, una mujer asediada, intrigada por la seducción de un xavante, su voz oída, asumida, permitida, interpretada por la escritura de un otro, de un hombre. la cuestión se dirige ahora al testimonio de la palabra escrita, al derecho que teníamos de sugerir tales narrativas, al papel que todos desempeñamos en esta escena de encuentro, entre uno y otro, hombre y mujer, voz y texto, y por esto nos pareció razonable eliminar todas o casi todas las letras mayúsculas de este texto y dejar que las interrogaciones se coloquen solas. hasta que otro día en la oca


4.2 Perforum Telemático Conexión São Paulo/USP – Barcelona/La Fariñera São Paulo – Estación Ciencia – USP Barcelona – Centre Cultural La Fariñera del Clot Mayo de 2000 Proyecto: Perforum Descubrimientos Perforum Descubrimientos tiene por objetivo concebir, realizar y documentar una serie de eventos de videocomunicación congregando jóvenes y niños de São Paulo y de Barcelona, España. Los eventos serán producidos por el Proyecto Perforum de São Paulo, por la Estación Ciencia de la Universidad de São Paulo y por el centro Cultural “La Fariñera del Clot” de Barcelona.

Bajo la coordinación de los profesores Artur Matuck e Hiliana Reis este proyecto tiene el apoyo y se integra al Proyecto Perforum dirigido a la utilización de las tecnologías de comunicación en ámbito nacional e internacional. El Proyecto Perforum ha realizado desde junio de 1999 eventos de videocomunicación, talleres, coloquios y conferencias. La Estación Ciencia es un centro de difusión científica, tecnológica y cultural del ProRectorado de Cultura y Extensión de la Universidad de São Paulo. Tiene como objetivo ofrecer a la población, principalmente a través de exposiciones, oportunidades para conocer y analizar fenómenos, teorías e investigaciones científicas. Fue inaugurado en 1987 por la Universidad de São Paulo, ocupando un predio construido a inicios de siglo, en el barrio de la Lapa. El Centro Cultural “La Fariñera del Clot” es una antigua reivindicación del barrio del Clot en Barcelona, que además de mantener el patrimonio histórico de una fábrica de harina construida a inicios de siglo nace de la voluntad de responder a las futuras necesidades culturales y educacionales del barrio. Mantiene un compromiso con la innovación y con la provocación de cambios en el panorama sociocultural del territorio de la ciudad de Barcelona. Perforum Descubrimientos pretende realizar un evento

intercultural entre estudiantes brasileños y españoles. Los participantes serán desafiados a pensar la propia identidad y la del otro, el lugar del diferente, a construir imágenes y conceptos, a partir de la expresión individual y colectiva. Relato: Experiencia en “La Fariñera del Clot” Texto de Artur Matuck Conocí el Centro Cultural La Fariñera del Clot el lunes 15 de mayo de 2000. En el subsuelo conocí al equipo y las instalaciones de la Radio TV Clot, un vehículo comunitario que usa radio, video y televisión en la animación cultural de comunidades menos privilegiadas, pobres y marginales del distrito del Clot. Cuando llegué fui recibido por Vanessa Ros Vilar y presentado a los técnicos Fernando y Daniel. Les mostré el videofono que había traído de São Paulo especialmente para los eventos y discutimos cómo adaptar sistemas de audio y video a la interacción entre los grupos de jóvenes. Pensamos conectar el videofono a los monitores mayores y utilizamos el teléfono a viva voz para que la conexión de audio no quedase reducida sólo a dos interlocutores. Fui invitado a visitar un centro comunitario, el Casal infantil El Drac. Pero para nuestra sorpresa un grupo de jó-

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de ibirapuera un video muestre un poco más sobre la sexualidad de ellos. en la comunidad del cercado, en una ceremonia frente a todos, una mujer nueva es llevada por las manos de su madre debajo de una estera de palma donde su futuro marido la espera. todos observan cuando la estera se baja para esconder a la pareja. todos saben que allí se forma un escudo, una sexualidad permitida. ella no pasa de ser una niña, tiene apenas nueve diez años y nada podría saber, yo digo, pienso, y observo un narrador que continuamente hace suposiciones como nosotros que llenamos a los otros con nuestras fantasías, nosotros que procuramos escribir sobre lo que se releva.

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venes de El Drac, liderados por la monitora Pilar llegaron a La Fariña y pudimos desarrollar una actividad de integración allí mismo. Alrededor de una mesa, en el estudio de TV Clot iniciamos una larga conversación acerca de Perforum y los eventos que estábamos planificando. Discutimos la identidad cultural e individual, la historia y la cultura de Brasil, los 500 años de la colonización en América Latina, la cuestión de los indios y de los negros brasileños. En seguida discutimos cómo haríamos para que los grupos de jóvenes del Brasil y de España pudiesen conocerse, intercambiar experiencias y comunicarse. Colocamos el videofono en la mesa, hablamos de la distancia entre São Paulo y Barcelona, de la diferencia entre los husos horarios, de los objetivos de los eventos de videocomunicación, de las posibilidades que ofrece la tecnología de contacto a distancia. Me explicaron que el videofono permite que una imagen de video sea codificada en sonidos y teletransmitida hasta otro terminal que decodifica los sonidos recibidos y reconstruye la imagen original. De este modo podríamos enviar nuestras imágenes al Brasil a través de una simple llamada telefónica. Un cencerro adquirido en el Museo del Indio de Brasilia y producido en Alto Xingu sirvió como instrumento para una discusión de la diferencia

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entre nuestras culturas. El cencerro del Alto Xingu difería en materia prima y en el proceso de producción de los cencerros producidos en España que eran de plástico y producidos en gran escala. El primero, producido manualmente a partir de fibras, frutos, plumas, materiales recogidos de la naturaleza, los últimos producidos en masa a partir de plásticos. Los jóvenes de Clot se interesaron mucho por la historia del Brasil, hicieron preguntas, demostraron curiosidad e interés en conocer a los brasileños. “¿Pero cómo podremos entenderlos si no hablamos la misma lengua?” Constatamos que nuestra propia situación de entendimiento mutuo sólo era posible debido al origen común del castellano y del portugués. Por esta razón hablantes de estas lenguas podían entenderse casi sin esfuerzo, como estaba ocurriendo ahí mismo. Los jóvenes, un tanto inquietos, amasaban los ceniceros de aluminio. Recordamos entonces los lenguajes no-verbales, diversos códigos de comunicación, de cómo difieren de un país a otro. Pregunté cómo los padres besan a sus hijos en España y me sorprendí mucho al oír que allá los padres besan a sus hijos pequeños en la boca. Evaluamos las limitaciones de los medios, de las tecnologías. El videofono sólo envía imágenes estáticas, una después de la otra, cada diez

segundos. Propusimos entonces un ejercicio de reglamentación. Cada participante desarrollaría una guía con diez escenas secuenciales. Distribuimos papeles en blanco, divididos en áreas numeradas y todos se pusieron a diseñar y a escribir, describiendo las escenas que nos gustaría transmitir. Fue planteado el desafío de cómo poder comunicarnos a través del lenguaje no-verbal. ¿Cómo enviar mensajes a través de gestos, expresiones faciales, imágenes a jóvenes de otro país, otra cultura, otra lengua? Muchos desarrollaron las guías en ese momento, mientras otros se dispusieron a realizarlas en casa. La actividad permitió un punto de focalización concreto y todos se tranquilizaron y comenzaron a pensar y reflexionar sobre su propia participación. Al día siguiente las guías estaban a punto pero desgraciadamente sus autores no pudieron interpretarlas. El equipo de la TV Clot hizo un trabajo excepcional, dedicándose a la construcción de un sistema intermedial, conectando el videofono, el teléfono, las líneas telefónicas, equipos de audio y video en estudio de grabación, improvisando cuando era necesario. Desgraciadamente, el test programado, que ya se había convertido en un evento, falló. Las imágenes enviadas de São Paulo aparecían quebradas en la pantalla del video-


Mientras tanto, las conversaciones telefónicas también se restringían a dos interlocutores. Algunas veces la voz de Hiliana Reis venida de São Paulo era ampliada a toda la platea que respondía, creándose un diálogo entre una persona y un grupo. La expectativa de reconocerse visualmente se vio frustrada pero casi todos se presentaron por el teléfono diciendo su nombre, su edad y las cosas que más les gustaban. Se esforzaban por identificarse y recibir respuestas. Además de la falla del sistema de videocomunicación hubo también una cierta descoordinación sobre las disponibilidades de horarios. Mientras en la RTV Clot necesitábamos terminar la transmisión, cerrar los trabajos, los jóvenes de São Paulo acababan de llegar a la Estación Ciencia. El proyecto debería continuar al día siguiente, pero como habíamos enfrentado dificultades con esos instrumentos (el teléfono y el videofono), decidimos operar también por otros medios. Al día siguiente el fax fue utilizado y permitió un efecto casi telestésico, un entusiasmo mutuo por el reconocimiento, por la identificación de algo en común entre jóvenes de culturas, lenguas y países dis-

tantes, que intercambian diseños, textos, nombres, edades, gestos, preferencias, pero que también insinúan en estos mensajes la alegría, la solidaridad, la sensualidad, la complicidad, sentimientos y emociones que se obstinaban por trasponer los mensajes más simples. Al final resultó el deseo de continuar, de dar esta oportunidad a los jóvenes, de convertirse en agentes de la comunicación a distancia.

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fono pero cuando eran retransmitidas a los monitores de televisión resultaban imágenes reconocibles de los rostros de los participantes del Perforum São Paulo, aunque en baja resolución.

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H. Herlinghaus

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Hacia una hermenéutica de la comunicación. Narraciones anacrónicas de la modernidad en América Latina

Profesor en la Universidad de Pittsburgh. E-mail: hermann.herlinghaus@t-online.de

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Modernidad en América Latina

Las siguientes reflexiones intentan profundizar un espacio conceptual intermedio. Los estudios de la comunicación suelen guiarse en notable medida por el camino de los procesos, las estructuras, las redes. Por el otro lado se han perfilado numerosas perspectivas en torno a las figuraciones simbólicas, por ejemplo en los niveles semiótico, psicoanalítico y tipológico. Ubicada entre las dos tendencias se encuentra la dimensión de las mediaciones, articulada por Jesús Martín-Barbero, la que designa espacios opacos que siguen concerniéndonos como problemática compleja. Un reto latente en esta perspectiva consiste en pensar la hermenéutica de una manera radicalmente distinta: pensar en tiempos de avanzada globalización, una hermenéutica de la comunicación que cuestio-

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na los lastres universalistas de la hermenéutica textual, pero que a la vez se muestre capaz de actualizar las raíces híbridas de la misma tradición hermenéutica. Tradición en la que late un pensamiento retórico palimpsesto cada vez más vigente. Sostenemos que la perspectiva de «las mediaciones» ha abierto una brecha insólita para una parte de las ciencias sociales como también para una reconsideración de la lingüística y los estudios literarios. Con esto se designa una especial necesidad de seguir indagando interpretativamente en los espacios y estructuras –siempre difíciles de delimitar- de las figuraciones simbólicas que se encuentran «en movimiento», incluso cuando parecen cristalizados en textos, mensajes y formatos mediáticos. A partir de estas premisas vamos a discutir las siguiente tensiones conceptuales: narracióndiscurso, comunicación-comprensión, massmediación-melodrama. La perspectiva latinoamericana que nos acompaña en esta reflexión transdisciplinaria ha generado estímulos que requieren un debate comparativo más intenso.

1. NARRACIÓN Y DISCURSO. HACIA UN “OTRO EPISTEMOLÓGICO” DE LA MODERNIDAD Comenzamos por una pista curiosa. Jorge Luis Borges relató en 1932 un sueño bajo el título Una vindicación del fal-

so Basílides (1996, I, p.213), sueño que narra una versión de la creación del mundo. Leemos que el principio del hombre y posiblemente sus peripecias posteriores se deben a “nuestra temeraria o culpable improvisación por una divinidad deficiente, con material ingrato” (p. 214). “En el (sistema) de valentino [...] una diosa caída (Achamoth) tiene con una sombra dos hijos que son el fundador del mundo y el diablo. A Simón el Mago le achacan una exasperación de esa historia: el haber rescatado a Elena de Troya, antes hija primera de Dios y luego condenada por los ángeles a trasmigraciones dolorosas, de un lupanar de marineros en Tiro.” (p.215) Y se llega a la interpretación de “esas invenciones oscuras” de la siguiente manera: “No nuestro mal, sino nuestra central insignificancia, es predicada en ellas. Como en los caudalosos ponientes de la llanura, el cielo es apasionado y monumental y la tierra es pobre. Esa es la justificadora intención de la cosmogonía melodramática de Valentino, que devana un infinito argumento de dos hermanos sobrenaturales que se reconocen, de una mujer caída, de una burlada intriga poderosa de los ángeles malos de un casamiento final. En ese melodrama o folletín, la creación de este mundo es un mero aparte. Admirable idea: el mundo imaginado como un proceso esencialmente fútil, como un reflejo lateral y perdido de viejos episodios celestes.”


de percibir la modernidad como experiencia de un ¢estar-en-el-mundo¢, no dispone de un habla como ‘morada del ser’, eso es como morada discursiva de un ‘ser’ que habita, aun en sus actos de descentramiento, los órdenes discursivos del centro. Mientras la morada de Heidegger es el discurso, la morada de Borges es la narración. Discurso y narración no son entidades si no los enfocamos desde una perspectiva de asimetría epistemológica y cultural. Permiten repensar el tan discutido problema de la identidad. Escribe Paul Ricoeur “El problema de la identidad puede desembocar en una antinomia. Se postula o un sujeto idéntico a si mismo, o se sostiene con Hume y Nietzsche que ese sujeto autoidéntico es una ilusión substancialista cuya despedida nos deja meramente una diversidad de cogniciones, emociones y voluntades.” Hasta aquí el dualismo. Pero el dilema [del dualismo] desaparece cuando se reemplaza una identidad substancial o formal (el idem) por una identidad narrativa (el ipse).” (1985, III, p.396) La última no es exenta de reflexividad. De ella habla un tipo de reflexi-vidad cuyo vínculo con la vida y la sociedad es de carácter narrativo y esto vale tanto para individuos como para comunidades. Individuos y comunidades, independiente de lo diverso de los registros, se constituyen en su identidad (ipse) a través de las historias que cuentan a ‘sí mismos’ sobre sí mismos.

Nuestra alusión a Ricoeur, filósofo intensamente discutido por Jesús Martín-Barbero, permite revisitar a Borges como uno de los pensadores que no solamente han cuestionado la división que el saber moderno ha erigido entre historia y relato –story and history- sino quien tempranamente se inclinó por hacerse acceso no especulativo a la historicidad de la modernización en América Latina. Cabe aclarar que nos concierne u concepto de narración que no lleva a igualar sentido y mensaje narrado. Se trata de que ‘narración’ aparezca ni como seudónimo de discurso ni como su polo opuesto, sino como un espacio conceptual intermedio entre lo discursivo y lo supuestamente no discursivo. Lo que nos interesa es una relación de asimetría cultural y epistemológica entre los conceptos ‘discurso’ y ‘narración’. Donde otros han novelado o, al pisar el terreno de la filosofía omitieron el suelo de la narración, Borges se empeñaba en un interminable proyecto de re-narraciones y ‘falsificaciones’ de probadas tradiciones discursivas. La narración le permitió internarse en el terreno del discurso filosófico de otra manera. Su experiencia de los bordes de la modernidad le produjo escepticismo ante unos esquemas holísticos de lo latinoamericano como también de lo occidental, orientando su búsqueda hacia una práctica que le permitía indagar, en términos de sentido e identidad, en los márgenes de los ‘discursos’.

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(ib) Idea de la constelación primaria según la cual hay una melodramático ¢estaren-el-cosmos¢ de “divinidades subalternas”. En medio de las luchas y aventuras amorosas entre estas divinidades la creación del mundo resulta un hecho meramente casual. Melodrama y folletín, desde su radical marginalidad categorial, le ayudan a Borges a interferir en problemas concernientes a un pensamiento crítico de la modernidad. En el ejemplo citado la referencia al melodrama tiene un toque antiteleológico. Una narración primaria convertida en orden de discurso (aquel ‘discurso’ identitario de los orígenes que Borges ironiza) se desplaza hacia una narración episódica. La mirada que a partir de ahí planteamos es la siguiente: en vez de preguntar por las ‘soluciones’ filosóficas que el escritor argentino articula como camino literario, habría que preguntar a la vez por el status epistemológico de su concepto de narración. O sea, si han entrado en crisis los discursos de la modernidad en los que el tiempo es extensión progresiva o el medio de una razón mayor ¿cómo se conceptualiza esa otra cara del tiempo, no la modernidad como tiempo (universal) sino el tiempo de la modernidad en tanto experiencia y diferencia? Pregunta que hace aparecer a Borges como contemporáneo de Heidegger, pero con una distinción epistemológica hasta ahora subestimada. La perspectiva periférica

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Abogamos por un concepto de narración en que los nexos entre significante y significado no son menos complejos que en los discursos (literarios o filosóficos) supuestamente antinarrativos. Un ejemplo nos da Ricoeur (1985) según cuya perspectiva los seres humanos se constituyen en el tiempo cotidiano a través de la narración. En un primer nivel la ‘cotidianeidad humana’ pasa por la recepción de determinadas narraciones, es decir, por aquello que Gadamer llamaría “historicidad de la comprensión” (1997, pp. 331-338) la que se relaciona a la función productiva del prejuicio o pre-entendimiento. De esta manera, el narrar permite trascender un ‘estar-en-eltiempo’ (cotidiano) y acercarse a su figuración. El fenómeno que permite invertir el ‘orden natural del tiempo’ y establecer la acción humana tanto en el tiempo como en la memoria, es, según Ricoeur, el “plot”. Un segundo nivel es marcado por una dialéctica entre figuración (plot) y repetición. La comprensión cultural de la narración no se da a través de la culminación del plot -el famoso ‘happy end’. En vez, unos importantes recursos de proyección cultural y social residen en las habilidades de poder retardar la vida narrativamente, y de esta manera extraer de la repetitividad, a través de la re-narración, una búsqueda de sentido. Hermenéuticamente dicho, se trata de un camino de conocimiento que pasa en notable medida por

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el re-conocimiento. Y aún cuando los registros son distintos en el caso de Borges y el de Ricoeur, el escritor argentino fue precursos de muchas críticas de un discurso monolítico de la modernidad: Manejaba el secreto de la renarración para dar acceso no especulativo a lo heterogéneo de la modernidad.

2. COMUNICACIÓNCOMPRENSIÓNMASSMEDIACIÓN Nuestro trazado de problemas está vinculado a un movimiento teórico que comenzó a articularse en América Latina a principios de la década de los ochenta como una conciencia analítica trasnacional. Entre sus conceptos básicos se encuentran los de ‘modernidad no contemporánea’ y ‘modernidad heterogénea’, y también ‘(pos)modernidad periférica’. Si aquí se trata de figuras conceptuales de alteridad, los estudios de la comunicación han adquirido un papel estratégico para ese debate. Esto se hace patente hasta tal grado que el pensamiento de identidad y otredad ha llegado a pasar notablemente por el campo de la comunicación masiva, campo de negociación de autoridades en que los conflictos se dan en su mayor opacidad. La pregunta por el estatus de la comunicación masiva se acentúa doblemente, ya que los países latinoamericano no figuran entre los primeros productores de conocimientos

especializados y mercancías de la comunicación electrónica, y sin ser productores de lógicas fuertes de a comunicación padecen las nuevas logísticas de la reterritorialización. El desafío hermenéutico-cultural no podría resultar más grande. Jesús Martín-Barbero se ha dedicado a reformular la pregunta por la modernidad a través de un determinado concepto de comunicación. A la luz de la avanzada globalización cabe ser recordada su frase de 1989: “[...] el tema de ‘comunicación y modernidad’ nos concierne de un modo bien particular a los latinoamericanos, pues lo que en él se nos plantea no es tanto una cuestión de actualidad sino la del sentido mismo de la modernidad latinoamericana, o mejor, la trama de modernidad y discontinuidades culturales, de anacronías y utopías que sostiene y resiste, asimila y enfrenta la comunicación masiva en nuestros pueblos” (1989/1994 pp. 83, 84). Aquí es especialmente interesante el modo cómo comunicación es conceptualizada, y veremos que la mencionada asimetría discurso-narración va ganando peso epistemológico. ‘Comunicación’ es designada como generadora de un “saber mestizo”. Hay en Marín-Barbero un expreso rechazo de una mirada funcionalista u operacionalista por un lado, y de un pesimismo elitista a lo Adorno y Horkheimer por el otro. La comunicación le sirve para


Si recordamos la idea del llamado círculo hermenéutico, en ella está inscrita una ‘rehabilitación’ del prejuicio, quiere decir del pre-entendimiento como mecanismo de mediación cultural de la realidad histórica de individuos y comunidades. ¿Desde dónde se comprende para poder vincular los ámbitos de imaginación e interpretación? Esto sucede, según un presupuesto que la hermenéutica filosófica ha prestado del pensamiento retórico, no desde un punto cero o desde la abstracción, sino desde un preentendimiento que es parte de vida, tradición e intercambio. Gadamer escribió: “Mucho antes de que nosotros nos comprendamos a nosotros mismos en la reflexión, nos estamos comprendiendo ya

de una manera autoevidente en la familia, la sociedad, y el estado en que vivimos. [...] Por eso los prejuicios de un individuo son, más que sus juicios, una realidad histórica de su ser” (1960-1997, p.344). Cuando hablamos de la historicidad de la comprensión nos asomamos a esta premisa sin compartir la hipostasión gadameriana de la clásica hermenéutica textual. Los desafíos nos hablan más bien de una serie de conceptos que van más allá de ésta, y que fueron marginalizados por el poder epistemológico de la modernidad: conceptos como los de ‘sentido común’, ‘conciencia cotidiana’, ‘imaginación comunicativa’, ‘memoria narrativa’. Jesús Martín-Barbero elaboró con su libro De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía (1987) una historia alternativa de conceptos clave de la modernidad. Y cuando seguimos la pista que le lleva de pensadores como Giambattista Vico y Hoan Godfried Herder vía Antonio Gramsci y Walter Benjamín a E.P. Thompson, Paulo Freire y Michel de Certeau, vemos que se ocupa de una serie de problemas de análisis e interpretación que los sistemas deterministas habían expulsado. El estudioso de la comunicación va más allá de Gadamer al hacer explotar precisamente aquel universo de la tradición que se constituye por los grandes textos clásicos. Radicaliza el desafío dela comprensión a través de una pareja conceptual -lo

popular y lo masivo- que le permite colocar ‘lo melodramático’ (ejemplo clave de una narración intercultural) en un nivel de alteridad epistemológica frente a lo letrado como norma del discurso. Si pensamos en lo que Gramsci llamaba una ‘filosofía de la práctica’, vemos que no se trata aquí de una alteridad excluyente (generadora de ‘el mismo’ y ‘el otro’) sino de una alteridad relativa, vigente con y ‘dentro’ de la modernidad. Una ‘filosofía de la práctica’ de linaje gramsciano no deja de lado la filología, sino que se basa en un concepto alternativo de filología. Este concepto remite a Giovanni Battista Vico quien –en su polémica con Descartes- había declarado como tarea principal de la filología el análisis del ‘sentido común’ en la historia de los hombres, las mujeres, los pueblos: hacer filología de las acciones e imaginaciones humanas (1725 / 1744), perspectiva a la cual Gramsci debió uno de los impulsos importantes para desarrollar su concepto de hegemonía. Martín-Barbero llega todavía más allá. Formula lo que se podría denominar una fenomenología sociocultural de la comunicación en América Latina, ejemplificada en tanto narración a través del concepto de ‘lo melodramático’ (1992). Ha actualizado radicalmente raíces de un pensamiento hermenéutico alternativo (de Vico y Herder a Gramsci y Certeau), y de su recepción por los primeros

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situar la “cuestión cultural” en una ambigüedad, un espacio conceptual entre dos lógicas: “la del conocimiento regulado por leyes de acumulación y compatibilidad y la del reconocimiento de las diferencias y las verdades culturales” (p.83). El concepto que hace más accesible ese espacio intermedio proviene de la hermenéutica y ha servido una vez en la constitución histórica de las ciencias del espíritu, para contrastar la categoría de explicación de los saberes positivistas- y el concepto de comprensión. La comprensión asume una asimetría entre conocimiento y reconocimiento y permite preguntar cuánto ‘acontecer’ es operante en la interpretación cultural.

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pensadores de la escuela de los British Cultural Studies (E.P.Thompson, R. Williams). Reflexiona sobre un concepto de ‘sentido común’ que todavía no había cedido lugar al priori subjetivo del concepto kantiano del ‘gusto estético’. Y este rescate retórico-social de los conceptos ‘sentido común’ y ‘gusto’ le ayuda a Martín-Barbero a vincular su visión de lo popular con los desarrollos de la comunicación masiva. Su crítica de la noción adorneana de ‘industria cultural’, valga acentuarlo hoy, se dirige en contra del siguiente déficit: Como consecuencia de la fundamentación trascendental de la estética se desconectó (la noción de) la moderna industria cultural de (los conceptos de) las constituyentes sociohistóricas de comunidad. Por debajo de ‘sociedad’ se olvidaban las ‘comunidades’. Con esto se marginalizaba lo que las categorías de lo ‘común’ indicaban en torno a socialidades o consensualidades en sus modos específicos de regular o poner en conflicto las diferencias sociales. A partir de estos y otros estímulos en que repercuen las experiencias de ‘otra’ modernidad, Martín-Barbero vincula el problema de la comunicación con aquella esfera opaca pero no exenta de narraciones, subestimada por la filosofía y filología modernas, en donde los mecanismos de reconocimiento actúan sobre aquellos de conocimiento: la esfera de la “massmediación”.

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Considera necesario reobservar por dónde entraba culturalmente la modernización en América Latina. Entraba en el siglo XX, por debajo de unas ‘ciudades letradas’ reducidas en su envergadura sociocultural y de unos estados-nacionales precarios, a través de procesos de urbanización y desarrollo de los medios masivos los que reforzaban una determinada anacronía. Anacronía de encuentro de unas memorias narrativas y modos de reconocimiento tradicionales con unas transformaciones tecno-perceptivas de las masas urbanas cuya ‘oralidad secundaria’, valga decir melodramática, van a incorporar después las gramáticas del audiovisual. Anacronía que exige ver las peculiaridades de una modernidad que no se reduce a la imitación, y de una diferencia que no se agota en el atraso. Si a partir de ahí se divisa ‘un sentido’ altamente contradictorio de l amodernidad, bien se puede hablar de un sentido subestimado en lo movilizaador de imaginarios y lo constitutivo de subjetividades. Obviamente, esta perspectiva se distingue de aquella que había formulado Angel Rama escribiendo que La ciudad letrada aparece cuando declina el esplendor de la oralidad [...], cuando la memoria viva de las canciones y narraciones está siendo destruida por las pautas educativas que las ciudades imponen, [...] por la extensión que los circuitos letrados propugnan.” (1984, p.87) Pero el funcionamiento cultural de la

modernidad ha sido distinto. Al desplazamiento del concepto del lenguaje hacia unas “mediaciones” sociales y unas matrices narrativas (en De los medios a las mediaciones) agradecemos una base importante para una hermenéutica distinta, hermenéutica de la comunicación, que cobra una particular envergadura conceptual no solamente para, sino en creciente medida desde América Latina, esto quiere decir hacia la comprensión de sociedades heterogéneas en el mundo de hoy. Y ese desplazamiento permite redirigir la mirada para comprender el procesamiento cultural urbano y los flujos simbólicos con vista a los márgenes de la ciudad letrada. Cuando Martín-Barbero exige plantear el ‘discursopráctica’ de hecho está hablando de un concepto comunicacional de narración: “lugar en que la lengua se carga y es cargada de historia y de pulsión” (1989, pp. 44) y deviene “trama de palabra y deseo, de memorias y estructuras de sentimiento, de división social y discontinuidades culturales, de apropiaciones y resistencias que ellos median y con los cuales tejen las gentes al vivir cada día” (1992, p.16).

3. LA ‘CIUDAD MELODRAMÁTICA’- SIGNO DE LA ‘OTRA MODERNIDAD’ Walter Benjamin, al preguntar por los terribles ‘ desbordes urbanos del imaginario de un Charles Baudelaire, ha cues-


Asomándose a la historicidad cultural de una modernidad periférica, Martín-Barbero rastrea dos fases con respecto a la conformación massmediática de imaginarios anacrónicos en América Latina. Una primera fase fuertemente marcada por la dialéctica nacionalización-massmediación data de los años veinte a finales de los cincuenta, “en la que tanto la eficacia como el sentido social de los medios hay que buscarlos más que del lado de su organización industrial y sus contenidos ideológicos en el modo de apropiación y reconocimiento que de ellos y de sí mismas a través de ellos hicieron las masas populares. [...] Dicho de otro modo, el papel decisivo que los medios masivos juegan en ese período residió en su capacidad de hacerse voceros de la

interpelación que desde el populismo convertía a las masas en pueblo y al pueblo en Nación [...]. El cine en algunos países y la radio en casi todos proporcionaron a las gentes de las diferentes regiones y provincias una primera vivencia cotidiana de la Nación” (1987, pp. 178-179). En la segunda fase que data de finales de los cincuenta a los ochenta, los medios masivos radio y cine son desplazados de su función política y sus circuitos y deferentes son alterados por los de la televisión, es decir “el dispositivo económico se apodera de ellos, mientras los Estados [...] ceden a los intereses privados el encargo de manejar la educación y la cultura [...]. La lógica de esa transformación sólo se hará visible unos años más tarde, cuando la crisis económica de los ochenta desvele la nueva crisis de hegemonía que el capitalismo sufre, ahora a escala mundial, y a la que sólo puede hacer frente transnacionalizano [...] la producción y las culturas” (pp. 179-180). Hay un paralelo de atención historizadora que es llamativo pos sus otras preferencias epistemológicas, ya que en ambos casos se está indagando en una condición periférica de modernidad bajo el aspecto cultural de lo que caracterizamos como asimetría entre discurso y narración. En el libro Nation and Narration (1990) Homi K. Bhabha reformuló la mirada de Benedict Anderson para discutir la figura ambivalente de la Na-

ción como problema representacional. Su balance, de modo parecido al de MartínBarbero, fue agudamente actual: la situación tardocapitalista e ‘internacionalista’ hace resaltar el ‘estar-en-lamodernidad’ ambiguo de sociedades periféricas que lucen una particular desigualdad “between tha laguage of those who write [the Nation] and the lives of those who live in it” (p.1) De ahí se propone enfocar la Nación como “disemi-Nación”, una especie de “double-writing”. Esta ‘doble escritura’ se articula en “the tension signifying the people as an a priori historical presence, a pedagogical object: and the people constructed in the performance of narrative [...] marked in the repetition and pulsation of the national sign” (p. 299). Se pone un especial acento en la performatividad de las narrativas de la Nación, y se llega a revisitar ese concepto en plural como ‘espacios-Nación’ que se encuentran, a la luz de los desarrollos transnacionales, en un contradictorio proceso de constitución-desconstitución narrativas: meanings [that are] in medias res, and history [that is] half made” (p.4). “The nation turns from being the symbol of modernity into becoming the symptom of an ethnography of the ‘contemporary’ within culture” (p. 298). Se puede deducir que a través de los imaginarios de Nación los que en vez de constituir un orden se disemina, se agencian anhelos colectivos de reterritorialización narrativa en vista de

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tionado la contemplación solitaria como criterio central de experimentar la modernidad. Los desafíos de teatralización ordinaria, exterritorialización de intimidad, deseo hacia la masa, y constante revuelta urbana, han producido una densidad cultural que, al invadir la ‘ciudad letrada’ la ha empujado hacia su verdadero drama de identidad. El espíritu que se ‘autoemancipa’, que expulsa y cataloga lo otro cultural, ha sido irremediablemente subvertido por los márgenes. Desde esta conspiración resaltan las tramas y las narrativas de una modernidad otra’, y de ahí hablaremos de una ‘ciudad melodramática’.

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NOTAS

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las fuerzas ominosas desencadenadas por la avanzada globalización. En su preferencia analítica, Homi K. Bhabha remite estas relaciones de una ‘disyuntiva de modernidad’ en última instancia un concepto lingüístico de la diferencia (ver p. 299) MartínBarbero, en cambio, desplaza el concepto de diferencia para vincularlo con los ‘sentidos actuantes’ de la comunicación masiva a través de la figura conceptual de ‘las mediaciones’, procedimiento que le permite relacionar al ‘discurso’ de modernidad formatos discursivos y dispositivos narrativos altamente anacrónicos. De ahí se hace posible ver en lo ´melodramático´ no un género menor’, sino uno de los dispositivos interculturales claves del siglo veinte latinoamericano. Numerosos críticos han limitado el melodrama a una cuestión de género o un catálogo de rasgos semióticos. Una sensibilidad alternativa fue elaborada por perspectivas feministas que lo suelen ubicar entre el psicoanálisis, los estudios de cine y los estudios culturales. Pero poco común luce todavía una perspectiva que lo relaciona ampliamente con el sensorium sentimental y los escenarios urbanos de la modernización periférica. Autores como Martín-Barbero, Carlos Monsiváis, Luis Rafael Sánchez y Oscar Landi hicieron viables las preguntas: ¿No se relaciona la vigencia del melodrama como signo desbordante de la massmediación con el en-

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cumbramiento afectivo y expresivo de los que violentamente vivieron el acceso a la modernidad? ¿No fueron las experiencias heterogéneas que constituyeron un popular urbano en la primera mitad del siglo veinte atravesadas por un amplio desconocimiento de la promesa civilizatoria del contrato social? (M.B. 1992, p. 28). Hecho que llevaba a la teatralización, dentro de una modernidad urbana, de esa otra socialidad residual y emergente que se ligaba al parentesco y la familia, a las solidaridades de territorio, vecindad y compadrazgo, a nuevos imaginarios colectivos de amor y sexualidad, a la conformación de un ‘otro’ afectivo que subvertía la racionalización de los mundos de vida. La avanzada globalización dista de hacer desaparecer esas teatralizaciones de una socialidad reprimda, las que convierten el significado social desvalorizado en colectiva ubicación sentimental, tornando voz y cuerpo afectivos en lugares alternativos de significación. Las grandes olas de migración no iban sólo de los campos a la ciudad. Señala Monsiváis: “Una migración esencial del siglo XX es la que va de los espectáculos creados en el hogar o en el teatro a los del cine, y lo que señala también el paso de lo privado o demasiado elitista a lo público” (1998, p. 36). Esta migración va del silencio a la visibilidad, de la mujer abnegada a la imagen agresiva de

la mujer, de la sensualidad controlada a su desborde o enloquecimiento, de un lenguaje supuestamente incontaminado a un lenguaje infectado por agencias ‘públicas’ de grosería y deseo, de la moral religiosa a su doblegamiento aprendido en compañía en las salas oscuras o las calles. Estas miradas hacen ver que el ‘mensaje’ de los medios audiovisuales se constituye recién a través de diversos procesos performativos. A eso nos referimos cuando hablamos de la “mass-mediación” como experiencia: a las tan numerosas manifestaciones socioculturales de teatralización, manifestaciones de imaginación y acción. Es a partir del vínculo conceptual modernidad-mass-mediación-experiencia que formulamos la metáfora de la ‘ciudad melodramática’ en América Latina. Ciudad melodramática es entendida menos como fenómeno que sirve a la explicación y la descripción sistemáticas, que como concepto que aporta a la comprensión intercultural de la modernidad latinoamericana y, al mismo tiempo, de unos condicionamientos hermenéutico-culturales de la globalización. En la ‘ciudad melodramática’ se viven experiencias de transgresión y sensualización de órdenes cuya constitución en sociedad civil no deja de ser precaria. El tiempo de la modernidad no es el tiempo de la historia-Nación, sino un tiempo de discontinuidad y heterogeneidad. Con particu-


Los desafíos epistemológicos y hermenéutico-culturales de la ‘ciudad melodramática’ incitan a ir más allá de las décadas del auge del melodrama fílmico y desafían a conectar los fenómenos de flujo y fragmentación de la ciudad globalizada (Martín-Barbero/ Herlinghaus 2000, p.69-74) con la pregunta por los dispositivos y matrices narrativas que median hoy entre la industria audiovisual y las cotidianidades sociales. Lo que sí ha cambiado fuertemente después de los decenios de coyuntura del cine melodramático, es la relación entre las lógicas hegemónicas y subalternas dentro de la massmediación, y con esto también dentro de lo melodramático (ver sobre los subalterno dentro de lo popular masivo Sánchez 1998, p.57-

64). Hecho que requiere una mirada mucho más aguda y diferencial sobre lo popular que aquella simplista que abarca lo popular por simple distinción o identificación. Interculturalidad e intermedialidad (Herlinghaus 1994) no son solamente problemas que se ubican entre los niveles de lo popular, lo masivo y lo letrado, sino deben ser analizados al mismo tiempo en el interior de los tres. Hoy en día el interés por lo melodramático debe saber diferenciar dentro de su propio campo, desafío que ha necesitado de una seria legitimación analítico-cultural de lo que se consideraba como prototipo del mal gusto. Dicho con mayo conciencia conceptual: la autorreflexividad del ‘mal gusto’ según Umberto Eco, no es el objetivo principal, sino recién el comienzo de otro afán hermenéutico que se aventura en pensar el problema del ‘sentido común’ en tanto narración e imaginación a la luz del presente. Aquí es donde se hace articulable un particular interés en lo melodramático, por ejemplo, desde la atención hacia las diferencias de cuerpo, sexo, generación y los respectivos imaginarios. En criterios clásicos, el personaje central del melodrama era la mujer –aquel personaje de la modernidad urbana que vivía los desafíos del amor y el derecho a la felicidad como problema de justicia y como cuestión de democracia sexual. Hoy en día, la teatralización (audiovisual-

mente mediada) de los cuerpos e imágenes de trasgresión social, emocional, sexual lucen un panorama sumamente diferenciado, como lo muestran entre otros ejemplos las crónicas de una ‘subalternidad melodramática’ de Pedro Lemebel (1998). Lo melodramático despliega su mayor fuerza y visibilidad en la medida que se refuta la represión por camino del asomo corporal, sensual y, desde luego, histérico. Estos escenaris en donde se negocia y se trasgrede la represión son cotidianos, íntimos y semipúblicos al mismo tiempo (de una privacidad otra que la del individuo burgués), escenarios en donde performance y comportamiento lúdico son herramientas de sobrevivencia. Por ser terreno ejemplar de un machismo vivido y reproducido, el melodrama entendido como género de folletín, cine o televisión, no deja de suscitar sus propios desbordes y generar búsquedas menos comunes. El problema central de lo subalterno, el que se refiere a las condiciones e impedimentos de hablar, de reclamar representación y formalización, se ve aquí rearticulado a través de la búsqueda de otro lenguaje –unas narraciones más que unos discursos- que es un lenguaje de cuerpo y efecto. Y no se establece aquí que lo subalterno sea portador de justicia emancipativa. Tiene sus (micro) políticas altamente diversas. Pero la mirada hermenéutica comienza un paso antes: lo que en términos de escritura como discur-

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lar vigencia para aquellos ámbitos opacos en que se articulan los deseos y esperanzas del pueblo trabajador (Beverley 1999, p. 166), la ‘modernidad produce la sensación de un tiempo ambigüo de rupturas y recurrencias. El tiempo de los que melodramáticamente viven modernización es un tiempo público que no tiene ‘discurso’ (entendido con Foucault como ‘orden de discurso’), pero se experimenta a través de narraciones y re-narraciones. De ahí volvemos a insinuar un concepto de narración que permite ver la envergadura ‘pública’ de las experiencias individuales y sociales sin ofrecer una resolución especulativa.

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En los diversos enfoques latinoamericanos de una ‘modernidad otra’se ha manifestado un agudo interés en reconsiderar la historicidad de la ‘mass-mediación’ desde las condiciones de las décadas ochenta y noventa. Pero aunque los tiempos han pasado en que la óptica estética exigiera internarse en un a priori subjetivo, y “la cultura consumida por sectores medios y populares urbanos [pareciera] destinada solamente al análisis sociológico” (Sarlo 1985, p.10), los nuevos aportes a una hermenéutica de las narraciones interculturales y mediales han sido hasta ahora poco estudiados. Asomarse hoy a la problemática de las zonas de contacto y de conflicto entre ‘socialidad discursiva’ e ‘identidades narrativas’ no deja de aportar al debate una mayor sensibilidad hacia la cultura comprendida como comunicación, sensibilidad, que posibilita enriquecer los estudios de la comunicación al permitirles trazar nexos conceptuales

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entre estudios culturales, estudios retóricos y hermenéutica. He ahí un ‘mapa nocturno’ cuya envergadura está creciendo a la luz de la heterogeneidad reforzada por la globalización. A nivel cultural, eso es de imaginarios, memorias y deseos, la heterogeneidad está íntimamente vinculada con el problema de la asimetría entre ‘narraciones’ y ‘discursos’. Lo que el discurso (como orden) no logra nombrar y administrar, no debe ser por eso marginalizado en términos de legitimidad cultural. Diferente de los dictámenes de un determinado proyecto de la modernidad, defensor de una razón dualista (Martín-Barbero), lo Otro del ‘discurso’, sea éste de carácter massmediático o no, no es el mundo ‘no-discursivo’. Y donde termina el poder de ‘explicación’, la ‘comprensión’ se hace tanto más necesaria. Lo ‘otro del discurso’ puede ser enfocado en términos conceptuales de ‘narración’, admitiendo que los imaginarios actuantes, social y políticamente inestables, son igualmente portadores de sentido e identidad.

BIBLIOGRAFÍA

Modernidad en América Latina

so formado suele ser drama suspendido, complejidad, conocimiento reflexivo, en el melodrama es repetición, reconocimiento, exceso y corporalidad sexualizada. Según la dialéctica de figuración del relato y de la repetición constante, lo que culturalmente importa no es la solución del plot sino una contínua sobredeterminación semántica que, junto a un exceso semiótico, es agenciada por la renarración como mecanismo cultural.

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R. Reguillo

Rossana Reguillo

Identidades culturales y espacio público: un mapa de los silencios

Profesora-investigadora del Departamento de Estudios Socioculturales ITESO, Guadalajara E-mail:rossana@iteso.mx

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Un mapa de los silencios

...Los relatos constituyen instrumentos poderosos...hacen creer y hacen hacer: relatos de crímenes o de francachelas, relatos racistas y patrioteros, leyendas de calles, visiones fantásticas de los suburbios, puntadas o perversidades de la nota roja...Desde hace ya mucho tiempo, el poder político saber producir relatos a su servicio. Los medios de comunicación lo han hecho mejor... Por las historias los lugares se tornan habitables. Habitar es narrativizar.Fomentar esta narra-tividad también es, por tanto, rehabilitar. Hay que despertar las historias que duermen en las calles... Michel de Certeau y Luce Girad (1999)

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Cómo trazar un mapa para no extraviarse en el mundo contemporáneo, con qué certezas colocar lo que está arriba y lo que está abajo, cuál es el aplomo que se requiere para establecer fronteras, límites, qué es lo que queda dentro, qué lo que está afuera. Cómo dibujar un mapa en el que pueda verse lo que se desploma, lo que emerge, lo que brinca, lo que grita, lo que permanece en silencio. Sobre todo el silencio. Hacer un mapa de los silencios. ¿Por qué un mapa de los silencios en medio de tanto ruido?, por qué ocuparse de los silencios cuando la tónica de la época es más bien consignar el exceso, de vociferaciones, de decibeles, de confusiones. El siglo XX ha sido el del estruendo, en él: las bombas atómicas, los gritos, los soldados, las madres de vientres huérfanos, las gargantas que entonan la esperanza, las sirenas y los cuerpos rotos, explotados, el estruendo del muro que cae, el rock que irrumpe en los sonidos conocidos, el zumbido de una ciudad que crece sincopada y caótica, las telarañas de cables que despiertan lo exterior, la frecuencia radial, un ritmo para cada sensibilidad, los locutores que hacen de la voz un instrumento punzante: murieron, protestaron, se fueron, explotaron, asesinaron, negaron, secuestraron. El excedente de sonido, como característica de la época ha sido, quizás, una forma de

eludir o de invisibilizar, aquello que por obvio, por doloroso o vergonzoso, maravilloso o terrible, no podía acceder a la palabra. Tal vez por eso, el silencio se volvió incómodo y tramposamente se le asoció con la nada, con el vacío, con la pérdida, con una condición marginal. Al silencio fueron condenados los otros, los diferentes, los “incapaces”, los no blancos, los no hombres, los no adultos, los no letrados. Por negación el silencio se convirtió en un antídoto para mantener las certezas, la seguridad de los blancos, los hombres, los adultos, los letrados. Afuera, en silencio permanecieron los otros. Enmudecieron las historias paralelas que narraban de otro modo los sentidos de la vida. La voz del conquistador se levantó sobre los mares y ciudades, en el campo de batalla quedaron los cadáveres silenciados para siempre y los vencidos aceptaron el silencio como una forma de sobrevivencia. Entonces nacieron los susurros, la negación más poderosa del silencio. En el intento por preservar la memoria, muchos callaron, pero encontraron formas para dotar de contenido a sus silencios. Y avanzaron y el murmullo creció y el poderoso desató sus bestias para la cacería, desesperado porque sus instrumentos de registro, diseñados para el estruendo, captaban el desasosiego pero no lograban ubicar la fuente, que a golpe de susurros, alte-


El silencio no era entonces suficiente para preservar el orden, expropiar la palabra tenía un efecto adverso, los enmudecidos encontraban siempre alguna forma para pronunciar la palabra prohibida: el chasquido de un beso a deshoras, la pregunta que de tan inocente sacudía los cimientos de las instituciones, la risa que trastocaba el orden de la vida, el llanto que abría compuertas a lo negado, la música, la poesía, el pincel que trazaba irreverente una historia trasgresora. El poderoso entendió que no bastaba la condena al silencio y decidió ensayar otros métodos: en adelante, los silenciosos serían representados por una voz autorizada y legítima. No más silencio, sino mediación; los otros, los periféricos y los marginales deberían estructurar su discurso ateniéndose a los modelos del grupo dominante. A la palabra pública se accedía por representación y siempre a condición de aceptar una reglas y unos modos de enunciación. Lo público, es decir, el territorio del encuentro colectivo, se convirtió así en simulacro del espacio para decir las diferencias. La palabra, blanca, masculina, adulta, letrada, lejos de debilitarse fortaleció su poder al transformar la condena al silencio en participación regulada.

Lo proscrito, lo estigmatizado, lo invisibilizado, lo otro, fue acallado mediante la domesticación. El malestar no despareció, quedó ahí, latente, rasgando de vez en vez, el velo de la oscuridad. Por ello, escuchar los silencios, hacer su arqueología, trazar sus coordenadas es el intento por hacer salir de la clandestinidad las historias que más allá del dato evidente, ayuden a situar el tema de la paz, de una paz necesariamente multicultural, fundamental para los tiempos nuevos, no como un estado de no-guerra entre diversos o como ausencia de conflictos visibles entre iguales, sino como la relación primaria que haga posible la inclusión del otro, una paz capaz de oponerse a las violencias amorfas y difusas que nos habitan. La hipótesis de fondo es que las violencias acrecientan sus dominios, alimentándose del miedo, del silencio y de la incapacidad política para dejar atrás el proyecto que expulsó de la palabra a tantas y tantos, que fueron pensados como ciudadanos de segunda. LO QUE OCULTA EL DECIR: EL ESPACIO PÚBLICO Y LA DIFERENCIA COMO ANOMALÍA En buena medida el orden social que conocemos preserva su sentido a través del sometimiento de los lenguajes irruptivos a una tipificación normalizada. Se trata de un proceso histórico cuya fuer-

za radica en el convencimiento de que no hay otro orden posible y de que sus normas, sus reglas, sus preceptos son “naturales”. Las doxas, como las ha llamado Bourdieu (1997), son verdades autoevidentes, es decir, que no pasan por un proceso reflexivo, que se instalan como sentido común y terminan por convertirse en filtros para entender la realidad y actuar sobre el mundo: “los niños y jóvenes deben escuchar y callar”; “las mujeres son débiles”; “los indígenas son flojos e incapaces”. Las doxas proveen un repertorio de “verdades” que orientan la interacción social. La doxa representa también una manera de acallar visiones diferentes, de colocar un “centro”, una voz legítima, un valor no cuestionable. Pero lo que me interesa resaltar de este viejo mecanismo social que hoy adquiere una importancia clave en el contexto de la comunicación intercultural mediática, es su capacidad para convertirse en coartada y discurso (auto) justificatorio tanto para la exclusión como para el enclaustramiento de las identidades. La doxa, como discurso persistente sobre la norma, el deber ser, lo único legítimo y el temor a su transgresión, dificulta, aleja, complica la posibilidad de revisar el pacto social, que sigue anclado a un imaginario al que parece resultarle imposible, desde el abismo cultural que separa a los “nosotros” de los “otros”, otorgarle un lugar no amenazante a la diferencia.

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raba el orden de los sonidos conocidos.

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La diferencia resulta un tema clave para el mapa de los silencios y viceversa. La negación, primero explícita y luego implícita, del acceso al espacio público de numerosos actores sociales, en tanto éste se conformó con los valores de un proyecto dominante, trajo como primera consecuencia, la separación entre el mundo de lo público y el mundo de lo privado, lo exterior y lo interior. Lo exterior como territorio masculino, lo interior como sinónimo de lo femenino, pero más allá de esta oposición de géneros, lo exterior se transformó en el espacio de lo importante y lo interior fue pensado como lo residual, lo no importante, lo prescindible. Y al operarse y afianzarse esta disociación de mundos, el espacio público como foro para expresar distintas opiniones, para elaborar programas, para rectificar y ratificar opiniones, para tomar posición, negó su sentido al excluir de la palabra a los habitantes de lo interior: las mujeres, los niños, los enfermos, más tarde, los ancianos; todos ellos seres transparentes y marginales. “Los residentes que por cualquier motivo, no alcancen los patrones de normalidad (ciudadanos enfermos, ciudadanos inválidos y seniles y todos los que merezcan estar aislados temporariamente del resto) quedarán confinados a zonas por fuera de los círculos a cierta distancia.

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Los residentes que merezcan la muerte cívica, es decir la exclusión de por vida de la sociedad, serán encerrados en celdas cavernarias, al lado de los biológicamente muertos, dentro del cementerio amurallado” (Bauman, 1999) Este extensa cita consignada por Zygmut Bauman, recoge el planteamiento de los planificadores y administradores urbanos de 1755, en pleno auge de la administración urbana moderna. Su formulación sigue siendo vigente pese a la transformación de los enunciados. Exploremos la continuidad de este pensamiento. Dos palabras llaman poderosamente la atención: “normalidad” y “círculos” , que para efectos prácticos son la misma. Consolidado el pensamiento excluyente del espacio público, se trazó el parámetro de “normalidad”, los ciudadanos deberían apegarse y “parecerse” a la norma, si su deseo era el de “incorporarse” al círculo. Las “zonas de confinamiento a cierta distancia”, más allá de su traducción literal a una coordenadas espaciales, significaba el exilio en una geografía política dictada desde un centro que definía quiénes “merecían” la separación temporal o la “muerte cívica”. Un paseo por la historia, permite ver que aquellos que merecían este exilio (poco metafórico) no eran siempre ni necesariamente los más perversos delincuentes, sino aquellos otros, en los que

desde el “círculo de la normalidad”, se leían los rasgos de una identidad deteriorada. enfermos, mujeres, niños, ancianos. En la institucionalización de este espacio público, un mecanismo importante fue el combate contra aquellas identidades “opacas” en tanto portadoras de otras costumbres y valores. Se codificaron las categorías para pensar al otro, para fijarlo de acuerdo a los parámetros de los “legítimos” moradores del espacio público. El enemigo interno, el hereje; el enemigo externo, el extranjero, la representación más pavorosa de la otredad. Y a la manera de los modernos medios de comunicación, circularon en ese entonces los relatos terroríficos sobre los desviados. En la expansión del mundo desde el periodo colonial hasta el cientificismo del siglo XIX, los cronistas y científicos de la época consignaron, con un enorme éxito de verosimilitud, la anomalía. Los otros, eran feroces, salvajes, caníbales, promiscuos y sobre todo, inferiores. La leyenda de la supremacía racial, no nacía con Hitler y el Tercer Reich, en 1853, el conde José Arturo de Gobineau, fundador del racismo moderno 1 , presentaba cuatro volúmenes sobre “la desigualdad de las razas humanas” y decretaba “toda civilización proviene de la raza blanca y ninguna puede existir sin el concurso de esta raza”. De los negros decía


Por la misma época en el Diccionario clásico de historia natural (Dictiónnaire clasique d’histoire naturelle, 1852), Bory de Saint-Vincent, registraba quince especies humanas repartidas en la tierra. De la primera, es decir, la blanca, se decía que era “la más bonita y la más inteligente”, y por supuesto la “más púdica, porque los dos sexos se avergonzaron inmediatamente de su desnudez”. De la última, la más “diferente” de todas, que correspondía a los negros, en esta “historia natural”, se señalaba que “su lenguaje se reduce a una especie de cacareo. Sin leyes, sin religión, habitan en cavernas y son tan brutos, perezosos y estúpidos que se ha renunciado a reducirlos a la esclavitud”. Para la mentalidad de aspiraciones democráticas, estas “verdades” científicas, pueden despertar sonrisas y gestos de irónica diversión; sin embargo, se trata de un pensamiento que caló hondo en los procesos de conformación y codificación de la diferencia, que terminó por convertirse en sinónimo de “anomalía”. Hoy, para los migrantes mexicanos, que a costa de arriesgar la propia vida, cruzan to-

dos los días rumbo al “american dream”, Gobineau y San Vincent, no han muerto, encarnaron, se mantuvieron vivos en la memoria de los “power rangers” tejanos, cuyo deporte favorito en esta temporada es el de cazar migrantes bajo la consigna de combatir la anomalía (Reguillo, 2000). Rastrear los procesos que han conformado el sentido de la esfera pública, hace posible comprender no sólo la persistencia de cierto tipo de pensamiento, patrimonio del sentido común, sino además, estar en condiciones de atender los quiebres, las rupturas, las transformaciones. Hoy como nunca, en la era de la aceleración tecnológica que acrecienta la interacción entre culturas e identidades diversas y en el contexto de una globalización como proyecto económico/político, que engancha lo que le sirve y deshecha lo que le estorba (Castells, 1999), resulta fundamental proyectar nuestras preguntas al pasado para analizar cómo en la actualidad, desde estos círculos sin centro del los nuevos poderes globales, se sigue decidiendo quiénes son los inviables, se trate de países o personas. Y pese a que el discurso y los dispositivos de exclusión y sanción se disfracen de mayor civilidad, los mecanismos para condenar al otro a la “muerte cívica”, al “cementerio amurallado”, no han cambiado en lo sustantivo.

Cómo pensar la paz sin hacernos cargo de esta historia de negaciones, sin confundirla con un peligroso ajuste de cuentas, cómo invertir los signos del silencio para trasformar nuestra concepción de lo público, en una donde lo privado no sea su contrario, sino su complemento, en una donde la palabra libre fluya sin tropezar con la estigmatización de sus portadores.

POLÍTICAS DE IDENTIDAD: ENTRE LA NEGACIÓN Y EL PATERNALISMO No se trata aquí de desarrollar un esquema teórico para el análisis de las identidades sociales, pero resulta inevitable colocar algunos elementos que permitan ubicar la discusión. En primer término hoy sabemos que la identidad no es una esencia, aunque algunos permanezcan atrapados en esta peligrosa idea; se trata de un concepto relacional, que supone simultáneamente un proceso de identificación y un proceso de diferenciación, lo que implica necesariamente una tarea de construcción, la identidad se construye en interacción (desnivelada) con los otros, los iguales y los diferentes. La identidad instaura su propia alteridad. Sabemos también que las identidades son históricas, aunque en el pensamiento actual, se abra un debate importante en torno a las identidades efímeras y cambiantes, que en estricto

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“sus sentidos más desarrollados son el gusto y el olfato, lo que hace pensar en los animales. Su suprema ambición es comer. Jamás saldrán del círculo intelectual más limitado”.

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sentido, serían más que identidades, “identificaciones”. Es esta constante histórica de las identidades la que posibilita entender por ejemplo, la reedición de las luchas étnicas y religiosas o, la que permite aquilatar el tamaño de la incertidumbre y del desamparo que provoca la crisis de las identidades nacionales, pensadas en el pasado como esencias y atributos naturales; es esa dimensión histórica la que explica la necesidad de muchas comunidades de colocarse ante el mundo a partir de un esquema de buenos y de malos. En su trilogía sobre la sociedad contemporánea, el español Manuel Castells (1999), plantea que las identidades pueden agruparse bajo dos lógicas: las identidades defensivas y las identidades proyecto. Las primeras, serían aquellas que ante los embates del mundo moderno, desarrollan esquemas de sobrevivencia cuya característica es la “defensa” frente al entorno, ahí ubica lo mismo a los fundamentalistas del islam, a los defensores de las buenas costumbres y de la moral victoriana, tanto como a los indígenas zapatistas. En su análisis, las identidades proyecto serían aquellas que pasan de la defensa a una actitud pro-activa, es decir a la elaboración y defensa de un proyecto, ahí por ejemplo, el movimiento feminista, el ecologista, entre otros. El esquema es impecable pero me parece un poco falto de matices, en tanto no es lo mismo

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cuando hablamos de las “identidades defensivas indígenas”, que cuando hablamos de las “identidades defensivas del renovado nacismo europeo”, quizás es cierto que ambas “reaccionan” ante ciertas amenazas, pero hay una enorme diferencia: mientras que a las primeras se les ha negado la aspiración siquiera de ser reconocidas en condiciones equitativas en el espacio público, las segundas, tienen posibilidades de hacerse gobierno y proyecto colectivo. Es esta historia cultural que he tratado de esbozar aquí, lo que explica las dificultades que experimentan numeras comunidades para transformar la “identidad defensiva” en una “identidad proyecto”, las condiciones no son equivalentes y hay un pasado con toda su carga de símbolos de exclusión, de sanciones y condenas que no pueden eludirse si se aspira a colocar el tema de las identidades culturales y su reconocimiento, como la dinámica primera para una paz multicultural, el mayor desafío que enfrenta la sociedad global. Volvamos a la identidad proyecto. Gracias a los estudios culturales, especialmente los latinoamericanos (Martín Barbero, García Canclini, Carlos Monsiváis, entre otros y otras) que han desmontado pacientemente el proceso que conformó la modernidad latinoamericana, se ha vuelto visible el impacto que el pensamiento eurocéntrico tuvo en el “diseño” y trazado

sociopolítico y cultural de nuestras sociedades. Pese al mestizaje, en el que algunos han querido ver una especie de cuento de hadas que hizo posible la fusión sin conflictos, las identidades nacionales se tejieron a partir de las narrativas que provenían, principalmente, de la consolidación hegemónica de una manera de leer el mundo. La identidad proyecto del Estado nación, se consolidó mediante dos operaciones fundamentales: la negación y el paternalismo. Para ilustrar esta idea, no resisto la tentación de reproducir lo que el primer Larousee (1876), favorito de chicos y de grandes, colocaba en la entrada “negro”: “Si bien los negros se acercan a ciertas especies animales por sus formas anatómicas y sus instintos groseros, difieren de ellas y se acercan al blanco en otros sentidos, lo cual debemos tener muy en cuenta. Están dotados de palabra, y mediante la palabra podemos anudar con ellos relaciones intelectuales y morales, podemos intentar elevarlos hasta nosotros...Su inferioridad intelectual, lejos de conferirnos el derecho de abusar de su debilidad, nos impone el deber de ayudarlos y protegerlos”2 De la demonización primera, la cultura dominante pasó a la mirada condescendiente, aquella que solo le es permitida al que se sabe portador


Visto desde los territorios de la exclusión el silencio fue una forma de defensa, una manera de sobrevivir al estigma, una manera de preservar la diferencia. Por ello no son equivalentes todas las identidades defensivas, ni los proyectos iguales. Si como hoy reconocen los teóricos, los políticos, los movimientos sociales, se abren tiempos inéditos para trazar nuevas coordenadas para una democracia global que realice el derecho de todos y de todas a la (auto)representación en condiciones de igualdad en el espacio público, las preguntas a plantear pasan por una mirada sincrónica a los procesos en los que hoy nos reconocemos y reconocemos a los otros, una mirada que requiere rom-

per con inercias y peligrosas amnesias que olvidan fácilmente cómo hemos llegado a esta orilla de la historia.

UN PRESENTE AMORDAZADO Quiero referirme entonces a cuatro espacios fundamentales para pensar en sus arraigos empíricos, el problema de la representación de lo otro y su relación indisociable con los procesos de interacción que hoy reclama una sociedad crecientemente interconectada: la familia, la escuela, la ciudad y los medios de comunicación, la televisión especialmente, la gran proveedora de imágenes y discursos para leer el mundo. 1) El quiebre de la familia como institución nuclear de la sociedad, ha sido objeto de numerosos estudios, análisis, discursos políticos. Más allá de la crisis real por la que atraviesa y que no es mi intención analizar aquí, es indudable que la familia en las proteicas formas que hoy adquiere (monoparentales, con jefaturas femeninas, homosexuales), sigue gozando de enorme prestigio y credibilidad, en ella se sigue depositando el trabajo de socialización y por ello mismo, a ella se le culpa del “deterioro” y de la degradación de los valores “universales”. Es en la familia donde se tejen los relatos que habrán de convertirse en “verdades” orientadoras para actuar sobre el

mundo. En tanto la familia no es una célula aislada, impermeable al entorno, no es posible generalizar los esquemas de socialización a los que recurre, pero es posible afirmar que ella enfrenta y comparte los temores propios de la sociedad actual. La familia provee a sus integrantes de una serie de códigos que siguen, en lo general, apelando al “temor al otro”, a lo diferente, reduciendo con ello la capacidad de apertura cultural. Resulta entonces fundamental hacer salir de su clandestinidad los procesos mediante los cuales los “actores de la comunicación” son socializados. Lo privado es político, dijeron las feministas en 1960 y con esta frase apuntalaron lo que sería una de las mayores críticas a la fragmentación y mutilación en las maneras de concebir el mundo. Si en la familia, cualquiera que sea su estilo o especificidad, se desarrollan las formas básicas para dirimir los conflictos, para enfrentar lo diferente, para aceptar al otro, resulta fundamental no silenciar este “pequeño” espacio en el intento por (re) construir una cultura de paz. 2) La escuela, una de las instituciones más asediadas por la crisis de sentido que nos habita, es un espacio clave para la configuración de identidades respetuosas de la alteridad, pero no logra, en lo general, colocarse a la altura de los tiempos. Los derechos humanos, la comunicación intercultural, los medios de comunicación, no forman

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de la verdad, infalible y poderoso. Ayudar y proteger al otro, al diferente, aún en contra de su voluntad, significó en este contexto desvalorizar su cultura y obligarlo mediante dispositivos diversos a aceptar la “normalidad” impuesta. La negación de la cultura otra y el paternalismo sobre ciertos grupos sociales, aumentó el abismo de la comunicación intercultural y convirtió el aprendizaje de la lengua del otro o bien en acto de dominación o en acto de sumisión, “si aquel cuya lengua estoy estudiando no respeta la mía, hablar su lengua deja de ser un gesto de apertura y se convierte en un acto de vasallaje y sumisión” (Maalouf, 1999;58).

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parte sustantiva de su curricula. En su afán por el desarrollo de destrezas y habilidades, la escuela ha descuidado, en lo general, la socialización del nuevo ciudadano y los saberes sensibles, que los habitantes de este mundo globalizado requieren para coexistir en armonía. En un interesante estudio realizado por Tomás Calvo, sobre los libros de texto españoles, con el elocuente título de “Los racistas son los otros” (1989), se llega a la conclusión de que estos libros de texto han puesto el problema del racismo como “un mal de los otros”, que se focaliza en Estados Unidos, en Sudáfrica, en Alemania. La incapacidad para pensar y hacer visible las abiertas o sutiles formas de racismo que operan en nuestras sociedades, ha abonado el terreno para que se siga justificando la existencia de ciudadanos de primera y ciudadanos de tercera. La tarea reflexiva de una escuela en todos sus niveles, que se proponga contribuir en la construcción de esta atmósfera pacífica y respetuosa, es la de proporcionar los insumos para el análisis de la propia cultura, para leer los signos de la exclusión que hoy construyen nuevos enemigos. Repartir las culpas a los otros y eludir los temas más sensibles en un momento en el que se aceleran las inequidades estructurales, ayuda muy poco a la cultura de la paz. 3) El exilio en la propia ciudad es una experiencia na-

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rrada y vivida de diferentes modos por hombres y mujeres que perciben el entorno urbano como un territorio poblado por demonios que amenazan diferentes órdenes de la vida social, desde la vulnerabilidad física hasta los temores morales, pasando por la desconfianza generalizada ante las instituciones. La ciudad asume el rostro de la inevitabilidad de la violencia. Ciudad y violencia se han convertido en sinónimos, en imaginario indisociable, en palabras intercambiables. La violencia se experimenta como dato fatal e ineludible, como tributo necesario y cotidiano a la aventura urbana, adrenalina que suda por los cuerpos como evidencia de una condición ciudadana que asume “irremediablemente” su contribución al ritual que une y fragmenta, el miedo. Un lamento generalizado que deviene cofradía de miedos; unidos en el temor a las violencias, se aporta desde la experiencia propia, la del vecino, la del relato televisivo, la de la nota policíaca, para dar forma a esa escultura viva en la que cada quien cincela sus temores. El miedo a la violencia, la sentimiento de indefensión, acuerpan, generan una comunidad de la que quedan excluidos los que no tienen un relato que aportar, una aventura terrible por narrar, un miedo confesable y por lo tanto, honroso. “Tenemos miedo”, es el santo y seña de los “cofrades”.

El miedo a la violencia, el miedo a sus operadores, se alimenta de la construcción intersubjetiva de sus formas de presencia en el espacio urbano, funda un sentimiento de solidaridad de grupo donde “la víctima sustituye al ciudadano” (Mongin, 1993). Cuando la victimización es el atributo que define las formas de auto y heteroreconocimiento en la ciudad, se genera efectivamente un sentido de “cuerpo” cuyos lazos precarios e inestables configuran una comunidad emocional que dirige su energía contra lo que percibe como el enemigo externo o el transgresor interno. Anclados en esta idea de cuerpo colectivo, aparecen en el espacio público un conjunto de prácticas y formas de respuesta que encuentran su justificación en las dicotomías orden/ desorden, amenaza/protección. Bajo el supuesto de una vaga corresponsabilidad entre el Estado y la ciudadanía, se ampara el crecimiento de grupos de autodefensa civiles. Los llamados “vecinos vigilantes” o “vecinos alertas”, que operan en barrios y urbanizaciones de manera legal, en diferentes ciudades mexicanas, construyen redes de interacción vecinal cuyo tejido carece de memoria y del soporte de instituciones previas. En la ciudad, “vecino”, no es ya la persona con la que se comparte una historia de solidaridades previas, sino la persona con la que se comparte la zozobra, con la que se comparte un


4) Los medios de comunicación le disputan a las instituciones tradicionales la hegemonía en la construcción de los sentidos sociales de la vida. La televisión principalmente ha pasado de ser un “medio” para convertirse en representante (de algo tan difuso como la “opinión pública”), gestora, crítica y juez. Indudablemente las formas de comunicación que han hecho posible estos dispositivos tecnológico/culturales han contribuido a fortalecer un ambiente de intercambios entre visiones diferentes. Lo que aquí me interesa enfatizar es que la televisión ha operado un transformación radical en la noción de “visibilidad” y ha dotado al silencio y a la voz de elementos que debemos analizar.

La visibilidad, se ha convertido no sólo en uno de los debates fundamentales para los movimientos sociales contemporáneos, sino además en un problema clave para el sostenimiento de identidades, proyectos y conflictos en el ámbito de lo que ha dado en llamarse “opinión pública”, a la que suele reducirse a la anónima y generalmente inasible percepción ciudadana de los acontecimientos locales, nacionales o internacionales. La opinión pública es ese fantasma que pretenden atrapar las encuestas, es ese o esa ciudadana que habita en la imaginación de los políticos afanados en la captura de voluntades electorales, es esa fuerza que se intuye importante para el impulso de ciertos temas en el espacio público y sobre todo, es esa optimista valoración de la memoria y de la capacidad de hacer de las sociedades. La visibilización de ciertos temas, actores, territorios, problemas, que puede ser entendida como la “presencia” de estos elementos en los medios de comunicación masiva, se constituye en la disputa que quizás mejor caracteriza el mundo contemporáneo y que, por ejemplo, en un principio le valió al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, un reconocimiento de críticos, detractores y simpatizantes a su capacidad para hacerse visibles en el debate internacional desde un movimiento localizado (que no local). Nos guste o no, hoy la

sobrevivencia de cualquier movimiento social pasa por su capacidad de mantenerse en el debate, en ese espacio público que como ya sabemos ha sustituido el encuentro cara a cara, la reunión en la plaza, por esa compleja red de portavoces “autorizados” en que se han convertido los nuevos medios de comunicación. Llevada al extremo, esta formulación señalaría que “lo que no existe en la tele, no sucede”. La memoria ciudadana o mejor, la memoria de los espectadores, está directamente articulada al repaso que los historiadores del presente realizan cotidianamente desde sus trincheras mediáticas. El olvido y el silencio tienen una relación directamente proporcional con la falta de reiteración de temas, actores, territorios y problemas en los medios. Bajo esta lógica la visibilidad no es un asunto menor, es y será una cuestión crucial, para el tema que nos ocupa. Muchas críticas pueden planteársele a esta lógica que parece estar trastocando la formas tradicionales de hacer política; sin embargo, en la misma medida en que resulta necesario hacer su crítica, resulta fundamental no ignorarla, en tanto distintas evidencias señalan que a mayor visibilización menor vulnerabilidad o mejores posibilidades de impulsar en una cierta dirección un acontecimiento. De ahí que los diversos poderes inviertan tanta energía en oscurecer o invisibilizar una problemática. La

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código que se agota en señales de alerta y en rutinas preestablecidas. Se trata de un ente anónimo que sólo adquiere corporalidad en la defensa del territorio común, pero del que se depende en la oscuridad. La plataforma de estas redes está fundada en el miedo y en el peligroso supuesto de la capacidad para descifrar, en común, las señales de amenaza. Frente a la cohesión social que hacen posible, resaltada por sus operadores y simpatizantes, hay que señalar que estas estrategias de sobrevivencia urbana frente a la percepción de la intensificación de la violencia, comportan fuertes dosis de intolerancia, represión discrecional y división social3 .

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cuestión es compleja ya que la rutina de los medios, en su inclemente y estratégica búsqueda de la “nota caliente”, tienden a abandonar aquellos acontecimientos que se hacen “viejos” y a reinventar el mundo cada día en una persecución itinerante de lo más novedoso, lo más original, la nota única, lo más asombroso, la exclusiva. Como muchos de los movimientos sociales están organizados en torno a problemas tan poco novedosos como la pobreza, la exclusión, la desigualdad, la injusticia, deben, en lo general, aportar unos cuantos muertos, una creativa forma de protesta o manifestación, una acusación de proporciones apocalípticas contra instituciones o personas para que su historia adquiera el estatuto de “noticiable” y por lo tanto su problema se vuelva visible para la “opinión pública”. Los movimientos se ven así obligados a incorporar la lógica o estrategia de la dramatización del conflicto para unos espectadores exigentes que demandan originalidad y emoción en el contexto de una escena pública turbulenta. La foto de la policía embistiendo a macanazos sobre ciudadanos inermes sorprende ya poco; el plantón de unos maestros en busca de hacer visible su protesta por mejores salarios, no resulta tan conmovedora como las abuelas de “Eliancito” que apelan a los sentimientos

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fraternos en un mundo que ha olvidado los lazos familiares; la situación de sobre-explotación de los jornaleros indígenas que nomádicamente se ven sometidos a nuevas formas de esclavismo en pos de los tomates que los vuelvan momentáneamente “viables”, son acontecimientos que envejecen de aburrimiento, de falta de originalidad, del ingrediente de asombro demandando por esa opinión pública, curtida a fuerza de tantos muertos, tanta sangre, tanto dolor.

General de Huelga) de la UNAM, su empecinada persecusión de la nota que los volviera más famosos que ayer, más noticiables que “Eliancito”, más originales, más permanentes?, ¿por qué la sorpresa ante las estrategias que de manera consciente o no, muchos movimientos están utilizando para llamar la atención sobre el drama contemporáneo? Por qué la culpabilización, si a final de cuentas, ningún movimiento surge al margen de la sociedad que lo produce.

En la escenificación del drama cotidiano, en la lucha por la visibilidad, por los “quince minutos” de presencia en los medios, se desdibuja el proyecto y muchos de los movimientos sociales terminan siendo rehenes de su propia fotografía, de su propia existencia efímera, en una competencia feroz por mantener la atención de unos ojos anónimos que apenas se intuyen. La pregunta, en todo caso, gira en torno a lo que está produciendo la llamada sociedad de la información y de qué manera los medios, la televisión contribuyen a generar un clima en el que la paz sea también noticiable.

Si el costo de la visibilización será el de la espectacularización creciente, es previsible que en los próximos años del siglo por estrenar, los movimientos sociales incorporen en sus estrategias políticas, la búsqueda de la presencia en los medios y con ello, la apropiación de ciertas lógicas que para los antiguos habitantes del siglo XX, tal vez sigan resultando extrañas.

Si la tendencia se mantiene y hay razones de peso para pensar que así será, desde una visión pesimista del futuro, asistiremos cada vez más a la búsqueda de la espectacularización del drama político. Por ejemplo, ¿con qué autoridad moral recriminar a los paristas del CGH (Comité

Si para los hombres y mujeres que vivieron en la Europa de los siglos XV y XVI, el latín se convirtió en un instrumento indispensable de sobrevivencia y, como nos hacen saber algunos historiadores “...hasta cocheros, barqueros y personas de vil condición...se hacen entender por esa lengua”, el lenguaje de los medios, que parece ser el único que hoy garantiza cierta visibilidad y por ello, menos vulnerabilidad, se constituye hoy en una herramienta necesaria para la sobrevivencia.


más cuestionable capacidad de respuesta del gobierno y de sus fuerzas públicas, las agencias privadas de seguridad aumentaron en casi dos mil personas su número de efectivos altamente entrenados; a la misma velocidad, crecen los contratos privados para potenciales víctimas de secuestro. Aunado a la existencia de estos grupos y de manera complementaria, florece la industria privada de seguridad, a través de la oferta de “paquetes” completos que incluyen no solamente al “vigilante”, sino

1. Para profundizar estos aspectos, ver L. Boia (1997), Borja

Gómez

(1998);

Delumeau (1989).

2. Citado en Lucian Boia, Entre el ánBarcelona, 1997.

sitivos tecnológicos para la autoprotección. La desigualdad también se expresa en el territorio de las violencias, hoy sólo quien puede pagar tiene derecho a una (precaria) tranquilidad.

BAUMAN, ZYGMUT (1999): La globalización. Consecuencias humanas. FCE, Buenos Aires. BOIA, Lucian (1997): Entre el ángel y la bestia. Editorial Andrés Bello, Barcelona, 1997.

3. Otro analizador potente de las for-

BORJA GÓMEZ, Jaime Humberto

mas del miedo en la ciudad en sus

(1998): Rostros y rastros del demonio

vínculos con el tejido social y con el

en la Nueva Granada. Indios, negros,

clima creciente de autoritarismo, es

judios, mujeres y otras huestes de Sa-

el del aumento de los grupos

tanás. Ariel Historia, Santa Fé de Bo-

policiacos privados. En el lapso de

gotá.

dos años, en Guadalajara, por ejemplo, ciudad en la que la presencia del

BOURDIEU, Pierre (1997): Razones

narcotráfico a partir de la década de

prácticas. Sobre la teoría de la acción.

los ochenta ha significado un fortale-

Anagrama, Barcelona.

R. Reguillo

Una cultura de la paz será posible si la sociedad encuen-

lincuencia organizada y una cada vez

además sofisticados equipos y dispo-

Creo que el asunto es muy sencillo al mismo tiempo que bastante complejo, escuchar los silencios, los susurros, el malestar expandido, puede contribuir al desafío que implica volver inútil la opción por la violencia.

gel y la bestia. Editorial Andrés Bello,

Si como creo, toda crisis es simultáneamente oportunidad, el momento presente debería ser visto como posibilidad de encuentro, a condición de hacer de la comunicación, vehículo primero de la socialidad, un puente entre mundos diversos.

cimiento (y modernización) de la de-

BIBLIOGRAFÍA

Estoy convencida de que esta es una tarea que exige historizar nuestra mirada para entender el presente e imaginar el futuro, en el afán de transformar la memoria del pasado en un potente faro que nos permita descubrir la presencia del dominador, del inquisidor, en nuestro cuerpo, en nuestra casa, en nuestras ciudades, en nuestros medios, en nuestros corazones, en nuestra palabra. La paz no puede ser la ausencia de sonidos sino la suma articulada, armónica y equitativa, de las voces de todos, ello exige salir a la intemperie, como quería De Certeau, a “despertar las historias que duermen en las calles”.

tra los mecanismos para realizar la vocación multicultural truncada por el poder, por los miedos, la sospecha, la costumbre de afirmar lo propio mediante la negación de lo otro. Resulta urgente decretar una amnistía que haga posible revisar los trayectos de lo que ha sido callado. En el debate por venir, va en juego la posibilidad de traer un futuro en el que nadie pueda, en función de ninguna creencia, ideología, interés, amordazar al otro.

NOTAS

He tratado de colocar algunas ideas en torno a cuatro espacios estratégicos para pensar, desde los territorios de la comunicación Intercultural, una agenda que ayude a contrarrestar la parálisis frente a las violencias, la intolerancia, el endurecimiento de los discursos autoritarios, la creciente atmósfera de limpieza social y los brotes alarmantes de justicia por la propia mano.

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comunicación


S. Caggiano

Sergio Caggiano

Identificaciรณn desde el afuera. Apuntes sobre la recepciรณn de inmigrantes en la ciudad de La Plata

Profesor-investigador de la Facultad de Periodismo y Comunicaciรณn Social de la Universidad de La Plata E-mail: scaggiano@sinectis.com.ar

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I. INTRODUCCIÓN Los fenómenos de construcción de identidades sociales son procesos complejos, cambiantes y nunca plenamente cerrados que involucran a varios tipos de actores sociales entre los cuales se da un juego conflictivo en el que las significaciones propuestas por unos y otros acerca de sí mismos y de los otros buscan imponerse como las más adecuadas a la realidad y las más convenientes. El logro de la hegemonía en la disposición y reparto de propios y extraños en el espacio social, la fijación de cada quien en el lugar que le corresponde, las diversas caracterizaciones y valoraciones mutuas, la definición de las relaciones

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posibles y deseables entre los participantes, en fin, la dinámica de envíos y reenvíos que pretende delimitar posiciones, obligaciones, garantías y posibilidades propias de cada uno es el primer paso para organizar de una manera específica y no de otra el juego de lo social. Esta complejidad ha sido puesta de manifiesto, durante los últimos años y según sus particularidades, desde numerosas perspectivas en ciencias sociales y humanas (Anderson, B., 1993; Bauman, Z., 1994; Castells, M., 1998; García Canclini, N., 1992 a y b; Hall, S., 1990 y 1995; Laclau, E. y Mouffe, Ch., 1987; Laclau, E., 1993 y 1996; Piqueras Infante, A., 1996; Raus, D., 1993; Romero, L. A., 1987; Ruben, G., 1992; Touraine, A., 1997; Vila, P., 1993; etc.). Por nuestra parte hemos ensayado durante los dos últimos años un acercamiento al estudio de lo que llamamos “la construcción de la identidad de los inmigrantes bolivianos y peruanos en la ciudad de La Plata”. Atentos a lo apuntado recién, hemos efectuado nuestra investigación buscando abordar este fenómeno de acuerdo con lo que se conoce como la interrelación entre la autoidentificación y la identificación desde el afuera (Romero, L. A., 1987; Piqueras Infante, A., 1996; Banton, M., 1980). Para acercarnos al segundo de estos puntos, entonces, trabajamos sobre el material arrojado por un conjunto de entrevistas mantenidas con miembros de la sociedad re-

ceptora que tuvieran o hubieran tenido algún tipo de contacto con alguno(s) de aquellos inmigrantes. Esto es lo que constituye en la investigación el discurso social nativo1 . A continuación, se presentará el trabajo efectuado sobre los textos del discurso nativo que refieren a los inmigrantes cercanos2 y al proceso mismo de inmigración y sus consecuencias. En primer lugar se ofrecerá una apretada descripción (con algunas mínimas observaciones analíticas) de algunos de los ejes conceptuales3 que han podido establecerse tras el relevamiento del conjunto discursivo en cuestión (varios, no obstante, por razones de espacio, apenas podrán ser mencionados). En un segundo momento se procederá a analizar tales ejes: serán puestos en relación entre sí y con sus subejes (intentando definir vínculos que podrán ser de correspondencia, dependencia, oposición, etc.); y, por otra parte, se atenderán también los resultados de su contraste con los otros conjuntos discursivos abordados en nuestra investigación (el discurso inmigrante y el discurso mediático).

II. DESCRIPCIÓN DE LOS EJES CONCEPTUALES Los siguientes ejes conceptuales (con sus respectivos subejes) nos permiten determinar una estructuración general del material en bruto


1- Inmigrantes como conjunto indiferenciado 1.a. Indiferenciación y entrada multifocal.Lo que queremos señalar aquí es que los inmigrantes aparecen como una conformación más o menos homogénea, una figura sin mayores distinciones internas que agrupa una serie de elementos que cuentan únicamente como parte de aquel compuesto, en tanto son definidos a partir del rasgo categórico que resulta ser el ser un inmigrante. Esto puede observarse tanto en la alusión a los “inmigrantes” a secas (operación que reviste, precisamente en y por su presunta obviedad, quizá uno de los efectos ideológicos más relevantes del proceso de recepción que pueden realizar los miembros de la sociedad de destino -volveremos luego sobre esto-) como en la explícita minimización de las posibles diferencias existentes

entre ellos (inclusive de unas tan reconocidas como las nacionales) que se manifiesta, por ejemplo, en la declarada ignorancia acerca de si se trata de unos o de otros de aquellos inmigrantes. Este primer rasgo es reforzado por el hecho de que el ingreso a este país tiene lugar por una multiplicidad de entradas o pasos, una cantidad de puertas de acceso que muchas veces son presentadas, además, como desconocidas para los habitantes locales. El venir de afuera y el introducirse inesperadamente podría decirse que son los dos elementos que cifran esta generalización que se apoya en la indiferencia a la vez que la consolida. (ver punto 1.a. del Anexo). 1.b. Necesidad de regulación y clasificación.Incluimos como subeje, así, lo que aparece como un reclamo reiterado que pretende algún tipo de intervención que vaya en la dirección de solucionar lo que de problemático tiene justamente la característica que destaca el ítem anterior. Se trata, en consecuencia, de una suerte de preciso llamado al orden, en el sentido en que perseguiría conjurar lo caótico y confuso de un proceso indiscriminado de inmigración como el ya descripto. Clasificar, regular, seleccionar, distribuir son los remedios exigidos para una situación en la que el discernimiento parece hacerse difícil. (ver punto 1.b. del Anexo).

2- Inmigrantes como “fuera de la ley”. Este segundo eje reúne una serie de apreciaciones que postulan una ligazón íntima entre la inmigración (y, directamente, los inmigrantes) y un espacio que estaría más allá (o más acá) de la ley. Reconocemos en el discurso nativo tres formas principales de producirse esta ligazón. 2.a. Inmigrantes y delito.La primera de estas formas viene dada por la vinculación de éstos con un ámbito genérico de lo delictivo en un movimiento que podríamos llamar delictualización de los inmigrantes. Pueden distinguirse dos alternativas diferentes. De un lado, quienes llegan a la Argentina desde países cercanos son intrínsecamente delincuentes. De otro, no llegan siendo tales pero están condenados a que circunstancias diversas los conduzcan inevitablemente a delinquir. (Anexo, 2.a.). 2.b. Inmigrantes y deberes con el Estado argentino.Lo que podemos ver a la luz del segundo de los subejes es que los inmigrantes quedan “fuera de la ley” puesto que los hallamos en un estado de exterioridad con respecto a las fronteras que la legislación vigente plantea en cuanto a las cargas impositivas estatales. Se encuentran colocados así en una situación permanente de irregularidad e incumplimiento en lo que concierne a este tipo de obligaciones (lo que tendrá conse-

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constituido por el discurso segmentado de los nativos, y así acceder a una primera configuración de los espacios de la vida social que en tal discurso aparecen como propios de los inmigrantes, las caracterizaciones hechas de los involucrados, las valoraciones efectuadas, etc.4 . (Es menester tener en cuenta que, en la realización de las entrevistas así como en la formulación de las preguntas, se tuvo el mayor cuidado en no determinar los tópicos a los cuales podían o debían referirse los entrevistados).

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cuencias en otras áreas, a su vez; véase el punto 3.a.). (Anexo, 2.b.). 2.c. Inmigrantes e (In)documentación.Finalmente, entonces, los inmigrantes están en alguna zona al margen de la ley también por no contar con la adecuada documentación necesaria para permanecer y circular en este país, cuando no por carecer lisa y llanamente de la documentación indispensable para ser considerado ciudadano, en tanto que parte integrante del Estado moderno, como es la documentación personal previa al momento de la migración. (Anexo, 2.c.). 3- Inmigrantes y trabajo 3.a. Quitan trabajo.En este subeje se agrupan las expresiones que sostienen aquel problema que se construye en la actualidad como uno de los más relevantes vinculados a la inmigración desde países cercanos, y que es la competencia laboral entablada y ganada (de antemano) por los inmigrantes a los nativos. Tal como era de esperar, puesto que ha pasado a formar parte en estos años del debate público nacional, este es uno de los subejes conceptuales que con más coherencia aparece a lo largo de todo el conjunto discursivo analizado. Fuera de esto, se debe destacar asimismo que los inmigrantes aparecen en estas circunstancias ocupando el papel de agentes activos de tales acciones, con

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lo cual resultan sindicados como los responsables de dicha competencia y sus efectos. Son ellos quienes plantean y definen el marco de la competencia y ellos, entonces, quienes quitan el trabajo. (Anexo, 3.a.). 3.b. Performance en el trabajo.En cuanto a este segundo punto es pertinente poner de relieve dos cuestiones. La primera de ellas, en contraposición a la coherencia apuntada para el subeje anterior, nos revela uno de los tópicos sobre los que tiene lugar el disenso más visible al interior del discurso nativo. Es así que veremos aparecer, por turnos, apreciaciones marcadamente positivas tanto como otras igualmente negativas en lo tocante al desempeño laboral de los inmigrantes (la capacidad de trabajo, su calidad, etc.). La segunda cuestión nos conduce a observar lo que se muestra como una declaración de las expectativas locales respecto del tipo de trabajador que debería ingresar al país (calificado, formado, etc.), y del que lo hace efectivamente (que no cumple aquellas condiciones), y hace patente la necesidad de trabajar sobre estos inmigrantes para intentar moldearlos de acuerdo con aquellas expectativas. Lo que sucede es que, más allá de la oposición señalada entre apreciaciones positivas y negativas sobre el trabajo de los inmigrantes, hay una suerte de denominador común que recorre a todas ellas y que es

la afirmación de una escasa (cuando no nula) capacitación y/o instrucción más o menos formalizada, cuando no claramente una desacreditación de sus competencias intelectuales, en muchos casos empezando por las estrictamente necesarias para realizar tareas manuales. (Anexo, 3.b.). 3.c. Explotación laboral. La explotación en el trabajo sufrida por los inmigrantes provenientes de otros países latinoamericanos en Argentina (en La Plata, al menos) surge claramente en el discurso nativo. (Y se podría decir inclusive que la explotación laboral surge en este discurso precisa y únicamente asociada a la presencia inmigrante, y no de otra forma)5. En estas circunstancias, los inmigrantes son ante todo agentes pasivos que sufren la explotación, sobre los que la explotación recae. No obstante, también aparecen inmigrantes que emplean a otros (a otros inmigrantes de su mismo origen) según regímenes de explotación (en lo que hace a la cantidad de horas trabajadas, el sueldo pagado, etc.), por lo que los inmigrantes son por su parte, en ocasiones, agentes activos que infligen (aún con más crudeza que los argentinos) la explotación a sus pares. Finalmente, es necesario llamar la atención sobre otro modo que los inmigrantes tienen de entrar en los procesos de explotación laboral, según el discurso nativo. Nos referimos a lo que se postula como una


4- Inmigrantes y dinero Describiremos brevemente el contenido de este punto señalando que, en el discurso nativo, la relación de los inmigrantes con el dinero está signada por tres rasgos principales y complementarios: a) el inmigrante se caracteriza por poseer un bajo nivel de consumo (de cualquier tipo de productos, pero ejemplificados generalmente con los de alimentación) que conlleva una alta capacidad de ahorro. El inmigrante des-

tina algunas estrategias específicas a ese fin de gastar muy poco; b) muchas veces se desprende del rasgo anterior lo que deberíamos considerar, precisamente, una reificación del mismo. Esto es que el bajo consumo es el correlato y la respuesta a unas necesidades que son ellas mismas limitadas. Las necesidades de los inmigrantes son escasas de manera intrínseca (o, al menos, de manera muy consolidada históricamente). El “arreglárselas con poco” pertenecería, de este modo, a la naturaleza del inmigrante6 ; c) el dinero conseguido es, en una proporción importante, enviado a su país de origen con el fin de mantener a su familia. Cerrando el círculo abierto por el primero de los rasgos señalados, el inmigrante “gasta poco y se lleva mucho”. Debido, entre otras, a las características antes presentadas, tiene a su alcance la posibilidad de terminar cada período (que puede estar medido en días, años, etc.) con saldo a favor en el balance de su economía personal, y así, entonces, acometer la tarea de llevarse el dinero conseguido, como se dijo, desde aquí hacia allí. (Anexo, 4). Los ejes conceptuales restantes que el análisis ha permitido establecer hasta este momento son los siguientes: 5- Inmigrantes y cobertura social del Estado argentino, 6- El cuerpo (y el alma) del inmigrante, 7- Interrelación inmigrantesnativos,

8- Problemas de comunicación, 9- El tiempo de la inmigración. Como anticipamos, aquí solamente podemos mencionarlos, a riesgo de que resulten más enigmáticos que esclarecedores (para una exposición más detallada puede verse Caggiano, S., 2000).

III. ANÁLISIS Y ARTICULACIÓN DE LOS EJES CONCEPTUALES 1. Un país hasta la inmigración El primer punto que queremos desarrollar se desprende, en sus aspectos centrales, del eje conceptual 3, “Inmigrantes y trabajo”, aún cuando excede sus límites y establece relaciones con algunos otros de los ítems ya apuntados. Debemos comenzar diciendo que el ámbito laboral es el que concentra la mayor atención en el discurso social nativo, entre los espacios específicos de la actividad social. No nos interesa solamente su mayor presencia en términos cuantitativos sino fundamentalmente la relevancia cualitativa que adquiere. En efecto, se trata de la instancia que toma el lugar de referencia casi inevitable a la hora de ensayar definiciones y valoraciones de los inmigrantes, su inserción en la sociedad, las consecuencias que estos procesos arrastran. Aún cuando se buscó representar en los entrevistados la mayor variedad posible de

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participación activa de los inmigrantes explotados en la provocación de su propia explotación, que vendría dada por su propia predisposición a trabajar en muy duras condiciones y por sueldos ínfimos. O sea, los inmigrantes son explotados tras haber no ya aceptado sino definido y propuesto ellos mismos las reglas de la explotación, por lo que ellos mismos serían, en cierto sentido, los responsables en último término. Por lo demás, muchos enunciados que permiten su inclusión dentro de este eje conceptual “explotación” están constantemente desbordándolo y reenviando a otros ejes que serán tratados más adelante (especialmente 6 y 7, y también 8). Nos referimos a aquellos que postulan la explotación como una característica que podríamos definir como propia del “carácter” o el “modo de ser” de algunos inmigrantes (en rigor, los provenientes de Bolivia). (Anexo, 3.c.).

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tipos de vínculos sostenidos con los inmigrantes, el trabajo apareció una y otra vez como el terreno dónde éstos adquieren una efectiva visibilidad social. Ahora bien, lo que resulta de enorme peso a los intereses de nuestra búsqueda es lo que consideramos una suerte de regularidad que puede detectarse bajo las apreciaciones (diversas, en principio) que se encuentran agrupadas dentro de este tópico. Esta regularidad viene dada por el hecho de que los inmigrantes sólo aparecen colocados en aquel espacio laboral instaurando una relación que tiene lugar en términos de disputa, conflicto o tensión con los argentinos. Aquellos son propuestos, como ha podido verse al momento de describir los ejes conceptuales, como un elemento disruptivo en el ámbito del trabajo toda vez que viene a ser una parte (la parte sustancial, puesto que es la causa) de un vínculo siempre considerado indeseable en mayor o menos medida. Para ser más claros, podemos imaginar una línea o vector que llamaríamos “del abuso” o “de la opresión” y sobre ella podríamos intentar un ordenamiento de los distintos enunciados concernientes a este tema. Comprobaríamos de esta forma que cualquiera de los tipos de relación que los inmigrantes están en condiciones de mantener con los nativos se dejaría incluir a alguna altura de esa línea o

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vector. Encontraríamos así, sobre uno de los extremos, los enunciados que los postulan originando un daño o perjuicio al trabajador local al plantear una competencia desleal y desigual (en desmedro de este último) que puede darse por dos vías principales: o bien no pagan impuestos de ningún tipo y logran posicionarse mejor que sus pares argentinos en el renglón de la economía específico de que se trate; o bien realizan los trabajos que sean por presupuestos muy bajos, llegando incluso a traicionar por este medio a aquellos que en un primer momento los han empleado. Competencia en la cual, a fin de cuentas, el trabajador local está condenado a ser derrotado. Moviéndonos hacia el otro de los polos del vector “del abuso” o “de la opresión” hallaríamos aquellos enunciados que colocan a los inmigrantes en la situación de sufrir la explotación laboral por parte de los argentinos (si bien no exclusivamente por parte de ellos); situación que, por lo demás, y tomando en cuenta lo expuesto acerca de la “nobleza de carácter” y el “espíritu de sacrificio” inmigrantes, puede verse como formando parte de una posición ocupada estratégicamente por estos. Otro tema que se conecta con el anterior está constituido por lo que podría denominarse un “ansia seleccionador” que pone de manifiesto el discurso nativo respecto a los inmigrantes que llegan a tra-

bajar. Se trata de un afán por clasificar para calificar y por calificar para clasificar, operaciones éstas que se exhiben como una necesidad y un proyecto para organizar y optimizar el ingreso de los extranjeros al país. Resultaría productivo continuar con un análisis que buscara establecer con la mayor claridad todas las posibles las conexiones existentes entre este punto y lo que acabamos de analizar en torno al ámbito laboral. Por nuestra parte, y por el momento, quisiéramos dejar planteadas dos sugerencias tentativas al respecto. La relación entre el “ansia seleccionador” y la fijación de los inmigrantes en situaciones de conflicto y tensión laboral está dada, según nos parece, en que ambas formas comparten como punto de partida un tratamiento utilitario del fenómeno. El modo de percepción y comprensión de estos procesos de inmigración por parte de la sociedad receptora estaría marcado, si esto fuera así, por una matriz utilitaria que le serviría de base y encuadre cognitivo y cultural. Además, y al margen del contexto actual y de la vigencia y/ o renovada energía de un discurso utilitario en muchas esferas de la vida social, también se nos ocurre de sumo interés indagar -y esta es la segunda sugerencia que anunciamoshasta qué punto esta relación utilitaria con la inmigración no hunde sus raíces en lo más profundo de la historia de nuestro Estado-Nación mo-


2. Un país entre y bajo la inmigración Haremos ahora algunas consideraciones acerca de la problemática general de la indiferenciación, para lo cual se recuperará principalmente algo de lo trabajado en los apartados 1 y 2 de la “descripción de los ejes conceptuales”. Unas páginas más arriba destacamos como uno de los componentes primordiales del discurso nativo la percepción y proyección del mundo inmigrante como un todo más o menos homogéneo e indiferenciado. Y vimos también que los trazos que definían a la indistinción como construcción discursiva (y a su vez la sintetizaban) eran una entrada masiva e indiferenciada que se producía por una multiplicidad de portales de una frontera permeable, la mayoría de los cuales eran desconocidos para la población local. Resulta importante aquí contrastar esta categorización nativa de los inmigrantes con

los restantes subcorpus que completan el material utilizado en nuestra investigación (el discurso de los medios y el discurso inmigrante) ya que este paso puede arrojar nueva luz sobre aquella. Lo primero que hay que subrayar es una coincidencia casi absoluta entre los enunciados que dan forma a esta categorización en los entrevistados y aquellos que de igual modo configuraban un espacio de la indiferenciación inmigrante en análisis ya realizados de los textos de prensa. En ese momento habíamos podido identificar en esos textos la operación homogeneizante del discurso mediático local, efectuada en términos muy similares a los hallados en nuestros entrevistados, y enfatizábamos entonces la característica incomprensión declarada frente al movimiento de avanzada de esa masa indiferenciada, que nos permitía concluir en una suerte de síntesis de esta consideración periodística del fenómeno como “una suerte de marea que nos invade amenazante y con una fuerza inexplicable” (Caggiano, S., 1999b). Lo que querríamos poner de relieve ahora es la relevancia que la sola operación de homogeneización puede tener en la definición de un espacio sociocultural de identificación para los inmigrantes, y algunos de los efectos ideológicos, como se dijo antes, que conlleva. Para ello empecemos destacando el juego de distanciamientos que puede

observarse si el contraste se realiza con el discurso de los propios inmigrantes provenientes de Bolivia o de Perú. Puede apreciarse, efectivamente, en estos entrevistados, a la vez una contraposición fuerte y una coincidencia significativa en relación con la conceptualización nativa, en el punto que venimos desarrollando. Dentro de aquella contraposición podemos distinguir dos modalidades. En primer lugar, del análisis del discurso inmigrante no surge que el ser inmigrante a secas, el lugar de sujeto de la inmigración aparezca para ellos como uno de los espacios sociales definidos como instancia de identificación, como parámetro para medir la pertenencia y la inclusión-exclusión a un colectivo social. Vemos dibujarse así una cesura clara entre esta autocategorización y la operación homogeneizante nativa. En segundo lugar hemos encontrado también en el discurso inmigrante una forma de mirada reflexiva respecto de esta operación consistente precisamente en objetivarla para negarla, reconocerla como parte de un juego con cuyas reglas no se acuerda. La diferenciación se constituye, en esta línea, en uno de los más claros reclamos de los inmigrantes en relación con el discurso nativo oficial. Diferenciación que se reclama, por ejemplo, entre bolivianos y peruanos (y también paraguayos o chilenos, etc.) pero que se reclama también respecto del es-

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derno y su conformación, en aquellos primeros momentos en que se proyectara el “crisol de razas”. Y hasta qué punto, en la relación utilitaria de hoy, no actúa una suerte de frustración fundacional de las expectativas puestas en la inmigración. Nos preguntaríamos entonces si el carácter fallido de aquel primer proyecto no habrá podido generar esa matriz que, obviamente transformada en la historia, se reeditaría hoy entre nosotros.

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pacio interior al propio grupo nacional del entrevistado, es decir, entre diferentes grupos (y modos de ser, y de relacionarse con la sociedad mayor, etc., etc.) que le pasarían desapercibidos a los argentinos. Por su parte, la coincidencia mencionada entre discurso nativo y discurso inmigrante en cuanto a la generalización homogeneizante se deja ver en otro conjunto de enunciados que, al interior del segundo, postula ya que no el ser inmigrante a secas, sí el ser inmigrante boliviano o inmigrante peruano como vara a partir de la cual medir la pertenencia a un grupo, como eje para definir y distinguir un nosotros y un ellos. Algunas consecuencias del funcionamiento de este mecanismo pueden verse, por ejemplo, en lo que algunos autores han denominado la construcción de una neobolivianidad como revalorización y estructuración original de un sentir boliviano como producto de la inmigración y la inserción en esta sociedad (Grimson, A., 1999). Esta coincidencia estaría hablando, a nuestro juicio, de cierta pregnancia del discurso nativo en las formas de autoidentificación (Piqueras Infante, A., 1996; Romero, Luis A., 1987) desarrolladas por los inmigrantes en nuestra región. En otras palabras, y si bien la complejidad de aquel proceso de imaginación de una comunidad (Anderson, B., 1993) alrededor de la bolivianidad o peruanidad inmigrada excede en mucho

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a dicha pregnancia, la coincidencia apuntada podría estar diciéndonos bastante acerca de la injerencia nada despreciable que la identificación desde el afuera, representada para nosotros por el discurso nativo, estaría teniendo en la autoconcepción de los inmigrantes como colectivo social. En este sentido, esta línea en el discurso nativo funcionaría, respecto de aquella autopercepción de los inmigrantes, como un marco general, una especie de conjunto de encuadres y límites propuestos al otro, y dentro de los cuales éste pudiera llevar a cabo la construcción de una(s) identidad(es). Este es uno de los efectos ideológicos 7 de la operación de homogeneización de los que habláramos antes. Y, según se ve, este efecto se (nos) presenta a los hablantes locales respetando una de las condiciones que debe cumplir para ser justamente ideológico: el tener la fuerza natural de la evidencia. Sin embargo, no podemos desatender lo que más arriba presentamos como una contraposición entre estos enunciados nativos homogeneizantes y las dos vías por las que el discurso inmigrante se desmarca de ellos. Llegaremos por este camino al segundo efecto ideológico que vamos a señalar. La pregunta surgida de la observación de esta contraposición se interroga esta vez acerca de la persistencia de aquella línea discursiva de generalización frente a la censura que

instaura el discurso inmigrante y la negación a que la somete. ¿Cuál es la razón de la insistencia de esta operación homogeneizante?, ¿no hay otro motivo que la justifique, más allá de su pregnancia y efectividad en aquella zona del discurso inmigrante? Daremos rápidamente la respuesta que nos parece adecuada a esta pregunta exponiendo directamente aquel segundo efecto ideológico. Creemos que la persistencia de aquella operación puede explicarse mirando hacia adentro de la frontera simbólica construida frente a los inmigrantes como totalidad. Proponemos pensar hacia adentro de esa frontera qué es lo que la presencia amenazante del inmigrante garantiza. Y respondemos que, como se habrá inferido, lo que parece intentar sancionar esta operación es la unidad interna de la sociedad local. Es decir, la homogeneización del Inmigrante corroboraría la homogeneidad del Nativo, y se sostendría, pues, como factor aglutinante de la sociedad receptora. No obstante, este problema dista se ser sencillo. Porque, según se vio en el apartado precedente, el tratamiento que esta cuestión recibe en el discurso nativo presenta como una de sus más destacadas peculiaridades una especie de preocupación permanente por lo que la indiferenciación implicaría. La reiterada insistencia en la necesidad de clasificar y so-


La inquietud manifiesta en torno a la indiferenciación de la masa inmigrada y el frecuente pedido de clasificación pueden entenderse ahora como una reacción radical a una indistinción que estaría violando las reparticiones establecidas y los compartimentos instituidos y aceptados8. El interés por seleccionar, organizar, distribuir lo indiferenciado sería una respuesta ante la perturbación provocada por aquello que se percibe como una amenaza al orden y a la tranquilidad de las fronteras conocidas. Muchas de las observaciones efectuadas en el punto 2 de la “descripción de ejes” acerca de los inmigrantes como una entidad fuera de la ley presentan una significación específica desde esta perspectiva. Tanto la vinculación de estos con el delito y el incumplimiento de las obligaciones fiscales, como el señalamiento de su condición de

indocumentados los coloca en una zona indeterminada a la que no alcanzan los efectos distributivos y sistematizadores de la Ley. Y esto también los fija a un espacio distinto del nuestro, un territorio gris que se define únicamente de manera negativa frente a esa Ley y que, consecuentemente, amenaza otra vez las fronteras cuestionando los órdenes establecidos que todos respetamos9. 3. El país ¿para ? la inmigración En este punto del análisis recuperaremos muy sucintamente algunos de los rasgos que la caracterización del inmigrante recibe en el discurso nativo y que han sido reseñados (o, al menos, mencionados) cada uno a su vez en los puntos 2.b., 3.a., 4 y 5 de la sección II. La articulación de estos diversos rasgos que consideramos complementarios entre sí nos permitirá hacer patente lo que nos parece una figuración del inmigrante distintiva del discurso local. Y cuando hablamos “del discurso local” incluimos también al discurso de la prensa platense puesto que lo que propondremos a continuación encuentra su correspondiente correlato en algunos de los tópicos trabajados sobre aquel material. En muy pocas palabras podemos recordar los rasgos inmigrantes que emergían de aquellos diferentes apartados de la sección II, diciendo que, respectivamente, postulaban

la imagen de un inmigrante que no cumple con sus deberes con el Estado argentino, que quita trabajo a los ciudadanos locales, que gasta poco dinero aquí y se lleva o envía mucho a su país y, finalmente, que se aprovecha plenamente de los servicios brindados por la cobertura social estatal argentina. Con la puesta en relación, el enlazamiento de estos distintos rasgos puede verse con claridad que el discurso nativo compone un perfil del inmigrante que, lejos de traer, aportar, dar algo a nuestro país, se dedica a extraer, llevar, usufructuar los bienes y posibilidades más diversas que cuenta la Argentina. Todas las actividades anteriores, respecto de las cuales -como ya se dijo- el inmigrante ocupa la posición de un agente activo, implican una relación de substracción y despojo cuando no de depredación y usurpación con este país y sus pobladores originales. En el trabajo que realizamos sobre la prensa gráfica de la ciudad de La Plata, y que fue citado oportunamente, nos topamos con esta misma imagen del inmigrante proveniente de otros países de Latinoamérica, y propusimos denominarla como la del “inmigrante extractivo”. Esta figura se recortaba sobre un fondo ocupado por la idea histórica oficial del inmigrante europeo de finales del siglo XIX y principios del XX, que forma parte de los más fuertes mitos fundacionales de la nación, y que aparecía

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meter a un proceso de selección a aquella masa indiscriminada de inmigrantes que se cuela por múltiples entradas a nuestro país nos indica una inquietud local que pone otros aditamentos a la sola postulación de una totalidad de aquel lado de la frontera que garantizaría por su presencia la totalidad de lo que queda encerrado de este lado. Así las cosas, es posible recuperar el ansia clasificatoria abordada en el punto anterior desde un ángulo distinto al que trabajáramos sobre aquel vector utilitario.

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en los periódicos analizados como aquel que vino a brindar su trabajo a esta patria que lo necesitaba para terminar de consolidarse. Frente a aquellos que habían venido a dar su trabajo y ofrecer su esfuerzo, el carácter extractivo de los inmigrantes de hoy se hacía aún más visible. Indudablemente puede reconocerse en esta particular construcción hecha del inmigrante cercano uno de los campos más consolidados en el discurso local general y cuya coherencia evidentemente es reforzada y sostenida por un proceso complejo de retroalimentación, remisiones y apropiaciones mutuas entre lo que hemos llamado el discurso social y el discurso de los medios.

IV. CONCLUSIONES A lo largo de este trabajo se han hecho varias observaciones críticas relativas a algunos de los ítems analizados. Para finalizar, entonces, quisiéramos retomar apenas un par de direcciones para la reflexión surgidas de este recorrido. -Se ha podido ver en numerosos pasajes de este análisis la emergencia de lo que podemos considerar la forma local de lo que algunos autores han propuesto como un racismo posmoderno. En efecto, esto pudo verse en esa destacada tensión entre las caracterizaciones estigmatizantes del inmigrante y la afirmación constante de la inexistencia e

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comunicación

imposibilidad de la discriminación (esto se pone de manifiesto claramente en las aserciones que integran el punto 7 de los ejes conceptuales). Esto, sumado a un léxico que se estructura en torno a términos como costumbre, modo de ser y otros similares (de hecho, la evocación principal no es a la sangre, los genes, la biología en general, sino más bien a sus costumbres y sus formas de vivir) va configurando un estado de cosas en el que los prejuicios actúan aproximadamente como entonces (cuando sí había racismo), y provocan los efectos de segregación y desigualdad que han sabido generar pero, esta vez, sin expresar sus razones y justificaciones con la crudeza que han conocido otras épocas. En palabras de Harrison “el foco sobre la etnicidad –que Harrison considera como punto de inflexión en este proceso- disimuló si no negó la raza sin especificar las condiciones bajo las cuales esas categorías sociales y grupos históricamente subordinados como ‘racialmente’ distintos emergen y persisten”. De manera que, actualmente, “la raza asume nuevas formas y es reconstruida y manipulada en razón de los contextos contemporáneos” adquiriendo la forma de un “racismo sin razas” para el cual “el tema dominante no es la herencia biológica sino las insuperables diferencias culturales” (Harrison, F., 1995: 48-49). En otras palabras, que tomo nuevamente prestadas, “el

paradigma (se refiere al racismo ideológico, como este otro autor lo llama) perdió la coherencia o la visibilidad en cuanto modelo doctrinario, pero se agazapó en la base de la conciencia pequeñoburguesa (...) El desplazamiento más rápido de las poblaciones mundiales -en el marco de la internacionalización de las relaciones sociales-, el crecimiento de las metrópolis, la guetificación agudizan los conflictos y la agresividad grupal. El racismo contemporáneo se ofrece por lo tanto, al análisis, fuera del contexto de las teorizaciones clásicas sobre las pretendidas unidades biológicas denominadas ‘razas’, pero dentro de nuevos modelos explicativos de las diferencias humanas, los cuales pueden suscitar estigmas tal vez más profundos” (Muniz Sodre, 1992). Está de más insistir en que, en nuestro medio, un proceso semejante adquiere singularidades propias. De hecho, algunas de estas han sido presentadas en estas páginas. No obstante, eso no niega el posible enriquecimiento que la reflexión crítica local sobre estos problemas pueda alcanzar a partir de estas preocupaciones generales. Más aún, podemos intentar pensar (aún sin guardar grandes esperanzas) de qué modo este período en que se instala la paradoja de un “racismo sin razas” pueda ayudarnos a encarar nuestra paradoja peculiar: la de la “recaída en el racismo de una sociedad que nunca pudo haber sido racista”.


En cuanto a las relaciones sociales, como se sugirió oportunamente, esta aversión a lo indiferenciado que amenaza nuestras fronteras conocidas puede entenderse como la manifestación de una suerte de exigencia para la consolidación de cualquier agrupamiento social. Eso borroso que viola nuestras fronteras pone en cuestión, en ese mismo movimiento, los órdenes internos y externos que esa frontera garantiza (Douglas, M., 1978). Lo que se vuelve insoportable es el pasaje, el cruce de la frontera. Unos pueden estar aquí y otros allí. De hecho, deben estar unos aquí y otros allí; es precisamente eso lo que hace falta. Lo que no está permitido es que uno esté aquí y allí, o pretenda estar en los dos lados

(y ninguno) a la vez. Porque si uno no ocupa su lugar pone en jaque toda la distribución de lugares y, con eso, enseña la arbitrariedad de tal distribución y, quizás, de cualquiera de ellas; pone en escena el carácter construido de toda configuración, incluida la nuestra, con sus propios rincones de calma aprendidos y asumidos. En esta dirección, probablemente tengamos que ver muchas de las transformaciones, desplazamientos y aceleraciones de este momento histórico como un desafío que nos propone revisar ni más ni menos que el modo de comprender aquellas configuraciones. Quizás, si Renato Rosaldo tiene razón, el problema sea que “la imagen de una auténtica cultura como un universo autónomo, coherente internamente, no parece poder sostenerse en un mundo poscolonial. Ni ‘nosotros’ ni ‘ellos’ somos tan autocontenidos y homogéneos como nosotros/ellos parecimos una vez”. Vivimos una época “marcada por préstamos y apropiaciones a través de fronteras culturales porosas, y saturada de desigualdad, poder y dominación. La mayor parte de las tipificaciones metropolitanas suprimen, excluyen y aún reprimen las zonas border” (Rosaldo, R.,1987: 87). Y sin dudas esta observación cuadra no sólo para las tipificaciones metropolitanas. Probablemente el desafío para nosotros (y aquí nosotros pretende abarcar más que la comunidad académica) también sea no ya sólo

estudiar sino vivir extensamente esas zonas border. Y para ver lo que la indiferenciación y la reacción a ella anudada nos dicen acerca de la estructuración social, permítasenos recordar en pocas palabras la visión que Deleuze y Guattari proponían, en su AntiEdipo, de la organización social. Ésta consistía, según los autores, en el establecimiento de equipamientos colectivos, históricos que el socius o máquina social habría delimitado sobre los flujos 10 . Flujos moleculares, nómadas y polívocos que serán ordenados, dispuestos en conjuntos molares, sedentarios, biunivocizantes. Socius encargado de definir aquellos equipamientos colectivos sobre la materia de los flujos; encargado, así, de la tarea de producir cortes (que no dejan de establecer más flujos) sobre ellos; cortes como lugares de pasaje. Flujos de deseo cuya naturaleza está dada por correr desafiando esos umbrales; naturaleza móvil, dinámica inmanente de los flujos. Naturaleza impersonal e indiscriminada de los flujos que sólo adquieren identidades y nombres particulares según las formas del ordenamiento social que los organice. “El problema del socius siempre ha sido éste: codificar los flujos del deseo, inscribirlos, registrarlos, lograr que ningún flujo fluya si no está canalizado, taponado, regulado” (Deleuze-Guattari, 1974: 39). Ahora bien, la máquina capitalista se encuentra

S. Caggiano

-La segunda consideración concierne a lo que fue desarrollado como el problema de la indiferenciación (y el correlativo reclamo por su ordenamiento y clasificación) en el discurso nativo. Estimamos que esta figura de lo indiferenciado y la reacción que permite y conlleva nos dicen algo que va más allá de la cuestión particular de la discriminación de la indiscriminación que trabajamos a través de la atención puesta sobre la contraposición entre esta figura del discurso nativo y las respuestas bien claras que despertaba entre los propios inmigrantes. Ese algo más involucra una mirada general sobre las relaciones sociales e, incluso, sobre la estructuración social misma.

123

122

123


En estos términos, la conjetura es evidente: el reclamo ante la indiferenciación es el reclamo por la re-codificación de los flujos, por la (¿literal?) re-territorialización, un pedido de freno y contención ante el estallido que no reconoce barreras. Es, sintéticamente, la parte del discurso capitalista que exige y produce regulación y que, inexorablemente tendrá como su con-

diálogos de la

comunicación

traparte la demanda de libre elección, libre circulación, libre competencia, libre concurrencia...

boración de definiciones contextuales) que prevé la propuesta de análisis del discurso que utilizamos como metodología analítica en nuestra investigación y permiten agrupar a partir de ellos aquellas definiciones contextuales y obtener entonces conjuntos que, “así constituidos, son representativos de los distintos modos de atribuir significado a los correspondientes términos, por parte de la

NOTAS

Identificación desde el afuera

en una situación completamente nueva respecto de sus predecesoras: situación nueva signada por la descodificación y la desterritorialización de los flujos. La máquina capitalista es incapaz de proporcionar un código que cubra la totalidad del campo social. Nacido del encuentro de dos clases de flujos (flujos descodificados de producción en la forma del capital-dinero y flujos descodificados del trabajo en la del trabajador libre), el capitalismo se caracteriza por su tendencia a la dester ritorialización del socius y a la descodificación de los flujos. Por eso es la axiomática y no el código la imagen que mejor muestra su funcionamiento de regulación. “Ahí radica la potencia (y el poder) del capitalismo: su axiomática nunca está saturada, siempre es capaz de añadir un nuevo axioma a los axiomas precedentes” (Ibid.: 258). Siempre acercándose a su límite, el capitalismo regula otra vez y, a la inversa, logrando regulaciones siempre precarias, una y otra vez el capitalismo se acerca a su límite.

1. Se trata de un trabajo rea-

comunidad o sector social que pro-

lizado en el marco de una

dujo los discursos en estudio”

Beca de Investigación otorga-

(Magariños de Morentín, J. A., 1998).

da por la Universidad Nacio-

Para una aproximación a los pasos

nal de La Plata. Nuestro cor

técnicos que contempla esta pro-

pus total se estructura de la siguien-

puesta puede consultarse el citado

te manera: el discurso social, por un

trabajo. Para una explicación y una

lado (compuesto por el material re-

fundamentación más acabada de la

sultante de las entrevistas con

misma, ver Magariños de Morentín,

inmigrantes bolivianos, inmigrantes

J. A., 1996.

peruanos y, como se dijo, los miembros de la sociedad receptora), y el

4. Con el objetivo de dar cuenta em-

discurso de los medios, por otro (for-

píricamente (así sea de manera rápi-

mado por textos aparecidos en la

da) de lo sostenido en la presentación

prensa gráfica de la ciudad de La Pla-

de los ejes se ha confeccionado un

ta, consultada a lo largo del año

“Anexo” que se encuentra al final del

1999).

cuerpo central de este trabajo. En los distintos puntos de este Anexo se

2. El trabajo se centra sobre los

presentará parte del material que

inmigrantes de origen boliviano (por-

puede dar una idea aproximada de lo

que por ahora se ha trabajado sobre

expresado en el apartado correspon-

una selección y no sobre la totalidad

diente. Dicho material se reproduci-

de las entrevistas con nativos) pero

rá conservando la forma de las ya

también contempla al otro grupo ya

mencionadas definiciones contex-

mencionado. De todas formas en un

tuales, construidas según cómo se

momento podrá verse que, haciendo

establece en Magariños de Morentín

caso a las definiciones propias del

(1997). La información que aparece

discurso nativo, esta distinción se

entre corchetes especifica el núme-

vuelve ella misma problemática. No-

ro de segmento (unidad textual) de

sotros utilizaremos, a lo largo de esta

que se trata y la dirección del nodo

presentación las denominaciones de

del que ha sido extraído, según la no-

inmigrantes, inmigrantes cercanos, o

menclatura del programa informático

algunas similares para aludir a estos

QSR NUD*IST 4, utilizado para el pro-

grupos.

cesamiento de nuestros datos. Por ejemplo, en [U.T. 68, t. ‘M’, de 1 3] es-

3. Los ejes conceptuales ordenadores

tamos ante la unidad textual número

son el producto de la realización del

68 ubicada en el nodo cuya dirección

cuarto paso (tras la normalización de

es 1 3. En este trabajo estas últimas

los textos, su segmentación, y la ela-

direcciones remitirán siempre a “1 3”


segmentos

principio de lo que quizá constituya

laciones del tipo de “los bolivianos,

discursivos del discurso nativo. Por su

agrupa

los

una contradicción al interior del dis-

los peruanos y todos esos” que pudie-

parte, “t,’M’” o “t. ‘R’”, etc. indican

curso analizado. Esto es posible si

ron verse en algunos pasajes de la

que el segmento pertenece a uno u

atendemos a que, para el caso de “a”

sección II.

otro texto (t) cargado en nuestra base

el bajo consumo se postula precisa-

de datos (‘M’, ‘R’, etc. son denomina-

mente como una estrategia, lo que por

9. Es claro que aquí hay que atender

ciones mnemotécnicas de esos tex-

definición lo alejaría de cualquier

nuevamente a un doble movimiento

tos). Por otro lado, el uso de parén-

condición congénita esencial como la

(que es, en realidad, una tensión) re-

tesis y barras indica que el texto re-

que sugiere el punto “b”.

presentado por esta amenaza al or-

cuperado contiene mínimas interven-

den, por un lado, que brinda la posi7. Se hace necesario dar cuenta, aun-

bilidad de imaginarlo como tal, como

renciarán de la siguiente manera:

que sea de manera muy acotada, de

terreno seguro, por otro.

“(+...)” cuando se trata de un sujeto

qué hablamos cuando hablamos de

implícito, “(=...)” cuando se trata de

efecto ideológico. Para ello digamos

10. Que nos permitiremos no definir

la recuperación anafórica o catafórica

que tomamos lo ideológico en el sen-

aquí por razones de espacio.

de un término o expresión, “/.../”

tido en que lo definiera E. Laclau,

cuando frente a una ausencia por la

quien mantiene el concepto de ideo-

incompletud de la sintaxis (y no ha-

logía y la categoría de falsa represen-

biendo una marca que exija o justifi-

tación pero invirtiendo su contenido

que una solución determinada) el

tradicional. “Lo ideológico -dirá- no

analista interviene según su intuición

consistiría en la falsa representación

en cuanto hablante nativo, por cap-

de una esencia positiva, sino exacta-

tación de la isotopía que viene

mente en lo opuesto: consistiría en

generándose en la respuesta. Esta es,

el no reconocimiento del carácter

algo simplificada, la forma de seña-

precario de toda positividad, en la im-

lar la normalización del texto, tal

posibilidad de toda sutura final. Lo

como lo propone Magariños de

ideológico consistiría en aquellas for-

Morentín (1997).

mas discursivas a través de las cuales la sociedad trata de instituirse a

BIBLIOGRAFÍA

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Anderson, Benedict, Comunidades Imaginadas. (1993). Fondo de Cultura Económica, México. Banton, M.. (1980). A ideia de raça, Edicoes 70, Sao Paulo.

5. Esta afirmación tal vez sea un poco

sí misma sobre la base del cierre, de

temeraria, principalmente dado que

la fijación del sentido, del no recono-

las entrevistas estaban orientadas

cimiento del juego infinito de las di-

justamente hacia el tema “inmi-

ferencias (...) Y en la medida en que

grantes” e “inmigración”. Sin embar-

lo social es imposible sin una cierta

Caggiano, Sergio, Informe Final, Beca

go, no deja de ser significativo que

fijación de sentido, sin el discurso del

de Iniciación en Investigación, La Pla-

en absolutamente ningún caso el pro-

cierre, lo ideológico debe ser visto

ta, mayo del 2000.

blema de la explotación laboral haya

como constitutivo de lo social”. Se ve

disparado las respuestas hacia otros

claramente que esta concepción no

Caggiano, Sergio, “El calor del crisol”,

campos, o que la misma no haya sido

predice nada respecto de un conte-

presentación en el III Coloquio Lati-

vinculada a otros grupos sociales

nido real que tal ideologización vinie-

noamericano de Estudios del Discur-

(por lo pronto y sin ir más lejos, cier-

ra a sustituir ni juzga, consecuente-

so (ALED), Santiago de Chile, abril de

tos miembros de la propia sociedad

mente, acerca de su presunta verdad

1999(a).

receptora). De cualquier modo, no es

o falsedad respecto de un fundamen-

el tema que nos interesa tratar aquí.

to último.

6. Hay que destacar además que, en-

8. Inquietud que no se expresa sola-

sa gráfica platense”, presentación en

tre estos dos rasgos, “a” y “b”, que se

mente en el requerimiento explícito

las IV Jornadas Nacionales de Inves-

presentan en la mayor parte de los

de una clasificación sino también en

tigadores en Comunicación, San Sal-

casos como mutuamente implicados,

la modalidad con que aparecen nom-

vador de Jujuy, agosto de 1999(b),.

deberíamos rastrear, antes bien, el

brados los inmigrantes en formu-

Bauman, Zigmunt. (1994). Pensando sociológicamente, Nueva Visión, Bs. As.

Caggiano, Sergio, “Entre el temor y el rechazo. Los inmigrantes en la pren-

S. Caggiano

que

125

124

125


Identificación desde el afuera

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Magariños de Morentin, Juan A., “Ma-

ANEXOS

tidad ante el Tratado de Libre Comer-

nual Operativo para la construcción

cio)”, en PUBLICAR –En Antropolo-

de ‘definiciones contextuales’ y ‘re-

Anexo 1.a.

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YO, aquella que veo que entran tan-

octubre de 1992b.

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tos (+de) estos peruanos, estos boli-

Touraine, Alain. (1997). ¿Podremos

García Canclini, Néstor, “Museos, ae-

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1 3]

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Semiótica, Univ. De Educac. a Distan-

NENA, aquella otra que tengo /entre

bolivianos en Buenos Aires, Eudeba,

cia, Madrid, 1998.

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Bs. As.

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Anexo 1.b.

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INMIGRANTES, aquellos obreros que

logia transnacional”, XX Encuentro de

entran al país a cada uno de los cua-

la Asociación Brasilera de Antropo-

Romero, Luis Alberto, “Los sectores

les habría que clasificar /según/ qué

logía en Salvador, Bahía, 14-17 de abril

populares en las ciudades latinoame-

va a hacer, qué no va a hacer. [U.T.

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93, t. ‘M’, de 1 3]

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‘C’, de 1 3]

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INMIGRANTES, aquella mano de obra

Annu. Rev. Antrhropol., Nº 24: 47-74,

and People without Culture”, en

que habría que clasificar. [U.T. 91, t.

diálogos de la

comunicación


‘C’, de 1 3]

nada, ni partida de nacimiento. [U.T.

estaban tres días. [U.T. 54, t. ‘C’, de 1

INMIGRACIÓN, aquella que tendría

62, t. ‘C’, de 1 3]

3]

que estar regulada. [U.T. 103, t. ‘M’,

/INMIGRACIÓN/, aquella de la que yo

BOLIVIANOS, aquellos tipos que si

de 1 3]

veo que todo es sin ninguna docu-

había que laburar de siete de la ma-

REGULACIÓN, aquella de la inmigra-

mentación, nada, ni personal... [U.T.

ñana a ocho de la tarde se te tiraban

ción que tendría que darse por escue-

7, t. ‘P’, de 1 3]

abajo de un árbol y dormían cinco o

las (=técnicas). [U.T. 106, t. ‘M’, de 1 3] /INMIGRANTES/, aquellos entre los

Anexo 3.a.

de 1 3]

que puede haber cualquier clase de

PROBLEMA, aquel que causan acá

INMIGRANTES, aquellos obreros que

gente. [U.T. 18, t. ‘P’, de 1 3]

por el asunto del laburo que es que

entran al país a los que habría que

si vos como contratista pasás /de pre-

enseñarles y hacer un poco de escue-

Anexo 2.a.

supuesto/ afinando el lápiz para aga-

la. [U.T. 94, t. ‘M’, de 1 3]

INMIGRANTES, aquellos entre los que

rrar el trabajo, 100 pesos, vienen ellos

BOLIVIANOS, aquella gente a la que

vienen delincuentes. [U.T. 48, t. ‘R’, de

y te lo pasan a treinta pesos. [U.T. 30,

vos le tenés que dar todo planificado

1 3]

t. ‘R’, de 1 3]

o sea que no son pensantes. [U.T. 12,

INMIGRANTES, aquellos que si no hay

YO, aquella que veo que los perua-

t. ‘Cl’, de 1 3]

laburo (=acá, en Argentina) entran en

nos, bolivianos y todos estos traba-

INMIGRANTES, aquellos entre quie-

cualquier delito. [U.T. 55, t. ‘R’, de 1 3]

jan más barato que los /trabajadores/

nes no vienen a trabajar acá (=Argen-

INMIGRANTES, aquellos que si no hay

de acá y entonces las empresas les

tina) pibes con título que se recibie-

laburo (=acá, en Argentina) entran en

dan el trabajo a ellos. [U.T. 2, t. ‘P’, de

ron en su país. [U.T. 68, t. ‘R’, de 1 3]

la droga, a afanar teléfonos, en la fá-

1 3]

cil. [U.T. 56, t. ‘R’, de 1 3]

BOLIVIANOS, aquellos que así (=pa-

Anexo 3.c.

sando presupuestos más bajos que

BOLIVIANOS, aquellos a quienes (=las

Anexo 2.b.

el propio arquitecto que les daba tra-

empresas de construcción) los hacen

PROBLEMA, aquel que causan acá

bajo) lo fundieron al tipo (=al arqui-

trabajar quién sabe cuántas horas.

por el asunto del laburo que es que

tecto). [U.T. 7, t. ‘C’, de 1 3]

[U.T. 49, t. ‘P’, de 1 3]

como no están registrados, no están

ITALIANOS, aquellos de la verdulería

/INMIGRANTES/, aquellos (bolivia-

inscriptos, no pagan los beneficios.

que tuvieron que irse porque no iba

nos, peruanos y todos estos) que /

[U.T. 30, t. ‘R’, de 1 3]

nadie (=a la verdulería) porque la

supongo que/ trabajarán de sol a sol

BOLIVIANOS, aquellos de una verdu-

(=verdulera) boliviana vendía más

qué sé yo cómo... pagándoles poquí-

lería de acá a dos cuadras que no

barato. [U.T. 52, t. ‘P’, de 1 3]

simo. [U.T. 4, t. ‘P’, de 1 3]

pagan impuestos ni nada. [U.T. 23, t.

INMIGRANTES, aquellos de los que

‘C’, de 1 3]

Anexo 3.b.

los demás (=que no son explotados

BOLIVIANOS, aquellos (=que no tie-

BOLIVIANOS, aquellos que incluso

por los empresarios /argentinos/) son

nen que pagar impuestos) porque

sabían más que el arquitecto (=que

explotados por ellos mismos. [U.T. 10,

ellos no se anotan en ningún lado.

yo contraté para hacerme la casa)

t. ‘R’, de 1 3]

[U.T. 32, t. ‘C’, de 1 3]

que era argentino y de esos tipos...

BOLIVIANOS, aquellos que son los

[U.T. 4, t. ‘Cl’, de 1 3]

que más explotan. [U.T. 19, t. ‘R’, de 1

Anexo 2.c.

BOLIVIANOS, aquellos que a nivel tra-

3]

INMIGRANTES, aquella cantidad de

bajo eran excelentes trabajadores.

BOLIVIANOS, aquellos que son como

gente que cuando va a hacer docu-

[U.T. 3, t. ‘Cl’, de 1 3]

esclavos porque es como que tienen

mentos al Registro Nacional de las

/INMIGRANTES/, aquellos (=bolivia-

miedo de fondo. [U.T. 97, t. ‘Cl’, de 1 3]

Personas que no tienen nada, ningún

nos, peruanos y todos estos) que hi-

papel /de documentación/. [U.T. 61,

cieron un edificio rapidísimo. [U.T. 3,

Anexo 4.

t. ‘C’, de 1 3]

t. ‘P’, de 1 3]

BOLIVIANOS, aquellos tipos que no

BOLIVIANOS. aquellos entre quienes

BOLIVIANOS, aquellos que no hacen

comían /para no gastar plata/. [U.T.

no creo que haya ninguno (=que esté

nada, no sirven para nada, la verdad

46, t. ‘C’, de 1 3]

legalmente). [U.T. 22, t. ‘P’, de 1 3]

(+es) que no. [U.T. 41, t. ‘C’, de 1 3]

BOLIVIANOS, aquellos que suelen vi-

INMIGRANTES, aquellos que quieren

BOLIVIANOS, aquellos que eran cua-

vir con poquísimo dinero. [U.T. 86, t.

hacer los documentos y no tienen

tro tipos y para rebocar una pared te

‘Cl’, de 1 3]

S. Caggiano

seis horas de corrido. [U.T. 43, t. ‘C’,

127

126

127


Identificación desde el afuera

BOLIVIANOS, aquellos que te laburan por 5 pesos por día porque para ellos les sirve. [U.T. 9, t. ‘C’, de 1 3] BOLIVIANOS, aquellos que viven un mes con 100 dólares. [U.T. 17, t. ‘M’, de 1 3] BOLIVIANO, aquel para quien mandarle a la familia 100 pesos era un montón de plata. [U.T. 80, t. ‘Cl’, de 1 3] INMIGRANTES, aquellos que ahorran mucho. [U.T. 117, t. ‘M’, de 1 3] INMIGRANTES, aquellos que a fin de año se llevan su buena diferencia (=de dinero). [U.T. 119, t. ‘M’, de 1 3] BOLIVIANOS, aquellos tipos que la plata se la llevan (=a su país) y no la gastan acá. [U.T. 45, t. ‘C’, de 1 3] BOLIVIANOS, aquellos que juntaban cien pesos y se los mandaban a la familia. [U.T. 497, t. ‘C’, de 1 3] BOLIVIANO, aquel que todo lo que hace (=de dinero) se lo lleva a su país. [U.T. 122, t. ‘M’, de 1 3]

diálogos de la

comunicación


La obliteración del conflicto y el poder en la escena mediática

M.C. Mata

María Cristina Mata

De la presencia a la exclusión.

Investigadora del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina E-mail:mmata@mail.agora.com.ar

167

diálogos de la

comunicación

166

167


María Cristina Mata

De la presencia a la exclusión

En un texto escrito hace muchos años que titulé “Comunicación Popular, de la Exclusión a la Presencia”, trataba de reflexionar acerca de la monocorde voz que ahogaba, desde los medios masivos, la polifonía que una comunicación y una sociedad democrática requerían. Postulaba entonces que esa polifonía no era equivalente a la mera “aparición” o “inclusión mediada” de hablantes y defendí aquel texto de las críticas que podrían formulársele –y se le formularon desde perspectivas relativistas- argumentando que la pluralidad de sentidos que se construyen en las interacciones cotidianas no puede contraponerse a la unicidad del discurso masivo, coincidiendo anticipadamente con lo que Ien Ang formularía al plantear que “los públicos pueden ser

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muy activos de muy diversas maneras al utilizar e interpretar los medios, pero sería ingenuamente optimista confundir su actividad con un poder efectivo”.1 Hoy, cuando la presencia de lo individual y lo particular y la sobreexposición de protagonistas satura los impresos, las ondas y las pantallas, me parece pertinente continuar aquella reflexión asociándola a la consideración de ciertos modos de representación y acción política para, como entonces, contribuir a pensar cauces de acción en el campo comunicativo. El advenimiento de la institucionalidad democrática tras largos años de dictadura militar representó entre otras cosas, en países como Argentina, la vigencia de normas consensuadas para dirimir los conflictos lo que, se suponía, contribuiría a conjurar la violencia social y política. Pasados más de 15 años de aquel advenimiento, debemos reconocer que una de las cuestiones más perturbadoras de la vida democrática es, justamente, la fragilidad de los cauces para el procesamiento de los conflictos sociales. Esa fragilidad, que puede llevar tanto a la reaparición de formas de violencia destructora como a la resignada aceptación de un orden hecho de exclusiones se asocia, a nuestro entender, con la creciente caducidad de formas antes legitimadas de representación de los ciudadanos y con la difuminación de los lugares y modos de ejer-

cicio del poder reconocido como autoridad y, consecuentemente, consentido por el conjunto de la ciudadanía más allá de las desigualdades y diferencias existentes. Es sabido que, ante lo que se suele nominar como “crisis de las democracias representativas” la democracia mediática, o de participación mediada técnicamente, aparece alternativamente como causa de aquella crisis o instrumento de su superación. Numerosos estudios y ensayos que versan acerca de la “mediatización de la política” -esto es, la transformación de los modos de pensar y hacer la política debido a la existencia de medios- dan cuenta de al menos tres cambios sustanciales: uno, la sustitución de las instituciones jurídicamente consagradas como lugares para la representación ciudadana -parlamentos, juzgados, partidos- por los medios masivos de comunicación; otro, la sustitución de los sujetosactores clásicos de la política -políticos, gobernantes, ciudadanos, militantes- por nuevos sujetos mediáticos: periodistas, conductores de programas, público, entrevistados; el tercero, la sustitución de escenarios de la acción política: del partido al set televisivo, de la plaza a la platea, como suele afirmarse2 . Este modo de abordaje de los cambios que enfrentamos tiene un sustento empírico incuestionable, al menos para el caso argentino. En un artículo publicado en 1996 en la


medios -o un reconocimiento de ellos por parte de la población- como alternativas eficientes; y esa alternativa produciría la mentada mediatización de la política, es decir, su transformación. En realidad, esa lógica está impregnada ella misma de un efecto mediático: es como si la noción de “nicho” publicitario, noción fundamental en las estrategias de mercado, se colara en los planteos. Los medios brindarían a la sociedad lo que ella necesita y de lo que carece mediante una operación de ocupación del espacio vacío. Pero más allá de este señalamiento, lo que me interesa destacar es que esa lógica sigue siendo deudora de una concepción determinista que, por ello, no es capaz de dar cuenta de la índole de los dispositivos que obran como sustrato de las transformaciones que se operan tanto a nivel político como a nivel de los medios de comunicación, entendidos como espacio de producción de sentidos, y a nivel de las interacciones entre ambas prácticas. Justamente, considerando que lo que debemos enfrentar hoy en el terreno cultural no son lógicas ineludibles ni efectos prediseñados, sino más bien dispositivos modeladores, tendencias y potencialidades cuya realización hegemónica sólo puede y podrá revelarse como parte de configuraciones sociales específicas, voy a compartir con ustedes un conjunto de apreciaciones acerca del lugar y la

expresividad que adquieren los sujetos y conflictos sociales y las decisiones políticas en el marco de nuestras sociedades o culturas mediatizadas. Y lo haré analizando lo que, en términos genéricos, podríamos llamar recursos de individuación y colectivización, refiriéndome a algunas situaciones específicas para tratar luego de extraer algunas consideraciones de naturaleza más general. En Argentina acabamos de transitar diversas contiendas electorales tanto de índole nacional como local. En ocasión de elegirse las autoridades de la ciudad de Córdoba, una de las fuerzas políticas que intervinieron en la elección lanzó su campaña de manera oblicua: en lugar de formular proposiciones acerca de la obra de gobierno o las políticas públicas a desarrollar, anunció a la población la puesta en marcha de una “encuesta ciudadana” destinada a recoger de cada elector sus propuestas, basadas en las necesidades y problemas que experimentaban. Mientras parejas de jóvenes encuestadores perfectamente identificables realizaban en la vía pública su labor y mientras los correspondientes cuestionarios también llegaban a los vecinos con la edición de uno de los diarios de la ciudad, otra fuerza política mayoritaria respondía a dicha estrategia con una anticipación. Tras proclamar a manera de slogan “Los vecinos ya nos dijeron lo que quieren”, diversas personas entrevista-

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revista Contribuciones dedicada a los “medios de comunicación en tiempos de cambio”, se difunden datos de una investigación realizada en Capital Federal y Gran Buenos Aires según los cuales, por ejemplo, ante la necesidad de formular reclamos o demandas, el 41% de la población acudiría a los medios de comunicación en busca de soluciones mientras sólo un 37.5% recurriría a la justicia. En el mismo artículo, y en base a datos de esa naturaleza y a otros similares -la cantidad de llamadas telefónicas a programas de radio y televisión o las cartas de lectores dirigidas a periódicos con el fin de canalizar problemas- se postula la transformación de los medios en “mesa de entradas” del Poder Judicial y, en un estadio posterior, su conversión en fiscales públicos. Del mismo modo, abundan los estudios y ensayos que dan cuenta del nuevo papel asumido por los medios masivos como auxiliares de la justicia, facilitando la entrega de delincuentes que confían en la protección física y jurídica que les proveen las cámaras-testigo; o como árbitros de contiendas electorales organizando y regulando los debates entre candidatos. De algún modo, y aunque la calidad de los estudios de ese tipo puede variar, todos ellos se articulan bajo una lógica que cuestionamos: la de la causalidad en cadena. Esto es, a una crisis de representatividad y legitimidad de lo político -espacios y actoressucedería una acción de los

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das formulaban en spots radiofónicos y televisivos sus demandas sobre diversos tópicos; inmediatamente, el candidato a intendente respondía a ellas con iniciativas concretas que constituían su plataforma de acción. Más allá de la eficacia electoral de ambas estrategias publicitarias, lo que resulta digno de consideración son las representaciones sobre el saber acerca de lo social y sobre el hacer político que ellas presuponen, cuando colocan la consulta individual a los vecinos como fuente central de las decisiones de gobierno. En ese sentido, podemos leer en esas campañas partidarias una doble negación. Por un lado la puesta entre paréntesis de la existencia de organizaciones y grupos como espacios de expresión de necesidades y problemas y ámbitos de conformación de opiniones legitimadas. Por otro, la autoexclusión de los políticos como formuladores de diagnósticos y proyectos derivados de particulares comprensiones de lo real y de diferenciables modelos de sociedad a construir. En ambos casos, por el contrario, la figura del individuo -con necesidades e intereses subjetivamente vividos- ocupa el centro de la escena desdibujando la trama constituida por intereses y vivencias socializadas y la existencia de proyectos ideológicos más o menos afines o antagónicos. En ambos casos, además, las verbalizaciones indi-

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viduales transformadas en información –la que resulta del procesamiento de una encuesta o la que se exhibe en los medios- se erige en incuestionable saber social en tanto se objetiva gracias a procedimientos estadísticos y se distancia de lo inmediato adquiriendo estatuto de representatividad gracias a procedimientos mediáticos. María Emma Wills Obregón señala que los diagnósticos que asocian las crisis partidarias con crisis de representación política y ellas con el surgimiento de nuevos movimientos sociales, se fundamentan implícitamente sobre una concepción según la cual “lo social antecede a la política y una vez que se encuentra constituido se convierte en la materia prima de la representación. La política refleja, como si fuese un espejo, un ‘algo’ o ‘alguien’ que emerge de las relaciones sociales existentes y a través de esa función se convierte en mediadora entre la sociedad y el Estado. Sin ese algo o alguien la política se vacía: sin sociedad civil, la política no tiene a quien representar; y sin relaciones de producción no hay conflicto ni resistencia y por tanto no hay política”3. En el mismo sentido, podríamos afirmar que los diagnósticos que hacen un uso fetichista de la noción de mediatización, asociando el “reemplazo” liso y llano por parte de los medios masivos de otras instancias de construcción de acuerdos en torno a

las problemáticas centrales que afectan a la población, llevan en sí una correlativa concepción de lo comunicativo respecto de lo social. En este caso, la comunicación pública “reflejaría” lo existente, mostraría -simplemente potenciando- aquellos datos empíricos que constituirían lo real. Wills Obregón refuta tales concepciones:“…lo social no viene primero y la política después…la política –señalano refleja el mundo social sino que lo constituye. Así no existe un ‘algo’ o ‘alguien’ anterior a la política, ya sean intereses individuales o resistencias populares; tanto los unos como las otras son construcciones históricas mediadas por un lenguaje inscrito en instituciones de tipo formal como informal”4. Si acordamos con esas afirmaciones, que nos instalan en el campo del discurso como instancia no sobrepuesta o resultante sino constitutiva de las relaciones sociales y políticas -y que en el campo comunicativo remiten al papel configurador de lo real por parte de los medios y técnicas de simbolización- es necesario reconocer que la estrategia enunciativa que coloca a los individuos particulares y aislados en el centro de la formulación de lo que se convertirá en “acción política”, es deudora de una de las tecnologías que, como señala Loïs Wacquant, modela hoy con mayor pregnancia la idea de colectividad y de saber: la encuesta de opinión5.


Al mismo tiempo, esa estrategia enunciativa presupone el efecto de igualación: cada individuo sometido a encuesta, interpelado con un instrumento común tiene, imaginariamente, las mismas posibilidades y oportunidades de respuesta. Al igual que ocurre con la oferta constante de líneas telefónicas para comunicarse con programas radiofónicos y televisivos, del mismo modo en que se promociona el acceso generalizado a través del satélite o las redes electrónicas a la información que está disponible, lo que encubre la reivindicación del habla particular

normalizada por un cuestionario es su modelación histórica, sus constricciones de clase, de género, de raza, de localización geográfica, de edad… En suma, lo que se encubre, es la regulación política de lo social, el lento pero marcadamente férreo diseño de un orden hecho de jerarquías y distinciones, la naturaleza de los conflictos que, en razón de los modos de obtención de la información y de su procesamiento, se disuelven en un sistema de diferencias. Por otra parte, la encuesta es propuesta y asumida como un sistema experto que reduce la incertidumbre y que, en consecuencia, tendría la capacidad de definir per se los cursos de la intervención estatal que, de tal suerte, quedaría exenta de toda responsabilidad intrínseca, de todo riesgo, bajo el amparo de la representatividad estadística. La centralidad de los hablantes particulares, la centralidad de su decir como fuente de la acción política, remite a la indeferenciación de los saberes o, si se quiere, a la igualación de la doxa con el conocimiento técnico-científico (incluído el conocimiento que supone el quehacer periodístico y el quehacer político-partidario). Esa igualación diluye imaginariamente el diferencial de poder que se concentra en sitios estratégicos y permite encubrir la racionalidad de decisiones ideológicamente orientadas cuya comprensión se ve dificultada crecientemente, se-

gún plantean algunos analistas, en tanto y en cuanto existe una “publicidad de lo político” que “termina siendo de valor básicamente ritual y políticamente de escasas consecuencias, ya que remite a asuntos que, por su complejidad y características técnicas son materia excluyente de iniciados” 6 . Paradojalmente, podríamos decir, cuanto más extremadamente especializados resultan los asuntos acerca de los cuales se habla políticamente, la formulación de los problemas vividos por la población se hacen visibles en su dimensión más personal, más cotidiana e inmediatamente vivida. Para precisar esas afirmaciones, refiero otro caso paradigmático: la provincia de Buenos Aires, y más especialmente el conourbano bonaerense, es decir, las poblaciones que rodean a la Capital Federal, viven hoy graves situaciones de violencia y delincuencia. Legislaciones inapropiadas, déficits operativos del poder judicial, el creciente desempleo y marginalidad de la población del sector, las redes del narcotráfico, la inoperancia y corrupción policial son, entre otras, las causas que pueden, conjugadamente, explicar la situación y a partir de cuya evaluación pueden tomarse decisiones gubernamentales que, sin duda, comprometerán a sus protagonistas a favor o en desmedro de sectores damnificados o beneficiados por tales decisiones. En medio de la campaña electoral que debía definir el

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La encuesta se propone, en estos y en muchos otros casos, como un procedimiento inclusivo y aglutinador: todos quienes intervienen en él son enfrentados a problemasinterrogantes comunes; además, en el procesamiento de los datos, ese amplio conjunto de individuos es agrupado según categorías que identifican y diferencian. De ese modo, los resultados finalmente obtenidos y difundidos revelan colectivos abstractos pero distinguibles por rasgos que reenvían a la materialidad de lo que se es: mujer u hombre, habitantes de tal o cual sector, jóvenes o viejos. La “población encuestada” -que en ciertos casos presenta rostros particulares en sus apariciones gráficas o televisivas- constituye un nuevo modo de ser colectivo en el que cada sujeto se reuniría, en ausencia, con sus pares.

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nuevo gobierno provincial, ya no los candidatos, sino los medios masivos de comunicación, apelaron a sondeos y encuestas para sopesar la aceptación o el rechazo de la posible implantación de un “sistema de tolerancia cero” contra el delito7. Como en el caso anterior, una palabra que aparece como pre-política, una palabra que sólo se fundaría en la inmediatez de la experiencia individual, se transformó para algunos candidatos en fundamento suficiente de la razón de Estado. Poco tiempo después, habilitada por los reclamos políticos de “una bala para cada delincuente” fundados en las demandas de rigor construidas estadísticamente, la policía de la provincia de Buenos Aires producía un hecho represivo que los mismos políticos y la misma población encuestada calificaban como “masacre”. En ese caso, aislado en su propia manifestación horrorosa y espectacular, se hacía patente el borramiento de los juicios y decisiones tras la expresividad inmediata de las subjetividades transformadas, mediante la objetividad irrefutable del dato estadístico,en sustento racional de la acción. Muchos estudiosos de esta problemática han advertido, justamente, el papel que en este proceso de individuación de los conflictos sociales ha jugado y juega la entronización del “caso” como narrativa predominante de nuestra época. Despojado de sus articulaciones, el caso -

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aun cuando se refiera a un grupo humano- queda preso en la misma particularidad que el hablante singular. “Por definición individual y dramático, organizador de un siempre, inevitablemente microrrelato -señala Sergio Caletti- la lógica del caso es, claro está, opuesta a la lógica de la regla. La lógica del caso rehuye a la abstracción, a la clasificación de lo común, a cualquier intento primario de organización de las superficies en que se inscribe. Pero, al mismo tiempo y por lo mismo, se carga implícitamente de las resonancias de la metáfora, de la capacidad de condensación de sentidos que se encuentran diseminados en otros microrrelatos, en otros casos”8. Homologados a relatos de diversa índole, los conflictos sociales desbordarán su propia serie, habilitarán lecturas disímiles en los receptores -es pensable que incluso habiliten lecturas políticas- pero, como bien fundan en el análisis conceptual y empírico del tema Aníbal Ford y Fernanda Longo para la realidad cultural argentina, “el caso no reemplaza a la discusión pública estructural, macro, que obliga a cierto tipo de respuesta de la ciudadanía…como el caso se produce de manera aleatoria y se amplía a través del newsmaking, puede generar cualquier discusión en cualquier momento”9. Dueños de la escena, centralmente convocados para exponer las marcas que dejan en los rostros y las voces los conflictos lacerantes que atravie-

san nuestra sociedad, los casos y los individuos dejan en los márgenes las causas globales y las estrategias de poder. Dejan en los márgenes los modos colectivos de procesar los conflictos; dejan en los márgenes los lentos y costosos procesos de agregación de intereses que sólo adquieren la fugaz visibilidad del estallido, del momento de emergencia. Pero también dejan en los márgenes las figuras del poder o, más precisamente, la responsabilidad que toda forma de poder conlleva. Las estrategias de igualación, de dilución de conflictos, de reposición de lo individual como fuente del saber y el actuar, no sólo deberían ser analizadas como fruto de las intenciones mercantiles de los medios masivos o como mero recurso populista en épocas electorales. Deben vincularse al movimiento de masificación de la sociedad – “las masas […] carecen de esa clase específica de diferenciación que se expresa en objetivos limitados y ostensibles”, sostenía Hanna Arednt10- por el cual las personas son puro número y los colectivos mera agregación, y a la preeminencia de nuevos dispositivos de intelección -y por tanto de construcción- de lo social: los que aseguran imaginariamente que por medios técnicos pueden gestionarse complejas realidades satisfaciendo todas las necesidades e intereses, y los que, también imaginariamente, otorgan a la exhibición la potencialidad de conferir existencia.


• Por otro lado, así como se diluyen los propósitos hegemónicos, esa colectivización diluye “el único factor material indispensable para la generación de poder”, según lo plantea Hanna Arendt: “el vivir unido del pueblo”, condición necesaria para que persistan “las potencialidades de la acción”11. • Por último, en lo que respecta a los conflictos sociales, la

2. Hemos reflexionado sobre ese modelo de comprensión sustitutorio en María C. Mata, “Entre la Plaza y la Platea” en Schmucler y Mata (coords.) Política y comunicación, ¿hay un lugar para la política en la cultura mediática?, Catálogos, Buenos Aires, 1992. 3. “Feminismo y democracia: más allá

Tal vez la primera y fundamental misión de la tarea democrática en el campo de la comunicación consistiría en rescatarlos de ese lugar marginal rescatando, al mismo tiempo, a quienes desde el poder de decir y hacer –políticos, periodistas, gestores de medios- también se corren del centro de la escena y a quienes la individuación confina en el aislamiento masificante y deprivador de poder. En suma, se trataría de repolitizar la comunicación de los problemas y conflictos sociales, convertidos hoy cada vez más en relatos y exhibiciones que, a fuerza de ser narrados y mostradas, pierden visibilidad y ocultan tras bambalinas el verdadero rostro de la hegemonía.

de las viejas fronteras”, en Análisis político, N° 37, mayo-agosto 1999, Universidad Nacional de Colombia, Santafé de Bogotá, p. 24 4. Idem. 5. En Las cárceles de la miseria (Manantial, Buenos Aires, 2000), desentrañando la vinculación entre el “menos Estado social” y el “más Estado policial y penal” característico de las sociedades neoliberales, Wacquant resalta el lugar ocupado entre los dispositivos que naturalizan esa creciente sustitución por lo que denomina la configuración científica. Una operación en la que convergen de manera sistemática intelectuales, representantes del poder político y medios masivos de comunicación y uno de cuyos recursos emblemáticos para justiciar el incremento de la represión es un particular manejo de los datos estadísticos. 6. Sergio Caletti, “Repensar el espacio de lo público”, ponencia presentada al Seminario Internacional “Tendencias y retos de la investigación en Comunicación en América Latina”, FELAFACS-PUC del Perú, Lima, julio de 1999, p.17.

1. “Culture e communication. Por un critique étnogra-

7. Ver, en el Prefacio y el Cap. I del

phique de la consommation

citado libro de Wacquant, las

des médias dans le système

implicancias de la diseminación de

médiatique trasnational” en

dicho sistema en Europa y América

Hermès N° 11-12, Centre National de

Latina.

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• Por un lado subvierten la antigua función de representación política, asociada a la idea de coparticipación en un ideario común y a la figura de sujetos capaces de resumir en sí y defender un conjunto homogéneo de intereses opuestos a otros. Si el representante político hacía suyas voces particulares y las articulaba en un discurso con pretensión de liderazgo y validez nunca universal -porque se enunciaba frente a otros como palabra adversativa- el político mediático se convierte en un operador que sopesa posibles estrategias de acción en base a la valoración de datos que se presentan como previamente no manipulados. No hay proyectos: la realidad particular, colectivizada mediante su exhibición mediática, es la que manda.

oclusión de la mirada reconocedora que se produce al diluir los poderes en pugna, puede depararnos dos males igualmente condenables: su banalización o su estigmatización. En ambos casos los conflictos son depositados en los márgenes de la escena.

NOTAS

Ambos dispositivos, que operan crecientemente en la comunicación de los conflictos sociales y en la construcción de la política producen, como he tratado de plantear, un conjunto de efectos que ahora quisiera precisar:

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la Recherche Scientifique, París, 1993.

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Aníbal Ford, La marca de la bestia. Identificación, desigualdades e info-

9. En La marca de la bestia. Identifica-

entretenimiento en la sociedad con-

ción, desigualdades e infoentreteni-

temporánea, Grupo Editorial Norma,

miento en la sociedad contemporánea,

Buenos Aires, 1999.

Grupo Ed. Norma, Buenos Aires, 1999. Aludiendo a un caso concreto, el ase-

Hanna Arendt, Los orígenes del totali-

sinato de una jovencita en el que es-

tarismo, Taurus, Madrid, 1974.

tuvieron involucrados personas y sectores políticos de la provincia de

Hanna Arent, La condición humana,

Catamarca, dirán: “destapó tantas

Paidós, Barcelona, 1993.

ollas, puso tantas irregularidades en evidencia, cruzó tantos debates e his-

María Cristina Mata, “De la cultura

torias que no terminó acotando

masiva a la cultura mediática”, po-

ninguno…El caso se instaló en el ima-

nencia presentada al Seminario Inter-

ginario social y esta continuidad pue-

nacional “Tendencias y retos de la

de o no implicar su procesamiento

investigación en Comunicación en

posterior como acción pública concre-

América Latina”, FELAFACS-PUC del

ta… Lo cierto es que mostró muchas

Perú, Lima, julio de 1999.

cosas pero cambió pocas. Y que muchas de las cosas que tocó todavía no

Héctor Schmucler y María C. Mata

han sido formalizadas en debates o

(coords.), Política y Comunicación

discusiones públicas que permitan rei-

¿hay un lugar para la política en la

vindicaciones puntuales”, pp. 218-282.

cultura mediática?, Catálogos, Buenos Aires, 1992.

10. Los orígenes del totalitarismo, Taurus, Madrid, 1974, p. 392.

Loïs Wacquant, Las cárceles de la miseria, Manantial, Buenos Aires, 2000.

11. La condición humana, Paidós, Barcelona 1993, p. 224.

María Emma Wills Obregón, “Feminismo y democracia: más allá de las viejas fronteras” en Análisis Político N° 37, Mayo/agosto 1999, Universidad Nacional de Colombia, Santafé de Bogotá.

BIBLIOGRAFÍA

De la presencia a la exclusión

8. Art. Cit, p. 21.

Carolina Barros, “Medios de comunicación en Argentina: de espectadores a protagonistas del cambio”, en Contribuciones, N°2/1996, Fundación Konrad AdenauerCIEDLA, Buenos Aires.

Sergio Caletti, “Repensar el espacio de lo público”, ponencia presentada al Seminario Internacional “Tendencias y retos de la investigación en Comunicación en América Latina”, FELAFACS-PUC del Perú, Lima, julio de 1999.

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comunicación


R. Fuentes

Raúl Fuentes

La formación universitaria de profesionales de la comunicación y su renovación como proyecto social

Profesor-investigador del Departamento de Estudios Socioculturales del ITESO y del Departamento de Estudios de la Comunicación Social de la Universidad de Guadalajara, México. E-mail:raul@iteso.mx.

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R a ú l F u e n t e s

Formación universitaria

Este trabajo busca suscitar o renovar la reflexión sobre la formación universitaria de profesionales de la comunicación en América Latina desde una perspectiva ética, dimensión que a pesar de estar presente invariablemente en los discursos y debates al respecto desde hace varias décadas en nuestro campo (especialmente desde la constitución de FELAFACS en 1981), no parece haberse consolidado como fundamento efectivo de las variadas y complejas prácticas universitarias involucradas, sobre las que a pesar de los esfuerzos desarrollados, hay muy poco conocimiento sólido disponible: aún no sabemos dar cuenta de los procesos de formación de comunicadores.

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De esta manera, aunque es claro que los problemas de la “formación del profesional de la comunicación para una Cultura de Paz” no pueden volver a formularse en términos instrumentales, como si “cultura de paz” fuera una especialización técnica mecánicamente atendible, las condiciones para articular los referentes concretos de tal expresión con los procesos de decisión reflexiva inherentes a la acción colectiva institucionalizada en nuestras universidades y sociedades, están muy lejos de ser objeto de una comprensión compartida. Por lo tanto, el tema se presta muy bien para el cuestionamiento y la discusión, aunque no pueda pretenderse que se alcancen respuestas a corto plazo. En términos de C. Wright Mills1 , hay que recurrir a la imaginación sociológica para pasar de “las inquietudes personales del medio” a “los problemas públicos de la estructura social” y ese proceso de problematización del sentido, lo sabemos, es una tarea intelectual de alta complejidad.

LA COMUNICACIÓN COMO PROYECTO SOCIAL En 1980 la UNESCO publicó, con el título Un solo mundo, voces múltiples, el Informe de la Comisión Internacional, presidida por Sean McBride, que tenía el encargo de diagnosticar los principales problemas mundiales de la información y la comunicación. En su introducción, el Informe

parafraseaba a H.G. Wells y afirmaba que “la historia humana es cada vez más una carrera de velocidad entre la comunicación y la catástrofe. Es indispensable utilizar plenamente la comunicación en sus múltiples formas para conseguir que la humanidad sea algo más que una historia… en otras palabras, para garantizar a nuestros hijos un futuro”2. Al plantear en aquel célebre texto el marco para avanzar “hacia un nuevo orden mundial más justo y eficaz de la información y la comunicación”, la Comisión McBride expuso ante el mundo la necesidad de “democratizar la comunicación”, reconociendo su importante papel en la participación a que tienen derecho todos los hombres en la determinación de la organización y el destino de la vida social. Veinte años después, todos sabemos la suerte que corrieron tales propuestas, y el desenlace que el debate de aquellos temas tuvo para la propia UNESCO, cuando se retiraron de su Asamblea General los países que en mayor proporción contribuían a financiarla, inconformes por la crítica del organismo a las estructuras y prácticas que obstaculizaban tal “democratización”. No tiene caso, en este momento, revivir en detalle aquel episodio de una discusión que, sin embargo, actualizada, conserva la más alta pertinencia en la etapa presente de los procesos de globalización y mundialización de la cultura. Pero sí es indispensable remitirnos


«Catástrofe» puede parecer a primera vista un término inapropiado como alternativa de la comunicación. En español, esa palabra significa “acontecimiento imprevisto y funesto” y es sinónimo de «cataclismo» y de «desastre», un “suceso en que hay mucho daño o destrucción”; “se aplica también a una desgracia o un trastorno moral grave” y “se emplea mucho hiperbólicamente, aplicado a sucesos y también a una cosa muy mal hecha”3. Opuestos estos significados a la «comunicación», se implica en ésta un carácter constructivo y previsible, una acción que se sobrepone o adelanta a la adversidad o a la fatalidad, acepciones que no registran los diccionarios. Pero la carrera de la humanidad “entre la comunicación y la catástrofe” del Informe McBride, se refiere sin duda a algo más que al significado literal: a la necesidad del diálogo reflexivo y respetuoso entre los diversos, en lugar de la imposición irracional de los intereses de unos sobre los demás; a la prevalencia de la razón sobre la fuerza; a la negociación y no a la dominación, en y mediante la comunicación. Hay en todo el Informe McBride un fuerte sentido de

“llamado a la cordura”, uno entre los muchos que caracterizaron a la época de la guerra fría, y que una vez pasada ésta con la verdadera catástrofe sufrida por el mundo socialista, parece a muchos ingenuo y anacrónico. Sin embargo, los conflictos mundiales en y mediante la comunicación no han desaparecido en los últimos veinte años. Se han transformado ciertamente, pero la mayor parte de los problemas detectados se han exacerbado, aunque ahora se les identifique dentro del marco de la globalización. Por ello, la propuesta de Antonio Pasquali de “continuar elaborando una nueva moralidad y nuevos modelos viables de comunicación que puedan ser apropiados universalmente”, es extremadamente pertinente: En cuanto terminó la crisis Este-Oeste, la coyuntura estructural Norte-Sur recuperó su dramático potencial, ahora sin coartadas. Es el mayor problema de nuestro tiempo; ninguna moralidad que realmente pertenezca a su propia época puede eludirlo. Vamos a tener que vivir con este problema lado a lado, entre tensiones de mayor o menor intensidad, porque le da el sentido final a los otros desafíos de hoy (demográficos, ecológicos, económicos, tecnológicos, de gobernabilidad y demás). Con el fin del conflicto Este-Oeste, también desaparecieron las barreras que obstaculizaron durante décadas una de las obligaciones morales primordiales de la hu-

manidad, esto es, definir la teleología de una relación más equitativa entre los humanos, consolidando un solo mundo. Pero la noción de solidaridad y el generoso ideal postbélico de la «familia humana» permanece volteada al revés. En los últimos treinta años, la brecha entre la riqueza y la pobreza se ha multiplicado por cinco en el mundo: Tokio tiene más teléfonos que todo el continente africano, excluyendo a Sudáfrica; la proporción entre la mayor densidad de líneas telefónicas del mundo (Mónaco) y la menor (Chad) es ahora de 1,245 a 1; entre el correo más eficiente del mundo (Suiza) y el más ineficiente (Mozambique), de 5,515 a 1.4 El argumento de Pasquali, hay que subrayarlo, va mucho más allá de la oposición “denuncista” a cualquier corriente de moda en el pensamiento sobre la comunicación. A lo que se opone en primer lugar su propuesta sobre la dimensión moral del comunicar, formulada en términos filosóficos críticos, es a la confusión, al reduccionismo y al desgaste semántico e ideológico que han sufrido los conceptos centrales para pensar el mundo y la comunicación. Más allá de las “hipersimplificaciones”, Pasquali aclara, por ejemplo, que “criticar la globalización compulsiva no significa rechazar la interconexión entre las diferentes formas del respeto mutuo. Eso introduciría una contradictio in adjecto en el propio concepto del comu-

R. Fuentes

a las tensiones centrales que hace dos décadas y más, y desde entonces, han establecido los términos del debate político, económico, cultural y educativo sobre la comunicación, en su carrera contra la “catástrofe”.

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Formación universitaria

nicar” (p.25). El filósofo venezolano, cuya vehemencia y aportes críticos a la teoría y a las políticas de la comunicación afortunadamente no han menguado desde los años sesenta, retoma y desarrolla los aspectos centrales de un pensamiento complejo, sistemático y profundo que no sólo nos permita comprender la comunicación5, sino a través de ella y su sentido, el mundo en el que vivimos. Con él, podemos ahora decir confiadamente que la ciencia comunicativa, la sociología y otras ciencias humanas, la filosofía moral y la filosofía del lenguaje han acumulado tantos recursos conceptuales y empíricos, han elaborado tantas proposiciones normativas sobre puntos comunes, que abordar el proyecto de una moralidad de la comunicación parece viable hoy en día6. Es desde ahí, y sólo desde ahí, desde el fundamento filosófico, que pueden plantearse seriamente los principios básicos de una ética de la comunicación, un sistema de postulados universales articulados y consistentes ontológica y epistemológicamente con las moralidades reales, es decir, con las mediaciones culturales, históricas y diversas, de lo que es “no-negociable” para la humanidad. Pero el problema es complejo: supone identificar valores universales, núcleos de sentido transculturales, en la acepción más fuerte del

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término. Aunque es sin duda un proyecto urgente de emprender y que ocupa a muchos filósofos en todo el mundo. Hay aportes notables en esa dirección en el libro editado por Clifford Christians y Michael Traber, Ética de la comunicación y valores universales, donde se despliega una exploración multicultural de los problemas fundamentales, en la construcción teórica y en la aplicación práctica, para analizar y orientar el sentido de la comunicación en y entre las sociedades contemporáneas. En ese libro se incluyen, además de la contribución ya citada de Antonio Pasquali, capítulos firmados por el colombiano Gabriel Jaime Pérez y el brasileño Pedro Gilberto Gomes, entre un total de 19 autores de distintas nacionalidades. Su participación expresa la importancia de la reflexión ética sobre la comunicación desde Latinoamérica y equipara sus perspectivas con las provenientes de otros continentes, pero esto no significa que sus propuestas correspondan a las prácticas de referencia, sino, como en los demás casos, evidencien más bien lo contrario. Pasquali, Pérez y Gomes son tres profesores largamente asociados a las escuelas de comunicación. No hacen filosofía al margen de las prácticas académicas de la investigación y de la formación profesional en las universidades latinoamericanas. Sus pro-

puestas, como las de otros destacados profesores e investigadores especializados en otros campos del conocimiento, implican una articulación que pocas veces ha tenido repercusión práctica y que, sin dejar de actualizarse y refinarse críticamente en el plano discursivo, difícil y muy lentamente permea al campo de la formación de comunicadores, donde las inercias parecen resistir todo intento de reestructuración. Este es un problema crítico, al que FELAFACS se ha enfrentado en sus ya casi dos décadas de existencia, y que ha multiplicado los debates, sin que parezca cercano algo parecido a una solución. Si no fuera por el desgaste de la fórmula, se diría que hay una creciente brecha entre la teoría y la práctica, no sólo de la comunicación en la sociedad, sino de la formación universitaria de profesionales de la comunicación. En ambos planos, hace falta formular con mayor precisión las preguntas y compartir las responsabilidades en un horizonte amplio, tarea para la cual podría ser vir como orientación la síntesis de Gabriel Jaime Pérez: Una ética integrada de la comunicación social no impone una moralidad de normas ni una deontología de instrucciones. La ética profesional no puede restringirse a normas, instrucciones o códigos. Esto no implica que no sean necesarios los códigos o los análisis de casos, que son úti-


En los contextos sociales y culturales latinoamericanos, en sí mismos muy diversos, las preguntas básicas, que puedan considerarse en suma como las definiciones esenciales de la comunicación como proyecto social, incluyen según Pérez al menos tres ejes de acción: “la comunicación para la verdad, la libertad y la justicia; la comunicación que respete las identidades culturales; y la comunicación para la paz” (p.168). Pero la cuestión clave está en los procesos de construcción de los consensos sobre el significado concreto de estos enunciados y la convergencia en torno a ellos de los múltiples agentes sociales. Entre ellos, ciertamente, hay evidencias históricas más que elocuentes de que las universidades, los profesionales y las empresas del sector están lejos de alcanzar tales consensos, o siquiera de estarlos buscando. Mucho se ha escrito y denunciado sobre la oposición de los detentadores de los poderes económicos y políticos a las propuestas de académicos y ciertos sectores de la “sociedad civil” en torno a la construcción “democrática”

de espacios culturales, simbólicos y educativos en el ámbito de la esfera pública dominada desde siempre, pero hoy crecientemente, por proyectos mercantiles. Los “frentes internos”, nacionales o regionales, donde hace algunas décadas se buscó establecer sistemas y prácticas “alternativas”, quedaron en los últimos tiempos relegados por los “frentes externos”, transnacionales o en proceso de globalización, en donde los propios estados nacionales tienen que enfrentar retos antes inimaginables para preservar algún grado de su “soberanía”. El contexto estructural del sector dedicado a la producción y distribución industrial de bienes simbólicos, parte del cual son los medios de difusión, ha cambiado en las últimas dos décadas y seguirá cambiando en las próximas de maneras tan radicales, que las nociones de comunicación “masiva”, “pública” o “social” requieren una redefinición total. Esta es una tarea teórica que resulta determinante para reformular la fundamentación conceptual y práctica de los referentes profesionales y socioculturales de los estudios universitarios de comunicación.

ceptos centrales para pensar el mundo y la comunicación, otros autores influyentes asocian también este problema a sus propuestas más recientes, pues sin términos precisos la discusión productiva y la evaluación de las acciones son simplemente imposibles. En una sesión especial del IX Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social realizado en Lima en 1997, Miquel de Moragas lo señalaba así de entrada:

LA COMPRENSIÓN DE LA COMUNICACIÓN COMO DESAFÍO

Dentro del conjunto de problemas que vamos a plantear sigue habiendo uno permanente, que cambia en cada etapa histórica, y que seguramente en ésta cambia de una manera más acusada: qué hacemos con la teoría. Se trata de ver cómo avanza la teoría, cómo plantea la teoría los problemas nuevos y cómo afronta los problemas viejos a la vista de experiencias que se han ido renovando. Propondría solamente un ejemplo: el concepto mismo de “comunicación globalizada”, que luego que lo utilizas dos o tres veces te das cuenta que es en sí mismo una trampa, que se rompe enseguida, que es un concepto que tienes que ir redefiniendo y reinterpretando. Nos enfrentamos a una serie de problemas importantes de teorización ante los antiguos fenómenos de siempre y los fenómenos que son nuevos8.

Así como Pasquali refiere como un desafío primordial el desgaste semántico e ideológico que han sufrido los con-

Aunque los interlocutores de Moragas en esa ocasión, Néstor García Canclini, Jesús Martín Barbero, Armand

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les en la medida en que evitemos caer en la casuística. El enfoque adecuado debe ser una formulación ética que genere las preguntas básicas desde una perspectiva global y las plantee en los contextos sociales y culturales concretos donde tienen lugar los procesos de comunicación7.

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Mattelart, Eliseo Verón, Martín Hopenhayn y Rossana Reguillo han atendido insistentemente y aportado a esa redefinición teórica desde sus respectivos campos de investigación, fue quizá Moragas quien planteó de una manera más clara las implicaciones de lo que llamó “un momento de vacío en la teoría de la comunicación” en relación con el tema de la sesión: La investigación y formación en comunicaciones en la era de la globalización. En ese terreno, “tenemos experiencia anterior y hemos de saber reinterpretarla” en el trabajo universitario (p.17). No obstante, El problema es que las Facultades de Comunicaciones están empezando a olvidar el sector de las humanidades y buscan la práctica sobre cosas muy efímeras, que son las del ejercicio profesional. Entonces, los estudiantes optan por la centralidad de la comunicación que (…) no significa de ninguna forma que haya emergido o emerja una comunicología. Cuantos más años me dedico a estudiar la comunicación, menos comunicólogo me siento y menos confío en la comunicología y más me doy cuenta de que necesito un trabajo muy creativo de carácter pluridisciplinar. Al mismo tiempo, hay que tener un grado de humildad teórico-epistemológica acudiendo a las ciencias sociales, pero aportando, por ejemplo, a la historia y a la antropología un tema, un sujeto, que jamás fue estudiado por ellas,

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por qué no decirlo. En suma, tenemos aquí una teoría un poco particular, que es la de no querer construir la disciplina, pero atesorando un objeto de máxima importancia, que sigue teniendo la importancia que antes tenía para la política, para la democracia, para la cultura y que ahora la tiene además en otros ámbitos y niveles. Esta es la complejidad de nuestro objeto de estudio. (p.18). Jesús Martín Barbero, por su parte, atribuye el problema central a la “inflación” del concepto «comunicación», que se ha vuelto un “comodín”, lo cual hace “imposible no sólo recortar las figuras profesionales, sino los objetos de investigación”, independientemente de que en América Latina el estudio de la comunicación debe mucho a que las ciencias sociales la han considerado un objeto estratégico. Es decir, creo que el vacío deriva en gran medida de esa inflación, que sólo tiene como alternativa la propuesta de los norteamericanos de convertir las comunicaciones en una disciplina, es decir en un territorio académico que pueda competir con cualquier otro territorio académico, lo cual no me parece para nada la solución, porque ahí de una u otra manera se está soslayando algo que viene desde atrás, que son las dimensiones sociales del fenómeno9. Hay entonces, una necesidad evidente de revisar las propias articulaciones universi-

tarias del campo de la comunicación, en especial la creciente divergencia entre los avances de la investigación académica, minoritarios y limitados si se quiere, pero críticos y abiertos a “las dimensiones sociales del fenómeno” en muchos casos, y las inercias de la formación profesional, que ha crecido desmesuradamente y se ha convertido para la mayor parte de los estudiantes en una “nebulosa” conceptual, es decir, en un conjunto incoherente de postulados que poco tienen que ver con las prácticas sociales profesionalizadas contemporáneas. Néstor García Canclini atribuye el escaso reconocimiento y la baja competencia profesional en muchas de las áreas de la comunicación a la ausencia de una formación rigurosa en investigación en ellas y propone “redefinir los perfiles curriculares en función de las profesionalizaciones pertinentes”. No sé cuáles son (…) pero debe haber algunos campos profesionales de aplicación del trabajo específico y se debe profesionalizar la investigación. Los campos disciplinarios que se estabilicen luego de una productividad constante deben ser campos en donde la investigación esté profesionalizada10. Nuevamente, la investigación se revela, desde el punto de vista de los investigadores, como un elemento central para la articulación de los programas de formación pro-


Ese debate está aún en plena fase de desarrollo y es un signo alentador que se retome en las publicaciones y en los foros académicos latinoamericanos, puesto que no se trata de alguna clase de “anomalía” regional, sino de un problema central en todas partes. En Estados Unidos el de-

bate sobre el campo de la comunicación y su disciplinarización lleva ya varias décadas en proceso y ha permitido problematizar muchos de los supuestos en que no sólo se fundamentó su institucionalización en ese país, sino también en todos aquellos a los que se exportó su modelo, como los latinoamericanos. Un buen ejemplo de la profundidad que ha alcanzado ese debate es el trabajo de Timothy Glander sobre los Orígenes de la investigación de la comunicación de masas durante la guerra fría norteamericana, sus efectos educativos e implicaciones contemporáneas, un estudio histórico realizado desde el campo de la educación, publicado hace apenas unos meses12. En medio de la gran cantidad de revisiones históricas del campo disponibles en Estados Unidos, este trabajo de Glander tiene la particularidad de cuestionar las bases de la divergencia inducida entre los estudios de comunicación y los de educación. La educación y la comunicación están fundamentalmente vinculadas, inescapablemente afiliadas en la teoría y en la práctica. Los filósofos de la educación, de Sócrates a Dewey y Freire, lo han reconocido así y han tratado de clarificar esta relación. La educación y la comunicación no pueden ser separadas, aunque nuestras disposiciones académicas presentes hagan creer que pueden ser segregadas. La organización contemporánea del conoci-

miento sugiere que educación y comunicación son fenómenos distintos, que pueden ser estudiados y practicados en aislamiento mutuo. Este libro cuenta parte de la historia de cómo y por qué ocurrió esta división, qué ocasionó el divorcio, y cómo afectó la emergencia y crecimiento del nuevo campo de la comunicación a los asuntos educativos en el siglo XX. El objetivo primordial es recuperar una comprensión que señale la conexión esencial entre comunicación y educación y sea capaz de develar los intereses que se han beneficiado con su separación. (p.x). A diferencia de muchas de las historias del campo de la comunicación escritas desde su “interior”, la obra de Glander interpreta las decisiones que guiaron su institucionalización en el contexto de la II Guerra Mundial en un sentido estrictamente político, en relación con la disyuntiva entre educación y propaganda. Al resolverse la definición de los proyectos fundacionales en términos del avance de los mecanismos propagandísticos, y no de los educativos, y de conseguirse no sólo los apoyos políticos y financieros, sino también la legitimación académica de la investigación con este sesgo, la separación quedó establecida y el modelo consolidado, primero en Estados Unidos y luego, en el resto del mundo. La revisión de las trayectorias profesionales y las publicaciones de los fundadores del

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fesional. En una reflexión reciente sobre la investigación de la comunicación en América Latina11, centrada sobre el debate acerca de las condiciones impuestas por la “modernidad” y la lógica de mercado, recuperé de las posturas de varios investigadores muy destacados la urgencia de una reafirmación ética de los estudios sobre la comunicación, en la “búsqueda prioritaria de un marco de interpretación que, por una parte, reintegre conceptual y metodológicamente la diversidad política, cultural y existencial de los agentes de la comunicación, y por otra permita imaginar las dimensiones de la acción comunicativa en términos constitutivos y no sólo instrumentales de las prácticas sociales”. Además de proponer algunas pautas metodológicas en ese sentido, en ese trabajo retomé también la discusión sobre las estrategias de institucionalización del campo académico y sus opciones de disciplinarización, probablemente una de las condiciones estructurales básicas para explicar la desarticulación “congénita” entre investigación, enseñanza y profesiones de la comunicación.

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campo, especialmente Wilbur Schramm, permite documentar la hipótesis y abrir de nuevo preguntas cruciales, como por ejemplo, las que tienen que ver con los efectos sociales de la televisión, que tienen una explicación obviamente muy distinta si se los interpreta desde la consideración de la comunicación como propaganda o como educación. En términos de la formación de profesionales de la comunicación, estos cuestionamientos tienen una alta relevancia, porque en palabras de Glander exigen revisar a fondo “el universo de discurso en el que crecimos” (p.179-201) y que a pesar de los esfuerzos de muchos de autores más críticos del campo, tiene una inercia ideológica terriblemente tenaz. La propuesta de “releer y reescribir la historia de nuestro campo” para la renovación de su utopía13, debe incluir prioritariamente a sus programas educativos, donde es urgente una reconsideración en profundidad de los supuestos básicos sobre las “profesiones de la comunicación”, cuestión que va mucho más allá de las “condiciones del mercado”, que no pueden comprenderse fuera de una perspectiva histórica y sociocultural amplia. Si como concluyen Armand y Michèle Mattelart su libro sobre la Historia de las teorías de la comunicación14, “la libertad política no se puede resumir en el derecho a ejercer uno su libertad. Reside también en el derecho a dominar el proceso de formación de esa voluntad”, la

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comprensión de la comunicación como ejercicio social es una tarea central en nuestros días, de la cual los comunicadores no pueden quedar al margen: Todo mediador está hoy afectado por el positivismo gestor, ese nuevo utilitarismo que estimula la búsqueda de instrumentos epistemológicos que permitan neutralizar las tensiones a través de soluciones técnicas. Los saberes sobre la comunicación no escapan a esta tendencia. Son cada vez más perceptibles los efectos del incremento de poder de los discursos de peritación, consecuencia de la acrecentada “puesta en bastidores” de las actividades de comunicación y cuya función explícita consiste en legitimar estrategias y modelos de organización empresariales e institucionales. La investigación administrativa no es, desde luego, nueva en los Estados Unidos. Pero su generalización es inédita y va pareja con la liberalización del modo de comunicación. El pragmatismo que caracteriza a los estudios operativos impregna cada vez más las maneras de decir la comunicación. De ello resulta que el campo en su conjunto experimenta cada vez más dificultades para desprenderse de una imagen instrumental y conquistar una verdadera legitimidad como objeto de investigación en su integridad, tratado como tal, con el distanciamiento indisociable de una gestión crítica. (p.126).

El desafío central de la formación de profesionales de la comunicación, hoy como antes, comienza a formularse a partir de la renovación de la comunicación como proyecto social.

LA MEDIACIÓN PROFESIONAL DE LA COMUNICACIÓN15 La experiencia, más que la historia, de las escuelas de comunicación en México y América Latina se resume en el reto nunca superado de la anticipación al desarrollo de la comunicación social, especialmente la vehiculizada a través de los medios de difusión masiva, que siendo sólo un pequeño sector de los objetos de estudio construibles como pertinentes socioprofesionalmente, han sido los priorizados casi en exclusiva, a veces por la intromisión de intereses extra-académicos en las universidades, a veces por falta de previsión histórica, y la mayor parte de las veces por la incapacidad de compensar con trabajo intelectual socialmente comprometido estas y otras determinaciones. En medio de esta crisis, de esta transición histórica y de esta transformación necesaria del pensamiento en que vivimos16, me atrevo a reafirmar la creencia de que el futuro de nuestro futuro depende esencialmente del resguardo y reforzamiento del carácter universitario de nuestro trabajo, que no sólo tiene a la


En una de sus muy lúcidas reflexiones sobre la comunicación y su campo académico en América Latina, Jesús Martín Barbero formuló hace ya diez años el reto de la transformación de los comunicadores, desde las escuelas universitarias, de «intermediarios» a «mediadores»: El comunicador que conocemos vive de la división entre emisores y receptores, productores y consumidores, creadores y públicos. División que con frecuencia es asumida como si ella formara parte de la “naturaleza de la cultura” y no de la división social y la lógica del mercado. A partir de ese presupuesto el comunicador define su función de intermediario consistente en establecer relaciones entre actores o ámbitos que se afirman separados. (...) El intermediario se insta-

la en la división social, y en lugar de trabajar por disolver las barreras que alzan y refuerzan las múltiples formas de la exclusión sociocultural, defiende su oficio: el de establecer una comunicación que mantenga a cada cual en su posición, una comunicación en la que los creadores no vayan a perder su distancia y el público su pasividad. Porque de lo contrario el que peligra es él. Paradójico oficio el de un “comunicador” al que la lógica mercantil acaba convirtiendo en su mejor cómplice, al reducir su tarea a la de empaquetador de productos culturales o lubricador de los circuitos del mercado. De donde parte el trabajo del mediador en la cultura es de hacer explícita la relación entre diferencia cultural y desigualdad social. No de la reducción de la diferencia a desigualdad, sino de la imposibilidad de pensarlas completamente por separado en nuestra sociedad. Ubicado en esa perspectiva, el comunicador des-cubre que la difusión de una obra o la comprensión del sentido de una práctica no tiene como únicos límites la densidad o complejidad del texto sino la situación de lectura, y la imbricación en ella de factores sociales no puramente culturales. Asumir esa perspectiva no va en modo alguno en detrimento de la especificidad de la información o del trabajo cultural, es más bien asumir que esa especificidad no está hecha sólo de diferencias forma-

les sino también de referencias a los mundos de vida y a los modos de uso.17 (p.13-14). En muchos sentidos, esta propuesta de Martín Barbero es utópica, pero se pueden citar algunas aproximaciones empíricas a su práctica. La comunicación como interacción libre entre sujetos sociales que participan consciente y responsablemente en la construcción de un consenso, de un sentido común en un entorno que tiende precisamente en el sentido opuesto, es un no-lugar, que recuerda inevitablemente el concepto de acción comunicativa de Habermas18: un modelo ideal de enorme potencial práctico para entender y para usar críticamente la comunicación y sus recursos. Desde ahí puede afirmarse al menos que descubrir en otros y desarrollar en uno mismo esa capacidad es lo que da sentido universitario al estudio de la comunicación y a su ejercicio profesional, pues esa capacidad es condición indispensable para la articulación de un proyecto social alterno al vigente. Sobre esa base, y en un contexto en que las opciones parecen cerradas para muchos de los habitantes de nuestras escuelas de comunicación, podría rediscutirse la idea de que el comunicador cuyo futuro tiene futuro es el que en el presente desarrolla su capacidad de dominar el lenguaje: hablar, escuchar, leer y escribir para ubicarse en el entorno sociocultural; que

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comunicación como objeto de estudio, sino como instrumento y vehículo fundamental. Es decir, que de la comunicación universitaria presente depende el futuro del estudio de la comunicación. Y para calificar esa comunicación presente, para evaluarla y orientarla, tenemos hoy sin duda mejores recursos que en el pasado, a pesar de todo lo que hemos perdido. Pero tenemos también sin duda mayores obstáculos que superar que en cualquier otro tiempo, comenzando por los que nos hemos auto-impuesto, como si no fueran suficientes los que provienen del entorno y de la historia.

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desarrolla su capacidad de controlar la información, sus códigos y canales de producción y circulación social; que desarrolla su capacidad de relacionar los medios con los fines, es decir, de vincular necesidades y satisfactores de comunicación mediante el uso apropiado de los recursos disponibles; y que desarrolla su capacidad para operar educativamente la comunicación, o en otras palabras, para hacer participar a los sujetos sociales, consciente e intencionadamente, en la transformación de sus condiciones concretas de existencia a través de la apropiación crítica de sus prácticas mediante la comunicación. La elaboración de “una nueva moralidad y nuevos modelos viables de comunicación que puedan ser apropiados universalmente”, como lo propone Antonio Pasquali, y una “ética integrada que genere las preguntas básicas” sobre “la comunicación para la verdad, la libertad y la justicia; la comunicación que respete las identidades culturales; y la comunicación para la paz”, de acuerdo con Gabriel Jaime Pérez, pasan necesariamente por una reformulación conceptual radical del hacer comunicativo: en el plano teórico, como lo señala Miquel de Moragas, y en el plano de los perfiles profesionales, según Jesús Martín Barbero, sin ignorar las condiciones de la profesionalización de la investigación, al decir de Néstor García Canclini, y del problema de la

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disciplinarización de los saberes sobre la comunicación, que parece ser un obstáculo institucional amplia y crecientemente reconocido para la renovación universitaria del proyecto social de la comunicación. Por ello, puede concluirse la presente reflexión sobre la formación universitaria de profesionales de la comunicación con un intento de reconceptualización de la educación y la comunicación, hasta ahora campos disciplinarios separados y divergentes, y cuya rearticulación en la práctica universitaria es ineludible. Más allá de la identificación comunicación-propaganda operada en el origen del campo, según Glander, la comunicación y la educación son, finalmente, nombres genéricos para proyectos, o tipos de proyectos socioculturales, en los que los sujetos creen y por los que luchan en la práctica cotidiana. El educar o hacer emerger del sujeto las manifestaciones de su auto-trascendencia, y el comunicar o poner en común los significados y el sentido de lo que sucede en el entorno, son acciones necesariamente intersubjetivas. Nadie se educa sólo, nadie se comunica consigo mismo. Ambas acciones son también, por ello, vectores primordiales de la socialización y de la construcción social de las identidades de los sujetos, como es el caso en los procesos de formación profesional universitaria.

Comunicación y educación son procesos dialécticos, mediante los cuales al mismo tiempo se estructuran los individuos, las comunidades y la sociedad que los contiene. En gran medida, son procesos simbólicos, mediados primariamente por el lenguaje, constitutivos básicos de las tramas culturales que le dan forma específica, desde un tiempo y un lugar determinados, a las relaciones del hombre con el mundo. En ese sentido elemental, la educación y la comunicación son los mecanismos sociales por los que se genera y reproduce constantemente la cultura, sistema de sistemas de significación y valoración convencionalmente adoptados para interpretar la vida en todas sus dimensiones. Son también, desde el punto de vista del individuo, los mecanismos que hacen posible socialmente la operación de los procesos de asimilación y acomodación que Piaget 19 postulaba como constitutivos de los equilibrios dinámicos de la inteligencia. En este plano, en el que confluyen conceptualmente la génesis de la estructuración social, de la cultura, del lenguaje, de la identidad y de la inteligencia, no hay en realidad problema alguno para fundamentar una sólida e inseparable relación dialéctica entre comunicación y educación, entre cultura y aprendizaje, entre socialización e individuación. Las dificultades comienzan cuando se introducen en este esquema abs-


Hay al menos dos condiciones ineludibles al pasar a este plano: la educación y la comunicación no son procesos abstractos que realicen individuos ideales, sino prácticas específicas de sujetos concretos, concretamente socializados, y la estructura social consiste en un sistema de posiciones desniveladas y diferenciadas. Además, ni la educación ni la comunicación son procesos espontáneos, ajenos a la normatividad social; por su propia importancia, hace mucho que están institucionalizados. Muchos de los discursos sobre las relaciones entre comunicación y educación caen en esta doble trampa: reducen la educación a la escuela y la comunicación a los medios de difusión, y plantean sus relaciones como si las instituciones y las personas que las habitan fueran entidades ideales. Y, como es obvio, no existen ni pueden existir instituciones educativas o comunicativas, o personas que operen unas u otras, que actúen en abstracto. Cuando se piensa, por ejemplo, en la educación como la enseñanza de contenidos o en la comunicación como la transmisión de mensajes, lo

que se representa es el esquema mecánico y burocrático, impersonalizado, que la configuración institucional predominante ha impuesto a estos procesos socioculturales. Es pensar el mundo sin sujetos, es reducir a los individuos a engranajes de una maquinaria en la que sólo deben obedecer lo que se les ordena, asimilar lo que se les impone, responder a lo que se les pregunta, y acatar ese estado de cosas como si fuera natural, o al menos inevitable, como los proyectos propagandísticos de la primera mitad del siglo XX. Según la más elemental lógica, entre las ideas abstractas de lo que es la educación o la comunicación, o peor, de lo que deben ser, y esos esquemas reduccionistas, no hay la mínima consistencia. Puede cambiarse entonces el sentido del esquema, aunque no se complejice suficientemente en un primer momento. A la idea de que la enseñanza de contenidos o la transmisión de mensajes son los núcleos centrales de la acción educativa o de la acción comunicativa, habrá que oponer la idea de que el aprendizaje de métodos y la interpretación de discursos son lo primordial. Es como cambiar el concepto de un mercado dominado por la oferta por un mercado dominado por el consumo, donde el cliente, y no el productor, es el que “manda”. Cuando se trata de la valorización económica de mercancías, el esquema puede ser muy útil,

pero ni siquiera en el comercio de productos materiales las relaciones son tan simples. Sin embargo, pensar en que el “destinatario” de las acciones educativas o comunicativas es un sujeto capaz de valorar lo que necesita y de controlar responsablemente la interacción que supone el obtenerlo, especialmente si se trata de un conjunto de competencias simbólicas, ayuda a reconocer la complejidad de los sistemas involucrados, tanto dentro como fuera de las instituciones formales especializadas. Así, ciertos principios epistemológicos constructivistas, emergentes en la ciencia social contemporánea y opuestos a los postulados funcionalistas todavía prevalecientes, proponen, primero, considerar a los seres humanos como entes cognitivamente autónomos; segundo, como practicantes reflexivos de la comunicación con otros; y tercero, como interventores moralmente responsables, si no es que creadores, de las mismas realidades sociales en las cuales acaban viviendo20. En otras palabras, si los analistas y operadores de la educación y la comunicación institucionalizadas se asumen como agentes socioculturales, esto es, en la práctica, como intérpretes de lo que los sujetos destinatarios hacen cuando generan aprendizaje y cuando producen sentido, podrán de una mejor manera reorientar y reenfocar los recursos de que disponen para que la “enseñan-

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tracto las consideraciones históricas, es decir, las densas y complejas configuraciones que las sociedades concretas han impuesto en el tiempo y en el espacio a procesos tan importantes como la comunicación y la educación.

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No se propone con esto subvertir las instituciones, aunque un proyecto como ese no sería del todo despreciable. Tampoco ignorar los condicionamientos que desde el entorno social, desde las instituciones y desde los mismos sujetos, limitan los alcances de las prácticas educativas y comunicativas. No se trata tampoco, ni mucho menos, de desechar los aprendizajes y las experiencias acumuladas, las intuiciones y las competencias prácticas con que se operan cotidianamente los procesos de educación y de comunicación. Lo que se propone construir es una estrategia de readecuación de esquemas conceptuales, que deben complejizarse y flexibilizarse si se busca comprender y aprovechar la convergencia de la educación y de la comunicación en la práctica. Esa convergencia no puede estar ni en las instituciones, ni en el entorno social, ni en el equipamiento tecnológico: está en los sujetos que interactúan o no está en ninguna parte, excepto quizá en los deseos o en los modelos teóricos más abstractos. La construcción de competencias para el aprendizaje como eje de los procesos educativos supone un modelo centrado en ciertas modalidades específicas de relación de los sujetos humanos con el conocimiento, en las cuales

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se constituyen y transforman mutuamente los sujetos y sus objetos de conocimiento. Pero el “conocimiento”, desde este punto de vista, es una trama de esquemas o sistemas de significación socialmente construidos y subjetivamente incorporados como estructuras complejas de representaciones cognoscitivas de aspectos significativos de la realidad. Más que los “contenidos” específicos de esas representaciones, importa destacar las reglas y esquemas generativos de la significación y de la valoración de esos contenidos. El conjunto de estas reglas y esquemas generativos constituye la cultura y el equilibrio dinámico de sus incorporaciones individuales, la inteligencia.

cial; relacionar los medios con los fines, en una perspectiva ética; y operar educativamente la comunicación, como mediación constitutiva de un proyecto social en y mediante la producción social de sentido.

NOTAS

Formación universitaria

za” y la “emisión” faciliten el aprendizaje y la interpretación más pertinentes y significativos.

1. C. WRIGHT MILLS: La Imaginación Sociológica. México: Fondo de Cultura Económica, 1961.

2. Sean McBRIDE et al: Un solo mundo, voces múltiples. Comunicación e Información en nuestro tiempo. México: Fondo de Cultura Económica/

Si esto es interpretable así, el conocimiento apropiado por el sujeto define las competencias operativas específicas de cada individuo para interpretar su entorno y dirigir la acción sobre él. Estas “competencias” están socialmente determinadas y por lo tanto son el “objeto de transformación” de las prácticas educativas institucionalizadas. De ahí que las cuatro “capacidades” o competencias anotadas como centrales para la formación universitaria de los profesionales de la comunicación, exijan a su vez su empleo como recursos reflexivos en la propia enseñanza: dominar el lenguaje para ubicarse en el entorno sociocultural; controlar la información, sus códigos y canales de producción y circulación so-

UNESCO, 1980. p.12. 3. María MOLINER: Diccionario de uso del español. Madrid: Gredos, 1992. Vol. I, p.555. 4. Antonio PASQUALI: “The Moral Dimension of Communicating”, in Clifford CHRISTIANS and Michael TRABER (eds), Communication Ethics and Universal Values. California: Sage, 1997. p.26. 5. Antonio PASQUALI: Comprender la comunicación. Caracas: Monte Avila, 1974. 6. Antonio PASQUALI: “The Moral Dimension of Communicating”, op.cit. p.44. 7. Gabriel Jaime PEREZ: “Communication Ethics in a Latin American Context”, in Clifford CHRISTIANS and Michael TRABER (eds), Communica-


tion Ethics and Universal Values.

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California: Sage, 1997. p.168.

cación, Universidad La Salle, Guadalajara, mayo de 1998.

8. Miquel de MORAGAS et al.: La investigación y formación en comunica-

16. Ver, entre otros textos, Renato

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Lima: CICOSUL, 1998. p.3.

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9. Miquel de MORAGAS et al.: op.cit.

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p.22.

cultura. ITESO, Guadalajara, 1999.

10. Miquel de MORAGAS et al.: op.cit.

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p.35.

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mediador”, en Diá-logos de la Comu-

pectivas para el siglo XXI”, en Diá-

nicación No. 26, FELAFACS, Lima,

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1990. p.6-15.

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14. Armand y Michèle MATTELART: Historia de las teorías de la comunicación. Barcelona: Paidós, 1997. p.126 15. En esta sección, por considerarlos vigentes a pesar del tiempo transcurrido, retomo algunos párrafos de la ponencia “La comunicación desarticulada; información, significación y producción de sentido”, que presenté en el Simposium ¿Posmodernidad? El pensamiento en el mundo contemporáneo, ITESO, Guadalajara, noviembre de 1993, y de la conferencia “Comunicación y educación: convergencias desde la perspectiva

1994. p.42-52.

R. Fuentes

p.17-46; Immanuel WALLERSTEIN,

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sociocultural», presentada en el IV

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A. Ford

Aníbal Ford

El G-8, Okinawa y la “digital divide” o la utopía comunicacional como sistema de dominio

Profesor-investigador de la Universidad de Buenos Aires. E-mail: aford@piluso.clacso.edu.ar

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F o r d A n í b a l

Utopía comunicaconal como sistema de dominio

1. INTRODUCCIÓN Durante las dos últimas décadas observamos y experimentamos -en medio de grandes discusiones, elucubraciones y variadas hipótesis- el desarrollo y crecimiento de las llamadas “nuevas tecnologías en comunicación 1. En poco tiempo esto se fue haciendo palpable en sí y en su relación con los antiguos o convencionales medios de comunicación en diversos fenómenos: del creciente aumento de las megafusiones y del proceso llamado de “convergencia”2, a la constatación de que la economía de las industrias “de lo simbólico” pasaba a tener un lugar privilegiado en la masa critica de la economía mundial. Tal es la importancia que han adquirido las nuevas tecnologías que frente al índice tradicional de las industrias de la modernidad, el Dow Jones,

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comunicación

apareció otro índice: el Nasdaq3 que informa sobre el movimiento de las nuevas tecnologías o de lo que algunos llaman, no sin cierto snobismo, “nueva economía”. La industria norteamericana de Internet junto con la de las de telecomunicaciones superaban en el 98 a la automotriz4 en un marco en el que vale señalar dos cosas: 1) la concentración: sólo en el sector de las telecomunicaciones las diez empresas más importantes concentran el 86% de la economía del rubro 5, 2) el cambio en los sistemas de propiedad y la magnitud del volumen económico de estas operaciones. Lo primero lo ejemplifica el ingreso en las megafusiones de grupos de inversión si tradición en estos rubros, cuya infuencia incide no sólo sobre la estructura empresarial sino también sobre los contenidos. Del segundo constituye un buen ejemplo la discutida y enredada compra de Time Warner por America Online. El The Wall Street Journal interactivo anunciaba el 10 de enero de este año: ”America Online, el mayor proveedor mundial de acceso a Internet y el gigante de los medios de radiodifusión y espectáculos Time Warner anunciaron el lunes una fusión que crearía una compañía valorada en US$350.000 millones.” Es decir, más del doble de la deuda externa argentina y más que todo lo producido en la Argentina en un año. El campo de las nuevas y viejas tecnologías no dejó de

acompañar el desarrollo y el crecimiento de la brecha madre que hoy define a la humanidad: la brecha entre riqueza y pobreza que pasó de 1960 a 1998 de 30 a 1 a 72 a 1. “La quinta parte de la población mundial que vive en los países de ingresos más elevados tiene el 86% del PBI mundial, el 82% de los mercados mundiales de exportación, el 68% de la inversión extranjera directa y el 74% de las líneas telefónicas del mundo; el quinto inferior, que vive en los países más pobres, tiene alrededor del 1% de cada sector»6. Esta brecha entre riqueza y pobreza, que la podríamos ejemplificar en muchos sectores específicos de la sociedad -la educación, la salud, la asistencia social, la economía, la cultura- también se presenta en el campo de la información y la comunicación. En este campo podemos distinguir tres planos. Uno es el de la diferencia en equipamientos7: EEUU tiene 805 televisores cada mil personas, Francia 589. Pero Argelia sólo cuenta con 89 y Filipinas con 49. En la región más pobre del mundo, el África subsahariana hay 33 y dentro de ésta, en Etiopía, hay 4.48. En teléfonos la mayor cantidad de líneas telefónica se corresponde con el nivel de desarrollo del Norte “occidental”. Suecia encabeza la lista con 681 teléfonos cada mil habitantes y es seguida por los Estados Unidos (626) y Suiza (613). Frente a esto hay varios países que no llegan a 10 teléfonos cada mil habitantes


Pero las desigualdades infocomunicacionales no se limitan a las diferencias en equipamientos. También son perceptibles en la calidad de la información y las diferencias en los flujos informacionales y culturales donde es evidente el deteiro de lo referente a los países pobres o “en vías de desarrollo” cuyos diversos patrimonios -culturales, físicos, institucionales, laborales, sociales, legales o legislativos, etc.- son muchas veces desplazados, distorsionados o ignorados. La hegemonía de Estados Unidos tanto en los buscadores de Internet como en los CD-Rom11, como ocurre con las enciclopedias que tienen un uso global -el caso Encarta de Microsoft p.e.- descarta fuertes masas de información sobre los países del Tercer Mundo y esta omisión resulta clave cuando en los países “en vías de desarrollo”

la generalización de la computación y de Internet se produce tanto en el campo laboral como educativo, como está sucediendo en muchos de los países de desarrollo intermedio.12 Los errores y la precariedad en la información sobre los países pobres limita lo que Herbert Schiller denominaba la “información socialmente necesaria”13 y es un obstáculo para el desarrollo como hace tiempo lo señalara Hamelink14. El tercer plano es el referente a la constitución de “discursos globales” que están fuertemente marcados por la hegemonía del mercado. Nuevas retóricas en información alimentan a la ciudadanía y el debate político. La cultura del New Order postguerra fría no sólo ha transformado las estructuras de trabajo, la familia, la vida cotidiana, la ley16 sino también los sistemas clásicos de información. De hecho hoy la publicidad puede hacerse cargo de los problemas globales pero en la línea de lo que R.Ferguson ha llamado la “comercialización de derechos humanos”, como el caso de la firma Diesel, que utiliza como imagen un sistema de tortura18 o la utilización por parte de la firma Comme des GarVons, en un desfile de modas realizado en 1998 en Italia, de las ropas y el “look” Auscwitz 19. También el aumento de las relaciones interculturales es objeto de comercialización como sucede con la firma Benetton y otras con una marca fuerte de exotismo y darwinismo social. Esta es otra brecha que a su

vez se inscribe en algo que cada vez marca más a los discursos hegemónicos, la transformación de los problemas críticos de la humanidad (aquellos que hace algunos años el Proyecto de las Naciones Unidas hubiera ubicado entre los factores constituyentes del “índice de Sufrimiento”) en “commodities” de la industria cultural20. Así valen hoy afirmaciones como las de Oliverio Toscani, ex fotógrafo y director de La Fabricca de la firma Benetton: “La publicidad es la más rica y poderosa forma de comunicación del mundo. Necesitamos tener imágenes que le hagan a la gente pensar y discutir”21. No deja de resultar insólito que en un tipo de discurso que ya a nivel metacomunicacional se define como “de venta” sea definido como formador de la opinión pública. Un índice de cómo la economía del New Order ha transformado en mercancía todo tipo de problema o práctica social22. En síntesis, nos encontramos con brechas informacionales, culturales y comunicacionales que aunque han sido siempre objeto de importantes análisis23, nunca tuvieron un lugar central en las diversas agendas globales24 hasta recientemente en la reunión del G-825 en Okinawa, pasaron al centro de la escena de manera significativa: a partir de un informe elaborado por las empresas más importantes del rubro de las comunicaciones. Los países que gobiernan el mundo propusieron salvar

A. Ford

como Nepal y Bangladesh, o que apenas superan esta cifra, como ocurre en el caso de India, que cuenta con 13 líneas telefónicas cada mil habitantes. 9 Con respecto a Internet, según Matthew Yeomans, el 88% de todos los usuarios de Internet vive en países industrializados, que sólo representan el 15% de la población mundial. Sud Asia, hogar del 20% de la población mundial representa menos del 1% de la población global de Internet.Mientras tanto, África, hogar de 739 millones de personas, cuenta solamente con 14 millones de líneas telefónicas y un millón de usuarios de Internet.10

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Utopía comunicaconal como sistema de dominio

esta brecha digital mediante una “Oportunidad Digital” – computarizar el globo, se podría decir- como solución madre para los países pobres y subdesarrollados y como contestación también a las protestas que el año pasado se desataron en Seattle, cuando u grupo manifestó que los países líderes están ignorando el impacto negativo de sus negocios y su política económica sobre la población mundial. 2. ¿QUÉ PASÓ EN OKINAWA? Cualquier análisis de las diversas agendas que organizan o clasifican los problemas del mundo contemporáneo puede certificar el relativo grado de importancia que hasta el momento ha tenido la brecha comunicacional26. Sin embargo, en la reunión de Okinawa la “Brecha Digital” pasó a ser el centro de la cuestión, o mejor, pasó a ser una “Oportunidad Digital”, que como la larga lista de utopías comunicacionales –de McLuhan y la Cibernética a Bill Gates y Negroponte- se propone como solución primera para resolver los grandes problemas que aquejan a la humanidad. Aunque ahora desde un lugar privilegiado en la economía mundial. La propuesta que el G-8 hizo pública tras su reunión cumbre anual –este año realizada en Kyushu, Okinawa, entre el 21 y el 23 de julio- se basó en la promoción de un trabajo orientado hacia el cierre de la Brecha Digital (Digital Divide) entre ricos y pobres e hizo

diálogos de la

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comunicación

hincapié en la necesidad de impulsar la educación de los niños en los países en vías de desarrollo para facilitar su ingreso en el mundo digital27. Así, el G-8 afirmó en el preámbulo del Comunicado que resultó de la Conferencia de Okinawa, que se compromete a “maximizar los beneficios de la tecnología informacional y asegurar que se distribuyan a aquellos que hoy presentan un acceso limitado”28 (bastardilla nuestra) Para la discusión de esta cuestión el Primer Ministro japonés, Yoshiro Mori, convocó a participar del encuentro al World Economic Forum29, que a comienzos de este año y en el marco de la iniciativa por la “Brecha Digital Global” (Global Digital Divide Initiative) creó el “Digital Oportunity Task Force (Equipo de Operaciones para la Oportunidad Digital – D.O.P.Force- que presentó una serie de propuestas compiladas en un documento denominado “From the Global Digital Divide Opportunity”30. Este grupo será el encargado de recopilar la información necesaria y las recomendaciones que faciliten una “acción global para la construcción de u puente sobre la brecha informativa y de conocimiento internacional”31 cuya definición tendrá lugar en la reunión del G-8 a realizarse en el 2001. Es importante destacar que este grupo de tareas está constituido en gran medida por compañías lídere en tecnología informática y medios, comunicaciones y entretenimientos.32

El “Equipo de Operaciones” comienza su propuesta con la afirmación de que el debate internacional en términos de “Brecha Digital Global” tiende a distraer nuestra atención del progreso que muchos países en desarrollo han experimentado en los últimos años. La idea es que la modernización tecnológica y la conexión a Internet son de alta importancia para el desarrollo económico de los países del tercer mundo. De aquí surgió la propuesta de pasar de una concepción negativa (“Brecha Digital”) a una denominación positiva: “Oportunidad Digital”. Bien se podría afirmar que esta decisión responde más a una estrategia de marketing que al reflejo real de los hechos. Algunos de los directivos de las empresas multinacionales justificaron la importancia del desarrollo de la Tecnología Informática. Por ejemplo: Serge Tchuruck, Presidente de Alcatel, afirmó: “Esto es un mensaje claro: se le está dando a las Naciones la oportunidad de dar un salto hacia delante en su desarrollo económico gracias al rápido despliegue de un nuevo tipo de infraestructura poderas: el acceso a Internet, a la sociedad Informática”. Del mismo modo Joao Roberto Marinho, vice-presidente de Organiza-ções Globo, en Brasil, el mayor grupo multimediático de Latinoamérica dijo: “El uso de a tecnología digital para facilitar el acceso a la educación es una de las mejores maneras de


3. REACCIONES La propuesta del G-8 provocó reacciones del más diver-

so tipo. Según el diario Clarín algunas de las más extremas fuero las que provinieron del grupo Jubilee 2000, una organización que fomenta la condonación de la deuda de los países más pobres. Kewesi Ouwusu, coordinador africano del grupo dijo: “No podemos comer computadoras. La gente está muriendo”.38 En la misma línea Ann Pettifor, otra vocera del grupo fue determinante en su respuesta a la propuesta: “Una conexión a Internet no los ayudará a erradicar la malaria o la tuberculosis”39. La indignación no parece ilógica cuando en países subdesarrollados como Uganda el gasto en salud pública es de 4$US por habitante mientras la tasa de mortalidad derivada de la maternidad ronda entre las 500 y las 2000 muertes cada 100.000 nacimientos40. Lo que ocurre es que, a parte de que un quinto de la población mundial viva en la pobreza extrema con menos de un dólar por día o más allá de las diferencias en equipamiento que señalamos más adelante, un tercio de la población mundial no goza los beneficios de la electricidad. “Manzoor Ahmed, Jefe de la Oficina Japonesa de UNICEF declaró que en los países subdesarrollados sólo un puñado de personas ha alcanzado los beneficios económicos de la Tecnología Informática. Para las personas analfabetas o aquellas que no cuentan con electricidad o teléfonos las PC son completamente inútiles. Por otra parte, la tecno-

logía permite a las clases privilegiadas aumentar sus riquezas a través del comercio electrónico en la misma medida en que lo hacen en los países industrializados”.41 No se puede dejar de afirmar que estas respuestas son extremas, porque hoy no se puede pensar desarrollo sin informatización, sin embargo fueron acompañadas por otro tipo de análisis que abre preguntas. Por ejemplo, también el Financial Times publicó un análisis realizado por el Yomiuri Shimbun, el diario de mayor tirada en Japón42. “La Conferencia de Okinawa ha tendido a focalizar la promoción de la Tecnología Informática (IT) como una herramienta de lucha contra la pobreza y para el crecimiento de la riqueza en los países en desarrollo (...) El gobierno japonés prometió ofrecer un total de 15 mil millones (15 billones) de dólares en ayuda para achicar en 5 años la brecha digital con los países en desarrollo. Pero de acuerdo a las estimaciones del Banco Mundial sólo el hecho de establecer la infraestructura adecuada para la tecnología informática (IT) en los países en desarrollo requiere una inversión de 300 mil millones de dólares, en ese mismo período. Esto representa 20 veces el paquete de ayuda que ofrece el gobierno japonés y más del 40% del presupuesto anual nacional de Japón”43 Aquí, en las significativas consecuencias económicas de la propuesta, no se agotan los

A. Ford

aprovechar las oportunidades creadas por el mudo digital en los países en desarrollo”. Desde otro lado y sin dejar fuera otros problemas, Martín Varsavsky, presidente de Jazztel Telecom de España, justificó la iniciativa: “El acceso a Internet y al conocimiento tecnológico es absolutamente fundamental para la supervivencia de las naciones en vías de desarrollo dentro de la nueva economía.´Los desconectados´ se encuentran ya en una situación social, económica y educacional altamente desventajosa. Es necesario tomar acción con relación a las recomendaciones del Equipo de Operaciones del WEF antes de que la brecha siga ensanchándose¨33. También la Inter-net Society34 aplaudió las iniciativas del G-8 y las calificó como un “paso significativo hacia la posibilidad de que los países en vías de desarrollo construyan la infraestructura informática que van a necesitar para competir, incluso sobrevivir, en el siglo electrónico”35 (subrayado nuestro). El Presidente de Internet Society, Don Heath declaró “Durante los últimos años Internet Society ha brindado entrenamiento técnico a miles de personas en os países en vías de desarrollo, ayudándolos a conectar (link) sus países a la global Internet”36. Que esta asistencia técnica carga con un alto contenido ideológico -ya en el software- parece algo evidente37.

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La informatización que propone Okinawa es –si no se toma en cuenta esto y más allá de sus imposibilidades- la imposición de un modelo cultural Tal como lo plantea el Information Poverty Research Institute (IPRI)45. “La Tecnología Informacional es uno de los bloques fundamentales de la economía de los países del Oeste, especialmente de los Estados Unidos. Ha conducido a estas economías a niveles de crecimiento y competencia sin precedentes. Sin embargo, el intento de reproducir este crecimiento en los países en vías de desarrollo enfrenta innumerables obstáculos: baja densidad de teléfonos, baja penetración de computadoras, ausencia de software en idioma local, carencia de fondos para el desarrollo de la infraestructura, etc.”46 A esto hay que sumarle las diferencias en flujos de información que señalamos antes sobre el propio territorio (nación, región, lugar físico o simbólico). El hecho de que haya habido en los dos últimos años cam-

diálogos de la

71

comunicación

bios notables como por ejemplo en Internet en su distribución por países, no modifica la persistencia de un modelo altamente etnocéntrico. El problema es cuál es el modelo comunicacional y cultural que les corresponde a los países subdesarrollados que hoy ven casi agotadas sus posibilidades de desarrollo económico en la estructura del New Order y que parecieran condenados a migrar hacia las grandes ciudades para sobrevivir o sumergirse en la pobreza más extrema. Que esos modelos van a necesitar de la informatización es tan cierto como que sólo con la informatización -y sin una distribución equitativa de la riqueza mundial- no van a poder desarrollarse económica y socialmente.

como soporte de todos los medios y sistemas de comunicación e información y causa de las megafusiones. 3. National Association of Securities Dealer Automated Quotation. El Nasdaq Stock Market comenzó a funcionar en 1971 y hoy es el primer mercado electrónico de acciones y el mayor crecimiento en los Estados Unidos. En: http://www.nasdaq.com/ about/timeline.stm . 4. Según un estudio publicado el año pasado por el Washington Post y reproducido por Clarín. “la industria norteamericana de Internet generó en 1998 alrededor de 301.000 millones de dólares. Esto significa que esta industria compite con sectores como el automotriz (350.000 millones) y telecomunicaciones (270.000 millones). En “EEUU: un negocio de US$ 3000.000 millones” en Clarín, 24/ 06/99. 5. Esta información corresponde a un mail de la oficina del PNUD de Buenos Aires recibido el 5/8/99. 6. Id. 7. Este tema lo hemos desarrollo en:

NOTAS

Utopía comunicaconal como sistema de dominio

problemas. Esta nueva versión de la Alianza para el Progreso así como también el hecho de que el desarrollo de un país no depende sólo de su aporte educacional o informático y que, si así fuera, tendría que tener en cuenta que los flujos de información hoy, que si bien presentan cambio, no dejan de ofrecer obstáculos para el desarrollo de culturas específicas como señalamos antes44.

Este arrículo es parte e u tra-

Ford, Aníbal. La marca de la

bajo en el que colaboran

bestia.Identificación, desigualdades e

Mara Leonadi y Francisca

infoentretenimiento en la sociedad

Hollmann.

contemporánea. Buenos Aires: Norma, 1999. (Especialmente el capítu-

Aproximadamente veinte tipos de

lo 3, escrito con la colaboración de

dispositivos ingresan en la vida so-

Silvana Contreras: “Memorias aban-

cial en las últimas dos décadas, del

donadas o las brechas infocomuni-

control remoto a Internet. Cfr. El cua-

cacionales”.

dro elaborado por Jorge A. González para el estudio de la “autopercep-

8. World Cultural Report. Creativity

ción de la competencia tecnológica”

and market. Paris: Unesco, 1998.

en los maestros (”Tecnología y percepción social” en: Estudios sobre

9. PNUD (1998) Informe sobre desa-

las Culturas Contemporáneas II, 9,

rrollo humano 1998.Madrid: Mundi-

junio de 1999).

Prensa.

2. Unificación de la infraestructura


10. Matthew Yeomans. Planet Web:

16. Un ejemplo de esto son las discu-

23. Un ejemplo fundamental de es-

Global Devide. Publicado en The

siones con respecto al derecho a la

tos análisis lo constituye la discusón

Stanford Intelligence for Internet

privacidad. Una buena fuente para

sobre el Nuevo Orden Mundial de la

economy. http://www. thestandard.

analizar casos en que el desarrollo

Información y las Comunicaciones -

com/article/display/).1151.8277.00.

tecnológico produce desafíos a la le-

NOMIC- (Cfr. Informe McBride, 1980),

htm 16/12/99.

gislación es la Columbia Journalism

así como en un plano no internacio-

Review.

nal los análisis al interior de Estados

11. Ford Anibal (con la colaboración

Unidos acerca de la «Digital Divide».

de Ivana Chicco), «Una navegación

17. Ferguson, Robert «El intercul-

Las desigualdades informacionales y

incierta: Mercosur en Internet», Paris,

turalismo global y los dilemas del

comunicacionales siempre fueron un

Organización de la Naciones Unidas

universalismo : educando en medios

problema (Cfr. Ford, Aníbal «Aproxi-

para el Desarrollo, Gestión de trans-

después del 2000 en Diálogos de la

maciones al tema de federalismo y

formaciones Sociales (MOST). Docu-

comunicación, No. 52, agosto 1998.

comunicación» en Landi, Oscar (ed.)

mento de debate No. 28, 1998. Siri,

Medios, transformación cultural y po-

Laura, Internet: Búsquedas y busca-

18. Nos referimos al lanzamiento al

lítica, Bs. As. Editorial Legasa, 1987)

dores. Buenos Aires, Norma, 2000.

mar de jóvenes militantes con una

pero ya hace algún tiempo se agrava-

(Enciclopedia Latinoamericana de

piedra atada a sus piernas, hecho

ron con el desarrollo de las nuevas

Sociocultura y Comunicación, No. 2).

frecuente durante la última dictadu-

tecnologías (Cfr. Mattelart, Armand

ra militar en Argentina.

y Schmucler, Héctor América Latina

12. Ford, Aníbal «Procesados por 19. El «look» se caracterizó por mode-

Paidós, 1983; Pasquali Durán, José

cacionales y sociocultura contempo-

los flacas, demacradas, ojerosas, ves-

María (Comp.) Comunicación, el ter-

ránea». Ponencia presentada e nla

tidas con rayas horizontales y los nú-

cer mundo frente a las nuevas tecno-

Universidad Central de Bogotá. Se-

meros identificatorios que caracteri-

logías, Bs. As. Editorial Legasa, 1987).

minario Internacional en Comunica-

zaban a los uniformes de los campos

ción-Educación. Bogotá, Colombia,

de concentración nazis. Cfr. Aulet,

24. Con Agendas GLobales nos referi-

27 a 29 de octubre de 1999. Repro-

María Victoria «Acerca de la moda y

mos a aquellas elaboradas por orga-

ducido en Datagramazero, Revista

sus límites» en La Nación 9/3/1995.

nizaciones como el PNUD, el Tercer

electrónica de Ciencias de la Información, Brasil abril de 2000.

Sector, propuestas políticas como La 20. Este tema se encuentra particu-

Tercera Vía, etc. Cfr. Ford, Aníbal, Cap.

larmente desarrollado en el primer

1 en La marca de la bestia, op. cit. y

13. Schiller, Herbert: Informatin

capítulo de La marca de la bestia, Op.

White, Brian; Litte Richard; Smith

Inequality. Nueva York y Londres:

Cit. y junto a todo lo puntualizado

Michael (ed). Issues in World Politics,

Routledge, 1996.

sigue siendo objeto de investigación

New York, St. Martin’s Press Inc. 1997.

y compilación de material audiovi14. Cfr. Hamelink, Cees. Hacia una

sual o gráfico en un trabajo en el qe

25. «Grupo de los ocho países más

autonomía cultural en las comunica-

al grupo que trabajó en La marca de

industrializados» compuesto por Es-

ciones mundiales. Buenos Aires, Edi-

la bestia se suman: Mara Leonardi,

tados Unidos, Inglaterra, Alemania,

ciones Paulinas, 1985.

Francisca Hollman y Natalia Flores.

Japón Francia, Italia, Canadá y Rusia.

También forma parte de seminarios 15. Con discursos globales nos refe-

como «Socioantropología de la comu-

rimos a toda una serie de sistemas

nicación» dictado junto al antropó-

discursivos destinado a un receptor

logo Carlos Massotta. Ver nota 15.

global en un marco que va desde la CNN a la publicidad «multicultural»

26. Como las mencionadas en 23. 27. Ver Official Document «G-8 Communiqué Okinawa 2000» Okinawa, 23/7/00.

21. En http://www.benetton.com

de Coca Cola. Esto forma parte de la

28. Ibid. Pág. 2

investigación sobre «La mediación

22. Esto no quiere decir que se un

de los problemas globales» donde

problema nuevo sino que su impor-

29. El World Economic Forum existe

cruzamos los sistemas discur-sivos

tancia se ha incrementado notable-

desde 1971 como fundación indepen-

y audiovisuales.

mente en los últimos años.

diente, imparcial y sin fines de lucro,

A. Ford

en la encrucijada telemática. Bs. As.

otros: Diferencias infocomuni-

207

206

207


Utopía comunicaconal como sistema de dominio

no está atada a intereses partidistas

nity», que figura en el sitio http://

mes, 26/7/00 14.5 millones de ejem-

ni nacionalistas. Se reúne en Davos,

www.weforum.org

plares diarios.

alrededor de 1000 líderes de nego-

34. Internet Sociey (ISOC) es una or-

44. En esto hasta la misma Communi-

cios. 250 líderes políticos, 250 exper-

ganización global profesional con

cation Research ha realizado auto-

tos académicos y 250 líderes de los

miembros individuales y colectivos

críticas como es el caso de Everett

medios de comunicación. La reunión

en 170 países. La institución se de-

Rogers. Cfr. Rogers, Everett M.

tiene como objetivo dar forma a la

dica a analizar el futuro de Internet

«Communication and Development.

agenda global. En conjunto estas

y es la cabeza de los grupos respon-

The passing of the dominant

personas definen los principales te-

sables por los estándares infraes-

paradigm». en: Communication

mas (issues)en materia económica,

tructurales de Internet. Además se

Research III, abril 1979.

polîtica y social de maner orientada

dedica a «asegurar la evolución abier-

a la acción. Los datos fueron recogi-

ta, el desarrollo y uso de Internet en

45. Information Poverty Research

dos en el site de la organización in-

beneficio de todas las personas del

Institute es un aorganización sin fines

ternacional http://www.weforum.org

mundo líder en el desarrollo y dise-

de lucro, con base en EEUU que se

Suiza y de ete encuentro participan

minación de las políticas de Internet,

dedica a estudiar los efectos a largo

30. «From the Global Digital Divide to

educación y entretenimiento» y re-

plazo de la tecnología informa-cional

the Global Digital Opportunity:

presenta los intereses de Internet y

sobre la pobreza mundial. La inves-

Preposals Submitted to the G-8

sus usuarios. Fuente:http://www.

tigación del Instituto se basa en el

Kyushu-Okinawa Summit, 2000» Tokyi,

isoc.org/iso/media/releases/

hecho de que casi el 99% de la pobla-

Japan, 19/7/00. Agradezco a D. Levis

000725pr.shtml

ción mundial no tiene acceso a la tec-

la ubicación de este documento. 31. Ibid. Pág. 3. 32. Las compañías integrantes del Gru-

nología informacional. El Instituto 35. Internet Society Applauds g-8

plantea que «las repercusiones eco-

Charter on Global Information Socie-

nómicas, políticas y culturales de

ty. En http://www.isoc.org/iso/me-

esta situación son las bases de una

dia/releases/000725pr.shtml

nueva forma de pobreza: pobreza

po de Operaciones son: Abril Group, Alcatel, America Online; Andersen Con-

informacional. IPRI cree que la pobre36. Ibid.

sulting; AT&T Company; BT PLC; Cis-

za informacional será uno de los principales temas que deberán enfrentar

co Systems inc.; Cisneros Group

37. Ver Ford, Aníbal «Una navegación

los individuos y las naciones en el

Company; 3Com Corporation; Com-

incierta: Mercosur e Internet» Op.Cit.

siglo XXI» Fuente: http//www.ipri.org

AG; DMG New Media; Ebay Inc.:

38. «El G-8 promete que dará ayuda a

46. http//www.ipri.org

Adventure Holdings; Ernst&Young LLP;

los países más pobres» Clarín 23/7/00.

puter Associates; Deutsche Telekom

Flag Telecom Ltd; Hewlet Packard

47. Al margen de esto un proceso de

Company; IBM Corporation; Jaztel

39. Chicago Tribune Leaders vow to

informatización como el propuesto

Telecom; Microsoft Corporation;

tackle rich-poor Digital Divide 23/07/00.

en Okinawa exige políticas cultura-

Mitsubishi Electric Corporation;

les y comunicacionales en los países

Motorola Inc; Movicom Bellsouth;

40. Fuente: Comunicado del ITU 11/

dependientes que también tomen en

MTV Networks; Novell Inc; Orga-

8/00 publicado en el site www.

cuenta que esta propuesta puede

nizacoes Globo; Siemens AG; Sony

weforum.org

transformarse en una forma de con-

Corporation; Sun Microsystems Inc;

trol, algo que no es ciencia ficción si

Telefonica SA; Toshiba Corporation;

41. The Yomiuri Shimbun, publicado

recordaos lo que hac poco se des-

Viacom Inc. From the Global Digital

por el Financial Times, 26/7/00

cubrió con el Echelon, el sistema

Divide to the Global Digital Opportunity, Op.cit. p.2.

norteamericano que permite visitar 42. L’Etat des medias. Jean-Marie

todos los e-mails que transitan por

Charon(Dir)Paris:La Découverte, 1991.

el mundo (cfr. Riviere, Philipe: « Le

33. Los testimonios fueron extraidos

sistteme Echelon» en: Le monde

del artículo «From the Global Digital

43. The Yomiuri Shimbun/Daily

diplomatique. Maniere de voir No. 46,

Divide to the Global Digital Opportu-

Yomiuri publicado en Financial Ti-

en Internet).

diálogos de la

comunicación


J.Marques de Melo

José Marques de Melo

Las peligrosas relaciones de los periodistas con el poder:

paradigmas éticos diseminados por el primer Catedrático de Periodismo del Brasil

Catedrático de Periodismo y ex-Director de la Escuela de Comunicaciones y Artes de la Universidad de São Paulo. Investigador del Laboratorio de Periodismo de la Universidad de Campinas. Titular de la Cátedra UNESCO de Comunicación de la Universidad Metodista de São Paulo. E-mail:jodemelo@usp.br

33

diálogos de la

comunicación

32

33


José Marques de Melo

Los periodistas y el poder

SUMARIO La enseñanza el periodismo en el Brasil recorrió un largo itinerario para su establecimiento. Reivindicada en 1918 durante el Primer Congreso Brasileño de Periodistas (Rio de Janeiro) fue al final implementada en 1947, cuando se inicia el curso pionero de la Escuela de Periodismo Cáper Líbero (São Paulo). En ese interreino se registró en 1937 la creación de la primera Cátedra de Periodismo del Brasil en la Universidad del Distrito Federal. Se trata de un proyecto efímero instalado en la ciudad de Rio de Janeiro pero desarticulado precozmente durante la dictadura de Getúlio Vargas. La cátedra precursora de los estudios universitarios de Periodismo fue confiada al periodista Costa Rego, entonces prestigioso secretario de redacción del periódico “Correio da Manhã”, uno de los principales formadores de opinión pública en el país.

diálogos de la

67

comunicación

Esta comunicación pretende rescatar las concepciones pragmáticas de Costa Rego sobre la ética periodística, enfocando particularmente las relaciones del periodista con el poder. Se trata de lecciones del pasado que pueden iluminar la acción de los jóvenes periodistas en el presente, proyectando en el futuro una cultura de paz, tolerancia y responsabilidad social.

INTRODUCCIÓN Costa Rego fue el primer catedrático brasileño de periodismo. Nacido en Alagoas, en 1889, se proyectó en el escenario nacional por la actuación en Rio de Janeiro como periodista del periódico “Correio da Manhã”. Allí desarrolló una brillante carrera durante 50 años. Comenzó como corrector y terminó como editor-jefe. Formó toda una generación de jóvenes periodistas, que con él aprendieron los engranajes del oficio: Carlos Lacerda, Otto Lara Resende, Antonio Callado, Luiz Alberto Bahia, entre otros (ANDRADE, 1991:95-110). Por eso mismo Costa Rego fue invitado por Anísio Teixeira para integrar el cuerpo docente fundador de la Universidade do Distrito Federal. Su actuación profesoral configura un episodio efímero y poco documentado en la historia de la enseñanza del Periodismo en el Brasil. Esa iniciativa pionera fue interrumpida por la Dictadura de Vargas, siendo retomada luego por inspiración del empre-

sario Cásper Líbero, en São Paulo. (MARQUES DE MELO, 2000). Una de las raras menciones a tal episodio fue hecha por el periodista Prudente de Moraes Neto, que usaba el seudónimo de Pedro Dantas, en nota necrológica publicada en el “Diario Carioca” (9/ 7/54). “No hemos visto referencias a un dato biográfico importante: la actividad de Costa Rego como profesor universitario. Fue, sin embargo, el primer profesor de periodismo en el Brasil, dictando por más de un año, la cátedra principal del curso de periodismo en la extinta Universidade do Distrito Federal.” (SAPUCAIA, 2000, p.283). La obra publicada de Costa Rego se compone de tres volúmenes. El contenido de los dos primeros Na terra natal (1928) y Economia mal dirigida (¿) se refieren a su intervención exclusivamente en la política. Solamente Águas passadas (1952) contiene pistas de su actuación periodística. Ella incluye también el ensayo que produce en 1930 Como foi que persegui a imprensa, defendiéndose de las acusaciones de sus adversarios en la política alagoana de que había perseguido a la prensa durante su gestión gubernamental. Esta es la razón en la que nos fundamentaremos para explorar e intentar comprender


El libro tiene dos partes. La primera es una recolección de discursos y ensayos sobre temas diversos. La segunda encierra las notas del viaje que el autor hizo a Europa en 1948. La concisa nota que abre el volumen, fechada en 1951 tiene el sentido de un balance de vida y denota una intención de despedida. “Estas aguas corrieron de varias fuentes. Habiendo pasado en el curso de muchos años y en diferentes circunstancias, guardan algunas de las impurezas de los sitios recorridos, pero otras despejan los días amorosos de la mías. Si las reúno es para que tengan un estuario; y ese estuario ¡ay de mí! representa el fin de las cosas en que me dejé consumir hasta la edad madura. (COSTA REGO, 1952: V). Del conjunto de la obra cuatro capítulos son dedicados específicamente al periodismo. Tres son piezas de oratoria y uno se configura como ensayo de combate político (mejor dicho: documento histórico o registro autobiográfico). Examinando cada no de esos textos es posible identificar las concepciones periodísticas expuestas por Costa Rego. Privilegiaremos aquí el análisis de dos ejes temáticos: la misión del periodista y las relaciones entre Prensa y Po-

der. Vamos a analizarlas por separado.

MISIÓN DEL PERIODISTA ¿Cuál es la misión principal del periodista en la sociedad? Ella está implícita en la comprensión que Costa Rego tiene de la naturaleza del Periodismo. El compromiso esencial del periodista está en a esfera del bien común, de las aspiraciones colectivas. Se trata de un ser apartidario, desapasionado, neutro, probo y elegante, capaz de percibir todos los hechos, aunque ellos puedan parecer vulgares, interpretándolos desde la óptica del interés público. Pero cuando el periodista se encuentra con el poder y con sus mandatarios ¿cómo se comporta? Esta fue la cuestión que le propusieron sus colegas de profesión, al designarlo para saludar al Presidente Getúlio Vargas en la solemne inauguración del edificio de la ABI el 20 de octubre de 1939. En esa ocasión Costa Rego tuvo la oportunidad de explicitar con sutileza y valentía que independencia, autonomía y libertad frente a los gobernantes constituyen los pilares de la misión del periodista. La circunstancia era delicada. Getúlio Vargas actuaba como benefactor del ABI librando recursos públicos para la construcción del edificio inaugurado. El cuadro era contradictorio. Aunque se mostraba amigable con la entidad represen-

tativa de la corporación de periodistas, el Presidente de la República no dudaría, durante su gobierno, en perseguir periodistas y atentar contra la libertad de los periódicos. El Brasil estaba en pleno Estado Novo, régimen implantado por Getúlio Vargas que otorgó al país, por un golpe de fuerza, en noviembre de 1937, una constitución autoritaria, suprimiendo las libertades democráticas, y un código de prensa, amordazando a los periodistas. La tarea confiada a Costa Rego era en cierto modo deslucida. Ciertamente por tener “alma de madacaru” como lo caracterizó Otto Lara Resende) y “determinación suicida” (rasgo de su personalidad destacado por su biógrafo Antonio Sapucaia) es que los colegas lo designaron para pronunciar el discurso. “Hay en esta Asociación Brasileña de Prensa hombres de muchos orígenes, pues ella reúne el pensamiento activo del país, y el pensamiento no conoce limitaciones. Por eso no extrañará a Su Excelencia y yo mismo no tendría la oportunidad, ninguna reserva, que sea un hombre de mi origen quien hubiese merecido la designación tal vez un poco intencionada, de saludarlo en nombre de la Casa…”(COSTA REGO, 1952: 15). Las relaciones entre la ABI y el Estado siempre fueron preservadas, a pesar de las crisis institucionales que enfren-

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sus concepciones sobre la ética del periodismo.

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Los periodistas y el poder

taron a los gobernantes y a la prensa. Ellas fueran justificadas políticamente como estrategia para mantener canales abiertos de negociación con el gobierno, que permitieran a los dirigentes de la ABI interceder por periódicos y periodistas perseguidos. Por otro lado, ellas fueron mantenidas fisiológicamente, funcionando como táctica para obtener beneficios materiales destinados a la entidad y a los profesionales de la prensa. En el caso de Getúlio Vargas, de jefe revolucionario a dictador, y de populista-nacionalista a mártir, esas relaciones fueron cultivadas por Herbert Moses, considerado el consolidador de la ABI, que la dirigió entre 1931 y 1964 (MOREL, 1985:119-152). El pragmatismo de ambos – Vargas intentando cooptar la corporación y Moses tratando de ganar beneficios colectivos- es demostrado claramente por uno de los principales historiadores de la ABI. “No es secreto para nadie la mutua admiración que se tributaron, inalterablemente, a lo largo de los años, Getúlio Vargas y Herbert Moses. A este le solicité, un día que resumiese brevemente la razón de su devoción a Vargas –devoción que yo sabía de antemano, no provenir de partidismo político. Receptividad, fue la respuesta simple e inmediata de Moses; receptividad a los contínuos pedidos de la ABI, desvelo permanente por nuestros problemas

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comunicación

(…) Era patente su interés por nuestra agremiación (…) firma la ley que regula el trabajo de los periodistas profesionales. Le debemos también de larga data, la rebaja del 50% en los pasajes marítimos y ferroviarios en las empresas administradas por la Unión”. (SEGISMUNDO, 1962: 23-24). Desde otra perspectiva, la conducta de Moses fue considerada políticamente correcta por otro insigne historiador de la ABI. “Moses padeció una campaña tenaz por parte de algunos consejeros, apoyado por un reducido número de socios. Exigían el rompimiento de la ABI con Vargas. La dictadura, con todo y su cortejo de miserias, era un hecho. La clase estaba dividida en dos corrientes: una apoyaba a Vargas y la otra lo condenaba. Moses en verdad no tenia fuerzas para enfrentar una situación cuyas consecuencias eran imprevisibles. José Carlos de Macedo Soares era el titular de Justicia, uno de los raros ministros con quien Moses entablaba conversaciones, obteniendo, en dosis hemeopáticas, mejores condiciones para los prisioneros de la dictadura (…) Moses no veía color político y credos religiosos entre los profesionales de la prensa.: (MOREL, 1985:135-136). Costa Rego merecía la entera confianza de Herbert Moses. Tanto así que integraría el directorio presidido por él en la

ABI, ocupando el cargo de primer secretario, en la gestión de 1931-1932. Al confiarle la tarea de saludar al Presidente/Dictador en una de sus visitas a la ABI, tenía conciencia de su habilidad y coraje para cumplir la misión, teniendo presente la complejidad del cuadro político. Al mismo tiempo necesitaba contar con el beneplácito gubernamental para concluir el edificio de la ABI, la entidad reivindicaba el ablandamiento de la censura a la prensa. Ese episodio fue reconstituido por Edmar Morel explicitando su naturaleza eminentemente contradictoria. “La idea de edificar la Casa del Periodista encontró, por parte de Vargas, la mayor receptividad. Pero el asunto no era tan fácil. (…) Vargas fue a la ABI y recorrió sus obras, siendo abucheado a la salida del edificio. ¿De quién partió el ataque? De las esposas y de los hijos de los confinados en Fernando de Noronha e Ilha Grande, en las catacumbas de las calles Frei Caneca y Relação. Al otro día nada puede ser publicado sobre el incidente en la puerta de la ABI” (MOREL, 1985:137-135). Consciente de esa situación conflictiva, en que se confrontaban intereses antagónicos , Costa Rego escribió una pieza oratoria en la cual denota extrema sensibilidad diplomática. Por un lado, expresa gratitud al benemérito de la ABI,


“Creo no exagerar diciendo que fue inédito el interés, como fue en verdad el concurso en la elevación de una obra de esta magnitud, desde la donación del terreno por el Prefecto Pedro Ernesto hasta la concesión de los créditos por Su Excelencia, Señor Getúlio Vargas (…). Los acontecimientos muchas veces hacen a los individuos, pero en otras son el resultado de actos individuales. Quiero reconocer, con anuencia general de nuestra clase, en pacto justo y conquistado, que Su Excelencia hace este acontecimiento, y no habiendo nada que lo obligue, ni poseyendo nosotros nada que dar a cambio, excepto la gratitud, único retorno posible en la independencia y en la dignidad de nuestra misión, estamos obligados a buscar en los orígenes de la vida pública de Su Excelencia, o sea en la práctica del periodismo efectivo, en que Su Excelencia también formó su espíritu, el punto de partida, la piedra fundamental, el cimiento de esta Casa.” (COSTA REGO, 1952:15-17). Al reconocer la benevolencia del Estado y de su titular

eventual, los periodistas no abdican, a pesar de ello, del ejercicio de su misión profesional. Este es el mensaje que Costa Rego quiere transmitir a Getúlio Vargas, con toda claridad y honestidad, mostrando que los gobernantes y los periodistas pueden disfrutar del beneficio mutuo, desde que repiten objetivamente sus prerrogativas. “Osamos esperar, Señor Presidente de la República, que las contribuciones de Su Excelencia en la elaboración del régimen profesional que hoy las leyes nos aseguran, subrayadas por su presencia desvanecedora en nuestra Casa, donde todas las paredes, si tomasen formas humanas, hablarían de su nombre, representan una garantía para el ejercicio de nuestra misión. De nuestra misión, quiero acentuar, pues no sólo se trata de nuestra profesión. Hay en esto evidente interés de orden superior, que también las circunstancias recomiendan. Lo que la misión periodística proporciona a los gobiernos es una amplia ventana sobre la que ellos se inclinan para ver y oir, quiero decir, para utilizar los dos sentidos de la verdadera acción pública, aquellos fuera de los cuales el gobierno se debate en las tinieblas o se esteriliza en el silencio” (COSTA REGO, 1952:16). Para crear empatía con su interlocutor, Costa Rego recurre nuevamente a su condición histórica de periodista, usando sutil ironía para decir

que él también ha resistido tanto tiempo en el poder justamente por la sensibilidad periodística de que se vale como gobernante. “La vida política de Su Excelencia comenzó en esta ventana, que fue la tribuna de su inclinación. Constituye motivo de tranquilidad para nosotros que, después de estos últimos nueve años, de tantos y tan variados sucesos, cuando el país ha multiplicado esfuerzos para definir su fisonomía, sea también Su Excelencia verdaderamente el único periodista profesional con el supremo ejercicio del gobierno y, por coincidencia grata para nosotros, también el único hombre contra el cual nada pudieron las catástrofes. Si la vía de la consecuencia por donde corren las interpretaciones de ese éxito es el ingenio de su persona, frente del cual se diría los hechos paran reverentes, nos cabe el derecho, a nuestro turno, de explicar el fenómeno por la sensibilidad adquirida, y Su Excelencia adquirió en nuestra profesión, nuestro hábito, que sólo ella enseña, a considerar el lado objetivo de las cuestiones.” (COSTA REGO, 1952:19). El clímax del discurso está sobre todo en la defensa de la tesis de la libertad de prensa como oxígeno de la democracia, y como pilar de una nación civilizada. “Es bien sutil y avisada la comprensión de Su Excelencia para evaluar cómo eso

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responsible por la inversión de recursos públicos en el edificio inaugurado, sin pasar recibo de la implícita cooptación política pretendida por el ilustre dictador. Por eso él dice que los periodistas le están agradecidos, porque reconocen en su gesto la solidaridad del antiguo colega de profesión.

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importa no tanto a nosotros, como al país y cuánto a aquellos que ejercen los poderes de la nación. En todas partes donde la Prensa no viva con dignidad y no alcance el respeto merecido, sufren los poderes la influencia del peor de sus enemigos: el silencio. No hablo del silencio espontáneo y deliberado, sino del impuesto por las contingencias y por las determinaciones de la autoridad. La historia de muchos pueblos registra ciertas crisis internas. Pero los poderes del Estado son comunicantes: irradian, pero al mismo tiempo reciben; es de lo que reciben que sacan fuerza para irradiar y que se elucidan sobre la disciplina misma de sus actos.” (COSTA REGO, 1952:18). El coraje cívico de Costa Rego lo induce a advertir a Getúlio Vargas sobre las consecuencias de la censura a la prensa. Sus palabras suenan proféticas, previniéndolo de las reacciones desencadenadas y de los eventos venideros. “El método del silencio que se prescribe, que se fiscaliza para ver si es completo, que se entretiene por operaciones diarias de sofocación, que se prolonga y se eleva al extremo, conforme a los actos a que deba aplicarse, es nocivo a todo el mundo y no aprovecha aun siquiera de sus beneficiarios transitorios, los que en ellos fenecen por omisión del pensamiento general no admitido o por congestión de la voluntad personal no elucidada. La vida es un fenómeno

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comunicación

de acción y reacción. Así como sería absurdo usarla únicamente para oponerse, es funesto pretender concentrarla en la acción sin reacción, esto es, sin un examen del efecto que produce el acto, especialmente el acto público. (COSTA REGO, 1952:18-19). RELACIÓN ENTRE PRENSA Y GOBIERNO ¿Cómo debe comportarse el mandatario del poder público frente a la prensa? ¿Subvencionarla (o corromperla) para granjearse su apoyo incondicional? ¿Perseguirla cuando ella le hace oposición? ¿Procesar a los periodistas que le hacen críticas? Cuando ejerció el cargo de Gobernador del Estado de Alagoas, en la década del 20, Costa Rego se encontró con situaciones de esa naturaleza. Y las enfrentó con la experiencia adquirida como periodista profesional, siendo fiel a los principios de preservación de la autonomía periodística frente al poder instituido. No obstante, sus adversarios en la política alagoana trataron de atribuirle una conducta agresiva, acusándolo de haber desbaratado la prensa estatal. Se trata de una faceta que persistió en los anales históricos tal como lo registran dos de sus contemporáneos. “En la República Vieja hacer periodismo político en Alagoas era rasgo de coraje, desprendimiento y renuncia,

situando al periodista entre las fronteras de la agresión física, de la desmoralización en la vida pública, y del empastelamiento en el periódico en que trabajaba. A veces el atentado partía del propio periodista investido en función de mando, como ocurrió con el periódico A Pátria, del ex-gobernador Fernandes Lima en el gobierno del periodista Costa Rego.” (IVO JUNIOR, 1992:96). “En su gobierno la prensa local quedó reducida al Journal de Alagoas, órgano del Partido Demócrata, que apoyaba al gobierno, O Semeador, portavoz de la Iglesia Católica, el Diario Oficial, que se restringía a la publicación de los actos oficiales y el periódico humorístico O Bacarau que, según los preceptos de la comedia griega, riendo, procuraba corregir las costumbres, lo que no me consta hubiese conseguido”. (MEDONÇA JUNIOR, 1979:89). Sin embargo, los jóvenes historiadores hacen el descuento de las pasiones políticas que impregnan los analistas de los acontecimientos provincianos y le conceden, por lo menos, el beneficio de la duda. “Periodista de profesión, conociendo la prensa local, siempre sediciosa, tal vez no hay dudado en cerrar periódicos y perseguir peridistas”. (VERÇOCA, 1996:150). Esa imagen negativa de Costa Rego se forjó y sedimentó en


“… no tengo el gusto de dialogar con las personas que me detestan, para quienes me parece que basta el castigo de la indiferencia y del olvido que les dedico.” (COSTA REGO, 1953:174). “Resolví que el mejor castigo a infligirle sería el de no leerle su pobre y precaria sintaxis. Y no la leí, tuve la fuerza de voluntad de nunca leer, ni siquiera cuando él, desvariando por mi desprecio, acuchillaba las columnas de su papel impreso y –según un antiguo hábito suyo, que también lo es de familia- me mandaba en cartas anónimas, así rasgada, su triste y amargada alma de cacique de feria”. (COSTA REGO, 1952: 174). Pero la caricatura que de él forjaron sus detractores se hizo muy exagerada, frente al solemne silencio y de la simbólica ausencia del escenario estatal. Al concluir su gestión en el gobierno del Estado Costa Rego retornó a Rio de Janeiro con el cargo de Senador, reasumiendo también las lides periodísticas. Su explicación es la de que prefería mantenerse a distancia de la tierra natal para dar libertad de acción al sucesor eligido, que, significativamente, fue otro periodista como él. Con todo, las saetas acusatorias

traspasaban las fronteras estatales propagándose también por la capital federal. Eso lo motivó a escribir un documento de defensa, menos dirigido a los adversarios alagoanos que a los miembros de su corporación profesional, restaurando su imagen de periodista responsable. Pero lo hace con gran ironía, en el artículo “Como fue que perseguí a la prensa” publicado simultáneamente en la prensa carioca, paulista, pernambucana y alagoana. “El hombre público está expuesto a la crítica de sus conciudadanos (…) Los juicios corrientes no siempre son los juicios exactos y, generados con frecuencia en la ignorancia, en la pasión o en la mala fe, han de ofrecerr siempre una segunda personalidad. (…) De esas caricaturas está llena la política. (…) La caricatura es la exageración del rasgo principal de semejanza del individuo. (…) Los caricaturistas deberían ver que, antes que político, fui periodista; y también hoy me considero menos político que periodista político. De cualquier forma, tengo en la función de periodista el rasgo principal de mi personalidad (…) Mis adversarios en la política del Estado vuelven a poner en circulación la vieja mentira, ya por mí desarticulada, de que periodista, utilicé del poder de gobernador de Alagoas para cerrar periódicos, y aún hoy, apartado del gobierno, me sirvo de esa supuesta ascendencia, que ellos saben que no existe, para im-

pedir que circulen otros periódicos en nuestra tierra. En una palabra, el Estado de Alagoas, por su gobernador y sus hombres públicos responsables, no tolera periódicos: los que existen desaparecen; los que pretenden existir son impedidos de nacer”. (COSTA REGO, 1952:175-176). A continuación, describe los hechos y presenta argumentos. El ápice de la cuestión reside en la singularidad del panorama periodístico alagoano, exiguo e incipiente, económicamente inhibidor de múltiples iniciativas en el campo de los periódicos diarios o semanarios, a no ser que reciban subsidios estatales. Por cuestión de principio, el periodista-gobernador eliminó la concesión de recursos públicos para la manutención o la fundación de periódicos, suprimiendo también de la planilla de pago del Estado a aquellos periodistas que en ella aparecían a título de recompensa por los favores prestados al gobierno. Ese comportamiento desagradó a los dueños de los periódicos que no querían invertir recursos propios para costear sus publicaciones. De la misma forma, irritó a los periodistas beneficiados con salarios gubernamentales sin que actuasen en el aparato burocrático del Estado. Algunos se juzgaron perseguidos por militar en la oposición. Otros se consideraron traicionados porque el gobernador fuera periodista y faltara a la solidaridad usual entre los colegas de profesión…

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gran parte como consecuencia del desdén con que premiaba a sus adversarios políticos, ignorando sus acusaciones. Endosaba así el tributo arrogante que los opositores le atribuían frecuentemente.

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Los periodistas y el poder

En su artículo de defensa, Costa Rego repasa todos los casos presentados por sus acusadores, demostrando cristalinamente que los periódicos desaparecieron porque no se sostenían económicamente. Su tesis es de que los pequeños estados nordestinos eran en aquella época, serviles a la prensa pernambucana. El mercado local no justificaba económicamente la existencia de tantos periódicos como pretendían los jefes políticos, a no ser que recibiesen subsidio gubernamental. Solamente podrían sobrevivir los que hiciesen inversiones para capitalizar la identidad estatal, atrayendo a lectores y anunciantes. “…no es de extrañar que también en Maceió, capital del Estado, el principal centro de población de la cultura de las Alagoas, haya periódicos que desaparezcan, independientemente de la voluntad del Gobierno. Se trata de una ciudad de menos de cien mil habitantes, donde la industria de la publicidad es, por la propia naturaleza de las cosas, precaria. Los periódicos de Pernambuco, en número elevado, son leídos en el territorio de Alagoas el mismo día que publican en Recife. (…) Somos pues, en materia de prensa, y por la fatalidad de las condiciones geográficas – como son los paraibanos y los rio-grandenses del Nortetributarios de Pernambuco. La gran prensa de las Alagoas es la pernambucana. La prensa local es meramente subsidiaria. (…) Contra esa com-

diálogos de la

comunicación

petencia no hay esfuerzo provechoso. De modo que la aparición o desaparición de un periódico en Maceió constituyen hechos banales, que siempre se verifican en todos los gobiernos.” (COSTA REGO, 1952:176-177). Pasando de la defensiva a la ofensiva, Costa Rego proclama: “No fui, por lo tanto, en el gobierno de mi Estado un perseguidor de la prensa. En más de una circunstancia fui un defensor de la misma…” (COSTA REGO, 1952:183). Y pasa a enumerar sus intervenciones para garantizar la incolumidad de periodistas amenazados por sus enemigos y para resistir al asedio de aquellos que pretendían ser corrompidos por el gobierno a cambio de favores no solicitados. Subraya también su conducta no persecutoria, dejando de procesar a periodistas que lo ofendieron o vilipendiaron. Concluyendo su argumentación, reafirma la coherencia mantenida en relación a sus concepciones periodísticas, también mientras desempeñaba funciones de Estado. “Quieran o no mis adversarios, soy periodista. En el gobierno en el Estado de las Alagoas no hice sino honrar al periodismo, de donde no salí y donde continuo con la fe del profesional. A muchos periodistas que me ofendieron cuando estaba en el ejercicio de mi mandato, yo po-

dría haberlos procesado y hacerlos condenar. Nunca apelé a la Justicia porque, periodista también yo, me repugnaba servirme de las armas de la ley contra periodistas; aun en desagravio por calumnias e injurias que buscaban desprestigiar mi reputación. Cuando el ataque era de buena fe, lo respondía, me explicaba, y llegué así a convencer a muchos colegas. Cuando el ataque era sistemático y revelaba el propósito de atraerme a una polémica de mera facción partidaria, yo me callaba. (…) Pero hubo sobre todo un punto de mi administración en el gobierno de Alagoas, que me honra como periodista, y que no quiero callar: en ningún caso corrompí a la prensa. No gasté con la prensa ni un tostón. Los que me aplaudieron nada ganaron, lo hicieron por libre y espontánea voluntad, gratuitamente. Los que me lapidaron, ni porque me lapidaron, pudieron ganar después nada de mí. Al concluir el gobierno mi conciencia de profesional me dictó un acto que me parecía un deber: destruí de mi archivo todo cuanto me pudiese servir un día de arma contra los periodistas que me dirigieron cartas, antes de dirigirme insultos. Es que yo, por encima de ellos, veía la imagen de la prensa con la autoridad que precisa tener, a fin de que la respeten y ella pueda prestar los servicios que no siempre presta, pero que todos los periodistas apasionados deben esforzarse para que preste, altiva y dignamente”.


Brasil fue hecho en el simposio “50 años de ensino de jornalismo”, realizado en 1993 en Vitória do Espíritu 1. Adversario de Herbert

Santo, durante el congreso annual de

Moses, el periodista Víctor

INTERCOM. Los análisis y reflexiones

de Sá dice que él manipuló a

hechas en la ocasión por José Mar-

la entidad, postergando la fi-

ques de Melo, Sergio Mattos y Dirceu

nalización del edificio de la

Fernandes Lopes están incorporadas

ABI y promoviendo varias in

en la primera parte del volumen

auguraciones, dentro de ellas aque-

Transformações do Jornalismo

lla en que intervino Costa Rego, siem-

Brasileiro: ética e técnica (São Paulo,

pre con el objetivo de lograr más re-

INTERCOM, 1994).

cursos para las obras inconclusas. (Sá, 1955:142-152) Getúlio Vargas se prestó astutamente para protagonizar tales solemnidades. De ellas se beneficiaría más adelante, cuando resurge en el escenario político brasileño en los años 50, personificando no ya al dictador abominable sino al padre de la patria, de regreso al poder en los brazos de sus electores. 2. Este no fue el caso del Curso Libre

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BARBOSA LIMA SOBRINHO (1923) O

mento precioso para conocer las con-

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cepciones periodísticas impartidas

Pinto (2ªed., EDUSP, 1988)

en el país y asimiladas por el contingente que frecuentó el curso presen-

BARBOSA LIMA SOBRINHO (1996)

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Hipólito da Costa, pioneiro da

de la Asociación Paulista de Pensa, o

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Tipografia Cultura.

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Restan escasas evidencias de su actuación como profesor de jóvenes periodistas que pasaron por los bancos escolares de la efímera Universidade do Distrito Federal2. Pero el rescate de sus principales ideas sobre la profesión que tanto lo desilusionó puede servir como punto de partida para restaurar la memoria de los contenidos periodísticos diseminados en su cátedra. Ellos tal vez hayan influenciado o desafiado otras cátedras, que llegaron a funcionar en las universidades brasileñas de la segunda mitad del siglo XX, cuando las carreras de periodismo ganaron legitimidad incorporándose en el escenario académico nacional3.

3. Un balance crítico de esa trayecto-

NOTAS

Las concepciones periodísticas aquí examinadas reflejan la conducta profesional de Costa Rego, y simbolizan la rectitud ética y la coherencia cívica. Ahí reside sin duda la motivación de Anísio Teixeira al elegirlo como periodista paradigmático de su generación, ungiéndolo como Primer Catedrático de Periodismo del Brasil.

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diálogos de la

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M. Pineda

Migdalia Pineda

Los paradigmas de la comunicación: nuevos enfoques teóricometodológicos

Profesora-investigadora del Centro de Investigación de la Comunicación y la Información (CIC) de la Facultad de Humanidades y Comunicación de la Universidad del Zulia, Maracaibo,Venezuela. E-mail:alcazar@iamnet.com

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Migdalia Pineda

Paradigmas de la comunicación

RESUMEN La ponencia presentará resultados preliminares del proyecto de investigación actualmente en desarrollo sobre nuevas propuestas de teorías y modelos de la comunicación para explicar los cambios que introducen las tecnologías de la información en los procesos de comunicación. En este papel de trabajo se abordará el problema de la transdisciplinaridad en los nuevos paradigmas de las Ciencias de la Comunicación y de cómo se verían afectados los enfoques teórico-metodológicos en este campo. A partir del análisis de cómo el cambio tecnológico modificará la comunicación social del siglo XXI, se revisará la emergencia de un nuevo Neopositivismo en las Ciencias de la Comunicación con sus derivaciones teóricas y se contrastará con la aparición de un nuevo pensamiento holístico basado en la multiplicidad.

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INTRODUCCIÓN Los profundos cambios ocurridos en el campo de las comunicaciones debido a la convergencia de tecnologías informáticas, de telecomunicaciones y audiovisuales, han revolucionado las formas de producción, de difusión y de recepción de la información, han alterado las relaciones de intercambios entre emisores y receptores y entre usuarios mismos hasta el punto de permitir otras modalidades de interrelación mediatizadas pero interactivas, dialógicas, en tiempo real y personalizadas. Pero todas esas modificaciones están obligando a la revisión de los conceptos de información y de comunicación que han venido siendo utilizados en las Ciencias de la Comunicación, los cuales se han visto alterados al haberse modificado los dimensiones del tiempo y del espacio sobre las cuales se habían sostenido. Con la convergencia telemática, el tiempo de la comunicación se reduce hasta hacerse prácticamente instantáneo (tiempo real) y el espacio no queda constreñido a límites geográficos o de distancias sino que puede ser alterado por las tecnologías de la información que nos acercan a los hechos sin movernos de nuestro sitio y nos trasladan a espacios virtuales, cibernéticos, donde podemos experimentar sensaciones interactivas diferentes (Vega, 1999).

Todas estas potencialidades de la comunicación son posibles hoy en un espacio globalizado, sin fronteras, sin limitaciones, accesible por las redes telemáticas, el ciberespacio, que nos permite movernos entre los límites de lo global a lo local de manera simultánea. La globalización como un nuevo orden no sólo económico, sino político, social y cultural producto de la modernidad, ha dado una nueva dinámica a la expansión del capital sobre todo a partir de los años setenta con la aparición de las modernas tecnologías de las comunicaciones y los transportes que han permito que los procesos de producción tengan una alta movilidad geográfica y que se comience a percibir que el mundo es un todo, dominado por las grandes multinacionales. La nueva realidad regida por las grandes corporaciones ha hecho aparecer un pensamiento neoliberal que reivindica la potencialidad del mercado, la libre ganancia y la competencia como los valores dominantes de las sociedades contemporáneas. Sin embargo, la globalización y el neoliberalismo que la acompaña no ha resultado ser un proceso simple sino complejo y lleno de paradojas, que destaca las contradicciones sociales y pone en tela de juicio todas las verdades o certidumbres sobre las cuales el hombre moderno se había apoyado para entender y explicar su mundo.


1. Crisis de los paradigmas y el pensamiento transdisciplinar En las ciencias de la comunicación los paradigmas clásicos han entrado en crisis desde hace varias décadas, sobre todo porque su visión instrumental y pragmática del fenómeno han impedido ver la multiplicidad y riqueza del proceso comunicativo. La visión positivista, racionalista presente en la teoría de la comunicación que dio origen al paradigma de Laswell, en la actualidad resulta insuficiente para dar cuenta de los cambios que se están produciendo en las relaciones de comunicación, lo cual está obligando a plantear una recomposición del campo de estudio que traspase las fronteras disciplinarias sobre las cuales se había sustentado una teoría de la comunicación que explicaba el fenómeno desde la psicología conductista, la sociología funcio-

nalista, la semiología estructuralista y el marxismo clásico. La transdisciplinaridad emerge pues como un camino metodológico para enfrentar la pérdida de las certidumbres teóricas en las ciencias sociales en general y en las ciencias de la comunicación, en particular. Sobre todo porque ella da idea de ruptura de límites, de fronteras en la constitución de los saberes y se abre al conocimiento multipolar, descentrado, ramificado y entrecruzado y con ello da paso a la visión de un conocimiento no compartimentado, no fragmentado, ni separado por disciplinas estrictas que solo permiten enfoques cerrados y parcelados sobre los problemas que abordan. La transdisciplinaridad, según Deleuze y Guattari (citado por Búfalo, 1999: 15), alude a “una modalidad rizomática de saberes, organizada por mesetas, ya que una meseta no está ni al principio ni al final sino en el medio y como tal es una zona continua de intensidades, que vibra sobre sí misma y que se desarrolla evitando cualquier orientación hacia un punto culminante o hacia el exterior... La meseta es pues una multiplicidad que se conecta con otras por tallos superficiales o subterráneos para extender un rizoma, que conecta con otro punto de distinta naturaleza, de signos distintos y que no puede ser reducido a lo Uno, ni a lo múltiple porque no está hecha de

unidades sino de dimensiones cambiantes. No tiene principio ni fin, sino un medio por el que crece y se desborda... Esta constituida por multiplicidades lineales de infinitas dimensiones, sin sujeto ni objeto, que por su naturaleza no varía sus dimensiones sin cambiar ella misma” (Deleuze y Guattari, 1994). Considerada así, la transdisciplinaridad se opone a los sistemas jerárquicos de las ciencias positivistas, con sus centros de significancias y saberes organizados en función del pensamiento cartesiano y el método hipotético deductivo, como punto fijo de partida y como principio del saber. Además las disciplinas modernas positivistas son discursos fundados por un sujeto, concebido como un individuo soberano de conocimiento entendido en términos kantianos, que otorga propiedades gnoseológicas a quien ha hecho un esfuerzo espontáneo por producir el conocimiento. Mientras que el enfoque transdisciplinar concibe a los discursos científicos como agenciamientos colectivos de enunciación, que provienen del aumento de dimensiones de una multiplicidad que cambia de naturaleza, diluyendo al sujeto cognoscente en las prácticas subjetivas con dimensiones sociales, dando paso a una nueva figura de la subjetividad: el individuo social (Del Búfalo, 1999), capaz de una nueva manera de relacionarse, en un espacio liso, heterogéneo, sin puntos fijos, de variaciones continuas, for-

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En este trabajo se abordará el problema de la crisis de los paradigmas en las Ciencias de la Comunicación y la necesidad de los enfoques transdiciplinarios como vía para el enriquecimiento y la renovación del pensamiento comunicacional, y se insistirá en la coexistencia de dos corrientes teóricas: un nuevo neopositivismo, alimentado por los enfoques sobre los procesos informáticos y organizacionales, y el surgimiento de un nuevo pensamiento holístico y transdisciplinario.

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mado por eventos más que por cosas. Partiendo de la anterior concepción del saber transdisciplinario, se hace necesario que la revisión teórica se desplace de los compartimentos estancos disciplinares hacia las prácticas sociales donde se configuran los individuos como sujetos sociales y que se cargue de sentido político. El fin de la ciencia convencional, lineal, obliga a la reconstrucción de la actitud científica para dar paso a enfoques emergentes que insisten en la discontinuidad, en la diferencia y en una nueva sensibilidad ética y social, que cuestionan el modo de conocer dominante en las ciencias occidentales basado en la objetividad, verdad y verificación empírica como método único de acercamiento a lo real. El pensamiento transdisciplinar plantea que la ciencia no es única, que los resultados de la actividad científica deben tener una vinculación con la vida cotidiana y subjetiva de las personas, que la ciencia como actividad humana supone una interpretación desde la óptica de quien la realiza y que los estados afectivos de los sujetos sociales pueden modificar, afectar y alterar los procesos cognitivos, por lo que todo conocimiento no remite a un hecho puro sino a una interpretación. Ante estos desafíos, lo que esta en crisis es el paradigma positivista de las Ciencias clá-

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sicas y sus modos de conocer pero no un nuevo paradigma epistémico que en su multiplicidad y descentramiento concibe una ciencia más humana, más humilde, más relativa y más crítica. (Martínez, 1999) En el campo de las Ciencias de la Comunicación el salto hacia lo transdiciplinar, ha significado en las dos últimas décadas no sólo el cuestionamiento del paradigma del modelo de comunicación unilateral de Laswell sino un enriquecimiento téorico- práctico de la investigación devenido de enfoques de la antropología, la historia, la economía política, la etnografía y la sociología crítica que han comenzado a interrogar los problemas de la comunicación desde otras ópticas como la de los movimientos culturales y las mediaciones simbólicas, porque más que desde los objetos (medios) o desde los sujetos (emisores/ receptores) se aborda el problema de las subjetividades y los discursos sociales. 2. La pluralidad de paradigmas, la realidad de las nuevas tecnologías y la emergencia de un nuevo neopositivismo en las ciencias de la comunicación Sin embargo, el campo de la comunicación no escapa a las contradicciones que plantea la crisis de los paradigmas, y los avances teóricos logrados con enfoques más abiertos y flexibles se han visto acompañados de la aparición de planteamientos que devienen de

una matriz teórica neopositivista, la cual ha resurgido a mediados de los setenta y se ha extendido en las décadas de los ochenta y los noventa con los enfoques gerenciales y la comunicación organizacional, así como con la teoría informacional, derivada de la cibernética, aplicada al estudio de los procesos de transmisión de información mediante computadoras. En el fondo de esos enfoques se encuentra la teoría general de los sistemas, del biólogo Ludwing Von Bertalanffy (Mattelart, 1997:44), según la cual la información y sus procesos de transmisión y control en el seno de las organizaciones contribuyen a que los mismos funcionen, se regeneren, se institucionalicen y sobrevivan. Al trasladar el concepto de sistema a las organizaciones sociales y al pensar que todos los sistemas bien sea físicos, biológicos, psicológicos y sociales tienen características similares y pueden trabajar con un mismo modelo de análisis se confluye con las propuestas funcionalistas de la teoría de Talcott Parsons sobre los sistemas. Según Lilienfeld (1984), la teoría de los sistemas concibe que el estado característico de los sistemas abiertos es su constante interacción con el entorno, con el cual mantiene una situación constante de equilibrio a pesar de que las entradas y salidas de información al sistema pudiesen producir transformaciones en


En una visión más moderna, Niklas Luhmann aporta su teoría que considera a la sociedad como un sistema abierto que comprende no sólo los procesos evolutivos del hombre sino su proyecto de futuro, como un sistema dinámico pleno de significaciones dialógicas pero acompañado de un desarrollo tecnológico que si bien presenta peligros para la especie humana también contiene la esperanza y el futuro de la misma. (De Oliveira, 1992). Aunque Luhmann busca abordar lo social de una manera más integral que las teorías clásicas lo hace desde la propuesta de la teoría de los sistemas, según la cual la sociedad es un sistema que se autogenera y autorreproduce, un sistema complejo integrado no tanto por individuos sino por la comunicación y determinado por la producción de sentido (Burkle, 1994:127-141). El cientificismo sistémico que acompaña este pensamiento y que busca abordar la globa-

lidad, las interrelaciones de los elementos que conforman al todo y la complejidad de los sistemas como conjuntos dinámicos y cambiantes, aplicado al campo social penetró primero en las ciencias políticas para luego incursionar en el campo de las ciencias de la comunicación a partir Laswell, cuando se estudia cómo los medios y la información intervienen en la formación de las decisiones políticas y cuando se aborda el problema del feed-back o comunicación de retorno en su función de retroalimentación y regulación del sistema. (Mattelart, 1997). En la actualidad, ese cientificismo sistémico ha servido de apoyo a teorías sobre las sociedades tecnológicamente avanzadas que analizan las innovaciones sociales y los procesos informáticos y electrónicos producidos en la sociedad de la información y a teorías sobre el análisis sistémico de las organizaciones modernas y sus estudios gerenciales; las cuales continúan dependiendo fuertemente de las derivaciones teóricas de la biología y la física al considerar a la categoría “sistema” como una realidad fija, determinada por funciones y disfunciones controlables, que aunque en sus visiones más progresistas incluyen al concepto de “sistema abierto”, y con ello plantean una divergencia con la física clásica, no transgreden la matriz teórica propia del pensamiento científico positivista.

3. Las teorías convergentes, la transgresión de paradigmas y las aproximaciones dialécticas Frente a ese resurgir de un nuevo neopositivismo que acompaña a las visiones optimistas sobre la cultura organizacional y el papel del crecimiento exponencial de la información en las sociedades modernas, sobre todo con el desarrollo de las tecnologías de la información, aparece un nuevo pensamiento más holístico y global que en su oposición con el positivismo modernista busca radicalizar la reflexión y aboga por un pluralismo metodológico. En los años noventa, la fuerza del pensamiento posmodernista en las Ciencias Sociales parece tender hacia esa dirección, la de la confluencia, la interdisciplinaridad, la del alejamiento de la racionalidad científica encerrada en las fronteras del positivismo lógico, la de la vuelta de la ciencia hacia la vida humana, la de la reflexión profunda para derrumbar o validar viejos argumentos. Esa “síntesis creativa”, según la definición de Enrique Sánchez (1992) se sustenta en la teoría de las apropiaciones dialécticas, en la reflexión teórica, en el pluralismo disciplinario y en la confluencia metodológica como vías para comenzar una tarea de recomposición del pensamiento científico del siglo XXI que deberá arrancar de la trans-

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sus partes. El concepto de estado constante de todo sistema abierto, es tomado de las leyes termodinámicas de la física, según las cuales el equilibrio de un sistema, su permanencia en un estado constante a pesar de estar abierto al entorno, depende fundamentalmente del suministro de energía. En el fondo todo enfoque sustentado en la teoría de los sistemas busca siempre el equilibrio.

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gresión de teorías, paradigmas, modelos y enfoques metodológicos para poder iniciar la construcción de otras teorías con fundamentos filosóficos, éticos y epistemológicos críticos, desde lo real-global y con enfoques más holísticos, integrales y sinérgicos. Los riesgos que implica esa nueva aproximación a la realidad desde una perspectiva distinta, nos obligan como investigadores de la comunicación a retomar la investigación teórica para ejercer una vigilancia epistemológica que hoy resulta fundamental para reconstruir los campos del saber comunicacional que han estado fuertemente influenciados por enfoques metodológicos y teóricos propios del neopositivismo. Por su parte, la confluencia de nuevos enfoques en la constitución de paradigmas transdiciplinarios en el campo de la comunicación nos plantea la necesidad de mantener una apertura para mirar los fenómenos comunicacionales desde la historia, la cultura, la economía, la antropología y en ese juego de apropiaciones dialécticas poder acercarnos a problemas concretos que nos permitan una reflexión teórica más humanizada y menos instrumental. La corriente de investigación latinoamericana ha empezado a llamar la atención sobre la necesidad de indagar la realidad comunicacional sin miedo a las aproximaciones

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empíricas, útiles para contrastar teorías, sin olvidar por ello las visiones críticas, de reconstrucción; en este planteamiento han coincidido los mexicanos Enrique Sánchez (1997), Raúl Fuentes (1997) y José Carlos Lozano (1994), entre otros. Incluso, Sánchez y Fuentes han mantenido un interesante debate sobre los retos de la investigación de la comunicación mexicana, que podrían ser perfectamente aplicados a la investigación latinoamericana en general. Por una parte, Sánchez (1992), valiéndose de su concepto de “síntesis creativa”, plantea la idea de que lo que hace falta en estos tiempos de incertidumbres, de no verdades acabadas, es el equilibrio metodológico que permita proponer articulaciones creativas y críticas entre diversos enfoques, teorías, disciplinas y puntos de vistas que ayuden a conocer y comprender mejor la comunicación humana (Sánchez, 1997:55), aunque plantea que en los estudios mexicanos de la comunicación lo que se observa es una disciplinarización de los enfoques hacia la sociología. Por su parte, Fuentes (1997), habla más de la postdisciplinarización de los estudios mexicanos y sostiene que frente a los retos más que de rescatar la disciplinaridad en la investigación de la comunicación, se trata «de construir por encima de las disciplinas sociales dominantes, una síntesis de conocimiento

que supere los límites entre especialidades cerradas y jerarquizadas....cuya legitimidad académica y social dependa más de la profundidad, extensión, pertinencia y solidez de las explicaciones que produzca, que del prestigio institucional acumulado por un gremio encerrado en sí» (Fuentes, 1997:220). Pero, para lograr esa síntesis no solamente hace falta que en América Latina se comiencen a proponer concepciones epistemológicas y teóricas propias, sino que se rescate la investigación empírica sobre problemas concretos de la comunicación, a modo de poder consolidar alternativas de conocimiento que transformen nuestra realidad. En este intento resulta, además, fundamental recurrir a múltiples enfoques de las ciencias sociales y al traspase de las fronteras anteriormente delimitadas para cada una de sus disciplinas. En este punto resulta útil proponer para el debate no sólo el concepto de “postdisciplinaridad” utilizado por Fuentes, quien indica haberlo tomado de sociólogos como Giddens, Bourdieu y Thompson, sino el concepto de “transdisciplinaridad” como es entendido por Deleuze y Guattari (1994) -el cual fue apuntado en la primera parte de este trabajo por el filósofo venezolano Enzo Del Búfalo- quienes lo conciben como una multiplicidad de saberes que no tienen límites, ni principio ni fin, hecho de


conjunciones y de entrecruces, que buscan subvertir los dogmas y paradigmas legitimados por el pensamiento científico occidental.

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Francisco Esteve

Mediaci贸n del emisor especializado en la cultura de la paz

Profesor titular en la Facultad de Ciencias de la Informaci贸n de la Universidad Complutense de Madrid. E-mail: fer565@eucmax.sim.ucm.es

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cada vez más importante a medida que va progresando la comunicación en todos los campos y no es sorprendente que sean cada vez más numerosos, que su competencia resulte cada vez más diferenciada y que sus funciones tiendan a especializarse y a diversificarse… La competencia que se requiere para el ejercicio de todas estas especialidades aumenta constantemente en un mundo en constante evolución.” (El subrayado es nuestro).

Frente a la violencia generada en la sociedad actual por el consumo desmedido y la competitividad producida por una globalización de la economía, se impone un esfuerzo colectivo para crear unos espacios pacíficos en los que predomine la solidaridad y la convivencia. Para lograr tal fin hay que recabar la ayuda de los medios de comunicación social que pueden posibilitar un mejor entendimiento entre los ciudadanos y una pacificación de los pueblos.

El profesional de las Ciencias de la Información capacitado para el tratamiento de los nuevos medios de comunicación, se complementa con el periodista especializado, tanto en medios concretos de comunicación como en contenidos especializados. Esto requiere un mayor esfuerzo de formación y preparación de los nuevos profesionales del periodismo, tal como propugna Ratzke (1986, 331): “Independientemente de la evolución de los futuros medios, la cualificación de un periodista dependerá, también en el mañana, en primer lugar de su formación y, sobre todo, de su personalidad. Su formación deberá ser sólida, amplia y, al mismo tiempo, especializada.”

En este sentido, se hace necesaria una formación adecuada de los responsables de la información para que sean los gestores y artífices de esta nueva sociedad basada en unos principios reales de convivencia y pacificación.

El periodista especializado se intuye, por tanto, como el signo de la época actual en el mundo de la comunicación tal como reconoce el Informe MacBride (1980,209): “Los profesionales de la comunicación desempeñan un papel

Ninguna de las áreas informativas puede quedar al margen de esta imperiosa necesidad de profesionales con un alto grado de expertización que den cumplida respuesta a las actuales exigencias. Profesionales, profesores universitarios, estudiantes de periodismo, editores, comunicólogos y, en general, todos aquellos que estén interesados en la problemática de la información, tienen que realizar un esfuerzo común para formar estos “nuevos profesionales” que demanda la sociedad actual. Para lo cual es necesario, según afirma el profesor Fernández del Moral (1983b, 161), “plantear un modelo de comunicación de la Ciencia, que partiendo de cada una de las especialidades que la integran, llegue a toda la sociedad.”

Francisco Esteve

Emisor especializado y cultura de paz

El avance tecnológico de la comunicación está modificando la figura de los sujetos emisores a los que se exige cada vez mayor capacitación y expertización. La profesión periodística se encuentra ante un importante reto. “La era del generalista – anunciaba hace ya varios años Gans (1986, 33)- está en declive… Dominarán (la profesión) los reporteros especializados, la gente que pueda informar con destreza de temas complejos.”

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Sin embargo, hay que salir al frente de un peligro de endogamia informativa que puede originar una excesiva especialización periodística al limitarse las posibilidades de inter-


EL PERIODISTA COMO GESTOR DE LA PAZ De todos es conocida la influencia social que ejercen los medios de comunicación en la sociedad. De hecho, los mensajes se transmiten en primer lugar a los líderes de opinión quienes son los encargados de difundir estos mensajes al resto de la sociedad. De aquí se deriva la gran importancia que tienen los informadores como creadores y gestores de la opinión pública pudiendo ejercer una influencia decisiva en la construcción de la paz. En este sentido, cabe subrayar la reflexión realizada por Innerarity (1987, 81) cuando afirma que “la defensa simplista de la paz ‘a cualquier precio’ olvida las condiciones éticas y jurídicas que confie-

ren a la paz su verdadero valor. No se trata sólo de denunciar los conflictos, sino de evitar las soluciones que provocan esos problemas sociales, y de fomentar la solidaridad humana.” Pero si todo periodista puede convertirse en un creador de opinión, con mayor razón se puede atribuir esta función al periodista especializado ya que, al tratarse de un experto en una determinada materia informativa, su opinión adquiere mayor relevancia e incidencia en los receptores. Tal es la conclusión a la que llega Hovland y Weiss tras su importante estudio sobre los efectos de los mass media. Según estos autores, el prestigio de la fuente informativa es uno de los factores fundamentales en la formación de determinados efectos comunicacionales. Asimismo, la alta credibilidad que merecen los periodistas especializados supone un importante elemento de persuasión en la audiencia. Así lo reconoce Klapper ( 1974, 92) cuando afirma: “En general, las fuentes que el público tiene en alta estima parecen facilitar la persuasión, mientras que las que son poco consideradas parecen constituir, al menos, cierto obstáculo temporal (…) Los públicos responden especialmente bien a fuentes específicas, por considerarlas de alto prestigio, gran credibilidad, experiencia, seguridad, próximas a ellos mismos o simplemente de su gusto”.

Por otra parte, el profesional especializado puede servir de puente e intermediario entre diversas partes en conflicto ya que posee un conocimiento más amplio de las distintas fuentes y de sus posibilidades reales de entendimiento. Así, por ejemplo, el responsable de la sección laboral de un determinado medio puede favorecer, a través de su información veraz y objetiva, el posible entendimiento entre empresarios y trabajadores que tengan bloqueadas su vías de diálogo. A través de esta sección periodística especializada pueden conocer ambas partes las diversas posturas, ofertas negociadoras, etc. Lo mismo puede ocurrir entre el Gobierno y la oposición, entre vecinos y Ayuntamientos, organizaciones sindicales y empresariales, etc. Las distintas áreas de especialización periodística pueden ser útiles plataformas de conocimiento y entendimiento mutuo entre los diversos componentes de la colectividad social.

RASGOS DIFERENCIADORES DEL PERIODISTA ESPECIALIZADO La aparición del periodista especializado ha supuesto una cierta modificación en los rasgos profesionales y personales de los informadores enmarcados, hasta hace poco, en una misma imagen con características comunes. “Hoy en día, advierte M. Quesada 1998, 86), la figura del periodista especializado

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cambio profesional entre los especialistas de los nuevos medios de comunicación. Así lo advierte Ratzke (1986,331) cuando señala que “las formas de presentación de los nuevos medios van a diferir tanto entre sí que van a ser muy pocos los periodistas que dominen todas las modalidades. Va a ser todavía más difícil que en la actualidad dar con el “multimedia man”. Esto desemboca en un resultado indeseable: la difusión periodística, el salto de un medio a otro, de la televisión al periódico y viceversa, van a resultar imposibles o muy difíciles. Aumenta el peligro de endogamia periodística.”

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ya no es la excepción, el periodista estrella, el profesional privilegiado, sino que se ha convertido en la figura habitaul, sin la que no sería posible ofrecer información en profundidad ni un trabajo profesional de calidad.” El periodista especializado rompe, en cierto modo, el esquema tradicional del informador “generalista” que se veía obligado a cubrir las más variadas informaciones, con el riesgo consiguiente de caer en posibles errores y anomalías. En general, el periodista especializado se caracteriza por dos funciones (Martínez 1983, 16): a) maneja información de índole técnica y especializada, y b) trata esta información y la da a conocer (comunica) en forma de mensajes periodísticos. El nuevo periodista especializado ha conseguido un “status” de reconocimiento y profesionalidad en los distintos medios de comunicación, gracias a su conocimiento amplio y profundo de las materias objeto de su especialización. De tal forma que su opinión es considerada en los medios, y en las propias audiencias, como la opinión de un experto que domina la información concreta sobre una determinada área. Según Rodrigo (1989, 164): El carácter problemático, ambiguo o ambivalente de determinados acontecimientos hace necesaria la intervención de un saber especializado para interpretar y

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recontextualizar… Los mass media recogen unas construcciones sociales establecidas y ante los acontecimientos, que son realidades socialmente construidas, las recategorizan por medio de unos especialistas de la creación del saber social. Basándonos en las aportaciones realizadas por los profesores Orive y Fagoaga (1975, 78), señalamos los siguientes rasgos diferenciadores: a) En la formación Al exigírsele al periodista tradicional una disponibilidad para atender a cualquier información, esto conducía a una superficialidad en su bagaje cultural y formativo, ya que resultaba imposible poder abarcar en amplitud todas las áreas informativas. Por su parte, el periodista especializado dispone de un mayor rigor científico y técnico en las materias de su competencia, a un nivel similar al de cualquier titulado en dicha materia. Por otra parte, la formación cultural del periodista convencional tenía que ser lo más universal posible, con el consiguiente detrimento en una mayor profundización en disciplinas determinadas. Al periodista especializado se le exige, sin embargo, una mayor concreción aunque sin desatender la universalidad como marco de referencia. b) En el rendimiento profesional También se observan elementos diferenciadores en el te-

rreno profesional del periodista especializado ya que puede realizar un mejor aprovechamiento de su actividad profesional al disponer mejores contactos y mayor documentación, mientras que el periodista convencional corre el peligro de perder muchos de sus movimientos en la búsqueda de una información que no domina suficientemente. El esfuerzo es, así mismo, mucho menor en el periodista especializado al contar con unas fuentes conocidas y un “background” abundante, elementos de los que no suele disponer el periodista tradicional. c) En el grado de fiabilidad Finalmente, se observa también un cambio de actitud en el grado de fiabilidad del periodista especializado conforme va adquiriendo mayor información y experiencia en su campo informativo. Podemos concluir, finalmente, con Moragas (1983, 51): Uno de los problemas claves de la puesta en funcionamiento de una política adecuada en el terreno de la información técnica y especializada es la que permite pasar de un planteamiento del emisor como experto, a un planteamiento del emisor como periodista. Esto incluye tres competencias básicas de los emisores: competencia científica en la temática, que determine el contenido de la información especializada; capacidad expresiva, que implica un conocimiento adecuado de las condiciones de


APTITUDES ESPECÍFICAS La especialización periodística supone, para el profesional, una amplia posibilidad de superación constante y permanente, tanto en su aspecto personal como periodístico. El profesional, deseoso de conocer y dominar, en toda su amplitud, su campo informativo dispone de considerables elementos para alcanzar su objetivo. La especialización le abre amplios panoramas para satisfacer plenamente sus necesidades informativas. “El especialista – señala Alcoba (1988, 118)- sabe manejar los hilos de la información de su género específico, tiene contactos, sabe desenvolverse y utiliza un lenguaje que acerca los complejos temas a todas las mentalidades.” a) Dominio del contexto La especialización pone al alcance del profesional la necesaria información para conocer a fondo toda la problemática que rodea a un acontecimiento. El informador puede, así, contextualizar adecuadamente el hecho y analizar sus causas y posibles efectos. “En la recogida de informaciónseñala Ortiz Simarro (1997, 63)-, el periodista especializado, al haber restringido su campo de actuación, se acerca mucho más tanto física

como mentalmente al hecho informativo, lo que le permite ejercer sobre esta área una supervisión constante.” Ya no se trata de descubrir los sucesos, aunque sea con el mayor número de detalles circunstanciales, sino de profundizar interpretativamente en los mismos. Y esto sólo puede realizarlo aquel profesional que domina el contexto en el que se produce tal acontecimiento. b) Previsión El seguimiento constante, y en profundidad, de una determinada área informativa posibilita al periodista, no sólo a narrar aquello que ha sucedido, sino también a efectuar previsiones de lo que puede ocurrir. De esta forma, el periodista no sólo es testigo de la realidad, sino también previsor de los acontecimientos posibles. Podríamos decir, utilizando términos de la jerga periodística, que la especialización agudiza el olfato profesional del informador. c) Sensibilidad Igualmente, la especialización desarrolla en el profesional una mayor sensibilidad hacia aquellos acontecimientos relacionados con su área informativa. El periodista especializado se encuentra siempre en constante receptibilidad a todo aquello que pueda enriquecer su conocimiento sobre determinadas materias. Se despierta en él un cierto sexto sentido profesional para captar los temas de su competencia.

d) Prestigio El dominio de su área concreta confiere al periodista especializado un gran prestigio profesional y moral, tanto en su propia empresa como en su audiencia. Esto hace que su opinión sea escuchada con respeto y consideración en amplios sectores de la sociedad. Del mismo modo, este prestigio personal le posibilita ejercer una cierta influencia en la interpretación de los hechos. e) Decisión Las empresas periodísticas delegan, en muchas ocasiones, la decisión sobre determinadas materias en manos del especialista, dejando a su criterio la selección de la información, la interpretación de la misma y su codificación final. Asimismo, se encarga a los especialistas la redacción de aquellos editoriales relacionados con el área de su competencia. f) Diálogo Otra de las posibilidades que ofrece la especialización al profesional es el establecimiento de un constante diálogo enriquecedor entre los especialistas, sus fuentes y sus receptores, produciendo así un continuo “feed-back” que sirve para ampliar su información y perfeccionarla. La relación personal y directa del periodista con sus fuentes le proporciona un notable incremento informativo de considerable valor.

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decodificación de los receptores y, finalmente, un conocimiento de su tarea informativa en su contexto informativo.

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FUNCIONES DEL PERIODISTA ESPECIALIZADO Toda comunicación informativa supone un complejo proceso que implica la conjunción de numerosos esfuerzos personales y organizativos. Diversos son los modelos que han aportado los teóricos de la comunicación para explicar esta dialéctica informativa, pero casi todos ellos coinciden en colocar al “emisor” en el origen de la información. Este “emisor”, que se identifica muchas veces con la propia fuente informativa, debe desarrollar una serie de funciones que, según Schramm (1954b, 37) se concretan en decodificar, interpretar y codificar el mensaje. Tradicionalmente se han asignado estas tareas a la propia organización informativa pero, poco a poco, ha ido asumiendo el responsable de área, o periodista especializado, la realización de las mismas. “La organización de una redacción –señala Wolf (1987, 227)- en sectores temáticos específicos, el tipo de corresponsales y especialistas de que dispone son indicaciones de los criterios de noticiabilidad vigentes en el mismo.” 1.- Descodificación La función descodificadora, no corresponde únicamente al sujeto receptor del mensaje, sino que también es propia del emisor. La misión principal del proceso descodificador es la de seleccionar, controlar y descifrar el material informativo que entra en la redacción.

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comunicación

La especialización periodística por áreas delimitadas hace que esta entrada de material se realice de forma más organizada y eficaz, lo que supone una importante ventaja a la hora de descodificar dicho material, pues como señala Goldin-Elliot (1979,99), “la especialización temática constituye un índice significativo de la forma en que los valores/noticia se traducen en prácticas organizativas.” Orive y Fagoaga (1974, 114) establecen las siguientes propiedades de la entrada de material en las áreas de especialización: a) Personalizada. El material informativo llega directamente al responsable de área, sin intermediarios, lo que evita tergiversaciones y “ruidos “ innecesarios en el momento de descodificación. La propia organización empresarial confía en el profesional especializado la entrada directa de material por considerarle el más capacitado para hacer un uso correcto del mismo. Y por otra parte son las propias fuentes las que prefieren ponerse en contacto directo con el responsable de área, dado su conocimiento más profundo del tema a tratar. De esta forma se llega al establecimiento de una corriente comunicacional entre especialistas. b) Continuada. La relación del profesional con las fuentes primarias deja de ser ocasional e intermitente, para convertirse continua y permanente. De esta forma se garan-

tiza una entrada de material informativo constante y fluido, sin fluctuaciones ni intermitencias. c) Cómoda y económica. El profesional tiene mayor capacidad para exigir a las fuentes una información más cualitativa y esto sin suponer un coste adicional. El conocimiento y trato continuado con las fuentes potenciales evita a la organización periodística pérdidas de tiempo y gastos innecesarios. 2. Interpretación El mensaje llega, muchas veces, a la redacción distorsionado en sus propios orígenes, al haber sufrido una manipulación de las fuentes. Para evitar tal distorsión, el profesional debe realizar una valoración e interpretación sobre la noticia descodificada, a fin de objetivarla adecuadamente. “La interpretación de un material condicionado en su origen exige un talante y habilidad especial en el periodista. Así que la especialización llega en su ayuda para brindarle la posibilidad de practicar con rigor ese periodismo de valoración que constituye el signo de la época por la superabundancia con que la información se concentra en las áreas y la gran variedad y sutileza de las presiones que se hacen coincidir sobre el medio y el propio periodista.” (Orive y Fagoaga 1974, 115) 3. Codificación Para Berlo (1982,24),“el codificador de la comunicación es


La posición privilegiada del periodista especializado le posibilita conocer no solo a sus fuentes informativas, sino también las apetencias y deseos de los receptores. Por ello dispone de las claves necesarias para poder codificar correctamente los mensajes a fin de que sean recibidos y aceptados debidamente por la audiencia. Los profesores Orive y Fagoaga (1974,118) consideran que “es en el ámbito de la codificación donde el periodista especializado resulta más proyectivo, precisamente por la seguridad operativa que le caracteriza… Opera simultáneamente, con mayor base prospectiva y mejores aptitudes didácticas; ambas, premisas esenciales para la motivación de la audiencia.”

EL PERIODISTA ESPECIALIZADO: FUENTE INFORMATIVA La diversidad de fuentes informativas exige la labor de un profesional especializado

que pueda seleccionar y codificar adecuadamente esta opulencia informativa que, día a día, entra en las redacciones periodísticas. Para Fauvet (1973,12): “Los redactores deben ser lo suficientemente especializados para no perderse en medio de la auténtica confusión de informaciones que recibimos, informaciones cuyos orígenes son múltiples: agencias de prensa, corresponsales en el extranjero, en provincias, etc.”. Pero el periodista especializado, no sólo posibilita el mejor tratamiento y utilización de las fuentes informativas, sino que él mismo se convierte, en múltiples ocasiones, en auténtica fuente de información. Wolf ( 1987, 259) explica así este fenómeno:

contentarse con la mera información de los hechos, sino que debe buscar la información, descnbrirla, ser fuente de noticia. Y nadie mejor que el periodista especializado puede realizar esta labor investigadora en su propia área informativa.

Los periodistas especializados desarrollan relaciones estrechas y prolongadas con sus propias fuentes, que terminan convirtiéndose en fuentes personales… Es decir, se desarrolla una relación casi simbiótica de obligaciones recíprocas entre fuente y periodista especializado.

DIALÉCTICA FUENTE-INFORMADOR

De forma especial se produce este fenómeno en las nuevas técnicas periodísticas del “investigative reporting” o periodismo de investigación (Secanella 1980,23). Las tres etapas clásicas, en las que se dividió el periodismo moderno: periodismo ideológico, informativo y de explicación, se han visto incrementadas, recientemente, con el nuevo periodismo de investigación. El periodista ya no puede

El “periodismo de investigación”, tiene sus antecedentes en el periodismo “underground” que, realizado fundamentalmente por “freelancers”, se desarrollaba en los años sesenta en Estados Unidos. Aunque conserva este periodismo algunos aspectos del denominado “nuevo periodismo” de Tom Wolfe tiene, sin embargo, determinadas características propias.

La dialéctica informativa es, a juicio de Benito (1975,78) una tensión vital: “El continuo flujo de los hechos y las ideas, de los bienes y los servicios, de la oferta y la demanda de mensajes de todo tipo, da al proceso informativo un carácter igualmente fluyente en absoluto paralelismo con la realidad.” En la mayoría de los procesos comunicativos se produce una dicotomía entre la fuente y el sujeto emisor. La fuente, por una parte, tiene unos fines y propósitos definidos que no siempre coinciden con los del sujeto emisor. Mientras la intencionalidad de la fuente es más bien de

F. Esteve

el encargado de tomar las ideas de la fuente y disponerlas en un código, expresando el objetivo de la fuente bajo la forma de un mensaje.” La codificación consiste en la adaptación del mensaje para poder ser transmitido. “Codificar significa que el mensaje es traducido a un idioma o código adecuado para que los medios de transmisión y los destinatarios pretendidos.” (McQuail y Windahl 1984, 32)

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Esta relación dialéctica entre la fuente (F) y el emisor (E) ha sido analizada por Gieber y Johnson (1961,289) en un importante estudio sobre los roles ejercidos entre una fuente y un periodista especializado en política local. Los investigadores establecen tres tipos distintos de relaciones. En el primer modelo (gráfico 1) existe una total diferenciación entre la fuente y el comunicador, los intereses son distintos e, incluso, contradictorios. Este caso se produce cuando no existe un contacto frecuente entre la fuente y el comunicador. Este modelo comunicativo puede llegar a situaciones de auténtica tensión entre ambos sujetos y corresponde a una situación en la que no existe el periodista especializado.

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carácter ideológico, político o de otros intereses, el periodista busca ante todo una finalidad profesional, que se ve muchas veces amenazada por el denominado “umbral de la instrumentalidad”.

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Gráfico 1 El segundo modelo ofrecido por Gieber y Johnson presenta una aproximación entre la fuente y el comunicador (gráfico 2). Ambos sujetos del proceso comunicativo comparten unos mismos intereses y se interrrelacionan de manera fluida y positiva. Se produce una cooperación

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mutua entre la fuente y el redactor, en busca de un objetivo común que es el “bien social de la comunidad”. No quiere decir esto que cada uno de los sujetos renuncia a su rol determinado, sino que “se trata de una relación que surge de una negociación en la que los intereses profesionales de los participantes, las metas de la fuente original y los intereses de los lectores potenciales desempeñan un cierto papel” (McQuail/ Windahl 1984, 184).

F

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za un tratamiento adecuado y una comprensión más perfecta del tema; y, por otra parte, el profesional ejerce un control más directo sobre la fuente, al mismo tiempo que recaba una información más completa y directa. Finalmente, Gieber y Johnson recogen, en el tercer modelo de la relación fuentecomunicador, aquella situación comunicativa en la que se produce una total asimilación en los papeles de la fuente y los del periodista. Ambos sujetos se identifican en unos mismos fines y objetivos sin que exista ningún riesgo diferenciados entre ambos.

Gráfico 2 Este segundo modelo de intercomunicación entre la fuente y el profesional parece el apropiado al periodista especializado ya que el contacto permanente y continuo con las fuentes le posibilitan establecer esta negociación de interés. Así lo entiende Servan-Schreiber (1973, 106) cuando afirma: “La primera lección que aprende el jefe de gabinete de prensa de una organización cualquiera (gubernamental, teatral, editor, corporación, etc.) es que, para que se publique un artículo o dar una información, tiene que dirigirse directamente al redactor especializado de la sección en cuestión.” Y es que, efectivamente, con esta intercomunicación salen beneficiados ambos sujetos. La fuente tiene un contacto directo con el comunicador especializado, lo que le garanti-

FE Gráfico 3 Esta identificación plena entre la fuente y el emisor se produce, a juicio de los investigadores, en aquellas circunstancias en las que los fines de la sociedad son iguales a los fines de los medios de comunicación. Dentro del campo de la especialización periodística nos encontramos con esta situación cuando el propio periodista especializado se convierte en fuente de información.


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M.Guardia

Marcelo Guardia

Preguntas sangrantes: Periódicos sensacionalistas en Cochabamba

Docente de la Universidad Católica Boliviana, Cochabamba Dirección electrónica: guardia@ucbcba.edu.bo

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Marcelo Guardia

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Desde que el periódico Gente apareció a fines del año pasado en Cochabamba y en el país, diversos sectores de la sociedad se estremecieron frente a un fenómeno desafiante, no sólo por el surgimiento de un nuevo tipo de comunicación, sino también por una suerte de resquebrajamiento de estructuras mentales, culturales, estéticas, informativas, morales, éticas y políticas. El nacimiento de Gente y posteriormente de Extra, ha significado que miles de personas que antes no compraban ningún periódico, ahora lo hagan casi frenéticamente, provocando el espanto de sectores ilustrados que han intentado censurarlos, los han quemado inquisitorialmente en plaza pública, buscando por todos los medios eliminarlos de la preferencia de vendedoras,

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albañiles, taxistas y peatones comunes de las ciudades. ¿Qué periódicos son estos, que deslumbran, divierten, atraen, entretienen, informan o desinforman a tanta gente? ¿Qué cosas tiene esta prensa que monta en ira a tantos sectores? ¿Qué imágenes depravadas son esas que llegan hasta la hoguera? ¿Por qué tanta furia contra una comunicación que parece rescatar las formas vulgares, tradicionales y sin educación de la gente sencilla del país, cuando la corrupción parece generalizarse sin conmover a nadie? ¿Qué astucias tienen los emisores y empresarios aparte de los estrictamente comerciales? Intentar responder a esas preguntas desde una perspectiva científica comunicacional, es el objetivo de este trabajo. Para ello analizamos la producción, los contenidos y las posibles líneas para indagar la recepción y los usos que hacen los lectores, así como los principales puntos que la crítica cuestiona de estas publicaciones. Concentramos nuestra investigación en los procesos generados por el periódico Gente, porque es producido en esta ciudad, aunque a momentos recurrimos a referencias del caso Extra de La Paz y otras ciudades.

DATOS GENERALES El periódico nace en Cochabamba el mes de diciembre de 1998 en formato

tabloide, con doce páginas impresas a todo color, mucha fotografía, titulares vistosos y notas breves. Posteriormente, el grupo editor crea la versión paceña con información local. El tiraje promedio es de 18.000 ejemplares diarios, habiendo llegado a 22.000 en días pico.

LAS INTENCIONES MANIFIESTAS DEL EMISOR Para Luis Bredow, se trata de un periódico de crónica roja que tiene objetivos educativos. “Muestra el crimen como se presenta en la sociedad, expone el delito para poder prevenirlo, denuncia la violencia doméstica que se encuentra silenciada, denuncia la ausencia de derechos civiles en las cárceles. Está dirigido a formar criterios al respecto”, afirma el director del periódico Gente de Cochabamba. “...la crónica roja está preguntando siempre cuáles han sido los motivos para que un individuo haya tomado la decisión de cometer el delito. Está planteando a la sociedad, a la justicia, cómo se debe tratar ese delito. Está planteando la pregunta si los derechos civiles y humanos están siendo siempre respetados en todos los casos. Una crónica roja es siempre una pregunta.”1 Sin embargo, lo que no se explicitan son los objetivos empresariales, ni de la importancia al hecho de generar beneficios económicos. Se-


queña foto de una mujer semidesnuda también con algún texto” ¿Quién es la peladita? ¡Una Spice Girl!”. Los titulares suelen tener un tono irónico, algo de humor y casi siempre un aire sensacionalista. “Decapitan una virgen”.

La tapa tiene una sección superior en la que se presentan los titulares más importantes del periódico. Tiene un pequeño rombo en el que está el precio (Sólo Bs. 1). Luego está, en letras grandes, el nombre: GENTE, con la palabra ‘Cochabamba’ sobrepuesta y un subtítulo que dice “El periódico sin Censura”. Siempre tiene una foto grande con la imagen de alguna de las noticias desarrolladas en páginas interiores, acompañada de un texto: “Cinco tiros y no muere”.

La segunda página lleva el título de “Urgente”. En la parte superior izquierda están los créditos. Algunas veces se presenta sólo una nota, a veces hasta tres que generalmente tratan temas de, cotidianidad, curiosidad y algunos de actualidad. Por ejemplo, una nota de este sector titulada “Ojo a los donjuanes: ...bígamos en aprietos”2, habla en tono de advertencia, de que ahora los registros civiles tienen un sistema computarizado que puede detectar duplicidad de datos. Así, vemos cómo la información que podría tener interés general es tratada con un tono irónico, atractivo y hasta humorístico, justamente como un gancho para atraer al lector. Otro titular de mayor seriedad dice: “Consejeros amenazan con censurar al Prefecto”, en cuyo texto se informa que el Consejo Departamental sostiene que la Prefectura no invirtió este año en obras importantes para Cochabamba. En la parte derecha hay una columna de noticias breves de la ciudad. En algunos ejemplares, que no tienen estas pequeñas notas, se incluyen anuncios comerciales.

Algunos números llevan en la parte inferior derecha la pe-

También aparece un box con los créditos del diario, donde

Así como argumentan los directores de los demás periódicos sensacionalistas del país, se trata de medios que quieren llegar a los estratos sociales más empobrecidos, a los que no llegan los periódicos tradicionales. Para ello recurren al uso de elementos que los puedan aproximar a códigos populares, en 12 páginas distribuidas en tres hojas dobladas, de las cuales una está impresa en blanco y negro y las demás a todo color.

se destaca el número de depósito legal, Ediciones SRL (C.I.E.), el nombre del director, del coordinador general, del jefe de redacción, ocho editores, fotógrafo, montajista y la dirección de las oficinas. De todo este personal casi el 50 % egresó o fue titulado en Comunicación Social o son periodistas profesionales. El director es dramaturgo con estudios en Francia. La tercera página lleva el título de “política”, en ella se presentan entrevistas, reportajes e informaciones de política nacional o de políticos, también se encuentran notas serias “Más miristas corruptos”, hasta notas altamente sensacionalistas: “Al Gral. Banzer le resbala los desafíos de ‘Goni.”3 Algunos números llevan caricatura relacionada con el tema central de la página. En la parte derecha suele aparecer, aunque no con total regularidad la llamada “Columna Canalla”, a cargo de uno de los redactores del periódico, quien presenta opiniones sobre temas de actualidad política, pero no siempre de interés general, como el comentario de la defensa de tesis de una de las redactoras. “Janette se defendió como gato de espaldas.”4 La página cuatro titulada “Infórmese”, tiene actualidad nacional y a veces avisos comerciales. La quinta página normalmente está dedicada a la “Crónica Roja” en la que abordan temas policiales, críme-

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gún Bredow, 50 centavos cuesta el periódico, 30 quedan con los “Canillitas” (vendedores) y 20 son para la empresa que debe cumplir con sus empleados y gastos de administración y funcionamiento. A esto se suma la necesidad de indagar sobre los intereses de los empresarios que vinculados a grupos políticos nacionales, extraerán ciertamente beneficios.

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nes asaltos. “DIROVE mejor que nunca: choros con mala leche”5. En esta nota se aborda el caso de un automóvil robado que fue recuperado por la División de Robo de Vehículos, cuando una de las llantas se pinchó durante la fuga de los ladrones. Además, en esta página se dedica un buen espacio a avisos publicitarios. En la página seis generalmente continúa la crónica roja, con imágenes a colores. La página siete, con el nombre de “Gente” tiene la foto de una mujer semidesnuda de cuerpo entero, que muestra generalmente los senos, piernas y a veces las nalgas. Va acompañada de un texto con cierto tratamiento estético y reflexivo en el que se abordan temas de la naturaleza, fantasías, “...las mujeres saben cómo los perfumes y las telas esconden, insinúan y revelan...”. “En estos tiempos de SIDA, la pareja humana necesita ejercitarse más que nunca en el diálogo sexual. El preservativo debe ser investido del papel de juguete erótico.”6 Esta sección estaba ubicada, durante los primeros meses, en la última página, pero debido a presiones y algunas amenazas de censura se la trasladó a centro del periódico, evitando que los niños la vean(?) durante su comercialización. También cabe resaltar que en un primer período se publicaron fotos de hombres desnudos que provoca-

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ron reacciones más fuertes de parte de los consumidores. Sin embargo, según los redactores, frecuentemente reciben pedidos por parte de mujeres para dar continuidad a dicho espacio. La página ocho lleva el nombre de “Show Gente”, aborda temas de espectáculos, arte, cultura nacional e internacional. Anuncia conciertos, lanzamientos de discos. Abajo también lleva avisos comerciales. En la parte superior derecha siempre está un pequeño cuadro con la cotización del dólar. Los deportes tienen lugar en la página nueve, con una, dos o tres notas de texto breve referidas a actividades locales, nacionales e internacionales. También tiene avisos comerciales. En la página diez, titulada “Vida Oculta” está el horóscopo del día que se caracteriza por ser común y no erótico como el del similar de La Paz. También un crucigrama y la solución del anterior, además de una sección de cartas sobre temas amorosos, con respuestas del llamado “Consultorio del Corazón” y avisos comerciales. La página once suele ser la continuación de las anteriores o eventualmente presenta sectores como “infórmese” propaganda del periódico, cupones para un concurso. La última página tiene el título “Gente” y presenta notas

de actualidad de la ciudad, especialmente de la mayor feria popular “La Cancha”. Los titulares siguen la línea de redacción de las anteriores secciones, con la inclusión de términos en idioma quechua, “El pueblo opina sobre los políticos del país: Basta de Mek’acoalición” “...quiere decir coalición podrida o echada a perder. Esta es la opinión del pueblo”7. Es una página que trae informaciones para los comerciantes de la popular zona sur de la ciudad. Sus notas abordan temas relacionados con los problemas de infraestructura, reformas, condiciones de trabajo, conflictos, etc. “¡La Calatayud sin agua! El dirigente del mercado Alejo Calatayud, Don José Patiño dijo que este mercado no tiene infraestructura como por ejemplo: alcantarillas y agua para tener más higiene y así servir mejor a la población.”8 El texto del periódico, en términos generales es coloquial, su redacción no responde a estructuras periodísticas impartidas en las universidades. Utiliza bastantes adjetivos calificativos, palabras en lengua quechua, modismos y expresiones tal como son usadas en las calles. Las fotos para la parte de la crónica roja no son tan “sangrientas” como en otros periódicos del mismo estilo. Como se puede observar, la proporción dedicada a crónica roja y desnudas es reduci-


LA IMPONENTE VOZ DE LA CRÍTICA Por tratarse de un fenómeno relativamente nuevo en el país, la crítica no tardó en hacer sentir sus argumentos. Diversos sectores comenzaron a manifestar sus puntos de vista, prácticamente todos en contra de los periódicos. Para tener una visión global de las características de la crítica la clasificamos por la temática que abordan. Pese a haber una diversidad de críticas especialmente sobre los contenidos de los periódicos, éstas parecen haberse centrado en dos: las referidas a la violencia de la crónica roja y a la supuesta morbosidad implícita en las fotos de mujeres semidesnudas. Exaltación de la violencia.La Crónica Roja muestra los hechos con un tratamiento más crudo que el de periódicos tradicionales, no sólo porque le interesa destacar los hechos delictivos, sino porque el éxito de su impacto radica en llamar la atención del público, según ellos, “mostrando las cosas tal como son”.

Para las personas que cuestionan este tipo de contenidos, existe el supuesto de que a mayor exposición de violencia, los índices de delincuencia aumentarán en la sociedad. “...el sólo leer sus artículos ofrece una sensación de violencia que es difícil de sustraerse.”9 En el fondo existe una casi certeza de que la representación de un mensaje tiene un equivalente en términos de comportamiento. Tal como suponía la teoría hipodérmica10 de la comunicación. “Motivación de instintos sexuales”.El contenido más criticado, de éste y los demás periódicos de esta línea, es el de las fotos de mujeres semidesnudas. “...motiva los instintos sexuales y provoca violencia que afecta al individuo”11, es otro de los supuestos generalizado. Según este punto de vista, la exhibición de estas mujeres contribuiría a despertar instintos masculinos que podrían acabar en violencia sexual contra la mujer. “...se fomenta el machismo y se contribuye al aumento de abusos sexuales y violaciones, la promiscuidad y la prostitución ...”12 En todo caso, todos son supuestos que sostienen que la efectividad de los medios masivos es inminente e inevi-

table, gracias a la incapacidad por parte de los lectores de interpretar críticamente los mensajes. “el morbo es una enfermedad que se transmite de manera rápida, especialmente si es difundida a través de medios de comunicación”.13 En todas las argumentaciones se hace referencia a las fotos en cuestión como a imágenes pornográficas, pese a que las fotografías no muestran desnudos totales ni actos sexuales propiamente dichos. “…la pornografía incita a que más señoritas alteñas sean violadas de noche.”14 También aparece con frecuencia una fuerte idea de “moral y buenas costumbres” que más tiene de ideología conservadora que de algún parámetro claro que pueda constituirse en referente normativo de la sociedad. “La población (...) está siendo afectada por la manera en que los diarios y enfoques televisivos alimentan el morbo y dirigen la opinión hacia actitudes que están reñidas con la moral y las buenas costumbres”.15 Ante estas afirmaciones, los productores tienen sus argumentos de defensa. “...los desnudos no son pornográficos y no tienen ninguna relación con las violaciones, cuyo origen son ciertos trastornos mentales”.16

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da en relación al resto de las páginas y ciertamente esto tiene que ver con las razones que estimulan el consumo del periódico. No se puede decir, en síntesis, que todo es depravación. Los lectores tienen diversas razones para comprarlo.

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En esa afirmación ratifica el hecho de que los efectos de contenidos considerados adversos a la sociedad, vehiculados por medios masivos, sólo son asumidos como ejemplares por personas predispuestas a cometerlos (agresividad, etc.) por razones estrictamente personales o psicológicas. Protesta de Género.Por otro lado, está el reclamo desde el punto de vista de género que reivindica la igualdad de roles frente a una sociedad altamente machista y, en consecuencia, con representaciones simbólicas y culturales semejantes. “…degrada a la mujer, convirtiéndola en un simple objeto de deseo sexual”17 De hecho, las desnudas expuestas son mujeres y no hombres. Según el director de Gente, a pesar de que se hizo un intento por incursionar en esta posibilidad, las ventas cayeron y la producción retornó a la reafirmación machista de la silenciosa pero poderosa demanda. “están dañando la mente de los jóvenes, especialmente, porque están haciendo uso vulgar de la mujer» 18 Aquí lo se reclama es que se usa a la mujer como objeto mercantil, pero el problema es mucho más complejo, el periódico tiene contenidos evidentemente machistas, pero no sólo es consumido por hombres, sino también

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por mujeres, mujeres simples, claro, que no conocen y menos manejan el discurso de género ni parecen incomodarse o se acostumbraron a este tratamiento. Pese a ello, llama la atención un texto junto a una de las fotos en cuestión: “...los varones han ordenado ciertos aspectos del mundo de manera tal, que salen ganando. Ellos han rayado la cancha. Por eso la posición más sensata del feminismo es aquella que se deleita con las diferencias, pero que exige equidad e igualdad de oportunidades.”19 Otro de los puntos cuestionados es el de que la difusión está a cargo de “canillitas” que aun están en edad escolar, son niños. La Iglesia Católica ha sido una de las instituciones más claras en este sentido, su importante rol ha incidido en una suerte de autocontrol por parte de los productores que han aminorado el tratamiento morboso y pornográfico en algunas secciones. “Los canillitas son menores de edad (...) se corrompe a la niñez y a la juventud.”20 En la misma línea se ha hecho referencias inclusive a transgresiones a las Leyes nacionales. “...se contraviene abiertamente las normas de la Constitución Política del Estado, Código Penal, Código del Menor.” 21

Es una llamada a especialistas para analizar si con los contenidos de estos periódicos se están infringiendo normas y sobre todo para crear mecanismos que garanticen su cumplimiento. Pero no sólo eso, sino también si, con esos estudios, y en estas condiciones de democracia y libertad de expresión, es posible censurar dichos periódicos, puesto que las tentativas han sido muchas, no sólo en Cochabamba, sino también en el interior del país. Con esto se pone en discusión una vez más el tema de la censura pero esta vez en un contexto democrático, en el que ya no está en juego el ejercicio autoritario de poder, sino el “poder juzgar” la cultura del otro y decidir sobre ella. “Para no empobrecernos, debiéramos partir por aceptar que la cultura es más que nuestra propia tribu, y aprender a entender y respetar lo que está más allá del alcance de nuestros gustos”22 “Lo que no corresponde es confundir la personal aversión a ciertas expresiones con un principio general de discriminación impuesto a los demás en nombre de una higiene autoritaria de la cultura” 23 Aunque las “hogueras moralizantes” de las otras ciudades han aumentado la polémica y llamado más la atención de lectores y no lectores, en el fondo hay una preocupación paternalista por parte de los sectores que están a favor de


guía, control, protección, ni hogar” 26

“.... no hay forma de proteger a nadie y eso nos preocupa...”24

Una de las carencias para la comprensión integral y completa de este fenómeno es justamente la ausencia de estudios de recepción que nos permitan comprender mejor estos procesos de comunicación. Sin embargo, esbozamos algunas respuestas capitales y presentamos datos de las primeras investigaciones realizadas en Cochabamba y La Paz, para compensar esta visión.

Se piensa que los niños y jóvenes podrían crecer en un medio cultural adverso, sin valores ni respeto por la vida y la dignidad humanas. “Este periódico atenta a la formación de los niños y deforma su mentalidad”25 Asimismo, se critica que en el país no exista un ente regulador de estas publicaciones y que algunos medios de comunicación estén dejando de lado las grandes misiones orientadoras y educadoras que debieran seguir. Se entiende como un efecto más de la política neoliberal vigente en Bolivia, en la que el único objetivo de los empresarios es la obtención del lucro a costa de las carencias materiales y simbólicas de la gente simple. “Sólo responden a intereses particulares, muy lejos de cumplir el papel básico de la comunicación.” “Oruro (...) quiere sentar precedente de que no ha de aceptar en silencio agresiones a su dignidad y, sobre todo, a la dignidad de los niños y adolescentes que en su mayoría pertenecen a las clases sociales empobrecidas y algunos no tienen

20.000 LECTORES EN SILENCIO

En principio, podríamos afirmar que no se sabe por qué esas miles de personas compran el periódico, aunque la mayor parte de las afirmaciones al respecto aseguran que sería la satisfacción de una condenable morbosidad. De hecho, sabemos que lo hacen voluntaria y en muchos casos regularmente. Si el consumo es significativo sobre todo en sectores más empobrecidos, desacostumbrados al consumo diario de prensa impresa, estamos frente a una serie de procesos culturales y comunicacionales importantes. No es posible que tanta gente esté equivocada o sea simplemente depravada. De acuerdo a resultados de una investigación realizada en La Paz, sobre los periódicos Gente y El Extra, titulada

“Consumo Cultural de Periódicos de Crónica Roja en la ciudad de La Paz: casos Gente y Extra”27, los que consumen más estos periódicos son hombres de “clase popular” situados en una faja de edad entre 20 a 30 años. Uno de los resultados más importantes de dicho trabajo es la constatación de que los lectores se apropian educativamente de estos periódicos en la medida en que les sirve para “... ‘cuidarse’ de los males de la sociedad y alertar a sus familiares y amigos sobre los mismos”28. Lo que supone una apropiación solamente entendible en el contexto de vida cotidiana de los ciudadanos consumidores. “Yo le hago leer a mi hija para que se cuide de la violaciones porque yo vivo por donde pasan esas cosas”.29 Los productores argumentan intuitivamente que esa es una de la principales funciones positivas de los periódicos. “Sirve de prevención. La seguridad ciudadana no funciona. Cuando el lector lee estas noticias sabe cómo prevenir que no le pase lo mismo. La policía también puede prevenir algunos casos que aparecen en nuestro periódico.”30 Otra constatación relevante es que la información obtenida en los periódicos es utilizada como tema de conversación en las interacciones cotidianas de la familia y del tra-

M.Guardia

la censura: les preocupa la “falta de educación” del público, la “falta de criterio formado” y la vulnerabilidad hacia la deformación de sus conciencias.

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Periódicos sensacionalistas

bajo, lo que inaugura importantes espacios de producción de sentidos que no necesariamente coincidirán con los del mensaje manifiesto, por la acción de las mediaciones31 de cada persona y en cada contexto. También se constató que algunos sectores del público, además, encuentran en el periódico un medio apropiado a sus condiciones culturales y de instrucción escolar. “De qué sirve ‘La Razón’ para mí si apenas sé leer?” También lo están utilizando como ente mediador entre la sociedad civil y el Estado para la solución de problemas que, sin la presencia de estos medios, podrían quedar marginados de las agendas públicas.

LOS NIÑOS TAMBIÉN COMPRAN Por otro lado, el trabajo “Formas y Características del Consumo de periódicos Extra y Gente en niños trabajadores entre 7 y 13 años en la zona urbana de La Paz y la zona suburbana de El Alto”, también elaborado por estudiantes de comunicación, constató que un 90 % de los niños que trabaja consume prensa sensacionalista. A pesar de tratarse de resultados obtenidos en otro contexto, pueden servirnos para reflexionar sobre las expectativas que los niños pueden te-

diálogos de la

comunicación

ner también en contactos culturales semejantes en el país. A los niños no les gustan las desnudas, las consideran feas. No están de acuerdo con las caricaturas del horóscopo (figuras en posiciones pornográficas). Los periódicos les ayudan a leer, les sirven para recortar artículos y hacer trabajos para el colegio. Se informan de las cosas malas que pasan. Consideran los chistes buenos, así como las noticias de crónica roja. Les gusta llenar el crucigrama. Consideran los periódicos educativos, porque son interesantes y diferentes y dicen la verdad. Con estos resultados, no generalizables pero altamente provocantes para investigar, obtenidos tanto en sectores urbanos como en suburbanos, caen por tierra los supuestos de que los niños no tienen ningún criterio para poder seleccionar los mensajes y medios y apropiárselos para sus intereses particulares. La investigación titulada “Gente: ¿una alternativa?” de estudiantes de comunicación de la Universidad Católica de Cochabamba, que se propone analizar la recepción del periódico en personas de 30 a 40 años de edad, arroja los siguientes resultados: En la Zona Sur de la ciudad los lectores tienen preferencia en un 37 % por la sección de crónica roja seguida de un 20 % por la sección Show Gente y un 12 % por la chicas (desnudas) 33. En la zona central los datos varían un poco:

la sección que más atrae es la de crónica roja con 28%, seguida por la de Vida Oculta con 19 %, Show Gente con 11 % y chicas con 9 %. Los lectores se informan porque las noticias son “interesantes, simples, directas y manejan un lenguaje que hace sencilla la recepción del mensaje”. “un 46 % de los encuestados afirmó que leía el periódico para distraerse, para conocer más”.“...otra de las principales gratificaciones es la de tenerlo como tema de conversación (95 %) sobre todo con la familia y como referente de su realidad” Y, finalmente, “refuerza los valores, por las noticias que se dan en la sección de crónica roja.” Con estos datos, estamos ante evidencias de que los lectores están resignificando y utilizando estos mensajes de manera autoeducativa, relacionándolos con sus contextos particulares y grupales, para reforzar valores, al contrario de desviarlos. Lo que podemos afirmar es que los diferentes públicos consumidores de estos mensajes, tienen siempre alguna razón para hacerlo y que los intelectuales e investigadores están obligados a comprender científicamente esas motivaciones antes que a juzgarlas. El fenómeno de la prensa sensacionalista y la crónica roja


Lo que aparece como resultado de múltiples investigaciones en otros países es que el consumo es mayor en sectores carentes económicamente, con poco grado de escolaridad y habitantes de barrios periurbanos de las grandes ciudades. Las razones también son atribuidas, en su generalidad, a la convivencia y proximidad con este tipo de hechos (policiales etc.) con mayor frecuencia que las demás clases sociales, además de la inseguridad física, el aumento de violencia, desempleo, incertidumbre y la consecuente inseguridad psicológica de importantes sectores de las sociedades contemporáneas. Lo que no tienen sistematizadas la mayor parte de las investigaciones es el análisis de la llamada “resemantización educativa36 que permite descubrir que los públicos están en constante proceso de aprendizaje, independientemente de la existencia de objetivos educativos formales en los programas de medios masivos. En ese sentido, los medios de comunicación serían un importante recurso del cual las personas extraen

conocimiento útil para su vida cotidiana. Con la cantidad de información y diversidad temática presente en el caso de este periódico y su complejidad como proceso, es demasiado aventurado querer comprobar la inutilidad o perversidad de sus mensajes, no solamente porque, en los hechos, la comunicación no se reduce a la contundencia del mensaje, sino también porque tampoco se hace ningún intento (pocos) por estudiar estos otros lados importantes de los objetos, ya que los propios investigadores trabajan con enfoques y modelos incompletos y desactualizados, más próximos a los paradigmas funcionalistas, estructuralistas o conductistas del pasado, que pecan de reduccionistas, parciales y están cada vez más superados. Todos estos pequeños puntos aquí levantados merecen el estudio cuantitativo y cualitativo que ayude a los actores involucrados, si el caso lo exige, a tomar decisiones sobre procesos completos y no sobre fragmentos aislados y mal comprendidos, porque el surgimiento de estos periódicos es más un síntoma, y debe ser visto así, que una causa de los males de nuestra sociedad.

PREGUNTAS ABIERTAS Y SANGRANTES El surgimiento de los periódicos sensacionalistas en Cochabamba y el país nos

plantea interrogantes, difíciles o imposibles, por el momento, de responder. Pese a las importantes razones tanto de los críticos, así como de los productores, se trata de un síntoma general y global de nuestra sociedad, una crisis que nos demuestra que grandes porcentajes de la población no solamente carecen de seguridad en las cada vez más violentas calles, sino que además están desamparadas por el Estado, por las instancias encargadas de representar y proteger al ciudadano, no sólo al que camina libre (?) por las calles, sino también al que está tras de rejas, al que nadie “le da bola”. Se denuncian los desvíos haciendo aflorar los valores de los lectores en contextos de comunicación y discusión entre semejantes en condiciones de espontaneidad (verdaderos procesos de comunicación y producción de significado). Nos muestra una crisis violenta de falta de educación, de acceso limitado a la educación formal. Nos muestra la crisis de la racionalidad con la que se concibe la educación tradicional, así como de los grandes medios de comunicación (críticos o no) por ser, y tratar temas, de las élites. Es un revés a los lenguajes racionales que no llegan ni motivan a las clases populares empobrecidas. Es un revés a los comunicadores que aprendieron a “escribir bien”, pero ahora tienen que

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no es nuevo en el mundo. Desde la Edad Media, juglares, goliardos y trovadores tenían en los temas de muerte, amor y violencia los de mayor preferencia por parte de sus públicos. Las tendencias se mantuvieron a lo largo de los siglos con el cambio solamente de los medios y formatos de cada época.

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Es el desenmascaramiento de violencias tanto o más radicales que la criminal; como las de derechos humanos, civiles, políticos, violencia contra las mujeres y niños, violencia de las relaciones interpersonales en una sociedad que discrimina racialmente a las etnias originarias. Es la denuncia de la intolerancia cultural y etnocentrismo.

14. Obermaier dice que Gente y Extra incitan a la violación; La Prensa; La Paz; 25 de marzo de 1999.

NOTAS

Periódicos sensacionalistas

bajar de la academia para empaparse de lenguajes vulgares e incorrectos para ser leídos.

1. “El Único Camino es la Sinceridad”, entrevista publica-

15. Comité Cívico Femenino en Cen-

da

OH!,

sura de “El Extra”; La Estrella; Santa

Cochabamba, domingo 21 de

Cruz; jueves 25 de marzo de 1999.

marzo de 1999.

pág. A-5

en

la

revista

2. Gente; Cochabamba; sábado 17 de

16. Obermaier dice que Gente y Ex-

abril de 1999. pág. 2.

tra incitan a la violación; La Prensa; La Paz; 25 de marzo de 1999.

3. Gente; Cochabamba; martes 13 de abril de 1999. pág. 3.

17. Idem.

4. Gente; Cochabamba; lunes 12 de

18. Comité Cívico Femenino en Cen-

abril de 1999. pág. 3.

sura de “El Extra”; La Estrella; Santa Cruz; jueves 25 de marzo de 1999.

5. Gente; Cochabamba; martes 13 de

Es una prueba de que el rechazo de las élites a la cultura desordenada, grotesca, humorística, erótica, emocional y mitológica de las clases populares, persiste desde antes de la Edad Media o de la Conquista. Desnuda el afán educativo ilustrado de las élites que se resienten ante las astucias de los productores que, aprovechándose de las “libertades” permitidas por el mercado y esas carencias de los lectores, hacen negocio y también ante las astucias de los consumidores que, en contextos adversos, aprenden a extraer información útil, conocimiento, distracción, gozo y tema de charla de un medio que no está hecho para educar formalmente, pero sirve para reponer lo que éstas, las élites, les ofrecen pero no les dan: educación, información y entretenimiento.

diálogos de la

comunicación

pág. A-5

abril de 1999. pág. 5. 19. Gente, Cochabamba, Domingo 18 6. Gente; Cochabamba; domingo 11

de abril de 1999, pág. 7.

de abril de 1999. pág. 7.

20. Presencia; La Paz; 3 de febrero de 1999.

7. Gente; Cochabamba; viernes 16 de abril de 1999. pág. 12.

21. Idem.

8. Gente; Cochabamba; jueves 15 de

22. Brunner, 1994.pág. 225.

abril de 1999. pág. 12. 23. Idem. pág. 229. 9. Comité Cívico Femenino en Censura de “El Extra”; La Estrella; Santa

24. Presencia; La Paz; domingo 7 de

Cruz; jueves 25 de marzo de 1999.

febrero de 1999.

pág. A-5 25. Ada Villavicencio (Directora Inte10. La teoría hipodérmica supone

rina de Gestión Social); Citado por:

que para todo mensaje emitido se

Souza Miguel Angel; Las páginas que

debe esperar necesariamente una

sangran la noticia; El Deber; Santa

modificación de conducta como efec-

Cruz, domingo 14 de marzo de 1999.

to en el público. 26. Damas se pronuncian contra las 11. Presencia; La Paz; domingo 7 de

agresiones de “Extra” y “Gente”; El

febrero de 1999.

Diario; 27 de marzo de 1999ç

12. Idem.

27. Marañón K., Moncada A., Pinelo R., & Ugalde C., alumnas de la mate-

13. Comité Cívico Femenino en Cen-

ria “Métodos de Investigación en Co-

sura de “El Extra”; La Estrella; Santa

municación II” de la Carrera de Co-

Cruz; jueves 25 de marzo de 1999.

municación Social de la Universidad

pág. A-5

Católica de La Paz, presentaron este


trabajo en la “Jornada de Intercam-

BRUNNER José Joaquín; Bienvenidos

Sociedade, Ano XIII- n° 24; Instituto

bio de Experiencias en Investigación

a la Modernidad; Santiago; Planeta;

Metodista de Ensino Superior; São

en Comunicación” en esa ciudad, el

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na; Paidós; 1996.

11 de Junio del presente año. 28. op.cit. pág. 37 29. Idem. DOMINGUEZ S., Egüez M., Quiñones 30. Paco Adolfo; “No hay motivo para

P. & Yuja A. Gente: una alternativa?;

que ignoremos la crónica roja”(entre-

Cochabamba; Universidad Católica

vista); El deber; Santa Cruz; domingo

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M.Perencin/M. Jacob

Marcia Perencin/Marta Jacob

Programación televisiva orientada a la violencia y estudios de recepción

Marcia Perencin es profesora de la Universidade Metodista de São Paulo y Doctoranda en Comunicación en la ECA/USP. Maria Marta Jacob es coordinadora de la Editora Icone. Cursa la Maestría en Comunicación en la ECA/USP. E-mail:mptonda@ibm.net

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Marcia Perencin Maria Marta Jacob

Programación televisiva y violencia

Resumen: Estudios realizados en varias regiones y orientados por enfoques teórico-metodológicos diversos convergen en una percepción de los contenidos televisivos caracterizándolos por la violencia y el sexo, preocupando a padres y educadores. En este contexto, el presente artículo expone algunos resultados de estos estudios, reforzando la necesidad de la estructuración de una investigación de la recepción de los medios a partir de la constatación de la influencia de lo cotidiano, donde los sujetos dejan de ser una parte de una relación para ser miembros activos de un proceso.

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comunicación

La televisión está en crisis. Todos los días tomamos conocimiento de denuncias hechas contra la programación de televisión, denuncias que son enfatizadas cuando casos como el del adolescente que ametralló a los espectadores dentro de un shopping, son titulares de los periódicos. Investigaciones de opinión1 dejan claro que la población no está contenta con lo que está siendo transmitido por la televisión. Al mismo tiempo las investigaciones académicas denuncian males causados por la alta frecuencia de exposición al contenido televisivo. Aunque, de manera general, las opiniones estén orientadas hacia un consenso sobre la falta de calidad de estos programas, subsiste la cuestión de cómo evaluar este fenómeno y sus efectos en el público. El presente trabajo trata de las cuestiones relacionadas con el contenido de esta programación que, insistentemente, camina hacia la violencia. A pesar de la preocupación de los científicos e investigadores, organizados en grupos o trabajando individualmente, que destacan la necesidad de una toma de actitud frente a lo que es presentado en la televisión, y de la indignación expresa del público en general, aparentemente no hay conciencia de la necesidad de una participación activa de este mismo público que cree que es una función de las entidades oficiales y de las organizaciones no gubernamentales propo-

ner alguna acción para la solución del problema. En este contexto, abordamos la necesidad de estudios de recepción de los programas de televisión y sus posibles efectos, enfocando en particular al público infantil-juvenil. El contenido de la programación televisiva se viene constituyendo, cada día que pasa, en asunto de polémica y debate. La cuestión es generalmente vista bajo diferentes ángulos, desde el conservadurismo a la preocupación por la cuestión ética y respeto a la dignidad de la persona. En Holanda fue creado un chip que permite a los padres el control de las emisoras recibidas. Las críticas: ¿por qué aliviar a los adultos de una responsabilidad que es sólo de ellos? En los Estados Unidos este proyecto, propuesto por el presidente Clinton para ser incorporado en la ley de telecomunicaciones, generó discusión toda vez que muchos lo consideran un atentado a la libertad de expresión. En el Brasil la preocupación por una televisión de calidad promovió un encuentro latinoamericano sobre el asunto, que, contando con el apoyo de instituciones de Europa y de Australia puso en discusión las maneras de conciliar los intereses comerciales de las empresas de radiodifusión con las aspiraciones de los ciudadanos. Resultados de la investigación realizada por IBOPE y


En los Estados Unidos el sistema de calificación de los filmes, creado por la Asociación Americana de Filmes (MPSS) para la orientación de los padres en cuanto al contenido de los filmes, es criticado bajo el argumento de que la aplicación de calificaciones para ciertos filmes puede ser en el mejor de los casos no-informativa, y en el peor engañosa. Tales calificaciones parecen proporcionar información específica sobre el contenido real de un film determinado, y las críticas de los padres reflejan una mayor preocupación sobre los efectos psicológicamente perjudiciales del contenido de los filmes que con la ofensa. Un análisis de los parámetros utilizados en este sistema de calificación muestra: 1) una

preocupación por los grupos de edad para la determinación de la adecuación de los filmes; 2) la falta de reflexión sobre los efectos que contenidos problemáticos puedan tener sobre los niños menores en comparación con los mayores; 3) los filmes parecen ser calificados fundamentalmente con base en la cantidad de violencia o sexo o en cuanto a si tal contenido es explícito. Se da poca atención a las características contextuales de la violencia, tales como el nivel de realismo, a las recompensas o castigos asociadas con un acto violento, y al grado de justificación de la violencia. El mismo abordaje es aplicado en las descripciones de sexo: 4) el sexo excesivo y explícito es más ofensivo y problemático que la violencia excesiva. WILSON, LINZ y RANDALL: 1990). La investigación americana referente al contenido violento de los medios de comunicación masiva indica que: 1) características contextuales tales como las recompensas o castigos mostrados y la naturaleza del crimen son determinantes críticos de los efectos de tales materias; 2) muchas de estas características afectarán indistintamente a los niños mayores y menores, y 3) es probable que simplemente la cantidad de violencia tenga más impacto en la desensibilización. Aunque el sistema de calificación de la MPAA considere la cantidad de violencia, parece negligente en los dos primeros puntos.

Los resultados de los estudios de IBOPE con niños y adolescentes y adultos brasileños de cierta forma confirman las suposiciones de los investigadores americanos. Se descubre que las escenas que envuelven sexo son plenamente aceptadas cuando éste se presenta contextualizado y permeado de sentimiento (amor romántico), siendo entonces destacado en su belleza y naturalidad. Considerándose también la temática sexual, se observa fuerte polémica sobra la cuestión de la homosexualidad en la programación televisiva brasileña, así como de cine y video. Si por un lado ésta se posiciona de forma valorizada junto al segmento femenino adulto, cuando se presenta una relación de amor verdadero entre personas del mismo sexo, siendo destacada como una importante contribución para aligerar el fuerte prejuicio existente, por otro lado se verifica que esta relación no debe sobrepasar la sugerencia y/o la insinuación. Asumen también gran relevancia las críticas a la erotización del cuerpo infantil, siendo rechazados programas que incentiven la presentación de clones de Xuxa y Carla Perez, así como aquellos que utilizan niños imitando a Michael Jackson, situación ésta que denota la ausencia de respeto por el propio cuerpo y la valorización de profesiones donde la belleza se presenta como principal

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por la Retrato Consultoría e Marketing sobre el tema “Valores sociales y medios de comunicación de masas” concluyen que “los brasileños no están muy preocupados con la cuestión de la influencia de la televisión en la formación de sus hijos. Ellos admiten que haya influencia y la consideran más negativa que positiva, pero reconocen los beneficios que la televisión puede traer. Los responsables están francamente a favor de que haya algún tipo de control externo, de preferencia en la forma de clasificación por franja etaria y horario. El llamado al ejercicio de estos controles es a todos: gobierno, emisoras y sociedad civil”2.

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requisito para el éxito, en detrimento de otras que exigen estudio y disciplina. En los estudios con el público brasileño se observó que la violencia ficcional -contextualizada en una historia o en una causa (guerra, ideología, política, ajusticiamiento)- recibe plena aceptación, siendo eximida de cualquier posible influencia negativa sobre el comportamiento de los jóvenes. Sin embargo, esta evaluación se presenta invertida si se trata de la vehiculación de la violencia real, siendo percibida como suplantando a la ficción o siendo capaz de generar fuerte impacto en los espectadores, además de sentimientos de miedo. La exposición al noticiario que comenta acontecimientos recientes, como acciones violentas de la policía, matanzas, masacres, asesinato del indio en Brasilia, prostitución infantil, diseminación del uso de drogas, especialmente en niños, impunidad, corrupción política y el estado de falencia de la salud y de la educación pública, causa cierta preocupación al público adulto al considerar los efectos que este tipo de información puede generar en sus hijos, en la medida que ponen en jaque todos los valores que tratan de inculcar en su formación. Ellos temen que la exposición a este tipo de noticiario redunde en la ausencia de parámetros de valor, generando un fuerte descreimiento y desesperanza en los jóvenes, situación

diálogos de la

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comunicación

que exalta la preocupación en mantener abierto un canal de diálogo con los hijos, de modo de alertarlos sobre los “peligros de la vida”. Resultados de la investigación realizada por equipos de estudiosos de la USP, encomendada por el Ministerio de Justicia, muestran que el 81% de las personas creen que la televisión es más violenta que el propio barrio y que el tipo de programa que más presenta violencia es el noticiario. Otras pesquisas indican insatisfacción con la televisión, por la exageración de escenas de sexo y violencia. Estudios realizados con apoyo de la UNESCO en 23 países donde fueron entrevistados cinco mil niños y niñas de doce años, “revelan que el 44% de los niños no consiguen diferenciar la realidad de lo que ven en la pantalla”; en cada programa de una hora exhibido en la televisión hay entre cinco y diez acciones violentas; en las regiones más serenas apenas un quinto de los niños cree que el mundo es malo. En ambientes hostiles un tercio piensa así. En esas áreas el 16% relata que la mayor parte de los habitantes de su barrio muere porque alguien los mata y 7.5% ya usaron un arma por lo menos una vez3. En Chile un estudio del Consejo Nacional de Televisión4 llega al consenso de que la violencia ha aumentado en la televisión, siendo ésta la mayor preocupación en relación a la

televisión. En contrapunto, la misma investigación revela que 65% de los niños ven televisión solos, por tanto un sistema de alerta al respecto del tenor del contenido de la programación pierde su función. Estudios que examinan los filmes de horror gráfico incentivados por la creciente preocupación del público sobre los efectos de tal contenido sobre los niños menores, han reportado tensión a largo plazo, caracterizada por disturbios en el sueño, pensamientos de naturaleza perturbadora recurrentes, y pesadillas. Asimismo, muestran que los niños en edad preescolar y los más pequeños de la escuela básica se sienten más amenazados por diferentes tipos de estímulos y eventos, en comparación con niños mayores (WILSON, LINZ & RANDALL). En lo que atañe a los filmes de terror, la investigación brasileña identifica entre los jóvenes una fuerte ambigüedad, donde se mezclan sentimientos de miedo, enojo y atracción frente a este tipo de programación, suscitados por las imágenes crudas y sangrientas. De esta forma los filmes de terror son vistos en general en grupos de amigos y durante el día; la experiencia de verlos en la noche es considerada como una demostración de madurez. Espanto e indignación frente a la masacre escolar ocurrida en la Columbine High School. Estadísticas norte-


En su estudio para establecer el constructo de la actividad de la audiencia como un factor interviniente en el proceso de búsqueda de gratificación, teniendo en cuenta la ampliación de las opciones en el medio ambiente multicanal emergente, LIN (1993) examina los motivos de la audiencia, y las satisfacciones de los adolescentes –la primera generación que crece en este medio ambiente. A pesar del cuestionamiento sobre el papel de la exposición a los medios de comunicación masiva en el proceso de búsqueda de gratificación debido a su falta de ligazón causal con los varios componentes del modelo de investigación, la principal hipótesis teórica -los espectadores más fuertemente motivados se envolverían más activamente en las varias actividades de la audiencia du-

rante todo el proceso de espectar, y recibirían más satisfacción después- es apoyada por los descubrimientos del test del procedimiento modelo. Los resultados de este estudio confirman que la actividad de la audiencia es tanto un efecto significativo para las gratificaciones buscadas como una causa para las gratificaciones obtenidas. Los espectadores adolescentes con un nivel mayor de expectativa de gratificación se comprometieron en varias actividades de audiencia desde los periodos de pre-exposición hasta la pos-exposición, en grados variados. Consecuentemente, estas audiencias más “comprometidas” (con el proceso de ver) también recibieron un mayor nivel de gratificación. En la investigación realizada por RETRATO, los jóvenes dijeron estar motivados a ver programas considerados inadecuados por la necesidad de “estar dentro” de los acontecimientos, pudiendo conversar con los compañeros en situación de igualdad. Aunque estos mismos jóvenes tienden a suavizar la posible influencia de la programación en sus comportamientos, señalando que ésta, cuando ocurre, no sobrepasa un nivel superficial, y se expresa básicamente a través de modismos (ropas, giros, cortes de cabello) aspectos que en nada interfieren con su personalidad o comportamientos.

¿Qué hacer frente a esta constataciones? En esta rápida revisión de los estudios sobre cuestiones referentes al contenido de los programas televisivos y su recepción, realizados no sólo en América Latina y Estados Unidos, sino por todo el mundo -si consideramos el estudio apoyado por UNESCO- lo que queda evidente, además de la influencia ejercida por la televisión, es la necesidad de una metodología que permita resultados concluyentes, toda vez que, a pesar de la adopción de procedimientos metodológicos y análisis estadísticos sofisticados, esto aún no es posible. Un primer paso en esa dirección sería, como señala POTTER, una redefinición de violencia. Actualmente, como se sostiene en la exposición sobre los estudios de los parámetros del MPAA, los estudios no consideran en sus evaluaciones los actos de violencia simbólica, que son perjudiciales, especialmente por sus efectos de aprendizaje e imitación (BANDURA, apud POTTER, 1996:132). Otra cuestión es el referente teórico a ser adoptado. Según THOMPSON (1995:143) “hasta los niños, parece, poseen un sentido vivo de los hechos y las fantasías, de lo que es real, de lo que es irreal y de lo que es profundamente ridículo en los dibujos animados de la televisión que ocupan tanto de su tiempo, y, al ver esos dibujos, se enganchan en un complejo proceso

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americanas: más de 150,000 adolescentes son apresados cada año por cometer crímenes violentos; más de 300,000 sufren agresiones serias y 3,500 son asesinados. Más de 1,000 estudios indican una correlación entre la exposición al contenido de los medios y la práctica de actos violentos. El Senado de los Estados Unidos aprobó una ley invirtiendo US$ 25 millones para estudios sobre los factores de riesgo de la violencia juvenil y los procesos a través de los cuales los niños desarrollan patrones de pensamiento y comportamiento violentos, incluyendo el papel de los responsables y de las fuerzas sociales5.

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de interpretación. Presuponer, como hacen Horkheimer y Adorno, que la recepción y consumo de productos culturales no son más que clavos en el féretro del individuo es exagerar el grado en que la individualidad es aplastada por la industria cultural, y simplificar por demás los procesos implicados en la recepción y apropiación de los productos de esas industrias”. LOPES (1993:83) señala un descompás entre la teoría de la recepción ‘avanzada’ y teorizaciones ‘atrasadas’ en los estudios brasileños de la década de los 80, resultando una inadecuación metodológica “expresada en la ausencia de combinación de métodos y técnicas diversos”. Aunque en la mitad de los años 80 había una modernización de las teorías, con la entrada “generalizada de la perspectiva teórica de las mediaciones y de los mestizajes, subsiste la inadecuación de los métodos”. En el contexto de los estudios latinoamericanos MARTÍN BARBERO (1995:39) dice que “la recepción no es sólo una etapa en el proceso de comunicación. Es un lugar nuevo, de donde debemos repensar los estudios y la investigación de la comunicación. Un abordaje a partir de las mediaciones prevé: la heterogeneidad de temporalidades y mediación de las nuevas fragmentaciones sociales y culturales. Otra dimensión clave es la exclusión cultural, deslegitimación de la cultura de los

diálogos de la

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comunicación

géneros narrativos”. En este contexto “observar la recepción implica estudiar el ruido no sólo en términos negativos”… “rescatando la vida, la iniciativa, la creatividad de los sujetos” (MARTÍN-BARBERO, 1995: 53,54). La “trama conceptual para la investigación de la recepción: estudios de la vida cotidiana, estudios sobre el consumo, estudios sobre la estética y semiótica de la lectura y estudios sobre la historia social y cultural de los géneros” (MARTÍN-BARBERO, 1995: 58). Para dar cuenta de esta “trama conceptual” el camino es la adopción de una estrategia de multimétodos, la extrapolación del nivel descriptivo al nivel interpretativo, y un rigor científico mayor (LOPES, 1993: 84). A partir de la visión de las mediaciones como perspectiva metodológica para la superación de los límites de modelos de investigación de efectos, audiencias, usos y gratificaciones, el abordaje de la recepción de un contenido televisivo caracterizado por la violencia debe también tener en cuenta “reflexiones que piensen la violencia como presencia de valores violentos”. Según LA TAILLE, “la base psicológica para ecuacionar ese abordaje puede ser resumida como sigue: 1) las representaciones de sí son siempre valorativas; 2) la búsqueda de un valor positivo es inherente al desarrollo de la perso-

nalidad; 3) los valores morales pueden ser centrales o no en el sistema de representaciones que cada sujeto tiene de sí; 4) si fueran centrales, la motivación a actuar moralmente será fuerte, y será débil si fueran periféricos; 5) las representaciones de sí que los niños construyen dependen de los ojos fiscalizadores que sancionan o aprueban sus acciones (sentimientos de vergüenza, y orgullo). Este cuadro teórico nos permite pensar la influencia de la televisión en el desarrollo, o no, de una personalidad violenta (o que se permite acciones violentas): no es tanto la presencia en sí de la violencia en los programas lo que llevaría al niño a ser, él mismo, violento, sino la asociación entre violencia y gloria (representación positiva de sí)”. Tal posición viene como respuesta a los resultados iniciales del análisis de los dibujos animados, elaborado por un estudio que analiza los crímenes en la televisión, conducido por el Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la delincuencia y por el CPM Market Research, que constata que “los crímenes” realizados en los dibujos animados no son castigados, levantando la cuestión sobre la utilización del meta-lenguaje, donde lo importante es alertar que eso no es lo que ocurre en la sociedad y quién sabe hablar sobre la necesidad o no de castigar una paliza que Tom dio a Jerry (WHITE, site TVer).


Entre las dificultades encontradas en los estudios de recepción se destaca en el estudio del público infantil-juvenil, las siguientes: 1) la no disponibilidad de datos secundarios consistentes que se reflejen en la definición del tamaño de la muestra. Las opciones son: seguir los estadios de desarrollo cognitivo apuntados por las principales teorías del área, o comprender franjas mucho más amplias de edad, siguiendo criterios prácticos de análisis, el camino escogido. 2) La elección y montaje del método. La investigación de niños y adolescentes no sigue en rigor los mismos presupuestos teóricos y prácticos desarrollados para la investigación en general. Los estudios sobre los modelos utilizados en los Estados Unidos presentados

traen ejemplos de las dificultades de tratamiento del asunto de la violencia y sexo a este público, implicando, además de todo, ética y capacidad de comprensión. En ese sentido, la opción es seguir una estrategia de ensayo error, lo que puede ser considerado algo creativo y fructífero en nuestra actual fase de conocimiento, recordando a Clara RAPPORT (1982), que dice que el mejor camino para el investigador es “asimilar que sólo con el progreso en el área de la investigación, acompañado de la crítica constante sobre la metodología utilizada es que se podrá llegar, tal vez, a modelos más y más confiables de recolección e interpretación de datos”. En el panorama de América Latina, destacan los estudios sobre telenovela dirigidos por Martín-Barbero y González, los de educación para la recepción activa en Chile conducidos por Fuenzalida y los de niños y televisión realizados por Orozco en México. Según LOPES, en Brasil, desgraciadamente, aún no se observan experiencias similares. Iniciativas como la formación del Grupo TVer, y la elaboración de los Derechos del Telespectador (BUCCI6 –site TVer) son aisladas, las ‘soluciones’ se limitan a artículos que abordan la necesidad de aprender a lidiar con la violencia en la televisión. En los Estados Unidos, basándose en estudios de audiencia y mercado, el problema

también sobrepasó las fronteras de los estudiosos de la comunicación, influenciados tal vez, por la epidemia de ataques en las escuelas. Programas apoyados por la American Academy of Pediatrics orientan a los médicos a reconocer los efectos potenciales de los medios en la salud de los niños. La Academia mantiene un programa nacional de educación para los medios para los pediatras. Estos profesionales son orientados para cuestionar a los padres respecto del uso de los medios como parte de la historia médica de los pequeños pacientes. Los resultados elaborados por Groebel –investigación de la UNESCO- indican que “los niños deberían aprender en la escuela a lidiar con la violencia en los medios y a reflexionar sobre ella, porque muchos de ellos ven la realidad como un espejo de la televisión”. Esta conclusión puede ser considerada confirmada por investigaciones empíricas que indican una relación entre ver violencia en la televisión, y comportamientos agresivos reales. Las personas que ven la violencia en la televisión muestran mayor tendencia a la agresividad tanto a corto como a largo plazo. Aunque la imitación sea el efecto mayor, deben ser considerados también otros como el miedo y la insensibilización. Los resultados de investigaciones indican como camino para la solución, la

M.Perencin/M. Jacob

Esta teorización también tiene su correlato en la primera reacción de la mayoría de los padres brasileños en relación a la influencia que la televisión ejerce en la formación de los niños y de los jóvenes, donde la televisión es vista como la villana, contraponiéndose a los valores transmitidos por ellos (investigación de IBOPE). Aunque a medida que el proceso de reflexión sobre este proceso avanza, se observa que los posibles males provocados por este medio de comunicación o por la vehiculación de temáticas impropias a determinadas edades son matizadas por la confianza que demuestran en la educación que ofrecen a los hijos.

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Nuestro deseo no debe ser la censura, ni el camino el control legal, pues Código de Ética existe pero nadie lo conoce, leyes existen7 pero tampoco no son obedecidas; aunque el problema no sea encarado con la seriedad que merece, por lo menos en Brasil, según SUPLICY8, es preciso vencer la actitud distante creada por los años de dictadura, durante los cuales no osábamos sugerir propuestas de un control social democrático de los medios de comunicación.

NOTAS

Programación televisiva y violencia

contextualización de la agresión dentro de patrones donde ésta sea castigada, donde se sufran las consecuencias y se demuestre remordimiento (POTTER, 1996: 130). Según POTTER, “estas características sensibilizarían a los espectadores hacia la naturaleza negativa y destructiva de la agresión, lo que los haría menos recelosos de un mundo lleno de personas agresivas que aprecian este comportamiento, y sería menos probable de inducir a la imitación”.

LA TAILLE, Yves de. Glória e

LIN,

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Carolyn.

Modeling

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viewing. In Human


S. Tabachnik

Silvia Tabachnik

Representaciones de violencia y justicia en la construcción mediática de actualidad. Política, delito y escándalo

Profesora en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina E-mail:silviatabachnik@arnet.com.ar

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S i l v i a Ta b a c h n i k

Violencia y justicia mediática

La ponencia que presentaremos aquí son parte de una investigación que estamos desarrollando en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Córdoba sobre “Representaciones de violencia y justicia en la construcción mediática de la actualidad”. Nos proponemos estudiar un proceso complejo de mutaciones, de distinto orden, nivel y alcance que habría afectado las representaciones sociales de la Justicia y de la Violencia durante la última década en Argentina, asumiendo una noción de «justicia» que excede y antecede el marco estrictamente jurídico delimitado por la divisoria legalidad/ilegalidad. En el mismo sentido incluimos bajo la categoría de “violencia” no sólo el dominio de lo delictivo, sino también los efectos coactivos de expul-

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comunicación

sión social derivados de la imposición del “modelo” político-economico neo-liberal en nuestro país. La especificidad de nuestra perspectiva consiste en la focalización de los procesos de producción mediática de actualidad, las operaciones y estrategias discursivas, mediante las cuales el dispositivo mediático construye un conjunto de representaciones asociadas al ámbito, las instituciones, los actores, las prácticas, los procedimientos de la Justicia, tematizando sus disfunciones, proponiendo pautas de inteligibilidad, organizando -en fin- otro espacio (para- o extra-jurídico) de definición, designación, clasificación y redistribución de categorías como legalidad, ilegalismos y delito, legitimidad/ilegitimidad. Nos interesa indagar cómo el dispositivo mediático produce escenas e identidades asociadas a formas nuevas o resignificadas de violencia; instaura las condiciones de enunciabilidad y de visibilidad pública de la marginación, la pobreza, la exclusión describiendo y narrativizando procesos de desintegración o alteración de las identidades sociales; construye la actualidad como un escenario asediado por la inseguridad, la impunidad, la corrupción, al tiempo que redefine y autolegitima su deontología en relación a la sociedad civil y al poder político. En su conjunto estas transformaciones que afectan las re-

presentaciones de Justicia y ponen en evidencia las formas actuales y específicas de su disfuncionamiento se conjugan en diagnósticos de una crisis general de juridicidad (Zaffaroni, 1990) que afecta las relaciones entre Ley/Derecho/Justicia.1 Este trastocamiento -que incide en la configuración de lo que podría designarse como el imaginario colectivo del desamparo constituiría una las dimensiones fundamentales en que se ha manifestado el impacto dislocatorio producido sobre prácticas e identidades sociales por la definitiva instauración en Argentina del modelo político-económico neo-liberal. Como observa Hopenhayn (1995, p.23-24) “América Latina muestra, hoy más que nunca, un corte primario que la atraviesa hasta en sus rutinas más minúsculas, a saber, el de los contrastes sociales (...) No por nada la violencia se ha instalado como cosa cotidiana en muchas de las metrópolis latinoamericanas. Esa violencia que no puede ser ya moralizada como violencia revolucionaria, y que se reduce a la contraexpresión de un modelo excluyente de desarrollo, cobra creciente visibilidad pública. Para los sectores excluidos del desarrollo, la inseguridad de la existencia es cosa de todos los días: inseguridad física en las grandes ciudades, inseguridad en el empleo, inseguridad respecto de los ingresos [...Todos estos factores conllevan a una cotidianeidad donde la


La figura del desamparo condensaría simbólicamente la articulación de una serie jurídica (signada por los motivos distópicos de «impunidad»/«corrupción»/«inseguridad») con una serie político y socioeconómica (marginación/exclusión/desocupación). Las transformaciones que analizamos se inscriben en el marco de un proceso que afecta globalmente el futuro de las democracias pero que asume especificidades irreductibles en el contexto de los países del cono sur cuyo presente permanece signado por la memoria del pasado dictatorial. Así, en el caso específico de Argentina, la consolidación de la política neoliberal con la correlativa renaturalización de las desigualdades sociales, ha generado nuevas transformaciones en una cultura y un imaginario político ya profundamente alterados por la violencia ejercida en el cuerpo social por el terrorismo de Estado. Por tanto toda interrogación sobre el estado actual de la Justicia remite inexorablemente a su eclipse total durante los años de la última dictadura, pero remite también a dos acontecimientos inéditos en la historia nacional: la investigación de la Conadep y el Juicio a los co-

mandantes en jefe de las Juntas Militares que en tanto «actos de verdad y justicia», aparecieron como barreras contra la impunidad y el olvido y como «acontecimientos fundadores de comunidad política»(Gomez,J.M, 1989, 31). Sin embargo, este proceso de verdad, institucionalmente asumido e interpelando a la sociedad en su conjunto se inicia y concluye en el arco de dos años: interrumpido abruptamente por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, el indulto presidencial de 1989 terminó por cancelar sus efectos jurídicos. Corte histórico que subvierte en el plano simbólico todo el campo de representaciones que articulan legalidad, legitimidad y Justicia2, el indulto asume en retrospectiva el estatuto de la escena inaugural respecto del vaciamiento o la adulteración del sentido de Justicia, y es por ello que este hiato marca el punto de partida de la periodización propuesta en nuestro trabajo. En torno al eje Violencia/Justicia es posible distinguir algunas series narrativas que se presentan entramadas en la construcción mediática de la actualidad3. Serie Memoria/Olvido: es la serie del retorno o de la “dislocación” del presente. Identifica acontecimientos del tipo: confesiones de arrepentidos, citaciones judiciales a implicados en la represión, conflictos de derecho internacional, recuperación e

identificación de hijos/nietos de desaparecidos, prácticas del “escrache”, edificación o destrucción de lugares de memoria, eventos conmemorativos, etc. Serie de las redes delictivas: internacionalización del terrorismo (casos Amia y Embajada de Israel) y -en otro plano- tráficos de drogas, de armas, de niños, de órganos, etc. Serie de los ilegalismos y las transgresiones: manifestaciones de resistencia, cortes de ruta, ocupación “ilegal” de viviendas, inmigración/trabajo “ilegal”, etc. Serie del Delito: acontecimientos registrados en la crónica policial cotidiana, privilegiando aquellos que han producido mayor impacto en la opinión publica - ejemplos: Caso Carrasco, Caso Cabezas, Caso María Soledad, etc. En esta dimensión del análisis se asigna particular relevancia a la emergencia de nuevas formas de violencia urbana focalizando especialmente lo que concierne a la delincuencia infantil. Serie del Escándalo: registro corrupción/impunidad, ejemplos: “Yomagate”, Caso Cóppola, la saga de los jueces corruptos, etc.). El aislamiento de estas series constituye una operación analítica; no se postula como proyección lineal de alguna taxonomía genérica prefijada en los discursos mediáticos que construyen el acontecer

S. Tabachnik

vida se torna cosa frágil. Hasta el propio cuerpo puede ser experimentado como un objeto de dudosa fortaleza. El efecto precariedad se convierte en clima”.

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Violencia y justicia mediática

cotidiano sino como el despliegue de un espacio de dispersión donde coexisten figuraciones múltiples de violencias de distinto tipo: en su conjunto cristalizan en el diagnóstico de un tiempo signado por la figura semánticamente sobredeterminada de la inseguridad. Si, como afirma Ernesto Laclau (1996, 81) “ los significantes imaginarios que constituyen el horizonte de una comunidad son (...) tendencialmente vacíos y esencialmente ambiguos”, en algún punto nodal los motivos distópicos de la corrupción, la inseguridad, la marginación, la exclusión, deben desprenderse del significado particular que se les asigna en el “neo-evangelio” liberal (Derrida) en tanto meras “disfunciones” (“fallas”) del Modelo para nombrar una negatividad, un vacío que los trasciende y que designan metonímicamente: Adikia es el término que usaban los griegos para nombrar, el estado de iniquidad, la falta de Justicia. En este contexto de reflexión sobre una política a futuro y el futuro de la política pensado desde nuestro lugar en el Sur de la historia, quería proponer aquí algunas consideraciones que conciernen a lo que en nuestro trabajo hemos designado como la serie del escándalo, sin duda una de las dimensiones estructurantes en la construcción mediática de la actualidad en Argentina durante la década del menemismo.

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comunicación

La proliferación de episodios de corrupción en las esferas del poder han incidido de manera decisiva en el progresivo proceso de desfiguración de la imagen y del concepto mismo de Justicia, hasta el punto en que, como señala Juan Carlos Marín4, habría caído la supuesta antinomia norma-delito siendo lo dominante precisamente “el delito de la autoridad y, en consecuencia, la autoridad del delito”5 .

secretos del poder. Pero ya no se trata de los arcana imperii (Secretos de Estado, resguardados del conocimiento público por razones de seguridad) sino de lo que el poder oculta, encubre, enmascara: las tramas de complicidades, las transgresiones e ilegalismos, las connivencias, los pactos espúreos, en fin, un conjunto de contenidos que el imaginario social figura con la metáfora del “lado oscuro del poder”.

He propuesto en trabajos anteriores la hipótesis de que durante el período analizado se habría producido una tendencial “canonización” del formato genérico del escándalo en la representación del ámbito de la política, de sus prácticas y de sus actores en la escena mediática.

El escándalo se constituye siempre en una instancia privilegiada de autolegitimación del dispositivo mediático: reanuda el mito de la lucha librada por la Verdad (el Bien Común) para desactivar el Secreto (el Mal acechante) que la amenaza y la desafía.

¿Cómo se reconfigura la escena del escándalo en las actuales sociedades mediatizadas? El contexto más inmediato para situar este interrogante es el que teoriza y analiza las transformaciones que por efecto de las nuevas teletecnologías se habrían producido en el régimen de la visibilidad del poder. Lo que está en juego en la problemática del escándalo no es tanto la “gran divisoria” entre las esferas de lo público y lo privado, sino ese segundo sentido de la dicotomía que -según distinguiera Norberto Bobbiomarca una frontera en el interior mismo de la esfera pública entre aquello que se expone y aquello que se sustrae a la mirada de la sociedad: los

En el período que estamos analizando -dominado, como ya señaláramos, por la percepción de una corrupción generalizada y el imperio de la impunidad- la intervención mediática se caracterizó por tres estrategias: la investigación como práctica a menudo confrontada con los poderes policiales y judiciales, la denuncia como retórica dominante en el discurso informativo y la revelación como régimen de visibilidad. Exponer el revés de la escena obedece al imperativo mediático de visibilidad plena y perfecta transparencia; suprimidos los obstáculos espaciales y temporales, abolidas las distancias, la mirada ubicua de la cámara penetraría la opacidad de las apariencias para


La hipervisibilidad del escándalo, su efecto encandilante y ensordecedor constituiría la contracara de la creciente invisibilidad de un poder deslocalizado y al mismo tiempo ubicuo , que carece de escena y que no responde a las formas tradicionales de la representación. En cierta medida el escándalo colma un vacío, simula política y disimula ese no-lugar de la decisión regido por la

Desde este punto de vista, los escándalos son efectos residuales de la política que se autonomizan y pasan ocupar su lugar (la representan): esto nos aproxima al concepto platónico de “simulacro” como falso sustituto y en este contexto resultaría posible ensayar cierta relación conceptual entre las nociones de escándalo, acontecimiento y simulacro. La centralidad de la problemática del acontecimiento en el debate ético y político contemporáneo se debe en primera instancia al hecho de que en ella está implicada la noción misma de cambio y por tanto las condiciones de posibilidad para un pensamiento a futuro de la política y de la Historia. El acontecimiento es, como dice Derrida (1998,14) «otro nombre del futuro mismo». En última instancia lo que se plantea es la posibilidad y la necesidad de construir visiones de futuro que ofrezcan resistencia a la narrativa hegemónica del neoliberalismo político económico y su coartada ideológica expresada en la sentencia/consigna del “Fin de la Historia”. Ahora bien, la absorción del acontecimiento en el paradigma mediático del escándalo, resulta connatural y funcional respecto del metarrelato del Fin de la Historia. El escándalo es la figura emblemática de la condición “post-política”:

la lógica que lo rige es la de la repetición mecánica y anunciada. Si el acontecimiento es por definición del orden de lo imprevisible, del azar, del encuentro, de lo incalculabe, el escándalo es su negación la perpetua consagración de lo mismo. Como si la máquina de producir acontecimientos (la Historia) se hubiera desquiciado y sólo pudiera reproducir variantes de un mismo modelo. Si el acontecimiento nombra la esperanza, la espera, y la promesa de un por-venir, el escándalo se asocia a la náusea, a la redundancia, a la fatalidad. Corresponde a lo que Alain Badiou (1995,23) define como “la ética de la resignación”, gobernada por la lógica “realista” y enunciada en el lenguaje de la “necesidad”, es decir de la economía como determinante de las conductas políticas individuales.

1. Para las diferencias conceptuales entre legalidad y legitimida nos remitimos a Zaffaroni(1990), Jitrik (1991). Por lo que concierne a las dis

tinciones entre Ley, Derecho y Justicia, nos remitimos a Derrida (1995, 1997). 2. Juan Carlos Marín (1993,148) señala que el indulto en tanto «quebrantamiento del esquema crimen y cas-

S. Tabachnik

En la retroescena del escándalo perpetuo, se tomaron en Argentina decisiones políticas que transformaron radicalmente el rol del Estado, la estructura de la sociedad, las condiciones de la vida cotidiana.

lógica autónoma e incoercible del Modelo.

NOTAS

iluminar lo encubierto, lo clandestino, la parte sustraída de lo real. Sin embargo, la verdad cuya revelación se anunciaba una y otra vez como inminente, resultaba siempre diferida, pospuesta, inconclusa, indecidible: el secreto sólo se dejaba entrever por fragmentos, para recomponerse y reaparecer desplazado en otra escena. Cada escándalo se reconoce y se descifra así según la figura de la sinécdoque, partículas aparentemente autónomas de una totalidad oculta, de un trama única que distribuye a los mismos personajes en diferentes posiciones funcionales, según el vértigo de un juego de conversiones continuas entre las figuras que encarnan la ley y aquellas que representan el delito.

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tigo» habría operado -en el orden de

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tor de igualación, de equiparación de los delitos generando su vaciamiento semántico y axiológico. 3. Las series se organizan en relación a la articulación de acontecimientos que presentan cierto nivel de homogeneidad. El acontecimiento se concibe como construcción semiótica (White, H.1992), M. De Certeau,

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diálogos de la

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comunicación


V. Mayora

Veneza Mayora Ronsini

Televisi贸n e identidad cultural

Profesora de la Universidade Federal de Santa Maria/RS

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di谩logos de la

comunicaci贸n

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Veneza Mayora Ronsini

Televisión e identidad cultural

La parte central de Rio Grande do Sul, zona próxima a la pampa1 es fría como el viento minuano 2 que silba por las puertas y ventanas. En ella habitan gentes de colores y culturas distintas, descendientes de diferentes etnias y que se enorgullecen de ser gaúchos. Nuestro propósito aquí es entender cómo la cultura regional propagada por la televisión unifica grupos sociales distintos en torno de valores y prácticas comunes, a través del estudio de cuatro familias de migrantes rurales y asumiendo el presupuesto de que la televisión permite a las personas un espacio de identificación, esto es, no sólo “la evocación de una memoria común, sino la experiencia del encuentro y de la solidaridad” (Martín Barbero apud Morley y Robins, 1995:67).

diálogos de la

67

comunicación

La cultura gaúcha difundida por la Rede Brasil Sul de Comunicações (RBS) mantiene entonces su fuerza en los grupos de bajos ingresos en función de los frágiles lazos que los ligan a la nación, como sujeto capaz de unir al pueblo en una comunidad nacional, frente a las incertidumbres de una crisis social sin fin. En este contexto el sentido de comunidad que los medios desarrollan puede cumplir dos papeles: uno de ellos, el de unir a las personas en torno de la aprobación de valores colectivos; el otro, el de unirlas por lo que ellas colectivamente desaprueban (Morley y Robins, 1995:193). Los gaúchos, frente a un Estado que no representa sus intereses, ni garantiza sus derechos civiles, hacen de la región este lugar de refugio, que les posibilita transformarse en algo especial y bonito en contraposición a la indignidad social. La diferencia, por tanto, es constitutiva de la identidad pues ella se construyó por la relación –de alianza, oposición, dominación o subordinación- con el otro (Morley y Robins, 1995:45). Como hipótesis de trabajo, se supone que la adopción parcial de la cultura gaúcha es un modo de actualizar el pasado rural, cuando la inserción en el mundo urbano se realiza tenuemente y por eso, valores/significados de un modo de vida anterior se hacen necesarios. Así, los campesinos y trabajadores rurales que

migraron del campo a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida, a pesar del origen étnico –“gringos” (familias de origen italiano) “gaúchos” (descendientes de indios, españoles y portugueses)3 –y cultural distinto se deben identificar con las tradiciones gaúchas propagadas por los medios de comunicación masiva, por la escuela, y también por los Movimientos Tradicionalista y Nativista4. Seleccionamos por tanto, una población compuesta por los llamados “colonos” (agricultores que migraron de las pequeñas y mini propiedades rurales de Santa María o de los municipios circunvecinos que componen la región de la 4ª Colonia Italiana5) y por los “gaúchos”. Nuestra tarea presupone investigar el proceso de hibridación cultural como consecuencia de la migración, esto es, el proceso de transformación parcial de la identidad cultural a través de: a) la incorporación de valores y comportamientos citadinos y de rechazo de los mismos a partir de una matriz residual de cultura rural; b) la apropiación de la cultura gaúcha. La cultura gaúcha es considerada hegemónica en un “Estado que tiene las más variadas influencias culturales, recobrando no sólo el área pecuaria del latifundio de donde se originó el modelo, sino también las áreas de minifundio de colonización alemana e italiana, donde nunca hubo el complejo pastoril”(Oliven,1993:30-31).


sarrollaron la región norte, de la industrialización y de la urbanización, el tipo representativo de Rio Grande do Sul sigue siendo la figura del gaúcho de la Campiña (Oliven, 1992:100). Las representaciones oficiales del gaúcho, como también las reproducidas por el imaginario popular y por organizaciones políticas, lo describen como un tipo social distinto de los otros brasileños: el gaúcho es un pionero bravo y guerrero que expandió las fronteras del sur del Brasil.

El grupo social es una categoría clave pues refiere a un modo de experimentar la existencia social, relacionado como está con un modo de vida, con las condiciones materiales de existencia que incluyen lugar de origen y residencia, escolaridad ocupacional, salario, formas de ocio, puntos de vista, capital cultural, entre otras. Las condiciones socioeconómicas de las familias, por tanto el lugar que ocupan en la estructura, determinan la forma que pueden tomar las interacciones y la representación que de ellas pueden tener aquellos que se encuentran en el espacio social (Bourdieu, 1988:24). Quiere decir que esas diferencias articulan otras distinciones, culturales, étnicas, regionales, nacionales.

La expansión del Tradicionalismo a través de los Centros de Tradiciones Gaúchas – CTGs- (entidades que funcionan como una especie de club) y piquetes (entidades que reúnen un pequeño número de personas que se dedican a actividades campesinas) es apenas uno de los medios de propagación de la identidad regional, pues según Oliven “la identidad gaúcha ya no es respuesta, en términos de la tradición Farroupilha, sino como expresión de una distinción cultural en un país donde los medios de comunicación de masas tienden a homogeneizar la sociedad culturalmente a partir de patrones muchas veces oriundos de los barrios de la zona sur de Rio de Janeiro” (1992:11). En los medios de comunicación, dice Leal, las novelas, comedia y series de televisión transmitidas nacionalmente construyen representaciones estereotipadas del gaúcho, en las que la prepotencia, arro-

A pesar del debilitamiento de la región sur del Estado, de la notable proyección económica y política de los descendientes de los colonos de origen italiano y alemán que de-

gancia y presunción son sus características principales, en tanto en los medios regionales las representaciones son idílicas, nostálgicas y romantizadas. 1.RBS: TV: “AQUÍ RIO GRANDE SE VE” La RBS TV, la emisora de mayor audiencia en la ciudad de Santa María pertenece a la Rede Brasil Sul de Comunicações, la cual a su vez está afiliada a Globo desde 1967. La propuesta de la RBS es la valorización de las identidades regionales y locales en los vehículos que componen la Red. Hoy cuenta con 4 periódicos, 18 emisoras de televisión (13 en Rio Grande do Sul y 5 en Santa Catarina) y más de 18 de radio en RS y SC, una agencia de noticias, proveedora de acceso a Internet y productora de video (Souza, 1998:61-62), además de invertir millones de dólares en el área de telecomunicaciones. Significa que la Rede Brasil Sul desempeña el papel de mediadora en la consolidación de la identidad regional, debido a su inserción hegemónica en la comunidad sulriograndense, al mismo tiempo que transmite toda la programación de la Rede Globo. Según Jacks (1999) la RBS tiene el mayor porcentaje de programación local de todas las afiliadas, llegando a producir de 15 a 20% de lo que exhibe. De este porcentaje el género de programa dominante durante la semana es el periodismo. El domingo los

V. Mayora

Para investigar el proceso de hibridación cultural proponemos el estudio del cotidiano rural (pasado), del cotidiano urbano (presente) y de las representaciones que los receptores construyen acerca de la ciudad y del campo, del gaúcho y del gringo, como también la descripción de las prácticas sociales en el ámbito de la familia, del barrio, del trabajo y de la escuela de modo de percibir las relaciones que se establecen entre las mediaciones en el proceso de recepción televisiva.

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programas regionales son Campo e Lavoura, Galpão Crioulo y Teledomingo. Además de la programación regional, de la producción teleperiodística local, de las campañas institucionales promoviendo la integración con la comunidad regional, los comerciales también pueden ser considerados un recurso para mostrar las representaciones acerca de la comunidad regional: de los comerciales transmitidos por la RBS, de 35 a 40% son producciones locales, 25% estatales y 30 a 33% nacionales. Para respondernos a la pregunta sobre cómo la televisión consolida/restaura la identidad regional, la perspectiva aquí adoptada es la de investigar la recepción de esta estructura de programación junto a las familias de bajos ingresos considerando el consumo televisivo en su totalidad, los programas nacionales, regionales y locales más presenciados por la audiencia. La cultura gaúcha promueve la unificación cultural de la heterogeneidad de los grupos existentes en el Estado con base en la figura de un modo de vida rural que muchos no vivieron en el pasado y tampoco poseen tal experiencia en el presente (75% de la población es urbana) y, bajo ese punto de vista, puede ser considerada hegemónica; por otro lado, cuando son examinadas las relaciones entre Rio Grande do Sul y los Estados

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de la Federación, el gauchismo sirve para reafirmar la lucha histórica de los gaúchos por hacerse visibles en el escenario de la nación. Así, el estudio de las culturas regionales debe abarcar lo que es la manifestación de la marginación, de la pobreza y de la exclusión política, así como las tradiciones y las costumbres, porque la crisis de lo nacional –o la crisis de la nación como sujeto capaz de articular las demandas y representar la heterogeneidad de una comunidad imaginaria- nos lleva a pensar que “lo que hay de culturalmente vivo hoy no se encuentra legitimado como nacional sino en lo que vive y se produce en cada región, en cada cocina, como en la música, en la danza o en la literatura” (Martín-Barbero, 1989:38). Los dos modelos existentes dentro de los estudios culturales que disputan la mejor explicación sobre el modo de producción de las identidades (Grossberg, 1966:89) a la vez que excluyentes, son vistos aquí como dos formas posibles de entenderla. El primer modelo nos ayuda a entender la ideología de la identidad que la esencializa, excluyendo toda la gama de heterogeneidades posibles en una representación ficticia que sirve de modelo a grupos distintos; el segundo, la real constitución de las identidades culturales, esto es, el modo como los sujetos sociales las producen en la vida mundana.

2. GRUPO SOCIAL, ETNIA Y TELEVISIÓN EN LA APROPIACIÓN DE LA CULTURA GAÚCHA El análisis de los datos revela que varias manifestaciones del Tradicionalismo, como la música y la poesía, son atractivas para grupos de escasos ingresos de gringos y gaúchos porque hablan su lenguaje, esto es, la terminología y la gramática características de las personas simples, de los que no tuvieron acceso a la escuela o que tuvieron formación educacional deficiente y que reproducen el vocabulario propio del campo. La asimilación más visible de las costumbres gaúchas puede ser observada a través del hábito de tomar mate y de la asociación de familias en las entidades tradicionales. El mate es bebido varias veces al día, generalmente en grupo. Las parejas Santos y Silva beben el mate dos veces al día y nunca frecuentaron el CTG. Pero los rituales de actualización de la cultura gaúcha son tantos que deben ser analizados en conjunto para que adquieran sentido. Así, no frecuentar el CTG no significa exactamente falta de interés en la identidad regional. La historia de los vínculos con el CTG evidencia la preponderancia del estrato socioeconómico en la construcción de la identidad cultural. Los motivos por los cuales se disociaron del CTG Sentinela da


Este es el momento de recuperar la idea de la cultura gaúcha como una referencia simbólica capaz de reunir personas en torno de valores que ellas desaprueban y por otro lado, el sentido de la cultura como pertenencia y solidaridad. Para las personas entrevistadas el Brasil es una entidad abstracta simbolizada por el carnaval y la corrupción política. Y si la idea misma de nación es precaria, el discurso regionalista parece suplir el sentido de brasilidad que les falta. Los testimonios traducen sentimientos de exclusión y anhelo de igualdad. Vale decir, ellos esperan encontrar en el CTG –ese lugar símbolo de la preservación de las tradiciones riograndenses- lo que no encuentran en el escenario de la nación. Tanto que, cuando una de las entidades no fue más capaz de ofrecerles solidaridad perdió su función, siendo sustituida por otra. Para algunas familias vestir la pilcha es motivo de orgullo, para otros un traje inadecuado para ser usado en la ciudad. Pilcha es la ropa que gaúchos y prendas (mujeres)

acostumbran a vestir en ocasiones festivas: los hombres visten la bombacha, pantalón largo con bordados laterales, botas de cuero de taco alto, pañuelo, faja colorida en la cintura, sombrero de copa alta y poncho o “pala”. La mujer usa un vestido largo, con bordados y lazos, modelo inspirado en el que usaban las hijas de los propietarios rurales de Andalucía durante los siglos XVIII y XIX (Leal, 1989:45-46). Para el trabajo de campo las mujeres visten ropas comunes, en tanto los hombres pueden vestir piezas del vestuario descrito o eventualmente, traje completo. Otras formas de vinculación con la cultura gaúcha son la culinaria, visitas a padres y parientes en las haciendas, el consumo de música y programas trasmitidos por la radio y por la televisión. El regionalismo vivido en las haciendas, localizadas en la región de la Campaña –que es la cuna del gauchismo- está compuesto de innumerables prácticas: oir los “casos” en el galpón y la música regional en la radio, asistir a corridas, rodeos y bailes. Gaúchos y gringos comparten la idea de que la mejor representación del gaúcho es la del trabajador asalariado dedicado a las actividades de pastoreo. Además de eso, para las familias Cagnin y Cordone (gringos), Santos y Silva (gaúchos) existen dos modos de ser gaúcho: el del gaúcho rural es saber hacer

el trabajo de campo y el del gaúcho urbano son sus habilidades artísticas. Ambas representaciones del gaúcho son masculinas, al contrario de las representaciones acerca del “italiano”, en las cuales la mujer es una referencia siempre presente en la vida doméstica y en el cuidado de los hijos. Para los gringos el retrato del gaúcho en la televisión tiene una doble cara: en los programas locales y regionales el retrato es positivo, en los programas nacionales, negativo. Las principales características del gaúcho son sintetizadas como una mezcla de fragilidad en relación con el medio urbano, fuerza física para el trabajo y orgullo de las tradiciones que cultiva. Los gaúchos, a diferencia de los gringos, no piensan que la televisión defina mal al gaúcho y enfatizan aquellos programas o comerciales en los cuales el gaúcho aparece de un modo verosímil. Los principales rasgos característicos utilizados por las familias Santos y Silva para evaluar la aparición del gaúcho en la televisión son el dejo, la indumentaria, la música y el coraje. No hacen distinción étnica entre gaúchos y brasileños. Marido y mujer en la familia Santos se identifican con los gaúchos porque encuentran que se debe valorizar la tierra donde se nace, que tiene una cultura particular, diferente a la de “otros países”.

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Querencia fue porque el número de socios perteneciente a las capas medias se fue ampliando y prevaleció la competencia para ostentar los signos distintivos de estilos de vida diferenciados: en el juego de cartas o en los trajes típicos la lógica económica comenzó a preponderar.

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El uso del término “otros países” no es sólo un error de quien confunde nombres de ciudades en el exterior como países, o de capitales brasileñas con Estados brasileños. Revela la sensación de sentirse Otro, aquel que es extranjero en su país. Por otro lado, la televisión hace visible la diferencia entre el eje Río-São Paulo, el nordeste y nosotros los gaúchos, reforzando el conservadurismo moral de los gaúchos, el orgullo de ser gaúcho y también nuestras distinciones económicas y simbólicas. Lo que está en cuestión es una idea tenue de lo nacional que se limita a pocos Estados y la vida política del país, lo local, los ricos y los pobres. Luego, la dinámica de la elaboración del concepto de gaúcho por las familias funciona del siguiente modo: existen categorías diversas de gaúchos en el plano local (Estado), según sean ellas del campo, de la ciudad o descendientes de etnias distintas, que son homogeneizadas cuando se contrapone la región a la nación. En este caso, la representación es abstracta porque la concepción de lo que es ser gaúcho está desvinculada de una totalidad compleja y sólo puede existir mentalmente fuera de esa totalidad. En relación al modo como ellos se definen, usando las categorías de urbano o rural, predomina la identificación

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con el medio rural, sea en los aspectos materiales (simplicidad, carencia), sea en los simbólicos. En el plano simbólico, la identificación con lo rural es parcial, pues parte del stock de valores y comportamientos fue transformado, acompañando los cambios más generales en su ambiente social. Aunque el comportamiento del receptor siga siendo dictado por la familia, la televisión suministra un mapa para el cambio de actitudes frente a ciertos desafíos en la vida urbana, en cuanto a los cuidados que se debe tener en la ciudad, a las decisiones en el amor así como para aceptar las diferencias generacionales. Desde el medio rural el papel de la televisión fue importante para el proceso migratorio, pues socializó anticipadamente a las familias: les enseñó cómo actuar en público, esto es, cómo hablar y cómo tratar a las personas, además de ofrecerles un sentido de orientación en el medio urbano al describir la ciudad y sus instituciones. Sintéticamente, la televisión les ofrece la promesa de realización material y de transformación de un modo de ser “rural” en “urbano” que ellos se esfuerzan por alcanzar en la vida diaria. El encierro en una experiencia local tiene consecuencias sobre el consumo televisivo: genera inquietud con las reales circunstancias de vida, debido al contacto con formas alternativas de ser y estar en el mundo y profundo

sentimiento de inferioridad frente a otros grupos sociales. En suma, para los gringos y gaúchos ver televisión es la única forma de distanciamiento simbólico para personas presas en un barrio, transitando de modo insuficiente por la ciudad debido a las limitaciones impuestas por las condiciones económicas y por eso mismo, las inquietudes que la televisión incita no les impide obtener placer del consumo televisivo. ¿Cómo se sitúan en relación con las imágenes de campo y ciudad transmitidas por la televisión? La identidad con el grupo social permea las lecturas de los mensajes televisivos, donde usualmente no se ven a sí mismos. La mayoría de las familias entiende que el medio rural se asemeja al medio urbano o representa a la clase rural adinerada cuando es comparada con el campo real. No obstante, apuntan también las distinciones entre lo rural y lo urbano en el modo de hablar, de vestir y en el modo de ser de los personajes rurales y urbanos. Sintetizando los conceptos de rural y urbano elaborados por las familias, estos corresponden a las mismas categorías que ellas utilizan para definir lo regional y lo nacional (algunas veces lo global también). A través del análisis temático encontramos la recurrencia de los siguientes pares de opuestos, agregados a los conceptos de campo/ regional (simplicidad, reali-


Significa que las familias utilizan las mismas ideas para expresar lo que entienden como rural y regional y lo que entienden como urbano y nacional. O sea, lo que ellos aprenden acerca de lo urbano está en las telenovelas y en los demás programas difundidos nacionalmente, en aquellos mensajes que representan para ellos el escenario de la nación y del mundo, del cual el gaúcho o está ausente o es estereotipado. Lo regional es el lugar del reconocimiento, de la inclusión , de lo arcaico (pasado); lo nacional simboliza la separación –debido a algo que ellos no poseen porque no pueden comprar o lo que no tienen competencia para ser y hacer- es la modernidad (presente). Los gringos, por otro lado, mantienen algunos rasgos de la cultura italiana cotidiana de las familias; la familia extensa como fuente de afectividad, soporte material y moral, la religiosidad, el mate, la culinaria, el valor del trabajo y de la economía. Es motivo de mucho orgullo para la familia tener antepasados italianos y la mayoría sabe el lugar de Italia de donde vinieron, y los eventos importantes del viaje desde Italia hasta el Brasil. La pérdida de los vínculos con la cultura italiana en el medio urbano

puede ser el resultado de su precaria institucionalización, pues con excepción de las fiestas religiosas organizadas por las parroquias o de los programas de radio, esa subcultura étnica es institucionalizada para las clases medias y altas. Hoy el Tradicionalismo es un sustituto para el que está perdiendo su cultura italiana, para el deterioro de la socialidad por la violencia y uso de drogas, y para lo que ellos consideran el exceso de libertad sexual. En otras palabras, es un campo moral adecuado para el mantenimiento de valores que son organizados institucionalmente. El CTG representa un lugar seguro donde existe el respeto riguroso a las normas de comportamiento considerado adecuado. Esto es, el único lugar posible para el retorno a lo rural. El oportunismo que caracteriza la identidad cultural es evidente en el caso de los gringos, pues cuando se trata de valorizar al mundo rural se apela a la representación del gaúcho, cuando el gaúcho se convierte en un competidor en el mundo social o cuando los valores del grupo familiar entran en conflicto con otros valores –en el trabajo, en el descanso, en la familia- se valoriza los rasgos de la cultura italiana. Existen, por consiguiente, dos situaciones en las cuales la operacionalidad del concepto cambia: una, cuando se contrapone la realidad de la

nación con la realidad de Río Grande do Sul; otra, cuando lo que está en cuestión es la propia región, el Estado, caracterizado por su heterogeneidad y desigualdad. Ser gaúcho, para los Santos y Silva, envuelve el dominio de las mismas habilidades pastoriles citadas por los gringos. El gaúcho está indisociablemente ligado al caballo y esta ligazón es parte del imaginario riograndense. El Tradicionalismo difundido en los programas de radio y televisión parece ser necesario como relaciones sociales que renuevan el “capital cultural” de los gaúchos. Por tanto, además de mostrar la cultura regional, la televisión transmite también valores y comportamientos urbanos y tiene un papel importante en la asimilación de los mismos porque las otras formas de adquisición material y simbólica de bienes y servicios urbanos como escuela, entretenimiento, consumo o son limitadas o inexistentes. Unos ya no frecuentan más el ambiente escolar y todos ellos, sin excepción, viven confinados a la periferia de la ciudad que no les ofrece pasatiempos. 3. CORAZÓN CAMPESINO EN LA CIUDAD Vimos que la experiencia como trabajador(a) rural (y la cultura agregada a esta condición social) anterior a la migración hacia la ciudad, o la socialización familiar para

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dad, timidez, humildad, escasez, honestidad, mala educación), ciudad/nacional (sofisticación, apariencia, desembarazo, arrogancia, abundancia, indecencia, civilidad).

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los descendientes que ya vivieron la mayor parte de sus vidas en el medio urbano, marca las interacciones sociales de las familias y, por eso mismo, los modos de uso de los medios de comunicación de masas. Esta matriz cultural –que puede ser definida como los significados y valores como son vividos y sentidos (Williams, 1980:155)y las relaciones existentes entre ella y las prácticas y representaciones más formales y/o institucionalizadas de la cultura gaúcha es que son determinantes en los usos e interpretaciones de la televisión. Ante lo que ya fue expuesto anteriormente, los aspectos más relevantes de la relación entre cultura regional y televisión pueden ser sintetizados a continuación. La televisión tiene una función “didáctica” en el sentido de ofrecer un retrato de lo urbano en el cual los personajes citadinos enseñan estilos de comer, vestir, hablar y comportarse y modos de ser que se coadyuvan con la ciudad moderna en contraposición al atraso de lo rural y de los pobres. En este sentido, la televisión es una referencia contrastante con la realidad: de las clases rurales y urbanas, de lo (inter)nacional y de lo regional, del centro y de las periferias urbanas. Particularmente, el contraste producido por la comparación entre los grupos sociales representados en la televisión y la posición social de los receptores los hace efectuar una interpretación de los mensa-

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jes masivos que oscila entre juzgarlas de modo crítico y percibir la pobreza como una condición natural. La conciencia de las desigualdades es parcialmente obliterada por el hecho de que absorben una idea de ascenso social según la cual el desempeño individual es el origen de la pobreza y de la riqueza, en una especie de darwinismo social: los más capaces son los que superan las barreras de clase. Además de eso, otros vehículos de popularización de la cultura regional tales como la escuela, la radio o el CTG tienen un peso relativo diferente para cada miembro de la familia. La radio es el vehículo primordial de lo local y lo regional para quien oye música y escucha el noticiero. La escuela enfatiza el desarrollo económico, social, tecnológico y cultural de la Región sur y ese aspecto de la enseñanza escolar contribuye a formar en los alumnos el sentimiento de orgullo de ser gaúcho. Dentro de los indicadores que se revelaron cruciales en los usos e interpretaciones de la televisión por los receptores, nos interesa enfatizar el papel del grupo social, esto es, cómo el pertenecer a una población de bajos ingresos o ser comerciante, motorista, o albañil, etc., y tener origen rural interfiere en la apropiación de los contenidos masivos. Para ilustrar concisamente ese argumento, lo mejor es usar dos términos em-

pleados por los entrevistados para describir los antiguos aparatos de radio y televisión: la capilla y el panal de abejas. En los poblados rurales del interior de Rio Grande do Sul capilla designa una pequeña construcción en forma de arco que abriga a un santo y se localiza a la vera de las calles. El formato arqueado de los viejas radios de madera es comparado al formato de las capillas. Pero el sentido del término sobrepasa a la semejanza física entre ellos y, es obvio, puede ser interpretado en su simbología. Para los descendientes de italianos entrevistados, la capilla es uno de los símbolos de una de las instituciones que ellos consideran más importantes, la Iglesia; para los gaúchos el símbolo de la religiosidad como fuerza espiritual para enfrentar o, simplemente, vivir la vida. Ambos grupos recuerdan los primeros aparatos que eran colocados en la sala, donde después de un día de trabajo la familia entera –y algunos vecinos o amigos- se reunían a su alrededor para escuchar radionovelas, noticiarios o programas de música de los sertões. Hoy la ritualidad se mantiene en algunos momentos en los cuales la radio no es incorporada al ritmo de las actividades diarias. Cuando a las familias les gusta escuchar los programas predilectos en silencio, la misma actitud exigida en las capillas e iglesias.


Lo que al final aprendimos con esas personas y sus mundos imaginarios y reales fue que el papel que los medios de comunicación de masas asumen en lo cotidiano es inseparable de las instituciones que lo organizan, del grupo social al que se pertenece, de la cultura que da sentido a las experiencias vividas.

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V. Mayora

Otra relación que podemos establecer entre la radio y la Iglesia es que ambas son una fuente de valores con gran legitimidad para los gringos y gaúchos, visto que proveen un stock moral basado en la solidaridad, en la valorización de los lazos familiares y de los grupos primarios en general. A su vez, el panal de abejas, con su ruido y su utilidad, expresa acuciosamente el significado de la televisión en lo cotidiano –es encarada como algo que produce cosas placenteras y útiles, así como la televisión, que les enseña estilos de vida, les lleva a lugares distantes, les informa y les orienta en la ciudad.

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diálogos de la

comunicación


Violencias, comunicación y paz

G. Rey

Germán Rey

Gritar en sueños.

Asesor de la Presidencia de la Fundación Social. Profesor de la Maestría en Comunicación de la Universidad Javeriana. E-mail: german_rey@fundacion-social.com.co

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G e r m á n

R e y

Gritar en sueños

1. LAS SILUETAS CEBRAS Y EL SUEÑO EN QUE NO SE PUEDE GRITAR «Sólo la violencia es muda» escribió Hannah Arendt en «La condición humana»1. Lo hacía en el contexto de su reflexión sobre la esfera pública y la vida privada, es decir, de la diferenciación entre la luz plena que permite «que todo sea visto y oído por todos» y la luz crepuscular de los encantamientos íntimos; pero también de su descripción del significado de la democracia y del papel del político como retórico que en ambos casos gira alrededor de la palabra, del uso del lenguaje. La democracia es el «más charlatán de los sistemas políticos» y es político aquel que domina el arte de hablar bien en público, quien se ejercita en la per-

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comunicación

suasión a través de la expresión comunicativa. La violencia es muda y enmudece, se opone al flujo de las argumentaciones, al foro de las interacciones discursivas en que se exponen y compiten la diversidad de perspectivas. Acudirá a todo tipo de justificaciones: al trasvestismo de la verdad, a la disposición para eliminar cualquier diferencia, a la conquista de una visibilidad que refuerce su ánimo guerrero o sus intereses más particulares. Es similar a la figura arquitectónica que sugiere Alejandro Kaufman para ejemplificar el arrasamiento de toda voluntad de supervivencia de lo diferente o a la reflexión que hace Giacomo Marramao de las posibilidades que se tenían -y que no se usaron suficientemente- para rastrear el fascismo en las mutaciones del lenguaje. «Un indicio de lo que estaba por acontecer -escribe Kaufman en «Tramas de barbarie»- pudo haber sido la aparición, hacia 1987 o 1988, por primera vez en nuestro transcurso vital, de viejas casas con ventanas y puertas tapiadas para evitar su ocupación. Tal vez esa costumbre ya existiera desde antes, pero en aquel tiempo debe haber sido un presagio de violencia inaudita que lentamente se fue incubando y que tal vez aún no haya manifestado toda su potencialidad»2. La revelación de estas viejas casas deshabitadas con puertas tapiadas se asemeja también -continúa más adelante Kaufman- a «las pre-

cauciones ilimitadas con que se tratan los caudales, monetarios o simbólicos. Un canal de TV está tan custodiado como un banco. La clave de la ausencia de ágora está, no en lo que se transmite, sino en la puerta de entrada al espacio de la emisión de la presunta palabra. La retórica y el profesionalismo están custodiados igual que los bancos. Nada más lejano a la plaza pública»3. Esta convergencia entre puerta (que hace recordar a Simmel) y vigilancia, bancos y canales de televisión, retórica y custodia, parecería una variación de la mudez que desata la violencia y ciertamente lo es de la apertura pública de la plaza y el sentido deliberativo de la comunicación democrática. Giacomo Marramao explica que en lo más profundo del lenguaje y sus textos corren conmociones cuyos signos superficiales -casi imperceptibles y posiblemente anodinos- dan lugar a desciframientos de las líneas de gestación de la intolerancia y sus manifestaciones de violencia. Desciframientos que no siempre se vuelven evidentes... «Existe una evolución del lenguaje que hay que ver como un hecho en desarrollo, siempre potencialmente creativo. El verdadero problema es otro: es el peligro de la corrupción, de la barbarización del lenguaje, del lenguaje como vehículo de agresividad. Con un análisis de lenguaje más atento hubiésemos podido detectar la llegada del fascismo a Europa y del nacionalsocialismo en Alema-


En un trabajo etnográfico en el sur de Colombia Michael Taussig encuentra estas relaciones entre guerra y silenciamiento unidas al terror y una memoria que no se borra sino que se hunde en lo más recóndito de las experiencias personales y los imaginarios sociales. Un encuentro que «nubla» y vacía la esfera de lo público. Todos temas que tocarán a fondo las conexiones de la comunicación con la paz. «Por sobre todas las cosas, la guerra sucia -escribees la guerra del silenciamiento. Oficialmente no hay guerra ninguna. No hay prisioneros. No hay tortura. No hay desapariciones. Sólo el silencio que consume esa gran parte del lenguaje del terror, intimidando a todos para que no se comente nada que pueda ser interpretado como una crítica a las fuerzas armadas. Esto es más que la creación del silencio. Es silenciamiento, que es muy distinto. Pues ahora lo no dicho adquiere sentido y una confusión específica nubla los espacios de la esfera pública, que es donde se desarrolla la acción. En la presencia de lo no dicho logra que el más simple de los comentarios de la esfera pública se vuelva asombroso en esta época del terror: la mención de los Desaparecidos por parte de las madres en espacios públicos, nombrándolos y mostrando sus foto-

grafías en actos colectivos que adquieren la forma de un ritual en el cual lo importante no son los hechos pues son bien conocidos por todos, sino el cambio que implica la ubicación social en que esos hechos se insertan, llenando el vacío público con la memoria privada. El motivo de silenciar y el terror detrás del silenciamiento no es el borrar la memoria. Ni de lejos. El motivo es enterrar la memoria profundamente dentro del individuo, para así crear más temor y una incertidumbre en la cual la realidad y lo onírico se entremezclan»5. Nublamiento de lo público, casas tapiadas, corrientes internas al lenguaje. Todos cercos que van ocupando la visibilidad para oscurecerla, la memoria para identificarla con el terror; llenando de signos privados (los lentos desplazamientos de campesinos, los recuerdos de los jóvenes asesinados en los barrios, las fotografías de los desaparecidos, los cuerpos inertes de los masacrados) la ausencia de un espacio público que hiciese legítimo el conflicto y sus controversias, pero nunca la eliminación de los contrincantes. Porque el silenciamiento resquebraja la vida pública creando un caos que necesitan los violentos para escudarse, aleccionar, actuar y huir. El debilitado tejido institucional que no procuró la expresividad pública y «tapió las ventanas» sirve como un terreno propicio para el mantenimiento de la guerra y las violencias. Un tejido del

que no ha estado ausente la comunicación, sus actores y sus prácticas. Es impresionante está asimilación de lo onírico con los cuerpos sin rostro y la persecución. En un testimonio recogido en el libro de Germán Castro Caycedo sobre jóvenes colombianos, uno de ellos, hijo de un exilado político torturado narra su incapacidad de gritar en sueños, como si el silenciamiento marcado por la presencia de los cuerpos informes de los perseguidores se hubiese convertido en el material más profundo de su inconsciente. «Ocho años de edad. En ese tiempo yo dormía solo en la buhardilla de una casa de tres pisos, una casa pequeña. Arriba había un baño y un cuarto. Ahí estaba yo. Soñaba. Todo era gris, todo sin color. Lo único que vibraba era mi casa color ladrillo, al mediodía, cuando el sol cae vertical. Dentro del sueño me despertaba, bajaba al segundo piso y encontraba la sala; me asomaba por la ventana, miraba hacia la calle y veía a cinco hombres sin ropa. Y sin cara. Eran siluetas color cebra que tenían una sonoridad particular, un zumbido que siempre he relacionado con miedo, parecido al ruido de los televisores cuando están sin señal. Un jizzzz. Las cebras golpeaban durísimo la puerta y al final entraban, y yo me veía a mí mismo cuando me sacaban y me llevaban. Y yo no podía hacer nada. El problema era que no podía gritar. Ése es el problema de todos mis sueños. En todos

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nia. Se hubiesen podido advertir ambos con la progresiva corrupción y barbarización del lenguaje precisamente en la polémica política.4

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los sueños en que me sucede algo así, no puedo gritar, ni puedo caminar. Hago el esfuerzo y no sale ningún sonido. Finalmente, en un intento por gritar, me desperté y bajé corriendo adonde mi papá. Me acosté a su lado. No le dije nada, no hablamos. Él se corrió, me abrazó y nos dormimos nuevamente. La relación con mi papá está hecha más con silencios que con diálogos»6. En los textos anteriores la palabra y el lenguaje contrastan severamente con el silenciamiento que imponen las violencias. Esta negación de la identidad de las siluetas-cebra, de los hombres sin rostro, es la señal que deja la negación en la memoria, lo que ahoga el grito en la garganta del niño soñador. Los signos que atraviesan todos estos textos tienen una fuerte asociación con la visualidad y las sonoridades: los rostros de los desaparecidos (rostros de quienes no se sabe nada, a quienes rodea el más penetrante de los silencios), los hombres sin ropa que se asoman a los sueños de Daniel (como la des-identidad de los torturadores que ocultan su cara en capuchones) 7 , los zumbidos que traen el miedo y la imposibilidad de gritar componen una paradoja: son presencia pero no comunican. Esta fisura del reconocimiento también está presente en los desplazados de guerra, en su tragedia de ser perseguidos «porque si esa gente busca es para encontrar» y de ser vulnerados en el centro mismo

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de su identidad. «El gobierno debe conocer a la gente por sus obras -dice una mujer chocoana en una crónica de Alfredo Molano- la gente que quiere la paz no es la gente que quiere la guerra. Los desplazados nos hemos convertido en seres que no somos. Un desplazado no sabe si está vivo o está muerto. Si lo están persiguiendo o está desaparecido. Si mañana va a amanecer vivo no sabe dónde. Un desplazado es un caminante de por vida. Huye una vez, y otra vez, y otra vez»8. El nublamiento de la esfera pública se produce también desde numerosas prácticas comunicativas, algunas de ellas específicamente mediáticas: a través de la innacesibilidad a la información, los efectos de distorsión que se imponen sobre los acontecimientos, la oficialización -estatal, insurgente, delicuencial- de los mensajes que circulan socialmente, la criminalización de determinados sujetos sociales despojados del derecho de ser considerados como miembros de la sociedad, la banalización del sufrimiento o la pérdida de densidad histórica de los actos sociales. Pero es quizás en esta unión entre terror y memoria, en esa disolución de las identidades donde la violencias se hacen aún mudas y activas. Se crea así más miedo y más incertidumbre mientras que se afecta severamente el reconocimiento del otro que empieza a perder su existen-

cia mucho antes de ser despojado de su propia vida. 2. LA PAZ EN AMÉRICA LATINA: LOS TRAUMATISMOS DEL PAISAJE En “Paz” Norberto Bobbio hace una extensa reflexión de las relaciones mutuamente condicionantes de la díada paz-guerra. «El hombre -escribe- comenzó a reflexionar sobre la paz partiendo del estado de guerra, de ese estado en que es puesta en peligro su vida, amenazada la posesión de bienes, vueltas precarias las condiciones de existencia propias y las de los vecinos. El ser humano ha comenzado a aspirar a los beneficios de la paz partiendo de los horrores de la guerra»9. El paisaje latinoamericano no puede ser más complejo. Mientras existen explícitamente conflictos bélicos internos de diferente índole y coberturas, como también de origen, composición e impactos sociales diversos como es el caso de Colombia, México o Perú (mucho más extendido y grave el primero que los segundos) se consolidan -con bastantes dificultades y contratiempos- procesos post negociación política de conflictos largos y cruentos de guerra interna como sucede en El Salvador o Guatemala. Entretanto se viven profundos procesos de fracturación de la memoria que habían quedado pendientes en medio de las transiciones de las dictaduras


Algunos conflictos latentes por problemas de delimitación fronteriza han pasado a ser confrontaciones importantes de carácter internacional (como la guerra de Las Malvinas entre Argentina e Inglaterra o las confrontaciones armadas entre Perú y Ecuador) mientras que problemas como el narcotráfico o el terrorismo generan situaciones cada vez más problemáticas entre algunos países latinoamericanos, los Estados Unidos y en general la comunidad internacional. El ambiente post guerra fría y la caída del comunismo en los países de Europa del Este ha dado lugar a nuevos escenarios y también a nuevos tipos de conflictos: mientras se mantiene la vieja confrontación entre Cuba y los Estados Unidos, la guerra contra la droga ha convertido a países como Colombia, Perú, Bolivia y México en lugares de tensiones variables, descertificaciones y aumento considerable de la ayuda para la militarización del

conflicto. Tensiones que han producido, tanto por parte de los carteles de narcotraficantes como de las políticas externas e internas de persecución a la droga costos sociales y ecológicos inmensos, inestabilidad institucional en democracias ya de por sí débiles y sobre todo una expansión a muchos niveles de la vida social de los efectos desastrosos de la corrupción, la impunidad y las violencias. Eduardo Pizarro lo confirma en un artículo, «El espejo colombiano», cuando dice que «la violencia guarda una profunda similitud con el fenómeno de la inflación: una vez esta última se convierte en hiperinflación desborda la capacidad de control estatal y, en una espiral incontrolable, arrasa con la economía de un país. Lo mismo ocurre con la hiperviolencia: una vez salida de madre, la violencia desborda el sistema judicial, al sistema carcelario y a las autoridades policiales y militares, destruyendo todo a su paso como un inmenso ciclón: la ética del trabajo, las normas mínimas de convivencia ciudadana y el respeto a la vida»10. Sin embargo el debate sobre la paz no se restringe a las realidades que pueden ser consideradas como más cercanas a estados de guerra interna o internacional. Existen en América Latina otros focos violentos de enorme preocupación y sobre todo de influencia inmediata sobre la convivencia pacífica: el hacinamiento carcelario acompañado de permanentes motines y graves

enfrentamientos entre presos y entre estos y las autoridades, el desplazamiento forzoso por razones políticas, de discriminación étnica o de emprobrecimiento (como las que viven los desplazados por la guerra en Colombia, los refugiados centroamericanos, los balseros que intentan llegar a la Florida o las miles de personas que sufren hambrunas en Haití); las dificultades de los migrantes que son considerados como una población de segunda en algunos países del propio continente y alrededor de los cuales se producen hechos discriminatorios casi siempre de naturaleza urbana (bolivianos en Argentina, colombianos en Venezuela, latinos en los Estados Unidos). Dentro de este paisaje bien se pueden considerar también todos aquellos fenómenos que tienen que ver con el aceleramiento de las condiciones de pobreza en la gran mayoría de los países de la región con numerosas y en algunos casos novedosas manifestaciones como el empobrecimiento de sectores sociales desenganchados de los procesos de ajuste, los impactos que las políticas económicas han tenido sobre las clase media y sobre campos decisivos de la vida social como la educación pública o los sistemas de seguridad social (salud, situación pensional) como también sobre el panorama laboral que tiende a sobresaturarse de desempleados, empleados informales, poliempleados y bajos

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a los gobiernos democráticos y que se han mantenido entre presiones internas, regreso de exilados, comisiones de la verdad, activos movimientos que agruparon durante años a los familiares de los desaparecidos (las madres locas de la Plaza de Mayo o las diferentes asociaciones de familiares de Desaparecidos de Chile) y últimamente la reconsideración globalizada de las responsabilidades de gobiernos dictatoriales en la violación de los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad.

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salarios frente a economías dolarizadas. Todo ello a pesar que algunos índices de calidad de vida hayan mejorado, por lo menos en las perspectiva de las grandes estadísticas nacionales aunque no siempre de las realidades cotidianas de la gente. El conflicto entre la extraterritorialidad de la globalización (por ejemplo de la «propiedad absentista») y la poca significación de la localidad que han hecho evidentes autores como Zigmunt Bauman dan lugar a problemas que no se conocían en el pasado y que actúan como dispositivos socialmente desestabilizadores. Otros rasgos importantes del paisaje y su turbulencia son la instauración de gobiernos de control y seguridad autoritarios o de propuestas populistas que buscan consolidarse en el uso del poder a través de mecanismos supuestamente legales, como en el caso de Perú y Venezuela. Frente a los ejércitos y los gobiernos que habían aprendido las lecciones de la teoría de la seguridad nacional tenemos gobiernos que se afianzan mediante poderosos sistemas de control constantemente vigilantes y actuantes. Los escándalos de policías y organismos de seguridad en algunos países latinoamericanos involucrados en violaciones a los derechos humanos y su uso de prácticas de terror sistemáticas no son infrecuentes. Se reemplaza el horror impuesto por insurgencias terroristas por el panóptico estatal altamente sofisticado en su control y

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arbitrariedad sobre las libertades de los ciudadanos. Está también el incremento de la delincuencia e inseguridad urbanas, un fenómeno creciente en muchas ciudades latinoamericanas desde Río hasta ciudad de México, acompañada de intervenciones oscuras de «limpieza social» o de campañas de criminalización de ciertos actores sociales (por ejemplo de jóvenes, prostitutas, mendigos o pandilleros), una versión de la barbarie como lo opuesto a lo civilizado o la barbarie como lo que queda «afuera» de la sociedad. El paisaje, que apenas se presenta con algunos de sus trazos mas generales y posiblemente menos importantes muestra un horizonte bastante poblado de tensiones y conflictos que inciden en las formas de convivencia, en la caracterización de determinados actores sociales como delincuentes o por lo menos como marginales a la sociedad, en la emergencia de sistemas de control y de represión más sistemáticos y tecnificados y en las reconsideraciones del corpus jurídico que enfrente las nuevas y viejas formas de desadaptación social. Pero además el paisaje deja de ser limitado por las propias territorialidades y cada vez adopta la forma de un mapa global, de unas interacciones fuertemente internacionales no sólo porque muchos de los fenómenos reseñados se repli-

can casi en iguales circunstancias en muchos países de la región (por ejemplo la inseguridad urbana, la protesta social por el empobrecimiento, la insignificancia de lo local frente a los propietarios absentistas de Bauman o los retraimientos de la clase media) sino por las articulaciones y los sistemas reticulares que se dan entre los fenómenos de violencia que se viven en nuestros países. No cabe duda que entre Perú, Bolivia, Colombia, México, algunas islas del Caribe, los Estados Unidos y Europa se han conformado amplias redes que se precisan entre sí de cultivadores, consumidores, productores, distribuidores de drogas, comerciantes de precursores químicos y financistas que lavan dinero, y se dan también extensas imbricaciones entre sus sistemas policivos, de seguridad y de justicia. La extradición se ha convertido, para sólo citar uno de los mecanismos jurídicos de persecución del cultivo y venta de la cocaína, en uno de los centros mas neurálgicos de los nuevos motivos de desestabilización y violencia en nuestros países y de presión o cooperación de los países de periferia con los países consumidores del primer mundo. El «preferimos morir en Colombia que una cárcel en los Estados Unidos» dio lugar en la década de los 80 a una de las guerras más crueles y terribles que haya soportado un país así como a una de las escaladas más despiadadas del narcoterrorismo en el mundo. Obviamente la extradición fue sólo una de las mo-


Inclusive los conflictos bélicos internos o entre países se encuentran entrelazados con el papel de las Naciones Unidas y la intervención de los Estados Unidos que va desde su política invasiva y militarista aplicada en los conflictos de Cuba, Panamá y Grenada hasta su enfoque «humanitario» que se aplicó recientemente en Serbia y en Kosovo y que algunos analistas de la política internacional no descartan para casos como el de Colombia. El «endurecimiento» y militarización de fronteras en el caso colombiano es, junto con la política armamentista de la lucha contra las drogas o la supeditación de las ayudas económicas a transformaciones internas de las políticas de derechos humanos, formas que demuestran las connotaciones internacionales que han adoptado los conflictos que en el pasado habrían tenido un relativo sesgo territorial.

Una tercera dimensión del paisaje es el impacto directo que muchos de los rasgos mencionados de la «guerra» o de las violencias contemporáneas en el continente tiene sobre grandes grupos indefensos de la población civil cercados por la inseguridad de las ciudades, la «bunkerización» de los estilos de vida, las restricciones a los derechos civiles, el desplazamiento forzoso de sus lugares de habitación y de trabajo, el secuestro y el «boleteo» para recoger dineros que le den sostenibilidad a la guerra, la conversión de la población civil en informantes y proveedores de uno u otro bando en contienda, la permanencia de un estado de terror e intimidación generado por los diferentes actores guerreros, la criminalización de personas o de instituciones, la pérdida de autonomía para dar paso a irritantes formas de control y vigilancia que ingresan hasta los predios más íntimos de sus vidas privadas. Una población civil que está «ad latere» de los partidos políticos hundidos en una crisis sustancial (el caso de Venezuela es uno de los más patéticos) como también de las autoridades que no pueden garantizar ni el control de la fuerza ni la seguridad de sus ciudadanos. Pero junto a esta indefensión radical de sociedades civiles muy débiles están los movimientos sociales y cívicos, un cierto crecimiento de la impugnación civil a todas las manifestaciones violentas, unas formas de solidaridad internacional con poder movilizador y

una cada vez más vigilante opinión pública internacional que presiona a su manera como se observó en el caso de Kosovo. Un cuarto elemento del paisaje es la refiguración de las violencias a partir de las transformaciones sociales de los últimos años: la urbanización da lugar a escenarios y modalidades diferentes de violencias así como la aparición del consumo masificado de drogas produjo redes criminales, represivas y jurídicas perfectamente inéditas. La disolución de los antagonismos de la guerra fría produce la internacionalización de ciertas preocupaciones como estratégicas (derechos humanos, ingeniería genética, medio ambiente, narcotráfico) así como las renovaciones tecnológicas generan no sólo nuevos accidentes (Virilio) sino también procedimientos desconocidos de guerra o por lo menos de conflictos violentos. Los hackers en el ciberespacio, la guerra biológica en el uso de armas aún más letales, las guerras teledirigidas, las migraciones y los gestos xenófobos, los sistemas de control informáticos, los daños ecológicos que padecen amplios grupos poblacionales son manifestaciones que advienen ligadas a los cambios tecnológicos y que no son solamente un triste privilegio de los países más industrializados sino también de los países pobres.

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tivaciones en juego. La recepción ilegal de la señal satelital por parte de televisiones informales en Colombia produce de inmediato protestas de las autoridades norteamericanas así como de los grandes consorcios mediáticos y las industrias del turismo facilitan la concentración de poblaciones que ponen en peligro los planes de descanso y placer de los migrantes ocasionales de los países ricos que buscan desde exotismo tropical hasta playas desprovistas de las hordas indeseables de pobres y desocupados. Los países son parias por otras razones de discriminación.

Finalmente el paisaje de la guerra como el de la paz está

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altamente unido al relieve de la democracia, la fortaleza de las instituciones y la ciudadanía. Los efectos de las violencias no sólo tienen que ver con el estado de todas ellas sino que impactan severamente sobre su situación. Pero también es en ellas donde se perfilan caminos de solución que, como observaremos más adelante, implican al ejercicio de la comunicación. En su «Agenda para la democracia y negociación con las guerrillas» Marco Palacio escribe que «lo que diferencia a Colombia de otros países latinoamericanos no es la exclusión per se, o la creciente inseguridad ciudadana en las grandes ciudades, sino la ausencia de símbolos, mitos e instituciones nacionales por medio de las cuales sea posible tramitar la ciudadanía y dar curso al sentimiento de que todos somos colombianos» y más adelante agrega que: «En el proceso de modernización colombiano también se rompieron los lazos premodernos de solidaridad entre clases, pero aquí no fueron reemplazados por los lazos de la ciudadanía política»11. 3. LA COMUNICACIÓN AL CENTRO DE LA IMAGINACIÓN DE LA PAZ Convivir significa comunicarse, establecer relaciones con otros, interactuar a través del lenguaje y el diálogo. Si bien las reglas formales del habla no definen a la convivencia, ésta si requiere de aquellas para construirse aunque precise además de sentido de futuro, proyectos comunes e

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identidades compartidas. La comunicación es entonces fundamental para el diseño humano de la convivencia como lo es para la democracia, la vida pública y la ciudadanía. Si la democracia es un gobierno de opinión lo es porque su figuración como sistema y como actitud (Paolo Flores D’Arcais) está unida a la distribución imparcial de las posibilidades de éxito, la competencia de versiones políticas y sociales, la transparencia de los comportamientos para garantizar el control sobre los elegidos y la igualdad de deberes, derechos y recursos políticos, entre ellos la posibilidad de comunicar y ser escuchado. La rendición de cuentas, por ejemplo, necesita del «verse» como también del comunicar a la sociedad los resultados de la gestión de los gobernantes. El debate democrático combina la voz de las mayorías con las de las minorías en lo que significa de oportunidad para reconocer los punto de vista de los sujetos sociales y ofrecer escenarios pacíficos para tramitar los disensos y los desacuerdos. Cuando la legislación norteamericana de comunicación propone la tesis de la «equidad regulada» está velando precisamente por este principio buscando que los temas de relevancia pública puedan ocupar un sitio destacado en la agenda y que además los representantes de los puntos de vista en juego puedan ofrecer a la sociedad sus diferentes comprensiones.

Uno de los recursos políticos de las minorías es tener acceso a la controversia pública a través de la comunicación, así como uno de los bloqueos mas fuertes de la democracia son el secretismo de Palacio o los encubrimientos y distancias que imponen las supuestas razones de estado. Encubrimientos y confusiones que provienen también de otros actores en el caso de la guerra. La esfera pública es el foro de las sociedades modernas donde se lleva a cabo la participación a partir del habla, un espacio institucional de interacción discursiva (Frazer). Y aunque lo público no se agota en los procedimientos del habla sí precisa de la comunicación para hacerse posible y fortalecerse. Sistemas de acceso comunitario a la información, posibilidades de representación en el escenario social a través de medios, movimientos de la opinión pública por resaltar los problemas de una sociedad, mecanismos de observación y de veeduría para seguir la acción de los gobernantes y en general de actores destacados e influyentes de la sociedad son lugares de intersección entre comunicación y vida pública. La pertenencia a una determinada comunidad, la participación en las configuraciones proyectivas de una sociedad a partir del debate y la elaboración de decisiones públicas son asuntos en que también se encuentra la comunicación con la ciudadanía.


La guerra pone en evidencia sus numerosas incidencias en la comunicación. En primer lugar se condiciona el derecho a la información no sólo por los límites que se le imponen sino también por las perversiones que lo rodean. A las formas de censura que van surgiendo y acelerándose a medida que crece el conflicto se suman las actitudes de autocensura que generan el miedo y la incertidumbre de la contienda; en el caso colombiano, en varias ocasiones el estado ha impuesto restricciones para la aparición en los medios de comunicación a guerrilleros o narcotraficantes aduciendo la exagerada publicidad que se les da y en algunos casos criticando la sobrevaloración de sus comportamientos elevados a la condición del heroísmo. En el lenguaje utilizado por las partes se percibe cómo la lucha se inscribe en él de una manera que crea deslindes, califica al adversario convirtiéndolo en enemigo, dota de determinadas cualidades casi siempre morales al enfrentamiento. El grupo de periodistas de «Me-

dios para la paz» en Colombia ha asumido la tarea de elaborar un diccionario de la guerra para «desarmar» la palabra y pacificar el lenguaje12. Porque los significados culturales no solamente nombran la guerra sino que también designan la paz. Mientras “bandola” es una pequeña banda delincuencial y “cilantro” un término con que ocasionalmente algunos militares se refieren a los civiles, los “fierros” son armas de fuego, los “pescaditos” los secuestrados por la guerrilla en la “pesca milagrosa” y la “papaya” el lento y pesado helicóptero ruso M17. Llamar a los metralletas “niñas” muestra, como dice Steiner, que si la palabra “era en el principio”, puede estar al final puesto que existe un vocabulario y una gramática de los campos de guerra. Necesitados de una visibilidad pública que fortalezca su condición de beligerancia y rodeados de unas determinadas representaciones que de ellos han hecho los medios masivos, se va produciendo un círculo que se estimula mutuamente entre medio y guerrilla, medios y Estado que crece generando acontecimientos que hacen saltar en trizas los derechos de expresión y de información: retenciones de periodistas para obligarlos a hacer determinado tipo de cubrimiento informativo, intimidación pública a los medios como las vallas en la zona del despegue o los comunicados de agencias de noticias con

acusaciones a periodistas por sus supuestas relaciones con otros actores como los militares o los paramilitares, estigmatización de comunicadores por parte de las fuerzas de seguridad del estado, campañas de entrenamiento de informadores para que se acerquen a las fuentes oficiales de uno u otro bando y procedimientos de engaño para que los medios cubran tomas guerrilleras a poblaciones civiles indefensas. En ocasiones son los propios medios de comunicación los que se vuelven funcionales a la guerra y los que producen los eventos que retornarán sobre ellos como un bumerang macabro. Porque los gestos como el lenguaje son mecanismos activos de la confrontación y suelen ser requeridos por las violencias y los violentos. Una crítica más seria de los medios a su propia gestión podría ser más responsable que la fácil autocomplacencia en su figuración como «chivos expiatorios» o víctimas indefensas de una guerra que también es la de ellos. El ingreso de las comunicaciones a las lógicas comerciales ha traído en muchos casos el adelgazamiento y la estandarización de la información exigida por mercados concesivos, el peligro del predominio de los intereses corpora322 tivos sobre la independencia informativa. Estas simetrías entre información y género las hace palpables Lucrecia Escudero en su estudio sobre Las Malvinas y Nicolás Casullo en sus reflexiones sobre la repre-

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Sin embargo uno de los procesos que se ven más fracturados en la guerra es la comunicación. Fractura doble: o porque la comunicación banaliza, dicotomiza de manera maniquea e incluso genera estigmatizaciones o porque los actores de la guerra imponen silenciamientos, enturbian la información y manipulan simbólicamente para alcanzar sus objetivos guerreros.

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sentación contemporánea de la violencia y la justicia. «Así también la violencia social que atemoriza a las grandes urbes -el tema delictivo con tal violencia es redefinida- queda estilizada, desde las cámaras informativas, en un código. En un lenguaje ficcional establecido y de larga data, para que podamos inscribir el tema en nuestra agenda mental, esto es, para incorporarlo como mundo. El discernimiento del conflicto, su probabilidad de hacerse audible, precisa de la iconografía que lo sepulte en una serial comprensiva, no de la disrupción reflexiva de lo real que nos lleve a interrogarnos sobre cada cosa por primera vez». Y más adelante escribe el mismo Casullo: «En la estetización política e ideológica diaria de la violencia social, se comprueba el tránsito de la experiencia del arte como camino de conocimiento, a su petrificación como fetiche informativo del aturdimiento. De un narrar que llevaba a una historia invisible a los ojos, a un efecto de visibilidad máxima, periodística, donde es la historia la que se vuelve invisible»13.

La comunicación tiene un rostro como protagonista de la guerra. La idea de medios asépticamente observadores de los conflictos es una idea que los acontecimientos ponen muy rápidamente en cuestión: porque, como ha sucedido con la guerra del golfo, Las Malvinas o Las Delicias (tres clases diferentes de guerras modernas) la representación mediática ha sido esencial al

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funcionamiento bélico que las hace existir como narración.14 El cuadro de los problemas que rodean a la comunicación en contextos de guerra es muy variado. En el caso colombiano se pueden subrayar la desinformación como estrategia bélica, la criminalización de los adversarios convertidos en enemigos y la representación maniquea y esquemática de las partes en conflicto. Pero además la demanda de radicalización, la espectacularización y la banalización del sufrimiento, la ausencia de contexto y de referencias analíticas, es decir, una información sin densidad histórica y la centralización de los periodistas en el escenario guerrero dispuestos en la dialéctica intromisiones mediáticaschantaje bélico. La información se ha convertido en un elemento importante de las guerras modernas. Desencadenar confusiones en determinados momentos, desestimar a los adversarios a través de campañas de desprestigio o mediante la asimilación a actos que no han cometido, filtrar información aparentemente reservada son solo algunas de las estrategias del uso de la información para desestabilizar, crear climas de tensión e involucrar a la población civil en actitudes marcadas de rechazo o aceptación de los actores y sus acciones. La criminalización de los adversarios unida a la facilita-

ción de la demanda de radicalidad son otras dos versiones que adopta la comunicación en tiempos de guerra. Los medios promueven determinadas atribuciones sociales, el fortalecimiento de determinadas imágenes colectivas que provienen no sólo de su función representativa sino de las dinámicas de exclusión de la propia sociedad. Los pobres o los homosexuales, los jóvenes de favelas o las prostitutas son imaginados mediáticamente a través de figuras como el peligro, la barbarie, la inmoralidad o la enfermedad de una manera que promueva el rechazo o el miedo y los ubique socialmente de una determinada manera. «Hoy hay ciertas palabras que se han vuelto intocables y que parecen cubrir con su pátina al conjunto de los países civilizados. Es importante destacar la presencia, más abusiva que nunca, de la división entre civilización y barbarie, entre países democráticos y países invadidos por diversas formas del fundamentalismo, nacionalista o religioso. La deriva de la modernidad burguesa ha encontrado, en este fin de siglo, la forma más adecuada para afirmar su dominio planetario: su discurso se ofrece como la quintaesencia de los valores democráticos en un gigantesco esfuerzo avalado por los medios masivos de comunicación y las nuevas variantes de las tecnologías informáticas. Este esfuerzo confluye como en la época de la guerra fría, en la demonización del adversario, en la


La criminalización o la satanización llevan a que se exijan posiciones aún más radicales, ya sea para pedir políticas concentracionarias y represivas, o para aumentar los niveles de agresión sobre ciertos sectores de la sociedad. Una tendencia en que suelen participar los medios de comunicación. Ricardo Forster dice que «Trasladados al escenario argentino las formas de la biopolítica y las transgresiones permanentes a la ley están haciendo su trabajo con un celo digno de mejor causa. La multiplicación de las formas de violencia cotidiana, particularmente de aquella que se derrama desde los sectores marginados hacia las clases medias, violencia que es continuamente recogida por los medios de comunicación y convertida en el centro de la vida nacional, está generando una demanda de radicalización de las acciones represivas y una redefinición del mapa social del país en el sentido de resaltar aquellos lugares sociales que deberán ser literalmente sometidos al control represivo de las fuerzas policiales. En algunos casos se está pidiendo un verdadero «estado de excepción», un salirse de la ley para eliminar a los criminales y a todos aquellos que en el futuro puedan venir a engrosar sus filas. Limpieza social, guerra policial contra los habitantes de

las villas miseria, proliferación de escuadrones de la muerte amparados por un manto de impunidad y de seudo legalidad, gatillo fácil, y el estado volcado a resolver, desde una perspectiva de guerra civil encubierta, las demandas de seguridad de las clases acomodadas de una sociedad profundamente signada por la desigualdad. El pobre puede convertirse, y en algunos casos ya se ha convertido, en homo sacer»16. Siempre la guerra ha sido espectacular. Como la política. Gritos que acompañan las tomas de las ciudades, ejércitos uniformados, pregoneros, bandas de música, desfiles, mientras que hoy los emblemas de la guerra son conglomerados discursivos, ingenieriles, científicos (Kaufman). Llenos de ritualización el histrionismo bélico desborda en símbolos así como la crueldad adopta rutinas ceremoniales que buscan el aleccionamiento, la intimidación o la marca casi biológica del dominio y la defenestración. Rituales que se inscriben sobre el cuerpo tratando de despojarlo de su humanidad, corroyendo su identidad para que su desaparición no deje huellas, sometiéndolo a escarnios inclusive más allá de la muerte. También hay rituales que actúan sobre los territorios y lo doméstico acudiendo al desenvolvimiento de jerarquías y códigos privados de honor como sucede en las confrontaciones entre pandillas o en el ajuste de cuentas entre mafiosos.

Pero además que la guerra es espectáculo, los medios agrandan aún más su efecto histriónico, banalizando la violencia, sometiéndola a efectos fragmentados que la acercan a la ficción alejándola de la realidad (Subirats), llenándola del repentismo instantáneo del flash de última hora o del suspenso del informe en directo como si se tratara de una teatralización vacía, sin dolor ni sufrimiento. «Pocas experiencias humanas han sido banalizadas más insistentemente en la aldea electrónica -escribe Eduardo Subiratsque las imágenes de desigualdad económica y miseria humana, los relatos de genocidios, los informativos de guerras llamadas sucias o llamadas limpias, o los paisajes de destrucción ecológica y de devastación natural. La representación mediática de la violencia real es neutralizada por la violencia ficcional, a lo largo de siempre reiteradas secuencias idénticas de crímenes, violaciones, accidentes, guerras. A menudo esta violencia, explícitamente erotizada por los medios de comunicación o los videojuegos, cumple la función de un verdadero ritual primitivo de identificación colectiva e integración étnica, de definición de territorialidades urbanas y nacionales, y de catarsis colectivas a escalas masivas. El objetivo de esta banalización electrónica es eliminar la violencia del campo de nuestra experiencia, sin tener necesidad de removerla de nuestra realidad cotidiana y existencial»17.

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descarga de responsabilidades sobre las espaldas de aquellos que hoy representan la maldad y el fanatismo»15.

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trónica. Se subvierte y elimina lo social como dialéctica del reconocimiento y se introduce su representación ficcional. El exterior amenazante, el infierno externo, a lo largo de la infinita variedad de géneros audiovisuales que recorren crímenes y catástrofes, el sadismo sexual o las guerras mediáticas, es suplantado por el universo redimido de la publicidad electrónica, en la que los detergentes anuncian la salud pública, la sonrisa de un presidente se eleva a fundamento de una cumplida paz universal o una crema hidratante suprime el mismo poder de la muerte»18.

La desaparición de la narración para darle paso al registro breve y sin tiempo es en los géneros periodísticos la concreción de la banalización, del entorpecimiento de nuestra visión de lo real. En «La condición sitiada» Eduardo Subirats escribe que «La función última del ritual de destruccción y sadismo espectaculares consiste precisamente en reforzar la identidad exterior de la comunidad elec-

RECONSTRUIR LA MEMORIA.- La información suele comprometerse con la memoria de corto plazo y huir e incluso bloquear las memorias de largo plazo, muchas de ellas signadas por el sufrimiento, las humillaciones y la negación de toda identidad. Sometida a la liviandad, el compromiso con el presente y las reconsideraciones del pasado como simple registro cronológico de hechos, la co-

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Se banaliza a fuerza de restarle densidad histórica a los acontecimientos, lo que significa perder memoria, disminuir hasta la simplificación los contextos y las referencias analíticas donde quizá la violencia se vería en toda su debida proporción y no en esa serialidad sin sentido en que la han convertido los noticieros, abrumados por un ritmo desenfrenado e histérico de notas, una detrás de otra, iguales en su parpadeo de simulacro y en su despojo de verosimilitud. Como esos programas llenos de accidentes y persecuciones de criminales por autopistas donde importan más los impactos que los personajes (que no alcanzan a serlo), el suspenso detenido que el desarrollo del relato, los noticieros de televisión se afianzan en la toma, en el encuadre repetido de unos cuerpos que no tienen historia, de batallas que son reducidas a una puesta en escena sin trama narrativa, en un presente continuo que no tiene pasado pero tampoco otro futuro que la incertidumbre y en el fondo, el miedo.

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4. VENTANAS SIN TAPIAS, GRITOS SIN AHOGO Hay varios caminos para una comunicación que se proponga contribuir a una cultura de la paz: la reconstrucción de la memoria, el apoyo a la visibilidad, la densificación de la deliberación, el aporte a la formación de un ethos democrático, la pacificación del lenguaje y la ampliación de lo público son algunos de ellos.

municación ha ido perdiendo la posibilidad de establecer conexiones que reconstruyan por lo menos algo de las biografías personales y sociales que han sido negadas o desfiguradas. Mucho se discute sobre una noticiabilidad que asigna tiempos semejantes a lo que no es igualmente importante, que recoge matices insignificantes de los acontecimientos perdiendo los verdaderamente relevantes, que ha dejado por fuera fuentes que podrían ofrecer información valiosa sobre otras aristas -no vistas, acalladas- de los problemas. «La memoria es un proceso abierto de reinterpretación del pasado -escribe Nelly Richards- que deshace y rehace sus nudos para que ensayen de nuevo sucesos y comprensiones. La memoria remece el dato estático del pasado con nuevas significaciones sin clausurar, que ponen su recuerdo a trabajar, llevando comienzos y finales a reescribir nuevas hipótesis y conjeturas para desmontar con ellas el cierre explicativo de las totalidades demasiado seguras de sí mismas. Y es la laboriosidad de esta memoria insatisfecha que nunca se da por vencida la que perturba la voluntad de sepultura oficial del recuerdo mirado simplemente como depósito fijo de significaciones inactivas»19. Investigar la densidad simbólica de los relatos, expresar sus tormentos, oponerse a las desvinculaciones entre presente y pasado es posible, se-


Estas nuevas versiones y escritura de que habla Nelly Richards son nuevas tanto por lo que dejan ver, por los enlaces que posibilitan entre el recuerdo y el presente, como por las narraciones que logran, el lenguaje que experimentan, los géneros que remozan. Significa seguramente una renovación de las fuentes, una laboriosa y paciente tarea de encontrar lo relevante entre una enorme cantidad de información irrelevante, una disposición para construir tramas de las cuales se tienen apenas algunos cabos sueltos, algunas indicaciones apenas provisionales. Es lo que han hecho cronistas contemporáneos en América Latina como Martín Caparrós en Argentina, Tomas Moulan en Chile, Alfredo Molano en Colombia, Alma Guillermoprieto desde Estados Unidos, Elena Poniatowska o Carlos Monsiváis en México. Una clase de crónica que no tiene prisas, que permite el desenvol-

vimiento de los acontecimientos con ese sentido de duración y práctica de la experiencia que W. Benjamin descubre en el narrador. Retornan los recuerdos sin resentimientos a una memoria activa hecha relato, palabra de otros, testimonio de épocas y con ellas de seres humanos. Alfredo Molano en Colombia ha permitido ver desde la vida de las fronteras hasta las lentas y convulsionadas vicisitudes de los colonos que huyen de la violencia y la sufren nuevamente mientras tratan de reconstruir territorios y modos de existencia. A través de relatos en donde acude a la palabra de seres anónimos para los grandes medios y los manuales de historia oficial pero decisivos para las memorias locales o de ciertos sectores sociales, Molano hace historia de los movimientos insurgentes, los desplazados de la guerra, los pequeños cultivadores de coca. Memoria audiovisual y escrita que guarda la conmoción de lo vivido y que abre pistas para entender las desarmonías y las crueldades del presente, documentos activos en donde se encuentran las ciencias sociales con la biografía, el informe televisivo con el registro etnográfico en una mezcla que hace algunos años era, si no impensable, por lo menos mal vista. Porque esta reconstrucción de la memoria se encuentra con la reconsidera-ción del sentido de las ciencias sociales, con la crisis del «informante» como mero instrumento y con las transformaciones ra-

dicales que ha sufrido la mirada etnográfica. Las escrituras de la memoria han salido ganando de los desplazamientos de la mirada y los nuevos modos de interpretación. Como también de los movimientos políticos que exigen una aclaración de lo que pasó para hacer justicia y desde ella lograr pacientemente la reconciliación. La pregunta de Brunner sobre la pertinencia de las ciencias sociales para explicar los problemas contemporáneos y el llamado de Rorty a imaginar la solidaridad desde otros conjuntos textuales y otras prácticas de indagación reafirman las posibilidades que abren estas escrituras de la memoria. Quizás ellas permitan aliviar en algo el horror que funde memoria y sueño en las historias de los desaparecidos o en las huellas mnémicas de hijos de torturados como Daniel. Estos relatos permitirán colocar el rostro sobre las siluetas informes de las cebras o de los hombres sin cara, abrir las ventanas de las casas tapiadas y hacer salir por fin la voz que se ha quedado anudada como grito. DENSIFICAR LA DELIBERACION. Otra de las posibilidades de la comunicación es abrir espacios argumentativos, facilitar la interacción de diversos actores en los ámbitos discursivos y estimular la aparición de interpretaciones que pongan en cuestión certezas fáciles y monotonías explicativas.

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gún Richards, a través de figuras del lenguaje conmovedoras (símbolos, metáforas, alegorías) que entren «en relación solidaria con la desatadura emocional del recuerdo», es posible si se desatan diversas interpretaciones de la historia y de la memoria «capaces de asumir la conflictividad de los relatos y de ensayar, a partir de las múltiples fracciones disco-nexas de una temporalidad contradictoria, nuevas versiones y escrituras de lo sucedido que trasladen el suceso a redes inéditas de inteligibilidad histórica» (75).

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La interlocución no significa de ningún modo despojar de intereses a los interlocutores sino, por el contrario, reconocer sus procedencias y sus diferencias cognitivas y culturales. Los medios de comunicación y las prácticas comunicativas pueden extender y cualificar la interlocución dando paso a sujetos sociales que han quedado a la sombra o cuyos puntos de vista son desconocidos o distorsionados; pero sobre todo haciendo de la deliberación un ejercicio tolerante, variado, imaginativo. Significa romper algunos procedimientos de diálogo que se han formalizado exageradamente en las rutinas periodísticas así como des-simplificar los debates que muchas veces se convierten en una colección de opiniones pero no en una construcción de conversaciones sociales. Contextualizar y enriquecer los campos de discusión permite desactivar los fundamentalismos de unos y de otros, o por lo menos ponerlos en evidencia. La contextualización en los periódicos se restringe a las cronologías comprimidas así como la cualificación del análisis en la televisión se cubre con opiniones coyunturales y focalizadas de los «expertos». Sin embargo cada vez se hacen más perfiles, se aventuran más disposiciones históricas de los acontecimientos y se establece una interacción entre investigadores y periodistas. Las columnas de opinión que en el pasado obedecían a cánones de legibilidad más bien literarios o políticos (en

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un sentido partidista) ahora abren su espectro hacia una opinión que se nutre de la investigación sin ser informes académicos o del pensamiento que desde saberes diversos se pronuncia sobre los problemas más candentes de una sociedad.

una serie televisiva como «Muchachos a lo bien» o «Viva mi barrio» que mostró otras versiones de la vida de los jóvenes de las comunas asolados por la figura del sicario o del pandillero, pero sin delimitar mundos de buenos y mundos de malos.

En países en donde la opinión se retrae o se banaliza, es decir, adopta el modelo de los programas de variedades, es acogida por la ficción televisiva, la novela o el informe periodístico de fondo.20

Visibilidad también de temas que quedan ocultos por la persistencia de los que tienen rating o de los que han construido sus propios mercados. Es verdad que poco a poco han ido ingresando temas nuevos a las agendas periodísticas presionados por la evolución de los estilos de vida, los cambios tecnológicos y las exigencias de las audiencias. Educación, secciones de informática, ecología, salud, rock, jóvenes pero también unidades investigativas, secciones especializadas de paz como se tienen en periódicos colombianos como El Tiempo y El Colombiano.

APORTAR VISIBILIDAD. Una de las funciones de la comunicación es aportar visibilidad. Visibilidad que significa poner en escena actores, dibujarlos con la mayor precisión y justicia posibles, darles su propia proyección histórica y facilitar su interacción con otros con los que muchas veces ni se han encontrado en el escenario público. Inexistentes cobran vida, mudos hallan su palabra, aislados encuentran competencia e interacción. Del mundo asistencial y cuantitativo de los refugiados de guerra al mundo de los desplazados que cuentan sus historias y hallan sus ligazones con otros sujetos de la misma sociedad. Del sentido culposo con que se enfrentan datos de la memoria a seres con rostro que despejan, así sea un poco, la «nubosidad de lo público» y las pesadillas de la des-identidad. De la satanización de los jóvenes de barrios populares a la escucha de sus relatos de vida como se hizo en Colombia con

La visibilidad temática muchas veces devuelve los nuevos temas a odres viejos sin descubrir el potencial comunicativo y la especificidad narrativa que envuelven; porque visibilizar temas y campos es también arriesgar modos de verlos y fortalecer relaciones que hasta hace años no eran las más comunes. Cada vez más los medios descubren la importancia comunicativa de los investigadores y de las ONG’s aunque es obvio que sus nexos no están desprovistos de problemas de adaptación y de traducciones conflictivas.21 y


CONTRIBUIR AL ETHOS DEMOCRÁTICO. El debate valorativo, siempre que no signifique un regreso nostálgico o un bloque “para asir las tareas del futuro” (Beck) es absolutamente indispensable para que las prácticas comunicativas se inscriban en una cultura de la paz. Porque la tolerancia y el respeto, la participación y la escucha son condiciones de la comunicación y además, ejercitadas prácticamente en ella, contribuyen a la formación de un ethos democrático. En la orilla opuesta la intolerancia y el despotismo -contrarios por completo al sentido positivo del conflicto- inhiben a la comunicación y significan un handicap para la democracia. Gobierno paradójico y lógicamente inerme, la democracia solo conoce, según Paolo Flores D´Arcais, una garantía: un ethos democrático extendi-

do, constantemente renovado, arraigado y que se convierte, más allá de un sistema en un conjunto de actitudes, en una forma de proceder. La prepotencia de los medios que fiscalizan pero que inhiben cualquier forma de observación social sobre su poder, la conversión de los derechos de información en patentes de corso o en torres inexpugnables con los ciudadanos, la ocupación de lugares y funciones que pertenecen a otras instituciones sociales son expresiones que se oponen a la transformación de la comunicación en escenario para el debate público y a la creación de un ethos democrático que “se produce y se refuerza sólo a través del ejercicio práctico de los derechos democráticos. A través de la participación activa. A través de una activa pasión de la democracia”.22 Esta contribución de las prácticas comunicativas al ethos democrático forma parte de su responsabilidad social, es decir del ejercicio práctica de una ética de las comunicaciones. POTENCIAR EL LENGUAJE. Si el lenguaje permite explorar las tendencias explícitas o larvadas de la guerra también facilita recomponer las solidaridades, desentrañar los mecanismos de la crueldad e imaginar estos y otros mundos posibles. Siempre ha sido esa la función del lenguaje, «el más peligroso de los bienes», como lo llamó Hölderlin.

Palabra e imágenes, sonoridades y ritmos, movimiento y velocidades forman parte de las gramáticas usadas por los comunicadores a diario. Comprenderlas, conectarlas a las rupturas de los movimientos del arte, asumirlas desde su particularidad cultural es una de las posibilidades más cercanas que se tienen para vincular la comunicación a la cultura de la paz. Nada peor que un lenguaje disminuido, empobrecido por la reiteración. Y no se trata del periodismo literario de que se habló hace unos años sino del hallazgo de las resonancias estéticas del oficio periodístico. Cuánto enseña el expresionismo, cuánto indica el minimalismo a los usos del lenguaje, a la creación de las imágenes por sugerencias que comporta y por las sensibilidades que abre. Pero también es frecuente el uso de la violencia en el lenguaje de los medios. Tonos xenófobos, esterotipias, resaltamiento de prejucios, maniqueismos analíticos, demonización de los adversarios son todas formas que adopta el lenguaje en sus ordenamientos de poder. «El poder es legión, como el demonio» recordaba hace años Roland Barthes en su discurso inaugural en el College de France. «El lenguaje -escribe William Ospina- puede ser un arma. Puede servir para serenar o para intranquilizar, para explicar o para confundir, para acusar o para absolver, para investigar o para distraer».

G. Rey

los movimientos sociales son más permeables a buscar caminos de acceso a la agenda de los medios y a lograr alianzas con quienes en el pasado estigmatizaban. Dentro de las convergencias entre paz, política y comunicación están los procesos de visibilidad pública que asumen actores sociales tanto en los medios como en otras prácticas comunicativas así como el campo abierto para el diseño de estrategias de comunicación pública, la flexibilización del diálogo entre instituciones políticas y sociedad civil, los proyectos de mediación de comunidades y Estado de sus conflictos.

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13. Nicolás Casullo, “La nueva espiritualidad virtual”. En: Pensamientos de los Confines, No. 6, Bs.As, Paidós, primer semestre de 199, págs. 16 y 17.

NOTAS

Gritar en sueños

Es su discurso de aceptación del Primer Nobel de Literatura Tony Morrison escribió que “El lenguaje opresor es más que la representación de la violencia; es la violencia; es más que la representación de los límites del conocimiento; limita el conocimiento. Sea el oscuro lenguaje de Estado o el falso lenguaje de los estúpidos medios de comunicación; sea el lenguaje orgulloso pero calcificado de la Academia o el lenguaje utilitario de la ciencia; sea el lenguaje malévolo de la ley-sin-ética, o el lenguaje ideado para la marginación de la minorías, el cual oculta su saqueo racista en su insolencia literaria; debe ser rechazado, modificado y expuesto. Es el lenguaje que bebe sangre, sorbe vulnerabilidades, oculta sus botas fascistas bajo miriñaques de respetabilidad y patriotismo mientras avanza implacablemente hasta la línea de fondo y la mente que ha tocado fondo. El lenguaje sexista, el lenguaje racista, el lenguaje teísta, todos son característicos de los vigilantes lenguajes de dominio, y no permiten, no pueden permitir nuevos conocimientos ni alentar el intercambio mutuo de ideas.”

1. Hannah Arendt, La Condición Humana, Barcelona: Paidós, 1993.

14. Cfr. Germán Rey, Balsas y Medusas. Visibilidad comunicativa y narrativas políti-

2. “Tramas de barbarie”. En: Pen-

cas, Santafé de Bogotá: Cerec, Fescol, Fun-

samiento de los Confines,

dación Social, 1998.

No. 6, Bs. As: Paidós, 1999, pág. 28. 15. Ricardo Forster, “Kosovo?… yo argen3. En: “Tramas de barbarie”, pág. 31.

tino”. En: Pensamiento de los Confines, No. 6, Buenos Aires, Paidós, 1999, pág. 35.

4. Giacomo Marramao, “La filosofía ya no posee un idioma innovador”. En: Babelia,

16. Roberto Forster, “Kosovo?… yo argen-

El País, 1º. de agosto de 1992, pág. 2.

tino”. En: Pensamiento de los confines, No. 6, Buenos Aires, Paidós, primer semestre

5. Michael Taussig, “Un gigante en convul-

de 1999, pág. 39.

siones”, Barcelona: Gedisa, 1995. 17. Eduardo Subirats, “Violencia y civiliza6. Germán Castro Caycedo, Colombia X,

ción”. En: Letra Internacional, No. 62, Ma-

Santafé de Bogotá: Planeta, 1999.

drid, 1999, pág. 20.

7. Recientemente un comandante del ELN,

18. Eduardo Subirats, “La condición situa-

guerrilla colombiana invitó a un grupo de

da”. En: Letra Internacional, No. 41, Ma-

periodistas y decidió mantener retenido a

drid, 1995, pág. 41.

un fotógrafo colombiano de la agencia Reuters pues le había tomado una fotogra-

19. Nelly Richards, “Políticas de la memo-

fía sin capuchón sobre el rosto. El acto del

ria y técnica del olvido”. En: Cultura, polí-

ELN fue de inmediato repudiado de mane-

tica y modernidad, Santafé de Bogotá:

ra generalizada como una clara violación

Universidad Nacional de Colombia, CES,

de la libertad de información.

1998, págs. 64 y 65.

8. Alfredo Molano, “Me cortaron de raíz” -

20. (He estudiado en el caso colombiano

Crónica-, Santafé de Bogotá: Cromos, No.

el papel que desde la década de los 70 ha

4264, octubre 25 de 1999, pág. 48.

tenido el dramatizado televisivo en la discusión y en la memoria de temas sociales

9. Norberto Bobbio, “Paz”. En: Norberto

muy importantes como la guerra, el narco-

Bobbio, El filósofo y la política-antología,

tráfico, la corrupción, el poder de los me-

México: FCE, 1996.

dios o la homosexualidad).

10. En: El Espectador, 39-X-1999, p. 3ª.

21. Cfr. Rosa María Alfaro “…Sobre este tema, he escrito… en Balsas y Medusas.

11. Marco Palacio, “Agenda para la demo-

Visibilidad comunicativa y narrativas po-

cracia y negociación con las guerrillas”. En:

líticas, Santafé de Bogotá: Cerec, Fescol,

Los laberintos de la guerra. Utopías e in-

Fundación Social, 1998.

certidumbres de la paz, Francisco Leal (comp.) Santafé de Bogotá: Tercer Mundo

22. “La democracia tomada en serio”. En:

Editores, 1999, págs. 74 y 75.

Claves de Razón práctica, No. 2, Madrid, mayo de 1990, pág. 13.

12. “Para desarmar la palabra. Diccionario de términos del conflicto y de la paz”, Santafé de Bogotá: Corporación Medios para la Paz.

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