expo Machado en rocafort

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BIOGRAFÍA Recorrido literario y fotográfico por la vida de Antonio Machado

1875 - 1898

Antonio Machado nace en Sevilla, el 26 de julio, en el seno de una familia de la burguesía media, liberal y progresista. Es el segundo hijo del matrimonio de Antonio Machado y Álvarez y Ana Ruiz Hernández, después de Manuel, nacido en 1874, y a los que siguieron José (1879), Joaquín (1881), Francisco (1884, ya en Madrid) y Cipriana (1885, que murió a la edad de 15 años). Su padre, “Demófilo”, amigo de Joaquín Costa y de Francisco Giner de los Ríos, publicó numerosos estudios sobre el folklore andaluz y gallego. Su abuelo, Antonio Machado Núñez, era médico y profesor de Ciencias Naturales. En 1883, toda la familia se traslada con él. Antonio Machado completa entonces su formación en la célebre Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Giner de los Ríos. Machado interrumpe varias veces sus estudios, afectado por los problemas económicos de su familia tras la muerte de su padre por tuberculosis en 1893.

Palacio de las Dueñas.

Soria a comienzos de siglo.

Claustro de profesores del Instituto de Baeza, hacia 1918. Antonio Machado es el tercero por la derecha, sentado.

Fotografía de boda de Antonio Machado y Leonor. Julio de 1909.

1899 - 1918

En 1899, Antonio Machado viaja a París, donde vive su hermano, el poeta Manuel Machado, con quien en lo sucesivo emprenderá una carrera conjunta de autores dramáticos, y trabaja de traductor para la Editorial Garnier. Allí entrará en contacto con, por ejemplo, Oscar Wilde y Pío Baroja y asiste a las clases del filósofo Henri Bergson, que le impresionan profundamente. Vuelve a España y trabaja de actor mientras alcanza el título de bachiller. En 1902 vuelve a París y conoce a Rubén Darío. De vuelta a Madrid entabla amistad con Juan Ramón Jiménez y publica Soledades (1903). En 1907 publica Soledades, Galerías y otros poemas, una versión ampliada de Soledades, y gana las oposiciones

Reunión de la Academia de la Poesía, en Madrid, 1910. Antonio Machado, de pie, a la derecha (número 27).

Campos de Castilla, Madrid, 1912.

al puesto de catedrático de francés. Elige la vacante del instituto de Soria, donde conoce a Leonor Izquierdo, con la que se casará tres años después; cuando ella tiene 15 años y él, 34. En 1911 viajará a París al conseguir una beca para ampliar sus estudios. Leonor cae enferma de tuberculosis y muere en 1912, lo que sume a Machado en una gran depresión y éste solicita su traslado a Baeza

Antonio Machado hacia 1917.

(Jaén), donde vivirá con su madre, dedicado a la enseñanza y al estudio. En 1912 publica Campos de Castilla, obra en la que el autor se separa de los rasgos modernistas que presentaba su obra Soledades y del intimisimo hacia el que había evolucionado en Soledades, Galerías y otros poemas, acercándose a las inquietudes patrióticas de los autores de la Generación del 98; en efecto, ha mantenido una amplia correspondencia epistolar con Miguel de Unamuno y algunas de sus ideas se reflejan en este libro. En Baeza, en 1917, conoce a Federico García Lorca, con el que entabló gran amistad.


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Biografía Recorrido literario y fotográfico por la vida de Antonio Machado

1919 - 1932

En 1919 se traslada a Segovia, donde encontrará un ambiente cultural más acorde con sus gustos y comenzará a participar en las actividades de la reciente Universidad Popular, que tiene como objetivo la extensión de la cultura a los sectores sociales tradicionalmente más apartados de ella. Así, fue profesor de francés en el Instituto de Segovia. Continuará hasta 1932, cuando se le concede un puesto de profesor en el Instituto Calderón de la Barca, de Madrid. Escribe textos en prosa que luego serán recogidos en los dos apócrifos Juan de Mairena y Abel Martín. Por entonces corteja a una dama casada, Pilar Valderrama, que en los versos de Nuevas canciones (1924), su último libro de poesía, progresivamente ampliado, como los otros, aparece bajo el nombre de Guiomar.

Claustro de profesores del instituto de Segovia, hacia 1920. antonio Machado en el círculo blanco.

antonio Machado en el café de las Salesas de Madrid, en diciembre de 1933. (foto alfonso) Debajo, la primera colaboración de Machado en La Vanguardia, en julio de 1937.

Homenaje a antonio Machado en Soria, el 5 de octubre de 1932, con motivo de su nombramiento como hijo adoptivo de la ciudad.

1936 - 1939

Con el estallido de la Guerra Civil Española marcha a Valencia. Vivió en la localidad de Rocafort desde noviembre de 1936 hasta marzo de 1938. En 1937 publica La guerra. Entre 1937 y 1939, Machado publica un total de 26 artículos en La Vanguardia (que en aquella época era el órgano de expresión del gobierno de la República). A finales de enero de 1939, y ante la inminente ocupación de la ciudad, sale de Barcelona. Tras unos primeros días en Raset (Girona), pasa su última noche en España, la del 26 al 27 de enero, en Viladasens. En la tarde del día 28 llega finalmente a Collioure (Francia), en donde muere el día 22 de febrero en el Hotel BougnolQuintana. A los tres días, fallece su madre. En el bolsillo de su abrigo se encuentra un último verso: “Estos días azules y este sol de la infancia”.

antonio Machado en su lecho de muerte, en su habitación del hotel Bougnol Quintana, Collioure (francia), el 22 de febrero de 1939.

antonio y Manuel Machado, a finales de la década de los 20


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LA OBRA La producción literaria en poesía, ensayo y teatro

Poesía

Su obra poética se inicia con Soledades (1903), que fue escrita entre 1899 y 1902. En el breve volumen notamos ya muchos rasgos personales que caracterizarán su lírica posterior. En Soledades, Galerías y otros poemas (octubre de 1907) la voz del poeta se alza con personalidad propia. En este mismo año, se instala en la ciudad de Soria para enseñar francés. En esta ciudad conocerá a la que será su esposa Leonor. Quizá lo más típico de esa personalidad sea el «tono» nostálgico, suavemente melancólico, aun cuando hable de cosas muy reales o de temas muy de la época. En lo fundamental este intimismo nunca desaparece, aunque en la entrega siguiente, Campos de Castilla (1912), Antonio Machado explore nuevos caminos (no en vano, es su libro noventayochista). El libro Nuevas canciones (1924), escrito parcialmente en Baeza, recuerda en alguna de sus partes el tono nostálgico del primer Machado. Hay una presencia de las tierras sorianas, evocadas desde lejos; la hay, también, de la Alta Andalucía, espacio geográfico real y mítico a la vez; continúa, además, en el nuevo libro, la línea sentenciosa (proverbios y cantares) que ya iniciara en Campos de Castilla. Las ediciones de Poesías completas de 1928 y 1933 presentan novedades dignas de ser destacadas. Especialmente, hay que reseñar la aparición de dos importantes apócrifos, Juan de Mairena y Abel Martín —maestro de Mairena—, más un tercero, que lleva el mismo nombre que el poeta. Son, todos ellos, autores de los poemas añadidos a estas nuevas ediciones. Juan de Mairena es, además, autor de comentarios en prosa: de éste ha de

decir Machado algunos años más tarde que es su «yo filosófico». Entre los textos que a dichos personajes se atribuyen destacaremos, por una parte, los de carácter filosófico (filosof ía impregnada de lirismo); por otro lado, unos cuantos poemas eróticos, cuya inspiradora (Pilar de Valderrama en la vida real; Guiomar en la poesía) fue el último gran amor del poeta.

Ensayo

En 1936, ya en vísperas de la Guerra Civil, publica un libro en prosa: Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. Se trata de una reunión de ensayos que venía publicando en la prensa madrileña a partir de 1934. Este volumen muestra que su autor es uno de los más originales prosistas de nuestro siglo. A través de esas páginas, Machado-Mairena habla sobre la sociedad, la cultura, el arte, la literatura, la política, la filosof ía. Durante la contienda civil marcha con su familia a Valencia. Machado escribió unos pocos textos en verso y muchos en prosa. Algunos —verso y prosa— se recogen en su último libro, La guerra (1937, con ilustraciones de José Machado). Si buena parte de la escritura última debe verse como puramente testimonial, hay —no obstante— ciertos textos de gran calidad literaria. Entre ellos, El crimen fue en Granada.

Teatro

Durante la década del veinte y los primeros años de la década del treinta, escribe teatro en colaboración con su hermano Manuel. Ambos estrenan en Madrid las siguientes obras: Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel (1926), Don Juan de Maraña (1927), Las adelfas (1928), La Lola se va a los puertos (1929), La prima Fernanda (1931) y La duquesa de Benamejí (1932).


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MACHADO EN ROCAFORT Cronología de la estancia del poeta en Villa Amparo

1936

El día 24 de noviembre tiene lugar la evacuación de intelectuales a Valencia, dispuesta por el Gobierno Republicano y organizada por el V Regimiento. León Felipe y Rafael Alberti convencen a un reticente Antonio Machado de que él y su familia (su madre, sus hermanos José, Francisco, Joaquín y las familias de estos últimos) formen parte de ella. Tras un accidentado trayecto, la expedición llega a Valencia el día 26, instalándose en la Casa de la Cultura. Pocos días después se trasladan a Villa Amparo, cerca del pueblo de Rocafort y próximo a Valencia. A los pocos días de su establecimiento concede una entrevista al periódico Fragua Social, en la que se toma una de las dos imágenes conocidas hasta ahora de Machado en Rocafort. En noviembre firma la resolución del Secretariado de la Asociación Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura (junto con Rafael Alberti, José Bergamín, Ilya Ehrenburg, André Malraux, etc.).

Mapa de carreteras de mediados de los años 30 donde se aprecia el trayecto que emprendió la familia Machado.

Antonio Machado (a la izquierda) con su hermano José, la mujer de éste, Matea Monedero, las tres hijas de ambos, Carmen, María y Eulalia, y la madre de los Machado, Ana Ruiz. Madrid, hacia 1933. Todos ellos residieron en Vil.a Amparo (Foto Alfonso).

1937

Prosigue la publicación de Juan de Mairena a partir del primer número de la revista Hora de España (enero 1937 - octubre 1938), órgano de los intelectuales republicanos y una de las publicaciones más importantes de los años de guerra (fundada y dirigida en Valencia por Rafael Dieste, Antonio Sánchez Barbudo, e ilustrada por Ramón Gaya). Participa en la Conferencia Nacional de Juventudes Socialistas (12 de enero) en Valencia. En este acto se recogen las únicas imágenes que se conocen grabadas en cine del poeta, tal y como puede verse en la proyección que acompaña esta exposición.

Reseñas de los diarios ABC (arriba) y La Vanguardia de la llegada de Machado a Valencia.

Imagen de Villa Amparo tal y como la conoció Antonio Machado durante su estancia en Rocafort. Foto cedida por Juan Pérez.

Machado posa junto a los reporteros del Diario Fragua Social en las escaleras de Villa Amparo. Diciembre de 1936.

Antonio Machado en la sesión inaugural de la Conferencia Nacional de las Juventudes Socialistas Unificadas, Valencia, 15 de enero de 1937.


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MACHADO EN ROCAFORT Cronología de la estancia del poeta en Villa Amparo

En un acto público al aire libre, el 1 de mayo en Valencia, lee su «Discurso a las Juventudes Socialistas Unificadas». En julio interviene en el II Congreso Internacional de Escritores, organizado por la Alianza Internacional de Escritores Antifascistas como demostración de solidaridad de los intelectuales de todo el mundo con la causa de la República (la delegación española estaba formada por Benavente, Álvarez del Vayo, Ricardo Baeza, Margarita Nelken, María Teresa León, Bergamín, Alberti, Navarro Tomás y León Felipe); Machado lee en el Congreso reunido en Valencia el discurso de clausura, «Sobre la defensa y la difusión de la cultura». Es nombrado presidente del Patronato de la Casa de la Cultura, colaborando en Madrid. Cuadernos de la Casa de la Cultura; colabora además, en este año, en numerosas publicaciones de la guerra: La Voz de España, Ahora, Servicio Español de Información, Ayuda, Nuestra Bandera, Mediodía, Defensa Nacional, Liberación, Nueva Cultura, Nuestro Ejército, Frente Rojo..., además de sus artículos mensuales en Hora de España. Publica su último libro, La guerra (Madrid, Espasa-Calpe), ilustrado por su hermano José.

Soria a comienzos de siglo.

Machado, en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. Salón de sesiones del Ayuntamiento de Valencia, julio de 1937.

Antonio Machado leyó «Homenaje al gran poeta García Lorca» (asesinado en Granada el 19 de agosto), con motivo de la inauguración de la «Tribuna de agitación y propaganda» instalada en medio de la plaza Castelar de Valencia por el Ministerio de Instrucción Pública. El acto tuvo lugar a las 4 de la tarde, en una plaza abarrotada de gente, y con la asistencia del ministro Jesús Hernández, y la intervención de León Felipe.

Antonio Machado (segundo por la derecha) al término de la sesión inaugural de la Conferencia Nacional de las Juventudes Socialistas Unificadas, Valencia, 15 de enero de 1937.

1938

Ante el avance de los nacionales, en marzo se traslada a Barcelona. Allí vivirá hasta su exilio hacia Francia, en enero de 1939. En la tarde del día 28 llega finalmente a Collioure (Francia), en donde muere el día 22 de febrero en el Hotel BougnolQuintana. Antonio Machado en la terraza de Villa Amparo, probablemente en 1937. La ubicación de esta foto fue durante mucho tiempo situada erróneamente en Collioure. A la izquierda, ilustración de Ramón Gaya para uno de los artículos que Machado escribió en Hora de España. Aunque la ilustración no está titulada, es lícito deducir que se trata de un retrato del poeta durante un paseo por la acequia de Montcada, próxima a Villa Amparo.

Antonio Machado hacia 1917


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MACHADO EN ROCAFORT Los poemas que el poeta escribió durante su estancia en Villa Amparo

En 1982, Ernestina de Champourcin cedió la propiedad de estos manuscritos (que pertenecen al poemario Poesías de la Guerra) a la Biblioteca Nacional. Champourcin, conocida como la poetisa del 27, era en 1937 la esposa de Juan José Domenchina, secretario personal de Manuel Azaña. Machado mantuvo amistad y correspondiencia con Domenchina, por lo que es presumible que estos manuscritos (que para los vecinos de Rocafort son de gran valor, pues constituyen la única prueba física y documental de la estancia del poeta en Rocafort) llegaran a las manos de Juan José Domenchina tras la apresurada marcha de la familia Machado a Barcelona. Por su interés reproducimos los textos de los manuscritos reproducidos en el mural: I De mar a mar entre los dos la guerra, más honda que la mar. En mi parterre, miro a la mar que el horizonte cierra. Tú asomada, Guiomar, a un finisterre, miras hacia otra mar, la mar de España que Camoens cantara, tenebrosa. Acaso a ti mi ausencia te acompaña. A mí me duele tu recuerdo, diosa. La guerra dio al amor el tajo fuerte. Y es la total angustia de la muerte, con la sombra infecunda de la llama y la soñada miel de amor tardío, y la flor imposible de la rama que ha sentido del hacha el corte frío. II Otra vez el ayer. Tras la persiana, música y sol; en el jardín cercano, la fruta de oro; al levantar la mano, el puro azul dormido en la fontana. Mi Sevilla infantil, ¡tan sevillana!, ¡cuál muerde el tiempo tu memoria en vano! ¡Tan nuestra! Aviva tu recuerdo, hermano. No sabemos de quién va a ser mañana. Alguien vendió la piedra de los lares al pesado teutón, al hambre mora, y al ítalo las puertas de los mares. ¡Odio y miedo a la estirpe redentora que muele el fruto de los olivares, y ayuna y labra, y siembra y canta y llora! III Trazó una odiosa mano, España mía, -ancha lira, hacia el mar, entre dos mareszonas de guerra, crestas militares en llano, loma, alcor y serranía. Manes del odio y de la cobardía cortan la leña de tus encinares, pisan la baya de oro en tus lagares, muelen el grano que en tu suelo cría. -Otra vez- ¡otra vez!- oh triste España, cuanto se anega en viento y mar se baña juguete de traición, cuanto se encierra en los templos de Dios mancha el olvido, cuanto acrisola el seno de la tierra se ofrece a la ambición, ¡todo vendido!


IV Mas tú, varona fuerte, madre santa, sientes tuya la tierra en que se muere, en ella afincas la desnuda planta, y a tu Señor suplicas: ¡Miserere! ¿A dónde irá el felón con su falsía? ¿En qué rincón se esconderá sombrío? Ten piedad del traidor. Paríle un día, se engendró en el amor, es hijo mío. Hijo tuyo es también, Dios de bondades. Cúrale con amargas soledades. Haz que su infamia su castigo sea. Que trepe a un alto pino en la alta cima, y en él, ahorcado, que su crimen vea, y el horror de su crimen lo redima. Amanecer en Valencia (Desde una torre) Estas rachas de marzo, en los desvanes -hacia la mar- del tiempo; la paloma de pluma tornasol, los tulipanes gigantes del jardín, y el sol que asoma, bola de fuego entre dorada bruma, a iluminar la tierra valentina... ¡Hervor de leche y plata, añil y espuma, y velas blancas en la mar latina! Valencia de fecundas primaveras, de floridas almunias y arrozales, feliz quiero cantarte, como eras, domando a un ancho río en tus canales, al dios marino con tus albuferas, al centauro de amor con tus rosales

La muerte del niño herido Otra vez en la noche... Es el martillo de la fiebre en las sienes bien vendadas del niño. —Madre, ¡el pájaro amarillo! ¡Las mariposas negras y moradas! —Duerme, hijo mío. —Y la manita oprime la madre, junto al lecho. —¡Oh, flor de fuego! ¿Quién ha de helarte, flor de sangre, dime? Hay en la pobre alcoba olor de espliego; Fuera, la oronda luna que blanquea cúpula y torre a la ciudad sombría. Invisible avión moscardonea. —¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía? El cristal del balcón repiquetea. —¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría! Antonio Machado. Rocafort, 1937

Letra manuscrita de Antonio Machado, extraída de uno de los manuscritos de los poemas que compuso en Rocafort.


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MACHADO EN ROCAFORT Artículos y ensayos que el poeta escribió durante su estancia en Villa Amparo

En los años de la guerra, especialmente a partir de su traslado a Valencia, Antonio Machado lleva a cabo una actividad ingente, a pesar de su ya avanzada edad y su precario estado de salud. En apenas dos años, 193738, publica un total de 102 escritos, casi tantos como en toda su vida hasta entonces. Su firma aparece en más de 50 revistas y periódicos, de los cuales por lo menos en 21 de ellos son colaboraciones directas. En su etapa de Rocafort, destacan especialmente sus artículos mensuales en la revista Hora de España, desde su primer número en enero de 1937 hasta el último n.º XXIII, de noviembre de 1938, que ya no llegó a ver la luz. También su colaboración regular en el boletín diario del Servicio Español de Información. Colabora asimismo en la lujosa revista Madrid. Cuadernos de la Casa de la Cultura, editada por el Ministerio de Instrucción Pública, así como en muchas de las diversas publicaciones del Socorro Rojo Internacional, especialmente en Ayuda. Semanario de la solidaridad. Todo ello sin contar su colaboración en las diversas publicaciones y folletos editados por el gobierno de la República, en especial el Ministerio de Instrucción Pública. Una cuidada selección de los escritos de la guerra de Antonio Machado, en poesía y prosa, fue recogida en el libro La guerra (Madrid, Espasa-Calpe, 1937), ilustrado con dibujos de su hermano José, en el que aparecen seis láminas con diversos paisajes de Rocafort. Por otra parte, la actividad cívica de Machado en 1937 durante su estancia en Rocafort fue asimismo notable: presidente del Patronato de la Casa de la Cultura; participación en la Conferencia

Dos de las colaboraciones que A. Machado escribió para La Vanguardia, mientras residía en Villa Amparo.

Fotografía de boda de Antonio Machado y Leonor. Julio de 1909.

Portada y páginas interiores de “Madrid, Baluarte de nuestra guerra e independencia” del Servicio Español de Información.


Reproducción del poemario dedicado a García Lorca, incluido en el libro recopilatorio La guerra, que recoge muchos de los poemas que Antonio Machado escribiera en Villa Amparo, ilustrado con dibujos de su hermano, seis de los cuales son paisajes de Rocafort. Bajo estas líneas puede observarse una copia del original mecanoscrito (probablemente por José Machado) de este mismo poema que sirvió para que Antonio Machado lo leyera el 11 de diciembre de 1936 en la plaza Emilio Castelar de Valencia, en un acto en el que también participó León Felipe. Original cedido por Rafael Solz, en el que también puede apreciarse un detalle de la nota de prensa emitida por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Estos documentos han permanecido inéditos hasta esta exposición.

Nacional de Juventudes organizada por las Juventudes Socialistas Unificadas en enero de 1937, y su posterior “Discurso a las Juventudes Socialistas Unificadas” pronunciado en el local de las JSU el 1 de mayo de 1937 (recogido en La guerra); intervención en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, inaugurado en Valencia el 4 de julio de 1937, donde leyó en la sesión de clausura su famoso discurso “Sobre la defensa y la difusión de la cultura”. Pero especialmente emotiva fue, poco después de su llegada a Valencia, la lectura pública del poema a la muerte de García Lorca, asesinado en Granada el 19 de agosto de 1936. Machado leyó esta poesía —con el título de «Homenaje al gran poeta García Lorca»— el 11 de diciembre de 1936, en la plaza de Emilio Castelar de Valencia, que José Bergamín glosa en estas líneas: “Yo he visto subir al poeta, un claro mediodía, a un tingladillo levantado en medio de la plaza más grande de Valencia. Le rodeaba una inmensa muchedumbre. Parecía que subía al cadalso. Mas no ahogaba su voz por eso contrario, habló desde allá arriba con tal fuerza que

Portada del número 1 de Hora de España. El primer artículo de la publicación es de Antonio Machado, escrito probablemente en Rocafort.

aquel deje tímido y altivo de su palabra le iba desnudando o, mejor digo, vistiéndola de sangre, por un pensamiento que expresaba los sentimientos en conmoción de todos los pueblos de España”. La estancia de Machado en Rocafort es especialmente fecunda, como cuenta su hermano: “se quedaba todas las noches ante su mesa de trabajo, rodeado de libros. Metido en su gabán desafiaba el frío escribiendo hasta primeras horas del amanecer en que abría el gran ventanal para ver la salida del sol o, en otras ocasiones, y a pesar de estar cada día menos ágil, subir a lo alto de la torre para verlo despertar, allí lejos, sobre el horizonte del mar. En estas largas noches invernales trabajaba, trabajaba sin cesar para atender el sin fin de peticiones que de todas partes le hacían. Trabajaba sin descanso en la Torre de Rocafort durante los quince meses aproximadamente que duró su estancia aquí”.


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visiTAs ilusTREs ilusTREs visiTAs Testimonios de de los los escritores escritores que que Testimonios visitaron aa Machado Machado en en Villa Villa Amparo Amparo visitaron

Antonio Machado estaba prácticamente recluído en Villa Amparo. Tan sólo cogía el trenet para comprar libros en las librerías de viejo del barrio del Mercado. Fiel a su imagen solitaria, en Valencia se refugiaba, como hacía en Madrid en el Cafe Gijón, o en un rincón del Cafe Ideal Room de la calle de la Paz, como recoge el historiador valenciano Joan Chabas. También acudió a Valencia en ocasiones excepcionales, como las que requería su condición de Presidente de la Casa de la Cultura o las ponencias del Congreso de Intelectuales. Sin embargo, las visitas a Villa Amparo de los intelectuales que residían o visitaban Valencia eran constantes. Por los jardines de membrillos y limoneros pasearon personajes de la talla de Tristán Tzara, León Felipe, Rafael Alberti, Octavio Paz, José Bergamín, Vicente Gaos, María Zambrano, Juan Gil Albert, o Ramón Gaya (muchos de ellos miembros de la redacción de Hora de España), que han dejado en sus obras las reseñas de sus encuentros con el poeBajo estas líneas, texto extraído del libro “Campo de Almendros” de Max Aub, que visitaba frecuentemente a Machado en Rocafort en su calidad de Secretario del Consejo Central de Teatro.

ta, pero muy probablemente también los miembros del gobierno republicano (según Ian Gibson, Negrín le ofreció a Machado la cartera de Cultura, que rechazó) que también pernoctaban en las lujosas mansiones de la burguesía valenciana de Godella y Rocafort, que la República requisó para sus autoridades. Así es muy probable, que el propio Azaña o Largo Caballero visitaran a Machado en Villa Amparo. Pero posiblemente la referencia más ilustrativa de la estancia de Machado en Rocafort es la del escritor alicantino Pascual José Pla y Beltrán: Rocafort, asentado sobre el declive de un cerro enano, tiende largamente sus pies al cercano mar donde las espumas marinas se confunden con las jaspeadas barcas pescadoras. La tierra fulge verdes rabiosos, amarillos tonantes y acalorados sienas, cruzado de continuo —de día y de noche— por ese rumor fresco que tiene el agua de las acequias. Estos son los pies de Rocafort. (...) En este Rocafort levantino moró Machado algunos meses. Ocupaba un bello chalet en la parte baja del pueblo, con un huerto de jazmines, de rosales y de limoneros. Este paisaje, en el crepúsculo de su edad, le recordaba su niñez en Sevilla. El edificio tenía —o tiene— un mirador abierto desde donde podía adivinarse el mar. En aquella pequeña terraza solía recibir Machado a sus visitas. También el gran escritor mexicano y premio Nobel de literatura Octavio Paz también dejo ha dejado testimonio encuentro con Antonio Machado durante la Guerra Civil comparándolo con el escritor americano Robert Frost: De regreso, me acordé de otro solitario, de otro visita. Creo que a Robert Frost le hubiera gustado conocer a Antonio Machado. Pero, ¿Cómo se hubieran entendido? El español no ha-

Rafael Alberti, Jose Bergamín y Manuel Altolaguirre. Valencia, 1938

Octavio Paz, en una imagen inédita de su ficha del Congreso Internacional de escritores.

Max Aub, que cita en “Campos de Almendros” sus visitas a Villa Amparo.

Maria Zambrano, la única mujer perteneciente a la redacción de Hora de España.

Tristán Tzara, promotor de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, también mantuvo contacto con Machado.

Manuel Azaña, presidente de la República.

Juan Negrín, quien segun Ian Gibson ofreció a Machado la cartera de cultura, en su condición de Jefe del Gobierno.


lo cobalto las torres y azoteas de Valencia, bajo el constante moscardoneo de los aviones de guerra. Juan Gil Albert, en su calidad de jefe de redacción de Hora de España, visitaba al poeta en Rocafort para recoger sus colaboraciones en la revista:

Reseñas de Ramón Gaya y Juan Gil Albert sobre la estancia de A. Machado en Rocafort, recogidas en un especial que el diario ABC publicó en 1975. A la izquierda, Gaya, Gil Albert y Altolaguirre, compañeros en el consejo de redacción de Hora de España.

blaba inglés y éste no conoce el castellano. No importa, hubieran sonreído. Estoy seguro de que se hubieran hecho amigos inmediatamente”. Me acordé de la casa de Rocafort, en Valencia, del jardín salvaje y descuidado, de la sala y los muebles empolvados. Y Machado, con el cigarro apagado en la boca. El español también era un viejo sabio retirado del mundo y también se sabía reír y también era distraído. Como al norteamericano, le gustaba filosofar, no en los colegios sino al margen. Sabios de pueblo; el americano en su cabaña, el español en su café de provincia. Machado también profesaba horror a lo solemne y tenía la misma gravedad sonriente. Vermont, junio de 1945 Octavio Paz, de “Las peras del Olmo” (Seix Barral) El poeta Rafael Albertí fue junto con León Felipe, asiduo visitante de Villa Amparo, y también habla de su estancia en Villa Amparo: Su poesía y su persona ya habían sido tocadas de aquella ancha herida sin fin que

habría de llevarle poco después hasta la muerte. La fe en su pueblo, aunque ya antes la hubo dicho, la escribía entonces a diario, volviendo nuevamente a adquirir su voz aquel latido tan profundo, de su época castellana, ahora más fuerte y dolorosa, pues el agua de su garganta borboteaba con una santa cólera envuelta en sangre. Mas, como siempre, a él, en apariencia, nada se le transparentaba. Estaba más contento, más tranquilo, al lado de su madre, de sus hermanos y aquellos sobrinillos de todas las edades, que lo querían y bajaban del brazo al jardín dándole así al poeta una tierna apariencia de abuelo. Desde los limoneros y jazmines -¡oh flor y árbol tan puros en su verso!- cercana, aunque invisible, la presencia del mar Mediterráneo, Machado veía contra el cie-

La casa de Machado, cercada de verja y ligeramente desnivelada hacia el poniente, era un naranjal. A él se abrían las puertas sobre unos cuantos peldaños que servían como de peana a la construcción, cuadrada, y con zócalo de azulejos, que ayudaban a dar al conjunto, con las copas esmeraldinas de los naranjos, tupidas y bajas, árbol no para la sombra, para el decorado, y dos o tres palmeras de jardín que curvaban sus altos cuellos sobre un confín calmoso, esa resonancia moruna incrustada en los flancos de la latinidad. Machado me pareció, en medio de la incuria de las habitaciones, alguien que está de paso sobre un mundo removido. Más viejo de lo que, seguramente era. Y descuidado, el cuello sin abotonar, los cordones de los zapatos a medio anudar, el belfo caído: entrecanoso. (...) En una ocasión, sentados en sillones de mimbre, con el comienzo, enfrente de un ocaso violeta, y sintiendo bajo nuestros pies el contacto de esos grumos de tierra característicos de los naranjales entrecavados, me habló de Valencia y de la finura de su luz, que según el, no había sido captado en toda su sutileza. Como si se hubiera prestado más atención a la abundancia que a la calidad, quiso decir. Juan Gil Albert. Obra completa en prosa, tomo 2. Memorabilia. pp 317-321


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HEMEROTECA Algunas reseñas periodísticas sobre la estancia de Machado en Rocafort

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1.- Fragua Social. 19 de diciembre de 1936. Autor desconocido 2.- Suplemento En domingo. Levante-EMV, 26 de noviembre de 2006. Tomás Gorria 3.- El Pais, 1 de julio de 1976. Jaime Millás. 4.- Valencia Semanal, 10 de julio de 1977. Rafel Ventura Melià. 5.- Suplemento Diario ABC. 1975 6.- Valencia Semanal, Julio de 1976 7.- El Pais, 1 de julio de 1976. Jaime Millás. 21 de julio de 1979

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La obra valenciana de Machado, editada por la Generalitat JAIME MILLAS Valencia La Generalitat ha editado en un libro todos los textos literarios, de prosa y poéticos, que escribió Antonio Machado en Valencia durante su estancia entre finales de 1936 y mitad de 1938. El volumen, muy cuidado en todos sus aspectos formales y de contenidos, ha sido impreso por Artes Gráficas Soler, continuadora de la antigua Tipografía Moderna, donde Machado dio a imprimir gran parte de la obra que escribió en la ciudad del Turia y en Rocafort, pueblo próximo. Esta edición es la última

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aportación al homenaje de Valencia al poeta realizado los meses pasados en recuerdo de su estancia. “La Casa de Cultura”, escribe Joan Lerma, presidente de la Generalitat, “que instalada en la calle de la Paz sirvió de refugio a tantos artistas e intelectuales venidos de Madrid, produjo en dos años una ingente cantidad de obras”.El libro Valencia a Machado recupera en sus 230 páginas el característico estilo de las ediciones de la generación del 98, al estilo de publicaciones de Valle-Inclán y Gabriel Miró. Los textos de los poemas se

han compuesto, a mano, en tipo de fundición Ibarra, y las prosas, en la familia Garamond, por el sistema de fotocomposición. Las ilustraciones pertenecen a artistas que coincidieron con don Antonio en Valencia, como Rafael Pérez Contel, Gutiérrez Solana, Rodríguez Luna y Francisco Carreño. Las letras capitulares y viñetas son de Pérez Contel. Esta publicación aparece al mismo tiempo que la edición de ocho rutas de aproximación al patrimonio cultural valenciano realizado por la Generalitat y diputaciones provinciales. “Al editar de nuevo estas rutas”, asegura Cipriá Ciscar, consejero de Cultura, “queremos llegar a los ciudadanos, sensibilizarlos, mostrarles que hay monumentos que son irrepetibles y que no deben sucumbir a la agresión del progreso mal entendido”.

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8/9 En domingo 26 de noviembre de 2006 ANIVERSARIO

FOTO: T. GORRIA

HACE SETENTA AÑOS LLEGABA A VALENCIA ANTONIO MACHADO, QUE VIVIÓ EN ROCAFORT HASTA MARZO DE 1938

Machado en Rocafort

la finca. Tan sólo cogía el trenet para comprar libros en las librerías de viejo del barrio del Mercado o en ocasiones excepcionales, como las que requería su condición de Presidente de la Casa de la Cultura o las ponencias del Congreso de Intelectuales. Su acto publico más destacado fue su presencia en un mitin del Primero de Mayo de las Juventudes Socialistas, con un discurso en en el que paradójicamente se declaró no marxista.

A finales de noviembre de 1936, la situación de Madrid era extremadamente delicada. El Quinto Regimiento organizó una comitiva para trasladar a una comisión de intelectuales y científicos a nuestra ciudad, sede del gobierno republicano. En uno de aquellos autobuses, que partió de Madrid viajaba Antonio Machado y su familia. Tomás Gorria Ortega ■ VALENCIA

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L 26 de noviembre, hace ahora setenta años, y tras un azaroso trayecto, la caravana llegaba a Valencia. La familia Machado se instaló, como el resto de la comitiva, en la Casa de la Cultura, en la calle de la Paz. Pero los problemas de salud del poeta recomendaron un cambio de aires. Las autoridades republicanas dispusieron entonces que su destino fuera Rocafort, un tranquilo pueblo, a veinte minutos en tren desde la Estacioneta, en el que se encontraba Villa Amparo, un chalet burgués de estilo neoclásico, con amplios jardines de limoneros, palmeras y buganvillas, junto a la huerta y la acequia de Montcada. «Desde los miradores se abarcaba la maravillosa huerta valenciana, labrada con ese amor que los valencianos ponen sobre sus campos», escribirá años mas tarde José Machado, en el libro «Ultimas soledades de Antonio Machado».

Los biógrafos del poeta coinciden en que la época de Rocafort fue el período más tranquilo de la última etapa de su vida, además de protagonizar una feraz actividad literaria. Escribió colaboraciones periodísticas (Abc, La Vanguardia), poemas (recopilados en el libro La Guerra, editado por Espasa Calpe en 1937), artículos de más calado ensayístico (colaboraciones de Juan de Mairena para Hora de España) o encargos más o menos urgentes para las combativas publicaciones de la época. «En el amplio comedor —escribe su hermano José— se quedaba todas las noches ante su mesa de trabajo y, como de costumbre, rodeado de libros. Metido en su gabán desafiaba el frío escribiendo hasta las primeras horas del amanecer, en que abría el gran ventanal para ver la salida del sol o, en otras ocasiones, y a pesar de estar cada día menos ágil, subía a lo alto de la torre para verlo despertar allá lejos, sobre el horizonte del mar». En realidad, el poeta sevillano estaba prácticamente recluido en

Manuscritos de poemas de Antonio Machado escritos en Rocafort, cuyos originales se encuentran en la Biblioteca Nacional.

FOTO: T. GORRIA

Durante algún tiempo, se creyó que esta foto estaba tomada en Colliure. La foto de la derecha, tomada en la terraza de Villa Amparo, demuestra el verdadero origen de la misma. FOTO: EDITORIAL PLANETA

Francisca Castellano, vecina de Rocafort, trabajó al servicio de la familia Machado durante su estancia en Rocafort. En la imagen, en los jardines de la finca. FOTO CEDIDA POR LA FAMILIA MARCO CASTELLANO

La República que no pudo ser L

A lealtad de Antonio Machado a la causa republicana, a la legitimidad democrática que representaba el gobierno republicano del Frente Popular fue una lealtad y nunca mejor dicho- a prueba de bombas. Machado, desde Rocafort y a pesar de su debilidad física, trabajó con energía generosa y solidaria al servicio de la causa republicana con la fuerza de su pluma, que era la fuerza de su razón (aunque, por desgracia, ya sabemos que las guerras las gana la razón de la fuerza y no la fuerza de la razón). Colaboró en todos los números de la revista «Hora de España» que, junto a «Nueva Cultura» son, sin duda, dos de las mejores revistas publicadas durante la guerra civil y ambas en aquella Valencia republicana. Ayudó en la medida de sus posibilidades a la entonces necesaria labor de agitación y propaganda: firmó manifiestos; intervino en polémicas como la suscitada por el doctor Lafora a propósito de la Casa de la Cultura, y siempre lo hizo en defensa de las autoridades del Ministerio de Instrucción Pública porque representaban para él la causa «popular». Y no por casualidad sobre pueblo y cultura versó su discurso el 10 de julio de 1937

ante el Segundo Congreso Internacional de Escritores para Defensa de la Cultura, inaugurado el día 4 en el salón de sesiones del Ayuntamiento de Valencia, el acto de propaganda más espectacular organizado por el gobierno republicano durante la guerra civil. Un Congreso en el que intervinieron algunos de los mejores escritores de todo el mundo, que vinieron a nuestra ciudad para manifestar públicamente su solidaridad con la España republicana, atacada por el fascismo internacional (nunca deberá olvidarse que la República no hizo la guerra sino que se la hicieron). Y, ante todo y sobre todo, Antonio Machado siguió escribiendo desde Rocafort infatigablemente porque ésa era la mejor manera de expresar su solidaridad con los milicia-

nos republicanos que, a vida o muerte, combatían en las trincheras en defensa de la democracia y de la libertad. Y Antonio Machado siguió escribiendo en Rocafort las prosas de su excelente «Juan de Mairena» y sus poemas de guerra, en donde latía el mismo aliento que impulsaba a aquellos milicianos en los frentes, milicianos y sus jefes militares que representaban para él lo más noble del pueblo español. Antonio Machado, por su calidad literaria, lealtad política y firmeza de convicciones, se convirtió como Valle-Inclán, Federico García Lorca y, más tarde, Miguel Hernández- en un símbolo del antifascismo intelectual, en un escritor que representaba la causa republicana en guerra contra el fascismo. ■ MANUEL AZNAR SOLER. Catedrático de Literatura Española en la Universitat Autónoma de Barcelona, coautor de «La guerra civil en la Comunidad Valenciana»

Ilustración de Ramón Gaya para el artículo de Machado, «Sigue hablando Mairena a sus alumnos», del número II de Hora de España (febrero de 1937), en el que se puede adivinar la silueta del poeta cruzando un pequeño puente sobre la acequia de Montcada, cercana a Villa Amparo.

VISITAS ILUSTRES. Sin embargo, las visitas a Villa Amparo de los intelectuales que residían o visitaban Valencia eran constantes. Por los jardines de membrillos y limoneros pasearon personajes de la talla de Tristan Tzara, León Felipe, Rafael Alberti, Octavio Paz, José Bergamín, Vicente Gaos, María Zambrano, Juan Gil Albert, o Ramón Gaya (muchos de ellos miembros de la redacción de Hora de España), que han dejado en sus obras las reseñas de sus encuentros con el poeta, pero muy probablemente también los miembros del gobierno republicano (según Gibson, Negrín le ofreció a Machado la cartera de Cultura, que rechazó) que también pernoctaban en las lujosas mansiones de la burguesía valenciana de Godella y Rocafort, que la República requisó para sus autoridades. En marzo de 1938, Antonio Machado recibe un telegrama en el que se le conmina a que abandone Valencia y vaya a Barcelona, nueva sede del Gobierno. Tras una estancia de unos meses en la Ciudad Condal, en la inhóspita Torre Castanyer, inicia el penoso camino del exilio, acompañado, entre otros, por el rector de la Universidad de Valencia, José Puche. Semanas mas tarde, el 22 de febrero de 1939, Machado morirá en Colliure. En lo que se refiere a las referencias bibliográficas que reflejen la estancia del poeta en Valencia y Rocafort podemos destacar la edición en 1984, de Valencia a Machado, un libro de gran formato editado por la Generalitat Valenciana, en el que se recoge la mayoría de la producción literaria del poeta durante su estancia en nuestra Comunitat. Un bello ejemplar, coordinado por Rafael Pérez Contel y Jesús Huguet, a la manera en la que la imprenta «La Tipografía Moderna» editaba los libros de la Valencia republicana, en la que el estilo tipográfico de Manuel Altolaguirre marcó escuela. Más allá de este libro homenaje, hay que rastrear en las diversas biografías machadianas (la muy reciente de Ian Gibson) o en algunas obra aisladas como «Los límites del modernismo», del valenciano Rafael Ferreres, en la que relata cómo le incomodaban las referencias a su querido hermano Manuel, militante de la causa franquista. En Internet, resulta imprescindible la visita a www.abelmartin.com, revista digital de estudios machadianos, dirigida por Jordi Doménech, en la que se encuentra abundante y documentado material gráfico y literario sobre Anto-

Aspecto actual de Villa Amparo. Bajo estas líneas, una de las portadas de la edición valenciana de Hora de España, en la que Machado colaboraba con regularidad.

En las escaleras de Villa Amparo, Machado (en el centro) junto a dos periodistas de Fragua Social. La imagen ilustra una entrevista publicada en ese diario cenetista el 19 de diciembre de 1936, días después de la llegada de Machado a Rocafort. FOTO: HEMEROTECA MUNICIPAL DE VALENCIA

Los biógrafos de Antonio Machado coinciden en que la estancia del poeta en Rocafort fue el período más tranquilo de sus últimos años y especialmente fructífero en su producción literaria. nio Machado, también sobre su período valenciano. LOS POETAS HABLAN POCO. Francisca Castellano Gómez (19061980) trabajó como criada de la familia Báguena (propietaria de la mansión) en Villa Amparo desde principios de la década de los treinta, pero una vez requisada la casa continuó trabajando en ella, al servicio de la familia Machado. Seguramente fue una de las pocas personas de Rocafort que tuvieron trato con la familia del poeta, ya que en aquella época, la finca estaba algo alejada del pequeño núcleo urbano del pueblo, y la familia de los Machado rara vez se acercaba a él. Tras la guerra, ella y su familia trabajaron como caseros en la propiedad. Manuel Marco, hijo de Francisca y vecino de Rocafort, nació en Villa Amparo en 1946, y vivió hasta los 14

ENTREVISTA

«Negrín ofreció a Machado la cartera de Cultura»

Ian Gibson. FOTO: EFE

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igero de equipaje», la biografía de Machado del escritor hispano-irlandés Ian Gibson ha sido uno de los acontecimientos editoriales de los últimos meses. El escritor ha respondido a las preguntas de Levante-EMV sobre su libro y la relación de Machado con Valencia y el gobierno republicano. —¿Qué importancia tuvo la estancia en Valencia y Rocafort en los últimos años de su vida? —Machado siempre decía que le afectaban mucho los lugares en que residía. Era el caso, seguramente, de Rocafort. Allí escribió obra importante, disfrutó del paisaje, gustaba de subir a la torre de Villa Amparo y ver desde allí el mar al amanecer, compuso sonetos conmovedores, muchos artículos para la prensa, era visitado por distinguidos escritores y numerosos periodistas, etc. —¿Cómo fue su relación con el gobierno republicano? —Relación estrecha, desde luego, hasta el punto de que, según los familiares del poeta, Juan Negrín le ofreció en 1937 la cartera de Cultura, oferta rechazada. No hay que olvidar nunca que Machado casi nació con el republicanis-

mo en la sangre, debido en primer lugar a su abuelo. Durante los cinco años de la Segunda República su compromiso con la democracia y su antifascismo eran conocidos de todos. A lo largo de la guerra afirmó una y otra vez su lealtad a la República y se podría decir que dio su vida por ella. —¿Cómo valora la repercusión editorial de su biografía sobre Machado?, ¿Considera que el poeta esta suficientemente reconocido en nuestro país? —Creo que era un libro necesario, que ha llenado una laguna. Alrededor del país la gente me ha expresado su fervor machadiano, la profunda admiración que le suscitan el hombre y su obra. Me alegro de haber podido a llevar a buen puerto mi proyecto biográfico, aunque soy el primero en reconocer sus deficiencias. Pienso que el poeta será cada vez más conocido, aquí y fuera. Y no sólo el poeta sino el pensador. Machado es hoy un referente ético para todos cuantos desean una España culta y progresista. ■ T. GORRIA

años en la casa. En declaraciones a Levante-EMV, Manuel comentó que aunque su madre no le llegó a contar nada relevante sobre aquella época, (no tenían conciencia de la importancia del personaje), sí recordaba una anécdota que su madre le contó a Carmen Clausell, una poetisa francesa que en 1979 recaló en Rocafort para rememorar la estancia del poeta: «Ustedes no hablan casi nada», le comento Paquita a Don Antonio, quien respondió; «los poetas hablan poco». Sorprendentemente, una suerte de manto de silencio rodea la estancia del poeta entre los habitantes de Rocafort. A excepción de la familia de Francisca, no hemos encontrado testimonios que recordaran el paso de los Machado. Del mismo modo, un portavoz de la familia Báguena, rehusó hacer cualquier tipo de declaraciones a este periódico sobre el tema, sin especificar sus razones. Quizás el hecho de que la casa fuera requisada por el gobierno republicano, con apresuramiento y posiblemente sin los requisitos legales pertinentes (y en una época ciertamente convulsa), haya prevalecido al paso del tiempo y al valor histórico y literario de su ocupante. Tan sólo una placa (instalada en la casa en 1979 por una asociación cultural ya extinta) y la rotulación de una calle de nueva creación próxima a Villa Amparo, recuerdan el paso del poeta por el pueblo, posiblemente el único acontecimiento por el que el nombre de Rocafort es conocido fuera de la Comunitat Valenciana. Tampoco parece que el Ayuntamiento (en manos del Partido Popular) planee honrar la memoria del poeta a corto o largo plazo. A instancias de este periódico, el Ayuntamiento ni negó ni afirmó esta posibilidad pero si confirmó la inexistencia de documentación en sus archivos sobre este tema. Hace años se creó la denominada red de ciudades machadianas, integrada por las corporaciones locales de Baeza, Barcelona, Madrid, Sevilla, Soria, y Segovia, pero Rocafort nunca perteneció a la misma (tampoco cuando el gobierno municipal era socialista). En treinta años de democracia, ni una sola publicación, ningún acto de homenaje oficial, ningún recuerdo o hito relevante… En la actualidad, y a través de la subsede de la Fundación Societat i Progrés en Rocafort, se esta trabajando en la preparación de una exposición y un programa de actos que constituya un año dedicado al poeta en el 70 aniversario de su llegada a Rocafort, que posiblemente se inaugure a finales de este año. Por lo demás, Villa Amparo, que en la actualidad es un restaurante especializado en recepciones y bodas, es un edificio catalogado con el nivel 2 de protección urbanística, que permite pensar que no será víctima de la especulación inmobiliaria, a pesar de que su extensa parcela ocupa una privilegiada posición (al lado de la estación del metro y en un entorno urbano residencial) en el cada vez más apetecible suelo de esta población de l’Horta Nord.

Homenaje a 7 Antonio Machado en Rocafort, donde vivió JAIME MILLAS Valencia «En esta casa vivió el poeta Antonio Machado desde noviembre de 1936 a abril de 1938.» Así reza la placa conmemorativa colocada en la puerta de entrada de Villa Amparo por la Asociación Cultural de Rocafort, con motivo del homenaje realizado para recuperar la estancia del poeta castellano en Valencia a los cuarenta años de su muerte.La placa fue descubierta por el presidente de la Diputación, Manuel Girona, a quien acompañaban miembros de la familia Baguena Garcés, propietarios del chalet, que subrayaron la calidad humana del ilustre poeta, quien, al pasar por Barcelona camino de Francia, les agradeció personalmente la estancia en su casa, pese a que estuvo incautada durante la guerra civil. El profesor de la Universidad de Valencia y escritor Jenaro Talens habló a un numeroso público reunido en los jardines de la casa sobre la tercera época de la producción de Machado. A su juicio, se trata de la etapa más importante, por estar dedicada a desentrañar el proceso de elaboración de sus textos poéticos. Por ello no se trata de un período de agotamiento, sino todo lo contrario, de reconstrucción del oficio del escritor que no quiere perman-

ecer en su torre de marfil.


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