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Introducción Gerardo Arias Carbajal (Universidad de LimaPerú) La televisión vive actualmente un momento fundamental que la puede llevar a transformarse radicalmente, tanto por el desarrollo de la tecnología digital como por la aparición de nuevas plataformas audiovisuales de gran impacto en el público como son el Internet y la telefonía móvil. Efectivamente, la implementación de la televisión digital, además del mejoramiento de la imagen y sonido, traerá consigo la posibilidad de democratizar el uso del espectro radioeléctrico al generarse posibilidades de ingreso de nuevos operadores; la interactividad que puede tener tanto fines comerciales como sociales; y la reducción de la brecha digital en lo concerniente al acceso a Internet que podría llevarse a cabo a través del receptor de televisión. Todas ellas, entre otras, son posibilidades que pueden ser realidades de uno u otro matiz dependiendo de las políticas públicas que sobre la televisión formule cada país. Pero si la industria misma puede ver transformada sus estructuras no es menos importante el impacto que puede tener la televisión digital en los procesos de producción, programación y recepción televisiva. ¿De qué manera se transformarán los programas televisivos? ¿Hasta que punto podremos seguir hablando de programación televisiva cuando empezamos a asistir a procesos de desprogramación en el que cada televidente busca el momento más conveniente para ver su programa favorito? ¿Cómo se irá perfilando este nuevo televidente no sólo con el poder del control remoto que ya ostenta sino también con las opciones de interactividad que se le pueden presentar, así como con las posibilidades de grabar sus programas en discos duros que le permiten retroceder y volver a ver lo que está viendo en vivo? Es fundamental empezar a comprender estos cambios para propiciar el mejoramiento de la televisión, de allí la importancia de contar con elementos de análisis para contribuir al debate en cada uno de nuestros países. En este número de la Revista Diálogos de la Comunicación de Felafacs ofrecemos diversos artículos vinculados a la televisión digital que nos darán nuevas luces para comprender y debatir sobre este proceso. Si la televisión digital es un eje fundamental en este proceso de transformación en la industria televisiva, no es menos importante el desarrollo de nuevas plataformas de consumo audiovisual como son el Internet y la telefonía móvil. Internet no sólo está posibilitando la transmisión y recepción de señales convencionales de televisión, sino también la proliferación de canales de televisión que solo circulan por la red y que están creando un vasto mercado segmentado de consumidores afiliados a un tema específico. La otra vía vital en la red la constituye el fenómeno de You Tube, que en buena cuenta posibilita que cada persona sea un broadcaster pero también un “prosumidor” (productorconsumidor), con las grandes ventajas que sólo la red puede dar, esto es, la búsqueda de vídeos y la generación de foros alrededor de cada uno de ellos. ¿Puede estar ajena la televisión a este fenómeno? Claro que no y no se trata sólo de convertirlo en insumo para producir algún programa sino de entender la lógica que está detrás de este sistema y que convoca a una inmensa audiencia de públicos juveniles que, por el contrario, han ido alejándose de la pantalla tradicional de televisión. El móvil o el celular, como se le conoce en algunos países, es otra plataforma a la que hay que prestar especial atención, tanto por el crecimiento en número como por el hecho de que se ha convertido en la herramienta más poderosa de comunicación y que, en muchos casos, concentra todas las posibilidades de entretenimiento, información y comunicación. Desde un móvil los jóvenes de hoy tienen acceso a Internet, sintonizan una estación de radio, almacenan su propia música, toman y guardan fotos y vídeos, ven películas y clips, compran contenidos de valor agregado a su operador y miran televisión gracias a la tecnología 3G o al estándar de televisión digital que se haya implantada en su país. Dar cuenta de estas nuevas posibilidades mediáticas y su impacto en la televisión es también propósito de este número de la Revista Diálogos de la Comunicación de Felafacs. Gerardo Arias Carbajal . .



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Un análisis de You Tube como artefacto sociotécnico Laura Siri lsiri@speedy.com.ar

Laura Siri: Integrante del equipo de investigación UBACyT “Representaciones visuales de la diversidad sociocultural. Transformaciones y usos contemporáneos”, dirigido por el prof. Aníbal Ford, para el trienio 2005/2008. Institución: Universidad de Buenos Aires. Candidate Maestría CTS. Institución: Universidad Nacional de Quilmes. Ayudante de "Introducción a la informática, la telemática y taller de procesamiento de datos (Taller de Introducción a las TICs)", cátedra de Ricardo Beltrán, desde 1er cuatrimestre de 1007. Institución: Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Periodista especializada en tecnologías de la información

Resumen En este artículo se aborda el análisis del portal de intercambio de videos YouTube en tanto que artefacto sociotécnico. La noción de artefacto sociotécnico permite situar los aspectos tecnológicos y sociales de la interacción en línea en un entramado donde diseñadores, administradores, usuarios, redes de computadoras, normas, decisiones políticas o económicas tienen un papel en la configuración y en la definición del uso de estos espacios electrónicos. En la descripción de cada uno de estos elementos, se analizará cómo dicho artefacto sociotécnico encarna ciertas formas de poder y autoridad específicas. Por ejemplo, se hace notar que si bien YouTube y otras herramientas de la denominada Web 2.0 permiten a cualquier usuario crear y publicar sus propios materiales, las encuestas de uso indican que sólo un pequeño porcentaje de los usuarios crea y publica contenido. Finalmente, se concluye que, a pesar de su popularidad y éxito, en tanto que artefacto perteneciente a un sistema sociotécnico YouTube está aún lejos de estar en situación de estabilización o clausura. Abstract This article analyses YouTube as a social and technical device. The notion of social and technical device allows us to locate technological and social aspects of the interaction in a framework where designers, administrators, users, political or economic networks of computers, norms, decisions have a role in the configuration and the definition of the use of these electronic spaces. In the description of each one of these elements, it will be analyzed how this social and technical device represent specific forms of power and authority. For example, although YouTube and other denominated Web 2,0 tools allow any user to create and to publish their own materials, the surveys indicate that only a small percentage of the users creates and publishes content. In conclusion, despite of its popularity and success, whereas a social and technical device system, YouTube is still far from being in situation of stabilization or closing.

Palabras-clave: artefacto sociotécnico; ciencia, tecnología y sociedad; YouTube; Web 2.0


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YouTube es un sitio donde el usuario, luego de registrarse con algunos datos personales, puede publicar obras audiovisuales, de su autoría o no, cuya duración máxima sea de 10 minutos y cuyo tamaño no exceda los 100Mb. Es decir, desde un video profesional editado con programas que faciliten bajar la resolución para cumplir esas normas, hasta uno amateur hecho con un simple teléfono con cámara.

Desde que, en el 2006, YouTube fue adquirido por Google, no volvieron a publicarse estadísticas oficiales acerca de la circulación de videos en el sitio. En ese momento, se estimaba que cada día eran mirados cerca de 100 millones de videos en todo el mundo y que cada día se cuelgan allí 65.000 nuevos materiales. Para poner esta cifra en contexto, se puede decir que los 4 programas de TV más vistos en Estados Unidos atraen, juntos, esa misma cifra de televidentes.

Por otra parte, según la consultora Hitwise, YouTube acaparó en mayo de 2008 el 75 por ciento del tráfico de todos los sitios de videos de Estados Unidos. Su alcance era nueve veces mayor que la su rival más inmediato, MySpace TV, que tenía un 9 por ciento del tráfico. En tercer lugar aparecía Google Video con un 3,73 por ciento, seguido de Yahoo Video con un 1,9 por ciento y Veoh, con 1,3 por ciento. Además, en el último año, el tráfico de YouTube se incrementó un 26 por ciento, mientras que los demás competidores, con la excepción de Veoh, que creció un 32 por ciento, experimentaron un crecimiento negativo. MySpaceTV disminuyó un 44 por ciento, Google Video un 52 por ciento y Yahoo Video un 31 por ciento. La edición de 2007 de este mismo estudio fue más lejos, y afirmó que YouTube tenía entonces en Estados Unidos más visitas que sus 64 competidores juntos.

Como se ve, YouTube no es el único sitio de videos online. Pero fue el primero, y este factor tiene su peso a la hora de dominar el territorio. Tanto es así que Microsoft, en vez de utilizar su servicio MSN Video para publicitar sus productos, decidió recientemente abrir un pequeño y sencillo canal en YouTube, a pesar de que es propiedad de su archirival, Google.

YouTube representa la clase de medio descripto por Yochai Benkler en The Wealth of Networks (2006), en el cual coexisten contenidos comerciales, con amateurs, gubernamentales, empresariales, sin fines de lucro, educativos, activistas y sensacionalistas. Y, a diferencia de lo que cabe esperar de un canal de televisión tradicional que, en general, tiene una determinada línea editorial y la sigue, YouTube potencialmente es una arena de conflicto y renegociación entre diferentes formas de poder, traducidas no solamente en lo que la empresa propietaria, Google, considera apropiado mantener publicado, sino también en lo que impulsan usuarios con diversas aficiones e intereses, y lo que tienen que decir al respecto grupos de poder que detentan o dicen detentar derechos de autor eventualmente vulnerados.

Si hace más de quince años los comunicólogos tomaron nota del “efecto CNN”, que aparentaba una transmisión en tiempo real de todo, en todas partes, y desde todas partes, hoy el mito de la comunicación


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total es el “broadcast yourself” de YouTube. De hecho, según las anteriormente mencionadas cifras oficiales de agosto de 2006, en el hipotético caso de que alguien quisiera ver todo este material sin interrupciones, necesitaría 9.035 años.

Ante este fenómeno, es casi natural preguntarse ¿cómo impacta la existencia de algo como YouTube en la sociedad? ¿Puede verse el surgimiento de esta tecnología como la causa de una creciente horizontalidad en el uso de medios de producción audiovisual?

Pero este tipo de preguntas esconde falacias implícitas. Por ejemplo, que la tecnología viene de "afuera" de la sociedad, y luego va y le hace cosas a ésta. También suponen que el uso y el significado que finalmente la sociedad da a una tecnología es uno, y no podría haber sido otro. Finalmente, atribuyen las causas de un fenómeno social en las propiedades intrínsecas de una determinada tecnología, sin pensar en cómo y cuando fue introducida ni por qué bajo cierto formato y no otro. Como dice el investigador del MIT Henry Jenkins: “mucho de lo que se ha escrito acerca de YouTube implica que la disponibilidad de tecnologías de la Web 2.0 ha permitido el crecimiento de las culturas participativas. Yo diría lo opuesto: fue la emergencia de culturas participativas de toda clase en las décadas pasadas lo que ha marcado el camino para una adopción temprana, rápida y diversa de plataformas como YouTube”. O, como dice María Belén Albornoz, “lo virtual no sustituye a lo real, lo representa, es un laboratorio de experimentación ontológica que nos obliga a renunciar al apoyo de las apariencias y nos vuelve cazadores de lo real en bosques de símbolos”.

Las conceptualizaciones deterministas de la tecnología, que llevan por ejemplo a decir que “Internet modifica los hábitos de consumo de la sociedad” o que “Internet está substituyendo a la prensa y la televisión”, pueden cuestionarse desde muchos puntos de vista. Pero, aunque más no sea por una cuestión práctica, es útil que quienes practicamos las ciencias sociales las evitemos. Porque no sólo reemplazan un misterio por otro, sino que anulan de un plumazo lo social como causa de las transformaciones y lo sustituyen por la aparición de una determinada tecnología. Por lo tanto, puede ser más productivo no hablar de tecnología en sí sino de “relaciones socio-técnicas”, como proponen autores como Bijker, Hughes y Pinch (1987). Éste es el abordaje más generalizado en los estudios sociales de la tecnología de los últimos quince años, e intenta reflejar la complejidad de los procesos de cambio tecnológico. La idea es mostrar el caracter social de la tecnología y el carácter tecnológico de la sociedad, generando un nivel de análisis complejo o socio técnico, al contrario de las visiones deterministas lineales, tecnológicas o estrictamente sociales, adoptadas a menudo por diversos analistas e incluso por los mismos actores intervinientes en los procesos de cambio tecnológico.

Este enfoque socio-técnico intenta mostrar cómo los “artefactos” son construidos por grupos sociales a medida que éstos les otorgan e imponen significados. Aquí, la palabra “artefacto” en referencia a las tecnologías pretende resaltar su caracter construido, situado y contingente. Desde este enfoque, el significado, la forma y el éxito de un producto tecnológico no reside en las cualidades intrínsecas del mismo artefacto, sino en un proceso de co-construcción entre dichos artefactos y los grupos sociales significativos


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que los utilizan, que les proveen significado, que los aceptan, o los rechazan, en un proceso de negociación y tensiones políticas, técnicas, sociales, comunicacionales, culturales, económicas y legales. Porque, como dicen otros autores de esta corriente, “el agente del cambio social no es la tecnología en sí misma, sino los usos y la construcción de sentido alrededor de ella” (Grint y Woolgar, 1997).

Cada artefacto, junto con los grupos sociales relevantes que lo co-construyen, es parte de lo que Hughes (1983) denomina un “sistema socio-técnico”. Los sistemas socio-técnicos “son simultáneamente construidos socialmente y configuran la sociedad”, afirma el autor. Este historiador señala que los sistemas tecnológicos están constituidos por complejos y heterogéneos componentes, que pueden ser artefactos físicos (técnicos), organizaciones (empresas de manufactura, compañías de servicios públicos, bancos de inversión, organismos gubernamentales), elementos provenientes de la ciencia (libros, artículos, programas de investigación), corpus legislativos (leyes, estándares) y hasta recursos naturales. En este esquema de análisis, se ve que no se trata de encontrar los “efectos” de la presencia de un determinado artefacto sobre los demás elementos del sistema: lo importante es que cualquier modificación en un elemento produce una retroalimentación o un feedback en los demás. Y los problemas, conflictos y significados que cada grupo social relevante asocie con un cierto artefacto no necesariamente se traducirán en una solución tecnológica, sino también judicial, moral, cultural o política, entre otras posibilidades. “Es posible mostrar que distintos grupos sociales poseen interpretaciones radicalmente distintas de un artefacto tecnológico”, explican Bijker, Hughes y Pinch (op. cit.). Así, los diversos artefactos irán alcanzando un mayor o menor grado de estabilización, o clausura, hasta adquirir una forma relativamente estable. Y, si el conflicto entre las distintas intrepretaciones resulta ser irreductible, puede incluso desaparecer.

YouTube como artefacto: ¿Cuáles son sus grupos sociales relevantes? Una de las críticas que siempre ha recibido el enfoque sistémico es la dificultad de establecer sin ningún género de dudas qué pertenece al sistema y qué no. Dicho esto, se entenderá que el siguiente listado seguramente no alcance a agotar todos los actores relevantes enumerables. Así que se hará lo más exhaustivo posible, aún sabiendo que es inevitablemente insuficiente.

El artefacto en sí La efectividad comunicacional de YouTube no reside solamente en la producción audiovisual que contiene, sino en la gran cantidad de información que incluye junto a cada video. Cuando uno ve una obra, aparte de la ventana del reproductor, puede leer el título y usar unos controles de reproducción similares a los de un VCR. Inmediatamente abajo, se puede ver la calificación obtenida hasta el momento por el video, la cual va de una a cinco estrellas y se determina por el voto de los usuarios. También dice cuántas veces fue visto, si está incluido en listas de favoritos y qué comentarios generó. Asimismo, hay una opción de incluirlo en la propia lista de favoritos, recomendarlo a otra persona o denunciarlo como inapropiado. Los usuarios registrados pueden añadir sus propios comentarios e, incluso, colocar su respuesta en forma de video. A la derecha de cada video, aparece un listado de otros relacionados. Ocurre que, cuando un usuario carga uno, le asigna según su criterio título, descripción y etiquetas. Todos estos descriptores son usados por el


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sistema para generar semánticamente esa lista de videos presuntamente de la misma temática. Si se elige ver uno de ellos, aparecerá a la derecha otra lista de videos a su vez relacionados. Se puede acceder a la información personal que el usuario que colocó el video online haya decidido compartir. Por ejemplo, su alias, el listado de sus otros videos y su página personal o "canal" en YouTube. También puede estar su nombre, edad, nacionalidad, intereses, películas favoritas y otros datos personales. Pero proporcionar este tipo de información no es obligatorio. Y, dado que en el “canal” de alguien se puede ver el listado de sus videos, sus favoritos, la lista de sus amigos y suscripciones, sus comentarios y los diversos modos de contactarlo, “las simples conexiones entre materiales similares se transforman en auténticas interacciones entre personas” (Campos, 2007).

Los fundadores Antes de formar parte de un sistema sociotécnico, un artefacto comienza como mera invención. En este caso, se trata de la de tres jóvenes empleados de la firma de pagos en línea PayPal: Jawed Karim, Steve Chen y Chad Hurley. Ellos consideraban necesario un servicio que permitiera subir, mirar y compartir sus propios videos en la Red, pero sin los problemas de compatibilidad y otras dificultades que impidieron despegar a sistemas previos de streaming. El 15 de febrero de 2005, registraron el dominio YouTube.com. Es decir que, desde el principio, se pensó como una forma personal de hacer televisión, ya que en inglés se llama informalmente “the tube” al televisor. Como suele suceder entre los inventores exitosos de Estados Unidos, su primera oficina fue un garage. Y, aunque hoy la famosa revista Wired hable del sitio todo el tiempo, en aquel entonces ninguno de sus escritores se dejaba tentar por los intentos de los tres emprendedores de difundir YouTube en sus páginas. Aparte del primer video posteado, donde Karim mostraba una visita suya al zoológico, casi no había material colgado. Pensaron que unos videos de mujeres levantarían la audiencia, así que pusieron un anuncio donde prometían dar 100 dólares a cada chica que enviara un video suyo. Ninguna respondió. Hoy se habla mucho de las posibilidades de YouTube como fuerza de cambio político y económico. Pero la verdad es que nació, simplemente, como un sitio para compartir videos recreativos entre adolescentes o jóvenes adultos. Todo mejoró en junio de 2005, cuando los creadores de YouTube añadieron características que lo llevaron de ser un simple sitio de intercambio de videos a ser una red social: 1) recomendaciones de videos relacionados, 2) correo electrónico con un solo click para avisar a un amigo que vea cierto material, 3) más herramientas de intercambio social e interacción entre usuarios, como los comentarios al pie y 4) la posibilidad de insertar una película en una página web externa a sus servidores, pese a que el archivo resida físicamente en ellos. En noviembre de 2005 recibieron una primera inyección de capital de 3,5 millones de dólares, por parte de Sequoia Capital, el único inversor al que hasta el momento habían logrado convencer. Para ese momento, el sitio tenía más de 200.000 usuarios y mostraba más de 2 millones de videos por día. Por lo tanto, ya había un principio de sistema sociotécnico, con fundadores, usuarios e inversores. ¿Cómo lograron mayor audiencia? Con una campaña no muy diferente de la de empresas sin nada que ver con Internet: organizaron un concurso que sorteaba un iPod Nano entre quienes se inscribieran en el sitio, o invitaran a otros, o postearan un video. Funcionó y, desde entonces, todo es crecimiento. Pero, como puede verse, el


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principio fue incierto y tuvo muchos puntos de “va-no va”. El éxito no fue necesario, sino contingente. Y, por cierto, Karim en determinado momento decidió dejar la compañía y continuar sus estudios en esa universidad que fue el semillero de muchos otros emprendedores de las nuevas tecnologías: Stanford1.

Google En octubre de 2006 Google compró YouTube por 1600 millones de dólares, cuando el sitio tenía sólo 29 meses de existencia. Google era entonces una empresa que valía unos 10 mil millones de dólares y tenía un crecimiento anual de ingresos de entre el 70 y el 80 por ciento. Y entre las razones que la movieron a pagar tanto por YouTube no estaban sus valores intrínsecos, sino el miedo a que fuera otra la compañía que la comprara, como Yahoo, Time Warner o la CBS. Si antes de esta movida las cadenas de televisión y otras empresas se preocupaban por la competencia de YouTube, ahora iban a enfrentarse a un jugador mucho más potente. Y, al mismo tiempo, más solvente, así que los juicios por supuestas violaciones al derecho de autor de los videos en YouTube comenzaron a llover. De hecho, lo primero que hizo Google al tomar posesión de YouTube fue eliminar del portal casi 30.000 videos cuya difusión presuntamente violaba leyes de propiedad intelectual. También se apresuró a cerrar acuerdos mutuamente convenientes con productoras y discográficas para poder seguir teniendo sus videos online, o bien retirarlos a pedido. Muchos blogs comentaron que era el principio del fin, que los usuarios se pasarían a otras plataformas de videos online. Lo cual hubiese, quizá, sido razonable. Pero eso no ocurrió. Una de esas otras posibles plataformas era Google Video, un servicio de Google que hacía, y sique haciendo, lo mismo que YouTube. Hasta el momento, Google ni lo cerró ni lo fusionó con YouTube.

Anunciantes El objetivo global principal de Google como negocio es la publicidad online. Todos sus servicios, desde su famoso buscador hasta la plataforma de correo electrónico Gmail, sólo existen para acompañar anuncios publicitarios bajo distintas modalidades. En este sentido, tener a YouTube entre sus activos es todo un desafío, porque hasta el momento no ha encontrado el modo de hacer dinero con este portal. Por el momento, Google sólo vende anuncios junto a los videos de YouTube aprobados por las empresas de medios o por otros socios. Según publicó recientemente The Wall Street Journal, éstos son sólo el 4 por ciento de todos los videos publicados en el sitio. En dinero, según la misma fuente, sólo se trataría de unos 200 millones de dólares a lo largo del 2008. Lo cual está lejos de lo necesario para cubrir los costos ya que, según la revista Fortune, YouTube envía 1.000 gigabytes de datos cada segundo y semejante flujo de información tiene un costo de un millón de dólares al día en ancho de banda.

En la citada información de The Wall Street Journal, el diario estadounidense citó a Tim Armstrong, jefe de ventas de publicidad de Google en América del Norte, quien habría examinado el sistema de ventas de la página de videos e identificado nada menos que 105 problemas en su actual sistema de publicidad. Por otra 1

Esta historia está resumida a partir del relato del propio Jawed Karim, en el video que está en http://www.youtube.com/watch?v=nssfmTo7SZg


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parte, como la mayoría de los videos son de usuarios comunes, parece que los anunciantes son reacios a colocar sus anuncios junto a producciones de origen desconocido. Google declaró que el modelo a seguir en YouTube será el de "innovación y experimentación", así que supuestamente no le importa la falta de rentabilidad. Pero, en caso de que esto no sea cierto o que, si lo es, en algún momento deje de serlo, un importante elemento del sistema sociotécnico de YouTube -la generación de ganancias para sus dueñospodría afectar la existencia del sitio más allá de su popularidad.

Proveedores de Banda Ancha Si lo único que uno hace con la Red es intercambiar correo electrónico y navegar por páginas estáticas y llenas de texto, su consumo de ancho de banda será escaso. Este era principalmente el tipo de tráfico que había cuando nació Internet y se estableció el famoso principio de "neutralidad", por el cual deben tener la misma prioridad todos los datos que pasan por ella. Pero todas las aplicaciones que involucran video, entre ellas YouTube, requieren un importante uso de los recursos. Recursos que son provistos por la infraestructura física de cables telefónicos, enrutadores, switches y cables submarinos, entre otros elementos, que forman parte de la inversión de las grandes compañías de telecomunicaciones. Ante el aumento del tráfico pesado y la necesidad de mayores inversiones en infraestructura, las “telcos” de todo el mundo presionan cada vez más para poder facturar proporcionalmente al consumo. Si estos movimientos tienen éxito, llegaría un momento en que no se pudiera subir o bajar videos de YouTube sin pagar más y, por lo tanto, la popularidad del sitio podría decaer. Es más, cada telco podría impulsar sitios propios, distintos de YouTube, para intercambiar videos, haciendo más lento el acceso a YouTube y más rápido al sitio propio. El tema de la neutralidad de la Red, no sólo para defender la descarga de videos sino también el uso de adjuntos en los e-mails y las redes P2P -entre otras aplicaciones que consumen gran ancho de banda- es uno de los principales focos del activismo a favor de las libertades online.

Gobiernos Sin duda, YouTube es un lugar donde se pueden colgar videos con información que, de otro modo, difícilmente trascendería. Pero también hay una historia de relaciones conflictivas entre el sitio y diversos gobiernos donde, o bien fue censurado, o bien colaboró en el ejercicio de la censura. En este sentido, los gobiernos también pueden considerarse parte del entramado sociotécnico que tiene como epicentro a YouTube.

Por ejemplo, en marzo de 2007, Turquía bloqueó el acceso al portal en su territorio por la presencia de un video presuntamente insultante contra el fundador de la república, Mustafá Kemal Atatürk y sus compatriotas turcos, a quienes se retrataba como supuestamente homosexuales. Este video supuso una batalla más dentro de la "guerra virtual" que mantienen Grecia y Turquía en YouTube la cual, por supuesto, es solo una manifestación comunicacional de un conflicto que no tiene nada de virtual.

La censura del gobierno chino a diversos sitios de Internet, entre ellos YouTube, es constante y ampliamente conocida. Como ejemplo, en marzo de 2007 las autoridades de Beijing bloquearon el acceso a


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YouTube para que los usuarios de su país no pudieran ver videos sobre la represión en Lhasa, capital del Tibet, donde murieron al menos 80 personas en un altercado entre el ejército chino y activistas a favor de la libertad de esa región asiática. YouTube era el único medio que hasta ese momento tenían los chinos para ver ese tipo de incidentes, ya que la televisión local solo mostraba aquéllos protagonizados por tibetanos.

En abril de 2007, YouTube cedió a presiones del reino de Tailandia para retirar videos con contenidos considerados ofensivos contra el Rey Bhumibol Adulyadej, después de que el gobierno tailandés hubiera bloqueado el sitio. En los videos retirados se observaba al monarca, de 79 años, cubierto por graffitis y con una marea de pies superpuestos emulando pisotones (los tailandeses consideran los pies como la parte más sucia del cuerpo).

En noviembre de 2007 el blogger egipcio Wael Abás denunció que el portal censuró varios videos de torturas a detenidos en comisarías en Egipto, con la excusa de haber recibido quejas sobre esas grabaciones. Abás puso como ejemplo el caso de Emad Kabir, quien fue torturado en una comisaría bajo las órdenes de un oficial, mientras otro agente grababa con un teléfono móvil imágenes que luego fueron difundidas en Internet.

En febrero de 2008, Pakistán decidió bloquear en su territorio el acceso a YouTube porque el portal presuntamente albergaba videos contrarios al Islam. Pero esto provocó la caída parcial de este sitio en varios otros países. El problema se debió a un defecto en la forma en que todos los proveedores de servicios de Internet del mundo manejan cierta información técnica necesaria para encontrar las PCs conectadas a la red. Para simplificar el proceso y abaratar costos, ellos no almacenan ni actualizan en equipos propios este tipo de datos, sino que la comparten entre sí. Con lo cual, si alguno manda información incorrecta al resto, se pueden generar fallas. Precisamente, lo que ocurrió en esta ocasión es que los datos técnicos orientados a bloquear YouTube en Pakistán se distribuyeron a otros proveedores en forma supuestamente accidental. Así se provocó una caída extensa del portal durante dos horas en todo el mundo. Por lo tanto, en la práctica, Pakistán no sólo ejerció la censura en su propio territorio, sino en otros países.

Estos son sólo algunos ejemplos de la peculiar relación entre YouTube y los gobiernos, en la cual generalmente salen perdiendo otros importantes integrantes del sistema sociotécnico: los usuarios. Lo que viene a demostrar que no existe un mundo “virtual” liberado de las condiciones sociales y políticas del mundo “real”. No existe una tecnología que en sí misma genere libertad, si en el poder político hay suficiente voluntad de restringirla y en el sector privado resulta comercialmente conveniente darle el gusto.

Usuarios corrientes Se supone que el usuario típico de Youtube es alguien que quiere interactuar, se aburre con algo que dure más de cinco minutos y, sobre todo, no tolera los anuncios.


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También, según Patricia Lange (2007), los usuarios de YouTube pueden clasificarse en cinco categorías 1) los "antiguos”, 2) los casuales, 3) los activos, 4) los YouTubers o Tubers y 5) las “celebridades”. Los “antiguos” son quienes ya no publican videos, pero mantienen su cuenta activa, miran los de otros y, de vez en cuando, publican algún comentario. Los casuales típicamente no se registran, así que no tienen cuenta propia, y tienden a ver videos cuando buscan algo específico, o si navegan el sitio, o si alguien les recomienda un material en particular. Los activos tienen una cuenta y usualmente suben videos o, al menos, dejan comentarios sobre los videos o canales de otros participantes. Los Tubers son personas muy intensamente comprometidas en su participación en YouTube, suelen visitarlo a diario, por al menos una hora. Suben videos y participan mucho en debates y discusiones. Finalmente, las “celebridades", son Youtubers conocidos tanto dentro como fuera del sitio, gente famosa o influyente, como los propios fundadores del sitio. No obstante, es significativo que, según un informe de la consultora Hitwise publicado en 2007, solo un 0,6 por ciento de todos los usuarios del sitio suben contenidos. La gran mayoría solo los mira o los comenta. Si se trata de una autolimitación, un condicionamiento cultural, algún tipo de obstáculo técnico o cualquier otra causa, es algo que merecería una investigación etnográfica. Pero, como hecho, muestra una asimetría notable en el flujo de la información en este paradigmático sitio de la Web 2.0. Henry Jenkins (2007) señala que YouTube demuestra que una cultura participativa no necesariamente es una cultura diversa. Las minorías están muy sub representadas, al menos entre los videos más vistos del portal, y los participantes activos tienden a ser varones de clase media y alta. “Si queremos ver una cultura más «democrática«, necesitamos explorar qué mecanismos podrían alentar una mayor diversidad acerca de quiénes participan, qué obras logran visibilidad y qué consigue ser valioso en esta nueva cultura participativa”. Por lo visto, aunque a diferencia de la televisión tradicional, en YouTube la tecnología permite la interacción, la participación y la producción individual, en la práctica sigue siendo mucho menor el número de emisores que el de receptores. De todos modos, tampoco es cuestión de exaltar la participación como algo deseable en sí mismo, ya que en YouTube no faltan los videos de ataques a menores grabados con teléfonos móviles, amenazas de muerte, comunicados previos a atentados, videos que violan la intimidad de las personas y contenidos xenófobos, todos provistos por usuarios indudablemente calificables como activos.

Activistas Entre los usuarios más activos se encuentran aquellos que participan del esfuerzo persuasivo correspondiente a distintas campañas electorales y políticas en general. Hay quien piensa que Hillary Clinton perdió las internas del partido demócrata norteamericano antes en YouTube que en las urnas, y que el mismo portal contribuyó significativamente a la victoria de Nicolas Sarkozy sobre Segoléne Royal. Pero también hay activismo para otras causas y, por ejemplo, la organización de derechos humanos Witness.org tiene un programa de asociados a los cuales provee de cámaras de video en zonas de conflicto, para que puedan grabar hechos denunciables y luego colgar los videos en YouTube. Y hasta hay partidos políticos nacidos en el “ciberespacio”, como el Partido Pirata, originado en Suecia y hoy extendido a otros países, que representa los intereses de quienes se oponen a las patentes de software


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y las restricciones en las descargas, dos cuestiones cada vez más preocupantes entre los usuarios de Internet. En España, el Partido Pirata ya es un partido político oficial y estuvo habilitado para participar de las elecciones de 2008.

Cuerpos legislativos En octubre de 2006, el analista Josh Bernoff, de la consultora Forrester, sentenciaba: “YouTube tiene los días contados. No creo que pueda evitar a la justicia y mantener su popularidad”. Según su opinión, los problemas judiciales de la página eran tantos que se vería obligada a cerrar, como le ocurrió al sitio de intercambio de canciones Napster.

De hecho, sólo un mes antes, uno de los fundadores de YouTube había expresado su esperanza de que “cada video musical alguna vez creado” estaría disponible en el sitio. Obviamente, cuando dijo eso no tenía muy en mente la opinión de los eventuales dueños del copyright de esos videos. Y poco después ya era problema de Google, no suyo.

YouTube se ampara en la sección 512(c) de la Ley de Copyright de los Estados Unidos para sólo considerarse obligada a retirar material protegido luego de haber sido notificada de su presencia por el titular de los derechos. Esta norma presume la buena fe de quien solo actúa como repositorio de materiales puestos por otros. Pero, no obstante, la tendencia mundial es a hacer cada vez más restrictivas las regulaciones sobre derechos de autor y, por lo tanto, la dependencia de la 512(c) podría convertirse en un problema para la permanencia de YouTube (Brennan, 2007).

Justamente, éste fue uno de los argumentos presentados por Google en el largo litigio que mantiene con la productora Viacom (propietaria de MTV, Paramount y Dreamworks) por el tema del copyright de los videos. Sin embargo, recientemente un juez no solamente no simpatizó con su defensa, sino que le ordenó remitir a esa empresa el registro de todos los videos que han visto los usuarios de Youtube y su dirección IP, es decir el número que identifica a la computadora al conectarse a la Red. Estos datos permiten saber con exactitud qué video fue visto, cuándo y desde qué dirección. Y si se trata de un usuario registrado, también figurará su nombre o alias. Y estos datos existen porque, para poder observar el comportamiento de los usuarios para sus propios objetivos comerciales, Google guarda el registro de los datos de conexión durante 18 meses y promete confidencialidad. Pero como en este caso los guardó durante un período de tiempo que resultó relevante para Viacom, ahora la información de todos los usuarios, de todas partes del mundo, estarán a disposición de una empresa a la cual no se los dieron, para un fin distinto al que se suponía iba a darles YouTube, ubicada en un país cuyas leyes y demandas no tienen por qué acatar.

Pero YouTube no sólo tuvo problemas legales en Estados Unidos. En la Argentina, Artear exigió a YouTube retirar todos los videos de su propiedad existentes en el sitio. Esta emisora optó por un camino iniciado por la francesa TF-1 y la española Telecinco (cuya demanda fue desestimada). Sin embargo, otras cadenas


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consideran algo así como “si no puedes vencerlos, únete a ellos”, y que, de todos modos, la presencia de su material en YouTube también les da publicidad gratuita. Así que Antena 3, TVE o Telemadrid, en España, además de otros grupos como CBS, BBC, Sony y Warner, establecieron acuerdos para tener canales propios en Youtube, donde vuelcan sus contenidos. Recientemente, la productora audiovisual Lionsgate también le dio un apoyo, al anunciar que creará un canal consu marca dentro del portal, donde se podrán ver algunos trozos de sus creaciones cinematográficas. “Puedes aplicar la estrategia de luchar en una guerra interminable tratando de acabar con YouTube o puedes aplicar la estrategia de aceptar el hecho de que la gente quiere ver los contenidos de esta manera”, explicó el presidente de medios digitales de Lionsgate, Curt Marvis, en declaraciones a The Hollywood Reporter. Otras productoras también ya se están planteando hacer acuerdos similares con YouTube.

Empresas Más allá de la publicidad formal que pueda estar intentando colocar Google en los videos de YouTube, muchas empresas aprovechan la plataforma como una forma barata de ejercitar el marketing viral o la publicidad encubierta. En octubre de 2005, por ejemplo, el fabricante de calzado deportivo Nike produjo un supuesto video amateur del futbolista Ronaldinho usando sus nuevas zapatillas Gold. Este clip fue descargado 3,5 millones de veces en YouTube y le dio a Nike una tremenda exposición ante un público de jóvenes adultos, con un costo mínimo. Pero el marketing en YouTube no está limitado a grandes corporaciones como Nike. Tekserve es un pequeño revendedor norteamericano de Apple, que creó una enorme campaña donde un montón de Ipods, por valor de 60 mil dólares, caían en cascada como piezas de dominó. Este video fue descargado 200 mil veces en sólo tres días. Por otra parte, los videos generados por usuarios tienen a veces un efecto similar a los famosos "chivos" televisivos. Por ejemplo, en un video llamado Breakup, una tal Melody discutía con su novio el uso de diversos dispositivos, como un snorkel, una máscara de gas y, por supuesto, una webcam. Luego de una serie de videos así, el fabricante Logitech le ofreció regalarle el producto de su marca que quisiera mostrar. Así, cierta nueva webcam de Logitech fue vista en poco tiempo por 300 mil usuarios de YouTube. Otro ejemplo es el de Chevrolet, quien decidió combinar su campaña para el Apprentice/Tahoe con otra generada por los internautas. Así que, en el sitio de Chevy, los usuarios podían crear su propio video comercial personalizado. Pero unos ambientalistas aprovecharon para producir videos paródicos y publicaron unos 800 de ellos en YouTube. Se cree que, a pesar de eso, el boca a boca en YouTube resultó en realidad benéfico para la automotriz, ya que contribuyó a generar 4 millones de páginas vistas, 400 mil visitantes únicos y 22 clicks en anuncios en su propio sitio web. Según dijo entonces el gerente general de Chevrolet, Ed Peper, “esta ha sido una de las promociones más creativas y exitosas que hemos hecho”.

La prensa y la televisión Un informe de Yahoo! y OMD resalta que haría falta un día de 43 horas si considerara la suma de todas las horas de actividad comunicacional mencionadas por los consumidores entrevistados en sus encuestas. Esto implica que, en realidad, se pueden hacer muchas cosas a la vez y no necesariamente un mayor uso de un


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medio implica pérdida de audiencias para otro. Los usuarios van a YouTube, quizá al mismo tiempo que ven la televisión. Por otra parte, es cierto que muchos videos han alcanzado mucha más visibilidad por estar en YouTube que la que jamás hubiesen logrado en la televisión. Pero a menudo es la misma televisión, o la prensa, quien llama la atención sobre determinado video y lo hace popular, como ocurrió con el de la ejecución de Sadam Husein, grabado supuestamente por un oficial que se encontraba supervisando la ejecución con su teléfono móvil, luego publicado en YouTube, a continuación hecho notar por la televisión árabe y, finalmente, por todos los canales y diarios del mundo. En pocos días, este video había alcanzado el millón de visitas. Como dice Henry Jenkins (op.cit.) “YouTube nos ayuda a a ver los cambios que se están produciendo en la economía cultural: las bases de la cultura se apropian y recombinan contenidos de la industria de los medios masivos, y la industria de los medios masivos monitorea tendencias y lleva las innovaciones de vuelta al sistema, amplificándolas y distribuyéndolas hacia otras poblaciones. De algún modo, estos sitios pueden verse como un modo de explotación económica, ya que tercerizan la producción mediática desde trabajadores creativos altamente especializados hacia sus contrapartes amateurs no remuneradas”.

En síntesis, ante la aparición de otro medio que puede ocupar su mismo nicho, la televisión y la prensa se adaptan, lo incorporan, lo resignifican y hasta lo explotan. Pero no necesariamente se dejarán fagocitar por él.

Conclusión Aunque este artículo es ciertamente largo, no alcanza a abarcar todo lo que podría decirse sobre el sistema sociotécnico cuyo elemento central es YouTube. Son muchos más los ejemplos que podrían darse, muchos más hitos históricos que podrían reseñarse y muchas más las reflexiones teóricas que podrían añadirse. Pero lo dicho seguramente alcanza para concluir que, a pesar de su actual popularidad, dicho sistema sociotécnico está lejos de poderse considerar estabilizado o clausurado. Cada uno de los elementos enumerados tiene sus propias fuentes de inestabilidad, cada uno podría contribuir a un cambio extremo o, incluso, a la desaparición de todo el sistema analizado.

El análisis de YouTube es un ejemplo más de que la tecnología puede ejercer una gran influencia social, pero no en sí misma, sino en combinación con factores no necesariamente tecnológicos, sino sociales. Un artefacto puede ser producido y desarrollado por ingenieros, científicos o aficionados talentosos. Pero cuando sale a la luz es resignificado por diferentes grupos e individuos, cuyos intereses pueden y suelen ser diferentes a los inicialmente pensados por los inventores, y hasta entrar en conflicto unos con otros.

La popularidad de YouTube muestra que ciertos problemas tecnocientíficos sin duda fueron resueltos. Pero también da cuenta de una sociedad que ya venía hacía tiempo demandando más superficies que líneas y practicando diversas formas del muy americano "do it yourself". YouTube aglutina sistémicamente un conjunto de actores de origen humano (proveedores, anunciantes, inversores, corpus jurídicos, entre otros) con un conjunto de actores no humanos (videos, blogs, electrones, redes, banda ancha, etc.). Las ideas de


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los movimientos a favor del software libre, las licencias Creative Commons y otras formas de expresar que compartir ni es delito ni es inapropiado, también son parte importante del contexto donde este tipo de sitio puede tener su mayor éxito y también su mayor resistencia.

Aún no está claro cuál será en definitiva el modelo de negocios de YouTube, si se llenará algún día de publicidad, si esa publicidad espantará a los actuales usuarios, si tendrá un rol definido en la construcción de opinión pública o será simplemente una forma divertida de exponer la propia privacidad, si las productoras audiovisuales lo seguirán considerando una amenaza o comenzarán a verlo como una oportunidad, entre otros problemas irresueltos. Pero, a diferencia de las teorías deterministas, el enfoque sociotécnico no está hecho para predecir el futuro. Justamente, está abierto a la redefinición en cualquier momento de la forma en que los grupos sociales relevantes dan significado al artefacto e, incluso, al ingreso imprevisto de nuevos actores al sistema como, en su momento, lo hizo Google al adquirir YouTube.


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El Modelo Híbrido Japonés - Brasileño de TV Digital – Interactividad, interoperabilidad y robustez para inclusión social Cosette Castro cosettecastro@hotmail.com Cosette Castro: Doctora en Periodismo y Comunicación por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB/España). Consultora de la Comisión Económica para América Latina y Caribe (CEPAL) – UNESCO. Autora de los libros: Por que os Reality Shows Seduzem as Audiencias?São Paulo:Paulos, 2006; Midias Digitais, Convergencia Tecnológica e Inclusão Social. São Paulo: Paulinas, 2005, (con André Barbosa Filho e Takashi Tome). Se encuentra en fase de edición: Cartografia Audiovisual Brasileira – um estudo de TV e cinema (2007) y Comunicação Digital, que será publicado en octubre de 2008. Premio Investigación Innovadora/ Cátedra de la Unesco de Comunicación (Brasil-2006) y Premio Luis Beltrão de Comunicación/Intercom – 2008, como liderazgo emergente en la investigación en Comunicación de Brasil. Resumen Esa ponencia trata de la elección del sistema de TV Digital híbrido en Brasil, país que optó en 2006 por el ISBDT (Integrated Services for Digital Broadcasting Terrestrial Television), modelo que utiliza tecnología brasileña y japonesa y presenta importantes diferencias en relación a los sistemas norteamericano y europeo. El modelo híbrido brasileño posibilita el uso de la interactividad, interoperabilidad entre los distintos sistemas, uso de multiprogramación y el uso de los modelos de alta definición y/o estándar, entre otros recursos tecnológicos. En seis meses de implantación, la TVD en Brasil ya está presente en São Paulo, Rio de Janeiro y Belo Horizonte y deberá llegar a las demás 24 capitales provinciales hasta finales del 2009. La robustez del sistema garantiza que las personas logren recibir la señal de TV digital para televisiones abiertas y gratuitas, aunque vivan en regiones distantes o en ciudades con muchos edificios. Además de tratar de los cambios tecnológicos, el trabajo apunta para los cambios en el comportamiento de la gente, así como la necesidad de plantear nuevos oficios y habilidades para atender las demandas de la televisión digital. Finalmente, trata del desarrollo de lo Centro Nacional de Producción de Contenidos Digitales Interactivos e Interoperables, una industria que recién ahora empieza a dar sus primeros pasos.

Palabras Clave Televisión Digital - ISDB-T – contenidos digitales – tecnologías de la información y de la comunicación – interactividad - interoperabilidad

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Introducción Una contextualización necesaria Considerado el país más grande en extensión de la región, Brasil posee 45% del territorio latinoamericano y una población estimada en 172 millones de personas de las que, 153 millones tiene 10 años o más, por lo que son potenciales usuarios de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC). Los números del único país de habla portuguesa en Latinoamérica también son proporcionalmente grandes, sea en términos de desarrollo o de pobreza, pues en una misma nación es posible encontrar índices de países desarrollados, como es el caso de las regiones Sudeste y Sur, o porcentuales de países de tercer mundo en el Nordeste del país. En términos tecnológicos, hay en Brasil 130 millones de móviles (datos de mayo del 2008), siendo que 88% de ellos son de sistema prepago y otros 12% de celulares situados en el sistema de postpago, un fenómeno que se repite en toda Latinoamérica. Más de 97% de la población posee un aparato de televisión en casa y otro 89% posee aparatos de radio y tanto la televisión abierta y gratuita como la radio tienen ámbito nacional. Brasil es ejemplo de país que ha desarrollado una cultura audiovisual en detrimento de la cultura impresa y la mayoría de la población pasa más tiempo mirando la televisión o escuchando la radio que en la escuela. Por eso, no es de considerar raro que el gobierno de Brasil planteara un tipo de televisión digital donde pudiera aprovechar las ventajas de internet en la televisión abierta y gratuita que la gente tiene en casa a partir del uso de una caja de conversión para el sistema digital, como forma de disminuir la brecha digital. Económicamente, es posible afirmar que el país pasa, desde hace siete años, por un período de crecimiento y de tranquilidad, lo que posibilitó el aumento de la capacidad de compra de aparatos relacionados a los medios de comunicación (TV, radio, DVDs, celulares y/o computadoras) por diferentes grupos sociales, particularmente los más carentes. De acuerdo con estudios recientes de la Fundación Getulio Vargas (2008), la clase mediana en Brasil ha crecido sustancialmente: pasó de 44% en 2002 para 52% en 2008. Es decir, hoy la clase mediana representa hoy 100 millones de personas. En términos de radiodifusión, los primeros años del siglo XXI fueron marcados por la aprobación de la cuota de hasta 30% de participación extranjera en las empresas de radiodifusión, dando continuidad a una tendencia de transnacionalización de los grupos que se tornaron multimedios y pasaron a actuar en diferentes áreas en el campo de la comunicación. Esas diferentes áreas incluyen televisión abierta, televisión de pago, radios AM, FM y OC, diarios, revistas, diarios y revistas on line, industria discográfica, editoriales, servidores de Internet, páginas de Internet, agencias de noticias, productoras de DVD, películas y de contenidos para celulares y, más recientemente, televisión digital, constituyendo lo que los investigadores de la economía política de la comunicación suelen llamar de propiedad cruzada de los medios de comunicación. Los medios de comunicación brasileños en general pertenecen a grandes conglomerados de comunicación que son formados por grupos familiares. Tres grupos familiares están presentes en todo país cuando el tema es televisión abierta. Son ellos la familia Marinho (Organizaciones Globo), la familia

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Abranavel (SBT) y la familia Saad (BandTV). Ya los grupos regionales pertenecen a familias de políticos o trabajan conjuntamente con las principales redes de televisión, dominando más de 70% de los locales donde actúan. Es decir, esos grupos regionales de TV y radio poseen una gran influencia política y cultural en sus provincias y regiones. Además de ser propietarios de empresas de TV y radio, en general poseen diarios y/o páginas Web. Ente los grupos regionales más conocidos está la Rede Sul de Comunicações (RBS) que actúa en diferentes medios y además de Brasil y también está presente en Argentina. RBS es considerada la mayor red regional de Latinoamérica. De los ocho grandes grupos de comunicación en el sector de radio y TV en Brasil (entre redes regionales y nacionales) solamente dos (02) – la familia Saad (Red Bandeirantes) y la familia Abranavel (SBT) no poseen sociedad con las Organizaciones Globo, que es propietaria de la quinta más grande empresa de TV del mundo. En términos de TV pública abierta, Brasil posee cerca de 180 generadoras y retransmisoras educativas en diferentes lugares del país que lograron llegar en 2005 a 38% de la población y aunque presenten una buena programación – dedicada a la educación y a la formación cultural – la señal en el período anterior a la elección del modelo de TV digital (TVD) significaba un grave problema en la recepción de los programas, algo que está cambiando sustancialmente segundo información de las capitales donde la televisión digital ya ha llegado, como San Pablo, Rio de Janeiro o Belo Horizonte. Buena parte de las subscriciones de TV de pago solía ocurrir para mejorar la señal de las emisoras de TV abiertas, según informaron en 2007 los directivos de la Asociación Brasileña de las TV de Pago (ABTA). El mismo problema de recepción solía ocurrir en la televisión pública por causa de la geografía del país y también por causa de la existencia de edificios altos en las grandes ciudades. Desde el cable, es posible también asistir la programación de las televisiones universitarias, comunitarias y legislativas, garantizadas por la Ley 8977/95, conocida como Ley de Cable, aunque puedan ser miradas por solamente 8,5% de la población, uno de los índices más bajos de la región. Las televisiones públicas (sea de canales abiertos o de pago) todavía intentan crear una Red Nacional de Programación, para reducir costos y homogeneizar los tipos de programas presentados. Con el cambio de la señal analógica para digital desde diciembre del 2007, las televisiones públicas brasileñas tienen garantizados cuatro canales (institucional, cultural, ciudadano y educativo) donde podrán exhibir su programación digital y plantear programas interactivos. La Televisisón Digital en Brasil En Brasil, el Sistema Brasileño de TV Digital (SBTVD ha desarrollado un proyecto único por primera vez en la historia del país, pues las universidades y los investigadores fueron llamados para pensar y desarrollar proyectos para TV digital, así como para experimentar los patrones existentes. Entre 2004 y 2006, en cuanto el gobierno discutía con la sociedad el patrón a ser elegido, 73 universidades (públicas y privadas) y centros de investigación y 1.500 investigadores realizaban estudios para plantear un sistema con las características brasileñas. Esos grupos de estudios han trabajado en conjunto; es decir la tecnología fue desarrollada con la participación de universidades más pequeñas y universidades e instituciones con

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tradición en investigación. Juntas, desarrollaron las camadas del árbol digital para el sistema brasileño de TVD. Hay ejemplos importantes en todo país. Las universidades del Sur se han unido para desarrollar sistemas de modulación (también llamado multiplex) y desarrollaron el design del chip que integra el sistema de modulación del ISDB (Integrated Services for Digital Broadcasting) y las demás especificaciones de la tecnología nacional. En la Provincia de Paraiba (Región Nordeste), la universidad federal ha desarrollado el sistema de middleware en el lenguaje Java, en lenguaje abierta y libre. En conjunto con los estudios de la Pontificia Universidad de Rio de Janeiro han desarrollado el midlleware Ginga. En lo que respecta a los aplicativos para el sistema digital, hay varios ejemplos de proyectos relacionados a salud, juegos electrónicos, gobierno digital, educación a distancia, trabajo, ebank, entre otros. Dando continuidad a eses trabajos, el gobierno ha creado un centro de desarrollo virtual en ámbito nacional que sirve de depósito de las investigaciones desarrolladas en esos nuevos sectores. Ese centro permite intercambio de conocimientos entre las universidades e instituciones. Además de eso, el gobierno brasileño ha creado el Centro Brasileño de Producción de Contenidos Digitales, tema que hablaré más adelante. El sistema elegido de TV digital elegido en Brasil en 2006 es una mezcla de las tecnologías japonesa, conocida como ISDB (Integrated Services for Digital Broadcasting) y la tecnología brasileña. Internacionalmente, el sistema híbrido pasó a ser llamado de ISDB-T (Integrated Services for Digital Broadcasting Terrestrial) y en Brasil es conocido como Sistema Brasileño de TV digital terrestre (SBTVDT). Las características del SBTVD son: 1.

Multiprogramación, donde cada empresa puede utilizar cuatro canales;

2.

Interactividad que puede ser usada en distintos niveles;

3.

Interoperabilidad entre los diferentes patrones de TVD;

4.

Robustez que permite recibir las distintas programaciones en todo el país;

5.

Movilidad, pues pude ser utilizada tanto en casa, como en el coche, en la calle o en un autobús;

6.

Portabilidad, es decir la TV digital está disponible en pantallas pequeñas que pueden ser llevadas en el bolsillo;

7.

Accesibilidad, para las personas con necesidades especiales;

8.

Está disponible tanto en alta definición como en el modelo estándar, siendo que este último es más sencillo y presenta pocos recursos digitales;

9.

Uso del MPEG 4, que tiene más recursos tecnológicos y permite la utilización de las características citadas hasta ahora. Entre los aportes brasileños está el Ginga, midleware que permite el uso de los tres patrones

(norteamericano, europeo y el híbrido japonés-brasileño), es decir permite la interoperabilidad entre los sistemas; permite su utilización tanto en el modelo estándar como en alta definición (HDTV) y permite que sean rodados los aplicativos interactivos de distintos niveles. Además, permite que los contenidos de TV

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digital sean exhibidos en diferentes sistemas de recepción, independiente del fabricante o del tipo de receptor, pues el Ginga acepta TV, celulares, computadoras de mano (PDAs) o TV de pago, como cable y satélite, entre otros. El midlleware Ginga ofrece código abierto y libre, además de interface con internet e interface gráfica. El gobierno brasileño cree que hasta 2010 todo el parque de televisores ya habrá sido cambiado por aparatos digitales. En ese período la televisión digital deberá mover cifras en torno de US$ 100 millones sea con relación a la venta de las cajas de conversión del sistema analógico para digital, al cambio de los televisores en todo país o a los negocios relativos a industria. Aún no fueron calculadas en Brasil las posibilidades de ingresos y circulación de dinero de la industria de contenidos digitales, pero el Banco Nacional de Desarrollo Social, estima en US$ 20 millones. Un estudio de la empresa norteamericana Price Waterhouse Coopers en 2007 indicaba que la industria del entretenimiento (ya con tecnología digital) deberá crecer en torno al 6,4% hasta 2011. Además, la investigación ha previsto que la industria de entretenimiento y contenidos en Latinoamérica deberá crecer 8,9% al año. En cuanto eso no ocurre, los brasileños está adquiriendo desde el 02 del diciembre del 2007, las cajas de conversión para el sistema digital y están, poco a poco, asistiendo la TV digital que empezó en diciembre en San Paulo y desde julio del 2008 se encuentra en el aire en Rio de Janeiro y Belo Horizonte. Hasta el fin del 2009 estimase que las cajas de conversión y las TV digitales en distintas tallas estarán prendidas en las demás 24 capitales provinciales del país. Desde luego el precio de las cajas de conversión fue un motivo de preocupación para representantes del gobierno, especialistas e investigadores, pero ellas ya están en el mercado más baratas y también a través de la compra por cuotas. El gobierno brasileño cree que con el aumento de escala podrá el precio de las cajas de conversión podrán bajar aún más, principalmente si el sistema híbrido de TV digital adoptado por Brasil logra ser adoptado también por otros países de Latinoamérica. La expectativa del gobierno federal es que las cajas de conversión para el sistema digital sea la gran novedad de compras en la navidad del 2008 presentando precio diferenciado entre las cajas con canal de retorno y las cajas, más sencillas, sin canal de retorno; es decir, sin interactividad. En el primer momento el principal atractivo del SBTVD, como he comentado, es facilitar la recepción de las imágenes, un grave problema en todo país por causa de las diferencias geográficas. Otro problema en la recepción de imágenes analógicas ocurria en las grandes ciudades, pues presentan problemas de propagación de las olas por causa del número de edificios. Esas son diferencias importantes entre el sistema analógico y el digital. Cuando las audiencias tienen problemas con la señal analógica aparecen “fantasmas” o aparece “nieve” en la pantalla, pero con la señal digital es diferente. O la señal presenta alta calidad o la pantalla se queda totalmente negra, sin señal. Ese fue un motivo importante para la elección del patrón japonés: la robustez del sistema y la calidad de imagen, pero como ya comentado anteriormente, no es el único. Otro atractivo importante del sistema digital es la interactividad, quizás el cambio más importante con relación al sistema analógico. Esta puede ser divida entre interactividad sin canal de retorno y interactividad con canal de retorno. La primera - interactividad sin canal de retorno - posibilita algunas

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aplicaciones relacionadas al programa como mirar múltiples cámaras, recibir sinopsis de películas, telenovelas y series, informaciones sobre jugadores/actores y aplicaciones no relacionadas al programa, como guía electrónico de programación, noticias y boletines, juegos residentes, previsión del tiempo y informaciones de tráfico. Ya la interactividad con canal de retorno es mucho más amplia, pero necesita pasar por una red de telefonía fija o celular. Ella posibilita el uso de internet en la televisión y también el uso de aplicaciones relacionadas a los programas, como comercio electrónico, educación a distancia, además de preguntas y respuestas. También son posibles aplicaciones no relacionadas al programa, como uso del correo electrónico, de conversación on line, banco electrónico, gobierno electrónico, educación a distancia e, incluso, juegos en red. A partir de la digitalización, la red de televisión abierta permite la convergencia con otras redes de servicios diferenciados como las TV de pago (por cable, satélite) o los celulares. Eso suele ocasionar disputas económicas y jurídicas sobre el uso compartido de esas redes, pues ahora es posible la figura jurídica de la licencia única, que ya está en uso en Inglaterra. La licencia única permite a una misma empresa prestar todos los servicios de comunicación, pero todavía no ocurre en Brasil. En cuanto a la producción de contenidos, hay una fuerte disputa entre radiodifusoras y empresas de telecomunicaciones (telcos), pero en Brasil todavía la legislación hace diferenciación entre los dos sectores y sus posibilidades de actuación. Telefónica, por ejemplo, intenta producir contenidos para TV y ya logró autorización para participar en la TV de pago, tanto en el cable como en sistema de microondas (MMDS). La empresa de telefonía Embratel, del mexicano Carlos Slim, detiene licencias para realizar llamadas de larga distancia y vende el uso compartido de su red – la más extensa del país - para otras empresas de telefonía. Además Embratel posee participación en la empresa de telefonía móvil Claro y también en la TV de pago, a través de NET. Brasil posee dos empresas de telefonía de capital nacional. Son ellas Brasil Telecom y Oi! La empresa Oi!, llamada hasta 2008 de Telemar intenta entrar en el mercado de radiodifusión a través del uso de red de TV Way TV (cable) que funciona en la provincia de Minas Gerais (Región Sudeste), pero el negocio depende de la aceptación del gobierno. Como ya fue comentado anteriormente, Brasil todavía no tiene un marco regulador que contemple la posibilidad de participación de las empresas de telefonía en el mercado de las radiodifusoras. Incluso, las radiodifusoras están bajo la autoridad del Ministerio de las Comunicaciones y las empresas de telefonía (fijas y celulares) obedecen la legislación definida por la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel). Es más, Brasil no posee marco jurídico para los nuevos modelos de negocios que surgen con el sistema digital, un problema que suele repetirse en toda Latinoamérica y Caribe. En 2007, el gobierno federal había nombrado un grupo de estudios interministerial que pasó a preparar un ante-proyecto sobre la ley general de comunicación electrónica que todavía no fue tornado público ni mismo enviado al congreso nacional. Al posibilitar el acceso a precios bajos de la caja de conversión para el sistema digital en los aparatos de televisión analógicos que cerca de 98% de la población posee en casa, el gobierno planea ayudar a disminuir drásticamente la brecha digital existente en el país. La población podrá utilizar Internet desde el aparato de TV analógico que posee en casa, desde que adquiera la caja de conversión para el

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sistema digital con canal de retorno a través de telefonía fija o celular. Esa es una propuesta diferente de la que existe en otros países que plantean utilizar la TV digital a partir de las computadoras. Pero, en esos países, las computadoras e Internet hacen parte del cotidiano de la población. En Brasil, vale recordar 49,9% de la población tiene teléfono fijo, otros 67,4% poseen teléfono móvil (en su mayoría prepagos) y solamente 17,7% de las personas poseen teléfono celular con acceso a Internet. En 2007, el Comité Gestor de Internet (CGI) de Brasil informó que 1,7 millón de personas logran conectarse desde el hogar con diferentes objetivos. Entre las finalidades apuntadas está hacer investigaciones en servidores como Google o Yahoo (68%), charlar en el MSN (66%), participar de comunidades como Orkut o MySpace (63%), enviar o recibir mensajes y e-mails (56%), jugar juegos electrónicos on line (52%), escuchar música (39%), trabajos escolares (22%), buscar imágenes (20%) y visitar o alimentar fotologs (13%). En cuanto a las computadoras, los datos todavía son poco animadores: 24 % de los hogares poseen computadoras y de esos, solamente 17% utilizan internet. La convergencia digital con proyectos que involucran televisión y celulares poco a poco empieza a aparecer en el mercado audiovisual. Primero fueron los programas de TV de Globo y de la Red Bandeirantes que, desde finales de 2005, pueden ser vistos a través de los celulares de la empresa de telefonía celular Vivo. En mitad del 2007, dos canales de TV pasaron a producir programas filmados directamente de celulares para exhibir en la TV abierta y de pago. Es el caso de la MTV brasileña, disponible en la TV abierta y de pago, que en 2008 ha apostado en un programa turístico que será grabado en celular por uno de sus presentadores más exitosos en diferentes países. En la televisión por cable, el canal Multishow (de las Organizaciones Globo) ha probado en 2008 un nuevo tipo de reality show, donde 20 jóvenes enseñaban su vida desde el celular para la televisión. Y los experimentos no cesan en esos ejemplos. El Ministerio de Educación ha lanzado recientemente un portal web para los profesores donde es posible tener acceso a informaciones desde el celular y en poco tiempo, también a través de la televisión digital.

Centros de Excelencia en Producción de Contenidos Digitales En Brasil existe un órgano coordinador del SBTVD que es el Fórum Brasileño de la televisión digital - formado por representantes de los empresarios de radiodifusión, de la academia, del gobierno federal y de la sociedad civil y es ese Fórum que indica al gobierno las mejores prácticas, investigaciones y experiencias en esa área. Además de poner en práctica la implantación de la televisión digital, el gobierno federal empezó a desarrollar una política de innovación tecnológica de largo plazo y a estimular el desarrollo de una industria de contenidos digitales, planteada tanto para un único aparato (como la televisión digital) como para la convergencia tecnológica. Esa industria de contenidos digitales abarca nuevos modelos de negocios, nuevas estructuras tecnológicas y nuevos lenguajes para los medios y para distintas plataformas, entre ellas la televisión digital. También abarca nuevas maneras de relacionarse con las audiencias, formas absolutamente distintas de las conocidas hasta hoy en Latinoamérica y exige nuevos oficios y profesionales capacitados para esas nuevas demandas que pueden ser planteadas y desarrolladas independiente de tiempo, espacio

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o localización geográfica, pues incluyen la interactividad, los no-lugares que circulan en Internet y la movilidad posibilitada por celulares, por la televisión digital móvil y/o portátil y también

por las

computadoras de mano. Con tantas transformaciones por adelante, los actores sociales también deberán cambiar su relación con las tecnologías de información y comunicación, particularmente con la TV digital que utilice canal de retorno, ya que las audiencias tendrán la oportunidad enviar on line su opinión sobre noticias y hechos o mismo tendrán, por primera vez, la posibilidad de producir contenidos a partir de su realidad y divulgarlos públicamente. Hay aun la posibilidad de ampliar la producción de contenidos de ficción y no ficción para educación a distancia, t-trabajo, t-salud, t-medicina, t-cultura, t-justicia o t-entretenimiento, entre otros contenidos digitales para TVD. Además, a partir de plataformas como la televisión digital, habrá una inmensa carga de informaciones que los habitantes de la región podrán recibir diariamente en su pantalla además de aquellas las que ya reciben a través de los medios impresos y analógicos. Hoy la gente, los grupos sociales, las asociaciones de barrios, políticas, deportivas, de recreación, culturales o religiosas tienen la oportunidad, a partir de las tecnologías digitales, de producir su propio contenido y de dar visibilidad a sus propuestas e identidad. También tienen la oportunidad de ofrecer esos contenidos en uno o más aparatos digitales, sean las diferentes páginas de Internet, la televisión digital o los aparatos móviles, ofreciéndolos al público en separado o a través de la convergencia de los medios. Para allá de las cuestiones conceptuales, hay que preparar la población latinoamericana y caribeña para los nuevos oficios y habilidades que la televisión digital exige. También es necesario plantear nuevos cursos transdisciplinarios[1] tanto en nivel técnico como para la universidad, que incluyan la Comunicación, la Ingeniaría, la Informática, la Pedagogía, la Economía; el estudios de nuevos modelos de negocios, las cuestiones culturales y de comportamiento, etc., pues las transformaciones son complejas y una sola teoría no logra abarcar los cambios que estamos viviendo. Es decir, necesitamos formar a los profesores de diferentes niveles, así como necesitaremos formar los alumnos y futuros profesionales para pensar y hacer televisión digital. Además, es necesario plantear y desarrollar contenidos para la multiprogramación y para la interactividad en la TVD, así como para la posibilidad de cruce entre las distintas plataformas digitales. No es por causalidad, por lo tanto, que la Cumbre de la Sociedad de la Información para Latinoamérica y Caribe realizada en El Salvador en febrero de 2008 ha aprobado la creación de Centros de Excelencia en Producción de Contendido Digitales Interactivos e Interoperables en toda la región. Los Centros deben desarrollar contenidos para distintas plataformas digitales, incluso la televisión digital, que sean interactivos porque solamente así permitirán la participación activa de los agentes sociales a través del desarrollo de contenidos para TV digital u otros formatos digitales. Por otro lado, deben ser interoperables para que no haya problemas de aceptación entre los diferentes patrones tecnológicos. Ejemplo son los patrones elegidos por los tres países que ya poseen televisión digital en América Latina: México sigue el patrón norte-americano; Brasil ha elegido el patrón japonés-brasileño y Uruguay sigue el patrón europeo para TV digital. Es decir, el contenido planteado y desarrollado para TV digital deberá ser

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utilizado en los distintos patrones, sin problemas tecnológicos que imposibiliten la interoperabilidad de los sistemas como ya ocurrió en años anteriores con el DVD. En Brasil, el gobierno federal desde marzo del 2008 ha tomado la responsabilidad de desarrollar el Centro Nacional de Excelencia en Contenidos Digitales Interactivos e Interoperables, una tarea a cargo del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Las reuniones han empezado y un grupo de expertos y técnicos del gobierno están se reunido para realizar el dibujo del nuevo Centro que ya tiene sed en la Capital Federal (Brasilia) y dinero para financiar proyectos que desarrollen contenidos para la televisión digital, así como para la convergencia entre los medios. Entre las instituciones aptas a recibir recursos están las universidades, el tercer sector, las pequeñas empresas y productores independientes que podrán desarrollar contenidos digitales en conjunto entre diferentes sectores (academia y tercer sector, por ejemplo) y en distintas regiones del país (Sur, Norte y Centro-Oeste, por ejemplo). Por otro lado, esperase que a partir del segundo semestre de 2008, la propuesta y estímulo a la creación de Centros de Excelencia en Producción de Contenidos Digitales Interactivos e Interoperables (con este u otro nombre) se multiplique en toda la región. Para Finalizar… ¿ Por qué es posible plantear que el uso de la televisión digital en el patrón japonés-brasileño podrá ayudar a disminuir la exclusión digital más allá de todo que ya fue comentado en ese artículo? En primero lugar porque exige la formación de nuevos oficios y habilidades, ampliando el nivel de empleo tanto en el ámbito académico como en el nivel técnico del mercado. Es decir, serán necesarios profesionales tanto en el ámbito tecnológico como en la parte de construcción de contenidos digitales, ya que el modelo japonés-brasileño permite la multiprogramación, con desarrollo de hasta cuatro canales para cada emisora abierta y gratuita, la interactividad y la interoperabilidad. Además de eso, permite aún la construcción de contenidos digitales por parte de las personas y no solamente por las empresas, como suele ocurrir hasta hoy. En segundo lugar, las personas conocen el aparato televisivo analógico que utilizan en casa y no necesitarán cambiarlo en ese primero momento de implantación de la TVD. Es decir, hay una cierta intimidad con el aparato, así como con la caja de conversión para el sistema digital que es similar a la caja de TV de pago o mismo similar a un aparato DVD. No habrá cambios significativos o choque tecnológico, hasta porque los primeros aparatos remotos tendrán funciones básicas para no confundir a la población atendiendo así criterios de accesibilidad para aquellos que todavía no están acostumbrados con las tecnologías digitales. En tercero lugar, la televisión puede ser utilizada de manera colectiva y compartida. En cuanto la computadora estimula la individualidad, la televisión promueve la socialización de los conocimientos y de la información, si planteada desde el punto de vista de la gente que está en casa. Si alguien desea hacer un curso de educación a distancia desde la televisión digital, podrá estudiar solo y/o con otra persona desde la televisión digital o podrá estudiar solo en una computadora. Por primera vez, existe la oportunidad de las

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personas de una misma familia aprendieren colectivamente, así como existe la posibilidad de que logren compartir saberes y experiencias de mundo. En cuarto lugar, pero no menos importante en términos de educación a distancia, es posible observar que la mejora significativa de la imagen en la televisión digital hace mucha diferencia en el aprendizaje, particularmente en estudios que exijan muchos detalles de imágenes, que necesiten profundidad o uso de la tercera dimensión, sea para estudios técnicos o para t-medicina, por ejemplo. Finalmente, los comunicadores, sean profesionales del mercado audiovisual o académicos profesores y/o investigadores - tenemos una gran responsabilidad por adelante: el desarrollo de nuevos cursos en las facultades de comunicación; la reflexión sobre nuevas tecnologías que dialoguen y si acerquen a otras ciencias, como las tecnologías de la información, y el desarrollo de un nuevo lenguaje digital para TV que sea accesible, que permita la participación e interactividad de la gente y que involucre otras plataformas tecnológicas, a través de la convergencia digital. Eso es algo que no ocurre de la noche al día; es algo que se construye poco a poco, aprendiendo y desarrollando una nueva cultura digital dirigida a la inclusión social.

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Bibliografía BARBOSA FILHO, André, CASTRO, Cosette y TOME, Takashi (org.) (2005). Midias Digitais, Convergência Tecnológica e Inclusão Social. São Paulo:Ed. Paulinas. CASTRO, Cosette (2006). Cartografia Audiovisual Brasileira – um estudo quali-quantitativo sobre TV e cinema em 2005. Informe completo disponible en sbtvd.cpqd.com.br (sin www). Acceso e mayo del 2007. ___________________(2007). Informe sobre las Industrias de Contenidos en Latinoamérica. CEPAL/Unesco. Informe completo disponible en www. Comité Gestor de Internet (CGI). Disponible en www.cgi.br . Acceso en marzo del 2008. MORIN, Edgar (2000). Los Siete Saberes Necesarios a la Educación del Futuro. Caracas:IELSAC/UNESCO (Trad. Mercedes VallejoGómez). Fundación Getulio Vargas. Disponible en www.fgv.br. Acceso en julio del 2008. Informe Price Waterhouse Coopers Disponible en http://www.pwc.com. Acceso en octubre del 2007.

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Como planteado por Edgar Morin.

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El telespectador multimediático José Sixto García josesixtogarcia@hotmail.com José Sixto. Pertenece a la Universidad de Santiago de Compostela, donde se licenció en Periodismo con Premio Extraordinario Fin de Carrera. Sus líneas de investigación se centran en la comunicación institucional y en la producción de la información. Entre sus artículos publicados recientemente destacan “Interpretación, análisis y contexto; nuevas necesidades del periodismo” o “las notas de prensa en la comunicación pública gallega: la relación gobierno-medios”.

Resumen El lector de hoy es un lector en el sentido amplio de la palabra. Se trata de un lector –o un telespectador- de soportes impresos, radiofónicos, televisivos y digitales que explora de manera continua, esporádica o accidental, pero siempre de forma selectiva. Para narrarse a sí mismo y narrar a otros la actualidad cotidiana, este lector construye a partir de estos soportes sus propios relatos. Y sea cual sea el número de soportes a los que accede todos ellos funcionan respecto de él como fuentes primordiales. En este sentido, su conocimiento de la realidad estará, entonces, fuertemente influido por los soportes que elige y frecuenta. Abstract Nowadays readers are readers in the broad sense of the word. There is a reader - or a viewer - of printed, wireless, television and digital supports that explores in a constant, sporadic or accidental way, but always of selective form. This reader constructs from these supports his own statements because all of them work respect of him as basic sources. In this respect, his knowledge of the reality will be, then, strongly influenced by the supports that he chooses and frequents. Resumo O leitor de hoje é um leitor no sentido amplo da palavra. Trata-se de um leitor –ou um telespectador- de suportes impressos, radiofônicos, televisivos e digitais que explora de maneira contínua, esporádica ou acidental, mas sempre de forma seletiva. Para narrar-se a si mesmo e narrar a outros a atualidade cotidiana, este leitor constrói a partir destes suportes seus próprios relatos. E seja qual seja o número de suportes aos que acede todos eles funcionam respeito dele como fontes primordiais. Neste sentido, seu conhecimento da realidade estará, então, fortemente influído pelos suportes que elege e freqüenta. Palabras clave Televisión, ciudadanía, periodismo de calidad.

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1. Una panorámica a la actualidad

Los periodistas cada vez están teniendo mayor dificultad a la hora de ‘vender las noticias’, sobre todo entre los lectores menores de 55 años, debido a que la información está de sobra disponible –en muchos casos de manera gratuita- para todo usuario que desee acercarse a ella. La amenaza de Internet puede ser incluso mayor que la que produjeron la radio y la televisión en su día. Ahora las noticias no sólo llegan rápidamente, sino que además llegan gratis. Ya no es necesario esperar a la mañana siguiente para leer el titular en la primera plana del periódico porque ahora el titular se escribe y se difunde casi al tiempo que se produce el hecho.

Telecinco emprendió dentro de ‘12 meses, 12 causas’ una campaña destinada a fomentar la lectura de la prensa diaria. Con el lema “ponte al día, lee el periódico y comprende mejor el mundo” la campaña pretende hacer entender a los espectadores que a través de la consulta de la prensa diaria se puede desarrollar una capacidad analítica y crítica de la actualidad. El objetivo final es la lucha contra la desinformación de la juventud, que muestra datos alarmantes según las conclusiones extraídas del Libro Blanco de la Prensa Diaria 2007. El libro señala que “apenas un 26% de la población femenina es lectora de periódicos, frente al 47% de los hombres. La desinformación se agrava aún más entre los jóvenes con edades comprendidas entre los 14 y los 19 años, cuya proporción de lectores es tan sólo del 25%”, mientras que “los lectores digitales de entre 14 y 34 años representan el 58% de los lectores totales, frente al 35% equivalente en los diarios de papel”. Esto no quiere decir que los jóvenes ya no se informen, sino que han cambiado sus canales de acceso a la información. Las generaciones de antes estaban acostumbradas a comprar el periódico todas las mañanas, pero ahora cualquier ciudadano puede encontrar en otros muchos soportes toda la información que necesite.

El profesor Javier Fernández del Moral señaló algunas de las causas principales que, en su opinión, remataron por constituirse en los pilares básicos sobre los que se consolidaría la crisis mundial de la prensa. Relaciona:

a) Crisis económica general b) Crisis del papel para la prensa c) Crisis de la distribución de la prensa d) Competencia entre los medios e) Crisis de los contenidos informativos y de su credibilidad (Del Moral, 1983, p.260-1).

Que los medios tradicionales no pueden competir con la red en la instantaneidad de la información es, pues, evidente. La solución es clara: los periodistas podrían intentar hacer y vender algo más que noticias. Para muchos de ellos surge la duda: ¿qué hacer? Lejos del mimetismo informativo que provoca el periodismo hecho en los despachos gracias a las agencias de noticias, una solución sería la de ir más allá y elaborar un periodismo de mayor implicación por parte del profesional en el que la calidad del producto se deba, en buena medida, al grado de diferenciación que se demuestre con respeto a lo que ‘los colegas’ hacen. Es

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decir, vuelve a estar de moda que sea el periodista quien busque la noticia y no que la noticia busque al periodista. Pero, por otro lado, el receptor quiere información, pero también análisis, interpretación e incluso opinión sobre los hechos: El periodista no se hace imprescindible por su capacidad para recoger y organizar los hechos, sino por su facultad para interpretarlos y contextualizarlos, yendo más allá del simple hecho y explicando las causas, las consecuencias y los efectos, valorando como los antecedentes (background) repercuten en el presente y como pueden condicionar el futuro (Sixto, 2007, p.623).

2. La televisión del espectador multimediático

En los últimos años el periodismo ha sufrido cambios sustanciales que no sólo afectan al ejercicio de la profesión, sino a la consideración social que se pueda tener de los profesionales de la comunicación y la información. Aparte de las innegables mejoras que han traído las nuevas tecnologías para la actividad periodística, sobre todo en lo que a interactividad y a soportes multimediáticos se refiere, también estamos siendo testigos de una televisión “invadida” por personajes que saben y opinan de todo y más y que nos hacen cuestionarnos acerca del papel que cumple la televisión en esta sociedad del conocimiento y, sobre todo, qué función puede desenvolver el periodista en este escenario de competidores variopintos, en muchas ocasiones intrusos en la profesión y, en el mejor de los casos, formados en otras disciplinas diferentes a las Ciencias de la Comunicación.

Por eso, es necesario que los periodistas cambien hábitos y rutinas de trabajo para que las informaciones que preparan ofrezcan algo más al telespectador –y por extensión al lector de periódicos, al oyente de radio o al navegante de la red- que la simple descripción de los hechos que, por otro lado, actualmente ya no es necesario esperar al día siguiente para encontrarla porque la información se difunde casi al mismo tiempo que se produce. Una posible alternativa a esta competencia está en las informaciones más interpretativas y analíticas, no sólo en televisión, pero también en ella.

2.1 Características

1. Los medios en general y la televisión en particular no tienen agenda propia, sino que los temas responden a estrategias institucionales desarrolladas para aparecer en ellos y mejorar su imagen. Caminamos hacia un periodismo sin fuentes o de fuentes exclusivamente institucionales, mientras que la voz del ciudadano disminuye su presencia de forma progresiva. 2. La televisión se ha convertido en una plataforma que soporta la fragmentación de la realidad a través de la fragmentación de los contenidos: noticia tras noticia, supuesta noticia tras supuesta noticia, etc. 3. Se ha abandonado la vieja cultura de servicio público a favor del mercado. Primero se construye y después se vende. Se promueve la filosofía de grandes masas de espectadores concentrados delante de la televisión atraídos por el sexo, la violencia, la sensiblería, la superstición o el humor grueso.

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4. Se ha pasado de la objetividad de la información para entrar de lleno en el sesgo partidista y ahora son los propios medios los que hacen el papel de los políticos, al tiempo que tienen la potestad de definir lo que es políticamente correcto. 5. Cada vez se fomenta más la ‘telebasura’ a cambio de olvidar el respeto por derechos fundamentales como el honor, la intimidad, el respeto, la veracidad o la presunción de inocencia. 6. Se llega incluso a hablar de investigación periodística cuando en muchos casos lo único que se hace es imponer la cultura de la polémica, el insulto y la falsa acusación. Cuanto más escandaliza más interés suscita.

2.2 Propuesta de cambio: más interpretación, más análisis, más contexto

Con sólo información no basta, los lectores echan en falta además el análisis, la interpretación, la valoración e incluso la opinión del profesional sobre el acontecimiento. Recurrir exclusivamente a las informaciones de agencia tiene un efecto devastador en el resultado, es decir, poco o nada se distinguirán las noticias de este o de aquel medio. La clave está, entonces, en la diferencia que aporta el análisis de los hechos: Una de las mayores preparaciones que exige el ejercicio moderno del periodismo es una mayor y mejor capacidad para relacionarse y negociar con las fuentes de la información, lo que asegura la retroalimentación constante del periodista, eliminando así la clásica dependencia de los canales oficiales, señalada por Gaye Tuchman en 1983 al describir el proceso típico de producción de la noticia (Sixto, 2007, p. 623). Esta realidad es tan fuerte hasta el punto de que la antigua competencia que se daba entre los periodistas en cuanto a la velocidad para encontrar la primicia informativa del día se desplazó hoy hacia el marco de las fuentes de la información, los contextos y los archivos.

Señaló en una entrevista (2003) el presidente de la CNN Internacional, Chris Cramer, que “la esencia del periodismo es más importante que nunca, porque fluye tanta información (...). Depende de los profesionales cultivar su credibilidad. No importan las herramientas: periódicos, televisión, radio, Internet... Gracias a Internet y a los satélites las culturas están más próximas, es más fácil la difusión de la información (...), pero las tecnologías no pueden hacer perder la autenticidad ni la sensibilidad”. Cada vez son más los portales de la información que apoyan el texto con sonidos e imágenes –estáticas o en movimiento-, de forma que el producto final es distinto.

Ni el lector ni el telespectador tienen razón para creer que el periodista vaya a estar presente en cualquier acontecimiento que se produzca en un día cualquiera, o cuando menos, de que ese hecho vaya ser interpretado y analizado por el profesional de una manera satisfactoria. John F. Burns, corresponsal del periódico The New York Times en Irak, señala que si no ofrecemos más que un montón de acontecimientos, sin intención de situarlos en un contexto más amplio y de analizar lo que significan, poco o ningún valor van a tener. En esta línea, Farnaz Fassihi, reportera en Irak del periódico The Wall Street Journal, escribió en un correo electrónico que no tenía pretensión de hacerse público valoraciones personales sobre la situación que se vivía en el país. Ése es el valor de la información: el análisis, el comentario, la valoración. Fassihi,

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sin saberlo, sólo hacía una cosa, luchar contra ese truco mágico de los periodistas que los hace desaparecer a ellos y a sus propias conclusiones.

Ahora bien, cierto es también que para muchos periodistas acostumbrados a la regla de las 6w’s no resulta sencillo cambiar de chip y profundizar en este tipo de periodismo que apuesta por una visión de análisis de los hechos global y completa. Las conversaciones que los periodistas mantienen entre ellos demuestran que saben mucho más sobre los acontecimientos de lo que luego cuentan en los medios. De hecho, uno de los grandes del periodismo analítico, Mike Levine, advierte que los diálogos mantenidos en las redacciones son mucho más interesantes que el resultado final que se puede leer en los diarios. Cuando Levine asumió el control del Times Herald Record en 1999 les hizo a los reporteros una petición, que les ofrecieran a los lectores su análisis inteligente. Dicho de otra forma se trataría de analizar todos y cada uno de los puntos que conforman el acontecimiento, de modo que al final el periodista sea quien de unir todos esos puntos y definir una línea que sea igual a lo sucedido, a la realidad.

3. Producir noticias. Exigencias para periodistas, y también para medios

La necesidad de informar con el mayor rigor y la máxima profundidad de los fenómenos políticos, culturales, sociales y, en general, relativos a todas las áreas temáticas que interesan al público acabaron por afectar a la base de la profesión periodística.

Parece, pues, claro que la crisis de contenidos que puede observarse en los medios se debe en parte a una inadecuación entre el material informativo que ofrecen y los intereses de un público en general y de distintos públicos en particular; y también en la adopción de una serie de rutinas profesionales que vician la oferta (Fontcuberta, 1992, p. 36-7). Los periodistas no pueden reproducir sólo lo que ven y lo que escuchan, ya que deben ejercer también una investigación porque los hechos no se producen descontextualizados de una situación económica, social y política concretas. Por ello, han de ser diversos los elementos que deben hacerse notar dentro de cualquier trabajo interpretativo: la documentación, el análisis, la proyección, el contraste, etc. El tratamiento de la información produce un mensaje informativo codificado según la estructura piramidal si la finalidad es describir el hecho observado. No hay análisis. Por el contrario, si la finalidad del tratamiento de la información es relacionar ese hecho con otros que se produzcan con simultaneidad o anteriormente y con algunos acontecimientos que se previenen, ese tratamiento requiere un análisis. El resultado es un relato, que además de ser informativo, contextualiza los hechos y no sólo los describe.

Diezhandino diferencia claramente entre lo que es explicar y lo que es interpretar. “Explicar es decir lo que pasó” mientras que interpretar implica “analizar lo que supone lo que pasó” (Diezhandino, 1992, p.106-7). La explicación requiere, por tanto, causas, datos objetivos, probados o comprobados e incuestionables, en cuanto demostrables. La interpretación busca las claves de lo sucedido basadas en la experiencia y en los conocimientos del intérprete.

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Conseguir el significado de los hechos exigirá mirar más allá de las ruedas de prensa y de los comunicados, contactar con fuentes bien informadas, acudir a más y diversas fuentes, pasar más tiempo con los implicados y con los afectados, mejorar las ideas de las historias e incluso las propias historias y, en definitiva, mantener esa ambición de querer saber más de lo que ya se sabe en el momento de decirlo (Sixto, 2007, p. 624). Lo que ocurre en realidad es que en la actualidad los medios de comunicación no sólo deben atender a una realidad cada vez más compleja por razones tecnológicas, políticas, científicas o demográficas, sino que “deben esforzarse por satisfacer las necesidades de información de unas audiencias que disponen cada vez de un mayor dominio de los contenidos que afectan a sus campos de interés” (Quesada, 1998, p.14). El análisis requiere en el mercado de la comunicación actual la misma urgencia que pudieron requerir las noticias en su día. Es tan importante ser ágil con el análisis como lo fue serlo con las noticias en el pasado. De hecho, “si con la televisión 24 horas las amenazas para una información rigurosa se multiplicaron, con Internet consiguieron una nueva dimensión” (Sahagún, 1998, p.123).

No basta con que el periodista funcione en el día a día, en la historia a historia, sino que la garantía profesional estará satisfecha cuando el periodista tenga la misma capacidad analítica y de contextualización de los hechos que cuando trabaja ‘noticia a noticia’. Para que esto suceda los grandes productores de la información (entendiendo por tal los gabinetes de comunicación o las agencias de noticias) han de tomar conciencia de que son ‘organizaciones de análisis de noticias’ y tendrán, por tanto, que contar con una plantilla de analistas cualificados a los que poder asignarles los grandes temas.

En este sentido, “el periodista (...) necesita una formación superior a la de épocas anteriores. No le basta con tener un sentido innato de la noticia, ni con elaborar sus mejores escritos a contracorriente del tiempo. El periodista de hoy debe poseer unos conocimientos teóricos y técnicos que lo capaciten como experto en comunicación” (Fontcuberta, 1992, p.50). En una sociedad que cambia cada vez más rápidamente y en la que los medios de difusión desarrollan un papel esencial, como agentes sociales y de democratización, “la necesidad de formación permanente de los profesionales de la información es cada vez mayor” (Berganza, 2005, p.79).

Y ésta es una exigencia doble, tanto para los medios como para los propios periodistas que desarrollan su trabajo en este panorama mediático en que se produce una convivencia de los soportes tradicionales – prensa, radio y televisión- con un nuevo medio digital – Internet-. Se trata de hacer algo más que noticias, apostar por un periodismo mucho más analítico, valorativo, interpretativo e incluso de pensamiento y punto de vista del profesional sobre el acontecimiento.

El periodista ha de rescatar aquello que podría haberse perdido de la información original y dar detalles de la personalidad, el ambiente y los antecedentes que aún no vieron la luz (clarificación); determinar dónde está el comienzo del hecho, situarlo en el tiempo y en el espacio, determinar cuáles son sus paralelos y que diferencias puede engendrar al respeto de ellos (perspectiva); comprobar si se trata de un hecho aislado o

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si es el primer indicio de un cambio histórico (significación) y entregar todas las posibilidades existentes acerca de lo que pueda ocurrir (consecuencia). Se trata, por tanto, de un periodismo ejercido sobre la base de la reflexión, en el que la información es transmitida del modo más completo posible y en profundidad, puesto que se trata de establecer y exponer el problema creado por el hecho, elemento estructural básico del acontecimiento. No importa tanto lo que pasó, sino qué significa lo que pasó.

Lo ideal sería que este tipo de periodismo (interpretativo, de análisis, profundo, de pensamiento y punto de vista) aprovechase también todas las posibilidades y ventajas que ofrece la televisión en particular para desarrollarse con el propósito de hacer un periodismo de calidad, que vaya más allá de la simple noticia y que, por tanto, satisfaga tanto al público generalista como a aquellas audiencias segmentadas –cada día más frecuentes- a las que se dirija. El futuro del periodismo interpretativo dependerá del periodista, ya que en la medida en que sea capaz de comprender el mundo que le rodea podrá elaborar trabajos útiles que tengan valor para el público.

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Bibliografía

BERGANZA, Mª Rosa. (2005): Periodismo Especializado, Pamplona: Ediciones Internacionales Universitarias. BERGANZA, Mª Rosa (2005). Periodismo Especializado, Pamplona: Ediciones Internacionales Universitarias. DIEZHANDINO, Mª Pilar & COCA, C. (1992). “El problema de las fuentes de información económica” en GARITAONDÍA, C. (ed.): Universidad del País Vasco. FAGOAGA, Concepción (1982). El Periodismo interpretativo, el análisis de la noticia, Barcelona: Editorial Mitre. FERNÁNDEZ DEL MORAL, Javier (1983). Proyecto docente, Madrid: Universidad Complutense de Madrid. FONTCUBERTA, Mar de. (1992). Proyecto docente, Barcelona: Departamento de Periodismo, Fac. de CC. De la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona. QUESADA, M. (1998). Periodismo especializado, Madrid: Ed. Internacionales Universitarias. SAHAGÚN, F. (1998). De Gutenberg a Internet. La Sociedad Internacional de la Información. Diplomacia y Periodismo. Televisión y guerra, Madrid: Estudios Internacionales de la Complutense. SIXTO, J. (2007) “Interpretación, análise e contexto” en EVANS, J. et al. Eds. Mocidade investigadora galega, Santiago: Xunta de Galicia, Dir. Xer. de Xuventude e Solidariedade. TUCHMAN, G. (1983). La producción de la noticia. Estudio sobre la construcción de la realidad, Barcelona: Ed. Gustavo Gili, S.A.

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Hacia la hipertelevisión. Los primeros síntomas de una nueva configuración del dispositivo televisivo. Carlos Scolari Grup de Recerca d’Interaccions Digitals (GRID) Universitat de Vic carlos.scolari@uvic.cat

Resumen El texto propone un primer mapa de las transformaciones que ha sufrido la televisión desde la difusión de los nuevos medios interactivos. Si consideramos que las nuevas textualidades conviven con las tradicionales dentro de una misma ecología mediática, puede resultar pertinente analizar las contaminaciones entre ellas. La televisión del siglo XXI le está hablando a un espectador formado en otras experiencias mediáticas, lo cual le obliga a modificar sus dispositivos gramaticales y narrativos. En el artículo se analizan algunos rasgos pertinentes de aquella que hemos dado en llamar hipertelevisión. Abstract The article proposes a first map of the transformations that are shaping television since the diffusion of the new interactive media. If we think that the new textualities coexist with the traditional ones inside the same media ecology, it could be pertinent to analyze the contaminations between them. The television of the XXIst century is speaking to audiences formed in other media experiences and it’s constrained to modify its grammatical and narrative properties Palabras clave Hipertelevisión – paleotelevisón – neotelevisión

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Introducción

En los últimos quince años los investigadores de la comunicación digital hemos estado tan ocupados en el análisis de los “nuevos medios” que nos hemos hasta cierto punto olvidado de los “viejos medios”. Si consideramos que las nuevas textualidades conviven con las tradicionales dentro de una misma ecología mediática, puede resultar interesante analizar las contaminaciones entre ellas.

Las nuevas formas que adopta la televisión, más que encuadrarse dentro de un proceso evolutivo lineal de larga duración - teorizado por la semiótica según la serie paleo/neotelevisión (Eco, 1986) - deberían ser analizadas desde una perspectiva ecológica-reticular. Podría entonces decirse que la aparición de otras especies en el ecosistema como los videojuegos o la web está modificando el entorno, obligando a las viejas especies (televisión, prensa, radio, etc.) a adaptarse. En algunos casos estamos asistiendo al nacimiento de especies bastardas, o sea, medios que adoptan o simulan gramáticas y narrativas de otros medios.

Desde el momento en que los nativos digitales –una generación crecida entornos digitales interactivos- han desarrollado nuevas competencias perceptivas y cognitivas (y, como bien apuntaría McLuhan, han narcotizado otras) a partir de sus experiencias hipertextuales, los medios tradicionales deben adaptar su discurso a estos nuevos espectadores. No es lo mismo conquistar una audiencia formada en la radio, la prensa o en la misma televisión que producir programas para nuevas generaciones con competencias interpretativas generadas en experiencias hipertextuales como la navegación en la web, el uso del software o los videojuegos.

1. Hipertelevisión: un breve zapping teórico

1.1 La serie paleo/neotelevisión

La televisión es el medio de masas por excelencia, el canal audiovisual que llega a mayor cantidad de consumidores y, sin dudas, la experiencia comunicacional más impactante del siglo XX. Nacida como medio unidireccional e impregnada de una ideología de servicio público en Europa - mientras que, en los Estados Unidos, su espíritu fue siempre comercial - en los años '80 la televisión comenzó a vivir un proceso de transformación. Los grandes monopolios estatales (la BBC inglesa, la RAI italiana, etc.) debieron compartir su espacio con las nuevas cadenas privadas. La multiplicación de los canales tuvo sus consecuencias en la economía televisiva - la segmentación de las audiencias - y en las formas de consumo – ahora fragmentado al ritmo del zapping-.

Esta transformación fue definida por Umberto Eco en 1983 como el paso de la paleotelevisión a la neotelevisión (Eco, 1986), una oposición posteriormente retomada en un contexto académico por Casetti (1988) y Casetti y Odin (1990). Entre otras cosas la neotelevisión arrasa con la oposición entre información (realidad) y entretenimiento (ficción), anula las diferencias culturales para sumergir al espectador en un flujo

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televisivo que lo acompaña a lo largo de la jornada. La televisión, en esta fase, comienza a mirarse y a representarse a sí misma. Según Eco "la característica principal de la Neo TV es que cada vez habla menos (como hacía o fingía hacer la Paleo TV) del mundo exterior. Habla de sí misma y del contacto que está estableciendo con el público" (1986, 200-201). Para generar este efecto la televisión se muestra a sí misma, abre al público su dispositivo técnico de enunciación: los espectadores pueden ver los micrófonos, las cámaras y las salas de redacción de los telediarios.

La dupla paleo/neotelevisión tuvo a finales de los años ‘80 una gran acogida en el mundo académico y de ahí en más no resultó difícil encontrarla en muchos análisis semióticos del medio televisivo (Abril, 1995; Imbert, 1999; Farré, 2004; Carlón, 2004). La oposición paleo/neotelevisión también ha sido utilizada por investigadores que trabajan en otros contextos epistemológicos como la teoría crítica (Malmberg, 1996) o las ciberculturas (Piscitelli, 1995).

1.2 Crítica de la neotelevisión

Ya a mediados de los años ’90 Semprini marcó algunos límites del concepto de neotelevisión, indicando que el término no permitía dar cuenta de todos los cambios que estaba viviendo el medio: “La puesta en escena de lo privado y de la intimidad de los individuos, la aparición de los talk shows de tipo sociopolítico y las diferentes formas de intrusión del medio televisivo (docudrama, TV-verdad, televisión compasiva, etc.) difícilmente entran en tal definición. Ellas modifican sustancialmente el rol del medio y la relación enunciativa entre público y emisores. Desde un punto de vista más general, es un paradigma unificado que resulta cada vez más difícil de aplicar al medio televisivo” (Semprini, 1994:43).

También Cavicchioli y Pezzini (1993), en un trabajo donde se analizaban las producciones de la TV verità italiana, identificaron algunas categorías de programas que no podían ser encuadradas en el concepto de neotelevisión: “Algunos programas, en particular los que denominamos ‘ventana sobre el mundo’, no parecen poder entrar en la definición, aunque sea amplia y generosa, de neotelevisión” (1993:61). Puede resultar significativo que en las últimas investigaciones dedicadas al medio televisivo surgidas en la semiótica italiana, cuna teórica del concepto de neotelevisione, prácticamente ni se lo mencione (Pezzini, 2002; Peverini, 2004).

Si bien reconocemos que las oposiciones pueden servir para generar taxonomías científicas (vertebrados/invertebrados, sociedad/comunidad, etc.), resulta un tanto incómodo encuadrar la historia de un medio en una serie lineal de estados. Reducir la evolución de la televisión a una sucesión de etapas (de la paleo a la neotelevisión) puede facilitar su transmisión en contextos didácticos pero se corre el riesgo de simplificar procesos sumamente complejos y multideterminados.

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1.3 La televisión y la ecología de los medios

El sistema de los medios y sus interfaces conforma una red sociotécnica muy parecida a un hipertexto. En determinados momentos algunos nodos de esa red se activan y comienzan a relacionarse con otros dando lugar a nuevas configuraciones. La aparición de nuevas especies (nodos), además, modifica la ecología del conjunto, ya sea causando la adaptación de algunos elementos o la aparición de híbridos que combinan lo viejo con lo nuevo. Desde esta perspectiva podemos analizar cómo la llegada del cine remodeló al teatro, o estudiar los efectos colaterales sobre la radio y el cine que causó la difusión de la televisión de los años ’50. Los modelos evolutivos lineales iluminan sólo una parte de estos procesos.

Si bien la oposición paleo/neotelevisión podría llevar a pensar en la sustitución total de un estado evolutivo por otro, en realidad siguen existiendo experiencias paleotelevisivas integradas al flujo neotelevisivo. Según Imbert se identifica una “rigidez” en la oposición entre neotelevisión y paleotelevisión ya que “hay actualmente una coexistencia de rasgos arcaicos y de otros postmodernos” (1999).

Finalmente, la oposición entre paleo/neotelevisión – que, no lo negamos, resultó de gran utilidad en su momento - no puede ser aislada de las condiciones sociales de producción de un determinado discurso teórico. La neotelevisión, como ya vimos, nace cuando las cadenas privadas pusieron en discusión el monopolio de la Radiotelevisione Italiana (RAI). En cierta manera la serie teórica paleo/neotelevisión es un efecto colateral de la irrupción en el ecosistema mediático italiano de un nuevo actor – Silvio Berlusconi - a principio de los ‘80.

1.4 Hipertelevisión: una primera definición

Muchas de las mutaciones neotelevisivas se agudizaron y aceleraron a fines de los años '90. Los géneros se confundieron aún más, lo informativo se terminó de diluir en lo ficcional y el mundo real acabó convertido en reality show. Desde una perspectiva teórica fue cada vez más evidente que los medios de comunicación, en vez de representar la realidad, la construyen (Verón, 1983, 2002). En el caso específico de la televisión, el medio agudizó la tendencia a hablar de sí mismo dando lugar a la llamada metatelevisión (Carlón, 2006). Pero los cambios del medio van mucho más allá de una simple profundización de los rasgos distintivos de la neotelevisión: la combinación con otras especies mediáticas, las transformaciones en todo el ecosistema debido a la difusión capilar de las tecnologías digitales y la aparición de nuevos formatos y lógicas de uso están rediseñando de forma acelerada el sistema televisivo. Los investigadores apenas alcanzan a relevar desde sus cátedras universitarias o grupos de estudio estos procesos. Si la televisión habla cada vez más de sí misma, resulta también cada vez más difícil hablar de la televisión. Según Verón

“… Podemos hacer la hipótesis de que esta tercera etapa en la historia de la televisión masiva será su última: esta tercera etapa anunciará entonces el fin de la televisión masiva como fenómeno

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propiamente histórico. La designación ‘televisión masiva’, que es la que yo prefiero, indica bien la especie que estará en vía de desaparición: esto es inseparable de una rareza de la oferta, y por consiguiente, de una activación de las grandes audiencias” (2001). Más allá de sus límites como instrumento teórico, las transformaciones son tan profundas que la oposición paleo/neotelevisión se ha visto superada por la misma evolución del ecosistema mediático. En este contexto quizás convenga buscar otro concepto para hablar de lo nuevo. Por ejemplo algunos pensadores lejanos al mundo semiótico han apostado por el concepto de postelevisión (Piscitelli, 1998; Ramonet, 2002) para definir de alguna manera lo que está pasando con el medio televisivo. (1)

De forma totalmente operativa, proponemos en este texto el término hipertelevisión para definir el estado actual del dispositivo televisivo. Este concepto no debería ser visto como una nueva fase de la serie paleo/neotelevisión (por eso preferimos, al igual que Verón, descartar el concepto de postelevisión) sino como una particular configuración de la red sociotécnica.

Antes de entrar de lleno en el mundo de la hipertelevisión nos detendremos brevemente en el prefijo hiper (y en lo que denominamos experiencia hipertextual), un paso esencial para comprender el desarrollo teórico que recorreremos en las próximas páginas. Si cada texto genera a su lector (Eco, 1979) y, por extensión, cada interfaz construye a su usuario (Scolari, 2004), puede resultar pertinente preguntarse cómo afecta la difusión de nuevas prácticas mediáticas interactivas (como navegar en la web, vivir en Second Life o videojugar) a los medios tradicionales. Esta experiencia de fruición hipertextual ha construido un tipo de lector acostumbrado a la interactividad y las redes, un usuario experto en textualidades fragmentadas con gran capacidad de adaptación a nuevos entornos de interacción. Los medios de comunicación han debido adaptarse a estos nuevos espectadores. Esto no significa, conviene repetirlo, que desaparezcan las formas televisivas anteriores sino que pasan a un segundo plano o se combinan con las nuevas para dar lugar a formatos híbridos.

2. Gramática de la hipertelevisión

La televisión de inicios del siglo XXI posee una serie de rasgos pertinentes que la caracterizan. Si una de las características de la neotelevisión era la disolución de los límites entre ficción y realidad, el género híbrido que termina por mezclar las cartas es el reality show. Después de tibias experiencias como la TV verità (Cavicchioli y Pezzini, 1993) el reality show se ha convertido en el género por excelencia de la última década, la gran novedad mediática que derritió los índices de audicencia y atravesó las páginas de más de un journal o libro de comunicación. (2)

Otras características de la hipertelevisión no tienen antecedentes en la paleo o neo televisión. Veremos a continuación algunos de ellos, los más evidentes y sintomáticos. Por ejemplo las series de ficción tradicionales contaban con un grupo básico de personajes de los cuales uno tendía a distinguirse del resto (Lucy en I Love Lucy, el Marshall Matt Dillon en Gunsmoke, etc.). La simplicidad de estas estructuras se

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puede confrontar con series contemporáneas como ER, CSI Las Vegas, 24 o The Sopranos, en las cuales como mínimo más de diez personajes aparecen en más del 50% de los episodios. Incluso obras corales como Dallas, cuyas tramas familiares se armaban y desarmaban a través de los años, están lejos de las estructuras complejas de Desperate Housewives o The Sopranos (Johnson, 2005). Desde una perspectiva semiótica se puede sostener que la hipertelevisión expande las historias y, en el mismo movimiento, multiplica los programas narrativos (Scolari, 2008).

Estas transformaciones narrativas repercuten en la interfaz de la televisión. La confrontación de diferentes interlocutores físicamente separados por medio de un sistema multipantalla, o la modularización de la información que se expresa en los telenoticieros, son claros ejemplos de adopción de formas visuales provenientes de las interfaces digitales. Vered (2002) habla directamente de una “windows aesthetics” en la televisión contemporánea. La fragmentación de la pantalla también se ha convertido en la marca de fábrica de algunas ficciones como 24.

Por otro lado, la hipertelevisión retoma uno de los mitos ciberculturales – nos referimos en este caso al concepto de /tiempo real/ - y lo repropone en clave televisiva. Lo que comenzó como un coqueteo artístico de algunas series como X-Files – donde en un episodio (Cops – 7ª temporada, 2000) se simulaba una grabación en tiempo real - o ER – quienes llegaron realmente a transmitir un episodio en directo (Ambush – 4ª temporada, 1997) – es otro de los rasgos distintivos de la hipertelevisión. La obsesión por el directo aparece en los reality shows pero también en ficciones que simulan el “tiempo real” como la ya mencionada 24.

Finalmente, debemos apuntar que los relatos de la hipertelevisión no se agotan en un capítulo o ni culminan al final de la temporada, ya que se extienden a través de los años. Esta característica – que nos reenvía a las estructuras folletinescas del sigo XIX y a buena parte de los géneros de masas del XX - se ha acrecentado en la primera década del siglo XXI. Pero la especificidad de la hipertelevisión no se encuentra tanto en la extensión lineal de las historias como en su expansión en diferentes medios. La hipertelevisión se caracteriza por integrar sus relatos dentro de narraciones transmediáticas (Jenkins, 2006). Por ejemplo la trama del videojuego basado en la serie 24 se ubica entre la segunda y la tercera temporada televisiva. De esta manera la experiencia lúdica se integra a un macrorrelato que la sitúa dentro de un universo narrativo mayor. En el caso de Big Brother, una misma narrativa se difunde a través de diferentes plataformas. Por ejemplo ya la edición inglesa del 2001 se difundió por televisión terrestre, televisión digital, internet, telefonía móvil, telefonía fija, audio, vídeo, libro y prensa (Jones, 2003).

A estas propiedades podríamos sumar muchas otras, desde la aparición incipiente de lógicas colaborativas - donde los usuarios participan en la generación de contenidos o en su distribución en línea (como en Youtube.com) - hasta el desarrollo de nuevas formas de consumo asincrónico (gracias a dispositivos de grabación digital como el TiVO) o la por ahora incipiente difusión de la mTV (mobile Television).

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3. Conclusiones: hipertelevisión, sociedad y poder

A medida que Internet “se desarrolla desde un instrumento orientado a la investigación (‘research-oriented’) de las elites hacia un medio comercial de masas, las semejanzas entre los sitios web y la televisión se incrementarán” (Seiter, 2000:228). Esta promiscuidad mediática se enriquece por la presencia de otras experiencias interactivas, desde el consumo de videojuegos hasta el uso del software o las interacciones con los dispositivos móviles. El ecosistema mediático está en tensión, nuevas especies comienzan a poblarlo y los sujetos también debemos adaptarnos a este nuevo entorno. En este contexto la televisión - un medio que, al igual que la prensa, ve con temor cómo las nuevas generaciones lo abandonan a favor de otras experiencies mediáticas – debe transformarse y adaptarse para sobrevivir. En otras palabras, la televisión debe simular lo que no es: un medio interactivo.

Si la interfaz de la televisión no permite la interacción, entonces la mejor manera de remediar (Bolter y Grusin, 2000) las experiencias interactivas es simulando la acción de usuario en la pantalla. Esta mutación de la pantalla televisiva se puede reducir al siguiente axioma: “lo que una interfaz no puede hacer, lo simula“ (Scolari, 2004: 191). Las nuevas textualidades televisivas - con sus multipantallas, relatos transmediáticos y multiplicación de los programas narrativos - serían impensables si en la última década millones de usuarios no hubieran vivido experiencias hipertextuales. La hipertelevisión les está hablando a ellos, a los hiperlectores, a los videojugadores, a los televidentes formados en la navegación dentro de entornos interactivos.

Sin caer en la futurología podemos sostener que se perfila un nuevo tipo de consumo televisivo caracterizado por una recepción fragmentada, ubicua y asincrónica: un programa diferente en cada aparato a la misma hora. Esta imagen rompe con 50 años de televisión sincrónica y derriba más de una teoría sobre la pantalla chica. Al fragmentarse el consumo televisivo en miles de situaciones individuales, donde cada usuario tiene acceso a un programa diferente – tal como sucede en la World Wide Web - estalla el concepto de aldea global de McLuhan. Se rompe así dentro de la cultura electrónica esta reminiscencia de la cultura oral, que reenvía al momento en que toda la tribu escuchaba al mismo tiempo al anciano contando los mitos de su pueblo alrededor del fuego.

Las consecuencias que implica la pérdida de este sentido comunitario – que la vieja televisión tan bien garantizaba - están por verse. Es posible que no estemos asistiendo a la muerte de la televisión (Gilder, 1992; Verón, 2001; Missika, 2006) sino a la rearticulación de su rol vertebrador de la sociedad. La televisión ha sido uno de los más formidables instrumentos de broadcasting para la creación de agenda y gestión de la opinión pública. Ahora bien, ¿Qué sucede cuando la televisión estalla y se atomiza en millones de experiencias individuales de narrow y nanocasting? ¿Qué medio-institución se encargará de hacer circular el cemento ideológico – por usar la metáfora de Gramsci – que mantiene unida la sociedad? ¿Cómo se construye la hegemonía en un ecosistema mediático fragmentado? Los desafíos que plantea la hipertelevisión interpelan al corazón de las formas de reproducción de nuestra sociedad.

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Notas (1) Verón (2001) reconoce que la televisión está entrando en una nueva fase pero se niega a utilizar el concepto de postelevisión para hablar de ella: “No utilizo los términos de paleo y neo; no será que en razón de los hechos, es que entramos en una tercera fase ya que, en consecuencia, una simple dicotomía no sería adecuada, salvo para volver a caer en los errores cometidos a propósito de la modernidad, llamaríamos a una noción cualquiera, ‘post’…". (2) Valgan como ejemplos el número monográfico de Designis titulado “Los formatos de la televisión” (DeSignis 7/8, Gedisa, 2005) o el volumen Understanding Reality Television (Holmes y Jermyn, 2004).

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Industrias de Contenidos y Medios Digitales - Entre la teoría y la práctica: la creación de centros para producción de contenidos digitales Cosette Castro

Cosette Castro: Doctora en Periodismo y Comunicación por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB/España). Consultora de la Comisión Económica para América Latina y Caribe (CEPAL) – UNESCO. Autora de los libros: Por que os Reality Shows Seduzem as Audiencias? São Paulo: Paulos, 2006; Midias Digitais, Convergencia Tecnológica e Inclusão Social. São Paulo: Paulinas, 2005, (con André Barbosa Filho e Takashi Tome). Se encuentra en fase de edición: Cartografia Audiovisual Brasileira – um estudo de TV e cinema (2007) y Comunicação Digital, que será publicado en octubre de 2008. Premio Investigación Innovadora/ Cátedra de la Unesco de Comunicación (Brasil-2006) y Premio Luis Beltrão de Comunicación/Intercom – 2008, como liderazgo emergente en la investigación en Comunicación de Brasil. Resumen: El presente trabajo presenta un primer intento de discutir la cuestión de tecnologías de información y comunicación (TIC´s) y las industrias que involucran el sector audiovisual, a partir del concepto de industrias de contenidos digitales. Teóricamente, hace parte de los estudios de la economía política de la comunicación, pero plantea la necesidad de ampliar la reflexión para otros campos de análisis, ya que se trata de un tema complejo. Esta ponencia valora los debates sobre contenidos digitales, la utilización de diferentes plataformas digitales, como TV, radio y cine digital, celulares, computadoras, videojuegos, Palms, IPods o IPTV, así como el potencial de las nuevas plataformas digitales en cuanto negocio, en cuanto espacio para nuevos oficios y habilidades, como espacio cultural y de comportamientos, así como de inclusión social. Palabras Clave: Tecnologías de la información y comunicación – medios digitales – industria de contenidos digitales

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Introducción

Una de las primeras discusiones que surgen cuando se debate el tema de los medios de comunicación y de la producción de contenidos digitales es el lugar que ocupan y a qué tipo de industrias están relacionados, en cuanto negocio y espacio cultural.

En ese sentido, empiezo este artículo con

algunas preguntas: ¿es posible considerar cómo industrias culturales los contenidos producidos para medios digitales, para los móviles y para la convergencia tecnológica? ¿Es posible afirmar que las industrias culturales contemplan en su interior las industrias creativas y de contenido? ¿Tienen las industrias de contenido la misma concepción que las llamadas industrias creativas? O aún, ¿es posible considerar las industrias infocomunicacionales similares las industrias culturales? ¿Están todas en un mismo nivel? ¿O, en tiempos de nuevas tecnologías de información y comunicación es necesario plantear nuevos conceptos? En primer lugar es necesario recordar que fueron

los teóricos de la Escuela de Frankfurt que

adoptaron el término industrias culturales, a partir del análisis de la importancia de los medios de comunicación y de la cultura en las sociedades contemporáneas. El término industrias culturales fue utilizado por los pensadores alemanes Theodor Adorno y Max Horkheimer. Los autores se referían a la producción de cultura de masa y el uso económico de esos bienes culturales en una sociedad capitalista, así como su destino en esa misma sociedad. Adorno, por ejemplo, no consideraba el cine, la radio o la televisión como expresión de la cultura, y sí productos de la industria cultural ofrecidos a las masas, a la gente, para aumentar el consumo de esos productos, para incentivar a la no-reflexión sobre los contenidos planteados y utilizados para manipular a las personas. La industria cultural abarca aquellas industrias que combinan la creación, la producción y la comercialización de contenidos que son inmateriales y culturales en su naturaleza, es decir producen bienes simbólicos y de valor. Estos productos normalmente están protegidos por copyright y pueden tomar la forma de bienes o servicios. Esa definición puede ser vista aún hoy en el Portal de la Cultura de América Latina y Caribe de la UNESCO1. El Portal no hace diferenciación entre las empresas y/o grupos de comunicación y la producción de contenidos y trata a todos como sinónimos: las industrias culturales, también llamadas “industrias creativas” o industrias de contenidos, incluyen la impresión, publicación, multimedia, audiovisuales, productos fonográficos y cinematográficos, así como artesanías y diseños. Pero, pasados más de 80 años de la creación de la Escuela de Frankfurt (Alemania, 19232) y su Teoría Crítica, y tras las modificaciones económicas, políticas, culturales y tecnológicas que las sociedades occidentales han

pasado desde entonces, ¿es todavía posible decir que el concepto de industrias

culturales planteado desde sectores en separado como publicidad, cinema, radio, periódicos y revistas dan cuenta de la nueva realidad mundial que abarcan hoy las tecnologías de información y comunicación, la convergencia digital y las posibilidades de inclusión social que esa incipiente industria podrá permitir? ¿Ellas logran abarcar las transformaciones del tiempo y del espacio que están cambiando radicalmente las formas de la gente percibir y estar en el mundo?

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UNESCO - Oficina para América Latina y Caribe. Disponíble en www.lacult.org/industrias. Por causa de la guerra y las persecuciones políticas, los teóricos de esa Escuela fueron obligados a refugiarse en Paris, Ginebra y

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Yo particularmente creo que no, aunque algunos investigadores sigan situando las nuevas tecnologías como un punto a más de las industrias culturales. Ese es el caso de Mattelart (2004) o Becerra y Mastrini (2006).

Todo planteamiento teórico necesita de un análisis histórico para que sea posible comprender en que contexto fue planteado. Creo que hoy las industrias culturales no logran dar cuenta de comprender y abarcar los nuevos medios que están surgiendo a partir de las TICs. Eso ocurre porque en el momento histórico, político, económico, social y cultural que concepto fue elaborado el mundo era totalmente distinto y la cultura tecnológica apenas empezaba a dar sus primeros pasos. En los años 20 (y en los siguientes) del siglo XX no había este tipo de tecnologías y las amplias posibilidades de interactividad, desplazamiento, inclusión, así como conexión en tiempo real que permiten. El análisis a partir de las industrias culturales no logran dar cuenta de comprender y analizar las posibilidades de cruce de esos mismos medios, fenómeno llamado de cross media por los investigadores británicos y de convergencia digital, por los de habla hispánica o portuguesa. Tampoco logran dar cuenta de comprender el nuevo sujeto social que – con la inclusión digital – tiene la posibilidad de tener en sus manos distintas formas de comunicación e interacción con los medios, con los amigos y mismo con personas que no conoce personalmente en cualquier parte del mundo. Es más, los autores del término industrias culturales no vivieron en una época en que podrían plantear la posibilidad del receptor dejar de ser un tipo que solamente recibe informaciones de forma vertical y unilateral para pasar a ser una persona (o grupo de personas) que tiene la oportunidad de construir y reconstruir las informaciones y contenidos que reciben y, además, tienen la oportunidad de tornarlos públicos mundialmente en diferentes plataformas digitales, como TV, radio o cine digital, móviles, IPods, Palms, IPTV, videojuegos o computadoras. Es bien verdad que la segunda generación de pensadores de la Teoría Crítica, donde Harbermas es el teórico más conocido, ha planteado la existencia de una esfera pública que permitiría a la gente relacionarse de forma distinta con los medios. Pero tampoco el teórico alemán llegó a plantear la influencia de las nuevas tecnologías de información, de internet y de las diversas plataformas digitales existentes en su relación con el medio social. Si

planteados en forma de políticas públicas para la sociedad de la

información y de la comunicación,

los medios digitales y las nuevas plataformas tecnológicas podrán

colaborar para el surgimiento de nuevos oficios, empleos y también colaborar para el desarrollo sustentable de la región a partir del uso de las TICs y del proceso de inclusión digital de la gente. Es necesario recordar que las posibilidades interactivas y de inclusión social no modifican el hecho de que, mismo utilizando nuevas tecnologías de información y comunicación, el escenario que hay hoy en el mundo es de lo grandes empresas o grupos interesados en ampliar sus mercados en la producción de contenidos y de valores en el medio social. Por otro lado, actualmente no es posible plantear solamente un concepto para cultura, palabra de origen latina: colere que, por su vez, tenía distintos significados: habitar, cultivar, proteger, honorar con dedicación. Ese último término tiene origen en cultus, que derivó, por su vez, en la palabra culto. La cultura está presente en todas las formas de comunicación e información y ayudan a dar forma a los diferentes más tarde EEUU.

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modos de plantear la realidad. Ya no es posible hablar de una cultura, porque en cada sociedad conviven distintos grupos, con experiencias, valores y modos de plantear la vida totalmente diferente entre si. Esas experiencias, valores y modos de plantear la vida suelen aparecen en los medios de comunicación e información, sean ellos analógicos o digitales. Para Martín-Barbero (1987), los medios de comunicación (y ahora podremos agregar las TICs3) son un espacio de construcción y reconstrucción de identidades. García Canclini (1995) complementa las reflexiones de Barbero diciendo que “la identidad es una construcción que se narra”; es un relato construido y reconstruido a todo momento y que no tiene una forma fija, definitiva. Y aún según García Canclini (1999:62), lo cultural abarca el conjunto de procesos a través de los cuales representamos e instituimos imaginariamente el social, concebimos y gestionamos las relaciones con los otros, o sea, las diferencias, ordenamos su dispersión y su inconmensurabilidad mediante una delimitación que fluctúa entre el orden que hace posible el funcionamiento de la sociedad (local y global) y los actores que las abren a lo posible, pero en eso sentido presentase una concepción totalmente diferente de la propuesta por las industrias culturales. Cabe aclarar ahora los conceptos de industria creativa y de industria de contenidos para comprender las diferencias entre los dos términos y cuál es el concepto más adecuado para la realidad latinoamericana. El concepto de industrias creativas surgió en 1980 en Australia, pero fue desarrollado en Reino Unido durante el primero gobierno de Tony Blair4 como una estrategia política para abrir nuevos frentes de trabajo, desarrollar nuevos mercados y permitir la inclusión social. Las industrias creativas son un término amplio que creció, fue abarcada por los teóricos de la Economía de la Cultura5 y incluye mucho más que la producción de contenidos para los medios tradicionales (diarios, revistas, televisión abierta o de pago, cine, radio o publicidad) o para los medios digitales, como Internet, periódicos y revistas on-line, televisión y radio digital, móviles, i-pods y palms. Esa es solamente una parte de las industrias creativas que actualmente hacen parte de la Economía de la Cultura. Ese sector de la Economía se dedica a definir políticas y estrategias a productos que tienen, al mismo tiempo, potencial económico y valor simbólico (mensajes, identidad, valores).

Las industrias

creativas incluyen también todas las formas artísticas de la alta cultura a la popular, como la artesanía, el design, el patrimonio cultural, el turismo cultural, los equipos culturales (museos, teatros, cines), así como el trabajo conjunto de la cultura, el turismo y la educación como forma de llegar al desarrollo sustentable. Particularmente, la Economía de la Cultura se interesa en generar propiedad intelectual, como los derechos de autor, como recuerda Reis (2007). Todo estaría perfecto en cuanto concepto si no fuera que los teóricos de la Economía de la Cultura todavía incluyen los medios de comunicación analógicos y digitales en el rol de la industria cultural, como si fuera todo igual y no hubiera diferencias epistemológicas. Esa es una discusión importante desde el punto 3

Nota de la autora. La iniciativa de Blair ha dado cierto y la industria creativa en Reino Unido representa 8% de PIB del país. El gobierno inglés ha creado el Ministerio das Industrias Creativas en 2006, ya que plantea tornarse el polo creativo del mundo con exportación de sus productos para ser una referencia para los demás países 5 El término empieza en los años 60 a partir de la investigación de Bowen y Baumol sobre producciones musicales y escénicas solicitada por la Fundación Ford (EEUU). Desde 1975, la Economía de la Cultura posee su propio periódico: Journal of Cultural Economics y, en 1992, fue reconocida como disciplina económica. 4

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de vista de la comunicación, de la información, de la cultura y de la economía política, pues como he comentado anteriormente, ya no es posible plantear solamente los intereses (obscuros o no) de las empresas de comunicación (y sus connotaciones económicas e ideológicas) sobre la gente, aquí reducida a consumidores de los contenidos culturales. La discusión se ha trasladado para otros espacios de reflexión desde los años 70 del siglo XX cuando los Estudios Culturales Británicos6 pasaron a plantear la capacidad activa de la gente de reaccionar a los intentos de manipulación y/o seducción de las empresas de comunicación en el intento de lograr altos índices de audiencia y ampliar las cuotas de publicidad. De acuerdo con el Setting the Institucional Parametters of the Internacional Centre on Creative Industries (ICCI)

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las industrias creativas nacen en la base de la denominada nueva Economía Creativa;

estas industrias producen y distribuyen mercancías y servicios centrados en textos, símbolos e imágenes. La economía creativa se refiere al ciclo de la creación, la producción, y la distribución de las mercancías y de los servicios que utilizan el conocimiento, la creatividad y el capital intelectual como recursos productivos primarios. Las Industrias creativas

de contenido contemplan las siguientes industrias: Editorial, Cine,

Televisión, Creación musical, Producción musical independiente, Discográfica, Contenidos para celulares, Contenidos para Web, radio, pero también hay muchas otras, como los tradicionales bailes, la propaganda, la arquitectura, el mercados de arte e antigüedades, la artesanía, el diseño, la moda, los softwares de entretenimiento, el teatro, los juegos para computadora y las artes visuales en un sentido amplio8. Para Katz (2006), lo que se busca al reemplazar el término industrias culturales para utilizar industrias creativas es conciliar el acercamiento entre cultura y dinámicas industriales, tomando en cuenta la pérdida de eficiencia de políticas culturales tradicionales en un contexto de convergencia (tecnológica y geográfica). Pero no todavía no hay unanimidad cuanto al uso de la terminología adecuada. El informe de 2004 de VTT Information Technology sobre el uso de móviles y cross media hace referencia a las industrias de contenido digitales, que pueden actuar en diferentes ámbitos al mismo tiempo. Según el informe, las industrias de contenidos digitales incluyen la televisión abierta y de pago (cable, satélite), la televisión digital, Internet, cine, los archivos digitales y pueden ser expandirse para la industria discográfica, para la industria del cine, para la industria del entretenimiento, para la industria editorial, para la industria de la salud, para la industria de la educación, así como para otras, como la industria de los juguetes. Aunque las industrias de contenido puedan ser analizadas como un sector dentro de la Economía de la Cultura, es necesario tener en cuenta la realidad latinoamericana y la falta de similitud entre

la

regulación de los temas informativos, comunicacionales y las TICs en cada país, aunque hoy en día el número de soportes tecnológicos capacitados para producir y difundir información, entretenimiento, contenidos culturales y educativos se haya ampliado como nunca antes. Hasta los años 80 del siglo XX solamente la radio, la televisión, el cine, los periódicos, las revistas o publicidad constaban en el rol de las industrias culturales. Actualmente, la oferta de información y

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Esos estudios llegaron a Latinoamérica en los años 70 y fueron adaptados a las diferentes realidades locales particularmente a través de estudios que relacionan educación y cultural popular. 7 Fuente: (Non-official document) Prepared by the UNCTAD secretariat.Geneva, 7 April 2005. 8 Sobre el tema leer DCMS. Disponible en www.britshcouncil.org .

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comunicación a la gente ha cambiado radicalmente. Eso ocurre a través de una cultura tecnológica cuyo proceso de creación de valor se tiende a escindir cada vez más del proceso productivo para, como plantea Eduardo Vizer (2007), (re) producirse en el propio proceso de circulación, es decir, en la asociación con nuevos tiempos y espacios tecnológicamente producidos. Eso ocurre a través las posibilidades ofertadas por Internet, por la banda ancha, por la movilidad de las computadoras de mano, por los diarios y revistas hechos para leer a partir de la computadora (cuyas noticias son actualizadas permanentemente), por los HiPods o aún por las posibilidades todavía poco conocidas de la televisión digital y de la radio digital, cuyos contenidos pueden ser desarrollados incluso por la gente de a pié, desde casa o desde cualquier lugar del mundo. Becerra y Mastrini (2006) en investigación sobre la concentración de los medios de comunicación, hablan de las estructuras de información, comunicación y cultura en Latinoamérica. Los autores separan las industrias culturales de las tecnológicas y llaman de industrias infocomunicacionales a aquellos grupos que operan en varias industrias a la vez, como prensa gráfica, agencia de noticias, Internet, TV, radio, mercado editorial, discográfico, producción y distribución cinematográfica, entre otros. Es bien verdad que el término infocomunicacional no es excluyente, ya que se trata de un mercado donde conviven varios niveles de industrias a la vez: las industrias locales, las regionales, las nacionales y las empresas transnacionales, donde las dos últimas forman grupos en toda Latinoamérica (y incluso más allá, en EEUU o Europa), como es caso de Globo, de Brasil, Televisa, de México, Cisneros, de Venezuela y Clarín, de Argentina. Pero no concordamos con el hecho de que los autores olviden de incluir las empresas pequeñas o las productoras independientes en el rol del grupo infocomunicacional, aunque no tengan la estructura técnica y económica de las industrias de mismo nombre. En siendo así, nos parece más adecuado seguir planteando la utilización del término industrias de contenido, pues abarcan todo y cualquiera tipo de empresa que produzcan contenidos utilizando plataformas digitales. Una cuestión central sobre el tema es la necesidad cada vez más grande de los distintos gobiernos de la región desarrollaren políticas públicas sobre quien es quien en este sector y lo que cada uno puede producir cuando se trata de empresas que desarrollan contenidos y, consecuentemente, bienes simbólicos que producen sentidos y valores en el medio social. En cuanto al campo de actuación por ejemplo, Europa incentiva a las empresas de telecomunicaciones a producir contenidos para la convergencia de medios, pero eso aún no ocurre en todos los países. Es el caso de Brasil o Argentina donde la legislación actual no permite a las empresas de telecomunicaciones producir contenidos, aunque hay un intento de cambiar esa realidad. Hay, en el caso brasileño, un fuerte lobby de las empresas de comunicación junto al gobierno federal para impedir el avance de las compañías telefónicas en la producción de contenidos digitales que podrán ser utilizados en diferentes aparatos tecnológicos al mismo tiempo, ampliando los esfuerzos de desarrollar la convergencia digital. Tratándose de contenidos producidos para medios digitales, hay que considerar que los celulares son una importante industria e importante soporte digital para divulgación de la información y actualmente ya no es posible separar las empresas de comunicación de las empresas de telecomunicación, pues hay una línea muy tenue entre las dos. Además, el sector de telefonía móvil hace parte de la industria de contenidos y necesita un tipo de lenguaje diferenciado, adecuado a sus características y posibilidades de

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movilidad. Eso ocurre particularmente cuando echamos un vistazo en el porcentual cada día más grande de jóvenes que se comunican a través de sus móviles y los utilizan para charlar,

enviar mensajes de texto,

imágenes o voz, enviar archivos de imágenes, voz o de texto, jugar, escuchar música o sencillamente echar un vistazo en los productos hechos para TV o para la radio que pueden ser bajados desde el celular. Es importante recordar que hoy en día el análisis de esas nuevas industrias - que incluyen producción de contenidos, nuevas tecnologías y convergencia digital - no puede ser hecho solamente a partir de una o dos concepciones epistemológicas, pues involucran también formas diferenciadas de sentir, de posicionarse frente el mundo y posibilitan nuevos conocimientos. Ellas (las nuevas industrias) necesitan de un campo de análisis más amplio que la Economía, la Cultura, la Informática o las Ciencias Sociales en separado. Como lo recuerda Vizer (2007), ya en los últimos años del siglo XX, Pappert y Turkle (1993) hablaban de la necesidad de plantear el pluralismo epistemológico para comprender la relación entre los seres humanos y la computadora, y considero que esto es aplicable a los nuevos tiempos. También Morin desde los años 90 del siglo XX defendía la necesidad de pensar el mundo de manera transdiciplinaria, a partir de lo que ha llamado de pensamiento complejo9. Eso porque, más allá del planteamiento económico que involucran, esas industrias ayudan a construir nuevas realidades sociales, posibilitan formas de trabajo sin necesidad de desplazamiento físico (teletrabajo), generan nuevas profesiones, plantean otros tipos de empleos y posibilitan nuevas divisiones del mundo del trabajo. Como si fuera poco, posibilitan nuevas formas de estar y sentir el mundo y la gente, estimulando nuevos comportamientos sociales y nuevos lenguajes, así como nuevos tiempos.

Centros de Excelencia en Producción de Contenidos Digitales

Por lo expuesto, considero que la terminología correcta y actualizada para tratar de esa industria, más allá de las tradicionales industrias culturales, es “industria de contenidos”, pues abarca toda la producción digital, planteada para las nuevas tecnologías de información y comunicación, para la convergencia digital y, principalmente, posibilita la inclusión social a partir da la producción de contenidos. Es decir, abarcan nuevos modelos de negocios,

nuevas estructuras tecnológicas,

nuevos lenguajes para esos medios

digitales, nuevas maneras de relacionarse con los diferentes públicos, nuevos oficios y profesionales capacitados para nuevas demandas, así como pueden ser planteadas y desarrolladas independiente de tiempo, espacio o localización geográfica, pues incluyen la interactividad, los no-lugares que circulan en Internet y la movilidad posibilitada por celulares y computadoras de mano. ¿Eso significa entonces que la industria de contenidos llega a Latinoamérica sin la carga ideológica, los intereses económicos o aún los vicios e intentos de manipulación de la industria cultural analógica? No. La industria de contenidos podrá manifestar todo el juego de interés político, ideológico y económico que es posible encontrar en los medios tradicionales de la región, particularmente porque existe una tendencia de las mismas empresas o grupos existentes en el campo de la comunicación de ampliaren sus estrategias junto a los diferentes públicos en búsqueda de una rápida actualización al transformar sus productos

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Sobre abordaje trandisciplinario desarrollado por Edgar Morin, procurar la Carta Transdiciplinaria publicada en 1994. Disponible en http://www.unipaz.pt/artigos/pierre.htm.

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analógicos en digitales. Lo que cambia - lo que puede ser apuntado como radicalmente diferente frente a generaciones anteriores o frente al mundo analógico - es la mirada y la actuación del público hacia esos nuevos medios. Lo que marca posición en defensa del término industrias de contenido y del cambio en esa relación de poder es la posibilidad de participación ciudadana, el la posibilidad de los diferentes actores sociales lograren enviar su opinión sobre noticias y hechos de forma on line o la posibilidad de producir contenidos a partir de su realidad. Hay aun la posibilidad de ampliar la producción de contenidos de ficción y no ficción en diferentes plataformas digitales para educación a distancia, e-trabajo, e-salud, e-medicina, e-cultura, ejusticia, e-entretenimiento. Además, a partir de plataformas como la televisión digital, la radio digital, las computadoras o los móviles habrá una inmensa carga de informaciones que los habitantes de la región podrán recibir diariamente - a parte las que ya reciben a través de los medios impresos y audiovisuales. Como comenté anteriormente, hoy la gente, los grupos sociales, las asociaciones de barrios o religiosas tienen la oportunidad, a partir de las tecnologías digitales, de producir su propio contenido y de dar visibilidad a su cultura e identidad. También tienen la oportunidad de ofrecer esos contenidos en uno o más aparatos digitales, como las diferentes páginas de Internet, la radio y la televisión digital o los aparatos móviles, ofreciéndolos al público en separado o a través de la convergencia de los medios. Para allá de las cuestiones conceptuales, hay que preparar la población latinoamericana para los nuevos oficios y habilidades que las tecnologías de la información y la comunicación exigen. También es necesario plantear nuevos cursos transdisciplinarios10 tanto en nivel técnico como para la universidad, que incluyan la Comunicación, la Ingeniaría, la Informática, la Pedagogía, la Economía y nuevos modelos de negocios, las cuestiones culturales y de comportamiento, etc., pues los cambios son complejos y una sola teoría no logra abarcar los cambios que estamos viviendo. Es decir, necesitamos formar a los profesores de diferentes niveles, así como necesitaremos formar los alumnos y futuros profesionales. Además, es necesario pensar contenidos para las distintas plataformas digitales, para la multiprogramación, para la interactividad que se torna posible a partir de las cajas que hacen la conversión del sistema analógico para el sistema digital en el caso televisivo, desde que posean un canal de vuelta al aparato que está en la casa de las personas.. No es por causalidad, por lo tanto, que la Cumbre de la Sociedad de la Información para Latinoamérica y Caribe realizada en El Salvador en febrero de 2008 ha aprobado la creación de Centros de Excelencia en Producción de Contendido Digitales Interactivos e Interoperables en toda la región. Los centros deben desarrollar contenidos para distintas plataformas digitales que sean interactivos porque solamente así permitirán la participación activa de los agentes sociales a través de la participación en programas y formatos de las plataformas digitales. Por otro lado, deben ser interoperables para que no haya problemas de aceptación entre los diferentes patrones tecnológicos. Ejemplo son los patrones elegidos por los tres países que ya poseen televisión digital en América Latina: México sigue el patrón norteamericano; Brasil ha elegido un patrón japonés-brasileño y Uruguay sigue el patrón europeo para TV digital. Es decir, el contenido planteado y desarrollado para TV digital deberá ser utilizado en los distintos patrones, sin problemas tecnológicos que imposibiliten la interoperabilidad de los sistemas. 10

Como planteado por Edgar Morin.

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En Brasil, el gobierno federal desde marzo del 2008 ha tomado la responsabilidad de desarrollar el Centro Nacional de Excelencia en Contenidos Digitales Interactivos e Interoperables, una tarea a cargo del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Las reuniones han empezado y un grupo de expertos y técnicos del gobierno están se reunido para realizar el dibujo del nuevo Centro que ya tiene sed en la Capital Federal (Brasilia) y dinero para financiar nuevos proyectos. Entre las instituciones aptas a recibir recursos están las universidades, el tercer sector, las pequeñas empresas y productores independientes que podrán desarrollar contenidos digitales en conjunto entre diferentes sectores (academia y tercer sector, por ejemplo) y en distintas regiones del país (Sur, Norte y Centro-Oeste, por ejemplo). En el ámbito latinoamericano, el Ministerio de las Relaciones Exteriores (MRE) de Brasil está plateando a los países que participan de E-LAC que la meta 83, que trata del estímulo a la Creación de Centros de Excelencia en Producción de Contenidos Digitales Interactivos e Interoperables tenga coordinación brasileña por varias razones: 1. fue el país proponente; 2. es el país con mayor infra-estructura de redes y infra-estructura digital; 3. el más grande en producción de contenidos, incluso digitales.

Esperase que el segundo semestre de 2008, la propuesta y estímulo a la creación de Centros de Excelencia en Producción de Contenidos Digitales Interactivos e Interoperables (con este u otro nombre) se multiplique en toda la región.

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Bibliografía:

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Un estándar para múltiples modelos: la experiencia europea en la transición a la TDTi David Fernández Quijada

david.fernandez@uab.es

David Fernández Quijada: Licenciado y Doctor en Comunicación Audiovisual por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ejerce como profesor ayudante en el Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad y forma parte del Grup de Recerca en Imatge, So i Síntesi (GRISS). Sus campos de investigación son la economía de las industrias culturales en el entorno digital y las nuevas tecnologías de la comunicación, ambos desde una perspectiva crítica.

Resumen El proceso de digitalización de la emisión televisiva terrestre va más allá de una mera elección del estándar de transmisión. Tras éste aparecen diferentes estrategias que tienen una influencia directa en la estructuración del sistema televisivo de un país. En este texto se exploran las experiencias en la transición a la TDT de Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y España, haciendo referencia a la variedad tipológica de los servicios implementados: multiplicación de canales, televisión de pago, alta definición, interactividad o emisión en movilidad. Se observan así las diferencias existentes en el diseño de los mercados de televisión digital de países que emplean un mismo estándar tecnológico. Abstract The digitization process applied to digital television goes beyond the choice of standards of transmission. The strategies associated to these play a relevant paper in the structuring of the TV system in every country. In this article the author explores the experiences in the transition to DTT in the United Kingdom, Germany, France, Italy and Spain. The references are the different kind of services implemented: the multiplication of TV channels, pay TV, high definition, interactivity and mobile TV. As a result man can find differences in the design of digital TV markets among countries which are using the same technological standard for digital TV.

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América Latina está en el punto de partida de la transición a la televisión digital terrestre (TDT). La digitalización no es meramente un proceso de cambio de tecnologías de transmisión, sino que abre un campo de nuevas posibilidades asociadas a la flexibilidad del código binario. Más allá de la ya conocida mejora de calidad en la imagen y el sonido, la primera puerta que abre la digitalización es la de la multiplicación de canales, con la posibilidad de poner en el mercado una oferta multicanal hasta ahora sólo disponible a través de plataformas como el cable o el satélite. No obstante, también deben tenerse en cuenta servicios avanzados como la alta definición, la televisión en movilidad y los servicios interactivos (Fernández Quijada 2007).

La elección del estándar ya condiciona una parte de las opciones para configurar el mercado. La voluntad de lanzar servicios en movilidad, por ejemplo, explica el cambio de estándar de Taiwán en 2001, ya que su primera apuesta, el norteamericano ATSC (Advanced Television Systems Committee), no lo permitía. Las decisiones que se tomen sobre éste y el diseño del mercado de la televisión digital terrestre tendrán consecuencias en la posición y el número de los diferentes actores televisivos durante un largo tiempo. Este diseño exige elecciones que tengan en cuenta el contexto de organización industrial y de oferta televisiva previa, así como su distribución entre las diferentes plataformas disponibles que, al final, están compitiendo por una demanda inelástica de la audiencia, ya que el presupuesto monetario y el presupuesto-tiempo de la misma es limitado (Lacroix y Tremblay 1997).

El propósito del presente artículo es explorar la experiencia europea con su estándar DVB-T (Digital Video Broadcasting Terrestrial) a través de las estrategias desarrolladas en los cinco mayores mercados de televisión en Europa Occidental: Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y España. Estas experiencias en mercados más maduros y cercanos al apagón analógico (Alemania tiene previsto completarlo en 2008, por ejemplo) pueden ayudar a definir las estrategias de diseño de la TDT en el ámbito latinoamericano.

Un pasado común para un futuro diverso El contexto histórico en el que se insertan las televisiones europeas es común: un monopolio del servicio público durante décadas (con la excepción del duopolio británico desde 1955) que se vio rota progresivamente en la década de los 80 para entrar en una espiral competitiva que se multiplicó definitivamente durante la década de los 90 con la aparición de la televisión multicanal, básicamente a través del cable y del satélite. En los cinco países analizados se han observado procesos de consolidación entre los actores de televisión multicanal de pago, dando origen a un monopolio del satélite (BSkyB en Reino Unido, Premiere en Alemania, CanalSat en Francia, Sky en Italia y Digital+ en España), situación hacia la que camina también el cable en algunos de estos países (Numericâble en Francia, Ono en España o Virgin Media en Gran Bretaña). En una plataforma multicanal reciente, la IPTV, la diversidad de actores no evita las posiciones claramente líderes de algunos de ellos (Telefónica en España, France Télécom en Francia o Fastweb en Italia).

En el tránsito al modelo digital, Gran Bretaña y España fueron pioneras. Su modelo de televisión de pago terrestre se saldó con un fracaso comercial tras la bancarrota de ITV Digital en el Reino Unido (Starks 2007)

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y de Quiero TV en España (Ribés 2007), ambas en 2002. Las razones aducidas para tan poco acertado debut fueron diversas, aunque en su mayor parte se centraron en un modelo de negocio que replicaba el de otras plataformas como el cable y el satélite, es decir, un único operador de red con oferta temática. Dada la menor capacidad para transportar canales televisivos, la TDT se acabó equiparando a una televisión de pago de menor nivel que, en muchos casos, ni tan siquiera disponía de los contenidos más atractivos, lo que provocó el desinterés de los posibles usuarios.

Los cinco países analizados se caracterizan por una recepción televisiva mayoritariamente terrestre, excepto en Alemania, donde las transmisiones por cable y satélite son la principal opción de consumo de la televisión. No es un caso aislado en un continente en el que países que ya han realizado el apagón, como Holanda, Suecia o Finlandia, también presentan el mismo patrón de recepción televisiva.

Multiplicación de canales La apuesta más habitual en la implementación de la TDT es la multiplicación de canales. En Europa ha sido la opción con más adeptos ya que al iniciarse la TDT la televisión multicanal, gratuita o de pago, tenía una cantidad limitada de usuarios. El caso de Alemania es excepcional, ya que la recepción de cable (analógico) era el modo más habitual de recepción y continúa siéndolo hoy en día, de manera que se ha convertido en uno de los países menos digitalizados del continente por el alto coste que implica la digitalización de las plantas de cable. Además, el número de canales disponibles en la emisión hertziana analógica ya era bastante elevado, de manera que no parecía demasiado atractiva la digitalización asociada a esta multiplicación de la oferta. El objetivo de la política de traspaso de las emisiones analógicas a las digitales busca crear un espacio de televisión multicanal de acceso eminentemente gratuito. La oferta es mucho más limitada que en otras plataformas digitales que cuentan con un mayor ancho de banda, pero supone un aumento importante respecto al estadio anterior.

Además de la multiplicación de la oferta gratuita, también la televisión de pago ha encontrado su espacio en la TDT. Tras el fracaso inicial de los modelos de pago de ITV Digital y Quiero TV, pareció que la fórmula del abono quedaba desterrada de la televisión terrestre. Nada más lejos de la realidad. En el Reino Unido, a la oferta de Freeview (nombre comercial adoptado para el relanzamiento de la TDT) se le unió en 2004 Top Up TV, que se ubicó en la industria televisiva británica como proveedor de contenidos premium para la TDT. El posicionamiento comercial es similar al francés, en el que compiten las ofertas de TPS y Canal+. Esta última, además, ya existe como oferta de pago terrestre analógica desde mediados de los años 80, de manera que simplemente se ha tratado de heredar el statu quo del estadio anterior. En Italia, además de la oferta de abono de Mediaset Premium Gallery, lanzada a inicios de 2008, también están disponibles servicios de pago por visión, ofrecidos tanto por Mediaset con el servicio Mediaset Premium como por Telecom Italia Media con La7 Cartapiù. Las emisiones de fútbol se han convertido en el principal motor de la demanda de este tipo de servicios. Este modelo italiano de pago por visión aparece como el más citado en el debate generado en España sobre la introducción de unos servicios de pago para los que se requiere la modificación de la regulación vigente.

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Este tipo de oferta se caracteriza por ubicarse en el mercado como una televisión de pago low cost o de bajo coste (DGTV 2007), ya que representa una alternativa a la televisión de pago por satélite y por cable, con un menor coste de acceso, pensada para aquellas capas de población con menor poder adquisitivo o que no requieren una oferta de canales tan amplia como en el resto de plataformas, ya que en la TDT el número de canales de pago es significativamente menor. Alta definición La alta definición aparece como un salto de calidad importante definido por la relación de aspecto de los televisores y la multiplicación en los puntos que definen una imagen. Técnicamente, supone que una única emisión ocupa un ancho de banda que podría ser dedicado a más de una emisión en definición estándar. Por tanto, la alta definición sacrifica una parte de la multiplicación de canales que permite la digitalización. Ello, obviamente, tiene consecuencias directas en el número de actores y su abanico de oferta en el mercado.

Para el receptor supone la necesidad de equiparse con un televisor y un set-top box específicos y más caros que los de definición estándar a cambio de una promesa de mayor calidad de imagen y sonido. Ésta ha sido la apuesta principal en el mercado estadounidense: “la estrategia de implantación de la TDT seguida por los broadcasters norteamericanos se apoya mayoritariamente en las emisiones en alta definición, lo que la convierte en un arma estratégica para la era digital” (Prado y García 2003: 59). Allí, la alta penetración de la televisión multicanal convirtió a la alta definición en el principal reclamo para el cambio desde la tecnología analógica. Ésta se ha ido implantando progresivamente y ahora domina el horario de máxima audiencia y las producciones de mayor presupuesto. También en Japón y Australia la alta definición ha jugado un rol importante.

El escenario es bien distinto en Europa, continente en el que no se la ha considerado una opción prioritaria y en el que la penetración en el mercado de los equipos necesarios es mucho menor. Además, la mala experiencia con la alta definición analógica (Cawson 1995; Larrègola 1994) no jugaba a favor de esta opción. De hecho, esta apuesta no figuraba en los planes de ninguno de los cinco grandes mercados y tan sólo a las puertas del apagón analógico se empieza a plantear la posibilidad de implementarla. Es Francia el país que más ha avanzado en esta línea a través de una consulta pública que su organismo regulador, el Conseil Supérieur de l'Audiovisuel (CSA), lanzó a finales de 2006 para desarrollar un marco en el que lanzar estas emisiones. A inicios de 2008 la pública France 2 y las privadas TF1 y M6 habían recibido la autorización para convertir sus emisiones gratuitas en alta definición y estaban preparando el inicio de las mismas, mientras que estaba abierto un concurso para crear la versión en alta definición de una de las ofertas de pago vigentes en la TDT francesa. En el resto de grandes mercados europeos ha habido diversas pruebas con esta tecnología (BBC en Londres, la italiana Mediaset en la isla de Cerdeña o Televisió de Catalunya en esta región española) pero no se ha oficializado el inicio regular de emisiones y en algunos casos, como el español, son necesarias nuevas regulaciones para su puesta en marcha.

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Servicios interactivos La transmisión de servicios diferentes a la transmisión televisiva tradicional empezó a funcionar con la televisión analógica (recuérdese, como principal ejemplo, el teletexto) pero tan sólo con la llegada de los sistemas digitales es posible difundirlos ampliamente y a un coste razonable para operador y usuario, ampliando de esta manera el campo de acción de los servicios de la Sociedad de la Información (SI). En este sentido, “el papel de la TDT en la SI se halla ligado a su capacidad para integrarse como recurso de red en la oferta general de ancho de banda a los ciudadanos, con el fin de aumentar rápidamente el ancho de banda per cápita, parámetro que nos indicará el posicionamiento de un país en la Sociedad de la Información” (Prado 2003: 40).

En Europa esto se tradujo en una apuesta por la introducción de servicios interactivos a través de esta plataforma. Ya en 2002, el plan de acción eEurope 2005 reconocía que “la televisión digital interactiva y los sistemas móviles de tercera generación (3G), apoyados en normas comunes, ofrecen posibilidades de acceso a los servicios desde múltiples plataformas” (Comisión de las Comunidades Europeas 2002: 8). En este contexto, la capilaridad de una red universal como la terrestre permitía, al menos teóricamente, extender los servicios electrónicos más allá de una red Internet que todavía encuentra dificultades de penetración entre amplias capas de la sociedad.

En términos prácticos, la interpretación que se ha hecho en cada país de estas recomendaciones ha sido muy diferente. En España se ha traducido en la obligatoriedad para los operadores de introducir servicios interactivos si quieren obtener mayor capacidad de redii, aunque los resultados están lejos de los esperados dado el desarrollo todavía limitado de los servicios interactivos. En el caso español se da también la paradoja de que existe un acuerdo entre los operadores para utilizar el estándar MHP (Multimedia Home Platform) como lenguaje común para aplicaciones interactivas pero el mercado de receptores capaces de interpretar MHP es mínimo: entre febrero de 2007 y enero de 2008 apenas alcanzó el 0,24% del total de las ventas de equiposiii, lo que se traduce en servicios accesibles de manera muy minoritaria. Italia, en cambio, representa seguramente el único caso de éxito de MHP en Europa: un mercado de TDT con casi un 95% de penetración de set-top box que incorporaban esta tecnología a finales de 2007iv. Allí, sin la obligatoriedad de ofrecer estos servicios, el gobierno los ha promocionado fuertemente mediante una estrategia de desarrollo de aplicaciones relacionadas con la administración electrónica, creando incluso líneas de financiación a tal efecto. A inicios de 2008 había casi una cincuentena de aplicaciones distintas, una parte de las cuales se relacionaba con estos servicios al ciudadano.

El otro país que ha optado por los servicios interactivos es el Reino Unido, aunque en este caso empleando el estándar MHEG-5 (Multimedia and Hypermedia Experts Group), ya que en el momento de arranque de la TDT británica todavía no estaba disponible MHP. La utilización de un sistema técnicamente menor no ha impedido el florecimiento de aplicaciones interactivas, en gran parte espoleadas por el uso intensivo que de ellas se da en otras plataformas, especialmente en el satélite a través de BSkyB. La BBC, además, ha extendido a este campo su tarea de servicio público, invirtiendo en el desarrollo de diferentes servicios y estableciendo protocolos técnicos para mejorar su proceso de creación.

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En los otros dos países analizados la situación no es tan favorable para los servicios interactivos. Así, en Francia no ha habido consenso entre los operadores sobre el estándar a emplear, de manera que la oferta interactiva ya existente en el cable y el satélite no ha tenido réplica en la TDT (ACCES 2007). En Alemania, por su parte, lo exiguo del mercado de TDT ha limitado sobremanera el desarrollo de aplicaciones MHP, cuya presencia es testimonial.

Televisión en movilidad La posibilidad de recepción televisiva en movilidad es otra de las novedades que presenta la tecnología digital. Con ella se relacionan también muchas incertidumbres sobre la demanda potencial de los usuarios, los modelos de negocio asociados y, nuevamente, las tecnologías. El propio estándar DVB-T puede recibirse en movilidad, aunque el consorcio DVB ha optimizado este tipo de recepción a través de un estándar específico, el DVB-H (Digital Video Broadcasting-Handheld). Este sistema ofrece un ahorro en el consumo de baterías de alrededor de un 90% respecto a DVB-T, lo que multiplica las capacidades de visionado televisivo en dispositivos que, como los móviles, gozan de una autonomía limitada (Foro Técnico de la Televisión Digital 2005).

Precisamente el DVB-H es el sistema de transmisión preferido por la Comisión Europea, pero en el horizonte acecha un nuevo competidor, el surcoreano T-DMB (Terrestrial Digital Multimedia Broadcasting), con el que ya se han realizado pruebas, por ejemplo, en Alemania. Otros sistemas para la transmisión en movilidad como el estadounidense MediaFLO (Media Forward Link Only) de la compañía Qualcomm o el japonés ISDB-T (Integrated Services Digital Broadcasting Terrestrial) no tienen de momento presencia en el continente.

En un principio se pensaba que las emisiones en movilidad permitirían articular una oferta móvil gratuita frente a la oferta de pago que han empezado a establecer los operadores de redes celulares a través de las tecnologías de tercera generación (3G). No obstante, la experiencia pionera italiana con el operador 3 Italia, propiedad de Hutchinson Whampoa, ha originado una oferta sobre DVB-H basada en un modelo más propio de un operador de telecomunicaciones: una red cerrada controlada por un operador que selecciona los canales disponibles. Un segundo multiplex de DVB-H, bajo el control de Mediaset, opera las ofertas de Telecom Italia y Vodafone reproduciendo el modelo de 3 Italia.

La presión de las compañías de telecomunicaciones, y su control sobre los dispositivos celulares de mayor presencia en el mercado, los teléfonos, está poniendo sobre la mesa una dura lucha de intereses justo cuando se está definiendo su implementación. Parece que el DVB-H se impondrá en el continente. En Francia se ha adoptado ya como el estándar para la televisión móvil y a inicios de 2008 se habían presentado 36 propuestas por parte de 18 grupos distintos para operar este servicio. Con esta tecnología, en el Reino Unido se han hecho pruebas en Oxford (Mason 2006), mientras que en Alemania el operador Deutsche Telekom ha ganado el contrato para la construcción de la red DVB-H. En España, la referencia al

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DVB-H se retiró de la legislaciónv pero en la legislatura que se inicia en 2008 está previsto incorporarla de nuevo y abrir el proceso para la adjudicación del servicio.

Conclusiones A la vista de la situación de los cinco grandes mercados de Europa Occidental, es difícil hablar de un único modelo europeo en la transición a la TDT. La tecnología DVB es común pero la implementación de la misma y el diseño del mercado televisivo terrestre difieren entre todos ellos. Ni tan siquiera las directrices de la Comisión Europea sobre los servicios de la Sociedad de la Información han encontrado la misma repercusión en estos mercados.

Así, encontramos mercados de gran dinamismo como el italiano, pionero en el impulso a los servicios de televisión en movilidad y muy dinámico en el desarrollo de aplicaciones interactivas. Incluso la televisión de pago ha encontrado aquí diferentes modalidades de implementación. También el británico destaca por su gran actividad en servicios interactivos y televisión de abono. En el lado contrario se encuentra Alemania, que camina con paso lento hacia el apagón por las hipotecas que le supone una recepción mayoritaria en plataformas alternativas. Francia y España se situarían en una posición intermedia, la primera por su oferta de pago y la inminente apuesta por la alta definición y la segunda por los servicios interactivos.

La única característica común de los mercados analizados es la multiplicación de canales y la presión de la televisión de pago. Ésta, no obstante, difiere del modelo planteado inicialmente por ITV Digital y Quiero TV como plataforma alternativa. Ahora la TDT se convierte en una ventana más de emisión de los contenidos en un contexto cross-media. Valga como ejemplo de ello el caso del fútbol en Italia: se puede adquirir a través de TDT pero la plataforma mayoritaria para el mismo sigue siendo el satélite Sky, cuyos ingresos además no parecen acusar la disponibilidad de contenidos a través de la TDT. En este sentido, se observa un cierto rol subsidiario de la TDT en la televisión de pago, condicionado al control de los derechos de los contenidos más atractivos por parte de operadores de plataformas alternativas. Otro tipo de subsidiariedad se observa con la implementación de la televisión móvil, en este caso respecto de los operadores de telecomunicaciones y unos modelos de negocio que niegan la condición de red abierta atribuida a la TDT como vehículo de expansión de los servicios de la Sociedad de la Información.

En esta misma línea, resulta preocupante el descafeinado papel que están jugando los servicios interactivos, que son inexistentes en algunos mercados y están claramente infradesarrollados en otros, de manera que la apuesta política por los mismos se queda en mera retórica en el plano práctico, con unas cadenas públicas que sólo en el caso de la BBC pueden presumir de su contribución en este campo.

Ciertamente, los diferentes modelos desarrollados en Europa ofrecen mensajes contradictorios para el diseño de estrategias de implementación de la TDT en otros territorios como Latinoamérica. Las opciones tomadas por cada país no parecen originadas en un análisis de situación sino de la coyuntura y de los intereses de los diferentes actores implicados. En Italia, por ejemplo, la comercialización de servicios DVB-H precedió a la propia regulación de los mismos. En España, por otro lado, el control de contenidos clave por

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parte de un actor es el motor que guía el debate hacia la televisión de pago. Por tanto, la regulación sobre la televisión digital debe extenderse más allá de ésta en sentido estricto y abarcar el conjunto del sector audiovisual, ya que el papel jugado por otras plataformas o el control de los derechos de emisión determinan sobremanera la posición final de los actores y sus posibilidades de negocio.

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Este artículo forma parte del proyecto Televisión interactiva en el entorno cross media: tipología de la oferta, los contenidos, los formatos y los servicios emergentes (SEJ2006-11245), financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia español dentro del Plan Nacional I+D+I. ii Disposición transitoria cuarta del Real Decreto 944/2005, de 29 de julio, por el que se aprueba el Plan técnico nacional de la televisión digital terrestre, Boletín Oficial del Estado, nº 181, 30 de julio de 2005. iii http://www.impulsatdt.es/home/observatorio/indicadores/indicador.php?id=88 (consultada el 8 de marzo de 2008). iv http://www.dgtvi.it/stat/Allegati/Rapporto_GFK_dicembre_2007.pdf (consultada el 8 de marzo de 2008). v El Real Decreto 920/2006, de 28 de julio, por el que se aprueba el Reglamento general de prestación del servicio de difusión de radio y televisión por cable, indica en su Disposición Final Segunda que se modifica el apartado 7 de la Disposición Adicional Segunda del Real Decreto 944/2005, lo que se traduce en la eliminación a la referencia del uso del estándar DVB-H. Esta indefinición sobre estándares responde a la propia indecisión política de la Comisión Europea. Véase el editorial de octubre de 2007 de EBU Technical Review para un rápido relato de esta cuestión en referencia al DVB-H.

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La Tele–Fe: Religión mediatizada∗ Luis Ignacio Sierra Gutiérrez lisierra@javeriana.edu.co

Luis Ignacio Sierra Gutiérrez: Profesor Asociado del Departamento de Comunicación, de la Facultad de Comunicación y Lenguaje, en la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia. Doctor en Ciencias de la Comunicación (2006), por la Universidade do Vale do Rio dos Sinos - UNISINOS, Sâo Leopoldo, RS., (Brasil). Magister en Comunicación Social de la Universidad Católica de Lovaina la Nueva (Bélgica). Doctor en Teología y Ciencias Religiosas (1992) de la Universidad Católica de Lovaina la Nueva (Bélgica). Licenciado en Filosofía por la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, (Colombia). Fue Director de la Maestría en Comunicación de esta Universidad (1995-1998). Ha participado en investigaciones colectivas publicadas, al igual que con ponencias en congresos internacionales y con la publicación de artículos en diferentes revistas especializadas en comunicación. Se ha desempeñado a nivel nacional como par académico evaluador del CNA y el ICFES para programas de Comunicación Social. Miembro del grupo de investigación: Comunicación, Medios y Cultura, adscrito a Colciencias.

Resumen En este texto el autor presenta un informe de su investigación doctoral en Comunicación Social titulada: “La Tele-Fe: Religión Mediatizada. Estrategias de reconocimiento de sentidos religiosos de telefieles del Canal Rede Vida de Televisión en Porto Alegre, R.S., Brasil”. La investigación focaliza y analiza el fenómeno contemporáneo de la religión mediatizada en la televisión católica brasilera, a partir de la perspectiva teórica de la sociosemiosis de la mediatización, a través de estrategias discursivas de reconocimiento y prácticas socio-simbólicas de sentidos religiosos, desarrolladas por telefieles de programas de carácter devocional y de predicación del canal Rede Vida de Televisión en Porto Alegre, RS (Brasil). Este texto presenta sucintamente la investigación en cinco partes secuenciales: contexto y problemática; cuestiones centrales y objetivos; enfoque y discusión teórica; opciones y desarrollo metodológico; finalmente, resultados y conclusiones prospectivas.

Abstract In this text the author presents a report of his doctoral research in social communication titled: “Tele–Faith: Mass-media Religion. Strategies of recognition of religious meanings by tele-faithful viewers of the Rede Vida Television Network in Porto Alegre, R.S., Brazil”. The research focuses and analyzes the contemporary phenomenon of mass-media religion in Brazilian Catholic television, from the theoretical perspective of the social semiosis of media influence, through discursive strategies of recognition and socio symbolic practices of religious meanings, as developed by tele-faithful-viewers of devotional and preaching programs broadcast by Rede Vida Television Network in Porto Alegre, RS (Brazil). This text briefly presents the research in five sequential parts: context and problems; objective and central questions; approach and theoretical discussion; options and methodological development; and finally, results and prospective conclusions. Palabras clave Tele-Fe – Religión mediatizada – Semiosis social – Estrategias discursivas – Prácticas socio-simbólicas Reconocimiento – Telefieles – Mediaciones socioculturales – Procesos mediáticos – Contratos de lectura Comunicación – Televisión – Religiosidad.

Este informe de investigación fue presentado en el IX Congreso de Investigación de la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá (25-27 sptbre. 2007) y publicado en la Revista Signo y Pensamiento Nº 50, Facultad de Comunicación y Lenguaje, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia. Volumen XXV, enero-junio 2007, pp. 232-251.

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Este texto presenta un informe de mi investigación doctoral en Comunicación Social titulada: “La Tele–Fe: Religión Mediatizada. Estrategias de reconocimiento de sentidos religiosos de telefieles del canal Rede Vida de Televisión en Porto Alegre, R.S., Brasil”1, y se divide en cinco partes: en la primera, se explica brevemente el contexto y la problemática general en los que se inscribe la investigación; en la segunda, se abordan las cuestiones centrales y los objetivos. En la tercera, se desarrolla la discusión sobre las implicaciones teóricas del hacer religión mediatizada. En la cuarta, se explican las opciones y características del desarrollo metodológico. Por último, se exponen los resultados y conclusiones prospectivas de la investigación.

1. Contexto y problemática

El objeto de estudio se inscribe dentro del contexto amplio de las relaciones entre los campos de los medios de comunicación, la religión y la cultura. Focaliza el fenómeno actual de la religión mediatizada en la televisión católica brasilera, específicamente en el canal Rede Vida de Televisión2 (RVTV), considerado el medio audiovisual católico más destacado en el espectro televisivo brasilero.

El fenómeno contemporáneo de la mediatización televisiva de la religión, surgido hace un poco más de cuarenta años, de la experiencia pionera de los tele-evangelistas norte-americanos de la ‘iglesia electrónica’, ha alcanzado gran resonancia en América latina, particularmente en Brasil, donde se ha desarrollado con características propias de la cultura regional y de la pluralidad de expresiones religiosas existentes, propiciando una transformación substancial en las formas en que tradicionalmente se hacía religión. En la percepción de varios analistas sociales, la coyuntura de las últimas décadas ha recomendado la necesidad de “una nueva mirada sobre la religión”.

El surgimiento del fenómeno se atribuye, entre otros, tres factores: primero, el desarrollo de la modernidad, experimentada tardíamente en América Latina en términos de una progresiva secularización vigente en los parámetros de la autonomía del Estado-Nación. Segundo, en la transición de milenio, el hecho del surgimiento de otras expresiones y prácticas de religiosidad-espiritualidad en las diversas culturas, principalmente en el panorama católico occidental-latinoamericano; y finalmente, el papel determinante del campo mediático audiovisual y de las nuevas tecnologías de información y comunicación electrónicas en la construcción y divulgación de otras formas y estrategias de religiosidad, así como las apropiaciones e inversiones hechas por las más variadas y plurales comunidades e iglesias en dispositivos electrónicos

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Título original en portugués: A Tele-Fé: Religiâo Midiatizada. Estratégias de reconhecimento de sentidos religiosos de telefiéis do canal Rede Vida de Televisâo em Porto Alegre, R.S., Brasil. 560 p.. Tesis defendida en diciembre de 2006, como requisito parcial para obtención del título de Doctor en Comunicación Social en el Programa de Pós-Graduaçâo em Ciências da Communicaçâo, de la Universidade do Vale do Rio dos Sinos,-UNISINOS, Säo Leopoldo, R.S., Brasil, bajo la orientación del Profesor Dr. P. Pedro Gilberto Gomes, S.J. La investigación contó con el auspicio financiero de The International Study Commission on Media, Religion and Culture de la Stichting Pórticus Foundation–Amsterdam, The Netherlands y de la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia. 2 El canal Rede Vida de Televisión es considerado la quinta mayor red de TV comercial abierta en Brasil, con cobertura nacional y es uno de los más representativos de la Iglesia Católica en ese país. El canal no es de propiedad de la Iglesia, sino de un grupo mixto de laicos católicos y representantes del episcopado brasilero que conformaron el Instituto Brasilero de Comunicación Cristiana (INBRAC), que dirige la emisora. Es generado por la TV Independiente de Säo José do Rio Preto Ltda. (SP) donde se localiza su sede, en el interior del estado de Säo Paulo. En Porto Alegre (RS) el canal Rede Vida de Televisión entra por el Canal 20 UHF. La RVTV actualmente opera en convenio con la recién inaugurada TV Aparecida, a nivel nacional.

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como la radio, la televisión e Internet, como mediación mediatizada de la experiencia religiosa. Además, en el contexto de la matriz religiosa brasilera, con la explosión de los modernos medios electrónicos, el tema ha conquistado mayor visibilidad e impacto en el público consumidor de bienes simbólico-religiosos. Ha contribuido para ello el hecho de Brasil ser un país permeado por la hibridación de lo religioso cultural católico, que revela complejidad, diversidad y pluralidad en las más variadas modalidades de creencias y costumbres y el hecho de haberse constituido, hace un poco más de una década, en el país que en América Latina ofrece una mayor variedad de canales televisivos con oferta específicamente religiosa de las más diversas vertientes.

El horizonte de comprensión general de la problemática de la mediatización televisiva de la religión parte del entendimiento de lo religioso y de lo mediático como campos sociales (Bourdieu, 2003-2004; Duarte Rodrigues, 2001; Pissarra Esteves, 1998), espacios con pertinencia comunicacional, constituidos como estructurados y estructurantes de sentido en la sociedad, en el caso específico de la religión, de un dominio de experiencia simbólica trascendental. Se asume que, en la actualidad, los campos de la religiosidad y de los medios, y dentro de este último, la televisión, se tornaron más complejamente relacionales, en la circunstancia que el campo religioso, al apropiarse de los procesos mediáticos, establece también otras formas de presencia en el espacio público mediático (Birman, 2003). Se sabe, al mismo tiempo, que estos campos sociales, con simbólica propia, producen sus significaciones en disputas de sentidos y aseguran su visibilidad pública al insertarse competitivamente en

los desafíos impuestos por el

‘orden de la

mediatización’, en su intersección discursiva con los fenómenos de la vida cotidiana (Pissarra Esteves, 1998).

En la investigación, el campo de los medios es comprendido como institución de mediación que abarca todos los dispositivos, formales o informalmente organizados con reglas propias, institución fluida y diseminada por el conjunto del tejido social moderno, con legitimidad delegada resultante de la autonomía de una parte de las funciones de mediación de otros campos sociales (Duarte Rodrigues, 2001). En el ‘orden de la mediatización’ contemporánea, la televisión evidencia haberse constituido en epicentro de producción social de sentido para la sociedad, brindando así un espacio más que privilegiado para la visibilidad social de ‘lo religioso’. Un nuevo ‘ambiente’ tecno-mediático (Santos, 2002; Puntel, 2005), instaurado por las tecnologías electrónicas de comunicación, ha configurado el espacio privilegiado para una resignificación de la religión y de lo religioso, así como para la organización de nueva estrategias y tácticas de las iglesias en la cultura posmoderna. Se sabe bien que el sentido de una emisión de TV, radio o cine no se detiene cuando ella termina, por el contrario, el sentido prosigue su circulación y apropiación en los comentarios, repercusiones, interacciones y prácticas simbólicas de sus públicos, y es precisamente en esa búsqueda analítica donde encuentra, en parte, justificación esta investigación.

Este trabajo demarca su particularidad por cuanto elabora una tesis central: se sustenta la presencia, en la sociedad brasilera actual, de otros ‘modos de hacer’ religión vehiculados a través de la televisión católica, en programas tele-religiosos de la RVTV, manifiestos en estrategias y operaciones tecno-discursivas de

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reconocimiento y construcción de sentidos religiosos, que realizan sus telefieles a través de prácticas socio simbólicas cotidianas en la ciudad de Porto Alegre (RS).

La pesquisa exploratoria realizó una preselección de materiales tele-religiosos en la parrilla de programación semanal de la Rede Vida, que no hubiesen sido investigados hasta el momento, o sea, diferentes de la Misa, los informativos y programas de opinión; se escogieron, por tanto, programas que llamamos tele-devocionales, es decir, programas en los que son representadas prácticas ritualísticas enraizadas en la tradición católica y en el cotidiano de los fieles, o en la cultura religiosa del pueblo; dichas prácticas implican una recitación alternada de oraciones o jaculatorias, con cierta estructura y secuencia, y una relativa y aleatoria presencia de fieles en el setting televisivo y, programas de tele-predicación, aquellos que presuponen la presencia de un sacerdote o de un obispo haciendo una catequesis bíblica, a modo de predicación o exhortación homilética, de evangelización católica, sin una presencia directa de fieles en el setting televisivo. Los datos exploratorios iniciales arrojaron entre los tele-devocionales más asistidos: El Rosario (O Terço Mariano) y El Rosario Bizantino (O Terço Bizantino); entre los de tele-predicación los más asistidos fueron: El Pan Nuestro (O Pâo Nosso) y Encuentro con Cristo (Encontro com Cristo).

A partir de allí el problema específico se centró en el cuestionamiento de la naturaleza de las operaciones discursivas tecno-mediáticas realizadas por los telefieles de ese tipo de oferta televisiva. Son operaciones que requieren ser escudriñadas de cerca, para percibir las marcas discursivas que expresan sus estrategias sutiles de vinculación, apropiación, rechazo o crítica de la oferta televisiva y que provocan nuevos hábitos socio-simbólicos en los telefieles.

La problemática central se articula en torno del eje de circulación de sentidos religiosos mediáticos en la sociedad, en el que se hallan estratégicamente comprometidos dos polos del proceso mediático, entre los cuales se activan dispositivos complejos de circulación. De un lado, un medio audiovisual, la RVTV, que opera su mediación televisiva a partir de una variedad de ofertas tecno-discursivas, con sus lógicas y gramáticas propias de producción, con relación a unas opciones de programación religiosa específica que coloca a disposición en el espacio público mediático. De otro, unos públicos, que acogen y asisten a esa oferta televisiva, se sienten interpelados en su fe e identidad religiosa, y proceden, en consecuencia, adoptando acciones estratégicas y prácticas simbólicas discursivas de reconocimiento y efectos de sentidos religiosos para sus vidas.

2. Cuestiones centrales y objetivos

Las operaciones de recepción de los materiales tele religiosos seleccionados exigió, en el fondo, hacer una triple interpelación: de un lado, por las modalidades de contacto, las tecno-interacciones de los telefieles asiduos de programas religiosos, a través de la mediación del dispositivo televisivo; de otro, por los postulados, lógicas o gramáticas ‘contratos de lectura’ de la producción televisiva de lo religioso; y finalmente, por las caracterizaciones del producto ofertado, indagando por la capacidad vinculante de la

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tecnología, entendida menos como un aparato sofisticado de multiplicación y más como una estructura básica de nuevas prácticas sociales de apropiación de bienes simbólico-religiosos.

Se trazó como objetivo central de la investigación analizar, a partir de una selección de programas religiosos, vehiculados en el canal RVTV, las estrategias discursivas de reconocimiento de sentidos religiosos efectuados por una muestra intencional de sus telefieles en la ciudad de Porto Alegre (RS). Se apuntaron tres objetivos específicos: primero, identificar y analizar las lógicas discursivas de producción de la RVTV, a partir de una selección de productos ofertados en su programación religiosa. Segundo, identificar y analizar las estrategias discursivas de vinculación, apropiación (reconocimiento) y efectos de sentidos de los telefieles. Por último, caracterizar la resultante de la tecno-interacción discursiva de los telefieles con el medio televisivo, es decir, indagar por las prácticas socio simbólicas de sentidos tele religiosos, los ‘modos de hacer’ de los telefieles, a partir de los productos asistidos en sus vínculos de ritualidad, tecnicidad y socialidad en la vida cotidiana.

3. Enfoque y discusión teórica El enfoque teórico central gira en torno de la semiosis social de la mediatización, desde la perspectiva desarrollada por E. Verón (1980, 1996, 2004), es decir, una perspectiva mediática comunicacional en la que se aborda el estudio de los fenómenos sociales en cuanto procesos discursivos de producción de sentidos, vehiculados a través de los medios de comunicación. Se sabe que en el contexto de una semiosis social, la producción social de sentido se realiza a través de operaciones discursivas, asumidas como operaciones de sentido relacionales entre las ‘gramáticas de la producción’ y las ‘gramáticas de reconocimiento’’ que operan a través de dispositivos de enunciación específicos en cada tipo de discurso socialmente construido.

Por consiguiente, el enfoque tiene su anclaje en la comprensión de la comunicación de masas como institución que produce y hace circular significados en la sociedad, a través de prácticas discusivas culturales interrelacionadas (Jensen, 1997, p. 100). De esta forma, la perspectiva socio-cultural adoptada sobrepasa, aunque considera de importancia estratégica, la simple performance tecnológica. Los medios, y en particular la televisión, al apropiarse de la realidad ejercen sobre ella un trabajo de re-construcción, a través de diversos enunciados, géneros y tramas; para el público es presentada entonces una realidad retrabajada /representada por los medios, tanto por sus productores como por los encuadres de sus dispositivos tecnológicos.

Se destaca, igualmente, como eje teórico referencial de la investigación, el nuevo ethos de mediatización que implica una dinámica de propiedades procesuales en las formas mediáticas productoras de realidad. Siguiendo la perspectiva sustentada por Gomes (2004, p. 17, 21, 32), la comprensión de los medios como locus privilegiado requiere ahora de una mirada de su procesualidad integral y no de la fragmentación de sus componentes. Si los procesos mediáticos se presentan como instancia organizadora de operaciones tecno-simbólicas, que son apropiadas por el campo religioso, para dar forma e instituir un nuevo tipo de

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discurso (Fausto Neto, 2004, p. 26), la construcción de ese sentido religioso audiovisual no puede ser analizada en polos aislados o excluyentes. Por el contrario, en el caso televisivo, requiere analizarse como un proceso integral de co-producción simbólica entre productores, productos y audiencias mutuamente implicadas, que exigen ser pensados en su dinámica interna de construcción de sentido de la realidad.

La instancia de la técnica opera como factor propiciador del surgimiento de nuevos fenómenos y prácticas simbólico-religiosas en alianza con estrategias discursivas mediáticas. La mediación televisiva es comprendida en la investigación dentro de ese enfoque de procesualidad compleja, con sus características tecno-simbólicas propias en la oferta y circulación de sentidos.

La discusión teórica, en sus aspectos más relevantes, tensiona, de un lado, una perspectiva comunicacional eco-sistémica de los medios, como constitutivo esencial de la sociedad reguladora/negociadora entre los sistemas micro y macrosociales, con nociones sociológicas pertinentes para el caso comunicacional, como la de campo y hábitus (Bourdieu, 2003, 2004), en cuanto nociones estructuradas y estructurantes de sentidos simbólico-trascendentales en la sociedad; de otro, tensiona la trama comunicativa de la cultura, pensada desde un nuevo lugar, donde la mediación tecnológica de la comunicación está introduciendo nuevos modos de relación entre los procesos simbólicos. Se discute, además, la problemática e implicaciones de la nueva teoría de sistemas (Luhmann, 1991, 2000) en sus relaciones de pertinencia y relevancia con la teoría de los campos sociales y los procesos de mediatización, como espacios teóricos que explican ampliamente la mediatización de la religión. Los campos sociales se caracterizan por realizar sus propios procesos de autonomización en la construcción, apropiación y mediación de la experiencia en las más diversas esferas de la vida social. Se constata que tanto el campo de los medios como el campo religioso están siendo exigidos, por las aceleradas innovaciones tecnológicas y las rápidas mudanzas socioculturales, a redefinir sus estrategias, sus discursos y sus propias posiciones. Los procesos de mediatización están marcados esencialmente por sus tecno-interacciones y dispositivos, a través de un modus operandi discursivo en el que la retórica mediática desempeña una actividad estratégica de ‘contratos de lectura’, de acoplamientos y encuadres de sus funciones enunciativas por las cuales se convierten en función de control de sentido y naturaleza referencial de lo real.

Desde esa perspectiva se entiende que el fenómeno moderno de los medios y sus procesos de transformación, de las mediaciones socio-culturales naturales para las mediaciones socioculturales mediatizadas, está siendo marcado decisivamente por las transformaciones en el ámbito de la tecnicidad, en las cuales la noción de mediatización, no solo genera una presencia especular que refleja y condiciona la experiencia social, sino que se constituye en una nueva forma tecno-interactiva de ‘bíos/ethos mediático’ del sujeto en el mundo. En el proceso de mediatización interviene estratégicamente la cuestión de la naturaleza y el carácter del dispositivo televisivo (Meunier, 1999), que además de soporte de amplificación se constituye en mediación socio cultural fundamental de contacto y vivencia de la experiencia religiosa, generando agrupación y vinculación de nuevas comunidades de sentido (B. Anderson, 1993), estableciendo otras identidades en el tiempo y en la distancia. Se constata, paradójicamente, en la actualidad, que el campo de los avances tecnológicos se ha impregnado de un profundo sentido de utopía tecno-religiosa.

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Análisis recientes (Felinto, 2005, Gumbrecht, 1994, Silveira, 2003) hablan de una ‘religión de las máquinas’, como nueva forma de religiosidad con características de espectacularidad paradójica, confirmando así la fuerza del imaginario espiritual sobre las tecnologías. Así, en el actual contexto tecno-cultural, es posible vivenciar, a modo de ‘tecno-gnosis’ de la trascendencia, tanto una imaginación espiritualizada de la técnica como un reencantamiento mágico-tecnológico de lo religioso, ahora más pluralmente ritualizado y escenificado, menos doctrinal, apologético y prescriptivo que antes, eliminando de alguna manera la distancia entre lo sagrado y lo profano, a través de nuevas espacio-temporalidades (J.M.Barbero, 1995, p. 77) En ese sentido, la tecno-religión es ya una realidad social del nuevo siglo.

Se evidencia, así mismo, que la convergencia de los campos, religioso y televisivo en sus recíprocas aproximaciones se dan sobre el terreno riesgoso de negociación y disputas de sentidos simbólicos. Se infiere, de la discusión de los diferentes autores abordados, que la remodelización televisiva del campo religioso pasa necesariamente por las lógicas y estrategias que rigen el funcionamiento del campo televisivo, lo cual implica la consideración analítica de la diversidad y complejidad de sus dimensiones constitutivas. Se discute entonces, el tipo de discurso que justificaría la posible vinculación, concordancia o rechazo de los telefieles con los programas asistidos, para detectar, a partir de sus prácticas televisivas, el sistema de efectos de sentido discursivo producido por la asistencia asidua a ese tipo de oferta televisiva. Si la televisión produce sus propios discursos sociales y procesos de significación, ello implica un abordaje analítico no sólo de las condiciones sociales de producción, de sus operaciones discursivas, ‘contratos discursivos’, que configuran su producción social de sentido, sino sobre todo, y lo que más interesa en la investigación, un abordaje de los diferentes modos de ocurrencia de las prácticas sociales mediáticas de los telefieles, es decir, de sus estrategias y modos de apropiación, de los discursos televisivos en la construcción de sentido religioso (Verón, 1996, 2004).

Al considerar que el trabajo de producción de sentido televisivo pasa inevitablemente por el ‘orden de los discursos’ (Foucault, 2005), se juzgó pertinente un abordaje de los procesos de apropiación del campo televisivo, por parte del campo religioso, desde la perspectiva del Análisis de los Discursos (AD) (Pinto, 1999; Orlandi 2005). En nuestra comprensión, es mediante estrategias discursivas y de lenguajes del aparato tele-mediático, como el polo de la producción procura construir puntos de contacto, de vínculo mediático con sus directos frecuentadores. Las estrategias discursivas de vinculación que ofrecen los programas tele-religiosos, están perneadas por varias competencias enunciativas y funciones comunicativas que se intenta detectar por la vía del análisis discursivo. Para tal efecto, se analizan tres enfoques teóricometodológicos de análisis de la mediatización televisiva, que consideramos pertinentes para la operativización analítica del objeto de estudio.

Además del enfoque, anteriormente mencionado, de la socio-semiosis analítica de la mediatización, por la vía del análisis del discurso (E.Verón), se analizan también, en los ejercicios de tele religiosidad, mediadores socio-culturales como la tecnicidad, la ritualidad y la socialidad (J.M. Barbero), que pertenecen directa y propiamente a los trayectos y flujos culturales de quienes escogen esa oferta tele religiosa. Finalmente, se considera que lo tele-religioso se inscribe sobre el telón de fondo de credibilidad en las

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operaciones mediáticas, en las lógicas y tecno-dispositivos en los que se desarrolla el proceso; credibilidad que los actores/telefieles traducen performativamente, mediante – estrategias/tácticas –, en acciones – prácticas socio-simbólicas – (M. de Certeau), por las cuales, modos de decir se conectan creativa y recursivamente con modos de hacer que confieren sentidos religiosos legítimos para su cotidianidad. Por tanto, en lo que se refiere al posicionamiento teórico-comunicacional, se sobrepasa el modelo linear/instrumental de comunicación, según el cual comunicar es un transmitir instrumentalizado funcionalista y se encuadra, por el contrario, dentro de una perspectiva sistémica dinámica y espiral comunicacional de producción social de sentido, donde interactúan actores sociales, instituciones/medios de comunicación y campos sociales en los juegos específicos de los discursos sociales.

4. Opciones y desarrollo metodológico El interés metodológico buscó pensar las prácticas sociales y acciones cotidianas de interacción con el medio televisivo católico brasilero actual, específicamente la RVTV, en la construcción de sentidos religiosos. Acorde con esa línea, se optó por una pesquisa de naturaleza básicamente cualitativa, pero teniendo en cuenta también algunos datos cuantitativos como indicadores referenciales complementarios. Los datos empíricos fueron colectados en diferentes puntos geográficos de la ciudad de Porto Alegre (RS, Brasil) en el transcurso del año 2005, con técnicas cualitativas focalizadas en los tres ejes principales de la pesquisa: productos, producción y recepción, pretendiendo articular de esta forma el proceso mediático en su integralidad.

Dentro de esa dinámica, para el trabajo de campo se desarrollaron metodológicamente técnicas cualitativas del orden de la observación directa no participante, cuestionarios semi-estructurados, grupos de discusión, entrevistas temáticas y entrevistas cualitativas en profundidad con productores y receptores, además de la visualización y análisis de la programación religiosa y los productos audiovisuales ofertados. El movimiento metodológico se desarrolló a través de tres operaciones básicas intercaladas flexiblemente, según los recursos y disponibilidades logísticas de la investigación. En la primera,

se realizó la selección y

clasificación de los materiales audiovisuales religiosos en la parrilla de programación de la RVTV, es decir, los productos. Tal como se indicó al comienzo de este informe, a partir del sondeo previo exploratorio, con la intención de hacer un registro explícito de la naturaleza y características esenciales de los programas, se preseleccionaron aquellos que registraron inicialmente una mayor frecuencia en la asistencia, entre los teledevocionales: El Rosario (O Terço Mariano) y El Rosario Bizantino (O Terço Bizantino); entre los de telepredicación los más asistidos fueron: El Pan Nuestro (O Pão Nosso) y Encuentro con Cristo (Encontro com Cristo). Se hizo un acompañamiento y sistematización de sus aspectos más específicos, que figuran en el cuerpo analítico de la pesquisa. Interesó observar allí, sobretodo, las rutinas de la producción, las temáticas, las intencionalidades discursivas y las estrategias no visibles de la producción de dichos programas. Esta categorización sirvió para la fase analítica de las estrategias discursivas de los programas. En la segunda, se abordó directamente la producción de dichos programas localizados, en su mayor parte, en la ciudad de São Paulo. Se utilizó la entrevista cualitativa, con el objetivo de recabar información sobre sus agendas de producción, intencionalidades discursivas de los productores y presentadores y encuadres

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de sentido religioso en el proceso de producción. El tópico guía focalizó aspectos históricos de vinculación con el canal, además de tópicos relacionados con las características específicas de producción del programa, sus índices estimativos de audiencia y tópicos de crítica con relación a las emisoras de televisión no católicas en el país.

En la tercera operación, relacionada con la selección de la muestra de telefieles, después realizar aleatoriamente un cuestionario exploratorio abierto con una veintena de personas, se procedió a formalizar la muestra cualitativa de la investigación. En razón de la logística procedimental de la investigación, se utilizó tanto el criterio metodológico de ‘diversi-ficación’ buscando cubrir una amplia variedad de públicos de diferente género y segmentos sociales, como el criterio de ‘saturación’, por el cual después de un determinado número de respuestas colectadas, cuando ellas comienzan a volverse repetitivas, sin aportar mayor novedad, la muestra cualitativa puede detenerse. Dentro de esa lógica, se seleccionó una muestra intencional de 150 personas, declaradas como telefieles asiduos de la RVTV, detectados en diferentes lugares de la ciudad, de especial concurrencia de fieles católicos, a quienes se presentó el cuestionario semi-estructurado definitivo. Con ello se pretendió indagar de manera más consolidada por los programas religiosos de mayor asistencia, las razones de su preferencia, sus rutinas de frecuencia, sus interacciones simbólico-discursivas con esos productos televisivos, y las repercusiones de sentido derivadas de la mediación televisiva del discurso religioso.

La tabulación de los cuestionarios arrojó como resultado un elevado grado de preferencia por aquellos programas religiosos que habían salido seleccionados en la prueba exploratoria. Como fue señalado al comienzo, los productos seleccionados fueron clasificados dentro de dos categorías: tele-devocionales y tele-predicación. Dos programas: El Rosario (O Terço Mariano) y El Pan Nuestro (O Pão Nosso) se encuadraron además, como programas tradicionales de la ortodoxia católica, mientras que El Rosario Bizantino (O Terço Bizantino) y Encuentro con Cristo (Encontro com Cristo) se ubicaron más en la línea de Renovación Carismática Católica, con el fin de indagar por las tendencias de predilección de los telefieles.

En la secuencia, con el objetivo de obtener una muestra más restringida y poder detectar mejor las estrategias discursivas de vinculación, apropiación y reconocimiento de sentidos religiosos de los telefieles y buscar la agenda oculta del problema, se optó por una estrategia cualitativa de grupos de discusión (GD). Con ellos se pretendió discutir en profundidad alrededor de los cuatro programas seleccionados de la RVTV como de mayor asistencia, para percibir los efectos de sentidos religiosos producidos/construidos por los telefieles a través del dispositivo televisivo. En esa lógica se conformaron cuatro GD, adoptando como criterio básico de convocatoria que las personas asistiesen al menos uno o a todos los programas seleccionados.

Como última estrategia metodológica, con el propósito de afinar y profundizar en las estrategias de reconocimiento y en las prácticas socio-simbólicas de sentidos religiosos, se seleccionaron personas claves de los GD (dos por cada grupo), para realizar con ellos una entrevista cualitativa en profundidad y una observación directa de sus rutinas televisivas, buscando datos esclarecedores de su biografía religiosa y

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mediática, así como sus prácticas y rutinas domiciliarias cotidianas de asistencia a los productos televisivos en cuestión.

5. Resultados y Conclusiones prospectivas El análisis socio-discursivo del corpus de materiales empíricos observables, caracterizados como ‘enunciaciones/secuencias discursivas’, decurrentes de los procesos complementarios de producción y recepción circulantes en la RVTV en Porto Alegre (RS), arrojó los siguientes resultados.

En cuanto al análisis de la parrilla de programación religiosa de la emisora se concluye que su discurso (‘habla’) aparece dirigida exclusivamente para fieles católicos, más de cuño tradicional que progresista, con una fuerte marca clerical centrada principalmente en la jerarquía eclesiástica y en su liderazgo masculino. Presenta además, una predominancia de la palabra sobre la imagen con marcado énfasis devocionalista, con lo cual la RVTV quiere posicionarse como una TV de inspiración y orientación netamente católica.

En el orden de la apreciación socio-religiosa, del lado de los telefieles, un análisis de los datos preliminares permitió hacer algunas inferencias iniciales. El canal con su actual programación religiosa no alcanza a interesar y atraer a la población joven. En términos sociológicos, sobre la muestra escogida los telefieles de la RVTV son en un 87% mujeres que superan los 61 años, consideradas como católicos ‘tradicionales’, que gustan de asistir y cultivar sus prácticas religiosas ancestrales por televisión desde la comodidad de su hogar. Un 62% de telefieles entrevistados prefiere asistir solos a estos programas, o eventualmente acompañados de alguien de su misma generación. Sin duda, el programa más asistido es la misa, por lo que representa de comodidad, especialmente para las personas de tercera edad o enfermas, al no tener que salir de casa. Se destaca además, que el interés principal que motiva la asistencia a estos programas es mantener viva la devoción personal, o sea, seguir cultivando una práctica ritualista individual, aunque mediada a través del aparato televisivo, porque representa para ellos la visualización directa de su vivencia de fe. De ahí la predilección por el Rosario (Terço) y por los programas de predicación, porque de alguna forma, vehiculados por la televisión, se constituyen en una aproximación, real y visible, de lo que, en su tradición, ha sido vivenciado secularmente dentro del espacio sagrado del templo. Es importante subrayar también la aparente contraposición en la escogencia entre programas devocionales, considerados más tradicionales (O Terço y O Pão nosso) y programas considerados más de tinte carismático (O Terço Bizantino e Encontro com Cristo), aunque la imagen de católico que pasa por la RVTV no es exclusivamente carismática. Se deduce también que la preferencia es por un catolicismo ritual y de devociones tradicionales. Las preferencias de asistencia de los telefieles son hechas, muchas veces, en función del gusto personal por los presentadores, por la estructura misma del programa, o por la conveniencia de los horarios agendados. Como inferencia general, no se hace una asistencia crítica de este tipo de programas, se asiste a ellos de manera ritualística y todos son considerados óptimos, sin mayores reparos, considerados por muchos como ‘porción’ diaria de espiritualidad personal para fortalecer sus convicciones religiosas. Los telefieles entrevistados revelaron que realizan alguna interacción con el medio televisivo; suelen responder a las oraciones, siguen de cerca las orientaciones de sus presentadores,

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algunos de ellos, por ejemplo, siguen al pie de la letra la ‘bendición del vaso de agua’ y ‘tocar la pantalla’ con fe y devoción. Es decir, para ellos el espacio de su hogar, en general, y más específicamente el lugar donde se encuentra el aparato de televisión, se convierte en ‘oratorio doméstico’ (‘tele-altar’), por cuanto en ese espacio particular se reproducen con mayor fidelidad las actitudes y comportamientos simbólicoreligiosos que tradicionalmente desarrollaron en el espacio del templo parroquial. Cabe resaltar que se aprovecha la nueva localización de lo sagrado para realizar simultáneamente otras actividades hogareñas (dar una vuelta en la cocina, responder al teléfono, tejer, entrara y salir con frecuencia, etc.). Los telefieles siguen con igual fidelidad tanto la misa como el rosario (O Terço Mariano), aunque no dejan de asistir con cierta curiosidad al Terço Bizantino, por lo que representa de atractiva la figura carismática de su presentador el P. Marcelo Rossi. En cuanto a los programas de tele-predicación, los telefieles prefieren los más ágiles y carismáticos (Encontro com Cristo), a los más rígidos y tradicionales (O Pão nosso).

De otro lado, un 47% de entrevistados está de acuerdo con la oferta y venta de productos religiosos dentro de los programas, para ellos resulta razonable y comprensible este tipo de publicidad como forma casi única de subsistencia para el programa. No obstante, el 53% restante se divide entre los que la critican o les resulta indiferente. Los datos arrojaron, como igualmente relevante, que estos programas alcanzan a modificar o a fortalecer la fe de sus asiduos asistentes, incentivando en ellos una nueva forma de vivenciar su religión.

La fase propiamente analítica de la investigación se desarrolló a través de dos ejes recíprocamente convergentes. El primer eje reveló el abordaje de las gramáticas de producción televisiva en dos momentos articulados. El primer momento, hizo referencia a la matriz original – pre-mediática – de sentido socio religioso del cual se nutren originariamente los materiales tele religiosos. Esos materiales fueron tratados no en cuanto ‘programas televisivos’ como tal, sino en cuanto prácticas y acciones socio religiosas antecedentes, que están insertas en el repertorio social externo de sentido simbólico de la sociedad. Como materiales pre-mediáticos, se indagó por sus ‘nichos’ culturales originales de reserva de sentido y especificidades socioculturales y religiosas, con sus indicadores-marcas simbólico-discursivos, con la intención de vincularlos con la posterior matriz mediática televisiva. Se constituyó así lo que denominamos – contrato de lectura 1 – (CL1). El segundo momento clave de las gramáticas de producción, destacó analíticamente los componentes de la - matriz mediática - de los productos ofertados, es decir, los programas religiosos seleccionados de la programación de la RVTV, desde sus lógicas y postulados propios de la representación discursiva televisiva. Se analizaron las intencionalidades discursivas básicas de los gestores de la emisora, al igual que la de los productores directos de los programas. En los productos mediáticos como tal, se resaltaron tanto sus pasajes, lógicas y gramáticas de representación televisiva, como las especificidades y cruces de sus estrategias tecno-discursivas tal cual salen al aire. Se constituyó así, lo que denominamos – contrato de lectura 2 – (CL2). De esta forma se detectaron analíticamente las operaciones discursivas de sentido del polo de generación del proceso televisivo.

En síntesis de este primer eje, los cuatro programas ofertados, sustentados en su tradición pre-mediática, desde su más inmediata y creativa producción, establecen ‘contratos de lectura’ bien definidos en torno de

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propuestas de oración y reflexión exhortativa, incentivando así un sentido religioso católico tradicional para la vida de sus telefieles. En los discursos religiosos de la producción hay una continuidad de coherencia entre las marcas enunciativas de los productores y los productos que aparecen representados en pantalla. Detrás de las estrategias enunciativas dominantes de los creadores de este tipo de oferta televisiva de sentido religioso, están sus propios ‘repertorios interpretativos’ de sentido de plena ortodoxia eclesial, que son los que al final ‘marcan’ sus modalidades discursivas y estilos televisivos en la pantalla, definiendo gramáticas y efectos de sentido posibles para la lectura y el reconocimiento, tratando de alcanzar el mayor número de fieles posible, concordando así con el propósito esencial de vinculación y contacto del medio televisivo. Se realizan entonces entre los CL1 y CL2, operaciones de ‘acoplamiento estructural’ entre el sistema religioso y el sistema mediático, que no son de carácter lineal sino hechas de discontinuidades, flujos y modos plurales de articulación, conteniendo fragmentos de las lógicas de la producción y la recepción. La producción de la RVTV, por el recurso a la capacidad vinculante de sus operaciones discursivas y sus tecno-dispositivos, construye sus propias lógicas mediáticas de producción de sentido religioso apropiándose de las determinaciones pre-mediáticas referidas en los materiales de análisis. Sin embargo, el resultado final hace parte de un trabajo complementario, de un lado, entre las operaciones discursivas de sobredeterminación del plano divino sobre el plano temporal en el campo religioso y, de otro, las sobre-determinaciones en acción de los dispositivos televisivos que realzan con fuerza las marcas enunciativas del discurso religioso, buscando una relación de asociación-vinculación con sus públicos. Se constató cómo la estrategia del discurso religioso mediatizado no busca sólo instituir procedimientos de visibilidad y anunciabilidad de sus acciones institucionales, sino disponer dispositivos precisos de inclusión, a través de ‘situaciones de enunciación’ y sus contratos de lectura. Las lógicas y estrategias discursivas de la producción mediática y de los productos religiosos televisivos están marcadas esencialmente por su carácter de sobredeterminación de lo divino sobre lo temporal, de la autoridad y el poder del discurso religioso en todas sus formas y por la no reversibilidad y sumisión del discurso del telefiel.

El segundo eje complementario de análisis focalizó las gramáticas discursivas de reconocimiento mediático de sentidos religiosos por parte de los telefieles, es decir, la – matriz pos-mediática -. Con las operaciones discursivas de vinculación-reconocimiento y apropiación de los materiales tele-religiosos ofertados por parte de los telefieles se complementa la espiral del círculo mediático interpretativo entre el CL1 + CL2 en su relación con el - contrato de lectura 3 - (CL3), o sea, las estrategias de lectura y apropiación tecnodiscursiva de los materiales tele-religiosos por parte de los telefieles en la producción de sentidos religiosos. Nuestra comprensión socio-semiótica básica es que en el paquete significante de las gramáticas de recepción, se entretejen sutilmente hilos/registros discursivos de vinculación, contacto y apropiación, como también estrategias-marcas discursivas de reconocimiento y efectos de sentidos, contribuyendo para la generación de diferentes tipologías y prácticas socio simbólicas de re-configuración de sentidos tele religiosos, lo cual nos permite hablar con propiedad de otra forma de hacer religión a través del medio televisivo. Finalmente se analizan las prácticas socio simbólicas de los telefieles, o sea, sus modos de hacer (De Certeau, 2000, 2003), como maneras de actuar – acciones – significativas en su contexto cotidiano derivadas de su contacto con el soporte televisivo.

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Los datos analizados permitieron inferir que las complejas operaciones de construcción de sentidos telereligiosos acontecen principalmente en la interdiscursividad de los modos de decir-hacer (CL1 + CL3), en cuanto prácticas tecno-simbólicas de vinculación de telefieles frente a la oferta televisiva, como instauración de una dinámica diferente de reconocimiento y efectos propios en la construcción de sentidos religiosos. De esta forma, las múltiples variaciones de las estrategias de reconocimiento conforman una red interdiscursiva de sentidos que se actualizan en acciones específicas de repercusión simbólica para la vida de los telefieles, como contra réplica a la formalización de las lógicas y estrategias de la producción (CL2)., derivadas de sus operaciones enunciativas y sus complejos dispositivos de modos de decir el sentido religioso.

El telefiel no se contenta simplemente con una asistencia pasiva a los tele-rituales y tele-predicaciones, sino que articula creativamente en su experiencia cotidiana acciones simbólicas, derivadas de su contacto/contrato con el dispositivo televisivo, a través de los cuales construye resignificativamente su experiencia religiosa. Los telefieles entrevistados saben incorporar, a través de modalizaciones discursivas y estilos particulares, la mediación del dispositivo televisivo en su experiencia de sentido religioso. Las estrategias y tácticas (de iniciativa y elección personal) se constituyen en el enclave decisivo de la práctica social de

sentido simbólico, a modo de desvíos creativos en los cuales se construyen y promueven

sentidos, ciertamente, imprevisibles e inimaginables

en la estructura homogénea de las lógicas de la

producción.

Así, con base en la experiencia de trabajo de campo adelantado, y el apoyo bibliográfico, argumentamos, a modo conclusivo, que el tele-creer, en cuanto ejercicio complejo de asistencia tecno-interactiva televisiva, es sobrepasado por las innumerables posibilidades de exceso de sentido que revelan las prácticas discursivas socio-simbólicas de los telefieles. Es así como los sentidos tele-religiosos, se van construyendo en la compleja amalgama formada por la riqueza de las experiencias biográficas entrecruzadas con negociaciones discursivas y lecturas de los avances que los modernos dispositivos televisivos proponen al alcance y disposición de los telefieles. Para terminar, el ejercicio analítico de interpretación realizado nos permitió llegar a las siguientes conclusiones: a. De hecho, en la experiencia de la Tele-Fe converge paradójicamente una doble fe de b. los telefieles: de un lado, la fe mediática por la cual cree en lo que le es presentado en la pantalla, por el hecho mismo de la naturaleza seductora de provocación y

‘representación de lo real

religioso’ que le ofrece el medio televisivo. De otro, la fe religiosa por la cual el telefiel cree profundamente en los misterios presentados y representados de la fe católica, con los cuales él se identifica y en los cuales ratifica su fe. En la convergencia dialéctica de las dos credibilidades acontecen operaciones complejas de circulación, significación, reconocimiento y efectos discursivos de sentidos religiosos que originan diversas y variadas vivencias religiosas católicas. c.

Los telefieles logran resignificar a través de enunciados discursivos, acciones y com-

d. portamientos socio-simbólicos – modos de hacer – concretos de sentido religioso para sus vidas aquello que reconocen en la oferta tele religiosa de su preferencia. Visibilizan su – contrato de

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lectura – (CL3) en un nuevo hábitus de sentido tele religioso, integrado en su rutina cotidiana, a través del cual hacen explícitas las estrategias de contacto y vinculación con el soporte televisivo. e. A través de prácticas socio-simbólicas de compartir con sus vecinos y de la incorpof.

ración de sus rutinas tele-religiosas en sus compromisos cotidianos, los telefieles reflejan otro modo de hacer religión perneada por el dispositivo televisivo y construyen nuevos sentidos tele-religiosos para sus vidas, en los cuales el medio televisivo ocupa un lugar de significativa consideración.

g. Los telefieles no sólo reconocen las tele-ofertas religiosas de la emisora, afines con su h. identidad católica sino que ellos necesitan para ser reconocidos contar sus tele relatos religiosos, con lo cual logran contar mediáticamente, de una forma ‘más moderna’ su identidad religiosa individual y colectivamente, conformando así ‘comunidades de tele fe (creencia)’, que les sirven de refuerzo y apoyo en su fe. i.

Los telefieles integran, cada vez con mayor intensidad, su experiencia tele-religiosa dentro de sus propias narrativas de vida y esto está generando otro modo diferente de hacer religión mediatizada.

j.

Se concluye también que, a partir del tipo de religión ofertada por la televisión acontecen, efectivamente, múltiples circulaciones de sentidos tele-religiosos produ-cidas por los telefieles que sobrepasan ampliamente las limitadas iniciativas de la producción religiosa de la emisora analizada.

k.

Los telefieles, en tanto actores sociales, poseen la libertad y capacidad de recrear y transformar nuevas formas simbólicas expresivas y de representación en su experiencia cotidiana, generando otros vínculos sociales a partir de sus propias tecno-interacciones televisivas. Se constituye así en referencia de profundización investigativa, la fuerza increíble que cobran las operaciones preformativas de los usuarios en la óptica de la procesualidad mediática.

l.

Desde el ángulo de la producción televisiva se concluye que, la RVTV ofrece a sus seguidores, desde sus condiciones sociales de producción, una oferta religiosa audiovisual encuadrada dentro de la más clásica ortodoxia católica, con los arreglos propios de los dispositivos televisivos, producción discursiva agendada en torno de propuestas de oración y reflexión tradicionales, incentivando de esa forma un sentido religioso-católico

de corte clásico para la vida de sus

telefieles. Se considera que la RVTV podría posicionarse mejor como emisora de calidad, si lograse, a través de una reformulación de su programación religiosa, despertar y formar una identidad religiosa católica más dinámica y plural como reserva de sentido para la vida.

Se confirma así, al menos parcialmente, la instauración de una dinámica diferente de reconocimiento en la construcción de sentidos tele-religiosos, no sólo en lo relacionado con la

ocurrencia de las lógicas

discursivas y operaciones enunciativas diferenciadas y recíprocas entre el campo religioso y el campo televisivo, sino sobre todo, en lo relacionado con la constatación de modos de hacer diversificados y plurales, comprendidos en cuanto prácticas socio-simbólicas de vinculación de los telefieles con la oferta televisiva. Y, señalamos parcialmente, por cuanto prospectivamente resta a considerar, desde las exigencias un trabajo interdisciplinario de mayor envergadura, la legitimidad y real pertinencia de la religión católica mediatizada en la esfera mediática televisiva contemporánea. Se trata de un asunto de mayores proporciones que no deja de provocar enconados debates desde todos los ángulos, que desbordan los límites de esta pesquisa.

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En nuestra opinión, el hecho es que la religión en la ‘edad de los medios electrónicos’, hoy más que en siglos pasados, conlleva complejas implicaciones de transformación y cambio social que pueden apreciarse a escala local y global pero que dejan, no obstante, grandes cuestionamientos en torno de la necesidad y conveniencia de la hipervisibilización del Miste-rio de la Trascendencia (Derrida, J. 2005). La Tele-Fe católica no deja de constituir un desafío paradójico, si consideramos que la inmersión de la religión católica en la efervescencia mediática contemporánea se ve necesariamente confrontada con la posibilidad de paradojas y ambigüedades cada vez mayores e inesperadas.

Por tanto, sigue latente la interpelación sobre hasta dónde una televisión católica logrará sobrevivir con estructura, contenidos y formatos que prescindan de las lógicas espectrales televisivas o sobrepasen lo puramente espectacular/mercadológico imperantes en el medio televisivo contemporáneo. Un gran desafío se plantea, particularmente para la religión católica, inserta en el seno de una sociedad posmoderna hipermediatizada, el de saberse integrar adecuadamente en la articulación compleja de micro y macro sistemas mediáticos de ofertas de sentido, campos sociales altamente competitivos y tecno-dispositivos sofisticados, con la intención de mantenerse como dominio pertinente de sentido del Misterio Trascendental, con relevancia significativa para una sociedad mediatizada.

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La Televisión Digital Terrestre en México Dulce Alexandra Cepeda Robledo dcepedar@uat.edu.mx y dalexa_c28@hotmail.com

Dulce Alexandra Cepeda Robledo: Investigadora y docente de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, Licenciada en Ciencias de la Comunicación (2000), por la misma institución; Doctoranda en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, España. Perteneciente al Cuerpo Académico “Desarrollo de la Cultura Laboral y Empresarial” de la UACJS. Integrante del equipo de investigación sobre Televisión Pública en México, Venezuela y Brasil, de la FCPyS de la UNAM. Autora de artículos sobre la Televisión Digital en México. Ponente en congresos nacionales e internacionales de Comunicación.

RESUMEN: En México la industria televisiva ya realiza los primeros esfuerzos para llevar la tecnología en telecomunicaciones a la siguiente etapa: la digitalización. En el artículo propuesto se hace un breve análisis sobre la penetración de la televisión digital en el territorio mexicano; se especifican los puntos mas importantes de las políticas de transición digital, y se observan los principales cambios en producción, capacitación y contenidos a los que debe ahora adaptarse la industria televisiva. Se enlistan las 36 televisoras que están transmitiendo señal digital en México al finalizar el primero de los seis periodos de transición; y se hace un diagnóstico significativo de la situación actual por la que atraviesa la industria, y sus principales retos. ABSTRACT: In Mexico the TV broadcasters are already making the first efforts to take the technology in telecommunications to the following stage: the digitalization. On the proposed article, there is a brief analysis about the penetration of the digital television in the Mexican territory; the most important points of the policies of digital transition are specified, and the main changes in production, contents and qualification are observed. There is a list of the 36 tv digital signals that are broadcasting at the end of the first of six stages of transition. There is too a significant diagnosis about the present situation and its challenges.

Palabras clave: Televisoras, acuerdo de transición, contenidos, retos, estrategias.

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INTRODUCCIÓN: A mediados de 2008, el eje en torno al cual gira la sociedad de la información y la comunicación es el desarrollo tecnológico, mismo que ha facilitado el tránsito a un nuevo estuatus en el que la comunicación se expande e involucra a los ciudadanos. En este marco de profundo cambio, la digitalización ha modificado los procesos de conexión e intercambio de tal forma que ahora resultan más fáciles, ágiles y rentables.

Con más de 70 años de presencia en México, la televisión ha logrado una penetración de casi el 96,5 por ciento. Hasta el año 2004, la industria televisiva mexicana estaba conformada por 468 señales de televisión comerciales y 191 señales sin fines de lucro (CIRT 2004:285). Las señales comerciales se encuentran agrupadas en tres grandes cadenas televisivas que son Televisa, Televisión Azteca y Multimedios Estrellas de Oro, -también existen otros pequeños grupos de televisión abierta que son minoritarios en cuanto a la cantidad de señales-; en esta transformación, más de 660 señales de televisión en todo el país deberán actualizar sus equipos de producción y transmisión. De igual manera, más del 90 por ciento de los 110 millones de mexicanos que logran tener cobertura de la señal analógica de televisión deberán cambiar el aparato receptor por uno con la capacidad de recibir la señal digitalizada.

EL ESTÁNDAR TECNOLÓGICO:

En México, la TDT (Televisión Digital Terrestre) se introduce de forma experimental poco después de comenzar las experimentaciones en Estados Unidos, pero con una participación distinta. Dulce Cepeda explica: No como país productor de esta tecnología, como otrora lo fue al patentar el sistema de televisión a color, sino simplemente como mercado consumidor, ya que no participa en investigaciones o decisiones sobre estándares de la tecnología digital, simplemente se trata una vez más, de una transferencia tecnológica. (2005:177) Para determinar en México el estándar a utilizar para la transmisión de televisión digital terrestre, se creó un Comité Consultivo de Tecnologías Digitales para la Radiodifusión (CCTDR), según el acuerdo secretarial publicado en el Diario Oficial de la Federación el 20 de julio de 1999. Según la publicación en Internet de la Dirección General de la Secretaría de Radio y Televisión, este Comité tiene como objetivo establecer:

Las bases para el estudio, evaluación y desarrollo en México de las tecnologías digitales en materia de radiodifusión, para propiciar el mejor desarrollo de los servicios en beneficio del público usuario, (…) El CCTDR cuenta con seis miembros; tres de ellos designados por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y tres por la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT), sin perjuicio de que puedan invitarse a las sesiones del CCTDR a las personas o instituciones que el mismo estime necesario. (DGRT 2004:01) Entre los diferentes sistemas que se evaluaron para su implantación en el mercado mexicano, las opciones fueron el sistema europeo Digital Video Broadcasting (DVB), el sistema norteamericano Advanced Televisión System Committee (ATSC), y el japonés Integrated Services Digital Broadcasing (ISDB).

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En México el CCTDR determinó el uso del sistema ATSC A/53 de origen norteamericano, y de acuerdo a Dulce Cepeda:

Una de las razones responde a la importancia del intercambio mediático / económico de los radiodifusores mexicanos residentes en la frontera norte, ya que al tener nuestro país una frontera de más de 3,500 km. con Estados Unidos, el mercado se potencializa para ambos lados de los límites nacionales. (2006:41) Hasta este momento, la implantación de la Televisión Digital Terrestre en México, se ha abordado únicamente desde el punto de vista técnico, es un buen comienzo para determinar las pautas y estrategias que deberán seguir los operadores de televisión, según lo establece el “Acuerdo por el que se Adpota el Estándar Tecnológico de Televisión Digital Terrestre y se Establece la Política para la Transición a la Televisión Digital Terrestre en México”, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 2 de julio de 2004. En el que se definen los siguientes objetivos:

a) Inclusión Digital: generar condiciones para que los receptores y decodificadores de televisión digital sean cada vez más accesibles al consumidor de nuestro país, con objeto de que la sociedad se beneficie de las ventajas que ofrece esta tecnología. b) Calidad: brindar a la sociedad una mejor alternativa del servicio de televisión con imágenes y sonido de mayor fidelidad y/o resolución que las que actualmente proporciona la televisión analógica. c) Fortalecimiento de la actividad: fomentar el sano desarrollo de los concesionarios y permisionarios de estaciones de televisión el de las actividades relacionadas mediante la incorporación de condiciones que propicien certidumbre técnica y jurídica para la transición a la TDT. d) Nuevos servicios: alentar la incorporación y el desarrollo de nuevos servicios digitales, tanto asociados como adicionales la TDT, sin que ello afecte la calidad del servicio principal. e) Optimizar el uso del espectro: hacer un uso racional y planificado del espectro radioeléctrico para la convivencia de señales analógicas y digitales durante la transición a la TDT. (DOF, 2 de julio 2004).

Según el modelo utilizado para la adopción de esta nueva tecnología, este documento indica que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes deberá asignar una señal digital por cada analógica que posea el concesionario o permisionario, ambos canales deberán ser operados simultáneamente para fomentar gradualmente el servicio de la televisión digital. Así mismo, la señal digital deberá transmitirse en calidad de alta definición (HDTV) o en calidad mejorada (EDTV). Sin embargo, de acuerdo a las políticas de transición, la programación que se transmite en el canal digital debe ser “espejo” de la analógica. En entrevista con Francisco García Burgos, Jefe de la unidad de sistema de radio y televisión de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL) se explica este razonamiento:

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Se trata de una concesión, se le asigna otro canal, pero no como una concesión distinta, sino simplemente como una condición técnica para poder lograr la transición de la señal analógica a la digital. No podemos hablar de 2 concesiones, y por eso mismo no podemos hablar de doble programación, sino de la misma que se transmite analógicamente que se transmita digitalmente. Si se transmitiera una programación distinta, entonces estaríamos en un supuesto de una concesión adicional (Burgos 2007) Se establecen tres periodos, el primero es para que los radiodifusores soliciten a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes el canal digital correspondiente, en el segundo periodo se realizarán las experimentaciones convenientes, y según este acuerdo,

Al final del tercer periodo, para todas las estaciones que tengan Réplica Digital, será obligatorio contar con transmisiones de calidad HDTV o EDTV, en al menos el 20% del tiempo total del horario de funcionamiento de la estación, conforme a lo establecido en la concesión o el permiso. Con el propósito de brindar un mayor beneficio a la sociedad, lo anterior, debe darse preferentemente, en los horarios de mayor audiencia, en el entendido de que al menos una hora diaria de ese tiempo, se transmita en horarios de mayor audiencia (DOF, 2 de julio 2004). La estrategia que ha realizado en conjunto el gobierno mexicano y los concesionarios para la introducción de la Televisión Digital Terrestre, se basa en una política de transición gradual y progresiva en seis períodos trianuales que van desde el 2004 hasta el año 2021. PERIODO 1er Periodo

COBERTURA

INICIO

México, DF, Monterrey, N.L., Guadalajara, Jal., Tijuana BC., Mexicali, BC., Cd. Juárez, Chih., Nuevo Laredo, Matamoros y Reynosa Tamaulipas

2 de julio 2004

1 de enero 2007

VIGENCIA 31 de diciembre 2006

31 de diciembre 2009

2do. Periodo

Réplica Digital de las señales comerciales del Primer Periodo. Señales Digitales Comerciales en Zonas de cobertura de 1´500,000 habitantes en adelante.

3er. Periodo

Todas las anteriores, más experimentales en esa zona de cobertura.

1 enero 2010

31 dic. 2012

4to. Periodo

Todas las anteriores mas la Presencia de las señales digitales comerciales en zonas de cobertura de 500,000 habitantes en adelante. (Entran Tampico–Madero–Altamira)

1 enero 2013

31 dic. 2015

5to. Periodo

Todas las anteriores, mas experimentales en zonas de 500,000 habitantes, Más presencia de las señales digitales comerciales en zonas de cobertura de 150,000 habitantes en adelante.

1 enero 1016

31 dic. 2018

6to. Periodo

Réplica Digital de todos los canales analógicos en todas las zonas de cobertura servidas por la televisión analógica.

1 enero 2019

31 dic. 2021

FUENTE: Diario Oficial de la Federación, 2 de julio 2004. ““Acuerdo por el que se Adopta el Estándar Tecnológico de Televisión Digital Terrestre y se Establece la Política para la Transición a la Televisión Digital Terrestre en México”.

En este mismo documento también se hace el refrendo automático de concesiones, es decir, permisos para explotar comercialmente las radiofrecuencias al año 2021, mencionando que el periodo del refrendo se puede extender hasta la madurez del mercado.

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Actualmente, éste ha sido el único acuerdo que se ha publicado de su naturaleza, aún no existen especificaciones o políticas sobre la programación en televisión digital terrestre, únicamente se ha establecido que se emitirá en señal digital la misma programación que la señal analógica.

A continuación presentamos en el siguiente cuadro, la relación de las televisoras que están programadas para transmitir señal en HDTV en México durante el periodo 2004 – 2006:

POBLACIÓN

EDO.

Cd. Juárez

SIGLAS

Chihuahua

Guadalajara

Jalisco

Matamoros Matamoros / Reynosa

CANAL DIGITAL

CANAL RED

EMPRESA

XHCJH-TDT

36

7

TV Azteca

XHCJE-TDT

34

13

TV Azteca

XHPM-TD

29

5

Televisa

XHSFJ-TDT

31

7

TV Azteca

XHJALTDT

33

13

TV Azteca

XEWO-TD

24

5

Televisa

XHG-TD

26

Local

Televisa

XHGA-TD

29

2

Televisa

XHOR-TDT

33

7

TV Azteca

XHMTA-TDT

12

13

TV Azteca

XERV-TD

19

local

Televisa

XHAB-TD

30

Local

Televisa

Reynosa

XHREY-TDT

36

13

TV Azteca

XHLAT-TDT

51

7

TV Azteca

Nuevo Laredo

XHLNA-TDT

50

13

TV Azteca

XHBR-TD

25

2

Televisa

XHAQ-TDT

28

13

TV Azteca

XHEXT-TDT

25

7

TV Azteca

XHBM-TD

34

2

Televisa

XHTIT-TDT

29

7

TV Azteca TV Azteca

Tamaulipas.

Mexicali

Baja California Tijuana

México

Distrito Federal

Monterrey

Nuevo León

XHJK-TDT

28

13

XHUAA-TD

22

2

Televisa

XETV-TDT

23

6

Televisa

XEWT-TD

32

Local

Televisa

XHIMT-TDT

24

7

TV Azteca

XHDF-TDT

25

13

TV Azteca

XEQ-TDT

44

Local

Televisa

XEW-TD

48

2

Televisa

XHTV-TD

49

4

Televisa

XHGC-TD

50

5

Televisa

XHFN-TDT

43

7

TV Azteca

XHWX-TDT

39

13

TV Azteca

XHX-TD

23

2

Televisa

XET-TD

31

5

Televisa

XHCNL-TD

48

Local

Televisa

XHAW-TDT

50

Local

Multimedios

FUENTE: Elaboración propia. Datos proporcionados por Televisa, TV Azteca y Multimedios Estrellas de Oro en noviembre 2006.

De acuerdo a esta tabla de canales podemos ver que Televisa y Multimedios Estrella de Oro están transmitiendo señal de televisión digital generada localmente en el interior de la república mexicana. En el siguiente mapa podemos apreciar la cobertura que hay en México, de la televisión digital ya disponible.

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PRODUCCIÓN Y CONTENIDOS:

Respecto a las transformaciones en la producción digital, se avecinan grandes cambios, ya que las normas de producción de televisión retoman las normas cinematográficas para producir imágenes de excelente calidad que son requeridas para transmitir en el estándar digital, en el formato de alta definición (HDTV), que es el que las televisoras han decidido comenzar a trabajar en la producción.

En cuanto a la escenografía, se requieren sets especiales para producción digital, en donde se recurre a una técnica llamada “gigantografía” que consiste en realizar la escenografía al tamaño normal, es decir, sin escalas y con materiales de óptima calidad. Se está dando preferencia a las realizaciones en locación, para tener ambientes naturales.

Sobre la iluminación, el maquillaje y el vestuario, debemos decir que se utilizarán materiales de gran calidad que permitan trabajar en formato de cine, es decir sin manchas, parches, ni sombras. Incluso los lentes de las cámaras deben ser adquiridos del cine. La capacitación del personal es un tema fundamental, cada televisora está trabajando con su propio personal para adaptarlos a una nueva forma de producción. Sin embargo, se está optando por adquirir productores de cine, que tengan experiencia en trabajos de televisión, porque tienen mayor facilidad de adaptación a la producción en televisión digital en HDTV. Los cargos de camarógrafos de televisión digital

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están siendo ocupados por fotógrafos de cine. Así lo explica en entrevista Emilio Manzur, Director de Redes de Televisión Azteca:

Estamos usando productores de cine para todo lo que es high definition. Porque incluso los camarógrafos, son fotógrafos de cine. Se capacitó a alguno, y otro se vino de la gente que ahí trabajaba en el cine. Productores que hacen películas. Los que conocen todos los conceptos de cine, porque es mas fácil que se adapten a la producción de high definition (Manzur 2006) Ahora bien, los contenidos que se están produciendo en televisión de alta definición en las televisoras mexicanas son muy pocos e irregulares. Prácticamente se dan por evento, como lo fue la Copa Mundial en Alemania 2006, evento en el que Televisa y TV Azteca trabajaron la producción en televisión digital de alta definición, y todos los partidos fueron transmitidos a México por HDTV, luego convirtieron la señal a analógica en calidad estándar (SDTV) para poder ser recibida en todos los televisores mexicanos.

Los géneros televisivos (de acuerdo a la clasificación de Mónica Gutiérrez (1997:48-52), que son privilegiados en las transmisiones digitales son deportes, telenovelas, películas y documentales. Los noticieros se producen en HDTV de manera irregular, y los deportes de acuerdo a la importancia del evento.

Los contenidos que Televisa transmite en señal digital son exactamente los mismos que en señal analógica, pero cabe mencionar que no toda la producción de Televisa se está realizando actualmente en alta definición. En entrevista Leonardo Ramos, Director de Proyectos de Alta Tecnología de Grupo Televisa, detalla el manejo de la señal en producciones de Alta Definición:

El contenido es el mismo que en el canal analógico, pero se hace lo inverso. Si la operación normal se utiliza una producción de televisión convencional y se convierte a alta definición para llenar el canal digital, aquí se hace al revés. Se hace la producción totalmente en alta definición y se convierte hacia abajo a definición normal para meterlo en la red analógica. (Ramos 2006) Finalmente, en cuanto a hábitos de consumo, éstos no han cambiado significativamente en la televisión digital en formato de alta definición. Así lo afirma Rubén Ramírez Jara, presidente de IBOPE AGB en México:

La inmensa mayoría de los televisores pues prácticamente no notan la diferencia (…entre televisión de definición estándar y alta definición) porque son televisores analógicos, en los televisores que tienen capacidad de recepción digital evidentemente si se ve un poco mejor, porque son de alta definición y cuando en la transmisión hay partidos de futbol que transmiten digitalmente etc, entonces cuando reciben eso lo ven mas nítido, lo ven mejor, pero nosotros nunca le hemos puesto la lupa, nunca hemos enfocado realmente a tratar de sacar aquellos televisores de hogares con tv abierta, no con tv pagada, que tengan recepción capacidad de recepción de alta definición para ver si estos ven significativamente mas esos programas que los hogares que no tienen la televisión. (Ramírez 2007) Los estudios de audiencia en México aún no han realizado estudios de consumo en televisión digital de alta definición, debido al incipiente nicho de mercado.

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LOS RETOS DE LA INDUSTRIA:

Los principales retos a los que se enfrenta la televisión mexicana se derivan de la falta de planeación estratégica que vincule a todos los actores de la transición tecnológica: gobierno, industria televisiva, anunciantes, fabricantes, agencias de publicidad, y sociedad en general. La falta de planeación estratégica se manifiesta en las siguientes áreas: a) México es un país consumidor del desarrollo científico y tecnológico creado en Estados Unidos. Aunque las televisoras que se analizan en el presente estudio son competitivas a nivel internacional, -inclusive una de ellas cuenta con un liderazgo comercial en América Latina-, el desarrollo de la tecnología, específicamente del estándar tecnológico digital, depende por completo de la institución científica norteamericana a cargo. En este aspecto, la industria televisiva mexicana es solamente consumidora del adelanto tecnológico desarrollado en Estados Unidos, lo que lo coloca como país periférico en cuanto a consumo de tecnología. b) La diferenciación de los programas transmitidos en exclusiva para los canales digitales es una limitante en el fomento de la TDT, ya que de acuerdo a las políticas de transición digital, únicamente se concede una señal para retransmitir la misma programación, ya que el gobierno no le ha ofrecido a la industria una segunda señal de televisión para contenidos diferenciados, sino para replicar en “espejo” la misma señal analógica. Sin una motivación de contenidos, se retraza la adquisición del equipo de recepción en el mercado mexicano. c) Las empresas televisivas trabajan aisladamente en la implementación de la tecnología digital. Cada una de las empresas que conforman la industria televisiva mexicana están desarrollando diversas estrategias que les permitan obtener el liderazgo comercial en la plataforma digital. Estos esfuerzos les llevan a experimentar y recrear diseños de negocio que les permitan rentabilizar su inversión, con las garantías técnicas y legales que contextualizan la transición. d) Se modifican las rutinas de producción para televisión de alta definición, una de las modalidades más innovadoras en la implementación de la TDT en México; y que requiere de la capacitación y adiestramiento del personal técnico de las televisoras, así como una nueva planeación y logística de la producción. e) Son reducidos los géneros televisivos que se ofertan en televisión de alta definición, debido a los altos costos que requiere la producción televisiva en esta modalidad, además de que las producciones son regulares y varían de acuerdo a la importancia de los eventos. f)

No existe en el mercado una estrategia gubernamental o empresarial para incentivar la adquisición de equipos receptores de TDT, por lo que no hay una audiencia significativa para las empresas.

g) No se plantean claramente los nuevos compromisos sociales que la industria televisiva mexicana adquiere al transmitir con la tecnología digital. h) Se observan poco precisas las regulaciones legales, después de pasar por un criticado e infructífero intento de actualización de la ley federal de radio y televisión en México. Sólo existe una regulación técnica sobre las implicaciones de la industria en la transición, pero no se ofrece una adecuada certidumbre legal a las inversiones de los propietarios de televisoras comerciales, ni a los representantes de televisoras sin fines de lucro.

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i)

Los precios de los receptores digitales se encuentran muy por encima de las posibilidades de adquisición del promedio de la audiencia; retrazando la crecida de la economía de escala que pudiera ofrecer una rápida vía de implementación de la tecnología.

En general, éstas son las diferentes aristas de la introducción de la televisión digital terrestre en México, en el incipiente primer periodo de transición. Sin embargo, aún quedan 15 años más para la observar la totalidad de la transformación.

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BIBLIOGRAFÍA Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (2004): Directorio. México. Cepeda Robledo, Dulce Alexandra (2005): Desterritorialización de la programación televisiva mexicana. Tesina. Universidad de Santiago de Compostela. España Cepeda Robledo, Dulce Alexandra (2006): Nueva televisión en la mira. En Revista Mexicana de Comunicación. Año 18, Número 96. diciembre – enero 2006. México. Diario Oficial de la Federación, 2 de julio de 2004 México. Diario Oficial de la Federación, 20 de julio de 1999 México. Dirección General de Radio y Televisión. Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Televisión Digital Terrestre. (2004) Disponible en: http://dgsrt.sct.gob.mx/index.php?id=486 García, Francisco (2007) Jefe de la unidad de sistema de radio y televisión de la Comisión Federal de Telecomunicaciones. Febrero 2007. México D.F. Gutiérrez González, Mónica (1997): Manual de producción para TV. Editorial Trillas. México. Manzur, Emilio (2006) Director de Redes. Televisión Azteca. Noviembre 2006, México D.F. Ramirez Jara, Rubén (2007) Presidente de IBOPE AGB Research México. Mayo 2007, México D.F. Ramos, Leonardo (2006) Director de Proyectos de Alta Tecnología. Grupo Televisa. Mayo 2005, México D.F.

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Modelos internacionales de TDT LA POLITICA Y LOS LOBBIES PUEDEN A FRUSTRAR LAS EXPECTATIVAS DE DIVERSIDAD Enrique Bustamante Universidad Complutense de Madrid ebr00001@teleline.es Enrique Bustamante: Licenciado en Periodismo. Doctor en Sociología. Profesor universitario y Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la Universidad Complutense de Madrid (España) desde 1992. Investigador en economía y sociología de la Televisión y de las Industrias Culturales.

Resumen La digitalización, pionera en la televisión de pago, aparece ahora como objetivo internacional para la televisión por ondas, rodeada ahí de grandes promesas de diversidad y de acceso universal a la sociedad de la Información. Pero las políticas nacionales, asediadas por los lobbies económicos, amenazan con frustrar una vez más tales expectativas y potencialidades 1.

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Una primera versión de este texto forma parte del Informe “La televisión digital terrestre en España.Por un sistema televisivo de futuro acorde con una democracia de calidad”, de Enrique Bustamante, editado por la Fundación Alternativas de Madrid en 2008. Este texto puede descargarse en: http://www.falternativas.org/laboratorio/documentos/documentos-de-trabajo/la-television-digital-terrestre-enespana-por-un-sistema-televisivo-de-futuro

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La digitalización, avanzada por la televisión por satélite y cable para canales y programas de pago, resulta coherente con la existencia de un mercado ya potente en muchos países, que exigía una diversificación de paquetes y tarifas a costes de red controlables. Sin embargo, estas tecnologías adaptadas a ese modelo de negocio se han revelado claramente discriminatorias socialmente, con exclusión de grandes porcentajes, muchas veces mayoritarios, de la población. Además han tendido a sumar una estructura monopolista por red y mercado a la creciente transnacionalización de los capitales accionariales, y a un empaquetado global de su oferta de contenidos que frustra con frecuencia las promesas de impulso a la producción independiente y nacional en general, y de diversidad de la oferta puesta a disposición de los clientes.

La Televisión Digital Terrestre (TDT), aparecía así cada vez más como la última frontera tecnológica actual para el acceso general de la sociedad, para la diversidad de la creación y la elección de los usuarios. Más aun, en la literatura internacional, académica pero sobre todo política, desde los planes gubernamentales a los discursos e informes regionales- como los de la Unión Europea- se ha generalizado una común serie de promesas que acompañaban y legitimaban los planes oficiales de TDT:

*El acceso universal a una oferta multicanal (incluyendo canales temáticos) que la televisión de pago ha convertido en dieta mínima para el espectador. *La oportunidad para revitalizar y adaptar a los tiempos actuales las misiones del servicio público. *La ocasión para dar entrada a nuevos actores en el sector, incrementando el pluralismo *La posibilidad de diversificar el modelo de negocio televisivo, consolidando su economía. *La oportunidad para generar una nueva industria potente de producción independiente (diversidad en la oferta) *La promesa de una mayor diversidad para todos los usuarios (ciudadanos-consumidores). *Finalmente, pero en primer lugar, la principal puerta abierta al acceso a la Sociedad de la Información para todos los ciudadanos (servicios interactivos públicos o comerciales, acceso a Internet…) para superar la primera brecha digital (acceso).

Con la experiencia internacional ya relativamente prolongada en la puesta en marcha de la TDT y su consiguiente transición al todo digital, es hora ya de preguntarse qué está quedando de tales promesas; Y qué escenarios de futuro está dibujando la TDT. En último término, se trata de preguntarse si la legitimación de los Estados para decidir estándares obligados, para planificar y poner plazos al apagón analógico, para subvencionar con dinero público en casi todos los casos esta transición, está verificándose en la práctica. Porque no se comprendería que tales actuaciones se dieran con cualquier otro tipo de avances tecnológicos cotidianos, como la telefonía móvil de tercera generación, las tostadoras de pan caseras, o las aspiradoras domésticas sin bolsa, por poner algunos ejemplos banales. En último término, si no caemos en el simplismo de identificar avance tecnológico con modernidad a secas, hay que volver a preguntarse una y otra vez ¿Para qué una tecnología?, ¿para qué la TDT?.

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La TDT en el contexto internacional:

El significado y la trascendencia de la TDT tiene mucho que ver con la historia pasada de la televisión y con el grado de penetración alcanzado por los “nuevos soportes” (satélite y cable), con la penetración relativa de la televisión de pago que encabeza la reconversión digital y la dimensión de los “mercados restantes”, con la estructura televisiva y socioeconómica de cada país en pocas palabras.

Así resulta importante, pero secundaria, la trascendencia de la TDT en países con una mayoritaria penetración del cable para la televisión (EE UU o Alemania; pequeños países como Bélgica, Holanda, Irlanda, Suiza que suelen coincidir con sociedades con un mayoritario grado de expansión del acceso a Internet de los hogares, mientras que la TDT conserva toda su trascendencia y su impacto mayoritario respecto a naciones en donde la televisión hertziana mantiene cuotas ampliamente dominantes de acceso de la población (como Reino Unido, Francia, Portugal, Italia, España,…), mientras la Pay TV

(pago por

abono por tiempo) -por cable o satélite- se mantiene por debajo de un tercio de la población; o en países donde estos soportes alternativas ocupan porcentajes minúsculos del total de hogares como ocurre con la casi totalidad de los países de Latinoamérica, con escasas excepciones (Argentina, Panamá, ...). Aunque con diferencias sustantivas, en ambas tipologías la penetración de Internet y de la banda ancha en los hogares deja fuera a porcentajes muy elevados y mayoritarios de la población, entre el 50 y más del 90 por ciento.

En los países muy desarrollados en esta línea la digitalización, y en consecuencia la extensión de los servicios de SI, se sitúan fundamentalmente en el contexto de la modernización del cable o el satélite (y del modelo del todo pago por doble o triple play), de forma que la transición a la TDT adquiere un papel marginal: cómo extender a sectores minoritarios de la sociedad los beneficios de una oferta televisiva multicanal (incluyendo ofertas temáticas) y multiservicios. Ahí los esfuerzos de transición son mucho menores, el acento puesto en los servicios de pago es a veces predominante y las estrategias de “islas digitales” (geográfica o socialmente determinadas) suponen un problema menor.

En aquellos países en donde un minoritario acceso a la televisión de pago y bajos niveles de digitalización televisiva se combinan con una conexión menor a Internet de los hogares, especialmente con banda ancha, la TDT adquiere todo su valor emblemático, no sólo en la desigualdad de recursos audiovisuales, sino también en el derecho de acceso universal a la SI.

Un caso emblemático de la primera tipología es el de los Estados Unidos, país pionero, sin embargo, a nivel mundial en el lanzamiento de la transición planificada hacia el todo digital. Según la FCC, en 2006 en EE UU un 86 % de sus 109 millones de hogares estaban abonados a los MVPD Services (Multichannel Video Programming Distribuitors), desglosados entre un 69,4 % al cable (65,4 M de abonados) y un 27,7 % al DBS (26,1 millones de abonados), a veces coincidentes. De forma que los hogares norteamericanos que sólo se abastecían de televisión por ondas apenas alcanzaban los 15,4 millones (14 %). Además, 70,3 millones tenían acceso a Internet, de ellos 33,7 millones con banda ancha (FCC, 2006).

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En este contexto, en 1997, la FCC decidió exigir la emisión obligatoria en TDT a las cadenas analógicas, con plazos fijados entre mayo de 1999 y el mismo mes de 2003, y con la previsión del switch off a finales de 2006. Para ello, cada cadena fue agraciada con la licencia de un multiplex (múltiple: señal compuesta radioeléctrica que incorpora varios canales y servicios para su emisión digital) de 6 Mhz, en donde viene obligada a emitir en simulcast (emisión simultánea de una programación analógica en digital) su programación analógica, pero también tiene la libertad de elegir entre ofrecer más canales o contenidos de mayor calidad de imagen y sonido (HDTV), y servicios especiales interactivos. Por su parte, la Public Broadcasting Service comienza a emitir en TDT desde mayo de 2006 en 331 estaciones, incluyendo HDTV, multicasting y emisión de servicios interactivos adaptados a sus finalidades culturales y educativas, un plan ejemplar, pero de repercusión muy limitada, dada la audiencia marginal de la cadena pública.

A pesar de que en realidad el objetivo de toda esta planificación no superaba el 10 % de la población, y mediando campañas intensivas de publicidad y reglas de must carry (obligación de transportar canales públicos o privados en las redes) para el satélite y parcialmente el cable (obligación de transmitir canales públicos y locales, incluyendo los de alta definición), la fecha oficial de switch over (digital: proceso de consecución del apagón analógico) tuvo que ser postergada a 2009 (17 febrero). Además, la FCC exigió garantizar que la mayoría de los sistemas de acceso al cable fueran compatibles con los de la TDT, e impuso exigencias de obligatoriedad digital en la fabricación, importación y venta de equipos (desde 1º de marzo de 2007).

El segundo país en el mundo en lanzarse a la TDT fue el Reino Unido, que en 1998 y a través de la autoridad ITC (Independent Televisión Comission, luego OFCOM) decidió conceder licencias a On Digital, compuesta accionarialmente por las empresas privadas dominantes, Carlton y Granada, para una plataforma codificada y de pago que debía disputar ese mercado al poder cuasi monopolista de Sky Channel (Grupo Murdoch), que justamente por esas fechas se apresuró a migrar sus abonados al satélite digital en un proceso que esperaba culminar en 2001. Este plan de TDT, acuñado por el último gobierno de John Major, fue avalado inicialmente tras su llegada al poder, en 1997, por los laboristas de Tony Blair.

Tras el cierre definitivo de ITV Digital (abril de 2002) con unas pérdidas de más de 1.000 millones de libras esterlinas, el gobierno reaccionó con agilidad y en menos de siete meses permitió que la autoridad audiovisual, OFCOM, otorgara las licencias sin uso a una nueva plataforma, Freeview. Gratuita y en abierto, participada por la BBC, la red de difusión Crown Castle (luego National Grid Wireless) y la propia Sky Channel, y donde también entraron el tercer canal (ITV) y Channel Four con un 20 por 100 del capital a finales de 2005, Freeview comenzó sus emisiones en octubre de 2002, con seis múltiples: dos operados por la BBC, otro por la ITV y Channel 4, otro por Five y S4C, más las ofertas de radio, de servicios interactivos, y de televisión de pago complementaria .

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La BBC, que previamente había mantenido una larga reflexión pública sobre su futuro en la Era Digital (Green Paper, BBC, de 2005; White Paper, de 2006), y había firmado su nueva Carta Real (2006) ofrecía en esa plataforma 8 programas (BBC, 1, 2, 3, 4, más CBeebies, BBC News 24, BBC Parliament e Interactive TV), todos ellos sometidos a la regla obligada del 25 por ciento de encargos a la producción independiente (Hibberd, 2005).

La naturaleza predominantemente abierta y gratuita de esta plataforma público-privada no excluye la existencia de servicios de pago, entre los cuales figura el paquete de Top UP TV, con 18 canales en frecuencias multiplexadas (compartiendo frecuencias). Pero tampoco el éxito de la penetración de la TDT puede ocultar el hecho de que el gobierno de Tony Blair fuera distanciando a esta tecnología de los planes de SI, de forma que en la práctica la mayoría de los set top box vendidos y disponibles no permiten el acceso a los servicios interactivos.

El tercer lanzamiento importante de la TDT se produjo en España, en 1998, bajo el Gobierno de José María Aznar (Partido Popular) que decidió, siguiendo el ejemplo británico, poner el acento sobre una plataforma de 14 canales de pago concedidos a Quiero TV, adjudicando además un solo programa a cada cadena pública y privada existente (cinco) para realizar simulcast de su programación analógica, así como sendos programas nuevos para “estimular el pluralismo” entregados a dos grupos mediáticos políticamente próximos. Sin embargo, este modelo –como en el caso británico- se reveló incapaz de hacer la competencia al satélite de pago (hegemonizada por la empresa, políticamente enfrentada, Sogecable) y Quiero TV tuvo que cerrar dos años después (2000-2002) tras graves pérdidas económicas (240 millones de euros), mientras la pobre oferta nueva en abierto no conseguía ningún resultado. Así, España ofrecía en 2004 una de las situaciones de mayor retraso de la TDT de la Europa Occidental.

La evolución y situación actual de los principales países de América Latina es sintomática de la complejidad y del enrevesamiento de los agentes y fuerzas, internacionales y nacionales, que operan en la transición digital y a través de los respectivos planes gubernamentales. Más aún, teniendo en cuenta que, aunque la penetración de las nuevas redes, cable sobre todo y satélite, es muy diversa según las historias nacionales, el grado de digitalización de la región es destacadamente bajo (5 % de los 99,72 millones de hogares con televisión frente a un 32 % de la UE y un 52 % de EE UU)

En todo caso, estas cifras generales latinoamericanas amparan situaciones nacionales muy diferentes. Argentina, por ejemplo, ha desarrollado fuertemente la televisión de pago por cable, hasta un 44 % de los hogares con televisión, estando afectada por la gran crisis económica, aunque la televisión abierta por ondas sigue teniendo un papel capital. En 1998, y bajo el mandato del presidente Menem, adoptó oficialmente el sistema estadounidense ATSC, aunque posteriormente el gobierno de De la Rúa anunció su intención de revisar tal decisión y el ejecutivo del presidente Kichner mostró su interés por esperar a la decisión brasileña para realizar una estrategia regional en el seno del Mercosur.

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México, en cambio, mantiene una neta preponderancia de la televisión abierta y por ondas, pese a que la televisión de pago por abono ha crecido en dimensiones notables, aunque ampliamente minoritarias (3,77 millones de abonados al cable, y sólo unos 80.000 a la DTH). Tras las recomendaciones de un comité consultivo creado en 1999, el gobierno adoptó el estándar ATSC, decisión que se consideraba obligada como consecuencia del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Para mayor similitud con EE UU, el reparto de frecuencias digitales fue comparable al estadounidense (múltiples a las cadenas operantes), y beneficiaba singularmente a Televisa, con obligaciones de emitir en alta definición, pero con un plazo de transición de 18 años que acabaría en 2021.

Brasil tiene una nada desdeñable penetración de la televisión de pago, sobre todo en el cable (2,73 millones de abonados), frente a 1,34 millones en DTH. pero ambas son claramente minoritarias entre la población. Especialmente compleja fue aquí la polémica pública, en donde tras las veleidades oficiales por el sistema estadounidense se optó en el período de Lula por una adaptación del estándard japonés (ISDB), con el apagón fechado en 2016. Se trata del único país en que las asociaciones civiles, nacidas para reclamar una democratización de la comunicación con ocasión del despliegue del cable, han tenido un papel visible en el debate social sobre la TDT, aunque finalmente las decisiones adoptadas no tuvieron muy en cuenta sus propuestas.

Otros países importantes de Latinoamérica, como Chile, en donde el debate se ha basado en interesantes informes oficiales, o como Venezuela, han aplazado prudentemente sus decisiones hasta ver qué ocurría en el continente, especialmente en el seno del Mercosur y, en concreto, en Brasil como país locomotora de la región. Aunque en casos como Chile o México (a raíz de la Ley Televisa de 2006, luego recurrida ante los tribunales), la concesión “a perpetuidad” de frecuencias analógicas a algunas empresas privadas marcaba peligrosamente el destino del sistema televisivo. Precedidos de la decisión uruguaya a favor del estándar DVB, Chile y Argentina podrían decantarse asimismo por la norma europea.

Modelos tecnoeconómicos y políticos de TDT

La TDT ha ido revelando a nivel internacional, desde el lanzamiento pionero de EE UU en 1996-97, incluso en medio de los lógicos balbuceos de su desarrollo inicial, la complejidad de los desafíos puestos en juego.

La fase más espectacular es la que enfrenta entre sí, a nivel prácticamente mundial, a los estándares técnicos creados e impulsados por razones industriales y comerciales por las mayores áreas económicas, el ATSC (Advanced Television System) de EE UU, el DVB (Digital Video Broadcasting) de la UE, y el ISDB (Integrated Service Digital Broadcasting) de Japón. Como en el período de la “guerra” mundial de los años 50 y 60 por las normas de la televisión en color, (NTSC, PAL, SECAM), la adopción del estándar por cada país no estrictamente alineado con uno de los bloques citados se desarrolla en una pugna internacional, con lobbies y presiones de gobiernos, de potentes grupos transnacionales de hardware y de los grupos mediáticos televisivos. De forma que, mediando presiones diplomáticas y políticas, a veces insoportables para países en desarrollo, y sin poder atender en ocasiones siquiera al cálculo racional o la negociación de

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los retornos industriales posibles por cada sistema, muchos gobiernos han decidido apresuradamente el estándar que marcará el desarrollo televisivo nacional por un largo plazo.

Pero el envite de mayor alcance comunicativo y social –a veces marcado por la propia adopción del estándar tecnológico- se da cuando el plan de lanzamiento de la TDT se revela como un momento culminante para determinar el sistema televisivo entero del futuro, en contraste evidente con la supuesta retirada del Estado de la comunicación. Porque aquí, en la arquitectura diseñada por muchos Gobiernos para la puesta en marcha de la TDT, para la transición y el escenario final tras el apagón analógico, se plasman modelos muy diferentes, que evidencian lógicas políticas claras y, tras ellas, modelos de sociedad prefigurados, aunque muchas veces se disfracen de dinámicas puramente técnicas. También, en medio de tendencias fuertes de globalización, las peculiaridades diferenciadoras de los planes nacionales muestran la huella de las tradiciones radiotelevisivas de cada país, los presupuestos político-ideológicos dominantes, las relaciones de fuerza de cada sociedad.

De esta forma, en los planes nacionales de TDT de los países pioneros y más desarrollados, pero también en las naciones en desarrollo que siguen sus trazas, podemos encontrar variables combinaciones y equilibrios entre los grandes binomios clásicos vigentes en la configuración de un sistema televisivo:

- prioridades comunicativas / económicas, - autoridades independientes / gubernamentalización, - participación social / dirigismo, - ruptura / conservación del status quo televisivo analógico, - modelos gratuitos / de pago, - servicio público / sistema comercial, - sistema descentralizado / centralista, - regulación /laissez faire de mercado, - impulso a la producción independiente / integración vertical, - prioridad a los contenidos / a las redes, - impulso a los servicios interactivos de SI / a la mera televisión.

En esta perspectiva compleja no caben los modelos apriorísticos ideales, mecánicamente trasplantables a escala internacional, de la misma forma que no es posible destacar ejemplos paradigmáticos nacionales perfectos que puedan ser exportados sin más. Por el contrario, es preciso realizar un trabajo de investigación empírica y aplicada a cada marco nacional, regional, local, que muestre las líneas de fuerza no ya del discurso político aparente de cada gobierno, ni siquiera sólo de sus regulaciones formales (susceptibles siempre de contradicciones flagrantes), sino sobre todo de las decisiones efectivas y sus consecuencias verificables: las redes e instancias de autoridad y regulación priorizadas; el reparto concreto de múltiples y programas digitales, y las condiciones o cahiers de charges impuestos (u omitidos) a los operadores; las precauciones anti-concentración adoptadas o flexibilizadas; el acento puesto sobre el impulso a la producción independiente; el rol asignado al servicio público en los escenarios de medio y largo

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plazo; la naturaleza hegemónica, abierta o codificada de las señales previstas; el papel jugado por la TDT en los programas de SI; la regulación u olvido de los nuevos agentes digitales (gestor de múltiples, sistemas de API interoperables, EPG, …).

De esta forma, simplificando los esquemas posibles, cabría establecer una tipología de modelos fundamentales, entrelazados y condicionados entre sí, ejemplificados en función de la experiencia de los países más desarrollados y de sus arquitecturas de TDT durante la transición analógica y hacia el todo digital:

A) Sistema televisivo de conjunto:

Fijación del status quo versus apertura a nuevos actores. Su efecto positivo es el interés de todos los operadores en el desarrollo de la TDT, en donde pueden mantener intocadas sus cuotas de mercado y poder; sus consecuencias más negativas son la fijación y consolidación de los desequilibrios y los oligopolios para la arquitectura futura.

El modelo pionero de EE UU, con atribución a las grandes cadenas comerciales nacionales de un múltiple completo por cada canal analógico utilizado, disponible para más canales o para HDTV, es un ejemplo acabado de la primera estrategia; El caso italiano, con reparto sustancial de los programas digitales entre el duopolio formado por la RAI y Mediaset, aunque con otros múltiples secundarios en juego, se aproxima mucho a este esquema.

La apertura del sistema a nuevos agentes prima, en cambio, un mayor pluralismo de la arquitectura digital, aunque para ello es absolutamente preciso que la atribución de las licencias

sea realizada por una

autoridad audiovisual independiente del Gobierno con criterios transparentes y compromisos verificables por parte de los nuevos operadores. Porque sin esa instancia mediadora los agentes clásicos buscarán parar la TDT para no abrirse a una mayor competencia, mientras los nuevos operadores pretenderán no invertir hasta que el desarrollo del mercado garantice beneficios a corto plazo. Francia podría servir como cas de figure de esta actuación, con el CSA y sus appels d´offres para nuevas licencias, aunque parte de estas estuvieran destinadas al pago de los usuarios. También España, en donde los operadores clásicos que disfrutan de grandes beneficios (Antena 3 TV y Telecinco) han mostrado su escaso entusiasmo por la TDT, mientras los nuevos agentes (La Sexta, Veo TV, Net TV) tampoco invierten decididamente mientras no haya audiencias e inversiones publicitarias amplias.

B) Papel de lo público

El servicio público como locomotora versus la TV comercial como ariete. La mayoría de los países ha plasmado en sus planes TDT su propia tradición y realidad del servicio público, con sus fortalezas y debilidades consiguientes. Así, donde las radiotelevisiones públicas disfrutaban de estabilidad económica y apoyo político, los gobiernos han permitido que lideren la transición a la TDT, dotándolas de recursos

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extraordinarios en muchos casos. El peso del servicio público puede aquilatarse por el número de programas y múltiples concedidos en cada país, pero también por los recursos adicionales imprescindibles prestados a la radiotelevisión pública para este reto, incluyendo su proyección a los servicios digitales y, dentro de ellos los de e-Government. Además, debería medirse su papel relativo en relación a los equilibrios analógicos y en los escenarios de transición y final digital. En muchos casos, es necesario remitir estas evaluaciones tanto al ámbito nacional como al local, en donde podrían extenderse al papel de las asociaciones no lucrativas o tercer sector, como herederos y prolongadores del espíritu del servicio público.

El papel de la BBC en la plataforma Freview (ocho canales o dos múltiples sobre 18 abiertos) es el mejor exponente de esta función, realizada con notable éxito, pero también es destacable el papel de las cadenas alemanas ARD y ZDF (9 programas sobre veinte nacionales), o de la RAI en Italia (ocho programas sobre 20). En cambio, proyectos interesantes como los de digitalización del Public Broadcasting Service estadounidense se han visto comprometidos en su realización y sus resultados a partir de su debilidad financiera y política, condenando a la televisión pública a mantener su presencia marginal. Y, aunque a distancia, la mayoría de los países del Este europeo, en donde la crisis de la radiotelevisión pública no ha sido remontada en el mundo analógico, mantienen bajos perfiles de su papel en digital, junto, a menudo, escasos desarrollos de la TDT.

Pese a los prejuicios neoliberales, varios casos europeos muestran que la función locomotora de la televisión pública no sólo sirve para extender el mercado de la TDT, rompiendo los círculos viciosos iniciales del mercado, sino también para desarrollar una industria independiente de contenidos y servicios que dinamiza el conjunto de las industrias culturales del país.

En un lugar intermedio estarían España y Francia, que sólo han concedido 5 programas a sus canales públicos, situándolos de esta forma en una difícil posición para liderar la transición digital.

C) Modelo prioritario de negocio

Preponderancia del pago por el usuario (pay basic) versus predominio de la TV abierta y gratuita (free to air ). En la práctica, la programación de pago, concebida como motor de la TDT, absorbe la mayor parte de las frecuencias disponibles en la transición y se enfrenta con armas desiguales (menor número de canales y de exclusivas de deportes y ficción) a los soportes pioneros en la Pay TV (satélite, cable), sin que su marketing central aparentemente dirigido a Internet o a los servicios interactivos (en realidad, sistemas de Intranet o de walled garden tipo AOL) permitan superar esta dura confrontación. Esta es la razón básica de que este modelo haya fracasado estrepitosamente en varios países europeos (Reino Unido, Suecia inicialmente), manteniéndose sólo en pequeños países en donde la televisión de pago está ya muy mayoritariamente extendida (Holanda, Suecia,...). También se verifica en muchos países del Este y centro europeo (antiguos países socialistas) en donde las cadenas han sido colonizadas por grandes grupos globales que han impuesto un modelo escasamente verosímil: un modelo de pago que abra el paso después a un mercado abierto.

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La apuesta preferente por la TDT de pago no sólo implica así el abandono al mercado puro de la última red conocida para el acceso universal sino que compromete todo el sistema futuro de la televisión (¿qué hacer tras el apagón?; ¿cómo regenerar la pérdida de peso de la televisión de servicio público e incluso de la comercial abierta?) y, finalmente aboca al fracaso absoluto de la TDT.

El plan inicial británico de 1997 es seguramente el que mejor resume esta idea que coyunturalmente puede alegar la intención de frenar a plataformas de pago por otros soportes (a BSkyB de Murdoch en este caso), pero que se ampara en último término en una fe ciega en el todo mercado, que en el caso inglés se remonta al informe Peacock de 1989 (que recomendaba reconvertir el servicio público a la televisión por abono), o en la primicia mundial ofrecida por la señora Thatcher en 1991 (subasta de frecuencias de la Independent Television al mejor postor).

Otra cuestión bien distinta es la existencia abundante de modelos mixtos de negocio para los planes de TDT, retenidos en la mayor parte de los países en consonancia con una tecnología en la que, como decíamos en la Introducción, se borran las fronteras infranqueables entre la gratuidad y el pago. Así, muchos modelos nacionales en donde la televisión abierta es el motor claro de la TDT mantienen secciones de la oferta en codificado y de pago, como el Reino Unido (Top-Up TV), Francia (18 canales futuros en MPEG-4, gestionados por Canal Plus) e incluso Italia, en donde el dominio de la oferta abierta no ha impedido la comercialización de programas en Pay per View (pago por programa, sin interactividad real) o por abono por tiempo por tarjetas prepago (fútbol en Mediaset, sobre todo).

Un elemento clave en el aspecto financiero es la regulación y control del proceso. Allá en donde la transición aparece regulada por autoridades audiovisuales independientes, se ha procedido generalmente a estudios de viabilidad financiera en ambos mercados (publicitario y de pago) además de controlar los compromisos de los licenciatarios, públicos y privados. En cambio, cuando el cambio digital es comandado directamente por los Gobiernos, suelen brillar por su ausencia los estudios de viabilidad y sostenibilidad económica del sistema, sin contar con una difícil vigilancia del comportamiento de los operadores.

D) Sociedad de la Información

Prioridad a los solos contenidos televisivos vs. atención a los servicios interactivos. Indicadores manifiestos orientan esta disyuntiva, no tanto en los discursos oficiales como en las realizaciones públicas efectivas: desde la capacidad reservada para los servicios en cada múltiple hasta la función real de la TDT en los planes y programas de SI; desde el impulso a la venta de descodificadores interactivos (con o sin MHP), hasta el apoyo al desarrollo de esos nuevos servicios tanto públicos como privados y comerciales.

La inmensa mayoría de los gobiernos de los países grandes europeos ha rodeado sus planes sobre la TDT de un discurso más o menos mantenido sobre el acceso universal a la SI. En muchos casos, sin embargo,

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este énfasis ha tenido escasas consecuencias prácticas, ya que la expansión inicial de la TDT se ha hecho muy mayoritariamente por medio de descodificadores simples (zappers: descodificadores de TDT sin capacidad interactiva) que no permiten el acceso a los servicios interactivos. El caso británico es también ejemplarizador de tal situación, pese al empeño de la BBC en desarrollar ese tipo de servicios; en el caso francés, además, la fragmentación previsible del mercado de descodificadores en dos estándares diferentes, MPEG-2 sólo para los programas gratuitos y MPEG-4 para estos y los de pago, trae peores presagios aún. Caso único y destacado en todos los estudios, las ayudas oficiales en Italia, con su énfasis en salvar el coste añadido para el usuario de descodificadores con MHP, y su apoyo al desarrollo de servicios de e-Government, sitúan a este país como el único en el que la TDT rima con SI, quizás con el único añadido parcial de Finlandia.

La transición y sus instrumentos

Con una relativa autonomía de estos modelos, aunque necesariamente conectados con ellos, los gobiernos han ido eligiendo instrumentos y resortes, legales e institucionales, que coordinaran y sobre todo impulsaran la compleja transición de la que hablamos. El grado e intensidad de esta intervención y de su financiación, sus objetivos y sesgos prácticos, resultan también reveladores.

Entre el arsenal variopinto de estas medidas pueden distinguirse como más frecuentes las siguientes:

a) Planificación del apagón analógico (switch over), como instrumento de presión sobre el conjunto de los agentes, pero especialmente respecto de los operadores de televisión y los consumidores.

Aunque algunos pequeños países, de limitada penetración hertziana, están adelantando su apagón analógico (como Holanda en 2006 o Suecia en 2007), los grandes países europeos con la sola excepción de Alemania (según länder) por razones ya expuestas, han aplazado o planificado su apagón analógico con cierta prudencia (tras el retraso de EE UU y el fiasco del Reino Unido) para finales de 2011 o comienzos de 2012.

b) Creación de entidades especializadas para el impulso de la TDT, constituidas por muchos o algunos de los actores en presencia (entes gubernamentales, redes de difusión, cadenas, antenizadores, fabricantes de hardware y de software, usuarios,…): Digital UK (antes SwitchCo) en el Reino Unido, DTGTVi en Italia, Groupement TBT en Francia, Das ÜberallFernsehen en Alemania, Impulsa TDT en España.

Estos foros amplios han derivado con frecuencia, de manera más o menos formal,

en instituciones

operativas con la sola representación de los canales de televisión y, a veces, los operadores de red, pero con presencia y ayudas frecuentes de los gobiernos. En cambio, los consumidores han sido relegados muchas veces a competencias meramente consultivas, frecuentemente en condición simple de clientes y consumidores, salvo para cuestiones muy puntuales (los minusválidos).

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c) Asociación, voluntaria o inducida gubernamentalmente, de las ofertas digitales en plataformas unitarias con el fin de hacer más visibles sus atractivos, y para favorecer una interoperabilidad obligada. Sólo España, junto con Alemania, no siguen este modelo entre los países europeos grandes.

d) Planes técnicos detallados de transición

en casi todos los países, por territorios y coberturas,

penetración técnica y efectiva de la TDT (share), con adopción a menudo de transiciones y apagones diferenciados por territorios (islas territoriales).

e) Reglas de must carry (obligación de transportar) para las restantes redes para televisión, cable y satélite especialmente, sobre los canales públicos, los locales y en ocasiones incluso los privados abiertos; y regulación asimismo en ocasiones del open access, o reserva de capacidad en las redes para los programadores y productores independientes (Reino Unido).

f) Normas de interoperabilidad entre redes y de funcionamiento de los sistemas comunes o propietarios de API y EPG, con mayores o menores dosis de regulación y autorregulación (Reino Unido).

g) Normas obligatorias de fabricación, importación y venta de equipos digitalizados (receptores, modem), o, en su defecto, label publicitado (voluntario u obligatorio) de equipamientos preparados para el todo digital, como el digital tick logo del Reino Unido.

h) Obligaciones de producción (propia o independiente) y de programación novedosa para la concesión o mantenimiento de las nuevas licencias digitales, públicas y privadas (Francia, Reino Unido, Alemania).

i) Apoyos financieros estatales a la transición digital por vías muy diversas: - Subvenciones a la expansión de la digitalización de la red hertziana, en su caso de la cobertura de los canales públicos (caso Este de Italia y el Reino Unido). - Ayudas a la antenización de edificios. - Ayudas para la compra de equipos digitales, o de sus versiones más avanzadas (Italia con el MHP), especialmente de sectores sociales más desfavorecidos (Reino Unido, Alemania). - Financiación total o parcial de campañas de promoción y difusión de la TDT (Reino Unido, España).

Doctrina y políticas de la UE

Como se sabe, la Unión Europea ha desarrollado desde finales de los años 80 una prolongada política audiovisual, cuyo exponente máximo ha sido la Directiva de Televisión sin fronteras, adoptada inicialmente en 1989 y revisada en 1994 y en 2007. Destinada a lograr una armonización de la regulación europea en sus mínimos para permitir la construcción paulatina de un mercado audiovisual único europeo, contempla tanto medidas de apoyo a la producción europea e independiente, como para la defensa de los consumidores (cantidad y calidad de la publicidad televisiva, defensa de los menores,…). Esta regulación

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afecta directamente a los canales generalistas y temáticos de los países miembros, incluidos los emitidos por TDT, y condiciona, por tanto, el futuro de sus contenidos y sus mercados.

De forma más directa aún, está la doctrina que la Comisión de Bruselas ha ido edificando sobre el servicio público de radiodifusión, en buena medida como respuesta, de un lado, a las sucesivas y reiteradas demandas planteadas por los canales privados de varios países europeos y, en sentido contrario, a las incontables proclamaciones a favor del servicio público de radiodifusión desde instancias internas (el Parlamento Europeo) o de ámbito superior (el Consejo de Europa). Asimismo son numerosos los documentos oficiales europeos que han reafirmado el valor y la vigencia del servicio público radiotelevisivo en la Era Digital.

Sin necesidad de realizar un amplio balance, innecesario para el tema de este informe, recordemos que el primer documento oficial que todavía hoy marca ese papel es el Protocolo 32, anexo al Tratado de Ámsterdam, que legitima y reafirma el servicio público de radiodifusión como directamente relacionado con las necesidades democráticas, sociales y culturales de las sociedades europeas. Este Protocolo estaba incluido en el proyecto de Constitución Europea sometido a votación en 2005-2006 en muchos países europeos.

Puesto que tal documento no daba fin a las polémicas incesantes sobre la existencia y comportamiento del servicio público, la Comisión ha ido afinando una doctrina propia, desarrollada desde la cumbre de Birmingham de 1998, siguiendo por la comunicación de 1999 sobre la política audiovisual en la Era Digital (UE, 1999 c) y consolidada jurídicamente en la comunicación de la comisión sobre las ayudas estatales en los servicios públicos de radiodifusión (UE, 1999 b). En síntesis, esta doctrina se basa en los siguientes elementos esenciales:

a) los Estados miembro tienen la soberanía para decidir la función del servicio público, siempre que la definan y la asignen por ley;

b) su financiación puede ser diversa y su control debe ser ejercido por autoridades independientes (del Gobierno y de los operadores);

c) la compensación estatal por el servicio público debe ser proporcional a sus funciones (sin superar sus costes netos); d) la transparencia contable (contabilidad analítica) permitirá verificar la exigencia anterior2.

En materia de política sobre nuevas tecnologías y redes con repercusión en el audiovisual, destacan en los antecedentes próximos de la UE: su empecinamiento en imponer como obligatoria la norma MAC paquets 2

Para un desarrollo de esta doctrina y de su aplicación al caso español puede verse el Informe del Consejo para la Reforma, 2005, (pags. 48 a 66 )

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que supuestamente iba a traer la alta definición televisiva a toda Europa (1986), y el programa RACE, que pretendía crear redes unificadas de banda ancha para el conjunto de la Unión. Ambas actuaciones, altamente costosas, se saldaron con rotundos fracasos de esta visión colbertista high tech, que parecía presuponer la omnipotencia del poder estatal para implantar por decreto las tecnologías sobre millones de usuarios. El programa a favor del formato 16:9 se cortó también cuando había logrado apenas índices bajísimos de penetración (Directiva 92/388 CEE y 95/47)3.

El cambio radical de esta política tecnológica comenzó a mostrarse visiblemente en 1999, a partir de la Comunicación Principios y directrices de la política comunitaria en el sector audiovisual para la Era Digital, claramente establecidos sobre la base de los antecedentes próximos en el campo de las comunicaciones electrónicas (UE, 1999, b).

Así, en las directrices sobre política audiovisual de 1999 se proyectaban los cinco principios generales de las comunicaciones electrónicas: legislación basada en objetivos políticos claramente definidos; intervención limitada al mínimo necesario para cumplir esos objetivos; reforzamiento de la seguridad jurídica en un mercado dinámico; sujeción a la neutralidad tecnológica (UE, 1999 a)4; y ajustarse en lo posible a las actividades sujetas a legislación. Todo ello a pesar de reclamarse “enfoques separados para regular la infraestructura de transmisión y los contenidos, estos últimos según su naturaleza y no según el medio por el que llegan al usuario”.

Sólo en sucesivos documentos y actuaciones oficiales de la UE se ha podido ir comprobando la significación y repercusiones prácticas de estas reglas maestras. Así, en los documentos preparatorios de eEurope 2005, se instaba a los gobiernos europeos a planificar la transición digital, pero también a mostrar un “enfoque neutro” respecto a las plataformas en competencia (UE, 2002). Y, si los medios interactivos podían jugar, se decía, “un papel de primer plano en el dominio de la instrucción individual, de la innovación así como de la diversidad cultural”, el objetivo principal era apoyar el desarrollo del mercado europeo de contenidos interactivos dentro de la finalidad central de convertirse en la “economía del conocimiento más competitiva y dinámica del mundo”.

Entre 2003 y 2006 sobre todo en diversas comunicaciones sobre la transición a la TDT y su necesidad de aceleración, la Comisión mostrará su preocupación por la transición digital en TDT, especialmente por la desconexión de los planes y plazos entre sus miembros y por el atraso de algunos países; resaltará los beneficios económicos e industriales del apagón analógico, a condición de que se den en el conjunto de la Unión al mismo tiempo (liberación y reasignación de las frecuencias, redes y servicios paneuropeos…); y propondrá que todos los países enuncien sus planes en 2005, con la fecha final analógica generalizada para fin de 2012. 3

Una confesión abierta del fracaso del plan de acción para la introducción de servicios de televisión avanzados en Europa, puede verse en COM (1998) 441, Bruselas, 13-7-1998. 4 La neutralidad tecnológica era definida como “la convergencia tecnológica significa que los servicios proporcionados anteriormente a través de un número limitado de redes de comunicación podrán proporcionarse a través de varias redes competidoras. Para esto es necesario que la legislación sea tecnológicamente neutra: los mismos servicios deben regirse por las mismas normas, independientemente de su método de transmisión” (UE, 1999 a).

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Para ese objetivo, los documentos oficiales de Bruselas, reconocen la utilidad de la intervención pública y de la coordinación comunitaria. Pero establecen rígidas condiciones para ella5:

a) “el proceso de transición debe resultar de las fuerzas de mercado”;

b) el servicio público de radiodifusión no es siquiera citado como actor relevante de estos procesos;

d) insiste en el principio de neutralidad tecnológica;

e) los Estados deben demostrar que las ayudas están limitadas al mínimo necesario, que son “transparentes, justificadas, proporcionadas y oportunas en el tiempo”, recomendándolas sólo si atienden a objetivos de “interés general”, y no falsean la competencia (UE, 2003)6.

Sin embargo, en sus textos la Comisión también ha reclamado objetivos políticos, sintetizados en la extensión de los servicios interactivos, la interoperabilidad entre nuevas redes y la atención a los sectores de población más desfavorecidos (UE, 2005).

Al mismo tiempo ha destacado la naturaleza interoperable y abierta de la norma MHP, pero se ha limitado a estimular las iniciativas de normalización no obligatorias que emanen de las empresas.

Los comienzos de aplicación de esta doctrina paradójica y sus contradicciones prácticas pueden contemplarse, sin embargo, ya en los últimos años en dos tipos de actuaciones:

- Incoación por la Comisión de varios procedimientos contra los gobiernos por “ayudas” ilegales para el impulso a la TDT: contra Suecia (julio de 2004), concluirá que la subvención a la red Teracom no se había beneficiado de subvenciones ilegales; contra Alemania (noviembre, 2004), declarará ilegales las ayudas organizadas por la autoridad berlinesa MAAB para acelerar el apagón analógico; contra Italia (agosto, 2005)7 concluirá en condena como “ayudas” ilegales de las subvenciones a la venta de descodificadores, de las que quedaba excluido el cable, pero autorizará sus ayudas de 2007 (40 ME) por sus características “neutrales” (junio de 2007).

- Apertura de expedientes a Holanda y Alemania, luego al Reino Unido, por los servicios on line ofrecidos por las televisiones públicas respectivas, acusados de no

ser de servicio público sino de naturaleza

comercial, justamente a demanda de competidores privados. La doctrina “analógica” cambiaría aquí

5

Véase sobre todo los siguientes documentos de la UE: UE, 2003; UE, 2004; UE, 2005: UE, 2006. Según la interpretación del Observatorio Audiovisual Europeo, “la Comisión será favorable a ayudar el despliegue de la red de TDT y a compensar el coste suplementario digital del servicio público, si este está reconocido legalmente entre sus funciones, y a subvencionar incluso los descodificadores si estos son ‘tecnológicamente neutrales’ ”. (OEA, 2006: 93). 7 El 28-6-2007, la Comisión concluyó que las ayudas prestadas en Italia, del 20 % del coste de los equipos (hasta 200 euros por descodificador y 40 ME de subvención), eran declaradas compatibles con las reglas de la UE y sus tratados porque beneficiaban a todas las redes digitales. (OEA, Iris. 2007:8) 6

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radicalmente: ya no serían los Estados quienes deben definir sus servicios públicos, sino la Comisión; y habría “servicios públicos” digitales y servicios comerciales excluyentes, supuestamente definidos en un futuro catálogo de la Unión, algo que jamás se pretendió señalar en los géneros de contenidos analógicos.

Muy diferentes son las proclamaciones de otras instancias europeas, en particular del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa. El primero, aun respetando los principios de la Comisión, ha pedido repetidas veces a esta que reconozca la función esencial del servicio público en la TDT, su papel motor en la transición digital y su carácter primordial para evitar la exclusión social, y para lograr “una SI más justa y democrática en el sector audiovisual en la era digital”. También ha clamado por el pluralismo y el aumento de la competencia de nuevos agentes, y por la limitación de la concentración y los monopolios. Asimismo, el Parlamento de la UE ha reclamado una “distinción clara” en la reglamentación entre infraestructuras y contenidos, y ha invitado a los Estados a hacer lo necesario para “evitar que se agrave el foso digital” en la sociedad, con actuaciones orientadas a “limitar el coste de la conversión para los componentes de la sociedad que experimentarán dificultades para adquirir o financiar la adquisición del equipamiento de reemplazo necesario” (PE, 2002; PE, 2007).

Por su parte, la Unión Europea de Radiodifusión (EBU/UER), organismo reconocido por la UE y el Consejo de Europa, ha destacado que en la Era Digital las cadenas de servicio público siguen siendo “los guardianes de los valores europeos, sus tradiciones y su herencia de democracias pluralistas para las generaciones venideras. No debemos fallarles.” Lo que significa siempre:“nunca dejar de mirar al pueblo a cuyo servicio está”. En concreto y de cara a la televisión de la SI, la UER pronostica el paso de un mundo de canales limitados al del múltiple flujo de canales y de este al entorno del on demand, que supondrá serios cambios en la cadena de valor del medio (producción-empaquetadores-gatekeepers-redes de difusión-usuarios); y sostiene que el servicio público debe revisar su papel para dar más servicios interactivos y multimedia, pero sin abandonar la prioridad de los canales generalistas.

Por tanto, los principios que deben seguir rigiendo el servicio público, según la UER, “para servir al conjunto de la sociedad, para ligarlo al desarrollo social y servir a la ciudadanía social, política y cultural”, son: universalidad del contenido y del acceso, independencia editorial, alta calidad de los servicios, responsabilidad (accountability), apoyo a la cultura nacional, forum de debate general, y atención a las comunidades regionales y locales (UER, 2003).

Políticas estatales europeas ante la TDT

Sólo parcialmente condicionadas por estas líneas comunitarias y mucho más determinadas por las políticas y circunstancias nacionales, resulta interesante completar el cuadro de singularidades que caracteriza a los planes y políticas de transición de los países europeos más próximos a España.

Reino Unido. En 2001 se constituye el Digital TV Project desarrollado como organización sin ánimo de lucro para reunir al conjunto de agentes sociales implicados, bajo la autoridad de la OFCOM, y dos años

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más tarde el Consumer Expert Group que representaba a los consumidores; en 2004 se constituyó el Switch Co, hoy Digital UK. Por otra parte, y dentro del plan de impulso a la TDT, se instrumentarán ayudas económicas y técnicas a los consumidores más vulnerables (mayores de 75 años y discapacitados), se fomentará la creación de zonas piloto, se impulsará la difusión del logo digital para los equipos de recepción, y se financiará una amplia campaña a favor de la televisión digital en general, sustentada sobre todo por la BBC.

En todo caso, y como antídoto y matización a la imagen de perfección que, como es tradicional, parece desprenderse de los modelos británicos televisivos, cabe objetar problemas verificables. Así, y como mostraba una reciente investigación empírica, la política británica de transición digital, más allá de su evidente éxito (Dataxis, 2006), estaba en realidad pagada por el ciudadano (canon, subvenciones); y el modelo televisivo de futuro a que abocaba podía ser calificado como “de cobertura y acceso universal, predominantemente en abierto y con importante presencia del servicio público, pero concentrado, centralizado y escasamente participado”, en donde “la participación ciudadana queda reducida al consumo” (García Leiva, 2007: 319, 321).

Alemania. El apagón analógico ha sido planificado por “islas territoriales”, reguladas bajo la autoridad de los länder. Subvenciones a la digitalización de la red y a la compra de modems han sido habituales en muchos de los Estados federados

En particular, resalta el caso de la región de Berlín en donde se lanza la TDT en octubre de 2002, bajo el control de la autoridad audiovisual (MABB), con notables subvenciones a antenas y descodificadores y con obligaciones de must carry para el cable, un plan que culmina en el apagón analógico total a finales de 2004.

Francia. El modelo francés, decidido tardíamente y coordinado por el Conseil Supérieur de l´Audiovisuel busca un modelo mixto de negocio, tecnológicamente muy complejo. Para un país con 24,2 millones de hogares con televisor de los cuales sólo un 23,9 % conectado al satélite y 1,1 % al cable (OEA, 2006), la decisión era trascendental. A la televisión pública France Televisions se le entregaron cinco programas (Fr 2, Fr3, Fr 5, ARTE, la Chaîne Parlamentaire), de entre 18 programas lanzados en marzo de 2005. Se concedió un programa suplementario a cada licencia analógica privada, con el fin de que pudiera crear una nueva programación además de emitir en simulcast. El resto de los canales planificados para la transición, 23 servicios de TDT, serán objeto de un concurso público. Los cableoperadores estaban obligados a difundir las señales (must carry) y el satélite debía complementar las zonas de sombra de la TDT.

Además, en marzo de 2006 se anunciaba el lanzamiento de 11 canales de pago nuevos, en estándar MPEG-4 y preparados para alta definición, que serían a su vez distribuidos por dos plataformas de pago operantes, más tarde fusionadas (Canal Plus y TPS). Los descodificadores de pago daban acceso a la TDT gratuita y a servicios interactivos avanzados, aunque no a la inversa.

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Italia. Sobre 23,31 millones de hogares, el satélite de pago alcanzaba el 22,7 % de penetración (OEA, 2006), siendo el resto de cobertura general hertziana.

El plan italiano tiene como especificidad el haber primado al duopolio público-privado instalado desde los años 80, al conceder dos múltiples a Mediaset y otros dos a la RAI; adicionalmente, otros programas fueron otorgados a Telecom Italia y TV Internacional. Ciertamente la RAI tiene un papel destacado con sus ocho programas (los tres clásicos analógicos, más RAI-Sport, RAI News 24, RAI-Edu, RAI-Doc y RAI-Utile) y ha sido la más beneficiada por el plan de TDT si se exceptúa a Mediaset de Berlusconi, cuyo discutido cuasi monopolio comercial se ve consolidado y proyectado al futuro.

La singularidad de la intervención pública sobre la transición ha consistido sobre todo en la subvención a los descodificadores entre 2004 y 2006, (entre 120 y 150 euros), especialmente a los dotados de MHP, además de una fuerte campaña publicitaria. En conjunto, el caso italiano es considerado un moderado éxito en la penetración de la TDT, pero un ejemplo notable en la introducción del estándar MHP y de los servicios interactivos consiguientes, entre ellos los de e-Governement8, fomentados por el gobierno y la RAI, así como los servicios de pay per view ofrecidos por las cadenas de Mediaset mediante tarjetas prepago. Con todo ello, el gobierno italiano ha decidido en 2007 posponer el apagón hasta 2012 por considerar los plazos anteriores “no realistas”.

Portugal. Después de consultas públicas lanzadas desde 1998, y de licencias provisionales fallidas, la autoridad de telecomunicaciones Anacom ha lanzado una consulta pública en octubre de 2007 sobre un doble proyecto prácticamente cerrado: el concurso para la licencia de 7 programas en TDT abierto (los cuatro nacionales actuales en simulcast más tres nuevos en digital, que podrían sumarse en uno solo de HDTV) y 5 programas de pago, todos ellos en estándar MPEG-4, y con apagón analógico proyectado para 2012. Si estos planes se llevan a cabo, la televisión pública, RTP, no tendría un solo programa digital más allá de los dos actuales en simulcast, pese a la reforma financiera y gerencial que ha sufrido desde 2002; un elemento de especial gravedad en un país en el que, pese al desarrollo de la televisión por cable, la televisión por ondas sigue siendo ampliamente mayoritaria. Pero los analistas dudan seriamente de que tal plan tenga alguna verosimilitud práctica.

España. La televisión de pago muestra en los últimos años un claro estancamiento en torno al 25 por 100 de los 15 millones de hogares con hegemonía del satélite y papeles complementarios del cable y de la TV IP (Telefónica sobre todo) única que crece. En esta situación, el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha mostrado una fuerte actividad legislativa para sacar a la TDT de la parálisis anterior, redistribuyendo los programas congelados de Quiero TV y lanzando así un total de 20 programas nacionales en digital con un reparto singular: cinco programas para TVE, tres para cada canal analógico privado (A 3 TV, TV 5, La Cuatro-Canal +) y dos para los nuevos entrantes ( Veo TV, Net TV, La Sexta), que se convertirán en 40 tras el switch off adelantado a 3 de Abril de 2010 (un multiplex para cada cadena privada, dos para TVE). Si a 8

“Italia es la única historia real de éxito” en la interactividad de la TDT (Dataxis, 2006).

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esta oferta se suman de cuatro a ocho programas en cada región y casi 1.200 emisoras locales autorizadas en digital, la gran pregunta es cómo se financiará ese sistema.

Extinguido el Foro Técnico inicial, y relegada a un papel consultivo la Comisión de Seguimiento (en donde están presentes todos los agentes sociales y económicos, incluidas asociaciones de usuarios y de minusválidos), el Gobierno se ha apoyado preferentemente en Impulsa TDT (cadenas públicas y privadas, más el operador de la red), aportando la mitad de su capital, en una actuación casi exclusivamente publicitaria y de análisis de la transición. Exceptuadas algunas actuaciones-vitrina, como el apagón de la provincia de Soria en 2008 (menos del 1 por 100 de la población española), la TDT aparece marginada de los planes de SI. Y las cifras de avance de la transición, publicitadas de forma triunfalista por las autoridades, parecen tan contradictorias (finales de 2007: 85 por 100 de cobertura potencial, pero 26 por 100 de los hogares conectados realmente y tan solo 9,5 por 100 de share digital), que no hacen verosímil el apagón en las fechas oficialmente previstas (Impulsa, 2008).

En suma, y como muestra ilustrada del muy diferente estado y sentido de la TDT en la UE se puede reseñar que, a finales de 2006 y según las estadísticas europeas más homogéneas y fiables, esta era la situación de la recepción de TV en los grandes países europeos, con el estado de penetración de los diferentes soportes y de la digitalización general (Tabla 1).

Tabla 1. Penetración de la TV por redes en la UE (2006) País

Hogares

Hog.

TV (miles)

Digitales

Cable (%)

DTH (%)

ADSL (%)

TDT (%)

Banda Ancha (%)

(%) Alemania

37.087

27,5

57,5

37,1

0

8

27

España

15.188

26,6

8,2

17,6

1,4

7,2

32,4

Francia

24.219

33,2

14,1

23,9

2,3

6,7

39,5

Reino

25.211

70,9

13,2

32,9

0,2

25,7

37,2

Italia

23.310

30,9

0,2

22,7

0,8

30,9

29,6

Portugal

3.743

12,7

37,1

14,9

0

0

32,2

UE 25

182.951

31,1

9,76

17,22

0,61

9,79

32

UE 35

264.522

22

2,75

12,12

0,44

6,56

Unido

Fuente: Anuario OEA, 2007 y Eurostat

La TDT en movilidad: El riesgo de repetir tempranamente los errores

Cuando todavía la transición digital hacia el televisor se enfrenta a graves riesgos de retraso, los grandes operadores y la propia Comisión de Bruselas presionan para el establecimiento rápido de la TDT en movilidad, canales o programas de televisión transmitidos a la tercera generación de telefonía móvil. En el

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caso de los grandes grupos, su urgencia se mueve por un mercado supuestamente prometedor que aun no está verificado. En cuanto a la UE, la comisaria Reding ha urgido a todos los países miembros a desarrollarla alegando su impacto industrial y la necesidad de un despliegue simultaneo para aprovechar las economías de escala del espectro hertziano digitalizado; incluso se ha estimulado oficialmente al servicio público a cumplir un papel motor como “provedores de contenido de las plataformas comerciales”, olvidando para la ocasión la restrictiva doctrina europea sobre la televisión pública.

La U.E. adoptó aquí también un estándar propio, el DVB- H (Hanfeld) frente al estadounidense (MediaFLO) o al japonés (IDSB-T) , pero se ha negado a imponer su obligatoriedad por la doctrina de la “neutralidad tecnológica”. De esta forma, los países europeos se encuentran divididos por la norma apoyada, pero también por los plazos de despliegue, entre naciones que promueven su aplicación inmediata (como Francia, Alemania, Portugal, Suecia…) y gobiernos que la subordinan al desarrollo de la TDT en el televisor y a las interferencias potenciales. España es uno de estos casos, en donde la TDT en movilidad se ha pospuesto hasta el 2009, sin que sus frecuencias se hayan atribuido aun.

En este sentido, la pugna por obtener las licencias en todos los mercados se establece ya entre los operadores de telecomunicaciones y las cadenas de televisión –que en algunos casos se alían mutuamente- , y dentro de estas últimas entre las empresas públicas y las privadas. Pero nadie sabe, pese a esta nueva batalla, los contenidos que demandará el público, ni el alcance y rentabilidad de este mercado ni el modelo de negocio que podrá sustentarlo: televisión abierta, por abono básico, por canales premium, de pay per view…También se comienza a debatir si serán necesarias reglas de must carry para programaciones de servicio público o en abierto.

En fin, a caballo de una difícil transición de la TDT al televisor, irrumpe una nueva carrera tecnológica y de mercado que nadie sabe adonde puede conducir.

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Conclusiones provisionales: Recuperar el sentido de la TDT

Aunque las conclusiones de este panorama internacional no pueden más que ser provisionales, ante el retraso en los planes de lanzamiento de TDT de muchos países, pueden adelantarse algunas evidencias sustanciales que responden a nuestra inicial pregunta clave: La TDT, ¿para qué?. Un interrogante esencial que nos aleja de la visión naïf de tecnología= modernidad pero que también permite vacunarse frente a la tendencia de los medios de comunicación, y de muchos gobiernos, a convertir la transición televisiva digital en un “gran relato” de escaso valor real: La transición digital como presunto éxito nacional incuestionable de una penetración tecnológica que pierde en el camino sus valores sociales e incluso industriales; la TDT como supuesto triunfo épico en la carrera mundial.

Es preciso recordar pues que la transición digital no es ni puede ser el objetivo final; Que la digitalización general de la televisión tenía otras potencialidades; Que entre la tecnología y los contenidos se ubican de forma determinante las estructuras (institucionales, empresariales) que adopta la televisión; Y que estas deciden en buena medida los contenidos y, por tanto, las opciones posibles de los usuarios.

Lo primero que se verifica en la trayectoria de la mayoría de los países es que más allá de la internacionalización de los estándares y los discursos, los planes y modelos de TDT siguen obedeciendo , como en la historia de la televisión, a estrictos cuadros nacionales. De forma que países vecinos e incluso unidos por proyectos interregionales, adoptan caminos muy diferentes.

Además de unas tradiciones locales que anidan en la cultura de los partidos y de los ciudadanos, encontramos aquí la sorpresa de un liderazgo de la política que el mercado parecía haber expulsado por la puerta, pero que vuelve en pleno fulgor por la ventana. Es en definitiva la política nacional, con su pugna de discursos y relaciones de fuerza pero sobre todo como espacio de lucha de todos los lobbies en presencia, la que marca las grandes opciones sobre la TDT, sobre la televisión de un próximo y largo futuro probablemente, en cada país.

Si confrontamos las grandes promesas sintetizadas en la introducción con los frutos reales y previsibles de las estructuras y los modelos de negocio puestos en marcha en muchos países, nos encontramos con numerosas contradicciones y paradojas:

*En muchos casos, la TDT no ha abierto la puerta a nuevos entrantes o estos están relegados a posiciones marginales. En ocasiones extremas, la televisión de alta definición (cuya producción y demanda es hoy bastante dudosa) o el propio estándar técnico elegido han servido como pretexto para consolidar sin más el statu quo analógico. *En la inmensa mayoría de las transiciones, las promesas de acceso a la SI quedan truncadas de raíz por la falta de descodificadores interactivos, sin los cuales la TDT queda condenada a ser más televisión pero sólo televisión.

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*Muchos planes nacionales carecen de todo estudio previo de viabilidad económica: incluso sobre la hipótesis de que la TDT pueda hacer aflorar nuevos yacimientos publicitarios y nuevos modelos mixtos de negocio, parece evidente que esos mercados no son elásticos en cada país. El resultado del fracaso financiero puede ser una concentración todavía más desbocada y antidemocrática. *En medio de grandes elogios al papel de lo público, muchos gobiernos están aprovechando la planificación del modelo de TDT para relegar más aun al servicio público a un papel complementario, a falta de frecuencias y de recursos financieros para jugar un papel destacado en el futuro. *Las promesas de mayor diversidad desde la oferta (la producción) y para la demanda (los usuarios) se saldan muchas veces con una simple mayor cantidad de programas de escasa innovación y creatividad, empaquetados de nuevo con los catálogos –viejos- de las majors. Pero nunca como ahora se comprobó que en televisión cantidad no es igual a calidad ni a diversidad. *Los instrumentos privilegiados de la transición siguen siendo en muchas ocasiones las cadenas (privadas, sobre todo) , marginando a los usuarios y sus asociaciones de la determinación del modelo y de su construcción efectiva. *El dinero público alimenta muchas veces los costes inevitables de la transición, pero su función recuerda muchas veces la vieja lección general de socialización de las pérdidas en pro de una futura privatización de los beneficios.

En fin, en un proceso social y económico tan complejo como el de la TDT, en el que se combinan múltiples agentes económicos (redes, antenizadores, electrónica de consumo, cadenas televisivas…) con la voluntariedad del usuario (compra de receptores, descodificadores, elección de canales..) , aparece cuestionada duramente la omnipotencia de la política y del mercado para imponerse automáticamente sobre la sociedad. Hasta el punto de que varios gobiernos han tenido ya que retrasar sus previsiones de apagón analógico e incluso que rectificar completamente sus planes originales por la inexistencia de mercados rentables.

En último término podría apuntarse que, al menos a medio plazo, los objetivos culturales y sociales coinciden con los industriales y económicos. Aunque a los políticos siga costándoles mucho entender esta lección capital.

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NUEVOS CAMPOS MACROSEMIÓTICOS DE LA TELEVISIÓN Mariano Cebrián Herreros Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid Correo electrónico: marceb@ccinf.ucm.es

Mariano Cebrián Herreros. Doctor en Filología Hispánica, Licenciado en Ciencias de la Información y Técnico en Radiodifusión y Televisión (especialidad Programación). Profesional de Radiotelevisión Española durante 15 años. Presidente de la Asociación de Investigadores en Comunicación del Estado Español (AICE), Vicepresidente de la Asociación para la Comunicación Empresarial e Institucional (ACEI) y miembro de diversas Asociaciones científicas y profesionales internacionales. Delegado de la Universidad Complutense en la Asociación de Televisión Educativa Iberoamericana (ATEI).

Resumen El artículo presenta los resultados de un análisis macrosemiótico de las transformaciones que se han producido en la televisión desde los modelos generalistas, los multitemáticos de las plataformas y los convergentes con Internet y la telefonía móvil hasta el modelo actual de la televisión global propiciado por la galaxia de satélites e Internet. Son modelos que en lugar de oponerse experimentan todo tipo de sinergias entre ellos para multiexplotar la producción y, además, atienden a diversos tipos de usuarios en cada uno de los cuales se generan diferentes procesos de recepción. Esta expansión obliga a dar el salto a una macrosemiótica que permita examinar los discursos televisivos en toda su complejidad y superar los estudios semióticos reduccionistas tradicionales. El artículo detalla los nuevos campos de investigación de cada uno de los modelos y los retos macrosemióticos que plantean. Abstract The article presents the results of a macro-semiotic analysis of the transformations that have taken place in the television from the generalist models, multitasking of the platforms and convergent with Internet and the movable telephony to the present model of the global television caused by the galaxy of satellites and Internet. These are models that, instead of being on the opposite side, experience all type of convergences among them to explode the production and, in addition, take care of diverse types of users which generates different processes from reception. This expansion forces to give the jump to a macro-semiotic that allows to examine the televising speeches in all its complexity and to surpass the traditional reductionists semiotic studies. The article details the new fields of investigation of each one of the models and the macro-semiotic challenges that they offer. Palabras clave Semiótica, televisión, audiovisual.

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En 1978 en mi obra Introducción al lenguaje de la televisión. Una perspectiva semióticai planteaba una aproximación semiótica a la televisión centrándome sobre todo en el supermontaje televisivo o secuencialidad programática producida por la continuidad de la enunciación de una programación integradora de programas muy heterogéneos como fragmentos del discurso global de la televisión monocanal. En 1998 en otra obra: Información televisivaii, afronté la ampliación de este planteamiento a las emergentes plataformas de multicanales televisivos. En 2004 en la obra: Modelos de televisión: generalista, temática y convergente con Internetliii analizaba la acumulación de los dos modelos anteriores: generalista y multitemático y, además, examinaba los cambios de otro modelo innovador como es el de la convergencia de la televisión con Internet y la telefonía móvil. Estamos ante un discurso televisivoiv nuevo que requiere abordarlo desde otras perspectivas ya que nos encontramos con los siguientes escenarios progresivos:

Secuencialidad de programas para construir la programación generalista de un canal.

Simultaneidad y sucesividad de canales en los modelos multitemáticos de los diversos sistemas de difusión. La televisión da el salto de ofrecer canales aislados a presentar congregados diversos canales dentro de una plataforma.

Secuencialidad en las plataformas de comunicaciones de múltiples canales organizados por los diversos géneros de programas bajo la modalidad de paquetes de canales y de servicios.

Tales canales aparecen asociados a servicios multimedia dentro de la hipertelevisión.

Cada plataforma se integra a su vez en alguno de los sistemas de difusión: ondas hertzianas, cable y satélites.

Se trata de plataformas integradas en las que los canales de televisión se combinan con canales de radio, canales musicales y otros servicios.

De las plataformas se pasa a la convergencia de la televisión con Internet y con la telefonía móvil en la que se combinan lenguajes diferentes mediante diversas trabazones de enlaces hipertextuales e hipermedia.

La mayor expansión de la televisión se produce con la combinación de satélites hasta constituir una galaxia de múltiples satélites que dan origen a una televisión global real.

Asistimos, pues, a la presencia de una televisión en expansión acelerada. Para afrontar tal complejidad de manera conjunta hay que superar los planteamientos tradicionales de la semiótica y generar una macrosemiótica que examine los procesos de significación que se generan en toda esta acumulación de modelos televisivos existentes en la actualidad. En una etapa anterior hubo que generar una semiótica capaz de abordar el salto de los textos escritos tradicionales a los audiovisuales por la integración de diversas modalidades expresivas en el sistema audiovisual con sus variantes cinematográficas, televisivas, videográficas. Cada una de ellas ha desarrollado, a su vez, su propia semiótica. Ahora hay que saltar de la semiótica televisiva de uno o de varios canales, pero independientes unos de otros, a la semiótica de la integración de canales en plataformas y de la convergencia con Internet y la telefonía móvil y de ambas a la macrosemiótica de la televisión global de los satélites.

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Se trata de cuatro modelos: generalista, multitemático, convergente con Internet y con la telefonía móvil y global real de los satélites.

El desarrollo ha sido sucesivo y, en algunos casos, casi simultáneo. En lugar de sustituirse unos a otros se ha producido una acumulación de todos ellos en el presente, lo cual origina una televisión de enorme complejidad de integración y combinación de diversidad de discursos. Cada uno de estos modelos se desarrolla, además, de varias maneras por los sistemas de difusión y dentro de cada uno de ellos en una competitividad exacerbada de distintos operadores.

Con objeto de alcanzar un planteamiento riguroso y complejo es necesario un análisis de conjunto que considere y aprecie los diversos procesos y niveles de significación por la superposición de enunciadores, de discursos y de nuevos procesos de recepción.

Vamos a examinar primero por separado cada uno de ellos y luego su interrelación y las sinergias que se establecen entre ellos y, además, los procesos de recepción que originan para la producción de sentido en los telespectadores o usuarios.

1. Modelo generalista tradicional

El modelo generalista tradicional se caracteriza por generar una comunicación unidireccional en un tiempo fugaz e irreversible. La televisión se sustenta en una estructura profunda marcada por la obsesión mercantil y política de manera separada o unidas ambas en cada uno de los canales. Sin atender a la relevancia de estas raíces no podrá entenderse ningún proceso de significación de la televisiónv.

La televisión, además, está sometida a una competitividad que actúa como dinamización de la programación-contraprogramación entre canales. Cuanto mayor sea el número de canales más espionaje hay de unos a otros para entablar una lucha en los programas y en la programación hasta llegar a diversas estrategias de contraprogramación para conseguir aumentar la audiencia.

Tal configuración se manifiesta en una estructura aparente que convierte todo cuanto produce en espectacularidadvi, sensacionalismovii y seducciónviii. Con objeto de afianzarlo reduce los tiempos para narrar las noticias o cualquier otra situación real o ficticia. Junto a esta operación aparece como máxima expresión la aceleración de la cadencia de planos, escenas, secuencias y ritmos que tiene su máxima expresión en la publicidad: spots de 20 segundos tienen un promedio de 15 planos con lo cual apenas se deja tiempo para apreciar lo expuesto. Se busca más el impacto sensorial que el impulso del raciocinio.

Los programas se organizan mediante una amplia fragmentación de relatos y, además, incorporan otros pertenecientes a hechos diferentes como sucede con la intercalación de la publicidad dentro de los programas o con la interrupción de éstos para presentar el relato rápido de una noticia importante y urgente.

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Estas manifestaciones tan heterogéneas adquieren una homogeneidad al estar vinculadas por la continuidad de la programación como representación final de la estructura profunda. A la secuencialización de planos, escenas, secuencias y programas hay que añadir, en los modelos generalistas, la secuencialidad de la programación.

Todo cuanto exhibe el modelo generalista aparece no como relato cerrado, al estilo de una película, sino permanentemente abierto a la introducción de otros relatos en particular cuando la competitividad con otros canales es tan exacerbada que se vigila el comportamiento del otro canal para introducir sobre la marcha un relato que recoja la audiencia que huye de él y atraparla con la nueva propuestaix.

La innovación tecnológica ha abierto la opción a la presencia simultánea de relatos con o sin vinculación mediante la división de la pantalla en dos o más ventanas por parte del enunciador y también por parte del usuario que disponga del televisor digital con este efecto integrado.

El zapeo de los usuarios por los diversos canales engendra un fenómeno televisivo novedoso. Hay usuarios capaces de seguir dos o más relatos pertenecientes a hechos totalmente distintos y de dar fe del conocimiento de los mismos a pesar de haber evitado determinadas partes de cada relato mientras observa otros. Se producen unas fragmentaciones secuenciales pertenecientes a relatos de diversos canales y que cada receptor se reconstruye otro relato de integración de los diversos relatos propuestos por los canales. Es un fenómeno tan complejo que requiere una investigación profunda para detectar la autoconstrucción de un relato propiox. ¿Estamos ante relatos homogeneizados por el receptor o persiste la heterogeneidad de los mismos?

2. Modelo multitemático de las plataformas

Las plataformas televisivas de satélites, cable y terrestres son una integración de canales dispersos por parte del organizador de cada plataforma. Cada canal trata de dejar su huella de identidad de autoría en la plataforma y a su vez ésta trata de apoyar la suya en el sistema de difusión por el que se presente.

Las plataformas presentan una yuxtaposición de unos canales con otros y, además, generan una sucesividad según el planteamiento que quieran efectuar: por géneros, por procedencia de canales, por horarios, etc. La plataforma satelital española Vía Digital arrancó dejando libre el canal 13. Por el contrario, la plataforma de la competencia Canal Satélite Digital ofrecía en dicho número el Canal Calle 13 dedicado a temas de cine de suspense y de terror.

Debido a la acumulación de canales y con objeto de ofrecer una visión global de los mismos las plataformas han creado un canal “mosaico” general o varios agrupados por géneros u otras modalidades clasificatorias. Tales canales "mosaico" se manifiestan como la metáfora de la simultaneidad de los múltiples canales de la plataforma al aparecer cada uno de ellos representado en una pequeña ventana y, además, de la sucesividad con que cada canal muestra su programación en continuidad.

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También incorporan una Guía Electrónica de Programación para establecer las diversas opciones de selección de canales, de horarios, de programas y la reconstrucción de los discursos por los usuarios según sus decisiones a la hora de seleccionar parte de un canal y partes de otros.

Tal Guía establece un sistema de interrelaciones e intertextualidad de las diversas opciones de paquetes de canales y de servicios integrados: paquete básico, superbásico u opcionales y paquete de canales de pagos especiales.

Las plataformas no presentan sólo canales de televisión sino también canales de radio, canales musicales, canales de servicios y otras opciones, lo cual supone la integración de cada canal de televisión en una plataforma de comunicaciones con diversas vinculaciones e interrelaciones.

Aparece una extensa heterogeneidad de canales en las plataformas, lo cual plantea un incremento de la complejidad enunciadora. Junto a los productores de cada programa del propio canal se sitúan los proveedores externos nacionales o internacionales de canales. La plataforma introduce el empaquetado de todos ellos para pasarlos al sistema de difusión. Cada uno de estos autores se acumula a los demás. Los productores y proveedores dejan su huella personal en cada canal. Y, además, la plataforma incluye la suya mediante el empaquetado. De este modo se genera una autoría acumulada de canales, de plataformas y de sistemas de difusión.

Cada plataforma, aunque trabaje con algunos canales comunes a otras plataformas, propone una ordenación secuencial de canales según sus criterios e intereses. Para apreciar las diferencias entre unas y otras hay que desarrollar los correspondientes análisis del dial de cada plataforma y compararlos.

Es frecuente que se establezca también una categorización de los canales conforme a unos criterios específicos de clasificación. Hay canales que aparecen dentro del género cinematográfico en unas plataformas y en otras se incluyen dentro del género infantil y juvenil al tratarse de una película sobre éstos o destinada a ellos. También los análisis de las clasificaciones creadas por cada plataforma arrojan claridad sobre los procesos de significación que proponen éstas.

Hay canales que han generado una gran complejidad expresiva al ofrecer simultáneamente diversos mensajes mediante codificaciones distintas como sucede con el Canal Bloomberg presente en varias plataformas. Se trata de un canal en el que se exhibe una ventana con la secuencialidad programática de un canal monotemático y junto a ella otras correspondientes a informaciones bastante distintas aunque homogenizadas por el criterio de la especialización en un contenido económico. Hay otra ventana que se refiere a noticias de actualidad general, otra a la evolución de la bolsa del país o de otros países, otra dedicada a los cambios monetarios, etc.

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Se aprecia la tendencia a incorporar una dimensión multimedia en la que se vinculan, además de los diversos sistemas expresivos audiovisuales, la interactividad, la hipertextualidad-hipermedialidad y la navegación por canales, programas y contenidosxi.

Toda esta variedad de enunciados tan distantes entre unos canales y otros plantea una cuestión clave como es la de la unidad y coherencia general. Tal unidad y coherencia están producidas por la intencionalidad de cada operador de la plataforma o enunciador global de la misma.

3. Modelo convergente con Internet y la telefonía móvil

La convergencia de la televisión con Internet plantea diversos problemas de armonización de lenguajes y de formas de expresión narrativas diferentes. La televisión presenta una expresión plenamente audiovisual e Internet se reduce básicamente a la expresión escrita, gráfica o animada, aunque añade otros elementos como la interactividad, navegación e hipervínculos. La cuestión radica en integrar las aportaciones comunes y sobre todo las específicas de cada una de ellas.

Es el desarrollo de un nuevo modelo comunicativo que se abre a los usos aislados de cada medio o a la combinación de ambos que aporta no sólo la suma de propuestas de las dos, sino además otro conjunto de contenidos y servicios y la introducción de la interactividad y lo audiovisual que da como resultado el desarrollo de otros lenguajes.

Tal integración introduce la opción de la navegación indistinta por los medios convergentes y la interactividad e hipertextualidad-hipermedialidad entre los medios.

De todo ello surgen las narraciones in fieri que desee desarrollar cada uno de los usuarios en cada una de sus actuaciones. Se trata, pues, de narraciones posibles que se van actuando en cada uno de los procesos de intervención de cada usuario. No hay nada cerrado, sino que todo queda abierto a los diversos desarrollos que se ejecuten. Estamos ante discursos abiertos que en cada momento adquieren una modalidad diferente y que para su análisis habrá que centrarse en cada uno de los actos generados.

La convergencia se orienta en tres dimensiones. La primera se genera por el interés de la televisión en asumir las aportaciones de Internet como sucede con la denominada hipertelevisión o inclusión de múltiples servicios de Internet, propuestas de imágenes por Internet no empleadas en televisión como conferencias completas o noticias más desarrolladas y la apertura de chats y foros para ampliar y debatir sobre los programas de televisión.

La segunda surge por el objetivo de Internet de aproximarse a las aportaciones de la televisión. Para ello ha emprendido el camino de transmitir ininterrumpidamente las 24 horas del día con webcam las imágenes de una

situación,

producción

de

series

audiovisuales

y

multimedia,

experimentación

de

relatos

supersintetizados al estilo de las fotonovelas y aportaciones de los usuarios como en YouTube.

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La tercera tiende a la plena convergencia de ambas para buscar el nacimiento de un medio como la cibertelevisión cuyos primeros pasos son bastante visibles y enriquecedores. No es mera unión de ambas, sino la generación de otros productos, de nuevas modalidades de acceso y de otras formas expresivas. El resultado está plasmándose en los portales audiovisuales con integración de discursos escritos, visuales, sonoros y plenamente audiovisuales y otros desarrollos multimedia como la interactividad, navegación e hipermedialidad.

Está emergiendo también la convergencia de la televisión con la telefonía móvil, bautizada como televisión móvil.. Con esta convergencia la televisión aspira a estar en todos los sitios y en cualquier momento para hacerse omnipresencial en los territorios de cobertura de las redes. Ya se ha ensayado ampliamente la difusión de vídeos cortos y de videoclips, además de la implantación del intercambio de fotografías. Asimismo se han creado series especiales para los teléfonos móviles con unas formas narrativas muy sincopadas, pero de rica innovación en busca de nuevas modalidades de relatos audiovisuales y multimedia. Se va ampliando el ancho de banda y ya se ha experimentado la oferta de canales de televisión

Gracias a esta convergencia ya es posible acceder a informaciones escritas, visuales, sonoras y plenamente audiovisuales y multimedia, lo cual marca una apuesta fuerte por este desarrollo comunicativo y que está generando otra variante macrosemiótica de gran interés.

4. Modelo de la televisión global

La globalización puede considerarse, por una parte, como una unión e interrelación de medios y, por otra, como universalización al romper las fronteras territoriales y dar el paso a nuevas coberturas internacionales y mundiales. De esta ruptura de los espacios físicos se pasa al fomento de otros espacios culturales en los que la macrosemiótica entra de lleno por las interrelaciones comunicativas de idiomas y de culturas.

4.1. Globalidad-proximidad

La globalización se ha visto como el intento de un nuevo imperialismo económico y cultural, pero el desarrollo tecnológico abre las opciones a emprender estrategias con enfoques de globalización alternativa y solidaria para impulsar otros planteamientos y objetivos.

Junto a la globalización se intensifica y se profundiza en el ámbito de la proximidad. No son concepciones opuestas sino que se establece otro tipo de relaciones que ha originado la glocalización como un espacio comunicativo-cultural de interacciones de una sobre otra como algo inevitable por la implantación actual de la tecnología satelital y de Internet, los dos recursos mayores de la plasmación de la globalización, por un lado, y de la glocalización y proximidad, por otro. La proximidad trata de profundizar en las identidades culturales por comunidades y en otras afinidades Un canal local de televisión se incorpora a un satélite para

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convertirse en un canal global. A su vez todo cuanto aparece en Internet en torno a la proximidad de un lugar se hace universal. En ambos casos se alcanza la universalización sin dejar por ello de ser locales.

4.2. Modelo global: convergencias empresariales y de enunciadores

La televisión auténticamente global llega con la expansión de los satélites. Desde el punto de vista del enunciador empresarial también se produce una globalización por la convergencia de la televisión con empresas de comunicación y de Internet.

El modelo más esclarecedor ha sido el de la fusión de la empresa multimedia con una cantidad elevada de canales de televisión, además de otros medios, Time Warner con la empresa de Internet America On-Line (AOL), aunque posteriormente ha sufrido diversas vicisitudes y fracasos.

Tales organizaciones empresariales en torno a la televisión manifiestan un incremento de la complejidad enunciadora, la cual lleva de las autorías personales o de grupo de los programas a las autorías colectivas de las programaciones, a la superposición de autorías por las diversas organizaciones empresariales que entran en cada oferta de una plataforma, a lo cual hay que añadir la vinculación con la autoría de otros grupos de monomedios o multimedios nacionales e internacionales en los que se encuadra la televisión.

La globalización real de la televisión va en aumento al producirse uniones y fusiones entre los satélites. Cada empresa pasa de los satélites aislados a las ofertas en galaxias de satélites de una organización que al sumarse a otra genera una auténtica constelación de satélites en competitividadxii. La competitividad que se produce entre los canales generalistas tradicionales en las ondas terrestres se reproduce ahora en la dimensión satelital entre los diversos consorcios; es la estructura profunda del funcionamiento de esta globalidad marcada por los intereses comerciales y de presiones políticas de unos países hacia otros.

En 2005 se produjo la fusión entre el consorcio internacional INTELSAT y el americano PanAmSat, lo cual originó una red de 53 satélites con una cobertura total de 220 países. Es una concentración y el control último, máximo y global de todo el proceso de enunciadores que cada galaxia de satélites abarca: enunciador colectivo de las plataformas, de los canales y de los servicios, más su comportamiento enunciador como empaquetador final de todo lo presentado.

4.3. Televisión global real

La televisión global real genera también unos procesos de selección, ordenación y tratamiento de las plataformas, canales y servicios de televisión junto a otras ofertas dentro de cada consorcio satelital según los criterios del operador enunciador.

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Los satélites se manifiestan como integradores de varias plataformas y canales aislados, lo cual supone una gama amplia de combinación de las heterogeneidades de cada una de las plataformas incorporadas y de los canales aislados.

La ordenación de las mismas establece una secuencialidad de plataformas y de canales independientes. La lucha por estar en los primeros puestos de la ordenación en cuanto alguien enciende el televisor para conectarse al satélite es el resultado del deseo de aparecer siempre en el lugar preferente en el momento de cada arranque del televisor.

Con el fin de abrir otras opciones a los usuarios los satélites presentan uno o varios canales "mosaico" de cambios intermitentes para abarcar la inmensa cantidad de canales que presentan y ofrecer una visión global de las ofertas. También en este caso, como en las plataformas temáticas, se produce la doble situación de mostrar en simultaneidad todos los canales y a la vez en la sucesividad de la programación de cada uno de ellos.

Las Guías Electrónicas de Programación de las plataformas y canales también abren el abanico de una más precisa selección y para la construcción de relatos que quiera efectuar cada usuario por el salto de un canal a otro.

Las nuevas propuestas originan distintas significaciones por combinación de imágenes idénticas con diversidad de idiomas y comentarios adaptados a cada comunidad receptora. Se inducen procesos de significación diferenciados según los comportamientos globales y glocales de los receptores y otros procesos de significación diferenciados según el uso particular de cada receptor o comunidad.

La macrosemiótica aborda unas situaciones especiales de esta televisión global al tener que analizar la imagen institucional común de acontecimientos mundiales, como los Juegos Olímpicos, y la diversidad de tratamientos y de secuencialidad por el canal emisor de cada país.

El mismo acontecimiento elegido aparece en diversos canales de satélites con o sin incorporación de imágenes propias (de “cámara personal”) del canal difusor.

Ante tanta heterogeneidad de relatos emerge la unidad y coherencia que da a todo ello el enunciador final al seleccionar y proponer una ordenación de las ofertas según su línea editorial de intereses comerciales y políticos. Es la manifestación de la estructura profunda que subyace también en la macrosemiótica de la televisión global.

5. Sinergias de los modelos

Cada modelo examinado ha tenido y tiene su desarrollo particular, pero todavía se produce un paso más en la trabazón de los mismos y que requiere ampliar la macrosemiótica a otros ámbitos. Se trata de las

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estrategias de combinación de todos los modelos y del establecimiento de las sinergias correspondientes para la multiexplotación de una idea.

El caso paradigmático de esta estrategia multimedia de la televisión se encuentra en la propuesta de “Operación Triunfo”, una idea asumida inicialmente por el canal público Televisión Española a propuesta de la productora Gestmusic y que posteriormente se desarrolló por el canal privado Telecinco. Tal estrategia trata de plasmar la multiexplotación uniendo las posibilidades de todos los modelos e incluso ampliándola a otras operaciones conexasxiii.

Aparece una versión del canal generalista (Televisión Española o Telecinco) con las aplicaciones propias de un canal en competitividad con otros como la presencia intermitente en varios momentos del día, la oferta de un programa de resumen o de debate semanal y un programa-espectáculo en prime time para presentar las galas o exhibición artística de los concursantes.

La idea se explota, además, mediante una versión permanente con un canal dedicado las 24 horas del día a presentar el comportamiento de los concursantes, primero en Canal Satélite Digital y, tras la fusión con Vía Digital, en la plataforma Digital +. En la primera edición las diversas variantes del programa se difundían por otros canales internacionales como TVE Internacional por el satélite Hispasat y el Canal Operación Triunfo se incluía en la oferta del satélite ASTRA, lo cual daba ya una dimensión global a los diversos programas, al canal y a la plataforma.

También se plantea otra versión convergente de televisión con Internet mediante la creación de una web, la oferta con cuatro cámaras por Internet, el correo electrónico general y otros particulares de los concursantes, chats, presencia de concursantes en otros programas y creación de múltiples webs de los fans de cada concursante.

Las sinergias se producen incluso con las televisiones ajenas de la competitividad, con la radio ya que el programa se impuso en diversos espacios radiofónicos de todas las grandes cadenas y con la prensa general y la especializada en temas de economía o del “corazón”. Es el big bang de la televisión que repercute absolutamente en todo el campo mediático.

Además se explotan otras estrategias económicamente muy copiosas como las de las ventas de discos hasta situarse en la cabeza de las listas de los más vendidos y escuchados cada una de las semanas en que aparece un disco. La estrategia mercantil se amplía a las televotaciones mediante las redes fijas y las móviles, así como por la creación de una revista específica del programa, por los vídeos con resúmenes y las biografías de los concursantes y por una panoplia de merchandising que supera los 200 productos que llevan la marca O.T.

6. Procesos de recepción

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Cada modelo modifica el concepto tradicional de receptor tanto desde el punto de vista del comportamiento físico como desde el punto de vista de intraculturación o rechazos de las propuestas. Cada receptor genera unos procesos similares o diferentes en sus relaciones con las manifestaciones televisivas de los enunciados.

En el modelo generalista tradicional se observa que frente al telespectador pasivo físicamente, aunque no mentalmente, anterior a la llegada del mando a distancia digital, se ha impuesto un usuario activoxiv y compulsivo del zapeo que salta de un canal a otro seleccionando fragmentos más o menos extensos de cada una de las opciones y que reconstruye su propio relato. La inquietud ante lo ofrecido le ha llevado a reclamar sus derechos de respeto y de mayor calidad. Aunque hay amplios sectores que se entregan incondicionalmente a todo tipo de programas, los usuarios reivindicativos requieren el cumplimiento de toda la normativa en defensa de los usuarios y consumidores. Ya no sirve sólo la libertad del canal a ofrecer lo que quiera, sino también el derecho del usuario a que no se le envenene con contenidos prohibidos por la ley o por su ética ciudadana.

En el modelo temático el usuario y consumidor de canales y servicios separados o combinados se convierte en un cliente para el enunciador y es tratado como tal. Se le atiende de manera personalizada, se despliega un diálogo a través de la plataforma o por otras vías como el correo postal, la revista de suscriptor o las llamadas telefónicas. Hay una apertura a la comunicación dialógica, aunque con gran control por parte del enunciador.

En el modelo convergente el usuario deja de ser un receptor pasivo físicamente para transformarse en un interactivista con las ofertas. Es un reconstructor de relatos. Navega y enlaza diversas propuestas completas o parciales hasta lograr su propio relato. No obstante, hay que considerar los modelos de interactividad, navegación e hipermedialidad que el enunciador convergente le permitexv.

En el modelo de la televisión global el usuario se sitúa en una encrucijada de significaciones integradas y complejas al recibir del propio país, de otros extranjeros o de ámbito global otras propuestas que afianzan o entran en colisión con las exhibidas en su ámbito próximo. Hay un cruce continuo de ofertas para elegir, comparar e incrementar los puntos de vista y el acceso a otras culturas.

Los modelos de la televisión nacen con unos criterios mercantiles o políticos ya que son muy escasos los que introducen otros criterios de servicio desinteresado o alternativo. Esto ha llevado a que el interés por los receptores sea el de la acumulación comercial de audiencia en detrimento de otros planteamientos sociales, educativos y culturales. Lamentablemente esto ha llegado incluso a los grandes canales de las televisiones públicas aunque todavía quedan algunas excepciones.

Para la investigación macrosemiótica interesa conocer cómo estos planteamientos del enunciador se cumplen en los comportamientos de los espectadores y, por encima de todo, cuáles son los procesos de negociación con las propuestas, cómo las rechaza, las asume y las intraculturiza. Una cosa es el análisis

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del semiotista y otra muy diferente son los análisis sociosemióticos que los receptores realizan con los enunciadosxvi.

CONCLUSIÓN

Tras lo expuesto puede subrayarse la enorme aceleración generada en la innovación de modelos en tan poco tiempo. La paleotelevisión ha vivido durante muchos años en solitario y en muy pocos años la neotelevisión ha dado origen ya a diversos modelos con lo cual habrá que dejar de dividir la televisión en estas dos etapas y pasar a otras como las señaladas ya que explican mucho mejor los cambios.

La acumulación de modelos ha engendrado una mayor complejidad del sistema macrosemiótico televisivo. De la semiótica televisiva que afrontaba un canal en solitario o en relación con otros del mismo sistema de difusión que unía programas de la propia entidad o de productoras ajenas, se ha pasado a la semiótica de múltiples canales integrados en una organización superior como es la plataforma que en definitiva es la que da la unidad y coherencia a la diversidad de canales acumulados y producidos por diversos enunciadores. A este segundo nivel hay que añadir el de la convergencia, el cual combina medios y sistemas expresivos y relatos totalmente diferentes y cuya unidad y coherencia pasa a depender en gran medida de lo que cada receptor realice con las propuestas.

Desde hace algunos años vivimos la expansión televisiva con la presencia de la televisión global real de cobertura mundial nacida de los satélites por separado o vinculados por una galaxia o una constelación de satélites que son capaces de integrar plataformas del mismo o de diferentes países, como ocurre con el consorcio ASTRA, además de incorporar otros canales solitarios como los que ofrecen las televisiones públicas de cada país con objeto de difundir la cultura del mismo. Es un modelo que entra en vinculación con la globalización económica y del que se derivan múltiples ofertas culturales por la diversidad de civilizaciones presentes: canales norteamericanos, de América Latina, de Europa, de los países árabes, etc.

Todo ello plantea la necesidad de crear nuevas técnicas de investigación semiótica para abarcar la complejidad a la que ha llegado la televisión y, además, analizarla en pleno cambio. Ya no sirven los enfoques previos que tratan de adecuar la realidad a sus planteamientos, sino que hay que centrarse en los procesos reales y concretos de las significaciones propuestas y de las que los usuarios generan. Este es el objetivo y el planteamiento global de la macrosemiótica propuesta.

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Bibliografía

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iii

CEBRIÁN HERREROS, Mariano: Información televisiva. Mediaciones, contenidos, expresión y programación. Síntesis, Madrid, 1998.

CEBRIÁN HERREROS, Mariano: Modelos de televisión: generalista, temática y convergente con Internet. Paidós, Barcelona, 2004.

iv. Así lo apunté en el artículo "Nuevo discurso audiovisual. Nuevos campos de investigación semiótica". En Comunicación y Estudios Universitarios. Revista de Ciències de la Informació. Nº 9, 1999, CEU, Valencia, págs. 71-88. Ahora se analiza el tema en relación con la nueva situación convergente.

v

Como he analizado en la obra: La información en televisión. Obsesión mercantil y política. Gedisa, Barcelona, 2004.

vi

COLOMBO, Furio: Televisión: la realidad como espectáculo. Gustavo Gili, Barcelona, 1976.

vii

LANGER, John: La televisión sensacionalista. El periodismo popular y las “otras noticias”. Paidós, Barcelona, 2000.

viii

CORTÉS, José Angel: La estrategia seductora. La programación en la neotelevisión. Eunsa, Pamplona, 1999.

ix

Generalmente estas interferencias se producen por la presencia de noticias urgentes e imprevistas que requieren una difusión inmediata y que en consecuencia incorporan en la programación general otro discurso informativo. CHARAUDEAU, Patrick: Discurso de la información. La construcción del espejo social. Gedisa, Barcelona, 2003.

x

Se produce una interacción en una pragmática que Alfredo Vizeu resalta como “As lois do discurso e a la audiencia” en su obra: O lado oculto do telejornalismo. Calandra, Florianópolis (Brasil), págs. 49-54.

xi Véase con mayor amplitud en mi obra: Información multimedia. Soportes, lenguaje y aplicaciones empresariales. Pearson-Prentice Hall, Madrid, 2005. xii

Para una referencia de los satélites y de los canales que ofrecen véase la publicación mensual Teledigital y su correspondiente web: www.sateliteinfos.com

xiii

CEBRIÁN HERREROS, Mariano: Estrategia multimedia de la televisión en Operación Triunfo. Ciencia 3, Madrid, 2003.

xiv

Carmen MARTA LAZO aporta un análisis detallado y de gran interés de la escala de actividad que desarrollan los niños como espectadores, receptores, perceptores críticos y perceptores participantes: La televisión en la mirada de los niños. Fragua, Madrid, 2005, págs. 28-66.

xv Para la apreciación real de los comportamientos de la audiencia infantil y juvenil en concreto puede verse la obra de QUIROZ, María Teresa: Jóvenes e Internet. Entre el pensar y el sentir. Universidad de Lima-Fondo de Desarrollo Editorial, Lima, 2005. xvi OROZCO GÓMEZ, Guillermo (coord.): Recepción y mediaciones. Casos de investigación en América Latina. Grupo Editorial Norma, Buenos Aires, 2002.

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Televisión Digital: cambio tecnológico o tecnología para el cambio Gerardo Arias Carbajal Universidad de Lima garias@correo.ulima.edu.pe

Resumen: El presente artículo da cuenta de los primeros pasos que se vienen dando en el Perú para transitar hacia la televisión digital. Sin dejar de lado el factor técnico que es necesario evaluar para adoptar un estándar en televisión digital terrestre (TDT), se enfatiza en la necesidad de reflexionar y debatir sobre el tipo de televisión que queremos para le futuro. Se discute el impacto que tendría en nuestro país la televisión de alta definición y el sistema multicasting , dos componentes centrales de la televisión digital.

Abstract: This article is about Peru’s firsts steps to digital television. It emphasizes the need to think and debate about what type of television we want for the future (without leaving out the technical side witch must be evaluated to have a standard for digital terrestrial television or DTT) and this way turn this technological change into a chance to update all of the Peruvian television industry. Having said that, it discusses what kind of impact would, high definition television and the multicasting system (both key components of digital television), have in our country.

Palabras clave: Televisión digital, políticas de televisión, industria televisiva, televisión de alta definición, multicasting


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La introducción de la televisión digital terrestre en el Perú puede ser parte de un rutinario y simple cambio tecnológico en el devenir de cualquier industria o una verdadera oportunidad para transformar notablemente el modo en que vemos, sentimos y pensamos la televisión. Sin caer en la ingenuidad de la neutralidad de las tecnologías pero tampoco en la falsa ilusión del cambio sustancial sólo por la tecnología, es necesario debatir intensamente qué televisión queremos y de qué manera utilizaremos las posibilidades que acarrea consigo la televisión digital para acercarnos a ese ideal que hayamos delineado. La necesaria elección de un estándar de televisión digital terrestre (TDT), siendo importante, sería menos dramática teniendo en claro el horizonte televisivo que hayamos trazado.

Con la conformación y puesta en marcha de la Comisión multisectorial encargada de recomendar el estándar de televisión digital terrestre1, el Perú ha iniciado el largo proceso de tránsito de la televisión analógica a la televisión digital de acceso libre, aunque el camino digital ya se ha iniciado en la televisión de pago vía la transmisión satelital (2005) y de cable (2007) a través de algunas de las empresas que operan dichos sistemas en el país2.

Como en la mayoría de los países en los que se viene trabajando en el proceso de adopción -o se ha adoptado ya- un estándar de TDT, la importancia de la elección está ligada precisamente a los posibilidades de acceso libre que trae consigo la TDT, lo que permitiría que se logren niveles de cobertura similares a los que hoy se cuenta con la televisión analógica (Cuadros 1 y 2), con la ventaja de recibir una mejor calidad de imagen y sonido y con menos posibilidades de interferencia en la transmisión, que constituye un serio problema en la recepción televisiva de nuestro país (Cuadro 3)

CUADRO 1: TENENCIA DE TV EN HOGARES PERÚ URBANO HOGARES

TOTAL

LIMA

INTERIOR

METROPOL. URBANO

Con Televisión

%

93

97.7

Miles 4289.9 1825.5 Sin Televisión %

7

miles 321.5 Universo Hogares Perú Urbano

89.9 2464.4

2.3

10.1

43.9

277.6

4611.5 1869.5

2742

FUENTE: CPI MAYO-JUNIO 2007

1

Conformada por Resolución Suprema Nº 010-2007-MTC, publicada en el diario oficial El Peruano el 21 de febrero de 2007. El plan de trabajo elaborado por dicha comisión fue aprobado por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones el 28 de julio de ese año y debe emitir su informe el 30 de septiembre del 2008. 2 Se trata de las empresas DirecTV (satélite) y Cable Mágico (cable)


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CUADRO 2: TENENCIA DE TV B/N

- COLOR Y PARQUE DE TV

PERÚ URBANO* LIMA

INTERIOR

TV EN HOGARES

TOTAL

Parque de TV (miles)

7272.5 3513.3

3759.2

Televisores a Color (%)

85.4

97

88

Televisores en Blanco y Negro (%)

17.2

9.8

24.8

1 Televisor

54.7

43

63.4

2 Televisores

28.3

32.4

25.3

3 Televisores

12.1

17.1

8.4

4 Televisores

3.4

5.2

2

5 Televisores

1.6

2.3

0.9

Promedio de TV por Hogar

1.7

1.9

1.5

METROPOL. URBANO

# Televisores Por Hogar

FUENTE: CPI. MAYO-JUNIO 2007 *Según CENTRUM Al Día, la importación de televisores creció en 15.5% el 2006, alcanzando los 124.3 millones. Desde el año 2006 hasta julio de este año habrían ingresado cerca de 60,000 televisores plasma y LCD.

CUADRO 2: CALIDAD DE RECEPCIÓN DE CANALES DE SEÑAL ABIERTA PERÚ URBANO CANALES DE SEÑAL ABIERTA Frec.

América

Panam.

TV

Latina

TV

TV

Perú

A.T.V. Global

%

%

%

%

%

%

Buena

57.7

66.2

62.7

65.1

74.6

38.4

Con Interferencia

8.7

6.7

9.5

6.8

5.8

6.5

Reflejada

3.5

3.8

3.4

2.6

3.3

2.3

Lluviosa

14.8

10.8

14.9

14.4

9.7

9.4

No hay señal

15.3

12.5

9.5

11.1

6.6

43.4

Nítido

77

81.4

79

80.8

86

48.8

Con Interferencia

5.4

5.2

9.4

5.8

5.7

5.3

17.6

13.4

11.6

13.4

8.3

45.6

DESEMPEÑO

Red

IMAGEN

SONIDO

Muy

Malo/No

escucha

se

FUENTE: CPI MAYO-JUNIO 2007


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Si bien en esta etapa la atención está centrada en la elección de uno de los estándares de TDT, no hay que perder de vista la complejidad de todo el proceso, que implicará cambios en el marco regulatorio y una implementación que debe estar aparejada de un mecanismo de transición hasta que ocurra el “apagón analógico”, todo lo cual puede tardar entre 5 y 10 años. En efecto, a partir de la adopción del estándar de TDT, todas las empresas televisivas deberán iniciar el proceso de migración, en unos plazos que deben ser estipulados en su oportunidad por el gobierno, y empezar a transmitir en analógico y digital (simulcasting). Los usuarios tienen la alternativa de adquirir un televisor digital o continuar con sus actuales receptores adquiriendo decodificadores (set top box) que le permitan seguir viendo televisión aún cuando se haya producido el “apagón analógico”. Por esta razón, uno de los puntos críticos de la elección del estándar de TDT es el tipo de decodificador a utilizar y el costo de los mismos, a efectos de acelerar el proceso de migración digital.

El debate sobre la televisión que queremos y que el país requiere, sin embargo, aún no tiene el volumen, contundencia y amplitud necesaria para involucrar al conjunto de la opinión pública en este proceso de cambio.

La elección del estándar de televisión digital terrestre La digitalización es un proceso mediante el cual sonidos e imágenes (además de otro tipo de información) se transforman en códigos binarios comprimiéndose las señales originales, lo que permite la convergencia de contenidos y plataformas –de allí que la televisión digital pueda ser transmitida por ondas hertzianas, cables ópticos o emisiones satelitales- y un ahorro importante en el uso del espectro radioeléctrico. De acuerdo con Gustavo Gómez3 “Los distintos estándares aprovechan este ahorro de diversas maneras, en función de diferentes modelos de implementación que a su vez están relacionados con diferentes modelos de negocios.”

No existiendo tecnología neutra y siendo necesario elegir un estándar de TDT es importante tener en claro las posibilidades que ofrecen los distintos estándares reconocidos por la UIT4: Advanced Televisión System Commitee (ATSC - norteamericano), Digital Video Broacasting (DBV - europeo) e Integrated Services Digital Broadcasting (ISDB - japonés). El desarrollo de cada uno de ellos, signado por las características y necesidades de sus propios contextos, ha generado que pongan acentos distintos a las potencialidades a explotar en esta tecnología.

Así, el estándar norteamericano pone énfasis en la televisión de alta definición (HDTV), respondiendo de esta manera a las demandas de los broadcasters de ese país interesados tanto en darle mayor competitividad a la señal abierta, visto el mayor desarrollo de la televisión de pago, como en frenar el ingreso de cualquier nuevo operador. Hay que tener en claro aquí que de explotarse el HDTV tendría que

3

La radio y la televisión en la era digital. Gustavo Gómez Germano. C3. Fundación Fiedrich Ebert. Febrero 2007.


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usarse todo el ancho de banda (6 a 8 MHz de acuerdo a cada país) que se asigne para la transmisión digital, eliminándose la posibilidad de multicasting, esto es, la transmisión de varios contenidos a través de ese mismo ancho de banda. Opción esta última que constituye el énfasis que trae consigo el estándar europeo, aunque dejando de lado la transmisión en alta definición para dar paso a lo que se conoce como televisión digital estándar (SDTV), que sin alcanzar los niveles de resolución de HDTV supera la ofrecido por la televisión analógica tanto en calidad de imagen como en sonido. De este modo, el sistema europeo atendiendo a las características de la mayor parte de sus países en los que la televisión de señal abierta sigue teniendo una notable importancia frente a la de pago, así como a las necesidades de desarrollo de televisoras públicas y comunitarias- ha generado un estándar que, justamente, optimiza el uso del espectro radioeléctrico y posibilita el multicasting y, de ser, posible el ingreso de nuevos operadores.

El estándar japonés tiene como característica principal la recepción portátil y móvil, dado el fuerte desarrollo de las telecomunicaciones y en especial de la telefonía celular en dicho país.

Sin embargo, mas allá de las peculiaridades reseñadas para cada estándar, es importante notar que, tal como ha sido señalado por diversos analistas y los propios representantes de los diversos estándares, se viene trabajando en las mejoras de los mismos, de modo tal que en el futuro cercano convergerán en las mismas posibilidades, quedando relegadas las diferencias a eficiencias técnicas, antes que a posibilidades disminuidas; costos de implementación de acuerdo a las economías de escala que cada estándar logre adquirir; así como el soporte financiero y técnico que puedan brindar a un país en el proceso de implementación. La elección final de un estándar para un país, además de estos factores, está sometida también a criterios políticos, geopolíticos y de tratados de comercio. Allí están los casos de México, Canadá y otros países de Centroamérica que ha optado por el estándar ATSC, dada su cercanía y tratados comerciales con EE. UU. Los casos de Uruguay y, aparentemente, Argentina que han optado por el estándar DVB, en vista de los planes de cooperación que ha logrado con los representantes europeos. Y, por último, el caso de Brasil que optó por el estándar japonés ISDB, en vista de la flexibilidad otorgada para que pueda adaptarlo a sus requerimiento de país, pero sobre todo, a la posibilidad de desarrollar su industria de hardware televisivo necesaria para la implementación del cambio.

Las posibilidades de la televisión digital De acuerdo con la Comisión multisectorial encargada de recomendar al Ministerio de Transportes y Comunicaciones el estándar de televisión digital terrestre a ser adoptado en el Perú5, los beneficios que trae la TDT son los siguientes: Alta calidad de imagen y sonido, debido a la ausencia de ruido en las señales digitales. Una mejor recepción en las bandas atribuidas al servicio de televisión. Posibilita la recepción portátil y móvil de las señales transmitidas

4 5

Unión Internacional de Telecomunicaciones. El otro estándar existente ha sido desarrollado por la República Popular de China Plan de Trabajo. En: www:mtc.gob.pe/portal/tdt/plan.html


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Es posible transportar en el mismo ancho de banda que ocupa un canal analógico de 6MHz varios programas de televisión digital con definición estándar (SDTV), o transportar al menos uno de alta definición (HDTV). Permite la recepción de hasta seis canales de sonido digital. Convergencia con redes de telefonía móvil. Acceso a Internet Innumerables servicios interactivos de multimedia y teleinformática.

Todos estos beneficios son posibilidades que pueden activarse dependiendo del estándar elegido y, sobre todo, de las políticas que sobre la televisión digital se implementen. Subyace a estos beneficios la posibilidad de que la industria televisiva pueda ingresar a nuevos modelos de negocio. Abordemos dos aspectos centrales en las posibilidades de la TDT considerando el impacto que tendrían en la televisión peruana.

Televisión de Alta Definición La notable calidad de imagen que trae consigo la HDTV nos podría permitir disfrutar plenamente de producciones internacionales que vienen procesándose en esta modalidad, especialmente en formatos en los que la calidad visual es especialmente valorada, tales como películas, documentales o eventos especiales. Pero no hay televisión en HDTV sin una mayor inversión en valores de producción, lo que implica tiempo y dinero. En ese sentido, la HDTV no parece viable para la producción de programas de un canal de señal abierto típico, habitualmente centrado en programas de no ficción, en vivo y de escasos valores de producción y, por el contrario, podría desnudar las imperfecciones y precariedades de la puesta en escena (tales como la escenografía, vestuario y maquillaje)

En otras palabras, veríamos los mismos programas que actualmente nos ofrecen los canales de señal abierta en transmisión analógica, pero, para bien o para mal, con una mejor resolución de imagen. Esta opción, sin embargo, es la que, en opinión de los broadcasters peruanos6, convendría desarrollar en el país, de acuerdo al modelo de negocio de la televisión de señal abierta. Debido a este modelo de negocio, se tendría que optar por la HDTV por dos razones: -Hacer más competitiva a la señal abierta, visto que ésta se financia por una inversión publicitaria que cada día se diversifica en nuevas plataformas mediáticas. -Hacer viable el proyecto económico de los canales actuales, restringiendo el ingreso de nuevos operadores en vista del pequeño tamaño del mercado.

Frente a lo anterior es conveniente reflexionar un poco sobre lo que ocurre en la televisión comercial actual, modelo en el que se inscribe la televisión peruana. Partamos del hecho fundamental que el negocio de la televisión es construir audiencias que interesen a los anunciantes. No necesariamente producir contenidos;


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aunque estos son un medio para tal fin. Por este motivo, muchas cadenas de televisión en diversas partes del mundo dejan en manos de productores independientes la creación de contenidos nuevos, salvo que ellas mismos consideren que pueden producir contenidos más eficaces. Claro está que la producción más de flujo -esta es la del día a día, de actualidad, como noticieros, debates, ciertos magazines- habitualmente queda a cargo de las cadenas y la producción más de fondo -aquella que mantiene su valor luego de la primera exhibición como las novelas, series, miniseries- es encargada o comprada a terceros. En un contexto internacional, las productoras independientes pugnan por lograr interesar a las cadenas por el contenido que han diseñado, producido y muchas veces "testeado", sabiendo que su salida por una cadena supone no sólo la inversión de la misma en el proyecto, sino también una presencia en el mercado que le puede permitir "engancharse" con nuevos proyectos. En ese sentido, y de acuerdo a lo anterior, el rol de las productoras independientes es concentrarse en la exploración de nuevos contenidos a través de una inversión creativa que las cadenas no podrían asumir: la diversidad de productoras desarrollando proyectos nuevos supera largamente el aporte de cualquier departamento de producción o creación que una cadena pueda crear. De este modo, las cadenas se concentran en su core competence, esto es, crear audiencias seleccionando los contenidos que convienen explotar y añadiendo operaciones de valor como son la programación, promoción y packaging televisivo.

Lo descrito líneas arriba es válido en lo central para nuestra realidad aunque con algunos matices adicionales. Los canales nacionales esperan lograr estos contenidos de fondo a niveles de inversión mucho más bajos dada 1) la alta capacidad de negociación que tienen los canales de televisión en vista de ser un mercado de pocos operadores7 2) la necesidad que tienen los productores independientes de tener una salida por sus pantallas; 3) la existencia de una infraestructura ociosa ante la reducción de la producción publicitaria -caso de Chroma que ingreso como realizadora en alianza con Michel Gómez y otros productores para aprovechar sus equipos; 4) la aparición de un mayor número de jóvenes profesionales de la producción y realización; y 5) las bajas tarifas publicitarias a las que se ha acostumbrado el anunciante nacional.

Si bien nuestras productoras, al igual como ocurre en otras partes del mundo, invierten en la exploración creativa, no realizan eficazmente un proceso básico que es el filtrado y depuración de ideas, así como la utilización de ciertos mecanismos para "testear" sus proyectos antes de emprender aventuras mayores. Y esta es una gran diferencia con otros mercados. La otra diferencia es que, al estar enfocados en la reducción de costos por la presión de los canales, no están logrando obras con los suficientes valores de producción que permitan su eventual exportación y, como contraparte, acentúan mucho más el carácter local de la propuesta.

6

Presentaciones de la Asociación de Radio y Televisión y la Sociedad Nacional de Radio y Televisión ante la Comisión Multisectorial de TDT. En: www.mtc.gob.pe/portal/tdt/exposiciones.html 7 Descartando a TV Perú, canal estatal y RBC de escasa y precaria programación, se puede considerar, para estos efectos, básicamente a 4 operadores: ATV (que también opera Red Global, ambos en manos del mexicano Ángel Gonzáles); América Televisión (administrado por Plural TV, que cuenta también con el canal de cable local N, empresa del Grupo El Comercio); Frecuencia Latina (administrada judicialmente por Baruch Ivcher y en litigio con los hermanos Winter); Panamericana Televisión (administrado judicialmente por Genaro Delgado y en litigio con la familia Schutz).


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Por último, la otra gran diferencia con otros mercados más desarrollados es que los canales de televisión nacionales, aun cuando recurren a la producción independiente, no se concentran ni gerencian adecuadamente lo que hemos señalado como su competencia principal, esto es construir audiencias. Un solo hecho basta para evidenciar esto último: ante la presencia de la oferta de cable los canales de señal abierta se han replegado en las públicos populares no porque sepan como llegar a ellos sino porque prejuzgan que son más fáciles de complacer –lo que se traduce en menores montos de inversión- y porque además consideran que allí tienen menos competencia. Ambos criterios no son axiomas válidos y eso puede corroborarse con los resultados de la programación: los públicos populares no son necesariamente más fáciles de complacer y la no tenencia de cable no quiere decir que no tengan otras alternativas de consumo -allí está en primer lugar la piratería de la señal de cable, las películas que pueden verse en DVD piratas, el Internet o la vida cotidiana misma. El mensaje es claro, si no hay nada que valga la pena ver los niveles de encendido bajan.

Por lo tanto, la sola mejora de la calidad técnica de la imagen y el sonido no tornará en más competitiva a una televisora y el interés inicial que pueda despertar la HDTV puede apagarse pronto si efectivamente no se invierte en desarrollo de nuevos contenidos que renueven la programación peruana. Más aún cuando el espectador tiene -acceso –o lo tendrá en un futuro mediato- a nuevas formas de entretenimiento audiovisual que serán críticas en el futuro de la televisión: DVD, DVR, ipods, celulares, Internet y la propia televisión de pago (Ver Cuadro 4 y 5) CUADRO 4:TENENCIA DE VHS/DVD PERÚ URBANO

HOGARES QUE…

TOTAL %

LIMA

INTERIOR

METROPOL.

URBANO

%

%

No tienen VHS

80.9

77.2

83.7

Si tienen VHS

19.1

22.8

16.3

1 VHS

18.3

21.6

15.8

2 VHS

0.8

1.2

0.5

Promedio VHS por Hogar

1

1.1

1

No tienen DVD

34.8

25.4

41.7

Si tienen DVD

65.2

74.6

58.3

1 DVD

57.2

62.5

53.2

2 DVD

6.4

9.5

4.2

3 DVD a más

1.6

2.6

1

Promedio DVD por Hogar

1.2

1.2

1.1

2824

586

2238

Base Estadística: Total Hogares con TV

Fuente: CPI. Mayo - Junio 2007


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CUADRO 5: TENENCIA DE TV CABLE EN HOGARES PERÚ URBANO LIMA

INTERIOR

METROPOLITANA

URBANO

55.5

83.8

Miles 3334.4

1037.4

2297

%

27.7

44.5

16.2

Miles 1277

832

445

1869.5

2742

HOGARES Sin TV Cable

Con TV Cable

TOTAL %

Universo Hogares Perú Urbano

72.3

4611.5

FUENTE: CPI. MAYO-JUNIO 2007 De otro lado, si bien la inversión publicitaria en el Perú es reducida8 en gran parte se debe a la propia gestión de los canales de televisión peruanos que no siempre han sabido desarrollar nuevas y valiosas audiencias; y a la precariedad legal en que se hallan la mayoría de ellos, en disputa permanente entre los propietarios por el control judicial de las estaciones televisivas. No hay que olvidar, además, que la televisión comercial en el Perú está enmarcada en una economía de libre mercado, por lo que, aún cuando se mantuvieran niveles bajos de inversión publicitaria, no se sostendría el argumento del “pequeño mercado de la televisión” para impedir el ingreso de nuevos operadores.

Otro factor a tomar en cuenta, de cara al futuro, es que si bien los montos de inversión publicitaria son bajos, lo que debe importar es la relación de estos con el PBI, así como la inversión publicitaria pér capita. Y como puede observarse (Cuadro 6) todavía falta mucho para alcanzar el promedio latinoamericano. A un mayor desarrollo de valor agregado de los medios, y en este caso de la televisión, podríamos tener una inversión publicitaria que haga viable la presencia de más operadores. Tampoco debe perderse de vista que la introducción de la TDT trae consigo la posibilidad de ingresar a nuevos modelos de negocio que permitirán incrementar los ingresos de los canales de televisión.

8

Es necesario considerar, sin embargo, que la inversión publicitaria en televisión se ha venido recuperando en los últimos 5 años, pasando de 63 millones de dólares (2001) a 121 millones de dólares (2006). El cable en el mismo período ha pasado de 9 a 15 millones de dólares. Fuente: CPI.


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CUADRO 6: INVERSIÓN PUBLICITARIA EN AMÉRICA LATINA 2006 CANTIDAD PAÍS

INVERSIÓN

DE

INVERS.PUBLIC.

PUBLICITARIA HABITANTES

PBI

INVERSION

(1)

(2)

PÉR CÁPITA (1)

PUBLICITARIA/PBI

ARGENTINA

1,748,870.37

38,800,000

45.07

187,035,000.00

0.94%

BRASIL

7,244,276.14

186,400,000

38.86

784,509,000.00

0.92%

CHILE

890,270.50

16,300,000

54.62

107,703,000.00

0.83%

COLOMBIA

1,498,577.23

44,900,000

33.38

108,461,000.00

1.38%

ECUADOR

685,497.22

13,710,234

50.00

39,600,000.00

1.73%

MÉXICO

3,933,600.00

107,000,000

36.76

811,002,000.00

0.49%

PERÚ (5)

320,100.00

28,303,000

11.31

77,358,000.00

0.41%

URUGUAY

150,450.00

3,400,000

44.25

14,182,000.00

1.06%

VENEZUELA

898,637.70

26,600,000

33.78

134,628,000.00

0.67%

17,370,279.16

465,413,234

37.32

2,264,478,000.00 0.77%

TOTAL LATAM (3) Fuentes: (1) Estimaciones AAAP en base a la información suministrada por las distintas Cámaras, Asociaciones de Agencias de Publicidad y Empresas de Medición de los países intervinientes (2) FMI: International Monetary Found / CEPAL: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (3) Cifras totales referidas a los 9 paises participantes Elaboración: Asociación Argentina de Agencias de Publicidad

Multicasting Lograr un uso más eficiente del espectro radioeléctrico transmitiendo en SDTV, cuya calidad de imagen y sonido sigue siendo superior a la actual televisión analógica, puede permitir que en el mismo ancho de banda con el que hoy operan los canales de televisión en VHF, se pueda ofrecer cuatro o más contenidos. Con lo cual no sólo se amplían las posibilidades de programación a las que puede acceder un consumidor sino que también puede modificarse la estructura misma de la industria televisiva en el Perú. El modo definitivo en que se configure dependerá de la discusión sobre el modelo de televisión que se pretende para el país y de la legislación que se sancione al respecto. Es necesario advertir, que en el caso peruano, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones ha establecido la reserva en la Banda de 470-584 MHz (canales 14 al 32) para el servicio de televisión digital terrestre. Son estas las nuevas licencias sobre las que deberá legislarse. En todo caso, conviene tomar en cuenta las alternativas manejadas en la experiencia de otros países (Godoy 2005):


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-Licitación pública de las nuevas licencias. Las nuevas bandas de televisión digitales son consideradas un servicio nuevo que no tendría que asignarse directamente a los operadores de televisión analógica (Francia, Inglaterra). -Régimen de licencias canal por canal en vez de entregar todo el ancho de banda (6MHz) en bloque a los concesionarios a efectos de que emitan varios contenidos (Suecia, Finlandia). - Concesiones nacionales, regionales y locales por separado (España)

Algunas de estas modalidades podrían permitir dinamizar la industria televisiva con el ingreso de nuevos operadores; ofrecer nuevos enfoques televisivos tanto por lo anterior como por la necesaria búsqueda de nuevos creadores de contenido, que contarían ahora con mayores posibilidades de desarrollo en vista de la mayor cantidad de operadores; acompañar el proceso de regionalización que vive el país desarrollando televisoras que respondan a este objetivo, propiciando una verdadera descentralización informativa y comunicacional; y lograr que efectivamente la televisión contribuya con la educación y la cultura, a través de la entrega de licencias a instituciones de la sociedad civil que puedan desarrollar con solvencia una programación de este tipo.

Si bien podría parecer que las opciones de multicasting y HDTV son opuestas entre sí, en el actual escenario de convergencia tecnológica la flexibilidad es un atributo básico a buscar en el estándar que se elija. Esta flexibilidad permite que cada operador configure, en cada momento, sus transmisiones de acuerdo a su propio plan de negocios9 En consecuencia, “no existe realmente una dicotomía entre la modalidad de alta definición y la opción por el multicasting; entre la oferta de programación televisiva de máxima resolución espacial, y la oferta de múltiples programas de definición estándar y/o nuevos servicios de información”10 Es necesario, entonces, que en nuestro país se evalúe con detenimiento esta flexibilidad de los estándares para atender así tanto a la propia industria televisiva actual como a las necesidades comunicativas reseñadas. Hacia la exploración televisiva11 Visto así el panorama de la televisión peruana, el advenimiento de la televisión digital puede contribuir no sólo con la optimización del uso del espectro radioeléctrico, haciéndolo menos escaso, sino también propiciar que corra la misma suerte que otros recursos naturales cuyas regulaciones han buscado su mejor utilización y preservación, a través de diferenciar condiciones de explotación de condiciones de exploración12.

En el campo televisivo, la constitución y las leyes apenas esbozan mínimas condiciones de explotación, como son el respeto a los derechos humanos, la contribución a la educación y la cultura, la pluralidad 9

De acuerdo con la evaluación de estándares realizado por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Octubre 2006. Situación de la televisión digital en el mundo e implicancias en Chile. Consejo Nacional de Televisión. Abril 2006. El planteamiento central de esta parte ha sido desarrollado con otros fines en el artículo De la explotación a la exploración televisiva. Arias, Gerardo. Gaceta Cultural Nº 19 2006.INC 12 Una condición de explotación en el campo petrolero sería la preservación del medio ambiente; mientras que una condición de 10 11


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informativa, etc. Aspectos todos ellos fundamentales para la formación de una ética ciudadana, entendida como una sociedad pluralista de ciudadanos autónomos que, pese a sus diferencias, comparten un conjunto de valores.

Como es evidente, estas mínimas condiciones de explotación son transgredidas cuando se denigra o estigmatiza a las minorías; cuando se relativiza el derecho a la imagen y la intimidad de las personas; y cuando la información requerida por el ciudadano es escamoteada, tergiversada o presentada desde un solo ángulo. Claro está que pueden haber otras condiciones de explotación que se impongan a las estaciones de televisión – entre otras por ejemplo, unos indicadores sobre el nivel educativo y cultural de sus contenidos-, pero ganaríamos mucho como sociedad si tan solo se cumplieran las que permiten construir una sociedad de ciudadanos.

Si son poco exigentes y escasamente evaluadas las condiciones de explotación, las condiciones de exploración son inexistentes en el campo televisivo. Y si algo requiere explorar la televisión peruana son nuevas formas de hacer televisión; nuevos enfoques y puntos de vista; innovaciones narrativas; irrupciones en nuevos campos temáticos; estrategias narrativas que hagan entretenido lo cultural y lo educativo y que tornen educativo y cultural los contenidos de entretenimiento; nuevos tratamientos periodísticos que amplíen el horizonte informativo de los ciudadanos antes que reducírselo a simples lugares comunes.

El sólo hecho de discutir sobre la televisión que queremos, del modelo de asignación de frecuencias que debería seguirse camino a la televisión digital, puede generar la puesta en marcha de nuevas condiciones de explotación. La apuesta por el multicasting propiciaría que se atienda una condición fundamental para que puedan hacerse efectivas las condiciones de exploración señaladas, esto es propiciar que en la programación

tengan cabida diversos productores de contenido, en su más amplia pluralidad y

procedencia, que compitan entre sí para desarrollar espacios de televisión en la búsqueda de mejorar la oferta televisiva. De este modo, los canales de televisión podrían concentrarse en generar valor agregado a esos contenidos en aras de construir unas audiencias que interesen a los anunciantes pero sobre la base de atender, en primera instancia, al ciudadano que está detrás de cada uno de los puntos de sintonía.

exploración lo constituye la inversión en la búsqueda de nuevos pozos.


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Bibliografía

Asociación Argentina de Agencias de Publicidad

. “Informe de la inversión publicitaria 2006”. En: www.aaap.org

Arias Carbajal, Gerardo. De la explotación a la exploración televisiva. En: Revista Gaceta Cultural Nº 19. Instituto Nacional de Cultura. Lima, Mayo 2006 CENTRUM-PUCP. “Mercado de Electrodomésticos”. Centrum Al Día. Boletín electrónico de negocios. 15 de febrero 2007. Comisión Multisectorial de TDT en el Perú. Plan de Trabajo. Julio 2007. En: www.mtc.gob.pe/portal/tdt/inicio.html Consejo Consultivo de Radio y Televisión (Perú). Especial sobre la televisión digital terrestre. En: www.concortv.gob.pe Consejo Nacional de Televisión de Chile. Situación de la televisión digital en el

mundo e implicancias para Chile. Abril 2006.

C.P.I. SAC. Inversión publicitaria 2001-2006. En: www.cpi.com.pe Godoy Etcheverry, Sergio. “Desafíos regulatorios para la adopción de la televisión digital terrestre en Chile”. Documento elaborado para el Consejo Nacional de Televisión de Chile. Santiago, Noviembre 2005. Gómez Germano, Gustavo. La radio y la televisión en la era digital. Fiedrich Ebert Stiftung. Febrero 2007.

Centro de Competencia en Comunicación para América Latina.

Pontificia Universidad Católica de Chile. “Análisis de los estándares de transmisión de televisión digital terrestre y su aplicabilidad al medio nacional”. Escuela de Ingeniería. Octubre 2006


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Uruguay y la televisión digital: decisiones técnicas, (in)decisiones políticas Gabriel Kaplún Universidad de La República de Uruguay gkaplun@chasque.net Gabriel Kaplún: Educador y comunicador, Magíster en Educación (CIEP-IDRC), Doctor (c) en Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar (Ecuador). Docente e investigador universitario, Profesor Adjunto de la Licenciatura en Ciencias de la Comu-nicación de la Universidad de la República de Uruguay, donde tiene a cargo el Seminario Taller de Comunicación Educativa y Comunitaria. Coordinador de diversos proyectos de investigación.

Resumen La televisión digital puede ser una buena oportunidad para mejorar el sistema de comunicación uruguayo, especialmente incorporando nuevos actores en el espectro y nuevos contenidos en las pantallas. Algunas de las decisiones que ha ido tomando el gobierno parecen apuntar en esa dirección, aprovechando además la ventana de oportunidad generada por ser el primer país del continente en optar por la norma técnicas europea. Sin embargo también hay riesgos de que esa oportunidad se pierda, minimice o postergue por falta de marcos regulatorios e institucionales adecuados.


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1. La concentración televisiva

Uruguay cuenta con un sistema de medios altamente concentrado. El núcleo central lo ha constituido un grupo de tres empresas propietarias de los tres canales privados de televisión abierta ubicados en la capital y con alcance en toda la zona metropolitana, donde viven casi dos terceras partes de la población del país. Estas empresas han tenido, además, presencia directa o indirecta en otro conjunto de medios de comunicación escritos y radiales (Stolovich 2003, Kaplún 2007c). En los años 80 estas tres empresas se aliaron para distribuir en forma conjunta una selección de su programación en el resto del país. Esta programación estaba y está integrada en alto porcentaje por enlatados extranjeros, principalmente argentinos y estadounidenses.

En los 90 conformaron una sociedad con la que, en connivencia con el gobierno de la época, lograron controlar la mayor parte de los sistemas de televisión para abonados que se instalaron en esos años. En el caso de Montevideo, incluso, ofrecían un mismo paquete de señales, al mismo precio y a través del mismo cableado, aunque simulando competir entre ellas (García Rubio 1998).

El único modesto competidor autorizado en la televisión de pago capitalina, que transmitía en frecuencias de UHF codificadas, pasó sin embargo a tener relevancia años después al ser adquirido por el grupo argentino Clarín. Muy tardíamente se advertiría también la importancia de una decisión tomada en esa época, que fue comenzar a utilizar para televisión el espectro de UHF (canales 14 a 83), pero sólo para sistemas de pago, en una suerte de privatización de esta zona del espectro radioeléctrico. La televisión abierta se mantiene, hasta hoy, en la zona de VHF (canales del 1 al 13).

La televisión pública, basada en un único canal de cobertura nacional mediante repetidoras, tuvo históricamente un desarrollo pobre. A las dificultades técnicas de la emisión se sumó casi siempre una programación de escaso interés masivo. Los intentos de sucesivos gobiernos por fortalecer este espacio chocaron siempre con fuertes presiones de los empresarios privados, que los hicieron fracasar. A mediados de los 90, sin embargo, una experiencia pequeña pero valiosa mostró que era posible hacer televisión pública de calidad y con audiencia, con el surgimiento de un canal municipal en la capital, aunque sólo accesible a través de los sistemas de televisión de pago de Montevideo (Radakovich 2004).

Desde finales de los 90, y sobre todo en los últimos años, algo de la unidad del oligopolio se ha resquebrajado: una de las empresas abandonó la sociedad conjunta de televisión para abonados y la agremiación que reúne a todos los radiodifusores privados, un empresario del fútbol dificultó varios de los negocios que tenían los canales en esa área, etc. Algunas de estas diferencias se han resuelto y otras no, pero la alianza estratégica sobrevivió en varios aspectos. Por un lado en la resistencia conjunta a todo cambio de políticas que implicara mayores regulaciones y una presencia mayor de la televisión pública. Por


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otro lado una resistencia al ingreso de nuevos competidores al mercado, como los extranjeros, para los que reclamaron y obtuvieron de sucesivos gobiernos, en esto sí, regulaciones restrictivas.

2. Gobierno nuevo, ¿políticas nuevas?

El acceso de la izquierda al gobierno nacional en 2005, por primera vez en la historia del país, despertó expectativas de cambios en las políticas de comunicación y en el sistema de medios. En efecto, el programa de gobierno del Frente Amplio hablaba de fortalecer el sistema público-estatal de medios de comunicación, regularizar y abrir el campo a los medios comunitarios –débiles e “ilegales” hasta el momento-, regular de modo más activo el sector privado, estimular la participación ciudadana en la definición de políticas de comunicación e institucionalizar algunos ámbitos para ello, redefinir el marco institucional para el diseño y la aplicación de políticas en el sector. El objetivo estratégico declarado era la democratización de las comunicaciones (cfr. Gómez 2005).

Por diversas razones que ya he analizado en otro lugar (Kaplún 2007a), este planteo programático se ha ido poniendo en práctica de un modo más lento y tímido de lo que podía esperarse. Así, por ejemplo recién a comienzos de 2008 fue promulgada la Ley de Radiodifusión Comunitaria -aún en proceso de implementación-, que regularizaría la situación de este sector y habilitaría una mayor presencia del mismo en el sistema de medios. Tanto las radios como el canal del estado se fortalecieron en este período, aunque esto tardó y no ha logrado todavía impactos fuertes en las audiencias. No se ha revisado hasta el momento la regulación del sector privado1 y los controles disponibles siguen aplicándose poco y de modo laxo, como por ejemplo los referidos a la venta de frecuencias, en teoría no permitidos pero en los hechos autorizados. No se concretaron casi ninguno de los ámbitos de participación ciudadana propuestos ni se modificó sustancialmente el aparato institucional capaz de diseñar e implementar políticas de comunicación.

Un episodio tal vez menor pero significativo mostró también la complejidad de las decisiones a tomar y las dificultades y contradicciones para adoptarlas. A comienzos del período de gobierno la empresa Multicanal de televisión para abonados, propiedad del grupo Clarín argentino, pidió autorización para digitalizar sus transmisiones y vender sus servicios en las zonas cercanas a la capital, donde sus señales tenían alcance pero no eran comercializadas (aunque sí “pirateadas” por mucha gente). Inicialmente se le autorizó ambas cosas, a cambio de que, aprovechando la optimización del espectro que permite la digitalización, fuera dejando libres muchos de sus canales de UHF y con la condición de que, cuando el país decidiera una norma de televisión digital, se adaptara a ella aún en caso de ser diferente. Posteriormente y tras fuertes presiones de las empresas locales de televisión para abonados, se le denegó la posibilidad de extender su cobertura. Sí avanzó en cambio la digitalización y comenzó lentamente a liberar espectro de UHF. La digitalización fue realizada, en este caso, con el sistema europeo en su versión para televisión codificada de pago. 1

Muy recientemente, sin embargo, en julio de 2008, el gobierno anunció un decreto con criterios más claros para la asignación de frecuencias de radio y televisión.


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El programa de gobierno del Frente Amplio, elaborado entre 2003 y 2004, tenía una mención muy breve al tema de la televisión digital, limitada a plantear que era un tema estratégico que debía estudiarse. En alguno de los debates sobre este programa, previos a la elección, los radiodifusores privados anunciaron más bien su poco interés en avanzar en esta dirección, que podría implicar costos extras y complicar sus negocios sin ventajas claras a la vista (Criscio 2003). Pero el tema no formó parte importante de los debates públicos en aquel momento. Recién en 2005 la cuestión empezó a interesar a algunos actores políticos, sociales y académicos, especialmente al trascender que el gobierno brasileño estaba trabajando activamente en el tema y pensaba adoptar resoluciones en poco tiempo.

Una preocupación latente era la posibilidad de que Brasil adoptara una resolución unilateral, impidiendo un acuerdo común entre los países latinoamericanos o, al menos los del MERCOSUR. Como se sabe este acuerdo no fue posible, precisamente al tomar Brasil decisiones sin consultar al resto, a partir de mediados de 2006, adoptando la norma técnica japonesa aunque postergando otras decisiones clave en cuanto al marco regulatorio (cfr. Bolaño y Britos 2007).

3. El debate y las negociaciones

En Uruguay recién después de este episodio regional el gobierno decidió empezar a estudiar el tema en serio. Para ello resolvió conformar una

Comisión Nacional de Televisión Digital Terrestre, con amplia

integración de actores empresariales, estatales, sociales y académicos. Pero pasaron todavía varios meses hasta que esta comisión se instalara, funcionando finalmente entre marzo y agosto de 2007.

Ya a fines de 2006 la Universidad de la República, que integraría la Comisión, elaboró el primer documento formal de una institución pública sobre el tema2. Allí se resumían los cuatro aspectos en que la televisión digital podía aportar como innovación en este campo: televisión de alta definición (HDTV), mayor número de canales, televisión para dispositivos móviles (como los teléfonos celulares) e interactividad. Los dos primeros implicaban opciones o combinaciones, en tanto se puede usar el ancho de banda que hoy ocupa un canal analógico para un canal de alta definición, o bien emitir en el mismo ancho hasta cuatro o cinco señales de televisión estándar (multiprogramación). También es posible combinar ambas posibilidades de varios modos: el “menú” lo puede armar cada país según sus necesidades e intereses.

El documento no se pronunciaba explícitamente sobre el tema, pero mostraba las consecuencias diversas que estas opciones podían tener en cuanto a una mayor o menor apertura a nuevos actores y contenidos en el campo televisivo nacional. También afirmaba que estas opciones no dependían de la norma tecnológica a adoptar sino, principalmente, del marco regulatorio que se estableciera, en tanto las distintas normas disponibles habían ido convergiendo hacia ofertas bastante similares en los cuatro aspectos ya mencionados (Universidad de la República 2006).

2

Participé en la redacción de este documento y en la representación de la Universidad de la República ante la Comisión Nacional.


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Sin embargo, como también ha sucedido en otras partes, los escasos debates sobre el tema se centraron una y otra vez en la cuestión de las normas técnicas. Vale recordar que los tres sistemas más difundidos nacieron con mayores fortalezas en un aspecto y mayores debilidades en los otros. Así, por ejemplo, el sistema norteamericano apostó más a la alta definición, el europeo a la multiprogramación y el japonés a la televisión móvil. Pero los tres fueron luego incorporando o fortaleciendo aquellos aspectos en que eran más débiles, aun cuando sigan teniendo mayores fortalezas en los que priorizaron inicialmente.

Paralelamente a las reuniones de la Comisión Nacional y los grupos de trabajo técnico que se establecieron, operadores del gobierno iniciaron negociaciones con representantes de los tres sistemas. Cada uno de ellos ofreció ventajas diversas en caso de adoptarse su norma: inversiones, asesoramiento técnico, etc. Estas negociaciones fueron inclinando la balanza hacia el sistema europeo, por razones que no fueron nunca claramente explicitadas pero que probablemente fueron las siguientes:

- Una mayor fortaleza del sistema europeo en cuanto a la multiprogramación, aún sin descartar ninguno de los otros aspectos. Esto podía ser de especial interés para el gobierno, inclinado más hacia la multiplicación de canales que hacia la alta definición.

- Compromisos de apoyo con inversiones y créditos para la implementación del nuevo sistema. Y, en particular, para el desarrollo desde Uruguay de aplicaciones interactivas, un elemento atractivo para un país que tiene una industria de software pujante.3

Probablemente haya pesado también una tradición cultural que liga al país mucho más al mundo europeo que al norteamericano (y ni que hablar al japonés). El interés de los europeos en un país tan pequeño como Uruguay, por otra parte, era claro: tener su primera base en el continente y un ejemplo para mostrar al resto. Aunque se trata del sistema adoptado hasta el momento por más países en el mundo, cabe recordar que en América Latina los pocos que ya adoptaron decisiones se inclinaron por otros sistemas: Brasil por el japonés y México por el norteamericano.

En agosto de 2007 el gobierno anunció entonces su decisión de adoptar la norma europea de televisión digital y dio por terminada la labor de la Comisión Nacional. Pero no adoptó, en cambio, ninguna decisión sobre el marco regulatorio, los ritmos de la transición, etc. Estos temas, precisamente, habían mostrado fuertes desacuerdos entre varios de los actores participantes en la Comisión, siendo tal vez el tema de la norma el que menos problemas ocasionaba. La decisión “descomprimió” el debate, pero postergó la toma de decisiones clave. Decisiones que, al día de hoy, aún no se han tomado.

3

Está ya en proceso de instalación el primer eslabón de un polo tecnológico, con un laboratorio de pruebas de aplicaciones interactivas, con apoyo español.


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4. Las cuestiones (técnico) políticas pendientes

Un primer asunto clave es si se aprovechará la oportunidad de la digitalización para favorecer el ingreso de nuevos actores al espectro televisivo. Esto es más viable si se prioriza la multiprogramación frente a la alta definición, aunque puede haber fórmulas de combinación. Por ejemplo, con varias señales de definición estándar que comparten un mismo canal, pero en algunos horarios se unifican y transmiten un solo programa de alta definición. Una opción interesante para que esto sea posible sería ir a un sistema de “antenas compartidas”, en que una misma antena y transmisor es utilizada por varias empresas, que producen los contenidos y programación de una señal, pero comparten un mismo canal. El sistema de transmisión se puede entonces separar del de la producción, y puede ser incluso de una empresa diferente, o una red pública a la que los operadores pagan un canon por su uso.

Un sistema de este tipo está lejos de lo que los actuales adjudicatarios de canales privados de televisión suelen aspirar. Como se vio en las discusiones de la Comisión Nacional y se ha visto también en otros países (Sierra 2006), ellos entienden que debe adjudicárseles el mismo ancho de banda en televisión digital que el que tienen actualmente en sistema analógico (6 Mhz en Uruguay, 7 u 8 en otros países). Suelen argumentar que sólo si pueden emitir en alta definición y/o si pueden emitir varias señales simultáneas les valdrá la pena hacer la inversión de pasar a digital. También sostienen que compartir antenas y transmisores es algo poco práctico e inviable.

Estos argumentos suelen mostrar muchas debilidades. En primer lugar de tipo jurídico; quien es adjudicatario de una señal analógica -parte del espectro público- puede tal vez reclamar el derecho adquirido a una señal equivalente digital, pero no a un espacio donde puede emitir varias señales (Sierra 2006:139).

Pero también hay cuestiones prácticas. En el caso uruguayo los gerentes de los canales admitieron, en las reuniones de uno de los grupos de trabajo de la Comisión Nacional, que la televisión de alta definición tiene costos demasiado altos para sus posibilidades. También la multiplicación de señales es costosa si se quiere producir contenidos propios, algo que la televisión uruguaya hace poco, aún para las señales que ya tiene. Con lo cual se corre el riesgo de que, tanto para alta definición como para surtir a nuevos canales estándar, acudan a más enlatados extranjeros o a programación vieja, como ya ha sucedido en otras partes (cfr. Periodistas-es 2008). En el caso uruguayo hay que recordar, además, que el interés por competir con nuevos contenidos puede ser muy bajo para quienes ya tienen, al mismo tiempo, el negocio de la televisión para abonados, cuyo principal atractivo es, precisamente, la multiplicación de señales. Los sistemas de antena compartida, finalmente, pueden abaratar varios de los costos de la transición digital.

Por otra parte, si se optara por conceder un canal completo de 6 Mhz a quienes hoy tienen uno analógico de ese mismo ancho, disminuyen las posibilidades optimizar el espectro que ofrece la televisión digital durante el período de transición previo al llamado “apagón analógico”. Hay que recordar que, durante este período,


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que puede insumir varios años, habrá señales analógicas y digitales conviviendo en el espectro, hasta que todos o la mayoría de los receptores hayan sido cambiados o complementados con un conversor que permita decodificar las señales digitales. Puede ser razonable que los canales analógicos actuales tengan una señal “espejo” digital en este período; no parece tan claro, en cambio, que deban tener varias otras señales sólo por haber sido los primeros adjudicatarios en un espectro que no les pertenece sino que es, por naturaleza jurídica, público y administrado por los estados.

En el caso uruguayo la disponibilidad de espectro de UHF, donde ya hay al menos 10 canales libres, podría permitir comenzar a experimentar con el nuevo sistema a los actuales adjudicatarios y, al mismo tiempo, abrir el espectro a nuevos actores o reforzar algunos de los más débiles. Esta parece ser una de las opciones que maneja el gobierno: intentar evitar conflictos con los operadores privados de televisión abierta, que siguen teniendo un gran poder y, al mismo tiempo, fortalecer el sistema público-estatal de medios, con nuevas señales de televisión y dar lugar proyectos sociales y comunitarios, en un país donde no ha habido siquiera un canal de televisión universitaria.

Este último caso es tal vez el más complejo. La nueva Ley de Radiodifusión Comunitaria prevé reservar un tercio del espectro en las distintas bandas de radio y televisión para proyectos de ese tipo. La aplicación de este criterio choca con dificultades técnicas, tanto en radio como en televisión, en la zona metropolitana, estratégica por su población. Sucede que en esa zona ya está casi saturado tanto el especto de radio (AM y FM) como el de televisión en VHF. Para el caso de la radio se estudia actualmente un cambio en la separación de frecuencias que permitiría hacer lugar a nuevos proyectos, contemplando la situación de numerosas radios comunitarias que hasta ahora transmiten sin autorización oficial.

Para el caso de la televisión la solución podría venir por el lado del uso de las frecuencias de UHF para señales abiertas. Pero, se argumenta, la intención es reservarlas para televisión digital. Y, al mismo tiempo, si un proyecto comunitario sólo transmite en digital, se expone a contar con bajas audiencias durante el incierto período de la transición. (Incluso hay dudas que una señal analógica en UHF tuviera audiencia, en tanto la mayoría de los receptores no cuenta con antenas adecuadas). Estos dilemas no son sólo teóricos, porque hay al menos un proyecto de televisión comunitaria, impulsado por la central de trabajadores y otras organizaciones sociales, con el apoyo de la Universidad de la República, que ha planteado su aspiración a una señal de televisión de cobertura por lo menos metropolitana.

Otro tema importante es el de la televisión móvil, en que suele haber una disputa entre los operadores tradicionales de televisión y las compañías telefónicas, por el control operativo y económico del nuevo sistema. La norma europea parece darle más lugar a las telefónicas, en tanto la japonesa parece priorizar a los operadores de TV que, con ese sistema, no requieren de las telefónicas para llegar directamente a los celulares. En el caso uruguayo, habiendo adoptado la norma europea, el tema pasa a tener nuevas complejidades, dada la situación de Antel, la empresa telefónica estatal, que detenta el monopolio legal de la telefonía fija y la transmisión de datos (Internet). Antel es también el mayor operador de telefonía móvil,


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aunque con fuerte competencia de otras dos empresas extranjeras, competencia que cada vez le resulta más difícil de resistir, afectando a la vez sus otros negocios monopólicos (telefonía fija y datos). También aquí el gobierno debe tomar decisiones complejas y aún poco claras.

Finalmente está la cuestión de la interactividad. En algunos proyectos, como fue inicialmente el caso brasileño, esto fue visto como una oportunidad de acceso a la “sociedad de la información”, con todo lo ambigua y polisémica que resulta esta expresión. Se veía a la televisión digital como un sustituto potencial de Internet para mucha gente que tiene poco acceso a la red, por razones económicas o culturales. El televisor sería una entrada mucho más amigable y económica que la computadora. Sin embargo hay que decir que, por ahora, estas potencialidades están recién en sus comienzos y no es claro hasta dónde llegarán a desarrollarse. De momento lo que se ha visto en otras partes no pasa de algunos contenidos referidos a clima, tráfico o bolsa, así como subtítulos o doblajes en los programas estándar. No parece ser entonces un sustituto de Internet. En el caso uruguayo, donde los niveles de conectividad son relativamente altos y hay actualmente un impulso fuerte en este sentido a través de algunos programas oficiales4, podría haber incluso una competencia en ciernes entre ambos proyectos, en tanto la televisión por Internet empieza a también a crecer.

5. Las decisiones políticas

Así las cosas todo parece indicar que el gobierno uruguayo tomará de momento sólo algunas resoluciones, postergando el resto hasta un próximo período gubernamental. Para empezar ha permitido a los operadores privados que comiencen transmisiones experimentales digitales en canales de UHF que se les adjudicó de modo provisorio. Es muy probable que el canal estatal comience a hacer lo mismo. También es posible que se adjudique alguna señal para proyectos sociales o comunitarios. Es más dudoso, en cambio, que se adjudiquen ahora nuevos canales a operadores privados o para televisión móvil.

En cualquier caso estas decisiones deben tomarse en un plazo muy breve, antes del 25 de octubre de 2008, porque una ley aprobada en 2005 años impide adjudicar frecuencias un año antes y seis meses después de cada elección nacional. La próxima elección será, precisamente, en octubre de 2009. Puede suceder, incluso, que finalmente todo el tema se postergue hasta el próximo gobierno. Si esto sucediera Uruguay puede perder las supuestas ventajas de ser el primer país de América en adoptar la norma europea. No es imposible que ello suceda, porque como queda claro de todo lo dicho, se resolvió la cuestión técnica sin resolver en cambio las cuestiones claves regulatorias y políticas.5

Estas inconsistencias o desfasajes entre decisiones en el plano tecnológico y el político se explican, en buena medida, por la debilidad del marco institucional uruguayo, que no cuenta con ámbitos adecuados a

4

Entre los cuales el más conocido es el Plan Ceibal, que está implementando el sistema de una computadora por niño escolar. A cierre de este artículo (julio 2008) algunas decisiones para una primera asignación de frecuencias digitales estaba siendo analizada en el gobierno, pero no había certeza de que fuera aprobada. 5


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nivel de gobierno para el estudio cuidadoso y la toma de decisiones en políticas de comunicación. Este ha sido, tal vez, el principal debe del gobierno de izquierda hasta el momento en esta área (Kaplún 2007d). Sólo muy recientemente está intentando resolverlo y algunas cosas pueden llegar un poco tarde.

Puede servir como consuelo pensar que países que cuentan con aparatos institucionales más sólidos y con muchos más recursos, no lo están haciendo mucho mejor. El caso brasileño parece similar al uruguayo en cuanto a anteponer la decisión tecnológica sin una claridad en las políticas generales, lo que ha llevado a que, en los dos años transcurridos desde la primera decisión poco se haya avanzado en la implementación efectiva de la televisión digital (Observatorio do Direito a Comunicação 2008). Y aún países como los europeos están sufriendo problemas similares (Periodistas-es 2008).

En todos los casos resulta claro que el problema central no es tecnológico sino político, o técnico-político si se prefiere. Por eso es clave que los estudiosos de la comunicación latinoamericanos incluyan con urgencia el tema en sus agendas de investigación y, sobre todo, que el tema se debata de modo mucho más amplio a nivel social y político. Porque la televisión digital es una oportunidad para democratizar las comunicaciones, pero también implica el riesgo que nuestros sistemas de comunicación sigan igual o más concentrados y sin variar sus contenidos, salvo en agregar “más de lo mismo”. Es también una oportunidad para el desarrollo de nuevos y creativos usos de la televisión, pero también se corre el riesgo de fracasos comerciales, sociales y culturales. Aprovechar las oportunidades y minimizar los riesgos requiere de un gran esfuerzo intelectual, social y político.


REVISTA ACADÉMICA DE LA FEDERACIÓN LATINOAMERICANA DE FACULTADES DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Bibliografía

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