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Sobra Milonga
La banda tiene rock, poesía, tango y barrio. El grupo, que comenzó por una inquietud musical compartida entre amigos que se conocieron en un club de barrio, creció hasta saltarse los límites de la expresión artística para teñir por completo la vida de quienes componen Sobra Milonga.
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Si algo marca el crecimiento de Sobra Milonga es la búsqueda por tener a disposición los medios y las herramientas que sean necesarios para expresarse con libertad. Por eso, armaron un estudio de grabación en la casa de Leky, cantante y compositor de la banda. De esta forma, cuentan con el espacio para practicar, grabar, escuchar y volver a grabar, si es necesario. “Se amplían las posibilidades. Hace poco laburamos con Juanchi Baleirón, que es el cantante de Los pericos y productor. Hicimos muchas pruebas y arreglos. Grabar mientas producíamos fue una facilidad. Si alquilábamos un estudio, eran otros los tiempos. Tendríamos que haber ido con todo más cerrado”, cuenta Leky en comunicación con Revista El Bondi.
Grabar las baterías requiere otra logística. Es lo único que Sobra Milonga hace en un estudio externo y que, por el momento, está frenado. Sin embargo, todavía tienen algunas registradas desde un tiempo previo al confinamiento y, gracias a eso, siguen trabajando. “La idea es sacar un tema con video cada mes o mes y medio. Es lo que hicimos con ‘Callejón’, con ‘Deberíamos’, con ‘Copas vacías’ y con ‘Abrazos rotos‘‘, explica el autor de las canciones de la banda.
-Hay mucha poética en sus letras, ¿cómo es el trabajo en la búsqueda de las palabras?
-Escribir canciones no es como escribir una poesía porque tiene que enganchar en la métrica, en la rítmica, en la melodía. Es un laburo fino. Quizás hay una frase que te gusta, pero no entra. Entonces te quedás con la que suena más linda, pero no tiene tanto significado. A mi me gusta darle bola a las letras. Algunas salen más rápido. Otras tardan un poco. Generalmente hago primero la armonía o la melodía y puede que con eso salga la letra. No sé si del inconsciente o de dónde. Cada canción es particular. Con “Copas vacías”, por ejemplo, pasó que la letra era muy larga y vino un productor (Juanchi Baleiron) y me dijo: “Buenísimo pero la segunda estrofa no va”. Antes escribía sin pensar como quedaba. Con el paso del tiempo aprendo y lo hago más a conciencia. Pero, también, hay letras que provienen de la necesidad de descargar. Como “Callejón”, que es la historia de un amigo que lo mató la policía. Ahí escribo desde otro lugar para poner en palabras y dejar un mensaje.
-¿Cuando escribís pensás en eso de dejar un mensaje?
-Ahora me pasa más de pensarlo. Soy consciente. Le doy más bola a las letras. Pienso todo bastante. Me estoy volviendo más hincha pelotas con eso. Pero es una cuestión de madurar, aprender el oficio y estar en contacto con gente que sabe más que uno. Escuchar mucha música. Leer. Un poco de todo para agarrar de todos lados.
-Algo central en este disco es el compartir con otros artistas, ¿cómo deciden a quiénes invitar? ¿Hay algo de sueños puestos ahí?
-Sí. Yo de pibe fui a ver a Callejeros, por ejemplo. Me gustaba mucho. Y se dio la oportunidad de grabar con Pato para el primer disco. Fue un flash escucharlo en una canción mía. Además nos abrió las
puertas a que nos escuche más gente porque el tema tuvo mucha más difusión de lo que suele tener el primer disco de una banda independiente. Tratamos, también, de invitar artistas con los que tuvimos contacto en alguna fechas como El Cabra, de Las manos de Fillipi o Sebastián Andersen de El plan de la mariposa. Nos cruzamos en recitales y se dio para grabar. Son bandas que o nos gustan como laburan o desde lo musical hay algo que nos atrae. Y con Juanchi se dio de una manera natural. Lo invitamos a cantar y se metió en la producción artística de onda. Fue una gran enseñanza. Juanchi me dijo: “Me encanta la obra (“Copas vacías”) pero tengo que decirte cosas de producción que no me aguanto”. Entonces me explicó que el estribillo era lo mejor del tema pero tardaba mucho en arrancar y otras cosas sobre estructura y punteo. Hicimos 3 o 4 cambios. Él tenía la idea de que pegue para rotar en radios y, a nivel producción, funcionó. Quedó bien. Sonó en la Mega y, para un productor, eso es importante. Para una banda independiente, también.
-¿Cómo definirías el ser una banda independiente?
-La independencia te la da la gente. Cuando vas a tocar y no dependés de discográficas o de alguien que te contrate. Ese concepto lo escuché de un manager y me parece genial. No lo tomo al 100% porque nosotros, a veces, trabajamos con el municipio. Nos pagan por hacer nuestro show. Pero me parece una buena definición. En general, cuando tocamos viene la gente, paga la entrada, y eso es importante para poder alquilar el lugar y hacer todo por nuestra cuenta. Y, después, es necesario que cada uno de nosotros tenga una parte extra musical para que el proyecto camine. Dividimos las tareas. Alguien cumple el rol de manager, alguien maneja la caja, alguien hace los videos, alguien está involucrado con las redes sociales. Siempre hay trabajo para hacer y lo organizamos en base a nuestras necesidades.
-Todo esto que contás se puede ver en “Plantar un sueño en cada esquina”,un documental que cuenta la historia de la banda. Lo están subiendo a YouTube por capítulos. ¿Por qué eligieron el formato audiovisual para hacerlo?
-Teníamos bastantes imágenes muy lindas de giras por un montón de lugares. Empezó la cuarentena y sentimos la necesidad de darle una vuelta a lo que había y mostrarlo. Sacarlo. Está bueno que quienes nos conozcan sepan todo el laburo que hay detrás de cada cosa. La organización de un show, de una gira, de un disco. Nos pareció interesante. También es una manera de hacer cosas en este momento difícil. Sacar un tema con video por mes es un montón, pero sentimos que no alcanza. Hay que hacer más cosas y nos entretiene pensar el documental, qué vamos a decir, qué imagen usar. Lo miramos. Lo repensamos. Lo corregimos y nos parece interesante mostrar la parte más íntima de cómo labura o intenta laburar una banda independiente.
-Subieron el primer capítulo, ¿cómo viene esa producción?
-Yo creo que esto va para largo. Se nos complicó un montón. El ingreso nuestro era de las fechas en vivo o de ir a tocar al interior y eso se frenó todo. Por eso la idea es seguir sacando material. El documental lo vamos a continuar. Queremos tener un capítulo de las giras y otro de fechas especiales como Niceto porque fue la primera vez que pudimos armar un espectáculo en un lugar tan grande y, para una banda como nosotros, fue una apuesta difícil que salió muy bien. Fue un punto de partida.